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No hay, dentro de la Iglesia, nadie que se atreva a hablar claramente sobre lo que pasa en el Vaticano. Es lo primero que se saca al leer la última entrevista del cardenal Burke. Ante la confusión que trae Bergoglio a toda la Iglesia, ¿qué hay que hacer? Estar en los problemas de cada uno: «Ahora les digo a los fieles que, si el método de enseñanza del papa Francisco les suscita confusión, lo importante es dirigirse al catecismo y a lo que siempre ha enseñado la Iglesia y enseñar eso; fomentarlo a nivel de parroquia empezando por la propia familia». A nivel de parroquia se está exigiendo a todo el mundo, fieles y Jerarquía, la doctrina de Bergoglio, es decir, su comunismo que dimana de su Evangelii gaudium. Si se exige este magisterio, que no es papal, si se exige esa confusión, ¿cómo se va a fomentar la doctrina de siempre a nivel de parroquias? No entendemos este punto del Cardenal. Si el párroco está de acuerdo con la doctrina de Bergoglio, tiene que exigirla a sus parroquianos. Si el párroco tiene a Bergoglio como su papa, entonces tiene que hacer en su parroquia como su papa le enseñe. Es muy oscuro este planteamiento de Burke. Y revela su falta de discernimiento en lo que pasa en la Iglesia. Para el católico verdadero lo importante es seguir con la doctrina de siempre, con el catecismo, pero –además- sin tener a Bergoglio como Papa de la Iglesia. Este punto es el que no admite Burke. Si el católico verdadero hace esto, entonces el planteamiento del problema es otro: si lo que dice Bergoglio produce confusión, entonces, -simplemente-, hay que atacarlo defendiendo la verdad en la Iglesia. Porque no se puede defender a verdad sin atacar la mentira, sin decir: Bergoglio no es Papa y, por lo tanto, su magisterio no pertenece a la Iglesia católica. A nivel de parroquia, hay que

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Page 1: No hay

No hay, dentro de la Iglesia, nadie que se atreva a hablar claramente sobre lo que pasa en el Vaticano.

Es lo primero que se saca al leer la última entrevista del cardenal Burke.

Ante la confusión que trae Bergoglio a toda la Iglesia, ¿qué hay que hacer?

Estar en los problemas de cada uno: «Ahora les digo a los fieles que, si el método de enseñanza del papa Francisco les suscita confusión, lo importante es dirigirse al catecismo y a lo que siempre ha enseñado la Iglesia y enseñar eso; fomentarlo a nivel de parroquia empezando por la propia familia».

A nivel de parroquia se está exigiendo a todo el mundo, fieles y Jerarquía, la doctrina de Bergoglio, es decir, su comunismo que dimana de su Evangelii gaudium. Si se exige este magisterio, que no es papal, si se exige esa confusión, ¿cómo se va a fomentar la doctrina de siempre a nivel de parroquias? No entendemos este punto del Cardenal. Si el párroco está de acuerdo con la doctrina de Bergoglio, tiene que exigirla a sus parroquianos. Si el párroco tiene a Bergoglio como su papa, entonces tiene que hacer en su parroquia como su papa le enseñe.

Es muy oscuro este planteamiento de Burke. Y revela su falta de discernimiento en lo que pasa en la Iglesia.

Para el católico verdadero lo importante es seguir con la doctrina de siempre, con el catecismo, pero –además- sin tener a Bergoglio como Papa de la Iglesia. Este punto es el que no admite Burke. Si el católico verdadero hace esto, entonces el planteamiento del problema es otro: si lo que dice Bergoglio produce confusión, entonces, -simplemente-, hay que atacarlo defendiendo la verdad en la Iglesia.

Porque no se puede defender a verdad sin atacar la mentira, sin decir: Bergoglio no es Papa y, por lo tanto, su magisterio no pertenece a la Iglesia católica. A nivel de parroquia, hay que dejar esas parroquias en donde el párroco obligue a seguir ese magisterio y, por lo tanto, a tener a Bergoglio como Papa.

Esto es lo que no enseña Burke.

Los asuntos de cada día, a nivel local, tienen que ver con lo que pasa en el Vaticano. No se puede hacer una iglesia local sin atender al magisterio que sale del Vaticano. Por eso, si no se ataca al Vaticano como la raíz del problema en las iglesias locales, se está haciendo, en cada iglesia local, una utopía de iglesia.

¿Dónde está la Iglesia? Allí donde esté Pedro.

¿Quién gobierna la Iglesia? Un dictador de mentiras, un hereje, un maleante de su propia obra inmunda: Bergoglio.

Luego, la Iglesia no puede estar en la cabeza de Bergoglio. No la llevan los hombros de un hereje.

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La Iglesia la cargan los santos, la gobiernan los santos, la guían los santos.

