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Mujer, sociedad y literatura en el Setecientos español ROSA M~ CÁPEL MARTINEZ Al adentramos en la historia en busca del cuándo, por qué y cómo se ini- cian los cambios en la situación de la mujer hasta conducirla al puesto que hoy ocupa en la sociedad, nuestro caminar se detiene en el siglo xviii. De igual modo que sucede en otros terrenos, a lo largo de él se producirán los primeros cuestionamientos, aunque sean tímidos, de ideas secularmente aceptadas sobre el sexo femenino se darán los primeros pasos en la modifi- cación de los parámetros a los que debe ajustar su comportamiento cotidia- no. En otro aspecto más, la centuria marca el inicio de importantes transfor- maciones cuyo futuro no va a resultar siempre tan esperanzador como hubiese sido de desean A pesar de su trascendencia, no resulta fácil, a la luz de las investigacio- nes actuales, dibujar un cuadro más o menos completo de la situación de las mujeres españolas durante el período. El carácter relativamente reciente de estos estudios en nuestro país, unido a problemas metodológicos y de fuentes, hacen que, por el momento, los trabajos se centren más en el análisis de as- pectos parciales del tema. Tal es el caso de los trabajos sobre grupos femeni- nos minoritarios —las integrantes de las elites ilustradas— o marginales, caso dc las prostitutas; sobre la vida conventual, o los referidos a las coordenadas educativas de la centuria. Sin embargo, del común de la población femenina sabemos todavía pocas cosas, aunque el interés existente entre las investiga- doras permite albergar esperanzas de cubrir esa laguna Para obtener referencias sobre los trabajos aparecidos en los últimos años acerca de la si- tuación dc las mujeres españolas en el siglo xviii, pueden verse las siguientes recopilaciones bi- Cuadernos de Historia Moderna, n. 0 16,1995. Servicio de Publicaciones UCM. Madrid.

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Mujer, sociedady literaturaen el Setecientosespañol

ROSA M~ CÁPEL MARTINEZ

Al adentramosen la historia enbuscadel cuándo,por quéy cómo seini-

cian los cambiosen la situaciónde la mujer hastaconducirlaal puestoquehoy ocupaen la sociedad,nuestrocaminarse detieneen el siglo xviii. Deigual modo que sucedeen otros terrenos,a lo largo de él se produciránlosprimeros cuestionamientos,aunquesean tímidos, de ideas secularmenteaceptadassobreel sexofemenino sedaránlos primerospasosen la modifi-cación de los parámetrosa los quedebeajustarsucomportamientocotidia-no. En otro aspectomás,la centuriamarcael inicio de importantestransfor-macionescuyo futuro no va a resultar siempre tan esperanzadorcomohubiesesidodedesean

A pesarde sutrascendencia,no resultafácil, a la luz de las investigacio-nesactuales,dibujar un cuadromás o menoscompletode la situaciónde lasmujeresespañolasduranteel período.El carácterrelativamenterecientedeestosestudiosen nuestropaís,unido a problemasmetodológicosy defuentes,hacenque,por el momento,los trabajossecentrenmás en el análisis de as-pectosparcialesdel tema.Tal es el casode los trabajossobregruposfemeni-nosminoritarios —las integrantesde las elites ilustradas—o marginales,casodc las prostitutas;sobrela vida conventual,o los referidosa las coordenadaseducativasde la centuria.Sin embargo,del comúnde la poblaciónfemeninasabemostodavíapocascosas,aunqueel interésexistenteentrelas investiga-doraspermitealbergaresperanzasde cubriresalaguna

Paraobtenerreferenciassobrelostrabajosaparecidosenlos últimos añosacercadela si-tuacióndc las mujeresespañolasen el siglo xviii, puedenverselas siguientesrecopilacionesbi-

CuadernosdeHistoria Moderna,n.0 16,1995.ServiciodePublicacionesUCM. Madrid.

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En todo momentohistórico,en todo conjuntosocialexistenunaseriedeideasacercadel papel que,en su seno,debencumplir los distintos indivi-duos que lo componen.Son las necesidadessocialeslas que, fundamental-mente,determinantales papeles.Surgen,así, modelosde comportamientodefinidos,sobretodo, en razónde dosvariables:sexoy grupo social. El co-múnasentimientoque mástarderecibenlos lleva aconvertirseen elementosintegrantesde la mentalidadcolectiva.Al mismo tiempo,segarantizasu per-manenciay cumplimientomedianteuna estrictaarticulación teórica,justifi-cadorade todos sustérminosy que, transmitidade generaciónen genera-clon, actúa a modo de controladora de conductaspara asegurar laadecuaciónde loscomportamientosindividualesa losmodelos.Dicha trans-misiónhatenido siempredos vías importantes:la oral y la escrita.La primerahacontadodurantesiglos,y por tanto en la centuriaqueestudiamos,con tresimportantesaliados: la familia, el pálpito y el teatro. En cuantoal segundomedio, lo integranlas obras publicadasa lo largo del período.Sus autores,hombresy mujeresde su tiempo,no puedenpor menosquerecogerla formade pensarde la épocaqueviven, los problemasquela sociedadenla cual seinsertantiene planteados.De ahí la importanciaque alcanzanparalos estu-dios históricos,pesea las precaucionesquehan de tomarseen el manejodealgunasproducciones.Y esaimportanciacrececuandose trata de investigarsobregrupos socialesque,como la mujer, no ha generadodocumentaciónabundantey directahastabienentradoel períodocontemporáneo.

La temáticay carácterde las publicacionesque los historiadorespode-mos utilizar como fuentesa la hora de conocerel pasadofemeninoen el si-g~o xviii son muyvariados.Sin pretenderhacerunaclasificaciónexhaustivadeellas, puesno es éseel objeto de estetrabajo, sí creemosposibleestablecertresgrandesgrupos.Porun lado,aquellasobrasqueintentanretratarnosa lasociedadespañolatal y como es. atendiendoa los sucesosy a losprotagonis-tas:Anuarios, Crónicas,libros de viaje, etc. ~. En estegrupose incluiría tam-

bliográficas:Capel. R. M.. e iglesiasde Ussei.J.,Mujer c<~ypañola ysociedad.Bibliograjía (1900-1984). Madrid, lnst. de la Mujer, 1984; Díaz, P.. y Domínguez,P.. Lasmujeresen la Historia deEspada. Siglosxvm-xr Madrid, lnst. dc la Mujer. 1988.Col. ((CuadernosBibliográficosdel insti-tutu de la Mujer, ni 1; varios autores,Bibliografía anal/tiar Mujer y Educación. ¡984-1988Madrid. insí. de la Mujer, 1988. Co]. «CuadernosBibliográficos del Instituto de la Mujer,n. 3; Cearro de Información y DocumentaciónCientífica, Bibliografías cíe Historia de ¡Dx-paña,ni 3; Lasmujeresen la Historia deEspaña,Madrid. CSIC, 1994.

