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Los gatos del Quúote: El miedo como prueba de verdad AGIJST=N MuÑoz-MnNso LOPEz Universidad de Castilla-La Mancha Para José Adolfo, cuyo recuerdo siempre estará entre nosotros. Del miedo, ya sea emoción, sentimiento o pasión del alma’, no puede prescindir quien se acerque a los impulsos que mueven al ser humano. Y en la riqueza humana del Quijote, el miedo se manifiesta en múltiples ocasiones. A menudo, como simple respuesta emocional ante una amenaza, pero también determina las reacciones de personajes que tienen que convivir con él, o define una cobarde personalidad, tal como Salvador de Madariaga la es- tableció para Cardenio 2. En estas páginas, no voy a tratar el tema en toda la extensión de la obra. Me voy a centrar en la figura de D. Quijote porque lo que pretendo poner de relieve es que, si en los demás personajes el miedo no se constituye en esen- cial problemática existencial, en D. Quijote, sin embargo, si. Jean Delunieau afinna en Rl miedo en Occidente: En todas la épocas, la exaltación del heroísmo es enganosa: como <lis- curso apologético que es, deja en la sombra un amplio campo de la realidad. ¿Qué habla detrás del decorado montado por la literatura caballeresca que elogiaba incansablemente la bravura de los cabafleros y se burlaba de la co- bardía de los villanos? El Renacimiento mismo se encargó, en obras mayo- 1 Tal como establece Santo Tomás en el Tratado de la Pasiones, Suma Teológica, Madrid, BAC., 1954, t lv, p. 931. 2 Salvador de Madariaga, Gula del lector del Quijote. Buenos Aires, Edil Sudamericana, 1961, cap IV: <Cardenio ola cobardía* (Pp. 83-94). Madariaga tanibién trata en el capítulo VI de los matices de la cobardía de Sancho. 319

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Los gatosdel Quúote:El miedocomopruebadeverdad

AGIJST=NMuÑoz-MnNsoLOPEz

Universidadde Castilla-LaMancha

ParaJoséAdolfo, cuyorecuerdosiempreestaráentrenosotros.

Del miedo, ya seaemoción,sentimientoo pasióndel alma’, no puedeprescindirquienseacerquea los impulsosquemuevenal serhumano.Y enla riquezahumanadel Quijote,el miedosemanifiestaenmúltiplesocasiones.

A menudo,como simple respuestaemocionalanteuna amenaza,perotambiéndeterminalas reaccionesde personajesquetienen queconvivir conél, o defineunacobardepersonalidad,tal comoSalvadordeMadariagala es-tablecióparaCardenio2.

Enestaspáginas,no voy atratarel temaentodala extensióndela obra.Mevoy acentrarenla figurade D. Quijoteporquelo quepretendoponerderelievees que,si en los demáspersonajesel miedo no se constituyeen esen-cial problemáticaexistencial,en D. Quijote, sin embargo,si.

JeanDelunieauafinnaenRlmiedoenOccidente:

En todasla épocas,la exaltacióndel heroísmoes enganosa:como <lis-cursoapologéticoquees,dejaenlasombraunampliocampodela realidad.¿Quéhabladetrásdel decoradomontadopor la literaturacaballerescaqueelogiabaincansablementela bravuradeloscabaflerosy seburlabadela co-bardíadelosvillanos?El Renacimientomismo seencargó,enobrasmayo-

1 Tal comoestableceSantoTomásenel Tratadodela Pasiones,SumaTeológica,Madrid,BAC., 1954,t lv, p. 931.

2 Salvadorde Madariaga,Gula del lector del Quijote. BuenosAires, Edil Sudamericana,1961, capIV: <Cardenioola cobardía*(Pp.83-94).Madariagatanibiéntrataenel capítuloVIde los maticesde la cobardíadeSancho.

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res quetrasciendentodoconformismo,de corregirla imagenidealizadadela valentíanobiliaria3.

En el Qudote, la parodiade la literaturacaballerescano eludeiluminarese«campode la realidad»en el queel Caballerocomparteel mismo ámbitoemocionalquelos demásmortales.

