mecánica democrática y valores humanos

26
131 Mecánica democrática y valores humanos (*) Por Oscar Reyes Centro de estudios Filosóficos. Universidad Católica Andrés Bello Varias imágenes vienen a la cabeza cuando se nos menciona la palabra democracia. Pensamos en valores como la libertad: libertad de movernos a donde nos plazca, libertad religiosa, libertad de expresión. Adicionalmente, pensamos en mandatarios y funcionarios electos mediante comicios; presidentes, gobernadores, alcaldes o diputados. También, pensamos en países donde hay un fuerte discurso sobre el respeto a los derechos humanos, como Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Por contraposición, también pensamos en otros países donde los derechos humanos son violados: Sudán, Cuba, China, Irak, Libia. Gracias a Dios, Venezuela todavía no entra del todo en esa lista, aunque supongo que a algunos no les faltan intenciones de meternos allí en contra de nuestra voluntad. Libertad, voto, derechos humanos: de acuerdo a esta enumeración, la palabra democracia provoca en nosotros una gran cantidad de imágenes e ideas conectadas lógicamente de una manera débil, pero con una fuerte carga emocional. Ahora: si se nos preguntara por algunos mecanismos formales operativos mínimos de la democracia, posiblemente ya no podríamos contestar de manera tan inmediata, y tendríamos que hacer un esfuerzo para responder. Lo más probable es que nuestra respuesta se vincule con la posibilidad de votar, porque el voto es el mecanismo formal democrático más conocido. Hoy, nuestra idea es analizar una serie de mecanismos -incluyendo el voto por supuesto-, que están vinculados con el ejercicio de la democracia, y que han ido evolucionando a lo largo del tiempo. Creo que ello es necesario porque muchos de esos mecanismos son confusos para la gente, y son invocados de una manera manipuladora y tendenciosa por dirigentes políticos,

Upload: documentoseducacionenvalores

Post on 09-Nov-2015

9 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 131

    Mecnica democrtica y valores humanos (*)

    Por Oscar Reyes

    Centro de estudios Filosficos. Universidad Catlica Andrs Bello

    Varias imgenes vienen a la cabeza cuando se nos menciona la palabra democracia.

    Pensamos en valores como la libertad: libertad de movernos a donde nos plazca, libertad

    religiosa, libertad de expresin. Adicionalmente, pensamos en mandatarios y funcionarios

    electos mediante comicios; presidentes, gobernadores, alcaldes o diputados. Tambin,

    pensamos en pases donde hay un fuerte discurso sobre el respeto a los derechos humanos,

    como Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Por contraposicin, tambin pensamos en otros

    pases donde los derechos humanos son violados: Sudn, Cuba, China, Irak, Libia. Gracias

    a Dios, Venezuela todava no entra del todo en esa lista, aunque supongo que a algunos no

    les faltan intenciones de meternos all en contra de nuestra voluntad.

    Libertad, voto, derechos humanos: de acuerdo a esta enumeracin, la palabra

    democracia provoca en nosotros una gran cantidad de imgenes e ideas conectadas

    lgicamente de una manera dbil, pero con una fuerte carga emocional.

    Ahora: si se nos preguntara por algunos mecanismos formales operativos mnimos

    de la democracia, posiblemente ya no podramos contestar de manera tan inmediata, y

    tendramos que hacer un esfuerzo para responder. Lo ms probable es que nuestra respuesta

    se vincule con la posibilidad de votar, porque el voto es el mecanismo formal democrtico

    ms conocido.

    Hoy, nuestra idea es analizar una serie de mecanismos -incluyendo el voto por

    supuesto-, que estn vinculados con el ejercicio de la democracia, y que han ido

    evolucionando a lo largo del tiempo.

    Creo que ello es necesario porque muchos de esos mecanismos son confusos para la

    gente, y son invocados de una manera manipuladora y tendenciosa por dirigentes polticos,

  • 132

    por algunos medios de comunicacin y por bastantes analistas polticos. Creo que la

    aclaratoria puede ser til, porque una encuesta publicada esta semana por El Globo seala

    que el 73% de los venezolanos considera que .la democracia es buena en s. Y en

    Argentina, a pesar de la crisis, una encuesta publicada ayer por El Nacional seala que el

    83% de la poblacin prefiere la democracia, con todo y De La Ra, Menem y Duhalde.

    Pero ha sido siempre bien vista la democracia, desde sus orgenes? Si me lo

    preguntan desde un punto de vista acadmica, lamento decirles que la respuesta es no.

    Lo primero que van a decirle a usted, si entra a la Academia a estudiar filosofa o

    poltica, es que la democracia se origin en Atenas, y que la palabra proviene del griego:

    dmos, que significa pueblo, y krtos, que significa gobierno. Esta etimologa tan

    popularizada de la democracia como gobierno del pueblo, que se asocia automticamente

    con la idea de que se trata adems del mejor gobierno posible, es sin embargo inexacta.

    Herdoto, en el libro III de sus Historias, resea una clebre conversacin entre tres

    personajes persas, que habra tenido lugar durante la segunda mitad del siglo VI antes de

    Cristo. Herdoto la escribe un siglo despus, en el siglo V a.c., y es recogida luego por los

    dos primeros clasificadores de las formas de gobierno, que fueron Platn y Aristteles, en

    el siglo IV a.c.

    Los tres personajes persas, que probablemente eran imaginarios, se llamaban

    Otanes, Megabyzo y Daro. La discusin se centraba en encontrar la mejor forma de

    gobierno para Persia a la muerte del rey Cambises. Ellos estaban en una situacin parecida

    a la de Betancourt, Caldera, Eugenio Mendoza, Jvita Villalba y Larrazbal a la cada de

    Prez Jimnez, cuando se hizo el Pacto de Punto Fijo -que por cierto se hizo en Nueva York

    y no en Caracas- o en la situacin a que quieren llegar quienes plantean una salida

    anticipada del Presidente Chvez. El dilema es el siguiente: qu forma de gobierno es

    conveniente para lograr una transicin adecuada, no violenta y perdurable?

  • 133

    No nos vamos a meter con Venezuela en este ao 2002. Vamos a volver al siglo VI

    antes de Cristo y a nuestros tres clebres personajes. Cada uno de ellos defenda una forma

    de gobierno: Otanes propone entregarle el poder al pueblo, Megabyzo propone entragrselo

    a un pequeo grupo de notables, y Daro propone entregrselo a uno solo. Esta diferencia

    fue el origen de la primera clasificacin de las formas de gobierno que conocemos y que se

    hizo clsica. La clasificacin nace de la pregunta quin gobierna? Si el gobierno es de

    todos, es una democracia; si el gobierno es de unos pocos es una aristocracia; y si el

    gobierno es de uno solo es una monarqua.

