5/22/2018 No Juzgu is y No Ser is Juzgados

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No juzguis y no seris juzgados, porque con el juicio con que juzgareis y con la medida con

que midiereis se os medir. Cmo ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo? O

cmo osas decir a tu hermano: Deja que te quite la paja del ojo, teniendo t una viga en el tuyo.

Hipcrita: quita primero la viga de tu ojo y entonces vers de quitar la paja del ojo de tu hermano

(Mt 7, 1-5).

Es lcito juzgar: El juicio es lcito en tanto en cuanto es acto de justicia () se requieren tres

condiciones: primera, que proceda de una inclinacin de justicia; segundo, que emane de la autoridad

del que preside; y tercera, que sea pronunciado segn la recta razn de la prudencia(Sto. Toms - q.

60 a.2).

Para juzgar, es necesario:

1. Dar al otro -en ese juicio- lo que se merece;2. Tener poder para dar ese juicio;3. Dar el juicio de manera prudente.

Francisco, que no sabe nada de teologa, ni de filsosfa, explica as este pasaje: Jess quiere

convencernos de que no juzguemos: un mandamiento que repite muchas veces. En efecto, juzgar a los

dems nos lleva a la hipocresa. Y Jess define precisamente hipcritas a quienes se ponen a

juzgar(http://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-

francesco_20140623_nadie-puede-juzgar.html).

El pobre confunde tantas cosas que da una doctrina imposible de sostenerse:

1. No juzgar no es un mandamiento de Jess;2. Jess ensea a no juzgar de forma temeraria; a no juzgar la vida moral;3. Juzgar no lleva a la hipocresa sino a la injusticia y a la imprudencia;4. Jess no define la hipocresa como aquellos que se ponen a juzgar. Jess llama hipcritas a

los que juzgan el pecado de una persona sin el poder de juzgar.

Esta enseanza de Francisco es oscuridad en la Iglesia, porque la Iglesia ensea a juzgar. La Palabra

de Dios ensea a juzgar. Los telogos ensean a juzgar. Cualquier santo ensea a juzgar. La mente del

hombre ensea al hombre a juzgar. Todo el mundo juzga. El problema no est en juzgar, sino en

discernir los juicios.

No se puede predicar: Quien juzga se pone en el lugar de Dios y haciendo esto se encamina a una

derrota segura en la vida porque ser correspondido con la misma moneda. Hay que predicar: quien

no discierne sus juicios, entonces se pone por encima del Juicio de Dios, entonces se hace dios en su

pensamiento humano, entonces se hace un dictador de su propio juicio.

Jess ensea que la vida moral de las personas no puede ser juzgada por nadie, slo por aquellos

que tienen el poder de juzgarla, que son los sacerdotes en el Sacramento de la Penitencia. Los dems,

ante el pecado de otra persona, como no ven la intencin con que esa persona peca, entonces no

pueden dar el juicio moral sobre esa persona. Pero s pueden dar el juico espiritual de esa persona.

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El juicio moral es diferente al juicio espiritual: Al contrario, el espiritual juzga de todo, pero a l

nadie puede juzgarle. Porqu quin conoci la Mente del Seor, para poder ensearle? Mas nosotros

tenemos el pensamiento de Cristo?(1 cor 2, 15).

El juicio espiritual se hace siguiendo al Espritu de la Verdad. Y, entonces, se juzga sin caer en ningn

error y sin pensar mal de los dems. Se hace un juicio recto, que slo Dios puede hacerlo, porque se

hace un juicio en el Espritu. Se da un juico de la vida espiritual de una persona. No se juzgan los actos

morales de la persona, sino sus actos espirituales, su camino espiritual, su vida en el Espritu. Y todo

aquel que no siga al Espritu de la Verdad, entonces da su mentira, su error y es necesario combatirlo,

juzgarlo, condenarlo. No se puede decir: el musulmn va por buen camino. Hay que hacer un juicio: la

