marguerite.-amour misericordieux aux p’tit ames (castellà)

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MARGARITA(belga) Lluis segarra era confesor de les jefas MENSAJE DEL AMOR MISERICORDIOSO A LAS PEQUEÑAS ALMAS La persona que recibió este Mensaje es esposa y madre de familia. La discreción nos obliga, pues, a presentarla al lector con un pseudónimo: Margarita. La misma discreción nos obliga a ocultar varios nombres de personas y de lugares. Antes del Mensaje, presentaremos la autobiografía de la mensajera. El lector se dará cuenta de que dicha autobiografía constituye el marco donde se encuadra el mensaje. Respondiendo a nuestras instancias, Margarita se resignó a escribirla para comunicárnosla. El estilo, muy distinto del empleado en el Mensaje, es, a pesar de todo, muy hermoso. A veces hemos tenido que retocar algunos pasajes, pues Margarita no posee otra cultura literaria que la que recibió en la escuela primaria. Ninguna huella de tachadura o de corrección se efectuó, ni en el mensaje ni en la autobiografía. El manuscrito salido de la pluma de Margarita se compone de varios cuadernos conservados en los archivos del Centro Internacional de la Legión de las Almas Pequeñas en Vaux-sous Chèvremont (Bélgica). El director Espiritual de la Mensajera "MENSAJE DEL AMOR MISERICORDIOSO A LAS ALMAS PEQUEÑAS" Este "MENSAJE DEL AMOR MISERICORDIOSO A LAS ALMAS PEQUEÑAS" NO ES UN DISCURSO. Se presenta gradualmente a lo largo de una serie de coloquios entre Nuestro Señor y Margarita.

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MARGARITA(belga) Lluis segarra era confesor de les jefasMENSAJE DEL AMOR MISERICORDIOSO A LAS PEQUEÑAS ALMAS

La persona que recibió este Mensaje es esposa y madre de familia. La discreción nos obliga, pues, a presentarla al lector con un pseudónimo: Margarita.La misma discreción nos obliga a ocultar varios nombres de personas y de lugares.Antes del Mensaje, presentaremos la autobiografía de la mensajera. El lector se dará cuenta de que dicha autobiografía constituye el marco donde se encuadra el mensaje.Respondiendo a nuestras instancias, Margarita se resignó a escribirla para comunicárnosla. El estilo, muy distinto del empleado en el Mensaje, es, a pesar de todo, muy hermoso. A veces hemos tenido que retocar algunos pasajes, pues Margarita no posee otra cultura literaria que la que recibió en la escuela primaria.

Ninguna huella de tachadura o de corrección se efectuó, ni en el mensaje ni en la autobiografía.El manuscrito salido de la pluma de Margarita se compone de varios cuadernos conservados en los archivos del Centro Internacional de la Legión de las Almas Pequeñas en Vaux-sous Chèvremont (Bélgica).

El director Espiritual de la Mensajera

"MENSAJE DEL AMOR MISERICORDIOSO A LAS ALMAS PEQUEÑAS"

Este "MENSAJE DEL AMOR MISERICORDIOSO A LAS ALMAS PEQUEÑAS" NO ES UN DISCURSO. Se presenta gradualmente a lo largo de una serie de coloquios entre Nuestro Señor y Margarita.

En 1964 conocimos a Margarita por primera vez, y en 1965 le sugerimos que consignara dichas conversaciones día tras día. Impresionados por el contenido de aquellas conversaciones, a principios del mes de agosto, pedimos a Margarita que anotara las fechas a partir del 7 de agosto de aquel mismo año. Añadiremos el signo *** a los párrafos que no tienen fecha.

Para hacer más clara y fácil la comprensión del mensaje, hemos utilizado tres tipos de diferentes caracteres tipográficos. Las letras normales (las mayores) se refieren a los textos que constituyen la trama esencial del mensaje. A esta categoría pertenecen todos los diálogos entre Jesús y su mensajera. Las letras medianas reproducen el diario de Margarita, diario que recoge sus propias meditaciones o reflexiones piadosas y personales, ciertas descripciones de sus estados del alma, exhortaciones dirigidas a sus lectores para su provecho espiritual, oraciones y anhelos de su corazón inspiradas por su piedad personal. En cuanto a las letras pequeñas, las hemos utilizado para las notas que se encuentran al pie de las páginas y para las explicaciones dadas sea por Margarita sea por el editor para la claridad del texto.

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En la trascripción de los diálogos que constituyen la parte esencial del mensaje, la letra J introduce las palabras de Jesús, la letra M las palabras de Margarita, y las letras NS las de la Santísima Virgen.

Los puntos suspensivos ... ... ... indican unas intermitencias en el curso de un mismo diálogo.

Hemos hecho esta nueva edición comprobando con la mayor atención los cuadernos autógrafos de Margarita, y esto nos ha permitido corregir unos cuantos errores y algunas omisiones en las ediciones precedentes. Por otra parte de acuerdo con el Censor del Obispado de Lieja y con la Mensajera, se han suprimido los mensajes puramente personales así como los pasajes de menor importancia en la autobiografía.

INTRODUCCIÓN A LA LECTURA DEL MENSAJE

Frecuentemente, a los temas semejantes al que abordamos en estas páginas, oponen las palabras atribuidas a S. Juan de la Cruz, según las cuales a Dios, habiéndonos transmitido por su Hijo todo lo que tenía que decirnos, no hace falta que le interroguemos más. Y concluyen afirmando que con la última palabra de la Biblia se cerró para siempre la posibilidad de que Dios hable a los hombres.

Pues bien. Precisamente la Biblia, estuche valioso que contiene el depósito de la Revelación divina, nos enseña que, si no hace falta que interroguemos más al Señor, sin embargo le agrada a este mismo Señor interpelarnos; no evidentemente para completar este depósito revelado que confió una vez para siempre de manera intangible a su Iglesia sino para ayudarnos a profundizarlo, a vivirlo más intensamente; para disipar las tinieblas con las cuales el enemigo del alma intenta rodearlo a fin de ocultar su luz; para ponernos en guardia contra las desviaciones de nuestro propio espíritu, demasiado propenso a corromper el sentido de las palabras divinas; para sostener finalmente nuestra débil voluntad y comunicarle un vigor renovado en la valoración de este depósito revelado. En esta misma revelación leemos, en efecto, esta recomendación del apóstol S. Pablo: "¡No apaguéis el Espíritu! ¡No despreciéis el don de las profecías! Probadlo todo y guardar lo que es bueno" (I Tes 5, 19-21).