    Pero a esta clasificacin se le puede aadir otra pregunta: cmo se gobierna? El

    resultado es que ahora tenemos una nueva clasificacin con seis formas de gobierno, de las

    cuales tres son buenas y tres son malas. Platn y Aristteles modificaron la clasificacin de

    la lista de Herdoto, la cual qued as:

    El gobierno de todos, si era bueno, se llamaba polteia: y si era malo, se llamaba

    democracia. El gobierno de unos pocos, si era bueno, se llamaba aristocracia, y si era malo,

    se llamaba oligarqua. El gobierno de uno solo, si era bueno, se llamaba monarqua, y si era

    malo se llamaba tirana.

    De esa lista, hay algunas asociaciones valorativas que siguen vigentes. Cuando a

    uno le hablan de un buen monarca, digamos el Rey de Espaa Don Juan Carlos de Borbn,

    pues piensa en una monarqua constitucional, democrtica y moderna. Piensa en la Reina

    Isabel II de Inglaterra o en la reina Madre, The Queen Mum, que muri el sbado. Si le

    hablan de tirana, no piensa en un buen rey, sino en Stalin, Fidel Castro, Pinochet.

    Si nos hablan de aristocracia, pues uno piensa en gente educada, que vive en un

    castillo y cultiva viedos exquisitos: digamos, esa gente que sale en la revista Hola, como

    la Duquesa de Alba, o la familia real de Mnaco: Rainerio, Estefana y Carolina.

  • 134

    En cambio, si le hablan de oligarqua, piensa en una camarilla que controla el poder,

    la palabra le suena a cogollo. La acusacin de oligarca, por otra parte, es muy comn en

    estos das en Venezuela.

    Fjense que lo curioso en esta primera clasificacin es que la democracia no es vista

    como buena, sino como muy mala. Entonces, no siempre la democracia ha sido vista como

    buena. Platn y Aristteles la vean como una corrupcin del buen gobierno popular, de la

    polteia.

    Pero claro, cualquiera de las tres formas de gobierno se poda corromper. Un buen

    rey poda tornarse ambicioso, malvado, y se converta en un tirano. Un grupo de nobles

    poda convertirse en una pandilla perversa y entonces la aristocracia degeneraba en

    oligarqua. Y un buen gobierno popular poda corromperse, poda generarse arbitrariedad

    contra los nobles, los sacerdotes, la clase media, los artesanos y los esclavos, y entonces el

    buen gobierno popular, la polteia, pasaba a ser una democracia, una tirana de las masas.

    Cualquier semejanza con la vida real es pura coincidencia, como advierten las pelculas.

    Polibio, un historiador griego que vivi en Roma en el siglo II a.c., en el libro VI de

    sus Historias, hace un anlisis de las instituciones polticas romanas, y repite la

    clasificacin griega, pero con dos modificaciones. La democracia ya no es descrita como

    una mala forma de gobierno, sino con un signo positivo: el buen gobierno popular es

    llamado democracia, y su degeneracin es llamada oclocracia. A las seis formas de

    gobierno tres buenas y tres malas- Polibio le aade una sptima forma, que l llama el

    gobierno mixto, y que sera una constitucin formada con instituciones de las tres formas

    de gobierno clsicas.

    Polibio, que era un gran observador, se dio cuenta de que en la Roma de su tiempo

    exista ese tipo de gobierno mixto, con instituciones monrquicas como los cnsules,

    instituciones aristocrticas como el senado, e instituciones populares como los tribunos de

    la plebe.

  • 135

    La tradicin poltica posterior ha repetido hasta el cansancio esta clasificacin de

    Herdoto, Platn, Aristteles y Polibio: incluso, hasta la llegada de los filsofos polticos

    de la Modernidad, como Maquiavelo, Bodino y Hobbes. Pero es de Polibio, a fin de

    cuentas, de quien hemos heredado la idea de que la democracia como forma de gobierno

    puede ser algo bueno, siempre que no degenere en tirana de las masas.

    El fino espritu de observacin de este emigrante griego romanizado que fue

    Polibio, nos sirve para plantearnos otro problema: la diferencia entre la democracia

    participativa y la democracia representativa, dos trminos que omos constantemente en el

    debate poltico actual.

    Cul es la diferencia entre ambos? cmo se originaron? cul es mejor?

    Lo que Polibio observ en Roma, como ya dijimos, fue un tipo de gobierno mixto,

    con instituciones de corte monrquico (el consulado), instituciones de corte aristocrtico (el

    senado), e instituciones de corte popular o democrtico (los tribunos de la plebe).

    Polibio crea que este tipo de gobierno mixto era el mejor, porque tenda al

    equilibrio de las diversas fuerzas en pugna en la civitas romana, y garantizaba ms

    durabilidad. La durabilidad, la estabilidad, era un gran problema para los pensadores

    polticos de la poca, porque la experiencia les mostraba demasiadas historias de violencia,

    tiranas, guerras, matanzas, de modo que un gobierno estable y respetuoso de las leyes era

    el mayor deseo de filsofos como Platn, Aristteles o el mismo Polibio, algo en lo cual no

    difieren mucho de nosotros, si le creemos a las encuestas.

    Pero la institucin de los tribunos de la plebe era electa por el pueblo: el tribuno era

    un representante de los intereses populares, y de esta forma, se trataba ya de una institucin

    popular o democrtica pero representativa, no participativa, similar a un concejal, a un

    diputado o representante.

  • 136

    Esto tena muy poco que ver con el tipo de democracia participativa de origen

    ateniense. En la democracia ateniense participaban los ciudadanos varones para tomar las

    decisiones en la asamblea que se reuna en el gora. No eran todos los habitantes de la

    plis, de la ciudad. La participacin estaba restringida a los ciudadanos varones: no

    participaban las mujeres, los nios, los extranjeros, los esclavos ni los locos.

    La plis ha debido tener unos 25.000 habitantes, de los cuales apenas llegaran a

    participar en las asambleas unos 2 3 mil, muchos de ellos parientes, del mismo geni, de

    la misma tribu o clan familiar, de manera que usualmente muchos se conocan entre s y

    formaban grupos o partidos, como los que apoyaban a Pisstrato y que por eso se llamaban

    el partido de los pisistrtidas. Esos grupos de parientes y amigos no eran partidos polticos

    como los que conocemos hoy en da, pero esa es otra discusin. Lo que est claro es que la

    democracia asamblearia de Atenas se pareca ms a un municipio mediano de hoy en da

    que a una nacin-estado, por sus dimensiones. Un cabildo abierto actual en una plaza es lo

    ms parecido a esa democracia ateniense, aunque en aquella poca era sin micrfono, a voz

    en cuello.

