los aromas perdidos - megafilesxl.com

558

Upload: others

Post on 05-Jun-2022

9 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Los aromas perdidos - megafilesxl.com
Page 2: Los aromas perdidos - megafilesxl.com
Page 3: Los aromas perdidos - megafilesxl.com
Page 4: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LIBROI

Page 5: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

1

Eramayoyloscamposdecolzaestabanenflor.Elsolcentelleabaenelverdeclaro de las hojas de los árboles. Los prados se veían salpicados de diente deleónytrébol,yelvientotraíaunligeroolorsalinodesdeelmar.Losrayosdesoldeaquellatardecasiveraniegacaíanrevoloteandoentreelfollajedelosroblesque bordeaban la subida a Lulinn. Al final de la avenida se divisaba la casaseñorial,añosaycubiertadehiedra.AlolargodelcaminodeentradapastabancaballosderazaTrakehner.Dosseperseguíangalopandoporladehesa.Otrosehabíaparado,conlacabezabienalta,juntoalavalla,yrelinchabasonoramente.

AunquevivíacasitodoelañoenBerlín,aBelleLombardnuncaselehabríaocurridodecirqueteníaotrohogarquenofueseLulinn.

—Soy de la Prusia Oriental —se cuidaba de responder cuando lepreguntabanporsuorigen,yañadíaparaaclarar—:deLulinn.Lafincaesdelafamiliadesdehacetrescientosaños.EstácercadeInsterburg…Osea,nolejosdelafronteralituana.

Con solo pronunciar las palabras «Lulinn» e «Insterburg», la invadía talnostalgiaqueleparecíaquenopodríasoportarBerlínniunsegundomás.Claroque le gustaba la ciudad, vivía en ella, trabajaba en ella, tenía unmontón deamigos,peroLulinn…eraunacosamuydistinta.Lulinneraloscamposdemaízhastadondealcanzabalavistaenveranoy,eninvierno,orondosmontoncitosdenievesobrelasvallasdeladehesa;eraarándanosenotoño,yelolordehojarascay setas; era los gansos salvajes en el cielo, volviendo del sur como primerosmensajerosde laprimavera.Lulinn: roblescentenariosy lupinossilvestres, lassombras color gris azulado del bosque en el horizonte, el aroma pesado dejazmín en el vientoydepande comino reciénhorneadoque llegabadesde la

Page 6: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

cocina del sótano. La abigarrada rosaleda ante el portal, el tabletear de loszuecosdemaderacuandoloscriadosylaschicasdeserviciocomenzabanmuydemañanaeltrabajocotidiano,elsusurrodelfollajedelosfrutalesdelhuertoylas suntuosas camas de plumas, blancas como la nieve, que siempre olían tanbienporque Jadzia, el amade llavespolaca, secaba las sábanasde linoal airelibredespuésdelavarlasyestasseimpregnabandelaromadehenofresco,floresyhierbas.

EnLulinnparecíaqueeltiemposehabíarefrenadoysehabíaacostumbradoatranscurrirmáslento,yBellepensóqueeraunasimetríainvariabledetodaslascosas loquedabaa la fincasuencanto.Fueradeallí,elmundosemostrabaavecesindiferente,pérfido,inclusodespiadado,peroenLulinnhabíaestabilidady,alabandonarsusmurosdenuevotrasunpardedías,unasesentíaprotegidacontratodoslosconflictosalosquelavidapudieseenfrentarla.

«Todo irá bien», pensó Belle también esta vez, mientras el ArmstrongSiddeley color chocolate recién lavado de su tía recorría la avenida de robles.¡Cómoolíanlaslilas!Volviólacabezayobservóalamujerqueconducía.LatíaModeste la había recogido en la estación de Insterburg y, desde entonces, nohabíadejadodelamentarsesobreeltiempoqueconsumíaaquellatarea.

—Comosiunanotuviesenadamejorquehacer—refunfuñóotravez.«Cómopuedealguienestardetanmalhumor,cuandotienelasuertedevivir

todo el año en Lulinn», se preguntó Belle en silencio. Ella yModeste nuncahabían podido soportarse. Modeste pensaba que Belle era impertinente yengreída, y que tenía la desafortunada tendencia ameter la pata en cualquiersituación. Por el contrario,Belle opinaba queModeste era falsa e insidiosa, yqueera insoportableque tuvieseque tener siempre la razón.Modeste sehabíacasado hacía ocho años con un hombrecito bajo y delgado, hijo de uncomerciantedeInsterburg,alquemanejabacomoqueríayqueseteníaporunaespecie demisionero; de unamanera enervante e insustancial, interrogaba sindescansoatodosloshabitantesdeLulinnsobresusproblemasmássecretos,ynoseinmutabasiquieraantelaspreguntasmásíntimas.Luegoseibadelalengua,

Page 7: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tambiénencírculosmásamplios,sobreloquehabíaaveriguado.Seacomofuere—nadielohubiesecreídocapaz,antesudesconsoladadelgadez—,ensusochoaños dematrimonio ya había concebido cuatro hijos, y por entoncesModesteestaba embarazada del cuarto, motivo por el cual ella montaba escándalos,jadeabay sequejaba.«Pero, seguramente, esverdadqueno le resulta fácil—pensóBelleenunarranquedecompasión—.Estácomounabola.»

—Haceuncalordeplenoverano—suspiróModeste,ysesecóelsudordelrostroenrojecido—.Nohayquienloaguante.Muchomenosenmiestado.

—¿Porquéllevas,además,unvestidonegro,tíaModeste?Sololohacepeor.Modesteseconvirtiódeinmediatoenlavivaimagendelaindignación.—¿Hasolvidadoqueestoydeluto?Pero,claro,tampocoesqueapreciasesa

mispadres.Los padres de Modeste habían muerto muy seguidos, y la verdad es que

Bellenopodíadecirquelehubiesedolidoespecialmente;aunquesiempreasustacuandomuere alguien cercano, incluso si tiene un carácter tan agrio como lavieja tía Gertrud o es un auténtico nazi como su esposo Victor.Modeste, sinembargo,habíapuestoeldedoenlallaga.

—Amipobremadrelehacíaslavidaimposible—añadió—.Lacontradecíassinparar…

—Bah,Modeste.Yoeraunaenanaytuvemifasetercacomotodoslosniños.Nadieteníaporquétomarmeenserio.

Modesteobservócasiconrencorelrostrodelajoven.«Esapielblancatanlisa—pensó—, ¿y cómo puede brillarle tanto el pelo? ¡Qué guapa es y quéjoven!»

—Mimadreteníaqueocuparsedetodo—continuó—,porquelatuyaapenassedejabaver.Laseñoravaalosuyoylosdemásletienenquehacereltrabajo.¡Menudaética!

Belleentornólospárpados.—Dejaamamáenpaz.Hacemásportodosquenadie.—Sí, sí…—mascullóModeste. El coche había llegado al portal y pisó el

Page 8: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

freno.Suspiró,puessabíalodifícilqueleresultaríasacarsuenormecuerpodelautomóvil—.Prontoestarástúigual—profetizóhurañaseñalándoselatripa.

—Es posible —contestó Belle, tranquila y decidida a no enfadarse conModeste.

Estaba en Lulinn y era feliz. Era el 20 demayo de 1938. Belle LombardhabíaidoaLulinnacasarse.

JosephBlatt,elmaridodeModeste,salióalencuentrodelasdosmujeres.Seloveíamásdelgadoypálidoquenunca.Comodecostumbre,nopodíacontrolarsulargocuelloyadelantabalacabezaconcadapaso,comounpollo.

—¡Mi querida Belle! —gritó histriónico, y la estrechó contra su pecho.Luego la separóunpocoy le guiñóunojo cómplice—. ¿Qué? ¿Cómoestá lajovennovia?¿Unpoconerviosaoqué?¿Estásbien?¿Oquiereshablar?

Saltabaalavistaqueardíaendeseosdedarleunpardeconsejosantesdelpasohacialodesconocido,peroBellenoteníaintencióndepermitírselo.

—Mevaestupendamente,tíoJoseph—contestóalegre.Pareciódesencantado.—¿Sí?Esoestábien…Porcierto,tevihacepocoenCorazóninmortal.La

proyectanenelcinedeInsterburg.Estabasmuyguapa.—Yonoconseguíreconocerte—dijoenseguidaModeste—.¡Teníasunpapel

tanpequeño…!LaSöderbaum,sinembargo,estabaimpresionante.Belleseencogiódehombros.Hacíadosañosque trabajabaen losestudios

delaUFAynohabíapasadoaúndelospapelesdefigurante,aunqueyacontabaconesocuandosedecidióporlacarreradeactriz.HizocasoomisodelapulladeModesteypreguntó:

—¿Quiéndelafamiliaestáyaaquí?—¡Casitodos!—Josephsonriócontento.Adorabaelpapeldeanfitriónque

recibíaasuampliaparentelaconlosbrazosabiertos—.TutíoJollegóayer,conLindayPaul.YestántambiénSerguéiyNicola.HanvenidoconAnastasia.

Jo,JohannesDegnelly,eraelhermanodelamadredeBelle.EraabogadoenBerlín y siempre había sido para Belle una especie de figura paterna. Quería

Page 9: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

muchoaaquelseñorcanoso,deojosmelancólicosycaráctermeditabundo.Legustaba también suesposaLinda, aunqueella, aun teniendoyacuarentaydosaños,seguíajugandoaserlaingenuamuñequitadeojosredondosquehabíasidodemuchacha.Aquienmás quería, sin embargo, era aPaul, el hijo de ambos.Teníaveintidósaños,tresmásqueella,yeraunhombretranquilo,algosoñador,con una pasión singular por los coches y los motores. Despertaba en Belleinstintosmaternalesydeprotección.Deniños,decidieroncasarsecuandofuesenmayoresy,entretanto,habíanllegadoaseramigosdelalma.

Enlapuerta,BellesetropezóconsutíasegundaNicola,unahermosamujerde rasgos algo tristes. Siendo una niña, Nicola había tenido que huir de larevolución enPetrogrado, en laquehabíaperdido a suspadres, yde joven sehabía encaprichado del tan encantador como tarambana exiliado ruso SerguéiRodrov, que de hecho acabó llevándola al altar; aunque, desde entonces, nohabíadejadodudaalgunadeque,enelfondo,ladespreciabaporsucariño.Enloprofesional, aSerguéiyano le iba tanbien.Antañohabíaganadouna ingentecantidaddedineroenunainmobiliariadeBerlín.Sinembargo,despuésdequesupatrónsehundieseenelgrancracdelviernesnegrode1929,eléxitohabíarehuidoaSerguéi.AlfinaldecidióasentarseconsufamiliaenBreslavia,dondetrabajaba como administrativo para una empresa de construcción y tenía unaaventuraconsusecretaria.ANicolaselenotabanenlacaralasnochesenvelaenlasqueloesperaba.SuhijaAnastasia,unaniñadeochoañosconunalargamelenanegra,alaquelafamiliaapodaba«Anne»,eraeltípicoejemplodehijade familia desestructurada. Se chupaba aún con fuerza el pulgar, se mordíacontinuamente las uñas, gritaba en sueños y llamaba la atención en la escuelacon su comportamiento agresivo. Odiaba a su padre porque él no le prestabaatención.

—Ah,Belle—dijoNicola con aire distraído; parecía que había llorado—.¿Dóndeestátuprometido?

—Llegapasadomañana;hoyymañanatienefunciónenBerlín.¿Cómoestástú,Nicola?

Page 10: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Bien—sonabapococonvincente—.Esbonitoestaraquídenuevo.Se sostuvieron lamirada:Nicola frustrada, yBelle, con su confianza y su

alegría despreocupada. «Pronto vas a saber tú también cómo es la vida, cómosonloshombres…»,pensóNicola.

Comounfantasma,Jadzia,elamadellavespolaca,saliódelapenumbradelfresco corredor. Sostenía dos grandes jarras de suero de mantequilla en lasmanos.

—Comidaestá.Novamejorarporestarenmesa.Enfríaporquelasseñorashablanyhablan.

Jadzia,vieja,menudaylista,noteníarespetopornadie.SupalabravalíaenLulinnmásqueladeModeste,apesardequeellafueselaseñoraoficial.

—Vamosenseguida,Jadzia.Tengoquelavarmelasmanos.—Bellesubiólaescalera.

Sucuartoteníapapelpintadodefloresyunbalconcitoanteelquecrecíaunmanzano,cuyasramascasientrabanporlaventana.Elsoldelatardecerpintabamanchas rojizas en el suelodemadera, olía apinoy ahierba templada.Belleaspiró con fuerza. Se quitó el sombrero y, mientras se lavaba las manos, secontempló en el espejo.Max había dicho que tenía los ojos más bonitos delmundoyquenuncahabíavistounosiguales.

«Sontotalmentegrises,Belle,comounmarbajolalluvia,peroinmóvil,fríoyremoto.Notienencalideztusojos,yesoesloquemefascinay,alavez,meinquieta.»

EratípicodeBelleprestaratenciónsoloalaspalabrasdeélquelegustaban.Y lo que decía de la falta de calidez en sus ojos no le molestaba; según suexperiencia, loshombresenamorados interpretaban losojosdeunamujera suantojoy,amenudo,unapodíahacercasoomisodelamitadsindudarlo.Perosiél la encontraba hermosa, es que la encontraba hermosa, y eso había sidodecisivo.

MaxMartyteníatreintayochoañosy,portanto,casiveintemásqueBelle.HabíapasadosuniñezenRoma,siendocomoerahijodelfamosoactorMassimo

Page 11: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Marti y de su caprichosa esposa alemana, que no había dado un respiro a lafamilia con sus locas ocurrencias.Maxy supadrenunca se habían entendido,porloqueelhijo,encuantoacabólaescuela,semarchóaAlemaniayestudióArte Dramático en Berlín, con Max Reinhardt. Que, a partir de entonces,escribiese su apellido con «y» en vez de con «i» al final, respondía a dosrazones: por un lado, le parecía, como el joven exaltado que había sido,interesante; por otro, también significaba para él un alejamiento de su padre.QueríamarcarunaclaradiferenciaentreélyMassimo.

«Enrealidad,podríallamaraúnaMax—pensóBelle—.Sitengosuerte,lopilloantesdequesalgaparaelteatro.»

El teléfono estaba en el salón, donde a esa hora nohabría nadie.MientrasBelleesperabalaconexión,miróasualrededor,yunsentimientodepazsefueextendiendoenella.Elsecreterrococó,lascortinasdesedaazulenlasventanas,lasoberbiaalfombrapersa.Unesplendoradquiridoyconservadodurantesiglos,delquetodosobteníanlaseguridadensímismosconlaquevivían.

—¿Diga?—sonólavozdeMax.Como siempre, Belle sintió de inmediato la electricidad que había entre

ellos.—¿Max?Soyyo,Belle.¡EstoyenLulinn!Maxseriocomoparasí.—¡Lulinn!Lapalabramágica.¿Cómoestás?—Genial.Peroteechodemenos.Másvalequenoteechesatrásyestésenel

trendepasadomañanaaInsterburg.—Nomeatrevería.Meperseguiríaspormediomundo.—Noestés tanseguro.Igualatrapoenseguidaaotrohombreyvivofelizy

contentaconél.Eran las bromas habituales entre ellos, pero la risa de ambos sonó algo

forzada,yhabíamomentos,esolocomprendíaBelle,enqueentreellayMaxnotodofuncionaba.Habíaconseguido,seacomofuere,queélaccediesealaboda,perolaverdaderaquenoestabaigualdeempeñadoqueellaencasarse.Algono

Page 12: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ibabien,peroBelleno indagóen loqueera.RecordóunadiscusiónquehabíatenidoconMaxunosdíasantes.Estabanconunpardeamigosenuncafé,dondesediscutíaconvehemenciasobrelaanexióndeAustriaaAlemaniaenmarzo,ysobreelabiertorearmedelaWehrmacht.

BellesehabíaaburridoyselohabíaechadoencaraaMaxdecaminoacasa.—Cuando estás hablando con tus amigos, te olvidas por completo de que

estoy. Te da exactamente igual si me duermo con vuestras interesantísimasconversaciones.

Maxsehabíaenfadado.—¡Dormirte! ¡Dormirte!¿Sabes loqueestápasandoenAlemania?¿Tienes

claroque…?—¿Podríashablarunpocomásbajo?—bufóBelle—.Estamosenmediode

lacalle.Maxbajólavoz.—Tedalomismoloquehaganlosnazis.TedalomismoloquehagaAdolf

Hitler.Mientrasnoafectea tusproyectos.Noeresenabsoluto tan tontacomopara no entender las cosas, es que te importan una mierda. Lo único que tepreocupaescómoconseguirserunagranestrelladecine,¡nadamás!

—Sí—dijoellaconabrumadorasinceridad.Maxhundiólasmanosenlosbolsillosdesuchaqueta.—Noentiendesque…Malditasea,¡daigual!En cualquier caso, se habían reconciliado.Y,más tarde, Belle solo pensó:

«Bah,¡Maxestabademalhumor!».—Tesoro, tengoque irme—dijoMaxdesde el otro ladode la línea—.La

funcióncomienzadentrodeunahora.Medeseasmuchamierda,¿verdad?—Porsupuesto,Max…Tequiero.Sequedópensandocuandocolgóelauricularehizoungestoque leformó

entre los ojos una arruguita enojada. ¿Por qué él no podíamostrar nunca sussentimientos?

Alsaliralpasillo,oyólasvocesdelcomedor,losplatosentrechocando,los

Page 13: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

cubiertostintineando.SepodíaentenderclaramenteaModeste:—MepuedelacuriosidaddesabersiFeliciavendráalabodadeBelle.Sería

laprimeravezenañosquesedignaasistiraunacelebraciónfamiliar.—No seas injusta,Modeste—dijoNicola—.Felicia no tiene tiempo.Pero

seguroqueviene:quieremuchoaBelle.Modeste resopló con desdén y comentó justo lo mismo que Max decía

siempresobrelamadredeBelle:—Feliciasolosequiereasímisma,queridaNicola.Anadiemás.

Page 14: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

2

Felicia Lavergne tenía cuarenta y dos años, y era una hermosa mujer, alta ydelgada; llevaba la densamelena oscura cortada a la altura de los hombros ysuelta. Aunque sonriese con ganas, la sonrisa no le llegaba a sus ojos: sucordialidad era calculada. Con la mayoría de las personas se comportaba sincalidez ni espontaneidad alguna. Los hombres se sentían atraídos por ella,aunque a la vez perplejos, pues se preguntaban por qué notaban el temorinstintivodeestarenredándose.Enlosmentiderosdelasociedadmuniquesasedecía:«Esunamujercondosintereses:sudineroysufamilia.Nohaynadamásquemuevasuánimo».

FeliciaLavergnehabíaestadocasadadosveces.Desuprimermarido,AlexLombard, se divorció; su segundo marido había muerto en 1928. De estematrimonio era hija la benjamina de Felicia, Susanne, que vivía con ella enMunich.Enaquella tardedemayo,mientrasBelleLombard llegabaalsoleadoLulinnen laPrusiaOriental, enMunich llovía.Unaroma intensoyhúmedoalilas en flor entraba por la ventana abierta del despacho en la gran casa de laPrinzregentenstrasse. Felicia había estado contemplando a través de ella eltronco oscuro del castaño del patio y las corolas blancas que relucían en susramas.Alratosevolvió,revisórápidamenteelcontenidodesubolsoyagarrósuchaqueta,quecolgabadelasilla.

—Voyasalir,Susanne.Susanneestabaacurrucadaconlaspiernasencogidasenelsofá.—Noentiendoporquétienesquesalirtambiénestanoche—dijoagresiva.Erabonitadeunamaneratrivial,rubiayconlosojosazulescomosudifunto

padre,yademáspálidaydelgada,porloquesiempreteníaunaspectounpoco

Page 15: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

enfermizo.Enaquelmomento estabapreparando su entrada en launiversidad;estabanerviosa,dormíapocoyesolahacíamásirritablequedecostumbre.

Feliciasuspiró.—Porque mañana nos marchamos a Lulinn y aún tengo que discutir con

Peterunpardecosas.—¡SiemprePeter!—Susannemirómaliciosaasumadre—.SiPetersilba,tú

saltas.Comositehiciesefalta.—Peteresmisocio.Llevamosjuntosunafábricay,siunodenosotrosseva

deviajedossemanas, tenemosquehablardeciertascosas.Diosmío,Susanne,nopongasesacara.Detodasformas,deberíasirteprontoalacama,tienesmalaspecto.¿LedigoaJolantaquetepongaalgodecomer?

—No.Notengohambre.«Puesalgúnkilomáspegadoalascostillastesentaríabien»,pensóFelicia.—Susanne,tienesqueentenderque…—Noestusocio.Estujefe.Todolepertenece.¿Noeseso?Feliciaseestremeció.Susannelamirósatisfecha.—Pero no tienes malas cartas, mamá. Peter Liliencron es judío…Medio

judíoalmenos.Tardeo temprano se lo expropiarány talvezentoncespuedashacertecontodo.Enelfondo,nopodíapasartenadamejorquelosnazis.

Feliciaexaminóasuhijaconindiferencia.—Pareces realmenteagotada,Susanne;sino,nodirías tantas tonterías.Me

voyyesperoquemañanaestésdemejorhumorparaeldesayuno.Saliódeldespachoycerrólapuertadeunportazo.

Peter Liliencron vivía en una villa antigua con ornamentos de estuco, enBogenhausen,vigiladadesdehacíapocopordosgrandesperrospastores.Estamedida de seguridad le parecía necesaria desde que, nueve meses antes, unatropadelasSAhabíairrumpidoensujardínydejadounaimagendesoladoraa

Page 16: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

supaso.Noquedó,literalmente,niunabriznadehierbaensulugar.Peterhabíaqueridodenunciarlo,peroseviorechazadoconpalabrasbruscas:

—¿Quésecree?¿Queaquínosocupamosdeasuntosjudíos?—Lacasaesdemimadre,yellanoesenabsolutojudía.Asíquelepido,por

favor,quedejeconstanciademidenuncia.Sonriendoburlones,ledieronunformularioquealfinalélnorellenó.Losperrosno ladraron cuandoFelicia tocó el timbre, ynohabía luz en la

casa, pese a la tarde oscura de lluvia. Sorprendida, avanzó por el camino deljardín.LeabrióelmismoPeter.

—Québienqueestésaquí.Entrarápido,antesdequeteempapes.¿Cómoesquellueveasí?

Feliciaentróconunazancadaenlacasa.—Untiempodeperros.¿TieneKatilibre?Porlogeneral,abríalachicadeservicio.—Sí…Essutardelibre…—Peterparecíanervioso.Felicianotóqueestabapálido,quelosojosleardíandedesasosiego.—¿Hapasadoalgo?¿Dóndeestánlosperros?—ConmimadreenGrünwald.Ysevanaquedarallí.—¿Porqué?¿Yanolosnecesitas?¿Quépasaentonces?Lallevóalasaladeestar.Allíhabíadosmaletashechas.—MevoyestamismanocheaSuiza.Felicianoentendía.—TedijequevoyaestardossemanasenLulinn.No tepuedes irdeviaje

tambiénahora.—Nomevoydeviaje.Dejoelpaís.Noregresaré.—¿Qué?Petersehabíaacercadoalachimeneaymiróbrevementelasúltimasbrasas.

Luegosevolvió.—¿Mellevasestanochealotroladodelafrontera?—Peter,porelamordelcielo…¿Porqué?

Page 17: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Estoyenapuros.—Por…¿portuorigenjudío?Élserioconamargura.—Esonomejoramisituación,desdeluego.Peronoeseso.—Entonces¿quées?—¿Tengoquedecírtelo?Ellalomeditóuninstante.—SitengoquellevarteaSuizaestanoche…sí.PetersirvióaguardienteendosvasitosyletendióunoaFelicia.—Estábien.Enpocaspalabras:trabajodesdehacedosañoscontralosnazis.

Ayudo a personas que tienen que abandonar Alemania. Judíos, comunistas,socialdemócratas y otros perseguidos. Les consigo papeles, escondites, meencargodequepuedancruzarlafrontera.

Felicianecesitóunmomentoparacomprenderlo.—Estáscompletamenteloco—dijoentonces.Éllelanzóunamiradapeculiar.—¿Y qué? En cualquier caso, no hice todo eso yo solo. Éramos una

organizaciónpequeña,unacomohabráahoramuchasportodoelReich.Hemostenidouncuidadoextremo,cambiandounayotravezloslugaresdeencuentro,retirándonosdurantesemanas,guardandoelsecretohastaelpuntodeocultarloinclusoanuestrosmásíntimos.PeroayerlaGestapopillóaunodelosnuestros.Ni idea de cómo pudo pasar. Es de suponer que hable… Porque la Gestapoconsiguequeprácticamentetodoshablen.Esmejor…—Hizoungestodesvalidocon la mano, abarcando la acogedora sala, las alfombras, los cuadros y losblandoscojines—.Esmejorqueledejetodoestoamimadreydesaparezca.

Feliciaestabacomopetrificada.Sediocuentadeloinnecesarioquesonabaloquedijo,peronoseleocurrióotracosaenesemomento:

—Nopuedeser.¡MevoyaLulinn!Petersonrió.—TípicodeFelicia.Encualquiersituación,piensasoloenella.¿Tienesidea

Page 18: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

deloquemepasarásimedetienen?—Sí…¿Porquédemoniosteníanahoraaquelcontratiempo?Elnegocioibabien,los

dosformabanunequipoperfectamentearmonioso.LaeconomíaenAlemaniasehabíarecuperado,ellosnadabanbienenaquellacorriente.YahoraibaPeterysemetíaenaquellaaventuraquepodíacostarlelavida.

—¿Yquévoyahaceryositúyanoestás?—Dirigir lafábricasola.Yaveráscomolohacesmuybien.Ensecretohas

deseadomuchasvecesquefuesesolodetupropiedad.—¡Pamplinas!—dijoFeliciaconbrusquedad,peroapartólamirada.Le había pertenecido, la fábrica, casi a ella sola, salvo cuando su socio

anterior,elastutoTomWolff,tuvolamayoríadelasparticipaciones,aunqueellase las habría arrebatado en algún momento… Y Lulinn también le habíapertenecido,cadapiedraycadamatorraldelafinca.Lasdos,Lulinnylafábrica,las había perdido aquel tristemente célebre viernes negro por especular enbolsa…demasiadoalograndecomoparasalirairosadelasunto.LafábricafueapararamanosdelricoPeterLiliencron,quenodudóniunsegundoenhacerdeFelicia su socia.Lulinn la compró el exesposodeFelicia,AlexLombard, quedirigíaunaeditorialenNuevaYork.Esahabíasidolapeorhumillaciónparaella.Bienmirado,FeliciaLavergneperseguíadesde1929dosobjetivos:recuperarlafábricaenMunichyLulinnenlaPrusiaOriental.

—Sabesquenoséconducir—dijoPeter—.Ytampocopuedopedírseloamichófer.Sitúnomellevas,tendréquetomareltren,perotemoquenomedejencruzar.Entenderásque,enmicaroautomóvil,conunamujerquenoesjudíaamilado,puedohacermepasarconmáscredibilidadporunhombredenegociosque por razones profesionales viaja a Zurich y vuelve enseguida.—Hizo unacortapausa—.Felicia,¿mellevarás?

Sequedaroncallados.Solo seoía elgorgoteode la lluvia enel canalónalotro ladode laventana.Felicia se sintió cansada e irritada:Dios sabíaqueno

Page 19: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tenía ningunas ganas de inmiscuirse en el lío en el que se habíametido PeterLiliencron.Pero,¡quédiablos!,nopodíadejarloahoraenlaestacada.Asintió.

—Estábien.Vamos.

—NopodréllegaratiempoparalabodademihijaenLulinn—dijoFelicia—,loquenoharásinoreforzarmifamademadredesnaturalizada.

Peter no respondió.Miraba fijamente la noche oscura como ala de cuervoque los rodeaba.Ahora llovíamás fuerte y los limpiaparabrisas se deslizabancadenciosos.Muy de vez en cuando se cruzaban con otros coches. El pesadoAdmiralsedefendíabien.

Feliciahabíallamadoacasay,paraaliviosuyo,nohabíacontestadoSusannesinoJolanta,elamadellaves.

«Mehasurgidounviajeinesperado.Seguramentenoestarédevueltahastamañanaporlanoche.»

Nodijonadamás.Susanneseenfadaría,peroesotendríaquearreglarlomástarde. Belle necesitaría también una buena explicación… Una muy buena,incluso.Alfinyalcabo,subodanoeraunacontecimientocualquiera.

PocoantesdeKaufbeuren,Peterrompióelsilencio.—Teaconsejoquecambiesnuestraproducciónpocoapocoalosuniformes.

Metemoqueprontosevenderáncomoelpan.—Nocreerásque…—Sí. Creo que estamos más cerca de la guerra de lo que pensamos. La

anexiónincruentadeAustriahasidoelprincipio,peroHitlernosevaadarporsatisfecho. Danzig le silba en los oídos, la cuestión del corredor polaco lomartiriza. En mi opinión, le tiene muchas ganas a Polonia. Le tiene muchasganasamediaEuropa.

—Nopuedepermitirsedeclararunaguerra.—Hitler se lo puede permitir todo —replicó Peter con convicción—. Ha

podidohacerlodesdeelmomentoenquelosnazisganaronlaseleccionesdel33

Page 20: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ycomenzaron,deinmediato,aeliminartodaoposiciónenelReich.Hoyyanohaynadiecapazdeimpedirlenada.

—Hitlernovaacomenzarunaguerra.Engatusóalpuebloprometiéndolelaprosperidad económica y ha cumplido su promesa. ¿Por qué tendría quearriesgarlotodoconunaguerra?

—Ya lohanhechootrosantesqueél,yelpueblo loshaseguidodebuenavoluntad.Hitlerllevaañosrearmandoabiertamenteelejércitoynadiehadichonada.Tampocoenelextranjero.

Siguieronavanzandoensilencio.Hacialascincodelamañanallegaronalafrontera.MuypocasvecessehabíasentidoFeliciatancansadayhechatrizas.

Peterseponíacadavezmásnervioso.—Lesdiremosque tenemosnegociosqueresolverenZurich—explicópor

centésimavezaFelicia—yquevolveremoshoypor lanoche. Intentaparecertranquilayserena,y…

—Peter,erestúelqueestánervioso.Contrólate.—Los suizos ya han rechazado a gente en la frontera—dijo Peter. En la

pálidaluzdelaamanecida,Feliciapodíaverlasgotasdesudorquelecubríanlafrente—.¡Liliencron!Sivenmipasaporte,sabránenseguidaquesoyjudío.

—Tienesquetranquilizarte:vamosapasar.Avanzaron a través de la lluviosa madrugada. Ya desde lejos divisaron el

pasofronterizobieniluminado.Cuandollegaron,unagenteuniformadolescortóelpaso.Feliciabajólaventanilla.

—Los pasaportes, por favor —pidió el agente. Le dieron los pasaportes.MiróprimeroeldeFeliciayselodevolvió—.Todoenorden.

CuandollegóelturnodePeter,arrugólafrente.—¿Judío?—preguntó.—Mediojudío.Mimadreesaria.Ledevolvióelpasaporte,diopasoalcoche.—TodavíatenemosqueentrarenSuiza—dijoPeter.Elagentedeaduanassuizopusomásproblemas.

Page 21: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿CuántotiempotienenpensadoquedarseenSuiza?—Solohastahoyporlanoche.TenemosunareunióndenegociosenZurich.—¿Quéclasedenegocios?—Tenemos una fábrica textil en Munich. Buscamos posibilidades de

exportaciónalextranjero.Lafábricatextilparecióconvenceraluniformado.Suingenuidadconsciente

le decía que quien tuviese una fábrica en Munich no la abandonaría paradesaparecerenelextranjero.Vacilante,dejópasaralosdosalemanes.

Cuando seperdierondevista,Peter pidió aFeliciaqueparara en el arcén.Abriólapuertadelcoche,seinclinóhaciafueraeinspiróprofundamente.

—Lohemosconseguido.Felicia,nuncaolvidaréloquehashecho.—No pasa nada. Solo espero que estés seguro de que esta huida era

necesaria.Aúnpodríasvolverconmigo…Éllamirócasienfadado.—PorDios,¿cuándovaisaentenderloquepasa?¡Inclusounamujercomo

tú está ciega! En Alemania van a pasar cosas horribles y, cuando todo hayaterminado,osquedaréisanonadados,sinentendercómopudopasarantevuestrasnarices.

—¿Hablasdelaposibilidaddeunaguerra?—Deesoymuchomás.Muchomásdeloquepuedasimaginar.Pero¿dequé

sirvequelohablemosahora?Reemprendieronlamarcha.Aumentabalaclaridad.Habíadejadodellover,

unsoldébilseabríapasoentrelasbajísimasnubes,lahierbahúmedasemecíacon el viento. Felicia contempló el perfil de Peter. Ahora parecía cansado einfeliz.Tenía laboca tanapretadaqueeraapenasuna rayablancaydelgadaysusojososcurosmostrabanunapreocupacióndesvalida.

EnZurich,fueronhastaelDolder,elhotelquedominabalaciudaddesdeloalto, con una soberbia vista del lago. Público elegante en el vestíbulo, unpersonal igual de elegante y discreto. Peter fue atentamente recibido. Se

Page 22: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

disculparonportenerlibresolounahabitaciónsencilla,peroPeteraclaróquelaseñoraseiría,encualquiercaso,alcabodeunashoras.

—Creoquedeberíamosdesayunarprimero—ledijoaFelicia.En el comedor, los observaron con curiosidad. Felicia ya conocía esa

sensación;siemprequeaparecíaconPeterenpúblico,atraíanelinterés.Hacíanuna bonita pareja: los dos altos, de cabello oscuro, con rasgos simétricos einteligentes.AFelicialegustabamaquillarse,aunqueenlaAlemanianaziestabamal visto. No le preocupaba, y le proporcionaba cierto placer alejarse de laimagendemadrealemanarubiaynatural.

Sabía que a Peter le habría gustado casarse con ella, pero nunca se habíaprestadonisiquieraalintercambiodemimos.Esohabíasidocausadeunpardefeasescenas,enlasqueélleechóencaraquelorechazabaporsupadrejudío.

«Lamujerariapiensaenmantenerlapurezadelasangre.»«¡Pamplinas!Sabesqueesascosasmeimportanunbledo.»LoquedecíaFeliciaeraciertoy,enlomásprofundodesuser,éltambiénlo

tenía claro. Sus sentimientos no eran correspondidos, eso era todo. No leresultaba fácil reconocerlo… Sobre todo cuando era evidente que no habíaningúnotrohombreen lavidadeFelicia.Tenía la impresiónconstantedequehabíaciertatristezaenelánimodeella,unamelancolíainexplicable,unanhelode algo inalcanzable. ¿Del hombre del que se había divorciado? ¿De undesconocido?Nolosabía.Solosesorprendíademasiadoamenudoconeldeseode haberla conocido antes, décadas antes, cuando era una muchachadespreocupada,sindecepciones,sinexperienciasamargas,sinrecuerdos.Puedequeconélhubiesesidomásfeliz…Másfelizdeloqueeraahora.

Desayunaron copiosamente: café, cruasanes, mantequilla y mermelada,huevosyjamón,yluegofueronalahabitacióndePeter,dondeFelicia,talcomoestaba, se tumbó en la cama y se quedó dormida de inmediato. Su cabello seesparcía enmarañado sobre la almohada, tenía el traje de lino arrugado, se lehabíacorridoelmaquillaje.Peterlamirabaenternecido.Bajandolavoz,hizounpardellamadasporteléfono;luegosesentótranquilamenteenunsillónjuntoa

Page 23: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

la ventana,mirando a lamujer dormiday escuchando la lluvia, quedeprontoarreciabadenuevoygolpeaba,cadenciosa,loscristalesdelaventana.

Despertó a Felicia haciamediodía. Lomejor era que condujese con luz lamayorpartedeltrayecto.Sesentóenelbordedelacamaypusounamanoenelhombrodeellaconsuavidad.

—¡Felicia!¡Despierta!Eshoradequetevayas.Ellasaliódelsueñomásprofundoylomiróconfusayausente.—¿Quépasa?Suanhelodeellaeraderepentetanviolentoquenopudoevitardecir:—O sigue durmiendo y quédate aquí. Vayámonos juntos al exilio. Es un

trago tan amargo paramí, Felicia… Pero contigo sería la mejor época demivida.

Por unmomento, un segundo, se sintió tentada de apoyar la cabeza en elpechodeél,derefugiarseensuabrazo.Seríatanhermoso…Hacíamucho,unaeternidad, desde la última vez que un hombre la había acariciado. La lluviafuera,ellosallídentro,lahabitaciónbonitaycálida,unaislaenunmundohostil.

Sinembargo,selevantóysealisólafaldaarrugada.—Alguientienequeocuparsedelnegociomientrastúnoestás,Peter;nolo

olvides.Tambiénélselevantó.Depronto,pareciórealmentedesamparado.—Sí…Tienesrazón.Esmejorquevuelvasacasa.Allítienesatufamilia,a

tushijas,atusamigos.¿Porquéibasadejarlotodo…pormí?—Yo… —Felicia no sabía qué contestar—. Iré al baño antes, si no te

importa.Cuandovolvió,sehabíacepilladoelpeloyretocadoelmaquillaje,peroaún

selaveíaagotada.—¿Quévasahacer?—preguntóconnaturalidad.—TengoamigosenZurich.Mientrasdormías, loshe llamadopor teléfono.

Puedoquedarmeconellosunatemporada.—¿Yluego?

Page 24: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Élseencogiódehombros.—Noloséaún.PuedequememarcheaFrancia.Yaveré.—¿Tepondrásencontactoconmigodevezencuando?—Noquierocausarteproblemas.—Quécosastienes…Megustaríaquellamases.Oqueescribas.Ay,nosé…

Diosmío,metemoquevoyanecesitartusconsejostodoeltiempo.—Te las arreglarásmuy bien sola, Felicia.Eres unamujer de negocios de

primera.Ypiénsatelodelosuniformes.Seráunagranoportunidad,telojuro.—Sí…Lopensaré.—Feliciaabrazósubolsoconfuerza—.Tengoqueirme.—Sí.Graciasportodo.Depronto,lahabitacióndehotelhabíadejadodeserunrefugioacogedor.De

pronto, era de un desconsuelo mortal. Como una estación, en la que uno sedespide atormentado por altavoces que lo instan a subir al tren. Se abrazaron,primeroarribaenlatristehabitación,luegoabajoenlacallebajolalluvia.Peterdespidióelcocheconlamanohastaquedejódeverlo.

En casa, en Munich, Felicia encontró dos cartas. Una era de Susanne: lecomunicabaquesehabíaidosolaaLulinnporqueaellasíleimportabaestarenlabodadeBelle.Ledabaigualsisumadrepensabairono.

LasegundacartaeradePeterLiliencron;debíadehaberlaenviadoeldíadesuhuida.Alolargodevariaspáginasquehabíahechocertificarporunnotario,nombrabaaFeliciapropietariaúnicadesufábrica.

Page 25: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

3

En1933,MaxReinhardthabíadejadodeserdirectordeloscélebresteatrosdeBerlín. Había escrito una carta desde Oxford al presidente de la Cámara deCultura del Reich para, por así decirlo, regalarle tanto el Deutsches Theatercomo el Kammerspiele. En lo sucesivo, los nazis se hicieron cargo de ladirección,subordinaronelteatroalaKDF—KraftdurchFreude,laorganizaciónnacionalque,bajoelnombredeFuerzaporlaAlegría,proporcionabaocioalostrabajadores—ysepreocupabanporlapopularidadylasaltascifrasdepúblico.Solo unos pocos pequeños teatros privados habían conseguido mantenerse almargen,pueslamayoríafueronvíctimasdeunafatigosayagotadoraluchaporlaexistencia.

Max Marty odiaba a los nazis, los había odiado desde el principio: suarrogancia por querer controlar todo y a todos en Alemania, por recortar lalibertad personal de cada ciudadano drásticamente, su falta de escrúpulos a lahoradeplantarespíasentodoslosrinconesdelpaísyconcederalospequeñostiranos la posibilidad de darse importancia y hacer la vida imposible a suscongéneres.

Había conseguido un contrato en la Ópera Cómica, un teatro privado querepresentaba piezas críticas y se preocupaba poco por las ordenanzas deGoebbels.

Max,quehabíaestadoentrelosintérpretesmásprometedoresdelDeutschesTheater, allí tuvo que empezar de cero. Solo le daban pequeños papeles, nolograbaconvenceranadiedesuscapacidades,selasapañabacomopodíaynoveía grandes perspectivas de futuro. Si antes había sido un hombre alegre y

Page 26: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

vigoroso,ahorasemostrabaamenudoagrioycínico.Avecessepasabahorasrumiandoenalgúnrincón.

BelleyélsehabíancasadoenLulinn,aunquesin labendiciónpersonaldeFelicia, comoMax lo expresó con fina ironía.En una conversación telefónicalarga y alterada, Felicia intentó explicar a su hija que Peter Liliencron habíatenidoquesalirdeviajeurgentementeyqueenlafábricatodoestabamangaporhombro.

—¿Túloentiendes?—lepreguntóaMax—.¿Quépuedehaberpasado?Éllamirómeditabundo.—¿QueLiliencronhatenidoquesalirdeviaje?Curioso…Nodijonadamás,peropensólosuyo.ElmástristefueeltíoJohannes,elhermanodeFelicia.Queríamuchoasu

hermana,perohacíaañosqueno laveía.Modestehizounpardecomentariosmordaces,JosephpusonerviosaaBelleintentandoconsolarlatodoeltiempo,yelvolubleSerguéi seemborrachóporquehabríaqueridosablearaFeliciaynopudosatisfacersusesperanzas.SusanneyelprimoPaulejercierondepadrinos.

Fue una boda bonita, en un estupendo y cálido día de verano. Incluso laanciana bisabuela Laetitia, que apenas salía ya de la cama, tomó parte en lacelebración.Belle,vestidadeblanco,resplandecíaynovioquesunoviovolvíaaestarensimismadoenoscurospensamientos.

No querían pasar la noche en el pequeño dormitorio con balcón deBelle,sinoenunodelosespaciososcuartosdeinvitados.Jadziahabíapuestosábanasde seda amarillo claro y colocado un gran ramo de esplendorosos y coloridostulipanessobrelacómoda.Además,debíadehaberpulverizadoalgúnperfume,pues se percibía un pesado olor dulzón entre las paredes que recordaba a unbazarorientaloalajaimadeunsultán.

—¡Madremía!—dijoMaxalentrarenelcuarto—.Abrelaventana,rápido.Estotumbaacualquiera.

Belleseapresuróaabrirlaventana.Entróelsuaveairedelanoche.Fueraseveíauncielonegro,cuajadodeestrellas.Belleinspiróprofundamente.

Page 27: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Estoestanbonito!¡Tanmaravilloso!Lavidaesmaravillosa.Maxsedejócaerenunsillónyseaflojólacorbata.Parecíatenso.—Unpaisajeidílico—masculló.BelleyahabíanotadoquenoestabatanenamoradodeLulinncomoella.Ni

siquieramirabaloscamposdecolza,losrobles,loscaballos,elcielo.Lafamilialecrispaba losnervios, soloparecía tenerciertaconsideraciónpor labisabuelaLaetitiay entendersebastantebien conel tío Johannes.A todos losdemás losencontrabamásomenosimposibles,ynoseesforzabademasiadoporocultarlo.ConModeste, casi había llegado a pelearse porque ella proclamaba a voz engritolasvirtudesdelosnazis.

—¿Es que aún tenemos desempleo? ¿Está nuestra economía aún por lossuelos?ConHitlertodohamejorado,¡nonospodemosquejar!

Maxlahabíafulminadoconlamirada.—¿Sabeustedquehabladeunhombrecontraelquecombatesintreguatoda

laoposiciónenelpaís,queobligaanuestrosgrandesintelectualesaemigraralextranjero,que…?—Seinterrumpió;sabíaquehablarasípodíaserpeligroso—.Pero¿porquédeberíacontarleyotodoesto?—dijo—.¿HaleídoMilucha?

En la sala de estar de Lulinn, Mi lucha estaba, por supuesto, en lasestanterías, como en las demuchos hogares alemanes, peroModeste no teníatiempodeleerlo,sobretodoporquelaespantabanlostochos.

—Séloquedice—respondióesquivandolapregunta.—Esobvioqueno—repusoMax.Modestesehinchócomounpollo.—No le consiento queme hable en ese tono. Y, por favor, ahórrenos sus

discursos sediciosos.Como si no supiesequeha sidonuestroFührer quienharesucitadonuestropaís,destrozadodespuésdelvergonzosoDictadodeVersalles.

Maxsonrióconmalicia.—Eldestinonoeslapolítica,sinolaeconomía.Esodijonuestroexministro

de Asuntos Exteriores Walter Rathenau. Tenía razón. Ha sido la situacióneconómicadeAlemanialaquehacatapultadoaHitleralacumbre.

Page 28: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Sin duda—murmuró el tío Jo, y entonces, durante un par de minutos,reinóunincómodosilencioentrelospresentes.

—Seacercanmalostiempos—dijoMaxmientrassesentabaenunsillóndeldormitorioymirabapor laventana,ajenoa labellezade lanocheenlaPrusiaOriental—.Sialmenostuviésemosmásdinero…

Belle suspiró bajito. ¿Por qué tenía que empezar con eso justo ahora?Llevaban solo unas horas casados y ya volvía a caer en aquel humormeditabundoqueellahabíaaprendidoatemer.Lamelancolíaylacomplejidaddecarácterquetantolegustabandeél,hastaelpuntodehaberleprovocadoundeseo ciego de convertirlo en su marido, también le dabanmiedo. PeroMaxestabamás lejos de ella que la luna. Belle se plantó desconsolada ante él; sesentíaexcluidayrechazadadesuintimidad.

Leacariciósuavementelamejilla.—Max,noempiecesarumiar.Mañana,¿deacuerdo?Mañanahablaremosde

todoesto.—¡Mañana!Mañanano serámejorquehoy.Mepreguntodequévamos a

vivir.¿Quéserádenosotros?¿Cómonoslasarreglaremos?Palabreríateórica,siempre.¡Eratantípicodeél!—Losdosnosganamoslavida.Séquenoesmucho,pero…—Pero pronto serás una estrella y te comprarás una villa en la isla de

Schwanenwerder,losé.—Ah, no tengo ni idea de si me convertiré alguna vez en estrella—dijo

Belle,impaciente—.Pero,encualquiercaso,miabuelanoshaofrecidovivirconella en Berlín en la Schlossstrasse. Es una casa tan grande que ni siquiera laveríamos.Nicola y Serguéi también vivieron allí un año antes de queSerguéituvieraqueirseaBreslavia,ylesfuebien.

—¡NicolaySerguéi!¡Precisamenteaellosteníasquenombrarlos!Serguéiesun calavera arrogante y libertino, que no tiene otra cosa en la mente que sunuevalociónparaelafeitadoylascorbataschic.YNicola…

—¿Sí?—preguntóBelle,aladefensiva.Apretólospuños.Maxpodíadecir

Page 29: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

deSerguéiloquequisiera,porqueSerguéisoloformabapartedelafamiliaporsumatrimonio,Bellenosesentíaresponsabledeél.PeroNicola,laprimadesumadre… ¡Que se atrevieseMax a decir una sola palabra contra ella!—. ¿QuépasaconNicola?

—Perdona.Peronopuedesermássuperficial.Unamuñequitaguapa,quesevistebienysabepeinarse,peromuchomás…

—Sinotegustamifamilia—lointerrumpióBelleconvozhelada—,puedes,porsupuesto,seguirentucuartodePrenzlauerBerg.Peroyonopiensovivirallí.MequedaréconmiabuelaenCharlottenburg.

—¡Claro!Madamenoestaríaensuambienteenunbarrioobrero.—Mealegrodequelohayasentendido.—Entonces,porelmomento,cualquierotradiscusiónseríainútil.—Maxse

levantó.Sequedaronunofrentealotroenlapenumbradelcuarto,dondesolohabía

unalamparitaencendida.ElaromadulzóntodavíaviciabaelaireyaBelleyalehabíadadodolordecabeza.

—Creoquevoyasaliradarunpaseo—dijoMax,yabriólapuerta—.Nomeesperesdespierta.

—¡Deesopuedesestarseguro!—resoplóBelle.Max salió y cerró la puerta. Belle se quedó sola con las flores y la cama

vestida de seda amarilla. Por un momento habría querido romper algo de larabia,talvezlajofainadeporcelana,peroseesforzópornohacerlo.Maxpodíairsealdiablo.

Saliódeldormitorio,subió lasescalerasysedeslizóhaciael interiordesupequeño cuarto con el manzano ante la ventana. Por suerte no la había vistonadie;altíoJosephlehabríavenidomuyapropósitosorprenderalajovennoviahuyendo en su noche de bodas. Belle se metió en la cama, pero no podíadormirse.Ledabavueltas a su alianza en el dedoy comenzó a preguntarse sihabíacometidounerror.

Page 30: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

TomWolffhabía tenidomiedoa lavejez toda suvida.Aaquelhombrealtoycorpulento,vital,fuerteeintimidante,elpensamientodevolversedébilycaducole quitaba el sueño. ¿En qué podía tener su origen? Sin duda disponía desuficienteastucia,aunquenodeuna formaciónelegantecon laquesazonar sucomportamiento.Otros hombres engañaban a la edad jugando a ser caballeroscanosos, elegantes y experimentados, a los que por lo menos perseguían lasmujeresjóvenesconcomplejodeElectra.TomWolff,hijodeuncampesinodelos bosques bávaros pobre como las ratas, sin embargo, no era ni caballero nielegante,ysuexperienciasereducía,ensumayorparte,acómoganardinero.Ylas canas no le bastaban. Por eso, en 1932, había decidido hacerse rico, tenertantodineroquelapapada,lasbolsasbajolosojos, lasmejillasflojasylapielarrugada no tuviesen importancia alguna. Parecía la únicamanera de soportarcon cierta dignidad su sexagésimo cumpleaños, que se acercaba a todavelocidad.

TomWolffhabíadirigidolafábricatextilconFeliciaLavergnehastaelgrancracdelabolsayluego,tambiénconFelicia,habíaperdidotodoloqueposeía.Entonces se hundió.Despojado de todas sus posesiones terrenales, se vio conunamanodelanteyotradetrás.PeroKat,suhermosamujerdenegroscabellos,la hermana del exmarido de Felicia, orgullosa e inaccesible, lo ayudó arestablecerse.

—¡Nomequieres!—habíagritadoélllorando.Yellalerespondió,fría:—No.Perosigocreyendoenti.Eso lo había despertado. ¡Diablos! Tenía razón. ¡Él era Tom Wolff! Un

campesinodeunagranjadejadadelamanodeDios,próximaalafronteracheca,toscoygrosero,perolisto,avispado,siempreunpuntopordelantedelosdemás.Teníacasisesentaaños,unagranbarrigaybrazoscortos—sucorazónprotestabadevezencuandocontralacomidaexcesiva,elalcoholyloscigarrillos—,perono era demasiado viejo para conseguirlo una vez más. En su experiencia, la

Page 31: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ambición,elvalorylasbuenasideassiempreteníanrecompensa,yél teníalastresvirtudes.Siquería,podíarecuperarsuposición.

Dehecho,lologró.En1938estabayadenuevoentreloshombresmásricosdeMunich, vivía en una casamaravillosa junto al palacio deNymphenburg yalardeaba de un Cabrio nuevecito de Daimler-Benz. Bienes por los que nopagabaunpequeñoprecio.

Estabanacomienzosdeoctubre,laprimerahojarascasembrabayalascalles,unvientofríohacíavibrarloscristalesdelasventanasyunalluviaintermitentecaíadelasbajísimasnubes.TomWolffseincorporóenlacamayobservóalamujerquedormíaasulado.Comolesucedíaamenudo,loqueviolocolmódeaversión.Lulúrespondía,enrealidad,alnombredeEdithMüller.Sinembargo,comolegustabaloexótico, insistíaenquesedirigiesenaellacomo«Lulú»,yhabíallegadoaconseguirquelamayorpartedelagentecreyeseque,dehecho,sellamabaasí.Manteníaensecretosuedad,perodebíadeestarentrelossesentaylossetenta;semaquillabademanerallamativa,seteñíaelpeloderojo,llevabaropajuvenilyabigarrada,yseadornabadepiesacabezaconostentosasjoyasdeoro.Creíaqueasíteníaunaspectojoven,aunque,adecirverdad,parecíamuchomásmayor.Tom,quecontemplabadesdearribasuspárpadospintadosdeazul,pensóasqueado:«¡Bruja!¡Viejabrujaemperejilada!».

Eralaviudadeunfabricantedejuguetes,unamujerinmensamentericaqueseaburríalamayorpartedesuvida.Noparabadecomprarsenuevosvestidos,nuevas joyas,yhacíaquesuchófer la llevase todas lasmañanasalpeluquero.Quedabaconsupuestasamigasparatomarelté,charloteabasobreestoyaquello,ysesentíacasitanhueracomoantes.Enalgúnmomento,comprendióloquelehacíafalta:unamante.Necesitabaunamantecondesesperación.

Tomlahabíaconocidoen1932,enunafiestadeamigoscomunes,cuandoél,concincuentayochoañosreciéncumplidos,andabacomounanimalheridoenbusca de autoafirmación. De una manera u otra, se habían puesto a hablar,sentadosunoalladodelaotraenunexquisitosofá,mientrascomíanbocaditosde salmón. Lulú sostenía el bocadito entre sus gruesas manos con manicura

Page 32: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

perfectayextendíaelmeñiquecondelicadeza,yTomcontemplabafascinadosusenormesanillosdeoromacizo.Ellalehablódelafábricadejuguetesysequejódequesusventasestabancayendo.

—Siemprehabíaidomuybien.Pero,depronto,seestancó.—¿Quéseestancóenconcreto?—preguntóTom.Bajounaslargaspestañasfalsas,ellalomiróafligida.—Losvaqueros.Losindios.Loscaballos,lasvacas,lasovejas.Producimos

figuritas,¿entiende?,delSalvajeOesteydegranjas.Peroporalgunarazónyanolasquierenadie.—Alargólamanohaciaelsiguientebocaditodesalmón.

—Ya—dijoTom.Yalsegundosiguientetuvounadeaquellasocurrenciasque,enelcursode

suagitadavida,yalohabíanllevadoalgunavezhastalasalturasdeléxito.—SA—añadió.Lulúlomiródesconcertada.—¿Cómodice?Tomsediogolpecitosconunpañueloenlafrenteparasecarla;encuantose

acalorabalomásmínimo,comenzabaasudar.Tensiónalta.—¡Nazis!¡Tenemosquefabricarejércitosenterosdecamisaspardas!Adolf

Hitlerconlamano…—¿Tenemos?—preguntóLulú,burlona.Tomlamiró.—Yopodríallevarsufábricaalomásalto,Lulú.—Pero¿porquénazis?—Losnazisvanaganarlaselecciones.—¿Ycómolosabeusted?—Losé.Digamos…queestoycasiseguro.Ysiesciertoyaldíasiguiente

lanzamos nuestras figuritas al mercado, será un buen negocio. Todos loschiquillos alemanes se volverán locos por ellas. Y podemos… podemosreproducirtambiénaotroshombresdeEstado.Podemosmontaracontecimientoshistóricos.Lulú,conesosmalditosjuguetes,podríamoshacerunafortuna.

Page 33: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Ysilosnazisno…—Lo harán, cuente con ello. ¡Vaqueros! ¡Indios! ¡Ja!, nadie los echará de

menos.Lulúseriomaliciosa.—Podría agradecerle ahoramismo el consejo y llevar a cabo todo eso yo

sola.Tomlacontemplóconfrialdad.—Calculo que no tiene usted ni una sola mente creativa en su empresa.

Arruinaríaesahermosaidea.—Silehagoaustedmisocio…,¿quéquiereacambio?—Unaparticipaciónenormeenlosbeneficios.Ysereljefedirectamentepor

debajodeusted.Lulúlevantósucopadechampán.—Lopensaré.

Eransociosdesdehacíaseisaños.ElcálculodeWolffhabíaresultadobrillante.Produjeron agentes de las SA, de las SS, Juventudes Hitlerianas, JóvenesAlemanes,aHitler,Göring,Goebbelsencualquiersituación,alpueblojubiloso,banderas,tribunas,desfiles…Podríadecirsequelesquitabanelproductodelasmanos. La idea más novedosa de Tom había sido vender soldados. Cañones.Caballosdecaballería,camionesmilitares.EnplenamilitarizacióndeAlemania,sevendíancomoelpan.Además,habíanconfiadoaTom,porsupuestomiembrodelPartidodesdehacíamucho,laproduccióndeinsigniasparalascampañasdelAuxiliodeInvierno,ysuministrabafiguritasdeárbolesdeNavidad,brochesenformademariposa, figurasdecuentoymuchomás.Eraunhombre rico.YelqueridodeLulú.

EllalohabíaconvertidoenelsegundodeabordodeJuguetesMüller,peronoperdíaocasiónderecordarlequedependíadesugenerosidadquemantuviese

Page 34: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

elpuesto.Y,entreotrascosas,siemprehablabadequeprontoseretiraría—enrealidad,nuncahabíatrabajado—ydequenecesitaríaunsucesor.

—¿Aquiénharéentoncesjefe,Tom?—¡Amí!—Solosieresbueno…Al principio a él no le había importado acostarse con ella. Puesto que su

esposaKat lorechazabadesdehacíaaños, inclusoacogióbienelcambio.Perocadavezloasqueabamásaqueljuego.Eracomouncaballoalqueleponenunterróndeazúcaranteelmorroyselovanretirandocadavezqueseestiraparacomerlo.Elazúcareralafábrica.Éllaquería,laqueríaatodacosta,inclusosiparaelloteníaqueinterpretarelpapeldequeridodeaquellahorripilantemujer.Lo odiaba, pero el objetivo merecía la pena. En cuanto fuese el jefe, tal vezpodría engañarla. Por lo menos lo intentaría y, quizá… quizá un día todo leperteneciese a él. ¡Diablos! Se lo había ganado. Había hecho prosperar elnegocio, él solo. Entretanto, conocía los libros, sabía que la empresa habíapasadoverdaderasdificultades,peoresdeloquelapropiaLulúhabíainsinuado.Ahoraelnegocioflorecía…Ytodoselodebíaaél.

SedeslizólejosdeladormidaLulú,selevantóyencendiólaradio,alaquelos nazis habían bautizado como «receptor del pueblo». Los alemanes habíaninvadido los Sudetes, informaban con emoción todas las emisoras: «Hitlerrecupera a los alemanes para el Reich. Entusiasta recibimiento a nuestrastropas».

Wolffescuchósatisfecho.SeimaginólosAcuerdosdeMunich,porlosquesehabíadecididolacuestióndelosSudetesafavordeAlemania,yaenpequeñoformato.Hitler,Chamberlain,MussoliniyDaladierdepieensemicírculo.

Seguroquevolvíaaserunéxito.Lulúsehabíadespertado.—¿Tevasya,Tom?Justoseestabaponiendolospantalones.—No tengomás remedio.Lo siento.Quiero comprobarunavezmás en la

Page 35: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

fábricacómova«elencuentrodeMunich».Yasabesquesiunonolocontrolatodo…

—Hacesverdaderossacrificiospormiempresa—dijoLulú,perezosa.Tomnocontestó.Lulúutilizabaesafórmulaaconciencia,esoloteníaclaro:

«Miempresa».Sabíaqueélodiabaquese lo recordase.Peroaella legustabademasiadojugarconsupoder.

—Tom,¿cuándovasavolver?Se levantó también, se puso la bata de seda verde. Se le había corrido el

maquillaje de los ojos, tenía un aspecto grotesco y parecíamuymayor.Comosiempre que acababa de acostarse con ella,Tom estaba convencido de que nopodríavolverahacerlo.

—Aúnnolosé,Lulú.Tampocohacefaltaquemimujerseentere.—¿Crees que le importaría? —Lulú apagó la radio. La política nunca le

habíainteresado—.Megustaríavertepasadomañanaporlanoche,Tom.—¿Pasadomañana?—«Diosmío,¡pasadomañanaotravez!»—Sí.Haréquepreparenunabuenacenaynossentaremosantelachimenea.

Unbuenvinodelabodegademidifuntomarido…—Nosésipuedo…Lulúseencogiódehombros.—Siteesforzasespormílamitadqueporlosjuguetes…—¡Lodelosjugueteslohagoporti!Lulúseriocondesdén.—¡Mentiroso!Lohacesporti,soloporti.Séperfectamenteloquequieres:

quieresmifábrica.Tedejaríasmatarporella.Enfin,puedequenoestéstanlejosdetuobjetivo,despuésdetodo.¿Quiénsabe?Entonces¿pasadomañana?

Tomsetragólairayelasco.—Estábien,Lulú,tesoro.Aquíestaré.Pasadomañana.Fuera,enlacalle,seenvolvióbienensuabrigo.Elvientoarremolinabalas

hojas. Principios de octubre y ¿ya tanto frío? Se sacudió, e intentó sacudirsetambiénlospensamientosqueloacuciaban.Aquelsentimientodeestaratrapado

Page 36: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

enunabrazodelquenohabíaescapatoria…¿Dejarloahora?¿Vivirconeldineroquehabíaganado?¡No!Nocuandopodíatenerdiezvecesmás.

Sesubióalcocheyarrancó.Entodaslascalles,losvendedoresdeperiódicosanunciaban extras sobre la invasión alemana de los Sudetes, intentandoimponerse a las voces de los demás. Tom sonrió. Encontraba a los nazispresuntuososyestúpidos,consupalabreríasobrelarazaaria,sobrelaexpansióndel espacio vital, sobre el Reich de los mil años. Aquel necio «Heil Hitler»,manoderechaarriba,ysiempreunmontóndeaspavientosporcualquiernadería.Comouna gallina que acaba de poner un huevo, así cacareaban los nazis concada nueva conquista. Austria, los Sudetes. Y pensó: «Danzig. Danzig es losiguiente».

PerotanpocoapoyabaTomaHitlercomodecididoestabaaentenderseconsusesbirrospardos.Ostentabanelpoder,asíquehabíaque lisonjearlos.Nuncahabía tenido el oportunismo por un vicio del carácter, sino por una puranecesidad,yquienfueseconremilgosdemostrabaserunestúpido.

SumiradasedetuvoenunamujerqueenesemomentocruzabalaKarlsplatz.Un abrigo elegante de lanamarrón oscuro, un pañuelo de seda en luminosostonosverdesalcuello,cabellooscuroybrillante…Aquelrostroarisco…

Pisóelfreno,hizocasoomisodelosenojadosbocinazosdelconductorqueloseguía,ybajólaventanilla.

—¡Quéalegría!¡FeliciaLavergne!Feliciaseacercó.—¡TomWolff!¡Cuántotiempo!—Desdeluego.¿Dóndevas?—Devisita.—¡Ah!¿Unacita?—Noseasbobo,Tom.—Te llevo adonde quieras. —Tom hizo un amplio ademán abarcando el

coche—. Serás la primera a la que permito ir en mi nuevo automóvil. HevendidoelBugatti.¿QuéteparecemiCabriolet?

Page 37: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Noestámal—dijoFelicia,ysubió.—VeintidósmilmarcosdelReich—aclaróTom,indolente—.Ciencaballos.

¿Sabeslorápidoqueva?—Niidea.—Cientosesentakilómetrosporhora.Pordesgracia,nopuedodemostrártelo

aquí.—Tecreo.—Felicianopudoevitarsonreír.Tomeraelmismofanfarrónsin

remediodesiempre.Se reclinócómodamenteenelblandoasiento—.Voya laHohenzollernstrasse.

—Hohenzollernstrasse.Deacuerdo.El coche siguió avanzando. Tom echó a Felicia una mirada, ella se la

devolvió.Pensó:«¡Quéviejoestá!».YTompensó:«Sigueigualdeguapaquesiempre».Habían sido socios comerciales hasta el viernes negro y se conocían

demasiadobien.Nonecesitabanfingiranteelotro.Sabíanqueerancodiciososy,devezencuando,inclusocínicos.Cadaunoteníaunpuntodébilqueintentabaocultarencarnizadamente,ypodíanajustarsealomásextremosinalejarseensuinteriorniporasomodeloqueteníanporcorrecto.Aveces,TomlehabíadichoaFelicia:«Erescomoyo.Niunápicemejor,queridaseñora».

Ellaprotestaba,perosabíaqueélteníarazón:eraigualqueél.—Creoque tengoquefelicitarte,Felicia—comenzóadecirTom—.Según

sedice,enprimaveradisteenladiana.PeterLiliencrontetransfiriósuempresa.¿Cómoloconseguiste?

—Nohicenada.—Ya,ya.¿Asíquefueunpremiodeldestino?¿Porqué?Sisepuedesaber.—No se puede saber, Tom. Por una vez en la vida, la historia no es en

absolutodetuincumbencia.—Mmm…¿DóndesehaperdidoLiliencron?—Notengonilamásremotaidea.Tomserioporlobajini.

Page 38: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Apuestoaquesabesmásquenadie.Peronotevoyaacuciar.DondequieraqueestéLiliencron…, túhas logrado tuobjetivo.Unavezmás.Sabesqueporellomerecestodamiadmiración.

—Gracias. Es bonito tener un admirador. Por cierto, ¿cómo van esosjuguetitostanmonostuyos?

—Vientoenpopa—respondióTom,satisfecho—. Inclusome lodigoamímismo: los nazis en los cuartos infantiles fue una de lasmejores ideas demivida.

—Laverdadesquetodosteadmiranporello,Tom,nosoloyo.Sinembargo,te falta la piedra decisiva para la felicidad, ¿no? Ganas mucho dinero con elimperioMüller,peronadadeélespropiedadtuya.¡Niunapizca!

Tomentrecerrólosojos.—Sí…Respectoaeso,vasunpasopordelantedemí.Perotesigodecerca.—Deesoestoyconvencida—dijoFeliciaeducadamente.TodoMunichsabíaqueseacostabacon laatrozLulú,y todos teníanclaro

porqué.QueLulúfuesetanlistacomoél,solopodíahacerqueaquellapartidadepóquerfueseaúnmásemocionante.

NovolvieronahablarhastaquellegaronalaHohenzollernstrasse.—Asíque…¿aquiénvasaverentonces?—preguntóTom.—Aunosamigos.Debesdeconocerlostambién.SarayMartinElias.—MartinElias…¿Elhijodelfamosobanquero?—Exacto. Solo que el banco ya no pertenece al viejo Elias. Puedes

imaginarteporqué…—Ya.Judíos.—Martin es escritor, pero no puede publicar. Trabaja para una revista

pequeñapor unamiseria de sueldo.YSara tieneunpuesto en la guardería deniñosjudíos.Sedefiendenmásmalquebien.

—Tecreo.Aquílavidaseleshacomplicadomuchoalosjudíos.—Aversipuedohaceralgoporellos.Adiós,Tom.Graciasporelpaseo.Lasiguiócon lavistamientras sealejaba.Desdehacíamásdeveinteaños

Page 39: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

luchabapor sentirse de lamisma condiciónque ella, pero siempre estaban lasbarrerasinvisiblesdelorigendeambos.Él,hijodeuncampesinodelafronteracheca. Y ella, hija pudiente de Berlín, respaldada por la finca en la PrusiaOrientalyporunafamiliasecular.Élpodíatenertodoeldinerodelmundo,quenuncalaalcanzaría.Nunca.

Serecompuso.Aquellanocheteníainvitados.AmigosdelGauleiter.[1]Teníaqueestaralaaltura.

Page 40: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

4

Belle y Max habían llegado a un acuerdo: no se habían mudado a laSchlossstrasse,alacasadelaabueladeBelle,perotampocoalhumildecuartodePrenzlauerBerg.MaxhabíaencontradounapartamentoenlaAlexanderplatzquepodíanpermitirse:treshabitaciones,cocinaybaño.Unazonasobriayfea,enopinióndeBelle,yeledificiotampocolegustaba:unacasadealquilergrissin el más mínimo rastro de verde ante ella. Pero, puesto que Max habíatransigido,nopodíaponersequisquillosa.Sumadrelehabíaenviadodineroparaamueblarlacasa,yBellepasabatardesenterasrecorriendolastiendasdeBerlínparaescogerarmarios,sillones,alfombrasycortinas.Felicia,atormentadaporlamalaconcienciadehaberseperdidolaboda,habíasidogenerosaconelcheque,y Belle, al menos en lo que al interior se refería, convirtió la casa en unabombonerallenadeespejos,cojinesybonitoscuadros.Todoeralujoso,nuevoyelegante.Bellesedeleitabaconsuslogrosy,conciertaobstinacióniracunda,seentregabaasuscomprasconmásfruicióncuantomásseenfadabaMaxporellas.Por lo general, no decía nada, pero ella notaba que no estaba de acuerdo.Despreciabaellujo,loencontrabasuperfluoydecadente.

—¿Para qué necesitamos una enfriadera? —preguntó espantado cuandoBellepusosobrelamesasuvaliosaadquisiciónmásreciente.

Ellalevantóunabotella.—Paraesto.Porqueestanochebebemoschampán.Max había tenido problemas en el ensayo de la tarde, estaba cansado e

irritado.—Entiendo. Apenas podemos pagar el alquiler, pero siempre tendremos

champán.

Page 41: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Belleencendióunavela,esforzándosepormantenerlacalmaysalvarlapazdelavelada.

—Laabuelanosharegaladolabotella.Ylaenfriaderalahepagadoconeldinerodemimadre.¿Ves?Notienesquepreocupartedenada.

—Sinofueseporquetienesatufamilia—replicóMax,mordaz—,apuestoaque no te habrías casado conmigo sino con un hombre adinerado.No puedespasarsinlujos.

—Tengobuengusto,nadamás.Élcontemplósurostroelegante,laslargasydensaspestañasmaquilladas,los

labiospintadosdecarmín.—Sí… Seguramente es eso. Tendrías que estar en un ambiente chic y

hermoso.Peroyonoencajoenél.—Max,porfavor,¡noempiecesdenuevo!—exclamóBelle,desesperada.Unanoche,soloqueríapasarunanochesinaquellasagotadorasdiscusiones.

Quería celebrar que, tras meses de apariciones en estúpidas películas depropaganda,porfinvolvíaa tenerunpapelenunapelículadeverdad:HerbertSelpinlehabíadadounasfrasesenDimequesíy,además,conLuiseUllrichyVictor de Kowa. Estaba entusiasmada y semoría por contárselo aMax, peroahora,derepente,selehabíanpasadolasganasynodijoniunasolapalabraalrespecto.

Cenaronensilencio,luegolavaronensilenciolosplatos.Maxhabíaquedadoconunpardeamigosenunataberna,puesesanochenoactuaba.

—¿Tegustaríavenir?—lepreguntócortés.Bellelomiróindiferente.—Gracias, pero, puesto que no estoy en condiciones de añadir nada

ingeniosoavuestraelevadaconversación,mejormequedoencasaymevoyalacama.Esperoquelopasesbien.

Por un momento pareció que Max se iría sin más. Sin embargo, traspensárselo mejor, se acercó a Belle y la apretó contra su pecho en uno de

Page 42: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

aquellosgestostiernosqueraravezprodigaba,peroquehabíanhechoqueBelleseentregaraasusbrazossinreservas.

—Eres una mujer muy inteligente, Belle —dijo en voz baja—, y meencantaría saber lo que piensas si pudieses ver un poquito más allá de tusnarices.

Bellenotóelcalordesualientoenelpelo.Sesentíaimpelidaadecirlequelo amaba, porque, de eso estaba convencida, pese a todo lo amaba de verdad,aunqueélhabíaechadoaperdersualegría.Loapartódeella.

—Gracias por concederme, almenos, un poquito de sentido común,Max.Aunasí,esevidenteque,apesardeello, tengounhorizontebastantelimitado,porloquenodeberíasperdereltiempoconmigo.

Sevolvióyseencerróeneldormitorio.Atravésde lapuertapudooírqueMax se iba. Se le saltaban las lágrimas de inquietud y enfado.Al diablo, erajoven,queríadivertirse,estabaensuderecho.Queríasalirporlasnoches,perono con aquellos reformadores del mundo que se deshacían en improperios amediavozcontraHitleryquesoñabanconelBerlíndelosañosveinte.Queríabailaryconoceragentedivertida.Condecisión,tomóalgodedinero.Bajaríaacasa de la portera y le pediría que la dejase llamar por teléfono. A Paul, suprimo.Talvezpudieraquedarconél.Almenos,élnolaaleccionabacadadosportres.

Paul Degnelly era un joven soñador, alto y rubio, inteligente, amable yreservado.Habíanacidoen1915,enmediodelaguerra,ysupatrióticamadrelehabíapuesto elnombreporPaulvonHindenburg, elvencedordeTannenberg,deseando en secreto que un día lo llevase a una gloria similar. Sin embargo,pronto se hizo evidente que Paul no tenía inclinación alguna en semejantedirección; en eso se parecía mucho a su padre, que no había superado loshorrores de la última guerra. El bufete de Johannes Degnelly gozaba de unailustrereputaciónenBerlín,loquesedebíatantoalashabilidadescomojurista

Page 43: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

del abogado como a sus cualidades humanas. «Un auténtico señor», decía lagentecuandohablabadeél.

Paulestabadecididoaseguir lospasospaternos,unaempresaquesehabíavistoretrasadaporlareintroduccióndelserviciomilitarobligatorioen1935.Eljoven tuvo que cumplir y, puesto que siempre se había interesado por losautomóviles,seincorporóaunaunidadmotorizada.

—Así puedo sacarme el permiso de conducir —le había comentado a supadre.

Resultóquelode«motorizada»eraunadenominaciónencubierta:sereferíaa los recién construidos carros de combate alemanes. Formaron a Paul comoconductor de tanques. Lo único que podía pensar durante aquella época era:«Esperemosquenoestallenuncaunaguerra».

DespuéshabíaempezadolacarreradeDerecho.Soñabaconentrarundíaenelbufetepaternoypensabaque,sinlugaradudas,todosloscarrosdecombatepodíanirsealinfierno.

SealegródequeBelle lo llamasede improvisoyquedaseconélpara ir acenarlanochesiguiente.

Belleacudióconunaamiga,Christine,porquedecíaqueseríamásdivertidosierantresenlugardedos.Paulestabatanfascinadoporlajovenquenopudoapartarlamiradadeelladesdeelprimersegundo.

CenaronenHorcher.Bellesehabíacompradounvestidonuevo;eradelanaverdeoscuro,conuncinturónanchonegro.Elverdedabaasuoscurocabellountono rojizo; en las orejas le centelleaban unos aros de strass. Tenía los ojosrasgadosyseloshabíamaquilladodemaneraqueparecíanalgoorientales,yseasemejabaaungatodispuestoaaprovecharlaproteccióndelanocheparacazar.PuestoquePaulyChristineseocupabanúnicamenteelunodelaotra,Belledejóque su mirada flotara por el restaurante y se encontró con la de un hombre,sentado un par demesasmás allá. Estaba acompañado de una rubia de ciertaedad,embutidaenunvestidodesedadecolorrosaconmangasabullonadas.Seveíaqueellanoleinteresabalomásmínimo.

Page 44: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Belle bajó las pestañas; ya lo había mirado demasiado. Aun así, comohipnotizada,volvióaobservarlotrasunratoycomprobóqueéllamirabaaúndehitoenhito.Lesonrió.

«Unpetulante»,pensóella,yremoviósuensalada.—Mañanapodemoscomerjuntosenlacantina—leestabadiciendoPaula

Christine.—Estaréallíalauna—contestóChristine.Losdosparecíancompletamenteausentes.Despuésdecenar,Bellepropusoiraunbar.NiPaulniChristinemostraron

especialentusiasmo.—Mañana tengo un examen—explicó Christine—. La verdad es que no

quieroquesemehagademasiadotarde.—Tellevoacasa—seofrecióPaulenseguida,muycortés,yañadió—:Ati

también,porsupuesto,Belle.—Notepreocupes.Puedequevayaalcine,yaveré.Encualquiercaso,no

estoyenabsolutocansada.—No puedes ir sola al cine —protestó Paul de inmediato—. ¿Qué diría

Max?NodejabadeirritarloqueBellesalieseporsucuentasinsumarido.—Max no dirá nada; de hecho, no le interesa demasiado lo que hago.—

Bellesuspiró—.Escuchad,ahoralosdososvaisacasayyomevoyaverunapelícula,yluegomemarchotambiénacasayosprometoqueserébuena.

Paul entendió que Belle haría de todas formas lo que quisiera, así que sedespidierondeelladelantedelrestaurante.Belletuvoqueaguantaraúnunmillardeadvertencias,hastaquePaulyChristinesesubieronauntaxiysemarcharon.

Bellesearrebujóensuabrigoydiounpardepasospocodecididospor lacalle. No le sorprendió ni lo más mínimo que el hombre del restauranteapareciese a su lado y le hablase. Su acompañante envuelta en rosa habíadesaparecido.

—¿Legustaríairaunbar?—preguntó.

Page 45: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Belleteníauncomentarioimpertinenteenlapuntadelalengua,perosetragóloquehabríaqueridoresponder.Habíaalgoensuvoz…No,noerasuvoz,erasu forma de hablar. No se expresaba en dialecto, pero la entonación… Bellehabría juradoqueerade laPrusiaOriental.Elhombrehabíaentradoconbuenpie,puestodoloquelerecordasevagamenteaLulinnladesarmaba.

—Me llamo Andreas Rathenberg. Ahora puede usted hacer dos cosas: oviene conmigo a tomar algo, ome dice que la deje en paz. Pero entonces novolveráavermenuncamás.

Ellaserio.—¿Nomedaríaunasegundaoportunidad?Élseencogiódehombros.—Esimprobablequevolvieraadarselaocasión.ElimpulsodeBellefuedejarloplantado,pero,parasusorpresa,nolohizo.

SeguramenteporqueoíaLulinnensuvoz.Cuandoélhizounaseñaauntaxiylaagarródelbrazo,elladiounpasoatrás.

—¿Dóndeestálaseñoraconlaqueestabaustedsentado?Andreastorcióelgesto.—¡No me la recuerde! Es la esposa de un amigo relacionado con los

negocios…Unaobligación,digamos.Porsuertenosesentíademasiadobienylehapedido a su chófer que la lleve a casa justodespuésdel postre.—Abrió lapuertadeltaxi—.Entonces¿viene?

FueporpurodespechohaciaMaxporloqueBelledecidiósubir.Almismotiempo, se calificó de boba e infantil. «Por supuesto, no dejaré que esto seconviertaenunagranhistoria»,sedijosevera.

—¿Cómosellama?—lepreguntóAndreasenelcoche.—BelleLombard.—Belle…¡Quéadecuado!Enesemismomomento,ellasediocuentadesufallo.—Ay, seré tonta. Ya no me apellido Lombard. Marty. Belle Marty. Estoy

casadadesdemayo.—Estabafuriosaconsigomisma.¡Eraidiota!

Page 46: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Elsiguientecomentariodeélnosehizoesperar,inevitable.—¿Loolvidaustedamenudo?Ellalevantólascejas.—Muyraramente.Guardaron silencio durante un par de minutos. Hasta que Belle no pudo

seguirreprimiendosucuriosidad.—¿Dedóndeesusted?—Königsberg.PerohacemuchosañosquevivoenBerlín.—¡Ah!Losabía.Lohenotado.SolopodíaserusteddelaPrusiaOriental.—¿Tambiénustedesdeallí?—DeInsterburg.Mifamiliatieneunafincaallí.Voytodoloquepuedo.Él le lanzó una larga mirada que, esta vez, no recogía la arrogancia del

hombredemundo.Estavezhabíaenellaunasomodecalidez,decomprensión.—Adoraesafinca.—Sí—dijoellasencillamente.—Quienperteneceaesatierranuncaescapadeella—explicóAndreas.Sacóunbilletede sucartera,pagóal taxistaunapropinademasiadoaltay

presumiódesualarde.LlevóaBelleaunlocaldebailerusoypidióunabotelladechampánucraniano.DejóqueellalecontasetodosobresutrabajoenlaUFAylallamó«GretaGarbo»conunamezcladedesdényadmiración.Hacialasdos,ellabrindóconélconvodka.

—Nomellamesasí,Andreas—leexigióconlalenguatorpe.—¿Cómo?—NomellamesGretaGarbo.Élseinclinósobrelamesaylabesóenlamejilla.—Pero eres tan guapa como ella. Tan fría como ella. Tan arrogante y

vulnerablecomoella.Mevoyaenamorardeti,Belle.Belleserio.—Notevaaservirdenada.Absolutamentedenada.No,mientrasyonome

enamoredeti.

Page 47: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Yentantolodecía,yalohabíahecho.

Page 48: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

5

Cuantomásseacercabaasucasa,másarrastrabalospasos.Eralomismotodoslosdíasúltimamente.Noeraquenoquisieraverasumujerporqueestuviesenreñidoso seaburriesen juntos.No,nuncaseaburriríaconSaray, enel fondo,jamássehabíanpeleadodeverdad.Discutir,sí.Podíandiscutirnochesenteras,sobreDiosyelmundoytodoentremedias,yenalgúnmomentounodelosdossedabacuentadequeeramedianocheyqueeramejorquesefuesenadormir.Noobstante,enlosúltimostiempos—enrealidad,desdehacíaunosdosaños—,todas las conversaciones giraban en torno almismo tema: irse deAlemania oquedarse. Las discusiones ya no eran febriles, apasionadas y comprometidas,ahoraerandesesperadasyangustiosas.Saraseechabaalloraramenudo.Sentíaun temor profundo e intenso a los nazis y sufría con los abusos a los quesometíana los judíos.Él lohabríadado todoporverla reírdenuevo,yerasurostropálidoytristeloquelehacíapenosalavueltaacasaporlasnoches.

SibienMartinEliaseraelhijodeunbanqueromuniqués,sehabíamarchadodecasaaunaedadtempranaymilitóconlossocialistasdurantebastantetiempo.TrassubodaconSara,unaberlinesajudía,escribióunanovelaconciertoéxito;enmayodel33,sinembargo,fuevíctimadelaquemadelibrosdelosnazis.LaCámaradeCulturadelReichdeJosephGoebbels,quecontrolabarigurosamenteaartistasytrabajadoresculturalesdelReich,comunicóaMartinElias,yaenlaprimavera de 1934, la prohibición de volver a ejercer su actividad de escritor.Asíquebuscó trabajoenuna revista,unapublicaciónperiódicapequeñay sinpretensiones, que en esencia se ocupaba de acontecimientos delmundo de losdeportes, ilustrándolos con musculosos héroes teutónicos rubios en portada.Martinencontrabaestúpidoslostextosqueseveíaobligadoaredactar,peroera

Page 49: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

la única posibilidad de ganar algo de dinero, y lo necesitaban para pagar elalquiler.Sara trabajabaenunaguarderíadeniños judíosquenorecibíaningúnapoyoestatal,asíquesologanabaunpequeñosueldodenada.

«Nos acorralan de talmanera que no nos quedará otra que abandonar estehospitalariopaís»,pensóMartin,cansado.

Abrió la puerta de casa, se quitó los zapatos. Fuera hacía un día denoviembrefríoyventoso.El9denoviembre.Hitlercelebrabacomocadaañosumarcha al Templo de los Generales. Había banderas izadas por casi todoMunich.Porlomenosesonoteníanquehacerlo.Nopodíansiquiera:lasLeyesdeNurembergprohibíanquelosjudíosizasenlabanderadelacruzgamada.

Saraestabayaencasa,parecíaagotada.Eraunamujertímida,casiinvisible,que tenía que tener mucha confianza con alguien para mostrarle que poseíagrandes dosis de inteligencia, humor y determinación. Sin embargo, lamayorpartedelagenteperdíaelinterésenellademasiadorápidoparaenterarse.

Olía bien en la cocina. Sara estaba friendo algo, trasteaba con platos yfuentes.Unruidoíntimoypacífico.Conrabia,Martinpensó:«¡Podríamostenerunavida tanbuena!Nosqueremos, tenemosunacasabonita, losdospodemosconfiar ciegamente en el otro. Si no fuese por los nazis, podría escribir minovela,aSaralepagaríanmás.Podríamostenerunniño».

Les habría gustado tener hijos. Cuando salió su libro y se vendiósorprendentementebien,Martinhabíadichoexaltado:

—Voyaganar tantodineroquealgúndíapodremosalquilarunacasitaconjardín.Entoncestendremosunhijo.Odos.Otres.

Unhermososueño.—¡Hola,Sara!Lediounbeso.Ellaloabrazóensilencio.Aéllegustabansusmimos.Sara

eradulceysosegada,yledabasiemprelasensacióndequelavidanopodíasertanmalanielmundotanterrible.

—Vamosacomerenseguida—anuncióSara.Yahabíapuestolamesa,encendidounavela;envezdevino,quenopodían

Page 50: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

permitirse, había una botella de zumo de manzana. Tenían sopa de primero,luegoverduraconpatatas.

—Eresenternecedora,Sara—dijoMartin—.Despuésdetudurajornada,temetesen lacocinaypreparasunabuenacena.—Observócómoellapicoteabaunguisante conel tenedory se lometía en laboca singanas—.Hasvuelto aperderelapetito,¿verdad?

—Estoytanpreocupada…Hoyhanfaltadootrosdosniñosenlaguardería.Dicenquesehanidoconsuspadresalextranjero.AHolanda,Martin…

Él suspiró en silencio.Ya estaban de vuelta con el tema. Sara quería irse.Queríairseatodacosta.

—Martin,herecibidounacartademimadre.EstádecididaairseaAmérica.TenemosunparientelejanoenOklahomaquelaacogerá.Ytampoconosdejaríaanosotrosenlaestacada.Sinosdecidiésemosadarelpaso…

Martinempujósuplato.—Esoes justo loquequieren.Hacernosañicoshastaquenosvayamospor

nuestrapropiavoluntad.Sara,¿deverdadquiereshacerlesesefavor?—No entiendo cómo puede ser para ti una cuestión de orgullo. Deja que

ganen.Nosechandenuestrapatria…¡PorDiosbendito!Regálalesesavictoria.Aúnpodemos irnos,Martin.Puedeque seanuestra últimaoportunidad.Tengomiedo.

—Notienesnadaquetemer.—Perotengomiedo.Veocosashorribles…Porlasnoches,enmissueños…

Ydedía,cuandovoyporlacalle…Martinnoserio.Saraestabadotadadeunacuriosaclarividencia,siemprela

había tenido. No es que pudiera hacer pronósticos exactos, pero captabavibracionesquelaadvertían.Cambiabadeimprovisodeaceray,segundosmástarde,caíaunatejadondeacababadeestar.Enunaocasión,pocoantesdesalirconMartin, tuvo una «sensación extraña» que la obligó a quedarse en casa y,mástarde,resultóqueenellocalalquepensabanir,porqueallíaúncocinabankosher y siempre se encontraban con amigos, había habido una redada de la

Page 51: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Gestapoyhabíandetenidoamuchosde loscomensales.Cuandohacíaañossecambiarondecasa,enseguidasediocuentadequeen laplantabajahabíaunapuertaquedabaalacalle,peroningunaalpatio.

—Eledificiosolotieneunasalida,Martin.Esomepreocupamucho.Apesardeello, semudaron,perodesdeaqueldíaSaraguardabaun temor

indeterminado.—Sara, no pueden hacernos nada serio—dijoMartin entonces—. Pueden

acosarnosyhacernoslavidaimposible,perolosoportaremosyundíatodoestejaleohabráterminado.

—Puedequenolosoportemos—locontradijoSara,ysepusoblancacomolapared.

Martinlamirópreocupado.—¿Quésucede,Sara?Ella se levantó, dio un paso atrás. A los pocos segundos estallaron los

cristalesdelaventana.Unladrilloentróvolando,cayóestrepitosamentejustoenlasillaenlaqueSarahabíaestadosentada.Desdefuerallegaronvocesygritos:

—¡Cerdosjudíos!¡Salid,cerdosjudíos!¡Dadlacara!Sararetrocedióaúnmásenlassombras.Martinselevantó,seacercóaellay

latomódelamano.—Tranquila,Sara.Estánborrachos.—¿Cómolosabes?—EnlavozdeSaravibrabayaeltonoagudodelpánico

creciente—.Noestánborrachos.Sonmuyconscientesdeloquehacen.Nosvanamatar,Martin,nosvanamatar.

—¡Suciosjudíos!—bramarondesdefuera.MartinabrazóaSara.—Notengasmiedo,Sara.Estoycontigo.Ellasollozócasiensilencio,perocontantaviolenciaqueletemblótodoel

cuerpo.Luego sehizo la calma.Los tiposdeabajo,quienesquieraque fuesen,siguieronsucamino.¿Serían,enefecto,ungrupodeborrachos?

Alamañanasiguientesupieronlaverdad.UnjovenjudíollamadoHerschel

Page 52: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Grünspan había disparado al secretario de la legación Ernst von Rath en laembajadadeAlemaniaenParíscreyendoquesetratabadelembajadoralemán.Conello,habíadesatadoel infierno.Prendieron fuegoa sinagogaspor todoelReich, las tropasde lasSArecorrieron lascalles rompiendo losescaparatesdelas tiendas judías, saqueándolas, demoliéndolas, atacando a ciudadanos judíos,deteniéndolos sin orden ni concierto. Discursos provocadores en la radioacompañaron las acciones.La noche del 9 de noviembre de 1938 pasaría a lahistoriacomola«NochedelosCristalesRotos»,ycomoelcomienzodelfin.

Cuando Martin apareció al día siguiente en la redacción, sobre su escritoriohabíaunanota conelmensajedeque su jefequeríahablar conél.Martin fueenseguida.Enrealidad,teníaunabuenarelaciónconelviejoHeinzSturm,peroestavezledabamalaespina.

—Supongo que sabe lo que pasó anoche, señor Elias. Claro, por supuestoquelosabe…

—Sí. Gracias a Dios, solo tenemos que lamentar una ventana rota. A miesposalehaafectadomucho.

—Sí…Puedoimaginármelo…Muydesagradabletodo…Sturmnoteníanadacontralosjudíos,absolutamentenada.Noentendíaqué

estaba sucediendo de pronto en Alemania. Y no quería inmiscuirse; erademasiadoviejo,yanoteníalosnerviosfuertes.Selevantó.

—Sabe…Sabequeloconsideromuybuenempleado.Unempleadobuenoyfiable.Yo…Losiento…—Sturmnodejabademoverlosbrazos,desconsolado.

—Quieredespedirme—dijoMartin.Leentrófríoentodoelcuerpo.Sturmnoseatrevíaadevolverlelamirada.—Porfavor,nomemalinterprete.Notengootroremedio.Si…Sidependiese

demí…—¿Lehapresionadoalguien?—Anocherecibívariasllamadasanónimas.Además,heencontradounacarta

Page 53: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

anónimaenmibuzón.Dicenqueesunavergüenzaque tengaaun judíoentremis empleados.Enuna revistaque tienepor tema la camaraderíay el espíritudeportivoarios.Mehanamenazadoconsanciones…

Losojosdelancianoestabansubrayadosporprofundasojeras.«Seguramentehatenidounamalanoche»,secompadecióMartin.—Loentiendo—dijo.—Nocreoqueestébien, señorElias, sindudanocreoqueestébien.Pero

soyunhombreviejo,nopuedohacernada.Estarevistaesloúnicoquetengo…Me han amenazado con hacer quemis suscriptores se den de baja.Nome lopuedopermitir,entiéndalo…

—Sí, lo entiendo—repitióMartin—.Probablemente haga bien en temer alosnazis.

Sevolvióparairse.—Váyase de Alemania, señor Elias —le dijo Sturm cuando estaba en la

puerta—.Váyaseantesdequeseademasiadotarde.Lapuertasecerró.Conpasoscansados,mecánicos,Martinsalióa lacalle.

Una llovizna fría le vino en contra.Gente y coches por todas partes, voces ybocinazos. Un jueves cualquiera, todos iban a trabajar. Menos él. Él era undesempleado.

¿Quéhaceundesempleadoun juevespor lamañana? ¿Arrastrar suspasosporlaciudad,mirarescaparates?¿Soñarenelbancodeunparque?Eltiemponoinvitaba a hacerlo. Recorrió la calle sin objetivo, con el cuello del abrigolevantado, la cabeza medio hundida. Por todas partes había huellas de losdisturbios de la noche anterior. Aquí y allá, escaparates destrozados, lemasprovocativosenlasparedes.

«Nocompréisalosjudíos»,«Judíos,¡fueradeAlemania!».UnajovendeaspectoafligidointentababorrarlagranestrelladeDavidque

lehabíanpintadoenlapared.Dosescolareslegritaroncomentariosobscenosyluegosalieroncorriendo.

«Váyaseantesdequeseademasiadotarde»,habíadichoSturm.Laspalabras

Page 54: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sonabanaúnenlosoídosdeMartin.YlavozdeSara:«Nosvanamatar,Martin,nosvanamatar».

Sesentóenunpequeñocaféypidióunté.Lohabíanconseguido.Lehabíanarrebatado su carrera de escritor. Lo habían echado de su trabajo. Lo habíanconvertido en un hombre sin recursos que debía vivir del dinero de sumujer.Pero aquellos condenadosnazis no conseguiríanque abandonara supatria.Noestabadispuestoaarrodillarse.

Yyanopodíanllegarmuchomáslejosconsusrepresalias.

A lamisma hora, Andreas Rathenberg abría la puerta de su casa en Berlín ydejabaentraraBelle.

