mane nobiscum, domine!

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1.- EUCARISTÍA MISTERIO DE FE El Santo Padre Juan Pablo invita en su primer capítulo de la Carta encíclica sobre la sagrada Eucaristía, a toda la Iglesia Católica y a cada uno de nosotros a recibir un anuncio, a vivir una experiencia y a asumir un compromiso. Un Anuncio: “Tomad y comed esto es mi Cuerpo, toma y bebed esta es mi Sangre”. Este es el origen del Misterio de la Eucarist ía. Nació el Jueves Santo en la última cena como una donación de amor y un Sacrificio de entrega hasta el extremo que salva y redime a cada hombre y a todos los hombres por que fue agradable a Dios. Es misterio, porque aunque se origino en el pasado sigue siendo actual, porque es don de su amor y obediencia hasta dar la vida, porque hace presente a Cristo muerto pero también resucitado Pan de Vida, en esta presencia real que contemplamos, adoramos y que es fuente de vida eterna. Es misterio, porque el poder del Espíritu que se comunica en la consagración, y que supera nuestro pensamiento, hace que el Pan y el Vino dejen de existir para convertirse en el Cuerpo y la Sangre adorables de Cristo Jesús, que recibimos cuando comulgamos. Es misterio de Fe, porque cuando celebramos la Eucaristía, vivimos la comunión de hermanos que Dios quiere y consolidamos la comunión celestial sin descuidar la tierra nueva que debemos construir. Una Experiencia: Adorar el misterio que es donación y misericordia, comulgar con el misterio, donde lo recibimos a Él mismo y lo anunciamos hasta que vuelva, es el gran compromiso de cada uno de nosotros como cristiano y comunidad Católica. Un Compromiso: “Si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis la sangre, no tendréis vida en vosotros también”. Amén. CONSAGRACIÓN Santísimo hijo de Dios, verbo eterno del Padre, verdadero y único Sacerdote; el cual, al instituir el Sacrificio de la eterna Alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de Salvación, Cordero inmaculado y Hostia perfecta, Y del cual se alimenta tu iglesia constantemente. Por este Sacramento te pedimos que santifiques y consagres a todos los Sacerdotes, laicos, religiosos, y familias, para que renueves la fe que brota de este admirable alimento y maravilloso don, y así demos frutos santos de amor y paz en medio de nuestras comunidades. AMEN

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Con motivo del Año de la Eucaristía (octubre de 2004 a octubre de 2005), el papa Juan Pablo II propone a los obispos, al clero y a todos los fieles volver la mirada sobre el culto eucarístico. Para ello, nos invita a todos a seguir el ejemplo de los discípulos de Emaús, que vibraron con la escucha de la Palabra y reconocieron a Cristo resucitado al partir el pan.La participación frecuente en el sacramento de la Eucaristía revitaliza la fe, fomenta la fraternidad cristiana, hace crecer el vínculo de unidad a Cristo y desarrolla nuestra capacidad de agradecimiento a Dios.

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1.- EUCARISTÍA MISTERIO DE FE El Santo Padre Juan Pablo invita en su primer capítulo de la Carta encíclica sobre la sagrada Eucaristía, a toda la Iglesia Católica y a cada uno de nosotros a recibir un anuncio, a vivir una experiencia y a asumir un compromiso. Un Anuncio: “Tomad y comed esto es mi Cuerpo, toma y bebed esta es mi Sangre”. Este es el origen del Misterio de la Eucaristía. Nació el Jueves Santo en la última cena como una donación de amor y un Sacrificio de entrega hasta el extremo que salva y redime a cada hombre y a todos los hombres por que fue agradable a Dios. Es misterio, porque aunque se origino en el pasado sigue siendo actual, porque es don de su amor y obediencia hasta dar la vida, porque hace presente a Cristo muerto pero también resucitado Pan de Vida, en esta presencia real que contemplamos, adoramos y que es fuente de vida eterna. Es misterio, porque el poder del Espíritu que se comunica en la consagración, y que supera nuestro pensamiento, hace que el Pan y el Vino dejen de existir para convertirse en el Cuerpo y la Sangre adorables de Cristo Jesús, que recibimos cuando comulgamos. Es misterio de Fe, porque cuando celebramos la Eucaristía, vivimos la comunión de hermanos que Dios quiere y consolidamos la comunión celestial sin descuidar la tierra nueva que debemos construir. Una Experiencia: Adorar el misterio que es donación y misericordia, comulgar con el misterio, donde lo recibimos a Él mismo y lo anunciamos hasta que vuelva, es el gran compromiso de cada uno de nosotros como cristiano y comunidad Católica. Un Compromiso: “Si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis la sangre, no tendréis vida en vosotros también”. Amén.

