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nuestra industria La manutención mecánica de ladrillos: Problema vigente DEPARTAMENTO TÉCNICO COMERCIAL DE LAURAK, S. A. Nuestro título, situado en 1974, podrá parecer fuera de lugar al que no se encuentre a diario con este pro- blema. A pesar de los avances tecnológicos en la construc- ción, que ha proporcionado otras formas y otros ma- teriales modernamente, la Industria Cerámica Ladri- llera ha sabido adaptarse a las circunstancias cambian- tes de cada momento, que le han permitido mantener su puesto de primacía en este ramo. Ejemplo de ello nos dan la fabricación de bovedillas, construcción de vigas armadas de material cerámico, de paneles prefa- bricados de hormigón-cerámica combinados, etc. La manutención mecánica de ladrillos, hay que si- tuarla en los puntos de producción (Fábricas Cerámi- cas) y en los de consumo (Obras de Construcción). Aunque la resolución del problema completo deba en- contrarse en una combinación de los problemas de ma- nutención que se presentan en ambos puntos indica- dos, parece que hemos de partir de una base bien de- finida como es el hecho de que hoy es inconcebible que un camión con ladrillos u otro producto cerámico se descargue por el procedimiento de volquete. Partiendo pues de la base de que en cualquier obra de alguna importancia se utiliza una grúa de construcción con una capacidad de carga de un mínimo de 1.000 Kg. en punta, nos lleva esto a la consideración de que las car- gas de cerámica deben venir colocadas sobre palettes de madera. Dejando a un lado el problema de la recuperación del palette, con lo que ello supone de acceso a merca- dos interprovinciales, utilización de medios de trans- portes propios o ajenos, etc., es un hecho irreversible el que los ceramistas tienen que contar con el envío del producto colocado sobre palettes. La preparación de cargas sobre palettes exige a su vez el flejado de las mismas para garantizar su integri- dad tanto en el transporte como en el manejo en la obra por medio de la grúa. Otro procedimiento de su- jeción del paquete es el de retractado con la utilización de una película de polietileno adecuadamente tratada en un homo construido para tal fin. De esta manera nos encontramos ante el problema de tener que resolver la manutención mecánica de la- drillos a la salida del horno de cocción. Como fabrican- tes que somos de carretillas elevadoras, conocedores por lo tanto de las posibles aplicaciones de esta má- quina de manutención en la industria cerámica y te- niendo en cuenta la falta de espacio que nos condicio- na la dimensión de este artículo, nos vamos a limitar a considerar el problema de la manutención del ladri- lio cerámico a partir de la salida del mismo de los se- caderos, suponiendo por lo tanto resueltos todos los demás movimientos desde la salida de galletera hasta el momento en que los ladrillos se encuentran listos para ser cocidos en el horno. Dos posiciones bien diferenciadas se nos presentan en el momento de solucionar este problema: la insta- lación de nueva planta o una planta antigua ya cons- truida. En la instalación de una nueva planta nos encontra- mos también con dos posturas muy determinadas: en una, el fuego para la cocción permanece estático, mien- tras la carga de ladrillos va moviéndose en forma con- tinua desde la puerta de entrada a la de salida, según un ciclo completo previamente programado, de preca- lentamiento, cocción y enfriamiento. Se utiliza un hor- no de tipo túnel que ofrece amplias posibilidades de programación, control de todo el ciclo de cocción, fa- cultad de interferir en los puntos críticos de la opera- ción y posibilidades de obtener en consecuencia una calidad controlada. La inversión precisa para la insta- lación es de cuantía. La segunda postura se refiere a una instalación a base de carga estática y fuego móvil. Esta solución es más clásica, por decirlo de algún modo, ya que parte de la experiencia de tiempos y es una derivación del horno Hoffman, del que luego hablaremos. La inver- sión en este caso es bastante menos importante aun- que el control del ciclo de cocción y por tanto las ga- rantías de conseguir una calidad controlada del ladri- llo obtenido, no ofrezca las posibilidades del horno tú- nel descrito anteriormente. NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1974 565

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nuestra industria

La manutención mecánica de ladrillos: Problema vigente

DEPARTAMENTO TÉCNICO COMERCIAL DE LAURAK, S. A.