En laPrimeraParte,el miedo apareceenmascaradotras un proyectodereafinnaciónvital, deurgenteconstruccióndelapropiahistoria.En lasegun-da, surgiráen el Caballerocomo unaconstantepruebade iniciación queleconfirme,antesí mismoy antelos demás,quepuedesustentarsu únicarefe-renciavital, el único reductode susrecuerdos:laPrimeraParte.

Si laparodiadel «puer-senex»es aplicableaD. Quijote, no essólo por laevidentediscrepanciaentresuedadbiológicay la confabulaciónlúdica quesostienecon la realidad,sinoporqueen 1615debemanteneren pie la omm-potenciainfantil desdela quesehaconstruidoasí mismounahistoriaqueyatodosconoceny quele exigenquecumpla.Tal comoseñalaEduardoUrbi-na,

D. Quijote tienequesufrirel aprendizajedeljovencaballero,dejardeser«puer», si aspiraa llegar a serquiendice queya es.De ahí quela PrimeraParteseconstituyaensusmocedades,a las quehabráde hacerfrente enlaSegnnda,irónicamente,como penitenciay purgade la «hubris»quese veobligadoa exhibir enalasdela parodia.Sucedeestoal tiempoque sehacecargogradualmentede sudoble condiciónde senex:la impuestapor la pa-rodia <edad)y la adquiridaa travésdesusacciones(madurez)«.

Antesde sutercerasalida, la Sobrinale increpadiciéndolequecómo esposiblequesedé «en unasandeztanconocida»comodara «entenderqueesvaliente,siendoviejo,» <II, 6, p. 6O2)~.Y tienerazón,perono la hubierateni-do ensu PrimeraSalida. El sentimientodetemor,unido ala vejezy laexpe-riencia,surgeahora,cuandonecesitaprobarsuausencia.

Porquela valentíaeslo queno ponenendudalos quelo conoceny asis-tenexpectantesal inicio de susnuevasaventuras.Así, SansónCarrasco,«ad-virtióle queanduviesemásatentadoen acometerlos peligros»y Sancho,des-de su entusiasmo,quieremoderarel incuestionablearrojode su señor:

yo he oídodecir,y creoque a mi señormismo,si mal no meacuerdo,queenlos extremosde cobardey detemerarioestáel mediodela valentía;y siestoes así,no quieroquehuyasin tenerparaquéni queacometacuandolademasíapide otracosa(II, 4, p. 591).

JeanDelumeau, El miedoen Occidente,Madrid, Taurus, 1989,p. 16-17.EduardoUrbina,PrincipiosyfinesdelQuijote, ScriptaHumanistica,1990,p. 163.

5 Lascitasdel Qu{iote pertenecena la edicióndeMartín deRiquer.Madrid,Planeta,1990.

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Perono esa su señor,sinoa sí mismo, aquien Sanchoha oído talesar-gumentos,cuandotrasla liberacióndelos galeotesseretiranaSierra More-na paraevitar a la SantaHermandad.D. Quijote aceptatalesrazones,peroconla condicióndeque«jamásenvidani enmuerte,hasdedecira nadiequeyo meretiré y apartedestepeligrode miedo,sino porcomplacertus ruegos»<1, 23, p. 229>.

Y en cl episodiodela Carretadela Cortesde la Muerte,de nuevo seráSanchoquienjustificarácontal argumentola pasividaddel caballerofrentea«tangallardoescuadrón»quemuestra«los brazoslevantadoscon ademándedespedirpoderosamentelas piedras»(II, itt, p. 639>.

En la SegundaParte, tan razonableprescripciónenmarcasignificativa-mentedossituacionesaparentementeopuestas.En el episodiode los Leones,el Caballerodel VerdeGabánle intentadisuadirdesu,apriori, peligrosade-terminacióncon la reiteradaafirmaciónde que«La valentíaqueentraenlajurisdición de la temeridad,mástienede locuraquede fortaleza»<II, 17, p.679).D. Quijotelo sabedesobra,sabequela valentíaesuna«virtud queestápuestaentredos estremosviciosos, como son la cobardíay la temeridad;»perotambién,que«menosmal seráqueel queesvalientetoquey subaalpun-to de temerarioqueno quebajey toqueen el punto de cobarde»<II, 17, p.685).

