notas - desarrollo humano

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 La educación y la socialización en américa latina han estado indexadas a los proyectos de “escuela” y de “estado moderno”; antes hubo otra forma de educación; “durante muchos siglos las sociedades utilizaron mecanismos diferentes a la escuela para reproducir sus valores y sus maneras de pensar”  (Álvarez, 2001, pág. 39), pero con el nacimiento de los estados nacionales como proyecto para la consolidación del colonialismo, se necesitó de una formación discursiva en tanto que “tecnología de poder -saber” que garantizar a el control y la normalización de los nuevos sujetos, esto fue el saber ilustrado (las ideas de la ilustrac ión), que a su vez se apoyaron (enredaron) en unas prácticas a nivel de la microfísica, según Castro-Gómez (2007), “el nivel donde se juega la corporalidad, la afectividad, la intimidad, en una palabra: nuestro modo de ser-en-el-mundo” (p.166), en tanto que “tecnología del yo” con el fin de afectar la producción de esas subjetividades; esta fue entre otras, unas de las tareas encomendadas a la escuela en sus distintos niveles. De esta forma, la racionalidad occidental (Una razón universal y ética), los principios de igualdad, libertad y fraternidad, el compromiso con el presente, la nación, la raza, la civilización como proyecto, la humanidad, la felicidad, la supremacía del yo y del individuo, el sujeto de derechos y de deberes, el derecho a la propiedad privada, la ciudad, el ciudadano, la urbanidad, la infancia, la juventud, el hombre, el yo conquisto, yo pienso, yo existo, yo enseño, yo aprendo, etc, llegan a ser las formas de ver y pensar el mundo, que constituyéndose en la episteme de la modernidad, caracterizarán también a la escuela, al estado y a sus proyectos de ed ucación y socialización. (Kant, 1794) (Foucault, 1993) (Dussel, 1991) (Quijano, 1991) (Comenio, 2007) (Zuluaga, 1989) (1993) (Radford, 1999) (Cuesta, 2009). A propósito Castro-Gómez (2005) comenta que: Esto significa que el Estado moderno no solamente adquiere el monopolio de la violencia, sino que usa de ella para “dirigir” racionalmente las actividades de los ciudadanos, de acuerdo a criterios establecidos científicamente de antemano. (p147) El contexto latinoamericano como destinatario de esas prácticas colonizadoras, vivió y vive su propio proceso de modernización; en Colombia, por ejemplo, ha sido también la escuela y la universidad, unas de las instituciones que por excelencia, han jugado el papel de productoras de subjetividades y reproductoras de aquella episteme eurocéntrica con la cual se ostenta la verdad y el poder (Zuluaga, 1999). De tal forma que la Educación, en sus diferentes niveles, en tanto que práctica discursiva instituyó verdades que perfilaron el modo de pensar, de vivir, de hacer y de ser, en medio del pro yecto de nación y de ciudad propuesto por la modernidad - La Urbanidad de Carreño- (Erazo, 2008), con la premisa de que se trata de un conocimiento absoluto que debe aprenderse y cuanto antes mejor. Parece ser este el soporte para el desarrollo clásico de las ciencias sociales, que se han mostrado muy interesadas en encontrar respuesta a los problemas que surgen cuando el sujeto intenta conocer el mundo, no para indagar por la valoración y validación de todo tipo de conocimiento, sino justo para apostarle a este, el proyecto ilustrado eurocéntrico. (Álvarez, 2001) Esta forma de Educación y Socialización, por parte de la Escuela, la Universidad y el Estado, hacen parte de las formas de violencia epistémicas señalada s por Grosfoguel (2011) y en este sentido, un intento por alejarnos de esa mirada, abordando la problemática desde otro orden de pensamiento, adoptando una posición crítica ante esa forma de violencia epistémic a, podría concebirse en términos de una “descolonización epistémica” en el sentido propuesto por Quijano (1991).

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  • La educacin y la socializacin en amrica latina han estado indexadas a los proyectos de escuela y de estado moderno; antes hubo otra forma de educacin; durante muchos siglos las sociedades utilizaron mecanismos diferentes a la escuela para reproducir sus valores y sus maneras de pensar (lvarez, 2001, pg. 39), pero con el nacimiento de los estados nacionales como proyecto para la consolidacin del colonialismo, se necesit de una formacin discursiva en tanto que tecnologa de poder-saber que garantizara el control y la normalizacin de los nuevos sujetos, esto fue el saber ilustrado (las ideas de la ilustracin), que a su vez se apoyaron (enredaron) en unas prcticas a nivel de la microfsica, segn Castro-Gmez (2007), el nivel donde se juega la corporalidad, la afectividad, la intimidad, en una palabra: nuestro modo de ser-en-el-mundo (p.166), en tanto que tecnologa del yo con el fin de afectar la produccin de esas subjetividades; esta fue entre otras, unas de las tareas encomendadas a la escuela en sus distintos niveles.

