mitos y cuentos egipcios de la Época faraónica - akal

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I1 , : 111 1 I( \ I 1\1"'1'1<'1:0: Ri\<; I )HIt'llll .1., l'lll)it'fta: Sl'r~i(, Rarnírcl: IlIul •• "11~',llllll: 1('UllllfIJ rI (""lrJ I ::~)1)li('lH rlf /'J :P()f/IIl' I'htJrdfJlliqlle Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el arto 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reproduzcan sin la preceptiva autorización o plagien, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte. º Librairie d' Amérique et d'Orienr, París, 1982 © Ediciones Akal, S. A., 2003 para todos los países de habla hispana Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - España Te!': 91 806 19 96 Fax: 91 8044028 ISBN: 84-460-1294-4 Depósito legal: M, 30.785-2003 Impreso en Cofás, S.A. Móstoles (Madrid) 587802 Edición de Gustave Lefebvre MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA ÉPOCA FARAÓNleA Traducción del francés de José Miguel Serrano Delgado

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Egiptología

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    Presentacin 7Introduccin 15

    Apndice 31

    l. Historia de Sinuh 33

    II. El pastor que vio a una diosa 53III. Cuento del nufrago 57IV. Cuento del campesino 67V. Los cuentos del Papiro Westcar 91

    VI. Cuento proftico 109VII. Leyenda del dios del mar 121

    VIII. El prncipe predestinado 129IX. La toma de Joppe 137X. La querella de Apopi y Sekenenre 143

    XI. Cuento de los dos hermanos 149

    XII. Verdad y ~fentira 167

    XIII. Historia de un espectro 175XlV. Las avenruras de Horus y Seth 183Xv. Las desventuras de Unamn 203

    XVI. La princesa de Bakhtan 217

  • 1

    PRESENTACIN

    Uno de los rasgos ms destacados de la cultura egipcia es la riquezade su literatura, abarcando una amplia gama de gneros y de formas lite-rarias, entre los que sobresalen, por su calidad y por su atractivo, los re-latos miticos y los cuentos. Se trata de unos textos de gran personalidad,sin paralelos claros en la literatura del Antiguo Oriente Prximo. En elmundo mesopotmico y sus reas de influencia, por ejemplo, dejandoaparte la literatura religiosa y los mitos en ella enraizados, no existe nadasimilar, al menos no con tal entidad y diversidad. En este sentido, Egip-to se perfila como antecedente dignsimo de una literatura que nos he-mos acostumbrado a etiquetar como oriental y que ofrece al lector ju-~osas obras que, pasando por la India y Persia, logran su modelo msreconocido en la clebre recopilacin de las Mil y Una Noches.

    Este tipo de obras suponen generalmente una lectura grata y fcil, queproporciona adems una puerta de entrada privilegiada a un mundo que,con el empeo continuo de hacerla distinto, extrao y extico, se nos re-construye casi siempre como un acabado modelo de alteridad, de algo enfin que tiene poco que ver con nosotros mismos. Se trata de un graveerror de percepcin, error que la humanidad, la gracia, el ingenio, a veceshasta la crudeza, y en todo caso la expresin sincera y directa de estostextos se encargan al menos de cuestionar. En este sentido, la lectura delos relatos, de los cuentos, de las fbulas de Oriente (y de Egipto en estecaso) es un buen ejercicio -de amplitud intelectual y tambin de humil-dad- para el lector occidental. Aparte de esto, cualquier historiador conun mnimo de sensibilidad no dejar de sentirse impresionado por la ge-nerosa cantidad de datos y el aporte documental que ofrecen estos tex-tos relacionados con la vida cotidiana, con la sociedad y la economia,pero tambin con la religin, la poltica y, en fin, con la mentalidad y lossistemas ideolgicos de estas sociedades del pasado.

    La literatura egipcia de cuentos es conocida desde siempre. Ya en losautores grecorromanos, de los que nunca se perdi el recuerdo y memo-ria en la Europa Medieval, se conservaban fragmentos claramente inspi-rados en ella. No es preciso volver a resear las historias que recogen, en-tre otros, Herdoto, Plutarco o Diodoro Sculo, por no citar ms quealgunos bien conocidos del gran pblico. En el siglo XIX, cuando la egip-tologa se va consolidando como disciplina cientfica con personalidad

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  • 8 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA PRESENTACIN 9

    propia y con sus tcnicas de estudio, cuando el secret~ de la escrituraegipcia -de los jeroglficos- fue desvelado y el acceso directo a los pro-pios textos faranicos por fin frantlueado, empiezan a salir a la luz estosatractivos cuentos y relatos mtico s, destacando en un pnmer momentoel Cuento de los [)os Herl1/cll1oJ,casual y afortunadamente uno de los msacabados V entretenidos modelos del gnero. l\ partir de entonces, el des-cubrimien:to de nuevos ejemplares, su publicacin, estudio y traduccinse suceden, obviamente en los pases -y en las lcnguas- llue ocupaban lavanguardia de la nueva disciplina histrica. Merece la pena resalt~r ~l im-portante lugar que se asigna a estos relatos en las wandes ~ecoptlac,lOn~sde textos egipcios traducidos, empezando po~ la claslCa y aun h~y dl~ uti-lizable antologa de Ermanl, o en las ms reCIentes de Bresclant- o Slmp-son3. Especialmente bien presentada y recomendable es la obra de M.lichtheim, Ancient Egyptian Literature, en tres volmenes, que abarca todoel panorama de la creacin escrita egipcia desde los orgenes hasta la po-ca grecorromana, con una inteligente sel~cci?n de textos, una tra?uccinirreprochable y unas notas y con:entanos Intro~uctonos sufic~entes yeruditos4 Con respecto a las publicaclOnes espeClficamente dedicadas alos relatos mticos y los cuentos egipcios, la obra que abri camino, de-jando el listn muy alto, fue el clebre libro de Gaston Maspero, Les Con-tes Populaires de l'gypte Ancienne, cuya primera edicin (pars) se remontaa la ya lejana fecha de 1882. Se trata de.1a o~ra de ~no de los fund~doresde la moderna egiptologa, con una calidad incuestionable y adema s unagran aceptacin popular. No obstante el paso del tiempo ~ los avancescientficos la han hecho obviamente envejecer. Por la necesidad de ofre-cer una alternativa ms actual y adaptar esta obra a los progresos y la evo-lucin de la egiptologa, especialmente en sus campos lingstico y filol-gico, en general es por lo que surge la obra de Lefebvre que aqupresentamos en traduccin. , .

    Gustave Lefebvre es sin duda una de las figuras mas Importantes de lafllologa egiptolgica del siglo :'L'(3. Nacido en 1879, de origen lorens, fue

    'A. ERMAN,Die Literalu, derAegypler, Leipzig, 1923. Existe una buena ttaduccin de estaobra al ingls, debida a A. Blackman, un excelente egiptlogo r fillogo britnico: TI,e Literatureol tlJeAncil'flt Egyplians, Londres, 1927 (reimpresin en Amo Press, Nueva York, 1977)., 'E. BRliSCL\NI, Letleratura e Poesia de/I'Antico Egitto, Turin, 1969.

    -'w. K. SIMI'SOI', ed., TlJe Literatlm ol Ancient Egypt: an anllJology olstonrs, instructions and poetry,Yale, 1973. Se trata en realidad de una obra colectiva que rene traducciones de RQ. Faulkner,

    E.E Wente )' del propio Simpson. ."M. L1C1HHEIM,Ancient Egyptian Literaturf, tres vals., Berkeley, 1974-1980. El volumen pn-

    mero abarca la literatura de los Reinos Antiguo y Medio; en el segundo se centra especialmente

    en el Imperio Nuevo, r finalmente dedica el tercero a los textos Qe las pocas tardas. .5 Para la figura de G. Lefebvre, vase: BIFAO, 58 (1959), pp. X-:'L'(JI] (curnculum

    bibliogrfico) y pp. 131-148 (semblanza biogrfica a cargo de J. Sainte Fare Gamor); RE, 13(1961.), pp. 19-25 (E. Drioton).

    introducido en esta disciplina cientfica de la mano de Maspero, quien lo es-timul en su vocacin de estudioso de la lengua y de la literatura, y de l~Jou-~et, con quien se adiestr en arqueologa. Su formacin fue, pues, com-pleta. No obstante, originariamente, Lefevre se haba especializado enl..cnguas Clsicas; precisamente una de sus primeras y ms importantesaportaciones fue la publicacin de una serie de textos de Menandro apare-cida en Afroditpolis, en el Egipto Medio. Se explica tambin as el que, alleer sus comentarios y notas, salgan frecuentemente a relucir paralelismos,as como referencias, siempre precisas y eruditas, con los autores grecorro-manos, a los que conoca a la perfeccin. Entre sus obras ms destacadas estl~ Tombeau de Petosiris 6, que supuso un importante hito en el conocimientodel Egipto de las pocas tardas, su arquitectura y sobre todo la evolucindel pensamiento religioso y de la ideologa, bien reflejada en los textos y enla~ imgenes contenidas en este singular monumento. Su Grammaire deI'Egyptien Classique 1, muy en la lnea de los trabajos de Gardiner, sigue sien-do la mejor presentacin didctica en francs sobre el tema; su Histoire desGrands Pre'resd'Amon de Karnakjusqu'd la XXI' qynastie 8, que constituy elncleo de su tesis de doctorado, supuso, como seala Sainte Fare Gamot, subigrafo, el primer trabajo de este tipo especficamente de historia (y no dearte o de ftlologa), lo que, dicho sea de paso, debera servir de modelo parano pocos egiptlogos en la actualidad, que a veces parecen olvidar que su mi-sin fundamental es la de elaborar una digna reconstruccin histrica, es de-cir, actuar como historiadores.

    Mencin aparte dentro de su produccin cientfica merece &manJ etContes gyptiem de Ipoque Pharaonique, que fue publicada originalmentepor la casa de libreros parisina, promotora de temas orientales, de AdrienMaisonneuve en 19489. Se trata de un trabajo que recoge el fruto de msde veinte aos de docencia y de estudio de los textos narrativos egipciosde relatos y de, como l los llamaba, las novelas. La traduccin de Le-febvre es pulcra, pulida y de una fidelidad al texto original fuera de locomn. Por lo general sigue siendo an til hoy da para el estudioso y tra-ductor de estas obras. La versin espaola que presentamos pretende antetodo ser respetuosa en extremo con la traduccin de Lefebvre, lo que seha visto facilitado por las similitudes tan notables entre el francs y el es-paol en giros, expresiones y hasta en lugares comunes de la lengua, en re-franes y mximas. Por eso tambin el lector ha de aceptar que hasta cier-to punto se haya forzado el castellano, se lo haya moldeado en lo posible

    (,G. LFFEBI'RE, Le Tom/;eau de Pl'tOJitiJ, 3 vals., El Cairo, 1923-1924: vol) -descripcin-,vol. Il -textos, vol. III -vocabulario y planchas.

    7 Publi~acin original en El Cairo, 1955.8 Publicacin original en Pars, 1929.

    9 El ttulo completo es: Roman.f el Conte.

  • 10 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA I~POCA FARANICAPRESENTACIN 11

    y admisible para, siguiendo el francs y el buen criterio de Lefebvre, re-montar en cierta medida hasta las formas expresivas de la propia lenguaegipcia. Tambin hemos respetado escrupulosamente las transcripcionesque ofrece de los nombres egipcos, aum.lue en algunos casos no hemosdejado de incorporar y sealar en nota las actualizaciones que los avancesde la ciencia han permitido en este terreno, siempre espinoso, discutido ycambiantell'. Pero sin duda una de las aportaciones de mayor relevancia dela obra de 1"efebvre es el excelente aparato crtico que incorpora, que en-riquece de forma definitiva la lectura y comprensin de estos viejos rela-tos. La introduccin general bien podra ser un captulo de una obra desntesis sobre la literatura y la mentalidad en el anti..,'UoEgipto. Al iniciode cada texto se incluye una amplia presentacin especfica que ambientaal lector y lo deja francamente bien situado para afrontar directamente eltexto en cuestin, incluyendo una bibliografa actualizada hasta la fecha deedicin original de la obra, en los aos cuarenta. Pero donde de veras bri-lla la calidad y la profesionalidad de Lefebvre es en las numerossimas no-tas que acompaan al texto (alrededor de un millar en total). Ah despliegatoda su erudicin y la profundidad del anlisis estilstico, paleogrfico y endefinitiva fIlolgico; ah introduce jugosos comentarios histricos y refle-xiones referentes a la cultura y civilizacin; ah es donde se aprecia la tallaque como docente y como maestro deba tener, comentando talo cual pa-labra difcil, explicando una frase o un giro complicado, de forma que al es-tudioso se le acaban agotando casi todas las dudas que pueden surgirle.Todo este material, que forma lo que podramos llamar un libro dentro deotro libro, mereca la pena que fuera asequible al lector espaol, como co-rresponde a una de las obras ms atractivas y singulares que la egiptologaha generado en el siglo pasado.