Por consiguiente, no se pude lanzar ciegamente el interdicto sobre ciertas intervenciones supererogatorias inscritas por el mismo "Espíritu" al margen de este mismo libro de la Revelación, so pretexto de que, habiéndonos dicho todo por medio de su Hijo, no le queda nada que decirnos. Le queda mucho que hacer en ciertas épocas de la historia, para recordarnos lo que nos dijo una vez para siempre, pero que olvidamos tan fácilmente y tan a menudo, sea a causa de nuestra inconstancia, sea a causa de la intervención del enemigo del alma, que se "transforma con mucho gusto en ángel de luz", nos dice el apóstol S, Pablo, para equivocarnos en la interpretación del Mensaje divino; sea en fin a causa de nuestra propia corrupción, puesto que nuestras pasiones no se someten fácilmente al freno

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impuesto por la Palabra revelada, ya que no abdicaron jamás su propensión innata a deshacerse de ella.

Dicho esto, recordamos lo que se debe entender por la palabra: "carisma".

La Gracia Santificante nos une a Dios por el vínculo de la caridad. La gracia actual nos ayuda a mantenerla y a desarrollarla. Diferente de estos dos tipos de gracia, el carisma es un favor suplementario, concedido por Dios a quien le parece, no para el provecho único de la persona beneficiada, sino también para el de toda la comunidad cristiana.

El apóstol S. Pablo enumera los carismas en su epístola a los romanos y en la primera carta a los Corintios. Son: el don de curación, de predicación, de consuelo, de lenguas, de servicio, de enseñanza, de exhortación y de profecía. El don de profecía puede interpretarse en dos sentidos: primero anunciar el porvenir, y segundo hablar a alguien de parte de Dios: estas dos maneras de hablar se producen bajo una inspiración divina propiamente dicha. Comparando este último don con el de lenguas que usaban ciertos cristianos en sus oraciones, el apóstol escribe: " El que usa el don de lenguas habla a Dios, no a los hombres, pues nadie le entiende, diciendo su espíritu cosas misteriosas; más el que profetiza habla a los hombres para su edificación, exhortación y consolación". (I Cor 14, 2-3).

Al carisma profético, conviene referir la inspiración bajo la que Margarita recibió y transcribió el "Mensaje". Ella habla, de parte de Dios, a los hombres de su tiempo, y, al mismo tiempo, los edifica, los exhorta y los consuela. "Yo te he elegido, le dice Jesús, para consuelo de muchos". (10-6-67).

Será muy interesante para el lector del Mensaje encontrar la respuesta a una pregunta que sin duda se habrá hecho: ¿De que modo intervino el carisma profético en Margarita, en la elaboración del Mensaje? ¿Cómo ha tenido lugar, en ella, su recepción y transmisión?.

A la primera pregunta contestamos: Cuando Margarita recibe las comunicaciones divinas, éstas le llegan por dos vías distintas: una, intelectual; otra, auditiva.

Cuando es por vía intelectual, estas comunicaciones divinas se le manifiestan con la invasión de su espíritu por una luz inteligible que le hace poseer instantáneamente un conocimiento que ella no se ha formulado interiormente a sí misma, sino que lo recibe y lo contempla sin palabras.

Las comunicaciones por vía auditiva las constituyen palabras articuladas que no tienen nada en común con los sonidos materiales percibidos por el oído corporal. Se trata de una audición espiritual percibida en su corazón. 1

En cuanto a la segunda pregunta, que se refiere a la transmisión que nos hace Margarita de lo que ha "entendido" u "oído" en el sentido que acabamos de decir, contestamos que esta transmisión se diferencia según el modo en que se operó en ella la recepción del Mensaje divino.

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Cuando la recepción del mensaje se hace por vía intelectual, Margarita elabora entonces verbalmente la expresión de la verdad que se impuso luminosamente a su espíritu, y la transcribe –San Juan de la cruz caracteriza este tipo de transmisión, diciendo que está compuesto de palabras sucesivas-. Manifiestamente, en semejante caso, Margarita pone "algo suyo" en la expresión del Mensaje. Ella misma formula verbalmente lo que el Señor le ha hecho concebir intelectualmente y, por consiguiente, se expresa a su manera, como cualquier escritor transcribe en su propio estilo los pensamientos que ha concebido. Al escribir, pues, Margarita depende de su temperamento, de su grado más o menos adelantado de cultura literaria, de su psicología propia, de su vocabulario propio. De donde resulta que cometa impropiedades de lenguaje, faltas de ortografía, sea por falta de atención o por insuficiente conocimiento gramatical. Puede ocurrir que cometa errores de vocabulario y que utilice una palabra por otra, como, por ejemplo, cuando escribe: "disipadas" en lugar de "diseminadas", "centrífugo" en lugar de "centrípeto". Entonces pertenece a su director espiritual el deber de corregir estas faltas o inexactitudes verbales en el sentido que Margarita ha querido realmente decir, de lo que él se da cuenta por el contexto. Dependiente de su temperamento cariñoso, varias expresiones de Margarita llevarán esta marca hasta el punto de parecer un tanto amaneradas en su formulación. Todo esto se explica por la intervención, en la transmisión del Mensaje, de lo que un teólogo llama muy justamente: el coeficiente Margarita, que hay que tener en cuenta para interpretarlo con prudencia y sabiduría.

En el segundo caso, cuando Margarita transmite el Mensaje reproduciendo por escrito las palabras "oídas en su corazón", no cabe el error (excepto, claro está, las faltas de ortografía, pues Margarita no lee estas palabras, ella las oye en su corazón y las escribe según su propia ortografía, buena o mala). La transmisión es entonces literal. Y nos encontramos en presencia de lo que San Juan de la Cruz llama: "palabras formales", porque están formalmente pronunciadas por Jesús. San Juan de la Cruz subdivide todavía estas últimas en dos categorías: las palabras formales y las palabras formales-substanciales. Su diferencia reside en el hecho de que las palabras substanciales son de tal eficacia que su realización es concomitante a su emisión. He aquí dos ejemplos que sacamos del Mensaje. El 23-XII- 67, Margarita escribe: "Estando demasiado enferma para asistir a misa, sufría por no haber recibido a Jesús en la santa comunión. Como me encontraba un poco mejor por la tarde, fui a pedirle la comunión a mi Padre espiritual. Cuando yo daba las gracias a Jesús por haber bajado a mi corazón con tanto amor, El me dijo: ¿Podría yo ocultarme cuando me buscas con tanta constancia?". Y Margarita reconoce enseguida la realización de esta palabra substancial por la evasión de su alma en un encuentro experimental con Jesús: "Parece como si mi alma se hubiera separado de mi cuerpo para ir al encuentro de la inefable Verdad de siempre". E otro ejemplo es del 24-II-66: "¿Más amor, me dices? Tendrás todo el amor que deseas y que puedas soportar, e incluso, si lo quieres, el que no podrás soportar". Y Margarita enlaza enseguida: "En aquel momento, me sentí quemada por el Amor y penetrada por su llama".