—Porfavor,echaunvistazoypontecómoda.LacasaestabaenelprimerpisodeunavillapreciosaenlaBerlinerStrasse

de Charlottenburg. Como Belle reconoció a primera vista, la decoración eralujosaydeungustoexquisito.Alfombrasmullidasyelegantes,cuadrosantiguosenlasparedes,cortinasencoloresluminosos,jarronesyesculturas.Entreellas,undesordennegligentequereflejabaunavidaocupada:revistas,libros,corbataspor todas partes, un cenicero a rebosar en la mesita del sofá, dos copas dechampánallado,unabotellavacía.

—Está todomangaporhombro—comentóAndreas—.Lo siento.Peromiasistentanovolveráhastaellunes.

—Megusta—dijoBelle.Cruzólasaladeestarymiróporlaventana.Habíaunjardincitodetrásdela

casallenodealtoscastaños,queahora,porsupuesto,noteníanhojas,peroqueenveranodebíandesercomounaparedverde.Lahiedratrepabahacialoalto,seenroscabajuguetonaentornoalaventana.Sinolafrenaban,prontoinvadiríaelinterior.

—Deverdad,megustamucho—repitióBelle.Notóloahogadaquelesonabalavozycarraspeó.

Page 55: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Andreasserio.—Siéntate.Con cuidado,Belle tomó asiento en el sofá. Se arrepentía ya de haber ido

allí.Porotrolado,lohabíahechoaplenaluzdeldíaynoera,enrealidad,unasituación comprometida. Max creía que había ido al rodaje de una películapublicitaria.Noestababienmentirle,pero¿cómoibaadecirle:«Laotranocheconocíaunhombreenlacallequequiereenseñarmehoysucasa»?

—Quetediviertas—lehabíadeseadoMaxesamañanacuandosalía.Élteníalamañanalibreysequedóleyendoelperiódicoenlacocina.Nose

habíadadocuentadecómosehabíaemperejilado,dequellevabasuvestidodepunto verde oscuro, zapatos de tacón y medias caras. Nunca había ido tanarreglada al estudio, donde, de todas formas, tenía que cambiarse y lamaquillaban.

«Apenasmemira»,pensóenfadada.El enfado le había dado impulso durante un rato, pero ahora empezaba a

aflojar.Qué idiotezestarallí sentadaesperandosimplementeaverquépasaba.Al final, Andreas la tomaría por una pavisosa, y posiblemente lo era. Sinembargo,ahíestaban:elhormigueoenelestómago,latensióndelosnervios,amediasterroríficayagradable,enelcuerpo…Comomuchasotrasveces,Belleparecía destinada a estas sensaciones ambivalentes, tan típicas de ella: queríaalgo,lodeseaba,peroalavezestabacomofueradesucuerpoysecontemplabaasímismacon lascejas levantadasenungestoburlón,comodiciendo:«Aquíestás,BelleMarty,sentadacontuvestidito,oliendoaperfumecaroysintiéndoteunamujerdemundo;pobreniñatonta».

—¿Quieresbeberalgo?—preguntóAndreas.—Sí,porfavor.Enrealidadnoteníased,peroconunvasoenlasmanossabríaalmenosqué

hacerconellas.Él desapareció al entrar en la cocina. «La verdad es que aún no sé

prácticamentenadasobreél»,pensóBelle.

Page 56: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Andreasteníatreintaydosaños,esdecir,eramásjovenqueMax,yocupabaunpuestodedirecciónenunaempresaquefabricabaacerosfinos,proveedorademateriaprimaparalaindustriaarmamentística.Yganabamuchísimodinero.

—En principio, no podía haberme pasado nada mejor que los nazis —lehabíadicho—.Sacamosmuchosbeneficiosconelarmamento.

ABellelegustabansusformas.SuspensamientosnoleerantanajenoscomolosdeMax.Eraunhombredenegocios,seinteresabaporlasventasynadamás.Seguro queMax se habría negado a suministrar acero para la construcción dearmas,igualquesenegabaatrabajarenunteatroqueestuviesebajolasórdenesde Joseph Goebbels, y preferiría morirse de hambre antes que ir contra susprincipios.

Belle sabía que tendría que encontrar su actitud más noble, pero no loconseguía. El pragmático Andreas le inspiraba más respeto y, como decostumbre,sedesprecióporello.

Andreasvolvióalasalaconunabotelladevinoydoscopasenlamano.Sesentó en el sofá al lado de Belle y sirvió el vino. Tinto. Ellamiró el líquidoburdeos y pensó enojada: «¡Tinto a las diez de la mañana! Qué tonto y quévulgar».

ElcomportamientodeAndreassolíaser tandirectoquedesarmaba:pillabadesprevenidaalagenteconsufranqueza.NoesqueBelleencontraraesterasgodigno de admiración, pero sí fascinante. Otro hombre habría intentado conmedios más disimulados crear un ambiente romántico, pero Andreassencillamentelepusounacopadelante,lallenóhastaelbordedeunvinotintodulceyespeso,ybrindóasusalud:

—Portucarrera,Belle.Elladiounsorbo.—Nodeberíasreírtetantodeeso,Andreas—dijoalgoenfadada—.Paramí

esmuyserio.Megustaríallegaraser,algúndía,unagranactriz.—Lo digo en serio. Te tomo muy en serio, Belle. Aunque también me

preocupoporti.Tienesmuchaambiciónytalento,yeresincreíblementebonita.

Page 57: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Pero, en tu interior, sigues siendo una niña.Vas haciendo papelitos en vez demeterte de lleno en la profesión. Mariposeas, hoy un poquito de publicidad,mañanaereslatercerafigurantedelaprimerafilaaladerecha,yconellosueñasysueñasconllegaralafama.Creoque…

—¡Andreas!Belle dejó la copa tintineante en la mesita, pero él no se inmutó ante su

crecienteenfado.—Losé,Belle,todosempiezandesdeabajo.Perosilavidasiguesiendopara

tiunjuegofácilydivertido,nuncallegarásdondequieres.Ningúndirectorvaadarteunpapeldecisivoporquenotienespersonalidadparainterpretarlo.Eres…—Belletratódelevantarsesindecirunapalabra,peroél laagarrórápidamentedelbrazoylaobligóaquedarsesentada—.Eresunaniña,Belle,peseatusojosletalesy tu apabullante seguridad.Unaniñamimadadeuna fincade laPrusiaOriental,deun lugardondeel tiemposedetieneyelmalsemantienealejado,¿no?—¿Cómosabía él aquello?—.Apuestoaque tehancuidadoyprotegidoinnumerables tías, tíosy cariñosas abuelas. ¿Algunavez en tuvidahas estadodesesperada?Quierodecir,desesperadadeverdad,nosolo irritadaporquealgonosalíacomoquerías.¿Algunaveztehassentidosola?¿Algunavezhassentidoun vacío desconsolado o te has emborrachado una noche para olvidar lo queduelelavida?No,estoysegurodequehasdormidocadanocheentucamaconun sueño dulce y profundo, y que a lamañana siguiente te has sentado a unamesabiendispuesta,rodeadadegentequesiempreestáahíparacomplacerte…Talvezyosoylaprimeraaventuradetuprivilegiadaviday,dehecho,alguienaquiennotomasenserio,igualqueatodoslosdemás.

—Notesobrestimes,Andreas.Noeresunaaventura.Solohablasyhablas,ymeaburresmortalmente.¿Puedoirmeya?

Intentólevantarseunasegundavez,peroélsiguiósujetándola.—Siempre has conseguido lo que te proponías, ¿verdad? Se te ve. En tu

paraíso de Insterburg había de todo: caballos y carrozas, y lindos vestidos, ybailesyapasionadosadmiradoresenabundancia…BelleLombardsoloteníaque

Page 58: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

abrirlasmanosycaíaenellastodoloquedeseaba.Alfinal, inclusoalgalanteMaxMarty.—Andreasserio—.Noesundesconocidoenelmundodelteatro.Y,portodoloqueseoyedeél,notevanada.Puedoimaginarmemuybiencómoosmiráislosdossinentenderningunoloquediceelotro.

—¡DejadeinsultaraMax!Andreassepusoserio.—NoestoyinsultandoaMax.Nuncaloharía.Lotengoenaltaestima.—Bien,entoncesmeestásinsultandoamí.¡Nomeestimasenabsoluto!—

Belle consiguió desasir el brazo. Se levantó—.Me gustaría no volver a vertenunca,Andreas.

Éltambiénselevantó.—Losientositeheofendido,Belle.—Nolosienteslomásmínimo,hasdichoexactamenteloquequeríasdecir.

Y, en resumidas cuentas, todo esto estaba programado. ¡Vino tinto! ¡Tantemprano!Tecreíaconmásestilo,AndreasRathenberg.—Lomirócontodoeldesdéndequefuecapaz—.Losiguientehabríasidoecharlascortinasy,talvez,poner un disco de Zarah Leander. Y te habrías tenido por un gran seductor.Puede que tengas razón y yo sea una niña boba, sin experiencia, pero esosiempreesmejorqueserunvividortrasnochadoquesecreeirresistible.

—Belle…Ahorafueellalaquenolepermitióhablar.—Seguramente eso te ha funcionado a la perfección con tus muchas

conquistas baratas. A algunas les gusta que las traten como a un trapo; loencuentran excitante y las estimula amostrar lo fantásticas que son…Pero tedigo una cosa, Andreas, cometes un gran error si piensas que puedesengatusarmeasí.

Habíahabladoconvehemenciayenvozmuyalta;ahoraseencontrabacaraacaraconAndreasyrespirabaagitada.

Semiraron, losdos inquietosynerviososdepronto;y, a lavez, la tensión

Page 59: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

entre ellos estaba llena de deseo. «Me entiende.Me entiende por completo»,pensóBelle.

No le importó quedarse inmóvil cuando él se acercó y la abrazó. Así,apretadacontraél,envueltaensuabrazo,sequedómuchotiempo.Losiguióaldormitorio sin titubeos. Las cortinas estaban echadas, el cuarto estaba enpenumbra.Distinguióunpardecalcetinesyunjerseysobreunasilla,doslibrosabiertosjuntoalacabeceradelacama.

Lacama…TuvoquereunirtodasufuerzadevoluntadparaobviarlaimagendeMax.Nosehabíaacostadoconningúnotrohombre,apartedeél,ynisiquierala primera vez había estado tan nerviosa como entonces. Max no dabademasiado espacio al amor, pero era bonito estar con él, tierno y familiar.Alrededor de medio año antes de la boda, ya se habían ido a la cama, en elmodestocuartodePrenzlauerBerg,dondenopodíanhacerniunruidoporquelasparedesdepapelhabríanpermitidoalagentedeallado,dearribaydeabajooírlotodo.Belletiritabadefríoporqueeraunanochedediciembrecubiertadenieve y no había manera de calentar el cuarto. Después le siguieroncastañeteandolosdienteshastaqueMaxfuealatabernadeenfrenteabuscarunponche caliente para ella. Belle se había avergonzado porque estaba casicongelada y le parecía una banalidad, porque suponía que deberían recorrerlaunos sentimientos tan sublimes y románticos que no le dejasen sentir el frío.Estabaunpocodecepcionada,peroqueríaaMaxporquesevolvióaacostarasulado,laabrazóylasostuvoentresusbrazoshastaquesequedódormida.

LacamadeAndreasolíaaunamezclade jabónpara lacoladay locióndeafeitado,ylasedadabaunaagradablesensacióndefrescor.Comounrelámpago,elrecuerdodelassábanasdesedaamarilladeLulinnabrumóaBelle.Maxyellano llegaronadormirenaquellacama.Ahoraseacostabasobreseda,peroconotrohombre.

«¡Dejadepensar!Porloquemásquieras,¡dejadepensar!¿Porquénotehasbebido el vino, estúpida?Así todo seríamás fácil.Ahora, relájate y supera tuprimeradulterio.»

Page 60: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Cuando todo hubo acabado, pensó que era cierto que no tenía ni idea denada.

Page 61: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

6

Enmayodel39,FeliciaviajóalaPrusiaOriental,casiunañodespuésdelabodadesuhija.Lafábrica ibabien:sepodíapermitirolvidarsede tododurantedossemanas.IgualqueBelle,siemprehabíaidoaLulinncuandonecesitabarecobrarel aliento y esta vez la vieja casa gris tampoco le negó su magia. Felicia,exhaustaporeltrabajoypálida,sesentabadurantehorasenelbancodelhuerto,con la espalda apoyadaen la corteza tibiadel cerezo,ymiraba amodorrada elcieloazul.Sesentíaaburridayagotada,alavezquedespiertaytensa.Joseph,siemprealacechodeunavíctima,cayódeinmediatosobreella.

—Estásdemasiadosola,Felicia.Esonoesbuenoparaunamujer.Eresaúnjoven.¿Nohayningúnhombrequetehagalacorte?—Ahogóunarisitatonta—.Teasedianpordocenas,¿verdad?

—Pormillares,Joseph—refunfuñóFelicia—,esoesloquehaceladecisióntandifícil,¿entiendes?

Tomóelportanteylodejóallíplantado.«Una mujer solitaria, insatisfecha, que se refugia en el trabajo», le diría

JosephmástardeaModeste,quetomónotadeello.FeliciareflexionósobrelaspalabrasdeJoseph.¿Estabadeverdaddemasiado

sola?Tenía que reconocer que echaba demenos aPeterLiliencron.No le fueposiblecorresponderasussentimientos,perohabíasidounamigo íntimo,unode losque tan raramente seencuentran.Pudoconfiar enél a ciegasy siempreestuvo segura de que él la apoyaría. Mientras él estuvo cerca, nunca supoapreciarlodeverdad,peroleresultódolorosocuandoélsemarchódelpaís.Talveztendríaquehaberhecholoqueéllepidió:dejarlotodoyempezarconéluna

Page 62: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

nuevavidaenalgúnlugarlejano.Peronotuvoelvalor.Dependíademasiadodeloquelepertenecía:Lulinn,lafábrica,sushijas,lafamilia.

AhoradisfrutabadelosdíasenInsterburg.PaulhabíaidoconChristine,alaquepresentócomosuprometida.Selosveíafelicesymuyenamorados,loquenoimpidióaJosephindagarensusproblemasmásíntimosyresultarantipáticounavezmás.

Modestehabíatenidosucuartohijo,unaniña,yconellosehabíaconvertidoencandidataalaCruzdeHonordelaMadre,lamedallaquedesdeelinviernoanterior,seconcedíaeldíadelaMadrealasmujeresqueteníanalmenoscuatrohijos.AunqueModeste no cabía en sí de gozo por el acontecimiento, al finalhubo tal concurrencia para el codiciado trofeo que el número de medallasprevisto no llegaba, de modo que se decidió honrar primero a las mujeresmayoresdesesentayconvocaralrestoenNavidades.Modestenopodíaconlapena;selashabíaprometidotanfelices:queríahacerunafiestafamiliarcontalmotivo, en la que ella sería el centro de la celebración, y ahora tendría queesperarmedioañomás.

—Esosolopuedefavorecerte—ledijoFelicia—.ParaNavidadestendrásyatuquintohijoy,conello,aúnmásoportunidades.

Habíasidoundisparoaciegas,peroModestemiróasuprimasindarcrédito.—¿Senota?AhorafueFeliciaquienlamiródehitoenhito.—¿Qué?¿Deverdadestásembarazadayaotravez?—¿Comoqueyaotravez?—saltóModeste—.ElFührer…—Sí,losé,elFührerquiereunpuebloquesereproduzcacomolosconejos.

Eresunasúbditadelomásleal.EnlosojosdeModestecentelleóunrayoderabia.—Séporquéhablasasí,Felicia.Eresunapobremujer solaqueenvidia la

suerte que tienen otras. Tu primer marido se separó de ti, y el segundo estámuerto.Tuvidayanotienesentido.Josephtambiénlocree.

—SiJosephlocree,seráverdad—contestóFelicia—.Pero¿sabes,Modeste?

Page 63: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Mi envidia por tu maternidad múltiple sería sin duda mucho mayor si, entrepartoyparto,tucinturasehubiesereducidoauncontornomedionormal.PagasunpreciomuyaltoportuamoralFührer,¡teloaseguro!

Se fue como una exhalación y Modeste solo pudo seguirla con los ojos,llenosderabiaencarnizada.

Porlanoche,FeliciavisitóasuabuelaLaetitiaensucuartoylecontólodeModeste.

—Nopuedesimaginartecómomecrispalosnervios,abuela.Ysuespantosomarido,quealgunavezdebiódeleeralgosobrelapsiqueydesdeentoncescreeque tiene el deber de ejercer su pseudociencia con todas las almas de Dios.¡Enseguidapiensaunaqueesunaperturbadamental!

Laetitiaserio.Habíasidounamujerhermosaeimponente,peroahora,cercadesunonagésimosegundocumpleaños,casinolequedabanadadesufuerzadeantaño. Estaba cada vez más encogida, delgada y arrugada. Solo su melenaplateada seguía siendo densa y rizada, y parecía demasiado pesada para sudelicada cabeza. Llevaba viviendo en Lulinn ya tres cuartos de siglo. Habíaenterradoallíasuesposodurantelainvasiónrusaenelveranode1914,yasuhijomayor,Victor,elpadredeModeste,hacíadosaños,enuncruentoinvierno.A su benjamín lo habían fusilado en 1916, tras un intento de deserción enFrancia, y su hija había muerto tras la huida de Petrogrado durante laRevolución.Desushijos,solosobrevivíaElsa,lamadredeFelicia,queresidíaenBerlín.NuncasehabíaentendidoconLaetitiayapenasibaaLulinn.PuestoqueLaetitiayaapenassalíadesudormitorio,noeraevidentequeparticipasedelavida,pero,aunquesucuerpoestabadébilycaduco,sucabezaseguíaclarayserena, y de manera sibilina se enteraba siempre de todo lo que sucedía enLulinnyensumuyramificadafamilia.

—No estás loca, Felicia —le dijo entonces—, pero tampoco eres feliz,¿verdad?Nohaynadieconquienpuedascompartirtuvida,tuspreocupacionesyalegrías,ytodoslosinconvenientescotidianos.

Antesuabuela,Felicianonecesitabadisimular.

Page 64: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—No, no hay nadie. Pero…—inspiró profundamente— tengo la fábrica.Rinde grandes beneficios. Abuela, eso era lo que quería por encima de todo,inclusodelafelicidadconunhombre:laindependenciayeléxito.Esporloquemásheluchadoyserásiemprelomásimportante.

—Sí,sí—dijoLaetitia.Observóeldelgadorostrodesunieta, losojosgrispálido,lospómulosmarcados.Parecíaatormentada,nerviosa—.Perounhombredevezencuandotampocoestaríamal,¿no?¿Quéhacetuexmarido?ElatractivoAlexLombard.Seguroquesiguesteniendonoticiassuyas.

—Por supuesto. —Felicia se encendió un cigarrillo—. Gracias a sumatrimonio se hizo con una gran editorial, tiene mucho dinero y viveplacenteramenteenNuevaYork.EscribeavecesparapreguntarporLulinn.—Enojada,soltóunanubedehumo—.¡Todavíalepertenece!

—Estoy seguradequeharás todo loposibleparaque esa situaciónno seapermanente.—Laancianareprimióunarisita.Elaguadelcalientapiésgorgoteósuavemente en su cama—. Sí, sí… Alex Lombard… —Echó una miradapenetrante a su nieta, pero esta llevaba sumáscara de hierro y nomovió unapestaña.Depronto,Laetitiacomentó—:CreoqueelmatrimoniodeBellenovanadabien.

—¿No?—preguntóFeliciasintiéndoseculpable.DecaminoaLulinnhabíapasadoporBerlín,dondevisitóa suhijaya su

yerno. Solo le había llamado la atención queBelle estabamuy delgada y quebebíaunpocodemás.Peronohabíavueltoapensarenello.EncontrabaaMaxsimpático,aunquealgoserioeintrovertido.

—¿Porquénoibaairbien?—añadió.—Bueno, ya conoces a nuestra dulce, guapa y vivarachaBelle—contestó

Laetitia,yextendiólamano—.Dametambiénamíuncigarrillo,Felicia.—Tuasma,abuela…—¡Bah! Tonterías. Nome va amatar. He fumado todami vida, ¿por qué

deberíaprivarmedealgoquedisfruto,simequedancuatrodías?—Seencendió

Page 65: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

elcigarrillo,inhalóprofundamenteylosaboreó—.MaxMartyesunidealistayungranactor.Belle,porelcontrario,es…¡comotú!

—Belletambiénesunagranactriz—contestóFeliciaalgoofendida.Laetitiavolvióareprimirunarisita.—Orgullodemadre.Felicia,entrenosotras,puedequeBellealgúndíallegue

aserunagranactriz,peroporahoranoloes.Lociertoesquenotieneniideadelo que quiere, aparte de ser rica y famosa. MaxMarty actúa con seriedad yentrega, y por un sueldomiserable.Belle, en cambio, presenta a la cámara suhermoso rostro y cuenta con algunos gestos dramáticos. Desde luego, tienetalento,perolefaltamadurezyexperiencia.Yaúnnohaaprendidoaescondersetrasungranpapel. IntentamostraraBelleLombardbajo lamejor luz,peronosabeinterpretaraotrapersona.

—Mmm —musitó Felicia—. ¿Y qué es lo que no funciona en sumatrimonio?

—EllayMaxvivenalmargendelotro.YBellesiguesupropiocamino.—¿Supropiocamino?Distraídamente,Laetitiasacudiólacenizasobrelaalfombra.—Siempre he sabido cuándo estabas enamorada, y lo mismo con Belle.

Intentaocultarlo,perotieneunbrillodelatorenlosojos…ynopintanadabienparaMax.

—Diosmío—dijoFelicia.Barruntaba todaunaseriedecomplicaciones—.¿Creesquedebería…?

—No.Nohagasnada.Belle tienequepasarlosola.Ocúpatede tuspropiosproblemas.

—¿Misproblemas?Enrealidad,mivida transcurrebastante tranquilaymetemoqueesonovaacambiar.

Conesepronóstico,Feliciaandabaequivocada.

De vuelta en Munich, Susanne la sorprendió con la noticia de que se había

Page 66: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

prometido. Llevaba un año en el Servicio de Trabajo del Reich, que eraobligatorio desde hacía poco para las chicas, aunque Susanne se habíapresentadotempranoydemaneravoluntaria.Lahabíantrasladadoaunagranjacerca de Regensburg con un gran grupo de muchachas, y era obvio que sedivertíanmuchoporqueSusannehabíaflorecido:selaveíacontentayllenadevida.Además,habíaconocidoaunhombreyestabaperdidamenteenamoradadeél.SellamabaHansVelin.

—¿Yaquésededica?—lepreguntóFelicia.Estabaensudespacho,conunacartasinremitenteen lamano,franqueada

en París, que debía de ser de Peter Liliencron. Le quemaban los dedos porabrirla,peroqueríaestarsolaparahacerloySusanneseguíadepieasulado.

—EstáenlasSS—explicóSusanne—.Obersturmführer.—¿Qué?—EnlasUnidadesdelaCalavera.RegimientodelaAltaBaviera.Destinado

enDachau.—Loquenosfaltaba.ElrostrodeSusannesetornóbelicoso.—Tendríaquehabermeimaginadoqueestaríasencontra.Siemprejuzgasa

lagente,inclusoantesdehaberlaconocido.—¿PorquéteníaqueserprecisamentedelasSS?¡Ynadamenosquedelas

SSdelaCalavera!Sonlosquecontrolanloscampos.—Notienesniideadeloquepasa,mamá.«Perotúsí»,casicontestóFeliciacondesdén,aunqueselocalló.Noquería

estropearaúnmáslarelaciónconsuhijapequeña.«El maldito año de trabajo es lo que la ha llevado en la dirección

equivocada»,pensó.Susannehabíacambiadomuchísimo:eltrabajoalairelibrelahabíafortalecido;yanoselaveíapálidayenfermiza,sinosanaytostadaporelsol.Susojosazulesbrillaban,supelorubio,recogidoenunagruesatrenza,sebalanceaba sobre su espalda. Podrían haberla retratado para un libro de textocomoprototipodechicaalemana.

Page 67: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

No había estado en la BDM, la Liga de Muchachas Alemanas, porque aFelicianolegustaba,asíquenuncaanteshabíaexperimentadolapertenenciaaun grupo. El sentimiento de estar con gente que pensaba como ella, de serreconocida, de pertenecer, le daba una nueva seguridad. Ella, que siempre sehabíaesforzadoinútilmenteportenermásatencióndesumadreyque,almismotiempo,habíaestadoalasombradesubonitahermanaBelle,estabarodeadaderepentedeunmontóndeamigasquelaaceptabanyconlasquepodíahablardelasideasactuales,ideasquedabanalasaSusanne.Habíacomenzadounanuevaépoca,enlaquealagenteleiríamejorqueantesyenlaquelabrutaldiferenciaentrepobresyricosdesaparecería.Ellapertenecíaalosjóvenesqueayudaríanadarformaaesaépoca,yesolallenabadeorgullo,pornohablarademásdelasatencionesqueelObersturmführerVelinreservabasoloparaella.Enresumidascuentas, Susanne encontraba que su vida había tomado por fin la buenadirección.

—PuesinvitaalseñorVelinacenarlapróximasemana—sugirióFeliciaconespíritudeconciliación—.Meencantaríaconoceratuprometido.

Susannelamiróconesamiradalargayfríaconlaqueamenudoirritabaaotraspersonas.

—Novasaentenderteconél—dijo,ysaliódeldespacho.FeliciaabriólacartayreconociódeinmediatolaletradePeter.Escribíaque

estabaenParís,queleibabienallí,queeraunaciudadmaravillosa.Apesardeello, echabademenosMunichy aFelicia.Para terminar, decía: «Los tiemposvanaempeorar,avolversemáspeligrosos.Alalarga,nadiepodrápermaneceralmargen.No será fácilmostrar suficiente coraje, pero todos tendrán que tomarunadecisiónymantenersefirmes…».

—Diosmío,¿porquémeescribealgoasí?—sepreguntóFeliciaenvozalta.Guardólacartaensuescritorio,bienescondidabajotodaslasdemásnotasy

papeles.EnderezóconcariñolafotografíaenmarcadadePeterqueteníasobrelarepisadelachimenea.

—Quépenaquetehayasido—susurró.

Page 68: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Aunqueeraunjuniocálidoyseco,muchosnolograbansentirelánimoalegreyveraniego. Se hablaba de guerra cada vez más. Siempre que se reunían unoscuantos,surgíaelmismotema.LacuestióndeloquedeberíasucederconDanzigyelcorredorpolacoqueseparabalaPrusiaOrientaldelReicheracadadíamáscandente.EnlosnoticiariossemanalesseinformabasobrelasatrocidadesquesecometíancontralosalemanesquevivíanenPolonia.Prontoselevantaronvocesaquíyalláqueexigíanunaintervención:«¡ElFührertienequeactuar!».

ElFührerhabía revisadoentretanto laLíneaSigfrido, la fronteradefensivaconFrancia,desdeAquisgránhastaLörrach,eItaliayAlemaniahabíanfirmadounacuerdomilitardeayudamutua,elPactodeAcero.

El 11 de junio se promulgó una ordenanza de defensa antiaérea: todas lascasas delReich, todas las comunidades de defensa antiaérea que se formasen,debían contar conherramientasde autoprotección, entre ellas cubosde aguayarena,bombasdeincendiosypalasdediversostamaños.Todoestodebíaestarsiempredisponibleyalalcancedelamano.Además,sehizoobligatorioinstalarpersianasdeoscurecimientoentodaslasventanas.Jolanta,elamadellavesdePrinzregentenstrasse,gruñíaeimprecaba:

—Sonhorriblesestaspersianas.Ahoraestá todobonitoyelegante,consuscortinasfinas,ynoshacencolgarestascosasnegras.¡Esincreíble!Yesoscubosde arena en lo alto de la escalera tampoco quedan bien, y además, un díametropezaréconellosymeromperélacrisma.—Secalló,mirósombríalaventanayañadiócomountriunfo—:Yademás,detodasformasnoestamosenguerra.

—Eso decía todo el mundo en 1914—la contrarió Felicia, cuya empresaproducía uniformes almáximo rendimiento y no estabamuy segura de lo quedebíadesear—.Ahoradejadelloriquear,Jolanta.Mejorocúpatedelacena.YasabesquevieneelprometidodeSusanne.

—Por supuesto que lo sé. El señor Obersturmführer —dijo Jolanta conreverencia.

Page 69: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LeimponíaqueunoficialdelasSSfueseaentrarenlafamilia.

EnlaHohenzollernstrasse,esanocheMartinpreparabalacena.Seencargabaamenudo puesto que, al fin y al cabo, no tenía otra cosa que hacer, y Sara sealegrabacuando llegabade laguarderíaysolo teníaquesentarsea lamesayapuesta. Aunque, de hecho, era cada vez más difícil tener algo en los platos.VivíanúnicamentedelsueldodeSarayesteibaensumayorpartealalquiler,asíquesolopodíanpermitirselosalimentosmásbaratos.Esanocheteníanrepollorelleno conmuchomás pan rallado que carne.De segundo, un par de patatasmalas.Martinselashabíacompradoaunverduleroquereservabalamercancíadepeorcalidadylavendíaporpocodineroalagentequenopodíapermitirsemás. En su mayoría se trataba de judíos que habían perdido el trabajo y sedefendíanmásmalquebien.Elcomerciantetratabaaesosclientesconhirientecondescendencia,pero, apesardeello,Martinnodejabade ir.Dealgo teníanquevivir,despuésdetodo.

CuandoSaraentróenlacocina,Martinsediocuentaenseguidadequehabíapasadoalgo.Parecíamáspálidaquedecostumbre,másabatidayafligida.

—Martin—dijo—,nosécómoseguiradelante.—¿Qué ha pasado?—Martin dejó los platos que acababa de sacar de la

alacenayseacercóasumujer—.Sara,estásblancacomolapared.—Han cerrado la guardería. Ya no se permite a los niños judíos ir a la

escuela.—Sarasesentóalamesayhundiólacaraenlasmanos—.Apartirdemañana,tampocoyotendrétrabajo.

Martin se quedó callado, ya no intentaba encontrar una respuesta que laconsolase.Sesentótambiénalamesa,miróelmanteldelinoblancoconfloresverdes.

Soloseoíaeltictacdelreloj.Porfin,Sararompióelsilencio.—Quierenexterminarnos,ylovanaconseguir.Martin,telopidoporfavor,

vámonosdeAlemania.

Page 70: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Élnolamiró.—¿Yluego?¿Encontraremostrabajoenotropaís?¿Quépasarácontodoslos

librosquequieroescribir?Solopuedohacerloenmiidioma.—PodríamosmarcharnosaSuiza.—Yanodejanentraranadie.—Algunos lo consiguen todavía.Además, seguro que podremos volver en

algúnmomento.Túmismolodicessiempre:losnaziscavaránsupropiatumba,yentonces…

—Sí,malditasea,peroparaentoncesseremosviejos—contestóMartinconvehemencia.

Saralomiró.«Noseirá.Noseiránunca.Aguantaráhastaelfinal,ydaigualloqueselesocurraparahacernoslavidaimposible»,pensó.

—IréaveraFelicia—dijo—,quizápuedadarnostrabajoenlafábrica.—Ahora tenemos que mendigar a nuestros amigos. No puedo hacerlo.

SeguramenteFeliciaharíaalgopornosotros,peroestanhumillante…—Sino,nosmoriremosdehambre.—Sí,pero…Sara se levantó. Por primera vez, miró enfadada a Martin y su voz sonó

áspera.—Tú y tu sagrado orgullo. Nos obliga a quedarnos aquí. Nos obliga a

mantener la cabeza alta mientras nos someten a un abuso tras otro. Y nosobligaráamorirnosdehambreporque,porsupuesto,novamosapedirayudaanuestros mejores amigos. Son unas perspectivas de futuro brillantes las quetenemos. —Al momento lamentó haberse dirigido así a él. Rodeó la mesacorriendoyabrazóaMartin—.Perdóname.Noqueríahablarteasí.Entiendotusrazones,deverdad.—Lobalanceósuavementeadelanteyatrás—.PerohablaréconFelicia.No tienesquehacerlo tú,ni tampoco tienesque trabajarparaella.Perode alguna forma tenemosquepagar el alquiler, la luz, la comida…—Seinterrumpió—.¡Lacomida!Hascocinadoestotanrico,Martin,yahoraestátodofrío.Ven,vamos…

Page 71: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Notengohambre.—Sihemosllegadolosdoshastaaquí,losdoslolograremos.—Aúnlotenía

abrazado,lehablabaconternura.Ensusmanospudonotarqueél teníalacarahúmedade lágrimas,que le resbalabansilenciosaspor lasmejillas—.Mivida,nollores…

—Soyescritor.Unescritoralemán.Esteesmipaís,¿entiendes?Siguesiendomipaís.Esmiidioma.Nadietienederechoaexpulsarme.Nohemoshechonadade lo que debamos avergonzarnos como para tener que emigrar en secreto denoche.

—Porsupuestoqueno,mivida.«Novanapreguntarsihemoshechoalgo»,pensó.Cuandosonóel timbre,ambosseencogieron.Lacasaenlaquesiemprese

habían sentido a salvo ya no era un refugio, podía convertirse en cualquiermomentoenunatrampa.SabíandegentealaquelaGestapohabíaidoabuscarenmediodelanoche.

—Peroanosotrosno—decíaMartinsiempre—.Nosotrossomosdemasiadoinsignificantesparaellos.

Apesardetodo,vacilóunmomentoantesdeirhastalapuerta.Saraoyóungritodesorpresa.

—Padre,¿erestú?Justo después, el viejo banquero Elias entró en la cocina. Tenía más de

setentaaños,perosemanteníaderechocomounavelaynohabíaperdidonadade la actitud militar tan característica en él. Los nazis le habían quitadoprácticamente todo loqueposeía,subanco,sucasa,susantigüedadesdevalorinestimable, pero, por extraño que pareciese, mantenía el halo de riqueza ypoder.Llevabauntrajeviejodelmejorpaño,zapatoslustrososcomounespejo,el pelo plateado estrictamente peinado hacia atrás. En esa humilde vivienda,parecíafueradelugar.

Siempre había tenido una relación difícil con Martin, que rechazaba elpensamientomaterialistadesupadreyduranteañossehabíaopuestoaélcon

Page 72: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

firmeza.Llevabanmuchotiempoevitandoencontrarse,porloquedebíadehaberunarazónbienfundadaparaqueahoraaparecieseallíderepente.

SaludóaSara,que,perpleja,leofrecióasiento.—Siéntate.Perdonacomoestátodo…Íbamosacenarahora…Apartóconrapidezlosplatosaúnintactos.—Alcontrario,soyyoquiendebedisculparse—dijoElias—,porquevengo

sinavisar.Peroes algourgente.—Sesentóen la sillademadera.Delmaletínsacóunahojadepapel—.Estohallegadohoyporcorreo.MañanaporlanochetengoqueprepararmeporquevendránabuscarmeparallevarmeaBuchenwald.

—¡No!—gritóMartin.Saraabriólosojoscomoplatos.—¿Auncampodeconcentración?Eliasasintió.—Sí.—¡Nopuedeserverdad!—dijoMartin,desconcertado.—Buchenwald está cerca deWeimar—continuó su padre completamente

tranquilo—. Dicen que no es tan malo. Te dan de comer, trabajo, un tratodecente.Puedequeinclusohayaqueaguantarmenosabusosqueaquí.

—Padre, no creas nada de eso —suplicó Martin—. Esos campos sonhorribles. Cometen actos brutales contra los presos. Padre, cuando Carl vonOssietzky,elgranpacifistaypremioNobeldelaPaz,murióelañopasado,fueacausa de las torturas que había sufrido en el campo de concentración, aunqueninguna institución pública lo reconociese. Allí lo redujeron física ymentalmente.¡Esaeslaverdad!

Saralomiró.«Porfinlovesclaro»,pensó.—Ossietzkyerapacifista;debíadeserunapiedraenelzapatodelPartido—

replicóElias—.Pero¿porquéibanaquereracabarconmigo?—Eresjudío.Todoscallaron.—Nopuedohacernada—dijoentoncesElias.

Page 73: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Puedesesconderte.¡Tienesqueesconderte!—Tengosetentaycincoaños,Martin.Esonoesparamí.Nolosoportarían

ni mi cuerpo ni mis nervios. No puedo pasarme los años que me quedanescondido.Soydemasiadoviejo.

—Padre,morirássitellevanaBuchenwald.Eliasseirguió.—Noatentaráncontramí.LuchéenlaguerraymecondecoraronconlaCruz

deHierro.Hedadodemasiadoaestepaíscomoparaquemematen.«Anadieleinteresaloquehashechoporelpaís»,pensóSara.—Padre,sérazonable…—Soyrazonable,Martin.Losuficienteparanoatrincherarmelospróximos

añosenundesvánoenunsótanohúmedo.Mepareceríaindignoyesoeslopeorquepuedepasar.

—Tambiénenelcampoteserádifícilmantenertudignidad—repusoMartin.Callarondenuevo.Todosmirabandehitoenhitoelpapelqueestabasobrela

mesayqueconteníaelterriblemensaje.—Sí —dijo Elias—, en realidad solo he venido para decíroslo. Intentaré

escribiros. —Miró a su hijo—. Ahora me arrepiento del poco contacto quehemostenidotodosestosaños.Siemprepiensasquequedamuchotiempoparaarreglar las cosas, pero de pronto todo termina y te das cuenta de que hasmalgastado muchas horas. Martin, siempre he querido decirte… Bueno, creoque, por lo que amí respecta, nunca te has sentido comprendido, pero debessaberquesiempre tehequerido. Inclusoen tuépocadeestudiante,cuandononoshablábamos.Eresmiúnicohijoyestoymuyorgullosodeti.

En el cine, ante escenas como esa, Sara siempre se echaba a llorar, peroahoraqueera realmantuvo lacalma;enpresenciadelancianoElias, sehabríaavergonzadodeverter lágrimas.Mirócómo losdoshombres seestrechaban lamano.LuegoEliasseinclinóhaciaellaylabesósuavementeenlamejilla.

—QueDiosteproteja,Sara.—QueDiosteproteja.

Page 74: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

FeliciaesperabaqueelObersturmführerVelin fuesebajito,gordoy feo,yqueademás no tuviese modales; de ese modo, habría tenido una posibilidad dedisuadir a Susanne de una relación con él. Por desgracia, nada de aquello secorrespondíaconlarealidad.Velineraaltoyesbelto,yresultabaatractivoconsuuniformenegrode lasSS.Teníaelpelocolorarenay lo llevabamuycorto, loque resultaba favorecedor a su cara delgada. Sus ojos azules no resultaban nibrutalesnibelicosos,pero tampocohabíacalideznihumorenellos.Eranojoscuyaexpresiónnorevelabanada.

Porsupuesto,teníaunasmanerasexquisitas.Sinduda,noseencontrabaanteun hombre de clase baja. Le ofreció un ramo de flores y, galante, le besó lamano.

—HeilHitler—dijoentonces.—Buenas noches —contestó Felicia, y supo que no soportaría a aquel

hombre.Erael19dejunio,hacíadosdíasqueJosephGoebbelshabíapronunciadoun

discurso en laSemanaCultural deDanzig y aquella noche volvieron a repetirvarios fragmentos en la radio. Para complacer a su prometido, Susanne habíaencendido el aparato y la demoníaca voz de Goebbels resonaba en la sala:«¡CiudadanosdeDanzig!OssaludoennombredelFührerydelpuebloalemán.Meencuentroenunaciudadalemana;antemí,diezmilalemanes…Descendéisdelamismaraza,delamismanación…Queréispertenecer,pues,alReich…».

—¿Puedoservir?—preguntóJolantadesdelapuerta—.Sevaaquedartodofrío.

—No lo sé…—Felicia miró a Susanne y a Velin—. ¿Podemos comer otenemosqueescucharalseñorministrodelReichpara la IlustraciónPúblicayPropagandahastaelfinal?

—¡Madre!—musitóSusanne.—Porsupuestoquepodemoscomer,señora—dijoVelin,educado.

Page 75: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Jolanta se había superado cocinando y Hans Velin, que comía con gusto,parecíamuy satisfecho. Habló de esto y de aquello, peromuy poco sobre supersona.SolounavezmencionóquesuspadreshabíanmuertohacíaañosyquelamentabaprofundamentenopoderpresentárselosaFelicia.

—Sehabríaentendidoustedbienconellos,señora.MipadreeradirectordeuninstitutoenRegensburg.Amimadreyaéllesgustabaviajarysiempreteníancosasinteresantesquecontar.

—Habríasidomaravillosoconocerlos—contestóFeliciaconsumacortesía,y pensó: «Tenía que sacar a relucir como fuese lo de la familia burguesainstruida.Apuestoaqueahoravienelaestocadamortal».

Nosehabíaequivocado.—Esperoquedisculpequeseatandirecto—dijoVelin—,peroseguroquesu

hijayalehaconfiado,yustedsabe,quemegustaríacasarmeconella.Esciertoquemeconoceaúnmuypoco,pero¿cuentamipetición,despuésdetodo,consubeneplácito?

—Lo que haga feliz a mi hija cuenta siempre con mi beneplácito —respondióFelicia,yleparecióquemerecíaunacondecoraciónaladiplomacia.

De hecho, daba la sensación de que Susanne era feliz; en cualquier caso,estaba inquietantementeorgullosadel guapoHansy se esforzabapor gustarle.Llevaba un delantal tirolés de flores y se había recogido las trenzas en dosrodetessobrelasorejas.Feliciacomenzabaaresignarsealevidentehechodequesuhijateníaungustomuydistintodelsuyo.

—¿Aquésededicaenconcreto?—preguntóasufuturoyerno.—PertenezcoalasUnidadesdelaCalaveradelasSS.Paraserexacto,ala

primera,laquesedestinóaDachauen1933,alasórdenesdelStandartenführerEicke.Quizásepaquenonosencontramosbajoelcontrolgeneralde lasSSyque estamos divididos en cuatro regimientos; en un principio había tres, pero,tras la anexión de Austria, se nos unió el Regimiento de Ostmark. Yo soyObersturmführerenelRegimientodelaAltaBaviera.

—EsaprimeraunidaddeDachau—dijoFeliciacavilando—,¿noreclutaron

Page 76: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

allíalospelotonesdefusilamientoenlallamadapurgadelasSAen1934?—Exacto.Unapurgaabsolutamentenecesaria.—Entiendo.Yentonces¿quéhaceustedenrealidad?¿Trabajaenelcampo

deDachau?—También—contestó él con una sonrisa afable—, pero además coordino

determinadosámbitosproblemáticos,encuantoalasuperpoblacióndelReich.—¿Quieredecirquetomamedidasconcretascontralosjudíos?—Loexpresaustedcondemasiadapocaprecisión,queridaseñoraLavergne.

Elasuntoessumamentecomplejo.Porejemplo,tendréqueviajarunassemanasalProtectorado—sereferíaaBohemiayMoravia—paraverqué…iniciativassehandellevaracabo.

—HansesmuyimportanteparaelPartido—explicóSusanne.—Esomehaparecidoentender—contestóFeliciafríamente.Duranteunratosoloseoyóeltintineodeloscubiertos.Nosesabemuybien

cómo,alratovolvieronaldiscursodeJosephGoebbelssobreelproblemadelaCiudadLibredeDanzig.Felicia contóquedurante losviajesdeKönigsberg aBerlín se bajaban todas las persianas de los trenes al cruzar territorio polaco.Saltaba a la vista queSusanne teníamiedo de que se produjese una discusiónentresumadreysuprometido,yquevolvióarespirarconaliviocuandoJolantaapareció de pronto en la sala e hizo saber que un señor deseaba hablar conFelicia.

—Está abajo esperando. Afirma que es urgente. No lo conozco, señoraLavergne.¿Debodecirlequesevaya?

—No,voy.—Feliciaselevantó—.Vuelvoenseguida—dijodisculpándose.El hombre esperaba en la puerta de la casa. Una figura pequeña, flaca,

nerviosayasustada.Teníacuidadodequesurostroquedaseenlassombras.—¿FeliciaLavergne?—Sí.¿Quépuedohacerporusted?Felicia se acercó a él para poder verle la cara, y se percató de que estaba

Page 77: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

blancacomoladeunfantasmayqueelpulsoletemblabaligeramenteenlasien.Sindecirnada,elhombresequedómirandoaJolanta.Feliciasevolvió.

—Jolanta,déjanossolos,porfavor.Ofendida,Jolantaseretiró.Solocuandoestuvosegurodequenopodíaoírlo,

eldesconocidodijoconvozamortiguada:—Necesitamossuayuda,señoraLavergne.Haygenteenapuros…—¿Dequésetrata,porDios?—Necesitamosalojamientoparaunanoche.Doshombresyunamujer.Los

llevaremosmañanaporlanocheaSuiza.Hastaentonces,tienenqueesconderse.Porfavor,señoraLavergne…

Feliciasequedópetrificada.Atravésdelaoscuridadllegabaelolordulcedelaslilas.Porlacallepasaronunpardecoches.Unamariposarevoloteabaenlaclaridadquesalíadelacasa.

—¿Porquéaquí?¿Porquéacudeustedprecisamenteamí?—Mehandadosunombre.Ymehandichoqueustednosayudaría.—¿Quiénhadichoeso?—Solopodíahaber sidoPeterLiliencron.Maldito

Peter,yahoralametíaeneselío—.¿Quiénlehadadominombre?Elhombrehablóenvozaúnmásbaja,apenasunsusurro:—HasidoMaksimMarakov.

Page 78: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

7

Fuecomosilapartieseunrayo.Sintióqueperdíaelcolor.Eldesconocidolamirópreocupado.—ConoceaMaksimMarakov,¿verdad?—Sí…—Quesiloconocía.Preguntabaquesiloconocía.Serecompuso—.

¿EstáenAlemania?—Notóquelesudabanlaspalmasdelasmanos.—Sí. Pero, por favor, señora Lavergne, no tenemos tiempo. ¿Pueden

quedarseesaspersonasensucasa?—¿Quiénesson?—Comunistas. Ibanadetenerlosestanoche,peroalguien loshaalertadoa

tiempo.—¿Dóndeestánahora?—Esperanahídetrás,eneljardín.Elhombretemblabadenervios.Feliciasesentíacomoanestesiada.—Tenemosvisita.SS.Éllamiródehitoenhito.Poruninstantedebiódepensarquehabíacaídoen

unatrampa.Felicianegóconlacabeza.—Noes loquecree.Notengonadaqueverconesagente.Porelamorde

Dios—diounpasoatrás—,hagaqueentrenesosfugitivos.Eraunriesgotremendo,losabía.Aunqueladoncellateníalibre,Jolantales

vería las caras. Además, tenía a Hans Velin sentado arriba en la sala. Noobstante, precisamentepor eso invadió aFeliciauna sensaciónde triunfo.Eseoficial de las SS, con su afectación sobre su importantísimo trabajo y susambicionesdeemparentarconlafamilia…Seibaaenterar;paraella,seríaun

Page 79: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

placermeter a tres comunistas en casa a hurtadillas delante de sus narices, yalojarlosallí.

Aquellas personas emergieron de la noche. Vestían ropas y jerséissuperpuestos,para llevarconsigo todo loposible.Porencima,además,abrigosqueloshacíanparecerbultosinformes.Lamujerllevabaelpeloocultobajounpañuelo.Susrasgoserandurosymarcados.Eraevidentequeteníaelmando,ylosdoshombreshacíanloqueelladecía.

—¿Podemosquedarnosaquí?—lepreguntóaFelicia.Teníaunavozclarayagradable.—Sí, pero tendrá que ser en el sótano, lo siento. Si no, sería demasiado

peligroso.—Estábien.Enelsótanohabíauncuartoenelqueguardabanviejosmuebles,entreellos

doscamas;aveces,cuandohabíademasiadagentedevisita,seutilizabancomocamasde invitados.Felicia llevó a los fugitivos abajo, dijo a Jolantaque eraninvitadosyque,porfavor,llevaseropadecama.

—Y…,Jolanta,niunapalabraanadie—añadió.Laviejaamade llavesasintió.Servíaallídesdehacíamásdemediosiglo,

eralealydeconfianza,ysabíacuándoeramejornohacerpreguntas.Felicia volvió a subir. En la puerta esperaba el hombre que había

acompañadoalosfugitivos.—¿Algúnproblema?—preguntóenunsusurro.—No.Nadiehanotadonada.—Bien.Vendrémañanaporlanochearecogerlos.Desapareció en la oscuridad. Ella se lo quedó mirando y un millar de

preguntas le quemaron en los labios. Ahora no obtendría ninguna respuesta.Teníaquevolver con su invitado.Paraexcusar lavisita tardía,diríaquehabíasidounrecaudadorparaelAuxiliodeInviernopara tratardeungrandonativoqueellateníaintencióndehacer.

Page 80: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

MaksimMarakov.Nopodíapensarenotracosamásqueenesenombremientrasse tomaban la compota con nata montada, servida en pequeños cuencos decristal, y Hans Velin hablaba sobre la energía con la que Adolf Hitler habíaluchado contra el desempleo en el Reich. Ninguna de sus palabras conseguíaabrirsepasohastaella.MaksimMarakov.

Hacíaonceañosdesdelaúltimavezquelovio.Nihabíavueltoaoírnadadeél, ni sabía dónde estaba. Había desaparecido de su vida y ella creía que lasheridasqueéllehabíacausadoestabancuradas.

«Es completamente normal que esté un poco confundida», se dijo. ¿QuiénpodíacontarconqueMaksimvolveríaaaparecerenAlemania?Uncomunistaauténtico, el antiguo compañero de armas de Lenin, el hombre que habíasustituido la Biblia por Karl Marx. «Conoce a Maksim Marakov, ¿verdad?»,había preguntado el desconocido. Podía haber contestado: «Sí, lo conozco, loconozcodesdequeéramosniños.JugábamosjuntosenelhuertodeLulinnyenlososcurosbosquesdelaPrusiaOriental.Enmisrecuerdossiempreesverano,díascálidossinfin,lahierbabajonuestrospiesdesnudosestabasecaycaliente,recogíamos bayas silvestres, teníamos las bocas embadurnadas y pegajosas y,cuando corríamospor la avenidahacia la casa, los caballos de razaTrakehnerrelinchaban en la dehesa y una bandada de gansos corría hacia nosotrosgraznando».

—Estás totalmente ausente,madre—le reprochó Susanne—.Creo que noestásescuchandoaHans.

—Sí,Susanne.Porsupuestoqueloescucho.«Lo amaba. De niña, y cien veces más de joven. Tenía los ojos claros y

melancólicos, y me volvía loca que estuviese conmigo y, al mismo tiempo,pudiese estar tan lejos como la luna. Compartíamos los largos veranos deInsterburg,pensabaqueteníaquepertenecermeparasiempre,perolociertoeraqueyanopodíaalcanzarlo.Meponíavestidosbonitosymepavoneaba,yélnodejabadedecirqueelmundoteníaquehacerlarevolución.Nonosentendíamos.Depronto,parecióqueéramosdedosmundosdistintos.»

Page 81: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Así que no pondría ninguna objeción a una boda en septiembre? —preguntóelObersturmführer.

—No—respondióellademaneramecánica.Pensaba en lo perpleja que se había quedado cuandoMaksim la rechazó.

Cuando se fue con otra mujer. Maria Ivanovna, una comunista que estabadispuesta a dar la vida por sus ideas. Juntos habían luchado en laRevoluciónrusa.JuntoshabíanescogidocomopatrialaUniónSoviética.AFelicia,laamigadelaniñez,Maksimsoloacudiócuandolefuemal.Cuandoteníaquedescansar,cuando se sentía agotado y hecho trizas, cosa que, al final, ocurrió bastante amenudo.Ellasiemprehabíaestadoahí,siempre.

Además,aunquedeesoélnoteníaniidea,eraelpadredeBelle.

Tom Wolff se asustó cuando llamaron a la puerta de su casa. ¡Era casimedianoche! Pensó si sería mejor no abrir. En secreto, temía que Lulú sepresentaseallíundía.

Porlatardehabíaestadoconella,despuésdequelehubieseinsistidodurantedías por teléfono para que la visitara de una vez. En algúnmomento, habíanacabado en la cama. Lulú se tranquilizó, dejó de amenazar con tirarse por laventana.Mástarde,sesentóantesutocador,desnudacomoestaba,ysefumóuncigarrillo. Junto con todo su asco, Tom sentía también un poco de compasióncuandolaveíaasí,conlapielllenadearrugas.Selehabíacorridoelmaquillajeyyanoocultabanada;parecíacansadaygastada.

«Pobrevieja»,pensóTom.Cuando ya se iba, ella empezó a llorar de nuevo y luego gritó que iba a

suicidarse,peroqueantesseencargaríadequeTomperdiesetodoloqueposeía.Tomconsiguiósalircasihuyendo.SabíaqueLulúseemborracharíay,poreso,loasaltó esa noche la imagen de pesadilla que habría sido verla de pronto en sucasa.

Volvióasonareltimbre,casitemeroso.

Page 82: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

«NosuenaaLulú»,pensóTom.—¿Esquenovasaabrir?—lepreguntósuesposa.Kathabía estado tocandoelpianobajito,y ahora estaba inclinada sobre la

partituraylaestudiabadetenidamente.—Sí—dijoTom—,yavoy.AntelapuertaestabaMartinElias.—¿Sí?—preguntóTom.Elhombrelesonabadealgo.—Soy Martin Elias. Quizá se acuerde usted de mí. Nos hemos visto en

algunaocasiónencasadeFeliciaLavergne.—¡Cierto! Se casó usted con una amiga de juventud de Felicia… Sara se

llamaba,¿no?—Sí.SeñorWolff,séqueesunahoramuyinadecuada,pero¿leimportaríasi

entrounmomento?Tombarruntabadificultades.Eliaserajudío.Debíadenecesitarayuda.—Pase—dijoeducado,peronoloinvitóalasala,sinoquesequedóconél

enelrecibidor—.¿Sí?Martinentróenmateriasinpreámbulos.—Setratademipadre.Estanochehavenidoacasaynoshamostradouna

cartaenlaqueleordenanqueestépreparadoparamañanaporlanoche.QuierenenviarloaBuchenwald.

—Mierda—dijoTom.—Es usted el único a quien puedo acudir, señor Wolff. Está usted en el

Partidoyesoquieredecirque…Usteddebedeteneramigosinfluyentes.—Bueno, yo no sobrestimaría su influencia. Pero sí, son nazis

comprometidos…—Tomvaciló—.Con todasinceridad,señorElias,nopuedoprometerle nada y, si me permite un consejo personal, su padre deberíaesconderse.Seguroquehayalgunaposibilidad.

—Hemosintentadoconvencerlo.Peroseniega.Tienesetentaycincoaños:

Page 83: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

nosevecapazdeaguantarunavidaclandestina.Enúltimo término, lepareceunacuestióndedignidad.Ocultarsecomouncriminal…

—EnBuchenwaldnadie tendráconsideraciónconsudignidad,comosabráusted.

—Sí.Notienesentido.Noquiereesconderse.Tomasintiódespacio.—Esopodríasersusentenciademuerte.—SeñorWolff…—Hablaréconunpardepersonas.Peronosehagademasiadasilusiones.En

casos como este, de repente nadie es responsable, todos lamentan no poderayudar.Peroharétodoloposible.

—Seloagradezco,señorWolff.Pordesgracia,eltiempoapremia…—Lointentarémañanatemprano.Sequedaronfrenteafrente,elviejovividorenbatadesedayconojerasa

causadesuspreocupacionesporcómoganarmás,yel intelectual judíoconsutrajegastadoyojerasacausadesuspreocupacionesporcómosobrevivir.

Encualquierotromomento,apenashabríansabidoquédecirse.—Unacosamás,señorElias—dijoTomdesdelapuerta—.Ensucaso,yo

meiríadeAlemania.Nadiesabeloquepuedepasaraún.Martinrioconamargura.—Esoesloquelesgustaría,¿verdad?Quelosjudíosdesapareciésemos.Que

lodejásemostodo:nuestropatrimonio,nuestrapatria,nuestro idioma.Quenosdispersásemos,quenoexistiéramos.

—Notengonadacontralosjudíos,señorElias.—Pactaustedconlosnazis.—Hepactadotodamivida.Megustaneldinero,lainfluencia,lacomodidad,

ellujo.Esonocaedelcielo.Esorequiereadaptación.—¿Yaustedleparecebien?—preguntóMartin.Deinmediatosediocuenta

dequeseestabacomportandocomounestúpido—.Perdone.Por supuesto,notengoningúnderechoa…

Page 84: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Bah!No se disculpe.Megusta queustedno se adapte ni unapizca, nisiquieraenunasituacióncomoesta.Loadmiro,inclusosabiendoquenollegarámuylejosasí.Peroyonovoyacambiar.¿Sabe,MartinElias?Esustedhijodeunbanqueroricoypuedequehayatenidoalgunafaserebeldeensuvida,perosiemprehasidounprivilegiado,ynotieneniideadecómolevaaalguienquevienedelarroyo.Nisiquieraahora,ensusituación,puedeconcebirlo.Yofuiunniño pobre como las ratas, pobre y despreciado.Y seguiré siendo despreciadotodamivida.Pormimujeryportodoslosdemás.Loúnicoquemeprotegeesmimalditodinero.Pactaríaconeldiabloparamultiplicarlo…—Seinterrumpiócuandovioquehablabademás—.Pero¿aquiénleinteresaeso?—dijohosco.LetendiólamanoaMartin—.Mepondréencontactoconusted,señorElias.

—Muchasgracias.Martindejólacasa.—Pobretipo—murmuróTomWolff,ycerródespaciolapuerta.

Esamismanoche,enBerlín,BellevisitabaelteatroMetropolconunaamigadelaUFA.Su amiga había conseguido de un ferviente admirador entradas gratispara la opereta Saison in Salzburg, y había convencido a Belle para que laacompañase.ABelle no le gustaban las operetas, pero no sabía quéhacer esanoche.Andreasnoteníatiempoparaellay,cuandolepidióunaexplicación,élsehabíaenfadado:

—Belle, no quiero tener que dar cuenta de todo lo que hago. Cuandomedicesquenoquierespasarlanocheconmigo,tampocopregunto.

—Peroyosiempretelodigo.—Puesnohacefaltaquelohagas.Suindiferencialedolía,perosemordiólalenguaynomontóunaescena.El

romanceconAndreasdurabayaochomesesyBelleestabaagotada.Asumalaconciencia respecto de Max y su continuo miedo a que la descubriesen, se

Page 85: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

añadíanlaspeleasconAndreas,queseguíasiendounmisterio,puesseacercabadospasoshaciaellaysealejabatres,ynorevelabanadasobresímismo.

Belleestabamuydelgadayparecíaotra.Sucarayanoteníaunaexpresióndespreocupada y vivaz, sinomás tranquila, a veces incluso cansada y huraña.Reíamenosqueantesyamenudosequedabapensativa.

Eneldescansodelaobra,seencontraronconunproductorcinematográficoque la acompañante de Belle conocía y que las enredó enseguida en unaconversación.Belle,absortaensuspropiosproblemas,apenasescuchó.Soloseenteróderefilóndequehablabandeldesastredelapelículasonoraquesehabíaproducido en Alemania, en donde no fue valorada, y que, tras venderla aHollywood, había asegurado a los americanos una gran ventaja. Luegocomentaron el caso de Lída Baarová, quien, según decían, había tenido unarelaciónconJosephGoebbelsy,supuestamenteainstanciasdeMagdaGoebbelsy tras la intervención personal deHitler, había abandonadoAlemania y habíatenido que dejar su carrera en el cine. Belle, que adoraba los cotilleos, semantuvoapartada inclusodeaquel tema.ComosiemprecuandonopodíaestarconAndreas,sesentíavacíayconsumida.Miróalrededoratodaaquellagente…y lodescubrió a él.Llevabaun trajeoscuro, teníaunacopadechampánen lamano e iba acompañado de una joven rubia que podría haber salido de unarevistademoda.Estabacharlandoconélanimadamenteyél laescuchabaconunasonrisadivertida.

Bellesediolavueltaysesintiópalidecer.—Segúnmedicen,tambiénustedesactriz—dijoelproductor.Bellelomiróperpleja,conlosojoscomorendijasdeiraypreocupación.—Sí.Élnolahabíamiradoantes,peroahoracontemplabasucarafascinado:era

blancacomoelpapel.—¿Sabe,señorita…?—BelleLombard.Enelcírculodelcineseguíausandosuapellidodesolteraporqueeraconel

Page 86: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quehabíaempezado.—BelleLombard…MellamoSvenKronborg.Productorindependiente.—

Eraobvioqueél sehabíadadocuentadequeBelleno sabíaquiénera—.Megustaría rodarRomeo y Julieta deShakespeare, unaversiónmoderna, ybuscounaJulietaconsucara.UnaJulietaconexperiencia,¿entiende?,nounainocente.

Laamigalediouncodazo.—Belle…—Sí,yo…Como hechizada, se volvió para mirar a Andreas. En ese momento, él

tambiénlavio,perosololasaludóconungestodelacabezacasiimperceptible.Nomostrabaniunapizcademalaconciencia.

SvenKronborghabíaseguidolamiradadeBelle.—¿NoeseseAndreasRathenberg?—¿Loconoce?—Todo el mundo lo conoce. Una irisada ave del paraíso, un hombre sin

escrúpulosysincompromisos.SaltadecamaencamaporBerlín.LaamigadeBellesoltóunarisita.—Esguapo.¿Esactor?—No.Tieneunpuesto importantísimoen la industriadelaceroyganauna

barbaridadenelcomerciodearmas.«¿Deverdadcreíaquemeerafiel?»,sedijoBelle.—¿Entonces?—preguntóKronborg—.¿Estaríadispuestaahacerunaprueba

conmigo,señoritaLombard?Bellesedespertócomodeunletargo.—Sí,porsupuesto.Nosentíanada.Kronborgletendiósutarjeta.—Llámememañana,¿sí?—Sí.Sonóelaviso,volvieronasusasientos.Despuésdelafunción,Bellenovioa

Andreasniasuacompañanteporningúnsitio.

Page 87: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Aunquenohabíatenidofunciónesanoche,MaxaúnnoestabadormidocuandoBellevolvióacasa.Estabasentadoenlasaladeestaryleíaelperiódico.Cuandooyóentrarasumujer,levantólacabeza.

—Aquíestás.¿Lohaspasadobien?Ella lanzó su sombrero a un sillón. ¿Por qué diablos nunca le hacía

reproches?Amenudovolvía entrada lanoche, lamayoríade lasvecesporquehabíaestadoencasadeAndreas,yaunquealprincipiotemíaqueMaxlepidieseexplicaciones, ahora esperaba que lo hiciese. Creía que se sentiría menosculpable si él la reprendía; así podría defenderse en vez de sentirse comounamala pécora. ¿Por qué no tenía que justificarse nunca? ¿Por qué nadie lemontaba una escena? De otras mujeres sospechaban a cada paso y lascontrolaban. La ingenuidad de Max y su tolerancia sin límites, y la totalindiferenciadeAndreas,lamortificaban.

AhoraestabadenuevoanteMax,consuajustadovestidonegroyloslabiospintadosderojooscuro.Eralaterceranocheseguidaquevolvíatardeacasayéllepreguntabaamablemente:«¿Lohaspasadobien?».

—Sí,gracias—contestó.Sequitó el ligero abrigodeverano, lodejó caer en el sueloy fuehasta el

armaritoenelqueguardabanlabotelladecoñac.Sesirvióunacopaylavaciódeunsorbo.

—He estado con Lisa en el Metropol. Nos hemos encontrado con unproductor.QuierefilmarRomeoyJulieta,yalomejorinterpretoaJulieta.

—¡Eso es fantástico! Enhorabuena. —Max observó cómo se servía unsegundocoñac—.¿Pasaalgo?

—¿Quévaapasar?Sonabaagresiva.Élseencogiódehombros.—Creoquebebesunpocodemás,esoestodo.—¿Vasaprohibírmelo?

Page 88: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Tomóuntercercoñacy,comoapenashabíacomido,letemblaronenseguidalasrodillasysemareó.

Maxselevantóylequitólacopadelamano.—Estábien.Teloprohíbo.Déjalo.Ellaloobservó,quisoquitarlelacopa,peroéllasujetóconfuerza.—Yabastaporhoy,Belle.Deberíasacostarte.—Noquieroacostarme.¡Quieroemborracharme!ÉlpusolacopasobrelamesayabrazóaBelle.—¿Quépasa?¿Porquéerestaninfeliz?Su voz era cálida y tierna. A Belle se le saltaron las lágrimas. Se apretó

contraél…—Max,tengoalgoquedecirte…—¿Sí?Nohabríapodidolevantarlacabezaymirarloalacara;silohubiesehecho,

lehabríaconfesadosuhistoriaconAndreas.Peronopudo.Porprimeravezenmucho tiempocomprendióporquésehabíacasadoconél, supodenuevoqueamabasusojos,subocainteligente,lasdelgadasmejillasquehacíansucaratanmelancólica.Nopodíahacerledaño…Yjustoenesemomentoenquesesentíacomounaniñapequeñadesconsolada,borrachaylloricosa,heridaytriste,justoentonces,tuvoclaroqueeralamásfuertedelosdosyquenopodíapreocuparaMax.Élnoseimaginabaqueellaloengañaba,delamismaformaqueéljamáslaengañaríaaella.No,Maxnodebíaenterarse.

—Ah,nada…—dijofinalmente—.Vámonosalacama.Noséporquéestoyasíhoy.Puedequeeseproductormehayasorbidoelseso.

EnlacamaseacurrucómuycercadeMaxyluegohicieronelamor,cosaqueno habían hecho desde hacía una eternidad. Para su decepción, Belle noconsiguió sentir nada. En ese tiempo, ella había disfrutado de estímulos másinteresantes, y lamanera suave de amarla deMax ya no encendía su cuerpo.Comenzóallorardenuevoy,cuandoMaxlepreguntóquélepasaba,hundióla

Page 89: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

cara en la almohada. Tenía la sensación de habersemetido en un callejón sinsalida.

Page 90: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

8

Recogieron a los tres fugitivos comunistas a la noche siguiente. Les habíanconseguido papeles falsos con la esperanza de que les permitieran entrar enSuiza.Quiénlohabíahecho…EsonopudoaveriguarloFelicia.Debíadeserunaorganización que ayudaba a perseguidos políticos y por cuestiones de raza aabandonarelReich,yMaksimMarakovpertenecíaaella.

—Dígamedónde está, por favor—lehabía suplicadoal hombreque fue arecogeralosfugitivos,peroéllediolargas.

—Esas cosas no se pregonan.Mejor que no sepa demasiado.Marakov sepondráencontactoconusted.

Asíquenoquedabaotraqueesperar,yesoeraalgoquehabíaodiadotodasuvida.Elveranoeracálidoyseco,echabademenosLulinn,peronopodíadejarMunich.PorlanochepaseabaalolargodelIsar,mirabaelaguaverdebotellaeintentabaconvencersedequeeraelcielodelaPrusiaOrientalloquesereflejabaenella.El trabajono ladivertía; losuniformes, losmalditosuniformes,dabandinero,peroeranmortalmenteaburridos.

Enlosañosveintehabíanvendidoaltacostura…pero¿ahora?Feliciadabapataditasalaspiedrasparatirarlasalaguaypensaba:«¡Condenadosnazis!».

Susanne y su oficial de las SS celebraban otra vez su compromiso.FavorecidoporHeydrich,VelincambiólasCalaverasporlasVerfügungstruppe,lastropasdeServiciosEspecialesdelasSS,yviajóalProtectorado;setratabadeun«programadereubicación»,dijo,ydebíadehaberlohechobien,puestoque,cuandovolvió,lohabíanascendidoaHauptsturmführer.FeliciahabíaintentadoconseguirsuayudaencuantoaldestinodelpadredeMartinElias,porqueTomWolffnohabíaconseguidonadaySara,alaquetambiénhabíadadounpuesto

Page 91: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

de media jornada como mecanógrafa en la fábrica cuando se lo pidió, acabóacudiendoaella.AlviejoEliaslohabíanllevadoaBuchenwaldy,apesardesupromesadeescribir enseguida, aúnnohabíadado señalesdevida.HansVelinexplicóqueélnopodíahacernada.

—Elcasonoesdemicompetencia.—Penséqueabsolutamentetodoeradesucompetencia—resoplóFelicia.Larelaciónseenturbiósinremedioyparasiempre.SvenKronborghabíadadoaBelleelpapeldeJulieta,loquesupusoparaella

untrabajoagotador.Cadadíateníaqueestarmuytempranoenelestudioymuypocas veces lo dejaba antes de la noche. Kronborg se reveló como unperfeccionista…hastaunpuntocasienfermizo.Sinolegustabaunafraseenunaescena,ordenabaquelarodasendenuevohastacincuentavecessieraprecisoynopermitíapausasaningunodelosqueintervenían.

—Sihacéisbienvuestrotrabajo,podréisdescansar—decía—,niunsegundoantes.

Amenudo,Bellesemareabadehambreylalenguaselepegabaalasencías.Unavezrompióallorarantelacámaraporqueteníaquedecirlamismafraseporcentésimavezyyateníalasensacióndequesonabacompletamenteantinatural.

—¿Quién, por amor del cielo, le ha recomendado hacerse actriz?—rugióKronborg—.Decirquetieneunapizcadetalentoseríaexagerar,BelleLombard.Fuiunimbécilcontratándola.

Bellesetragólaslágrimasydijolamismafraseporcentésimoprimeravez.Kronborg no solo producía sus películas, también las dirigía y escribía el

guion.Esta vez había elaborado una versión bastante personal del drama.Losactores llevaban ropa moderna, los diálogos se inspiraban solo levemente enShakespeare y se referían a la actualidad, así que, entre otras cosas, habíamotivosde raza contrauna relaciónentreRomeoy Julieta, y era la influenciauniversal de las instancias estatales, que penetraban hasta la más íntima vidaprivada de las personas, la que destruía sus planes y se vivía como algo

Page 92: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

insoportable. Belle se lo contó a Max, y este contestó que no creía que lapelículasuperaselacensura.

—¡Esonopuedeser!—gritóBelle,conmocionada—.Nosestamosmatandoatrabajar.

En agosto no cedieron ni el calor ni la sequedad. Los sucesos políticos seconsolidaron,habíaquienhablabadeguerra,otrosnoqueríannipensarenella.La cuestión polaca se aclararía, por supuesto, pero de aquello no podía salirningunagranhistoria.

El ministro de Exteriores Ribbentrop firmó en Moscú un pacto de noagresión entre elReich y laRusia soviética. Polonia, acto seguido, llegó a unacuerdoconGranBretañaporelqueambospaísesseprometíanayudamilitarmutua. Al Führer, al contrario que a muchos de sus asesores, aquello no leprodujo preocupación alguna. Finalmente, Francia proclamó también queapoyaríaaPoloniaencasodeunataquealemánycancelóeltráficoferroviarioconAlemania.Holanda,BélgicaySuizadeclararonunavezmássuneutralidad;decretaron, no obstante, una movilización parcial para defenderse contra elintento de arrastrarlos en el conflicto. Hitler anunció su voluntad negociadoraconPolonia,perolaretiróapenasundíamástardeporquenohuboreacciónporlapartepolaca.EnPoloniacomenzólamovilizacióny,asimismo,seinterrumpióeltráficodetrenesenelcorredorhacialaPrusiaOriental.

Erael30deagostode1939.Belle tenía que ir aquellamañanademiércoles a la estaciónStettiner para

recogeraVictor,elhijodenueveañosdeModeste.Veníaenelúltimotrenquesaldríade laPrusiaOriental hacia elReich.Lohabían aceptadoenunade lasescuelasdeélitenacionalsocialistas,unaEscuelaPolíticaNacional—Napola—,queahoraocupabalaantiguaescuelamilitardePostdam.Modeste,lacandidata

Page 93: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

a laCruzdeHonorde laMadre,habíaconseguidoconellootravictoriaen loquesereferíaalhonorylareputacióndelafamilia.Enrealidad,Bellenoteníatiempo para ir a recogerlo, pero Kronborg había pillado un fuerte catarro deveranoy,despuésdearrastrarsedurantedíasconfiebrealtahastaelestudio,tuvoque rendir las armas y meterse en cama. Belle, que se sentía mareada yenfermiza, como ya era habitual en los últimos tiempos, habría preferidoquedarse en casa, pero le había prometido solemnemente a Modeste querecogeríaasuhijo,asíquesepusoencaminodemalhumor.CuandoavistóaVictor entre lamasa de gente, pensó que era una idea estúpida enviar a aquelniñoguapo,deojossensibles,aunaescuelaqueconsiderabalafuerzafísicaylavalentíamás importantes que la formación y lamente. ¿Cómo había dicho elFührer?«Ladebilidaddebesereliminada.Quierounajuventudviolentaycruel.Eldepredadorlibreygloriosodebebrillarensusojos…»

«PobreVictor,¡pobrefierecilla!»,pensóBelle,compasiva.—Hola, Victor—lo saludó alegre—, he pensado que vayamos primero al

Kranzler, uno de los cafés más famosos de Berlín, y luego te acompaño aPostdamy…

Éllamiróserio.—APostdammejorno,Belle.Creeránquevoyconmimadre.Belleserio.—Parezcounpocojovenparaser tumadre,¿nocrees?Peroestábien, irás

solo.EncontraronunamesalibreenelKranzler,yVictorcomenzóarelajarseun

pocoydevoródostrozosdepasteldecrema.Bellesehabíapedidotartadefresa,peroleentraronarcadasnadamásverla.Paradistraerse,lecontóaVictorcosasde su trabajo, de la UFA, de la ciudad del cine en Babelsberg, que era másgrandedeloqueVictorpodíaimaginarse.

—Casiquinientosmilmetroscuadradosdeterrenosderodaje,prados,ríos,lagos, animales.Un vestuario gigantesco.Y diez talleres de películas sonoras.Coches,unalocuradecoches.Soloesoteencantaría.Vagonesdeferrocarril.Es

Page 94: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

unmundoensímismo,eincreíblementefascinante.NohayningúnsitioquemegustemásqueBabelsberg.

«No es cierto—dijo una insobornable voz interior—, eso era antes. HoypreferiríasestarenlosbrazosdeAndreasRathenberg,yBabelsbergpodríairsealinfierno.»

—¿Porquénocomesnada?—preguntóVictor.—Notengohambre.Toma,puedescomertetambiénmitarta.—Leacercóel

platoyselevantódegolpe—.¡Perdona!Llegó al aseo justo a tiempo. Después, cuando se lavaba las manos y se

enjuagaba la boca, le pareció que nunca había tenido peor aspecto. El espejoreflejabala imagendeunfantasmatembloroso.«Tengoqueiraunginecólogo—pensótanaprensivacomoagotada—.Madremía,¡solomefaltabaeso!»

Elmédicoleconfirmóloqueyasospechaba.—Está usted al final del segundo mes, señora Marty. Mi más sincera

enhorabuena.—Nopuedeserverdad—murmuróBelle.—¿Nosealegra?—Soy actriz. Estoy rodando una películamuy complicada.Necesito todas

misfuerzas.Elmédicosonrióconindulgencia.—Elniñonollegaráhastadentrodesietemeses.Soloaloscuatrocomenzará

anotarsequeestáembarazada.Paraentoncesyahabráacabadolapelícula.Suvozsonabadivertida.«Nome toma en serio—pensóBelle, enfadada—.Claro, si fueseKristina

SöderbaumoGittaAlpár…»Conmovimientostorpes,sevolvióavestir.—Todamisituaciónvital,doctor…Erainútil.Élnuncalaentendería.Porlomenosnolehabíadichoqueeraun

honordarleunhijoalFührer,porquehabría saltado.Noeraniunápicemejor

Page 95: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

que Modeste. ¡Embarazada! Algún día también ella tendría cuatro niños yrecibiría esa estúpidaCruz deHonor de laMadre.Ningún hombre volvería amirarlayyapodíairolvidándosedesucarrera.

Elmédico,queobservabasugestodeenfado,lepreguntóconcuidado:—¿Estáusted…casada?—Sí.—Entoncescayóen lacuentadequeno teníani ideadequiénerael

padre.MuyprobablementeAndreas—.Sí,estoycasada.Aunqueesonofacilitanadalascosas,¿sabe?

—¿Quierecontarmesusproblemas?—preguntóél,resignado.—No.—Ya se los había insinuado y él no la había tomado en serio. Le

tendiólamano—.Gracias,doctor.Unavez fuera, inspiró con fuerza.No tenía ni lamásmínima ideadequé

hacer. ¿Intentar encontrar a alguien que estuviese dispuesto a practicarle unaborto? Las compañeras de Babelsberg seguro que sabían de alguien que lohacíapesealarigurosaprohibición—despuésdetodo,lamaternidaderaelmásalto destinode la vidadeunamujer—. Justo ahora, precisamente ahora, teníaquepasarle,cuandoparecíaquepodríaconvertirseenunaactrizdeverdad.Teníaquetenerbuenaspecto,teníaquereservarsusfuerzasparasobreviviralmortalmétododedireccióndeSvenKronborg.Envezdeeso,prontosecontonearíaporahícomountoneljadeante.

Decidida,hizounaseñaauntaxi.DioalconductorladireccióndeAndreasysedejócaerenelasientodeatrás.Teníaquehablarconél.Élsabríaquéhacer.

TodosiguióensilenciocuandotocóeltimbredelacasadeAndreas.Llamódosveces,tres.Nada,nielmenormovimiento.

ApareciólaporteraymirócondesconfianzaalapálidaBelle.—¿Aquiénbusca,s’ita?—AlseñorRathenberg.AndreasRathenberg.¿Noestá?—Sefueayerdeviaje.

Page 96: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Deviaje?—Sí.Durantedossemanas.Yoriegolasplantas.—¿Dossemanas?Belle estaba perpleja. Se había marchado dos semanas sin decirle ni una

palabra.¿Leparecíaqueesoestababien?¿AcasosesentíacoartadoporcontarlequeseibadeBerlíntantotiempo?RecordólanochequediscutieronporlarubiadelMetropol.

—Belle,dejadeintentarcontodastusfuerzasencadenarmeati—selimitóadecirél—.Mevasavolverloco.

Ellaseechóallorar.—Yyomevolverélocasimeengañas.—Tambiéntúteacuestasconotrohombre,¿no?—Esoesdistinto.—¿Ah,sí?Al final, se habían separado los dos enfadados y decepcionados. Se

reconciliaronpocodespués,peroquedóunaespina.Enaquelmomento,cuando,antelapuertacerradadeAndreas,supoquese

había ido sin siquiera avisarla, Belle reconoció por primera vez que aquellarelación era más inoportuna que bonita. Ella sola se había engañado alconvencersedequeeraunamujer felizmenteenamoradacuyoúnicoproblemaeraqueengañabaasumarido.Lociertoeraquenosesentíafeliz,puedequenisiquiera amase de verdad aAndreas. Solo seguía enganchada a él como si suanhelofueraunaespeciedeadicción,yelhechodequesoportasesuinfelicidadenvezdelibrarsedeellademostrabalocomplicadaqueerasuvidasentimental.

Laporteralamiróconcuriosidad.—¿Queríaargo?Derepente,sesintióotravezcomounaniña,perdidaenunmundohostil,y

deseóquealguienescuchasesusproblemasyleasegurasequetodosearreglaría.Se acordó de su madre. Felicia había estado pocas veces pendiente de ella,cuando era niña, pero siempre fueun refugiode fuerzay seguridad…Felicia,

Page 97: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

que era tanguapa, queolía tanbien, que llevaba ropa tan elegante.Tenía quellamarlaenseguiday,comonoteníateléfonoencasa,decidióiraladesuabuela.

ElsaDegnelly vivía enCharlottenburg, en el primer piso de una casa antigua,con ricos adornos de estuco. Tiempo atrás, la gran vivienda rebosaba deanimaciónfamiliar:habíancrecidoallítresniños,yeldoctorDegnellyteníaenellasuconsulta.Ahora,unadistinguidacalmareinabaenlashabitaciones,delasventanas colgaban visillos de tul blancos como la nieve y en los balconesflorecíanvioletasafricanasdecolorlila.

A veces, cuando le apetecía a Elsa, sonaba el Concierto para violín deBeethovenenelanticuadogramófono.

ElsaDegnellyeraunadelicadamujerdepeloblanco,tantímidaysoñadoraenlavejezcomolofuedejoven.Habíaperdidoasumaridoyaunhermanoenlaguerra,perosuverdadera tragediasehabíaproducidoenelveranode1916,cuando su hijo pequeño, de apenas diecinueve años, cayó en Verdún. Desdeentonces,yanoparticipabadelavida.NoencontrabaconsueloparalamuertedeChristian;undíamoriríatambiénella,sinquesudolorsehubiesealiviadoenlomásmínimo.

Belle,quehabíapasadocuatroañosdesuniñezenlaSchlossstrasse,queríaasu abuela y se tranquilizó cuando se la encontró en la sala de estar, con susfamiliaresmueblesBiedermeier,ylaancianaleofrecióunatazadeté.

—¡Qué bien que hayas venido a visitarme, Belle! Pero qué delgada estás.Vamos,siéntate.

—Enseguida,abuela.Tengoquellamarporteléfono.¿Puedo?—Porsupuesto.Enmisalón,yasabes.Sequedómirandoasunietacuandosalióyluegodesviólamiradahaciael

granóleoque,enlapared,representabaasuhijaFeliciadejoven.—Es como tú —murmuró—, tan inquieta e infatigable. Y no va a tener

muchasuerteconloshombres.

Page 98: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LaabuelaElsateníaunafinaintuición.

Page 99: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

9

CuandoBellelallamó,FeliciaseestabaarreglandoparaunaveladaencasadeTomWolff.Lacenaeraa lasseisymedia,yaúnnohabíaanochecidocuandoFelicia comenzó a cambiarse y maquillarse. Se había puesto un vestido deveranode sedanegra con tenues rayitas blancas y el cuerpo ceñido.El escotedejabaverelcanalillo.Entornoalacintura,unanchocinturónblancodecharol.Lafaldacaíalisayrectadesdelascaderasysedeteníajustosobrelasrodillas.Sin duda enseñaba demasiado las piernas, y los zapatos blancos y negros, definostacones,erandemasiadoaltosparaunamujerdecente,perolegustabanasí.Lamelena le caía ligeramente rizada sobre los hombros. Se la colocó tras lasorejasparaqueseviesenloselegantespendientesdeperlas.Alcuellollevabauncollar,tambiéndeperlas,dedosvueltas.

Cuandoseestabamaquillandolaspestañas,sonóelteléfono.—Mamá,graciasaDiosqueestásencasa.Teníamiedodenoencontrarte.—¡Belle!¿Hapasadoalgo?Belle tragó saliva, luegodio una explicación larga y complicada y al final

rompióallorar.Feliciaentendióquesetratabadeunhombre—nodeMax,sinodeotro—,queobviamentellevabaunavidadisoluta,ydeunbebé.

—¿Estásseguradequeestásembarazada,Belle?Bellellorabasinparar.—¡Estodotanhorrible!Mamá,ven,porfavor.Tenecesito.¡Porfavor!—¿Nopreferiríasvenirtú?Sería…—No puedo, por la película. Si Sven Kronborg se recupera pronto, me

despediríasivequenoestoy.Porfavor,mamá.Nomeenfadédeverdadcuandonovinisteamiboda,peroahoratenecesito.

Page 100: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Felicia dudó un segundo, pero lamención de la boda fuemuy eficaz paraagitarsumalaconciencia.

—Estábien,Belle.Tomaréelprimer trende lamañana.Nolloresmás.Loarreglaremostodo.

EnlacenadeTomWolffaparecióporsorpresaHansVelin,quien,segúnresultó,pertenecía al círculomás cercano de conocidos deTom.Al lado deFelicia sesentabaunSturmführerdelasSAentradoenedad,queestabafascinadoconellay casi se atragantó cuando, después de comer, sacó una barra de labios y unespejitoyseretocóelcarmín.LepreguntóporsufábricayleplanteósiestaríainteresadaenmáscontratosconelPartido.

Felicia, quehasta entonces sehabíamostrado condescendiente e impasibleconél,sevolvióylomiróporprimeravezconatención.

—¿ContratosconelPartido?—Sí. En la época en que la empresa aún pertenecía al medio judío

Liliencron,porsupuestohabríasidoimposible,perodesdequesehizoustedconladirección…

—ElseñorLiliencronmelacedió.Yonomequedéconellasinmás.—Encualquiercaso,escuandomenosdeagradecerquelascosasseancomo

son—comentóelcamisapardadedicándoleunasonrisaglacial.—Yo,pormiparte—dijoFeliciaconfrialdad—,echomuchodemenosel

consejodelseñorLiliencron.Atravésdefloresyvelas,vioaTomsonreír.Éllaconocíacomoningúnotro

y sabía cuánto había deseado recuperar la propiedad de la fábrica, y tambiénsabíaqueahoramismoensupecholuchabandosalmas:laaversiónporlosnazisylacodiciadeganardineroconellos.

—Banderas, brazaletes, banderolas —aclaró su vecino de mesa—, losnecesitamos en cantidades industriales. Yo podría hacerle llegar importantescontratos.

Page 101: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LosojosdeFeliciaerancomolosdeungatoqueolfatealeche.—Tendríaquepensarlo,señor…—¿Cómodemoniossellamaba?Cuandose

habíapresentado,ellanoloestabaescuchando.—Becker—dijoTom,yvolvióasonreír.EllasonrióalSturmführerBecker.—Tendríamosquehablarlo.Suhermosorostromitigólairaquelehabíaproducidonohabersequedado

conelnombre.—Tal vez podría ir a verla mañana por la mañana a su despacho, señora

Lavergne.—Mañana por lamañana…—Tenía previsto estar ya en el tren a Berlín.

Peroeraunabuenaoferta laque lehacíaBeckeryquizásalieradeaquellounasuntomuylucrativo.Podíatomareltrendelatarde.Belleloentendería—.Deacuerdo—dijo—,mañanaporlamañana.

Al día siguiente llovía a cántaros, como si el verano anunciara que iba acomenzarseptiembreyqueteníaquedespedirse.Hacíafrescoenlacasa.Feliciallevaba un jersey calentito cuando recibió aBecker. Él lamiraba exactamenteigual que la noche anterior; a ella, por el contrario, él le pareció aún másdesagradable. La jefatura de Munich, explicó, buscaba un fabricante queproveyesealPartidodeformacontinuadayengrandescantidadesdelosobjetosque lehabíadichoeldíaanterior,y lafábricaLavergneparecíaapropiada,porsupuesto,ahoraqueelelementojudíohabíadesaparecido.

—Además,elHauptsturmführerVelinseemparentaráenbreveconustedes,yentoncesseremoscasicomounagranfamilia.—Soltóunarisotada.

Feliciatorcióelgesto.Despuésdequeellasubieseunpocoelprecio,llegaronaunacuerdo.Becker

había llevado un contrato en el que establecieron las condiciones antes defirmarlo.Suspirósatisfecho.

Page 102: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Yahora,¿porquénonostomamosuncafé?Feliciaselevantó.—Losiento.Tengoquehacerlamaleta.MevoyhoyaBerlín.—Ah,vaya…—Parecíadecepcionadoyalgoenojado—.Encualquiercaso,

nos veremos a menudo en un futuro cercano. —Su sonrisa contenía unainsinuacióninsoportable.FeliciacasiencontrabamássimpáticoaHansVelin,encomparación con aquelpatán—.Delemis recuerdos a la capital delReich.—Entrechocólostalonesyextendióelbrazoderecho—.HeilHitler!

Una vez que se hubo ido, Felicia comenzó a reunir las cosas que queríallevarse.Estabasola.Ladoncellateníalibre,JolantahabíaidoallagoChiemavisitar a su hermana, y Susanne se estaba encargando en el centro unguardarropanuevocompleto,acordeconsupróximoestatusdemujercasada.Eltrensalíaa lascinco, llegaríaaBerlínpasada lamedianoche.Habíadejadodellover,unvientofuertedeshacíalasnubes,uncieloazuloscurocentelleabayelsoliluminabalashojashúmedasdeloscastañosdedetrásdelacasa.

Felicia abrió la ventana y un aire fresco y aromático inundó la habitación.Tenía la radio puesta, hablaban de Polonia y solo de Polonia. Era obvio queMussolini intentabamediar, pero la situación parecía agravarse cada vezmás.Entonces, el locutor informó de la cartilla de racionamiento obligatoria queexistíaenelReichdesdehacíacuatrodías,aunqueporelmomentocreabamásconfusiónqueorden.«Sedesignaránautoridadesdealimentaciónysubsistenciaque se ocuparán de los carnets de compra», prometió el locutor y, acontinuación, se oyó el himno nacional. Cuando estaba acabando, sonó eltimbre.

VolvióasonareltimbreantesdequeFeliciasediesecuentadequenadieiríaaabrirporqueestabasolaencasa.Seapresuróabajar lasescaleras tarareandoparasí.

Abrióy,anteella,encontróaMaksim.

Page 103: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

En una época tan lejana como feliz, los dos habían compartido su vida, sussueños, susesperanzasysusmiedos;eranniñosyel jardíndeLulinn,consusviejos árboles, la hierba alta y las luminosas y coloridas flores no les habíanpermitido reconocer que algo se interponía entre ellos, que algo impedía lamagia.Peronopudieronevitarhacerseadultosymirarelmundoconotrosojos,sobretodo,verelmundocadaunoasumanera,queelotronolograbaentender.

Yahoraahíestabanfrenteafrente,onceañosdespuésdehabersevistoporúltimavez.Maksimapenashabíacambiado.Teníacuarentaycuatroañosy,enlas sienes, el pelo oscuro comenzaba a encanecer. Estaba calado hasta loshuesos.Debíadehaberlopilladoelchubascoporqueelabrigocolgabacomounabayetamojadasobresushombrosylegoteabaelaguadelsombreroalamano.Lechapotearonloszapatoscuandoavanzóunpaso.Loprimeroquedijofue:

—¿Estássola?Feliciadiounpasoatrás.—Sí,estoysola.Entra.Éldejóunrastrohúmedodecaminoalasaladeestar.Conunpardegestos

rápidos, Felicia tomó unos leños del cesto que había junto a la chimenea, losapilóylosencendió.

—Quítatelaropamojada—leordenócomosilohubiesevistoeldíaanterior—, te traigo una bata y luego te sientas junto al fuego. Si no, vas a pillar uncatarroterrible.

Peroelcorazón le latíacomo lococuandosubió lasescalerasabuscarunatoallayunalbornozdesuexmarido.Onceaños…Nohabíacambiadonadaytalvezellatendríaquedejardecreerquealgocambiaría.

Maksim se había desnudado obediente y estaba en ropa interior ante lachimenea.Temblabadefrío.Ellalealcanzólatoalla.

—Sécatebien.Tevoyacalentarunvinoconespecias.Conaireprofesional,seapresuróaquíyallá,eintentóengañarasusrodillas

temblorosasnoprestándolesatención.Porfin,envueltoenelesponjosoalbornozy con una taza de vino caliente que olía a canela,Maksim se sentó frente al

Page 104: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

fuego,yellalohizoenlaalfombraenfrentedeél,conlasmanos,deprontofrías,apretadastambiénentornoaunataza.Sinquesehubiesendadocuenta,elvientohabía arrastrado lasnubesyvolvía a llover; laparedgrisque severtía alotroladodelaventanaoscurecíalasala.Soloelfuegodelachimeneaesparcíaunadébilluzrojiza.

—He estado esperando que vinieses desde que esos fugitivos durmieronaquí…—dijoFelicia—.Elhombrequelostrajomedijotunombre.

Lelanzóunamiradainquisitiva,alaesperadeunaexplicación,yalmismotiempopensó:«Enrealidad,megustaríapreguntarlealgototalmentedistinto».

—Sí.Dudésiimplicarte,peronoencontramosningunaotraopción.Además,PeterLiliencrondijoqueestaríasdispuestaaayudarnos.

—¿Loconoces?—Bastantebien,dehecho.Trabajamosjuntosenelgrupoqueayudabaalos

opositoresdelrégimenahuiralextranjero.—Sí,pero…—Lomirófijamente—.¿CuántohacequeestásenAlemania?—Desdeel35.HeestadocasitodoeltiempoenBerlín.—¿Porquénohasdichonuncanada?Maksimseencogiódehombros.—Demasiadopeligroso.Vivoconunnombrefalso,conunpasaportefalso.

SabíaquetrabajabasconLiliencron,peroesunaregladeoroentrenosotrosnodarnombresdeterceros.Hubiesesidomuyarriesgadoparatodos.

—Pillaron a uno de los vuestros el año pasado. Peter tuvo que dejarAlemaniaporeso.¿Porquétequedastetú?

Envezdedarunarespuesta,élpreguntó:—¿Medasuncigarrillo?Felicia le tendió la tabaquera. Solo después de un par de caladas largas y

profundas,respondió:—EstuveunpardemesesenHolanday,cuandoviquenoamenazabaningún

peligro,volví.Liliencronesmedio judío;paraél lasituacióneramásprecaria.

Page 105: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Pero…—sequedómirandolasvolutasdehumo—pero,encualquiercaso,entodaestahistoriaunoestásiempreconunpieenlacárcel.

Duranteunratocallaronlosdos.—Esdelocosloqueestáshaciendo,Maksim—dijoFeliciadespacio.Porprimeravezdesdequehabíallegado,sonrió.—MiqueridaybuenaFelicia.Siempre lamisma.Temporamutantur, pero

nosotros no necesariamente, ¿eh? ¡Nunca podrás imaginar siquiera lo que esarriesgarseporlosdemás!

—Siemprehe…—Losé—lainterrumpióél,algoimpaciente—.Portufamiliaseríascapaz

hasta de descuartizar. No es que te hayas ocupado en especial de ninguno deellos nunca, pero habríasmovido cielo y tierra para conseguirles posesiones ydineroyprotegerlosdetodomal.

