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MODULO 3 TEMA 21 Movilización e inmovilización de pacientes

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MODULO 3 TEMA 21

Movilización e inmovilización de pacientes

Curso de urgencias para médicos de AP

2 Movilización e inmovilización de pacientes

Se calcula que de un 3 a un 25 % de las lesiones espinales se producen durante el manejo inicial o el transporte al centro hospitalario del paciente, por lo que ante cualquier pacien-te con sospecha de lesión raquimedular se deberán practicar las maniobras que permitan la total inmovilización de la columna, hasta que se descarte la lesión mediante estudio radiológico.La inmovilización y movilización de pacientes accidentados se inscribe en el proceso de evaluación inicial.Se define movilización como el conjunto de técnicas destinadas al desplazamiento del pa-ciente accidentado desde el lugar donde se encuentra hasta otro del entorno, sin que esto suponga un agravamiento de sus lesiones.La inmovilización, responde al conjunto de técnicas destinadas a conseguir, de modo tem-poral o permanente, la supresión parcial o total de un miembro o zona corporal (con especial atención a la región cervical).

Como regla general, siempre se debe practicar la inmovilización del miem-bro o región afectada, previa a cualquier movilización del accidentado, con lo que se evitará el agravamiento de su lesión.

La excepción a esta regla viene condicionada por tres aspectos:• La existencia de peligro en el lugar del accidente para el paciente o equipo sanitario.• El riesgo inminente para la vida del accidentado.• Ante un suceso con dos pacientes atrapados, uno de ellos dificulta la actuación sobre el otro que padece un riesgo inminente para su vida.

El Médico debe tener en cuenta antes de realizar cualquier acción lo siguiente:1. Planificación previa de la secuencia de actuación que se debe realizar.2. Sincronización de todos los actuantes.3. La dirección bajo un único mando.

Técnicas de inmovilización. Inmovilización de la columna cervicalLa inmovilización de la columna cervical debe garantizarse en todo momento mediante la realización de técnicas manuales, aplicación de collarines cervicales o inmovilizador tetra-cameral (dama de Elche). El equipo de urgencias se puede encontrar, básicamente, en las tres situaciones que se describen a continuación:

Movilización e inmovilización de pacientes

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3 Movilización e inmovilización de pacientes

• Paciente sentado, sobre el volante. Para inmovilizar la columna cervical es necesario que se encuentre en posición neutra y alineada con la columna dorsal y lumbar. Para ello, el personal sanitario deberá situarse en la cabeza del paciente y realizar una inmovilización posterior con ambas manos, colocando las palmas sobre los pabellones auriculares del paciente, los primeros dedos sobre la zona occipital, el quinto dedo sobre el hueso de la mandíbula y el resto de dedos abarcando la cara del paciente (fig. 1).

Una vez inmovilizada, se efectuará una leve tracción cervical de la cabeza, aproximada-mente de 5 kg de peso, al tiempo que se levanta y coloca con la nariz mirando al frente. Tras situar la cabeza en posición neutra, se procede a la colocación del inmovilizador o collarín cervical.

Figura 1. Inmovilización manual de la columna cervical. Paciente sobre volante

• Paciente en decúbito supino. El personal sanitario se situará en la cabeza del paciente y realizará una inmovilización posterior con ambas manos, colocando las palmas sobre los pabellones auriculares del paciente, el primer dedo sobre el arco cigomático, el segundo dedo sobre la mandíbula y el resto de dedos hacia atrás, cogiendo la región mastoidea y occipital (fig. 2), después seguirá con la tracción igual que en el caso anterior.

Figura 2. Inmovilización columna cervical paciente de cúbito supino

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• Paciente en decúbito prono. Véase más adelante la rotación del paciente.La adecuada colocación de un collarín implica la participación de dos profesionales, que denominaremos A y B: el A se situará en la cabecera del paciente, colocando la cabeza en posición neutra, tal y como se describió anteriormente; el B procederá a elegir el collarín del tamaño adecuado al paciente o ajustará la medida si es extensible. Para ello se mide el espacio comprendido entre el arco de la mandíbula y el borde superior del trapecio homolateral, colocando los dedos de las manos de manera horizontal (fig. 3).

