Membresía Familiar

Misión abril: María, nuestra Madre Virtud: Gratitud

Grado: 3º a 6º de primaria

Misión NET: Antes de la misión

Lo que queremos lograr:

Despertar amor y gratitud hacia Jesús por compartirnos como madre a María, y a María por darnos su amor maternal.

Lo que haremos:

Reflexionaremos el pasaje de Juan 19, 26-27, en donde se narra el momento en que Jesús nos entrega como Madre a la

Virgen María.

Elaboraremos un Rosario donde los niños serán los eslabones y descubriremos el valor de esta oración, como un abrazo

de la Virgen a todos sus hijos.

Qué preparar:

• Reflexiona sobre los conceptos clave que se presentan en el espacio: “Conceptos para reflexionar en el café de

guías”, ya que te servirán como una base para guiar la reflexión y aprendizajes de los niños durante la misión.

• Lee en qué consiste la misión; planea cual es el lugar más adecuado y la logística para realizarla.

• Consigue el material necesario para realizar la misión:

- Biblia (cita: Juan 19, 26-27)

- Imagen de la Virgen o póster: María, Madre de Dios y Madre Nuestra, que se puede conseguir en la oficina

nacional NET.

- Libro “Amigos de Jesús”, p.13 a 15

- Estambre o listón (aproximadamente 30 metros).

- Globo terráqueo o globo azul de hule con los continentes dibujados.

Conceptos para reflexionar en el Café de Guías:

Basado en la meditación del Papa Francisco: María fiel al pie de la Cruz

Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: “He ahí a tu madre”. Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la “mujer” se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, y los ama como los amaba Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría.

La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de María. A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia y de paz; y la invocamos todos juntos: ¡Santa Madre de Dios! (Homilía de S.S. Francisco, 1 de enero de 2014).

Reflexión Cuando Dios había decidido venir a la tierra había pensado ya desde toda la eternidad en encarnarse por medio de la criatura más bella jamás creada. Su madre habría de ser la más hermosa de entre las hijas de esta tierra de dolor, embellecida con la altísima dignidad de su pureza inmaculada y virginal. Y así fue. Todos conocemos la grandeza de María.

Pero María no fue obligada a recibir al Hijo del Altísimo. Ella quiso libremente cooperar. Y sabía, además, que el precio del amor habría de ser muy caro. “Una espada de dolor atravesará tu alma” le profetizó el viejo Simeón. Pero, ¡cómo no dejar que el Verbo de Dios se entrañara en ella! Lo concibió, lo portó en su vientre, lo dio a luz en un pobre pesebre, lo cargó en sus brazos de huida a Egipto, lo educó con esmero en Nazaret, lo vio partir con lágrimas en los ojos a los 33 años, lo siguió silenciosa, como fue su vida, en su predicación apostólica... Lo seguiría incondicionalmente. No se había arrepentido de haber dicho al ángel en la Anunciación: “Hágase”. A pesar de los sufrimientos que habría de padecer. ¡Pero si el amor es donación total al amado! Ahora allí, fiel como siempre, a los pies de la cruz, dejaba que la espada de dolor le desencarnara el corazón tan sensible, tan puro de ella, su madre. A Jesús debieron estremecérsele todas las entrañas de ver a su Purísima Madre, tan delicada como la más bella rosa, con sus ojos desencajados de dolor. Los dos más inocentes de esta tierra. Jesús y la Virgen Santísima nos demuestran un amor hasta el extremo. Jesús, después de habernos entregado todo, cuando ya no le quedaba nada más que dejarnos, nos regala a María, para que sea también nuestra madre. Y María, en medio del dolor de perder a su Hijo Amado, acepta, y nos recibe como hijos, a toda la humanidad. Jesús le dice a la Virgen: "mujer, allí tienes a tu hijo". En la persona de Juan, la Iglesia siempre se ha visto como heredera de ese gran tesoro que es María… pero ¿y la Virgen qué siente?, ¿qué pensamientos recorren ese corazón de madre que ve morir a su Hijo en una cruz y recibe a toda la humanidad como hijos?

Jesús, muere por nosotros, quienes lo hemos crucificado por nuestros pecados, y aún así, ¡Nos regala a su mamá! Le pideque nos adopte y nos permite llamarle Madre. Y María nos mira con sus purísimos ojos y nos dice: "Hijito, si Jesús te ha perdonado todo lo que le hiciste, yo también te perdono. Ven. No tengas ni miedo ni vergüenza. No voy a reclamarte ni a reprocharte nada. Sólo te pido una cosa: No dejes que la sangre de mi Hijo sea en vano. Él ha muerto por Ti con la esperanza de que tú lo amarías. Si no sabes cómo hacerlo, ven y yo te enseñaré. Yo también te amo y sólo quiero que la sangre de mi Jesús te dé la vida eterna."

