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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática 2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79 MIGRACION, REMESAS Y RELACIONES DE GÉNERO EN LOS GRUPOS FAMILIARES DE TEQUEXQUINAHUAC Rosa Galindo Aguilar 1 , Emma Zapata Martelo 1 , Verónica Vázquez García 1 , Beatriz Martínez Corona 2 , María da Gloria Marrón 3 RESUMEN La temática migración-remesas desde el ámbito de los grupos familiares, es un aspecto poco estudiado a pesar de la importancia que tiene por ser el destino final del dinero que ingresa al país producto del fenómeno migratorio actual de cientos de miles de mexicanos. En este estudio aportamos información sobre los migrantes transnacionales y las remesas de la comunidad de Tequexquinahuac, al oriente del Estado de México, que sirve para el análisis de la toma de decisiones y control de las remesas que fluyen a los grupos familiares con migrantes de esta comunidad. En la investigación nos planteamos: Conocer y documentar el proceso migratorio de la comunidad; la construcción de una tipología de hogares, basada en la recepción de las remesas y las relaciones intrafamiliares, y con ella analizar el control de estos recursos, por género y generación, ya que partimos del supuesto de que más allá de las necesidades individuales, existen presiones normativas, sustentadas por un marco social que rige la toma de decisiones y lleva a satisfacer intereses de género. A través 1 Colegio de Postgraduados, Especialidad de Estudios del Desarrollo rural, Km. 36.5 Carr. México-Texcoco, Montecillo, Edo. de México 56230. 2 Colegio de Postgraduados-Campus Puebla, Km. 125.5 Carr. Puebla-México, Col. La Libertad, Puebla, Pue. 72130. 3 Universidad Autónoma de Puebla. 39

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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

MIGRACION, REMESAS Y RELACIONES DE GÉNEROEN LOS GRUPOS FAMILIARES DE

TEQUEXQUINAHUAC

Rosa Galindo Aguilar1, Emma Zapata Martelo1, Verónica Vázquez García1,Beatriz Martínez Corona2, María da Gloria Marrón3

RESUMEN

La temática migración-remesas desde el ámbito de los grupos familiares, es un

aspecto poco estudiado a pesar de la importancia que tiene por ser el destino final del

dinero que ingresa al país producto del fenómeno migratorio actual de cientos de miles

de mexicanos. En este estudio aportamos información sobre los migrantes

transnacionales y las remesas de la comunidad de Tequexquinahuac, al oriente del

Estado de México, que sirve para el análisis de la toma de decisiones y control de las

remesas que fluyen a los grupos familiares con migrantes de esta comunidad. En la

investigación nos planteamos: Conocer y documentar el proceso migratorio de la

comunidad; la construcción de una tipología de hogares, basada en la recepción de las

remesas y las relaciones intrafamiliares, y con ella analizar el control de estos recursos,

por género y generación, ya que partimos del supuesto de que más allá de las

necesidades individuales, existen presiones normativas, sustentadas por un marco

social que rige la toma de decisiones y lleva a satisfacer intereses de género. A través

1 Colegio de Postgraduados, Especialidad de Estudios del Desarrollo rural, Km. 36.5 Carr. México-Texcoco, Montecillo, Edo. de México 56230.

2 Colegio de Postgraduados-Campus Puebla, Km. 125.5 Carr. Puebla-México, Col. La Libertad, Puebla, Pue. 72130.

3 Universidad Autónoma de Puebla.

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Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

de este análisis nos acercamos a la complejidad y heterogeneidad de las decisiones que

hombres y mujeres realizan en el interior de la dinámica intrafamiliar.

INTRODUCCION

Las políticas económicas implementadas a partir de la década de los 80 para

adaptar al país al modelo neoliberal, han traído impactos negativos en la economía de

amplios sectores de la población, principalmente los de mayor marginalidad como son

los del ámbito rural. Esta situación ha orillado a los grupos familiares a buscar

estrategias económicas para su subsistencia y reproducción. En la migración

transnacional han encontrado una alternativa para mejorar su nivel de vida. El

movimiento migratorio lo hacen uno o varios integrantes del grupo familiar, ya sea el

padre, algún hijo o hija u otro familiar que deciden vender su fuerza de trabajo en otro

país. Este fenómeno, en los últimos años, se ha vuelto exponencial, llegando a zonas

del país en donde anteriormente no se había experimentado este tipo de migración.

Las comunidades rurales del oriente del Estado de México1 son un ejemplo de

este reciente fenómeno migratorio. Atrajo nuestro interés la zona serrana del municipio

de Texcoco, donde están asentadas varias comunidades de origen náhuatl. Entre éstas

se seleccionó Tequexquinahuac para realizar la presente investigación. Con ello

pretendemos documentar y caracterizar el proceso migratorio de la comunidad y en

particular el uso y control de las remesas, información que puede ser útil en futuras

investigaciones sobre el tema, en la zona.

1 Se afirma que debido a la pérdida en el 2001 de 22 mil 595 empleos en esta entidad la migración transnacional se ha incrementado a tal grado que el Estado de México pasó del séptimo al cuarto lugar (en el 2001) por el total de las remesas recibidas (InfoSel Financiero, 2 de mayo de 2002); tomando esta entidad importancia entre las principales receptoras de remesas en el país.

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El flujo de dinero que entra a México por concepto de remesas familiares,

producto de esta dinámica sociodemográfica, lo sitúan en el segundo lugar en el ámbito

mundial entre los países que las reciben2. Los ingresos económicos producto de la

migración son importantes para las comunidades, ya que miles de grupos familiares3,

sobre todo del ámbito rural de nuestro país, logran con estos recursos superar su

situación de vulnerabilidad, mejorar sus niveles de vida y hacer realidad la posesión de

vivienda o mejorar las condiciones de la misma, como proyecto familiar prioritario.

Para esta investigación el grupo familiar sirve como unidad de análisis, por lo que

es un estudio microsocial que aborda la manera como se invierten las remesas en este

ámbito y se toman las decisiones, ubicando las diferencias existentes cuando la

estructura de los grupos familiares es extensa o nuclear.

El trabajo se divide en las siguientes secciones: iniciamos presentando la

metodología seguida en la investigación de campo, cómo se abordó el problema de

investigación, las herramientas metodológicas, la manera como se obtuvo la

información y los datos necesarios para el análisis. Después se presenta un marco

contextual que aborda el tema de lo que ha sido la migración mexicana hacia los

Estados Unidos (EUA); la situación presente de la migración y la discusión sobre las

remesas y su impacto.

22Señala Bartra (2002) que “las remesas alcanzaron los 9 mil 300 millones de dólares el año pasado [2001] --según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)--, tres veces el valor de las exportaciones agrícolas, 50 % más que lo que aporta el turismo, casi tanto como lo que ingresa el petróleo o las inversiones extranjeras directas, muy por arriba de lo que se gasta en programas rurales como Alianza para el Campo y Procampo más los costos de operación de la Sagarpa.”33Se decidió utilizar el término de grupo familiar, para referirse al espacio social doméstico que en la literatura inglesa se denomina household, y en donde se dan relaciones entre géneros y generaciones que estructuran un entramado de poder resultado de la dinámica intrafamiliar, que establece un grupo de personas unidas por lazos familiares, ya sea consanguíneos, civiles, o religiosos para compartir una vida doméstica, teniendo como fin la reproducción del grupo en su conjunto, con un presupuesto familiar conformado por los ingresos de uno o varios de sus integrantes.

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Posteriormente resaltamos las características de la zona de investigación, y cómo

se da la inserción de la comunidad en la migración transnacional, sus protagonistas y el

tipo de inserción laboral, antes y en el lugar de destino de la migración. En este mismo

punto se abordan las remesas familiares en la comunidad de Tequexquinahuac.

Por ultimo pasamos a describir y analizar la estructura de los grupos familiares y

las relaciones de poder entre los géneros y generaciones, para finalmente desarrollar

algunas conclusiones derivadas de este análisis.

Obtención de la información

Como señalamos, los objetivos del presente trabajo fueron conocer el proceso

migratorio de la población de la comunidad y construir una tipología de hogares,

basada en la recepción de las remesas y las relaciones intrafamiliares, a través de la

cual analizamos el control de estos recursos, por género y generación. Se inició la

investigación con un estudio de la comunidad4 y entrevistas a profundidad con

informantes clave, que permitió tener una visión general de la situación actual de la

comunidad: el tipo de actividad agrícola que se practica en la zona, la rápida venta de

tierras de cultivo y la actitud de los jóvenes ante el trabajo agrícola y el interés de irse

para el “otro lado”, entre otros aspectos.

