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    NUESTRA IDENTIDAD PRIMIGENIA: EL POBLAMIENTO DE AMRICA

    Por:LuisGuzmnPalomino

    ara ubicar nuestra identidad primigenia -como ocurre con casi to-das las colectividades del mundo- debemos partir admitiendo que nuestros ms remotos ancestros vinieron de fuera. Slo un keniata,

    un tanzanio o un etope y tendran que discutir entre ellos- podra arro-garse el derecho de rastrear sus orgenes en su propia tierra. Y se no es nuestro caso. Empezaremos, entonces, reconociendo nuestra matriz afri-cana, cuya evolucin desde los Kenyapithecusafricanus y Australopithecus en un proceso de varios millones de aos- condujo paulatinamente a la aparicin del Homo sapiens sapiens, que se expandi por todos los ecosis-temas del planeta produciendo variedades raciales.

    Una de esas variedades, la asitica, tiene que ver con nuestros ancestros ms cercanos. Cazadores y recolectores que prosperaron en los climas templados de la China migraron al norte en sucesivas oleadas, desde hace unos cuarenta mil aos, aproximadamente, y avanzaron por Mongolia pa-ra dominar la estepa y la tundra siberianas, hasta alcanzar los lmites sep-tentrionales y situarse, sin saberlo, frente a Amrica, ms o menos hace

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    unos quince mil aos. Por su configuracin anatmica y su procedencia geogrfica, son denominados por la ciencia sinodontes y mongoloides.

    Fue en el trnsito del pleistoceno al holoceno, al terminar en lento proceso las ms recientes glaciaciones y aumentar progresivamente la temperatura del planeta, cuando esos cazadores-recolectores, impelidos por la curiosi-dad y la audacia, cubrieron el tramo, entonces terrestre, denominado Be-ringia, penetrando en un nuevo continente. Se convirtieron as en los au-tnticos descubridores de Amrica. Algo ms de treinta generaciones fue-ron suficientes para poblar esta parte del mundo, considerando el prome-dio de vida (30 aos) y las dataciones cronolgicas de los primeros asen-tamientos ubicados de uno a otro extremo del continente,

    Hace 14 mil aos el istmo de Panam fue por primera vez hollado por bandas de cazadores-recolectores que procedan del norte. Despus de re-correrlo longitudinalmente, tuvieron la posibilidad de optar por una de las tres vas que se presentaban en la ruta al sur. La primera, bordeando el ocano; la segunda, ascendiendo la cordillera, y la tercera, internndose en la selva oriental. Las piezas de caza tomaron esas vas y en su seguimiento los seres humanos llegaron a Sudamrica.

    Las ms recientes publicaciones sobre el tema coinciden en mencionar ese fechado para el poblamiento del nuevo continente, de acuerdo con las evi-dencias materiales y los modernos mtodos de datacin, corrigiendo ante-riores supuestos sobre un poblamiento ms antiguo. El investigador nor-teamericano Stuart Fiedel ha publicado recientemente dos tablas cronol-gicas en las que cita entre interrogantes algunos sitios de presencia Pre-Clovis, entre ellos Bluefish, Fort Rock, El Jobo, Taima Taima, Piedra Fura-da, Monte Verde, y Pikimachay, pero sin atreverse a ir ms all de los 14 mil aos (Fiedel, 1996: 14-15). Como se sabe, el pueblo Clovis, conformado por formidables cazadores de los mamut, estaba bien asentado en Nor-teamrica hace 10 mil aos.

