los estudios del futuro[1]

108
'·7 ! '" " , , ....0:::. " ;; :1 \ 7 ·l .. , ':,r- ..•. _._ •.• _ •. _ .•••• - '. , _.- LOS ESTUDIOS DEL FUTURO: problemas y métodos JOSEPH HODARA , ,

Upload: cpsuaunam2010

Post on 01-Nov-2015

829 views

Category:

Documents


16 download

TRANSCRIPT

  • '7 .

    ! '"

    ~ .::..~

    "

    :

    ~ ,

    , ....0:::. ~.;. ";;

    :1\~ 7 l _.~..

    ,

    ':,r- ... _._ . _ . _ . - '. ,

    _.

    LOS ESTUDIOS DEL FUTURO: problemas y mtodos

    JOSEPH HODARA

    , ,

  • '"

    ,. C' .

    ,.-." r~..i ..~~~:. ~-

    Los Estudios del Futuro.

    e) Derechos del autor de Joseph Hadara. Editado en Mxico el 20 de febrero de 1984 por el Instituto de Banca y Finanzas, A.C. en Carmen No. 1, Chimalistac San Angel. 01070, Mxico. D.F.. Prohibida su reproduccin parcial o total excepto con la autorizacin expresa por escrito del autor.

  • Contenido

    Presentacin ';'j Introduccin, 8

    2, Evolucin de la Prospectiva: marco e irradiaciones, 11

    ,~2, 1 El Axioma de Thomas 12 ~2,2, Determinantes de la Reflexin

    Prospect;va, 15 ~23 Dialctica de la 'Prediccin, 20

    2.4 Progresos Recientes, 23 2,5 Prospectiva y Subdesarrollo 25 2,6 Efectos de la Imprevisin, 30 2 7 Modelos de Sobreviviencla 37

    "-'T Mirtcos'C6h-cepWales-e-tnsTirucinmrte,,- -_.- .__ . 39 3.1 Las Preguntas a la Pregunta 40

    .. ~3.2 Hacia un Marco Terico. 44~j J:"'3.3 El Crecimiento de los Estudios

    del Futuro. '.

    46 4. Tcnicas Formales. 48

    4.1 Encuadre. 48 42 Extrapolaciones. 51 4.3 Impactos Cruzados. 56

    ., 4.4 Simulacin y Teoria de Juegos 60J -);'4.5 El Pronstico Tecnolgico. 63

    4.6 Discoritinuidades Tecnolgicas 67 4.7 La Evaluacin Tecnolgica. 69

    *,48 El Mtodo Dlfico. 74 49 Recapitulacin. 77

    3

  • '\

    """5. Tcnicas Informales.

    5.1 Observaciones Preliminares. "'5.2 Las Intuiciones Sistemticas !/5.3 Las Imgenes Alternativas.

    5.4 Las Analogas. ~55 Escenarios.

    4.6. R,~f'?tep~,ias Bibliogrfica#,;

    Apndice l' Preguntas Ilustrativas. Apndic 2: Glosario de Trminos Indice.

    \,

    79 79 80 /7.t?>

    l.

    82 8,7 89 93

    101 (:t, 103 t

  • .'.~ 79 ,-,'so

    ~'~8?"J 87

    ::;89 ~ 93 ~ f!!J ,Jpl

    ~i03

    :/

    __.~

    -..

    Presentacin

    Cuando mi buen amigo Joseph Hadara me invit para escribir este prembulo a su Hora sobrs .Los estudios del futuro: problemas y mtodos, le agradec y acced con gusto no sio por si hecho de que, aunque no soy experto en estas cuestiones, s tengo un marcado inters en el tema y le asigno, adems, una gran importancia. Tambin lo hice porque considero qUe se trata de una aportacin significativa al estudio de estas cuestiones y, en especial, si une considera lo reducido de los esfuerzos que se han hecho en el rea latinoar;lericana y, desde juego, en Mxico, para explicar de una manera clara qu son y qu pretenden los estudios sobre !l1turC)o loga.

    Como lo reconoce el propio Joseph Hadara, la elaboracin del texto que ahora nos pre senta fue posible gracias al apoyo que le proporcionaron el Instituto de Banca y Finanzas, A.. C. y ei propio Banco Nacional de Mxico. No est de ms destacar que no es la primera vez que estas instituciones u otras a ellas vinculadas (como Fomento Cultural BanamexJ. ha" apoyado aigunas otras investigaciones sobre el tema y una de ellas del propio J. Hadara. Este ltima fue un estudio aparecido en 1978 sobre Los futuros de Mxico .. que fue tambin uno de os ensa yos en qUE por primera vez se examinaban las perspectivas a largo plazo de ia economa mexi~a.Da.. y O,.uB ..aport elementos novedosos ~I cuestionar una tesis-m1:iy--en-boga- en esa poca sobre los efectos de la bonanza petrolera en el desarrollo de la econom.a y la sociedad mexicana.

    De ms est decir que parece sumamente deseable que a pesar de .las difciles C!;-CU;SSr1cias de corto plazo por las que atraviesa el pas, puedan el Bano Nacional de Mxico e ;r.stituciones similares continuar apoyando estudios bsicos para definir en blanco y negro 10 que un tanto eufemsticamente en muchos planes y documentos del Gobierno se llama. ei tipo de Das que aspiramos ser ..... Tarea que, por lo dems, no es monopolio de ninguno de los sectores dentro de nuestra economa mixta y en que, como es obvio, tambin corresponde a Gobierno una responsabilidad importante. .

    lQ~ _propsitos del libro que ahora se nos .m:esenta.n son f!,Jndal1J.e.o.talme.n.ta-Jr~! upri- . rnefO~ar-de HAa..Hlaoera eisteD'ltre"a..-.eI ae-arrollo de los estudios..rlaLilJtuLQ; si segundo es reflejar las situaci es restricciones que determinan la trayectoria de la prospecTiVa n - Ises como -os latinoamericanos; ,~arrrr~sitode carcter i . 'ca ." '{'h.

    '1l0S.que---es-~rlos-arcances y las limitaCIOnes de las metodologss Gua litativas y cuantitativ~_de las tcn.icas prospectivas. El primero de esos objetivos, come 'o -sefuH~ra, no es de ninguna maneraracil y de hecho surge un probiem& de S6leccin porque, con todo y que los estudios de futurologa son relativamente nuevos, iG c1EO'G es que se han multiplicado a tasas geomtricas en los ltimos aos. QUizs el aspecto 'JU8 ms

  • ~i3:; ===================================== deb~"destacarse es el propsito fundamentalmente didctico de este libro. En lo personal con sidero que ste es un aspecto que constituye uno de los mayores atractivos de este trabajo, dado que, a pesar de la explosin en el nmero de obras que aparecen en nuestros das sobre futurologa, hay muy pocas que explican de una manera sencilla y relativamente clara sus al" canees, metodologias y limitaciones. En el idioma espaol, de ms est decirlo, esta ausencia es todavia ms notoria. ,t

    Me parece que ha sido precisamente el inters en ser didctico y claro lo que explica laF'o,: divisin del libro en cuatro captulos relativamente simples, en los cuales se da cuenta de lo que' ha sido la evolucin de la prospeetiva, los esfuerzos por ir integrando una teora, y se analizan;' someramente las tcnicas utilizadas, tanto aCfJellas de carcter formal como las informales. Des' de e! mismo punto de vista debo decir que. en lo particular, encontrar especialmente tiles dos" secciones que aparecen al final del texto principal y en las cuales se trata respectivamente al_Le' gunas preguntas ilustrativas y un glosario de trminos. Sin embargo. en este ltimo punto habrfa.".;,c. algunos aspectos que me parecieron cuestionables. Pero estas diferencias seran fciles de expli.(;'SC" cal', en primer lugar, porque Joseph tiene la formacin de socilogo y yo tengo la de economis- ,'-"o ta y, de manera ms importante, por lo novedoso del tema de la futurologa an en nuestros das.~~'

    Como es natural, hay mltiples definiciones sobre la prospectiva. Algunas de ellas se dan en el propio texto c;,omo -nombre genrico que comprender de ahora en adelante a los estudios de( largo plazo ya los instrumentos de decisin de planificacin que deben acompaarlos (p. B. 2). La funcin social de la prospectiva es sensibilizar a un pblico determinado respecto a tenden\ cias prevaleientes en un tema que considera central. La sensibilizacin llevar (es de esperar) . a deslindar opciones, reducir sorpresas e incrementar los insumas para decisiones ptimas. (p.. 32) . Me parece importante destacar que. contra el error en que frecuentemente se incurre, y en' especial en la formulacin de planes. se tiene el buen tino de diferenciar claramente entre lo que s9n proyecciones propiamente dichas de aquellos esfuerzos analticos que constituyen ms adecuadamente un ejercicio prospectivo. Esto es '10 que explica tambin, entre aque!los que se dedican a los estudios del futuro, el hincapi en el carcter eminentemente cientfico de los an lisis realizados. La comprensin de estos aspectos por el gran pblico no ha sido \0 amplia o profunda que sera de desearse_ y. Jl!?.t-..op_ede.ce.5ln gran medida, al hecho de que los mtodos; .'

    -_. -_... _._.- .....- .. "-. -pr6'specffvos-so-n-a~nnov-edosos. Considrese la circunstancia, sealada fambin por ei propio ---Hadara, de que no fue sino hasta los aos cuarenta que aparece en forma ms frecuente el trmi no "futurologia .. par describir la interrogacin sistemtica y organizada del futuro al acuarse este trmino por Flechteim (p. 68). Como disciplina acadmica propiamente dicha, es decir, con ~:~~: t.;n reconocimiento relativamente amplio entre los propios medios acadmicos, su origen es tao -~ dava ms reciente y podria situarse entre fines de los cincuentas y principios de los sesentas. Pero fue solamente hasta que esto se logr que fue posible comenzar a agrupar y clasificar de una manera relativamente sistemtica los trabajos sobre el futuro. Es conocido de prctica ,: mente todos, y se ha hecho ya referencia a l, el crecimiento casi explosivo de los estudios del '. futuro a partir de esas fechas. A mediados de los sesenta se ampli considerablemente el mbito de los estudios prospectivos pa

    ra referirse ya no nicamente a sectores. naciones o regiones geogrficas sino a nivel global considerando el mundo en su conjunto. Estos estudios fueron promovidos por el Club de Roma y tuvieron un fuerte impacto a nivel mundial Y. sobre todo, para aportar elementos que permitieran conducir

    6

  • sobre bases ms firmes y ms realistas el llamado "Dilogo Norte-Sur". Otro resultado importante fue que estos anlisis permitieron posteriormente, a nivel regional, realizar exmenes en torno a !a estructura ya la evolucin probable de nuestros pases.

    Es as Que toda persona preocupada por el devenir de Amrica Latina, y, en particular, de Mxico encontrar en estas pginas instrumentos tiles de anlisis y previsin.

    GERARDO BUENO

    , .

    ~. 7

  • :. ~~~~~:~-;_1~:~~.:'?~ ,.

