Manuel Rodríguez Lozano

Cuando liquida la nube de la pasión contemporánea, se hagan la historia y el balance de la gran pintura mexicana de este siglo, la figura y la obra de Manuel Rodríguez Lozano parecerán visibles en toda su pureza.

Rodolfo Usigli.

Nació en la ciudad de México en 1897. Ingresó en el Colegio Militar para después optar por la carrera diplomática. Hacia 1910 empezó a pintar en forma autodidacta. Al abandonar la milicia, la pintura fue más que una opción. Se casó con Carmen Mondragón, alias Nahui Olin. Viajó a Europa donde permaneció ocho años. En París conoció a Matisse, Braque y Picasso y a los escritores André Salomón, Jean Cassou y André Lothe quienes influirían en su producción futura. En 1921 regresó a México y expuso en el Departamento de Bellas Artes y en San Carlos. Desde entonces su ideario plástico estaría en conflicto con el discurso de la pintura oficial, en especial con la de los muralistas. Tal vez debido a que no fue llamado a integrar el equipo que inició la decoración oficial de los muros de los edificios públicos. Sin embargo en 1922 fue nombrado profesor de dibujo en las escuelas primarias, introduciendo el método Best Maugard. Para entonces mantenía una intensa relación con Abraham Angel y Castellanos llevó Argentina una exposición de jóvenes talentos. De Buenos Aires se trasladaron a París para una muestra que Lozano habría de presentar allá. Hacía 1928 inició su relación con Antonieta Rivas Mercado. Fundaron el teatro Ulises, sede de los Contemporáneos, Editaron libros de Villaurrutia, Owen, Novo, Gorostiza y Henestrosa y crearon el fideicomiso para la formación de la Orquesta Sinfónica Nacional. Su obra pasa por tres periodos: la de los arquetipos mexicanos (1922-1934); la monumental que va de 1935 a 1939 y la blanca de 1940 a 1950. A la ves existen tres tipos de belleza de tendencia figurativa. Las dos primeras expresadas en formas monumentales y de tamaño natural, corresponden a sus periodos iniciales y la tercera, caracterizada por formas reales pero sublimadas, estilizadas en finos alargamientos, dentro de los cuales la blancura y los tonos leves y purísimos son los elementos principales. En 1940 fue nombrado director de la ENAP. Por maniobras políticas resulta responsable ante la pérdida de unos grabados y es encarcelado. En la penitenciaria pinta su obra maestra: La piedad en el desierto, dando inicio a su época blanca. Participó en la Exposición Internacional del Surrealismo organizada por la GAM. La atmósfera propia de su etapa monumental sugiere que “su inquietud lo llevó a interpretaciones poéticas misteriosas y místicas, de una ‘realidad mexicana’ interiorizada. Su obra es a la vez dramática y sentida, y sus escenografías, composiciones de figuras agitadas o resignadas, pertenecen sin duda, a las más personales expresiones plásticas del arte mexicano”. En 1960 salió a la luz Pensamiento y pintura, volumen que recopila los ensayos que escribió durante su prolífica vida intelectual. Murió en 1971. El MAM conserva 30 pinturas suyas y prepara una exposición de rescate para 1998.