mexicana revoluciÓn de la diccionario

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DICCIONARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA JavierTorres Parés Gloria Villegas Moreno Coordinadores ^L UNAM UNIVERS I DAD NACIONALAUTÓNOMADE MÉXICO COMISIÓN UNIVERSITARIA PARA LOS FESTEJOS DEL BíCENTENARIO DE I.A INDEPENDENCIA Y DEL CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

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DICCIONARIO

DE LA

REVOLUCIÓN

MEXICANA

JavierTorres ParésGloria Villegas Moreno

Coordinadores

^LUNAM

UNIVERS I DAD NACIONALAUTÓNOMADE MÉXICOCOMISIÓN UNIVERSITARIA PARA LOS FESTEJOS DEL BíCENTENARIO

DE I.A INDEPENDENCIA Y DEL CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

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206 ACTOPJ S

Arizmendi tuvo de cursar la carrera de enfer-nreta en San Antonio, Texas, en la Escuela deEnfermería del prestigiado Hospital de San-ta Rosa, a cargo de la congregación católi-ca de las Hermanas de la Caridad del VerboEncarnado. Como estudiante interna de esehospital, Arizmendi residió en la mencionadaciudad texana entre 1909 y mayo de 191 1, fe-cha en que abandonó los estudios para regre-sar a México y convocar a la formación de laCruz Blanca Neutral.Arizmendi solía explicarsu intervención en el escenario político revo-lucionario a partir de la indignación moralque le causaba saber del abandono en que seencontraban las víctimas de los enfrentamien-tos armados en el norte del país, sin embargo,su participación se sustentaba asimismo en susi mpatía política hacia el movimiento demo-cratizador de Francisco 1. Madero. Arizmendiforjó una amistad con él y con su esposa, SaraPérez de Madero, a quienes conoció duranteel exilio de Madero en San Antonio,Texas.

La etapa estudiantil en San Antonio le dioa Elena Arizmendi un conocimiento de lasociedad estadounidense que facilitó su per-manencia en NuevaYork, donde radicó desde1916 hasta finales de la década de los trein-tas, cuando regresó a la ciudad de México apoco de que concluyera el gobierno de LázaroCárdenas. Desde entonces, Elena Arizmendiresidió en la capital del país hasta su falleci-miento en 1949.

Gabriela Cano

Orientación bibliográfica

BLANCO, José Joaquín, Se llamaba Vasconcelos.México, ccz,1977.

CANO, Gabriela, Se llamaba Elena Arizmendi.

México,Tusquets, 2010.VASCONcELOS, José, Memorias. Ulises criollo. La

tormenta, vol. 1. México, Fcc,1982.

CABiru LOBATO, Luis ---

Luis Cabrera fue el ideólogo del movimien-to constitucionalista, como también el críti-co por excelencia del proceso revolucionario.Nacido en Zacatlán, Puebla, el 17 de julio de1876, año en que Porfirio Díaz lanzó el Plande Tuxtepec, vivió sus primeros años pue-blerinos que lo pusieron en contacto con latierra y los campesinos, así como con el ná-huatl, que fue aprendiendo en el diario bregarmientras ayudaba a su padre panadero en elreparto cotidiano.

Asistió a una escuela rural modestísima y,más tarde, con apenas trece años, lo enviarona la ciudad de México para ingresar a la Es-cuela Nacional Preparatoria. Desde entonceshabría de recibir el aliento y el apoyo de sutío Daniel Cabrera, periodista de renombre

y editor de El Hijo del Ahuizote. Sin embargo,por causas económicas y una salud precaria,tuvo que interrumpir sus estudios. Entoncesse desempeñó como maestro en Tecomaluca,Tlaxcala, para finalmente, tras divagar entre laingeniería o la medicina, ingresar a la Escue-la Nacional de jurisprudencia.

