manuel josé jiménez r. 2018 -...
TRANSCRIPT
Manuel José Jiménez R.
2018
Conferencia de Aparecida
Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras
comunidades un proceso de iniciación en la vida
cristiana que comience por el kerigma y, guiado por la
Palabra de Dios, que conduzca un encuentro personal
cada vez mayor con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto
hombre experimentado como plenitud de la
humanidad, y que lleve a la conversión, al seguimiento
en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en
la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión.
(DA 289)
Es necesario asumir la dinámica catequética de la
iniciación cristiana. Una comunidad que asume la
iniciación cristiana renueva su vida comunitaria y
despierta su carácter misionero. Esto requiere nuevas
actitudes pastorales de parte de obispos, presbíteros,
diáconos, personas consagradas y agentes de pastoral
(DA 291).
Asumir esta iniciación cristiana exige no sólo una
renovación de modalidad catequística de la
parroquia. (DA 294)
SE NECESITA UN NUEVO MODO DE
HACER – UN NUEVO PARADIGMA
“Un paradigma catequético es una manera global
de concebir, pensar y también de practicar la
catequesis de una manera adaptada a un
contexto sociocultural y religioso particular. En
otras palabras, un paradigma catequético es un
modelo fundamental de catequesis que vale en un
conjunto sociocultural y religioso determinado.
Un cambio de paradigma catequético se produce
en un contexto de cambio global, cuando aparecen
nuevos retos sociales y religiosos en una sociedad
en plena transformación.
El nuevo paradigma catequético es -a la vez-
comunitario, misionero e iniciático”.
Pide recuperar la iniciación de carácter
catecumenal
Premisa indispensable es redescubrir la
verdadera naturaleza de todo proceso iniciático
Y respetar lo especifico del catecumenado
bautismal.
Nuevos horizontes para la catequesis .
1. En orden a la Iglesia: Optar por una comunidad
catequizadora en “salida misionera” y dispuesta a
la conversión pastoral .
2. En orden a la Catequesis: Optar por una
Catequesis al servicio de la iniciación a la vida
cristiana .
3. En orden al catequizando: Optar por la
catequesis de iniciación a la vida cristiana
prioritariamente con adultos .
4. En orden al catequista: Optar por un catequista
testigo, comunicador, acompañante y mistagogo
LA INICIACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA
ANTROPOLÓGICA
Es un fenómeno general humano, que obedece al proceso de
adaptación que todo ser humano vive en relación con el ambiente
físico, social, cultural y religioso. Toma diferentes modalidades
según los pueblos y las épocas.
Tiene una doble dimensión: personal y grupal (comunitaria). La iniciación
afecta tanto al individuo como a la comunidad que inicia y que acoge.
La estructura existencial del iniciado pasa por una verdadera
“transformación” ontológica. Tras haber superado las pruebas previstas, se
vuelve totalmente otro, totalmente diferente a lo que era antes de la
iniciación. El iniciado es llamado a vivir una nueva existencia.
Implica un cambio profundo en el ser, abarca la totalidad de la persona, es
un proceso de deconstrucción para la reconstrucción. Paso de la “muerte” a
la “vida” (Muerte simbólica).
ASUMIR LO PROPIO DE LA INICIACIÓN
CRISTIANA
•Libre decisión de la persona de convertirse a Dios y la opción de seguir a Cristo en su Iglesia.
•La originalidad esencial de la Iniciación cristiana
consiste en que Dios tiene la iniciativa y la primacía en la transformación interior de la persona y en su integración
en la Iglesia, haciéndole partícipe de la muerte y resurrección de Cristo.
•Se utiliza el verbo “iniciar” pasiva. El sujeto activo del verbo iniciar es DIOS. Se es iniciado por Dios mismo, que nos hace compartir su vida.
DON DE DIOS
•Mediación de la Iglesia.