Bergoglio es un hereje; no es un santo. No pertenece a la Iglesia Católica. La Iglesia, ahora mismo, está sin cabeza en el gobierno. Tiene su cabeza en el Papa legítimo, que es Benedicto XVI hasta su muerte. Y la Iglesia tiene que imitar a Su Papa: tiene que refugiarse en la oración y en la penitencia. No tiene que estar mirando a Bergoglio, porque no es el Papa. No tiene que seguir a ninguna jerarquía, en las iglesias locales, que obedezcan a Bergoglio. Y esto es muy duro para el fiel católico, porque es quedarse solo en medio de los lobos.

Solo, batallando contra todo el mundo, que no quiere ni le importa la verdad de la Iglesia. A todo el mundo le interesa el gran juego diabólico que ha sido montado, con toda espectacularidad, en el Vaticano.

¡Qué gran teatro es el Vaticano! ¡En qué ramera se está convirtiendo! ¡Y qué pocos hay que entienden esto!

«No podemos desperdiciar energías frustrándonos por algo que consideramos que se nos debería dar y no se nos da».

Burke considera que Bergoglio nos debería dar la verdad. No ha comprendido la mente de un hereje. No ve las obras de ese hereje. No atiende al cisma que ese hereje ha levantado en el gobierno del Vaticano.

El verdadero católico considera que Bergoglio tiene que irse de la Iglesia Católica. Hay que echar a ese demente. Y todas las energías hay que gastarlas en esto. No hay que estar esperando de Bergoglio algo bueno para la Iglesia ni para la vida espiritual del alma, porque es imposible que un hereje dé la verdad a la Iglesia. Es imposible que un hereje enseñe la verdadera vida espiritual a un alma. Un hereje destruye la Iglesia. Es lo que está haciendo ese hombre, al que llaman papa, su desgraciado papa. Lo llaman papa y no lo pueden soportar. Y están hartos de lo que dice, de lo que obra. Lo llaman Papa y quieren unirse a su mente y no pueden: es una angustia la que les viene. Pero, a pesar de esa angustia, lo siguen llamando papa, lo siguen teniendo como papa.

¡Qué absurdo el de muchos católicos! ¡Qué absurda vida eclesial la que llevan!

¡Cuando todo es tan simple! Bergoglio no es papa, luego no hay unión con él. Hay batalla contra él.

Pero la gente ya no quiere luchar por la verdad. Ya no quiere desperdiciar energías para dar testimonio de Cristo en Su Iglesia. Ahora, hay que mirar a otro lado, hay que seguir con la vida de la iglesia local, sin atender a un hereje, sin luchar contra ese hereje, pero teniéndolo como papa. ¡Esto es un absurdo!

O estás con Bergoglio como papa y, por lo tanto, lo sigues en todo; o no estás con Bergoglio y, en consecuencia, lo trituras hasta que le salgan los colores de vergüenza en su cara.

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Pero la gente no vive así en la Iglesia. Burke no hace esto. No ataca a Bergoglio.

«Algunos han querido interpretarlo como un ataque al papa Francisco, cuando no lo era ni mucho menos»: es su papa; Burke no puede atacar a su papa. Burke no lo ve como hereje. Por lo tanto, no hace nada para que se vaya del gobierno de la Iglesia. Nada.

Y son los Obispos, los Cardenales, los que tienen que moverse para echar a Bergoglio. Ellos son la cabeza de la Iglesia. Los sacerdotes y los fieles no son cabeza. No pueden hacer nada. Sólo hablar en contra de Bergoglio. Sólo exponer la mentira que ese hombre dice cada día. Pero no son la Iglesia.

La Iglesia es la Jerarquía: el Papa y los Obispos que se unen a él. Ellos son los que tienen el poder. Y todo el poder. Si ellos tienen a Bergoglio como papa, entonces el desastre que hay en la Iglesia es enorme.

La gente grita: Bergoglio es hereje; los Obispos callan. No lo atacan como hereje. No le hacen ver su pecado, como lo hizo san Pablo con san Pedro. Si lo tienen como Papa, imiten a san Pablo. Pero ni eso.

«Fue una pregunta hipotética que se me planteó, y me limité a decir: “No hay autoridad que pueda ordenarnos actuar contra la verdad, y además, cuando la verdad está en peligro tenemos que defenderla.” Eso fue lo que quise decir. Cuando me preguntaron qué pasaría si se promovía ese proyecto, dije: “Pues no tendremos más remedio que resistir. Ese es mi deber”».

Es el deber de Burke, de todos los Obispos, atacar a una autoridad que no da la verdad: atacar al hombre y a su magisterio. Este es el deber que ningún Obispo hace. Todos callados con Bergoglio. Todos. Y, claro, tiene que salirse por la tangente en las respuestas que da a los periodistas.