“En el Gólgota no retrocedió ante el dolor, sino que permaneció ante la cruz de Jesús y, por su voluntad, se convirtió en Madre de la Iglesia; después de la Resurrección, animó a los Apóstoles reunidos en el cenáculo en espera del Espíritu Santo, que los transformó en heraldos valientes del Evangelio. A lo largo de su vida, María ha realizado lo que se pide a la Iglesia: hacer memoria perenne de Cristo. En su fe, vemos cómo abrir la puerta de nuestro corazón para obedecer a Dios; en su abnegación, descubrimos cuánto debemos estar atentos a las necesidades de los demás; en sus lágrimas, encontramos la fuerza para consolar a cuantos sufren. En cada uno de estos momentos, María expresa la riqueza de la misericordia divina, que va al encuentro de cada una de las necesidades cotidianas”. (Homilía de S.S. Francisco, 8 de octubre de 2016).

Nuestro corazón no puede más que estar agradecido por ese amor sin límites de Jesús al darnos a María, y de María al recibirnos como hijos, amándonos a pesar de nuestros pecados. ¿De qué manera podemos traducir ese corazón agradecido en buenas obras?

Fuente: Catholic.net

Durante la misión

Oración NET

Actividad: María, nuestra Madre

Propósito Mensaje clave Dar gracias por el gran amor de Dios al entregarnos a la Virgen María, como nuestra madre, que nos guía y protege.

En su amor infinito, Jesús ha querido heredarnos el Amor de su Madre Santísima, la Virgen María, para que nos de su protección y su guía, como nuestra madre del Cielo. Nuestro corazón se siente agradecido por este bellísimo regalo, que nos da protección, consuelo, y nos guía a la salvación, enseñándonos a orar a través del Rosario, y a amar a Dios a través de sus virtudes y enseñanzas.

Qué material se necesita

- Biblia (cita: Juan 19, 26-27)

- Imagen de la Virgen o póster: María, Madre de Dios y Madre Nuestra, que se puede conseguir en la oficina nacional NET.

- Libro “Amigos de Jesús”, p.13 a 15

- Estambre o listón (aproximadamente 30 metros).

- Globo terráqueo o globo azul de hule con los continentes dibujados.

Realización de la actividad

Siéntense formando un círculo, preparen un ambiente tranquilo y comenta a los niños que hoy vamos a platicar de uno de los más maravillosos regalos que Dios ha hecho al ser humano: el amor de nuestra Madre, la Virgen María. Toma la Biblia, y coméntales que les vas a leer un mensaje muy especial, por lo que hay que escuchar con mucha atención y respeto. Lee detenidamente el pasaje de Juan 19, 26-27 (los niños tienen ese mismo pasaje en su libro Amigos de Jesús, p. 13). Después reflexionen la lectura bíblica, con preguntas como las siguientes: - ¿En qué momento muy importante de la vida de Jesús se llevó a cabo el mensaje que escuchamos? - En ese momento, ¿qué le dijo Jesús al discípulo? - ¿Qué le dijo Jesús a su madre, la Virgen María? - ¿Qué hizo entonces el discípulo?

- ¿Por qué creen que Jesús le dijo a su discípulo Juan: “He ahí a tu madre”, y a su madre María: “He ahí a tu hijo?, ¿por qué lo habrá dicho en un momento así, antes de morir? Guía a los niños a darse cuenta de que Jesús dijo estas palabras momentos antes de morir, en ese momento en que Él por Amor, estaba entregando su vida por nosotros. A su lado, estaban dos personas que amaba muchísimo, la Virgen María, y su discípulo Juan, el más joven de todos. Jesús quiso que Juan se sintiera acompañado y protegido por quien lo acompañó y protegió a Él desde niño, y sabía que no podía estar en mejores manos que en las de la Virgen María. En Juan, el discípulo amado, Jesús nos ve a todos y cada uno de nosotros, los hijos de Dios, y conociendo la capacidad de amar de María, una mamá tierna, amorosa y siempre dispuesta a ayudar a los demás, quiso compartir ese amor de María, con el mundo entero, como nuestra mamá del Cielo, para acompañarnos, protegernos, darnos su consuelo y ternura, como lo hizo con Él, desde que era pequeñito y hasta el momento de morir y partir con Dios Padre. ¡Qué alegría saber que tenemos como mamá a la misma mamá de Dios! ¿cierto? ¿Qué sienten al saberse amados por la mamá de Jesús, y poderle llamar también mamá? ¿Qué sienten al saber que nos protege y vela por nuestras necesidades como nuestra mamá del Cielo? La Virgen, al morir Jesús, quiso acompañar en su vida a Juan; así María nos acompaña siempre, nos busca porque quiere estar cerca de nosotros. Por eso, la Virgen se ha aparecido en varias ocasiones en diferentes partes del mundo trayéndonos mensajes de paz y de amor a Dios. Uno de esos mensajes es el que dio a Santa Catalina Labouré, en su aparición en París. Pide a los niños leer el mensaje de la Virgen que está en la página 14 de su libro “Amigos de Jesús”. Puedes ampliar el mensaje de la Virgen a Santa Catalina, explicándoles que la Virgen le pidió acuñar una medalla, que ha sido llamada “Medalla Milagrosa”, para que sus hijos la portáramos como signo de pertenencia a ella. Comenta a los niños que además de esta medalla la Virgen nos ha enseñado varias formas para acercarnos más a Jesús, para acompañarnos, guiarnos y para darnos su protección maternal, como lo es el Escapulario del Carmen, y de manera muy valiosa y especial, el rezo del Santo Rosario. A través de la oración del Rosario, la Virgen María lleva nuestras necesidades, anhelos y alabanzas a Dios, y mediante su intercesión, recibimos abundantes gracias para nuestra vida. Al rezar el Rosario, la Virgen nos envuelve en su amor protegiéndonos como en un gran abrazo.

