(memorias - la segunda guerra mundial 01 - winston churchill.pdf

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  • Datos del libro

    Ttulo Original: The Gathering StormTraductor: Juan G. de Luances1948, Churchill, Winston1949, Jos JansColeccin: Los libros de nuestro tiempo

  • CMO SE FRAGU LATORMENTA (I)

    WINSTON S. CHURCHILL

    LOS LIBROS DE NUESTRO TIEMPO

    1949

  • PROPIEDAD LITERARIA RESERVADA

    NICA EDICIN NTEGRA AUTORIZADAPARA ESPAA

    TRADUCCIN DEL INGLS POR

    JUAN G. DE LUACES

    *

    TTULO DE LA OBRA ORIGINAL

    THE GATHERING STORM

    *

  • PRIMERA EDICINFebrero 1949

    TIPOGRAFA MIGUZA - CIUDAD, 13BARCELONA

  • PREFACIO

    Considero estos volmenes como unacontinuacin de la historia de la primeraGuerra Mundial, historia que relat en LACRISIS MUNDIAL1, EL FRENTEORIENTAL y EL RETOAR. Si llego acompletar la presente obra, sta y lasanteriores constituirn una narracin de otraGuerra de Treinta Aos.

    Como en los anteriores volmenes, heseguido aqu, lo mejor que he podido, elmtodo de las Memorias de un Caballero, deDefoe, quien, segn es sabido, hace que elrelato y discusin de grandes acontecimientospolticos y militares pendan del hilo de lasexperiencias personales de un individuo. Acasosea yo el nico hombre que ha atravesado losdos supremos cataclismos de la historiaconocida, ocupando altos puestos del gabinete.Pero, mientras en la primera guerra mundial

  • slo desempe cargos subalternos, aunque degran responsabilidad, en la segunda pugna conAlemania he sido durante ms de cinco aosjefe del gobierno de S. M, Por lo tanto, escriboahora desde un diferente punto de vista y conms autoridad que la que pude tener en mislibros anteriores.

    Casi todas mis tareas oficiales serealizaron mediante dictados a mis secretarios.Durante el tiempo que ejerc la jefatura delgobierno, exped memorndums, directrices,telegramas personales y minutas quecomprenden cerca de un milln de palabras.Esos documentos, compuestos de un da a otrobajo la presin de los sucesos y con los datosdisponibles en cada momento, sin dudacontendrn muchos yerros. En conjunto, noobstante, darn una informacin comprensibleacerca de los tremendos sucesos ocurridos, ytales como los vea en cada instante aquel enquien recaa la principal responsabilidad en la

  • guerra y la poltica del Imperio y ComunidadBritnica de Naciones. Pongo en tela de juicioel que exista ni haya existido nunca unadocumentacin semejante acerca de ladireccin que se dio de da en da a la guerra yla administracin. No describir taldocumentacin como historia, porque el hacerla historia pertenece a otras generaciones. Perome atrevo a afirmar que lo que ofrezco ser unatil contribucin a quienes escriban la historiaen el porvenir.

    Estos treinta aos de accin y luchacomprenden y expresan un esfuerzo que abarcaprcticamente toda mi vida, de modo que meagradar ser juzgado por lo que en ellosejecut. Sigo apegado a mi regla de no criticarnunca medida alguna poltica o militar aposteriori, salvo si de antemano exprespblica o formalmente mi opinin o diadvertencias al propsito. Ms corriente es enm que, despus de sucedidas las cosas, tienda a

  • suavizar algunas de las severidades de lascontroversias sostenidas en el momento deproducirse los hechos. Duleme mencionarmis discrepancias con muchos hombres aquienes he querido y admirado, pero seraerrneo no mostrar al futuro las lecciones delayer. Antes de juzgar a los hombres honrados yde buena intencin cuya actividad relato enestas pginas, cada uno debe sondear su propionimo, examinar cmo cumpli por su partesus deberes pblicos y aplicar las lecciones delpasado a su conducta venidera.

    No espero que todos concuerden con loque voy a decir, ni pienso escribir slo lascosas que en general agradaran. Prestotestimonio de acuerdo con mi criterio, y conlos datos que tengo me he tomado todos lostrabajos posibles para comprobar los hechos;pero constantemente se reciben nuevas lucesprocedentes del examen de documentoscapturados o se obtienen otras revelaciones

  • que pueden dar un nuevo aspecto a lasconclusiones que formulo. Por ello es muyimportante, en estos casos, apoyarse endocumentos autnticos y contemporneos, y enlas opiniones expresadas cuando todo era anmuy obscuro.

    Me dijo un da el Presidente Rooseveltque estaba pidiendo pblicamente sugestionesrespecto a cmo deba denominarse la guerra.Yo repuse sin vacilar: La Guerra Innecesaria.Jams ha habido guerra ms fcil de impedirque sta que ha hecho naufragar lo que delmundo quedaba a flote despus del conflictoanterior. Y tal tragedia humana llega a sucspide si consideramos que, tras losesfuerzos y sacrificios de cientos de millonesde personas, y tras la victoria de la causa justa,aun no hemos hallado paz ni seguridad yestamos abocados a peligros todava mayoresque los vencidos. Vivamente deseo que elmeditar en el pasado sirva de gua en los das

  • futuros, permitiendo a una nueva generacinreparar algunos de los errores de anterioresaos y preparar, de acuerdo con lasnecesidades y la gloria del hombre, eltremendo e impenetrable escenario delporvenir.

    WINSTON S. CHURCHILL.

    Chartwell, Westerham, Kent.

    Marzo de 1948.

    He sido grandemente ayudado en laestructuracin de este relato: en su aspectomilitar, por el teniente sir Henry Pownall; ensus facetas navales, por el comodoro G. R. G.Allen; en las cuestiones europeas y generales,

  • por el coronel F. W. Deakin, de WadhamCollege, Oxford. El coronel Deakin me habaauxiliado ya en mi obra MARLBOROUGH,SU VIDA Y SU TIEMPO, Sir Edward Marshme ha prestado eficaz apoyo en materias dediccin. Y debo adems dar las gracias a lasmuchas otras personas que han tenido la bondadde leer estas pginas y comentarlas.

    Lord Ismay ha contribuido tambin conpreciosas ayudas que, como mis dems amigos,piensa seguir prestndome en lo sucesivo.

    Quedo reconocido al gobierno de S. M.por autorizarme a reproducir el texto de ciertosdocumentos oficiales cuyos derechos depublicacin corresponden a la Corona ydependen del interventor del Servicio deLibrera de S. M.

    MORALEJA DE ESTA OBRA

  • En la Derrota, AltivezEn la Guerra, Resolucin

    En la Victoria, MagnanimidadEn la Paz, Buena Voluntad

    TEMA DE ESTE VOLUMEN

    1919 ?1939

    De cmo los pueblos de lengua inglesa,en virtud de su imprudencia,su negligencia y su bondad,permitieron a los malvados

    rearmarse.

  • LIBRO PRIMERO

    DE GUERRA A GUERRA

  • CAPTULO PRIMERO

    LAS INSENSATECES DE LOSVENCEDORES

    La guerra que deba acabar con las guerras. Francia, exange. La frontera del Rin. Las clusulas econmicas del Tratado deVersalles. Ignorancia en torno a lasreparaciones. Destruccin del ImperioAustro-hngaro en los tratados de SanGermn y el Triann. La repblica deWeimar. Los Estados Unidos repudian lagaranta anglo-americana a Francia. Lacada de Clemenceau. Poincar invade elRuhr. El derrumbamiento del marco. Aislamiento americano Fin de la alianzaanglo-nipona. Desarme naval anglo-americano. El fascismo, secuela del

  • comunismo. De lo fcil que era impedir unsegundo Armageddon. La nica garantaslida de la paz. Los vencedores olvidan. Los vencidos recuerdan. Estrago moralde la segunda guerra mundial. De cmo lacausa de todo fue el no mantener a Alemaniadesarmada.

  • Al concluir la guerra mundial comenzadaen 1914, reinaba una profunda conviccin y unacasi universal esperanza de que la paz iba areinar en el mundo. Este intenso deseo detodos los pueblos hubiera podido fcilmenteconvertirse en realidad slo con perseverarinexorablemente en la conviccin de lo que erajusto y tambin mediante el uso de unrazonable sentido comn y una elementalprudencia. La frase la guerra que ha determinar con las guerras estaba en labios detodos y se haban tomado medidas paraconvertirla en un hecho. El Presidente Wilson,en nombre, segn se pensaba, de los EstadosUnidos, haba logrado que el concepto de unaSociedad de Naciones se impusiese a todos losnimos. La delegacin britnica en Versallesmodel las ideas wilsonianas en un instrumentoque tenda a constituir un jaln en la duramarcha del gnero humano hacia adelante. Losaliados victoriosos eran entonces

  • omnipotentes en cuanto a sus enemigosexternos concerna. Tenan que afrontar gravesdificultades interiores y algunos problemas queno saban cmo resolver, pero las potenciasteutnicas de la Europa Central, es decir, lasculpables de la contienda, estaban humilladas, yRusia, ya maltrecha por los golpes germnicos,se hallaba desgarrada por la guerra civil y apunto de caer en las garras del PartidoBolchevique, o Comunista.

    * * * * *

    En el verano de 1919, los ejrcitosaliados acampaban a lo largo del Rin y suscabezas de puente penetraban mucho en lavencida, desarmada y hambrienta Alemania. Losjefes de las naciones victoriosas discutan elporvenir en Pars. Tenan ante ellos el mapa deEuropa, que podan rehacer a su gusto. Despus

  • de cincuenta y dos meses de sufrimientos yalbures, la coalicin teutnica estaba a mercedde los aliados, y ninguno de los cuatro pasesbatidos poda ofrecer la menor resistencia a lavoluntad de sus derrotadores. Alemania, miradapor todos como causante principal de lacatstrofe que haba descendido sobre elmundo, estaba a discrecin de sus vencedores,que se resentan aun de los tormentos sufridos.La guerra la haban hecho no slo losgobiernos, sino los pueblos. Toda la energavital de las grandes naciones haba sidoconsagrada a la matanza y la ruina. Losdirigentes de la lucha, reunidos en Pars, habansostenido el empuje de las ms furiosas mareasque nunca se registraran en la historia humana.Haban pasado los das de los tratados deUtrecht y de Viena, pocas en quearistocrticos estadistas y diplomticos, tantovencedores como vencidos, celebrabancorteses deliberaciones y, libres de los

  • tumultos y vociferaciones de la democracia,reconstruan sistemas en cuyos fundamentostodos concordaban. Mas ahora los pueblos,arrebatados por sus sufrimientos e impelidospor las enseanzas de masa que recibieran,exigan, en coros de millones de voces, que seimpusiese implacable castigo. Los dirigentes,encaramados en sus ofuscantes pinculos detriunfo, estaban amenazados de pasarlo asazmal si cedan en la mesa de la conferencia depaz lo que ganaran los soldados en los campos,empapados de sangre, de cien batallas.

