ludwig zeller - imágenes en el ojo llameante

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  • 8/18/2019 Ludwig Zeller - Imágenes en El Ojo Llameante

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    3mkgenes en

    el

    o o

    llameante

    LUDWIG Z E L L E R

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    A

    mi amiga Patricia Perez cuyo buen ainimo

    m e impuls6 a escribir estos poem as.

    A

    10s compafieros del Taller de Literatura que

    padecieron estos ejercicios.

    alta

    el

    garfio veloz salta hecho trizas

    Sangra

    el

    ojo d e Dios presa e n su mano

    La quimera oye arder

    la

    nieve del silencio.

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    I

    Doblado

    m

    aos

    sobre

    la rrcwu

    n~ucbo

    Doblado e n dos sobre la mesa escucno,

    como

    suDen

    Y

    bajan las poleas. Tan tos afios perdidos sobre es e polvo

    Seco q u e ensordece. A veces en la noche me pregunto

    A

    m i mismo por 10s muros salobres y em piezo a sollozar.

    e'Para qu b tanta angustia, tan ta estre lla girando

    Hec ha una brasa e n

    10s

    cielos de ayer? M e recuesto

    En la plancha, dura como un madero d e difunto.

    iNo

    hay respuestas Si pudiera tan

    s610

    hacer al fin un n udo

    Con palabras capaces d e dar cauce al alarido, es e rec uerd o

    D e 10s seres ciegos, q u e no logro olvidar.

    Pero ahora por fin, sie nto exte ndido el cuerpo

    En un

    rio

    d e marfil tibio qu e son de, ondula y se preg unta

    Por

    las lineas del techo ,

    10s

    clavos y e l

    por

    q u t .

    Jam is mi mesa

    Ya sera una m esa, ahora entie nd o, bajo la te rsa piel

    Fluye la sangre. iE scucha s? Recorrer e sto s lim ites

    Es

    enco ntrar a Dios, llegar hasta ese borde del d esierto

    Q ue encabrita a 10s vientos. H a em pez ado a Ilover.

    LUDWIG Z EL LER

    ?b

    5

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    2 De

    recorrer

    e l sol tengo

    los bllesos

    D e recorrer el

    sol

    tengo

    10s

    huesos

    Cu bie rtos con hollin. Ya no sabe s quiCn soy.

    Vuelve la cara a1 rnenos,

    me

    caer t

    e n el polvo.

    Se mezclarii mi sangre e n las cenizas. Sera frio e l olvido.

    Tal vez e ra verdad. Yo te amo, me dijiste,

    Qu isiera ser la llama qu e te envuelve.

    Te cerraste.

    Y mis rnanos gastiironse golpeando e n esas puertas

    Ya tapiadas . M o r a es tarde ya. iPitnsalo ZEscuchas?

    El diluvio ha em pezado.

    6

    3k waen l o j o

    /lameante

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    3 d s o l a s pago por la casa

    A solas vag0 por la casa. Gri to llamando

    A

    10s fantasmas qu e amo, 10s qu e se hundieron

    En la arena amarga. Nadie responde. Nadie

    Posa su m ano sobre mi hombro ni mujer alguna

    Desliza ya

    sus

    yem as por mi espalda.

    i Q u t pas6 en e ste mundo, quebrado de repente?

    Todos quisimos alcanzar la c um bre, es e peiiasco

    Q ue cay6 en pedazos.

    Devoraron las yerbas de l am or y desaparecieron.

    Crecieron las hormigas,

    iQuC espero aqui, gritando sobre

    el

    pozo?

    Una esca lera baja. Atraviesa la tierra y da e n la boca

    D e otro pozo con sangre, e n q ue no hay nadie.

    S6l0 un hombre ya anciano, idCntico a m i m ismo

    M e trae

    10s

    fragmentos d e un espejo, dond e multiplicados

    Veo a veces esconderse en la som bra al ser amado;

    El m e mira apenado, silencioso, m l s mudo qu e las piedras

    Susurrando: se ha corrido el azogue hacia e l pasado.

    LUDWIG

    ZELLER

    *

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    4 c o n t i

    mi

    sBe6o mind0

    A

    SUMM

    WaU,

    por e/ nrodro dei

    mismo

    t

    C o n t t mi sueiio riendo: sobre un ave gigante

    Volvia a e se de sie rto d e mi infancia. Oscurecia ya

    Y

    l Ave descen dia a la sal all4 e n elValle d e la Luna.

    Todo irradiaba d es de dent ro y a nt e nosotros,

    Hirvien do como las lineas e n mi mano, estaba el muro,

    El prodigioso muro qu e alcanza hasta e l cielo.

    Una mu jer miraindome a 10s ojos se ade lant6 me dijo:

    Hace siglos te esp ero , vuelve a1 princ ipio del principio,

    Penetra e n e st e muro en donde se det iene y se gesta

    La Vida.