El aspirante a abogado empezó a expresarinquietudes periodísticas y a desempeñarsecorno caricaturista, cronista taurino y de tea-tro, usando el seudónimo de ZIP en El No-ticioso. Así, Cabrera daría rienda suelta a supasión de escritor, manifestándola en artículoscon contenido político, traducciones, ensayosy poesías.

Casi al mismo tiempo en que se recibió deabogado, en 1901, y empezó a ejercer, se abo-

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CABRERA LOBATO, LUIS 207

có a una fecunda dialéctica periodística. Susprimeros artículos aparecieron en El PartidoDemocrático, El Diario del Hogar y El Dictamen.

El Cabrera que a los treinta años se convertiríaen el más sólido y consistente crítico de la yaindefendible dictadura de Porfirio Díaz mos-traba en sus textos la evidente influencia delliberalismo decimonónico.

Con la ingeniosa construcción de anagra-mas: Lic. Blas Urrea, escritor político y LucasRibera, poeta y traductor, Cabrera actuaría,participaría y estaría siempre presente en losprocesos mexicanos que le tocó vivir. Reco-nocia que su gran. pasión había sido la "polí-tica elucubrativa", que para 1908 parecía ha-ber tomado una fuerza incontrolable. Eran Iostiempos en que la dictadura dejaba escapar susÚltimos suspiros: la reelección de 1904 habíasido recibida con desgano, México se enfrentóa una crisis económica, se percibía el inicio deun abierto enfrentamiento, estallaron las huel-gas de Cananca y Río Blanco, todo lo cual,junto con la conformación del Partido LiberalMexicano, daba un tono franco a las críticascontra la vieja idea de paz a toda costa.

Junto con sus hermanos Federico en Chia-pas, Alfonso en Veracruz y Lucio en Puebla,participó en la lucha contra una nueva reelec-ción de Díaz. Simpatizó primero con BernardoReyes, pero como éste no se decidiera a darla batalla final por la presidencia, se integró alPartido Antirreeleccionista. No era maderista,pero reconocía en Madero virtudes de hones-tidad, más que de capacidad para comprenderlos graves problemas que aquejaban al país.Madero, por el contrario, reconocía en Cabre-ra su inteligencia y arrojo, aunque cuestionabasus ataques al grupo de los Científicos y al pro-pio joséYves Limantour.

Desde sus "cargos concretos" en contrade la corrupción del régimen y el anquilosa-miento del sistema, Cabrera se fue labrandouna imagen de periodista combativo e inci-sivo. Luego, con valor, sin dejarse llevar por

los optimismos mal sustentados, le advirtió aMadero, en una histórica carta abierta, sobrelos peligros de iniciar una revolución y no serradical. Fue él quien, habiendo pronosticadoel derrumbe del porLirismo, pidió pública-mente por vez primera la renuncia de Díaz,luego, previo al desastre del maderism,o, des-confió del gobierno interino de león de laBarra. Él, quien desmenuzó a profundidadrealidades históricas y circunstancias de lospartidos políticos en México. Él misrno quien,sin conocerlo, ya en 1911 sugirió la posibili--dad de postular a Venustiano Carranza comovicepresidente.

En junio de ese mismo año, publicó en ElTiempo "La Revolución es la Revolución",en respuesta a las críticas expresadas por JorgeVera Estañol, con respecto a la propaganda de-mocrática,la Revolución y la opinión pública,la Revolución sin programa de reconstruc-ción, argumentando que la nuestra no la teníacomo no la tuvieron las otras grandes revo-luciones; advirtió los vicios de la Revolucióny concluyó afirmando que las revolucionesson revoluciones, es decir, estados patológicosy críticos de las sociedades, y constituyen si-tuaciones anormales, que implican necesaria-mente desconocer a las autoridades y negar lasformas constitucionales antes de proceder a laetapa de la reconstrucción.

Sin abandonar su labor periodística, Ca-brera decidió dedicarse a la docencia a un al-to nivel académico, impartiendo la cátedra deDerecho civil. En 1912 lo nombraron directorde la Escuela de Jurisprudencia en la reciénintegrada Universidad Nacional. Fue enton-ces cuando se suscitó tina huelga estudiantilque habría de culminar con la creación de laEscuela Libre de Derecho.

