EL JUDAÍSMO HA ACEPTA DO COMO JUDÍOS A LOS CHUETAS DE MALLORCA Me han hecho justicia A mediados de los setenta, el diario Última Hora hi- zo una campaña de cap- tación de lectores en vallas publi- citarias con la foto y el nombre de sus colaboradores. La mía amane- ció con la cruz gamada, la estrella de David y la inscripción “¡judíos fuera!” Ramon Aguiló, primer alcal- de socialista de Palma tras la muer- te de Franco, recibía anónimos in- sultantes porque, decían, era judío. De ello habla Mascaró Pasarius en su Història de Mallorca. Sin embargo, a pesar de que to- das las personas con los quince ape- llidos de los judaizantes ejecutados en 1691 sufríamos por nuestra as- cendencia judía, el judaísmo no nos aceptaba. Éramos rechazados por los católicos y por los judíos. El rabino Eliahu Birnbaum defi- nió en Palma el ser judío como per- tenecer a una gran familia. La fami- lia no se elige, se nace con ella. Un extraño puede ingresar en la familia por matrimonio o por adopción, pe- ro ya no podrá salir, aunque se aleje o reniegue de ella. Los juetes (judi- güelos, derivado de jueu y transcrito como chuetas), pertenecemos, que- ramos o no, a la gran familia judía. Otros hay que sin llevar los quince apellidos malditos también son des- cendientes de judíos. La diferencia es que nosotros no precisamos de- mostrarlo con papeles, porque la so- ciedad nos lo ha recordado siglo tras siglo. En Barcelona dije al tribunal rabínico que ningún papel podría hacerme más o menos judío, por- que nací con el estigma de la fami- lia, y lo que yo exigía era el derecho a ser un mal judío, a ser el hijo pró- digo o descarriado de la familia. Pe- día en definitiva el reconocimiento legal de un hecho. El rabino Nissim Karlewitz, presidente del Beit Din Tzedek (tribunal rabínico), lo en- tendió perfectamente. “Puesto que ha quedado claro que los chuetas admiten que durante generaciones han practicado la introgamia matri- monial, entonces los que están em- parentados con las antiguas genera- ciones son judíos, procedentes de nuestros hermanos los hijos de Is- rael, la nación de Dios”, fue su dic- tamen. Esto significa que a partir de aho- ra el judaísmo nos considera judíos. Se abrió una puerta que estaba ce- rrada. Depende de cada cual en- trar o quedarse fuera. Fui educa- do como hijo bastardo con derecho de herencia según un Nuevo Tes- tamento confeccionado por la disi- dencia mesiánica. Ahora se me re- conoce el derecho a la herencia del Antiguo Testamento, otorgado por el pater familias. Pero los derechos no son gratui- tos, conllevan deberes. La heren- cia judía, por lo experimentado has- ta ahora y por lo que la historia me enseña, es socialmente un lastre. No obstante, ofrece algo que na- die ha podido superar: la ilusión de ser pariente de Jesús de Nazaret, el dios hecho hombre en una comuni- dad hebrea y ejecutado por los ro- manos por delito de sedición contra la tiranía del Imperio. Incompren- siblemente, sus seguidores católi- cos, en vez de seguir la doctrina del maestro, adoptaron el prejuicio y el odio imperial contra los judíos, del que los chuetas hemos sido vícti- mas. Ahora la puerta del refugio es- tá abierta de par en par. Gracias, Rabino. Pere Bonnín Periodista y escritor ‘Los chuetas fuimos rechazados históricamente por los católicos y por los judíos’
