memorias de la emotividad - javeriana

M E M O R I A S

D E L A

E M O T I V I D A D

Trabajo de grado Claudia Lucia Puche Quiñonez

Director Juan David Laserna Montoya

Carrera de Artes VisualesPontificia Universidad Javeriana

Noviembre 2014

[…] las identidades nunca están cerradas o finiquitas, sino que siempre se encuentran en proceso de cambio, diferencialmente abiertas a novedosas trasformaciones y articulaciones. Este aspecto introduce una historización radical de las identidades, una crítica frontal a las concepciones que asumen la identidad como manifestación de una mismidad esencial e inmutable.

(Gomez, 2008,p.26)

Introducción

Exploración

reticula o pantalla

un orgasmo de un mes

el grito

grandes energías emocionales

Memorias de la emotividad

televisor, pintura y símbolo

una posible leyenda

Imágenes

Referentes

Bibliografía

Agradecimientos

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Contenido

I N T R O D U C C I Ó N

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Hace apenar unos meses que se acabó el mundial de Brasil en el que parti-cipó la selección Colombia de fútbol. Este evento, después de 21 años,

vuelve a recordarme el partído contra Argentina en 1993. Aquella noche del 5-0 fue relevante para mi porque aún puedo recordar la euforía y la emoción de la gente cantando y gritando el nombre de Colombia. Así, luego de 16 años sin que la Selec-ción nacional de fútbol participara en un mundial, la caravana amarilla por la calle 26 de Bogotá vuelve a aparecer. La ciudad empieza a trinar, la gente se reúne en la ca-lle acompañando a la Selección la cual, en un bus de dos pisos, va camino a reunirse con una multitud de personas en el parque Simón Bolívar. Se escuchan en la calle los gritos ¡Colombia! ¡Colombia!, se habla de los Héroes y de cómo éstos nos hacen sentir orgullosos de ser colombianos. Los hermanos Colombianos, como nos pre-senta la televisión, nos reunimos frente a nuestros héroes y presenciamos una carroza griega con los reyes y príncipes que regresan después de una batalla a nuestro reino. Algo así me recordó la caravana de personas detrás de la selección cuando observaba las noticias por la televisión. Si cuando tenía 5 años la presencia de la gente gritando la victoría de Colombia sobre Argentina me sorprendió, hoy en día, me intriga la manera en la que el espectáculo de la Selección Colombia trasmitido por la televi-sión me acerca a aquellos recuerdos de infancia. ¿Cómo pueden las imágenes tras-mitidas el 6 de julio recordarme un sentimiento similar? ¿Qué tiene la trasmisión de un espectáculo como este que la diferencia de la experiencia que está sucediendo en el Show? ¿Por qué la emoción de la gente acompañada de sus familiares intentando colocar una pancarta en un puente, o la voz de la presentadora de noticias casi afóni-ca, me generan ganas de gritar el nombre del país y emocionarme con la multitud?

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No recuerdo la primera vez que vi a la Selección Colombia por la televisión, pero si tengo las vagas imágenes de una noche en la calle viendo a la gente festejar la victoria de la Selección Colombia sobre Argentina, el 5-0 de 1993. Con apenas cinco años y estando el país conmocionado por la victoria, tengo presente haberme asustado por la emoción y la bulla en las calles producida por las personas. Creo que fue la primera vez que observe tantas banderas reunidas y probablemente también cuando escuche tantas voces que gritaban con toda potencia el nombre de Colombia.

El inició cronológico de este trabajo no comenzó debido a ese recuerdo. Tiene un momento importante que se desarrolla en diferentes ocasiones mientras estudiaba la carrera de Artes Visuales en la universidad. El énfasis audiovisual fue el comienzo del trabajo, especialmente aquello relacionado con la fotografía. Durante el curso

Parque Simón BolivarEl recibimiento de la Selección Colombia

2014.

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“Fotografía Contemporánea” comencé a desarrollar un trabajo entorno a las panta-llas, pensando cómo la luz de estos dispositivos direcciona la mirada de la gente en un espació. Ahora bien dicho interés surgió principalmente por cuestionar la ubi-cación de estos artefactos en un hogar y la construcción social que entorno a ellos se produce.

En mi caso particular la ubicación de pantallas proponía una serie de contradiccio-nes: La integración entre quienes habitan un mismo lugar cuando se trasmite un programa, pues hay eventos que llaman al encuentro cómo es el caso del fútbol, y el fraccionamiento de estas relaciones cuando cada persona se sienta frente al objeto sin prestarle atención a la persona que lo acompaña o a las personas que pasan por el lugar en donde él ve el programa. Dichos cuestionamientos dieron paso a una investigación en torno al monitor como un dispositivo que reconstruye la mirada y con ello nuestra relación con el mundo que nos rodea.

La pregunta por la relación de la televisión con el espectáculo del fútbol surgió por cuenta de una intriga: Lo que experimentaba era una incomprensión respecto al pla-cer que produce ver este juego en una pantalla. En mi opinión tendría más sentido experimentar el juego en tanto uno hace parte de él, pertenecer a un equipo o estar en un estadio, que a través de su trasmisión. Pese a los intentos que hice, pregun-tando a mi hermano su interes por el juego aun si éste era transmitido, no encontré razones suficiente que respondieran a las preguntas que me hacía. Más adelante, con el paso del tiempo me pareció interesante dirigir el trabajo al-rededor de la Selección Colombiana y algunas preguntas empezaron a surgir. ¿Es la Selección de fútbol importante para la comprensión de la identidad y la nacio-nalidad Colombiana? ¿Acaso se propone algo el espectáculo del fútbol? ¿Por qué la televisión parece ser el principal campo para expandir la cultura nacionalista en torno al fútbol?

Posteriormente cuando tenía que empezar a plantear las raíces del trabajo de grado, empecé a preguntarme por la relación del fútbol y la televisión. Pensaba que mucha

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de la fuerza de los partidos provenía del entrenamiento que la televisión hace de la mirada. Por lo tanto si en un momento me preocupaba entender las características que rodean el concepto de pantalla, por otro lado la fuerza del fútbol en la cultura visual de un país me hacía preguntarme por las trasformaciones que sobre la mirada ha terminado por proponer e imponer la aparicion de este deporte en la televisión.