    Como era de suponer, desde 1948 hasta la actualidad ha habido tiem-po y necesidad para que obras de parecido corte y similares objetivos vi-nieran a incorporarse al acervo bibliogrfico egiptolgico. En 1965 apa-recieron, los Altdgyptische Mdrchen, de E. Brunner- Trautll, una obraexcelente, y en fechas recientes ha salido a la luz una nueva presentacinde los relatos del Imperio Medio debida a R. Parkinson12; esta ltima obrarene a la vez calidad y un enfoque pensado para satisfacer por igual alpblico culto en' general y a los especialistas. Algo parecido poda decir-se de la obra de Lefebvre, cuya lnea parece francamente seguir (sin men-

    111 Para esta cuestin puede verse J. M. SERRANODEI.GADO.Nota sobre la transcripcin delegipcio, en N. GRIMAI.,Hirtoria del Ant~~lIo E,gipto, Madrid, Akal. 1996 (traduccin espaola deP. Lopez Barja), pp. 5-6; J. P,\DIU">,La transcripcin al castellano de los nombres propios egip-cios, Aula Orientalis, 5 (1987), pp. 107-124; E PJ~REZVAZQLlEZ,La transcripcin castellana delos nombres propios egipcios, Madrid, AEDE, 1996.

    Ll E. BRU",,'-:ER-TRAUT,Altiigrpti.rche Mdrc/Jen, Dusseldorf-Colonia, 1965.12 R. R. PARh:'-:SON,The Tale ol Sinllhe and other ancient egyptiafi poem.r 1940-1640 BC, Oxford,

    Clarendon Press, 1997.

    cionado explcitamente, todo sea dicho). Sin embargo, Parkinson se cen-tra exclusivamente en la esplndida produccin de lo que se ha dado enllamar la poca clsica de la literatura egipcia, desde la dinasta XII has-

    ta ~l Segundo Perodo Intermedio, como bien pone de manifiesto ya enel titulo. Fuera queda por tanto, la riqusima produccin de cuentos de lasdinastas ramsidas, al igual que, como suceda en la obra de Lefebvre loscuentos demticos y tolemaicos. '

    Podam?s rese~r otras obras, pero nos interesa centramos en el pa-norama editorlal hi~pano, o en lengua castellana. La situacin aqu esfrancamente msufiClente, y las pocas obras reseables son al menos irre-

    gulares .~n su calidad, enfoques y objetivos. Dejando aparte el caso de latraducclO.n de la ob~a de Prit7~ard, La sabidura del Antiguo Oriente, que hadesempenado un dlgno y utilslmo papel en el mbito universitario es-

    paol, y donde Wilson incluye en su seleccin de textos egipcios algunosrelatos como Jinuh, Wenamon y el Cuento de los dos hermanos!. o el caso dealgn cuento en selecciones escolares de textos traducid~s14 normal-mente lo que se ha hecho -y sorprendentemente se sigue haciendo- esechar mano de la vieja y por supuesto ya obsoleta traduccin de Maspe-

    ro. Eso h.asta llegar al ao 1998 (es decir, ayer mismo) en que nos vimossorprendldos con la aparicin de tres monografas o recopilaciones dedi-cadas expresamente a la narrativa egipcia de ficcin y firmadas por tresautores espaoles contemporneos. Esta especial y llamativa situacinmerece que le dediquemos unas breves lneas de comentario.

    En primer lugar est la obra Cuentos egipcios,de la que es autor Jos Mi-

    guel Parra Ortiz 1\se trata de una obra de pretensiones limitadas y con-cretas, como su rnlsmo autor confiesa, que slo se propone ofrecer unaadaptacin literaria de diez de los relatos que ya figuraban en la obra deLefebvre para disfrute del lector espaol. Parra reescribe a su manera es-tas obras, alejndose del texto y del tono original, hacindolos lingsti-camente actuales y posiblemente permitiendo una lectura ms fluida.

    Pero -~~ra nosotros al menos- se trata de un recurso que empobrece laaport~clOn de ese legado del pasado faranico; y adems, como podrap~e.clarse e? la. traduccin de la obra de Lefebvre, el respeto del textoongmal no lmplde que sea .asequible al lector espaol contemporneo,cuyo Olvel cultural no hay Ol mucho menos que menospreciar. En cuan-to a Cuentos del Antiguo Egipto, de Csar Vidal Manzanares1G, el plantea-

    IJ James B. PRITUIARD(ed.), I~ Jahidtlr7a rielAnt~lIo Oriente: antol{).~iade textOJ e IJ'JtracitJne.r,Barce-lona, Gar~ga, 1966 (se trata, c,omo es bien conocido, de una adaptacin de la clsica y mahmaA.l\lE7).

    , l. Veas e por e,e~~lo E LAR!\ PEI",\l)O, El Egipto r"'tJrarinico,Madrid, itsmo, 1991, o J. M.~hRRANODEl.GADO, Iexto.f para la Hirtoria Antiglla tle Egipto, Madrid, Ctedra, 1994, donde semcluyen completos el Cllento del I'''ritlirago y la Hirtoria tleI Pa.ftor, as como pasajes significativos deSmllb o del Papiro !reJtcar, entre otros.

    15 Publicada en Madrid, Alderabn, 1998.1(, Publicado en Barcelona, Martnez Roca, 1998.

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  • 12 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA PRESENTACIN

    miento es ms discutible. Choca el que se presente como

  • INTRODUCCIN

    1.- La conocida obra de G. Maspero, Les Contes populaires de /'gypte An-tienne, se encuentra hoy da agotada. Este libro, al que el gran egiptlogoconsagr tanto trabajo, tanta ciencia y tan grato tratamiento, revisndolo,amplindolo y mejorndolo sin cesar!, es sin duda de todos sus escritos ellIue ha merecido, tanto del gran pblico como de los especialistas, el mssincero homenaje de admiracin: Sir Alan Gardiner deca que era the prin-tipal achievement2 de Maspero, y nadie hay que no est dispuesto a suscribireste juicio. Aadamos que la Introductin que precede al libro es, por s sola,una obra maestra: rica y extremadamente nutrida, por decido de algunaforma, no ha perdido hoy da nada de su inters ni de su valor.

    La versin que aqu doy de diecisis obras de la imaginacin egipciapuede justificarse, en un principio, por el hecho de que despus de unoscuarenta aos -en el curso de los cuales nuestro conocimiento de la len-

    gua y de la civilizacin egipcias ha hecho incesantes progresos- ciertaspartes de la traduccin de Maspero inevitablemente han envejecido. Porotra parte, desde 1911, fecha de la ltima edicin de los Contes populaires,han aparecido trabajos de la mayor importancia, ediciones crticas de tex-tos literarios de los Imperios Medio y Nuev03, traducciones4, estudios ycomentarios5, sobre todo en el extranjero, permitindonos desde ahoracomprender ms a fondo y traducir ms exactamente muchos pasajes deestos textos. Finalmente, han sido descubiertos nuevos cuentos6, que vie-nen a aadirse a aquellos que eran ya conocidos en la poca de Maspero.

    1 Aparecieron cuatro ediciones (todas en Pars): primera edicin, 1882; segunda, 1889; ter-cera, 1905; cuarta, sin fecha=1911. La cuarta es la que regularmente se cita en esta obra.

    2 A. H. GAROlNER,en Me/anges Maspero, l (Almoires de I1nstitut Franrais 66, 1934), p. 479.3 Bibliotbeca Aegyptiaca (Fondation gyptologique Reine Elisabeth), Bruselas: A. M. BLAC}o;-

    MAN,Middle-Egyptian Jtorie.r, 1932; A. H. GARDl"ER, LateEgyptian Stones, 1932.4 Especialmenre A. ER~L'''', Die Literat"r der Aegypter, Leipzig, 1923 (traduccin inglesa de

    A. M. Blackman, Londres, 1927) y G. ROEDER,Altiigyptcbe ErzCi/;/ungen "nd Miircben, ]ena, 1927.-Traducciones de A. H. Gardiner: Sin,,1J (1916), Cuento del campesino (1923), C"ento projiftico (1914),Leyenda del dios del mar (Astart-1932);- de T. E. Peet: El principe prede.rtinado (1925), .f0ppe (1925);-de E. SCYS: C"ento del campesino (1933).

    ; Vanse las diferentes secciones bibliogrficas.6 HortlJY Jetb (1931), Verdady Mentira (1935), ambas de la coleccin Chester Beatty, adems

    de que el C"ento projitico y La leyenda del dio.r del mar (Astarti) eran conocidas, pero apenas habansido estudiadas, antes de 1911.

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  • 16 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA INTRODUCCIN 17

    2.- La presente recopilacin contiene exclusivamente la traduccin decuentos de la poca faranica que nos han llegado hasta hoy. No se en-contrarn aqu, pues, los cuentos de la poca tolemaica que forman unaparte, por lo dems muy interesante, de la obra de Maspero: pero slo unespecialista en demtico estara cualificado para poner a punto la traduc-cin. Tampoco hemos reproducido hl (tiento del rey I?ampsinito, que cono-cemos nicamente por llcn'ldot(/, ni ningn otro relato de origen egipciotransmitido por manuscritos griegos o coptosH Habra aqu materia paraun volumen que sera continuacin de ste que ahora presento.

    He intentado ofrecer una traduccin tan precisa como lo permite elestado actual de nuestra ciencia, pero no se me oculta que esta traduccindeber a su vez ser revisada en un futuro ms o menos lejano. La lenguagriega nos es perfectamente conocida desde el Renacimiento y sin em-bargo cada siglo nos proporciona traducciones nuevas de la I1ada y laOdisea, que suelen marcar normalmente un progreso sobre aquellas quelas han precedido. Cunto tiempo har falta, pues, para que los cuentosegipcios, traducidos y retraducidos, no encierren para los egiptlogos yams dificultades de interpretacin?

    La traduccin se acompaa de un comentario destinado en gran par-te a los estudiantes, pero que igualmente podr interesar a los lectorescultivados. Una noticia introductoria y una bibliografa han sido incorpo-radas a la cabeza de cada una de las partes.

    3.- Los cuentos, para los griegos, no eran ms que un divertimientopara nios. En Egipto, por el contrario, eran considerados en buena leycomo obras literarias, dignas de servir como prcticas de lectura y de ca-ligrafa a los jvenes destinados al oficio de escriba; de hecho, constitu-yen una de las secciones ms importantes de la literatura egipcia.

    Las obras traducidas ms abajo no son todas, por otra parte, autnti-cos cuentos, es decir, relatos de acontecimientos ficticios, al estilo deLas Mily Una Noches. De entre ellas dos, la Historia de Sinuhy las Desven-

    , Herdoto, n, 121. Vase la reciente traduccin de Ph. Legrand (coleccin GuillaumcBud), p. 146. Resumamos aqu este cuento universalmente conocido: Un faran de! ImperioNuevo, que Herdoto llama Rampsinito, poseia inmensos tesoros; queriendo tenedos seguros,hizo construir, para esconded,>s, una estancia de piedra, una de cuyas paredes daba al exterior.El arquitecto se cuid de insertar en esta pared un bloque mvil, que permita eventualmente elacceso a la cmara del tesoro y, antes de morir, revel el secreto a sus dos hijos. stos, una vezdesaparecido e! padre, movieron la piedra y penetraron en la cmara, de la que sacaron grandessumas. Repitieron varias veces esta hazaa, hasta e! da en que uno de ellos qued atrapado enuna trampa. Para impedir toda identificacin, su hermano le cort la cabeza y se la llev. El res-ro de! cuento gira sobre los esfuerzos del rey para hacerse con la persona de! ladrn supervi-viente, y las artimaas que ste emple para hacer fracasar los recursos puestos en marcha con-tra l, incluyendo esta cosa increble -la expresin es de Herdoto-, a saber, la decisintomada por e! rey de prostituir a su propia hija con la idea de que contribuira a detener al hbilladrn. Finalmente e! rey, maravillado ante los recursos de! carcter de este hombre, le dio a suhija en matrimonio.