    Francia, en virtud de sus esfuerzos y susprdidas, llevaba y con justicia la vozcantante. Cerca de un milln y medio defranceses haban perecido defendiendo el suelofrancs contra el invasor. Cinco veces en cienaos es decir, en 1814, 1815, 1870, 1914 y1918 haban los campanarios de NuestraSeora visto los fogonazos de los caonesprusianos y odo el estruendo de sus

  • detonaciones. Ahora, durante cuatro horriblesaos, trece departamentos de Francia habangemido bajo el yugo rgido de las autoridadesmilitares prusianas. Amplias regiones habansido sistemticamente devastadas por elenemigo o pulverizadas en los encuentros delos ejrcitos. De Verdn a Toln apenas habacasa ni familia que no vistiera luto por unmuerto o no albergara en su seno a un mutilado.Los franceses y haba muchos de ellos enlos altos cargos que haban sufrido ypeleado en 1870, crean casi un milagro queFrancia hubiese salido victoriosa de lacontienda, infinitamente ms dura, que acababade concluir. Durante toda su vida haban sentidotemor al Imperio Alemn. Recordaban la guerrapreventiva que Bismarck quiso declarar en1875; evocaban las brutales amenazas quecostaran su puesto a Delcass en 1905; sehaban estremecido durante la amenazamarroqu de 1906, durante la disputa sobre

  • Bosnia en 1908 y durante la crisis de Agadir en1911. Los discursos marciales yrelampagueantes del Kaiser podan serridiculizados en Inglaterra y Amrica, perosonaban con lgubre realismo en los corazonesde los franceses, que llevaban cerca de mediosiglo intimidados por la amenaza de losejrcitos alemanes. Y ahora, al precio deinfinita sangre, la opresin se desvaneca. Iba ahaber, al fin, paz y seguridad. El pueblo francsclamaba con ira: Nunca ms!

    Pero el porvenir estaba preado de nubesde tormenta. La poblacin de Francia ascendaslo a dos terceras partes de la de Alemania. Lapoblacin francesa, adems, se hallabaestacionaria, mientras la alemana creca. Alcabo de diez aos, o menos, el contingente dejvenes alemanes en edad militar deba doblarel de Francia. Alemania, casi sola, habapeleado casi con el mundo en masa y le habafaltado poco para vencer.

  • Los bien enterados saban que, en variasocasiones, el desenlace de la guerra haba sidoproblemtico, no habindose vuelto las tornascontra Alemania sino en virtud de albures yaccidentes. En el futuro, qu posibilidad habade que los aliados reapareciesen, en cifras demillones, en los campos de batalla de Francia odel Este? Rusia estaba arruinada y convulsa, sinvestigio alguno de semejanza con el pasado.Italia poda pasarse al enemigo. Mares yocanos separaban de Europa a Inglaterra y alos Estados Unidos. El Imperio Britnicopermaneca unido, eso s, pero en virtud devnculos incomprensibles para los no ingleses.Qu combinacin de sucesos volveran allevar a Francia y a Flandes a los formidablescanadienses de la escarpadura de Vimy, a losgloriosos australianos de Villers-Brettonneux,a los intrpidos neozelandeses de losbombardeados campos de Passchendaele, alrecio cuerpo hind que en el cruel invierno de

  • 1914 defendiera la lnea en Armentires, y alos sudafricanos? Cundo la pacfica,indolente y antimilitarista Gran Bretaavolvera a poner en las llanuras de Artois yPicarda ejrcitos de dos o tres millones dehombres? Cundo cruzaran el mar dosmillones de los mejores mozos americanos,camino de Champaa y de las Argonas?Desgastados, ms que diezmados, pero dueosindiscutibles de la situacin por el momento,los franceses, en pleno xito, miraban elporvenir con ntimo temor. Dnde hallaran laseguridad sin la que todo lo ganado careca devalor, al punto de hacer parecer insoportable lavida, incluso en medio de los regocijos de lavictoria? La necesidad suprema era una:seguridad a toda costa y por todos los mtodos,por duros que fueran.

    * * * * *

  • El da del armisticio, las tropas alemanasse replegaron a su pas en buen orden. Elmariscal Foch, generalsimo de los aliados,ornado de recientes laureles, dijo, consoldadesco estilo: Los enemigos hancombatido bien; dejmosles retirarse con susarmas. Pero exigi que la frontera francesafuese llevada al Rin. Caba desarmar aAlemania, despedazar su sistema militar,desmantelar sus fortalezas, empobrecerla,abrumarla bajo desmedidas indemnizaciones,mas ello, e incluso las luchas intestinas quepodan desgarrarla, caba que pasase en diez oveinte aos. El indestructible podero de todaslas tribus alemanas poda renacer una vez msy los inextinguibles fuegos de la belicosaPrusia arder de nuevo. Pero el ancho, hondo yrpido Rin, fortificado y defendido por el

  • ejrcito francs, sera barrera y escudo tras elque Francia lograra respirar con sosiegodurante varias generaciones. Muy diferenteseran las opiniones del mundo de habla inglesa,sin cuya ayuda Francia hubiera sucumbido. Losacuerdos territoriales de Versalles dejaron aAlemania prcticamente intacta. Segua siendoaun el bloque racialmente homogneo mayorde Europa. Cuando Foch oy que se habafirmado el tratado de Versalles, dijo consingular justeza: Eso no es una paz; es unarmisticio de veinte aos.

    * * * * *

    Las clusulas econmicas del tratado eranmalignas y absurdas hasta un punto que lasconverta en intiles. Alemania quedabacondenada a pagar reparaciones en una escalafabulosa. Esto expresaba el enojo de losvencedores, y el fracaso de sus pueblos en

  • comprender que ninguna nacin o comunidadderrotada poda jams pagar los costos de laguerra moderna.

    Las multitudes se hallaban sumidas en unaentera ignorancia de los ms sencillos hechoseconmicos, y sus dirigentes, ansiosos de susvotos, no osaban desengaar a la gente. Losperidicos, como tienen por uso, reflejaban ysubrayaban las opiniones predominantes. Pocasfueron las voces que se alzaron para explicarque el pago de reparaciones slo puedeefectuarse mediante servicios o a travs deltransporte fsico de bienes en vagones quecrucen las fronteras terrestres o en barcos quearriben a los puertos del indemnizado. Pocosdijeron tambin que la llegada de ese gnero dereparaciones desarticula la industria local,salvo en sociedades muy primitivas o muyrigurosamente controladas. En la prctica,segn ahora han aprendido los rusos, la nicamanera de expoliar a una nacin derrotada

  • consiste en llevarse cargamentos de sus bienesmuebles y utilizar como trabajadoresesclavizados a parte de la mano de obra delvencido. Pero el provecho que cabe ganar contales procedimientos no guarda relacin algunacon el coste de la guerra. En 1919, nadie quegozase de alta autoridad tuvo la inteligencia, elascendiente o el desprendimiento de la pblicalocura que hubiese sido menester para declararesos hechos, brutales y fundamentales, a loselectores. Ni ninguno de stos hubiera credo aquien le anunciara tales realidades. Los aliadostriunfantes seguan hablando de exprimir aAlemania como un limn. Todo esto influymucho en la prosperidad del mundo y la actitudde la raza alemana.

    Claro que, de hecho, nunca las clusulasde reparaciones se aplicaron. Lejos de ello,mientras los vencedores se apropiaron unosmil millones de libras en valores alemanes,pocos aos despus los Estados Unidos

  • prestaron ms de mil quinientos millones delibras a Alemania, permitiendo a los germanosreparar las ruinas causadas por la guerra. Comotodo este proceso en apariencia magnnimo fue acompaado de grandes clamores,fabricados en serie, por as decirlo, de losrencorosos pobladores de las nacionesvictoriosas, a quienes sus dirigentes seobstinaban en asegurar que Alemania pagarahasta el ltimo cntimo, la munificenciaaliada no despert, ni caba que despertase,sentimiento alguno de gratitud o buenavoluntad.

    Alemania slo pudo pagar lasindemnizaciones ms tarde satisfechas, graciasa que los Estados Unidos hacan a Europa, y enespecial a los alemanes, prstamos profusos.De 1926 a 1929 los Estados Unidos estuvieronrecibiendo, en forma de plazos a cuenta dereparaciones, cosa de una quinta parte deldinero que prestaban a Alemania sin

  • probabilidad alguna de recuperarlo. Pero todosse mostraban complacidos y daban indicios decreer que el sistema poda durar siempre.

    La historia calificar esas operaciones dedemenciales. Ellas engendraron la maldicindel belicismo alemn y el desastre econmicode que hablaremos luego. Alemania recibaprstamos de todas partes, devorando conavidez cuantos crditos se le ofrecanprdigamente. Un equivocado sentimiento deque era noble prestar a los vencidos, secombin a los altos intereses de los prstamos,haciendo que muchos ingleses participasen entales crditos, aunque en escala asaz menor quelos Estados Unidos. De esta suerte recogiAlemania un par de miles de millones de libras,como contrapartida de los mil que habaentregado en valores o moneda extranjera, obien tomndolos de los enormes prstamosamericanos, mediante hbilesprestidigitaciones. Todo esto es una lamentable

  • narracin de complicada idiotez, en la que semalgastaron muchos trabajos y capacidades.

    * * * * *

    La segunda tragedia fundamental fue ladisolucin del Imperio Austro-hngaro, envirtud de los tratados de San Germn y elTriann. Durante varios siglos aquellasupervivencia del Sacro Romano Imperio haballevado una existencia comn que daba ventajascomerciales y de seguridad a un vasto nmerode pueblos carentes modernamente de laenerga y la vitalidad necesarias para resistir lapresin de Rusia o de una Alemaniareconstruida. Todas estas razas, empero,deseaban librarse de cualquier estructurafederal o imperial, y el satisfacer sus deseos seconsider propio de una poltica liberal. As, labalcanizacin de la Europa del sureste avanz abuen paso, con el consiguiente

  • engrandecimiento relativo de Prusia y el Reichalemn, que, aunque fatigado y maltrecho,segua intacto, y localmente tena unasuperioridad abrumadora respecto a lospueblos vecinos. Ni una sola de las provinciasque constituan el Imperio de los Habsburgo hadejado de sufrir, como secuela de la obtencinde su independencia, las torturas que losantiguos poetas y telogos reservaban a loscondenados. La noble Viena, hogar de unatradicin y una cultura durante largo tiempodefendidas con eficacia, centro de tantosferrocarriles, ros y carreteras, qued aislada yhambrienta, como una especie de emporio enun gran distrito cuyos habitantes hubieranemigrado.

    Los vencedores impusieron a losalemanes los tan alabados ideales de lasnaciones liberales de Occidente. Se les libr dela carga del servicio obligatorio y de lanecesidad de mantener gravosos armamentos.

  • Se les hizo admitir los grandes prstamosamericanos, aunque Alemania no tena crditoalguno. Una constitucin democrtica, contodos los adelantos modernos, se establecien Weimar. Los emperadores haban sidoexpulsados, y a los puestos supremosascendieron nulidades. Bajo tan tenueestructura hervan las pasiones de la nacinalemana, derrotada, s, pero aun poderosa y, enesencia, inclume. El prejuicio americanocontra la monarqua prejuicio que LloydGeorge no trat de rebatir persuadi a losalemanes de que obtendran mejor trato delvencedor si optaban por la repblica. Unapoltica discreta hubiese fortalecido laconstitucin de Weimar substituyndola poruna monarqua cuyo soberano hubiera podidoser un nieto del Kaiser, es decir, un niotutelado por un Consejo de Regencia. En vez deeso se abri un enorme vaco en la vidanacional del pueblo alemn. Los fuertes

  • elementos militares y feudales que se hubiesenagrupado en torno a una monarquaconstitucional y respetado y ayudado, en honora ella, los nuevos sistemas democrticos yparlamentarios, estaban a la sazndesarticulados. La repblica de Weimar, contodos sus beneficios liberales, fue consideradacomo una imposicin del enemigo. No poda,pues, contar con la lealtad del pueblo alemn.Este, en su desesperacin, se volvi al ancianomariscal Hindenburg. A partir de entoncespoderosas fuerzas se pusieron en movimiento,ensanchse el vaco que dijimos, y, tras unintervalo, surgi en ese vaco un manaco feroz,depsito y expresin de los ms virulentosodios que han corrodo nunca el pechohumano: el cabo Hitler.