    Los participantes o tenan dinero o eran pagados, les compraban el voto, porque si

    no era as no podan abandonar las actividades productivas, de sustento. Como las mujeres

    administraban la casa y supervisaban el trabajo de los esclavos, los hombres con medianos

    recursos se podan ir a la asamblea, mientras otros producan. Este ciudadano que votaba es

    muy diferente del tribuno de la plebe, electo para representar los intereses populares ante un

    cuerpo colegiado.

    Hay otras diferencias entre un tribuno de la plebe electo que es ejemplo de la

    democracia representativa- y una asamblea de la democracia ateniense, ejemplo de la

    democracia participativa. El tribuno representaba intereses, opinaba, discuta, pero las

    decisiones las tomaba el senado, que era el poder legislativo. Esto fue as hasta que la

    repblica romana se convirti en Imperio, y las decisiones pasaron a manos del emperador,

    comenzando esta tendencia con Julio Csar.

  • 137

    En este modelo poltico, las obras pblicas como acueductos, caminos y puentes, las

    guerras, el pan de los pobres y el circo, se financiaban con impuestos, y con los tributos que

    pagaban los territorios y ciudades conquistados.

    Esto explica en parte la tendencia expansionista e imperialista de Roma: para

    financiar un gasto pblico que no paraba de crecer, era necesario seguir conquistando

    nuevos territorios.

    Muy diferente era el caso de Atenas, donde la democracia era verdaderamente

    participativa. Hubo un momento en que los cargos se sorteaban, y cualquier ciudadano en la

    asamblea poda ser designado comandante de la flota en caso de guerra. Los ciudadanos

    ms ricos financiaban los barcos de guerra, financiaban a los atletas que iban a los en honor

    a Zeus Olpico, los juegos olmpicos, o financiaban las tragedias y las comedias de Esquilo,

    de Sfocles y Eurpides, que competan a teatro lleno durante las fiestas panatenaicas cada

    cuatro aos. O sea, estos ciudadanos ricos de la democracia participativa ateniense

    financiaban barcos de guerra, a los equivalentes de Carl Lewis, y adems eran los sponsors

    de tragedias como Edipo Rey, Las Troyanas, o de comedias como Las Moscas.

    Esto nos muestra una marcada diferencia entre la democracia participativa y la

    democracia representativa. La democracia representativa elige representantes de los

    intereses populares (y tambin de otros intereses, por supuesto), que tienen un mandato que

    defender ante un cuerpo colegiado. Pero las polticas las ejecutan funcionarios

    profesionales. En el caso de Roma, cnsules y generales, para dar un ejemplo.

    En la democracia participativa, los ciudadanos toman las decisiones directamente, e

    incluso participan en la ejecucin de las polticas emanadas como mandato de la asamblea.

    Aqu aparece nuestro primer gran dilema: es preferible la democracia participativa

    o la democracia representativa?

  • 138

    Pareciera ser ms justo que si las decisiones que se van a tomar nos afectan a todos

    digamos, si se va a decidir entrar o no a una guerra- esa decisin la tome el mayor nmero

    posible de personas. Y parece moralmente bueno que los ciudadanos participen incluso en

    la ejecucin de las polticas decididas por una asamblea democrtica al estilo ateniense.

    Ntese que esto es lo que nos siguen diciendo hoy en da: que es correcto que las

    decisiones se tomen por mayora, y que debemos participar en las polticas pblicas,

    aunque no se nos diga jams cules seran los dichosos canales para tal participacin.

    Pero la democracia participativa tiene el problema del amateurismo. Los generales

    romanos eran profesionales de la guerra, y su infantera era un ejrcito estable, con sueldo.

    Esa es la razn por la cual destrozaron a aquellos ejrcitos atenienses de reclutas dirigidos

    por comandantes improvisados, empricos.

    La democracia participativa al estilo ateniense tiene otros dos problemas. Uno es:

    quin produce mientras los ciudadanos hacen poltica en la plaza? Si se tiene mano de

    obra esclava, el modelo es posible, y esa debe haber sido una de las razones ms profundas

    para que Aristteles justificara la esclavitud. El otro problema tiene que ver con las

    dimensiones. Tomar decisiones vinculantes y obligatorias para todos mediante una

    asamblea popular slo es posible en dimensiones citadinas pequeas, como las de la Atenas

    democrtica.

    Si se tiene un territorio muy amplio, como el de Persia o Roma en la poca imperial,

    es imposible que todos los ciudadanos viajen al centro a votar, y, aun suponiendo que lo

    hicieran, queda en pie la otra duda: mientras tanto quin produce?

    La democracia representativa tiene la ventaja de que si se delega un mandato en un

    representante, que est obligado a defender nuestros intereses ante una asamblea, el resto de

    los ciudadanos podemos ocuparnos de trabajar, de producir o lo que nos provoque.

    Adems, esto introduce una divisin del trabajo que puede ser buena: si se profesionaliza la

    poltica, el representante se ocupa de negociar, el armador se ocupa de hacer los barcos, el

  • 139

    general de dirigir las batallas, y la sociedad civil se ocupa de generar riqueza, a la cual se le

    ponen impuestos para financiar las obras pblicas y la maquinaria defensiva de guerra.

    Otra ventaja de la democracia representativa es que sirve para territorios muy

    grandes. Un representante puede estar lejos de su ciudad o circuito, pero puede consultar a

    su gente enviando una carta con un mensajero a caballo, y esperar la opinin de sus

    conciudadanos antes de dar su voto en la asamblea.

    El problema de la democracia representativa ha sido siempre y se sigue repitiendo-

    que tiende a crear lites, grupos de poder, cogollos, que terminan tomando decisiones a

    espaldas de los ciudadanos cuyos intereses representan. Este es uno de los argumentos que

    ms se ha usado contra los 40 aos de democracia bipartidista: que los cogollos de los

    partidos secuestraron el poder. Para contrarrestar esta tendencia, ahora la Constitucin

    seala que somos una democracia participativa, protagnica, y se habla con desprecio de

    la democracia representativa, aunque seguimos teniendo un congreso, legislaturas

    regionales y concejos municipales, que son cuerpos representativos por excelencia. Claro;

    los analistas y hasta los humoristas sealan que nuestra nueva democracia de participativa

    lo nico que tiene es que a uno le participan por los medios de comunicacin que ya no es

    ministro, o que est botao del MVR. O que nos participan en una cadena que vamos a tener

    que pagar nuevamente el IDB porque la caja chica de la Tesorera se sec y hay que pagar

    el nuevo avin presidencial, que cuesta ms de 60 millones de dlares.