Si no hay autoridad que pueda ordenarnos a actuar contra la verdad, entonces quiten a Bergoglio como papa, porque él está obligando a toda la Iglesia, con el poder que tiene, a obrar contra la verdad, contra la fe, contra la misma iglesia.

¿Qué ha sido el acto de abominación de la Jerarquía de Chile? Es una imposición de esa autoridad a toda la Iglesia. Se impone una mentira avalada por el poder sacerdotal. Están yendo contra toda la doctrina de la Iglesia y contra toda ley divina. Y lo hacen sin ley, con el poder que tienen en su autoridad en la Iglesia. Están enseñando la maldad a mucha gente. Y lo han hecho porque Bergoglio lo ha hecho. Es el papa: lo imitan. Es la autoridad en la Iglesia que ordena, sólo con su obra, con el poder que tiene en la Iglesia, a actuar en contra de la verdad. No lo ordena con una ley, porque no existe. Lo ordena con la fuerza de su poder sacerdotal. ¡Esta es la gran abominación que hay en el Vaticano!

Burke se va por la tangente. Está en preguntas y en respuestas hipotéticas, cuando la realidad es bien clara y bien distitna. Pero nadie atiende a esta realidad.

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Todos están atentos a Bergoglio como papa, como su papa. ¡Es el absurdo que no entendemos!

¡Atentos a la enseñanza de un hereje! ¡Atentos al gobierno de un hereje! ¡Atentos a la vida de un hereje!

¡Qué gran absurdo!

Cuando lo que hay que hacer es combatir a ese hereje hasta que se vaya de la Iglesia o hasta que haga un acto de fe, renunciando a todas sus herejías.

Pero la Iglesia ya va por otros caminos: el de la gran apostasía.

Camino iniciado en el cisma que ha levantado Bergoglio con el gobierno horizontal. Gran cisma que lleva a la Gran Apostasía.

Por el poder sacerdotal se obra el pecado como un bien en la Iglesia.

Por la fuerza del poder de unos Cardenales, Bergoglio fue puesto como Papa. Esos cardenales actuaron, con su autoridad, en contra de la verdad. Y todos aceptaron esa mentira como verdad: aceptaron a Bergoglio como Papa. Nadie luchó contra esa obra demoniaca de esos Cardenales.

Esos Cardenales pusieron el cisma en el mismo Vaticano. Y todos agacharon la cabeza. Y, a pesar de que ven que ese hombre es un hereje, siguen con la cabeza agachada. A pesar de que conocen el cabildeo de los Cardenales antes del Cónclave, todos callan. Porque les interesa callar.

Ya la Iglesia no es como antes. Ya hace mucho que en la Iglesia se oculta la verdad. Nadie la quiere y todos se inventan sus verdades, sus nuevas y extravagantes verdades.

Ahora hay que tener a Bergoglio como papa, pero no seguir su magisterio: esta es la extravagante verdad que dice Burke y que está en la mente de muchos.

¿Para qué queréis a un Papa sin doctrina? ¿Para qué sirve eso? Si el Papa es la doctrina en la Iglesia. El Papa es la Verdad en la Iglesia.

¡Qué poco discernimiento hay en toda la alta Jerarquía de la Iglesia! ¡Cómo se ve que están atados por la estructura interna que tienen, que no les permite hablar con claridad!

«Creo que tanto en la propia casa como en la vida personal hay que aferrarse a la verdad de la fe como se la conoce, no quedarse callado, y dar a conocer al Santo Padre la honda preocupación que se tiene».

¿Cuál es la honda preocupación de Bergoglio, el santo Padre de Burke? ¿No ha sido claro, Bergoglio, en estos dos años de falso pontificado? ¿No ha sido claro en el Sínodo extraordinario? ¿No ve, -Burke-, que ve Bergoglio está en contra de toda la doctrina católica del matrimonio, de la familia? ¿Acaso, no sabe Burke, que Bergoglio

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sigue –en todo- la doctrina de Kasper? ¿No es la honda preocupación de Bergoglio dar a los malcasados la comunión? ¿No está preocupado Bergoglio por asuntos distintos al aborto, al matrimonio homosexual, al uso de los anticonceptivos? ¿No está en la agenda de Bergoglio que los sacerdotes se casen, que los homosexuales tengan derechos en la Iglesia, que las familias tengan pocos hijos, que la comunión se pueda dar a todo el mundo porque es alimento para los débiles, para los pecadores, para los demonios, no para los santos?

¿Pero en qué mundo vive Burke?

A un hombre que no le preocupa destruir la familia, ¿vamos a darle a conocer que no destruye la familia?

¡Este es el sin sentido de muchos católico!

¡Qué desastre de Iglesia el que vemos en todas partes!