    * * * * *

    La guerra haba desangrado terriblemente

  • a Francia. La generacin que desde 1870soara con una guerra de desquite, habatriunfado, pero a costa de una mortfera prdidade vigor nacional. Una Francia extenuadaacogi el amanecer de la victoria. Al dasiguiente del deslumbrante xito, ya el temor aAlemania inquietaba el nimo de los franceses.Fue ese temor el que hizo a Foch pedir lafrontera del Rin como salvaguardia para Franciacontra su poderosa vecina. Pero los estadistasingleses y americanos entendan que el paso dedistritos poblados por alemanes a territoriofrancs, era cosa contraria a los 14 puntos, ascomo a los principios de nacionalismo yautodeterminacin en que iba a basarse eltratado de paz. Por lo tanto, defraudaron lasesperanzas de Foch y de Francia. Se ganaron aClemenceau prometindole:

    a) una garanta conjunta de ingleses yamericanos a Francia; b) una zonadesmilitarizada, y c) un total y duradero

  • desarme de Alemania. Clemenceau acept apesar de su instinto propio y de las protestas deFoch. Wilson, Lloyd George y Clemenceaufirmaron el tratado de garanta. El Senadoestadounidense se neg a ratificarlo,desautorizando as la firma de Wilson. Ynosotros, que tanto habamos cedido a losdeseos y opiniones del Presidente, fuimosinformados, sin grandes ceremonias, de quedesconocamos la Constitucin americana.

    El temor, la indignacin y la decepcindel pueblo francs hicieron que la brusca ydominadora figura de Clemenceau fuese, en elacto, eliminada de escena, a pesar de su famamundial y de sus especiales contactos conAmrica e Inglaterra. La ingratitud hacia susgrandes hombres dice Plutarco escaracterstica de los pueblos fuertes. PeroFrancia cometi una imprudencia al obrar ascuando tan debilitada se hallaba. Y no fue,ciertamente, gran compensacin a tal error el

  • renovar las intrigas de grupo y los incesantescambios de gobiernos y ministros quecaracterizaron la Tercera Repblica, aunque nonegamos que tales modificaciones pudieron serprovechosas a los afectados por ellas.

    Poincar, el ms recio de los polticosque sucedieron a Clemenceau, intent crearuna Renania independiente bajo la proteccin yvigilancia de Francia. El propsito careca detoda probabilidad de xito. Adems, Poincarno vacil en coaccionar a Alemania para quepagase las reparaciones de guerra, y a este fininvadi el Ruhr. Si bien ello oblig a Alemaniaa cumplir los tratados, el acto fue severamentecondenado por la opinin americana y lainglesa. Como resultado de la generaldesorganizacin econmica y poltica deAlemania desorganizacin agravada por lospagos de reparaciones durante 1919 a 1923,la cotizacin del marco se derrumbrpidamente. En Alemania, la ocupacin

  • francesa del Ruhr produjo una ira que semanifest en una vasta y continua emisin depapel moneda, con el deliberado fin de destruirlas bases del signo monetario nacional. En lasetapas finales de la ampliacin, el marcoguardaba la proporcin de cuarenta y tresmillones de millones respecto a la libraesterlina. Las consecuencias econmicas ysociales de esta inflacin fueron gravsimas yde amplio alcance. Los ahorros de las clasesmedias desaparecieron, lo que ofreci despusgrandes posibilidades de recluta a las banderasdel nacional-socialismo. Toda la estructura dela industria alemana qued trastornada por eldesarrollo de trusts o cartels nacidos de lanoche a la maana. El capital operante del passe disip. La deuda nacional interior y la deudaindustrial en forma de hipotecas o de cargasfijas sobre el capital, quedaron,simultneamente, liquidadas o repudiadas,desde luego. Mas eso no compensaba la

  • eliminacin del capital operante. Todo ellocondujo en derechura a una situacin en queuna nacin arruinada haba de vivir comosucedi en los aos siguientes a base deprstamos extranjeros en enorme escala. Lossufrimientos y las amarguras de Alemaniaseguan un mismo ritmo... como sucede hoy.

    El sentimiento ingls contra Alemania, tanintenso al principio, pronto cambi dedireccin. Sobrevino una querella entre LloydGeorge y Poincar. Las speras personalidadesde estos hombres estorbaban a sus previsoras yfirmes polticas. Las dos naciones se apartaronen pensamiento y en accin, y en Inglaterraempez a manifestarse una simpata querayaba a veces en admiracin por Alemania.

    * * * * *

    La Sociedad de Naciones recibi, apenascreada, un golpe mortal. Los Estados Unidos

  • abandonaron la organizacin que el PresidenteWilson fundara. El Presidente, que sepreparaba a batallar por sus ideales, sufri unataque de parlisis cuando emprenda sucampaa, y durante cerca de dos largos yesenciales aos fue, aunque vivo an, undespojo intil. En 1920, su poltica y su partidoquedaron eliminados por la victoria de losrepublicanos. Al da siguiente del xitorepublicanista, albore en Norteamrica unafuerte tendencia al aislacionismo. Europa debacocerse en su jugo y pagar lo que deba. A lavez se elevaron barreras arancelarias paraimpedir la entrada de mercancas, nico mediode que Europa saldase sus dbitos. En laConferencia de Washington (1921) los EstadosUnidos propusieron vastos planes de desarmenaval, y los gobiernos ingls y americano seaplicaron con fruicin a la tarea de desmantelarsus acorazados y desmontar sus instalacionesmilitares. Con una lgica desconcertante, se

  • arga que era inmoral desarmar a los vencidossi los vencedores no renunciaban tambin a suspertrechos. Y el dedo de la reprobacin anglo-americana apuntaba a Francia que, privada de lafrontera del Rin y de la garanta prometida, sepermita mantener, si bien en reducida escala,un ejrcito nutrido por el servicio obligatorio.

    Los Estados Unidos hicieron saber aInglaterra que la alianza britnica con el Japn a la que los nipones se mostrabanescrupulosamente fieles constituira unobstculo en las relaciones anglo-americanas.En consecuencia, se liquid dicha alianza. Laanulacin caus en el Japn un efectoprofundo, porque se juzg equivalente a undesaire del mundo occidental a una potenciaasitica. As se desenvolvieron muchosvnculos que pudieran despus haberseacreditado de utilsimos en el mantenimientode la paz. Cierto que los nipones podanconsolarse con el hecho de que el hundimiento

  • de Alemania y Rusia elevaba al Japn a tercerapotencia naval del mundo. El acuerdo naval deWashington prescriba que el Japn slo podratener tres acorazados por cada cinco queposeyesen respectivamente Inglaterra y losEstados Unidos. De todos modos, esa cifrarebasaba con mucho la capacidad constructiva yfinanciera de los nipones durante muchos aosY el Japn fijse con ojos atentos en las dosprimeras potencias martimas, a la saznafanadas en disminuir sus fuerzas navales,reducindolas a menos de lo que sus recursosles permitan y sus compromisos lesdeterminaban. As se crearon prontamente enEuropa y en Asia, gracias a los aliadosvictoriosos, unas condiciones que, en nombrede la paz, abran el camino a la guerra.

    Mientras estos funestos acontecimientosse producan, y mientras se multiplicaba unaincesante verborrea de bien intencionadasvulgaridades en entrambos lados del Atlntico,

  • surga en Europa un peligro harto ms graveque el imperialismo de un Kaiser o un Zar. Laguerra civil rusa haba concluido con el triunfoabsoluto de los bolcheviques. Los ejrcitossoviticos que pretendan avasallar Poloniafueron rechazados en la batalla de Varsovia,pero Alemania e Italia estuvieron a pique desucumbir a los designios y las propagandascomunistas. Hungra cay durante algn tiempobajo la dictadura roja de Bela Kun. El mariscalFoch indic, certeramente, que elbolchevismo no haba cruzado las fronteras dela victoria, mas es lo cierto que los cimientosde la civilizacin europea oscilaron en los aossubsiguientes al fin de la guerra. El cabo Hitler,en Munich, renda tiles servicios a las clasespretorianas alemanas, despertando en soldadosy trabajadores un fiero odio hacia judos ycomunistas, a quienes atribua la derrota deAlemania. Entre tanto, Benito Mussolini daba aItalia un nuevo instrumento de gobierno que, so

  • capa de salvar del comunismo al puebloitaliano, le elevaba a l personalmente a ladictadura. As como el fascismo diman delcomunismo, el nazismo diman del fascismo.De tal suerte se organizaron aquellos dosmovimientos gemelos llamados a sumir almundo en una lucha aun ms espantosa, que nopodemos decir que haya concluido porquefascismo y nazismo estn extirpados.

    * * * * *

    Quedaba en pie, con todo, una slidagaranta de paz. Alemania estaba desarmada. Suartillera y dems pertrechos blicos habansido destruidos. Su flota fue hundida por suspropios tripulantes en Scapa Flow. Sunumeroso ejrcito haba sido licenciado. Eltratado de Versalles no consenta a Alemaniaotras fuerzas militares que un ejrcito de cienmil hombres como mximo, de tipo

  • profesional, con largos perodos de servicio eincapaz bsicamente de acumular reservas.Dejaron de ser instruidos militarmente losreemplazos de reclutas, y los cuadros de mandoquedaron disueltos. Se hicieron grandesesfuerzos para reducir a la impotencia alcuerpo de oficiales. No se consinti aAlemania tener aviacin alguna. La escuadra seredujo a un puado de buques de menos de diezmil toneladas. La Rusia sovitica fue aislada dela Europa occidental mediante un cordn deestados violentamente anticomunistas,desgajados en parte del territorio ruso y de lanueva y terrible forma que asuma el eximperio de los Zares. Polonia yChecoeslovaquia se mantenan orgullosamenteerectas en la Europa central. Hungra, tras laexperiencia de Bela Kun, haba recobrado lanormalidad. El ejrcito francs reposaba sobresus laureles, y era, sin disputa, la mayor fuerzamilitar de Europa. Durante varios aos se crey

  • que la aviacin francesa era tambin de altacalidad.

    As, hasta 1934, el podero de losvencedores se mostraba incontrastable enEuropa y en el mundo. En aquellos diecisisaos, los ex aliados, y hasta slo Inglaterra yFrancia, con sus asociados de Europa, hubieranpodido en cualquier momento, en nombre de laS. de N. y bajo su amparo moral einternacional, haber anulado, si se lopropusiesen, la fuerza blica alemana. En lugarde eso, hasta 1931, los vencedores, y enparticular los Estados Unidos, concentraronsus esfuerzos en exigir, mediante vejatorioscontroles extranjeros, el cobro de lasreparaciones alemanas. El hecho de que esospagos se hicieran tomndolos de prstamosamericanos mucho mayores, reduca todo elsistema al absurdo. No se sac en limpio nada,excepto mala voluntad. No obstante, el imponerestrictamente hasta 1934 el cumplimiento de

  • las clusulas de desarme del tratado deVersalles, haba conservado por tiempoindefinido, sin violencias ni efusin de sangre,la paz y seguridad del gnero humano. Mas enpunto a rearme no se dio importancia a laspequeas infracciones alemanas, y se procurevitar el discutir las grandes. De tal guisa fueinvalidada la ltima garanta de una larga paz.Los crmenes de los vencidos estn explicados,aunque no justificados, por las necedades delos vencedores. Sin tales necedades, nunca loscriminales se hubieran visto tentados adelinquir, ni podido poner en prctica sustentaciones.