Ante la ausencia total de datos sobre migración en el municipio de Texcoco, por

ser éste un fenómeno reciente, recurrimos a otras técnicas para la obtención de la

información. Se acudió a la Escuela Secundaria Técnica de Tequexquinahuac, en

donde se realizaron dinámicas de grupo con las alumnas y alumnos, que elaboraron

mapas de la comunidad en los cuales ubicaron grupos familiares con migrantes

transnacionales.

4 Se realizó a través de la revisión documental, la observación y la investigación participante y a través de entrevistas a informantes clave, sobre aspectos como las actividades económicas, educativas y sociales.

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Participaron un total de 93 alumnos/as. Cada estudiante elaboró un mapa de la

comunidad y ubicó sitios importantes como las oficinas de la delegación, las escuelas,

la iglesia, las principales calles y el monte Tlaloc, como referencias para localizar los

domicilios de los migrantes en el mapa.

Los estudiantes en los mapas dibujaron símbolos que representaban pequeñas

casitas que indicaban la ubicación de grupos familiares con migrantes, que ellos y ellas

conocían, además anotaron el apellido de la familia. A través de esta técnica se obtuvo

un listado y la ubicación de 64 grupos familiares con migrantes, de un total de 825

viviendas que de acuerdo con INEGI (2000) existen en la comunidad.

Se definió y aplicó una encuesta a los 64 grupos familiares identificados, sin

embargo, algunas personas negaron la existencia de migrantes en su familia, a pesar de

que otras fuentes afirmaron lo contrario. Debido a ello, el número de cuestionarios

levantados fue de 36. Los ejes de análisis del cuestionario fueron la estructura,

actividades y características del grupo familiar; información sobre los migrantes y

caracterizar el patrón migratorio de la comunidad, además de aspectos importantes de

las remesas, tales como: monto, frecuencia y prioridades en su inversión. Para entender

el control de las remesas, posteriormente se hicieron entrevistas con los y las

integrantes de los grupos familiares para conocer la toma de decisiones sobre la

utilización estos recursos.

La migración mexicana hacia “El Norte”

Los flujos migratorios de mexicanos al vecino país del norte5 tienen una larga

historia que se remonta a finales del siglo XIX. Las estadísticas oficiales permiten tener

una idea del patrón de migración mexicana actual hacia los Estados Unidos. Uno de los

aspectos demográficos que resaltan de este fenómeno es su estructura por edad y sexo

5 El principal destino de las y los mexicanos/as que migran son los Estados Unidos, con un 97.8% del total de los migrantes transnacionales, mientras que sólo un 2.1% se dirigen a otros países (Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, 1997).

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ya que presenta una mayor composición de adolescentes y jóvenes varones de 15 a 24

años de edad (34.3%), y de hombres adultos de 25 a 49 años (35.7%), quienes en

conjunto representan casi las ¾ partes (70%) de este flujo migratorio. Las mujeres

también se concentran en estos grupos de edad, pero en proporciones

considerablemente inferiores 7.5% y 12.9% respectivamente (INEGI, 2001).

Los primeros migrantes mexicanos estuvieron limitados al trabajo agrícola, sin

embargo con el desarrollo económico de Estados Unidos en la primera mitad del siglo

XX, se fueron abriendo para ellos nuevas actividades en sectores distintos.

La dinámica migratoria que imprime el mercado de trabajo en EUA y la oferta

laboral de México, orienta la preferencia por la migración de tipo laboral y temporal

como criterio no escrito (Durand, 1998).

En 1942, ante la escasez de trabajadores en Estados Unidos a causa de la

Segunda Guerra Mundial, se dio una política migratoria de Norteamérica, el Programa

Bracero, resultado de un acuerdo bilateral con México que permitió la “importación”

de mano de obra y dio respuesta a los intereses políticos y a las presiones económicas

de Norteamérica. En palabras de Durand (1998:25):

“el modelo migratorio bracero que perseguía la política del convenio se basaba

en cuatro características básicas: legalidad, masculinidad, ruralidad y temporalidad

del flujo migrante”.

Sin embargo, el deterioro progresivo del ámbito rural en México generó que las

expectativas del Programa Bracero fueran rebasadas, ya que el flujo de migrantes

involucró otro tipo de actores además de los braceros. Los ilegales empezaron a formar

parte del nuevo patrón migratorio México-Estados Unidos, que como señalan Calavita,

Massey et al., eran “migrantes que escapaban a la lógica y la demanda de los

convenios, situación que dio lugar al surgimiento y crecimiento de una nueva

categoría: los indocumentados, es decir, los que se iban por su cuenta y riesgo a tratar

de cruzar la frontera y buscar trabajo en el otro lado” (citados por Durand, 1998: 33).

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Para 1964 la política migratoria específica para México había dejado de existir y

con ella “el experimento de migración laboral más impresionante a nivel mundial

(Durand, 1898). De esta manera la migración mexicana conformada por

indocumentados establece un nuevo patrón migratorio, en donde aparecen nuevos

actores, grupos y regiones. Es en este momento cuando las mujeres comienzan a

figurar en el flujo migratorio (Durand, 1998).

A mediados de los 80, el Congreso norteamericano diseñó y aplicó una nueva ley

denominada Immigration Reform and Control Act (IRCA) que pretendía regular y

legalizar el flujo migratorio que se había generado después del Programa Bracero. Por

medio de esta Ley se concedería el derecho a obtener la residencia legal, en Estados

Unidos, a quienes demostraran tener cinco años de haber migrado. Se buscaba así la

reunificación familiar. Se estableció además un programa especial para trabajadores

agrícolas denominado Special Agricultural Workeers (SAW) para aquellos

indocumentados que trabajaban en la agricultura en Estados Unidos (Hoefer, citado por

Durand 1998).

Los legalizados a diferencia de los braceros, que también fueron migrantes

legales pero temporales, eran inmigrantes definitivos. Por primera vez en la historia de

la migración se les ofrecía formar parte de la sociedad norteamericana.

Esta situación dice Durand (1998) tuvo gran impacto en la configuración de los

mercados de trabajo actuales, ya que el IRCA privilegió a los inmigrantes urbanos pues

fueron los que fácilmente podían probar su estancia en Estados Unidos. Así mismo se

fue creando una segmentación del trabajo entre los mexicanos migrantes al darse

categorías distintas basadas en su condición migratoria.

En cuanto al SAW, parece haber resultado un fracaso ya que en la práctica, fue

utilizado por los migrantes para obtener la legalización y abandonar el sector agrícola,

generando vacíos laborales que se han llenado con nuevos indocumentados dispuestos

a reiniciar la tradición mexicana del trabajo agrícola de bajo costo (Durand, 1997;

Martin y Taylor, citados por Durand, 1998).

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La experiencia del programa SAW genera desconfianza entre los agricultores

norteamericanos, principalmente californianos (el 80 o el 90 por ciento de sus

jornaleros son ilegales), acerca de las propuestas de un nuevo programa para

trabajadores temporales mexicanos. En el sector agrícola de Estados Unidos se ha

manifestado el temor de que los trabajadores legalizados dejen de realizar tareas

agrícolas, ya que prefieren trabajar en el sector industrial y de servicios (González,

2001).

Esta migración mostró determinados patrones de distribución geográfica6, en

donde se distinguieron ciertas zonas del país como expulsoras de población hacia los

Estados Unidos, sin embargo, desde hace dos decenios, otras regiones, como los

estados de Guerrero, Morelos, Hidalgo, México, Querétaro, Oaxaca, Puebla, Veracruz,

Tlaxcala y el Distrito Federal se han incorporado a esta dinámica sociodemográfica.

Hoy en día es frecuente encontrar comunidades rurales de todo el país inmersas en la

dinámica migratoria que expulsa a su población joven.

Schüren (2002) señala que especialmente desde principios de los noventa las

políticas neoliberales de México, que han agudizado la diferenciación económica en el

campo y la concentración de tierra, acentuada por la liberalización de los precios del

maíz y el alza de los costos de producción, han aumentado el empobrecimiento del

sector rural (particularmente entre los ejidatarios), lo cual ha orillado a los campesinos

a vender o rentar los predios y combinar varias actividades económicas al dejar de ser

la agricultura el único medio que podía garantizar su reproducción.