    H .Maspero, Contes poplllaim, cit., pp. 306 Y 311.

    tttras de Unamn, son narraciones ms o menos modificadas de sucesos reales:se trata de relatos de fondo histrico o, si se prefiere, historias noveladas.\ falta de un trmino ms adecuado, las llamar novelas. Compuestaspor escribas de talento real, estaban destinadas no tanto al pueblo, sino aun pblico escogido, capaz de apreciar el arte de la composicin, la len-b'1lay el estilo, lo que las convierte en acreedoras de un lugar eminenteentre las obras literarias del Egipto antiguo.

    4.- Con respecto a los cuentos propiamente dichos, entran en variascategoras:

    a) Aislamos y destacamos en primer lugar dos cuentos, de los cualesuno sirve de introduccin y de conclusin a las splicas del elocuenteCampesino, y el otro de exordio a las revelaciones de Neferrohu (Cuentoproftico): se trata de cuentos-escenario. En realidad no son ms que unaparte, una parte secundaria, de la obra literaria que cada uno de ellos in-troduce o acompaa y de las cuales no pueden ser separados; se trata sinembargo de cuentos y -el primero sobre todo- muy vivaces.

    b) Dos cuentos de nuestra coleccin pueden llamarse mitolgicos, asaber, la Leyenda del dios del mar (A,rtart), en la que el papel protagonista loostenta una divinidad temible, proveniente de Fenicia, el Mar (p3ym), y lasAventuras de HOrl4s] Seth, que se desarrollan en un ambiente bastante vul-gar, el Olimpo egipcio.

    c) Otros tres utilizan datos proporcionados por pequeos hechos msanecdticos que propiamente histricos: La qtterella de Apopi y de Seke-nenre, que evoca los turbulentos tiempos del Segundo Perodo Interme-dio y la dominacin de los Hiksos, La toma de Joppe, que relata un episo-dio de una de las campaas de Tutmosis III en Siria, y La Princesa deBakhtan, que hace alusin a acontecimientos del reinado de Ramss n.

    d) Hay tambin un cuento filosfico donde se enfrentan dos perso-najes alegrico s, Verdad] Mentira; se asiste al triunfo del primero sobre elsegundo, a la victoria del bien sobre el maL

    e) La primera parte del Cuento de los dos hermanos tiene el carcter neto deun cuento psicolgico -si se exceptan algunos rasgos relativos a los ma-ravilloso-. El tema general se vuelve a encontrar en otras literaturas: unamujer ama a un hombre joven y, no respondiendo ste a sus insinuaciones,lo calumnia ante su marido.

    f) Todos los dems cuentos, El nufrago, El papiro We,rtcar, El prncipepredestinado, la segunda parte del Cttento de los dos hermanos, El espectro, yapa-rentemente El pastor que vio a una Diosa, son relatos en los que predomi-na lo maravilloso, o donde la magia desempea un papel preponderan-te: hazaas de magos, hechiceros que dominan los elementos, nacimientosextraordinarios, curaciones milagrosas, signos premonitorios y anunciosmisteriosos, animales dotados de palabra9, los prodigios se suceden para

    9 As, las "acas en el Cuento di' 10f dOJiJernlanoJ (p. 156), el perro \' el cocodrilo en Elprinpeprede.rtinado (p. 136). .

  • lH Rl~LATOS y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA INTRODUCCIN 19

    el mayor disfrute de los oyentes. No es justo decir que lo maravilloso seencuentre solamente en estos relatos: lo maravilloso es casi inseparabledel cuento egipcio; y de hecho hay otros relatos, ya clasificados en una delas categoras precedentes, a travs de los cuales fluye una corriente, a ve-ces poderosa, de lo maravilloso, especialmente en La princesa de Bakhtan,Las aventuras de Horus y Seth, e incluso, como ya lo habamos dejado en-trever, en la primera parte del Cuento de los dos hermanos. En realidad, almargen de los cuentos-escenario, creo que slo en Verdady Mentira lo ma-ravilloso (no digo lo mitolgico) se encuentra completamente ausente.

    5.- La composicin de La historia de Sinuh es, muy probablemente, rei-nado ms o menos, contempornea de los acontecimientos que ah se na-rran. Podra darse el caso de que poseyramos el manuscrito original (enel modelo del Papiro de Berln 3022)? No es imposible. Nuestro manus-crito de las Desventuras de Unamn, por otra parte, data de la dinasta XXIIIO,pero es probable que reproduzca un original cuya redaccin debi aconte-cer poco despus del retorno del enviado de Ramss Xl. No hay nada sor-p~endente en que la composicin de estas novelas se encuentre muy pr-Xima a los acontecimentos hstricos que forman su trama.

    Entre los cuentos hay que poner aparte el de El Nufrago: sabemosque el manuscrito que nos lo ha conservado es la copia de otro algunosaos ms antiguo, obra del escriba Ameno, hijo de Amenyll, quien muyblen podra haber sido, si no el propio autor del cuento, al menos el pri-mero en haber fijado por escrito el texto en la dinasta XII,

    El punto de partida de otros cuentos queda ms distante; a menudo elorigen es remoto, perdindose incluso a veces en la noche de los tiempos.Nuestro manuscrito de La toma deJoppe es posterior en ciento cincuenta aosa la poca en que se piensa que tuvo lugar el episodio que ah se narra12.Detodas formas, un siglo y medio es, como se va a ver, relativamente poca cosa.

    Los manuscritos del Cuento del campesino datan de las dinastas XII yXIII, pero el relato hace alusin a incidentes que se remontan a la dinastaX, la poca del ltimo de los reyes heracleopolitanos13. El final del Se-gundo Perodo Intermedio -dinasta XVII- es evocado en La querella deApopi y Sekenenre, tal como lo expone un manuscrito de la dinasta XIX14.El Cuento prqfttico, cuyo manuscrito principal es de la dinasta XVIII, tuvomuy probablemente su origen en la agitada poca que estuvo marcada porla invasin extranjera yel triunfo de Amenemhat 115. En El espectro, com-posicin conocida sobre todo por ostraca de la dinasta XIX, el narradorse refiere, aparentemente, a acontecimientos que se remontan al reinado

    10 Vase ms abajo, p. 203.11 Vase ms abajo, p. 66}' n. 47,12 Vase ms abajo, p. 137.13 Vase ms abajo, p, 75, nota 38.14 Vase ms abajo, p. 143.

    15 '.'ase ms abajo, pp. 112}' 119 (notas 63)' 64).

    de uno de los Mentuhotep (dinasta XI)16. En estos cuatro casos, los he-chos colacionados son anteriores respectivamente en ms de dos siglos,y aproximadamente en cuatro, cinco y siete siglos, a los manuscritos quelos conservan. Es preciso admitir que las diversas leyendas cristalizadasen estos manuscritos habran nacido ms tempranamente, y hay que su-poner por otra parte que deban haberse desarrollado en principio oral-mente, y que despus habran tomado forma de composiciones, desapa-recidas para siempre, de las cuales los cuentos que nos han llegado no sonms que la reproduccin, no ntegra sino modificada segn las exigenciasde una lengua que, en el curso de los siglos, haba evolucionado. La mis-ma observacin hay que hacer con respecto al tema de la leyenda de Laprincesa de Bakhtan, grabada en una estela por los sacerdotes de Khonsuunos ocho siglos despus de la muerte de Ramss IIl7.

    Hay asimismo razones para creer que los cuentos de Westcartienen unorigen muy remoto. El manuscrito data de la poca de los Hiksos y per-mite suponer un original de la dinasta XIl18. Pero no es posible acasoque este mismo original recogiera leyendas familiares para el pueblo egip-cio desde haca tiempo y que remontaran al Imperio Anriguo, ms pre-cisamente a la dinasta V, cuyo advenimiento explica y glorifica uno de loscuentos?19 En cuanto a los temas populares que se fijan en el Cuento de losdos hermanos, las Aventuras de Horus y S et~O y otros ms, ciertamente debenevocar una muy remota antigedad, pero por el momento no sabramosincorporar ninguna precisin en cuanto a su origen. En fin, ya se ver2lcmo la Leyenda del dios del mar (p3ym), en la que se deja sentir la influen-cia de la mitologa fenicia, debe ser contempornea (siglo XIV) del poemade Ras Shamra que pone en escena al temible Yam.

    6.- Leyendo estos viejos cuentos uno se ve naturalmente impulsado acomparar el tema de varios de ellos con otros relatos ms prximos a no-sotros en el tiempo, hebreos, rabes, indios, griegos, europeos, -si no eltema principal, al menos los episodios ms destacados-o Aunque en el de-sarrollo de las noticias que preceden a cada cuento he establecido las si-militudes necesarias con el folclore de diferentes pases, agrupar a con-tinuacin los principales hechos.

    Las tribulaciones de Ulises, flotando a la ventura, y su llegada al pasde los Feacios en el Canto V de la Odisea por una parte, y las aventuras deSindbad el Marino en las Mily Una Noches por otra parte, hacen inmedia-tamente pensar en nuestro Nufragif2. El tema general de Elprincipe pre-

    16 Vase ms abajo, p. 176.J7 Vase ms abajo, p. 176.l' Vase ms abajo, p. 91.19 Vase ms abajo, pp. 92)' 105-106.211 Vase ms abajo, pp. 149 Y 183.21 Vase ms abajo, pp. 122-123.22 Vase ms abajo, p. 59.

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  • 20 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA INTRODUCCIN 21

    destinado se encuentra de nuevo en La bella durmiente del bosque, de Ch. Pe-rrault, y el episodio del joven prncipe saltando hasta la ventana de la hijadel rey tiene su paralelo en cuentos populares de diversos pases23. La es-tratagema empleada por el general Djehuty, en La toma deJoppe, para apo-derarse de la ciudad que est asediand024, se repite en el cuento de las Mily Una Noches que nos muestra a un astuto jefe de maleantes introdu-ciendo en casa de Al Bab a los cuarenta ladrones escondidos en tina-

    jas de aceite. La querella de Apopi y Sekenenre, donde se ve al rey hikso delnorte proponiendo al rey egipcio del sur una especie de enigma, cuya re-solucin puede conllevar serias consecuencias, premoniza esos especta-culares desafos que gustaban lanzarse los prncipes de Oriente, -afortu-nados ellos cuando estaban, como el rey Lycerus, asistidos en larespuesta por un hombre tan ingenioso como Esop025-. El tema princi-pal desarrollado en la primera parte del Cuento de los dos hermanos -a saber,el amor culpable de la mujer de Anup por su cuado Bata- nos conducenecesariamente hacia el episodio de Jos y de la esposa de Putifar en elGnesis, la historia de Belerofonte y de Anteia en la Ilada, o tambin la deHiplito y Fedra en Eurpides, sin mencionar la divertida aventura de lareina Glamorgana y del monje Oddul recogida por Anatole France26 Enla segunda parte del cuento, las metamorfosis de Bata, el cuerpo sinalma, el corazn reanimado por el agua, la trenza de cabellos arrebataday llevada a Egipto por el dios del mar, son temas que se reencuentran confacilidad en el Indo y en varios pases de Europa27.

    Desde hace mucho tiempo era conocido gracias a diversos relatosextranjeros, especialmente por un cuento de la Grecia moderna, el temadel buen hermano y del mal hermano -Equidad e Iniquidad- de los cua-les el primero, como resultado de una disputa, queda cegado por el se-gundo. Quin habra pensado, hace tan slo quince aos, que este temahaba sido ya tratado por los antiguos egipcios? Esa fue la revelacin quesupuso la publicacin, en 1936 por Gardiner, del cuento de Verdad yMentira28 Otro cuento, descubierto en la misma poca, las Aventuras deHorus y Seth, presenta por su parte varias paralelos con leyendas de otrospases: as, la actitud indecente que adopta Hathor para alegrar a su pa-dre habra de ser retomada ms tarde por la diosa Baubo, en Grecia y porla danzarina Uzume en Japn; la ancdota de Isis y de Anti el barquerotiene su equivalente en diversas leyendas griegas relativas a un batelero ya una diosa29. Por otro lado, con las amonestaciones dirigidas por Isis a

    23 Vase ms abajo, pp. 129-131.2. Vase ms abajo, p. 137.25 Vase ms abajo, p. 144.26 L'IIe des Pingolfins, cit., pp. 111 Yss. Para el resto, cfr. ms abajo, p. 149.2' Vase ms abajo, p. 151.2" Vase ms abajo, p. 167.29 Vase ms abajo, p. 186.

    Seth ha podido relacionarse la clebre escena de Samuel II, donde Nat-han conmina a David a reconocerse culpable 30.

