manifiesto liminar de la reforma universitaria. córdoba, 15 de junio de 1918

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  • 7/31/2019 Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria. Crdoba, 15 de junio de 1918

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    Biblioteca digital para la investigacin histrica

    www.cehms.com.ar/biblioteca

    Manifiesto Liminar de la Reforma

    Universitaria

    El Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria fue redactado por

    Deodoro Roca y apareci en Crdoba (Argentina) el 15 de junio de 1918.

    Las firmas al pie pertenecen a los miembros de la comisin directiva de la

    Federacin Universitaria de Crdoba.

    La Juventud Argentina de Crdoba a los Hombres Libres de SudamricaHombres de una Repblica libre, acabamos de romper la ltima cadena que, en pleno

    siglo XX, nos ataba a la antigua dominacin monrquica y monstica. Hemos resuelto

    llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Crdoba se redime. Desde hoy

    contamos para el pas una vergenza menos y una libertad ms. Los dolores que quedan

    son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazn nos

    lo advierten: estamos pisando sobre una revolucin, estamos viviendo una hora

    americana.

    La rebelda estalla en Crdoba y es violenta porque aqu los tiranos se habanensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los

    contrarrevolucionarios de Mayo. Las universidades han sido hasta aqu el refugio

    secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalizacin segura de los

    invlidos y - lo que es peor an- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de

    insensibilizar hallaron la ctedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser as

    fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empean en ofrecer el triste

    espectculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas

    mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrtico.

    Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espritus es para arrepentirse luego

    y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante rgimen,

    las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseanza y el ensanchamiento vital de los

    organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgnico, sino el aliento de la

    periodicidad revolucionaria.

    Nuestro rgimen universitario aun el ms reciente- es anacrnico. Est fundado sobre

    una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a

    s mismo. En l nace y en l muere. Mantiene un alejamiento olmpico. La Federacin

    Universitaria de Crdoba se alza para luchar contra este rgimen y entiende que en ello

    le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrtico y sostiene que el demos

    universitario, la soberana, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente

    en los estudiantes. El concepto de autoridad que corresponde y acompaa a un directoro un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza

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    de disciplinas extraas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad, en un hogar

    de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseando.

    Si no existe una vinculacin espiritual entre el que ensea y el que aprende, toda

    enseanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educacin es una larga obra

    de amor a los que aprenden. Fundar la garanta de una paz fecunda en el artculo

    conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un rgimen

    cuartelario, pero no una labor de ciencia. Mantener la actual relacin de gobernantes a

    gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jvenes deben

    ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de

    la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las

    universidades. El chasquido del ltigo slo puede rubricar el silencio de los

    inconscientes o de los cobardes. La nica actitud silenciosa, que cabe en un instituto de

    ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o

    comprobarla.

    Por eso queremos arrancar de raz en el organismo universitario el arcaico y brbaro

    concepto de autoridad que en estas casas de estudio es un baluarte de absurda tirana y

    slo sirve para proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competencia. Ahora

    advertimos que la reciente reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de

    Crdoba por el doctor Jos Nicols Matienzo, slo ha venido a probar que el mal era

    ms afligente de lo que imaginbamos y que los antiguos privilegios disimulaban unestado de avanzada descomposicin. La reforma Matienzo no ha inaugurado una

    democracia universitaria; ha sancionado el predominio de una casta de profesores. Los

    intereses creados en torno de los mediocres han encontrado en ella un inesperado apoyo.

    Se nos acusa de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero que nadatiene que hacer con nosotros. Si ello es as, si en nombre del orden se nos quiere seguir

    burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurreccin.

    Entonces, la nica puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de

    la juventud. El sacrificio es nuestro mejor estmulo; la redencin espiritual de las

    juventudes americanas nuestra nica recompensa, pues sabemos que nuestras verdades

    lo son y dolorosas- de todo el continente. Qu en nuestro pas una leyse dice -, la ley

    de Avellaneda, se opone a nuestros anhelos?. Pues a reformar la ley, que nuestra salud

    moral lo est exigiendo.

    La juventud vive siempre en trance de herosmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido

    tiempo an de contaminarse. No se equivoca nunca en la eleccin de sus propiosmaestros. Ante los jvenes no se hace mrito adulando o comprando. Hay que dejar que

    ellos mismos elijan sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar

    sus determinaciones. En adelante, slo podrn ser maestros en la futura repblica

    universitaria los verdaderos constructores de almas, los creadores de verdad, de belleza

    y de bien.

    La juventud universitaria de Crdoba cree que ha llegado la hora de plantear este grave

    problema a la consideracin del pas y de sus hombres representativos.

    Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Crdoba, con motivo de la

    eleccin rectoral, aclaran singularmente nuestra razn en la manera de apreciar el

    conflicto universitario. La Federacin Universitaria de Crdoba cree que debe hacer

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    conocer al pas y a Amrica las circunstancias de orden moral y jurdico que invalidan

    el acto electoral verificado el 15 de junio. Al confesar los ideales y principios que

    mueven a la juventud en esta hora nica de su vida, quiere referir los aspectos locales

    del conflicto y levantar bien alta la llama que est quemando el viejo reducto de la

    opresin clerical. En la Universidad Nacional de Crdoba y en esta ciudad no se han

    presenciado desrdenes; se ha contemplado y se contempla el nacimiento de una

    verdadera revolucin que ha de agrupar tan pronto bajo su bandera a todos los hombres

    libres del continente Referiremos los sucesos para que se vea cunta razn nos asista y

    cunta vergenza nos sac a la cara la cobarda y la perfidia de los reaccionarios. Los

    actos de violencia de los cuales nos responsabilizamos ntegramente, se cumplan como

    el ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que representaba un alzamiento anacrnico y

    lo hicimos para poder levantar siquiera el corazn sobre esas ruinas. Aquellos

    representan tambin la medida de nuestra indignacin en presencia de la miseria moral,

    de la simulacin y del engao artero que pretenda filtrarse con las apariencias de la

    legalidad. El sentido moral estaba oscurecido en las clases dirigentes por un farisesmotradicional y por una pavorosa indigencia de ideales.