Nuestro título, situado en 1974, podrá parecer fuera de lugar al que no se encuentre a diario con este pro­blema.

A pesar de los avances tecnológicos en la construc­ción, que ha proporcionado otras formas y otros ma­teriales modernamente, la Industria Cerámica Ladri­llera ha sabido adaptarse a las circunstancias cambian­tes de cada momento, que le han permitido mantener su puesto de primacía en este ramo. Ejemplo de ello nos dan la fabricación de bovedillas, construcción de vigas armadas de material cerámico, de paneles prefa­bricados de hormigón-cerámica combinados, etc.

La manutención mecánica de ladrillos, hay que si­tuarla en los puntos de producción (Fábricas Cerámi­cas) y en los de consumo (Obras de Construcción). Aunque la resolución del problema completo deba en­contrarse en una combinación de los problemas de ma­nutención que se presentan en ambos puntos indica­dos, parece que hemos de partir de una base bien de­finida como es el hecho de que hoy es inconcebible que un camión con ladrillos u otro producto cerámico se descargue por el procedimiento de volquete. Partiendo pues de la base de que en cualquier obra de alguna importancia se utiliza una grúa de construcción con una capacidad de carga de un mínimo de 1.000 Kg. en punta, nos lleva esto a la consideración de que las car­gas de cerámica deben venir colocadas sobre palettes de madera.

Dejando a un lado el problema de la recuperación del palette, con lo que ello supone de acceso a merca­dos interprovinciales, utilización de medios de trans­portes propios o ajenos, etc., es un hecho irreversible el que los ceramistas tienen que contar con el envío del producto colocado sobre palettes.

La preparación de cargas sobre palettes exige a su vez el flejado de las mismas para garantizar su integri­dad tanto en el transporte como en el manejo en la obra por medio de la grúa. Otro procedimiento de su­jeción del paquete es el de retractado con la utilización de una película de polietileno adecuadamente tratada en un homo construido para tal fin.

De esta manera nos encontramos ante el problema de tener que resolver la manutención mecánica de la­drillos a la salida del horno de cocción. Como fabrican­tes que somos de carretillas elevadoras, conocedores por lo tanto de las posibles aplicaciones de esta má­quina de manutención en la industria cerámica y te­niendo en cuenta la falta de espacio que nos condicio­na la dimensión de este artículo, nos vamos a limitar a considerar el problema de la manutención del ladri-lio cerámico a partir de la salida del mismo de los se­caderos, suponiendo por lo tanto resueltos todos los demás movimientos desde la salida de galletera hasta

el momento en que los ladrillos se encuentran listos para ser cocidos en el horno.

Dos posiciones bien diferenciadas se nos presentan en el momento de solucionar este problema: la insta­lación de nueva planta o una planta antigua ya cons­truida.

En la instalación de una nueva planta nos encontra­mos también con dos posturas muy determinadas: en una, el fuego para la cocción permanece estático, mien­tras la carga de ladrillos va moviéndose en forma con­tinua desde la puerta de entrada a la de salida, según un ciclo completo previamente programado, de preca-lentamiento, cocción y enfriamiento. Se utiliza un hor­no de tipo túnel que ofrece amplias posibilidades de programación, control de todo el ciclo de cocción, fa­cultad de interferir en los puntos críticos de la opera­ción y posibilidades de obtener en consecuencia una calidad controlada. La inversión precisa para la insta­lación es de cuantía.

La segunda postura se refiere a una instalación a base de carga estática y fuego móvil. Esta solución es más clásica, por decirlo de algún modo, ya que parte de la experiencia de tiempos y es una derivación del horno Hoffman, del que luego hablaremos. La inver­sión en este caso es bastante menos importante aun­que el control del ciclo de cocción y por tanto las ga­rantías de conseguir una calidad controlada del ladri­llo obtenido, no ofrezca las posibilidades del horno tú­nel descrito anteriormente.