    Los partidarios de la democracia representativa dicen que la tendencia a formar

    lites y cogollos es un mal menor, que se corrige cambiando al representante cada tanto

    tiempo y controlando su gestin. Dicen que es peor el riesgo de que los demagogos

    engaen con su labia, con su discurso populista a la asamblea, y que el pueblo es ingenuo,

    por lo que son preferibles los polticos profesionales.

    No hay nada ms peligroso, dicen, que una democracia gobernada por demagogos,

    porque pueden inducir al pueblo a tomar decisiones descabelladas, y llevar la nacin a la

  • 140

    ruina. La historia les ha dado notables ejemplos de ello, antiguos y actuales, lejanos

    geogrficamente y tambin muy cercanos a nosotros.

    Pero la historia tambin ha dado ejemplos de democracias representativas donde las

    lites ciertamente se han concitado para convertirse en una pandilla, en un crtel, que

    domina la poltica y la corrupcin pblica. No tenemos que hacer demasiados ejemplos de

    esto, porque todos ustedes lo oyen a diario por los medios. Ha pasado en Colombia y ha

    sido el origen de la guerra civil que ya lleva 40 aos, y ciertamente pas con AD y COPEI

    hasta que la descentralizacin comenz a abrirle boquetes a ese modelo y en los gobiernos

    regionales se colaron lderes que no estaban en esos cogollos, como pas en Aragua, en

    Bolvar e incluso en Carabobo.

    As que las democracias participativas y representativas clsicas tienen formidables

    argumentos a favor y en contra.

    Dejamos en suspenso la eleccin entre democracia representativa y democracia

    participativa clsicas, y vamos hacia otro dilema: democracia de masas o democracia de

    lites? Se trata de un dilema muy emparentado con el anterior, aunque histricamente

    posterior.

    Durante siglos, a nadie se le ocurri que pudiera restaurarse un tipo de democracia

    participativa, de masas, a la manera ateniense. A la cada del imperio romano, durante las

    incansables guerras medievales, la mayora aor un gobierno fuerte, que garantizara la paz

    aun a cambio de la libertad. La libertad pas a ser un valor inferior, muy por debajo de la

    seguridad, y si eso le suena en el actualo caso de EE.UU contra el terrorismo, no es

    casualidad. Es, polticamente hablando, el mismo dilema. Aplica tambin a las guerras

    religiosas del siglo XVI, que desangraron a Europa. Ante los desastres de la guerra, la

    alternativa parecan ser los gobiernos fuertes, digamos, la monarqua absolutista.

    El tipo de gobierno ms prestigioso era el monrquico, incluso la monarqua fuerte

    en el caso de Maquiavelo y de Hobbes- capaz de garantizar una paz que le permitiera a los

  • 141

    ciudadanos dedicarse cada quien a lo ms til: el comercio, la enseanza, la agricultura o la

    artesana.

    Slo cuando comienzan a crecer las ciudades, y se empieza a ver el fenmeno del

    pre-capitalismo - que conocemos con el nombre de mercantilismo- es que muchos filsofos

    y pensadores polticos comienzan a preguntarse por el destino de las masas pobres. La

    preocupacin por la pobreza de esas masas va a generar el pensamiento socialista utpico, y

    posteriormente el llamado socialismo cientfico, para quienes el centro de la poltica deban

    ser esas masas, dado que se estaban convirtiendo en la mayora. Es un anticipo del

    renacimiento del ansia democrtica.

    Haba que darle salud, trabajo y educacin a esas masas, pero el problema no era

    nada sencillo, como sabemos muy bien hoy en da. Sin embargo, al menos se poda teorizar

    en nombre de las masas, y proponer que haba que restaurar la democracia, es decir, el

    gobierno de, por y para el pueblo, para las mayoras, para usar una caracterizacin que

    acu muchos aos despus Abraham Lincoln.

    Pero los pensadores ms sensatos de la modernidad europea estaban claros en que el

    modelo ateniense aunque pudiera ser deseable- no era viable, debido en primer lugar a las

    dimensiones de las nuevas naciones. No poda hacerse una democracia participativa de

    corte asambleario popular en Francia, en Inglaterra o Espaa, para poner el caso.

    La solucin sali de donde menos se lo hubieran podido imaginar los filsofos

    europeos: de Amrica. En 1787, dos aos antes del estallido de la Revolucin Francesa, la

    naciente unin norteamericana estableci un rgimen democrtico en un territorio mucho

    ms vasto que la mayora de las naciones europeas. Era un modelo federal porque los

    estados fundadores se unan como iguales en una supranacin, en la Unin. Tambin era

    representativo, porque haba legislaturas regionales junto a un congreso central o federal,

    con representantes de cada estado los senadores- y representantes de cada circunscripcin

    electoral o colegio electoral determinado por un cierto nmero de habitantes ante la cmara

    de representantes o diputados.

  • 142

    La Constitucin norteamericana del 1787 no slo es la primera que conocemos

    como tal, sino adems la primera que es propiamente democrtica, porque en su prembulo

    los constituyentes declaran en nombre del pueblo, y no en nombre de Dios, del rey o de la

    nobleza: Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos de Amrica, nos damos esta

    constitucin para asegurar nuestra paz, nuestro bienestar y el de nuestros descendientes.

    Benjamn Constant hizo una clebre distincin entre la democracia de los antiguos y

    la democracia de los modernos, tomando como modelo de la democracia antigua la de las

    pequeas ciudades griegas, que era participativa. El modelo de democracia de los modernos

    era la democracia representativa, al estilo norteamericano, que poda funcionar en los

    vastos territorios y con las grandes poblaciones de los estados-naciones modernos.

    No falt quien intentara un modelo de democracia asamblearia o participativa en la

    modernidad, como fue el caso de la Comuna de Pars, pero los resultados fueron tan

    desastrosos, el terror fue tal, que los franceses prefirieron un gobierno fuerte que

    garantizara la paz, aun a cambio de la libertad.

    Por supuesto, el viejo problema de las lites que se cartelizan, que se asocian en

    oligopolios corruptos y secuestran el poder, no pas desapercibido para los padres

    fundadores de la nacin norteamericana. Pero para evitar que un grupo o una lite

    monopolizara el poder, Madison confi en el mecanismo constitucional, en la vastedad y la

    variedad norteamericana. En El Federalista, Madison sostiene su creencia de que es difcil

    que en una nacin tan grande, con tanta poblacin, con tanta variedad, una sola lite se

    adueara del poder.

    Madison era partidario de la democracia de lites, pero de muchas lites, cuantos

    ms grupos organizados mejor. Eso s, los grupos deban competir entre s con reglas

    democrticas, y aceptar las decisiones de la mayora, sobre todo si favorecan a otra lite.

    Las lites derrotadas estaba en el deber de respetar la decisin de la mayora, y tambin

  • 143

    estaban en su derecho de hacerle propaganda a sus propuestas, para tratar de ganar el favor

    de la mayora posteriormente, y desplazar del poder a quienes los haban derrotado.

