mi vida con el cancer

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Relatos de vivencias con el cáncer.

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Page 1: Mi Vida Con El Cancer
Page 2: Mi Vida Con El Cancer

La rosa de la portada es un símbolo que

representa la fugacidad de la vida y el amor.

Especialmente en los momentos

difíciles nuestra vida

debería asemejarse a una rosa,

puede ser breve, pero llena de amor.

Page 3: Mi Vida Con El Cancer

Miguel Roselló

Qellqasqa

Mendoza, 2015

Mi vida con elCáncerY algo más

Page 4: Mi Vida Con El Cancer

Miguel Roselló

Edición: Gerardo Tovar

Corrección: Rosa Lidia Estrella

Se permite su reproducción total o parcial

haciendo referencia a la obra original.

Primera edición, Qellqasqa, 2015

ISBN: 978-987-9441-94-7

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

Libro de edición argentina

Roselló, Miguel

Mi vida con el cáncer : y algo más / Miguel Roselló ; prólogo de Héctor Soel Tillar. -

1a ed. - Guaymallén : Qellqasqa, 2015.

64 p. ; 22 x 15 cm.

ISBN 978-987-9441-94-7

1. Cáncer. 2. Autoayuda. I. Tillar, Héctor Soel, prolog. II. Título.

CDD 158.1

Mi vida con el Cáncer Y algo más

Page 5: Mi Vida Con El Cancer

5

E l autor del presente trabajo nos deja a modo

de perlas, en diferentes mensajes, como tejiendo

una trama de su padecimiento,  chispazos de una verdad

trascendente que se escapa al entendimiento médico, pero

no para aquel que cree en una fuerza superior que reina

en cada uno de nosotros.

Tal vez, cuando los tiempos futuros maduren, con un

nuevo paisaje existencial, y los hombres comprendan  con

estos chispazos de  una verdad innegable y  trascendente,

que la curación es posible. Cuando ese tiempo no tan

lejano  llegue, no serán considerados como fenómenos

raros sino como finos hilos dorados que nos unen a una

realidad Perfecta.

Miguel Roselló nos muestra que es posible  si  la fe

es suficientemente fuerte y grande, que podemos dejar un

mensaje en esta tierra y hasta que eso no suceda, nuestra

hora no ha llegado.

Dr. Héctor Soel Tillar

Prólogo

Page 6: Mi Vida Con El Cancer
Page 7: Mi Vida Con El Cancer

Mis agradecimientos

Para el doctor Héctor Soel Tillar,

quien me hizo ver que debía hacer

conocer mi actitud sobre mi cáncer,

y me impulsó a escribir.

Para mi amiga Rosa,

quien asumió la tarea de corregir

mis escritos, y me alentó a seguir.

Para mi editor, Gerardo Tovar,

quien realizó la edición de este libro

en forma totalmente desinteresada.

Y sobre todo para mi esposa,

quien mientras me estimulaba,

soportó mis cambios emocionales y nunca

hizo faltar lo que yo necesitaba para mi salud.

Para mis hijos y nietos,

de quienes he recibido siempre

cariño, aliento y amor.

A todos muchas gracias,

y espero que reciban

el amor que les envío.

Page 8: Mi Vida Con El Cancer

“El signo más evidente de que se ha

encontrado la verdad es la paz interior.”

Amado Nervo

Page 9: Mi Vida Con El Cancer

9

Introducción

M i nombre es Miguel, nací y vivo en Mendoza,

provincia de la República Argentina. Mi cuer-

po enfermó hace seis años, digo sólo mi

cuerpo. Como podría decir mi automóvil mi reloj etc. Y

obviamente yo no soy mi automóvil ni mi reloj. Pero mi

cuerpo es una de las tres partes que forman mi humani-

dad, o sea: cuerpo mente y espíritu y necesito mi cuerpo

para manifestarme en este planeta. Cuando mi automóvil

o mi reloj se descomponen los mecánicos y los relojeros

los reparan y los vuelven a dejar funcionando. No ocurre

lo mismo con mi cuerpo ya que para la medicina reparar

un cáncer de próstata de alto riesgo no parece cosa fácil.

A partir de ese momento comencé a imaginar que

el resto de mi vida era sólo un sueño al que tenía que

convertir en placentero y reparador y no en una pesadilla,

sueño del que en algún momento tendré que despertar

para partir. Pero al ser un sueño puedo eliminar todo lo

que me hace daño y mantener lo que me deja vivir en

paz.

Tuve que tomar decisiones que cambiaron el cur-

so de mi vida, decisiones que me permitieron llevar mi

problema con serenidad. Por ese motivo los médicos me

sugirieron que lo comunicara, ya que esta enfermedad

puede sorprendernos a cualquier edad y un cambio de

actitud nos da la fortaleza para tolerar esta dolencia.

Esto fue escrito para mi familia y para las personas

que se preocupan por mi salud. Sabrán de esta forma

Page 10: Mi Vida Con El Cancer

10

cómo me siento respecto a mi enfermedad, y podré llevar

tranquilidad a todos.

Es de suponer que las personas que nos estiman

se intranquilicen, y el miedo a lo malo que pueda ocurrir

va invadiendo a todos creando un ambiente de preocu-

pación y ansiedad que es lo debemos evitar para lograr

una buena disposición hacia la enfermedad. Por eso es

imprescindible generar una condición de calma para que

todos se sientan en paz y se viva este proceso con la

mayor tranquilidad posible.

Mi actitud ante esta realidad me posibilitó vivirla con

un equilibrio que nunca hubiera imaginado. Es por eso

que, además de la sugerencia de mi médico de que debía

hacerlo, me siento con el deber de comunicarlo.

Es mi deseo que esta lectura te ayude a tranquilizar

tu mente, y que veas que el cáncer, si bien puede quitarte

la vida, también puede darte la oportunidad de que mires

esa vida desde un ángulo que nunca hubieras pensado.

Te saludo con la esperanza de que superes tu pro-

blema, que encuentres la paz y la ayuda que necesitas.

Miguel

Page 11: Mi Vida Con El Cancer

11

Porqué elijo soñar

C onvirtiendo el resto de mi vida en un sueño,

me alejo de todo lo que no necesito, no ne-

cesito a la gente tontamente conversadora, no

necesito los ruidos de la calle, no necesito que me digan

constantemente qué es lo que debo hacer y cientos de

cosas más que no me ayudan a sobrellevar mi enferme-

dad. En mi sueño me alejo de todo eso, edifico un mundo

de paz donde encuentro el amor necesario para que mi

cuerpo somatice sus elevadas vibraciones y me ayuden

con mi problema.

Estoy consciente de que es algo creado por mí, pero

quién puede asegurar que la realidad que vivimos, donde

impera el miedo y la falta de amor hacia el prójimo no

es un sueño creado por algunos locos ambiciosos.

En mi vida soñada ignoro la charlatanería política,

los problemas de la economía, los aberrantes programas

de chismes y toda la información que logra llenarnos de

estrés además de hacernos sentir impotentes al no poder

solucionar nada. Claro que alguna persona “seria” me dirá

que soy un desinformado y que así no se puede vivir. Yo

le preguntaría cuanto tiempo prolongaría mi vida el estar

“informado” (o sea digiriendo toda esa basura).

En mis sueños tengo todo lo que necesito para vivir

mis últimos tiempos en paz. Desde luego que me entero

de lo que pasa a mi alrededor pero si me hace daño no

me involucro emocionalmente en ello.

En el mundo creado por mis sueños reclamo mi

Page 12: Mi Vida Con El Cancer

12

derecho a ser feliz y me es concedido, por eso deseo

permanecer en él y despertar sólo cuando deba partir de

esta tierra.

No tengan miedo de soñar, todas las cosas bellas

fueron soñadas en algún momento.

Page 13: Mi Vida Con El Cancer

13

Hola

C reo que es necesario que explique un poco de

que se trata lo escrito en este libro. Lo primero

que escribí me lo pidió mi médico. Después

de conversar varias veces con él, y yo le expresara mi

punto de vista sobre mi cáncer y cuál sería mi actitud

sobre eso, me dijo: “Me gustaría que escribieras algo sobre

esto, porque conozco pacientes con tumores mucho menos

agresivos que el tuyo y están desesperados”. Así nació “Mi

vida con el cáncer.”

Lo demás son sólo reflexiones sobre el mismo tema.

No esperen encontrar una obra literaria, porque mis cono-

cimientos sobre literatura no son los suficientes.

Pero como dijo el dramaturgo y novelista Oscar Wilde,

“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo

que decir y decirlo”. Yo sigo escribiendo.

Todo lo demás nació por un impulso, algo me hizo

sentar frente a la computadora y tal como los escribí en

ese momento ustedes lo podrán leer.

Tal vez al llegar esto a sus manos y conociendo

mi actitud hacia los años que me quedan, sabrán que

yo estoy en paz, ojalá esto los incentive para lograr cada

uno la suya.

También agregué algo de humor para obtener una

sonrisa, ya que a todas nuestras esperanzas debemos

acompañarlas sonriendo. Claro que a personas con otra

sensibilidad, esto les pueda dar risa, de ser así, me queda

la satisfacción de haber hecho reír a alguien insensible.

Page 14: Mi Vida Con El Cancer

14

Les dejo mis más elevados deseos de que tengan una

vida de paz y armonía, y si no es así, sepan que todo es-

fuerzo que hagan por lograrla nunca será tiempo perdido.

