nación y pueblo.leonardo visaguirre

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1 NACIÓN Y PUEBLO. DOS POEMAS, DOS FENÓMENOS SUBALTERNIZADORES EN AUTORES DE CORTE IDENTITARIO. Prof. Leonardo Visaguirre. Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo. [email protected] Resumen: La intención de este texto es la de pensar la función ideologizante y las estrategias de autorización del discurso intelectual latinoamericano y cómo estas han sido participe en la creación de sujetos subalternos. Partimos de la idea de que todo discurso es performativo, y de que cada manifestación discursiva por un lado visibiliza lo que el poder somete, ordena o educa y quiere mostrar, pero también en contrapartida invisibiliza la voz del sometido. Para ello vamos a intervenir la categoría de subalternidad, en el modo en que propone entenderla el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (GLES). A partir de esta intervención pensaremos las prácticas literarias ideológicas en las ideas de de “Patria” y “pueblo” en un texto de Leopoldo Marechal y en otro de Atahualpa Yupanqui. Introducción. La intención de este texto es la de pensar la función ideologizante y las estrategias de autorización del discurso intelectual latinoamericano y cómo estas han sido participe en la creación de sujetos subalternos. Partimos de la idea de que todo discurso es performativo, y de que cada manifestación discursiva por un lado visibiliza lo que el poder somete, ordena o educa y quiere mostrar, pero también en contrapartida invisibiliza la voz del sometido. Para ello vamos a intervenir la categoría de subalternidad, en el modo en que propone entenderla el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (GLES). A partir de esta intervención pensaremos las prácticas literarias ideológicas en las ideas de de “Patria” y “pueblo” en un texto de Leopoldo Marechal y en otro de Atahualpa Yupanqui. Ambos autores, pertenecientes al siglo XX, pueden pensarse como parte del fenómeno de reivindicación de identidad postulado por Devés Valdés. El autor chileno presenta una serie de características generales que configuran en el Siglo XIX y XX a los intelectuales y literatos latinoamericanos de corte identitarios: “a) La reivindicación y defensa de lo americano, de lo latino, de lo indígena, de lo propio. b) La valoración de lo cultural, lo artístico, lo humanista en desmedro de lo tecnológico (sea por olvido o por desprecio). d) Acentuación de la justicia, de la igualdad, de la libertad. e) La reivindicación de una manera peculiar de ser, distinta a la de los países más desarrollados, en la cultura y en el tiempo propios. f) Énfasis en el encuentro consigo mismo, con el país, con el continente.” (Devés Valdés. 1997: 14). Ambos autores pueden presentarse arraigados en dichos tópicos identitarios, sobre todo en la crítica al progreso ciego en Marechal y en un tono de reivindicación indigenista en Yupanqui. A su vez ambos textos no parecen interesantes para pensar tanto las acepciones subalternizadoras del intelectual

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La intención de este texto es la de pensar la función ideologizante y las estrategias de autorización del discurso intelectual latinoamericano y cómo estas han sido participe en la creación de sujetos subalternos. Partimos de la idea de que todo discurso es performativo, y de que cada manifestación discursiva por un lado visibiliza lo que el poder somete, ordena o educa y quiere mostrar, pero también en contrapartida invisibiliza la voz del sometido. Para ello vamos a intervenir la categoría de subalternidad, en el modo en que propone entenderla el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (GLES). A partir de esta intervención pensaremos las prácticas literarias ideológicas en las ideas de de “Patria” y “pueblo” en un texto de Leopoldo Marechal y en otro de Atahualpa Yupanqui.

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  • 1

    NACIN Y PUEBLO. DOS POEMAS, DOS FENMENOS

    SUBALTERNIZADORES EN AUTORES DE CORTE IDENTITARIO.

    Prof. Leonardo Visaguirre.

    Facultad de Filosofa y Letras, UNCuyo.