Pide a los niños que hagan todos un círculo. Al centro coloquen el globo terráqueo y la imagen de la Virgen María. Elijan a diez voluntarios. Los voluntarios pasen al frente y formen un círculo alrededor de la imagen de la Virgen María y del mapa del mundo. El primer voluntario tomará el estambre o listón y rezará un Ave María. Al terminar dará una vuelta al estambre alrededor de su cintura y pasará el resto del estambre a su compañero de a lado (los niños de esta manera representan las cuentas del Rosario). Continúen así hasta rezar diez Ave María, y quedar todos unidos por el estambre. Al iniciar el Rosario, expresen sus intenciones para que la Virgen María las lleve a Jesús, incluyan especialmente orar por la Paz del mundo y la conversión de los pecadores, pues son intenciones por las que la Virgen María nos ha pedido orar diariamente. Expresen también su gratitud por querer ser nuestra madre y darnos su protección. Pueden rezar solo un misterio del Rosario, o continuar la misma dinámica y rezar el Rosario completo, cambiando los voluntarios que pasen al frente para que todos participen. Estando unidos todavía por el estambre, pide a los niños observar la imagen que se formó, ¿a qué se parece?, ¿se fijan que se forma como un gran abrazo alrededor del mundo?, ¿qué creen que pasa en nosotros cuando rezamos el Ave María? Quiten el estambre de su cintura y colóquenlo alrededor del globo terráqueo, simulando la protección de María sobre nuestra Tierra. Guía a los niños a reflexionar que cuando rezamos el Rosario, ocurren muchas bendiciones:

- Se forma un lazo entre todos los que rezamos, que representa la unión entre nosotros y la unión con Dios y la Virgen María. Recordemos que Dios es la luz que nos guía, y al estar unidos a Él, caminamos seguros por la vida.

- Así como se formó un lazo alrededor del globo terráqueo, al rezar el Rosario, la Virgen abraza al mundo, nos abraza a nosotros, y nos da su protección, recibimos el cuidado de la más amorosa de las madres, que nos sostiene y sostiene al mundo, orando a Dios por nosotros y nuestras necesidades.

Pregunta a los niños qué piensan de todo esto, qué sienten al saberse amados y protegidos por Dios y nuestra Madre del Cielo. Quien desee, puede expresar algo a Dios y a la Virgen María. Recuerda a los niños que María nos abraza e intercede por nosotros cuando se lo pedimos a través de la oración.

Den gracias a Jesús por querer compartirnos a su mamá, que tanto nos ama, para que nos cuide, fortalezca y ayude a ser fieles a Jesús y amar al prójimo. Pueden expresar a Dios y a María, lo que haya en sus corazones. Al final, pide a los niños realizar el dibujo que se propone en la página 15 de su libro “Amigos de Jesús”, sobre cómo sienten que María los cuida y ayuda, y escriban lo que le quieren expresar a la Virgen María por ser nuestra mamá del Cielo.

Reflexión de cierre:

Reflexionen y comenten juntos a través de preguntas sobre sus principales aprendizajes de esta misión. Puedes utilizar el “dado

de virtudes” del material de “Vida de club”.

Preguntas del dado:

- Doy gracias por… - Ejemplo de cómo practicar lo que conocí… - Me siento… - Algo bueno que descubrí… - Algo positivo de mí… - Abrazo grupal…

Familiada

Motiven a sus niños a realizar las Familiadas ya que son una buena oportunidad para convivir en familia, ayudar a fortalecer los

lazos familiares y a formar personalidades sanas. Pueden escoger la que más les guste para realizarla con su equipo y se la

cuenten a sus papás. No olviden enviarnos sus fotos a familiada@amigosnet.net