MEMORIAS DE LA EMOTIVIDAD

Claudia PuchePantallas

48x37cm2011

E X P L O R A C I Ó N

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Empecé buscando imágenes en torno a los héroes del fútbol Colombiano de los años 90. Tal cual cómo si quisiera armar un rompecabezas, el encuentro

de los videos comenzó siendo algo azaroso. En primer lugar no era muy conocedora del deporte, de sus integrantes o del material que existia del equipo en esos años. Mi relación con ese mundo empezó de forma paulatina en la medida en que mi casa se inundaba del deporte gracias a que mi hermano observaba todos los partidos dis-ponibles en la parrilla de programacion, algo que sin duda confirmaba la naturaleza visual del juego.

Inicialmente decidí referirme a los primeros recuerdos que tenía en torno al espec-táculo del fútbol y para esto me úbique en los años 90. El equipo de ese tiempo se volvió importante no solo por ser un recuerdo de infancia sino por ser la querida y recordada generación dorada de Valderrama. El material audiovisual lo determinó mayoritariamente esta ultima decada del siglo XX. Cómo había experimentado de pequeña, el Seleccionado de fútbol de un país no es solo importante por los inte-grantes del equipo y las jugadas que estos hacen, sino por la capacidad de producir y generar símbolos entorno a la identidad y la idea de nación de un país. La selección de imágenes futbolísticas constituyó una investigación en torno a los elementos y símbolos que el fútbol genera en este sentido y para ese gran publico que podemos llamar “El pais”.

Por otra parte, cuando estaba pensando el trabajo me di cuenta que justo en este año presenciaria el mundial del 2014. Esto, aunque pareciera una ventaja no sabía si po-

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día funcionar en el proyecto. En primer lugar porque ya habia desidido enmarcarlo en un periodo específico; en segundo lugar no sabía qué tipo de imágenes surgirian y sí podían adaptarse al trabajo. Cuando empecé a ver los partidos de la Selección Colombia, me sorprendió la producción y el énfasis que la televisión hacia en torno al mundial. Entre esa producción de imágenes pude experimentar algo: La potencia del fútbol entorno a la producción de identidad nacional se aferra al espectá-culo que los medios visuales hacen del juego. Cómo si de pronto, la producción y la trasmisión de la televisión en torno al Seleccionado de un país reconfigurá los conceptos de identidad revelándole a los hinchas, los espectadores, los tele-videntes y los ciudadadanos el por qué de nuestra nación.

Está revelación me recordó a esa investigación que en semestres pasados había rea-lizado en la universidad entorno de las características de las pantallas. Si por un lado la potencia del fútbol al rededor de la producción de identidad nacional tenía sus raíces en el espectáculo que los medios de comunicación hacen de él, por otro lado la relación del espectador con el fútbol depende también del objeto que trasmite el partido, es decir la televisión. Por alguna razón me parecía que la producción de imágenes que se dan en torno al fútbol son más fuertes para el espectador que está sentado en su casa que para aquel que está presente en el estadio.

Dicho cuestionamiento empezó a sugerirme una serie de preguntas respecto del medio y el objeto que debía utilizar en el trabajo. Explorar las posibilidades que un aparato como la televisión ofrece tanto visual como plásticamente. Para ésto los análisis que había hecho respecto a la pantalla serían de gran ayuda.

Un primer acercamiento Antes de preocuparme por explorar los discursos visuales, empecé interviniendo la imagen trasmitida por televisión. Había seleccionado unos cuantos videos que había encontrado en plataformas cómo You-tube, entre estas algunas de las jugadas más destacadas de la Selección Colombia de fútbol de los 90, cómo la victoria 5-0 sobre

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Argentina en 1993. Recordando algunos elementos que surguieron en la investiga-ción que hice sobre la pantalla, expondré a continuación una de las características que me permitió pensar en intervenir directamente el monitor del televisor en lugar de afectar las imágenes por medio de un pragrama de edición.

En un momento, preocupada por entender cómo las pantallas tienen un lugar en la trasformación de la mirada al tiempo que reconfiguran por medio de discursos los problemas o situaciones que culturalmente nos rodean, empecé a leer algúnas de las teorías que Hernando Rincón Medina propone en su libro “La pantalla” (2001). Cómo no todos los puntos que trabaja en el libro son importantes para este trabajo, expondré básicamente la estructura del libro y me enfocaré en aquel punto que me ayudó a pensar una de las exploraciones plásticas del trabajo.

Medina, en su libro “La pantalla”(2001) hace una división conceptual alrededor de estos dispositivos. Para esto se pregunta por el Ser de estás tecnologías, aquel deber ser de la pantalla , el papel que ésta tiene en el mundo y la relación que establece con la mirada de las personas. Se preocupa también por explorar las operaciones de la pantalla; desarrolla para esto tres metáforas: (el sueño, la ventana, y el ángel) tres formas (el cine, la televisión y el ordenador) y tres aforismos (imagen mental, extensión del ojo y forma de mirada). Los conceptos que trabaja Medina los he vinculado a partir de dos situaciones: En primer lugar entender las características que rodean a la pantalla, lo cual me ayuda a pensar la relación entre una instalación y el objeto de la instalación. En segundo lugar la relación de la mirada con la pantalla cómo una forma de establecer nuevas lecturas entorno a los discursos que rodean las imágenes del fútbol. ¿Qué caracteriza una pantalla? ¿Cuando decidimos comprar un televisor en qué lu-gar de la casa lo ubicamos? ¿Dónde nos ubicamos nosotros cuando tenemos una pantalla? Pienso en estas cuestiones y me pregunto sobre la relación que tenemos con estos dispositivos. Por un lado me parece que nos hemos acostumbrado a su ubícación, de pronto porque la lectura de las imágenes que nos ofrece solo responde

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adecuadamente a una forma en el espacio, de pronto porque las mismas narrativas que ofrecen estás tecnologías permiten solo una lectura: la horizontal.

