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MORIR DE AMOR Ven, pajarillo, a mis prados, ven a posarte en sus calles sobre un lirio de los valles, sobre un ciprés temblador; alégrame con tus trinos, muestra al sol tus lindas galas, y arrúllame con tus alas que estoy muriendo de amor. Sauce verde en cuyas hojas la luna su rayo quiebra, cuyas ramas te celebra el viento murmurador; tú que en horas de ventura susurrando me dormiste, concédele sombra al triste que está muriendo de amor. Te mandé un suspiro anoche, mas puede haberse perdido, y acaso estará escondido en la copa de una flor; o errante sobre una fuente tal vez mi mensaje olvida, y no te anuncia, ¡oh Mercida!, que estoy muriendo de amor. Tú que a vivir me enseñaste, tú que mis penas consuelas, querubín que alegre vuelas en torno del trovador, déjame aspirar la esencia que de tus labios exhalas, y cúbreme con tus alas que estoy muriendo de amor. Autor: Juan Clemente Zenea

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Page 1: MORIR DE AMOR · 2016. 5. 31. · MORIR DE AMOR Ven, pajarillo, a mis prados, ven a posarte en sus calles sobre un lirio de los valles, sobre un ciprés temblador; alégrame con tus

MORIR DE AMOR

Ven, pajarillo, a mis prados,

ven a posarte en sus calles

sobre un lirio de los valles,

sobre un ciprés temblador;

alégrame con tus trinos,

muestra al sol tus lindas galas,

y arrúllame con tus alas

que estoy muriendo de amor.

Sauce verde en cuyas hojas

la luna su rayo quiebra,

cuyas ramas te celebra

el viento murmurador;

tú que en horas de ventura

susurrando me dormiste,

concédele sombra al triste

que está muriendo de amor.

Te mandé un suspiro anoche,

mas puede haberse perdido,

y acaso estará escondido

en la copa de una flor;

o errante sobre una fuente

tal vez mi mensaje olvida,

y no te anuncia, ¡oh Mercida!,

que estoy muriendo de amor.

Tú que a vivir me enseñaste,

tú que mis penas consuelas,

querubín que alegre vuelas

en torno del trovador,

déjame aspirar la esencia

que de tus labios exhalas,

y cúbreme con tus alas

que estoy muriendo de amor.

Autor: Juan Clemente Zenea