marco palacios - parábola liberalismo (parte 2)
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EL DES)ENCUENTRO DE LOS
COLOMBIANOS CON
EL
LIBERALISMO
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La carrera liberal en el
mundo
hispánico
n la
superficie
de
poco más
de
un metro cuadrado del lienzo
de José María Espinosa, La batalla de
Boyacá
el visitante del
Museo Quinta de Bolívar de Bogotá podrá hallar una repre-
sentación del suceso
en
el nuevo lenguaje de la nacionalidad:
prodigio de la libertad, partera del heroísmo
moderno
2
• n el
primer plano y a la izquierda de la pintura aparece una casa pa-
jiza y a la derecha
una
de teja de barro. ntre las dos yacen los
cadáveres de
un
patriota y
un
realista.
n
el centro, enmarcados
por
los cerros
de
la
cordillera y bajo
un
cielo de verano, entre-
chocan fragorosamente los dos ejércitos. Las columnas de
humo
de las armas, empujadas por los vientos de agosto, ascienden obli-
cuamente
hasta fundirse en el
plomo blanquecino de
las nubes
ligeras. Salvo por unos lanceros, llaneros de torsos desnudos , las
formaciones armadas se distinguen por sus
pendones
y bande-
ras. Aunque la batalla está por resolverse, el espectador presien-
te la victoria de los patriotas
que
ocupan unos dos tercios del
campo y empujan el enemigo hacia las cañadas.
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MARCO PALACIOS
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quinta estrofa del
Himno
Nacional escrita por Rafael
Núñez
más de medio siglo después de las guerras de Independencia:
De Boyad en los campos
el genio
de
la Gloria
con cada espiga
un
héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria;
su varonil aliento
de
escudo les sirvió.
En este ensayo acotamos los contextos sociales y las concep-
ciones fonnales y aludimos los códigos expresivos en que se pro-
cesan los cambios que auspician o restringen la legitimidad del
poder
político y una legalidad liberal congruente con ésta.
Precisar
cómo
y cuándo surge
el
ideal de la modernidad libe-
ral en Hispanoamérica es
un
asunto que ha quedado envuelto
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EL DES)ENCUENTRO DE LOS
COLOM BI NOS CON EL
L I B E R L I S M O
147
En
ambos lados del Atlélntico,
aunque
de
modo más intenso
en la Nueva España, Cuba Centroamérica que en Suramé-
rica, la Constitución de Cádiz (1812) fue considerada como uno
de los aportes verdaderamente creativos de la nueva era política.
Escribiendo sobre ésta para el New Daily Tribune
de
Londres,
Marx seI'íaló, sin embargo, aspectos que serían tópico interpre-
tativo del liberalismo espaílol e hispanoamericano: su debilidad
congénita. La verdad es escribió
Marx
que la Constitución
es
una reproducción de los antiguos fueros, pero leídos a la luz
de
la Revolución Francesa
y
adaptados a las necesidades de
la
sociedad moderna .. Pueden sei'íalarse en la Constitución de
1812
inconfundibles síntomas
de
un compromiso
concluido
en-
tre las ideas liberales del siglo
XVIII
las oscuras tradiciones
teocráticas. Lejos de ser una copia servil de la Constitución fran-
cesa
de
1791, fue un producto genuino original, surgido
de
la
vida intelectual española, regenerador de las antiguas tradicio-
nes populares, introductor
de
las medidas reformistas enérgica-
mente pedidas por los más celebres autores y estadistas del siglo
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M RCO P L CIOS
8
intentos monarquistas,
como
los
de
Agustín
de
Hmbide
en
l\lé-
xico o Juan José Flores en
Ecuador
la fórmula
republicana
tampoco trajo estabilidad.
El siglo
XIX
hispanoamericano registra
una
lucha sin cuartel
entre las fuerzas de ]a
modernidad
y las
de
la antimodernidad.
Los historiadores Bushnell y Macaulay sostienen que hacia
1880 el orden liberal se había establecido más o menos en Amé-
rica Latjna, de suerte que sus creadores tenían buenas razones
para estar satisfechos
de
su obra,,7. Ésta sería una conclusión
optimista desde
un punto
de
llegada.
En
el
punto
de
partida
había pocas razones para el optimismo. Según }ol1n Lynch
aunque la Independencia fue una gran
tormenta
que destruyó
los lazos que
ataban
Hispanoamérica con España y
el
armazón
del gobierno colonial, dejó intactos los cimientos de la sociedad
1 .
1 8
ca
011la .
Tales cimientos habían empezado a agrietarse con la Ilustra-
ción
y
sus
demandas
de reformar los principios corporativos de
legalidad, y su posh¡]ado
de un
ethos individualista, fundamen-
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EL D ES ENCU ENT RO DE
LOS
COLOMBIANOS CON EL LIBERALISMO
149
invención
de
sí mismos
como
sujetos del
poder
soberano. Se-
mejante hallazgo tardó algo así como medio siglo en ser plena-
mente asimilado. Expuesto en el lenguaje del liberalismo y el
constitucionalismo, expresó los ideales de una sociedad seilorial
aunque
aburguesada,
cuyas elites han estado abocadas desde
entonces a resolver un viejo problema: la igualdad básica del
pueblo de
ciudadanos.
Hacia el gobierno moderno
La ciencia de gobierno de los Austria se basó
en
la casuística,
peculiar método de procurar justicia para mantener los
pueblos
en paz acentuemos el plural: pueblos o repúblicas), provenien-
te del derecho medieval castellano y que busca una solución
justa para
cada
situación
concreta,
o sea, la voluntad firme y
constante
de
dar
a cada uno lo suyo , dentro de
un
orden que
no presupone injusta la desigualdad estamentat. Esto es posi-
ble porque el
derecho
positivo asume la noción medular
de
jus-
ticia distributiva que, al parecer, está firmemente interiorizada
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M RCO P L CIOS
5°
que delimitaron una esfera propia del rey, fundamento de
la
ar
monía social .
A diferencia de la noción de buen gobierno que guió las pri
meras generaciones de conquistadores y encomenderos, la con
cepción moderna, que a partir del siglo XVII adquirió un sello
más inglés y francés, puso el énfasis en la central ización del po
der:
el fortalecimiento efectivo de las potestades regias contra
los señores feudales, las ciudades-estados libres, y la Iglesia de
Roma; la creciente racionalización jurídico-administrativa, ) el
ejercicio de
la
soberanía estalal en cabeza del rey
se
apoyaría en
una base económica mercantilista . Estos elementos cardinales
de la modernidad política germinaron
en el
siglo XVI y madura
ron plenamente en el XVIII.
n
Los
grandes conflictos socioeconómicos de nuestra histo-
ria,
Tndalecio Liévano Aguirre, la
voz
más poderosa de
la
histo
riografía colombiana en las décadas de 1940 é 1960, insistió en
que la explicación de la dicotomía Austria (o Jlabsburgo como
él
prefirió llamarla)
y
Borbona no
se
agotaba estableciendo un
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EL DES)ENCUENTRO
DE
LOS
C O L O M B I N O S
C O N
EL LIB E R L ISM O
5
La
inmensidad
geográfica del Imperio Espaiiol, de
un
lado,
y la modesta escala de la riqueza mineral del
Nuevo
Reino de
Granada
del otro, enmaraí'iaban
la
cadena de institucionalidad
de legada. Los delegatarios locales (desde los oidores de las au
diencias y los presidentes, luego los virreyes, y de ahí hacia aba
jo) arbitran y aprovechan los poderes discrecionales legales
obedezco pero no
cumplo)
para
suplantar
la autoridad regia.
Podemos rastrear esta impostura en la crónica de la Conquis-
ta y descubrimiento
del
Nuevo Reino de Granada ... de Juan Ro
dríguez Freile,
(1636-1638).
Más que
una
crónica oficial
como
las de Juan de Castellanos
(1589)
o Fray Pedro Simón
(1526), El
Camero de Bogotá, como se le conoció cuando el manuscrito,
que anduvo
rodando
un poco más de dos siglos, fue
publicado
por
primera vez
en
1859
por
Felipe Pérez, se leyó como una na
rrativa
ambigua
e inconexa
de
la trayectoria de los mandamases
espaíloles: conquistadores, encomenderos funcionarios. La crí
tica ac tual le encuentra más atributos'4. Elaborando una lectura
política sobre éstos últimos, podemos proponer que
El Camero
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MARCO
PALACIOS
15
2
llar Eldorado prodigioso.
l
Camero
narra
cómo
esas oligar
quías primigenias se resguardaron en las ciudades)' desde allí
establecieron métodos y formas de
sustraerse legalmente
al
go
bierno del rey;
cómo
tergiversaron los principios del derecho y
cómo causaron los primeros cien años de calamidad al reino .
