marcio veloz maggiolo - materia prima

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Novela de la que sus personajes de fueron registrados debidamente como creación intelectual en la Oficina Nacional de Derechos de Autor. Me hubiera gustado "declararlos" en la Oficialía del Estado Civil como esos recién nacidos a cuyos padres se les exige la ficha de hospital y declaración jurada con testigos. No ha sido posible y por tal razón no poseen acta de nacimiento. Este últimoinconveniente, creo,ha hecho que realmente sigan viviendo a medias. La orfandad no es sólo biológica, sino que se extiende a la moral.

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PRO ONOV

MATERIA PRIMA(Proto-Novela)

FUNDACION CULTURAL DOMINICANAApartado Posta11265

Santo Domingo, República DominicanaTeléfonos: 566-3232 y 565-0379

La Fundación Cultural Dominicana, establecida en virtud del decreto 1047 del 30 dejunio de 1979, es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo principal es lapromoción de actividades que tiendan a un mayor conocimiento de la cultura

dominicana. Su fundador y presidente lo es el licenciado Bernardo Vega.

MATERIA PRIMA(Proto-Novela)

Marcio Veloz Maggiolo

e. 1988, Propiedad del autorPortada de Taller

Ilustración de la portada:Foto de la casa delPadre Andrickson, arrabalizada,

en el mes de octubre de 1988Composición, diagramación e impresión: Editora Taller

Edición al cuidado de José Chez ChecoImpreso en Repdblica Dominicana

Printed in Dominican Republic _

Taller. Isabel la Católica 309. Santo Domingo. Re¡,úblkaDomin~a

MARCID VELOZ MAGGIOLO

PROTONOVELA

A Doris Sommer

quien habiendo conocido a Persio mejor queyo nunca quiso proporcionarme

información precisa sobre su vida.

A Ramón Bodden,cuasi-personaje

Los personajes de este libro fueron registrados debidamente como creaciónintelectual en la Oficina Nacional de Derechos de Autor. Me hubiera gustado"declararlos" en la Oficialíadel Estado Civil como esos recién nacidos a cuyospadresse les exige la ficha de hospital y declaración jurada con testigos. No hasido posible y por tal razón no poseen acta de nacimiento. Este últimoinconveniente, creo,ha hechoquerealmente siganviviendo a medias. La orfandadno es sólo biológica, sino que se extiendea la moral.

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Cada vez que regresabaa Santo Domingo uno de mis mayores deleites eracruzarel río Ozamaen unayolade remos, y escalardesdela orillaoriental el altofarallón en donde mira haciaoccidente la pequeña iglesiade NuestraSeñoradelRosario.

Desde allí no sólo se ve el mar intensamente azul, sino que el crepúsculojuegaa un espectáculo de sombras y lucesal restregarse contra lasespaldas de laciudadcolonial. Recuerdos de infancia y de adolescencia emergían al ritmo delespejeante caudalllenode lilas,en dondeahorabuques turísticos de gran caladodescargaban casi diariamente una masahumana de ansiosos transeúntes marinosquepretendían conocer la historia del Caribe en uncrucero de quince días.

La iglesiaes un pequeño cuadrado construido por los españoles mucho antesde 1523,fechaen que se levantó la catedral de SantoDomingo. Conserva viejosmurales, quizáslos primeros realizados por los europeos en América. Río abajo,en la desembocadura, el marCaribe apenas mueve unoleajelentoy platinado quecompite con los viejos espejos de agua del antiguo palacio del Virrey DiegoColón,perceptible a una alturamayorque la vieja muralla, en el espigónde SanDiego, lugarartillado desdeel mismo sigloXVIconpuertade entrada a la ría.

Detrás de la grancarpaque servía de depósito provisional durante el terremotodel afio 1946 se conservaba el moldehechoen cemento de unaantiguaceiba quela tradición consideraba el lugaren dondeCristóbal Colón habíaatadosusbuquesalgunavez.La ignorancia supinade los más pueblerinos y parlanchines hablabade queallí fueron atadas las trescarabelas. La leyenda desconocía queColón habíainiciado susprimeras acciones por la costanortede la isla,dejando encallada parasiempre en la costa de Haití la nao Santa María, con cuyosrestosse construyeraun fuerte quemado y arrasado por los indígenas.

Sin embargo SantoDomingo, fundada en la parteoriental antesde finalizadoel sigloXV,fue refundada a principios del XVIen la parteoccidental, trasladadaallí por FreyNicolás de Ovando en el año de 1502.

Sobrealtísimas yerbas, veía ahora remolcadores azules y verdes remontarel

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horizonte marino para traer a puerto los modernos barcos de carga repletos defurgones. La ancha acera del puerto moría en el dintel oriental de la viejamurallacrecida en los años coloniales y tras la cual se escondía, como una princesamedieval, la famosa callede Las Damas, en dondesegúndicen los historiadoresde siempre se paseaba Maríade Toledo acompañada de su corte- la primeraenAmérica-, prevalida de un virreinato que intentaba mantener en alto "laestirpesecular de España".

El sitio es, realmente, un mirador. El paisaje puede ser el mismo pero laescena cambiante es todo un gajo de poesía antigua. También de historiasnebulosas.

Partiendo en dos la ciudad, el Ozama correde nortea sur.Los muchachos envez de ir a la escuelapúblicade los años cuarenta, preferíamos muchas vecestreparnos en los cascos de las viejas goletas en reparación y desde allízambullimos en las profundas aguas, peligrosas y claras. Los más arriesgadoscruzaban el Ozamaa nado. Grandes sábalos se desplazaban río arriba; tiburonesgrisesmerodeaban la desembocadura y a veces incursionaban a varios kilómetrosrío adentro. Los manatíes erancomunes en las zonasbajas.Su comidapreferida,las lilas de agua, bajaba convertida en islotes cuando las lluvias torrencialesdespedazaban los remansos con las inundaciones, promoviendo una invasión demanchas vegetales que flotaban haciael mar con levedad de algodón verde,consuavidad deespuma atolondrada.

Desdelas orillas, conanzuelos grandes, lográbamos muchas vecesengancharlos islotes de lilas.El hilode bronce los hacíarecalarhaciael costado muerto delas goletas y balandros. Entonces podíamos recolectar decenas de camaronespequeños, posibles habitantes del remanso que huyendo de la tormentosaintensidad del agua hacían de las raícesrefugio, quedando atrapados en el verdeondulante y móvildellilar.

Esta vez me vinieron de golpe los recuerdos de la dictadura. Vi cuerposflotando río abajo. Desde mis adentros más profundos me vi transformado enguerrillero, con un fusil en la mano y en.la cintura aquellas dos granadas demano. Yo, un hombre pacífico habíasidoacorralado variasvecesy teniendo queesconderme, había navegado el Ozama hasta el lugar denominado Los Minas,poblado fundado en el siglo XVIII con esclavos escapados de la isla de SantoDomingo. No podíaapartar de mi mente lasescenas de 1959, cuando acosado porlos esbirros de la tiraníahube de esconderme largos meses en las cercanías deaquel pobladito que había sido parte de mi infancia misma. A Los Minas fuivarias veces de paseo con grupos escolares de la Iglesia Evangélica Central.Recuerdo la pequeña iglesiadel mismosiglo XVIII, con sus arcadas simples, ymirando haciael río, comoquiense inclinacon cuidadoy precisión para ver lasaguas transcurrir lentamente. Viejos poemas describieron el poblado desde elmismo siglo XIX. Uno de los más brillantes poetas semi-clásicos antillanos,Nicolás Ureña de Mendoza lo describía: "Aunque todo el caserío! no llega atrescientas almas I de yagua y tablas de palma I hay uno que otro bohío". Enrealidad en 1959seguíasiendoigual. Y antes, en los años cuarenta, era posiblenotarelconjunto decasastechadas todavía de palma-cana, orientadas alrededor de

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uncentrocircular, tal y como los cronistas decíanque eran los pueblos de indiosen el momento del primercontactoentre los europeos y los pacíficos antillanos.

Siempre le hablé a Persiode esosrecuerdos. Ciertas tardes, cuando bajábamosentre 1951 y 1952hacia la EscuelaNacional de Bellas Artesubicada en el viejoedificioque albergó las Capitanías Generales de la colonia,alquilábamos algunayola para irnos remando río arriba, a contra corriente, por sólo ver desde lasmillas bajas del farallón que conforma la cuenca oriental del Ozama, las casassuspendidas casi al borde del barranco, los bosques de lilas, los remansos endonde lisas pequeñas se acomodaban en las raíces escasasde un manglar casi apuntode extinguirse.

Siendo aún niño recuerdo las viejas canoas bajarllenasde petacas en las quese transportaban los productos de río arriba. De Los Minas bajaban sacos decarbón en cantidades apreciables. Un solocanoero eracapazde transportar quinceo veintesacos de carbónde mangle. Allá,debajodel puentede acerodedicado aldictador Ulises Heureaux, y en uno de los recodos de la margen oriental delOzama estaba el mercado de La Playita, casi languideciente en mis añosinfantiles. El sitio habíasido el principal lugarde abastecimiento de víveres de laciudad.Petacas llenasde casabe,chicharrones, mangos, hicacos y caimoníes, sedesplegaban como en una vitrina, mientras las señoras discutían con losvendedores el precioa conveniencia. Mujeres con trapos atados en la cabeza alestilo pirata cuidaban de las ventas. El pañolón africano revelaba la viejaprocedencia de estoscampesinos de los lugares aledaños de la capital. muchos deellos descendientes de losesclavos queen 1822Jean PierreBoyerliberara. comoPresidente de Haití, cuando invadió la nacienteRepública Dominicana todavíaligadaa la tradición hispánica. Nombres como Mandinga, Cambita, Los Minas.hacíanclara referencia a tribus de Africaoccidental llegadas siglosantes con latratacasi desde los mismos alboresdel sigloXVI.

No podíaapartarde mi mentelas conversaciones conPersio.Sagaz,apoyadoen una serie de lecturas casi enciclopédicas, le gustaba inventar historiasinciertas. teorías queentonces llamábamos "inescrupulosas". Unade ellasera que"todo pueblo para desarrollarse ha necesitado de las dictaduras". Estábamosimbuidos por las ideasenciclopedistas. Entonces leíamos a Voltaire, a Pelleteinecuyafrase"la humanidad progresa padeciendo" nosparecíaexcepcional. Leíamoslas críticasde arte de EugenioD'Ors; la colección Austral nos permitía entrarencontacto con una seriede clásicos de la literatura y la historiaquea veces leíamospor puro deseo de agregar cada vez una lectura nueva a nuestra alforja de"elementos cultos". En el Liceo Secundario Presidente Trujillo, el "LPT".hacíamos clara exhibición de nuestros conocimientos. Uno de nuestros másbrutales entretenimientos era leer libros casi inalcanzables para el profesor deliteratura, al que en tercer año atosigábamos con preguntas especialmenteseleccionadas hastallevarlo al ridículo.

El Liceo era un hervidero de ignorantes. Los programas de estudio de ladictadura eran relativamente buenos, los profesores excelentes. peroel cercode lainformación y el temor de sobrepasar los límites de las conversaciones hacíanimposible que todosdesarrollaran la curiosidad necesaria comopara ver másallá

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de sus narices.Persio y yo éramospara esa época lectoresasiduosde José Ortegay Gasset. Discutíamos con José Ramírez Conde --casi tres años menor quenosotros- las lecturas sobre Kant cuyas obras leíamos en las ediciones deSopena. Aunque José- luego pintor famoso- era un aspirante a filósofo ysabía muchas matemáticas, nosotros bajábamosal pozo de la filosofía sólo poracompañarle, y por mantener vigente nuestra aureola de muchachoscapaces deaterrorizar al profesorcon nuestros conocimientos. Malos estudiantesde biologíao de química, saltábamos como fieras cuando se requería saber fechas denacimientos de autores como Balzac o Flaubert, No hacíamos mucha diferenciaentre Juan Valera y Dostoyevski; amábamos con la misma pasión a PepitaJiménez que a los Karamazov, y devorábamos indefectiblemente uno o dos tomosdepoesía, en una épocaen la que imitaral Nerudade los VeintePoemas de Amorera rigurosamente necesario, y en la que saber de memoria varios poemas deDarío, Nervo, Bécquer, Antonio Machadoy García Lorca, constituía parte de laculturapersonal obligada.

"Te recuerdocomo eras en el últimootoño/ eras la boina gris y el corazónencalma", Zoila escuchabaestos versos con arrobo. Para esos años nos conocimosy muchas veces los tres (Zoila, Persio y yo) nos reunimos durante la clase deacuarela,dictadapor el profesor y gran pintorcatalánJosé Gausachs,a hablardela poesíacomo inspiradora de la pintura.Desde este mismo lugaren el que ahorareconstruyo parte de ese pasado,aprendimos a pintar el costadode las barcazasygoletas podridas en la dársena pequeña, en el ancón. Sobre el papel corrugado,luegode los breves trazosa lápiz, tratábamos de imitar la maestríade un Turner,mezclando aguafuertes y coloresdensoscon líneas suaves,como las que WilliamBlakeinventópara sus mejoressombrasy aguadas.

Persio fumaba desde los treceaños, Vivía inmersoen un mundointerior llenode fantasmas. A vecespasabadías sin probarbocado.Enflaquecía y engordabadela manera más increíble. Todo dependía de su estado de ánimo. En VillaFrancisca,- barrioque nos vio nacer y crecer-le decíamos "el Misterioso". Sele veíadiscutiragitadamente sobrebeisbolo ajedrezy desaparecer de un momentoa otro sin que nadie notara su ausencia. B mismo dice que los viajes de Norahaciadonde la abueladeterminaban esas ausencias improvisadas. Generalmente,cuando Nora se iba a dormir donde la abuelita con la que solía pasar las nochesdebido a la soledad de la misma, Persio "alzaba el ancla" para seguirla, ycompartirpor el camino, Villa arriba, conversacionestiernas y agradables.Erantodavía muy jóvenes y entre los padres de Nora había predisposicióncontra unnoviazgo tempranero.

La penúltima vez que retorné al país Persio me habló de escribir."Deberíamos mezclar nuestros recuerdos e inventar una narración en la queaparecerían todos". Yo había intentadohacia 1961 un relato sobre mi huida haciaLos Minas dos afios antes. Le mostré los originales iniciales y me expresóentusiasmo por ellos. "Tienes madera, lo que sucede es que eres un gran tímido,un buen pendejo.Continúalo,continúalo".

Aquella vez noté a Persio algo cambiado. Físicamente no era el mismo. Supelo negro y su gran bigote "mesoamericano" habían blanqueado de manera

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abrupta. La piel mulata había alcanzado el plomizo, mientras que suspensamientos, antes fluyentes comoaguadel Ozama,eran lentos, de una lentitudapreciable. Cerrabalos ojos paracontestar. Evadíaciertos temas.

Me enteré de que escribíao pretendíaescribir una novela con los habitantesdel barriocomo fondo. "Debe ser algoquerevelelasangustias de la dictadura".

La dictadurahabíaquedado atrás hacíamásde veinteaftoso Volversobreella,tratarde reconstruir esa temáticamaniday tocadainsistentemente por los tantosescritores de todaspartesque hanencontrado en ella un filón para sus relatos,meparecíapeligroso.

-Debeóas buscarteotro tema,Persio.

-¿Pero es que no te das cuentade que VillaFranciscaera un universo?... Nose trata de gentes o de hechos, se trata del barrio. Como fuiste un políticogolpeado quieres olvidar. No se puedeolvidar eso; Arielno se debeolvidar.

Habiendo publicado ya varios libros de relatos con cierto éxito, así comonovelas con una temática sobre la dictadura, me parecía que Persio deberíacambiarde tema.Peroera obsesivo.

-y quédicePatricia.

-Ella no quisiera que se revolvieran las épocas. Sin embargo ella es unaingeniera, tienesensibilidad, pero es una mente matemática.

Arrugóel ceño, y se interrumpió de pronto. Estábamos en uno de los bancosdel parque Colón, en pleno centrode la ciudadde Santo Domingoy mirando laclásica estatua en la que con el brazo extendido el Almirante señala las nuevastierras.

-Debo decirteque me voysintiendo mal. No quisieraentorpecera Patriciaya lasniñas. Pero me voy sintiendo mal.

En principio no entendí la propuesta. Sólo más tarde, cuando Patricia me laconfirmó entendíquedebería tomar unadecisión.

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Mi queridoPersio:

Desde esta distancianuestro país parece un poco una opereta que devieneenzarzuela. Escenario de pasiones tórridas que giran sobre sí mismas. El poder,comocentrode una luchaque cada vez separecemása la búsquedade lo absurdo.La palidez del futuro me desconciertay, sin embargo-llamado por mis raíces,pienso en volver; pienso en acomodarme, con un mínimo de deudas, y endedicarme a pensar; "rumiar" aquello que sé y cuantopuedeaprenderse en el hechomismo de rumiar. Cuarenta y ocho agostos me acercan al medio siglo y no locreo; me niego a creerque la arterioesclerosis pueda hacer de mí un anciano. Memiro al espejo y sé que he perdido memoria, he dejado piel en el camino, hegastado recuerdos y he -ante todo- tomado conciencia de que lo vivido "seempoza"en el alma como bien dijera una vez César Vallejo.Aspironuevamentea una mecedora; a un buen libro; quisiera dejar complacidosgustos tan simplescomo ver la lluviaal ritmo de su propiosonororostro; me gustaríacontar ciertasluciérnagas de pichirrí brillante;aspiroa mantenerme vivo y alerta la concienciade lo que me rodea; juzgo necesario para mis fines el afecto de los amigos quecomo tú tienen la honradez de sentirse mejor cuando vuelven sobre su propiabiografía y saben que lo vivido es la realidad permanente, porque el futuro esconsecuencia del gerundio que buscaconvertirse en participio.

No sé si estaréenRomalos dos añosqueme he propuesto comomínimo. Nece­sito-lo sé-- del rumorpsicológico de mi pueblo. Aunque reconozca lasgrandezasde Césaro de Tiberio, me siento incapaz deentender estahistoria tandensa, coronadaen imperios; la de loscónsulesromanos; la de Adriano viviendo en Tívolisu retirofmal; la de CesareBorgiao Alejandro Fameseguarecidos bajoel palio divinodelmercantilismo renacentista quehizomásfulgurante su grandeza papal adulterada,

Si te dijera que Daniel Santos y Bobby Capó -Jorge Negrete y NicolásCasimiro- son parte de mi ofertorio, y que los creo tan superiores como elmejor Ovidio, te sorprenderías; no, mejor lo creerías. Ellos, tan humanoscomoAugusto, en vez de conquistar territorios esclavizando, esclavizaron corazonesconquistándolos. Para los nacidos en Villa Francisca y bajo el signo del LiceoSecundarioPresidenteTrujillo, Flora Beatriz Cabrera y Pérez -Flor Cabreraa

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secas- es tan importante comoSafoparalosgriegos. Asícomola Greciadebealos poemas de Safo unacortede admiradores. VillaFrancisca y Ciudad Trujillodebían a Flor parte de su famaburlona y de su jolgorio picaresco; creo que ennuestro barrio se fundó el clasicismo puto, incapaz de repetirse en otromomentode la historia. Nadie que no viviera en la Villa Franciscade los años '40 y '50puedecomprender la historia con el sentido que la comprendemos nosotros. Elmundo antiguo, cargado de héroes vacilantes ignoraque en Villa hubo héroesanónimos que ubicados en el contexto de la mitología hubiesen superado a losdioses homéricos y a loshéroes de la Odisea Bastacitara Cacayo de León,quientenía tanta fe en el más allá que habiéndose sacado el premio de la LoteríaNacional gastó su poca fortuna comprando uno por uno los milagros que leofertaba, con asiduo reconocimiento a sus poderes, el famoso Dr. Valerio.Cacayo vestía con sacoy corbataen unbarrioen donde la mayoría de las gentesviajaban en chancletas y en dondela desnudez era el primordial obstáculo paraentrar en los nacientes cinemas al aire libre. ¿Quién negará que Chochueca,necrofílico inconmensurable, se compara con las lloronas de Esquilo, y aún conCasandra cuando llevala noticia de la muerte y gimefrente al tambaleante ataúddel muerto desconocido? Hay sabor a las Coéferas y a las Euménides enChochueca; así pues, la tragedia griegaera un hazmerreír si la comparamos conla tragedia delbarrio, en donde los muertos noeranenterrados porque la tardanzapara la recolecta no llegaba a tiempo como para evitar que las autoridadessanitarias raptaran el cadáver. Grecia y VillaFrancisca se parecen; Roma y elbarrio tenían y tienen puntos en común; Napoleón hubiese preferido ser "villano"a ser un pobre corso sin sentido de la identidad, un pobre general que aúndominando el mundo y siendo francés, nopodíaesconder la traición de sufamiliaa Paoli, y su terrible ascendencia italiana convertida en voz francesa por unsimple tratado. Uno de los grandes problemas del emperador fue su falta deidentidad consigo mismo. En "Villa" tuvimos Mesalinas y Salomés a raudales.Salomé, porejemplo, era unasimpleniñade senocomparada con "La China" delHabana-Madrid, porcuyogolpede barriga perdieron la cabeza políticos y cadetes,tenientes y senadores, estudiantes y chulos.

Comoves,Romaes mierda comparada con Villa.Villa no tieneni tuvo grandes murallas, pero la lenguaviperina y vespertina

de doña Isolina y de Paco Escribano--asiduo visitante- eran todo un murosemejante al de la China dinástica. Sobre esas lenguas y su poderío se puedearmar el epitafio de mucha genterústica yde otra tanta delicada y "high".

Por otra parte la cloaca Máxima, hecha por los etruscos - o al menosiniciada por ellos cuandoRoma aún era una flor naciente- era y es un simplejuegode niños comparada con la Cañada del Timbeque --especie de río Anienequedividíaa VillaDuarte de Borojol-, o biencon la zanjadel PuenteTamayo,en donde, por la vezprimera vi flotara uncondón que,ingenuamente confund.f­hastallegaral soplido-- con ungloboo vejiga de cumpleaños.

Por todas estas razones parciales la historia es siempre relativa y es la propiae intransferible vidade cadaquien la quele confiere unsentido de importancia Sial viejo Popó-abusador amigode la infancia hoy casi paralítico-- le diesena

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escoger entre Pompeyo y Muhamad Alí, de seguro-escogería al gran deportista.Si le diesen a seleccionar sus ídolos mayores, te hablaríade Joe Louis, PorfirioRubirosa, y María AntonietaPons. Para Popó no existen las cuadrigas, ni lostrirremes, ni ha habidoCesareBorgia,ni existióla biografía de GiordanoBruno,quemado vivo en Montedei Fiori en 1600, cuandodesde losbalcones de la plazala Iglesia Católica y Romana miraba a los herejes y los compadecía asándolescomo el chicharrón de la friturera Machana, cuya vasija de aceite no sóloquemaba porcinos hasta tostarlos, sino que tostaba fritos y empanadas bajo lamirada, también desde los balcones, de los parroquianos que habitaban en lascercanías de las calles Caracas y Enriquillo. El olor a fritura tenía el mismoefectodel copalazteca: abríael apetitode los dioses.

Si a mí me dieran a escoger entre Végere- como le llamo a mi hombreprimitivo, aquel que inventó el primer instrumento- y Albert Einstein,descubridorde la relatividad, me quedaríacon Végere,porque los hombresqueidearon los instrumentos iniciales enseñaron a hombres como Einstein las víasdel pensamiento.

Tú qne eres escritor; tú que tienesel divino donde la palabra, y que eres capazde convertirel truenoen gramática, ¿porqué no escogestu barrioy narras la vidarítmicade esos últimos años, en los cuales lasrelaciones de podercambiaron, losbuenos se hicieronmalos y los malos quisieron ser buenos? ...

Te acordarás entoncesde Manolo, nuestro amigo literato, ido a destiempo porobra del destino y ubicadoahoraen los nuevayores,allá entre los ruidos del trende Manhattan, en donde, según dicen, tiene otro rostro, y en donde, segúntambién me informan, escribeunas historias de infanciaqueriendo capear el duroatropello que la vidacondujocontraél cuandosiendoaún él casi adolescente, fueatrapado por la dictadura.

Tú que eres escritor y no un simple secretario político, como yo, podríasreconstruir parte de esas vidas, y más que las vidas,del barrio, Ahí tienes a JuanVicente, tienes a Laura, tienes a Emilia, tienes a ISo, tienes a tantos. Cada unode ellos es una vida girandoen tomo a Manolo.

Sé que Manolo ha terminado odiándote. Hubo aquella silenciosa lucha entreLaura y tú. Hubo esos años en los que Laura quiso ser la ramera prestigiosa.Huboese tiempoen el que por despechoManolo llegóa los prediosde Emilia, yhubo aquellos momentos en los que una vez caído en el terror, el viejooposicionista no pudorecuperarse.

Bienamigo, son las12:30 de la mai'Iana - o dela tarde-. Lasoficinas se silen­cian.Siendo juevesescasi viernes, y el viernes es virtualmente laantesala del sábado.Comosabes, lossábados- noolvides lassaturnales ni lasrelaciones sábado-saturnoquejustifican la existencia de Baco- son festivos. Dionisio ríe y llamacon toda sufuerza desde suombligo rojizo a quienes desean gozar deldelirio quedejaentrelasce­jasel ramofermentaOO de la vidquecorona nuestra frente. ¡Aleajactaest!

Post Scriptum: Te anexo copia de la esquela que anuncia la misa de Flor,fellecidaen 1977.En la calle Caracascon esquinaJacintode la Concha, todavía,al pasar, renaceen mi interiorel tangoMadreselvas.

III

Mi querido Papiro. Qué bien me siento luego de haber leído tus primeraslíneas sobre Roma y Villa Francisca. El paralelo es interesante. Y es que lahistoria universal no es otra cosa que una selecci6n maliciosa e interesada dehechosque no toman en cuentala vidamínima de los seres.He pensadomuchoen escribirme unas cartas a mí mismo- perdona la infausta construcci6npleonásmica-, siguiendo la línea de tu primera carta. Sin embargo, esperaríanuevasletras tuyasy comentarios sobrealgunos capítulos sueltosde la vidaen elbarrio, así como quizás la reacci6n de personajes vivientes, como Manolo, dequiense dice viveen el misterio total.

A cada carta que me escribas o que yo me escribaanexaré un capítulo queManolo, o tú, o quién sabe, comentará. Tal vez esto permita que puedareconstruirvivencias, pero no biografías. Hace ya tiempoque reniego de esashistorias lineales que comienzan y terminan. La vida no es lineal, sinomultiescénica, se manifiesta en un tiempo y espacio cargado de hechossimultáneos, no lineales, noargumentales. Deahí que esté totalmente de acuerdocon tu concepci6n de un mundo mínimo en el cuales posibleencontrar las basesde historias similares a las que se dicen ser las historias fundamentales de lahumanidad: corno si Safo no hubiera nunca tenido mal de axilas o corno siJesucristo jamáshubiera defecado. Unode los males del hombreha sidoencubriraquello quele avergüenza, sinembargo muchas de las vergüenzas encubiertas sonrealmente la prueba palpable de la hominizaci6n misma. Adán y Eva con susfamosas hojas sobre el pubis, Manolo con su nueva faz pero con su mismabiografía insoslayable, el expertosexólogoque ha tenidoque divorciarse variasveces porqueno entiende el sexo.

El tr6pico se diferencia del mundo boreal en sólo una cosa:la sangre se inflacon el calor, y se cuaja con el frío. Una siesta puede ser fundamental paraentendera Platón;las mejores ideasson producto del sopor. No creoen la teoríade queel fríoresultamásagradable a las ideas.

En este día bajo las escalinatas de la Biblioteca- y pienso en reunir las

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experiencias de años casi perdidos en la bruma.Me propongoretomar temáticasque habíajuradono volvera tocar. Deboreferirme a mi aldeano país, a esta tierrapequeñacubiertade montañitas, pequeños ríos, bosquecillos y afluentesque sonpocacosacomparados con lasalturasdelKilimanjaro, o con lasaguasrelucientesdel Ganges y del Nilo. ¡Oh, mi pequeño país con su aparentehistoria diminuta,con sus microscópicos chismes y sus verdades liliputienses! Vidagullivéricaqueno interesa tanto como la de los enormes prados del Oeste norteamericano endonde un búfalo tienepermisopara instalarse en la moneda. Vida ínfima que noes capaz de ser notadadesdeafuera,porque nunca hemossido un pequeñopaísdominador, tal y como lo fueran Inglaterra, o Portugal, en cuyas manosdiminutas se formuló un colonialismo que abarcó la selva amazónica o unimperialismo que se anexó medio mundo.

Sin embargo mi pequeño país con su explotado vientre, es y ha sido ellaboratorio de numerosas realidades apenas perceptibles para sus propioshabitantes.

Suprimirlos librosque narranhechosuniversales será una locura, pero seríacomo desbrozar el camino, dejar el paso a la maquinaria inicial, al pasto inicialdel cual se alimentan los rumiantes iniciales.

Tras tu primeracartay desdehacedías,comounrumiante, analizoy vuelvoaanalizar- con mente y paladar- los hechos "insignificantes" que viven y seagitan dentro de los hechos mayores. Comoun cirujano que abre lentamenteyata con pinzasórganos, vasosy venas paracontrolarla hemorragia y alcanzarelórganoafectado, he ido haciendo la pruebade identificarlos hechos tal y comoaparecieron, demostrando que es absurdo narrar de comienzo a fin, y que lashistorias de la vida y de la muerteno terminan nunca,no tienenfinal a no ser elfinal acomodado que el narrador, el novelista, genera para poder salir de uncharco, de un pantano queél no hacreado peroquedebesolucionar.

Por tales razones identifico hechos, diseco realidades mínimas perocontentivas de lascategorías de las realidades circundantes.

Una gota de agua de marno es el mar,pero contienelos elementos químicosdel mar. ¿Es un mar en miniatura? .. Posiblemente peces insólitos ymocroscópicos navegan en la gota; posiblemente algas y caracolas se muevendentrode un aguafertilizada por la vida;es posibleque toda pequeñez sea el fetode unabigarrado "hecho histórico".

¿Me explico? Cuando el viento de la mañana refresca con un golpe deperfumela oficinaen la que escribo estas líneas, ya no es un simple viento. Hapasadoporel jardín,porel rosalcercano robándose partede la personalidad floridadel vivero que, ahora, es menos vivero. El viento que asaltó el vivero y queperfumaesta oficinano era el mismo vientoantes de pasar por entre las breñasdel rosal. Tieneahoraunabiografíamodificada, una nuevapersonalidad, por esarazónlo percibo. Deotro modosería unode los tantosairesanónimos que andande aquí para allá sin que nadie los note. Ese aire se ha humanizado, porque alpasar por las rosas ha tomado algo del jardinero, se ha transformado en unfamiliar transparente de quien hizo el injerto y a su modo está o debería estar

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atado a los sueños de quien planificó no sólo el perfume sino la mínimapresencia de lasespinas.

Todotienealgode todo. La pequeña gotade lluvia -no de aguade mar- sedesliza sobre el lodo y sin darse cuenta se pone en contacto con huellasmilenarias, llevándose, sin saberlo, el paso cansado de quienes rebasaron hace yatiempo los pocosañosde vidaqueconstituyen la biografía de un ser viviente.

Me impresionó mucho ver en Pompeya el gesto doliente de los amantesatrapados por la cenizahirviente, quedando para siempre sellados en la historia deuna esculturacatastrófica que revela que todo gesto puede ser perennizado. Sihubiesen muerto sin lava encima¿cómopodríamos hoy acordarnos de su dolor,cómo podríamos imaginar el plástico movimiento de aquel perro queestrangulado por el sufrimiento dobló su cuerpo en un último ladridohelenístico?

La naturaleza es capaz de -a veces-e- solidificar los momentos cotidianos.Las huellas de gatos prehistóricos en las ruinas de viejosedificios construidoscon argamasa y barroson testigos de una biografía distante, conocida s610 en unfrívolo hundimiento degarrassobreel fresco ladrillo obra del hombre. La arenade los desiertos peruanos conserva en Paracaslas telasque manos pequeñas conuñas suciasde espanto tejieron antes de que los hombres de la costa americanaconocieran el uso de las vasijas.de barro.

Hechos pequeños se unen para configurar lo que muchos consideran suhistoriaparticular. El yo humano cuandologra algúnéxito anexa su triunfo a supropiapersonalidad sin apenas considerar que detrásde cada gesto humano haymilesde gestos muertos, sacrificados en beneficio del gestoque vendría.

La vida cobra vigencia. Miro las escalinatas mojadas y pienso que no esimportante que sepamos la historia completa; pienso que la única historiaposiblees la historiafragmentada que dice realidades productode un momentoúnico.Perseguir la historia de alguieny tratar de completarla es una traici6n atodabiografía. La obligaci6n de narrarcomo narran los demáses algo agotador.Podríadecirquedurante añosheescrito diversos capítulos de realidades mínimasque nuncaserán partede unanovela. Los llamaba materia prima; estaban y estánahí como una fuente de la cual puede el novelista nutrirse e inventar. Sinembargocansadocomo estoy para ordenarbiografías e inventarme personajes,prefieroque comiencen a salir tal Ycomosurgieron de la realidad, laborque hediscutido conmigomismo.

La vida cobra vigencia. Ha llovido torrencialmente. Los dos grandesalmendros que sirvende centinelas en la entradade la casa han cubiertocon sushojascolor amarillo-vino el pavimento. En los pequeños charcosque se formandentro de las hojas ya los mosquitos han desovado: es posible ver ahora losgusarapos microscópicos nadaren los estanques diminutos compuestos pordiez odoce gotas de lluvia fundidas en la concavidad a simple vista plana, perorelativamente profunda, si comprendemos que en cada charquillo artificial semueven decenas de larvas cabezonas, cuyoúnicouniverso marino es un horizontealcanzable dentro de unaahuecada hojade almendro.

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La vida cobra vigencia. En unas horas los primeroscínifes navegaránpor suairebuscando a quienes punzarcon la finalidad de robustecer su vidabreve.

Cotidianamente a nuestro alrededor miles de acontecimientos similares sedesarrollan sin que sepamos que existen pequeños, microscópicos hechos,quehaceres imperceptibles que sóloson tomados en cuentacuandose manifiestancomo formando partede unamismabiografía.

El mosquitoque picó a Carlos1. Finlay no tenía importanciahistórica hastaque no nos dimoscuentade que la muerte anidaen cualquier charcodiminutoy deque vidas diminutas viviendo su biografía en la sangre de animales mayores,transforman esa biografíagigantesca, la limitan,la cargande nuevosentido o sinsentido: nadie,al escribirla biografíade Finlaypodríaolvidarlos duroscapítulosde sus fiebres altas, de su malaria terriblemente selvática, de sus calenturas y desus ingentes sueños y delirios, al borde de una muerte producida por pequeñosseres que desovandoen sus glóbulospreservaban la especie pequeña en base aldebilitamiento y la caídade la especie grande.

El infusoriovil descubierto porPasteur alcanzófama sólo cuando nos dimoscuenta de que durante milenios lo habíamos ingerido incorporándoloal turbiotorrentede nuestra sangre,vía- como dirían los burócratas de la biología-- losjugos gástricos y las enzimas. Sin embargo nadie ha escrito la biografía de uninfusorio. Llamémosle Infusorioluancho. Nadie ha dicho cómo nació Juancho,él -infusorio no genérico-e, cómo creció, cómo llegóa su máximarealidad deinfusorio y en qué se convirtió cuando fue deglutido, asimilado, y transferidohaciael mundo de las heces fecales vía intestino grueso o vía riñón. Nadie noshablade la vida y biografía del infusorio y de sus reacciones clínicasdentro de unriñónartificial,nadienos ha hechouna relaciónclara del glóbuloblanco llamadoTerencio-¿por qué no?- y de su triste función como defensorpermanentedeuna zona del ano, o de las mucosidades nasales. Cada célula tiene una biografíapersonal. Para mi son más admirables las células del hígadoque las de las aletasde la nariz. El cuerpo humano, todos los cuerpos, están organizados como unsistemade clases; todo cuerpo es un sistemaclasista.Una sociedadde clases encuyos privilegios está el de zonas y panes más importantes que otras. Lanaturaleza ha sido reaccionaria, peropara cambiarsu orden habríaque cambiar lavida

Sería perogrullada señalar por igual que nadie ha escrito la biografíasincrónicade un ciempiés- que es algo más animadoque un infusorio-- comosi la biografía de todos los infusorios o de todos los ciempiés fuesen similares.Nuestro error ha sido reducir a conjunto 10 que en última instancia es vidaparticular. En nuestrabiológicainspección de la vida dejamosen la categoríadegéneros y especies las miles y los millones de biografías dexosírribonucleícasque caracterizan las herencias y los cambios de actitudes: el virus de la gripenuncaes el mismo y en ciertaocasión las cucarachascrearon defensas contra elDDT, transformando susparticulares modelos genéticos devida.

Narrar, es por tanto, asimilarpequeñas realidades. Narrar no es escribir unahistorialógica. No. Nada de lógicas. Si a un grupo humanole interesasaber qué

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cosas tiene un escritor en sus gavetas, debe recibir con aplomo y con respetoesos documentos, esos escritos. Sería entonces injusto pensar que porque elrelato es inacabado, o porque son simples notas no deben ver la luz. Es injustopensar que toda narración debe estar acicalada y lista para salir a un escenariotradicional. Una cosa es cierta: cuando el escritor está cansado sólo puede producirmateria prima. Cuando el escritor está borracho, o desvelado y escribe comoejercicio, esta materia prima se convierte en fuente de posible futuro. Lo deformetiene derecho a la vida.

Narrar sobre la narrativa es una manera de vencer la soledad. Narrar y dejar.Narrar e ir sucumbiendo ante la incapacidad de terminar "lógicamente" lo narradocuando la enfermedad te tiene acorralado y percibes la muerte en cada objeto.

IV

La decisión sería fácil. Reorganizar ideas ajenas, revivir vivencias de otro,reformular experiencias comunes, son una tareadifícil, por no decir imposible.

Era lo quemeplanteaba Patricia Rosado cuando, apenas llegado de Roma, mellamótelefónicamente. La conocía desdemisañosde universidad; habíaluchadoen las filas del Movimiento Clandestino 14 de Junio contra la dictadura. Sufriótorturas y vejaciones en las cárceles. Luegotiempo después casóconPersio, otroamigo de infancia

Persio y yo habíamos tenido grandes afinidades. Durante mis viajesdiplomáticos y periodísticos a diversos lugares del mundo recibí siempre suvisita y sus preguntas como parte de una curiosidad insaciable. Me sentabadurante largo tiempo a narrarle paso por paso algunos detalles de mi vidadiplomática. En algunos de sus libros aparecen experiencias mías; se las cedídesdeun primerinstante. El era el escritory yo el aficionado a las letrasque leíacon fruición y admiración la literatura del amigo.

Luegode la muerte del dictador Trujillo, terminada la Universidad, meenroléen algunas actividades culturales en el exterior. Contratos conUnesco; visitasdemensajería a reuniones previas a Ministros y Secretarios de Estado; conferenciasgenerales sobrepolíticas y desarrollo. Pocoa pocomeconvertí en unamodalidadde "especialista", y desde laCancillería salí variasvecesal servicio diplomáticoen los másdisímiles gobiernos.

Un diplomático termina perdiendo sus ideologías básicas. Se vaacomodandoa los intereses del "Estado" que sirve. Es algo así como parte funcional de unengranaje del cual no le limporta el fin. Habiendo sollado ser diplomático decarrera, casi lo logro. Mis conocimientos de organismos internacionales meencontraron siempreen el sitio clave. Mis idiomas, aprendidos casi al desgaire,me proporcionaron un formidable trillo.En un país comoDominicana dominarcinco o seis lenguas más o menos formalmente abre las vías hacia cargosmayores. Así puesPersio y yonos alejamos por razones de trabajo. El fungió decorresponsal en algunos lugares de Sudamérica y vivió en los Estados Unidosdurante unosaños,mientras escribía un par de novelas que la críticadominicana

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acogió con silenciosa placidez, peroqueno cruzaron las fronteras de las grandeseditoriales.

En sus cartas Persio se quejaba de que en los países chicos era todo uninfierno ser escritor. Decía quemuchos escritores latinoamericanos desconocidosen Europa, eran, realmente, grandes narradores y en parte superaban la literaturafrancesa o bienespañola del momento. Sinosardecírmelo secontabaentreéstos.Lamentaba queparapoderpublicar un libroen SeixBarral o en Argos-Vergara sehubiese de tener un padrino, alguien que desde dentro convenciera al lector deoriginales de que podría ser por lo menos negocio mínimo el dar a la luz a unnuevo narrador latinoamericano.

Patricia me dio una malanoticia: Persiohabíasufrido unarecaídacancerosa.Tenía la obseión del escritor que jamás terminaría el último libro. Y el últimolibro, según él, sería una especie de novela por contrato; se le había exigidoentregarla en no mucho tiempo. Había intentado escribir día por día, peroresultaba imposible. Desde la llegada al poder del gobierno que en esosmomentos regía la nación, sus entradas económicas mermaron y susposibilidades de trabajo disminuyeron. Prácticamente cercado aceptó escribir.

Patriciame mostró un fajo de papeles sobreexperiencias. Me dijo que habíaallí personajes repetitivos, cartas, meditaciones, pensamientos en voz alta.Cuando mesugirió quedebería ayudarla lo hizocongranfuerza deconvicción.

-Persio no terminará esa novela. Sinembargo tú puedesorganizarla, y creoquepodrás colocarle los puntosfinales. Loseditores no tienen por qué enterarse.El estáde acuerdo enque sólotú puedes terminar el libro.

Miré a mi alrededor y vi el vaso verde que le había traído de Katmandú aPatricia y Persio cuando se desposaron. Entonces reconstruí parte de unaconversación que hablaba de retomar sus recuerdos del viejo barrio de VillaFrancisca. Había escrito trozos aislados, pedazos de un tiempo ido, ideas,experiencias perdidas, sombras inconclusas. Me decía que poseíavarias cintasgrabadas de Papiro, quien ahora vivía en Roma y había sido uno de los másamables compañeros de infancia. El infortunio político la llevó a Nueva Yorkdesde donde salió hacia Finlandia expulsado por actividades comunistas, paraluego quedarse en Roma, la vieja Roma que le permitíaganarse la vida comosecretario particular de un importante político italiano, camarada y amigo.

Por la ventana de la sala,cubierta con dos cortinas de colormostaza, entrabaunfresco ventarrón. Estábamos en octubre.

-Patricia, apenas he escrito un par de cuentos. Apenas soy un lectormediocre de todocuando leo,dije.

Ellame tomó suavemente de la manoderecha.

-Cuando hayas leído estos originales te darás cuenta de que puedescontinuar. Sonpartede una vivencia común, meexpresó.

Si era cuestión de vidao muerte entregar unanovela- y asíparecíarevelarloel interés de Patricia-, ¿valdría la penahacerel intento?

MATERIA PRIMA 27

La coherencia de Persio fue siempre su más sesudacaracterística, Esperaba.por lo tanto un fajo organizado, un argumento más o menos esbozado, unospersonajes clarosy ya delineados en algún papelqueme señalara cómoseríacadaquien. Es más, pensé, que aún en su lecho, Persio podría darme algunasorientaciones, por lo que pregunté a Patriciasobreello. Le sugerí una entrevistaconél acercade estasposibilidades. Sóloél, ahoraen su lechode muerte, tendríaclaramente delimitadas las fronteras de su creación. En el fondo quería ver sureacción; ¿cómoreaccionaría el viejoamigo ante la presenciade un intrusoquepor sugerencias extrañas deberíapenetraren el mundo de unos personajes quesólobullíanen la imaginación del mismo creador? .. Me vinieron a la mente losaños juveniles.No sé por qué pensabaen el EnriqueIV de Pirandello.Cuandome acerqué a Persio me di cuenta de que no había posibilidadde proyecto deentrevista ni de nadaparecido. La habitación estaba envuelta en la densahumaredadeltabaco.

Postrado, cadavérico, esbozó una sonrisa. No podía hablar. Simplementehacíagestos, comoesosmuñecos de las ferias. Su rostrose habíadesfigurado. Lacabezase había tornado calza totalmente y sus uñas tenían un tinte plomizo.Elescritor moriría con sUS' fantasmas dentro: nuncaterminaría su relato.

Las noches siguientes a este desolador encuentro con Persio fueron muyagobiantes. No había recibido los originales de manos de Patricia.Mi decisiónaún no estaba tomada. Hablécon Zoila,mi mujer. Me dijo que era ir demasiadolejos. Según ella Patricia deseaba concluir algo que ya estaba del todoinconcluso. Lo mejorseríaolvidarunproyecto de ese tipo.Lo mejorseríapensaren que las ideas de Patricia sólo convenían al editor. Sin embargo algo meatormentaba, Había discutido sobre el concepto de Villa Francisca, nuestrobarrio, que teníaPersio. Era realmente una visión pesimista aunquenuncarecibínadaescritoni conocínadaespecífico sobreesa visión. En algunas ocasiones medijo que tomabanotas; que hacíaapuntes, que de algunamanerase vengaríadealgunos que no fueron sinofarsantes.

Era casi imposible aceptarde Patricia los originales y luego decir "no"a supropuesta

-Tendrás que escribir algún día, me había dicho Persio en una de misúltimas visitas a Santo Domingo. Tendrás que darte cuenta de que la vida enVillaera partede la historia universal. Siempre decíaeso; siempre comparaba lostiempos pequeños con los tiempos grandes, mezclándolos. Le gustabasonoramente aquelpoemade Aquiles Nazoa, el del caballoque comíajardines,ygozaba cuandooyendoun disco en la voz del poeta éste describíael pobladoydecíamáso menos que "unavezen esepueblo hubounaguerramundial". Porquepara Persioen todo momento la historia se repetía, y las historias grandes cabíanen laspequeñas comoen unagotael mar.

Le habléde mis viajes por El Caico, de mi visitaa Nepal,de los lamasteriosdelTibet,Le hablédel aislamiento del hombre. Me dijo que todoaislamiento esuna especiede cobardía. de huida,y entonces me habló largamente de Manolo,del querido Manolo,ahoraen NuevaYorko quién sabe, el que segúnPapito se

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habíaescondido detrás de unas gafas negras y vivía dentro de un ambientedeviejas y señoras de edadqueen partesuplían su tristeza materna, porque siemprehuyó de loscariños de la madrastra. Manolo eraunaobsesión paraPersio.

-Si pudiera mezclar partede su vidaconla mía,daríamos, entre los dos, unbuenrelato. Podríamos fundir nuestras biografías y convencer al mundode quevivirsoloes un error.

Mientras hablábamos de Manolo me anunció que tenía algunas cartas dePapiro y queéstas le habían inspirado otras. Me dijo:

-Escribirse cartas no es un delito. Imito tan bien a Papiro que no sabríascuáles me envióél y cuáles meenviéyo.

Persioteníaesa parabólica forma de hablar. Gozaba trasponiendo la realidad.Destrozándola. Recreándola en cada frase. Vivía en un mundo pleno de ideasajenas que él recomponía tomándolas nuevas; creoque miraba la vidadesde unplano diferente. La imagen de la realidad que veía era siempre un foco detransfonnación. Por eso sus ideasde hacerde VillaFrancisca el personaje básicode sus narraciones me parecía algo interesante, aunque no sabíacómohabríadelograrlo.

Patricia me llamóinsistentemente por teléfono. Queríaque le confirmara misbalbucientes promesas. Porlo menos veríapartedel material.

-No, verlo no. Tienes que trabajar en él. Eso queda entre nosotros. Lafamilia telo agradecerá.

La familia eran dos hijos del primer matrimonio de Persio con Laura, yahombres hechos y derechos, y dos adolescentes de 13 y 15años, cuyos retratoscolgaban sobre un viejopianode cola en dondePatriciahabíaestudiado largosaños para hacerse concertista- como toda buena hija burguesa- antes deingeniera.

-Nada de agradecimientos. Nada. Comprenderás que resultapara mí algoengorroso. He consultado con Zoila, y ella cree lo mismo. Sería comoinmiscuirse en la mente, en el alma, en-el espíritu de Persio. Sería comoatropellar un mundo de fantasías quesóloél tienederecho de poseer totalmente.

Sin embargo la nochedel 15de noviembre de 1985 sucedió algoinesperado.Estábamos a la mesa Patricia, Zoila y yo, cuando vimos aparecer a Persiovestido de frac. Apenas podía mudar un paso. Nos hizo señas de que no nospreocupásemos, él llegaría a la mesaporcuenta propia. Era la primera vez queselevantaba de su lechoen los últimos meses. Patricia se quedó paralizada, y Persiocaminó lentamente. Se habíaafeitado, llevaba unosmocasines de charolque mepareció haberle vistocuando me visitaba en Madrid, durante la tomade posesiónde Felipe González. En efecto, eranésos.Los descubrí porque el calcañal estabaconfeccionado con material diferente, algo así como piel de víbora. Mientrasavanzaba, lacamisa blanca, de brocados ondulantes alrededor de la botonadura, lebailaba. Eraahoratreso cuatro números mayor que la queél necesitaba. Traíauncigarrillo entre los dedos.Se detuvofrente a la columna que dabaal tope de lasescaleras. Patriciasentóselentamente. Zoilay yo nosmiramos sorprendidos. En

MATERIA PRIMA 29

nuestra visita al Dr. AntonioFrades, también viejo amigo,éste nos aseguró quePersio jamás se levantaría de su lecho. Tan fuerte era el cáncer, tanprofundamente lo afectaba queFradesle daba unasemana de vida.

La reunión en casa de Persioy Patricia, se inscribía dentrode la insistenciadeéstaparaque trabajara en aquellos escritos.

Vimos entonces cómo Persio extrajo de una bolsa una pistola y cómo sevoló la tapa de los sesos sin que pudiéramos hacer el mínimo esfuerzo porevitarlo.

La tragedia fue conmovedora ¡Paraqué narrar aquel espectáculo increíblel¡Atosigante!

Recogí el arma. La policía la incautó luego porquePersio no tenía permiso.Harían un experticio para determinar sus orígenes. Días después yo le diría aPatricia:

-Patty, después de la muerte de Persio no creo ya que valga mucho unarevisión de aquellos textos. Sin embargo es ahora cuando la curiosidad meinvade...

Ella, en los días finalesde diciembre, me envió el fajo.

He comenzadoa leer. En algún lugar aparecensugerencias sobre una posible"materiaprima".En otros el escritorque era Persio se muestrafeliz,eufóricoconla narración de unarealidad queno parece real.

v

UN CAPITULO DE PRUEBA

IsolinaTavárez dejó reposarsu cuerpopesadoy decadente sobre el sofá contela adornada de flores amarillas y rojas. Durante la noche anterior no habíapodidodormir, Se m.iró el anillo de rubíesobsequio de Paco, y tomó a recordaraquellos años de la dictadura durante los cuales, mal que bien ella tuvo suimportancia señeraen el barrio.

Sentadaen su semi-trono de resortes mugrientos la idiota de Emilia apenasbostezaba Isolina la miróde soslayo, comoquienno quiererecordar el pasado,yobservando el pasaporte rojo con el que viajabaa New Yorkcada mes, pensó enlas jugadas del destino. Del destino vivía y del destino moría, porque habíainstalado en la calle de la Concha una casa de premoniciones, y viajaba a losEstados Unidos para servira la coloniadominicana y puertorriqueña que buscabahojas, sales, baños,pañuelos delistadoy pronósticos.

En sucasade madera, montada sobreunaaltaaceraresultante de la nivelaciónde la calle en los años40, Isolinavolvíaa tener la pesadilla: Paco, el humorista,el archipámpano de la carcajada, el reydeldisparate, habíamuerto cuandoesbirrosde la dictadura le golpearon acremente conpequeños sacosde arenamojadaque sibien no dejaron marcas en su piel, reventaron por dentrosus bazos,sus hígados ysus entresijos. De Paco le había quedado el guacamayoverdiazul, amarirrojo,naranjitomasolado, que repetía frases cojonudas comoaquellasde "mamila llegóel obispo, llegóel obispode Roma; mamitasi ustedlo viera,qué cosa linda,quécosa mona", y las repetíacon esa músicaque Paco les ponía cuandose burlaba aa hurtadillas del generalísimo, de los familiares del generalísimo, y de algunasdelas garambainas de la dictadura.