    El espectculo que ofreca la asamblea universitaria era repugnante. Grupos de amorales

    deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector exploraban los contornos en el

    primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que pareca asegurarse el triunfo, sin

    recordar la adhesin pblicamente empeada, el compromiso de honor contrado por los

    intereses de la Universidad. Otros los ms- en nombre del sentimiento religioso y bajo

    la advocacin de la Compaa de Jess, exhortaban a la traicin y al pronunciamiento

    subalterno. (Curiosa religin la que ensea a menospreciar el honor y deprimir la

    personalidad!. Religin para vencidos o para esclavos!). Se haba obtenido una reforma

    liberal mediante el sacrificio heroico de una juventud. Se crea haber conquistado unagaranta y de la garanta se apoderaban los nicos enemigos de la reforma. En la sombra

    los jesuitas haban preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habra

    comportado otra traicin. A la burla respondimos con la revolucin. La mayora

    expresaba la suma de la represin, de la ignorancia y del vicio. Entonces dimos la nica

    leccin que cumpla y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical.

    La sancin moral es nuestra. El derecho tambin. Aquellos pudieron obtener la sancin

    jurdica, empotrarse en la ley. No se lo permitimos. Antes que la iniquidad fuera un acto

    jurdico, irrevocable y completo, nos apoderamos del saln de actos y arrojamos a la

    canalla, slo entonces amedrentada, a la vera de los claustros. Que esto es cierto, lo

    patentiza el hecho de haber, a continuacin, sesionado en el propio saln de actos laFederacin Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre

    rectoral, la declaracin de huelga indefinida.

    En efecto, los estatutos reformados disponen que la eleccin del rector terminar en una

    sola sesin, proclamndose inmediatamente el resultado, previa lectura de cada una de

    las boletas y aprobacin del acta respectiva. Afirmamos, sin temor de ser rectificados,

    que las boletas no fueron ledas, que el acta no fue aprobada, que el rector no fue

    proclamado y que, por consiguiente, para la ley, an no existe rector de esta

    Universidad.

    La juventud universitaria de Crdoba afirma que jams hizo cuestin de nombre ni de

    empleos. Se levant contra un rgimen administrativo, contra un mtodo docente,

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    contra un concepto de autoridad. Las funciones pblicas se ejercitaban en beneficio de

    determinadas camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que

    alguien en los cambios pudiera perder su empleo. La consigna de hoy para ti, maana

    para m, corra de boca en boca y asuma la preeminencia de estatuto universitario. Los

    mtodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a

    mantener a la universidad apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las

    lecciones, encerradas en la repeticin interminable de viejos textos, amparaban el

    espritu de rutina y de sumisin. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los

    dogmas, trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiracin

    del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces cuando la oscura

    universidad mediterrnea cerr sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante

    el temor de que fuera perturbada su plcida ignorancia. Hicimos entonces una santa

    revolucin y el rgimen cay a nuestros golpes.

    Cremos honradamente que nuestro esfuerzo haba creado algo nuevo, que por lo menosla elevacin de nuestros ideales mereca algn respeto. Asombrados contemplamos

    entonces como se coligaban para arrebatar nuestra conquista los ms crudos

    reaccionarios.

    No podemos dejar librada nuestra suerte a la tirana de una secta religiosa, ni al juego de

    intereses egostas. A ellos se nos quiere sacrificar. El que se titula rector de la

    Universidad de San Carlos ha dicho su primera palabra: Prefiero antes de renunciar quequede el tendal de cadveres de los estudiantes. Palabras llenas de piedad y de amor, de

    respeto reverencioso a la disciplina; palabras dignas del jefe de una casa de altos

    estudios. No invoca ideales ni propsitos de accin cultural. Se siente custodiado por la

    fuerza y se alza soberbio y amenazador. Armoniosa leccin que acaba de dar a lajuventud el primer ciudadanos de una democracia universitaria!. Recojamos la leccin,

    compaeros de toda Amrica; acaso tenga el sentido de un presagio glorioso, la virtud

    de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad; ella nos muestra el verdadero

    carcter de la autoridad universitaria, tirnica y obcecada, que ve en cada peticin un

    agravio y en cada pensamiento una semilla de rebelin.

    La juventud ya no pide Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese

    pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Est

    cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolucin en las

    conciencias, no puede desconocrsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su

    propia casa.

    La juventud universitaria de Crdoba, por intermedio de su federacin, saluda a los

    compaeros de la Amrica toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia.

    Firmado: Enrique F. Barros, Ismael C. Bordabehre, Horacio Valds,presidentes.

    Gumersindo Sayago, Alfredo Castellanos, Luis M. Mndez, Jorge L. Bazante, Ceferino

    Garzn Maceda, Julio Molina, Carlos Surez Pinto, Emilio R. Biagosch, Angel J. Nigro,

    Natalio J. Saibene, Antonio Medina Allende y Ernesto Garzn.