    * * * * *

    En estas pginas trato de describir losincidentes e impresiones que forman, a mijuicio, la historia de cmo se aproxim lahumanidad a la ms terrible tragedia de toda su

  • tumultuosa existencia. Tragedia que no sloconsiste en la destruccin de vidas ypropiedades que es inseparable de la guerra.Hubo horrendas matanzas de soldados en laprimera guerra mundial, y gran parte del tesoroacumulado de las naciones se consumi. Pero,fuera de los excesos de la revolucin rusa, laarmazn esencial de la civilizacin europeapermaneci en pie. Conclusa la contienda yextinguido el fragor y el humo de los caones,las naciones, a pesar de sus enemistades, semiraban unas a otras como entidades raciales ehistricas. En conjunto, las leyes de la guerrase haban respetado. Los militares que habanhecho la guerra podan siempre entenderse enel campo profesional. Vencidos y vencedoresconservaban la apariencia propia de los estadoscivilizados. Se firm una paz solemne que,fuera de la inaplicabilidad de sus clusulaseconmicas, se ajustaba a los principios que enel siglo XIX haban ido regulando, cada vez con

  • ms intensidad, las relaciones entre lospueblos cultos. El reino de la ley fueproclamado y se forj un instrumento mundialllamado a defender a todos, y en particular aEuropa, contra una nueva convulsin.

    Pero en la segunda guerra mundial todovnculo de hombre a hombre iba a perecer.Bajo el dominio hitlerista consentido por losalemanes, stos haban de cometer crmenesque, por su extensin y su perversidad, notienen igual entre cuantos han entenebrecido lahumana historia. La matanza global, medianteprocedimientos sistemticos, de seis o sietemillones de hombres, mujeres y nios en loscampos alemanes de ejecucin, excede por suhorror las feroces carniceras de Gengis Khan,reducindolas a proporciones pigmeicas. TantoAlemania como Rusia planearon y realizaron undeliberado exterminio de poblaciones enterasen la Europa oriental. El terrible mtodo debombardear areamente ciudades abiertas fue

  • iniciado por los alemanes y correspondido, enproporciones veinte veces mayores, por elsiempre ascendente poder de los aliados, hastaque encontr su culminacin en las bombasatmicas que arrasaron Hiroshima y Nagasaki.

    Salimos al fin de una escena de ruinamaterial y estrago moral tal como nuncaconcibieron las imaginaciones de siglospasados. Y he aqu que, tras todo lo sufrido ytodo lo obtenido, nos hallamos ante peligros yproblemas mucho ms formidables queaquellos a travs de los que con tantasdificultades pudimos pasar.

    Me propongo en mi calidad de hombreque vivi y actu en esos das demostrar lofcilmente que la segunda guerra mundial pudoser evitada; probar cmo la malicia de losperversos fue reforzada por la debilidad de losvirtuosos; hacer patente que la estructura yusanzas de los Estados democrticos, si noestn integrados en ms vastos organismos,

  • carecen de los elementos de persistencia yconviccin sin los que las masas humildes nocreen gozar de seguridad; y sealar el hechoobvio de que, incluso en lo que a nuestraconservacin concierne, nunca se practica unamisma poltica durante diez o quince aosseguidos. Aqu veremos cmo los consejos deprudencia y moderacin pueden convertirse enagentes primordiales de mortal peligro, y cmolos procedimientos intermedios inspirados porel deseo de vivir con tranquilidad pueden llevarde cabeza al desastre. Veremos tambin cunabsoluta es la necesidad de una amplia accininternacional seguida a la vez por muchosEstados durante aos y aos, aparte de lasfluctuaciones de las polticas nacionales.

    Hubiera sido cosa de poltica elementalmantener inerme a Alemania y adecuadamentearmados a los vencedores, y ello por un plazode hasta treinta aos. Y despus, si no seconsegua la reconciliacin con Alemania,

  • habra sido hacedero dar fuerza mayor a unaverdadera Sociedad de Naciones, capaz degarantizar que los tratados se respetasen, o slose modificaran mediante discusin y acuerdomutuo. Cuando tres o cuatro gobiernospotentes, actuando al unsono, haban exigido asus pueblos los sacrificios ms terribles,cuando stos se ofrendaron espontneamenteen aras de la causa comn, y cuando losresultados durante largo tiempo apetecidos selograron, pareca razonable que se mantuvierauna accin concertada para que lo msesencial, al menos, de los objetivos buscadosno fuera dado al olvido. Slo que el poder, lacivilizacin, la cultura y la ciencia de losvencedores no supieron satisfacer tan modestapretensin. Todos los pases aliados vivieron alda, fueron tirando, si vale la frase, de eleccinen eleccin, y as, pasados veinte aos, seperfil ante ellos el fatdico espectro de lasegunda guerra mundial. En consecuencia, con

  • razn podramos escribir a propsito de loshijos de los que antes tan lealmente y tan bienlucharon y murieron:

    En rendido haz, y estrecho, abandonaronde la luz de la vida la ancha selva2.

  • CAPTULO II

    LA PAZ EN SU CENIT

    (1922 ? 1931) Popularidad de Baldwin. Cada de LloydGeorge. El rencor del proteccionismo. El primer gobierno socialista de la GranBretaa. La victoria de Baldwin. Minombramiento de ministro de Hacienda. Deudas de guerra y reparaciones. Progresos en el interior. Hindenburg,presidente electo de Alemania. LaConferencia de Locarno. Consecucionesde Austen Chamberlain. La paz en su cenit. Una Europa tranquila. Resurreccin dela prosperidad alemana. Las elecciones de1929. Mis diferencias con Baldwin. LaIndia, El desastre econmico. El fin de

  • una hermosa esperanza. El paro. Cadadel segundo gobierno MacDonald. Comienza mi ostracismo poltico. Laconvulsin financiera inglesa. Laselecciones de 1931.

  • En 1922 surgi un nuevo gran dirigente enInglaterra. Stanley Baldwin haba sidodesconocido, o poco menos, en el gran dramamundial, y no haba desempeado ms que unmodesto papel en los asuntos interiores.Durante la guerra fue secretario financiero dela Tesorera y a la sazn regentaba la Junta deComercio. Se convirti en el personaje mssobresaliente de la poltica britnica desde queen octubre de 1922 substituy a Lloyd George,hasta mayo de 1937, fecha en que, cargado dehonores y rodeado de la estima pblica,abandon sus pesadas tareas para retirarse,digno y callado, a su morada deWorcestershire. Mis relaciones con eseestadista constituyen una parte definida delrelato que voy a hacer. A veces, nuestrasdiferencias en el perodo aludido fueron muyserias, pero nunca, ni entonces ni despus, tuvejams personalmente un contacto ingrato conl. Siempre me pareci que nos era posible

  • hablar con comprensin y buena fe, de hombrea hombre.

    * * * * *

    Al aproximarse las inevitables eleccionescrecan los rozamientos partidistas que lacuestin irlandesa haba creado en la coalicinde Lloyd George. Se plante la cuestin de sidebamos presentarnos al pas como gobiernode coalicin, o disolver sta. Pareca ms deacuerdo con el inters pblico y el decoro dela poltica britnica el que los partidos yministros que haban actuado en colaboracin ysoportado de consuno igualesresponsabilidades se presentaran unidos a lanacin. Para facilitar esto a los conservadores,que eran, con mucho, el partido ms numeroso,el Primer Ministro y yo escribimos con laoportuna antelacin, mostrndonos resueltos adimitir nuestros cargos y apoyar privadamente

  • a un nuevo gobierno dirigido por AustenChamberlain. Los jefes conservadores,estudiando tal propuesta, declararon que noaceptaran nuestro sacrificio y que todosdebamos triunfar o caer juntos. Tancaballerosa actitud de los jefes conservadoresno fue respaldada por sus secuaces, ya que elpartido se senta bastante fuerte para ejercer elpoder sin compartirlo con nadie ms.

    Por aplastante mayora, el PartidoConservador vot en pro de romper con LloydGeorge y concluir con el gobierno decoalicin. Aquella misma tarde dimiti elPrimer Ministro. Por la maana habamos sidoamigos y compaeros de los conservadores.Por la tarde stos se haban trocado en nuestrosenemigos polticos y estaban resueltos aarrojarnos de los cargos que ejercamos. Noobstante, todos los conservadores prominentesque haban dirigido la guerra con nosotros y lamayora de todos los ministros se adhirieron a

  • Lloyd George. La nica e inesperada excepcin fue la de lord Curzon. Figurabanentre los adheridos Arthur Balfour, AustenChamberlain, Robert Horne y lord Birkenhead,es decir, las cuatro figuras ms capaces delPartido Conservador.

    En aquel trascendental momento, yo mehallaba en el lecho a causa de una operacin deapendicitis, y la maana en que recobr elconocimiento supe que el gobierno de LloydGeorge haba dimitido, y que yo, adems delapndice, haba perdido mi cargo de Secretariode Dominios y de Colonias, cargo en que creahaber tenido algn xito administrativo yparlamentario. Bonar Law, que el ao antes noshaba abandonado por razones de salud, acept,a regaadientes, la jefatura del nuevo gobierno.Form un Gabinete que poda llamarse conrazn un segundo equipo y en el que Baldwin,figura principal entre las otras, era ministro deHacienda. El Primer Ministro aconsej al rey

  • la disolucin de la Cmara. El pueblo deseabaun cambio. Bonar Law, con Baldwin a su lado ylord Beaverbrook como animador y mentor,obtuvo una mayora de 120 puestos, lo que ledaba esperanzas de gobernar durante cincoaos. A comienzos de 1923 la afeccin queBonar Law sufra se agudiz, lo que le hizodimitir y morir a poco. Le sucedi Baldwin enla jefatura del gobierno, y lord Curzon obtuvoel puesto de ministro de Asuntos Exteriores enel nuevo gabinete.

    As empez el perodo de catorce aosque bien podemos llamar rgimen Baldwin-MacDonald. Durante todo aquel tiempoBaldwin, de hecho, cuando no de forma, fue decontinuo jefe del gobierno o de la oposicin. Ycomo MacDonald nunca logr una mayoraindependiente, Baldwin, ya en el gobierno, yaen la oposicin, era el personaje ms poderosode la poltica britnica. Los dos estadistas,alternndose primero, en fraternidad poltica

  • despus, gobernaban el pas. Aunquerepresentantes nominales de partidos opuestos,doctrinas contrarias e intereses antagnicos, dehecho demostraron ser ms semejantes encriterio, temperamento y mtodos, quecualesquiera otros dos hombres que hubiesensido alternamente primeros ministros desdeque tal cargo fue reconocido por laConstitucin. Por curioso que parezca, lassimpatas respectivas de cada uno se extendana la esfera del otro. Ramsay MacDonald nutramuchos sentimientos propios de un toryveterano. Stanley Baldwin, aparte de su abiertadefensa del proteccionismo econmico, erapor inclinacin ms autntico representante deun socialismo moderado que muchos caudilloslaboristas.

