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No eres tú Written by Daniel Chaparro Torices

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No eres tú

Written by

Daniel Chaparro Torices

INT. CUARTO. DÍA

ALBERTO (22) y JUANA (24) están en el cuarto del primero. Una

persiana impide que la luz de sol entre por completo desde la

ventana. Una cama matrimonial, un buró y una mesa de noche

decoran el cuarto junto con un tapete, un sillón, un librero y

una lámpara sobre la mesa de noche. El cuarto de Alberto es

muy ordenado y tiene a la vista peluches, fotos viejas y demás

artículos de ex-novias. Alberto y Juana están teniendo sexo

encima de las sábanas de la cama. Juana se agarra el cabello

con una mano mientras estruja las sábanas con la otra.

JUANA

¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

Alberto está encima de Juana en posición del misionero. Un

leve sonido acuoso se escucha con cada movimiento pélvico de

Alberto. Alberto jadea fuertemente al igual que Juana mientras

le estruja un seno.

INT. CUARTO. DÍA

Juana se encuentra arriba de Alberto mientras éste la sigue

penetrando. Gemidos medianos se escuchan por parte de Juana

mientras se agarra sus pechos al mismo tiempo que Alberto

sigue jadeando fuertemente. Alberto va cada vez más y más

rápido, agarra fuertemente el trasero de Juana mientras se

encarga él del movimiento. Juana gime cada vez un poco más

fuerte.

Alberto gime dando a entender que pronto se vendrá.

JUANA

¡No mames! ¡Adentro no!

Alberto saca su miembro. Al sentir esto Juana se hace más

hacia arriba para cerciorarse de que no se venga dentro de

ella. Alberto gime con gran alivio al mismo tiempo que Juana

intenta quitar su cara del camino de unas gotas del semen de

Alberto. Una vez terminado los dos, Juana se recuesta encima

Alberto. Los dos jadean pausado por unos instantes. Alberto

huele el cabello de Juana hondamente mientras ella resopla en

su pecho.

Juana se sienta al borde de la cama entre Alberto y la mesa de

noche, voltea a ver de reojo los cigarrillos en la mesa y los

agarra junto con el encendedor de Alberto. Saca dos cigarros

ofreciéndole uno a Alberto.

2.

ALBERTO

Gracias.

Juana enciende su cigarro y le pasa el encendedor a Alberto;

él enciende su cigarro. Juana se levanta para tomar un pañuelo

desechable sobre el escritorio y limpiarse. Aprovecha para

revisar los LP's de Alberto mientras que éste se estira por

unas almohadas para recostarse. Juana le arroja la caja de

pañuelos a Alberto, éste atrapándola sin problema alguno, elige el LP "La Revancha del Tango" de Gotan Project para

reproducir y comienza la canción "Queremos Paz".

Juana se recuesta al lado de Alberto, quien está terminando de

limpiarse. Automaticamente Alberto se acerca a Juana para

acurrucarse con ella. Ésta se acerca con gran incomodidad.

Alberto comienza a besar el hombro de Juana, pero ella no

responde, sólo se queda viendo a su cigarrillo consumirse

mientras lo fuma. Su mirada refleja cansancio. El silencio se

apodera del cuarto por unos segundos. Al ver que sus esfuerzos

son inútiles, Alberto se le queda viendo a Juana y se vuelve a

recostar mirándola fijamente.

ALBERTO

¿Estás bien?

Juana voltea a ver a Alberto a lo ojos y guarda silencio un

momento. Se voltea hacia la mesa de noche para tirar su ceniza

en el cenicero.

JUANA

Sí.

Alberto impide que Juana pueda tirar su ceniza agarrándola del

brazo.

ALBERTO

¿Segura?

Juana le sonríe delicadamente a Alberto manteniendo una mirada

seria.

JUANA

Segura.

Juana desvía la mirada y fuma su cigarrillo, se estira a tirar

la ceniza. Contiene la respiración brevemente y exhala

largamente. Alberto la mira torciendo la boca, fuma su

cigarrillo y estira su brazo para tirar su ceniza,

aprovechando para poder acercarse a Juana; ella le ve seria.

Juana se vuelve incorporar levemente viendo hacia el techo.

Alberto acaricia delicadamente con la punta de sus dedos el

dorso de la mano libre de Juana. Ella voltea a verlo. Juana

toma la almohada debajo de ella y se acomoda alejándose un

poco de Alberto; se ve incomoda.

3.

Juana acomoda nuevamente su almohada para poder mirar el techo

mientras fuma. Alberto vuelve a acariciar su mano. Juana le da

un manotazo a Alberto impidiendo que éste siga acariciando.

JUANA

¿No te puedes estar quieto un

momento?