¿Por qué necesariamente cuando compramos uno de estos objetos se sobreentiende que van contra una pared o sobre un mueble? ¿Por qué la relación con estos objetos solo se puede dar cuando estamos enfrente a él? Es como si espacialmente este tipo de aparatos nos forzaran, dado a la relación que tiene con la imagen, a ubicarles siempre en una posición cómoda para el ojo. Ahora bien, la relación de la mirada no necesariamente debe estar amarrada la frontalidad respecto de la imagen. En el caso de una fotografía la mirada y la posición del observador varían, pues la foto depende de las diferentes impresiones que tenemos cuando nos movemos en el lugar don-de está expuesta. Respecto a la pantalla, aspectos similares suceden, aunque lo que principálmete llama la atención de la mirada es la escogencia de los planos cuando se edíta un video.

Lo interesante de esta característica entre la pantalla y la mirada es que la inte-racción entre ambas solo funciona mientras no se interponga algo a ambas. Esta característica la explica Medina (2001,p. 25) a través del concepto de frontera, el cual básicamente hace referencia a la superficie donde se percibe la imagen de una pantalla (cristal en el caso de la televisión, la tela en el caso del cine.) La frontera es aquel espació que debería ser intocable cuando de la imagen de la pantalla se habla. Es una frontera porque según Medina (2001) de la misma forma que el agua de un estanque separa con su superficie dos mundos, (lo que hay debajo del agua lo que está por fuera del agua,) la pantalla también está determinando a través de su su-perficie la unión y separación de dos mudos: El mundo del observador por un lado y por otro lado el mundo del espacio representado (p.25).

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¿Cómo intervenir la pantalla de un televisor? ¿Qué tipo de materia puede in-tervenir la imagen que se proyecta? Y si éste es el caso, ¿cómo el materíal que

utilizo afecta también el sentido y el discurso de lo que se muestra? Cuando empecé a usar el material audiovisual de la Selección Colombia, empecé por observar cómo la narrativa de un partido de fútbol es afectada cuando se interviene la pantalla del televisor con un elemento determinado. Primero decidí intervenir la pantalla esco-giendo qué mostrar y qué no mostrar de un partido de fútbol, construyendo una plantilla de un tablero de ajedrez a la cual le recorte 32 de 64 casillas. Ubiqué la plantilla sobre el televisor y empecé a observar la relación que este objeto le producía tanto al televisor como al contenido audiovisual del partido. Por una parte era in-teresante relacionar la entrada de la luz con las piezas blancas del tablero de ajedrez porque me permitía pensar en una especie de censura respecto a lo que se muestra y lo que no se muestra. Por otra parte la relación de la plantilla en tanto retícula pare-cía estorbar ya demasiado el video de la Selección Colombia. La idea de intervenir la pantalla no tenía que absorber con ella todo lo que la imagen podía ofrecer, sino que debía complementar discursivamente la imagen plástica y conceptualmete.

Teniendo esto en cuenta, comencé a trabajar la relación que tienen los discursos nacionalistas proyectados en las imágenes del fútbol. Empecé por explorar un grupo de símbolos que mande a reproducir en plantillas; las caules fui intercambiando con diferentes videos en posiciones diversas. Algúnos de los símbolos que mejor funcio-naron fueron: La estrella y la medalla. La funcionalidad de los símbolos respecto

¿Re t í cu l a o P l an t i l l a ?


Ejemplo de símbolos descargados de internet 2014

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de los videos dependió de las posibilidades conceptuales que se hacían posibles al relacionarlos y es que los símbolos acompañan al fútbol en su naturaleza pública, en sus emblemas y en sus prácticas.

Mientras búscaba información sobre la Selección Colombia de los 90 me encontré con algúnos artículos que hacían referencía a la medalla de la Cruz de Boyacá. El ex-presidente César Gaviria entrega a la Selección Colombia el mayor reconocimiento otrogado por el Estado: “La cruz de Boyaca, máxima distinción que entrega la Re-pública de Colombia a ofi ciales del Ejército, ciudadanos eminentes y a importan-tes personajes de países hermanos…” D Artagnan (12 de septiembre de 1993). La Cruz de Boyacá, símbolo de Libertad. El tiempo. Recuperado en octubre de 2014 en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1014904.

Ejemplo de una Medalla2014


Despúes del 5-0Presidente César Gavíria1993

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Es interesante observar qué en el artículo separen a la selección Colombia del grupo de “deportistas”; cómo si éstos estuvieran en una posición superior que otros atletas. ¿Cómo no pensar que la Selección Colombia estaba cambíando las cosas en el país cuando el presidente Gaviría exclama un día después de la victoria :

Hoy más que nunca estoy convencido que tenemos las bases suficientes para mirar con orgullo nuestro presente y nuestro porvenir. Y lo digo con la segu-ridad que me embarga: ya no hay vuelta de hoja, no hay paso atrás, no hay camino de reversa. Atrás quedan los pesímistas. Atrás quedan los violentos. Atrás quedan los perseverantes pregoneros del desastre. La magia del fútbol surgió de manera asombrosa y reina sobre Colombia. El 5-0: la fiesta que terminó en tragedia para Colombia. Recuperado el 1 de octubre de 2014

en http://www.golcaracol.com/5_0/test/4

La acción de otogar una medalla que históricamente es ímportante en la represe-tación de lo que cada colombíano debería ofrecer al país, aquello que el precídente Gavíria pronunció como el “Pensar en lo que queremos hacer de esta nación”, es también una forma de evaluar las controversías por las que pasamos los colombia-nos. En un momento somos victoriosos, en un momento somos fracasados. Las vic-torias se miden medíante no se agoten con las derrotas, son esperanzas que disfrazan un país conflictivo al que solo las perdidas le revelan el rostro. Por eso cuando las palabras de Gavíria se estrellan al año siguiente de la victoria con el rotundo fracaso en el mundial de 1994, los Colombíanos consideran el peso de ser parte de un país que se desespera por identificarse pero que no reconoce en sus derrotas muchas de las cosas que lo hacen ser lo que es. La medalla es un símbolo contradictórío, nos eleva al estatúto de “heroes” de una nación, pero también nos reclama los fracasos frente a la misma.