    S e n t i el tam-tam zum bando en mis oidos-,

    Av anct contra el muro, piel d e niebla, dulzura

    D e un sueiio mas profundo qu e nos lleva

    Hacia ella, la m dlt iple Adorada, qu e acariciaba el viento.

    N o

    regrest. N o enti end o por q u t estoy hoy a la mesa,

    Si cubierto de plumas, d e nombres y d e pttalos,

    M e rio en tr e vosotros, respondiendo preguntas sin sentido.

    iSabed q u e estoy all& contando un sueiio

    8

    3idgewfi ew e o j o lameante

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    99

    5 ‘Oca cola es al collage...

    Aipoeta Juan

    Joqe

    Baht@

    Ya h e recortado todos

    10s

    papeles. H e llegado

    A ese borde de 10s aiios cuando se mira atr6s en el fracaso.

    Todo est6 derramado por 10s suelos, cuchillos colores papeles,

    Esperando q ue w el va con mi nu do d e fiebre en las orejas

    Y pegue para s iem pre una pata d e p6jaro a la luna,

    Un

    sol

    al ojo, un verde a1 arnarillo.

    Cae el polvo. Escarbando, escarbando enc ue nt ro a las beatificas

    Seiioras, sombreros y botines, ropa interior d e cuero.

    i Q u t

    carajos

    Todas apolilladas e n las tumbas,

    Sernillas d e otro sol, el grabador les dio cien aiios

    MAS

    y puedo verlas recorrer esas p6ginas

    Del libro y Ser otras, casi las mismas m ariposas.

    Las tijeras no juzgan, cortan trapos d e tinta salta e l escorpi6n

    Q u e guardaban secret0 e nt re sus piernas.

    S610

    son mitad maquina, mitad hembras. M uestran s u coraz6n

    Tras d e las plurnas d e un abanico que arrebata el tiempo.

    M o ra no recuerdan,

    LUDWIG

    Z ELLER

    *

    9

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    6 &a nocbe

    eSta

    cerrada

    10

    La noche

    est4

    cerrada. Llueve a cantaros

    Pero veo a

    lo

    lejos s u vestido trenzad o e n mil colores.

    c'Puedo da rte un abrazo?, m e pregunta. Sonrie.

    S ie nto que un hu ra c h

    M e aprieta d entro . Si yo pudiera abrirla, derramarla

    En perfumes. Si pud iera trep ar por su costado, mascar

    S u corazdn e n pedacitos, enred arm e e n sus labios y gritar

    Hacia dentro

    lo

    q u e he sabido s iempre, lo que d e e dad

    En edad voy arrastrando.

    Un relim pag o cae. Parece q u e las aguas son vinagre.

    C ua nd o vuelvas, recuerda q u e la carne es efimera

    Y

    se

    pu dre , hay q u e llegar a1 fondo de l panal q u e est4 ardiendo.

    DetrPs d e ti se encienden las miriadas d e insectos,

    Si no p ued es am arme am irr at e las trenzas del delirio,

    No volverain 10s dias ya vividos, el sol es una estrella

    Qu e se apaga.

    3mkgena en el

    o jo

    Zlameante

    a

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    7

    2asfa w

    de

    la lzlna

    A Paul

    Delvaux

    Estabas blanca e n des nu dez comp leta, a la luz tibia

    D e la luna. Sentada e n el balcdn un ramillete

    te

    cubria

    El seno, ilum inin do te por dentro. F rente a ti dos seiiores

    Se calan 10s anteo jos, pero miran las piedras, no e l brillo

    D e esa gema d e tus ojos.

    AI

    fondo del jardin u n h om bre marcha con

    10s

    pies

    Desnudos , s in advert ir q ue d e t r i s d e tl un grupo de mujeres

    Tratan d e percibir la melodia d e una flauta invisible.

    Los ancld alli Ju lio Verne hace c ien aiios.'

    i

    -. E .

    : -

    ._

    El

    rostro

    d e la diosa crece noche tras noche sobre

    Los pechos d e

    10s

    montes. X u i n d o sabr6n que es t i s aqu i?

    El gran secret0 d e la noch e

    es el

    silencio, s e arrastran

    Hacia t i las sombra s del fan tasma , 10s seiiores de l sueiio,

    Q u e dejaron las p iedras para e ncon crarte a1 fin

    Al fondo del jardin e n laberintos qu e arden; desatada la lengua

    S e interroga la esfinge al fondo d e tu s ojos: s610 dos Ilamaradas.

    Otto Lidenbrock

    LUDWIG Z EL LER

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    Llovia a cln ta ro s y las nube s negras estaban fijas

    Sob re la vieja casa, sin en te nd er que aquello no era un barco,

    Golpeaban 10s ladrillos q uem ados en el tiempo.

    Mis hijos, corrian de una ve ntana a otra, viendo subir

    El agua sobre e l cCsped

    Com o acosados pljaros

    Vino Beatriz y preguntd bajito:

    Ludwig, tb q ue lo sabes, dinos, iya comenzd el Diluvio?