    (

    10 Introduccin

    En otras palabras, las interrogaciones ordenadas del futuro ya contienen componentes '-, Quer.acer cientifico, a saber: definicin acotada y rigurosa de problemas. constante revisi ; ajuste de mtodos, difusin pblica (al menos entre os especialistas) de lOS resultados de,' investigaciones, intercambios regulados de informacin, amn de ritos sociales (conferenca~ premios. reconocimientos profesionales). Estos componentes caracterizan los procedimieni aceptados en la ciencia moderna (Ziman 1972; Cale & Cale 1973; Sklair 1973: Salomn 19'," -~ Gastor~1'918; RQ:ora'f9'8Zf'

    ' La prospectiva (nombre genrico que comprender de ahora en adelante a jos estudios d~

    ~ r largo-plazo-y a'los Tristrumentos de decis'in yde planificacin que deben acompaarlos) es " accin que se efecta dentro y entre las hOnteras marcadas convencionalmente por las discip nas En gran medida, constituye un desafo a las separaciones aceptadas entre especialidac!'o','; Es siste-m'aticay estructuralista.Sfst"mtica,pues aspira a tomar en cuenta simutneamente'," en momentos previamente establecidos, factores que pertenecen de ordinario El disciplinas eL'. reneiadas. Asi, por ejemplo, la evoiucin probable de los precios del petrleo no depende s'e;!' ",ente de circunstancias econmicas: clculos polticos y estratgicos,tanto de los pases cor~, :nidores como de los productores,gravitan sustancialmente en esa evolucin; asimismo, aptituL tecnoigicas, capacidad de ajuste y de negociacin y desequilibrios ambientales tienen w dable importancia (Habltzel 1981; National Geographic, Special Report. rebrero 1981). Estru_

    cente viene creciendo slo geomtricamente, sino con motivo, es imposible afirmar de momento que las exploraciones en torno a tendencias globaiesc m!crosociales siguen premisas tericas y metodolgicas semejantes. Por el contrario, la inctr''" sin en los futuros revela puntos de partida y de llegada muy desiguales.

    Para algunos, esta pluralidad de ngulos e intereses pondra en tela de juicio el carc,' /:

  • k)~ ~

    I ralista, puesto que ei quehacer prospectivo [la se lim.ita a.1 recuento superficial de los hechos li a las descripciones pormenorizadas; .pretende descubrir los enlaces profundos, los "cdigos" que presiden tendencias reconocidas! Los encadenamientos empricos son visualizados come expresiones de un "lenguaje cuya sintaxis debe ser descifrada (Richard & Fernand de Geo"ge

    ..." .:~ 1972; He!!einer 1980).;,:,'".....' ~. carcter sistemtico y estructuralista de la prospectiva hace ms difcil su unin con 'as~,~ disciplinas p,evaleciente...j No obstante, trtase de una dificultad transitoria. Consi:JreseI ~}. por una Darte. que las separaciones entre especialidades constituyen fenmenos histricos; nuet vas circunstancias pueden alterarlas. De hecho, hay seales que indican que .Jgunas cie"cias 8S'

    tn na' constrCilcasJ sor' ,,,neotas en relacin a ios requerimientos de sitaciones r.,esoe~f radal' (Siik S7S) Pe:- otra parte: lOS avances logrados por combinaciones como la astrcf i siC2~! la biotecno:cgia, fa ingeniera mdica. la antropologa econmica. la psicologa cognitiva dern:.es

    '-", r ..) tran que i", ;'ts'c i s:'p!l,,9: i edad es una demanda intrnseca de ja investigacin mcdern& :3e:

    r 1980}. fta ~~Sp2C-:'j. p\-cetende ajustarse a estos cambies externos e internos en la eVOlucin ~;:), f . :."; cientfica'?

    r... I

    lV .~ segundo propsito de este escrito es. reflejarsiJuacjone::; restriccion_es_ ue 'ot . an l.yay'eCfm':a de :::rlJi'f spctiva en pasescDruoJos JatinoamerjcaQ.Q....Se encararn visiones desde ei subdesan-o i lo. Ef! '"mines genricos, es la prospectiva una ciencia joven .. (Kuhn ~ 971) : pero su juve-;uci es :odavia ms notoria en contextos donde tanto jos costos comparativos de la !nTormaci(> co",o las incertidumores son muy altos. Como se comprobar. muchos de los ",todos y conceDes corrier.tes en los estudios de los futuros suponen realidades y ventajas aCc;8:J"das ':::~;e s as sociedades industriales avanzadas. Como si !a prosoectiva no tuviese :.,;gar en la sIe;:>2 ore-industria! o en los estadios iniciales de la modernizacin econmica. ?o:- si contra rio. CDD.!.QsQeb.idus_ ajustes .las _m.tDdo.s-rl.e .la_pwspect va son.J ndisp.ensa bJ.esp.re.cS.;,e~;~--._-_._te pa!-a oaises ::;o::'''os D vulnerables que padecen coerciones externas o desorganizacin nter

    , '1a, como ",a:&s s;-,dmiccs Con el auxilio de indagaciones de largo alcance estos pases pueden ....-.. i-.

    v'slumbra, f --'eL'I,21iza, amenazas y aprovecharoportunidades. Pues estas indagaciones sea'an~~;. ~ que el subdesarrollo no es una cuestin meramente econmica o social; dadas las intere;::,erceneias inre'iaciona1es y las 'epercusionesprobables de las tecnologas avanzadas (Knor> 197':' ~f Norman 19S';.:a oersistencia del subdesarrollo compromete la sobrevivencia fsica de estos pa i ~. t~ SSS sn las ::/xi:~!2S dcadas. .~~~ ~ ld.

    , De aqu que la prese-'tacin de las cuestiones y los mtodos contemplados por ia prosoe~;. F5~~.. va se, '10;-"'3d2 po~ la estructuracin particular de las sociedades latinoamericanas. Visi)'"'82

    ~.J"" ,;

    de otras iatiLdes sern traducidas en este contexto. Se ver entonces cmo, anlisis concci

    dos (CE;:lt:;.L '97S~ aacuieren, con esta perspectiva, aristas adicionales que elevan su relieve. (9Ei tercer vc;;sito de esta obra es didctico. Se dirige a un lector interesado en los Drote

    -' .Ji mas de estos tiempos. que necesita nuevos instrumentos de examen y decisin, pero que 'as

    metodologas cualitativas y cuantitativas de la prospectiva y de la planificacin de largo piaza na le son familiares. Ests propsito entraa una economicidad selectiva en los tecnicismos yen las .referencias bibliogrficas. Cada trmino alejado del lenguaje corriente ser explicado opo'tL'namente; ai f~"21 de :a obra aparecen un glosario y el indice de nombres y ternas, con ei cbje:;: de enriouecer !CS i"tereses dei lector. Por aadidura, las indicaciones bibliogrficas sern ap:ir;tadas, por capitulo, a! cierre dei texto. Tambin con un designio didctico se proponen pregu'ltas

  • '.~' " ..-_...~ ..

    en torno a los tpicos centrales de cada seccin; estas preguntas. agrupadas en el recodo final del texto~ constituyen un gnero de provocaciones intelectuales" dirigidas a acentuar la inquietu y la curiosidad de los lectores.

    (

    Estos tres objetivos (caracterizar a la prospectiva en cuanto disciplina. iluminar!a desde el "gulc del desarrollo latinoamericano y proponer nuevas herramientas para la formulacin y a:;licacin de polticas), no implican en modo alguno agotar las posibilidades de examinar sistemticamente los futuros de diferentes sistemas. Representan apenas un inicio, un asomo a un g nero de especulacin y discurso que es susceptible de auxiliar en la captacin y manejo de problemas de indoledesigual. No se persigue aqu la originalidad o el avance de hiptesis osadas. si bien la exposicin revelar giros acaso inesperados. r

    Cabe una nota personal. Nuestra curiosidad por ios estudios del futuro no es producto del azar. Tiene como trasfondo la intensa y permanente inquietud del autor por las incidencias de constelaciones externas e internas en la evolucin latinoamericana. Esta inquietud fue abonada por la Comisin Econmica para la Amrica Latina (CEPAL), organismo regional al cual el autor sirvi durante una dcada. Tuvo expresin parcial en su escrito auspiciado por Fomento Cultura! del Banco Nacional de Mxico (Hadara 1978). Y fue influida constantemente por los destellos mltiples de Vctor L. Urquidi.

    Este texto fue posible merced al apoyo del Banco Nacional de Mxico y de! instituto de Banca y Finanzas, A. C. (IBAFIN), que nos concedieron el raro obsequio de una libertad intelectual slo restringida Ror prejuicios y preferencias del autor.

    Algo Jns. Como en otras aventuras intelectuales que nos han aparejado tensiones yenclaustamiento, queDamos en deuda irredimible con seres cercanos que nos toleran pacientemente. Para vislumbrar futuros colectivos hubimos de descontarles porciones personales del pasado y del presente. Como en el caso del Abraham biblico. es esta obra injusto pero irrefrenable sacrificio.

    10

  • 2. Evolucin de la prospectiva: .. ... '"

    marco e rra08ac;ones

    Cuestiones centrales de este captulo:

    Cules son las races de la exploracin prospectiva? Qu factores determinan el encuadramiento de sus problemas? Cmo se verifica la institucionalizacin de esta disciplina? Cul es el marco del "debate global? Cul es ia utilidad social de la prospectiva en pases latinoamericanos?

    Objetivos: Puntualizar la importancia del futuro en los modelos que norman la interpretacin de! presente y ios procesos de toma de decisin. Advertir cherencias cualitativas en los ejercicios de prospectiva en sociedades ;ndustriaies yen pases en desarrollo. +rus tra remo--j as pefce!3c-toAeB-sGb-re-interdepe+ldencias. internac.ion.alEs -.a dquier.en _Sl,Jslen _ to ms slido con el auxilio de la prospectiva.

    Conclusiones principales

    al La prospectiva es producto de la confluencia de valores con elementos empricos. bj En pases latinoamericanos. la prospectiva encara dificultades intrnsecas; es indispen

    sable superarlas. cl El debate sobre el "orden planetario afecta el desenvolvimiento futuro entre el Norte

    industria! y el Sur dividido y marginado.

    Trminos-clave: axioma de Thomas; consumo conspicuo; culturas prefigurativas; predicciones suicidas; orden planetario: neomalthusianismo; la modernizacin de la pobreza.

    "Nuestra era no es la primera que piensa poder predecir el futuro. Los griegos consultaban los orculos; la Edad Media a los clrigos; el Racionalismo a los filsofos e historiadores. La nica diferencia es que nosotros se lo pedimos a los cientficos (Heilbroner 1972).-. I Este prrafo es instructivo por varias razones. Seala, primero, que la inclinacin humana l a explorar f~terntltivas en un horizonte de largo plazo exhibe amplios antecedentes; \ segundo, que esa actiVTtia1satisface necesidades psicosociales profundas relacionadas, bien I con el ordenamiento temporal (como la periodificacin y el trnsito de las generaciones) que ! toda. sociedad requiere, bien con las imgenes representaciones colectivas que imprimenV

    11 .< :

  • :",' \i;. !-:~..~;;. ,:~;'-f!:3i"W6'-Y'"""12

    i

  • ; En suma. el axioma de Thomas postula que la realidad tiene un estatuto inter-subjetivo, ~0>ensible a los significados que diferentes autores le imprime~_, i ,. Este es ei origen psicolgico y cognitivo de los modelos, vale decir, cuerpos ordenados de , 'definiciones e hiptesis que se refieren a sistemas complejos y que interactan con las bases "'. empricas de la realidad: Por cierto, los grados de articulacin y coherencia de estos modelos dijeren conforme a la apUud de individuos y organizaciones para entender. discriminar y controlar

    las variables que determinan un ambiente determinado (Faludi 1973, McKenzie-Tullock 1978). ti'ilPero el carcter de! ambiente (y las turbulencias que encierra) depende de la modelacin, es ""decir, de la definicin significativa y simblica de la realidad. ~_._--

    . Cabe aadir, para aclarar ms este asunto, que ,laaxJqmatizacincondiciona las percepcio''',nes de lo que fue. O como sugiere Me Hale: La idea deLfu.turo es unode loScsmbolos centrales/~ ;:conapego al cual los seres humanos ordenan el presente'y '~(;nceden- sig~ificado al pasado'/ ;_(McHa!e 1978;. Esta sugerencia ayuda a comprender el origen de la constante reconstruccin de ::'Ios hechos oc:.:rridOs oue es materia profesional de los historiadores. No slo nuevas eviden-

    Cias obligan a erec-::uar :la oermanente !evi.sL~historia:combinaciones ex~!l91iyas.-que(t 'llenen raZ en ei preseme, conducen a una repro.,Yeccin o redefinicL...n..d~-'o acontecido. Ciertamfe-,-esTa-pfap'-ns!,-;-;; revislOnsta "-efe-la historia es frecuente en dos situaciones: cuando la investigacin del pasado encara constantemente nuevos diltos y evidencias;,y cuando regmenes "totales" ['::;offman 1970) o totalitarios imponen al pasadO'aeflnlCIOnes tomadas del presen

    ,te a fin de legitimario.