2 Se trata,obviamente,dc fuentescuyoobjetivo primordial no esel hablarde las mujeresysu situaciónsocial; pero tampocopuedenomitir las referenciasa talestemastoda vez que setrata dc la mitad de la población,y enel ámbitode la familia y lascostumbresalcanzanun granprotagonismo.Los libros de viaje nosdejan,ademásde esadescripciónhechageneralmentealhilo de su relato, algunasreflexionessobreel juicio que merecea los visitantesdeotros_paísesél¿éíúñdéiáiiéiíódeñúéífr¿í&¿ f¿i,iéhhútlohééioú¿ia<p&i&iiSbicntesa laselitessociales.En estesentido,puedeverse,ademásdelasobrasde los principalesviajerosquellegan a Espa-naen el s. xv”’, el trabajode Ana ClaraGuerrero,Viajeros británicosen la Españadelsiglo srm.Madrid, Aguilar, 1990, pp. 409-413,y el artículodc Capel.R. Nl., ((ti “tour’ Ibérico: costoml.

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bién a la prensa,quealcanzaun notabledesarrolloa lo largo del setecientos~.

Dentrode ella destaca,en el casoquenosocupa,especialmentela femenina.No olvidemosquela centuriailustradaes el puntode arranquedelas publi-cacionesperiódicasrealizadaspor y paralas mujeres:Journal de DamesdeParis publicadoen 1761 por Madamede Beaumer;Pomona,de SophievonLa Roche,en Alemania,o La PensadoraGaditana,deBeatrizde Cienfuegos,versiónfemeninadel famosoE/ Pensadordirigido por Clavijo y FajardotenEspaña.

Un segundogrupode obraslo conformaríanlas de carácterreligioso:ser-monarios,catecismos,libros de confesores,devocionarios,etc. Dada la im-portanciasocialde la Iglesiaen estosmomentos,suconjuntoera, casiconse-guridad. el que contaba con un auditorio más extenso. Dentro de esepotencialauditorio la mujer constituíauno de lossectoresprincipalesde in-fluencia por estarmás alejadaqueel hombredel conocimientode otrasma-teriasy de las preocupacionesde susiglo. Su nivel de analfabetismollegabaal noventapor ciento; sueducación,cuandoexistía,era un meroaprendizajede religión, habilidades—lectura,escritura—y normasde comportamiento;en fin, el adoctrinamientofemeninoalcanzacreciente interéspor el puestode susprotagonistasen la familia y su papelde primeraseducadorasde loshijos.

El tercergrangrupodel quehablábamoslo constituyela literaturadelse-tecientos.En el texto literario la ideología aparececomo algo inherente,in-cuestionable,y su mensaje,explícito o subliminal,es casisiemprefiel al pen-samientodominante.Esta relación entre literatura y realidad es la que haconvertidoa aquélla,desdehaceunosaños,enunade las ramasmásimpor-

avventure.ricordi e opinioni dei vizggiatori inglesi nella Spagnadel Settecento.Di,nens,on,el’roblemi dellaRicercaStorica. Roma. ni> 2. 1995,pp. 139-168.

Sobreel temade la prensaen Españaduranteel siglo xvii,, véanse,entreotros trabajos,losdeAguilar Piñal.E.. ((La prensaespañolaenel siglo xviii. Diarios, revistasy pronósticos»,Caía-demosBibliográficos, Madrid, n.» 35 (1978): EncisoRecio, L. M., Niplio yel periodismoespañoldel siglo ñu~m, Valladolid, 1956, y Prensa,y opinión pública en la Españadel sigio xi’m (1758-1800). Dentrode la Historia deEspaña,de RamónMenéndezPidal.Tomo XXXI: «La épocadela Ilustración. FI Estadoy la cultura (1759-iSOS),Madrid, t987, pp. 57-128;Guinard, P., Lapresscespagnolecíe 1737á 1791.Formationcísignifica/ion dan genre,París, 1973.

Toda la prensafemeninadesarrollaa lo largode sus páginasuna ideologiaal serviciodela mujer y desu educación,llegandolas máscríticasa responsabilizaral hombrede la inferiori-dad en clacvive estesexo.Mas,salvoexcepciones,el tono generatesmásmoderadoy su acentono sc dirige tanto a pedir transformacionesfundamentalescomoa reclamarcambiosindividua-les y colectivos, sugerir a sus posibles lectorasla posibilidad de exigir unos derechosquecreen,másbien,estánsegurasqueíescorresponden.

Véasesobreestetema:JiménezMordí, 1., La prensafinneninaen España(desdesus orígenesa 1868), Madrid, Edies.De la Torre. 1992; [‘crinar, A., y Marrades,1.. Mujer, prensaysociedadenEspaña, 1800-1939 Madrid, Cts, 1980: Roig, M., La mujer y la prensa,Madrid, 1977: RatnerGelbart.N., LasmujeresperiodÑasy la prensaen los siglossoy xvii’. Dentrode Duby,G..y Pc-rrot, M.. Historia de las tnujere& Madrid. Taurus,1.992. forno 3: DelRenacimientoa lo EdadMo-cIerna, dirig. por A. Fargey N. ZenonDavis, pp 453-470.

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tantes de los estudiossobrela mujer ~. Descubrir el carácterde dicha rela-ción es,hoy por hoy,el nudo gordianode la crítica literaria feminista,y paraello esprecisoteneren cuenta,ademásde los propios textos,las condicionessociocconómicas,el contextoenquetosautoresproducensusobras.

Es esaestrecharelaciónentretexto literario y sociedadlo quenoslleva aintentaraproximarnosal carácterde esarelacióny verdequémodo,conquéintensidadalgunosautoresdel períodose conviertenen portavocesde losclaroscurosexistentesen la Españailustradacon respectoa lo quehansido,lo quesony lo quedebenllegara ser las funcionessociales,las perspectivaspersonalesdesusmujeres.

LA MUJER Y SU MUNDO

Protagonista«oficiosa’, no «oficial», de la Historia,duranteel siglo xvnt,como en épocasanteriores,la mujer tiene su ámbito de desenvolvimientopor excelenciaenla familia. El repartode funcionesentrelos sexos,realiza-do por el patriarcadoen razóndel papel reproductorde los individuos, deja-ba a la partemasculinade la poblaciónla responsabilidaddel mundoexte-rior, el sustentoeconómico,la defensadela sociedad,su direcciónpolítica;ala femenina,el interior de la casa,la familia, los hijos, los ancianos.Tal divi-síon, que respondea unasnecesidadescomunitariasconcretas,se afirma yenraízaen tanto queprincipio organizativode la vida en comúna travésdelacostumbre,la ley y la religión. Se la haceaparecercomo intemporale incues-tionable,puesderivadela propianaturaleza.La mismaquehacede lasmuje-resseresdébiles,de cuyadebilidadnacen«mil y un defectos».Segúnla tradi-ción judeo-cristiana,que está en la base de nuestracultura occidental,aquéllasson: ccviles, inconstantes,cobardes,frágiles, obstinadas...,imprudentes,astutast, incorregibles,fáciles de disgustar,llenar de odio..., insinceras,frívolas,insaciablessexualmente»,ademásde perezosas,avaras,codiciosas,orgullosas,envidiosas,imprudentes,«prontasa !a ira..., lo quelesfalta defuer~aen las ma-nos, lo tienende venenoen la lengua suvivir esun continuobullicio de cuyda-dosvanosconunaperpetuaevagaciónde inútilespensamientos».