Otros historiadores emplean los
nombres
de las dos dinastías
que dominaron el Estado español en América para designar Es
tados que, a causa de su baja centralización, deben ser pasivos
frente a la sociedad aunque preservan la estabilidad del
orden
político tradicional. Pero este orden es tradicional precisamente
porque reconoce la desigualdad intrínseca entre estamentos,
en
contraposición a los Estados modernos que se establecen sobre
la centralización política, que impl ica cierta hOlllogenización
de los sujetos del Estado, así el proceso desestabilice l
orden
político y sus campos simbólicos y expresivos y a la postre,
no
se
obtengan los frutos prometidos de la modernidad,6.
Las cenLralizaciones adoptaron en Inglaterra y Francia dife
rentes formas institucionales. Segün l camino seguido, serían
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EL
DES)ENCUENTRO DE LOS
COLOM BI NOS
CON
EL LIB E R L ISM O
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Una
de
las interpretaciones más conocidas de esta faceta del
alumbram iento de la modernidad
se
la
debemos
a Max Weber.
Consideremos
por un
momento este par
de
definiciones:
En
todas partes el desarrollo del Estado
moderno
comienza cuando
el príncipe inicia la expropiación
de
los titulares
privados
de po
der administrativo que junto a
él
existen: los propietarios, en
nombre propio,
de
medios de administración
y
de guerra, de re
cursos financieros y de bienes
de
cualquier género política
mente utilizable. Este proceso ofrece una analogía total
con
el
desarrollo
de
la empresa capitalista
mediante
la paulatina ex
propiación
de
todos los propietarios independientes '7. El Esta
do [moderno] es aquella comunidad humana que, dentro de un
determinado
territorio, reclama con éxito para sí
el
monopolio
de
la violencia física legítima,,'8.
No
todos los estados modernos pasaron
por
este troquel, ni se
definieron en torno a la disposición óptima de las cualidades
weberianas. El ejemplo más notable son los Estados Unidos. El
diseño constitucional que le dieron los padres fundadores deri
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MARCO
PALACIOS
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poder, ausencia
que
no
tuvo aparentes cOl1secuencias
en
la mar-
Chél de
la
modernidad estadounidense debido a que
las
colonias
británicas de América no padecieron el feudalismo. Además, ha-
bían conservado los principios de la Constit1.1ción inglesa no
escrita del siglo XVI, entre éstos el de autogobierno local
20
•
En
consecuencia,
el federalismo de los Estados Unidos provendría
de la preservación de "las antiguas libertades inglesas".
Desde esta perspectiva, y si
guiendo
a Tocqueville, HUllting-
ton propone que "la sociedad
Americana
nació moderna", esto
es,
como una
sociedad civil constituida. Por consiguiente,
m.1l1-
ca fue necesario erigir un gobierno lo suficientemente fuerte
como para garantizar
la modernidad.
Una organización política
antigua es
compatible
con la sociedad
moderna
pero no es com-
patible
con
la modernización de
una
sociedad tradicional"".
A
medida que
la
naciente
República norteamericana
y
la
Revolución Francesa desencadenaban conAictos instituciona-
les inéditos que exigían explicaciones y soluciones originales y
audaces, se hizo más evidente la tensión entre la libertad indivi-
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EL DES ENCUENT RO DE LOS
COLOMBI NOS
CON
EL
LIB E R LIS M O
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Locke
y
Cal
vino hasta los principios constitucionales
de
repre-
sentación popular expuestos a lo largo de los siglos
XVII
)' XVIII
que
cristalizarán
en
el gran modelo de
Madison, Hamilton )
Jay
recogido
en El Federalista,
y de Sieyes y
Constant en
los traba-
jos de la Convención francesa
.
Pero la viabilidad de la nación
moderna
no dependía tan
sólo de las formas constitucionales de gobierno. Éstas
dependían
del grado
de madurez alcanzado
por la sociedad civil organiza-
da que, a su vez, ya no podía explicarse mediante un referente
externo a ella (Dios, la ley divina, el pacto del rey
con
sus vasa-
llos) sino mediante las leyes objetivas de la mercantilización de
la tierra , el capital
y
la fuerza de trabajo, así como por los efectos
de
los grandes descubrimientos geográficos y científicos
de
los
siglos XVlI y XVIII.
¿Qué
debemos
entender
cuando
se afirma
que
los Estados
Unidos nacieron modernos ? ¿Que no eran una sociedad feu-
dal? En este caso el argumento implícito llevaría a
concluir
que
las instituciones esclavistas son
m
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EL
OES)ENCUENTRO DE
LOS
COLOM BI NOS
CON
EL LIB E R L ISM O
157
individuo
en
una
terrible soledad.
De
otro lado el desencanta-
miento del mundo condujo a la
creciente
burocratización del
Estado con la probabilidad de concluir en 1 que ahora cono-
cemos
como
la trama kafkiana.
Sin olvidar que
en
la Iberoamérica del siglo XIX con el l ibe-
ralismo surgieron los actuales nacionalismos y
dentro
de cada
nación se acentuaron los localismos subrayemos
que
el entrela-
zamiento
de la civilización
y
cultura españolas
con
las cultmas
y civilizaciones precolombinas produjo un sistema destinado a
tramitar la
modernidad
por caminos irreductibles al paradigma
del norte europeo capitalista protestante e individualista.
En el ámbito
hispanoamericano
el desencantamiento del
mundo sólo afectó algunos sedores de las elites gobernantes y
no pudo exorcizar el equívoco barroco. Por otra parte desde el
presente constatamos la supervivencia de culturas mestizas o
híbridas como ahora se dice
en
1
religioso y 10 social; de tra-
diciones
comunales
reinventadas; de un
cambiante
aunque
acendrado catolicismo popular; de sincretismos afroamericanos
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MARCO
PALACIOS
15
8
misión catequística y evangel izadora
apelando
a imágenes capa
ces
de
atraer y cautivar; de producir evocaciones y emociones
mediante técnicas y formas
de representación
de
un
mundo
ple
tórico, fragmentado, abigarrado, y por su misma complejidad
inalcanzable por la mera razón'6. Además
de
la arquitectura y
las artes plásticas, este proyecto se plasmó en una espectacular y
elaborada coreografía de la liturgia: las misas, las procesiones,
los novenarios, los triduos, los sacramentos. Se instauró
una
ritualidad dramatizada más aún por la música cor
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EL
( OE S) E N C UE N TR O
DE
LOS
COLOMBIANOS CON EL LIBERALISMO
159
paña, este sistema cristalizó
en
una pecul iar
concepc
ión cul
tural,
el
barroco, en que iban entreverados mística y carnalidad;
ascetismo y codicia; rectitud y venalidad; superstición y refina
miento intelectual. Sus efectos
en el
enrevesamiento
para
em
plear el término de Picón-Salas- del imaginario político y de los
códigos de valores de las oligarquías criollas de Hispanoaméri
ca, así
como
de las poblaciones hispanizadas, habrían de pro
longarse hasta fines del
XVIII.
La locución barroquismo político o barroco de Estado se re
fiere a los valores fundamentales y concepciones de goberna
ción de los Austria
en el
período de la decadencia política,
es
decir, en el siglo que va de la muerte de Felipe
J
1598) a la de
Carlos
II 1700)
Y la consiguiente guerra de sucesión que termi
nó
en
el ascenso de
la
dinastía borbona
.
Los jesuitas llevaron el barroco desde los confines del Para
guay de los guaraníes, encuadrados, según se dice, en un Estado
teocrático, hasta las elites confucianas del Imperio
ele
la Paz
Celestiaf
9
.
Como
estética, teología y mito unificador de la
polis
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60
siglo
y
med
io,
y
una
de
las empresas más eficaces y coherentes
del catolicismo reformado
ortodoxo de Trento, hasta que hubo
de
terminar
chocando
con las corrientes de la Ilustración católi-
ca, en las que,
paradójicamente,
sobresalieron eminentes figu-
ras de jesuitas de la
Hispanoamérica
de la segunda mitad del
XVIII, Sería ingenuo suponer que se trató de
un
movimiento
eurocéntrico de exportación
cu
ltural.
De
China o Paraguay los
jesuitas recogieron elementos que, una vez importados a la civi-
lización europea,
enriquecieron l
barroco'o y, procesados más
adelante
con
los cánones del
humanismo
del siglo de las luces,
replantearon el tema
renancentista
del exotismo oriental.