    Ahora t,,;: lo oue le interesa a la prospectiva es la validez creciente de las imgenes o re, ' presentacio',es de' :~t'-'ro en la modelacin del presente. Se trata de una axiomatizacin desde -~'.~ll---devef!i-r- Errt:f)Rtrtls-te- :oA.1e~ ~Qstltl;rlf)& dsi-Bes--deips~GanWss--vAe:.la bi"torjograf~_

    ;".:I,wosp~\ja s;!9iere 9.ue~s deCISiones que se acuerdan en sistemas CQQJpl.etosdeFood.~ho....., ::2~ies d~.i_ fu11:Trd=:tmltt'r1a-;;'memora~~rganlzacl0f:_' ' .,.- Considrense var:os eiemplos tomados de esferas diferentes. Aclararn este tema. Desde el

    ~ punto de vista de une emp-resa dinmica (que crece a tasas superiores a un 10 por ~iento anual). ~'" el sostenimiento de esa expansin depende en amplia medida de la aptitud anticipadora de. los . ~." tipos de ambientes e "certidumbres que habr de encarar y que acaso ella misma genera (RayS' nolds 1972). E! anrendizaje (y el ajuste) de los directores de esa empresa debe ser gil;

  • .;'..~-'"::

    de vislumbrarlas o carentes de una infraestructura cient;fica-tecnoigica-empresariai adecuada/' No stl.trata slo de 1a posibilidad de procesar informacin y programar instrucciones en una apre- ' .. f ciabie variedad de mquinas y herramientas (desde aparatos domsticos que funcionan con micro-ondas hasta cohetes y robots). Esta revolucin altera las ventajas dinmicas de los pases, crea fuentes de desempleo masivo y estructural, conduce a la reindustrializacin de los pases avanzados y les concede capacidades de control internacional apenas sospechadas (Evans 1980; " .. Rush-Hoffman 1980; Hodara 1981). No slo se produce una diferenciacin ms acusada en los" sistemas productivo"s; se ponen en marcha prcticas de "imperialismo ciberntico (Hodara(~:ii' 1981) ante las cuales los pases de incipiente industrial izacin no han reveiado resistencias .. Si as tendencias del futuro fueran advertidas cuidadosamente, las amenazas macroeconm.icas~~ y para la seguridad nacional involucradas en estas tecnologas serian vislumbradas con mayor ciaridad. Tambin aqu el pasado no puede dar consejos ...

    Recurdese, en fin, un ejemplo extrado de la antropologa. En tiempos pasados (y an ac-, '. ~uaimentel. !a generacin presente aprenda de la anterior; era postfiguratva en la caracteri-'';;~;:-' zacin de Margaret Mead (1972). Merced a la internacionalizacin y a la densidad creciente de" os contactos humanos, ahora una generacin tiende a aprender de la otra que le es coetnea: es{i~J "corigurativa. Sin embargo, el aceleramiento hi strico es tan intenso y la capacidad de aprendi- , zaJe tan baja, que el modelo actitudinal y conductuai debe fundarse necesariamente en los vi,a-@

    .~es anticipados; debe ser prefigurativa. Conforme a este modelo. los padres aprenden de los nos; los maestros, de los alumnos; y los gobernantes, de especialistas ms jvenes y ajustados:.r '> El trnsito al estilo prefigurativo no est libre de tensiones personales y colectivas; pero condiciona, en ltima- instancia, la continuidad generacional y organizacionai. Advirtase que en as re-iBciones_ internacionales las normas prefigurativas fluyen de las sociedades jndustrial~s. .

    Ofrecidos estos ejemplos ilustrativos sobre el peso del futuro en las interpretaciones y de-: cisiones que se articulan en el presente, cabe hacer dos reserv.as. El nf.9,s.ls._~r:u:d, futuro de nincuna manera anula la importancia de los pasados personales o cOlectivos: Se arrastr!o cue fUe; est en nosotros;'Yli"aYquienes gusfcffirUmiaYcon Tamemor'ia Ms todava, existen se~timientps primordiales que slo pueden explicarse recordando el pasado. Por ejemplo; las acti,. 'ludes de Mxico respecto a los Estados Unidos se remontan a un desgarramiento territorial que te'le ms de un siglo: las angustias de los pases industriales por el desempieo y el descon-( cierto de las polticas econmicas tienen raz en la Gran Depresin; y, en fin, tendencias neur-' tieas de un individuo pueden explicarse principalmente por algn trauma infantil.

    A pesar de estas concesiones razonables al pasado, no cabe restar importancia a las opciones que se configuran necesariamente en el devenir. La historia contempornea es incomprensi-'-; bie si se desprecia fa axiomatizacin significativa del futuro. Esta aseveracin se perfilar ms _. 'l!tidamente en el curso del texto: %;)

    La segunda reserva: el relieve que se imprime a las previsiones de alternativas, oportunida-.c :' des y amenazas en modo alguno entraa un subjetivismo absoluto. El axioma de Thomas no es'~:;';' un j~icio autista, desprendido de cualquier base emg,Lrica.Se insisteEm-que e-st1f'W

  • "" :J 1j

    , I ........., 1,

    F.:;' ~-:r i

    !

    ~j:. l

    ~ ..::

    --"

    ,-,

    (y personas) que se dirigen a la autodestruccin no por ignorancia, sino con lucidez [19'77}, Poco a poco (o de repente) se deslizan hacia abismos que hubieran querido evitar, Podra decirse que son incapaces de dominar fuentes de entropa y de rendimientos decrecientes.

    22.Determinantes de la Reflexin Prospectiva

    La refiexin prospectivatiene orgenes mltiples (Toffier 1972J ' Interesa aqu considerar un conjunto selecto de factores que explican su rpida evolucin precisamente en estos tiempos,

    En este orden de ideas y con un marcado criterio de selectividad se distinguen tresti;:os de determinantes: los macrosociales, los polticororganizaciona+escy'-lbSptofesional~s,

    al Los factores macl'Osociales constan a su vez de varios componentes, Uno de elios es !a revolucin "formtica y teiemtica que imprime complejidad a procesos clave de !a sociedad moderna (Be:! 1980). Esta -evolucin tiene importantes ramificaciones en la diferenciacin ocu, pacionaL en :a divisin internacional del trabajo, en las disparidades llamativas entre pases, y en el potencia! destructivo (HeHbroner 1974; Koestler 1979]. Algunos analistas distinguen dos situaciones extremas en el acervo relativo de informacin. De una parte, el exceso de datos (y de "ruidos,,) que suele abrumar a ciertos sistem as que carecen de procedimientos efieientes de absorcin y recuperacin; y, por otra, la insuficiencia crnica de informacin, Hurfanos de datos, los sistern::ls se mueven dentro de una cortina informtica, en una tiniebla que puede ser

    -- autojndoC'da-hmprevisir;;-desOf-gani~eift--flclm-fa-),oulHvada por intereses externo:: _Esta asimetra gesta una "pugna ciberntica (Hodara 1980): los que poseen inf.ormacin pertinerte no siC;Ulere.c;,c.Lon&fl ventajas dinmjcas.-y...mtodOS-de-n.a9D'c:L~OLJ.?_~CoDJilan.aUwtur6-;-ae los desinformados, Desde este punto de vista,\la r ectiva es un instrumento de los ideYesd'!a 'rE~vo!u-c'6nTfor'mtica para maximizar beneficios ara pases vulllera es que-a vier'-~cho, la prospet1va pue e convertirse en un Ins l:l- to de negociacin defensiva y

    hasta agresiva,

    Aparte de a re';o!ucin informtica, hay que subrayar la velocidad de los cambios en la saciedad contempornea, Estos transcurren y se yuxtaponen sin cesar, Abruman y ponen en tensin la capacidad fsica, econmica y psicolgica de ajuste. Se han propuesto diversos expedientes y ceremonias para atenuar los efectos de esta velocidad fenomenolgica (Toffier 1970) , pero estos consejos no pueden sustituir la necesidad de recurrir a proc.dimientos de planificacin de largo plazo y a previsiones contingenciales a fin de lidiar con las 't-urbulencias ambientales. Ciertamente, es una trgica irona que pases como los latinoamericanos, que experimentan un COiljunto simultneo de revoluciones y perturbaciones (industrializacin, desempleo y subempieo,

    ,secularizacin, descoordinacin nter e intrasectorial, oscilaciones externas y caprichosas er, ei comercio y en los flujos rnancieros),no han prestado suficiente atencin a la prospectiv3, Gen esta omisin han acentuado su vulnerabilidad secular. Todava es tiempo de repararla,

    En tercer lugar, los estudios del futuro han sido estimulados por el incremento de los con tactos entre naciones, entre estratos sociales y entre "sub-culturas". Se ha verificado una con

  • mRTF

    taminacin"mutua que ha/acentuado. al mismo tiempo. los universalismos y ios particularismos en os valor'es' colectivos. Las posibilidades de encapsularse .. , de levantar cortinas de "hiena o de "pobreza son restringidas. salvo en el campo de la informacin estratgica (informacin directamente ligada con los mecanismos de poder) que es hbilmente dosificada por !os sistemas que la poseen.

    La intensificacin de los contactos sociales ha acarreado dos efectos. Por un lado. se ha difundido una marejada de expectativas crecientes que suele traducirse en demandas de consumo incontenibles que el aparato productivo (especialmente en los pases pobres}, apenas puede satisfacer. En estos pases, el hedonismo y el consumismo han precedido al desarrolio industria!, dislocando la acumulacin de capital. Las reacciones a estas expectativas crecientes han oscilado entre el populismo que se traduce en el reparto de ingresos psicolgicos a los estratos en ascenso y de algunos servicios asistenciales. y la inflacin inducida. bien por un gasto pbilco desmesurado, bien por la necesidad de incrementar los ingresos gubernamentales sin provoca confictos inmediatos. En los casos en que estos expedientes fracasan, se desencadenan los recursos de una represin ms o menos masiva. Sin embargo, parece claro que estas medidas (populismo. inflacin inducida, represin) aparejan costos sociales muy altos (desorganizacin, incertidumbre endmica, deslegitimidad de los sistemas) y que no pueden convertirse en cons- """,,; tantes. De aqu la necesidad de identificar alternativas (incluyendo costos de oportunidad) con ei auxiiio de las herramientas que la prospectiva puede suministrar.

    Por otro lado. tambin se advierte en los ltimos aos una revoiucin de expectativ;s declinantes". ocasionaa por esos intensos contactos inter-culturales. En un mundo de recursos finitos, los sistemas activos desencadenarn luchas darwinistas: pero los pasivos y os derrotados CUltivarn la apata. De aqu los ejercicios recientes -que oportunamente sern est;Jdiados-dirigidos a lograr crecimientos orgnicos,-precios justos. transferencia ;jO recipro ca de recursos y reconstruccin global de instituciones y valores (Pe'stel-Mesarovic i 975). Este cortejo a las utopas no es slo una manifestacin ostensible de hacer compatibe ;0 que, en si corto piazo, parece incompatible; emana de una visin de amplio horizonte que anticipa el quebrantamiento de las tendencias actuales.