    Este es el mecanismo original de transicin o rotacin del poder, como lo concemos

    en la democracia contempornea. Cuando hablamos de lites, nos referimos al Presidente,

    los senadores, los diputados nacionales, los diputados regionales, los gobernadores, los

    miembros de la Corte, los jueces y fiscales, que muchas veces son electos.

    En una sociedad diferenciada como la Venezuela actual, cuando hablamos de lites

    hablamos de grupos organizados: trabajadores, empresarios, las diversas iglesias, los

    partidos, las ONGs, y las lites del gobierno: presidente, diputados, alcaldes, concejales,

    gobernadores, diputados regionales.

    Con Madison, ya comenzamos a ver algunos de los mecanismos democrticos

    contemporneos: el respeto a las decisiones de la mayora y la libre propaganda de

    programas electorales o polticos de la oposicin.

    Vamos a terminar nuestro recorrido histrico diciendo que a partir de la fundacin

    de la nacin norteamericana en el siglo XVIII y hasta nuestros das, uno de los dilemas

    ms persistentes de la democracia ha sido la lucha entre quienes defienden una democracia

    de masas, popular, participativa, y quienes defienden una democracia de lites,

    representativa, pero donde las lites representativas compitan mediante mecanismos

    democrticos.

    Una definicin actual de la democracia podra ser del tipo que Norberto Bobbio

    adelanta en El Futuro de la democracia. Bobbio seala que el punto de partida de una

    democracia es que las decisiones las tomen la mayor cantidad posible de personas, en

    representacin del pueblo, que somos todos.

  • 144

    Parece una respuesta simple, pero no lo es. Si uno se pregunta: cul es el

    mecanismo para tomar esas decisiones? la respuesta puede ser: mediante alguna seal de

    asentimiento clara, medible y respetable, digamos, mediante el voto.

    Pero si la decisin nos afecta a todos, no deberamos votar todos? Y entonces la

    pregunta quines votan? comienza a complicar el panorama, porque no todos votan. En

    Atenas, no votaban las mujeres, los nios, los esclavos, los locos ni los extranjeros. En las

    democracias occidentales, el voto no siempre fue universal: en un principio no votaban las

    mujeres y el voto estuvo largo tiempo restringido al rgimen censitario, por lo menos en

    Inglaterra: es decir, votaban los que tenan una cierta renta, y luego quienes podan pagar

    un cheln. Cuando los comits que apoyaban a los candidatos a la cmara de los comunes

    comenzaron a organizar organismos estables para conseguir ese cheln para sus votantes, y

    los organizaron en listas para que fueran a votar lo que hoy se llama operacin galope- se

    crearon las condiciones para el nacimiento de los partidos polticos contemporneos.

    Pero volviendo al tema del voto, resulta que originalmente en EE.UU no votaban las

    mujeres, ni los esclavos o extranjeros. Saquen la cuenta y vern que hoy en da tampoco

    vota todo el mundo: hay que tener 18 aos o ms y ser venezolano. Esto saca del juego a

    los nios, los extranjeros, los enfermos mentales, y en una poca tambin a los presos, los

    soldados y los oficiales de las FAN. As que las decisiones no las tomamos todos, sino un

    grupo representativo. Y esto es bueno meditarlo, para que no nos manipulen.

    No se puede obtener nunca el apoyo de todos los ciudadanos: se puede ganar la

    mayora de una parte representativa, que es la que vota. En el caso del actual presidente,

    obtuvo menos del 10% del apoyo de la nacin, si hacemos una suma algebraica de los que

    no votan y de los que se abstuvieron.

    Si recordamos la leccin de Madison, tenemos que lo que se juega en los gobiernos

    democrticas contemporneos es un juego entre grupos que no son el todo, sino que son la

    mayora dentro de una parte, dentro de un pedazo del pastel de la nacin.

  • 145

    Por eso, quien obtiene ms votos no puede decir: Yo soy todo el pueblo, porque

    en realidad viene a ser la minora ms grande, la primera minora. Aqu valen las

    recomendaciones de Madison: quien gane, debe respetar a las minoras derrotadas, no debe

    perseguirlas. El mecanismo de la democracia funciona con una especie de Hoy por ti,

    maana por m.

    La otra regla del mecanismo democrtico, que ya mencionamos, es que quien pierde

    el apoyo debe entregar el poder. Si desconoce el triunfo del adversario, si desde el gobierno

    se emplean los recursos pblicos para desconocer la victoria de la oposicin, el mecanismo

    comienza a atascarse. Esto no es superfluo, no es bull shit: en las pasadas elecciones

    norteamericanas, Albert Gore, candidato demcrata, sac ms votos que George Bush,

    candidato republicano.

    Fue una situacin tan excepcional, que se impugn la eleccin. Y aunque Gore sac

    ms votos que Bush, y desde el punto de vista de la justicia era el ganador, el mecanismo

    electoral norteamericano es tan sui generis, que debido a la mecnica de la democracia

    yankee el presidente era Bush, aunque tuviera menos votos, porque haba ganado ms

    colegios electorales, que se suman a ganador, y valen ms que los votos nominales de cada

    ciudadano.

    Gore gan desde el punto de vista de quien saca ms votos: pero sin embargo,

    respet las reglas de juego, y aunque su partido estaba en el gobierno con Bill Clinton,

    reconoci a Bush como presidente, y Clinton le entreg el poder.

    Saquen Uds. sus conclusiones en la Venezuela actual, con un caso tan emblemtico

    como las elecciones de la CTV y la renuencia del CNE a aceptar el triunfo de la plancha de

    Carlos Ortega.

    Otra manipulacin habitual es la que tiene que ver con los llamados consensos. Se

    nos dice que las buenas decisiones democrticas deben contar con consenso. Eso es

    imposible. El consenso implicara que todos, absolutamente todos, estuvieran de acuerdo

  • 146

    con una decisin. Eso slo se logra en regmenes con terrorismo de Estado, como en Cuba,

    donde los CDR se aseguran por la fuerza de que todos, absolutamente todos los votos, son a

    favor de Fidel Castro.

    Un solo vota en contra, una sola abstencin, y ya se rompe el consenso. Volvemos

    al punto anterior: lo que se puede lograr es una mayora lo ms representativa posible. Por

    eso, hay que sospechar profundamente de quienes nos piden decisiones por consenso.

    Esto nos lleva a la conclusin de que el rasgo ms caracterstico de la democracia no

    es el consenso, sino su opuesto, el disenso. Lo importante no sera que las decisiones se

    tomen por unanimidad, sino que quienes no estn de acuerdo respeten las decisiones de la

    mayora y que a su vez sean respetados. Insisto: que no sean perseguidos, amedrentados, y

    que se les garanticen canales de participacin, de expresin y difusin para sus ideas, a ver

    si logran el apoyo mayoritario en un futuro.