religin de Mahoma es condenacin para el alma. Este juicio espiritual todos lo pueden hacer, porque

existe la Verdad absoluta, que ensea al alma lo que es bueno y lo que es malo. La verdad Absoluta es lo

que Dios revela en Su Palabra. Francisco anula la Palabra de Dios y pone el bien y el mal en su negro

pensamiento humano. Y, por eso, no juzga a nadie, pero condena a todo el mundo. Tiene que caer, de

manera irreversible, en su gran soberbia. En su mente, se apaa para expresar su lenguaje humano: no

juzgo. Pero, en su interior, juzga a todo el mundo. Eso es la fina soberbia del fariseo, del hipcrita, del

idiota.

El Seor se refiere, en este pasaje, al juicio moral. Y ese juicio moral no prohbe el corregir una

accin mala de otra persona, pero s prohbe el desprecio de la persona por su vida moral; s prohbe

juzgar y condenar a otros por sospechas, por juicios temerarios, por imprudencias.

Una persona que vive en su pecado, se hace incapaz de juzgar a nadie. Su juicio natural, incluso, est

oscurecido y no ve con sencillez las cosas de la vida. Y, por eso, el Seor manda no juzgar cuando se est

en el pecado. No hay que estar viendo el pecado del otro, sino el propio pecado, la propia ceguera, para

poder ver lo que el otro tiene. Y, cuando el hombre sale de su pecado, entonces puede corregir

oportunamente la vida moral de otras personas.

Por lo tanto, lo que ensea Francisco no puede sostenerse de ninguna manera. Hay que decirle quelea santo Tomas de Aquino y calle su boca, que es una boca llena de herejas, de mentiras: Quien juzga

se equivoca siempre. Esta sola frase indica la ceguera de ese hombre. Esta sola frase indica la

estupidez de la mente de Francisco. Indica que no sabe leer la Palabra de Dios para aprender a juzgar, a

emitir juicios rectos, verdaderos, ciertos, sin error. Su frase: no soy quien para juzgar; es el fruto de

este pensamiento. Y este pensamiento viene de su soberbia: no quiere aprender de Dios a juzgar:No

te ayuntars con hombre como con mujer; es una abominacin(Lv 18, 22). Francisco anula la Palabra

de Dios, anula el Juicio de Dios sobre los homosexuales y coloca su juicio humano: no soy quien para

juzgar = no juzgues al homosexual. Y haciendo eso, hablando como sacerdote, hablando como Obispo,

cae en una aberracin moral y espiritual. Por su sacerdocio tiene el poder de juzgar, no slo espiritual,

sino moralmente a los hombres. Si afirma que no juzga, entonces afirma que no es sacerdote. Y cae en la

aberracin de preferir el pensamiento y la vida de los hombres al Pensamiento de Dios sobre la vida de

los hombres. Y eso significa slo una cosa: la idolatra al hombre: el antropocentrismo: el culto a la vida

del hombre.

El que juzga temerariamente se equivoca siempre. Esta Verdad, tan sencilla de predicar, es lo que no

predica ese estpido. Y hay que llamarle as: estpido. Porque un hombre de ochenta aos, con un

sacerdocio y que no sepa las bases del juicio en la mente, es sencillamente estpido, un hombre idiota

en lo que dice y hace en la Iglesia.

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Y llamarle estpido e idiota no es ofenderle, no es faltarle el respeto: es darle el juicio que Francisco

se merece. Te mereces, Francisco, que te llamen el idiota.

El hombre, por naturaleza, juzga: la razn da juicios. Esto lo sabe cualquier hombre. Esto lo sabe el

filsofo. Esto lo saben hasta los demonios. Para no equivocarse, el hombre tiene que discernir sus

juicios; tiene que ver sus pensamientos, sus ideas y quitar aquellas que no son correctas porque van

contra alguna virtud. Sin vida espiritual, si no se sabe lo que es la virtud ni el vicio; si no se llama al

pecado con el nombre de pecado, entonces tenemos a tanta gente en la Jerarqua que son idiotas.