    Finalmente, la prospectiva se ha visto favorecida por los costos de la imprevisin. en otros perodos histricos. la mayora de los desastres han tenido efectos reversibles o han ocurrido en

    - -- _." -,-.. ",

    contextos de fataltsme--soci-a-l-:--No- es as en la edad contempornea. Los" balances de terror", :8 transnacionalizacin de las economas y sociedades y las actitudes activas en relacin al cambio se traducen en una sensibilidad ms acentuada respecto a las amenazas y oportunidades del fu turo. Ai menos en sociedades avanzadas, es conviccin compartida de que un colapso estratgico puede arrojar efectos irreversibles. Tienden, por tanto. a minimizar y distribur riesgos a la luz de anticipaciones ms o menos fundadas. As. hoy el futuro es importante: no puede ser dejado en manos dei accidente o de la contemplacin.

    al Aparte de estos factoresmacrosociales que-nan. gestado unambente favorabie para as indagaciones del largo plazo. hay que mencionar los factores poltico-organizacionales. Entre eilos cabe recordar la institucionalizacin de la planificacin, el ascenso de entidades transnacionaes, ia poitizacin-militarizacin del sistema internacional, y las incongruencias entre ccios econ micos y ciclos polticos. Conviene detenerse brevemente en cada uno de estos tpicos.

    16

  • Los origenes de la planificacin son mltiples (8hagwati-Eckaus 1973). Arrancan de la fe racionalista (difundida pOrComte. Marx. Saint Simon. Weber, Mannheim, entre otros) que se tradujo en la conviccin de entender y controlar procesos sociales. debido a la marcada insuficiencia (o imperfecciones) de los mercados. Keynes, en particular. ofreci las bases tericas y los instrumentos de poltica con vistas a ampliar la intervencin del Estado en el comportamiento econmico interno e internacional. Sus ideas cayeron en suelo frtil en los aos treinta. cuando el mundo habia experimentado la Gran Depresin y estaba padeciendo los males del desempleo masivo, las devaluaciones caticas y la retraccin generalizada de los mercados de bienes y de capital. En este contexto de inestabilidad creciente, diferentes estilos de planificacin tomaron forma

    Esquematicamente. se pueden distinguir cuatro situaciones en cuanto a la eficacia relativa ya la legitimidad ideolgica de la planificacin. En un primer caso, la planificacin goza de apoyo extenso y es relativamente eficaz en trminos macroeconmicos (economias socialistas avanzadas y democracias capitalistas europeas); esto no quiere decir que las diferencias en el concepto y en la practica de la planificacin no sean importantes, ni que no se hayan verificado reacciones en contra de ella (Dentan y otros 1970). Segundo, hay pases en los que el discurso gubernamental y pblico niega legitimidad a la planificacin y glorifica las virtudes del mercado y

    ... la presumibie soberana del consumidor; sin embargo, expedientes de la pia/1ificacinson usados considerablemente. en particular en la poltica exterior, en la investigacinmi[itar y en los grandes conglomerados. Tal es el caso de Estados Unidos. Tercero. se observan paises que se adhieren ideolgicamente a la planificacin y que han ampliado ~D,~csecuencia .la magnitud y las intervenciones del sector pblico, con resultados modestos,),"contraproducentes (como en !a mayora de los paises de Amrica Latina). Esta discrepancia entre ideologa y realidad se man

    ___ f.le.S.taOJ..aeD.uQcreci.el1t~J:;p-italismode Estado. ora en una planificacin ilusoria y autista (Ava!os-Antonorsi 1980; Hadara 1982). Finalmente, se presenta el caso de- naciOfleS-rnJeV8S 'tparticuiarmente en Africa y en algunas porciones de Asia) que carecen de ideolo.gia y de mecanismos

    . " de planificacin Tampoco cuentan con mercados monetizados que aseguren equilibrios gioba

    !,:...,.

    les o parciales Los arecios son determinados merced a mecanismos pre-capitalistas, conforme a los intereses de !~s lites gobernantes. A largo plazo, estos paises e;'caran una problemtica viabilidad.

    De todos modos. \a planificacin. como concepto y como prctica. abri cauce a jos ejercicios prosoectivos La aceptacin de un rgimen de precios administrados y negociados la causa del debilitamiento de la competencia. de la inmovilidad relativa de los factores y de! arbitraje activo por parte de los gobiernos en asuntos econmicos, sociales e internacionales), acentu la importancia de anticipar factores que actan aparentemente independientemente de los mercados, pero que los afectan profundamente.

    El ascenso y propagacin de las entidades transnacionales es otra circunstancia catalizadora de la prospectiva Con el designio de maximizar ventajas dinamicas y economas de escala. estas entidades deben operar con horizontes amplios y en ambientes dispares. Deben :eaucir factores comerciales, tecnolgicos y politicos de inestabilidad. No se olvide que estas empresas se mueven en un clima de competencia oligoplica y que. en consecuencia, dependen gra demente de los a'Jances tecnolgicos y del perfeccionamiento constante de los servicios de lOrorrnacln respecto a mercados, productos. procesos y eventuales competidores. En cuanto a a inves

    17

  • __ _. ~._ " ' L_ _ _~ ~~ __ .- _ . ~L-.~_.__ ~ .. ',

    tigaci'1 tecnolgica, sta posee un ciclo de vida (desde los estudios bsicos hasta la colocacin come"cia1. de los productos) extremadamente largo. Con frecuencia, la secuencia real del ciclo es muy diferente de la normativa o esperada (Roman 1980); y, en todo caso, tiene irradiaciones no SlO en la empresa sino en el ambiente que la rodea (Mansfield 1968; Vernon 1971). En pases avanzados pero pequeos (Suecia, Israel, Holanda), el ciclo tecnolgico vinculado con la construccin, por ejemplo, de un avin multifuncional altera el comportamiento macroeconmico de os mismos durante dos tres dcadas.

    A,lgo ms. La transnacionalizacin impone una flexibilidad organizacional extrema; los ajustes deben ser oportunos y rpidos: y esta flexibilidad no puede lograrse sin una previsin razo-' nablemente slida de la capacitacin y flujos de personal, fuentes de crdito y financiamiento, \/3riaciones ambientales, etctera.

    Advirtase que este requerimiento no toca slo a las empresas multinacionales. 1',1 borrarse ce facto muchas fronteras poi ticas y al extenderse los espacios econmicos, tambin los go biernos deben afinar sus mtodos de defensa contra una transnacionalizacin lesiva a sus intere ses como estructuras de poder (Daz, Alejandro 1981; Vernon198). De esta manera, tanto los grandes conglomerados que tienen inters intrnseco en al extensin y oligopoiizacin 'de los mercados, como los gobiernos que propenden a estrechar el espacio poltico y a cuidar sus soberanas, precisan anticipar signos y configuraciones que pueden afectar a esos intereses. Ciertamente, en la realidad existen tambin alianzas o complicidades entre gobiernos y grandes empresas, pero a nad,ie se le escapa que estas alianzas no son ni "sagradas .. ni incondicionales.

    La oolitizacin y militarizacin del sistema internacional apremian, por aadidura, a las expiCaCtOnes de 10& signos del futuro. Este proceso involucra e! uso de la violencia a travs de los s'stemas nacionales, violencia que se ejerce de diferentes maneras y con lmites convenidos ;Srardt 1980; Hadara 1981). La descolonzacin no ha sido acompaad:, como bien se sabe, ni por e; crecimiento sostenido ni por la paz universal. Se advierte un marcado desencanto en iDS paises subdesarrollados, especialmente entre aquellos que han ganado ascendiente y presencia gececonmica en los organismos internacionales. Al mismo tiempo, las ex-potncias imperialistas v'enen incrementando el comercio de armas a ritmos sin precedente (Time, octubre 1981 J, y !lasta a;ounas naciones en desarrollo (como Brasil) tienen lugar prominente en estas transaccio "les [S8;"0 Jugar). La conversin del mundo en un arsenal se traduce.e-n-ufl-juBgopeiigrcrs1Jae--- .. --i'~'

    ... :_......i'i.TJe.r;;;;z3s y contraamenazas. Guerras comerciales, cierre probable de vas a bases estratgicas, y "12sta insinuaciones de chantaje internacional (atmico, quimico o financiero) son modalidades de ese juego [Heilbroner 1974). .

    Cat)e advertir que la militarizacin del mundo tom ritmo inusitado a partir dei ltimo lustre, debido a la "crisis de ene"qa .. y al estancamiento-can-inflacin Desde el ngulo del vendedor, :2 venta de armas es una form~ de compensar dficits en la balanza de pagos y, adems, provocar ''''lovaciones (o spin offs) a partir de las industrias e inversiones paramilitares. Para eicompra dar. las armas representan .expresi.ones de" consumo conspicuo .. , ocasionadas ya sea por pugnas entre as iites gobernantes, ya sea por la posibilidad creciente de insurgencias popUlares, o ya sea por nuevas concepciones geopolticas. En todo caso, politzacil1...LOlilitarizacin favorecen :a ref'ex:r; Q.ms.pe.cJiva en un contexto~f' incertidumbres crecientes y empleo irref~nado""de la v~o'i-eTrCfr~"- _ .. - -- .----~---- -=---..~.-.....

    18~ _

  • Finalmente, cabe apuntar una apreciable incongruencia entreJ.os cicles se-onA'lioos-im'tDcldos por inversiones, gasto pbl ic- c rcio internacional, .y.JQ.S.-.G.iG!os...pnJj.t.iQLs que re~nder: a los'earnb+us--t (, normados) de.. gobierno y de es eras de in ia. Hoy se acepta no

    ; ,. sl"qe-~iclos polticos han acortad' . ICOS, sino que los afectan sustancialmente. Pero en muy pocos casos se registra una correspondencia consistente entre esos dos ciclos. y cuando tal correspondencia se verifica (con algunas reservas, es el caso de Mxico) ,.;l

  • '~ ..' , .0:.-_ ======================~=============================(;\ .""

    ~n suma, la reflexin prospectva CObra fuerza y sistematizacin en las ltimas dcadas. No;" es ni episodio ni accidente. Demandasobjetvas alimentan crecientemente a esta disciplina. Se' han hecho comentarios (en algunos casos deliberadamente provocativos) sobre algunas de elias.( .;. Podra aadirse que los estudios del futuro son muy importantes para las soci~dacfes industria les, pues stas no parecen tan invulnerables como de ordinario se piensa; encaran no slo las amenazas crecientes de algunos pases en desarrollo [Mesarovic 1981), sino la competencia cada vez ms apremiante entre los propios pases avanzados. Sin embargo, para Amrica Latina estos estudios constituyen una necesidad impostergable. La postergacin de sus reformas agra: rlas, el mantenimiento de regmenes industriales excesivamente protegidos, la expansin impru;.-:~ dente del sector pblico, el anquilosamiento de los intelectuales, la estrechez de mira de los.. sectores privados: estas circunstancias -entre otras- explican la margina\dad comercial, tec nolgica y cultural de este continente. Si los signos del porvenir tambin son descuidados. iL marginalidad podra tornarse sistemtica e irreversible.

    2.3. La Dialctica de la Prediccin

    Los adelalltos de la prospectiva en modo alguno significan que se hayan superado los pro: biemas epistemolgicos. tericos y metodolgicos de la prediccin. Es a prospectiva Ulla di cioiina joven, y en cuanto tal todava debe articular paradigmas y consensos.

    i Por otra parte, ~as conclusit;}lles 41e. cualquieri;;9nticipaci6n tienen impactos en el devenir. Es

    tos Impactos a su vez pueden fecrr ~os'Pr~ri~os-de-de'eisin,'.:eut:alizando.D_aweS-i,rn_d9 t!,' anticipacin.,

    De aqu la dialctica de las previsiones. Afectan sin duda a las "polticas en cuanto nst mentos de control que afectan a ambientes. sociedades e individuos. Una ilustracin es OpOI tuna. Las experiencias de algunas sociedades latinoamericanas en el manejo del petrleo .;....;:.' cuanto rubro importante de produccin y exportacin encierran tres tendencias aparentement' contradictorias, Una es la marcha hacia un capitalismo de Estado: los excedentes petroleros r: . .ministran. ingresos, liquidez y capacidad de maniobra al sector pblico, de suerte que ste pue'f influir considerablemente en los ciclos macroeconmicos e, incluso, en las expectativas de '.: .. empresas. Otra es el ascenso de un populismo econmico que descansa en el gasto pbi,,, como una forma de pacificar a los estratos medios y a las agrupaciones obreras organizadas. ro.: se trata en rigor de un "Estado benefactor, puesto que el apoyo estatal a esas clases es a,~ mente selectivo e intermitente. Sin embargo, esta forma particular de popu!ismo ofrece" inq

    20 .~::-.