Sin embargo,en el capItulo28 de estaSegundaParte,en el episodiodelrebuzno,la recuperaciónde tanequilibradorazonamientopasaasercasiunabalbucientedisculpadel caballeroanteel escuderoaquienha abandonadoasusuerte.DiceSancho:«yo pondrésilencio enmis rebuznos,perono endejardedecirquelos caballerosandanteshuyen,y dejanasusbuenosescuderosmo-lidos comoalheña,o comociberaenpoderdesusenemigos»(II, 28, p. 771>.

Y, D. Quijote, ahorast, definitivamente,esquienseve forzadoa declararque«la valentíaqueno sefundasobrela basedela prudenciasellamateme-ridad,y la hazañasdel temerariomásseatribuyena la buenafortunaqueasu ánimo.Y así,yo confiesoquemehe retirado,perono huido; y en estoheimitadoa muchosvalientes,quese han guardadoparahistoriasmejores,ydestoesUnlashistoriasllenas;» (II, 28, p. 771).

Hay algunosaspectosde estosdos episodiosquellamanpoderosamentela atención.En el delos leones,esadesconocidamediasonrisadeD. Quijoteacompañadade la bravuconada:«¿Leoncitosa mí? ¿Ami leoncitosy a taleshoras?»(II, 17, p. 678). En el del rebuzno,las enigmáticaspalabrascon lasqueBerengeilrecreala huidade D. Quijote:

Cuandoelvalientehuye, la supercheríaestádescubierta;y esdevaronesprudentesguardarseparamejorocasión.Estaverdadseverificó en D. Qui-jote, el cual, dandolugara la furia del pueblo,pusopiesenpolvorosa,y sinacordarsede Sanchoni del peligro enque le dejaba,seapartdtanto cuantole parecióquebastabaparaestarseguro(II, 28, p. 770).

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Ambasreacciones,la detemeridadfrentea los leones,y la huida, sonres-puestasanteuna amenaza.En el primer caso,buscadacomo liberacióndeuna inquietudde reafirmación,de búsquedade esos«enemigosvisiblese in-visibles»cuyo poderradicafundamentalmenteen sudisfraz. El episodiodelos leonessignifica paraD. Quijote un reencuentroconsupropiaidentidad,la reescriturade su aventuraparaquienno la conoce:El caballerodelVerdeGabán.ParaRandolphD. Pope,el encuentrocon D. Diego de Miranda«re-saltaserunade lasaventurasmáspeligrosasdeD. Quijote»por lo quesupo-ne de posibley atractivaalternativavitalO. Surechazosignifica un reiniciodesdeun nuevonombre,«El caballerodelos Leones»,y la superacióndel in-famantesímbolode la Carretaenla queregresóa la aldea.

Perohay algo en la irritantey burlonapasividadde los leonesy en laac-titud de valentóndel Caballeroque, a fin de cuentas,terminaen un «fueseyno hubonada»,quecasilo convierteenla contrafiguradel Quijotequeseen-frentó con los rebañosdeovejas.Riley afirma que

Cervantesnuncanosdejaolvidar el ridículo reversode la medallaquetiene inscrito el Heroísmoen el anverso.El enfrentamientocon el leónesuno de los mayoresactosde corajedel Caballero.Sin embargo,no es sólosuperfluoy anticlimático,sino queestásignificativamenteprecedidopor unactodemerafarsa: cuandovacíainvoluntariamenteel cascolleno dereque-sonessobresu cabeza7.

En la PrimeraParte,ennoblecíael tópico del temorqueseñalaMontaigne:«entrelos mismossoldados,dondeel miedodebieraencontrarmenoslugar,¿cuántasvecesno hatrocadoun rebañode ovejasen escuadrónde coseletes;palosy callasen hombresde armasy lanceros»8.D. Quijote, al reprocharaSanchosutemor,afirma: «uno delos efectosdelmiedo esturbarlos sentidosy hacerquelas cosasno parezcanlo queson» <1, 18, p. 178). Y lo quehacerealmenteD. Quijoteesinvertir el tópicosin modificarlo,transformarlaman-sedumbredelasovejasenviolentoalicienteparasu descubrimientodelo quele permitaintegrarseen un proyectovital trazadode antemano.Es lo quese-llala Foucault:

Las novelasde caballeríaescribieronde unavezpor todasla prescrip-ción desu aventura.Y cadaepisodio,cadadecisión,cadahazañaseránsig-nosdeque D. Quijotees,enefecto,semejanteatodosesossignosquehacal-cado9.

