los días del fuego - evaluación - parte iii 02 de junio

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Los das del Fuego Tercera parteEvaluacinLa evaluacin sobre el libro Los das del fuego consiste en el anlisis de tres fragmentos de la tercera parte. En cada fragmento, tenga en cuenta los siguientes aspectos:a) Qu ocurre en ese fragmento? A qu parte de la obra pertenece? Qu sucede antes y qu sucede despus? Cmo se relaciona este episodio con el conjunto de la obra? Qu lugar ocupa en la lnea argumental y en relacin con el conflicto central?b) Qu personajes aparecen? Cul es la funcin de cada uno de ellos? Cmo se relacionan entre s? Cul es el lugar que ocupa cada personaje del fragmento con respecto a la cada definitiva de Misianes? c) Qu temas aparecen en ese fragmento? Cmo los desarrolla la autora a lo largo de la obra? De qu manera el componente mtico de ese fragmento refuerza la narracin? Qu otras caractersticas del gnero aparecen?Fragmento 1:() -Ces el viento -dijo Molitzms, asomado al ventanal que daba a los patios del palacio de mando, que daba a las guerras pasadas, que daba a la prxima guerra. Aunque la orden no haba sido expresada con claridad, Molitzms estaba prisionero. No abandonaba el cuarto donde an persista el olor del nacimiento de Yocoya-Tzin. Los sideresios le manifestaban abiertamente el desprecio que estuvieron obligados a disimular. Flauro haba dejado de visitarlo desde el regreso del viento seco. Molitzms saba que el capitn estara encolerizado por la imposibilidad de avanzar sobre el ejrcito del Venado. Cunto de la rebelin habr logrado salvarse? Lo suficiente. Vivir Yocoya-Tzin? Vivir porque tiene doble sangre. Se habr desperdigado el pueblo, o estar con Thungr? Las dos cosas deben haber sucedido. stas y muchas otras cosas se pregunt repetidamente Molitzms durante los cuarenta das en que slo vio pasar por su ventana el viento oscuro. Distintas respuestas llegaron a su mente segn estuviera ms o menos fatigado ese da. Pero Molitzms del Sol, que era una criatura de las Tierras Frtiles, comprendi de inmediato que aquel viento vena de un sitio que no estaba abajo ni arriba. "ste es un tiempo para el Venado", pensaba. Y no haba odio ni alivio en ese pensamiento. Haca cuarenta das que Acila agonizaba a su lado, cubierta de polvo, tambin ella. -Como si... si ya me estuviesen sepultando -murmuraba Lengua Demorada en sus momentos de lucidez. Con los escasos elementos que haba podido procurarse, y proporcionndole extremos cuidados, Molitzms atemper la agona de Lengua Demorada. El amanecer era el mejor momento para ella: -Ven -le dijo a Molitzms. El Seor del Sol la observ. Los ojos de Acila, brillantes y exaltados, eran el ltimo portal que la una al mundo. Dira lo suyo, y morira. Molitzms se sent a su lado ()Fragmento 2:() -Aro, confas en Zors? El ruido del cortejo comenz a escucharse.-Tienes miedo? -pregunt Aro.-T estars conmigo.-Yo y las escardadoras. Yo y los cordeleros. Vara interrumpi a su hermano: -T estars conmigo.-Mrame a los ojos cuando las fieras entren a la arena dijo Aro.Y como Zors crea, la Sombra lo vea todo. Y todo lo escuchaba.Pas la Sombra junto a las nuberas, atraves la multitud de las manchas y camin a la par de la escardadora. Mont a la grupa de Zors, se agazap en la jaula de Vara. Y en todos lados oy que la nombraban con esperanza. Cuando la Sombra oy la llegada del cortejo, se par ante las fieras hambrientas.-Pronto estarn en la arena. Los hijos de Zors estarn tambin. Ustedes y ellos. Y yo no me ir sola... Las fieras rugieron.-Escucha...! -murmur Vara-. Es Misianes en sus gargantas.Pegada a los barrotes de la jaula, la Sombra apareci como una anciana dolorida. Aro la vio y sinti un estremecimiento que confundi con amor. Salt y se puso junto a ella:-Quin eres? Qu haces aqu? En el silencio de la anciana, Aro escuch su propio deseo:-Eres la escardadora? -y continu creyendo en su ilusin-. Dime, madre, has venido a besarnos la frente? Has venido a decirnos adis? ()Fragmento III() Una balsa no era tan fcil de construir sin ayuda de la anciana. An as, Wilkiln se esforz durante horas amarrando ramas gruesas y livianas. Algo que llegara hasta all noms, entiendes, balsa?, hasta la isla. -Me entiendes, balsa? -dijo Wilkiln-. Hasta la isla. Cuando crey que su embarcacin estaba lista, la empuj hasta despus de las rompientes y luego trep en ella. Seguramente porque ya amaba a esa nia, la balsa naveg bien durante un trecho; pero a poco ms de la mitad del camino, las fallas en la construccin se hicieron sentir. Y la balsa comenz a ceder. Wilkiln redobl la fuerza con la que remaba. Pero tampoco era lo mismo remar sin la anciana. Aunque la distancia a la isla era corta y el mar, en ese sitio, era manso, la inocente sinti que no llegara. Se quedaba sin fuerzas y sin balsa... Desde donde estaba poda ver el contorno de algunas de las grandes rocas que se alzaban a orillas de la isla. Lewn, la isla blanca de los lulus, lo vea todo: -Deja que tu balsa se desgaje, Wilkiln. Elige el fondo del mar, que ser mejor de lo que aqu te aguarda... Equivocado Tres Rostros en el bosque. Equivocada Wilkiln en el mar. Equivocada la balsa que intentaba resistir para ayudarla, porque Wilkiln no deba llegar porque no era Welenkn el que la esperaba. Equivocados Tres Rostros, Wilkiln y la balsa. ()