Page 15: Mi Vida Con El Cancer

15

Mi cáncer y yo

E scribo esto por sugerencia de mi médico y con

el espíritu de que pueda ayudar a alguien a

ver, cómo con un cambio de actitud ante el

mismo problema se puede evitar una vida de dolor y des-

cubrir otra a la que nos hemos negado inconscientemente.

Todos queremos ser felices, es más, tenemos el de-

recho de serlo y hasta la obligación de intentarlo. Muchos

creemos que hemos encontrado esa felicidad pero nor-

malmente esa felicidad está basada en cosas materiales o

depende de otras personas. Entonces ocurre que cuando

las cosas materiales por algún motivo se pierden o las

personas cambian de actitud con nosotros, perdemos esa

sensación de felicidad. Es ahí donde nos damos cuenta de

que nos sentíamos felices pero no lo éramos. La verdadera

felicidad está dentro nuestro, se llama paz interior, tenemos

que descubrirla y una vez que lo hayamos hecho nunca

más la perderemos.

Yo encontré la mía a raíz de una enfermedad, pero

estoy convencido de que no hace falta que una enfer-

medad nos presione para lograrla, sólo se necesita una

actitud distinta ante la vida y meditar sobre quiénes somos

realmente.

Al principio del año 2009 tras un examen de rutina

los médicos detectaron un cáncer en mi próstata que, por

las características del mismo, consideraron de alto riesgo.

Años atrás un pariente había fallecido del mismo problema,

sus últimos años fueron de un extremo sufrimiento. Al

Page 16: Mi Vida Con El Cancer

16

recibir la noticia me aterroricé y me ví sufriendo lo mismo

y con el problema que significaría para toda mi familia.

Pero comprendí que el miedo no me iba a ayudar en

absoluto así que después de meditar sobre esto, tome

una decisión.

Pedí una entrevista con el único médico que conocía

y que me podía entender, (hoy tengo el honor de ser su

amigo). Después de conversar unos instantes sobre el tema

le exprese lo siguiente: Doctor, le aviso que no voy a en-

trar en conflicto con mi cáncer. Pienso que si lo tengo es

por algo, debe haber muchas cosas en mi vida que debo

cambiar y seguramente por miedo o porque no me doy

cuenta no logro cambiarlas. Haré todo lo que los doctores

me indiquen pero consideraré a mi cáncer como algo que

vino para ayudarme. Tengo que agradecer las palabras de

sabiduría y aliento del médico que fueron fundamentales

para afianzar mi decisión.

Comencé por cambiar todo lo que tenía su origen

en el miedo. Entendí que en la soberbia había mucho

de miedo así que fui trabajando sobre eso; también traté

de controlar a mi ego y que él no me controlara a mí,

comencé a darle importancia a las cosas que realmente

la tenían, evité las discusiones que sólo eran una lucha

de egos y que no conducen a nada, comencé a ver a mi

tiempo como algo muy valioso que no podía desperdiciar

en tonteras, evité todas las charlas banales con gente que

sólo piensa en enfermedades o en las cosas que desea-

ría comprar con su dinero, traté de rever las creencias

religiosas que estaban basadas en el miedo. Practiqué el

desapego de las cosas materiales y de las personas. Amo

a mi familia más que nunca pero comprendí que todos

Page 17: Mi Vida Con El Cancer

17

estaban capacitados para resolver sus problemas, así que

mis miedos por lo que podía ocurrirles no tenían funda-

mento. Cambie muchas cosas y frente a las que no pude

cambiar, tome una actitud distinta.

Yo pensaba (ingenuamente) que con todo este cam-

bio en mi vida había cumplido con lo que mi cáncer me

quería enseñar y este haría remisión, o algo parecido. Pero

no fue así, me siguió acompañando y no entendía que

más quedaba por hacer, si lo que había hecho hasta ahora

era todo. Me sentía muy bien con las decisiones tomadas,

sentía tranquilidad y mucha paz. Medité mucho sobre esa

paz que iba sintiendo, fue entonces que me dí cuenta de

que el verdadero motivo de su presencia era la paz que

estaba logrando.

Algo maravilloso fue ocurriendo mientras trabajaba en

todo eso, cada miedo que desaparecía, cada actitud negativa

que cambiaba iban siendo remplazados por una paz inte-

rior que pocas veces había experimentado. Pero no es una

paz que llegaba de afuera, era una paz que surgía de mi

interior, como si hubiera estado prisionera en cada célula y

de pronto le daba la oportunidad de que se manifestase.

Por eso es una paz que nunca podemos perder por que

no depende de nada exterior, está dentro nuestro, somos

esa paz. En ese momento comencé a pensar que tal vez

tenía razón sobre mi cáncer; había venido para ayudarme.

La paz interior que iba logrando me permitió sentir

más claramente quién era yo; que una energía divina ani-

ma mi cuerpo y que como esa energía divina tenía que

tener su origen en el amor no podía enviarme un cáncer

para hacerme sufrir sino para ayudarme. No sé qué hubiera

pasado si mi actitud fuera la de maldecir la enfermedad

Page 18: Mi Vida Con El Cancer

18

y considerarme un hombre enfermo. Estoy seguro de que

esa postura basada en el miedo iba a crear una energía

negativa muy lejana del amor y permitiría que mi orga-

nismo formara las condiciones para que la enfermedad se

desarrollara. Pero contrariamente, me considero un hombre

sano, sólo tengo un cáncer que debo aprender a manejar.

Tal vez esa actitud positiva predispuso a mi organismo para

que mi cáncer no avanzara.

Ahora me doy cuenta de que la felicidad que siempre

buscamos no está fuera sino dentro de nosotros, y una

vez que conseguimos esa paz interior podemos soportar

las pérdidas de bienes o personas sin entrar en la deses-

peración, lo que nos enfermaría inevitablemente. De ocurrir

eso sería una de las veces que el universo nos manda esa

enfermedad para ayudarnos a cambiar y si no sabemos

interpretar su mensaje, estamos perdidos.

Demás esta decir que en mi familia siempre se tomó

el tema con naturalidad. Si bien yo sabía que en el fon-

do había preocupación, siempre mostraron tranquilidad y

felicidad por los buenos resultados.

Al poco tiempo de detectado el cáncer los médicos

me indicaron sesiones de radioterapia a las que me sometí

durante dos meses aproximadamente. Eso dio resultado

durante dos años pero luego el tumor se reactivó. En este

momento estoy con un tratamiento que está dando buenos

resultados. Creo que mi cáncer me va a acompañar hasta

el final de mis días, posiblemente porque aún tenga cosas

que cambiar o que hacer.

Los médicos me dicen que moriré de cualquier otra

cosa y no de este cáncer, pero si él vino para llevarme,

me iré con un amigo.

Page 19: Mi Vida Con El Cancer

19

Deseo que logren su paz interior, si la logran no

tendrán que buscar su felicidad afuera.

Gracias y paz para todos.

“La felicidad es interior, no exterior; por lo

tanto, no depende de lo que tenemos, sino de

lo que somos.”Henry Van Dyke

Page 20: Mi Vida Con El Cancer
Page 21: Mi Vida Con El Cancer

21

Deja que la vida fluya

E l fluir de la vida es como un río. No puedes

variar su curso, puedes quitar o agregar piedras

a su lecho, incluso puedes modificar su orilla

pero el río más calmo o más tortuoso seguirá su camino.

Tú puedes creer que has cambiado la dirección de tu vida

pero en realidad has seguido en el lecho de tu río. Es

como que tu camino ya estaba predeterminado; pudiste

cambiar muchas cosas en el largo viaje pero el destino

final, tal vez, ya estaba prefijado.

En nuestra juventud hacemos grandes esfuerzos por

cambiar nuestra vida hacia un destino mejor (o que cree-

mos que es mejor). A veces lo logramos y otras no, pero

el resultado depende más del universo que de nosotros.

Lograr un buen trabajo, la búsqueda de una pareja

que llene nuestra necesidad de afecto, el buscar motivos

para sentirnos felices, el lograr no contaminarnos con lo

bajo y negativo, la eterna búsqueda de la paz, de la feli-

cidad, nos hace olvidar que aún seguimos en el cauce de

nuestro río, con un final que no conocemos y que muy

poco podemos modificar, si no somos consientes de que

estamos sujetos a la fuerza del universo y a las leyes que

lo rigen.

Cuando la juventud se va alejando de nosotros y se

hace presente nuestra madurez, nos damos cuenta de que

no tenemos tiempo (ni fuerzas) para cambiar el curso de

nuestro vida y si además tenemos una enfermedad seria,

dedicamos nuestro tiempo a investigar qué debemos

Page 22: Mi Vida Con El Cancer

22

comer, qué ejercicios hacer, que suplementos dietarios

consumir, en qué forma vivir etc. Y mientras hacemos todo

eso los últimos años se nos escapan de la mano.

Dijimos que nuestros logros dependen más de las

leyes universales que de nosotros, por lo tanto cuando la

ciencia médica no tiene respuestas, y no nos quedan más

caminos que recorrer, tenemos que recordar que aún per-

manecemos dentro del lecho de nuestro río, con un final

desconocido pero que podemos modificar, es entonces el

momento de indagar a las fuerzas que rigen el universo

y en las cuales estamos inmersos.