    [email protected]

    Resumen: La intencin de este texto es la de pensar la funcin ideologizante y las estrategias

    de autorizacin del discurso intelectual latinoamericano y cmo estas han sido participe en la creacin de

    sujetos subalternos. Partimos de la idea de que todo discurso es performativo, y de que cada

    manifestacin discursiva por un lado visibiliza lo que el poder somete, ordena o educa y quiere mostrar,

    pero tambin en contrapartida invisibiliza la voz del sometido. Para ello vamos a intervenir la categora de

    subalternidad, en el modo en que propone entenderla el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos

    (GLES). A partir de esta intervencin pensaremos las prcticas literarias ideolgicas en las ideas de de

    Patria y pueblo en un texto de Leopoldo Marechal y en otro de Atahualpa Yupanqui.

    Introduccin.

    La intencin de este texto es la de pensar la funcin ideologizante y las estrategias de

    autorizacin del discurso intelectual latinoamericano y cmo estas han sido participe en la creacin de

    sujetos subalternos. Partimos de la idea de que todo discurso es performativo, y de que cada

    manifestacin discursiva por un lado visibiliza lo que el poder somete, ordena o educa y quiere mostrar,

    pero tambin en contrapartida invisibiliza la voz del sometido. Para ello vamos a intervenir la categora de

    subalternidad, en el modo en que propone entenderla el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos

    (GLES). A partir de esta intervencin pensaremos las prcticas literarias ideolgicas en las ideas de de

    Patria y pueblo en un texto de Leopoldo Marechal y en otro de Atahualpa Yupanqui.

    Ambos autores, pertenecientes al siglo XX, pueden pensarse como parte del fenmeno de

    reivindicacin de identidad postulado por Devs Valds. El autor chileno presenta una serie de

    caractersticas generales que configuran en el Siglo XIX y XX a los intelectuales y literatos

    latinoamericanos de corte identitarios: a) La reivindicacin y defensa de lo americano, de lo latino, de

    lo indgena, de lo propio. b) La valoracin de lo cultural, lo artstico, lo humanista en desmedro de lo

    tecnolgico (sea por olvido o por desprecio). d) Acentuacin de la justicia, de la igualdad, de la libertad.

    e) La reivindicacin de una manera peculiar de ser, distinta a la de los pases ms desarrollados, en la

    cultura y en el tiempo propios. f) nfasis en el encuentro consigo mismo, con el pas, con el continente.

    (Devs Valds. 1997: 14).

    Ambos autores pueden presentarse arraigados en dichos tpicos identitarios, sobre todo en la

    crtica al progreso ciego en Marechal y en un tono de reivindicacin indigenista en Yupanqui. A su vez

    ambos textos no parecen interesantes para pensar tanto las acepciones subalternizadoras del intelectual

  • 2

    literario sobre el pueblo en Marechal, como un esbozo del canto del subalterno, que en cierta medida no

    deja de ser paternalista, en Atahualpa Yupanqui. Pero antes de adentrarnos en el dilogo con los autores

    veremos la categora de subalternizacin propuesta por el Grupo Latinoamericano de Estudios

    Subalternos.

    El GLES y la subalternizacin.

    El manifiesto del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (GLES)1 trata sobre la

    categora de subalterno2, desde la visin planteada por el Grupo Sudasitico de Estudios Subalternos

    (GSES)3, deudores de una interpretacin de las condiciones de produccin de sentido marxiana y

    gramsciana y de la biopoltica foucoltiana. Desde el primero la idea de ideologa, desde el segundo su

    intervencin a travs de las ideas de hegemona y contrahegemona y el concepto mismo de subalterno y

    desde Foucault pensar toda manifestacin discursiva como un dispositivo de saber poder, como un

    espacio de performatividad.

    En todo discurso que categoriza la nacionalidad, que eleva ciertas costumbres y prcticas sobre

    otras, como propias de una raza, estirpe o territorio, suelen encontrarse paradigmas disciplinarios

    historiogrficos producidos, reproducidos y distribuidos por las elites intelectuales como un modo

    ideolgico de entender el sentido de lo nacional, o del pueblo. Estos discursos actan como dispositivos

    para configurar disciplinariamente las subjetividades, a travs de los distintos modos civilizatorios:

    educacin, salud e higiene, adaptacin al mbito laboral, conducta civil correcta, matrimonio

    monogmico y heterosexual, el rol del hombre, de la mujer, de los nios y los ancianos, entre muchos

    otros. En fin, por medio de una red de discursos se intenta imponer un sentido que actu como frontera

    para interpretar la realidad. Lo que se encuentra dentro de los lmites que impone este paradigma es lo

    nacional, representa los valores bsicos de la ciudadana, la civilizacin. Lo que por el contrario, se

    encuentra fuera del paradigma es lo ajeno, lo espreo, lo brbaro, lo que por distintas situaciones o

    caractersticas aun no ha llegado a ser civilizado, convertido al ser nacional, que es, por supuesto, para

    estas elites intelectuales, la representacin de ellos mismos, como nos dir el GLES en su manifiesto.