En el contexto de estas especulaciones,
añadamos
que la
función del barroquismo político debió transformarse en Hispa-
noamérica una vez que las nuevas clases dirigentes, descendien-
tes
de
españoles, fueron
plenamente
conscientes de ser nativas
o criollas, es decir,
europeos
de nuevo tipo, El barroquismo de
Indias alude, entonces, al laberinto
que
sale ele la evangeliza-
ción (la
lengua
la
cruz)
l corporativismo Austria (la espada y
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EL DES)ENCUENTRO
DE
LOS
COLOM BI NOS
CON
EL LIB E R L ISM O
6
01
igarquías criollas
se
arroparon
en
la ortodoxia bajo la custodia
de los tribunales de
la Inquisición que, además, desde
1631
pro
hibieron la circulación de las obras de entretenimiento. Pero
ya
empezaba a manifestarse la tensión entre el modelo ideológico
imperial en sus diversos grados
de
amalgamiento político-reli
gioso y la expresión de una conciencia americana que, imper
ceptiblemente tendía a subvertir la ortodoxia. Interesa destacar
que más tarde los criollos, amparados en este criollismo, em-
plearon el barroco contra el programa reformista ilustrado
y
en
el cnlcial período abierto por la invasión napoleónica a Es
paña en
1808,
no vacilaron en apelar a la Ilustración yallibera-
lismo contra l barroco.
No se trató de una manipulación calculada cínica. Las con
diciones económicas, así como las redes sociales a través de las
cuales debieron ser procesados los programas de la ilustración
el liberalismo, estaban enraizadas en las formas políticas híbri
das
de
las instituciones políticas ; en las entreveradas repúblicas
barrocas, cristalizaciones de las identidades particularistas reco
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MARCO PALACIOS
162
formación estatal colombiana, ¿cómo habría de erigirse y ope
rar la sociedad civil políticamente organizada que exigen los
cánones de la Ilustración, y la sociedad civil ciudadana e indivi
dualista
que inmediatamente después demanda la civilización
liberal?
El arte de usar la ley y la costumbre) para quebrantarla que
dó adosado al mosaico institucional y cultural, en toda su rique
za socioespacial. Para superarlo, poco pudieron los esporádicos
embates de la tibia Ilustración española, ni los posteriores es-
fuerzos republicanos.
De
la primera quedan, por ejemplo, los
episodios de pompa ritual y mala fe sustancial para enfrentar a
los comuneros, o el arte de
incumplir un
solemne juramento.
Las Capitulaciones presentadas por el
Capitán General
, Co-
mandante
de las ciudades, villas, parroquias y pueblos por co
munidades que
componen
la mayor parte de este reino Juan
Francisco Berbeo, en el Campamento de guerra en territorio
de Zipaquirá el 5 de junio de
1781,
negociadas con premura en
la casa cural de la Catedral de esa ciudad por el arzobispo Caba
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EL
(
D E S E N C U E N T R O DE LOS
C O L O M B I N O S C O N EL L IBERAL l S MO
3
les y del discurso teológico-político, cristalizó
en una
tabla
de
valores y prejuicios que no consiguió ser destruida del todo
por
el republicanismo de la Independencia. Prescribía el lugar de
cada cual
en
una comunidad según ehlia (entendida como un
grupo
unido por raza y cultura),
ocupación
y rango.
Al igual que la mayoría de reinos del Imperio Español en
América, la Nueva Granada escindida en las dos repúblicas
aristotélicas, la de españoles y la de indios, fue ficticia. En la se
gunda mitad
del siglo XVIlI los mestizos
ya eran la
mayoría de
la
población,
como
enseñó Jaime Jaramillo Uribe
H
.
El
fundamen-
to de la separación en dos repúblicas era la etnicidad que sobre
determinaba
en el sentido de Althusser, el sistema clasificatorio
según ocupación y rango, erigido en el siglo XVI en la fórmula
de nobles, o sea la descendencia de los conquistadores y gran
des
encomenderos
y plebeyos, fórmula
que
fue ampliándose
hasta abarcar los rangos bajos: los artesanos urbanos, los
campe-
sinos (incluidos los indígenas de
comunidades
o los propietarios
individuales) y los esclavos de la minería, las plantaciones y ha
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MARCO
PALACIOS
6
4
La historiografía colonial,
como
queda
claro
en
la espléndi
da síntesis
de
Anthony McFarlane, describe una estructura COIlS-
tituida sobre una pluralidad
de
jerarquías sociales coexistentes;
sobre
el entrecruce
de realidades raciales, estamentales, de gé
nero, religiosas y ocupacionales; sobre una abigarrada variedad
y heterogeneidad de derechos subjetivos; sobre la
segmentación
jurisdiccional que no siempre correspondía a las regiones geo
históricas y que era, por tanto, una fuente de conRictol.
Un análisis desde la economía política da algunas pistas y
muestra
cómo
la sociedad precapitalista experimentó las lransi
ciones institucionales
al
capitalismo rentista advertidas en el
período borbón, sin cejar en su antifiscalismo en lo político y en
su carácter
de
sociedad de frontera en lo sociocultural. Tampo
co cesó
de
proyectar
un
imaginario que
en una
primera i11spec
ción aparece bipolar: noble-plebeyo, rico-pobre, blanco-super
blanco, blanco-indio, blanco-negro, indio-negro, culto-rústico.
Un
examen
más detenido en el punto de inflexión
de
la Ilustra
ción a
la Independencia
revela
una
abigarrada laxonomía de la
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EL OES ENCUENT RO DE LOS
COLOM BI NOS
CON EL LIBER LISMO
5
ros,
comerciantes
y
latifundistas criollos.
Desde
el siglo
XVII,
és
tos últimos venían ennobleciéndose mediante la compra de al
gún título, cargo o prebenda , y en el siglo siguiente era evidente
que se habían apoderado
de
los cabildos municipales.
La base estaba conformada
por
la
plebe,
especie
de
estado
llano que al decir del Abate Sieyes en su panfleto anónimo de
789 no era nada , aunque debía serlo todo .
En
los peldaños
superiores del estado llano
que
, según el mismo Sieyes era
una
nación completa ,
figuraban
pequeños
y medianos propietarios
dedicados
al
comercio, el transporte , la
minería
y la agricultura,
y
en los inferiores
quedaban
los pobres, fuesen blancos, mesti
zos o mulatos. De esta nación
quedaban
marginados los indios y
los esclavos, es decir la fuente principal de la fuerza de trabajo
subordinada.
El territorio
ordenaba
a la
par que
segregaba.
Cuenta
aparte
de las múltiples jurisdicciones (eclesiásticas, mercantiles, admi
nistrativas, militares) hasta fines del siglo
XIX,
y en algunas zonas
hasta bien
entrado
el siglo xx, la actual Colombia, como unidad
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M RCO
P L CIOS
166
La distinción más obvia se había establecido
en
el siglo
XVI
entre la Cordillera Oriental, con sus nichos demográficos rura
les de base campesina indígena, y el occidente minero,
con
su
base laboral esclava, negra y mulata. Pero
ya en l
siglo
XVl1I,
ciudades y villas aparecían cercadas por un
hinterland
de bolso
nes mrales mestizos, subalternos en
lo político y lo administrati
vo.
Allí la interacción entre diversas capas sociales era
tenue
y
esporádica. Se trataba
de
núcleos poco expuestos a sufrir las
exacciones y recibir servicios de la administración pública. Con
excepción de las tribus desconocidas
de
la amazonia y la orino
quia
y
según Sharp,
de
los asentamientos de mulatos libres y de
cimarrones del
Chocó
ni siquiera las sociedades más rurales y
fronterizas quedaban
al
margen del sistema urbano 7.
La distTibución de la población presentaba un abigarrado
cuadro de gradaciones y combinaciones entre las familias
que
integraban el esquema corporativo de los europeos, incluidos
los criollos, y las mayorías que conforman el orden estamental y
sociorracial del qlle querían escapar los mestizos, quienes
ya
su
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
25/173
EL DES)ENCUENTRO
DE
LOS
COLOMB
IANOS
CON EL LIBERALISMO
16
7
lleva a la narrativa
de
Fustel de
Coulanges
sobre la formación
estatal en la antigüedad romana.
Descontando
el fundamento religioso del vínculo c1ientelar
romano
J9
, el c1ientelismo neogranadino también aparece como
el hilo conductor de una vida pública municipal cada vez más
densa, como el precursor de
una
esfera política específica que
contiene los
gérmenes
de la subversión del orden aristocrático
del patriciado
en cuanto
empieza a desafiar el principio heredi
tario de transmisión de la función pública, su virtud y honores
inherentes, originado
en
el reino de
la
encomienda.
Deberíamos investigar la psicología básica
de
los nobles
y
precisar qué sentido tuvo la aparente apatía del patriciado crio
llo de Santa Fe
en
el
manejo
de los asuntos municipales, como
parece desprenderse de sus actuaciones
en
el cabildo de la ciu
dad
en
el siglo )(\'111
4
°
Se abre, entonces, la brecha que se am
pliará en el siglo XIX, entre administración y política. Se pone
como ejemplo la rosca santafereña alrededor de Jorge Miguel
Lozano de Peralta,
el
marqués de San Jorge, más interesada en
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
26/173
M RCO P L CIOS
68
mento
tan disímil
como
el visitador
Gutiérrez
de
Piñeres y el
arzobispo Caballero y Góngcira, hubieron de considerar que la
rosca
encerraba
peligros para la
autoridad
de la Corona.