Isolina esperaba el momento de la venganza, y el momento,parecía haberllegado. La historia de Manolo se podía resumir según las "malas lenguas" enunas pocas palabras: opositor del régimen que obligado por el mismo apermanecer dentrodel barriode VillaFrancisca, comenzóel intentode recuperarsu libertad consimples soplos al servicio secreto, quedando apresado luegoen lasredesde la deJación y de la muerte.

32 MARCIO VELOZ MAGGIOW

Ahí estabaEmilia, babeando, esperando la llegadade Manolo, porqueen losmomentos máscruelesde la dictadura, cuandola patrullade caballos con jinetesde acero exigía los papeles, lascédulas y las identificaciones, Emilia se jugó lavida por Manolo,que entonces recitaba precisamente los versos de "Phocaselcampesino hijo mío que tienes"...

Todo ha pasadocomoen una suerte de cinematografía. Ahora falta esperar.Manoloni siquiera sabequeEmiliaha perdidolos sentidos. Yael barriono es elmismo, la dictadura ha desaparecido, pero aquellos que la hicieron posible, dealgunamanera debenpagarunpocosu pecado.

Doña Iso, que así le decían sus amigos, había sido la amante venteañera deSebastián Hernández, con quien había tenido dos hijos, Emilia y Rafael. Mástarde,ya por los años50 se habíaamancebado condon Gilberto Astudillo, quienera dueñode una gran tienda de telas en el momento en que ya los estampadoslisoscomenzaban a declinar. Fue Astudillo quien le compró su casade maderadeclavó allá en el barrio de Villa Francisca, en donde realmentelos propietarioseran muypocos. Se recordaba en todo el barrioel día en que doña Iso llegó consus muebles en un camión marca Diamond, cuya cama se veía cargada decortinajes, mecedoras decaobarustica, y hastaunavictrola pasadacon la queellase deleitaba a veces escuchando las grabaciones que en los años 30, justo alascensode Trujilloal poder, hubieran grabadoEduardoBrito y AntonioMesa,ChitaJiménezy otros.A Britolo conocíadesdeSantiago, y cuandodebutóen elteatro Travieso de la avenida Trujillo Valdez. Estuvo de acuerdo con donFranciscoel zapateroquien le musitó al oído, casi en son de enamorado, "eseBrito llegará lejos". Y fue en verdad así, porque Brito cantó luego en todaEuropa, y llegó a grabar música con grandes maestros. De Jacinto Guerrerocantaba la zarzuela LosGavilanes, quePaco,el Archipámpano, teníaen discosde78 revoluciones por minuto. Pero tambiéngustaba doña Iso de las magníficasvisitas de los artistas de la época.Si bien la casaestaballenade maricas de día yde noche y se decía que doña Iso era de las que informaban al gobiernode todocuanto se hablaba por los callejones del barrio, lo cierto es que también sesuponíaque su cariñopor los seres"rarosy divínos" veníadesdelejos,desdesusépocasde prostituta antesde ser queridade Sebastián Hemández, tiempos en losque Santiago comenzaba a ser un centro de cultura importante diferente a lacapital, y momento en el cual ya los maestros de la músicapopular de aquellaciudad se mezclaban con los grandes divos cubanos como lo fueron los quecantaron en las tantascompañías de bufosvenidos a Santiago y a la capital.

DoñaIso era fuerte paraeso de los insultos. En VillaFrancisca se le conocíaconel motede "boca de fuego", y era en verdad temible. Acusaba a lasvecinas deser cuerneras, emitía gruñidosde bruja, y su corpachón de más de doscientaslibras se balanceaba como una mecedora cuando, como tomando impulso,apoyaba sus palabras y palabrotas con gestos obscenosaprendidos en los añosmásturbios de su desconocido pasado.

DoñaIso miróhaciael cielorraso de la casona,ahoramedioderruido. y echómanode la escobade mangolargo para desenredar el polvo que más de quinceaños de desinterés habían dejado flotando en una red producto de las arañas y

MATERIA PRIMA 33

arañuelasque pasaronsin cuentoen temporales posteriores a la propiadictadura.Se miró las arrugadas manoscon las que ahora echabasuertesen New York Ysecreyó capaz de, con ellas, tomar por el cuello al turbiode Manolo y romperle elgazñote como se los quebraba a las gallinas en aquellas noches de sancocho enlas cuales Sijito, el maricón más bello del barrio, cocinabaenormes asopaos detodo tipo, mientras el coronel Salado miraba ya de reojo a Emilia que estaríaentraditaen carnes y parecíamásapetitosa de lo que en verdad fue.

En el sillón con tapiceríade flores se iniciaronlos románticosbesuqueosdeEmilia y Manolo. Todo el mundo lo supo, menos ella. Y cuando la gentecomenzóa runrunearque Manoloera enemigode la situación y los amigotes dedoña Iso se lo echaronen cara como una vergüenza, Emilia fue la que se llenó decoraje y casi se largó con su hombre, el que luego, -¡cosas de la vida,caballerol- se perdió en el vicio, en la muerte,en la delación y en otras tantasvainasde lasque el barrio salíacuandoManolocomenzaba a entrar.

Eran las seis de la tarde. En los años cincuenta Villa Francisca era unvecindario. Se podía escuchar el retintín de la radio trujillista con merengues,guarachas,mambos,danzasy bolerosen honoral generalísimo. A dona Iso, quese levantabatemprano, te encantabaaquel programadel locutorque se llamabaasí mismo El Madrugador y cuyo lema era "Siemprealiado del Benefactor". Lagente le conocíade sobra,y cantabaa coro aquel temamusicalcuya letra rezaba:levántate temprano y vete a trabajar. Porque ni más ni menosen esa época eramuy cierta la frase del generalísimoque se leía en todos los locales del PartidoDominicano: Mis mejoresamigos son los hombresde trabajo.

-y cómo coftono van a serlo,dijo entonces Manolo,si este viejodel carajoexplotaa todo el mundo.

-Manolo te van a joder un día. déjate dependejadas que esta gente no comecuentos. No es saludable que olvides lo que le pasó a Blanco, el jugador debeisbol,que lo encontraron, ¡carajolcon los ojos fuera y la boca cosidacon hilode cerote.

Manolovolteabalos ojos comoen sonde burla, Yluego seftalaba que aquellavaina acabaría pronto,que conocíaa fondo que todo se iría al carajo. Y era queManolo había perdido un tío cerca de Puerto Plata en 1949,cuando se dijo queaquel carajo de tío se había alegradode la invasiónque en ese mismoaño entrópor el norte y que Trujilloaplastó brutalmente. Este Manolo llevabadentro esasheridasy por talesrazones se le fue haciendo la famade opository de necio, famaque doña Iso sufría horrendamente porque en su casa, que entoncesera "casa debuenas relaciones", se presentaban visitantes y gentes del gobierno y artistas ypersonalidades de la farándula que elogiabansu composturade Dama Antañona,de Flor de Yumurí,de Sitiera Mía, piropos que ella gozaba con los discos y lavoz del cantantecubano BarbaritoDiez acompañado de la orquesta de AntonioMaría Romeu, los que conocía desde los años cuarenta cuando en SantoDomingo todavía se escuchaban más la Cadena Oriental de Radio, la RHC y laCMQ de Cuba, que la propia Voz del Yuna propiedad de un hermano delgeneralísimo.

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Volver erarecordar y recordar eravivir. Peroestavezsuregreso deNewYorkla llevaba a un barriocambiado, la colocaba frente a rostros y gentes tambiéndistintos. Desde que pusoel pie en la casona ya sólopudopensaren el pasado yesa ideaobsesiva de tomarvenganza, únicaideavivaen ellapor el momento, leprodujo unafloramiento de losresentimientos másturbios.

Manolo habría llegado solo unas semanas antes. Se había dicho que teníaahoraun rostro diferente. Se rumoreaba que habíaconsentido en que le hiciesenunacirugíaplástica. Desde que huyó haciaNuevaYork, en los días finales de1961 seescondería dettás deunas gafas negras y deunabotella degin. Conocedora fondo del inglés pudo rápidamente escalarposiciones. Al fin y al cabo habíaentrado a los servicios de inteligencia como traductor. La vida, según él, lo habíalraÍCionado y después delpaso dado eradificil volver baciaatrás.

Entraron los elegidos para trabajaren los Servicios de Inteligencia en unsalón sin muebles. Pronto la vozdel agente Scott,un extranjero, les informó quehabiendo acudido al llamado del avisodeprensaparala selección de traductorestenían un total compromiso con el régimen. La verdad era que en ningúnmomento el avisoseñalaba quese trataba de un trabajo ofrecido por losServiciosde Inteligencia. Manolo, que habíaluchado siempre por desacreditar el régimenquedó paralizado. El señor de voz con acentoextranjero, pequeño y calvo, lesexpresó quela patriaestaba en peligro,quedespués de las invasiones desdeCubaen 1959 y de la posterior redada contra los enemigos del honorable señorpresidente de la república quien se había sacrificado profundamente por lajuventud, necesitaba de ésta. Manolo, perplejo, pasó luego junto con otrosaspirantes, a un salón llenode archivos. Allí habíamuebles. Unafotogrande y atodo color del generalísimo con su bicornio de grandes plumas de gansodominaba unambiente de mosaicos amarillentos y ventanas conmarcos de caobaal través de cuyos cristales podía verseel paso de los vehículos, como en unacintamuda de losanos veinte.

Cuando Manolo debió entregar su cédula personal de identidad temblóprofundamente. Sunombre y apellidos estaban registrados convarias cruces rojasal pie de la ficha. El cabo que se ocupaba de los archivos lo miró fijamente yllamó por un intercomunicador al coronel Salado, quien vino de inmediato.Manolo tragó en seco cuando Salado le dijo:

-Cofto, pero fIjate comohascaídoen la red. Es hastauna suerte.

y a Manolo se le salieron las lágrimas, porqueSalado, asiduo visitante dedona Iso y enamorado de Emilia, se habíagraduado de médico y porprimera vezelaspirante seenteraba de quelamedicina de Salado sebacía desde las cámaras detortura de la calle40 y de los sitios más tristes del kilómetro 9 de la carreteraMella.

-Salado -dijo Manolo-, vine por lo del anuncio, pero sabesque no doypara caliesar.

-Ya te acostumbrarás. Tú no sabes cuántos han venido aquí con cara desantos y les hemos enseftado a romperles la crismaa los enemigos. Ya verás,ya

MATERIA PRIMA 35verás...Además no has venido comocalié sino como traductor; ah, y oye bienesto, la palabracaliécae muy malentre las filas. De ahora en adelante deberáscambiarla porla de agente, quees másfresca, más límpida. ¿Entiendes Manolo?

En sus veintitrés atIos Manolo no recordaba momento más amargo. Lleg6incluso a ilusionarse con que el coronel Salado le rechazaría, le daría unoscuantos golpes, algún carcelazo y fuera. Pero Salado tenía otros planes. Esanoche visitóla casade donaIsoy anunci6la buena nueva:

-Le tengo una sorpresa, dona Iso; Manolo el de su hija Emilia, hacomenzado a trabajar connosotros.

DoñaIso se qued6 estupefacta. En principio pensóque Manolo buscaba laspaces con ella, porque en casa tan de relaciones eso de un novioenemigo de lasituaci6n resultaba desconcertante. Así que no supo si alegrarse del todo ocolocarse al bordede la tristeza. En el fondo losnaturales "habitués" de doña Isono eran todos afectos al régimen. El Archipámpano, por ejemplo, decía suselogios públicos, peroenprivado eraotracosa.Enprivado sufríaprofundamentelos golpeosde la dictadura. Se insistía en que al Archipámpano se le respetabaporque la madre delgeneralísimo era adicta a suschistosos programas de radio, ymásque nadaal poemaLa Vidriera, que el Archipámpano habíalogrado con unpocode la experiencia de Jean Valjean cuando robapan porquetienehambre, ylos carretilleros de SantoDomingo, entrelos cuales la miseria cundíacomounaplaga de chinches. También se añrmaba que Paco, el rey del disparate yArchipámpano de la carcajada, eradevoto de San Miguel y de SanRafael, santoesteúltimo también de ladevoci6n deldictador porque llevaba su propio nombre.

DonaIsonodunni6aquella noche. (En la matlana habíanllevado a Manolo aun bañode ducha fría y le azotaron duramente con un foete hechode pingadetoroerecta. Los torturadores erandos boxeadores conocidos en VillaFrancisca.Unode ellos,llamado KidChapeo, habíaperdido sus tres peleasprofesionales enel cine Jardín Rarnfis. Sodomita empedernido, se había enamorado de variosadolescentes del barrio sin conseguir sus objetivos. Se recuerda, y Manolo lorememoraba, queen unade lasandanzas semanales, los muchachos fueron a verunjuegode beisbol enel estadio Presidente Trujillo, y queentonces decidieron ira darse un bañoal sitioLa Surza, donde unachorrera de aguas tibiaspermanecíainc61ume todavía y en donde abundaban los bujarrones que, al acecho,chantajeaban a los más pequeños), KidChapeo se hizoel indiferente, y solt6elprimerfoetazo sobre la espaldade Manolo que se retorci6. No decía palabra.Chapeo actuabacomo un autómata. Miraba de vez en cuando los genitales deManolo y antes de golpearlo con el foete le pasaba las manos por las nalgasmojadas, comopara asegurarse dequepodíaeyacular aúnsinpenetrar el trasero desu víctima sexuala la vezquepolítica.

Manolo recordó la tarde en que Chapeo escondi6 las ropas del torvo Canijo.Canijo era aquel casi adolescente, flaco y algoenjuto, que nevaba las apuestasdebajo de la bocina del colmado de Pagan, Desnudo, en la Surza, Chapeoescondi6 sus ropas y trató luego de chantajeado pidiéndole el nunín, Nunín ledecíaChapeoal ano, y era el ano una de las delirantes partes del cuerpoque

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amabacon locura. En el cine Jardín Ramfis, en donde Chapeo Rodríguez eraboxeador del pesomedio, se afmnabaque nuncahabíaposeído a una mujerdefrente. Hijo de un preso, había crecido en el famoso reformatorio creado porTrujillo en su ciudadnatal de San Cristóbal, en dondehasta los cocineros eranbugatos, y en donde entraban losdelincuentes comunes de minoría deedad,paraabandonar sus hábitos de robo y violación en beneficio de los hábitossodomíticos de losguardas y administradores del recinto.

Cuando Chapeo le soltóel tercer golpede chucho, Manolo le dijo:

-oye, Chapeo, ¿tehaces la pajaahora?

Chapeo lo mirósin odio,comomira un asno.

-Lo único que te faltaes que te lo metas tu mismo poratrás.

El ex-boxeador se resintió con las palabras de Manolo. Le miró fijamente yluego le contestó conpalabras entrecortadas.

-Me parece conocerte.

Entonces Manolo aprovechó la ocasión para narrarle parte de la vida queconocía. Lasaventuras deChapeo. La famosa nocheen queChapeo "arregló" pordetrás a Juanel quevendía arepitas.

-Tú sabesqueel hambre mata, dijocomoparajustificarse.

-Sí peroes quesiempre fuiste uncomemierda, Chapeo.En vez de violentarse el torturador se quedó en silencio. Pensó decirle a

Manolo quecómono ibaa recordarlo. Eran los dosde VillaFrancisca. Conocíanlosdos la misma gente. Losdos eranasiduos bebedores de cervezaen el Bar ElPino,de Melitón, lugarque era la mecade los borrachones de la parte alta.Loquepasaba eraqueChapeo tenía temor de expresarse libremente dentro de aquellahabitación. Alguien, desde algún lugar, miraba, veía, seguía segundo porsegundo losatropellos y la tortura, porque no fueron pocas las veces que el cabollamó "a capítulo" a Chapeo para reprimirle por haber sido débil con losenemigos de la situación.

DonaIso le preguntó al coronel Salado que cuálseríael oficiode Manolo. Elcoronel se habíaquitado los zapatos y las medias, colocando sus pies llenosdetalcoy perfume sobrelosalmohadones del sillónreclinatorio en el cual dona Isobordaba encajes en panderetay ensetiaba a Emilialas técnicas del tru-tru,

-El muchacho comenzará como traductor, pero ya le hemos dadoargumentación suñcíente romo paraque entre a estudiaren la Universidad, endonde los hombres quenos informan hansidocasidetectados porlosopositores.

Se suponía quedonaIso era del todo adictaal régimen. Su carácterduro, sinembargo, noera lo suficientemente inflexible comoparaabandonarse a la ideadequeser un calié era lo mismoque ser un traductor. Salado le explicó a dona Isoque a este muchacho lo que le convenía era ponerse duro, que eso de hablarpendejadas contrael régimen era algo común,pero que una vez estos jóvenespasaban a servir a las filas del generalísmo, se convertían en sus mejores

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defensores, porque al fin y al cabo esa oposiciónera una pose, y muchos de losque antes fueronenemigos, comofulano y zutano,eran ahora ministros, y genteimportante del Partido, y seguidores de la inequívoca política del benefactorde lapatria,y padrede la patrianueva.

El coronel Salado no le narró a doña Iso que Manolo había sido tuzado acoco, y que aquello le había producidoenorme vergüenza. Tampocoque habíasido atado y sodomizado por Chapeo, quien le hizo sangrar profusamente. Deninguna manera Salado informó a doña Iso que a Manolo se le mostraron losgenitales de Manuel Salcedo, quien había desparecido de Villa Francisca por"robo",y de quien se dijo que fue tasajeado vivo porquegritó abajoel gobiernoen la calle Caracas, sin darse cuenta de que dos policías de civil jugaban en elbillar de Tulio, en dondese iniciaraManoloen eso de sabercosas secretassobreel régimen.

El coronel Salado, alto y fino, empolvado,era en el fondo un marica. DoñaIso, que conocía bien los gestos de amistades de este tipo, lo había comentadocon el archipámpano, pero el rey del disparate se negabaa creer que un hombredel que se decíaque tenía"loscojones blindados" fuera tan marica comoél.

Abanicándose, con posturade fémina dieciochesca, Saladose llevólas manosa la solapadel trajeamarilloy sacó un fajode fotos.La más impresionante era laque mostraba a Manolo atado, desnudo, y a Chapeo en el momento en queiniciaba el actode penetración.

-Pudieras enseñarle unade estas fotosa Emilia,espetó.

-Eres un magnífico fotégraío, dijo dona Iso, puesto que en su mente nocabíaaún la posibilidad de queSaladollegasea talesmuestras de sadismo.

-Aunque esté atado,queridaIso, a nadiese lo metensi no quiere,por lo quelo de la sogapodría ser un argumento baladíde tu futuroyernopara darse gusto.

DoñaIsoescupió. Cuando Salado descendió de la aceraalta,pudodarsecuentade queEmiliale miraba desde la ventana de persianas de madera blanca.

VI

MEMORIAS DEUNTALMANOLO

Desde lo alto del barriode VillaFrancisca, ver los barcos sobre el horizonteera una especie de delirio. La línea distante se llenaba de balandros- velasblancas, en su mayoría de goletasque llevaban frutos a Curazao,Aruba,Bonaire,PuertoRico y SaintThomas-; barcazas que con una velagorda movíansacosdeazúcardesdeMacorís hastael puertode Haina.

El barrio era un conglomerado humano bien disímil. Aparte de palomasmulticolores -grises persistentes- vivían moradores nuevos para esa partenuevade la ciudad. Barriosin iglesias,sin estadios deportivos, sus milesde casaseran la portadade patios interioresen dondecasetasde todo tipo se acurrucabandebajo de planchas de zinc plomizo, cubriendo sueños y modelos de vidadiferentes y sombríos.

En la calle José Reyes, a unas veinte cuadrasdel puerto de Santo Domingo,los camiones cargados de ácidas naranjas amarillas o cuasi-maduras seaposentaban frente a la puerta de Tatá Martínez,dueña de numerososveleros yposeedora de una fortuna importante para su época. Era una mujer gruesa, deaspecto vivo y de palabra ejecutiva. Los obreros la respetaban porque tenía unsentidoadustoy amplio del poder y a vecesun claro sentidode la justicia. Se oíael ruidode los martillos que remataban los clavos de las tablillasque servían dereja a la mercancía. Milesde cajas partían hacia Curazao y Aruba cada semana.Sabíamos que Curazao y Arubaeran un desierto con bellascasas holandesas, perosin frutos, sin agua, y hasta sin mujeres, porque ya para esa época de los añoscuarenta eran famosos los viajes de las putas a Oranjestad y Willemstad,arremolinadas, según se decía, en las bodegas del fruto, y contratadas por lascompañías petroleras para compadecerse de las abstinencias sexuales de losobreros delpuerto.

Curazao y Aruba,así como las pequeñas islas, proveían de dólares al fisco.Las putasvenían con lindaspulserasde oro cochano, compradas y conseguidas enel acto primitivo de las islas. Venezuela, suplidora por su cercanía de oro ypetróleo,también suministraba su pagoen oro y vagabunderías.

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Lasnaranjas máspequeñas erandesechadas. Lasconseguíamos al través deesehilode amistad establecido con losobreros cargadores, de loscualesaprendimoshistorias de ultramar salpicadas de tiburones asesinos, porque muchos de ellos,además de ser carpinteros y fabricantes de cajas,habían navegado al ritmo de losvelámenes de lona amarilla, en aquellos balandros que recordaban a laimaginación casi infantil y calenturienta, los navíosde Sandokan y el CorsarioNegro, con los que un Salgari convertido en tiras cómicas dominicales inundabael cerebro de loshabitantes imberbes de VillaFrancisca.

El movimiento de las navajas hechas con hojas de sierra fina atadas a unmango de madera y afiladas con limasde zapatero, dejabaen su entresijoblancola naranja desechada. DoñaTatá nuncaprotestaba, más bienera una de nuestrasmejores amigas. La admirábamos muchísimo, porque tenía esa pacienciaindisoluble de las viejas matronas capitaleñas quepertenecían a una nuevaclasesocial encrecimiento. Jamás nos llamóla atención, y su mayor preocupación erael que recogiésemos los desperdicios y los colocásemos en un rincón delestablecimiento. Muchas veces, impulsados por su magnífico trato y susolidaridad con sabor a naranja, éramos los muchachos los que llenábamos lascajas,sabiendo queexistíaun formidable premio repartible en zumos amarillos ynéctar privilegiado. Entonces nos organizábamos; era posible escuchar elrefuníuño dePopó, nuevo en el barrioy empleado de doña Tatádiciendo:

-Eto maldito muchacho no vana quitáel empleo.Peroen todomomento nuestro interés habíasidoel de todogranuja: buscarse

unaentretención en unbarriodonde cadaquien tenía problemas casi insolubles.Cuando llegamos a Villa Francisca las casas eran de madera, y había pocas

construcciones de concreto o de material fuerte. Lascalles habían sidoapisonadascon caliche, tierraamarilla compacta que al mínimo aguacero se desleíacon lalluvia, y quedaba convertida en un cinturón lechoso y resbaladizo; en un lodazalamarillo que se incrustaba en los zapatos creando una especiede suela nuevaygorda sobrela quepodíamos patinarlosqueusábamos calzado. Porqueel zapato,recuerdo, eraentonces unaprendade lujo.Teníamos los másagraciados y mejorsituados económicamente, derechoa un par al afio. Parte de la vida transcurríasobre el descalzo pie, cuya planta generaba una callosidad típica, repelente dearenillas, y hasta de clavos. El barrio, inventado a principios de siglo por elseñorIbarraparaparcelar susgrandes terrenos, creciórápidamente a partir de losaños 30, luegoque el huracán de San Zenón destruyera íntegramente la ciudadcapital; después quemuchas de sus gentes tuvieran que guarecerse en otrossitiosde la zona. Pocoa pocola Villacrecióen unaespeciede tráfago de calles másomenos anchas, se acercóal viejobarrio de San Carlos, fundado por habitantesprocedentes de las IslasCanarias siglosantes. Cercadel puerto,al este de VillaFrancisca, emergió también el sitio llamado Barahona, en dondeputasde todaslasraleas se daban citaconestudiantes y puerteros en los cafetines y "cafeses" dela zona. Bailes, tragos, puñaladas, insultos, borrachos y patadas propinadas porlas patrullas del Generalísimo cuando pedían la identificación, se mezclaban enun gordo amasijo de muerte y sones, de guarachas y política, de filosofía beoda ycontribuciones forzadas paralos integrantes de "lapatrulla".

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Porel sur Villa-nombre usado paraeliminar el segundo por comodidad­tenía como frontera la avenida Mella, antes Capotillo, y más allá, como sifuesen islasdistantes peroalcanzables en cualquier momento, los barriosde SanMiguel, San Antón y San Lázaro casi nunca tan enemigos como el posteriorbarrio de Villa Consuelo, al norte, con el que nos iniciamos en la indudablemilicia de la pandilla, en un importante desarrollo defensivo que nos llevó anotables y estratégicas alianzas con los habitantes de San Carlos a veces, y deSan Miguel y San Antón. Más al sur todavía, y un poco hacia el suroeste de lapequeña capital estaba Ciudad Nueva. Pequeña burguesía venida a menos enmuchos casos; capítaleños que se consideraban "de pura cepa" y socialmentesuperiores a los de las zonasnorte. Señoritos algunos de camisade "sharkin" ytelas finas,

Durante la dictadura, sin embargo, habíacierto comunismo, cierto procesointegrativo desde el punto de vista social. Las mejores escuelas no eranprecisamente loscolegios privados de la época. Los centros más importantes eranciertas escuelas públicas cuyo profesorado era tan funcional y positivo comosabio. Así, las clasessociales decadentes y las surgentes, losgruposmarginadosy los que luchaban contrala marginación, coincidían en que sus hijosestudiabanbajo el mismo techo, recibían los mismos conocimientos, y si ascendían albachillerato asistiríana la misma Universidad, la estatal, única vía del sabersuperior en aquellos días.

Hijosde altos funcionarios y de zapateros integraban lasaulas;descendientesdealtosmilitares y de "padres de la patria" compartían el mismotecho educativo.Noes que no hubiese preferencias; desdeluego, lashabía. Yo,por ejemplo,sabíaque mi profesorade inglés tenía preferencia por los hijos de una hermana delGeneralísimo. Sin embargo, con el paso de losanos, con el arribo interminablede lasexperiencias, mehe preguntado muchas vecessinoera el terrory el miedoa perderloscargos lo queimpulsaba a aquellos profesores a propiciary promoverun trato especial a los detentadores del prestigio que sobre sus protegidosderramaba, taumaturgamente, Jadictadura.

Cuando llegamos al barrio,en loscomienzos de la Segunda GuerraMundial,todavía las viviendas traseras del mismo no habían surgido. Las calles teníangrandes huecos amarillos; en vezde acerasse levantaban a amboslados,yerbas,depósitos de basura, y algunas que otras macetas colocadas por los vecinos paraconvertir un poco en jardín la pantanosa vía. No todos eran propietarios. Lascasasde alquilerhabían proliferado. Cuando el Generalísimo declaró la guerraalEje ---con la risa del Hitleren la distancia-, de inmediato fueron torpedeadoslosdos únicos barcos de carga,bastante recientes, comprados por el Generalísimopara iniciarel normal comercio de unaislacon tierrafume. El SanRafaelse fuea pique con un torpedo en pleno centro cuando salía desde un puerto de LaFlorida. Cientos de barcos se hundieron al impacto de los torpedos alemanes enel área del Caribe. Varias goletas cargadas de frutos también. Mi padre, queescuchaba las noticias, seguíael ritmode la guerracomose sigueun partidodefútbol. Avances, retrocesos, goleadas. El escuchó cuandoen un mensaje racistalasemisoras alemanas que transmitían en castellano señalaron con somaque una

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pequei'ia república del Caribe,"poblada connegros y con monos, nos ha declaradola guerra". Se dice,que el Generalísimo, quienera característícamente antínegro,consideró que los alemanes nos habían confundido con los haitianos quecomparten con nosotros la isla, y que eso le produjo gran desequilibrio, ya queprecisamente era él quien había ordenado una horriblematanza de haitianos en1937, cuando aduciendo violación de fronteras hizopasar por las armas,a fuegoycuchillo, a millares de habitantes de la vecinanación.

Mipadredecíaque el Generalísimo nuncaperdonaría una afrentade ese tipo.Por nuestra ascendencia italiana, y porque la última intervención armadanorteamericana en la República Dominicana había dejado gran dolor y recelo,nuncaapoyamos totalmente la causa de los aliados. No podíamos ser fascistas,decía papá, porque ya ves, creen que los negros y los mulatos no son gentes,pero tampoco gringos. Y ese sentimiento era común, y por eso mucha genteligadaal dolor producidopor la intervención norteamericana en Santo Domingo,se declaróadmiradora de Hitler,y de Mussolini, y seguíael ritmode la guerraenuna búsqueda insólitade la derrotaamericana sin importarel resultadofinal, quepudohabersidopírricoparala humanidad antinorteamericana.

Era yo muyjovenentonces. Con los años mi padre (a quienconocícuando yaera un hombre maduro, porque nací cumpliendo él casi los cincuenta), meexplicó claramente las situaciones políticas que narro,y que esclarecícon el pasode grandes experiencias.

El barriose llenóde viviendas de patiocuandollegó la crisis de 1942.

Los pequeños exportadores de frutos detuvieron sus embarques. Loscampesinos produjeron más de la cuenta y los frutos se perdieron. Lasimportaciones sufrieron ese afio duraspruebas, y el aislamiento generóa partir deentonces muchos problemas en el barrio. Cuandose avisó que el Japón se rendíaporqueTruman habíaordenado quemara parte de su territorio, la sirenadel diarioLa Naciónsonó más de lo acostumbrado. Sus dos pitazospara noticianacionalysus tres para avisos internacionales, se convirtieron en un concierto queanunciaba algo excepcional. El Generalísimo había dado la orden.de que LaNaciónpitara más de lo preciso.En un discursono acostumbrado el Benefactorde la Patriaavisó,como si fuese un aliadomáso un integrantede los ejércitosdeNormandía, que "habíamos" ganado la guerra. Ya para esa época nos habíamosacostumbrado al aceitede coco sin refinar, y a las arepasde harinade maíz comopunto básico del desayuno, y al distanciamiento de la carne y la leche, que seredujeron notablemente, lo que dio pie para que el Generalísimo proclamasecomo un acto de salvación el hecho de que habría de tomar las riendas de laganadería en el país. Ya se sabe que la HaciendaFundación, la más grande delCaribe,se incrementó con la crisis y llegó a ser, como mástarde los ingeniosdeazúcar, el conjunto productivo más importante y capaz de la República

Las cuarterías fueron, por tanto,unazonade escape. En los llamados"patios"se "cocinó" con salsa de chismes, locuras, amores, fiestas y libre albedrío, lapersonalidad de Villa

Las cuarterías no eran, como podríapensarsesitio aburdelado, eran lugar de

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estrechez con todassus consecuencias. Habíapoetas, cantantes, músicos, muchagentede oficios cotidianos que pasaron de la zonarural buscando qué hacer.Mitío Julio,por ejemplo, fue uno de los que instalópartede las líneaseléctricasdela calle Ravelo. Era impresor, poeta, electricista, mecánico dental de losprimeros, y cazador. Le gustaba la pesca y tenía una yola sin motor que lepermitía recoger camiguamas a orillas de la desembocadum del Ozama.

Cuando tío llegó con su cargamento de alambres forrados de tela verde,consus zócalos y bombillas, recibió un estruendoso aplauso de los moradores delsectorcomprendido entre las calles José TrujilloValdez (nombre del padre delGeneralísimo), y Jacinto de la Concha (nombrede uno de los fundadores denuestra nacionalidad). Tío Julio, como le decíamos, era alto, tenía ese rasgoeuropeo, italiano, que he visto en tantasfotos demis familiares genoveses: eraenjuto hasta cierto punto pese a su tamaño, flaco, vestía siempre de saco ycorbata, y se rascaba la laringecon un sonidoque luego le obligaba a escupirllenando de sellosredondos su área de trabajo.

Tío Julio habíasidocontratado por la comunidad de la casa número62 de lacalleRavelo. Nosotros vivíamos en la 47, que luegofue 57 y después 107.Anteel aplauso, Tío Julio -que me regalaba hicoteas cuando yo tenía sólo tresaños- se descubrió y yosentíunaespecie de descarga eléctricaqueera productode un orgullocontenido. Mi tío era toda una personalidad vestida con traje dehilo,corbata ancha,sombrero de pajitas con formadetortade casabey pailuelitoazul en el bolsillo superior del saco. Se fue desnudando como una vedette.Primero el saco,luegola corbata. Debajo del pantalón de primeracategoríaveníael pantalón de trabajo: uno de caqui duro y manchado de pinturas (Tío Julio,ahora lo recuerdo, también pintabacuandose lo solicitaban). Quedósólocon sucamiseta interior y su pantalón de trabajo. Con un lento manos a la obra-porque era parsimonioso y de un cuidado singular- examinó las maderas delos techos. Fue clavandoprimerolos soportes o aisladores por donde habríadepasarel alambre en paralela carrerahaciatodas lascuarterfas. Nosotros -Eddy yyo- estábamos narrando historias verdes en el parqueJulia Molina(nombredela madre del Generalísimo), cuandoRomeo se acercópara decirnos que el TíoJulio estaba haciendo las instalaciones. Corrimos calle al medio para llegar endos o tres minutos al sitio del espectáculo. La gloria orlaba la frente de mi tío.Encasahabíayaelectricidad desde hacía unostresaftoso

El propioTíoJulio hizoel montaje, con lo cual mi padre pudo teneraccesoaun prestigio barrial que se completaba aún más cuandopodía convertirnuestracasaen un centrode información debidoa aquelradiode la marcaPilot,con dialredondo y agujaen formade flechade reloj, capazde completarun giro de 360gradosde frecuencias y sonidos.

Eddyhabíallegado a la calleRavelo después que nosotros. Cuandosu familiaalquilóla piezacentralde la casa de madera número48. Su padreera cabo de labandade músicadel Ejército Nacional. Pepito,su padre,habíavenidodesde SanPedro de Macorís en la crisis del '42, de inmediato consiguió trabajo como"guardia" músico en la banda,gracias a una recomendación que su amigo PacoMatos le hiciera al Generalísimo en unafiestaen la ciudaddel Seibo.DonPepito

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era para nosotros una Biblia; sabía mucho de música y de clásicos y con él nosiniciamos en la música operática, cuyas arias interpretaba con un clarinete de"palo de rosa", mientras nos instruía sobre la importancia del estudio y acentuabasus consejos con un trago de ron Cidra, una marca de la época.

Cuando Eddy y yo cruzamos frente a la casa se oía el trozo del Lago de losCisnes, preferido por el cabo Pepito Nolasco.

Tío Julio había instalado parte de los alambres, tenía colocado ya el "suichemachete" para incorporar la línea hacia el exterior de las viviendas. Lasinstalaciones se movían como una serpiente verde de dos hilos que iniciaba surecorrido desde el poste de la luz eléctrica, donde se hizo la toma "provisional"hasta tanto se solicitara el contador de electricidad. La serpiente entraba y salía,penetraba y emergía desde las cuarterías a partir del frente de la pieza en dondevivían los padres de Romeo (Joaquín y Consuelo), quienes tenían laresponsabilidad de cobrar la electricidad porque para esa época los contadores eranescasos y se usaba un solo marcador para todos los patios.

Era evidente que aquella primera instalación resultaría un éxito. Pero, esimportante recordar que la misma resultó para mí una experiencia políticaimportante.

En el momento en que Tío Julio recibía nuevos aplausos, apareció el señorLandís, Secretario de la Junta del Partido Dominicano de Villa (partido único delGeneralísimo) para interrogar sobre la autorización de aquella instalación tanparticular. Mi Tío Julio tartamudeó un poco, pero explicó claramente que éltambién pertenecía al Partido Dominicano, y que había instalado muchas bocinasy altoparlantes en los "mítines" que para el Jefe se hacían, y que por lo tanto era-quería enfatizarlo- amigo del Generalísimo, aunque personalmente no loconocía.

Los vecinos se aremolinaron y expresaron su acuerdo con Tío Julio, y fue asícomo en algún momento, mientras comenzaba a caer una lluvia pequeña y luegointensa, hubo alguna protesta porque en otras casas del barrio se habían hechoinstalaciones similares sin que mediara un permiso especial.

El señor Landís, que vestía traje blanco siempre, había vivido mucho tiempoen el barrio de Villa Duarte, predio en donde tenía su casa de madera ya conelectricidad mi Tío Julio. Después supe que la persecución se había convertido depersonal en política, porque Landís le había pedido muchas veces a mi tío lainstalación de luz eléctrica en Villa Duarte, pero que mi tío, se había negado conmucha cautela- creo que porque le disgustaba el régimen- a instalarla.

Ante el murmullo de los reunidos y los gritos de "abusador", mi Tío Juliofue llevado como prisionero a la estación de Policía del barrio, en donde fueinterrogado durante largo tiempo sobre sus preferencias. Se le acusaba de no tener"la palmita", -inscripción del Partido Dominicano-, se le señalaba que nohabía sido visto nunca en un mitin; se le enrostraba que en sus trabajos deimpresión se había negado a confeccionar unos volantes que serían repartidos porel Comité del Partido en Villa Duarte.

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Fue puesto en libertad. Empleados de la planta eléctrica visitaron el barrio,revisaron las instalaciones de Tío Julio y las encontraron correctas. El jefe de labrigada, que se movíaen un camión Opelconpuertas de madera, dijo:

-Está prohibido hacer instalaciones sin permiso de la superioridad. Pero elGeneralísimo quieremuchoeste barrio. Mañana se traerá el contador.

Hubo un aplausogeneral. Eddy, que estuvopresente me narró cómo la genteenvió gracias y saludos, y de cómo "La Cacata" habló muy mal de mi Tíomaterno y hastade mi padre.

Visité a Tío Julio en Villa Duarte el sábado siguiente. Me miró desde supequeñaprensaChandler, y medijo:

-Sobrino, con esta vainahabráque acabarun día.

Ni él ni yo imaginaríamos nunca a Manolo convertido en calié, escribiendomemorias en un apartamiento de Park Avenue, al lado de un fisgón llamadoDiegoFarándula, ya veces entre las piernasde "LaCondesa", la que, sin dudas,pasósilenciosamente a formar partedel grupo de antañonas quemuchas vecesmeayudóa vivir,y a lasque muchas vecespuseen condiciones de disfrutar la vida.

Vil

Querido amigo Persio: Laprimera relación entreel Viejo y el llamado NuevoMundo pareció a los conquistadores posible, pero inútil. Cuando Colón-queconcebía el universo en función mercantil- se dio cuentade que no había nihabría especias, comenzó a pensar en la esclavitud. Habían transcurrido mileniosdesde que las primeras tribus neolíticas pasaran a ser servidoras de otras másavanzadas tecnológicamente. Villa Francisca no aparecía en el mapa, porquesabes bien que fue fundada por Ibarra en los comienzos del siglo XX, y quemucho antes, cuando aúnen Roma y Galia se debatían losdestinos del mundo.Iaisla de Santo Domingo estabahabitada por recolectores, que comoVégere, mihombre primitivo, ibande playaen playacapturando langostas, destetando losguayabos y arrancando al manglar su enervante ecología de ostras, cangrejos ypeces juveniles.

Sinembargo el hombre ha tenido siempre los mismos problemas, porque supsicología lo lleva a gobernar para subsistir. Los antropólogos ~ntre los quetengo amigos- señalan que en un principio no hubo clases sociales, ni hubounaproducción quegenerara tanta riqueza como paraquealguien se levantase y latomara en nombre de un grupo social; de cualquier modo, una cosa es cierta:siempre hubo uno que sobresalió, uno con mayor sentido de la observación, unserconmejor sentido de la visión, un hombre con mejores músculos pararemar,en fin, un alguien que lidereaba, porque ser líder y quedarreconocido era unamanera deproteger el exiguo interés de losdemás. El liderazgo noeracuestión declases. En VillaFrancisca, cuando escuchábamos la pelotacubana en la voz deManolo de la Reguera y.de Rafael Rubí, nuestro líder era Moisés Lembert;recuerdas bienque Moisés -quien era unbeisbolista excelente- se destacaba,como loshombres de la selvay el pasado, por su sabiavisión de lo que deberíanser losjóvenes.

Moisés era como el jefe de una tribu, y se le apreciaba en ciertosaspectosporque tenía carisma, y poder. Perocomo en las sociedades tribales- digoen lasmenos desarrolladas- el podernoreside soloen unapersona, todoaquelque sedistinguió en un campo de acción, pasóa ser líder. En una tribu preclasista los

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lideratos son pues muchos; en un barrio de gente arrancada, donde la palabracapitalismo no tenía sentido, un jefe único era imposible. En la pulpería deManuel Pimentel- siempreen franca competenciacon el colmado de Pagán yFranjul- se reunían los líderes; el líder en el juego de trompo, el líder en latenencia de novias, el líder en hacer chistes. Todo liderazgo era una forma deganar amigos, porque, sin dudas, toda amistad es un liderazgo. ¿Acaso nuestraamistad de tantos años y tantas latitudes no se puede considerar como parte denuestro liderazgopara apreciar a los otros? Cierto. En la tenebrosa isla de ElbaNapoleón concebía sus amigos como formas del pasado, como fantasmas sinverdaderaconfrontación real. Había sido tal su propio liderazgo que retorció ydesmembró el de los demás. Por eso la soledad del líder absoluto es tambiénabsoluta.

Nuestro barrio era, realmente, un laboratorio. Al analizar aquellos anos denacencia y de infancia, puedoreconstruir la historiade la humanidad con sólo verlos ejemplos de mi ámbito. Ya te hablé de "La China", en cuyas manos deprostituta estuvieron girando las cabezasde Ministros y cadetes; pero hay más:recordarás que una vez fuimos invadidos. Gentedel barriode VillaConsuelo vinoal nuestrocon piedrasen las manosy deseosde molestar. Todo comenzócon lasapuestas debajodelaltoparlante delcolmado en dondeescuchábamos plácidamenteel beisbol cubano. Era la época madura de Fermín Guerra, gran beisbolistacubano;Cuco y Martín Valoy cantabanen los patios de Villa y Alberto Beltránhacía poco tiempo que había dejado su batea de "macitas" para cantar comoaficionado en La Voz Dominicana. Los de VillaConsuelo, que conocían más quenosotros la dureza de la vida, eran apostadores; la riña comenzó cuando noquisieron pagar en buena lid. Sam Jethroe había conectado de hit hacia elleft-field y la bola se habíaescapado hacia la pared,recorriendo las basesparaunjonrén depiernas ya en el novenoy con dos strikes. Viéndoseperdido,José, quetenía fama de "tigre de Villa Consuelo", echó a correr para no pagar. Supongoque estaba tan seguro de su triunfo que el resultado imprevisto le conmovió.Había hecho, quizás, planes con esos cinco pesos que durante todo el juegoesperóganar y que tenía ganados. Corrimosdetrás de él, le obligamos a pagar ylo echamos del barrio delante de tres de las muchachas más admiradas. Joséregresótres nochesdespuéscon quincecompañeros armadosde piedras y trozosde madera, y se inició la ocupación de nuestra calle de acción, así como la deotras calles. José golpeó a César, un pequeñode 11 años y dijo que lo haría contodos los que cruzaran"su frontera". Se declaró dueño de cuatro cuadras, ynosotros, que no sabíamos que en la época de los hititas los pueblos eranacorralados y explotados por los dueños del hierro, iniciamos una especie depacto de rebeldía para echar fuera a los intrusos y vencer nuestra pena, ahorahonda, porquelas muchachas del barriose habíanenteradodeque habíamos sidorodeados. No sabíamos nada de caballeros andantes, ni de desfacedores deentuertos; si hubiésemos sido literatoso personajescon alta cultura, habríamoscreadoun Quijote,o un OrlandoFuriosopara enfrentarloa nuestroenemigo.Sinembargo, de entre los máspequeños emergióuna figurade líder.Simplemente sellamabaJuan el inglesito, te acordarás, le decíamos "La Sombra",porque iba yveníacuandomenosse le esperaba. Esa tardeJuan nos llamópara infonnarnosde

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su plan.Ahora. con los años. y con la culturaque la historiarefiere.este Juan elinglesito, este "fantasma". se me pareceal Napoleón que asistióal asaltode LasTullerías, y que imprevistamente se eleva con el asalto a Tolón. a losveinticuatro años,ganando la famadentro de unaFrancia revolucionaria en la quelos líderes militares parecíanestar en decadencia Juan el inglesito y Napoleóntuvieron finales tristes.

Escuchamos el plan -hubiera sido el mismo para Végere, mi hombreprimitivo si le hubiesen tomado su familia y su territorio de caza-. y el plan erasimple: en la noche raptar a José y llevarlo a la estación de Policía. en dondeestaba"de puesto" el TenienteBrito,muyamigode algunos de nuestros vecinosy padres.

Recordarás. cómo tras una lluviade golpes. José cayó al suelo.Le ataste lasmanos a la espalday nosotros lo arrastramos por los pies hasta la propiaestaciónde Policía. en donde llególacerado y hablótorpemente. mientras explicábamos elescondite y los lugaresen dondeestaban los demáscompinches de este "tigre".No tengoque recordarte la imagen deJuan el inglesito mostrando a los policías.callejón por callejón.el escondite de los intrusos. Comoen épocasde las guerrasmédicas. en vez de las armas del enemigo. recogíamos las piedras -grandessacos-. que como proyectiles seríanutilizadas ante cualquierrebelión.Escribíun poema casi de infancia que recitábamos por las noches. cuando ya fuimoslibres. y que todos aprendimos de memoria. Juramos llevarlo escrito dentro denuestros bultos escolares. en nuestra mente. Cuando los de Villa Consuelohicieron un segundo intento de invasión, habíamos ya "armado" nuestro barriocon tira-piedras de goma de automóvil. y delante del batallón íbamos. tú y yo.diciendo aquelpoema,comosi Tírteo, el granvatede los espartanos nos alentasecon su cojeray con su grandeza de voz.Por eso digo que la historiade un barrioes la historiade la humanidad. Y creoque en las pequeñas actitudes se resumenlas grandes. Toda acción mínima es el núcleo de lo que podría ser una granacción. Todo liderazgo en ciernes es un liderazgo universal. Toda poesía porpequeña que sea. por simpleque fuere. empalmacon la granpoesíade todos lostiempos. Toda juventud sigue viviendo en los pretiles del alma. en losacantilados del espíritu. Cambiael medio. cambiala cultura.cambianlos dioses.las hojasvienen, van.Roma se decolora y aún en la vozde Suetoniodiciendo lagrandeza de losDoce Césares. meparece escuchar la vozparalela- comosombrasobre un espejo- de Moisés Lembert, mi amigo. nuestro amigo. narrando lavidadeunacomunidad pequeña y naciente. que comola de VillaFrancisca es tangrande quepuedecompararse a la mejor de las ciudades de Medioevo.

¡Querido amigo,cuántogoza el espíritu,cuánto gana el alma cuando ve quelos pequeños recuerdos no pueden perderse en la tabla rasa de una historiasuperior. Cuántose acrecientael sentidode lo grandioso cuandocomprobamosque Mesalina fue parte de la historia escritaporque quienla escribióno conocióa"LaChina", a Laura. casada luegocon señorde alta sociedad.

Nuestrahistoria, la historiade nuestro barrio, tiene aspectosmedievales queno se olvidan fácilmente. La EdadMediapudo habernacidoen Villa,sin tiempoy sin espacio. Aquelmonjesin cabezaque aún caminapor los patiosde la calle

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Tomás de la Concha, no es menos importante- aunque Huizinga no lo crea­que el debateanónimoque marcólos bordesdel documento emilianensecon losprimeros trazosescritosde unalenguaque luegosería la castellana. Sobre lenguay cultura, sobreternura y soledad, hay mucho que decir.

Dilectoamigo,pensarásque estoy loco.Paso de un tema a otro. Hago lo queMártir de Anglería cuando narraba a condes, papas, cardenales y obispos losdescubrimientos de las nuevastierras. La locuraes relativa.Simplementees unamanerade estar en desacuerdo con los demás. El límitedel desacuerdoes el querevelahastadónde es real laenajenación. Te habléde Giordano Bruno- te podríahablar de Miguel de Servet-; te hablé de la hoguera purificadora; comparé aMachana con los quemadores del final del siglo XVI. Pero es que en todo actohumano hay una raíz común. En cada palabradicha por el hombre hay miles departículas de saliva que generaron esa palabra y la hicieron, por el momento,definitiva. La real enajenación es relativa porque si los que quemaron a Brunopensaron queestabaloco,losque se dejaron quemarpor unaidea siguenpensandoque la corduraresistetodoel fuegode la incomprensión.

Queridoamigo, hoy la mañanaha estado fría, más que fría húmeda. Apenasdos grados en la madrugada, pero al mediodía catorce. La gente ha sacadonuevamente los paraguas. La huelga--el sciopero- ha detenido los autobuses,y los muchachos han tenido que ir a la escuela empujados por el automóvilfamiliar. Sabesque la huelgaes comúndesdelos tiempos en que Roma comenzóa ser invadida por los bárbaros, que.a finalde cuentas,resultaron los maravillososcreadores del arte gótico y de las grandes vitrinas y maderas bizantinas. "LosBárbaros, cara Lutecia", decíael poeta. Bien,Romaaún está llena de bárbaros­primitivos y desarrollados-. Los ves en el autobús, los sientes en la rebeldía yen la discusión. La huelga-sufrida por Vespasiano, Galba, Othón, Agrícola­vienesiempredesde adentro.Es un poco la quinta columnade todo sistema.Elcaballo de Troya, lleno de soldados, es la representación pura de que en todointeriorpacífico, la introducción de la inconformidad puede llevaral cambioo ala destrucción. Siemprepiensoen las huelgascomo un instrumento, no como unfin. Así la usaronlos romanos iniciales,pero pronto, cuando el asilo hizo de losejércitos imperiales verdaderas legionesen las que predominaba el extranjero,lahuelga tuvo caracteres de rebelión; Roma no pudo mantener sus fronterasinmensas - desde Espafta y Africa hasta el actual Mganistán-, sin dar a losextranjeros el poderde sentirse partede un imperiotambaleante. Un refráncastizodice "deJueravendrán quede casa te echarán". En silencio, y mirando esa manerade no hacer con la que el hombre logra hacer, no olvido aquella reunión de lostrabajadores en el cine Julia, en la que MauricioBáez, curtido y duro, explicó atodoel mundoque solo reuniéndose paraconseguirlos beneficios se podríahacerfuerte el "sindicalismo". Palabras que en mi oído de niño flotan aún con unhálitode grandeza, porqueahora,con los años, y mirandola historia,veo que losejércitos romanos y los romanos de hoy se comparan a una actitud que enMauricio era tan grandecomolo fuera la rebeliónde los esclavoscon Espartaeoal frente. Si exagero me perdonas, pero ya sabes que cuando hablo de VillaFrancisca me convenzo de que todoaconteció allí; creo que cualquierhechode la

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historia del hombre estáescritoen losmuros cotidianos de la escuelaHaití, y quetodo cuantose puedepensary filosofar -desde DelfoshastaCarlosMarx y aúndespués- permanece de manera rutilante en la trayectoria de un barrio queresumió en suexperiencia la experiencia de todala humanidad.