Juana voltea dándole la espalda a Alberto. El silencio

prevalece. Alberto se aproxima a Juana y la toma de hombros

hablándole a su nuca.

ALBERTO

Juana, ¿por qué has estado tan

diferente? Si no quieres hablar lo

comprendo pero también está del

nabo que me trates así.

Juana no responde, el silencio prevalece un par de segundos.

Alberto se acerca a la nuca de Juana para poder hablar con

ella de una forma más íntima.

ALBERTO

Vamos, ¿por qué no dejas que

ayude? Prometo que todo mejorará.

Juana voltea a ver a Alberto a los ojos muy molesta. Se

incorpora y se sienta; Juana se toma unos breves segundos,

mira a Alberto y lo agarra de su brazo.

JUANA

Alberto, soy lesbiana.

Alberto voltea a ver a Juana sorprendido al mismo tiempo que

se aleja lentamente de ella quitando su brazo.

INT. CUARTO. ATARDECER

Juana y Alberto se encuentran aún desnudos cada uno con un

cigarro; están sentados en la cama separados. Alberto está

inclinado hacia enfrente apoyando sus codos sobre sus rodillas

mientras sostiene su cabeza. Juana está con las piernas

cruzadas mientras se recarga en la pared y tiene un cenicero

hecho de una lata poco usado. El LP tiene rato que ha

terminado y se puede escuchar la tornamesa rechinar mientras

gira libre.

JUANA

¿Ya vas a decir algo o no?

Alberto reacciona molesto al escuchar a Juana.

4.

JUANA

¿No?

Alberto responde toscamente a Juana.

ALBERTO

¿Pues qué quieres que diga?

Juana mira con decepción a Alberto guardando un breve momento

de silencio; mira hacia abajo un segundo y se acomoda en la

cama abrazando sus piernas mientras sigue fumando. Desvía la

mirada de Alberto. Nadie dice nada por unos momentos. Alberto

irrumpe abruptamente, se ve agitado. Mira a Juana.

ALBERTO

¡Verga! Esque güey-

Alberto se queda pasmado unos segundos. Juana lo mira

confundida. El rechinido de la tornamesa se hace un poco más

notable.

ALBERTO

No mames, Juana. ¿Quá chingados te

pasa?

Juana se inclina hacia atras sorprendida por lo que acaba de

escuchar.

JUANA

¿Perdón?

Alberto resopla el aire sarcásticamente y se encoge levemente

de hombros.

ALBERTO

O sea, ¿cómo pitos puedes estar

pensando en eso justo después de

coger conmigo?

Juana se relaja, mira a Alberto seriamente. Se rasca

brevemente la frente.

JUANA

Ay, Alberto, relájate un chingo;

esto no tiene nada que ver

contigo. No es como que lo hayas

metido mal y de repente yo dijera

"ah, creo que siempre sí". Sólo lo pensé.

Alberto exhala bruscamente mientras soba sus ojos, frente y

cabeza con las palmas de sus manos. Alberto se levanta.

5.

ALBERTO

Verga, Juana.

Los dos fuman de su cigarrillo mientras la conversación

aumenta.

JUANA

Mta madre, sabía que te ibas a

poner así.

Alberto mira a Juana molesto. El rechinido de la tornamesa se

hace más notable.

ALBERTO

Ay, no mames, ¿cómo querías que

reaccionara?

Juana frunce el ceño. Alberto da unas vueltas por el cuarto

mientras termina de fumar su cigarro.

JUANA

Pues que no te pusieras como un

pinche loco hubiera estado bueno.

Alberto apunta con el dedo a Juana al mismo tiempo que da un

paso enfrente.

ALBERTO

Juana.

JUANA

Ay, ¿qué? Es la verdad, además no

sé por qué te molestas tanto.

Créeme que no paso muy

inadvertida.

ALBERTO

¡Ah! ¿Cómo no me di cuenta? Ya me

siento mucho mejor. ¡Qué bueno ser

el único pendejo que no ve las

cosas!

Juana se levanta. Se acerca a Alberto tratando de verlo a los

ojos pero éste le da la espalda alejándose de ella.

JUANA

Ya, cabrón, sólo estás empeorando

esto.

Alberto se apoya con el marco del clóset; se puede ver que el

interior de éste está desarreglado. Mira a Juana a los ojos.

ALBERTO

A ver, explícame ¿qué es "esto"?

6.

Alberto coloca las manos sobre su cadera.

JUANA

¿Cómo que "qué es esto"?

ALBERTO

Ajá, ¿soy tu amante?

Alberto se acerca levemente a Juana

JUANA

N-no, no eres mi amante, er-

ALBERTO

¿Entonces? ¿Como por qué una

lencha cogería conmigo sólo porque

sí?