    El trabajo ms documentado sobre el poblamiento de Amrica es el de Brian Fagan, quien coteja las teoras elaboradas por cientficos de diversas especialidades, sobre todo de pases involucrado en la temtica: chinos, rusos, norteamericanos, canadienses, australianos, etc. Fagan es enciclop-dico y por tanto una autoridad en la materia. Sostiene, sobre la base de co-piosa documentacin geolgica, paleobotnica, paleontolgica, arqueol-gica y antropolgica, que Amrica empez a ser recorrida por los seres

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    humanos hace 15 14 mil aos. Dice al respecto: Nohay,demomento,absolutamenteningunaevidencia incuestionabledeunaocupacinhumanade lazonaorientaldeBeringiaanteriorahace15,000aos;estaproposicinsebasaenlainsistencia,correcta,dequelosdatosdecualquierformadeocupacinprehistrica omoderna,deben encontrarse enuna asociacinprimariay fechada...Estoplantea la posibilidad de que la zona orientaldeBeringia fuera colonizada slocuando lospueblosde laEdaddePiedra se retiraronhacia las tierrasmsaltascuando el puente de tierra qued sumergido hace unos 14mil aos (Fagan, 1988: 166).

    Para la presencia humana en los Andes, el profesor britnico Nigel Davies menciona una antigedad cercana a los 11 mil aos: TodavasedebatelafechadellegadadelosprimerossereshumanosaPerydemspasesvecinos.Losestudiososgeneralmenteaceptanquelapresenciahumanaenlareginandinadatadeantesde9000a.C. (Davies, 1999: 9-10). Recordemos que los hallazgos en Pikimachay fueron fechados originalmente en cerca de 20 mil aos. Su descubridor, Richard McNeish, rectific luego ese fechado, hacindolo al-go ms moderado. Fagan cree que pueden tener unos 14 mil aos y pone de relieve la importancia de este fechado en Sudamrica: Losinstrumentosde14,000aosdeantigedaddePikimachayson,sinduda,herramientas,aunquetoscas,ymuchasdeellassonhachas,utilizadasquizparadespiezarlacazayparael trabajoconmadera.Aunqueespeligrosobasarseenunasoladatacinconcarbonoradiactivo,silafechaylaestratigrafasonvlidas,esteniveldePikimachayseralamsantiguaocupacinpostglacialautnticadeSudamrica,yunade lasprimerasdelNuevoMundo (Fagan, 1988: 203). Pero Fiedel enfatiza que se carece de pruebas suficientes como para ubicarlos ms all de los 12 mil aos (Fiedel, 1996: 72).

    Los cada vez ms sofisticados mtodos de datacin efectan rectificacio-nes en los fechados obligando a una revisin constante de la evidencia pa-leontolgica y arqueolgica. El caso ms notorio de equivocacin se dio con un artefacto hallado en Old Crow, Canad, consistente en un hueso de carib que sin duda sirvi como raspador de pieles; originalmente, hace algunos lustros, la prueba del carbono 14 lo fech en 27 mil aos, pero re-cientemente una prueba ms rigurosa, mejor calibrada, le ha dado slo 1350 aos de antigedad (Fagan, 1988: 153, 157).

    Sin embargo de lo registrado por la moderna bibliografa, un tema tan im-portante como el primigenio poblamiento de Amrica se trata muy a la li-gera en las aulas escolares y, lo que es peor an, en los recintos universita-

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    rios. Se contina con la versin tradicional de las teoras autoctonista e inmigracionista, con sus variantes asitica y ocenica. Lo que tambin en-contramos en varias de las recientes colecciones de Historia del Per, lujosamente presentadas y a precios prohibitivos, pero con mltiples errores y omisiones en los datos y con poco o ningn rigor acadmico en el anlisis. Los textos universitarios y para el caso revsese los que circulan en nuestra propia casa- evidencian no estar a tono con el avance de la investigacin cientfica. Pero esto puede y debe corregirse. De otro lado, algunos sitios de la Red Informtica Mundial contienen informacin si bien muy sintetizada- de las modernas teoras. Y revistas cientficas, como la editada por la NationalGeographic, publican reportes de obligada lectura. Las diversas evidencias cientficas permiten inferir, como nica teora v-lida, la procedencia asitica de los primeros americanos. El gran viaje, co-mo le llama Fagan, debi iniciarse hace 40 mil aos, cuando cazadores del norte de la China tomaron la ruta del norte migrando a Mongolia. Desde all siguieron al nororiente, hacia la tundra siberiana, cuya fauna prdiga en renos hizo que consolidaran la tcnica venatoria de las microhojas, que llevaran hasta el nuevo continente, donde encontraron a los caribs, pa-rientes de los renos.

