Notas sobre el trabajo de Ericka Argudn, artista visualDe entre el catlogo de Ericka destacan las piezas de estampa (litografas y xilografas) por su aparente madurez tcnica y conceptual, en contraste con su trabajo en acrlico y leo (que al no estar fechado slo puedo inferir que se tratan de ensayos tempranos en la cronologa de su produccin, y por ello los dejar fuera de esta consideracin). Atravesadas por recurrencias temticas (rboles, manchas y alto contraste) que les proporcionan una sensacin de cohesin rapsdica, las piezas en cuestin transmiten la experiencia del flujo, la ruptura, la intermitencia, la inconstancia, la atomizacin, el destello y la violencia; sin embargo, todo objeto artstico es sintomtico del modo cultural (la cultura en su concrecin histrica), y por ello del modo artstico (el estado del arte en un momento particular de su desarrollo), que se presenta en el momento de su produccin (produccin que encierra al arte y la cultura en una relacin dialctica que les permite desarrollarse), y si queremos hacer explicita la verdad encerrada en las piezas artsticas determinadas (su relacin con la cultura), estamos obligados a ver ms all de la experiencia esttica pura y sumergirnos en los procesos que determinan al arte en su relacin con los hombres. Esta es la primera exigencia que posibilita la realizacin de una verdadera crtica artstica, una crtica que sirva a los hombres en tanto que se encuentren en la doble relacin de productores-consumidores artsticos.

En su forma ms abstracta, la cosa con la que nos encontramos es constituida como satisfactor de nuestra propia necesidad consuntiva por accin misma del consumo, por lo que la obra de arte, en lo concreto, es determinada en el modo de consumo como lo que responder satisfactoriamente a la necesidad de contenido que exige nuestra subjetividad. El grado de satisfaccin subjetiva que encontramos en una pieza particular depende de la adecuacin que su contenido encuentra con nuestra necesidad. Para explicar esto, no hay mejor ejemplo que el arte abstracto. En el caso presente (el de las obras de Ericka), al igual que en toda forma de abstraccin artstica, las formas son una sugerencia dirigida al observador ms que un intento por representar la concrecin de lo real (como en el caso de las corrientes de arte realistas, cuya culminacin en la actualidad es el hiperrealismo), una invitacin a trabajar con lo presentado, proyectando nuestra subjetividad en la obra y extrayendo de ella no lo que el artista ha puesto ah con sus trazos, sino lo que nosotros le exigimos nos devuelva con la experiencia de su contemplacin. Esta experiencia se nos presenta en dos momentos, aunque no debemos pensar en ellos como independientes uno del otros, sino como necesarios e indivisibles.

La mancha irrumpe en los negros, y los negros irrumpen en los blancos, y los blancos irrumpen en el color, todos ellos como elementos estticos en composicin harmnica (es decir, lo que delimita la experiencia), pero nosotros irrumpimos en la pieza como invasores: en un primer momento (esttico, formal) nos encontramos atravesando a tropezones la violencia de la mancha que corta el trazo fluido, el destello de color que se derrama sobre el soporte, la sutil sugerencia de una rama que fluye a travs de la blancura, de una hoja que cae entre un mar de tinta; y en nuestro camino, como segundo momento (significativo, de contenido), nos encontramos con algo que no fue puesto ah por el artista, nos encontramos con los presupuestos que llenan de significado a las formas, nos encontramos con la cultura que ha tomado forma en nuestra subjetividad y que irrumpe a travs de nuestro acto contemplativo para volcarse sobre el objeto contemplado, llenndolo de nuestro ser, hacindolo ntimamente nuestro, pero esto no podra ser sin que el artista plasmara en el objeto la conjuncin de elementos que conforman la experiencia esttica que propicia y delimita este derramamiento, con lo cual nos revelamos en el objeto artstico, y l en nosotros. Para que este proceso exista como descrito, es decir en sus dos momentos, es necesario que el consumo artstico se lleve a cabo de un modo participativo que otorgue de significado al objeto, en contraste con el consumo pasivo que slo nos arroja la experiencia esttica en su vaco, por ello el arte abstracto, para su comprensin, exige del productor y del consumidor un esfuerzo diferente al de otras formas artsticas. Mientras el productor da forma a la experiencia, el consumidor la llena de contenido, y slo as la obra se realiza como arte.

Es grato pensar que los esfuerzos de Ericka no slo nos devuelven este resultado, sino que encierran la promesa de una capacidad cada vez ms hbil para producir experiencias estticas que hagan del observador una pieza ms en la construccin de un arte que abra las puertas a nuevos modos de produccin y consumo, y con ello a nuevos modos artsticos que traigan consigo experiencias y participaciones que an nos son desconocidas.

Pablo J. Valle.

Estudiante de Filosofa en la Facultad de Filosofa y Letras UNAM,

director editorial en Revista Callejero.