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MONOGRAFÍA EMOCIONES Y ESTRÉS Alumna: Lola Torres Tutora: Denise Toiw Abril 2014

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MONOGRAFÍA

EMOCIONES Y ESTRÉS

Alumna: Lola Torres

Tutora: Denise Toiw

Abril 2014

Agradecimientos

A la Nse. Denise Toiw, mi tutora,

por su generosidad,

su dedicación

y su acompañamiento.

A la Nse. Yasmín Logatt Grabner

por su generosa dedicación.

Al Sr. Presidente Nse. Carlos Logatt Grabner,

a la Sra. Directora Nse. Marita Casto

y al resto de los neurosicoeducadores

por su inmensa contribución

al transmitir de manera simple y amena

el conocimiento de las Neurociencias.

ÍNDICE

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

1. Concepto de UCCM-MA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

2. Neuronas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

2.1. Sinapsis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

3. Neuroplasticidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

4. Evolución del Cerebro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

5. El Cerebro Emocional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

6. Emociones y Estrés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

7. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

8. Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

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Introducción

La Neurosicoeducación (NSE) es un “Sistema Educativo” creado para transmitir los conocimientos científicos con un lenguaje amigable y de manera simple a fin de llegar a la mayor cantidad de personas y comencemos a aprender, que podemos crear y vivir en un mundo donde el amor hacia nosotros mismos y hacia los otros, nos llevará a una mejor calidad de vida y a tener mejores vínculos relacionales.

Así, desde esta concepción y a lo largo del presente trabajo, veremos desde la NSE, el concepto de UCCM-MA, la neurona, la sinapsis y la neuroplasticidad, para luego conocer más sobre nuestro cerebro emocional y el impacto de nuestras emociones a través del estrés.

1. Concepto de UCCM-MA

En NSE este es el primer concepto que aprendemos para conocer la relación existente entre cuerpo, cerebro, mente y medio ambiente, que forman una unidad indivisible que llamamos “Unidad Cuerpo Cerebro Mente Medio Ambiente”. Cada una de las partes de esta unidad indivisible, influye en el funcionamiento de las restantes.

Unidad Cuerpo Cerebro Mente (UCCM): la sigla UCCM nos permite comprender al ser humano y estudiarlo en sus tres componentes principales: Cuerpo, Cerebro, Mente a la llamamos Unidad Menor.

Unidad Cuerpo Cerebro Mente Medio Ambiente (UCCM MA): la unión resultante de los tres componentes principales, es insuficiente si no se le agregamos a dicha unión un componente más: El medio ambiente, a la que llamamos Unidad Mayor.

Si bien, por razones didácticas, empleamos la sigla UCCM, sabemos que siempre está presente el concepto de la sigla UCCM MA.

A su vez, el cerebro y el cuerpo se hallan interrelacionados por dos grandes sistemas: el Sistema Nervioso Periférico y el Sistema Circulatorio. Estas interrelaciones se caracterizan por un constante ida y vuelta que determina la existencia de las causalidades ascendentes y descendentes, como vemos en la figura, donde el primer vínculo es el que se establece entre el medio ambiente y el cuerpo con el cerebro y la mente.

La principal función de la UCCM es interpretar los hechos percibidos a través de los sentidos, para luego procesarlos y determinar tales hechos están o no a favor de nuestra Supervivencia, fin último de la UCCM; siendo sus funciones cognitivas y ejecutivas las siguientes:

Funciones Cognitivas: Atención sostenida y selectiva. Lenguaje. Memoria. Creatividad. Razonamiento.

Funciones Ejecutivas: Planificar a largo plazo. Llevar a cabo un plan y perseverar en él. Prever problemas a largo plazo. Prevenir y resolver conflictos. Retardar la gratificación. Auto-observarse. Modelar respuestas instintivas y emocionales inadecuadas. Monitoreo de la conducta. Empatía.

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2. Neuronas

Son células especializadas del Sistema Nervioso que forman una gran red entramada, formada por 100.000 millones de células cerebrales las cuales permiten que grabemos nuestras emociones, valores, deseos, conocimientos y capacidades. Cada una de esas neuronas, se conecta con hasta 10.000 otras, posibilitando así un total de 1.000 billones de conexiones neurales.

Las neuronas se encargan de la transmisión del impulso nervioso que sirve para transportar la información y los estímulos que captan los órganos sensoriales (olfato, gusto, oído, vista y tacto) y para trasladar las respuestas, de esos estímulos, hasta los órganos que ejecutan las respuestas del Sistema Nervioso Central (SNC), denominados órganos efectores.