Lo que en el Mensaje pertenece únicamente al Diario de Margarita, está trascrito en caracteres medianos reservados para las palabras sucesivas. El conjunto de diálogos insertos en la trama de este Diario, constituye el Mensaje propiamente dicho. Lo hemos trascrito en caracteres normales (los mayores) reservados a las palabras formales. Algunas entre éstas (como las que hemos mencionado más arriba) son substanciales; otras parecen

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ser solamente sucesivas, pues parece que han sido elaboradas por Margarita después de Haber recibido su conocimiento por vía intelectual y no auditiva.

CONTENIDO DEL MENSAJE

Al leer el Mensaje, hay que recordar que no ha sido preconcebido por Margarita como lo haría un escritor que se propone escribir un libro. Se encuentra inserto en un diario íntimo, donde Margarita consigna día a día la trama de su existencia muy corriente de esposa y de madre de familia vivida a la luz de su vida cristiana. Se trata, pues, de confidencias hechas a su director espiritual para tenerle al corriente de su estado de ánimo en medio de las incidencias de su vida diaria. Se entremezclan con reflexiones, meditaciones, oraciones, arrebatos espirituales, y algunas veces exhortaciones inspiradas por el espíritu profético con que el Señor la gratificó en el sentido explicado anteriormente. El punto culminante de estas confidencias se alcanza en los diálogos. ¿De qué tratan? Ante todo, de un mensaje de amor dado por Jesús a las almas pequeñas. La sustancia de estos diálogos no está dada en el abstracto, sino en el cuadro concreto de la Iglesia actual, tal como la ve Jesús, la persona del Santo Padre, de los obispos, de los sacerdotes, el mundo y la humanidad.

Puesto que el mensaje es, ante todo, un mensaje de amor, el Señor pide a los suyos una regeneración del amor, un conocimiento más profundo de su amor: "Puesto que mi mensaje está basado sobre el amor, sólo te puedo hablar del amor" (8-III-67). "Os mando mi mensaje de amor. Profundizad su doctrina y ponedla en práctica" (4-XI-66). "El mensaje calentará con su llama de amor el lugar donde penetre". (12-I-67).

El Mensaje contiene una enseñanza para las almas pequeñas ignorantes y débiles, cuyo corazón es, sin embargo, "accesible". Esta enseñanza se caracteriza por su sencillez, su nitidez; no está sintetizada (como lo haría un profesor de teología), sino desmenuzada día a día, como lo hacía Jesús para sus discípulos durante su vida pública. Esta enseñanza se centra sobre la vida de santidad y de perfección en la intimidad con El. No intentemos, pues, descubrir en esta enseñanza la expresión de una teología sistematizada.

Jesús no pierde jamás de vista la condición de "pequeños" de aquellos a quienes El se dirige y acerca de quienes El dice: "La teología no está al alcance de todos los pequeños, pero el amor se deja alcanzar por ellos"(15-II-67).Es una enseñanza de amor basada en la redención, en la verdad opuesta al error, en el bien opuesto al mal, sobre el reinado de Dios en las almas que se entregan a El, sobre la ascesis personal. Pasa revista a todas las virtudes evangélicas: alabar, glorificar y servir a Dios. "Ofrece tus pequeños sacrificios..." "Sé paciente y misericordiosa..." "Anda sin temor sobre el camino de mi amor..." "Ten confianza en mí..." "Asciende en mi amor..." "Expulsad de vuestros corazones todo pensamiento triste...", etc.

Esta enseñanza a las almas pequeñas reviste, sin embargo, un aspecto particular porque está dada de acuerdo al ambiente en el cual evoluciona actualmente la vida de la Iglesia y del cristiano.

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La descripción que él hace del mundo es sobrecogedora. Allí se encuentra descrita crudamente la humanidad, aunque, en general, con su pecado, su perversidad, su orgullo, sus pretensiones insensatas. Jesús habla insistentemente de este mundo en perdición y amenazado de ruina, estigmatizando su iniquidad, su corrupción, su rebelión contra Dios: "Este mundo trastornado hasta sus cimientos, no vuelve a tomar conciencia de la realidad. Su natural perversidad no soporta ninguna contradicción" (1-I-68).

A los hombres que pertenecen a este mundo trastornado los designa con el pronombre: "ELLOS": "Ellos se han hecho la vida tal como la han querido, a la medida de su pobre inteligencia" (15-I-67). "ELLOS tendrán la paz únicamente si la desean; si no, será la catástrofe... ¡Ah hijos de los hombres!, ¿cómo puedo Yo aguantaros? ¿Adónde vais corriendo? Yo lo sé. Pero os he avisado tantas veces... Estáis destruyendo vuestros cuerpos, pero vuestras iniquidades destruyen aún mucho más vuestras almas. Encontraréis la eternidad tal como la habéis querido"(29-XII-66).

"ELLOS adelantan mi hora con sus iniquidades" (2-III-67).

La descripción que El hace de la Iglesia es tan severa como la del mundo; pues la Iglesia se deja contaminar por éste.

El pronombre "ELLOS" aparece también aquí para designar a ciertos obispos, sobre los cuales caen unas palabras temibles: "¡Qué responsabilidad para aquellos a quienes he dado tanto poder para hacer y deshacer! Sus protestas tímidas no les salvarán, pues ELLOS conducen a mi pueblo a la ruina. ¡Desgraciados los que, pudiendo hacer algo, no hacen nada! Pues, si mi sed de amor es grande, no es ciega, y las cuentas pedidas serán terribles" (6-I-68). "¿Qué hacen con la autoridad que yo les he dado? Responsables, sí: yo les considero como responsables de la perdición de las almas. ELLOS no alzarán los hombros en mi Presencia" (23-VI-68).

"ELLOS" designa también a los sacerdotes que niegan los dogmas fundamentales de la fe cristiana, tales como el pecado original, la caída de la humanidad, el pecado personal, la redención, la resurrección corporal de Cristo, la Concepción Inmaculada de Ntra. Sra., su maternidad divina, la esencia sacrificial de la misa, que ha llegado a ser para ellos simplemente la conmemoración de la cena del Señor; estos sacerdotes que desprecian la Eucaristía, en la cual niegan la Presencia real y permanente del Salvador, que se mofan del culto debido a la Virgen y a los Santos y que rehúsan el respeto debido a la Majestad divina y la obediencia debida a la Iglesia en sus instituciones litúrgicas: "ELLOS se encaminan por una vía incompatible con la sana doctrina de la Iglesia" (5-VI-67). Aludiendo al abuso que hacen de un texto del Concilio para preconizar cierta "apertura al mundo" y convirtiéndola en "apertura" para su corrupción, Jesús dice: "ELLOS quieren convertir el mundo. Y jamás el mundo ha estado tan lejos de la conversión. ¿Y qué sacan? El caos completo. ¿Y el amor? Sólo sirve para encubrir sus ineptitudes. Yo he dicho: ¡Ay de aquel por quien se produce el escándalo!" (22-IV-68).