CONSAGRACIÓN

Santísimo hijo de Dios, verbo eterno del Padre, verdadero y único Sacerdote;

el cual, al instituir el Sacrificio de la eterna Alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de Salvación,

Cordero inmaculado y Hostia perfecta, Y del cual se alimenta tu iglesia constantemente.

Por este Sacramento te pedimos que santifiques y consagres a todos los Sacerdotes, laicos, religiosos, y familias, para que renueves la fe que brota de este admirable alimento y maravilloso don, y así demos frutos santos de amor y

paz en medio de nuestras comunidades. AMEN

2.- LA EUCARISTÍA EDIFICA LA IGLESIA La Eucaristía es santa, más aun en el Santísimo Sacramento. El catecismo de la Iglesia Católica, al explicar como la Iglesia es apostólica, se refiere a un triple sentido de la expresión. Por una parte, fue y permanece edificada sobre el fundamento de los apóstoles, testigos escogidos y enviados en misión por el propio Cristo. También los apóstoles están en el fundamento de la Eucaristía porque el Sacramento ha sido confiado a los apóstoles por Jesús y trasmitidos por ellos y sus sucesores hasta nosotros. La Iglesia Celebra la Eucaristía a lo lago de los siglos precisamente en continuidad con la acción de los apóstoles obedientes al mandato del Señor. El segundo sentido de la apostolicidad de la Iglesia es “que guarda y trasmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza, el buen deposito, las sanas palabras oídas de los apóstoles. En este segundo sentido la eucaristía es apostólica, porque se celebra en comunidad con la Fe de los apóstoles. En fin, la Iglesia es Apostólica en el sentido que “Sigue siendo enseñada, Santificada y dirigida por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden en su misterio pastoral: el colegio de los Obispos, a los que asisten a los presbíteros, justamente el sucesor de Pedro, Sumo Pastor de la Iglesia”. “Los fieles participan de la celebración de la Eucaristía en virtud de su sacerdocio real, pero es el sacerdote ordenado quien realiza como representante de Cristo el Sacrificio Eucarístico y lo ofrece a Dios en nombre de todo el pueblo. Si la Eucaristía es centro y Cumbre de la Vida de la Iglesia, también lo es Ministerio Sacerdotal. Por eso, con ánimo agradecido a Jesucristo, nuestro Señor, reiteramos que la Eucaristía “Es principal y central razón de ser del sacramento del sacerdocio, nacido en el momento de la institución de la Eucaristía.

CONSAGRACIÓN

Hoy con toda la Iglesia nos consagramos a Ti Custodia en tu corazón a nuestro Obispo, y todos los sacerdotes

y Religiosos de Nuestra Diócesis. Alcanza para nuestra Iglesia la plenitud de tus dones para que podamos,

evangelizar con nuevo ardor los diversos ambientes. Concede a nuestra parroquia la gracia de la nueva Evangelización para llegar a

todos los ambientes, con nuevos métodos y nuevas expresiones. Despierta desde tu corazón el protagonismo de los laicos, especialmente los jóvenes para que nos

comprometamos en una siembra continua de la fe, y a anunciarte más allá de nuestras propias fronteras.

AMEN.