Toda neurona está formada por el cuerpo celular o soma, el axón y las dendritas. Si comparamos a la neurona con una “cebolla”, podemos decir que el bulbo de ésta, es el cuerpo o soma, que el brote es el axón y que la parte central redondeada, con un solo brote en una de sus puntas y muchas fibras finas, similares a raicillas, son las dendritas (encargadas de absorber la nutrición para cada neurona).

Las neuronas se nutren a través de impulsos electromagnéticos que le llegan de las otras neuronas con las que está comunicada y algunos de los nutrientes intentarán activarla y otros inhibirla.

Después que la neurona descargue o no algún tipo de impulso eléctrico a otra célula hermana, será la resultante de su capacidad de efectuar un rápido cálculo aritmético entre los dos tipos de descargas recibidas, ya sea para continuar o para frenarse.

Si la diferencia de descarga entre ambas da un número negativo, no generará transmisión y si es positivo, enviará una descarga electromagnética, que será emitida a través del axón, es decir, generará transmisión.

2.1. Sinapsis

Santiago Ramón y Cajal demostró que las neuronas se comunican entre sí mediante zonas especializadas de contacto, conocidas como “Sinapsis”, nombre dado por el fisiólogo Sir Charles Sherrington.

La sinapsis se produce a través del contacto entre la terminal del axón de una neurona y las dendritas de la neurona siguiente, formando así redes neurales.

4032 impulsos positivos – 4064 impulsos negativos = -32 (NO transmite) 4032 impulsos positivos – 3002 impulsos negativos = 1030 (SÍ transmite)

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Para realizar su tarea, nuestro cerebro consume una quinta parte de toda la energía generada de nuestro cuerpo en descanso; el que continúa trabajando aun cuando dormimos como lo hace una bombilla de 20 vatios que brilla sin parar.

Del mismo modo, cada vez que, por ejemplo, estamos leyendo, máxime cuando queremos aprender, se produce una cascada de nuestras células cerebrales que se están conectando entre sí para comprender lo que leemos; conexión que conocemos como Redes Hebbianas (Teoría del Donal Hebb 1949).

La sinapsis de dos neuronas que se descargan reiteradamente en forma conjunta, sufre cambios bioquímicos denominados Potenciación a Largo Plazo (PLP), es así que cuando una de sus membranas se activa o desactiva, la otra también lo hace, es decir, se han asociado y esto garantiza que a futuro se activen más veces que antes, pues ahora dependen de su propia estimulación y también de la activación de sus nuevas neuronas amigas.

Este fenómeno fue denominado por el psicólogo estadounidense Donald Hebb “Aprendizaje Hebbiano”; siendo la base de la neuromodelación o neuroplasticidad cerebral.

3. Neuroplasticidad

Capacidad cerebral de adaptarse a las circunstancias cambiantes. Esto sucede siempre que aprendemos algo nuevo; ya sea una conducta, un idioma, un baile, una teoría o cualquier otro. También se relaciona con la capacidad que posee un cerebro dañado, de adaptarse a las nuevas circunstancias y encontrar nuevas formas de aprendizaje.

Para que se produzca la neuromodelación o neuroplasticidad es necesario que se elimine una red hebbiana que no se usa, perdiendo lentamente las células que la componen hasta que esa red desaparezca.

Podemos entonces afirmar, existen dos tipos de neuroplasticidad: la positiva, que se encarga de crear y ampliar las redes hebbianas y la negativa, que elimina aquellas que no se utilizan, ya que cuanto más grande es una red hebbiana, mayor será su potencia.

Este proceso permite que nuestras nuevas experiencias, los conocimientos adquiridos y las conversaciones que mantenemos, remodelen una y otra vez nuestro cerebro.

Las Neurociencias han demostrado que nuestra genética es responsable solo del 10% de las redes hebbianas y que el 90% restante se forma por otros factores: las experiencias de vida y los conocimientos adquiridos que a diferencia de nuestra genética dichos factores pueden ser variados por nuestra voluntad.

“Nuestro cerebro es un órgano construido para modificarse en respuesta a las experiencias”

Richard Davidson

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Sabemos que nuestra voluntad depende de una estructura cerebral conocida como Lóbulos Prefrontales (LPF), siendo los últimos que se desarrollan en nuestro cerebro ya que su maduración se completa alrededor de los 25 años (mayoría de edad). Por lo tanto, nuestra manera de ver y comportarnos en el mundo, nuestros proyectos y nuestra calidad de persona depende del buen funcionamiento nuestros LPF.