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Ahora bien, cuándo escogí el símbolo de la medalla no queria referirme a la cruz de Boyacá, simplemente elegí un motivo visual que pudiera ser relacionado con la condecoración en tanto que las plantillas funcionaran.

La estrella es otro símbolo que escogí como parte del proceso. Por un lado porque uno de los díscursos que muchas veces identífi ca a los integrantes del equípo es aquel del “héroe” nacional, sin embargo, ¿Qué es la estrella? ¿ Un símbolo que se le otorga a los jugadores de un partído de fútbol? O, ¿son las grandez emociones que trasmite la televisión del juego las que hablan de una “estrella” en donde “ todos juntos” nos emocionamos? Si en 1993 “34 millones de Colombianos celebraron los goles de la selección Colombia”, en el 2014, 48 millones lo celebraron y lo cóntinúan celebran-do. En defi nitiva la victoria que se presenta en estos partídos abre un espácio para preguntarse y reconocer aquel “nosotros” a partír de la imagen del héroe que los jugadores representan en este evento.

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Llegue a la creencia de que el viaje del héroe no es más que un manual para vivir, un completo manual de instrucciones para el desarrollo del arte de ser humano. El viaje del héroe no es una invención, antes bien se trata de una observación. Es el reconocimiento de un hermoso deseo, de unos principios que gobiernan la conducta de la vida y el mundo de la narración de histó-rias…( Vogler,2003,p.11)

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Si algo se pudo percibir durante un mes fue la alegría que el mundíal le trajo a Colombia. Junio fue una dosis de felicidad he inmortalidad que se apoderó

de las calles del país, se decubrieron nuevos ídolos y sus ciudadanos soñaron con gran emoción la pasión nacional.

Así fue Julio del 2014, un mes de ensueño que esperamos se repita, un mes de “hé-roes”, de victórias y de fracasos en donde “todos” participamos. El mundial de Brasil, con todo su esplendor, ha sido para los Colombíanos una fecha hístórica porque comprobó que tenemos un “camino” pese a que no logramos la meta. Este “camino” me recuerda a algúnos princípios que rodean la idea del “héroe”, esa cancha de la aventura donde las histórias mítológicas se resuelven en el aprendizaje y la madura-ción del hombre. Campbell se refiere a ésto de la siguiente manera: “ El héroe inicia su aventura desde el mundo de todos los días hacía una región de prodigios sobre-naturales, se enfrenta con sus fuerzas fabulosas y gana una victoría decisiva; el héroe regresa a su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos.” (Campbell, 1997, p.35)

El regreso de los jugadores desde Brasil y el recibimiento que se les dio mientras viajaban en el bus, es la cumbre que relaciona el mundial con la imagen de los héroes mitológicos. Brasil, esta gran aventura hizo parte de la trasformación de cada juga-dor. Si en un momento llegan como personas que jugaban en un equipo de fútbol, al fínal de la copa regresan a su país como héroes porque se han entregado por el juego y en éste han enfrentado experiencias que los forman como seres humanos.

Un o r ga smo de un mes


Parque Simón Bolivar,El recibimiento de la Selección Colombia 2014

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La “fe” de una nación que por mucho tiempo soñaba escalar las gradas mundialis-tas encuentra su respuestá en los actos y la valentía de sus jugadores. Avilés como Aquíles y fuertes como gladiadores recorren el terreno de lucha esquivando y humi-llando a sus rivales. Y aún así cómo todo heróe terminan su aventura enfrentadose a su humanidad. Entre las imágnes que podruce el mundial, las lagrimas derramadas por James en el último partido que jugó la Selección le garantizaron la estrella que durante todo el mes fue construyendo. Su imagen de heróe mundilista se revela porque en esta derrota se enfrenta a la singularidad y la inocencia que conlleva el ser un humano. En este llanto todo el país lo acompaña y cada persona lo sien-te cómo propio. La trasformación del hombre en la aventura heroica trae consigo asumir también “sus límitaciones históricas, personales y locales; alcanzado formas humanas generales, válidas y normales.” ( Campbell, 1997, p.26)

Dentro de la amplia simbológía que aparece en los eventos mundialista, es intere-sante considerar cómo la idea del heroé se reconfigura hoy en día por cuenta de la trasmisión en “vivo y en directo” ofrecida por los distintos canales deportivos. Si la aventura mitológica de los heróes del pasado se conocía a travez del relato de sus histórias en el tiempo, hoy en día los espectadores conocen en vivo y en directo la totoalidad de la vida de sus jugadores.

James Rodriquez maduró en el mundial de Brasil, eso no se lo podemos negar. Ya no es un jugador más de la selección Colombia, ahora es el ícono de un país que ve en él al héroe que se formó en este camino. Seguramente Rodriguez entiende que sin la gran estructura medíatica que rodea un evento de estas magnitudes sus esfuerzos no húbieran sido tan inpactantes. Así, en una de las celebraciones que hace despues del partido contra Uruguay se observa al goleador mirando los televisores que en el mismo momento trasmiten su imagen monumental para todo el mundo. Este tipo de imágenes revelan el poder que los sistemas medíaticos tienen en la cons-trucción del imáginario nacional. En un momento James festejaba la trasmición de su imagen por el mundo y días despúes la eliminación de la Selección comuníca la


James Rodriguez observa su imagen en los televisoresColombia Vs Uruguay2014


James Rodriquez llora en los hombros de José Néstor Pékerman

Colombia Vs Brazil2014

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tristeza al mundo de un país. Sí la vida del heroé representa un manual de instruc-ción de lo que constituye ser humano, la televisión es el medio por el cual las perso-nas se acercan al manual de su vida.

