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Índice del volumen IIÍndice de ilustraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII

31. Por qué Jesús se relacionaba con «publicanos y pecadores» . . 1

32. «El sábado ha sido instituido para el hombre, y no el hombre para el sábado» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

33. La elección de los doce apóstoles y el Sermón del Llano . . . . . 41

34. Jesús cita sus obras maravillosas para dar testimonio a Juan el Bautista y alaba la grandeza de Juan . . . . . . . . 65

35. El perdón de los pecados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95

36. ¿Qué significa blasfemar contra el Espíritu Santo? . . . . . . . . 119

37. «Y les habló muchas cosas en parábolas» El sermón de Jesús acerca del reino de los cielos . . . . . . 141

38. «Tu fe te ha salvado» La tormenta, la enfermedad, los demonios y la muerte se someten a la voluntad de Jesús . . . . . . . . . . 173

39. «Un profeta no goza de prestigio en su patria» . . . . . . . . . . 195

40. El consejo de Jesús a quienes predican la Palabra de Dios, parte I. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211

41. El consejo de Jesús a quienes predican la Palabra de Dios, parte II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237

42. Jesús realiza el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, y camina sobre las aguas del mar de Galilea . . . 271

43. El verdadero «pan de vida» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

44. «Los signos de los tiempos» Las obras y palabras de Jesús dan testimonio de su especial designio divino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317

45. El inspirado reconocimiento del Cristo por parte de Pedro, y la transfiguración de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345

46. «Si tenéis fe, nada os será imposible» . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365

47. El humilde servidor de todos es «el mayor en el Reino de los Cielos» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383

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Índice del volumen II

VI

48. «Si tu mano o tu pie te es ocasión de tropiezo, córtatelo» El consejo de Jesús acerca de renunciar al mal . . . . . . . . 399

49. «Sígueme»: consejos adicionales de Jesús con respecto a la renunciación interior y exterior . . . . . . . . . . . . . . . . 419

50. «Nunca nadie ha hablado como habla ese hombre» Jesús desconcierta a sus críticos en Jerusalén . . . . . . . . . 439

51. «Yo soy la luz del mundo; […] antes de que Abrahán existiera, Yo Soy» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457

52. «Yo soy la puerta. […] Yo soy el buen pastor. […] Yo y el Padre somos uno» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483

53. Cumplir los dos mandamientos principales. . . . . . . . . . . . . . 507

54. El Padrenuestro desde una perspectiva esotérica. . . . . . . . . . 529

55. Jesús condena la hipocresía y el juicio al servicio de intereses egoístas en la religión y en la ley . . . . . . . . . 547

56. Experimentar la unión con Dios: el tesoro celestial del hombre y de las naciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 567

Reseña del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 591

Metas e ideales de Self-Realization Fellowship . . . . . . . . . . . . . . 596

Publicaciones y Lecciones de Self-Realization Fellowship . . . . . . 597

Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 604

Mapa de Palestina en tiempos del Nuevo Testamento. . . . . . . . . 627

Índice de los discursos contenidos en los volúmenes I, II y III . . . . 629

Índice de los versículos del Evangelio comentados en este volumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 633

Índice de otros versículos de la Biblia citados en este volumen . . . 635

Índice de las estrofas del Bhagavad Guita citadas en este volumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 637


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D I S C U R S O 3 1

Por qué Jesús se relacionaba con «publicanos y pecadores»

SEl poder de la voluntad humana unida a la voluntad divina

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«Tus pecados te son perdonados»: erradicar, por disposición divina, los efectos kármicos de las acciones erróneas del pasado

v

Cómo puede el hombre liberarse de los resultados de sus malas acciones

v

La misión cualitativa y cuantitativa de un salvador universalv

El compasivo mensaje de misericordia y perdón divino para quien se arrepiente

S«Seré misericordioso y compasivo con aquellos que se encuentran

espiritualmente enfermos y no los abandonaré; procuraré sanarlos y salvarlos en vez de permitir que sean sacrificados en el altar de su destino kármico».


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DISCURSO 31 Marcos 1:40–2:17

Se le acercó un leproso que, puesto de rodillas, le decía suplicante: «Si quieres, puedes limpiarme». Compade-

cido, extendió su mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Queda limpio»*. Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie. Pero vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio». Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ningún pue-blo, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.