Querido amigo, la suerte te sea propicia. Tulio aprende latín, y me ]0 hanobligado a estudiar las declinaciones. Ahora lee algunos poemas de Ovidio,trozos de Terencio, y páginas de César. Végere, mi hombre primitivo, unhabitante de la isla de Santo Domingo que vivióen el afio600 antes de Cristo,no sabíaque en el momento en que vivía, aquíen el Lacio,y en las regiones deUmbría, Jos etruscos y Jos latinos se mezclaban para iniciar Jos países de unimperio cuajado de foros, coliseos, domus, basílicas, y víaspalatinas cubiertas depinares como grandes sombrillas. Mientras Végere recogía jaibas en ladesembocadura de] Ozama; mientras él y su pequeño grupo -su pequeña banda­subsistían armncando raíces de guáyiga y protegiéndose en Jos farallones del Sur,TuJio Hostilio y AncoMarzioya gobernaban con escudos y leyes,con ciudadescargadas de creencias; con necrópolis en donde la presencia de losdioses marcabael paso de la explotación de] hombre por e] hombre. Sin embargo Jos problemasde supervivencia-resueltos por Végere de una manera simple y por TulioHostilio y Rómulo de unamanera menos simple- hanseguido, hancontinuadocomola línea fundamental de la especiehumana, aquellaque abandonó e] ciclobiológico natural parainventarsupropiociclo,ahoraflotanre en satélites y lunasde metal, ahoraviviente en cerebros electrónicos, ahoranaciente en lacibernéticay en la bioffsica interestelar, ahora crujiente en el corazón de plástico quesustituyeal viejo y gastado corazón de carne, o en el corazón de simio quesustituye el pequeño corazón de unaniñaquenunca podráamar del todo.

Miquerido amigo, seguiremos hablando. Escampa y lasgolondrinas soncadavez más un recuerdo. Losárboles secosdel parque JuliaMolinase parecían a losde Roma.Trinos y lucesrelampagueantes los coronaban. El vientose peina,serasca en ellos,comounanimal mugriento colmado de pulgas universales.

Morituri te salutanL

Papiro.

PS.-El tranvía de Roma- usoel número 30-, me recuerda aquella guaguaverde cone] motordetrásde la cual PacoEscribano decíaque "tenía calentura enla cola".

vrn

¿QUENOMBRE LE PONDREMOS?

Son viejos papeles, memoriasdesperdigadas. Organizarlas es una manera deorganizar mi vida. Aquel recuerdo de infancia, este modode mirar la T. Y., sonparte de mí. Nadie podría recuperarsecuando le dijeran que quien escribe estaslíneas es el verdadero Manolo, el hombre de la pistola 38 y el idioma inglés.Aquel que caminó hacia el Servicio de Inteligencia Militar y se perdió parasiempre.

Aquíestá Gertrudis,en la barra. Me mira con esos ojos de perra en celo, conel deseo siempre encendido. Quince años junto a ella, quince engorrosos añosdesde que salí en aquel avión con los lentes oscuros que aún llevo y que ocultanmi cambiado,enrojecido rostro. (Yen colócate a mi lado. Lindo pelo. Sofocanteboca abierta, quieres que te lleve al retrete.Eso son las calles del Bronx, retretesen donde nuestrosperros defecangentilmente. Botellasrotas, reservorios de aguarodandopor las aceras,mujeresgritándose en varios idiomas increíbles frases. Laluchabarrial.)...Llegandoa New Yorkte detienesdebajode los cristales. Piensasen que pudo haber sido peor. Manolo, buen plante, ojos galanos, el verdaderorival del barrio: enamorado de todaslas muchachas. Dime unacosa Manolo: ¿porqué terminarcomo agente del SIM?Y entonceses cuando tomo la botella y gritoYviene la gente y no puedo soportar el recuerdo. Ahí está Emilia, la gorda,anduvodetrás de mí en New Yorklargo tiempo.

Y Papiro:

-Manolo se ha convertido en un ser solitario. Es un gram amador. Aúnama. Se le ve por las calles de New York con su perro, sus ojos enrojecidosy subotella. Su rostro completamentenuevo. No es un beodo total. Se sienta y bebedesde temprano pero sabe detenerse. Nunca habla de su pasado. Nunca. Es unsimplepedazode historiaperseguida. Ahoraviajacon frecuencia a Martinica; allítieneunanegra gorda, vieja y prostituidaque le envía dólaresa New York. Tres,cuatroy hastacinco veces al año está en Martinica. Una cosa que se dice de él esque explota a las ancianas. Aparte de Gertrudis, que es madura y carnosa, vivecon una anciana en la calle 146. Allí se le puede ver. El dice que es un viejo

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familiar, pero los dominicanos y puertorriqueños del apartamento de enfrentehanvisto a la ancianita desnuda revolcándose con Manolo sobre el parquet de lahabitación. Subenjuntos el ascensory él la lleva tomada del brazo,como cuandoun policía te ayuda a cruzar la calle. No se imaginauno que Manolo haya caídoen la procacidad. Pero si uno piensa que no supo salirse del SIM, no hay otraalternativa queno sea la de relacionarlo conesas mujeres de edadqueél frecuenta:Visitación, Elpidia, Norín, Aspasia. Todas dominicanas; todas vividoras delBronx en dondela famade Manolo es grande.

La noticia me ha llegado en estos días. Emilia está loca. ¿Lo ves? ¡Emilialoca!- En aquellosmomentos doña Isolinahabíaconsiderado que Emilia era elproducto de los amores con Manolo. La locura. Pero según Manolo Emiliasiguió su vida amorosa con los viejos judíos de Queens, en los alrededoresdeNew York, donde sus grandes senos colmaban las ansias de los jugadores.Estolo sabe Manolo, quien la acusa de haberle llevado cada vez más hacia el trago,haciael licor.

-Pero estará loco,ese hijo de puta,dice doña Isolina,y miraa su hija tiradaen el sofá, como un gargajo, y recuerdalos añosdel archipámpano, y la época enque los visitantes gracejaban a Emiliay la consideraban chicabuenadel barriodeVilla,en donde tantas vainasse juntaroncomo para pudrir la vida.Porque comobien se sabe el viejo barrio tenía sus bondades. Esa caída y muerte delGeneralísimo fue fatal, se dice doña Isolina. Y razón tenía esta señorade pensarcomo pensaba -<:omenta Papiro- porque todas sus relaciones estaban enconexión directa con gentede la dictadura, aunqueel archipámpano no lo era, ymásbienque nadaera un críticode la situación.

Bajando por la calle 135,haciael East, Manolose encontróesa mañana conDiegoFarándula.

-¿Dónde vas?, le dijo Diego,envuelto en un sobretodo azulbrillante un pocodesvaído.

-Donde la Gertrudis,

-¿No sabeslo queandandiciendo porahí?

-Me cago, no.

-Pues anda diciendo Isolina en Santo Domingo que la Emilia está loca yvuelta una mierda gracias a ti, y que pagará para que te maten, y que por esohastate hascambiado el rostro.

-Deben estar locas las dos. Te brindoun trago.

Y fueentonces cuando bajaron haciala barraTameríán, dondepidieron cervezaPresidente y luegose dieronunostragosde whiski.

-y dimeunacosa,¿quién andadiciendo eso?

-Juan Vicente dice que sabe bien que viajarás a Santo Domingo, y queIsolina tiene la pista.

-Mira DiegoFarándula, tú sabesque jamás volveré.

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En abril el frío de New York amaina y fluctúa. Un día 55 grados, otro 73.Llueve, los rascacielos de la Primera Avenida se inclinan ante una brisa ansiosacargada de nubes y vapores que se meten a Nueva York desde Nueva Jerseycolumpiándose sobre Manhattan primero, y luego llegando hasta las dársenasartificiales de Brooklin, El metro apesta; mujerescon garrapatasazules entre loscabellos trenzados imitan los peinados africanos. Un New York que quiere serafricano, y un Manhattan que quiereser latino. Mezcla incólume de maricones enlos trenes de Bowery; muchachascon blue jeans pensando en novios de lengualargay azarosos sexosuntadosde grasade automóvil.

Diego Farándula se mir6 los seis anillos de la mano derecha, y Manolo selanzóel sexto trago. Habían pasado buen tiempo juntos; Diego fue un poco elmaestrode Manolo.Cuando se encontraronpor vez primera en un zaguán de lacalle 14, estaban borrachos. Se abrazaron bajo el frío de la nevada y Manolodurmióesa nocheen casa de Diego,en un apartamientode lujo en Park Avenue,dondeestatuasde Giacometti acompañaban bellos rostrosde Modigliani. CuandoDiego sacó la llave para entrar Manolo abrió los ojos sorprendido: un mozo deuniforme le dijo a su compañero,"adelanteseñor, la madamaespera hace más demedia hora". y entoncesapareció la "condesa", una cubana de unos 60 años, conlos brazoscargados de pulserascarasy el rostrobien maquillado.

-¿Dónde hasestado?,le dijo.DiegoFarándula,casi sin aliento, le espetó:

-No me vengas con vainas, Ursula, este es mi amigo Ma-no-lo, de laRepúblicaDominicana, y punto.

Ursula tenía un corset azul marino que aletargaba sus grandes senos depapaya. Se torné silenciosa cuando Manolo se dej6 caer pesadamente sobre elsofá estiloLuis XV compradopor su maridoen París antes de la SegundaGuerraMundial. Manolo abrió los ojos enrojecidos y pudo ver la imagen de un ser deampliobigote mirándolepor encima del hombro.

-Era mi marido, dijo Ursula-. Muri6 hace apenas unos años y aún nopuedoborrarlode mi mente.

Diego Farándula era flaco, tenía lentes azules, usaba un traje de cuadrosamarillosy verdes y en sus patillasse retorcíael cabello como el de una bailarinaandaluza.Gagueabacon frecuencia, y tenía una sonrisa Colgate perfecta; usabaleontinade oro, y sombrerode alamuy corta como era común en el Nueva Yorkde 1969. No habíapodidosuperar la moda.Asombrabasu figura flaca. alta. peroatlética, parecida a la de Darío de la Altagracia, Manolo le vio entre las luces yoy6 el silabeo de Ursula llamándole la atención, El olor a café emergió de laborrachera,y Manoloabri6 los ojos. El recinto no era ni siquiera parecido a losque habíaconocidoen los mesesanteriores. Tenía balcón haciaPark Avenue.Alfondo se veía el edificio de la Pan American, atravesado como para asfixiar lacalle. El apartamento estaba decorado con lámparas de lágrimas cristalinas.Mientras Ursula se movía de la cocina hacia la sala pudo descubrir sus grandesnalgas. Cerr6 los ojos y vio los muslos redondos y macizos de Emilia allá porlos años jóvenes. Recordó aquellas manos recorriendo sus manos, y aquella

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lengua gruesa y espumante enjabonándose en la suya. Se levantó con lentitud ycaminó casi rectamente hacia Ursula, diciéndole: "Me gustas. Deja a esteborracho de mierda". Diego Farándula soltó una carcajada. Manolo volvió sobresus pasos y nuevamente se dejó caer sobre el sofá color caramelo desde cuyoángulo derecho una pequeña estatua huesuda le miraba con color de bronce aún nocuajado.

-Dice este amigo que quiere "hacer" contigo, dijo Farándula.

Ursula se sintió contrariada. Aunque no le molestaba la frase, tampocoimaginaba que Manolo fuese una clase de hombre similar a Diego Farándula.Este Diego en tantos años se había dado gozos y alegrías, pero se estabaponiendo insoportable. De todos modos pensó bien la respuesta:

-Soy la mujer de su amigo.

Manolo volvió a la realidad. Mientras las carcajadas de Diego se hacíaninsoportables.

-¿Dormirás aquí? .. Preguntó Ursula a Manolo.

El sueño había vencido al sexual galán del ditirambo. Roncaba mientrasDiego reía.

El sol asomó en la ventana de la derecha y Manolo despertó violentamente.Apenas sostenía en su cabeza el recuerdo de la noche anterior. Tomó sus gafasnegras y se las colocó. Vio un jugo de naranja en la mesa contigua a sudormitorio, y no pudo evitar el recuerdo de sus años mozos cuando su madrastrale despertaba en la mañana con un jarro de café dominicano oliendo a gloria. Nosabía por qué encontraba similitudes tiernas entre Ursula y Emilia: aquellasmanos gruesas, aquellas nalgas regordetas, aquel movimiento lento parecido alque todas las mañanas inauguraba Aurora, la mujer de Felipe el carnicero, enVilla Francisca, en donde, por principio, era necesario enamorar a todas lasmujeres, porque como decía Cuacuá: "si no te lo dan, te lo agradecen".

Ursula se acercó a la ducha en donde Diego derretía el cansancio con un tibiobaño, Abrió la puerta y lo vio desnudo; le gustaba probarlo después de una deesas juergas; pero Diego Farándula sentía que había perdido parte de suvirginidad. No conocía a fondo a Manolo, lo había llevado a compartir aspectosde su vida íntima: no era posible que se retirara sin antes conocerle másprofundamente. Esa mañana Diego Farándula invitó a Ursula y a Manolo alTarnerlán, Allí bebieron. "La Condesa", como le decían los del Bronx a Ursula,lucía un atuendo exquisito. Se había colocado su pedrería de fantasía a sabiendasde que aquellos lugares eran peligrosos; pero aún así lucía regia: las cejasarqueadas a lo Gloria Marín, los senos aprisionados con un corset que losreventaba hacia el norte del pecho, dando la impresión de tersas toronjas de LaFlorida.

La condesa pidió cerveza Heineken, y enseguida le sirvieron una jarrasemihelada. Era su costumbre. AH, el persa, se presentó a la mesa y explicó elnuevo plato: conejo persa a la Bronx. Era una receta especial del bar, un platosólo para invitados muy especiales. AH,con gestos femeninos que revelaban su

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envidia por los grandes senos de Ursula, explicó que este plato no era paraestúpidos y gañanes. En Irán se hervían los riñones y luego se preparaba unasalsa riñonada que se cubría de trigo y cebada molidos. Luego, con algo depicante, se dejaba fermentar esteaderezo al cualse agregaba jugode manzanas. Elconejo se asaba con una punta de bambú de boca a culo, y una vez asado eracubierto con esta rica salsa que conservaba, eso sí, cierto sabor a orín, lo que esmuy apreciado por quienes sonadictos a la ingestión de riñones y riñonadas.

-Quería que conocieras mejora Ursula. ¿Sabesuna cosa?, su marido murióhace muchos años. Nos enamoramos y ella ha sido conmigoidealmente buena.Ahívivo,en Park Avenue. Sin ella hubiese sido un desastre la vida.

y mientras decíafrases amorosas para su protectora, DiegoFarándula llevabael ritmode una música salsainterpretada por RichieRay y Baby Cruz.

-Coño, oye ese piano, oye ese piano. Así lo tocaba yo en mis años depachanga. Comencé en PuertoRico, hermano, y despuéssalíhacia acá. Primeroel saxo, luego el piano, más tarde me metí en pleno ritmo: tumbadoras, bajo, yterminé cantando. Conozcoa Laserie,y conocíaa Cascaritaallá en Cuba; fíjateque Barbarito y papá eran bien amigos, eran tipos chéveres pala eso de andarjuntos por aquí y por allá. Pues bien, como te digo, he ido perdiendo hasta el"chico", quépiensas chico,quépasachico. Aquíllegasy te creenun delincuente.Mira,paraque sepas,no ya hablando de vainasde mujeres -que mujeres ahí aldoblarlas encuentras--- esta hembraque ves aquí, a mi lado,es lo que yo llamo"mujerde la cama". "Lo hace todo chico, todo". No te sonrojes Ursula, que esasí. Y mira Manolo...

Manolo habíacerradolos ojos y vuelto a pensaren Emilia. Solo después queEmilia vino a Nueva York y volvieron a estar juntos y se deshizo todo, dejó deobsesionarse. Sinembargo, siempre volvíaal pasado. Tenía que volver.

IX

Miles de veces se lo dije a Manolo. Ser, llegar a ser eran mis objetivos.Silencioso, envuelto en sus malditos complejos siempre intentó detenerme.Quizás estas líneas no vean la luz. Son un desahogo. Iso ha querido venir aNuevaYork. Debosoportar para siempre su maldita manera de ver la vida.Eneste momento en el que miles de estúpidos recorren las calles de Manhattancamino a TimeSquare paradarse el besoy el abrazo de año nuevodebería estarcon "mis judíos de Queen", comodice Manolo. Sin embargo no es así. Me heido perdiendo un poco en la broma de los deseos de Manolo, en su afán deocultación y de miedo.

Miles de estúpidos recorren lascalles, las oficinas, loscomercios buscando laoportunidad que los hagasalirdel anonimato. Sinembargo NuevaYorkasfixia.Nadie te va a dar unempleo queno seael de pegar botones, o plisarfaldas en unafábrica en donde paraascender el dueño te hace proposiciones de vidafácil. Loqueconozco de acá son seresdesechados, excrementos, desperdicios venidos desdecampos y aldeas de muchos de nuestros países; afanes tristes losconsumen: hacerdinero y retomar. Pero nunca retoman. Ahí está el modelo: Iso produce ciendl'Iares y lDá& al día, los coloca en un banco y dice que su vejez tiene queasegurarse A los setenta años desea más vida, yo sin embargo, a los no sécuantos- me siento aúnjoven- no la deseo mucho.

Desde esta ventana del Bronx el mundo giraa 14pisosde distancia vertical.Un señor de cincuenta años, adiposo, encorvado por el peso del abrigo caminalentamente por la acera. Lo veo como una manga negra. Imagino las arrugasrojizas de su rostro. Podría ser un campesino puertorriqueño jubiladopor haberpreferido las fábricas al cultivo de la caña de azúcar. Atraída por Manolo vineaquí. Nuestros días iniciales fueron justos, amigables, ansiosos por su eternohuirde lascarasqueantes fueron susamigos. Peromeacostumbré pensando quepodríaregenerar su mirada y reconstruir su fe en los otros. Al año me di cuentade que no podría. Entonces mecansé. Retomarconel fracaso a cuestas no era loaconsejable. Qué iba a hacer en unpaís en donde acababa de ocurrir lo peor,en

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donde la guerra había dejado trunca la verdad de una revolución que intentaríacambiarlo todo. Miles de soldados americanos habían llenado las calles dealambradas. Villa Franciscahabíaperdidosu fisonomía. Ya no nos acordábamosde Trujillo, cuyo recuerdo era para mí sufrimiento por las tantas desavenenciasentre mi madre y yo. Ahora vivíamos aquí, dentro del país que nos invadía, ypolíticamente era importante para Manolo irse, luchar allí, demostrar que supasado no era cierto porque había sido atrapadopor una realidad que él no pudojamás evitar. Un cobarde, sí, un cobarde. No hay otra palabra que lo definamejor.

-Coño, ¿y acaso te crees que me vaya morir ahora, demostrando misgrandes dotes de ciudadano ejemplar? Yo estoy fuera hace años. Yo ya no soyManoloy me cago en ese país. Yo ya no sientoni padezco.

-Pero es el momento, Manolo. Muchos viejos policías y gentes de la viejaguardiatrujillista están borrandosu pasadoen la lucha Tienesque comprenderlo.Me gustaría un día volver a Santo Domingode tu brazo, sin fantasmas, sin esosfantasmas que mencionas en tus borracheras, en tus delirios.

Qué estupidez.Que aburrimiento. Sin embargono me he cansadode vivir. Elgolpe debió ser muy duro porque intenté buscar el camino hacia otros mundos.Bien: la moda, el maniquí, pero también el aturdimiento. Ciertamente Manolotienerazóncuandohablade mícomoquienhablade unaputa.En la vidapasaqueaveces uno ve el destino resuelto con sólo sacrificardurante un tiempo la malditamoral.De ahí que Emilia, o Laura, o como él me quiera llamaren su delirio hayacaídoen las reuniones de jugadores de cartas, en las actividades de los viejosjudíosdel Queens.Ciertamentetodo ha sido y fue inútil. La vida tiene tanta basura queuna se entretiene escarbando en las suciedades del mundo y encuentra en esasporquerías ciertosentidode universo. Quizás Arielpodría comprenderlo mejor, él,que fue mi amigode los años másjóvenesy que siempreme aconsejó: Manolonotiene carácter.Te arrepentirás. Luego Ariel se perdióde mis ojos. En 1961 ya enlos fmales dejó las ideas libertarias, desconectándose de la vidaparaconvertirse enun viajante inveterado, en unode esosdiplomáticos a la carrera que seenganchan entodos los gobiernos. Ariel; me hubiera gustado tenerte cerca de mí, Ariel, perosiempreestuvo Zoila de por medio... La vidaes sucia y basta ¡Cuántosejemplospodríadar! Entrauna por sus caminos y cuandoaciertaa dar los primerospasosyaestáconvencida de que todoestámalhecho, dequenadasirve,de queel mundoestámaleado desde susorígenes.

Vivo prácticamente sola. Temoel regreso. Me hequedadoacurrucadaen esteNueva York de viento y nieve, de calor infecto y de grandes agujas punzantessólo porque pienso en que un día...Reciboa mis amigos, tengo sexo y deseos. Amuchos los he visto una vez, pero me acontecealgo terrible: quien tiene la suertede compartir mi lecho se convierte indefectiblemente en alguiena quien odio, aquien ya no resisto. Ello ha acentuadoprofundamente mi soledad. Sin embargono pasa con mis amigas. Soy si se quiere como las reinas de leyenda quecercenabanel cuello de sus amantes. Muerte, desprecio y olvido tienen casi elmismo rostro: una faz oscura, desdibujada por la agonía, por el peso de untiempoque aún pasadono muerey que aún muertocontinúapasando.

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Emilia. El ha inventado un nombrepara mí. Laura me dice a vecesmientrasmenarra hechosde una puta que según él casó con un español y que él llevaríahasta el mismo cielo si ella se lo pidiera. Nunca supe de puta igual tanmerecedora.

Lo peor de mi vidaes el aburrimiento. Ahorami mejoramigaes Cristina. Laconsidero suave, amantísima, bella en su desnudez alumbradora. Pero no puedodejarde ver en su rostroel arco de cejas de Manolo, y un poco su sonrisade losaños cincuenta, cuandoleconocíy comencéa quererle.

Frente a mi pequeño escritorio de maderarústica una mosca hacecabriolasodiosas, ensaya una libertad que nosotros desconocemos. En estos momentosIsolina lee la mano de una de sus clientes en un cuarto contiguo. "Tendrás dosamantes, uno de elloscon muchodinero, dominicano él, peroese no te conviene,losdominicanos son engañadores. Te recomiendo el rubio, ese que tienelasgafasmontadas al aire. Veo, veo,veo que recibirásunacarta paraque retornesa SantoDomingo. Te la envía alguien que te quiere y que vela por ti. Veo a tu izquierdaun ser que te protege. Es una metresa con pañolete rojo en la cabeza; si, hum,tiene relación clara con las siete potencias...Hum, si quieres mejorar tienes quehacerle servicio...Shhh, cállate, no se habla cuando los seres se presentan...Tienes que hacerleservicio. Colocadiez dólares en la alcancía y ven mañana. Tusbaños de árnica y rompesaragüey te los preparo yo, porque aquí en losnuevayores no es fácil encontrar cosas originales... Vas por ahí a cualquierbotánica y te dan gato por liebre,muchacha, ah, la consultaes aparte".

Tal vez la mosca encuentreplacer en volar. Su vida está hecha de vuelos einstintos. Está movida por los hilos de un destino sin consecuencias,impredecible, no como el de la clienta de Iso, que ahora "sabe hacia dónde va"debido al pronóstico. La moscano tiene por qué preocuparse, por qué explicarse,está ahí, y es todo. En el fondo el no pensar es una forma increíble yfundamental de libertad.A veces me digo que en la búsquedadel sentidode lascosas estriba la más cabal de lasestupideces. Ahora Manolohaentradoen otromundo de amores, La Condesa. No la conozco, pero ya me hancontadode que leganó la lucha a un tal Diego, su dilecto amigo. Manoloes la estupidezpura. laestupidez total. O no. Es más bien la inmoralidad total. Cuando Ariel y losmuchachos del barriohablaban de literatura -siempre fuideseosade saber más Ymás- aprendía pensarsobrefraseshechas, unade ellas me llenabade júbilo:"elsentido de la vida". Recuerdo que en una reunión del Instituto Dominicano deCultura Hispánica-entonces yo amaba la poesía, y creía profundamente quesería poetisa- discutíamos sobre la conmiseración del hombre, y de esabúsqueda del mismo para tratar de explicar el más pequeño de losacontecimientos. Ariel señalabaentonces que se iría del país, que el nivel de sucultura había alcanzado los límites. Ahora con los años pienso en laconmiseración y la considero un hecho indignoy aplastante. Forma benévoladelaestupidez.

¡Pero es posible que ahora. en los comienzos de mi madurez intelectual nosea capaz de borrar a Manolo y darle un final de basurero!... Risitas. No puedo.Deboconfesarque en todoacto de amor cometoun crimen. Que en todo carifto

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expresadoa mujer o a hombre,produzcouna especiede aborto. Todo en mí se hahechofetal.Nada crece defmitivamente para mi liberación. He ido hacia las ideasfeministas, he leído desde los años sesenta a Beauvoir, a Sartre; he seguidoalgunasde las ideas de la Davis, he admirado las cancionesde Joan Báez, y hastahe elogiado su vida liberada, pero en el fondo todo es engaño. El cinismoimpregnatodas las cosas de mi naturaleza. La hoja de otoño que cae en Riversidey se desplaza montada sobre el viento es cínica cuando en vez de caer en elmomento más alto de su amarillez, debe esperar el viento para justificar sumalditodescenso.Le explicabaa Manoloque el mundo está lleno de poesía, queen todo hay un universo chico, moviéndose; le explicaba casi con ruego quehaber nacidoen un barrio pobre no implicabarenunciara la propia biografía.Medecía simplementeque quien se había criadoentre las faldas de los torturadoresyde los admiradores del régimen no podía ser nada. Me asimilaba a su problema.Vengabaen mi y contra mí su impotenciay su falta de personalidad. Empujarlohacia la guerra de 1965, hubiera salvado esa situación. Me argumentó que nopodría entrar al país. En su delirio de borracho hablaba de haber viajado, si síviajé,y hablé y no me conocieron. Yo decía que estaba llegandoa la locura.JuanVicente-al que él apodabaJuan Caliente- me visitó varias veces para decirmeque Manolo había sido recogido ebrio en una de las esquinas de la 72 y que lehabían tenido que dar tratamiento. Tenía delirio de persecución. Hablaba de unapistola Browningcalibre 9 milímetrosvendidaa Juan Vicenteen los días finalesde la dictadura, cuando en verdad éste lo que portaba siempre era una simpleBeretta 22 comprada no sé si a un compañero del barrio, también soplón, al quellamaban Daríode la Altagracia,

Empujarlo hacia la guerra le hubiera salvado.Juan Vicente o Juan Caliente,como él le llama, está convencido de que luchando allí por su patria, comohicieron muchos de los dominicanos de Nueva York, le hubiera "rehabilitado".Sin embargo tenía temor de irse a Villa Francisca.Me decía que se imaginabaelbarrio destruido; le habían dicho que parte del norte del barrio había sidobombardeadoy que la antigua escuela Haití estaba convertida en comando de laguerra por los constitucionalistas. Quería mantenervigente la imagen del barriotal y como cuando había salido. Una manía, algo insólito. Algo de locura. JuanVicente le vio varias vecesen las callesde Broadway despuésde la guerra.

-Tú eres un maldito combatiente, le dijo. Cómo has podido regresar. Cómoes posibleque estos gringos te dieran visas luego de haberloscombatido.

Iba borracho,con lentes oscuros.

-Andas diciendo que me cambié la cara, coño, Andas diciendo eso. LeacompañabaDiego Farándula. Con sus dedos llenos de anillos, con sus chalinasy chaleco de colorines, con ese paso medio cojo que implicaba el dominio de loque en Villa Francisca llamábamos "cuadre", y que no era otra cosa que unamanerade contornearel cuerpo denotando dominiodel medio, manejodel mismoreflejadoen las formas de moverse,actuar, etc. Yo le llamaba esnobismo,y JuanVicentese moría de la risa juguetonamente,porque su carácter es hasta infantil,limpio,claro, transparente.

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-¿Esnobismo? .. Coño Emilia, si Diego Farándula oye esa palabra se cae deculo, sería la primera vez que la oye, sería como un elogio.

Juan Vicente, que viaja mucho a Santo Domingo, ha visto la casa. Dice quelos inquilinos se mudarán pronto. Mamá quiere retomar. Lo haremos quizásmovidos por sus ganancias en dólares, sus ahorros y mi fracaso. Aún así sé queiremos, volveremos, iremos, volveremos. No hay sosiego para quienes no tienenun destino fijo, para quienes no pudieron compaginar el futuro.

Ahí, sobre la mesa de noche está mi sombrero de primavera. No podré usarloen Villa Francisca en donde sólo las cocolas, las inglesas negras de las islas deSaint Kitts y Nevis, los usan. Dos flores de asbesto y plástico colgadas delsombrero tratan de darle un aspecto fino y elaborado. Sin embargo son de unabelleza artificial y brusca. Acerco las flores a mi olfato y el engaño se hacepatente: puedo imaginar el perfume del coronel Salado, maricón empedernido ysus chistes sobre Manolo, y su promesa de unas fotos que nunca llegaron y suafán de descrédito para con los enemigos del régimen. Todo recuerdo es deplastico y tiene perfumes agradables y desagradables. El pasado es a veces unaarquitectura descorazonada. Chorros enormes de música plástica recorren laSéptima avenida, el centro de Nueva York, la gran manzana, una de las ciudadesmás falsas y originales de la tierra. Ciudad del presente en donde todo pasado esvaina, prejuicio, forma desechable para seguir viviendo. Chorros de asbestoderretido hacen olas enormes en las plazas llenas de estatuas, palomas congeladasy perritos cagadores.

Oigo el sonido de la bocina. Distingo el coche de Hans. Ha venido sin laprevia llamada telefónica. Esta noche hay juego de naipes en Queens. ¿Podrécasarme habiendo perdido el deseo de amar? Hans, que tiene sesenta y dos añosdice que sí, pero yo sé que no. Jamás podría visitar una sinagoga.

"Te digo que este ser te quiere bien. Es un joven alto, buenmozo él. Los ojosverdes. ¿Conociste alguna vez un enamorado de ojos verdes?"... "Claro, claro, esJacinto. Ese que dices. Te protege".

-Emilia, ¿vas a salir?

-Sí mamá, reunión en Queen.

-No vengas tarde.

Año nuevo, año viejo. El tiempo se detiene en las esquinas de Manhattanaterido, cansado de olores. Subo al automóvil. Hans me da un beso que meresulta asqueante. Vuelvo a pensar en Manolo. Mañana será otro día.

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MEMORIAS DEUNTAL MANOLO

La casa de la calle Ravelo no era nuestra; nunca lo fue. La alquilamos luegode haber vivido en dos o tres lugares del barrio de los que apenas me quedan,como retazos de un sueño, sombras y luces, contornos, siluetas, voces ysilencios. Primero vivimos en la calle Erciná Chevalier- nombre dado en honora la abuela del Generalísim<r-, luego en la Félix María Ruiz (nombre acordadoen honor a uno de los tantos padres de nuestra nacionalidad). De aquellas épocasson los recuerdos de grandes aguaceros y niños desnudos bañándose debajo de losgrandes caños de agua que generaban los techos de zinc, inclinados comosombrillas cuadradas.

También son de esa época las palomas de Tío Julio, y de Tío Marino, quienesme llevaban tórtolas y peces de colores. Los recuerdo a ambos enfundados entrajes blancos. Para esos años las pocas aceras de Villa eran altas; escalonadasmuchas veces cuando la calle era profunda y había que subir tres, cuatro y hastacinco peldaños para alcanzar el brocal de la puerta.

También para esa época de difuminos y sombras tengo otros recuerdos: comoel del traje de bomberos que me confeccionó mi abuela Martiria. El pantalón azulcon lateral raya roja, la camisa roja con hombreras azules, y aún lo másemocionante: el casco hecho de cartones muy bien acomodados y forrado conpapel metálico dorado. Hasta mis doce o trece años, y quizás debido al influjo deaquel primer disfraz, la carrera de bombero me pareció una de las más apasionadasy honestas. Cuando mi madrastra hablaba de mi futuro, cuando inquiría en supropio silencio si yo sería dentista, o comerciante, u oculista, yo en el fondo demi alma desenrollaba mangueras, apagaba enormes incendios, recorría la ciudaden un carro rojo encendido de campanas que sonaban para avisar a los burros,caballos y carretas, así como a los pocos automóviles de la época, que elejercicio del bien tenía forma de hombre con pantalón azul, camisa roja, y cascodorado.

Son, igualmente, de esa época mis primeras angustias. La mudanza, elcambio de hogar fueron una némesis, y un terror. Recuerdo aquella carreta

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cargando cachivaches. El mulo movía la cola, espantaba cientos de moscasgirantesen tomo al rabo paciente y pegajoso, mientrasJuan el carretero, a quienmi padre conocía desde su último trabajo en la aduana de Santo Domingo, ibacolocandouna montañade objetos, tales como poncheras descascaradas, mesasahuecadas en las que se colocaban las tinajas, platos galvanizados, higüeras yrecipientes de madera, calderos ennegrecidos, mecedoras serranas cuyo tejidocomenzaba a deshacerse, camas pequeñas con espaldares de hierro y bronceherencia de mis abuelos, sillas con forro de guano, las clásicas bacinillas yescupideras de incierto destinoy uso nocturnal.

En Villa Francisca las gentes se mudaban de noche, en la madrugada; lapobreza no quiere exhibiciones. Juan era experto en mudanzas y ensalmos y deeso vivía.Mi abuelaMartiriale teníaenormeconfianza.

De aquella época son mis primeros recuerdos afectivos extrafamiliares.Cuando llegamos a la calle Félix María Ruiz me simpatizaron los gritos deIsabel, quien reía como si llorara. Recuerdo aún su rostro redondo, sus manosgordas y bonitas, su cuerpo de barrilito cervecero y su ritmo de merengue. Nopuedodecir si ahora me enamoraría,pero un niño se hace la primera imagen delamor sin saberlo; sólo los años, el análisis de la realidad vivida, permiten queuno llegue a la conclusión de si lo que siente un niño en calidad de afecto erarealmente el amor larvado. El parecidofísicoentre Isabel y Laura son parte de mihistoria vital.

Nunca más he visto a Isabel, pero digo que aquello pudo ser un germen deamor, porque aún desde la distancia de esos cinco años de edad, el cuerpo deIsabel,semidesnuda, revoloteaen mi cabezacon la mismasensaciónamable quesentícuandoen mi inociencia presenciésus senos grandesy la curva de su piernaresbalando haciael vellodel pubis.En sus treceo catorce-<¡uizás quinceaños­Isabel no podíasuponerque un cuerpode mujer era o podía ser la imagen inicialdel amor y el sexo para un niño de cinco años. No era ni tan madura, ni taninteligente, ni tan mujerpara creerlo.Los senosde Isabelse hicieronnuevamenterealidadcuandosurgióEmilia, la de Iso, años y años después.

La casa de la calle Félix María Ruiz tenía portada de bloques con aristas.Había sido construida a principios de siglo, y su techo no era precisamente deconcreto, sino de planchas de zinc amalgamadas. Es común la imagen de laslámparasde gas keroseneencendidas en las salas del barrio; no en todas, desdeluego. Lo más común en esos años eran las velas de cera de abeja, y las deparafina, máscaras.

Martiria fabricaba sus velas derritiendo cera comprada en panales de losmercados. El sistema era' el de verter la cera derretida sobre una cortinilla depabilosseparados unapulgada,hasta que el pabilo o mechaengordabacon capassucesivas,generando un candil fino arriba y grueso en su base. Aun ese olor decerumen, ese resplandor de abeja volando, esa perfumada sinfonía de pólenesderretidos se aposenta en mi espíritucuandoveo una llamaarder o descubrosobreuna paredel perfilde alguien arrojando sobreel muropor cuentade la luz. Quizáspor eso aquellos versos de Bécqueren los que se habla de la luz que arroja en el

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muro"la sombra" del féretro son para mí como un sello inolvidable. Los aprendíde memoria años más tarde. Los vi por la vez primera en un suplemento de larevista mexicana Sensación que cortaba y colocaba en un álbum de poemas yliteratura.Eso fue tiempo posterior, sin embargo no deseo apresurarme. Luegoentréen los límitesdel desastre.

Me importa muchohacer unahistoria. Más que la mía la del barrio. Más quela del barrio la de mucha gente sin historia. Por ejemplo, los Giamelli teníanhistoria, venían de Génova, y eran conocidos en la región de La Spezia.Navegantes, cartógrafos, reproductores de rutas marinas desde la época de losMedici. Ligadossiempreal mar.

En casa había un gran retrato de Gianbatista, como le decía mi abuela.Gianbatista había venido a Santo Domingoantes de 1844,y luchó en la guerracontra Haití, y fundó con otro Gianbatista y con goletas de su propiedad, unapequeñaflotapara combatiren favorde los dominicanos. Un día de 1852decidiópartir hacia su tierra, y jamás regresó.Uno de sus hijos, Bartolo, ya con familiaen Génova, vino años más tarde a conocer la tierra por la que su padre habíaluchado, y en la que le quedaban algunos intereses comerciales. Preso por unlujurioso trópico y una vida simple, hizo nuevas familias. Mi madrastracallabaestos ancestros,pero Martiria,mi abuela, los recordaba.

Bartolo, hijo del recordado AlmiranteGianbatista,casó con descendientedeitalianos, y tuvo también descendencia con una de sus concubinas... Segúnnarrabami abuela, Bartolo,padrede Alberigo, su marido, tenía el pelo claro, losojos azules y un labio fino, ligur. De él sólo conocemos una foto azulina,daguerrotipo en el quecon miradaintensaparecepreguntarse por la lejanarada deGénova.Cuando sus hijos naturalesy supuestamente legalesestuvieron casadosy con descendencia, como undios pagano,Bartolomontóen un balandro llamadoLa Capitana y retomóparasiemprea Rapallo. Allí murióentre los brazosde susiniciales hijos italianos, bajo la mirada pródiga de primos que no conocieron asus primos dominicanos, y de hermanos que no conocieron a sus sobrinos deaquesteladodel océano.

Las fotos de Alberigo, nieto de Gianbatista e hijo de Bartolo, padre de mimadre verdadera,revelan una frenteancha; el pelo negro y levantisco, la miradapreocupada, el bigote en forma de quilla al revés, oscuro. Siempre que lo mirosientoque detrásde esa frentevivenaún amarguras, desastres, incomprensiones ysilenciosque lo llevarona la locura.

Los ojos de Alberigo Giamelli debieron ser los mismos ojos marineros deGianbatista. Miraban un mar infinito. Así lo he sentido. Siempre. Por eso lasgoletas de Tatá Martínez,y las historiasde mar me conmovían: por eso Salgariera una especie de dios, de figura cimera de mis sueños: italiano y conocedor delos mares y de los piratas; levantiscoal narrar la historia de Sandokan, caribeñocuando hablaba de la reina de los Caribes. Me imaginaba a Salgari recogiendohistoriasy novedades sobre la quilla de algún buque negrero, y fue duro para mísaberque nunca habíasalidode su tierranatal,y que su imaginaciónera la madrede todos los océanos.

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Aquí, varado en Park Avenue,Diego Farándula insiste en que el pasado seconvierte en mierdacuando uno deshace el presente. "La condesase ha ido paraunas vacaciones en Los Angeles y Diego hace "pindilús", movimientosgraciosos al ritmode unasalsadeAndy Montañez. Le digo queestoyescribiendounasmemorias, y me dice que me vayaal pleno carajo.Le explicoque quise serescritor, poeta, y que incluso llegué a escribir algunos artículos en la prensacuandoGarcía,un poetacaliéal servicio del SIM me 10sugirió.Había yo escritouna pequeña biografíade Bécquerpara un pequeñoperiódicoescolar del LiceoSecundario Presidente Trujillo. Había yo aprendido con mis amigosproto-literatos la lectura de grandes novelistas. Me encantaban loscapítulos deHan de Islandia, y leía con fruición las novelas de Dumas. ¡Oh!, cómo medeleitaba a los 14 ó 15 años con La Montaña Mágica, mientras mi amiguitoGermán leía con fruición poemas que imitábamos: "Eras la boina gris y elcorazón en calma".

DiegoFarándulasigue bailando. Las estatuasde Giacometti me miran comointerrogándome: ¿Se puede haber cruzado la vida de lo mejor a lo peor?.•.Esposible. Muchos se recuperan a tiempo, mantienen su mismo rostro, loreconstruyen desde adentro; otros, como yo, somos incapaces de hacerlo ycambiamos la faz. Manolo se llamaría ahora Fulano Jiménez. Iso le espera enSantoDomingo, en dondeJuan Vicente 10acechapara darlemuerte. Las historiasde Emilia en Nueva York son parte de la vida. Pero otras historias, como la deLaura, para mí tan importante como Emilia, no están en la cabeza del hombreque narra estas líneas, de Persio, cuya ocularidad es relativa, porque son laspalabras de unresentido que nuncase introdujo en los problemas profundos, en lalucha. Siempre le vi como un testigo silencioso. Por eso, cuando he recibidocartas de Papiro, preguntando por mi vida, prefiero contestar algunas de lassituaciones narradas por Persio, las cualesPapiro me envía en sobre lacrado,sinque Persio sepa que esos capítulosescritospor él sobre mí, no me afectan, peroretuercen el pasado.

DiegoFarándula ha comenzado a fumar sudosisde marihuana verde.Despuésde darle el "golpe" sus ojos crecen y su voz de tanguista comienza

por rememorar Madreselvas, tal y comolo hicieraGardel. Dicecosascoherentescomo:

Mira Manolo, la vida no puede serconcebidalinealmente. Nadie te hará unabiografía como si fuera una novela. La vida es un maldito son montuno, salsamen, salsa... e inicia esos movimientos de nuevo, mientras limpia una pistolacalibre 22 que sólosobacuandoestá borracho, y que tiene unas inicialesparamídesconocidas: GS.

Me levantodel pequeñoescritorio en donde"La condesa" escribesus cartas ytarjetas. Estamos en agosto, y el maldito calor newyorkino se barresudorosamente sobre trenes y aceras, sobre palomas de hule y golondrinasconstruidas con trocillos de asfalto, derritiéndolos.

-Si te callaspuedoescribiralgunas líneas.

-Coño, Manolo. No me digasqueahoravas a cambiar la profesión.

MATERIA PRIMA 69-Desearía dejar un pocoen claro algunos aspectosde la vida. buenpendejo.

¿Novesquelos grandes escriben autobiografías?

Muerto de risa. tras una bocanada. Diego se llevó la pistolita a la siendiciendo: -lo mejores moriren la cumbrede la vida. Si uno supieracuando lopuedenconsiderarel mejory en el mejormomento. paf, se mataríapara dejar unbuen recuerdo. El objetivo deberíaser ése.

Aquí. miro con frialdad la pistola en la sien de Diego. La mano desciendelentamente y sé que no se suicidará. Su teatralidad llega a la tragedia. "Lacondesa" lo observa desdeuncuadrode óleohecho por un pintorbarato.

-Es bella mi vieja. ¿no? ..• me pregunta.

Por razones de educación le contesto:

-Maravillosamente bella.

En la casael recuerdo de Alberigo era permanente. Se sabía,porquemi madrey mi abuela lo pregonaban. que el abueloera un hombrede temperamento casiviolento. Encerrado en sus propiasideas.muymoderno para su época.

Sobre su temperamento romántico había interesantes noticias. Por lo menosel hecho de que fuese de los primeros en importar un equipo de música deaquellosque usaban rolos,y el hechode teneruncajónde ariasoperáticas debajode la cama que escuchabaa solas en contra de su entorno. le signaban como unser fuera de serie. como se dice ahora. El abuelo Alberigo era hombre decomercio. sin embargo nunca montó una tienda. y entre sus grandes dominios-según me cuentan- estabael de la artesanía: confeccionaba trajesde carnaval.fue un gran creador de caretas. laboren la que mi abuela le ayudaba,según supepor ella misma.ya que el abueloAlberigo muriómuchoantesde que yo naciera.

Sin embargo la influenciade Alberigose cernía sobre mí. porque sabía quelas "curiosidades" que mi abuela realizaba eran parte de su aprendizaje con elabuelo Alberigo. Así. los pafios de retazos. los tiestos decorados con florescoloreadas. las vasijasde hojalataconvertidas en floreros. los discosde celuloideque mi abuelaablandabacon agua calienteparacrear bandejaspara frutos. "Lascuriosidades" eran una especiede herenciaque venía en el recuerdo.porque miabuela Martiriano se cansabade decir: "Alberigo lo hacía de esta manera". Mimadrastraodiaba esos recuerdos. yo me aferraba a ellos desde la muertede mimadre.

No dudo que aquel trajede bomberos fuera.en el fondo.- su cascode papelforrado- unaderivación delas curiosidades delabuelo. Se decíaque cuando llególa primera Victrola, Alberigola compróa un precioalto. y comprócajas y cajasde discos en italiano y francés. que guardabacelosamente para sus amigos másíntimos y sus numerosos hijos.

Con todo y que en la casa el recuerdo de Alberigoera molesto, existía unaespecie de silencio culpable alrededor de su muerte. su abandono final y subiograña de los últimos años.Mi abuelaMartiria habíaquedado viudaen el lapsode los diez anos anteriores al comienzode la dictadura. Supe que el abuelo había

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muerto en una silenciosa celda del manicomio Padre Billini, situado entonces enel derruido y colonial Convento de San Francisco. Una vez, revisando laspertenencias de mi madre me encontré con la esquela mortuoria. El silencio sobreesos días me parecía más una vergüenza que un secreto de familia.

Mi abuela Martiria vivió en varios hogares antes de ir a casa definitivamente.Siempre alIado de sus hijas. La recuerdo bien, porque murió en los cincuenta, alos noventa y dos aftoso Parte de mis años infantiles y de mi adolescencia serefugian en el recuerdo de sus manos casi paralíticas, pero suaves, con las quealisaba mi cabello y me indicaba las páginas de su colección de revistasreligiosas llamadas Manzanas de Oro.

Había sido católica, pero un día y en su tierra natal, San Cristóbal, abandonóel catolicismo impulsada por las ideas luteranas. Fue de las fundadoras de laIglesia Evangélica Nacional, y su Biblia era algo así como un arma deguerra queblandía - en lectura de salmos y proverbios- sobre aquellos que de una u otramanera atentaban contra la estabilidad de nuestro hogar. Cuando en 1946 alguienquiso obligarnos a colocar un letrero en la puerta que rezaba "Dios y Trujillo",mi abuela se salió casi de su silla con ruedas, e imprecó contra el delegado delPartido Dominicano que vendía los letreros, señalándole que días vendrían dedesastre y muerte, porque Sodoma y Gomorra estaban cerca, y todo dominio delhombre contra el hombre sería destruido. Blandiendo su Biblia negra y brillantela lanzó contra el advenedizo, quien huyó como un condenado, no sin proferir ladebida acusación de "enemiga del gobierno", que tanto terror causaba entre losdominicanos.

Mi padre recibió al día siguiente una nota de la estación de Policía en la quese le invitaba a pasar por la misma. El Teniente Estrella le haría saber que losrumores generales eran continuos en el sentido de que papá era un "desafecto". Mimadre, muy enferma ya, lloró mucho.

No se olvidó el Teniente de citar a mi Tío Julio, "el de Villa Duarte", ni sequedó sin hacer mención de cierta parte de la biografía de mi padre, quien hasta1937 fue empleado de la Dirección de Aduanas.

Esa noche, de regreso a casa, mi padre, como única salida al problemapolítico, compró un retrato de la madre del Generalísimo, colocándolo en mediode la sala. Pensaba que tener a la madre y no al Jefe, era una salida inteligente.Sin embargo todo el mundo sabía en Villa que aquel "paño tibio" era una excusapara justificar y salvar su responsabilidad.

Mamá Martiria -como he dicho- cubre parte de mi infancia y de miadolescencia. Recuerdo su rostro anguloso, el arco grueso de sus pestañas, sumirada densa, y su chal tejido -mantón a la española, de flecos negros yblancos, peineta alta sobre el moño alto-. Admiraba y admiro esa fotografíacolor sepia que me daba, me proporcionaba, la distancia entre la juventud y suvejez. Pasaba horas enteras imaginando cómo la foto de la juventud habíadegenerado en aquellas manos tristes y fuertes; como ese rostro duro se había idotomando dulce con los años; cómo aquel pelo recio y tenso, se tomaba enblanquecina oleada de cascadas a veces amarillas. La foto de la juventud me

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permitía adivinarese temperamento huracanado que mis tías recordabanporquehabían vivido muchos momentos amargos de tormenta. Para mí la idea de unaMamáMartiriarecia y dura era todo un invento, todo un parto de la imaginaciónde mis tías y de mi propia madre.Nunca la creí recia y dura, huracanada; para mísus caricias y sus miradas de anciana, su afán de verme día a día, su cuidoelemental, su mundo de consejos y su protección contra el profesor dematemáticas, eran muestra inequívoca de una alma pura, fina, cariñosa,inigualable. Así vive en mí todavía,y nadie cambiarásu perfil en mi corazón. Ala muertede mi madre, Martiria se llenó de silencio,mi madrastra la acogió encasasin odio y sin afectos.

Si hubodiferenciasentre Alberigoy ella; si hubo separaciones y locuras, lascreo resultado de la vida, de la diferencia de temperamentos, pero jamás de lamaldad. Defiendo la imagende mi abuelacomo defiende el caballeroarmadosusblasones, su tradición más honda, su pozode cariño.

La casade la calleRavelo teníaun patiogrande. Comoesos patiosde estancia,en los que abundan los árboles frutales y son comunes los insectos,sabandijas yaves. Una enormeparedde planchasde zinc-servía de seto a la parte traserade lacasa, en la que se levantaban árbolesde limoncillo, jobo,manzana de oro, anona yguayaba. El patio era mi bosque predilecto. Como las planchas de zinc apenassuperaban la altura de un hombre, era fácil treparseen los palos que las unían yotear el horizonte vecino constituido por otros patios ya con algunas viviendaspequeñas, en donde mujeres-la mayoríaconcubinas de obreros-- llevabanunavidaduray sazonada porel trabajo doméstico másexigente. Recuerdo conafectolavozde Fidelia, Tenía dos hijos: Chichí y Morena. Su temperamento era como eloleaje -duro cuandose sentíaincómoda con Tadeo, el marido-, suavecuandoalsonde unamelodíade la épocaablandaba las habichuelas, tirabasobre la sarténdemanteca hirviente los bollos de yuca, o pelaba con agua caliente el pollo queindefectiblemente era sacrificado los domingos.

Nuestros vecinos eran viejos residentes del sector. Algunos recordaban laparcelación de 1907,cuandoIbarra,acompañado del entoncesPresidenteRamónCáceres, cortó la cinta dejandoen manosdel Ayuntamiento un nuevo barriode laciudad capital.

Mi padrerecordabaclaramentealgunosacontecimientos, como la tragediadeun avión que cayó sobre la multitud en el antiguo lugar que luego sirvió paraubicar el parque Julia (en honor a la madre del Generalísimo). Me narraba conbastante displicenciaalgunos aspectos del barrio en sus inicios. Don Alejandro,queasí se llamabasu fundador, enriqueció grandemente conesta parcelación, perounade sus hijasnuncaquiso venderuna de las casas solariegas que él le dejaraenherencia. Era precisamente la que habitábamos a partirde los años cuarenta.

La casa tenía gran interés porque en ella se escuchabanruidos, y voces; eracomúnver un perro grandeque se desvanecía en cuantolo mirabanfijamente. Enmi pequeño cuarto, y en los días en que murió mi tío Marino, se inició elmovimiento del caballito con balances que noche a noche repetía un granrecorrido sin jinete bajo mi indiferente observación.

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Papá había sido director "espírita" en los años iniciales del siglo, y sabíacómomanejarlos seres. Todosaprendimos en la casa, inclusoMartiria que decíano creer en esas cosas, las oracionesa los "seres luminososdel Señor", con lasquepodíamos enviar a su sitio a esas almasque se posana nuestrolado izquierdoy que nos encienden las orejas. Con papá aprendimos que existen los súcubos ylos íncubos; comprendimos que los malos pensamientos y las palabras obscenasgeneran formas negativas que adquieren vida propia y te persiguen y teobnubilan, burlándose de la verdadera razón.