•La comunidad cristiana es el ORIGEN, LUGAR Y META de la Iniciación cristiana
La iniciación cristiana es el proceso de inserción y
participación de una persona en el Misterio
Pascual de Cristo y en la Iglesia.
Este nuevo nacimiento, esta nueva vida en la que
el ser humano es engendrado, esta participación
en el Misterio Pascual de Cristo y de
participación en la naturaleza divina, es el núcleo
y el corazón mismo de la iniciación cristiana y de
toda la vida cristiana en general. De hecho,
introducir en esta experiencia es el corazón
mismo de la función de iniciación.
DIMENSIONES DE LA INICIACIÓN
CRISTIANA
ITINERARIO CATEQÚETICO
ITINERARIO ESPIRITUAL
ITINERARIO LITÚRGICO
Ninguna puede faltar y cada una de ellas se
integra con las otras y hace su aportación
particular para que los discípulos de Cristo se
inicien en la fe y puedan participar de su relación
filial con el Padre.
Ha llegado el tiempo de poner en el centro la
dimensión espiritual de la iniciación cristiana, lo
cual no supone ignorar ni la dimensión
catequéticas ni la litúrgica.
Se trata de que la catequesis y la liturgia, en
cuanto acciones de la comunidad cristiana, se
pongan al servicio del proceso espiritual de fe —
acción de la gracia y respuesta libre del hombre—
por el que un creyente se va identificando con
Cristo y va avanzando en su relación filial con
Dios
La indicación tiene un fundamento teológico y
eclesial. La Iglesia nunca va por delante de la
acción misteriosa, pero real, del Espíritu que
mueve la libertad del que se inicia para acoger en
su vida el misterio de Cristo. Ella siempre
secunda la acción del Maestro interior, para lo
cual discierne el momento espiritual en el que se
encuentra el discípulo de Jesús y le anuncia la
palabra y le ofrece los ritos litúrgicos para que
esa acción se haga eficaz y entregue lo que Dios
quiere darle y el propio creyente anhela.
El catecumenado es tan serio como para que se
pueda reducir a cualquier cosa; y tan importante,
como para que se le identifique con una sola cosa.
Jamás se llamó en la Iglesia primitiva
catecumenado a muchas acciones diversas.
Cuando todo es catecumenado ya nada es
catecumenado. Una comunidad no necesita
muchos “pseudo –catecumenados”, sino de uno,
pero bien comprendido y realizado.
RESPETAR LA ESPECIFICIDAD DEL CATECUMENADO
Respetar la especificidad del catecumenado
Estar al servicio de los recién llegados a la fe, se encuentran
en el punto de partida, empiezan. El catecumenado nos
pone frente a la situación “del nacer la fe”.
Hablar de catecumenado es designar un proceso concreto.
Es responder con realismo a una demanda efectiva, la de
personas que quieren convertirse en cristianos y buscan los
medios adecuados para conseguirlo.
Su objetivo: ayudar a dar los primeros pasos en la fe y en la
vida eclesial. Ayudar a que salga a la luz la riqueza que
Dios ha puesto en su vida, y de esta manera, permitirle
estructurar la vida como creyente.
Es facilitar los primeros pasos de quienes comienzan en al
fe, para que lleguen, al final del proceso, a una viva,
explicita y operante profesión de fe.
El catecumenado es el punto de encuentro y de
avance común de personas que entran en el espacio
del Evangelio y de la Iglesia y de personas que, ya
cristianas, acogen y acompañan a los recién llegados
para ayudarles a identificarse como discípulos y
testigos de Jesús.
La acción que se trata esta instituida. Tiene una
forma reconocible y organizada. Se desarrolla según
un método que en lo esencial, se remonta a la
antigüedad. Es una institución iniciática
(reiniciación, de los que vuelven a la fe).