    No m e quedaba m l s q u e probar lo contrario; nos quitamos

    La ropa y ju nt os todos como e n una bandada

    Corrim os hasta e l patio a bailar bajo el agua, alegrem ente.

    M ora no sC

    Supongo. Dicen 10s libros santos q u e cuando llegue el dia

    Se abrirl el cielo e n pljaros d e acero,

    El

    estruen do?

  • 8/18/2019 Ludwig Zeller - Imágenes en El Ojo Llameante

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    9 2 0 s comedores de cdebras

    D e M atehuala al sur, ese d esierto q u e arde e n la salmuera,

    Y al borde del camino enjambres d e m ujeres pidiendo una limosna

    Que no Ilega.

    La carne d e culebra;

    10s

    cueros ya vacios y e n e l suelo

    Atado d e una pata el gavilin carnivoro tras el ojo d e acero.

    Ent re las yucas una caiias, y colgando d e

    lo

    alto

    Q u e

    solos

    y q u t miseros. Casi mudos piden q u e alguien

    Cam bie sus vidas, 10s lleve

    m i s

    all6 d e ese horizonte,

    Do nde dia tras dia

    el

    gavilin acosa a la serp ien te;

    s610

    hay

    Pan rancio, leche con sal para apagar la sed, matar el hambre.

    T qu e sobre el desierto 10s pusiste, e'por q u e no les

    Das agua? iPor q u t siempre han d e ver

    ese

    pic0 acerado

    Rasgando d e alto abajo a las serpie nte s? N por que

    Aquellos niiios qu e suplican e n vano, no pod rin ya soiiar?

    S er i verdad entonces q ue aq ui se abre el infierno y arden

    En la locura 10s insectos.

    Yo

    comparo mi infancia e n d on de era feliz,

    Pero du ele al li al fondo, e n la memoria, repetir las imigenes.

    iNo hay salida Los cielos se cerraron d e repente.

    LUDWIG

    Z E

    L LE

    R

    7 s

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    IO

    €xtraccih de Za piedra de la Zocura

    A

    Humnimus

    Bosch

    Se

    equivoc6 Jer6n im o a1 pintar. Erraron

    10s

    Doctores

    h e s t o un embudo sobre sus cabezas. No se extrae

    Locura d e una piedra, ni aquesta de l cerebro

    Q u e s e deshace e n dos bajo las pinzas.

    Partida ya, la monda calavera se sonrie.

    Es

    un carb6n ardiendo en lo invisible, una daga clavada

    Sobre el pecho, direct0 a1 corazbn. Un enjambre

    D e agujas subiendo por el sexo, esa flor d e placer

    Q u e nos muestra este mundo a1 revts, y lo hace trizas.

    Alguien t ien e una biblia con un panal d e avispas rondando

    En la cabeza y pu ed e Bosch d e c k iasi va el mundo

    Somos s610 diab6licos insec tos, una huella d e polvo

    A

    la espera d el viento q u e nos Ileve. Eka sed

    Del delirio, 10s aguzados filos d e un cuchillo.

    4

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      Jgntando mi pedaqy

    Junta nd o mis pedazos, a mitad d el camino

    M e

    interrogo. iQ u6 fu e d e nuestra vida?

  • 8/18/2019 Ludwig Zeller - Imágenes en El Ojo Llameante

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    Hoy

    vi a1 hombre feliz tras sus oscuros lentes.

    No

    sabia

    D e q u t r eia y me ac er qu t a su mesa a saludarlo.

    Parecia no oirme aun qu e l e hablara a gritos,

    Conv encitndome d e qu e como una tapia estaba

    sordo.

    E sc ru tt tras sus lentes, negros como el c a r b h ,

    Pero sus

    ojos 10s

    cubrian esos odiosos piirpados d e cuero

    Y

    penas

    si

    podian por

    10s

    bordes escurrirse las Iigrimas.

    E1

    est5 all i sentado y no comprende. S e sonrie, sonrie

    ...

    16

    Jmkgena

    en e l ojo llameante

  • 8/18/2019 Ludwig Zeller - Imágenes en El Ojo Llameante

    17/35

     3

    'dimes la escalera...

    Subimos la escalera d e

    ese

    tam-tam e n llamas

    Q ue dentro d e nosotros se desangra, en tre sueiio y deseo,

    Sin enten der muy bien q u t Rostro t iene

    el sol,

    Q u i des ie rtos el azogue q u e cruzamos destrozando el espejo,

    Volcados hacia de nt ro d e nosotros, ese pozo sin fondo.

    Asi golpea a veces

    el

    azar del am or

    caen e n miriadas las imigen es a1 fondo d el abismo.

    Q u 6 emor nos mantiene, tensos sobre las cuerdas,

    Arrastr lndono s sobre cada escal6n para llegar a1 lech o

    D e plumas y serpientes?