6 RandolphD. Pope,«El CaballerodelVerdeGabAny su encuentroconDon Quijotes,enflispanic Review,1979, 47, núm. 2, p. 218.

E. C. Riley, Introducciónal Quijote,Barcelona,Crítica, 1990,Pp. 181-182.Montaigne,EnsayosCompletos,Barcelona,Orbis, 1985,t. 1, p. 43.Michel Foucault,Laspalabrasy las cosas,Madrid, SigloXXI, p. 53.

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Sin embargo,frentea los leones,realidaddel tópico de la fierezay de lademostracióndel valor, suacciónes gratuita.Como en el retablode MaesePedro.Ya seafrenteaadormiladosleoneso frentea inertesmuñecos,la va-lentíadeD. Quijoteseagotaen unapasivavictoriao enunainútil cóleraqueculminanen la huidadel episodiodel Rebuzno.

En el momentode exaltaciónproclama:«¿Hayencantosquevalgancon-fra la verdaderavalentía?Bien podránlos encantadoresquitarmelaventura,peroel esfuerzoy el ánimo seráimposible.»<II, 17, p. 683)

Unode esos«encantos»sonlos arcabucesquele hacenhuir, «temiendoacadapasono le entrasealgunabalaporlasespaldasy le salieseal pecho»(II,28, p. 770). Sonlas armasde fuego, los «endemoniadosinstrumentos»delDiscursode lasArmasy las Letras,a lasquesiseenfrentóenla liberacióndelos galeotesy queahorale espantan.ComoseñalaMaravall,

paraCervantes,dentrode la cerradaesferautñpicaquepresentaen el Qui-jote, uno delos másgravesmotivosdedecadenciadela moral heroicay engeneraldelas virtudesnoblesqueenaquéllaqueríanalgunosapoyarlas,está(...) en lasnuevasannas.Todaotracausadependedelos malosefectosqueesasarmasmodernasproducenen el serhumanoque laspractica’0.

Y, acontinuación,la rendicióndelánimo, el «yano puedomás»(II, 29, p.781> en el quecuimina la travesíaenel barcodel Ebro.Y el reconocimientode queparaotro caballeroestaríadestinadaesaaventura.El temorde quepuedaocurrir lo mismoen la «aventuraguardada»del desencantamientodeDulcineateñirásu ánimo deunapermanenteinquietudqueyano le abando-nará,deltemora no sercapazde vencerla dudaensuspropiasfuerzas.La«digressio»quecaracterizaretóricamentela PrimeraParte,perviveen la Se-gundainmersaen el propio ánimode D. Quijote, al quematizaabriendosusposibilidadesemocionaleshaciala melancolíay la angustiaen la queculmi-na laconstataciónde suspropiostemores.

Los «enemigosinvisibles»quele acechanse manifiestanen un escenariopropicio: la noche.En 1605,habíasido el marcode dosepisodiosquesecon-vertirándespuésenreferenciascasimíticascomo«valerosasaventuras»:la delCuerpoMuertoy la de los Batanes.Enla primera,seintroduceel motivo dela aparienciade lo sobrenatural,queprovocaquelos cabellosdele «ericen»aD. Quijote, y similar terroren los encamisados:«pensaronqueaquelno erahombre,sinodiablodel infiernoquele salíaaquitarel cuerpomuerto»<1, 19,p. 186>.Perocuandolos datosdela similitud sonsuficientes,«sele represen-tó en suimaginaciónal vivo queaquellaeraunade las aventurasde susli-bros» <1, 19, p. 186) y lo desconocidodejade poblarla nochecon la inquie-

‘0JoseAntonioMaravail, UtopíayContrautopiaenel Quijote,SantiagodeCompostela,Ed.PicoSacro,1976,p. 133.

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tudde lo no previsto,delo queno entrabaenel juegodelo aparentey lo real,en el queCervantestambiénhaembarcadoal lector”.