En el patio grande de la casa, cuando algún súcubo se interponía entre mipadrey la salida, le veíamos decirle:

-Di, quéquieres.Se le rezabael debidopadrenuestro que lo hacíatrizas.Cuando era un espíritu se le trataba con respeto. Una oración pidiendo su

adelanto, y luego una invocación para llevarloal sitio eterno.Los seres que habían muerto a manos de esbirros del Generalísimo en 1940

en la calleCaracas,cuandoprotestaban contra el régimen, vagan por el barrio deVilla Francisca. El cabo Nolasco los veía en las noches, y Eddy aprendióigualmente las oraciones para llevarlos a su sitio, Venían en una procesión quesólo mi padre podía ver y describir. Unos sin cabeza,otros con un brazo menos,los más podridoscon los ojos fuera y los labioscomo leporinos.

No nos pudimosdeshacerdel perro, de la mujerdel paño blanco que siemprenos ofreció un tesoro enterrado en la habitación de mi padre, ni de Pipí, unamigo de infanciade mi padre que murió de "la influenza",cuando quedó bizcouno de mis tíos por unaenormefiebrepuerperal.

Con el paso de los años se supieroncosas importantes. En el edificio que fuela residencia del PadreAndrickson -sacerdote liberalque tuvo varios hijos- sele vio muchas vecesrezar en los balconesy mirarhaciael barrio de Villa Duarte,no se sabe porqué. La casa del Padre Andrickson fue escuelaluego, muchos añosmás allá de su muerte, pero los alumnos nos acostumbramos a su sombra, y loshabitantes infantilesdel barrio,cuandojugábamosa las escondidas, sentíamossumano amigable sobre el hombro cada vez que usábamos como escondite lascaballerizas.

La casa del Padre Andrickson, luego Escuela Haití, era una originalconstrucción de cuatro plantas con techos a cuatro aguas, bellos balcones quemiraban hacia los cuatro puntos cardinales, magníficas habitacionesespaciosascubiertas de coloridosy finos mosaicos de estilo italianode la más bella facturaydiseño.

Desdesu minarete-porque estabaconstruidaen la más alta de las colinas deVilla- se apreciaba el derredordel barrio: Los Isleños, las orillas distantes delrío Ozama, el norte de Galindito, en donde ya para esa época el Generalísimoconstruía el Barriode Mejoramiento Social,con su principalcalle, llamada MaríaMartínez, en honor de su esposa, y su otra calle menos principal, denominadaHéctorB. Trujillo, en honor de su hermano.

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Las distancias parecían recogerse cuando los muchachos trepábamos lospisos, y en los días sábados y domingos, disfrutábamos de una brisa casta ypulida, que viniendo del marperdíasu virginidad soloal contactode aquelenormeórgano genital que fue símbolo de la masculinidad discutible del barrio. Elmonumento a TrujilloValdez.

La muerte de Tío Marino nos llenó de gran pena. Tío Julio nos llevó unamuestra de las esquelasmortuorias preparadas en su pequeñaprensaChandler, endondehabía impreso, por cierto, un librode poemasde mi padre que yo aprendícasi de memoria, y mas tarde un volante contra la dictaduraque le costó la saludde manera definitiva.

MamáMartiriaestabaen plenoéxtasisreligioso, rezabauno de los salmos deDavid- el 124-, cuandovio la imagennebulosade su hijo sonreír frente a ella.Dejó caer el libro de las manos ya anguladaspor la artritis Ygritó el nombredeltío. Pocos minutos después vino la noticia. Un vómitode sangre había acabadopara siempre con él. Su hígado, resentido por la insistencia de esos alcoholesrepetidos a los que era adicto,se detuvo comouna máquina oxidadaen mediodelcamino.

Papá recogió del suelo la Biblia y sintió el escalofrío común al paso delespíritupor su cuerpo. "Es Marino" dijo, y en ese momento mi tío Julio cruzabael umbraly nos daba la mala noticia

-Nos moriremos todosde algunamanera. Marino, que aguantaba esto se diopor la bebida.Nos lo matóel gobierno.

Sus palabrasson todavíaun torrente en el distanteoído del hombre que ahorasoy.

XI

LAURA

Realmente no nos casamos. Llevándome del consejo de Manolo le dije aSebastián todo cuanto había sido mi vida. Sorpresivamente supe que ya él habíarecogido informaciones. No fue difícil entonces resolver. Aquella mañana lapasaríamos en el Hotel Montaña, en las sierras de Jarabacoa, donde Sebastiánhabía vivido por vez primera cuando vino como refugiado de la guerra española.

Aunque nunca borré a Manolo de mi vida, me sentía segura con Sebastián.Había abierto comercio en la calle de El Conde; tenía gran prestigio entre suscompueblanos de Galicia, y Manolo comprendió que su presencia cerca de mísignificaba un poco la muerte de mis relaciones.

-Te felicito, me dijo.

-Sabes bien que luego de la muerte de La Mosquita en la cárcel ya Doralbabusca otro destino.

La Mosquita había vuelto a sus andanzas de rifero. Había colocado un garitocerca del Mercado Modelo; se acostumbró al negocio de los bazares en donde sejugaban no sólo números, sino prendas y otros productos prohibidos por elGeneralísimo. Sabiendo lo de "La Inodora" se había dedicado a la bebida. Una desus hijas mayores- eran tres mujercitas- se había envenenado con tinte de pelosalvándose milagrosamente. Doralba había corrido una suerte inversa a la mía:desde su posición de señora cayó, por cuenta propia, en muchos vicios. No metoca a mi decirlo. Manolo sabe cómo ocurrió todo.

De mi "matrimonio" con Sebastián hay tristezas y alegrías, pero lo mejorson mis hijos. Ahora, en la viudez, no puedo negar que la imagen de Manolo mepersigue, y que hasta he pensado inventar un viaje para verlo, tocarlo, escucharsus penas, porque me dicen que se ha dado a la.bebida, y se mueve casi en uncírculo de ancianas.

Sobre sus días finales en Santo Domingo no tengo muchas informaciones. Elmismo me narró que buscando trabajo para ayudarme había caído en una especiede oficina de traductores perteneciente al Servicio de Inteligencia Militar, y que ya

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temió salir de allí. Hablo de los años '59 y '60. cuando se inscribió en laFacultad de Derecho, y le veía de vez en cuando escudriñando, y cuando merehuía. La tal Emilia le recogía en una motocicleta. Ella estudiaba creo quepinturaen la Facultadde Bellas Artes. Se habla de unos amores turbios. Ya enlosdías finales de la dictadura corrióel rumorde que Manolopudo salir del paíscon una sotana y pasandopor sacerdote; otros dicen que vestía como un pastorprotestante.

Dos cartas recibí de él en los años '60. A partir de 1965 supe que habíaviajado a Puerto Rico para estar más cerca de su país. En abril de ese año losnorteamericanos invadieron la República Dominicana La guerra dejó miles demuertos. Se decía que movido por la conciencia había retornado y que habíamuerto luchando contra los norteamericanos en el sector de Santa Bárbara.Sebastián habíaviajado a Españaen esosdíasy la guerrale atrapóen La Coruna,Me llamabapor teléfono con frecuencia. Preguntaba por los niños, En esos díasrecibíla últimacarta deManolo.

"Querida Laura: Has sido en mi vida algo increíblemente extraño. Tan cercade ti Yjamás puedecomprender tu bondady tu martirio. Sabesbien que siemprehepensado en ti, y que son muchas las caras, los rostros que comparo con eltuyo. Es como si jamás hubiera podido acomodar la mirada de los otros sincompararla con la tuya. Sin embargo no fui contigoni un verdadero amante, niun verdadero don Juan. Quizás llegué muy temprano a tu vida, en aquellosmomentos en que el niñono sabedistinguir el cariñofilialdel cariñosexual.Asíquedaste selladaen mí interior parasiempre; un día te amo y te recuerdohastalaeyaculación, y otro te admiro y veocomounahermana distante a la que salvédeldesastre.

11Aquella pistola de Toñito, ¿la recuerdas?, fue lo último que vendí parainscribirte en la Universidad. Por suerteaparecióSebastián. Ahml tienesdinero,posesión y un bello automóvil. Yo mantuve unas tristes relaciones con Emilia.Su afán de grandeza -herencia de las ideas de doña Iso-Ia llevan por malcamino. Me ha echado en cara mi "caliesismo", me ha dicho que soy el vulgardelincuente; dice que ya tiene "relaciones" suficientes para lograr un puestosocial. Sé que ha entrado en un exclusivo club judío en donde ancianospresurosos le han prometido matrimonio. (Ancianos otra vez. Laura). Susgrandes senos son la sensación. Pinta en el Central Park esperando que suscuadros demalgusto lleguen a serfamosos en Greenwich Village; otrodía dibujamodas, y diceque podríaalcanzar el estrellato comoOsear RentasFiallo.La veocada vezmásperdida. DoñaIso,queha venido aquí a vivirde leercartas Yde decirel futuro, no se siente bierr. Dice que soy un chulo. Ya ves, Laura, ¿no es ciertoquepudeserlocuando conocía unabellacampesina en el Habana·Madrid, y no lofui? .. Ahorachulo".

"No sé si conoces a Juan Caliente. Claro que sí. Lo conoces. Sigueenamorado de Emilia. El mismo al que le vendí la Browning. El mismoque seescondiera en casa en los años duros. El mismoque quisiera matarmefrente aMadrastra y a mipadrecuando le dijequenopodía permanecer encasaporqueyoera un miembro del SIM.El mismoal que tratéde explicarle que habíaquedado

MATERIA PRIMA 77"atrapado" en las redes de una situacióninsostenible. Ese Juan Caliente me haperseguido a través de Emilia. Primero Salado, el maldito jefe de caliesesapedreadoen la avenida Mella y lapidadopor la multituden 1961,y ahora JuanCaliente, enamoradoaún de Emilia y metiéndole en los sesos a Iso que yo soy Yseréel culpablede la tragedia de Emilia".

"Sabes, Emilia bebe más que yo. Para cumplir sus compromisos socialesdebe ir con un buen sorbo de whiskidentro.Cadadía se agrava más la situación.Piensomuchoen ti porquea decir verdad, pudistehabersido másmía si el miedono hubiese interpuesto su barrera entre mi familia y yo. Tuve temor de queMadrastra dijera:

-¿Con una puta?, pero imposible, imposible...Temorde quemi padre, tandadoa la vidaespírita dijeraqueestabasrodeada de

seres negativos,de elementalesde esos que según él giraban sobre el alcohol ysobre la cabezade los borrachos. En el fondodebo agradecera Emilia su viaje aNueva York.Abandonando a Iso abandonaba unas atadurascotidianasterribles.Iso la hubiese querido casada con alguien del poderosoPartido Dominicano,ocon algún General. No se daba cuenta de que la dictadura se derrumbaba. VillaFrancisca latía bajo el peso de la dictadura,y mi casi suegra Iso ni se enteraba.Pensó en que viviría siempre aliado de los maricones del período, hablando dechistesradiales, floresa la madredel Jefe Ilustrey cartas de recomendación. Oh.realmente un ser así merecíala muertedesdeya.

Te diré que sigues siendoen mi vida la total equivocación. Aquel muertodelcallejón. aquel beisbolista no era desconocido para mi. Le había vistojugar enlos terrenos de la Escuela Normal PresidenteTrujillo. Me resultaba simpático.Sufrí muchocon el accidente.

Supongo que tus hijos están bellos. Uno por lo menos debería ser mío. Elmayor. Ese serágrande.¿Noestabasya embarazada cuandoaceptaste mudarte conSebas?... Obsérvalobien. porque pudo habersido el productode la últimanochede nuestro extraño amor... Con Emilia nada. No quiso hijos. Engorda. ríegrasienta, muestra su bella dentadura y lo que admiro de ella en este afioes lacaricatura del pasado. Vino a mí en 1961. Si la vieras. Bueno. no la conocíastanto. Sabías un poco de nuestrosmanejos, pero nada más. Si la vieras. En estosdías sé que dejaráde pensar. Su cabeza empiezaa loquear.Hace sólo dos o tresdías hablabade posiblescontratos en Hollywood. La semanapasada me llegóunacuenta de quinientos dólares producto de sus necesarios zapatos festivosestrenablesen no sé qué reunión de judíos en la Quinta Avenida.Su locum meafecta.

¡Cuántomundo,Laural Ahora la guerra tiene atrapada la capital. Muchosdelos combatientes han venidoa recalara los EstadosUnidos.Como verás.no tlldoel mundoresiste un golpe de visa. Atrapados, muchas veces la salida es aliarsecon el enemigo.

Ganas he tenido de irme a luchar en las calles. Juan Caliente fue y regresó.Siemprela Browningen el bolsillo.Habla pestesde los constitueionalistas. Diceque se joderán.Ha cambiadomucho.porque de antillUjillista se convierteahora

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en anticonstitucionalista. Todoporque la casade doñaIso-él es muyfiel a ellapese a todos los rechazos sufridos- ha sido convertida o lo fue, en comandoconstitucionallsta.

Siempre receloso, me lo encontré en la 79 street.

-Han llenado de mierda la casa.-Bueno, peroluchan por la soberanía

-Qué cofto de soberanía, la soberanía está aquí en Nueva Yorkdonde unotrabaja y donde consigue el dólartodos losdías.

En el corto diálogo vi el cambio, el total cambiode Juan. Caliente. Su odiocontra mí ya no se basaba en mi condición de callé, delator o como quisieraUamársele. Eso había pasado. Sus raíces estaban en Emilia, en la casa, en elfuturo de esa familia que él queríaentrañablemente y que, segúnsu apreciación,yohabía ayudado a destruir.

-Un día te harécomer tupropiapistola, medijode sopetón, sin que mediasealguna discusión desagradable entrelosdos.

-Posiblemente, le contesté.

La cartade Manolo estaballenade diálogos. Siempre quisoserescritor. Hastadónde aquella historia es verdadera no lo sé. Perola vidavacaminando. Algún díale veré nuevamente. Está solo, estoysola.

xn

Retomar de las reuniones en casa de Hans me resultaba ya una formaaletargante de permanecer en el mundo. Una de las últimas veces que me reunícon los "socios" fue aquella nocheen que me repugnó tanto el amor que preferídejarle definitivamente.

Esa nochedormípoco. Habíallegado hacialas dos de la madrugada y el díaseme fue en pensar, en revisar mis peores momentos. Me reconstruía en unapantallablancacon mi uniforme de colegialaprimeroy de normalistaluego.Erala época en que rechazaba la violencia de las palabras duras y de los piroposindecentes del barrio. "No muevas tanto la cuna, que me despiertas el niño","Dimesi ereshuérfana, para darte esa mamá".

Los años semi-infantiles emergíanlentamente. ¿Habíayo degenerado o bienla vidame habíagolpeado de tal modo que me hacíaincapazparael amor,paraelviejo amor de los años cincuenta? Cuando me levanté eran las dos de la tarde.Debajode la ventanadeledificioel vientosoplabacon ansias,queriendo hablaryhaciendo remolinos, mientras el otoi'io hacíacrujir los troncossemovientes. Unalluviadoradacubría las aceras,deslizándose furiosamente al soplodel ventarrón.Las hojas parecían pequeños animales heridos arrastrándose desordenadamente. Elviento parecía tener preferencias sutiles, sólo las hojas gruesas y límptdas sequedabanparalizadasen grupos mínimos, mientras que las ya secas y livianaseran expelidas con desprecio por el vendaval. Oh, el barrio. Recuerdo vientossimilaresen octubre,cuandoíbamosal colegioQuisqueya. Las faldas anchasdelas escolares se desplegaban haciaarribadescubriendo nuestras piernas y nuesttasropas interiores. Vientoninfómano, vientolibidinoso.

De Hans y de sus amigos me había cansado. Ciertamente con él nuncalograríasalir del fangal. Me ofreciócolocaralgunosde mis dibujosen la galeríade la señora Toffi, cerca de la Quinta Avenida. La señora Toffi resultó unalesbianacon la cual llegué a algunos acuerdospara que un díacolocaraapenascinco dibujos. Me elogiaba, me sei'ialaba que triunfaóa. Reconocíaen ella lossibilinos espasmos de la víbora. Siempreelegantemente vestida, era comúnverla

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en los tes y reuniones de la high newyorkina. Varias veces visité sus salones,sus amigas,sus mariconesdivinizados por el arte y espectáculo.

Es increíblecomo cuandoquieresllegara ser alguien todosintentanencontrarla parte aprovechablede ti. "Podrías dedicarte al teatro, tienes un bello rostro",me habíadicho la Toffi. En otra ocasiónquisodesanimarme:

-Veo tu pasión por el dibujo, querida, por qué no te dedicas a diseñar, Tepuedo conectar. Conozco a muchos en ese arte. Ya sabes que la pintura, lasexposiciones son para unos cuantos privilegiados. Mira bien, de tus cuadritossólo uno ha generadocierta curiosidad; lo demás pasa desaparcibido, querida.Esasí. Estamos en New York -y acentuaba este nombre con orgullo, como si alpronunciarloestuviera conjurandolos demoniosinvisiblesde la granmetrópoli,de la "BigApple",

Mi paso por el mundo de la moda fue singular. Aprendí a cortar y a diseftarformas. Establecí patrones propios, pero cuando quise sobresalir el principaldiseftador medijo:

-Amiga Emily, todos trabajamos en equipo.Aquí cualquiernovedadlleva lafirma del jefe. Esta es una marca querida. Ya sabes, a Pierre le ha costadoveinticinco años salir a la luz con renombre. De París a New York, y de NewYorka la fama....Podrásen los próximosdiez o quinceaños, con suerte,hacer lotuyo.

Quise conseguir algunos créditos para montar mi propio negocio. No tuveéxito. Mis calidades y mis conocimientos se acrecentaron; me hicieronbien misviejos afanes de costureraen Santo Domingo,en donde papá me había costeadovarios cursos de diseño. Mi información, mi experiencia, mis deseos, misanhelos, sin embargo, no eran lo suficientemente sólidos y respaldables comoparaquedarmea vivir de algo propio. Isolina,mi madre, era en eso másexitosa.Nadie podríadecirle nunca que el ser no había llegado y ningunode sus clientespodríarebatirlenuncaqueel pañuelosolicitado por el espíritupresentedebería serrojo, o morado, o lo que fuera. Había encontrado una profesión próspera ytranquila.

"Tienesque cuidartemucho,porqueuna mujer que había sido de tu maridotecela y puede hacerte dafto. Mira, compra un cuadro de San Expedito, col6calodurante una semana boca abajo con el nombre de ella en un papel de bJ pullo yletra. Luego le colocas un vaso de agua encima e invocas al ánima sola. Laoraciónla tengo y te la puedo facilitar. La limosna son diez pesos, hermana".

Puñetera vida. Maldita vida. Siempre consideré que la entrega debía ser unmomento sublime,formal. La santidaddel lechoera para mí algo establecido pormis propiascreencias. Huíade Iso, de su pasado,de sus amigos refugiándome enel mundo religioso de las monjas, a las que recuerdo con grancariño. Hoy creoque existe una santidad impúdica Comoen esas películas sobreaztecasy mayascreo que la mujer es un objeto de sacrificio y que todo acto sexual basado en laentregasin amor,es unaespeciede ritual al que debemos acosmmbrsmos.

La humanidadproduce un rumor insoportable. Salida de la casa deHans el

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ruido de la nochecon sus sirenas,sus automóviles de últimomodelo, los trenesdel Bronx y los gritos de los borrachos, me producían náuseas. Entonces no sépor qué venía la imagende Manolo. El, en sus añosde adolescente,cuando aúnno había llegado a la trampa. Pienso en él y mis formas mentales constituyencomo una espiral que regresa a mí repelida por el techo del apartamiento. Hedeseado expulsar de mí el deseo insólito de no desear nada.NewYorkes de hienoy aburrimiento.

Los anos en Nueva York: al lado de Manolo fueron, realmente, insólitos.¿N°sadaptábamos o no? .. Luegode misafanesporqueborrara esas imágenes delpasado incorporándose a la guerra, vino la contraportada. Durante los añosposterioresa la muerte del Generalísimo los amigos que nos visitaban eran exmilitares,viejoscontertulios de su antiguooficio,personasmuy comprometidascon el viejo régimen a las que Manolo recibía con cierta desidia, pero coninteIés.

-No te metasen nada. Volveremos a tomarel poder.No tendrásque andarhuyendo.

-Prefiero quedarme aquí,para siempre

-Déjate de vainas, amigo, aquí no hay fortuna. La fortuna está allá, en elpicoteo,en las mil formas de uno hacerserico. A buen guardiabuen puesto...¿Ytú queopinas bellaEmily?

Opinabaque la oportunidad se presentaría un día, peroa la inversa.Presentíaque eso que muchos políticos llaman "la coyuntura" se presentaría. Ellevantamiento militar del 24 de abril de 1965 me dio la razón. Esa era lacoyuntura. Cuando se produjo el fenómeno, el Coronel Salzuela le dijo aManolo:

-Pero cofto, ¿estás loco? ¿Cómo te vas a ir? ¿No ves que son los mismosque mataron a los caliés y despedazaron a cadenazosa las gentes del SIM en lascalles?

Luego del proceso, cuando las tropas norteamericanas abandonaron laRepública Dominicana, volvía insistirle:

-Ahora podemos retornar. El actual gobierno no te golpeará.Han entradoalgunosde sus amigos. Están tranquilos. Algunos, incluso, han vuelto a cargosen el Servicio Secreto... Regresemos. No es paratanto.

-Nunca más regresare.

VillaFranciscaera unbarrioalegre. Bullicioso. Recuerdo a Manolodebajodelas bocinas y altoparlantes delcolmado: la pelotacubana,y luegola dominicana.Las guarachas de DanielSantos y CeliaCruz con la orquestaSonoraMatancera.Las reuniones en la pequeña plaza de la calle José Reyes, en donde seimprovisaban losconjuntos para tocar sonesy merengues.

También, claro está, las reuniones del Partido Dominicano en el CentroSocial Obrero.Los comités de barrios que controlaban políticamente a los másjóvenes, los que deberían siempre asistir a los actos y reuniones con carácter

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obligatorio. Y en aquellas reuniones del único partido del país, los coros, lasdanzas, los himnos, las loas a Trujillo, los letreros diciendo "Salve Padre de laPatria, Viva el Benefactor y Primer Maestro", las fotografías del Jefe, de susfamiliares: su hijo Ramfiscon quepisde aviadoroteandolos horizontescomo ungalán de cine; su hermano Héctor Bienvenido, militarmente ataviado concharreteras floridas y un silencio que jamás le abandonó.

VillaFrancisca nacía todas las mañanas al conjurode la música de RomanceCampesino, un programa de la emisora oficial en el cual Felipa y Macarioreconstruían la vidadel campoen comedias sabrosas y refrescantes.

Yo bajabaen las tardescon Manoloa BeUas Artes.El me dejaba en la puertade la antiguacasade los Capitanes Generales. A vecesmeencontraba con Persio,con Ariel, con Zoila. Hablábamos de proyectos. Yo leía paraesos días a AlbertCarnus, lo discutíade vez en cuandoen los cafés de la calle El Conde, en dondelos intelectuales consagrados lanzaban sobre el hombro su miradapara destacarsudesprecio por unajovenzuela que hablaba de literatura tal vez ignorantemente. Eracomún ver allí a otros escritores: Teté Robiou, que escribía una novelaexistencialista; periodistas como Carlos Deive, Marcio Veloz, Ramón Reyes;maestros consagrados comoAntonio Fernández, premioAdonáis de Poesía 1952.Valores nuevosmuchos, otros viejoscomponentes de la llamadaGeneración del'48, como Villegas, AvilésBlonda, Rafael Valera,Cifré Navarro,y Luis AlfredoTorres, quienacababa de regresar de Los Angeles tocadoporla diosade la poesía.

Siemprequise entraren ese mundo. Iba y venía.Persio, silencioso, jamás medio una mano. Tenía ese don malignode negar todo cuanto pudiera opacarlo oponerlo en entredicho.

Manolo entonces era un ser humano amable. Siempre taciturno, pero plenode risotadas estridentes. Una vez atrapado, ya fue otro. No era lo mismo llegaraNew York y en 1961, ya en sus finales, bailar el twist y escuchar a Raúl ShawMorenocon sus bolerossibilantes, que sentarseen casa de Persio a escuchar unpoco de música,a degustar las viejas grabaciones de Enrico Caruso, a escucharlos poemas de Antonio Machado y las sombras largas de José Asunción Silva,finamente leídas por Ramón Francisco.No era lo mismo estar en Nueva Yorkviendoa Jimmyfumarmarihuana por la vezprimeraen un "party" que nada teníaque ver con misaspiraciones de procedencia Navegábamos en otro mundo. Sóloel amorme hacíaseguira Manolo.

Jimmy fue mi primer contacto con un drogadicto. La destrucción de misinhibiciones se explicaporquecompleté mi vidaqueriendo alcanzar un futuroqueestabaen contradicción fundamental con mi presente.

Ahorael Manolode los anos cincuenta, de esos anos inicialesy mediosde ladécada del cincuenta era un "escapísta". "Manolo el ex-calié", "Manolo elobligado", Manolo.

El mismo se decía frases hirientes. Se torturaba desde su mismo interiortratándose comoa un extraño, hastael puntode queen esosanos jamás supecuál delosdosManolos se expresaba, cuálde losdosera realmente el quemepertenecía.

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-Después de la guerra,después que pase la revueltalos yanquisnos pondrán.Seremoslos militareslos que gobernaremos, Manolo. No seas pendejo. Espera yverás,

No volvió. No quiso volver.

Isolina decía que sólo le faltaban meses para decidirse a retomar. A mi meresultaba del todo indiferente. Sin embargo, en el fondo más simple de micorazón, el regreso me alimentaba.

Cómo estaría el barrio.Qué seríade la casa de maderay techo de zinc, ahoraalquilada a unos adventistas. Mis recuerdosse confundían. Sólo sé que el barriolloraría grandes ausencias, ausencias duras: Nelson, muerto en el manicomiocuando fue ingresado allí luego del asesinato de su padre; Elpidio y Manuel,desaparecidos por órdenes de El Oriental; José, destrozado por una granada demano en la guerra contra los interventores norteamericanos en 1965, Juan elinglesito, muerto en los días finales de la dictadura a manos de esbirros quejuraron haberlo tenido en un saco cuando Manolo fue obligado a meter sucuchillovariasveces.

Ahorala calle está sucia. Sabemosque la vieja escuela Haití, antes residenciadel Padre Andricksonha sido ocupada por decenas de familias que luego de laguermse refugiaron donde pudieron.

Otroedíñcio, el Habana-Madrid, en donde hubo una vez un café deputas, seestá desmoronando. La basura acosa a los moradores del barrio. Sin embargo,siemprees posibleregresar.

XIn

Mi querido Persio: Después de haberte hablado de Végere, ya será para tifamiliar. Cuando viví en Villa Francisca -hasta mi época de graduaciónuniversitaria- Végere era totalmente desconocido. Fueron mispropios esfuerzospor buscarlos orígenesiniciales de aquel territorio los que me dieron la pista.Tediré que entre mis estudios, la arqueología ha sido una pasión. Comencéconociendo a muchos interesados en estos temas y terminé porprofesionalizarme.

La arqueología no es unaciencia muerta. Si puedesdescubrir de cadaobjeto elpensamiento que lo soporta,la ideología que lo sustenta, la manerade encararelambiente que tuvoquienlo ha producido, tendrás unpocola vidade cadapersona.He aquíque los útiles, los artefactos, sonparte de unaconducta, de una tradición,de una manera de vivir. Cuando en los basureros de Villa Franciscaencontrábamos restos de maderapodrida y bacinillasdescascaradas, estábamosseguros de que por fin habían podidocumplirla ordende echar por tierra la casade Juan el Carretero; aquelque teníacaracterísticas de pitonisagriega, y que eracapazde curarcon sus ensalmos. Te acordarás quereconocimos en loscartones deLucky Strike que sirvieron de pared posterior a la vivienda, los nombres deManuel y Sorita, los hijos de Juan, unos negroscon el pelo rojizo que llamaban·mucho la atenciónde todos. Con esto quiero decirteque todo objeto guarda unmensaje y que Végere no es sólo un personaje real, sino que es una suma depersonajes viviendo en el pasadosobreun territorio que Ibarra fundara allá por loscomienzos del siglo XX y que nosotros frecuentáramos y sintiéramos comopartede nuestra propia carne.

Végere vivía desnudo, o cuasi desnudo. El conchal encontrado cerca delTimbeque era interesante. La fechaera 600 antesde Cristo, segúnlas pruebasderadiocarbono facilitadas por el Museo del Hombre Dominicano en 1978. Yomismoparticipé en las excavaciones, y podía y puedo compararel actual lugarcon el que había hace más de 2000 años. La excavación demostrabaque en losedificios queconstruyera allí el gobierno de tumo y debajodel edificionúmero 8,en el que es hoy "puente de las bicicletas", están las partesmásimportantes de la

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ocupación. Asimismo. debajode las arenasdel Tíber,en el Lungotevere, estuvoel Ara Pacis de Augustobajo la huella de los transeúntes que no sabían nada deaquel mundo enterrado en el lodo. Los arqueólogos de la época de Mussolinicongelaron el pantano y sacaron en un bloque de hielo de varios miles detoneladas el monumento que a su propia paz levantara el príncipe y emperadorromano. Mientras los romanos desenterraban la memoria de su historia. la deVilla Francisca quedaba sepultadapor un edificio de apartamientos de 4 pisos.cuyas tuberías. cloacas y desagües cruzan por encima de los huesos y restos deaquel grupo humano que encabezado por Végere vivió en los alrededores de"Villa" mucho antes de que ésta fuera fundada. De igual modo se puedenencontrar en las llanuras de Umbría, y en sus zonas de montaña, murosenterrados que recuerdan la época pelásgica; porque se dice que etruscos ypelasgoseran de una misma procedencia. de una mismareligión binaria. de unmismosentidocomercial.

Végere, mi hombre primitivo. no conocía la agricultura. Venía en canoadesde algún punto de Sudamérica cuando aún los primeros agricultores nollegaban a las Antillas. Santo Domingo. con sus manglares ricos en peces. aves.crustáceos y mariscos; con sus tierras ricas en frutos y raíces comestiblessilvestres.con su paisaje calmo y su viento cálido. con su rumor marino y susaguas balbucientes sobre un cúmulo de playas azules. era el paraíso. Vinieronpor la costa sur. de lugar en lugar. hacia una tierradondeabundaba el manatí.Seasentaron lentamente. y durante largo tiempo. Desnudos. o semidesnudos,constituían un grupo humanode unas veintepersonas -más que el grupo que aprincipios del siglo XX fundó a Villa-; tenían sus líderes. y su vidacotidianasebasaba en conocimientos que los actualeshabitantes del mar hanolvidadoy queyo te recordaré. querido amigo.

Te preguntarás qué de importante tieneel conocerel pasadode un barrio;quéde importante tiene el saber quién pisó por vez primeraun territorio; te digo. sinembargo.que toda huella humanaes permanente; que todo grito lanzado al airequedasellando parasiempreel espacio. que todofuego encendido paradefenderyprolongar la vidaes una partegrandiosade la historia de todoslos pueblos.Cadaacción. por insignificante que fuera.dejó huellasen la historiade la humanidad.Cada viento que sopló sobre la cresta del barrio ha seguido girando de polo apolo.hasta encontrarse periódicamente con el puntode partidade dondea la vezpartenotrosaires.

La similitudentreVégerey los habitantes del barriohayque encontrarla en laluchapor la supervivencia. y en el dominiode la realidad. En tiempos tan duroscomo eran los de Trujillo, los vecinosdel barriovivíandentrode unadesilusiónplena: obligaciones políticas incompatibles con la propia biografía. Comocuandoel mar. violentado por el viento.azotabael litoraly Végere, sin saber dedónde venía la furia. entendía que algún poder distante la desataba para exigirobediencia. En Villa esa furia se llamaba "el Gobierno".y el gobiernoera unadictadura que colgaba de las paredes convertidasen cuadros con la figura delGeneralísimo. y la de sus hijos. y la de su madre. VillaFrancisca. como bien losabes. florecíaen nombres familiares que la dictadura. para honrarse a sí misma.

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había colocadoen plazas, parques, calles y edificios. Todo se llamaba Trujillo.Debajo del edificio en donde están los restos de la tribu de Végere, había unaplaca en honor a un general de la dictadura; sobre el techo de los edificios hoyexiste un letrero que anuncia a los candidatosde seis partidos políticos. Végererespira en estas páginas y me lo imagino caminando semidesnudo por las callesde Villa Francisca; semidesnudo "como los hijos de la mar", porque mientrasmás cerca estamosdel agua, más vecinosentimosel silencioque nos acerca a labiologíaprístinade todo.

Mi querido Persio, ¡cuántome hubieragustado ser un novelista! La historiase repite;como te he dichoen otras ocasiones, cambianlos marcos,el tiempoesdiferente, pero el hombre atraviesa el espacio,cruzael tiempoy repite hechosdelpasado para confirmarlo. La futurología es la ciencia -arte- de confirmarelpresente quevendrá.

Para mí Végere no pasó nunca. Si en plena infancia hubiese conocido sobrela existencia de hombres que vivieron cercadel Timbeque desnudos,recolectandoy cazando, habríaseñalado a Bufáncomo formando parte de una tribu.Bufán ibadesnudo; en vez de recolectar ostras sacaba de los basureros trozos de plátanosalcochado; visitaba la fonda de Chichito, frente al Trocadero, y allí recogíasobrantesde la comida parroquiana. Bufán tenía familia; sus hijos iban tambiéndesnudos, y lo que es más increíble aún, residía a solo unos metros del viejopuenteUlisesHeureaux, mirando haciaVillaDuarte,en los linderosde lo que eranuestroterritorio.

La vida es historia. Creo que el Conde Keyserling escribió un libro con esetítulo: Vidae Historia; tal vez Gregario Marañón. No retorno casi a mis lecturasde los aftas mozos; me quedan en el pensamiento las ideas fijas, los títulos, lasimágenes y olvido los autores; un amasijo de mundos rodea mis sienes y sinembargo cuando el momento es propicio, la mente se impregna del recuerdoesencial y lo transforma en metáfora, en vientode la tarde, en otoño romanoo eninviernonewyorkino.

Vuelvoa Végere. Aunquelo sientasdistantede Villa,porque no lo conociste,tengoel deberde presentártelo. Es unpersonajeque conocesen la vida de Bufán.Cuandocaminabas por la calle BenitoGonzález,casi llegandoal río, viste en laaltura de la terraza caliza la cueva, la caverna excavada por Bufány sus cuatrohijos.La mujer había muertohacía aftoso Los niños, tambiéndesnudos, llevabansacosde henequén en los que ibanrecogiendo los desperdicios de VillaFrancisca.Un pobre barrio que era capaz de sostener otro tipo de miseria, de mantenerlaestable, como era la miseria de Bufán. Con esto no quiero decir que Végereviviera en la miseria. No. La encuerez de Végereera realmente partede un mundoque tenía como meta normal la subsistencia dentro de patronesmuy específicos.CuandoapareceBufán la encuerez no está dada por el clima o las costumbres, esun producto de la miseria, de la imposibilidad de alcanzar esa felicidad quealcanzaraVégere, y que se manifiestaen ese piso de conchas y restos marinos,revelador de que tanto él como los suyos vivieron con abundante comidaalrededor; disfrutaron de un mundofeliz, un mundoen el cual VillaFranciscaeraun gran territorio poblado de lagartos y jutías, aves multicolores y árboles

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frutales; raíces y nueces, pequeñas lagunas y arroyuelos con peces de diversasespecies. Allí estaban, en las aguas tranquilas, los camarones blancos, lasgambusias doradas, las lagartijas gruesas y apetecibles. Junto al mar yen ladesembocadura del río Ozama, los manatíes; los careyes o tortugas marinas; lashicoteas de los charcos, las palomasfugaces.

El corazón me dice que miles de años antes de que Ibarra fundarael barrio epatio de ChenchaCordero se llenabade yaguazasy garzas de laguna;me dice eánima que las palomas que todavía van desde un continente al otro haciendescala en los parajes de Yuma y del Higüey, se detenía en los árboles altos deanacahuita que habitaban los patios de las casas que fueronde la calle Ravelo, endonde había un limoncillo -un jobo igualmente- con ciento veinticinco añosde edad. Végere debió conocer el sabor de la guayaba en el solar del Loro, sitiodonde luego se construyera el novedoso Centro de Detallistas; los patios de lascasas de la calle Castelar debieron ser parte de su trayecto en la búsqueda dehuevosde aves diversas. En donde estuvo y está la glorieta comba del que fueraparque Julia Molina -parque Enriquillo-, la huella de Végere deberá estargrabadaen un silenciocubiertopor pilastrasde concreto.

Al fin y al cabo, te digo Persio, que la historia de Villa Francisca empalmacon la historiauniversal. En la Roma de hoy,debajo del panteónde Agripaestánlas huellasde los cazadoresdel paleolítico mediterráneo. Junto a los monumentosdel Tíber -allí donde emerge la tumba de Adriano-, se escucha aún el golpeode la piedra contra la piedra, cuando en el 1600 antes de Cristo, cromañonesazules, ya sustituyendo a los hombres de Grimaldi y Chancelade, astillabanhueso y generaban con la influencia del magdaleniense casi en boga, puntasarponadas para la pesca y la cacería del momento final del paleolítico. Pocotiempodespués, hacia el 9000 antes de Cristo, en estas mismas tierras romanas,y al sur, frente a las costas mediterráneas, lagos y hondonadas fueron ocupadospor recolectores que como Végere se distribuyeron en bandas y conformarongrandes sitios de explotación, haciendo crecer grandemente la demografía delmundomás que antiguo.

Bufán hubiese sido un líder en época de Végere. Tenía esa fuerzainconmensurable del vencidoque es capazde levantartoneladas en su hombro. Susacollenode residuos revelaba la grandeza de unarazaperdidapara siempre. Nadielo notó en Villa Francisca; se le considera un pordioseromás, pero estarás ahorade acuerdo conmigo,querido Persio: Bufán y Végere se unen en la historia. Noson sólo dos mundos nacidos en un mismo territorio, son la respuesta humanaque ata la historiade Villa Franciscaa la historiauniversal.

Vini, Vidi, Vinci,

PS.- Cuando Bufán recogía en su saco las naranjas semipodridas en elembarcadero de Tatá Martínez, muchos ignorábamos que con su cuchillodeshechaba la parte dañada, y que sus hijos desayunaban con una vitamina einsólitapara los habitantesdel barrio.

XN

Te escribo estas líneas simples porque loscapítulos iniciales que meenvíasyque Persio te ha enviado a su vez me presentan comocasi un delincuente. Tediríaquela vidanoes tanfácil comoPersio la pinta. Yen realidad hablarte de mividacuando la misma me ha cambiado el nombre y cuando ya mi rostro no es elmismo, no tiene mucho sentido. Es comodefender un otro al que conocí y delcual mevoyolvidando, si así lo quieres. No me llamo Manolo. Soylíderobrero,asesor de los latinos aquíen Nueva York, líderde muchos indocumentados quealtravés de mis diligencias consiguen residencia y se apañan. Soy musulmánnegro, me llaman Alí, por lo tanto todocuantosea mi biografía anterior puedeser revelado sin que afectemis sentimientos. Alí no es Manolo, y el propioAlípodría muybienhablar y escribir mal de Manolo.

De mi vidaalterada por los hechos de la dictadura no recuerdo sino algunassituaciones quePersio noapunta en su "materia prima". Nunca podrá escribir coneso unaobra, lo sé; le conozco desdeesa infancia llenade viajes y bañosen lospuentes de SantoDomingo, y en las playas distantes cuandoabandonábamos elaula para reírnos de haberle visto las entrepiernas a la profesora. Un carajo,siempre fueuncarajo.

Demi vida alrededor deLaura dependieron tantas cosasqueno meextraña quePersio no se refieraa ello. Sabesbienque él amó a Laura en silencio. Durantelos días finales de la dictadura nos encontramos en la Universidad de SantoDomingo en aquellavisitaque el Generalísimo hiciera al plantel. Sabíaque yayo habíasido "atrapado" por los Servicios de Inteligencia Militar; sabíaque yaestaba yoal servicio deladelación. Meacorraló consuspreguntas groseras.

-¿Y ahoraeres un vulgar calié?... ¡Peroquiénlo hubiera dicho Manolo! Teveo y no te conozco. (En aquellos momentos recordaba yo los consejos de mimadrastra: "Ten mucho cuidado con decir no, al Jefe no se le puedecontrariar.Todos perderíamos lopoco quetenemos")

En efecto, ya habíamos sufrido en carne propia cuando varios familiarescayeron "endesgracia" y se inició esapersecución duraquesólosedetuvo cuando

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fui aceptado en el SIM y cuando el Generalísimo ordenó personalmente que sedejara tranquilos a mis familiares.

Pues bien, Laura es un aspecto especial de mi vida que ni tú ni los demáscomprenden. ComodicePersio-y era un axiomaen el barrio---VillaFranciscaes el universo. Un barrio llenode todaslasexpectativas; un territorio que durantelos años '40y 'SO parecíamásque un trozode la ciudad,una escuelacon extrañasasignaturas comolas "retretas", pero en dondeno faltaban las putas honradas quelloraban su destino mientrashacíanel amor, y que se suicidaban cuando creíanhaberse enamorado seriamente.

Lauraera de ésas.Pero ya cuandola dictadura se desmoronó y tuve que huirhaciaNueva Yorkdisfrazado de pastor evangélico, misrelaciones con ella habíanterminado. Nunca me enamoré de su mirada, ni de su cuerpo blanco como uncopode algodón; me pareciósiempre -a pesar de su rosadacolecciónde lunaressobre el seno izquierdo--- un muñeco fino, una babieca de elegantes formasdentrode la cual la sangreno teníacaminos; un frascode porcelanavacío,comoaquellos queadornaban la farmacia de donHumberto Gómez en la calleEl Conde.

Cuando lleguéa Nueva York habíayo entradoen el mundode la Emilia.Uncaso diferente. Sólo aquí en esta ciudad llena de ruidos y sonrisas incompletasvolvíal amorde la adolescencia, amorque en principio parecióbueno, y capazdehacerme olvidarel pasado. Vivimos juntos, nuestrasrelaciones fueron cada vezmás profundas; el cariño de los finales de los '50 se tomó aquí en sexo y nochesde bebida continuada. "Manolo" era así, un bebedor, un bohemio, un gozador. Yosabía de los afanesde Emiliapor ser poetisa, luego modista, más tarde pintora,ademásde políglota. Ninguno de esos vacíos se vio completado. Pobre Emilia.Ciertamente Isolina, su madre, aflorami muerte; desea mi desaparición. Haceaños que no me ve, y si lo hiciera, podría reírme de ella en su propia cara. Meverásen cualquiercalle y no me reconocerás. Alguien te dirá "esees Manolo" ydetrásde mi barba y de mi calvicieartificial aparecerá otra imagen: la creadapormi cirujano plástico, un dominicano que también trabajó para el SIM enmenesteres similares y que ni siquiera aparece en la historia negra de nuestropaís.

Ahorabien, queridoamigo, sabes que no fui un canalla.Te podría decir queno soycapazde ayudar,peroque tampoco soy un militante del odio, del terrorodel miedo. Deahí que un poco de mi historiay un pocode los comentarios sobreloscapítulos que escribePersioy que me envíaspuedanservirtepara recordarlasvidas y miserias de Villa, mapamundi colmado de seres que aún a mí meavergüenzan, como el Mosquita y su mujer, como el viejo Remando, del caféHabana-Madrid Perohubovidas serias, tranquilas, altasy sosegadas.

Puedo por tanto comentarte mi tragedia, pero tambiénpuedo conversar conprofundo sentido de humanidad. Persio aprendió letras, fue a la universidad,obtuvo premios y merecimientos, pero yo dediqué los años que van del 1961hastahoya completarmi cultura y aprenderpor mi cuenta. TambiénconozcoaTucídides, y sé de la literatura del Siglo de Oro, y conozco los filósofos quedieron origen a la ideología marxista o bien al liberalismo francés. Calié fui

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cuando mis años eran mozos, pero han transcurrido las horas y los vientos,amigo, y esta cabeza no es la misma de aquella época; ni mis deseos sonsimilares, ese que era yo ya no soy yo "ni mi casa es ya mi casa".

¿Podríadesignar como"tragedia" cuantome aconteciera en los ai'ios de la quepudo haber sido-según la tradición- "la mejorjuventud"?Puedo hablar de miprofundo sentidode humanidad y sé quenadielo creería. Generalmente se tienelaimageninicialcomo la definitiva. Los fariseos piensanque quien nació malvadodeberáserlosiempre, o que quiense presentó en primertérmino como bienhechorlo será siemprea pesar de sus fallas humanas. Nadiees capaz de suponer que latransformación del interior humano transformaa su vez la identidad. QueridoPapiro, yo me veo desde mí mismocomoa otro. Miroa Manoloen la distancia,y te aseguroque lo quiero,conozco profundamente sus fallas,sus pozos de'Carit\oy sus acantilados de violencia. Ese Manolo que era yo. Desdelo más profundodemi Alí le miro, y a veces lo traigo a mi lado para sentir sus viejos perfumes deconquistador fracasado y de servidor de la guardiacancerbera sin vocación paraladenuncia y el crimen.

El primerrecuerdo que tengode Lauraes difuso.La alcancé a ver una mañanaentrandoen el callejón que accedíaa lasescalinatas altasdel Habana-MadridEraun "cuerito" más.Una putade las tantasque don Hernando manejaba. Bonita.Deojosclaros,su dentadura perfectarecordaba el anunciode Kolynos de las revistascubanas. (No puedo apartar de mi vieja biografía manoliniana aquella sonrisaperfectacon la que unade las hermanas Choreos anunciaba la pasta dental)... Consu sabor a pasta Kolynos, Laura se convertía de improviso, a mis ojosadolescentes, en una vedette amasadacuya foto pudo haber hecho época en laRevista Carteles, o cuya voz pudo haber renacido en las novelas de la CadenaOrientalde Radio, porqueparaesos años,por la cercaníade las islas y las pocasemisoras, la radio cubana y sus publicaciones ejercían una mágica influenciasobreel corazóndel barrio.

Varias veces encontré a Laura en el colmado Isaac. Allí nos reuníamos losintelectualoides del barrio.Allí declamábamos los poemasde HéctorJ. Díaz, delque nos aprendíamos además las canciones. Siempre habíamos sonado con verpoetas de carne y hueso.Yo particularmente odiaba las cuartetasde Quevedo, alquejamásveríaen vida y del quecorríancrudoscuentosverdesentre los jóvenes.Sin embargoHéetorJ. Díaz vivía, era parte del barrio;podíamostocarlo 00n lasmanos y hasta verlo con la botella en la mano y su gran sombrero de "pajita"declamando su propia obra. Podíamos escucharlo cantado por Teté Marcial altravés de las ondas de radio de la antigua HIZ, desde donde, además, JuanLockward entonabacon músicapropiaalgunas de las letrasdel bardo.

Laurase dio por enteradacuandorepetíalgunosversosdelpoeta: hablabandeunamorincomprendido, y de un anhelodesbocado. Me mirócon esos ojos clarossincomprender que desdeel grupo intentaba ser el más destacado, a sabiendasdeque,comodecíaalgunode misamigos,"labuenaliteraturaes una mierda".

Pocosdías después volvía encontrara Laura.Esa tarde hablábamos del nuevohipódromo, de la nueva escuela normal, mientras que por cinco céntimos

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mirábamos cortos de películas del oeste en el Colmado de Isaac. Ella fijó susojos en mí con decisión. Debí sonrojarme porquesentí un calor intenso recorrermi cara. Ella pidió una caja pequeña de talcos Halka, unos ganchillos para elpelo, vaselinasin olor y dos refrescoscaseros de mabí y de limón. La turba deadolescentes se arremolinó en tomo a Laura llenándole los oídos de palabrassoeces,de piropossucios y de requiebros aprendidos en los cuentos deesquinas.Me mantuve en silencio, torvo, desaliñado, cargado de prejuicios. Nunca megustaron, amigoPapiro,ni las obscenidades ni el irrespeto, Tal vez por esa razóncomencérespetando a Laura; era totalmente lo contrariode cuanto se proponíanmis amigos.Mi madrastra siempre me señaló que había muchasformas de vivirsin accedera la ignominia. Hasta ese momento le creí. Ahoraque me llamo AHy que jamás pensé vivir fuera de Santo Domingopienso en aquel Manolo y enaquellaLauraque un día fue la señoraTal. Puedescreerloporque me conoces yporque tal vez piensas que la injusticia de Persio pudiera alcanzarme y hastadolerme. Esta es una historia que parece de nuestraprofundaamistad. Te estoydando materias que son parte de mi vida hecha para silenciar otra. Si JuanCaliente o Vicente -<:omo quieras llamarlo--- me busca y dice saber de mí,resulta motivo de risa. Juan Caliente, aún habiendo sido un héroe de la "Era",miente,porquepodría ir y retornar mil vecessin que nadie me identificara... Teconfieso, amigoPapiro, que ya lo he hecho. Te confieso que me he encontradocon Persioen la calle Duartecon esquinaConde, le he pedidola hora y me la habrindado, con su gentileza proverbial, sin siquiera notarme. Ya ves. Comopersonaje de su narrativapuedo tomar mis represalias, ¿perocuándo se ha vistoque un personaje ha terminado agradeciendo a su autor?Ni siquieraPirandello,aquien conocígraciasa Persio en 1958,en las edicionesde Ateneo, fue capaz depensarloasí.

Las identidades, amigoPapiro, se construyen con los años.Todo está repletode identidades. Viejas amistades se difuminan y nuevos amigos aparecenreforzándote un yo que ellos creen conocer a fondo y que no saben cómo seestructuró.

Mudarse de barrio, hablar definitivamente otra lengua, recordar tu pasadocomo si fuese el de otro, son fórmulas para generar identidades nuevas,engañosas, perofuncionales.

Te escribo estas líneas simples porque los capítulos que me envías y quePersio a su vez te ha enviado, me presentancomo casi un delincuente. Te diríaque la vidano es tan fácil. Sé que todocuanto te envíaPersioes "materiaprima".Sé que recoge informaciones, graba cintas a los amigos, se nutre del recuerdoajeno,e intentauna novelaque presenterasgos verdaderos dentrodel sistemadementiras que es todo proceso de imaginación. Me permitirás comentar esa"materiaprima". No estaría mal que un día texto y crítica se unieran para quealguien, tal vez Laura, o Manolo,o tú mismorepartidoen variaspersonalidades,pudieracomprender que ninguna historiaes lógica y que toda lógica es una redque intenta, sin lograrlo,atraparperfumeso reteneralientos.

xv

UN CAPITULO DE PRUEBA B.

La insoportable risa de Emilia recorría los callejones del barrio, y losvendedores de periódico se detenían frente a la casade donaIso.

Risa que parecía llanto, llanto que en verdad era risa. Feroz grito que hacíamuecas dolorosas sobre los techos de zinc como una lluvia gruesa, de álgidosgoterones convertidos en turbia transparencia.

No pocas veces dona Iso pensó en que la policía podría venir y allanar elhogar desvencijado. Aunque la dictadura había desaparecido los modales de losgobiernos sucesivos la recordaban. En un país comido por las bombaslacrimógenas, los movimientos huelguísticos, la oligarquía creciente y losnuevosricos, se podía esperarque el chismecontinuarael mismo senderode losaños '50, cuando la vida se desarrollaba en la trama infame de la delación, elescupitajoy el murmurio.

No eran los mismosvecinos.Villa Francisca era un barrio nuevo. Daba penaser ahora la desconocida, cuando fue, realmente, el talento máximo de lasrelaciones humanas. La ganadorade los concursos de amistad. Porque si bien lagente-antes de su partidainicialhaciaNew York-le reconocíasu boca dura ydesagradable, eran muchos los que aftrmaban que lsolina Tavárez tenía ~u ladobueno. Para Juan Caliente, que según se decía regresaría también a tomarlecuentas a Manolo en los próximos días, doña Iso fue algo así como un serangelical.