Es importante el conocimiento de esas fuerzas, para

que, podamos confiar y entregarnos a ellas. También de-

bemos cuidar y querer a nuestro cuerpo físico, para seguir

disfrutando de la vida en esta dimensión, donde podemos

elevar nuestras vibraciones hasta que logremos vivir en un

plano de paz, armonía y amor, mientras navegamos hasta

nuestro destino final.

Cuando el río después de su largo y tortuoso viaje

desemboca en el océano, no muere, sólo deja de ser río

para convertirse en océano.

Al llegar al final de mi camino, mi vida no dejara

de ser vida, se fundirá con el océano de la vida en otra

dimensión y me convertiré en conciencia en un mundo

de puro amor.

Mientras tanto, me abriré a las fuerzas de la natu-

raleza y del universo y dejare que mi vida fluya en paz.

Page 23: Mi Vida Con El Cancer

23

Cinco años, una eternidad

Una reflexión con lógica

Q ue cinco años de vida más parezcan una

eternidad, suena a locura, pero no para un

hombre que ya tiene ochenta. Si tengo que

guiarme por estadísticas, mis abuelos y mis padres apenas

si cruzaron los 80 años de edad, por lo tanto mi deceso

debería producirse en los próximos años.

Pero ocurre que desde el año 2009 me acompaña

un huésped llamado cáncer. De acuerdo a estadísticas de

centros médicos especializados, el promedio de vida de una

persona con cáncer de próstata a partir de que es detec-

tado es de 5 años. Yo recibí en el año 2011 tratamiento

de radioterapia por lo que el avance del tumor se detuvo

hacia fines del año 2013, año en que comenzó a reac-

tivarse. En ese momento comenzamos un tratamiento de

bloqueo hormonal lo que asegura al paciente 3 o 4 años

más de vida, eso me asegura, en teoría, una tranquilidad

hasta el año 2017, es decir hasta los 82 años, edad que

apenas superaron mis antepasados.

Claro está, que todo esto es pura teoría, cualquier

variante puede ocurrir en cualquier momento y cambiarlo

todo.

Lo que está claro es que haber tenido un cáncer me

asegura una calidad de vida más o menos aceptable hasta

los 82 años.

Haciendo un balance desde que me detectaron el

cáncer (año 2009) hasta hoy (AÑO 2015) Sólo veo grandes

Page 24: Mi Vida Con El Cancer

24

cambios en mi personalidad, en mi conciencia y en mi

espiritualidad, cambios que me convirtieron en un hombre

con menos ego, con una conciencia más abierta a las leyes

universales y aunque parezca presuntuoso, en un hombre

más pero mucho más sabio.

Apenas detectado mi cáncer comencé a tratarlo como

a un amigo que vino para ayudarme y no para destruirme

y hasta ahora lo que he obtenido de él (aparte de algunas

molestias con los tratamientos) ha sido una gran ayuda

para mi evolución.

Resumiendo, mi cáncer sólo me ha quitado calidad de

vida, pero ha sido fundamental para mi perfeccionamiento

como ser humano, mostrándome mis errores, mis princi-

pales defectos y sacudiéndome al extremo de hacerme

ver quién soy en realidad y cuál es mi integración con

el universo.

Si aprovecho toda esta ayuda que mi cáncer me ha

proporcionado y tengo la suficiente fuerza, capacidad y

sabiduría para usarla, tal vez logre prolongar mi vida 4

o 5 años más de lo que indican las estadísticas, lo que

posiblemente me convertiría en el primer caso en el que

un cáncer en vez de quitar la vida la prolongaría. Pero 5

años más para mí sería demasiado.

¡TODA UNA ETERNIDAD!

Page 25: Mi Vida Con El Cancer

25

Mis últimos caramelos

H ay una hermosa analogía entre una bolsita de

caramelos que se regala a un niño y la vida.

El niño cuando ve que su bolsita está llena,

comienza a devorar sus caramelos despreocupadamente

como si jamás se le fueran a terminar, pero cuando ve

que los que quedan son los últimos comienza a comerlos

con más calma y a saborearlos más intensamente.

Lo mismo ocurre con la vida. Cuando somos jóvenes

nos parece que la vejez está muy lejos y luchamos para

estar bien económicamente, satisfacer nuestras necesidades

de distracción y de placer mientras nos forjamos un futuro.

Pero a cierta edad vemos que nuestra bolsa de caramelos

se está agotando y es entonces cuando comienza lo mejor

de nuestra vida.

En mi juventud cometí muchos errores y también se

equivocaron conmigo, por eso bendigo a mi vejez porque

aprendí a perdonar y a perdonarme. Si en los años que

han transcurrido nos hemos preocupado por adquirir cierta

sabiduría, vamos a ver que ya no necesitamos comprar

tantas cosas inútiles, que nuestro tiempo lo podemos usar

en cosas que nos eleven y no que nos aturdan. Al estar

más sensibles podemos ver belleza en lo que antes sólo

veíamos cosas y lo que es más importante comenzamos a

darle la verdadera dimensión a la palabra AMOR. Si hemos

trabajado lo suficiente para lograr nuestra paz interior,

que es una paz que no podemos perder porque no está

relacionada con lo exterior, disfrutaremos de un estado de

Page 26: Mi Vida Con El Cancer

26

tranquilidad imposible de lograr en nuestros años jóvenes.

Al conjugar nuestra paz interior con el amor correc-

tamente dimensionado, veremos que amamos a nuestra

pareja con un amor más sereno pero más fuerte, trasla-

dando ese amor a lo que nos rodea, a todos los seres

que amamos, a la vez que disfrutamos del cariño que

ellos nos brindan.

Así como uno somatiza el estrés, el mal genio, el

mal carácter, el ego y la soberbia terminando con una

enfermedad, comenzamos a somatizar la paz y el amor

convirtiéndonos en personas sanas. En otras palabras, nos

trasformamos en viejos sabios y amables, en lugar de

viejos idiotas y malhumorados.

Descubrimos también que la verdadera felicidad está

en las cosas simples y pequeñas, si basamos nuestra feli-

cidad en las grandes cosas viviremos siempre con miedo

a perderlas.

Y para terminar voy a recordar un fragmento de la

poesía En Paz del poeta Amado Nervo.

“Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”

“Cuando mi voz calle con la muerte,

mi corazón te seguirá hablando.”

Rabindranath Tagore

Page 27: Mi Vida Con El Cancer

27

Tuve un sueño

E ra una noche tibia. Una brisa fresca me invitó a

cerrar los ojos y el cansancio del día me llevó

a un profundo sueño. Sus borrosas imágenes

se fueron aclarando y tomando formas más concretas. Fue

entonces que vi a un hombre con una energía a su lado,

era algo muy sutil pero que inspiraba tranquilidad.

—¿Quién eres?, preguntó el hombre.

—Soy tu enfermedad respondió la energía y puedes

verme como algo que vino a terminar con tu vida en la

tierra, o, como verás, algo que ha venido para ayudarte.

Mis vibraciones son tan bajas y he hecho tanto daño que

la gente me maldice y me odia profundamente, por eso

quiero agradecerte tu actitud hacia mí, porque ha permi-

tido que mis vibraciones se eleven a un nivel en que tú

puedas verme.

—¿Has pensado quién eres tú?, preguntó la enfermedad,

a lo cual el hombre no supo qué responder. Medita sobre

eso dijo, y ahora escúchame, te diré las cosas que tendrás

que cambiar, te hablaré sobre las fuerzas universales que

nos rigen y los nuevos caminos que deberás recorrer para

que tus últimos años estén pletóricos de amor y de paz.

Escuchaba atentamente el hombre y fue entendiendo

qué cosas debía cambiar en su vida y qué senderos reco-

rrer en el futuro. Meditó sobre quién era y se sorprendió

al ver qué era mucho más de lo que él creía. Descubrió,

a través de su enfermedad, que tenía una relación directa

con las fuerzas del universo y que manejando esas fuerzas

Page 28: Mi Vida Con El Cancer

28

podía lograr su sanación. También debía quitarse el enorme

peso del ego y la soberbia.

Pudo ver que si lo lograba, era posible que naciera

un nuevo hombre, alguien capaz de reconocer lo que

realmente tiene valor, descubrir en el verdadero amor lo

que podía elevarlo más y que todo eso le permitiría lograr

una paz antes ignorada.

—Gracias, respondió el hombre y preguntó a la enfer-

medad: ¿Cuándo me dejarás?

—¿Por qué quieres que te abandone?. Te acompañare hasta

que no necesites más de mi ayuda.

—Es que tengo miedo de que cambies de parecer y termines

con mi vida.

—Sí, dada mi esencia eso puede ocurrir, pero no debes tener

miedo ya que el miedo bajará tus defensas. Sólo debes

llenar tu espíritu de amor para que se somatice en tu

cuerpo y de esa manera me será más difícil actuar.

La caricia de una nueva brisa me hizo abrir los ojos

llevándose mi sueño.

No sé si ese sueño es mi realidad, o si la realidad

que vivo es sólo un sueño.

De todas maneras, sea lo que sea, sé que debo hon-

rar el milagro de vivir gozando de una benigna calidad

de vida y que debo poner mis mejores sentimientos en

todo lo que haga.

“Si soy lo que tengo y lo que tengo

lo pierdo, entonces ¿Quién soy?”Erich Fromm

Page 29: Mi Vida Con El Cancer

29

Una historia de amor

M e sentía muy cansado, así que me pre-

dispuse a disfrutar de un sueño reparador.