En el episodiode los batanes,la nochecontinúasiendoel espaciopropi-cio paralos tenoresfantasmales,pero éstosya no puedenacudir.Tras laaventuradel cuerpomuerto,la nochepuedeguardarsorpresasperono unatransgresiónde las leyesnaturales.D. Quijote ya estáinmersoenel salvadorrefugio de la analogíacaballeresca:«Dios, que meha puestoen corazóndeacometeranoratanno vista y tantemerosaaventura,tendrácuidadodemi-rar por mi salud.»Y los antiguosmotivosdetemorseconviertenen«incenti-vos y despertadores»desu ánimo.

En 1615, sin embargo,la similitud no llega a completarse.La visita deDoñaRodríguezdespiertaenD. Quijoteatávicostemoresquesesuperponena la provocadainquietud moral a perderla honestidad:«pensóquealgunabruja o magaveniaen aqueltrajeahacerenél algunamalafechoríay comen-ni asantiguarsecon muchapriesa.»(II, 48, p. 907> La oscuridadtotal le dejaindefensoanteunapresenciafrentea la queinvoca, enpnmerlugar, sucon-dición decristianoy, acontinuación,sujustificaciónvital, la únicaqueposee:

Don Quijote, temeroso,comenzóa decir: —Conjúrote,fantasma,o loqueeres,que me digasquién eres,y queme digasqué es lo que de miquieres.Si eresalmaen pena,dímeloqueyo harépor ti todo cuantomisfuerzasalcanzaren,porquesoycatólico cristianoy amigode hacerbienatodoel mundo;queparaestotomé la ordende caballeríaqueprofeso(II,48,p. 908).

Semejantees la impresiónquerecibeD. Quijote cuandoapareceAltisido-ra, a la quecreeuna apariciónvueltade la muerte,«concuya presencia,tur-badoy confuso,seencogióy cubriócasitodoconlas sábanasy colchasdelacmna,mudala lengua...»(II, 70, p. 1071>.

En el episodiodel cuerpomuerto,sorprendentemente,nos enteramosdeque«Quisieradon Quijotemirar si el cuerpoqueveníaenla litera eranhue-sosono; perono lo consintióSancho.»(1, 19, p. 191).Y, en 1615,enuntonodeparecidaindiferenciadesechalostemoresdeSanchoantelos ahorcadosdela partidade RoqueGuinartporqueparecensimplementeeso: ahorcadosdela justicia. Nadahay quetemerdeellos,de la muerteen su marcodeinsensi-blecotidianeidad.Persítemelo que,ajenoaesacotidianeidad,tampocoac-túacomofiel reflejo de lo queya hasido previamenteescrito.

En la cruelbromade los gatos,O. Quijote ya no cuentaconsuarmamáspoderosa:la fe ensímismo.Sintiendosusoledady extrañamenteajenoal pa-laciodelos duquesal constatarla autenticidaddesupobreza,sólocuentacon

A travésdelo queHatzfelddenon,ina«Suspensióndela narración».HelmutHatzfeld,ElQuijotecomoobra dearte del lenguaje,Madrid, CSIC, 1972, PP. 94-99.

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el alicientecaballerescode la cortesía,del laúdquees el tenuelazo queaúnle uneal mundodel Amadís.Y, próximo aél, tambiénpodíahaberestadoeldeTirant. Perola inofensivabromadelos gatosqueenel Tirant llevaacaboPlacerdemivida12,setransformaenla «regióndediablos»,enlos gatosaterro-rizadosquepugnanporescaparde quienlos considera«malignosencantado-res»,«canallahachiceresca»o «demonios».<II, 46, p. 896>

Unosencantadoresqueya no sonlos sumestransformadoresde la reali-dad, sino unospobresanimalesqueya, antesquea O. Quijote, habíanasus-tadoaGuzmándeAlfarache’3.

«Cuandoel valientehuye,la supercheríaestádescubierta»,habladichoBerengeli.Y esasupercheríaesla vanidosapretensiónde no aceptarlacom-pleja connivenciade miedo y valor queanimaalos sereshumanosporenci-made suspropiossuenos.

En definitiva, laexpresióndeltemordeO. Quijoteformapartedelacons-trucciónepisódicade la SegundaParte.Sobreél sereelaboranmotivosde laPrimeraquereactualizansu interéspor la imprevisiblereacciónde quienhadejadodeserel dueñode su propiodestino.

12 Enel capítulo220.‘~ En1, Lib. II, capítuloVI.