A los tiempos los marca el símbolo. Y nuestro tiempos toman la forma que le dan los medios masivos de comunicación. ¿ Qué son los medios de comunica-ción? Historías que se expresan en un lenguaje afectivo, espectacular y gozoso; historías que exhiben las maneras de ser, sentir, pensar y representarse de una sociedad; historias que nos dicen cómo venimos siendo. ( Rincón, O.,p.11)

La industria se ha encargado bien de armar cada piesa del rompecabezas fútbolistico. Lo llamo rompecabezas porque cuando miraba la trasmisicón del mundial pensaba que, entre todo lo que pasaba en el partído, la trasmición de las expresiónes de los jugadores era lo más emocionante de ver en este deporte. Una de las cosas que fúi descubriedo durante la captura del material audiovisual fue que en el pasado mun-dial la proyeccción de imágenes en torno a los jugadores y la alegría de la gente en el estadio estába mucho mejor realizada tecnicamente y narrativamente que cuando la Selección se enfrento contra Argentína en 1993. Sí en un momento existió un interés por el deporte como juego, hoy en día el deporte se practica en tanto se ven-dan imágenes espectaculares de sus sujetos y de las acciones que éstos realizan en la cancha. Aquí la cuestión no es juzgar si el espectáculo medíatico del fútbol esta bien o mal en terminos políticos o estéticos. Desde el comienzo me he concentrado en cómo “Algo interesante pasa ahí”, en las fuentes visuales producidas por los medios masivos que tanta importancia le otorgan a este particular juego.

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En el reciente múndial me sorprendieron especialmente los rostros durante la celebración de sus jugadas. La producción mediática demuestra una vez más

una gran admiración por las celebraciones haciendo de éstas la estrategia perfecta para vender los símbolos identitarios que acostumbran promover.

Entre estos símbolos uno de los más interesantes que encontré fue el grito. En el, la camiseta y la bandera se hacen una fuerza nacional. En el grito está el nombre del país y con el se canta el himno. Algo escalofríante y magnifico sucede en este rugido de guerra donde las personas portan orgullosamentesu su estandarte. Las expresiones fantasmagóricas de la serie Screaming paintings de Francis Bácon tienen algo de parecido con los jugadores. En los cuadros de Bacon se puede intuir la importancía que el cuerpo tiene dentro del manejo pictórico. La figura, apenas esbosada, proyecta todo su sentimiento en la cabeza y de ella en el grito, en parte sencillo en parte peligroso al cual se le escapa el alma para dejar entrar el animal en el hombre.

En el fútbol aparece el animal de cada jugador. Dentro de la lucha territorial que sucede en la cancha, la batalla toca fondo cuando se logra meter el Gol. En el es-fuerzo la victoría que todo partido supone, los rostros se deforman haciendo que las miradas se pierdan en lugares desconocidos. El cuerpo de los futbolistas parece des-equilibrarse y la cabeza, en ese ajetreo, no sabe si desprenderse por la emoción que recibe. Las pinturas de Bacon tienen de espeluznante ese rostro que se desvanece

E l G r i t o


James RodriguezEl gritoColombia Vs Uruguay 2014


Yepes festeja uno de sus dos goles. Paraguay Vs Colombia

eliminatorias Mundial 2014Foto: EFE


Francis Bacon Sin título (Papa)

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en el grito, los jugadores de fútbol tienen de aterrador que proyectan en el grito del Gol todo un sentimiento nacional. La cuestión sería preguntarse ¿ A qué, le grita el jugador de fútbol?

Inocencio X grita, pero justamente grita detrás de la cortina, no solo como alguién que no puede ser visto, sino como alguien que no ve que no tiene nada que ver, que no tiene otra fución que hacer visible las fuerzas de lo invisible que lo hacen gritar, las potencias del porvenir. Se expresa en la fórmula “ grita a …” No grita frente…, ni de…, sino gritar a la muerte, etc, para sugerir este acoplamiento de fuerzas, la fuerza sensible del grito y la fuerza insensible de lo que hace gritar. ( Deleuze ,1984,p.37)

La fórmula “grita a..” que plantea Deleuze podría ser “ gritar a el país” con todo la potencia el nombre que le pertenece. En este grito la pregunta “por qué” no tie-ne lugar, la misma acción de gritar el nombre se sostiene por sí misma a través de esas fuerzas invisibles. El grito que proyectan los jugadores de la Selección traspasa las fronteras nacionales y por un momento no existen las diferencias. ¿Vale la pena preguntarse porqué este grito anula los problemas? O sería mejor preguntarse por la naturalización del grito identitário. Para eso será necesario presentar algunas for-mulaciones que se han dado respecto a la idea de nación e identidad, especialmente en el contexto Colombiano.

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Preguntarse por cómo el espectáculo opera desde las imágenes de la Selección Colombia, ha sido hasta el momento eleguir algunos “símbolos” y explo-

rarlos a nivel conceptual y plásticamente. Ésto me permitió pensar en el televisor, no solo como un objeto que proyecta imágenes para justificar una vida útil, sino también pensarlo como un objeto completo que se puede intervenir y re-explorar, obteniendo nuevas lecturas de la imágenes que proyecta y la relación que éstas tie-nen con estos aparatos.

En estos discursos que se entrecruzan con el espectáculo del fútbol, la producción de identidad nacional ha sido desde un principió una de las preguntas del proyecto. Ahora bien entre estos cuestionamientos aún hase falta abordar el tema dentro del ámbito Colombiano y para esto es necesario aclarar algunos enunciados: La cons-trucción de nación he identidad se vive en la cotidianidad cómo parte de la memo-ria, de las tradiciones y de la historia de cada persona. Así la trivalidad de la vida hace parte de las estructuras que nos hablar de nación, “ del reconocimiento en lo constructivo, en lo afirmativo del ser nacional, pero también en lo destructivo, en aquello que no quisiéramos ser. “( Dávila L y Londoño, p. 124)

En el fútbol aparece algo de esa cotidianidad donde nos reconocemos como Co-lombianos y diferenciamos lo que no es de aquí. En este encuentro colectivo las pa-siones juegan un papel importante y son estás las que han sido objetivo de grandes intereses mercantiles. Ahora bien, no todo lo relacionado al fútbol se convierte en

Grandes ene rg í a s emoc i ona l e s

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mercancía. Cómo juego se acerca a la banalidad de la vida, a sus momentos de ocio. En este deporte existe una forma que recuerda esa sensación de ir de paseo al campo, en donde la cancha constituye ese territorio de tranquilidad donde mucha gente olvida por unas horas los problemas del mundo. Además, en su sencillez las reglas del fútbol hacen posible que cualquier persona juege por pirmera vez. Así mismo en el juego se advierten algunas manifestaciones estéticas, en particular la destreza de algunos jugadores en la cancha o el trabajo en equipo para alcanzar el objetivo del partido.