    El Hoy por ti y maana por m funciona en dos sentidos: 1) Quien gana, debe

    respetar a quien pierde, y dejarle en su derecho de buscar el apoyo mayoritario. 2) Quien

    pierde, se compromete a respetar la decisin vinculante de la mayora. Queda en el derecho

    de buscar ser mayora a futuro. Analicen Uds. este mecanismo lgico. Cualquier asociacin

    con el proceso venezolano actual corre por cuenta de Uds.

    Si seguimos enhebrando esta cadena de mecanismos democrticos, llegamos al

    punto de que para que pueda funcionar la mecnica interna del sistema, tiene que haber

    algunas garantas, una especie de aceite de motor.

    Porque aunque se hagan declaraciones de principios sobre la buena fe de los

    participantes en el juego democrtico, digamos, que se va a respetar a quien gane, a quien

    pierda, a las mayoras y a las minoras, hacen falta algunos mecanismos para que el juego

    funcione.

  • 147

    Hay un falso mito el cual dice que los venezolanos no respetamos las reglas de

    juego, que yo quiero desmontar. El ejemplo lo han dado muchas veces escritores como

    Gerver Torres e Ibsen Martnez, refirindose al beisbol. Valencia es una ciudad beisbolera,

    y la mayora de ustedes entiende de beisbol cuando va a ver un juego Caracas-Magallanes.

    El beisbol tiene ms de cien reglas de juego escritas, y lo curioso es que todo el mundo las

    conoce y las respeta.

    Todos estamos de acuerdo en que si a un bateador le cantan tres strikes est out. Se

    puede armar una tngana porque el bateador considera que el lanzamiento fue bajito y

    afuera, y que no cay en la zona de strike. Pero no hay duda de que si el bateador llega a

    tres strikes es out. Igual pasa con el robo de base, con el infield fly, con la raya de foul.

    La garanta bsica de la mecnica democrtica es que todos conozcan las reglas y

    las respeten, porque de otra manera no hay juego. Por supuesto, puede ocurrir que alguien

    acepte jugar con las reglas de juego del estadium Jos Bernardo Prez, pero que en el tercer

    inning diga: No, chico: a m, para sacarme un inning, tienen que hacerme cuatro outs. Y

    voy a convocar una Constituyente para que cada out mo requiera de cuatro strikes, en vez

    de tres porque yo soy el dueo del guante, del bate y la pelota, yo soy la encarnacin del

    pueblo mesmo. En un caso as, nadie va a querer jugar con ese seor, y el mecanismo

    democrtico habr comenzado a atascarse.

    Otra de las garantas de la democracia ya la asomamos. Todos estamos de acuerdo

    en que si le cantan tres strikes al bateador est ponchado: pero puede haber dudas sobre si

    la pelota fue bajita y afuera o si cay en zona buena. En este caso se recurre a un personaje

    vestido de negro: el rbitro. La segunda regla fundamental de la democracia es que nos

    hemos puesto de acuerdo en que hay que respetar las decisiones del rbitro cuando

    recurrimos a l.

    En ftbol y en beisbol, existe una acuerdo tcito en que el mejor arbitraje es el que

    no se ve. Cuando las decisiones no son protestadas strike, out, fuera de juego- es porque el

    rbitro ha actuado bien: en esos casos, el rbitro ni se ve. Cuando hay constantes protestas

  • 148

    contra el rbitro, cuando se llega al juego rudo, hay evidencia de que el arbitraje anda mal.

    Esto vale para el deporte y para la democracia.

    Por eso los pases ms estables y democrticos son aquellos que son menos

    noticiosos, los pases de donde salen menos escndalos: qu sabemos de Costa Rica o

    Nueva Zelandia? En cambio: qu se dice de Cuba o de Venezuela? Saquen ustedes la

    cuenta de dnde hay ms bronca contra los rbitros.

    En el caso de una democracia, los rbitros seran el poder judicial y los organismos

    electorales, entre otros. Esta segunda regla implicara que nos ponemos de acuerdo

    mayoritariamente en que confiaremos en los rbitros, y que respetaremos sus decisiones.

    Por supuesto, este mismo jugador gamberro del ejemplo anterior puede decir a

    mitad de juego: Que me cambien el rbitro o me llevo el baln. Quiero un rbitro un

    Poder Judicial o un CNE- a la medida de mis aspiraciones. Esto quiere decir que el

    jugador no sabe jugar en democracia, y que el sistema est comenzando a fallar, sobre todo

    si ese jugador realmente tiene poder como para acabar con el juego.

    Una tercera regla ms difusa tiene que ver con la publicidad y la democracia.

    Cuando hablo de publicidad no me refiero a las cuas de Coca-Cola y Gatorade: me refiero

    a que los actos polticos en democracia son pblicos en dos sentidos. El primer sentido es

    que las polticas son pblicas porque son concebidas para todos. No son polticas privadas,

    para un individuo, sino pblicas, para todos los ciudadanos. Incluso cuando un gobierno

    ejecuta polticas sectoriales seguridad para los desempleados, viviendas para la clase

    media, escuelas bsicas, ancianatos para la tercera edad- las polticas son pblicas, son para

    todos, porque se busca el equilibrio del conjunto social, algo que se supone que es bueno.

    La otra acepcin de lo pblico en la democracia tiene que ver con la publicidad de

    los actos del gobierno en el sentido de que sean visibles. En democracia, como todos somos

    ciudadanos con derechos, como compartimos el poder soberano entre todos, tenemos el

  • 149

    derecho de saber qu hace el gobierno con el dinero de nuestros impuestos por ejemplo

    con el IVA y el IDB- o con la renta petrolera.

    Un rasgo tpico de la democracia es que las polticas deben ser mayormente

    publicadas para conocimiento de los ciudadanos. Por supuesto, hay ramas de la poltica que

    no pueden ser publicadas, como los secretos de Estado. Podemos considerar que no es

    bueno que nuestros potenciales enemigos sepan cuntas ojivas nucleares tenemos y dnde

    estn, y esa sera la nica forma legtima de ocultarle a los ciudadanos o a sus

    representantes en el Congreso, p.e.- de las acciones de los servicios de inteligencia.

