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CUI.IA n...eosm GENERAliS
SOOET A TIS IESU
IOMA . I0I9o ~ s,pitito. 5
P. Cesar Jerez, S.J.
San Salvador.
Querido P. Provincial:
9 de septiembre de 1980.
Centroamerica, 80/41.
Me he demorado ~n contestar a su carta en que me presentaba el texto revisado del Plan Apost6lico de La Provino~ Como Usted sabe, he tenido que viajar bastante en estos meses y, ademas, e1 asunto del Plan Apost6lico merec!a toda calma 7 consideraci6n.
En primer lugar quiero expresarle a Usted y a todos los j e sui tas centroamericanos mi s'incero agradecimiento por todo ese trabajo, llevado a cabo a 10 largo de varios anos, con el Que han Querido conretar para la Provincia Centroamerica
.na ias orientaciones de la Ultima Congregaci6n General y tambien las directivas de la Iglesia.
Dada La forma de redacci6n, que integra. muchos e1ementos hist6ricos y descriptivos cop las l:!.neas de acci6n practica, hay en el texto un buen nUmero de juicios sabre nechos que no es conuetencia del P. General aprobar. Por otra Parte, en cuanto a las lineas directrices de la acci6n practica, habra que tener en cuenta los rapidos cambios Que estan viviendo los diversos paises de La Provincia y la Iglesia en ellos, de manera que no s ;~ pot'lrf. :'·"fj 1.icar rl gidamente un pla.n como este , de diez anos. Co . , iTsted me decia en sa carte , el mejor plan apost61ico en ~~ circunstancias presente ;" sena "estar colgado de la mano de Dios".
Sin embargo, e1 documento que han preparado consti tuy'e UD8. pauta. de c0rientaci6n muy util para e1 gobierno de la Provi..r~ cia, y 1.e doy por tanto mi aprobaei6n, teniendo en cuenta -. que para decisiones mas particulares sobre obras coneretas, ba bra que recu.rri.r de nuevo al P. General se¢n el caso 10 requiera.
Por mi parte, quiero todavia eontribuir c"On al.gulm.;s orienta ciones que los ayuden en la implementaci6n de es·te plan. -Estas orientaciones se refieren a cri terios bB,sicos d-e u:uee tra acci6n apost61ica, de acuerdo con los pronu.nciamientosmas recientes de la Iglesia (~elii Nuntiandi , Documento de Puebla) Y de la Compania (Congregaci6n Genera~ XXXII) •
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Centroamerica 80/4~, h/2.-
La base de toda nuestra planeaci6n y evaluaci6n apost61ica han de ser esos documentos tornados en su integridad, sin parcializaciones contrarias a la intenci6n de los mismos. en mi alocu ci6n final a la ultima Congregaci6n de Procuradores, hable so= bre la necesidad de insistir en el "proceso de conversi6n, eva luaci6n y discernimiento" CAR XVII 521), y dije tambien c6moe1 prl.I!ler naso y condici6n 'sine a.ua non'pare nuestra renovaci6n apost31ica ha de ser "una aceptaci6n sincera, plena y s1 multanea, al menos en el plano operativ~, de toda la Congregaci6n General XXXII, especialmente de los decretos 2, 4, 11 Y 12" (ibid.532). Esto ha de constituir la base para una ''uni-6n de animos" en La Provincia y en las diversas naciones, aun
'en medio de si tuaciones ambiguas a.ue dan lugar a interpretacio nes diversas que pueden llegar a poner en peligro La uni6n. -
Cualquier acci6n que emprendamos para - la promoci6n de la justi cia tiene que ser, en la realidad y no Unicamente en la inten= ci6n, una contribuci6n al servicio de la fe, del que es parte integrante La formaci6n de la justicia. Tiene que ser tambien contribuci6n explicita al servicio de la cari dad , sobre todo
·en el contexto del servicio rnarcadamente eclesial por el que opta la CompaiHa.