Los LPF constituyen la base de la neuromodelación consciente de nuestra red hebbiana y nos dan una capacidad única en la naturaleza: “decidir nuestro destino”, pudiendo así, remodelar las redes hebbianas, que ya no nos agradan, y crear las que nos gusten, a fin de convertirnos en el Ser Humano que deseamos; además de escapar de cualquier destino predeterminado genéticamente.

4. Evolución del Cerebro

Para conocer la evolución de nuestro cerebro, vamos a introducirnos en el concepto de Redes o Sistemas.

Empleamos el término Redes o Sistema Instintivo; Redes o Sistema Emocional y Redes o Sistema Cognitivo-Ejecutivo, para comprender al cerebro como un circuito interconectado; más allá que lo separemos para nuestra comprensión como lo muestra la siguiente imagen.

Sistema Instintivo: fue el primer sistema que se originó por la mejora de las terminaciones nerviosas de los peces y anfibios y por la evolución, estructurándose en módulos para originar este sistema.

Su función principal es asegurar la supervivencia y permitir la transmisión genética a las siguientes generaciones; por esta razón disponen de un limitado tipo de respuestas automáticas para situaciones peligrosas: “ataque o huida”.

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Sistema Emocional: también llamado sistema límbico. Los reptiles fueron la base para la formación de un cerebro más complejo: el de los mamíferos. La evolución lo dotó de un sistema básico de memoria genética y otra memoria que puede ser constituida a lo largo de la vida, permitiéndonos reaccionar de manera selectiva frente a los estímulos (Placer-Dolor, que luego veremos).

Sus funciones principales son la capacidad de aprender, la de modelar las respuestas automáticas y la de memorizar nuevas respuestas para emplearlas en situaciones futuras semejantes.

Sistema Cognitivo Ejecutivo: el de los humanos. Es el resultado de millones de años de adaptación evolutiva. Nuestros parientes vivos más próximos son los chimpancés, cuyo material genético concuerda con el humano casi en un 99%. Sin embargo, lo que nos hace humanos y nos diferencia de otras especies, son los lóbulos prefrontales (LPF).

Dentro de las actividades cognitivas y ejecutivas de los LPF, podemos mencionar algunas de ellas, tales como pensar, evaluar, razonar, auto-observarnos, auto-motivarnos, vetar impulsos emocionales, planificar, trazar estrategias, ver a futuro, comunicarnos a través del lenguaje verbal, desarrollar valores trascendentes.

Su función principal es nuestra inteligencia emocional, tanto a nivel personal como social; inteligencia que es independiente de nuestra inteligencia intelectual.

De esta manera, cada nueva red, formada por varias áreas cerebrales como lo muestra la figura anterior, se desarrolló por encima de la anterior, es decir, el sistema instintivo es la base sobre la cual se construyó el sistema emocional y luego sobre este, el cerebro humano; lo que nos permite deducir que la evolución, al producir un sistema de mayor capacidad, mantenía al sistema anterior con sus propias funciones para que continuara con las tareas en las que se había especializado.

5. El Cerebro Emocional

Como ya vimos, también lo llamamos Sistema Emocional o Límbico. Su aparición se remonta a 180 millones de años y está formado por varias estructuras que se relacionan con las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Este cerebro se relaciona con las emociones, la atención, la memoria, y el aprendizaje; y en él se destacan estructuras como: tálamo, amígdala cerebral, hipocampo, hipotálamo, núcleo accumbens y áreas de los LPF.

Tálamo: es el lugar donde se aloja la información del mundo externo a través de los sentidos, salvo el olfato.

Amígdala Cerebral: es una estructura con forma de almendra situada a ambos lados del tálamo y en el extremo inferior del hipocampo. Se ocupa de evaluar si la información del mundo externo, presenta peligro para nuestra supervivencia. A veces sus respuestas pueden ser equivocadas y nos hace reaccionar como si estuviéramos en peligro cuando no es así.

Hipocampo: presenta forma de dos curvas, parecidas a los caballitos de mar, que van hasta la amígdala. Desempeña principalmente funciones en la memoria y el manejo de contexto.

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Hipotálamo: realiza los ajustes necesarios en nuestro cuerpo, para prepararnos para atacar o para huir, según sea la información que reciba de la amígdala.

Núcleo Accumbens: es un grupo de neuronas del encéfalo, cuya función está relacionada con la risa, el placer, la recompensa y la adicción.

Ahora que ya conocemos qué función cumplen las estructuras del cerebro emocional, veamos cómo se relacionan.