JuanCaliente se habíaganado esenombrepor su tendencia al celestinaje, y mésque nada,por su granórgano viril que exhibía de noche, a la salida de los cinesasustando a las niñas, Nunca pudo tener novia; huyó de su casa cuando sushermanas, de pelo lacioy ojosengafiadores, dieronamoresal negroConrado Pérez,que aunqueestudiantede medicina, no era ficha paraunafamiliacomo la de JuanCaliente que aspiraba a "mejorar la raza", segúndecíaéste. Lo que másmolestaba aJuanJXY aquellaépoca eraqueambashermanas se enamoraron del mismohombreyque ambas llegaran a quedar encintas de .Conrado, que al fin y al cabo tuvo quecasarse con Jirnena, porque nohabíamododequesepudiera casarcon lasdos.

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Cuando Juan Caliente decidió irse de la casa fue a la oficina de la CédulaPersonal de Identidad con la intención de cambiarse elapellido. Allí le explicaronque había enormesdificultades para lograrlo, y que siendosólo un joven de 17afiassus padres tenían que haceruna declaración jurada de que era hijo de otrohombre, 10que nenó de rubor al muchacho, porque precisamente era lo que sedecíano sólo de Juan Caliente,sinode Jimenay Sancha, cuyos nombreshabíansidoescogidos pordon Vicente de libros decaballería quehabíaleídoen susañosde aficionado a la literatura, cuando todavía no habíasidojubiladocon 30 pesosmensuales antesde cumplirlos 30años deserviciocomo carterodebicicleta.

Juan fue acogido benévolamente por doña lso. Desde entonces su vida sedesarrolló comola del perfectomandadero, profesión que lo acercócada vez másal celestinaje,porque habiendo perdido todos los dientesdesde los 14 años pordescuido y faltade higiene, quedó inactivo en esodelamory del requiebro.

Se conoce que tuvo novia una vez, y que fue por poco tiempo. Su besodesdentado no era el que aspiraban las muchachas del barrio. El rechazocondicionó su vida, y entre su afición a la masturbación y su dedicación alcelestinaje surgióun maridaje de sentimientos que le llevaba a sentirse casi plenosexualrnente cuandoconseguía que uno de sus amigoslograraa la mujer de sussueños,

y es que Emiliaahora reíacon violencia. Sus grandes senos-antes bellosyplenosde una exuberante redondez- saltaban no ya comopalomas que deseanremontar el vuelo, sino comopobresgallinas gordasque cacarean conscientes deque han puesto su último huevo. Doña Iso puso sus manos febriles y gruesassobre la frente de Emiliatratando decalmarla.

-Lo encontraremos y será su final, se dijo parasí mismay recordó los díasen quellegadaa NewYorkpor primera vezse entero de que Manolo volvíaa susandadas con Emilia. De que la llevó primero al hotel Nevada instalándola yquitándola de su ladocasi para siempre. La historiade Emiliaen Manhattan estáescrita en todos los trenes subterráneos. Para los años sesentaella, tan esbelta,inteligente, frondosa de carnes-como decían por ahí- se sintiósola, El mundode los amigos de su madre estalló como una bolsa llena de aire. Paco muertoantes de la caída del régimen,y luego los demásesparcidos por los cielos comopartículas de unagranada de manolanzada contralapared de adoquines que habíalevantado en tornoa supropiapersonalidad.

Juan Calientele había informado queManoloestaríade regreso. Que tenía enlas manosal hombre. Que segúnse le había informado traíaahora el nombredeAntonio Jímenes, y quesería fácildetectar su llegada.

De vezen cuandoBmilia tenÚl sus díasclaros.Entonces cantaba,y recordabasu primerarelaciónamorosa conel judío de la calle 146que luegola instalaraenQueens. Pero aquellono fue'elcomienzo del descalabro, sino más bien unade lasfases delmismo, porquede ser querida a habersidoémulode la moda, intelectual,modelo profesional, artista de New York, había todo un abismo. Antoniolimenes ---el Manolode los años más turbios- se había maleado. Según donaIso habíasido él quien habíapropinado los golpes al archipámpano; quien había

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convertido a Emilia en puta, quien había inventado historias chismosas sobredoñaIso en todo Manhattan, llegándose a rumorear que la Emiliano era otra cosaqueunacarnada de la cual vivíala madre, cuando en verdadcomo vidente, santeray sibila, tenía suficientepara comer y subsistir sin problemas.

Juan Caliente se negó siempre a servir de enlace entre Emilia y Manolo.Siempre rechazado, siemprea la caza de la vigilancia de una mujerdesnuda, teníasueños de fiebrecuandopodíaver, tan de cerca y al travésde la reja del cuartodebaño de madera, los glúteos ingentes de Emilia, ese pelo color de caoba querodaba hasta la parte en donde la espalda se curva realizándose en fragoroso yrisueñooleajede carnes odorantes. Juan no sirviónuncapara celestino de Emilia.Por eso cuando supo que Manolose había instaladocomo calié, hizo lo posiblepor difundirlopor todos los rinconesde Villa Francisca,en donde hacia 1959lasventanas se cerrabana las 9 de la noche, y los jóvenes hablaban muyen vozbajasuspendiendo la conversación cuando Manolo se acercaba con su caraafeitadísima, sus ojos grises llenos de malicia,y su andar macabro,inspirador deunadesconfianza que en un principio parecíatímida,pero que se hizo máslatentey bruta cuando se supo que esa mañana de septiembreJuan Robinson apareciómuertoen los altos del antiguo solar del Loro, con una daga en la espalda y unletreroescritocon bolígrafoque decía "ésteno confiabaen el generalísimo".

El hechode que Robinson fuerade los aspirantes a traductores que se negarona engancharse en la nueva empresa, y la presencia de Manolo en el serviciohicieron que la duda comenzara a rondar como un buitre sobre la cabeza delvecindario.

Se dijo además, que una de las condiciones que había puesto el gobierno aManolo era la de que debería ejercer sus funciones en el recinto de VillaFrancisca. El mismo había expresado,borracho, en la barra Anita, que se sentíamuy afectadoporque se le confinabaa unas cuantas cuadras de la ciudad ya quelos jefes que le escogieron como traductor le tenían suma desconfianza 10 quetraducido a buen idioma de la dictadura quería decir que mientras Manolo nodemostrara con hechos palpables su fidelidad al régimen no podría salir delbarrio.

Juan Caliente fue sometidoa un duro interrogatorioen la estación de policíade Villa Francisca. Una mañana del mismo septiembre, a raiz de la muerte deRobinson, lo llevaron esposado. La policía, esta vez uniformada con suindumentaria tradicional, le recogió en casa de doña Iso a las 6 de la mañana.Primero llegaron dos carros de patrulla y tres soldados de caballería que secolocaronen lasbocacuadras. Un tenientedelgado y de tez amulatada pero conojos muy verdes,dio los buenos días.Doña Iso estaba en ropas menores, pues selevantaba siempredespués de lasdiezde la mañana.

-Tenemos órdenesde arrestocontraunapersona.

Juan Calienteno se hizoesperar. Sospechabaque había toda una coartada.Elprimer golpe se lo asestaron en plena boca y no dudó jamás de que si hubiesetenido dientes los habría perdido todos en ese momento, pensamiento que loconsolóy le hizo pensar en su destino.Deseabaver a Emilia asomarseal portón

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de madera resinosa; deseabaque ellapresenciase lo que realmente era un hombre.PeroEmiliaprefirióquedarsedetrás,en el patio cargadode árbolesde limoncilloy guayaba y mirar luego, cuando la comitiva doblaba la esquina y pasabaprecisamente frente a la casa de Mister Robinson, quien de seguro estaríaobservando tras los visillos con enorme tristeza de pastor protestante, con esatristeza que había caracterizado sus últimos sermones en la pequeña iglesiaevangélicade la calle Ravelo, a donde acudió más gente de la prevista desde elmismo día en que el cuerpode su hijoapareció apuñalado con letreroy todo.

En la medidaen que los policíasy el preso, desnudo, avanzaban por el plenocentro de la calle, Juan Caliente pensó en las cosas del destino. La sangre quemanaba del centro de su cabeza resbalabacon tibiezade manosenamoradas porsus mejillas amarillentas. Se imaginabaque esa tibieza no podía ser más viva ydolorosa quecualquier cariciade Emilia,a quienhabíarenunciado en la vidaperono en la muerte.

Recordando ahora, Emilia dejó de reír y le empezaron las lágrimas.Cuandolloraba lo hacía en silencio, como si hubieseestado cuerda. Doña Iso le enjugócon un toalla el llanto cuajado de luces, repleto de lentejuelas, adornado deluceros que resplandecían en el corazón inocuo de una mañana repleta depajarillos, claxones,bocinas antiguas, música de salsa, y sonido de vendedoresambulantes con vanas bocinas de batería que anunciaban sus plátanos, mangos,naranjas, y frutosa un precio superioral de los mercados porquese le cargabaeltransporte.

Ciertamente las cosas habían cambiado. Antes los buhoneros llevaban suscarretillas a mano. En vez de altavoces transistorizados utilizaban como fotutosobocinas las palmas ahuecadas de las manos. La música había ido tomando otrocariz.Los anuncios de Tricófero de Barry,Glostoray Salde UvasPicot se habíanmarchado en retirada, y los programas cómicos, de los cuales los delarchipámpano eran los más escuchados, se habían convertido en potreros endonde la mala yerba emergía en la voz de comediantes sin inteligencia, desimples vendedores de melodías, de locutores que en vez de admirar al mejorcantante del momento creíanen lo quepagabala casa de discospara hacerpopularla peorde lasmelodías.

Ayer,cuandoJuan Calientepasaba frente a la fuente del parqueJulia MolinaViuda Trujillo, en donde florecían los robles y los árboles de palma real seregocijaban con los nidales de las ciguas mamoneras, el gentío se habíaconvertido en una procesión. Juan Caliente, el rostro sanguinolento, vio detrás,allá en la cola de la caravana, la imagen entristecida de Isolina Tavárez que,compungida le hacía un gesto de paciencia. Vio como si fuese un santo llevadoen andasal carreteroJuan, que se había trepadoen su vehículoy hacíaesfuerzosporque el muloavanzase más rápidamente por dentrode la multitud. Miródelantede sí mismo y en vez de ver los glúteos prominentes que en las procesionesdeverdad perseguía para dar rienda suelta a su instinto sexual rozando con sumiembro a las beatas, vio al teniente con el broche de la canana suelto y elrevólver a mediosalir,profiriendo esa amenaza de muerteque tieneel gestode unarmalistapara ser usada.

MATERIA PRIMA 97

Emiliase enteró de los problemas de Manoloporqueél mismose sentó en elbordede la aceraaquella tarde de 1959 y le dijo:

-Me han confinado al barrio. Soy un preso. Cualquier muestra deantigobierno y soy un hombre perdido. Anoche me sacaron del salón detraductores y me llevaron a dar una vuelta por la ciudad. Entonces me haninformado queRobinson tenía las horas contadas.

Ella había intentado decirle que cuál era la razón de que no avisara aRobinson. Prefiriócallarse,pero tuvo la respuesta poco después.

-Desde queRobinson se nególo encarcelaron. Ya nadielo vio más.

De maneraque cuandodoña Iso le recriminó a Emilia la continuación de lasrelaciones con Manolo después de lo sucedido a Robinson, ella señaló;

-Cada vez creo más que Juan Calientees un hablador. No ha sido cosa deManolo. El lucha duramente por salir de eso. Tú sabes que él nunca fue unamigodel régimen.

Entonceslas salidascon Manolodisminuyeron. No había suficienteespacioen Villa Franciscapara hacer el amor.No era posiblehacerloen la casa de doñaIso, en dondenochepornocheSalado intentaba demostrar que todos los hombresson iguales. Juan Caliente, ubicado en el último cuarto, acechaba como unsabueso los movimientos de Emilia, y la seguía como un loco con la mirada,mientras doña Iso encariñada con la fidelidad del nuevo huésped le hacíaconfidencias y le expresaba penasporquela situación políticase resquebrajaba, yporque los mismos visitantes traían ya noticias de que había todo un plan paradestripar a la dictadura y a los que,obligadamente o no, participaban en ella. Fueentonces cuando sedesatóel másgravede sus dolores: le avisaron quePacohabíasido golpeadoinmisericordemente y que quien le dio la golpiza conocía bien afondosus movimientos, porque lo atraparon cuandoentrabaa su casa de la calleCastelar, reventándole los riñones,

Juan Caliente nunca dudó que Manolo estuviera envuelto en aquello. Y supersecución de los datospara demostrarlo se inicióen el mismomomento en queEmilia anunció queestabaembarazada

XVI

JUAN EL INGLESITO

El pequeño vehículo marcaVolkswagen dio varias vueltas por la ciudad. Erael segundoserviciode "Manolo". Le entregaron su metralleta Thompson y lehicieron disparar cuatro ráfagas al aire.

-Ya estásentrenado, le dijoel cabo.

La frase teníasus bemoles. Significaba simplemente que esa horrenda nochetendría quematar.

El vehículo girósobrela avenida George Washington y entonces se desplazólentamente. Manolo pensó en Emilia, en los días que llevaba sin verla, en lainsistente situación que le hacía cada vez más ingerir bebidas. Nunca leprohibieron detenerse a beberun tragoaúndentrode la oficina. Eracomún veralpropio Salado con su botella de whiski y sus botas sobre el escritorioentalcándose y peñumándose lospies, lo que parecía constituir en él unaespeciede manía.

La noche de septiembre se habíahecho calurosay másque nada lluviosa. Másallá de la avenida Máximo Gómez se levantaban cientos de cocoteros y unabrumamarina se hacía cortinaje plasmado de salitres oscuros,interruptores de latransparencia yodada que siemprereflejabael mar en esos lugares casi en lasafueras dela ciudad.

-Sabes que esta nochedebutas, le dijo el otro agentegordo,del que nuncasupoel nombre, y delquese decíaqueera íntimoamigodel Generalísimo porqueantes fue mozo de servicio en el palacio que éste tenía en el poblado de SanCristóbal.

Manolo tom6la botella de ron de la que todos bebíangrandessorbos y lanzóun trago dentro del gaznate.

-No te lo vayasa bebertodo,buenpendejo.

-Aclárame esodeldebut

-Todos hemos debutado, jovenintelectual.

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El sargento no era un cualquiera. Había hecho el bachillerato en cienciasfísicas y naturales en Santiago. Practicóperiodismo en la capitaldurantealgunosmeses. Luegopasó a las oficinas del SIMy de ahí lo llevaron como ayudantedeSalado, con rango de asimilado, y especialismo, lo que le redondeaba un buensueldo. Era de apellido Saldívar, y tenía la mirada cansada. Nunca se hubiesepodido pensar de él que fuese un asesino. Por el contrario, era complaciente,dicharachero, y cantaba guarachas de Daniel Santos, las que, según él,inmortalizarían a Pedro Flores y al "inquieto anacobero", mote con el que losradi6manos de la capital Yde todoel paísconocían al cantante puertorriquetlo.

La orquesta Sonora Matancera se derretía hechamúsicaal travésde lapequeñabocina del Volkswagen. La canción era precisamenteuna guaracha que decía:"Así suena la trompeta de mi tierra tropical, óyela, óyela sonar, mi trompetatropical".La cantabaDaniel,el inquieto anacobero.

"Manolo" no pudo evitar un rápido retomo al pasado. Daniel Santos habíavenidoal país por los años cuarenta.En el barrio de Villa Francisca fue todo unacontecimiento el queDanieldeclarara que su mejoramigaera Flor,duetla de unode los mayores centros de vidaalegrede la ciudad.

Por la calle de la Concha los muchachos que casi llegaban a la adolescencia,se arremolinaban en la puerta de la casa de Flor, en dondeDaniel,con su bigotede terciopelo negro y sus cejas llenas de expresión, señalaba que Puerto Ricodebería ser libre.

Se acordaba "Manolo" de la primera andanada de golpes que repartió lapatrulla de a caballo-grandes mulos, fusil en mano,casco militar,polainasdecuero, sable al cinto, pistolas 45, voces aguardentosas, presión en las frasesvulgares- en todos los rincones del barrio. Mil novecientos cuarenta y nuevefue un afiodifícil. Por las costas de Luperóndesembarcó un grupo de exiliadosque intentaron iniciar la lucha contra el Generalísimo desde dentro. Fueron enparte acribillados, en parte traicionados, en parte presentados los sobrevivientescomo rémoras, cucarachas. El fiscal pidió treinta años para ellos y el olvidoeternopara los muertos. Aparecieron los rostrosheroicosen los periódicos de lamaIIana (El Caribe,La Nación); la propaganda generabaodiocontraellos.En lascasas el silencio fue la respuesta al hecho. Nadie se atrevió a comentar lainvasión. La prensa hizo gala de la valentíade los soldadosdominicanos, de lavalentíadel soldadoPuente, como otros tantos obnubilados por la rémora de laprq>aganda y de la inmensaadulación quese dispensaba al "hacedor de la patria".

-¿Sabes que tenemos visita?,preguntóel sargentoMayéSaldívara Manolo.

-¿Visita?

-Sí, visita.

-¿Pero cómovisita?

-Sí, dentro del baúl del automóvil viene un tipito prieto al que hay queliquidar.

Entonces tragué en seco, te lo digo Papiro, tragué en seco. Me di cuenta de

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quecaeríade bruces definitivamente. Mequedaba un solo camino, el suicidio oseguir viviendo a costadel crimen. Te aseguro Papiroque no sabíaquese tratarade Juan el inglesito. Nunca le vi el rostro; jamás escuché sus palabras. Ibaenvuelto en un saco de henequén y me dieron la daga para hundirla en aquellabasura. El propio Mayé medijoaquí, húndela aquí, y apuntó conel dedosobreloque debería ser la espaldadel sujeto. Coloqué la puntadel arma y la hundíconfuerza. Te juro Papiroque no salió una gota de sangre, no hubo un quejido, nosentípataleo, ni movimiento; tengo para míque mehicieron clavarla dagaen unobjeto inerte, tal vezen un maniquí, en algúncadáver, no sé.

Papiro, aquíen NewYorkherepensado mucho aquella vida.BiensabesqueEmiliafue víctima de su madre. Ella le inculcóaquella leyenda de que podríaigualar a Osear de la Renta, dequepodía además serpianista, dequetenía grandesdotes la hijita. Biensabesque la dejéporhijadeputa,porbandida, por tramposa,porsu afánde lujo,porque la sorprendí viviendo conjudíosy gentede mafia.

Creíquecuando se mehabía dicho quedebutaría meharían usarla metralleta,perono fueasí.Mayé habíaapuntado consu pistola sobremicabeza cuando hicelos tiros de práctica. Fueentonces cuando dije:

-Deben tener confianza en mí,porque sinoquécoñohago aquí.

-Eso me gusta...

y entonces Mayé le narró a Salado que el muchacho iba avanzando, y quetodocaminaba sobreruedas y queya estaban listoslos asuntos parainscribirlo enla Universidad de Santo Domingo, en donde entraría a funcionar como alumno dela Facultad de Derecho, porque algunos bedeles no eranrealmente miembros delservicio, sinoasimilados a sueldo quedaban informaciones vagas, muchas vecesmás por terror quepor vocación al Generalísimo.

Papiro, yo sé perfectamente queJuanCaliente se volvió locoen esta ciudad.Andaba por los trenes y los apartamentos de los dominicanos diciendo queme hehecho unacirugía plástica, que meha vistovariasveces conotra cara.Ahorahaembarcado a doñaIsoen un viaje a Santo Domingo paraperseguirme y hacermeimposible la vida, cuandose sabe que jamás regresaré a Santo Domingo, quellevoquince añosaquí y que ganobuenatajada, que me heautocriticado muchaveces porque no fui capazde quitarme del medio. (¿Quieres un trago, Papiro?,toma, es gin, buen gin holandésj.si, como te voy diciendo. Se ha puesto JuanCaliente comotodoun estúpido a levantar losánimos de doñaIso.Recuerda queJuanCaliente quisotirarse a Emiliasiempre, recuerda quepor las noches mirabadesdela azotea del negocio de Sijitoel maricón a las mujeres y a losmaridos. Esmás, recuerda que se diceque Sijitole obsequió aquellos binoculares con tal deque comose dice por Villa, le oprimieran la próstata. PobreJuan Caliente. (Esbueno estegin,Papiro, pruébalo. Es holandés. )

Salado llamóa la estación de policíade Villa Francisca y ordenó que JuanCaliente fuese puestoen libertad. Los muchachos del barrio lanzaban vítores ylos vecinos sonreían: un tipo tan servicial comoJuan teníaprofundas simpatíasentrelagentede Villa.

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El reverendo Robinson llevóa la iglesiael cadáverde su hijo mayor. El máspequeño le puso en el mentón un pafio de seda atado paracerrarlela bocaen lacualse le veíanlos torcidos dientes, florecidos de andanas, porque el pobreJuannunca quiso visitar al sacamuelas llamadoPatín, que aunque no tenía título dedentista, habíapracticado durante largosaños en la clínicadel doctorGrillo, endonde surgieron los mejores dentistas prácticos de la capital.

Dona Stephanía, la esposa del Reverendo le había dicho mil veces quevolvieran a Saint Kitts, o a Saint Vincent a la pequeña isla de donde habíanvenido haciael año veinticinco cuando la cañade azúcarfloreció en la parte estede la isla,y la ciudad deSanPedrode Macorís se llenóde obreros de las pequeñasislas de Sotavento y Barlovento, cuyos quehaceres eran oficios de ingenio,oficios de central azucarero.

Stephanía nunca pudo hablar correctamente el castellano, mientras que elreverendo sí. Tampoco la tía Esther, ni el tío Joseph,que fumaba pipa y vestíaaún al estilo ingléscon su chalecode bolsilloen boga, su leontina y su reloj deoro chapado con piedraspreciosas. Vinieron todos a la capitalen 1930(en mayode 1930) y el reverendo se instaló en esacasade madera azul,con galeríaamplia,pisode cemento, techode zinca dos aguas, y escaso vecindario. Desdesu galeríade maderade pino podía ver el mar Caribe allá en la distancia; y se embebíamirando lasvelasblancas de las goletas recortadas en unazulclaroy transparentequebrillaba porencimade losedificios de la capital.

Cuando llegó a Villa Francisca no conocíaa nadie.Su hermano Joseph,queaprendió el oficiode cochero en SanPedrode Macorís compródos caballos, unode los cuales ató a una carreta para transporte de frutos y otro a una calesa demedio uso que pudo adquirircon los pocosahorrosobtenidos en el trabajoquecomo contable del ingenio desarrolló entre 1925 y 1930. Stephaníapuso unaventa de carbón vegetal, luego un puesto para repartir leche, y más tarde unapequeña tienda de vender hilos, cintas, redecillas y botones de todotipo.

Los muchachos nacieron en 1937 y 1938. Entonces decidieron no tener máshijos, y criar a ambos dentro de las normasde la Iglesia Metodista, de la cualeranfervorosos creyentes.

Delante del púlpito,hechode pino blancorematado en una cruz en su partefrontal, el reverendo dijo que había llegado a este país con la idea de ser unhombre útil a la sociedad. Pero que la situación en la que se debatíala juventudera cada vez más difícil. Stephanía, de pie con su cofia blanca, seguía con losojos llenos de lágrimas las palabras de su esposo en un castellano repleto deacentos isleños, Los feligreses orabanjunto a él; repetían sus frases, y de vezencuando miraban hacia los rincones de la pequeñaiglesiaen dondehombres consombreros panza-de-burro y bultos en las costillas miraban la triste escenadelpadre quepredicaba conel cadáver de su hijodelante.

Emilia se adelantó lentamente y pudo ver de cerca el cadáverempolvado yhastaoloroso. Iba vestido con el mismo trajede casimiringlésnegrocon el quese presentaba a las tandasde matinée en el teatroMicine. Recordó la épocatristeen que Juan Robinson se le declaróenamorado, la época triste en la que todos

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echaban en cara al muchacho su condición de "cocolo", hijo de inglesesisleños,negros de Barlovento, gentesin genealogía. Era increíbleque en un sectorcomoaquelalgunas personas exigiesen la "pureza" de los gruposfamiliares. Según sedecía Villa Francisca había sido fundada casi en los principios de siglo concapitalefios pobres que se hicieron de su solarcuandoel señor Ibarra parcelósusterrenos y los vendió a crédito. Para plaza dejó un gran territorio que luegoresultó ser el parqueEnriquillo, también llamado Julia Molina Viuda Trujillo.Lascasas de madera se levantaron hasta1930, momento en queel huracán de SanZenónhizo trizas la ciudadde SantoDomingo, bautizada posteriormente comoCiudadTrujillo.

El reverendo dijo que la vidade un hombre valemás quecualquierrespuesta.Seftaló que el Señor Jesucristotambién murióasesinado, y que nadie nunca SIhizoresponsable de su muerteaunque todossabíanque detrás de ella estaba elEstado Romano. La gente volvió a mirar hacia los hombres de sombrero ypistolas en el cinto. Estos ni se movieron, ni siquiera parecieron darse porente.l'a(b.

Stephaníase acercó al cadáver y encendió una de las grandes velasque lavecinaLupe había hechocon cera de abejas comprada en el MercadoModelo.Pese a que los evangélicos no creían en luces ni velas era tan delicada queagradeciendo el gesto de Lupe, no quiso contrariarla. Ya frente a Emilia,Stephanía le dijo, sollozante:

-Se dice que ha sidoel tal Manolo. Juan fue el únicoque se negóa...

-Manolo dice que no ha sido él..., respondió Emilia tambiéncon lágrimasen los ojos. En verdad no podía acusarlo. Enterada de cómo le habían hechoapuftalar a un "objetohumano" inserto en un saco de henequén, Emiliano podíaasegurar que el cuerpo apuñalado fuese el de Juan y aún más, que el cuerpoapuñalado estuviese vivo. Tal y como lo suponía Manolo, pudieron habergenerado el espectáculo con la finalidad de convencerlo o hacerle creer que élhabíasidoel matador.

Turbada, Emiliase retiró. Peroquedóflotando en su miradael brillode la luzmocosa y mortecina de las velasde cera,cuyasgotasamarillas chorreaban desdeel pabilohasta engrosar el cuerpodel propio candil.

El hombre de sombrero de ala ancha situado en la derecha de la puerta deentrada tosióantesde estornudar estrepitosamente. Todosvolvieron el rostroconel terror marcado en las frentes brillosas.

El reverendo continuósu discurso diciendo que la vida es pasajera y que elmal es sólo unaexpresiónde la vida. Hay un más allá en donde todos debemosrendir cuentas. Era cristianopensar en ese más allá. Al fin y al cabo lo decíaclaramente Jesús,"voypuesa preparar lugarparavosotros, en la casade mipadremuchas moradas hay"... Para vosotros, aún para quienes tienen hoy el revólveren el cinto, para los que acosan al hermano, y asesinancon sus vicios la buenafe. Para quienes no tienenperdón en la tierra habrá perdónen el más allá. Estáescritoqueel arrepentimiento, la fe, el reconocimiento del pecadohará posiblela

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salvación. Pero el arrepentimiento no es una farsa. Sólo Jehová sabe quién searrepiente de veras, y quiénno. Si puedo verel asesinode mi hijoa la diestra deJehová noprotestaré, porque habré comprobado que la muerte de Juansirvió paraqueésteganase la gloria.

Stephanía estaba sorprendida. Cuando el reverendo tuvonoticias de la muertedesu hijomontó en ira, escupió imprecaciones y hablóde abandonar el hábito depastorque con tantadonosura y grandeza había llevado. Ahora, recogido en lameditación, era de nuevo un cristiano, un misionero, una voz clamando en eldesierto de una isla que no era su pequeña isla de cocoteros azules, callesestrechas, y carnavales en los que se imitaba la lucha de Davidcon Goliathalritmo del redoblante inglés, y la flautade madera. Lejosestaban los hijosde una

.Jierra queahorase veíacomotierraprometida, comola tierradel regreso, porqueel reverendo estabapensando en volver; peronoera fácil, no era fácil, ya que susrelaciones, sus amigos, sus creyentes y sus afectos se habían sembrado en estatierra de antilla grande, en la que habíaconseguido al través de unanuevalenguaunanueva especie de alma.

Terminado el servicio religioso el féretro fue introducido en un catafalcotirado por dos caballos con penachos, y mantilla negra. Los cascos habían sidobrillados, y la carreta del tío Joseph había quedado convertida en vehículofunerario sobre elque se colocaron doscoronas de floresde hojalata moradas, uncrucifijo de plomo, y un manojo de azucenas que servían de asientoa moscasazules y negras.

"Seguídesdedistancia prudente el cortejo. Teníaque infonnara Manolo detodocuántoocurrió allí. Teníaque completar el dato,ordenarel rompecabezas.Casi me desmayé cuando el mismo hombre que había puesto un papelgarabateado enel bolso de Stephanfa se meacercó comopernura, diciéndome:

-El coronel Salado sabe hacer las cosas. Dice que te comportes comodebes...

Recibí también un papelito escritode puno y letra de un casi analfabeto, ypude leer apenas esta frase: ¿todavíano has visto las fotos de tu hombre?...Como maricón noestá mal".

Volvía la casa, me desnudé y me lancé sobre la cama en dondecomencé ainventar imágenes y a generardeseos. Cerrélos ojos y vi a Manolo desnudarselentamente, comoen esas películasde sexo en las que todo se hace a oscurasmenos el amor; sentí sus manos sobre mis senos, podía colegir que su dedoíndice caminaba sobremi vientre con lentitud, comouna arana. comoun animalde paso lento (era mi mañorealmente, eran misdedos),entonces, súbitamenteabrí los ojos y vi su cuerpo caer pesadamente sobre el mío, mientras sudorestibios y resplandecientes me invadían el vientre, me recorrían los vellos delpubis, me cruzaban por las entrepiernas cayendo en la sábana tibia que ibamojándose al ritmo del movimiento demis manos. Oí su voz, su "yono fui", sunegativa, susexcusas. Oí su necesidad de contarme comolo violaron pordetrás ylo obligaron a quedarse en el precinto delbarrio,sin trasponer las cuatrocuadrasquele pusieron comofrontera. Entrequejidos y sentimientos deplacerpudever

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su mano empuñando el arma y disparando no sé contra quien. En las reunionesya se decía que Manolo no recitaba, ni cantaba, ni reía debajo de las bocinas delcolmado, porque se le había puesto negra el alma, y porque su único objetivo erademostrar hasta dónde podíaser fiel al Generalísimo, única manera de lograr quese levantara la frontera de una prisión que tenía todos los síntomas de la cámaraciegas.

Lentamente fui sintiendo el orgasmo. Me abandoné a la idea de que su cuerpoestaba junto al mío; de que eran sus labios esas aristas de la almohada quetibiamente rozaban mi mejilla. Me arropé lentamente, sudorosa, cansada,convertida en un magro espectáculo de naturaleza. Tomé la novela de Malraux yleí unos párrafos tristes, aquellos que hablan de la vida como compromiso, y delos hombres como sombras de un futuro que todavía desconocen. Mi madre mehabía visto pasar silenciosa. Aquella noche suspendió, creo, la reunión habitual yse quedó sola tirando sus barajas. Desnuda como estaba, me levanté y fui alespejo grande.

En el fondo de mi corazón presentía que Manolo y doña Iso, como lellamaban, serían parte importante de mi vida en ese proyecto. Quizás lascatapultas. Me quedé pasmada cuando escuché ruidos en el techo. Corrírápidamente a ponerme un chal, algo que me cubriera, pero ya los ojos quemiraban el movimiento de mis sentidos, la violencia de mi orgasmo, se habíanseparado del hueco de la hoja de zinc por donde espiaron mi desesperación y mitristeza. Nunca dudé de Juan Caliente, pero jamás pude confirmar que fuese unenemigo.

XVil

Querido Persio: La vida es como la novela de Jacques S. Alexis, todo "unabrir y cerrar de ojos". De Villa Franciscaes aquel cuento callejero que habla deun pícarovendedorde mangos que sabiendo en la tierra-y de paseo-s-a Jehová,se acercóa él y le dijo que le habíareconocido. Jehová no negó su identidad,peroreconoció que el frutero traíaciertas intenciones malsanascuando le preguntó:

-Oh, Dios querido, ¿es cierto que para ti un millón de pesos es como uncentavo?

Jehová, ni tonto ni perezoso, contestóque sí, y cuando el frutero esperaba quela mano de la divinidad entrase en el bolsillo del pantalón de militar con el queescondíasu identidad, Jehová le espetó:

-Espérame solo un minuto.

-y para ti, ¿qué es un minuto?

-Solo un millón de años, amigo.

Un millón de años son, en los designios de la divinidad, apenas un minuto.Un millónde años ha pasado en este momento, se cumpledía a día, porque haceun millón de años que la tierra camina y hace más de un millón que las calizassobre las que se asienta Villa Francisca estuvieron vigentes. Si piensas que pordebajo del fondo de los océanos tiene que haber una capa geológica que seacontinuaen todoel universo, comprenderías por qué para mí todo tiene sentido deunidad.La imagen de Bruto descargandosobre el pecho de César la daga en lasescalinatas de la curia romana, es la misma de Antonio el calié clavándole elpuñal en la garganta a don Raymundo, cuando éste fue descubierto comoenemigo de la dictadura. Son dos historias y dos imágenes. Villa Francisca esRoma, y Roma se muere de pena en su gran historia si no conoce a fondo lahistorianuestra; la de tantos amores perdidos, la de tantas iglesias rogando paraque la dictaduray el dictadorse mantuvieran vivos y en vigencia Las basílicas ylos templos a Venus, y las vestales, y los sacerdotes del imperio hicieron lomismoque el padreRigobertoallá en la iglesiade la calle Castelar,en dondeparaoír la misa había que presentar la inscripcióndel Partido Dominicano.Abres los

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ojosy los cierras, y te trasladas en soloun millón de años al hombre de Kenya,al Australopiteeus robustus queclavaba un hueso de hipopótamo en la gargantade su víctimapara robarle un trozo de carne putrefacta. Escalinatas, Brutos,Raymundos, Rigobertos, se enlazan desde Villa Francisca hastael infinito. Laluzde la historia los llevade manos, porque pertenecen al pasado y al presente,porque unos tuvieron la tribuna de los quedominaron, y se hicieron famosos, ylos otros quedaron -malos y buenos- en el anonimato de una mudezinterplanetaria. aquella generada por la ausencia deprotagonismo en unalucha declases que aspira a llevar a sus héroes a la máxima presencia y al máximopedestal.

Mi querido Persio, ahorasí que handesaparecido las golondrinas. Unanieblagris cubre la ciudad. Los viñedos de las colinas albanas están pelados y sóloesperan una primavera suavepara retomar al zumo y al verdor. El vino de lasmontañas americanas está mássuavey másblanco esteafio; ha perdido su saborgrueso, no así el de los campos de los Vicini, allá en Umbria igualmente, endonde el Chianti rojo regusta y pela el paladar con la suavidad de su propioperfume.

Pero, ¿y el mabí? Allá en Villa el mabí era algo así como una champañasilvestre. Le preguntarás a un europeo sobre el mabí, y se reirá en tu cara.Nosotros noconquistamos el mundo, fuimos conquistados y porendeel mabínollegóa las mesas reales. Me dirás que el tabaco llegó, y que llegó la patata opapa-primero alimento de cerdos y luego de reyes-; medirás queJeanNícot,el traficante, dejóen la parte maladel tabaco su apellido de ahora cubierto dealquitranes; me dirás que el tomate -oh pomodoro- que cubre las pizzasnapolitanas y las lasagnas, llegó y venció. Me dirás de igual manera que laspastas chinas, traídas por Marco Poloa la Venecia secular se convirtieron luegoen tradición "ascciutta" italiana. Razón tienes, Persio, razóntienes. Peroresultaquebebidas y estimulantes sonformas de la divinidad. La pastaYla patataYaúnel tomate, sirven para subsistir, para mantener alentadas las proteínas, losminerales y los glúcidos; te quiero decir con esto, amableamigo, que no sonsino nuevas muestras para el sustento; pero los licores son parte del Olimpo,porque ellos representan a los dioses. Mira bien que existía ya un dios de lasborracheras, aquel Bacoo Dionisos; de modo queel mabídifícilmente entraba enun panteón en el que reinaba ya la figura helénica de Dionisos. Sin embargo elmabí es bebida fermentosa y suave, cuya fuerza alcohólica es posiblementesimilar a la del vinosi se hacecon intenciones de que afecte los sentidos. Yentiempos de Végere,el bejuco que loscientíficos llamaron luego --asi con saborromano- Colubrina reclinata, era un magnífico consejero. Lo vimos y lobebimos luego en Villa Francisca, y en toda la tierra de la isla; admirado,querido, hastaelogiado, fue vencido por la leyenda de la cerveza, porel fennentodelrondecañadeazúcar-producto de unaesclavitud quegenera en lasAntillasla acumulación originariade capitales-. El mabí tiene y tenía, sin embargodioses propicios. Entrelos aborígenes de lasAntillas existíaundiossin nombre,un innominado, que representaba los efectos de todos los alucinógenos. Mabí,tabaco, cohoba, y toda la botánica de laborrachera, seacumulaban en la frente de

MATERIA PRIMA 109un ser con testículos que rozaban el sueloy frentesudorosay siempresoñolienta.Como no tiene nombre llamémosle Acabó. Diferente de Dionisos, Acabó notenía la fuerza de una tradición conquistadora. Dormía en las noches en losbohíos indígenas; sin dudas transitó en el pasado por los campos en dondeestarían las calles en las cuales un día se parcelarían los solares dentro de loscuales se construirían las pulperías y colmados donde, un día, y en VillaFrancisca, se vendería el mabí.

No sé por qué el mabíme llevaa Nietszche; cuandopiensoen Dionisosy enApelo, usadoscomo los parámetros de la confusión y la claridadpor el filósofoalemán, pretendo que se esté hablando de Fellitoel zapatero, cuya barrigaancha,rellenade ron y cerveza, de mabí y pastelitos, se movíacon el mismoritmoquela de Nerón,o Cayo Claudio en las fiestas romanas, aunquesin la presencia delvomitorio ni de las damasdesnudables y bifrontes. Lo mismopiensoque Fellitoy Dionisos, nombre griego de Baco, eran primos hermanos. Gordos ambos,rozagantes, gozosos, bebíany vivían al ritmo del instinto, sin pensar, sin hacerotra cosa que emitir eructos,y oliendocon tacto y sentidosel rumor del barrio,ese rumor psicológicoque tanta falta me hace y al que he de volver, como tedecía hace ya tiempo. Para hablar de Apolo habría que pensar en el pastorRobinson, metodista, oriundo de las Antillas inglesas cuya cultura clara y finanosarrobaba. El pastorRobinson, padre de Juan el inglesito.

Nietszche decía que lo apolíneo representaba la claridad y la belleza, laprecisión, la lógica, mientras que lo dionisíaco iba hacia los sentidos,embriagaba, estaba en los límites de la intuición y el gozo. Hasta dónde VillaFranciscafue algo así comoun centrohelenístico en dondeDionisosy Apoloseconjugaban para hacer de la inteligencia y la intuiciónun solo campo, lo sabenlos jóvenes salidos de su ámbito. Entre la escuela secundaria y el cabaret seestablecieron relaciones fundamentales: por la mañanael álgebra,en la tarde y ala salida, las visitas al kilómetro 2, o bien al restaurante El Taíno, en dondebellas vestalesrenovadas en cada violación, recordabanlas reunionesde LucioEnobardo en la domosáurea, con unNeróndisfrazado de actor,cantando cítaraenmanosus propiascanciones y aborreciendo a la vez el c1acisismo griegoque élconsideraba decadente frente a sugrandeza creadora. La imagen de LucioEnobardo-cuya estatua de cientos de metros de altura se erigía entre el Coliseo y ladomus áurea- sigue viva por los siglos de los siglos. Es la imagen viva deBaco,peroun bacoconcabezadoradaen la quelo apolíneo resurgía. El gozoy laviolencia estaban por encima del poder, o bien por debajo; Nerón daba a lodionisíaco la oportunidad de que surgierala apolíneo. Mal criticado, mal tratado,fue menoscruel que muchos de los más famosos emperadores, sin embargosulocura artística y su atentado contra el cristianismo inicial borró el atentadolacerante de Roma contra los no cristianos, que en otros tiempos cayeron enmiríadas bajo los ojosde la plebehambrienta.

Si te dijera que Fellito y Nerón son figuras parecidas,no lo creerías.Fellitocantababoleros; se acompaftaba con la guitarra, declamabapoemas de HéctorJ.Díaz Yde FreddyMiller; improvisaba novedosas guarachas en las quese elogiabaa las flores, al amor,a la justicia,Yal deseo. Nuncamancillóa una dama -yen

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eso era superior a los emperadores-e, jamás dijo una palabra obscena que pasarade "coño", y entre sus virtudes más silenciosas estaba la de acompañar con laguitarraa todoel que le brindara un tragodespuésde habergastadoel semanalquecompartía con "los suyos".

Fellito usaba, ¿te acuerdas?, un pantalón kaki cortado a ras de rodilla. Sobreel muslo tenía un remiendo especial de almohadilla para clavar la aguja con laque cosía la suela de las remontas. Nunca me lo imaginé con una corona delaurel, pero sí lo vi muchas veces con su sombrero de pajita, su saco y suleontina;su pantalón de tipo tubito,dentro del estilo Kiko Mendive pero cercanotambién a Cascarita. Era, sin dudas, un dios pagano; un emperador venido amenos. Cantando "Oui madam" nadie le ganaba; recitando el poema Oh París,alcanzaba el éxtasis. Enseñando el tipo de piropo de los anos treinta no teníacompetencia, y bebiendomabímezcladocon ron era inigualable.

Decía que haber descubierto tardíamente la mezcla de ron y mabí era uno desus desaciertos. Propuso un día que Tatá Martínez,la dueña de la flota degoletas,embarcara mabí hacia Curazao, Aruba, Sotavento y Barlovento. Sentado en susilla de guano Fellito y Baco se daban la mano, pero también Fellito y LucioEnobardose igualaban. Apolíneodentro de su vida dionisiaca, Fellito el zapateromurió un día de un paro cardíaco cuando conoció la noticia de la muerte de supoeta favorito, Héctor J. Díaz. Amaba tanto la literatura vernácula, y los versosde amor, que no pudo resistir la muerte del vate de los barrios altos. Así, loenterramos,y alguien desconocidopreparó un epitafio que se escribióen maderade pino,seguramente ya podrida:

Fello, para poseer

el cielo y el camposanto,

tienesque inventar uncanto

donde haya mabí y mujer,

y si en el amanecer

oyes la guitarra mía,

naceráen la geograña

de Villa tu voz de nuevo

Fellito, eres el renuevo

de la pena y la alegría.

Querido Persio, he intentado decirte con esto que los dioses tienen relacióncon la historia de los pueblos que escriben la historia. Existe una historia depueblos sin historia. El título de algún libro sobre chinos y yucatecos traídoscomo esclavos a Cuba, es certero. En Roma las hojas del otoño se pudren, y losturistas se solazan pensando en Lucio Enobardo, cítara en mano cantando. Sinembargoninguna imagende Baco (Dionisos)es tan perfectacomo la de Fellitoel

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zapatero, y esa imagen no existe ni bajo los cielos románicos, ni bajo loscerezos del lejano oriente; no existe esa imagen ni en la tierra que inventó aldios, es decir, ni en la Héladearcádica,en donde aún los oráculos murmuran ensilencio su permanencia histórica La verdadera imagen de Baco está en VillaFrancisca; la tenemos nosotros, los que conocimos a Fellito y los queescuchamos su vozaguardentosa de ron y mabícantando y recitandolas desdichasamorosas del bardobailado de trópico.

Mi queridoPersio,en mi afánde mostrarteque VillaFranciscaes el universo,he quizássobrepasadolos límitesde ciertas realidades. Pero te digo que ningunahumanidad es mejor que otras; ninguna clase social es, biológicamente, másavanzada que su antecesora; ningún hombre, por grande o emperador que sea,puede sobreponerse a su inferioridadintentandocantarla en el arte y en el vino.Lo bueno del hombreestá en que la espontaneidad de sus gestos y su capacidadintrínseca superan muchas veces las del mandamás o la del que se cree que elpoder le imprimesuperioridad en lo quees natural.

Te doy las graciaspor permitirmepensardesdeeste asiento de mis cuarenta yocho años, Si sonnecedades las mías, también sonnecesidades. Cuandocadaquienjustifiquesu mundo, habrájusticia.Cuandosepamosque nuestromundopuedeserigualo mejorqueel de losdemás,y podamos demostrarlo dentrode los límites de laverdadhumana, estaremos máscercade los dioses.Homerono inventólos dioses,fueron ellos quienes inventaron a Homero. Pero por ahí se dice que si Dios noexistieseel solohechode suponerlo significaría ya su creación.

Te saludo con la mano en alto. El aguila imperial cubra con su vuelo tupensamiento. La noche se lanza sobre mí y el sueño me dicta la necesidadde undescansoque permita al espíritu reponer fuerzas.Los espíritus del barrio rondanen mi cabeza.La imagende Cuacuá, la de Elpidio-pobre robadorde chucheríasmuerto por la dictadura-, la de los amigos vivos y la de los enemigos vivos,giran en torno a mi mesa de trabajo como esas luciérnagas de los campos deHaina,que asisten de lucesal cañaveral en las noches tétricasde la explotaciónyel agrioazúcaramargante.

En Cerveteri, necrópolis etrusca situada a varios kilómetros de Roma, losarqueólogos han encontrado varias jarras de vino intacto. Baco sigue junto anosotros, la libación sea en memoria de su espíritu, aunque la tabla con elepitafiohayadesaparecido.

Los dioses te sean propicios.

Papiro.

PS.- Recuerdoque el Reverendo Robinsonluegode la muertede su hijo Juan,apui'ialado por la dictadura,dijo un discursoque le costó la deportación. Me con­movía muchoverlomirarhaciael mar, y saber que pensabaen unretomo sinfínalas islasinglesas, partículas de un mar cargado de leyendas como el mar de Tirrenia.

xvm

Me detuvepara ver a Toñíto subir las escalinatas por últimavez. Aunque nolo sabía, en mi interior se movía una especie de presentimiento. La voz delplatanero se hacía densa, y en la distancia se apreciaba el mar azul, con suhorizonte llenode reflejos, el mismohorizonte que en las nochesde calorLauray yo observábamos sin comprender que el destino nos había unido sin otrocaminoqueel fracaso.

Dejé de ver a Toñitodesdeaquellamismatarde. Entonces llevabalos botinesdel EjércitoNacional lustrados, su Browning 9 milímetros bien brillosa, y en lasmanos unclavelparaLaura. Mesaludócon su voz de guardia, de oficialya hartoderecibir órdenes:

-Qué hay,coronelito.A veces me decía también "vejestorito", por mi físico adulto aun a los 15

años de edad.Nuncasentí celos.Por mi mentejamás pas6la idea de que Laurafuesemi mujero algoparecido. Nuestra amistad era de un colorazul, como el deesos huecos que dejan las nubes blancascuandoel viento abre trechos de cielosobreel nortede los barrioscapitolinos.

El barriode VillaFrancisca se desvivía en silencios dictatoriales. La voz deljefe único, la voz del dictador, colgabaen las paredesde las casas familiares enfotograñas del Generalísimo portando medallas y gorras al estilo Charles DeGaulle; colgaba convertida en letreros querezaban: ''Enesta casael Generalísimoes el Jefe";colgaba entrecuadros de la Virgen de la Altagracia y fotosfamiliaresde abuelos manchados por el tiempo, apoyados en el sepia de antiguas fotos dedaguerrotipo, tomadas algunavezpor un fotógrafo parisinoque de vezen cuando-y entreanos- recalabaen tiempos de los abuelos en la ría de SantoDomingo,disparando su cámaraduranteun messobre todoslos habitantes, los que uno poruno-y de acuerdo con sus recursos- desfilaban ante el hacedorde imágenes,para recibir luego, desde París y por barco, las fotos ansiadas que ahoraguardábamos en algunas casas debarrio.

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En el cuarto de Laura había un daguerrotipo de señor con levita. Se ubicabaentre una imagen del Generalísimo y la Virgen de las Mercedes. Cuando losclientes subían al cuarto de Laura ésta volteaba contra la pared hasta alGeneralísimo. ¿Teníatemorde hacer "elamor"frenteal poder?

Toñito usaba esta vez un perfume de Colibrí. Era, precisamente, el quemuchosoficiales usaban,porque a pesar de lo barato,el Jefe lo prefería. Cuandosacóel pañuelopara secarseel sudor, aquel alientode flores simples impregnólahabitación.

Toñito colocó su pistola en la cama de Laura, y ésta leyó en sus ojos algograciosamente trágico.

-Tienes como una malicia, tienes algo entre manos. Y Toñito se mostrótembloroso y frágil esta vez. No supo qué responder. A veces las personasjóvenes como Laura y como yo, teníamos presentimientos y sueños. Yo, porejemplo, había vistoel cuerpo ensangrentado de Toñitocolocadoen la plazoleta,cercade la calleRavelo.Laura, a su vez, habíasoñadocon un niñoensangrentadosaliéndole de la panza.

-Si no regreso de esto, no pregunten por mí. Te entrego esta pistola, medijo. Llévaselaa don Marino, sé que él no está de acuerdo con "esta situación".Dile que la guarde. Somosviejos amigos.

Cuandoen el barrio se hablaba de "la situación" nos referíamosa la política,a la dictadura. En casa ello era común, como también en otras viviendas deinterior. En el patio de Quica había seis cuartos o piezas, en dos de los cualesvivían vecinos contrarios a "la situación". Aunque mi edad debía ser un acicatepara alejarme de la política, ya a los 15 años y en 1949, había conocido losprimeros asomos de represión. Mi padre no fue torpe en eso de silenciarme larealidad. Teníamos aquel radio marca Pilot, y es suficiente oír una radio en unrégimen dictatorial para que te vigilen y te hagan preguntas. Aprender adefenderme fue mi primer oficio. Más tarde, el mundo se me transformó entragedia. Laura jamás supondrácuánto cambió su vida con mi vida, ni cuánto lamía con la suya. Digo que nunca la quise con pasión, ni con fuego y sinembargo gran parte de lo que soy se debea Lauray granparte de lo que Laura fueme lo ha debido a mí. Emilia fue otro cuento. Emilia fue la parte final de unabíograña desordenada.

La desaparición de Toñito fue casi inmediata. Su mujer, llamada Amancía,supo muy pronto que había desertado para unirse a los invasores que en 1949penetraron por Luperón. Por mi propiopadre me enteréde que habíasido fusiladocerca de la ciudad de Puerto Plata. Laura apenas lloró. Como si hubiese estadoenterada del destinode este asiduoamigode farras,me narr6algunas intimidades;medijo que había llegadoa tomarleciertocariño,pero que lo que más le afectabaera el no tener su ayuda económica con la que había ahorrado casi quinientospesosde la época,porqueen la mentede Laurasiempre anduvovagando la ideadeliberarse, de abandonar para siemprelos prediosde don Hemando,dueñodel granedificioen donde se elevaba el famosoburdelHabana-Madrid, en cuya terrazaelviento hacía remolinos y en donde por las noches, el sonido de la vellonera se

MATERIAPRIMA 115

engalanaba con la voz melodiosa de Bobby Capó y BienvenidoGranda, el unoquemando el silencio con el pretendido y reciente "bolero moruno" y el otroanimandoel corazóncon el saborantillanode la SonoraMatanceraentre el gocedel crespitode María y el guaracheo de Bigotee'Gato,

Toñito era de Las Matasde Farfán;había vistocuandoera niño la matanzadehaitianos ordenada por el Generalísimo en 1937. Guardó siempre ese recuerdotrágico. Le gustabanarrarmeepisodios, momentos. Me brindabasiempre un vasode Cerveza Presidente -única marca existente entonces- con el que missentidos se aligeraban y mi lengua se hacía más parlanchina. En principio ella-Laura, siemprebella- se quedabametidaen ese silenciocarismático de la putaque no vence la timidez; las reuniones posteriores fueron más vivas, másestables, más peligrosas. El terror me persiguió durante muchos días cuandocomprendí que había hablado más de la cuenta, cuando me percaté de que mislargasconversaciones con Toñitose habían convertido en una especiede atentadocontra el Generalísimo. Estaba realmente en sus manos, porque había hechorevelaciones hasta de cuantose conversabaen mi hogar,a puertacerrada,y entrefamiliares muyde nuestraconfianza.