    Com o nosotros mismos, n o en tie nd en del placer,

    Quiere n sobrevivir a1 remolino d e deseos y can tos.

    Las aves espan tadas,

    2Por q u t nos duele entonces

    este

    fluir del tiemp o?

    Las Ilgrimas recuerdan esos bordes salados de tu lengua,

    S610 un ram0 d e plumas diminutas,

    se

    qu em a en la memoria.

    LUDWIG

    Z E

    LLE

    R

    7b

  • 8/18/2019 Ludwig Zeller - Imágenes en El Ojo Llameante

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    14

    X o y

    encontre'

    el

    macbete de

    la ira

    A

    Paditu

    Godlez

    con

    afectopor l o s dos

    minutos

    de

    lucidc

    que

    nos

    ngah a

    todos

    l os vamnes.

    Hoy encontrk el m ache te d e la ira,

    el

    mismo qu e

    10s

    chinos

    Em plean para partir cerdos laqueados sobre un tronco,

    La cal viva hizo esp um a y 10s perros salieron d e sus jaulas;

    Te amarrark sobre el tablbn desnuda, te cortark de un golpe

    Los veinte dedo s, las cuarenta ufias recubiertas d e hiel,

    Y

    mp ezark el trabajo:

    Para escrutar a1 fondo d e tu s labios carnivoros la escarcha

    Acumulada por

    10s

    aiios. El filo amante te ir i partiendo

    En dos. isuplica ris en vano M e deten drk para escuchar

    El fbsforo q u e recorre tu espalda, esos viejos papiros del insulto.

    Hay q u e abrir bien las piernas

    M e limpiark la lluvia d e la fre nte para verte por den tro

    Y ebanarte en gajos

    10s

    senos del encanto, esos q ue tienen

    Acido el aceite d e tan to levantarlos las poleas; no pod ris

    Ya de cirnos q u e dos minutos d e lucidez alcanzan.

    Te

    partirk

    La s escrituras santas q u e son herrumbre, cascajos de l cerebro

    Con g usto amargo, sin limbn, fritos en sangre.

    Hoy enco ntrk el m achete d e la ira, y pensindolo bien,

    Preferi no comprarlo. M e disgustan 10s fastos, idolatria

    De

    arrancar las escamas a la sirena amarga, si tan s610

    Se trata d e tomar

    otros

    Bcidos, enc ontrar otras rutas

    Y quebrar 10s espejos q u e reflejan la imagen d e un fantasma.

    2 8

    3mkgewa

    en

    el o jo IIameawte

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    15

    Tor

    un amor sahaje,

    monto

    en pel0

    Yo m e mu ero d e amor y tb no entie nde s

    ...

    SusurrC ent re

    10s

    dientes. Ella se volvi6 ento nce s

    Y mirandom e a1 fondo d e 10s ojos m e p regu nt6 severa:

    CSabes equilibrarte en una yegua? iH un dir te e n la fogata

    Hasta q ue estalle el ojo y

    el sol

    arda?

    Fui apretando

    el

    cordel contra

    el

    palenque. Cuan do ya estuvo

    Quieta le abri el cuero de sd e e l cuello a1 abismo

    Q ue llevaba escond ido en tr e sus piernas.

    CQue no s t cabalgar,

    Q u e estoy m uy viejo? Ya todo pu ede ser, e l corcoveo

    M e hace escribir sobre su espalda un verso con agujas a1 rojo;

    Vuelve ento nces su torso, hincha

    10s

    senos y relincha

    Enlazando sus ojos con las aguas q u e corren a1 galope.

    -No respondi; despacio

    La devoro por dentro, poco a poco y con mi garra aprieto

    Un paisaje d e fruto s imposibles. iD e placer y alarido son 10snudos

    ZEscuchas? Hoy encontrC la yegua d e

    10s

    sueiios,

    TambiCn m uere d e amor y yo no entie ndo

    ...

    LIIDWIG ZELLE R

    Ib

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    16 fi el nz'iio ancz'ano que dlegb delfondo

    Yo,

    el

    niiio anciano que lleg6 desd e

    el

    fondo,

    Inclinando las hojas d e cuarzo d e 10s dias,

    M iro pasar la vida. CDbnde estain las ardien tes virgenes d e antaiio,

    Cariaitides d e infancia con las q u e recorrimos lo imposible?

    El viento teje nue stro sueiios del otro lado d e la noche,

    Desierto aq u tl dond e s iempre me pierdo, remontando

    La luz d e un espejismo, bajo e se ardor d e sal y desconsuelo.

    AGn m e du ele aq uel llanto qu e dej6 una mujer en tre mis manos,

    Su ilusi6n dispersada entre pedruscos, soledad sin remedio

    Pu es no logramos florecer hacia ade ntro d e

    10s

    seres q ue amamos,

    Fantasmas en luta do s qu e rasguiian las cuerdas.