Cada vez que recibimos información del mundo exterior, a través de nuestros sentidos, esa información ingresa a nuestro cerebro y se dirige al tálamo. Éste, enlaza toda la información sensorial que recibimos, establece sinapsis y luego pasa a dos vías, la del

placer o la del dolor, para ser evaluada como a favor o en contra de nuestra supervivencia. El cerebro realiza esta evaluación para elegir uno de los dos caminos que el neurobiólogo Joseph Le Doux llamó como Camino Corto y Camino Largo.

El Camino Corto realiza un camino neuronal breve para determinar rápidamente si los estímulos percibidos están a favor o en contra de la supervivencia. Para ello, las vías de evaluación empleadas son, por un lado, la que va del tálamo a la amígdala en caso de que estemos en peligro, y por el otro, la vía que va del tálamo al núcleo accumbens, que es el camino de la recompensa.

Si la amígdala evalúa que un estímulo es peligroso (Dolor) pone en alerta al hipotálamo para que produzca en el cuerpo los cambios necesarios para enfrentar el peligro.

El proceso es el siguiente: ingresa la información a través de los sentidos, es evaluada, se produce respuesta emocional en el cerebro y los cambios en el cuerpo. Todo esto se realiza en aproximadamente 125 milisegundos.

Por otro lado, si la evaluación va por la vía del núcleo accumbens (Placer), se determina que está garantizada nuestra supervivencia, como por ejemplo la comida.

A su vez, mientras se produce el camino corto tálamo-amígdala, tálamo-núcleo accumbens, también está produciendo el camino largo desde el tálamo hacia los LPF.

Cuando hablamos de “Placer-Dolor” lo hacemos en términos de garantía de supervivencia (comer) o en peligro de nuestra supervivencia (ataque-huída).

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El Camino Largo luego de realizar un camino neuronal complejo y más extenso que va del tálamo a la corteza cerebral, por eso dura más tiempo, 500 milisegundos desde que ingresa la información a nuestros LPF, donde tomamos conciencia de la situación, para que ellos determinen si la evaluación del camino corto es correcta o no y, si es correcta, seguirá adelante con la respuesta sino, la frenará.

Veamos un ejemplo:

Si en el instante que vamos a cruzar la calle, pasara un coche a gran velocidad, nuestra amígdala nos hará retroceder en 125 milisegundos sin que nosotros lo pensemos ya que pensarlo sería trágico para nuestra supervivencia.

Ahora supongamos que en lugar de retroceder, salimos corriendo. Mientras corremos, el cerebro evalúa nuestra respuesta a través del camino largo, tálamo-corteza, para que

llegue a nuestros LPF e informarles a éstos que estamos a salvo.

De esta manera, cuando tomamos conciencia de ello, la información de los LPF hace que la amígdala frene su acción y nosotros dejamos de correr.

En resumen, la vía tálamo-amígdala realiza un rápida evaluación de los estímulos recibidos, aproximadamente emplea sólo un 5% de esos estímulos, con el fin de asegurarnos la supervivencia inmediata

Además, las emociones siempre se sienten en el cuerpo porque ellas son impulsos para la acción, dan una fuerte sensación de certeza, algo indispensable para ponernos en acción y, si no hubiese una fuerte conexión emoción-cuerpo, la supervivencia estaría en serios riesgos.

La vía tálamo-corteza, a través de nuestros LPF, contienen información de calidad para poder frenar la respuesta amigdalina, y que ésta no se active y disminuya o elimine totalmente la función de los LPF ya que cuando el estrés es muy fuerte, el cerebro anula la función de los LPF.

La información llega a los LPT a los 375 milisegundos después de iniciado el camino corto o a los 500

milisegundos desde que ingresa la información al cerebro.

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6. Emociones y Estrés

Hemos visto que el Sistema Emocional o Límbico, está formado por varias estructuras que se relacionan con las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales.

El estrés, concepto desarrollado por el fisiólogo húngaro Hans Seyle, tiene como función evolutiva cumplir con la conservación de las especies más aptas y, de acuerdo a las interpretaciones que hacemos de las situaciones, serán los tipos de respuestas que daremos según la capacidad que tengamos para saber afrontar tales situaciones.

A continuación veremos cuáles son los tipos de estrés y qué sucede con nuestra fisiología.

Existen dos tipos de estrés:

Estrés Agudo o Constructivo: es aquel necesario para la supervivencia; fortalece el cuerpo, el cerebro y la mente y potencia la memoria.