    Por segunda vez se hace alusin en estas pginas a la Biblia. Y he ~quque adems del Gnesis o de Samuel, debemos evocar el captulo del Exo-do consagrado a la historia de Moiss: este relato presentara en efecto,segn S. de Ricci, una curiosa similitud con La historia de Sinuh31: 1\partir del momento en el que Moiss mata al Egipcio, su conducta sehace en todo similar a sta (la de Sinuh). Para escapar igualmente de laclera de un Faran, Moiss huye al pas de Madian. Como a Sinuh, losbeduinos le acogen hospitalariamente y Reuel lo toma como yerno, aligual que el jefe (de Retenu) casa a Sinuh con su hija mayor. Josefa, ensus Antigedades de losjudos, proporciona otros detalles que podra pen-sarse que incrementan ms, si cabe, las similitudes de este episodio conel relato egipcio.

    7.- De esta forma, cierto nmero de temas desarrollados por los es-cribas del viejo Egipto, aproximadamente entre 1900 (Sinuh) y hasta1160 (Horus y Seth), son compartidos por narradores pertenecientes a na-ciones ms jvenes. Se plantea una primera interrogante: tenan conoci-miento estos narradores extranjeros de los relatos egipcios?, fue Egiptoquien les proporcion los argumentos de sus cuentos? Por ejemplo, si elCuento de los dos hermanos no hubiera sido conocido por el autor del Gne-sis, se habra visto privado este libro del episodio qu~ opone a Jos a lamujer de Putifar?, no se habra sentido el autor del Exodo de smotivadopara atribuir a Moiss una vida tan marcada de incidentes si La Historiade Sinuh no le hubiera proporcionado materia para ello?

    Algunos folcloristas se sentiran en la tentacin de responder afirma-tivamente. En todo caso S. de Ricci no duda en escribir: Nos parece ve-rosmil que muchos detalles de la leyenda de Jos y de Moiss hayan sidotomadas por el redactor del Pentateuco a partir de cuentos egipcios que ltomaba como historia verdadera32. Tal afirmacin, sin embargo, distamucho de satisfacer a un espritu atento. Quin, en efecto, no es capazde apreciar que la aventura de Jos es en todos los pueblos, y en todas laspocas, una historia bastante comn? No contiene nada de extraordina-rio que el escritor hebreo no hubiera podido extraer de su propio bagaje.No hay que asombrarse, por otro lado, de que Moiss, atravesando un de-sierto y llegando donde los beduinos, conociera unas peripecias anlogasa las de Sinuh visitando Retenu. De igual forma, los relatos llenos deexageracin de los marinos de todos los pases deban, en los tiempos an-tiguos, contener un gran nmero de elementos comunes -la tormenta, eldesencadenamiento de las olas, el naufragio, la llegada a una isla ms o

    ,lo Vase ms abajo, p. 185.JI S. DE RleG, Les Contes popu1aires gyptiens et la littrature hbra'ique, en Bibliolbeqlle

    de lJIIigarisalion dll Mil.,,, GlfimeJ, lOmo 37 (1911).32 S. de Ricci, ibidenJ.

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  • 22 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICAINTRODUCCIN 23

    menos maravillosa-, como para que sea necesario suponer que nuestroNtifrago fue el obligatorio modelo de Sindbad el Marino o del Canto V dela Odisea. Es preciso mostrarse extremadamente cautos en esta cuestindel origen de los cuentos: con el pretexto de que dos leyendas separadasen el tiempo tienen elementos de similitud, afirmar que la ms reciente esnecesariamente una rplica deseada de la ms antigua es olvidar, comodice Anatole France (Dialogue sur les Cantes defles), que

  • 24 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA INTRODUCCIN 25

    mito qUl: ha dado origen a este cuento no asitico, sino egipcio, si esClerto qUl: tras Anup y Bata se ocultan dos divinidades del noma Cino-politano !' qUl: los dos hermanos son una transposicin al plano humanodl: las figuras de Osiris y de Seth. Las conclusiones de G. Paris sobre el('/1m/o del rey Rampsinito40 no pueden tampoco ser todas mantenidas: exa-minando en detalle las numerosas variantes entonces conocidas de estakYl:t1da,G. Paris estimaba que la versin egipcia, tal como nos la ha trans-mitido Herdoto, no se aproxima tanto como las otras versiones, orien-taks o europeas, al cuento arquetipo del cual crea haber reconstituidosus grandes lneas; extraa como consecuencia que el ancestro de todosestos relatos no era posiblemente originario de Egipto. El autor desco-nocido, tal vez un i:~T]yrrci]~I.n8rov de Babilonia, puede estar orgulloso desu obra: popular desde muy pronto en Asia occidental y el Oriente de Eu-ropa41, traducida a un nmero incontable de lenguas, incorporada a unode los libros sagrados del budismo, inmortalizada por Herdoto, su famaha continuado sin debilitarse a lo largo de los siglos42.Como la literatu-ra sirio-babilnica hasta ahora no nos ha proporcionado cuento alguno,la hiptesis de G. Paris queda sin fundamento. Y antes que admitir, sin elapoyo de pruebas, que el relato transmitido por los sacerdotes a Her-doto en el siglo v tena como origen un cuento babilonio, hemos de su-poner con ms verosimilitud que este cuento es una versin, sin dudaadulterada, de un relato egipcio mucho ms antiguo, remontando quizsa las dinastas XIX y XX -la poca dorada de los cuentos populares- 43;el cuento original no se conserva, pero el tema que desarrolla tuvo opor-tunidad de transmitirse a Europa y a Asia y de dar origen al ciclo, tanabundante, conocido con el nombre de ciclo del amo ladrm>.

    De forma general, no se comprende bien por qu es preciso buscaren Caldea, o incluso en los viejos centros de civilizacin del mar Egeo ode Asia Menor44, el origen de cuentos de los cuales es sencillo imaginar,en ausencia de toda informacin positiva, que han nacido en el mismoEgipto. Por otro lado, nadie puede dejar de reconocer que la forma lite-raria que en Egipto muestran estos temas internacionales es con muchola ms antigua que ha llegado a nosotros.

    9.- Tambin las costumbres reflejadas en las novelas y cuentos son sin

    -J(I Vase tns arriba, p. 16 Ynota 7, donde el cuento est resumido. 1 Incluso en Irlanda: cfr. M. Pieper, en zAJ 70 (1934), p. 93."" G. PARs, op. I""d., p. 314. 3 Maspero ya mostr, por otra parte, que dos de los rasgos que especialmente habian sido

    tomados de este cuento como indicatiw>s de un origen extranjero (la piedra m"i! r el guardianbarbudo) eran por el contrario perfectamente coherentes con los hbitos egipcios (Contes POPJI-laireJ, cit., p. XLn -XLIV).

    +l No hablo de la India, aunque ha sido considerada largo tiempo como pas de origen decuearos: es cierto que Benfey ~.sus discpulos no conocan los cuentos egipcios. Tambin es ver-dad que antes de la poca musulmana Egipto, en este campo, debi proporcionar a la India msde lo qu!, recibi de ella.

    discusin las de la sociedad egipcia. En la cspide de la jerarqua se en-cuentra el rey: no se trata de un tirano, sino ms bien de un padre. Haceque se le enven presentes al exiliado Sinuh, le exhorta a volver a Egipto,manda una comitiva a su encuentro, y le recibe en el palacio con bondad;los hijos del rey le acogen de forma igualmente amigable y le obsequian conmsica; la reina asiste a la recepcin.- Oponindose a que el campesino re-grese de inmediato a su casa, el faran, lleno de humanidad, se cuida de en-cargar a su ministro que asegure el mantenimiento de la mujer y de losnios del pobre diabl04s.-Un hijo del rey, en Westcar se muestra lleno deatenciones hacia Djedi, el mago de ciento diez aos46._ En otro cuento dela misma recopilacin, el rey Snofru saluda al jefe-lector Djadjaemankhllamndole mi hermano47; y en otro lado, interpela a Neferrohu con es-tas palabras: mi amigo, en tanto que dirigindose a los cortesanos, les lla-ma compaeros4S.

    En su bondad, el soberano propende a veces a la debilidad: as, ce-diendo a las splicas de su hijo, el prncipe predestinado, hace que le en-treguen un perro, aunque no ignora el temible destino que amenaza al jo-ven49,

    Como en las sociedades ms arcaica~, el faran es el juez supremo ysabe castigar cuando es preciso. Abandona al cocodrilo (con una brevefrase: Llvate lo que es tuyo!) al burgs que ha engaado a Ubaone ycondena al fuego a la culpable mujerso.- Bata, convertido en rey, entregaigualmente al suplicio a la mujer que le ha traicionado, y toda la corte loapruebaS1.

    Al igual que muchos soberanos orientales, el rey de Egipto se aburrea menudo. Afortunadamente le gusta no tanto leers2 como hacerse leertrozos de elocuencia, o escuchar historias divertidas. Cuando el rey delCuento del campesino ordena,. como hemos visto, retener en la ciudad alcampesino elocuente, y darle largas, cul era su objetivo?: hacerle ha-blar el mayor tiempo posible. Despus, aade, que sus palabras nos seanremitidas por escrito, para que las escuchemoss3. Se recogen entoncessobre un rollo de papiro nuevo (como hoy da las recogeramos en undisco) las splicas del campesino, cada una de acuerdo con su conteni-do, y cuando finalmente se calla, el ministro hizo llegar el rollo de pa-

    .5 Vase ms abajo, p. 76.

    .."Vase ms abajo, pp. 101-102.

    .7 Vase ms abajo, p. 99. J',,[ihermano, como en el rabe del Egipto moderno}a akhi. Cfr .sobre el carcter del rer Snofru, los comentarios de B. GU:"'N en lEA 12 (1926), pp. 250-251.

    .< Vase ms abajo, p. 114.

    .9 Vase ms abajo, p. 133.so Vase ms abajo, p. 97.SI Vase ms abajo, p. 165.52 El C"ento proji;tico nos muestra a un rey (tambin Snofru) que sabe escribir (vase ms aba-

    jo, p. 115 y n. 16): deba pues saber tambin leer. Pero el caso era sin duda muy raro.s, Vase ms abajo, p. 76.

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    piro a la majestad del rey Nebkaure j.v., y ello fue agradable en su coraznms que toda cosa que hay en este pas entero54.- De igual forma el reySnofru reuni un da a sus camaradas y les pidi que le encontraran aun hombre que, especifica, sea capaz de decirme hermosas palabras yfrases escogidas, que mi Majestad disfrutar escuchando. Entonces esintroducido ante l el jefe Lector Neferrohu, que va a desvelarle el por-venir55.- Y Kheops, hijo de Snofru, a su vez buscando tambin diversin,hace que le cuenten sus hijos historias maravillosas -aquellas que nos haconservado el papiro Westca,s6-. Sin embargo, uno de los hijos, Dedefbor,sustituyendo la palabra por la accin, va en busca de un mago, cuyas proe-zas acaban por divertir a su Majestad57.

    Alrededor del rey se agrupan los Compaeros 58,los Amigos59, los altosfuncionarios: en este grupo destaca la original figura de Rensi6o,que lleva elttulo de gran Intendente, pero que cubre posiblemente funciones judi-ciales, puesto que tiene por misin castigar a todo ladrn en este pas en-tero. Recibe sin altivez al pobre campesino, que le presenta su queja, y tie-ne el mrito de no escuchar a los notables del lugar, gente tmida y cobarde,que le aconsejan tratar con desprecio un asunto de tan poca importancia.-Sealemos tambin entre los grandes a un general de fecunda imagina-cin, Djehuty, a quien el ingenio le vale ms que la estrategil.

    Ms bajo en la jerarqua social nos encontramos con los burgue-ses62,como aqul que, en Westcar, corteja a la mujer de Ubaon, los je-fes lectores, a la vez sacerdotes y magos63, y, ms abajo an, las gentes delcampo. El Cuento del campesino presenta dos tipos de personajes del cam-po: el mismo campesino, Khunanup, del cual podramos preguntarnos sirealmente es un rstico, un fellah que cultiva la tierra, o si no se trata msbien de un pequeo comerciante, que de cuando en cuando desciende alvalle del Nilo para vender ah los productos de los oasis y traer alimen-to para sus hijos64. Un da, apenas llegado a Egipto, encuentra a un hom-bre, Djehutinakht, que debe ser, a su vez, un campesino acomodado, yaque al menos tiene un servidor y disfruta de ocio como para pasear porel dique; adems, es vasallo del gran intendente Rensi, de quin ya hemoshablado. Amparndose en esta proteccin y contando con impunidad,detiene, roba y hace golpear al desgraciado campesino, del que sabemos

    '" Vase ms abajo, p. 89.ss Vase ms abajo, p. 114.5(, Vase ms abajo, p. 91.57 Vase ms abajo, p. 100.5H NJlffrago, ms abajo, pp. 60 Y 66; SinulJ, ms abajo, p. 36 Ynota 4.50 Jinnh, ms abajo, p. 36, nota 4; pp. 49-51.(,,,En el Cnento del can;pe.

