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Catálogo de la Exposiciónd e A. Benítez Barrios en la Casa de l'Oli de Vila-real.

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[47X30]

EXPOSICIÓ: Del 8 al 17 d’abril de 2011

INAUGURACIÓ: Divendres 8 d’abril a les 20:00 hores

HORARI: De 17 a 21 hores

CASA DE L’OLIAv. La Murà, 5VILA-REAL

EDITA: A.F. Sarthou Carreres de Vila-real

IMPRIMEIX: Imprempta Sichet, S.L.

TRADUCCIÓ:

Servei de Normalització Llingüística Aj. Vila-real

© DISSENY I MAQUETACIÓ: javi.sales

© DE LES FOTOGRAFIES: A. Benítez Barrios

© DELS TEXTOS: A. Benítez Barrios

Llevo viajando con una pequeña mochila cargada de cámaras, desde los 19 años. He acumulado experiencias y mi nivel de satisfacción con las fotografías que conseguía fue aumentando, llegó un momento en que quise dar un giro…

Me he desenvuelto siempre en el retrato, calmado, paciente, y con profundidad, sin embargo ahora quería seguir viajando, con la idea de indagar en otro tipo distinto de trabajo. Fue entonces cuando recordé que mi adolescencia estuvo marcada entre discos de vinilo, aletas, y la ya entonces vieja cámara de mi padre, de la que me había adueñado, y justo ahí estaba la clave: en mi siguiente destino no llevaría la cámara en el hombro, la sumergiría bajo agua.

Los principios no fueron fáciles y, después de experimentar con varias carcasas acuáticas, viajé a Santo Domingo con mi primo… Una absoluta decepción. Las fotos estaban poco definidas, fuera de foco, oscuras…18 carretes para nada.

Seguí investigando, y le pedí a mi amigo Lagui, que en su escapada por Asia, localizara alguna isla de pescadores, donde los niños pasaran el día en el agua… En Tailandia, nada, en Vietnam, nada… pero le hablaron de una remota isla en el archipiélago filipino, Malapascua.

Ese mismo año (2007) me fui un mes a compartir 30 días con pescadores: madrugadas, mosquiteras, pescado a la plancha, y buceo, mucho buceo.

Mi equipo era elemental, no llevaba neopreno, solo aletas y tubo, y lo que dieran de sí mis pulmones, y de esa formas. De esta forma, tras un segundo viaje (2008) completé la serie de imágenes que tienen ante sí.

Cumplí el sueño que tenía, antes de conocer la isla, donde veía a niños ingrávidos que buceaban entre los arrecifes de coral y escurridizos peces.

Llevo viajando con una pequeña mochila cargada de cámaras, desde los 19 años. He acumulado experiencias y mi nivel de satisfacción con las fotografías que conseguía fue aumentando, llegó un momento en que quise dar un giro…

Me he desenvuelto siempre en el retrato, calmado, paciente, y con profundidad, sin embargo ahora quería seguir viajando, con la idea de indagar en otro tipo distinto de trabajo. Fue entonces cuando recordé que mi adolescencia estuvo marcada entre discos de vinilo, aletas, y la ya entonces vieja cámara de mi padre, de la que me había adueñado, y justo ahí estaba la clave: en mi siguiente destino no llevaría la cámara en el hombro, la sumergiría bajo agua.

Los principios no fueron fáciles y, después de experimentar con varias carcasas acuáticas, viajé a Santo Domingo con mi primo… Una absoluta decepción. Las fotos estaban poco definidas, fuera de foco, oscuras…18 carretes para nada.

Seguí investigando, y le pedí a mi amigo Lagui, que en su escapada por Asia, localizara alguna isla de pescadores, donde los niños pasaran el día en el agua… En Tailandia, nada, en Vietnam, nada… pero le hablaron de una remota isla en el archipiélago filipino, Malapascua.

Ese mismo año (2007) me fui un mes a compartir 30 días con pescadores: madrugadas, mosquiteras, pescado a la plancha, y buceo, mucho buceo.

Mi equipo era elemental, no llevaba neopreno, solo aletas y tubo, y lo que dieran de sí mis pulmones, y de esa formas. De esta forma, tras un segundo viaje (2008) completé la serie de imágenes que tienen ante sí.

Cumplí el sueño que tenía, antes de conocer la isla, donde veía a niños ingrávidos que buceaban entre los arrecifes de coral y escurridizos peces.

MALAPASCUA ISLAND