Varios autores (Schüren, 2002; Núñez, 2002; Cortes, 2002; Goldrin, 1996;

Marróni, 2000), destacan que los grupos familiares en el México rural actual han

dejado de ser únicamente campesinos dedicados sólo a la agricultura de subsistencia

que mantenía su estructura tradicional, si no que han tenido que adoptar una

multiplicidad de estrategias económicas.

6 Que comprende los Estados de Aguascalientes, Colima, Durango, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas.

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Entre estas estrategias para la generación de ingresos, la migración transnacional

es una de las más socorridas, por lo que cada vez más grupos familiares han encontrado

en esta alternativa una forma para combatir la pobreza, a tal grado que el fenómeno se

ha vuelto exponencial en algunas zonas del país. De esta manera, migrar ha permitido a

personas, familias y comunidades enteras asegurar alternativas de trabajo e ingresos, a

pesar de ser las peor pagadas garantizan la subsistencia familiar e incluso la aspiración

de mejorar en el nivel de vida.

La avalancha de migrantes coincide con los tres lustros del “ajuste estructural” y

con el arranque del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en

1994 (Bartra, 2002).

Se suponía que los tratados internacionales llevarían al país al desarrollo

(inspirado en el modelo neoliberal), pues hipotéticamente con la liberación comercial

se generarían empleos y se dinamizaría la economía del país, y por consecuencia, la

migración hacia el vecino país se detendría. Sin embargo, como señala Bartra (2002:

3):

“…la medicina resultó peor que la enfermedad. La liberación del comercio, en condiciones de severa asimetría socioeconómica, ocasionó la destrucción de la economía más débil, causando mortandad en la pequeña y mediana industria –que alimenta el mercado interno y genera empleo – y arrasando con la agricultura campesina –que sustenta a casi un cuarto de la población - , y en particular con los productores de granos básicos de los que depende nuestra seguridad alimentaria. Y el desmantelamiento generalizado de la base productiva generó éxodos multitudinarios crecientes e incontrolables.”

En el caso de México, señala Anguiano (1998) es tal la incapacidad del modelo

de desarrollo para satisfacer las necesidades fundamentales de la población mexicana,

que migrar a Estados Unidos ya no es exclusivo de los sectores rurales empobrecidos.

El fenómeno migratorio se ha constituido en una alternativa más efectiva y real para

satisfacer las necesidades humanas fundamentales que cualquier política social

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gubernamental, al mismo tiempo que ha evitado el desmoronamiento del modelo de

desarrollo y de sus expectativas económicas (Orellana, 2002).

Así, la migración mexicana transnacional de finales del siglo XX y principios del

presente, no es el mismo fenómeno histórico que se venía dando desde hace más de

cien años con la migración de las poblaciones de los estados tradicionales de expulsión

del país (Jalisco, Michoacán o Zacatecas). La migración actual de mexicanos es un

“éxodo inédito”, como lo llama Bartra (2002), proveniente de los estados del sur y

sureste del país, a los que no mueve el atractivo del Norte, sino la expulsión del Sur a

consecuencia de las políticas de ajuste estructural y la apertura comercial7.

Estas características del la migración actual de nuestro país hacia los Estados

Unidos, llevan a propuestas como la de D´Aubeterre (2000b:20-21) de “nuevas

ópticas” para abordar el estudio de la migración transnacional como es el análisis de los

flujos de capital social, cultural y simbólico “provenientes de la periferia y consumidos

en las metrópolis”, pues “los cuerpos de la mayoría de estos transmigrantes

procedentes de las mismas comunidades ofrecen mano de obra barata, que alimenta a

las economías postfordistas en esta era neoliberal”8.

Las remesas familiares

El grado de importancia que han tomando las remesas en ciertas regiones del país

es cada vez mayor, día con día se incrementa la dependencia a la migración como

estrategia de subsistencia, por lo que las remesas se están convirtiendo en recursos

críticos para el sostén de los grupos familiares en México, Latinoamérica y el Caribe

(Conway y Cohen,1998).

7 Adelson (2002) señala que durante el último decenio ha aumentado significativamente la migración indígena a California, “…se sabe que hay hasta 100 mil mixtecos…En San Francisco, la unidad móvil del Consulado general de México, ha atendido a gente de los Altos de Chiapas, triques de Oaxaca, y ahora mayas de Yucatán”. 8 Se entiende por economías “postfordistas” aquellas economías que han pasado de la producción en línea, establecidas por Ford, a la producción en gran escala donde intervienen bienes de capital intensivamente que llevaron a la consolidación del sistema capitalista.

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Diversas investigaciones muestran que las remesas que envían los migrantes a sus

grupos familiares son invertidas en su mayoría para satisfacer las necesidades básicas,

la construcción o mejoramiento de la vivienda, la compra de artículos domésticos y

sólo en pocas ocasiones se invierte en actividades productivas (Barrera y Oehmichen,

2000; Conway y Cohen, 1998; D’Aubeterre, 2000a y 2000b; Durand, 1988; Marroni,

2000).

Así, utilizar las remesas para cubrir las necesidades básicas tiene repercusiones en

la reproducción de los grupos familiares, ya que mantienen el consumo diario. También

es significativo el derrame económico, porque se gastan los recursos en las

comunidades de origen. Sin embargo este patrón generalizado de utilización ha llevado

a pensar que constriñe el potencial de estos recursos.

Conway y Cohen (1998)9, en su análisis sobre las remesas y sus consecuencias en

el ámbito individual y del grupo familiar, hacen una “reevaluación” del entramado

conceptual existente sobre el tema, lo que los lleva a considerar que los gastos para

consumo inmediato que se hacen con las remesas han sido minimizados. Los autores

proponen que las remesas deben ser analizadas por sus “efectos progresistas y de

satisfacción”, en el sentido de que cubren las necesidades para tener una mejor calidad

de vida. Estos autores hacen énfasis sobre el aspecto positivo de las remesas. El

consumo diario que hacen los familiares, tiene indirectamente un “efecto

multiplicador” en todos los niveles. Gastar las remesas en necesidades básicas tales

como alimentos, ropa, medicinas, entre otros, no se pueden etiquetar como

“improductivas” o ser el resultado de una toma de decisiones “negativa”10.

Estos mismos autores, proponen hacer el análisis a partir de los planteamientos de

Max Neef y Ekins, desde un enfoque no económico que destaque la importancia que

9 Estos autores usan datos etnográficos sobre el México rural, e intentan ilustrar, argumentar y demostrar la naturaleza dinámica de la migración contemporánea y de las remesas en México, América Latina y el Caribe. 10 Las remesas contribuyen además a dar solución a las emergencias del grupo familiar, como: enfermedades, hospitalizaciones, defunciones o partos, entre otras.

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tienen las remesas sobre el capital humano y social del grupo familiar y de la

comunidad11. Reconocen la existencia de múltiples “bienestares” en el mismo grupo

familiar12, en donde el bienestar social humano es concebido por los autores más allá de

las relaciones económicas, pues incorporan el aspecto no monetario de la economía

familiar que incluye el trabajo doméstico, el cuidado de los hijos y el aspecto

emocional. Así, los grupos familiares receptores de remesas, al utilizarlas en la salud de

los hijos (pago de médicos y medicinas), educación (escuela y útiles), su bienestar y

calidad de vida (diversión y buena alimentación), hacen en realidad “inversiones

productivas”, al gastar en capital humano, en la creatividad e innovación de la “energía

humana”, que permite la expansión de las capacidades humanas, y que, en opinión de

Conway y Cohen (1998), vuelve más adaptables y flexibles a los miembros de los

grupos familiares que reciben remesas, favoreciendo respuestas productivas cuando

llegan oportunidades.

A continuación se presentan las principales características de Tequexquinahuac

para comprender mejor la dinámica migratoria en la que se encuentran inmersos

actualmente los grupos familiares de esa comunidad.

Tequexquinahuac en la migración transnacional

11 Las remesas adquieren una importancia significativa en la realización de las fiestas patronales de las comunidades rurales de nuestro país, ya que sirven de financiamiento para poder realizar los “cargos” y responsabilidades en estos eventos importantes dando prestigio social a quienes participan.12 Conway y Cohen retoman los planteamientos de las relaciones de género en el grupo familiar para rescatar el modelo de la “negociación” y explicar la variación en la distribución del ingreso familiar que lleva a una diferenciación en el bienestar de los miembros del grupo.

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Dinámica Económica

La comunidad de Tequexquinahuac se ubica en el extremo oriente del Estado de

México, en el municipio de Texcoco. Está asentada en el Cerro Tepechichilco (vecino

del famoso cerro del Tetzcutzinco, mejor conocido como “Baños de Netzahualcoyotl”).