De unanaturalezade estetipo tienenquederivar,no podíamenos,fuer-tes limitacionesparasusportadorasen su capacidadintelectual,alejándolasdelas áreasdel saber,y en su responsabilidadsocial,convirtiéndolasenseressiempredependientes,primerodel padre,luego del esposo.Cierto que estavisión negativa,encarnadapor Eva, se contrapesabapor el ideal corrector

Véase at respectoentre otras publicacionesrelacionadascon la literatura española:VV. AA., Womenin Hispanicliterature: icon& fallen. iclols 1983; VV. AA. (¡Id. HernánVidat):Cultural aná historicalgro undingforHispan¿c-Luso-Braz¿lienjeminis!huterarycriticism.Minneso-ta, 1989; McKendrick, M., 14/ornenand society in dic Spanish drama. CambridgeUniversityPress,1974.

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del modelo natural representadopor María. Pero éstase reducíasólo a eso,un ideal corrector,no el dibujo de un nuevomodelofemeninodesdeun pun-to de vista máspositivo.La alternanciano pasabade proponerel control delos «desórdenesnaturales»mediantela humildad, la sumisión,la piedady laobediencia.¿Respectoa quién? Al varóncabezade familia, de igual modoqueéstese la debíaa Dios. Del ideal marianohabíaun modeloparacadaeta-pa de la vida femenina.Las doncellasla imitarán en su vivir con «modestia,gravedad,retiro, recato, silencio,decoro»;las casadas,centrándoseenel «cuida-do de sufamilia... (sin) gustarde verni deservistas subordinadasa la voluntaddesucastoesposo...>~,en fin, las viudas practicando~<unretiro inviolable..., unapiedad sólida y benéfica».Como es fácil colegir de lo anterior, los unicosestadosconcebidosparala mujer son los relacionadoscon el matrimonio ycon la entregaa Dios. Su misiónen la vida, única, exclusiva,excluyente,seci-Ira encrearunafamilia y cuidardel esposoe hijos, o en su lugar, ingresarenun convento.La solteríacomo tercerestado,como terceraopción posibledevida, no merecíala menorconsideraciópsocial; antesal contrario,la perma-nenciaen ella eracontempladacomo un fracasoy paraaquellasquepertene-cían a las capasde poblaciónmenosfavorecidasera ademásunadesgracia,unacondenaa vivir y morir en la miseria.Estereducir las opcionesde reali-zaeíonpersonaldelas mujeresa dossecorrespondecon las únicasoportuni-dadesque la sociedaddel Antiguo Régimenles ofrecía, dado que estamosaunen un mundopobreen recursosproductivosy con limitadademandademanode obra. Asimismo,no olvidemosquela alta mortalidadinfantil obligaa manteneraltastasasde natalidadparaasegurarla continuidaddel grupo yque el cuidado de niños y ancianosdebe realizarse dentro de la familia.Ambas son funcionesque han de cumplir las mujeresy, en el primer caso,quesólo puedencumplir ellas.Nadapuedeeximiríasjustificadamentede ha-cerlo, salvo dedicarseal mundoreligioso, desdedondetambiénse estáofre-ciendoun servicio al conjuntosocial mediantela oracíono el cuidadodelosmásdesfavorecidos.

A estamujer,consideradade por vida unamenory compendiode defec-tos, se le encargaun servicio constantedentrode la casay para sushabitan-tes.Estees suverdaderomundo,dondetienereconocidaunapersonalidadyun poderquesc le niegafuera.En él es el ama,hacey deshacea sugustoconampliosmárgenesde actuación,sobretodo en las capaselevadasdonde,in-cluso, cl servicio domésticoquedababajo su competencia,estableciéndose,no pocasveces,relacionesde complicidadentresirvientasy señoras.Ahorabien,pesea la claraseparaciónde espacios,el interior no constituyeun mun-do herméticamentecerradoal exterior ni las mujerespermanecenaisladasyenclaustradasen él. Duranteel períodomodernola línea divisoria entrelopúblico y lo privado es todavíamuy difusa,pudiéndoseencontrar,además,unacierta solidaridadfemenina,reforzadaen los barriosurbanospor la pro-miscuidaden quese vive. Entrelos integrantesdel Estadollano, tal solidan-

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dadse ve activadapor la necesidadde buscarfueradel hogarcosasesencia-les parala subsistencia,como el agua,y por la existenciade lugarescolecti-vos, eminentementefemeninos—lavaderos,fuentes,hornos,molinos—, a losque sc ven obligadasa acudircon unacierta frecuenciaen cumplimientodesusfuncionesdoméstico-familiares«. Porsu parte, las integrantesde la aris-tocraciay la burguesíaencontrarondesdeel Renacimientoen la Corte un ex-cepejonalespaciode socialización y medro personal,bien en calidad dedamasde los miembrosfemeninosde la familia real,bien como amantesdelos reyes, o ambascosasa un tiempo ~. Estasmujeresno se dedicabanalmeropapelde compañerassexuales,ademáscumplíancon el de consejeras,anfitrionas,mediadorasoficiosasen asuntosdiplomáticos,etc. Porello, habíande estardotadasdebuengusto, inteligencia,saberesintelectuales;contarconsuficientepreparaciónen múltiples materias.Su vida no era fácil, puesde-pendíande algo tan frágil como el favor real, la inclinación personaldel mo-narca; mas,aunquesolíanmorir en la miseria,vivieron en la opulenciay elpoder

Tampocolas mujeresdesconocíanabsolutamentela dinámicade aque-llos ámbitosde dondese las aparta.Porejemplo,excluidasdel mundoeco-nómico, salvoquesepertenezcaa las capasaltaso seseaviuda, la gestióndelas casasles permite,sin embargo,crearcircuitossubterráneosde préstamosde víveres,dinero, ropa a vecinaso amigas,o reunir algunosahorrossin co-nocimientodel esposo~.

Ademásde responsablesdel sustentomaterialde la familia, a las mujeresse les bacía,asimismoy pesea sudebilidadespiritual,depositariasdel honorpropio y del grupo, en razón,de nuevo, de su función maternal.La ideadehonor nacede esevivir frente a frente familias y sociedad,garantizandolasrelacionesentrelo público y lo privado. El honor es un bien tan preciadocomo la vida misma,el único queescapaal control del Estadoo decualquierotra autoridady que permitediferenciarsea unosde otros. Deahí la impor-tanciadadaa la injuria, inclusoa la simplesospecha,todavezquerompenelacuerdoconsensuadoque fundamentalas relacionessociales.De ahí, tam-bién, el secretocon que intentanenvolverselos temasesencialesde la fami-lia, inculcadoa los niños desdepequeños,y el que, por su transcendenciasocio-personal,sepermitausarparadefenderloidénticosmediosa los utili-

Cfr.: Aries, Ph., y Duby, O., Historia de la vida privada. Tomo 3: Del Renacimientoa laIlustración,Madrid,Taurus, 1989,pp. 41 9-423.

fin Francia,por ejemplo,Luis XIV crearáel título de «maitresse-en-titre»a fines del si-glo xv’í paraelevara un rango oficial a su amante.En adelantetodaslo usarán,siendouna delas másconocidasen la épocaqueestudiamosMadamePompadour,a quien Luis Xv otorgótambiénel título demarquesa.

Un bonitoestudiosobrelos diferentespapelesque desempeñanlasmujeresen la vida detasCortesde teEuropamodernapodemosencontrartoenAndersors.E.5.. y Zínsser,J. P.. His-bor,a delas mujeres:una historia propia,Barcelona,Crítica. 1991,vol. 2, pp. 23—104.