Ellalomirófijamenteysepreguntósiladespreciabaosihabíacariñoensuspalabras.Noquisoaveriguarlo.Conélnuncaloaveriguaría.

No seoíanadamásque el crepitarde las llamasy el ruidode la lluvia, yMaksimdijocomodepasada:

—Tenecesitamos,Felicia.Poresohevenido.—¿Quiénmenecesita?—Nuestra organización. Necesitamos una casa donde esconder a gente de

maneratemporal.Tienequeserunapersonadelaquelosnazisnosospechenenabsolutoyenlaquepodamosconfiaralcienporcien.

Feliciaestabaahoratotalmentealerta.—Maksim,¿sabesloquemeestáspidiendo?—Sí.—Nopuedeser.Novivosola…—TuhijaSusannesevaacasarconunhombredelasSS.Asíquenoestará

yaaquí.YunHauptsturmführerdelasSSenlafamiliahacequeseasaúnmenossospechosa.

—Misrespetos—dijoFelicia—,estásbieninformado.

Page 106: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Siempre tenemosqueestar informadosde todo.¿Quéservicioviveen lacasa?

—Jolanta.Llevaunaeternidadconmigoypondría lamanoenel fuegoporella.Peroladoncella…

—¿Tienequequedarse?—Noesimprescindible.SiSusanneseva,yanolanecesitaré.—¿Jardinero?—Sí, pero solo se encarga del minúsculo jardín trasero. Viene cada dos

semanasysoloenverano.Maksimasintió.—Seríaideal.—Pero, Maksim, no puede ser.—Se había vuelto completamente loco—.

SusanneysuesposodelasSSvendrándevisitaamenudo.Yentonces…Ahoratengo un contrato de suministro con la jefatura de Munich. Banderas y esascosas.Quierodecir…

—Quieresdecirquecolaborasconlosnazisalolargoyaloancho.—Nodigassemejantesbobadas—loriñólevantandolavoz—.Nosoportoa

los nazis, pero quiero sobrevivir de alguna manera. Bendito sea, ¿a quiénbeneficia que me ponga en su contra? Si no se lo doy yo, conseguirán susuministrodeotro.

Maksimnoreplicó,perosurostromostrabaunaexpresióndedesprecioqueFeliciacreíanopodersoportar.

—Pues tevadeperlasque tengadinero—bufó—.Yunacasagrande,unareputaciónprofesional y unmalditoHauptsturmführer de lasSS en la familia.Asípuedoserosbastantemásútilque…—Seinterrumpió.

Maksimlamirómuyserio.—Creíaquenoqueríascolaborar.«Túysolotúhaspodidoobligarmesiempre»,pensó,perodijo:—Bah,cállate.Claroqueosvoyaayudar.Nomequedaotra,¿osí?—Podríasdecir«No».

Page 107: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Sí,yentoncesmequedaríaconcargodeconciencia.—Enfadada,sebebiódeuntragosuvinocaliente,queyaestabamásbienfrío—.MaksimMarakov,¿porquésiemprequeaparecestraesproblemasamivida?

Élselevantó,seleacercóysesentójuntoaella.—Felicia—le puso una mano en el brazo—, no te enfades conmigo. Te

necesito.Eltonotiernodesuvozlairritó.—A la única que has necesitado siempre ha sido aMaria Ivanovna—dijo

másásperadeloquepretendía—.¡AtuMacha!—Machamurió.SehizounsilenciosofocantehastaqueFeliciapreguntó:—¿Qué?—EnlaspurgasdeStalin…Ladetuvieronafinalesdel37.Enlaprimavera

del38lafusilaronenuncampodeSiberia.—¿Porqué?¿PorquéMacha?«Diosmío,yyoqueheodiadotantoaesamujer»,sedijo.ElrostrodeMaksimparecíadepiedra.—Erahijadeuncomerciante.Eso lamarcabacomoburguesa…Macha, la

luchadoramáslealqueLenintuvonunca…—Suvozsedebilitó.—¡Nopuedeserverdad!—exclamóFelicia,aturdida.Maksimsepasólosdedosporelpelo.—Cielosanto,Felicia,enlosúltimosañoshanbastadomotivosmuchomás

absurdos para liquidar a alguien allí…Y yo no pude ayudarla siquiera…YoestabaenAlemaniayyaerademasiadotardecuandomeenteré…

«De repente se le ve un hombre viejo y cansado», pensó espantada.Suavementetiródeélhaciaellasinqueélseresistiese.

—Necesitasunlugarenelquedescansar,Maksim.Quédateaquíestanoche.Fuera la lluvia caía con fuerza.Losdoshundieron la cara en el cuello del

otroyperdieronlanocióndeltiempo.Duranteunospreciososminutos,elpasadohabía vuelto, los largos y despreocupados días de verano en Insterburg les

Page 108: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sonrieron y les recordaron que habían terminado, pero no habían caído en elolvido.

«Nosmantienenunidos—pensóFelicia—;connoventaañosnossentaremosy soñaremos con esos días y no entenderemos por qué no pudimos conservaraquello.» Solo cuando oscureció del todo, se acordó de repente de que habíaolvidadoporcompletoaBelleysuviajeaBerlín.

Felicia había alojado a Maksim en la habitación del sótano en la que habíaescondido a los fugitivos, donde él durmió como un lirón. Cuando bajó a lamañana siguiente, lo encontró ya despierto. Miraba a su alrededor con ojossomnolientos.

—Lo siento, Felicia. Estaba tan agotado ayer… Uno solo se da cuentacuandovuelveaacostarseenunacamadeverdad.

Felicialepusounabandejaallado.—Tehe traídoeldesayuno.Café,panecillos,mermelada,queso, fiambrey

unhuevopasadoporagua.Estásdemasiadodelgado.—Sesentóenelbordedellechoymirósatisfechacómodevorabalacomida—.Maksim,estoytanfelizdevolver a verte.—Lehabló de la carta dePeterLiliencron—.Yno entendí enabsolutosuinsinuación.Quenadiepodíaeludirlaresponsabilidad,meescribió.Me preguntaba qué quería decir. Quería prepararme para ti y para… vuestraorganización…

—Te he presionado un poco, ¿no? —preguntó Maksim—. Si te sientesacorralada,entonces…

—No,deverdadqueno.Notepreocupes.Osayudaré.—Semostrabaalegre,serenayestoica.

«Notieneniideadeloqueselevieneencima»,pensóMaksim.Felicia se levantó, abrió la ventana que estaba casi a ras de suelo. Un

aromáticoolordelluviaentróaraudales.—1 de septiembre. Pronto será otoño, Maksim. —Se giró hacia él—.

Page 109: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Maksim,yo…«Nolodigas»,lepidióélensilencio.Noterminólafrase.Depronto,unatensióninmensallenólahabitación.Para

haceralgo,Feliciaencendiólaradioqueestabaenelestantedelapared.Habíadesechadoelaparatohacíaaños.Apesardequezumbabayresoplaba,sepodíaoírentremediaselladridodelFührer:«Mispropuestasdepazymiindulgenciasinfinnodebentomarsepordebilidad,nimuchomenosporcobardía…».

—Nohayquienlosoporte—dijoFelicia.Maksimarrugóelentrecejo.—Déjalo,porfavor.«… Por eso me he decidido a hablar con Polonia el mismo idioma que

Poloniallevamesesusandocontranosotros…»La expresión del rostro de Maksim era de máxima atención. Depositó la

bandejaenelsueloyseincorporó.«…Estanoche,Poloniadisparóporprimeravezennuestropropioterritorio

asoldadosregulares.»—Maksim—dijoFeliciaenvozbaja.Lavozenronquecidayencabritadade laradioparecíaescupir laspalabras:

«Desdelascincocuarentaycincominutos,devolvemoslosdisparos».

Page 110: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LIBROII

Page 111: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

1

Haciamediodía, cesódeprontoel fuegodeobuses.Sinembargo, trashorasyhoras de bramar ininterrumpidamente, la calma pareciómás angustiosa que elruido.Estabaoscuroyhacía fríoenelsótano,del techogoteabaaguayen lasesquinas roían los ratones. Pero cuando Phillip quiso levantarse y llegar a lasescaleras,Claireloretuvo.

—Aúnno,Phillip.Esperemosunpocomás.Phillip cedió. Después de una hora en que todo seguía tranquilo, se

atrevieronasalir.Cuandocomenzóelfuego,habíanllevadoatodoslosanimalesalosestablos

yloshabíanencerrado,asíqueelcorralestabadesiertobajoelsoldejunio.Losgrilloscantabanen laaltahierbay lasabejaszumbabanen lossetosdeespinojuntoalapuertadelacasa.Habríasidolaimagendeunpacíficodíadeveranosi,aunospocoskilómetrosdedistancia,lahumaredanohubiesevueltoelcieloinvisible,sielairenohubieseestadollenodeaquelvapor.ElpueblodeSaint-Maurin,enlacostabretona,ardíaenllamas.

AúnnohabíapasadounañodesdequeHitlerinvadióPolonia,laocupóyselarepartiócomounbuenhermanoconJosefStalin,cuandoelGobiernoalemánhabía preparado un nuevo golpe: el ejército entró enDinamarca yNoruega y,luego,el10demayode1940,laguerradeHitlercomenzósinprevioavisoeneloeste; en un dos por tres, estaban ocupados los Países Bajos y Bélgica, y losfranceses que habían acudido en su ayuda se encontraban arrinconados. UngrupoacorazadoalemáncruzólasArdenas,avanzóhastaladesembocaduradelSomme; entre ellos y las unidades militares que empujaban por el norte, losfranceses y los ingleses quedaron atrapados. Del 5 de junio en adelante, las

Page 112: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tropasalemanascontinuaronsuavancehaciaFrancia.El10dejunio,Mussolinideclarólaguerraalosfranceses.El14dejunio,Parísquedóocupada.ElprimerministroReynauddimitiódesucargo;susucesor,elancianomariscalPétain,elcelebradovencedordeVerdún,ofrecióalosalemanesunarmisticio.Mostróconello,porprimeravez,sudisposiciónaacordarconlasfuerzasdeocupaciónunalíneadeactuaciónqueampararíasuGobiernodeVichyenlaFrancianoocupaday por el que lo atacarían duramentemuchos franceses, sobre todoCharles deGaulle,quehabíahuidoaLondres.

Erael17dejuniode1940.—Losalemanesprontoestaránpululandoporaquí—ledijoPhillipaClaire.Ellaestabapálida.—Esperoquenonoslorobentodo.—Conesoestaríanobrandocontrasuspropiosintereses—contestóPhillip.Cojeando,recorríaelcorralhaciaelgallinero,parasoltaralasgallinas…Los

enemigosibanahacerlodetodasformas.Clairelosiguióconlamirada.Conquéhabilidadyrapidezsemovíaconsu

pierna de madera. Cuando era un joven oficial alemán, lo habían herido degravedadenlastrincherasdeFrancia.Noquisoregresarnuncaasupaís.Trasunbreveintentodevolverasuantiguomundo,entendióquesunuevapatriaeranFrancia…yClaire, lajovencampesinadeBretañaquelohabíaatendidocomoenfermeraeltiempoquepasóenelhospitaldecampaña.Cuandosecasaron,élobtuvo la nacionalidad francesa. Ahora hablaba francés mejor que alemán,pensaba en francés y soñaba en francés. Había raros momentos en los quevisitabasusrecuerdos…SujuventudenBerlín,suamigoJohannesDegnelly,lahermosahermanadeeste,Felicia…Unamujeralaqueamóyquesecasóconotro…Hacíaunaeternidaddetodoaquello.Lascosasqueantescontabanyanoeranimportantes.Sehabíaconvertidoencampesino,habíaaprendidoaleerenelcolordelcieloelmomentodelasiguientelluviay,eneltornasoldelmar,cuándoibanapicarlospeces,ysoloesoteníaalgúnsignificado.Antessoñabaconunagrancarrera,condineroyunacasaeleganteen laciudad;hoysentíaque tenía

Page 113: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

muchasuertecuandomirabasuscampos,enlosquesemecíaelmaíz,ocuandodepiesobrelaspeñassentíaenelaireelsaborsaladodelmar.

—Me alegro de que Jérôme esté con Sophie —dijo Claire—, ahora quevienenlossoldados.

Jérômeerasuhijodediezaños,ySophieeraunaprimadeClaire.VivíaenChâlons-sur-Marne,yhabíanllevadoaJérômeconellapocoantesdelestallidodelaguerraporqueelmédicolehabíaaconsejado,despuésdeunagripegrave,uncambiodeaires.Phillipsemordiólalenguaparanodecirquehacíamuchoque los alemanes estaban en Châlons y que le preocupaba Jérôme. Habríapreferidotenerlomáscerca.

Lossoldadosaparecieronenlagranjaaprimerahoradelatarde, lideradosporun joven y decidido capitán que enseguida quiso ver a todas las personas quequedaban con vida en la finca. En Saint-Maurin se habían atrincherado lossoldadosdelejércitofrancés,queaúnnosabíannadadelarmisticio,pueshabíanluchado con ahínco contra los atacantes. Los alemanes parecían cansados ybastantedesanimados.

Phillipcontestóalcapitánenfrancés.—Apartedemiesposaydemí,nohaynadiemás.Viocómolossoldadosrecorríanasuantojolacasaylosestablosenbusca

de enemigos. Las gallinas revoloteaban sobresaltadas por el corral, los cerdosgruñíanasustados.Porlodemás,todoestabaensilencio.

—Su documentación —exigió el capitán. Cuando vio la de Phillip, dijodesconcertado—:PhillipRath,nacidoenBerlín.Esustedalemán.

—Eraalemán.Ahorasoyfrancés.—Untraidoralapatria,¿eh?Phillipsetocólapiernademadera.—¿Es este el aspecto de un traidor a la patria? Me dejé los huesos por

Page 114: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

vosotrosentre1914y1918.FuicomandantedeSuMajestadelEmperador.Perodeesohacemucho…

El capitán gruñó. Una rara avis, el excomandante. Seguramente uno deaquellos tiposdel ejércitoque tras laguerrahabían fracasado.Ledevolvió losdocumentos.

—Tenemostresheridos.Sumujerseocuparádeellos.LosojosdeClaireecharonchispas.—¿Tengo que ocuparme de hombres que han atacado nuestro país y han

disparadocontranuestragente?Elcapitánlamiróconfrialdad.—Madame,nodudamosendispararaquiennonosobedece.Luegosediolavueltayrugióórdenesporelcorral.APhillipyClairelesasignaronunahabitacióneneldesván,delrestodela

casaseapropiaronlosalemanes.Saquearonladespensaylabodega.Philliptuvoqueayudarallevaralosheridosalasaladeestar,dondeloscolocaronenunoscatres.Clairevendósusheridasylesdioagua.Lohizoconcuidado,peroconlosdientesapretadosysinsonreírniunasolavez.

Anochecíaconrapidez,elsolseocultabayatraslasrocasaorillasdelmarcuando se produjo cierta inquietud entre los soldados. Un séquito peculiar seacercabadesdeelpuebloenllamas,cuyoresplandorcompetíaconlaluzrojizadelsol.Unalargaprocesióndehombresymujeresavanzabahacialagranja.

—¿Quédiablosquieren?—preguntóelcapitán.Aunquenoparecíaunataque,porprecauciónhizoquesushombrestomaran

lasarmas.LuegollamóaPhillip.—Vaya hacia ellos y pregúnteles qué quieren —le ordenó. Agotado, se

limpióelsudordelafrente—.¡Malditosfranceses!Phillip recorrió el camino cojeando.Después recordaría siempre el curioso

olor de aquel anochecer de verano: jazmín en flor mezclado con humo. Elabsurdodelaguerra.

A la cabezadel séquito avanzabaunhombre,Pierre, unode loshabitantes

Page 115: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

más notables del pueblo. Llevaba unmuerto. Se detuvo ante Phillip. Los doshombressesentabanamenudojuntosatomarunvinoyeranbuenosamigos.

—Phillip—dijoPierre—,tetraemosatuhijo.SoloentoncesPhillipmiróhaciaabajoyvioqueloquellevabaPierreeraun

niño.SuhijoJérôme.

Muchodespuésdelamedianoche,seguíansindormirensusofocantebuhardilla.Lasventanasestabanabiertasdeparenpar,elcantodelosgrillossonabaagudoenlanoche.

HabíanenterradoaJérômeenlapartedeatrásdeljardín,juntoalospadresde Claire. Pierre les contó que el niño había llegado muy temprano por lamañanaaSaint-Maurin,agotadoysucio.Lohabíarecogidouncarro.

—Dijo que su tía Sophie lo habíamandado a casa poco antes de que losalemanes tomasenChâlons.Recorrióen trenun tramo,pero luegoyanohabíatrenes,y él siguió.Mimujeryyo lo trasladamosanuestra casayyodijequeteníamos que llevarlo enseguida con sus padres, pero… —a Pierre le caíanlágrimasporlacara—peromimujer,queDioslaperdone,dijo:«AsínoselollevoyoaClaire,primerolobañoyledoyunospantaloneslimpiosdenuestrohijo…Ytienequecomeralgotambién…».Sí,yluegolosalemanesestabanyaahí; es unmilagro que Jérôme haya llegado tan lejos sin que lo atrapasen. Elfuegodeartilleríacomenzóde inmediatoporquesabíanque teníamossoldadosen el pueblo, y era demasiado peligroso dejar a Jérôme en la calle. Loescondimos en el sótano. De repente oímos un crujido y un estruendoterroríficos, corrí arriba y vi que nuestra casa estaba en llamas.Teníamos quesaliry,Phillip,nuncameloperdonarémientrasviva,todosloconseguimos,peroJérôme…Una viga en llamas cayó… Estaba muerto, Phillip, se quedó en elsitio.Tejuroquenohasufrido…

Clairenolloró,perosenegóahacernadamásporlosalemanesheridos.Elcapitán se lo permitió. Permaneció sentada en la buhardilla, asomada a la

Page 116: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ventana horas y horas, mientras la noche transcurría despacio. Philip intentóhablarconella,peronocontestaba.Solocuandounapálidafranjadeluzanuncióporelestelamañana,dijodepronto:

—No voy a aceptar lo que han hecho los alemanes, Phillip. Voy a lucharcontraellosyvoyamataratodoslosquepueda.Comoyo,habrágenteportodaspartesenFrancia,yjuntosnoseremostanfuertescomoellos,perosímásfuertesde lo que esperan. Al final de su vida, otros cuentan sus buenas obras o sudinero,yocontarélosalemanesquehematado.Puedequeesomedevuelvaalgodelapazquemehanquitado.

Élseacercóyquisoabrazarla,peroellaretrocedió.—Déjalo —dijo arisca—. Tú fuiste también alemán, no puedes odiarlos

comoyo.—Jérômeeratambiénhijomío,Claire.Hagasloquehagas,voyaapoyarte.Sequedaronahísentados,juntosyensilencio,hastaquesalióelsol.Phillip aún no había entendido lo mucho que esa noche se había alejado

Clairedeél.

Erael22dejuniode1940.EnelbosquedeCompiègne,enelcochesalóndelferrocarril en el que se había firmado en 1918 el Tratado de Versalles, unadelegaciónfrancesafirmóelarmisticioconlosalemanes.Hitlernohabíapodidoresistirseaelegirellugarhistóricodelaignominiaparaaquelacto.

Francia estaba ahora dividida en dos: el norte, con París y las costas delCanalyelAtlántico,estabaocupado;el terciorestantequedabasinocupar.Loquelosalemaneshabíaninfligidoalmundohabíasidounaguerrayunavictoriarelámpago, y Hitler, que disfrutaba la gloria de su generalato, ordenó unabanderamientodediezdíasentodoelReichparacelebrarcomoeradebidolavictoriamásgloriosadetodoslostiempos.

PaulDegnellyestabasentadoenunhospitaldeParísensucama,juntoasu

Page 117: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

equipaje,yesperabaelcochequelosllevaríaaélyaalgunoscompañerosalaestación.Esemismodíaestaríandevueltaensupatria.

Lohabíapuestofueradecombateuntirorasanteenlacabeza;laheridanoeramuyprofunda,perosufríafuertesmigrañasdesdeentonces.

—Alégrate, te dan un bonito permiso por enfermedad—lo consolaban losotros.

Él habría deseado que no le hubiese pasado a finales de la campaña enFrancia,sinomásbiencuandotodohubieseterminado.Yahabíavistosuficientecomoparacargarconunaseriedeestampasdeterrorenlamemoria.PertenecíaalcuerpoacorazadoqueestabaalasórdenesdelgeneralGuderiany,portanto,habíaparticipadoenelinfamePlanAmarilloatravésdeLuxemburgoyelsurdelas Ardenas. El Grupo de Ejércitos B había atacado Francia por el norte,mientraselGrupodeEjércitosAcaíasobrelasunidadesfrancesasporlaespaldarompiendoporlasArdenasydibujandounarcohacialacostadelCanal.Habíansorprendido a los franceses, que apenas contaban con un ataque por lasinfranqueablesArdenas.

Las unidades acorazadas ofrecían una vista aterradora. Carro contra carro,columnasquenoparecíantenerfin.Noeracomoladrôledeguerre,laguerradebroma, la escaramuza inofensiva que los alemanes y los franceses se habíanofrecido unos a otros en el Frente Occidental hasta entonces; habían fumadojuntosy,devezencuando,parasalvar lasapariencias,habíandisparadoalgúntiro.Aquelloseterminó.

ElcompañerodelacamadealladodePaulgruñó:—LaideadeGuderiandehacermarcharalasunidadesdecarrosunoscontra

otros tampoco era tan nueva. El generalDeGaulle siempre estuvo a favor dehacerlotambiénaquíenFrancia,peronadieloescuchó.Losalemanesnosomoslosúnicoslistosdelmundo.

—Desdeluegoqueno—lediolarazónPaul,cansado.—Y, en suma,mucho teatro con todo esto, pero sobre los fallos no habla

Page 118: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

nadie.Dunquerquefueunadesgraciaparanosotros,siquieressabermiopinión.Podríamoshaberaplastadoalosinglesesyalosfranceses…

«Enfin»,pensóPaul.—…Y,envezdeeso,dejamosquefueranevacuadosporelCanalmientras

nosquedamosmirando.¡Fabuloso!A Paul le daba igual. Se había avergonzado cuando irrumpieron con sus

malditostanquesenunpaísqueyacíapacíficoyfloridobajoelsolyqueellos,demaneratanbrutal,molestaronyperturbaron.Lavisióndelosverdesprados,delosarroyosylospueblosdeensueñoporlosquehabíanpasadoledolió.Y,más tarde, las callesobstruidaspor losejércitos en fugay los campesinosqueintentabansalvarsupatrimonio.Uncaosendirecciónalsur,carrosconlosejesrotosysinruedas,caballosmuertosomoribundoscolgandoaúndelosarneses,armasyvituallasesparcidaspor lascunetas.Enjambresdemoscasvolandoencírculossobreladevastación,unolorpútridoqueloinvadíatodo.

PeroPaullosabía:aúnnohabíavistolapartemásterribledelaguerra.«Estohasidounasaltorápido,vertiginoso,yloshemossorprendidotantoqueapenashanpodidoorganizarunadefensa.Laguerrapuedesermuydiferente.»

—¿Qué te parece?—le preguntó al compañero de la cama de al lado—.¿Creesqueestohasidotodo?Quierodecir,¿creesqueahorallegarálapaz?

Elotrosonrió.—¡Esosonpamplinas!—Bajólavoz—:¿HasleídoMeinKampf?—No,aúnno.—Tienesquehacerlo.Ahíestátodo.Nohabladepaz.ElFührer…Bueno,él

querría conquistar elmundo entero.—Con cuidadomovió la pierna vendada,que lametralladeunobúshabíadejadomaltrecha,yblasfemóenvozbaja—:Malditaguerra.¡Vamosapalmartodos!

—Sobre todo losotros—dijoPaul—.Pareceque los alemanes tenemos lasuertedenuestraparte.

Suvecinodecamaleechóunalargamirada.—Espera.Ningúnejércitohavencidosiempre.Hayquesabercuándoseha

Page 119: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

superadolacimay,entonces,hayquesaberparar,ymetemoqueelFührernosabrá cuándo ha llegado el momento. Yo… —Se interrumpió. Frases comoaquellaspodíanllevaraunhombrealaruina—.Leimportatodounamierda—selimitóamascullar.

Años más tarde, en Rusia, en el invierno helado de Stalingrado, Paulrecordaríasuspalabras.

—Despuésdetodo,tengoposesionesenAlemania—dijoAlexLombardentono tranquilo—,y acabode adquirir una editorial enMunich.Tengoque ir aecharunvistazo.

PattyLombardresoplócondesdén.—Lodeesaeditoriallohashechoconlaideadeencontrarunmotivoparair

aAlemania.¡Conesamujer!—EstoydivorciadodeFeliciadesdehacemásdeveinteaños—aclaróAlex

—,yanohaynadaentrenosotros.PorloqueserefiereaBenjaminRabensteinysueditorial, sencillamentenopodíahaceroídossordosasupeticióndeayuda.Se la iban a expropiar y decidió adelantárseles.Quiere abandonarAlemania ytraspasarme antes su editorial, de manera que pueda estar seguro de que, almenos,estáenbuenasmanos.Además,confíaenqueyoseladevolveréencasodequepuedaregresarundía.Hemoshechotantosnegociosjuntos,Patty…Nopuedodejarloenlaestacada.

EstabansentadosenunrestaurantedelacalleCincuentaydosEstedeNuevaYork,hacíauncalorinfernalaquellanochedeagostoyfueraseextinguíapocoapoco lo peor del tráfico de Manhattan. Patty, treinta años más joven que suesposo, llevabaun trajeblancodesedayuncollardeperlasde tresvueltasalcuello.Sehabíaonduladolamelenarubia,sehabíaempolvadolacarapálidaypintado los labios de rojo intenso. PattyLombard tenía casi treinta años, peroseguíateniendolamismaexpresióndulceeinfantilenlosojosquecuandoeraunamuchacha. Era hija del editor Callaghan, que había fallecido hacía cinco

Page 120: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

añosyhabíadejadosueditorialysusnegociosinmobiliariosendiversosestadosdeEstadosUnidosasuyernoAlex,quetrabajabaparaéldesde1922.Conocíabienasuhijaysabíaquehabríadespilfarradosupatrimonioenpocotiempo,asíquesololedejóunarentaanualmuyconsiderable.

LosamigosaconsejaronaPattyque impugnaseel testamento,puesganaríasinduda,peroellateníadosrazonesparanohacerlo:porunlado,enunarrebatoderazón,habíareconocidoquesupadrehabíaactuadoconsabiduríaporquenosería bueno dejar semejante patrimonio en las manos de ella. Y, por otro, eltestamentoconteníaunacláusulaexplosiva:encasodequeAlexsedivorciasedePattyovivieseseparadodeella,perdería todassusposesiones.Patty llegóa laconclusión, por tanto, de que lo tendría más atado si se lo dejaba todo y lerecordabasolodevezencuandoquenoseconfiarademasiado.

YahoraqueAlexlehabíacomunicadoqueibaairseaEuropauntiempo,secongratulóunavezmásporhaberconservadounamedidadepresióncontraél.Esanocheloodiaba.Pattynohabíasidobendecidacondemasiadainteligencia,pero tenía una fina intuición y sentía que Felicia Lavergne, la exmujer deLombard,erasueternarival.EnelfondodelcajóndelescritoriodeAlexhabíaencontradounafotodeellaysepusofuriosaconsumarido.

—¿Porqué,portodoslossantos,guardasunafotosuya?—Por Dios, Patty, ni siquiera sabía que aún la tenía. No es que la mire

continuamente,siesesoloquepiensas.—Novasavolveramirarlanunca.¡Jamás!—Antesusojos,lahizotrizas—.

Detodasformas,solotehascasadoconmigoparahacerteconelpatrimoniodemi padre —dijo cáustica—. En un principio ni siquiera querías quedarte enNuevaYork.InclusosoñasteconmudarteaSudamérica.PeroentoncescaísteenlosencilloyrentablequeseríacasarteconlajovenPattyCallaghan.

Alexquisoagarrarlelamanoporencimadelescritorio,peroellalorechazó.—Patty,esonoescierto,ylosabes—dijocategórico—.Cuandotúyyonos

casamos,noteníaniideadelosproyectosdetupadre.YSudamérica…Esosolo

Page 121: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

fueunaidea…Meconocesbien,tengoelpensamientoinquieto,peroenúltimainstanciasoybastantesedentario.

—Nomequieres.—Puesclaroquetequiero.Contemplóeleleganteaspectodesuesposaconaqueltrajeblanco.Encierta

formalaqueríadeverdad,nohabíamentido:sesentíaresponsabledeellaylegustaba su ternura. Pero esperaban cosas distintas de la vida: Patty,principalmente,ropabonitayunaposiciónindiscutibleenlasociedaddeNuevaYork.AAlex,encambio,lasociedadneoyorkinaledabaarcadasysusfiestasloaburrían a muerte; sentía una inquietud loca y salvaje que no sabía dónde lollevaría.

—¿Novasacomer?—preguntó,yseñalósuplatointacto.—No.—Ellahurgóenelbolsohastasacaruncigarrillo.Aldarlefuego,notó

quePattytemblabaderabia—.Escucha,Alex,noquieroquevayasaEuropa.Detodasformas,esunaideaestúpidairdondehayunaguerra…

Comounaconfirmacióndesuspalabras,justoenaquelmomentoentróenelrestauranteunvendedordeperiódicosanunciando los titulares:«¡Guerra aéreaen Inglaterra! La Luftwaffe aumenta sus ataques a Inglaterra. ¡Londresbombardeado!».

—Ahílotienes—dijoPatty.—Esonocambianada.VoyaAlemania.—Noloharás.—Nogrites.Noestamossolos.—Si te incomoda discutir conmigo en público, no me provoques

continuamente.—No te estoy provocando, Patty. Solo te he dicho que voy a Europa por

negocios.—¡Pornegocios!—seburlóPatty—.Tenalmenosladecenciadereconocer

quequieresaesamujer.Unpardecomensalesdelrestaurantelosmiraron.

Page 122: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Patty!—laamonestóAlexenvozbaja.Perosoloconsiguióecharleñaalfuego.—No voy a permitir que me trates así —bufó Patty, y se levantó

precipitadamente.AntesdequeAlexpudiese impedírselo, tiródelmantel, contodoloqueteníaencima,haciaelsuelo.

Se oyó un fuerte estrépito de platos, vasos y cubiertos; unmar de vino yaceitedeolivaseextendióbajolassillas;restosdecomida,cebollasyberenjenasyacíanenuncoloridobabel.Unmurmullocruzólasala.TodosmirabanahoraaPatty, cuyo traje blanco estaba cubierto de salpicaduras de vino tinto. Doscamarerosseapresuraronhaciaellos.ConocíanalosLombard,puescenabanamenudo allí, apreciaban las generosas propinas deAlex y estaban decididos aocuparsedelasuntosinunaqueja.

—Uncontratiempo,madame.Nohay razónpara preocuparse. Pero es unalástimaquesehayamanchadosubonitotraje.

—PorDios,¡déjenmeenpaz!Pattysaliócomounvendavaldelrestaurante.Alexpagólacuenta,dejóuna

cantidadquecubríalosdañosylasiguió.Fuera,laagarróconfuerzadelbrazo.—Estásloca,Patty.Tecomportascomounaniña.—¡Unaniña!Sí,esoerayocuandomecasécontigo;sihubiesesidounpoco

másadulta,no lohabríahecho.Teaprovechastedequenosabíaen loquememetía.Erespérfido…—Teníaunaspectomuyjovenymuyinsolente.

—Piensoir,digasloquedigas,Patty—dijoAlex.Ella lomiró fijamentey,depronto, le aplastóel cigarrillo encendidoen la

manoconlaquelasujetaba.Conungritodedolor,éllasoltóyretrocedió.—Vete,Alex,¡vecontuFelicia!Sabesquepodríamatarteporeso,perolo

que me consuela es que no vas a conseguirla nunca. —Satisfecha, miró laquemaduraenlamanodeAlexyviolaexpresióndedolorensurostro—.Notequiere, Alex, tu amada Felicia nunca te ha querido. Eres un pobre iluso si lapersigueshastaelfinaldetusdías.

Page 123: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

2

Sehabíanamado,nosabíancuántotiempo,impacienteeintensamente,luegodenuevo despacio y con ternura. Se susurraron, se dijeron palabras divertidas yamorosas, se durmieron enredados, abrazados. En el cuarto titilaba un par develas,enunaenfriaderaplateadallenadeaguahabíaunenormeramoderosasdeseptiembredecolorrojooscuro,quedesprendíanunaromafuerteydulce.

Erapocoantesdelasoncedelanochecuandocomenzólaalarmaaérea.Andreas y Belle se despertaron de inmediato y saltaron de la cama. Belle

echómanorápidamenteasucombinacióndesedayconlasprisasselapusoalrevés.

—Diosmío,Andreas,tengoqueirmeenseguida.Élsedetuvoylamiróperplejo.—¿Irte?¿Estásloca?Vamosalsótano.—Tengoqueirconmibebé.Estáconmiabuela,nodemasiadolejosdeaquí,

yyo…—¿Nopensarásenserioquevoyadejartesalira lacalleahora?Tuabuela

sabráquéhacer,asíquetranquilízate.Lehablócondurezaparahacerlaentrarenrazón,puesBelleeramuycapaz

decorreralaSchlossstrasseconalarmaytodo.Pesealaaversiónyalpánicoconlosquesehabíaenfrentadoalprincipioa

su embarazo, Belle ahora sentía un amor ciego por su hija nacida en abril.Sophie,encuyosojosgrisesnoreconocíaniaMaxniaAndreas,sinosoloasímisma.Andreasbromeabaamenudoconque,pormuchoquequisiera,nopodríaaveriguar nunca quién era el padre de la niña. Irritada y nerviosa, como secomportaba casi siempre con él —pues no se había disculpado ni por sus

Page 124: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

infidelidades ni por su segunda desaparición repentina—, le soltaba: «No teimaginescosas.EshijadeMax,¡losiento!».

Andreassolosereía.Habían terminadodevestirse.Belle agarró subolso,Andreasunapequeña

maletaenlaqueguardabasusposesionesmásimportantes.Laalarmaresonabaporlascallesyabandonaronrápidamenteelpiso.Fuera,enelpasillo,chocaronconotrosvecinos;unamujerserecogíaelpelosobrelamarcha,unhombresediocuentadequehabíaolvidadosuportamonedasencasay,apesardelosgritosdesuesposa,seapresuróavolver.Losotroscorríanescalerasabajo,escaloneshermosos, anchos, alfombrados de rojo, y luego la escalerita que llevaba alsótano.

El refugio antiaéreo se encontraba en el antiguo cuarto de la colada, lahabitaciónmás grande que había allí abajo.A lo largo de las paredes, habíanpuestobancosenlosqueseamontonabanalmohadonesymantas,ydisponíandevelas por si se iba la luz. Además, tenían algunos libros y periódicos. Quientuviesequeiralaseo,podíahacersusnecesidadesenuncuboenelcuartodeallado. Habían tirado la pared al final del pasillo, donde comenzaba el edificiocontiguo, y habían vuelto a colocar los ladrillos sueltos uno sobre otro. Siquedabansepultadosallí,habríaasíuncaminoparaquelosqueviniesenensuayudapudieranacceder.Estoylasgrandesflechasamarillasquehabíafueradela casa, señalando las ventanas del sótano comoposibles entradas, recordabansiempre a Belle el peligro al que se exponían. Tenía pánico a las bombas y,aunquenodejabadedecirsequeeraabsurdo,hubierapreferidoquedarseen lacasa durante los ataques en vez de bajar al sótano. Allí sentía auténticaclaustrofobia.Aunasí,encasadeAndreaseramejorqueenlaAlexanderplatz,dondetodoslosvecinosdelascasasdealquilerteníanquemeterseenunsótanodemasiadopequeño,decuyasparedes,además,colgabanunos tranquilizadorescarteles:«Encasoderoturadecañerías,quenocundaelpánico.Elaguatardaensubir».

Los bombardeos sobre Berlín en aquel final de verano de 1940 eran la

Page 125: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

respuesta de Inglaterra al violento bombardeo de Londres con el que HitlerpretendíapreparareldesembarcodesuSextoysuNovenoEjércitosenDover,unaempresaquellevabaelnombreenclavedeOperaciónLeónMarinoyque,finalmente,nollevóatérminoporquenoconsiguiódebilitaralosinglesescomohabía previsto en su planificación. En vez de eso, el 4 de septiembre, en elPalacio de los Deportes, el Führer dio un discurso incendiario en el queanunciaba que «borraría del mapa las ciudades inglesas» y prometía que losingleses«recibirían larespuestaasusataquesnoche trasnoche».Lapoblacióncivil comenzó a entender que la guerra ya no tendría lugar solo en el lejanofrente,sinoquepodríasuponerlamuerteparatodosellos,sinexcepción.

Seacurrucaronunosalladodeotrosenlosbancos,envueltosenlasmantasylosabrigosporqueallíhacíafrío,yescucharonconmiedolosruidosdearriba.Unhombreleíaimperturbableunlibro,unamujerdormíaconlacabezaapoyadaen la pared. Dos niños se peleaban, otro lloraba. La corpulenta portera, quesiempre había mirado a Belle con desconfianza, desenvolvió prolijamente ungranbocadilloycomenzóacomérseloconfruición.Eloloraembutidoyjamónseextendióporelcuartoehizoqueatodosseleshicieselabocaagua.Aúnnopasabanhambre,perolacomidaestabaracionadaysoloseobteníaconcupones,ylacarneeraunarareza.

—¿Dóndeconsigueesolavieja?—susurróBelleaAndreas.—Parientesenelcampo.Leenvíanpaquetesenormes—lecontestóbajito.

Luegoserio—.¿Laenvidias?—Unpoco.—Mirasucinturaysetepasará.—¡Madremía!PensóenMax.Teníafunciónesanoche,seguramenteestabaconsuscolegas

cuando sonó la alarmay se había refugiado en el sótanodeuna taberna.Y laabuelaySophieenlaSchlossstrasse…Oyólasbombascaer,oyóelrepugnantesilbidoyluegoelestallidodelimpacto.Unacayómuycercaytodoscontuvieronelaliento.Laporterainclusodejódecomer.

Page 126: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Malditospiratasdelaire—dijo.AndreasrodeabaloshombrosdeBelleconunbrazo.—Notiembles,pequeña.Nonospasaránadaaquíabajo.Ellanopudoparardetemblarhastaquecesólaalarma.Eracasimedianoche.Cansados, con los miembros torpes y helados, subieron de nuevo las

escaleras.ABellelecastañeteabanlosdientesdecansancioydefrío.Amediocaminooyeronarribaunagudogritodeayuda:

—¡Fuego!¡Rápido,ayuda!¡Fuego!Todosseapresuraronhaciaelpisomásalto.Lohabíaalquiladounprofesor

judío, un señor tranquilo y algo apartado del mundo, que con cada alarmaarrastrabahastaelsótanounamaletallenadelibros.Ensusaladeestarfaltabauntrozodel techo,a travésseveíaelnegrocielonocturnoy,debajo,ardíanlaalfombrayalgunosestantes.

—¿Quéhapasado?—chillóBelle,aterrada.Elguardiaantiaéreoyahabíasubidolabombadeincendios.—Seguramenteunabombamuycercana.Ladetonaciónhabráarrancadoel

tejado y, por el calor, se habrá producido el fuego. ¡Vamos, sacos de arena!¡Mantas!¡Rápido!—ordenó.

Comoentodoslosedificios,tambiénallísecumplíaarajatablalaordenanzade defensa antiaérea y se comprobaba de continuo que todo lo necesario paraapagar un fuego estuviese dispuesto y a mano. En pocos minutos tenían lasituaciónbajocontrol.Belleaúnapagóagolpesunpardellamitasenunrincón,ytodoestuvoenorden.Loshombresyaestabanextendiendosacosvacíosparataparelagujerodeltejado,almenosprovisionalmente.Elviejoprofesorestabaalgoperdidoenmediodelahabitaciónymirabaacongojadosuescritorio,sobreelqueunmontóndeactasynotashabíasidopastodelasllamas.

—Añosdetrabajo—susurró—,todoperdido.—Yanolonecesita,laverdad—dijolaportera—,siendojudío…Todoscallaronabochornados.Andreascarraspeó.

Page 127: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Creoqueporestanochepodemos irnosadescansar.Esperoque,apesardelolorahumo,puedadormiraquí,profesor.Mañanaintentaremosencontraraalguienquearregleeltejado.

Sedirigieroncadaunodevueltaasupiso.SoloBellesequedóenelpasillo.—Andreas,mevoyacasa.TengoqueversiSophieylaabuelaestánbien.—Seguroqueestánbien.Quédateestanoche,Belle.Fueaabrazarla,peroelladiounpasoatrás.—No.Notendríaniunminutodecalma.—Comoquieras.—Sepusoelabrigodenuevo;algoenfadado,leparecióa

Belle—.Teacompaño.—Nohacefalta,vetealacamay…—NovoyadejarteirsolaporBerlínenmediodelanoche.¿Lotienestodo?

Venga,nosvamos.Por el camino iba callado, como perdido en sus pensamientos, Belle,

convencidadequetodavíaestabaenfadadoporqueellahabíaqueridomarcharse,dijoderepente:

—Deberíamoshablaralgunavezsobreestarelación,Andreas.Metienesenvilo.No sé nada de ti.Apenas sé a qué te dedicas ni nada de lo que te pasa.Tampocotengoclaroloquesientespormí…siesquesientesalgo.

Andreas se paró en seco. Las sirenas de un camión de bomberos sonaronmuycerca,unbrillorojizoaclarabaelcieloalsurdelaciudad.

—Belle, esto es solo el principio.Estánpor llegar cosasmuchopeores.ElFührernosllevaaunabismo…

—¡Andreas!¿Tambiénélibaaempezarconaquello?EsoeraloqueMaxdecíasiempre.

Abismo,findelmundo…¿esqueningúnhombresabíayahablardeotracosa?¿Esquenadiepodíacontestaralaspreguntasmássencillas?

—Andreas,tehepreguntadosi…—Losé—lainterrumpióél—,ytehecontestado.Loquequeríadeciresque

no es el momento de comprometerse en serio con nadie. No deberías atarte

Page 128: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

demasiado a mí, Belle, y no deberías saber demasiado sobre mí. Créeme, esmejor.

Le hablaba con enigmas, pero, conmovida por un miedo aterrador, ellapreguntó:

—Andreas,¿quéhacescuandodeprontodesaparecesdurantedíassindeciradóndevas?

Nopodíaverlebienlacara,peroleparecióvislumbrarquesuexpresiónseendurecía.

—Nomepregunteseso,Belle,notevoyacontestar.—¿Eres…?¿Hacesalgo…?—Bajólavozhastaunsusurrocasiinaudible—.

¿TrabajascontraelGobierno,Andreas?Élseriosuavemente.—Gracias,Belle,mesobrestimas,metienespormáshéroedeloquesoy.Y

siento decepcionarte: por desgracia, no tengo un espíritu tan noble. No, enesencia,carezcoporcompletodecarácter,yesoestodoloquesepuededecirdemí.

—Andreas,dimeloquehaces.—Esinútil,Belle.—Pero entonces… Entonces, dime al menos… ¿Me quieres siquiera un

poco?DuranteunlargoratoAndreasnoreplicó.Solocuandohabíanllegadoacasa

deElsa—queseguíaintacta,comprobóBellealiviada—,dijo:—Ereslamujermásguapaqueconozco,Belle.—¿Ymequieres?—En fin… —Por un instante pareció a punto de dar media vuelta y

marcharse, pero, de pronto, la abrazó y la besó en los labios y, cuandorecuperaronelaliento,dijoprecipitadamente—:Diosmío,Belle, tequieroconlocura,notienesniideadeloque…

Ellalomiróextasiada.—Peroentonces¿porquémeengañas?—lepreguntócontotalnaturalidad.

Page 129: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Sequedóestupefactounsegundo,luegoserio.—Ay,Belle,siteloexplicase,sitedijesequenoquieroatarmeati,queno

quiero perder la cabeza por una mujer que está casada y que… Bah, no loentenderías,Belle,eresdemasiadojoven.

—No,lociertoesquenoloentiendo.Éllediounbesodelicado,estavezsinpasión.—Buenasnoches,Belle,vuelvepronto.—Buenasnoches,Andreas.YderepenteBelletuvomiedo.MiedoporAndreasyporsímisma.Yanada

enlavidaparecíasencilloynormal.

Aldíasiguienteseencontróen losestudiosde laUFAconSvenKronborg.Sedirigíahaciaellapor laWienerStrasse, la largaavenidaquehabíanconstruidoparaElcongresosedivierteconnoblesfachadasaderechaeizquierda.RomeoyJulieta estaba terminada desde febrero, pero en el despacho oficial habíadificultades,yKronborgeraunmanojodenervios.Belleestabarodandoenesemomentounapelículapublicitariaenlaqueelogiabaunasfantásticaspersianasdeoscurecimiento,yseconsolabapensandoque,despuésdetodo,GretaGarbohabíaempezadocomomodelodesombreros.

—La censura ha rechazado nuestra película —le dijo Kronborg a Belleapenaslavio—.Recibíayerlacarta.Además,insinúanquealomejornosemepermiteseguirrodando,comopocotendránquevigilarmebien.Belle,notengopalabrasparadecirtelohartoqueestoy.

Lomiróespantada.—¡Nopuedeserverdad,Sven!Nopuedenrechazarnuestrapelícula,no.—Pordesgracia,sí.Losiento,Belle.Séquelohabéisdadotodoenelrodaje

yque,desdeluego,nooshehecholavidanadafácil,peroesobvioquemehepasadoenmicríticaaestepaísdemierda…

—Notanalto.

Page 130: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Creíaque los imbécilesde laCámaradeCulturadelReichno captaríanmisindirectas,peroesevidentequetienenunparderasgosdeingenio…Esunabuenapelícula,Belle,sehabíaganadoquelaproyectasenentodaspartes.Ytúestabasmuybien.Realmente,tienesmuchotalento.

Belleestabaapuntodellorar.—¿Ydequémesirve?Paraunavezquealguienmedaunaoportunidady

consigoelpapelprotagonistadeunapelículadeverdad,vanylaprohíben.¿Quésecreen?Diosmío,conestesistemano…

Se acercaba un grupo de técnicos; los hombresmiraronmaravillados a lamuchacha, totalmente descompuesta. Belle enmudeció. Se le saltaban laslágrimasySvenleofrecióunpañuelo.

—CreoquevoyairmedeAlemania—dijoél.—¿Qué?—Aquínotengofuturo.Nopuedohacerlabasuraquequierenquehaga.No

puedosercreativosimeimponenloquepuedodecirenmispelículasyloqueno.Meestámatando.Soyunartista,yunartistanopuedevivirbajopresión.MevoyaAmérica.AHollywood.

—Sí,y…¿quéhagoyo?—Justo de eso quería hablar contigo. —Kronborg se le acercó más—.

Deberíasvenirconmigo,Belle.Enestepaís,ahoranovasaconseguirnada.SivienesaHollywood…yconundirectorquesabecómohacerde tialguienderenombre…Tienesmuybuenadisposición,perohayquedesarrollarlaotodalavida serás una niñamimada que levanta la barbilla y se cree que es lamejoractrizdelmundo.Perotú…

—Dejadeinsultarme,Sven.Élsonrió.—Ajá.Madamesehaofendido.¿Esquenoentiendes,Belle,loqueteestoy

diciendo? Podrías ser una actriz famosa, y te estoy ofreciendo ayuda paraconseguirlo.VenconmigoaAmérica.

Aún estaba furiosapor sus palabras,máxime cuando sospechabaque tenía

Page 131: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

razón,asíquelereplicó:—¡Quécosasseteocurren!Nopuedoirmesinmás,estoycasada.AmenudoteníalasensacióndequeKronborgleseguíaeljuegomejordelo

que a ella le hubiesegustado, y esa sensación se repitió cuando él le contestóresignado:

—Esonotepreocupademasiadootrasveces,¿no?—¿Quéquieresdecir?—Yalosabes…¿VienesconmigoalpuñeteroHollywoodono?Habíasoñadoconquealguienselopidiese,yahoraqueerarealseresistía.

¡NopodíadejaraMaxyaSophieasí,sinmás!Loquenoseconfesaba,loqueintuía levemente y era la única verdad, era que nunca dejaría a Andreas. Nopodíadejarlo.

—No.—SediolavueltaydejóallíplantadoaKronborg.Looyóreírdetrásdeella.—Mi oferta sigue en pie, Belle Lombard. Hoy, mañana y dentro de diez

años.Enalgúnmomentoestaráshartadeanunciarpersianasdeoscurecimientoyvendrás.Talvezparaentoncesseasinclusounpocomásmadurayformaremosunequipoinvencible.

Bellehizocomosino looyese.Acababadeserconscientedeotracosa:siRomeoyJulietanoseproyectaba,seguroqueellasolorecibiríaunafraccióndesu salario, pero ¿dedónde iba a sacarloKronborg?Eso significabaque estabaunavezmássindinero,yjustoahoraquenecesitabasinfaltaunnuevotrajedeotoñoporquesalíamuchoconAndreasyyasehabíapuestodemasiadotodassuscosas.Asumadrenoqueríapedirlenadadespuésdeque,cuandolanecesitóporlodesuembarazonodeseado,nolahabíaayudado.

Suspiróprofundamente.TendríaqueiraveralaabuelaElsa.

Uncamiónavanzabatraqueteandoenlanoche.Lanochedel1al2denoviembrede1940.Unanieblafríaenvolvíalospradosylosbosquesdelosalrededoresde

Page 132: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

París.En algún lugar, quizá enunagranja solitaria, aulló unperro, un ladridolargo y triunfal; puede que se hubiese hecho con una presa o conseguidoconquistaraunaperra.Porlodemás,reinabaelsilencio.

Elcamiónibaporanchoscaminosruralesabandonados.Losmenosestabanalquitranados, los más eran de guijo o simplemente de tierra. Pero habíanescogidolarutaconcuidadoyteníanbuenasrazonesparaevitarlascarreteras:entrelamaderaquetransportabaelcamiónyqueestabadestinadaaunafábricademueblesenAix,seescondíansietepersonas,dosmujeresycincohombres,bienenvueltos enpantalones, jerséisy abrigos.Semanteníanencogidos enunrincón del camión y solo se atrevían a hablar en susurros, aunque nadie—sihubiese habido alguien fuera—podría haberlos oído por encima del ruido delmotor.EranjudíosdeParís,alosquellevabanalazonanoocupadadeFrancia.EntreellosseencontrabatambiénPeterLiliencron.

Quienes les ayudaban a huir lo habían organizado todo: buscaron unconductor,lepagaronunagrancantidaddedineroylefijaronlarutaquedebíaseguir.Elriesgodeuncontrolparecíaextremadamentepequeñoallí.

Peter había echado una cabezada, pero los muchos baches por los quepasaban lo habían vuelto a despertar. Observó la oscuridad, podía oír larespiración anhelante y temerosa de sus compañeros de viaje. Una vela titiló,iluminandoconsupalidezunosrostrostensos.

—Apaga eso —musitó alguien—. Es demasiado peligroso con toda estamadera.

—Meestoyvolviendolocoenlaoscuridad.Tengamosalmenosunpocodeluz.Iréconcuidado.

Fijaron lavelaenel suelo.Unade lasmujerescomenzódeprontoa llorarbajito.Suesposo la abrazó, le acarició elpelo, lehablócondulzura.Aella letemblabatodoelcuerpo.

Petersehabíaopuestoalahuidacontodosuser.Pero,entonces,amigosdelaResistencialeimploraronquesefuese.

—Desde la zona libre puedes ayudarnos más —le habían dicho—.

Page 133: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Necesitamoshombrescomotú.Tienesqueseguirlibreyvivo.Ensupequeñopisoparisino,siempreesperandoquelapolicíallamaseasu

puertadenoche,nohabía tenido tantomiedocomoenaqueloscilantecamión.Yaelhechodequefuesenporcaminosruralesdesiertosloponíanervioso,peronadieescuchósustemores.

—Esdondemásvamosallamarlaatención—habíadicho—.Sialguiennosve,nosdaránelaltoyregistraránelvehículo.Nadienormaliríaconuncamióncargadoatravésdelanada.Esonoshacemássospechosos.

Nadielocreyó.—No nos verá nadie…De eso se trata, ¿quién va a estar enmedio de la

nocheporesoscaminosdemalamuerte?LosnerviosdePeterestabanapuntodeestallarde tanta tensión;podíaoír

loslatidosdesucorazón.—DebemosdeestaryaalaalturadeOrléans—comentóunodeloshombres

—.Vamosbiendetiempo,¿no?—Másomenos.Porlacarreterahabríamosllegadomáslejos,desdeluego.—Peroesohubierasidodemasiadopeligroso—dijolamujerdepelonegroy

ojosverdes,queeralaúnicaquenohabíabuscadounrincónenelqueovillarse,sino que estaba en medio del camión, sentada en una gran viga como en untrono.

Irradiabaciertaintrepidezyparecíanopermitirsenilamásmínimaemocióntemerosaopusilánime.

Todoscallaronunrato,hastaqueunhombreconvozroncadijo:—¿Oíseso?¿Looís?—¿Elqué?—preguntólamujerdeojosverdes.Llevabaunacadenaconuncolgantedeesmeraldaalcuello,quecentelleaba

alaluzdelavela.—Sonlosnervios—dijoPeter,tranquilizador.—Nosonlosnervios.Es…Elcamiónseparóconunasacudida.Nadieconsiguióagarrarseatiempo,por

Page 134: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

loquesevieron lanzadoscontra lasparedeso lasvigas.Lavela seapagó.Deinmediatoreinódenuevolacompletaoscuridad.Desdefueralesllegaronvocesconfusas, puertas de cocheque se cerraban.Sonaron en la nochevocesduras,quelosocupantestemblorososdelcamiónnopudieronentender.

—Sabía que había oído el ruido de motores —musitó alguien desde unrincón.

Podíanoíralconductorque,convozchillona,dabaunaexplicacióntrasotra.—¡Rápido!—ordenóPeter—.¡Detrásdelascajas!Alfinaldelcamiónhabíaunpardecajasdemadera,traslasqueseextendía

un toldo del techo al suelo, de manera que parecía el final del camión, peroquedaba aúnmediometro escaso de espacio. No era un escondite cómodo nidesdeluegoseguroparasietepersonas,ytodoshabíanrezadoparanotenerqueutilizarlo.Ahorasearrastraronrápidamente,jadeandodemiedo,traseltoldo.

—¡Ni un movimiento! ¡Ni un ruido! —susurró Peter—. Intentad respirardespacio.

Podíaolerelmiedoynotardóenconvencersedequeloshombresdefuerapodríandescubrirlossoloporelolor.

Abrieronconestrépitolaspuertas.Laclaridaddemuchaslinternascayóenelinteriordelcamión.

—Asíquellevamadera.—Eranalemanes—.Lamiraremosmásdecerca,sinoslopermite.

El conductor era deAlsacia, hablaba y entendía alemán, y protestó con elvalordeladesesperación:

—Porsupuestoquenoselopermito.Nocreoquetenganderecho…Sonóaquealguienledabaunpuñetazo.Elhombrelanzóunsuspiro.Elcamiónoscilócuandosubieronloshombres.Tiraronfueratodoconloque

tropezaban.—Aquíhayunavela—dijouno—.Fijadaalsueloconcera.Segundos más tarde habían descubierto el escondite. Alumbraron con

linternaslosrostrosdeaquellaspersonasasustadas,lasarrastraronbruscamente

Page 135: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

paraponerlasenpieysacarlasdelcamión.Losfarosdedoscochesiluminabanelpaisaje.Soldadosdelejércitoalemán,conlainsigniademetalenelpechoquelos señalaba comopolicíasmilitares, las armas listas, y la figura encogida delconductorqueintentabamantenerseenpie,blancocomolatiza.

«Diosmío,porquéhemostenidoquecaerensusmanos»,pensóPeter.Los pusieron en fila, uno junto a otro, de cara a los coches, las piernas

separadas, lasmanossobrelacabeza.Unodelospolicíasmilitares losregistróenbuscadearmasylesquitóladocumentación.

—Québonitacoleccióndegranujas—dijodespacio—.Daoslavuelta.Sedieronlavuelta.Unodeloshombres,unmédicojudíodeParís,entendió

mallaordenybajólosbrazos.Casicomounactoreflejo,unodelossoldadoslediodosgolpesbrutalesconelarmaenlosriñones.Elmédicocayóalsueloysequedóinmóvil.

—Os creíais muy listos, ¿eh? La Francia no ocupada era el destino devuestrossueños,¿no?Uncamiónllenodemadera,caminosruralesdesiertos…¡Muy inteligentes! Pero, por desgracia, no tanto como nosotros. DemasiadoscabronesdelosvuestroshanintentadoenlosúltimostiemposhuiralosbrazosdePétain,yporaquícirculanpatrullasatodashoras.

La mayoría lo miraba sin entender porque hablaba en alemán. Aparte dePeteryelconductor,lamujerdeojosverdestambiéncomprendíaelidiomadelaocupación. En un alemán impecable, en el que el acento era lo único que laidentificabacomofrancesa,dijo:

—Llevoconmigojoyasmuyvaliosas.Puedenquedarsecontodosinosdejanmarchar.

Eljefedelgruposeadelantóysesituósonriendodelantedeella.—¿Acasomadamecreequenovamosaconseguirfácilmenteesasjoyas?Agarróconlosdedoselcollar.Ellaaúnteníalasmanossobrelacabeza,pero

dijoconvozfríaydura:—Nometoque.Ynomerobe.Elsoldadodejócaerlamano.

Page 136: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Atitevamosaenseñarmodales—masculló.En aquel momento oyeron un gemido. Venía del médico al que habían

derribado y que aún yacía en el suelo. Había vuelto en sí y, cuando intentólevantarse, le empezó a salir sangre por la boca y la nariz. Con un gorgoteo,volvió a caerse. Durante unos segundos la atención de todos los presentes sedirigióalhombre.

Peteraprovechóelmomento.Estabaenunextremodelafila,enlassombras,dondelosfarosdeloscochesnollegaban.Nadielovigilaba.Conunmovimientoágil se dejó caer al suelo y rodó bajo el camión, salió por el otro lado y sesumergióenlaespesuraalbordedelcamino.Oyóungrito,luegoundisparo.Sehabíandadocuenta.

En campo abierto no habría tenido ninguna oportunidad. Pero allí selevantabaelbosqueanteél,unbosqueprofundo,denso,oscuro.Ramasdeabetole golpeaban el rostro. Se deslizó sobre hojas húmedas, se agarró a vástagosespinososysintiólasangrecorriéndoleporlasmanos.Detrásdeéloíagritosydisparos, pero le pareció que se alejaban en otra dirección.No lo pillarían, losabía; la espesura era casi impenetrable, la noche de noviembre demasiadooscurayneblinosa.Porestavez,lohabíaconseguido.

Alamañanasiguienteseencontróanteunpequeñopuebloqueaúnparecíadormidoytranquiloenlaniebla.Lascasaserandepiedraclaraysinrevocar,enlosmurosdelosjardinescrecíamusgo,unpuentedeojosdepiedracruzabaunriachuelo.Se veían luces aisladas tras las ventanas. Peter, que estaba cansado,hambrientoyhelado, acuclilladoal bordedel bosque, se imaginódepronto elpueblecitoenverano,hundidoentre loscampos,bajounaligerabrisa,cubiertodeverdefollajequelucíaalsol,yunaamarguradesconsoladaloinundóporquecreíaqueparaélnuncavolveríaahabernadabonito,feliz,idílico.Auncuandolos tiemposmejorasen, para él sería demasiado tarde.Nuncamás unamañanaque amanecía lenta y pacíficamente.Nuncamás un día de verano, nuncamásunanocheestrellada.

Estabamuertodecansancio,ledabalaimpresióndequeelmiedoquehabía

Page 137: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tenido en el camión lo había dejado sin fuerzas. Sentía que no sería capaz delevantarse, de salir de allí. Vencido por un sentimiento de soledad ydesesperaciónprofundas, seechóa llorar.Pensóen losotros,a losquehabíandetenidoyqueahorasedirigíanaunterribledestino,ypensóensupropiofuturoincierto.Conmanostemblorosas,hurgóenelbolsillointeriordesuabrigoysacóunafotografía.Unretratoyabastanteraído,arrugado,conelbordefestoneado,deFelicia.Se lohabíahechoen1932,undíade inviernoque fueron juntosallago de Starnberg, donde estuvieron paseando durante horas. Felicia estaba aorillasdellago,envueltaenunabrigogrueso,yalrededordelcuellollevabaunalarga bufanda cuyos extremos aleteaban al viento. El pelo rizado le caíadesgreñadosobreloshombros.Sereía,radianteyresuelta.

El recuerdodeFeliciadevolvióaPeterunachispade fuerza.Ese recuerdoeraloúnicobonitoquelequedabaenlavida,quelollenabaconunasomodecalidez,deconfianza.PensóenFeliciay,porfin,selevantó.Entoncessepusoencamino.DevueltaaParís.

Page 138: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

3

MaksimMarakovhabíaencontradola tapaderaperfecta.Unanuevaexistencia.Tenía documentación falsa a nombre de Christoph Brandt, estaba empleadocomogerenteenlaempresaLombardyentrabaysalíadelacasadeFeliciaenPrinzregentenstrassecomoelamanteoficialdelaseñora.

Porsupuesto,lasociedadmuniquesaalcompletocuchicheabasobreél.TodoelmundocreíaqueFeliciallevabaunavidademonjayquesoloexistíaparaeltrabajoy,derepente,aparecíaaqueldesconocidoyseintroducíaensuvidacomoporhechizo;enunabrirycerrardeojos,teníaunpuestoestupendodegerenteenla fábricay,además,unhuecocálidoen lacamade ladueña.PuestoquesolohabíaestadoenMunichunavez,en1915,pocoantesdeirseaLeningrado,nohabía nadie que lo reconociese comoMaksimMarakov. Solo Jolanta sabía elsecreto,peronopensabairsedelalengua.

Maksimnopodíahaberencontradonadamejor:conlabodadeSusanneconelHauptsturmführerdelasSShacíamásdeunaño,elrestodelafamiliahabíaquedado en cierta medida vinculada al Partido y disfrutaba al menos de unpequeñoanticipodeconfianzaentrelosespíasqueacechabanportodaspartes.Aello se añadía la amistad con Felicia de TomWolff, quien—en sus propiaspalabras—«lamíaelculoalosnazisparatenerloscomiendodesumano».ElreydelosjuguetesvolvíaaobtenerpingüesbeneficiosconlostanquesenminiaturadeGuderianyconunbosquedeCompiègnecopiadodelnatural,enmediodelcual había situadoun vagónde ferrocarril para la firmadel armisticio. Feliciaaceptaba cada vez más contratos de banderas y banderolas y, aunque aúnrechazabasaludarconel«HeilHitler»,anadieselepasabaporlacabezaqueensecreto pudiese estar en contra del régimen. Se la tenía por unamujer que se

Page 139: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ocupabadesuspropiosasuntosya laquele importabanunbledolapolíticaytodolodemás.

Enrealidad,sololeimportabandeverdaddoscosas.Porunlado,elhechodequeMaksim todavía no le hubiera dicho a qué organización pertenecía y porquién se jugaba ella el pellejo de forma tan absurda. Por otro, y esta eramáscomplicada,quenofuerasuamante.Maksimnovisitabasucasaparaacostarsecon ella, como la gente pensaba. Iba solo y únicamente para reunirse con suscompinches, hombres ymujeres sin nombre, para dejar o recogermensajes, avecestambiénparallevarapersonasquesequedabanunaodosnoches.Siteníaque pasar la noche allí, dormía en el cuarto de invitados. Una vez, le dio aFelicia un beso de buenas noches en los labios, pero enseguida retrocedió unpaso.

—Felicia,nodeberíamos…—Noerastancomedidocuandoerasjoven—lereplicóella,irritada.—Todoaquellonotieneyaningunaimportancia.—No,paratiloúnicoqueahoraimportaesloqueteresultaútil.Yeneste

momento no te soy útil como amante, sino como cómplice. Por lo que, debodecirte,mesientounpocoutilizada.¿Sabeselriesgoquecorro?Yo…

—Lohacesporquequieres,Felicia.Yonoteheobligado.—Sabes que… —Se interrumpió. No hacía falta que supiese que podía

conseguircualquiercosadeella.Asíquedijo—:Encualquiercaso,nomequedóotraopción.Yahora…Quierodecir:aunquemeestásutilizandoamí,micasa,mifábrica,comotapadera,noteplanteassiquieracontarmequiénesnosayudan,quién organiza todo esto, a quién puedo recurrir si de pronto pasa algo. ¡Medejastotalmenteaciegas!

Élmiróporlaventana.—Nohayotraforma,Felicia.Yesportubien.Esmejorquenoteimpliques

más.—Sinosdescubren,acabaréen lacárcel, síosí—contestóagotada—.Ay,

Maksim,aveces…

Page 140: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Qué?Porsegundavezse tragó laspalabrasque ibaadecir.Tampocoerapreciso

que él supiese que el peligro no le habría importado si él fuese suyo. PeroMaksimhabíaalquiladounpisoenSchwabing,enelqueserecluíaamenudo,yFelicianosabía loquehacíacuandoestabaallí.Aúnno lahabía invitadoa ir;parecía que se empeñaba en mantenerla alejada, casi con miedo. Una o dosveces, sospechó que a lo mejor había otra mujer, pero entonces el recelo leparecióunabobada.Selohabríanotado.Nohabíaotramujerparaél,nohabíanadaenabsolutoquelomantuvieraocupado,apartedeaquellaactividadsecretaypeligrosaalaquesededicabacontantatestarudezytenacidad.

Era una noche fría y helada de diciembre, había nevado un poco y Munichparecíaglaseadaconunanieveenpolvoquesehabíacongeladoenloscristales.

Feliciahabíallegadoacasatardeymediomuerta;desdequehacíanegocioscon el Partido, la producción era tanta que casi no salía de su despacho.Entremedias, además, se había escapado a hacer una visita de compromiso aSusanne, cuyo embarazo estabamuyavanzado, pero teníaun aspecto frescoylozano porque, con sus cupones, conseguía tanta leche y nata como quería, ydeseaba fervientemente un hijo al que llamar Adolf. Tras un rato de charla,Feliciatuvoquesalircorriendoparahacercolaenlapanadería;lecostóunahoraysusúltimoscuponescomprarpan.Habíacambiadounmontóndecuponesdecomidaporunacartilladecigarrillosy,comoconsecuencia,estabamuydelgada,teníaojerasyseveíamayor.

Encasacayócomounapiedraenlacama,elevóunabrevesúplicaalcieloparaqueesanochenohubiesealarmasysedurmióenunsantiamén.Cuandosedespertó, era la una de lamañana y alguien estaba llamando a la puerta de lacalle.

Medio dormida, Felicia buscó su bata y se puso las zapatillas. Desde querecorría demala gana conMaksim caminos antifascistas, amenudo sonaba el

Page 141: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

timbreenmediodelanoche,asíquenolesorprendiólacircunstancia,aunquesíseasustó.Apenaspodíaabrirlosojosmientrassalíadeldormitorioblasfemandoparasí.EnelpasilloseencontróconJolanta.

—Madame…,hayalguienenlapuerta.—Yavoyyo,Jolanta.Vuelveaacostarte.Envezdeencenderlaluz,Feliciabuscóunalinterna.Lasventanasestaban

oscurecidas según las disposiciones generales, pero, si abría la puerta, la luziluminaríalanocheyalguienpodíadarsecuenta.

—¿Quiénes?—preguntóenvozbaja.Tenían una consigna que cambiaba cada semana. La actual era: «17 de

octubre».—17deoctubre—susurróalguien.Feliciaretirólacadenadeseguridadyabriólapuerta.Enfocóalacaradelos

doshombresqueestabananteella.Aunoloconocía,porqueyahabíaestadoallíunpardeveces.

—¿Quéqueréis?Maksimnomehadichonadadeningunaoperación.—¿Podemosentrar?Diounpasoatrás.Losdoshombresentraronenelvestíbulohelados,pálidos

y trasnochados, y Felicia deseó que no se diesen cuenta de su indignación.Siemprelepasabalomismo.HacíatodoaquelloporMaksimyporquenopodíahacerotramalditacosasiqueríamirarsealespejosinsentirvergüenza,peroloodiabacontodassusfuerzas.

Elhombrequepertenecíaasugrupo,yalqueconocíacomoJimmy,dijo:—Esteesuncamarada.—Señalóasuacompañante—.Lohanavisado.La

Gestapo pensaba detenerlo al amanecer. Tiene que salir enseguida del país.¿Puedequedarseaquímientras?

«Ahoraestarétemblandodurantedías»,pensóFelicia.—Sí,claro,puedequedarse.Vengaalsótano,porfavor.—Entonces,mevoy—dijoJimmy,nervioso.Estaba siempre muy nervioso. Contraía las manos sin cesar, a veces le

Page 142: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

temblaba también la comisura izquierda de la boca. Estaba en la Resistenciadesdeel33yteníaelsistemanerviosototalmentedesestabilizadoporlacontinuatensión.

—Vendremosaporelcamaradatanprontocomoseaposible.Volvíaacontraérselelacomisuraizquierdadelaboca.Sindecirnadamás,se

alejósilenciosoporeljardín.Elcamaradaeraunhombre flaco,conunabrigogris,unasgafasdeníquel

sobrelanariz,ojosdespiertosyalgofríos.Sindecirunapalabra,siguióaFeliciaalsótano,alcuartoqueparaentoncesyahabíaalojadoaunascuantaspersonascomoél.Feliciasacósábanasdelarmarioehizolacama.

—Yaestá,aquídormirábien.Sepuedelavarporlamañanatempranoenunodelosbañosdearriba,perosolocuandoyovengaaporusted.Sisucedealgo…Quierodecir,sitienequeesconderse…

Retirólacómodaaunladoypalpólapared.Unapuertacasiinvisiblebajoelpapelpintadoseabriódegolpeydejóalavistaunhuecocuadrado.Apretados,podían caber hasta cuatro hombres.Allí siempre hubo un armario empotrado,peroeracompletamentereconocible,conunagranmanillaparaabrirlo.Maksimlohabíaconvertidoenesconditeoculto:habíadesmontadolamanillaycolocadoensulugarunmuellequeabríalapuertacuandosepresionabaconeldedounpuntoenparticular.Desdedentro sepodíaecharuncerrojoparaatrincherarse;aunque era evidente que sería bastante fácil tirar la puerta de una patada sialguiensedabacuentadequehabíaunhuecotraslapared.

—Cuandousted esté dentro, tendréqueponer la cómodadenuevo ante lapuerta—leexplicóFelicia—.¿Estáclaro?

Éllamirófijamente,subatadesedalilaylasjoyasdeoroensusmanos,quenisiquieradenochesequitaba.

—Noesustedcomunista,¿verdad?—Eranlasprimeraspalabrasquedecía.Feliciacallóunmomento,estupefacta.—No,¡Diosmelibre!—dijoriendo.—Entonces¿quétieneustedqueverconMarakov?

Page 143: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿ConMaksim?Crecimosjuntos.EnlaPrusiaOriental.—Ajá.—Lamiróconojosinsistentes—.¿Ytodoestolohaceporél?Feliciaseretiróelpelodelacara.—Enrealidad,noesasuntosuyoporquélohago.Elhombreasintió.—Perdone.—Buenasnoches,pues—dijoFelicia—.Voy…Seinterrumpió.Arriba,enlapuerta,sonabantimbrazoslargoseincesantes.

Unayotravez.Elsonidoagudoatravesabaelsilenciodelanoche.Feliciaperdióelcolor.—Noesdelosnuestros.Rápido,¡escóndase!Elhombredesaparecióenelarmarioempotradoyechóelcerrojo.Feliciase

apresuró a colocar la cómodadelantede lapuertay recorrió el cuarto con losojos.Nadaindicabaqueallíhubiesealguien.

Arriba seguían llamando.Felicia subió corriendo las escaleras.Le sudabanlaspalmasdelasmanos.

—¡Madame!—Jolanta se inclinaba sobre la balaustrada. Con su camisónlargo y cerrado hasta el cuello y la cofia de encaje en la cabeza, parecía undibujodeWilhelmBusch—.Madame,seguroqueeslaGestapo.

—PorDios,Jolanta,¡nopierdaslosnervios!Feliciateníalaimpresióndequeibaaestallarenpedazosdelofuertequele

latía el corazón. Se ajustó la bata, abrió la puerta de un tirón y vio a cincohombresanteella.

—¿Sepuedesaberquésignificaesto?Los hombres llevaban abrigos de cuero y gorras caladas. El que estaba

delantesosteníaenaltoundistintivo.—Policíasecreta.¿Podemosregistrarsucasa?Durante unmomento, Felicia sintió como si se le ablandaran los huesos y

estuvieseapuntodeponerseatemblar.Porfuera,sinembargo,continuófríaytranquila.

Page 144: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Porquéquierenregistrarmicasa?—Noshandadociertainformación,segúnlacualparecequeentranysalen

personassospechosasdeaquí.—Escierto,entranysalenmuchaspersonas,peroningunaessospechosa.Loshombressemetieronenlacasasinpermiso.Feliciatuvoquehacersea

unlado.Aunquelerepugnaba,estabadecididaasacarareluciralmaridodesuhija.

—Me aseguraré de que tengan problemas. Mi hija está casada con elHauptsturmführerdelasSSHansVelin.Letransmitirémisquejas.

Porsupuesto,sabíanlodeVelin,asíqueelcomentariolosdejóindiferentes.Aunquemostraronciertadeferenciahaciaella.Feliciasabíaquesolíandejarlascasas que registraban en un estado caótico. No era raro que destrozasen losmuebles y rajasen los colchones. En su casa se esforzaron por no desordenardemasiadoynodestrozaronnada,aunqueregistraronsistemáticamentehastaelúltimorincón.

EljefedelabrigadasedetuvoanteFelicia.—Dígame, tiene usted relación con un tal señor Christoph Brandt, ¿no es

así?—Sí.—¿Essuquerido?—¿Incumpliríaalgunaley?—No.—Seapartódeformabruscadeella—.Aúnquedaelsótano.Venga,

señoraLavergne.Feliciaseadelantóy,porprimeravezdesdehacíamucho,rezóparasí:«Dios

mío,nomedejesenlaestacada.Serébuenapersonaynuncamásmequejarédemitrabajo,yseréagradecidayloquequieras,pero¡ayúdame!».

Los hombres examinaron el sótano a conciencia. Abrieron todos losarmarios, las cómodas,movieron aun lado estanterías, desmontaronmontañasenterasdecajasparaversihabíaalguienescondidodetrás.Comohabíanhecho

Page 145: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

arriba,dierongolpecitosenlasparedesypatalearonelsuelo,escuchandoporsisonabaahueco.Sinduda,seconocíantodoslostrucos.

—¿Quéesesto?—Uncuartodeinvitados.—¿Ah,sí?¿Uncuartodeinvitadosenelsótano?—Porsupuesto,tenemosmáscuartosdeinvitadosenlacasa.Yalohanvisto.

Esteloutilizamoscuandosereúnetodalafamilia.—¿Ah,sí?¿Yporquéestálacamahechaconropalimpia?—Siempreestáhechaconropalimpia—replicóFelicia.Elcorazónleibatanrápidoquelecostabarespirar.Sentíaenelcuelloyen

las sienes el pulso de la sangre. ¿No se daban cuenta aquellos hombres de loagitadaqueteníalarespiración?Unoretirólacómodadelapared.Hizounruidohorribleenelparquet.

—Mevanarayarelsuelo—dijoFelicia.Sonó como si tuviese un enorme trozo de algodón en la boca. Nadie

contestó.Seacercaronalapared…Ibanadescubrirelescondite…Encualquierinstante…

Porterceravezesanochesonóeltimbre.Eranlasdosdelamañana.Todossequedaronquietosysemiraronirritados.—¿Quiénes?—preguntóelcapitán,áspero.—Nolosé—respondióFeliciacontotalsinceridad,peropensó:«Esperoque

noseanadiequevayaacaerenestatrampasinsabernada».—Subiremostodosyustedabrirálapuerta.—Unodelospolicíasagarródel

brazoaFelicia,lasacóasídelcuarto,lallevóporelpasilloyescalerasarriba—.Ynodiganipío.Seaquienseaquienllame,noloadvierta.

—Notengoningunarazónparaadvertiranadie—replicóFelicia.Oyeroncómogirabaunallaveenlacerradura.Alguienentróenlacasa.«¡CondenadoMaksim!Soloéltienellave.»¿SoportaríasudocumentaciónfalsaunacomprobacióndelaGestapo?Elzaguánestabaahoratotalmenteiluminado.Habíaunhombreallí,justoen

Page 146: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

elcentro.Llevabaunabrigogrisoscuroyunabufandadelana.—¡Policíasecreta!—dijoelagentequeaúnsosteníaaFeliciadelbrazo—.

Deselavueltaymuéstrese.Eldesconocidosevolvió.EraAlexLombard.

Page 147: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

4

CuandoFeliciaentróensudormitorio,Alexlasiguió.—¡Déjameenpaz!—leespetó—.Estoymuertadecansancio,deseodormir

y ni siquiera quiero preguntarme qué haces aquí. Mañana temprano… Hastaentonces,puedesirdondequieras,perodéjameenpaz.

Alexcerrólapuerta,sequitóelabrigoylabufanda,ylostiróenunabutaca.Su aparición había echado a laGestapo rápidamente. Se presentó como el

exmaridodeFelicia,elpropietariodelacasa,ydijoquehabíavueltoasupatriaparaunpardesemanas.Suspapelesestabanenordenyunsellocertificabaquehabíansidorevisadosaconcienciacuandoentróenelpaís.Puestoquetampocohabíanencontradoentodalacasanadasospechoso,alosagentesdelaGestapola situación les pareció algo bochornosa. Tal vez pensaron también que elHauptsturmführer de las SS Velin les montaría un número, puesto que, alparecer,todosedebíaalasfiguracionesdelporteroquehabíavistoentrarysalirde allí a diversos hombres—amantes y exmaridos, y a saber quémás— quesimplementeaparecíanahorasintempestivas.

Felicia esperaba de todo corazón que la tomasen por una mujer ligera decascosynoporunaopositoraalrégimen.

Estaba completamente rendida. Había llegado a verse en la cárcel conMaksim,interrogadosytorturadosporlaGestapo.Solopodíapensarunayotravez:«¡Nuncamás!¡Nuncamásmedejoenredarenalgoasí!».

—Salahoramismodemidormitorio—repitió,noporquetuviesemiedodeél,sinoporquepreferíapasarasolassuataquedenervios.

Alexsonrió.—No voy a abalanzarme sobre ti, Felicia. Pero podrías recibirme con un

Page 148: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

pocomásdeafecto.Vengodesdebastantelejos.Ellaseovillóensuladodelacama.Estabapálidayteníaunaspectocansado

yalavezmuyinfantil.—¿Quéhasvenidoahacer?—Bah, solo quiero comprobar que todo está bien. Lo cierto es que los

alemanes ahoramismo están siendo un poco…un poco expansivos.Y puestoque,despuésdetodo,tengopropiedadesaquí,queríaconvencermedequetodovabien.

—SiterefieresaLulinn,tepuedoenseñarlascuentas.Todovabien—dijoFeliciadeformacasimecánica.

—Deesoestoyconvencido.—Alexsedejócaerenunabutacayestiró laspiernas—.Diosmío,¡hasidounviajemuylargo!MibarcoatracóenLisboa.Notehacesunaideadeloquepasaallí.Laciudadhiervedeemigrantes,lascallesyloshotelesestánareventar.Artistas,intelectuales…LoqueHitlerechadeestepaís es, por desgracia, lo mejor que tiene. Una mezcla de desesperación,cinismo, alegría exagerada atraviesaLisboa…Por el contrario,Alemania, consusmarchaspardas,estáacabada.Totalmenteacabada.

—Alex…Noleinteresabalomásmínimoloquequisieradecir.Noenaquelmomento.Él lamiróburlón.Teníaprofundas arrugas en tornoa losojos, unaspocas

canascomohebrasgrisesenelpelo.Lesentababienlaedad.—Porloqueheoído,tehasaplicadomuchoenestosaños.Hasrecuperadola

fábrica.Obviamente,siguessiendolamujerdenegociosastutaqueeras.—Notienenadaqueverconlaastucia.PeterLiliencrontuvoque…—Losé,losé.Comomuchosotros,tuvoqueabandonarAlemania.Felicialomiródesconfiada.—¿Cómolosabes?—Aún tengo amigos en Munich con los que mantengo correspondencia.

Además,mihermanaKatmeescribecadacuatro semanas,yasímeenterodecasitodaslasnovedades.

Page 149: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Québien!Entoncesnotengoquedartelargasexplicaciones.Aunque todo hubiese pasado ya, le volvió la sensación de que se le

reblandecíanloshuesos.Nopodíaevitarlo.Comenzaronatemblarlelaspiernassinparar, lasmanos, todoelcuerpo. Incluso lecastañeteaban losdientes.¿PorquénodesaparecíaAlexdeunavez?

Élseinclinóhaciadelante,laobservóysuexpresiónseenterneciódepronto.—Felicia, ¿qué te ocurre? Tienes un aspecto terrible. Delgadísima y

descompuesta. ¿Por qué estaba en tu casa la Gestapo en medio de la noche?¿Qué buscaba?—Su voz era suave y tierna—. Felicia… puedes contármelo.Quizánuestromatrimonionofueseelmejor,perosabesque…—Seinterrumpió—.Felicia,porfavor.

Ellacomenzóallorar,sindramatismos.Laslágrimasafloraronensusojosyresbalaron por sus mejillas, y no pudo evitarlo. Se encogió en silencio,temblando y estremeciéndose, se rodeó las piernas con los brazos y noencontrabalaformadeparar.OyóaAlexdeciralgo—«Mivida»…¿Deverdadhabía dicho «mi vida»?—, y entonces se sentó en la cama y la tomó en susbrazos.Felicianosoloselopermitió,inclusobuscóacurrucarseaúnmáscercade él, se apretó contra su pecho, como si fuese una niña pequeña que buscacobijo en una gruta cálida. Sentaba tan bien apoyar la cabeza en su hombro,respirarsuolor—lociónparaelafeitadoycigarrillos—ynotarsusmanos,quelaacariciabanparatranquilizarla.

—¿Quéesloquepasa,Felicia?Dímelo.Todoloquellevabaunañopreocupándolabrotódeellasinqueleimportase

lomásmínimoqueMaksimlahubiesehechojurarquenuncalodiría.¡AldiabloconMaksim!Él no estaba cuando lo necesitaba, la dejaba sola en situacionescomoladeesanoche.PeroAlexestabaallí,enrealidadsiemprehabíaestadoasuladocuandoaellaleibamal.Ajuzgarporeso,podíafiarsedeélaciegas.

—AsíqueMaksimMarakovdenuevo,yaveo—dijoél—.Eleternorival.Eleternoamor.Poréltevesenestashistoriastanpeliagudas,cariñomío.

Feliciayanollorabaensilencio,lohacíaconhipidos.Alexsacóunpañuelo

Page 150: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

eintentóponérseloenlamano,peroellalodejócaersinfuerzas.—Llora todo lo que tengas que llorar. Son solo nervios. Probablemente se

debeaqueanteshastenidoquesacaralaFeliciadesangrefríayahorateestásderrumbando.

Siguió acariciándola y, muy poco a poco, ella se fue calmando. Por fin,consiguióinclusolimpiarselanarizysecarselacara.

—Seguroquepiensasquesoyunahistérica—murmuró.Élsonrió.—¿Histérica? Qué va. Muy al contrario. Estoy asombrado de ver que tu

armadura muestra de vez en cuando alguna grieta. Y ahora —se levantó—deberíamosbajaralsótanoydecirlealpobretipodelarmarioquehapasadolaalarma.

El hombre estaba, de hecho, encogido en su escondite, pálido a morir, yhabía vomitado la cena.Cuandovio aAlex, se puso aúnun tonomásblanco,peroFelicialotranquilizó.

—LaGestaposeha ido.Esteesunamigo.—Lediounpardepastillasdevalerianay lo conminó a dormir—.Seguroque esta nocheya novienenadie.Puedeestartranquilo.

Suspropiosnerviosvolvíanaestarbajocontrol.CuandosubíalasescalerasconAlex,refunfuñó:

—Notendríaquehabertecontadotodoeso.—¿Porquéno?¿Creesquevoyairmañanaadenunciarte?—Claroqueno.Peronoesbuenoque sepas tanto…Yademás…¡Oh!Le

habíaprometidoaMaksimqueseríadiscreta.—Melohabríasdichodetodosmodos,Felicia.¿Ocreesquepodríashaberlo

mantenidoensecretodelantedemisnaricesestandoyoaquíenlacasa?Habíanllegadoaldormitorio.Feliciaseparódepronto.—Ya…Entonces¿tevasaquedaruntiempo?—¡Estatambiénesmicasa!—TienestutrabajoenAmérica.Nopuedessimplemente…

Page 151: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Alomejortambiéntengotrabajoaquí.Ellafruncióelceño.—Nomehablesconenigmas.¿Dequépuñetasvasaviviraquí?Alexsonriósuavemente.—¿Noconocerás,porcasualidad,aleditormuniquésBenjaminRabenstein?PorsupuestoqueFelicialoconocía,inclusovivíacercadeallí.—Hacemuchoquenoloveo.DicenquesehaidodeAlemania.—Ylohahecho.Peroantesmetraspasósueditorial.¿Entiendes?Algoasí

comotuhistoriaconLiliencron.—Sí…Peronopuede ser—repusoFelicia, nerviosa—.Hace años queno

apareces por aquí, que vives tu vida y yo vivo la mía. Y vas y de pronto tepresentasenmediodelanocheymedicesquetequieresquedar.

—Loquepareceseruntrastornoparati.—Sí,porque…Diosmío,esunmomentodelomásinoportuno.AunqueelrostrodeAlexnomostróemociónalguna,Feliciasediocuentade

quelohabíaofendido.Letocóelbrazocasiconpudor.—Perdona.Estoysiendobastantedesagradablecontigo,¿verdad?—Noesnadanuevo—replicóAlex,estoico.Seacercómásaél.—Nohasidounmomentoinoportuno.Esolohasvisto.Hasido…—sonrió

débilmente—hasidoelinstantepropicioparaahuyentaralaGestapoyconsolaraunamujerdeshechaenlágrimas.Deverdad,Alex.

—Sí… Pero ahora podría irme por donde he venido, eso también lo hasdicho.

—No.Megustaríaquetequedases.Parasusorpresa,eracierto.Queríaquelavolvieseaabrazar,comoantes.Lo

habíaañoradotanto.Nuncaanteshabíareconocidolosolaqueestaba,lolargasyfrías que eran las noches, lo abandonada que se sentía al despertarse por lamañana.

—Alex,quédate.

Page 152: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Los rasgos de él le eran absolutamente familiares, como si solo hubiesepasadoundíadesdequelovioporúltimavez,noonceaños.Elpelocanosolesentababien;teníamejoraspectoquecuandoeramásjoven.

—Alex,quédate.Notengoanadiemás.—TienesaMaksim.Tugranamor.«Maksim,miamordesdelaniñez.Maksim,quenomeperteneceránunca.»Se encogió de hombros, un movimiento que denotaba impaciencia y

cansancioapartesiguales.—Maksim,oh,él…—Maksim,elsanto.—AlexacariciósuavementelamejilladeFeliciaconun

dedo—.Eseldesiempre,¿no?OhaceconLeninlagranRevoluciónoresistealosnazis…,pero,encualquiercaso,noestánuncaparaFeliciaLavergne.

Feliciamirabaal sueloyahoravolvióa levantar lacabeza.SusojosgriseseranunainvitaciónyAlexsabíaqueibaaaceptarla.

«Diablos—pensóalinclinarseparabesarlaenloslabios—,¿esquenovoyaalejarmejamásdeestamujer,tanfríaqueunhombrepodríamorircongeladoasulado?

—¿Hasvueltoacasarte,Alex?—preguntó.Élledeslizólosestrechostirantesdelcamisónporloshombros.Lepusola

mano sobre el corazón, que latía asombrosamente despacio. Felicia habíaencendido dos velas —por alguna razón, le había parecido adecuado— y sepodíanverlascaras.

Alexasintió.—Sí.Estoycasado.—Vaya…—No pienses en ello. Yo tampoco pienso en Maksim Marakov. Mejor

dejamosdepensarentodo,inclusoenelpasado.Peroellanopudoevitarpensarenelpasadomientrassetumbabadejándose

Page 153: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

acariciarporél.Eracomosielcírculosehubiesecerrado.EradenuevolajovenFelicia,quesehabíacasadodeformaprecipitadayahorayacíaporprimeravezenbrazosdeunhombre, llenadeexpectación,nerviosyansia,completamenteabandonada por su capacidad de ver las cosas de unamanera distante y algoburlona. Sus labios, sus dedos, su cuerpo habían descubierto hacía veintiséisañosunencantodesconocidoyhoyvolvíanahacerlo.Suseparación,laguerra,lasamargasdiscusionessehabíanevaporado.Desdeentonceshastahoy,losañosestaban envueltos en una niebla que lo ocultaba todo. Lo que pasara al díasiguientedabalomismo,yeramásinciertoquenunca.Podríaserquesegritasendenuevomañanacontodalairaquepodíancontenersusrostros.Podríaserquelosmataseunabomba…

Alexsehabíasostenidoconunbrazo,peroahorasehundiócontodosupesosobre ella y el cuerpo de Felicia reaccionó como electrizado, hambriento detodosaquellosañosenlosquehabíaestadosola.«Queunapuedaestaraúntanávidadeunhombreamiedad»,pensómaravillada.

Habíaintentadoconvencersedequeyahabíatenidosuparte,dequesudeseosehabíarelajado,peroenaquelmomentoentendiósuerror:nohabíamitigadosuapetito,ypuedequenosesaciarahastaelfinaldesuvida.

Élsemovíatandelicadamentedentrodeellaqueselesaltaronlaslágrimas.Se sentía comoenvuelta en su ternura. Igualqueen suprimeranoche.Coneltiempoempezóamostrarsetosco,inclusoirrespetuosocuandohabíandiscutidoantes y se habían arrojado a la cara todas las desfachateces imaginables, perohoy era elAlex de antaño y ella su Felicia, la chica de ojos grises y carácterprovocador.

Podríanhaberloalargadohastalaeternidad,perosuscuerpossereconocierony reaccionaronsindivagaciones.Más tarde,Felicia tuvo la sensacióndehabergritadoelnombredeAlexyhaberdichootrascosas,palabrasqueesperabaqueélnohubieseentendido,porquepodríanhaberledejadomeridianamenteclarolomucho que había ansiado un hombre. Se quedó tumbada respirando agitada,maravilladadelosencilloylobonitoquehabíasido.Luegoseacurrucóenlos

Page 154: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

brazosdeélysequedódormidaconunsuspirosatisfecho,comounaniñaquesesienteasalvoyporfinllena.

Alex la abrazó fuerte, escuchó su respiración,que sehacíamás calmadayregular.Nopodíadormir.ConningunamujereratanfabulosocomoconFelicia,y lealegrócomprobarquecon losañosnohabíacambiadonada.Perosienelbuensentidonohabíacambiadonada,tampocolohabíahechoenelmalsentido:pormuchodeseoquehubieseentreellos,quizáinclusoamor,nopodíanvivirlo.Felicianopodía.Ya sedio cuenta cuando se casaron, a losdieciochoañosdeella,ynuncahabíaencontradosiquieraunachispadecalidezensusojos;dejódeintentar cambiarlo cuando se separaron; lo confirmó poco antes de partirdefinitivamenteparaAméricaycasarseconPatty,yvolvíaacomprobarloahora.Lo que podía obtener de Felicia eran ocasionales noches como aquella, nadamás.Teníaqueconformarse.IgualqueFeliciasoloobteníamigajasdeMaksim…yPattydeél.

Uncírculoquenoparecíatenerunasoluciónfeliz.Antes de apagar las velas, observó una vez más a Felicia profundamente

dormida.Ellanuncahacíanadasinobteneralgoacambio.Primeroquisoecharloyluegosehabíaacostadoconél,yentremediasdebíadehaberseplanteadoloútil que podía serle él. Estaba hasta el cuello de problemas y unos fuerteshombroscomolossuyosleveníanmuybien.

Entrada lamadrugada—Alexsehabíadormidoporfin—,sonóel teléfonocon insistencia.EraSusanne.Subebénopodíahaberencontradounmomentomejorparaveniralmundoqueaquellamañananeblinosaygris,yestabasola;HansseencontrabaenaquelmomentoenelGobiernoGeneraldelosterritoriospolacosocupados.

Porfortuna,eraunaniñaynopodríanbautizarlaAdolf.Fueloprimeroqueselepasó por la cabeza a Felicia cuando elmédico salió del cuarto de Susanne alpasilloy ledio lanoticia.Susannehabíadadoa luzencasay,durante todoel

Page 155: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tiempo,Felicia lesostuvolamanomientras intentabapensarenotracosa;soloen los últimos minutos la comadrona le había pedido que saliera, y Feliciaobedeciómásquegustosa.

—Unaniñasana—dijoelmédico,satisfecho—.Enrealidad,llegacasiconunmesdeadelanto,peronohaynadadequépreocuparse.