Es actualmente uno de los 31 ejidos del municipio de Texcoco, con una superficie

de 1,693 ha (Taboada et al, 1998), en donde se practica la agricultura de temporal. Los

suelos son de baja fertilidad natural y baja capacidad de retención de humedad, por lo

que están fuertemente erosionados (Flores, 2000). Como en la mayoría de los pueblos

del altiplano central del país, se cultiva maíz, calabazas, habas, fríjol, trigo y avena

entre otros cultivos, los cuales se realizan principalmente con trabajo familiar.

Igual que en varios pueblos de la zona serrana del municipio, en

Tequexquinahuac se explota la fruticultura y floricultura (principalmente crisantemo, y

en menor escala la rosa, gerbera y clavel), la primera para autoconsumo mientras que la

floricultura como cultivo comercial está en franco crecimiento. Se encontró que

algunos de los grupos familiares con migrantes transnacionales han invertido remesas

en este ramo productivo. También, se han establecido en la comunidad pequeños

talleres de maquila de ropa donde contratan sobre todo a jóvenes del pueblo, con

salarios muy bajos. Muchos de los migrantes habían trabajado antes de partir en alguno

de estos talleres.

La población de Tequexquinahuac ha preferido vender su fuerza de trabajo fuera

de la comunidad, empleándose en actividades relacionadas con los servicios. De tal

manera que, diariamente un considerable flujo de personas se ha estado desplazando

para trabajar a otros lugares del municipio, sobre todo mujeres que se emplean en el

trabajo doméstico.

La situación de la comunidad está relacionada con la economía del municipio de

Texcoco, uno de los menos industrializados del Estado de México. A través del tiempo

se han ido perdiendo importantes actividades productivas que se desarrollaban en la

región. Entre 1930 y 1960, según datos proporcionados por Taboada et al (1998), el

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municipio de Texcoco formaba parte de una importante cuenca lechera que abastecía el

D.F. y la parte oriente del Estado de México, con 30 ranchos aproximadamente. Para el

decenio de los 60, el municipio contaba con 27 ranchos y más de 100 mil vacas

lecheras (Pulido, 2001) Sin embargo, actualmente señalan Taboada et al (1998), sólo

quedan 13 ranchos con 20 mil cabezas de ganado aproximadamente.

En el decenio de los años cuarenta se instalaron en Texcoco industrias destinadas

a la fabricación de tapetes13. Estas industrias fueron muy importantes para el municipio

(no sólo para la ciudad de Texcoco) ya que daban empleo a 2 mil personas

aproximadamente (Pulido, 2001). Esta industria ha dejado de existir, perdiendo el

municipio un buen número de empleos.

Sólo se observa una industria incipiente con pequeñas y medianas empresas,

dispersas en varias comunidades del municipio, con poca ocupación de mano de obra

ya que en su mayoría son talleres familiares.

El comercio es el ramo que juega un papel importante en la economía del

municipio, el cual se ha incrementado desproporcionadamente, sobre todo el de

carácter informal. Los servicios también son rubros importantes en la economía, ya que

da empleo a un alto porcentaje de la población económicamente activa del municipio.

Entre los servicios, destacan los que proporcionan instituciones educativas y de

investigación que se localizan en la zona, como son la Universidad Autónoma

Chapingo, el Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas (CP), el Centro

Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMyT), y recientemente

los campus de las Universidades del Estado de México y del Valle de México14, en

donde se emplean un buen número de habitantes de la zona.

13 Mauricio R. Salle, S.A. y El Bordador, S. de R.L., que para el decenio de los 50 pasaron a ser Tapetes Luxor S.A. de C.V. y Maquila para Tapetes, S.A. de C.V., respectivamente (Pulido, 2001).14 En 2003 el Presidente de la República propuso cerrar el Colegio de Postgraduados institución que genera importantes empleos para la zona. Además, debido a los recortes en las aportaciones de organismos internacionales el CIMMYT podría correr la misma suerte y con efectos muy negativos para el municipio.

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La migración transnacional

El movimiento migratorio15 en la comunidad de Tequexquinahuac se inició con la

salida de una joven en el año de 1983 hacia Los Ángeles, California16, generando una

reacción en cadena entre la población joven, después de su partida, la secundaron sus

hermanos y hermanas y muchos otros jóvenes del pueblo, que en la actualidad

conforman una amplia red de apoyo que facilita cada vez más la migración hacia las

ciudades de Los Ángeles, Houston, Nueva York, Chicago y Atlanta principalmente y

también hacia estados como Arizona, Wyoming, Carolina del Norte, Indiana,

Minnesota y Ohio.

En la gráfica 1, se muestra la dinámica migratoria de esta comunidad (según

primera salida hacia los Estados Unidos)

De acuerdo con la encuesta, el 4% de los migrantes salió en el decenio de los

años ochentas; el 41% realizaron su primer viaje durante la década de los noventas, y

en tan sólo dos años y medio del nuevo siglo, es decir del año 2000 a agosto del

200217, el 55% de los migrantes partieron hacia los Estados Unidos por primera vez. Se

puede afirmar que la migración en esta comunidad se ha ido generalizando

exponencialmente entre los grupos familiares.

Los resultados de la investigación en Tequexquinahuac muestran que la mayoría

de los grupos familiares hasta antes del decenio de los setenta basaban su economía en

la agricultura de subsistencia, la cual garantizaba la reproducción del grupo, pero a

finales de los setenta y sobre todo a partir de la década de los ochenta, la práctica de la

agricultura ya no fue suficiente para su sustento y reproducción por lo que algunos

grupos familiares empezaron a recurrir a otras actividades económicas.

15 En la época del “Programa Bracero”, los habitantes del pueblo recuerdan a un señor que “iba y venía” de los Estados Unidos para trabajar, sin embargo no se encontró ningún otro caso de migración transnacional en esta comunidad antes de el decenio de los 80.16 La conformación de redes de apoyo establecidas en las otras comunidades del municipio de Texcoco con algunos años más en el proceso migratorio (Huexotla, Coatlinchan, Tocuila, entre otras comunidades), facilitaron la salida de los primeros migrantes de Tequexquinahuac, pues los y las primeros/as migrantes partieron con parientes o amistades de esas comunidades.17 La encuesta obtuvo datos que abarcan hasta el mes de agosto de 2002.

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Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

GRAFICA 1PORCENTAJES SEGÚN PRIMERA SALIDA DE MIGRACION EN

TEQUEXQUINAHUAC

90´s41%2000-2002

55%

80´s4%

80´s 90´s 2000-2002

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta realizada en

Tequexquinahuac, México, julio y agosto de 2002

La migración de los pobladores de Tequexquinahuac hacia los Estados Unidos a

partir de la década de los ochenta, propició que empezaran a fluir los primeros montos

de remesas en esta comunidad. En la actualidad estas son parte importante de los

ingresos de un número creciente de grupos familiares18.

18 Barquet (1999) propone redefinir el grupo familiar del ámbito rural con base a varios factores que lo caracterizan, el trabajo doméstico y productivo, el contexto actual en el que se encuentra inmerso (neoliberal y globalizado), el lugar que ocupa actualmente la agricultura en la economía nacional, producción de subsistencia o para el mercado local. Y la intensificación de la participación de las mujeres en labores productivas formales y las múltiples particularidades y estrategias que han surgido en el sector rural para enfrentar la situación de pobreza.

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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

Esta dinámica ha llevado a intensificar el trabajo, principalmente de las mujeres,

tanto en el ámbito doméstico como extradoméstico, debido a la necesidad de obtener

ingresos monetarios que garanticen la subsistencia y reproducción del grupo familiar,

prácticamente todos los miembros del grupo representan una reserva de mano de obra

utilizable en cualquier momento (Barquet, 1999).

Según Schüren (2002), las estrategias económicas no sólo varían entre

comunidades sino también entre grupos familiares de la misma comunidad,

dependiendo de varios factores como, el acceso a la tierra y al capital, las

oportunidades laborales, acceso al transporte local, redes sociales de trabajo, estructura

y organización del grupo familiar, necesidades de consumo, programas

gubernamentales, políticas de precios y demanda del mercado, entre otros aspectos. Las

estrategias económicas como la migración, están condicionadas por la estructura y el

ciclo del grupo familiar rural, así como por el contexto en el que se encuentra inmersa

la comunidad.

¿Quiénes están migrando?