    ,-f:.

    tA': ~::rT

    l., ",:."~...'.. ",

  • que per

    se

    a las orie'rl~

    21

    Comprender;

    las

    mo

    les:

    se

    ) sos psicolgicos". simblicos (adems de un conjunto de servicios y bienes publicos) miten ya sea imprimir legitimidad a las intervenciones gubernamentales. ya sea postergar ei estallido de demandas genuinamente populares. Finalmente. la adhesin directa o f"ldirecta de estos pases a la OPEC los compromete en una pugna internacional con las naciones consumido

    '., ras de hidrocarburos. e implanta en las lites de los mismos sentimientos en contra de esas na;"..:; ciones. El caso de! Ecuador. por ejemplo. ilustra estas tres tendencias (Philip 1980). p.caso :~) noten tambin en Mxico (Hadara 1981).

    Ahora bien. estos efectos probables del petrleo condicionan las polticas econmicas y sociales de los pases que lo poseen. asi como las reacciones internacionales que habrn de encono trar en contextos diferentes. Desde este punto de vista. la previsin es una herramienta til de esas polticas. Sin embargo. genera tambin una propensin crtica. La Jn'Qspebtiva puede reaccionar contra la polit:i'i3 cuando sta no se ajusta a las anticipaciones o es guiada por definiciones estrechas o burocriticas de la realidad. EliTaless:1t?E:i!f1e~..l,a prpspec;tiya eSl.Jnin$J.r!JITljmt~~~iY~/.?:eja~~cI?

  • / .... d2iidade~ futuras del terror interno e internacional y el cambio radical de valores) encaran una \respetabiiidad socia! ambivalente. Se les necesita y se les teme simuitneamente; son materia de atencin y de burla, pues iluminan el presente y sus grados de apertura y libertad; al mismo tiempo, afinan el sentido crtico dentro de la sociedad y de las organizaciones que no aprovechan justificadamente la posibilidad de inventar los futuros".

    Esta actitud ambivalente suele traducirse en trminos institucionales.-As, en algunos paises (Unin Sovitica, Francia, Japn) la deteccin de tendencias se efecta en los organismos de planificacin, o muy cerca de ellos; en otros (Estados Unidos), en cambio, existe una diferenciacin deliberada entre los ejercicios de anticipacin y los procedimientos para asumir decisiones. SlO en circunstancias concretas (y no en el plano abstracto) puede aconsejarse cul es la configuracin institucional ptima.

    Cabe hacer un apunte epistemolgico. Los pronsticos suelen suicidarse (Henshe! 1979); vale decir, levantan resistencias en el momento en que son publicados. Pinsese en la anticipa \.. cin respecto a las tasas de inters_ Algunos razonamientos econmicos pueden conducir a la conclusin de que stas habrn de subir en los prximos meses o aos; pero esta previsin, que puntualiza tambin los impactos negativos, puede alterar los precios del capital.

    Pero hay tambin pronsticos que se autorealizan (independientemente de su fundamento emprico) merced a la aceptacin pblica que reciben. Por ejemplo, la proliferacin internacional del armamento nuclear podra autocumplirse, pues se trata de una expectativa generaiizada (Ra

    se-Lester 1978); y.este evento ocurrir a pesar de que realidades del subdesarrollo aconsejan una acumulacin de capital en proyectos sociales y civiles.

    En ambos CflSOS los pronsticos se "alteran a s mismos (Merton 1980), pues desencadenan secuencias que los desmienten o corroboran, independientemente del contenido intrnseco de esos pronsticos. Aqu reside el dilema epistemolgico: cmo es posible distinguir entre el fundamento emprico que lleva a cristalizar o destruir una anticipacin y el fundamento pblico que apareja un resultado semejante. Para resolver este dilema hay que observar no slo los he

    chos inmediatos pertinentes al pronstico, sino el ambiente cualitativo y los ncleos de poder que admite01 o rechazan el pronstico.

    Un ejemplo de actualidad ayudar a esclarecer este punto. Estados Unidos y Japn estn librando una spera competencia por Jo.s. mercados- de JOJ;PJ9!otct9~ LPJ!=~s~EJ.Le_c!1':9f)ic;_s_.. f\l: gunos' datos empricos, como la tradicin de las empresas norteamericanas en este rubro y el-- +~._-- --apoyo que merecen de parte del Departamento de Defensa, invitan a concluir que USA habr de ganar esta batalla e'conmica (Servan Schreiber 1980). Sin embargo, esos mismos datos y la posibilidad de una hegemona norteamericana en la telecomunicacin y en la miniaturizacin de procesos han provocado reacciones en la poltica econmica norteamericana, como ei subsidio a las empresas electrnicas :f1 una vasta escala, la elevacin de las tarifas a las importaciones, y ei apoyo institucional del Ministerio Japons de Comercio Internacional e industria (M!TI) Si esta reaccin tiene xito, el pronstico inicial ser "falsificado Q desmentido por e! devenir -tReich 1981). Deslindar la causalidad de estos pronsticos es tarea ardua pero indispensable; :JO es posible comprender el encadenamiento de reacciones y respuestas sin este deslinde.

    De aqu un coroiario importante: la "realizacin de un pronstico no puede ser el nico pa

    irn de medida de la cientificidad de la prospectiva. No es el caso de la metereoioga o de ia

    2? { :.

  • " ~-. ~ ,

    r mecdnicl celeste, d0cindfe las POSibilidlades de intervenir son en ver?addrehduchidas: Adl andufl~iar una L/ pe iccin, sta pue e racasar o rea izarse merced a la interaccion e ec, os y e eC!Slones.

    Aparentemente, el dilema podria ser superado Gon pronsticos sellados, es decir, previsiones ;! que quedan encerradas en los crculos de expertos; o bien con pronsticos que se enuncian y .-, operan en tiempo real, es decir, que poseen rapidez y complejidad tales que ningn sistema j decisiona puede frenarlos. Pero cabe pl'eguntar si este procedimiento no mella la tica personal

    y profesional de! especialista.r:'.

    ~ Un ejemplo aclaratorio es el siguiente. Supngase que sea posible trasplantar el corazn de "'" Ln joven a un anciano y que el trasplante, para lograr xito, debe hacerse a los pocos minutos ~ de fallecido el joven. En trminos generales, este pronstico llenar de esperanzas a los anejar,,; nos. Pero supngase que la posibilidad cristaliza en una sociedad donde el poder y la 'riqueza

    se distribuyen muy desigualmente, o donde algn gnero de discriminacin tiene alta difusin, entonces no es desatinado esperar que los trasplantes se ajusten a normas anti-humanistas

    .) (como el asesinato de jvenes). Si este pronstico se cobija en el hermetismo de especialistas o de polticos, este tipo de conducta podra acontecer. Y en tal caso cul es la calidad tica del pronosticador?

    Este ejemplo parecer fantstico. Desafortunadamente no lo es. Al lector atento y especiali,j zado de una obra reciente (Collins-Lapierre 1980) rtO se le habr escapado que todas las posibili

    dades tecnolgicas que en ella aparecen son factibies y que muchas de ellas operan en la real;",,;: dad: acontece que ei pblico tiende a considerarlas como ficticias debido a una desinformacin

    deliberada. r~] En. suma, !~1sibiijzar a :..in pblico determinado respecto a tendencias prevalecien

    j tes en op-Ui, tema q:.;e considera centraI.La-s:ehS:Jftjlg"ci~ifJlejja:\t.es'Q:'e:',~;sp;eraTlacdEislindarF..... i;.mes,reducir sorpresaste increm~n~r-}Q~~i1Sl.1iri~;:~a'i:~~cl~I;;-I1~s;~tfihS?-. _. '.

    :r.;:.~

    ;;-, 2.4. Progresos Recientes t...

    tn los ltimos aos han proliferado estudios sobre el futuro del sistema internacional, so-' J ore una sociedad determinada y sobre instituciones y valores particulares. Kahn, por ejemplo, ',", ( 979) ha continuado apuntalando su optimismo tecnolgico, en contrapunto con las premisas ",' neomalthusianas avanzadas, desde principios de los setenta, por la literatura sobre el crecimien

    to cero". As, segn Kahn, de no intervenir la mala suerte" o una administracin inadecuada, el ",...> crecimiento mundial habr de continuar incluso en los pases menos desarrollados. Este autor

    sostiene que la expansin demogrfica debe bajar sensiblemente en las prximas dcadas, debido a los imperativos de la modernizacin y, en particular, de la etapa post-industrial. En esta etapa aparecern fenmenos (como una cultura sensata,-Ia institucionalizacin del cambio tc

    2;.$

  • .~::~""'-""''''''''-''''''''''-- ''''_IiiIII__IIIlil_I'''EIIIiI.Il'lIrtill1"s.n '~;.-'

    niGlp, el auge de as industrias del conocimiento, la difusin de las meritocracias) que pondr(~. lmite a esa expansin por vas directas o indirectas. Mientras tanto -Kahn sugiere- la densid?~,. urbana podra ser resuelta mediante el aprovechamiento ms razonable del espacio; la contar', nacin, con castigos fiscales: y las confrontaciones internacionales que tienen como teln d, fondo una desigualdad creciente, mediante una despolitizacin. selectiva de los trmin,. usados.

    Otro gnero de actitudes es menos optimista y lineal. Presupone considerables turbulenci,', en las interdependencias globales, a menos de que la humanidad organizada en las Nacionj?-"", Unidas instaure voluntariamente una reconstruccin internacional (Tinbergen 977). Este. proC" so de cambio planificado comprender simultneamente el orden monetario, la redistribuci> mundial de ingresos y recursos, el redespliegue del comercio y la industria, la diferenciacin' las fuentes energticas, la administracin conjunta de los ocanos, y la supervisin de las com'. nicaciones de masa.

    -' ..~ Hay tambin testimonios sombros sobre el futuro de la humanidad (Peccei 1981). Desp(}~' de distinguir redes y puntos nodales crticos en las interdependencias (como en el empleo, rd:'

    :.--, usos dei agua, la contaminacin ambiental, el comercio), estos testimonios destacan signos ,,: una decadencia sistemtica y acumulativa. Entre ellos: un crecimiento demogrfico desordeP do, la ausencia de planes y previsiones contingenciales en vastas reas del globo, la degrarl' cin de la bisfera, la carrera de armamentos, la incomunicacin Norte-Sur, ia existencia de' ~ .. -vaco de valores. En estas condiciones, no slo se instituyen medidas y gobiernos demenc' les, sino que la humanidad entera padece un desequilibrio tal vez irreparable. !

    Aparte del global, los estudios recientes del futuro tocan planos regionales (Mesarovic-P te' 1975; CEPAL 1981). Los autores de estos estudios observan con lucidez !a heterogeneidad d la situacin internacional y el consiguiente eS,colio (y tal vez futilidad) de formular planes ge r rales, cuasi-planetarios. Mesarovic-Pestel, por' ejemplo, proponen dividir el mundo en parcel" relativamente homogneas tomando en cuenta la calidad de los problemas que enfrentan y

  • dos pases econmicamente grandes de la regin estn reproduciendo los nexos de asimetra y ~':1Jependencia en contra de los pases pequeos: que algunos pases (Brasil, Argentina) estr

    ~'CJuebrando objetvamente delicados balances geopolticos: que el fermento revolucionario en ,Amrica Central le dicta a Mxico y Venezuela nuevos dilemas tanto en la poltica exterior como

    ..,.;.n 1:1 inlerna. ,. No se ha descartado !3 indagacin de sociedades nacionales. Muchos pases han concitado ,,"~nters debido al papel que desempean (o pueden desempear) en el juego internacional de O:7fuerzas. Es el caso de Mxico, por ejemplo, que ha provocado una copiosa literatura con nimo

    ~ospectivo (Koslow 1977; Looney 1978; Hadara 1978; Creasey-Langston 1979; Wheeler 1981). ""entre os parmetros y variables que han merecido detenida atencin en este caso cabe resaltar:

    ,~Ia evolucin demogrfica, las tensiones distributivas, la legitimidad de las instituciones polticas, _.:a estatizacin creciente de la economa, las nuevas formas del ascendiente norteamericano y _. otros tpicos de cardinal significado. Ciertamente, la evolucin externa e interna de los merca_oos del petrleo es un factor critico en la determinacin de las tendencias mexicanas.