Feliciavolvióarespirar.—¿Puedoveramihija?—Porsupuesto.Susanneestabapálidayagotadasobresusalmohadas,lamatronalellevaba

justoenesemomentoalbebéenvueltoenunamantitayselopusoenlosbrazos.—Mire,señoraVelin,ahorapuedeverlaniñatanencantadoraquetiene.Laniñitaera,sinduda,unapreciosidad.Susannelaestrechócontrasupecho

y jugó abstraída con susminúsculos deditos. Felicia se sentó a su lado en elbordedelacama.

—Es un primor, Susanne. Y, gracias al bebé de Belle, ya he superado laconmocióndeserabuela.¿Cómosevaallamar?

—Nolosé.—LavozdeSusannesonabacansada—.Hansestabatansegurode que íbamos a tener un niño que no hemos pensado en nombres de niña.Esperoquevuelvaprontoacasa,entonceslohablaremos.

—Susanne… —Felicia dudó. No estaba en absoluto acostumbrada apreguntarleasuhijaporsusproblemas—.Susanne,creoquetepreocupaalgo.Alomejorpuedoayudarte.¿Quiereshablardeello?

Susannesonrióconamargura.—Tengoveinteaños,mamá,yeslaprimeravezquemepreguntassitengo

problemas.¡Despuésdeveinteaños!—Susanne,seguroquehehechocosasmal,pero…—Notedisculpes,porfavor.Nopuedovolveraescucharlasmismasexcusas

desiempre,deverdad.Eltrabajo,laresponsabilidad…Ytodoesonoporti,sinopor nosotros…Olvídalo, mamá. Eres una mujer que no debería haber tenido

Page 156: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

hijosnunca.Nodeberíashabertecasado.Porquesencillamentenosabesquereranadie.

—¡Susanne!—Loque tú llamas«querer» es, en elmejor de los casos, la necesidadde

dominar a otras personas. Lo siento, pero ¿por qué no debería decirte lo queopino?

Feliciaselevantó.—Estásagotada,Susanne.Talveztendríasquedormirunpoco.Volveréesta

noche.—No hace falta. Pero gracias por estar aquí. Espero no haberte robado

demasiadotiempo.Cuandosumadrehubosalidodelahabitaciónylacomadronadejóalbebé

ensucuna,Susannerespiróprofundamente.«Creoquetepreocupaalgo…»SihastaFelicia lohabíanotado,debíade sermuyevidente.Laenfadaba sentirsedeprimidaporelhechodehaber traídounaniñaalmundo.Hansqueríaa todacostaunniño.Dealgunaforma,sesentíaculpableporquenohabíapodidodarleloquequería.Asusojos,eraelhombreperfecto,ylehabríagustadoserparaéllamujerperfecta.

Delcajóndelamesilladenochesacóunacarta.EradeHans,habíallegadohacía tres días y ya la había leído decenas de veces. Llevaba matasellos deVarsovia.

Sumiradacayóenmediodelapágina:

Yahoraquesehacerradoalmundoexterior,elguetoescomounapequeñaciudadaisladaenmediodeVarsovia.TrasladaremosallíalosjudíosdetodaPolonia.Lavidaenelguetoesparaellosmuchomejorqueloqueteníanantes.Alalarganopuedesalirbiendejaralosjudíoslibresentrelasdemáspersonas.Eso solo crea tensiones innecesarias. De este modo, están solos, se mueven en una comunidadexclusivamentejudía.ElgobernadorgeneralFranksolucionaelproblemajudíoaquí,enmiopinión,deunamaneraextraordinaria…MiqueridaSusanne,pordesgracia,noestoydemasiadobiendesalud.Losataques de asma que tenía de niño con cualquier agitación han vuelto. A menudo tengo auténticossofocos. Posiblemente pediré que me trasladen de nuevo a Munich. Entonces podré estar siemprecontigo,queridamía,yconnuestrohijo…

Page 157: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Susannedobló la cartay ladejódenuevoenel cajón.Lehabíanconfiadotareas importantísimasyellanopodíasiquieraconcederleeldeseodetenerunniño.Porsupuesto,sabíaqueélnolaculparía,peroparaélunaniñaeracomonotener hijos y, rendida y agotada como se sentía, aquel pensamiento laatormentaba.

Recordó otra vez las palabras que acababa de leer. Un gueto judío enVarsovia… Judíos trasladados…Reprimió el pequeño asomo demalestar queexperimentaba.Era lomejorpara todos,decíaHans,yseguroque tenía razón.Obviamente, se habría hecho cargo de todo o no estaría teniendo aquellosataquesdeasma.PerosideverdadpedíaquelotrasladasenaMunich,entoncesella se ocuparía de él y enseguida volvería a estar bien. Una vida familiartranquila, armónica, era lo que necesitaba. Puede que entonces incluso sealegrasedetenerunaniña.

Sumidaenaquellospensamientos,Susannecomenzóallorar.Sollozóensualmohadahastaquelacomadrona,quelahabíaoídodesdefuera,seapresuróaentrar,laabrazóylaacunóparaconsolarla.

—Pero bueno, con una niña tan guapa, ¿cómo va a llorar? Aunque eshabitual.Ande,lloreunpoco,cariño.Sesentirámejor.

Lacomadronaera regordeta,mofletudayblanda,ySusanne,queapretó lacaracontrasuprominentepecho,pensóquelehabríaencantadotenerunamujerasí comomadre…No era bonita, ni elegante, ni independiente, solo rolliza ycálida,unnidoenelqueabandonarseporcompleto.

MientrasFeliciaestabaconSusanne,AlexhabíadesayunadoyhabíadejadoquelaviejaJolantaproclamasesualegría.CuandolospadresdeAlexaúnvivíanyély suhermanaeranniños, Jolanta entrócomodoncellade la casacondieciséisaños.

—Quéalegríaverlodenuevo,señorLombard.Quéalegría.Por fin semarchó a comprar yAlex anduvo por la casa curioseando. Por

Page 158: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

supuesto,noabrióningúnarmarionicajones,peroesperabadescubriralgoquelediesealgunapistasobrelavidainteriordeFelicia.Inclusoentró,trasvacilarun momento, en su despacho, una habitación caótica, a rebosar de libros ypapeles. Sobre el escritorio había una fotografía enmarcada de los padres deFelicia, tomada el día de su boda, y otra de su hermano Christian, caído enVerdún.

Mientras estaba allí de pie, oyó pasos en el pasillo. No eran los pasos deFelicia y Jolanta no podía haber vuelto. Durante un momento, Alex tuvo lasensacióndequeloibanapillarhaciendoalgoprohibido,peroentoncessedijoque,despuésdetodo,nohabíatocadonada.LapuertaseabrióyanteélaparecióMaksimMarakov.

Solosehabíanvistounavez,en1915,yhabíapasadotantotiempoquenosehabríanreconocidoporlacalle.Sinembargo,allí,eneldespachodeFelicia,losdosentendieronenseguidaquiéneraelotro.Cuandosusojosseencontraron,semiraronfrenteafrente.

«Los rivales», pensóAlex. Le pareció casi ridículo. En cierto sentido, lascanasdeamboshicieronquesuodioporMaksimfueraabsurdo.

—AlexLombard—sepresentó.—MaksimMarakov—contestóélsinocultarsetrassunombrefalso.ParaAlexeraextrañotenerantesíalhombrealquellevabaodiandomásde

un cuarto de siglo. Se acordó de que aquella era su casa y se refugió en susdeberesdeanfitrión.

—Siéntese,porfavor,señorMarakov.¿Puedoofrecerlealgodebeber?—Gracias,tengoprisa.Yo…¿Felicianoestáencasa?—No.Tampocosécuándovolverá.—Entoncesintentaréverlamástarde.—Porsupuesto.Maksimdudó.Obviamente,habíaacudidoconunaintenciónyelinesperado

encuentroconAlexLombardhabíatrastocadosusplanes.Sinrodeos,Alexpreguntó:

Page 159: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿NoleparecequeFeliciaarriesgademasiadoporusted?Maksimpalideció.—¿Quélehacontado?Alexagarróunade las copasquehabíapor todaspartes, abrióunabotella

mediollenadevinotintoysesirvióunpoco.Necesitabauntónicoestimulante.—No tuvoquecontarmemucho.Lleguéanoche,¿sabe?,yFelicia teníaen

esemomentovisitadelaGestapo.Estaban…—¿Qué?—Sí,unasituaciónbastantepeliagudaconelhombredelsótano.Yollegué

enelúltimo segundo,Felicia estabahechaunmanojonervios.Nunca lahabíavistoasí.

—Entonces,seguramentelaGestapovigilalacasa—dijoMaksimdespacio.Alexbajólacopa.—¿Noseleocurrenadamásquedecir?—¿Quéesperaquediga?—HapuestoaFeliciaenpeligrodemuerte,señorMarakov.Cadahora,cada

minuto.Meparecequeactúadeformairresponsableeinjusta.Felicianosabeelriesgoquecorre.Peroustedsí,ysudecenciadeberíaprohibirleimplicaraotraspersonasensemejantehistoria.

—Feliciaesunamujeradultaquedecideporsímismaloquehaceyloqueno.Yonolaheobligadoanada,señorLombard.

Alexserio.—Esprobablequelahayapresionadomoralmente,loqueporlogeneralno

funciona con Felicia… Tan noble no es, desde luego. Sin embargo, en estecaso… Usted sabe que Felicia haría por usted cualquier cosa y se haaprovechadodeesosinningúnescrúpulo.

Maksimlomirósorprendido.—¿PorquédeberíaFeliciahacerpormícualquiercosa?¿Quéquieredecir?Alexvaciólacopadeuntrago.Luegosedejócaerenunsillón.Noveíaya

razónparalacortesía.

Page 160: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Nosehagaeltonto!—Nosédequémeestáhablando—dijoMaksim.—Es usted muchas cosas, pero desde luego no es un ingenuo. Felicia se

dejaríacortarlasdospiernasporusted,ymetemoqueesonuncacambiará.Enloqueaustedserefiere,seconvierteenunponidecirco,quepiafaobedienteyasienteconlacabezaparaobtenercomorecompensaunterróndeazúcar.Ustedeslaúnicadebilidaddeesamujer.

AMaksimselenotabaqueleincomodabalaconversación.—SeñorLombard…Alexnolediolamásmínimafacilidad.—¿Sí?—Eso de lo que usted habla sucedió hace mucho. Cuando Felicia y yo

éramosjóvenes,hubodeterminadossentimientos,perohoyesdistinto.Detodoloquepasóentonces,noquedanada.

Alexlomirófijamente,confrancaenemistadenlosojos.«Nada,noquedanadaexceptoBelle,tuhija,quellevamiapellidoydelaquenotienesniidea,pero para Felicia es prueba eterna de que no siempre fuiste tan frío ydesapasionadocomotemuestrasahora»,pensó.

—Si eso es lo que cree, es usted un necio —dijo desabrido—. Feliciasiemprehaqueridotenerloaustedyesonohacambiadonunca,niunsolodía.Enúltimainstancia,fueustedlarazónporlaquefracasónuestromatrimonio,yloes tambiéndequenosecomprometaconningúnotrohombre.Nosepuedelibrardeusted.

—Felicianoesunamujerqueseaferrealpasado.—Ustednoeselpasado.Despuésdetodo,nodejadeaparecerensuvida.—Escuche,señorLombard,¿nocreequeesoesalgoentreFeliciayyo?LosojosdeAlexerandosrendijasheladas.—PuestoqueFelicia enestemomento se está arriesgandocon todo loque

tiene,nopuedosinointervenir;ynovoyaretirarmediscretamenteparahacerleunfavorausted,selopuedoasegurar.

Page 161: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Maksim suspiró. Le dolía la cabeza y no se sentía en condiciones deenfrentarseamáscomplicacionesdebidoalasituación.Peligrodemuerte,decíaLombard.PorDiossanto,¡comosinolosupiese!¿Porquénopodíadormiryaporlasnoches?¿Porquéseencogíacuando,depronto,oíapasosoelgolpedeunapuertadeautomóvil?Feliciaestabaenpeligrodemuerte;élmilvecesmás.Podíandescubrirloshoy,mañanaoalañosiguiente.Cadaunodeelloslosabía,cadaunohabía asumido supropia responsabilidad.Felicia era adulta.Élno lahabríaimplicadosihubiesetenidootrasalida,perolohabíahecho,yellapodíahaberdicho«No».Ahoranopodíadarlevueltas.Solocontabalaluchacontralosnazis.Nohabíaespacioparanadamás,nopodíahaberlo.

YesodeloquehablabaLombard…Felicia,elpasado,Lulinn, losañosdeBerlín… Eso estaba tan lejos, hacía tanto tiempo, que parecía otra vida. NopodíasentiryanadaporFelicia,porningunamujer.Sesentíaviejoydecrépito.Amenudoleparecíaque,conlamuertedeMacha,algosehabíaextinguidoenél.Desdeentoncessolohacíaloqueteníaquehacer,sinpensarnienelpasadonienel futuro,y sinvivirdeverdad.LamuertedeMachanosignificabasolo lapérdidadeunserquerido,habíareducidotambiénlasgrandesluchasdesuvidaalabsurdo.

Estaba cansado y desilusionado, y lo único que podía pensar era que, almenosesalucha,laluchacontralosnazis,teníaqueganarlaasumanera.

—SeñorLombard—dijo—,¿quétienepensado?Alexsesirviómásvino.—¿Quétengopensado?¿Quieredecirsivoyaactuarcontrausteddealguna

forma?No,tienesuerte.Porunlado,creoquelosnazissonescoria,ynovoyaser yo quien semanche lasmanos por ellos.Ypor otro…, lo que suceda conusted, Marakov, no me importa en absoluto, seguramente ya lo sabe. Noobstante,harétodoloposibleparaqueFeliciasalgasanaysalvadeesteasunto,¿entiende? Así que no tiene por qué preocuparse: no haré nada que puedadañarlo a usted. Pero de una cosa puede estar seguro…—Se inclinó. Su carapálidaexpresabadecisiónyrabiacontenida—.Puedeestarseguro,Marakov,de

Page 162: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

que voy a quedarme aquí y estaré vigilando todo lo que pase.No impediré aFeliciaquesigacolaborandoconusted,peropiensocuidarlay,Marakov,se loadvierto: si le pasa a Felicia algo malo, entonces va a saber lo vengativo,desconsideradoycruelquepuedollegaraser.¿Mehaentendido?

—Creoquehasidomuyclaro—fuelafríarespuestadeMaksim.Alex lo miró fijamente. De pronto, se levantó y dejó la copa tintineando

sobreunamesa.—¿Sabe qué,Marakov? Por primera vez desde hacemucho tiempo, tengo

una necesidad imperiosa de emborracharme. Pero no aquí. Me voy a unataberna.

—¿Vaavivirustedenestacasa?—preguntóMaksim.Alexsedirigióindolentehacialapuerta.—Exacto,Marakov.Legusteono,estaesmicasa.Deunaformauotravaa

tenerqueentenderseconmigo.Cerrólapuertaalsalir.YentoncesMaksimagarrólabotelladevino.

Page 163: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

5

15defebrerode1941,oncedelanoche.Enaquelsuaveinviernotampocohacíamucho frío esa noche. Aunque sí soplaba un viento fresco del Atlántico quehacíalavidaincómoda;quienpodía,sequedabaencasa.

EnelpueblecitodeNarcisse,cercadeNantes,reinabauncompletosilencio.Todoparecíadormir.Peromuchosestabansentadosantelaradio,escuchandoensecreto, en la emisora deLondres, la voz del generalDeGaulle, que llamabadesde el exilio a la resistencia contra los alemanes.Aún no había demasiadosfrancesesque respondiesenasu llamada.Sinembargo,DeGaullecontabaconque la voluntad de luchar crecería ante la dureza de las represalias contra lapoblación. La ocupación costaba a los franceses cuatrocientos millones defrancos al día. A ello se unían cada día los víveres, la gasolina y los demásbienesdeconsumoconfiscados.Elodiohacialosocupantescrecía,yDeGaullenuncaolvidabaavivartambiénelodiocontraelGobiernodeVichyenlaFrancianoocupada.

En Narcisse, los alemanes habían obligado a todas las granjas de losalrededores a entregar carne de cerdo, huevos y leche, habían vaciado lapanadería local y habían fusilado a un hombre por defenderse del latrocinio.Llevarían los alimentos incautados a Nantes, pero aquella noche estabanalmacenados en un granero a las afueras del pueblo. Tres jóvenes soldadosalemanesmontabanguardia.

Dospermanecíandentro—allísepodíansentarenunpardepacasdehenoque habían quedado y, además, estaban resguardados del fuerte viento—,mientraselotropatrullaba,conrelevosdeunahora.Asíseproponíanaguantarlaodiosaguardiaenunanochedetormenta.

Page 164: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

DesdelasoncehastalamedianocheletocabafueraaGertUllbach,uncabodeChiemgau.Eracasiunniño,unchicoaltodecabello rubiopajizo,bastanteinocenteeingenuo.LainvasióndeFranciahabíasidoparaéltodaunaaventura,unanovelaconvertidaenrealidad.Noobstante,pocoapoco,empezabaatenernostalgia.Añorabaasumadre,asupadre,lacasadelaborconelgranporcheylasmacetasenelbalcón, lasverdescolinasy losvalles,yel floridoprado, lasclarasaguasturquesasdellagoChiem.Gertesperabaquelomandasenprontodevuelta y que todo volviese a ser como antes. La guerra era solo un cortoentreacto. Se frotó las manos. Cuando llegó al final del granero, giró, y sedisponía a regresar despacio, porque era mejor moverse que quedarse quieto,cuandoalguien, desde atrásy con la rapidezdel rayo, le echóun alambreporencimadelacabeza,loajustóalrededordesucuelloyapretó,sindarletiempoareaccionar. El muchacho no consiguió defenderse, ni siquiera gritar. Con unbruscotirón,elalambresecontrajo.GertUllbachmurióenunossegundos.Sinhacerruido,cayóenelbarrofríoyoscuroquehabíaasuspies.

Claire se inclinó sobre él, le quitó la pistola y le registró rápidamente losbolsillos.Dos cigarrillos, un par de billetes franceses,media rebanada de panenvuelta en papel encerado, una foto que, obviamente, era de los padres delmuerto, y la cartillamilitar…Esto último era un botínmuy apreciado por laResistencia.

Claireselometiótodoenelbolsillodelachaquetaehizoseñalessilenciosasadoshombresquesalierondelaoscuridadtrasella.Teníanqueacabarconlosdos guardias que estaban dentro del granero antes de poder contar aquellaempresanocturnacomounéxito.

Era la una de la mañana cuando Claire volvió a casa. No tenía que tomardemasiadas precauciones porque ya no tenían alemanes alojados, sobre todoporquenolesquedabanadamásquepudiesenarrebatarles.Losalemaneshabían

Page 165: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sido como una nube de langostas: se instalaron, se lo comieron todo ydesaparecieron.

Phillip esperaba aClaire impaciente y preocupado.No podía participar ensusmisionesporquesupiernademaderaseloimpedía.Eraunmalditoinválido.Sisehabíaimaginadoenalgúnmomentoquesemovíacomosiestuviesesano,ahora estaba claro que se engañaba. Se veía condenado a quedarse en casanochesenteras,mientrasClairearriesgabasuvidaahífuera.Avecesloinvadían,además de la preocupación y la ira por no poder hacer nada, los inoportunoscelos.AhoraClaireentenderíaconquéclasedehombrehabíacargado.

Como siempre, también esta vez respiró aliviado cuando ella entró en lahabitación.Selevantóyseacercóaellacojeando.

—¡Claire!GraciasaDios,porfinestásaquí.Teníalosojosbrillantes,leardíanlasmejillasy,cuandosequitóelpañuelo

delacabeza,untorrentedecabellonegroleinundóloshombros.—¡Phillip!Hoyhematadoporprimeravezaunalemán.Enciertomodo,loacongojólaalegríacasihistéricadeella.—¿Ah,sí?—dijodébilmente.Bajolachaqueta,Claireescondíaunabotelladevinotinto.Lasacóylapuso

sobrelamesa.—¡Rápido,Phillip!¡Dosvasos!Élnosemovió.—¿Cómo…cómolohashecho?—Conunalambre.Eraunhombremuyalto,peroyo…Phillip,deprontohe

sentidoenmiinteriorunafuerzaincreíble.Sabíaquepodíamatarlo.Mesacabamásdedoscabezas,pero lehepartidoelcuellocomosi fueseunacerilla.Hasido muy fácil. Mientras lo hacía, he pensado en nuestro hijo, Phillip, y hematadoaesealemány…

—Siéntateprimero.—Phillipfuepordosvasosysirvióelvino—.¿Dóndehasconseguidoelvino?

—Estabaconloquelosalemaneshabíanconfiscadoyteníanalmacenadoen

Page 166: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

elgranero.Heliquidadoalhombrequehacíaguardiafuera.RenéyVincentalosdos que estaban sentados dentro. Hemos llevado casi todos los víveres a unesconditeseguro.Peroelvinomelohequedado.—Levantósuvaso—.¡Salud,Phillip!

«Arde como si tuviese fiebre—pensó. Y a continuación—:No puede serbuenoodiartanto.»

Delbolsillo,Clairesacólacartillamilitarquehabíaconseguido.—Estoerasuyo.Phillippalideció.—¿Estásloca?Nopuedesirporahíconeso.¿Sabesloquetepasaríasilos

alemanestelaencuentran?Clairesuspiró,parecíaimpaciente.—Soloqueríaenseñártela.Claroquenovoyaquedármela.Phillipabriólacartilla.—GertUllbach.—Sulenguapronuncióconfamiliaridadelnombrealemán

—.Nacióel7deagostode1920enÜbersee.Claire…,elchicoquehasmatadoeramuyjoven.¡Veinteaños!

Claireentrecerrólosojos.Sucaraeracomounamáscara.—Mihijoteníadiezañoscuandoloasesinaron.—Sí,pero…—¿Qué?—Claire, el odio tiene algo de fanatismo.Te puedo entender. Pero Jérôme

murióenlaguerra,bajoelfuegodelosobuses.Nopuedeshacerresponsablesdeesoatodosloshombres.

—Hagoresponsablessoloalosalemanes.—Ese chico de veinte años…—Phillip dejó la cartilla de nuevo sobre la

mesa—no tenía opción.Nopodía hacer nada contra la guerra.Lo llamaron afilasyloenviaronaFrancia,ynotuvoningunaopción.

LoslabiosdeClairenoeranmásqueunarayablanca.—Tampocomihijotuvoopción.

Page 167: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—No.Perohabríaquepreguntarsesiesonosdaderecho…Clairenolodejóterminar.—Túeresalemán.Sabíaqueenalgúnmomentoeso ibaaserunproblema

parati.Paranosotros.—Claire…Ojaláellaquisieraentenderlo.Paraélnoeraunacuestióndenacionalidad.

Muchomenos desde la últimaguerra, en la que había participado lleno de unpatriotismoentusiastahastaquefuetestigodemuertesterriblesysinsentidoentodaspartes.

—Claire, me asusta tu sed de venganza. Eres despiadada. Dónde está latiernaydelicadaClaireconlaque…

Ella se levantó, con un movimiento tan violento que los vasos temblaronsobrelamesa.Levolólamelena.

—No existe ya, Phillip. La Claire que conociste está muerta. No tengo…ternuranidelicadezaya,ytampocoquierotenerlas.Puedequenoentiendasmidolor.Yonopodríasoportarlosinoloconvirtieseenodio.—Sacóunanavaja,fuealapuertaygrabóunamuescalargayprofundaenelmarcodemadera—.Yaestá.Estahasidolaprimera.Yprontoestarállenodemuescas.Nolomires,Phillip, si no puedes aguantarlo, porque no vas a disuadirme de hacer lo quetengoquehacer.

Deprontoseechóallorar,perocuandoPhillipseacercóparaconsolarla,sesoltóysaliócorriendodelahabitación.Élpudooírlatodalanochevagandodeunladoaotrosindescanso.

LasuerteestabadepartedelFührer.Enabril,lastropasalemanassehicieronconGreciayYugoslavia trasuna rápidavictoria.Enmayo,paracaidistas alemanesconquistaron los aeródromos de Creta, que hasta entonces habían estado enpoderde losbritánicos.Yel22de juniode1941,Hitlercomenzósucampaña

Page 168: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

másatrevida:sindeclaracióndeguerraprevia,losalemanesinvadieronlaUniónSoviética.LaOperaciónBarbarrojahabíacomenzado.

El ataque estaba planificado desde 1940, encubierto, por supuesto, comogolpecontraInglaterra,perohaciaelfinalsehabíanacumuladoseñalesdequeelobjetivonoeralaislaalotroladodelCanal,sinoelgranhermanodeleste.LastropasdeStalinfueronvencidassingrandesesfuerzos,ylaLuftwaffearrasólosaeródromos soviéticos cerca de la frontera sin que nadie pudiese evitarlo. Alfinaldelmes,elGrupodeEjércitosNorteestabayaenelBáltico,elGrupodeEjércitosCentrohabíaavanzadohastaelBerésina,yelGrupodeEjércitosSurluchaba enBesarabia yGalizia.En la batalla deBialystok se hicieronmásdetrescientos mil prisioneros. El siguiente objetivo sería Leningrado. LuegoMoscú.Algunos en la patria, almirar losmapas,meneaban la cabeza. ¿Teníaclaro el Führer lo tremendamente grande que era aquel país? ¿Sabía cuántastropas podía juntar aún Stalin? Aunque pudiese aprovechar la ventaja de lasorpresa, en cuanto los rusos se hubiesen recuperado, le impedirían ocupar sugigantesco país. Stalin se había librado de las mejores cabezas del ejércitodurantelaspurgas,yesaera,porsupuesto,otraventajaparalosalemanes,perolosrusoscontabanconelinvierno.Eltemibleinviernoruso.Ypodíacomenzarenoctubre,solocuatromesesmástarde.

Losperiódicoslocelebraban,Goebbelshablódel«espaciovital»queporfinseconquistaría.MuchoscomenzaronacreerqueHitlereraunestrategagenial.OtrosveíanacercarseelfinaldelTercerReich,estabanseguros:aquelveranode1941,elFührercomenzabaaexcederse.Apartirdeentonces,estaríacavandosutumba.

DesdeaquellanochedediciembreenquelaGestapoaparecióencasadeFelicia,MaksimhabíasacadoladireccióndelaPrinzregentenstrassedurantemedioañode todas las actividades. La probabilidad de que estuviese vigilada era alta.Siempre sería un misterio quién había dado el soplo a la Gestapo; Felicia

Page 169: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

opinabaqueelculpablehabíasidoelportero,quenuncalahabíasoportadoylafastidiaba siempre que podía. En cualquier caso, ahora tenían que extremar lacautela.

EsosignificabaqueFeliciayanoveíatanamenudoaMaksimytambiénquecasinuncasabíaloqueteníaprevisto.Sepreocupabaporély,almismotiempo,lamortificabaenormementequeélnolapusiesealcorrientedesusplanes.Alex,quesospechabadesuenfado,solosereíadeella.

—Pobre Felicia. No tienes suerte con los hombres. Si no puedes ser laamante de Maksim, al menos su cómplice. Por eso arriesgarías el cuello,¿verdad?Yahorateniegahastaesepapel.

—Oh,déjameenpaz,Alex.Notienesnilamásremotaideadeloquehablas.Tras su llegada a la Prinzregentenstrasse, la policía había interrogado otra

vezaAlex; teníapasaportealemán,peroveníadeAméricayhabíavividoallí.Con convicción, dejó claro que el motivo de su vuelta eran sus propiedadesalemanas;susposesionesenelpaís,laeditorialdeMunichylafincadelaPrusiaOriental,loobligabanapasarallí,yenningúnotrositio,losmalostiempos.Conelloseganóenciertosentidolaposicióndelhijopródigoalquerecibenencasaconlosbrazosabiertosy,cuandoademásserefirióasucuñado,TomWolff,lealmiembro del Partido y amigo del Gauleiter, se volatilizó el último resto dedesconfianza.Ahorapodríaocuparsedesueditorialsinsermolestado.

—Ya sabes que a partir de ahora solo podrás publicar literatura nazi —observóFelicia,mordaz.

YAlexlecontestófríamente:—Sí.Aligualquetúproducesbanderasconlacruzgamada,¿no?Quienha

aprendidoaaullarandandoconlobos,Felicia,nodeberíajuzgaranadie.Alexhabíatenidosiempreeldondeadaptarsesinconceder.Publicabatextos

fielesalPartido,novelassugerentesquenodecíannada,perodabalaimpresióndequeledaríaigualvenderbocadillosocriarcaballosdecarrerassilostiemposse loexigiesen.Másquenada, seganababien lavida.Estabamuchofuera, sereunía con autores, tenía conversaciones interesantes y no se le veía trabajar

Page 170: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

demasiado.Su alegríadevivir noparecía sufrir lomásmínimocon la guerra,comoyahabíaocurridoen1914.TeníaunsosiegoconlascosasqueenervabaaFelicia, sobre todo porque ella no podía ser así. Ella semataba en la fábrica,desperdiciabahorasenaburridasveladasconcaciquesnazisquenodejabandefanfarronear,estabatanávidadecigarrillosqueseguíacambiandolamayorpartedesuscuponesportabaco,comíademasiadopocoysusnerviosnohacíansinoaumentar.LosataquesaéreossobreMunich,porsuerteaúnescasos, lospasabasentadamedioenfermademiedoenelsótano.Lasbombasleprovocabanpánicoy,enmomentoscomoaquellos,dabagraciasaDiospor laexistenciadeAlex.Aunque seguíaenfadándoseamenudo, cuandosuexmarido sedabacuentadeque ella estaba realmente mal, la trataba con suavidad y cariño. Cuando lasbombas caían, la tomaba en sus brazos, le acariciaba el pelo, intentabatranquilizarlaconsuspalabras:

—Todo va bien, Felicia, todo va bien. Escucha, están muy lejos, no nospasaránada.Puedesestartranquila,mivida.

Podía ser el protector maravilloso y podía pincharla hasta sacarla de suscasillas. Se acostaba con ella y luego se marchaba antes del desayuno y noregresaba hasta entrada la noche. De vez en cuando recibía un telegrama dePatty, su esposa, y después, por lo general, estaba de mal humor y bebíademasiado. Por lo demás, seguía siendo el vividor de siempre. Y cuandoaparecíaMaksim,seesfumabadeinmediato;avecespasabafueradosdíasydosnochesy,cuandovolvía,teníaunaspectotancenicientoehinchadoqueFeliciasospechabaquehabíabebidohastaeldelirio.

En verano, poco antes del comienzo de la guerra con la Unión Soviética, seprodujoentodoelReichunanuevaoladedetenciones,sobretododejudíos,ymuchosintentaronocultarseatodaprisa.Alimentaratodasaquellaspersonasseconvirtió en un grave problema. Puesto que oficialmente no existían, nodisponían de cartillas de racionamiento y tenían que abastecerlas aquellos que

Page 171: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

las ayudaban. Dado el cada vez mayor racionamiento—en especial para losconsumidores normales marcados con una gran «N»—, se hizo en extremodifícil.

Undíamuycalurosodejulio,MaksimentróeneldespachodeFeliciaenlafábricaylecomunicóquehabíanprevistoasaltarunasucursaldedistribucióndecartillasaquellanoche.Sabíacómoaccedersinmuchoproblema.

—¿Tegustaríavenir?—lepreguntósinrodeos.Estabasentadafrenteasuescritorio,ocupadaconunamontañadefacturas,

fumandouncigarrillo,yteníaelceñofruncidoporelesfuerzo.—PorDios—dijoirritada—,hastaahoramehabíasmantenidoalmargende

misionesdeesetipo.—Losé.Yhabíadecidido firmementequeseguiríasiendoasí.Peronome

quedaotroremedio.Notengoanadie,ynopuedohacerlosolo.—Creíaquenuestraorganizaciónsecretateníamuchosmiembros.—Apesardeello,notengoanadie.—LavozdeMaksimsonabaimpaciente

ynerviosa—.Elcamaradaqueteníaqueacompañarmehahuidoalextranjero.—¡Quéleal!—No tenía otra opción. Felicia, a veces creo que sigues sin saber

exactamentecontraquédiablosestamosluchandoyenquépeligro…—¡Por amor del cielo! Otra vez no, Maksim Marakov. —Con un

movimientoviolento,Feliciaaplastóelcigarrillo—.¿Metienesporunaingenuasin remedio?LaGestapoentraenmicasaenmediode lanoche, lopone todopatas arriba, casime da un ataque de nervios y tú crees que aún no tengo lamenorideadelpeligroenelqueestamostodos.Maksim,sélodelascárceles,lode las torturas, lo de los campos y, puedes creerme, ¡porDios bendito!, seríamuchomásfeliznometiéndomeentodoesto.

—Entonces¿nomeacompañasestanoche?Ellaseencendióotrocigarrillo.—MedivertíamáscuandosolojugábamosapolicíasyladronesenLulinn…—Lavidahadejadodeserunjuegohacetiempo.YLulinn…

Page 172: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Eraotraépoca, lo sé.—Se levantó—.Estábien.Ahoraestoydentrodeltodo,¿no?¿Cuándoeslodeestanoche?

En casa de la familia Velin esa noche había potaje. Lo comían en silencio.Susanne con grandes intervalos entre cucharadas porque estaba otra vezembarazaday,alcontrarioquelaprimeravez,teníanáuseasatodashoras.Hanshabía insistido en un segundo hijo. Susanne, que se sentía agotada, le habíapedidoesperarunpoco,peroacabócediendoa su continua insistencia.Puestoqueélseguíaelcalendarioconatenciónysabíacuáleseranlosdíasfértilesdeella, enseguida tuvoéxito.Ahorahablabadenuevo,comohizo laotravez,de«nuestrohijo».Susannenopodíaseguirescuchándolo.¿Creíaquepodíaexcluirla posibilidad de que volviese a ser una niña ignorándola sin más? Suobstinación con ese tema la enfadaba tanto como el hecho de que no prestaseninguna atención a lahijaqueya tenía. Incluso la cuestióndel nombreque lepondríanlehabíadadocompletamenteigual.

Peroesanocheestabamuycallado.Habíapasadounmaldíaporculpadesuasma,apesardequelohabíantrasladadodesdeVarsoviaaMunichenfebrero.Los ataques de asfixia significaban para él un suplicio no solo físico, sinotambiénmental,pueselFührerqueríaaloshombresgermanossanoscomounamanzanaypletóricosde fuerzayenergía.HansVelin, sinembargo,cuandoseagarrabaalescritorioyrespirabacondificultadyconloslabiosamoratados,noofrecíaenabsolutolaimagendelinvulnerableSigfridoalemán.CuandoSusanneloconoció,susojostransmitíanpazyserenidad,peroahoraentendíalopocoqueeso tenía que ver con los hechos. En esencia, Hans apenas aguantaba nada.Cambiabadehumoramenudo,ySusannesediocuentadequecadavezestabamásnerviosayasustadaensupresencia.

Él empujó el plato vacío y se repantigó. Sus labios delgados, y esa nochelívidos,dabanasurostrounaexpresióndeextremafrialdad.

—¿No era hoy tu noche en la Organización de Mujeres? —preguntó

Page 173: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

frunciendoelceño.—Sí,peronomeencuentrobien.Susannedejótambiénlacuchara,aunquenohabíacomidonada;notabaque

volvíaa tener sudores fríosen todoelcuerpo.¿Porquéseencontraba tanmalconaquelembarazo?¿Yporquénoencontrabalaenergíaparahacertodoloquesiempre había hecho con tanto entusiasmo? La noche de la Organización deMujeres…Sí,yteníaquerecaudarparaelAuxiliodeInvierno,perolasolaideade irdepuertaenpuertaconuna lataen lamano laponíamala.Apenas teníafuerzas para mover un pie detrás de otro. Y ahora, encima, Hans estabaenfadado,podíanotarloconclaridad.

—Tenemosquehablarseriamentecontumadre—dijodepronto.—¿Conmamá?¿Porqué?—Han llegado a mis oídos un par de cosas desagradables. Hay algún…

indiciodesospechacontratumadre.—¿Dequétipo?—preguntóSusanne.Lasnáuseasleveníanahoraenoleadas.Sindarsecuentaseaferróalamesa.—¿Es posible que Felicia…, por decirlo con suavidad… tenga tratos con

gentequeestáactuandocontraelEstadoysusobjetivos?—preguntóHans.—Nopodríaniimaginármelo.—Pero… tal vez te ha llamado la atención que, por principio, se niega a

hacerelsaludonacional.—Ah,mamáesasí.Esonoquieredecirnada.Noestániafavorniencontra

delFührer.Siempreestáafavordeellaydesuporvenir,ynosejugaríaelcuellopornadanipornadie.Además,nodejadefirmarnuevoscontratosdesuministroconelPartido.—SusannemiróaHansalosojos—.¿Nomedigasquesospechasdeellaenserio?

HansnopodíasoportaraFeliciaylacreíaperfectamentecapazdecolaborarcon los enemigos del nacionalsocialismo. No obstante, si se pudiesen probardichasactividades,esosignificaríaparaélunavergüenzaextrema.Despuésde

Page 174: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

todo,aquellamujererasusuegra.Loquehacíalesalpicabatambiénaéldeunmodoirremisible.

—¿Quiénesese…amantealqueademásempleaenlafábrica?—preguntó—.¿Dedóndehasalido?

Susanne,queen realidadnuncaanteshabíavistoaMaksim, seencogiódehombros.

—Niidea.Apenasloconozco.Además,noessuamante.Hanslamiróconfrialdad.—Entonces¿quées?Comosolíapasarledesdehacíaalgúntiempo,Susannetuvolasensaciónde

queseecharíaallorardeunmomentoaotro.—No hace falta que lo digas de esa manera tan desagradable. Amante…

¿Por qué tienes que decirlo de una forma tan fea?Y, en cualquier caso…, nodeberíasmencionarsospechassobremimadrequenopuedesdemostrar.

Suvoztemblabapeligrosamente.Enelcuartodeallado,elbebécomenzóallorarjustoenesemomento.

—Porsupuesto,tútienesquehacerundramatambiéndeesto—dijoHans,nervioso—.Solo te he dicho que corren rumores sobre tumadre, que podríantraerle problemasy que tal vez deberías hablar con ella y explicarle que tienequehaceralgoalrespecto.¡PorDios!—Selimpióloslabiosconlaservilleta—.Quésensibleestásúltimamente.

—Perdona—sollozóSusanne.Leentraronganasdevomitar,porloqueselevantóatodaprisa,saliódela

salacomounaexhalaciónyconsiguióllegaralbañoconeltiempojusto.Cuando volvió, Hans estaba tomando un aguardiente junto a la ventana.

Habíaencendido la radio,dondeemitíanun informesobre lasmuchasmujeresalemanasquetejíancalcetinesygorrosparalossoldadosqueestabanenelesteyconellocolaborabanincansablementealavictoriafinal.

—MevoyalaUniónSoviética—dijoHanscasidepasada.Susannelomiróincrédula.

Page 175: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Qué?—Nuestras tropas avanzan allí sin parar. En los territorios ocupados hay

problemasparecidosalosdelGobiernoGeneral…—¿Quéproblemas?Hansvaciló.—Esdifícilentrarendetalles…—¿Judíos?—Sí,tambiénjudíos.—¿Estás segurodeque está bien lo quehacéis con esagente?—preguntó

Susanne.EnlamiradadeHansseextendióunamezcladeiraeincredulidad.—¿Preguntasalgoasí?¿Siendomimujer?Ellamiróalsuelo.Sesentíademasiadodébilparaunadiscusión,demasiado

enferma.Hanssesirvióunsegundoaguardiente.—El embarazo te está afectando, Susanne, estás desequilibrada y confusa.

Creoquetodopasarácuandonuestrohijovengaalmundo.Parasunacimiento,ennoviembre,porsupuesto,intentaréveniraMunich.

Lavozdellocutorseinterrumpió.SonóeltemadeLesPréludesdeLisztconelquese introducíantodosloscomunicadosespeciales.Lamúsica,poderosaytriunfal, llenó la estancia. Muy probablemente los alemanes habían vuelto aconseguir una victoria y enseguida darían la noticia. ¡Eso semerecía un buencigarro!Emocionado,HansVelinechómanodelatabaqueraquehabíajuntoalaventana, aunque se contuvo en el último segundo. No quería acompañar elcomunicadoespecialconunataquedeasma.

Page 176: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

6

LacajafuerteconlascartillasderacionamientoparalossiguientestresmesesseencontrabaenunaoficinadelaKöniginnenstrasse.Estabaenelpisobajodeunacasadealquiler.Maksimhabíarecibidoinformacióndequeerafácilentrarenelsótanoporunapuertaenelpatioy,desdeallí, a travésdeuna trampilla,eneldespacho.Guardabaabsolutosilenciosobrelosinformantes,yFeliciasolopodíarezarparaquenosetratasedeunatrampa.

MaksimyellasehabíancitadoalasoncedelanocheenelJardínInglés,ycasiseprodujounacatástrofecuandoMaksimvioqueAlexllegabaconella.

—Abandonamos—dijoconfrialdad.—Muy razonable —replicó Alex—. En cualquier caso, creo que soy

demasiadoviejoparaestasescapadasnocturnas.¿Sabe?Noestoyacostumbradoacolarmedenocheenedificiosarobarcajasfuertes.

—Entoncesmegustaríasaberquéesloquehaceaquí.—Donde vaya Felicia, voy también yo. Al menos, cuando se trata de un

propósitotanlococomoeste.Yaseloexpliquéunavez.Maksimestabalívidoderabia.—¿Cree que esto es un perverso juego de sociedad? ¿Le parece que hago

esto para pasar el rato? De estas cartillas dependen vidas humanas, y lo queustedllamalocuraeslaluchadesesperadadecientosdehombresymujeresporsuscreencias,sunacionalidad,surazaosusconviccionespolíticas,porlasquelosnazislospersiguensincuartel.¿Esquenoleentraenlacabeza?

—Sí.Poresoestoyaquí.—Madremía—dijoFelicia,queibavestidadenegro,conpantaloneslargos

y un jersey, y se sentía como si fuera la protagonista de una mala historia

Page 177: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

policíaca—, dejad de discutir de una vez.Maksim, Alex controla los nerviosmejorquenosotrosdosjuntos,yyoestoymuycontentadequeestéaquí.

Al final se pusieron en camino. Maksim parecía estar furioso y Alexdivertido.«Quétrespatasparaunbancosomos,miexmarido,Maksimyyoenunaexpediciónpeligrosísimaquepodría,comomínimo,llevarnosalacárcelsinospillan»,pensóFelicia.

Las ventanas estaban oscurecidas según la normativa y el edificio se veíatranquiloymudoen lanoche.Elpatioestaba rodeadoporunaverjadehierroconpuntasafiladas,yFeliciatemióquetuviesenquetreparla,perolacerraduradelportónfuefácildeforzar.Maksimentróprimero,losotrosdoslosiguieron.Parecía conocer con exactitud el camino; era obvio que tenía un informadorbastantebueno.

Enelpatiodeatráshabíaunmontóndetrastos.—Cuidadoconloquepisáis—susurró—.Sialguiennosoye,estosepuede

ponerfeo.—Nosenoshabíaocurrido—mascullóFelicia.Porunpardeescalonesempinados,llegaronalapuertadelsótano.Maksim

sacóunalinternayselaalcanzóaFelicia.—Sostenla.Tengoqueabrirlacerradura.Bajo el resplandor de la bombilla, hurgó con una ganzúa en la puerta.

Aunqueeraunanochedeveranoagradable,Feliciacomenzóasentirfrío.Selepuso la carnedegallinapor todoel cuerpo.Aquello erauna locura: estar allí,sostener una linterna y mirar cómo Maksim forzaba una puerta. El edificioparecíatranquilo,peropodíateneruncentenardeojosyoídosenterándosedeloque estaba pasando allí abajo. Cada ruido que hacía Maksim resonaba en elsilencio.AFelicialetemblabanligeramentelosdedos.Notóqueleponíanunamanoenelhombro.

—Tranquila—dijoAlexenvozbaja.Y,deinmediato,sucuerposerelajó.Lacerraduracedióporfin.Concuidado,entraronatientasenelsótano.La

Page 178: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

linterna alumbraba poco, pero, una vez que estuvieron dentro y cerraron lapuerta, Maksim les permitió encender la luz. Parpadearon deslumbrados ymiraronlamiserableestancia,consuelodecementoyparedesdepiedra.Enunextremo había un par de cuerdas para tender la ropa, donde se secaban unospantalonesdehombredelargasperneras.Porlodemás,allísolohabíaunpardecestosvacíos,unabicicletaestropeadayunaescobaconelmangopartido.

—¿Habéispensadosiquieraen loquepasaríasiderepentehayunaalarmaaéreaytodoslosvecinosvienenalsótano?—dijoFelicia.

Maksimseencogiódehombros.—Seríamuymalasuerte.Detodosmodos,estonoeselrefugioantiaéreo.—Quizádeberíamosdarnosunpocodeprisa—sugirióAlex.—Sí,exacto.¿Dóndedicesqueestáesatrampillaquellevaaldespacho?—

preguntóFelicia.La localizaronbastanterápidoenel techo,peroenseguidasedieroncuenta

dequeeraextremadamentedifícildealcanzar.—Talvezhayaporaquíunaescalera—indicóFelicia—.Ounasilla.—Aunquesehanegadoaqueyovenga,señorMarakov—intervinoAlex—,

quizápuedahacerunestriboconlasmanosdesdeelqueustedpuedasubir.—Deacuerdo.—MaksimhizocasoomisodeltonodeAlex—.Esunabuena

idea.LatrampillaseabrióencuantoMaksimlaempujó.Congranesfuerzo,subió

por ella apoyándose en lasmanosdeAlex.Porunmomento sequedócon laspiernascolgandoyluegodesapareció.

—Todobien—dijoenvozbaja.—Estupendo.Entonces,pásenoslascosasaquíabajo—contestóAlex.—¿Cómovaaabrirlacajafuerte?—preguntóFelicia.—Supongo que tiene la combinación. Parece que su informante se lo ha

dichotodo.Seguramente,esalguienquetrabajaenlaoficina.Maksim tardó un rato en volver a aparecer por la trampilla.Había llevado

dossacosdobladosyyahabíallenadounodecartillas.

Page 179: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Podéisalcanzarlo?—susurró.—Claro—dijoAlex.Enesemismoinstanteoyeronpasos.Alguienbajabaporlaescaleraexterior

delsótano.Feliciasepusoblancacomolapared.Nodijonimunifuecapazdemoverse.Sequedóparalizadamirandolapuerta,comosiesperasequeporallíaparecieseelmismodiablo.

Porsuerte,Alexreaccionóconsangrefría.—¡Maksim!Cierrelatrampillayquédesemuyquieto,poramordelcielo.—

AgarróaFeliciadelamano—.¡Vamos!—¡No!NosinMaksim.Laempujóhacialapuertadeenfrente,porlaqueseentrabaenotrosótano,

enelquesolopodíaesperarquenosequedasenencerrados.Arriba la trampilla se cerró.No volvió a oírse un ruido deMaksim.Alex

apagólaluz.Lapuertanoestabacerrada.Llegaronaunpasilloenelsótano,fríoyconoloramoho,enelquesinluzapenassepodíanorientar.Feliciatemblabatantoquelecastañeteabanlosdientes.

—Alex,¿quiénes?—Chitón—contestóAlex.Ahorapodíanoírvoces.—Quéraro,alguienhaforzadolacerradura—dijounhombre.Siguióunlargosilencio,hastaquesonólavozasustadadeunachica.—Esmejorquenosvayamos.Nomedabuenaespina.—¡Bah!Seguroquehansidolosniñosquesuelenjugaraquí.Nomemires

comounavacacuandotruena.Tranquilízate.Eraevidentequea lachica lecostabaporque, trasunmomento,elhombre

añadióenojado:—¿No quieres sentarte?Me va a volver loco verte ahí de pie.Aquí en la

mantaseestábien.—Preferiríaquedarmedepie.—PorDios,¿quétepasaahora?

Page 180: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Felicia,enlapenumbradelpasillo,podíasentirlasonrisadeAlex.—Unapareja—susurró—.Eraloquenosfaltaba.—¿Quéhacenaquí?—preguntóFelicia,aúncontembloresyescalofríos.—Miqueridaniña…,¿enseriotelotengoqueexplicar?—¡Oh! De verdad que no entiendo cómo puedes divertirte con todo esto.

Estamosenunatrampa.Porlomenos,nohabíavenidolapolicía,pensó;tampocounportero,nadie

quehubieseoídoel ruidoypudiesedenunciarlos.Apesardeello, la situacióneramás que delicada, pues,mientras aquellos dos permaneciesen allí, los tresestaban atrapados. Alex aún tenía en la mano el saco con las cartillas deracionamiento.Seríaimposibleexplicarleaalguiensupresenciaallídemanerainocente.

Durante un rato no se oyó nada, aunque Felicia no creía que la pareja sehubiese ido: probablemente solo se estaban besuqueando. Entonces la chicagimoteó:

—Noentiendoporquétienesquebeberprecisamenteahora.—¡Porquetengosed!—Elaguardientenoquitalased.Unsuspiroprofundo.—¿Hasvenidoconmigoparadiscutiropara…?—¿Qué?—Opara…yasabes…Paraestarconmigoasolasdeunavez.Alparecer,intentóbesarla,porqueellaprotestóenvozbastantealta:—¡Déjame!¡Para!Huelesaaguardienteynopuedosoportarlo.—Pobrechico—mascullóAlex.Todosiguióigualunrato,hastaqueelhombresehartóysaliódelsótano.La

chica lo siguió, sollozando y quejándose a gritos. La puerta se cerró con uncrujidoyFeliciavolvióacontenerel alientoporqueestabaconvencidadequeahorahabríaentodalacasaventanasabiertaseinquilinosenfadadosasomandolacabeza.Perotodocontinuóensilencio.

Page 181: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Creoquenovanavolver—dijoAlex.Con cuidado, regresó a la habitación del sótano. Los dos jóvenes habían

dejadolaluzencendida.Habíaunpañueloestrujadoenelrincón.Unleveolorahumodecigarrilloflotabaenelaire.

—Muybien—dijoAlex.Volvióaformarunestriboconlasmanos—.Subeyabrelamalditatrampilla.Pormí,tuqueridoMaksimpodríapudrirseahíarriba,perome temo que pondrías el grito en el cielo. Así que lo liberaremos en elnombredeDios.

Ella le echó una mirada iracunda, se dio impulso para subir y empujó latrampilla,queseabriócomounresorte.

—¡Maksim!—gritóbajito.Unossegundosmástarde,aparecióMaksim.Comosinadahubiesepasado,

lestendióelsegundosaco.—¡Vamos,rápido!—ordenó—.Hemosperdidomuchotiempo.Erapocoantesde launaymediacuandoabandonaron la casa.En la calle

habíabastanteclaridadporquelalunabrillabacasillenayelcieloestabacuajadode estrellas.Los tres podían ver el agotamiento y el alivio en las caras de losotros,ylasantiguasdiferenciashabíandesaparecidoporunmomento.MientrasseagachabanenlaentradadeunpatioparaescondersedeunapatrulladelasSAque vigilaba la calle, a Felicia incluso le pareció que se había creado un sutilvínculo de solidaridad entreAlex yMaksim; no era que fuesen a ser amigos,perosemirabanconotrosojos:elburguéscapitalistayelreformadorsocialistahabíansolucionadounasituacióncríticajuntos.Asupesar,seprofesabanciertorespeto.

Pocoantesdelasdocedeesanoche,BellevolvíaasucasaenlaAlexanderplatz.HabíaidoconAndreasalcineyluegoacomeralgo,perorechazósupropuestadequedarseconéltodalanocheparanotenerquedecirquehabíaestadoconsu

Page 182: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

abuela y la pequeña Sophie. Había pasado muy poco tiempo en casaúltimamenteysuconciencialaatormentaba.

Max estaba allí cuando llegó. Semiró un instante en el espejo que habíajunto a la entrada.Llevaba el pelo oscuro retiradode la cara y recogido en lacoronilla; ademásdel elegantepeinado, la caramaquillada, con los labios rojointensoylapielempolvada,resultabaespecialmenteprovocadora.DoshombresdelasSAlahabíandenostadojustoporesoenlacalle,peroleshabíabufadounpoco y no la habían vuelto amolestar.Ahora sacó al instante un pañuelo delbolso,selimpióloslabiosysequitólostaconesaltos.Soloentoncesentróenlacocina.

—Buenasnoches,Max—dijo.Maxestabasentadoalamesa,conunperiódicoabiertodelante,peronoleía.

Miraba el aire y fumaba un cigarrillo.Ante él había una copa de vinomediollena.

—Ah,Belle,noteesperaba.Creíaquedormiríasencasadetuabuela.Sintiéndose culpable, ella buscó un reproche en sus palabras, pero era

sincero.—PenséqueSophienomenecesitatodoslosdías;despuésdetodo,laabuela

se ocupa abnegadamente de ella. Pero… a ti me gustaría verte un pocomás.Pasamostanpocotiemposolos…

Se acercó a él, lo besó en la sien, le acarició las mejillas. Cuánto habíaadelgazado en las últimas semanas. Y esas arrugas en la nariz y la boca…¿habíansidosiempretanprofundas?

Mirósurostrodelgado,sensible,ypensóllenadearrepentimiento:«Mereceunamujermejorqueyo».

—Max,sientohaberllegadotantarde.Rabenaltmeinvitóacenar.Puedequetengaungranpapelparamí…

«¡Serásmentirosa,BelleLombard!»Rabenalthabía rodadohacíapocounapelícula sobre la vida del jinete alemán Freiherr von Langen, en la que había

Page 183: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

dadoaBelleunpapelde figurante,peronuncahabíanhabladodeunproyectoposterior.DesdeKronborg,nadiehabíavistoenBelleunaestrellaenciernes.

—¿Tepreparoalgodecomer,Max?¿Unhuevorevueltoalmenos?Debedequedaralgúnhuevo…Nopuedesalimentartesolodecigarrillos.

—No,gracias.Notengohambre.Belle…Lamiró tan serioqueella seasustómucho.Ahora lo ibaadecir.Losabía

todoyseloibaadeciralacara.—¿Sí?—Herecibidohoylaordendeincorporarme.TengoqueiraRusia.Belle se avergonzó porque por un segundo sintió alivio. No se trataba de

Andreas, ¡gracias a Dios! Rusia… Necesitó un momento para aceptar aquelnuevotemor.

—¿Rusia? ¿Por qué?No te pueden llamar a filas.Nunca has estado en elejército. No has aprendido nada. Eres de las quintas que por el Tratado deVersallesnoteníanquehacerelserviciomilitar…

—Losé.PoresonoestuvenienPolonianienFrancia.Peroesobvioqueseestánquedandosinmaterialhumano.Estánllamandoportodaspartesahombrescomoyo.

—¡Pero si ni siquiera sabes cómo se sujeta un arma!—gritóBelle, que almenosteníaunaideaporloscazadoresprusianorientales.

Maxnegóconlacabeza.—Es cierto, no sé. Pero creo que aprenderé. Primero tengo que ir a una

instrucciónrápidadetresmesesyluego,afinalesdeseptiembre,meenviaránalfrente.

—Sí…pero¡nopuedenhacerlo!Tienesunamujeryunahijita.—Muchosotrostambién.No,Belle,metocaynovoyalibrarme.Bellesedejócaerenunasilla.—Noeresunpatriota,Max.Noestásafavordelosnazisynuncahasestado

afavordelaguerra.¿YahoratienesqueiralamalditaRusiaaluchar?—EsoesloquepasacuandoungranFührerdecideconquistarelmundo.Es

Page 184: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

elpuebloquienpagaelprecio.«Ah, ¡mierda! ¡Mierda! Dios mío, no puedes mandarlo a esta guerra, no

hastaqueyolohayaarregladotodo»,dijoparasí.—¿Cuándotienesqueira…lainstrucción?—Pronto.Aprincipiosdelasemanaqueviene.Bellesintiócomosilapartieseunrayo.—Oh,Max…—dijodesconsolada.—¿Quieres también un vino? —preguntó él, y cuando ella asintió, se

levantó, trajo otra copa y se la sirvió hasta arriba—. Seguro que ahora tequedarásmásamenudoenlaSchlossstrasse—supusoél.

—Sí.—Talvez…laguerranodureyamucho…—Nopuededuraryamucho.ProntoRusiaseráconquistada,yentonces…Maxrio,cínico.—Sí,esassonlaspalabrasdelseñorGoebbels.YlostitularesdelVölkischer

Beobachter. Belle, ¿sabes lo grande que es el país que los alemanes, en suarrogancia,estáninvadiendo?¿LocomplicadoqueseráelabastecimientocuantomásseacerqueelejércitoaMoscú?¿Ytienesideadeloqueeselinviernoruso?

—Pero¡siempreganamos!—Sí.Es verano, nuestras tropas están descansadas y son fuertes, los rusos

aúnnosehanrecuperadodelasorpresayestánlejosdeestarutilizandosupoderreal.Peroesovaacambiar,ymetemoqueseráundespertarespantoso.

—Perotúmismolohasdicho,quizálaguerraterminepronto.—Lodecíaenotrosentido.Nopensabaenunavictoriaalemana.Pensabaen

laderrotamásabsolutaydefinitiva.Bellelomiródesconcertada.¿Deverdadcreíaloqueestabadiciendo?—Max, piensa en Polonia, en Holanda, en Francia. Dinamarca. Grecia ha

capitulado,Yugoslaviatambién.¡Hemosganadoentodaspartes!—Sí—dijoMax—,peroperdonasiahora tepongounejemplodemasiado

Page 185: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

manido:Napoleónvencíatambiénentodaspartes…hastaquesedirigióaRusia.Esonopuedesalirbienynovaasalirbien.

—Entoncesesmuchopeorparati.Sivasaunaguerradecuyaderrotafinalestásconvencidodeantemano,entonces…

EnlosojosdeMaxrelampagueódeprontolaira.—¡Nomehanpreguntado,Belle!Igualquenohanpreguntadoaningunode

losquesejueganallíelpellejo.YsisupiesequeHitlervaaganarlaguerra,todoseríamuchopeorparamí.Nopuedomatar,Belle.Noséquévoyahacer,perono puedo ir y disparar a un hombre. Soy incapaz de matar una mosca, pero¿tengoqueiryliquidaratodoslosrusosqueseaposible?Nuncahetenidotantomiedoenmivida.Llevotodoeldíapensandosideberíadesertaryesconderme.Pero entonces lo pagaríais tú y Sophie.—La ira desapareció de sus ojos. Suaspecto volvía a ser cansado e infeliz—. Deseaba tanto que vinieses a casa.Nuncatehenecesitadotantocomohoy.Séquetemerecíasunhombredistintoamí…

Belle se levantó como por resorte, rodeó la mesa hastaMax, se arrodillójuntoaélyleagarrólasdosmanos.

—Nomerecía a un hombre distinto,Max.Eres demasiado bueno paramí.Soyunacositatontayegoísta,ytúeres…

Élsonrió.—Yo soyMax, el alto, serio y difícilMax, que cavila demasiado sobre la

humanidadylavida,yquenuncaestáparadiversiones.Talveznotendríamosquehabernoscasado,Belle.Loquetúesperabasdelavida,loquetienesderechoa obtener de ella, yo no te lo he podido dar. No puedo divertirme y reír ybailar…yseguramentetampocosoyunbuenamante.

Estaba casi petrificada demiedo.Con susmaneras reservadas,Max nuncahabíahabladodeaquellapartedesumatrimonio,ypuedequeahoralohicieseporqueteníaciertassospechas.

—Max, eso no es cierto. Me has dado mucho. Yo era una niña tonta ymimadaantesdeconocerte…—Ignorólavozinteriorqueledecíaburlona:«Sí,

Page 186: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

¿y qué eres ahora?»—.Y,Max, nunca he echado nada demenos. Siempre hasido maravilloso contigo… Contigo… —Era raro, pero con él era apocada,comounaniñaalaquelehanenseñadoquehaycosasquenosedicen—.Max—susurró—,no te quitesmérito, por favor.De todas las personas delmundo,ereslaquemenoslomerece.Max—apretólasmanosdeélmásfuerte—,nosécómovoyasoportarquevayasaRusia.Tendrémiedonocheydía.Solopodréesperaryrezarparaquevuelvas.

Lo miró, intentó leer en sus ojos. Vio compasión porque ella estabadesesperada,miedoytristezaporqueloobligabanahaceralgoquesabíaquelodestrozaría.Unairadesconsoladacontralosresponsablesdetodoaquello.Peronodesconfianza,ningunadudaencuantoa loqueBelledecía.«Diosmío, ¡nosabenada!¡Tráemelodevueltasanoysalvo!»

Enaquelmomento,BelleestabaabsolutamentedecididaanovolveraveraAndreasRathenberg.

Page 187: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

7

HabíandestinadoaPaulDegnellyaRusia,conla23.ªDivisiónAcorazada,peropudovolveracasaunasemanaaprincipiosdeseptiembreporquelosdoloresdecabeza que sufría desde que lo hirieron en Francia se habían vuelto de nuevoinsoportables.NofueaBerlín,sinoaLulinn,yllamódesdeallíasuprometidaChristine.

—Ven y nos casaremos. ¡Por favor!No te imaginas lo que eso significaráparamícuandoestéallí.

AunqueChristinesiemprehabíadefendidoquedebíanretrasarlabodahastaque los dos hubiesen terminado de estudiar, ahora aceptó aquel matrimonioprecipitado.Porotraparte,losuyonoerapocohabitual:lacampañarusahabíadesatadoentodoelReichunaoladecasamientos.Lavidaylaseguridadestabanamenazadas, los ataques nocturnos de la RAF no hacíanmás que agrandar elpeligro,lagentebuscabaestabilidad,algoaloquepoderaferrarse.Organizaronlabodaatodaprisa:ChristineviajóaLulinn,conlospadresdePaul,ytambiénBelle se libró del trabajo del estudio y se refugió en la Prusia Oriental;intranquilaeinfelizcomoestabadesdelamarchadeMax,añorabacomonuncalaviejaycálidacasa,llenadetantasvocesyvida.

Allínohabíacambiadonada,nilaoscurasombradeabetosdelhorizonte,nilacúpuladelcieloazulluminoso,nilaavenidadesólidosrobles,nilaabigarradarosaleda, ni lasbandadasdegansosni tampoco lavieja Jadzia, queprotestabapor la porquería que todos arrastraban con los pies a las habitaciones. Comosiempre,aBelleleparecióquesecobijabaenunblandonido.

Y,sinembargo,tambiénpodíareconocerenLulinn,dondeelmundoparecíadetenerse, las señales del tiempo: los caballos de razaTrakehner de la dehesa

Page 188: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

eranmuyjóvenes;yanoestabanlosviejosquehabíanconfiscadomuchoantesparalaguerra.ElsegundohijodeModeste,queerayaunhombrecito,recibióasusparientesconunsaludofascistaperfecto.Dosprisionerosrusosayudabanarecoger la última cosecha: parecían inofensivos e infelices, y los niños losobservaban con un asombro reverente y atemorizado. El terrible enemigobolcheviquedeleste:enlaescuelahabíanaprendidolopeligrosoqueera.

PeroBelle quería hacer caso omiso de todo aquello.El otoño se sentía entodaspartesy,conél, comenzaba lamejorépocadeLulinn.Gordasmanzanascoloradascolgabandelosárbolesylashojasempezabanacambiardecolor.Porla mañana el aire era frío y claro como el cristal. Tras la ceremonia enInsterburg,celebraronlabodadePaulyChristineeneljardín,enlargosbancosymesasquesecombabanbajoelpesodelacomida.Losberlinesesarquearonlascejas porque hacía mucho que en la ciudad no se vivía tan bien. En Lulinntodavíadisfrutabanenabundanciadeloqueenotrossitiosestabaestrictamenteracionado.

Para sorpresa de todos,Modeste no estaba embarazada, pero sostenía connaturalidaduncríoenlosbrazosylaCruzdeHonordelaMadreresplandecíaensupechera;ningúngeneralsesentíatanorgullosodesuscondecoracionescomoModestedeaquellamedalla.AltíoJosephlehabíansalidounmontóndecanas,aunque aún cultivaba aquella forma de ser tan suya, campechana e indiscreta,queahuyentabaatodos.

—Bueno,¿cómoestáel reciéncasado?—lepreguntóaPaul,dándoleunaspalmaditasenelhombro.Luegolehizounguiñodecomplicidad—.¿Nervioso?

—No—dijoPaul,ysemarchó.Jo y Linda, los padres de Paul, tenían los ojos tristes y una expresión

preocupada porque para ellos la fiesta significaba, ante todo, una nuevadespedidadesuhijo,ysobretodoJo,quehabíaestadoenelfrenteenlaPrimeraGuerraMundial,sabíaelinciertodestinoqueleesperabaalmuchacho.TampocoChristine,yasuesposa,parecíaalegre.Llevabaun trajeclaroporquenohabíatenidotiempodehacerseunvestidodenovia,yselaveíatanpálidaqueeltío

Page 189: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Josephnoseapartabadesuladoylaapurabaparaqueleconfiasesusafliccionesíntimas.

Cuando,yaporlanoche, todossesentaronenlasaladeestarantelaradioparaoírlasnoticias—lastropasalemanasnodejabandeadentrarseenRusia—,Belleseescapóalpatio.Ella,quesiemprehabíabuscadolacompañía,sesentíade repente como asfixiada por la gente; ella, que siempre había sido la másalegre,apenasconseguíasonreír.Queríaestarsola,queríaverelcielonocturnoylas estrellas, y pensar en Rusia, donde Max contemplaba quizá en aquelmomentoelmismocieloestrellado.Seestremecióenelairefrío.Lospotrossemovíanporelpradocomosutileselfos,solounjuegodesombraschinescasenlaoscuridad.Belleseapoyóenlacercaylosmiró.Unolorhúmedoahojasytierraque surgía de la hierba la hizo pensar en setas y arándanos, en rastrojeras,mañanasneblinosas,telarañasdebrilloplateadoenlashojas,yenlaspatatasqueseasaban sobreun fuegodehojarascaenel jardín.Elotoño…nunca lahabíaacongojado, pero hoy le encogía el corazón. ¿Dónde se había ido el verano?¿Dóndesuamor,sufelicidad,labellezadelavida?

—¿Tampocoaguantabasahídentro?—preguntóunavozasuespalda.Sevolvió.Paulseacercabaapasoslentosporelpatioyseparójuntoaella.

Bellesonrió.—Teníamuchasganasdecontemplarlanoche.Paulasintió.—Yotambién.¿Teacuerdasdecuandosolíamosquedarnosfueralasnoches

deveranoparabuscarluciérnagas?—Sí.Peroyanohay.Elveranosehaacabado.Sequedaroncallados juntoa lavallacontemplando la lunaque, comouna

hoz delgada, colgaba sobre los abetos. Los caballos, entretanto, se habíanacercado silenciosos y empujaban a Belle y a Paul con sus blandos hocicos.Belleseinclinóyhundióelrostroenlascrinesdeunajovenyegua.

—Esperemos que no os vuelvan a llevar a todos —susurró—. No tenéisningunaculpadeestaguerra.

Page 190: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Yquién la tiene?—preguntóPaul—.Desde luego,no losquepaganelpato.Losquelahantramadonosedejanmataratirosenelfrente.

—Esosiemprehasidoasí.—Sí.De nuevo estaba todo en un completo silencio. Solo de vez en cuando

resoplabauncaballo.Unabrisasuavesoplóentrelosroblesdelaavenida.Otrasocho semanas y perderían las hojas y, entonces, todo el caminovolvería a serunaalfombragruesa,coloridaycrujiente.Bellerecordabacómocorríaporellaen otoño, cuando era niña. El indescriptible sentimiento de ligereza que solohabíaenLulinn…¿porquéestavezlaabandonaba?

—¿Tienesmiedo,Paul?—preguntóenvozbaja.—¿Quesitengomiedo?—Serioburlón—.Voyavolvermelocodepánico,

Belle.Paramíestaguerraesuna tragediahorrenda, indescriptible.Cuandomepresentéparalainstrucciónconlostanques,eraunjuego.Solomeinteresabalatécnica. Nunca pensé que la cosa se pondría seria, ¿entiendes? Nunca. Peroahora esmortalmente seria.Me siento en esos tremendosmonstruos de acero,que pueden arrasar todo lo que encuentran en su camino, me siento allí y sécuánto horror esparzo, pero a la vez tiemblo comouna hoja porque, tras cadacurva, puede estar esperando el enemigo y bombardearnos, y solo necesitanalcanzareltanqueparaqueseincendie,ynohaynilamásmínimaposibilidadde salir vivo.—Hablaba rápidoy convehemencia, comosihubiese reprimidotodoaquellodurantemuchotiempoyahoraseliberaseprecipitadamente—.Enagosto,enRusia,unsoldadorusosaltósobreeltanquequeibadelantedelmío.Lanzóunagranadaporlaabertura.Hubounruidoatronador,tanaltoquesofocólosgritosdedentro,peromiscompañerostuvieronquegritarcuandolagranadaexplotóentreellosyloshizotrizas…Desdeentonces,nopuedopensarenotracosa,ynuncadejaréde tenermiedo.—Había idobajandolavoz,hundiéndoseensus recuerdosde las imágenesque loatormentaban—.Belle, lo sé.Cuandoatravesamos Francia, cuando esa bala me rozó y estuve en el hospital decampaña,losupe,supequeaúnnohabíavividolopeor.Ysupetambiénqueun

Page 191: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

díaloviviría…Yasabes,comosialguienmedijese:«Paul,notevasalibrarcontantafacilidad;aprenderásloqueestenermiedodeverdad».YsabeDiosqueloestoyaprendiendo.

Sequedócallado.Bellelepusounamanoenelbrazo.—Paul…Lavozdeélestaballenadetristezacuandodijo:—Ya nome ayuda ni siquiera estar aquí, enLulinn.Antes era unmétodo

infalible. El refugio absoluto. Podía pasar lo que fuese, que aquí todo estababien.Peroestavez…miintranquilidadymidesesperaciónnomejoran.Veolaavenida de robles, los caballos, la rosaleda…, pero, conmuchamás claridad,tambiénlostanques.Nohayconsuelo.

—Ay, Paul, esomismome pasa amí.—Belle se volvió hacia él y con lamanoleapretóelbrazo—.Esomismoestabapensandohaceunmomento.Yanoexistelapazquesiempresentíaaquí.DesdequeMaxpartióparaRusia,tambiényotengomiedo.Nocheydía,ynisiquieraLulinnpuedeayudarme.Cuandoeraniña venía aquí y enseguida todas las preocupaciones desaparecían, y yopensaba: «Pronto se arreglará todo». Ahora —hizo un ademán desvalido—,ahora,sencillamente,nopuedodejardetenermiedoniunmomento.

Ambosrecordaronelbrillodelosdíasdeantaño,pensaronenlosañosdesuniñez,enlaépocaenquejugabanyreíanallí,sepeleabanyhacíanlaspaces,enque formaron una sociedad secreta contra la caprichosa Modeste, y pusieronlombrices en las camas de sus primas y sus primos pequeños. Pensaron en elfascinantesentimientodefelicidadquelosinvadíacuandolaviejacasaabríasuspuertasparaacogerlos.Aquellohabíapasado,ynuncavolveríaaserigual.

Su silencio acompañado era apacible y los consolaba un poco, pero loreventó como una burbuja el tío Joseph, que había salido en busca de losdesaparecidos.Traíaunagranlinternadecuadraysoltóunarisitasonora.

—¿Sehaasustadoelnoviodesupropiavalentía?Escondidoenlaoscuridadconlaqueridaprima…Ydelamano.Vaya,vaya…—Amenazójuguetonamente

Page 192: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

con un dedomientras preguntaba lleno de expectación—: ¿Pasa algo? ¿Puedoayudaros?ContádseloalbuenodeJoseph.

Elencantodelashorasnocturnassehizoañicos.

El6deseptiembrede1941sedecretóquetodoslosjudíosenAlemaniadebíanllevaruna estrella amarilla enpúblico.Debía sergrandey estar colocadabienvisibleeneldelanterodeabrigosychaquetas;nocumplirlaleypodíasuponerladetencióninmediata.

A Sara Elias aquellamedida le pareció el culmen de los abusos a los quellevaban años sometiéndolos. La marca, de un amarillo vivo, los convertía aMartinyaelladefinitivamenteenmarginados,enpariasdelasociedad.Llorabamientras cosía la estrella en uno de los abrigos, yMartin no intentó siquieraconsolarla.Por logeneral,procurabadeciralgo tranquilizador,peroesavezsequedósentadoensilenciofrenteaella,conlacabezahundida,esperandoquelehiciese reproches. Él tenía la culpa, él se había negado siempre, ante laspeticiones y la insistencia de ella, a abandonar Alemania. Otros escritoresalemanes, grandes autores, se habían ido, pero él había dicho que no podríasoportarlo.Ahoraerademasiadotarde:yacasinorecibíaninmigrantesenningúnpaísdelmundo.Habíandejadoescaparelmomentodecisivo.

—Yaestá—dijoSaraenvozbaja—.Tuabrigoyaestá.Ahoraquedaelmío.Había dejado de llorar. Martin levantó la cabeza y la miró a los ojos

enrojecidos y tristísimos.Entendió que no le haría ningún reproche; estaba yademasiado desmoralizada para seguir haciéndoselos. El miedo diario la habíaconsumido.AúntrabajabaparaFelicia,perosabíaquesuamigayanonecesitabapersonaladministrativoensuempresaylepagabaporserviciosdelosquepodíaprescindir.Martincorregíaencasagaleradasdelaeditorialquehabíapublicadosu novela, pero no le pagaban mucho y tenía dudas de que pudiese seguirhaciéndolo mucho tiempo. La gente tenía miedo de dar trabajo a judíos, unmiedoque sehizomayor en elmomentoenque losmarcaron tan claramente.

Page 193: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Martin y Sara se las arreglaban bastante bien, pero eso solo dependía de lagenerosidaddeFelicia,yaMartinledolíasertandependiente.

Saravolvió a enhebrar la aguja.Eranya lasoncede lanoche,había ido atrabajaryluegohizocoladurantehorasparaconseguiralimentos;habíatiendasque ya no vendían a los judíos, y eso lo hacía todo aún más difícil. Estabaagotada,letemblabanligeramentelosdedos.

—Dejaquelohagayo—pidióMartin.—Nopasa nada. Son solo diezminutos.Vete tranquilo a la cama.Yovoy

enseguida.—No,espero.Sara…—¿Sí?—Nada.—«¡Tendríaquehabertehechocaso!»—¿Yahasoídolasnoticias?—Sí.Peronohaynadanuevo.Nuestrossoldadossiguenvenciendo.Aún.—Seguirán venciendo por siempre jamás, Martin. No deberíamos

engañarnos.—Nadievenceporsiemprejamás.Nisiquieralosnazis.Essolocuestión…Justoentonces,sedisparóelsonidoalargadoyagudodelaalarmaprevia.—Ay,no—dijoSara—,¿porquéjustohoy?Congestocansado, se levantó.Martin sepusoel abrigoy fuepor labolsa

quesiempreteníanpreparadajuntoalapuertaparaaquelloscasos.Sarabuscóenelcosturerounimperdibleparasujetarsuestrellacosidasoloamedias.Nosabíasiteníaquellevarlatambiénenelrefugio,perosuponíaquesí.

En lasescalerasseencontraronconotrosvecinosquehuíanconsuhatoalsótano.Lamayoríaechabapestesavoces,otrosmostrabanyatodoslosindiciosdelpánicoaunquelaalarmaprincipalaúnnohabíasonado.Unniñoberreabayse negaba a que lo arrastrasen escaleras abajo. Otra niña lloraba pidiendo sumuñeca,quesehabíadejadoensucasa.Entremedias,eltrotedelospies.

El refugio antiaéreo era incómodo peromuy amplio; había incluso camasparaquelosniñospudieranseguirdurmiendo.CuandoSarayMartinentraron,

Page 194: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

unarubiagordaconbigudíeslessalióalencuentroatodaprisa;laseñoraKellnereralaesposadelporterodeeseedificioydeldeallado.

—Losiento,peroalosjudíosyanoselespermitelaentradaaquí.—¿Perdón?—dijoMartin,incrédulo.Otrospasaron,buscaronunsitiodondeextendersusmantasyalmohadas,y

sedejaroncaeraliviados.LaseñoraKellnernoparecíaencontrarseincómodaconlasituación.—Nopuedohacernadacontralasnormas.Esasíypunto.—Siemprehemosvenidoaquíabajoynocreoquehayamossidounacarga

para nadie —repuso Martin, irritado—. Además, hay suficiente sitio paranosotros.Nopuedenmandarnosarriba,anuestracasa,duranteunbombardeo.

—Losjudíostienenprohibidalaentradaenelrefugioantiaéreo—aclarólaseñoraKellnercondeterminación.

Unseñormayorseinmiscuyó:—Esoesinhumano.¿Aquiénlemolestaqueestapobregenteocupeaquíun

sitito?—A mí me molesta —dijo la señora Kellner—, porque somos los

responsablesdelacasa.—Si yo fuese judía—dijo unamujer que tenía en el regazo a una niña y

parecíademalhumor—,mehabríaidodeAlemaniahacemucho.Siaunonoloquieren,seva.

Enaquelmomento,comenzólaalarmaprincipal.Saraseencogió.—¿Yadónde íbamosa ir?—preguntóMartin—.¿Quépaísdelmundonos

quiereaún?Algunoslomiraronconsternados,aunquelamayoríamirabaparaotrolado.

LaseñoraKellnerlosempujóhacialapuerta.—Váyanse,porfavor.Losiento,peroyotambiéntengomisnormas.Muycercadetonóunabomba.Pudieronnotarlaondaexpansivahastaenel

sótano.LaseñoraKellnerdiounligerotraspiés.—¡Fuera!—ordenó,ycerrólapuerta.

Page 195: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

MartinagarróaSaradelbrazo.—¡Vamos!Nonosmetamosdondenonosquieren.Subieron las escalerasdel sótanoa trompicones.Denuevoeldesagradable

zumbidodeunabombacayendo,denuevounadetonaciónmuycerca.ASaralecaíanlágrimasporlasmejillas.

—Noquierosubiracasa,Martin.Tengomiedo.Vamosaquedarnosabajo.¡Tengotantomiedo!

Al final se sentaronen las escalerasdel sótano, sobre lamantaquehabíanllevado.Estabafríoyoscurocomobocadelobo.

Sara rezabaenvozbaja,perocuando ledijoaMartinque tambiéndeberíarezar,élcontestóenfadado:

—No.NoexisteunDiosalquepuedarezar.Yanocreoenél.Ysiexiste,escruelydespiadado,ynosemerecemisoraciones.

—¡Martin!Noblasfemes.Martinserio.—¿Porquéno?¿PormiedoalairadeDios?¿Quémáspodríahacernos?Nos

haquitadotodoloquenoshacíapersonas,másbajonopodemoscaer,asíqueyanohayporqué temerlo.—AhoraeraMartinquien lloraba—. ¡Estaestrella…!¡Estamaldita estrella amarilla nos convierte en leprosos!A los que son comonosotrosyanolosdejansiquieraentrarenelrefugioantiaéreo.Yanovalemosnada,podemoscaernosmuertostranquilamente;cuantoantes,mejor…

—¡Martin!Ella lo tuvoabrazadomientras lasbombascaíany, sobre ellos, reventaban

todosloscristalesdeledificio.—Martin,hasaguantadomucho,noterindasahora.Decidistequedarteaquí

yhacerlesfrente,ahoranodejesquetevenzan.Poco después de la medianoche pasó la alarma. Cansados, anquilosados,

Martin ySara volvieron a su piso.Los cristales del dormitorio y los del bañohabían estallado, pero todo lo demás estaba intacto.La caja de costura seguíasobrelamesadelacocina,y,resignada,Sarasepusoacoserlaotrapartedesu

Page 196: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

estrella. Estaban agotados, pero a la vez se sentían demasiado enfermos,demasiado lastimados y demasiado humillados para poder dormir. Pasaron lanocheenlacocina,sebebieronelcaféquelesquedaba,conversaronenvozbaja,lloraronyseabrazaron.

A la mañana siguiente, el cartero les llevó una carta del campo deconcentración de Buchenwald. Estaba dirigida a Martin. Se le comunicabaoficialmentequeelbanqueroEliashabíafallecidoacausadeunfallocardíaco.

En la fábrica de Juguetes Müller trabajaban también diez chicas rusas deUcrania,chicasquehabíansidodetenidassin razónalgunaensupaísparasertrasladadasalReichcomotrabajadorasextranjerasquedebíancubrirlafaltademanodeobra,sobretodoenlaindustria.GraciasasurelaciónconelGobiernode Munich, TomWolff había conseguido hacerse con ellas. También a él lefaltaban trabajadoras, y las rusas eran, por supuesto, muy baratas. De hecho,Tom sospechaba que pronto tendría que cambiar de producción porque, si laguerradurabamucho—yteníatodalapintadequeasíseríadesdeellocoataquealaUniónSoviética—,losjuguetesseconvertiríanenunlujoinsostenible.Esosin tener en cuenta que la materia prima para la producción de divisionesalemanasy rusasenminiaturaeracadavezmásdifícildeconseguir; enalgúnmomento,elracionamientoseríaconseguridadtanestrictoque,conlosjuguetes,no se ganaría ni para agua. Pero no quería lamentarse; se había hechoprácticamente de oro con su brillante idea y, si al final tenía que cambiar,tambiénsacaríabeneficiodeello,deesoestabaseguro.

Delasdiezrusasdelafábrica,treseranextraordinariamenteguapas,yuna,Tatiana,loteníahechizado.Leconcedíacualquierfavoritismoqueseleocurríasinquesurechazoglacialsevieseablandadoenlomásmínimo.Porsupuesto,nunca había considerado enredarse en una relación con Tatiana—bien sabíaDiosquelebastabaconlaqueyatenía—,perolegustabamirarlaypensabaenellacuandoseveíaobligadoadivertiraLulú.Esolepasabatambiénaqueldía,y

Page 197: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sealegrabadeteneralajovenrusaconsuvestidodelienzogrisajustadoenlascaderas para sus fantasías. Si bien no podía ofrecerle a Lulú un rendimientodignonisiquieraasí,eraencualquiercasomásdeloqueellapodíaconseguirdenadie.

Lulúselevantó,sepusolabata,seacercóalespejoycomenzóaarreglarseelpelo.Deuntiempoaesaparte,llevabaunpeinadocomplicadísimo:melenaconrayaenmedioyrecogidaenlacoronillaenuncilindro,conunosmechoneslisoscolgando a los lados de la cara, aunque eran tan ralos que daban a Lulú elaspectodeunpollodesplumadoodeuna ratasarnosa.Tomsepreguntabaporquécopiabaaquelestiloqueestabaentoncesdemodaentrelasescolares.¿Nolebastabaconirporahívestidacomounatreintañera—¡grotescoyadeporsí!—,queencimaahoraseinclinabaporloinfantil?Bah,quéleimportabaquefueseridícula;despuésdetodo,nuncaaparecíanjuntosenpúblico.

MientrasbebíadespaciounwhiskyymirabacómoLulúsearreglabaaquelabsurdorecogido,elladijodepronto:

—Tengounasorpresaparati.Se quedó rígido unos segundos, pero luego respiró hondo. «Imbécil, tiene

másdesesentaaños,nopuedeestarembarazada.»—¿Ah,sí?—preguntó—.¿Quées?—No es que hoy te hayas ganado una recompensa, la verdad, pero no se

puede decir que no te hayas esforzado.—Trató, en vano, de recolocarse loslamentablesmechonesyselevantó.Delcajónsuperiordelsecretersacóunsobreblanco—. Mi testamento. Lo he redactado de nuevo. Esto es una copia, eloriginallotienemiabogado.

Tomnopudoevitarunticnerviosoenelojo.Lulúlonotó.Sonrió.—Lacuestióncandente,¿eh?Mifábrica:todostusesfuerzosydeseos.Ja,ja,

yaséporquévienes trotandodosvecespor semanaparameterteenmicama.Tusmotivossondemasiadohumanos.

—Lulú,sabesque…

Page 198: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Ah,no,nointentesconvencermedequeestáslocopormíopormicuerpo.Nopodríacreerte,asíqueahorrémonoslavergüenzadelaescena.

Tomguardósilencio.EseeraunodeesosmomentosenlosqueLulú,apesardetodo,ledabaunpocodepena.Lamujerviejayemperejiladaquenosehacíaninguna ilusión y, sin embargo, intentaba por todos los medios retrasar eldolorosoprocesodeenvejecercontodaunavariedaddetrucos.Pesealasonrisatriunfal,teníaunaspectomuyinfelizconaquelextrañopeinado.

—Está bien, Lulú—dijo él—.Entonces, con toda franqueza: ¿qué dice tutestamento?

Lulúondeóelsobrecomounabandera, loguardódenuevoenelcajón, locerróeinclusogiródemaneraevidentelallave.

—Tehehechomiherederoabsoluto.Tomtragósaliva.—¿Perdón?—Nohasoídomal.Eresmiúnicoheredero.Escuchóelsonidodeaquellaspalabras.«Únicoheredero…»¿Elobjetivode

sussueños?Desdeluego.Sinembargo,mientrasaquellamujervivieseypudieseanularlotodo,nolohabríaconseguido.

Comosileleyeseelpensamiento,Lulúañadió:—Megustaríaque,apartirdeahora,viniesescuatrovecesporsemana.—Lulú,nopuedo.Mimujer…—Loque diga tumujerme importa un bledo.Arréglalo comopuedas.Lo

únicoquemeinteresaesqueestésconmigocuatrodías.—Entonces,desietenoches,dormiríaaquícuatroyencasatres.Nopuedo

hacerlo.Yaunque…mefuesedespuésacasa,pasaríaalmenoscuatroveladasfuera.Yo…

—Asíquenoquieresheredarmiimperiojugueteroalgúndía.«¡Malditabruja!»Elasomodecompasiónselepasódegolpe.¡Cuatroveces

porsemana!EsonoloconseguiríaniconlaayudadeTatiana.—Dejémonosde rodeos—dijoLulú—.Laempresaesmía, tú laquieresy

Page 199: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

esosolopasarácuandoyomuera.¿Entiendes?—Demasiadobien.Semiraronfijamente.Lulúsoltóunarisapenetrante.—Puedequetengassuerteymemueraenelpróximobombardeo.Puedeque

tengasmalasuerteyjuguemosnuestrojuegodurantelospróximosveinteaños.Nuncasesabe.Lavidaesunaruletarusa, te tocaonotetoca.—Rioaúnmásalto, histérica, con su destemplada voz—. Es la tensión lo que nos mantienejóvenes.¡Jóvenes,TomWolff!¡Jóvenes!¿Noes,despuésdetodo,loúnicoquecuenta?

Encasa,suesposaKatlorecibióconlanoticiadequeMartinEliashabíaestadoallí,esperóunahoray,alfinal,semarchó.Kat,encerradaensumelancolía,nosolíamostraremociones,perodijo:

—Pobrehombre,mehadolidoenelalmaverloahísentado,enesabutaca,encogido en su desgracia, con esa horrible estrella en el abrigo…Parecía tanderrotado…,ycomoroto.

—¿Quéquería?—Preguntartesilepuedesayudar.Lehanescritoquesupadrehamuertoen

Buchenwalddeunataquealcorazón,ysoloquiereaveriguarsiesciertoosifueporotrarazón.Ycomotúestástanbienrelacionado…

—Noservirádenada—dijoTom—,porquesielviejoEliasnomuriódeuninfarto, y enmi opinión esmuy probable, por desgracia, que haya perdido lavidadeotraforma,nadielovaareconocer.Soninquebrantableseneso.Tambiénconmigo.

Katseencogiódehombros.—Meparecíaquepodríashaceralgo.Alfinyalcabo,trabajasmanoamano

conlosnazis,ylosmandamasesdelPartidosuelenserinvitadosnuestros.—Kat,sabesporquémerelacionoconellos…—Losé.Siemprehassidounoportunista.Poresonohacefaltaquenadiese

Page 200: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

preocupeporti.«Porsupuesto,túnuncatepreocuparíaspormí»,pensóél.Katestabadepie

ante laventanade lasaladeestar,unaampliafranjadesoldeseptiembrecaíaentre losárbolesdel jardínya travésde la sala,haciendocentellear suoscurocabello. Tom la veía menuda y delicada como una chiquilla, aunque habíacumplidoyaloscuarentaytresaños.KassandraLombard.LahermanadeAlexLombard, a sus ojos lamuchachamás bonita de todoMunich. La había vistocrecery,desdequeellateníacatorceaños,lahabíaquerido.Quéinoportuno,losabía.Aunnuevoricoarribistaselehabíametidoentrecejaycejacasarseconlahijadeunade lasfamiliasmásricasyconsideradasde laciudad.Sehabíanreído de él, Kat la quemás. Y eso lo había hechomás tenaz. Al final no setratabasolodeKat,sinodeaprovecharaquelobstáculoparademostrarlesalospresumidosdeMunichquiéneraél.Cuandolaguerraanteriorterminó,cuandocambiaron las circunstancias, cuando la inflación empobreció a los ricos yalgunoscomoélcomenzaronamedrar,losLombardseencontraronenellodoyélfuelobastanteintriganteyrefinadoparaaprovecharlasituaciónyganarseaKat.Es decir: pensóque la situación la había empequeñecidoy lanzado a susbrazos.Solomás tardesediocuentade suerror.Ellaamabaaotroy lohabíaperdido,yledabaigualconquiénpasarlavida.Élledabaigual.Yesonohabíacambiadonunca.

Unavezmás,cuandolavioallídepie,sintióelvehementedeseodetomarlaensusbrazos,hundirlacaraensumelenaydecirlelomuchoquelanecesitaba,lomucho que la echaba demenos. Pero no se atrevió. En su presencia, él, elpalurdode losbosquesbávaros, el fanfarrónarrogante, elpatándeprimera, elcomerciante implacable, se convertía en otro; Kassandra Lombard lo hacíasentirsepequeño,tímido,vencido,seconvertíaeninvisible,prudente,respetabasumelancolía.

Asíquenodijoniunapalabra,aunqueunavezmásselehizodolorosamenteevidentequenuncaseríanadaparalaúnicapersona,laúnicamujer,porlaque

Page 201: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

era capaz de sentir amor. Solo le quedaban las Tatianas para la fantasía y lasLulúsparalarealidaddesusambiciososplanes.Nadamás.

—Voyasentarmeunratomáseneldespacho—dijoalicaído.Katasintió.Noibaapedirlequelededicasemástiempo,igualquenoibaa

pedirlenuncaexplicaciones si pasabaunanoche fuera.Todoaquello ladejabafría.

Serefugióensuescritorioparameditarsobreunanuevaocurrencia:podíanfabricarunpueblecitorusoenunaplanchademadera.Casascontejadodepaja,un pozo, mujeres rusas —¡Tatiana!—, pollos, cabras, ovejas. Así los niñospodríanjugaraquelossoldadosalemanesconquistabanlasaldeasrusas.

Unaocurrenciaextraordinaria.Ojalá lafábricallegaseasersuya.Ojalá,envezdetrabajarparaLulú,trabajaraparasímismo.

Page 202: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LIBROIII

Page 203: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

1

Ante el fuego de obús de las unidades alemanas que se aproximaban, losdefensores del pueblo se habían retirado con rapidez.En realidad, no eramásqueungrupomiserablededachasdetejadodepaja,treintakilómetrosaloestedeMoscú,peroparalossoldadosalemanes,heladosyhambrientos,significabauna vaga esperanza: puede que hubiese algo de comer. Y también proteccióncontraelfríoglacial.

Diciembre de 1941. Veinticinco grados bajo cero. Nieve y hielo. Y losgrupos de ejércitos alemanes, en un frente de un millar de kilómetros, secongelabanliteralmenteenelcruelinviernoruso.

—Antes de que caigan las primeras nieves estaremos en Moscú —habíadichoelFührer.

Unasartadetonterías.Moscúestabafueradesualcance.Seacurrucabanensus puestos, en trincheras de hielo; avanzaban, cuando lo hacían,milímetro amilímetro,ynodejabandevercómomermabansus filas,víctimas tantode laartilleríaenemigacomodelhorriblefrío.LaembriaguezdevictoriasdeHitlernohabíaconcebidosiquieraqueelinviernopudieseirrumpirantesdelaocupacióndeMoscú,ysusejércitosnoestabanpreparadosnilomásmínimoparahacerlefrente.

Pero seguro que en casa los periódicos seguían escribiendo que todo ibafenomenal,pensóMaxllenodeamargura.Reptóatravésdelanievehastaunadelasprimerascasasdelpueblo,selevantódegolpe,empujólapuertayentróapuntando con el arma. No lo esperaba ningún soldado, sino dos mujeresacurrucadasenunrincón,asustadasypálidas,quegritaronalverloysellevaronlasmanosalrostroenungestoprotector.Juntoaellasestabanlasarmasconlas

Page 204: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

que pensaban protegerse: una piedra del tamaño de un puño y un cuchillo decocinaromo.

—Notengáismiedo—dijoMax—,noosvaapasarnada.Por supuesto, no entendían ni una palabra. La mujer mayor se atrevió a

avanzarunpocoycomenzóahablaragitadayconvozestridente,gesticulandocomo una loca.Max la entendía tan poco como ella a él, pero le pareció quequeríandecirlequenohabíanadaquepudiesendarle.«¡Notenemosnada!»

Resultó que era cierto y lo mismo pasaba en todo el pueblo. Max y suscompañeros registraron casa por casa. Los obuses habían causado muchosdestrozos, había muertos en la nieve. Una mujer se acurrucaba con ladesesperación en el rostro junto a su hijo, que yacía blanco como la cera einmóvilcomounmuñecoalbordedelcamino.EscupióaMaxcuandolovio.