  • 28 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA INTRODUCCIN 29

    mano decidida que no duda en golpear a su sirvienta, joven atolondrada,curiosa y rencorosa, a la que el temible cocodrilo un da habr de devo-rar71.AlIado de esta venerable matrona podemos situar a la simptica hijadel rey de Naharina, de la que el prncipe egipcio termina por obtener lamano72. Maspero pensaba no obstante que el arrebato con el que se lan-za a los brazos del hombre que el azar le ha enviado como marido da mu-cho que pensaD>73.Es posible; pero no es preciso ser tan severos, pues seconvierte en una esposa irreprochable: informada de los destinos quependen sobre la cabeza de su marido, se dedic a velar por (l) con lamayor atencin y no le dejaba salir solo. Ella es quien, con su presenciade nimo y su coraje, le salva de la serpiente. Debemos, razonablemen-te, exigir ms de ella?

    10.- Cules eran, a juzgar por estas obras, los sentimientos religio-sos de la sociedad egipcia? Se siente uno tentado a pensar que el pue-blo no tena ninguna piedad sincera. La Lryenda del dios del mar y los doscuentos de la coleccin Chester Beatty, recientemente publicados, nosmuestran un tratamiento burlesco de los dioses oficiales: La Enada no

    tiene fuerza ante un dios extranjero que la tiraniza74; pasiva y sin equi-dad, se pronuncia a favor del malvado y trata con crueldad al just075;sin conviccin seria, pronta a contradecirse, adopta el parecer del lti-mo opinante76. Por su conducta generalmente vulgar o ridcula, a vecesgrosera hasta la indecencia, los dioses no son dignos de respeto algu-no. Quin pensara dirigirles sus plegarias? Por ello hay una inclina-cin muy preferente hacia la magia; es a los hechiceros a los que unopide los milagros77.

    Sin embargo, al margen de estos cuentos, un discreto velo aparece portodos lados ocultando los verdaderos sentimientos del pueblo y su pro-fundo escepticismo. En general, el narrador se muestra efectivamentecuidadoso con el decoro, y los dioses, a instancias sin duda de los sacer-dotes, se presentan como seres poderosos, respetables y buenos, confor-mes en todo a la religin oficial.

    Recorriendo estos cuentos, redactados en buena medida en los tiem-pos en que Tebas era la capital del Imperio, uno esperara ver en todos(exceptuados algunos relatos, como los de Westcar, naturalmente) a Amncomo divinidad nica o situada a la cabeza de los otros dioses. se es

    efectivamente el papel que desempea en La toma deJoppe, donde se le lla-

    71 Vase ms abajo, p 108.72 Vase ms abajo, pp. 133-134.7.1 Maspero, ConteJ poplI/aim, cit., p. XLV."Vase ms abajo, pp. 121-122.7i Vase ms abajo, p. 170 )' nota 10.

    7(, As en HoruJr Jeth, donde la Enada, generalmente favorable a Horus (pp. 187, 188, 194,198) se inclina tambin a veces por Seth (pp. 191, 195,199).

    '7 Vase ms arriba, p. 17, f.

    ma padre del rry (futmosis 111)78.En el cuento del Espectro, el personajems activo es un Primer Profeta de Amn79. En Apopiy Sekenenre, Amon-rasonter se alza frente al dios extranjero Sutekh811.Tambin es Amonra-sonter el dios cuya barca va a ser reparada, en el reinado de Ramss X181.Pero con sorpresa constatamos que la Historia de Sinuh, compuesta sin em-bargo bajo la dinasta XII, no cita ms que una vez a Amn, bien es ver-dad que a la cabeza de una serie de divinidades, pero despus de que Ra yMontu hayan sido invocados82. Por e! contrario, Ra es mencionado al me-nos cuatro veces (e! reyes un amado de Ra; l es la imagen de Ra; Ra di-funde su temor en todos los lugares)83. Como cosa curio~a, sucede tambinque Sinuh se encomienda, de una forma vaga, a Dios. El es el nico, el re-galo de Dios, dice refirindose al rey, y, hablando de su enemigo: Igno-ra Dios lo que le ha sido destinado?; en otro pasaje, y con alguna vacila-cin, exclama: Oh Dios, quienquiera que seas...84.De igual forma es Ra,con exclusin de cualquier otra deidad, quin es tomado como testimonioy adorado por los dos jvenes del cuento de El prncipe predestinado, en unaocasin bajo la advocacin de Ra-Harakhti85. El Cuento de los dos hermanos noconoce otro dios que Pra y Pra-Harakhti86; en las frmulas de juramento ladivinidad que es invocada es annima87. En cuanto a los numerosos diosesque se agitan en Horus y Seth, tienen como jefe al dios solar en sus diversasapelaciones de Pra, Pra-Harakhti, Atum y Khepri88; Amn jams es men-cionad089. De la lectura de Sinuh y de los tres cuentos citados en ltimo lu-gar se extrae la impresin de que, al comienzo de! Imperio Medio, Amntuvo dificultades para sustituir a Ra, y que, hacia la dinasta xx, Ra hizo ol-vidar con frecuencia a Amn. Quin lo dudara leyendo las inscripcionesoficiales? Dos narradores sagaces, conformndose a las exigencias de ladoctrina heliopolitana, identificaron, como acabamos de ver, a Amn conRa bajo el nombre de Amonrasonter,

  • 30 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA

    Los cuentos nos ofrecen, pues, un fresco fiel, lleno de vida, de ricos colo-res, y de detalles cuidadosamente anotados de la sociedad egipcia, de su.jerar-quia, de sus diversas clases, as como de sus ideas morales y de sus creenciasreligiosas que nos permiten penetrar ms profundamente en el alma egipcia.En este sentido, interesan no slo a la historia de la literatura, sino tambinquizs ms, si cabe, a la de la civilizacin.

    V.S.E

    Wiirtb.

    OLZPSBAUrk.

    APNDICE

    1.0 En cada seccin bibliogrfica el asterisco * delante del ttulo de unaobra designa la edicin del texto que ha servido de base principal ami traduccin.

    2. La transcripcin en itlica de los textos egipcios citados se ha hechoconforme a las reglas ofrecidas por Lefebvre, Grammaire de I'EgyptienClassique, 45.

    3. Los nombres propios egipios se han transcrito en carcteres latinossegn el mtodo establecido en ibidem, 47.

    4. Signos empleadas:[ ] corresponde a una laguna accidental en el texto.( ) sirve para desarrollar o para precisar el sentido de una palabra, de

    una expresin o de un elemento de la frase, o bien para reconstruiruna preposicin omitida (voluntariamente o no), o un pronombreno expresado o mal empleado.

    < > se emplea para reconstruir (a veces de forma hipottica) omisio-nes ms largas.

    5. Incluyo aqu el significado de algunas abreviaturas y siglas usuales:Annaies S. de A. Annales du Service des Antiquits de I'Egypte, El Cairo.BIFAO Bulietin de I1nstitut Fran[ais d'Archologie Orientaie, El Cairo.fEA The fournal if Egyptian Archaeology, Londres.fNES The fournal if Near Eastern Studies, Chicago.j.v. justo de voz, epteto de los difuntos cuyas declara-

    ciones (!]fw) han sido reconocidas exactas (m") ante eltribunal del ms all.

    Orientalische Literatur-Zeitung, Berln-Leipzig.Proceedings if the Sociery if Bib/ical Archaeology, Londres.K. Sethe, Urkunden 1 (desAlten Reiches), Urkunden IV (der18. Dynastie), Urkunden VII (desMittieren Reiches), Leipzig.vida, salud, fuerza -epteto que acompaa el nombrede un rey, (y a veces el nombre de un alto personaje).A. Erman y H. Grapow, Wiirterbuch der AegyptischenSprache, Leipzig, 1926-1931.

    zA.s Zeitschriftftir Agyptische Sprache und Altertumskunde, Leipzig.Adems de las obras de Maspero (Contes populaires), A. Erman (Die Lite-ratur) con la traduccin de A. M. Blackman, y G. Roeder (Altagypt. Erzah-

  • 32 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA

    lungen), citadas en detalle ms arriba, p. 15, notas 1 y 4, en este libro seharn repetidas menciones de: 8

    A. De Buck, Egypt. Verbalen = Egyptiscbe Verbalen, San~oort, 192 .A. H. Gardiner, Onomastica = Ancient Egyptzan Onomastzca, 2 vals., Ox-ford 1947. . .. L' 1935M. Pieper, Das Agypt. Marchen = Das agyptzscheM~rcben: elpzlg, ..H. Ranke, en Gressman, Altorient. Texte = Altonentaltsche Texte und BzI-der (2 Aufl.), 2 vals., Berln-Leipzig, 1926-192~ ..K. Sethe, Lesestcke = Aegyptische Lesestcke, Lelpzlg, 1?24. ..K. Sethe, Eriuterungen = Erlauterungen zu den Aegypttsche Lesestucken,

    Leipzig, 1927. l'd' b l" tC D W Sflecimen Paaes = Library of the WOrt, s est tltera ure,. . arner, r '"Nueva York, 1897. dM hA. Wiedeman, Altaegyptische Sagen = Altaegyptische Sagen un arc en,Leipzig, 1906.

    1HISTORIA DE SINUH

    La Historia de Sinuh disfrut de la mayor popularidad entre los egip-cios, si juzgamos por el gran nmero de manuscritos o fragmentos demanuscritos, sobre papiro u ostraca, que nos han llegado, desde la di-nasta XII a la XX. Por otra parte, los egiptlogos se muestran de acuer-do en considerar esta obra la ms representativa y perfecta de la literatu-ra egipcia, la que ms apropiadamente merecera el calificativo declsica por su carcter y sus cualidades, por su composicin, su estilo ysu lengua. Podramos incluso, sin exageracin -como hace Rudyard Ki-pling (citado por A. H. Gardiner en The Legary of Egypt, 1943, p. 74, n.11)_,incluirla entre las obras maestras de la literatura universal.

    El personaje principal, Sinuh2, sin duda no es un ser imaginario.Contemporneo de Amememhat 1 (2000-1970) y de Sesostris 1 (1970-1936), debi ser el hroe de aventuras que impactaron en la imaginacinde sus congneres y que fueron reformadas tan pronto como muri algusto del pblico y, por decirlo de alguna forma, noveladas. El puntode partida de esta composicin literaria pudo haber sido la autobiografa(ms o menos verdica) que Sinuh, como todos los nobles egipcios,haba hecho grabar sobre una pared de su tumba: all narraba los gran-des acontecimientos de su trayectoria, de los que el ms notable, elms extraordinario, sera su estancia en Asia, en el pas llamado Retenu(v. nota 27).

    La razn de su exilio en tierra extranjera, sin ser bien conocida, puede de-ducirse de las primeras lneas de! relato. Cuando muere Amenernhat 1, e!

    I [N. del T.: Traduccin espaiiola: El Lt.gado de Egipto, Madrid, 1950, p. 124.]2 El nombre propio Sinuh (S; nhl el hijo del sicomon), o sea, de una de las diosas que

    gustaban de residir en un sicomoro) es raro, pero no desconocido en el Imperio Medio (Ranke,Dif /igypt. Personennamen, 283, 2). La desinencia femenina -t de nht se tranforma pronto en e (cfr.e! capto nI/be), de forma que la transcripcin Sinub es preferible a cualquier otra.

  • 34 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA HISTORIA DE SINUH 3S

    prncipe heredero Sesos tris (ya corre?ente), se encuentra luchando en libia.Los amigos que tena en la corte le mforman sm tardanza de l~ ~uerte delrey, de forma que puede, a escondidas de todos,

  • 36 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICAHISTORIA DE SINUH 37

    tespopulaires, cit., p. 72; -E U. Griffith, en C. D. W~rn~r, Specimen Pages,p..5~?~;_A. Wiedemann, Altaegyptische Sagen, p. 34; -G. Fanna, Le Avventure dt el nu-he, Milan, 1921; -A. Erman, Die Literatur, p. 39 (trad. Blackman, p. 1.4); -H. Ranke, en Gressmann, Altorient. Texte, p. 55; -G. Roeder, Altagypt.