    , Los estudios han descendido al nivel sectorial, esto es, el anlisis de algn cuello de bote 'Ila o escollo estratgico En esta esfera se encuentran los exmenes prospectivos sobre la energa (CONACYT, Mxico, 1980). la educacin y los valores (E. Boulding 1977), Y la secuencia probable de los mercados financieros y de seguros (Boucher-Ralston 1980J, , Como puede anora comprobarse con los comentarios hechos, el impulso hacia las explora. ciones del futuro no ha cesado. Antes al contrario, tiene ya dinmica propia, aunque obedece a ';.fines desiguales: la reduccin de neblinas o "ruidos" en la percepcin de las trayectorias veni'deras, como insumo indispensable de las politicas y estrategia3 de largo alcance, y, en fin, como "f1ueva:; modali-dades--de+-ffltihear--o -legitimar un ordenamiento vigente; ..

    Ahora bien: si se acepta que estas indagaciones son necesarias, pueden los paises en desarroilo -los latinoamericanos en particular-emprenderlas con recursos y marcos de referencia ~~~Jropios?

    'O' 2.5. Prospectiva y Subdesarrollo

    Si se ponderan los asuntos que han suscitado la atencin de los estudios recientes en pros_ pectiva, ei inters de los pases subdesarrollados en ellos deberia ser ubicuo y permanente. Oes:~:'afortUriadamente. no es as. Slo en algunos paises (Mxico, Brasil, Argentina. Venezuela, Egip- to, India) se advierten destellos fragmentarios de inters: se ha ensayado incluso elaborar un

    modelo latinoamericano" como respuesta a los anlisis en boga en las sociedades industriales, con logros modestos (Herrera 1977) He aqui una paradoja: despuntan varias tendencias en terre

    ..)lOS estratgiCOS (tecnologa, comercio, financiamiento, terrorismo, energa. gustos de los con....sumidores) que, si no son manejados 0pOJ'tunamente. pueden ocasionar no slo la ampliacin

    --. ---'2'---"-'h f?

  • as

    .~c--'jjj~~

    .lHgn!:I. .,el1fr~l'lff't~ftltwct~kagiad'1j;",,~rfdeQI0;

    eonstar,te de la brecha-ingreso, sino la perpetuacin del subdesarrollo. Y sin embargo, es marcado el 'tiesinters por el estudio de esas tendencias. Si se rechaza la hiptesis de que este des cuido no es producto de la malicia internacional, habr que buscar factores estructurales Cuaies son los obstculos internos a la institucionalizacin de los estudios de! futuro? Hay QOsit-;'!ioad de relTloverlos?

    Para contestar a estas interrogantes se ensayara una respuesta compleja que pone nfasis en elementos internos y estrcturales. De ninguna manera se subestiman factores externos (Ha dara i981) que, en conjunto, abren cauce a un nuevo tipo de vulnerabilidad y de control que ei trmino "imperialismo ciberntico pretende caracterizar (Hadara 1981). Sin embargo, la adjudi cacin sistemtica de responsabilidad a factores externos conduce a una demonologii" estriL

    glzacln a eiper"sa's ~ill:iJ'7a't'a a).La informacin es un prerequisito de la prospectiva En pgi "as anteriores, al examinar los determinantes de la reflexin institucionalizada sobre el futuro, (" se afirm que el desenvolvimiento de la informtica ha brindado a las sociedades industriales instrum

  • ;i";\IJ.~~!"I['~ ~.~, ~\. ti '\1.1

    "ti'VJ1'iff' !'''i';f

    i'':; Este monopsonio Informativo. adems de la dispersin cuasi-feudal de los datos. conlleva ula Ignorancia estructura!. Esto es. muy probablemente cada actor de un sistema nacional cuen

    ~, con una suma necesaria de unidades de informacin que le permite ajustes oportunos; pero ,j colectividad es presa de una neblina informtica. No es casualidad que sus pasos y decisio

    P',lS sean irracionales. muy alejados de una meta que se mueve constantemente

    Err \,stecDnteX!oin~soGial:prome

    "",,;I;::qe;no puede cumplir. Ms todavia. este encadenamiento de datos'y series parciales reduce Ybs horizontes de decisin y planeacin y se transforma en un conducto autnomo de incerti

    ;Jmbres

    Tnyase presente que esta fractura informativa no tiene relacin directa con los niveies ~e escolaridad prevaiecientes en la regin. De hecho. stos han aumentado sustancialmente, en los ltimos veinte aos. en todos los segmentos por edades Se recordar que la tasa de esco

    .Jridad. en el estrato de 6 a 11 aos. ha subido de 57.3 a 82.3 en ese intervalo; y que el incr,;

    mento ha sido aun ms notable en el grupo de 18 a 23 aos: del 6.3 por ciento al 26.1. Por pases. ,:' escolarizacin es casi total en Argentina, Barbados. Guyana, Costa Rica. Cuba. Chile; en Mxico. el avance fue muy rpido (de 58 a 94 por ciento en el estrato primario). Pero las tasas de es

    )Iaridad (para mayor informacin vase Iglesias 1981) no corrigen automticamente la desinformacin. Este es un problema sistmico y de organizacin Por cierto. cuando se incrementa ia :"pac!dad socia! de asimilar y difundir conocimientos, se colocan bases para una sociedad~~:

    'informada Pero suele suceder en pases en va de desarroilo que estos conocimientos son exce'-. vamente estticos (cuando no obsoletos) corno para garantizar ajustes ptimos. Por lo dems. l ocultamiento de la informacin. en una sociedad aquejada pOl perturbaci.Qoes.y..8scisLoue.s.ln, . '-"~"1'rras.'es un instrumento dE! poder. En Una escala microsocial ocurre en estos pases lo que se

    jidvierte en el escenario mundial: la posesin de "mapas cognitivos" correctos sobre tendencias jcentros de poder es l1n2 forma de conseguir y acumula'r influencia.

    '" bl Las mqdalidades de decisin prevalecientes en pases en vas de desarrollo p.rs8ntan ~.,s:aracteristicas principa1es. Por una parte. 1);~jfJ'~'i:iR,a;.q;)Jic!Qr~:s;j:t~~GQ-to.:iI~z().~~9W.,~j[(jo jstas". parece ser mucho ms pronunciada que en las sociedades industriales. Por la 6ttaJa'ad

    ~~r'istracin de crisis e incertidumbres _esrgi6a:i;!a~h.i~h1jIInade'bu'd:a$; Cules son las causas ~:tructurales deestefenmeno? .

    Ogopo!iO y monopsonio en los mercados de informacin representan una de ellas. Cuan) la "rormacin es fragmentaria (por exceso de centralizacin o de dispersin) los centros de ~eCis' pueden actuar de las siguientes maneras: i); postergar constantemente las acciones (el , ;tablecimiento de "comisiones de trabajo", por ejemplo, suele representar un instrumento leg

    :imo de postergacin) hasta tanto se reunan los datos pertinentes que permitan reducir riesgos y ")sponsabi!idades; ji) desencadenar acciones en la oscuridad". a pesar de las cortinas inform

    ~icas ysin ponderar alternativas. con el designio de crear imgenes y sensacones de "movimien:. organizacional,,; o bien, Hi) detener o precipitar decisiones intermitentemente, conforme 2 ~~remios coyunturales " Estas formas de conducta no son necesariamente irracionales". Los desafios existen y pre

    ,,qnao. y ame-la orfandad de datos, es preciso asumir algunos de estos comportarnientos. Pero

    ~..;,.;'

    27 Ji I-:'b

    ~

    J I

  • ei cost~ social de los errores puede ser sustancial. Entre otras circunstancias, porque no existen (o son dbiles) las fuerzas que tienden a contrarrestarlos y corregirlos. Esta observacin. .toca la segunda causa de las imperfecciones decisionales.

    En organismos conflictuales, escasamente solidarios (podran denominarse "rdenes sociales hobbsianos,,) y que padecen ya sea una separacin social ntida entre los estratos, o ya sea una fuerte dependencia "patrn-cliente, la lgica de las decisiones sigue un curso cortop!acista Gue apenas toma en cuenta las irradiaciones amplias y de largo alcance de una accin. La heterogeneidad estructural (Touraine 1978) impide y facilita a la vez esta cortedad de miras y miramientos. Para los sectores dominantes, infortunios como desastres naturales, pobreza crtica, ~~

    '.,."

    desequilibrios ambientales y regionales, son conceptuados como "problemas de los otros". Ellos pueden -minimizar. o absorber los costos de una actividad equivocada o de las catstrofes que resultan de la acumulacin de errores.

    Advirtase que estas realidades no se desenvuelven slo en pases en vas de desarrollo. Tipifican tambin a comunidades donde la fractura entre los objetos y los sujetos de la decisin es apreciable. Por ejemplo, se ha observado (Weinberg 1972) que la construccin de usinas atmicas sigue diseos desiguales en Estados Unidos y en la Unin Sovitica en cuanto al establecimiento de mecanismos de prevencin y seguridad contra filtraciones radiactivas. En el primer pas, estos mecanismos gozan de atencin prioritaria debido al peso de la opinin pblica y a la , organizacin de los consumidores respecto a este asunto. No as en la Unin Sovitica, donde fa " separadn entre-sujeto y objeto en las decisiones tecnolgicas es marcada.

    Sin embargo, esta distancia suele ser permanente en sociedades donde prevalece el disenso sociaL Recurdese que el ciclo poltico de los gobernantes es con frecuencia excesivamente corto y tropieza con crisis intermitentes de credibilidad y legitim!dad. Pero el ciclo de las repercusiones de sus actividades (o pasividad) es relativamente extenso. Esta discrepancia -que sueie estar acompaada de una "amnesia institucional .. pronunciada- inhibe el inters en as incidencias mediatas, de mediano alcance, de una decisin. Nadie asume responsabilidad por esta discrepancia, salvo entidades abstractas como la historia .. , la configuracin estructural .. , ,la dependencia externa, o el .carcter nacional". Ya sea porque los actores poseen corta vida,

    .'" , o ya sea porque los rastros de sus acciones (y embrollos) quedan borrados merced al acelera-- -- - __ .'+c.~._ ._. ---"-miemo deal'Jlb)s- superliciales,Jos...impertivqs del corto plazo son dominantes. En este con-t> texto, la prospectiva es una diversin social" dispensable. .._ .... .__ . _'_" __ . _

    Por aadidura, la administracin de las crisis (disciplina que ya conquist estatura intelectual propia) se apoya en bases precarias, Como se sabe, todo sistema en expansin progresa en ambientes desiguales. Algunos se ajustan mansamente a sus intereses: pero en muchos casos t~i jos ambientes son fros, hostiles, involucrando choques organizacionales. Esta situacin de equilibrio inestable (que en algunos pases es de desequilibrio estable) demanda el afinamiento constante de los instrumentos de adaptacin y negociacin. Cuando este requisito no se satisface, las crisis estallan de una manera desordenada, generando oscilaciones y perturbaciones vio- .. lentas en sistemas y ambientes.

    Ocurre que en segmentos amplios de la regin latinoamericana no se han instituido mecanismos adecuados de compensacin y ajuste. Esto no se debe a la .ceguera. de os gobernantes ni

  • 1 1 I !