Lossoldadosarrancaronpajadelostejadosdelasdachasyseladieronaloscaballos, que bramaban de hambre. Tuvieron que matar a dos que se habíantumbado en el suelo, atormentados por terribles cólicos, con los ojosdesencajadosdedolor.Loscompañerostuvieronquellevarhastaelpuebloaunpardehombresquenopodíandarunpasomás,puesteníanlospiescongelados.En cualquier caso, casi todos tenían, como poco, los dedos helados, otraconsecuencia de la irreflexión con la que había comenzado aquella campañahaciaeleste:todossabían,tambiénenelaltomandodelejércitoalemán,queeninvierno los soldados rusos solían llevar botas al menos dos números másgrandes,querellenabandepajayperiódicoscomoproteccióncontraelfrío.Losalemanes no lo habían considerado necesario y sus botas encajaban a laperfección.Nolescabíaniunabriznadepaja.

En un granero encontraron un montón de remolachas, sobre las que lossoldados se arrojaron como una manada de animales hambrientos. Muchosteníanyadisenteríay, conaquello, elmalnoharíamásqueempeorar, pero laotraalternativaeramorirlentamentedehambre.

—Mecago en todo—dijo un compañerodeMax,Fred, un joven cabodeHamburgo—. ¿Por qué no mandan refuerzos? ¡Comida! ¡Ropa de abrigo!

Page 205: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

¡Munición! Y soldados descansados. Da igual cómo. No pueden dejar que lapalmemosaquísinmás.Quierodecir,nosestamosjugandoelcuello.

Estaban sentados en una de las dachas, apretados entre otros soldados,muertosdecansancio,sibienendormirnipensaban,yaquenopodíanestirarsey,además,elruidodesustripaslosmanteníadespiertos.Aunque,porlomenos,eralaprimeravezenmuchosdíasquenoseacurrucabanenrefugiosdemaderaynieve,yalguienhabíaconseguidoinclusoencenderunfuegoenlaestufa,conloquelasextremidadesheladassedespertabanhormigueantesdenuevo.

—Se ocuparán de los refuerzos cuando puedan—dijoMax—. Pero…—Dejólafrasesinterminar;losotrossabían,detodasformas,loquesucedía.

Laslocomotorassehelabanconelfríoynoavanzaban,losavionesdecargano podían volar bajo las tormentas de nieve. Si alguno conseguía realmentellegar,ya fueseavióno tren, la ayudaque llevabano significabamásqueunagotaenelmar.

Maxsequitólachaquetadepiel.Unacosaasquerosa,suciayllenadepiojos.Selahabíaarrancadoaunrusomuertoynoselahabíaquitadodesdehacíacasidiez días. Todos llevaban aquellos disfraces y habían abandonado ya la luchacontralospiojos.Esasviejaspieleseranverdaderasincubadorasdebichos.«Unbañocaliente,unacamaconsábanasreciénlavadas,ropalimpia…»,pensóMax,asqueadodesupropioolorasudor.

—Dicenquelosrusosestánjuntandofuerzasinnumerables.Estánformandounejércitogigantesco—susurróFred—.¿Creesqueescierto?

—Puedescontarconello.Nuncaheentendidocómoalguienpodíacreer…—«Bah,paraquédecirloporcentésimavez»,pensó.

Aélnadielehacíacaso.LosalemanesfracasaríanenRusia,peroesoyalohabíapredichodesdeelprincipioynadielohabíaescuchado.

Buscó un pedazo de papel y un lápiz en su petate. Siempre que tenía laocasión, intentabaescribirleunparde líneasaBelle.BelleySophiesehabíanconvertidoenalgomuyimportanteparaéldesdequeestabaenelfrente.Lleno

Page 206: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

deculpa,solíapensarenlainfinidaddevecesquehabíadescuidadoaBelle.Suvivarachamujernohabíaencontradoenélaunaparejadeverdad.

4dediciembrede1941QueridaBelle:

EnlosperiódicosescribenqueenelFrenteOrientaltodovabien,peroloúnicoquetepuedodeciresqueesundesastre,yquesolonosquedarezarparaqueelinviernonodureeternamente.Sino,seguroquelesahorraeltrabajoalosrusos;lasheladasacabanconnosotrosellassolas…

Esasfraseseranpeligrosas,perosearriesgóaescribirlasporquelodejabasinalientoseguirdiciendolasmismasmentiraspiadosasconlasquelapropagandaintentabatranquilizaralapoblaciónenAlemania.

NocreoquepuedavolveracasaporNavidad,peropensarécontodoelcorazónentiyenSophie.Detodasformas,piensosincesarenvosotrasyechodemenos…

Enestepuntodiounacabezadaysequedódormido,totalmenteagotado.Aldía siguiente, 5dediciembre, comenzó la gran contraofensiva rusaque

todos temían desde hacía tiempo. Arrancaron del sueño a los ocupantes delpueblo los primeros rusos que habían llegado ya a las casas de las afueras,porque el teniente al mando de la compañía—el capitán había caído muchoantes—estabaconvencidodequeseencontrabanenlasegundalíneadelfrenteyaún teníanunidadesalemanasanteellos,por loquenoprecisabanestar alerta.Evidentemente,susuposicióneraerrada.

—¡Miraeso!—dijoFred.Maxyélsaltaron,agarraronsusarmas—porprimeravezdesdehacíadías

lossegurosnoestabanheladosyalmenospodríanutilizarlas—yseacurrucaronjuntoalaventana.Alguienhabíarascadomirillasenelhielo.

—¡Conesquís!—dijoFred—.¡Vienenconesquís!Haciaelesteseelevabaunacolina,casiunamontaña,conundensobosque

Page 207: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

enlacima,peroporlodemássinárbolesniarbustos,cubiertaporunacapadenieve lisa y brillante. Ladera abajo se lanzaban los rusos con sus esquís,envueltosenabrigosdepielblancos:habíaquefijarsebienparadistinguirlos.

—Tropassiberianas,supongo—dijoFred.Alcabodeunsegundo,ladachadealladoestallóenllamas.Elfuegoserecortóclaroenelamanecer.Freddiolavueltaalfusilydestrozó

elcristal,yluegodisparóymatóadosrusosquesehabíanacercadoalacasa.TambiénMaxdisparaba ahora; como siempre, solopodíahacerlo si silenciabasus pensamientos e imaginaba que era una máquina que debía funcionar dealguna manera. Le dio en el pecho a un ruso que ya casi había llegado a laventana.Elhombrelomirótotalmenteconfusomientrascaíadespacioalsuelo.

—¡Cabrones!—gritóFred—.¡Sondemasiados!La puerta se hizo añicos con un crujido ensordecedor. Silbaron disparos.

Retumbarongritosinhumanos.Unsoldadoalemánrodóporelsuelo,berreó,seapretólasdosmanoscontraelvientre.

—Le han dado a Sebastian —gritó Fred. Max se alejó de la ventana—.¡Atrás!¡Fuera!¡Dejamoslacabaña!

Eranmuypocosallíparaaguantarmásdecincominutos.—Porlapuertadeatrás—ordenóFred.Maxyélayudaronalsoldadoquegritabaaponerseenpie,sabiendoqueeso

suponía para él una cruda tortura, pero conscientes igualmente de que no lesquedaba tiempo de tratarlo con más cuidado. Atravesando nubes de humo,saltando sillas y bancos tirados, y hombres muertos, consiguieron llegar a lahabitacióndeatrás,undormitorioconsalidaalpatio.Dosmuchachasrusasquesehabían refugiadoallí, acurrucadas en el estrechoespacio entre la camay lacómoda,miraronaloshombresconsusojosnegros,abiertoscomoplatos.Maxhizounmovimientohacialapuerta.

—¡Fuera!Siosquedáisaquí,arderéis.Fuera,¡rápido!De alguna manera, ellas lograron entender y siguieron a los hombres.

Tosiendo y jadeando, llegaron a la puerta.Max arriesgó unamirada fuera. La

Page 208: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mitadde ladachadebíadeestaryaen llamas.¿Dóndeestaban losotros?Tressoldadosaparecieronentrelasnubesdehumo,respirandocasiahogados.

—¿Dóndeestánlosotros?—chillóMax.—Niidea—lerespondieron—.¡Vamos!Seguidcorriendo.Zigzaguearon por el patio, arrastrando con ellos a Sebastian, que había

enmudecido.Lasbalaslessilbabanenlosoídos.Unosederrumbóenlanieveyensegundostodosecoloreóconelrojodesusangre.Losotrosllegaronalacasadeenfrente;lesabrieronlapuerta:soldadosalemanes.

—¡Vamos!¡Entrad!¡Dios,aSebastianlehandado!Lasdosmuchachasrusasentrarontambiénenlacasa.Seagacharontrasun

bancotiradoenelsueloyseabrazaronfuerte.Nadie podía ocuparse de Sebastian, que recuperó la consciencia entre

gemidos.Losrusosabrieronentoncesfuegocontraaquellacasa.Loscristalesdelasventanassaltaronenpedazos,losdisparoscruzabanelairesilbando.Losqueestaban dentro tenían una ametralladora, cuyas cortas ráfagas obligaban a losrusos a protegerse una y otra vez. Así les hicieron frente encarnizadamente,aunque en torno al mediodía tuvieron que abandonar también aquella casa.CuandoMaxfuealevantaraSebastiandelrincóndondeestabaparaarrastrarlo,vio que su compañero había muerto. Tenía el rostro, aun en la muerte,distorsionadoporel sufrimiento,con losojosapuntodesalirsede lasórbitas.Maxdudóunsegundo,peroentonceslequitóelgorroylachaquetadepiel,queestabamuchomejorconservadaque la suyayqueSebastianyanonecesitaba.Luegosiguióalosdemás.

Losalemanesestuvieronasítodalatarde,retrocediendodecasaencasa.Sumunición se terminaba, habían perdido dos tiros de caballos y se habían vistoobligados a abandonar un vehículo porque se había congelado el agua delradiador y el anticongelante se había derramado. En los patios entre las casasyacían soldados muertos, tanto alemanes como rusos, entre ellos caballosmoribundos, miserables figuras extenuadas a las que les resbalaba la sangrecalienteporlosflancos.Fredconsiguióaúnmataraunodelospobresanimales,

Page 209: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

queteníalosojosyacubiertosdeunveloblanquecinoylevantabadébilmentelacabezarelinchandocasisinvoz.Cuandoregresó,Fredteníalágrimasenlosojos.

—Estamos en la mierda más absoluta —murmuró—. La mierda másabsoluta.

Noabandonaronelpueblohastaqueanocheció.El tenientealmandode lacompañíaordenólaretiradaalasposicionesanteriores.Delosnoventaycincohombresquehabía tenidobajo sumando,quedabanahoraapenascuarenta.Seacurrucabanensustrincherasdehieloyenrefugiosimprovisadosconsacosdearena, nieve y desbrozo, que no los protegían en lo más mínimo del frío,agotados,desesperados,desalentados.Asualrededornohabíamásqueelhelorbrutal de aquel invierno ruso. En la cocina de campaña les dieron sopa decebada,uncazoparacadauno,másbienunaguacalienteenlaquenadabanunpar de grumos indefinidos; aquel mejunje ni les llenaba el estómago ni lesaliviaba el frío infame. Un soldado murió durante la noche, a otro le subiómucholafiebreydeliraba.Porlamañanacomenzóanevarotravez,unvientoheladosoplabadelnoreste.EnlaradiosonabaLiliMarleen,lacanciónqueoíanlossoldadosentodoslosacuartelamientosdeEuropayquellenabadelágrimaslos ojos de los hombres. Max acabó su carta para Belle; tal vez tuviese laposibilidaddeenviarlayasí,paraNavidad,ella tendríaalmenosunaseñaldequeseguíavivo.

Pero antes de la Navidad pasó aún algo que hizo que todo el mundocontuviese el aliento: el 7 de diciembre de 1941, los japoneses cayeron de undespejadocielo sobre labasenavalestadounidensedePearlHarborenHawái,declarandoasílaguerraaEstadosUnidos.Alemania,quepocosdíasanteshabíafirmado un tratado de ayuda mutua con Japón, tenía un nuevo enemigo: losEstadosUnidosdeAmérica.

BellerecibiólacartadeMaxel23dediciembre.Habíaestadoporlamañanaenel estudio y regresó a casa muy cansada. Había un ambiente muy tenso en

Page 210: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Babelsberg, la presión del Partido en el trabajo de los actores era cada vezmayor,y todavía lespesabaenelcorazón la trágicapérdidadesugrancolegaJoachimGottschalkennoviembre.Gottschalk,cadavezmásacorraladoporlosnazis debido a su mujer judía, había acabado por abrir la llave del gas ysuicidarseconsu familia.En laUFAnosehablabadeotracosa.Belle,quien,desde que Max estaba en el Frente Oriental, también se había vueltoconsiderablementemássensiblealossucesosdesuentornomáscercano,estabamuyafectadaporlamuertedeaquelhombre.ApenasconocíaaGottschalk,perosiemprelohabíaadmiradomucho.Notabaquedeprontolainterpretaciónnoeraya tan importante para ella, que ya no la divertía.Había dejado de soñar congrandespapelesytampocolosdeseaba.Loúnicoquedeseabaeraqueseacabaseelpavorquederepentelodominabatodoensuvida.

LaseñoraKramer,laesposadelportero,habíarecogidolacartayselasubiópor la noche, cuandoBelle estaba ante el espejo, arreglándose para cenar conAndreas.Aunque teníapensadopasar laNochebuenacon laabuelaElsayconSophie,en laSchlossstrasse,habíaaceptadopara lavíspera la invitacióndeél.NohabíaqueridoverlodesdequehabíavueltodeLulinnaprincipiosdeoctubre.Yhabríaseguidoensustrecesiéllahubiesellamadodecontinuoparaadorarla,peroprimeroviajóaSuizaporquenecesitabaunasmáquinasdeprecisiónque,obviamente,solopodíaconseguirenZurich,yluegotuvoqueirporlasmismasrazones a Suecia. Entretanto, estaba ocupado a todas horas del día, solo dabanoticias de manera esporádica y, cuando por fin invitó a Belle a la cena deNavidad, ella estaba tan descorazonada por su largo silencio que enseguidaaceptó. Luego lloró la mitad de la noche porque se consideraba una personadébil y demoralidad reprochable y,más tarde, porque entendió que no queríadejar a Andreas, que nunca podría hacerlo porque dependía de él, y eso ladesesperódeverdad.

También ahora que estaba ante el espejo y se maquillaba las pestañas,pensaba enfadada: «Mueve el meñique y voy como un perrito. Así no puedoseguir».

Page 211: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Resultaba cada vez más difícil encontrar vestidos y telas, así que Bellellevabaunmodelode antes de la guerra; era de terciopelo rojo, largohasta larodillay,aunquetendríaqueirajustadoalcuerpo,habíaadelgazadodemasiadopara eso. «Tengo que ponerme un cinturón», pensó. En esemomento sonó eltimbre.

La señora Kramer, la esposa del portero. Hasta la toma de poder habíallevado una vida más bien aburrida; no podía tener niños, así que se habíadedicadoconahíncoacuidardesuhogaryelrestodesutiempoaenterarsedetodoloquepasabaenelvecindario.Eraaficionadaaloschismesyelcomadreo,lo que muchos encontraban desagradable, aunque en realidad no podía hacermucho daño. Sin embargo, cuando su marido y ella se convirtieron en losporterosy,depronto,eranlosdosresponsablesabsolutosdetodoloquesucedíaen el ámbito de aquellos tres edificios contiguos de la Alexanderplatz, pudoejercer su pasión con apoyo y promoción estatal: nadie podía ya darle con lapuertaenlasnarices,nadiepodíadejarsuspreguntassinrespuesta,nadiepodíasencillamentedejarlaplantada.Habíapuestosusmiras,sobretodo,enBelle,quenohacíaningúnesfuerzoporcomportarsecomounamujerdesoldadoalemanadecente.

Tambiénestavezmiróa la jovenactrizconrecelo.Elvestidorojo, lacaramuymaquillada…Tantaostentaciónnocorrespondíaaaquellostiempos,muchomenosenunamujercuyoesposoluchabaenRusia.

—Unacartaparausted—dijo—,delfrente.Belletomóelsobre.—Diosmío—susurrósinquerer.Siempre la asustaba que hubiese pasado algo; podía estar sosteniendo las

compasivas líneas del jefe de la compañía, que le comunicaba con palabrascautelosas la muerte de Max. Pero entonces reconoció la letra: había sido elpropioMaxquienhabíapuestoeldestinatarioyel remitente,asíquenopodíaestarmuerto.

—¿Saleestanoche?—preguntólaseñoraKramer,reprobatoria.

Page 212: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Sí…conunosconocidos—murmuróBelle.—Seguramente no tendrá nada en contra de que entre un momento para

comprobar que el oscurecimiento está bien—dijo la señoraKramer ya dentrodelpiso.

ClaroqueBelleteníaalgoencontra,porquequeríaleeratodaprisalacarta,perobiensabíaDiosquenolaibaaabrirmientrastuvieseaaquellafisgonaallado,aunquejustoesoeraloquequeríalavieja.

La señora Kramer husmeó en todas las habitaciones y, por supuesto,encontróalgoquecensurar.

—Subañera—señaló—.Sabequetodaslasbañerastienenqueestarsiemprellenasdeaguaporsihayunincendio.Lasuyaestavacía.

—Acabodebañarme—dijoBelle—,ylahevaciadoporqueelaguaestabasucia.

—Tengo que insistirle en que vuelva a llenar la bañera hasta arriba. Nopuedeolvidarlonunca,esoesimprudenteeirresponsable.

SequedódepieenelbañohastaqueBellehubo llenado labañera,y soloentonces,yporquepormuchoquequisieranopudoencontrarnada,abandonóelpisosindecirunapalabra.

—Malditaviejafisgona—mascullóBellecuandocerrólapuerta,yabrióelsobrecondedosrápidos.

QueridaBelle:

EnlosperiódicosescribenqueenelFrenteOrientaltodovabien,peroloúnicoquetepuedodeciresqueesundesastre…

—Haperdidoeljuicio—murmuróBelle—.Confrasesasí,seestájugandoelcuello.Sicaenenlasmanosinadecuadas…

Elpapeldebíadehabersemojadoconlanieve,porquehabíalugaresenlosquelaletraestabatanemborronadaqueBelleteníadificultadesparadescifrarla.

Page 213: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

…Ymuyamenudopiensoquenotehedemostradonuncalomuchoquetequiero.Aquí,cuandounonoestáluchando,dairremisiblementeencavilar;talvezesasealaúnicaventajadelasituación.Sevenmuchas cosas desde otro punto de vista y uno se vuelve humilde porque entiende lo transitorio yposiblementeirrecuperablequeescasitodo.¿Sabías,Belle,lomuchoquetenecesito,loquesignificasparamí?¿Ohesidodemasiadoindiferentey tehedadosiempreporsupuesta?NuncaolvidarénuestraprimeranocheenaquelhorriblecuartodePrenzlauerBerg;elgrifogoteabaylosdealladosepeleabanysetirabanlavajillaalacabeza…Erastanjoven,Belle…Ydeprontotusojossemostrarontímidos,loqueporprimeravezlesdabaalgodecalidez.Tú,lahermosa,lavivarachaBelleLombard,adoradaportodos,me habías elegido amí. Era feliz entonces, pero hoy pienso amenudo que tomé aquel regalodemasiadoalaligerayconindiferencia.Quierodecir,tehedadodemasiadopoco.Heseguidoviviendoajustadoamisnecesidades,noalastuyas,ysiemprehecriticadotusformas,peronohevariadolasmías.MaxMarty,lamedidadetodaslascosas…

AhoranoeralaletraborrosaloquedificultabaaBellelalectura;desusojosbrotabanlágrimasquelenublabanlavista.Alfinaldecía:

SabesquenocreoenDiosy,poreso,nopuedorezar,peroesperodesdelomásprofundodelcorazónsobreviviraestaguerrayvolvercontigo.¿Nocreesquepodríamosempezardesdecero?

Llorabacontaleshipidosqueselecayólacartadelasmanos.¿Porquéeratan bueno? ¿Por qué buscaba la culpa en símismo, cuando era ella la que lehabíamentidoyengañado,ylohabíaestropeadotodo?Asílehacíacienvecesmásdañoquesilahubieseatacado.Fueraloquefueseloquecreíahaberhecho,nunca la había engañado, nunca le había sido infiel, nunca había llevado unavidairresponsablenisehabíaolvidadodeella.¿Quéhabíahechodemaloqueellapudieseecharleencara?¿Queerademasiadoserioparaunamujer infantilcomoella?¿Quenuncasedivertía,nipodíareírsedespreocupado?¿Quesiempreteníaquepolitizarlotodo,quenolegustabaelchampánnibailar,yquepreferíamorirsedehambreantesquehacer teatrobajo ladirección supremade JosephGoebbels?¿Cuántasvecessehabíaenfadadoella,sehabíairritadoporsuformade ser, había justificado sus noches con Andreas por su incapacidad desatisfacerla?…Y ahora él le pedía perdón por sus fallos, cuando tendría que

Page 214: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

haber sido ella la que se disculpaseydiesegracias de rodillas si él conseguíaperdonarla.

Fuearrastrandolospasoshastaelbaño,semiróenelespejo.Lamáscaradepestañasselehabíacorrido,selehabíaemborronadoellápizdelabios.Unaniñallorosalamirabaconlasmejillascoloradasyardientes,ylosojosmuyabiertos.

Arrancóunpedazodepapelhigiénicoysesonóconfuerzalanariz.Luegoseechóunpocodeaguafríaenlacaraysesecóconlatoalla.Seguíateniendolospárpadosenrojecidosehinchados,peroesonopodíacambiarlo.TeníaquebajaraunacabinaparallamaraAndreasydecirlequenopasaríaconéllavelada.Lasoledad que sentiría toda la noche le pesaba como el plomo en el corazón.SophieestabaconElsa.Ellanoteníaanadie.Seacostaríadespiertayvolveríaaleer lacartadeMax,y reflexionaríay lloraría,pero teníaqueser fuerte.Teníaqueponerfinaaquellodeunavezportodas.Lediríaqueesanochenoiríayquetampoco volvería nunca. Mientras salía de su casa, ya sabía que no podríacumplirlo.

Page 215: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

2

…Elescritorhundióel trapoenel agua jabonosa templada, lo escurrió conesmeroy lopasópor lasbaldosasblancasynegras,ordenadasenunajedrezado.Habíaabiertolaventanadeparenparparaqueentraseenelcuartoalgodeldulceysuaveairedelaprimavera.Labrisacálidaarrastrabaconsigoelolordelasforsitias,delahierbaylatierra.Eljardíneralomáshermosodelavilla.Llenodealtosárboles,prolíficos arbustos, flores y un derroche de nuevos brotes.Había un pequeño estanque, en cuya aguajugabanlasramasdelossaucesllorones.Lapazmáscompletaenmediodelañodeguerrade1942.Abril del 42. Nueve años de dictadura nazi. El escritor pensó en cómo escribiría más tarde sobre

aquellaépoca.Unaépocaenlaquelosintelectualessevieronobligadosdeprontoalimpiarlascasasdelasdamasricas,soloporqueeranjudíosy,portanto,enemigospúblicosenprimerainstancia…

Martinfregabaelsuelodelcuartodebañodeunaantiguavilla.Eraelúnicotrabajoquehabíapodidoconseguir.Sudesesperacióncrecíadedíaendíay, aveces,serefugiabaenunadescripciónmentaldesusituación.

Se detuvo. La desesperación amenazaba de nuevo con invadirlo. Aquellahermosacasaantigua…Enunaasíhabíacrecidoél,ylahabríaheredadosinohubiesenaparecidoloshombresdelosuniformespardosquehabíanconvertidosuvidaenuninfierno.

LabaronesaKronburger,paralaquetrabajaba,aparecióenlapuerta.Teníaochenta años, pero una cabeza tan clara y vital como otras con cincuenta. Suesposo había muerto hacía mucho, no tenía hijos y, si se sentía sola, no lodemostraba. Tampoco se sentía comprometida con nadie, ni siquiera con losnazis. Dos hombres de las SA habían aparecido hacía poco en su casa y lepreguntaron por qué había empleado a un judío. Ella sencillamente les aclaróqueempleabaaquienleveníaenganayque,enlosucesivo,noqueríatenerquevolver a darles explicaciones. Los hombres se fueron a su pesar y no habíanvuelto.Martinsehabíaplanteado,aveces,sipodríapedirayudaalaancianaencasode necesidad, perodesechaba la idea al instante. Seguroque lamujer no

Page 216: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

llegaríatanlejosporque,alfinyalcabo,elrestodelmundoledabaigual.Sololeinteresabahacerloquequería.Ponerseenpeligroporotrapersonanoeraparaella.

—Señor Elias, una llamada para usted. —Tenía una voz profunda y sinemociones—.Suesposa.

Martinseinquietódeinmediato;Saranuncalohabíallamadoallí.—¿Quéhapasado?—Nolosé.Nomehadadoexplicaciones.Martinfuealsalónenelqueestabaelteléfono.—Hay que limpiar a fondo el estanque —dijo la baronesa—. Crecen

demasiadasalgas.Lospecesseahogarán.Martinlevantóelauricular.—¿Sara?¿Dóndeestás?LavozdeSarasonabaclaraydesesperada.—Encasa.Martin,tienesquevenirenseguida.—Pero¿quéhapasado?—Hemosrecibidounacarta.Mañanaalascincodelamañanatenemosque

presentarnosenunalmacénvacíodelaOstbahnhof.Nosvanatrasladar.—¿Qué?—Podemosllevarcadaunounamaletaycomidaparadosdías.Martin,¿qué

vaaserdenosotros?¿Qué…?—¿Desdedóndellamas?—DesdeelteléfonodelaseñoraKellner.Mehadadopermiso.Notemas,no

puedeoírme.Martin…—Tranquila, Sara, tranquila. Aún nos quedan unas dieciocho horas.

Encontraremosunasalida.Le asombraba poder hablar tan normal. Las palabras de Sara habían sido

comounapatadaenelestómago.Asíquehabíapasado;díatrasdíaloesperaba,día trasdíaesperabalibrarse.«Puedequeseolvidendenosotros.Puedequelaeranaziacabeantesdequenospase.Puedeque,puedeque…»

Page 217: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Ahorayanoquedabaapenastiempoparaun«puedeque».Ahorateníaqueactuartanrápidocomofueseposible.

—Sara,esperaconcalmahastaqueyollegue.Iré…Eraconscientedequelabaronesaseguíaenlasala:sehabíasentadofrenteal

escritorioyescribíaunacarta.—Sara,encontraréunasolución.Quédateahí.—Tengomiedo.Vaapasaralgohorrible,losé.—Notepreocupes.Todosaldrábien.Colgó el auricular. Le temblaban lasmanos. «Tranquilo, no puedes perder

ahoralosnervios»,seordenó.—Señorabaronesa.—Carraspeóporque,depronto, lavoz le sonaba ronca

—.¿Podríausteddarmeelrestodeldíalibre?Ellalomiró.Unosojosfríosloobservaron.—¿Algovamal?—Miesposa…nosesientebien…—Losiento.Sí,váyase.—Limpiaréelestanquemañana—mintió.Nohabríaunmañanaparaélallí.Labaronesaselevantó.Seoyóelfrufrúdelosplieguesdesulargovestido.

Sehacíacoserlaropaaúnalamodadelcambiodesiglo.—Tenga.—Sacóunfajodebilletesdeuncajóndelescritorio—.Susueldo

delmesdeabril.Ledoyhoyeldinero.—No, señora—protestó—.Es solo veintitrés y…—«¡No voy a volver!»,

añadióparasusadentros.Teníalaextrañasensacióndequelomirabaconconnivencia.—Tómelo de todas formas. En esta época no es bueno no tener dinero.

Nuncasesabecuándolovaanecesitarunodepronto.Martinagarró,titubeando,losbilletes;losmetióensucartera.—Esmuygenerosoporsuparte,señorabaronesa.Seloagradezco.Unavezmás,consideróporuninstantesidebíapedirleayuda,peroentonces

elladijocontonoformal:

Page 218: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Bueno,puesváyase.Esperoquetodovayabien.Sabía loquepasaba.Ysihubiesequeridoayudarles, se lohabríaofrecido.

Martinrecogiósuchaquetaysusombrero.—Adiós,señorabaronesa.Salió al día primaveral, y creyó que le aplastaría la carga que llevaba

consigo.

Llegóa casadoshorasymediamás tarde.Sarayahabíaoído lospasos en laescalera y lo esperaba en la puerta del piso. Le partió el corazón verla así;parecía haber envejecido en solo unas horas. Tenía la cara casi amarillenta yunassombraspardasbajolosojos.Llevabaunvestidodeverano,deestampadoverdeyblanco,quelequedabacomounsaco.Sehabíarecogidoelpeloyesohacíaquesurostrodelgadoparecieraaúnmásafilado.

—¡Martin!Menosmalquehas llegado.Cómo teheesperado.Yano sabíaquéhacer.Martin,vaapasaralgoterrible,losé.—Seabrazóaélyloarrastróhaciadentro.

Élleacaricióelpeloparatranquilizarla.—Sara,¡cálmate!¿Creesquevoyadejarquenosdeportenalesteparamorir

deformamisteriosacomomipadre?—Pero¿quévamosahacer?Élcerrólapuertaconfuerzayhablóenvozbaja.—He estado en casa de Felicia. Se encargará de nosotros. Podemos

escondernosallí.—¿Escondernos?—Notenemosotraopción.—Pero,Martin,¿cuántotiempopodremosestarescondidos?¿Unaño?¿Dos

años?¿Cincoaños?¿Mediavida?¿Cómovamosaaguantar,cómo…?—Sara, ahora es imposible pensar con tanta antelación. Estamos en una

Page 219: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

situación en la que solo podemos vivir elmomento. Tenemos que ponernos asalvo.

Ellamiróasualrededorconojospreocupados.—Sí,tienesrazón…—Escucha, me gustaría llevar algunas cosas a casa de Felicia. Pero sería

demasiado peligroso hacerlo en unamaleta grande, pues me detendrían en laprimeraesquina.Meteréunaspocasenmimaletíneiréunpardevecesotres.

Saramiróalapareddetrásdeél.—Deberíamosdesaparecerdeinmediato.—No tenemos que presentarnos hasta mañana temprano. No hay ninguna

razónparaprecipitarnos.Seamoscuidadosos,Sara.Ellaintentódominarsudesesperación.—Está bien.Mientras tú vas, yo juntaré lo que necesitamos.Tenemos que

pensarbienloquenosvamosallevar.—En cualquier caso —dijo Martin—, necesito mi máquina de escribir.

Imagínatesipudieseaprovechareltiempoparaescribirunlibrofantásticoque,cuandohayapasadotodo,seconviertaenlaobramásleídadetodoslostiempos.

—Sí—contestóellaenvozbaja.Sus esfuerzos por ser gracioso no la habían animado. Con movimientos

torpesypesados,loayudóallenarelmaletín:calcetines,mudas,jerséisparaelinvierno. Los intentos de Martin de quitar hierro al horror con humor lecrispaban los nervios. Tenía que contenerse para no abalanzarse contra él.Nopodía hacer como si estuvieran preparando el equipaje para unas vacaciones.Eranparias,refugiados,perseguidos.Nosabíamuybienloquelespasaríasilospillaban,loquehabíaalfinaldelviajealeste,peronodudabadequepodíaserlamuerte.

Martinsepusoelabrigo—ibademasiadoabrigadoparaaqueldía,peroerala formamásdiscretade transportarlo—yagarróelmaletín.LedioaSaraunbeso.

—Estarédevueltadentrodeunahora.Talvezpuedasbuscarunpardelibros

Page 220: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quequepanenunabolsadelacompra.—Ten cuidado —suplicó Sara. Y de pronto, intranquila, añadió—: ¡Date

prisa!FueronlasúltimaspalabrasqueMartinleoyópronunciar.Unahoradespués

dequesehubieseido,laGestapoaparecióenlaHohenzollernstrasseydetuvoaSara.

FeliciahabíadecididollevaraMartinencocheacasapararecogeraSarayelrestodelascosas—aúnteníaelbonitoautomóvildePeterLiliencron—,peroluegopensóque,siibasola,llamaríamenoslaatención.Martin,porsupuesto,seopuso:

—Felicia,yalehemoscausadosuficientesproblemas.Nosemolestemás.—Encocheirémuchomásrápidoqueustedeneltranvía.Yespeligrosoque

ustedvuelvaaaparecerporallí.Noesningúnesfuerzoparamí,deverdadqueno.

«Essololamínimapartedetodalahistoria»,pensómientrasbuscabalallavedel coche. La decisión de acoger aMartin y a Sara había tenido que tomarlacompletamentesola,cuandoMartinaparecióensucasaamediodíaparapedirleayuda.Maksimllevabadíasdesaparecido—unodesusviajessecretosdelosquenosoltabaprenda—,yAlexsehabíacitadoparadesayunarconunautoryaúnno había vuelto. Felicia se había enfadado con él por eso, pero se dijo que,después de todo, en algo tenía que trabajar. Con Maksim estaba aún másenfadada,aunqueenjusticiateníaquereconocerque,porunavez,lodeMartinySara no era cosa de él. AunqueMaksim no hubiese aparecido nunca, ella nohabríapodidohacerotracosa.HacíaunaeternidadqueSarayellahabíansidocompañerasdecolegioenBerlín,yleresultabadeltodoimposibledejarlaahoraenlaestacada.

FeliciadoblóconelcochehacialaHohenzollernstrassejustoenelmomentoenqueSara,seguidaporunagentedelaGestapo,salíadelacasayentrabaenelvehículonegro.

—¡Mierda!—dijoFeliciaenvozalta.Dirigióelcochealbordederechodela

Page 221: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

calleyparó.Enseguidaentendiólasituación,yenlacabezacomenzaronaacumulársele

milesdepensamientos.¿CómohabíanaparecidoderepenteenelpisosiMartinySaranoteníanquepresentarsehastalamañanasiguiente?¿Sehabíanolidounadesapariciónplanificada?¿Osimplementehacíanesodevezencuando:iraporla gente antes de lo previsto para evitar una posible huida? ¿Y por qué, ennombredelcielo,nosehabíadadocuentaSara?Talvezhabríapodidohuirporuna puerta trasera…Aunque entonces se acordó de que, desde el principio, aSara no le gustaba la casa de laHohenzollernstrasse porque no tenía salida alpatioyveíaunpeligroeneso.Suspiró.LasintuicionesdeSarahabíanresultadoacertadasunavezmás.Lacasasehabíaconvertidoenunatrampa.

ElcocheenelquehabíasubidoSaraarrancóyavanzóporlacalle.Feliciaseloquedómirandodesesperada,desvalidaeincapazdehacernada.Porlopronto,nopodíaayudaraSara; teníaquevolvera casayocuparsedeMartin. ¿Cómorecibiríalaterriblenoticia?Saraeralaúnicapersonaqueteníaenelmundo.

En el trayecto de vuelta, caviló alternativamente cómodebía darle lamalanoticiaaMartin,dóndepodíaalojarlodemomento—paraelcasodequeSarahablaseenel interrogatorio—ycómopodíahaceralgoporella.Talvezpodíamovilizaralmalditomaridodesuhija.

«LlamaréaAlex,seguroqueélmeayuda»,decidió.Alfinal,nonecesitó llamarlo.CuandoFelicia llegabaacasa, tambiénélse

acercaba,yestabadebuenhumorycontento.Paseabacomosinohubieseenelmundoningúnproblemagrave.

—Hola,Felicia.—Sequitóelsombrero,yellamiróenfadadacómojugabaconélcomosifueseunjovenaspiranteaCasanova—.¿Nohaceunmaravillosodíadeprimavera?HeestadoconKat,hemoscomidoenlaterrazayaligeradolabodegadeTomWolffdedosbotellasmuyexclusivas.Creoqueestoy…

—¡Alex!GraciasaDiosqueestásaquí—lointerrumpió.Alextorcióelgestocomosiloembargaralaemoción.—¡Quealgoasísalgadeesabocatuya…!

Page 222: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Bah,déjalo.Estoesserio.—Corrióhaciaél,loagarródelbrazoytiródeélhacialacasa—.Tengoquecontártelodentro.Nopuedeoírnosnadie.

Page 223: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

3

Alexsehizocargoy,unavezmás,FeliciatuvolasensacióndequeeraélynoMaksimquienestabaasuladoenlosmomentoscríticosdelavida.ÉlfuequiendecidióquenopodíanllevaraMartinaningúnsitioporquesuponíaunpeligrodemasiado grande revelar el secreto a terceros. Tendrían que confiar en laseguridaddelarmarioocultodel sótano.Luegodeterminó loqueFeliciadebíacontarle a Hans Velin cuando lo llamara: nada de haber estado en laHohenzollernstrasseyhabervisto ladetencióndeSara, sinoqueSara lahabíallamado y le había dicho lo del aviso de deportación.Y que ella quería hacertodoloposibleporlibrarlosaellayaMartindelasunto.

—TeinformaráenseguidadequeMartinhadesaparecidoytepreguntarásisabesalgo—dijoAlex—,yentoncestienesquecontrolarlosnervios.

—Lointentaré—mascullóFelicia,nomuysegura.LopeoreraqueMartinsehabíahundido.Estabafueradesíytuvieronque

impedirle,casiporlafuerza,quesaliesedeinmediatoaentregarsealaGestapo.—¡NopuedodejaraSarasola!—chillaba—.Tengoqueirconella.Todoes

culpamía.Yosoyelúnicoculpabledeloquelepase.Felicia consiguió que se tomase dos calmantes, pero su único efecto fue

provocarle sueño y náuseas sin que su desesperación disminuyese en lo másmínimo.

—Haremos todo lo posible para ayudarla—aseguró Felicia—. Por favor,Martin,noserinda.Ante todo,nosemetaustedahoraenlabocadel lobo,noserviríadenada.

Felicialoteníaabrazadomientrasél,llorandocomounniño,gritabatodasupenaysuamargaculpa.

Page 224: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—EllaqueríairsedeAlemanianadamásllegarHitleralpoder;fuiyoquiense lo impidió.Ella sabía loquepasaría, teníaunmiedodemuerte,peroyonoqueríaescucharlapormimalditoorgullo;queríaperseverar,queríademostrarleatodoelmundoquelosnazisnoibanahumillarme,amíno.—Levantólacara,estabaanegadaen lágrimas—.Yahora tendráque sufrir ellapormí.Yoestoyaquíseguroyellavaamorir.Sara,lamejorpersonadelmundo.Nuncahahechodañoanadie,¡nunca!Noselomerece.Yomelomereceríamuchomásqueella.Deje que vaya con ella, no puedo esconderme aquí y dejarla amerced de losverdugos.

—Tranquilo, Martin. Esperemos a ver qué dice Velin. A lo mejor puedeayudarnos.

HansVelin no apareció hasta por la noche en la Prinzregentenstrasse, aunquehacíahorasqueFelicialohabíallamadoparaexplicarlelasituación.EstabadenuevoenMunichdesdeprincipiosdeaño,despuésdequeelasmacasihubieseacabadoconélenRusia.Ahoraleibaunpocomejor,sibien,encualquiercaso,no se había recuperado del todo; ya no podía hacermuchas de las cosas queanteshacíasinproblema,ysuautoestimainestable lovolvíaobienagresivoobientaciturno.Paracolmo,elbebéquehabíanacidoennoviembreeraotraniña,peroSusanneestabaembarazadadenuevoyquizáestavezpudieseporfindarleunhijoalFührer.

—HeilHitler—saludóHans.—Aldiablo—dijoAlex—,estaradiovuelveaestarloca.Aún no había encontrado la emisora que quería, y del aparato solo salían

chasquidosyzumbidos.Velinsesentó.Lecostabarespirar.AFelicialeparecióqueteníamalaspecto.Habíaperdidoelcolordelasmejillasylosojosestabanhundidos,señaldemuchasnochesenvelaenlasquehacíaesfuerzosporrespirarenvezdedormir.

—Una historia fea —comenzó—, me he informado. Esa… esa Sara…

Page 225: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

¿Cómosellama?—SaraElias—respondióFelicia.Selecontrajeronlasmanosdeformainvoluntaria.—Sí, eso, Sara Elias. LaGestapo la ha detenido después de comer, en su

casa.Estabasola.Sumarido…—MartinElias.—MartinElias,segúnhadeclarado,estabatodavíaeneltrabajo.Ellaesama

decasa.Así que no había mencionado su media jornada en la fábrica de Felicia,

seguramentepara no causarle problemas. ¿Habría servidode algoquehubieseestadoaqueldíaenlafábrica?Peroerainútilpensarlo,pueslociertoeraquenohabíasuficientestareasparaellayamenudosequedabaencasaporquenoteníasentidoestarenlaoficinasinhacernada.Peseasusprotestas,Felicialepagabatambiénesosdías.

«¡Nopuedoaceptarlo,Felicia!»«Pamplinas, claro que sí. Somos amigas, es normal que nos ayudemos,

¿no?»Velincontinuóconsuexplicación.—MartinEliasnohaaparecidohastaahoraporlacasa,queestávigilada…

Algoqueélnopuedesaber.—Sí,pero¿dóndepodríaestar?—preguntóFelicia.Velinlafulminóconlamirada.—Buenapregunta.SehadespedidodesuempleoencasadelabaronesaNo-

sé-qué.Hasalidodeallí,comosiempre,alfinaldelatarde.«Ajá,seaquiensealaanciana,porlomenoslohaprotegido»,sedijo.—Nohapasadonadadignodemención:a labaronesano leha llamado la

atenciónnada.Yespocoprobablequemienta.Alguiendebedehaberloavisado.—YSara…¿estáahoraconlaGestapo?—preguntóFelicia.—Sí.Lahaninterrogado,peroporlovistonotieneniideadedóndeparael

marido.—Velintosió—.Aunquepuedequeaúnhable.

Page 226: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Felicia tuvo que controlarse para no gritar. Sabía lo que significaba uninterrogatoriodelaGestapo.

—Esté donde esté Martin, tenemos que ayudar a Sara—dijo nerviosa—.Hans,esamigamíadesdesiempre.FuimosjuntasalcolegioenBerlín.Hans,porfavor, me gustaría que soltaran a Sara y, si hay alguna forma, que saliese deAlemania.

—Tú lo pintas muy fácil—replicó Hans—. No quiero que se haga nadaextraordinario por mi familia. Todo esto es, en cualquier caso, muydesagradable…

Felicialomiróinterrogante.Alexsehabíalevantado,habíasacadounacopadelaalacenayhabíaservidocoñac.SelotendióaHans.

—MiHauptsturmführer…—Gracias. —Hans tomó un sorbo—. La circunstancia es desagradable

porquehayciertassospechasunpococomprometidas.HaygentequepiensaqueFeliciatienealgoqueverconladesaparicióndeElias.

—¿Yo? —Felicia lo miró indignada—. Pero ¡qué disparate! No voy apermitirsemejanteatrevimiento.Nosoytantontacomoparaarriesgarelcuelloporcualquiera.

Captó de reojo una mirada divertida de Alex y supo que se mostrabaconvincente…porquedecíaexactamenteloquesentía.Noestabainterpretando,eraellamisma.LaFeliciaquenosejugaríaeltipopornadie,peroquedevezencuando,demalaganayapretandolosdientes,hacíaloquelascircunstanciaslaobligabanahacer.

El coñac relajó a Velin, que se mostraba un poco menos tenso que alprincipiodelaconversación.

—Por supuesto… son solo rumores. Pero si los rumores se acumulan,puedentenerconsecuenciasdesagradables.

Apurólacopa.—¿Sabe? —dijo Alex—, mi exesposa y yo nos hemos dirigido a usted

porquecreemosquenospuedeayudardeverdad.—Lesirviómáscoñacconuna

Page 227: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sonrisa—.Entendemosqueesuna situacióndifícilparausted,pero,por favor,entiendatambiénaFelicia.SaraEliashahechotantoporella…

Era mentira, pero seguro que impresionaba más a Velin que si Alexsimplementerecurríaaunvínculoamistosoentrelasdosmujeres.

Velinserecostóenelasiento.—Veré lo que puedo hacer, pero les pediría que no se hagan demasiadas

ilusiones.No tengo ni idea de si harán concesiones conmigo.A decir verdad,inclusolodudo.

—En cualquier caso, nosotros le agradecemos sobremanera desde ya susesfuerzos—respondióAlex,cortés.

Era evidente que Velin no tenía ningunas ganas de irse a casa y, además,aquelcoñaclegustaba.Porloquefuese,sequedócasihastamedianocheycontódetalladamenteelencuentroquehabíatenidoconelFührerenBerghof.Sindudanoeratonto:suformadecontarlascosascautivabaalosoyentes.AunquenoeraunhombreporelqueFeliciapudierallegarainteresarse,comenzabaaentendervagamenteloquesuhijaveíaenél.

Cuandosehuboido,Feliciasedejócaeragotadaenunsillón.—Creíaquenoíbamosalibrarnosdeél.Alex,¿creesquepodráhaceralgo

porSara?Alexsehabíaquedadoenlapuertadelasala,contralaclaridaddelpasillo

iluminadotrasél,porloquenoeramásqueunasombraoscura.—Noquierodesilusionarte,Felicia,peronoveomuchasprobabilidades.Lo

quepasaaquíesunagigantescacampañacontratodounpuebloylasestrategiasesencialesynecesariassuponennohacerningunaexcepción.NosélolejosquepuedellegarlainfluenciadeHansVelin,perotampocosélodecididoqueestarámañanaporlamañanacuandocedaelefectodelalcohol.Casimetemoquenomoveráundedo.

Feliciaseapartóelpelodelafrenteconungestocansado.—¿Cómoha podido pasar? ¿Cómoha podido llegar semejante demente al

poder?¿Ycuántovaadurartodoesto?

Page 228: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nomuchomás.Lascampanasyacomienzanatocaradifunto.MoscúfuelaprimeraderrotaseriaquehaafectadoconsiderablementealFühreryahoraestáentrando en pánico. La destitución de susmejores generales en enero fue unaprimera señal típica. Cuando los dictadores megalómanos tropiezan con suslímites, comienzan a cambiar a su gente con una prisa histérica, y cierran losojosalhechodequenodependedelastropas,sinodequequierenloimposible.Envezdesalvarloquequizáaúnpudierasalvarse,intentanllegarasuobjetivoconobstinaciónyviolencia.Conellosolohacenmásprofundoelfosoenelquehan caído. —Calló un momento, y añadió—: Deberías escuchar de vez encuandolaBBC.Entoncessabríasquelosnazisnoseencuentranenunaposicióntanbrillantecomointentanhacernoscreeraquílaradioylosperiódicos.

—Sí —dijo Felicia—, pero, pase lo que pase, para Sara será demasiadotarde.

—Ahoranopuedeshacernada,Felicia.VeacomprobarunavezmáscómoestáMartinyveteadormir.

Suvoz era suave.Felicia recordó la cantidaddevecesquehabía tenido lasensación de que él podía acariciarla con la voz…y lo bien que eso la hacíasentirsiempre.

—Me alegro de que estuvieses aquí hoy, Alex—confesó en voz baja—.Gracias.

Porunmomento,laantiguatensiónvolvióacorrerentreellos,lafuerzadeatracción eterna, secreta, que se apoderaba de ellos siempre entre losdesencuentros. Felicia cerró un instante los ojos. Ahora él iría hasta ella y latomaríaenbrazos…

Nodabacréditoasusoídoscuandoélledioamablementelasbuenasnochesysaliódelasala.Cerrólapuertaconclarafirmeza.

PeterLiliencronsehabíavueltoaquedarhaciaelamanecer,aunquesusueñoeraintranquilo porque había pasado media noche despierto y cavilando. Nunca

Page 229: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

pensóque llevaría tanmal la vida de emigrante.Hacía ya cuatro años que novivíaenAlemaniaynohabíaniunsolodíaenquenolotorturaselanostalgia.Siempresehabíaconsoladodiciéndoseque,coneltiempo,todoiríamejor,pero,encambio,soloibaapeor.LaideadequequizánuncavolvieseaverAlemania,Munich, lo volvía loco; nopodía pensar prácticamente en nadamás.A eso seañadía el trabajo conelque seganaba lavidayqueno legustabanada:unosamigoslohabíancontratadocomocamareroenunpequeñorestaurantecuandoyanolefueposibletransferirdinerodesuscuentassuizasaFranciaysehubogastadotodoloquehabíallevadoconél.

Sedespertócuandollamaronasupuertagolpeandoconfuerza.—¡Abra!—bramóunavozpotente.Asustado,abriólosojos,ylosvolvióacerrardeslumbrado;erajunio,elsol

estabamuyaltodesdemuy tempranoyentrabadirectamenteensucuarto,quedabaaleste.Entoncesselevantó,agarrólabataylaszapatillas,yabriólapuerta.Anteélseencontróaunagentedelapolicíafrancesa.

—¿PeterLiliencron?¿Cómohabíanpodidoaveriguar su identidad?Cuandovolvió tras suhuida

malograda, sus amigos le habían conseguido documentos falsos a nombre deVincentLatour.

—NosoyPeterLiliencron.MeapellidoLatour.VincentLatour.Metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta, que colgaba de un

ganchojuntoalapuerta,sacósuspapelesyselosenseñóalagente.Esteapenaslosmiró.

—SabemosqueesustedPeterLiliencron,judíoalemán,yqueviveenParísconunnombrefalso.

Peter tuvo la impresióndequeen lamiradadelpolicíahabíaunapizcadecompasión.Muchos francesesodiaban lacazade fugitivosquedebían llevaracaboparalosalemanes,yaquelerasindudaunodeellos.

—Losiento—dijo—,tengoquedetenerlo.Lovanatrasladaraleste.A pesar de que Peter no se había sentido nunca seguro y siempre había

Page 230: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

contadoconqueundíallegaríaaquellasituación,ahoralecayócomoungolpe.Almismotiempo,razonaba:¿cómosehabíanenteradodequiénera?Puede

que hubieran detenido e interrogado a alguno de sus amigos y, posiblemente,habíaconfesadounmontóndenombresydirecciones.Noteníaningúnsentidomentir.Lohabíandescubierto.

—Puedeustedllevarcomidaparadosdíasyalgunosobjetospersonales.—Elpolicíasesubiólamangadeluniformeymirósureloj—.Tienequevestirseyhacerelequipaje…Digamosqueestarédevueltadentrodeunahora.

Petercontuvoelaliento.Elagenteleechóunamiradapenetrante.—Unahora—repitió,luegosediolavueltaybajólasescaleras.Petercerrólapuerta.Lecostóentender.Habíaoídoalgunavezaquello:había

policíasfrancesesquedabanelgolpesinpiedad,perotambiénalgunosqueaúnintentaban hacer algo por la víctima y le daban la oportunidad de huir. ¡Unahora!Lequedabaunahoraparaescapar.

Atodaprisa,comenzóavestirse.

Claire volvía aquella mañana a casa después de una de sus peligrosasexcursiones. El sol estaba ya alto sobre las colinas, el rocío centelleaba en lahierba y en la lejanía susurraba elmar en calma. Comenzaba un claro día deveranoy, en lashorasdelmediodía, quizá la calimacubriría los campos,paradespuéslevantarseycolorearelcielosobreelmarconlostonosrojosyvioletasdelatardecer.

Phillip, que estaba despierto en la cama y oyó los pasos de Claire, sabíacómo eran aquellos días de verano bretones. Los adoraba, adoraba incluso lamodorra que volvía el cuerpo pesado en las horas del mediodía y causaba laimpresióndeque la sangre corríaviscosaydulce como lamielpor lasvenas.Luego, cuando se acercaba la noche, se perdía la fatiga y se podía caminar através del brillo del sol por los prados hasta las rocas, recoger de camino unpuñadodeframbuesasdelasprolíficaszarzas,dejarquesedeshicierandespacio

Page 231: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sobrelalenguayquedarseallíarribaparanotarlaprimerabrisayvercómoelsolsehundíaporfinentrelasolas.

Se preguntó dónde había quedado la alegría con que recibía aquellos díasantes.Yano era joven, pero el hechode envejecer, dedebilitarse, no lo habíaentristecidonunca.Siempre lo había sabido: «Tengo aClaire.Tengo esta vidafabulosaenelcampoalladodelmar.Tengolosatardeceresdeveranollenosdecolores, losdíasde inviernodenieveprofunda, lasnoches en lasqueulula latormentay la lluviagolpeacontra lasventanas,y laprimavera, cuandoelmarbrilla como una esmeralda y los animales pueden salir y gritan de felicidad.Mientrastengaeso,nomesucederánada».

Peroentoncesnopodíaimaginarloquepasaría.QuelosalemanesocuparíanFrancia, que un obús mataría a su hijito. Que Claire se convertiría en otrapersona,enunafanáticaqueluchabamovidaporelodio.

Aquellamañanaloreconocióporprimeravez:habíaperdidoaClaire.Yanoseacercabaaella,yanollegabaaellaconsuspalabras.¿QuélehabíapasadoeldíaquemurióJérôme?¿Nohabíacaminodevueltaparaella?¿HabíanenterradoalaClairedeantañoconsuhijo?Aquellosdíashabíanacabado,quiénsabíaloquepasaríaahora.

Tap,tap,tap,seoíanlospasosdeClaireenlasaladearriba.Phillipmiróaltecho.Yanodormíanenelmismodormitorio;ellasehabíaarregladosupropiaalcoba.Se lohabíaexplicadodiciendoquenoqueríamolestarlocuandovolvíatantardeacasa,peroPhillipsabíaqueeraunaexcusa.Enrealidad,loquequeríadecirleera:«Dejaquellevemipropiavida».

Anduvo un rato de un lado a otro. Phillip conocía ya esa intranquilidad.Siempre que Claire volvía a casa después de una noche como aquella, eraincapaz de sentarse o tumbarse enseguida, por cansada que estuviese. Por logeneral, tenía que beber un par de vasos de vino tinto —su somnífero másseguro—,paraalmenoscaerenunsueñoligeroeintranquilo.

Tap,tap,tap.Debíadellevarunamediahoraasí;después,entróensualcoba.Phillip oyó la puerta.Y, como siempre, puso a prueba su fuerza de voluntad:

Page 232: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

«No, no voy a subir. No voy a mirar. No es cosa mía. Voy a levantarme adesayunar.Novoyasubir».Selevantó,sevistiódespacio,estuvounlargoratojunto a la ventana, respirando el aire que aún era fresco, y salió por fin deldormitorio.Le costaba andar esamañana, pues le dolía elmuñónde la piernaamputada.Seoíanlosgolpesdelaprótesisdemaderaenlaescalera.Contrasuvoluntad,movidoporunafuerzamágica,entróenlasaladeestar.Dejócaerlamiradasobreelmadero juntoa lapuerta.Lavioenseguida:habíaunamuescamás.

Peterhabía reunido lomásnecesario, lo imprescindible,porque teníaquesalirconunabolsaquenollamaselaatención.Entreaquellascosas,estabalafotodeFelicia. También unasmudas y calcetines. Sonrió al pensar que antes siemprenecesitabavariasmaletas.

Cuandocruzabaelzaguándeledificio,laporterasaliódelanadayloagarródeunbrazo.

—¡Alto!¿Dóndeva?Peter se disponía a responder conmalasmaneras a lamujer, que ni tenía

derecho a agarrarlo del brazo ni a hacerle aquella pregunta, pero su precariasituaciónleimpedíaarmarunlíoporaquello.

—Tengoquehacerunparderecados—contestóeducado.Ellalomirófijamenteconlosojosamusgados.—¿Asíqueunparde recados?Puesnoes loqueparece. ¿Qué llevaen la

bolsa?Peterseesforzóaúnmáspormanteneruntonocortés.—Perdone,perocreoqueesoesasuntomío.¿Ypodría,porfavor,soltarme

elbrazo?Ellalosoltódeinmediato.—Elportónestácerrado—leinformó.—¿Porqué?

Page 233: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

¿Seloestabaimaginandoolamujersonreíaburlona?—Me parecía más seguro. Creo que el policía que vino a verlo antes no

estaría de acuerdo conqueusteddeje la casa. ¿No iba a volver dentrodeunahoraarecogerlo?

La mujer había estado escuchando al pie de la escalera, era obvio. Peterabandonólaintencióndeechárseloencara.

—Entonces,yasabedeloquesetrata.Porfavor,abralapuerta.—¡Ah, no! —La portera negó, rotunda, la cabeza—. Soy una buena

ciudadana.Apoyoalapolicíademipaísynotrabajocontraella.—Sabebienporquémehadadounahoradetiempo.PorDios,nopodíafracasarporculpadeesaboladesebo.—Yonosénada,apartedequelohandetenidoaustedyquevanapasara

recogerlodentrodeunahora.Novoyadejarque,entretanto,intenteescapar.Eracomounmuro,nivacilabaniseretiraba.Elmoñorubioenlacoronillala

hacíaaúnmásgrandedeloqueeray,apesardelaescasezdealimentosenParís,su vestido se estiraba en torno a su bien proporcionada grasa. Ella, la buenaciudadana, como ella se veía, tenía suficiente para comer porque, desde hacíamásdeunaño,manteníaunarelaciónconunode lossoldadosocupantes,y lehabíadadoinclusounniñohacíapocassemanas.

—Madame—dijoPeter—,sabequelapolicíafrancesaactúaporencargodelos alemanes. En este momento no protegen, por tanto, su país. Protegen alenemigodeFrancia,a las fuerzasdeocupaciónextranjerasquehacensufriralpueblofrancés.

—Yocumploconmideber—replicóella,impasible.Peter sedio lavuelta sindecirunapalabra,dispuesto a subirdenuevo las

escaleras.«Esunalocura,estehombrevieneymedaunaoportunidaddesalvarlavida,yvaestalocayseinterponeenmicaminoymeentregaalosverdugos,ylosdospertenecenalamismanación…Voyamorir.Voyamorirporqueestamujermeretieneaquí…»,sedijo.

Los pensamientos se le arremolinaban en la cabeza.No podía bajar por la

Page 234: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ventana de su piso: por un lado, vivía en un primero, lo que haría el saltodemasiado peligroso; y, por otro, todas las habitaciones daban a la calle y losvecinospodríanverlo.Enelsótanohabíaunapuertaquedabaalpatiodeatrás,pero siempre estaba cerrada con llave, de modo que era improbable que hoyestuvieseabierta:seguroquelaporteralohabíacomprobado.

«Nopuedoabalanzarmesobreellapara salir.Noheatacadoanadieenmivida,nopuedo…»

Las ideasseencadenaban, lospasossehacíanvacilantes.Claro,¿cómoibaPeter Liliencron, el consumado caballero, el esteta, el hombre de manerasexquisitasqueestabaprofundamenteencontrade todoloruidoso, loburdo, lobrutal, a reducir a aquella rubiagordayahacerlacallar?Comenzóa sudardeterror ante la idea, pero casi almismo tiempo le vino a la cabezauna imagencadavezmásnítida,eralaimagendeFelicia,ysurecuerdoeratanfuertecomoaquella mañana tras su frustrada huida a la Francia no ocupada. Lo mirabaimpaciente,conelentrecejofruncidodepurarabiaeincomprensión:«Peter,poramordelcielo,nopuedesestar tanlococomoparasubira tucasaysentarteaesperaralapolicía.Sinoaprovechasestaoportunidad,novasatenerotra.Ve,daleconunapiedraenlacabezaoalgo,yluegotemarchas.¡Hazlo!¡Hazloya!».

Sevolviódespacio.Parecíatenerpesasdeplomocolgandodelospies.—¿Madame?Ellaestabaalpiedelaescalera,vigilándoloparaevitarcualquierintentode

huida.—¿Sí?—contestódesconfiada.—Madame, unaúltimapetición.Megustaría enviar una carta amimadre.

Notengosellosytampocopuedocomprarlos.¿Medaríausteduno?La expresión de desconfianza en la cara de la mujer se convirtió en

desprecio.¡Queríaescribirunacarta!¡Noseleocurríaotracosa!Habíaesperadoque,almenos,intentasebajarporelcanalón;ellahabríagritadoportodalacalle,lo habrían detenido y ella habría hecho su gran papel… Pero no, capitulaba.Típico, justo loquesiemprehabíapensadodeél.Extravagantecomoera,muy

Page 235: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

educado, sí, pero tranquilo y huraño, y ¡ese rostro ascético! Claro, no iba amoverniundedoparadefenderse.

—Bah,siessoloeso—dijo—.Unselloselodoy.Perotendráquepagarlo.—Porsupuesto—respondióPeter,ybajólasescaleras.La portera se volvió para entrar en su casa.Rápidamente, él le retorció el

brazopordetrásdelaespaldayconunamanoletapólaboca.—Niunruido—dijoPeter—.Niunruidoolamato.Laporterahizoungorgoritoysedefendiócontodassusfuerzas,lediouna

patadaenlapiernayserevolviócomounpezenelanzuelo.Sinembargo,conunabrutalidadquenohabíaimaginadoenelpálidointelectual,Peterlelevantóelbrazoretorcidoyeldolorladomó.Ellasedejóarrastrarhastasucasa.Peterlalanzó contra el sofá de la cocina y apretó su rostro contra un cojín con tantafuerza que la portera creyó asfixiarse. Después se medio tumbó sobre ella y,mientras la aplastaba con todo su peso, hurgó en el bolsillo del delantal hastaencontrar,porfin,loquebuscaba:lallavedelportón.Aquellallavedeseguridadquesoloteníalaporteraynadiemásenlacasa.Lallavedelalibertad.

Lamujerserevolvíaotravezconmásfuerzaporqueyapodíarespirar.Petermiróasualrededor.Enlamesajuntoalsofá,descubrióuntrapoblancoenelquela portera había envuelto con pulcritud su atroz labor de ganchillo verdeamarillento. Se deshizo de la labor, tiró del trapo para ponérselo a su víctimaalrededordelacabeza,demaneraquelabocaquedaseabiertaylatelaapretaselascomisuras,y loatóen lanuca.Le retorciódenuevoelbrazoy laobligóalevantarse; estabagrotescacon lamordaza:ponía losojos enblancoyparecíatrabajarfuriosamenteconlalengua.

Peterlaempujódelantedeélporelpasillo,ensubúsquedafebrildeunlugardondeencerrarla.Todoel rato leparecía estar interpretandoalprotagonistadeuna mala película. Escenas como esas solo las había visto en el cine; nopertenecíanalavidarealymuchomenosalasuya.

Junto al baño había una pequeña despensa sin ventanas, oscura como unatumba.Peterempujódentroalacadavezmásenconadaportera,oyósacudidasy

Page 236: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

un estrépito porque debía de haber caído sobre todas las cosas que habíaamontonadasallí.Lamujersoltóunaterradorgritoentrecortado.Quizásehabíatorcidoel tobilloo sehabíahechodaño,peronoeramomentodeaveriguarlo.Petercerrólapuertaygirólallave.Porunsegundoseapoyósinalientocontraella.«¡Salvado!»

—Felicianoselocreería—murmuró.Luegoseapresuróaregresaralapuertadelacocinayrecogiólallavequeen

elcuerpoacuerposehabíacaídoalsuelo.Yahoraacorrer.Ensuluchaporlasupervivencia, había conseguido una victoria decisiva; y, aunque un instintoarraigadoensusentrañassehabíaapoderadodeél,yaleparecíainimaginableloqueacababadesuceder.

Page 237: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

4

La división a la que pertenecía el regimiento de Max Marty había vuelto aPolonia. Los huecos en sus filas se habían hecho más grandes desde lamalograda ofensiva a Moscú, y los hombres estaban agotados y sufrían lasconsecuenciasdelaspenalidadesylasenfermedades.SeencontrabanaloestedeVarsovia, casi en la frontera entre el Gobierno General y el Reich, y Maxdeliraba por un permiso en Berlín. Por fin, el jefe de la compañía se locomunicó.

—Pero manténgase disponible —le recomendó encarecidamente—, esposiblequelollamenderegresodeunmomentoaotro.

—Porsupuesto,miteniente.Por primera vez desde hacía mucho, Max volvía a sentir un poco de

esperanza.Aveceshabía tenidolasensacióndequeel inviernogélido, lamuerteasu

alrededoryeldesconsuelodeaquellosdíashabíanacabadocontodoloqueteníaalgunaimportanciaparaél:lapaz,lafelicidad,eldeseo,eléxtasis…Peroahora,lejosdelhorror,reconociólovivoqueseguíaestando.Depronto,teníaotravezesperanzadequeaquellaguerraterminaseenalgúnmomento,dequevolviesesuantiguavidayeltiempocubriesesuavementelasheridas.

Belle…Pronunciabaelnombreensumenteunayotravez.Silaveía,dabaigual lo corto que fuese el permiso, pues podría decirle todo lo que le habíapasado por la cabeza en el tiempo que habían estado separados; en sumayorparte, ya lo había escrito, pero sería otra cosa cuando la tuviese ante él y nohablasensoloconpalabras,sinoconlosojos,unasonrisayeltactofamiliar.

En un autobús viejo y destartalado, Max cruzó la frontera hacia la Alta

Page 238: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Silesia,yenBreslaviatomóeltrenaBerlín.Erael24dejuniode1942.

Belle salió de los estudios de laUFA y respiró profundamente cuando el airepurodelanocheledioenlacara.AcababadecerrarselaúltimaclaquetayBellediograciasalcieloporpoderpararal fin.Aúnsufría lassecuelasdeunfuerteresfriadoysesentíamareada.Conunapelucarubiaen lacabeza,había tenidoque participar en una estúpida película de propaganda para la organización deocioKraftdurchFreude.Erasobreunamujeralaquecortejabandosintrépidossoldadosdelfrentey,trasmuchasidasyvenidas,ellasedecidíaporuno;peroelotro encontraba entonces a una bonita rubia, y al final todos brillaban ante lacámaraydeclarabanquetresañosdeguerranohabíanpodidoreducirenlomásmínimolaalegríadeviviryeloptimismodelosalemanes.

«Estos deslices los tendré que omitir en mis memorias», pensó Belle. Seplanteaba adónde ir: a casa, como le gustaría, o a la de la abuela Elsa, quellevabatodalasemanacuidandodeSophieyalaquenoestaríamalayudarunpoco.

Depronto,alguiendijoasuespalda:—¿Tendríaustedunmomentoparauntercerhombre?Sevolvió.—¡Andreas!Allí estaba, sonriéndole sin más. Tras un segundo, entendió que su

comentariosereferíaalapelículayaltirayaflojaentrelosdoshombres.—¿Cómosabes…?—preguntósorprendida.—Hevistolaúltimahora.Unamuchachamuyamablequeteníaalgoquever

conlailuminaciónmediopermiso.—Eso no ha estado bien. Sabes que odio que me mire gente de fuera

mientrastrabajo.—Sí.Perodealgunamanerateníaquellegarati.Belle se quedó callada, preguntándose por qué demonios estaba tan

Page 239: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

increíblementecontentadeverlo.—Vaya,asíyapuedesvolveradarmelargosdiscursossobrelasporquerías

queinterpreto—dijoenvozbaja.Éllatomódelbrazoytiródeellahaciasucoche.—No. Al fin y al cabo, la película sirve para fortalecer la voluntad de

aguantedelpuebloyesoesmuydigno.—Ellalomiródesconfiada.Élserio—.Nomemirestanseria,Belle.Meconsumosinvertedurantemedioañoy,cuandoteveoporfin,creesquesoloquieropincharte.

—Noseríalaprimeravez,¿no?—Belle,soloquierocenarcontigo.Ella dudó, aunque podría haber dicho que sí en el momento. Estaba tan

hambrientadecompañíamasculina,tancansadadeestarsola…—Nosé,Andreas.Enrealidad,deberíairaveramihijaacasademiabuela.

Hacedemasiadotiempo…—Todaslasabuelasestánlocasporlosbebés—repusoAndreas—,ytodos

losbebésestánlocosporlasabuelas.Loséporexperiencia.Asíquedéjalasalasdosserfelicesjuntasyvenconmigo.

—Andreas…—Serevolvíacomounpezfueradelagua—.YateexpliquéenNavidadesporquénopuedo.

—Claro.Quieresserunabuenaesposaatodacosta.Pero,puestoquenotehasregidoporeseprincipionunca,noveoporquétendríasquehacerloahora.

—Basta—seenfadóella.Peroélsoloserioyabriólapuertadelcoche.—Subeydejadepensar.Estásterriblementepálidayparecescansada.Creo

quehasdejadodedivertirte.Erabonitohablar conél, sentarse juntoa ély,de tantoen tanto,mirarlo e

imaginar que le pasaba los dedos por su cabello negro. Aún usaba la mismalociónde afeitadoque cuando se conocieron, yBelle comenzó a recordar unatras otra imágenes de las noches con él, detalles que hasta entonces había

Page 240: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

relegado al último rincón de su memoria. Cuando llegaban ante la casa deAndreas,sudefensayanovalíanada.

—Creíaqueíbamosacenar.—Yvamosacenar.Peroenmicasa.En el piso nada había cambiado. Belle se sentó en el sofá y escuchó a

Andreas,quepidióunmenúdecincoplatosenelHabelWeinstube.—Estaráaquídentrodemediahora—dijoalcolgar.—Te va a costar los cupones de todo unmes.—La voz de Belle sonaba

tomada—.Losabes,¿no?—Lotengoclarísimo—respondióAndreasenvozbaja.Sesentóenelsofájuntoaellaylabesó.Nosetomaronniel tiempodeir

hastaeldormitorio,aunquehabríasidomáscómodoqueenelestrechosofá:sedesnudaronimpacientes;habíasidoundíadecaloryteníanlapielaúntempladaysaladadelsudor.

—No vuelvas a dejarme nunca —susurró Andreas—. Me enfadé tantocontigoenNavidadquehabríapodidoestrangularte,y luegocasimehevueltolocodedeseoporti.

—Amímehapasado lomismo…Andreas, tenía la sensacióndeno estarviviendodeverdadydequenadateníasentido…

QueríadescribirleladesesperaciónconlaquehabíareaccionadoenNavidadalacartadeMax,queríaaclararleporquétodohabíasidoasí,peroyanopodíaponerlepalabras.Andreassemovíadespaciodentrodeellaysedetuvoporqueno quería que todo acabase demasiado pronto. Se irguió, le acarició el pelodelicadamenteydescubrióqueselehabíanenturbiadounpocolosojosgrises,queyanoerantanfríos,queyanoparecíantanimplacables.

—MihermosaBelle.Nunca he querido a ningunamujer como a ti. Puedequenuncahayaqueridoanadiedeverdad.Novoya seguirprotegiéndomedeello,Belle.Tequiero,yvaasersiempreasí.

Eran palabras que se solían decir enmomentos como aquellos, peroBelleconocía aAndreasy sabíaqueno lashabríadicho sino las sintiera.Esperaba

Page 241: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quenosediesecuentadelasensacióndetriunfoquecrecióenella.Eranelunopara el otro. Siempre lo había sabido, y él, por fin, lo había comprendidotambién.Bellenocontemplóeneseinstantequeesosuponíatenerquetomarunadecisión;nopensabaenlasconsecuencias.

—Andreas,quédateconmigomientrasviva—dijo.Enseguidalosdosseolvidaríanporunossegundosdequeelmundoseguía

girandoasualrededor.

MaxllegósobrelasochoalacasadelaAlexanderplatzyledecepcionóverquenohabíanadie.Casicontabaconello,dadoqueBellellegabaamenudotardeacasa; quizá estaba trabajando o había salido con colegas. Esperaba queaparecieseencualquiermomento.

Teníahambreyloprimeroquehizofuebuscarenlacocinaalgodecomer.Al final, encontró unpocodepany queso, y unabotellamedio llenade vinotinto.Comióybebióenpaz.Despuésrecorriólashabitacionesycomprobóconunasensacióntranquilizadoraquenadahabíacambiado.HabíaunpardezapatosdeBelleenmediodeldormitorio;enelsillón,unassobreotras,unmontóndeprendas de vestir. En el baño era donde más se notaba su presencia: suscosméticosestabanesparcidosportodaspartes,suropainteriorrepartidaporelbordedelabañera.Enelespejoteníapegadasufotodeboda.Mirólafotoconatención:¡quéserioparecía!Belle,porelcontrario,conelvestidoblancoyunsombreritotambiénblanco,irradiabaalegría.Sindudaesedíahabíasidofelizdeverdad.

«Belle,haytantascosasquetequierodecir.»Sesentóyesperó,escuchóeltictacdelrelojdeparedyviocómosehacíade

noche. Como no encendió ninguna luz, pudo prescindir de las persianas deoscurecimiento y observar el cielo estrellado.Hacia las diez se le ocurrió queBelletalvezsequedaraencasadesuabuela.Porsupuesto,¡tendríaquehaberlopensado antes! Belle se veía obligada a dejar allí a Sophie durante el día y,

Page 242: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

seguramente, pasaba la noche en la Schlossstrasse tan a menudo como podíaparaestarconlaniñaporlomenosporlamañanayalacostarla.Sepusolagorraysaliódecasa.

ElsaDegnellytodavíaestabadespiertaysevolviólocadealegríacuandovioaMax.Leechólosbrazosalcuelloalmaridodesunieta.

—¡Max! Gracias a Dios. Hacía tanto que no teníamos noticias. ¿Estás depermiso?¿TequedasmuchotiempoenBerlín?Quédelgadoestás.

Max sonrió mientras las tiernas manos de la anciana le acariciaban concuidadoelrostro.

—Estoybien,Elsa,deverdad.ElinviernoenMoscúfuebastantepenoso…—¡Lamentira piadosamás exagerada delmundo!—, pero ya he olvidado lossabañonesyelhambre.—Apenaspodíaocultarsuimpacienciaysuexpectacióncuandopreguntó—:Elsa,¿estáaquíBelle?

Elsalomirósorprendida.—No.Supongoqueestaráenvuestracasa.—Allínoestá.Laheesperadodoshoras.¿Dóndepuedeestar?Elsa,alaquenoseleescapóladecepcióndeél,lomiróperplejaytriste.—Diosmío,quéhorrible.Porfinvienesacasayjustolaprimeranocheno

os encontráis. Puede que Belle haya ido a una fiesta con sus colegas, porqueestabanrodandounapelículadepropagandayhoyteníanqueterminarla.—Lotomódelamano—.PeroSophiesíestá.Venaverla.

Sophiedormíaprofundamenteynosedespertónisiquieracuandosupadrese inclinó sobre ella. Con dos años, le parecía la niñamás guapa delmundo.Tenía las pestañas largas y un hoyuelo en la barbilla. Al resplandor de lalámpara,lebrillabanlasmejillas,frescascomorosas.

—Cuandoseamayor,vaasermásguapainclusoqueBelle—susurróMax.Luegosevolvió—.Vamos.Sisedespiertaderepenteyveaquíaundesconocidosinafeitarydeuniforme,sevaallevarunsustodemuerte.

Page 243: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Depuntillas,salierondelcuarto.—Quédateaquíestanoche,Max—dijoElsa—.Seguramente,Bellevendrá

porque lleva tres días sin ver a Sophie. Además, si no, tendrás que recorrermediaciudaddevuelta.

Maxasintió.Estabamuycansadoy,porotraparte,noqueríacorrerdenuevoelriesgodellegaraunacasavacíayencompletaoscuridad.Elsalo llevóa laantigua habitación de su hija Felicia, en la que Belle dormía siempre que sequedabaapasarlanoche.

—Aquíteencontraráenseguidacuandollegueacasa.Quedescanses,Max.Mealegraqueestésaquí.

CuandoElsahubosalido,Maxsedesvistió,dejósuscosasconcuidadoenelrespaldodeunasillaydeprontodejódeestarcansado.Duranteunrato,leyóunarevistaquehabíaen lamesa; luego,pocodespuésde lamedianoche, apagó laluz, aunque tampoco pudo dormir.Con los ojos abiertos como platos,miró laoscuridad,escuchócadaruidodelacasa.PeroBellenollegó.

Alamañanasiguientellovíaacántaros,unalluviacálidadeveranoqueapenasrefrescaba.BellehabíadormidoenbrazosdeAndreascomounbebé.Trasunacena fabulosa, se habían ido a la cama para amarse otra vez y, en algúnmomento,hacialastresdelamañana,sedespertaronlosdosalavezdemaneramisteriosayvolvieronaabrazarsemientrasfueracaíayalalluvia.

Durante el desayuno—Belle estaba bebiendo café solo, una exquisitez—,AndreasdijoqueteníaqueiraZurich.Belledejólataza.

—¿Hoy?¿Ahora?—Dentrodeunahora.Esunviajelargo,nodeberíamosperdertiempo.—¿Nodeberíamos?—Sí,hepensadoquepodríasvenir.Seráncincodíasylopasaremosbien.—Sí,peronopuedo…Quierodecir,nopuedoirmeasídefácil…—¿Cómo que no?Dijiste que ayer fue el último día de rodaje.Y, a decir

Page 244: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

verdad,estásmuydesmejorada.Uncambiodeairestesentaríabien,Belle.Estásdemasiadopálida.

—Enrealidad,tendríaqueocuparmedeSophie—dijoBelle,molesta.Andreassonrió.—¿Yquiénseocuparádemí?—Supongoqueallínotefaltaráncandidatas—respondiómordaz.—Seguro.Perosolotequieroati.—Lamiróserioypersuasivo—.Porfavor,

creoquenotearrepentirás.El finalde lahistoria fue,porsupuesto,queBelleaccedió,aunque lamala

conciencialaroíacomounarata.Pasaronporsucasaparaquepudieserecogerropainterioryunpardevestidos.Eneldesordengeneral,Bellenosediocuentadequehabíaunplatoyunvasoenlamesadelacocinay,puestoqueMaxhabíadejado su poco equipaje en lomás alto del armario del dormitorio, no lo vio.Cuandosaliódelacasa,noteníaniideadequesumaridohabíaestadoallí.

Andreasestuvoduranteelviajedelmejorhumor.Hablóyserio,ylecontótodas las historias posibles de su vida. Había comprado unas ensaladas en elrestauranteHorchery llevabaunabotelladevino,yamediodíaalmorzaronenunpradoenmediodelbosque.Laguerraparecíamuymuylejos.Habíadejadodelloveryelsolcaíaentrelasnubeshaciendoquelahumedaddelahierbaseevaporase.Elaireolíaaresinayamusgo.Hambrientoscomoestabansiempreunodelotro,hicieronelamorallímismo,yBelleteníaluegobriznasdehierbaenelvestido.CuandollegarondenocheaFrankfurtyfueronasuhotel,Andreaslepusosuchaquetasobreloshombrosparaquenopareciesetaninmoral,comodijoél.

Belle no le había dicho a su abuela nada; ni en persona ni por teléfonoconseguiríaengañarla,ynopodíarevelardeningunadelasformaslaverdaderarazóndesuviaje.DesdeFrankfurtenvióuntelegramaenelquedecíaque,porsorpresa,estabaallípararodaralgunasescenasexterioresyquevolveríaaBerlínal cabodeunosdías.Tenerquementir le sentó fatal,yAndreas se riodeella

Page 245: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

durante la cena. Como ya eramuy tarde, solo consiguieron un triste plato dequesoyunpocodepannegro.

—Siemprelamismaniñaquehaaprendidoquenodebementiralosadultos.A veces eres muy graciosa, Belle. Sobre todo cuando tienes cara de malaconciencia,comoahora.

Bellelomiróenfadada.—Paratiesfácil.Peroyonodejodeestarcasada.Noestábienqueestéaquí

sentadacontigo.—Eras demasiado joven cuando te casaste.Demasiado inexperta.Y nunca

hasqueridoaMaxMarty.—Eso no es cierto. Le queríamucho. En ciertamanera, aún le quiero. Es

soloque…—Essoloquetegustaacostarteconmigo,¿no?—terminóéllafrase.Bellelomirófríamente.—Escierto.Bienmirado,túyyoestamosjuntosporinterés.Sinapenasdarsecuenta, sehabíadeslizadoentreellosun tonodistinto:en

Andreascasisenotabanlaagresiónyloscelos,yBelledisfrutóporqueanteseraellalaqueinterpretabaesepapel.Andreasempujóelplatodelcamembertsecoyselevantó.

—Vamos—dijo—.Vistolovisto,nodeberíamosperdereltiempo.Aquellanochesecomportódeunaformabrutalydesconsiderada,yBellese

avergonzóunpocodequelegustase.Paralamañanasiguienteestabanotravezdeunhumorradiante,secontaronunpardesecretosy,siemprequesemiraban,unosentíalanecesidaddetomardelamanoalotro.VolvíaalloveryAlemaniaestabaenguerra,perocesaríalalluvia,ylaguerraterminaría.

Pocoantesde la frontera suiza, aBelle leparecióqueAndreasestabamáscallado, incluso parecía un poco nervioso. Conducía muy concentrado y noapartabalosojosdelacarretera.Selehabíadibujadounaprofundaarrugaenlafrente.

Aqueldíaeranlosúnicosantelabarrera,yelagentealemánsealegródela

Page 246: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

novedad.—¿Porquéquieren entrar enSuiza?—preguntó tras estudiar con atención

lospasaportes.—Soy director de una empresa de aceros finos —aclaró Andreas—.

Trabajamosenestrechacolaboraciónconlaindustriaarmamentística,enespecialconlascuchilleríasdeAugsburgo.SolopodemosencontrarenSuizaalgunasdelasmáquinasdeprecisiónimprescindiblesparanuestrainvestigación,yesaeslarazónporlaquevoyaZurich.Yahavistomisalvoconducto.Además,aquítienelosvalesdegasolinaquemehandadoparaelviaje.

—Esmejorquevengaunmomentoamioficina.Conunligerosuspiro,Andreassaliódelcoche.—Esperaaquí,cariño.Enseguidavuelvo.Ellalomiróentrarenunpequeñoedificioy,degolpe,todoslosproblemasse

levinieronencima.¿Quéibaaserdeellos?¿YdeMax?Nopodíairycontárselotodo.Seríademasiadoparaella,nopodríasoportareldoloryladecepciónenelrostrodeél.

—Ahoranoquieropensarenello.¡Yaencontraréunasolución!Para distraerse y estirar las piernas, decidió dar un par de pasos arriba y

abajo.SeechóelabrigodeAndreasporloshombroscomoproteccióncontralalluviayaspiróconfuerzaelairearomático.¡Québienlesentabadespuésdelosmuchos días de bochorno en Berlín! Durante un segundo, se le ocurrió laabsurda ideadenovolver,de fugarseconAnderasyempezarunanuevavida.PeronopodíaabandonarasíaSophie.

Uncrujidolasacódesuensimismamiento.Miróelabrigo.Noseexplicabadedóndeveníaeseruido.Seinclinóypalpóeldobladillo.Papel.Papelcosidoenelforro.Pliegosenteros,ahoralonotabaconclaridad.Despuésdeasegurarsedequenadielamiraba, lediolavueltaalabrigoyexaminóel interior.Enefecto,alguien había descosido el forro y lo había vuelto a coser con puntadasincreíblemente delicadas.Habría sidoAndreas. Pero, por amor del cielo, ¿qué

Page 247: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

eraloquequeríapasardeaquellaformaporlafrontera?¿Quélehabíadichounavez,cuandolepreguntóquéhacía?«Nomepregunteseso,Belle.»

Metió las dosmanos en los bolsillos del abrigo y observó el fragor de lalluvia.¿QuésabíadeAndreasdespuésdetodo?

—¡Belle!—Sevolvióy loviodepie junto al coche—.Tevas a empapar.Vamos,estátodobien,seguimos.

Volvíaaestardebuenhumorycontinuóasíaldíasiguiente.Enelcaminodevuelta,sinqueéllonotase,Bellepalpódenuevoelabrigo,

que estaba en el asiento trasero. Ya no había crujidos. Los papeles habíandesaparecido.

CuandollegóeltelegramadeFrankfurt,MaxvolvióalaAlexanderplatzapesarde la insistencia fervorosa de Elsa para que se quedara en su casa. Pero susciclámenes en las ventanas, los cojines del sofá y los cuadros de familiaenmarcados lo habían agobiado siempre. Además, notaba la compasión de laanciana: estaba preocupada y afligida, y él no podía soportarlo. Le torturabatenerquesuperarsudecepciónysupreocupaciónparacontestara laspalabrasdeconsuelodeElsa.Mejorlaspasabasolo.IntentóconvencersedequenohabíamotivosparaalterarsetantoporelviajedeBelle,porqueellanopodíaadivinarsullegaday,despuésdetodo,tampocoibaaestarencasatodoeldíaesperandoporsiélregresabaderepente.Además,eratontoporsupartedudardeellasoloporquehabíaconstatadoquenopasabaapenasunanocheencasa.Noqueríasermezquinoyceloso.

«Estoytanalteradoporquetodamividasehadescarrilado»,pensómientrascaminaba sin descanso por la casa, parándose una y otra vez a mirar por laventana.«Nuncamehesentidotandébil.Lalocuradelfrente…Belleeselúnicososténquemequeda.Depronto…tengounmiedoaterradoraperderla.»

Mirócalleabajo,elsolbrillabaylagentellevabaropaligera.SepreguntósiteníanideadelaespadadeDamoclesquecolgabasobresuscabezasydecómo

Page 248: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

iba a terminar todo aquello. ¿Qué quedaría para él y para Belle cuando todohubieseacabado?

Aldíasiguiente,recibióuntelegrama:debíavolverurgentementeydeinmediatoasuunidad.Dosdíasdespués—porlanocheBellellegaríadenuevoaBerlín,perodeesoélnoteníaniidea—,estabasentadoyaeneltrenaVarsovia.Adóndeiríadespuésnolosabía.EnaquellosdíassoloteníacertezaselaltomandodelaWehrmacht:empezabalaOperaciónAzul.LamarchahaciaStalingrado.

Page 249: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

5

Aprincipiosdeseptiembre,ClaireledijoaPhillipquenopodíanseguirasí.—Tienesqueentenderlo.Yanonosunenada.Nopuedovivirconunhombre

que no me comprende. Que me mira como si… estuviese haciendo algomonstruoso.

Eradenoche,enlasalatitilabansolounpardevelasyClaireestabajuntoalaventanafumandouncigarrillotrasotro.Phillipestabasentadoenunasillayteníalapiernademaderaestiradaanteél.Elmuñónvolvíaadolerlemucho,peroelmédicolehabíadichoquenosepodíahacernada.

—¿Yanonosunenada?—repitiólaspalabrasdeClaire—.Nosconocemosdesdehacemásdeveinteaños.Estamoscasados,vivimosjuntos.Teníamosunhijo…

—Nuestrohijoestámuerto.—Sí.Pero¿soloporesotienequemorirnuestroamor?—¡Ah,Phillip!—Sonabaimpaciente,seencendióotrocigarrillo—.Todoes

muchomáscomplicado.—No tendríaporqué ser complicado,Claire.Nodeberíahabernadade lo

quenopudiésemoshablar.—¡Tendría! ¡Debería! ¡Acepta la realidad de una vez, Phillip! No nos

hablamosporqueningunoentiendeyaloquehaceelotro.Tengoqueseguirmicamino,¡compréndelo!

—¿Hayotrohombre?—preguntóceloso.—Nodeberíaspreguntarmeeso.—Mierda, Claire, todavía estamos casados. Creo que tengo derecho a

preguntártelo.

Page 250: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Ellamirólaparedtrasél.—Nodebícasarmeconunalemán.Losalemanestienenamipadreyami

hijosobresuconciencia.Deberíahabersabidoquenuncadejaríadeodiarlosyquetúnopodríasaceptarlo.

—No tiene nada que ver con que yo sea alemán… ¡Con que lo fuese!—añadió—.Pienso, siento,habloy sueñoen francés. ¡Este esmipaís!—Podríahaberlasacudidoparahacerlaentender.

—Nosepuedecambiardepaíscomodezapatos,Phillip—repusoellamuytranquila—.Nodeverdad.Nosepuedencortarlasraícesytrasplantarlas.

—Entonces…entoncesmedejasporque soyalemán—sonabaamargadoydesesperado.

—No.Porquehecambiado.«Estoesabsurdo»,pensóél,cansado.—¿Ydóndesesuponequevoyair?—Puedesquedarteaquí.Mevoyyo.—Estugranja.Noquiero…Impaciente,ellaapagósucigarrillo.—Hacetiempoquetepertenecemásatiqueamí.Esolosabesbien.Yosola

no podría haberla conservado. Han sido tu trabajo, tu esfuerzo, lo que la hamantenido.

—Nomeimportalapropiedad—insistióél,ypensóalavez:«¡Quélocurahablarprecisamentedeesto!Noesloimportanteahoramismo».

Clairesesuavizóunpoco.—Nopuedoocuparmedeella.Hazlopormí:quédate.Nodejesquetodose

arruine. Esta finca ha pertenecido a mi familia más de doscientos años, mispadresymihijoestánaquíenterrados.Megustaríaquetequedases.

Élpensó:«VaallegarnoviembreycomenzaránlastormentasdeotoñoenelAtlántico.Lacostaquedaráenvueltaenlablancaniebla.Losárbolesdeljardínestánperdiendolashojasylaescarchacubreyalosprados.Loschillidosdelasgaviotasseextinguenenunasoledaddesesperada.Estarésolo».

Page 251: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Ydóndevastú?—preguntó.—Aquí y allá—dijo Claire, elusiva—. Me he vuelto demasiado inquieta

paraquedarmeenelmismositiodemasiadotiempo.Seencendióotrocigarrilloysaliódespaciodelasala.—¡Claire!Segiró.—Solovoyunpardeminutosaljardín.Novoyadesaparecerasí.Realmentetuvomiedodequeellasefueseenaquelsegundoynovolvera

verla. La estancia y todos los muebles se desvanecieron ante sus ojos. Habíapasado su juventud —hacía demasiado tiempo de aquello— en un colegiomilitar prusiano, y allí le habían quitado el llanto; de hecho, siempre se habíaprohibido las lágrimas, incluso en aquel horrible momento en que el médicofrancés le comunicó que tendría que cortarle la pierna. Pero ahora estaba allísentado llorando, llorando desconsolado y cada vezmás fuerte, y por primeravezensuvidadeseóqueentonces,en1918,lastrincherasdelFrenteOccidentalnolohubiesenconvertidoenuninválido,sinoquelabalalehubiesealcanzadoenelcentrodelcorazónolehubieseatravesadolacabeza.

LosalimentosestabancadavezmásracionadosenAlemaniaylascolasantelastiendasenlasciudadeserancadavezmáslargas.Lagenteesperabahorasparacomprarpanycarne,ylacantidaderaamenudomuyescasa.EraundíafríodeprincipiosdediciembreycorríaunvientocortanteporlascallesdeBreslavia.ElÓdersehabíacongeladoylosniñospatinabanenlasorillas.

Nicola Rodrov había pasado dos horas en la panadería y luego otra en elverdulero. Tenía los labios amoratados, sentía los pies como dos bloques dehielo.Caritativa, observóque losque esperaban en la coladejabanpasar a unhombrehaciadelante;unexcombatiente,seguro,pueslefaltabaunapiernapordebajodelarodilla.Avanzabaconesfuerzoconlaayudadedosmuletas.

Conlabufandacubriéndoleelrostro,Nicolaseapresuróavolveracasa.Qué

Page 252: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

feoysombríoseveíatodohoy.NuncalehabíagustadoBreslavia,pero,parasersincera, tenía que reconocer que era injusta con la ciudad. En realidad nuncahabíaqueridoque legustasey,desdeelprincipio,nohabíaencontradoenellanada bueno. Estaba enamorada de Berlín y no habría dado oportunidades aninguna otra ciudad. Serguéi la había obligado a vivir allí. Porque había sidodemasiado estúpido para encontrar trabajo en Berlín. Y apenas se habíamantenido a flote más adelante en Breslavia. Ahora estaba refugiado en undespacho de la Wehrmacht y había conseguido que su superior lo declaraseimprescindible,pero tampocoesofuncionaríapormuchotiempo,pues lasfilasdelejércitoraleabancadavezmásyunhombresanodecuarentaañosnopodríarehuirelcompromiso,alalarga.

Nicola añoraba de todo corazón Berlín, los hermosos tiempos con susmuchosamigosya lavivarachaBelle.Sehabíandivertido tanto,y lavidaerasencilla.NicolapensabaamenudoqueenBerlíninclusolascolasleimportaríanmenos.

Serguéiestabaencasa,tumbadoenelsofádelasaladeestarmientrasleíaelStürmer. El periódico debía de haber llegado a susmanos de algunamanera,porqueSerguéinoestabadispuesto apagarnadaaHitler, eso lo sabíaNicola.Después de todo, era culpa del Führer que pudiesen mandarlo al frente encualquiermomento.

—Nicola,¿erestú?—Sí—contestóenfurruñada.Dejólacestadelacompra,sequitódespacioel

abrigo, labufanda, elgorroy losguantes.Suspiesdespertaronenseguidaa lavidaencuantoloshubosacadocondolordelasbotas.Fuecojeandohastalasaladeestar—.¿Cómoesquenoestáseneltrabajo?

—Nohabíanadamásquehacer.Serguéiselasarreglaba,eraobviounavezmás,paraesquivartodoesfuerzo.

Nicolanopudo reprimir cierta amargura.Aotros losmatabanenel campodebatalla, mientras Serguéi se repantingaba cómodamente en el sofá. No pudoevitar pensar en su primo Paul, que se encontraba con su regimiento en el

Page 253: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Cáucaso,yenelesposodeBelle,Max,quetomabaparteenlaenconadabatalladeStalingrado.Cadadíapodíallegarleslanoticiadesumuerte.

—Estoydeltodoagotada—dijo—.Acabodepasaruntotaldetreshorasdepie en este fríoglacial.—Seacercóa la estufaypegóel cuerpoa ella—.Mepreguntoporquénopuedesiracomprartúalgunavezsinotienesotracosaquehacer.