La distancia que mantuvo durante el in-terinato de León de la Barra lo llevó a lanzar-se como candidato a diputado para la XXVILegislatura, hoy histórica en el proceso de laRevolución,y entonces tampoco se equivocó.

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Como miembro del Grupo Renovador, jun-to con Jesús Urueta., Luis Manuel Rojas, Ro-que González Garza y José Inés Novelo, entreotros, se enfrentó al llamado "Cuadrilátero"(Querido Moheno, Francisco M. de Olaguí-bel, Nemesio García Naranjo y José MaríaLozano). En el Congreso donde pronunciósu memorable discurso del 3 de diciembre de1912 en relación con la reconstitución de losejidos de los pueblos como medio de suprimirla esclavitud del jornalero mexicano, que ha-bría de ser poco tiempo después el sustento delas modificaciones en diciembre de 1914, enVeracruz, al Plan de Guadalupe y de la ley del6 de enero de 1915.

Al concluir que Madero no podría cum-plir el proceso revolucionario y darle con-tinuidad, en enero de 1913 salió de Méxicorumbo a Estados Unidos. Sería en NuevaYorkdonde se enterase de la noticia del asesinatodel presidente y de Pino Suárez. De inmedia-to buscó la forma de regresar al país y dio ini-cio a la más importante asociación política desu vida, al encontrarse, en diciembre de 1913,con Venustiano Carranza.

La relación entre ambos representó un hi-to en la historia de la Revolución. El abogado,el implacable periodista, y Carranza, el varónde Cuatro Ciénegas, con la bandera de la legi-timidad y la defensa de la Constitución, senta-rían las pautas de uno de los procesos consus-tanciales de la vivencia nacional. Ello explicaquizá su acre crítica al zapatismo y al villismo,confirmando así su absoluta lealtad al PrimerJefe del constitucionalismo. Cabrera habría deasistir con la representación carrancista a laConvención militar en la ciudad de México,donde el 2 de octubre de 1914 pronunciaríaun vehemente discurso defendiendo los valo-res del civilismo frente a quienes, con caráctermilitar, habían logrado las grandes moviliza-ciones populares de la lucha armada.

Cabrera fungiría en dos ocasiones comosecretario de Hacienda. A él se debe la poli-

tica económica y financiera del constitucio-nalismo, sintetizada en su ingeniosa aunquecomprometedora frase de que "el dinero hayque tomarlo de donde lo haya". Volvería aser legislador en la XXV[l Legislatura. Estuvota mbién en Estados Unidos para fomentar unai magen más justa de la Revolución ante losembates intervencionistas de nuestros vecinos.Acompañó a Carranza en su salida de la ciudadde México y fue testigo presencial del crimenque acabó con su vida, en abril de 1920. Desdeentonces se negó a participar en los gobiernosposrevolucionarios, sin dejar de ser un censorpermanente del acontecer nacional.

A partir de La herencia de Carranza, critica

el triunvirato De la Huerta-Obregón-Callesy los arreglos de los sonorenses; en 1931 pro-nuncia una conferencia significativa: "El ba-lance de la Revolución" y años más tarde, alexpedirse la Ley de Expropiaciones de 1936,escribe de "La Revolución de entonces y lade ahora", estableciendo una diferenciaciónentre los revolucionarios del pasado y los delcardenismo. Se opuso a la expropiación, e in-cluso aceptó ser abogado de algunas compa-ñías petroleras, lo que le valió una acre y gene-ralizada crítica. Le propusieron ser candidatoa la presidencia: en 1934, cuando Cárdenas loera por el PNx y luego en 1946, cuando el PAN

le ofreció la nominación, ambas las rechazó.Durante la Segunda Guerra Mundial, el

presidente Ávila Camacho lo llamó para di-rigir la Junta de Intervención de los Bienesdel Enemigo. A partir de entonces Cabrerase dedicaría al ejercicio del periodismo críti-co, atendiendo cuestiones internacionales. En1950 decidió retirarse de su despacho de abo-gado y poco más tarde el entonces presiden-te Adolfo Ruiz Cortines lo llamó para fungircomo consejero presidencial.