Figura 3. Medición para colocar adecuadamente collarín cervical

Esta medida se trasladará a la parte lateral del collarín, eligiendo el que más se aproxime a aquélla (fig. 4).

Figura 4. Medición del tamaño en el collarín cervical

Una vez elegido el collarín por B, éste pasará la parte posterior de éste por la región oc-cipital y presentará la parte anterior sobre la mandíbula (fig. 5).

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Figura 5. Colocación del collarín cervical 1

Una vez colocado se ajustará y cerrará adecuadamente (fig. 6).

Figura 6. Colocación del collarín cervical 2

Dado que ningún collarín cervical suprime totalmente los movimientos de la región cervi-cal, deberá mantener simultáneamente la inmovilización bimanual o asociarle un inmovi-lizador de cabeza. Este dispositivo, denominado comúnmente«dama de Elche», permitirá liberar el control cervical manual al evitar el movimiento de flexión lateral de la cabeza. (fig. 7).

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Figura 7. Dama de Elche

Inmovilización de la columna dorsal y lumbarLa columna dorsal y lumbar debe inmovilizarse en un plano horizontal sobre un dispo-sitivo rígido. La posición del paciente, para una adecuada inmovilización, es en decúbito supino, manteniendo alineado el eje cabeza-cuello-tronco.Los movimientos de alineación de la región dorsal y lumbar deben realizarse en bloque, prestando especial cuidado en su sincronización. Una vez situado sobre el dispositivo de inmovilización, deben rellenarse los espacios naturales a nivel del cuello, región lumbar y rodillas con almohadillas o cualquier otro elemento, y fijar al paciente al dispositivo de inmovilización mediante correas de sujeción.Para su correcta colocación, primero se fija el tórax; en segundo lugar, las caderas y ex-tremidades superiores: se pasa la correa por dentro de la abertura de la camilla/tabla, se coloca la extremidad, se cruza la correa por lo alto del paciente, se realizan las mismas maniobras en el lado contralateral, se ajustan las correas y se abrochan en el centro. Para finalizar, se sujetan las extremidades inferiores a la altura de las rodillas.Una buena inmovilización con correas y camilla de tijeras permitiría trasladar a un paciente con la camilla, incluso en posición vertival colocándole la dame de Elche.Como dispositivo de inmovilización se utiliza el colchón de vacío (fig. 8), consistente en un estructura rectangular en cuyo interior se encuentran bolitas de poliéster que al extraerse el aire mediante una bomba de vacío se compactan, obteniéndose la rigidez deseada. Se coloca al herido y se realiza el vacío mediante la bomba o el aspirador de se-creciones, una vez conseguida una consistencia dura y ajustada se ponen las correas para una fijación total.Si se sospecha de una fractura de cadera, se puede colocar una sábana entre el paciente y el colchón, para que se pueda ajustar y para hacer compresión y estabilizar la pelvis, o la tabla espinal larga, superficie plana, rectangular y rígida, de madera o plástico duro, con pequeñas aperturas laterales que se utilizan para colocar correas de sujeción, y que sirven a su vez como asideros para poder desplazarse con ella.