    De esta forma, la racionalidad occidental (Una razn universal y tica), los principios

    de igualdad, libertad y fraternidad, el compromiso con el presente, la nacin, la raza, la civilizacin como proyecto, la humanidad, la felicidad, la supremaca del yo y del individuo, el sujeto de derechos y de deberes, el derecho a la propiedad privada, la ciudad, el ciudadano, la urbanidad, la infancia, la juventud, el hombre, el yo conquisto, yo pienso, yo existo, yo enseo, yo aprendo, etc, llegan a ser las formas de ver y pensar el mundo, que constituyndose en la episteme de la modernidad, caracterizarn tambin a la escuela, al estado y a sus proyectos de educacin y socializacin. (Kant, 1794) (Foucault, 1993) (Dussel, 1991) (Quijano, 1991) (Comenio, 2007) (Zuluaga, 1989) (1993) (Radford, 1999) (Cuesta, 2009). A propsito Castro-Gmez (2005) comenta que:

    Esto significa que el Estado moderno no solamente adquiere el monopolio de la violencia, sino que usa de ella para dirigir racionalmente las actividades de los ciudadanos, de acuerdo a criterios establecidos cientficamente de antemano. (p147)

    El contexto latinoamericano como destinatario de esas prcticas colonizadoras, vivi y vive su propio proceso de modernizacin; en Colombia, por ejemplo, ha sido tambin la escuela y la universidad, unas de las instituciones que por excelencia, han jugado el papel de productoras de subjetividades y reproductoras de aquella episteme eurocntrica con la cual se ostenta la verdad y el poder (Zuluaga, 1999). De tal forma que la Educacin, en sus diferentes niveles, en tanto que prctica discursiva instituy verdades que perfilaron el modo de pensar, de vivir, de hacer y de ser, en medio del proyecto de nacin y de ciudad propuesto por la modernidad - La Urbanidad de Carreo- (Erazo, 2008), con la premisa de que se trata de un conocimiento absoluto que debe aprenderse y cuanto antes mejor. Parece ser este el soporte para el desarrollo clsico de las ciencias sociales, que se han mostrado muy interesadas en encontrar respuesta a los problemas que surgen cuando el sujeto intenta conocer el mundo, no para indagar por la valoracin y validacin de todo tipo de conocimiento, sino justo para apostarle a este, el proyecto ilustrado eurocntrico. (lvarez, 2001)

    Esta forma de Educacin y Socializacin, por parte de la Escuela, la Universidad y el

    Estado, hacen parte de las formas de violencia epistmicas sealadas por Grosfoguel (2011) y en este sentido, un intento por alejarnos de esa mirada, abordando la problemtica desde otro orden de pensamiento, adoptando una posicin crtica ante esa forma de violencia epistmica, podra concebirse en trminos de una descolonizacin epistmica en el sentido propuesto por Quijano (1991).

  • Por eso como profesional del trabajo social, con una experiencia personal permeada

    por la produccin conjunta de planes y proyectos con las comunidades, particularmente en escenarios relacionados con la educacin y socializacin de poblaciones rurales y urbanas, en diversas condiciones de vulnerabilidad, he sido sensible a esa realidad que expresa de mltiples maneras, cmo el proyecto modernizador ilustrado, que prometi igualdad, fraternidad, libertad, desarrollo y progreso, y que se incorpor a los dispositivos de saber-poder, como la escuela y el Estado-nacin, se encuentran en deuda con las comunidades latinoamericanas, especialmente con las comunidades rurales, en donde la esperanza de la ciudadana y de la concrecin como sujetos de derechos, se ha visto truncada ante el abandono por parte del estado en temas como la salud, la educacin y la seguridad, lo cual ha permitido el crecimiento de fenmenos tan desgarradores como la violencia armada que aniquila y desplaza, el saqueo y el deterioro ambiental que priva a estas personas de los ms elementales derechos, como lo son la tenencia de un espacio vital y fuente para su manutencin. (CNMH, 2010)

    A propsito Fajardo (2002) anota:

    Sin embargo, los desplazamientos que ocurren en la actualidad llaman la atencin de la sociedad nacional y de entidades pblicas y privadas de otros pases por su magnitud. Una magnitud asociada necesariamente con el empobrecimiento de esta poblacin y con prdidas en la produccin y en los esfuerzos sociales representados en infraestructuras, desarrollo institucional y otras modalidades del patrimonio pblico y privado. (p.35)

    No obstante, las personas que conforman las comunidades urbanas tampoco han

    sido ajenas a estas condiciones crticas, puesto que, aun con mayor presencia del estado y del accionar de las empresas privadas, la forma misma de concebir el desarrollo y la modernizacin, han trado consigo procesos de educacin y socializacin individualizadores y centrados en la persecucin del principal ideal del estado neoliberal, como lo es el crecimiento a todo costo de la economa, con el consiguiente abandono de otras dimensiones del ser humano. De ah que, en la actualidad, las ciudades latinoamericanas densamente pobladas, con fuertes problemas de movilidad y contaminacin del aire, tampoco alcanzan a responder a las demandas laborales hacindose en s mismas, espacios de concentracin de la pobreza extrema y autnticos escenarios de violencia en todas sus modalidades. Es por eso, que los profesionales de las ciencias sociales hoy nos vemos convocados antes que nada, a re-pensar el concepto de desarrollo, superando incluso posturas como las del neo-desarrollismo, y ms bien, intentando un anlisis pos-neoliberal, en trminos de Tzeiman (2015), como una postura negativa, en donde se consideren sus mltiples dimensiones, es decir, un desarrollo en trminos de lo humano, del medio ambiente y por tanto de las futuras generaciones, no ya como otra categora de la clsica familia ancorada en el mismo patrn de saber-poder, sino como un debate desde el cual aspiramos a liberarnos de la vieja prisin eurocentrista. Es por esto que desde un comienzo he resaltado el papel de la escuela y la universidad, en tanto que instituciones formadoras, como responsables de abrir estos debates y propiciar las investigaciones con la que se procuren abrir caminos conceptuales como posibles soluciones a los nuevos dilemas, entre los que contamos las duplas productividad/sostenibilidad, estado/sujeto, tica/poltica entre otros; Ello incluye la

  • necesidad de abrirnos a las posibilidades para otros ordenes de pensamiento hasta ahora inviabilizados, como todos los que hoy por hoy constituyen las llamadas epistemologas del sur y sus conceptos sobre el bien vivir o buen vivir (Quijano, 2014), como posibles sustitutos a la clsica concepcin de desarrollo, como otra forma de pensar el desarrollo humano, ya no desde la linealidad de la economa clsica liberal, sino desde la multifinalidad que demanda el nuevo orden social y geopoltico, puesto que pensar en una re-conceptualizacin del desarrollo, demandara tambin una re-contextualizacin en trminos del reconocimiento de un nuevo posicionamiento geopoltico y corpo-poltico, en donde, los actuales estados-nacin como modelos de la modernidad, comienzan a dar paso a estados plurinacionales (Caso Bolivia) y en donde el orden jurdico comienza a considerar otro ordenes de derechos para con el medio ambiente o la madre tierra (Caso Ecuador), y que por tanto plantean un necesario giro en la concepcin de lo pblico y en la relacin de los estados con los sujetos polticos que los constituyen. Es por ello que en la actualidad, los que tenemos la posibilidad de participar en la produccin de polticas pblicas, notamos como dicha nocin va rompiendo con la vieja bifocalidad entre lo pblico y lo privado; intentando un posicionamiento que va ms all de lo uno y de lo otro, pues incluso lo pblico se asume como aquello que se opone a lo privado, en el sentido de que se expone a la claridad, y en donde estas polticas son menos pblicas por ser diseadas para el pblico, que por ser pensadas, producidas y legitimadas por el pblico (Lahera, 2004). Con esta motivacin de fondo, aspiro a participar de este proceso de formacin, con la esperanza de cualificarme y hacer un aporte a la produccin de estas otras maneras de concebir el desarrollo, en donde lo econmico no se yergue por encima de otras dimensiones de los humano y lo vivo, sino por el contrario, en donde el desarrollo se concibe como la potencialidad y productualidad (Dussel, 2014) del sujeto (ser humano) como sujeto poltico, esto es, como sujeto en el mundo, para el mundo y con el mundo, es decir, un sujeto que no se produce de manera escindida de la naturaleza y de su condicin social (colectiva).

    lvarez, A. (Agosto de 2001). Del Estado docente a la sociedad educadora un cambio de poca? Obtenido de http://www.rieoei.org/rie26a02.PDF

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