Como sucede en el ámbito nacional, son principalmente los más jóvenes, en su

mayoría hombres19 los que están migrando hacia los Estados Unidos, generalmente con

un grado de escolaridad de secundaria, pues un 48% de los y las migrantes habían

concluido estos estudios, un 26% sólo habían terminado la educación primaria

(principalmente los migrantes mayores de 35 años), 22% tenía estudios de preparatoria

y un 4% había realizado estudios técnicos. Es común escuchar entre los jóvenes de la

comunidad que están terminando la secundaria que su principal expectativa a futuro, es

la “carrera” migratoria.

19 De la encuesta realizada a los 36 grupos familiares, se encontraron 54 migrantes, de los cuales 47 eran hombres (87%), mientras que sólo siete eran mujeres jóvenes (13%). Datos obtenidos en la encuesta realizada en julio y agosto de 2002.

55

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

La estructura por edad de los y las migrantes fue la siguiente: el rango entre 18 y

25 años, 34%; de 26 a 35 años, 38% y, mayores a 36 años 28%. Lo anterior muestra la

tendencia de expulsión de fuerza de trabajo joven que se está dando en la comunidad.

Antes de salir de la comunidad, los migrantes varones habían trabajado como obreros

en pequeños talleres de costura y sastrería que se han instalado recientemente en la

comunidad (21%), otros habían laborado como empleados (24%)20, albañiles (16%),

trabajadores del campo (8%), choferes de microbuses y “combis” (13%), policías (8%),

estudiantes (5%), y comerciantes (5%), como se puede apreciar en la gráfica 2.

La población migrante de Tequexquinahuac se está insertando en la economía de

los Estados Unidos principalmente en el área de servicios (70%), en actividades como

la jardinería (22%), “jornaleros” (8%)21, empleados en supermercados y Malls (10%),

pero es principalmente en los restaurantes y bares (60%) en donde más han encontrado

sus nichos laborales. En el sector industrial (24%), como obreros en fábricas, pero

sobre todo en la industria de la construcción, y por último en actividades relacionadas

con el campo (6%) (ver gráfica 2).

20 Sobre todo en las instituciones que se encuentran en la zona, como el Colegio de Postgraduados, La Universidad Autónoma de Chapingo y el Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT); en restaurantes y tiendas, en minas de arena, en empresas privadas o en el gobierno municipal. 21 Aunque este término evoca el ámbito agrícola, los migrantes lo utilizan para referirse a aquellos trabajos de servicios, como pintor, jardinero, actividades de limpieza, entre muchas otras actividades desempeñan de manera independiente entre particulares, de ahí que se reúnen en lugares determinados en donde llegan a buscarlos para ser contratados por unas horas o días.

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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

GRAFICA 2ACTIVIDAD DE LOS VARONES MIGRANTES ANTES DE PARTIR

(N=47)

Campesinos8%

Albañiles 16%

Empleados24%

Talleres de costura y sastreria

21%

Chofer 13%

Policia8%

Estudiantes5%

Comerciantes5%

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta realizada en Tequexquinahuac, México, julio y agosto de

2002

Al establecer la relación de la población migrante con la actividad agrícola en la

comunidad, el 70% de los grupos familiares con migrantes están relacionados con el

campo, puesto que 29% de los grupos tienen tierras ejidales, 26% en explotación

comunal y 45% posee tierras en propiedad privada destinadas al cultivo de flor bajo

invernadero principalmente. Sin embargo la PEA de la comunidad de

Tequexquinahuac se ubica principalmente en el sector servicios22.

Los eventos sociales y culturales importantes de la comunidad marcan

generalmente el tiempo de permanencia en la comunidad y su estancia en el país

huésped, como bodas y entierros de familiares cercanos, bautizos, salida de algún hijo

22 PEI 1 519, PEA 1 383: Agrícola 196 (14.4%), Industria 337 (24.7%), Servicios 766 (56.2%) (INEGI, 2000).

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Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

de la primaria o secundaria, o el “compromiso” en la fiesta patronal. Sin embargo, se

encontró que en el caso de la población de jóvenes migrantes, su estancia en el

extranjero dura mucho más tiempo que los de mayor edad.

GRÁFICA 3PORCENTAJE DE MIGRANTES SEGÚN EL SECTOR

DE EMPLEO EN LOS EU (N=54)

Servicios70%

Agricola6%

Industrial24%

Servicios Agricola Industrial

Fuente: elaboración propia, datos obtenidos en la encuesta realizada en Tequexquinahuac, México, julio y agosto de 2002

En la gráfica 4 se muestran las razones que dieron los familiares sobre la salida

de “sus” migrantes23.

23 Los familiares en algunos casos mencionaron más de un motivo, de tal forma que los números absolutos que aparecen en la gráfica corresponde a las veces mencionadas en la encuesta y no al número de migrantes.

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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

GRÁFICA 4Razón de los y las m igrantes para partir

según sus grupos fam iliares

6

17

8 7

19

0

5

10

15

20

No encontraba trabajo Ganaba poco dinero InvitaciónQuería conocer Allá les va mejor

Fuente: elaboración propia con base en los datos obtenidos en la encuesta realizada en Tequexquinahuac, Estado de México, julio- agosto, 2002.

Como se puede observar, las principales razones para la migración, son de

carácter económico, como la falta de empleo, los bajos salarios y el interés de probar

fortuna, siendo factores de peso para tomar la decisión de insertarse en el proceso

migratorio.

La idea generalizada de que en los Estados Unidos encontrarán un mejor destino

y oportunidades se refleja en la respuesta “allá les va mejor”, siendo uno de los

principales pivotes que motiva a los migrantes a iniciarse en el proceso migratorio. Este

imaginario de los familiares para justificar la partida de su familiar migrante se puede

ver expresado representativamente en la Gráfica 4.

59

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

En los análisis de migración transnacional es frecuente encontrar que las mujeres,

representan un bajo porcentaje en el monto global de los migrantes, con frecuencia se

les encasilla en la categoría de “acompañantes”24 de sus parejas o como esposas de

migrantes, de tal forma que quedan invisibilizadas aquellas que van a vender su fuerza

de trabajo. Las mujeres solteras están destacando al dejar su comunidad por la

necesidad económica y la búsqueda de mejores expectativas de vida. Los resultados

mostraron que en la comunidad de Tequexquinahuac, mujeres solteras (algunas con

hijos) han dejado su hogar en busca de mejores oportunidades en los Estados Unidos.

La actividad económica a la que en inicialmente se incorporaron las primeras

mujeres migrantes de Tequexquinahuac fue el trabajo doméstico (recordemos que el

primer caso reportado de migración transnacional de esta comunidad, fue el de una

mujer), recientemente trabajan en restaurantes de las ciudades de Los Ángeles y

Houston.

El grado de escolaridad que tienen estas migrantes es el de secundaria. Todas

solteras, algunas eran ya madres, la responsabilidad de sostener a sus hijos, las llevó a

dejarlos en la comunidad a cargo de la abuela materna o de algún otro familiar

femenino (hermana, madrina) y buscar empleo mejor remunerado fuera del país.

Para estas mujeres, el envío de remesas a su grupo familiar es riguroso porque

con ello aseguran la manutención de sus hijos. Las mujeres migrantes de

Tequexquinahuac envían montos de remesas un poco más elevados que los que envían

los varones, y muestran una gran responsabilidad ya que sus envíos son constantes.

24 Las migrantes que partieron como “acompañante” no están contabilizadas en esta investigación ya que el cuestionario aplicado para la encuesta estuvo estructurado de tal manera que se registrara a los y las migrantes que envían remesas a sus grupos familiares en la comunidad, por lo que en el caso de las mujeres que han migrado en la categoría de “acompañantes” no se encontró que enviaran dinero a sus familiares, por ejemplo a sus padres, mientras que en el caso de los hombres casados que se han llevado a la esposa e hijos, envían a veces algunos dólares al año a sus padres.

60

Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

Las remesas familiares en Tequexquinahuac

En el siguiente análisis sólo se utilizarán los datos de 30 grupos familiares con

migrantes transnacionales debido a que el resto dijo no estar recibiendo remesas, tal fue

el caso de grupos familiares con hijos e hijas migrantes eran solteros/as (entre los 18 y

25 años), quienes sólo mandan regalos y dinero para el cumpleaños de alguno de los

padres o el día de la madre. Se encontraron casos que sí mandan, pero de forma

eventual (dos o tres veces por año, entre 160 a 350 dólares), a instancias de los padres,

quienes los solicitaron (vía telefónica) por alguna emergencia o imprevisto ya que

generalmente no les exigen enviar remesas con regularidad.