Por fin, designa del mismo modo con el pronombre ELLOS a los cristianos voluntariamente infectados por el espíritu del mundo: "La red tejida por el enemigo de las

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almas es estrecha, y hasta los elegidos mismos se dejan engañar". "Si ellos hacen penitencia, les ayudaré con todo mi perdón. Es el reino de Satanás" (21-V-67).

De ahí las quejas amargas en boca de Jesús: "Mírame y dime si hay peor dolor que el mío. ¡Ay! Los pecados del mundo me hacen sufrir mucho más que tú, pobre hija mía". Estas quejas se repiten a tal punto sobre los labios de Jesús que Margarita no puede reprimirse y le dice: "Siempre me hablas de los que te afligen..."

De ahí también los graves avisos al mundo amenazado de una catástrofe sin igual causada por el hombre mismo: "Una amenaza terrible se cierne sobre el mundo" (21-IX-66). "La sombra de la destrucción se cierne sobre el universo. Si los pueblos no se convierten, que esperen graves calamidades en el mar, en la tierra, y en los aires" (15-I-67).

Avisos no menos severos a los responsables de la Iglesia. "Momento terrible en verdad, cuando ellos comparezcan delante de mí. Tendrán que dar cuenta de ellos mismos y de los que les había sido confiados" (19-I-66).

¿Quiénes son estos responsables? Jesús los descubre; son los lobos disfrazados con piel de oveja, los falsos pastores que se cuidan ellos mismos a costa del rebaño: "Hay lobos en mi redil. Y como van cubiertos de una piel de oveja, los justos mismos están engañados. Una amenaza pesa sobre mis pequeñas ovejas. Aquellos, los rechazaré de entre los vivos" (6-V-67).

Sin embargo, por ulcerado que esté, el Corazón de Jesús no abdica nada de su infinita misericordia. Y por eso propone a la Iglesia y al mundo de los medios apropiados para salir de la vía en lo que se han encaminado. Primero, la penitencia: "¡Corazones insensatos, corazones de bronce, que proclamáis vuestra propia condenación, penitencia por vuestros pecados! ¡Penitencia por los pecados del mundo! ¡Penitencia, penitencia, penitencia!" (18-I-68).

El medio providencial que su "Mensaje" viene a suscitar para purificar a la Iglesia y convertir al mundo, y, por consiguiente, para descartar la amenaza del castigo, es la organización de un batallón de salvación, la legión de las almas pequeñas. Estas están descritas y muy bien analizadas en la persona de Margarita, la mensajera. Su misión se traduce bajo diferentes formas. Están llamadas a transformar el mundo por sus oraciones, sus sufrimientos, su holocausto. Ellas pueden "cambiar el curso de las cosas, renovar la faz de la tierra". Se alistarán en una legión llamada: "La Orden de las Almas Pequeñas del Corazón Misericordioso de Jesús" (1-IV-67). Se asociarán a Jesús en la Obra de la Redención: "Almas pequeñas, ¿queréis ser conmigo los hijos de la Redención? He aquí que os pido lo que me pidió mi Padre..." (5-VII-67). Además de enseñarles la santidad, las directivas más precisas les están dadas en el párrafo donde Jesús les expone detalladamente lo que debe ser, según El, "la Jornada de un alma pequeña" (5-XII-67).

Queda uno impresionado por la fuerza del Mensaje, por el vigor de ciertas palabras que revelan la indignación del Señor (Recuerdan los escritos de Sta. Catalina de Siena). La angustia de Jesús se manifiesta: "Quedan tantos por salvar... ¿quieres ayudarme?... Estoy tan cansado, y ellos son tan indisciplinados..." (19-III-67).

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Destacan dos características originales del Mensaje: su actualidad y su urgencia. Fue confiado gradualmente a margarita a partir de 1963; trata de los grandes problemas y sucesos contemporáneos, el Concilio (más bien brevemente), las encíclicas de Pablo VI, la herejía modernista, el cisma en la cristiandad, las guerras (Israel y Vietnam). La difusión del Mensaje no es menos urgente. Se impone por la situación difícil en que se encuentran actualmente la Iglesia y el Mundo.

Estas consideraciones sobre el contenido del Mensaje parecen invitar al pesimismo. En efecto, parece que la iniquidad, llegada a su colmo, haya pasado este límite del que habla la Escritura y más allá del cual la justicia divina no tolera mayor extensión. Sin embargo, algunas palabras pronunciadas por Jesús en su Mensaje nos invitan, más bien, a una esperanza llena de confianza. Cuando no sea más que esta palabra: "Se ha hecho oír mi voz en el mundo. Tendrá que escucharla y acogerla. QUIERO FORZAR LA PUERTA DE SUS CORAZONES CON MI AMOR" (9-IV-68).

El director espiritual de Margarita

El Mensaje El diario de Margarita y sus diálogos con Jesús

Año 1965

*** (A. 1)

J Yo te quiero ahí donde estás, incomprendida, toda escondida en el Corazón de tu Dios.Tu amor será tu cruz.

Pensé en ti desde toda la eternidad. Tu amor para mí será tu santificación y la santificación de muchos.

Yo mismo colocaré sobre tu frente la corona de gloria. Yo te desposaré en la alegría.

*** (A 1)

A propósito de un sueño del que se habla en la autobiografía: Pregunté a Nuestra Señora la causa de sus lágrimas.

NS= Lloré por los horrores del mundo actual. Lloré sobre la locura de los pueblos que forjan ellos mismos las armas de su destrucción. Lloré por la ingratitud de mis hijos.

*** (A.5)

Yo no soy el Dueño del amor. YO SOY EL AMOR. El amor es más fuerte que el odio. Ten confianza; el Amor vencerá al mundo. Palpé la realidad, y mi corazón está en la alegría. A causa del ambiente sin religión y materialista.

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*** (A. 6)

Físicamente y moralmente me duele tanto. Más que nunca sirvo de parachoques. Aquí no sospechan cuánto me hacen sufrir. Dios mío, sólo te tengo a ti y te quiero. Parece como si mi cuerpo hubiese sido apaleado, y mi alma está triste y desanimada. Estoy cansada; no puedo más. Nadie se da cuenta y es mejor así. Ellos no comprenden, no saben. Tengo tal necesidad de calma y de soledad para encontrar a mi Dios... Esto también me es negado. Sin embargo, por encima de todo esto, hay en mí un sentimiento de paz celestial y una conformidad de mi voluntad a la voluntad de Dios. A pesar de estos obstáculos, sé que él está ahí y que me quiere.

Es Semana Santa. Uno mis sufrimientos a los sufrimientos de Jesús crucificado. Participo. Hago parte de su obra redentora. Jesús mío, dame tu fuerza para sufrir bien contigo. Te quiero.

*** (A. 7)

M Mi corazón está helado. Te lo suplico, caliéntalo con tu presencia.

J Tienes que sufrir la ausencia de tu Dios. Es necesario.