Históricamente parece que el futbol entró a Colombia por barranquilla, en donde, gracias a la construcción de vías ferroviarias por cuenta de empresas inglesas cómo “The Colombian Railways Company” que buscaban conectar el Atlántico con el centro del país, se empezó a jugar fútbol cómo una forma de pasar el tiempo libre (Polonía.D.,2012). En este momento empezaron los “criollos” a conocer este depor-te y con el tiempo el juego se fue popularizando.

Los años 20 fueron de gran importancia para su auge. En un tiempo de cambios eco-nómicos para el país, en donde las diferencias políticas eran constantes, la creación de canchas para el juego de la pelota fue un recursos utilizado por los gobernantes para generar paz entre la población. Así mismo la llegada de la industrialización a las ciudades marcó la llegada de una nueva arquitectura asociadad a los deportes: el fútbol con su gran poder de convocatoria para atraer a las multitudes, aportaría grandemente a un imaginario que permitió la aprarición de los estadios.

Antes que en Colombia se diera la profesionalización de los jugadores se empeza-ron a importar talento extranjero. La apuesta por alcanzar niveles de profesionali-zación permitió que el país entendiera el fútbol no solo cómo un juego sino cómo una herramienta para generar dinero, en este camino, el espectáculo sería entonces la estrategia para atraer público a los estadios , una puerta que empezó a abrirse pro-piciando la entrada masiva del capital a cuesta de las emociones de un país.

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En esta nueva faceta comercial del fútbol, una habilidad mercantil en torno a las emociones empieza a ser desarrollada por medio de campañas dirigidas tanto a lo personal como a lo social, que organizan discursos para la memoria y la imaginación de una nación.

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Como Colombiana reconozco en el material de mi memoria la existencia de imá-genes que me hablan del deber ser Colombiano. Una posible auto- reflección de mi condición ciudadana sería asumir cómo el espectáculo que rodea el fútbol tiene un rostro que re-configura la veracidad de la imágen que tenemos del país. Una especie de economía de las imágnes, de las palabras e íconos, con las que establecer la nece-sidad de una identidad y que bien cómo señala Debord (1967), tiene sus raíces en la adquisición que los países han tenido de nuevas tecnologías.

Los saltos tecnológicos son nuestros actúales milagros, la conexión diária a las redes y pantallas, nuestra comunión en misa; los nostálgicos del general Ludd, nuestros herejes; la adquisición de accesorios para el hogar, el progreso en la pureza de nuestra fe; el rechazo a creyentes y nacionalistas, nuestra prueba espiritual; el forzamiento acelerado de las fuerzas productivas globa-les, nuestra última cruzada, la antena parabólica, nuestra aguja de la cruz, las veinticuatro horas continuas de trasmisión, nuestro carillón canónico; si antes nos redimía el cielo, hoy nos emancipamos por el control remoto (De-bord,1967.p11)

En estos “imaginarios nacionalistas ” que rodean el espectáculo del fútbol por cuen-ta de las tecnologías, la Selección Colombia pasó por diversas etapas hasta lograr una “identidad” en donde los consumidores de un país se reconocieran. Entre éstas se encuentra el periodo de los 90 con las que he empezado a pensar el proyecto. Una segunda época del Dorado que tuvo facetas contradictorias y en la que la violencia, el narcotráfico y la muerte se asomaron por primera vez para revelarnos el rostro menos cotizado de esta cortina que ayudamos a construir durante el siglo XX.El espectáculo que se soporta en las tecnologías tiene una característica interesante: Una naturaleza ambigua, un truco que construye identidad y nacionalidad sin im-portar la victoria o el fracaso en la posibilidad de convertirce en hechos históricos. Este sistema doble tiene como fìn los deseos de las personas. Ahora bien en esta “modulación de los deseos, los afectos, la percepción y la memoria” ( Lazzarato,

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2006 citado por Gomez, p. 15 ), se hacen visibles las inherentes contradicciones del fútbol cómo espectáculo. Por un lado los 80´s y la irrupción subita del narcotráfi-co, por otro lado la relación entre el fútbol y las actividades ilegales. La llegada de Francisco Maturana quien propone un deporte lejos de la delincuencia y desde la integridad de los jugadores dentro de la cancha. En esta propuesta que construye Matrurana, el rol del espectáculo tendría gran importancia, pues se proyectarían imágenes de jugadores Colombianos como heroes nacionales mientras el fútbol em-pezaba a ser anestesia de los verdaderos problemas del estado.

“En aquella Colombia sin referentes colectivos distintos a la inexistencia de referentes colectivos; crecientemente absorbida por la violencia, la corrupción y el enriquecimiento fácil; sumida en una crisis de valores unificadores y per-didos los mecanismos legitimadores tradicionales (la iglesia, los partidos); con significativos procesos de descomposición social; en aquella Colombia decíamos, el fútbol se convirtió en la única instancia en términos constructi-vos.“( Dávila , 1994:23-24 citando a Quiceno, 1990:96)

Existen imágenes de héroes pasados, héroes que no pudieron volver a reconciliarse con la vida dentro del fútbol Colombiano. Entre esos Andrés Escobar es el más sig-nificativo. En un momento donde el juego era la única actividad que alejaba al país de los conflicto que lo rodeaban, la exigencia que los jugadores de fútbol tenían era mayor, no solo por la opción de vida que proyectaban hacia un país conflictivo, sino porque sus habilidades en la cancha fueron también fuentes de inspiración y orgullo nacional.