ASerguéinose lehabríaocurridoniensueñoshacercolaenningúnlado,muchomenosa temperaturaspordebajodecero.Siemprelehabíapreocupadosucomodidad,legustabanlashabitacionesbiencaldeadas,laropaelegante,losvinoscarosyloscigarrossabrosos.Esperarenlanievederretidapormedialibrade pan…La sola idea lo hacía estremecerse. Nicola encontraba indignante lanaturalidadconlaqueélevitabatodolodesagradableysehacíalavidafácil.Aellalegustabantambiénelterciopelo,lasedaylasestanciascaldeadas,peroeradeLulinn, tenía los fríosojosgrisesde lasmujeresde la familiay tambiénsucapacidaddehacerseresponsableenlosmomentoscríticos.

—Pequeña, no me regañes otra vez—dijo Serguéi, perezoso—. Tambiénpodíasalegrartedeencontrarmeencasaaprimerahoradelatarde.

Nicola,quesabíaqueélmanteníaunarelaciónconsusecretaria,seencogiódehombros.

—Osea,queellanoteníatiempo—dijomordaz.Serguéisonrió.—Era yo quien no tenía tiempo. Para ella. Liane se hace mayor. Debería

buscarseunhombremenosexigente.Aunque se refería a lamujer con la que compartía camadesdehacíaocho

años y que solo le había traído a Nicola preocupación y dolor, encontróinsoportablelaformaenqueélhablabadeella.Todasuactitudhacialasmujeresestaba encerrada en aquellas palabras. Siempre había sido así, incluso cuandoella era una estudiante de bachillerato de diecinueve años y fue tan ingenuacomoparaenamorarsedeaquelexteriordeslumbrante.ElguapoSerjosha,consupelonegro,sucuerpoesbelto,suampliasonrisay lasarruguillasen tornoa

Page 254: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

los ojos profundamente azules. Hoy solo podía observar su apostura conexasperacióncínica.Habíahonradoconellaademasiadasmujeres.

—Talveztútambiéntengasquebuscarteunamujermenosexigente—dijoNicola.

SerguéidejóaunladoelStürmeryseirguió.—Nomehacefaltabuscarmeunamujer.Yatengouna.—¡Ah!Enlosúltimosañoshetenidoraramentelaimpresióndequefueses

conscientedeello.Él se levantó y se acercó a ella.Nicola quiso retroceder por instinto, pero

estabacontralaestufa.—Novayasaintentarahoralagranseducción—dijobrusca—.Lociertoes

quenoestoydehumor.—¿Dóndeestánuestrahija?—preguntóSerguéienvozbaja.SehabíaparadojustodelantedeNicola.Ellatragósaliva.—ConlaBDM.Hoyteníanunaexcursiónoalgoasí.—Quésuerte.EstirólamanoyleretiróaNicolaunmechóndelacara.Enfadada,ellase

apartó.—¡Déjame!QueríapasaralladodeSerguéi,peroéllaagarródelamuñecaylasujetó.—Notandeprisa,Nicola.Tengotodoelderechodelmundoamirardecerca

amimujerdevezencuando.Yatocarla.Leechóelbrazoalrededory laatrajohaciasí.Nicolaseresistiócon todas

susfuerzas.—Maldita sea, Serguéi, ¡no tienes ningún derecho! Lo has perdido. Me

engañasdesdehaceañosyahora,depronto,teacuerdasdemí.Meniego.Seretorcióaunladoyaotro,perosuresistenciaparecíaexcitarlomás.Una

raraexpresiónvidriosalenublólosojos.«Quétipomásestúpidoyprimitivo.Legustaqueunamujerbufe,muerdayarañe.Quépocacategoría»,selepasóaellaporlacabeza.

Page 255: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Suéltame, Serguéi. No hagas nada de lo que puedas arrepentirte. Te loadvierto.

—Dejadehacerteatro,Nicola.Túestástanlocapormícomoyoporti.Losé.Nopuedesengañarme.

Conunamiradainflexible,laobligóaarrodillarse.Ellatuvolasensacióndequeleibaaromperelbrazosiseguíadefendiéndose.

—¿Quéquieres?—lepreguntósinaliento.—Eresunamujerguapa,Nicola…Cuandohasentradoenlasalitaparecías

una gran duquesa rusa… con el gorro de piel sobre el cabello negro y lasmejillasarreboladas…

Concuidado, lesoltó lamuñeca.Nicolaseplanteóponerseenpieycorrerfuera de la habitación, pero tuvo claro que él volvería a agarrarla y quizá seenfadaramás.Sequedóovilladaenel sueloy fueporsuseguridadpor loquedecidióquedejaríaqueSerguéilehiciesetodoloquequisiera.

Con el rabillo del ojo podía ver que fuera había comenzado a nevar. Derepente pensó con sensatez: «¿Por qué he permanecido a su lado tantos años?¿Soloporquehacemuchomecaséconélporpuraestupidez?».

Se había quedado dormido sobre ella y roncaba un poco. Entonces sedespertóyrecuperóeljuicio,porqueselevantódeprisaypareciódesubicado.

—Losiento,Nicola.Yo…solo…Noqueríaestoenrealidad.Ofrecíaunavistabastantepocoatractiva,allíenlaempañadaluzdeldíade

invierno,mientrasseponíalospantalonesybuscabasujersey,quehabíatiradoenalgúnrincón.

—¿No tehasdivertido tú también? ¿Ni siquieraunpoco?—preguntó, porfin,inseguroporelsilenciodeella.

Nicolaselevantó,nohizoelesfuerzodevolverasubirselasmediasdelana,sinoquesealisólentamenteyconcuidadolafalda.

—MevoyaBerlín—dijotranquila—.MellevoaAnne.—¿Qué?¿ABerlín?¿Ahora?—Ahoraypara siempre,Serguéi.Lo siento, perovas a tener quebuscarte

Page 256: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

otramujer a la que puedas arrastrar por el suelo a tu conveniencia.No tengointencióndeacostumbrarmeaestepapel.

Fuehasta la cocinay encendió la radio.Le temblabanunpoco lasmanos.«Malditosacodemierda»,pensó.Éllahabíaseguido.

—Ahora no vayas a hacer un drama, Nicola. Te he pedido perdón. Novolveráasuceder.—Intentóagarrarle lamano,peroella laretiróde inmediato—.Nicola,porDios,estamoscasados.Siemprenoshemosacostadocongusto…

—Hacemucho de eso. Entonces yo eramuy joven ymuy tonta, y nomedaba cuenta de cuántas mujeres además de mí tenían el placer de acostarsecontigo.

—¡Peroquédices!Soloporque…—¿Solo porque llevas ocho años con esa secretaria? Por no hablar de las

demás.¿Cómocreesquemehesentidotodoestetiempo?Había gritado la última frase. En el desagradable silencio que siguió, el

locutordelaradioinformódeaguerridasbatallasdedefensadelosalemanesenel este y de sus «notables éxitos». Como siempre, evitó los detalles sobre lasituacióndel6.ºEjércitocercadoenStalingrado.

—Apagaesechisme,porfavor—dijoSerguéi,nervioso.Nicola apagó la radio. Con movimientos mecánicos colocó la compra.

Serguéicaminabaintranquilodeunladoaotro.—¿Siempretienesquesacararelucirlasviejashistorias?Yatehedichoque

lodeLianesehaterminado.Ytambién…—Basta con que haya existido. Basta con lo de hoy. Llevas años

desatendiendomissentimientosytratándomecomobasurayahora,derepente,tevuelvoaparecerexcitanteytelanzassobremícomounabestia.Peroesanoeslaformaenlaquequieroquemetrateunhombre.—Lomiróarrogante—.Atu lado, Serguéi, casi había olvidado de qué familia provengo. No estamosacostumbradosaqueseaprovechendenosotros,nosengañenynosviolen.Nonoshacefalta.MañanamismomemarchoaBerlín.

—¿Creesquevoyapermitírtelo?Porlopronto,voyahacertodoloposible

Page 257: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

porevitarquetellevesaAnne.Nopuedessepararladetodoloqueconoce,desuescuela,desusamigos…

Nicola,queyahabíaordenadolapocacomida,segiróymiróaSerguéi.—¿Vasahacertodoloposible?QueridoSerguéi,yoentulugarevitaríatodo

loquepuedallamarlaatenciónsobreti.Sino,puedequealguiensedécuentadeque hace tiempo que tendrían que haberte enviado al frente y de que no hayninguna razón para que sigas holgazaneando en tu actual puesto. Así que tencuidado.

Serguéisepusolívidoderabia.—Y tú, Nicola—respondiómalicioso—, eres y seguirás siendo una puta,

aquíoenBerlín.Todosloshombrestetrataráncomoyolohehecho,porqueeslo único que mereces. Tus remilgos arrogantes y tu hablar fino son purofingimiento.¡Tufamilia!¿Quiénesson?Soloporquetenéisesaestúpidafincaenla Prusia Oriental os creéis algo. Con sus caballos de raza Trakehner y suscriadospolacosylascaceríasyquéséyo.Notehagaslaimportante,deesoyano os pertenece ni una brizna de hierba. El exmarido de tu prima Felicia seapropiódetodoynosoismásquelosadministradores.Ytú,contupadrebálticoysumalditacasaseñorialenEstonia,fantástica,enverdad,sí,yalomejortuspadrescenaronunpardevecesconloszaresenelPalaciodeInvierno,¿yqué?Tampocotehaservidodenada,¿no?¿Notedascuentadequetúytufabulosafamiliacadavezcaéismásabajo,dequeosquitanpocoapocotodoesodeloqueestáistanorgullosos?—AlverqueNicolanocontestabanada,gritó—:¡Yen cuanto a ti, Nicola Rodrov, Von Bergstrom de soltera, siempre fuiste unazorrilla y seguirás siéndolo! Los hombres te camelarán, y luego te darán lapatada,porqueesjustoesoloqueprovocas.¿Entiendes?—Ellasiguiósindecirnada,yélbramó—:¡Malditaputa!

Selimitóamirarlodespectiva.—Yonogritaría tanto,Serguéi—dijo tranquila—.Despuésde todo, tienes

queestarenbuenostérminosconlagentedeledificioduranteuntiempo,¿no?Serguéituvolasensacióndehaberperdidoentodaregla.

Page 258: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

6

El 9 de noviembre de 1942, en la cervecería Löwenbräukeller de Munich,durante la celebración anual de sumarcha al Templo de losGenerales,HitlerhabíadichosobreStalingrado:«NingúnpodersobrelaTierrapodrásacarmedeallí».

AlgunosdecíanqueloqueintentabaeraretenerallíalosejércitosrusosparaqueelGrupodeEjércitosSurpudiese avanzarhacia elCáucasoy llegar a lascodiciadasreservasdepetróleo.OtrosdecíanqueStalingradoeraunarevanchapersonaldeHitlerporelfracasodeMoscú.Enmuchoscírculosdelapoblaciónse comenzó a comprender que la suerte bélica de los primeros años habíacambiadoynosoloenelFrenteOriental,ysedecíaqueHitlernecesitabaunavictoriaquepudieseaprovecharparalapropaganda.

El18denoviembre,losrusoscomenzaronlaofensiva.El23denoviembrecayóKalachdelDon, al oeste deStalingrado, y con ello se cerró el cerco.ElGeneraloberstPaulusenvióunmensajeporradioalaltomando:«Creoqueaúnesposiblesalirporelsudoeste».

Comonoobtuvorespuesta,llamóporradioalFührerdirectamente:«Solicitolibertaddeacción».

LarespuestadeHitlerfueclara:«ElFrentedelVolgayactualFrenteNortehaderesistircontratodacircunstancia.Abastecimientoaéreo».

Esdecir,debíantrasladarseenaviónalaciudadsitiadaseiscientastoneladasde alimentos diarias. Con el invierno ya encima, lo que suponía niebla ytormentasdenieve,yesquivandoelintensofuegodelaartilleríaantiaérearusa.

Hermann Göring, Reichsmarschall y comandante en jefe de las fuerzasaéreas, sin embargo, garantizó el suministro y señaló que el invierno anterior

Page 259: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

habíanconseguidomantenerdeaquellamaneraadiezmilhombresenelvalledeDemiánskdurantedosmeses.

Porlamañana,habíacomenzadoanevary,alolargodelatarde,latormentadenieve se hizo cada vezmás densa. Las calles y plazas de Stalingrado se ibanhundiendobajounacapablanca.Apenassepodíaverunamanodelantedelosojos. Del Volga soplaba un viento helado que llegaba hasta el interior de laciudad.

Max se ovillaba sobreunamanta en el sótano abovedadodeunosgrandesalmacenes que estaban en manos alemanas desde el día anterior. Los habíanconquistadosalaasala,pisoapiso.Decenasdehombres,alemanesyrusos,sehabían dejado la vida por un tramo de escalera.Muchos habían caído en lasúltimassemanasen laencarnizadabatallaen tornoaaquellazona industrialalnorte de la ciudad, luchando alrededor de la fábrica de tractores, la fábrica deartilleríaBarricada,elcomplejoobrerodelafábricaOctubreRojoylafábricadepan.Allífuedondesepeleóconmásviolenciaycrueldadporcadaladrillo,porcadamilímetrodesuelo.Unapesadillasinfin.AúnpeorqueelfiascodeMoscúdelañoanterior.Maxpensabaquenosoportaríapartirlelacabezaoelhombroaotrohombreconunapala,mirarlea losojosdestrozadosydejarlo tiradoen lanieve,quizámuerto,amenudoaúngimiendo,desangrándose.Hubomomentosenquesudesesperaciónsehacíademasiadopoderosayélsepreguntabaporquéluchabaporsuvidaciegodemiedo.¿Porquénoabandonabaysedejabamatar?¿Porquénopermitirqueelotrofuesemásrápido?¿Porquénodejarsecaerunomismosobrelanieve?Lopensabacadaminuto,obsesionado.Sinembargo,enelmomento decisivo, su instinto eramás fuerte y no podía hacer otra cosa quedefendersealadesesperada.

En laplantabajade losgrandesalmacenesdevastadosse repartía sopa,uncaldo claro conun par de lastimeros trozos de patata.Max se levantó a duraspenas y cojeó hasta ponerse en la cola. Los dedos de los pies congelados le

Page 260: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

dolíanunhorroryhacíandecadapasounatortura,perosolollevabanalhospitalde campaña a los que sufrían congelamiento de tercer grado.Desde la lejaníallegabaeldébilsonidodelfuegodeartillería.Eljefedelacompañíalosapuró:

—¡Comedrápido!¡Rápido!¡Tenemosquevolverahífuera!Maxsearrastródenuevoasumanta,sevolvióaacurrucarycomiólasopa.

Nosabíaanada,peroelcalorlesentóbien.Uncompañerosesentójuntoaél.—Hoyseguroquetampocopuedenaterrizaraviones—masculló—,debende

estarvolandoaciegasconestetiempodemierda.—Ylosrusosahorranmunición—contestóMax—.Nonecesitandefenderse,

yalohacenlanieveylanieblaporellos.Elcompañeroasintió,serio.—Lo peor es que ni siquiera tienen problemas de munición. Nosotros

estamosconelaguaalcuelloyellosnohacenotracosaquecruzarcañonesporelVolgasinquenadiepuedaevitarlo.Elvapornecesitasutiempoparaatravesarlostémpanosdehielo,peropasa,yesoesloprincipalparaellos.

Maxpensóenlaestepasinfinalotroladodelgranrío;avecessepodíaverdesdelaorillaoeste,lamayoríadelosdíasresplandecíansolomuydébilmenteunpardebosquecillosatravésdelaniebla.EsoeraRusia.ElinfinitocaudaldelVolga.Bosquesyestepashastadondealcanzabalavista.Lostrenessalíandesdelosrinconesmásrecónditosconhombresymunición.Sindescanso.Refuerzos,refuerzos,refuerzos.Noparaba,elgigantescopaísvomitabaloquetenía.

El jefe de la compañía les metió prisa. Repartieron munición. Invasiónenemiga en la fábrica Barricada. A paso ligero recorrieron las calles, siempreagachados,siempreaprovechandolaproteccióndelosedificios.Latormentadenieve losgolpeaba en la cara, soplaba sobre los esqueletosdedos caballos enmedio de la calle. Max corría de forma mecánica, intentaba desconectar lospensamientoscircularesdesumente,intentabadejardeserpersona,porqueunapersonarespira,secongela,pasahambre,siente;élsoloqueríaserunamáquinaquese limitabaa funcionar.Elmiedoseapoderódeéldenuevo,aquelmiedoparalizantequeloacompañabadesdequelohabíanenviadoalfrente.

Page 261: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Losrecibióun fuegodeametralladora furioso,que llegabadesde lasnavesbajas de Barricada. El soldado que estaba al lado deMax cayó de rodillas yluego de lado sobre la nieve, con los ojos abiertos como platos y gravementeherido. Otro chilló; le habían dado en la pierna y se arrastró con sus últimasfuerzashasta la entradadeunedificio.Maxseagachóa lavelocidaddel rayotras un murete. Las balas silbaban sobre su cabeza. Una granada de manoexplotóasuespaldaenlanieve.Latormentasehabíarecrudecido,demodoqueno podía ver a nadie y, cuando de aquel infierno salieron unas sombras,compañeros que asaltaban los edificios de la fábrica,Max se unió a ellos sindudar.Llevabaelfusilbienagarradoconlasdosmanos.

Porunbreveperíodo,elclimafuesualiadoporquelespermitióacercarseala fábricasinque losviesen los rusos,que,comoteníanquedispararaciegas,tuvieronpocoéxito.EntraronporunedificioadyacenteyllegaronalospasillosdeBarricada.Apesardelviolentofuego,losalemanesavanzaron.Mientrasfueraelmundo se hundía en la nieve, los pasillos y las naves se llenaronde humo.Había tramosde escaleradestrozados, estanteríasvolcadasy, enun rincón, unsolitario escritorio con solo tres patas y los cajones fuera.Muertos por todaspartes;unrusoheridopedíaayudaagritos.

Max se agachó tras una especie de parapeto hecho con dos sillas, disparócincoveces,luegorecargóyvolvióadisparar.Selevantó,dispuestoaavanzar,perounrusohabíasalidode lanadaanteél,ungigante.Tenía lacara tiznada.Maxleapuntó—«Mierda,¿porquénolohevisto?»—,peroestavezlohizounafracción de segundo demasiado tarde. El otro disparó primero.Max no sintiónada, pero cayó al suelo y pensó extrañado y como a cámara lenta: «¿Me hatiradosoloelruido?».

Pero,depronto,ahíestabaeldolor,undoloragudoqueparecíaarrancarlelasentrañas.Lasangrecalienteseextendiópordebajodeél,comosiempresehabíaimaginadoquesucedería.

«Elruso,esemalditoruso,mehadisparadoenlatripa.»

Page 262: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LastresdivisionesacorazadassehabíanacercadotantoalcalderodeStalingradoqueporlanochepudieronverelfuegodeartilleríacruzandoelaire.

Pobrecillos, pensóPaul.Él y sus compañeroshabían salidode su carrodecombate e intentaban calentarse lasmanos ante el pequeño hogar de una casacampesina abandonada. Era el 22 de diciembre de 1942. Ya no pensaban enpasarlaNavidadencasa.

Eso era la guerra de verdad. Cuando estaba en Francia, ya sabía que labrutalidadentodosuesplendorlellegaríaenalgúnmomento,ylohabíahecho.

Alcomienzodelacampañarusa,estabaenla1.ªDivisiónAcorazada,partedel 4.º Grupo Acorazado del Grupo de Ejércitos Norte, pero luego lo habíandestinado a la 23.ª División Acorazada, con la que había participado en lacampañadelCáucaso.Lehabíaparecido laentradaaotromundo.Bajounsolabrasador,avanzaronporlaestepadeKalmukia,ynadiesehabríaextrañadoside pronto los jinetes delGengisKan hubiesen aparecido en la infinita y secalejanía.Enelhorizontepodíanver lacumbrenevadadelElbrús,elmontemásaltodelCáucaso.Cincuentaycincogradosmarcabasutermómetroyallíarribadominaban las nieves perpetuas. Se les unieron nativos, personas que habíansufrido con el gobierno de Stalin y veían a los alemanes como libertadores.Veníanencamellos,yPaulsiemprepensóquedebíadeserunaimagencuriosaver las largas columnas de tanques y los animales de dos jorobas que lasacompañaban.

El1denoviembretomaronAlaguirypudieronbloquearelantiguocaminomilitarosetio,perosuauténticoobjetivo,ocuparlasciudadesdeBakúyTiflis,yloscamposdepetróleo,fracasódespuésdequeamediadosdenoviembrellegaseelinviernoprácticamentedeundíaparaotro.Elfrenteseparalizó.

YahoraestabananteStalingrado,una23.ªDivisiónAcorazadamuytocada,bastantediezmada,quesolocontabaconunosveintetanques.Lahabíanpuestoalmando del 4.º GrupoAcorazado del general Hoth, que el 12 de diciembreiniciólaempresadeentrarenelcalderodesdeelsurparaliberaral6.ºEjército.

Paulsehabíaadormiladoduranteunamediahora—habíaconducidoelcarro

Page 263: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

de combate una eternidad sin dormir—, pero se sobresaltó cuando, hacia lamedianoche,ungrupodesoldadosentróenladacha.

—¡Vamos!¡Enpie!Todosaloscarros.Sedespertaronde inmediatoyse levantaron.Loquenosabíaneraque los

rusos estaban a punto de abrirse paso por Chir, por lo que se acercabanpeligrosamente a Morosovskaya, el aeródromo situado a ciento cincuentakilómetros deStalingrado.Desde allí despegaban los avionesque llevaban losrefuerzosalcaldero.DeMorosovskayadependíatodo.Silosrusosloocupaban,lasituaciónempeoraría.Peroloqueeraaúnpeor:silosrusosconseguíanromperelfrentealemánenChir,avanzarhaciaelsuryocupar laciudaddeRostov,elGrupodeEjércitosdelDondelmariscaldecampoVonMansteinyelGrupodeEjércitos del Generaloberst Von Kleist, que estaba en el Cáucaso, quedaríanaislados. Eso podía suponer la pérdida de un millón y medio de soldadosalemanes.

—Mierda—dijoPaul.Mirabaloscoposdenievequedanzabanantelaventana.Christinelehabía

escrito que elmarido de Belle estaba en Stalingrado. No había tenidomuchocontacto conMaxMarty, pero le parecía simpático y, además, pertenecía a lafamilia.AlguiendelafamiliaestabaenaquelmalditohoyodelVolgayél,Paul,seguramente no podría hacer nada para ayudarlo. Se preguntó lo que estaríapasandoBelleensucasadeBerlínenaquellassemanas.

Entróotrosoldado,trayendoelfríoyelolordelanieveconsigo.—¿Quéhacéis?Todosaloscarros.Esperadórdenes.

Aldía siguiente,23dediciembre,Hoth separó la6.ªDivisiónAcorazadaparaenviarla a Chir y evitar el desastre total. Con las divisiones que quedaron,continuó su ataque a Stalingrado. Aun así, con las tropas tan reducidas y

Page 264: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

maltrechas,laprobabilidaddeobtenerunavictoriaeracasinula.MansteinenvióunteletipoalcuartelgeneraldelFührer,enelqueinformabadeque,enaquellascircunstancias, no había posibilidad alguna de ayudar al 6.º Ejército asediado,quenosepodíagarantizarelabastecimientoaéreoyquealGeneraloberstPaulusno lequedabaotraopciónque intentar romperpor el sur con sus tropashaciaHoth,pesealosriesgosqueesosuponía.Hitlerrehusó.Ningúnintentodehuir.Razón:PaulusnoteníasuficientecombustibleparallegarhastaHoth.

El 24 de diciembreBelle pasó laNochebuena con Elsa. Su casa había tenidosiempreunefectocalmanteenellay,ahoraquetambiénNicolayAnneestabanallí, le parecía el mejor lugar para distraerse. Por supuesto, Andreas se habíaenfadado.

—¿A eso lo llamas amor? ¿Celebrar la Navidad cada uno por su lado?Vamos,Belle.Sacrificarédenuevotodosmiscuponesycenaremoscomoreyes.

—Andreas,entiéndelo.Nopuedo.MaxestásitiadoenStalingrado.Semueredehambreydefrío,tienemiedoyestádesesperado.Nopuedo…Mientrasél…

—PorDios,Belle,lopeoresesedobleraserotuyo.Esdecir,queenelfondono tienes ética.Te gusta estar conmigoy no te lo piensasmucho.Pero siguessiendounaniña,conmiedoaquelacastiguensihacealgomalo.Cadatanto,elmiedocreceentiytededicasunpardesemanasalaabstinencia,yhacescomosi yo no existiese. Madre mía, ¿es que no entiendes que da igual? EstásengañandoatumaridoydaigualqueestéenStalingradooenlaluna.Mehacesgracia,Belle.Mepreguntosiconcincuentaañosseguirássiendoasí.

Ellahabía intentadodefenderseconunparde frasesairadas,pero,vencidaporlarisadeél,lecolgóelteléfonofuriosa.Diezminutosmástarde,élvolvióallamarlaconintencióndehacerlaspaces.

—Está bien. Acepto tus motivos. ¿Qué hay de Nochevieja? ¿Podríasconcedermetomarunacopadechampánconmigo?

Accedió solo a medias, sin comprometerse, y rompió a llorar tras la

Page 265: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

conversación porque se sentía infeliz y porque tenía la sensación de que, enalgúnmomento, recibiría el castigo por sus pecaminosas noches conAndreas.Durante días nopudo comernada cuandovolviódeZurichyElsa le dijo queMaxhabía estado enBerlín.Lloróhasta dormirse noche tras nochey escribiódecenas de cartas aMax, aunque no tenía ni idea de si él las recibía.Cuandorecibiócorreosuyo,leyóqueestabaenlamarchaaStalingrado.Despuésllególanoticiadequeelcercosehabíacerradoy,alfinal,inclusorecibiódesdeallíunacarta:Maxdescribíaconpalabrasmuycuidadosaslasituacióncríticayfunesta.Ahora,desdeprincipiosdediciembre,nohabíavueltoa tenernoticiassuyas,yBellesoñabaporlasnochesqueMaxestabamuerto.

HabíadejadounacartaenlacasadelaAlexanderplatzqueélnopodríapasarporalto,frentealapuertadeentrada,pegadaalapared,enlaqueledecíaqueestabaencasadeElsa.Enlomásprofundodesuseralbergabaaúnunamínimalocaesperanzadequeélaparecieraderepente.QuizálohabíanheridoyestabaentrelosquehabíanevacuadoenavióndecaminoaAlemania.

Aquelañonoteníanárbol,peroElsahabíapuestoungruesomontónderamasdeabeto en un jarrón enorme en el suelo y lo había adornado con bolas, velas yespumillón. En el gramófono sonaba un disco de Navidad. Nicola se habíavestido para la ocasión: llevaba una estrecha falda de terciopelo negro y unablusa blanca de encaje, y el pelo oscuro recogido en un complicado peinado.Elsaencendióunavelaquepusoantelafotografíadesuhijocaídoenlaanteriorguerra.

EnlacocinaestabaNellie,elamadellaves,yaocupadaconelasadoquesehabía procurado con mucho esfuerzo. A Belle la invadió un sentimiento dealivio. Pasara lo que pasase, tenía a su familia. Por mucho que riñeran, sepelearanyarremetiesenlosunoscontralosotros,encasodeemergenciasiemprese apoyaban. No había habido ninguna duda de que Elsa acogería a Nicolacuandohuyódesumarido,igualqueseocupabaenternecedoramentedeSophie

Page 266: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

paraqueBellepudiese rodar sus raraspelículas.Llegadoelcaso,pensóBelle,unasepodíafiarhastadelaatrozModeste.

De pronto tuvo la necesidad de llamar a su madre aMunich. Por suerte,Feliciasepusoenseguidaalteléfono.

—FeliciaLavergne.—¿Mamá?SoyBelle.—¡Belle!Québienquehayasllamado.Elaliviovibrabaen lavozdeFelicia.SealegrabadequeBellepensaseen

ella,aunquesumadrelahubiesedefraudadotantasveces.—QueríadeseartefelizNavidad,mamá.—Gracias,Belle.¿EstásencasadeElsa?—Sí.ConSophie.NicolayAnneestántambiénaquí.Pero…noes…—NoesLulinn—dijoFelicia.Lasdoscallaronunmomento.—¿Ytú?¿LacelebrasconAlex?—preguntóentoncesBelle.—EstamoslosdosinvitadosacasadesuhermanaKatydeTomWolff.Me

estabavistiendo.No es que tengamuchasganas, pero esmejor quequedarmeaquísola…¿SabesalgodeMax?

—No. —Ahí estaba de nuevo esa sensación de ahogo, ese nudo en lagarganta.No quería hablar deMax. Rápidamente preguntó—: ¿Sabes algo deSara?

Felicia le había contado la detencióndeSara, pero, por supuesto, se habíacuidadodenomencionaraMartin,quevivíaensusótano.

—No.Notenemosniideadedóndelahandeportado.Nadiepudohacernadapor nosotros, o nadie quiso, en cualquier caso. Ni siquiera el incompetentemaridodetuhermana.Ah,porcierto,Susannehatenidootraniña.Latercera.

—VayaporDios—dijoBelle.Feliciaserio,perosonabacansada.—Solotengohijasysolomedannietas.Enfin,porlomenosnolaspodrán

enviarundíaalfrente.Belle,mehaencantadooírte.Saludaatodasdemiparte.

Page 267: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Yno te rompas lacabezademasiadoconMax.Nopuedeshacerotracosaqueesperar.

«Soloesperar.Ay,siellasupieselacosatanhorriblequehehecho…»,pensóBellealterminarlaconversación.Semiróenelespejoquehabíacolgadoenelvestíbulo y reflexionó sobre si debía cambiarse, pero le pareció que no teníasentido.

—Todoestandistintoesteaño—comentócuandovolvióaentrarenlasaladeestar—.Antessejuntabatodalafamiliayahora…Tresmujeresydosniñas.Es…

—Yonosoyunaniña—protestóAnne,indignada.Sehabíapuestountrajedeterciopelonegroquehabíasuplicadoasumadre

queledejase,conelque,sinduda,parecíacasiunaadulta.Porsupuesto,llevabalápizdelabiosyolíaaperfumeintenso.

«No es precisamente el prototipo de una muchacha de la BDM—pensóBelledivertida—.Cadavezseparecemásasumadre.»

—Meapeteceuncigarrillo—comentóAnne—.Mamá,aún tienesmuchos.Dameuno.

Nicolasuspiró.—Hecambiadounabarbaridaddecuponesdecomidaporellos,Anne,yme

losquitastodos.Annehizounmohín,consiguióloquequeríayseencendióelcigarrillocon

muchoarte.Eraobvioqueteníapráctica.—Nicola,medejasboquiabierta—seinmiscuyóElsa—.¿Nocreesqueuna

muchachadetreceañosnodeberíafumar?—Soymuymaduraparamiedad—afirmóAnne.Nicolahizoungestodepreocupación.—Seguro,Elsa,tienesrazón.PeroAnneestáincreíblementemimada.Bellesesentóa lamesayhundió lacaraen lasmanos.Derepente tuvola

sensacióndequesevolveríalocaesanoche.Aunqueelcuartocaldeadoconolora abeto y la presencia de aquellas personas tan familiares le habían

Page 268: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

proporcionadoconsueloyalivio,ahoraeracomosilaestuviesenestrangulando.PensóenMax,queluchabaenelinfiernodeStalingrado,ydeprontoleparecióinsoportable que Elsa hablase con voz dulce sobre el peligro de fumar y queNicolacomenzaseahoraalamentarsedelasconstantesinfidelidadesdeSerguéi.Habríapodidogritarparadesahogarsusnerviostensoshastaeldesgarro.Todalanocheestuvobebiendounacopadevinotintotrasotra,yesolacansótantoquesequedóprofundamentedormidaencuantosemetióenlacama.

Page 269: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

7

El24dediciembre,enlosalrededoresdeStalingradodevastadosporlaguerra,hacíaundíaclaroysoleado,deunfríoaterrador,ylanievesehabíacongeladoyreflejabalaluzdesdemilesdepequeñoscristalescentelleantes.Laestepaalotrolado del Volga yacía bajo un profundo silencio, los bosquecillos parecíanespolvoreadosdeazúcarglas.

«Québonitopodríaser»,pensóPaul.Desdeporlamañana,lascolumnasdetanques avanzaban hacia la ciudad, acercándose más y más, y los soldadosnotaban la bola caliente del miedo en el estómago. Y la tristeza. PasaríanNochebuenaenelextranjeroyenmarchahaciaelinfierno.

Paul pensó enChristine y en sus padres. ¿Estarían enBerlín o enLulinn?ProbablementeenBerlín,esperandoaqueélapareciesederepente,comoregalodeNavidad,antesupuerta.

Dentro de aquel tanque no podía pensar en otra cosa que enNochebuenaspasadas; casi todas las había celebrado enLulinn, donde ponían en la sala deestar unmajestuoso abeto del propio bosque, con adornos de colores, y en lacocina se horneaba, asaba y freía tanto que se podría haber dado de comer amediaPrusiaOriental.Olíaalaceradelasvelasyalaspinochas,enlachimeneacrepitabaelfuego.Lanievehabíacubiertodecaperuzaslasverjasdeladehesayconvertidolospeladosroblesalolargodelaavenidaenpersonajesvestidosdeblancodeun cuentodeNavidad.Podíaver a toda la familia:Modeste conunvestido suelto y sin forma, atiborrándose sin orden ni concierto de bombones,hojaldresydulcesStollen.Joseph,aúnmásflacoquedecostumbreconsutrajeoscuro, con las perneras un poco largas, pleno de penetrante serenidad. LabisabuelaLaetitiaensusilladeruedasjuntoalaventana,observandolavidayla

Page 270: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

animación con sus agudos ojos a los que nada escapaba. Felicia, llegada deMunich,conelvestidomáselegantedelavelada.SuhijaBelle,cuyabellezanotenía nada que envidiar a la de lamadre, sentada conNicola en una esquina;Nicolademasiadomaquillada,condemasiadasjoyas,Serguéibebiendoaburridosuvino.AlguienabríanuecesyenelgramófonosonabaNochedepaz,nochedeamor.Más tarde brindarían con champán y saldrían a la terraza de atrás paracontemplar el cielo estrellado, y los niños de Modeste chillarían porque yahabíanrotolosjuguetesqueacababanderecibir.

«¿VolveréaverLulinn?¿YaChristine?»,sepreguntóPaul.A comienzos de la tarde, cuando las sombras ya se alargaban y el sol

comenzabaaponerse,loscarrosdecombateseencontrarondesopetónconunaemboscadadelosrusosyfueronrecibidosconfuegodecañones.Elcomandantedel tanque, el sargento Kolkov, acuclillado justo al lado de Paul, berreó:«¡Mierda!».Yluego:«¡Fuego!».

Cargar,disparar;cargar,disparar:eranunequipoperfectamentecoordinado.Oyeronlasdescargasdelaartillería,lasuyayladelenemigo,yunpardevecesel tanque se balanceó con fuerza, como si hubiese recibido un impacto. Losalemanescombatíanconobstinaciónyconsiguieronrechazaralosrusosalcabodeunahora,sobretodograciasaquealgunosdesustanqueshabíanavanzadoyllegaron en su ayuda. Cayó la noche y siguieron rodando en dirección aStalingrado,pero,despuésdetreskilómetros,lesllególaordendedarlavuelta.RetiradatraselAksái,elríoquehabíancruzadosolounosdíasantes.

—¿Yquélesvaapasaralosdeahídentro?—gritóPaulfueradesí—.¡Nosesperan!Somossuúnicasalvación.

ElsargentoKolkovloveíadeformamásrealista.—Esmuy probable que la defensa rusa sea terriblemente fuerte. No tiene

ningúnsentido,Degnelly.Nosmasacrarían.Congrandecepciónyagotados,dieronlavuelta.Lalunaestabayaaltaenel

cielo,losanchoscamposnevadoscentelleaban.—FelizNavidad—murmuróKolkov.

Page 271: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

KarlFriedberg,elcargador,sonrió.—Noempecéisahoraacantarvillancicos…—Notengoningunasganas—dijoPaul—.Elmaridodemiprimaestáahí,

enStalingrado.Esosiaúnvive.¡Estoesunalocura!—Locura—repitióKolkov.Sequedaroncallados,cadaunoperdidoensuspensamientos.—El motor suena raro—dijo de pronto Franz Beniti, el artillero—. ¿No

crees,Paul?Paul semordió el labio; él era el conductor, tenía que haberlo oído antes,

pero estaba en las nubes. Karl Friedberg sostuvo la linterna mientras Paulrevisabaelmotor.Noteníaniideadeloquepasaba:noencontrabanada.

—Lo siento —se disculpó—, no sé qué tiene. En mi vida he estado tanperdido.Nosemeocurrequépodemoshacer.

Observaron la nochede invierno rusa iluminadapor la luna, observaron eltanqueysesintierontotalmenteamerceddelenemigo.

—Mierda,mierda,mierda—dijoBeniti,yparecíacomosiquisierapatearelsuelo—. ¿Qué hacemos ahora? Volvemos a estar solos en medio del campo.Hacesiglosquenoveoalosdedelante.

—Seguiremosmientrasestatartanaaguante—dispusoKolkov.Consiguieronavanzarunkilómetro,aunqueelruidodelmotorsehacíacada

vezmás amenazador, hasta que lanzó un último bufido cansado y el carro sequedóparado.Dejódefuncionar.

—Bien—dijoFriedberg—,¿yahora?¿Esperamosocontinuamosapie?—Podríamosadornarunodeestosabetosycantar—propusoFranz,perono

habíanadieconganasdeseguirlelabroma.Kolkov, que llamaba por radio como un loco sin recibir respuesta, solo le

echóunamiradaglacial.—Continuamos a pie—ordenó—. No entiendo por qué nadie recibe mis

mensajesderadio.¿Estamossolosenelmundo?—Mejorsolosque…—insinuóKarl,elocuente.

Page 272: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Kolkoventendió.—Sí, no sabemos los rusos que puede haber por aquí. Deberíamos

marcharnosenseguida.Novamosaprenderfuegoaltanque:tendríamosaquíalenemigoenpocotiempo.

Pertrechadosconsusmorrales,mantasypistolas,salieronamarcharápida.Lanieveendurecidacrujíabajosuspies.Esporádicamenteestabatanaltaquelesentraba por la caña de las botas. Una vez, Paul se volvió ymiró hacia atrás,dondeseveíaeltanqueabandonado,tétricoeimponentebajoelcielonocturno,una imagende insoportable soledady desesperanza.El vestigio de un ejércitovencido.

«¿Unejércitovencido?Aúnno—pensóPaul—,¡aúnno!¿Osí?»Allíestabaesavozineludibleensuinterior:«¡Estáisperdidos!EnStalingradomuereel6.ºEjército. Vosotros os arrastráis a través de la noche helada. En Chir vuestrastropascombatenunabatalladesesperada.¡Estáisacabados!¡FelicesFiestas!».

Lospasosdelgruposehicieronmáslentos.Comenzaronajadear.Despuésdetantashorasenelcarro,teníanlasarticulacionesentumecidasydoloridas,elcuerpollenodepunzantecansancio.Teníanhambreyestabandecaídos.Porfin,elbajitoBenitiseparó.

—¿No podemos descansar un momento? —preguntó con la respiraciónagitada.

Kolkovasintió.—Perosolouncuartodehora.Debemosevitarquedarnosdormidosaquío

noscongelaremos.Elmortíferofríolespinchabaconmilesdeagujas,enespecialenlospies.Al

pocoratocomenzarontodosapatearelsueloconganasyazapatear,incapacesdeaguantardeotramanera.Kolkov,quesehabíaapoyadoenunárbol,losurgióamarchar.

—Notienesentido.Hayqueseguir.—Sí,deberíamos…—Paulnopudoterminarlafraseporque,depronto,todo

seaceleró.

Page 273: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Elbosquealrededordeellossemovía;loqueanteshabíaestadosilenciosoeinmóvil, tenía ahora brazos, piernas, cara. En grupos, salieron de la espesurasoldados rusos, bien abrigados con gruesas pieles. Paul y sus compañeros seencontraronantetresdocenasdecañonesdefusilyrostroshuraños.Unavozlesdiounaordenenruso.

—¡Tiradlasarmasalanieve!—tradujoKolkov,queentendíaalgo.Alaluzde una linterna que lo iluminaba, pudieron ver que había perdido el color—.Hacedloquedicen.Notenemoslamenorposibilidadcontraellos—añadió.

Loshombresdejaroncaerlasarmas.UnpequeñomongolsedirigióaPaul,leclavóelfusilenlosriñonesylegritóalgo.Losotrosloimitaron.Entonceslosobligaron a ponerse en fila, yPaul pensó: «Ahora es cuandonos fusilan.Unotras otro. Caeremos todos en esta noche fría y horrible de invierno, muertossobrelanieve,ynadienosencontraránunca».

Para su asombro, sin embargo, no hubo disparos. En vez de eso, uncomandanterusoseadelantóydijoalgoconunavozásperayneutra.

—Podemos considerarnos prisioneros suyos —interpretó Kolkov—. Nosllevaránauncampo.Aquienintentehuirledispararándeinmediato.

—¿Auncampo?—Karlteníadeprontolafrenteperladadesudorapesardeestaratreintagradosbajocero—.Esoquieredecir…

—Siberia—dijoPaul—.Sí,probablemente.Rodeadadesoldados,lafiladepresossepusoenmovimiento.Aúnbrillaba

laluna,elcieloestrelladoeradeunaclaridadfascinante.Nochebuena…«“Desaparecido”,escribiránaChristine—pensóPaul—,desaparecidodesde

el24dediciembrede1942.Creeráqueestoymuerto.»¿VolveréaverLulinn?»

EldíadeNochevieja,Bellenoaguantómás.HabíasoñadodenuevoconMax,sehabíadespertadobañadaensudoryhabíalloradosobrelaalmohadadurantedoshoras.Por lamañana fueconscientedequesolopodríapasaraquel findeaño

Page 274: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

conAndreas,aunqueleparecíaunaseñaldefaltadecarácter.AlafamilialedijoqueibaaunafiestadelaUFAenBabelsbergysaliódecasaamediatarde.

HabíaestadonevandoligeramentedurantetodoeldíayBerlínestabacomoglaseada.Muchosbajabanyalaspersianasdeoscurecimiento,pero,aquíyallá,Belleaúnpodíaespiarventanas iluminadasqueenmarcabanabetosadornados.Tuvounestremecimientoyseenvolviómásensuabrigo.

Andreasabriónadamásllamarellayesoapagóalmenoselmiedoqueteníadequequizánoestuvieseencasa.Llevabasuesmoquinyolíaaunadesuscaraslocionesdeafeitado.Enlamanoderecharesplandecíaelgransellodoradoquehabíaheredadodesupadre.

Belleestabaalgoperpleja.LociertoesqueesperabaensilencioqueAndreascontaseconsullegada,pero¿quesehubieseendomingadoasíparaella?

Insegura,sonrió.—Hola,Andreas.Yo…¿puedopasar?—Sí,claro.—Diounpasoatrás,peroellanotósuvacilación.Sequedóquieta.—¿Quéocurre?—Nada.Puedesentrarsinproblema.Soloquetengoqueirmedentrodeunos

diezminutos.—¿Qué?¿Dónde?—Belle…—Tiródeellahaciadentroycerró lapuerta—.Belle,nopuedo

esperar a ver de quéhumor te levantas para tomar decisiones.Lo siento, peropaséeldíadeNavidadsoloynoteníaningunasganasderepetirenNochevieja,asíquehequedado.

Bellenecesitóunsegundoparadigerirlanoticiaypreguntar:—¿Conquién?Andreasserio.—Meacabasdemirarcomosifuerasacomerme.Belle,nosoyunjuguete

quepuedasdejarenunrincónyvolverarecogercuandoquieras.Yo…—¿Conquién?

Page 275: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nolaconoces.—¿La?—Unaviejaconocida.Belletragósalivayesperóaqueañadiesealgo,almenosunadisculpa,pero

él solo lamiró tranquilo.ABelle, irritada como estaba, le costó no romper allorar.

—Así que este es mi castigo por el día de Navidad. Tendría que habersupuestoqueseteocurriríaalgo.PorDios,¿cómomeheatrevidoapensar…?

Para su asombro, él no reaccionó con una réplica cínica. Estabaextrañamenteserio.

—Noesun castigo,Belle.Esa épocapasó.Ya te hedichounavez loquesignificasparamí.Ycomoesonohacambiado,notolerotuindefinición.Tienesquedecidirdeunavezloquequieres.Hastaentonces,quizánodebamosvernostanamenudo.

—¡Andreas!—Ahora sí se le llenaron losojosde lágrimas—.Andreas,heintentadoexplicarteque…

—Queteencuentrasenunasituacióncomplicada.Sí,claro.Pero,apesardeello,podríasponerteenmilugardevezencuando,¿nocrees?

—Sí,pero…—Notelotomesamal,Belle,perotengoqueirme.Ellacorrióescalerasabajotrasél.—¿Vuelvesacasa?—preguntóAndreas—.Tepuedoacompañarunrato.—No.Noséaúnadóndeiré.—Viounasomodecompasiónenlosojosdeél,

yesolahizorecuperareldominiodesímisma—.Vete.Ynotepreocupespormí.Novoyaahorcarmeporti,desdeluego.

Porprimeravezesanoche,Andreassonrió.—No.BelleLombardnoseahorca.Vayagarralavidaporloscuernos.Feliz

AñoNuevo,Belle.Tellamaré.BellesequedóenmediodelanievemirandocómoseibaAndreasypensó:

Page 276: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

«Ahoradeberíahaberalguienquemetomasedelamanoymedijesequetodosaldrábien.MamáolaabuelaElsaoquiensea».

Peronohabíanadie,comosiempre.EnaquellahistoriaconAndreasnuncahabíanadie.Teníaquearreglárselassola.

Decidió ir a lacasaquecompartíaconMax,porquea laSchlossstrassenopodíavolverdespuésdehaberleshabladoatodasdelafiestadelaUFA.Tomóeltranvía.Al llegar sintió hambre y frío.La calefacción no funcionaba. Sacó unviejo jerseydeMaxdelarmarioyse lopusosobreelvestido, luegosubióunabotelladevinodelsótano—menosmalquehabíahechoacopio—ysehizounatortilla con un huevo. Pensó que el vino la ayudaría a soportar la noche, perocuando a las doce sonaron todas las campanas de Berlín se echó a llorar sinremedio.Nopodíaparary, alrededorde lasdosde lamañana, cuando sedejócaerenlacama,teníalosojosrojosyardiendo,yledolíalacabeza.

AsícomenzóparaBelleelaño1943.

Maxllevabacuatrosemanasenelhospitaldecampañaquehabíanorganizadoenelsótanodeunaantiguafábricadeautomóviles.Unmédicoagotado,alque letemblabanlasmanosdehambreyfatiga,lohabíaoperadoparasacarlelabala,yqueMaxsobreviviesefueunmilagro.Estabalistoparaeltransportedevueltaacasa cuando tuvo una peritonitis y estuvo días enteros con fiebre,semiinconsciente.

—Noaptoparael transporte—decíacadamañanaelmédicocuando ibaaveralenfermoynotabasurespiraciónfebril—.Déjenloaquí.

Noqueríacorrerningúnriesgo,perosuprudenciaeracasi ridículaenvistade todos los moribundos que allí había. En cierta manera, tenía una relaciónespecial con Max Marty, de quien no sabía siquiera su nombre. No muchosresistían a un disparo en el estómago, mucho menos con unas condicionesmédicas tanmiserables.Sinembargo,aunquemásdeunavez fuecasivíctimaseguradelamuerte,Maxestabacomoposeídoporunavoluntaddevivirquele

Page 277: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

daba unas fuerzas inconcebibles. Yacía inmóvil, con los ojos cerrados, larespiraciónleveeintermitente,peroalgoensuinteriorluchabayluchaba,cadadía, y en algúnmomento también elmédico había decidido que no se dejaríaarrebataraaquelhombre.Quizáporquetambiénél,comolosdemás,devezencuandonecesitabaunrayodeesperanzaenaquelinfierno.

Enlamañanadel8deenero,Maxsedespertódeunsueñoque,porprimeravez desde hacía mucho, no había estado acompañado por confusas visionesfebriles,ynoteníalosojosvelados.Seestabahelandomiserablementebajosudelgadamanta, pero no eran ya aquellos escalofríos incesantes que lo habíanatormentado día y noche. ¿Cuánto llevaba allí tumbado? Intentó incorporarse,perocayódenuevosinfuerzas.Parasudecepción,estabademasiadodébilhastaparalevantarelbrazo.Sihubiesepodidoverse,laconmociónhabríasidomuchomayor:teníalasmejillashundidasylosojoscomoendosgrutasrojas;elcabelloyunabarbadecuatrosemanaserancomomalezaabandonada.Enloshombrosdestacaban los huesos, la piel sobre las sobresalientes costillas parecíapergamino amarillentomuy terso.La alianza que llevaba en el anular derechobailabatantoquepodríahaberlaperdidotiempoatrás.

—¿Quédíaeshoy?—preguntóMaxconesfuerzo.—8deenerode1943—contestóelcompañerojuntoaél—.Llevasbastante

tiempoaquí.—¿Dónde?—¿Ydónde va a ser?EnStalingrado.No tenemos escapatoria. El hambre

nosestámatando.Ylasmalditaspulgas.¿Tútambiéntienespulgas?—Nolosé.Ydeverdadnolosabía.Estabademasiadodébilparasabernada.Aquel8deenero,losrusosofrecieronunarendiciónhonrosaal6.ºEjército

por última vez. Sobre la devastada ciudad nevada se lanzaron cientos deoctavillas en alemán que exhortaban a los soldados a darse por vencidos. Lesgarantizaban la vida y la seguridad, pero: «Quien ofrezca resistenciamorirá atiros».

Page 278: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ElGeneraloberstPaulussenegó.

Aquelatardecer,algunosprisionerosdeguerrarusostirabandeltrineoenelquellevabanaMaxyaalgunosotrosheridosalaeródromodePitomnik,dondemássoldados heridos esperaban en dos grandes tiendas a ser trasladados aSmolensko. Allí había suficientes médicos y medicamentos. Cada vez queaterrizaba uno de los aparatos que traía víveres, vendajes y munición, habíacamillerosquesubíanalosheridosqueteníanqueserevacuadosenseguida.Sedabanescenasaterradoras:hombresquesearrastrabanporlanieveeintentabanentrarcomofueraenlosaviones,oqueseaferrabanaelloscuandoyaestabandenuevoenmarcha.Latripulaciónteníaquerepelerlosalafuerza,avecesinclusolesdisparabaporencimade lacabezaconametralladorasparaquesesoltasen,les golpeaba lasmanos con las culatas de las armas, se las pisaban. ¿Cuántosaviones tendrían aún la fortuna de llegar hasta Stalingrado?Muchos aparatoseranderribadosantesdeaterrizar,muchosteníanquedarlavueltadebidoalasviolentastormentasdenieveantesdellegaralaciudad.

El 10de enero comenzaron las últimas grandes ofensivas rusas al caldero.Habíanperdido laoportunidaddecapitular.Soldadosalemanesmediomuertosdehambre,mediocongelados,esquilmados,vestidosconharapos,algunosconeljuiciocasiperdido,salieronencogidosdelossótanosdelascasasdestrozadasy dispararon sus últimos cartuchos contra los atacantes. Padecían disentería yestabanplagadosdepulgas,teníanlasextremidadescongeladasyelhambrelesconsumíalasentrañas.Habíanmatadoratasysehabíancomidolacarnecruda,y, desesperados, habíandesenterrado los caballos de la nievepara comérselos.Hacíaunfríosiberiano,cincuentaycincogradosbajocero,unatormentaheladaarremolinabaloscoposdenieveentorbellinos.Hubohombresque,trasesperarlamuerte desdehacía días, se dispararonunabala en la cabeza.Hacíamuchoque sabían lo queHitler enAlemania, en su cuartel general, seguía negando:estabatodoperdido.

Page 279: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Enlastiendasdelosheridoshacíaunfríopenetranteaunquelossoldadosseapiñaban unos contra otros.Max estaba ovillado bajo sumanta y exhalaba eltempladoalientoensusmanostiesas.Cuandoalvolversegolpeabaasuvecino,este chillaba de dolor.Un pocomás allá, un amputado expresaba a gritos susconfusosdeliriosfebriles.Apestabaaexcrementoshumanos,sangreypus,yunay otra vez sonaba la débil llamada: «¡Sanitario! Aquí hay uno muerto.¡Sanitario!».

Max intentaba salir de la tienda en sumente: Belle, la casa de Berlín. Elteatro, sus tabernas, Sophie… Todo estaba muy lejos y como envuelto enniebla…Lecostaba concentrarse en ello; los suspirosque lo rodeaban, el fríoinclemente y el hambre lo apartaban sin cesar de su imaginación. Entendía lodébil que estaba e intentaba defenderse de un sueño que podía arrancarlorápidamentede todo.Por lanoche, ledabanunaminúscula racióndepany leservían un cucharón de sopa en su plato de hojalata. Procuraba comer muydespacio, pero al cabo de dos minutos ya no quedaba nada. Fuera sonaba elfuegodeartilleríapesada.

—Los rusos están entrando por todas partes en el caldero—murmuró elhombrequeestabaalladodeMax—.Estamoscercadelfinal.Paulustendríaquehaberserendido.

Entróun joven teniente, responsabledel transportede losheridos.Llevabaunalistaenlamano.

—¿Marty,Maximilian?Tenía que hablar muy alto para hacerse oír por encima del ruido de los

cañones.—Sí—contestóMaxdébilmente.—Mañanalotransportan.—Sí,gracias.«Mañana vuelo a casa.» Se preguntó por qué no sentía nada. No había

sensacióndefelicidad.Solodebilidadyfrío.

Page 280: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

UndíamástardecayóelaeródromodePitomnik.Yadesdeelcomienzodelaúltimagranofensivarusahabíaestadorodeado

porque,porsupuesto,losrusoseranconscientesdequeallílatíaelúltimopulsode laciudad,queallí estabaelúltimohilodevidaquedebíancortar.UnavezacabasenconPitomnik,el6.ºEjércitoentonaríasucantofúnebre.

Para los heridos que yacían en las tiendas, desamparados, en su mayoríaincapaces demoverse, la caída de Pitomnik llegó como el fin del mundo. Elfuegodecañonessonabatancercacomosiestuviesenluchandojustodelantedelas tiendas y, en un rincón, incluso habían caído granadas que hicieron untremendoagujeroeneltechoyprovocaronunaterradorbañodesangreentrelosque estaban justo debajo. El hombre de al lado deMax casi perdió el juicio,gritaba y bramaba que no podían dejarlo allí. Un par de heridos aún fuerontransportadosencamilla,peroestabamuyclaroquelamayoríasequedaría.Denuevocayóunagranadaenelextremodelatienda.

—¡Atrás!¡Atrás!—gritóunavoz—.Evacuamos.UnsoldadoquepasabaaltrotetiróunapistolaalvecinodeMax.—Ahítienes.Aúnhayunabala.Posiblementetúlanecesitasmásqueyo.El aludido se sacudió la pistola. Intentaba llegar a cuatro patas al pasillo

central,pero sederrumbópocoantesy sequedóallí inmóvil.Lapistolahabíaaterrizado justo delante de Max. La observó. Una última bala… Muchos sehabíanreservadounabalaparaelcasodeque…Conmanostemblorosas,agarróelarma.Elalborotodevocesyruidosentornoaél,queporunossegundoshabíasido totalmente claro, volvió a desaparecer en la envoltura amortiguada de lanieblacuandopresionóelcañónsobresusien.

Estababienpoderdeterminarunomismocuándohabíallegadoelfinal.

Page 281: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

8

ElmacilentorostrodelhombresobreelescenariodelPalaciodelosDeportesdeBerlínestabadesfigurado.Suvozsehizochillona.

—¿Queréislaguerratotal?—bramóJosephGoebbels.ElPalaciodelosDeportesestabaatestado.Todoelmundoseirguió,alzóla

manohaciendoelsaludofascistaysonóungritoenérgicoyatronador:—¡Sí!Bellesedirigióalapuertaatravésdelasfilas.—¿Medejanpasar,porfavor?En la salida había un par de hombres de las SA.No entendían por qué la

jovenqueríasalir.—Nopuedeirseahora.Elministronohaterminadosudiscurso.—Nomeencuentrobien.Estoymareada…Porfavor,necesitoairefresco.Aregañadientes,leabrieronpaso.Bellecorrióporlospasillosysoloseparó

cuandoestuvo fuera.Unviento fríode febrerosoplabaen lacalle,peroeso lehizobien.EllasolanohabríaidonuncaaundiscursodeGoebbels,perohabíanordenadoaunmontóndeactoresdelaUFAqueanimasenelambienteyadeporsípositivo.Bellearrugóelceño.Ellanohabíagritado«Sí».

El 31 de enero, la mayor parte del 6.º Ejército se había rendido enStalingrado.Lossupervivienteshabíancomenzadoelcaminohaciaelcautiverio.Delosquecayeron,elVölkischerBeobachterhabíaescrito:«MurieronparaqueAlemaniaviva».

Miles de personas estaban de luto, pero aún más seguían en unaincertidumbre mortificante. Apenas había salido correo del caldero deStalingradoenlasúltimassemanas,ymuchasdelasbajasnisiquierasehabían

Page 282: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

registradoconelcaos.¿Quiénhabíamuerto,quiénestabaherido,aquiénhabíanhecho prisionero? No haber recibido una notificación de baja no significabanada.TampocoBelleteníanoticiasdeMax.

Ahora entendía por qué se enfadaba tanto cuando ella no compartía supreocupación por los nazis. Qué tonta, qué indiferente, qué superficial habíasido.Maxhabíareconocidolaverdadhacíamucho,cuandoellaaúnacariciabasus sueños infantiles.Ahora,por fin, sehabíadespertado.OdiabaaHitler contodasualma.Porquehabíacomenzadoaquellaguerra,porqueenviabaamoriradiarioatropasenteras,porquecontrolaba,espiaba,reprimíayllevabaalalocuraa todo un pueblo. Porque había permitido lo de Stalingrado, por prohibir alGeneraloberstPaulushastaelúltimomomento lacapitulación,porqueconellohabía alargado el sufrimiento de los hombres cercados. Lo odiaba por todoaquelloyporuncentenardecosasmás,yaqueldía,despuésdehaberoídorabiaraJosephGoebbels,sentíasuodioaúnconmásintensidad.

Decidió irse a casa para no deshacerse en lágrimas en medio de la calle.Esperabapoderllegarasucuartosinquelaviesenparanotenerquehablarconnadie.PeroencuantoabriólapuertasechocódefrenteconNicola,queestabamirándoseenelespejodelvestíbuloconcaradehaberllorado.

—¡Nicola!¿Quésucede?—Eseasqueroso…—balbucióNicola.Enesetonosolohablabadeunapersona.—¿Serguéi?—preguntóBelle.—PuesclaroqueSerguéi.¿Quiénsino?¿Quiénsinomeharíaalgoasí?—Pero¿quétehahecho?ANicolaselesaltaronlaslágrimas.—Estoyembarazada,Belle.Decasitresmeses.—¿Seguro?—Heestadoenelmédico.Nohayningunaduda.—VayaporDios—dijoBelle.Seacordabadesupropiopánicocuandodescubrióqueesperabaunniño.

Page 283: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Noqueríavolveratenerhijos.—Conlasdosmanos,Nicolaseacaricióelvientreylascaderas—.Ydesdeluego,noahora,cuandounamujernecesitauncuerpofuerteynounbarrigón.

CuandoBellellegóasudormitorio,encontróunacartaensuescritorio.Enellalecomunicabanquedebíapresentarseel20defebreroantelasautoridadesdecirculaciónmunicipalesyquelahabíannombradodurantetiempoindefinidorevisora del tranvía. Su actividad en el cine ya no le parecía a nadieindispensable;alcontrario,enaquellosmomentos,eradeberdetodamujerponertodosuempeñoenelbiencomúnyensustituirdignamentealoshombresqueestabanenelfrenteluchandoporlapatria.

Porprimeravezensuvida,Belletuvomigraña,quesoloaflojócuandohubovomitadovariasveces.Aúnnosehabíarecuperadoniunápicecuandosonóelteléfono. EraChristine.Había recibido correo deRusia: PaulDegnelly estabadesaparecidodesdelasNavidadesdel42;nohabíanirastrodeél.

En1943,losAliadoscomenzaronsusataquesalapoblacióncivilbombardeandociudades,casasycalles.

El10demarzohuboungranbombardeoenMunich.Laalarmacomenzóasonarporlanoche,cuandoFeliciaacababademeterseenlacama.Sequedóunmomento inmóvil, despotricó y se puso de nuevo el jersey que acababa dequitarse.Estabamuycansada.Odiabapasarlanocheenelsótano.

Loscuatro seacurrucaronenelcuartitoqueMartinusabacomoescondite:Felicia,Alex, Jolantay el propioMartin, queestabapálidoy teníaunaspectoenfermizo.

—Pareceráunalocura—dijocuandocomenzaronlosrugidosylosestallidos—,peroenunanocheasítengomenosmiedo.AhoraseguroquelaGestaponoseatreveasaliralacalle.

—No,peronopuedodecirqueencuentrelasbombasmuchomásinofensivas—murmuróFelicia.

Page 284: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Se había ovillado en el rincónmás escondido y se había echado el abrigosobreloshombros.Cadavezqueoíaunestallido,seencogía.

—¿Cuándovaaterminar?—susurróporfin—.¿Cuándovaaterminar?Alexsesentójuntoaellaylaabrazó.—Enseguida—dijoparatranquilizarla—,enseguidaterminará.Unabombadetonómuycercaylaondaexpansivafuetanfuertequetodos

rebotaron contra las paredes y tuvieron la sensación de que les aplastabanduranteunsegundolospulmones.

—¡Virgen santa! —balbució Jolanta. Había perdido el color hasta de losmismoslabios.Sepersignórápidamente—.¡Noquieromorir!

—Yosíquieromorir—dijoMartin.—Puesyono—loincrepóFelicia—.Yonoquieroquenoscaigaunabomba

encima.Una vezmás, un estallido ensordecedor, y otro y otro. Felicia se tapó los

oídosyhundiólacaraenlosbrazosdeAlex.Jolantaapretósurosario.Cuandopor fin cesó la alarma, al principio ninguno se dio cuenta. Luego Felicia selevantócondificultad.Ledolíanloshuesosdeestartancontraídaenelsuelo.

—Creoquenuestracasasigueenpie—dijoconvozdébil.—¿Volveránestanoche?—preguntóJolanta.Alexnegóconlacabeza.—Seguroqueno.Deberíamosacostarnos.Esyatarde.Uno tras otro subieron las escaleras, todosmenosMartin.Desde fuera les

llegabaahoraelruidodelassirenasdeloscamionescisternay,cuandoFeliciaapartóunpocounadelaspersianasdeoscurecimiento,vioelresplandorrojodelos incendios en la ciudad. Se estremeció. Podría haber muerto ella misma.Jolantafuealacocinaaprepararseunainfusióndemelisaparalosnervios.

—Yoprefierounaguardiente, laverdad—dijoFelicia—.¿Quierestambiénuno,Alex?

Él asintió y la siguió al despacho, donde ella guardaba sus provisiones de

Page 285: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

alcohol.Laobservóconatenciónmientrasservíaelaguardiente.Hoylanotabaespecialmentenerviosa.

—SeguroqueestáspensandosituqueridoMaksimseencontrarátambiénasalvo—comentódepronto.

Aellalebrillóunrayodeiraenlosojos.—¿Quésabestúloqueyopienso?¿Yquéteimporta?Éllevantólasmanoscomodefensa.—Nodiscutamosahora.Solomepreguntabaporquéestástanintranquila.Y

comoteconozco…—Nomeconocesenabsoluto.Sino, sabríasque…—Se interrumpióy se

sirvióunsegundoaguardiente.—Sabría que, en este momento, estás deshecha por todo lo que estás

viviendo—terminó Alex su frase—. Casi nunca ves a tu queridoMaksim y,cuandoloves,pasaportuladoimpasible.Yconmigovivesdesdehacedosañosenlamismacasa,perohacebastantetiempoquenovisitotudormitorioyesoteprovocainseguridad.

—¡Quépsicologíamásexquisita!Peronotesobrestimes,Alex.Semantuvieronlamirada;habíaentreellosunmillardecosassindecir.De

pronto,muycansada,Feliciapensó:«¡Ojalámeabrazase!¡Élocualquierotro!Lavidaestantristeyfría…».

—Nome gustaría volver a ser un capricho pasajero para ti, Felicia—dijoAlexcomosileleyeseelpensamiento—.Elhombrofuerteparatusmomentosde debilidad y, el resto del tiempo, tu felpudo. He interpretado el papel amenudo, pero ya no soy lo suficientemente joven para eso. Necesito algo deestabilidadenmivida.

«Lo suficientemente joven…» Las palabras se quedaron prendidas en lamentedeFelicia.MiróaAlex.Nuncahabíasidotanconscientedesupelogris,sus hombros ligeramente encorvados, pero tampoco nunca había tenido laimpresión de estar mirándose en un espejo: era su pelo gris, sus hombros

Page 286: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

encorvados. Su juventud estaba tan lejos como la de él. Belle era joven, ySusanne…,peroellayano.

—Mepasalomismoqueati,Alex—seapresuróadecir—.Buscotambiénalgo…Puedequealgoestable.Mesientotanvacía…Trabajodieciséishorasaldíayno tengoni ideadeparaqué.Antes todo teníasentido.Siempre teníaunobjetivo.Algún…anhelo.Aunquefuesealgoindeterminado,algoquenosabíalo que era, pero sabía que llegaría para llenar mi vida. Ese anhelo que tantafuerzayconfianzamedaba…¿Dóndehadesaparecido?¿Ycuándolohizo?

Élsonrió.Fueunasonrisallenadeternura.—¿Alguna vez ha ardido en ti el anhelo? ¿En mi fría Felicia? Sentía

escalofríos siempre que te miraba a los ojos… Felicia, fuego fatuo, tampocoaguantasyalavidaquellevabasantes.Hasperseguidomuchascosas,perotienesqueconsiderarqueunamujerqueprontotendrácuarentaysieteañospierdeelalientoantesqueunadeveinte.Tranquilízateunpoco,Felicia.

—Pero…—PeronuncadejarásdeanhelaraMaksimMarakov,losé—lainterrumpió

él,ahorasincalidez—.Ahílotienesaún:¡tuanhelo!¿Osehamitigadoconlosaños?Dejémoslo.Mepongomalocuandohablodeestetemaporenésimavez.

Siguiendounimpulso,Feliciadijo:—CreoquevoyairmeuntiempoaLulinn.Lonecesito.—Sí,mientrasvivas,solovasapensarenloquetúnecesitas.Yonunca…—¿Tienesqueempezarotravezadiscutirconmigo?—Yo…—continuóél,peroentoncesllamaronaltimbre.—¿Quiénpuedeseraestahora?—preguntóFelicia—.Parecequeestacasa

tieneunatractivoespecialparalosvisitantesnocturnos.—VoyaayudaraMartinaesconderse—dijoAlex—.Abre.SieslaGestapo,

entretenlostodoloquepuedas.EstaveznoeralaGestapo.AntelapuertaestabanSusanne,Hansysustres

niñas, con el pelodesgreñado, la cara tiznadaydosgrandesmaletas.Susannelloraba.

Page 287: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nuestracasasehaquemado—sollozó—.Lohemosperdidotodo.Mamá,¡todohaardido!

Hans, a quien la agitación le había provocado de nuevo asma, explicójadeando:

—Nos ha caído de lleno una bomba enemiga. Hemos podido huir por lasalida trasera del sótano al jardín. Los vecinos nos han acogido hasta que haacabadoelbombardeo.

—Dios mío —dijo Felicia, mientras Alex, que había vuelto del sótano,entrabadesapercibidoenelsalón.

—Mamá,¿podemosquedarnosaquí?—preguntóSusanne.Lastresniñascomenzaronalloriquear.Felicia,queensuvidahabíapodido

soportaralosniñospequeños,solodijo:—Porfavor,Susanne,hazquesecallen.Porsupuestoquepodéisquedaros

aquí…¿Lacasavolveráaserhabitablepronto?—preguntóesperanzada.Susannenegóconlacabeza.—Nolohasentendido.Estádestruidaporcompleto.Nopodremosvolvera

vivirallí.Era casi ya de día cuando Jolanta terminó de hacer todas las camas y los

cinco recién llegadosdesaparecieronen losdormitorios.Felicia sepermitióunterceraguardienteesanocheysepreguntócómosehabíaganadotodosaquellosproblemas.

—¿Por qué tenía que casarse mi hija precisamente con ese hombre y,además,traerconélalmundoaesastresinsoportablescriaturas?¿Yporqué,portodoslosdemonios,lostengoahoraatodosencasa?

Alexserio.—Eseestupapelenestavida.Tedejaríasmatarportufamilia.Perotengola

sensacióndequenotehasdadocuentaaúndelproblemamásimportante.—¿Cuál?Quierodecir,apartedequedudoquepuedatragarunsolobocado

siapartirdeahoratengoqueverenlacomidalacaraarrogantedeHansVelin.—MerefieroaMartinElias.

Page 288: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Feliciadejóelvasoenlamesa.—Oh—dijoenvozmuybaja.Alexasintió.—Sí. Es del todo imposible queMartin Elias y Hans Velin vivan bajo el

mismotecho.—Como siempre, admiro tu valor, Felicia—dijo TomWolff sonriendo—.

Ademásdetubelleza,estuarmamáspoderosa.—Déjatede cumplidos,Tom.Esto esdemasiado serio. ¿Vas a ayudarmeo

no?Estaban sentados en la biblioteca de la casa deWolff, él en bata, con un

gruesocigarroentrelosdedos,elrostroaúnbrillanteporlacremaquecadadíaseponíanadamáslevantarse.Feliciallevabauntrajedelanagrisdeantesdelaguerra que le daba un aspecto muy formal, algo que divirtió a Tom, pues laconocíademasiadobien.

—AsíquehaceunañoqueescondesalbuenodeEliasencasa—reflexionódespacio—.¿Cómosabesquenovoyadenunciartedeinmediato?

—Básicamente,porquetegusto.Meponesentodoslosapurosposibles,peronoarriesgaríasmivida.

—Lomásprobableesqueseaverdadquenopodría—reconocióTom.—¡Tom!—Feliciase inclinóhaciadelantey lomiróconurgencia—.Tom,

tienesqueayudarme.ElriesgodeesconderaMartinEliasenunacasaenlaqueviveunHauptsturmführerdelasSSesdemasiadogrande.Yademásestánesasniñas…

—Tusnietas—lerecordóTom.—Sí.Mis…misnietas,sitienesquedecirlotandirectamente.Sisetropiezan

conélenalgúnmomento,logritaránaloscuatrovientos.Nopuedoconfiarennadiedeesafamilia.Porfavor,Tom.AcogetúaMartin.

—Mmm—musitó Tom—. Sería, desde luego, estimulante si pensamos enlosmandamasesnazisqueentranysalendeestacasayquenotendríanniideadeque…Apropósito: ¿cómode leal eres alPartido?Porqueusted, honorable

Page 289: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

señora, también hace negocios con los nazis, después de todo, pero luego daasiloaunenemigodelEstado.

Feliciaseencendióuncigarrillo.—MartinEliasestanpocoenemigodelEstadocomolamayorpartedelos

judíos. Y yo soy tan poco leal al Partido como tú. Somos los dos demasiadolistos,Tom,paraanimarauntipoquesehadeclaradoasímismonuestroFührer.Perotambiéndemasiadolistosparadejarescaparunbuennegocio.Limpiamoslosbolsillosalosnazisy,cuandoundíatenganquesalirdeescena,lesdaremosunapatadaeneltrasero.Tansencillocomoeso.

Tomgruñó.Eradelamismaopinión.—Estábien,Felicia.SiKatnotienenadaencontra,ynolotendrá,puedes

traeraEliasaquí.Entrenosotros:sielFührerysussecuacesundíasehundenylostiemposcambian,nopuedeperjudicarme,comomiembrodelPartido,queunperseguidocomoEliasdeclareamifavor.Tambiénsepuedeverasí.

—Exacto.Tomlaobservóatentamente.—¿Porquélohacestú?—¿Qué?—¿PorquéhasescondidoaElias?Yquizáaotros,yo…—¡Bobadas!—soltócondemasiadaintensidad—.¡Aningúnotro!Tomdesechólacuestiónconunademán.—Conmigonotienesporquéconfesarte,encualquiercaso.Soloquenoes

propio de ti que arriesgues el cuello por alguien que no es de tu intocablefamilia.Entonces¿porqué lohaces?¿Interés, comoyo?¿Oesque tienesunaconcienciamáspronunciadadeloqueyopensabahastaahora?¿Ohayalgomásdetrás?

—Interés—explicóFelicia—.Yporque…¡Bah!¡Aldiablo!NopodíadejaraMartin en la estacada.Es elmarido deSara, y Sara esmi amiga desde queéramosunasniñas.

Diounacaladaprofundaasucigarrillo.Eraciertoloquedecía,peronoera

Page 290: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

laúnicaverdad.¿SehabríaarriesgadoportodalagentequehabíaescondidosinohubiesesidoporMaksim?¿Lohacíaporamorciego?No,esoerademasiadosencillo.Laverdad se leocurrióenaquelmomento: tras todosaquellos largoslargos años, en lo más profundo de sí misma nunca había dejado de quererdemostraraMaksimqueellanopermitíaqueeldinero,eléxitoyelpoderfuesenlo único determinante en su vida; nunca había dejado de buscar sureconocimiento,quequizáFeliciadeseabamásquesuamor,reconocimientoenun ámbito que era importante para él, y no solo sencilla admiración por lainteligencia de Felicia, por su don para los negocios y su imperturbableambición.

Tomhabíaobservadolaexpresióndesusgestos,peronopudodescifrarla.—¿Vuelvesateneralgoseriocontuexmarido?—preguntódepronto.—¿TienestúalgoconlainfameLulú?—lereplicóFelicia.Tomsuspiró.—Un capítulo oscuro. Pero en lo que a ti se refiere: no seas tonta. Alex

Lombardeselhombreperfectoparati.Noséporquédemoniosnoloentiendes.—Tom,paraopinarsobreello,nosabesapenasnadadelpasadoquetenemos

Alexyyo.—Sémásdeloquecrees.—Soltóunarisita—.Porejemplo,séquelabonita

BellenoeshijadeAlexLombard.¡Imposible!—¡Quélistoeres!—Sí,lorecuerdocomosifueseayer…Pocoantesdelfinaldelaguerra,en

1918, Lombard llevaba meses en el Frente Occidental, y tú estuviste muchotiempofuera,enBerlínyenPetrogrado.Cuandollegasteaquíconunbarrigóntremendo,yopensé:«¡Quéatrevimiento!¿Quiénseráelhombreconelquesehaliado?».—Lamiróesperandounarespuesta,peroellanodijonada—.Aúnmepreguntoquiénera,Felicia.¿Eslarazónporlaquetienesenlosojosesatristezainfinitaquesolodescubrequienteconocebien?¿Quiéneseseextrañohombrealquehasdadotrabajoentuempresayalqueapenasnadieve?

Feliciaselevantó.

Page 291: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Tengoqueirme,Tom.Éltambiénsepusoenpie.—Deberíasdescansarenalgúnmomento.Parecesagotada.—Ay,Dios,noempiecestútambién.Alexmelohadichohacepococontoda

claridad.Siseguísasí,prontomesentirédeverdadunaanciana.—¿Qué puedo decir? No, no, Felicia, sigues siendo la misma muchacha

guapísimade siempre,por fuera;pero tuespírituyanoes tan joven.Yanoescapaz de capear las tormentas. En algún momento, se necesita un puerto.—Fruncióelentrecejo;queríasercómico,peroresultómásbientriste—.Sédeloquehablo.Unodeseapazynochesdeveranocálidasyunapersonaquesesientea su lado y con quien poder entenderse sin palabras… Bueno, no quieroaburrirte.PuedestraeraMartinEliasestanoche.Mehonratuconfianza,queridaFelicia.Sinotenemosanadieaquienamemosdetodocorazónyquenosameigualdefervorosamente,almenostenemosunoenelotroaunbuenamigo.Yesotambiénesmuyvalioso.

—No te pongas sentimental, Tom. También nos hemos jugado malaspasadas.

—Éramosiguales.Ytúnuncahassidounaesnob,Felicia.Laricaberlinesacon su herencia prusianoriental y el pobre hijo de campesino de los bosquesbávaros.Noerascomolasdemás,meprestabasatenciónporqueteníaintuiciónparalosnegociosyolfatoparaeldinero,yporqueeramuchomejorcomerciantequetodostusamigosfinosconsusampulosasmaneras…

Volvióasuspirarhondo.LuegosonrióaFeliciayellaledevolviólasonrisa.—Un último buen consejo —dijo cuando la acompañaba a la puerta—:

tómateunasvacaciones.Viajaaalgúnsitio.—Quería ir a Lulinn. Pero con la terrible familia alojada en mi casa, no

puedoirme.Lodestrozaríantodoantesdequeyoestuviesedevuelta.Para sí,pensó:«Y,además,Maksimpuedeaparecerencualquiermomento

congentealaqueHansVelinnopuedeverdeningúnmodo».EmpezabaaestaralgocansadadeteneraunhombredelasSSenlafamilia.

Page 292: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

9

El28yel30demarzode1943,Berlín fueobjetodegrandesbombardeos.Selanzaronsobrelaciudadcasimilquinientastoneladasdematerialexplosivo.Lassirenas ulularon sin pausa, el cielo estaba al rojo vivo con el resplandor delfuego.Cayeronedificioscomosiestuviesentrabadosconarena:enlascallesseabríanahoragigantescosagujeros.Lasestacionesdetrenhormigueabandegenteque había perdido su casa durante los bombardeos y buscaba allí un techo oqueríahuirde la capital a ladesbandada.Aalgún sitio enel campo,donde sepudiese dormir por las noches tranquilo y no hubiese que temer por la propiavida.

Enlaprimeranochedebombardeos,JohannesyLindaDegnellyperdieronlavida.Christine,quevivíaconellos,aquellanocheestabaconunacompañeradeestudios, en cuyo sótano se había refugiado. Cuando volvió a la casa de sussuegros solo encontró un montón de escombros humeantes y una docena debomberosagotados,queleexplicaronquehabíansacadoalamayorpartedelosvecinosdelsótanosepultado:estabanmuertos.ChristineidentificóloscadáveresdeJohannesyLinda,fuehastaCharlottenburgentranvíayllamóaltimbredelacasadeElsaenlaSchlossstrasse.CuandoNicolaabrió,sederrumbóllorando.

Bellenoestabaencasa,porque teníaquehacersuservicioderevisora,asíque Elsa y Nicola tuvieron que ocuparse solas de una Christine totalmentedesesperada. Tardaron mucho en saber lo que había pasado. Cuando Elsacomprendióquesuhijomayorhabíamuerto, se levantó,desapareciódel salónsin decir una palabra y se encerró en su cuarto. Nicola, fuera de sí por lapreocupación,lesuplicóqueabriese,peronoobtuvorespuesta.Entretanto,hizo

Page 293: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

unatazadetéparaChristineymandóalacalleaAnneconlascartillasparaquecomprasecomida.

—¡OjalállegueprontoBelle!—exclamódesesperada.Belle apareció por la noche, extenuada y con los pies doloridos, pero

enseguidasehizocargodetodo.MetióalatodavíatemblorosaChristineconunabotellade aguacaliente en la camay convenció a su abueladeque abriese lapuerta y la dejase entrar.Media hora estuvo con ella y, cuando volvió a salir,parecíamuypreocupada.

—Es unamujermayor y enferma—le dijo aNicola—.Lamuerte del tíoJohanneshavueltoaabrirlasviejasheridas:nohabíaolvidadolapérdidadesubenjamín.Nicola,megustaríaquesefuesedeBerlín.Necesitatranquilidad,nopasar lanocheenun refugioantiaéreo.LaenviaréaLulinn.Yse llevaráamiSophie.Estarámuchomásseguraallíqueaquí.

NoresultóningúnproblemaconvenceraElsaparaquesemarchara.Esdecir,nodijoexactamentequesí,perotampocoqueno.Enrealidad,nodijonada.Contotalapatía,mirócómoBellelehacíalasmaletas.

—Abuela,noesparamuchotiempo.Solohastaqueterminelaguerra.Elsanodiorespuestaalguna,solosiguiómirandolafotografíaenmarcadade

Christianqueteníaentrelasmanos.Sophiediobastantemástrabajo.PormuchoqueBelleledescribiólasvacasyloscaballosquehabíaenLulinn,nodejabadellorar.Lecorríanlágrimasporlasmejillas,susojosgrisesbrillabanderabia.

—¡No!—berreaba—.¡No,no,no!Laquemás se resistió fueAnne, a laqueNicolahabríapreferido también

poner a salvo. Se plantó allí con un elegante vestido de lana de su abuela yzapatosdetacón,yconlosbrazosenjarras.

—¡Estáis chifladas! —dijo indignada—. No podéis desterrarme a laprovinciamás recóndita.Ahoraquepor fin estoy enBerlín…, ¿creéis quemevoyair?

—Notevasaperdernadaaquí.Yallíhaymáscomidaynosuenanalarmasporlanoche.

Page 294: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—No.Nihablar.El final de la historia fue que, a la mañana siguiente, solo una Elsa

completamenteaturdidayunaSophie lloricosasesentaronenel tren,mientrasque Anne se quedaba con las tres adultas en el andén diciendo adiós con lamano.

—Siemprehagoloquequiero—aclarósatisfecha.—Si fueses hija mía—le contestó Belle—, te habrías ido, de eso puedes

estarsegura.

Lanochesiguiente,ladel30al31demarzode1943,seincendiólacasadelaSchlossstrasse.Belle,Nicola,ChristineyAnneestuvieronsentadasconlosotrosvecinos en el sótano, encogiéndose cada vez que zumbaba y estallaba unabomba,hastaquelaondaexpansivadeunadetonacióncasilastiródelosbancosehizosaltarlacaldelasparedes.

—Esohasidoaquí.Noshandado—chillóNicola.Elguardia antiaéreo, conunavozque se esforzóporque sonase tranquila,

ordenó:—¡Quédense sentados! Iré a ver si la puerta aún se puede abrir. Tengan

preparadosloscubosdeagua.Ynosueltenalosniños.Cuidado,voyaabrirlapuerta.

—¡Tenemos que salir! —dijo Christine, agitada, y quiso hacerlo tras elhombre.

Bellelaretuvo.—¡No!Tienequecomprobarprimeroloquepasa.Elguardiaantiaéreoempujócon todosupeso lapuerta,quepor fincedió.

Enseguidalahumaredainundóelcuarto.—¡Fuego!—gritóunamujer,aterrada—.Unincendio.Rápido,quierosalir.—¡Unodetrásdeotro!—ordenóelguardiaantiaéreo—.Todosvamosasalir.

Perodespacio.Sinempujar.Bloquearánlapuertasiintentansalirtodosalavez.

Page 295: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Tosiendo y respirando con dificultad, se esforzaron por subir la escalerahastalaplantabaja.Elhumoeratandensoqueapenaspodíanverunamanoantelosojos.Fueracaíanaúnlasbombas.Eracomosilatierratemblaseyelmundoardierahastaloscimientos.NicolaseaferróalbrazodeBelle.

—Nopodemossaliralacalle,Belle.Esunalocura.Moriremos.—¡Aquídentrotambiénmorirán!—lecontestóchillandoelguardia.Semovióhastalacabeceradelgrupoyabrióelportón.Elairedelanoche,

queseechósobreellos,eraotrahumareda,peromássoportablequedentrodeledificio,ysepodíarespirarconmáslibertad.Salieronatrompiconesalacalle,sevolvieronysequedaronmirando.Seveían llamasen todas lasventanas.Eledificiodealladoyanoexistía:ensulugar,seacumulabaahoraunamontañadecascotesardiendo.

ElprimerpensamientodeBellefue:«GraciasaDiosquelaabuelanoloestáviendo».Era la casaen laquehabíavividocasi cincuenta años, en laque fuefelizconsumaridoyenlaquecrioasushijos…Yahoranoquedabanada.

Unamujerintentóentrardenuevoeneledifico,gritandoalgodeunascartasquenopodíanquemarsedeningunamanera.Doshombreslasujetaron,aunquesedefendíacontodassusfuerzas.Anneperdióporcompletolacabeza.

—Quieroirme.¡Mamá,ayúdame!¡Ayúdame!—QueríasquedarteatodacostaenBerlín,asíqueahorahazelfavordeno

perderlosnervios—ledijoBelle.Pensaba a toda prisa. Tenían que irse, no podía plantearse salvar nada. La

Alexanderplatz,supequeñopiso,estabademasiadolejos.SoloquedabaAndreas.—Venid.Iremosacasadeunamigo.Lasiguieronsinhacermáspreguntas.Llevandoen lamano losbolsosque

tenían siempre consigo en el sótano por si lasmoscas, se apresuraron por lascalles.Unaveztuvieronquetreparunamontañadeescombros,otraseabríaanteellasungransocavónytuvieronquebuscaruncaminoalternativoporlospatiostraserosysaltandomuros.Secruzaroncongentequecorríaasustadaarrastrandocarretonesconlaspocaspertenenciasquehabíanpodidosalvar,oquebuscaban

Page 296: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

refugio en los portales intactos. Padres que llamaban a sus hijos, niños quelloraban porque no encontraban a sus padres. Heridos que pedían ayuda,bomberosysanitariosqueintentabanevitarelpánicogritandoórdenes.CuandollegaronaledificiodeAndreas,habíapasadoyalaalarma.

Andreas estaba en casa y no puso el grito en el cielo por la inesperadainvasión.Lasinvitadas,quepocodespuésdesullegadasehabíansentadoenlasalitadeestar,secalentabanconun téqueBellehabíahechoyrecobraban lasfuerzasconelaguardientequeAndreasservíagenerosamente.Christine,queporsegundavez enpocosdías había estado ante las ruinas deuna casaquehabíasidolasuya,teníalosojosaúnmuyabiertosdeterroryparecíahundidaensuspensamientos, mientras que Nicola y Anne ya habían vuelto a recuperar lavitalidadymirabanasualrededorcuriosas.¿QuiéneraeltalAndreas?¿DequéloconocíaBelle?Confinaintuición,notaronlaconfianzaylatensiónquehabíaentrelosdos.Andreasnoerasolo«unamigo».TeníaunpapelesencialenlavidadeBelle,yaNicolalehabríagustadosabermás.Pordesgracia,nosedabaahoraningunaoportunidadparahablarconBelleasolas.

Eran casi las tres de lamañana cuando se fueron a dormir.AChristine lecorrespondió el pequeño cuarto de invitados junto al baño, Nicola y Annedurmieronenlosdossofásquehacíanesquinaenlasaladeestar.Bellesetumbóenunacamaplegable.Peromediahoradespuésdeapagarlasluces,Nicola,queteníaelsueñoligero,percibióuncrujidoapenasaudibledelsuelo,sedespertóyvio a Belle atravesar como una sombra silenciosa la sala y desaparecer en eldormitoriodeAndreas.Nicolasonriósatisfecha:eraloquesefiguraba.

AndreasestabaaúndespiertoyesperabaaBelle.Ellasemetióenlacamaysepegócontrasucuerpo.Éllaabrazó.LaespaldadeBelleestabacontraelpechode Andreas y ella podía notar la respiración de él y el latido regular de sucorazón.Duranteunratoningunodelosdosdijonada.Bellecomenzóallorarensilencio hasta que, al final, estalló y, con frases desordenadas e incoherentes,

Page 297: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

reveló todo loque lepesabaenelcorazón:eldesconocidodestinodeMax,sutrabajocomorevisora,sumiedodiario,lamuertedeltíoJohannesylacasadelaSchlossstrasse,quehabíaardidohastaloscimientos;habíaamadoaquellacasa,eracasicomoLulinn…

—Menosmalquelaabuelaaúnnolosabe—sollozó—,ymenosmalqueaSophienolepuedepasarnada,¿verdad?SisupiesedóndeestáMax…—Bellellorabaysollozaba.

Andreaslaacariciópacientementeeintentócalmarlaconpalabras.—Todoirábien.Vamos,desahógate.Todosaldrábien.Porfinellaseincorporó,buscóunpañueloysesonólanariz.—Perdona,Andreas.Sonsololosnervios.Porlogeneral,nosoyunallorona.

Deverdad,losiento.Pensóqueéldiríaalgomordaz,pero,parasuasombro,susurró:—Teentiendo.Noesnadafácil.Bellenopodíaverle lacaraen laoscuridadynoestabaseguradesihabía

sonreídoconburlaaldecirleaquellaspalabras.—¿Teestásriendodemí?—No.Estavezno.Leacariciódespaciolaespalda,vacilando,comosinoestuviesesegurodesi

ella quería. En un primer momento, Belle pretendió rechazarlo, porque no leparecíaadecuadoesanoche,peroentoncessediocuentadequehacíamuchoquesucuerposemanifestaba.Perdiólavergüenzaylossentimientosdeculpa.Puedeque solo la abandonasen durante la noche y que su comportamiento laescandalizase por la mañana, pero le daba igual. Bajo las manos de élacariciándola,sucuerposehizogatuno,sealargó,setendiósobrelaespalday,de nuevo, sobre la tripa, quiso que la tocase por todas partes a la vez y, noobstante,nobuscósatisfacción.Teníaquedurarcomonunca.Hastaelamaneceroinclusomás.Ledabalomismoquelasotrassediesencuentadealgoyloquepensarandeella.QueríaqueAndreasfuesesuamanteantetodoelmundo,todospodíanydebíansaberlo.

Page 298: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Tequiero,Andreas—dijosinaliento—.Tequerrétodalavida.Esapromesa,inclusoaunquedejasedeserciertaundía,erasincera.«Talvez

hayquehacerlaunavezenlavida—pensóAndreas—,juraramoreternoycreerenélencontradelaexperiencia.»Seestirójuntoaella,encontróunmecheroyencendió una vela, y bajo su resplandor vio a otra Belle, unamujer delicada,tierna y muy joven. La palidez de sus brazos relucía y su boca entreabiertadejabaalavistaunosdientesperfectos.Enlosojos,aquellaspiedrasdeungrisfrío,habíaunresplandorcálido.

Despacioyconcariñocomenzóaamarla,comoellaquería,hora trashora.Todoeltiempopensabaqueseperderíaenelladefinitivamenteyparasiempreyquedejaríadelucharcontraello;puedequeellaolvidaseaMaxyStalingradoytodoaquelloenalgúnmomento.Teníaqueolvidarlo.Yanohabíaningúnfuturoparaaquellapareja.

Alamañanasiguientesesentaron todosunpocodesconcertadosa lamesadelcomedor.Anneteníalosojoscomoplatosycasireventabadecuriosidad.NicolasecomíaaAndreascon lamirada.Hizovariosamagosde flirtearconél,perotuvo que aceptar por fin que él no iba a entrar en el juego. Christine estabaescandalizadaydolida.EnBellehabíavistounaaliadaen suaflicciónporquecompartíanelmismodestino:PaulyMax,losdosdesaparecidosenRusia.Ensuatroz incertidumbre, Christine había encontrado cierto consuelo creyendo queBelle estaba igual que ella. Ahora se sentía traicionada, pues Belle se habíaevadidodeldolorcomúndeunamaneraindeciblementerastrera,ensuopinión.Siempresehabíanentendido,perodesdeesedíaseabrióunagrietaentreellasquenovolveríaacerrarsenunca.

—Ospodéisquedar todasenmicasade laAlexanderplatz—dijoBelle—.Yonolanecesitoporelmomento.

—¿Ydóndevasavivirtú?—preguntóAnne.—Aquí—contestóBellesinretirarlamirada.

Page 299: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Nicolacarraspeó,yeldesayunocontinuóensilencio.Más tarde,Belle seacercósolaa laSchlossstrasseparaver sipodía salvar

algode losescombrosdeledificio.Lehabíandadoeldía librecuandoexplicóquedurantelanochehabíanbombardeadosucasa.Ahoraestabaantelasruinashumeantes, miraba los vanos de las ventanas huecos y observaba las paredesdesnudasquese levantabancomounesqueletovacíohaciaelcielolluviosodeprimavera.Enelinteriordelacasaencontróalgunossillonescasiintactos,perotodolodemáshabíaardido.

LassiguientessemanasfueronlasmásfelicesqueBellehabíavividonunca.NopodíadejardepensarenelcuentodelPríncipeRanaqueElsasolíacontarle,enlostresarosdehierroquesujetabanelcorazóndelcocheroyquecuandocaenlepermiten de nuevo emocionarse y ser feliz. Exactamente eso debía de haberlepasadoaella.Lainaguantablepresiónquearrastrabahabíadesaparecido.Nuncaantes se había sentido tan libre.Nunca había tenido el deseo de querer cantarcuandoibaporlacalle.Niesaalegríarepentinaenmediodeldía,tanintensaquecreíaqueibaaexplotar.Eracomosiporfinviviesedeverdad.Podíaimaginarseque era de nuevo joveny libre.Había tantas cosas quequería hacer…Queríaviajarpor todoelmundo,queríaconocer lasciudadesmásgrandes, loshotelesmás famosos, losmejores teatros, laspersonasmás interesantes.Enellacrecíaunafuerzaqueporfinsustituíaalaletargiaylaspreocupacionesdelosúltimosaños. En agosto cumpliría un cuarto de siglo y estaba convencida de quecomenzaríaparaellauna fasede suvidaabsolutamentedistinta.Por supuesto,estaban también las horas oscuras, en las que caía en las viejas cavilaciones.Todavía no tenía noticias de Max, ni notificación de su muerte o de sudesaparición,yseaferrabaalaesperanzadequeaúnvivía.Porsupuesto,cuandovolviese,tendríaqueconfesarlequeamabaaotrohombreylepediríaeldivorcio(«No eres ni una pizcamejor que tumadre», diría indignada la tíaModeste),pero,pormuchoquelotemiese,tambiénsabíaquetendríaquelucharelrestode

Page 300: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

suvidacontralossentimientosdeculpasiestabamuerto.Devezencuando,laasustaba su egoísmo, porque descubría que, en esencia, sus pensamientossiempredabanvueltasentornoasussentimientos,noalosdeMax.Másqueeneldolordeél,pensabaensupropioarrepentimiento.