M ¿Por qué?

J Porque el oro debe pasar por el crisol.

M Dios mío, no se que actitud tomar delante de ti; temo tanto disgustarte...

J La más sencilla es la mejor. Deja que hable tu corazón, y dime todo lo que te preocupa y Mi ausencia es sólo aparente. Consuélate; volveré.

*** (A.8)

J Sólo algunos elegidos me quieren. Tú estás entre ellos. Las masas no me pertenecen verdaderamente.

M ¡Quisiera tanto, mi dulce Señor, trabajar por tu gloria!

J Hija mía, ¿no es mas bien, tu gloria la que buscas? A mi me gusta que permanezcas oculta.

*** (A. 9)

J No te preocupes de tus imperfecciones. Yo he cargado con todo. Cada día las borro con mi sangre. Tú eres guiada por mi Espíritu.

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A propósito de una comunión dada a una persona cuyas disposiciones manifiestamente no correspondían a las exigidas:

J Darme a un pecador endurecido es un sacrilegio. He dado a mis hijos la libertad de elegir entre el bien y el mal. Un solo acto de arrepentimiento es la puerta por donde me precipito en el alma herida del pecador. ¿No he derramado mi sangre por todos?

*** (A. 10)

M Estoy llena, Dios mío, llena de todas las riquezas del cielo, llena de tu amor, llena de ti, Dios mío.

J Yo he dicho: "Daré mi ciencia a los pequeños y a los humildes". Te concedo contemplar las maravillas del cielo. Tu amor es más necesario, créelo, que unos excesos de actividad, que, a veces, no son de mi agrado, aunque la intención sea buena y laudable de por sí. No busques otra cosa que lo que quiero darte. Ámame, y yo te daré siempre más amor.

*** (A.11)

J La confianza produce el amor, y el amor prodúcela santidad. El amor está hecho de desprendimiento y de sacrificio. El que me quiere ya no se pertenece, pues se ha entregado enteramente al amor.

*** (A. 12)

Si yo hago un favor a mi prójimo, ¿no debe estar mi corazón agradecido hacia quien me permite ser caritativo? La ingratitud, de veras, ya no me afecta. De otro modo, me parecería escuchar la voz de mi Amado que me dice: "Vanidad, todo es vanidad... has recibido ya tu recompensa". Y este reproche en labios de mi Amor me parecería insoportable.

*** (A. 13)

J Hija mía, que tu corazón se llene de alegría, del deseo de los bienes del cielo. Aparta tu pensamiento de las cosas del mundo. Levanta tu espíritu hacia mí, tu Dios y tu Señor. Búscame en todo. Yo soy un Dios celoso. Recuerda que mi amor es terriblemente serio. Te descubro mi amor. Te lo doy. Ten cuidado de no apegarte a nada más. Tu deseo de quererme es santo, y te lo concederé como lo quieres. Te quiero enteramente al servicio de los demás en la medida de mi inspiración.

***

J Mido mis exigencias de acuerdo con la debilidad humana. A quienes pido más, doy más fuerza y Ánimo.

M Jesús mío, da la paz al mundo.

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J Yo soy la paz, y él me rechaza.

M ¡Ten piedad de tus hijos!

J Ellos no tienen piedad de mí.

***

M Jesús mío, no estés enfadado contra tus hijos. Ellos son inconscientes y tan desgraciados...

M Yo estoy más apenado que enfadado. Pero tienen que convertirse. He puesto en Dios toda mi esperanza. No seré confundida. Yo sé que Él me guardará siempre en la santa humildad. ¡Oh Jesús mío! Yo no podré amarte jamás como ellos (los santos) te han amado, si tú no me das el amor que les has dado.

En este día he recibido grandes luces sobre lo poco que soy. Jesús me ha reprendido severamente, y ello me ha producido un malestar y una gran pena que han durado bastante tiempo.

***

M Jesús mío, tengo tanto miedo de perderte...

J ¿Quién habla de perderme?

M Yo soy tan indigna...

J ¿Quién es digno? La vida del amor es toda recta y sencilla. Va directamente a la meta: Yo. Yo, tu Dios, que te espera al final del camino con los brazos muy abiertos. ¿No sabes que yo aniquilo inmediatamente todas tus imperfecciones? Yo no puedo tolerar una sola huella de mancha en tu alma. Y, si te reprendo, es para tu bien. Hija amada, sabe que la humildad es un bien que yo aprecio particularmente.

M Si hubieras concedido a otros las gracias que me has dado a mí, se habrían vuelto santos. Mi santidad consiste en aceptar con amor de sentirme la más baja de las criaturas, de conocer mi Incapacidad, de ser pequeño "nada" de Jesús. Ya no estoy triste por ser tan débil. Doy muchas ocasiones a la divina misericordia de manifestarse hacia mí. Y encuentro mi alegría en este hondo abismo en donde mi Señor me mantiene Ser muy pequeña entre los brazos de Jesús. ¡Qué felicidad y qué agradecimiento hay en mí por tantas gracias!.

*** (A. 21)

J Hija mía, la santidad no consiste en ser, sino en aceptar no ser. Sólo yo santifico, y sin mí, todo esfuerzo es vano. Yo soy y vengo. Yo doy y vuelvo a tomar lo que he dado. Elevo y humillo. Las humillaciones son necesarias. Exalto y rebajo. El alma está aniquilada bajo

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mis golpes. Y es entonces cuando la encamino en la vía de la santidad y hago mías todas las potencias de su ser.

Hija mía, no te pierdas en palabras vanas. Recógete, y convéncete de que en ti me encontrarás. No estés triste por tus imperfecciones. Ten confianza en mí. Te quiero. Así como lo deseas, aumentaré en tu alma la capacidad de sufrir por mi amor. Hay que ser lo más fiel posible a la meditación. De tu fidelidad depende la suerte favorable de otras almas.Derramaré amargura sobre toda alegría que venga del mundo. Yo soy tu alegría y tu paz para siempre.

M Jesús mío, ¿Qué hubiera hecho yo si hubiese presenciado verdaderamente tu Pasión dolorosa?

J Depende de los sentimientos que hubieras tenido entonces. Ves, hija mía, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Ya en aquel momento sufría por ti. Yo te conocía, y tú estabas en mi corazón. Entonces te engendré en el sacrificio cruento de la cruz.

J Hija mía querida, cuando rezas por los demás, es para ti para quien rezas. El bien que les haces, a ti te Lo haces.

M Señor, ¿qué quieres de mí?

J Que obedezcas inmediatamente a mis inspiraciones con amor. Dame esta prueba de tu afecto, y te daré entonces otra cosa. Quitaré lo vano y superficial que queda todavía en ti. Sé tranquila, ponderada, sensata. Tu alma debe encontrarse siempre a la espera. Mantente delante de mí como una llamita brillante, ofrenda de amor.