El caso de Escobar es interesante, porque a cambio de esconder los problemas le recordó a la sociedad la manera violenta con la que acostumbra resolver sus dilemas. Así, sin importar cuales fueron las razones del gatillero que mató a Escobar, en el fútbol también nos reconocimos cómo una sociedad violenta que solo aprecia a sus hijos cuando estos ya no estan. Esta identidad hecha por las figuras heroicas, aquellas


Andrés EscobarPony Malta 1994

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que le traen esperanza al país no solo se puede entender desde “lo positivo” que ro-dea el imaginario. La identidad de un país es una seria de construcciones históricas y entre éstas la violencia también tiene un papel en la memoria nacional: “el mayor impacto de la violencia fue que, como toda gran catástrofe colectiva, desempeño un papel unifi cador, sugirió nuevas percepciones de lo colombiano y nuevas de solida-ridad y oposición” ( Melo, 1992.)

Genealogías de la Colombianidad , un libro de Santiago Gómez, tiene un punto in-teresante cuando de identidad se habla y lo cual me sirve para pensar esa simbología del fútbol, donde el proceder de las imágenes tiene el fi n de unifi car a la población por una misma pasión.

Gomez explica que pensar la identidad no solo se puede dar desde la practica del “nosotros”, sino que este reconocimiento se da cuando diferenciamos lo que cons-tituye el “nosotros” con respecto a los “otros” En este reconocimiento la diferencia

Auto GolColombia Vs Estados Unidos

1994

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toma un rol importante cuando se trata de pensar al país. Así, sería mejor hablar de identidades en vez de “La identidad”, en vez de perseguir un único objetivo, po-dríamos entendernos desde la multiplicidad, tal como esta es en un equipo o en una multitud. En el fútbol existe una contradicción porque el espectáculo que lo rodea solo permite pensar la identidad cómo la unificación total de la memoria histórica, en vez de pensar las memorias como discursos multiples, singulares y libres.

[…] en contradicción directa con la forma como se las evoca constantemente, las identidades se construyen a través de la diferencia, no al margen de ella. Esto implica la admisión radicalmente perturbadora de que el significado “positivo” de cualquier termino- y con ello su “ identidad- sólo puede cons-truirse a través de la relación con el Otro, la relación con lo que él no es, con lo que justamente le falta, con lo que se ha denominado su afuera constitutivo (Stuart Hall, 2003,p.18).

M E M O R I A S

D E L A

E M O T I V I D A D

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Este trabajo parte de la experiencia personal que he tenido con los partidos de fútbol de la Selección Colombia. En un momento la victoria del 5-0 entre

la Tri-Color y Argentina en 1993, en otro momento el mundial de Brasil del 2014. El trabajo lo delimitó el telvisor, como un dispositivo que no solo proyecta imágenes sino también cómo objeto que puede intervenirse. Los objetos con los cuales decidí trabajar en Memorias de la emotividad fueron desde el principio televisores de gama vieja. A estos, en comparación con los televi-sores pantalla plana que actualmente están en auge, les veo una mayor utilidad cómo materia que puede intervenirse. Por ejemplo: Su estructura cómo objeto tridimen-sional es más asequible al ojo que los nuevos televisores, donde lo único que debe resaltar es la pantalla como materia “independiete” del objeto que la contiene. En los televisores antíguos, más que diriguir la mira al diseño de la pantalla también se pen-saba el objeto. Por eso, mientras estába trabajando con estos dispositivos, observe cómo algúnos detalles de la ventilación varíaban según el tamaño de los televisores y del caparazón que proteje la estructura interna de la pantalla.

La circunstancia que se dio al pensar el televisor cómo un objeto que puede inter-venirse también generó preguntas respectó a la funcionabilidad que este tiene con las personas. Así, este tipo de aparato es raro encontrarlo en una posicion diferente que no sea la adecuada para la mirada. La relación que tenemos en la cotidianidad con este objeto necesariamente se reduce a poder ver el programa que está pasando la televisión siempre y cuando algo no interfiera con la imagen. Cuando de fútbol hablamos, es todavía más complicado romper con estas estructuras. El hecho de que algo intervenga la pantalla cuando esta pasando un partido o justo cuando la Selec-ción hace el Gol del partido es una barbaridad.

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La Pintura fue un material que permitió intervenir la pantalla de una mane-ra interesante. En particular el Vinilo, debido a su contextura, pudo cubrir

bien la superfi cie del dispositivo, aunque a veces la luz del aparato lograba escaparse en aquellas partes donde no había podido cubirlas bien. Pensar el televisor cómo un lienzo a travéz de la pintura y las plantillas convirtió la idea de este aparato en lo que realemte es: un objeto con cinco caras que puede ser intervenído. La lectura del material audiovisual de ahora en adelante no solo dependía de si misma, sino tam-bién del objeto que la proyecta, de los materiales que lo intervienen y de la posición donde éstos se úbican en relación a las personas y a los otros televisores.

Te l e v i s o r , P i n t u r a y S ímbo l o

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Cómo la posición de los televisores se estaba volviendo importante, una posible leyenda apareció. La selección Colombia es cómo un mito que se va

trasformando con el surgimiento de nuevos jugadores, con los diferentes relatos que de ella se escucha y con la producción del espectáculo que se forma a la par de ella. Así, en 1949 existió el primer Dorado, nombre asignado por la conocida leyenda Muisca y de ahí en adelante todo momento importante en el fútbol Colombiano recordaría ese nombre. Un segundo Dorado apareció en los años 80 y uno tercero ahora en el 2014.