Los catecúmenos se encargan de recodar a la
Iglesia que las cuestiones eclesiales no son para
ellos las más importantes. Para ellos, la gran
cuestión es Dios. Su participación en la vida de la
Iglesia debe ser acogida desde esa interpelación:
“Háblennos de Dios”.
Con los catecúmenos la Iglesia siempre debe
volver a empezar y a descubrir lo que constituye
su fundamento, antes de empezar a hablar de sí
misma.
EL CATECUMENADO ES CAMINO A DOBLE
VÍA
La comunidad cristiana no sólo da mucho a los
catecúmenos y catequizandos, sino que también
recibe mucho de ellos. La comunidad aporta el
ámbito vital y existencial donde se aprende y se
desarrolla la vida cristiana. Los nuevos
convertidos, sobre todo los jóvenes y adultos, al
aceptar a Jesucristo, aportan a la comunidad que
los acoge una nueva riqueza humana y religiosa.
Así, la comunidad crece y se desarrolla, ya que la
catequesis no sólo conduce a la madurez de la fe a
los catequizandos, sino a la madurez de la misma
comunidad como tal.
Esto exige que los acompañantes estén
dispuestos a recibir algo de los participantes y se
consideren al mismo tiempo como condiscípulos.
Además toda la comunidad, como tal, debería
permitir a los catecúmenos y a quienes recorren
conscientemente el camino de la fe, que le
recuerden que su fe y su acción siempre se
encuentran en camino y que siempre ha de
buscar la profundización y la renovación.
Los catecúmenos o quienes están en procesos de
iniciación, necesitan además encontrar creyentes
y comunidades donde se viva en verdad dicha
realidad de conversión. Lo cual no significa una
presentación a los nuevos creyentes de una
Iglesia ideal. «Exige aceptar que una comunidad
cristiana sea lo que ella es, con sus dinamismos,
pero también con sus fallos pastorales, su
lentitud institucional, el cansancio o la apatía de
sus miembros»4 . Lo fundamental es que puedan
encontrar una comunidad en proceso de
conversión misionera y pastoral permanente.
ASUMIR LA PEDAGOGÍA DE LA INICIACIÓN
La pedagogía iniciática puede ser definida como dar
la mano al alguien, a un grupo, para que empiece a
vivir una experiencia y se adentre en ella. Según
esta pedagogía, en la catequesis, no se trata de
decir, siguiendo un método u otro, lo que hay que
hacer sino de hacer lo que se dice. No se trata de
proponer lo que hay que vivir sino de vivir lo que se
propone. Estamos ante una verdadera mistagogía
de la vida cristiana” (ACE, Hacia una nuevo
paradigma de la IC, 39)
La pedagogía de la iniciación es un itinerario que
trata de reunir las condiciones favorables para
ayudar a las personas a dejarse iniciar por Dios,
que se comunica a ellos. La pedagogía de la
iniciación mira, por tanto, siempre a la persona
con el deseo activo de hacer posible en ella una
apertura espiritual. Su fruto es la realización en
cada persona del acto mismo de Dios que atrae
hacia sí (CEF, texto nacional para la orientación
de la catequesis, 65).
PEDAGOGÍA DE LA IC
“Se llama pedagogía de la iniciación a todo proceso
que trabaja por hacer efectivo en una persona la
acogida de Dios que lo atrae hacia sí”
“Es el acto de creyentes, que aportan a las personas
todo lo que podrá permitirles mantenerse en la vida
como creyentes”
La pedagogía de iniciación pide a una comunidad
cristiana que haga posible en una persona la acogida
de los que nos construye como creyentes en la
Iglesia” (CEF, texto nacional para la orientación de la
catequesis)
ITINERARIOS DE INICIACIÓN CRISTIANA
ITINERARIOS PROCESO
En el lenguaje común se entiende por
itinerario lo perteneciente o relativo a un
camino. Se habla de dirección y
descripción de un camino con
indicaciones o explicaciones de los
lugares, accidentes, paradas, que existen
a lo largo de él; o también ruta que se
sigue para llegar a un lugar; o guía, lista
de datos referentes a un viaje
El proceso no apunta tanto a la
descripción del camino físico (o
intelectual o formativo) que se recorre,
sino a las fases sucesivas que
experimenta el que recorre el camino.