    * * * * *

    La preeminencia poltica tan

  • repentinamente alcanzada no ensoberbeci aBaldwin. Cuando se le felicitaba por su xito,responda: Rueguen por m. Pero prontoempez a inquietarle el temor de que LloydGeorge, enarbolando la bandera proteccionista,agrupase a su alrededor a los numerososdisidentes conservadores que haban perdidosus cargos al caer el Gabinete de Guerra. Estopoda escindir la mayora gubernamental eincluso poner en peligro la jefatura del partido.As, en el otoo de 1923, Baldwin resolvianticiparse a sus rivales planteando l mismo lacuestin proteccionstica. El 25 de octubrepronunci en Plymouth un discurso que nopoda tener ms resultado que llevar aprematuro fin el recin elegido Parlamento.Desde luego, l neg que fuese tal su designio,pero el creerle sera ignorar el profundoconocimiento que de la poltica britnica tenaBaldwin. Por consejo suyo, el Parlamento sedisolvi a fin de octubre y se convocaron

  • nuevas elecciones cuando no haban pasadodoce meses desde las anteriores.

    El Partido Liberal, congregndose entorno al estandarte librecambista al quetambin me un yo, adquiri en las urnas unaposicin intermedia y, aunque en minora, pudomuy bien haber asumido el Poder de quererloas Baldwin. Mas Baldwin no se inclinaba aello, en vista de lo cual Ramsay MacDonald, ala cabeza de poco ms de dos quintas partes dela Cmara, se convirti en el primer jefe de ungobierno socialista en la Gran Bretaa,sostenindose un ao en el cargo merced a latolerancia y a las querellas de los dos partidosveteranos. La nacin se mostraba desasosegadabajo el gobierno de una minora socialista, y elclima poltico era tan favorable, que las dosoposiciones la liberal y la conservadora tuvieron ocasin de derrotar al gobiernosocialista cuando se present una cuestin decierta trascendencia. Hubo nuevas elecciones,

  • que eran las terceras en menos de dos aos.Los conservadores triunfaron con una mayorade 222 puestos sobre los de los otros partidosreunidos3. Al principio de estas elecciones laposicin de Baldwin era muy dbil, y l, por suparte, no contribuy particularmente alresultado. Pero haba afirmado recientementesu situacin de cabeza del partido, y alconocerse los escrutinios pareci obvio quedeba ostentar de nuevo la jefatura delgobierno. Retirse a su morada y se dispuso aformar su gabinete.

    Por aquel tiempo yo gozaba de muchapopularidad entre los tories. En la eleccinparcial de Westminster, seis meses despus,haba probado mi raigambre entre los electoresconservadores. Si bien me present comoconstitucionalista independiente, muchostories trabajaron y votaron en mi favor. Misinspectores en todos los colegios electoralesde mi demarcacin 34 eran diputados

  • conservadores, que desafiaban cosa sinprecedentes a Baldwin y al mecanismo delpartido.

    Fui derrotado slo por una diferencia de43 votos entre 20.000. En las eleccionesgenerales fui elegido, con diez mil votos demayora, diputado por Epping, bajo ladesignacin de constitucionalista, ya que no mepareca acertado, entonces, calificarme deconservador. En el intervalo haba mantenidocon Baldwin algunos contactos amistosos, perono pensaba que l fuese otra vez nombradoPrimer Ministro. Al da siguiente de suvictoria, yo ignoraba cules eran susdisposiciones hacia m. Grande, pues, fue misorpresa y el desconcierto del PartidoConservador, cuando Baldwin me ofreci lacartera de Hacienda, antao desempeada pormi padre. Un ao despus, con la aprobacin demis electores, y sin que se ejerciera sobre mpresin personal alguna, me reintegr

  • oficialmente al Partido Conservador y al ClubCarlton, que haba abandonado cuatro lustrosantes.

    * * * * *

    El primer problema internacional que seme plante en Tesorera fue la cuestin de ladeuda americana. Al acabar la guerra, losaliados europeos deban a los Estados Unidosunos diez mil millones de dlares. La deudaparticular de Inglaterra ascenda a cuatro mil. Ala vez, los dems aliados, especialmente Rusia,nos deban siete mil millones a nosotros. En1920, Inglaterra propuso la cancelacin totalde las deudas de guerra. Esto significaba, sobreel papel, un sacrificio de 750 millones delibras esterlinas para la Gran Bretaa. Perocomo el valor de la moneda se haba en elintermedio reducido a la mitad, las cifras dehecho resultaban dobles. No se alcanz

  • acuerdo alguno. El 1 de agosto de 1922, entiempos de Lloyd George, una nota de Balfourhaba declarado que la Gran Bretaa nopercibira de sus deudores, ya aliados o exenemigos, ms sumas que las que los EstadosUnidos exigieran a la Gran Bretaa. Esta erauna actitud digna. En diciembre de 1922, unadelegacin inglesa presidida por Baldwin,ministro de Hacienda del gobierno de BonarLaw, visit Washington. Como consecuenciade tal visita, Inglaterra se avino a pagar toda sudeuda de guerra a los Estados Unidos, con uninters que desde el 5 se haca bajar al 3 ymedio por ciento, pero sin tener en cuenta loque nosotros pudiramos cobrar o no cobrar anuestros deudores.

    Tal acuerdo inquiet profundamente a losbien enterados, y en especial al primerMinistro. La Gran Bretaa muyempobrecida por una guerra en que, comodeba hacer despus, haba luchado del

  • principio al fin se comprometa a pagar 35millones de libras anuales durante 62 aos. Labase de tal acuerdo fue considerada, no slo enlas Islas Britnicas, sino entre muchasautoridades financieras de Amrica, como unacondicin rgida e imprevisora por parte deambos contratantes. El Presidente Coolidgeadujo: Acaso los ingleses no recibieronnuestro dinero? Este lacnico aserto eraexacto, pero no deca la ltima palabra sobre eltema. Cuando los pagos entre pases toman laforma de una transferencia de bienes oservicios, no slo son justos, sinobeneficiosos. Pero pagos consistentes en laarbitraria y artificial transmisin pecuniaria desumas tales como las dimanadas de los gastosde una guerra, inevitablemente trastornan todoel sistema de la economa mundial. Tan verdades esto cuando se exigen los pagos a un aliadoque comparti el peso de la lucha y la victoria,como cuando quieren extraerse de un enemigo

  • vencido. La realizacin del acuerdo Baldwin-Coolidge sobre deudas de guerra fue un factorclaramente contributivo a la crisis econmicaque no haba de tardar en abrumar al mundo,impidindole recobrarse e inflamando pordoquier los odios latentes.

    El pago de la deuda americana era tantoms difcil cuanto que haba de hacerse a unpas que acababa de elevar sus aranceles msan y que pronto haba de enterrar en losstanos de sus bancos casi todo el oroexistente entonces en la tierra. A los otrosaliados europeos se les aplicaron acuerdossimilares, aunque menos gravosos. Comoprimer resultado de ello, todos apretaron mslos tornillos a Alemania. Yo haba estado depleno acuerdo con la poltica de la nota Balfour(1922), y as lo haba declarado. Al sernombrado ministro de Hacienda, me ratifiquen mi actitud y obr en consonancia. Yo creaque si la eran Bretaa, adems de en deudora,

  • se converta en recaudadora indirecta de lasdeudas a los Estados Unidos, Washingtoncomprendera la imprudencia de exigirnospagos. Pero no hubo semejante reaccin. LosEstados Unidos continuaron insistiendo en queInglaterra cumpliese sus compromisos anuales,si bien a un tipo reducido de inters.

    Correspondime, pues, llegar a pactos connuestros aliados, los cuales, aadidos a lasindemnizaciones cobradas a los alemanes,haban de capacitarnos para reunir los 35millones que haban de entregarse cada ao a laTesorera americana. Se aplicaron severosapremios a Alemania, lo que motiv lainstalacin de un vejativo control internacionalde los asuntos interiores alemanes. LosEstados Unidos recibieron de la Gran Bretaatres pagos anuales completos, sacados deAlemania merced a las indemnizacionesprevistas en el Plan Dawes, ya modificado.

  • * * * * *

    Durante casi cinco aos viv puerta porpuerta de Baldwin, en el 11 de Downing Street.Casi todas las maanas, al cruzar sushabitaciones, camino de la Tesorera,acostumbraba a pasar unos minutos de plticacon l en el despacho del gobierno. Habiendosido uno de sus principales colegas, admito miparte de responsabilidad en cuanto entoncesocurri. Aquellos cinco aos sealaron unaconsiderable recuperacin interna en nuestropas. El gobierno era un organismo capacitadoy sereno, y de ao en ao se advertangraduales y marcadas mejoras en Inglaterra. Nohubo nada sensacional ni de tipo polmico deque cupiera alardear en las tribunas, pero, desdetodos los puntos de vista econmicos yfinancieros, la masa del pueblo progresdefinitivamente y el estado de la nacin y delmundo haba ganado en sosiego y productividad

  • al final de nuestro rgimen, por comparacin asu principio. Esta es una afirmacin modesta,pero bien cimentada.

    Donde el gobierno se distingui de verdadfue en el Continente.

    * * * * *

    Hindenburg, en Alemania, haba llegado alPoder. A fines de febrero de 1925 muriFriedrich Ebert, caudillo del PartidoSocialdemcrata alemn antes de la guerra yprimer presidente de la Repblica Alemanadespus de la derrota. Haba que elegir nuevoPresidente. Todos los alemanes estabaneducados en las normas de un despotismopaternal, atemperado por un largohabituamiento a la libertad de palabra y a laoposicin parlamentaria. La derrota, en sus alassperas, llev a Alemania formas y libertades

  • democrticas en grado extremo. Pero la nacinsentase dividida y perpleja aun ante losucedido, y muchos partidos y grupos sedisputaban el predominio y los cargospblicos. En medio de aquella vorgine plasmun fuerte deseo de volverse al anciano vonHindenburg, que viva en un digno retiro.Hindenburg, fiel al emperador desterrado, seinclinaba a una restauracin de la monarquaimperial sobre el modelo ingls. Esto era loms razonable, aunque Jo menos atrayente paralos dems. Cuando pidieron a Hindenburg quese presentase candidato a la presidencia, apesar de que an rega la constitucin deWeimar, sintise muy conturbado. Djenmeen paz, repiti una vez y otra. Pero se leapremiaba de continuo, y al fin el GranAlmirante von Tirpitz logr persuadirle de que,olvidando sus escrpulos e inclinaciones,siguiese la voz del deber, a la que nunca elveterano mariscal haba sido sordo. Los

  • antagonistas de Hindenburg eran Marx, delCentro Catlico, y el comunista Thaelmann. Eldomingo 26 de abril, toda Alemania vot. Losresultaron fueronHindenburg 14.655.766 votosMarx 13.751.615 votosThaelmann 1.931.151 votos

    Hindenburg, superiorsimo a susoponentes por lo insigne, inambicioso ydesinteresado, result elegido por mayora deun milln escaso y sin mayora absolutarespecto a la votacin total. Reprendi a su hijoOscar, que le despert a las siete de la maanapara darle las noticias de su triunfo. Por qu dijo el mariscal habas de hacermeperder una hora de sueo? Los resultadoshubieran sido idnticos a las ocho. Y torn adormirse hasta su hora usual de levantarse.

    En Francia, la eleccin de Hindenburg seconsider al principio como una renovacin

  • del peligro alemn. En Inglaterra la reaccinfue ms ecunime. Yo, que siempre dese ver aAlemania recobrar su honor y su estima de smisma, no me sent inquieto por lo ocurrido.Cuando habl de ello con Lloyd George, steme dijo: Hindenburg es un viejo muysensato. Y lo fue, en efecto, mientrasconserv el uso de sus facultades. Alguno delos ms enrgicos antagonistas de Hindenburghubo de reconocer: Ms vale un cero que unNern4. Pero Hindenburg tena 77 aos ydeba ocupar el cargo durante siete. Pocoscontaban que pudiese ser reelegido. El mariscalhizo lo posible para mostrarse imparcialrespecto a todos los partidos, y en verdad sudesempeo de la presidencia reforz aAlemania sin amenazar a sus vecinos.