    Paradigmas que se encuentran ligados a proyectos de orden nacional, regional o internacional

    manejados por lites que, en su despertar, administraron o controlaron las subjetividades sociales,

    buscando filtrar las hegemonas culturales a lo largo de todo el espectro poltico: desde las lites mismas

    1 De aqu en adelante GLES.

    2 Por fines prcticos utilizaremos el trmino de subalterno en singular, pero entendemos que la

    subalternizacin no es un fenmeno unilateral, ni singular, sobre todo cuando pensamos que todo discurso es la contracara del poder. Tal como lo entenda Foucault, los focos saber poder son administrados estratgicamente por los dispositivos de saber poder, es decir todas las instituciones, leyes, costumbres, etc, por donde pueden circular los discursos. El entramado complejo de saberes poderes, de dispositivos y de sujetos configurados por este, plantean un panorama donde la subalternizacin es mltiple y cambiante, ya que no todos los discursos subalternizan del mismo modo, ni todos los dispositivos disciplina o controlan de igual manera. A su vez cada saber - poder y cada dispositivo responder a las condiciones materiales, espaciales, temporales y sociales donde se encuentra ese espacio de lucha que configura al sujeto. Por ende la subalternizacin es un fenmeno complejo y mltiple. 3 De aqu en adelante GSES.

  • 3

    hasta las epistemologas y los discursos de los movimientos revolucionarios, ejerciendo su poder en

    nombre del "pueblo". (Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos.1998: p.71)

    La cuestin para el GLES es que el rol del subalterno, es fundamental en mltiples sentidos para

    comprender el movimiento de un espacio, porque el subalterno siempre representa la cara invisibilizada,

    lo oculto, lo pasivo, de la ideologa y su modo parcial de construir el sentido de lo que, como mandato

    nacional, debe ser real. La ideologa depotencia la capacidad intelectual del subalterno, porque sabe que

    ah est el riesgo de su continuidad en el ejercicio de la intelectualidad y el control de los medios de

    produccin, es por ello que apela, como veremos en Marechal, al miedo, al riesgo latente de no

    reconocer la identidad nacional que es terrible para la continuidad de la patria. Patria e intelecto son

    uno slo para los intelectuales. Por ello el GLES presenta como consecuencias de la subalternizacin en

    las vctimas y tambin la funcin que se les intenta imponer a los subalternizados. Las configuraciones

    tradicionales de la democracia y el estado-nacin han impedido que las clases sociales subalternas

    tomen parte activa en los procesos polticos y en la constitucin del saber acadmico, sin reconocer sus

    contribuciones potenciales como capital humano (excepto para explotarlo). (Ibdem: p.77)

    La ideologa nacional o estatal, es una invencin de los grupos que ejercen el control de los

    modos de produccin, distribucin, consumo y reproduccin de la vida y la mercanca. El supuesto inicial

    e indiscutible es que la idea de nacin es una construccin del poder, y que este poder se configura a

    travs del ocultamiento del otro el concepto de nacin, atado al protagonismo de las lites criollas en su

    afn de dominar o administrar a otros grupos sociales, ha oscurecido desde el comienzo la presencia y

    realidad de los sujetos subalternos en la historia latinoamericana. (Ibdem: p.78)

    La funcin del subalterno en la idea de nacin se da principalmente en la importancia del pacto

    social realizado con el estado-nacin. En este pacto es donde se visibilizan las estrategias de

    subalternizacin que propone el discurso. As el subalterno tiene como funcin principal la de ser un

    sujeto migrante. De acuerdo a las narrativas del marxismo clsico y del funcionalismo sociolgico

    respecto al "modo de produccin", el sujeto migrante aparece cartografiado como formando parte de los

    estadios de desarrollo de la economa nacional. En tales narrativas, la participacin de las clases

    subalternas y su identificacin con categoras econmicas sirven para enfatizar el crecimiento de la

    productividad, que es el signo del progreso y la estabilidad. (Idem).