El itinerario es la descripción de un
camino que hay que recorrer, marca la
dirección que hay que llevar y lo
necesario para realizar el camino. Es el
camino que nos proponemos recorrer con
las indicaciones de lo que es necesario
para llegar a la meta. El itinerario es
algo externo a la persona.
El proceso personal alude a la realidad
operada en la persona que recorre un
camino o itinerario interiorizándolo o
tomando conciencia de lo que va pasando
por dentro mientras se recorre el camino
o el itinerario. El proceso es la
descripción de lo que pasa en el sujeto
que recorre el camino.
Cuando se habla de itinerarios de iniciación se
hace referencia al conjunto de objetivos, etapas,
momentos, para que una persona pueda llegar, de
un punto de partida o de comienzo, a uno de
llegada, en relación con sus procesos de
maduración y transformación personal. De ahí
que todo itinerario catequético debe ser tomado
como algo indicativo o sugerente de acuerdo con la
realidad de cada persona que comienza a recorrer
el camino.
.
Con los itinerarios de inspiración catecumenal se
busca facilitar la experiencia pascual del Señor
resucitado, abrir la persona a la acogida libre del
Don de Dios, leer y escuchar la Palabra. Están
también marcados en el tiempo por etapas.
Etapas marcadas por celebraciones y ritos.
Dentro de ellos destacan los sacramentos de
iniciación. Pero también va acompañado por otros
ritos litúrgicos y por ritos especiales. En este caso
la referencia al RICA es fuente oportuna y clara
de orientación y organización
Itinerarios narrativos:
Lo narrativo es característica estructural de la iniciación cristiana, característica esencial de la fe y de la comunidad cristiana.
Por itinerario narrativo se entiende un proceso de aprendizaje de la vida cristiana que introduce en una experiencia y en una historia relacional; la representa, la hace presente, la hace existir y experimentar.
La pedagogía de la iniciación tiene como finalidad no tanto ensanchar la fe individual hacia todos los contenidos de la fe transmitida, sino de ayudar a entrar en comunión por medio del diálogo con otros creyentes a partir de la propia biografía y que la propia vida se vea interpelada por las experiencias de los otros.
Ello obedece a que la fe no se transmite primordialmente por medio de un aprendizaje memorístico de fórmulas, sino a través del intercambio de experiencias, confrontadas y enriquecidas desde la Escritura y las experiencias de fe allí narradas.
CAMBIOS EN LOS MODOS DE ENTENDER Y DE HACER LA
INICIACIÓN CRISTIANA Y LA CATEQUESIS
De unos itinerarios temáticos y rituales, previamente
prefijados, y de los cursos y los programas
A la articulación de unos dinamismos que hagan
posible el seguimiento y acompañamiento de los
procesos espirituales de los que se inician. Estar más
atentos a los procesos que a los programas. El
programa sugiere la idea de lo fijo y establecido de
antemano; el proceso se concentra en la persona, en
su autonomía, en su propio caminar.
Pasar de un diseño formativo común y uniforme
para todos
a un acompañamiento adaptado a las múltiples y
diversas situaciones.
Superar «los cursos lineales de preparación sacramental»,
cambiándolos por caminos e itinerarios más personalizados y diversificados.
También privilegiar el acompañamiento personal, sobre los subsidios y materiales, de modo que la catequesis que hacemos deje de estar desvinculada de la vida y de la experiencia humana, para pasar a ser una acción centrada en los que se inician y en sus itinerarios personales.
La catequesis debe superar el esquema
sacramentalista, el esquema nocional
(información) y el esquema uniforme y
homogéneo.