3.- EUCARISTÍA Y MINISTERIO SACERDOTAL Hoy, en este altar contemplamos el misterio de la unidad, del crecimiento, de la corresponsabilidad, de tu acción misteriosa en nuestra Iglesia. La Eucaristía hace que se realice visiblemente una realidad invisible: la obra de la Salvación. El Sacramento del pan Eucarístico significa y al mismo tiempo realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo. La Eucaristía en la que obra el Espíritu, une a los fieles para que formen un solo cuerpo con Cristo y para que hagamos una gran familia como hermanos. Con la comunión Eucarística la Iglesia consolida su unidad como Cuerpo de Cristo. Nuestra unión con Cristo, que es don y gracia para cada uno, hace que en Él estemos asociados también a la unidad de la Iglesia. Los apóstoles, aceptando la invitación de Jesús en el Cenáculo: “Tomad y Comed... bebed de ella todos...” entraron por primera vez en comunión sacramental con Él. Desde aquel momento, y hasta el final de los siglos, nuestra Iglesia se edifica a través de la comunión sacramental con Cristo inmolando por nosotros, no solamente cada uno de nosotros recibe a Cristo, sino que también Cristo nos recibe a cada uno de nosotros. Él, estrecha su amistad con nosotros. En la Eucaristía Cristo y el discípulo están el uno en el otro: “permaneced en mí, como yo en vosotros”. Hoy renovamos nuestro compromiso de permanecer en ti, de estar contigo. Al unirse a Cristo, la Iglesia se hace “signo e instrumento de salvación, en obra de Cristo”, para la redención de todos. Este misterio eucarístico entonces nos impulsa hacia la misión. La misión de la Iglesia continúa la de Cristo. “como el padre me envió, así también yo os envió”. Así la Iglesia recibe la fuerza espiritual necesaria para cumplir su misión, por eso hoy, te damos gracias por nuestra Misión Diocesana, por los itinerarios del camino de la Iglesia ya que su objetivo no ha sido otro que el de alcanzar la comunión de los hombres y mujeres entre sí, y de nosotros con Cristo, con el Padre y con el Espíritu Santo.

CONSAGRACIÓN

Sacramento del amor del Padre: gracias por tu presencia permanente en nuestras vidas y en nuestra tierra bendita. Jesús Eucaristía, te consagro a todas las familias

para que sean bendecidas por tu gracia y renovadas en su amor. Que lo niños y niñas se encuentren en un ambiente humano donde puedan crecer

sanos y desarrollar sus vidas conforme a tu proyecto divino. Que lo jóvenes puedan encontrar los medios y oportunidades para desarrollar

plenamente sus proyectos de vida. Que todos los hombres y mujeres teniendo su trabajo puedan realizar sus esperanzas e ilusiones para así llevar una vida digna.

Que todos los que sufren por diversas causas, por tu gracia encuentren la solidaridad y el gesto fraterno que los ayude a superar su dolor.

AMEN.

4.- EUCARISTÍA ES COMUNIÓN EN LA IGLESIA

Os exhorto dice el Apóstol San Pablo “a que vivan de una manera digna de la vocación a la que han sido llamados. Poniendo empeño en conservar la unidad” Esta es precisamente la misión de la Iglesia aquí en la tierra, está llamada a mantener y promover la comunión, e imagen de la comunión del Dios Trinitario. Para este propósito la Iglesia cuenta con la palabra y los sacramentos sobre todo con la Eucaristía. Mediante la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor la Iglesia realiza el misterio de la unidad; en ella culmina todo deseo humano, porque aquí llegamos a Dios y Dios se une a nosotros, con la unión más perfecta. La comunión eclesial que parte de la Eucaristía como sacramento de unidad exige una comunión efectiva, no basta la fe se necesita también la caridad “examínese cada cual dice el Apóstol Pablo y coma así el Pan y beba de la Copa” No se puede sentar a la mesa, quien tenga una conciencia manchada y corrompida, hacer esto dice San Juan Crisóstomo, nunca jamás podrá llamarse comunión, por más que toquemos mil veces el Cuerpo de Señor. La Eucaristía, siendo la suprema manifestación Sacramental de la comunión en la Iglesia, exige que se celebre en un contexto de integridad de vínculos como son la misma doctrina, lo mismos sacramentos y aceptar el orden jerárquico de la Iglesia; el sacramento del cuerpo y de la Sangre del Señor no permite rupturas. La comunión eclesial es una tarea de todos los fieles, que encuentran en la Eucaristía el Sacramento de la unidad.

CONSAGRACIÓN

Oh, Jesús: tu presencia en el Sagrario es efecto de tu gran amor. Te marchabas al cielo y quisiste dejarnos no sólo tu recuerdo sino tu presencia.

No nos dejaste como recuerdo tu retrato, ni el cáliz con el que celebraste la última cena. Te quedaste, Tú mismo como recuerdo en nuestras parroquias.