    Cmo calcular cunto secreto puede ser tolerado? Usualmente, cuando uno se

    entera de un secreto de Estado y no se escandaliza, es porque se trat de una decisin

    sensata, correcta la seguridad del pas. Pero si se genera un escndalo, es porque se trata de

    algo indebido. La publicidad de los actos de gobiernos es buena porque los gobernantes,

    muchas veces, se abstienen de cometer actos incorrectos que, si estuvieran 100% seguros

    de que no van a no ser descubiertos, probablemente cometeran. Pregntenle a Bill Clinton

    y Mnica Lewinsky: probablemente no hubieran llegado a nada si hubieran calculado que

    iban a ser descubiertos y llevados ante la Fiscala por su affaire. En Venezuela, una Ley de

    Contenidos que estaban cocinando en secreto en CONATEL fue publicada por un diputado

    de la oposicin, y se fren ese proyecto por el escndalo de los medios, de la opinin

    pblica, de la SIP y de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos.

    Cuando un gobierno oculta sus actos polticos consuetudinarios a los ciudadanos,

    nos encontramos en el caso de que se considera a esos ciudadanos como nios, como

    menores de edad, que no estn preparados para saber qu hace el gobierno.

    As que otra lucha tpica de los regmenes democrticos es la de los gobiernos

    tratando de ocultar sus actos y los ciudadanos tratando de conocerlos, mediante los

    organismos contralores: el Congreso o la Contralora. Si estos medios de control no

    funcionan, el mecanismo est nuevamente atascado.

  • 150

    En los sistemas actuales, otra parte de ese rol contralor lo juegan los medios de

    comunicacin. Recurdese que fueron los medios quienes pusieron al descubierto las

    bribonadas y el espionaje de Richard Nixon, y lo llevaron directo a la renuncia. En

    Venezuela, fueron los medios quienes denunciaron la corrupcin de RECADI, la presencia

    de Vladimiro Montesinos en Venezuela o las preocupantes relaciones de altos oficiales

    venezolanos con la guerrilla de las FARC.

    As que la transparencia, la publicidad de los actos de gobierno, es otra de las

    garantas bsicas para que un mecanismo democrtico funcione. Es por esta razn que en

    los foros internacionales se insiste tanto en este tema de la libertad de expresin y la

    garanta de la libre informacin.

    Hemos enumerado entonces algunas de las caractersticas de los regmenes

    democrticos antiguos y de los modernos, y algunas de las garantas que autores como

    Bobbio reconocen como necesarias aunque no suficientes- para que una democracia

    funcione.

    Ya para finalizar, uno tiene que hacerse preguntas que vinculen la democracia con

    los valores. Qu tipo de democracia nos parece viable en la actualidad? Es buena la

    democracia? Merece la democracia sobrevivir?

    El tipo de democracia que creo viable y necesaria para nuestros tiempos es la

    democracia social. Segn Norberto Bobbio, es una democracia que ya no slo se pregunta:

    quines votan? sino tambin dnde se vota?

    Para democratizar una sociedad, no bastan los mecanismos de la democracia

    poltica y sus garantas. Son necesarios pero no suficientes, como ya dijimos. Estos

    mecanismos estn circunscritos a las instancias de la sociedad poltica, es decir, al Estado:

    aplican para la presidencia, el congreso, las gobernaciones, las alcaldas, y si acaso para

    algunos otros pocos cargos.

  • 151

    Pero los ciudadanos no viven slo en el Estado, sino tambin en la familia, en los

    clubes y crculos de amigos, en sus respectivas iglesias, viven relaciones laborales, pugnas

    entre el capital y el trabajo, y hasta pugnas de pareja, que ahora son reguladas pblicamente

    para limitar por ejemplo la violencia masculina contra las mujeres o los nios.

    As que la pregunta por dnde se vota? tiene que ver con la idea de que una gran

    parte de las relaciones que vivimos a diario se llevan a cabo en instancias no democrticas,

    y tal vez susceptibles de ser democratizadas. Se pueden democratizar las relaciones

    familiares, la pareja, algunas relaciones laborales, el trato entre los fieles y sus lderes

    religiosos.

    Otras instancias tal vez no convenga democratizarlas, porque deben ser

    disciplinadas: los militares, la seleccin nacional de ftbol, porque la voz de mando la debe

    tener el entrenador, o el oficial. Ustedes se imaginan que haya que votar entre los soldados

    si se debe o no cruzar un ro en cuya otra orilla est una columna de las FARC? O si

    hubiera que hacer una votacin entre los once jugadores para decidir quin entra a suplir al

    centrocampista lesionado, a Cari-Cari Noriega?

    En estos casos, pareciera que tiene que hacer voz de mando: que quienes manden

    sean el general Lucas Rincn y el Dr. Richar Pez, el D.T. de la seleccin vinotinto.

    Autores como Michael Waltzer llaman a esto justas diferencias: y la gracia de la

    vida poltica es determinar lo que conviene en cada caso, sin reglas prefijadas para siempre.

    Desde mi punto de vista, creo que optara por una democracia de tipo mixto, si

    volvemos a la clasificacin de Polibio. Es decir, una democracia donde convivan

    mecanismos de la participacin con otros de la representacin. La participacin tiene que

    ver en primera instancia con el voto, por supuesto, unido a las garantas mnimas que

    sealamos antes.

  • 152

    De la democracia representativa por supuesto que tomara la nocin de Madison de

    muchos grupos representativos, de muchas lites, compitiendo mediante mecanismos

    democrticos. Pero a este modelo representativo se le han aadido algunos ingredientes

    participativos que mejoran la receta. Por ejemplo, las revocatorias de mandato, que le

    pueden permitir a los ciudadanos quitarse de encima a mandatarios incapaces, que han

    perdido el apoyo y la legitimidad. En nuestra actual constitucin existe, pero hasta ahora no

    contamos con un ejemplo donde se haya aplicado de manera notable.

    Esto quiere decir que en las modernas democracias la participacin ha cambiado de

    mecanismo: ya no se espera que los ciudadanos participen en asambleas diarias para

    sancionar todas las decisiones, sino que sean consultados cuando las decisiones son muy

    importantes, como una consulta sobre si legalizar o no el aborto, sobre si unirse o no a la

    Unin Europea, o sobre si convocar o no a una Constituyente.

    Claro, hay grupos que se hacen llamar demcratas radicales que suean con una

    democracia totalmente consultiva, pero insistimos en que no es viable: la gente no puede

    estar votando todos los das, porque tiene que trabajar. Incluso, aunque tericamente todos

    pudieran votar cada decisin en vivo, usando las nuevas tecnologas, eso no es deseable.

    Sera una variable del totalitarismo, del ciudadano total, que debe estar sometido a la

    poltica en cada paso: un ciudadano poltico las 24 del da.

    Creo que eso sera terrible, y es una de las caractersticas clsicas de los regmenes

    totalitarios: el miedo a no poder escapar de la poltica. Qu pasa con los que no quieren

    votar, con los que no quieren hacer poltica todo el da, los que no quieren ir a los mtines

    de Fidel Castro, los que prefieren producir, jugar domin o estar con su familia? Una

    democracia debe respetar a esa minora o mayora que no quiere participar: tienen derecho

    a no ser obligados a participar.