A todas luces Cabrera fue un hombre de sutiempo: liberalismo y reformismo son pautasde su conducta y de su discurso. A él corres-ponden las páginas más logradas de la crítica

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CAMPESINOS 209

al porfiriato, la disección del cadáver de la dic-tadura y los juicios más frescos sobre el ma-derismo. A él se debe también el análisis másacucioso de las condiciones del agro mexica-no. De escritor beligerante se tornó en críti-co que reconocía, sin embargo, la voluntad decambio.

Fue sin duda el intelectual orgánico delcarrancismo y su más vigoroso defensor. Fuetambién, en última instancia, el crítico incon-movible, generalmente certero, del proceso dereconstrucción. Se opuso a la política agrariade Cárdenas, argumentando los fracasos enYucatán yen La Laguna, Coahuila, cuyos cam-pesinos habían servido de "conejillos de In-dias"; Cabrera consideró que el ejido se habíaconvertido en un instrumento del Estado en

el sector rural. Tiempo e historia determina-ron su vida y su acción política.A los 78 años,el 12 de abril de 1954,faileció Luis Cabrera enla ciudad de México.

Eugenia Meyer

Orientación bibliográfica

MEYER, Eugenia, Luis Cabrera, teórico y crítico de

la Revoi ación. México, SEP Setentas,1972.MEYE u,E ugenia, comp. y est. introd. , Revolución

e historia en la obra de Luis Cabrera. México,FCE, 1994. (Vida y pensamiento de México)

MEYER, Eugenia, est. prel. y ed., Obra políticade Luis Cabrera. 4 vals. México, UNAM, Bi-blioteca Mexicana de Escritores Políticos,1992.

— CAMPESINOS ^-

La Revolución mexicana comenzó enarbo-

lando la bandera de la democracia política yterminó enarbolando la de la justicia social.Entre 1910 y 1917, las propuestas de reformalaboral y agraria se fueron abriendo caminoentre los intrincados procesos de la lucha ar-mada contra las dictaduras porfirista y huertis-ta y de la guerra de facciones.

En la primera década del siglo xx, algunos

intelectuales porfirianos habían analizado ensus escritos la problemática del campo, lle-gando a la conclusión de que la distribuciónde la tierra requería de una profunda revi-sión. El tema rural era un pendiente para to-dos aquellos que desde el seno del régimeno desde la oposición al mismo, como fue elcaso de los magonistas, veían como fuente deconflictos futuros la concentración de la ri-queza agropecuaria en pocas manos. Los cam-pesinos habían sufrido las consecuencias dela política liberal, a partir del momento enque tierras y hombres fueron sometidos a la

lógica de la ganancia capitalista, cuyo resulta-do fue que las haciendas crecieron en formadesmesurada a expensas de las pequeñas pro-piedades y de los pueblos posesionarios debienes comunales.

Fue una década llena de signos premoni-torios de violencia, que desembocó en la for-mulación de una propuesta revolucionaria. El5 de octubre de 1910, en el Plan de San Luis,después de denunciar el fraude electoral deJulio y de sustentar la ilegitimidad de las elec-ciones en que Porfirio Díaz se había reelegidopor séptima ocasión, Francisco I. Madero in-cluyó en su llamado a la insurrección populararmada, una cláusula sorprendente que hacíaalusión a un tema que la oligarquía había dadopor cancelado desde hacía décadas: "numero-sos pequeños propietarios en su mayoría indí-genas", despojados injustamente de sus tierras,y ofreció revisar todos los casos documentadosal respecto a fin de proceder a las restitucionescorrespondientes.