Sin embargo nada sucedió. Mi amistad con Laura y mis relaciones conToñito no cambiaron. Solo que aquel día, cuando me dejó la pistola entre losdedospara que la entregara a mi padre, comprendíque habíaaceptadounaespeciede reto, una especie de compromiso de enfrentar aquello por lo que Toñitomoriría.

Más de treintaaños después guardoesa pistola.Su historiapodríaser parte deeste relato.La voz de KikoMendive guarachando repetidas vecesen la vellonera,me turbaba. Aunque no vivía en un cuarto del Habana-Madrid, como Laura, elpatio de mi casa familiar colindaba con el del burdel, y la música tropical ysinuosade la vellonera- repitiendo discosde amargue-me arrullabay colmabade nimiedades mi corazón. Aquella noche soñé con Laura. La vi desnudapersiguiendo mariposas en mediode un Día de San Juan. Nunca la había soñadoasí, ni imaginadoasí. Como digo, creo que nunca la quise, ni la pretendí, hastaque en aquel sueño comencéa tener la necesidaddever qué tal era desnuda,québellezas escondía para mí una mujerque podíadesnudarse siempreconel pudordecolocar de espaldaslos cuadrosdel Generalísimo, la Virgen y su abueloespañolllegado a la región de Sabana Iglesia en el siglo diecinueve. Ella era lacontinuación de la Isabel de mi infancia,como Emilia lo fuera tambiéncuandoLaura saliódefmitivamente de mis sentidos.

XIX

Mi queridoPersio:

Aquella edad con que soñé no asoma,

con mi país de promisión no acierto,mis tiempos son los de la antigua Roma

y mis hermanos con la Grecia han muerto.

¿Recuerdas estos versos?,de seguroque los recordarás. Tienen el sabor de laadolescencia. Son de un poeta postromántico cubanocuya vida lánguida lo llevóa la desolación. En las Antillas, y en el siglo XIX un poeta quería retomar a lostiempos clásicos. Dentro de ese romanticismo se esconde la influencia que losescritores y artistas de ese pasado tuvieron sobre nuestros abuelos. La gente sepregunta por qué en las Antillas hay tantos Marios, Elpidios, Sócrates, yHoracios; por qué son comunes tantos apellidos romanos inventados por graciade la lengua latina, como Claudio,Julia, Gerón.

Villa Francisca no escapaba a esta influencia. Allá, en la calle Ravelo, mipadrenos leíaLa AdrianadeTerencio, y de PíndaroLasOlímpicas. Nos ensenabael valor de la Vidas Paralelas y aprendíamos la importancia de Telémaco.Lecturas que a su vez había aprendido siendo empleado de la tabaquería dePeguero; en donde el lector que llenaba de historias y escritos los oídos de losdespalotadores continuabala tradiciónoral que inauguraron los hijosdel Agora yde las Academias. Así pasaban los clásicosgriegos y romanosa la calle Ravelo,a la Félix MaríaRuiz. Mi padre decía que en las fábricasdepuros y habanos deSanto Domingo,como en las de Cuba, la cultura se aprendía al través del oído.Yeso me hace volvera Végere,porquesiemprefue el oído el principalcaptadorde recuerdos, tradiciones y voces.

Fue siempre el oído -mientras no aparecieron los signos escritos-, el quepreservóparael futuro la historiade los pueblos. La culturaauditivaes culturadeanalfabetas; pero sin analfabetas que repitiesen lo aprendido de oídas hubierasidoimposible conocer las grandes gestas de la humanidad. La I1íada se hubieseperdido desde el primer verso; el mester de juglería no tendría la importanciarecogidapor Menéndezy Pidal en la Flor de Romances;nada hubiéramos sabidode las famosas tribusde Israelcon las que se quisoexplicar la existenciade todoslos mundosy de todas las razas; sin el oído -que es anterior a toda escritura-,el hombrejamás habríaabierto las puertasde su memoria, porquenecesitórepetirlo aprendido y grabarloen la menteparadepositarlo de familiaen familia,de hijoa hijo, ya como conjunto de saber que salvaguardaba la organización social, ya

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como experiencia que se trastocaba en aprendizaje de oficios, formas depensamiento y maneras de vivificar y mantener vigente la heroicidad de supasado.

Villa era un barrio de escuchadores,de oidores, de repetidores.Por sus callesera posible encontrara Chichí el limpiabotas,que sabía de memoria los primerosquince capítulos del Quijote. Aprendió a leer después de haber aprendido aescuchar. En las tardes, mientras lustrabazapatos,hacía que le leyeranpáginasdeVíctor Hugo y de Demóstenes. Recuerdo que era capaz de recitar de memoriaaquella parte de Las Filípicas que decía: "Aun cuando son muchos los discursosque se pronuncian casi en cada asamblea acerca de los atropellos que, desde laconclusión de la paz ha cometido Filipo no sólo contra vosotros, sino tambiéncontra las otras ciudades,sé que todos declararían, aunque nada se cumpla en estesentido, que es preciso hablar y actuar de manera que aquel ponga fin a susultrajes y reciba su castigo; con todo veo la situación general tan difícil yabandonadaque temo que aquello que resulte malsonantede decir sea verdad..."Terminabadiciendo..."No creoque hubiesenpodidodisponerse las cosas peor queahora".

En plena dictadura -lo asimilé con los años-s-, aquellas frases repetidasmemoriosamente por Chichí resultaban formidable golpe a los estribillos de latiranía. Mientras en los mítines del Partido Dominicano se lanzaba el "slogan"que decía "Gracias a Dios y a Trujillo, la ciudad tiene su brillo", Chichí repetíasu Filípica, como un zombie que sabe hasta dónde cala la imposibilidad de ir a laescuela y de aprovechar los bienes de la cultura. "Los hombres de esta nación,proclaman la reelección".

Atenas entraba a Villa Francisca por las fábricas de cigarro y las cajas de loslimpiabotas. Pero existieron en Villa grandes oradores, grandes tribunos, comodon Manuel Marmolejos, que arengaba a los habitantes del barrio en cadaborrachera,y señalaba los errores de la dictadura, sin que nadie jamás le pusiese"un dedo" sobre la piel. "Todos ustedes saben que estoy condenadoa muerte; heperdido dos hijos, y todos mis bienes. Si no nos rebelamos contra esto,habremos de quedar aplastados para siempre. Villa Francisca debe ser lapionera..." ¿RecuerdasPersio? Le vimos subir varias veces al carro de la policía,-una especiede catafalco de 8 cilindrosque teníamotorDiamondy encendíaconmanigueta-, en el que era conducido "en calidad de muerto", porque todospensábamos quejamás regresaría.

Chichí no sabía, tal vez, que Demóstenes hablabaen contra de un hombrequecomo Filipo había puesto en aprietos el poder de Atenas. Sin embargo síbarruntaba que la palabrademocracia era invención de esos griegos a los queFilipoodiaba. Desde el sitio de Hera en el 352 antes de Cristo, hasta el saqueo de losnavíosgriegosdel Egeo (Imbros y Lemos),Filipo sepresentacomo la imagendelnuevodictador queen1930ocupara el poderen SantoDomingo y queamordazara aloshabitantes de la ciudada partirdel huracán quedestruyó la misma.

Si Filipo hubiese ganado a los atenienses, Trujillo hubiera gobernado LaHélade.

MATERIA PRIMA 119

Mi querido Persio, como ves la historia del mundo es la de Villa Francisca.Todo el pasado de la humanidad se entremezcla con el pasado de nuestro barrio.Insisto en este punto porque para los tradicionalistas sólo los hechos que pasaronal libro valen, pero no así los hechos que se alojaron en el oído -y desde eloído, en el corazón de los pueblos.

Heme aquí en la Roma imperial, que es la misma de Vittorio Emmanuele, lamisma de Garibaldi, la misma de Pasquale Paoli, el gran corso, la misma deBenito Mussolini. La Roma de Michelangelo y Rafael; la de Bernini yBorromini; aquella Roma que Suetonio describe en su libro sobre los Césares; laque produjo a Mucio Scévola y a Mario; la Roma de la loba capitolina y delGianícolo. Heme aquí mirando un mundo que para muchos sería bien distinto delde Villa Francisca, y que paramí es una continuación del barrio.

Hoy he visto golondrinas, pero a una altura inconmensurable. Parecían másbien lunares de un cielo enfermo de rubeola. Las vi desplazarse como lejanospuntos, y pensé en la posibilidad de que desde aquella distancia casi interestelarpudieran estar viendo los almendros y las palmeras de Santo Domingo, y dentrode ese Santo Domingo, los patios de nuestro barrio, ahora Henos de casuchas yde cuarterías en donde se arremolina una miseria que, viniendo de los campos,busca en la venta de billetes, en el intercambio de suertes, en la prostitución-muchas veces- el camino hacia la subsistencia. En vez de un Bufán -émulode Végere-, hay cientos de bufancitos recorriendo esas calles.

xxTESTIMONIO DESCONOCIDO SOBRE

JUANCALIENTE

Querido Persio, no soy yo quien debería recordarte que Juan Caliente no estan infausto ni tan estúpido como lo pintas. Te diría que enel fondo fue un duroopositor; si señalas sus fallas humanasy las exageras deberías leer estas líneas.Son un testimonio escrito por alguien que sabiendo de tus intereses porinventarle una vida de muchacho, ha intentado imitarte. No me digas que terevele el nombre: es imposible.Podrías tú mismopensar que quien esto escribevive, como yo, en Europa, y conocióa fondo el barrio.No sé de qué modo se haenterado de que escribes sobre Iso, Emilia, y todos. Deberías incluirte comopersonaje,porque en este testimonioJuan Caliente se escondeen tu casa, no enla de Manolo, te transcribo parte del mismo porque es interesante, y está hechoen tu estilo, lo que sugiere que el "escritor" improvisado es un buen lector de tuliteratura.

Veamos:

"Desde lo alto de la cuesta Juan Vicente vio el mar. Pero allá, en la esquinaformada por las calles José Reyes y Félix María Ruiz vio también los policías.Miró hacia el norte y en la cuadra siguiente dos agentes vestidos con ropasciviles caminaron sigilosamente hacia su puesto de observación. De prontocomprendió que estaba dentro del cerco; intentó sacar la pistola, pero luego,arrepentido, reculó lentamente y se perdió por un callejón estrecho cercado conplanchasde zinc oxidadasy a travésdel cual corría un agua verde, llena de lamasy desperdicios, producto de las viviendas hacinadas en los patios interiores delbarrio. Se deslizó lentamente por debajo de una alambrada fina y de repenteestuvo en el patio de la casa del vecino Alejo. La vieja Emelinda cocinaba unmorode guandulesen un gran calderonegropor el rechíny la resinade la leña,

-Eta é una cuaba delamala,decía confrecuencia refiriéndose a ks trozos demate­radepinoconlosqueseencendían losfogones o anafes repletos decarbón vegetal.

Juan Calientele sonrió con desdentada esperanzay tomópresurosamente otrocallejónque lo llevaríaa los patios del este hasta el llamadoSolardel Loro, desdedondepodría mirarsin ser visto.

122 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

El Solar del Loro era realmente un farallón por debajo del cual serpenteaba,entre charcos y lodo calizo, la calle Jacinto de la Concha, que allí era más omenos lisa. Desde allí Juan Caliente podría observar con precisión la casa dedoña Iso, ubicada en la acera contraria al farallón. Desde allí se percibía conclaridad el colmado de Franjul y Pagán con sus altoparlantes cuajados deguarachas y merengues.

Los agentes se habían arremolinado en la esquina del colmado y recibíanórdenes de un hombrecillo casi morado al queapodaban "ElOriental".

Hasta hacía sólo unas semanas El Oriental pasaba por amigo, por jocosomiembro del barrio, por fanático del beisbol y las carreras de caballo, pero encuantosonaron las primeras bombas contra la dictaduraen salasde cine, se echófuera la careta y pasó a dirigir las operaciones de violencia con todo y gorra,comoun "manager" deportivo quedirigiera con ferocidad unjuegode pelota.

Juan Caliente le conocía bien. Le había visto llevarse a la cárcel a LaMosquita, un habitantede VillaFranciscacundidode infidelidades y de penas,puesto que su mujer, denominada "La Inodora", le "cambiaba la base" concualquier vecino.

Pensó que la muerte lo encontraría con su pistola Browning, comprada aManolo en los días en que éste buscabaempleo. El arma le daba seguridad, leproporcionaba un respiro firme. La tardecaía con lentitud,con más parsimoniaque en otros meses, porque en agosto los días eran largos y hasta untuosos,resbaladizos y grasientos, con noches cortasy tardesestiradas.

El Oriental señaló hacia la casa de doña Iso, en donde Juan Caliente hacíavisitas periódicas y hasta pernoctaba en ocasiones. Seis hombres corrierondesbocadamente haciaallí. Tiradosobrelos yerbajos del solar,Juan Caliente viocómo con la culata de una carabina marca San Cristóbal los calieses casiderribaron media hoja de puerta. La viejaIso salió casi desnuda, y gritó con vozestentórea su fidelidad al Generalísmo, susrelaciones con el coronelSalado.Dijoque hablaría con don Pipí, sobre el abuso. (Pipí era uno de los hermanos mássimpáticos del Generalísimo. Entre sus gestos de simpatía se contaba el matargatos a balazos, chocar automóviles de parroquianos ricos y exigirles luego unvehículonuevoculpandoal otro de la colisión, pagar con papeletasde mil pesosa cobradores que no tenían menudo y cosassimilares).

Le teníamos cariño, porque Pipí, don Pipí, cuando enviaba a alguno de losmuchachos a comprarunacaja de cigarros al colmado, nos tratabacon el motede"Carajito".

-Mira Carajito,tráemeunacajetillade La Fama,y quédate con el vuelto.

-Mira Carajito, tráeme un refresco Trópico, que tengo acciones en esafábrica, y quédate conel vuelto.

-Mira, Mierdita, dileal del colmado que le baje el volumen a las bocinas.

Don Pipí vestía con traje amarillo militar, botas altas y ancho sombrero defieltro.

MATERIA PRIMA 123

Las protestas de doña Iso llenaron de temor al Oriental, quien dio la ordenparaque se detuvierala acciónviolenta queamenazaba con echar abajoparte de lacasa. Uno de los civiles levantódel suelo la hoja de puerta y sacando un martillodel jeep procedió a colocarla como pudo sobre el magullado marco de pinocriollo.Dona Isorealizó variosintentospor cerrar la maltrechapuerta, peroahorano ajustaba. Volvió a escupir culebras y sapos, dio varias volteretas queculminaronen un insultopleno de procacidad para El Oriental,quien acobardadoveía casi con terror los labios y los ojos encendidosde dofta Iso.

-Ya verás, ya verás, malditoenano.Hablarécon Salado.

-Tenemos órdenes superiores, espetó El Orientalajustándose la gorra verdey blanca.

-No me dirás que Saladote envió.

-Ordenes, órdenes. Se sabe que Juan visita aquí, y que tú le tienesescondido.

Desde el fondo de su cuarto de maderade pino Emilia escuchabay veía. Sindudas la acciónveníadesdeel despachodel mismoSalado.Cada vez era mayorlacomprobación de que Salado ni aceptaba a Manolo y mucho menos a Juan,quien,a veces,había manifestado su deseo de "hacerse" de Emilia.

Algunos de los muchachos que miraban atónitos la escena ayudaron en lareposición de la puerta. El jeep se retiróy El Orientaldijo que retornaría.

Nosotrospensábamosque Juan Calienteera también un delincuente. Alguienhabía dispersado la noticia de que se le buscaba por robo. Hacía sólo unassemanas que dos amigos habían desaparecidobajo tal acusación comentándoseque sus cuerpos podridos fueron recogidospor la oficina sanitaria en el norte deLa Surza.La policía habíadicho queeran ladrones,y que el Generalísimodeberíaescarmentar. "Ni ladrones ni maricones", había sido uno de los lemas delmomento.

Algunos no teníamos plena conciencia del momento político. No fue sinohasta mucho tiempo después cuando hicimos conciencia de que Juan Vicenteestaba en una célula del Movimiento Popular Dominicano.No sabíamos que erapolítico y que había organizadoreuniones secretas.Le veíamospor las calles consu paso largo, sus zapatos sucionesy sus pantalonesremendadossin comprenderque Juan Calienteera realmenteun héroe,una especie de héroe.

Una mañana, luego de esa búsqueda,desapareciódurantemás de un mes. Losmuchachos tuvimos la noticiade que Juan había sido apresadoen San Juan de laMaguana. Nos enteramos por Nino, que era amigo de Juan, de que lo habíanmetido dos días en una zanja llena de sanguijuelas azules y que éstas le habíancomido parte de los granos y chupado la sangre de hasta los entresijos. Nospusimos muy tristes.

Quisimos hablar con doña Iso por si tenía alguna información.Juan vivió untiempoen su casa, y se decía que estaba enamoradode Emilia. Dona Iso nos dijoque esos eran cuentos de caminos, que "en este régimen no se tortura a nadie.

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Que lo de la tumbada de puerta fue sólo un acto estúpido del Oriental, y quehabía sido sancionado. Que Juan Caliente, ese hijo de puta mal agradecido,estaríaen otro lugar, escondido, porque lo habíanencontrado armando tumultospor los campos del sur". No dijimos a doña Iso que Nino tenía buenainformación, pues su padre, don Nino, trabajaba para los Servicios deInteligencia Militar (SIM) como periodista y encargado interino de relacionespúblicas,y conocía diariamente de los apresamientos y de los problemasque elSIMveníacreando,y de las torturas y de todasesas cosas.

"Una tarde, entrando casi la noche, Juan Caliente llegó a mi casa Apareciócon la cabeza rapada, los ojos amoratados y el cuerpohinchado. Madrastraquisoprotegerlo a como diera lugar. Se le preparó una cama improvisada con unacolchoneta que perteneciera a mi abuela Martiria. Juan lucía flaco, los piescomidoscomo por lasjaibas y cangrejos de río. Mi padre sabía que la situaciónera difícil. Como aún no se enterabade cuál era mi trabajo, ya que no se habíahechopúblicami relación conel SIM,quisoseñalarme quedeberíacuidarde JuanCalientea como diera lugar.Entonces tuveque sincerarme: hacía solo unos díasque habiendovisitadoaquellaoficiname ofrecieron empleocomo traductor.Mesentía vigilado. No me atrevía a negarme, a decir "no", y ello quería decir quecorría hacia una zona difícil de mi propia vida. Emilia lo sabía, pues Saladohabía llevado historias y se decía que hasta había fotos mías en posicionesindecorosas, rumores que eran del todo falsos... Deberíamos guardar el másabsoluto silencio, por memoria a mi tío Julio, por memoria a la tradición denuestra lucha familiar. Cuando mi padre se enteró cuál era la situación, meseñaló:

-Bien, Manolo, no sabía nada de esto. Ya veo que estamos atrapados.Veremos cómo serán las cosas,peroJuan se quedacon nosotros unosdías.

Echar fuera a Juan Caliente hubiese sido una canallada. Pero yo tenía queadvertirlede cuál era la situaciónen este momento. Mi padre insistióen lo durode la dictadura, en que deberíaevadirme de la trampa Medijo que "estegobiernono erabueno,ni eficaz,ni cristiano, ni decente, que desde bacíamuchosañosunasola familia usufructuaba hasta a las niñas del país, se repartía las vacas, lasindustrias, las tierras.".

Mi padre estaba al borde del paroxismo. El conocimiento de mi situación, lapresencia de JuanCaliente, y la contradicción que ahorase presentaba conun hijoatrapado, le llenaban de ira

En principio, Juan Caliente no tuvo por qué enterarse de mi situación. Sehabíametidoen una batea de aguacalientepreparadapor Madrastra. Luego vinodesde su rincón para decir que los días de la dictaduraestaban contados. Me dicuentade que teníala Browning de Toñito,la que le habíavendido a escondidas ami padre, meses antes. Penséen Laura, la que en estos momentos era ya señoraimportante y en el dinero de la Browning resolviéndole algunosproblemas. Nosé por qué vino a mi mente aquel cuerpodesnudoal que no amaba.peroque meatraía, me llenaba de tranquilidad.

El diálogocon Juan fue siempreasí. Directo.

MATERIA PRIMA 125

-A Elpidio y Manuel lo mataron no por robar, sino porque estaban en unacélula. El barrio está "cundido" de calieses, de soplones,de hijos de puta quemerecen la muerte.

Tragué en seco. Supuse que algo sabía ya sobre mí, pero era absurdo queescogiera la casade unsoplónpara protegerse.

Juan Caliente hablabaasí, como un campesino. Conocíaque en el fondo desus palabras estaba latente su amor por Emilia, la que sabía mía, o casi mía.Rechazándolo permanentemente, ella había creado la imagen de que nuestrosamoreseran algo irrompible, algo inacabable.

Como buen analfabeto, Juan Calienteno había ni siquierapodido leer las doso tres cartas de amor que envió a Emilia, y de las que todo el barrio se enteróporquese las copióel propiodueñodel colmado. Habiendo dejadolos estudios enel segundocurso de primaria, prontoolvidólas letras.En los mediados de los 40,siendo aún muy niño, quiso ser jockey cuando se inauguróel Hipódromo PerlaAntillana, propiedad del Generalísimo; se inscribió para aprender el oficio: loecharon porquese desaparecieron dos fustas y unosfrenos propiedad deunode losgenerales dueñosde cuadra;aunqueluego se supo quiénes fueron los verdaderosladrones, Juan no pudo volver a su puesto porque los sustractores fueron dosjovencitos, sobrinosdel dueñoy habíaque justificarla medida con unaespeciede"chivoexpiatorio".

Con muy pocosaños de edad a cuestasJuan Calientesupo de la muertede supadre a manosde un militaren el MercadoModelo,y supoademásque el militarhabíasalidode la cárcelen sólo días cuandose dijo que el muertono era sino unenemigo del régimen. Muchos años después este hombre apareció muerto amachetazos en la frontera de Villa Francisca con la avenida Mella. Siempre sedijo que los hermanos de Juan Caliente le dieron muerte. La mayoría de ellosestaba,sin embargo,en Nueva York,

Esa historiacorría.

XXI

LA CONDESA

Diego Farándula había partido para Miami hacía sólo horas. Manolo subió elascensor llegando al apartamiento. La condesa estaba desnuda. Se había dejadosólo aquellos brassiers que servían de soporte a dos melones maquillados contoques rojizos. Los vasos de whiski estaban servidos.Ella se metió primero bajola colcha.Ella ayudó a solazarse besándola placenteramente.

-Oh mi amor, no haberte encontradoantes. ¿Has hecho felices a muchas enla vida?

Desde que llegó a New York, oculto tras sus gafas negras, Manolo se dedicó ala vida muelle de las señoronas. Su percha era mucho más exquisita que la deDiego: abrigos de altos precios, zapatos de piel de cobra, bellas corbatas quenunca usaba,camisasfinas y bufandasde lana pura.

-Más bien he entristecidoa unas cuantas,mi querida.

La condesa llevaba en su muñeca derecha un brazalete de oro venezolano deenorme grosor. Al ritmo del amor los animalitos y dijes que colgaban delbrazalete emitían sonidos metálicos, dorados, sensuales, como repitiendo el sondel movimiento de arriba abajo y de abajo arriba que La condesa ensayaba enunosejercicios que no eran del todode su agrado.

-¿No te da vergüenza engañara tu amigoDiego?

-No hay tal infidelidad. Diego me ha dicho que te use cuando lo desee.-Oh, mi Diego, tan liberal. Sólo una cosa ama más que a mí: mi cuenta en

dólares.-¿Hablas siempreasí haciendoel amor?

-El amor en silencio no sirve, querido. El amor es como un negocio, unbusiness, una oficina, algo en movimiento pero con sonido.

-¿Sabes que tu modo de hacer el amor me recuerda el de una amiga llamadaLaura?

-¿Sí?

128 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

-Era fría y bella, como lo has debidoser tú.

-Oh, querido, te estásponiendo pesado.

Manolo detuvo el movimiento, alcanzó un poco su whiski hasta derramarloen los ojos abiertos de La Condesa. El espantosogrito de ésta se escucharíacalleabajo. Manolo creyó sentir que los automóvilesfrenaban y que los helicópterosque aterrizan sobre el edificio de Panam se quedaban paralizados en el aire.Mientras La Condesadeshacíasu nudo de amor y corría a lavarseel rostro en lavecina tina de dibujos rosados, Manolo se colocaba los pantalones todavía enestadode erección, maldiciendo a La Condesa.

-Condesa, Condesa. Una de las tantas putas del Habana-Madrides lo queeres. Vieja bandida Le diré a Diego de cuántas maneras te colocas, de cuántosmodos le engañas haciendo el amor.

La Condesa no había perdido los estribos. No había sucedido lo mismo enotrasocasiones; esta vez Manolono habíabebidosino un tragode whiski y dabamuestras de obscenidad y de rencores insospechados.

-Me hubiera gustado verte como puta en los predios de don Hemando, túque naciste noble, tú que aparentas ser verdaderamente fina no eres más que unaputa; no superasa Laura, no la superas.

Entoncescayó en un estadode agitación. Lloraba.Gemía. Gritaba.

-¿Laura, dónde estás.Dónde estás?

La Condesa en vez de ofendida se sentíacompadecida de aquel hombrequeenmitad del camino de la vida no podía sacar de su cabeza un pasado turbio ycansino.

-Ven, siéntate a mi lado. Ven, le dijo tiernamente. Debes comprender queesta es tu vida; esta de ahora, no la pasada. Laura, Emilia, Gertrudis la vieja deManhattan, todas han muerto. Yo también habré de morir, Manolo. Con sólohaberpasadola vidaya no existeayer...Mira,ven,déjamedarte un beso..

Se acercó lentamente a la frente de Manolo; se acercó calmadamente a susemicalvay le besó lentamente, mientrasél, silencioso, se dejaba vencer por lamanosuavede La Condesa.La veía ahorano como la loca del cafetín,descubríaen ella a otro ser bien diferente de aquel que parecía gozar únicamente con laopulenciay las joyas. Sentía la respiración de aquella mujer sobre su corazón, yde repente se daba cuenta de que si bien Diego Farándula la usaba, él no podíausarla: teníademasiado de Isabel, demasiado de Laura,demasiado de Emilia.

La Condesaera frívola como Emilia, inteligentecomo Laura -fría tambiéncuando lo deseaba- y distante como Isabel, cuyos pies y los de La Condesaparecían habersidoconfeccionados por un artesano capazde copiarambos moldessin una soladiferencia.

-¡Me estoy volviendoloco. Me estoy volviendoloco, Condesa!

-No te volverás loco, Manolo. LlámameUrsula, por favor.

-¡Si, sí, Ursula!

MATERIA PRIMA Il9

-Te estás enamorandode mí, Manolo,no lo niegues.

"En abril el frío de New York amaina y fluctúa... Los rascacielos de laPrimera Avenida (Oh Manolo, ven, volvamos. Te haré feliz. Ven, quita de tucuerpo esa frisa infeliz. Desnúdate),los rascacielos de la Prime, Prime, PrimeraAvenida... Ay mi amor, se inclinan ante una brisa ansiosa... Eso es, no seastonto mi amor, eso eso, una brisa cargada de nubes y vapores que se meten...ahhh, pero más lentamente Condesa, más lentamente... desde New Jerseycolumpiándose..• tu encima, ahora tu encima... sobre Manhattanprimeroy luegollegando hasta las dársenas... artificiales... ohh, ahora te pareces muchoa Emilia,ahora, sin embargo tus manos, Ursula, son las de Isabel... sobre Brooklyn, Elmetro apesta... Cuéntame un poco de tu vida, sí un poco, te estoy queriendomucho Manolo... Desde el primer día... mujeres con garrapatas azules. Soyamigo de Diego, Ursula. Bésarne, por el cuello, pásame tus manos por losmuslosUrsula..mujerescon garrapatas azules en los cabellos trenzadosimitandopeinados africanos. Aquella estatua de Modigliani mirando a dos cincuentoneshaciendomalsanamente el amor, el amor traidor...

Sofocados miraronhacíael ventanal cubiertode una tela gris con decoracionespicassianas.

LentamenteManolo se fue dejandovencerpor el vaivén de los besos y de losmuslos de Ursula. Ella, veterana en las lides, lo recorría con labios y manos,como un ciego que leyera capítulosde amor en el infinito mundode la piel.

-¿Sabes una cosa, Manolo?... Sé que te recuerdoa Isabel, sé que lo hago tanbien como Emitía, sé que a veces soy fría como tu puta Laura. Pero sólo a unome recuerdas.Lo quise tanto y lo amé profundamente. Eres igual. Contigo iría ala gloria.

-¿Le habrásdicho lo mismoa Diego?

-No, no, Diego es un juguete. Diego me satisface. No tiene como tú elbagaje, el esplín, el cachet. Eres inteligente y diáfano. Podríamos vivir unidospara siempre.

-¿Me proponesmatarlo?

-No, te propongoque lo sustituyas.

-¡Oh, Condesa.Te entusiasmaste con Manoloel del doble rostrol

-Tienes un solo rostro Manolo,el del amor.

-No lo creas, siendo muy joven destruí una vida por salvar otra. Luego mecolocaron entre hundir el puñal o morir. Lo hice. Aquellos que se fueron a lasmazmorrasde la dictadura porque debía rendir el informe de la Universidad, seperdieron a veces. Se tiene el valor de morir o el valor de vivir atado al pasado.En el fondo soy un cobarde,Condesa. La moral se me agotó.

La Condesa, luego de un orgasmo místico y prolongado, se levantó de sulecho. Cubrió sus exquisitecescon la negligé azul, y puso una cinta grabada conmúsicade Teleman.

130 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

-Aprenderás conmigo a diferenciar a Teleman de Rolando Laserie.-No hay gran diferencia entre un grito de dolor y una canción de amor,

Condesa,

-¿Te comprendo?

-Me comprendes. Jamáshabríareaccionado así si no sintieraque eres partede mí.

-Lo has dichootrasveces.

-Me preocupa Diego.

-Diego es como un empleado. Se ha dedicado a la buena vida. Le va a serdificil separarse de tu cuentade banco.

-Veremos.

-Ustedes llevanaños de amistady jamás se han conocido a fondo. Yo, sinembargo, Manolo, te digoque serás míopara siempre.

El ventarrón de abril cubría de hojasamarillas el Parque Central. Nidosconpatines y ardillas doradascubrían de ingenuidad las aceras. Manoloasomó sucabezapor el balcóny vio a lo lejosnubesgrandes derritiéndose en una lloviznasimple.

Desnudo, volvió a la cama. La Condesa comprendió que la segunda parte delafunción comenzaba. Se cubrióde unperfume suave,y levemente, cálidamente, seintrodujo en los plieguesde aquellasábanaalmidonada, debajode la cual habíacomprendido queporsegunda vezllegaba a los linderos del amor.

XXII

LAURA

-Desde hacía tiempo la buscaba.-Luego de su llamadatelefónica pensé que no sería honesto hablarde ese

pasado. Más tarde medije que hoyno era la misma de ayer y que mi vidano eratan pesarosa como parecía.

-¿Le agradece algoa Manolo?-Mire. (tragóen secoconesa pregunta).-Bueno le he explicado que recojoalgunos datos sobre la dictadura. Usted

sabequeManolo viveen NuevaYork. Dicen Que se hacambiado el rostro.-No lo creo.Manolo es cabal.-Bien. Ustedle conoci6 a fondo,-Si le hablarade mi historia. Me pag6los estudios. De 1950a 1957058

se desvivió por mí. Alguna que otra vez hicimos el amor. Algunaque otra vezmebesó.Meteníaunaadmiraci6n casi vergonzosa.

-Cómo era eso.-Decía que yo era una diosa, que en algún momento de alguna otra vida

habíamos estadomuyjuntos,y queahorael destino nossepararía. Decíaque meamaba en silencio, y que odiabaa los parroquianos, a los que iban a visitarmeporencargo de donHernando, el dueño, el administrador delburdel.

-Le prometo no escribirsobreestas cosas. Usaré sus relatoscomo materiaprima, como documento paradesdeallíescoger escenas.

-No importa, puede publicar lo que crea. Me sigo llamando Laura. Mishijos tienen hoy conocimiento de cuanto fui. Uno es médico. El otro estudiasacerdocio, se graduará en Roma. Allíhahechomuybuenaamistadcon Papiro,un viejo habitante del barrioque meconociera bien.

-Oh, Papiro... Si, claro, somos amigos. Hasta nos carteamos. El me hasugerido entrevistarla. Recuperarun poco el pasadodel barrio. Dice que VillaFrancisca erael Universo. ¿Diceustedqueestudi6?...

132 MARero VELOZ MAGGrOLO

-Claro. Manolo me inscribió en la nonnal nocturna Eugenio María deHostos. La historia sería largade contar. peropuedoresumirla.

-Usted, usted...-Yo habíavenido de Sabana Iglesiaconel tercerano de bachiUerato. Traída

para trabajar en unabarra,don Hemandomecedióa uncoronel de la dictadura alque nadiepodía decirle "no". La lista de mis familiares m. queridos estaba enmanos de don Heroando; eraun sistema. "Si te niegas.podrían sufrir". porquedon Heroando teníarelaciones profundas con los altos magnates. y manejaba elsucionegocio a base de política. Entonces me protegí con Toftito. capitán.muysincero. Como usted sabe quiso apoyar en el afto 49 a los invasores y fueacribillado.

-Desde cuándo conoció a Manolo.

-El decía haberme visto varias veces en el colmado de Isaac. Un día mequedé fijamente mirándole. me defendíade los abusos de los muchachos queconsideraban toda puta como algo inservible. Le sonreíy creo que le invité. Elpatiode sucasay el del Habana-Madrid coincidían en pene. Hablábamos mucho.Leía.menarraba historias.

-¿Histori1ti de qué?-Historias de italianos. De sus bisabuelos y abuelos. De cómo en el norte

de Italiacomían el spaguetti cocinado en leche. Tonterías en principio. Hablodelprincipio de loscincuenta.

-Tengo entendido queha enviudado.

-Bueno. algo así. Sebastián noera mi esposo. Nunca pasé de querida. Peroya ve mi casa. Esa fotoes la de mi hijomayor.

-¿El médico?

-Sí, el médico.

-¿Alguna especialidad7-Su padre lo envió a Michigan en donde se hizo un excelente cirujano

plástico.

-Oh.

-Dípne de donHernando.

-Ah. más bien la escapada... Cuando Manolo planeó mi huida. Esamaftanadel año 53 amaneció oscura para mí; don Heroando deseaba hacer el amorconmigo nuevamente. Veníasuciode sexo;era un viejomaricón que prestaba sumujer; tenía hijos con varias putas. fuera y dentro del recinto. Siempre me leresistí. Aquel día dije no. Entonces sacó una fustadel botín y me cortó la cara.Cuando Manolo llegó le narré lo sucedido. "No puedes seguir aquí". me dijo."Envuelve tus cosas. saldrás esta noche". En la nochepasó por la empalizada dezinc. Le vi la pistolade Toftito y penséque podríasucederuna ttagedia. Habíatocadomi puerta doso tres veces. Algunas de lasmuchachas se asomaron; unade

MATERIA PRIMA 133

ellas, "laChina", siempre enredada concadetesy consecretarios de estado,se diocuenta.Entonces me voceó,"Laura,Laura"... Temí que el guardiándel burdel sedespertara, comoen otrasocasiones. Manolose escondió tras deunos tanquesdebasura y esperó largo tiempoallí. La China volvióa cerrar su puerta. Entoncesoí el disparo. Uno solo. Manolo me arrastró casi con maleta y todo sobre laempalizada mientras las lucesdel Habana-Madrid se encendían. Corrimospor elpatio de su casa hasta llegar al callejón que dividía la casa en dos. Allí, en supequeña habitación, me introduje temblorosa. No sabía bien lo que habíaocurrido.

-Le disparéa Peralta,veníasobremí con un machete.

No pudeaguantarme y llorémucho.

Por la mañana escuché la vozde la madrastra deManolo hablardetiros.

-Sentí unos tiros, dijo.

-No, serían cohetes, fuegos artificiales. ¿Quiénse atreve a tirar durante lanoche?

-Manolo, Manolo.

Manolohabía dormidomuy junto a mí. Tambiénalgo tembloroso. Sentí susmuslos junto a los míos, y casi intempestivamente habíamos hecho el amor.Recuerdo el cuartucho,el últimode la casa. Me trajo café. Me pasó lasmanossobre la cara, aliviándome, dándome esperanzas. En aquel momento le quisemucho.

-Espero no haberlo matado, medijo refiriéndose a Peralta.

-Habría sido lo mejor, le contesté. Si lo heriste, tendl'ú la policía detrúpara siempre, porquete conoce.

Al día siguiente el propio Manolo vino a decirme que el muerto no eraPeralta. La bala habíaalcanzado a un señor, ex-beisbolista. Le habíaperforado lafrente. Manolo cayó en un estadodedesánimo. Lloraba,y se golpeabala cabezacontra la pared. La pistola de Toftito había cumplido un cometido diferente. Ledije queno teníaque hablardeestocon sus padres. Un errorlo cometecualquiera.Salimosen la noche, al segundo día. La policía visitó a Manolo y a su.farniliapreguntando por su paradero. Le explicaron que Laura, la del Habana-Madridhabía desaparecido algunos días, ya se sabía la noticia del asesinato de unex-beisbolista. El padrede Manolo le dijo a los investigadores que él habíasalidohaciaLa Vega,y que retomaría. Manolo me habíallevadoa casade DoraIba, "LaInodora"'; era amigode La Mosquita, quien ya paraesos anos vendíanúmeros deloteríaclandestina en VillaFrancisca.

-¿Le hicieron preso?

-Sí, pero sólo parainterrogarle porque sabíanque él era uno de mis tantosvisitantes. Alguien había corrido la voz deque uno de los coroneles se hablavengado del ex-beisbolista. Se sabíaque un coronelde apellidoRodríguez Yestehombrehabían tenido una agria discusióndetragos. El coronel negó el aimen.

134 MARC/O VELOZ MAGG/OLO

Cuando la policía dio con mi paradero,casi un mes después, había cubierto micoartada Dije que creía para mis adentros que el coronel Rodríguez,cercano alGeneralísimo, pudo haber matado a ese hombre. Asustada huí cuando sentí eldisparo. Don Hernandohabía sido apresadoy conducidoa la penitenciaría parainterrogatorio. Se decía que uno de los más importantes amigosdel Generalísimodeseabadesde hacía tiempocomprarel burdel,modernizarlo, hacer un escenarioamplio para orquestas y tríos. De modo que cuando don Hernando salió delinterrogatttio había firmado ya el contratode venta.

-Cuéntame lo de la Universidad.

-Ah, los padres de Manolo por fin se dieron cuenta de cuanto pasaba. Elvenía a casa de Doralbapor las tardes; la amistadcon Doralba no me placía deltodo. La Mosquita tenía que salir a vender números en su bicicleta mientrasDoralbale engañabacon variosa la vez.Le comentéel caso a Manolo.

-Tienes que quedarteahí por unos días. Veremoscómo sigues los estudios.Tienes que estudiar. Entonces viajó a Sabana Iglesia y se puso en contacto conmis primos y les explicó todo. Ellos vinieron y Manolo me visitó allí cuandoviajé para terminar el bachillerato. Volví a la capital al año siguiente. Manolomeescribíatodaslas semanas cartas de amorqueconservo. Cuandoregreséa casade Doralbame encontrécon una tragedia: La Mosquitahabía sidodescubierto; sunegociode vendernúmeros, llamadoen los barrios"rifade aguante" era. como sesabe,contrario a las leyesde la dictadura queconsideraba enemigos del gobiernoalos que competían con él. Mientras La Mosquita pasaba años en la cárcel,Doralbasiguiórecibiendo amantes.

Yo iniciémis estudiosen la Universidad. Queríaser maestra. Entoncespasé alas aulas. Manolo me acompañaba, De algún modo consiguió dinero durantetodosesos añosparapagarmelas inscripciones. Siemprecreí que nos casaríamos.En pocasoportunidades se mostrócariñosohastael amor;siempreme decía:

-Te quiero casi como a una hermana, pero por suerte no lo eres. Merecuerdasa Isabel.Cuandoyo era pequeño,un niñito, Isabel me permitía ver susmuslosy el fondooscuro de su sexo.

La imagen de Isabel fue cambiando. No llegué a graduarme. Encontré aSebastián. EstudiabaFilosofía, había nacido en España, tenía allí mujer y unoshijos grandesque mostraba orgullosoen fotos amarillas. No podía divorciarse.No se lo permitían.

Manolo, con la presencia de Sebastián en mis horas de estudio, se fuealejando.

Un día Sebastiánme propusovivir juntos.

-¿Te casarías con un españolque nopuedecasarse?

Mi pasado surgió de nuevo. Reconstruí los años de mi vida más dura. DonHemandohabíamuertoy mi rostro habíacambiadomuchocon los aftoso Tal vezno mereconocerían, me dije.

-Debes decirlela verdad,no puedesengallarlo. Yo me resigno,te he querido

MA1ERIA PRIMA 135

como un amigo. Si creyera en cosas como la reencarnación te hablaría de quefuimos familia en otro tiempo. Los amigos de mi padre que creen estas cosascorroboran mi creencia No eras para mí, pero debía protegerte.

-Palabras de un tutor, más bien.

-Si usted lo considera, así es.

-Pero usted es mucho más entrada en años que él.

-Pero él era un tipo maduro. No era un vulgar calié, como se ha queridopropalar por ahí. No era un malazo. Si bien se comentó años después que quizásél mató al ex-beisbolista con el fin de hacer daño a su biografía, yo puedo decirque hubo un error que él pagó con un enorme silencio de meses. Sufríaprofundamente. Yo digo que Manolo fue atrapado por la vida Quizás aún la vidalo tiene preso. Sé que vive en Nueva York, de vez en cuando busca datos de mí.Dice que me escondo, pero no es cierto, Manolo ha estado en el país y se haolvidado de tocar a mi puerta imaginándose que no deseo verle y que sus añosfinales han sido vergonzosos. Es increíble que me ayudara a vivir, a rehacerme yque sin embargo, él mismo fuese incapaz de reconstruir su vida

-¿Es cierto que se ha cambiado el rostro?

-Bah, pamplinas. De haberlo hecho hubiese recurrido a mí. Quedé viuda ycon dinero. Tengo un hijo especialista. Por qué habría de cambiar su rostro. Loconozco, no, creo que jamás lo haría.

-Es lo que dice Juan Caliente. ¿Lo conoce?

-Ah, su enemigo. Ya sabe que Manolo terminó enamorándose de Emilia yque Juan Caliente nunca recibió de ella ni una mueca. Cuando Manolo quedóatrapado en el SIM, me narró sobre los celos.

-¿Cómo atrapado?

-Volveríamos a conversar. Si le parece puede llamarme. Ahora espero unallamada importante desde Roma

-¿Su hijo?

-No, Papiro. Tiene algunos recados para mí.

-¿Papiro?

-Claro, ¿cree que sólo mantiene relaciones con usted? .. No, no. Insiste enque todos debemos contribuir con informaciones precisas. Usted lo conoce; esobsesivo. Lo conocí a través de Manolo.

xxm

Mi queridoPersio. Han ttanscunido varias semanasdesde mi últimacarta.Los días en Roma se alargany la primavera tiembla antes de líegar. Un vientoalígero surca las avenidas, revientan algunos capullosy el verde oscuro de losálamos y las computadoras se confunden en un movimiento que mezcla lanaturaleza con la informática.

He viajado; hevistoparte de un mundo novedoso con sólo ponerla menteenacción. Lascanciones del viejobarrio allá en el trópicohansurgido de nuevo,pero también las ideas infantiles y los recuerdos de adolescencia tan llenos dedudas y ahora rejuveneciendo en uneterno fluir sinparalelos.

Me duelela voz,y piensoquealguien estádetrás de ella.Sediceque la vozesuna parte del pensamiento y que la palabraes una experiencia que brota de lagenéticamás profunda del alma. DonPedro Landestoy, el padre de Bullumba,-médico de la casa- era teósofo, y me gustaba oirle narrar los mundosesotéricos y ver las sílñdes ligerasque ampulosas salían de sus labios. Podríadedicar esta carta a recordar aquellos momentos, porque ahora que Roma nopiensa en los herméticos ni en Giordano Bruno, las ideas de los mismoscomienzan a renacer, y numerosos autores buscan en esas fuentes ttansparentescaminos haciauna interpretación del mundo que no sea la típicamente clasista, ola que recorre los periódicos en duros intervalos de bombas y "septiembresnegros", de fórmulas de pazsazonadas por armisticios fantasmas, de momentosde sosiego arrinconados contrala pared de un universo que intentay lograarmarel espacio sideral.

Don Pedro Landestoy "era médico de almas y médico de la materia". Elmismo entornaba los ojos cuandoconversaba sobreel almacon mi padre; habíasidomiembro del movimiento postumista desde unaposición distante; conocíaaDomingo Moreno Jimenes, a ZorriIIa, y a los demás integrantes del movimientopoético delcual fuera ideólogo Andrés Avelino.

Comosabrásen VillaFrancisca, nuestro barrio,y en casa del poeta Zorrilla,se erigió la parte "sacra" del movimiento. "La ColinaSacra"fue algo así como

138 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

una zona de predicción y desafío.Si bienes cierto que el poeta Moreno,su líder,era materialistaen muchosaspectos, y que lloraba en su poesía la muerte de suhija de manera galopante, por otra parte su manera de ver el futuro entroncabacon los finales de una teosofíao de una actitud teosóficade la que don Pedro eraun representante genialy viviente. Aúnrecuerdolas páginasde su libro Valdesia,años ha escrito. Recuerdo su voz,doctoral, firme, decidora de verdades celestiales.Recuerdosus tragosde Colargolmezclados con la ideade Dios... En la mecedoraque era como el trono de mi padre, el doctor se sentaba y luego de recetar,hablabade los seres astrales; de la luz eterna del espíritu, de la forma intangibledel pensamiento y del colordel aura de lospoetas.

En la voz del doctor escuché por vez primera la explicación de lo que eraníncubos y súcubos; supe del sonido que emiten los "elementales" cuandocaminancon los pies descalzossobre la grama; aprendíel olor de los momentoscrepusculares, cuando aún los elementalessuperioresmueven toda la naturalezacolmándola de vida y transformando -porque es su deber- el sonido de lasaguas, el olor de las cabelleras, el color de los ojos de los vivos que duermen ybuscan fronda en el más allá de la naturaleza material (momento en que elespíritu se desprende del cuerpoy caminapor las ondasde un aire inexplicable).

Villa Francisca,nuestro barrio, era rico en penumbras. Giraban en sus callesoloresde frambuesa importaday de gofiocanario,hechode maízen vez de trigo.La voz de don Pedro Landestoy me deja ensimismado cuando pienso en lasevidenciasgriegas y romanassobre náyades, sílfidesy espíritusde la naturaleza;son los mismos que llenaban las calles del barrio convertidos en luases, enformas del vudú haitianoy dominicano cuando nuestroamigo,Juan el Carretero,servía a las siete potenciasafricanas. En Roma ellos pasaron a ser parte de unaliteratura novedosa que generaba esencias y sorpresas; en Santo Domingo,pequeña isla caribeña rica en sonidos nocturnos y en brujas de salón, seconvirtieron en seres cadavéricos, tristes, ausentesde una voz que los remozase,que dijese que los seresastralesestánen todaspartes,en todas las culturas, y quepertenecen a ese viejo mundo de los encantamientos esotéricos en los cuales laencamación y la reencarnación son ciertos, y en donde vivir es una parte de laeternidad...

Me pregunto por qué no podemos aceptar ese mundo fluídico y helénicoconvertido por la voz de nuestraherenciaamericanaen mundosubordinado. Losaztecas, los taínos, los numerososgrupos africanos venidos como esclavos, losincas, los guaraníes, los descendientes y ascendientes de Végere, mi hombreprimitivo, vivían y sentían esos pequeños dioses, esos elementarios yelementalesde los cuales hablaba don Pedro Landestoy con voz segura y pasofirme. Son ellos los que según ha dicho Tomás Hernández Franco ponen enmovimiento el fiel de las veletas en los países nórdicos; son ellos, repito, losque hacen sonar "el viento ululante"; ellos, sin dudas, son los que bordan lasflores del hielo, como hadicho el poeta citado; Hernández Franco-que no erateósofo, sino grande poeta como Ovidio-, lo ha dicho: son los habitantes "deltrineoy del reno". Y son también los dioses de "algodóny de manzana",porquesi vivende norte a sur sus gentes los creen blancos y barbados; si viven de sur a

MATERIAPRIMA 139

norte, sus gentes los creen aindiados y finos; y si viven de este a oeste sus genteslos ven negros, y urgidos de tambores, de tam tam, y de afiladas y bellas risasrellenas de marfil.

La última vez que he visitado el barrio he vuelto a recorrer sus calles. (Creohabértelo dicho antes. ) He reconstruido lentamente el viejo jardín de la casa, consu buganvillia (trinitaria) enredada en el pedazo de galería sobre el cual se sentabadon Pedro; he visto casi a mi padre, con su cabeza cana y la voz silenciosa,volver a narrarme las historias de su época espírita. He oído la voz de AlIanKardec instruyendo a los vivos sobre el decurso de la vida de los muertos.(Recuerdo haber visitado su tumba en Perelachaise, en compañía de mi amigoVíctor Avila, años después. Me fue grato ver la inmensa montai'la de florespermanentes que los que creen en los mundos astrales mantienen como homenajea su ejercicio. Le veo con su bigote y su cabeza creo que pequeña; imagino aúnsus ojos profundos, y su labio fino, y además, su cabellera más que negra en laque el reflejo de la naturaleza tiene un tinte de noches y sonidos armoniosos).

Me hedetenido en la casa de Pepito Nolasco; he vuelto a rehacer la figura dedon Mongo, y la de Eddy, y la de Nelson. He pensado que vale más la memoriaque la invención, y he comenzado a sustituir la imaginación con el recuerdo.

He escrito en los últimos años hojas sueltas y obras inconformes. He idocreando imaginarios mundos sobre una realidad que me atormenta y que vive enlos patios de Villa Francisca, tan parecida a Roma como se parece la isla perdidade Robinson a la Arcadia silenciosa que soñaron los silbos y sátiros... Nuestromundo se mezcla con otros mundos; nada tiene fronteras; el tiempo de la Arcadia,en el que la lucha por la palabra divina era una lucha a muerte, se repite en eltiempo de los Césares, durante el cual no obedecer la religión de los patricios erair de seguro a la muerte. Si visitas las catacumbas y ves la verdad como debe serte das cuenta de que todo es arcádico; en cada religión existe un mundo de fuerzasnaturales que son amigas o enemigas del hombre; los sumerios tenían los diosesbuenos y los dioses malos; los taínos de las islas antillanas daban a loselementos formas humanas; el huracán, la lluvia, el relámpago, el amor, el odio.El mundo en su dimensión material es binario; los hombres también. El aguamansa ayuda, el torrente azota; el calor destruye, el frío conserva.

Por los barrios de Santo Domingo aún transitan elementales puros. Hastahace veinte o quizás menos años era posible ver "el puerco de San Antón",afilándose los colmillos y asustando a los vecinos que cruzaban el recintodespués de las 12 de la noche; en el sitio de La Noria escúchanse aún, en plenaSanto Domingo, las cadenas del viejo pozo artesiano del siglo XVII que dio aguaa los habitantes de la ciudad colonial.