    * * * * *

    En febrero de 1925, el gobierno alemn

  • haba dirigido un escrito a Herriot, entoncesjefe del gobierno francs. Decan los alemanesque su pas estaba dispuesto a aceptar un pactoen cuya virtud los estados interesados en el Rin y en especial Inglaterra, Francia, Italia yAlemania se comprometieran, siendorbitro de ello el gobierno de los EstadosUnidos, a no hacer la guerra contra los demssignatarios del tratado. Se trataba de un hechoimportante. Francia entabl consultas con susaliados. Austen Chamberlain, el 5 de marzo,hizo saber lo que pasaba a los Comunes. Lascrisis parlamentarias que sobrevinieron enFrancia y Alemania dilataron las negociaciones,pero, previas consultas entre Londres y Pars,el embajador francs en Berln entreg unanota oficial a Herr Stresemann, ministroalemn de Asuntos Exteriores, el 16 de juniode 1925. La nota declaraba que no podaalcanzarse acuerdo alguno si primero noingresaba Alemania en la S. de N. Por ende, en

  • ningn pacto a que se llegase debera haberalusiones a una modificacin del tratado de paz.Blgica habra de ser incluida entre los pasescontratantes y, como complemento natural delpacto del Rin, se redactara un tratado anglo-alemn de arbitraje.

    El 24 de junio se discuti en los Comunesla actitud inglesa. Chamberlain explic que loscompromisos que Inglaterra asumiese en virtuddel pacto deban limitarse al oeste. Franciadefinira, probablemente, sus relacionesespeciales con Checoeslovaquia y Polonia,pero la Gran Bretaa no asumira otrasobligaciones que las especificadas en elacuerdo constitutivo de la S. de N. LosDominios no miraban con entusiasmo la ideade un pacto occidental. El general Smutspropugnaba que se eludiesen los acuerdoslocales. Los canadienses se mostraban tibios, yslo Nueva Zelanda parecaincondicionalmente dispuesta a aceptar las

  • miras del gobierno britnico. Mas nosotrosperseveramos. A m, el concluir la pugna de milaos entre Francia y Alemania me pareca unobjetivo supremo. Si logrbamos que galos yteutones consintieran en establecer vnculoseconmicos, sociales y morales queimpidiesen nuevas disputas y substituyeran losviejos antagonistas con una mutua prosperidade interdependencia, Europa podra levantarse denuevo. Yo crea que los supremos intereses delpueblo ingls en Europa consistan en eliminarel pleito franco-alemn, y que nada era tanimportante como esto. Hoy sigo creyendo lomismo.

    Austen Chamberlain, secretario delExterior, mantena un criterio respetado portodos los partidos, y el gobierno en masa loapoy. En julio, los alemanes replicaron a lanota francesa aceptando la condicin de queAlemania entrase en la Sociedad de Naciones,pero sealando que antes de eso era preciso

  • discutir un desarme general. Briand acudi aInglaterra, donde se entablaron prolijasdiscusiones sobre el pacto occidental y lo a lataente. En agosto, los franceses, con plenaaprobacin inglesa, declararon a Alemania questa deba empezar por ingresar en la S. de N.sin condicin alguna. El gobierno alemnacept. De modo que las clusulas de lostratados seguan en vigencia, a reserva de poderser modificadas ulteriormente, y sin que entretanto nadie se hubiera comprometido a unareduccin de los armamentos aliados. En virtudde una intensa exaltacin nacionalista hubonuevas peticiones alemanas, como laeliminacin del artculo sobre culpabilidad deguerra, la necesidad de dejar pendiente lacuestin de Alsacia-Lorena, y la inmediataevacuacin de Colonia por los aliados. Mas elgobierno alemn no insisti en nada de esto,sabiendo que los aliados no lo hubiesenconcedido.

  • En tales circunstancias se abri el 4 deoctubre la Conferencia de Locarno. A orillasde aquel sereno lago se reunieron losdelegados de Inglaterra, Francia, Alemania,Italia y Blgica. La Conferencia consigui losiguiente: a) un tratado de garanta mutua entrelas cinco potencias; b) tratados de arbitrajeentre Alemania y Francia, Alemania y Blgica,Alemania y Polonia, y Alemania yChecoeslovaquia; c) acuerdos especiales deFrancia con Polonia y Checoeslovaquia, envirtud de los cuales Francia se comprometa aayudar a esos pases si un quebrantamiento delpacto occidental iba seguido por una apelacin,no provocada, a las armas. De suerte que lasdemocracias occidentales de Europa acordabanmantener la paz entre ellas en cualquiercircunstancia, unindose contra cualquiera que,faltando a lo estipulado, atacase a otro de losfirmantes. Gran Bretaa se comprometasolemnemente a ayudar tanto a Francia como a

  • Alemania si cualquiera de estos pases eraagredido por el otro sin provocacin previa.Tan importante compromiso militar fueratificado por el Parlamento y clidamenteacogido por la nacin. En vano se buscar en lahistoria algo semejante a esto.

    No se toc el punto de si Francia oInglaterra se comprometan a un desarme totalo parcial. Desde el principio hube de estudiaraquellos asuntos en mi calidad de ministro deHacienda. Mi teora era que mientras Alemaniaestuviese inerme y Francia armada, la segundano sera atacada por la primera, ni tampoco laprimera por la segunda en el caso de que ello,automticamente, entraase el que Inglaterratomase las armas en pro de Alemania. Porconsecuencia, si bien tal enunciado parecapeligroso en teora, haba poca verosimilitud deque tuvisemos que intervenir en favor de una uotra de las dos naciones, y nuestra garanta erael mejor medio de impedir un conflicto, Por

  • eso me opuse siempre al desarme de Francia yel rearme de Alemania, puesto que ello habraimplicado para Inglaterra riesgos muchomayores. Por otra parte, Inglaterra y la S. de N.,a la que ya Alemania se haba unido, ofrecanslida proteccin al pueblo alemn. Se creabaentre Francia y Alemania un equilibrio en elque la Gran Bretaa, interesadsima en quecesase la pugna franco-alemana, haba de serarbitra. Caba contar que ese equilibrio duraseno menos de veinte aos, en cuyo plazo losarmamentos aliados deban espontneamenteamenguar bajo el influjo de una paz prolongada,de una confianza creciente y de los gravmenesfinancieros que el mantener grandes pertrechosimpondra. Claro que el peligro tornara aaparecer si Alemania adquira tanta fuerzacomo Francia, y se agudizara en caso de que sufuerza fuese mayor. Pero las solemnesobligaciones del tratado parecan excluir talposibilidad.

  • * * * * *

    El pacto de Locarno slo se refera a la

    paz en el oeste, y se contaba alcanzar despusun Locarno oriental. Nos habra complacidomucho que la posibilidad de una guerra entreAlemania y Rusia hubiese sido dominada con elmismo espritu y similares medidas a lasaplicadas a la posibilidad de una guerra franco-alemana. Claro que Alemania, incluso bajo elrgimen de Stresemann, no senta inclinacinalguna a renunciar a las reclamacionesgermanas en el este, ni a aceptar la situacinterritorial creada por los tratados en lascomarcas de Polonia, Dantzig, el Pasillopolaco y la Alta Silesia. La Rusia soviticarezongaba tras el aislamiento a que lacondenaba el cordn de estadosantibolcheviques. Pero nuestros repetidosesfuerzos no tuvieron resultado respecto al

  • este. En ningn momento, sin embargo, dej depensar en las posibilidades de dar satisfaccin aAlemania en lo ataente a su frontera oriental.Mas ninguna posibilidad surgi en aquellosbreves aos de esperanza.

    * * * * *

    Mucho fue el regocijo que hacia fines de1925 produjo el resultado de la Conferencia deLocarno. Baldwin fue el primero en firmar eltratado en el Departamento de AsuntosExtranjeros. Como el secretario de eseDepartamento careca de residencia oficial, mepidi que le prestase mi comedor del 11 deDowning Street para convidar a un almuerzontimo a Herr Stresemann. Todos comimosjuntos con mucha cordialidad y concordamosen que a Europa le esperaba un gran porvenir sisus principales naciones llegaban a entenderserealmente y se sentan libres de amenazas.

  • Luego de que el memorable pacto quedaprobado por el Parlamento, AustenChamberlain fue distinguido con la Orden de laJarretera y con el Premio Nobel de la Paz. Lopor l conseguido seal el lmite ms elevadode la marea de la restauracin de Europa, einaugur tres aos de paz y recuperacin. Sibien haba latentes viejos antagonismos ysonaba el tambor de nuevas levas de odios, nosasistan razones para imaginar que el terrenoslidamente ganado abrira el camino aulteriores progresos.

    Al finalizar la existencia del segundogobierno Baldwin, Europa viva una etapa detranquilidad tal como no existiera en los veinteaos ltimos, ni haba de existir en otrosveinte. Tras el tratado acordado en Locarno, ytras la evacuacin, mucho antes de lo previsto,de Renania por los aliados, despertse engeneral un sentimiento amistoso haciaAlemania. Esta ocup lugar en la truncada

  • Sociedad de Naciones. Merced al benficoinflujo de los prstamos ingleses y americanos,Alemania renaca rpidamente. Sus nuevosgrandes navos ganaron la Cinta Azul delAtlntico. Su comercio avanzaba a grandessaltos y su prosperidad interior maduraba.Francia y su sistema de alianzas parecan cosaslida y tranquilizadora. Las clusulas dedesarme no se violaban abiertamente. Laarmada alemana no exista. La aviacin alemanaestaba prohibida y no haba nacido. EnAlemania se ejercan muchas influencias siquier se basasen todas en razones deprudencia contra la idea de la guerra, y elAlto Mando alemn no crea que los aliadospermitiesen el rearme de su pas. Por otraparte, nos esperaba lo que luego se llam grancrisis econmica de 1929. Slo muyexcepcionales crculos financieros prevean lacatstrofe, y, aterrados por su probablemagnitud, callaban.

  • * * * * *

    Las elecciones de mayo de 1929

    mostraron que la oscilacin pendular y eldeseo normal de un cambio eran factorespoderosos en el electorado britnico. Lossocialistas contaban con una ligera mayorasobre los conservadores en la nueva Cmara delos Comunes. Los liberales, con unos sesentapuestos, mantenan el equilibrio, si bienhacase patente que bajo el caudillaje de LloydGeorge haban de mostrarse hostiles a losconservadores, cuando menos al principio.Baldwin y yo concordamos en que no debamostratar de desempear el poder apoyndonos enuna minora o en el precario apoyo de losliberales. De suerte, que si bien habadiferencias en el gobierno y en el partidorespecto a la decisin que deba tomarse,Baldwin present la dimisin al rey. Nos

  • encaminamos a Windsor en un tren especialpara entregar nuestras renuncias, y el 7 de junioRamsay MacDonald se convirti por segundavez en Primer Ministro y cabeza de ungobierno minoritario dependiente de los votosde los liberales.