Según
se sabe,
en
la fase de ascenso del
movimiento
comunero del
Socorro, la rosca fue el enemigo solapado y eficaz de la moder
nización imperial-+'.
Desde la perspectiva de una
pretendida
revolución
en
el go
bierno, para usar la expresión de Brading sobre el México
borbónico, subrayemos la fragilidad de la administración virrei
nal neogranadina, desconectada
de
las provincias y municipios .
En modo alguno puede compararse con aquellas burocracias
agrarias modernizantes que Skocpol
parece enconlrar
en Fran
cia, Rusia y
China
en vísperas de sus respectivas revoluciones
4l
.
Como
orden
estatal, el Nuevo Reino distaba de controlar
aparatos militares
y
administrativos
en
las localidades.
Nunca
dominó a las clases terratenientes provinciales que, a su turno,
tuviesen el dominio de las poblaciones y el campesinado. Los
trabajos de
Kuethe
y
Marchena Fernández
sobre el ejército
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
27/173
EL DES )ENCUENTRO DE LOS
COLOMBI NOS
CON
EL LIBERALISMO
9
lIoso
En suma
la oligarquía local consiguió
permear
la institu
ción militar, y no al revés+ .
La posesión de la tierra fue el activo más seguro,
aunque
de
ninguna manera el único ni mucho menos el más rentable,
para
permanecer
en
la
nobleza. En las provincias de Antioquia
y Santander, donde el latifundio fue débil, el elemento criollo
estuvo más bien marginado de la política, lo que a la postre fue
una ventaja: menos restricciones por el lado de las discrimina
ciones sociales
que
sus pares de Santa Fe,
Cartagena
o Popayán.
Con
el desarrollo mercantil se hace manifiesta la fluidez y la
movilidad de los linajes, y a través de éstos, de los individuos.
Ante esta movilidad social y
geográfica intraoligárquica,
que
pone en cuestión la rigidez estamental,
parece
más decisiva la
permanencia de las formas de dominio social sobre los grupos
subalternos
4;.
Más aún las rivalidades entre las clases y los clanes dominan
tes, su competencia localista por
las
preeminencias y el poder, y
la movilización social que acompañó las guerras civiles de inde-
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
28/173
M RCO
P L CIOS
17°
pendencia
y
que
ya
venía anunciándose
en
los movimientos
de
protesta popular a 10 largo del siglo
XVIlI,
matizan este
cuadro
de
monopolio
sociopolítico en la asignación de r e c u r s ~ ~
Conflictos ideológicos en la república de los letrados
Un muestrario más o menos
completo
de la jerarquía socio-
rracial sólo podía encontrarse en Santa Fe, Cartagena o Popa-
yán. En estas ciudades medraban los grupos letrados que, a
través
de
tertulias, sociedades académicas
y
prensa,
empezaban
a descubrir sus posibilidades
de
formar opinión pública
47.
Pero
entre más se desciende en la escala de la jerarquía urbana (ciu-
dades, villas, pueblos mestizos, pueblos
de
indios, corregimien-
tos), más a sus
anchas
funciona la sociabilidad tradicional.
Aspecto cardinal de las nuevas sociabilidades de la minoría
letrada después de
1770
fue la aceptación
de
los modelos racio-
nalistas en boga. Las ciencias mecánicas o aplicadas (las natura-
les) o las ciencias morales (el derecho y la economía política)
habrían de fortalecer
el
reino y
fomentar el
mejoramiento de la
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
29/173
EL DES )ENCUENT
RO DE LOS
C O L O M B I N O S
CON
EL LIBERALISMO
1
sociedad. Éste fue
el
espíritu progresista
de
lo práctico o,
como
lo llama Safford, el ideal
de
lo práctico , que exigía replantear
las instituciones de alta cultura,
en
particular las universidades.
Aquí debemos subrayar la diferencia del Nuevo Reino con los
dos grandes virreinatos americanos, teniendo presente el carác
ter limitado y oficial de la Ilustración española
en
el concierto
de la Europa occidental.
En Santa Fe
de
Bogotá no se organizaron universidades pú
blicas como las reales y pontificias
de
México y Lima, fundadas
en
el
siglo
XVI
y autorizadas a adaptar las fórmulas autonómicas,
corporativas y curriculares acordadas tres siglos atrás para Sala
manca. Las universidades
de
México y Lima, emancipadas
de
la tutela de las órdenes religiosas y celosas
de
su
autonomía
cor
porativa, aunque regidas por el clero secular, detentaron el
monopolio
institucional de los símbolos y rituales del saber. Ci
mentaron 1 que se ha dado en
llamar una cultura
política cor
tesana y formalista, legal ista y centralizadora4
8
.
Por el contrario, en la capital del Nuevo Reino surgieron dos
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
30/173
MARCO PALACIOS
7
2
el Colegio-Seminario
de
San Bartolomé. Sin embargo, gana
rían prestigio, influencia
el
ientelas
por
su maestría del latín
de las disputaciones, y por lo que en vísperas de los movimien
tos de independencia era una bien articulada red de colegios
en
las capitales
de
provincia.
Si
bien
los colegios cumplieron los objeti\'os del trasplante
ideológico imperial espai'íol y fueron el medio de reproducción
de las elites, formando abogados, administradores, teólogos
y
futuros catedráticos
-los
sacerdotes se educaban en los novicia
dos
y
seminarios, más abiertos a los mestizos
y
demás
castas-,
los de la capital generaron, cada uno, la subcultura propia de su
congregación asumieron la solapada inquina
que
se profesa
ban entre sí.
Remín Silva subraya la naturaleza dual del Colegio-Semina
rio
de
San Bartolomé'oy abre
un
contrapunteo
con
el del Rosa
rio orientado hacia la burocracia civil .
Deberíamos
preguIltar
si el espíritu de cuerpo que se inculcaba a bartolinas
y
rosaristas
no se tTadujo en mayor predisposición de los letrados a la pug
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
31/173
EL VES )ENCUENTRO VE LOS
COLOMBf NOS
CON L
LIBERALISMO
173
enseñanza andaba
atrás
que
la europea,,;2.
Sobre
rígidos patro-
nes disciplinarios se enseñaban
la
obra de Santo Tomás y Vito-
ria, Aristóteles y
Suárez, la
de este
último
autor
prohibida
junto
con las teorías de Mariana sobre el tiranicidio, a raíz de la expul-
sión de los jesuitas del Imperio Español en 1767 3.
La parábola
de
los jesuitas, de abanderados de la fe y del
Im-
perio a teólogos revolucionarios y organizadores subversivos
pone de presente las fisuras irreparables en l modelo ideológi-
co
imperial
hispánico
durante
la transición
de la Contrarre-
forma
a la Ilustración.
En
la
segunda
mitad
del siglo
XVIII
los
hijos de San Ignacio de Loyola
quedaron
colocados contra la
Ilustración
católica 4
Elementos
de
esta última fueron, de
acuerdo
con Mario Góngora, Filosofía
ecléctica,
la difusión y
aplicación
de la
nueva ciencia, una
cultura religiosa
no barroca
inclinada
al
moralismo
y al
fundamentalismo,
un
galicanismo
antipapista, una renovada creencia en la ley natural. 's
En el
vaCÍo
dejado
por la expulsión
de los jesuitas, las refor-
mas universitarias
adelantadas
en España por l laicista Campo-
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
32/173
MARCO PALACIOS
174
universidad pública y modernizar los planes
de
esbJdios, inclui-
dos los
de
derecho que, como subraya Víctor Manuel Uribe,6,
aún no habían incorporado el nuevo derecho
público
regalista.
Este ciclo se cierra en Santa Fe en
1779
57
y,
en
un plano impe-
rial más amplio, en 1793, cuando]a
Corona
temió la difusión
de
los métodos violentos de la Revolución Francesa.
En
estos períodos se exacerbaban los recelos y sospechas en-
tre las autoridades virreinales y los criollos que, al parecer, no
habían cesado del todo desde la insurrección comunera
de
178l.
No
obstante, el tópico requiere ser calificado.
En
la
Relación
de
Francisco Gil y Lemos fechada
en
julio de
1789,
apenas ocho
ai''Íos después del movimiento
comunero
más que la actitud es-
perada del mandón borbónico encontramos prudencia barroca,
como
se lee
en
este texto tomado de la transcripción de
Germán
Colmenares, Refiriéndose a los criollos
de
la Nueva
Granada
apuntó el virrey:
Y he hallado que es una gente dócil, con
una
mediocridad
de fortuna que apenas da más de lo necesario para subsistir, sin
-
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-
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M RCO
P L CIOS
17
6
chados
de
subversivos. Los derechos proclamados
en
La
Decla-
ración eran, en esencia, los derechos naturales reconocidos en
todo el orbe civilizado desde los tiempos de los romanos y de
Santo Tomás, y de los teólogos
de
Salamanca, y que,
como
ta
les, venían siendo clivulgados por funcionarios, publicistas y
60
prensa espaiioles .
