nomenklatura

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Sobre corrupción política en España

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NOMENKLATURA

Uno cree por aproximacin y sin nimo de ofender que el PSOE debe renovarse o morir. Y esto, aunque es una frase hecha, es tambin ley de vida, o si se me apura, un imperativo cosmolgico.Las cosas, en el sentido fsico y material del trmino, cambian desde el mismo principio de su singularidad inestable, y a lomos de ese devenir ontolgico, tambin los seres vivos surgen y se trasmutan, y en el caso especfico de los seres humanos, no slo ellos como individuos y especie cambian y evolucionan, sino tambin las sociedades que constituyen.Al menos en apariencia, y ms all de un escepticismo gnoseolgico prudente, Herclito llevaba ms razn que Parmnides, y no nos baamos dos veces en el mismo ro, de la misma forma que cabe esperar que Aquiles de alcance a la tortuga, sin que eso signifique que haya llegado a la meta. Se hace camino al andar.NOMENKLATURA es una palabra que no tiene buena fama, en cuanto que siguiere no slo inmovilismo y esclerosis, sino tambin y paradjicamente corrupcin, ya que en un mbito cerrado y autosuficiente, aislado del entorno y poco aireado, an es posible (dentro de su frrea inmovilidad) un cambio, y este es el de la involucin y la decadencia, o si se quiere el de la corrupcin. El trmino nomenklatura casa tambin muy bien con la ideologa nica que ahora se predica y vende a la puerta de cada mercado.Abundan los casos y ejemplos de sociedades y grupos polticos que -siguiendo con el smil biolgico- primero se cuecen en su propio caldo, y luego se pudren.Tambin algunos regmenes polticos cuya alternancia por turnos es un espejismo de movimiento inexistente, parecido al de las aporas de Zenn, estn en el mismo caso. Al final, la burbuja en la que estn encerrados, suspendidos y aislados del entorno se rompe, y la realidad exterior con el aire limpio, penetra de golpe y a borbotones.Era mencionar la palabra referndum al alto comisario Almunia, y se pona de los nervios y fuera de s.No hace tanto y en los momentos ms crticos de la crisis, se dejaba caer de vez en cuando por estas colonias del sur, solo para advertir en tono eclesial y admonitorio -en un contexto de catequesis- que no se nos ocurriera dar la voz a la gente sobre cuestiones trascendentales, porque tales libertades no estn bien vistas en los crculos en que l se mueve. Crculos en que hay unas corrientes de aire muy potentes y destempladas, debido a la proximidad de las puertas giratorias que siempre estn girando y girando. Ah s hay movimiento, intercambio y contraprestacin, favores y regalos. Una suerte de mordidas.Y de la misma opinin que este barn y comisario "socialista" son muchos de los barones locales del PSOE, as llamados, "barones", porque obvio es que bajo una monarqua, por muy parlamentaria que sea, de omnipresencia publicitaria y agobiante, con tanta recepcin, besamanos, desfile, y contorsin ceremonial, siempre se contagia algo o bastante, tanto en los trminos del lenguaje como en los mecanismos del espritu, que por imitacin y sugestin tienden al sometimiento y el servilismo. Y es que hay instituciones que no por meramente simblicas y de adorno, son menos perniciosas.Barn es una palabra muy monrquica, que en el entorno del socialismo oficial espaol todo el mundo asume y sobreentiende. Todo un contagio.Si lo pensamos bien, la monarqua es al parlamentarismo, lo que la nomenklatura partitocrtica (o tecncrata) es a las sociedades cerradas: un recuerdo y una tentacin permanente de absolutismo y dictadura.De ah que el actual rgimen de nomenklatura que rige los partidos tradicionales y la vieja poltica, sea una extraa mezcla de Ancien rgime y Leninismo.O ustedes se imaginan al viejo Lenin abriendo los canales fluidos de Internet para que el pueblo opine, debata, confeccione los programas y decida, casi en tiempo real, como ocurre en algunos de los pases ms avanzados de Europa, y en alguno de nuestros partidos emergentes?Tan poco probable es esto como que lo hiciera el Rey sol.Pues el mismo escepticismo cabe frente a los partidos que hasta ahora nos han gobernado.La ltima jugada de Pedro Snchez en su intento de llegar a la meta tras arrancar en unas primarias inditas y poco usadas, ha puesto en un brete a los barones y baronesas del socialismo oficial, obligados y obligadas a poner al mal tiempo (mayores cotas de democracia y dignidad para sus militantes) buena cara. No en vano era propio de barones y baronesas (al menos hasta ahora) tener un nacimiento y florecimiento digital (a dedo).Hoy el PSOE se encuentra ante una encrucijada histrica: o seguir las instrucciones de uso de Gonzlez y amigotes (tal que un Carlos Slim), o dar la voz a los ciudadanos de su militancia.Es decir, mangonear y borbonear en rgimen de nomenklatura leninista, o abrirse a los intereses y la voz libre del pueblo.Incluso va Internet.