J Deseo un día universal de reparación por los pecados del mundo, este mundo que está forjando las armas de su propia destrucción.

J El ser humano solamente puede ser rico, a mis ojos, con las riquezas que yo le ofrezco. Lo demás se pierde en el polvo de los tiempos. Fuera de los bienes del cielo, todo es "nada", todo es vanidad. Hija mía, el mundo no puede vivir sin mí.

J Dame tu tristeza, la cambiaré en alegría. Sé avara en palabras, generosa en acciones.

J Yo te he revestido con un vestido nuevo de inocencia.

J El Amor extiende su sombra sobre ti, y produce en tu alma una humanidad nueva. La Iglesia atraviesa una grave crisis. Hay que rezar, rezar continuamente. Hay que volver a poner orden en todo.

He visto al demonio en un sueño. Daba vueltas alrededor de mí, apagaba las luces y se reía con burla. Se personificaba bajo las apariencias de un hombre corriente, pero yo notaba algo repugnante. Tenía yo una botella de agua bendita y le eché un poco a la cabeza. El cambio fue rápido. Se retorcía con muecas muy feas. ¡Qué sueño! Desde hace

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muchos días, no ha dejado de enseñar los dientes. En mi entorno tiene excelentes condiciones para eso, y se sirve de ellos para hacerme sufrir.

Sábado, 7 de agosto de 1965. . En misa:He sido embargada por un profundo recogimiento, y en el momento de la elevación, he recibido la visita de Nuestro Señor. Esta visita ha durado toda la misa y sobre todo durante la santa comunión.

12 de agosto de 1965.

J ¿Lo que quiero de ti? El don de ti misma. Debes cooperar en la obra de santificación de las almas. Debes olvidar el "yo" egoísta y personal que existe todavía en ti. Debes sacrificarte en esta obra. Debes oír las millones de voces desamparadas en el mundo. Y solamente entonces me querrás con este amor que tu tanto deseas y que mis santos han conocido.

19 de agosto de 1965.

Esta mañana, al despertarme, he pedido a la Santísima Virgen que me ayude a trabajar muy bien. Le he ofrecido la jornada, mis penas, mis alegrías, mis fatigas, todas mis acciones, por pequeñas que sean, y también mi miseria. He tenido mucho trabajo, una colada importante, la limpieza de la casa, la comida, etc. Estoy muy cansada pero muy feliz. Ahora son casi las cuatro. Estoy sola y voy a reunirme con mi Jesús en la meditación. ¡Ay! Por hablar... como de costumbre, me han impedido hacerlo. He rechazado interiormente mis deseos de soledad y me he tragado las lágrimas.

J Has llevado mi mensaje. Está bien. Ahora la simiente está en la tierra; déjala germinar y no te preocupes de nada. Sonreír siempre a pesar de la tristeza que me oprime... No puedo ya recogerme. Jesús está ausente. Hay que luchar contra el desorden, contra el entorpecimiento de mi espíritu, contra los pensamientos desalentadores, contra esta especie de torbellino que me arrastra. Tanto ruido a mi alrededor, tantas palabras inútiles, tantas cosas que hacen daño; esta incapacidad, habitual desde algún tiempo, de echarme en los brazos de mi dulce Salvador. Y sobre todo esta impotencia que está en mí y que me prueba cuanto necesito, con la ayuda de Dios, acordarme sin cesar de sus bondades, para no llegar a dudar de todo. Soy cobarde y miserable, no me siento capaz de nada bueno. Quisiera sacrificarme por todos, y no hago nada. No llevo nada a cabo. He intentado remediarlo un poco con la lectura de un libro bueno: "La vida de San Clemente-María Hofbauer". Es muy edificante; sin embargo, no me conforta mucho. Me doy más cuenta todavía de lo que soy.

No es mi indignidad lo que más me hace sufrir, sino la falta de soledad. ¿Cómo hacer oración, y, gracias a este contacto con Nuestro Señor, buscar la ayuda necesaria a este estado de cosas?.

2 de septiembre de 1965. (B. 8).

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M Si tú no me das este amor que los santos han conocido, no quiero ningún otro. Con un santo atrevimiento, no vacilo en decirte que prefiero no quererte, antes que quererte mal. No me apetece un amor mediocre. Sólo tus santos te han amado como tú mereces serlo. Este amor viene de ti. Si me lo das a mí, que no soy más que incapacidad y bajeza, tu gloria resaltará con mucha más fuerza aún.

Nuestra indignidad no debe alejarnos de Dios, sino al contrario, acercarnos más a Él, como un medio seguro y rápido de deshacernos de lo que hay de malo en nosotros

J Tú eres hija de Dios y de la Santa Iglesia. Yo soy la voz que resuena en las cuatro extremidades del mundo, y que apenas se escucha; la voz que cada uno oye y que muchos rechazan y sofocan. ¡Pobres hijos míos! ¿Hasta cuándo os soportaré?. Tanto ruido y tan poco resultado positivo.

M Jesús mío, te amo. Sólo he querido amarte a ti. Preferiría morir mil veces antes que ofenderte gravemente. Haz de mí lo que tú quieras. Ayúdame, mi amado. Acuérdate de que yo no soy mas que incapacidad. No me dejes jamás. Incluso cuando estás ausente, te amo, espero, tengo confianza, creo, mi Amor, mi Todo.

7 de septiembre de 1965. (B. 11).

M ¿Cómo podría practicar la mortificación y la penitencia?

J Con una justa medida, adaptada al ambiente donde vives.

M No hay sitio en mi corazón más que para el Amor. Hoy quiero vivir en la santa alegría, constantemente

Renovada de tu divino amor. ¡Oh! ¡Cuánto quisiera que te amase todo el mundo! ¡Qué felicidad de ser hija de Dios y de la Santa Iglesia!

J Tú eres, serás y seguirás siendo eternamente la hija de mi Santísimo Corazón.

M Siembro en lágrimas. La cosecha será buena.

J No intentes saber como será el día de mañana. Sé fiel a la gracia, y entrégate completamente.Reza, reza continuamente por todos tus hermanos. Sé mansa y humilde de corazón.La santidad existe en todos los estados de vida. Pídela; te será concedida.No rehúso jamás mi ayuda a quienes me llaman humildemente.antes de hablar, aprende a escuchar y a pensar.

J El Concilio no dará todos los frutos esperados... Cuando todo parece perdido, entonces se percibe al fin la única tabla de salvación. Yo te lo digo: los muertos para los muertos, y los vivos para los vivos.

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Animado por el Espíritu, el Concilio reúne a unos seres con vida. El Espíritu Santo lo reúne y lo anima en provecho de estos seres con vida. Los muertos espirituales, como cualquier cadáver, no responden vitalmente a su acción. Los vivos viven y actúan para los vivos, no para los muertos.

En aquellas fechas se le planteaba a Margarita la eventualidad de una nueva intervención quirúrgica:

J ¿Me has dado todo?