Entró de nuevo en Cafarnaún, y al poco tiempo corrió la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, mientras él les anunciaba la pa-labra. Entonces vinieron a traerle a un paralítico, llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrie-ron el techo encima de donde él estaba y, a través de la aber-tura practicada, descolgaron la camilla donde yacía el paralí-tico. Viendo Jesús la fe que tenían, dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Estaban allí sentados algunos escribas, que pensaban para sus adentros: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?». Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dijo: «¿Por qué pensáis así en vuestro interior? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico “Tus pecados te son perdonados” o decirle “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados — dice al paralí-tico — : “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”». Se levantó y, tomando la camilla, salió al instante a la vista de todos, de modo que quedaron asombrados y alababan a Dios diciendo: «Jamás vimos cosa parecida».

Salió de nuevo por la orilla del mar. Toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y le siguió.


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Marcos 1:40–2:17 DISCURSO 31

En cierta ocasión, estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecado-res y publicanos, dijeron a los discípulos: «¿Es que come con los publicanos y pecadores?». Al oír esto Jesús, les dijo: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

Marcos 1:40–2:17

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` D I S C U R S O 3 1 3

Por qué Jesús se relacionaba con «publicanos y pecadores»

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«Se le acercó un leproso que, puesto de rodillas, le decía su-plicante: “Si quieres, puedes limpiarme”. Compadecido, extendió su mano, lo tocó y le dijo: “Quiero. Queda limpio”*. Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio» (Marcos 1:40-42)1.

«Q uiero»: esta respuesta afirmativa de Jesús a la súplica del leproso es una expresión de la voluntad humana en sin-

tonía con la omnipotente voluntad de Dios. La voluntad humana se halla circunscrita al cuerpo; puede mantenerlo en buenas condiciones

o hundirlo en el abismo de la enfermedad o del sufrimiento, e incluso destruirlo. Puede utilizar el instrumento corporal para llevar a cabo transfor-maciones en el mundo — de mayor o menor mag-nitud, según el grado de desarrollo mental de la

persona — , mas siempre de manera limitada. Pero cuando, mediante la meditación extática, la voluntad humana se identifica con la om-nipotente voluntad de Dios, le es posible operar a través de todos los canales de las fuerzas e inteligencias cósmicas que gobiernan el universo. El devoto que ha alcanzado la unión con Dios y cuenta así con una voluntad acrecentada puede efectuar cualquier cambio en su vasto cuerpo cósmico del universo con tanta naturalidad como un ser

1 Compárese con las referencias paralelas que aparecen en Mateo 8:1-3 y Lucas 5:12-13.

SEl poder de la volun-tad humana unida a la voluntad divina


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Marcos 1:43-45 DISCURSO 31

humano común es capaz de poner en movimiento su fuerza vital, sus nervios y sus músculos por medio de la voluntad, a fin de promover los efectos deseados en el cuerpo físico o en su entorno.

Jesús, que era uno con el Padre omnipresente y con la Energía Cósmica Inteligente que impregna el universo entero, se percibía a sí mismo no sólo en su pequeño cuerpo, sino en todos los cuerpos, in-cluido el del leproso. Le ordenó entonces a la energía cósmica presente en el cuerpo del enfermo que desalojara la imperfección de la enferme-dad al reorganizar las vibraciones vitales de modo que éstas realizasen los cambios atómicos necesarios en las células y tejidos afectados. La curación se produjo inmediatamente.

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«Le despidió al instante prohibiéndole severamente: “Mira, no digas nada a nadie. Pero vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio”2. Pero él, así que se fue, se puso a pre-gonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ningún pueblo, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes» (Marcos 1:43-45).

Referencia paralela:

«Su fama se extendía cada vez más, y una numerosa multi-tud afluía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba» (Lucas 5:15-16).

Jesús, como todos los grandes profetas, vino a predicar la pala-bra de Dios con el fin de curar el alma del hombre, sumida en

el engaño de la ilusión. Mas no deseaba que su objetivo central se viese menguado por causa de sus extraordinarias y compasivas proe-zas de curación física. Por eso le pidió al leproso que no atrajera una atención injustificada hacia su curación milagrosa, sino que diera testimonio del poder de Dios sólo ante las autoridades sacerdotales, que dudaban de la divina misión de Jesús. Con el objeto de despejar

2 Compárese con las referencias paralelas que aparecen en Mateo 8:4 y Lucas 5:14.


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