JUANA

No, espérate. Yo nunca dij-

Alberto hace un ruido gutural y golpea su frente con su palma.

ALBERTO

Sólo soy tu juguete, claro. Y

coger con un hombre es un placer

culposo para ti, ¿no? Es eso.

Juana se acerca rápidamente a Alberto parando en seco frente a

él. Su respiración está agitada y sus palabras salen

golpeadas.

JUANA

Chingas a tu madre.

Juana comienza a recoger sus cosas del piso. Alberto se acerca

a ella enfrentándola.

ALBERTO

¿Qué? ¿Ya te vas? No, quédate otro

rato. Si sólo vamos a coger, ¿cuál

es el problema? Aún no hemos hecho

anal.

Juana comienza a vestirse mientras Alberto sigue hablando. El

rechinido de la tornamesa se vuelve más notable.

ALBERTO

¿O por qué no te sientas en mi

cara de nuevo? Eso te fascina y

sirve que por fin me callo.

JUANA

Ya parece que tú te callarías.

7.

ALBERTO

¿O por qué no te ato y me vengo en

tu cara? Ya, éntrale a algo nuevo.

Juana se harta de Alberto. Se acerca a él violentamente

agarréndose la cabeza.

JUANA

¡Ya cállate! No mames, ¿sabes qué?

Si sólo vas a decir pendejadas

prefiero mejor olvidar el tema.

Alberto inhala fuertemente. Le alza la voz a Juana y se acerca

violentamente a ella.

ALBERTO

¡No digo pendejadas!

Alberto aclara su garganta sutilmente, la tornamesa se vuelve

molesto.

JUANA

¡¿Entonces qué?! ¿Qué es lo que

quieres de m- ¡Puta madre!

Juana se desespera por el sonido de la tornamesa, raya la

aguja sobre el disco quitándola y la apaga.

JUANA

¿Qué quieres Alberto? ¿Quieres que

coja contigo? ¿Que ya no coja

contigo? ¿Que te diga pendejadas

tiernas al oido? ¿Que me vaya a la

chingada? ¡¿Qué?!

ALBERTO

¡No sé, carajo! ¿Está bien? No sé

qué quiero.

Alberto se deja caer en el sillón. Frota su cara repetidas

veces con sus manos. Voltea a ver la mesa de noche y ve el

reloj de muñeca de Juana junto a la lámpara y una piedra en

forma de corazón. Se estira por el reloj y lo observa.

ALBERTO

En serio, ¿qué ha sido esto?

Juana menea la cabeza, sus dedos acarician las cajas de

acetatos. Alberto mira a Juana.

ALBERTO

Nosotros Juana. O sea, venimos

aquí, fumamos, cogemos. ¿Qué ha

sido todo esto? Creí que podiamos

ser...

8.

Alberto busca las palabras para continuar pero sólo consigue

sollozar; pone el reloj de Juana sobre la mesa de noche. Toma

la piedra y juguetea con ella en su mano. Se recuesta en el

sillón. Juana toma la cajetilla; de ésta saca un porro a medio

fumar y lo prende, pone el encendedor en la mesa de noche,

enciende la lámpara y se arrodilla en las piernas de Alberto.

JUANA

Beto...

Juana fuma una bocanada más de humo y le da el porro a

Alberto. Éste lo toma desanimado. Juana no lo suelta logrando

que Alberto le mire a los ojos.

JUANA

¿Crees que no te quiero?

ALBERTO

No. Yo sé que me quieres.

Juana suelta el porro. Alberto lo fuma.

ALBERTO

Pero creí que me querías

diferente.

JUANA

¿Diferente?

Alberto asiente con la cabeza mientras exhala. Acaricia el

brazo de Juana delicadamente con los dedos, se miran

directamente a los ojos. Juana besa la frente de Alberto.

JUANA

¿Eso es diferente?

Alberto sonríe mientras baja la mirada. Pone su palma derecha

sobre el muslo de Juana y lo frota.

ALBERTO

Lo es.

Juana toma de la cara a Alberto y lo besa fuertemente.

JUANA

¿Y eso?

Alberto baja la cabeza, suelta el muslo de Juana y fuma del

porro. Juana menea la cabeza mientras mira a Alberto a los

ojos.

JUANA

Que coja contigo no quiere decir

que sea buga.

9.

Juana se sienta sobre Alberto. Pone su mano sobre la de

Alberto. Él acaricia el dorso de la suya con su pulgar.

ALBERTO

Entonces, ¿cómo puedes ser

lesbiana?

Alberto le pasa el porro a Juana. Ella lo fuma.

JUANA

Bueno, porque no me gustan los

hombres.

Juana exhala. Alberto se ríe.