M Señor, ¡tengo tanto miedo!

J Hijita mía, dame tu miedo. Lo transformaré en heroísmo. No me dices bastantes veces que me quieres. Siento tal necesidad de amor...

Margarita depone su miedo y se entrega amorosamente a la voluntad divina.

M Amado mío, hoy será lo que tú quieras que sea. Me abandono a ti.

19 de octubre de 1965. (B. 13-14).

J Sólo me retiene el amor de las almas pequeñas. Ellos echan sal sobre mis llagas.

( Ellos , pronombre con el cual Jesús designa habitualmente a sus adversarios .)

M Es hermoso tu Paraíso, Jesús mío.

J Sí, pero muy pocos entran en él actualmente. M Tú eres Amor, este Amor que difundes por doquier en el mundo, este Amor despreciado, incomprendido, olvidado... Y yo te amo con este amor que tú me has dado, con mis debilidades, mis imperfecciones, mis cobardías..

J Hija mía, tú me quieres con tu humanidad, es cierto. Pero este amor soy yo. Y él borra todas tus Imperfecciones.

20 de octubre de 1965. . Durante la comunión:

J Todo viene de mí... y me desprecian, me olvidan y se mofan de mí.

M ¡Señor, salva a tus hijos!

J Yo no puedo salvarlos a pesar suyo.

Ayer viví un día de amor y de abandono. Sentimiento real de la Presencia amada. Por la tarde he Recibido su visita. ¡Hacía tanto tiempo que la esperaba!.

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21 de octubre de 1965.

J De ahora en adelante, cuidaré de todos los que tú me recomiendes. No te preocupes de nada. Yo proveeré a todas tus necesidades. Las apariencias engañan. Lo que brilla a los ojos del mundo es vano para el cielo.¡Mi pequeña violeta! Hago la señal de la cruz sobre tu frente, sobre tus labios y sobre tu corazón.

22 de octubre de 1965.

J Tengo tanta compasión de vosotros. ¿Por qué no tenéis compasión de mí? Mi misericordia está deseosa de derramarse. La retiene mi justicia. Pero ella triunfará. Yo no puedo obligarles a quererme. ¡No les he dado a todos la libertad?. ... ... J Piensa en lo que tú eres. Piensa en lo que yo soy. Mi amor llena la distancia que me separaba de ti.Mi misericordia resplandece en ti. Más que otros, necesitabas mi misericordia, pobre hijita mía.Cree en mi amor. No dudes jamás de mí.

27 de octubre de 1965.

J No eres más que un "nada" ínfimo. Pero este nada, lo he unido a mi Todo. Pide, Te lo concederé. Dame mucho amor... no me darás jamás lo suficiente. Reza mucho por tus hermanos; no dejes de rezar.Todo debe hacerse por amor y en el amor.

M Señor, he buscado tanto la felicidad fuera de ti... Y solo en ti la he encontrado. Gracias.

28 de octubre de 1965. (B. 17). Durante la comunión.

J No intentes saber, no intentes comprender; ama; es lo que te pide tu Dios.¿Podéis siempre evitar de contristar a los que amáis?

31 de octubre de 1965. (B. 17-19). Fiesta de Cristo Rey.

J Demuéstrame tu amor con actos de sumisión, de abandono, de ofrenda y de agradecimiento. No tengas miedo, hija mía. (Al acercarse el 2 de noviembre se vislumbraba en el corazón de Margarita su temor instintivo a la muerte.) Todos conocen este miedo. Es el salario del pecado. Sopórtalo por mi amor, en remisión de tus pecados y de los pecados de todos los hombres. Para encontrar la vida, tienes que pasar por la muerte. Ámala, pues ella te hará encontrar la vida eterna. Yo soy su único alimento. Conocen la felicidad en una apoteosis de gloria. ¡Mis queridas almas pequeñas Hija mía, haz lo que te pido. ¿Tan difícil es? Estoy aquí.

Por la tarde en la Iglesia

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J Hija mía, estás tocando de muy cerca un gran misterio, el amor incomprensible de mi divino CorazónPara con todos los hombres. ¡Mi Corazón sangrante, que perdona!¡Mi Corazón sangrante, que olvida!¡Mi Corazón sangrante, que excusa!¡Mi Corazón sangrante, que implora!¡Mi Corazón dolorido, tan hambriento y sediento de amor!

3 de noviembre de 1965. (B. 19).

J Hija mía, estás triste. ¿Y yo? Cuando te duela demasiado, ven sobre mi Corazón.

8 de noviembre de 1965. (B. 19). Al despertarme

J Únete a mí, en espíritu, en palabras y en acciones.En misaJ Olvida todas tus preocupaciones, hijita mía. ¿No quieres sufrir un poco por mi amor?M ¡Oh sí, Señor! Lo quiero.

9 de noviembre de 1965. Una mañana, al despertar, me preocupaba por mi madre:J No te preocupes del día de mañana. Toma este día que te doy, y dame las gracias por todo. Ten confianza en mí.

10 de noviembre de 1965. Durante la oración

M Mi única riqueza: mis deseos. Mi única riqueza: mi incapacidad. Mi única riqueza: mi pobreza.

J El conocimiento de tu miseria atrae mi misericordia, que se apresura a colmarla.

M ¡Señor mío y Dios mío!

Al pasar, entré en la iglesia. Empezó mi corazón a latir muy fuerte. Y enseguida Jesús me visitó.

11 de noviembre de 1965. (B. 21). Oración improvisadaJ La Santa Trinidad estableció en ti su morada. Sé atenta a esta presencia, mi querida hija.No defraudes jamás a tu Dios. Un día te dije: "Te desposaré en la alegría" (página 59). Este esEl preludio. Entrégate a los demás sin medida.

12 de noviembre de 1965. (B. 21).

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J Todo debe hacerse en el amor. Si yo dejase de querer, dejaría de ser Dios. Tu pequeño rebaño será lo que tú quieras que sea (El rebaño de las almas pequeñas suscitado por el Mensaje)Cuanto más generosa seas, tanto más aumentará. Se ha oído la voz del amor que implora la paz. La voz del odio intenta apagarla. Reza, hija mía, reza mucho. El mundo desea la paz, pero el orgullo hace sus estragos.

En la comunión:

J A mí también déjame descansar sobre tu corazón. Estoy tan cansado. Cállate. No digas nada.Pon en práctica la humildad, hija mía; es una virtud que me agrada particularmente.No te eleves jamás. Las pequeñas atenciones que tienes para conmigo son un bálsamo sobre mis heridas.

19 de noviembre de 1965. .En misa:

M Señor mío y Dios mío, quisiera tanto amarte como te amaron. Quisiera darte más, demostrarte mi amor con más generosidad.