Cfr.: Aries, P., y Duby.6.. op. city pp. 421-422.

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zadosparasalvarla vida, no dudándoseen recurrir a la justiciaparalimpiarla “mancha».Esehonorestáhechodecomposturay fidelidadparael sexofe-menino,y ponerloen dudaconstituyeunode los mediosmásutilizadoscuan-do sedeseaatacaraotro, especialmentesi setratade la esposa1<>,

EL SIGLO XVIII, ¿UNA CENTURIA RUPTURISTA?

La ideadel contrasteentrelos recursosfísicos, emocionalese intelectua-les de los sexos,tan desfavorablesa las mujeres,se mantienemayoritaria-menteen el sigloxvííí tantoa nivei popularcomo declite, entreel comúndela poblaciónanalfabetay entrela minoríacultural delos ‘filósofos». La ~<que-reí/esdesfemmes»,o debatesobrela valía y naturalezafemeninas,desarrolla-do en las Corteseuropeasdesdeel siglo xv, no varíaramuchosustérminos.Ni la revolucióncientífica ni los cambiosideológicos,que cuestionanver-dades y principios intocables hasta entonces,que hacen tambalearselos cimientos de la fe y del conocimiento humanos,apenasmodifican elpensamientoque ahora nos ocupa, al menos de forma esencial.Antes alcontrario,apoyansusjustificacionescon la argumentación«objetiva»quede-riva de la observacióndirecta,del estudioempíricode la naturalezade loshombresy del análisis «racional» ‘>. Si seguimoslo queiancourtescribeenLa Enciclopedia,la mujer constituyeel mejorornamentosocial,su mísíonestenerhijos y alimentarlos.Esta,también,constituíaparaRousseau,junto con ladependenciadel hombre,la «esencianatural»femenina.Porello, defensordela educaciónde los individuos conformea su naturaleza,establecediferen-cíastan considerablesentrelas que preconizapara «Emilio> y la de «Sofía,cuyaformación secompletarátras el matílmonio de la mano de su esposo.Incluso habráquienjustifiquc ~<lasdesfavorablescondicionesde la mujer»porestarderivadas«delplandivirto parala humanidad».

Aunquetales actividadesno puedenpor menosque considerarseantife-mínístasdesdela perspectivade hombresy mujeresoccidentalesen vísperasdel siglo xxí, no es éstala óptica dela labor investigadora,sino la detratardecolocarlasen su aquí y su ahora.En este sentido,hemosde reconocerquerespondíana las exigenciasde su época,a las necesidadesde las sociedadesen que nacen.De igual modo quelo hicieron,como veremos,aquellosotrosescritos,tambiénaparecidosa lo largo de la centuria,sobretodo en la segun-da mitad, dondealgunosprohombresilustradosalzaronla voz paracuestio-narla justezade talesideasy, lo quees más importante,sucarácterde verda-des incuestionables.Se hizo constar la falsedaddel principio de que lainferioridad delas mujerestienepor causasu imperfectanaturaleza.Antesal

Ibídem, pp. 592-598.Cír.: Anderson.B. S.. y Z•insser,J. P., op. cit.. pp. ltlS-124.

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contrario,su origenno esotro queel mal usoquesehadadoa susfacultades,de ningúnmodopeoresquelasmasculinas,y la deficienteeducaciónrecibida.Porotra parte,impulsados,si sequierecasiobligados,por las ideasy proyec-tos de desarrolloeconómico,por la crecientedemandade mano de obrage-neradapor la revoluciónindustrial,se comienzaa difundir la ideade permitira lasmujeresel ejerciciode la actividadlaboralno comohastaahora,en cali-dadde ayudafamiliar casio totalmentegratuita, sino de formaremuneraday,siendopreciso,fuerade los muroshogareños.Finalmente,la fe ilustradaen laeducaciónen tanto que instrumentotransformadordel génerohumanoy lasociedad,la necesidadquesientende ella susdefensores,hará quetratendeextendersus beneficiosal sexo femenino,si bienlos resultadosprácticosque-daron, al igual queen otros terrenos,lejosde los idealesy el impactoreal detalespropuestasen la vida de susbeneficiariassonaúnun temaa debate.

Se ha dicho, porquees cierto, que los ilustradosentendieronla educa-ción femeninaantescomo formación del carácterque dela inteligencia;pri-maron la instruccióndomésticasobrecualquierotra e introdujerondiferen-ciasen los contenidosdelos programasno sólo respectoa los de losvarones,sínotambiénentrelas mujeresdel pueblo y las de las capassocialessuperio-res. Los de aquéllasatendían,sobretodo, a prepararparael ejercicio de untrabajo que les permitierasobreviviro contribuir al peculio familiar; los delas segundas,a dotarlasde lo que en terminologíade la época se conocíacomo savoir ffiire, conjunto de conocimientosque permitíandominar a laperfecciónlos modalessocialesy dabanuna levecultura intelectualparaquesus receptorassalieranairosasen las reuniones,perosin espantara los futu-ros maridoso humillar al ya existentepor la altura de sus saberes.Ahorabien,si tenemosencuentaquelos ilustradossólo buscabanrecursoshomeo-páticospara salvarun mundoque se desvanecíay que el objetivoque ellosdana la educaciónes el deprepararmejor a quienesla recibenparacumplircon las funcionesasignadaspor la sociedad—y queno cambian—paracontri-buir a su progreso,entenderemospor quémayoritariamenteno van másalláen sus propuestasni suspeticionessobrepasanel terrenode los cambiosle-gales.Sin embargo,tampocose les puedenegar el que dieron pie a la crea-cion de centros de enseñanzafemenina (escuelas,conventos...),y, lo quedesdemi puntode vistaresultamássignificativo parael futuro, abrieronbre-chacon suscríticasen unaformade pensara la mujer hastaahorasólidaensuscimientosy herméticaen susenunciados.Algunos,allendenuestrasfron-teras,llegaron inclusoa hablarde la igualdadde los sexos,si bien sunúmeroresultatanescasocomo la fuerzasocialquealcanzaronsusescritos12,

Estafalta deecosocial paralasideasigualitariasencuantoserefierea la situaciónde los

dos sexoshemosdeachacarlatanto a la ausenciade un ambientereceptorFavorablecomoa lalejanía mantenidapor muchosescritosrespectoa la realidad.Sus historiasaparecensituadaspor lo generalen un mundo utópico dehéroes—Reinhard(1767)— o enremotas islas —Man-vaux (1 75<))—, lo que venía a serlo mismo.Sólo al final de siglo, el afán de los escritorespor

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En otro ámbito, íntimamenterelacionadocon la mujer, empezaronaabrirse,también,nuevoshorizontesduranteel setecientos:en el del hogaryel matrimonio.A dosdelos cambiosqueesposibleapreciarenellosvamosareferirnosbrevemente:los motivosqueconducenal casamientoy lascualida-des exigidasa cadauno de los miembrosde la pareja.Bien es verdadquetalescambiosse dejannotarmásen otros Estados—Inglaterra—queen España,pero no por esto dejaremosde encontrarlosexpresadosentrealgunos denuestrosilustrados.