Entre los grupos familiares que reciben remesas con regularidad, los montos y la

frecuencia de estas varían, sin embargo se pudieron observar ciertos rasgos que

permiten distinguir ciertos patrones.

Encontramos que 47% de esos grupos familiares (14 de 30) dijo recibir entre 160

a 250 dólares, la mayoría cada mes y algunos cada quince días. Aunque también se

encontró que algunos reciben este promedio, sólo dos o tres veces por año. Otro 33%

de los grupos familiares (10 de 30) recibe remesas en cantidades que fluctúan entre 50

a 150 dólares (la mitad de estos los recibe cada mes y la otra mitad cada quince días).

Siete por ciento de los grupos familiares (2 de 30) señaló que recibe remesas en un

promedio de 260 a 350 dólares, y un 13% (4 de 30) dijo recibir más de 350 dólares,

cada dos o tres meses (ver Gráfica 5).

La frecuencia con la que reciben las remesas varía, por ejemplo, se encontró que

50% recibe envíos de dinero cada mes, 20% recibe las remesas cada quince días, 13%

cada dos o tres meses, y 17% recibe algunos dólares dos o tres veces por año (ver

gráfica 6).

Como se puede observar en estas dos gráficas, la mayoría de los grupos

familiares recibe remesas con una frecuencia mensual o quincenal, en montos que

fluctúan en promedio entre los 50 a 250 dólares.

61

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

GRÁFICA 5 PORCENTAJE DE LOS GRUPOS FAMILIARES QUE RECIBEN

REMESAS SEGÚN EL MONTO EN DÓLARES

160 a 25047%

50 a 150 33%

260 a 3507%

más13% 0% 160 a 250

50 a 150

260 a 350

más

Fuente: elaboración propia, encuesta realizada en Tequexquinahuac, México, julio y agosto, 2002

La inversión de las remesas

En un estudio reciente del Banco de México se reporta que las remesas de

Estados Unidos mantienen el consumo interno en México y dan soporte a la escasa

actividad de la economía que ha estado paralizada en los últimos 3 años (González,

2004).

Con la investigación de campo se pudo ver que efectivamente las remesas son

gastadas en la misma comunidad ya que se utilizan para cubrir las necesidades básicas

de los grupos familiares. Como se puede observar en la gráfica 8, los grupos familiares

de Tequexquinahuac gastan las remesas para la compra de alimentos y ropa, la

educación de los hijos y la salud.

Sin embargo, como se observa en la gráfica 7 la mayoría de los grupos familiares

está invirtiendo siempre sus remesas en la construcción / mejoramiento de la vivienda,

62

Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

tal y como han mostrado otras investigaciones sobre el tema (Durand, 1998; Marroni,

2000; Conway y Cohen, 1998, entre otros/as).

GRAFICA 6FRECUENCIA DE RECEPCIÓN DE REMESAS

(N=30)

cada 15 días20%

cada mes50%

cada 2 ó 3 meses13%

2 ó 3 veces por año17%

cada 15 días cada mes cada 2 ó 3 meses 2 ó 3 veces por año

Fuente: elaboración propia, encuesta realizada en Tequexquinahuac, México, julio y agosto, 2002

Así, en Tequexquinahuac, al igual que cualquier comunidad con migrantes

transnacionales, la construcción / mejoramiento de la vivienda parece ser el objetivo

principal de la migración, de ahí que la inversión en este rubro sea bastante

significativa. Incluso se reportan varios casos donde la totalidad de las remesas está

destinada sólo para ese fin.

Los datos también muestran que algunos migrantes envían remesas de bajos

montos para contribuir a cubrir las necesidades básicas de su grupo familiar, y cuando

retornan a la comunidad, traen consigo ahorros con el objetivo de destinarlo tegramente

a la construcción/mejoramiento de la vivienda o a la compra de un terreno para ese fin.

63

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

Cuando se está invirtiendo en la construcción, ampliación o mejoramiento de la

casa, algunas investigadoras reportan que los montos de las remesas enviadas se ven

incrementados considerablemente, y pueden llegar incluso a los mil dólares mensuales

(Orellana, 2002), sin embargo, en el caso de Tequexquinahuac no se encontró esta

situación.

A diferencia de otras zonas de migración en México, en Tequexquinahuac los

grupos familiares casi no invierten remesas en la compra de insumos agrícolas o

cualquier otro aspecto relacionado con el campo.

02468

101214

GRUPOS FAM ILIARES

ViviendaAlim

entosRopaCosas para el hogar

Pagar servicios

Médico y m

edicinas

Escuela y útiles

Insumos agrícolas

Compra de terrenos

Compra de anim

ales para cría

Poner un negocio

AhorroPagar deudas

INVERSION

GRÁFICA 7DESTINO DE LAS REM ESAS

1° 2° 3°

Elaboración propia con base en los datos obtenidos en la encuesta realizada en la comunidad de Tequexquinahuac, julio-agosto, 2002.

64

Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

Estructura familiar y relaciones de poder

Se ha generalizado el supuesto de que cualquier mujer que recibe remesas tiene

poder para decidir cómo invertirlas, respondiendo a sus intereses, necesidades y

proyectos a futuro. La posición de las mujeres esposas de migrantes se ha idealizado a

tal grado que se ha llegado a afirmar que el resultado de la migración transnacional es

el empoderamiento de estas mujeres, asumiendo implícitamente que por la ausencia de

los varones ellas pueden tener el control absoluto de los recursos y pueden tomar las

decisiones en la economía familiar. También se tiene la idea de que las mujeres que se

quedan en sus comunidades son automáticamente las receptoras de las remesas, y por

lo tanto son ellas quienes toman libremente las decisiones para la inversión de estos

recursos.

Al realizar el análisis con más profundidad, se encuentra que no sólo las mujeres

esposas de migrantes las reciben, sino que hay también otras personas que son

receptoras y terminan administrándolas, lo cual lleva a una diversidad de relaciones y

estrategias para el control e inversión de las remesas, dependiendo de la manera como

estén presentes las relaciones de género, de parentesco y generacionales.

Aquí cabe destacar que las mujeres tienen diferentes posiciones dentro del

entramado de poder que se estructura por la dinámica de las relaciones genéricas

intrafamiliares, esta situación propicia ventajas o desventajas sobre el control de las

remesas y que puedan participar o no en la toma de decisiones para invertirlas a partir

de sus propios intereses.

La estructura familiar, extensa o nuclear, influye en la dinámica intrafamiliar que

configura determinadas estructuras de poder, haciendo que las mujeres puedan tener

poder para tomar las decisiones.

En Tequexquinahuac, se encontró que 59% de los grupos familiares encuestados

con migrantes estaban conformados de manera extensa (n=21), mientras que 41% su

configuración era nuclear (n=15).

65

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

A continuación se destacan las diferencias en la dinámica intrafamiliar que

existen entre los grupos familiares extensos y nucleares debido a la migración y cómo

se da la toma de decisiones en la inversión de las remesas debido a las diferencias en

las estructuras de poder.

Grupos Familiares Nucleares

En los grupos familiares nucleares se encontró que es frecuente que las mujeres,

esposas de los migrantes, estén viviendo solas con sus hijas e hijos, y tomando la

posición de “jefas de familia”. Es común que ellas administren los recursos, tomen

decisiones sobre la educación, alimentación, salud y bienestar de sus hijos e hijas, así

como en cualquier otra situación que antes de la partida del esposo no lo hacían.

Entre los grupos familiares nucleares, encontramos que las mujeres, en la

mayoría de los casos son las receptoras de las remesas, por su posición de esposas del

migrante.

Sin embargo, la posición privilegiada del “jefe de familia proveedor” que asumen

los varones dentro del grupo familiar, así como los derechos culturales para controlar

los recursos e ingresos familiares siguen presentes por lo que permanecen y no se

pierden por el hecho de migrar. Así, se vio empíricamente que en el caso de las

mujeres, el hecho de ser las receptoras no implicaba necesariamente que ellas tuvieran

el control total de estos ingresos y por lo tanto que pudieran tomar siempre las

decisiones para invertirlas, ya que los maridos, desde su migración continuaban

decidiendo cuales eran las “necesidades” del grupo familiar. Así, los intereses de las

mujeres subsisten subordinados a las decisiones e intereses del marido. Encontramos

esta situación especialmente en las mujeres que tienen de facto la posición de “jefa de

familia”, pero continúan considerando al esposo como el miembro de mayor autoridad.