    La categora de sujeto migrante es analizada en dos vertientes por el GLES en el pacto que

    realiza el subalterno con las clases al poder, autorepresentadas a travs del discurso como la nacin. El

    lugar que el discurso intenta imponer en el subalterno responde a una lgica estratgica, su finalidad es la

    de eficacia en el disciplinamiento y el control presente, pero por sobre todo eficiencia en la continuidad

    de un control eficaz en el futuro. Para ello impone la categora de nacin como eje fundamental. ()

    el concepto de nacin, atado al protagonismo de las lites criollas en su afn de dominar o administrar a

    otros grupos sociales, ha oscurecido desde el comienzo la presencia y realidad de los sujetos subalternos

    en la historia latinoamericana (Idem).

    El descubrimiento parcial de la patria.

  • 4

    Una de las intenciones que interpretamos en el autor es la de criticar el progreso positivista, en

    tanto, es una mirada ciega, que niega las races originales, buclicas y felices de la nacin y su

    nacimiento. La idea de un pueblo unido surgi desde estas prcticas campestres, que l ve en riesgo, no

    como prctica en s, sino como ideal que gua la construccin de una nacionalidad naciente, de una

    nacin nia. Empecemos con algunos fragmentos de Descubrimiento de la Patria de Leopoldo

    Marechal.

    1

    Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:

    La Patria es un dolor que an no tiene bautismo.

    Los apisonadores de adoquines

    me clavaron sus ojos de ultramar;

    y luego devoraron su pan y su cebolla

    y en seguida volvieron al ritmo del pisn. (AAVV. 1978: p.110)

    La figura del obrero, en este caso los apisonadores de adoquines, se presenta como las manos,

    como la fuerza del progreso ciego, piensa a la clase obrera como seres despersonalizados, enajenados de

    su humanidad por su falta de educacin y por su trabajo. Slo muestran rastros tenues de humanidad en su

    apetito, aunque la afirmacin de que devoran el men de pan y cebolla, dan un aire de salvajismo a la

    imagen. Todo el poema est atravesada por esta interpretacin sarmientina de civilizacin y barbarie, pero

    en este caso los civilizados tampoco son para Marechal, como veremos en otros versos, la representacin

    de la patria, esta madurar en la lucha entre civilizacin y barbarie, por eso es apenas una nia, es un

    dolor que an no tiene bautismo, un conflicto que est lejos de resolverse.

    4

    La Patria era una nia de voz y pies desnudos.

    Yo la vi talonear los caballos frisones

    en tiempo de labranza;

    o dirigir los carros graciosos del esto,

    con las piernas al sol y el idioma en el aire.

    (Los hombres de mi estirpe no la vieron:

    sus ojos de aritmtica buscaban

    el tamao y el peso de la fruta.). (Ibdem: p. 110 111)

    El verso inicial La patria es una nia de voz y pies desnudos est encerrada tambin en cierta

    medida la idea de inocencia y pureza de la infancia, es todava inmaduro para llevar a cabo su vida,

    todava esta presenta la idea de que la historia nacional es muy joven. A su vez la historia infante de la

    Patria es la del gaucho pampeano y sus prcticas, los ganaderos, con sus coplas. Dos elementos son

    interesantes ya en estas dos estrofas analizadas, en la primera el pueblo trabajador no tiene voz ni

    capacidad de comprensin de las palabras del poeta, son la barbarie del progreso, la mano de obra

    hambrienta. El segundo es la estirpe intelectual, a la que el poeta pertenece, pues l es la voz y la

  • 5

    comprensin de lo que pasa, mas su estirpe por haberse encerrado en un pensamiento tcnico, que lo

    nico que busca es eficacia y eficiencia, no puede ver el origen de la patria en el aspecto buclico e

    ideal de la vida campestre, llena de felicidad y naturalidad, en contraposicin con la racionalidad

    tcnica y artificial de los ojos de aritmtica. Pero en cierta medida veremos como Marechal propone un

    origen de la Patria que debe ser protegido donde subsiste, y recuperado donde se ha perdido.