«Malapécora»,sedecíaalmirarsealespejoydarsecuentadequeteníaunaspectovibrantequenosemerecía:mejillassonrosadasenmediodeunrostropálido,ojosmásfelinosquedecostumbre,alrededordelabocaniunrastroyadeniñezni inocencia.Lasnoches conAndreasdejabanhuella.En la calle loshombressevolvíanparamirarlaylaexaminabancodiciosos,yellasoloteníaundeseo:«Diossanto,queestaguerrapasepronto.Quierovolveratrabajarcomoactriz,quierollevarvestidosbonitosynotenerquehacercolaparacomer.Ynoquiero más bombas, ni informes del frente, ni Lili Marleen en la radio, nihombres quemueren a tiros».Estaba harta y le daba lomismo cómo fuese elfinal…sillegabapronto.

Andreas estaba poco en casa; era obvio que lo necesitaban en la empresa.UnavezllevóaBelleconélyleenseñóelcomplejodeedificios.Lafábricaseencontraba en la periferia de Brandeburgo y hasta el momento no le habíanafectado lasbombas,por suerte, comodecíaAndreas: el aceroera importante,muyimportanteparalaguerra.

—¿No tienes a veces la sensación estúpida de que ayudas a alargar elconflicto?—lepreguntóBelleunanoche.

Andreaspareciópensarmuybienloquedebíaresponder.—Soy un hombre de negocios—dijo al final—. Creo que cada uno debe

averiguarloquesignificaparaélsuprofesiónyluegohacerloqueseanecesarioparaconseguir elobjetivopersonal.Noseavanzamuchomirandoaderechaeizquierdaamenudo.Miobjetivopersonalesganardinero.¿Entiendes?

EllaseenteródequelaempresadeBrandeburgoerapartedeungrangrupo,dequeAndreaseraelgerenteyqueteníaprácticamentemanolibreentodaslasdecisiones. Incluso era propietario de una cantidad de acciones considerable,aunquenoteníaniideadecuántotiempopodríaseguirhaciendoaquello.

Page 301: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Haycientosde cosas con lasque sepuedeganardinero. ¡Quién sabe loqueestaréhaciendodentrodediezaños!

AcomienzosdemayotuvoquevolveraviajaraSuizaparanegociarnuevossuministros de materiales. A Belle le habría encantado acompañarlo, pero lascitasdeAndreaserandurantelasemanayellanopodíadejarsuodiosotrabajoderevisoraeneltranvía.

—Sinoaborreciesea losnazisporotracosa, loharíadesde luegoporesteespantosoyaburridotrabajoquemeobliganahacer.¡Soyactriz!Noveoporquétengo que patear un tranvía día tras día y, encima, llevar un uniformemonstruoso.

—Es mejor que acabar en una fábrica —la consoló Andreas—, y esteepisodio quedará luego muy bien en tus memorias. No estés triste, cariño.Dentrodetresdíasestarédevuelta.¡Teecharédemenos!

EsasseríandurantemuchotiempolasúltimaspalabrasqueBelleleoyó.Sefueunmiércolesyqueríavolverelviernesporlanoche.Novolvióeseviernes,nielsábadonieldomingo.Tampocoellunesnielmartes.

Alparecer,habíadesaparecidosindejarrastro.

Page 302: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

10

Durante los primeros tres días Belle no se preocupó demasiado. Se podíaimaginarsinproblemaquehabríanentretenidoaAndreasoquehabría tardadomásde loprevistoendespacharsusasuntos.Los telegramasy las llamadasdeteléfonoalextranjeroyanofuncionabanbien,ypodíaserquesimplementenohubiesepodidoavisarla.Pero,amedidaquepasabaeltiempo,leresultabacadavez más inquietante. Llamó a la secretaria de Andreas, que también estabaperpleja y que decidió investigar en la empresa suiza sobre el paradero de sujefe.LuegovolvióallamaraBelle.

—SeñoraMarty,estodomuymisterioso.EstuvoenZurich,perosolohastael viernes amediodía.Me lo han confirmado en el hotel. El viernes salió deviaje.

Bellepalideció.—¡Yhoyesmiércoles!Casiunasemana.Tienequehaberlepasadoalgo.Lasecretariaintentótranquilizarla.—Enestostiemposavecesunosequedaatrapadoenlafrontera.Puedeque

tengaproblemasparaentrarenAlemania.—Pero ¿por qué debería tenerlos? ¿Sabe de lo que se ocupa la empresa

ahora?¿PodríaserquelohayanretenidoenSuizaporque…porquesabealgodeinterésparaelextranjero?

Lasecretariavaciló.NoparecíamuyseguradecuántopodíacontaraBelle.—Hayunproyectomuyimportanteenestemomento.Intentamosdesarrollar

unaceroqueaguanteelcalormuchomásquelosmaterialesactuales.Enpocaspalabras: los cazas alemanes seríanmuchomás eficaces si pudiesen estarmástiempo en el aire y moverse más rápido, pero en los propulsores se acumula

Page 303: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tantocalorqueelacerodelqueestánhechosnoloaguanta.Aunqueesposiblefabricarunacerofinomenossensiblealcaloryhemostenidobastanteéxitoenesesentido.Detodosmodos,mecuestaimaginarqueelseñorRathenbergpuedatenerproblemasporeso.¿Quiénibaasaberlo?

Durantetodoeldía,Belleestuvopensandoysepusocadavezmásnerviosa.Cuandodenochellegóacasamuertadecansancio,todavíanohabíanirastrodeAndreas.Envezdeeso,laesperabaNicolajuntoalapuertadelpiso.Estabaenelquintomesdeembarazo,yaselenotabalatripayteníalacarahinchada.

—Belle, menos mal que has venido. Serguéi me ha escrito…Y como hapuestoenel sobre todas lasdireccionesque se lehanocurrido, al finalmehallegadolacarta.¡TienequeiraRusia!

Belleabriólapuerta,sequitóelsombreroy,abstraída,searreglóelpeloanteelespejo.

—¿ARusia?¿Enserio?Losiento,Nicola.—Enrealidad,eradeesperar.Nosé si esomeafecta. ¿Creesqueestámal

quenomeinquietedemasiado?Belle siempre había apreciado a Nicola, pero ese día su charlatanería le

atacabalosnervios.—Nosé.No,noestámal…Perdona,Nicola,estoyagotada.Sedejócaerenelsofá.—¿Medasalgodebeber?—preguntóNicola.—Claro.BellemirócómoNicolaseservíauncoñacylobebíaansiosa.—Quierodecir,porsupuestoquelosentiríasiSerguéicayese.Peronoesque

vayaadevanarmelossesosdíaynocheporello…«No es que lo hagas muy a menudo», pensó Belle, hostil. De inmediato

sintiópenaeintentódeciralgoagradable.—EstoysegurísimadequeSerguéi…PeroNicolayahabíacambiadodetema.—¿Dóndeestáese…tuAndreas?¿Desdecuándoloconoces?Parecemucho

Page 304: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mejorqueSerguéi.QuesepasquelabuenadeChristineestátotalmenteofendidaconestahistoria.Creoquenuncahabíaimaginadoalgoasídeti.

—Andreasllevadesaparecidounasemana—dijoBelle.Nicoladejóelvaso.—¿Qué?—TuvoqueiraSuiza,aencargarunapiezademaquinariaparasufábrica.

Deberíahabervueltohaceunasemana.—¿Otramujer?EratípicodeNicola.—Nocreo.—Bellesacóuncigarrillo;eraelúltimoynoteníayacupones—.

Detodasformas,nomehabríadejadoenlaincertidumbre.—Mmm…—Nicolaseacercóalaventana,laabrióyseabanicóparanotar

un poco de aire fresco—. Desde que estoy embarazada, tengo calor a todashoras. Perdona, Belle, pero ese Andreas parece un poco frívolo. Demasiadoguapo…Aunquetalvez…—«Medadolordecabeza»,pensóBelle,cansada—.Losdostiposesosdelcochellevanahíporlomenosunahora—dijoNicoladepronto.

Bellelamirósorprendida.—¿Quédostipos?—Enuncochenegroalotroladodelacalle.Cuandolleguéhacecomouna

hora,estabanyaahíyvigilabanlaentradadeledificio.Quégentemásrara.Belleseacercóaellaymiróalacalle.Curiosoquenolehubiesellamadola

atención antes, pero lo cierto era que estaba totalmente perdida en suspensamientos.

—DiríaquesondelaGestapo—dijodespacio.Pensóde inmediato enAndreas y en el profesor judíoque aúnvivía en la

pequeñabuhardillasobreellos.¿Estaríanallíporél?Perolohabíavistoantesenlaescalera,cuandolahabíaadelantadocontimidez.Asíqueestabaencasaylopodíanhaberdetenidofácilmente.

—¡Québienseestáaquí!—exclamóNicola,cuyamentecaprichosayatenía

Page 305: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

otracosaenlacabeza—.Unpisomuyelegante.—Sonabanostálgica.—Sí—dijoBelle casiporobligación—,elnuestronoes tanelegante. ¿Te

encuentrasmásomenosbienallí?—Sí,claro,essolo…Elentorno,¿sabes?Quierodecir…Notendríaqueser

tan remilgada,pero…Estemegustamás. ¿Qué teparece?¿Debería escribir aSerguéiy…?

EltemaSerguéidurótodavíaunrato.Nicolasepermitióaúnotrocoñacy,alfinal,semarchóacasadeunhumorbastantefestivo.Encuantosefue,Belleseasomódenuevoalaventana.Loshombresseguíanallí.

Durmió mal esa noche. Cuando se quedaba adormilada, tenía sueñosconfusos y terribles que volvían a despertarla.Estaba cada vezmás segura dequelosespíasdeallíabajoteníanalgoqueverconladesaparicióndeAndreas.Se acordó de una conversación. De noche, en las calles de Berlín, ¿cuántotiempohacía?

«Nomepregunteseso,Belle…Esmejorquenosepasdemasiadodemí…enesencia,carezcoporcompletodecarácter…»

¿Estaba prohibido lo que hacía? Los papeles cosidos a su abrigo… Seestremecióalpensarenellos.¿EnquéturbiahistoriaandabaenvueltoAndreas?Su empresa colaboraba de cerca con la industria armamentística, la secretariahabíadichoqueteníaunagrancantidaddeinformaciónvaliosa.«Noledesmásvueltas,Andreasnoestonto.Nosejugaríaelcuello»,seordenó.«Miobjetivopersonalesganardinero.»Pero¿quéseríacapazdehacerpordinero?

Selevantótempranoalamañanasiguienteyloprimeroquehizofuemirarpor laventana.Elcocheseguíaallí, ¿ohabíavuelto?Belle sepreparóuncaféaguado y encendió la radio. Con inquebrantable optimismo se conjuraba lavictoria, aunque las primeras tropas alemanashabían tenidoque rendirse a losAliados en Túnez y la guerra de submarinos en el Atlántico se habíainterrumpidoporquenohabíaapenasavancesacausadelosradaresenemigos.Esos reveses no se mencionaban y, cuando se hacía, se retorcían tanto queparecíantriunfosdelosalemanes.

Page 306: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

«Aunqueundía los tanques rusos atraviesenBerlín, seguirándiciendoqueestamosganandolaguerra»,pensóBelle.

Amanecíaunamañanaclarayazul,seguroqueseríaotrodíaveraniego.Porsuerte,Belleteníatodasuropaparalaestaciónmáscálidaensupropiopiso,asíquenoselequemó.Sepusounafaldaestrechagrisyunablusablanca—luegotendríaqueponerseencimalahorriblechaquetadeluniforme—,ysepeinóconcuidado.Cuandosalía, losojosdelosdoshombresdelcocheleagujerearonlaespalda. A lo largo del día llegó a la conclusión de que eran agentes de laGestapo y que estaban ante el edificio porAndreas, vigilando las veinticuatrohorasdeldía.Esperabanparadetenerlo.Peroalguiendebíadehaberloavisado.Yporesonohabíadadoseñalesdevida.Noquerríamezclarlaenningúncasoenelasuntoniponerlaenpeligro.

«Meinterrogaránsi tardaenaparecer; intentaránaveriguaralgopormí.Miúnica posibilidad es demostrar que no tengo ni la más remota idea», pensóincómoda.

LaGestapoactuómásrápidodeloqueseesperaba.CuandoBellevolvíaacasaporlatarde,viosaliraloshombresdelcocheypararseanteelportón.AlllegarBelle,lemostraronsusdistintivos.

—PolicíaSecreta.¿EsustedlaseñoraBelleMarty?—Sí.—Entoncesvengaconnosotros,porfavor.—¿Estoydetenida?—No.Peronosgustaríacharlarconusted.Bellefueconscientedequelaobservabandesdetodaspartescuandosubióal

coche.Tras las ventanas se apartaban las cortinas, unamujer quevolvía de lacomprasequedómirandoembobadasindisimulo.EsotranquilizóaBelle.Silareteníanmuchotiempo,Nicolasedaríacuentaprontodequehabíadesaparecidoylosvecinospodríandecirlequeselahabíanllevadolosagentes.Porlomenos,noleperderíanlapistaporcompleto.

—¿Adóndevamos?—preguntóconcuidado.

Page 307: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—AlaPrinz-Albrecht-Strasse.«¡El cuartel general de la Gestapo!» El valor de Belle se quebró. Corrían

muchosrumoressobrelossádicosmétodosqueusabanallíysobreloscalabozosherméticamentecerradosdelosquenadiesalíavivo.

Elcochesedetuvoanteeledificiogris.Flanqueadaaderechaeizquierdaporsus acompañantes, Belle subió los escalones hasta el portón. Oyó la puertacerrarseasuespalda.

Pasillosqueparecíannotenerfin.Escaleras,máspasillos,puertas,escaleras,pasillos. Por lo menos subían y no bajaban, así que no la llevaban a loscalabozos.Separaronanteunapuerta,laabrieron,empujaronaBellealcuarto.Cegada,mirólaluzdeunalámparadirectamentedirigidaaella.

—Siéntese—dijoalguien.Sesentóenunasillaquehabíadelantedelescritorio.Apartaronlaintensaluz

ypudodistinguiralhombresentadoalotroladodelamesa.Llevabauniformeyunasgafasdesutilmonturadorada.Eradelgadoeinsignificante,peroaBellelellamaronlaatenciónsumiradafríaylainmutabilidaddesucara.

Eraobvioquesehabíainformadobiensobreella.—BelleMarty, Lombard de soltera, nacida en 1918 enBerlín. Se casó en

mayo de 1938 con el actor Max Marty, que hasta hoy no ha vuelto deStalingrado.

«¿Ycómoibaahacerlo?»,pensóBelle,aladefensiva.—Tiene una hija, Sophie, de tres años. Era usted figurante en la UFA,

tambiénha interpretadopapeles pequeños en algunaspelículas.Entre otros, elpapeldeJulietaenRomeoyJulietadeSvenKronborg,en1939,prohibidaporlacensura.Enfebrerodeesteaño la llamaronalserviciodeguerraobligatorioy,desde entonces, trabaja como revisora del tranvía aquí en Berlín. ¿Es todocierto?

—Sí.—¿DesdecuándoconoceaAndreasRathenberg?—Desdeoctubrede1938.

Page 308: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Cómoloconoció?—Enunrestaurante.Enrealidad…delantedeunrestaurante,paraserexacta.

Inicióunaconversaciónconmigo.—¿Desdecuándotieneunarelaciónconél?—Desde…desdenoviembrede1938.Diosmío,cómodebíadesonaraquello.Bellesediocuentadequelesubían

los colores. Un hombre hablaba con ella delante de un restaurante y pocodespués se había convertido en su amante. Por suerte, a su interlocutor no leinteresabaelaspectomoraldelasunto.

—SeñoraMarty, lo que queremos saber es: ¿dónde se encuentra AndreasRathenberg?

—Nolosé.Estoymuypreocupadaporél.ElmiércolespasadosemarchóaZurichacomprarmaquinariaparasuempresa.Queríaestardevueltaalostresdías,perohastaahoranohesabidonadadeél.

—Curioso,¿no?Quelahayadejadoasí,enlaincertidumbre.—No es su estilo, no. Pero sus socios suizos no tienen ni idea de dónde

puedeestar,yensuhotelsolonosdijeronquehabíadejadosuhabitación.—¿Nos?—Asusecretariayamí.Lasdosestamosdelomásdesconcertadas.Unosojosfríoslamiraronfijamente.—Seguro que ha notado en los últimos días que la estábamos vigilando,

señoraMarty.—Medicuentaayerporlanoche.Antesno.—¿Ysedioenseguidaporaludida?Belle sealarmó.¿Sedelataría si su respuestaeraafirmativa?Su instinto le

decía que sería mejor abandonar su táctica inicial de parecer por completoignorante. Notó que no podría engañar a aquel hombre y supuso que quizátendríamejorescartassisemostrabasincera.

—Porsupuestoquenomediporaludidadeinmediato.Meplanteéaquién

Page 309: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

estaríanbuscandoen lacasa.Pero,al final,penséquepodríaestar relacionadoconAndreas.Despuésdetodo,llevaunasemanadesaparecido.

—TampocoesesaunarazónparaquelaPolicíaSecretahagapesquisassobreél,¿no?—Eraunmovimientosutil—.AnoserqueélactúedealgunamaneracontraelEstado.Esepensamientotambiéndebedehabérseleocurridoausted.

Belledecidióponertodaslascartassobrelamesa.—Sí, se me ha ocurrido—respondió Belle serena—, pero le aseguro que

estoyaoscurasalrespecto.Notengoniideadequésetrata.Lacreía,peronoestabasatisfecho.—Parece sabermuy poco del hombre con el que tiene una relación desde

hacecuatroañosymedio.—Entotalnohemospasadotantotiempojuntos.—¿LohaacompañadoalgunavezenunodesusviajesaZurich?«Nopuedesaberlo,disparaaciegas»,pensóBelle.—No—dijo.Éllamirópersuasivoyellaañadió—:Soyunamujercasada.

Mimaridonosabenadade…demirelación.—SumaridollevadosañosenRusia.—Aunasí.TengomuchosamigosyparientesenBerlínaquienesmegustaría

seguirocultandoestahistoriayalosquetendríaquedarprolijasexplicacionessideprontomefuesedeviaje.Poresonolohehecho.

Leparecióqueaquellosonabaaunarelaciónsórdidaqueselimitabaadosnochesporsemanaenunhoteldetercera.Peroledabaigualqueelhombredelescritoriopensasequeeraunaputa.Loúnicoimportanteeraquelaconsideraseajenaatodoeinocenteenlospuntosesenciales.

—SeñoraMarty,debodecirlequeAndreasRathenberghahechocosasquepuedenresultarmuydesagradablesparaélsicaeennuestrasmanos.

Belleseesforzópornoencogerse,peronotóquese leponíanlívidoshastaloslabios.

—¿Quéesloquehahecho?—Traición. Un crimen imperdonable si se piensa en la heroica lucha que

Page 310: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

libraelReichen todos los frentes.—Callóunmomentoparaquesuspalabrasadquiriesen toda su importancia—.Es sabidoqueAndreasRathenberg está enposesión de secretos significativos. Su puesto le da acceso a resultados deinvestigaciónmuynovedosos,quedebenconduciraldesarrollodeacerosfinospara armamento. Sabemos que lleva años vendiendo esos conocimientos alextranjero,enesenciaalosingleses,atravésdeunintermediarioenSuiza.Porelloharecibidoaltassumas,queestándepositadasencuentassuizas.Creoquenotendréqueexplicarlelosinmensosdañosquehainfligidoconelloasupatria.

Belle estaba atónita. Había supuesto algo así, pero era muy distinto oírlodecir.EraexactamenteloquesepodíaesperardeAndreas,asíquenoentendíadedóndepodíavenirsudecepción.Inclusoselopreguntóenunaocasión:

«¿TrabajascontraelGobierno,Andreas?».Élsehabíareído.«…metienespormáshéroedeloquesoy.»No sabíamuy bien qué hacer con sus sentimientos encontrados. ¿Prefería

queélhubiesehechoalgo«decente»,queestuvieraluchandocontraelrégimen?Ella odiaba aHitler y a sus secuaces, pero siempre pensó que era una locuraoponerseaélyapreciabaqueAndreastuvieselamismaopiniónrealistaenesacuestión. Pero esto de lo que se enteraba ahora también la desconcertaba:demostrabalodesenfrenadamentecodiciosoqueeraylocentradoensupropiobeneficioqueestabaAndreas.Delahorribleguerraquetantosufrimientohabíacausado,sacabatodoelprovechoposibleparasímismo.Eramuyprobablequefuesemásricoyquetuviesemenosescrúpulosdeloqueellahabíasupuesto.«YahorasoyyolaqueestásentadaconlaGestapo.¡Gracias,Andreas!»,pensó.Serepuso.

—¿Cómolosaben?Losojosazulclarotraslasgafassehicieronunpuntomásfríos.—Esoescosanuestraynodeberíainteresarle.Lacuestiónes:¿cómoseha

enteradoRathenbergdequeestábamostrasél?Entodaslasfronterastienensunombre y su fotografía; si hubiese intentado entrar en Alemania, lo habrían

Page 311: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

detenidodeinmediato.Puestoquenohaaparecidoenningúnsitio,esevidentequeloadvirtieron.

Bellecontestóconunamiradamuyfranca.—Eslaprimeranoticiaquetengodeesteasunto.Nohesidoyoquienloha

avisado.Estabamuypreocupadaporélylaverdadesquenosésiahoradeberíasentirmemástranquila.Entiendaquetengoqueencajardealgunamaneraloqueacabadedecirme.

Élasintiódespacio,peroenelrostroteníaaúnunaexpresióninamovible.—¿Sabe,señoraMarty?Disponemosaquídemediosparahacerlahablarde

inmediatosicreyésemosquesabeustedmásdeloquereconoce.Demomento,noobstante,soydelaopinióndequedicelaverdad.SimástarderesultaquehaencubiertoustedaRathenberg,quesabealgodesuparaderooinclusoqueestáen contacto con él, deberá responder ante los tribunales como su cómplice y,posiblemente,notendrámejorfinalqueél.¿Lohaentendido?

—Sí—dijoBelle.Elhombreselevantó.—Puedeirse.Sucasaseguirá,porsupuesto,bajovigilancia.Además, tiene

ustedprohibidoabandonarlaciudad.—¿Yesoporqué?—Notengoporquécontestarasuspreguntas—lacorrigióél—.Sequedará

enBerlínypunto.Hizo un ademán impaciente hacia la puerta. Fuera estaba esperando otro

hombre, que condujo aBelle sin decir nada a través de losmuchos pasillos yescalerashastalasalida.

Se quedó allí plantada.Aún quedaba luz en la tarde demayo y, de golpe,todossussentimientosencontradosquedaronrelegadosalfondodesumenteyunprofundoaliviolainvadió:Andreasnohabíacaídoenunatrampa.Lohabíanacechadocomohienas,peroélloshabíaburlado.¿Lehabíandadounsoplo?¿Ohabíasidosusextosentido?Seacomofuere,podíancansarsedeesperardelantedesucasa,porqueélnoasomaríaporallí:erademasiadolistoparaellos.

Page 312: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

«Unzorrolistoyperspicaz»,pensó.Luegoserio,perofuemásporhisteria,porquesabíaquelasituacióneratanpeligrosaqueunsolofallopodíacostarleaAndreas lavida.Seestremecióante la ideade loenervantequeserían losdíassiguientesparaella.Entoncesseacordóde lavisitadeNicolaeldíaanteriorysuspiróaliviada.SuprimalehabíadadoaentenderclaramentequenadalaharíamásfelizquetrasladarsealaelegantecasadeAndreasenlaBerlinerStrasse,yBellesedijoquequizátambiénfueralamejorsoluciónparasímisma.Almenosse ahorraría las noches sola, llenas demiedoy cavilaciones.ChristineyAnnetambiénpodíantrasladarsesiquerían.

Iríaahoramismoaverlasylasinvitaría.EnloquesereferíaaAndreas,lesdiría que estaba pasando dificultades comerciales en el extranjero. Era casiseguroqueningunaleharíamáspreguntas.

Page 313: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

11

Necesitabaexactamentesietepasosparacruzarelcuartoalolargoycuatroparahacerloaloancho.Paredesblanqueadasconcalysuelodepiedra,sobreelquehabíadosjarapas,enelrincónuncamastro,unamesaydossillas,unestanteconunaparatode radio.Nohabíaventanas,niun jiróndecielo, solo luzartificialprocedentedeunabombillitacolgadadeltecho.

En aquel agujero bajo tierra, Martin Elias comenzaba a añorar hasta elcuartitodeinvitados,aúnmáspequeño,encasadeFelicia,dondealmenoshabíauntragaluzquelepermitíaverlahierbaylatierrayunpardeflorecillas.

Pero¿deverdadañorabayaalgo?Llevabaescondidomásdeunaño.Unañoencautiverio.Podíasalirunrato

porlanochesihabíaalarmaaérea,porquetodosseescondíanynadiesefijabaenél.Pero,porlogeneral,estabacondenadoalainmovilidady,aveces,inclusotenía la sensación de que se le estaban oxidando los músculos y los huesos.Siemprehabíasidounapersonadeescritorio,perotambiénlegustabadarlargospaseos.Cómo los echabademenosahora.El ligero susurrode lashojas enelviento, el crujido de la hojarasca bajo los pies, una brisa cálida con aroma afloresenprimavera,oelclaroyfríoairedelotoño.Cuántasveceshabíaidoenverano hasta los lagos de Starnberg o Ammer. El agua sedosa y lisa habíaabrazadosupiel,pececillosplateadoshabíannadadoasualrededor,laspiedrasdelfondohabíanresplandecidoverdesyenlacálidabrisahabíapodidodivisarlas cimas nevadas de losAlpes al sur.Había horas en las que solo lloraba dedesesperación, por su vida penosamente limitada y porSara, que había tenidoqueenfrentarsesolaasudestino.

Saraeralaeternapesadilladelaquenopodríadespertarnunca.Sinpiedad,

Page 314: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

reconstruíaunayotravez todas lasconversacionesquehabían tenido sobre lapregunta«¿Emigrarono?»y,porsupuesto,alfinalsiempreestabasegurodequeera el único culpabledel cursoquehabían tomado las cosas.Se castigabaporellonodejandoniunahoradepazydistracciónasutorturadocerebro.Inclusocuando escuchaba la radio o leía el periódico, y durante unos instantes nopensabaenSara,ellavolvíadeinmediatoasuconciencia.Nunca—Martinselohabíajurado—sepermitiríaolvidarniporunsegundoeldestinodeSara.Sufrirtodalavidaledabaciertoalivioasutormento.

Estabaescribiendounlibroque,porsupuesto,tratabasobreSarayél,ycuyoincierto final le pesaba en la conciencia. Había pensado ya en toda clase devariantes,perosiemprelasdesechaba.Muchosdíasescribíacomounposeso,yporlanochearrugabatodaslashojasynodejabadeandararribayabajodurantehoras.MenosmalqueKat, la esposadeTomWolff, hacía todo loposibleporconseguirleunayotravezpapel.Ensusituaciónsinsalida,ellaera,sinduda,suúnicoconsuelo.Le llevaba librosyperiódicos, lehabíadejadoaquella radioysolíabajarconunatazadetéparabeberlaconélycharlar.Enciertamanera,ellatambiénestabasolayencerrada,yMartinsentíasubenignacercanía.SabíaquesehabíacasadoconTomWolffporquenopudoteneralhombrealqueamabaensu juventud y, desde entonces, era presa de una apatía melancólica; no sequejaba,perosereíamuypoco.YcuandoMartin,unavez,durantesusmuchascharlasíntimas,lepreguntóporsumatrimonio,ellaselimitóadecir:«Tommenecesita.Y,mire,esomedamuchafuerza».

Seacercóalaradioylaencendió.«DesdeLondres.BenitoMussolinihasidodetenidohoy,28dejuliode1943,enRoma.»Habíauntonotriunfalenlavozdel locutor. «El rey italiano ha tomado el mando supremo del ejército; se hapedidoalmariscalBadoglioquenombreunnuevogabinete.Mussolinihabía…»

Martinescuchócon intensaatención.Le latíaelcorazónmás rápidoy,porprimera vez en mucho tiempo, no sentía que lo estuviesen estrangulandolentamentenihundíalacaraenelpecho.Ahoranoparecíaquelamaldadfueseaganar siempre. La represión del levantamiento en el gueto de Varsovia, la

Page 315: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

aniquilacióndelaOrquestaRoja,eldescubrimientodelaRosaBlanca:cadavezeracomosisupropiocorazónestuviesesangrando.

Perohoyveíaunresplandorenelhorizonte.LosAliadoshabíandetenidoaMussolinienItalia.Losfascistasnoseguiríaneternamenteenelpoder.

LasnoticiashabíanterminadoyMartinapagólaradio.Sobresucabezaoíavoces,unadeellaschillonayconganasdepelea.Ajá,ahíestabaLulúdenuevo.Martin se había visto forzado a conocer todos los secretos de la casa, así quesabía deLulú, que tenía una relación conTom.Venía a veces, cuandoKat noestaba,peronoparecíaqueseregalasenunoaotrohorasmuyplacenteras,pueslamayorpartedeltiempoMartinlosoíadiscutiragritos.Kathabíaidohoyavera una vieja amiga y no volvería hasta el día siguiente, así que Lulú tenía víalibre. PrimeroMartin había temido que eso hiriese aKat porque sumarido laengañaba,peroalfinalcreyóentenderporsusconversacionesqueellalosabíayqueladejabafría.

¿Ysiescribíaunpoco?Aguzóeloído.Aunquearribaestuvieranhablandoenun tono tranquilo, podría haber captado un par de frases, pero todo estaba ensilencio:debíandehaberpasadoalaparteagradabledelanoche.Seestremecióantelaideadesentarseytomarellápiz.Todoeldíahabíaestadosentado:habíaleído,escrito,leído,escrito.Elansiadeairefrescoeracasidemasiadopoderosa.Queríamoverse, respirar, ver el cielo, los árboles, las calles y a las personas.Libertad…Elmayor bien terrenal, elmás apetecible de todos. Se sentó en lacamayhundióelrostroenlasmanos.

Desdefebrerode1943,cadaveztransportabanamásfrancesesaAlemaniaparatrabajar en la agricultura, la fabricación de armamento o la industria, y quienintentaba librarse recibía duras represalias de las fuerzas de ocupación. Unaoleadaderabiaatravesabaalpuebloyconvirtióenfervientespatriotasinclusoaquienes hasta entonces se habían mantenido al margen de la política. Habíanaprendidoasoportarcosas,habíanprocuradoaceptar lasituación,peroaquello

Page 316: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

erademasiado.Apenasquedabanadiequenosesolidarizaseconloshombresalosquearrastrabancontrasuvoluntadatierrasenemigas,alotroladodelRin.

No lejos de la ciudad de Nantes estaba el pueblecito de Chatville, unaveintenadecasasqueseagrupabanalrededordeunaantigua iglesiadepiedra.Allí vivían casi únicamente campesinos, hombres taciturnos y gruñones, quepreferíanlasoledaddeloscamposacualquierotracompañía.

Había en la aldea una taberna, Pont Vieux, en la que solían sentarse loscampesinosalfinaldelajornadadedurotrabajo,acomerpanyquesoybeberunaguardiente.Losparroquianossolíanserensumayoríahombresviejos,perotambiénhabíaunpardejóvenesquesehabíanhechocargodelasfincasdesuspadresynoqueríanabandonarChatville.

En la noche del 20 de agosto, las SS entraron en la taberna y nadie tuvooportunidaddeescapar;enmenosdecincominutos,habíandetenidoatodosloshombres jóvenes. Al día siguiente los llevarían a la estación de Nantes para,desdeallí,transportarlosparaeltrabajoforzadoenAlemania.EntreloshombresseencontrabatambiénJeanLavelle,miembrodelaResistenciayelcompañerodeClaire.

Jean yClaire se habían ocultado durante algún tiempo enChatville, sobretodoparaqueJeanpudierarecuperarsedeunaheridadebalaquecasilecostólavida. Habían interceptado un transporte de armas desde Alemania con laintención de robarlo, pero se produjo un tiroteo y Jean resultó gravementeherido.Conmuchosapuros,consiguieronsalirdeallí.UnosparienteslejanoslosacogieronenChatville.

Claire se enteró de lo que había pasado por la tía Josephine. La «tía»Josephineera,enrealidad,unaprimacuartadeJean,alta,gruesayamable,perocuandoaquellanochellegóalacocinadesucasadepiedra—enlaquenohabíanielectricidadniaguacorriente—,nomostrónirastrodesuflemáticacalma.

—¡HandetenidoaJean!—chilló—.SelollevanaAlemania.Claire,queestabacortandojudías,palideció.—PoramordeDios,¿dóndeestá?¿Dóndelohanllevado?

Page 317: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LatíaJosephinesedejócaersuspirandoenunasilla.—Alaiglesia.Oncehombres,todosjóvenes,loshanencerradoenlaiglesia

durantelanoche.Porsupuesto,hanpuestoguardias.—Jeannoestanjoven,porque…—Tiene cuarenta y cinco años y está fuerte. Los alemanes aún pueden

aprovecharlo.Ay…—LatíaJosephinesacudiólacabezaunayotravez—.Quétiempos.¡Quétiempos!

Clairedejóelcuchilloyapartólafuentedelasjudías.—Iréaversipuedohaceralgo.LatíaJosephineleagarróunbrazo,asustada.—Nopuedeshacernada.Notepongastúenpeligro.—Tendrécuidado.PeronopuedoabandonaraJeanasusuerte.En tornoa la iglesiahabíanpuestocentinelas.Clairehablóconunode los

hombres,peroélnoentendíafrancésytuvoqueintentarloenalemán.—Micompañeroestáahíenlaiglesia.JeanLavelle.—Esposible.—Nopuedenllevárselo.Tienequecuidardesufamilia.—Váyaseacasa.Loqueintentanotienesentido.—Perousted…—Hedichoquesevayaacasa.¿Oquieretenerproblemas?Claire entendió que era inútil. Pero no se fue a casa como le habían

ordenado.EnlosbosquesdeChatvillehabíaescondidossuficienteshombresdelaResistencia,yClairesabíadóndeencontrarlos.Contralosalemanessolohabíaun arma: la violencia. No entendían otro idioma. Y la liberación de Jean eraimportante para el movimiento. Jean era uno de los líderes. Su valentía erainigualable,suodioporlosalemanesnoconocíalímites.Aquelodioeraloqueunía a Jean y Claire. No tenían que esconderse uno al otro la amargura y lainquietud.

Page 318: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Los quince hombres tenían armas: ¡armas alemanas! Aprovecharían laprotecciónde la oscuridady la ventaja del ataque sorpresa, y contaban con lasolidaridaddetodoelpueblo.Suobjetivoeraatacaraloscentinelasenmediodelanoche,abrirsecaminohasta la iglesiaa tirosy liberara todos losdetenidos.Tambiénsetratabadedemostraralosocupantesquelosfrancesessabíancómodefenderse.

Llegaron en torno a la una. Era una noche cálida de agosto, suave ytranquila,ysolorompíalacalmadevezencuandoelululardeunmochueloenel bosque. Los centinelas no parecían sospechar ningún peligro. Cuando losfranceses salieron de la oscuridad y de un segundo a otro abrieron fuego, losalemanesni siquiera tenían lasarmasamano.Pero juntoa losdetenidosen laiglesia había una tropa de soldados. Unos quince alemanes que, de pronto,salieron de su escondite, armados con fusiles, bayonetas y granadas demano.Alguienloshabíaprevenido.Elataquenoloshabíatomadoporsorpresa.

Pocoantesde lasdosestaba tododecidido.Tres soldadosalemanesyacíanmuertos en el suelo, un cuarto estaba herido. De los quince hombres de laResistencia,nueveestabanmuertosyhabíanhechoaseisprisioneros;entrelosretenidos en la iglesia que intentaron participar en la lucha, había dosgravementeheridos.Entonces,comenzó lacazadecómplicesenelpueblo.Entodaslascasas,martillearonlaspuertas,avecesinclusorompieronlasventanassin miramientos. Las SS registraron cada habitación, por pequeña que fuese.Abrieroncajones, esparcieronel contenido sinordenni conciertoporel suelo,rajaronloscolchones,arrancaroncortinasyvisillos.Golpearonlostablonesdelsueloylasparedesbuscandohuecosy,antelamásmínimaduda,levantaronlastablas.Alosadormiladoshabitanteslosagrupabanenalgunahabitación,dondelesordenabanquesequedasendepieylesprohibíansentarse.

AlrededordelastresentraronencasadelatíaJosephine,dondeClaire,juntocon la tía, estaba completamente despierta en la cocina y esperaba llena demiedonoticias.Sabíanque laoperaciónhabía fracasado.Loquenosabíanera

Page 319: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

que Jeaneraunode losheridosgravesde la iglesiayqueagonizabaenaquelmomento.

Losde lasSScomenzaronenseguidaelregistrode lacasa,queestavezsecoronóconunéxito:enunasalaencontraron,entreunmontóndeperiódicos—bien escondida y descubierta solo por casualidad— la cartilla militar de unmiembrodelejércitoalemán.LlevabaelnombredeGertUllbach.

—Interesante—comentóelObersturmführerdelasSSquedirigíalaredada—.Quécuriosoniditodepartisanostenemosaquí.

Claire,queenningúncasoqueríacausardificultadesalatíaJosephineysufamilia,reconocióenseguidaquelacartillaquehabíanencontradolepertenecía.

—Losdemásnosabíannada—añadió.Ladetuvieronalinstante.«Bien,asíqueesteeselfinal.Mefusilarán.Novolveréagrabarunamuesca

enningúnumbral,peroyasonunmontón;leshecostadomuchasangre»,pensó.Resultóquehabíainfravaloradoasuoponente.Nolafusilaron.Lallevarona

laprisióndeNantesyallílatorturaron.Por supuesto, Claire había pensado alguna vez que podía pasarle algo así,

pero siempre intentaba alejar esa idea. Si no, podía perder el valor, y lonecesitabaparavivirlavidaquellevaba.Ahorasoloesperabanotraicionarnadani anadie, lehicieran loque lehiciesen.Había informes terroríficos sobre lastorturas,perotambiénsuficientesejemplosdevíctimasquelashabíansoportado.Aunquecasiningunaseguíaconvida.

ColgaronaClairedeltechoporlasmuñecas,conlospiesapenasporencimadel suelo. Las manillas de hierro se hundían profundamente en la carne. Ladejaron colgada así una hora. Una y otra vez, Claire se atrevió amirar haciaarribayverquecomenzabanaamoratárselelasmanos.Luchócontraelpánicoque crecía en ella y se dijo que su vida no tenía ya valor, que era absurdoinquietarsepor el estadode susbrazos.Losdolores erancasi insoportables, lecostaba respirar. Dos veces estuvo a punto de desmayarse, algo que habríaagradecido,peronosabíamuybiencómohabíavueltoensíantesdeperderla

Page 320: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

consciencia del todo. Intentó evadirse, se recitó poemas que había aprendidohacía una eternidad en la escuela y pensó en Jean.A él no podía defraudarlosiendo débil, llorando, gritando e implorando misericordia a sus torturadores.Apretólosdientes.Aguantaría.

Alcabodeunahoraaparecierondoshombresenelsótano,unobajo,gordo,conunaexpresiónladina,yotromásaltoqueparecíamásinteligenteyaúnmásbrutal.FumabauncigarrilloymiróaClaireconfrialdad.

—Esperoqueestédispuestaadarnosrespuestas—dijoenunfrancésfluido—.Esdecir,loesperoporusted.

—Esodependedeloquequieransaber—respondióClaire.Le costaba tanto respirar que sus palabras sonaron roncas y arrastradas.

Sentía la lengua hinchada. Desde las muñecas el dolor le relampagueaba portodoelcuerpocomounacorrientedefuego.

—Queremos saberlo todo.Pertenece a laResistencia, asesinó al caboGertUllbachenfebrerode1942.Laprobabilidaddequetengamásasesinatossobresu conciencia es grande.Queremos que confiese.Y queremos el nombre y eldomiciliodeotrosmiembrosdelaResistencia.Encuantoaesto,deberíadecirlequesearrepentiráamargamentesinosdaindiciosfalsos.

«Jesús,ayúdame.Tengomuchomiedo,peronopuedennotarlo»,sedijo.—Creoquenotengonadaquedecir—contestó.Élsequitóelcigarrillodelabocayloapagódespaciosobreunamesa.—Es una pena —indicó—. Se lo va a poner difícil inútilmente. Tarde o

tempranohablará,soloque,paraentonces,noestarátanguapacomoahora.—Notengonadaquedecir—repitióClaire.Intentórecordarlasoracionesquelehabíaenseñadosumadre.«Estásenlas

manosdeDios,Claire.Siempre. Inclusoen lashorasmásoscurasde tuvida.»¡Sipudiesecreerlo!

El hombre delgado del cigarrillo dio entonces las órdenes que el gorditollevó a cabo como verdugo.De pronto tenía en lamano un látigo con el quecomenzóagolpearaClaireenlaespalda—queellapensóquesequebraríapor

Page 321: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

lasescápulas—,en los riñones,en lascorvas.Concada latigazo,Clairegirabasinremedioysupesotirabaviolentamentedelasmuñecasquecolgabandelasargollasdehierro.Alprincipio,semordióloslabioshastahacersesangreparanodecir nada, pero al final gritaba con cada golpe, bramaba todo su dolor yconsiguió con ello cierto alivio. Gritaba el nombre de Jean: «¡Jean! ¡Jean!¡Jean!».

Cuandosutorturadorlegolpeóenelvientre,perdiólaconsciencia,peroélladevolvióalarealidadtirándoleuncubodeaguafríaenlacara.

Clairesediocuentadequesuvestidoempezabaahacersetrizas,dequelosgolpes ledabanahora en lapieldesnuda.Estabaapuntodedecir todo loquequisieranoír,detraicionarhastaasumadre,yaJeanyaPhillip,ytodoloqueleera querido, pero entonces recibió un golpe en el pecho y el dolor superó lasfuerzasdeClaire.Porsegundavez,perdiólaconsciencia,estavezdurantemástiempo.

Cuandosedespertó,estabaenuncalabozooscurosobreunsuelodepiedra,dondeunalámparadeaceitetitilabacansadamenteytodoerafríocomoelhielo.

—Jean—susurróClaire.Juntoaella,semovióalgo;noestabasola.—¡Claire!Creíaquenoteibasadespertar.Conocíalavoz,peronoeraladeJean.Eradeunodeloshombresalosque

acudió para liberar a los que estaban encerrados en la iglesia… ¿Cómo sellamaba?UnnombresetraslucióenlaconfusióndelamentedeClaire…Luc…Eso,sellamabaLuc.

—Agua—dijo.Alguienlepusounamanoenlafrente.—PobreClaire,tehandadobien.Ynotengoaguaparati,niunagota.¿Te

duelemucho?¿Mucho?Eradolortodaella,untrozodecarnecrudaysangrientaquehabían

tiradoenunrincón.—Nohables,Claire.Tienesquedormir.Necesitastodastusfuerzas.

Page 322: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Poco a poco, se le aclaró la vista, se acostumbró a la turbia luz de lalamparita. Dio un leve grito del susto: ¿qué le habían hecho a Luc? Su carahinchadayanosepodíadecirquefuesehumanayteníaelbrazoderechoenunánguloraro.Laspiernasestabanatadasporlostobillosconcadenas,bajolasquemanabalasangre.

—Luc,estáshorrible.Él asintió sin decir que ella ofrecía una imagen aún peor. Pero Claire ya

habíadirigidolosojosasuspropiasmanos,unosbultosmoradossinforma,congrandesheridasenlasmuñecas.

—Luc,mismanos…¿Hasvistomismanos?Nopuedomoverlosdedos.Nolossiento.

—Sepasa,Claire.Podrásvolveramoverlos.—«Sisiguesconvida»,añadióenpensamientos.

—¿Tambiéntehantorturado,Luc?—Sí.Peronoleshedichonada.«¿Hedichoyoalgo?», sepreguntóClaire.Nopodía recordarnada, soloel

dolor.Elpasado,elpresenteyel futuroeransolodolor.Suspirando, semovióparadeinmediatoarrepentirseconamargura.Estartumbadainmóvileraloúnicoquesoportaba.

—¿Tienenaquíamásdelosnuestros?—Atodoslosquehansobrevividoa laoperación.Ahoraestánocupándose

dePierreyNapoleón.—Ay,Diosmío.¿YJean?¿DóndeestáJean?LavozdeLucsonótristeydelicada.—AJeanledispararonenelcaosdelaiglesiaymuriópocodespués.Claire,

yo…—¡No!—Deberíahabersidoungrito,perosolosonóungraznido.Mientras

latorturabanhabíachilladotantoquesuvozyanoteníafuerza—.No,nopuedeser—murmuró—.Jeanno…

—Claire,aunqueséquenoesconsueloparati…—Lucdudó,peroalfinal

Page 323: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

terminó la frase—. Ha muerto mejor de lo que moriremos nosotros. Mecambiaríaahoramismoporél.

—Jean…Yotengolaculpa.Lohetramadotodo.SiselohubiesenllevadoaAlemania,seguiríaaúnvivoyhabríavueltoenalgúnmomentoPeroasí…¿Quéesloquehehecho?

Alfinal,Clairecomenzóallorar,yLucnoseloimpidió.Sololeacaricióunayotravezsuavementeelpeloylesusurrópalabrastranquilizadoras.

Cuandopudovolverahablar,habíapasadocasimediahora.—Luc,¿nosvanatorturarotravez?—Metemoquesí.Encuantonoshayamosrecuperadounpoco.—Novoyasoportarlo.Otravezno.—Sí.Lovasasoportar.Eresfuerteyvaliente.Hassobrevividohastaahora.—SoloporquepensabaenJean.Lohesoportadoporél.Todasmisfuerzas

veníandeél.Peroahoraqueséqueestámuerto…—¡Claire!—Iba a darle la mano, pero se contuvo en el último momento

porqueellahabríagritadodedolor—.Claire,nohasvividoyluchadosoloporJean.Habíayaalgoantesdequeloconocieses.¡Acuérdate!

—Miodio—mascullócansada.—Sí.Melocontaste.Losalemanesmataronatupadreenlaúltimaguerray

atuhijoenesta.Losodiascontodatualma.Piensaeneseodio,Claire.Sigueenti,fuerteeimplacable.HanasesinadoaJean.Todoloqueamas,lohasperdidoporlosalemanes.Nolesharáselfavordederrumbarteahora.Nohablarás.Dejaquetusdemoniostesostengan.Ellossonelmalytenemosquehacertodoloquepodamosparaqueelmalnotriunfe.

Claireestabademasiadoagotadaparaentenderloqueledecía,perotalvezencontraselafuerzaparaaguantar,talvezlateníatodavíaensuinterior.Ahorano podía seguir pensando. Tenía que dormir… y olvidar lo que se le veníaencima.

Page 324: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

12

Belle se había dormido hacía solo diez minutos cuando comenzó a ulular laalarma aérea, y necesitó un par de segundos para entender lo que pasaba.Entonces,seabriólapuertadesudormitorioyAnneaparecióenelumbral.

—¡Belle!¡Laalarma!Tenemosqueirrápidoalsótano.Belle saltó de la cama, se puso una combinación y un vestido que había

dejadopreparadosyagarrósubolsa.Enmomentoscomoaquel sealegrabadetenerconellaalasdemás:losbombardeosnocturnossellevabanmejor.

La alarma principal siguió de inmediato a la previa, oían ya a lo lejos lasprimerasbombas.Christine,pálidayasustada,abriólapuertadecasa.

—¡Daosprisa!—lasapuró.Oyeronunavozllorosaqueveníadelasaladeestar.—¡Ayudadme!Nopuedoatarmeloszapatos.Era Nicola. El embarazo la había hecho engordar monstruosamente,

rebosabadeunabutacayera incapazde inclinarseparaatarse loscordonesdelos zapatos. Saldría de cuentas en apenas una semana, y la futuramadre, quesolopodíaanadearparadesplazarseysequedabasinalientoalmínimoesfuerzo,noveíalahora.LlorabamuchoylanzabainterminablesdiatribascontraSerguéi,alqueculpabadetodoaquello.

Bellesearrodilló, leató loszapatoscon la rapidezdelvientoy laayudóalevantarse.

—¡Vamos,Nicola!Tenemosqueiralsótano.Lasbombascayeronahoramáscerca.Laondaexpansivafuetanfuerteque

los vidrios de las ventanas reventaron tintineando en todas las habitaciones.Nicolarespirabacondificultad.

Page 325: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Diosmío,quéterrible.¡Tengotantomiedo!Nopuedosalircorriendoconlogordaqueestoy.ElmalditoSer…

—Tampocoesquesalircorriendotefueseaservirdenada—leexplicóBelle—. Las demás tampoco podemos hacer otra cosa que no sea sentarnos comotoposenelsótanoyrezarparaquenosenoscaigatodoencima.

AnneyChristineyabajabanlasescalerascuandolosvidrioscomenzaronasaltar.Los estallidos causaban estrépito alrededor y se oía unadetonación trasotra.

—Esteniñovaaveniralmundomediosordo—gritóNicola,yseabrazólatripa.

Nadie en el sótano intentaba dormir. Estaban sentados en sillas o butacas,conlabolsaolamaletaenelregazo.Dosniñoslloraban,unperritoseapretabatemblandodemiedocontralaspiernasdesudueña.Elviejoprofesorjudíoqueaún vivía en la buhardilla miraba a su alrededor con grandes ojos tristes; elmiedoalasbombaseraparaélunomásdelosmiedosquedominabansuvidayadesdehacíatiempo.

La alarma cesó al cabo de una hora y volvieron a subir las escaleras atrompicones,todosrendidosdecansancio.

—Conunpocodesuerte,podremosdormirelrestodelanoche—dijoBellecuandoentraronencasa.

Justoentonces,Nicolasepusoblancacomolaparedyseencogió.Jadeóenbuscadeaire.

—¡Belle!Creoquevieneelniño.—Perohoyes1deseptiembre.Noteníaquellegarhastael5—lacontradijo

Belle.—Caray,puesestáclaroquenoseráasí—bufóNicola.Setambaleó.Christinelasujetóylallevóhastaunabutaca.Annellegócon

unabotelladeaguadecoloniayselapusoasumadrebajolanariz.—¡Mamá!Notepreocupes.Tellevaremosalhospital.Nicolasuspiróbajito.Bellepensabacomoloca:¿encontraríanenalgúnsitio

Page 326: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

uncoche?,¿cómodedestrozadasestaríanlascalles?Seguramenteestabanllenasdegentequesehabíaquedadosincasayvagabaporlosalrededoresconloquehabía podido salvar. ¿Quién estaría dispuesto a llevar a una embarazada alhospitaltrasunataqueasí?

—¡Tenéisquehaceralgo!—gritóAnne.Nicoladabapena.Deunsegundoaotroselehabíallenadolacaradesudor.

Teníalosojoscerrados.—Creoqueesmejorqueintentemostraeraquíalacomadrona—dijoBelle

—.Hasidounbombardeoterribleyquizánopodamosllegaralhospital.Nohabíaterminadodedecirlafrasecuandovolvieronasonarlassirenas.—¡Alsótano!—ordenóBelle.EllayAnneengancharondelosbrazosalajadeanteNicolaylaarrastraron

escalerasabajo.Christinellevabamantasyalmohadas.BelledecidiómontaruncamastroparaNicolaenelcuartodelacolada;alfinyalcabo,nopodíatraeralmundoaunniñodelantedetodosenelrefugioantiaéreo.

—Túmbate, Nicola. Intenta calmarte. A lomejor tarda un par de horas, yparaentonceshapasadoelbombardeoypodemosirabuscaralacomadrona.

—No tardará tanto—se quejó Nicola. Parecía un miserable harapo en elcuartode la coladagrandey frío; rodabahasta ponersede espalday luegodeladodeformaalternativa,yjadeaba—.Elmédicodijoqueseríaunpartodifícil.Belle,tienesqueayudarme.

—Claro.Notepreocupes.¿Por qué demonios Nicola tenía que tener su niño justo ahora? ¿Por qué

había dejado que el desgraciado de Serguéi le hiciese aquello? Belle intentórecordar cómo había sido el nacimiento de Sophie, pero ella estaba, porsupuesto,enunhospitalcomoDiosmandayligeramentenarcotizada,demodoque todohabía sucedidocomoenvueltoenniebla.Aguacaliente, en los librossiemprenecesitabanaguacaliente.

—Christine,vearriba—dijo—,traeunpardecubosypalanganasconaguacaliente.Ytoallas.¡Deprisa!

Page 327: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Christinenosemoviódelsitio.—Peronopuedosubirahora.Caenbombasportodaspartes.Bellemaldijo.—Entonces,quédateaquíydalelamanoaNicola.Iréyo.Subió corriendo las escaleras. A su alrededor el mundo parecía estar

cayéndoseapedazos.«¡OjaláestuvieseenLulinn!¿Porquétengoqueestaraquímuertademiedo?»,pensó.

CuandogiróelinterruptorenlacasadeAndreasnopasónada.Sehabíaidolaluz.Enunaoscuridadtotal,Bellebuscóatientasunarmario,sacóunavelaycerillas, fueconcuidadohastaelbañoy sediocuentadequesolohabíaaguafría. Una explosión muy cerca sacudió toda la casa, hizo que los libros secayesendelasestanteríasyquesaltaseelrevoquedelasparedes.LanzóaBellea un rincón y ella notó el sabor del polvo de cal en los labios. Cuando pudovolverarespirar,selevantó,llenóunaolladeagua,encendiódenuevolavelaycorrióalacocina.GraciasaDiosaúnhabíasuficientemaderaycarbón,ypodíaal menos encender un fuego. Mientras prendía el hornillo con la vela, otradetonaciónsacudiólacasayaplastóaBellecontralapared.Tomóaire,quitólaolladelfogón,pusolasarandelassobrelallamaycorrióalapuertadelacasa.Estuviesecalienteonoelagua,nopensabaquedarseniunminutomásallí.

Cuandollegóalosescalonessuperioresdelaescaleradelsótanoseprodujola tercera detonación. Belle cayó por la escalera, el agua que tanto le habíacostadoconseguirsederramóenelpasillo.Trasellaoyóuninfernalestruendoyuna nube de polvo la cubrió. Tirada en el suelo, tosió, le picaban los ojos, lagarganta,lanariz,yteníasangreenlaspiernas;sehabíaheridolasrodillas.

Alguienlaagarródelbrazoylalevantó.Atravésdelpolvoreconociórostrospreocupados.

—¡Rápido!Lacasaseestácayendo,peroelsótanoaúnresiste.Saldremos.Vamos,levántese.

Sepusoenpiebamboleándose.—¡Nicola!TengoqueiraporNicola!

Page 328: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Contralacorrientedevecinos,seabriócaminohastaelcuartodelacolada.Anne y Christine salieron a su encuentro como dos fantasmitas temblorosos;estabanblancasdelacalquehabíacaídosobreellas.

—¡Belle!—gritóAnne—.Dicenqueelsótanopuedecaersedeunmomentoaotro.Tenemosquesalir.

PasóporsuladoatodaprisaparallegarhastaNicolayseinclinósobreella.—¿Tepuedeslevantar,Nicola?LacaradeNicolaestabadesfiguradaporeldolor.—No,Belle,esimposible.Losiento.Dejadmeaquí.Poneosasalvo.—¡Nodigas bobadas!Nopienso dejarte en la estacada.—Sevolvió hacia

AnneyChristine—.Aseguraosdesalir.YomequedoconNicola.Annesepusocompletamentehistérica.—Peroelsótanopuedehundirseencualquiermomento.Nopodéisquedaros.

Porfavor,tenéisquevenir.Belleseacercóaellayledijoenvozbaja,conuntonodeadvertencia:—Anne,porunavezenlavida,compórtate.Yavescómoestátumadre:no

puedelevantarseylamataríamossiintentamosobligarla.Salidyponeosasalvo,yyomequedoconNicola.Estemalditosótanonosehundirá.Yahora,largaos.

Sefueronconlarapidezdelrayo.Cincominutosmástardecesólaalarma.Aquella noche, los Aliados habían lanzado sobre Berlín casi mil quinientastoneladasdebombas.

En las calles, había tal claridad que parecía que fuese de día, tantos eran losincendios en la capital del Reich. Las sirenas de los bomberos ululaban,montañasdecascotesyacíanatravesadosen lascalles.Hacía fríoy lloviznaba,aunque la lluvia no llegaba ni de lejos a apagar las llamas. Mucha gentearrastrabacarretonesconlospocostrastosquehabíapodidosalvar:unabutacasolitaria, una cuna, un par de libros omaletas, una radio.Una anciana estabasentada en un sofá en el jardín ante su casa medio destrozada y meneaba la

Page 329: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

cabezasinparar.Otraexcavabacomolocaenlosescombrosygritabacomosiseestuvieramuriendo.Habíaquienayudabaabuscaralagenteenterrada.AnneyChristinemirabanconespantoadoshombresquesacaronelcadáverdeunniñodeunsótanoy, trasexcavarunpocomás,unapiernaamputada.Annedejódemirar.

—Dios mío, Christine, ¿has visto eso? Ahí había alguien totalmentedespedazado.

—Nomires.¡Venga!Enelflujodegente,seesforzaronporavanzar.—¿Adóndevamos?—jadeóAnne.—Alaestación.Conunpocodesuerte,lacasadeMaxyBellesigueenpiey

podremosrefugiarnosallí.Con la fuerza que le quedaba, Christine arrastraba una maleta tras ella;

habría preferido abandonarla, pero su contenido era literalmente lo único quetenía.Cuandollegaronalaestación,comenzóasonarporterceravezlaalarmaaérea.

Todoslosandenesestabanatestadosdegente.Sentadassobremantasosobrelaspropiasmaletas,yheladas,seenvolvíanenelabrigoynoperdíandevistalaspocas pertenencias que llevaban consigo. Por todas partes lloraban niños, dosperros se ladraban enfadados el uno al otro. La alarma provocó un grito dedesesperación.Christinesesentóacurrucadasobresumaletaysetapólosoídos.

—No losoportomás,Anne.Nosoportoyaestasbombas.Sicaeunaaquí,estamosperdidas.

—Estaríamosperdidasencualquier sitio—dijoAnne.Con lágrimasen losojos,observólamuchedumbre,queseencogíacadavezqueunabombaestallabacerca—.¡Pobremamá!Solaenesesótano…Sinunmédico…

Christinelahabíaoído.—Noestásola.Belleestáconella.—GraciasaDios.Belleesmaravillosa.Tienemásvalorquetodasnosotras

Page 330: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

juntas.—Christine no contestó. Anne la miró desafiante—. Ya no encuentrasnadabuenoenella,¿verdad?

—No.Nopuedoentendercómoha…conun…cómohapodidoliarseconunvividor mientras su marido está atrapado en Stalingrado, y hasta ahora nadiesabe lo que ha sido de él. Creo que hay que tener el corazón de piedra.—Christineguardósilenciouninstante—.Esraro…Nuncameheentendidobienconella.Esosojosfríosquetiene…

—Es por el color—explicó Anne—. Los tienen todos los que vienen deLulinn.

—VosotrosyvuestroLulinn.—Christineserio,perosurisasonóamarga—.Oshacesentirostanseguros…Yparecedaroscartablancaparatodo.«¡SomosdeLulinn!»LobasáistodoenesepardeacresdetierraenlaPrusiaOrientalyenvuestro impresionante árbol genealógico. Y, encima, la finca ni siquiera esvuestra. Paul me lo contó una vez. Felicia Lavergne la perdió a favor de suexmarido,¿no?

Annenegóconlacabeza.—¡Concuántoodiohablas!Túmismaestáscasadaconunodelosnuestros.—Sí,loshombresdevuestrafamiliasondeotramanera.Conellosunanose

congela.—Seacomosea,esBellelaquesehaquedadoconmimadrejugándoseel

cuello.EnesoesigualqueFelicia.Vivesuvidacomoquierepero,cuandohacefalta,estáahí.Nuncadejaríaanadiedelafamiliaenlaestacada.

—Hadejadoasumaridoenlaestacada.—Siestuvieseenapuros,haríacualquiercosaporél.—Estáenapuros.Siestávivo, seráprisionerode los rusosy, si sobrevive,

serásoloporqueconfíaenqueBelleloestáesperando.Annearrugólafrente.—Esosuenacomoloseslóganespara lasmadresy lasmujeresdenuestros

valienteshombresenelfrente.Estansentimental…SisobrevivealcautiverioenRusia,tambiénsobreviviráalhechodequesumujerestéconotrohombre.

Page 331: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Yonopodría.NopodríaserleinfielaPaul.Nunca.—Tampocotienesquehacerlo.—Qué indiferente eres al hablar de estos temas, Anne. Aparte de todo lo

demás,creoqueeseAndreasRathenbergtampocoesmuyagradable.Unhombredenegociosfríocomoelhieloyunseductorsinescrúpulos.

—Notemas,nocreoqueintenteseducirte—dijoAnne,maliciosa.Yluegoañadió—:HacebuenaparejaconBelle.Estoyseguradequelaquiereypuedequesealaprimeramujerporlaquehasentidoalgo.MaxMartynotuvoningunaposibilidaddesdeelprimersegundoenqueAndreasentróen lavidadeBelle.Paseloquepase,nosesepararánnunca.

—Entonces,Bellehasalidoperdiendoconelcambio.—Hablascomounasolteronaenvidiosa.—¡Quédisparate!¿EnvidiadeBelle?Yo…Seguían discutiendo cuando los aviones —por suerte solo una pequeña

retaguardia—volvieronadesaparecer.

Page 332: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

13

Elbebénacióalascuatrodelamañana.Elpartoduróhoras:Nicoladabaunparde cabezadas, para volver a despertarse y gritar de miedo con cada nuevacontracción.

—Belle,damelamano.¡Nomesueltes!¡Belle!¡Esterrible!¡Terrible!—Sujétatefuerteamí,Nicola.Enseguidalohabrásconseguido,yaverás.—

Pero no estaba en absoluto segura—. Todo saldrá bien,Nicola. ConAnne nopasónada.

—ConAnne no tuve ningún problema, pero…—Jadeó fuerte y semedioincorporó. Ya apenas se la reconocía: su rostro dulce estaba hinchado y conmanchasrojas,loslabiosagrietados,elpelosudadopegadoalafrente—.Nuncaolvidaréloqueestáshaciendo,Belle.—Tosió—.Quetehasquedadoconmigo…¿Creesquesenoscaerátodoencima?Noquieroque…

Sevolvióatumbar,agotada.Belle,alaquecadavezledolíamáslaespaldadeestarmedioarrodilladajuntoaNicola,intentósonreír.

—¡Qué tontería! Aquí no va a caerse nada. Este sótano es muy sólido.—«Diosbendito,queseacierto»,pensóalmismotiempo.

Habíarecogidoalgodeaguafríadelgrifoquehabíaenelsótanoyvolvióahumedecerunatoalla.Concuidado,limpiólafrentedeNicola.

—Descansaunmomento.Yluegovuelvesaempujar,¿deacuerdo?Lashorasparecíanarrastrarse.Eltercerbombardeocomenzóyterminó.Esta

vezrespetaronlacalle.SolounavezllovióunanubedepolvodelasparedesyBellecontuvoelalientoaterrada.Peronopasónada.Elsótanoresistió.

NicolaestabaexhaustayBellesollozabadecansanciocuandoelbebédiosuprimerberrido.

Page 333: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nicola,esunaniña.GraciasaDios,parecequeestábien.Miraquébonitaes.Benditoseaelcielo,peroSerguéisepuedeiralinfierno.Noquierotenerquevolverapasarporesto.

—A Serguéi espero que lo hieran en el Frente Oriental —soltó Nicola,furiosa—.Queno semuera, pero que sufra comopoco lamitad de lo que hesufridoyo.Belle,¿cómoeslaniña?¿Separeceamí?

Belleenvolvióalachiquitinaenunjerseydelanaquellevabaensubolsa.—No sé… Está toda roja y arrugada. Pero es preciosa. ¿Cómo vas a

llamarla?—Si hubiese sido un chico lo habría llamado Julius, comomi padre. Pero

tendráqueserJulia.—Esunnombremuybonito—dijounavozdesdelapuerta.Bellesediola

vuelta.Allíestabaelviejoprofesorjudíoy,ensucarallenademiedoymiseria,seinsinuabaunasonrisa—.Verdaderamentebonito.

—¿Quéhaceustedaquí?—preguntóBelle,estupefacta—.¿Cómoesquenosehaidoconlosotros?

Élseencogiódehombros.—¿Adónde? Esta estrella amarilla de mi abrigo me hace una presa fácil.

Aquímesientomásseguro.—Peroelsótanopodríahundirse.—Notengonadaqueperder.Bellelealcanzóalbebé.—Sosténgala unmomento.Tengo que ocuparme deNicola.—Se arrodilló

juntoaNicoladenuevo,lelavólacaraylequitóconcuidadoelpelodelafrente—.¿Ves?Hassobrevividoatodo.¿Cómotesientes?

—Mejor. Pero muy cansada. —Nicola agarró la mano de Belle—. Noolvidaréestonunca,Belle.Todossehanido:solotútehasquedado.Deverdad,teestaréagradecidasiempre.

—Tranquila.Nohasidonada.Belleseirguió.Teníalasrodillasdébilesdelcansancioyelpelolecolgaba

Page 334: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

alborotadoydesgreñadoporlacara.Cuandoseacercóalprofesorpararecogeralaniña,éllesonrió.

—Esustedunamujermuyvaliente—dijo—.Loquehahecho esta nochemerecetodomirespeto.Debesaberquelaadmiromucho.

Ellaledevolviólasonrisa.Noteníalasensacióndehabersidoespecialmentevaliente, pero el halago la llenó de orgullo, sobre todo porque venía de unhombre que tenía todas las razones del mundo para odiar a cada uno de losalemanes.

Claire siempre había creído que todo en la vida estaba escrito. La vida y lamuerte, y cada ciclo del destino, seguían unas leyes dispuestas desde elprincipio.Nadiepodíaescapar,nadiepodíadetenerlaruedaogirarlaensentidocontrario.

Claireestabaconvencida:siteníaquemorirenelsótanodelasSS,moriría,yelhechodequeaúnviviese—loqueeracasiunmilagro—demostrabaquenohabíallegadosuhora.Cuatrodelossuyosestabanmuertos,tambiénLuc,yotrohabíaperdidoel juicio.Claireno teníaningunaesperanzadevolver ausar lasmanos,ysepreguntabacómoestaríaelinteriordesucuerpoyaquesuorinaerade color rojooscuro, y tampoco lograba comernada.Sin embargo, demaneramisteriosa,habíasobrevivido.

Aunque solían fusilar en el patio de la prisión a los supervivientes de latortura,parasimplificar—lasSSempezabanatenerproblemasparaeliminarloscadáveres—decidieronllevaralospresosaloscamposaespaldasdelaciudad,hacerloscavarsupropiatumbayejecutarlos.Eneltrayecto,pasóalgoincreíble:el camióndelejércitoque los transportabaacababadeentrarenuncaminodetierra cuando un bombardero de la RAF lo divisó y le lanzó una bomba quedetonóunpocomáslejos.Elconductorseasustó,frenó,saliódelacabinaysetiró al suelo. Los tres hombres de las SS que acompañaban el transporteintentaronponerseasalvodeinmediato.Delospresos,soloClaireyunjoven,

Page 335: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Alain,noestabanencadenadosporlospies,asíquesaltaronycorrierontodolorápidoquepodían.Tuvieronsuerte.Porqueelbombarderohabíadadolavueltaysedirigíadenuevohaciaelcamión.

—¡Cabrones!—gritóunoficialdelasSS—.¡Estánvolviendo!Estavezacertóelblanco.Elcamiónexplotó,todoslosocupantes,tambiénel

conductorylosguardiasqueestabanallado,murierondeinmediato.ApartedeClaireyAlain,queestabanadiezmetrosdedistanciaenuncaminopolvoriento,mirandoconojoscomoplatosaquelinfierno,nadiesobrevivió.

—¡Alain,tenemosqueirnos!—gritóClaire.Elaviónsealejaba,eraunpuntocadavezmáspequeñoenelcieloazul.Las

llamas se alzaban altas. De momento, no había peligro, pero Claire habíaaprendido que en la Francia ocupada nunca había situaciones completamenteseguras, así que corrió a través de los prados, tambaleándose y tropezandoporquellevabalasmanosatadasalaespaldaylecostabamantenerelequilibrio.Trasella,podíaoírlarespiraciónjadeantedeAlain.

—Novamosaconseguirlo—dijoél.Eraunmuchachodelgado,perovalientecomodiez,unfervientepatriota.Lo

habían torturado hasta casi matarlo y le habían roto dos costillas. Tenía unosdoloresterribles.

—Nodigasbobadas,Alain—dijoClaireentrecortadamente.Llegaron a un bosquecillo y se detuvieron, protegidos por los árboles y la

maleza.Enlalejaníapodíanverladensahumaredanegraquesalíadelcamión.—Tenemosquesoltarnoslasmanos—indicóClaire.Sus sentidos estabanmás despejados que los deAlain y, guiada por algún

instinto,eralaquetomabalasdecisiones.Se pusieron uno de espaldas al otro, y Alain, que podía mover mejor las

manos,soltólacuerdaquesujetabalasdeClaire.Comonopodíatenercuidadocon las heridas, ella casi se desmayó del dolor y, para no gritar, semordió ellabiohastahacersesangre.Elprocesoduróunahorayalacabarsetendieronlosdosenlahierbapararecuperarsedelagotamiento.Claireobservósusmanoscon

Page 336: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

horror y a continuación se ocupó de desatar aAlain.De nuevo pasó casi unahorahastaqueconsiguióliberarlo.

—¿Yahora?—preguntóAlain.Clairesoloteníaunarespuesta.—ConPhillip,mimarido.—¿Estámuylejos?—Notanto.Alainsacudiólacabeza.—Novoyaconseguirlo,Claire,necesitounmédico.Losdoloresmeestán

matando.Noaguantaréunahora.Teníalapielcetrina,loslabioslívidos.Clairecomprendióqueeraciertoque

nopodríaaguantarmuchomás.—Estábien.Intentemosllegaralsiguientepueblo.Nosayudarán.Tendrástu

médico,Alain.—¿Ytú?—Yoquieroirmeacasa.Nadamás.

AsíquellevóaAlainaunmédicoyellasepusoencaminohaciaSaint-Maurin.Con las fuerzas que le quedaban, avanzó hacia su casa, con Phillip. Se sentíacomounaniñapequeñayvulnerableque reclamabaunosbrazos fuertesyunavozquelaconsolase.Jeanestabamuerto,lahabíantorturadoyhabíavistomoriroperdereljuicioasusamigos.Queríahacerseunovilloytenerunhombroenelqueapoyarlacabeza.Queríadormir,dormir,dormiry,cuandosedespertase,quePhillipestuvieseallíyleacariciaselafrente.

Eraunatardecerdefinalesdeveranollenodesolcuandodivisólagranjadesufamilia.Desdeelmarllegabaunabrisafrescayapenasfaltabaunahoraparaquelaoscuridadylanieblacubriesenlosprados.Claireviodesdelejosquelosfrutalesdelhuertosedoblabanconelpesodesucargayquelasfloreslucíansuscoloresmás vibrantes. Estaba agotada,muerta de cansancio del largo camino,

Page 337: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

peroeraunasensacióntanbuenaverdenuevosucasa…Porunmomentoaúnlaasaltóelmiedorepentino,pueselpatioparecíatantranquiloque,depronto,seleocurrió que a lo mejor Phillip se había ido para siempre. Pero entonces oyóladraraBabou,elperro,yjustodespuéslavozdePhillip.

—Calla,Babou.Seguroqueesalguiendelpueblo.Callaya.Elrepiqueteodelapiernademaderasobreelpatioempedrado,aquelruido

tanfamiliar…Lavoz…—¡Phillip!—gritóClaire.Sonódébilytemblorosa—.Phillip,soyyo.Claire.¿Por qué demonios la abandonaban ahora las fuerzas? ¿Por qué le salía

aquella ridículavozdepito?¿Porquéapenaspodíaponerunpie trasotro?Setambaleóyseagarróaunodelospostesdelavalla.

—¡Phillip!Sindejardeladrar,Babouseechóalsueloysaltómeneandolacolaanteella.

PorfinllegóPhillip.Sequedópetrificado.—¡Claire!¡Nopuedeser!Sintióqueperdíaelconocimiento;ahoraquehabíallegadoalagranjaytenía

a Phillip delante, el mundo comenzó a oscilar a su alrededor. «Pobre Phillip,¿cómome va ameter en casa?», pensó antes de caer y quedarse tirada en lahierba.

Seacomofuere,élconsiguiólevantarlayllevarlaenbrazosporque,cuandosedespertó,estabaenelsofádelasalita.LeardíalagargantaytardóunpardesegundosenentenderquePhilliplehabíadadoungrantragodeaguardiente.Seincorporótosiendo.Phillipestabasentadojuntoaella,conlacaradesfiguradadedolor.Claireseasustó.

—¿Quépasa,Phillip?¿Quétepasa?—¿Quétehanhecho,Claire?—preguntóenvozbaja—.Lasmanos…Dios

mío,¿cómohanpodido?—Ellamirósusmanos.Hinchadasydeformadassobrelamanta, llenasde sangreypuscoagulado—.Claire, ¿quémás tehanhecho?Quítatelaropa,quieroverteelcuerpo.Quierosaberlotodo.Yo…

—¡No! —Intentando protegerse, encogió las piernas y se hizo un ovillo

Page 338: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

comounfeto—.Nopuedesverlo.Perotodosecurará.Todo.—Hansidolosalemanes,¿verdad?—Sí.YhanmatadoaJean.Phillip no sabía quién era Jean, pero intuía que era el hombre por el que

Clairelohabíadejado.Asíqueporesohabíavuelto.Noteníaanadiemás,solole quedaba él. Demomento, al menos. Hasta que se recuperase, hasta que levolvieranlasfuerzas,elodioylainquietud.Phillipreprimióunsuspiro.DespuésdeloquehabíasoportadoClaire,nopodíaponerseélpordelante.

Comosioyesesuspensamientos,elladijoenseguida:—NovolverénuncamásalaResistencia.Seacabó.Phillipesbozóunasonrisapaciente.—Ahora eres comounaniña a laquehanpegado.Cuandovuelvas a estar

sana,cambiarásdeopinión.Ellanegórotundaconlacabeza.—Nosetratademisalud.Algoseharotoenmí,Phillip.Cuandomeenteré

de que Jean habíamuerto, cuandome torturaban, perdí todasmis fuerzas. Lopoco que quedó lo he necesitado para volver aquí. —Dirigió la mirada a lapuertaenlaquehabíahecholasmuescas—.Veintidósalemanesmuertos.Yhansidomás después. Creo que es suficiente, Phillip. He hecho lo que tenía quehaceryahoraquieropaz.Noesbuenopasarunavidaodiando.

—¿Ylodicestú?¿Despuésdetodoloquehapasado?Tupadre,nuestrohijoy…yJean…Pornohablardeloquetehanhecho.Claire,nopuedocreerque…

LosojosdeClaireseanegaronenlágrimas.—Créelo,Phillip.Esposiblecreerloqueunonoesperaba.Estabamuycansada, pero contentade estar allí ypoderdormir.Noquería

seguir hablando. Phillip no tenía que saberlo todo, y menos lo destrozada,desesperadaydesgraciadaque se sentía.Teníaquecreerqueellahabíavueltoporél,nosoloporquenoteníaningúnotrositioalqueir.Peromientraspensabaaquellosediocuentadequeeracierto.Philliperaparaellamásqueunúltimorecurso.Muchomás.Habíaagotadosusfuerzaspensandoenély,allítumbaday

Page 339: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mirandolosojospreocupadose inteligentesdesumarido,noentendíaporquéno se había dado cuenta hasta entonces. No era Jean quien le había dado lasfuerzas, ni su odio. Sumisteriosa fuente era él.Había luchado,matado, habíaaguantado la tortura porque sabía que él estaba con ella y que, pasara lo quepasase, estaría dispuesto a rescatarla. Lo que la unía a él no era ya el amorpasional, un deseo romántico, sino una confianza imperturbable que habíasoportado la separación. Cuando se alejó, sabía que él la esperaría. Todo eltiempolohabíasabido.

—Abrázame,Phillip—lepidióenvozbaja.Por primera vez, Claire no intentó reprimir el pensamiento de que él era

alemányella francesa,puesesono teníanadaquever.Fueraestabaelmundocontodasucrueldad,sus juegos locos,suspeligrossubrepticios,yallíestabanellos, almargende todo loquepasara.Élno la creía, sedio cuenta, pero ellasabíaquenuncavolveríaaabandonarlo;talvezesacertezaeratambiénuntipodeamor.

Page 340: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LIBROIV

Page 341: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

1

En 1944, el sonido de las sirenas, el bramido de la artillería antiaérea, lasbengalas a las que llamaban «árboles de Navidad» en el cielo nocturno y elsilbidodelasbombasquecaíansehabíanconvertidoenunacompañamientotanterrible como familiar en la vida cotidiana, como las maletas hechas, lasmáscarasdegasylasbañerassiemprellenas.Cuantomásclaramenteempeorabala situación en todos los frentes y en casa, más alto chillaba el ministro dePropaganda sus consignas. La victoria final era solo cuestión de voluntad,afirmaba.Elpuebloalemánnopodíadejarseavasallarahora.

Enlanochedel5al6dejunio,losAliadosdesembarcaronenNormandía.LaOperación Overlord había comenzado. Más de medio millón de soldadosestadounidenses, canadienses e ingleses llegaron a tierra.ElGrupoAcorazadoOestequedóanulado.El26dejuniolosestadounidensestomaronCherburgo.LaResistencia mermaba cada vez más las posibilidades de refuerzo de losalemanes. Almismo tiempo, en el este, el Grupo de Ejércitos Centro se veíaabocadoa sudisolución trasuna intensaofensivadelEjércitoRojo.Comoerahabitual, el Führer se negó a autorizar la retirada. Cuanto más dramático seperfilabaelfinal,másdecididosemostrabaallevaralmataderohastaalúltimodesussoldados.Enjuliodel44,elHauptsturmführerVelinvivíaaúnencasadesu suegra, en la Prinzregentenstrasse. No era fácil encontrar una casa en ladevastada Munich, aunque, a decir verdad, no es que Hans hubiese hechomuchos esfuerzos para encontrar una. Lo cierto es que se sentía demasiadocansado. Su asma lo mantenía casi todas las noches en vela. Tenía unmedicamentoconelquepodíamitigaralgolosataques,perosololoayudabaa

Page 342: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

pasar lo peor; no podía dormir, apenas comía y había adelgazado de maneraalarmante.

Aquelcalurosodíadejuliosesentíabastanteintranquilo.Vagabasinrumboporlacasa.Elsilenciodetodaslashabitacionesloenervaba;erararolomalquellevaba en los últimos tiempos la calma. Comomejor estaba era entremuchagente; si estaba solo, su estado de nervios se hacía insoportable. Felicia ySusanne habían salido a comprar barras de hielo porque, con aquel calor, lacomida se echaba a perder rápidamente. Se habían llevado a las niñas. AlexLombardsemarchónadamásdesayunarydijoqueestaríafueraunpardedíaspornegocios.Teníalabocatensa,comosiempreantesdedesaparecer,pueseraevidentequedevezencuandonecesitabadistanciarseunpocodeFelicia.Hans,quepodíaobservarlosaambos todos losdías, sehabía sorprendidoaldetectarque aún estabanmuyunidos.Aunque llevasenmucho separados, lo quehabíaentre ellos no había terminado ni por asomo. Al menos, no por parte deLombard, y si lo contrario era también cierto, Felicia, desde luego, no loreconocía.

Hansentróenelsalón,separóanteelaparatoderadioyvioqueAlexhabíacometido un desliz: había olvidado cambiar de emisora. Desde hacía tiempo,HansteníalasospechadequeAlexescuchabaRadioLondres.

Sediolavueltadegolpe,porqueempezóasentirenelpecholaangustiosasensación y le costaba respirar. Suspiró aterrado. «¡Otra vez no! ¡Tan pronto,otroataqueno!»Fueaquitarselacorbata,perosediocuentadequenollevaba.Lapresiónquesentíaenlagargantaveníadedentro.Rápidamentebuscóenelbolsillo del pantalón la botellita de nebulizador que llevaba siempre. Si lautilizaba ya, podía evitar lo peor.No la encontró y se acordó de que la habíadejadoal ladode la cama.Enelpisodearriba.No lograría subir lasmalditasescaleras,puesyaestabamuymal.

Resollando,sedejócaerenunabutaca,respirabaconestertoresyelsonidodabapavor.

—Jolanta,Jolanta—consiguiódecirconloslabiosyadescoloridos.

Page 343: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Peronisiquierasabíasielamadellavesestabaencasa.EnaquellalastimosasituaciónloencontróMaksimMarakov,quealcabode

dos años regresaba a la Prinzregentenstrasse, donde entró con su propia llavedespuésdetocareltimbresinresultado.SedirigióaldespachodeFelicia,perooyóunruidoraroenelcomedor.Hansestabaallí,totalmentedesmadejadoenlabutaca,luchandoporrespirar.

—Ayuda—susurró—.Ayuda.Losdos hombres apenas se conocían;Hans, por supuesto, tenía aMaksim

porelominososociocomercialyamantedeFelicia.Estiróelbrazo.—Mi…medicamento…Elcuartodeinvitados…arriba.Maksimdudóunsegundosisalvardelamuerteporasfixiaaaquelhombre

delasSS,peroalfinalsubiólasescaleras,encontrólabotellitaybajó.Consusúltimas fuerzas, Hans inhaló el medicamento. Su respiración se hizo deinmediatoalgomástranquila.

En ese mismo instante, regresaban Felicia y Susanne, que se quedaronestupefactasantelaescenaqueselesofrecía.Susanneexclamóenvozbaja:

—¡Diosmío!¿Tienesotravezunataque?Alavez,Feliciadecíaperpleja:—¡Maksim!Porsuerte,nadiesediocuentaenlaconfusióngeneraldelnombreconquelo

habíallamado.Hansestabareclinadoenelsillónyparecíairentendiendoquenoibaamorir.Susannehabíaidoalteléfonocorriendo.

—Voy a llamar a un médico. Esto no puede seguir así. ¡Algún día seasfixiará!

—¿Podemoshablarenalgúnsitio?—preguntóMaksim.—Claro—contestóFelicia,glacial.Sehabíarecuperadodelasorpresa.Teníalosojosbrillantesyfríos.Entróen

sudespachoconMaksimycerrólapuerta.—¿Unaguardiente?—preguntó.

Page 344: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Élasintió.—Mevendríabien,sí.Observó cómo Felicia servía dos aguardientes y se encendía un cigarrillo.

Estaba delgada como si llevase semanas sin tomar una comida decente. Teníaaúnmáscanas.Debíadetenercuarentayochoaños,ydistabamuchodelaniñaquealláenelnorte,enLulinn,sepasabalosveranoscorriendoporlosprados.Másquenunca,élsintióesedíalafuerzadevoluntadinmensaqueemanabadeella.

Selepasódeprontoporlacabezaque, inclusosiendounanciano,seguiríaacudiendoaellacuandonecesitaseayuda,aunquenuncalaamaría.«Tampocolaheamadonunca.Ellaessolo…Esloúnicoestableenmivida.Felicia…Talvezyonoseríaquiensoysinosupieraqueellaexiste»,sedijo.

—¿Dóndehasestado,Maksim?—Suvoz temblabade rabia—. ¡Dosaños!Notehasdejadoverendosaños.Podíasestarmuertoyyonisiquieramehabríaenterado.¿Tienesacasounaideadeloqueexigesdelosdemás?

Éldiovueltasasuvasitodeaguardienteentrelosdedos,evitandolamiradairacundadeella.

—Nopodíaponermeencontactocontigo.Habríasidodemasiadopeligroso.—Ah,claro,porsupuesto.Yahemospasadoporestovariasveces.¡Maksim,

elhéroe!Quénobleportupartenoquererponermeenpeligro.Siemprevienesconlamismaexcusacuandomehastenidounaeternidadenlaincertidumbre.

—Tuvequeocultarme.HeestadoenSuecia.—Ajá.Maksimvaciódegolpesuvaso.—No puedes saberlo todo. Solo que tuve que desaparecer otra vez a toda

prisa.Feliciaentornólosojos.—Ahoranovayasadecirmequedescubrieronatugrupo.—Sí. Me escapé en el último instante, literalmente por los tejados y los

patios traseros. Estaba en casa de un amigo, donde habíamos instalado una

Page 345: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

emisora de radio. La Gestapo recorría las calles con detectores de emisiones.Tomaronlacasaporasalto.Comotehedicho,mihuidafuearriesgada,perolologré.

—¿Tienesalgoqueverconelespionaje?—Sepodríadecirasí.—Entonces, todo lo que pasó aquí, los refugiados que se escondían enmi

casayalosqueluegoayudabaisacruzarlafrontera,erasolounpasatiempo.Loprincipal era tu actividad de espía. Espiabas para los rusos, ¿no? Para Stalin.Precisamentetú.TúquehasdichoquehabíatraicionadolaRevolución.Ejecutóa lamayorpartede tus camaradas, inclusoa tu… tuMacha.NoesmejorqueHitler.

—NoespiabaparaStalin,sinoparaelcomunismo.Contralosnazis.Y…—Dios bendito, no vas a cambiar en tu vida, Maksim Marakov. El

comunismo, la vacamás sagrada de todas las vacas sagradas. ¿Cuándo vas aaceptarquenotienesqueconsiderarlaidea,sinoalaspersonas?Lodecisivoesloqueunaideahaceconlaspersonas,noloquesignificaparati.Perotienesyamásdecincuentaañosycreoquemorirássinsaberlo.

—Dejamividaenpaz—dijoél,impaciente—.Dejaquesigamicamino.—Desdeluego.SigueespiandoparaRusia.Noseréyoquientedetenga.—¿Meestásechandoencaraelespionaje?Siemprepenséqueloúltimoque

setepodíaconsiderareraunapatriota.—Escierto.Pero,apesardeeso,nomegustaloquehashecho.Talvezes

porquemi padre ymi hermano pequeñomurieron por este país en la anteriorguerra.Mihermanomayorhasidovíctimadelasbombasdeesta.Suhijoestádesaparecido en Rusia. Del marido de mi hija no tenemos noticias desdeStalingrado. No siento nada heroico cuando pienso en ellos, pero hay unasensación de… de lealtad, quizá. Se han jugado la vida por algo que tú hassocavado.Nopuedoconsiderarbuenoomaloloquehashecho.Nomeafecta.Porprimeravezenmivida,Maksim,nomeafectas.

Noteníaniideadedóndeveníanlossúbitoscelosquesintió;ycelosdequé,

Page 346: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

encualquiercaso.Puedequefuesemásbienunaespeciededolorporqueellasealejaba de él, y de pronto tuvo casi un deseo infantil de hacerle daño.Con elcinismoquelecaracterizabaavecesensujuventud,añadió:

—Nofinjas.Mostraríastodalacomprensióndelmundorespectoamiformadeactuarsimehubiesenpagadoporello.Solotedesconciertaquealguienhagaalgo por un ideal. Si hubiese cobrado un dineral, caerías de rodillas antemí,llenadelamayoradmiración.

Estavezhabíadadoenelblanco,enaquellaviejaheridaenlaquehurgabaconstantementedesdequeseconocían.Ellanodijonada,peroelsilencioentreellos era amargo y estaba lleno de odio, sin que quedase ya nada de aquellahonda confianza que los había unido siempre, incluso en los momentos máscríticos.

ElviejomédicodecabeceradelosLombardhabíapuestoaHansunainyección«para los nervios», como dijo, y se disponía ya a irse. Susanne lo acompañóhastalapuerta.

—Mepreocupamuchomimarido—ledijo—.Estosataquesvanamás.Nosécuálpuedeserlarazón.

Elancianomeneólacabeza,reflexivo.—¿Sabe?Enmiexperiencia,estetipodeenfermedadtieneamenudocausas

psíquicas.Losataquesdeasmasonexpresióndecomplicacionesanímicasquebuscan así una válvula de escape. Debería averiguar qué es lo que atormentatantoasumarido,señoraVelin.Podríaayudarlehablardeello.Hastaluego.

El médico inclinó la cabeza y se fue. Pensativa, Susanne volvió a lahabitaciónenlaqueestabaacostadosumarido.Hanslamiró.

—¿Quéhadicho?¿Quevoyamorirme?—No,¡quédisparate!Novasamorirte.Susanne se sentó en el borde de la cama. Hans levantó una mano y le

acaricióelpelo,porencimadelosrodetesquellevabaaloslados.

Page 347: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Quéhadicho,entonces?—preguntóenvozbaja.—Dicequetienesalgúnproblemaanímicoprofundoyqueesapodríaserla

causadetusataques.Élevitólamiradadeella.—Charlatanería—masculló.—¿Estás seguro? Intento acordarme de cuándo empezó tu asma.Creo que

fuecuandoviajastealProtectorado.YenPoloniayRusiaempeoró.Nuncamehas contado loquehacías allí.Teníaquever con la reubicaciónde los judíos,¿no?

—Déjaloestar,Susanne.Noremuevasviejashistorias.LamiradadeSusanneerafríaeinsobornable,derepenteigualitaaladesu

madre.—Mejor removerviejashistoriasaque te asfixies, ¿no?Hans, ¿quéhacías

realmenteenesospaíses?¿Quéviste?¿Quées loque tepersigue?¿Loque teenferma? —Él no contestó. Susanne insistió—: Tienes que decírmelo. ¿Quépasó?

Élseguíasindecirnada,perodeprontogritó:—¡Cállatedeunavez!¡Noquierohablardeello,malditasea!—Temblando

yluchandoporrespirar,continuó—:Nadievaahablardeello,¿meoyes?Susannetomósumano.—Tienesquehacerlo,Hans.Otusrecuerdosacabaráncontigo.Nohayotra

opción.

FeliciaestabayafumandosutercercigarrillocuandoMaksimledijoqueteníaqueirseunosdíasaBerlín.Llevabancalladosunratolargo,intentandoordenarsus sentimientos contradictorios y notando cómo empezaba a disolverse lahostilidad,aunquequedabaunfondodetristezayvacíoindefinible.

—¿ABerlín?—preguntóFelicia—.¿Quétienesquehacerallí?Élsonrió.

Page 348: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Unavezmás,algodeloquenopuedohablar.—Ymuchomenosconmigo.Claro,losé.—Felicia…Apesarde todo,eres lapersonaen laquemásconfío.Nohay

nadieque…—Seinterrumpió,setragólaspalabrasantesdequelellegasenaloslabios—. Si algo salemal en Berlín, ¿puedo venir aquí? En realidad, solo hevenidoapreguntarteeso.

—Asíquevuelvesatenerenmentealgoquepodríallevartealacárcel.—Hoy por hoy, todo puede llevarle a uno a la cárcel. Todos bailamos al

bordedelabismo.—Puedesveniraquísiempre,losabes.Elúnicoriesgoesmimalditoyerno.

Nohaymaneradelibrarsedeél.Pero,porlodemás,tienesaunaluchadoradelaResistenciaanteti.

Maksimvolvióasonreír.—Ypensarqueprobablementeera loúltimoquehubiesesqueridoser,una

luchadoradelaResistencia.Felicia,tehasportadodeunmodoadmirable.Ereslacapitalistamásvalienteylealqueconozco.

—Gracias.El gesto de Felicia no lo mostró, pero para sí pensaba: «Lo peor es que

siempreconsiguecurarlasheridasdeañosconunasolafraseyunasonrisa.Talvezporesonuncapodrédejardeesperarlo».

—Vivíanmuchosjudíosenelpueblo—dijoHans.Hablabaenvoztanbajaquecasinose leentendía.NomirabaaSusanne,sinopor laventana,comosiestuvieseviendoallífueraalgodiferentealcieloazuldeverano—.Lossacamosdesuscasasylosobligamosasubiragrandescamiones.Estabanapiñadoshastaunpunto insoportable, pero aún siguieron subiendo.Al final empujamos a losniñospor encimade las cabezasde losqueestabandepie.Solo teníamosdoscamionesynopodíaquedarninguno.

—Continúa—dijoSusannecuandoél,agotado,hizounalargapausa.