Así, las estructuras de poder cuando el varón no está físicamente en el grupo familiar

no se modifican y la dinámica de las relaciones de género tampoco cambia.

66

Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

Las esposas que reciben las remesas en los grupos familiares nucleares señalaron

que las decisiones para invertir las remesas eran tomadas entre ellas y sus esposos vía

telefónica. Efectivamente, para estos grupos familiares nucleares con “jefas de familia”

esposas de migrante, el teléfono juega un papel importante para tomar decisiones a

distancia, pues se encontró que con frecuencia el migrante utiliza este medio para

informar que ha enviado dinero y es en esa conversación cuando indica en qué utilizar

el remanente después de cubrir las necesidades básicas.

Se profundizó en el análisis de esta situación y se encontró que, si bien ellas son

las receptoras y manejan el dinero para cubrir las necesidades básicas, esto no

implicaba necesariamente que pudieran tomar las decisiones fuera de lo referente a la

reproducción del grupo familiar, así los aspectos ideológicos y culturales que ubican a

las mujeres en posición de desventaja permanecen y condicionan el control sobre las

remesas para las mujeres.

Las decisiones de los varones en cuanto al uso de las remesas, con frecuencia

están dirigidas a la construcción/mejoramiento de la vivienda, compra de terrenos y

otras adquisiciones de inversión elevada, pero también pasan por su control aquellas

compras de costo menor. Se encontró un caso en donde la esposa requirió la

aprobación del esposo migrante para comprar una plancha, a pesar de que él se

encontraba a miles de kilómetros de distancia.

El momento que las mujeres receptoras señalan como “ponerse de acuerdo” para

tomar las decisiones “entre los dos”, responde a la supuesta equidad que barniza las

relaciones intrafamiliares y sobre todo las de pareja, en la distribución del ingreso

familiar, y por lo tanto debe tomarse con cierta reserva.

Las decisiones que tomaban estos grupos después de “ponerse de acuerdo” a

través del teléfono (más allá de todos los factores que confluyen en el proceso), es la

forma a través de la cual muchos varones continúan ejerciendo su autoridad y tomando

las decisiones en su grupo familiar, siendo así marginal el poder de las mujeres a pesar

de que ellas ocupen la posición de “jefas de familia”, limitándolas a tomar sólo

67

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

decisiones en sus “espacios de dominación femeninos” como bien señala Oliveira

(1998).

Encontramos situaciones en donde los grupos familiares habían adquirido

artículos para la casa, generalmente aparatos electrónicos como, televisiones, radios,

videos, caseteras. Sin embargo, las esposas receptoras manifestaban un cierto

descontento ya que declaraban haber preferido adquirir otros implementos sobre todo

de infraestructura para el trabajo doméstico como una máquina de coser, una estufa

nueva o refrigerador, que las podría haber beneficiado directamente al facilitarles su

trabajo y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, la toma de decisiones realizada

había concluido con la adquisición de algún artículo que con frecuencia no coincidía o

no satisfacía sus deseos o intereses. Esta situación muestra que en realidad el esposo-

migrante debido a su posición privilegiada en el grupo familiar nuclear continúa

tomado las decisiones aunque no esté presente.

Algunas esposas receptoras en los grupos familiares nucleares se las ingeniaban

para guardarse algo de las remesa, encubriéndolos entre las necesidades básicas. Sin

embargo, estos pequeños ahorros terminan siempre destinándose para cubrir

necesidades básicas en situaciones difíciles.

Hubo casos de envío de remesas por dos vías: una para la esposa, destinada a

resolver necesidades básicas del grupo familiar y otra, para algún familiar varón

cercano al grupo familiar (como el padre del migrante, hermano o cuñado). Esta

segunda remesa estaba destinada a la construcción de la vivienda (tratar con los

albañiles, comprar el material y otros). Se evidencia que las mujeres, en esta

comunidad, están socializadas para desenvolverse en la esfera doméstica, limitándolas

en su movilidad para realizar otras actividades e impidiéndole tomar decisiones en

aspectos importantes para su grupo familiar.

Grupos Familiares Extensos

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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

En los grupos familiares extensos, son determinantes en la dinámica intrafamiliar

la generación, el género y la posición son determinantes en el sistema de parentesco,

pues juegan un papel importante en las jerarquías que se estructuran en el entramado de

poder. Los grupos familiares extensos son espacios sociales en donde la mujer está

subordinada no sólo por género sino también por generación, y las normas y presiones

sociales tienen más presencia que en los grupos familiares nucleares.

Cuando las mujeres con esposos migrantes quedan depositadas en el seno de la

familia extensa, son los varones, generalmente los suegros “jefes de familia” del grupo

familiar extenso o algún hermano del migrante quien ejerce el control de las remesas.

Así, la mujer (nuera) se ve limitada en estos grupos familiares extensos ya que siempre

es un varón quien va al banco o a la casa de cambio a cobrar el giro de las remesas. En

muchos casos encontramos que los suegros repartían el dinero, dándole sólo cierta

cantidad a la esposa del migrante y destinando el grueso de la remesa para los gastos

del grupo familiar extenso y además quedándose con una pequeña suma para gastos

personales.

Cuando la esposa del migrante que envía las remesas, vive como nuera en el

grupo familiar extenso, sólo recibe una pequeña parte de éstas. Incluso, fue frecuente

encontrar que la mayoría de las mujeres en esta posición, desconocían los montos de

las remesas que envían sus esposos (cuando la suegra o suegro eran los receptores).

En algunos grupos familiares extensos las remesas que envía el esposo de la

mujer “depositada” son destinados para la construcción o mejoramiento de la vivienda

común, asumiendo que la mujer del migrante y sus hijos se alimentan y viven del

presupuesto del grupo familiar extenso, lo cual la hace más vulnerable al no tener

recursos propios. En estos casos las mujeres en esta posición terminan realizando

prácticamente todo el trabajo doméstico del hogar, mientras que otros y otras

integrantes salen a trabajar.

La esposa del migrante en posición de nuera “depositada” en el grupo familiar

extenso, no tiene la posibilidad de decidir sobre la inversión de éstas y mucho menos

69

Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

pensar en construir su propia vivienda, lo que a futuro significaría independizarse y

mejorar su calidad de vida.

Sólo cuando las mujeres, esposas de migrante se independizan del grupo familiar

extenso, pueden llegar a tener cierto control de las remesas y la posibilidad de

participar en algunas decisiones que las beneficie directamente a ellas y a sus hijas/os,

a la vez que se liberan no sólo de la dependencia de los suegros, sino también de la de

otras mujeres en posiciones más favorables que ella.

Grupos Familiares Extensos con receptor hombre sin ser jefe de familia.

En el caso de los grupos familiares extensos en donde el receptor es algún

hermano del migrante y que no funge como jefe de familia, el control del dinero no es

tan radical como en el caso anterior. Se observó que en estos casos una parte de las

remesas es destinada a la construcción/mejoramiento de la vivienda que el hermano

migrante encargó al receptor para dirigir el proceso de la obra y otra parte de la remesa

es entregada a la cuñada para que ella cubra las necesidades básicas de ella y de sus

hijos/as.

En estos casos en donde los migrantes eligen a sus parientes varones para ser los

receptores de las remesas que envían y no a sus esposas, es una muestra de que las

mujeres están confinadas al espació doméstico o privado, mientras que socialmente los

hombres son los únicos que tienen la libertad o movilidad25 para ir al banco o a la casa

de cambio para cobrar el giro de las remesas. Esta situación social hace que los

varones tengan mayor control del dinero y por lo tanto puedan tomar decisiones para

realizar inversiones según sus intereses. De tal manera que, los beneficios que puedan

traer las remesas a los y las integrantes (ámbito individual) de este tipo de grupo

25 Coincidiendo con D’Aubeterre (2000 b), fue frecuente encontrar entre los grupos familiares extensos de Tequexquinahuac, que la esposa del migrante “depositada” en el grupo familiar del esposo, son mujeres que son abiertamente criticadas si salen a la calle, tachándolas de “locas” y ser infieles.

70

Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

familiar extenso, depende de las relaciones de género que se estructuran en la dinámica

familiar.

Grupos Familiares Extensos con “jefas” de familia receptoras de remesas

En el caso de los grupos familiares extensos con “jefas” de familia receptoras de

remesas enviadas por sus esposos migrantes y/o algún hijo/a, encontramos que

generalmente son mujeres con hijos/as mayores (que ingresan dinero al presupuesto del

grupo familia) lo cual les permite destinar las remesas a la construcción de la vivienda,

el ahorro y compra de animales para cría (gallinas, borregos, puercos), y artículos para

el hogar. Es en este caso donde se pudiera hablar del control de las remesas por parte

de la mujer y que realmente se amplia su poder para tomar decisiones según sus

intereses.