El
núcleo
de
una
opinión pública en Santa Fe debió
de
ser
modesto,
al
menos
si
lo comparamos
con
las densas y extensas
redes de lectores
de
la ciudad de México tendidas a lo largo del
siglo de las luces
•
De
todos modos
se
ha
subrayado que
no
exis
tió correlación alguna entre el desarrollo de la prensa hispanoa
mericana y el grado de radicalización política
durante
la
Independencia como
lo demuestran las conservadoras ciuda
des de México y Lima, por
un
lado
y,
por
el
otro, la radical
Cara-
cas
que no
tuvo periódicos.
Así,
cuando
en
1797
se
develó la
conjura de la Guaira, o sea la publicación de los
Derechos
del
hombre y del ciudadano con
varias
máximas republicanas y tm
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
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EL DES
ENCUENTRO DE
LOS
COLOMBIANOS CON
EL LIBERALISMO
177
discurso
preliminar
dirigido
a
los
americanos
(atribuido
al
grana
dino Pedro FermÍn de Vargas), vemos que el documento tradu
cido es l jacobino de 1793 y que las máximas y el discurso son
revolucionarios y
republicanot
Secularización
y
rebelión
La Ilustración resquebrajó, aunque no pudo demoler, los
fundamentos
de
la cultura política tradicional. Pero en cualquier
caso, hay síntomas de cambio, si
no
de mentalidad, al menos de
actitudes. Esto se advierte en la fuerza real y simbólica que ad
quirió
la
rebelión
de
1781 y, a partir de
1808,
en la velocidad
con
que
se
propagó el vocabulario propio del constitucionalismo
moderno.
La historiografía
colombiana
se ha detenido en dos aspectos
que ayudan a definir la gran transformación sociopolítica del
Nuevo Reino
de Granada:
Primero, en los modestos avances de la secularización en la
república
de
los letrados, preocupados por el desarrollo de las
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
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M RCO P L CIOS
ción
pende
uno
de
los debates más duraderos
de
la historiogra
fía colombiana: si fue o no fue precursora de la Independencia.
Dejando de lado este asunto hay que aceptar, corno lo demues
tra la historiografía más reciente, que el
movimiento comunero
consiguió forjar una inédita
aunque
frágil alianza de clases,
estamentos y etnias contra el fiscalismo absolutista, que desbor
dó
los acostumbrados marcos locales y provinciales.
De
acuerdo
con
John L. Phelan
sí
obedezco
pero
no
cumplo
fue la fórmula de la gobernación americana ba jo los Austria, los
Borbones tratarían de
imponer
la ciega obediencia inspirélda
en
el modelo de Luis XIV 6,, encarnada en funcionarios como
Juan Francisco
Cutiérrez
de Pií'íeres. Su visita fue el catal izador
de la insurrección. Lo novedoso del experimento comunero su
magnitud y la geografía de su movil ización contribuirían a rede
finir las nociones tradicionales
de
autor idad legítima
yobedien-
cia política.
Este movimiento de ¡Viva el Rey ¡Muera el mal gobiemo
canal izó sus agravios y reclamos marchando
en
son de guerra a
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
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EL DES ENCUENT RO DE LOS
COLOMBI NOS CON EL LIBER LISMO
179
tante en
estas tierras americanas del Estado centralizado, cuya
aparición
impugnaba.
Irónicamente al
aceptar
la intermedia
ción bon fide del arzobispo Caballero y Góngora el movimien
to encontró su perdición. Pero lo que nos interesa destacar es
que los comuneros anticiparon el camino hacia la igualdad ciu
dadana
basada
en
el
sentimiento
nacional,
como
se
entendería
una
generación después. Pusieron
temporalmente en
jaque
va
lores e instituciones centrales del virreinato,
y
años más tarde
reaparecerían en la memoria de las elites independentistas
como
los verdaderos precursores
de
la
lucha
contra el agravio
notorio de poner a los peninsulares por encima de los ameri
canos.
En el conflicto,
que
los dirigentes comuneros
mantuvieron
dentro
de los moldes ideológicos de
la
monarquía católica tradi
cional,
ajeno
a las nociones y lenguajes
de
la época de las luces,
fueron politizadas relaciones sociales y asuntos fiscales que pa
reCÍan impolitizables. En aquel entonces, ciudadano era uno de
los términos favoritos de los ilustrados españoles. Se refería
al
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
38/173
MARCO PALACIOS
18
Para
acentuar
lo novedoso
de
la situación recordemos
que
en la Guerra
de
Sucesión española de
1700
a 1714 aparecieron
ingredientes de la época
que
estamos considerando: la crisis di
nástica entre los Austria y los Barbones resuelta a favor de los
segundos mediante la invasión militar extranjera
al
suelo es
pañol
y
ante unos
espaiioles impasibles. Es decir
que
no
hubo
ningún
indicio
de
que la guerra de la sucesión dinástica se trans
formara en crisis
de
legitimidad monárquica. Pero a comienzos
del siglo
XIX
le llegó la hora a la
monarquía
absoluta. Ésta
como
enseñara Sabine
había barrido a sangre
y
fuego el constitu
cionalismo feudal base de la civilización medieval ; ahora le co
rrespondía ser barrida por el
nacionalismo
moderno
también
a
66
sangre y fuego .
De
un
motor
de
esta modernidad la técnica aplicada a la
producción
es
decir la potencia expansiva del capitalismo in
dustrial no se sabía en el Nuevo Reino por su rugido sino por
referencias librescas. Aquí persistían las inercias de las repúbli
cas letradas propias de un
orden
social jerarquizado
en
el que el
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
39/173
Independencia
69
EL DE S ) E NCUE NT R O
DE
LOS
COLOMBIANOS CON
EL L I B E R A L l S M O
8
La Independencia no fue una rebelión popular tradicional
como el movimiento de los comuneros. Por el contrario, desen
cadenó una
serie de guerras civiles guiadas por las prácticas
liberales y jacobinas de las elites criollas en pos de erigir el Esta
do nacional.
En
este contexto el vocablo jacobino describe me
nos
un
radicalismo antifeudal y antiseñorial
que
la suplantación
del pueblo soberano por elites organizadas política y militar
mente.
El movimiento independentista
comenzó
con las agitacio
nes de las capitales de provincia y se fue desarrollando
pari
passu
con el arribo de las noticias confusas y trasnochadas del
levantamiento
contra Godoy en Aranjuez (marzo de
1808).
En
los dos meses siguientes ocurrieron la invasión francesa de la
península
y la captura
de
la dividida familia real espafiola
en
Francia,
en
esa operación zarzuelera
en
que Napoleón obligó a
Carlos IV
y a
Fernando VII
a abdicar a su favor, y traspasó los de
rechos a su
hermano
José. El incidente no selló el destino de la
-
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8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
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EL DES )ENCUENT RO DE LOS
COLOMBI NOS CON EL LIBERALISMO
3
contró eco
y
apoyo muy eficaz
en
el municipio.
Sin
el desarrollo
que por
entonces
había adquirido esa entidad, la revolución ha
bía fracasado seguramente
en
todas partes»
74.
Con
todo, este municipalismo ofrecía un
método
potencial
para la integración nacional.
Así,
por ejemplo mientras más ca
bildos pedían junta, el virrey y la Audiencia sólo veían sedición
en
los petitorios. La confrontación hizo evidente una especie de
diarquía
entre
el gobierno local, dominado por los criollos y
la
frágil burocracia virreinal, de la que estaban excluidos.
Los criollos tomaron bandos
entre quienes
acataban las deci
siones de la Junta y la Regencia españolas
y
aquellos que consi
deraban a los americanos en pie de igualdad con los peninsulares,
es decir, portadores de la misma titularidad del
derecho
de es
tablecer sus propias juntas. El colapso de la Junta
Central
en
Cádiz
y el establecimiento de la Regencia encargada
de
organi
zar el trabajo de las Cortes 18
1
0-
1812
), cuyos diputados ya habían
sido elegidos, dio l triunfo a los segundos a través del
mo
vimiento de cabildos de
1810:
Caracas, abril; Cartagena mayo;
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
42/173
MARCO PALACIOS
4
guridad
de
los criollos
demostrándoles
cuán
irrelevante
era
si
España se guiaba por principios del liberalismo gaditano o
por
las prácticas del despotismo que
unos
años méís tarde, en
1814
reintroduciría el ahora deseado
Fernando
VII .