JUANA

¿Recuerdas cuando vimos a un tipo

en la calle y se te salio decir

"ese güey sí está rostro"?

Alberto se ríe e incomoda.

ALBERTO

Gracias por recordarlo, sí.

JUANA

Bueno, eso no significa que te

gusten los hombres ¿o sí?

ALBERTO

No, pero tampoco me lo cogería

sólo porque sí, ¿me entiendes?

Juana se rie mirando a Alberto seriamente. Cambia su tono de

voz haciendo bula de la voz de Alberto.

JUANA

Duh... Pues yo tampoco cojo sólo

porque sí.

Le da un manotazo suave a Alberto.

JUANA

Tarado.

Alberto ríe, toma el porro de la mano de Juana y lo fuma.

Juana voltea a ver a su izquierda y mira el librero de

Alberto, el cual tiene varios regalos de ex-novias. Mira a

Alberto nuevamente y se levanta.

ALBERTO

¿Por qué coges conmigo entonces?

Juana cambia el LP de lado y lo reproduce, escuchándose

“Celos”. Mira de nuevo los adornos del librero y juguetea con

ellos.

10.

JUANA

Eres importante para mí, y te

quiero. Por eso comparto esto

contigo.

Alberto mira el porro y lo fuma. Enciende después otro

cigarrillo. Juana toma un oso de peluche y lo observa.

JUANA

No te voy a aburrir con la

historia de mi vida.

Mientras habla se mueve lentamente hacia Alberto

JUANA

Sólo te diré que en algún punto de

ella me vi forzada a estar con una

persona que me hacía mucho daño

sólo para hacer feliz a gente que

al final me abandono.

Juana toma un cigarrillo y lo enciende. Alberto mira la piedra

en forma de corazón y la deja sobre la mesa de noche.

JUANA

Cuando besé por primera vez a una

mujer me sentí tan libre;

comprendí tantas cosas de mí misma

que- Bueno, me entiendes, ¿no?

ALBERTO

No, la verdad nunca he besado a un

hombre.

Juana se ríe y se acunclilla frente de Alberto, sosteniéndose

de él. Tira la ceniza de su cigarro.

JUANA

Mira Beto, el caso es que aprendí

a la mala que el sexo y el amor

son dos cosas que van muy bien

juntas, pero eso no quiere decir

que dependan la una de la otra.

Juana deja el oso en la mesa de noche al lado de la pierda.

Alberto mira a Juana.

JUANA

Puedo quererte, preocuparme por ti

y apoyarte porque me importas,

pero no puedo ser tu novia; no

puedo fingir algo así otra vez.

Alberto fuma su cigarrillo pausadamente, mira la piedra que

tiene en su mano y la deja al lado del oso de peluche. Se le

ve desanimado.

11.

ALBERTO

Creo que entiendo.

Juana sonríe ilusionada.

JUANA

¿De verdad?

ALBERTO

Bueno, no por completo. Pero trato

de hacerlo.

Los dos se ríen y bajan la mirada. La alzan y vuelven a

encontrarse. Alberto deja su cigarro y toma el porro

JUANA

¿Estás bien?

Alberto acomoda el cabello de Juana acariciando su oreja.

ALBERTO

Sí. No es como si dejáramos de

querernos.

Juana sonríe, se acerca a Alberto y le quita el porro antes

que pueda encenderlo, desacomoda su cabello de nuevo.

JUANA

Espero que no.

ALBERTO

¿Qué pasará ahora?

Juana toma su reloj de la mesa, se le vanta y lo mira

rápidamente. Fuma el porro.

JUANA

No es muy tarde.

Juana exhala mientras mira al rededor intentando buscar algo.

JUANA

¿Lo hacemos de nuevo?

ALBERTO

Pero... ¿Qué? ¿Cómo?.

Juana apaga el porro en el cenicero y deja su reloj junto a la

lámpara.

JUANA

Aún no me he venido; ¿te gustaría

venirte otra vez?

12.

ALBERTO

Sí, pero ¿estás segura?

JUANA

¿Por qué no deberia de estarlo?

ALBERTO

Porque... ¿No nos gustamos?

JUANA

Ah, ¿no te gusto?

Alberto ríe con cierto aire apenado.

ALBERTO

Si, mucho.

Alberto guarda un breve silencio. Juana sonríe.

JUANA

¿Entonces?

ALBERTO

¿Yo te gusto?

JUANA

Sí.

Alberto mira a Juana, voltea a ver la mesa de noche, toma la

piedra y el peluche guardándolos en el cajón. Se levanta y

comienza a besar a Juana. La carga de frente y la lleva a la

cama. Besa su cuerpo mientras la acaricia.

NEGROS

FIN