No sé en qué momento dejé la vigilia y es-

taba inmerso en mi sueño. En él vi a un personaje que

me resulto familiar, cuando lo reconocí, me sorprendió

ver al hombre que recordaba de otro sueño, aquél que

pudo hablar con su enfermedad. Sólo que esta vez no

tenía a su lado la energía que vi en el sueño anterior,

pero observando bien, pude notar que a su alrededor se

percibía una luminosidad de un delicado color violeta.

Intenté acercarme al hombre para poder ver sus

rasgos. Y me sorprendí enormemente cuando vi en él mí

propio rostro.

No entiendo, pensé, no sé que es lo que está suce-

diendo.

—¿Qué es lo que no entiendes?, dijo una voz.

—¿Quién me habla?, te escucho pero no puedo verte.

—Soy yo, la misma energía con la que hablaste en tu

sueño anterior. Claro, tú no sabías en ese sueño que el

personaje eras tú mismo.

—¡Ha!, ahora entiendo, en aquel sueño era yo el que

hablaba contigo, pero también recuerdo que podía verte

y en esta ocasión no lo puedo hacer.

—Si te fijas bien verás a tu alrededor una energía de un

suave color violeta, esa energía es tu aura, es la energía que

se manifiesta fuera de tu cuerpo y representa tu salud.

—Sí, pero, si eres la misma energía de mi sueño anterior,

entonces eres la enfermedad, no la salud.

Page 30: Mi Vida Con El Cancer

30

—Bien, dijo la salud, tu enfermedad ya no existe. Pero

creo que debo explicarte algo. ¿Recuerdas que en el sueño

anterior te enseñé cuáles eran las leyes que rigen el uni-

verso y cómo funcionaban?

—Sí, lo recuerdo, respondí.

—Bueno, sabrás entonces que una de sus leyes, la de

polaridad, dice que todo tiene su par opuesto, por lo tanto,

la enfermedad y la salud, son de la misma naturaleza pero

de distinto grado, es decir, son la misma cosa, sólo que en

un extremo, donde las vibraciones son más bajas, está la

enfermedad y en el otro extremo donde esas vibraciones

son más elevadas está la salud.

—¡Claro!, y quiere decir que si de alguna manera yo elevé

mis vibraciones, me alejé de la enfermedad y me acerqué al

otro extremo, o sea la salud. Pero, ¿puedes explicarme como

elevé mis vibraciones?, no recuerdo haber hecho nada es-

pecial.

—No tienes que hacer nada especial, respondió la salud.

Ahora te explicare: Las vibraciones más bajas son las del

miedo y contrariamente las más altas son las del amor.

No pudiste evitar al principio sentir un poco de miedo,

eso bajo tus vibraciones al nivel de la enfermedad, pero

al tratar a tu enfermedad con amor, hizo que te elevaras

vibracionalmente, colocándote más cerca de la salud.

Recuerda que la salud y la enfermedad son de la

misma esencia, así que, llenando tu corazón con mucho

amor y depositándolo en todo lo que hagas se elevaran

tus vibraciones y eso te permitirá estar más cerca de la

salud, pero no puedes rechazar el otro extremo, tienes que

aceptarlo ya que no puedes quedarte solo con la mitad

de un mismo principio.

Page 31: Mi Vida Con El Cancer

31

—Sí, ahora lo entendí y debo agradecerte nuevamente

ya que la primera vez, lo hice cuando eras mi enferme-

dad y ahora lo hago porque eres mi salud. Espero verte

nuevamente siempre como mi salud. Me siento feliz con

esta historia, gracias.

—Sí, dijo la salud, fue una hermosa historia de amor.

Me desperté al sentirme gritar ¿una historia de amor?

Una vez despierto intente razonar, ¿por qué esa ener-

gía que ahora era mi salud, me había dicho que toda lo

vivido era una “hermosa historia de amor”?

Tuve que recordar que desde que apareció mí pro-

blema en el año 2009 hasta el día de hoy, nunca hubo

agresividad en esta historia, todo se llevó bajo un manto

de amor y paz.

Sí, la salud en mi sueño, tenía razón. Fue una “hermosa

historia de amor”.

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33

El amigo dormido

M e abandonó un amigo que me acompañó

durante seis años, no es que se haya ido, es

que ha entrado en un profundo sueño. No

puedo decir que fui muy feliz con él durante su vigilia,

pero mi intuición me decía que tenía que verlo como una

buena señal, sólo debía descubrir que tenía que aprender

de él.

Efectivamente, su presencia y la amenaza de algo gra-

ve, originó que cambiara mi actitud ante la vida y que me

diera cuenta de las cosas que debía modificar. Todo eso

me convirtió en otro hombre, por eso tengo que confesar

que de algún modo lo extraño, pero por suerte, me dejo

un manual de instrucciones con opciones para sobrellevar

mi vida en mis próximos años.

Me doy cuenta de que he tenido el privilegio de ha-

ber gozado de un maestro (a veces muy severo) durante

tanto tiempo, por lo cual tengo que agradecerle.

También debo pedirle disculpas por haberlo tratado en

ocasiones en forma muy agresiva, pero es que la ciencia

médica no conoce otro modo. Por eso decidí entregarme

a las fuerzas del universo, las que él me insinuó que

usara para mí sanación, ya que en esas fuerzas no existe

la agresividad, sólo hay amor.

Creo que debo estar feliz de que mi tumor se haya

aletargado y de hecho lo estoy, pero hubo tantas emocio-

nes fuertes durante su tiempo de vigilia, que no puedo

evitar que una lágrima de despedida se asome a mis ojos.

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34

Agradezco a los médicos la buena voluntad que pu-

sieron para prolongar mi vida, y también su sinceridad ya

que nunca me aseguraron una sanación.

A quien más debo agradecer es al Creador, a esa

energía universal y a las leyes que dejó para que rigieran

el universo y por consiguiente en todo ser vivo.

Mi mejoría se debe a aceptar esas leyes y aprender a

usarlas. La limitación de la medicina me permitió ver que

cómo alternativa debía entregarme a ellas.

Resulta difícil abandonar la medicina académica y con-

fiar ciegamente en las energías divinas, pero sí es posible

confiar en las dos.

No faltara quien diga que mi mejoría fue un mila-

gro. Pero ahora estoy en condiciones de afirmar que los

milagros no existen, como tampoco existe la casualidad,

todo es una consecuencia de la intervención de las leyes

que nos rigen.

Tampoco piensen que por que hice hablar a mi

enfermedad y luego a mi salud en un ficticio sueño, en

reflexiones escritas anteriormente, no tengo los pies sobre

la tierra.

Pero es que ahora veo que no hay nada más lamen-

table y triste que ver a alguien tan aferrado a lo material

(tan con los pies sobre la tierra) y que no tenga el valor

de soñar.

Con todo lo que veo a mí alrededor, no creo que

alguien pueda elaborar su felicidad si no incluye en su

vida un gran porcentaje de sueños y llena de bellos sen-

timientos su corazón.

Claro que si eres muy terrenal te llamaran materialista

y por lo contrario si eres muy soñador te dirán estúpido.

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35

Yo entonces soy estúpido y materialista. Y es la mejor

fórmula que puedo desearle a alguien para que sea feliz.

Me siento dichoso porque estoy prácticamente sano,

pero más lo estoy por estar consciente de estar vivo.

Me apena ver tanta gente que no tiene la suficiente

sensibilidad para razonar sobre lo que significa “estar vivo”.

Su mundo de problemas y necesidades ha eclipsado su

mente, al extremo de no ver que están disfrutando del

mayor milagro, de la más hermosa aventura, de algo tan

mágico que los habilita a sentir emociones, que les permite

embelesarse con un bello lugar, con un hermoso amane-

cer, que pueden disfrutar del amor de una pareja que los

eleve a niveles insospechados de dicha. Nada de eso sería

posible si no tenemos la tan ignorada vida.

Aprendí que, en esta aventura de vivir, al buscar el

afecto de una pareja se deben usar sólo los sentimientos,

a pesar del riesgo de equivocarse, no se puede esperar

encontrar la felicidad teniendo solamente “los pies sobre

la tierra”. Porque la felicidad no se encuentra, hay que

provocarla.

Y todo esto sólo se puede lograr si estamos atentos

a que transitamos por los mágicos y tortuosos caminos

de la vida.

Sólo me queda esperar que el sueño de mi amigo sea

largo y placentero, que estoy seguro que será así mientras

en mi interior no exista el ruido del miedo y del estrés.

La tranquilidad en mi mente, la paz en mi espíritu, el

amor en mi corazón, será la mejor canción de cuna para

este dormilón.

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37

Resumiendo

P ensé que no escribiría más, que lo que tenía

que decir ya lo había dicho y que algunas per-

sonas que habían leído mis escritos anteriores

se sentirían felices de no tener que volver a leer algo mío.

Pero quedé sorprendido cuando la mayoría de ellas me

pidieron que lo siguiera haciendo.

No voy a referirme más al tema de mi enfermedad,

ya que todos saben cuál es mi actitud hacia ella. Pero

creo que es necesario que recordemos qué es lo que hice

y cómo fueron los resultados de tener un pensamiento

positivo ante una situación tan negativa.

Investigué cuáles fueron los motivos que me llevaron

a ese problema y traté de corregirlos.

También tuve que recordar que en esta contrariedad

no estoy solo, toda mi familia y las personas que me

quieren están preocupadas y pendientes de mi situación.