    El Primer Ministro socialista deseaba quesu gobierno se distinguiese haciendo grandesconcesiones a Egipto, realizando un cambioconstitucional de gran envergadura en la India yejecutando nuevos esfuerzos en pro deldesarme mundial o al menos ingls. Para esosfines poda contar con mayora, puesto que leapoyaban los liberales en el Parlamento. Aqucomenzaron mis diferencias con Baldwin, lascuales alteraron sensiblemente las relacionesque los dos venamos manteniendo desde quel, cinco aos atrs, me eligi para ministro deHacienda. Desde luego, seguamos tratndonos

  • con cordialidad en privado, pero nos constabaque no tendamos a iguales objetivos. Miopinin era que la oposicin conservadoradeba enfrentarse resueltamente con ellaborismo en todos los grandes problemasnacionales e imperiales, identificarse con lamajestad de Inglaterra como en los tiempos delord Beaconsfield y lord Salisbury, y no vacilaren provocar las oportunas controversias,aunque de momento no reaccionase la nacinen nuestro favor. Pero, a lo que me parece,Baldwin crea que los tiempos haban variadotanto que no caba ya apoyarse en una robustadefensa de la grandeza imperial britnica, porlo que la nica esperanza conservadoraconsista en llegar a acuerdos con las fuerzaslaboristas y liberales y, mediante hbiles yoportunas maniobras, producir poderosastendencias de opinin pblica que nos diesengrandes masas de votantes. Desde luego,Baldwin se mostr muy hbil. Fue el mayor

  • director de partido que los conservadoreshayan tenido jams. Como jefe conservadorintervino en cinco elecciones generales, de lascuales gan tres. Slo la historia puede juzgarquin de nosotros tena razn en su respectivaactitud sobre los grandes problemas.

    Nuestra ruptura definitiva se produjo apropsito de la India. El Primer Ministro,reciamente apoyado y hasta espoleado por elvirrey conservador lord Irwin despus lordHalifax llev adelante su plan de autonomaindia. Se celebr en Londres una magnaconferencia cuya figura central fue Gandhi,recientemente liberado del cmodoconfinamiento a que se le haba sometido.Sobra seguir en estas pginas los pormenoresde la controversia que ocup las etapasparlamentarias de 1929 y 1930. Al ser liberadoGandhi para asistir como delegado de losnacionalistas hindes a la Conferencia deLondres, mis relaciones polticas con Baldwin

  • se rompieron. Este se mostraba contento de loque suceda, estaba, en general, de acuerdo conel Primer Ministro y el virrey y condujodecididamente a la oposicin conservadora a lolargo de ese camino. Yo me senta seguro deque, como resultado, acabaramos perdiendo laIndia y dejando abatirse sobre los hindesterribles desastres. Por lo tanto, y pasado algntiempo, resign mi puesto en el gobiernosupletorio formado por los conservadores paracaso de ser llamado al Poder. El 27 de enero de1931 escrib a Baldwin:

    Al hacerse pblica nuestra divergencia deopiniones respecto a la India, creo que no deboseguir asistiendo a las reuniones de lacomisin a la que hasta ahora ustedamablemente me ha invitado. Casi sobra aadirque ayudar a usted todo lo posible en laoposicin al gobierno socialista en la Cmarade los Comunes, y que har cuanto est en mi

  • mano para lograr la derrota de ese partido enlas elecciones.

    El ao 1929 lleg casi al fin de su tercertrimestre en medio de todas las apariencias ypromesas de una creciente prosperidad, sobretodo en los Estados Unidos. Un optimismoextraordinario sostena una orga deespeculaciones. Se escriban libros tendentes aprobar que las crisis econmicascorrespondan a una fase que la mejororganizacin de los negocios y la cienciahaban dominado al fin. Parece que hemosterminado ya con los ciclos econmicos quehasta ahora hemos conocido, dijo elpresidente de la Bolsa de Nueva York enseptiembre. Pero en octubre un repentino yviolento huracn asol Wall Street. Ni siquierala intervencin de los ms poderosos mediospudo detener la oleada de ventas dictadas por elpnico. Un grupo de bancos importantes

  • constituy un fondo de mil millones de dlarespara estabilizar el mercado. Fue intil.

    Toda la riqueza acumulada en forma dettulos y valores adquiridos en los aosanteriores se desvaneci. La prosperidad demillones de hogares americanos se habadesarrollado sobre una gigantesca armazninflacionista y crediticia que ahora resultabafalsa. Aparte de la especulacin generalmediante compras de valores, estimuladas porlos bancos con los prstamos que fcilmenteconcedan, se haba montado un vasto sistemade venta a plazos de casas, muebles,automviles e innmeras clases de objetostiles o superfluos. Todo esto se desplom a lavez. Las grandes fbricas cayeron en un estadode confusin y parlisis. Mientras poco antesconstitua un problema el aparcamiento de losautomviles en que miles de obreroscomenzaban a acudir a su trabajo, a la sazn eldescenso de salarios y la extensin del

  • desempleo afligan a toda la comunidad, hastaentonces dedicada a la activa creacin de todaclase de artculos deseables para el uso demillones de seres. El sistema bancarioamericano estaba mucho menos centralizado ymenos slidamente cimentado que el ingls.Veinte mil bancos locales suspendieron pagos.Los medios de intercambio de mercancas yservicios de hombre a hombre se derrumbaronverticalmente, y el desastre de Wall Streetrepercuti por igual en los hogares pobres y enlos ricos.

    No se crea por esto que la esplndidavisin de una riqueza y una comodidad muchoms ampliamente extendidas no tenan tras ellams que un engao y una ilusin del mercado.Jams hasta entonces se haban producido,repartido y cambiado en sociedad alguna taninmensas cantidades de mercancas de todosgneros. De hecho, no hay lmite a losbeneficios que los seres humanos pueden

  • prodigarse unos a otros mediante un sumoesfuerzo de su diligencia y destreza. Laesplndida manifestacin en aquel tiempoiniciada se vino abajo en virtud de vanosprocesos imaginativos y de codicias querebasaron con mucho la esplendidez de loefectivamente conseguido. Como secuela deldesplome del mercado, se produjo entre 1929y 1934 un continuo descenso de precios y lasconsecuentes menguas en la produccin, quecausaron un paro extenssimo.

    Las consecuencias de aquelladesarticulacin de la vida econmica tuvieronrepercusiones mundiales. El descenso deproduccin y el aumento del paro caus unacontraccin general del comercio. Seimpusieron restricciones arancelarias paraproteger los mercados interiores. La crisisgeneral motiv agudas dificultades monetariasy paraliz el crdito interno. Esta ruina y lacalamidad del desempleo cundieron por todo el

  • globo. El gobierno de MacDonald, a pesar detodas sus promesas, se hall con que en 1930 y1931 los parados, que eran un milln,ascendieron a tres millones. En los EstadosUnidos parece que lleg a existir una masa dediez millones de desempleados. Todo elsistema bancario de la gran repblica se hundien la confusin. Consecuentes desastres seabatieron sobre Alemania y otros paseseuropeos. Con todo, en el mundo de hablainglesa nadie sucumbi de hambre.

    * * * * *

    Para un partido o gobierno quefundamentalmente es enemigo del capital,siempre resulta difcil conservar esa confianzay ese crdito que tan importantes son en laeconoma, intensamente artificial, de una islacomo Inglaterra. El gobierno social-laboristade MacDonald no pudo solucionar los

  • problemas que se le planteaban. No supieronlos gobernantes imponerse a la disciplina departido, ni tuvieron siquiera el suficiente vigorpara equilibrar el presupuesto. En talescondiciones, un gobierno ya en minora ycarente de toda confianza financiera no podasobrevivir.

    El fracaso del laborismo en el intento dearrostrar el temporal, el repentino hundimientodel crdito financiero ingls y el desplome delPartido Liberal como fuerza equilibrativa,fueron factores que abrieron el camino a unacoalicin nacional. Creyse que slo ungobierno de todos los partidos podraenfrentarse con la crisis. MacDonald y suministro de Hacienda, en un arrebatopatritico, quisieron arrastrar a la masalaborista a esta combinacin. Baldwin, siempredispuesto a que otros ejerciesen los cargossiempre que l poseyera el verdadero poder, seavino a ser ministro con MacDonald. Tal

  • actitud, aunque digna de respeto, no venaimpuesta por las circunstancias. Lloyd Georgese hallaba convaleciendo de una operacin muy seria para su edad, y sir John Simoncondujo al grueso de los liberales a aquellacombinacin de todos los partidos.

    No se me invit a participar en el gabinetede coalicin. Mi actitud en el problema de laIndia me haba separado de Baldwin porcompleto. Adems, me opona a la poltica deMacDonald. Como muchos otros, yo crea enla necesidad de una concentracin nacional,pero no me sorprendi ni disgust quedar almargen de ella. De hecho, mientras duraba lacrisis poltica permanec en Cannes, pintando.No s lo que habra hecho si me hubieseninvitado a participar en el gobierno. Essuperfluo discutir tentaciones dudosas einexistentes. Cierto que en el verano habahablado con MacDonald de una posibleadministracin nacional, pltica que despert

  • su inters. Pero yo me hallaba mal colocado enel escenario poltico. Haba pasado quince aosparticipando en diversos gobiernos, y a la saznme ocupaba activamente en mi obraMARLBOROUGH, SU VIDA Y SUTIEMPO. Los dramas polticos son muyinteresantes para los mezclados en .sutorbellino, mas, aun as, puedo afirmar consinceridad que no sent resentimiento, nimenos dolor, al verme tan decisivamenteeliminado en un grave momento nacional. Detodos modos, haba de tropezar en lo futurocon un inconveniente de orden prctico. Desde1905 me haba sentado en uno u otro de losbancos frontales, donde cabe hablar junto a unpupitre en que pueden depositarse notas quepermiten, con ms o menos xito, fingir que vauno improvisando lo que expone. Ahora habade encontrar un asiento lateral a los delgobierno y donde debera tener mis notas en lamano mientras hablara, interviniendo en el

  • debate con las mismas dificultades que otrosconocidos ex ministros. Sin embargo, de vez encuando pude participar en las discusiones.

    * * * * *

    La formacin del nuevo gobierno noliquid la crisis financiera. Al volver delextranjero lo hall todo transtornado y envsperas de elecciones. El veredicto electoralfue digno de la nacin britnica. RamsayMacDonald, fundador del partido Social-Laborista, haba formado un gobierno nacionalque presentaba al pueblo un programa de severaausteridad y sacrificio. Una versin anticipadadel Sangre, sudor, lgrimas y fatigas, perosin los estmulos ni exigencias de una guerra nide un peligro mortal. Haba de practicarse laeconoma ms severa. Los salarios e ingresosde todos haban de recortarse. El pueblo enmasa fue invitado a votar por un programa de

  • abnegacin. Y respondi como siempre cuandose toca su vena heroica. Contrariando susdeclaraciones, el gobierno abandon el patrnoro, y Baldwin hubo de suspender parasiempre, segn haba de verse los pagos pordeudas americanas que impusiera l mismo algabinete Bonar Law en 1923. No obstante, serestauraron la confianza y el crdito. El nuevogobierno obtuvo aplastante mayora.MacDonald slo fue seguido por siete u ochomiembros de su Partido, pero apenas uncentenar de sus antagonistas y anterioressecuaces laboristas volvieron al Parlamento.La salud y energas de MacDonald declinabanrpidamente, mas l, a pesar de su decrepitud,gobern todo el sistema poltico durante cercade cuatro fatdicos aos. En el curso de loscuales muy pronto sobrevino Hitler.