Cuando la “jefa de familia” recibe la remesa del hijo casado migrante, la nuera

está totalmente subordinada a ella, pues las relaciones de poder en la dinámica

intrafamiliar ubican a la nuera en posición subordinada. Así, la esposa del hijo

migrante, sin recursos monetarios, está a expensas de la voluntad de la suegra, y de las

otras mujeres en posición mejor que ella en el ámbito familiar.

Encontramos el caso de una joven esposa de migrante, “depositada” con su

pequeño hijo en el grupo familiar extenso en donde la suegra era la receptora de las

remesas de sus hijos y de su esposo. Comentaba la joven nuera que después de año y

medio de haber partido su esposo, sólo había podido comprar una televisión y un

mueble para la misma. También señaló que con frecuencia se quedaba sin dinero y no

se atrevía a pedirle a la suegra, por lo que tenía que recurrir a su grupo familiar de

origen para “pedir prestado” a alguna de sus hermanas o a su madre.

Grupos Familiares Extensos con receptoras mujeres

Encontramos grupos familiares extensos donde migrantes solteros envían remesas

a una o varias mujeres, como la madre o hermanas. Las mujeres no estaban

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posicionadas como “jefas de familia”, ya que alguno de los varones del GFE ocupaba

ese lugar en la dinámica familiar.

En estos casos las receptoras destinan generalmente las remesas para cubrir las

necesidades básicas del hogar. Sin embargo, fue frecuente observar que en este espacio

social al igual que el resto de los grupos familiares extensos, las relaciones de poder

establecen una jerarquía entre las mismas mujeres del grupo. En estas relaciones de

poder entre mujeres, no sólo la generación juega un papel importante, ya que algunas

de ellas, más audaces que el resto de las y los integrantes, deciden asumir la

responsabilidad de cobrar los giros de las remesas y terminan manejando las remesas y

adquiriendo un cierto liderazgo que a veces no era compatible con el verdadero control

de las remesas.

CONCLUSIONES

Los datos de la comunidad de Tequexquinahuac nos permiten mostrar cómo la

población en su búsqueda por una mejor calidad de vida y huir de la pobreza, se inserta

en la corriente migratoria cuyo origen se puede ubicar en el deterioro de la economía

regional y los ajustes estructurales en el ámbito nacional.

Las remesas familiares se han convertido en una importante fuente de ingresos

para cientos de miles de grupos familiares en el país, sobre todo del ámbito rural, como

es el caso de Tequexquinahuac en donde encontramos que efectivamente cada día son

más los grupos familiares que recurren a la migración como estrategia económica.

El modelo económico de grupo familiar con base en las relaciones de género

permitió abordar empíricamente un espacio social en donde se dan profundas

asimetrías por género en el control de los recursos y la distribución de los ingresos. Los

supuestos de cooperación y armonía como sustento de los paradigmas de la familia, en

donde el ingreso y los recursos son asignados equitativamente entre sus miembros, con

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Comunicaciones en Socioeconomía, Estadística e Informática2005, Vol. 9 Núm. 1 pp 39-79

base en los lazos emocionales y criterio de bienestar, quedan invalidados en el presente

trabajo. Hemos mostrado que con las remesas familiares los beneficios y bienestar que

pueden traer para mujeres y hombres, depende de las estructuras de poder que se dan

dentro de los grupos familiares.

Este análisis de las relaciones de poder de los grupos familiares según su

estructuración, nuclear o extenso, y la recepción de las remesas según el género, deja

ver que existe una heterogeneidad y diversidad empírica en el control y la toma de

decisiones en la inversión de las remesas.

Se exhibió a los grupos familiares que reciben remesas de la comunidad de

Tequexquinahuac, no sólo en la forma de invertir estos recursos y obtener cierto

beneficio económico al satisfacer sus necesidades básicas y construir / mejorar sus

viviendas, sino que se resaltó las relaciones de género, entendidas como relaciones de

poder, ya que están configurando el control de las remesas, y modelan la toma de

decisiones en su inversión, trayendo beneficios y bienestar diferenciados por género.

En resumen, en cada uno de los tipos de grupos familiares que reciben remesas en

la comunidad de Tequexquinahuac, se pudo observar cómo las relaciones de género

que se configuran en las formas de estructuración familiar, nuclear y extensa, marcan la

dinámica intrafamiliar que configura el control de las remesas.

Podemos concluir que las relaciones de género terminan configurando la toma de

decisiones para la inversión, beneficiando de diferente manera a los y las integrantes

del grupo familiar.

Según el género de quien controla las remesas y toma las decisiones para

utilizarlas, se traduce en mayor o menor beneficio para el resto de los y las integrantes

del grupo familiar. Más allá de las negociaciones, las estrategias que puedan elaborar

las mujeres para tener mayor injerencia en las decisiones, o los acuerdos entre la pareja

o integrantes del grupo familiar, que indudablemente interfieren en el complejo proceso

de la toma de decisiones, aquí hemos mostrado que los entramados de poder que se

estructuran configuran el uso y control de las remesas en el grupo familiar, por lo que

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Rosa Galindo Aguilar, Emma Zapata Martelo, Verónica Vázquez García yBeatriz Martínez Corona y María Gloria Marroni

la toma de decisiones para la inversión beneficia de manera diferenciada a los y las

integrantes, independientemente del vínculo con la o el migrante. En estos grupos

familiares extensos no importa el hecho de ser la esposa de quien migra, sino su

posición en la estructura de poder que le permitirá tener o no el control de las remesas

y por lo tanto llegar a tomar o no las decisiones para hacer las inversiones que la

beneficie y mejore su bienestar individual.

Los resultados encontrados en la investigación dejan ver las diferencias que hay

entre mujeres y hombres en el control y utilización de las remesas refuerzan las

desigualdades de género, de tal forma que coincidimos con los estudios que sustentan

que los recursos que se generan mediante acciones de índole familiar y que implican un

mayor bienestar económico, no siempre derivan en un mejor bienestar para las mujeres

en lo individual, ni tampoco mejoran su posición.

La toma de decisiones en la utilización de las remesas según los espacios de

dominación de mujeres y hombres, refuerza las desigualdades de género en el grupo

familiar, ya que contribuye a jerarquizar y consolidar los cotos de poder que gratifican

a los hombres, mientras que reitera la ubicación de las mujeres en posiciones

subordinadas y de poca importancia, menguando su poder para tomar decisiones

importantes en este espacio social.

Los varones al tomar las decisiones importantes del grupo familiar para invertir

las remesas, como es la construcción/mejoramiento de la vivienda o la adquisición de

bienes de valor importante, se benefician directamente en cuanto a que les permite

incrementar sus propiedades y el prestigio como proveedores. Mientras que en el caso

de las mujeres, la falta de poder en la toma de decisiones que experimentan para

invertir las remesas, las limita y confina a aquellas decisiones relacionadas con sus

roles de género, como son los aspectos de índole doméstico encaminado a la

reproducción. Así, fue importante destacar que aunque una mujer logre renegociar

algunos aspectos de la utilización de las remesas, los hombres son los que mantienen el

control de los recursos e ingresos familiares más importantes, por lo que no se

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desestructuran las relaciones de poder inequitativas del grupo familiar, acentuando las

diferencias en aspectos que pueden contribuir a mejorar la calidad de vida.

Adentrarse en el análisis de las “estrategias” que permiten a las mujeres negociar

con el poder instituido de los hombres, en el proceso de la toma de decisiones en este

espacio social, es una veta abierta para futuras investigaciones. Debido a su

complejidad, se plantea la necesidad de la búsqueda de instrumentos metodológicos

más refinados para abordar cuestiones que están imbricadas en el proceso de la toma de

decisiones como la sexualidad, la maternidad, la conyugalidad, intereses y proyectos de

corto, mediano y largo plazo y muchos otros aspectos, incluyendo los subjetivos e

ideológicos, como son los derechos culturales que requieren de transformación, de ahí

que es necesario conocer cómo se da el proceso, o dicho en otras palabras, ¿cómo se

dan las negociaciones?, ¿de qué manera las mujeres intentan y logran “intervenir” o

negociar con el poder de los varones, cuando no están de acuerdo en el rumbo que

están tomando las decisiones?.

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