U
objetivo su-
premo
estaba en
romper
el vínculo español. Pero esos primeros
sucesos del
republicanismo
moderno
también
hubieron
de
ha-
cerles ver la intensidad y amplitud del descrédito entre las
capas
populares
de
los principios de jerarquía obediencia derivados
del
tronco
del
gobierno
monárquico
como
lo había demostra-
do la agitación de las mujeres santafereñas del pueblo frente a la
virreina, a quien hicieron encarcelar en los días posteriores
al
20
de jul io
de 1810.
La retórica proamericana que por aquella
época
puso
en
boga el Consejo de Regencia, no hizo más que C1lentar senti-
mientos nacionalistas
en
estas orillas del Atlántico. EntTe
1810
1812 se
impugnó
la legitimidad del
poder
constituyente de las
Cortes
españolas que actuaban
en
nombre de
Fcrnando
VII. A
partir de la primera declaración neogranadina
de
independen-
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
43/173
EL
DES ENCUENT
RO DE LOS
COLOM BI NOS
CON EL
LIB E R L ISM O
5
principios
mediante
los cuales fuera posible explicar los cam
bios de la situación internacional
y, entonces,
predecir cómo se
redefiniría el
orden.
Vieron
en
el liberalismo la condición sin la
cual sería imposible integrarse al nuevo sistema internacional.
La
Independencia
aparecía entonces como un resultado
de
las
transformaciones aparejadas por la marcha de los ejércitos na
poleónicos por
Europa.
Estaban, acaso, ante el nuevo mlllldo
forjado
por
un
héroe
universal que barría reyes) reyezuelos na
cionales y protonacionales.
La
impugnación
del principio
de
autoridad regia surgía
en
un contexto que, como
en
los casos de
la
Primera y
la
Segunda
guerras mundiales, el reciente colapso del
comunismo
soviético
yel fin de la guerra fría, equivalía a una crisis sistémica del orden
internacional. En esta situación las coaliciones victoriosas atri
buyen
el origen
de
la crisis
al
énfasis
que
la coal ición derrotada
hubiese dado a
talo
cual
concepto
de soberanía.
En
conse
cuencia,
erigen un orden posbél ico
replanteando
dicho con-
7
cepto
.
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
44/173
r.IAR C o PALAC I os
186
Según
las noticias,
apoleón, primero
como
dictador del
Consulado} luego como emperador, invadía Europa llevando
consigo los códigos civil
y
de
procedimiento
civil,
arma
centrali
zadora contra el péHticularislllo legal medieval
)
contra las insti
tuciones feudales; con la reforma administrativa
que
distinguía
con
más claridad
que nunca
antes
entre una
esfera pública
que
demolía
la concepción patrimonialista del Estado, pues estaba
jerarquizada)
especializada, de empeñaba funciones específi
cas
y
asignaba responsabilidades bien determinadas,
y una
esfe
ra
privada, el
ámbito de
los
derechos
subjetivos tutelados por el
código civil.
Llegaba también con
un
ejército de conscriptos, de ciudacla
nos franceses que estaban revolucionanclo la práctica y la teoría
de la guerra
y
que, por sobre tocio,
eran
el
símbolo
de
la
nación
en
armas, la idea
romántica de
las naciones
como
comunidades
de destino, asiento natural de los Estados. Éste no era el temible
igual itarisll10 jacobino sino la exal tación de indiviclual iSlllo
burgués,
pequeño-burgués y campesino;
la expresión concen
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
45/173
EL DES)ENCUENTRO DE
LOS
COLOMBIANOS CON EL
LIBERALISMO
7
segundo muy difícil
de
llevar a la práctica. El volunlarismo
constitucional isla que caracteriza este período germinal está
troquelado por la
ambigüedad
sobre
qué
clase de ruprura debía
producirse con la monarquía hispánica, ella misma en vías de
tomar el camino liberal en la Conslitución gaditana de 1812.
Superada la ambigüedad alrededor de la figura regia como
puntal
de
la
armonía
social y estatal, se llegó a
un punto de
no
retorno consagrándose lo que mucho más tarde el derecho in
ternacional público llamaría el principio de
autodeterminación
de
los pueblos.
De
este
modo
la soberanía,
proclamada
en
las
primeras constituciones, acogió los
elementos
de la definición
aceptada por la Convención francesa que, a su rumo, había
adoptaelo la ele
Badina.
La soberanía habría ele ser una, indivi
sible, sagraela e imprescriptible,, .
El
establecimiento
ele
los nuevos estados exigía
hacer
explí
cito el concepto de soberanía que permanecía inalterado desde
el siglo xvn
80
,
a pesar de los cambios operados tanto en las fun
ciones como en las estructuras formales, materiales, sociales y
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
46/173
MARCO PALACIOS
188
privado.
Un príncipe dominaba
un
territorio
con
sus habitantes,
conforme a la ley natural y a la ley positiva8,. Ahí descansa la
presunción del
derecho
de los Reyes
Católicos
a las posesiones
americanas en los términos de la bula de Alejandro VI (J493)' Lo
cual no significaba que América fuese una heredad privada
de
los reyes, quedaba bajo su dominio y el
de
sus herederos, en su
condición
de soberanos obligados a privilegiar la evangeliza
ción.
Con la nación moderna aparece una oposición entre una
noción de
soberanía
que pone
énfasis
en
el
imperium
ell el
pue-
blo que forma la
nación,
y otra que acentlIa el dominium, el po
der soberano de
un
príncipe sobre
un
territorio sin que importe
el principio de nacionalidad de los habitantes
En estc sentido,
los criollos definieron los límites internacionales apl icando el
principio del uti
possidetis juris
a los límites administrativos co
loniales.
De
paso, desconocieron los derechos de las poblacio
nes y comunidades indígenas que habitaban dichos territorios
y
quedaron
prisioneros
de
la fórmula que había pretendido orga
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
47/173
EL
DES)ENCUENTRO DE
LOS
COLOMB
I NOS
CON EL
LIBERALISMO
8
9
tará
como
legítimos y antiguos propietarios, proporcionándoles
el beneficio de la civilización
y
religión por medio del
comercio
y por medio de todas aquellas vías suaves que aconseja la razón y
d
· l d d 84
Icta a
can
a cflstlana ...
Se adoptó, pues,
una
noción tradicional de soberanía basada
en
el
dominium
con
la esperanza
de
erigir la
nación
sobre
un
pétreo suelo republicano. Sólo entonces podría definirse un
nuevo tipo de soberanía
con
fundamento en el ímperium o sea
en
el
pueblo moderno
de
ciudadanos
o la sociedad civil ciuda-
dana.
Pero, al igual que en Estados Unidos, la
independencia de
la
Nueva
Granada no fue
una
revolución. Por
ende
la centrali-
zación
estatal fue
precaria
s . Más
aún en
tierras neogranadinas
el principio de
legitimidad
nació cojo y
hubo
de ensayar mule-
tas de todas clases. El
gobierno
constitucional nació aparejado
con la reconstitución
de
las prerrogativas regionalistas
-feudales
para H
untington-
que habían tomado fuerza en el reinado de
Carlos II/; saltó a la palestra a raíz de la invasión napoleónica
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
48/173
M RCO
P L CIOS
19°
del imaginario político
de
la
monarquía
imperial. Esos años,
más que la constitución del Estado
republicano,
marcan l tran
sición definitiva hacia este acto fundacional , como podemos
colegir de las actas
de independencia
del
Cabildo
Extraordina
rio de Santa Fe del 20 de julio de 1810, de hlS de
l
Federación
de las Provincias Unidas
de
la Nueva
Granada
(noviembre
de
1811 , de
las numerosas constituciones provinciales que adapta
ron aquella idea
de
soberanía a sus condiciones, o del
centralis-
mo de Cundinamarca. Antes que unificar, la soberanía nacional
fue pretexto de división
entre
central istas
y
federal istas, prisio
neros todos del localismo tradicional.
Como apuntó Germán
Colmenares,
el principio
de
soberanía
popular
vino a radicarse
en
los pueblos, casi
en
el sentido de núcleos urbanos , de
modo
que se igualaron poblaciones de advenedizos
con
los
cen-
tros coloniales
de
aboleng0
87
.