No sé si recordarás que en Haití,el vecino estado que comparte con nosotrosel siamés territorio de la isla, existe un lugar llamado "La Archaie". Es como unaArcadia también; el nombre aborigen taíno, no francés, fue modificado por losfranceses que desde el Renacimiento vieron íncubos y súcubos sobre los barcosde esclavos que hicieron la delicia del capitalismo galo.

En "La Archaie" haitiana se iniciaron los mejores brujos; allí, de noche, las

140 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

aladasánimasde espíritusno encamados aprovechan los cuerposde los muertosyde los vivos, convirtiéndolos en zombis. Todo el mundo conoce la teoría, peropocos saben-y esto lo dicen los bocó- que un alma escapadadel cuerpo porfines químicos, puede ser sustituida con un elemental nunca encamado. Es laexplicación de que en algunos lugares seres sin memoria, y sin descanso, trabajenen un estado de esclavitud más tristeque el implantado por el propioexplotadorcapitalista y francés.

En La Archaie viven los "lugarús" más poderosos de la tierra. Se han idorecogiendo allí con forma humana y se distinguen por sus grandes viajes almundo astral inferior de donde rescatan -como hacían los negreros con losafricanos de las costas- sombras, seres inmateriales, fluídicas formas desupervivencia, que bajan a la tierra y perentoriamente buscan el sabor de lohumano. La Arcadia no ha muerto; si visitas Bomarzo, ese fastuoso parqueconstruido en 1552 cerca de Viterbo por el príncipe Pier Francesco Orsini,comprenderás porquéquisoreproducir, complementar, losdelirios de unacreenciaque se trastocóen piedra tallada por la experta manode artistas que tuvieron laindudable influenciade Michelangelo. Si fueo no Piero Ligorioel terminadordela obra - nada menos que quien sustituyóa MiguelAngelen la basílica de SanPedro- no importa; lo que vale sonaquellas formas inmensas que representan lafauna del mundo elemental de la que siempre nos habló don Pedro Landestoy.Villa Francisca vive aún ese mundo; no es raro encontraren la'calle Ravelo,lafigura larga y cuasi transparente de Julio Ramírez, quien a partir de su muerteenla cuarteríade la número 134, inició un recorridopor los suburbios, saludandoasu paso a todos los transeúntes y espantando -sólo Dios sabe por qué- a losperros,que todavíaaúllan con grito lastimero cuandola luna nuevadestacasobreel borde de las empalizadas, la cabeza con sombrero de fieltro de aquelinmejorable bailarínde merengues.

Papiro.

Te incluyo un dibujo de cómo mi hija de apenas 17 años, ha visto la imagende uno de los elementales de Bomarzo. Se dice que Darío Suro, en su casa deWashington, ha tenido que acostumbrarse al ruido nocturnode alguien que, enciertasnoches,tecleasobresu pianosonatasy ecosdel barrocoflorido.

XXIV

A mi llegada a Villa Francisca el primer objetivo fue localizar los sitiosclaves del pasado. Sin embargo recibí un duro impacto.El gobierno dominicanohabía iniciado la demolición de numerosas calles y casas. Una avenida decircunvalación y otra de penetración habíandado cuentade todas las viviendasdela calle Félix María Ruiz. Ampliadas para ser convertidasen avenidasse habíandestruidograndeszonas de rememoración. Por ejemplola casa en dondeconocí ala Isabel que Persio presenta como parte del pasado de Manolo se habíaderrumbado. Tractores. palas mecánicas. obreros, listeros, hormigueaban sobrelosescombros. Las entrañasdel barrioemergíanconvertidas en tierraamarilla.encaliche. Los patios de las viviendas de los años 40 y 50 habían desaparecidototalmente, puesto que las viejas empalizadas, ya modificadas en ocasionesvarias,volaronuniéndoselas áreas y haciéndose difícil,por tanto, la delimitacióndel patio de la casa de Manolocon la de otros sitios de habitación.

Manolo vivió en la calle Félix María Ruiz y no en la Ravelo, como apuntaPersio. Podía, basado en mi granpoder de concentraciónaprendido en mi épocayoga. retrotraer las imágenes, diafanizarlas con sólo desplazar de mi mente lospensamientosque no eran de mi interés, reconstruí pedazo por pedazo el barrio.las calles. Allí estuvo el patio alto en donde Isabel durmió dejando ver suspiernasdesnudasal niño que luego le narrara a Persio estos hechos. Al frente elpatio de Manolo.cubiertode tierra negraapisonadaen dondejugábamos trompo.taquitos, bolos. y dinero lanzadoal aireen un ejercicio de azar que no sé por quése llamaba "la cubanita", Vi lo que pudo haber sido la acera derecha de la calle.Trozos de cemento y concreto volteados patas arriba como tortugas amazónicasseñalaban una ruta indiscutible en donde había huellas infantiles remotas.impresiones de nalguitas infantiles apoyadas sobre la acera y el alto de lascunetas mientras luego de las horas de lluvia jugábamos a la carrera de palitoscolocandopajillas sobre el agua que se desplazaballevando en su lomo la suertede los jugadores.

Allá. casi en la esquina. estaba la tienda La Higüeyana,en donde era posibleencontrarencajes, cintas. botones. tapiceríasmínimas, pañuelos, telas de calidad

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y alguno que otro aditamento corporal, como camisetas y calcetines. Dosancianosatendíanel negocio: don Ramón y su esposa. Preguntépor ellos. Aúnvivían, perohabían tenido que trasladarse de barrio y nadie sabíade su paradero.

Mis primeras aproximaciones a Villa Francisca fueron, esta vez, tristes,amargas. Las viejascasasde "clavó" y "pichipén" construidas luegodel ciclóndeSan Zenón allá por los años 30, se habían derrumbado. De lo que fundaraAlejandro Ibarracuandoparcelóen 1907 sólo restaban algunas edificaciones deconcreto.

El proyectogubernamental alcanzaba y cortabano sólo Villa Francisca, sinoel ancestralbarrio de San Carlos,cuya frontera con el de Villa lo era la calle deLos Isleños, nombre que hacíahonora sus fundadores canariosdel siglo XVIII.La granavenidacentralrompíaen dosel barrio. Viejas familias de origencanariocomo Morales, Concha, Veloz, se mudaban. Cargaban sus enseres. De prontome olvidé un poco de mi objetivo, de Persio, de sus originales, y seguí confruición los periodistasque entrevistaban a los transeúntes sobre el proceso de"desalojo" y de "reubicación". Para muchos el gobierno de Balaguer eraprogresista, había que eliminar esos patios llenos de gentuza y de miseria,educando la población y dándole nuevas casas. Paraotrosel gobierno haríalo queotros,simplemente entregaría a familias políticamente orientadas haciael partidodel poder edificios, "multifamiliares", llamados por los opositores del régimen"multimilitares", porqueen otras ocasiones, y desde la Era de Trujillo, muchosde estos barriosfueron a parar a manosde miembros de las fuerzas armadas delpaís.

Camarógrafos de la televisión ligadosal canal 13 me pidieronopinión paraun programa denominado Soluciones, dirigido por mi viejo amigo RamónAlburquerque, un destacado periodista y experto. Mis opiniones rondaban eldesaliento. Creíaqueel progreso era indetenible, perome parecíaque hubierasidomenos traumático haber hecho un estudio previo de pobladores y de sitiospreservables, dejando "mechones" de barrio, zonas intocables capaces de-conservarun poco la historiaarquitectónica del mismo.

Alguien, días más tarde, me dijoque mi posición era romántica. Entendíaqueera cierto, pero para mí era imposible asimilarla catástrofe; entrabacomo quienllega a un campode batalla. Los crátereseran realmente el producto de grandesbombardeos, imaginaba aviones ametrallando los recuerdos, veíadesdelo alto dela calle Ravelo y desde la galería de Juan el ínglesito, barcos gigantescosdisparando sus cañonescontra Villa Franciscacomo cuandofue invadidaen suparte norte por las tropas de los Estados Unidos de América; como cuando lasembraron de alambradas en 1965 para dividirel frenteconstitucionalista y hacermorir de hambre a los habitantes de la zona o casco colonial, bombardeadoinsistentemente, mientras tropas de intervención acompañaban a militaresgolpistas cercenando vidasy matando opositores y combatientes en la zona nortede la ciudad capital.

Ahora ya no era Persio; ahoraañorabala fonda de doña Tatá, el comerciodeventade comidas llamado LaPata,en donde se apagaban mediante la ingestión de

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un caldo suculento de gelatinas de pata de vaca, la resaca, la cruda, el sedientovolcán producto de los tragos de la medianoche. Allí no había más la fonda Lacasa de madera estaba convertida en un montón de escombros en el cualsobresalíantrozos de paredescon letrerosmanchados ya porel óxido del zinc dehojalataen el cual estabanmediopintados:

-Cocido, 2.25

-Albóndigas, 1.00

-Moro de habichuelas, 1.25

-Cerveza Presidente, 1.50

Más adelante, se podía leer: "DoñaTatá ruega a los parroquianosno escupiren el suelo. Los inodorosy bañosestán al fondo".

Si aprieto la memoriapuedo recordarque allí cantábamos sones y guarachascon la guitarra de Carlitos Taylor.El poeta HéctorJ. Díaz, uno de los vates másadmirados de la bohemia era frecuente visitador del sitio. Su voz gruesa,aguardentosa, perdida luegode su muerteen Nueva York en 1950,era deliciadelos muchachos, y de los que le consideramos la más importante voz poéticade labohemiaen el Caribe.

"Que nadieme conozca y quenadieme quiera,

que nadie se preocupede mi tristedestino,

quieroser en la nocheeternoperegrino,

que camina sin rumbo,porquenadiele espera".

Un clásico, un maestrode la voz, era también partede una vidade melancolíay de tragos en la que el gran trovador y poeta Juan Lockwardfiguraba como undios pagano, una especie de divinidad que oscilaba entre Baco y Jesucristo.Cuántas veces, en La Pata, se nos engrifaron los pelos oyendo a Lockwardcantar,casi declamar,su canciónguitarrabohemia.

"Esta guitarrabohemia,que tan fiel me ha sido,ha comprendidoque sólo la pulso por ti".Ahora, en mis adentros el tiroteo se agigantaba. Aviones militares del más

moderno talante dejaban caer nafta, huevos podridos, mierda sobre VillaFrancisca. Las lucesde neónenterrarían partede las lucesde gas kerosene o de lasposteriores bombillas.La época del Tío Julio, tejedor de alambres imantados ycomponedor de zócaloseléctricos en los patioshabíadesaparecido paradar paso ala moderna estación manejadapor botones electrónicos.Los actuales habitantesde Villa -que nada tenían en común con los iniciales hombres del sitio- seencaramaríanen altos edificios,en inmensas torres desde donde verían mejor elmar sin comprenderal Végere del que hablaPapiro en las cartas que Persio dicehaberrecibido desde Roma

La casa de doña Iso ha quedado en pie.Lo mismola de los padresde Zoila,endonde se detiene, precisamente, la línea de futura construcción. ElHabana-Madrid, o mejordicho,el viejc'edificio ubicadoen la mismaacera de la

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calle Jacinto de la Concha en donde permanece la casa de Juan el inglesito, semantiene. Destartalados, los patiosde habitaciones para putasestán hoy llenosdefamilias hacinadas; lasempalizadas desaparecidas me llenan dehorror.

Penetro el callejón lleno de ropas colgadas en alambres eléctricos que soncordeles improvisados, salto sobre anafes con calderos en donde se cuece lacomidadel día: un moro de guandules con sardinasque huele a gloria. Subo lasescalinatas para tratarde verdesdela que fuerala posible habitación de la LauradePersioel patiode micasa, colindante con el Habana-Madrid.

Ya no hay tal patio. La casa fue destruida mucho antes de que viniera lapresente modernización del barrio. En donde se leventaba la empalizada queseparaba el Habana-Madrid del patio están los muros altos de un almacén deconcretoperteneciente a una tienda de tejidos que ha ido comprando la cuadracompleta. Debajo de ese edificio enorme, lleno de telas, viven mis huellas.Viven esos recuerdos de barrio. Vive la mano triste y cuajada de artritis de miabuelaFela, a la que Persioconvirtióen Martiria. Recuerdo las enramadasen lasque mi padre fabricaba vinagre y velones en los tiempos en que ya no podíatrabajaren las oficinasdel Estado.Recuerdo a Otelo, el pequeñoperro de cuellogrueso y ladrido duro, cuidador imperturbable delcallejón que ibadesdeel costadolateraly alto de la casa amurada,hasta un fondode patio donde los frutaleseranabundantes. Recuerdo mis fiebres intestinales luego de atragantarme de jobosgrandes, llamados en el barrio "manzanas de oro"; el alto limoncillo, los trescocales siempre paridos, las matas enanas de cerezos y las enredaderas decundeamor, cuyo fruto amarillode semillas rojas era picado por las ciguas quehabitaban la matade anones, en donde el cundearnor hizosu enredadera deaños.

No pude retener las lágrimas. No era muy diferenteel mundo de Manolo almío en aquellosmomentos. Quizás los datos avivadospor la prosa de Persio mecolocaban en un punto de entendimiento que otros no hubieran podidocomprender.

-¿Ustedes saben que antes, hace años, hubo aquí un cabaret llamadoHabana-Madrid?, pregunté a una señora gruesa que me observaba condesconfianza justa, ya que había caminadopor aquel callejóncomo el dueñodeunapropiedad quesólolatíaen forma de recuerdo.

-¿Utévienea reclamar?

-¿Reclamar?

-Si, dende que pasó la guerra, eto etá en reclamo. El dueño murió ante, ynojotro vivimoaquídendeante.El abogadodiceque ya eto no é de naiden,que éde quienlo tiene,que somo nojotro. Etá en reclamo.

-No, no. Busco a quien pueda contarme, narrarme algo sobre el sitio.Alguien de la época.

-¿De cuando lo Trujillo?, ja. Eso tá difíci. El último que conocía bien etoera Juan, que se etaba muriendo de viejo.Era el carreterocuando la epoca de loTrujillo. Pero se mudó, se lo lleván unos hijos que tiene en Villa Duarte...Dígame unacosa, ¿ulécomoque é abogado?...

MATERIA PRIMA 145

-No, no, no soy abogado.

Di marcha atrás. Bajé nuevamente la cuesta siempre observando el altoedificio del Padre Andrickson, la escuela Haití, hoy Villa Cucaracha.

"Si lo convirtieran en museo de los barrios desaparecidos, en museo, enhistoria de barrio, salvarían por lo menos la pequeña historia de los máshumildes". Una historia tan dura y tan importante, según Papiro, como la másdestacable.

Retomaría mañana

Cuando intentaba cruzar un alto lote detierra y basura vi la casa dedoña Isoabima. No sabía que estuviera habitada. Entonces subí la alta acera y golpeé conlos nudillos en la puerta resinosa que una vez El Oriental echó abajo.

xxv

¿Homenaje o recordatorio? La imagen de unamujer llamada Lauraemergía delpensamiento de Persio con silueta trastornadora. Laura era el nombre de laprimera esposade Persio. Sobresu muerte siempre fue mejorno ahondar. Habíademasiado tristeza en la circunstancia. Fueencontrada desnuda en el Motel Florescon dos disparos sobre el pecho. El amante logró escapar.Se decía que era uningeniero con el que tuvograndes romances en los años infantiles. Se insinuabaque Persio había sido demasiado indiferente con ella: la acusaba de frívola,conocía en parte sus andanzas, sufrió en carne viva grandes preocupacionesmientras susdos varones natagueaban en unaatmósfera densay pesada.

Al ver unpersonaje conel nombre de su mujer, Laura,penséen la misión delescritor, del novelista: es incapaz de deshacerse de los recuerdos sin convertirlosen arte,en nueva vida.

Pattyme habíahablado brevemente de estascircunstancíás. Tratósiempre deque Persio se alejara de tal recuerdo, pero por lo visto en su más profundointerior, en un juego de luces y sombras, emergían figuras generadas por elrecuerdo mismo de su primera esposa.

Durante los días del suceso, año sesenta y siete, Persio había perdidocasi larazón. Lo vi muy deprimido en uno de mis tantos regresos. Recorrimos juntosalgunos cafésde la calleArzobispo Meriño, tomamos unacopa devinoen el barquemirahaciael relojpúblico de la plazaColón,en dondeestuvieron las viejasoficinas del Cabildo. Traté de indagar un poco el proceso deteriorante de sumagullada personalidad, pero prefirió consolidarse en un silencio estatuario,siempre con el cigarrillo negroen las manos, las uñas amarillentas y la mirada aveces inteligente y a veces perdidaen un horizonte que sólo él podía descifrardentro de sí mismo.

Su psiquiatra, Antonio Zaglul, lo había tratado con éxito relativo. "Serádifícil que se recupere del todo",me dijo unavez en la barradel SupermercadoDominicano. Salióa flotedebidoa los cuidados de Patty, a ese cariño viejoqueterminó en matrimonio.

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Los originales escritos por Persio resultaron una agradable y a vecesdesagradable sorpresa. Entré en un mundoilusorio en el cual nombres y hechosrealesse manipulaban de maneramaliciosa. Habíaen estas páginas el intentodecrearnuevostabúessobre VillaFrancisca. Un barriosin historia, sin crónica, sinmemoristas capaces de contribuir con un artículo de periódico a salvar suidentidad tendríacomo únicafuentelas páginas de Persio.El intentaba, como losviejos conquistadores escribir la historia del vencedor, no la de los vencidos.Recordé entonces aquelestupendo librode WillCupy: "Decadencia y caídade casitodoel mundo". Deeso se trataba.

Había elementos narrativos inquietantes, uno de ellos era que Persio tomabaparte de mi vida infantil y mezclabahechosde la supuestavida de Manoloconmi propia biografía. Había sido yo quienen algunos de mis viajesmás recientesle proporcionara rasgos de mi biografía en el barrio. Memorias del tío Julio,datos sobre los años cuarenta en el barrio. Martiria no era otra que mi propiaabuela, y sobre todo era el patio de mi casa de infancia y adolescenciael quecolindaba conel delHabana-Madrid, desde donde yo escuchaba la música nocturnade unavellonera que vomitababoleros en la voz de Fernando Fernández y viejascanciones envueltas en la rítmicaentonación del famoso Trío Matamoros.

Yo conocía bastante el barrio. Tenía buenas relaciones con sus gentes.Visitaba a los viejos de época que allí permanecían esperando un futuro sincompromisos. Eran pocos,pero el sólo verlosme llenabade recuerdos y cariño.Había sido testigo de muchos de los acontecimientos que Persio distorsionabaadrede. Al entregarme el fajo Patricia me comprometía con mis propios hechos,con mis recuerdos propios. No era novela, nada parecido. Simplemente Persiorecogía susrecuerdos y los fundíainventando personajes con visosde unarealidadque a veces era lógica y que en ocasiones revelaba su profundo interés por laconfusión.

Al mostrarlea Zoila este amasijo de datos reales y fantasiosos a la vez, medijoconmentalidad clara:

-Yo los comentaría y nadamás.No agregaría nada.

-Pero un comentario no es novela, es más bien una forma de crítica. Meaturde unpocoque hayaobviadola luchade los añoscincuenta. Que no se refieraa las invasiones del 14 de junio de 1959que iniciaron el procesode caída de ladictadura. Omitela lucha clandestina de la cual salieron tantosmártires hacia lascárceles entre 1959y comienzos de 1961. Omite,incluso, la parte revolucionariade mi vida en esos años, cuando estuve escondido. Me hubiera gustado queentrevistase a ValeraBenítez,a Luis GómezPérez,a tantos.

-En eso es novelista, señaló mi mujer.

Ese día ZOila llevaba un bello traje sari. Deberíamos visitar a nuestro viejoamigo el embajadorpanameño en la RepúblicaDominicana, persona de gratosrecuerdos para quienes, como nosotros, habíamos recibido su trato amabledurante losdías que pasamos en Limaasistiendo a unaconferencia deCepal.

-Cierto. También ha omitido el levantamiento de TavárezJusto contra el

MA'fERIA PRIMA 149

Triunvirato, luegodel derrocamiento de Bosch.Se olvidaadredede las muertesenManadas, en donde Pipe Faxas,nuestroviejo amigo, fuera fusiladojunto a GaryBarreiros. Se olvida de tus momentos de lucha. Porque si ha incluidocomo partede la biografíade Manolorecuerdos de tu propia infancia, ¿por qué no aborda laluchade esos años, de la que tiene tanta información como nosotros?

Zoila tenía razón; tal vez como novelista Persio no había concluido sutrabajode redaccióncuandodecidióel suicidio.Lo cierto es que sus datos,así enpresente, son selectivos y hasta interesados.

Mientras nos vestíamos para la visita al embajador Carlos Souza, pensé enretomar la vida del barrio. Me acercaría a doña Lilia, allá en la calle Ravelo ytrataría de obtener recuerdos, algunas impresiones. El maltrato por un lado yluego el buen trato por otro de figuras como la de Manolo eran evidentes. JuanCaliente,por otro lado,era el personaje más despreciado por Persio.

Desde que leí sus ensayos de capítulos, esos esbozos que no se sabe hastadónde pueden ser definitivos, comprendí que Persio perseguía con su prosa alperseguidor de Manoloque era Juan Caliente. Inmediatamente identifiqué a JuanVicente. Habíamossido y creo que aún somos amigos. Le he perdido de vista,pero sería interesante saber sus opiniones si es que puedo llegar hasta él algúndía.

La imagen de Emilia me produjo tambiénpena y hasta rabia. No está demásdecir que desde muy joven fue la sirena del barrio. Villa Francisca le rendíapleitesía.Estaba entre el grupo de jovencitas que nos vio perseguir a los "tigresde Villa Consuelo". Inteligente, sutil, amorosa, era realmente un dechado deinteligencia.La traté mucho durante esas reuniones en los cafés de la calle ElConde.Sobresalíapor su amor a la lectura;era brillanteen sus disquisiciones, legustabaaprendertrozosde novelade memoriay recitarlos poniendoenjaque a losjóvenes poetas. Seguí de lejos y de cerca los intereses de Manolo para con ella.Ciertamentecuando Manolo qued6 atrapado por el SIM ella sigui6 queriéndoloentrañablemente. Lo que más admiraba en Emilia era su recato, su pundonor.Ahora bien, no es tan real que el tal Salado -un coronel cuyo nombre norecuerdo pero que podría ser otro- visitarala casa y fuera un miembrodestacadodel SIM. Tengo noci6nde que en casa de doña Iso no sólo era común la reuni6nde farándula(artistas, locutores,c6micos), sino que algunas veces se realizaronotras reuniones de tipo político más comprometedoras. Por lo tanto veo en elafánde destrucción y sustitución de la imagen real unaespeciede guerrade Persiocontrarecuerdos y formas delpasado queodiay que desearía desecredítar,

Mientras tomaba mis copas en la reuni6n diplomática, mientras compartíacon el Embajador Kilday, con el Canciller Reid Cabral, con los integrantes delnuevo y flamante gobierno. la imagen de Iso no me abandonaba. Pero elpersonaje más intrigante de todos, el más volátil y ácido a la vez era Laura.Manolo mataba a un ex-beisbolistapara "raptar" a Laura. Ella caía en casa deManolo,quien no vivía en la calle Ravelo sino en la Félix María Ruiz. Manoloaparece junto a mis seres queridos y en la narraci6n me sustituye, porque elcuartucho dondeesconde a Laurano es otroque la habitaci6n en donde yo dormía,

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y en donde según Finetta, mi hermana fallecida, un caballo de madera sebalanceaba movido por los espíritus.

En ese lugar de la narración Manolo está convertido en Ariel, Luego dealgunas páginas sueltas. Laura es la viuda. Los dos hijos de Laura coincidenprecisamente con los dos de la otra Laura con Persio en la vida real. Tengo quedecir aquí que el hijo mayor de Persio no es cirujano, pero sí médico anestesista;y que el segundo no es estudiante de sacerdocio sino becario del gobiernodominicano en la Universitá Degli Studi de Roma.

¿Por qué Persio genera con sus propios seres un mundo ácido en el que tantoél como Manolo quedan envueltos y estrechamente ligados?

-Deberías devolver a Pattyesos papeles, me dijo Zoila en un rincón del gransalón azul. [Las recepciones son algo así como un vaivén de miradas e interesesen el que emergen siempre los busca-relaciones, los seres sociales que aman elamiguismo y consideran que la escalada sólo puede hacerse a través del trago y elelogio inconmensurable.)

Antes de que pudiera contestar era abordado por dos damas de rostro conocidoque me hablaban de mis viajes, me referían aspectos de mi vida "tan especial",me recordaban que habíamos sido presentados en Nueva York, O en algunareunión de la Unesco en Centroamérica, o no sé dónde. Afirmaba mecánicamentesus gestos y fórmulas con un movimiento de cabeza, asintiendo, mientras laimagen de Persio con la pistola en la mano se elevaba por encima de mí comouna humareda.

-Quiero ver hasta dónde llego, le contesté a Zoila ignorando un poco a misinterlocutoras. "Si hubiese sido yo el novelista, agregué, habría colocado a Laurala puta en un lugar cimero de la narración. Es al fin y al cabo el personaje máslúcido del escritor. Tiene fuerzas, condiciones como personaje, pero da laimpresión de que Persio sólo desea apuntarlo, presentar rasgos complementarioso bien suplementarios del mismo".

La imagen de La Mosquita me parecía también explotable. Llegué aconocerle. Transitaba los barrios en bicicleta vendiendo números de loteríaclandestina. Usaba gafas oscuras, era flaco, encorvado, feo, y había tenido lasuerte o mala suerte de encontrar una mujer de bellas formas, rostro y ojosencantadores. Una "hembra", como decían los del barrio, una especie de estatuagriega esculpida por Fidias, como bien apunta Papiro, repitiendo frasesaprendidas de Moisés Lembert, quien de vez en cuando brillaba con sus aciertosde libro de texto.

La imagen de La Mosquita era explotable. Su tragedia se podría llamar"griega", para seguir dentro del marco "clásico". Mientras era apresado por lapolícía y puesto en arresto, "La Inodora" se entretenía dándoselas de amante delcine mejicano. Había vivido en la calle Castelar, pero luego, cuando las rifasprogresaron, pasó a mejor barrio, al sur de la avenida Mella, en San Antón.Mosquita, de complexión asmática y enfermiza, comenzó por aceptar lasituación; sus hijos e hijas (cuatro en total), también. Sin embargo una de ellas

MATERIA PRIMA 151

llamada Carmelina terminó suicidándose un 25 de diciembre en la mañana. Habíaencontrado en la puerta de la casa una careta de carnaval que imitaba un diablocornudo, con un letrero mínimo del cual nadie supo el contenido. La Mosquitahabía muerto en una de las cárceles trujillistas. Se sabía que un ataque de asma lehabía fulminado generándole un paro cardíaco. Para esa época tenía ya un garitocon ruleta, "bazar", y pagaba su cuota a uno de los Trujillo para poder operar, sinembargo no fue posible hacerlo de manera normal, porque la zona donde operabael garito de La Mosquita había sido cedida política y "económicamente" a uno delos más fieles representantes del barrio de Villa Francisca en el PartidoDominicano. Don Eusebio Santana, que así se llamaba, se quejó ante elGeneralísimo de que Pipí su hermano estaba concediendo plazas y puestos sinconocimiento de las más altas autoridades, lo que desembocó en el cierre delgarito, la prisión de Mosquita y el "boche" o regaño del Generalísimo contra supropio hermano a través de una sección diaria publicada en el periódico ElCaribe, propiedad del gobierno, en cuyo "Foro Público" se dijo que "integrantesde altas familias de la más distinguida sociedad, se han dado a la tarea de apoyarlos juegos de azar, con la consabida pérdida en desmedro de los afanes de laLotería Nacional Dominicana, única institución calificada para poder ejercer estosquehaceres en el territorio". La sugerencia no se hacía esperar: "Sería muysaludable que los encargados de la Secretaría de Estado de Interior estudiaran ladenuncia de ciertos moradores de Villa Francisca, de que un tal La Mosquita, encontubernios con gentes del gobierno, encabezaba un garito en medio del propiobarrio, atentando contra la sana moral de la Era de Trujillo, y contra losprincipios claros de Dios, Patria y Libertad, que se contienen en las inicialesletras del nombre del Jefe, Rafael Leonidas Trujillo Molina, o lo que es lomismo: Rectitud, Libertad, Trabajo y Moralidad (RLTM). El "foro", comoentonces le llamaban a esta sección destructiva de la vida dominicana, sugeríacárcel para los violadores. El hermano del Generalísimo no sufrió sino elconsabido regaño al que estaba acostumbrado. La Mosquita murió.

Interesante es ver cómo Laura pasa a ser mujer honesta desde puta y como LaInodora realiza el trayecto contrario.

XXVI

HABLANDO CON DON TETELO SOBREBOLEROS Y CANCIONES EN EL

HABANA-MADRID

Te di unacita / no me quisite besar,qué tardeaquella! nuncala podréolvidar.Tu pensamiento, nuncafuepara mí/ te odio maldita, te debíasde morir/Que diospermitaque tusojos brujos! se llenende arenay de agua del mar/queencuentresal hombreque te vuelvaloca!y que nunca, nunca, te quierabesar/Que lo que tútoquesse convierta en piedra!que no crezcanada dondepises tú!Que te vuelvasfea y requete fea, y se cumpla entera esta maldición. (Consúltense losCancionerosPicot, y los archivos de La Voz Dominicana. Bolero Moruno deAvelino Muñoz, con arreglos de Julio Gutiérrez. ) Sin que nadie se entere/ teestoy adorando/ nadie en el mundo sabe/ lo mucho que te amo... Y aquella:Alumbrami camino,con tu mirardivino, morena/arrancami negrura, pon fin ami tortura, y mi penal restáñamela herida con que la vida me ha castigado/ yayúdame a olvidar, que tanto he sollozado que quiero descansar...Ayúdame aolvidar/mis tantasdesventuras, y pon en mi negrura/ la luz de tu mirar/o No medejes tornar,a mi eterno quebranto/y con todo tu encanto,ayúdame a olvidar.(Consúltese al propioJuan Lockward. Tómense en vivo los recuerdos de la viejaHIZ. Recuérdese el programa del Archipámpano en la misma radioemisora.Hágaseentrevistaa Teté Marcial, intérprete de las canciones de Lockward paralos años 40 y 50. Lo mismo a Flor de Lis (ella ha muerto)... Aunque me cuestela vida, sigo buscando tu amor/ te sigo amandoj voy preguntandoj dóndepoderte encontrar/ Aunque vayas donde vayas! al fin del mundo yo iré, paraentregartemi cariñito,porque nací para ti! Es mi amor tan sincerovidita/ ya túves las promesas que te lIago/ no me importa sufrir, no me importa morir/ sialgún día me dices que sí....( Consúltese a Tiburón-alias AlbertoBeltrán-);preguntasvivas sobre su debut con la Sonora Matancera en La Habana JoseítoMateodice y decía que él era el cantantecontratado y que luegocedió el paso aBeltrán, y que éste alcanzó el éxito con El Negritodel Batey que había sido unéxito aquí, en Santo Domingo, en la voz de Joseíto... Pero bah. A mí me llamanel negritodel batey/porqueel trabajo para mi es un enemigo/el trabajaryo se lodejo sólo al buey/porqueel trabajolo hizo Dios comocastigo/a mi me gusta elmerengue apambichao/ con una negra retrechera y buena moza!a mí me gusta

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bailaracompasao, y bailarde mediolaoporquees la cosa más sabrosa.... Y digansi no es verdad, merengue es mucho mejor, porqueeso de trabajar, a mí me causadolor (Miraa "La China", mírala,que ritmo tiene, si Medardo Guzmán la vierase caería de espaldas....Perodicen queMedardo, después que escribió el merengueLa Miseria ha caído preso como cinco veces. El no es muy buen amigo delgobierno), muchotrabajael buey manso, porquenunca le da el dengue,pero yonunca mecanso,debailarun buenmerengue.

"¿y quién es ese jovencitoque baila con la Lorena?... Dicenque es el hijo dedonSantana, el dueñode la rifa de aguante. Tieneunosamores pasionales con LaChina... Ella lo quiere y él le ha dicho que la sacará de las garras de donHernando...Viejo maricón y explotador.... No me pareceque ese muchachito sevayaa metercon un cuero,con una dela vida...."

En la mesa del fondo está Toñito, Mira la escena. Eso es lo que narraronalgunos de loscontertulios. Yo visitaba el Habana-Madrid con frecuencia, no porlos cueros, sino porque allí se podía entre música, bulla y borrachos, hablar delproceso; nadie sospechaba que en un cafetín de cueros se podría criticar por lobajo.

-Pero ustedqué edad tenía...

-Bueno yo pasabade los cuarenta, entonces. Me habían enviadodesdeCubapara captar la situación. Yo era muyamigode MauricioBáez;despuésde lo delcineJulia tuvoque irse a Cuba,como sabesallí lo asesinaron luego por órdenesde Trujillo. Como en los casos del coronel Arana en Guatemala y de CastilloArmas, a quien odiaba y de Rómulo Betancourt después, años más tarde. ElHabana-Madrid hacia 1952 era un nido de opositores. Mientras los guardias deTrujillo bailaban el son, nosotros haciéndonos por borrachos, discutíamosestrategias.

Me lo dijeron mil veces! pero nuncaquise poner atención!cuando llegaronlos llantosya estabas muydentro!de mi corazón/o Te esperabahasta muy tarde,ningún reproche te hacía/ lo más que te preguntaba era que si me querías! peropor las noches y en las madrugás! sin que tu notaras, la cruz de mi angustiasolíacantar: "Te quiero más que a mi vida, te quiero más que a mis ojos, más que alaire que respiroy más que a la madremía.Que se me paren los pulsos si te dejode queré!que las campanas no doblen, si te engaño alguna vez/o Eres mi vida ymi muerte, te lo juro compañero, no debíade quererte, ay, no debíade quererte...y sin embargo te quiero...

Entonces "La China" se abrazóde su hombrey le dio un beso, un gran besode amor.El oficial de nombre Toñito se fue encima del muchacho y lo empujó.Nosotros salirnos en su defensa. No queríamos líos con la guardia, con la famosa"patrulla" armadahasta los dientes. Se apagaron las luces,costumbre del jefe debarcuando sabíaque se armarían trifulcas.

-Coí'lo, si sigues con el carajito este te voy a degollar, le dijo Toñito a LaChina.

"Esafrasela recuerdo siempre, porque fuecomoel final de la vidapara ella".

MATERIA PRIMA 155

Pobrecita golondrina que aventuras por los mares del champagne y del dolor!pobre piedra peregrina. vas sin rumbo por la vida. vas detrás de nuevo sol.. (Lacanción venía en la voz de Fernando Fernández, y como éramos amigos deBienvenido Brens, su autor. le felicitábamos. Había entrado en el cine mejicanocon pie de plomo... Los Panchos también la grabaron. Bienvenido era y esgrande ...) Lleva el rostro avejentado por el peso de las noches tenebrosas delalcohol. quién pudiera a ti salvarte. avecilla trashumante. peregrina sin amor...

Pocos días despues la recogieron muerta. La China había tomado veneno pararatas. Dejó un papelito que conservaba Isaac. el del colmado, lo guardó paraPersio, pero que éste nunca lo recogió. Me acordaba del contenido. Precisamente.cuando regresé de Cuba, en los momentos en que Juan Bosch también regresaba.visité a Isaac. Tiene una ferretería cerca del Mercado de Villa Consuelo.

---Qué decía.

-Más o menos que tomaba la decisión por que Toñito la había amenazado demuerte. y que amaba profundamente a Persio, pero que también sabía que donSantana y la madre de Persio jamás la aceptarían Hablaba de matrimonio.Tenía buena letra. parecía caligrafía de gente instruida .

Como espuma! que inerte lleva el caudaloso río! flor de azalea, la vida en suavalancha te arrastró.. Y al despertarte. también quisiste protección y abrigo.para curar tu corazón herido, por el dolor ....Tu sonrisa. refleja el paso de lashoras bellas! tu mirada, la más amarga desesperación...• recuerdas. y aquel finalque decía. románticamente: quisiera ser la golondrina que al amanecer! a tuventana llega para ver. al través del cristal. y despertarte muy dulcemente si aúnestás dormida. a la alborada de una nueva vida. llena de amor...".

Yo recordaba que Persio, quien era buen guitarrista. cantaba con frecuencia esacanción...

Isaac. cuando le visité. me ayudó a recomponer recuerdos. Había envejecidopoco. Sabía muchas historias. entre ellas la de la muerte de Toñito en Santiago.a 150 kilómetros de Santo Domingo. el día 30 de junio de 1961. un mes despuésde la muerte del Generalísimo Trujillo.

La fecha de 1949. la posible incorporación de Toñito a la lucha contraTrujillo cuando los invasores que entraron por Luperón fueron diezmados. eraparte de la trama novelesca. Pero el personaje había existido. sólo que su destinohabía sido otro.

En cuanto a La China. su nombre verdadero era Gertrudis L. Guzmán. Supuseque la L. podría ser. coincidencialmente, la mayúscula de Laura. pero no loaveriguaría nunca. Hubiese tenido que ir a los archivos de la sección SabanaIglesia o quien sabe dónde para encontrar la respuesta.

Me volvía a la mente la tortura, la violencia, la presión de los añoscincuenta. Lo más sorprendente de todo esto es que Persio abría caminos nuevosa la imaginación y que su vida se enredaba cada vez más en su propia literatura.

Te fuiste sin dejarme un beso. ni un adios siquiera! pensando que alguien más

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quererte comoyo pudiera! nadaganéconsufriry llorar, y beberme aquel llanto/como pudiste partirdespués quete amaba yo tanto/ ante tu infamia lloré!cuandotuamormedejó/ hoysufres lo queyosufrícuando de mí te fuiste...

La vozde MaríaLuisa Landín mellenaba la cabeza Habíaescogido ese cantode penaal llegara casa Zoilatrazaba algunos planos y usaba sucomputadora depantalla azulcon losúltimos programas de mM parajustificación deplanos.

-¿Oyes esebolero?-Sí.-Es casi tan viejocomola humanidad.

Ellanopareció entender. Se acercó cariñosamente a míy dándome unbeso enla frente mepreguntó.

-¿Era delos delHabana-Madrid?

-Creo que sí, creoquesí, lecontesté.

Esanoche nopude dormir.

xxvn

Como vi la puerta abierta entré sin preguntar. En el rincón de la derechaestaba aún el viejo sofá de caoba con forro de terciopelo vino en el que elArchipámpano se sentaba a comercon ungrancucharón dentrode la misma ollaen la que Iso le preparaba su plato favorito: maíz pelado. La sala con piso demosaicos amarillos continuaba lo mismo. A sólo unos metros de distancia lostractores habían borradodelmapavarias viviendas.

Miré hacia el fondo del pasillo y vi el árbol de quenepas o limoncillos;pelado, sucio,roto, llenode polvo; estabaahí, como un centinelaque otease nosólohaciael horizonte sinohacialos patiosdelvecindario.

-Ea, ¿no haygente?

-Un momento, respondió una vozfemenina.

-¿Puedo sentarme?

-Oh, cómo no, cómo no, siéntese.

Me acomodé en unade las mecedoras de guano que parecían milenarias. Talvez en la que se acomodaba el famoso Coronel Saladoque inventara Pendoensus escritos. La casa lucía bien arreglada. Habíacuadros de jóvenes dibujantesdominicanos y telas de los pintoresmás conocidos, como Oviedo, BidÓ', Lepe,Ada, Yotros. Me llamó muchola atención una fotografía grande de Isolinaentrajedenovia. Meacerqué:

-Es mamácuando se casópor vezprimera.

Volví el rostro y me encontré de frente con un personaje intrigante de laliteratura dePersio: "Emilia".

Ella me estudiólentamente. Yo a ella por igual. Habíaenvejecido poco. Surostro serenoy firme no presentaba rasgos de locura ni de mujerbabeante. Sediría que todavía conservaba mucha dela graciadelosañosjuveniles. Susgustoscontinuaban vigentes a juzgarporel ordende las obrasde arte Ypor la selección.La sala presentaba esascaracterísticas "nbuveau" concebidas en material plútico

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por algunos imitadores del pasado: figuras de la estatuaria griega reducidas,fetiches de madera imitando caoba, el consabido aparato para música de la marcaKenwood, el gran televisor de pantalla gigante y toda esa decoración decortinajes, cristales y lámparas ampulosas que constituyen parte del gusto deldominicano que emigra a los nuevayores.

-Qué tal, Emilia

Le costó trabajo reconocerme, pero pronto vi lágrimas en sus ojos y nosconfundimos en un gran abrazo. "Es increíble, Ariel, cuánto has envejecido". Lasentí sollozar. Era la misma sentimental de años pasados.

-Cómo pasa la vida, Arie\. Cómo han pasado todos estos años. A Dios leagradezco estar viva, haber subsistido.

Llevado por los escritos de Persio me hubiera gustado preguntarle por sulocura. Por la idiotez del capítulo de prueba, pero no, se veía claramente quesiempre había estado bien. Que jamás había sido una idiota. Antes de que hicierala pregunta de rigor, me dijo:

-Supe que estuviste presente en el suicidio de Persio. Debió ser algoterrible. ¿Sabes que mamá murió un mes antes?...

"No, no lo sabía". "Pues sí; había rebajado mucho. Le detectaron cáncer en elpáncreas. Desde que se enteró quiso morir. Dejó de comer. Dejó de trabajar -yasabes su trabajo, era espírita-; dejó de hacerlo todo. Se esfumó. Juan Vicente yyo colocamos una esquela avisando a los amigos. Fue la última vez que escuchéla voz de Persio. Llamó por teléfono, sabía que Juan Vicente y yo habíamosretomado. "Lamento lo ocurrido, me dijo"; aún me dijo más, algo así como, "yotambién me iré pronto". Me habló de su enfermedad. Quiso saber cómo iba mimatrimonio con Juan Vicente. Me preguntó insistentemente por Manolo, peroimagínate, no sé de Manolo más que se casó con una Condesa a la que conocióen Nueva York; nada más".

El cúmulo de sugerencias que me lanzaban las afirmaciones de Emilia mepermitía considerar en bloque todo cuanto escribiera Persio. Llegaba casi a laconclusiónde que aquellaspáginasdesordenadas no eransino esbozos de alguna ohmque todavía estaba muy "verde". Suponía y aún lo creo, que esos personajes seríancribados, reformulados y variados hasta conseguir el autor personajes nuevos. Losdiseccionaría y de ellos tomaría rostros, nervios, uñas, saliva, pedazos de instinto,parair conformando pequeñosy grandesfrankenstenes de todoslos colores.

-¿Deseas un cafecito? ... Cuéntame de tu vida... "En efecto. Luego de lamuerte del dictador pude entrar en la actividad diplomática. En efecto conozcomuchos países. En El Cairo he comido felefas, y trigo sancochado, en losCárpatos he subido en las carretas de los gitanos que recorren las zonas agrias deRumanía; en Katmandú he visitado los templos budistas y presenciado elcontrabando de oro a través de las embajadas. En fin, viví en Roma, en España,en Nueva York..."

-Ya 10sé. Nunca me llamaste, nunca supe de ti. Supongo que ahora tienesintereses especiales.

MATERIA PRIMA 159

-Tengo, realmente, algunas preguntas. La vida de Persio me intriga. Sabesque con los años tuvimos contactos esporádicos. Existen puntos que me gustaríaclarificar. Su primer matrimonio, por ejemplo. Su amistad contigo. Suconcepto de otros amigos.

Emilia colocó la greca con el café en una estufa Caloric último modelo.Vestía una bata amarilla, de cuello chino, y pantuflas tejidas.

-Me gustaría mucho, me atreví a decirle, que me permitiera darte un besolargo en la mejilla..

-¿Un deseo insatisfecho?, me dijo.

-No, más bien, una felicitación.

Rió de buena gana. Al besar su mejilla derecha sentí el calor de su pieltodavía rozagante. Respiré hondamente sobre su piel, entre mejilla y beso, comopara aspirar un perfume distante.

-Cuidado, puede entrar Juan Vicente-, me dijo apartándose con suavidad.

-¿Qué de tu vida por los Nuevayores?

-Ya 10 sabrás. Una vida dura. Me casé con Hans Fritzel, no tuvimoshijos...

-¿El judío de Queen?

-¿Judío, Queen? ¿Dónde carajo has oído eso? ¿También te has metido anovelista?

Casi me doy cuenta de que "meto la pata".

-Oh, informaciones erradas, supongo.

-Las que Persio diseminó en el barrio, en un libro en donde aparezcocaricaturizada. ¿Conoces Esta Tierra Caliente? .. Debes conocerlo. Soy allí unpersonaje sucio; me identifiqué en cuanto leí las primeras páginas. Si 10hubierapublicado Seix-Barral, como él pretendía, hoy sería famosa como puta.

Me paralicé con aquellas palabras. Emilia protestaba por una literatura, que enverdad, parecía inocua. ¿Sería posible que Persio no hubiese utilizado suspersonajes al extremo de hacerlos inidentificables? Moralmente es 10que vale, eslo que se intenta.

La conversación se profundizó entonces. Hablamos de causas, de motivos."El escritor y sus fantasmas", "el escritor y sus ideas", "el sentido de la vida"...¿Te acuerdas de nuestros encuentros con Teté?... "Sí, sí, la nostalgia de lanada" ...

-Pero Persio tenía grandes problemas. Déjame explicarte. Desde que íbamosal Colegio Quisqueya su timidez era profunda y agobiante. Te diré algún secreto:acompañaba a Manolo, le inventaba las cartas que Manolo me enviaba. Unpermanente enamorado. Nunca se atrevió a hablarme de amores; debo decirte quePersio no me desagradaba; siendo uno de los más destacados en el grupo quisevencer su timidez al salir una noche del Instituto de Cultura Hispánica; rehuyó la

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mano y me dijo que no podía traicionar a un amigo. En verdad Manolo y yoéramosamigosenttaftables, mamále queríay yo le veíacomoa un hermano.

Mi matrimonio con él en Nueva York culminó una vieja amistad, comosabes.Perosus grandescomplejosde culpa; su incapacidad de vencerla historiapersonal, le dejaron para siempreen manosde su propiabiografía beoda.

-l.Hab\aste de estoconPersioa tu regreso,duranteaquellaconversación'?

-Claro, se interesabaprofundamenteen mi vida. Le hablé de mi segundomatrimonio con Hans, puertorriqueño hijo de alemanes, dueñode una bodegaenel Bajo Manhattan. Le narré un poco mis experiencias como modista, comodiseñadora, como pintora,como todo.Le narré un poco mi fracaso. Y entoncesme habló de su vida, me dijo que ahora, enfermo, podía hablarme de amor.Imagínate, Ariel,hablardeamor...

Emiliarió con ciertodejo de amargura.

-Cuando le expresé que habíadecidido casarme conJuanVicente y que habíaregresado con él a arreglar la casa, le sentí ronco. Siempreodi6 a Juan, siempredespotricó contraél. Nunca le perdonóque fuesealgo así comonuestroángel dela guarda,nuestromás fiel amigo,nuestromás profundodefensor, y por qué nodecirlo... mi más fiel seguidor y enamorado. La vida cambia, querido Ariel. Niintelectual ni puta. Una mujer con experiencias de todo, pero al fin libre paramovilizar mi propia biografía. Eso se lo dije, comootras tantas cosas.

-Estoy escribiendo, me dijo. AlIado tuyo hubiera hecho una buena obra...Me parecieron palabras de borracho, pero veo que no, eranen verdad palabrasdesuicida.

-y sobreManolo, ¿quépensabaPersio?

-Nunca lo supe.Era su mejoramigo. A veceslo visitabaen New York.

-¿Consideras quepudoodiarlopor haberte amadoy tenido?

-No lo sé.

Ni lo sabríaspor el momento.

-Me intriga Laura.¿Quésabesde Laura?

El caféhumeaba comopararecordar aquella frasedel publicista y gran eseritordominicano Renédel Risco: "saborque empiezaen el aroma". Tabaco,ron, café,azúcar y prostitución, son ingredientes turísticos crecientes. Un país para lafrivolidad: un país para el postre había dicho alguna vez el obispode Santiago,Roque Adames, hombre de profundo saber. El calor del primer sorbo definíamejormis ideas.

Se veía ya claramente todo cuanto era cierto, y todo cuanto nacía de unprofundoorigenpersonal. Toda esta documentación que Patriciame entregarasedirigía a golpearla vidamisma,a desmembrar y despedazar todoaquelloque en labiografía de Persio se opuso entre él y el amor. ¿Estaríaen lo cierto? ¿Acasolos mismosobjetos de su cariflono culminaron en fracaso y tragedia? Emilia,silenciosamente deseada; Laura, amada hasta el momento en el que se derrumbó

MATERIA PRIMA 161

la fidelidad... "La Inodora", la Gertrudis sólo esbozadas a medias en la vida deManolo, ¿serían símbolos?, ¿formas?, ¿blancos escogidos por Persio paradescargarsu arco de cazador primitivo? Posiblemente. Aquel mundo confuso nolo era tanto. Sin embargo los personajes reales eran, hasta el momento, máslógicos que el fabulador.

-De Laura sé lo mismo que tú. La conoció en las aulas universitarias. Erasu profesor.Laspocas veces que la vi....

-Si, sí,ya sé.También la conocí superficíalmente, Estos años de viaje, ya sabes.

-Según me dijeron en New York, Laura tendría unos años menos que él.HabíaestudiadoCienciasBiológicasy luegopasó a estudiar literatura.

-Sí, sabía de esto, sabía de esto.

-Debió enamorarla con sonetos y rimas, como aquellos que Manolo meenviabaa sabiendas de que los escribíaPersio.

-¿Una especie de Cyrano?

-y tú, qué de los tuyos. Qué haces. Cómo desarrollas la vida ahora.¿Piensas volverfuera? ¿Dóndetrabajas?

-Consultorías, guiones para televisión, proyectos culturales. Siempre lomismo.

-Oh, veo que estás cerca de la literatura, como yo en aquellos años de lacalleEl Conde. ¿Recuerdas el poemade Pedro Mir?; aquél de "la calle del Condeasomada a las vidrieras".

-Aquí las camisasblancas, allá las camisas negras... Más o menos, ¿no?

-Dicen que don Pedroodia los poemasde antes de su exilio.

-Sin embargo para mí su "Pláticadel Pozo" sigue siendo una obra maestra,mejorque "Hay un País en el Mundo".

Los minutos pasaron con premura. Retomar aquellos temas, ahora maduros;reconstruir la realidadpasada y verlaahora tan en su punto;vivir modalidades delrecuerdo roba muchotiempo.

-y ¿cómo van tus asuntos con Juan Vicente?

-Ariel, sabes que siempre me quiso. Si te dijera que él es mi fracaso final-tu lo entiendes y lo callarás- no te miento. Imagínate, de mis intencionesdeintelectual a esto, es un descenso.Pero he aprendidoque la vida no es como unodesea que sea, sino como es. En Nueva York, entre nieve, mentiras, fracasos ysoledadeslargas, entendí que lo peor es intentarcomparar la realidad con lo queuno desea: es entonces cuandose sufre.

Yo miraba aquellos labios carnosos moverse con inteligencia; traducir lasideas en una mentediáfana,muy diferentea la que pintabaPersio en sus apuntespara capítulos.En vez de avejentarsey sufrir,Emilia había madurado.Tenía eseportede matronasegurade sí mismaque caracterizaba a las mujeresdescritas porTito Livio o Plutarco.

162 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

-¿Sabes de quien he tenido noticias recientemente?... De Juan el Carretero.¿Lo recuerdas? .. Actualmente su hijo mayores coronelde la PolicíaNacional.

-Claro, claro, el padre de los cabeza-colorada... Buenas secuencias debetener.

-No, dice su hijo Alberto, el mayor, que está arterio-esclerótico y queapenas recuerda cosas. Para mí es una figura un poco mítica ¿Recuerdas quedecía oraciones contra las enfermedades y conocíalos ensalmosy protecciones? ..Mamá copió muchosde sus famososensalmos.

Emilia rió estridentemente, como en sus años mozos. No había perdido lacristalina cascada de su alegría.