J Hija mía, tus deseos son realidades. Cree en mi amor por ti. Ten esperanza. Yo soy el Rey del cielo y de la tierra. Yo soy el Rey de los corazones. Que cada instante de tu vida sea una ofrenda continuamente renovada a mi divino amor. Cree, adora, ten esperanza.

22 de noviembre de 1965. (B. 23).

M Quiero amarte, Jesús mío; ¡oh sí, quiero amarte cada vez más!

J Para quererme ¿qué debes hacer?

M Debo amar a los demás, pues en ellos te encuentro.

J Para querer a los demás ¿qué debes hacer?

M Debo sacrificarme por ellos sin miramientos, hacerles favores según las circunstancias que se presenten.

J Muy bien. Ya no te perteneces. Ve a donde te insinúo que vayas. Estoy contigo. Multiplicaré las ocasiones de sacrificarte. Hasta el sacrificio total de ti misma al amor, mi querida hija. Hé aquí lo que quiero de ti. Entrégate al Amor con alegría.

24 de noviembre de 1965.

J No eres de la raza de las águilas reales; pero, exactamente como ellas, perteneces al edificio sagrado. Hija mía, eres la pequeñez. ¡Y se quiere tanto a lo que es pequeño!.

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25 de noviembre de 1965. . En la oración:

M Jesús mío, mi corazón es tuyo. Lo consagro al Amor. En mi corazón hay un altar. Reinas en este altar, divino amor mío, y en él deposito todas mis acciones, mis pensamientos, mis deseos, mis palabras, mis intenciones, todo lo que hay de bueno y de débil en mí.

J Todo será purificado en el amor, como el oro en el crisol.

M Irradiarás desde mi corazón lleno de amor. Cada día te daré todo en ofrenda. ¡Quiero ser consumida en el Amor , por Ti!

28 de noviembre de 1965. (B. 25-27).

M Jesús mío, estoy tan triste de no darte siempre regularmente el tiempo de la meditación. Conoces las dificultades que tengo para encontrarte.

J Lleva tu cruz como llevé yo la mía. ¿Acaso gemí? ¿Acaso lloré? Lloré sobre vosotros, pobres hijitos míos, que no vacilasteis en sacrificar a vuestro Dios, a pesar de todos los prodigios que habéis presenciado. Vine, hijita, para salvaros. En vano os tendía los brazos. No me habéis reconocido.Mi pequeña, ámame mucho, olvida tus sufrimientos; sabes que, cuando te hacen daño, me duele a mí antes que a ti. Sé valiente. Estoy siempre contigo, incluso en medio del alboroto. ¿Quién podría impedirnos? ¿No eres acaso mi alma pequeña? Te doy en poco tiempo lo que otros reciben a veces a lo largo de mucho tiempo. Porque tal es mi voluntad.

1 de diciembre de 1965. (B. 27-28).

J Hija mía, los sentimientos valen solamente si provienen de un amor verdadero. Sin embargo, no son indispensables al desarrollo de la vida interior. A veces un alma se encuentra enriquecida sin saber Cómo. A otras doy la unción de mi Espíritu, pues sin ella estarían frenadas en su caminar hacia mí.

M Jesús mío. ¿por qué permites que me exteriorice a veces tanto?

J Mi hijita es toda espontaneidad. Es así como deseo que te quieran. Más adelante se acordarán de tu Gentileza. Pero tranquilízate. Te exteriorizas únicamente para lo que no tiene importancia. ¿Revelas lo que interesa tu vida interior, nuestro querido secreto?

M ¡Oh no, Señor!

J ¿Descubres lo que ataca la reputación del prójimo?

M Ya sabes que no, Señor.

J ¿Disimulas lo que puede causar perjuicio a los demás?

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M ¡Oh sí, ya lo sabes, Jesús mío!

J Sin embargo, quiero poner a mi hija en guardia contra esta tendencia que tiene a hablar de cosas insignificantes. Hay un límite que respetar, hija mía. Un justo término medio para todo.¿Quieres agradarme? Cuando te acuerdes de mí en medio de una conversación que no es edificante, retírate sin que lo noten. No deseo que te exteriorices inútilmente.

3 de diciembre de 1965. (B. 29). En la comunión:

J El tiempo pasa. Todo pasa. Yo no paso. Soy inmutable.

12 de diciembre de 1965. (B. 29-30).

Yo sufría al ver padecer a mi madre. Sobre todo temía por su alma.

J Aparta de tu corazón toda inquietud. Ten confianza en mí. Mírame. Mi sacrificio ¿habría sido en vano? no! No temas nada. Yo no he venido para los justos. No has estado jamás tan cerca de mi Corazón. Pero en este momento no eres receptiva, pobre hijita mía. Échate en los brazos de mi Santa y Gloriosa Madre. Es donde me encontrarás. No pierdas, por demasiada prisa, lo que acabas de adquirir en un instante.

Oración imposible. Sufrimiento

J He creado en ti un estado de oración permanente. Incluso cuando no piensas en mí, quedas unida a mí por todas las fibras de tu ser. Lo que es mío, lo guardo. Ten confianza. Hija mía, para ti ha llegado el momento de dar. Es la prueba de tu amor, amor que da y no pide nada. Haz uso de mis riquezas. ¡Si supieras!

20 de diciembre de 1965.

J No des demasiado importancia a lo que pasa. Todo lo del mundo es vano y sin importancia para el Cielo. No descuides jamás las cosas santas a favor de las cosas profanas. Estas no traen consigo más que turbación y confusión.

22 de diciembre de 1965. (B. 31-33).

Esta mañana, al despertar, al abrir los ojos, he sentido a Jesús cerca de mí y he recibido su beso. Amor, agradecimiento, Recogimiento. ¿Cómo describir esto? Imposible.

J El recogimiento no se consigue en el tumulto, con el sonido de los tambores. Esta música es profana y me desagrada profundamente (Durante una misa "amenizada por los estampidos estruendosos de trompetas y clarines.) Yo me entrego solamente en el silencio y la oración. ¿Quién se atrevería a arrancarte de las manos de tu Dios? Acércate a Él con

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respeto y con un gran abandono. Penétrate de la inmensidad de su Santa Presencia, de su Bondad, de su Misericordia infinita Hija mía querida, vas a donde yo te llevo.

J Quiero todo de mi hijita, el bien y el mal. (Atención: Jesús quiere el mal que subsiste en Margarita, no para tolerarlo, sino para purificarla, como cuando decía a San Jerónimo: "Dame tus pecados".)Su pobreza la transformaré en riqueza. La alegría mía consiste en dar. Sepas, hija mía, que la humildad consigue todo de mí.

J Yo soy para ti toda debilidad. No me preguntes por qué; no comprenderías. Aprovecha este tiempo que te está dado para salvar las almas, por tu fidelidad y por tu amor. Que la alegría que me das se cambie en bendición para ti y para todos los que tu amas

J Guarda el contacto conmigo con vivas aspiraciones de amor. Da sin escatimar.

E N D