  • CAPTULO III

    LOS PELIGROS SE INCUBAN Mis reflexiones en 1928. Los aniquilantesterrores de la futura guerra. Algunaspredicciones tcnicas. Odio aliado a laguerra y el militarismo. Fcil esretractarse. El ejrcito alemn. Ellmite de cien mil voluntarios. El generalvon Seeckt, su obra y su tema. Unsegundo Scharnhorst. La retirada de laMisin Aliada de Control (enero de 1927). La aviacin alemana. Violaciones yocultamientos. La armada alemana. Elplan de municiones de Rathenau. Lasfbricas transformables. La asercin deNo habr guerra grande en diez aos.

  • En mi libro EL RETOAR he anotadoalgunas de las impresiones de los aos quesiguieron al armisticio antes del cambio degobierno en Inglaterra en 1922. Mientrasescriba, en 1928, yo me hallabaprofundamente afectado por la sensacin deque iba a ocurrir una futura catstrofe. Vaseun ejemplo:

    Hasta el alborear del siglo XX de la eracristiana la guerra no comenz a manifestarsecomo una potencial destructora de la razahumana. La organizacin de la humanidad engrandes estados e imperios, y el llegar lasnaciones a una plena conciencia colectiva,permitieron planear y ejecutar empresasmortferas en una escala y con unaperseverancia jams imaginadas antes. Las msnobles virtudes del individuo fueron aplicadas adestrozar la capacidad destructiva de las masas.Buenas finanzas, los recursos de un comercio y

  • un trfico mundiales, la acumulacin degrandes reservas de capital, hicieron posiblededicar, por largos perodos, las energas delos pueblos a tareas de devastacin. Lasinstituciones democrticas dieron expresin ala voluntad de millones de seres. La educacinno slo puso el curso de los conflictos alalcance de la comprensin de todos, sino quehizo a todos altamente tiles para el propsitoperseguido. La Prensa proporcion un mediode unificacin y de estmulo mutuo. Lareligin, tras evitar discretamente la discusinsobre los puntos fundamentales debatidos,ofreci consuelos y alientos, en todas susformas, a los combatientes, sin distingo alguno.ltimamente la ciencia entreg sus tesoros ysus secretos a las desesperadas peticiones delos hombres y puso en sus manos tiles yaparatos de carcter casi decisivo.

    En consecuencia, aparecieron en la guerramuchas innovaciones. En vez de limitarse a

  • rendir por hambre las plazas sitiadas, sesometi, o trat metdicamente de someter,naciones enteras a la reduccin por hambre.Toda la poblacin, en una forma u otra,particip en la guerra, y todos fueron por igualobjetivos del ataque. El aire abri caminos porlos que se pudo llevar el terror y la muerte aretaguardia de los ejrcitos, alcanzando amujeres, nios, viejos e intiles, que enanteriores guerras forzosamente se libraban detodo dao. Maravillosas organizacionesferroviarias, navales y de vehculos a motorpusieron y mantuvieron decenas de millones dehombres en accin continua. Los refinadosprogresos de la ciruga y la sanidad, una vez yotra enviaron a los hombres al matadero. No seprescindi de nada que pudiera contribuir a ladestruccin. Hasta la ltima convulsinagnica se aprovech para fines de utilidadmilitar.

    Pero cuanto sucedi en los cuatro aos de

  • la Gran Guerra no fue ms que un preludio delo que para el quinto ao se preparaba. Lacampaa de 1919 nos hubiera hecho asistir auna exaltacin inmensa de los poderesdestructivos. Si los alemanes, sin perder lamoral, se hubiesen retirado en buen orden alRin, en el verano de 1919 hubieran sidoatacados con fuerzas y por mtodosincomparablemente ms prodigiosos que todoslos empleados antes. Miles de aviones hubieranarruinado sus ciudades. Veintenas de miles decaones habran arrasado sus frentes. Se habanrealizado los preparativos necesarios parahacer adelantar a la vez un cuarto de milln dehombres, con todo su equipo, movindoseincesantemente hacia adelante a campotraviesa, en vehculos mecnicos, al ritmo dediez o quince millas diarias. Gases ponzoososde increble malignidad (contra los que slohabra servido una careta secreta que losalemanes no hubiesen podido proporcionarse a

  • tiempo) hubieran sofocado toda resistencia yparalizado toda vida en el frente hostil objetode ataque. Sin duda los alemanes tenan susplanes tambin. Pero la hora de la venganzapas. Se dio la seal de alto el fuego, y loshorrores de 1919 quedaron enterrados en losarchivos de los grandes antagonistas.

    La guerra se interrumpi tan repentina yuniversalmente como haba empezado. Elmundo alz la cabeza, contempl la escena deruina, y vencedores y vencidos respiraron porigual. En cien laboratorios, en mil arsenales,fbricas y oficinas, los hombres abandonaronlas tareas a que se dedicaban. Sus proyectosfueron dados de lado sin terminar ni ejecutar,pero sus conocimientos se conservaron. Susdatos, clculos y descubrimientos searchivaron presurosamente hasta nueva ordenen los ministerios militares de todos lospases. La campaa de 1919 no lleg a librarse,mas las ideas que la hubiesen presidido

  • continuaron desenvolvindose; en todos losejrcitos se exploraban, elaboraban y refinaban,bajo la superficie de la paz. Y si la guerravolviese al mundo, no se peleara con las armaspreparadas para 1919, sino con ampliacionesde las mismas que seran incomparablementems formidables y fatales.

    En esas circunstancias entramos en elactual perodo conocido como paz. En todocaso, la ausencia de guerra nos da unaoportunidad para considerar la generalsituacin. Ciertos sombros hechos emergenante nosotros, slidos e inexorables como loscontornos de los montes cuando se despeja labruma. Es cosa positiva que, en el porvenir,participarn en la guerra poblaciones enteras,todas esforzndose hasta el extremo, todassometidas a la furia del enemigo. Es positivotambin que las naciones que crean su vida enpeligro apelarn a todo medio que garantice suexistencia. Es probable o, mejor dicho,

  • cierto que entre los medios que en laprxima guerra tendrn a su disposicin losbeligerantes, habr mtodos destructoresabsolutos, ilimitados y acaso, una vezdesencadenados, incontrolables.

    Nunca hasta ahora se ha hallado el gnerohumano en esta situacin. Sin que hayamejorado apreciablemente su virtud, sin quecuente con ms prudentes guas que antes,tiene en sus manos por primera vezinstrumentos capaces de ejecutarinfaliblemente su propio exterminio. A estepunto del destino humano han conducido al fina los hombres todas sus glorias y trabajos. Bienharn, pues, en reflexionar en sus nuevasresponsabilidades. La muerte aguarda, atenta yexpectante, lista a servir, lista a barrer lospueblos en masa, lista a destruir, si lainvocamos, y esta vez sin esperanza dereparacin, lo que de la civilizacin queda. Lamuerte no espera ms que una orden. La orden

  • de un ser frgil y arrebatado, atnito que, trashaber sido por largo tiempo vctima de lamuerte, es ahora por una nica ocasin seor de ella.

    * * * * *

    Esto se public el 1 de enero de 1929.Hoy, el mismo da, pero dieciocho aos mstarde, no escribira yo diferentemente. Cuantaspalabras dije y cuantos actos efectu entre lasdos guerras tuvieron por solo objetivo elimpedir una segunda contienda mundial (y,tambin, por supuesto, el procurar que, si lopeor suceda, nosotros gansemos, o al menossobreviviramos). Pocas guerras habrn sidojams tan fciles de impedir como estesegundo Armageddon. Yo he estado siempredispuesto a usar la fuerza para desafiar a latirana o impedir la ruina. Pero, de haber losasuntos ingleses, americanos y aliados sido

  • dirigidos con la coherencia y el sentido comnusuales en la administracin de las casasdecentes, no hubiese existido necesidad algunade utilizar la fuerza sin que fuera acompaadade la ley, y por ende esa fuerza hubiera podidoemplearse, en las causas justas, con pocaefusin de sangre. Al perder toda finalidadconcreta, al abandonar los propsitos que mssinceramente postulaban, Inglaterra, Francia y cosa peor, dado su inmenso poder y suimparcialidad los Estados Unidos,consintieron que se crearan gradualmentecondiciones que deban conducir precisamenteal momento culminante que tanto se tema. Notienen esas naciones ms que repetir su bienintencionada y ciega conducta respecto a losproblemas nuevos, pero singularmentesemejantes, que se nos plantean hoy, si quierenmotivar una tercera convulsin a la que quizno sobreviva nadie para contarla.

  • * * * * *

    Antes aun en 1925 yo haba escritoalgunos pensamientos y observaciones decarcter tcnico, que sera errado noreproducir en estos das:

    No puede haber mtodos de usar laenerga explosiva en forma incomparablementems intensa que todo lo descubierto hastaahora? No puede inventarse una bomba que,sin ser mayor que una naranja, posea un podersecreto capaz de destruir toda una manzana deedificios, e incluso concentrar la fuerza de miltoneladas de cordita y hacer desaparecer de unsolo golpe toda una ciudad? No podranciertos explosivos, incluso del tipo existente,ser guiados automticamente en aparatosvoladores, mediante ondas de radio, u otrosrayos, sin piloto humano alguno, y caer, enincesante procesin, sobre una ciudad, un

  • arsenal, un campamento o un puerto hostil?En cuanto al gas asfixiante y la guerra

    qumica en todas sus formas, slo se ha escritohasta hoy el primer captulo de un libroterrible. De cierto, todos esos nuevos senderosa la destruccin estn siendo estudiados aentrambos lados del Rin con toda la ciencia ypaciencia de que el hombre es capaz. Y porqu suponer que tales procedimientos han deconfinarse al terreno de la qumica inorgnica?Bien cierto es que en los laboratorios de msde un gran pas est estudindose el medio depreparar y deliberadamente desencadenar sobrehombres y bestias pestilencias y enfermedades.Exhalaciones que devasten las cosechas,epizootias de ntrax que maten caballos yreses, pestes que no slo acaben con ejrcitos,sino con distritos enteros, son directrices a lolargo de las cuales avanza implacablemente laciencia militar.

  • Todo esto se redact hace casi un cuartode siglo.

    * * * * *

    Es natural que un pueblo orgulloso, si seve vencido en la guerra, trate de rearmarse loantes posible. Y natural que no respete, salvo sise le impone, tratados que hubo de firmar encondiciones difciles.

    ...Es fcil retractarse,como violento y nudo, de lo que fue forzado.

    De modo que la misin de impedir

    permanentemente el desarme de un pueblobatido corresponde a los vencedores. Para ellodeben seguir una doble poltica. Primero,mantenerse ellos mismos suficientementearmados y hacer cumplir, con incesantevigilancia y autoridad, las clusulas del tratadoque vedan la resurreccin del poder militar del

  • antagonista. Segundo, realizar cuanto seaposible a efectos de reconciliarse con lanacin derrotada, mediante actos debenevolencia que tiendan a procurar la mayorprosperidad posible en el pas vencido. Esdecir, que se debe trabajar por todos losmedios en crear una base de amistad sincera yde intereses comunes entre ganadores yderrotados, de manera que el incentivo arecurrir otra vez a las armas tienda cada vezms a disminuir. En los aos a que me refieroyo perge la siguiente mxima: El satisfacerlos agravios de los vencidos debe preceder aldesarme de los vencedores. Como se ver, elsistema opuesto fue el seguido, en granextensin, por Inglaterra, los Estados Unidos yFrancia. Y de ello se deriv lo dems que he derelatar.

    * * * * *

  • Magna tarea es la de crear un ejrcito queenglobe todo el potencial humano de unanacin grande. Los aliados victoriosos, apropuesta de Lloyd George, limitaron elejrcito alemn a ci