    CPara q u t e nton ces empuiiar

    el

    arpdn

    y

    locos como Ulises,

    Escu char a sirena s invisibles? Ebrios cantam os en el vertigo

    De

    aquellas cabelleras que pasaron, n ud os de l vendaval

    De

    10s

    recuerdos. T oda vida e s un soplo, me dijeron.

    CHe d e escuchar en ton ces esas voces q ue hierven, he d e morir

    Rod eado por

    10s

    perros q ue desgarran mi imagen

    Quebrada en 10s espejos?

    Los dias 10s aiios han molido mis huesos,

    Es e q u e qu ise ser q u e se aleja cubierto por la niebla.

    Es e sudar io blanco q u e arrastra el huracain por 10s caminos.

    20

    3migen,a en, el ojo liameawte

  • 8/18/2019 Ludwig Zeller - Imágenes en El Ojo Llameante

    21/35

    17

    X a y zcn error alfondo de ese

    %as0

    Desde

    el

    fondo d el vaso, alguien m e llama

    a

    gritos

    Q u e han cub ierto mis noches d e salmuera, don de siento

    Pasar la cabalgata.

    iE n ddn de estain sus rostros? S610 maiscaras

    Fijas en la crue ldad, ese amor al rev&, es e emb udo del odio

    Y

    el silencio.

    Es to escribieron sobre Sed equ ias, Reyes

    2

    versiculo

    25.

    Abierta ya una brecha sobre

    el

    muro, huyeron todos

    la noc he sorda y 10s cogieron 10s esbirros

    Y pronunciaron con tra el Rey senten cia:

    Degollaron sus hijos para que

    61 lo

    viera y la cuchara

    Amarga fue acercada a su boca con vinagre;

    Con carbones ard ien tes lo cegaron,

    le

    sacaron

    10s

    ojos

    f atado a las cade nas

    lo

    Ilevaron.”

    ‘Para q u t preguntar? iBabilonia est6 hoy en cualquier parte

    En el fondo del vaso, escuch o a vece s

    e

    alguien solloza, q u e unas manos recorren esas pare des frias.

    t‘o

    en tr e las plumas d e mi almohada sueiio qu e la crueldad

    No existe.

    Q ue su raiz d em e n te est6 ya seca.

    us

    filos e n el aire.

    LUDWIG ZEL L E R

    7b

    21

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    18 €Z secreto

    de

    d b a b

    22

    An dando por

    10s

    muelles calcin ados, divise a1 Capitain;

    Y

    hora estaba alli, con su pata d e palo, mirando

    el

    balance0

    Salobre d e las aguas, como si nada viera, sino el fantasma blanco

    Q u e muti16 su vida le mostr6 las puertas del infierno.

    M e acerque, a su lado, parecia q u e

    yo

    era transparente

    Y

    eguian su s ojos como brasas, mirando

    el

    mar, ese camino

    Eterno.

    D e improviso, diriase q u e m e vi0 en tre la niebla

    Y

    acando la pipa d e su boca me pregun td si yo tambien querria

    Volver a deslizarme e n

    10s abismos, en busca de Ella,

    La ballena blanca.

    iNo , respon di, ino quiero Amarga era mi lengua, iescupitajos

    Yo

    tan

    s610 te

    pido, por todos esos aiios q ue padecimos juntos:

    e'QuC buscas, por q u e Csta

    y

    no otra qu e cambie tu d estino?

    E1

    s e volvi6

    y

    m e dijo,

    tir

    no entiendes:

    lo

    qu e Crees un pez

    Es una h embra, una mujer gigante qu e hace girar

    La noche d e mis sueiios.

    Se i n c h 6 e n el b ast6n.

    omo

    l q u e susurrando, abre un secreto y repiti6

    M uy ronco, casi a gritos: iQuiero arponearla

    y sobre su cabeza

    Enc en de r las hogueras. Apretar bien las cuerdas,

    Q u e no pueda escapar

    y

    q u e me escuche, esa mujer inmensa

    Q u e vive hac e mil aiios, reflejando en su cu erpo

    Es e fluir d e las constelaciones.

    3kigewtzs

    w l

    i o lameawte

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    LO

    VI

    callar querer hunoir su Dacuio

    en

    el agua;

    Se volvi6

    y disgustado de haber hablado pareci6 no verme.

    Hoy me quemo en las sibanas imaginando

    a la

    mujer tan blanca

    La Seiiora del Mar pues s t que Ahab

    la

    sigue en

    el

    amor salvaje

    D e

    la

    muerte.

    Y

    Ella lo est6 esperando desde siempre.

    LUDWIG ZE LL

    E

    R

    ?b

    2 3

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    19 X o y cai de cabeq

    en

    esa sopa

    Hoy cai d e cabeza en esa sopa negra del olvido.

    iPara q u t patalear? Ya cond enado voy a1 fondo del fondo

    Sin entender por q u t , como

    el

    pez d e metal que agujereado

    No

    respira ya e l aire y se de shace e n las manchas del muro.