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Con relación a las plantas antiguas ya construidas, aunque existen diversos tipos de hornos instalados en nuestra geografía nacional, nos vamos a centrar en los hornos Hoffman, por ser el más comúnmente utilizado.

Este tipo de horno, pensado para efectuar los tra­bajos de encañe y desencañe a mano, exige una modi­ficación sustancial sobre su estructura, si se quiere re­solver el problema de mecanización con ciertas garan­tías.

Antes de entrar en la aplicación de la carretilla ele­vadora equipada con pinza especial para ladrillos, como solución ideal para resolver el problema de manuten­ción en las fábricas de cerámica, nos vamos a detener en una solución eventual del problema a base de ca­rretilla elevadora provista de horquilla simple para horno Hoffman. Los ladrillos son acercados desde el secadero hasta el horno mediante carros motorizados muy conocidos en las fábricas de cerámica. El encañe se realiza a mano y al término de la cocción también es realizada a mano la operación de desencañe, pero en este punto es cuando entra en acción la carretilla ele­vadora, ya que los ladrillos son colocados directamen­te sobre palettes de madera de 1 m. por 1 m. (las car­gas normalmente suelen hacer de 90 a 95 cm. en cua­drado). De este modo son sacados los paquetes del hor­no y apilados en el patio para ser cargados en los ca­miones sin tener que volver a realizar la manipulación por hombres.

La carretilla elevadora ha de ser muy reducida de tamaño al objeto de adaptarse a las pequeñas dimen­siones de los porteros laterales del horno y a los pasi­llos estrechos para maniobra dentro del mismo.

No obstante esta solución no es definitiva y el ce­ramista ha de pensar en resolver el problema de forma más completa, bajo las siguientes eventualidades :

1.̂ Eliminación de la mano de obra necesaria para el encañe y desencañe del horno a mano. Debido a la rudeza del trabajo y a las condiciones adversas del mismo, cada vez es más difícil conseguir esta mano de obra.

2.̂ Modificación del horno Hoffman abriendo cua­tro grandes puertas en cada una de las cabeceras del

mismo, eliminando los porteros laterales, los que en­tonces son utilizados para entrada de aire enriquecido a la zona de cochura, así como para acelerar el enfria­miento después de la cocción.

Entre ambos túneles así conseguidos, es preciso dis­poner de unos pasafuegos para obtener la marcha con­tinua de la cocción y por lo tanto del ciclo completo del horno. Además se habrá tenido que sustituir el sis­tema de combustible tradicional a base de carbón, por quemadores de fuel-oil u otros sistemas similares que no dejen residuos o escorias que dificultarían la entra­da de las pinzas de ladrillos en los paquetes y perju­dicarían a los neumáticos de la carretilla.

3.'̂ Ha de conseguirse que el suelo de los hornos sea sólido y bien nivelado. Los patios deben estar su­ficientemente bien pavimentados.

De este modo nos hallaremos en condiciones de po­der utilizar una carretilla elevadora provista de pinza especialmente diseñada para el manejo de paquetes de ladrillos. El diseño y el equipo que ha de llevar esta carretilla elevadora, es diferente para cada caso espe­cífico de horno que hemos analizado. Así en un horno túnel de fuego estático, la carretilla se utiliza para des­cargar las vagonetas después de la cocción y eventual-mente también para la carga de las mismas, aunque generalmente esta operación de carga se realiza sobre la propia vagoneta, formando los paquetes a mano. Existen también sistemas automáticos controlados elec­trónicamente, para la formación de los paquetes sobre las vagonetas a la entrada del horno y en este caso no es precisa la intervención de la carretilla elevadora más que para el momento de la salida del material co­cido. La máquina, equipada con una pinza de ladrillos muy estandarizada y sin necesidad de ningún otro equi­po especial, va depositando las cargas sobre palettes, que posteriormente reciben la operación de flejado.

En cuanto a los hornos de tipo Hoffman o deriva­dos, la carretilla elevadora ha de adaptarse a las di­mensiones de la bóveda para conseguir unas alturas de elevación, libre y total, adecuadas a estas condi­ciones.