Te quedaste en cada pueblo, en cada barrio, en cada vereda, en cada familia. Te quedaste no como gran Mandamiento lleno de majestad que pudiera

asustarnos, sino como Hostia Humilde, pequeñita y sencilla. Por eso venimos a Ti: Como miembros de tu Iglesia a consagrarnos y a consagrar nuestras parroquias y comunidades de fieles; presbíteros, religiosos, y laicos; para que podamos desarrollar la formación de los laicos en los diversos campos de la

pastoral. Y que a partir de hoy, Tú Señor nos eduques en la comunión fraterna especialmente a partir de la celebración de Tu Cuerpo y de Tu Sangre.

AMEN.

5.- EUCARISTÍA Y LITURGIA

Tomando los textos de los Evangelios en donde se hablo de la Eucaristía podemos apreciar los rasgos de una sensibilidad litúrgica, un deseo de que, quien participe en el Sacrificio Eucarístico no solo valore su dimensión de sacrificio de amor sino que lo sienta y lo viva de una forma llamativa y cercana. La Eucaristía expresa un misterio; un misterio que se deja entrever, que se deja saborear mientras el decoro, parte sencilla que desde el hombre se eleva para adornar este autentico don de amor. No hay duda de que la Eucaristía a acompañado y animado a la Iglesia y es dentro de la misma Iglesia en donde se debe dinamizar, es decir, darle vida mediante una sana creatividad actual “inculturación”, sin olvidar que el sacerdote que celebra fielmente la Eucaristía según las normas litúrgicas y la comunidad que se adecuan a ellas, muestran de que manera silenciosa pero elocuente el amor por su misma Iglesia.

CONSAGRACIÓN Señor Jesucristo, marcados por un amor y admiración grandiosa

ante tu santísima presencia en este sacramento tan excelso, y en comunión con nuestra Diócesis, queremos consagrarte:

todos los esfuerzos que hacemos para preparar cuidadosamente la celebración de este Sacramento;

los recursos que dedicamos para el embellecimiento de nuestros templos y lugares de culto;

el esmero por tributarte una alabanza continua mediante el canto y la adoración; y el respeto por adecuar nuestras expresiones a las normas litúrgicas,

observándolas con fidelidad, pues ellas expresan el auténtico sentido de Iglesia de la Eucaristía.

Todo cuanto hagamos por ti Señor, nunca será lo suficiente para expresar de modo adecuado la acogida

y la gratitud de tan maravilloso don de sí mismo a nosotros tu Iglesia. AMEN.

6.- EUCARISTÍA Y MARÍA “EUCARÍSTICA” Si queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, madre y Modelo de la Iglesia. María está presente con la Iglesia, y como Madre de la Iglesia en todas nuestras celebraciones eucarísticas. Así como Iglesia y Eucaristía son un Binomio inseparables, lo mismo se puede decir de María y Eucaristía. María nos guía hacia el Santísimo Sacramento porque tiene una relación profunda con él. María es mujer “Eucarística” con toda su vida. La Iglesia Tomando a María como Modelo, ha de imitarla también en su relación con la Eucaristía. María ha practicado su fe, antes incluso de ésta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios. María concibió en la anunciación al Hijo Divino, incluso en su realidad física de su Cuerpo y de su Sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe en las especies de Pan y del Vino, el Cuerpo y la Sangre del Señor. La espiritualidad de María nos ayuda a vivir mejor el Misterio Eucarístico. La Eucaristía se nos ha dado para que nuestra vida sea, como la de María, toda ella un Cántico de alabanza. La Virgen María, mujer “Eucarística”, concibió en su seno a Cristo Eucaristía, alimento espiritual para la Iglesia.

CONSAGRACIÓN Tú conoces más que nadie nuestros corazones.

Tú, príncipe de la paz, eres el único que la puedes dar. Tú puedes devolvernos la paz, por eso te consagramos a todas las familias de

nuestro municipio.

No olvides que en el corazón de tus gentes está tu Santísima Madre Bajo cuya protección nos hemos acogido;

te pedimos por su intercesión, nos concedas hacer lo que tú quieres, y así, bajo tu voluntad traeremos la verdadera y definitiva Paz.

AMEN.