miguel delibes presentacion
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MIGUEL DELIBES SETIÉN
VIDA Nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920.
Novelista español
Miembro de la Real Academia Española
desde 1975 hasta su muerte
VIDAPeriodista de El Norte de Catilla
Muere el 12 de marzo de 2010
OBRASEn la obra de Miguel Delibes hay un compromiso ético con los valores humanos, con la autenticidad y con la justicia social
OBRAS
Fue un escritor fiel a sus ideas y a su tierra castellana.
OBRAS
Tiene una colección de 20 novelas, 5 relatos, 6 libros de viaje …
OBRAS
11 libros de caza,21 ensayos y artículos,1 adaptación en televisión y 9 adaptaciones al cine
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
Una tarde se dio la luz en plena proyección yPascualón, el del molino, fue sorprendido con lanovia sentada en las rodillas. La cosa iba mal, y afinales de octubre, don José, el cura, que era un
gran santo, convocó en su casa a la comisión.—Hay que tomar medidas urgentes. En realidad ni las
películas son ya morales, ni los espectadoresguardan en la sala la debida compostura. Hemos caído
en aquello contra lo que luchábamos —dijo.—Pongamos luz en la sala y censuremos duramente las
películas —arguyó la Guindilla mayor.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
A la vuelta de muchas discusiones se aprobó lasugerencia de la Guindilla. La comisión de censuraquedó integrada por don José, el cura, la Guindillamayor y Trino, el sacristán. Los tres se reunían los
sábados en la cuadra de Pancho y pasaban la películaque se proyectaría al día siguiente.
Una tarde detuvieron la prueba en una escena dudosa.—A mi entender esa marrana enseña demasiado las
piernas, don José —dijo la Guindilla.—Eso me estaba pareciendo a mí —dijo don José. Y
volviendo el rostro hacia Trino, el sacristán, quemiraba la imagen de la mujer sin pestañear y
boquiabierto, le conminó—: Trino, o dejas de mirarasí o te excluyo de la comisión de censura.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
Trino era un pobre hombre de escaso criterio yninguna voluntad. Poseía una mirada blanda y acuosa
y carecía de barbilla. Todo ello daba a su rostrouna torpe y bobalicona expresión. Cuando andaba seacentuaba su torpeza, como si le costase un esfuerzo
desplazar a cada paso el volumen de aire quenecesitaba su cuerpo. Una completa calamidad. Claro
que hasta el más simple sirve para algo y Trino, elSacristán, era casi un virtuoso tocando el armonio.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
Ante la reprimenda del párroco, Trino humilló losojos y sonrió bobamente, contristado. Al cura leasistía la razón, pero ¡caramba!, aquella mujer de
la película tenía unas pantorrillas admirables, comono se veían frecuentemente por el mundo.
Don José, el cura, veía que cada día crecían lasdificultades. Resultaba peliagudo luchar contra las
apetencias instintivas de todo el valle. Trinomismo, a pesar de ser censor y sacristán, pecaba dedeseo y pensamiento con aquellas mujeronas que
mostraban con la mayor desvergüenza las piernas enla pantalla.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
Era una tarea ímproba y él seencontraba ya muy viejo y cansado.
El pueblo acogió con destemplanza las bombillasdistribuidas por la sala y encendidas durante la
proyección. El primer día las silbaron; el segundolas rompieron a patatazos. La comisión se reunió de
nuevo. Las bombillas debían de ser rojas para noperturbar la visibilidad. Mas entonces la gente la
tomó con los cortes. Fue Pascualón, el del molino,quien inició el plante.
—Mire, doña Lola, para mí si me quitan las piernas ylos besos se acabó el cine —dijo.
Otros mozos le secundaron.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
—O dan las películas sin cortar o volvemos a losbosques.
Otra vez se reunió la comisión. Don José, el cura,estaba excitadísimo:
—Se acabó el cine y se acabó todo. Propongo a lacomisión que ofrezca el aparato de cine a los
Ayuntamientos de los alrededores.La Guindilla chilló:
—Venderemos una ocasión próxima de pecado, don José.El párroco inclinó la cabeza abatido. La Guindillatenía razón, le sobraba razón esta vez. Vender la
máquina de cine era comerciar con el pecado.—Lo quemaremos entonces —dijo, sombrío.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
Y al día siguiente, reunidos en el corral delpárroco los elementos de la comisión, se quemó elaparato proyector. Junto a sus cenizas, la Guindilla
mayor, en plena fiebre inquisidora, proclamó sufidelidad a la moral y su decisión inquebrantable de
no descansar hasta que ella reinase sobre el valle.—Don José —le dijo al cura, al despedirse—, seguiréluchando contra la inmoralidad. No lo dude. Yo sé el
modo de hacerlo.Y al domingo siguiente, al anochecer, tomó unalinterna y salió sola a recorrer los prados y los
montes.
FRAGMENTO DE EL CAMINO, DE MIGUEL DELIBES
Tras los zarzales y en los lugares másrecónditos y espesos encontraba alguna pareja de
tórtolos arrullándose. Proyectaba sobre los rostrosconfundidos el haz luminoso de la linterna.
—Pascualón, Elena, estáis en pecado mortal —decíatan sólo. Y se retiraba.
Así recorrió los alrededores sin fatigarse,repitiendo incansablemente su terrible admonición:
—Fulano, Fulana, estáis en pecado mortal.