    Al poder de revocar los mandatos y de ser consultados en referendos, habra que

    aadir al menos otros dos: la iniciativa legislativa y la consulta para los altos cargos. Ambas

    figuras estn consagradas en la nueva Constitucin, aunque por supuesto su cumplimiento

  • 153

    es difcil en el actual clima poltico. Implican que ni los polticos ni los partidos ni las

    fracciones parlamentarias tienen el monopolio legislativo: los ciudadanos organizados y los

    grupos civiles pueden introducir proyectos de ley que consideren necesarios a los fines

    colectivos, y a presionar, a hacer lobby, para que sean aprobados en la Asamblea Nacional.

    Tambin, se ve como positivo que se consulte a los involucrados cuando se trata de

    designar a altos cargos como el Fiscal, el Contralor, el Defensor del Pueblo y los

    magistrados del Tribunal Supremo. Ya que no se eligen, como en otros pases, al menos

    que se consulte a los abogados, a las academias, a las universidades, a lo que se suelen

    llaman grupos de notables, y que el nombre del candidato est abierto al pblico, de manera

    que cualquier objecin probada y con base contra tal candidato pueda ser considerada.

    Estos son mecanismos en ciernes, o en paales, y se va a requerir de ms tiempo

    hasta que maduren y comiencen a funcionar. Digo: suponiendo que estemos de acuerdo en

    que deben funcionar, si realmente queremos que funcionen. Si hay un grupo importante y

    con poder que no est de acuerdo en eso, nunca van a funcionar. Los bueyes y la carreta

    deben ir en un mismo sentido.

    La pregunta clave, a nuestro juicio, es: qu tan buena puede ser la democracia

    como para que gastemos tantos esfuerzos para que sobreviva, como para que ustedes se

    hayan tenido que calar esta ya larga disertacin nuestra?

    La verdad es que aqu se me acaban los argumentos. Yo creo que la democracia es

    buena, y que merece sobrevirir. Pero mis razones no son demasiado duras, demasiado

    lgicas o filosficas: son bastante sentimentales.

    Antes dije que hay argumentos demoledores tanto a favor de la democracia

    participativa como a favor de la democracia representativa. Tambin he dicho que no

    siempre la democracia ha sido vista como un bien en s, y ello quiere decir que hay

    argumentos formidables a favor y en contra de la democracia.

  • 154

    Uno puede pasarse toda la vida acumulando argumentos a favor y en contra, pero

    creo que al final la decisin es irracional, sentimental. Hay un dicho muy demaggico en

    Venezuela que dice que estamos condenados al xito debido a nuestros fabulosos recursos

    naturales, debido a la nobleza de nuestra pueblo, y bla, bla, bla. Siguiendo una idea de

    Guillermo ODonnell y Norbert Lechner, yo dira que ni estamos condenados al xito ni

    estamos condenados a la democracia.

    La democracia puede perderse: Chile y Uruguay son casos de largusimas

    democracias latinoamericanas en pases que eran tenidos como las suizas de Amrica:

    cultos, con amplias clases medias, donde la democracia se perdi, y an est convalesciente

    luego de feroces dictaduras.

    Norbert Lechner seala que las democracias que han sobrevivido son un producto

    contingente, fruto de una afortunada serie de decisiones y esfuerzos (mezcla de fortuna y

    virt, para usar la terminologa de Maquiavelo) y que no hay garanta de que duren para

    siempre. Si se encadenan malas decisiones, una serie de decisiones desafortunadas, como

    las que se han tomado en Venezuela los ltimos 20 aos, la democracia entra en terapia

    intensiva.

    ODonnell por su parte sostiene que muy pocos le vean futuro a las incipientes

    democracias que hoy son paradigmticas, como Francia, Estados Unidos o Inglaterra. La

    proporcin era de 10 a 1. Pero pareciera que los actores polticos sacaron la cuenta, y

    concluyeron que ya que no podan exterminar a sus opositores, era preferible un rgimen

    donde el riesgo de que los exterminaran a ellos fuera menor, y ese rgimen pareca ser la

    democracia. Es un tipo de razonamiento como el de la teora del juego de John Nash, que

    ustedes deben haber visto de manera bastante generalizada en la pelcula A Beautifull mind,

    Una mente brillante.

    Otros autores insisten en que las democracias valen la pena porque son los mejores

    sistemas para garantizar la plena vigencia de los valores humanos, polticos, sociales,

    espirituales, de una sociedad dada, en este caso, de nuestras sociedades contemporneas.

  • 155

    Estoy parcialmente de acuerdo con esta tesis, porque, a fin de cuentas, debajo de

    cualquier mecanismo de reglas de juego, siempre hay una serie de valores tcitos o

    explcitos que se defienden o en competencia.

    Ponga usted los valores que ms le muevan la justicia, la libertad, la solidaridad, el

    amor al prjimo, su derecho y el de su familia al progreso y el bienestar- y podr calibrar

    con las herramientas aqu estudiadas (eso espero) si esos valores se pueden resguardar

    mejor en sociedades donde operan los mecanismos democrticos o en sociedades donde

    estos mecanismo no funcionan.

    Como cualquier filsofo medianamente preparado me puede reventar todos los

    argumentos lgicos, termino escogiendo el argumento sentimental, siguiendo a Norberto

    Bobbio. Uno puede argumentar hasta el hasto a favor o en contra de la democracia, pero lo

    que s parece cierto de acuerdo a la experiencia histrica, es que en los pases donde estos

    mecanismos que he descrito aqu nunca han funcionado, o han dejado de funcionar, algo

    cambia, parece que el mundo ya no es el mismo.

    Por alguna razn, en esos pases la gente es ms propensa a ponerse triste, a tratar

    de emigrar y escaparse en busca de otrs realidades donde estos mecanismos s funcionen.

    En los pases donde falta la democracia hay suicidios, hay ms alcohlicos y gente

    deprimida que de costumbre.

    Las personas que han vivido en ese tipo de pases, cuando finalmente logran

    escapar, cuentan historias terribles de sufrimiento, de dolor, de humillacin.

    La experiencia histrica nos muestra que all donde no hay democracia hay ms

    dolor, ms miedo, sobre todo mucho miedo. Para m, este argumento, aunque no sea muy

    slido desde un punto de vista filosfico o poltico, es ms que suficiente para convencerme

    de que todo esfuerzo para defender la democracia vale la pena, y que todos aquellos que la

  • 156

    defienden son bienvenidos. Creo que ese sentimiento nos une a los que estamos aqu

    presentes: y eso es bueno, bastante bueno como para arriesgar el pellejo por ello.

    Muchas gracias.