    -Est6 usted deprimido, i q u t le pasa?- m e pregunta un amigo

    Por

    es e cable helado de l teltfono . Est6 a diez mil kil6metros

    Del suelo e n q u e ardo, y le respondo: -Todo va bien,

    Quizas del otro lado de mi vida alguien tenga una cuerda

    Y

    ire hacia la superficie d e esa otra realidad que desconozco,

    Quebrando la botella d e la asfixia, ese otro tenebroso q ue va adent ro,

    Aquel qu e sollozando en contra d e 10s filos me acorrala.

    Pasan lentos

    10s

    dias, y la ausencia cubre d e hastio las palabras,

    Y o logro alcanzar e se plum aje en que arde la locura enmarafiada,

    Aquella cicatriz e n

    10s

    espejos donde encuentro t u pelo

    H ech o ceniza porque amarte e s la desgarradura que secreta

    Nos cubre, es

    el

    sudario e n que jugamos a volver a1 ayer,

    A las Moradas en do nde todo late y e s cal viva.

    Hoy llegut hasta el azul de

    10s

    aiiiles y due le el existir

    D e esa raiz ardiendo en

    10s

    recuerdos. Si regresas, mirate en aquel

    Fondo empaiiado del vaso, quizas logres beberme, deshacer e l hechizo

    Y florecer e n risas, ser la misma q ue escuchaba a escondidas

    En

    10s

    labios resecos del e spejo, don de ha vuelto a cantar la zarza

    ardiendo.

    zq

    Zm&em

    en el o jo llameante

    a

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    Tendida entr e

    10s

    pliegues nacarados del cuarzo

    Ella se rnueve corn0 un ttm pa no qu e flota a la deriva.

    Sie nte q ue poco a poco las sibanas

    se

    quiebran, el plurnaje

    S e arruga en las estrias , 10s tentaiculos se pegan a la pie1

    Tibia de l cuerpo, buscando e se volcin qu e e n la raiz arde,

    Sacramento qu e borda la niebla en tr e sus piernas.

    Cree

    el

    rnonstruo bajar a

    lo

    profundo , esas heridas abisales

    Y

    ae poco a poco, hasta llegar a1 vkrtigo d e esa desgarradura

    Qu e lo cubre, lo sorbe desde el fondo hasta llegar a1 aicido

    Secret0 d e la m antis sagrada qu e ahora vertical va desollando

    Cada una d e sus puntas, sus ten ticu los qu e se hacen una delgada tela

    Transparente bajo

    el

    chorro de vidrio q ue

    lo

    ernbriaga,

    Lo convierte en un n udo q ue derrama su tinta por 10s cuatro

    Costados, sin en tend er pot que, si ya

    no

    es nada

    rnls

    que la locura

    D e deshace rse bajo las caricias de ese caleidoscopio all4 e n el fondo.

    La rnujer tiene un sueiio,

    el

    deseo irnposible d e devorar el mar

    Y parece volar sob re las saibanas la sornbra d e un rneteo ro;

    M or a dice, tengo sed: siento hervir en

    el

    cub0 la lascivia.

    LUDWIG ZELLE

    R

    -rb

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    zi

    cada cuaZ

    dobZa

    alguna e

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    zz Ocas amigos se mueren, desaparecen

    en el

    aire

    Los amigos s e m ueren, d esaparecen en el aire.

    N o avisan y luego ya no p ued o hablarles sino en sueiios

    Sobre cosas perdidas: el poema que llevo doblado e n la cartera,

    Las fotos d e esa amiga, la q ue todos am ibam os y qu e enferm6

    D e soledad, d e olvido.

    La q u e trag6 las pildoras

    r'

    en un dia d e lluvia tuve q u e ver caer en una fosa,

    2omo un ram0 marchito al li en el lodo.

    Len ta esp ina, la lluvia sab e a Ilanto.

    Q uiz ls ha br i otro dia, otro sol agrio con q u e exprimir las horas,

    Con q u e enfrentar la vida, pero duele.

    LUDWIG Z

    E

    L

    LE

    R

    tb

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    23 D d a r el mlmddo, nacer hacia otro

    so

    l

    L a ausencia,

    ese

    sonido d e diabdlicos insectos

    Zu m ba nd o allh e n la oscura madrugada: se murid Rosamel

    Y obre e l hielo resbald ThCr*se, la q u e siem pre lo salvaba.

    Se

    murieron mis padres yo no pu de verlos, murid Carlos,

    Mi hermano, pero tem o qu e lo enterra ron con su pata d e palo,

    Esa fatalidad, la q u e cambid su vida para siem pre.

    Se

    mu rid Ida, mi hermana apasionada

    y

    tras ella

    10s

    suyos.