    Erzjihlungen, p. 24; -A. de Buck, Egypt. Verhalen, p. 46.

    _Estudios, comentarios y glosarios: ,G. Maspero, Les Memoires de Sinourut, en Bibliotheque d'Etude, 1, El

    Cairo, 1906 (texto y glosario); -A. H, Gardin.er, en Rec. de Trav',32 (1910),33 (1911),34 (1912), 36 (1914), artculos relmpresos con el titulo: Noteson the Story o/ Sinuhe, Pars, 1916; -P. ,Montet~ Sur quelques passages des, podra designar a egipcios exilia-

    dos en Libia y que all fomentaban conspiraciones contra el fundador de la dinasra XII. Cfr. A.M. BLAC;;~I\", enTEA, 22 (1936), p. 35.

    11 El futuro rey, asimilado a Horus el halcn.12 Estas palabras parecen expresar que uno de los prncipes, que formaba parte del ejrci-

    to, haba sido secretamente advertido de la muerte de Amenemhat I y animado por una faccinde la corre para declararse competidor de Sesostris como heredero a la corona.

    l.l Posiblemente la voz del pretendiente al trono: vase la nota precedente. Para la interpre-tacin de esra frase, cfr. A. de Buck, en Jt"d. GnifitiJ, p. 58.

  • 38 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICAIIISTORIA DE SINUH 39

    blaba lejos (de todos), estando yo cerca (de l). Mi corazn se turb, misbrazos se separaron de mi cuerpo, habindose abatido un temblor por to-dos mis miembros. Me alej de un brinco para buscarme un escondrijo:

    me coloqu entre dos arbustos para mantenerme fuera de la vista de cual-quiera que pasara por el caminol4

    AtralJiesa el Delta,] despus el istmo de Suez

    Me dirig hacia e! sur: /[R,30] (sin embargo) no me propona volver a esacorte, pues pensaba que all habra luchas y no crea que pudiera vivir (an)tras esolS. Atraves Oasaguas de) Maaty16,en la proximidad del Sicomoro17,e hice un alto en la isla de Snofru18; pas all la jornada, en el linde de las tie-rras cultivadas, y reemprend la marcha (al da siguiente) en cuanto se hizo deda. Encontr a un hombre / [R,35] que estaba en mi camino: me salud condeferencia, a m que tena miedo de l. Cuando lleg la hora de comer, meaproxim a la ciudad de Negau19. Atraves (el Nilo) sobre una embarcacinsin timn, gracias a la brisa del viento del oeste, y pas al este /[R,40] de lacantera, ms arriba de la Dama de la Montaa Roja20.Caminand021 hacia elnorte, alcanc los Muros del Prncipe22, que haban sido construidos para re-peler a los Beduinos y para aplastar a los Corredores de las Arenas; me man-tuve encorvado en un arbusto, temeroso de que el centinela que estaba deservicio ese da /[R,45] sobre la muralla mirara (hacia mi lado)23.

    Reemprend el camino por la noche y al da siguiente al alba llegu aPetni. Habindome parado en una isla de la Muy Negra24, me asalt un

    14 Lit. "a fin de separar(me) de! camino (ms exactamente) de aqul que marchaba sobreella. Cfr..J. Spiege!, en zA.I' 71 (1935), p, 65.

    ISR-sJ nn despus de (todos) estos acontecimientos. El Ms, B,7 ofrece r-sJ.ftras l, ye! ostracon de El Cairo comenta: tras aqul, este dios bienhechor (Amenemhat 1>.

    16 Maat)o>,probablemente e! lago Mariut.17 Un lugar as llamado por un arbl sagrado, un sicomoro (nh~, considerado una de las se-

    des de las diosas Hathor y Nut (cfr. nota 1),1 K La isla de Snofru, denominada as por uno de los reyes de la dinasta IV, se localizaba en

    e! noroeste de! De!ta.19 Om NGJw la ciudad de Negau, o dm n GJw"la ciudad de Gaw>, que deba en-

    contrarse en la vecindad de la punta del delta, pues vamos a ver a Sinuh pasar el Nilo en bar-

    ca y llegar a las canteras de Gebe! el-Ahmar.'" Lugar o santuario en la montaa llamada hoy da Gebe! e!-Ahmar (la montaa roja), no

    lejos del Cairo y frente a Helipolis: all la diosa Hathor era la "Dama.~l Lit. cuando hube dado camino a mis pies.22 d.os Muros del Prncipeeran lma fortaleza construida por Amenemhat 1en L~frontera oriental de

    Egipto, a la entrada del UadiTumilat.Tambin se hace mencin de estos Muros en e! Cuento prof'titri (l (6)." Se ha propuesto [.JEA 28 (1942), pp. 66-671 traducir haciendo de my el epiteto de nb:

    "temiendo que e! centinela ,wbre la muralla que e"t"ba ffI Sil da (o sea, qlle se ellcolltraba ti,gllardia) mi-rara (hacia mi lado)}).

    e4 Desde Petni, localicbddesconocida, posiblemente en el UadiTumilat, Siuuh pasa a UIl,cfr. Gardiner, OnolJlastica, 1, pp. 142 YI59l:"estana, como lo sugIere G. Posener, al sur o al sudeste de Eiblos (y no al nordeste).

    . Retenu.(~tnw,.Rtnw, OnWj, tierra que disfr~taba entonces tambin de una completa in-dependenCIa: se sltuana :,n Palestma mencl1onal, segun A. Alt, que ha propuesto relacionar Rtnww,n Rwtn (listas geog~aficas de Tumosls lll), e identifica este nombre con LJ'dda (Loud): e!prmclpado se extenderla hasta la altura de esta localidad, desde la regin costera hasta los alre-dedores de Eethoron: Sm embargo esta opinin es rebatida por Gardiner, que piensa que la pa-labra Retenu, en sentido amplio, cubre a la vez Palestina y Siria (Onoma.rtica, 1, pp. 142-148). Sea

    c(:mo fuere, Retenu se divida en e! pas alto (brt) o superioD>,y el pas bajo (brt), segn e! mo-delo de otros remos de ASia (cfr, G. POSE"IER,Pmlce.r et P"ys d'Asie et de lVllbie Bruse!as 1940pp. 38 Y39). El "Prncipe de Retenu supetiol se llama A;"unench 'mwnns/ es al me'~os es;

    la l~ctura de! Ms. R, 54 Yde los ostraca de fmales de la dinasta XIX, El Ms, E sin embargo daRqW (1,30),e Igualmente en 1. 142, 'mw sl Nns (Nenchi hijo de Amu), pero e! signo hierticocorrespondiente a sJ "hIJOe~ n:;uy posIblemente un aadido al texto, del que no es preciso hacer

    mucho caso: M(l"lTET,en Keml, : .(1928), p. 27, YCl.I'iRE,en Ml"nge.r DII.ualld, Pars, 1939,J" 835.(~Amunenehl es un n~mbre senutlco contenIendo e! nombre de! dios 'mw (en asira lfUmmu):sobr~ los nombres tea foros de este npo, cfr, G. Posener, op. lalld., pp. 72 Y87.

    ~8 Con las preguntas p~l.n.k nn iJr m? sst pw? adoptamos e! texto de! Ms. B, 34-35, quesegwremos a partir de ahora (salvo raras excepciones).

    "9 Perfrasis para designar la muerte del rey, cfr. nota 7.

  • 40 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA IIISTORIA DE SINUH 41

    haba escuchado en la boca del heraldo. No se qu me ha trado a esta re-

    gin. Es como un designio divino!.

    Elogio del nuevo rry de Egipto

    (Entonces me dijo): Cmo ir este pas sin l, este. dios bienhe~hor,cuyo temor se haba extendido entre /[B,45] las na~~ones extra~Jeras,como el de Sekhmet en un ao de peste30?. Y yo le dije, respondle~do-le: En verdad, su hijo ha entrado en palacio y ha tomado la herencia.desu padre. Es ciertamente un dios que no tiene igual, a~tes. de qUIenningn otro (como l) ha existido. Es un maestro de sablduna, de ,Per-fectos designios, de excelentes mandatos, a cuya. orden se va y se VIene./[B,50] Es l quien domeaba las regtone~ extran)e~as en tanto que su pa-dre permaneca en el interior de su p.al~clo; y ren~a ~uentas (a su p~dre)cuando aquello que (ste) haba deCIdido se habla ~Jecut~do. Es c1(~rt~-mente un bravo que se afana con su brazo, un heroe S10 parangon' ,cuando se le ve que se abate sobre los Brbaros32, o que entra en com-

    33 li 1bate (?). Es uno que hace doblegar el cuerno y q.ue para za as manos(hasta el punto de que) sus enemigos no pueden alinearse para la batalla./ [B,55] Es uno que se sacia de su clera (?), y que rompe los frentes; nose puede estar en su proximidad. Es un veloz corredor que destruye al fu-gitivo: no hay final para aqul que le muestra la espalda34. Es un firme co-razn en el momento del ataque: es l quien vuelve (a la carga) y que noofrece la espalda. Es un robusto corazn cuando avista una multitud: no

    deja que el desaliento ronde su corazn. / [B,60].Es audaz cuan~o se la~-za sobre los Orientales: su alegra es hacer pnslOneros a los Barbaros .Toma su escudo y pisotea (al adversario); no repite su golpe cuando mata.No hay nadie que pueda desviar su tiro, nadie que sea capaz de tensar su

    '1) [N. del T.: La diosa Sekhmet, leontocfala, se asocia con la guerra y la agr?sividad, pero

    tambin con las epidemias y enfermedades. De ah que sea frecuente su apanclon en papl~o~mdicos V en la titulatura y nomenclatura de sanadores y CI!Ujanos.Un hombre enfer~opue~edeposita; igualmente sus esperanzas de curacin con exvotos a Sekhmet. ~fr. H. BONNLl, !:/iI'Ilexikon der Agyptiseben Rdigion,ge.febiebte, Berlin 1953, p. 643 YS. HOEt'ES, ( ntmudmngen 'f.u lbeJi'IIund lV/lt da Gijttin Saebmet, Bonn, 1976.]

    11 Frase que se repite en una inscripcin de Tutmosis In, Urk. IV, 809, 1-2. .

    " Aqu y en L 61 (= R,85) el autor emplea la palabra R -pgtyw, por otra parte desconoCIda.F I . R 85 ( fr nota 35) e'ste vocablo designa ciertamente a personas, V parece tener el,n e pasaJe, e. ,.' '., _ ,mismo sentido que Pgtyw (1.63 Ypa.fJim) "los que combaten con el arco, palabra que se rehe-re sea a los enemigos, sea simplemente a los extranjeros. no eglpclOs, ~n resurrudas cuent~s,"Brbaros. Otra interpretacin, al menos en lo cJue concierne a este pasale, en H. Junker, ZAcI

    77 (1941),p.5. . . b33 El cuerno del adversario asimilado, como Faran) a un toro poderoso (vease Sin el11 ar-

    go ms abajo nota 117). . . . ..14 (,es decir: no hay asilo donde el fugmvo pueda, agotado, refugiarse. .3; "Cuando se lanza sobre los Orientales: [su alegra es] hacer pnsloneros a los Barbaros (R-

    pgtyw)>>, texto de R,84-85, salvo las palabras entre corchetes, restauradas segn B,60.

    Arco. Los Brbaros huyen delante de l como (ante) del poder de la grandiosa. Combate sin fin; /[B,65] no escatima nada (?) (de forma que) nadaNubsiste. Es el bien amado, lleno de encanto, que ha conquistado por me-dio del amor. Su ciudad le ama ms que a s misma; se complace en l ms~Iue en su pr~pio dios. Hombres y mujeres pasan36 aclamndole, ahora~Iuees el rey. El ha conquistado (estando an) en el huevo, y su rostro (sevolvi) hacia (la realeza)37 desde que naci38 Es aqul que hace multipli-carse a aquellos que nacieron con l, /[B,70] es el nico, el don de dios.Cmo se regocija este pas del que se ha convertido en seor! Es aqulque ampla las fronteras. Conquistar los pases del sur, y despreciar39 alos pases del norte, habiendo sido (precisamente) puesto en el mundopara golpear a los Beduinos y para aplastar a los Corredores de las Are-nas. Ve a su encuentro, haz que conozca tu nombre. No profieras el ju-ramento: Desgracia para su Majestad!. No dejar de hacer el bien/ IB,75] a una tierra que le es fieb>.