    El ro Aldan marc el lmite para grupos diferenciados de seres humanos y lo prueba, entre otras cosas, su configuracin dental y los aleotipos de su sangre. Hacia el oeste quedaron los sundadontes caucasoides (nombre alusivo al Cucaso); hacia el este, desde Siberia hasta Amrica, los sino-dontes mongoloides (por el lugar ancestral, Mongolia).

    El pueblo Dyukthai, de las orillas del Aldan, tiene que ver con nuestros ms cercanos ancestros; tambin el que habit el sitio de Berelekh, a orillas del ro Indigirka y el que ocup la pennsula de Kamchatka. Las sedes si-berianas, en orden ascendente, camino a Amrica, tienen de 25 a 11 mil aos de antigedad. No se han descubierto sitios de mayor antigedad. Slo grupos pertenecientes a esos pueblos de eximios cazadores pudieron haber pasado a Amrica.

    Y ello coincidi con la existencia del istmo de Beringia: Asia y Amrica es-taban unidas por un paso terrestre, pues el nivel del mar estaba por debajo del actual. Era el tiempo de la ltima glaciacin. El fro severo haba lleva-do el agua hacia las montaas. Exista el istmo con un clima algo ms be-nigno, capaz de soportar el desarrollo de la fauna y la flora propias de la

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    tundra. Y siguiendo a las piezas de caza, motivados por ese trabajo, los se-res humanos transitaron, sin saberlo, hacia el nuevo continente. Al pasar tuvieron que quedarse obligadamente en Alaska y Canad, pues el paso hacia el sur estaba cerrado. De oeste a este Norteamrica estaba copada por las moles de hielo de las montaas Laurentide y Cordillerana.

    Los que pasaron a Amrica lo hicieron en el momento preciso, pues cul-minaba el Pleistoceno y el planeta empezaba a calentarse, dando paso al Holoceno. Ese calentamiento provoc el lento deshielo de las cordilleras y el paulatino ascenso del nivel del mar. Hace 14 mil aos el istmo de Berin-gia dej de existir, emergiendo en su lugar el mar de Bering, que separara Asia de Amrica. Y el hombre distaba an mucho de haber descubierto la navegacin en canoa, lograda recin al cabo de varios milenios por los es-quimales.

    El deshielo de la cordillera hizo que entre las montaas Laurentide y Cor-dillerana se abriera el paso McKenzie, tambin hace 14 mil aos, y sa fue la ruta tomada por los mamuts, a los que siguieron hombres intrpidos. Sus descendientes, en el corto lapso de mil aos, en los que se sucedan en aquel tiempo unas treinta generaciones, alcanzaron la Tierra del Fuego, extinguiendo la megafauna.

    BIBLIOGRAFA CINQ MARS, JACQUES (1990), La place des grottes du Poisson-Bleu dans la prhistoire bringienne, en Revista de Arqueologa Americana, no 1, pp. 9-32, 1990. CLAIBORNE, ROBERT (1994), Los Primeros Americanos, Ediciones Folio,, Barcelona. DAVIES, NIGEL (1999), Los Antiguos Reinos del Per, Editorial Crtica, Barcelona. FAGAN, BRIAN M. (1988), El Gran Viaje: El poblamiento de la antigua Amrica, Editorial EDAF, S. A., Madrid. FIEDEL, STUART J. (1996), Prehistoria de Amrica, Editorial Crtica, Barcelona. GUZMAN PALOMINO, LUIS (2000), Hombre, Espacio y Tiempo en la construccin de la Sociedad, Universidad Nacional de Educacin Enrique guzmn y Valle, La Cantuta. LAMING EMPERAIRE, A. (1980), Le probleme des origins americaines, Press Universitai-res, Pars.