Dependiendo de las dimensiones del horno, la ca­rretilla elevadora puede efectuar el encañe y desenca-

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ñe, situando varios paquetes por base y otros tantos en altura, colocados sobre los anteriores (éstos últimos, naturalmente adaptados a la forma de la bóveda), o bien realizar la operación mediante un solo paquete ocupando la base a todo lo ancho del horno y otro, de igual anchura, colocado encima del primero. Para esta segunda forma de realizar la carga, se habrá previsto la confección de los paquetes de forma que puedan sub-dividirse después de la cocción en un número determi­nado de tal manera que resulten paquetes de aproxi­madamente un metro de anchura, los cuales son colo­cados sobre palettes y posteriormente flejados, quedan­do de este modo en condiciones de ser cargados a ca­miones, normalmente con carretillas elevadoras de más pequeña capacidad, equipadas con horquillas.

De todas formas, las carretillas elevadoras para las fábricas de cerámica han de comportar unas determi­nadas características que solamente quien haya solu­cionado problemas de fábricas de cerámica estará en condiciones de valorarlas adecuadamente. En primer lugar la máquina ha de ser robusta, lo cual suele ser característica inherente a una marca de reconocida ca­lidad, y como condiciones concretas bien diferenciadas, han de tenerse en cuenta las siguientes :

— Transmisión automática, eliminándose el embra­gue y la caja de cambios.

— Dirección hidráulica incorporada. — Filtro de aire especial para protección del motor. — Mástil de elevación Dúplex especialmente diseña­

do para utilización dentro del horno (elevación libre grande) y en los patios de apilado y carga a camiones (elevación total suficiente).

— Luces de alumbrado hacia adelante y hacia atrás. — Pinza hidráulica de toma automática.

Esta pinza merece consideración especial, dada la' importancia que tiene en el conjunto de la máquina. Muchos son los tipos de pinzas que se han querido adaptar para solucionar este problema. En esencia se trata de unos brazos múltiples que se han de introdu­cir por unos huecos longitudinales que previamente se han dejado abiertos en la primera base o pie del pa­quete de ladrillos. El resto del paquete se asienta sobre la base primera y sobre los brazos que han sido in­troducidos, siendo necesario formar un bloque com­pacto entre éstos y las filas de ladrillos que quedan en­tre hueco y hueco, para después depositar así el pa­quete formado dentro del horno y recogerlo del mismo modo terminada la cocción.

La cuestión queda planteada en los términos de con­seguir que la pinza, una vez sus brazos se han intro­ducido por los huecos, disponga de un equilibrado, sen­sible, y bien estudiado sistema, que consiga atrapar los ladrillos de los pies en el momento justo, no antes ni después, de que los brazos tomen contacto con la car­ga restante colocada sobre la base, para evitar que el paquete se desmorone.

Además debe poseer un sistema de regulación de la presión de apriete de los pies, que permita adecuar la misma a la resistencia al aplastamiento o rotura de cada ladrillo, el cual ofrece diferentes condiciones cuan­do está cocido que cuando crudo, variable incluso en este último caso, dependiendo de diversos factores co­mo la composición de la materia prima empleada, gro­sor de paredes, velocidad de secado, etc.

Este sistema de apriete es el que suele diferenciar

a unas pinzas de otras. Se ha querido solucionar a base de unos sistemas de muelles o mediante tubos de goma flexibles, hinchables por aire comprimido. En ambas soluciones, los trocitos o residuos de ladrillo perjudi­can notablemente al sistema, por lo que su utilización práctica comporta ciertas dificultades. Nuestra expe­riencia nos hace inclinarnos en favor de las pinzas pro­vistas de platillos independientes, de accionamiento hi­dráulico automático, que solucionan a entera satisfac­ción la dificultad.

La pinza ha de disponer de un sistema de desplaza­miento lateral de la carga, con amplitud suficiente que permita ajustar los paquetes dentro del horno y en los camiones.