Estrés Crónico o Destructivo: es el que se reconoce como enfermedad. Cuando Interpretamos que no lo superaremos, que no podremos controlar la situación, lo cual nos afecta a todo nivel debido a que no somos capaces de superar los obstáculos en la lucha por la supervivencia, debilitándonos el cuerpo, el cerebro y la memoria.

Además, el proceso de estrés está formado por tres fases o etapas:

Reacción de Alarma: nuestro cuerpo, a través de los cambios fisiológicos, se prepara para “atacar” o “huir” según la información recibida de la amígdala.

La homeostasis, equilibrio del ambiente interno, se pierde en esta etapa. Los efectos se observan rápidamente, tales como el aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), el ritmo respiratorio, los niveles de glucosa en sangre, la temperatura corporal, la transpiración, la dilatación de las pupilas y la disminución del flujo sanguíneo en piel (palidez) y de la digestión.

Como no podemos mantenernos constantemente en estado de alarma, si la situación de estrés se prolonga por cierto tiempo, pasamos a la siguiente fase.

Resistencia: en esta fase nuestra UCCM hace lo contrario a la fase anterior; si el peligro continua presente, el organismo se asegurará la mejor distribución de los recursos para que no se agoten. La ansiedad predomina y algunas actividades, como por ejemplo la actividad reproductiva, queda relegada por no ser importante para nuestra supervivencia inmediata.

Así, nuestro organismo busca recuperarse de la situación de estrés continuo de la fase de alarma; aunque no puede alcanzar el equilibrio perdido, provocando así que continúen sus funciones a un nivel superior al normal para mantenerse activo en este nivel. Esta situación de esfuerzo sostenido provoca los siguientes síntomas: Irritabilidad, Dolores de cabeza frecuentes. Desórdenes estomacales. Ansias de comer. Inapetencia. Fobias, miedos, complejos. Dificultad para concentrarse, etc.

Las adaptaciones corporales logradas llegan a ser insuficientes e incluso a perderse si las situaciones se sostienen por largo tiempo lo que producirá que pasemos a la siguiente fase.

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Agotamiento o Extenuación: esta fase se produce como consecuencia de no poder afrontar la tensión de estrés por más tiempo, desatándose un desbalance homeostático y fisiológico en el cuerpo; el organismo colapsa y perdemos nuestra capacidad de resistencia y de adaptación pudiendo surgir aquí, una variedad de enfermedades a las que Selye denominó “Enfermedades de Adaptación”.

Entre ellas existen hipertensión, ataque al corazón, úlceras, trastornos del sueño, migraña, infartos de miocardio, alteraciones nerviosas, etc. La desesperanza se instala, y lleva a que algunas personas se enfermen luego de soportar varios meses de estrés.

Todo lo visto no lleva a conocer cómo es estrés activa nuestro mecanismo primitivo de “lucha o huída”, inadecuado para resolver los problemas actuales ya que nos produce desórdenes como los que acabamos de ver.

Por ello, desde la NSE aprendemos que el conocimiento sobre la evolución y sobre nuestra UCCM, nos permite comprender por qué hemos creado sociedades como las que tenemos y cómo a través de la NSE podemos realizar cambios en ellas para llevar una vida saludable.

7. Conclusiones

La evolución de nuestro cerebro, nos facilita reconocer y comprender la importancia que tiene la existencia del legado evolutivo que hay en nosotros para aprender en qué momento nuestro comportamiento es guiado por los impulsos primitivos, ya que el aprendizaje es el primer paso para gestionarlos y lograr desarrollarnos como seres plenamente humanos; y una de las maneras más fáciles y completa de aprender es neurosicoeducarnos.

Conocernos y entrenarnos es importante para saber que tendremos respuestas emocionales frente a los estímulos. Observar nuestras respuestas nos facilitará ser conscientes de los hechos y evaluar si representa o no un peligro real para revertir cualquiera de nuestras respuestas emocionales desacertadas.

Para que evaluemos nuestros impulsos, conductas y emociones, y las de los demás, nuestro cerebro necesita calidad de información que le permita llegar a conclusiones tan claras para poder frenar los impulsos emocionales.

8. Bibliografía

­ Material perteneciente a la “Formación en Neurosicoeducación” de Asociación Educar para el Desarrollo Humano.

­ Libro Digital Neurosicoeducación para todos. Neurociencia para el cambio. Una guía general para aquellos que están buscando un sentido a su vida.” Carlos Logatt Grabner y Marita Castro. Asociación Educar para el Desarrollo Humano.