Porlo querespectaa las razonesquemuevena los jóvenesal matrimo-nio, durantela centuriadieciochescael pensamientomayoritariomantienelatradicionalprioridadde los interesesfamiliaressobrela voluntadde los con-trayentes,especialmentecuandose trata de las hijas. Las razoneseconomt-casquelatendetrásde tal actitud no escapananadie,siendoademáslas queconvierten la boda en un acontecimientofamiliar de sin igual importancia.Un acontecimientoque,por ello, ha de preparsey planificarsecon esmero,empleandotodotipo deestrategias.Ahorabien,peseasu asentjnjientogene-ralizado,tal modelode comportamiento,heredadodepasadasépocas,enca-jaba mal con las coordenadasvitales y hedonistasquepreconizabanlos filó-sofos.Porfidelidad a ellasy como instrumentode reformade un mundoquesedesmorona,se alzanalgunasvocesproponiendoquela convenienciafami-liar, el nacimientoo la fortunadejenpasoal afectoquepuedanprofesarselosfuturos cónyugescomo motivo último y único del matrimonio. Un afectoconvertidoenvalor absolutoy parael quese pide el respetode losmayores.El ideal del matrimoniopor amoremergía13,

El cambio en el motivo último del matrimonio va a ir acompañadodeunaredifinición delos idealesa quedebentenderlos espososensucompor-

extenderlos bienesde la ilustracióna los grupossocialeshastaentoncesatejadosde ellos leslleva a hacerpropuestasmás cercanas.Citemos,a modo de ejemplo,tas ideasiguatitariasdeCondorcet;las deTheodorGotttieb (1792) aplicadasa la educacióny paraquien el matrimo-mo esuna técnicadecontrolsocial,o laspalabrasdeKant suponiendoa lasmujeresproblemasdiferentesa los de eleccióndemarido y considerandosu falta de instruccióncomo medio desupervisiónpor partedequienesno deseansu independencia.Su éxito prácticono resuttóma-yor queel de lasanteriores.

‘> ParaShorterestenuevomodelode comportamientorespectoal matrimonioesunaacti-tud aueva,algo que nacede las transformacionesque sucedeaen el pasoa la sociedadindus-trial. Stone y Elías, sin embargo,lo consideranla culminaciónde un procesoiniciado con elRenacimiento,roto al triunfar la sociedadde rango a partir de 1560 y reiniciadoentre 1740/176<) en algunosEstadoseuropeos.En torno a esasfechas,el relajamientoreligioso unido altriunfo del hedonismocreanun clima sexualmáspermisivo,llevado a susextremospor la aris-tocracia,y unascondicionesfavorablesa que nazcael ideal del matrimonio por amor. Por elcontrario,AndréBurguiéreconsideraque esteidealesmásunapropuestaliterariaqueunarea-lidad en el siglo xviii y que el únicocampodondepuedeapreciarsela evolucióndela mentali-dad que tal propuestasignificaesen el det incrementoexperimentadopor la iligitimidad y lasconcepcionesprenunciales,signosambosdela existenciade relacionesamorosasantesdel ma-trimonio auncontralas normasretigiosasy el sentirmayoritario.

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tamiento dentrodel hogar. Al hombrele corresponderáaportarlos ingresospara el sostenimientomaterial de la familia, mientrasla mujer se encargaráde transformarlosen calidadde vida parael grupo. Tal cometidoencajabamal con el ideal aristocráticode mujer ociosay superficial;por ello, quedaconvertidoen un modelo desfasadofrente al cual emerge,exaltadopor loslibros de instrucción paraniñas,el de la mujer educadadeforma«discreta,modestay frugal», cualidadesqueacabarándefiniendoal propio hogar.Para-lelamente,y por vezprimeradesdela Edad Media, se invierte la considera-ción espiritual que se tiene de los dossexos.El hombreempiezaa ser vistocomo un serespiritualmenteinferior y máslascivo,lo cual lleva a eximirledela constanciamoral sin quepor ello sedeterioreel valor de sumasculinidad,que resideen su voluntad de poder. La mujer, por el contrario, dotadadeunanaturalezaespiritualsuperiory menorlasciva,tienenecesariamentequeservirtuosa,pues el valor de la feminidad se identifica con el valor moral,conla fuerzainterior paramantenersupureza ~

¿De quémodo podemosencontrarreflejadaslas ideassobrelas mujeresexpuestashastael momentoen los autoresliterarios de nuestrosiglo ilus-trado?

LA LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII Y LA MUJER:UNA APROXIMACIÓN

Hastahacepocotiempo,y desdeel siglo xíx, la literaturade nuestrosete-cientosfue menospreciadafundamentalmentepor tresrazones.Porun lado,la comparacióncon el Siglo de Oro que le precede,consideradoparadigmade la literaturanacional,le resultabaclaramentedesfavorable.Porotro, la re-beldíadel Romanticismo,que le sigue,contrala culturaclásicalleva a atacarel neoclasicismoolvidando la labor crítica realizadapor la Ilustración. Entercerlugar,tanto conservadorescomo progresistasde la centuriadecimonó-nicaacudena buscarsusraícesenel siglo xvííí, haciendoquela historialiterariafuesesustituida por la apologíao el ataquehacia susautoressegúnel caso.Actualmentetales presupuestoshansido abandonadosy el estudiode aque-lla producciónliteraria sehaceviéndolacomo testimoniode un períodoenqueentrela prolongacióndel Barroco,al comienzo,y el nacimientodelpre-rromanticismo,al final, se extiendeuna dilatadaetapa(1726-1780)de unacultura fundamentalmenteilustrada.Una cultura puestaal servicio de unosideales,los ilustrados,queabarcandel terrenometafísicoal económicoy quedarán origen a una literaturaque intentarámover al lector o al oyentepor

Véanseal respecto:Armstrong,N,, Deseoyfictión doméstica.Madrid, Cátedra,1991;Lei-tes,E., La invencióndela mujercasta.La concienciapuritanay la sexualidadmoderna, Madrid,SigloXXI Edits., 1986.

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sentimientosmásquepor razonamientos.En ella estaránpresenteslas prin-cipalesideasde la Ilustración I5• Pero como sucedeen tantosotrosterrenos,el siglo xvííí muestratambiénimportantespermanenciasde épocasanteriores,quesedejanver no sólo en susañosiniciales,cuandoéstasdominan,stnoín-clusoen los momentoscentralesde siglo y culminantesdel movimiento ilus-trado.

Estaambivalenciaes más señalada,si cabe,respectoa la imagende lasmujeresque nostransmitenlostextos.La continuidadde lavisión tradicionales incuestionable,pero,en verdad,no podíaserde otro modo,ya queningu-na de las modificacionessocialesqueharánposibleel cambiocien añosmastardehanhechotodavíasuaparición.Sin embargo,cl unánimeasentimientoquedicho ideal tieneen otrasépocasse va a romper,aunqueseatímidamen-te. Los herederosdel teatrobarroco,así como los autoresreligiosos,sonlosmás firmes defensoresdel modelovigente;los ilustrados,los quecuestiona-ránalgunosde lostérminosen quese expresa,si bien deformamuy modera-da y en arasde un objetivo final situadomás allá de la mismamujer: en lanuevasociedadquesebuscaba.

1. Obras literarias y tradición

Las comediasbarrocasy las obrasdecarácterreligioso,acabamosdede-cirIo, son las que recogencon mayor fidelidad el modelo femeninotradicio-nal.