Eso hace que una actitud positiva de mi parte se convierta

en algo imprescindible para llevar tranquilidad y armonía

a mi entorno, creándose una simbiosis de paz entre todos.

En esa tarea de buscar y corregir me dí cuenta de que

mi vida comenzó a cambiar muy sutilmente, sobre todo

al no ver al problema desde punto de vista del miedo,

ya que este me llevaría sólo al dolor; traté de poner en

todo la mayor cantidad de amor que fui capaz, y eso me

llenó de optimismo y de paz para que la búsqueda fuera

más eficiente y placentera.

Pude ver que lo que se presentó como un desastre

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38

llenándome de miedo, preocupación y desarmonía, se tras-

formó en algo que por el tiempo que dure mí vida me

hará sentir una persona diferente, feliz, capaz de transmitir

a mi entorno paz y tranquilidad en lugar de desarmonía

y miedo.

Quizás no prolongaré mí vida con todo esto, pero con

seguridad el resto de ella la viviré disfrutando de emo-

ciones que nunca hubiera descubierto si no fuera por mi

enfermedad y por la voluntad de cambiar lo que estaba

mal en mí vivir.

Tengo que aceptar que lo que tenga que ocurrir va

a ocurrir a pesar de los vanos intentos que pueda reali-

zar para oponerme a ello. Y que todos los esfuerzos que

pueda hacer tratando de evitarlo serán un consumo de

energía muy grande y sin ningún sentido.

Dejé de pensar en el tiempo que me queda ya que

ese es un pensamiento torturante y totalmente inútil. Trato

de hacer de mi vida una continuidad sólo de días felices

que lleno de paz y amor, sin pensar jamás en cuál será el

último. Cuando éste llegue me encontrará tan sabiamente

despreocupado que no me importará tanto.

No sé cuánto tiempo más viviré, pero depende sólo

de mí proceder para que ese tiempo sea de gozo o lo

convierta en un infierno.

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Cumpleaños

H oy recuerdo un cumpleaños, no es mi

cumpleaños biológico, pero para mí es un

aniversario que tiene un enorme significado

ya que este acontecimiento me obligó a dar nacimiento

a una nueva vida que me permitiera soportar mi enfer-

medad. Se cumplieron seis años desde que fui informado

que tenía en mi próstata un cáncer de alta gravedad. El

choque emocional que viví me hizo ver que mi antigua

y muy querida existencia llegaba a su fin ese día y que

a partir de ese momento tenía que dar comienzo a una

nueva manera de vivir

De nada me hubiera servido continuar lleno de amar-

guras miedos y preocupaciones, así que con mucho o poco

coraje tenía que cambiar mi vida actual por otra que me

permitiera vivir con armonía y serenidad. Desde luego que

para lograr eso debía modificar mi visión sobre lo que

era vivir, saber quién era yo en realidad y qué relación

tenía con el universo ya que mi perspectiva hacia la vida

debería ser diferente. El problema era cómo descubrir un

enfoque distinto y si realmente existía ese enfoque. Tuve

que meditar mucho sobre el tema y cuando lo encontré

lo exprese en “Mi Cáncer y Yo.”

Estoy satisfecho de conmemorar un nuevo aniversario

con el cáncer, ya que eso significa que aún estoy disfru-

tando de esta magia que es vivir.

Tener una enfermedad grave te hace asumir que

como el tiempo que te queda es más corto, lo tenés que

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vivir mejor y pensar más en el ahora. El error está en que

aunque no tengas esa dolencia deberías tratar de vivir más

en el ahora ya que nada te garantiza que tu vida sea más

larga que la limitada por una enfermedad.

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El hombre nuevo

S ería interesante pensar que el hombre en un

momento determinado pudiera cambiar en su

organismo todo aquello que estuviera viejo o

deteriorado, considerándose así un hombre nuevo.

Pero lo único que realmente habrá logrado cambiar, es

parte de su biología, él seguiría siendo el mismo hombre.

Al hablar del hombre lo hacemos pensando sólo en

lo que vemos y esa parte es justamente la que no po-

demos renovar.

Cuando reconozcamos al hombre en su concepción

completa, es decir, que está formado por un cuerpo, una

mente y su espíritu, recién podemos hablar de convertirnos

en un hombre nuevo.

El hombre va acumulando en su mente todos los

acontecimientos que lo han marcado durante su vida y esos

acontecimientos buenos o malos hacen del hombre lo que es.

Las situaciones desagradables y sobre todo los mie-

dos, colaboran para que cometamos errores o vivamos

equivocadamente. Nuestro exceso de egoísmo nos hace

creer que estamos haciendo las cosas bien, pero a veces

no es así y al no darnos cuenta seguimos cometiendo los

mismos errores. El doctor Eric Rolf nos dice: “El universo

nos habla en susurros, si no podemos escuchar nos habla

más alto. Si aún no podemos o no sabemos entender o

no queremos escuchar, nos sigue hablando más y más

alto hasta que nos da un grito. Ese grito es el dolor, la

enfermedad o el accidente”.

Page 42: Mi Vida Con El Cancer

42

Si vivimos llenos de miedos (normalmente ocultos)

soportando sin razón situaciones irritantes o haciendo algo

que nos produce estrés, seguramente contraeremos alguna

enfermedad.

Si esa enfermedad es seria y tenemos el valor de

preguntarnos por qué llegó, en vez de quejarnos de ella,

tendremos la oportunidad de que esta nos estimule para

comenzar a trabajar en nuestro cambio. Pero qué bien nos

haría superarnos cada día antes de llegar a enfermarnos

por nuestros errores.

No podemos hablar de algo nuevo sin deshacernos

de lo viejo. Vivimos en una sociedad donde parece que

sólo cuando nos imponen miedo nos sabemos comportar.

El miedo está presente en casi todas las cosas; aún en

nuestras creencias más elevadas se impone un castigo

si no actuamos de acuerdo con lo estipulado en dicha

creencia y le ponemos tanta energía a esos miedos que

terminan por controlarnos.

Yo pienso que si supiéramos realmente quiénes somos

no nos dejaríamos controlar por ellos. ¿Pero quiénes somos,

qué es esa poderosa y amorosa energía que permite que

nuestro cuerpo físico cobre vida?, ¿somos nuestro cuerpo

físico o somos esa energía?, no cabe duda que no somos

nuestro cuerpo físico ya que éste deja de existir cuan-

do esa energía lo abandona. ¿Entonces, quienes somos

realmente? El filosofo y escritor Spinoza dijo: ”no somos

inmortales pero sí somos eternos”. Hermosa definición en

muy pocas palabras.

Al darnos cuenta de que el cuerpo físico es sólo un

vehículo que obedece a nuestra mente, a nuestro espíritu a

nuestros pensamientos y emociones, entendemos que para

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convertirnos en un nuevo hombre, debemos trabajar sobre

nuestra mente y sobre nuestro espíritu. Cuando logremos

mejorar nuestros pensamientos y emociones, comenzaremos

a experimentar el cambio, a pesar de que nuestro ego se

resistirá, ya que él quiere seguir controlando al hombre

viejo. Recordemos que el cambio se producirá en nuestra

conciencia y llegará a nuestro físico, aumentando nuestra

paz y salud.

Pero recuerden que para que recibamos ideas y pen-

samientos frescos y renovados, debemos quitar los viejos

y equivocados.

Imaginemos un tanque totalmente lleno de agua en

mal estado en el que queremos introducir agua fresca; no

podríamos hacerlo hasta desagotar el agua impura.

Logrado esto, podemos comenzar a introducir los cam-

bios en nuestra vida para intentar ser un hombre nuevo.

Comencemos por cambiar todo lo que tenga su origen

en el miedo, tenemos que entender que la soberbia es

como un blindaje que impide que el amor se manifies-

te en nuestro espíritu. Debemos controlar nuestro ego y

que él no nos controle a nosotros. Comencemos a darle

importancia a las cosas que nos ayudan y desechemos a

todas aquellas que mantenemos por miedo, evitemos las

discusiones que no conducen a nada que sólo son una

lucha de egos, Consideremos a nuestro tiempo como algo

muy valioso que no podemos desperdiciar en cosas que

nos aturdan pero sí en cosas que nos eleven; evitemos

todas las charlas banales que nos hacen perder el tiem-

po, busquemos a las que nos hacen perder la noción del

tiempo; las creencias más elevadas que están basadas en

el miedo no nos ayudan en nada. Cambiemos todas las

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cosas que deban ser cambiadas y frente a las que no

podemos cambiar, tomemos una actitud distinta hacia ellas.

Practiquemos el desapego de las cosas materiales.

Sí aceptamos lo que realmente somos y vamos cam-

biando nuestra actitud hacia la vida, comenzaremos a

sentir esa paz interior, sin la cual no podemos lograr una

verdadera felicidad.

No es fácil desde luego, pero sí es posible. Con la

fuerza de nuestro espíritu y con el corazón colmado de

amor se puede producir la alquimia que nos convertirá en

un hombre nuevo.

Un hombre que podrá disfrutar de su paz, que al

descubrir que en su interior subyace el milagro de la

vida, que es el mayor regalo del universo, podrá crear a

su alrededor un mundo de paz, de amor y de felicidad.

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Y algo más

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“Crees que te falta todo y sólo te

faltan unas flores, para sobrarte todo”

Antonio Porchia

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Cómo dices que no te aman

S i un puñado de seres humanos te hizo daño

hay muchos más que te demuestran todos los

días que te quieren, y si ninguno te dice que

te ama como tú quisieras, no sufras por falta

de cariño, porque aunque tú no te des cuenta estás ro-

deada de amor.