    5

    La Patria era un retozo de niez

    en el Sur aventado, en la llanura

    tamborileante de ganaderas.

    Yo la vi junto al fuego de las yerras:

    estampaba su risa en los novillos!

    O junto al universo de los esquiladores,

    cosechando el velln en las ovejas

    y la copla en las dulces guitarras de setiembre.

    (No la vieron los hombres de mi clan:

    sus ojos verticales se perdan

    en las cotizaciones del Mercado de Lanas.).

    6

    Yo vi la Patria en el amanecer

    que abran los reseros con la llave

    mugiente de las tropas.

    La vi en el medioda tostado como un pan,

    entre los domadores que soltaban y ataban

    el nudo de la furia en sus potrillos.

    La vi junto a los pozos del agua o del amor,

    nia, y trazando el orbe de sus juegos!

    Y la vi en el regazo de las noches australes,

    dormida y con los pechos no brotados an. (Idem)

    Las estrofas 5 y 6 muestran la imagen idealizada del pasado buclico, donde la simpleza es

    felicidad. Refuerza la visin actica de la no posesin, que invisibilizan el conflicto de la distribucin de

    las riquezas, a su vez el canto de Marechal eleva a los hacendados a los arrieros, imaginariamente en una

    dulce ignorancia, que es la sabidura de la simpleza, la de no desear ms de lo que se puede tener. Dicho

    esto por los intelectuales que son la elite econmica y poltica, que someten y dominan las condiciones

    de produccin y reproduccin de la vida, a travs de un aparato ideolgico de sentido, manifestado en los

    discursos literarios, que impone las condiciones que debe tener el ciudadano, pero tambin imponen los

    castigos que deben configurar a quien por brbaro no se adecua a este ciudadano ideal. El manifiesto del

    GLES nos dice algo al respecto: De acuerdo a la narrativa de las elites, el nacionalismo es una

    aventura idealista conducida por ellas mismas, guiada en parte por el ideal "literario" de la

  • 6

    nacionalidad. Pretendiendo altruismo y auto-abnegacin, las lites criollas, con su antagonismo frente al

    colonizador, invocaron la bondad del pueblo y de las clases subalternas en lugar de buscar los medios

    para su promocin social. (Ibdem: p.79)

    Los versos ubican la historia de la patria en la regin pampeana y sus tareas, y todo esto sin

    ningn nimo de crtica. El habitante antiguo de la patria es feliz, sin que se use la palabra, hay una clara

    idea de clase social, de actividades naturales para cada lugar, su estirpe es la clase intelectual, que

    gobierna y administra las riquezas, el pueblo campesino es la sabidura salvaje que vive con lo mnimo,

    que es feliz en la abundancia campestre, pero que no necesita ms que eso. Lo que el autor sugiere es el

    ascetismo, que en cierta medida, idealiza las subjetividades externas, invisibilizando la lucha, la tensin.

    Marechal no logra visibilizar con precisin la tensin en el lugar correcto, piensa que la tensin y el

    peligro de la Patria es el no reconocer del todo su historia, el pueblo por no tener entendimiento y por

    estar entregados al trabajo bruto para conseguir slo alimento, por alimentar slo sus placeres, los

    intelectuales por estar demasiado abocados a una racionalidad tcnica atravesada por el progreso

    eficiente, eficaz y capitalista. El problema para el autor no est en el paso de la patria invisible, hacia la

    patria del progreso, si no en el hecho de que el progreso sin historia genera el peligro de desnaturalizar la

    identidad nacional.

    Otro elemento interesante es la conciencia de clase y de iluminacin que propone el autor en su

    funcin como poeta, ya que plantea que slo l, alumbrado por el estado de canto potico, puede ver la

    patria verdadera y ponerla en una obra de arte. Pero adems acenta su genialidad mesinica en tanto ni el

    pueblo trabajador ni sus pares intelectuales lo pueden escuchar, su canto se asemeja al de Casandra, en la

    Iliada de Homero, quien est condenada por los dioses a no ser escuchada, a que todas sus profecas sean

    simplemente odas como el canto de una loca.