Los textosreligiososnos presentanun discursoambivalentecon el quelos eclesiásticospretendensancionarlas ideasvigentesy asegurarsu conti-nuidad.De sustextos sólo se desprendeesavisión de la mujer como unamezclade vicios y virtudes que se considerannaturalesy de los que emanauna psicología coneretae inamovible. El matrimonio, sacralizadodesdeTrento, se ha convertido en un instrumentoeclesiásticode control social;mientras que el esposo,depositario único de la autoridad familiar, es elauténticocentroy protagonistadel discursoreligioso,pesea las declaracionesde igualdadentrelos cónyugesqueavecessehacen ‘«.

En cuantoa las comediasbarrocasque se siguenrepresentandoen loscomíenzosdel setecientos,la imagende la mujer, los conceptosdel honor y

CasoGonzález,JoséM.. Ilustracióny Neoclasicis,no.~romo4 dela ¡listoría y crítica de la

Literatura Española,dirig. por FranciscoRico,Barcelona.Critica. 1983,Pp. 11-48.Cli. Ricart i Sampietro,Dolors, El model femenía la Catalunyadel xviii a travésdeles

fonts eclesiástiques.Actasdel Primer CongrésdHistoria Modernade Catalunya,Barcelona.1984. 2.» tomo, pp. 629-636.AsimismopuedeverseSánchezOrtega,M. H., «Lamujer,el amory la religión en el Antiguo Régimen>,dentro de La mujeren la historia cíe Españaa. xív-xx),Madrid. 1984. Dc la misma autora, Pecadorasde verano, arrepentidasen invierno, Madrid.Alianza. 1995.

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de la honraquetransmitenno divergenapenasde los anteriores.La defensade talespostuladospuedeserasumidaabiertamentedesdeel comienzodelasobraso de formamás sutil, medianteel artificio literario deplantearuna si-tuación radicalmenteopuesta,un modelo femeninodistinto del tradicional,parahacerlofracasara lo largo dela obray terminarla protagonistaadaptán-dosea las normasvigentes.Tal es el casode uno delos personajesmáspecu-liaresde nuestroteatroclásico: el de la mujer vestidadehombre.La figura,cuyosorígenespodemosencontrarlosen la tradición literariaclásica,medie-val y renacentistaitaliana 17, habíasidorecreaday definidaen suscaracterespor Lope de Vega y tuvo un gran eco entrelos autoresde nuestroSiglo deOro. Las heroínasson siempremujeresque adoptanactitudesmasculinas,empezandopor la forma de vestir. Se han llegado a diferenciarhastadocetipos distintosde «mujeresvaroniles» ><, entrelos cualesdestacanlos de la«mujer enamorada’y la «mujeresquiva»».Aquéllarepresentaa la mujerfeme-ninaquesedisfrazadesoldadoo paje paraconseguirel amordesuenamora-do. Es un personajelleno de dudasy decontradiccionespor miedoa quesushazañasle desprestigiencomo mujer.Al final, cuandosedescubresu engaño,todassonrecompensadasconel matrimonio.

La «mujer esquivan,por su parte,constituye,en opinión de MelveenaMeKendrick~», el modelo más popular de «mujer varonil», la que mejorreflejala actitud del siglo xvií sobrela mujer y la que permiteacercarnosalteínadel feminismoen nuestroteatrodel Siglo deOro. La «esquiva»es aquellamujer hostil a la ideadel amor y el matrimonioporqueambosamenazansuindependencia.Paradefenderla,estádispuestaa desafiarincluso al propioordennaturalde lascosas;el mismoordenqueel hombreinvocaparajustifi-car la situaciónsocial vigente.Ahorabien, estamujer excepcionalqueno seatienea las normas,acabaráen el desarrollodela obravolviendo «a la razón»y sometiéndoseprogresivamentea los dictadosdel amor anteel desprecioque recibe de los hombres,el juego de los celos y un excesode autoestima

De la tradiciónclásicabástenosrecordarla MetarnorjbsísdeOvidio, el mito de lasAma-zonaso la propiafigura de la diosaPalas.De la medieval,el temadel amorcortéso lasdonce-líasandantesy peregrinasde loslibros decaballería.Del Ranacimientoitaliano, el Orlando Fu-rioso de Ariosto, la O rusalemneliterata, de Tasso.o La Calandria,de Bibbiena, obra con laquepasaal teatrolafigura dela mujervestidadehombre.

~«SegúnCarmenBravo \‘il]asante,esosdocetipos de mujeres-varoniles»serían:las ena-moradas,las guerreras-heroicas,las quevenganuna afrenta familiar, las quedeseanreinar, lasquehuyende un peligro, lascomediantas,las defensorasdesu patria, las criadasque acompa-flan a la señora,lasquefueron vestidasdesdepequeñas,lasqueayudana susfamiliares,lasquetienendificultadeseconómiea,sy A lo divino junto con las estudiantes.Cfr. La mujervestida<le hombreen elteatro español(siglosxv¡-x%, Madrid, MayodeOro, 1988,apéndice1.

‘» Vid. McKendrick, M., The I3andoleraof Golden-Age drama: a symbol of feministrevolt», Bulletin of llispanic Studies,Liverpool, vol. 46, 1969, pp. 1-20;«The “mujer esquiva’.A mesureof the feminist sympathies of de seventeenthcenturyspanishdramatis, HispanicReviese,Pensylvania,n.» 2. 1972, y Woman and society in theSpanishdrama of (Solden Age:a s¡udyofdw mujervaroni¿Cambridge,CUP,1974.

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que le lleva a versecogidaen suspropiasredes.La crisis subsiguientede laprotagonistaabocaa un final en el queel matrimoniotriunfa y con él, el aca-tamiento por su partede la voluntad del marido 2<>; incluso, algunade ellasllegaráaafirmarquela mujerha nacidoparaservasalladel hombre2’,

Las obras,como observala autoraamericana,reflejantoda unafilosofíade la vida y variossonlos hechosquede ellasemergen.De un lado,el amoresconcebido,siguiendola tradiciónneoplatónica,como partede la naturale-za, por lo queno esposibleescaparde él. De otro, losautoresdeestasobrasno estánpreparadosparaemancipara la mujer de la naturalezani paraper-mitirles motivospropiosparadesearsu independencia.Porello, la esquivezno es unaactitud natural,sino unafalta detipo moral, ya queson la vanidado el orgullo las únicas razonesque,en opinión de los autoresde las obras,puedenjustificar tal comportamiento.En fin, el matrimonio simbolizanosólo el triunfo dela naturaleza,sino,sobretodo, la restauracióndel ordenso-cial, temporalmentepuestoen peligro.

Duranteel siglo xviii la calidadde estasobrasdesciendecasi hastala ca-ricatura, convirtiéndoseen el blanco de los ataquesde los ilustradoscomoejemplo de los desafuerosdel teatrotradicional. Así lo hacenLuzán, en suPoética, y Clavijo desdelas páginasde El Pensador.No obstante,estaspie-zasse seguíanrepresentandocon granéxito depúblico, sobretodo de muje-resque duranteunosmomentosse identificabancon las heroínasen susha-zañasy desafíosal sistema,paraluego ver triunfar las ideasqueellasmismascompartían.