    Instalacin de Sinuh entre los Beduinos

    Entonces me dijo: Bien, Egipto es ciertamente feliz pues sabe que les valeroso. Pero t, t estas aqu; qudate conmigo y te beneficiar. Mesitu por delante (incluso) de sus hijos, y me cas con su hija mayor. Hizoseleccionar para m mismo algo de su pas, / [B,80] lo mejor de lo quetena en la frontera que lo separaba de otro pas4o. Era una tierra exce-lente, cuyo nombre era Iaa. Produca higos y uvas; el vino all era msabundante que el agua; tena mucha miel y aceite de oliva en gran canti-dad; sobre sus rboles haba frutos de todo tipo. Tambin haba all ce-bada y trigo, y los animales / [B,85] de toda especie eran innumerables. Ygrandes privilegios se me concedieron por el amor que se me testimo-niaba. Me hizo jefe de una tribu, de entre las mejores de su pas. Se meprovea diariamente con raciones de alimento, consistentes en bebida fer-

    mentada41 y vino, as como carne guisada, aves asadas, sin contar los pe-queos animales del desierto, /[B,90] pues se cazaban (presas) con tram-pa para m y (la) colocaban ante m, independientemente de lo que

    .1(, Posiblemente "pasan (en masa)>>,"desftlaID).

    .17 Rs, lit. "hacia ella (segn R,93). La misma frase aparece en la inscripcin de Tutmosis IIIantes citada, pero ms explcita (Urk. IV, 811, 15-17): huevo perfecto de Amn, salido del seno(materno) cuando su rostro estaba (ya vuelto) hacia la realeza (r nsyt)>>.

    38 [N. del T.: Merece la pena destacar el tono con que se habla de la naturaleza didna (y elderecho a la realeza) de Sesostris 1. No olvidemos que su padre ha sido asesinado, que la legiti-midad de la dinasta estaba an lejos de consolidarse, y que era prioritaro atirmarla.)

    39 Leer: nn kJ.f

  • 42 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICAIIISTORIA DE SINUH 43

    cobraban mis perros de caza. Se me provea igualmente con numerosos[pasteles42], y haba leche en todo lo que se coca43.

    Pas (asQ numerosos aos: mis hijos se fortalecieron, cada uno deellos liderando su tribu. El mensajero que bajaba o que suba hacia la cor-te44 /[B,9S] se paraba conmigo, pues yo haca que todo el mundo se de-tuviera. Yo daba agua al sediento, volva a poner en ruta al que se habaextraviado, y socorra a aqul que haba sido robad045.

    Habindose visto los Beduinos obligados a repeler a los jefes de pa-ses extranjeros46, les aconsej en sus movimientos, pues este prncipe de/[B,100] Retenu47 hizo que yo pasara muchos aos como jefe de su ejr-cito. Toda nacin contra la cual yo marchara, triunfaba de ella (y la man-tena) alejada48 de (sus) pastizales y de sus pozos; capturaba sus bestias,me llevaba a sus habitantes y acarreaba con sus provisiones, masacraba alas gentes que se encontraban all, /[B,10S] por mi brazo, por medio demi arco, por mis marchas, por medio de mis excelentes planes. Yo gansu corazn49; l me am, pues se haba dado cuenta de hasta qu puntoyo era bravo; me situ por delante (incluso) de sus hijos, pues haba vis-to hasta qu punto mis brazos eran robustos.

    Su duelo con el campen de Retenu

    Vino uno poderoso de Retenu, que me provoc / [B,110] en mi tien-da: era un hroe que no tena igual, y que haba derrotado a todo el pas 50.Deca que iba a batirse conmigo; pensaba que entonces me hara pillaje yse propona robar me el ganado, inducido por los consejos de su tribu.Este prncipeS! deliber conmigo, y dije: No le conozco, no soy cierta-mente de sus familiares, / [B,115] para tener acceso a su campamento.

    He abierto su puerta en alguna ocasin?, he derribado sus cercados? Esenvidia, pues l me ve ejecutar tus rdenes. En verdad, soy como el torode una manada errante (que cae) en medio de otra manada: entonces elmacho de (este) rebao carga hacia l, /[B,120) en tanto que un buey de

    2 La palabra pasteles no se encuentra en el Ms., que presenta aqui un hueco de un gru-po y medio: la restitucin propuesta queda dudosa.

    H Sus alimentos eran preparados con leche (o con mantequilla), no en agua..-t La corte de Sesos tris. -BajaD) es ir hacia el norte; subir es ir hacia el sur.

    ., [N. del T.: Este tipo de expresiones recuerda mucho la fraseologa de las autobiografasfunerarias, y permite seguir suponiendo que el origen de esta obra se podria relacionar con estegnero literario tan extendido en Egipto.)

    4(, [) {cJw bJswt (cfr. la palabra hiksos): se trata posiblemente de jefes de tribus asiticas."' Amunenchi, el prncipe de Retenu superior: cfr. nota 27.'H Lit. de forma que esruviera apartada g(r).t(), scudoparticipio.." Lit. era beneficioso para m en su corazo (el corazn del prncipe).,,, Lit. l lo haba vencido; el pronombre .y) se refiere al nombre del pas (Retenu), ante

    riormente expresado." El prncipe de Retenu.

    lar~os cuernos se abate sobr~ l:,Es que hay hombre alguno de origenmodesto que, c.onvertldo en )efe-, sea amado? No hay Brbaros3 que es-~ablezca una .alianza con el hombre del Dc;lta. Qu es lo que podra fi-lar(?) un paP.tre~a la roca? Ya que un toro,4 gusta del combate, querraun toro de elite Svolver la espalda, por temor a que aqul venga a igualr-Kde? /[B,125] Si su corazn est tan inclinado al combate, que diga quees lo que desea! Acaso ignora Dios lo que le ha sido destinado? '0 bien

    '1 . 1 b ' es e qUlen o sa e (realmente)?.Durante la noche, mont mi arco, saqu mis flechas, liber mi espa-

    da56: abrillant mis armas. Cuando vino el da, (la gente de) Retenu (ya)habla llegado: /[B,130] l haba agrupado a sus tribus, haba reunido a lamitad de sus pases, y no pensaba ms que en este combate. Entonces 157

    ava?z sobre m, que estaba esperndolo, pues me haba apostado cercade el. To~os los corazones ardan por m; las mujeres e (incluso) los hom-bres suspIraban. Y todos los corazones estaban enfermos por m, dicien-do: Es que no.hay otro campen que pueda luchar contra l?. Enton-ces 's su escudo, su hacha /[B,13S] y su brazada de jabalinas.

    Pero, desp~s de escapar a sus armas5~, actu de forma que sus flechas,hasta la ultlma, una tras otra, pasaran (tambin) a mi lado. Despus selanz hacia m60; pero tir sobre l , Y mi flecha se clav en su cuello.Lanz un ?rit? y.cay sobre su nariz; /[B,140] lo abat con su propia ha-cha y lance rru grIto de guerra sobre su dorso. Todos los asiticos chilla-ban (de jbilo). Di gracias a Montu61, en tanto que sus gentes se lamen-taban por l, y este prncipe, Amunenchi, me estrech entre sus brazos.

    Ent?nces me apoder de sus bienes62, tom sus animales, y lo que lhabla pensado hacerme, /[B,145] se lo hice yo a l; cog. lo que haba en

    52 Lit. q~e, en tanto ~ue. (n 5J n) jefe:,. En esta frase, como en la precedente, Sinuh parece hacer aluslon a s~ condlclon de extranjero, detestado y envidiado por aquellos de los que seha convertido en senor.

    5.3 Pgty, cfr. nota 32: aqu, un extranjero que vive en los con fines del Delta, y que no es neocesanamente un enenugo.

    5. El campen de Retenu, adversario de Sinuh.55 El mismo Sinuh .

    :~ ~acndo.la salir de la vaina, Sinu~ pasa la noche ejercitndose y probando sus armas.3H U campean de Retenu. Esta frase (lwt pw ... m hJw.f) no se encuentra ms que en R (l. 156).

    No hay un "erbo en el texto, y suponemos (segn Maspcro, Griffith, y Sethe) la omisinde ssp.n.f SIOembargo, sin aadir nada al texto, podramos traducir (con Gardiner): Entonces

    su escudo, su hacha y su brazada de jabalinas cayeron (br) tras que (m-bt) yo escapara a sus aromas y que hiCIera que sus flechas, hasta la ltima, pasaran a mi lado, en tanto que se acercabanel uno al otro.

    59 Su hacha y sus jabalinas. Sinuh va incluso a esqui,-ar sus flechas. Solamente cuando suadversario quede desarmado pasar l mismo a la ofensiva.

    60 Quera intentar un cuerpo a cuerpo,61 1'v[ontu,dios local de Tebas, se convirti, tras el triunfo de los re,'es de la dinasta Xl, en

    el dios egipcio de la guerra. .(,2 Los bienes del vencido.

  • 44 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA F.POCA FARANICA IIISTORIA DE SINUH 45

    su tienda, y saque su campamento. De esta forma me convert en im-portante, holgado en mis tesoros, rico en mis. rebaos. P.io~ actu aspara manifestar su clemencia hacia aqul con qwen se habla Irritado y que, H ., 63 U fhaba dejado vagar por otro pals. ay su corazon esta contento. n u-gitivo huy /lB,150] en su momento; (ahora) hay noticias m~s er: la cor-te. Uno rezagado vag presa del hambre; (ahora) doy pan a mI vecino: Unhombre abandon su pas a causa de (su) desenlace; (ahora) yo resplan-dezco en vestiduras de lino. Un hombre corri falto de qu enviar64; (aho-

    ra) soy rico /[B,155] en siervos. Mi mansin es hermosa, mi dominio esamplio; se ha hecho mencin de m en palacio.

    Su nostalgia de Egipto y de la corte

    O Dios, quienquiera que seas65, que has predestinado esta huida, sclemente, devulveme a la corte! Es posible que me concedas volver a verel lugar donde mi corazn no cesa de estar. Qu hay ms importantepara m que ser enterrado en Egipto, siendo as que yo ~e ?acido all?/[B,160] Ven en mi ayuda!. He aqu que un feliz acontecuruento se haproducid066. Dios me ha dado testimonio de (su) cle~enC1a. Que puedaigualmente actuar para preparar un buen fin,para aquel a qUlen habl~ con-vertido en miserable! Que pueda su corazon conmoverse por aquel quehaba desterrado (y obligado) a vivir en tierra extranjera! Si est hoy dis-puesto a mostrarse clemente, que escuche la splica de un exiliado y quelleve de nuevo (su) mano, (esta mano) que me ha hecho llevar una vidaerrant7, al lugar de donde la haba sacado. / [B,165]

    'Que el rey de Egipto me sea clemente, que pueda yo vivir por su mer-I - dI' ' 68 1 . 1ced! Que pueda yo saludar a la senara e pals ..que esta en su pa aclO.

    Que pueda yo escuchar los mensajes de sus hiJOS!Ah!, que mI cuerporejuvenezca, pues la vejez ha descendido (sobre my, y ~alanguidez me ~ainvadid069: mis ojos me pesan, mis brazos estan Sin vIgor, /[B, 170] miSpiernas rehsan servirme, mi corazn est fatigado; estoy prximo a la

    (,S El corazn de Sinuh.

    (,"Para hacer sus encargos, llevar sus mensajes. Cfr. AdnlollitionJ, 8, 3: aqul que era un men-

    sajero (ahora) enva a otro. ..... . . _(,5 Nrr(w) nb: para e\'itar todo error acerca de la Identidad del diOSa qUien se dlflge, Smuhe

    se sirve de una expresin general. Comparar con VIRGlI.IO,Am, 4, 576, s~nctedeOrJInl, qmJqm.l' eJ."" La victoria de Sinuh y su enriquecimiento consecutivo. La traducclon literal es: esto (pw)

    que se ha producido (lJpr) e;un feliz acontecimiento (sp nfr,. (Construccin anormal, muy rara).(,7 Lit. por la cual yo he llevado una VIdaerrante. Qwere dCClr:que DIOS baje la mano que

    haba levantado para golpearme. Interpretacin (extrada utilizando el texto de R,189) propucs-ta por A M. Blackman, en.lEA 22 (1936), pp. 38-39... .. .

    (,"

  • 46 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA IIISTORTA DE SINUH 47

    labras tuvieran que ser reprochadas. T no hablaste mal del Consejo deNotables, de forma que hubiera que oponerse a tus propsitos. /[B,18S]Esta decisin se apoder de tu corazn, pero no estaba en mi corazncontra ti.