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Figura 8. Colchón de vacío

Inmovilización de extremidadesLa inmovilización de lesiones óseas de las extremidades superiores e inferiores es uno de los objetivos en el medio prehospitalario. Con esto se reduce significativamente el dolor del paciente y se evita el agravamiento del daño muscular, nervioso y de vasos sanguíneos. Para ello se utilizan las férulas de extremidades, de las que existen diferentes modelos, aunque las más corrientes en el medio prehospitalario son las férulas neumáticas, de va-cío, semirrígidas y de tracción. Todos los modelos constan de diferentes férulas para in-movilizar las distintas articulaciones de una extremidad. Los materiales utilizados para su fabricación suelen ser el plástico o el nailon.• Las férulas neumáticas ejercen la inmovilización de la extremidad afectada mediante la presión del aire introducido en ella a través un dispositivo de inflado. Esta presión se regu-la con una válvula que permite la entrada y la salida del aire. Las férulas neumáticas están compuestas por varias cámaras de aire que permiten una correcta adaptación al miembro lesionado.• Las férulas de vacío realizan su función al contrario que las neumáticas. La presión sobre el miembro afectado se realiza con la extracción del aire interior por una bomba de vacío.• La principal característica de las férulas semirrígidas es la simpleza de su colocación, no necesitan ningún otro elemento para su empleo, como bombas de inflado/vacío. Están realizadas de material plástico flexible, y mantienen la rigidez estructural mediante una varilla metálica.La inmovilización de una fractura requiere la participación de dos profesionales. El A efec-túa la sujeción del miembro afectado para evitar movimientos, mientras el B descubre el área afectada y realiza una valoración del pulso, relleno capilar, temperatura y coloración. Posteriormente, A procede a la alineación del miembro, ejerciendo tracción en el eje de la articulación distal y proximal a la lesión, colocándolo en extensión (fig. 9). Una vez alineado el miembro afectado, B vuelve a efectuar la valoración del pulso distal, relleno

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capilar, temperatura y coloración, (figs. 10 y 11).Si se hubieran detectado signos de isquemia, A volverá a colocar el miembro afectado en la posición anterior, manteniendo la sujeción del miembro, y B colocará la férula evitan-do movimientos bruscos. Tras la colocación de la férula, el profesional A o el B valorará nuevamente el riego del miembro, y se encontrara disminuido, se procederá a aflojar la presión de la férula.

Figura 9. Alineación Figura 10. Comprobar pulso Figura 11. Comprobar pulso

Técnicas de movilización• Rotación del paciente en bloque.Se deberá realizar cuando se quiera cambiar la situación del paciente de decúbito prono a decúbito supino. Para ello es necesario el concurso de cuatro profesionales, A, B, C y D.

El A se sitúa a la cabeza del paciente y sujeta su cabeza, colocando las manos de manera que al proceder a la rotación no queden cruzadas. Se debe tener en cuenta que la rotación se rea-liza en el sentido contrario a la dirección en la que apunta la cara del paciente inicialmente, debiéndose colocar el resto de profesionales en el lado hacia donde se hará la rotación.El B procederá a la alineación de los miembros inferiores y superiores. Una vez alineados, B se sitúa de rodillas a nivel del tórax, sujetando con una mano el hombro y la muñeca más alejada del paciente.El C a la altura de las caderas sujetando el brazo y el muslo.El D a la altura de los miembros inferiores, sujetando la cadera y la parte distal del miem-bro inferior (fig. 12).

Figura 12. Rotación del paciente 1

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Tras la colocación de todos ellos, A indica el inicio del movimiento, dirigiendo el ritmo y la coordinación. Al mismo tiempo B, C y D ejercen la fuerza necesaria para, en un primer movimiento, colocar al paciente en decúbito lateral. A, durante este movimiento, manten-drá en todo momento la columna cervical en posición neutral (A mantendrá la sujeción y tracción de la cabeza, mientras que los otros tres son los que realizan el movimiento) (fig. 13).

Figura 13. Rotación del paciente 2

En un segundo movimiento, B, C y D colocaran sus manos en la parte inferior del paciente (fig. 14).

Figura 14. Rotación del paciente 3

Por último, tras la indicación de A, se procederá a la colocación del paciente en decúbito supino, mediante un movimiento sincronizado de todos los profesionales.Una vez situado el paciente en decúbito supino, A continúa con la inmovilización cervical manual, procediendo B a la colocación del collarín cervical.Se podrá realizar esta técnica para dejar colocado al paciente sobre tabla larga o camilla de cuchara/tijera, para lo cual, otro profesional colocará la tabla larga o camilla de cuchara

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entre los profesionales y la espalda del paciente, apoyándola sobre él.