2, El periodoilustrado

Como dijimos, en eseideal tradicionalmayoritariamenteaceptado,losilustradosintroduciránalgunasmatizacioneso leves cambios.De entreellos,hemoselegidodosautorescarismáticosy pertenecientesadosmomentosdi-ferentesde la Ilustración: Fray Benito Feijoo (1676-1764)y LeandroFer-nándezde Moratín(1760-1828).

Gallegode nacimiento,la obradel monje benedictinose encuadraen lasetapasiniciales del movimiento ilustrado. Es de todos conocidoque en susdos obrasprincipales,TeatroCrítico Universal(1726-1740.9 voN.) y CartasEruditas (1742-1760,5 vols.), se proponeantetodo respondera la fórmulakantianadel «atrévetea saber».Con un lenguajesencillo y directo,paraquelo entiendael vulgo a quien se dirige, intenta desterrarlas supersticionesyerrorescomunesqueimperabanen España.Este objetivo le lleva a pasarre-

Sóloen la obrade Ricardode Turia. La belgeraespañola(1616),el matrimonio final esuna aceptacióndignificadade la protagonistay no unasumisión.Crf. McKendrick, M.. op. cit.>p. 185.

Así selo hacedecirCalderóna Cristernaenel Acto III deAféctosdeochoyarnor( 1657).

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vístaen su obraa los temasmás variados,desdela ciencia a la supersticiónpasandopor las creenciasreligiosas.Inquietudesintelectualestan ampliasnopodían,por menos,que abarcartambiéna la mujer, sobrecuya naturaleza,capacidadesy aptitudesdisertaen suconocidoy extensodiscursoDefensadelas mujeres,incluidoen el TeatroCrtttco.

Comoenlos restantesapartadosdc estaobra, los cientosesentapárrafosque componenel parlamentose inician con unadeclaraciónde objetivostanescuetacomo exacta.En el casoque nosocupa,su voluntad es la de contri-buir a <desterrarel error quepareceteneralgúnfundamento,de que lasmujeresson inferiores a los hornbres>x Las característicasdel tema unidas al conoci-mientoqueFeijoo tiene de la sociedaddel momentole hacenserconscientede la dificultad de la empresaque emprendey así se lo comunicaa sus lecto-res.Tal dificultad tiene,en suopinión, un doble origen. Por unaparte,el he-cho incontrovertiblede que «en ningunassumptosehallan máserroresdeEn-tendinuiento,ni máscegueras(le Voluntad, queen el assumplode Mugeres»;porotra, el que en estacuestión«no esya solo un vulgo ignorantecon quien entroCII contienda:dejendera las mujeresvienea ser lo mtsmoqueojender a casilodosloshombres».

La entidadde losobstáculosque va a encontrara su propósitono es,sinembargo,suficiente para impedirle desarrollaruna empresacon la que sesíentecomprometido:contribuir a mejorar la sociedadespañola.Paraelloinicia un discurso,como todoslos~ suyos,enormementepedagógicoen su ar-ticulación. Primero,abordauno a uno los defectosmorales,las imperfeccio-nesfísicas y la limitación de entendimientoque se atribuyena la mujer. Acontinuación,pasaráa mostrarlos errorescontenidosen talescreenciasy des-montarálos argumentosutilizados para demostraríaspor resultarfalsos entodos sus puntos. Paranuestro monje, los valoresque debenser exaltadoscomo femeninossonlos de hermosura,docilidad y sencillez,y cadauno deellosmereceidéntica estimaciónsocial quelos de robustez,constancia,pru-denciareferidosal sexo masculino.Es más,paraFeijoo. hombresy mujerestienenlas mismasy buenascualidades,si bien cadauno desarrollaunasdife-rentes.Partiendode estaspremisas,no debeextrañarnosquea continuacióndenunciecomo superficial el discursodel hombresobrela inferioridad delentendimientode la mujer por basarseenun razonamientoerróneo.Porqueven,nosdiceFeijoo, «quepor lo comnunno sabensino aquellosoficioscaserosa queestundestinadas...de aqui infieren.., queno soncapacesdeotra cosa.El mdvcorto lógico sabequede la carenciade la potenciano vale ilación; y as4 de quelasmujeresno sepanmás,no se infiere queno tengantalentoparamás”.

Naturalmentequeenla obrade fray Benito se recogentambién ideastra-dicionalessobrelas diferenciasentrelos sexos; sin embargo,el tono globaldel trabajo resultabamuy avanzadoparasu época.Así lo pruebala durapo-lémica que siguió a su publicación y en la que se llegó al ataquepersonal,acusándoledcgustarlelas mujeresmás de lo permitido por las reglasmona-

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cales.A contestaralgunasde esascríticasdedicarála segundaedición de sudiscurso.Así lo prueba,también,el que un siglo mástarde,cuandoConcep-ción Arenal luchea favor de la educaciónfemenina,utilice argumentossimi-laresa losfeijonianosal referirsea la capacidadmentaldesu sexo22

La figura de LeandroFernándezde Moratín,por su parte,difiere de laanterioren variosaspectos.En primer lugar, nacetan sólo cuatroañosantesde quemueraFeijoo, lo quele permitevivir los momentosculminantesde laIlustracióny el comienzodel prerromanticismo.Va a ser,hastasumuerte,un«solterónempedernido»,que viajarápor otros países,como Inglaterrae Ita-lia, dejándonostestimonioescritodesusexperiencias.Porúltimo, suobranotiene,en ningúnmomento,la intenciónde corregirerrores;antesbien, Inscri-ta en el teatroneoclásico,cumplecon la doble misión detodo trabajoparalaescena:divertir y transmitir ideología. De ahí que los escritosde Moratínseanreflejo de la sociedadquevive y de sus inquietudes,aunqueéstasseco-rrespondanmásbien con las de la minoría ilustrada.Dos dc estasinquietu-des,recogidascon profusiónenlasobraspublicadasdeesosañosy en laspá-ginas de los periódicos23, son: la educaciónde la mujer y la situación delmatrimonio.

Varias sonlas comediasescritaspor Moratín con estatemática:El viejoyla niña (1790), La Comedia Nueva (1792). El barón (1803), La mojigata(1804)y ElsUc lasniñas(1806).Todas,especialmentela última, representa-dascon granéxito dc público, en particular femenino.Así lo pruebael quelas entradasde cazuelareservadasa la mujer apenasdescendieronde ocupa-ción durantelos díasen quefuerepresentada.A ellas hay queunir quienessesituabanen los aposentos24

Moratín arremeteenlas obrascitadas,directao indirectamente,contralaeducaciónrestrictivade las niñas,el conceptode matrimoniodominantey elejerciciode la autoridadpaterna.

En cuantoa la educaciónde las niñas y jóvenes,lo quepreocupaa donLeandrono son tanto suscontenidos,sino la formaen quese realizapor lasno deseablesconsecuenciasque tiene para la sociedad,la familia y las pro-pias educandas.Desdesu puntode vista, la rigidez y severidadde los méto-dos pedagógicosno sirve, como sepretende,paraque la joven controle susinstintos, sino tan sólo para desarrollaren sus receptorasla hipocresíaentanto que formade comportamiento,puesestánen un momentoen que susinclinacionesson fuertes y a su entendimientole falta madurez.Por ello,

12 Arenal, C., La emancipaciónde la tné¡eren España,Madrid. lócar, 1974; LacalzadaMa-

teo,M tle,;taliclacl yprosecciónsocialdeConcepciónArenaL La Coruña,1994,23 Véanse,entrer>tras,la polémicade Cabarrásy Jovellanossobreel ingresode lasmujeres

en lasSociedadesdeAmigos (leí País;El Pensadorde Clavijo; las Cartas/l4arruecusde Cadalso;Fi Correr, cíe Mr.> rcia, etc.