    Esta (reina), tu ciel076, que est en palacio, est firme, y florece en elda de hoy; su cabeza se encuentra cubierta con O-asinsignias de) la reale-za del pas, y sus hijos estn en los apartamentos reales. Acumulars lasriquezas que ellos te darn, vivirs de sus larguezas. .

    Vuelve a Egipto, para volver a ver la corte en la que creciste, para be-sar la tierra ante la Doble Gran Puerta, y para que te unas a tus amigos.Pues hoy / [B, 190] has empezado a envejecer, has perdido la potencia vi-ril. Piensa en el da del entierro, en el paso al estado de bienaventurado.La noche te ser (entonces) asignada por medio de aceites (de embalsa-mamiento) y de bandeletas (provenientes) de las manos de Tayt77. Se teorganizar un cortejo fnebre el da del sepelio, -una funda78 de oro(con) la cabeza de lapislzuli, un ciel079 por encima de ti, habiendo sidocolocado dentro del sarcfago; los bueyes te arrastrarn y los msicos(marcharn) delante de ti-o Se ejecutar la danza /[B,19S] de los MuusOenla puerta de tu tumba; se te leer la lista de ofrendas; sacrificios sern he-

    S1 'd d . dchos junto a t(u) estela, estando tus columnas constrm as e pIe rasblancas en medio (de las tumbas) de los hijos reales. No, t no morirsen una tierra extranjera; los Asiticos no te llevarn (a la tumba); no se te

    . . d b S" h" 1 . 1 S3 Emetera en una pIel e orrego~, y no se te ara un slmp e tumu o '. smuy tarde (ahora) para llevar una vida errante. Piensa en la enfermedad84y regresa.

    Alegra de Sinuh; su respuesta al rry

    Esta orden lleg cuando yo estaba /[B,200] en medio de mi tribu. Mela leyeron. Me puse boca abajo, toqu (con la frente) el polvo y lo extendsobre mis cabellos. Recorr mi campamento, lanzando gritos y diciendo:

    76 Lit. ste tu cielo. Se trata de la princesa Nefru, convertida en reina: Sinuh haba dese-ado (vase ms arriba B,173) que ella pasara una eternidad enam" de b,

    77 Diosa de los tejidos.

    78 La palabra egipcia w designa el sarcfago antropoide, o la funda que envuelve a la mo-mia, por oposicin a mstpt, que designa el sarcfago exterior, de madera, posiblemente monta-do en el rrineo. Cfr. G. jquier, en Ree. de Tral)' 39 (1921) p. 17.

    79 Se trata o bien del baldaquino, o bien quizs mejor de la cara interna de la tapa del sarc-

    fago, que simboliza a la diosa del cielo, NUl.8" Sobre la danza de los (seudo)Muu (lase mWWen lugar de nnyw), cfr. G. jquier, en Re-

    1!tIegypte Anaenne 1 (1927), p. 144, Ysobre todo H. junker, en Alittei des d"liJcb. Inftit. in Ktliro,9 (1940), p. 1. Vase tambin: J. Vandier, en C/}roniqne d'Egypte 19 (1944), p. 35. [N. del T.: Y msrecientemente, H. Altenmller, Zur Frage der Mww.>, .\:AK 2 (1975) pp. 1-37].

    81 Es decir, las columnas de su tumba."' Modo de inhumacin que no era costumbre en Egipto.

    Cmo es posible que tal cosa se haga a un servidor cuyo corazn lo haextraviado en los pases brbaros? S, verdaderamente es buena (tu) cle-mencia, (t) que me salvas de la muerte. Y tu ka me permitir pasar el fi-lllll de mi vida, estando mi cuerpo en la corteS\}.

    Copia del acuse de recibo de esta orden:El servidor del palacio, Sinuh, /[B,20S] dice: En paz, puess(,! Es

    excelente que esta fuga que hizo en su inconsciencia este humilde ser-vidor haya sido bien comprendida por tu ka, dios perfecto, seor delDoble Pas, amado de Ra87, favorito de Montu, seor de Tebas. jAmn,seor de los tronos del Doble Pas, Sobek, Ra, Horus, Hathor, Atum Vsu Enada, Soped, Neferbau, Semseru, Horus del Este, la dama d~Buto -que cia tu cabeza!s8-, el Consejo que est sobre las aguasS9,Min-Horus que habita en los desiertos, Ureret, dama del Punt, /[B 210]Nut, Haroeris, y los (otros) dioses, seores de Egipto y de las islas de laMuy Verde, te den la vida y la fuerza a tu nariz, te otorguen sus largue-zas, te den la eternidad sin fin y la perennidad sin lmites! Que el poderque inspiras repercuta en las llanuras y los montes, en tanto que hayassubyugado (todo) lo que el disco solar rodea (en su recorrido). Es la s-plica de este humilde servidor hacia su seor, ahora que esta a salvo delAmenti9o.

    El seor de la sabidura, que conoce a (sus) sdbitos, se daba cuen-ta, /[B,21S] en el secreto de su palacio, de que este humilde servidor tenamiedo de decir estas cosas, y que es en efecto cosa grave el hablar de esto.El gran dios, imagen de Ra91, vuelve prudente (?) a aqul que se afana

    8.1 La palabra egipcia gr parece designar un tmulo grosero, como deba hacerse en un paisque ignorara las artes.

    8. Sobre el sentido de la palabra vwt 11 (wagabundeaD>y de 1JJtenfermedad>, (que puede con-llevar la muerte), asi como sobre la interpretacin de este pasaje entero, cfr.]EA 22 (1936), p. 38.

    85 Tu km), aqui y en 1. 206, es una expresin rebuscada, equivalente a t. Estando micuerpo en la corte,>: no slo en pensamiento volver a la corte (cfr. B,158), sino que tambin es-tar presente en persona y terminar all sus das (cfr. .'l/lit!. Grifli/b, p. 59, nota 1).

    86 (Enpaz!, exclamacin de jbilo: Sinuh se siente tranquilizado. ()rra frase comienza conlas palabras nfr wrt, predicado adjetival (el sujeto es la oracin que comienza por rb.t(w) wCrt tn).

    R7 Comienza aqui una enumeracin de divinidades, entre las que figuran los principales dio-ses de la dinasa reinante (Ra, Montu, Amn, Sobek), las ms importantes deidades csmicas(Ra, Horus, Hathor, Atum y su Enada), y otros dioses ms, a saber: Soped, adorado en el nomoarbigo de Egipto; Neferbau, Semseru (sobre este dios, cfr. Gardiner, en/EA 29 (1943), p. 75)YHorus del Este (O r-Jbty), tres divinidades asiticas asimiladas a Soped; el Uraeus real; las di-vinidades fluviales; Min-Horus, senor de Capto s, protector de las rutas que llevan al mar Rojo;Ureret (,(cfr. B, 203: oh, t queme salvas de la muerte).

    9' Imagen de Ra, expresin que designa al Faran.

  • 48 MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA POCA FARANICA IIISTORIA DE SINUH 49

    para s mismo92. Este humilde servidor est en manos de quienquiera queasuma su cuidado: s, estoy bajo su direccin. Tu majestad es el Horusque conquista, tus brazos son ms poderosos que Oos de) todos los(dems) pases.

    Que tu Majestad ordene pues introducir a Meki de Quedem93,/[B,220) a Khentiuauch de Khentekechu, y a Menus del doble pas de losFenkhu94: son prncipes de buen renombre (?), que se han engrandecidoen tu amor. Es intil mencionar el pas de Retenu95: es tuyo, como tus pe-rros.

    Con respecto a esta fuga que hizo este humilde servidor, no fue pre-meditada, no estaba en mi corazn, yo no la haba preparado. Yo no squin me alej del lugar (en el que yo estaba)96. Fue como /[B,225) unaespecie de sueo, como cuando un hombre del Delta se ve en Elefanti-na, o un hombre de las marismas en Nubia. Yo no haba sentido miedo,no se me haba perseguido, no haba escuchado palabra alguna injuriosa,y mi nombre no haba sido odo en la boca del heraldo97. Pese a ello98,mis miembros temblaron, mis piernas emprendieron la huida, y mi co-razn me gui: el dios que haba determinado esta fuga / [B,230] me em-puj. Yo no soy tampoco inflexible: el hombre qu.e conoce su pas es mo-dest099, pues Ra ha hecho que reinelOo tu temor en Egipto, y el miedo ati en toda regin extranjera. Est yo en la corte, o est yo en este lugar,(siempre) eres t quien puede esconder este horizontelO1, (porque) el solse alza segn tu voluntad. El agua en los ros es bebida cuando t quie-res; el aire en el cielo es respirado cuando tu lo dices. Este humilde ser-vidor (esta dispuesto) a transmitir /[B,235) la funcin de visirlO2que haejercido este humilde servidor en este sitio. Que tu Majestad acte cornole plazca: se vive del aire que tu das. Que Ra, Horus y Hathor amen tuaugusta nariz, que Montu, seor de Tebas, quiere que viva eternamente!.

    92 Es decir: aqul que se ve reducido a sus propios recursos. Traduccin por otra parte dudosa.93 Con respecto a Quedem, cfr. nota 26. El nombre de la localidad que sigue, Khentekechu,

    se puede relacionar quiz con Kuchu (K wsw), nombre que figura entre los pequeos Estadosde Asia en las listas de proscripcin: G. Posener, Ptinces el pay" d'A.rie el de N"bie, cit., p. 88.

    94 La palabra FenkhlD>designa de forma general a las poblaciones del Asia anterior, aquespecialmente a Siria. El texto incorpora el doble pair de los Fenkhw) por analoga con el doblepas de Egipto.

    9S Lit. sin mencionar (Re)tenw>.

    % Comparar ms arriba B,43: "yo no se quin me ha trado a esta regim).97 Estas dos ultimas frases ya aparecan, palabra por palabra, ms arriba, B,41-42.98 Lit. (nada) fuera de esto (que)... wpw-br nf.99 El egipcio, incluso en tierra extranjera, sigue temiendo el poder del faran.,,>1 Lit. Ra ha situado tu temor en el pas (ti, es decir, la tierra de Egipto: cfr. B,159).101 Es decir: arrojamos a las tinieblas. Sobre esta oracin, cfr. Gardiner, Eg. Granl., 217.1"2 Sinuh quiere decir que se considera como el representante, visir, del Faran en tierra

    extranjera, o bien que con relacin a Amunenchi acta como el visir para con el faran? - Esimportante apuntar que ellJ,7irtb., 5, 343, lee tIt (en lugar de tltyvisiD') j' traduce posesin per-sonal (que uno transmite)>>.

    Elretorno a Egipto

    Entonces vinieron a buscar a este humilde servidorHJ3. Se me permi-ti pasar an una jornada en Iaa, (que emple) en transmitir a mis hijosmis bienes: mi hijo mayor qued a cargo de mi tribu, /[B,240] mi tribu ytodos mis bienes (permanecieron) en su posesin, y mis siervos, todosmis rebaos, mis frutosllJ4 y todos mis frutales. Despus este humilde ser-vidor emprendi el regreso, dirigindose hacia el sur, e hice un alto en losCaminos de HoruslO5. El comandante que tena en este lugar el cometi-do de guardia fronteriza envi un mensaje a la corte para dar el aviso. En-tonces su Majestad hizo venir (a m) a un diligente intendente de los cam-pesinos del dominio real: le seguan navos cargados /[B,245) conpresentes reales para los Beduinos que me haban acompaado y condu-cido a los Caminos de Horus. Nombr a cada uno de ellos segn su nom-brelO6.Todos los sirvientes (se pusieron enseguida) a su tarea. Me puse encamino y navegu: se amas y se filtr Oa cerveza)I07 en mi presencia has-ta que alcanz la ciudad de Itulos.

    Sinuh es recibido por el rryy lafamilia real

    Cuando la tierra se aclar, en el despuntar del da, vinieron a lla-marme. Diez hombres vinieron y diez hombres fueron, conducindo-me al palacio. Con la frente toqu el suelo entre las esfinges; /[B,250)los hijos reales estaban en la puerta de acceso, acogindome. Los Ami-gos que (ya) haban sido introducidos en la sala hipstila me encamina-ron a la estancia (del rey). Encontr a su Majestad sobre un trono deoro (colocado) en un nicho. Mientras estaba tendido sobre mi vientre,perd la consciencia en su presencia. Aunque este dios se dirigi a mamistosamente, yo era