    1 I ~" ," ~'.;al "egosmo de las empresas; hay que distinguir variables estructurales que modelan la CO' i ,- ducta de los sistemas y sus grados de libertad i

    " Considrese, orimero, el carcter relativamente abierto de las economas latinoamericanas. Esto es, el peso re'lativamente considerable del entorno internacional que se manifiesta a travs de! comercio, la nflacin. la tecnologa y la cultura, Por ejemplo. el hecho de que las transacciones internacionales no hayan aumentado en trminos reales en 1980 (CEPAL 1981) por prime?-,:~, ra vez en las ltimas dos dcadas, tuvo repercusiones significativas en los ritmos internos de cre

  • te, en ios entornos internacionales. Tal vez hay que advertir ciertas excepciones en Brasil y Mxico~.donde se revelan propensiones modestas en este sentido. , .....

    El segundo factor que inhibe la habilidad para administrar crisis, especialmente en situaciones de emergencia en las que el tiempo y la informacin son variables crticas, es ia debilidad '-e!8t i Va de as instituciones cientficas que podran formar el capital humano necesario. La investigaci6n nc es cultivada sistemticamente en el rea, incluso en los paises de mayores proporciones (Prez Tamayo 1980); antes al contrario. es penalizada de diferentes maneras (desde 18 _ disfuncional estructura de los salarios hasta, en algunos pases, la intolerancia policial). Es sab~ do que el investigador progresa en su carrera abandonando la investigacin. En este contexto, se gestan de hecho climas anti-intelectuales que no pueden vislumbrar con simpata las especulaciones de la prospectiva, especialmente si stas arrojan conclusiones que ponen al descubierto la obsolescencia de estructuras y de juicios.

    e] La sobrealimentacin ideolgica emana del fracaso sistemtico para lidiar pragmtica:-:lente COn os hechos. La han cultivado, en Amrica Latina, tanto Jas derechas como Jas izquierDas, aunque por razones desiguales. En qu consiste? En una actitud romntica de hostigamiei1to 31 mundo emprico (que tiene races en el arielismo de principios de siglo) debido a Que ste encierra fealdad", mecanicismo., incongruencia ... injusticia. Desde luego, esta actitud .~.

    se manifiesta tambin en la sociedad avanzada (Bell 1978; Roszak 1978: Hodara 1982); pero en sta existen instituciones que la contienen y dosifican. No es el caso desafortunadamente de nuestra regin. Este gnero de romanticismo no slo refuerza el clima anti-inteiectua!, sino que ensancha la incol1lprensin de las tendencias objetivas que estn modelando las interdependencias internacionales.

    Enti~dase bien: las ideologas son necesarias como sistemas de interpretacin y legitimacin de las realidades circundantes; sin ellas se crea un vaco existencial .. , se borran significados y valores. Pero cuando la ideologa es excesivamente autoritaria y dominante, trastorna loS' criterios de racionalidad. Regmenes fascistas y comunistas (Beyerchen 1978; Bernstein 1978) ilustran os costos de la sobrealimentacin ideolgica aun en sociedades industriales. Son mayores en los pases de incipiente modernizacin econmica.

    Recapitulando,los estudios del futuro no han progresado en Amrica Latina acausa de un ,. SOil!Ui1tO de factores estructurales que llevan a concentrar la mirada en el corto plazo. No sen .' :es 'nicos, por cierto. Pero alcanzan para revelar esta infeliz paradoja: pases que ms necesitan de la prospectiva para 'asegurar su viabilidad y vitaiid-ad' en 'las prox-imas deadaS-etlentaH-;:~.-- .. _... son una dbil ot;;cin para montarla.

    Si os estudios del futuro no prosperan, 'cules sern los costos?

    2.6, Efectos de la Imprevisin

    ~. uviera slo el valor de un ejercicio intE:lect~teresante,o de un insumo indispensable para una planificaclon macro-economica y corporativa) tieXbTe~a-ypoii----_._----_._---_._--

    30 _

  • W:lSioRal, sera una disciplina pl~LlQ..Qlente justificada. Pero es ms que ello. Se procura demos

    ~frar aqu que el aceleramiento' de' los procesos no slo recorta los plazos de decisin sino que, ,,~;;>ara oaises en desa,rollo como los latinoamericanos, la negligente atencin al largo plazo podra.~.. "'~par~jar distorsiones irreversibles.

    /}. uno de esos erectos se le ha Iamado el efecto-sorpresa. Se arguye que la ausencia od.e.bj

    ~dad de lil~apacidad previsora hace que crculosdirigentessea~const-fementesorp:encildos

    -Jo r el g iro_de:.~i;;contel [(entos'TfnaEicias.\ianCstanteme'nt-~a'-:emoIq:-REic ibE;n-stlm uIos %- datos con atraso-percepiTbl--'-c'dcf\i-~-b=sontiles,o cuando sloes posible reaccion.arpar. CJ.aJmen~~Rec!.Q....a_eilos. Por r"mplci','cbepregLJ'nta'r-'sTlasdTferendas-'notbles entre ej '''r-apitalismo en los paisesperifricos y el capitalismo en las sociedades industriales no se ex" "plican slo por dotacin diferenciada de factores (Prebisch 1981), sino por un encadenamiento de "> sorpresas retardadas" Este encadenamiento conduce a una copia que desvirta al original

    ~.~

    .,,; Tngase presente que este t_.LVe[l:Lo_n_t!l7.BL,'pajse_s.c()IT.!.0_~~..0ezuela, Mxico. Irn y Ara ;j~~

    _,ibia Saudita han hecho depender su desarrollo y diversificacin prodc1:ivacle- ros'ingres6s'-"--";~f . petroleros (Hadara 1977; Lustig 1980). Esta perspectiva permiti alentar la esperanzano slo en )una ,

  • fraestructura) y, adems, las lites de este pas, educadas en paises occidentales, perciben quE? la aptitud innovadora de stos podra verse reinstigada por un cambio dramtico de lOS precios"de materias primas estratgicas. Una subida real de precios, acompaada de una depen dencia estratgica marcada, acelerara transformaciones en las fuentes de energa a expensas del petrleo. Hay signos de que es te proceso habr de ocurrir en esta dcada. a Desar del estancamiento, la inflacin y el desempleo de las economas industriales (OECO 1981) _.

    Pero todava hay lugar para sorpresas mayores l3aradjicamente en temas y ordenamientos donde la participacin de los paises en desarrollo -parece decisiva. Se toca el problema de los imites y costos de un crecimiento indefinido (Forrester 1971; Meadows y otros 1972) que se acompaa de una transferencia global de recursos a fin de compensar desigua!dades (Tinber- ~{;~ gen 1977) Tambin aqu la ingenuidad producida por la imprevisin o por la subestimacin del poder de control de las sociedades industriales (ejemplos adicionales de esta aptitud. en Vogei , 980) es perceptible, como se pone de manifiesto en las respuestas contempladas por paises hoy hegemnicos (Laqueur 1980).

    Como se sabe. este problema no se reduce a las dimensiones econmicas. ,ll,tae a la planificacin y manejo de sistemas complejos (Laszlo 1972). a la carrera armamentista desatada en el Tercer Mundo (Brandt 1980), a las pretensiones legtimas de los pases recientemente descolonizados [Bauer-Yamey 1980), a la viabilidad de las aspiraciones que stos preconizan (Wionczek 1980), a la difusin regulada o irrestricta de artefactos nucleares. a la transnacionalizacin de! terrorismo incluyendo la posibilidad (que ahora parece infundada: no es as) de que multinacionales tambin us.en este recurso con medios sofisticados [Black 198), a polticas fiscales globales. y a otros asuntos.

    Los oebates en torno a esta agenda compleja tienen consecuencias prcticas, al menos en mecanismos y criterios de decisin de las sociedades industriales [Time, 5 de enero de 1981)_ No cabe duda de que el escepticismo social respecto a los mundos creados por la tecnologa (Roszak 1979) y por el crecimiento constante (Daly 1974) est a!Jmentando. Se cuestiona la factibilidad y la deseabilidad de la expansin material indefinida Por el contrario, se extiende ia convicciR de que los incrementos seculares del producto, de la productividad. del ingreso, del progreso tecnolgico, de las transacciones financieras, podran conducir aun desequilibrio radical y a llr. remate volento de las tendencias conocidas (Freeman-janoda 1978J . Para pases, como los latinoamericanos, que depositan esperanzas en el desarrollo sostenido y en el alejamiento constante de los espectros malthusianos, estas convicciones entraan repercusiones sombras_ Todava no han percfOrdoque--et crectmiento-pfJGF-ia encarar,.e[Lv_er_dc;l,j!9_nt~!s':"'~_S!:~~turaes y/o: proteccionismos darwinistas que reducen perceptiblemente su factibiiidad. Las generaclohe-sla:-l..-- ---.---- .. --.

    -tinoamericanas se han acostumbrado a un crecimiento" osci lante". incierto. pero crecimiento al fin no estn preparadas para una parlisis total.

    Tampoco se comprende cabalmente la dinmica del conflicto Este-Oeste y sus rasgos dis

    tintivos (Pipes 1980). Este conflicto es inestable, total y comprensivo. involucrando amenazas severas para los pases en desarrollo Ya no es posible sostener la esperanza de que una friccin de ":os grandes" ser un conflicto de los "otros" que se traducir en beneficios netos para los pases

    suministradores de las materias primas, La Segunda Guerra incentiv la industrializacin de algunos '-,'

    pases latinoamericanos; no hay bases para suponer razonablemente que un conflicto adicional de estas proporciones arrojar efectos equivalentes.

    32 ---'--'-_-'--'--'----'-- _

  • -Ega hiptesis se funda ri en estudios prospectivos sobre la dinmica de as ~~G.i9-!!es y de los consensos entre el Este y el Oeste (Sc e In9 . =sfaOari:;-aeslestable puessemanlflesta en sorpresas posicionales constantes n la ado' ri. s s mgy

    ',JJI tos (Tucker 1981); es tota pues se verifica s im L.t1.@DJ~.aOle.nte...en...Jii:ILeJ;sas.p.aEs_d_E}L f!'uf1c_t:l: ~ialmente en ls porciones dbiles o vulnerables (Polonia, Centroamrica) de los contrinp;~ante-s-irege'l'T'tftic-e&~~A-gef-g1l1),y es comprensiva pues reviste aspectos que oscilan entre e; idenfrentamiento armado, la contestacin ideolgica y el manejo medido de los equilibrios de te~ror Pero acontece que los estudios prospectivos sobre esta dinmica no se efectan desde la :;1ptica de los pases latinoamericanos, abriendo cauce a sorpresas.