24 VéaseAndioc, René. teatro y sociedadenel Madrid delsiglo sria, Madrid, Castalia,1988,pp. 4 19-5 1 2,

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como reaccióna esaférrea disciplinaque los familiaresadultosy los educa-doresquierenimponer,algunasleena escondidaslas novelasqueno les per-rniten las monjas—casode Francisca,en El sietelasniñas—;otrasvan todavíamáslejos,al igual queClara,protagonistadeLa mojigata,convirtiendoel fin-gir en suformanaturaldeactuarparasatisfacerlos deseosdel padresin trai-cionarlos suyos.En amboscasosel engañoesla respuestaobtenida,perotalcomportamientono deja de ser socialmentecondenableparalos ilustrados.De ahí que en el primer caso el autor se conformecon corregir el <error»porqueel carácterdela faltaasílo permite,mientrasen el segundo,al revasarlos límites delo tolerable,la mismafaltaseconvierteen inadmisiblerebeldía,y Clara recibe un castigoejemplaral versede rodillas antesu padreal finaldela obra.

Del matrimonio,Moratín critica la desigualdaden la edadde los contra-yentes,por ser contrariaal sentidocomún,y, sobretodo, el queseainstru-mento de unioneseconómicasdependientesde la voluntad de los padres,incluso a nivel legal como podemosver en la Novisima Recopilación.Lacoacciónque de ello deriva sobrelos contrayentes,especialmentesobrelamujer, le parecealgo reprobabley no dudaen lanzarlelas más durasdiatri-bas.Sin embargo,éstasno estánrealizadas,ni mucho menos,en nombredelalibertadfemeninaparacasarse,ideatan lejanaal autor como al resto de suscontemporáneos.La propuestade Moratín de anteponerel sentimientodelos futurosespososa los interesesfamiliaresse haceparatratarde salvaguar-darmejorel principio de autoridadmarital,difícil demantenerentreun viejoy unajoven, así como paraevitar las terriblesconsecuenciassocialesquedetalesunionesderivaninevitablemente:adulterio 25 prostitución,relajacióndecostumbres.Una relajaciónque empiezaa vivirse en la familia y que afecta,deformaespecial,a los hijos y a las mujerescasadasdelas capassocialessu-periores2(,~ Si la mujer,quees el centrode la célulasocialbásica,no cumplecon sus obligaciones,¿cómoensenaraa sus hijos a hacerlo?Nuestroautorsolucionaráel conflicto dediferentesformas.

En El viejo y la niña, Isabel, enamoradade Juanaun despuésde casada,decide ingresaren un convento, proponiéndose,así, un modelo de esposa

~ A él se refieren,entreotros, Jovellanosen su sátira A Ernsío,y Goya en el segundode

sus Caprichos.2» Los hijos demandanmayorlibertad a la hora(le elegir pareja; las casadaspueden tener

un cortejo, ir solasa los paseos,botillerías, a los toros, etc., salidasaprovechadas,no pocasve-ces, paraacudira citas o concertarlas.Sobreestosaspectos,vease,entreotrasobras, la deCar-men Martín Gaite, Usos a,noroscsdel dieciocho español,Madrid. SigloXXI, 1972. Existenva-rias edicionesposteriores.También el inglés Joseph [ownsend, como otros viajeros inglesesdel siglo xvíu, scsintió sorprendidoparíalibertaddecostumbresde lasmujeresde la aristocra-cía española,sobretodo por el cortejo. queél considerano encajacon el hechodc serEspañarin pastan católico.Cfr. Townsend A journeyíhroughSpainin dic years 1768 and 1 7S7,~withparticular actentionto Ihe agriculture, manujacictres,c.ornrnerce,populalion, laxes> and revenueofthat centuryancí remarAsinpas.singíhrough a part of France, 1 ,oí,don. 1791, vol. II. pp. 142-143.

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frente a las libertadesquesedabanen la práctica.En Elsietelas niñasacabahaciendotriunfar el libre albedríode los contrayentes,perorespetándoseelinterésinicial de la boda.Paquitano casacon el rico y viejo D. Diego, sinocon sujoven sobrinodel queestáenamorada;ahorabien,éstees el herederouniversalde aquél,con lo cual cumple los deseosde su madre.La contrapo-sícion entreautoridadpaternay libertad de elección la solucionaMoratin,pues,con unavía intermediaque consisteen respetaréstasiemprequeuna«prudente»educacióngaranticela coincidenciade interesesentrela joven ysuspadres27•

Tantoen el casodela educacióndela mujercomo en el del matrimonioMoratin hace,además,una crítica del autoritarismopaterno. Del mismomodoquea nivel político sequieren«suavizar’> lostonosdel absolutismodelsiglo xvii con un paternalismoquehagacompatibleslosconceptosde «autori-dad realoy «pueblo»,en el plano familiar seconsideranecesarioponerfin alexcesode autoridadde los padres.Una vez mas, la opción no se toma ennombrede la libertad,sino paraevitar lasconsecuenciasnefastasquedeellosederivan:la rebelióndeloshijos respectoa susprogenitoreso la dela espo-sa respectoal marido impuesto.No se trata,por tanto, de negarel principiode autoridad,tan caro a los ilustrados,sino de impedir que ni siquieraseacuestionada.Paraello eranecesarioquedichaautoridadse «ilustrara»,o, loque es lo mismo,quebuscaseunanuevaformade ejercersemás acordeconlos tiempos.Ésaes la ideaquedejantraslucir las palabrasde O. Diego cuan-do al preguntarlea Franciscaquédeseahacery contestaréstaqueobedeceráen todoa su madre,él replica:

«¡Mandar, hija mía!...En estasmateriastan delicadaslos padresque tienenjuiciono mandan.Insinúan,proponen,aconsejan;esos4 todo esos4¡pero mandarL.22j

Estecambio de actitudsedaen la seguridadde que los hijos, por otro camt-no, terminaránhaciendolo quedeseael padre,y su autoridad,de estemodo,nose debilita, sinoquese refuerza,comole sucedeenla obraa O. Diego.Negándo-se a casarcon la niña,no contradiceel principio de autoridad,sinoqueéstesalefortalecidoconel agradecimientode losjóvenesal vercumplidossusdeseos2~.

Así pues,como vemos, la literatura participadel talante general de laIlustracióndeabrir nuevossenderos,perosólo hastadondeesaaperturaper-mitíamantenerlos principios heredados.Sin embargo,como sevio mástar-de, el métodoresultabapeligroso,puesal cuestionarsela veracidady validezde principios secularmenteadmitidosseabríala puertaa la extensiónde ladudaa otrosmuchoscasosy a iniciar unamarchahaciacambiossin retorno.

27 Cfr. Andioc, R., op. <it.2< Elsídelasniñas,Acto II, EscenaV,Madrid,Castalia,l

99O,p. 212.29 EstudiopreliminardeRenéAndioc a El side las niñasen la ediciónrealizadapor la Edi-

torial Castaliaen 1990, pp. 137-157.