    Tra tando d e enf rentarse a su destino , murid Gdmez-Correa

    Y

    on

    C1

    s e de shizo la raiz d e M andrhgora; s e murid Pellegrini,

    A d o el bueno. Se fue E nriqu e M olina, el navegante incierto

    Y

    por las cataratas d e la imagen veo caer a aquellos q ue am o,

    Ca rne d e mi carne.

    La caravana pasa, vam os todos a celebra r

    L a poesia a1 otro lado, cerca del corazdn don de se apagan

    Lo s au sen tes , esas Ilagas, esos fuegos errantes.

    28

    3mkgenes en el ojo flameante

    c r

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    24 dpoyado

    en

    la piedra de la poche

    Apoyado e n la piedra d e la noche, m iro pasar

    el

    t iempo

    En las redomas del abismo.

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    25

    %ngo una cicatricen Za memoma

    Alpoeta

    J a i e r Gwmdn

    N o e st uve en T ransilvania, ni visit6 el castillo

    D e aquCl empalador q u e sobrevive a todos a traves

    D e

    10s

    aiios. No

    lo

    encontrC en 10s sueiios

    Ni merode6 por

    10s

    acantilados d e pie1 pilida do nde te acosa

    La devoradora, la Seiiora sin pirp ado s, la Muerte.

    Pero golpeC

    10s

    muros, y aullC como un lobo a1 mirar

    En el cuello d e aquel cisne blanquisimo el latido d e ternura y sangre;

    D e place r y bes tia e ra la bella por la que ardieron pCtalos

    Y mCdulas, e sa m isma q u e no pue do olvidar.

    Desaparece el mundo y d e nuevo estoy

    solo

    para siempre,

    Ten dido e n una cama d e hospital, do nde las aves blancas picotean,

    S ien to que un sol d e sangre

    se

    derram a, en agujas, en frascos

    D on de e l placer no existe. Hay una cicatriz e n la memoria.

    Ya no puedo volver, no existe n Haves q u e vuelqu en el m isterio

    Del filo en esos dientes, d e esos labios qu e

    te

    sorben el tutta no ;

    Y quisiera con garfios atarme a aq uel fantasma q ue entreveo

    En 10s sueiios esa, la Qnica q ue podria saciarme, la D ama

    Del Azar, la peregrina, Seiiora d e mi muerte.

    3m&ew& ew el o jo llameante

    a

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    2 0 s

    amdetos son de piedra, duelen

    Los amuletos van rodando e n esa oscuridad d e

    10s

    secretos,

    S e cargan d e ilusi6n, s e pegan a la pie1 y cre cen has ta alcanzar

    Ese tamaiio amargo, porque chup an d e noche la leche

    Nacarada d e sus pechos y alli qu ed an hun didos para siem pre.

    Todo est6 oscuro y viejos laberintos se entrecru zan

    Sobre las ruta s de l olvido;

    el

    caracol do nde escuchaba

    el

    mar,

    Las hierbas cuyo aroma guiaban cada paso hasta la pue rta

    En donde

    te

    esperaban

    10s

    des eos , la lujuria q u e no tie ne n final.

    Pasa un meteor0 sobre nu estro lecho y to do arde, se quema

    Y e s el hum0 q u e guiaba a

    MoisCs

    e n las arenas,

    el

    relimpago

    Q ue se partia en dos,

    el

    sueiio r epe tido d e alcanzar las m urallas

    Y ver por fin el cuerpo tembloroso d e la diosa sonim bu la

    Q ue m ueve las mareas y exprime a las mujeres como frutos

    De l Arbol Prohibido,

    ese

    qu e est6 escondido en

    el

    ayer.

    E n la piedra d e luna sie nto latir las venas,

    lo

    qu e nunca

    Sofiamos, esas n ub es d e pelo, las uiias d e marfil m artillando

    El tambor de ese ser q u e buscamos de sd e siempre, -y est6

    Aqui

    y

    no es t6 aqui.-

    Los

    amuletos son d e piedra, duelen.

    LUDWIG Z E

    L

    LER

    ?b

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    o o

    real

    es amargo

    32

    Lo real es amargo y las piedras

    al

    rojo parpadean.

    Allí pasé mi infancia, era posible ver en las arenas

    Un manantial, un bosque en cuyas ramas se movían

    Unas aves azules que cantaban viendo pasar el misterioso

    Barco, esa ciudad encantada que recorrí

    en

    los sueños,

    La que busco

    en

    los mapas y no existe, la que arrugó el olvido.

    Pero los días corren y caen en cascadas las imágenes

    onde se juntan seres y colores, joyas de esa tormenta

    Que no cesa jamás, aunque caiga

    la

    nieve año tras año

    Inclinando mi espalda. Construyo con palabras una red,

    Que pueda devolvernos el mar, aquél

    encantamiento

    e

    la música, cuando alguien se lamenta

    entre

    las cuerdas

    Y sobre l llanto derramado posa una mariposa su esplendor.