¿Por qué buscas el amor o la aprobación sólo en las

personas si normalmente ese amor suele ser mezquino o

muy condicionado? Tú eres parte del universo y si meditas

sobre eso te darás cuenta de que eres amada incondicio-

nalmente con el amor más puro y poderoso que existe.

El pasado con mucho o poco amor te lo hicieron

otros, pero ahora estás viviendo en un presente donde

nadie te puede impedir gozar del amor que te brinda la

naturaleza y el universo.

¿Alguna vez una flor te ha tratado mal o te ha

lastimado? Como no puede hablar te ha dicho te amo

mostrándote toda su belleza.

Cuando los pájaros cantan en las mañanas ¿Qué crees

que dicen? Dicen: “cantamos para vos porque sabemos que

estas ahí y lo hacemos porque te amamos.”

Cuando tu mascota salta de alegría al verte, ¿Qué

crees que te está diciendo?

Cuando los arboles te dan sombra y frescor te están

diciendo “te amamos”.

En un hermoso amanecer, en una puesta de sol o en

una noche estrellada, el universo te está diciendo “te amo”.

¡Cómo dices que no te aman!

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¡Adiós tristeza!

H oy decidiste anidar nuevamente en mi alma.

Sé que tienes derecho a existir como todo en

el mundo, por eso te acepto hoy. Mi corazón

se descuidó y tú controlas ahora mis emociones. Sé que

dirás sólo mentiras y que intentarás hacerme creer que

son verdades.

Te regalaré por última vez veinticuatro horas del resto

de mi vida; no es para que te sientas feliz porque tú no

conoces esa palabra. Es para que descargues tus grises

sentimientos y te retires para siempre de mi vida.

Tratarás de hacerme creer que el vivir está lleno de

dolor, que amar es una pérdida de tiempo, que mis horas

son de hastío, que nada tiene valor. Te permito que me

hagas caer en lo más profundo, donde no hay la más

mínima esperanza, donde todo es oscuridad; todo te lo

permito hoy.

Disfruta haciéndome creer que este día es amargo,

triste y que no merece ser vivido; que las personas que

amo dejarán de quererme; que los sentimientos sólo me

harán sufrir. Trata de entristecerme hasta las lágrimas.

¡Todo te lo permito hoy, pero sólo por hoy!

Te he regalado un día que, a mi edad, es lo más

valioso que tengo. Mañana te expulsaré de mi corazón y

volverán a ocupar ese lugar la felicidad y la paz; ellas te

harán ver que todos tus intentos por llenar de grises donde

hay color y belleza, fueron en vano.

Porque: la vida es un milagro y es maravilloso vivirla,

amar es el sentimiento más hermoso, mis horas son de

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paz y armonía, cada nuevo día es una bella aventura que

no podemos perder, y las personas que me aman me

amparan con su amor.

Todo te lo he permitido hoy; pero no vuelvas a inten-

tar quitarme veinticuatro horas de paz porque no encon-

trarás a mi sensible corazón desprotegido. Estará cubierto

por un blindaje de amor y ocupado en ser feliz.

No trates de anidar nuevamente en mi alma. Ese

delicado y tibio espacio es para que lo habiten el amor

y mi paz.

Para siempre: ¡Adiós tristeza!

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Anécdotas cotidianas

Mis encuentros con Teresa

Primer encuentro con Tere

E n cada barrio hay una vecina conocida que no

sabemos por qué misterio de los astros ella

está siempre informada de todo, y con tal lujo

de detalles que el mejor periodista del diario local pasaría

por inepto ante esta mujer. En nuestro barrio la encargada

de la noble misión de informar está a cargo de una vecina

llamada Teresa (Tere para los conocidos). Todos sabemos

que en su cabeza lleva un cuestionario de preguntas y un

encuentro con ella no termina hasta que haya conseguido

todas las respuestas.

Teresa es una mujer muy simpática, que con la misma

habilidad con que hace sus preguntas, elude la respuesta

cuando se le pregunta su edad, pero se supone que estará

entre los 55 y los 60 años. Tiene un rostro muy expresivo,

sobre todo sus ojos, coqueta para vestir y no muy alta,

es muy movediza y trata siempre de ser atrayente (cosa

que no logra por su afición al periodismo chismoso). No

sé de qué facultad del chisme habrá egresado, pero con

seguridad lo hizo con las mejores notas.

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Por eso en lo posible yo trato de evitar hacer contacto

con Tere.

Un buen día caminaba por las calles de mi barrio

cuando Teresa me vio, ella venía de frente así que era

tarde para intentar cualquier acción evasiva.

—¡Hola Miguel!

—¡Hola Tere! hacía mucho tiempo que no la veía (no

podían faltar los besos en la mejilla que por suerte esta

vez tenían poco maquillaje) ¿Cómo está? (¡no sé cómo se

me ocurrió hacer esa pregunta!)

—Y… usted sabe del problema con mi cadera, ahora

los médicos me indicaron nuevos estudios pero… bueno y

usted ¿cómo anda con lo suyo?

Me imagine qué era “lo suyo” y qué quería averiguar,

pero yo no estaba dispuesto a entrar en detalles que se

divulgarían por todo el barrio.

—¿Con lo mío? y bien. ¿Vio que hermoso sol que hay?

(dije en un intento de llevar la conversación a otro terreno).

La mujer se quedó mirándome por un momento en

silencio, extrañada, como esperando otra respuesta, una

que no tuviera nada que ver con el clima, hasta que por

fin como la respuesta esperada no llegaba, se decidió a

jugarse, fue derecho al tema y preguntó.

—¿Pero usted tiene cáncer no, cómo anda?

—¡Ah! sí, respondí, creo que debe andar bien hace

tiempo que no sé nada de él.

La mujer me volvió a mirar sorprendida, vaciló un

instante y si sus cuerdas vocales no emitieron el más

mínimo sonido (tal vez paralizadas por la respuesta) en

sus expresivos ojos pude leer: “me está tomando el pelo

o tiene un pariente que se llama cáncer.” Recuerdo que

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dijo: “ah bueno” dio media vuelta y se fue mirando para

atrás como asegurándose que realmente había hablado

conmigo. Pero claro, se fue decepcionada, ella estaba en

plena tarea de actualizar su información y yo hice fracasar

su reportaje.

No sé si reírme por lo que paso o si debo buscar a

Teresa para pedirle disculpas.

Segundo encuentro (quince días después)

Recordemos que Teresa es una ávida recolectora de

información que desinteresadamente trasmite a los vecinos

que necesitan mantener actualizados los detalles de quie-

nes conviven en el mismo barrio.

Su noble tarea de recolectar información a veces se ve

frustrada por el proceder inconsciente de algún vecino, que

no entiende la loable misión de esta mujer y no le pro-

porciona los testimonios que ella necesita. Días atrás había

tenido un encuentro con ella y me negué a suministrarle

los datos sobre mi enfermedad que inocentemente me

pedía, por eso se alejo de mí notablemente decepcionada.

En cierta ocasión salía yo de un negocio y en la

puerta me encontré con Tere.

—¡Hola Tere! ¿Cómo estás? (pensé que tuteándola

borraría un poco el mal recuerdo del encuentro anterior).

—¡Hola Miguel! ¿Cómo está usted? (oh oh, ese hola

tan seco y el “usted” eran sinónimos de algo no olvidado).

De más está decir que en este encuentro no hubo

besos en la mejilla y me dí cuenta de que estaba frente

a alguien que no iba a permitir que le tomaran el pelo

nuevamente.

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—Yo bien Tere ¿Cómo anda su cadera? (pregunté con

el mayor gesto de ternura de que fui capaz).

—Bien (respondió ásperamente).

Ella permanecía parada estoicamente frente a mí como

esperando algo. Como no había más diálogo eché mano a

mi sicología y me dije: cuando un niño está enojado si se

le regala un dulce se le suele pasar. Entonces para que se

le vaya el enojo a esta mujer tan aficionada a las noticias,

lo mejor que puedo hacer es regalarle una información

bien fresca, recordé algo que sucedió en mi cuadra el día

anterior, y le dije con mi mejor estilo de informante:

—¿Tere, vio que el matrimonio que vivía a media

cuadra de mi casa se mudó ayer? (y quedé esperando el

“ah no sabía” con una sonrisa de héroe).

—Ah sí, respondió, se fueron a vivir a Córdoba a la

casa de un hijo, porque tienen otro aquí en Mendoza

pero no se llevan muy bien. La casa no era de ellos y la

tuvieron que dejar por problemas con el alquiler.

La sonrisa de héroe se transformó en una mueca

mezcla de inocencia y estupidez. ¡Como pude pensar que

a una profesional como Tere la podía halagar con una

noticia del día anterior y que ella no conociera!

Después de esta demostración de que algo que suce-

dió ayer no es para ella una noticia fresca me dijo:

—Bueno Miguel. Me alegro que usted ande bien con

lo suyo, adiós.

Dijo “lo suyo” con gran sarcasmo, recordando segu-

ramente nuestro anterior encuentro. Dio media vuelta y

se fue, pero esta vez no miró para atrás, se fue riendo

seguramente de lo que yo llamo una noticia “fresca.”

