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MARTÍNEZ DE LA ROSA

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MARTÍNEZ DE LA ROSA

SUS PRIMEROS AÑOS.

Fué doctor en derecho, poeta, dramaturgo y político.

Nació en Granada el 1 de marzo de 1787 en el seno de

una familia de comerciantes bien acomodados. Sus

primeros estudios los realizó en la escuela de José

Garcipérez de Vargas, revelándose como niño

superdotado. A los 12 años ingresó en la Universidad de

suciudad natal. En las aulas de la facultad de Derecho se

licenció y doctoró en derecho civil (1804).

Tras aprobar las oposiciones, comenzó su tarea docente, como catedrático de Filosofía Moral, en la misma Universidad donde estudió.Desde su época de estudiante universitario, Martí-nez de la Rosa, voraz lector de libros de filosofía, derecho, poesía, religiosos…, empezó a escribir poemas. Tras la invasión de España por los ejércitos de Napoleón (1808), funda, ese mismo año, el “Diario de Granada”. De ideas liberales, es uno de los primeros representantes del teatro romántico español tras el abandono de las formas neoclásicas.

EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Se le encomienda una misión diplomática en

Gibraltar y Londres, como egregio militante

del recién creado partido liberal. Por el

referido partido fue diputado en las Cortes

de Cádiz y vocal de la Comisión de libertad

de imprenta.

Según los compañeros de su partido era algo

afeminado, por lo que se ganó el apodo

erróneo de “Barón del bello rosal”.

TRAS LA RESTAURACIÓN ABSOLUTISTA DE FERNANDO

VII

En 1814 fue detenido en Madrid (11 de mayo),

mientras esta-ba, en cama, enfermo. Tras su

detención, y en ese estado lamentable lo

desterraron al Peñón de Vélez de la Gomera,

cuando aún era una isla situada al norte de

África, entre las ciudades de Ceuta y Melilla. Seis

años duró el destierro (“el sexenio absolutista”).

Durante este tiempo Martínez de la Rosa pasaba

la mayor parte de los días leyendo y escribiendo.

EL TRIENIO LIBERAL

Fue liberado al triunfar, en 1820, el general Rafael de

Riego con su pronunciamiento. Durante el Trienio

Liberal, Martínez de la Rosa ac-tuó como un liberal

moderado, fue diputado a Cortes por Granada. En

esta época ingresó (30 noviembre 1821) en la

denominada Sociedad del Anillo, asociación esta

cuyos miembros eran partidarios de llevar a ca-bo

una alianza o pacto con la Monarquía y, al mismo

tiempo, someter a nuevo examen a la Constitución de

1812, fortaleciendo el poder de la Corona.

El 28 de febrero de 1822 fue nombrado Secretario de Estado, dimitiendo el 5 de agosto debido al fracaso de los acontecimientos involucionistas del 7 de julio y al pos-terior reforzamiento de la revolución por los cauces del fundamentalismo más acentuado. Al año siguiente (1823) fue nombrado Académico de la Real de la Lengua y Consejero de Estado, pero apenas estuvo en estos puestos, ya que con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis y la consiguiente reacción absolutista durante la Década Ominosa, emigró ese mismo año a París.

LA LLAMADA DE MARÍA CRISTINA

A fines de 1831 retornó a Madrid, acogiéndose a la

amnistía decretada aquel año para los afrancesados. En

días, marchó de Madrid a Granada, estableciendo su

residencia en su ciudad natal. Estando en Granada fue

llamado a Madrid , por María Cristina, para ser

nombrado presidente del Consejo de Ministros y

ministro de Estado del 15 de enero de 1834 al 15 de

junio de 1835. En aquel periodo crucial, Martínez de la

Rosa puso en pie un régimen de monarquía limitada con

el primer Parlamento bicameral de la historia de

España, reflejado en el Estatuto Real (1834).

Buscando el apoyo de la opinión liberal a la causa de Isabel II contra las pretensiones al Trono de don Carlos, Martínez de la Rosa decretó la amnistía para los liberales encarcelados durante el periodo absolutista; pero, siempre en posiciones centristas, intentó también humanizar la guerra declarada contra los carlistas.Su moderación fue sobrepasada enseguida por las aspiraciones radicales de las masas populares, que llevaron al gobierno a líderes progresistas como Mendizábal e impusieron modelos constitucionales más abiertamente liberales (1836).

NUEVO EXILIO

Estuvo de nuevo exiliado en París tras el ascenso a la

regencia de Baldomero Espartero, formando parte del

entorno de María Cristina. Fue admitido en el Institut

Historique. Allí publicó diversos ensayos en francés sobre

cuestiones históricas relacionadas con Cristóbal Colón y

con el espíritu del siglo en la lite-ratura. Fue ministro de

Estado de 1844 a 1846, con los gobiernos de Nar-váez. En

ellos impulsó el programa ministerial favorable a reformar

el modelo constitucional progresista de 1837, y tomó parte

en el proceso que desembo-caría en la promulgación de la

Constitución moderada de 1845.

Durante el bienio 1848-1849 fue embajador en París y en Roma. Posteriormente, fue elegido (1 de diciembre de 1852) presidente del Congreso de los Diputados de España en las tres últimas legislaturas de la Década Mo-derada. Esta elección simbolizó el rechazo de las Cortes a los proyectos de reforma política de Bravo Murillo, a cuya caída del gobierno contribuyó. Volvió a ser minis-tro de Estado entre 1857 y 1858, y presidente del Consejo de Estado en 1858

FALLECIMIENTO

A punto de cumplir 75 años, Francisco

Martínez de la Rosa falleció en Madrid el 7

de febrero de 1862.