    8

    Guardosos de semilla,

    vestidos de hoja muerta,

    los hombres de mi clan ignoraron la Patria.

    Con el temblor sin sueo del cordaje

    la descubr yo solo all en Maip.

    Y de pronto, en el mismo corazn de mi jbilo,

    sent yo la piedad que se alarmaba

    y el miedo que naca.

    La Patria es un temor que ha despertado,

    me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.

    Nia y pintando el orbe de su infancia,

    en su mano derecha reposa la del ngel

    y en su izquierda la mano tentadora del viento.

    El temor de la Patria y su niez

    me atraves encostado (la cicatriz me dura).

  • 7

    9

    Tal fue la enunciacin, el derecho y la pena

    que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.

    Y as les habl yo a los inventores

    de la ciudad plantada junto al Ro,

    y a sus ensimismados arquitectos,

    o a sus frutales hombres de negocio:

    La Patria es un dolor en el umbral,

    un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.

    No dormirn los ojos que la miren,

    no dormirn ya el sueo de los bueyes.

    (Los apisonadores de adoquines

    masticaban su pan y su cebolla.). (Ibdem: p. 111 112)

    Y as les habl yo a los inventores de la ciudad plantada junto al Ro. El intelectual que posee

    voz para decir, y el genio para comprender, habla con aquellos que son sus iguales, con los creadores de

    la ciudad, los intelectuales que inventan los destinos de la humanidad, de la patria, a travs del progreso.

    En interesante lo que propone el GLES frente a estas afirmaciones el concepto de nacin, atado al

    protagonismo de las lites criollas en su afn de dominar o administrar a otros grupos sociales, ha

    oscurecido desde el comienzo la presencia y realidad de los sujetos subalternos en la historia

    latinoamericana. (Ibdem: p. 78). Esto puede verse claramente en el verso final de esta estrofa, donde

    los trabajadores siguen masticando su pan y su cebolla, ajenos a las palabras que el poeta profiere, no

    les concede inteligencia de ningn tipo, tan solo la tcnica para apisonar, para realizar tareas sencillas.

    10

    Y as les habl yo a los albailes:

    La Patria es un peligro que florece.

    Nia y tentada por su hermoso viento,

    necesario es vestirla con metales de guerra

    y calzarla de acero para el baile

    del laurel y la muerte.

    (Los albailes, desde sus andamios

    hacan descender cautelosas plomadas.)

    12

    Me clavaron sus ojos en ausencia

    los amontonadores de ladrillos.

    Los abismados hombres de negocio

    medan en pulgadas la madera del norte.

  • 8

    Nadie oy mis palabras, y era justo:

    yo vena del Sur en caballos y glogas.

    En los versos 10 y 12 Marechal marca definitivamente la distancia entre su mensaje y los dos

    polos que componen la patria, el pueblo y la elite econmica e intelectual, una atravesada por la parte ms

    baja de la produccin tcnica, la mano de obra, la otra en la parte ms alta, el control de los medios de

    produccin y el gobierno de la vida. En ninguna parte de su poema existen otros actores ms que los

    intelectuales y los trabajadores, en palabras de Spinoza, toda afirmacin, toda determinacin es una

    negacin. Dentro de esta lgica unitaria, que entiende desde Aristteles, que slo existe una verdad, el

    ser, y que todo lo que no alcanza las notas esenciales del ser en acto, es aun potencia, naturaleza que debe

    ser educada. Dentro de esta lgica, no existe ms que negacin de la diferencia, una negacin violenta ya

    en el plano terico, que alcanza la terrible caracterstica de genocidio en la vida cotidiana, que no es otra

    cosa que la vida poltica, en su sentido ms amplio. No es en Marechal donde encontraremos una

    afirmacin de la diferencia y de lo oprimido por la lgica unitaria. Encontraremos un principio de esta

    visin, en el Movimiento del nuevo cancionero sobre todo en uno de los referentes que inspiro esta

    vertiente potica musical de la cultura argentina y latinoamericana. Dialogaremos ahora con una cancin

    de Atahualpa Yupanqui, El poeta.