• Puente holandés.La realización de esta técnica requiere la actuación de tres profesionales. Uno de ellos co-loca la camilla o dispositivo donde se vaya a situar al paciente en paralelo a éste. A se sitúa en la cabeza mirando a los pies del accidentado, practicando el control cervical, B coloca sus manos sobre los hombros y C coloca sus manos sobre la cadera y por debajo de las rodillas. Cuando lo indique A, se levanta al paciente sincronizadamente, manteniendo la alineación cabeza-cuello-tronco, desplazándolo lateralmente y colocándolo en la camilla.

• Puente compuesto.Esta técnica precisa de la colaboración de cinco profesionales. Cuatro de ellos se sitúan con las piernas abiertas, sobre la víctima. El situado en la cabeza se encarga de dirigir la maniobra y de hacer una tracción lineal de la cabeza situándose en sentido contrario a los tres restantes. Un quinto rescatador introduce la camilla debajo del accidentado. Las manos de los profesionales sujetan cuello, hombros, pelvis y pantorrillas. El situado en la cabeza realizará una ligera tracción lineal (fig. 15).

Figura 15. Puente compuesto, introduciendo la camilla

Colocación de la camilla de tijeraTambién llamada «camilla de cuchara», consiste en una camilla con palas cóncavas, fabri-cada en aluminio ligero o plástico. Consta de una parte más ancha destinada a situar el tronco y una parte más estrecha para las extremidades inferiores (fig. 16).

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Figura 16. Camilla de tijera o de cuchara

Se puede separar en dos mitades para introducirla por debajo del paciente con un mínimo movimiento de lateralización. Tiene la capacidad de ajustarse a la longitud del accidentado, mediante extensión telescópica.Para una correcta colocación son necesarios al menos tres profesionales, siguiendo la si-guiente secuencia de actuación:• Se coloca la camilla al lado del paciente para su ajuste longitudinal. Ésta debe quedar con la medida justa del accidentado.• Como paso previo, se realiza la inmovilización cervical mediante un collarín, mantenien-do simultáneamente la inmovilización cervical manual (fig. 17).

Figura 17. Colocación camilla de tijera. Medir longitud del paciente

• Una vez ajustada, se separan sus dos mitades y se pone cada una a un lado del paciente, teniendo la precaución de no pasarla por encima de éste.• Uno de los sanitarios se coloca en un lado del paciente y en el opuesto el otro. Estos últimos son los encargados de tirar levemente de la cabeza y de la pelvis, respectivamen-te, para que el del lado opuesto pueda introducir la pala bajo el paciente (fig. 18a, 18b, 18c).• Una vez introducida la pala, se repite la maniobra para colocar la siguiente hoja de camilla.• Una vez puestas las dos palas, se cerrará la camilla, empezando por el cierre de la

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cabeza. Al ajustar los cierres, no hay que hacerlo bruscamente, sino apretando el gatillo del cierre para no sacudir al accidentado.• Por último, hay que asegurarse de que los cierres que ajustan las dos palas se encuentran bien asegurados antes de elevar la camilla.• De igual modo se asegurará al accidentado con el correspondiente juego de correas. Al retirar la camilla, recomendamos que primero se abra el broche de la cabeza.

Figura 18a Figura 18b Figura 18c

Bibliografía

- Palacios Cantarero J, Fonseca del Pozo FJ, Alba Resina A, Ruíz Madruga M. Inmovilización y Movilización de Pa-cientes Traumáticos Graves. En: Ayuso Baptista F, editors. Manejo Inicial del Paciente Traumatizado Grave. Urgen-cias y Emergencias. Madrid: ARAN S.L.; 2011. 749-770. ISBN: 978-84-92977-21-5

- Movilización e inmovilización en pacientes accidentados. Ruiz Madruga M, Álvarez Blázquez M, Fonseca del Pozo FJ, García Criado EI. En: Fonseca del Pozo FJ, García Criado EI. Atención al accidentado. Guía de urgencias. Edikamed, Madrid 2006; 58-67. ISBN 84-7877-411-4.