De
acuerdo con
José
Manuel
Res
trepo, las provincias y cabildos que
reclamaban
prelaciones de
soberanía estaban
imbuidos
de un egoísmo provincial sk que,
quizás, pretendía expresar el
cambio
regional
y
social operado a
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
49/173
EL
OES)ENCUENTRO DE LOS
C O L O M B I N O S CON EL
LlBERALIS
IHO
J9
J
Lél
constitución del nuevo Eslado es la historia de la
lucha
facciosa
de
patriciados
y
sus clientelas, efectivas
y
potenciales,
en torno al restablecimiento de fueros prerrogativas definidos
por
razón de una legitimidad genealógica de sus familias, legiti
midad de linaje territorial
por
antonomasia. Los federalistas
de
la década
de 181
planteaban
la
querella
como
hijos legítimos
en el juicio sucesorio del aparato estatal espaiiol, como una
empresa de parcelación del país
89
. En este sentido, el fede
ralismo de
la
primera
república
debe
distinguirse del
modelo
propuesto por los
gólgotas y
los
radicales
medio siglo después,
inspirado
en
el espíritu tocquevilliano que, al
aceptar
al menos
retóricamente la igualdad ciudadana, distinguía
entre
la fuerza
positiva de la centralización política y la fuerza negativa ele la
cenlralización administrativa
Ciudadanos abstractos
El nuevo Estado, inspirado
en
los principios de libertad y
soberanía nacional , desconoció que la sustancia de
la
nación
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
50/173
M RCO P L CIOS
ferir
que
artificial
en cuanto
que
el altar
de
los criollos ilustrados
estaba atiborrado de los lugares comunes eurocénlTicos de l homme
de lumíeres ingenua, porque las mayorías mestizas e hispalli
zadas
querían
escapar del don nadie dieciochesco) alcanzar el
recién anunciado status de ciudadanos colombianos. Los indí
genas, al margen
de
estos procesos definidos, incubados
y
desa
rrollados por iniciativa
de
los criollos, no sabían a ciencia cierta
qué significaban los indigenizados emblemas republicanos pro
pios del ceremonial de los primeros años de la Patria Boba. En-
tonces,
deberíamos preguntar
si
esta
huida
criolla
al
rcino
de
los
símbolos
no obedecía
a una necesidad de diferir y disfrazar el
conflicto planteado por el
principio
de igualdad democrática, o
sea, que a la igualdad política sigue la igualdad social.
Las generaciones
de
Narií ío, Ricaurte, Torres, Bolívar y San
tander
parecieron
entender
que
l
vocablo liberal,
acuiiado
en
1812
en las Cortes de Cádiz, se nutría de la veta de la filosoffa
moral
de
Locke, elogiada por los enciclopedistas,
aunque
no
descartaron del todo las tradiciones del pactislllo castcllano, ni
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
51/173
EL
DE S
)E: NCUENTRO DE LOS
C O L O M B I A N O S C O N
EL L I B E R L I SMO
193
pos legislativos
y,
posteriormente,
mediante
la ampliación del
sufragio directo.
En
la mayoría de los ciento ochenta y pico
ai'íos transcurridos desde los gritos de independencia, dichos
cuerpos
han
designado
al
presidente y a los altos tribunales del
poder judicial. También desde los orígenes,
-hasta
la Constitu
ción de
1991
que dio representación a los indígenas, abrió el
campo
representativo a las negritudes y creó
una
jurisdicción
nacional para elegir senadores- estos
cuerpos han
tenido
una
base geográfica municipal y provincial
que
no siempre ha coin
cidido con los criterios corrientes
de
1
que
debe
ser la represen
tación política
en una
república ll1oderna
9
,
y ahora se les acusa
de
ser nichos de clientelismo, nepotismo y corrupción. La re
presentación popular era
incompatible
con cualquier forma de
representación corporativa.
Legitimadas
en
nombre
del
pueblo,
las constituciones te
nían sus orígenes en tradiciones estamentales, municipales y
oligárquicas. El pueblo de ciudadanos casi nunca está presente:
o bien aparece como proyecto, aspiración de un futuro demo
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
52/173
MARCO PALACIOS
94
A este respecto son elocuentes los catecismos de la
indepen-
dencia, copia de Jos famosos catecismos de los padres jesuitas
Gaspar Astete y Jerónimo
de
Ripalda que desde fines del siglo
XVI
yen la línea del Concilio
de
Trento habían popularizado los
principios
de
la fe católica en el orbe hispánic0
93
. Verbigracia,
el
Catecismo
Político arreglado
a
la
Constitución
de la
República
de Colombia
de
José Grau
1821),
definía la nación o república
como la
reunión de
todos los colombianos y al colombiano
como un
Hombre libre, valiente, generoso y justo hasta con
sus enemigos, terror del despotismo, flagelo de los tiranos, y
amante y defensor
de
los derechos del hombre 'H;
elocuencia
en pueblos analfabetos y
donde
la catequesis republicana era
precaria y esporádica.
Del p eblo de ciudadanos emanaba
la
soberanía. El proble
ma
radicaba
en cómo
dejar
por
fuera del proceso conslituyente
a las mayorías y,
al
mismo tiempo, crear legitimidad y construir
el orden legal revolllcionario centrado en el individuo egoísta.
Este tema fue planteado por Antonio
Nariño
en un opúsculo
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
53/173
EL DES)ENCUENTRO DE LOS
C O L O M B I N O S
CON L LIB E R L ISM O
J95
de? ¿Bajo
qué
fórmulas? Esto es lo
que,
rigurosa y
estrictamente
arreglado, nadie sabrá responder. Un movimiento s
imult
áneo
de
todos los ciudadanos de una provincia, en un mismo tiempo,
hacia un mismo punto y
con
un
mismo
objeto, es una cosa pu
ramente abstracta y en el fondo imposible. El que hemos visto
practicarse entre nosotros por la verdadera ley
de
la necesidad:
apropiarse cierto número de
hombres
de luces y
de
crédito
de
una
parte de la soberanía para
dar
los primeros pasos, y después
restituirla al pueblo.,,95
La anterior es, aclaremos,
una
noción de
soberanía desgaja
da
del árbol
de
la libertad bien
entendida
que defendiera l
Papel Periódico de Santa
e
de Bogotá, aquel hijo legítimo de
esa ambigüedad
que
es la
impronta
distintiva
de
todo el proceso
de transformación cultural después
de
1770 en el
Nuevo
Rei
no,,96.
En
su crítica política registraba los horrores antirreligio
sos y antimonárquicos del jacobinism0
97
• Recordemos que en
1793
Nariño
había impreso e
intentado
difundir la declaración
de
la
Convención
francesa
de
1789. Al volver a publicarla
en
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
54/173
MARCO
PALACIOS
9
6
de principio a fin;
no
es, sin embargo, el jacobinismo
en
tanlo
que ideología revolucionaria, sino
como
suplantación del pue
blo y
de
los actores sociales por la elite criolla que se arma y con
vierte lo militar en el principio
de
organización del poder. Ése
es
el
bolivarismo que en estos tiempos azarosos vienen invocan
do los guerrilleros
de
izquierda.
Guerra a muerte
En
la época
de
la primera república o Patria Boba, amplios
sectores criollos -esclavócratas
de
las provincias
de
Caracas,
Cartagena y Popayán, terratenientes cacaoteros de la
Costa
ecuatoriana hubieran preferido la reforma fiscal, comercial y
administrativa bajo la autoridad
de
la monarquía española y
garantizada por la
Corona
británica, que la zozobra de
una
re
volución política doméstica.
Intuían que
las castas, rurales y ur
banas, arrastradas por
un
movimiento violento e inconlenible,
bien podrían terminar cometiendo actos tan espeluznanles
como los
de
la rebelión haitiana de 1791.
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
55/173
EL
DES)ENCUENTRO DE LOS
COLOMBIANOS
CON
EL
LIBERALISMO
197
El decreto de guerra a
muerte que
expidiera Bolívar
en
Venezuela el15 de
junio
de 1813
lanzó
al segundo
plano
las que
rellas
por el
territorio 1bradas
entre
el ites municipales
y
co
marcales contra el centralismo político, así como las
luchas
ideológicas entre ilustrados tradicional istas. Propuso que la
enemistad fundamental
era
entre
españoles
y
americanos: Es
pai'íoles
y
canarios, contad con la
muerte aun
siendo indiferen
tes, si no obráis
activamente en
obsequio de la libertad de la
América. Americanos,
contad
con la vida aun
cuando
seáis cul
pables. Calculada respuesta
al
terror desencadenado por
Mon-
teverde, que éste experimentaría poco después en carne propia
en el asedio y toma de
Puerto
Cabello bajo el mando de Bolí
var . Alrededor de la oposición americanos-espaíioles habrían
de
polarizarse los
campos
las pasiones en
una
nueva guerra sin
reglas
de
honor entre
los combatientes
y
en
el trato a la pobla
ción, hasta que se pactó su humanización
en
1820'0 .
