Otra Colombia, con otras relaciones sociales de fraternidad, solidaridad, sin explotacin, segregacin, exclusin, no solo es necesaria y urgente, sino que es posible. Pero esa otra Colombia no caer del cielo, ni ser un regalo o un acuerdo con las clases dominantes, ser fruto del inmenso trabajo creativo del pueblo organizado, juntando grandes y pequeas luchas que brotan en distintas partes de la geografa colombiana.

Si planteamos Otra Colombia posible y necesaria es porque nos negamos a ocupar un cmodo lugar en la Colombia de las clases dominantes. No nos convencen sus propuestas, porque esconden en pomposas frases la crudeza y crueldad de la forma en que ejercen y han ejercido histricamente el poder poltico. As las clases dominantes estn divididas entre santistas y uribistas, comparten un propsito comn: impedir que los sectores populares se conviertan en poder y lo ejerzan, ninguna de las dos facciones garantiza bienestar, soberana y democracia para el pueblo. Uribe a punta de garrote anticomunista, Santos a punta de cooptacin y ddivas sin dejar de lado el garrote.

El afn de Santos por vincular a Colombia a la OCDE (Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico), adoptando todas las recomendaciones que a la postre significan una nueva forma de poner los derechos del pueblo en manos del sector privado, principalmente en manos del capital financiero internacional; su incondicional apoyo a la poltica de Estados Unidos para recuperar su dominio en Amrica Latina; su afn por firmar un acuerdo de paz con la insurgencia y la necesidad de imponer su actual Plan Nacional de Desarrollo -PND, son cuatro aspectos estrechamente relacionados entre s y que muestran al pueblo cul puede ser el derrotero de sus luchas durante este perodo.

El gobierno de Santos aspira con su actual Plan Nacional de Desarrollo (2014-2018) conformar un pas de una clase media consumista, endeudada y conformista, y unos sectores pobres resignados y obedientes. Para Santos los verdaderos beneficiarios son los grandes monopolios, los seores y las seoras de bien, quienes deben estar protegidos y asegurados, econmica, poltica y militarmente; al servicio de ellos y sus inversiones se pone el presupuesto pblico. Las clases dominantes jams podrn pensarse una nueva democracia, para ellos la democracia es esa que cotidianamente vive el pueblo cuando va a pagar cuentas en muchos de los bancos usureros, largas filas para la gente del comn y salones preferenciales para los poderosos, grandes extensiones de tierra para sus negocios y mansiones mientras destruyen con su agroindustria, sus megaproyectos de infraestructura y sus proyectos minero energticos los medios de vida del pueblo. Vivimos en una democracia llena de privilegios y derechos para los que tienen prestigio, dinero y poder, y bastante restringida para los grandes sectores populares.

Esa no es la Colombia que queremos, por eso no nos resignamos y trabajamos por construir y desarrollar alternativas de poder popular.

PORQUE OTRA COLOMBIA ES POSIBLE,CONSTRUYAMOS ALTERNATIVAS DE PODER POPULAR !!

Todos los das hombres y mujeres del pueblo nos las ingeniamos para sembrar semillas de nuevo poder. En territorios, comunidades, escuelas, y otras formas y experiencias, se viven formas organizativas territoriales con valores de solidaridad, reciprocidad, intercambio y consumo no capitalistas, orientadas por el bien comn y no por la ganancia y la acumulacin del ms fuerte, en la que adems la gente, de manera insolente se atreve a decidir sobre algunas de sus condiciones. Grmenes de economa popular, de territorios autogobernados, a veces guiadas ms por la urgencia de la necesidad que por la conciencia de ella, a veces muy frgiles y con el riesgo de no perdurar y siempre amenazadas por los poderes del Estado, los paramilitares y el capital que ven en ellas una amenaza potencial a su dominio.

Esa es la base material de la Otra Colombia posible, porque son escuelas de nueva democracia, de nuevo poder del pueblo. Por eso es imperativo trabajar por su articulacin y proyeccin en una perspectiva democrtico revolucionaria, para no caer en la cooptacin del Estado y el capital y quedar reducidas a buenos ejemplos ciudadanos. Todas esas semillas de alternativas de poder popular se hacen grandes cuando se articulan con las luchas del pueblo: la huelga de los trabajadores mineros, el paro magisterial, la protesta estudiantil, el paro campesino, la defensa de los pramos y los medios de vida, la lucha por reconstruir las organizaciones sociales y polticas, la reconquista y defensa de los derechos de pueblo en una nueva condicin con el posible acuerdo de paz; se redimensionan cuando hacen caber el mundo en sus propias vidas, al conocer y apoyar las luchas de los pueblos del mundo y recrean el sueo del internacionalismo proletario. Son en realidad la muestra de que la rebelin sigue siendo un derecho fundamental del pueblo y que con su creatividad y reconstruyendo la solidaridad encontrar el camino para ejrcelo hasta convertirlo en una verdadera transformacin social.

Las organizaciones y partidos revolucionarios enfrentan la obligacin y la necesidad de aportar renovados referentes ideolgicos, culturales y polticos sin intentar convertir estas nuevas formas de organizacin en simples instrumentos a su servicio; ms bien avanzar decididamente en la construccin de un nuevo programa democrtico revolucionario que dote de perspectiva a las grandes mayoras populares.

Esa es la otra Colombia posible, esa que tenemos que forjar, articular, potenciar, ese es nuestro horizonte. Por eso es importante que cuando hablemos de unidad de la izquierda, busquemos que los acuerdos de largo alcance estn fundamentados en apuntar a ese horizonte. Y que alimentemos el trabajo cotidiano de organizacin y educacin poltica en el camino de forjar alternativas de poder popular.

Viva el Primero de Mayo Internacionalista y Revolucionario

Viva el poder popular

Por el Poder, la Democracia popular y el Socialismo

MODEP