Nuestro servicio a la justicia no esta primeramente en el campo de la organizaci6n socio-politica c Nuestra contribuci6n en este campo ten~ mas bien un caracter excepcional, en el sentido de los compromisos excepcionales previstos por La Congregaci6n General XXXII, querequieren un discernimiento muy esp~ cial bajo la direccibn de los superiores, y aun bajo La direcci6n del mismo P. General cuando se trata de puestos 0 acciones de mili tancia politica. En todo esto hs.y que ('l bservar tam bien 10 que la Iglesia nos recuerda sobre las e c,"'~l e tencias co£ plementarias de los sacerdotes y los seglares.
En el Plan Apost6lico se insiste acertadamente sobre la reflexi6n teo16gica interdisciplinar. Habria que evi tar , con to do, una intelectualizaci6n excesiva de nuestro apQstoLado. Por eso, deberiamos dar al menoa igual importancia al ministerio de los Ejercicios Espirituales, que tocan tambien la voluntad y ~ afectividad.
En cuanto a los campos apost6licos principales, hemos de tener siempre presante el n. 60 del D. 4, que nos propone La inte~ ci6n constante ~ cuatro dimensiones muy importantes de nues-tro apostolado: la investigaci6n y reflexi6n teo16gica; la concientizaci6n evangelica de los agentes de transformaci6n so cial; la educaci6n (con matiz social y con ca.pacidad cr! tica ante las ideologias); la acei6n sobre la sociedad en conjunto, particularmente a traves de los medios de comuriicaci6n •
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E1 Plan Apos~61ico Be refiere ya a estas diversas dimensione~ Hahn que ma:ntenerlas sie,mpre integradas y unidas.
Quiero 11amar de nuevo la atenci6n de La Provincia sobre nues tra responsabilidad y misi6n con respecto a la increencia, ell yos brotes se manifiestan tambien en esos paises bajo diver-sas formas, ademas de l.a injusticia: como materialismo practico y he~onista~ como consecuencia de las ideologias que Be difunden, como cansecuencia de una mentalidad 'cientista' que ~ a menudo aeompafia e1 progreso de la educaci6n.
Por Ul.'I"timo, no puedo dejar de subrayar una vez mas la deeisi va importancia que tiene para nuestro trabajo apost61ico elcultivo de una espiritualidad robusta, que ciertamente no se consigue sin un aprecio efectivo de la oraci6n y del papel que desempena la celebraci6n de la Eucaristia como centro de nuestra vida comunitaria y apost61ica. En todo esto no nos podemos eontentar con unas actitudes minimalistas; antes al contrario, eaas situaciones tan dificiles e incluso peligro-
. sas para nuestras vidas exigen una &ran generosidad sabiendo emplear unos tiempos amplios para orar y reflexionar sobre nuestras actitudes y esfuerzos apost61icos. No podremos dar el servicio que el Senor nos pide como jesuitas, sin ese profundo comprOllliso de vida interior y sin un maduro sentido de lealtad a la IgleSia Jerarquica.
No necesito afiadir aqui nada referente a la Formaci6n de nues tres j 6venes, pues ya he hablado de ella en vari a :> ocasionesrecientes a los SU1)eriores de la Provincia. Las -" ~'i_ entaciones qu.e he dado~ como es obvio, conservan todo su ~ '.-:, con respecto al Plan Apost61i co de 14 Provincia.
Quisiera. termina:c esta carta invi tando a todos los aueridos Padres y Hermanos de la Provincia Centroameri cana a -que conti mien, con la Fcia de Di os., en su empeiio de seguir los pasoe del Senor J-esus en el servicio evange1ico de nuestros hemr:.-· nos, en estaa circunS'tan.cias en. que tanto Mcen f alta la luz y La fuerza que vienen de la fe en el miamo Senor, de escuchar au palabra y de celebrar su pascua. La I glesia y 1.a Com pa.flla son testigo5 de 14 generosidad y entusiasmo con que Us=tedes tratan de vivir el Eve..ng21io en las si tua ci ones tan com ple.jas y con free:uencia tan dolorosas que se viven en esa par te de America Latina. Le pidoa1 Senor que los Ilene de $U Es pin tu., y a nu..estro Padre San Ignacio que nos alcanee e1 don de sentir siempre 1a divina voluntad y de cumplirla enteramen
tee ~ -Con mi b.endici6ny apreeio, /1.
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( (0 / I~ /, P~dro Arrupe, S.J.