Quieren imponer la doctrina de la tolerancia: no juzgues al otro, no juzgues su pensamiento, su vida, sus

obras. Djale tranquilo, que si busca a Dios, si es buena persona, si hace el bien, todo va de perlas.

Respeta su pensamiento humano, su error, su mentira, su abominacin. Y, entonces se predica un

moralismo sin moral, se hacen leyes sin la ley divina, se propone valores sin la referencia a Cristo. Y as

se hace un hombre que se da culto a s mismo, a su lenguaje humano, a su idea de la vida, a su ciencia, a

sus obras, a sus conquistas en la vida.

Y se equivoca porque se pone en el lugar de Dios, que es el nico juez: ocupa precisamente ese

puesto y se equivoca de lugar. Francisco est diciendo que todo error en el juicio es ponerse en el

lugar de Dios. Y esto es lo que no se puede admitir. Porque muchos son los juicios que los hombres

hacen al faltar a alguna virtud. Luego son muchos los errores por esos juicios. Y slo los errores que van

contra del pecado de hereja y de apostasa hacen que la persona se ponga en el lugar de Dios.

Francisco es un pobre hombre que no sabe nada de nada. No sabe de lo que est hablando. Y, por

eso, l cae en muchos absurdos: no es capaz de juzgar a un homosexual y es capaz de juzgar a un

corrupto, a un mafioso. Esto se llama farisesmo, hipocresa, vividor de este mundo: vive para buscar

una gloria en el mundo. Est sediento del aplauso de los hombres, de la gloria del mundo. Para tener a

los homosexuales contentos y para que los dems vean que sabe atacar a los que tienen dinero. Su

negocio en la Iglesia es buscar dinero. Y, por eso, no sabe discernir entre lo que es la corrupcin y lo que

es la blasfemia contra el Espritu Santo. Y si no sabe esto, es un idiota en su juicio: decir de una

persona que es un corrupto o una corrupta, es decir esto; es decir que est condenada; es decir que el

Seor la dej a un lado(http://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-

francesco_20140617_guantes-blancos.html).

Que un Obispo predique esto pblicamente es un escndalo para toda la Iglesia. El pecado de

corrupcin no es el pecado de blasfemia contra el Espritu Santo: el seor no deja a un lado a un alma

corrupta. Luego, hay salvacin. Por un pecado habitual se llega a la corrupcin de la vida, que significa

vivir para ese pecado. El avaricioso llega a la corrupcin en su avaricia. El lujurioso, igual. Cualquier

pecado lleva al alma a la corrupcin. Pero, para caer en el pecado contra el Espritu, hace falta algo ms

que ser corrupto. Hay que ir en contra de tres virtudes: fe, esperanza y caridad. Hay que vivir, no slo de

la corrupcin del pecado (dinero, sexo, etc.), sino de espaldas a la Verdad (hereja, apostasa, cisma,

desesperanza, odios, etc.).

Mara Magdalena era corrupta en su pecado de lujuria: posean siete demonios. Y hall salvacin.

Porque en la debilidad de la carne, su corazn no estaba cerrado al don de Dios. Su corrupcin no

impeda su salvacin. Esos siete demonios no la llevaron ms lejos en el pecado. Y, por tanto, decir que

una persona est corrupta es decir que todava puede salvarse. Esto es lo que niega Francisco, porque es

un hombre idiota. No sabe lo que est diciendo. Y, despus, todo el mundo hacindole coro a un idiota,

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140617_guantes-blancos.htmlhttp://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140617_guantes-blancos.htmlhttp://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140617_guantes-blancos.htmlhttp://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140617_guantes-blancos.htmlhttp://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140617_guantes-blancos.htmlhttp://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140617_guantes-blancos.html

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quitndole las babas de su bocazas. Alguna Jerarqua ya son baberos del idiota: lo limpian todo para

hacer la pelota al idiota.