    El poeta en Atahualpa Yupanqui

    La idea de barbarie, que con cierta sutileza, nos presenta Marechal en su configuracin del

    pueblo, en Yupanqui se transforma en condiciones de desigualdad material, en pobreza, en penurias,

    pero sobre todo en la conciencia de lucha de las clases sometidas por los poderes econmicos de turno,

    que como hemos visto, son tambin los poderes intelectuales que producen sentido y categorizan los

    valores de la nacin.

    El poeta

    T crees que eres distinto,

    porque te dicen poeta,

    y tienes un mundo aparte,

    ms all de las estrellas.

    De tanto mirar la luna,

    ya nada sabes mirar.

    Eres como un pobre ciego,

    que no sabe a dnde va. (Yupanqui. 1974: p. 93)

    La cancin comienza, en sus dos primeras estrofas, con una crtica a la intelectualidad que por

    medio de su canto subalterniza la realidad del pueblo. Visibiliza la funcin ideologizante del poeta, como

    este configura una imagen mtica del pueblo e invisibiliza el conflicto. Porque visibilizar el conflicto es

    denunciar la desigualdad. Pero el poeta que vuelve invisible lo que pasa, trocndolo por una imagen

  • 9

    mgica, se convierte en una especie de cantor de verdades absolutas en el nico que cree poder

    interpretar el mundo y su andar. Pero al no saber a dnde mirar y al creer que est por encima de lo

    cotidiano con su intelectualidad potica, se vuelve un mero reproductor del sentido y por ende de las

    condiciones de desigualdad. Ms all de que su intencin sea esa o no. En cierta medida pensar la

    literatura como atravesada por ideas universales, es volver a pensar desde la lgica identitaria. Y es este el

    gran problema de los discursos subalternizadores, negar la diferencia, someterla a categoras mticas

    como el brbaro, el pueblo, el pobre, el indio, etc. Toda categorizacin dentro de una lgica identitaria

    implica la afirmacin de una caracterstica, pero tambin la negacin de mltiples caractersticas que

    tambin corresponde al fenmeno. La gran tarea es pensar la diferencia, pensar la verdad como deca

    Nietzsche como un metfora cristalizada, una metfora, entre muchas otras, que por el paso del tiempo,

    se vuelve verdadera. Veamos como Atahualpa comienza a pensar la diferencia, lo que ha sido ocultado

    por los poetas.

    Vete a mirar los mineros,

    los hombres en el trigal,

    y cntale a los que luchan,

    por un pedazo de pan.

    Poeta de ciertas rimas:

    vete a vivir a la selva,

    y aprenders muchas cosas,

    del hachero y sus miserias. (Idem)

    Las estrofas 3 y 4 de la cancin visibilizan esta tensin entre lo que presenta como nacional el

    canto potico, y lo que viven las clases subalternizadas. Vemos como en Marechal se pensaba el campo

    y su vida cotidiana desde un ideal mtico y buclico, que encerraba una sabidura y una felicidad

    asctica. En tanto en Yupanqui el campo y su vida cotidiana est llena de luchas por sobrevivir a la

    miseria. En El arriero, Yupanqui nombra el origen de estas miserias en sus versos las penas son de

    nosotros, las vaquitas son ajenas. Las riquezas en manos de las elites y de los extranjeros, las penas y el

    trabajo cotidiano que sustenta el pas en el pueblo. Pero todava vemos en Yupanqui ciertos tonos

    paternalistas o subalternizadores, en tanto fundamentalmente el campesino o la campesina slo pueden

    preocuparse de su alimento y de sus miserias.

    Vive junto con el pueblo;

    no lo mires desde afuera,

    que lo primero es el hombre,

    y lo segundo, poeta. (Idem)

    Finalmente Yupanqui llama a los intelectuales a solidarizarse con el pueblo, a vivir junto a ellos. Pero esta

    idea no deja de ser parte de la ideologa, porque no le quita al poeta su lugar de intelectual privilegiado,

    sino que lo convoca a nutrirse de la vida cotidiana de la gente del pueblo. Pero Yupanqui en este poema

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    no da voz al hachero o al minero, si bien el ha visibilizado la contradiccin y la lucha, todava no es

    la voz del pueblo, porque todava acta como medio. En cierta medida no es una crtica a Yupanqui sino

    intentamos visibilizar a este como un antecedente importante para construir el espacio de para que el

    pueblo, categora problemtica, en toda su diversidad adquiera un espacio para proferir su voz, su

    inteligencia, y no siga siendo subalternizado.