-¿Dónde vive?

-En uno de los edificios cercano al puente de Las Bicicletas,creo que en elBloqueH-2.

Cuando visité a Juan el Carretero había memoria en su arterioesclerosis. Mesorprendió profundamente que el edificio H-2 estuviera, al parecer, sobre elterritorioen el que Papiro decía había habitadoVégere, su hombre primitivo. Sí,debajo de esos cimientos deberían vivir aún los restos de conchas y almejas queél describía en unade sus cartas.

Hablé largamente con Juan. Sus hijos eran todos profesionales. ¿Cómo meiba a morir sin dejarles una profesión?... Quien le dijo que yo había muertomintió,míremeaquí, todavíasoy capazde rezar los ensalmos.

El apartamiento estaba ubicado en la cuartaplanta.Coincidencialmente, desdeel balcón, podía ver el río Ozama de occidente a Oriente. Divisaba entonces lapequeí'la cúpuladel campanario de NuestraSeñoradel Rosariocomoadosada a lastorres y los silos de la empresa MolinosDominicanos, monopolioestatal para laconfección de harinascon trigo importado.

Abajo estaba mi paisaje. Con unos prismáticoshubiera podido descubrir laslilas, los camarones flotando, los barcos hundidos y volteados como "ballenasmuertas", las numerosas camiguamas de la desembocadura y los manatíes delpasado, convenidos en botones y piezas arqueológicas falsificadas por hábilesartesanos que hoyengañabanal turista.

-¿Tú sabes quién conoce mucho del Habana-Madrid?, pues don Tetelo, élvive aquí cerca. Si quieres te lo llamo.

En efecto, mi cita con Tetelo comenzó recordando boleros y canciones yterminó con información suficiente como para redondear parte de misconocimientos sobre el mundode Persio.

Me despedí de Juan, su hijo, el coronel, que llegaba, me dio una tarjeta:CoronelAlberto Guzmán,Secciónde Balística,Policía Nacional.

Soy un pobre vagabundo/ sin hogar y sin fortuna/ y no conozco ninguna, delas dichas de este mundo/ voy sin rumbo por la vida, el dolor es mi condena, y el

MATERlAPRlMA 163

licor calma mi pena, porque el amor es mentira... Mientras caminaba hacia elcentro de la destruida calle Félix María Ruiz tarareaba el último bolero del quehablara don Tetelo... "No me importa lo que digan de mi corazón bohemio, meemborracho porque llevo en el alma una tragedia! y así voy por el camino que eldestino me condena! porque al fin seré en la vida vagabundo hasta que muera....

Sí, eran los años de 1950, y aquella voz dentro de mí no era otra que la deRugo Romani, ¿o tal vez era la de Leo Marini?, o quizás la de GregorioBarrios... Un ruido brusco de bocina de automóvil me hizo saltar una lometa,"un turrumote" de tierra producto de las palas mecánicas, mientras el camión dela Secretaría de Obras Públicas se estacionaba para ser recargado con restos deviviendas destruidas durante el día anterior.

Sobre una de las paredes de madera de pino aún en pie, se leía en la distanciaun letrero grabado en zinc galvanizado: "Use Sudorina, Que El Mal OlorElimina".

Me hubiera gustado orinar junto al poste de luz como lo hiciéramos en lasnoches de infancia cuando considerábamos demasiado distante el hogar o casiinsultante pedirpara estos menesteres la letrina o cuarto de aguas del vecino.

xxvm

Luego de las eatrevístas con Emília,Juan y Tetelo mi panorama "literario"alcanzaba algunaszonasde importancia Persiocombatíael pasadoa través deaquellos que él suponía partícipes de su frustración. Eso se agravógrandementecon la muerte de Laura. En vez de describir, por ejemplo, los amanecerestrujillistas, cargados de trompetas y vivas, silenciógrandesculpas personales,comoporejemplo su incapacidad dedaramor.

En vez de hablar de la doctrina del Partido Dominicano, la cual se nosensenaba en la escuela primariacomo parte del plan de estudios con fotos deTrujilloy sus obras, se metióde llenoen un remolino de lucha personal que elcáncerpareció agravar. Hasta dónde las "obligaciones" establecidas por el régimennos deformaron el almaes algo que ha sido estudiadocon poca profundidad.Ciertamente, como señala Persio en sus páginassobre Manolo, muchos de losque torturaron, mataron y delataron, pudieron regresar; están entre nosotros eneste 1987 que termina Otros, los que juraron muerte contra los invasoresdebieron huir, paradójicamente, e insertarse comoniguasen el territorio que leshizo la guerra, En este momento el 20 por ciento de los inmigrantes latinos yangloamericanos en los Estados Unidosprocededel Caribe. Si bien durante ladictadura el modelo para la juventuderanlos hijos del dictador, ensalzados JXX' su"grandeza como estudiantes, su pundonor y su caballm>sidad" ,hoy el término"pundolKX'OSO militar", aplicado mecánicamente al mayorde los hijosvardnes deldictador, se consideracomo un viejo sello medieval, como una piezade museosobre la que nadie pone su atención. ¿Pero hasta dónde tales modelos nosdeformaron, nos hicieron ver la vida tal Ycomo la dictadura lo programó?Rebelarse era un camino sano, ¿pero cuántos teníamos suficiente formaciónpolíticacomo paradamos cuenta de que aquello que se decía en el corral de ladictadura era mentira? Habíamos bebidolechede la Hacienda Fundación servidagratuitamente en el famoso "Desayuno Escolar", un programa de "ayuda alpobre" en el cualcadavasodelechellevabael recuerdo de quienlo prohijaba. ElDesayuno Escolar,sin embargo, fue uno de los negocios más productivos de laEra. por cuantola ventadelecheparaFundación estaba asegurada por el tiempoeterno quedurara el programa "deasistencia".

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Nacimos bajo el signo de las calles con nombres de familiares del Jefe.Vivíamos en unaconstelación nuevapara la cienciaen dondecadapuntode VillaFrancisca llevabaen parteel apellidode los dioses: avenidaJosé TrujilloValdez,avenida Héctor B. Trujillo, parque Julia Molina Vda. Trujillo, ensancheBenefactor, calleMaríaMartínez de Tmjillo.

Pergaminos, actos públicos, reconocimientos mensuales, reuniones,competencias para ver quién inventabael mejor y más importante homenaje acualquiera de los dioses "cundían" las páginas de los periódicos tambiéngubernamentales. En ese m.undo haber conocido al Jefe personalmente teníamucho de egipcioo de hitita.Tocarel Faraónera llevarpara siemprela improntade la divinidad.

Aplastado por este mundo manejado en parte por su padre, Persio viviósiempredentrode unasombrade realidad. Seríade losúltimos en convencerse deque esto era trágico. En principio, cuando hablábamos de la realidad, nocomprendía nada.Estabalelo,preguntaba. Sólo la llegadade los invasores del 14de junio le abrió los ojos. Más tarde el movimiento internose organizó,pero élquedó fuera, observando, sin comprometerse. El miedo a que su padre fueraaplastadogracias a él le hizo recular, mientras muchosde nosotroscaíamos enlasmazmorras de la dictadura.

Ya no leíamos las revistas importadas que el régimen consideraba inocuas.No estábamosen la época de la inicialLibreríaAmengual, con sus formidablesliteraturas infantiles: Leoplán, Billiken, Sensación. Habíamos superado alAlmanaque Bristol, las predicciones del tiempocon las que muchos campesinosiniciaban las cosechas; habíamos renunciado a los cuentos de AH Babápublicados por la EditorialTor, y nos olvidábamos del Cancionero de la Sal deUvas Picot. Entrábamos en guerra. Nos torturaban. Habríamos de tomar lasarmas.Unosorganizados y otrosno.

-Algo hice contra los esbirros, me dijo una vez Persio.-Ya no me interesanesos tiempos, le contesté.He cambiadomucho. No te

niegoque a vecesme muevoentreMarx y Jesucristo, pero también entre Trujilloy el Movimiento 14 de Junio.

El caliesaje era entonces la primera forma de pluri-empleo conocida por lasociedad dominicana. Se podría ser calié y barman, calié y bedel, calié yprostituta....Había caliés "buenos". No olvido al poeta García, un hombre depistolay guayaberaque escribíabellosversos,leía concienzudamente a Neruda,publicabaen las páginas de los suplementos literarios de El Caribe,en los años50, y tomabatragosen tertuliasde amigos y enemigos del gobierno.

-No hablen maldelgobierno, porfavor. Nomezclemos lapolítica conla poesía.En esa documentación que Persio ha dejado como una masa informe de

instintos y sensaciones, la imagen del poeta García es correcta. Como en elpoemade Darío: Si hablanmal del jefe y no los denuncio, mejodo.

Si hablanmal y los denuncio, sufriríamucho.

Eracomoaquelpoemadel garrido y nobleGarzón conel venablo clavado:

MATERIA PRIMA

Si me lo quitasme muero.Si me lo dejas,me mata.

167

Mehubiera gustado quePersiotratara el temade loshomosexuales de abajoylos de arriba. Los que ibana ser enviados a la IslaSaonapor su sodomía -puesel Jefeera muymacho-s- y los que seguían siendo Ministros y Embajadores bajola mirada chismosa del Jefe.

La Era fue rica en personalidades. Vivíamos entonces en una sociedaden laque ser declamador, por ejemplo, alcanzó brillantes distinciones. El PartidoDominicano prohijaba que entre la Sonatina de Darío y Los Caballos de losConquistadores, de Santos Chocano, rodaran los melífluos versos de muchos denuestros poetassagrados y cotidianos, cuyasobligadas frases de elogioal tiranohacían posible quese pudiera vivirde la metáfora y laoratoria recargadas.

Se me iba el pensamiento hacia este tipo de recuerdo. Durante los díassiguientes a las entrevistas revisé cuidadosamente los papelesde Persio. Sí, sindudas se vengaba de la vida y de sí mismo; y la vida contenía muchaspersonalidades dentro. Sien principio creíque mesalvaba de aquellavenganza, alrevisar la huida de Juan Caliente, de pronto me encontré a mí mismo.Ciertamente Juan Caliente se dividía en dos partes: la del cobarde y la delguerrillero opositor quebusca resguardo en casade Manolo.

¿También meodiaba? ¿Porqué meconvertía en JuanCaliente? Ahora, frentea los hechos cumplidos puedo pensar que Persio odiara también mis viejasrelaciones amistosas conEmilia.

En vez de una casucha del poblado de Los Minas, es posible que Persiohubiera preferido mi propiacasa. Ya he dicho que son mis familiares los que sedescriben comolos de Manolo. Ciertamente me habíaescondido en un bohíodela margen oriental del río, y cuando vinieron los agentes del Servicio Secretotuvequeirmea la ciénaga, en donde entrepapiros y lodazales las sanguijuelas mecubrieron buenapartedel cuerpo. El retomaba aquelrecuerdo, repetido por míenocasiones, y continuaba la historia a su modofundiéndome con Juan,dándome elmatiz de héroe, peroa la vezmanteniendo su odio.¿Sería posible? ..

Recuerdo que después de la despedida, los del SIM montaron en un vehículomilitar. Lafamilia que meprotegía meacostósobreunaestera,meespolvorearonazúcar sobreel cuerpomientras que huyendo del dulce,las sanguijuelas, tambiénatacadas confuego de cigarro, sedesprendían rápidamente. Asícompleto el recuerdo.

La noche deldía 29 de noviembre delaño 1987,le dije a Zoila:

-Voy a entregarle a Patricia suspapeles.

-Te notocansado; veoque no haspodido hacermucho.

-Es que voy descubriendo una personalidad nuevapara Persio.Es que megustaría mantenerlo en mi recuerdo tal y como suponía que era. Es que se medenumban muchos esquemas, Zoila.

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Meacercóuna taza de té, y merecordóque el sábadosiguiente tendríamos queasistira un homenaje a unode nuestros másgrandes poetas: Máximo Avilés Blonda.

-Sí, deberé dejar un poco en orden los papeles. Le diré a Patty que lospersonajes y relatosestán verdes y que Persionuncahubiera entregado a su editorunanovelaen esas condiciones.

Fui a la mesa de trabajo con la finalidad de ver las notas, las llamadastelefónicas, los recados del día, en fin, las rutinas con las que debería cumplir.Me llamó mucho la atención una llamada en particular. Se trataba del coronelAlberto Guzmán,hijo de Juan el Carretero.

Eran las cuatro de la tarde. Llamé a la oficina de la Policía, y me contestóalguien de voz entreaguardentosa y ronca:

-Departamento de Balísticade la PolicíaNacional, Señor.

-Gracias. Preciso hablar con el Coronel Alberto Guzmán, quien me hallamado a casa.

-Puede dejar su nombreSeñor. El Coronelvendráen la mañana.

-Podría verlomañanaen la mañana.

-No sabríadecirle,Señor,pero démesu número.

-532-4078

-Bien, Señor,disculpe. Le informaré al Coronel.

El Coronel Guzmán me llamó en unos minutos. Me recibiría. Le preguntépor la saludde Juan y me dijo que habíaestadomuy malayer y antier.El médicole había pasado unos reconstituyentes. Cosas de viejo. Me expresó que teníaalgunosdatos interesantes para mí.

-¿Sobre qué? habríapreguntado.-Sobre el arma con que se suicidósu amigoPersio Santana.Traguéen seco. Apenashabía saludadoal CoronelGuzmán el día en que me

entrevisté con Tetelo y Juan. De seguro ellos le habían narrado en parte loacontecido con el escritor y amigo. Como no creo en el destino me pareciósorpresivo que fuese precisamenteel hijo de Juan quien estuvieraa cargo en laPolicíade pesquisasbalísticas.

-¿Algo sorpresivo?-Algo "increíble", dijo acentuando la palabra.Allí estaré. Allí estaré.Gracias.No quise conversar con Zoila sobre el tema. Me quedé leyendo hasta más o

menos las 12 de la noche capítulos interesantísimos de El Hablador, la últimanovelade MarioVargasLlosa.Era el tipode lecturanecesaria para rompercon larealidad dura que surgía-según mispresentimientos- en estapartede la vidadePersio y sus personajes. El propietario del libro, Bernardo Vega, me habíasugeridoque debería leerlo con rapidez, puesto que había otros "aspirantesenfila", segúnsus palabras.Le entregaría la obra mañana.

XXIX

Antesde irnos a pasaruna semanaen el HotelLos Almendros había recibidonoticias de la Cancillería sobre un posibleviajea París.Esto significaba un pocode reincorporación a la vida diplomática. Debería visitar en la UNESCO a unnuevo Directorpara tratarasuntosconcernientes a viejosproyectosdetenidos, yparafelicitarlo en nombre de las autoridades nacionales.

El Hotel Los Almendros es un bonito lugar de recogimiento en la zonaturística de la provincia de PuertoPlata. Un mar azul y verde baña las playasdeSosüa, cercanas unosmetros. Barandillas de maderas finas entrecruzadas dana losbalcones del nuevoestablecimiento una vistosasensación de construcciones delsiglo pasado en los campos de la región. Mientras bajábamos del pequeñoautobús familiar luchabaduramente con la idea de completar los "momentos"narrativos de Persío, Porque aquel fajo de papeles no eran sino "momentos",algunos reales, otros irreales, los más una mescolanza de experiencias en lascualeslas figuras erandibujadas y desdibujadas de manera intencional para en unafán de reconstrucción re-inventar biografías difuminadas porel odioa veces,poral amoren ocasiones.

Habíallegadocasi a la decisión de devolvera Patty sus papeles,pero preferírumiarunpoco todoaquello.

Desde mi reciente entrevista policial había llegado a la conclusión de quePersio, al suicidarse con espectacular actitud escenográfica, había puesto elcolofón a su última obra narrativa no con la máquina de escribir, sino con laacción misma. Quien completara su última novela tendría que considerar sumuerte como el resumen y final de cuanto había borroneado en numerosascuartillas.

El paisaje de Sosúa,en la costa norte de la RepúblicaDominicana, se abrehacia un Océano Atlántico claro y matizado de luces. Las playas son de arenadorada, y el viento teje una despeinada canción en la que se pueden adivinarrumores de todo tipo.

Si uno cierra los ojos y sólo escucha, tendrá la sensación de que el mar

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inventa silbidos, crea unaespeciede sombrade los sonidos que uno adivinacomocualquier vieja música; a veces Zoila y yo, silenciosos, decíamos al unísono:"ahora se puede escuchar el solo de trompeta del Lago de los Cisnes", "ahoraesto,ahora lo otro".La mentecansadase saledel rumoroso chapoteo de la ciudadpara encaramarse en frescas monotonías de ruidos espumosos, chirridos degaviotas parecidosal de esas puertascon cerradurasoxidadas; ronquido de hojassecasrozándoseen una fragua de vibraciones resquebrajadas que se asemejanalgolpede la güiraen el merengue fiestero y dominicano.

En la piscina del hotel jovencitasde tangasatrevidasvoltean aguas desde elfondo rompiendo toda posibilidad de concentración. Detrás de nuestra mesa,blanca y decorada con flores de buganvillas, el buffet medio turístico mediocriollosalpicado de mariscos, trozos de melón, humeante café y sopa de pescado.

Digo que Persio habríade escribirel final de su relatocon el suicidio porquesólo a partir de este acto alguien pudo o podría haber dicho lo que él no hubieraescrito para concluir su novela. Temiendo concluir la misma con uno de lossecretos más profundos de su vida, tomó la Browning calibre9 milímetros, y seretiróde todo. Era la mismapistolade la que en un momento dijo que tendríaunaespecie de historia para el futuro mismo de Manolo, o algo así. Era la pistolaque, según Persio, Toñito había dejado a Manolo para que éste, a su vez, se lapasara a ¿don Marino?... ¿don Pancho? .. (No tengo ahora los originales amano). Los he dejadoen mi escritoriode la capital para releerlos. Era la pistolaque Manolo había "vendido" a Juan Caliente; la misma. El arma que bullía en lacabeza del escritor cambiando de manos, de dueño, de calibre, llevando suculpabilidad a veces y su heroísmo otras,a quienesPersioconsideraba agredibleso defendibles.

Reescribiría la historia del escritor que se atreve a escribir su historia, pero¿estaría la dulce Patty de acuerdo?; ¿resistiría la verdad de un marido con lasmanossuciasde pólvora,y no sólo de pólvora,sino suciasde muerte?

Sin embargo la novela de Persio, "MateriaPrima", debería terminar así. Uncapítulo final en el cual el enredode su grancomplejode inferioridad se desataracomo un ovillo.

-¿Iremos a la playa o nos quedaremos aquí? El agua de la piscina estábuena.

-Bajaremos a la playa.

Allí nuevamente el oleaje. Sosúa tiene un fondo imprevisto, es una playabaja que a pocos metros se declara mar abierto. Sus aguas interiores son de unmovimiento denso, como de aceite suave. Metiendo la cabeza durante variossegundos aguas abajo le parece a uno oír el sonido de los barcos que zarpan deotrospuertosdel Atlántico, allá en la Europaconsular.¿Seráesa la voz de algúnmarinero en Génova,o tal vezel ruidode una turbinaque comienza a moverse enLe Havre? El Atlánticoes unitario, y esas aguas que lleganhasta Sosúa y hastatodas las playas del norte son las mismas que cambiando de color y detemperatura lamen las playas de Normandía y los bajíos de Holanda; son las

MATERlAPRIMA 171

aguas frías de los fiords, las mismas. ¿Acaso los huracanes de los trópicos,cuando recurvan en el Golfo de México no mueren en las costas de Noruega ySuecia? .. Recorren el camino atlántico movidos por el caluroso impulso de untrópico que muere lentamente en su interior a medida que penetran en las altaspresiones de las zonas heladas. "Mira Zoila, (le digo a mi mujer, claro, sin queella me escuche) si abrieras los ojos bien podrías ver los reflejos distantes del solde medianoche, y escucharías el sonido de las focas polares copiado en la suavepalabra de los delfines que pasan ahora mar afuera, como las sirenas vistas hacesiglos por Cristóbal Colón".

Pero lo cierto es que el país me aturde. Santo Domingo, la capital, me golpeacon violencia. A veces uso la imaginación para salirme de este fuego, el enormefuego que va generándose dentro de mí y que me tuesta el alma con cada retomo,con cada regreso. ¿Oyes las campanas de Tenerife? ¿Escuchas los fuegosartificiales de Valencia?... ¿Sientes como un disparo, como un bang distantesalpicado de sangre?... Son los barcos piratas llegando a la bahía. Son las tropasnapoleónicas ocupando la costa norte de la isla de Santo Domingo por órdenesdel emperador. ¿Cuántas veces navegó Josefina Bonaparte, esposa del GeneralLeclerc, por estas aguas antes de culminar en estatua desnuda en los jardines deVilla Borghese?

Los europeos ignoran bastante de la historia de Europa que se forjó enAmérica.

-¿Estás como ensoñado?

-No, no; pienso en el mar.

-¿No estarás pensando en Persio?

Claro, no le había manifestado a Zoila mis conclusiones, ni se lasmanifestaría. Por lo menos hasta este momento el secreto ha quedado entre elCoronel Guzmán y yo. En estos momentos ya se han hecho gestiones para queuna calle lleve el nombre de Persio. Se le aprecia tanto. Se le quiere. Su obraliterariaes de grandes ribetes.

-Usted comprenderá que sacar a relucir esto no tiene mayores beneficios.Sería como lanzar lodo sobre su imagen. Además en el fondo había ciertajustificación, le dije.

-Tendríamos que hablar con el propio Jefe del Estado.

-Yo diría que habría que convencer a sus superiores policiales. El caso notiene ya culpable. Nadie podría llevarlo a la justicia. Ni siquiera estando vivohabría cumplido condena, puesto que la ley....

Las ganas siempre me han estimulado. Me recuerdan aquellos versos deRicardo Miró que el declamador y actor Perita decía maravillosamente en elparque San Miguel en nuestros años de adolescencia:

En el patio andaluz, a donde apenas

penetra el sol en ondas fugitivas,

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inmóviles, calladas, pensativas,

hay, como un par de enormes azucenas,

dos garzas melancólicas, cautivas ...

MARCIO VELOZ MAGGIOLO

El poeta señalaba que las garzas "son lo que huye", son algo así como viejosrecuerdos ... "El vuelo de las garzas, me enamora" ...

Dos garzas, tres, cuatro, una bandada, surcaba ahora el cielo azul límpido.Pañuelos distantes, sombras al revés, notas de alguna canción sólidamenteandando por los cielos... ¿O eran gaviotas?... Sí gaviotas. Las mismas quevuelan a los basureros de tierra en los alrededores de los mercados de Lima;exactamente, son gaviotas. También las he visto por millares y millares en lasdársenas de New England, cerca de New Haven... Valdría entonces decir: "el vuelode las gaviotas me enamora".

Esa mañana el Coronel me esperaba en las puertas del despacho. Dosoficialesde menor rango me acompañaron al laboratorio. El informe ya mecanografiado,era conciso, como un diagnóstico de enfermedad grave.

"Señor, por medio de la presente le informo que la pistola Browning, calibre9 milímetros, Numeración S-777-993-m-H2-6, fue comprada en el año 1947 porel Gobierno Dominicano habiendo sido asignada tres veces a oficiales de laPolicía y pasada luego, con descargo, a los Servicios de Inteligencia Militar, enfecha 13 de agosto de 1955. Según consta en nuestros archivos, los oficiales quela usaron, fueron:

1947 Teniente Dionisio Alcántara, P.N.

1947-49 Capitán Alberto Suárez, P.N.

1949-55 Capitán Epifanio López, P.N.

1955-61 Mayor del SIM, Antonio Rodríguez (Toñito).

"Para conocimiento, se informa que este oficial fue muerto el 30 de junio de1961, en la ciudad de Santiago, por desconocidos que le dispararon y robaronel arma, en el Café "La Mulata".

"Para conocimiento del señor, la revisión de huellas en los casquillos revelaque es el arma con la que se disparó contra la señora Laura de.... , muerta enun motel de esta capital..."

El documento hacía referencia a cómo se habían hecho los análisis y... en fin,aportaba datos técnicos que no eran de mi interés.

El sol ascendía lentamente. La marea había subido bastante. El bullicio degentes consumiendo ron, oyendo música en radio-cassettes, cantando canciones dehoy, golpeaba mi pensamiento, que tremaba ante la posibilidad de considerar aPersio un...

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-¿Releíste los documentos?

-Vinimos a la playa para olvidarnos un poco de todo aquello, ¿no?, dijehipócritamente. Las gaviotas seguían. El ruido seguía. En la distancia másdistante oí la voz de Leo Marini, silabeando una canción de los años 40: Vientonces a Persio junto a Gertrudis L. Habría sido Toño, no el héroe, sino elcalié, el Subjefe del SIM en Santiago el que la llevara al suicidio. ¿Entonces qué?¿Venganza o lucha política?

Mejor no continuar. Ahora me llegaba a la mente Gertrudis. L. transformadaen una Laura amorosa, prístina, distante de las manos de un amante tímido quecon su literatura inconclusa la transformaba en mujer de "sociedad", salvándola.¿Enterraba con ella a la otra Laura? ¿La muerta del motel? ¿La madre de sus dosprimeros hijos?

Volvimos a la habitación ya con las estrellas en el cielo. Había músicarumbosa. Recién casados y novios gozaban del esplendor de una luna tan místicacomo la de los cuentos de hadas. Tomé la mano de Zoila y sentí la circulaciónpausada y rítmica de su sangre. Se había colocado una pañoleta dorada sobre lacabeza. El nudo detrás de la nuca le daba un aire de "amante a lo pirata". Se rió acarcajadas de mi ocurrencia, como siempre lo hacía, generando en mi interior unafeliz sensación de amoroso reconocimiento.

-¿Sabes que me gustas mucho?

-Deberíamos divorciarnos y casarnos nuevamente. Probaríamos así nuevaslunas de miel ya casi en los cincuenta.

Siempre los enamorados se dicen frases cursis. Como en las canciones ypoemas de amor que emocionan; no importa tanto la construcción de las letrascomo el contenido de amor que en ese momento le done el que recibe elrequiebro. Es la vieja teoría del significante y del significado. esbozada porSaussure, y transformada por el lingüista Carlos Bausoño: la expresión dichatiene un sentido para quien la crea y puede ser enriquecida por el sentimiento y lainterpretación de quien la recibe. Flor, para un botánico es una criatura conpétalos, estambres y pistilos, para mí es la expresión de esa mano que la trae,para mi es el color de unos labios, y es también el perfume de todo lo juvenil...

-Te has puesto super-romántico, me dijo Zoila cuando traté de explicarle altravés del método más cursi las mejores teorías de la lengua.

-No, es que la vida ha sido grata con nosotros; conmigo en particular. Bienque soy un burgués, bien que mis amigos de viejas épocas me combatieron, ybien que ahora me admiran, porque a los 50 años pasé por muchos caminoscreyendo siempre en mis propias ideas..,.

Durante una semana Zoila y yo disfrutamos de una vida diferente. Cuandosalimos de Sosúa y del Hotel Los Almendros, ya había yo generado ideas sobrela significación de los papeles de Persio y su futuro.

Escribiría una novela, y este sería más o menos el argumento:

Un diplomático que regresa de uno de sus tantos viajes. Una mujer llamada X

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que sabiendo que su esposo, el escritor X está a punto de morir pide al viejoamigo que termine, "por favor", los capítulos faltantes para poder así cumplircon un encargo de editor. Un diplomático que apenas ha escrito unos cuantosrelatos y que se lanza a estudiar toda una confusa documentación en la que elescritor mezcla la realidad con la fantasía. Un asombrado diplomático quecomienza a notar que él mismo es un personaje y que el escritor ha mezcladonombres y fechas, hechos y pensamientos, ilusión y crimen.

"De alguna manera el diplomático se convence de que el escritor deformadopor la vida de los años duros de una dictadura, sufre entre los vaivenes de lapolítica golpes rudos en su propia existencia cotidiana. Odia la dictadura al travésdel amor y no de la política misma. El diplomático comprende que todopersonaje que rechazara o que lograra aquello que el escritor deseaba, sería blancode su ira... Pero lo principal: de alguna manera vengaría la muerte de alguienllamado Gertrudis L., convirtiendo el personaje que causa la muerte de ésta en unhéroe literario, habiendo sido un canalla en la vida real... ¿Mata a su esposa yluego la glorifica en la imagen de otra Laura? .."

-Bah, revolver ese mundo no es tan importante como olvidarlo. ¿Quéimportan Manolo, las Lauras, la propia Patty, Emilia y los tantos personajesvivos y muertos de esa literatura? Con simple fuego, con echar a la candela estosoriginales se cumple el ritual del silencio. Sería lo mejor para todos. Aún lapropia biografía de Persio quedaría archivada con la nota del Coronel. Sonsentimientos.

xxx

Mientras el jet despega vuelvo a leer los escritos de mi amigo. He hechocopia de ellos entregando a Patty los originales todavía manifestándole miindecisión.

A mi regreso de Sosúa, sin embargo, Patty me facilitó una carta de Papirollegada desde Roma pocos días después de que ella me entregara los originales. Lacarta la había conmovido profundamente. Había llamado telefónicamente a Romacon la idea de consultar con Papiro acerca del envío, pero los teléfonos queaparecían en la libreta de Persio no eran precisamente los que correspondían aRoma, sino a Estocolmo.

Ciertamente la carta coincide con el colofón real de la novela que Persiohubiera escrito y sellado con el disparo.

Alguien despachó la carta desde Roma, pero estoy plenamente convencido deque fue escrita, como las demás, por el propio artista. Una parte intrigante de subiografía sería saber quién recibía en Roma las cartas que Persio se escribíahaciéndolas retornar hacia Santo Domingo en un acto más ligado con laimaginariedad de su mundo que con la realidad presente... ¿Tal vez Papirosabiendo antes que nadie de la enfermedad de Persio cumplía con el simplecometido de redespachar la falsa correspondencia? ¿Habría puesto Papiro ideaspropias en las cartas o sólo sirvió como pared derebote para las alucinantes ideasdePersio?...

Insisto, tal vez me atrevería a escribir una novela, no a completarla Tendríaque ir transformándome en Persio. Necesitaría entonces amar lo que el amó;recomponer mi infancia y rehacer mi biografía anterior para con ello "entrar" enel mundo de quien veía mi mundo de otro modo. ¿No sería mucho pedirme?

Comenzaría con un capítulo de retorno. Un capítulo en el que se me veríasentado cerca de la iglesia del Rosario, mirando el grandioso Ozama. Sería elcapítulo justificativo de mi pasado revolucionario, reducido tal vez a variosmeses de lucha clandestina, y a la búsqueda de un escondite en el cual no fuera

176 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

posible identificar al desertor, al que huyera de la lucha cuando ésta era más fuertey dramática.

Oh, entonces podría escribir unas cartas. Sí, unas cartas desde algún lugar dela tierra. En ellas desarrollaría mi vieja teoría de que la vida cotidiana es la quedetermina, realmente, los grandes hechos de la historia ¿Qué tal Romai.; ¿Quétal las comparaciones entre Roma y Villa Francisca? .. Creo aún en lainautenticidad de lo heroico. Pretendo que los héroes están conformados por doselementos claves: valor personal y coyuntura histórica. El valor personal loposeen millones de seres, mientras que la coyuntura histórica es uno de losespacios del azar.

En las cartas irían nombres y momentos. Estamentos de una situación socialen la que el hombre y el barrio se confunden; en la que la sombra de la dictaduraarropa toda infonnación, y en la que toda información vive como una imagen dela dictadura. Nadie puede superar a su propio yo creyendo que lo hamodificado.

La idea deconfundir será permanente. No importa tanto el personaje como laconfusión mental. Entonces los capítulos de prueba son a la vez que venganza,historia y justificación, denuncia y corroboración de cuanto se havivido. Isolina,Emilia, nombres encontrados en el camino que habrán de servir para una historiaque nunca será coherente.

La idea del barrio. El barrio alto, mirando el mar. Los caliés yvendeconciencias girando. Las pequeí'lasgoletas que se alejan. La violencia de lainfancia cercenada, y el mundo febril de gentes silenciosas y humildes que usabanhasta saco y corbata para trabajos de obrero, como el tío Julio, aplastado por ladictadura.

Escribiría sobre un tal Manolo, de nombre desconocido. En él tendrían querecaer mis odios más dolientes. Un rival terrible; un duro rival. Reconstruir suvida a la manera del novelista destrozando su biografía sería el límite y objetivo.Con ciertos papeles y grabaciones de cierto amigo escritor fallecido, reordenar lavida como un creador de universos, escondiéndome detrás del documento ajeno.Así podría hablar del Bronx, de Diego Farándula. a quien conocí en los sesentaInsertar mis experiencias en ParleAvenue mezclándolas con las de Diego... Perome harían falta las memorias del tal Manolo, y habría que tomar parte de mipropia vida para reconstruir la suya. Y así reconstruiría a Laura, la puta. Ydestruiría a la otra Laura, a aquella que precedió a Zoila y que alguien "suicidó"en un motel culminando el curso de su infiel carrera.

y así... Sin dudas me hubiera gustado conocer a Hans, el de Emilia. Yhubiera sido para mí agradable desmentir que los hijos de Juan el Carretero sellamasen Manuel y Sorita. Lo mismo: ¿desde cuándo Manolo fue MusulmánNegro? ... Materia prima, todo materia prima. ¿Tendría suficiente aliento paraorganizarla cuando un editor esperaba a tiempo justo el final de la obra? .. Sí,creo que sí.

De todos modos ya en el jet, releo la carta, la última carta de Papiro. Piensoen Juan el inglesito, también en Végere; se me va nublando la mente porque

MATERlA PRIMA 177

Toñito, que pudo haber sido un héroe, se transforma lentamente en lo que fue:Subjefedel SIMen Santiago. Le tuveafecto,le creí cuandohablabade lo terriblede la dictadurasiendoyo un niño;por lo tanto su muerte en Santiagome alegró;sería diferente de la que Persio le asignara como parte de un complot contra ladictadura.

Juan Vicente y la Condesa siguen siendo amigos. Emilia y Juan Vicentehabrándedivorciarse un día. Lo sé. ¿Podría llamarlapor teléfono y preguntarle,lo mismoque Persio,quépiensadel amor?

Te diré que con la muerte de estospersonajes mediante un disparoen el cráneotambién muere un poco el barrio. Ahí están los tractores abriendo la nuevaavenidaque cruzarála ciudad. Cadasímbolocontenido en casas demadera y zincy en viejas formas arquitectónicas, dejará de evocar pasados y situaciones encuantoquedeconvertido en un montón de escombros.

¿Es por eso que acepto el reto? .. Sí, me diré. Pero eres injusto sólopresentando el marco negativode una historiaque fue también gloriosa.Papirotiene razón, él es la otra parte, la parte positiva y optimista de Villa Francisca.Si retomarassu voz tendrías que compararel conjunto de cuadras con la Greciamagnánima que lanzó a los cuatro vientos su cultura aún siendo esclava de losromanos.

¿Acaso no salió de Villa Francisca una pléyade conquistadora de poetas,artistas, científicos y maestros para transformar partes mínimas del mundo?...Arístides Incháustegui cantó con voz brillante y suave en las mejores salas deNueva York; conquistócon sus arias la Gran Manzana. Le escuchábamos en elcoro del Convento, luego en la televisión, más tarde en el Metropolitan; ¿y quédecir de FrankLendor,barítono, genial histrión de la músicaverdiana?Hacia losmundos del Caribe, como un pirata romántico en cuya voz se derretían lasmelazas del trópico, emigró Alberto Beltrán, conquistando Santa Mana,Maracaibo, La Habana, Santo Domingo. Inglaterra no hubiese dado a FrancisDralce título de Sir ni de conquistador si hubiera conocido un negro que con lavoz conquistó y rindió las poblaciones que el imperio inglés habría de redimircon sangrey fuego.

De VillaFranciscaemigróhacia los EstadosUnidos el eficaz galeno MarcosAntonio Charles y Santana, conquistando los predios del Medical Center, endonde ganó fama de amigo y de excelente protector de sus conciudadanos; ytambién de allí surgió un conquistador egregio como lo fuera Héctor PereyraAriza, vecino de Flor Cabrera, y conocedor a fondo de los boleros de DanielSantos,los que sin dudas ayudaron en muchosu temperamento festivo, suave yamistoso. Psiquiatra convertidoen mano pródiga, conquistó Ministerios, abriópuertas al carifto, ingresóen la diplomacia y con su palabra de origen humildecautivólos rincones del Darién, Ylas nochesde Centroamérica.

Esa Villa Francisca que ahora pierde el rostro, fue, por tanto, paridora dehistoriaspositivas.Como la historia de aquel muchacho flaco llamado Juan deDios,que hacíadiligencias y recadosen casa de Gerénimoel fotógrafo mientrasportaba una güira de calabaza con la que se acompañabaa ritmo de merengue

178 MARCIO VELOZ MAGGlOW

cuando ingresó en la Orquesta San José, para luego, haciendo su propia orquesta,recorrer el mundo y la gloria con el nombre de Johnny Ventura. Esa VillaFrancisca vio reunirse muchas veces, en casa de Pepito Nolasco, muerto por ladictadura, a José Dolores Cerón, a Bienvenido Bustamante, a Mongo Matos, encuya conversación bullía la sordera de Beethoven y la impaciencia deMozart

Villa Francisca dispersó sus ejércitos del bien y del "sabor" por todos loshorizontes de la tierra.

En una de las lejanas islas griegas, sentado en un café de mala vida yrecordando los tiempos del Habana-Madrid, vi una vez una mujer de rostroantillano en una mesa solitaria. Se llamaba Gertrudis, y había nacido en VillaFrancisca. Lesbos y Villa Francisca se durmieron en una noche de amorincreíble, fatigosa. La diplomacia y el recuerdo se fundían.

Puedo continuar. Es por esa razón que puedo continuar. La vida debe serreconstruida a manera de viento, de sombra que pasa, de sonido dulce emitido porlos tubos de la zampoña peruana que es, increíblemente, la misma que la flautade Pan. En el año 500 antes de Cristo la Grecia de Pericles y el Perú Pre-incaicoemitían músicas de similar tristeza.

Entonces, escribiría en un plan continuado, sobre la muerte de Persio, sobremi búsqueda de "datos" para terminar una novela que Patricia (Patty) me encargaterminar. ¿Homenaje o recordatorio?, diré. Confusión, dirás. Y hablaremos conTetelo, y veremos a Emilia que ha retornado. Y nos iremos al hotel LosAlmendros en donde habremos de decidir retomar el principio de todo yorganizarlo.

Mientras el jet volaba a una altura inconmensurable, releía la última carta dePapiro a Persio.

XXXI

Miquerido Persio:

La Europa de hoynoes la misma que la de haceminuto y medio. ¿Nunca haspensado en el suicidio? Yo sí. Sueño con la muerte heroica. Sueño con elmartirio. El cuerpo tendido sobre la piraardedurante horascomo si no quisieradesaparecer. Me he enterado de la muerte de Iso. La veoenvuelta en su blancosudario. Es unamatrona romana, unavestal anciana queadivinó, como Casandra,el futuro de los pueblos, el destino del barrio. Orlada, nimbada por la luz quecubría el universo de Villa Francisca dijo un día, bajo la influencia de BeliéBelcán: "estoserá destruido, y nuevas vidasy nuevas casas se levantarán sobrenosotros". Paradigmático. Su predicción se cumple. El decreto ha salido en losperiódicos, tal y comoen lasescaleras de lacuriase leíanlosdictados del senadoen la Romapagana. ¡Oh! VillaFrancisca hacomenzado a desaparecer. Sus viejascalles mueren, las huellas de Végere, mi hombre primitivo, ya están debajo degrandes bloques de cemento quesellan para siempre todaarqueología. ¿Nunca haspensado en el suicidio? Hoy ha vueltoel otoño, las hojas amarillas vuelven a

caer como un cortinaje; los amantes se besan junto al Tíber, ahora lleno derestaurantes flotantes bajo puentes milenarios repletosde silencios y secretos.¡Vale amigo! Somos Mucio Scévola dejándose quemar el brazo para demostrar sucapacidad de dolor, salvando su vida y la de sus amigos; somos Hatuey, elcacique que huyó en canoa a Cuba cuando llegaron los espai'ioles a SantoDomingo y allíprefirióquemarse en la piraantesque renunciar a sus dioses. Fuetan etnocéntrico que al saber que en el cielo había españoles dijo preferir elinñerno, Somos Horacio Quiroga, perdido en la noche de la selvay pensando enmorir antes que seguir con los fantasmas dentro; somos Alfonsina, la granAlfonsina Stomi, caminando hacia el fondo del mar como una autómataencantada y cubierta porremojados velos transparentes.

VillaFrancisca es el universo. Un universo en transformación. Medicenquedesde el Habana-Madrid podría ver ya losgrandes tractores derrumbando muros.¿Acaso cuando Tiberio constituyó su villa en Capri no hizo lo mismo? Habíaallí un milenario poblado neolítico que él trasladó hacia tierras viníferas en elnorte, porque el recuerdo de los vividores, sus tradiciones, sus fantasmas podían

180 MARCIO VELOZ MAGGIOLO

entorpecer sus pensamientos suaves de emperador enfermizo. Roma es Roma.Villa es Villa.

Por aquí los aires se enrarecen. La lluvia fina del otoño es del color de lamelaza; se tifle de árbol cansado y polvoriento como los árboles del parque JuliaMelina, sin cuyas casas de cigua-palmera y ruiseñor son inconcebibles

Me han dicho que el entierro de Persio ha sido regio (perdona si escribo sobreti mismo. ) Estuvieron en el "solemne acontecimiento" muchas personalidades dela prensa, la radio y la televisión. El propio Presidente, y Ariel, el amigo Arielque ha presenciado tu muerte. Cosas increíbles Persio. Pero el suicidio esliviandad de los dioses, decisión de los seres superiores. La Bhagavad Gita de loshindúes es clara: "Así como un hombre, después de haber tirado las vestimentasusadas, toma otras nuevas, así El (Atman), después de haber tirado los cuerposusados, busca otros nuevos. Las armas no pueden matarle, ni el fuego quemarle,ni las aguas mojarle, ni el viento secarle. No puede ser muerto, ni quemado, nimojado, ni secado. Es invariable, omnipresente, estable, incambiable, eterno".

Bellas frases para quien ha pensado en la muerte, Persio. Sin embargo aúnaquello que muere se mantiene activo y palpitante. Nada permanece inactivo unsolo instante. Bien que el pensamiento va hacia más. ¿Sabes que toda laimaginación es vida y que en todo cuanto piensas y creas estás viviendo?

Según se me informa la calle Félix María Ruiz • parecida en mis recuerdos ala vía Salaria, ha sido ampliada como en épocas de Galba. Los barrios aledañosquedarán aletargados con tanta grandeza. Los ejércitos de la paz entrarán entrepífanos y cornetines brillantes sobre el territorio conquistado, y las viejas hadas ybrujas de tiempos remotos mirarán desde la inconmensurable lejanía que "todotiempo pasado fue mejor". ¡Oh Manrique, reaccionario y poetal. Claro, incapazdel suicidio, porque el presente para él era inabarcable. Vivía dentro del sueño:"Avive el seso y despierte", como para Calderón todo era onirismo, todo eraposibilidad platónica, fuego de inteligencia divina presocrática: eterna,inamovible, permanente.

Pero no, Villa Francisca es un simple modelo de que no, de que todo cambiay de que el presente de hoy podría ser el mejor pasado. ¿No somos egoístaspensando que sólo nuestros recuerdos valen? ¿Acaso los que ahora viven en esemundo, en ese universo sobre las huellas de Végere no tienen también susideales, sus preguntas y respuestas, sus modelos de transformar el mundo? Noamigo Persio, la muerte de Iso, el retorno de Emilia, el cambio de la faz delbarrio necesitará no de un cronista. sino de muchos. Sé que estas líneas te seránduras, pero es así. También el tiempo presente es "mejor", todo depende. Sinembargo para los que comparamos el universo mínimo con el gran universo.toda transformación de nuestra red de conocimientos trastrueca también el sentidomínimo de las realidades. Es como si le arrancases una patita a la hormiga bobaNadie -sólo ella- sufrirá el catastrófico y diminuto hecho, pero algo delmundo cambiará en torno a la minimez trágica de la hormiga y seguirá rodandoen el macro-tiempo de la maldita historia de tantos pueblos que no se conocen.(Me dicen y no acaban de la muchedumbre siguiendo tu cadáver).

MATERIA PRIMA 181

Por eso te digo que si piensasen el suicidiodebes avisarme, Sería interesanteque ambos, el mismo día, a la misma hora, hiciéramos "ejercicio tan digno".Tendríamos un motivojusto: la ruptura del mundo conocido.La destrucción denuestras ideas fijas.Filosóficamente es aceptable. También una enfermedad duralo justifica. Un cáncer en ti por ejemplo, la melancolíaen mí.

Es o sería lástima que no consultáramos antes a Mishima. El nos hubieradichoque el hara-kiri es más ritual y conmovedor que la pólvora. Sin embargosuejemplo es claro. El Atman, después de haber tirado los cuerpos usados, buscaOb'OS nuevos. No nos embalsamarán. Estoy seguro de ver la transformación denuestrascarnes y jugos gástricos en proteínasy óxidos capaces de alimentar nosólo la tierra. SiDO los módulos de otras vidas. Moscas azules podrían usarnospara desovar,puesto que existe un mundovigoroso en todo acto de putrefacción.¿Qué son los gusanos sino seres nuevos venidos a la vida desde un horizontedesconocido para ellos? Seremos y somos su "materia prima", sin nosotros novolverían ni filosofarían sobreel origendel universo, tan cerradoque sólo cuandollegaran a las fronteras de nuestras anatomías comprenderían que hay miles deanatomías en las cuales el gusano puede florecer endógenamente, pero nosubsistir. Si un gusano de tu cuerpo-supongamos que nos pudramos juntos­pasara al mío, moriría. Su universo creador es una anatomía distinta. ¿Acasopuedes respirar en la luna? Estamos llegando, ya lo ves, a la Metatá-phisiká deAristóteles. Pensar sobre lo pensado.

Lamento que estas líneas llegarán cuando la muerte te encuentre, nosencuentre, en otra dimensión del tiempo. No es fácil escribir antes de la decisiónni leerseluegode haberlatomado.

Sin embargoamigo. te aseguroque debajo de todas estas visiones,por detrásde personajes como tu vieja mujer Laura -puta o ser divino, no sé- vive laagonía, vive la imposición de unos valores que nunca conjugaste, estápermanente la inconfonnidad del presente que nunca se resolvió en futuropredilecto.

Todo juez tiene que imaginar las debilidades del reo y las cualidades delverdugo.

Viendo los pinos de Roma, oyendo la música de Respighi, levantaré lapistola, lo sé. y sentiré tu mano apretando el gatillo. Nos fundiremoslentamente. y cuando esta carta llegue a tus manos, estaremos muertos. ¡Losrecuerdos!. Villa Francisca será Ob'O momentodel mundo.Con los anos alguienpensaráen sus seres y vidas.Nosotros,sin embargo,podremosdecir que fuimosconsecuentes conel recuerdo.

Roma. 1984. Santo Domingo. 1987.

PUBLICACIONES DE LA FUNDACION

CULTURALDO~CANA

HISTORIA DOMINICANA

Obras delLic.BerM1'6tJ Vega

"Imágenes del Ayer"

"LosEstadosUnidosy Trujillo1930" (Dos volúmenes)

"Los EstadosUnidosy Trujillo 1945"

"LosEstadosUnidos y Trujillo1946" (Dos volúmenes)

"LoS Estados Unidosy Trujillo 1947" (Dos volúmenes)

"La Migración Española de 1939 y los Inicios del Marxismo­Leninismo en la República Dominicana"

"Nazismo, Fascismoy Falangismo en la RepúblicaDominicana"

"La VidaCotidianaDominicana a Travésdel Archivo ParticulardelGeneralísimo"

"UnosDesafectos y Otrosen Desgracia. Sufrimientos Bajo la Dicta-dura Trujillista",

"Control y Represión en la Dictadura Trujillista"

"LosTrujillose Escriben"

"UnInterludio de Tolerancia. (El Acuerdo deTrujillo con los Comu­nistasen 1946)"

"MásImágenes del Ayer"

"Trujillo y Haití'" Tomo I (1930-1937)

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BernardDiedericñ

"Trujillo, La Muertedel Dictador".

G. Pope Atkins

"LosMilitaresy la Políticaen la República Dominicana"

Carlos Esteban Deive

"LaMala Vida"

HISTORIA EN GENERAL

BernardDiedericn

"PapaDoc y losTontonsMacoutes. La Verdad sobreHaití"

ANTROPOLOGIA

Lic. Bernardo Vega

ArteNeotaíno"

"Santos,Shamanesy Zemíes"

"Los Cacicazgos de la Hispaniola"

Lic. Bernardo Vega, Carlos Dobal, Carlos Esteban Deive, MarcioVeloz Maggiolo, RubénSilié, José del Castillo y Frank Moya Pons

"Ensayos SobreCulturaDominicana"

Carlos Esteban Deive

"Vodú y Magia"

liTERATURA

Evgueni Evtushenko

"Fukú"

184

COLOFON

Esta primera edición de 1,000 (un mil) ejemplares deMATERIA PRIMA (Proto Novela), de Marcio VelozMaggiolo, se terminó de imprimir, con los auspicios dela Fundación Cultural Dominicana, en EDITORATALLER, C. por A., Isabel la Cat6lica 309, SantoDomingo, República Dominicana, en el mes de

diciembrede 1988.

Marcia v eloz M ace/% ( 1936).- A raíz desu novela De Abril en Adelan t«, Marc ia Veloz.

1 Maggiolo expresó que toda literat ura es co mosu dor. co mo materia que se despren de delorg an ismo uc la crea, elevándose o hundiéndosepor sí misma . ya cuajada de vida o co ntaminadapor la muerte. En aquella oc asión el autor iniciócon su prora -novela un proceso narr ativo en el quela dcs-narraci én y la dcscstructuraci én de lo rea ltenfan como base IIL~ histo rias cotidianas de lasociedad dominicana atrapad a entre la dictadura y laintervención norteam ericana de 1965 . Mater iaPrima continúa la saga, la histori a destructiva deun barrio dominicano. Villa Francisca. demolido

moralm ente por la dictadura. y materi almente por las nuevas obras que lo co nvirtieron enuna nue va fachada del progre so populista. Esta obra , que sigue también los dictados de laIrac turacién de una historia que se cu enta desde adentro. desde el momento más triste de ladic tadura, >' que s e co mpara des de afuera, en donde un personaje trata de hacer Unparale lismo de la histor ia del barrio con la his toria univers al. Con esta obra, producto deuna im aginac ión que raya muc has veces en la poesía y en el sarcas mo, la producciónnovelística de Marcia Veloz Maggiolo alcanza una madurez que le co loca co mo un maestrode la narra tiva nacional.

Veloz Maggiolo ha obtenido el Premio acional de Literatura 1962, el Premio Naci onalde Poesía 1962, el Premio Nacional de Novela 1931, el Premio Nacional de Cuen tos 19f':1.De Abril en Adelani e, La Biografía Difusa de Sombra Castañeda, La Vida No TieneNombre , Los Angeles de Hueso, son ent re otras de sus obras narrativas. como los re atosde La Fértil Agonia del Arr.or "j Cuentos, Recuentos y Casicueruas, obli gada itcratura deconsulta para quienes desean entender el cam ino transformador con que el autor ha pautadogran parte de la Iiter at ura c!ominicarla de nuestros días.

Materia Prima podría cons iderarse como una e..~tetizac jón de caos .

Como esos fueg os art iflc iales que a reventar se transforman en cie ntos de luceroscayendo. los perso najes de este libro angusr ianre, se fragmen tan , generando, al fin >' alcabo, la his tori a ele muchas vidas. en manos de un escritor que habrá de vengarse co ntando,narrando la parte men tirosa y más amar ga del pasado de los otros, como v ía de ocultar els uyo.

LOS EDITORES

Fundación Cultural DominicanaSanto Domingo

República Dominicana19&8