Tuve la intención de hacer las paces con Tere olvidando

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lo anterior y dentro de su terreno, pero es imposible es

muy buena profesional.

Así que, si yo quería congraciarme con ella, no te-

nía más remedio que aprovechar el próximo encuentro y

pedirle directamente disculpas, ya que con Tere es mejor

andar bien.

Tercer encuentro (diez días después)

Esa oportunidad llegó en un hermoso día soleado,

cuando me encontré con Tere en una esquina. Era la opor-

tunidad que esperaba para disculparme. Pero no pude evitar

que un sudor frío de pánico invadiera mi cuerpo, a pesar

de mi temor de que me manifestara su enojo, la saludé.

—¡Hola Tere!, ¡qué alegría me da verte! (creo que cerré

los ojos con miedo esperando su respuesta).

—¡Hola Miguel! Hacía días que no te veía y estaba

preocupada por vos, ¡que suerte que nos encontramos!

Esta vez el que se quedó sin poder emitir un sonido

fui yo, me quedé mirándola sin entender nada, pero tenía

que decir algo.

—Ehhh si ¿qué suerte no? (bueno, tenía que decir algo

pero no algo tan tonto).

Haciendo un esfuerzo por volver a la realidad, logré salir

del asombro de ver a esa mujer sonriente con gesto amable

frente a mí, y pensé que era la oportunidad de ofrecer mis

disculpas. Tomé una actitud de hombre serio y le dije.

—Tere, tengo que pedirte que me disculpes porque

no te contesté bien hace unos días cuando querías saber

sobre mi enfermedad.

—¡Pero Miguel no digas eso! No tenés por qué

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disculparte. Me pasa a menudo que la gente que tiene

miedo de contar alguna intimidad me trata un poco mal.

Me parecía que esto se estaba poniendo un poco

sarcástico pero también podía ser que a Tere después

de un tiempo, se le hubiera pasado el enojo y tenía otra

actitud hacia mí.

—Bueno Tere te agradezco que hayas olvidado lo que

pasó en ese encuentro, ahora me siento más tranquilo, te

aseguro que no volverá a ocurrir.

—Sí Miguel no te preocupes, tenés que cuidarte ¿Por-

que tu problema es bastante serio no?

¡Ohh nooo!, caí como un inocente en su trampa. Aho-

ra no tengo más alternativa que responder a sus preguntas.

Con cara de humillante sumisión le dije.

—Sí Tere, es un poco serio… y respondí resignado a

todo lo que quería saber.

Tengo que aceptar que Tere es una excelente profe-

sional del chisme y no cejará en su intento de lograr lo

que quiere saber utilizando cualquier técnica. Me manejó

con tanta sutileza que me llevó a un punto que no pude

eludir sus preguntas.

No sé si Tere me perdonó o no, yo creo que se tomó

venganza, lo que es seguro es que logró su objetivo.

Esta vez al decirme adiós y besarme en la mejilla

(el calor había ablandado un poco su maquillaje y parte

de él quedo en mi cara) pude ver en su rostro un gesto

de satisfacción y en sus ojos la expresión de: “caíste ¿no?”.

Se fue tarareando alguna canción de triunfo y si no

vi mal, dando saltitos.

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Cuarto encuentro (treinta días después)

Normalmente nos quejamos de su presencia, porque

nos sentimos investigados por ella. Pero tenemos que re-

conocer que es una fuente de información muy necesaria,

ya que cualquier averiguación que se necesite hacer, la

respuesta es siempre la misma: “pregúntenle a Tere, ella

debe saber.”

Como será de necesaria su presencia que en una oca-

sión en que Tere se tuvo que internar por un problema en

su cadera, el barrio se convirtió en un caos en materia de

información. Nadie sabía nada de nadie, quién se mudó, sí

alguien se enfermó, sí hubo peleas entre vecinos, separa-

ciones, etc. Todos ignorábamos lo que ocurría en nuestro

alrededor, era muy desalentador y a la vez preocupante.

Cuando algunos discípulos de Tere comenzaban a

preguntarse preocupados cuándo regresaría para hacerse

cargo de su misión, Tere volvió.

Era notable cómo cambió la expresión del rostro de

muchas señoras al saber que su fuente de información

había regresado. Pero claro había un atraso de información

de varios días y actualizarlo no sería tarea fácil.

Una vez recuperada de su cadera, Tere comenzó su

vital e ineludible tarea de recolectar y distribuir toda la

información atrasada. Todo el barrio comenzó a cambiar:

la gente se veía más optimista, los vecinos se saludaban

y en sus rostros se notaba una expresión de tranquilidad,

parecía que todos comentaban: “volvió Tere ¡qué bueno!”

Es increíble pensar que esto suceda, pero para mucha

gente en el barrio, Tere es tan necesaria como la luz, el

gas y el agua.

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Tuve un nuevo encuentro con Tere. En esta oportuni-

dad, y después de lo que había ocurrido, ya no podía verla

como la mujer chismosa de tiempo atrás. Había reconocido

su idoneidad en materia de chismes, pero nunca pensé que

llegaría a ver en ella a un personaje tan importante para

la comunidad. Por eso cuando la salude le dije.

—¡Tere, sinceramente me alegra verte bien!

—¡Gracias Miguel! Me gustaría quedarme a conversar

con vos, pero como entenderás tengo mucho que hacer.

Claro que tenía mucho que hacer, el equilibrio de todo

el barrio dependía de ella.

Se fue muy movediza y orgullosa de que hasta yo

respetara su trabajo.

Esta es la descripción de mis encuentros con Teresa.

Ahora cuando me encuentro con ella en vez de eludirla

la saludo cortésmente.

No sé por qué ocurre todo esto, creo que en la gran

necesidad de estar comunicados, nació el teléfono, la radio,

los celulares y también los personajes como Teresa.

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Mi experienciaen un pelotero

U n viejo amigo, cuyo nieto cumplía cuatro años,

nos invitó al festejo de cumpleaños que se

realizaba en un pelotero. Como no nos atraen

mucho las reuniones en peloteros. Mi esposa (muy inteli-

gentemente) decidió no ir, pero como el insistió tanto en

que lo yo lo acompañara, fui.

El pelotero tenía capacidad para tres cumpleaños

simultáneos, un lugar estaba cerca de la entrada y dos

más adentro, uno al lado del otro, separados sólo por un

pequeño muro de cartón, pintado con dibujos infantiles.

Cuando llegué, vi a Juancito (el nieto de mi amigo)

jugando con otros chicos a la entrada del local, así que lo

salude con besos y abrazos y acto seguido me serví una

tentadora empanada que había sobre la mesa. Cuando iba

a servirme un vaso de cerveza noté algunas miradas de

asombro de personas que estaban sentadas en el lugar, y

me di cuenta del por qué de esas miradas cuando desde

el salón del fondo alguien me hacía señas saludándome.

Entonces comprendí que al ver a Juancito jugando en esa

reunión yo supuse que sería la de su cumpleaños. No

alcancé a servirme la cerveza pero me fui disfrutando de

la empanada que estaba riquísima.

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Cuando llegué a la mesa de Juancito, busqué a mi

amigo para conversar con él ya que no conocía a las otras

personas. Distinguí a la mamá de Juancito que estaba

sirviendo la torta. Ella estaba de espaldas a mí con un

plato de torta en cada mano de modo que cuando le dije

—¡hola Susana como estás!, ella se dio vuelta para

saludarme y al intentar besarme, la crema pastelera de una

de las porciones de torta terminó en mi camisa. A pesar

de los intentos por quitar toda la crema posible, no se

pudo evitar que terminara luciendo una enorme mancha

amarillenta en lo que era mi camisa nueva.

Como no podía localizar a mi amigo, me senté en

esos incómodos bancos de madera que están al lado de

las mesas, fue entonces cuando un amiguito de Juancito

se arrimó y me dijo:

—quiero Fanta.

Yo entendí que cualquier gaseosa le gustaría, así que

busque entre las botellas vacías alguna que tuviera algo y

se lo serví en un vasito de cartón.

—¡Esto no es Fanta!, grito el chiquilín, (y me miró con

cara de “parece mentira”).

Busqué entonces una botella que dijera Fanta pero

como no quería equivocarme nuevamente le pregunté

—¿esta está bien?, asintió moviendo su cabeza afirma-

tivamente. Le serví en otro vasito y esperaba que se fuera

satisfecho cuando me dijo

—¡lo quiero lleno!

Le agregue un poco más a su vaso y sin decirme,

nada levantó sus piernitas para pasar al otro lado del

banco y en ese movimiento se le volcó la mitad; ¡Sobre

mi zapato! Sentía como la gaseosa penetraba en mi pie,

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60

mientras yo hacia un esfuerzo por disimular el percance.

En ese momento localicé a mi amigo que estaba

vigilando a su nieto para que no rompiera más cosas que

las que ya había roto. Me levanté para dirigirme a donde

él estaba ya que llamarlo era imposible por la música tan

fuerte. Y, mientras caminaba, escuchaba el chuac, chuac,

chuac, de mi zapato lleno de gaseosa.

Cuando me vio me dijo contento

—¡hola Miguel, que alegría verte, gracias por venir!

Y me invitó a sentarme frente a la mesa donde esta-

ban su hijo y su nuera para conversar, comer y tomar algo.