VENTAJAS QUE SUPONE LA UTILIZACIÓN DE UNA CARRETILLA ELEVADORA

Además de la mencionada en relación a la dificultad en conseguir una mano de obra para la realización del duro trabajo de encañe y desencañe dentro de los hor­nos, hay que apuntar la relativa a una distribución ra­cional del trabajo, debido a que la formación de pa­quetes no está condicionada a la marcha del horno, lo cual quiere decir que pueden prepararse con indepen­dencia del ciclo de cocción. Como ejemplo citaremos el de encontrar dedicación a las horas sobrantes del personal que trabaja en la galletera, que normalmen­te acostumbra a tener una capacidad de producción su­perior a las necesidades del horno. En este caso, aquel tiempo sobrante puede ser dedicado, entre otros tra­bajos, a la preparación de paquetes adecuados a la pin­za, con la que después se realizará la maniobra de en­cañe en el horno.

Otra ventaja es la rapidez de la carga y descarga del horno, lo que supone que la velocidad de marcha del mismo no está condicionada al tiempo de descarga. Suele acontecer que mientras el fuego se está acercando al punto en que se está realizando la descarga, a veces es preciso retrasarlo porque los hombres tienen difi­cultad en acercarse al ladrillo cocido, por no hallarse aún suficientemente enfriado.

La posibilidad de realizar el encañe y desencañe por

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un solo hombre (o a lo más por dos, teniendo en cuen­ta el ayudante), es otra ventaja importante en este sis­tema de producción continua, donde la carga y descar­ga del horno suele ser necesario realizarla también en los días de fiesta. Naturalmente es más difícil, y más caro de costo, hacer trabajar a un grupo de hombres, que solamente a uno o dos, para realizar la operación a mano.

ELECCIÓN DEL MODELO DE PINZA Y CARRETILLA

Los diversos tipos de ladrillos a cocer y las dimensio­nes del horno, serán los datos de partida para el es­tudio racional del modelo de pinza a elegir, número de brazos, dimensiones de los mismos, sistema mecánico o manual de adaptación de los huecos entre brazos a los diferentes pies, etc. Después, el peso del paquete a manejar, unido a los datos propios de la pinza, nos servirán para calcular la capacidad de carga de la ca­rretilla elevadora.

Todo esto, así dicho, parece resultar muy simple. No obstante, el ceramista que se ha visto en la necesidad de resolver una cuestión de este tipo, sabe que la casa fabricante de la carretilla ha de conocer muy bien lo que es una fábrica de cerámica y sus problemas, pues de otro modo, la solución que se adopte puede resul­tar imperfecta. Estimamos que una coordinación ade­cuada de los conocimientos del fabricante de carreti­llas por un lado, con los relativos a la propia fábrica cerámica, derivados de la materia prima, marcha del

fuego, espacios de aire para la consecución de una uni­formidad de calentamiento, holguras entre paquetes y costados de horno, etc., es el camino adecuado para solucionar el problema.

EL PAQUETE DE LADRILLOS

También en este punto es conveniente advertir de la importancia que supone el conocimiento de una ade­cuada combinación en la composición del paquete, de forma que se puedan compaginar ciertos detalles que son fundamentales. El aire caliente de la cocción ha de penetrar por todos los rincones del paquete para que aquélla sea uniforme y completa. Esto requiere de­jar los huecos necesarios entre ladrillos, lo que en prin­cipio puede resultar incompatible con la consecución de unos paquetes compactos y equilibrados, que pue­dan ser manejados por la carretilla con garantía de es­tabilidad e integridad. Al mismo tiempo estos paque­tes han de resistir la cocción sin deformarse, al objeto de que la pinza pueda después sacarlos del horno sin dificultad.

El espacio que nos limita este artículo no nos per­mite extendernos sobre unos ejemplos prácticos, tanto de formación de paquetes como de elección de pinza y carretilla. De todos modos, lo que sí parece que debe quedar claro es que en estos estudios se requiere la in­tervención del departamento técnico de cada fabrican­te de carretillas y la coordinación con el ceramista, al objetO' de que el problema quede enfocado y bien re­suelto desde el primer momento del estudio.

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