La leyenda por la búsqueda de este ensueño dorado tiene un particular relación en el fútbol a partir de su simbólogía. Si una leyenda es una narración de hechos que se interpretan y se trasmiten de forma oral o escrita, en el fútbol existe una leyenda en donde los discursos de identidad y nacionalidad se trasmiten por los medios de comunicación. No solo porque aparezcan buenos jugadores se hace buen fútbol y se identifica uno con el país, sino que en el partido, cómo lugar por descubrir, la aven-tura se presenta cómo el porvenir donde todos nos encontramos por una misma pasión que puede hacernos inmortales : el oro.

En el oro, existe una econombía de los deseos y a travéz de él también se genera una idea del porvenir social. Esta esperanza que el oro genera sobre lo que puede ser un tiempo futuro en la vida de las personas, tiene un gran parecido con el proyecto del espectáculo en fútbol: la costrucción de una fé a partir de la idea de nación he identi-

Una po s i b l e l e y enda

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dad cómo una luz sobreabundante en el hombre que busca sentido a su vida. Que el nombre de la conocida leyenda del Dorado se recuerde cada vez que a la selección le empieza a ir bien es también entender nuestro fútbol como una aventura que puede conducirnos a un tesoro : la fé en “nosotros” cómo un país que se entiende y com-prende la totalidad de sus hábitantes.

La idea de entender al fútbol como una religión me llevaron a reproducir el co-lor Dorado sobre los televisores. En un principió quería encontrar una pintúra que pudiera darle el brillo del oro a la superficie de éstos dispositivos. Para esto probé con diferentes pinturas pero estás no arrojaron resultados positivos. Por un lado la pintura no tenía la consistencia adecuada, por otro lado tampoco generada el efecto dorado del “oro” en los telvisores. Para resolver este dilema tuve que buscar otras formas con las que intervenir los televisores. En un primer momento intente en-volverlos en tela o en cinta de regalo y pintarlos con pintura dorada, pero aún así no lograba lo que quería. Más adelante encontré que los podía pintar con polvo de oro, pero, dado al plastico de los televisores, la mezcla no terminó aferrandose bien. Por último encontré la hojilla de oro y fue con este material con el que pude similar lo que buscaba. Así el mecanísmo por el que resolví el trabajo fue envolver los tele-visores en cinta de enmascarar, agregarles colbón y cubirlos con períodico que fue pintado con hojilla de oro líquida. El resultado de este experimento fueron unos te-levisores con una aspecto extraño pero con un color parecído al que produce el oro.

Memorias de la emotividad, es pues, un trabajo que se basa en la obtención de unos símbolos específicos y su relación con algúnos videos de la Selección Colombia. Está conformado por 10 televisores que proyectan diferentes videos en donde el movimiento de la bandera, las expresiones de la gente eufórica por el la victoria de la Selección, el auto gol de Escobar en el mundial de Estados unidos en 1994, las celebraciones de los jugadores en la cancha, tanto en el partido que tuvieron contra argentina en 1993 como en el pasado mundial de Brasil, hacen parte una símbología del espectáculo que vuelve inolvidable aquel “numero 1” con el que siempre hemos estádo soñando.

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I M Á G E N E S

R E F E R E N T E S

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Muchas de las intalaciones en las que ha trabajado este artísta se cracterizan por uso de materíales y escálas diversos, además de la incorporación de

formulaciónes conceptuales. Sus instalaciones tratan de crear más que objetos am-bíentes, en donde una vivencia estética se de por medio de las sensaciones y las emo-ciones. En este orden de ideas “Misión/Misiones (Cómo construir catedrales)” (1987), tiene la capacidad de generar una aurora dorada en el espació que puede ser útil en la iluminación de los televisores.

C i l d o Me i r l e s

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El trabajo que tomo como referecía de este artísta es Masa Crítica. Más que por la instalación me intereza el el concepto que él maneja: Una crítica a la

globalización del múndo hacia el camino de un solo díscurso. Al igual que en el fút-bol en donde se estandariza la identidad de un pais, en Masa Crítica también se cues-tiona el discurso estereotipado del bueno y el malo que algúnas películas proyectan.

Fe rnando Uh í a

B I B L I O G R A F Í A

Capmbell, Joseph. El héroe de las mil caras. México D. F: Fondo de Cultura Eco-nómica, 1997.

Debord, Guy. La sociedad del espectáculo. Buenos Aires: la marca editora,2008.

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Melo, Jorge Orlando. Etnia, religión y nación. En Preámbulo: 13 Salón Regional de Artistas Zon Centro,2009, Primera edición 2010.

Polonia, Daniel Fernando.( 2012). Fútbol y ocio. Del circo de toros a la época de El Dorado, Bogotá 1850- 1953. Tesis para obtener el título de históriador,Universidad Javeriana,Bogotá, Colombia.

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Libros encontrados en Internet

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Imágenes Obtenidas

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James Rodriquez llora en los hombros de José Néstor Pékerman. Recuperdo en http://www.espn.com.co/news/story/_/id/2159744/los-desafios-de-pekerman

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Yepes festeja uno de sus dos goles. Recuperado de http://canchallena.lanacion.com.ar/1629210-colombia-paraguay-eliminatorias-fecha-18-asuncion

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Auto Gol. Recuperado de http://www.revistacredencial.com/credencial/content/andr%C3%A9s-escobar-el-h%C3%A9roe-que-cometi%C3%B3-un-error-fatal

guillermo puche, violeta quiñonez, familía puche quiñonez, george lozano, carlos solano, laura velasquez, viviana galvez, nicolas ureta, tim noble, juan pablo gavíria, taira rueda, mabel novoa, nubia estela murcia por ayudarme a conseguir los televi-sores, liliana restrepo, al espacio del sanatorio por permitirme trabajar ahí, a omar rincón por la converzación que tuvimos, y por supuesto a mi asesor juan david laser-na por la paciencia que tuvo siguiendo el proceso de este trabajo.

Ag radec im i en t o s

Claudia Puche (1988) estudió Artes Visuales y fi losofía en la Universidad Javeriana. Realizó es-tudios de fotografía en la Academia Francesa de la imagen. Sus áreas de interés son: La teoría de la fotografía, la teoría del cine y el video.

memorias de la emotividad - javeriana

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