Justo en ese momento llegaban los del cumpleaños

de al lado, los que comenzaron a traer cajas con diversas

cosas. Una de ellas llamó la atención de Susana (la mamá

de Juancito), era una piñata enorme que parecía una nave

del Viaje a las Estrellas. Cuando Susana la vio le aplicó un

codazo a su marido, justo cuando éste estaba por beber

su vaso de cerveza, lo que provocó que la mitad de su

contenido se derramara sobre la única parte limpia de mi

camisa y le dijo:

—¡viste por amarrete la porquería de piñata que

compraste!

—No te preocupes (dijo su esposo) lo importante es

lo que tiene adentro, vas a ver que esa es pura pinta.

Y llegó la hora de romper las piñatas. Los de al

lado fueron los primeros; colgaron su piñata bien alto y

cuando los chicos estaban reunidos esta se abrió dejando

caer una lluvia de golosinas y algunas de ellas descendían

lentamente colgadas de un pequeño paracaídas de papel.

Juancito al ver eso clamaba a sus padres que rompie-

ran su piñata. Pero claro sus padres después de ver ese

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espectáculo hubieran querido suspender ese acto, pero ante

la lógica insistencia de su hijo no tuvieron más remedio

que intentar romper su piñata.

Luego de que esta fuera colgada (no muy alta) los

chicos se comenzaron a juntar debajo de ella. Esta piñata

se abría tirando de un cordón, y en el momento en que

el padre de Juancito intentó abrir la piñata dio un tirón

un poco fuerte y el cordón se cortó.

Los chicos quedaron decepcionados, los más chiquitos

lloraban, Los más grandecitos se quejaban y sus padres

creo que decían, “que boludo”.

La solución era subirse a una silla y tratar de abrir

la piñata manualmente, tarea que no resultó tan fácil y el

papá de Juancito terminó destrozándola como pudo.

Al volver a nuestra mesa me pareció escuchar risitas

en el cumple de al lado, y vi a Susana al borde de un

ataque de envidia, mirando con odio a su marido.

Yo pensé que después de todo esto había llegado el

momento de irme. Tenía mi pie mojado mi camisa arrui-

nada y, cuando pensaba que no me podía pasar nada

más, fui a saludar a mi amigo.

—¿La pasaste bien? preguntó.

—¡Si claro!, (mentí, desde luego). Bueno nos vemos

en cualquier momento.

—Esperate voy a llamar a Juancito para que te salude.

Yo había visto a Juancito hacía un instante. Tenía la

boca llena de chocolate, su cara lucía un maquillaje de cre-

ma y sus manos tenían una mezcla de todas las golosinas.

—No, dejalo que juegue tranquilo, dije esperando

evitar el encuentro con esa muestra viviente de todos los

dulces.

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Pero mi amigo insistió, así que cuando Juancito vino a

mi encuentro, intenté agacharme para saludarlo, pero él se

anticipó y abrazándose a mi pierna, me dijo chau y se fue.

Cuando vi mis pantalones todos manchados por las

manos de Juancito y temiendo que aún me pudieran pasar

más desastres, me fui sin saludar a nadie.

Al regresar a mi hogar y por el aspecto que tenía, fue

muy difícil explicar a mi esposa que volvía de un inocente

pelotero y no de una de esas fiestas locas.

Nunca me gustaron las reuniones en peloteros y des-

pués de esta experiencia la próxima vez iré con sandalias

un pantalón de jean usado y una camisa vieja.

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ReflexionesCuando veo a alguien llorar o reír, no pregunto por

qué lo hace. A veces siento ganas de llorar por lo que

ríen y otras de reír por lo que lloran.

Sí me elogian por algo que escribí, me da vergüenza

confesar que no es mío, se lo copie a mi espíritu.

Si hoy soy un hombre nuevo, ayer fui un hombre

viejo, y si mañana vuelvo a ser un hombre nuevo, ¿hoy

soy un hombre viejo?

Muchos vieron caer una manzana pero sólo Newton

preguntó ¿por qué? Y resolvió un gran misterio. Cada vez

que nos enfermamos gravemente deberíamos hacernos la

misma pregunta y resolveríamos otro gran misterio.

Cuando pedimos algo al universo debemos estar cons-

cientes de que estamos viviendo sólo el presente, nadie

nos puede escuchar en el ayer o en el mañana.

La diferencia entre el amor universal y el amor a una

pareja es que en el amor a la pareja existe siempre un

sentimiento de posesión.

No podemos pedir a otro que duerma por uno, pero

podría dejar de hacer ruido.

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Dormía y soñaba que era muy feliz, desperté y me

dije ¿qué hago despierto? y me volví a dormir.

La mentira tiene muchas caras y la peor de todas es

un falso “te amo.”

Nadie muere por un amor que termina, sólo deja el

corazón en suspenso, hasta que un nuevo beso lo vuelva

a la vida.

La vida no debe convertirse en un hábito, siempre

debemos recordar que es un milagro.

Creo que cuando uno escribe, convierte en concreto

lo que es abstracto.

Trato de poner belleza en lo que analizo y no analizar

lo que ya es bello.

Si tus sueños te abandonan, podrás subsistir pero

dejaras de vivir.

Cambiemos a las personas que nos hacen perder el

tiempo por aquellas que nos hacen perder la noción del

tiempo.

Nuestro obligación es tratar de mejorar siempre a la

persona que tenemos más cerca, o sea, a nosotros mismos.

Si no tienes dinero no eres pobre, eres pobre si no

tienes sueños.

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Las mujeres quieren ser iguales a los hombres ¿real-

mente aspiran a tan poco?

Si has llegado a viejo ponte contento; muy pocos

tienen ese privilegio.

¿Tan orgullosos son los libros que cuando se prestan

no vuelven?

Para mí, escribir a veces resulta imposible, pero bueno,

lo que es posible lo hace cualquiera.

Escribir no me hace más inteligente, me obliga a ser

menos ignorante.

El amor de una pareja se termina cuando empiezan

los bostezos.

Cuando dejo que lo que tenga que ser sea, vivo en

paz. Cuando trato de forzar o cambiar lo que tiene que

ser, el universo me responde con algún dolor.

Si no encuentras nada bello, prueba con el amor.

Si sales a buscar el amor encontrarás pasatiempos. El

amor es magia, llegará en cualquier momento, y donde me-

nos tú lo esperas.

Trabaja para convertirte en alguien interesante y

agradable, ya que tú eres la persona con la que pasarás

el resto de tu vida.

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Si no puedes estar solo, es porque estas en mala

compañía.

Escribo para ver mi alma manifestada en la escritura;

para ver mi rostro están los espejos.

Las mariposas evolucionaron porque se dieron cuenta

de que no nacieron para ser orugas, pero el hombre cree

que no puede ser más que lo que es: un simple hombre.

Es mejor escribir sobre cosas cotidianas que no escribir

nada.

Cuando descubro una verdad me doy cuenta de que

era lo más simple, pero siempre llego a ella por el camino

más complicado.

Si buscas el amor, desconecta tu intelecto y usa nada

más que tus sentimientos. Podrás equivocarte, pero gozarás

intensamente mientras dure ese amor.

Si algo no resultó como tú lo querías, no busques la

causa ni te amargues. Mas adelante te darás cuenta de que

el universo te estaba protegiendo porque lo que querías

no era lo mejor para ti.

En sueños una voz me dijo: “¿acaso no tienes corazón?

escribe lo que él te dicta y no escuches a tu intelecto.”

La forma más trágica de perder la vida es no aven-

turarse a vivirla.

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No pretendo excusarme de mis errores, aún teniendo

mis excusas, sólo pretendo ser perdonado y sobre todo no

olvidarme de corregirlos.

Crecemos en la medida que amamos.

El placer está tan cerca del dolor que a veces no se

por cuál de los dos estoy llorando.

Hay momentos en que la paz que siento es tan infi-

nitamente placentera que hasta vivir me molesta.

Cuando mi corazón deje de latir yo seguiré viviendo

en el latido de otros corazones amados.

La aventura de vivir me llevó a tener éxitos y fraca-

sos. Yo estaba orgulloso de mis éxitos hasta que aprendí

que fueron los fracasos los que me dieron el coraje para

conseguirlos.

Hay un punto en que nacemos y otro en que mori-

mos. El vacío entre esos dos puntos es la gran oportunidad

que nos da la vida para que lo llenemos con actos que

nos eleven espiritualmente o nos hagan descender a un

nivel en el que nos atrape lo material, perdiendo de esta

forma la oportunidad de evolucionar.

Para mí la vida es un sueño del que en algún mo-

mento tendré que despertar y partir para seguir mi cami-

no. Pero por favor no hagan ruido porque quiero seguir

soñando.

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En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Amado Nervo

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Índice

Mis agradecimientos 7

Introducción 9

Porqué elijo soñar 11

Mi cáncer y yo 15

Deja que la vida fluya 21

Cinco años, una eternidad 23

Una reflexión con lógica 23

Mis últimos caramelos 25

Tuve un sueño 27

Una historia de amor 29

El amigo dormido 33

Cumpleaños 39

El hombre nuevo 41

Y algo más 45

Cómo dices que no te aman 47

Anécdotas cotidianas 50

Mis encuentros 50

con Teresa 50

Mi experiencia 58

en un 58

pelotero 58

Reflexiones 63

En paz 69

Page 72: Mi Vida Con El Cancer

Se terminó de

componer e imprimir en

agosto de 2015 en

Editorial Qellqasqa

San José de Guaymallén

Mendoza, República Argentina.

[email protected]

www.qellqasqa.com.ar