Subrayemos
el contenido
social de la guerra planteada por
Bolívar, esto es, la superación de los horizontes de la Patria Boba
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
56/173
M RCO
P L CIOS
9
8
La pacificación
de
Morillo se inscribió
en
esta lógica,
aun-
que
éste pretendió reglamentaria mediante sus consejos de gue-
rra que llevaron al cadalso a más de 3 miembros de las elites
neogranadinas de la Patria Boba, y sus tribunales de secuestros
que les arrebataron su patrimonio. La reconquista de Morillo
en
la Nueva
Granada
comenzó
con
la invasión de comarcas es-
tratégicas de la provincia de Cartagena j el asedio de lO6 días a
su plaza fuerte. En estas operaciones contó con el apoyo de los
realistas
de
Santa
Marta
. Simultáneamente confluyeron hacia
Santa Fe otras columnas realistas, por el sur, el oriente
yel Cho-
có. En provincias plagadas de discordias localistas, ideológicas y
armadas, fue fácil a los militares españoles jugar con el munici-
palismo clientelar de los cabildos, llluchos de los cuales los reci-
birían en
1816
con arcos de triunfo, lo que aisló y debilitó más
las fuerzas rebeldes. A mediados
de
aquel
año
estaba práctica-
mente
restaurada la
dominación
española
,0 2
•
Las victorias militares y el portento retórico de sus proclamas
pusieron alas de
cóndor
al mito del genio de Bolívar. Los diri-
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
57/173
L VES )ENCUENTRO DE LOS
COLOM BI NOS CON
EL
LIB E R L ISM O
199
fija
y eterna a la República 'o mediante
la
Ley Fundamental de
Colombia (Ango tura, 1819 y la Constitución de
la
República
de Colombia (Cúcuta, 1821 conformada por la Nueva Granada
lo.¡
YVenezue a .
Sobre el lineamiento general de Angostura, se constituye
en Cúcuta la República bajo
la
forma de gobierno popular re
presentativo , con un presidente a la cabeza
'o
,. Bolívar, quien de
{acto y de jure es el jefe del Estado y el amo del ejército, encarna
la unidad de los pueblos con su Estado. Jefe de la administra
ción y de las relaciones exteriores, el presidente, y no el Congre
so
ni
el poder judicial, detentaría los poderes extraordinarios,
emanados bien por delegación elel Congreso o mediante decla
ratoria elel estado de excepción o estado de sitio (art. 128 , que
serían desde entonces la regla de oro en la pródiga carrera del
constitucionalismo de la actual Colombia.
El
territorio
se
divi
dió siguiendo
el
modelo territorial de autoridad delegada de
arriba hacia abajo: departamentos, provincias, cantones y parro
quias, en un ejercicio pragmático que seguía muy de cerca
las
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
58/173
MARCO PALACIOS
2
documento
de
Cúcuta
no logró
imponer
su proyecto de
una
presidencia fuerte, dentro de un lineamiento clásico liberal, ni
la extraña figura de
un
órgano del poder moral, el Areópago'
7
.
Después
de 1819, los criollos neogranadinos se propusieron
consolidar la victoria sobre Espaíia y circunscribir el poder míli
tar. Es decir,
cuadrar
el círculo, aspiración
que
nacía de su te
mor a los ejércitos populares, racional izada como civilismo,o8.
Al
hacer
del antimilitarismo su
bandera
los criollos granadinos
contribuyeron a frenar las tendencias cesaristas' ''9.
Fue
entonces
más evidente la contraclicción entre el
poder
militar-continental consolidado
en
la guerra
que
dirigía Bolívar
en un frente que iba de Venezuela al Perú el Alto Perú, y el
poder protonacional granadino y venezolano en cabeza de San-
107
.
Véase a este respecto A. M. Battista, El podcr moral:
el
modelo clásico de
Bolívar
, en
S. Schipani et al.,
Conslilucionalismo la tillo )' liberalismo
Bogotá,
1990, p,ígs
37 68.
108. Kuethe constata la continuidad de e te civilismo desde la misma reforma
militar borbónica a la que
faltó
el enlace feliz entre la creciente institución mili
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
59/173
EL DES)ENCUENTRO DE LOS
COLOMBIANOS CON EL LIBERALISMO
2 1
tander
y Páez, respectivamente,
poder apuntalado en
la rutina
administrativa o. Ejemplo del primero fueron las conversacio
nes secretas de Bolívar y San Martín
en
Guayaquil (1822). En
aquellas célebres entrevistas, los derechos nacionales del pue
blo peruano fueron definidos
en
función de las esferas de
inAuencia que
deberían
establecerse
entre
el norte y el sur
de
Suramérica, pactadas por sí y ante sí
por
dos caudillos que
actuaban
como
soberanos de antiguo régimen '.
El poder santanderista, afianzado por las prolongadas ausen
cias de Bolívar,
no puede
reducirse a la administración leguleya.
Recordemos a Bertrand de Jouvenel: En política, la acción es
finalmente administración l12. El control meticuloso de la admi
nistración impulsó a Santander a convertirse en
emblema
de un
espíritu anticaudillista,
en
el jefe de una facción distintiva, afín
con
una
sensibilidad neogranadina que, casi
con
la misma in
tensidad
en
todas sus provincias, estamentos y clases, resentía y
resistía el mandonismo de los generales venezolanos que, para
colmo de males, parecía abrir espacios sociales a las castas.
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
60/173
MARCO PALACIOS
202
antiguo,
y
moveré el mundo.
Para Bolivia, este
punto
es
el
Presi
dente vitalicio 3.
Con la derrota política de Bolívar en
1830, su
renuncia for
mal
al poder)
su
muerte en
busca
del
exilio,) ' la derrota
militar
de
Urdaneta en
1831,
terminó esta especie de diarql1ía (héroe
oligarquías) que en la época virreinal se había expresado como
cabildos criollos-burocracia española.
La guerra había unificado el
mando
militar pero 110 c1lide-
razgo político 4. Subyacía el síndrome
de
una autoridad central
débil, patente
en
el ocaso del virreinato,
que
resurge
con
virulen
cia
al nacimiento
de la
Gran
Colombia, fenómeno acentuado
por una
peculiar
dialéctica
de
guerra
y
revolución
(J81O-1830) s.
La política en la naciente república podría entenderse mejor
por las tensiones
entre
el
poder de
Bolívar, centralizador, even
tualmente
populista
y
respaldado
por
el ejército ( el
pueblo
está
en el ejército , sol ía repelir Bolívar) y por
un
ideal izado poder
moral que nunca encontTó cauces formales, de UIl lado,
y,
del
otro, el
poder de
oligarquías localistas, federalistas, que legiti
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
61/173
Edificio desocupado
EL DES)ENCUENTRO DE LOS
COLOM8lANOS CON EL LIBERALISMO
2°3
Como
las iglesias)' catedrales mexicanas
en el
siglo
XVII,
el
edificio bolivariano fue quedando vacío. El caso mexicano se
explicó por la catástrofe demográfica; el de la república de Bolí
var
podemos
atribuirlo a la flagrante inadecuación del docu
mento
de
Cúcuta
con
la
constitución política real.
Además, el nuevo Estado no pudo desatender los cambios
en el
balance de poder
internacional. Tuvo
que
dar prelación a
la financiación del déficit fiscal y atender las obligaciones con
los acreedores londinenses. A
la
sombra de la Santa Alianza
ya
la luz de la revolución liberal espai'iola
encabezada
por Riego
1820), puede comprenderse
mejor el breve experimento
de
la
Gran Colombia,
definida por
Deas como una
conveniencia
diplomática y militar que dejó de existir en cuanto no fue nece-
.
sana
Por otra parte, esta república era
impensable
sin ciudadanos.
La violenta ruptura del nexo hispánico y el peligro
de
una inva
sión española en gran escala reforzaban la necesidad de crearlos.
-
8/19/2019 Marco Palacios - Parábola Liberalismo (parte 2)
62/173
MARCO PALACIOS
2°4
las instituciones, la
1
bertad se sostuvo, y su grandeza, su
poder
y
su gloria se conservaron sin inengua; pero ellas decayeron in
mediatamente que perdieron los ciudadanos sus antiguas virhl-
d
IIR
es .
La observación subraya las dificultades ele inculcar
en la
po
blación las nociones republicanas
ele
autoridad
y
obeelicllcia"
9
.
La posibilidad de que cristalizara un nuevo orden de lealtades
grancolombianas presentaba varios problemas, relacionados con
1
que se
llamaba
el edificio social. La
nación
colombiana debía
navegar contra la heterogeneidad social en países de gober
nantes criollos y mayorías mestizas (la Nueva Granada), pardas
(Venezuela), e indias (Ecuador); contra la tradición política
localista, la dispersión demográfica, la precariedad
de
las comu
nicaciones,
el
atraso
de
la
economía y
una gigantesca
deuda
ex
terna
que
ponía el fisco
en números
rojos.
Subrayemos que el
nacimiento
de la república estaba ligado
al
valor de la justicia, a la negación de
la
opresión espai'íola.
Entonces
¿qué más sabio y filantrópico
que decretar
n libertad
-
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EL DES ENCUENT
RO DE LOS
COLOMBI NOS CON EL
LIBER LISMO
2°5
libres,
abandonan
el servicio de sus amos,
que quieren
obligar-
los a permanecer en él, como que aún no se les ha indemnizado
de
su valor. Aquellos huyen, estos los persiguen y se hace