El reto es hacer de la catequesis un lugar de
familiarización y de inmersión progresiva en la
vivencia cristiana integral, lo cual va más allá de
la estructuración en temas y del cumplimiento de
determinados programas.
Esto implica la preferencia por una pedagogía de
la «inmersión», del «contagio», de la «ósmosis».
El catecumenado no puede esperar alcanzar una
total claridad y lucidez sobre lo que se es y lo que
hace. Su tarea comporta forzosamente algún
desconocimiento. No todo puede estar
predeterminado. Esto no significa que la práctica
este sometida a la pura arbitrariedad o a la
incoherencia. Tiene una estructura que organiza
sus elementos. Percibir esta estructura es
entraren la comprensión de lo que ocurre cuando
la acción catecumenal se realiza.
Las etapas del catecumenado están separadas
por un tiempo sin precisar, que pueden variar
según las exigencias de la conversión y la
catequesis.
El tiempo deberá medirse en función de las
exigencias reales de la conversión y de la
formación, y no tanto por un calendario
establecido, que no tiene en cuenta la conversión
UNA NUEVA CONSIDERACIÓN DEL TIEMPO
La prolongación del período de catecumenado
depende de la gracia de Dios y de varias
circunstancias, a saber: de la organización de
todo el catecumenado, del número de catequistas,
diáconos y sacerdotes, de la cooperación de cada
catecúmeno, de los medios necesarios para acudir
a la clase del catecumenado y permanecer en él, y
finalmente, de la ayuda de la comunidad local.
Por tanto, nada se puede determinar «a priori».
Al Obispo, pues, toca determinar el tiempo y
ordenar la disciplina de los catecúmenos.
También será oportuno que las Conferencias
Episcopales decidan más concretamente sobre
este asunto, atendidas las condiciones de los
países y regiones (RICA 20)
RENOVAR LA CATEQUESIS DESDE EL CATECUMENADO
BAUTISMAL Y LA CATEQUESIS DE ADULTOS.
“No se puede hablar de la nueva evangelización si la catequesis de adultos es inexistente, fragmentada, débil o descuidada. Cuando estos defectos están presentes, el ministerio pastoral se enfrenta a un reto muy serio.
En todas estas cosas, el carácter público de la decisión de la fe que el catecúmeno hace, que poco a poco crece en la comunidad y la diócesis, tiene un impacto positivo en todos los fieles”
La Iglesia del postconcilio ha tenido una constante preocupación por la evidente necesidad de desplazar el centro de gravitación de la catequesis de la comunidad parroquial y diocesana, del mundo de los niños, «aun proclamando sin ambigüedades la insoslayable necesidad de que éstos sean en verdad catequizados» al mundo de los jóvenes y adultos.
Sínodo de obispos 2012
¿CUALES ADULTOS?
Adultos bautizados que no recibieron una catequesis
adecuada; o que no han culminado realmente la iniciación
cristiana; o que se han alejado de la fe, hasta el punto de
que han de ser considerados « cuasicatemúmenos »;
– adultos no bautizados, que necesitan, en sentido propio,
un verdadero catecumenado. (DGC 172)
EL CATECUMENADO DE ADULTOS NO
BAUTIZADOS FUENTE DE RENOVACIÓN
Es una opción basada en el NT: el bautismo es
una práctica a partir de una conversión asumida
madura y responsablemente.
El bautismo es referencia constante de la vida
cristiana.
Recuperar la relación Sacramento – Vida, fe -
vida
Renovar la comprensión de la vocación cristiana,
de discipulado, de seguimiento, de adhesión.
SE PONE EL CENTRO DE ATENCIÓN EN LA IGLESIA
QUE BAUTIZA Y NO SOLO EN LA PERSONA A
BAUTIZAR.
La importancia de la comunidad.
La importancia de la iniciación.
Inspiración catecumenal de la catequesis.
La Iglesia madre que engendra hijos.