    ~ &! Considrese otfa ilustracin: las tensiones Norte-Sur, o ms rigurosamente, Oest-Sur ",,'puesto que se verifican dentro del sistema capitalista) que se manifiestan en la denuncia cons:-tante de las disparidades en la dinmica yerradicaciones del crecimiento complican las interdeo .pendencias globales. L.as flaquezas del sistema monetario, las incertidumbres que caracterizan ~J"a los mercados de hidrocarburos, la militarizacin del Sur, los proteccionismos practicados po, "",ei Norte, y, en fin, 12 erosin ideolgica de los- regmenes verticales de cooperacin aaden (jvolumen a estas tensiones De aqu la demanda de un nuevo orden que plantea ahora, no _ la Alemania nazi (donde la expresin tuvo origen). sino los pases en desarrollo animados por ~ r,.I~1.):os procesos de descolonizacin (Carr 1970), por el desarreglo objetivo de las articulaciones ~f 1lt;~

    internacionales (Block 1977), y por la transnacionalizacin ideolgica de la lucha de clases (Ho ~I,~jara 1982]:..:" -~

    ,ti ~

    Si los paises del Sur hubieran encontrado Caminos expeditos de desarrollo y de atenuacin .,.,. _.-..:-d.e.Jas brecbas-ingre"o-prGGlict'vidaG-poder nacional, las exploracioi}es del futuro no_preSej]tf;lx.illn._-_ T;~~

    >';al vez apremio. 1\10 es el caso, desafortunadamente Una de las sorpresas que se descubri e" ja l':$f -ltima dcada conSiste en que el desarrollo es una empresa colectiva mucho ms ce~plej& de ;-'lo Clue se rnaoin a r;nci;Jios de los cincuenta (Prebisch 1976). No es una mera reconstruc

    =->'ci~ econmic~, como la que aconteci en Europa. Se trata ms bien de un conjunto o sndrome 5e revoluciones simultneas [en la agricultura, la industria, el comercio internacional, los valo

    ~res, los sistemas de administracin) que desencadenan inestabilidades sinrgicas, canee te~ladas En 'a mayor!3 de les cases, los lderes del Sur no han podide lidiar con este sndrome b-(reto 1:jue no debi enfrentar el Norte durante su despegue) con resultados conocidos L~_gJ_e~

    ~

  • ),. ;f:

    su parcela en las transacciones mundiales a menos d~ un cinco por ~iento: su producci~ toe> de '!;llenes y serVICIOS no alcanza los niveles de un pals como Alemania Federa!: y el renolmleri to cientfico de todos ellos apenas equivale al de un pas 'pequeo como Israe!. Considerad(', dinmicamente, estos indicadores no ofrecen lugar al optimismo. La superioridad comercialtec' nolgica de las naciones industrializadas altera constantemente ventajas reiativas y com-' naciones ptimas de factores. As, por ejemplo, la produccin y la productividad de bienes p'" marias no ha declinado en varias de estas naciones (Estados Unidos. Hoianda); en tanto que,I., robotizacin y el redespliegue industrial habrn de empequeecer a importancia del factor ti;,; bajo manual-salario en la competencia internacional. Se insina una nueva divisin del traba>r, que podra'lPrescindir o menoscabar sensiblemente la participacin de la mayora de iospast3'1 en desarrollo. As, se gestarn dos tipos de civilizacione~ yuxtapuestas a sistemas (capitalista,s socialistas, perifricos) y facciones (NorteSur) con-eerdas. Esperara a estos pases no s una satelizacin permanente sino una excomunin de la historia .

    ( Las especulaciones recientes hechas por Kahn (1979) ofrecen todavia a esperanza de 0\.I<

    este trgico escenario no tome cuerpo. Conforme aellas,el crecimiento poblacionai habr de 9",>, ciinar en los noventa. Esta tendencia decreciente desactivara los erectos de la "bomba demog~~:"

    fi~a" y sus repercusiones conexas: ecocido, incremento de la agresividad a causa de la ?ong~~;;" ,ion y la pobreza, consumo voraz de recursos a expensas de las generacIOnes venloeras\;';:-? desempleo crnico, especialmente de los estratos juveniles. Segn la visin ootimista de Kahp el declive de la poblacin sera acompaado por una urbanizacin envolvente que cristalii' ra_ en megalpolis sin perjuicio agudo a la calidad de la vida. _. (J}/s.in emb;rgo, KJlhn no recha~posibilidad de CbOQIIAS y discontinuidades si los aOblm1;/ ;,:.:.emPresas no actl'aQ adecuadameJ}}N.Por ejemplo, una hambruna gener~!zada podra .verificp, se en el mundo en desarrollo a causa del deterioro IrreverSible de la agricultura y de lOS slst\:;' mas rurales. As, el espectro malthusiano no sera una som.bra metfora, sino c~uda realida,; Pero (sugiere Kahn) si las sociedades industriales transfieren recursos y relocaiizan industril. en los paises pobres, y si la racionalidad preside el gobierno de los mismos, as hambrunas Sf' r:ail parciales y pasajeras. (

    Hay que cuidarse del optimismo fcil (que cultiva no slo esperanzas injustificadas si( evangelismos paternalistas) como del pesimismo apocalptico que encierra un "catastrofismo cue precipita las catstrofes. En trminos generales, Kahn suele exagerar la existencia ~.~AL.._ aptitd paraco'uu1-ardl::-continuidades y de las facultades 'colectivas de aprendizaje. No parec~' probable que las sociedades industriales decidan, espontneamente y con generosidad inditO detener la segregacin de los pases en desarrollo de 100s flujos internacionales de comerc;"': tecnologa. a menos que la universalizacin del balance del terror (instigada por la diseminac(:'/::: de artefactos nucleares y bioqumicos y/o nuevas formas de terrorismo internacional) apemf~' esa decisin. Por lo dems, Kahn parece ignorar que el ciclo decisional de muchos gobiemos (:', , paises perifricos es excesivamente corto respecto a los plazos y rezagos (iead times) inhen~'-( tes a la administracin de las revoluci()nEJ~sil12ul!nea~ a_las que se aludi anteriormente. Dr:; afortunadamente, una alta proporcin de estos gobiernos padece una incapacidad ntrnse para gobernar racionalmente; la alternativa es una dictadura sorocante que abrira cauce a J'neo-barbarismo Sin duda, hay que encontrar y perfeccionar nuevas formas de gobierno (D~,-, 1981)

    ~-...L4=- ---------- . ~t=X-;

  • I~ Estudios empricos que se refieren a un sector y a un pais (alimentos en Mxico, segn Mon~.;, tes de Oca-Escudero Co!unna. 1981) llevan a oponer reservas a las generalizaciones de Kahn.

    ~, Las tasas de crecimiento y la participacin de la industria alimentaria en el conjunto manufacturero flan decrecido en los ltimos quince aos. Cayeron, en efecto, de un 12.8 por ciento en 1960 ~ a un 52 por ciento en 1975, mientras que el valor de la produccin se encogi de un 22.2 a un I" 17.0 por ciento en e! mismo periodo. Este declive est acompaado por un proceso intenso de

    transnacionaiizacin que influye fundamentalmente en las pautas de consumo, equiparndoias:J -sin una irradiacin social similar- a las de Estados Unidos. Como las empresas transnacic

    roa les cuentan con ventajas considerables respecto a las nacionales (mayor integracin, articuW laciones ms efectivas en la produccin, distribucin e investigacin) controlan estos mercados declinantes mediante recursos financieros, tecnolgicos y publicitarios. Si quisieran, podran ~

  • --------~""""'~-----

    r

    e" ' literatura pblica, pero se sabe que la "guerra fra (no slo entre el Este y el Oeste) es [(" 7ur~iamentalmente una batalla electrnica.

    El efecto-segregacin no debe inducir un catastrofrsmo injustficado. Visiones de largo pe lO presentan tambi n componentes apocal ipticos (Pi rages-Ehrl ich 1974) que han suscitado d iver. sas crticas (Cole 1978) . El catastrofismo desean sa en tres premisas: a) La tierra es un sister:',' finito e interdependiente: explosiones atmicas en Nevada inciden en la calidad de !a leche ma Terna de Turqua; el DDT usado en la agricultura argentina afecta la fauna marina australiai",:. al Las principales variables del crecimiento (poblacin, contaminacin, use de recursos) aumeri' a,! geomtricamente. de modo que al acercarse a una cierta pared o techo se tornan asint@"" cas, cayendo ms tarde con rapidez. Si esta expansin geomtrica no es contenida, epidemias' desastres naturales y guerras brutales habrn de tener lugar. cl En caso de una crisis global q( es oercibida como terminal .. , las sociedades avanzadas habrn de aplicar normas de sobrev'i vencia darwinista .. , especialmente en el mundo en desarrollo.

    ..

    No hay que despreciar estas premisas (Ferkiss 1978). incluso si se acepta una versin m~",:. suave del catastrofismo, las repercusiones, si no son atendidas oportunamente, sern grav:': Po, ejemplo, si el incremento mundial de la pob lacin se detuviera en os siete mil :niilones ~~~; personas (proyeccion baja conforme a las estl maclones hechas por NaCiOnes Unidas), ef&:..~' tos negativos todava podran verificarse. La percepcin social de un sistema compr.imidQ> aumentar sin duda las patologas colectivas, como el uso intensivo y extensivo del terror, < abuso de drogas y las agresiones reales e ideolgicas contra el racionalismo. Slo gobiernos .~ sistemas nactonales capaces de absorber estas crisis sin una perturbacin profunda tendr" viabiipad en el largo plazo (Forrester 1978). .

    ~) . \ El tercer costo de la im revisin es la sobre:reaccin/apata., Cuando ias sorpresas ocurrec

    constantemente y la se regaclOn SIS emlca parece insos ayable, brotan dos actitudes extren-r sas. iJna es la agresin verbal desmesurada que se nota, por ejemplo, en os organismos nte,;acionales cuando se discuten el contenido y la factibilidad'del nuevo orden. Argumentos E"" ravor y en contra sobre la recolonizacin., el imperalismo, .,Ia injusticia distributiva, la d~~ da moral, los pecados econmicos de los pobres, ofrecen chispas y poca luz. Son modalid.ldes de desbordamiento emocional que en nada auxilian a comprender y resolver problemas. L lugar de una tctica legtima, las agresiones suelen convertirse en un fin en s mismo. En muchos peses de menor ingreso. estas actitudes suelen carece: d.e-una.ba~.-mo-Ha-~e.git~ma;-fJues--i4:--.-cambios que se reclaman 'en el plano internacional son resistidos internamente. -

    Advirtase que en esta agresividad n6 slo se distinguen clculos fundados (como forzar \10 transferencia no recproca de recursos, tranquilizar a las izquierdas locales, o adherir a b\#;;;;,., ques regionales con fines de negociacin), sino reacciones reflejas a una frustracin acumula-a:' La historia transcurre, las brechas se dilatan, las innovaciones abruman, sin que los pases ma[, ginados tengan la posibilidad de controlar (yen algunos casos de comprender) los mecanismei de causalidad de estos fenmenos. Vctimas y victimarios caen en una trampa de resentimient0 ytentacinnesqaeseacBrca a una neurosis colectiva. ! .

    Brota, por aadidura. la apata. Si la dependencia es absoluta e irreversible (todava no,' es): si el nuevo orden internacional se est conformando al margen de los intereses de pases ;)oDres y pequeos (hay bases para esta premisa). y si el subdesarrollo es irremediable (lo es

    ~-,-,6......: -----,,,,:--:,:

  • orevalecen las pautas de hoy), entonces slo cabe u[Ja orga fatalista. Nada se puede hacer; todo est decidido o modelado por fuerzas omnipotentes. Se produce entonces una esc!erosls funcional en estos sistemas: dejan de reflexionar para entregarse a una neo-demonologa.

    :.::.:,';'

    '2.7. Modelos de Sobrevivencia

    %'~t; .},: ~~

    ~;1; ~'-,Como se.ver, el diseo, die estos esqduem,as estm~y infdludo pOIl' lasltedndencias rece~i,es ~""'"':'_":o'.,.

  • ".--,

    '.

    1

    ecolgico. Descenso niveles de la tecnologa. Recurrencia selectiva a meen los subdesarrollados. canismos maithusianos.

    Meadows Lmites fsicos se presenta" en Reduccin poblacional. Moratoria tecnolgica. menos de un siglo. Consumo medido de los recursos.

    Heibroner Desastre malthusiano en los Ajustes de largo plazo posibles s!o si se pobres. Regmenes totalitarios atiende el ecosistema. o anarqua general.

    Fundacin El desastre ya existe. Las difi Reconstruccin poltica e institucional. Trans Bari!oche cultades crecern en As i a y ferencia geogrfica de recursos.

    Africa hacia fines del siglo.

    Leont~ef Los esfuerzos de la ONU fraca Crecimiento selectivo: ms entre os pobres, sarn. Crecer la brecha. menos entre los ricos. Redistribucin mundial

    de recursos.

    Modrzhinskaya Refuta mecanismos neomal Prosperidad global slo limitada por sistema thusianos. Postula sociedad capitalista. socialista