    Conclusin.

    Ambos autores escriben desde sus visiones, con una clara intencin de recuperar lo que se ha

    olvidado o vuelto invisible, a Marechal lo mueve el miedo de perder una identidad buclica esencialista,

    que desde su pensar es la nacionalidad argentina en estado puro, en los habitantes del campo. En tanto

    Yupanqui canta el sufrimiento y las carencias que viven estos mismos habitantes, visibiliza la desigualdad

    en la reparticin de las riquezas, las condiciones inhumanas que sufren. El escritor bonaerense es un

    representante de la elite intelectual subalternizadora que abre una ruptura para pensar un principio

    discontinuidad, lo interesante en Marechal es que no lo hace desde un convencimiento ideolgico de

    derecha, al modo de Borges, situacin que aparentemente rompi la amistad entre ambos. Marechal,

    conocido por su afiliacin al peronismo, pero aun convencido de la necesidad de estar del lado de los

    descamisados, su formacin eurocntrica, ligada a elites artsticas europeas, no le permite despegarse

    de los modos de produccin literarios subalternizadores, porque no puede despegarse de la epistemologa

    eurocntrica propia de esta literatura, y por ello no logra interpretar la realidad desde otras visiones, lo

    verdadero o lo real sigue siendo configurado con categoras europeas. Pero ya es un espacio de

    discontinuidad, que abrir otras posibilidades de hacer literatura. La obra de Marechal mantiene una

    epistemologa europea, pero su contenido intenta ser local.

    En tanto Chavero (Atahualpa Yupanqui) est en la encrucijada de una epistemologa

    eurocntrica a una epistemologa latinoamericana renaciente, pero no por ello falta de inteligencia y

    fuerza, no es una epistemologa de la inmadurez, sino una inteligencia que fue ocultada y silenciada, pero

    no por eso aniquilada. As en el posterior surgimiento del Nuevo Cancionero Popular o la Nueva

    Trova cubana, alimentada por grandes cambios revolucionarios histricos y en clara resistencia a

    dictaduras genocidas en toda Latinoamrica, los nuevos movimientos culturales generan una

    epistemologa propia, este nuevo modo de interpretar la realidad y las realidades, con categoras, algunas

    nuevas y otras resignificadas con la vida local, abren un espacio de lucha al eurocentrismo. La formacin

    de Yupanqui sigue siendo eurocntrica, pero su epistemologa subyacente ya no lo es, al modo del

    arielismo de Rodo. Finalmente es muy interesante, como ejemplo de este fenmeno cultural, proveniente

    de esta lnea epistemolgica, la obra de Len Gieco y Gustavo Santaolalla De Ushuaia a La Quiaca

    quien no slo interpreta canciones populares de todo el territorio argentino, sino que permite or las voces

    de sus autores, muchos de ellos desconocidos y muy lejanos a los formatos masivos, proponiendo un

    modo de superar la subalternizacion.

    Bibliografa.

    AAVV. (1978). Antologa de la poesa argentina. Siglos XIX y XX. Buenos Aires. Editorial

    Kapeluz.

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    Athaualpa Yupanqui. El poeta en: Luna, Flix. (1974). Athaualpa Yupanqui. Guijon. Ediciones

    Jucar.

    Castro Gmez, Santiago. (1998). Latinoamericanismo, modernidad, globalizacin.

    Prolegmenos a una crtica poscolonial de la razn, en: Castro Gmez, Santiago y Eduardo

    Mendieta (coords.), Teoras sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y

    globalizacin en debate, University of San Francisco-. Mxico. Porra

    Devs Valds, Eduardo. (1997). El pensamiento latinoamericano a comienzos del siglo XX:

    La reivindicacin de la identidad. Mendoza. Anuario de Filosofa Argentina y Americana, N

    14.

    Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos. (1998) Manifiesto Inaugural en: Castro

    Gmez, Santiago y Eduardo Mendieta (eds.) Teoras sin disciplina (latinoamericanismo,

    poscolonialidad y globalizacin en debate), Mxico, Porra.