    Amargo es lo real, mi escarabajo se hunde bajo tierra,

    Lo

    que

    ya hemos perdido no vendrá

    Deja que corra el agua

    Sobre el rostro,

    que

    nos limpie por

    dentro

    como antaño,

    Y en el balcón

    que

    ya no existe vea, que ella me hace señales

    esde el barco fantasma y

    lentamente

    ondula en ese enjambre

    e

    pétalos y espuma.

    i

    ya no me amas, idilo , repítelo

    En el viento que me golpea en ráfagas. Los estigmas

    Repiten las letras de tu nombre, no

    te

    puedo olvidar.

    3mágeves ev el

    ojo

    1 ameavte

    ¡;¡,. >.;

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    No llores más, iqué importa bebámonos las lágrimas,

    Pásame l vaso

    e

    dulzor salado. Recojamos los huesos

    Y respóndeme. La muñeca

    que

    escondes, ¿habla en sueños?

    LU WIG Z LL R

    ré;.\

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    24

    25

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    27

    Doblado en dos sobre la mesa escucho

    . . .

    .

    .

    . .

    .

    .

    .

    De recorrer el sol tengo

    10s

    huesos . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 

    A solas vag0 por la casa . .

    .

    . . . . .

    .

    . . . . .

    .

    . . . . . . . . . 7 

    ContC mi sueiio riendo

    . . . . . .. . a

    “La cola

    es

    al collage...”

    . .

    .

    . . . . . . . . . . . ..

    . .

    .

    .

    La noche e st5 cerrada

    . . .

    . . 10 

    Las fases d e la luna

    . . . .

    .

    .

    .

    . . .

    .

    . .

    .

    . . .

    .

    .

    .

    . .

    .

    . .

    .

    .

    .

    .

    11 

    . .... . . . . .. . .

    . . . .

    . . . .

    .

    .

    . .

    . .

    . . .

    .

    . .

    El

    segun do diluvio . . . . . . . .. . . .. . . . . . ..

    . . .

    Los comedores d e culebras

    .

    . . . .

    . . .

    . .

    .

    .

    . .

    .

    . . .

    .

    . .

    Extraccidn d e la piedra d e la locura . .. . . . . . . . . . . . . . . . .

    Junta ndo mis pedazos

    .

    .

    .

    .

    .

    .

    .

    .

    . . . . . . .

    . .

    . . . . . .

    .

    . . .15 

    Hoy vi a1 hombre feliz ’. . . .

    .

    .

    . . . . . .

    .

    . .

    .

    .

    .

    . .

    . . .

    .

    .

    . .

    16 

    Subimos la escalera

    ...

    .

    .

    .

    . .

    .

    .

    . .

    .

    .

    .

    .

    . .

    .

    . . . .

    .

    . .

    .

    . . .

    .

    Hoy encontrC el ma chete d e la ira

    . .

    .

    . . . . .

    . . .

    .

    . .

    .

    .

    .

    .

    18

    Por un amor salvaje, m on to e n pelo .. ... . .

    .

    .

    .

    . . . . 19 

    Yo el niiio anciano q ue lleg6 del fondo . . . . . . .. . . . . ... 20 

    Hay un error a1 fondo d e eoe vas0 . . .. . . . . . . . . . . . . . . . 21 

    El secret0 d e Ahab . . . . .

    .:.

    . . . . . .

    . .

    .

    . . .

    . . .

    .

    . .

    . . .

    . 22 

    Hoy cai d e cabeza en esa sopa

    . .

    .

    .

    . . . . .

    .

    . . . . . . .

    . .

    .

    .

    . 2 4  

    M ujer desnu da devorando i u p pulpoi . . . . . . . . . . . . ..

    2 5  

    Cada cual dobla alguna vez la 3s qu ina . .

    . .

    .. . . .

    .

    . . . .

    .

    . .

    Los amigos se m ueren , de s a p a w xa

    n

    e l a i r e

    .

    ..: . . . .-.

    Dejar el mu ndo , nacer hacia otro sol... . . . . . . . . . . . . . . . 28 

    Apoyado en la pied ra d e la noche .

    .. .

    .

    . . . . .

    .

    . . . . . . . . 29

    Tengo una cicatriz en la memoria

    . . .

    .

    .

    . . . . . .

    . . . . . .

    .

    .

    30

    Los amuletos son d e piedra, d uelen . . . , . . . . . . . .. . . 3 1

    Lo real e s amargo . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . .. .. . . . . . . 27 

    [

    . r

    LUDWIG ZELLER

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    p

    En la ciudad de Toronto Canada

    y en

    el

    mes de julio de 999

    se imprimieron cien ejemplares de

    %v,igewfi t w el ojo llameawre

    de Ludwig Zeller.

    Producidos

    POI

    ARTiFACT

    del diseiio

    grgfico se

    encarp6 Juan Escareiio y

    Ofelia Infante tuvo a su cargo

    el

    cuidado de la edici6n.