Page 349: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Eraundíadeveranodemuchocalor,undíacomohoy.Lostrasladamosauncampo.Losgrilloscantaban,habíaunabrisamuysuave,¿sabes?,delasquemuevenlashojasenlosárboles.Elmundoparecíatan…tanbonito.Paramosloscamionesysacamosalos…aaquellaspersonasdelasplataformasdecarga.Unniñopequeñosehabíaasfixiadoenlaestrechez,colgabaflácidodelosbrazosdesumadre,muerto.Dosniñas se apretaban temblando la una contra la otra; unanciano,debíadetenermásdenoventaaños,setambaleódedebilidadycayóalsuelo.Noreaccionócuandolosmíoslopatearon…

Volvió a callarse, pero esta vez Susanne no dijo nada; lo miraba comopetrificada,conlosojosmuyabiertos,febrilesysecos.

Porfin,Hanscontinuó:—A los hombresmás jóvenes y fuertes les pusimos palas en lasmanos y,

empujados por nuestra gente, tuvieron que cavar una zanja de diezmetros delargo. Un arduo trabajo con aquel calor y con la tierra seca y árida. Cuandoterminaron,lespedimosatodosquesedesnudasenyquedejaranlaropaenunmontón.Vieronenseguidaquenoteníasentidoofrecerresistencia.Losprimerosquince o veinte, no sé ya exactamente cuántos eran, tuvieron que colocarse albordedelazanja.Migentetomólasarmasy…

—No—dijoSusanne.Habíaperdidohastaelcolordeloslabios—.Nosigas.Porfavor,noquierooírmás.

Pero ahoraHans se había dado cuenta de la liberación que suponía ponerpalabrasaaquelhorror.

—Estallaron los disparos. Cayeron en la zanja. Después les tocó a lossiguientes. Cayeron sobre los cadáveres de los anteriores. Y llegaron más…Todofuerápidoynohubocomplicaciones.Nadiesedefendió.

—Porfavor,para—susurróSusanne.—A lomejor entendieronqueno teníanningunaoportunidad…—Hans se

volvióhaciaSusanne,lamiró.Lelatíanlasvenasenlassienes—.Yonodisparé.Puedescreerme:¡yonodisparé!Yosoloestabaallí,¡nodisparéniunasolabala!

—No chilles tanto—dijo Susanne, pero sus palabras eranmecánicas. Ella

Page 350: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

seguíatotalmenteanonadada.—Aquella noche tuve un ataque de asma horrible—continuóHans—.No

podíalibrarmedelasimágenesquehabíavistopormuchoquelointentara.Depronto, era como si me apretasen poco a poco la garganta y comencé aasfixiarme.Conocía losataquesdeasmadesdequeeraniño,peronuncahabíatenidounotanintenso.

—Y… —A Susanne le costaba encontrar las palabras—. ¿Y no lorelacionasteconesa…esamasacre?

Solo unas horas antes, él habría reaccionado como loco ante la palabra«masacre»,peroahoralaaceptóensilencio.

—Puede que lo evitase. Si no, todo se habría tambaleado… Todo lo quehabía proyectado, lo que quería ser para el Führer.Me convencí de que solonecesitabaunpardedíasdedescanso,dequedespuésestaríabien,pero…

—Eso sucedió en Polonia. Luego fuiste a Rusia. Allí hicisteis lo mismo,¿no?Laszanjas,losfusilamientos,lovolvisteavivirtodo.Unayotravez.

—Sí.Ahoracallaronlosdos.Susannehabríaqueridolevantarseeirse,peroHans

rompióporfinelsilencio.—Soydébil.Soyuncobarde.Otrosvieronlomismoqueyo,peroluegono

seasfixiaron.Yoquería serunhombrecomodeseabaelFührer.He fracasado,Susanne. Mírame, aquí tumbado. Si ese amigo de tu madre no me hubieseencontrado,habríamuertoenelcomedor.—Habíaunanotadeautocompasiónen su voz—.Por cierto—añadió, haciendoun esfuerzo visible por, de nuevo,desterrar el horror a lo más hondo de su mente—, he descubierto que AlexLombardescuchaRadioLondres.Tendréquehablarseriamenteconél.

Como mucho le arrancaría a Alex una sonrisa, de eso Susanne estabaconvencida. Lombard no era fácil de amedrentar, ni siquiera por elHauptsturmführerdelasSSHansVelin.

—¿Esosfusilamientosmasivosaúnsellevanacabo?—preguntó.—Menos.Yacasinohay.AhoralohacenconZyklonB.

Page 351: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Quéeseso?—Gas.—¿Gas?—Sí,bueno,elgasmata.Peronotienesporquésabereso.—¿Matanalosjudíoscongas?—Yonotengonadaqueverconeso.—Pero¿escierto?¿Losasesinanasí?—¡Asesinar!¡Cómosuenaeso!Nopiensesmásenello,Susanne.Enalgún

momento, serámejor no saber nada.Van a darle la vuelta a todo y nos haránparecerdiablos,yesmejornotenerniidea.Deverdad—letomólamanoylaacariciócomoparatranquilizarla—,¡olvídalo!

Page 352: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

2

El19dejuliounbombardeoredujolafábricaLombardaescombrosycenizas.Feliciahabíadormidoesamañanamásquedecostumbreporque,debidoa

los ataques aéreos, no había pegado ojo en toda la noche, y fue Alex, quealrededordelasnueveentróeneldormitorio,quienlecomunicóconelmáximocuidadoque,delafábricaytodoslosedificiosquetenía,soloquedabanunpardeparedescarbonizadas.

—Un blanco limpio. Dicen que de las ventanas salían llamas de variosmetrosdealtura.Nosehapodidosalvarnada.

—¡Nopuedesercierto!Alex,dimequenoescierto.¿Todalafábrica?¿Noquedanada?—Lomirócomounaniñafrustradaquenoquiereaceptarunmalsueño—.Alex,esafábricaestodoloquetengo.

AlexsemordiólalenguaparanodecirleaFeliciaquehabíasucedidoaPeterLiliencronalmandodelafábricaporrazonesqueteníanqueverconelsistemaqueeraresponsabletambiéndelasbombas,peroprefiriónodecirloporqueella,ensudesconcierto,estabasufriendo.

—Aúntienesestacasay…—Bueno,¡lacasaestuya!¡YLulinnestuyo!Notengoabsolutamentenada.

Unamanodelanteyotradetrás.Mierda,mierdaymilvecesmierda.—Enfadadaeratanviolentacomodejoven—.¿Dequévoyavivirahora?

—Podríascasarteconmigo.—Oh,nodigasbobadas.Además,yaestáscasado.—Portimesepararíasindudarlo.Pero—sepusoserio—tienesquesaber,y

esoespeorquelapérdidadetusposesionesterrenales,quediezdelosobrerosfrancesesquevivíanenlosbarraconesjuntoalosalmaceneshanperdidolavida,

Page 353: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

y que tres están gravemente heridos. La bomba también ha destrozado esosedificios.

—PorDios,esterrible.Peronoloencontrabanilamitaddeterriblecomparadoconelhechodeque

ellahubieraperdidoelfundamentodesuexistencia,enesonopodíaengañaraAlex.Élseacordabadecómohabíasidoen1929,cuandoloperdiótodoenelcrac que llevó a la gran crisis económicamundial. Igual que ahora, de prontoparecía muy cansada, muy pálida, y él había sentido la misma ternura… Lehabíarecordadoungato,ungatoheridoquenotieneanadieenelmundoyquesolopuedeenfrentarsealosgolpesconsuvalorsinfinysutenacidad.

—TeníatantoscontratosdelPartido…Enserio,habríapodidohacerelmejornegocio de mi vida. Justo ahora tenía que pasar. Oh, ¿y ahora qué? Siemprehabríasidomalo,peroahorasolopuedolimpiarcasasparaganardinero.

—Felicia,porhorriblequeteparezca,créeme,novasaserlaúnicaconunamanodelanteyotradetrás.Estaguerra terminaráprontoy,entonces,elpuebloalemán al completo caerá con todo su peso. Dominará el caos total y todostendránqueempezardecero.Todaunanacióntendráquepartirdelanadaytúserásunadetantos.Perolosganarásatodos.Vamos,Felicia,¡nuncahastemidoanada!

—¡Malditas bombas! ¡Maldita guerra! No tengo culpa de nada y la quepierdesoyyo.NisiquieravotéaHitler.

—Muchos no lo hicieron y han perdido la vida en la guerra. Todos loestamospagando.

—Túno.Tútelargasteatiempo.TusmillonesestánsegurosenNuevaYork.Alexserio.—No seas envidiosa, querida. Te pregunté si querías venir conmigo a

América. Pero para ti eramás importante quedarte aquí y recuperar lo que tehabíanquitado.Yahorahasvueltoaquedartesinnada.

—Tambiénfueenalgúnmomentotufábrica,esadelaqueahorahablastanalaligera.

Page 354: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Bah. —Se encogió de hombros con indiferencia—. ¿Sabes qué? Hacetiempo que hice borrón respecto a las cosas aquí. No me interesa ya lo queexistióunavez.Anoserque…

Noterminólafrase;yanosabíasiaúnpensabadeverdadloqueibaadecir.

Undíamástarde,el20dejulio,fracasóelatentadocontraHitler.«Los conspiradores son una camarilla de oficiales ambiciosos, unos

delincuentes estúpidos y sin escrúpulos», ladraba el Führer al micrófono quetransmitíasudiscursoatravésdelaradioatodoelReich.«Todaesabandadecriminalesseráexterminadasinpiedad.»

Belle lo oyó en el piso que tenían Max y ella. En el cuarto de al ladoberreabalaniñadeNicola,conyacasiunaño;llorabatodalanocheporqueleestabansaliendolosdientes,pero,comolosbombardeosnocturnostampocolasdejabandormir,pocoimportaba.ANicolalahabíanllamadoparaservirenunafábrica de armamento y acudía cadamañana como si fuese al paredón.Anneteníaquerecogerasuhermanaamediodíaenlaguarderíaycuidarladuranteelrestode la tarde,una tareaquehacíaconmaldisimulada ira.Tambiénesedíaentrórenegandoenelcuarto.

—Mierda,megustaríasaberporqué…—Chitón. —Belle le hizo un gesto—. El Führer está hablando sobre el

atentadofallido.AAnneno le interesaba.Su vida giraba en aquelmomento en torno a los

«malditospañalesde la imbécildemihermana»,comosolíadecir,ynoera loquemás satisfacía nimuchomenos a una chica de casi quince años, guapa yávidadevida.

Los nombres «Stauffenberg», «Beck», «Olbricht», «Haeffen» le entraron aBelleporunoídoylesalieronporelotro.HacíaunañoquenoteníanoticiasdeAndreas.DesdeStalingrado, tampocoMaxhabíadadoseñalesdevida.Odiabasutrabajoderevisoradetranvía,ylavidacompartidaacincoenaquellahorrible

Page 355: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

casa.UnapesadillaalaqueHitlerhabíaarrastradoatodounpueblo.Sialmenosla bomba lo hubiese hecho saltar en mil pedazos… Ella, que nunca se habíainteresado por ningún acontecimiento político, comenzó de pronto a llorarcuandofueconscientedeladimensióndeaquellaoportunidadperdida.

MartinEliasnisiquieraeracapazdellorar,ensuoscuroescondite,antelaradio.Unlocutorleíacontintestrágicosdetallessobreel«atrozcrimendelostraidoresdel20dejulio.LaProvidenciahasalvadoalFührer.Silacarteraconlabombanosehubiesecolocadoenotrositioporazar,lehabríacostadolavidaaAdolfHitler».

LaProvidencia…Martinmiró el elegantemarcodeplata desde el que lososcurosojosdeSaralomirabantranquilosymelancólicos.¿Quéhabríasidodeella?¿Podríaelfinaldelterrorhaberlesalvadolavidaesteverano?

Suspirando, escondió la cara entre las manos. Él vivía. Aquel demonioseguíavivo.

Martin se encogió cuando unos suaves dedos le acariciaron el pelo concuidado.KassandraWolff había ido a verlo al sótano.Había adivinado lo quedebíadeestarpasandoenaquelmomento.

—Esmortalcomotodos—dijoenvozbaja—,noduraráparasiempre.—No, para siempre no… Pero ¿de qué servirá? Ya me ha arrebatado lo

mejor…Ynadieleobligaarendircuentas.NisiquieraDios.Kat había dejado de creer en Dios hacía mucho tiempo, pero no lo dijo.

Habíadejado, sobre todo, de creer en la justicia, perode eso tenía aúnmenosganasdehablar.Martinestabaallímitedesusfuerzasyteníaquedevolverleunachispadeenergía,asíquedijo:

—Adolf Hitler y sus cómplices tendrán que responder en algúnmomentoantealgúnpoder,Martin,ynotieneporquéserenestavida.¿Loentiende?Seaquien seaquien esté tras elmundoy sus leyes, no es tan clemente comoparadejarnos ver la justicia. Nos obliga a creer en ella aunque tengamos que

Page 356: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

presenciarconnuestrosojoscosasquecontradicensuexistencia.Perocreaustedapesardeello,Martin,porfavor;sino,nosobrevivirá.

Estabaasombradaporelardorconquehabíahabladoysepreguntósihabíaqueridoconvencerloaéloconvencerseasímisma.

TomWolff acababa de terminar una de lasmuchas discusiones desagradablescon su querida cuando oyó la noticia por la radio. Lulú le había montado amediodía una escena de celos y aún estaba molesto. Incluso en casa, leresonabanenlosoídossusagudoschillidos:«¡Voyaacabarcontigo,TomWolff!Verás como acabo contigo. Te arruinaré y desearás haberme tratado de otraforma».

«Arruinarme, ¿puede? Llena de odio como está…», se dijo. Intentó nopensarenelloyescuchóallocutor.

AlanochesiguientequeríadarunacenaparaunpardepersonasdelPartido;todavía convenía llevarse bien con ellos, luego solo tendría que apartarse atiempo.En realidad, tambiénpodía invitar aFeliciayaAlexLombard.Por larazónquefuese,aúnleagradabaveraFelicia.Hacíatiempoquehabíallegadoasusoídosquelafábricadeellahabíasidopastodelasbombas.Seríainteresantever cómo se enfrentaba a aquel revés. Puesto que ella lo había fascinadosiempre,elmeropensamientoloanimó.Haríadelafiestauna«celebracióndelaProvidenciaquehabíasalvadoalFührer».Unaideabrillante.

En Lulinn también oyeron la noticia y no supieron cómo reaccionar. La tíaModestecreíaenelFührer—dehecho,lehabíaregaladomediadocenadeniños—,peroteníapánicoalosrusosy,desdequelaWehrmachtseretirabaenelestepasoapaso,elejércitorusoavanzabaalmismoritmo,yellaeracadavezmásconscientede lo expuestaqueestaba laPrusiaOriental. ¿Habría significado lamuerte deHitler el final de la guerra y, con ello, el fin del peligro soviético?

Page 357: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Modestenolosabíaytampocosehabíaatrevidoahablarenvozaltasobreeseasunto,nisiquieraconJoseph.Detodosmodos,aqueldíateníaqueocuparsedeotra cuestión:ElsaDegnelly estabamuymal.No se había recuperado bien deuna neumonía que había tenido en primavera y, ahora, con aquellos díascalurosos de verano, la fiebre había vuelto, y encima acompañada de unadebilidad imparable. El médico, al que llamaban todos los días, sacudía lacabeza cada vezmásmeditabundo. Justo aquel 20 de julio,Modeste y Josephdecidieronenviarun telegramaaFeliciapara comunicarle lamala saludde sumadre.

—Almenos,asíhabremoscumplidoconnuestrodeber—dijoModeste.

El20dejulioenLausana.Unpisoenelcascoantiguo,doshabitaciones,vistasalas callejuelas retorcidas. Andreas se asomó a la ventana, bebió un sorbo dechampándeunacopaflauta.Unañoyaenelexilio…Comosolíahacer,pensóensuinstinto,quelehabíahechodepositartodosudineroenSuizayenningúnotro lugar del mundo. Así podía vivir, por lo menos, sin preocupaciones, eincluso tenía para champán.Sin embargo,Suiza no era, bien lo sabíaDios, elentornoadecuadoparaél,yavecesledabapormaldecir,llenodenostalgiaporBerlín. ¿Por qué, por todos los santos, tenía que haber sobrevivido Hitler alatentado?¿Conquéespíritumalvadohabíahechounpacto?

Terminó la copa, escuchó aún un momento cómo se extinguía la vidavespertinaenlascallesyluegosevolvióhacialajovenqueestabasentadaenelrincóndelsofá,hojeandoalgomelancólicaunarevista.

—¿Dóndeiremosacenarestanoche?—preguntóella.Se había emperejilado: llevaba un vaporoso vestido blanco de verano y

sandalias de tacón alto, con las que luego no dejaría de caerse. Al principio,Andreas había encontrado muy sexy aquel tono de voz ligeramente aburrido,peroahoraloponíanervioso.SehabíaliadoconJaqueline,naturaldeSanGalo,solo por su evidente atractivo, pero después llegó a la conclusión de que

Page 358: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

encontraba insípidos su mohín pintado de rosa, su melena rubia lisa y suslarguísimasuñas,yquesucapacidaddedisfrutarsincomplicarseinclusoconlamujermástontasehabíareducidonotablementedesdeBelle.Esaberlinesaconrecuerdos prusianorientales en los ojos lo había llevado a la monogamia. Enesencia, leera fiel, auncuandoseacostaseconJaqueline,porque lohacíacondesganaysindiversióncomosinofueramásqueunmeroinstrumentocontralasoledad.DeseabaelfinaldesuexilioforzosoypensabaquenopodríaperdonaralaProvidenciaque,obviamente,habíaotorgadoalFührersietevidas.

—Venga—le dijo a Jaqueline—, vamos a algún sitio donde nos podamosemborrachar. Esta noche quiero olvidarme de todo. La vida puede ser unamierda.

Ellaselevantóytrotótrasélrendidadeadmiración.

Esa misma noche, Maksim Marakov volvía a Munich desde Berlín. El trentraqueteaba rítmico sobre los raíles. El compartimento iluminado en el queviajaba completamente solo se reflejaba en la ventana, y podía ver su propiorostrotenso.Teníatanmalaspectoquepensóquesoloporesopodríandetenerlo.Noconseguíasuperarelhorroryeldesconciertoporelfracasodelatentado,pormuchoqueseesforzarseen,almenos,enreducirlaconmoción.¿Quéhabíasidodelosotros?¿DóndeestabaStauffenbergahora?¿DóndeelGeneraloberstBeck?Nopudo quedarse a esperarmás noticias. Solo lo había llamado un camaradaantesdelasseis.

—Hitlervive.—¿Qué?—Esseguro.Hitlernohamuerto.ElGeneraloberstFrommhaordenadoque

se detenga a todos los implicados.—Maksim habría jurado que las piernas lehabían cedido.Lavozbaja al otro ladodel teléfono continuó—: ¡Desaparece!AbandonaBerlínestamismanoche.¿Loentiendes?

Luego cortó la comunicación. Con movimientos mecánicos y perplejos,

Page 359: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

MaksimguardóunpardeenseresensubolsaydejóelsórdidohoteldeBerlínNorte en el que se había alojado durante dos días. Él apenas era una de lasruedecillas más pequeñas en el engranaje del grupo de la Resistencia, unaespeciedebisagraentredosotrespersonas,peronosubestimabaelpeligroenelque estaba. Toda la gigantesca maquinaria policial del régimen del terror sepondríaenmarchaparaencontraralúltimodelosimplicadosenaquellahistoria.¡Cuántas denuncias volvería a haber! ¡Cuántas confesiones bajo tortura! Elcamaradadelteléfonoteníarazón:elsueloberlinésquemaba,muchomásqueeldeMunich.

YenMunichestabaFelicia.Maksimnolohabríareconocidonunca,peroenmomentoscomoaquelloslaañoraba.Cuantomásviejoera,menossoportabaloscontratiemposymásimportantesehacíalaamigadejuventudparaél.SiemprebloqueabaatiempoelpensamientodequeFeliciapudierallegaraseralgomásqueunacómplice,justoantesdequeseinstalaseenunrincóndesucerebroodesuespíritu.

Page 360: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

3

El drama en torno a la fábrica bombardeada de Felicia era el tema deconversaciónprincipalenla«celebracióndelaProvidenciaquehabíasalvadoalFührer». Elmiembro del Partido Becker hundió una vezmás lamirada en elescotedeFeliciay lamentóhaberperdidoaunasocia tanfiable,competenteyatractiva.

—Deverdad,queridaseñoraLavergne,menudosacrificiohemostenidoqueofreceralReichyalFührer.

—¿Hemos?—replicóFelicia,aladefensiva—.Estesacrificiomásquenadalohehechoyo.Y,desdeluego,noporgusto.

Duranteunmomento,sehizounsilencioconsternadoenlamesa.EstabaallíelGauleiter, juntoconotropardemandamasesdelPartido.TomWolffreinabadesde lacabeceray sedeleitabacon la florynatade la sociedadque teníaencasa.Juntoaél,estabasentadaKat,hermosa,pálidayreservadacomosiempre,conunvestidonegroyelpelolisopeinadohaciaatrás.Pesealascircunstancias,había conseguido preparar una cena copiosa, y había saqueado los rosales deljardín: la mesa desbordaba flores coloridas y aromáticas, entre las que habíavelasencendidas.

«Un despilfarro todo», pensó Felicia, pero con cierta envidia reconociótambién que, con el paso del tiempo, Kassandra había adquirido unaintangibilidadquelaelevabacomoporencimadetodaslascuestionesdelavida.Paraellanohabíaguerra,nisiquieracuandocaíanlasbombasylossoldadossedesangrabanenloscamposdebatalla.AunqueelReichalemánsedeshicieseenunmontónderuinas,ellaseguiríasentándosealamesaerguidaytaciturna,ynoleimportaríanadasillevabaharaposycomíasopaclara.

Page 361: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Enestemomentoenquelapatriaexigeungransacrificio,todostenemosdificultades para soportar la situación—dijo el Gauleiter un pocomolesto—,pero,enúltimainstancia,hemosdehacerloconalegríaenelcorazón.Noesenvano.

—Exacto —contestó Felicia—, no es en vano. Eso es lo que me vienesiemprealacabezacuandointentopensardequévoyavivirahora.

—Pero¡querida!—dijoBecker,ofendido.Alexsonriódeorejaaoreja.Perono fueaélaquienFeliciabuscócon la

mirada.EntrelaconfusióndefloresyvelasseesforzóporencontraraMaksim.Estaba sentado justo frente a ella y parecía que alguien le hubiese dado en lacabezaconunobjetopesado:seleveíaobnubiladoporcompleto.

«Qué pálido estás, Maksim, y qué turbios tienes los ojos —le dijo sinpalabras—.Tendrásdolordecabezamástardesisiguestantenso.Tubocanoesmásqueunarayablanca.Sonríe,oalmenosdialgo.»

Pero sumensajemudo no le llegó.Maksimmiraba su plato; en la últimamediahorasolohabíaconseguidollevarseuntrozodepatataalabocaytomarunsorbitodevino.

Felicia lo había convencido para que fuese a la fiesta, aunque ahora teníadudas de haber hecho bien. Cuando lo vio volver deBerlín blanco como unapared y totalmente deshecho, tuvo claro que había estado implicado en elatentadodeStauffenberg.

—Felicia,heestadolosúltimosdíasaquíenMunich,¿entiendes?—lehabíainsistido—.Puedesjurarqueayerestabaenlafábrica.

«¡Lafábrica!»,pensóFelicia.—Nohayfábricadesdeanteanoche.Sufrimosunterriblebombardeo.Noha

quedadonada.—¿Cómo?Qué raro lomucho que dolía hablar de ello.En la expresión del rostro de

Maksim,Feliciareconociósupropiaconsternación.—Sí —continuó enseguida—, todo destruido. Es imposible que nos

Page 362: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

viéramos allí, pero juraré que estuve en tu casa.Oficialmente, siempre hemoscontadocomounaespeciedepareja.

—Felicia…Eshorriblelodetufábrica.Diosmío,noqueríaquelaconsolasen.YmuchomenosMaksim.Siledecía

quelosentíamucho,ellacomenzaríaalloraragritosyyanopararía.—Yamelasarreglaré,Maksim,notepreocupes.Perotendríasqueveniresta

nocheconmigoyconAlexacasadeTomWolff.HayunacenaparaunpardemiembrosdelPartidoypuedeserteútildejartever.Piénsalo.

Por supuesto,dijoqueno,porque loúltimoquequeríaera tenerquepasaraquella noche con nazis de alcurnia, pero Felicia había insistido tanto que, alfinal, acabó cediendo. Ahora, pensó ella, su actitud lo traicionaba. Dándolevueltas a la comida en el plato con expresión ausente y mirando sombrío elmantelblancocomosifueseaencontraralgoenél,dabala impresióndeestartanlejosdelareunióncomolalunaydeocuparsedepensamientosinoportunos.Solo esperaba que lo atribuyesen al hecho de que era su socio y estaríapreocupadoporlapérdidadesumediodevida.

Después de su inadecuada respuesta al comentario del Gauleiter, la mesadigirió la ofensa en silencio. Todos comieron concentrados, solo Becker seremovía; intentaba tocar lapiernadeFeliciapordebajode lamesa,perono laencontraba. Ahora que estaba necesitada, el alemán veía aumentar susposibilidades.LediríaloquesentíaporellayleinsinuaríaenseguidaquepodíaimaginarsellevándolaalgúndíaalRegistroCivil.Comohombre,estabasegurodequeeracosasuyadarelprimerpaso.

Lulú se había bebidomedia botella de vinoy varios vasitos de aguardiente, ydespuésdecaerenlaautocompasiónlacrimosa,sehabíaidoponiendoagresivaalo largo de la noche. A ello también había contribuido el espectáculo que leofrecía el espejo: una vieja la miraba; sí, no podía engañarse, una vieja. Elalcohol, que por lo general le difuminaba suavemente la verdad, hoy había

Page 363: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tenido,parasudesgracia,elefectocontrario.Hoyladibujabacruel.¿Erasupelotan ralo y desflecado? ¿Tenía unas arrugas tan profundas, unas ojeras tanoscuras?Lasmejillas flojas, la piel colgando en lamandíbula, el cuello comouna pasa… ¿Todo eso era suyo? Se quitó el vestido, dedicó una miradaimplacablea las lorzasde la tripa. Incluso losrizosentresuspiernaseranmásbiende colorgrisyparecíancomo secos.Una iradesamparada se apoderódeella.Echómanoalvasitodeaguardienteaúnmediollenoyloestampócontraelespejo.Elvasosehizoañicosyelespejoseconvirtióenunagigantescateladearaña.Laimagendelaviejasedesvaneció.

TomWolff.Sinquerer,pensóenél.Deinmediatoaparecióanteellacomolacausa de su ira. Puesto que le mostraba con tanta claridad lo poco que ladeseaba, le hacía ver continuamente que era vieja y poco atractiva. Tenía quepediryrogarcadamimoy,cuandosedignabatomarlaensusbrazos,apenasseesforzabaporocultarsuasco.Loúnicoquequeríaeraquesunombre fueraelprimero en el testamento. Lulú resopló indignada. Se iba a enterar. Por elmomento era, ciertamente, el único heredero de Juguetes Müller, pero a lamañanasiguienteiríaalnotarioycambiaríasusúltimasvoluntades.MejordejarlaobradelavidadesumaridoaunafundacióncaritativaquepermitirqueTomWolffrecibieselamásmínimapartedeunaacción.

Elplanlahizosentirseunpocomejor.Sevolvióaponerelvestido,seestiróel pelo hacia atrás y se puso una peluca rubia rizada que le quedaba un pocoridículaenmarcandosucaraarrugada.Conlasmanostemblorosas—losmuchosvasos de alcohol se hacían cada vez más evidentes—, se perfiló las finaspestañas excediéndose con el color y se pintó los labios de rojo oscurosaliéndoseunpocode las comisurasporqueno sepodíaverbien en el espejoastillado.Yahoralas joyas…Queríapresumirdeverdad.Perlas,brillantes, lasesmeraldas de su boda, las cadenas de oro, el broche de diamantes de suabuela…Cuandoterminó,Lulúllevabalamitaddesufortunaencima.Estabadeun humor curioso: bastante más animada desde que se había colgado todo elbrilloquepudo, pero aún latía en ella la ira que sentía contraTom.Nopensó

Page 364: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

siquiera en quedarse sola en casa mientras él disfrutaba de su fiestecita. Sepresentaría allí, emperifollada y borracha como estaba. Tom iba a ver que nopodíaexcluirlatanfácilmentedesuvida;noeraunamarionetaquebailabaasuvoluntad.

CuandoLulúllegóacasadeTom,lacenahabíaterminado,losinvitadossehabíanlevantadodelamesa,elcaféyelaguardienteyaestabanservidosyTom,generoso, había ofrecido también su tabaquera. Estaban repartidos entre elcomedor y el salón, de vez en cuando alguien salía a la terraza a respirar elcálido aire veraniego. Se fue haciendo de noche poco a poco.Katmandóqueencendieran velas en los apliques, se sentó al piano e interpretó un par decancionesserenasytristes.SuhermanoAlexseapoyójuntoaellaylaobservó.

—Tocaalgoalegre,Kat—dijo—.Lavidanoestanterrible.Ellanocontestó.DesdeeljardínllegabalasonorarisadelGauleiter.—LosAliadossabenqueTomWolffdahoyunafiestaparanosotros.Nose

atreveránabombardearMunich.—Grosero—mascullóAlex.Maksimseacercódespacio,perdidoensuspensamientos,conunacopade

coñacenlamano.—¿DóndeestáFelicia,monsieurMarakov?—preguntóAlex.Maksimsesobresaltó.—HasalidodelahabitaciónconesetalBeckerocomoquieraquesellame.—¡Vaya!—dijoAlex,mordaz.Agarrósuvasodecoñac—.¡Salud,Maksim!

¡PorFelicia!Maksim se alejó sin decir una sola palabra. Kat seguía tocando su triste

música.Alexvaciósucoñacdeuntrago.¡Unafiestaestupenda,laverdad!Cadavezteníamásganasdeemborracharse.

Felicia estaba, en realidad, sentada con Becker en la biblioteca de Tom,irritadaporhabersido tan tontade irconél.Lehabíadichoquequeríahablarcon ella de «un asunto de negocios», pero resultó que se trataba de algomuyprivado.

Page 365: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Seguroquesehadadocuentadequeustednomeesdeltodoindiferente,querida Felicia —dijo pedante—. Desde nuestro primer encuentro, la headorado.Esonolocambiasiquieraelhechodeque…tengaustedunaformadevidapococonvencional—carraspeó.

Eraevidenteque se refería aquevivía con suexesposoyque, además, sepermitíatambiénunamante,yseguroqueseteníapormuygenerosoymodernoporque no iba a hacer de ello un drama. Felicia miró su cara regordeta,enrojecida por el calor y el vino, y se preguntó por qué los hombres menosatractivossonamenudolosmássegurosdesuefectoabrumadorenlasmujeres.Selevantó.

—SeñorBecker…—Losé—lainterrumpióélalinstante—.Estáustedconfusa.Todoestodebe

deserunasorpresaparausted.Aunque…seguroqueyahanotadoalgunavezqueentrenosotroshaymásqueunarelaciónpuramenteprofesional.

—Yo…enrealidad…Felicia pensaba desesperada cómo rechazarlo sin que él se enfadase

demasiado.Ensusituación,nopodíapermitirsehacerenemigos.Élquisoagarrarle lamano,peroella la retiróde inmediato.Desubicadoél,

nerviosaella,asíestabanunofrentealaotra,cuandosonóeltimbre.—Hanllamado—dijoFelicia,ysevolvióparairse.Beckerlecortóelpaso.—No,nodejaréquesevayaahora—aseguróconvozronca,loquelehizo

sentirsetremendamentemasculino.

EraLulúlaquehabíallamadoyahorapasabacomountorbellinoalladodeladoncella,sinprestaratenciónalintentodelamuchachadedetenerla.

—Nopuedeentrarsinmás.ElseñorWolfftienevisita.¡Oiga!Lulúsevolvióysusjoyastintinearon.Dejabaunaestelacolosaldealcohol.—Queridachiquilla,sinoquiereperdersuempleo,leaconsejoquemetrate

Page 366: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

con amabilidad. Soy la jefa de Tom Wolff y puedo verlo cuando quiera.¿Entiende?

Abrió de golpe la puerta del salón y se quedó de pie en el umbral,centelleanteypavoneándoseconsusrizosrubios.

—Buenasnoches,Tom—saludóenvozmuyalta.Todos se callaron. El suave piano de Kat se interrumpió. Las miradas se

dirigieronalapuerta.Tomsehabíapuestopálido.—¡Lulú!¿Quéhacesaquí?UnasonrisasedibujóenloslabiosgrotescamentemaquilladosdeLulú.—QueridoTom,hasolvidadoenviarmeunainvitaciónparalavelada.Como

seguroquesolohasidoundescuidotonto,hepensadoquelológicoeravenirsinmás.

Seletrababalalengua.Tomsediocuenta.SiLulúestababorracha,estaríadesatadaynohabríaformadecontrolarla.

—¿Novasapresentarme?—preguntóella.—Todoelmundoteconoce—contestóTom,irritado—:¡lafamosaLulúde

JuguetesMüller!Dehecho,noeradesconocidaparalospresentes,puestoquesehabíanvisto

ensuficientesfiestasyactos.Además,eravoxpopuliqueteníaunarelaciónconTomylodelicadodelaescenaerainsuperable.Laúnicaquenosehabíacruzadonunca con Lulú eraKat. Se levantó del piano y su elegante vestido negro nopodía contrastar más con la excesiva Lulú. Tom no tuvo más remedio quepresentarlas.

—LulúMüller,miesposaKassandraWolff.LulúmiróaKatconlosojosentrecerrados.—La hermosa Kassandra. Tienes razón, Tom, es una mujer en verdad

elegante.Refinadaeinaccesible.Pero¿eslaadecuadaparaunhombrecomotú?Túestásacostumbradoadisfrutesmásgroseros,mepareceamí.

Seoyóuna risitahistéricadelGauleiter.Alex sehabíaacercadoaKatcon

Page 367: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

intencióndeagarrarladelbrazo,peroellaestaba,inclusosinél,muyerguida,ydijoconvozclara:

—¿Puedoofrecerlealgodebeber,señoraMüller?Lulúodiabaquelallamasen«señoraMüller»ytuvolasensacióndesalirmal

parada frente a Kat. Así que se refugió en un comportamiento especialmenteagresivo.

—Québien lohace,¿verdad,Tom?«¿Puedoofrecerlealgodebeber?»¡Laanfitriona perfecta! Aunque, claro, pertenece usted a la exclusiva familiaLombard.Unabuenaeducaciónduratodalavida.

—Pordesgracia—dijoTomconteniéndoseconesfuerzo—,entucasonosepuedehablardebuenaeducación,Lulú.

—¡Ah!¿Nosoylobastantefinaparati?¿Nohasido,entonces,undescuidolarazónporlaquenomehasinvitado?¿Quieresdecirquenosemepuedellevaraningúnsitio?

—Lulú,hablaremosdeelloenotromomento.Pero,porfavor…Sutonoconciliadorlaviolentóaúnmás.—¡Eres un canalla, TomWolff!—gritó de pronto a pleno pulmón—. ¡Un

maldito canalla! Te vengo bien cuando buscas una zorra con la que acostarte,peroporlodemásnoquieressabernadademí.¡Siempremehasusado!Eres…

—Lulú,cierralaboca—ordenóTomconlavoztemblorosa.—Alex—dijoKat—,¿meacompañarías,porfavor,amidormitorio?Alexasintió,latomódelamanoysalióconelladelsalón.Lulúalzótantolavozquecasiselequebró.—¿Habéisvistoeso?¿Habéisvistocuánto remilgo?Sehace lagrandama,

perohaceañosquesumaridolaengaña.¡Sí,señor!Cuatrovecesa lasemana,¡conmigo!Cuatronochesquesemeteenmicama.¡Ja!—Lecorríanlaslágrimaspor lasmejillasmientras chillabay chillaba—. ¡Miradlo! ¡ElgranTomWolff!¿Sabéis lo que quiere? ¡La fábrica de Lulú! Sí, la ha tenido entre ceja y cejadesdeelprincipio.Haríacualquiercosaporconseguirla.Porellaselashadadoincluso de amante fantástico aunque casi se muere en el intento. ¿Podéis

Page 368: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

imaginarloconmigoenlacama?¿Aestegordoflojoyviejo?Yanotienesangreen las venas y, con elmínimo esfuerzo, resopla comouna locomotora. Podríahabertedadounataquealcorazón,Tom,espeligrosoloquehaces.Pero¡quénoharíaporlaherencia!Mejorelsaltodeltigrequedejarlaescapar,¿eh,Tom?—Soltóunarisaaguda.

Maksimdejóelvasobailandoenunamesaysaliódelahabitación.Aquellasescenasledabanvergüenzaajena.Mejorseibaunpardeminutosalbaño;puedequetodohubiesepasadoparacuandovolviese.Losotrosinvitados,sinembargo,estabancomoestatuasdesal.Tom,quesolíatenerlacararojaybrillantedebidoasutensiónalta,estabacasilívido.

Lulúsonriócondisfrute,tirósubolsoenunasillaysedejócaerenunodeloscómodosbutacones.

—Ahorasíquemegustaríabeberalgo—dijo.Sudesfachatezdejóatodosdesconcertados.AtodosmenosaTom.Enél,de

prontosedespertólavida.PegóunsaltohaciaLulúy,enunprimermomento,todospensaronquelapegaría,perolaagarródeunbrazo,lalevantódelsillónylaarrastróhastalapuerta.

—¡Desaparece! Desaparece y no se te ocurra presentarte aquí nuncamás.¿Entiendes?Noquierovolveraverteen lavida,novuelvasaponerteantemivista.Yatufábricadejuguetes,¡queleden!Herecuperadoelnegocio,sinmíhabrías ido a la quiebra, pero te lo puedes quedar todo, todo el dineroqueheganadopara ti.Hazconél loque tevengaengana,y tedigounacosa:medacompletamente igual a quién se la dejas, pormí como si lamandas a la luna,peroamídéjameenpaz.¡Déjameenpazdeunavez!

Lulú gimoteó, pero no tenía la menor posibilidad de defenderse contra larabiadeTom.Ennada,lahabíaobligadoasalirdelsalónylehabíadadoconlapuertaenlasnarices.Élseapoyóenlaparteinteriorcomosiquisieraevitarportodoslosmediosqueellavolvieseaentrar.Luegolevantólosojosymiróasusinvitadosdeunoenuno.

—Disculpen,porfavor.

Page 369: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Sedejó caer enun sillón, sacóunpañuelodel bolsillo y se secó la frente.Volvía a tener la cara granate. La tensión, suponía, debía de tenerla por lasnubes.

Durantelabochornosaescenaenelsalón,ladoncellasehabíaescondidotodololejos que pudo, así que no había nadie para acompañar a la rabiosaLulú a lasalida,quiennecesitóunpardesegundosparaorientarse,pueserataleldisgustoque teníaqueapenasveíanada.Canalla.Esemalditocanalla. ¿Cómosehabíaatrevido a tratarla así?Le resbalaron lágrimas de indignación por lasmejillas.Cómolahabíaincrepado,lahabíaagarradodelbrazoylahabíaechadodelantedetodoelmundo.Peroseibaaarrepentir.Seibaaarrepentiramargamente.Nosololoquitaríadeltestamento,alamañanasiguienteloecharíadelaempresay,entonces, a ver dónde iba a encontrar un trabajo nuevo. No podría manteneraquella lujosa casa. Miró a su alrededor, sonrió mezquina y llena de odiomientrasselesecabanlaslágrimas.Elcuadrodelgranvestíbulo,enelqueTomestabaenlatípicaposearrogante,lesupusounasatisfacción.Sehabíaacabadotodo aquello: las paredes forradas de roble, las alfombras de astracán, loscandelabrosdorados.Sí,ahoratendríaqueaprenderavivirdeformamodesta,ysumujer,esabobaaltivaquesecreíaporencimade todoyde todos, tambiéntendríaqueacostumbrarse.Puedequeinclusounabombaalcanzaselacasa;esosería, desde luego, digno de festejar. TomWolff bombardeado, arrastrando uncarretóncontansolounpardecosasportodoMunich.Laideainclusolahizoerguirse.

Buscabaensubolsolapolveracuandooyóenelpisodearribaunapuerta.EraAlex,quesalíadelcuartodesuhermanaysedisponíaareunirseabajoconlos demás. Lulú cerró aprisa el bolso. No quería encontrarse con nadie.Rápidamente, abrió la primera puerta que encontró y desapareció tras ella.Esperaríahastaquehubiesepasado.

Era la puerta del sótano. Lulú estaba en el escalón de arriba a oscuras y

Page 370: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

buscó a tientas un interruptor. Cuando se hizo la claridad, vio la empinadaescaleray se encogiódel susto. ¡Qué fácilhabría sidocaerse!Mientras estabaallí,impaciente,conlacabezaaúnllenadelocosplanesdevenganza,lellegaronde pronto voces de la profundidad del sótano. Su primer sentimiento fue depánico—nopodíasalirporquealguienestababajandolasescalerasyanteellatambién había gente—, pero entonces se obligó a calmarse y escuchó conatención.Lodeabajo…eraunaradio.Lulúfruncióelceño.

Con cuidado, bajó la empinada escalera. Sus tacones hicieron ruido en lapiedra. Oyó que apagaban la radio. Una sonrisa malvada se le dibujó en loslabios.Bajómásrápido,cruzóelpasillohastalapuertatraslaquehabíaoídolasvoces.LaabriódegolpeyseencontróanteMartinElias.

Page 371: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

4

Lulú estaba borracha y enfadada, pero no le costó más que unos segundosentenderlasituación.Elcuartosinventanas.Unacama.Unamesa.Losrestosdecena en una bandeja. La foto de Sara en un marco de plata. La radio en elestante. El hombre pálido, de cabello oscuro, cuya ropa colgaba del huesudocuerpo. Martin Elias. Lulú lo conocía. No en vano, su padre había sido elbanqueromásimportantedeMunich.

Ningunodelosdosdijounapalabra,peroenesecortosilencioLulúsediocuentadeloqueteníaensusmanosparavengarsedeTom;loqueteníaprevisto—desheredarlo, despedirlo— no sería tan eficaz como aquello que habíaencontrado. Destruiría a Tom Wolff. Por completo y para siempre. Él no losoportaría.Lulúlohabíaconseguido.Yaloveíaenlacárcel.Serioacarcajadasestrepitosas.Martin abrió la boca para decir algo, pero, antes de conseguirlo,Lulú se había girado y corría de vuelta por el pasillo. Subió las escaleras atrompicones.Aúnchillandoyriéndose,seplantóenelvestíbuloytomóaire.

—¡Unjudío!—gritó—.¡PorDiosbendito,Tom,estásacabado!¡Tienesunmalditojudíoenelsótano!

Alex se había quedado en el barandal de arriba fumando un cigarrillo ybajaba las escaleras. En el mismo instante, se abría la puerta del aseo deinvitadosde laplantabajay salíaMaksim.Había estado también fumandouncigarrillopararetrasarelmomentodevolveralsalón;aligualqueAlex,noteníaningunas ganas de presenciar una escena tan carente de gusto como la queacababan de vivir. Los dos hombres se encontraban ahora absolutamenteanonadadosanteladeliranteLulú.

—¡Yapuedeshacertutestamento,TomWolff!—gritóella—.Estásacabado.

Page 372: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Estásmuerto.Eljudíoquetienesenelsótanotehamatado.Dentro, en el salón, alguien había puesto un disco. La música sonaba

estridente,asíquenadiesehabíadadocuentaaúndenada.Peroentraríacomouna loca y contaría a voces lo que había visto. Alex, que sabía lo deMartinElias, y Maksim, que no lo sabía, pero lo había entendido por el contexto,tuvieron lamisma idea:Martin Elias—el desconocido del sótano— iría a uncampodeconcentración.TomWolffyKat,comopoco,alacárcel.YlaGestapoinvestigaría y acabaría sabiendo lo de Felicia, Alex,Maksim y Dios sabía loamplioquepodríaseraúnelcírculo.

—Leruegoquesecalme—dijoAlex,suplicante.Lulúlomiróconlosojosencendidosderabia.—Haréqueloencierren.Haréquellevenaesemalditocabrónalacárcel.Loquesucedióacontinuaciónsedesarrollóenapenasunossegundos.Con

unpaso,MaksimMarakovsesituójuntoaLulú.Sindudar,actuó,ylohizoenlaforma en que le había enseñado la experiencia de décadas, según la frase queMacha, su amada, sumaestra, sumodelo inalcanzable, le había grabado en lomásprofundodelcerebro:«Nodejesnuncaaunenemigovivo,ynoleconcedasniunsegundoporqueesopodríasertuperdición».

Mató a Lulú con un golpe del dorso de la mano en el cuello. Ella sederrumbóyquedóinmóvilenelsuelo.

En el silencio que se produjo, el sonsonete del gramófono sonóespecialmentealto.Alexbajócorriendo losúltimosdosescalones, se arrodillójuntoaLulúyletomóelpulso.

—Portodoslosdemonios,monsieurMarakov,¡estámuerta!—aseguró.Maksimnosepermitiópensarenloquehabíapasado.—Rápido,agárreladelaspiernas.Lallevaremosdemomentoalsótano.Alex la levantó por las piernas, Maksim por los brazos. Ese fue justo el

momento que eligió Felicia para salir de la biblioteca de Tom, seguida de unabatido Becker, que no había alcanzado el objetivo de sus deseos. Cuando

Page 373: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

FeliciavioqueAlexyMaksimarrastrabanaLulúhastalapuertadelsótano,sevolvióhaciaBeckeryloempujódenuevoalinteriordelasala.

—Nodeberíamosdespedirnosasí—dijoapresurada.ABeckerseleiluminólacara.—Querida…Todoeltiempoheesperado…—Lamiró.¡Quépálidaestaba!

Suavemente,lallevóaunabutaca—.QueridaFelicia…AlexyMaksimarrastraronelcadáverdeLulúhastaelsótano.Martinsalióa

suencuentro;habíapasadounsustodemuertedesdequeaquellamujerapareciódeprontoysaliócorriendo,yloqueveíaahoratampocolotranquilizaba.

—Pero¿quéhapasado?—preguntóespantado.—Estaba a punto de descubrirnos a todos —aclaró Alex—. Por suerte,

monsieurMarakovnohadudadounsegundo.Losdoshombressemiraronporencimadelcuerpodeladifunta.Habíaalgo

entre ellos… Un leve aliento de respeto y camaradería como el que habíansentido cuando entraron juntos en aquella casa para robar las cartillas dealimentos.AAlexlehabíasorprendidocómoaquelcomunista,alqueensecretollamaba«idealistafunestoyextravagantesinvalorenloshuesos»,habíamatadoa sangre fría a aquella mujer que habría tardado medio minuto en tenerlos atodosentrerejas.Teníaclaroqueél,elintelectualcínicoyavispadohombredenegocios, con su sereno realismo,habría sido incapaz.Ni siquiera se lehabríaocurrido.NopodíasinorevisarunpardesusopinionessobreMaksimMarakov.

—Pero…nopuedendejarlaaquí—saltóporfinMartin.—No—lecontestóAlex—,perotenemosquepensarmuybienloquevamos

ahacer.Marakov, vaya a liberar aFeliciade las garras de ese talBecker, quellevatodalanochedevorándolaconlosojos.Noshavistoenelvestíbuloyhareaccionado con notable presencia de ánimo, pero seguramente ahora está enascuas.Lomejoresquelalleveacasa.

—Deacuerdo—dijoMaksim.—YovolveréamezclarmeconlosinvitadoseintentaréllevaraTomWolffa

Page 374: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

unaparte.Seloexplicarétodoypensaremosentrelosdosdónde…llevamoselcadáver.Porelmomento,lomejoresquesequedeaquíconusted,Martin.

—Sí—mascullóMartin,aúndesconcertado.Dejaron a Lulú con cuidado en el suelo. La muerte daba a su rostro

maquilladounaexpresióncadavezmáspacífica.

FeliciasedespidiódeuncariacontecidoBeckerysemarchóconMaksimacasa.Enelcamino,éllehabíacontadoentresusurroslosucedido.

—AlexLombardintentaráahora,conTomWolff,librarsedealgunamaneradelcadáver.Sialgosalemal,estamostodosacabados.

Felicia,quesehabíaperdido lapuestaenescenadeLulúyque,por tanto,estabaenlainopia,necesitóuntiempoparaentenderelasunto.

—PorDios,Maksim,nuncahabríapensadoquetú…Surostrosehabíavueltogris.—¿Qué?¿Quesoycapazdematar?—Ellaasintió.Maksimlamirófijamente

—. Lombard tampoco podía creérselo, lo he notado. ¿Qué creéis que es laResistencia?

—Nopresumas.Estás descompuesto, así que nohagas como si fuese algocotidiano para ti. Por lo demás,me parecemuy bien lo que has hecho.—Sequitó los zapatos y los dejó tirados en cualquier sitio. Poco a poco se ibarecobrando—. Qué noche. El bueno del Sturmführer Becker está destrozado.Maksim, estaba convencido de que me casaría con él. ¿Te imaginas? ¿Cómopuedeequivocarsetantoalguien?

Maksim no contestó. Esforzándose por aliviar su tensión, Felicia seguíaparloteando:

—¿Sabes?EltalBeckerha…—Eh, basta ya —la interrumpió bruscamente Maksim—. ¿Crees que me

interesaesoahora?—Queríaentretenerte.Y,además,nomegrites.

Page 375: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Losdos respirabandeprisa, tensoshastaelúltimo tendóndelcuerpo.¿Quétraeríaaúnaquellanoche?¿ConseguiríanAlexyTomdeshacersedelcadáverdeLulúsindejarrastro?Porfin,Maksimsuspiróhondo.

—Perdona.Essoloque…mesientodemasiadoinfelizparaestarcharlando.El atentado fallido de Berlín ha desbaratado los planes, los esfuerzos y lasesperanzasdemuchosmeses.Hanejecutadoapersonasquesignificabanmuchoparamí,ovanallevarlasajuicio,algoquesolopuedeterminarenlahorcaolaguillotina. No sé si lo entiendes…, pero estoy deprimido, al límite de misfuerzas.Porprimeravez,notengovalorparaseguir…No,yamesentíunavezasí. Hace muchos muchos años, en Petrogrado, después de la Revolución,cuandovi el sufrimientoque aquello por lo que tantohabía luchado traía a lagente.Mesentíavacíoyenfermo,yasíestoyhoy…

Sumiradaseperdióenalgúnpuntodelasparedesdelasala,aunquetalvezestuvieramirando en su interior y lo asustase el viejo resignado que encontróallí.

«Peroyotambiénestoymal,heperdidotodoloqueposeía.Nosédequévoyavivir.Tengomiedodelfuturoysientocomosimehubiesenarrebatadotambiéntodaslasfuerzas…»,quisodecirFelicia.Perosecallóporqueentendióquehabíauna diferencia entre las necesidades de ambos, y que en él era todo másprofundo:éllosentíatodoconmásvehemencia,porqueeraelmásdébildelosdos y porque luchaba por altos ideales en vez de por burdas posesionesterrenales, comoella.Si hubiesedicho algo, lohabría convencidoaúnmásdequeeraextremadamentebanal,asíquerepresentósupapeldesiempre:teníaqueanimarlo,consolarloydevolverlelasfuerzas.

—Maksim…Loabrazó,apretándolocontraella.Olíaaalcoholyacigarrillos,unamezcla

que ella adoraba. Además, aquel cuerpo era lo más familiar que tenía en elmundo. Era como si él no hubiese cambiado nada en todos aquellos años,décadas.No había ninguna diferencia entre el cuerpo joven delgado y fibrosoqueabrazódemuchacha,lafiguranervudayalgohuesudadeljovendelosdías

Page 376: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

delaanteriorguerrayelhombredecincuentaañoscuyoshombrosseinclinabancasiimperceptiblementehaciadelanteyquesenotabaenalgunaszonasunpocomásfofo,peroesosololosabíaella,nadiemás.Enciertosentido,tampocohabíacambiadonadaenelhechodequeellaconsideraseaquelcuerpoalgosuyo,nisiquieraenlostiemposdeMachaIvanovna.Suyoseranelaliento,ellatidodelcorazón, el ligero estremecimiento de miedo ante demasiada cercanía. Susmanos le pertenecían, sus labios, sus ojos, su pelo. Incluso sus pensamientos,paralosquecasisiempreellasoloteníaunmeneodecabeza,erantanfamiliaresque no podría nunca dejar de incluirlos entre sus posesiones. Precisamenteporquenoseentendían,habíaentreellosaquellatensiónúnica,aquellaatracciónquenuncaseagotaría.«Menecesita,menecesitarásiempre»,pensóFelicia,peroalavezsabíaqueélsoloseacordaríadeellaenlosmomentosdedesesperación:así había sido en la revolución de Lenin, más sangrienta de lo que él habíaimaginadoensuingenuidad;asíhabíasidotambiéncuandosellevaronaMachaa Siberia por primera vez; y ahora que todas sus esperanzas habían quedadodestruidas,eradenuevoasí.

SesentóenunodelosgrandescojinesqueestabanantelachimeneaycolocólacabezadeMaksimsobresuregazo.Tendidobocarriba, lamiraba,observabasu rostro, sus ojos, con una intensidad que parecía querer beber la fuerza queencontrabaenellos.LevantóunamanoyacariciósuavementeaFeliciasobrelascejas,siguióconeldedolalíneadelospómulos,insistióenloslabiosybajóporlagarganta.SusmovimientoserandeunaternuraqueconmovióaFeliciaensusrincones más vulnerables y secretos. Fue como hacía cinco años, cuando élaparecióentre la lluviadeuna tardedeagostoysesentóconellaanteaquellachimenea;entonces,comoahora,leleyóenlosojosquenoleimportabaqueellafuese joven o vieja, mientras fuese Felicia. Solo eso contaba. Él tocaba a lamuchachaqueconocíadetodalavida,yellasupodeinmediatoqueporexitosa,fuerte e independiente que fuese, en lomás profundo de sí nunca perdería lanostalgiadeserdenuevolapequeñaFelicia,laamigadeMaksimenlosjardinesylosbosquesdeLulinn.

Page 377: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Él se quedó dormido, agotado por elmiedo de los últimos días, y Feliciaescuchaba su respiración, observaba su sueño. Esperaba el segundo en el quedespertase y su mirada fuese aún algo turbia y confusa. Entonces, aún lepertenecería. Solo cuando su mirada se aclarase volvería a ser elMaksim desiempre.

Maksim se despertó y compartieron el último cigarrillo de Felicia. Él seacercóalaventanaymiróelcielopreñadodeestrellas.

—Esmejorquemevayaacasa—dijo.—¿NoquieresesperarhastaquevuelvaAlex?Tenemosqueenterarnosdelo

quehanhechoconelcadáver.«Qué conversación más sórdida, como si fuéramos una banda de

gángsteres»,pensóFelicia.—Tienesrazón.Deberíaesperar.Alex tardómás de una hora en volver. Entretanto, eran casi las dos de la

mañana,yFeliciayatemíaquetodohubieseidomalyqueAlexestuvieseenlacárcel.Estabahechaunovilloconlaspiernasencogidasenunabutaca,pálidayhelada.

Maksim,que seguíaen laventana, sevolviócuandoAlexentróen la sala.Habíauna tensiónparticularentre losdoshombres;habíancometido juntosunasesinatoyesohabíaforjadoentreellosunvínculoloquisieranono,peroahoraparecía queAlex recordaba una vezmás que sumayor rival en elmundo eraMaksim.Ensusojos,centelleólairaalverloconFelicia.

—Todohaidobien—dijo—.HayquereconocerlealgoaTomWolff:tienenervios de acero. Le conté lo que había pasado y reaccionó deprisa y sinlamentaciones.

—¿Dóndelahabéisdejado?—preguntóFelicia.—Eneljardíndesucasa.Wolfflehaquitadotodaslasjoyas.Esperamosque

lotomenporunrobo.Cargadadejoyascomoiba,nohabríasidoimprobable.Alexsepasólosdedosporelpelo.Parecíamuycansado.—¿HaescondidobienlasjoyasTom?—preguntóFelicia.

Page 378: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Lashaenterrado.EnalgúnlugardelbosquedelIsar.Seguramentenolasencontrará nadie—contestóAlex.Luego añadió—:Es posible que unmédicodetermineelmomentoexactodelamuertedeLulú,almenoslahora.Porsuerte,todos tenemos coartada para ese momento. Tom Wolff se encontraba encompañíadesusinvitadosyFeliciaestabaenlabibliotecaensutête-à-têteconelSturmführerBecker,y…

—Yonohetenido…—Daigual.Elhombrepuedejurar,encualquiercaso,queestabasconél,y

esoesloúnicoquecuenta.EncuantoamonsieurMarakovyamí…—denuevolomiróhostilyagresivo—,somosunolacoartadadelotro.Estábamosjuntosenla escalera, avergonzados por la escena que se había producido ante nuestrosojos.VimosaLulúsalirdelacasafuriosa.Másnosabemos.MarakovacompañóluegoaFelicia,quequeríaescapardeBecker,acasa.Yovolvíconlosinvitados.Nocreoquenadieinvestiguemás.

—Esperemos—dijoMaksim.Unsilencioembarazososeextendióporlasala.—¿Nopodríamosabrirlaventana?—preguntóFelicia.El sonido de su voz rompió el hechizo. Maksim la miró, dijo un par de

palabrasdedespedidaquedolieronaFeliciaporsuimpersonalidadysefue.—¡Quénoche!—dijo—. ¡Maksimhamatado aLulú! ¿Lo creías capaz de

algoasí?—No—contestó Alex. La mirada que dedicó a Felicia fue especialmente

impaciente.Ellasepusonerviosa.—¿Porquémemirasasí?¿Pasaalgo?—Antesusilencio, insistió—:¿Qué

esloquepasa?—Nada.Soloquierosabercuáleselaspectodeunamujerquehalogradoun

triunfo.Que por fin ha conseguido tener al hombre de su vida de nuevo a sulado.

—Notengoniideadeloqueestáshablando.

Page 379: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Vamos, Felicia! Te conozco desde hace mucho, no me engañes. Nonecesitas hacerte la ingenua, nome vas a impresionar. Sé quién eres y lo queeres.SiMaksimestácercadeti,tienesalgodelafamosaserpientequesecomealconejo.

—Deberíamos ahorrarnos esta conversación—dijo Felicia con frialdad—,porque,enesencia,noesasuntotuyoloqueyohaga.—Élnodijonadayellacontinuó,ahoramuyseguradesímisma—:Prontoharátreintaañosqueestamosdivorciados.Talvezpodríasdejardedecirmeloquetengoquehacer,conquiénycómotengoquepasarmitiempo.Puestoqueestacasatepertenece,nopuedoimpedirtequetequedes,peroteruegoquenotecomportescomounmaridoquevigilacelosoasumujer.Notienesningúnderechoahacerlo.

Eracierto,yéllosabía.Enloqueaellaserefería,élnoteníaelmásmínimoderecho,salvoeldeponerladepatitasenlacalleyecharasufamiliadeLulinn,y ella lo conocía demasiado bien para temer aquello. Contempló cómo seovillaba en el sillón, la larga melena derramándose desordenada por loshombros,elvestidoarrugadoydejandolaspiernasalaire.Comotanamenudocuando estaba con ella, se percató asustado de que Felicia podía lograr queperdieseeldominiodesímismo.¿Cuántosañosmásteníaquecumplirparaqueaquellamujerlodejaseindiferente?

—Eresfríacomoelhielo,Felicia—dijoenvozbaja—.Nohaynadacálidoentiyporesonuncaserásfeliz.

Pero,mientrasdecíaaquello,sabíaquenoeraverdadyqueenesoresidíasutormento:síhabíaalgocálidoenella,peronoeraparaél.Comounaniñaquepersigue con tenacidad de hierro un hermoso sueño irreal, ella reservaba sucalidezparaMaksimMarakov.Loquequedabaparaél,paraAlex,eralapasión,de vez en cuando, y ser el hombro fuerte en el que apoyarse en los pocosmomentos de debilidadde su vida.Yquizá era eso lo que tanto lo amargaba:tendríaquehaber rechazadoesepardemigajas.Sinembargo, lasaprovechabaconcodiciaporqueleparecíamejortenerpocoquenada.

«Un pobre pelele», se dijo, y con aquella pizca de autoironía recuperó el

Page 380: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

dominiodesímismo.—En fin, Felicia—dijo resignado—, es cierto, por supuesto, que puedes

hacerloquequieras,peroahórramedevezencuandosertumeroespectador.«Vuelveadominarse,peroahoraelmeroespectadorseríacapazdematarme

porcelos»,pensóFelicia.Entornoalasdosymediadelamañanayahabíantenidodetodo—incluido

unbombardeo—,perofaltabaJolanta,quedeprontoabriólapuertasinllamar.—Sí,Jolanta,¿aúnnotehasacostado?—preguntóFelicia,asombrada.—Ay,madame,queríaesperarhastaquevolviesendecasadelseñorWolffy

mehequedadoenel sillóndemihabitaciónporquepenséque sentadanomedormiría,perodebodehabermequedadotraspuestaapesardetodo,yahoramehe asomado a la puerta del cuarto y he oído voces, así que he pensado queestabanaúndespiertosoquizáqueacababandevolver…

—Pero¿quépasa?—Un telegrama —dijo Jolanta—, de la Prusia Oriental. Lo ha traído el

carterocuandoyahabíansalido.—¡Dámelo!Aprisa, Felicia agarró el papel doblado que acababa de ver en lamanode

Jolanta. Interpretó bien la cara agobiada del ama de llaves: no eran buenasnoticias.

Mantuvo el aliento temerosamientras leía. Luego se levantó de golpe delbutacón.

—TengoqueiraLulinn—anunció—.Mimadreestámuyenferma.Esobvioquetemenlopeor.

Alexestuvoenseguidaasulado.—Lo siento, Felicia. Pero deberías intentar averiguar si pueden llevarla a

Berlín.NocreoquesepuedaviajaryaalaPrusiaOriental.—¿Porquéno?—Porque llegan los rusos. Y será allí por donde entren. Puedes creerme,

Felicia,novaaserunencuentroagradable.

Page 381: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Ay, Alex! Creo que escuchas demasiado las emisoras extranjeras.Nuestrossoldadosdetendránalosrusos…

—Miraqueeresinfantil…ElGrupodeEjércitosCentrosehadesbandadoentodasdireccionesynocreoquepuedareagruparseatiempo.LosrusostienenvíalibrehaciaAlemania.

—Perohaysoldadosenlasfronteras.Además…—¡Claro!—Alexsonrió,peronoparecíaenabsolutodivertido—.Además,

elfamosogobernadorErichKochhahechoconstruirunmuroenlafronteradela Prusia Oriental y trincheras. ¿No dice eso la protección prusianoriental?Entonces, podemos estar tranquilos. Esas toperas seguro que paran al EjércitoRojo.

—El Führer se encargará de que ningún ruso pise suelo alemán —dijoJolanta,apocada.

No eramiembro del PartidoNazi, pero los discursos deHitler siempre laimpresionaban.AunqueFelicia no compartía su visión, en aquelmomento losrusosledabanlomismo.

—Alex,simiprimaModestehahechoelesfuerzodeenviarmeestemensaje,mimadre debe de estar realmentemal. Seguro que demasiadomal comoparatransportarlaaBerlín.IréconellaaunquetengaquecruzarelfrentedelEjércitoRojo.Nodejaréamimadresolaensuestado.

Alexcomprendióquenolaharíacambiardeopinión,demodoqueasintió.—Teentiendo.Perosolanopuedesviajar.Irécontigo.—No.Tienesqueencargartedelaeditorial.—Notengoporqué.Soyalgoasícomounafigurarepresentativa,todopuede

funcionarsinmí.Diréquedeboviajarurgentemente.—Pero¿nisiquieravasapreguntarmesiquieroquevengas?—Puesto que Lulinn me pertenece, en mi opinión, es innecesario —

respondióAlex.Nohabíaformadeoponerse.Felicialomirótanglacialcomoélaella.—Por supuesto, tienes razón. Y en vista de que llevo cuatro años

Page 382: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

aguantándote aquí, tampoco va a cambiarmucho si tengo que verte todos losdíasenLulinntambién.

Alexnodemostróenningúncasoqueesaspalabras lohubiesenherido.LeabriólapuertacuandoellasalíadelahabitaciónyFelicialesostuvolamiradaalpasar por su lado. Sin embargo, en algún remoto lugar de su interior, detectósorprendidauna chispade agradecimientopor su actitud.Ella teníamiedoporElsa y, ante aquelmiedo, le hacía bien saber que tenía a su lado a alguien enquienpodíaconfiarencasodenecesidad.

Page 383: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

5

ElsaDegnellyhabíanacidoenLulinn,peronuncahabíaqueridomorirallí,auncuandoporellosedistinguieseunavezmásdelosmiembrosdesufamilia,tanorgullosos de la antigua finca que pertenecía desde hacía generaciones a losDombergquehabríanpreferidonosalirdeellasiquieraporundía.

—Hemoscrecidoaquíconlatierra—solíadecirsupadre—.Llevamosconnosotros la añoranza de los profundos bosques, de los ríos y los lagos, de losinterminablescamposdemaíz,delosimponentesroblesyloslupinossilvestres.UnverdaderoDombergsolosesientebienaquí,enningúnotrositiodelmundo.Quien ha crecido aquí, quien ha aprendido amontar con los caballos de razaTrakehner,quiensehaencontradocon losalcesenelbosque,quienha idodeexcursiónalasplayasdelistmodeCurlandia,nopuedesepararsenuncadeellos.Nosvolveríamoslocossinopudiésemosoírelgraznidodelosgansossalvajesyverlasestrellasdeestecielo,quesonmásaltasymásclarasqueenningúnotrolugar.Daigualdóndevayamos,siempreregresaremos.

Elsaseacordabadehabertenidosentimientosdeculpatodasuvidaporqueno sentía aquello. Al contrario, le parecía que podía vivir en cualquier sitiomenosallí.Nuncahabíaencajadoenaquellafamilia,nuncahabíapertenecidoaaquellafinca.Latiernaypálidaniñasefuehaciendocadavezmásintoleranteala vida rural; se tapaba los oídos desesperada cuando mataban a un cerdo ychillaba como un loco, escondía a los gatitos cuando Jadzia los buscaba paramatarlosyseencogíasiempreasustadaenlosrinconesmásrecónditosdelacasacuandosupadre,unavezalaño,dabaunagranfiestaparalostrabajadoresdelafincaycorríaelvodkacomounrío,lasvocesdeloshombresbebidosresonabanenlanocheynadiepodíadejardeoírlasmaldicionesyloschistesobscenosde

Page 384: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

loscriados.Noerasumundo,no,ysinolahubieseobligadoBelle,nuncahabríavuelto. En el viaje estuvo llorando desde Königsberg, tanto que su bisnietaSophienodejabadepreguntarlequélepasaba.Ynoleextrañabalomásmínimoque su salud fuese cuesta abajo. No tenía fuerzas para defenderse de ladecadenciafísica.Enretrospectiva,leparecíaquehabíaestadomuriendopocoapoco y sin parar desde que su hijo Christian cayó en Verdún en 1916, sedesangrabacon laheridadeesedoloryahorahabía llegadoasuúltimaetapa.Eraunmensajedeldestinoquehubiesetenidoquevolverallí.

Entodocaso,Feliciahabíaacudido…¿Osoloeraotrosueñofebril?No,no,sintióunamanofrescaensufrenteardienteyhabíareconocidoconclaridadlavozdeFelicia.

—Mamá, soyyo,Felicia.Modestemeha escritoquenoestabasbienyhevenidoaverte.¿Teharecetadoelmédicoalgoparalafiebre?

Selaoíaalegreyrelajada,peronopodíaengañaraElsa:lafiebrelenublabalavisiónyleenturbiabalamente,pero,alavez,laproximidaddelamuerteleaguzaba la intuición, y entendió que Felicia había ido porque ella, sumadre,podíamorir.

«Gracias,peronohacíafalta.¿Dequésirveya?»,lehabríagustadodecirle.Nunca había tenido una relación cercana con su hija.Habría preferido, en

cualquier caso,que su segundohijohubiese sido tambiénunniño.Aunque talvezahoratampocoseguiríaconvida.Enaquellageneración,loshombrescaíancomomoscas.

Elsa suspiró profundamente y se volvió de lado. Le dolían los huesos delextenuadocuerpo.Porlaventanaabierta,lacálidabrisatraíaelolordelasrosasqueflorecíanabajo,juntoalapareddelacasa.Sintióelcontrasteentresuúltimorestodevidayaquelpotenteveranode fueracomoalgovejatorio,peroyanoqueríadefenderse:hacíatiempoquehabíacapitulado.

Abajo,enelcomedor,Feliciaestabadiciendopreocupada:

Page 385: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Tiene muy mal aspecto. Tendrías que haberme avisado mucho antes,Modeste.

Modeste volvía a estar embarazada, aunque ya era demasiadomayor paraaquellasaventuras,yelcalorpodíaconella.Josephrevoloteabadecontinuoasualrededor,esforzándoseporapaciguarsumalhumorconnuevasatenciones,perosolorecibíamalaspalabras.

—Elsa nunca dice cuándo le hace falta algo—refunfuñóModeste—; si lepreguntassiestábien, siempredicequesí,ycontestaría lomismohastaensulecho demuerte. Con ella hay que adivinar y suponer lo que quiere decir deverdad.

—Enmiopinión—seinmiscuyóJoseph—,eldetonantehasidounproblemapsicológico.Mehetomadomuchotiempoparaintentarsonsacarle,perosiemprelohaevitado.

—Pobre mamá —murmuró Felicia. Y de repente dijo a Alex—: Venconmigo.VoyaenseñarteLulinn.

Afuera,enelpatio,respiróhondo.—Uff,esveraModesteymedaclaustrofobia.¿Cómopuedeunamujerestar

tangorda?—AlexlamiródesconcertadoyFeliciaserio—.Enfin,deberíamoshablardealgoagradable.Ohaceralgoquenosdivierta.¿TeenseñoLulinndeverdad?

—¡Estoyatudisposición!Lamiróreflexivo.QuédiferenteeraallírespectoaMunich.Aunqueestaba

pálidaysumadrelapreocupaba,parecíamásviva,másjovenymásequilibradaqueenelsur,aorillasdelIsar.Pertenecíaaaquellafinca,estabaestrechamenteunidaaloscamposdemaíz,alcieloyalviento.NuncaanteshabíaestadoconellaenLulinny,portanto,nuncahabíavistoloenraizadaqueestabaenaquellastierras.Almismotiempo,reconocíatambiénqueallíestabamásclaroelenigmade su vínculo con Maksim Marakov: la niñez en Lulinn había iluminado demagiatodasuvidayeraunamagiaquehabíacompartidoconMaksim.Nuncasedisolvería, y eso daba a Maksim una ventaja que ningún otro hombre en el

Page 386: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mundopodríaalcanzar.Alexpensó:«Desdeelprincipiohe libradounabatallainútil,porquenosoloteníaaMarakovcomocontrincante,sinotambiéntodoestoyelespíritu románticodeFelicia,decuyaexistencianadiepuedesospecharalmirarla a los ojos. Ese espíritu la ligará aMarakov hasta su lecho demuerte.Yo…Yosoysoloelhombredesuvidaporcasualidad,elhombrequelaamadeunaformaquenollegaarozarelnúcleodesuser».

Ella lo guio a grandes pasos hasta los graneros y los establos, dondecomprobódecepcionadaqueapenasquedabancaballos.

—Pero¿dóndeestán?Mepreguntabaporquénohabíamosvistoningunoenladehesa.¿Dóndeestán?

Un joven francés que trabajaba en la finca como prisionero de guerracontestó:

—Laguerra.Soloquedaroncuatroparalacosecha.Losdemás,fuera.—¿Todos?¿LosTrakehner?¿SehanllevadonuestrosTrakehneralaguerra?—Ha pasado en todas partes, Felicia—dijo Alex—. Para la gran victoria

necesitabancuantopudieramoverse.—Ah, ¡demonios!—imprecó Felicia. Se volvió hacia el joven francés—.

¿Cómosellamausted?—Yves.—Yves…¿Ydedóndees?—DeAngers.Hablaba con un fuerte acento francés, que a Felicia le resultó agradable.

Teníalosojososcuros,ytristes;eraobvioquesentíanostalgiayquesufría.—Laguerra terminarápronto—dijoFelicia—,yentoncespodráregresara

Francia,ynosotrosrecuperaremosnuestroscaballosylavidaporfinvolveráasernormal.

Élnocambiósuexpresiónseria.—Sí.Laguerraacabará.Peroquiénsabeloqueserádenosotros.Losrusos

vienen…—Aquí no vendrán —contestó Felicia con convicción. Contempló los

Page 387: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

cubículosvacíos,sobrelosquecolgabanaúnlasplacasconlosnombresdeloscaballosqueloshabíanocupadoporúltimavez—.No,aquínovendrán.

Perolosrusosllegaronel4deagostode1944,aunque,enrealidad,fuesolounabatallarelámpagoenMemel,lapartemásnorestedelaPrusiaOriental.Algunospropietarios y campesinos, llenos de pánico y a pesar de la prohibición,abandonaronsustierrasyhuyeronendirecciónaloeste,peropudieronvolveracasaunosdíasmástarde.

Esafueparamuchos,porsupuesto,lapruebadequeelPartidoteníarazónydequelosrusosnoteníanningunaoportunidadenlafronteraprusianoriental.

—Asípues—dijoFelicia—,notenemosquepreocuparnosenabsoluto.Alex se contuvo para no contestarle. ¿Habría hecho mella en ella que le

aclarasecómoestabandeverdadlascosas?¿QuesolohabíasidounaavanzadilladelEjércitoRojo laquehabíaatacadoMemel,que los soldados rusoscon suscañonesysus tanquessuperabanennúmeroa losdefensoresalemanes,que,siacasollegabananotarlapresenciadelosalemanes,acabaríanconellosconsoloescupir…?Ellanolohabríacreído,porquenoqueríacreerlo.Alexsabíaqueerauna mujer manifiestamente realista, pero lo que venía del este superaba concreces la capacidad de su imaginación. Deseaba el final de la guerra porqueentoncespodría,porfin,continuarconstruyendosuvida,sinsermolestadaporlas bombas y los llamamientos a filas, y sin todas las locuras a las que laenfrentaba de continuo Maksim y sin que todos anduviesen empeñados enecharle a la Gestapo encima. Que el final pudiese ser atroz, también para lapoblación civil, quepudieseperder supatria para siempre, no le entraba en lacabeza.

—En1914,cuandoyoteníadieciochoaños,losrusosyapasaronporaquí—dijo—.YoestabasolaenLulinnconlaabuelaLaetitiayconmiabuelo,queseestabamuriendo.Saquearon la despensay causaronunpequeño caos, perononosamenazaron.Nopasóabsolutamentenada.

Page 388: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—No puedes compararlo con esto, Felicia. Esta vez tenemos una historiapreviamuydistinta.Desdeelasaltodelosalemanesasupaís,losrusossolohanconocidodenosotrosterror,opresión,explotaciónyamenudomásquemuertesarbitrarias.SibiennotantoamanosdelaWehrmachtcomodelasunidadesdelasSSquelesibanalazaga.Vuestrogobernadoraquíerahastahacenomuchocomisario del Reich en Ucrania, y nadie habría podido maltratar más a lapoblación.ElejércitoquesedirigeahoraaAlemaniamarchaatravésdeunpaísasolado,porcaminosorladosderusosmuertos.Pornohablardeque,vayanpordonde vayan, encuentran siempre algún campo de concentración, y eso era loúltimoquelesfaltabaparaconvencersedequelosalemanessoncolaboradoresdirectosdeldiablo.Metemoquenosopesaráncondemasiadocuidadoquiénesculpableyquiénno.

Pudo ver cómo Felicia empujaba lo que acababa de escuchar a un rincónrecónditodesucerebro.Nolesorprendíaenabsoluto,pues¿quéibaahacersino?No podía dejar a sumadre allí, y todos losmédicos consideraban de unaimprudencia extrema someter a Elsa Degnelly a las fatigas de un viaje en suestado. En algún momento, Alex tuvo la sensación de que hacía el ridículosermoneándola de continuo con el asunto de que era aúnmás imprudente nohacer ese viaje. Por ahora, tenía la mala suerte de defender opiniones muyimpopulares.

El 25 de agosto se liberó París. Las tropas del gaullista general Leclercrecorrieronlascallesentreeljúbilodelapoblación.Eraundíacaluroso,comohabía sido todo el verano de 1944, y en Francia la gente celebraba por todasparteslavictoriafrentealosodiadosalemanes.Nolesperdonabanlosañosdehumillaciones,nilasrepresalias,nilarápidaderrotade1940,nilossangrientosexcesos de las SS, ni las masacres como las de Tulle y Oradour. La sed devenganzadelosfranceseseraenormeylairapopularsevolcó,sobretodo,conlos colaboradores de todo tipo, entre los que no pocas veces se encontrabanpersonasinocentesquefueroncondenadasamuertesinjuicioysinremedioporcosasquenohabíanhechoenabsoluto.

Page 389: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

A comienzos de septiembre, las tropas británicas ocuparon Bruselas yAmberes. Dos semanas más tarde, el comandante supremo del ejército deinvasión británico, el general Montgomery, intentaba tomar en Arnhem unacabeza de puente, para lo cual hizo saltar allí a diez mil paracaidistas. Losalemanesmovilizaronunavezmástodassusfuerzasyofrecieronunaresistenciainesperadamente fuerte. El puente quedó en susmanos y apresaron amuchosinglesesyestadounidenses.UncontratiempoparalosAliados,cuyosignificado,sin embargo, supieron interpretar.Un fastidio, pero no una catástrofe.Aunqueretrasase lavictoriasobreAlemania,no laevitaría.Todoelmundo losabía:elfinaldelReichdelosmilañosestabaapuntodellegar.

Page 390: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

6

El estado de Elsa empeoraba de día en día, y nadie creía ya que fuese arecuperarse.Inclusoelmédicohabíapuestoapruebatodossusconocimientos.

—No sé —le dijo a Felicia—, no sé cómo detener el constantedebilitamiento.Nosemeocurreyaningúnremediocontralassubidasdefiebre.

—No se defiende —dijo Felicia, pensativa—. Simplemente está ahítumbada,enlacama,apática,ydejaquepasetodo.Tengolasensacióndequeyanotieneganasdevivir.

Elmédicoasintió.—Mientras se oponga a curarse, ningún medicamento del mundo le hará

efecto.Enciertosentido,creoque…Bueno,antessedecíaqueerauncorazónroto. Una descripción que hoy puede causar risa, pero de hecho se da elfenómenoyestoysegurodequeesloquetienesumadre.

—¿SevaaponerbuenaElsa?—preguntóSophie.TeníayacuatroañosyseparecíamuchísimoaBelle, soloquesusojosno

erandeungrispuro,sinomezcladosconunmatizdeverde,queledabancalidezyunbrillopeculiar, y el color cambiabaamenudoen segundos, según la luz.Felicia estaba por un lado orgullosa de su nieta, pero por otro aún le costabaversecomoabuela,asíquehacíaquesusnietoslallamasenporsunombre.

—Nolosé—respondióalapreguntadeSophie—.Elsaestámuyenferma,cielo.Nadiesabeloquepasará.

De la mano, bajaron las escaleras. Por una de las ventanas, Felicia pudoecharunvistazoaldíadeotoño.LosbosquesentornoaLulinnrelucíanllenosdecolor,enelcielolosgansossalvajessedirigíanalsur.Octubreeraenelnorte

Page 391: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

deunabellezaúnicayFeliciasedijoqueenrealidaddeberíaquedarseallí,ahoraqueenMunichtodoloqueteníaestabadestruido.

«Detodasformas,enningúnotrositioserémásfeliz»,pensó.—Carta para usted,madame.—Jadzia se había acercado una vezmás sin

hacerruido,comounfantasma—.Acabadellegarconelcorreo.—Gracias,Jadzia.UnacartadeMunich,remitidaporTomWolff.Rápidamenterasgóelsobre,

comenzóaleeratodaprisayalmomentoahogóunchillido.—Nopuedeserverdad.Estehombretienemássuertequehabilidad.—¿Quépasa?—preguntóSophie.—Noloentenderías.Meneólacabeza.TípicodeTom.Habíavueltoaconseguirlo.Leescribíaque

eraherederoúnicodelafábricadejuguetesdeLulú:

Parami sorpresa,me invitaron a la apertura del testamento.Creí que Lulúme habría dejado algúnpequeñorecuerdo,unafotografíasuyaenunmarcodeplataoalgoasí.Perono.Soyelherederoúnicodesupatrimonio,salvoporunpardemueblesycuadrosqueharepartidoentreparienteslejanos.Nopuedocreerloaún…Soyunhombrerico…

Y luego añadía, seguramente por si alguien que no debía leer la carta lohacía:

Peronomeconsuela respectoa lahorrible realidadde loque lepasóaLulú.¿Cómopuedealguienmatarporcodicia?

—Fariseo—mascullóFelicia—,porcodiciatúhashechopeorescosas.Aunque acababadepensar que sequedaría enLulinnpara siempre, barajó

enseguidaotrasposibilidades.Tomteníaunaempresa,ellano.Losdosyahabíancolaborado una vez y eran un equipo invencible. También habían intentadodurantetodoeltiempoarrebatarselamayoríadelasacciones,yFeliciaseponíaenfermaderabiaporqueTomsiempreacababaganandodecalle.

Page 392: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Habríaque…—mascullóperdidaensuspensamientos,peronollegóadarformaalaidea.

Josephentróencasaconunaprisainusual.—¡Felicia! —Respiraba con dificultad—. Felicia, ¡los rusos están en la

PrusiaOriental!Gumbinnenestáenllamas.Yavanzanhoratrashora.—¿Qué?—Portodaspartessehabladeello.Dicenqueyasehanorganizadogrupos

de refugiados, aunque el gobernador ha prohibido la salida del país. Correnrumoresdeterriblesagresionesdelosrusos.Disparanatodoslosalemanesquecaenensusmanos,olosmatanapalos,ylopeoresparalasmujeres,lasviolandeformasbestialesy…

Un grito lo interrumpió. Nadie había visto aModeste que, sujetándose latripaconlasmanos,acababadeentrar.

—¡Tenemos que irnos! —chilló—. Joseph, ¿cómo puedes estar aún ahíhablando?TenemosqueiraKönigsbergy,deallí,aBerlíny…

—No podemos abandonarlo todo—dijo Felicia—. Además, mi madre noestá encondicionesdeviajar.Ni la abuelaLaetitia tampoco. ¿Quieresdejarlassolasaquí?

—Nosé…No,pero…—Modesteparecíaperdida.Sophie,quenotabaelpánicogeneral,seechóallorar.Josephintentóestara

la altura y trazó planes confusos. En ese caos, apareció Alex, que —paradisgusto secreto de Felicia— había ido a pasear con una joven de una de lasfincasvecinas.Estabadebuenhumoryseloveíacasiprovocadoramentesanoybronceado.

—¿Unaconferenciadecrisis?—preguntó.—¡Losrusos!—contestarontodosalavez.—Han prendido fuego a Gumbinnen —añadió Modeste con la voz

temblorosa.—Losé—dijoAlex—,todoelmundohabladeello.Feliciaseloquedómirando.

Page 393: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Losabes?¿Yvienesdepaseartantranquilo?—Querida,nomehabríaatrevidoahablardeello.Siemprequeheintentado,

en los últimos tiempos,mencionar siquiera el tema del peligro del este, todoshabéiscaídosobremíporquenoqueríaisoírmisgritosdeCasandra.Ahorameguardoloscomentarios.

—Noseastanvanidosoporque,soloparavariar,tengasrazón—bufóFelicia—.Además,nocreoque los rusos lleguenhasta aquí.Aún tienenque superarAngerapp, y si no lo hacen antes, allí los nuestros los pararán y los haránretroceder.

—¡General Felicia! —Alex sonrió—. Sabes exactamente cómo funciona,¿eh?

—¡Notenemostiempodeestaraquídiscutiendo!—chillóModeste—.Cadaminutocuenta.

—Deberíamos…—comenzóJoseph.Nadie consiguió hacer una propuesta constructiva. Cuando llegó la noche,

todavía no habían decidido si debían abandonarLulinn, y la radio acababa decomunicarquelahuidaquedaba,porelmomento,estrictamenteprohibidabajoamenazadeduraspenas.

Los rusos continuaban avanzando, y los habitantes de Lulinn y las fincascircundantes seguían fingiendo que estaban seguros allí.Aquel octubre era deuna belleza radiante, pues el sol tenía un brillo dorado que no mostraba enverano y cubría de una luz sensacional los coloridos bosques; nadie podíahacersealaideadeabandonaraquelparaíso.

—Los rusos no avanzarán mucho—se consolaban—. No pueden avanzartanto.

El20deoctubre,JosephrecibióunacartadelGobiernocomarcal.Enellasele ordenaba presentarse ese mismo día en el ayuntamiento de Insterburg:llamabanalasarmasalamilicianacional.

Page 394: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Porsupuesto,noloentendía.—Nopuedenhacerlo—afirmabaunayotravez—.Estoyenlareservadela

economíabélica.Noesposible.La «milicia nacional» era el último recurso para las fuerzas del Reich.

Llamabanafilasatodosloshombresdeentredieciséisysesentaycincoaños.Todoslosqueanteshabíansidodemasiadojóvenesodemasiadomayoresteníanque defender ahora el país con lanzagranadas y armas confiscadas. Lainstrucción tuvo que ser a toda velocidad y superficial; sobre todo allí, en laPrusiaOriental,lanecesidaddehombreseraurgente.

Josephparecía tan infelizyperturbadoque inclusoaFelicia se lepartíaelcorazón.Nunca lo había podido soportar, pero era un buen tipo, que no haríadañoniaunamosca.

—Teacompañoyo,Joseph—dijo—.Hablaréconellos.Tenecesitamosaquíenlafincaynopuedenreclutartesinmásparaesaridículamilicia.

—Metemoquesípueden—dijoAlex—.Estánperdiendoyseagarranaunclavoardiendo.Josephesunhombrequeestáenlaflordelavida.

—Lonecesitamosaquí.¡Tienenqueentenderlo!—lointerrumpióFeliciaconvehemencia—.Notengasmiedo,Joseph.IrécontigoaInsterburg.

Porsupuesto,nohubonadaquehacer.Alcontrario,Feliciavolviósolaacasaporque Joseph tuvo que quedarse ya allí. Lo esperaban al día siguiente en uncuartelparasuinstrucción.

Felicia condujo el coche pequeño deModeste—hacía tiempo que habíanrequisadoelgrande—,jurandotodoelcamino.Laoscuridadotoñalyasehabíaechadoencimayporloscamposaderechaeizquierdadelasolitariacarreteraseextendíaunadensaniebla.Deprontotuvomiedo,unmiedoirracionaleintenso.Mucho más que durante los bombardeos de Munich, más que la noche queMaksimmatóaLulú,inclusomásquecuandolaGestaporegistrósucasa.Ensuinterior,entodaslascircunstanciasdelavida,siemprehabíatenidolacertezadequesaldríadeellas,deunaformauotra,apesarde lomuchoque lahubiesenapaleado. Pero esta vez la había abandonado el valor. Después de semanas

Page 395: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

desechandolapreocupacióndeAlexsiempreconunúnicoademánperezoso,lesobrevinounasensacióndeangustiaquenoladejabaenpaz.Nopodríaconella.Mirólalunacomounahozpálidacolgadasobrelosárbolesoscuros,emitiendoyalaluzplateadayfríadelasnochesdeinvierno,ypensóasustada:«Esteeselfinal.Desde1939estamosesperándoloyha llegado,yserámáshorriblede loquepodríamosimaginar».

AquelsentimientodeterroraúneradueñodeellacuandollegóalaverjadeentradadeLulinn.Unahojacayóplaneandoysequedósobreelparabrisas.«Nomevoyair,novoyadejarLulinn»,pensó.Yadesdelejosvioquepasabaalgo,porque había luces encendidas en toda la casa. Bajo su tenue resplandor, viovarioscarrosycaballos,tambiénunavacaquemugíaasustadaporqueunodeloscriados quería llevarla al establo. En los carros se apilaba todo tipo demobiliario.

—¿Quépasa?—preguntóFeliciaalbajardelcoche.—Refugiados —le contestó Yves, el campesino francés, que llevaba una

linternadecuadrayparecíanervioso—.Venirde…deGoldap.Losrusosestánallí.

—Ay,Diosmío.Feliciaentróenlacasa,dondeModesteanadeóhaciaellayaenelvestíbulo.—¡Felicia!Menosmalquehasvuelto.¿DóndeestáJoseph?—Noesperóuna

respuesta,sinoqueborboteóenseguida—:Tenemosrefugiados.Cincomujeres,unancianoysieteniños.Hanpasadoloindecible.

Los refugiados estaban sentados en el comedor en torno a la gran mesa,pálidos y agotados, con el terror pintado en la cara. Jadzia les trajo pan,mantequilla,quesoygrandesjarrasdeleche.Losniñosseabalanzaronansiosossobre la comida, pero los adultosparecíannopoder tragar ni unbocado.Solobebíanlalecheasorbitos.Unadelasjóvenesteníaelrostrobañadoenlágrimas.

—¿VienendeGoldap?—preguntóFelicia—.¿Ylosrusosyaestánallí?Unaimagenhorrible:Goldapestabamuycerca.Losrefugiadoscontaronque leshabíanprohibidohastaelúltimomomento

Page 396: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

abandonarlaciudad.—Oímos el ensordecedor fuego de la defensa —dijo una mujer—; los

tanquesseacercabancadavezmás.Cayóunobúseneltejadodenuestracasaypenséquesenosibaacaerencima.Nopodíaentenderporquénonospermitíanirnos.Enganché loscaballosycarguéunpardecosasenelcarro,peronomeatrevíaairme.Mesentéconlosniñosenelsótanoyrecé.Entonces,depronto,otrasmujeresentraroncorriendoenlacasa,totalmentealteradas,ygritaronquelosrusosestabanallí,queteníamosquehuirenseguidaporqueestabanforzando,matandoapalosofusilandoatodaslasmujeres.

Lajovenquenopodíadejardellorarasintió.—Yolohevivido.Losrusosdabancazaaliteralmentetodoloquesemovía.

Estabancomo…comoborrachos.Semetíanenlascasasysetirabansobrelasmujeres, inclusosobre lasabuelasy lasniñasqueno teníanmásdediezaños.Algunossimplementedisparabanalolocoylesdabaigualaquiénacertaban.Via toda una familia muerta yaciendo en su propia sangre. —Sus sollozos sehicieronmásintensos.Unadelasniñasseacercóyleacariciódesconsoladalamejilla—.Yopudehuirconmihijaaldesván,dondenomeencontraron,yluegosalirporeltejado.Esunmilagroquesigamosvivas.

—¡Quéterrible!—dijoFeliciaenvozbaja.—Hanvividolacrueldadyahorarepartencrueldad.—Alexhabíaentradoen

elcomedorsinquenadiesediesecuenta—.Lopeoresquevuelveaafectaralosinocentes.Estoysegurodequenuestroexcelentísimogobernadorcomarcal,quepronunciadíatrasdíasussólidaspalabrasparaquelapoblaciónaguante,seráelprimeroensalirhuyendocuandocaigasobrenosotroslacatástrofe.

Ojosdesesperadosyagotadossevolvieronhaciaél.—¿Podemosquedarnosaquíestanoche?—preguntóelanciano—.Estamos

allímitedenuestrasfuerzas.Noconseguiríamosseguiradelante.—Por supuesto que pueden quedarse. Todo el tiempo que quieran—dijo

Felicia.Unadelasmujeresnegóconlacabeza.

Page 397: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Solo hasta mañana. Luego seguiremos hacia el oeste, todo lo quepodamos. Y ustedes también deberían venir. Lo harían sin dudar si hubiesenvistoloquenosotros.

Felicia se estremeció y se abrazó. La sala estaba templada, un gran fuegoardíaenlachimenea,perosintiófrío.MiróaAlex,queestabaapuntodesalir.

—¿Dóndevas?—Hequedado.Loscelosfueroncomoungolperápido,duro.—¿Conquién?¿Conesamuchachaalaquevestanamenudo?Alexasintió.—Sí.SellamaClarissa,esamuchacha.AFeliciaenaquelmomentoledabaigualquelaoyesendesconocidos.—Eresunhombrecasado,Alex.Éllamiróensilenciouninstante.—Sí,pero,graciasaDios,nocontigo.Cerrólapuertaalsalir.

ElasediodeVítsiebskhabíaacabadoconlavidadeSerguéi,auncuandonolohabíamatado.Le latía todavíaelcorazón,podíaver,oír,oler,peroaquelloerapeor que cuando estuvo bajo tierra congelado e inmóvil. Le habían amputadounapiernaporelmusloy,demomento,solopodíamoverseensilladeruedas,sibienlehabíanexplicadoqueaprenderíaaandarconmuletas.Apartedeeso,elmédico lehabíacomunicadoconlamáximadelicadezaquenopodríavolveracontarconsuvirilidad.

—Lagranada que le hamutilado la pierna que hemos tenido que cortar…Algo de metralla ha ido a parar también al abdomen. Los nervios estándestrozados.Pero,porfavor,¡nosedesespere!Otrosestáncomoustedoinclusopeor.Sonlossacrificiosquetenemosquehacerporlapatria.

«¡No se desespere!» Serguéi recibió aquella petición casi como una burla.

Page 398: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

¿Teníaaquelhombresiquieraunaideadeloqueélsentía?¿Dequeloquemásansiabaenestemundoeraqueelcorazóndejaradelatirleyqueseleparasenlospulmones? ¿De que todas las mañanas al despertarse se preguntaba lleno decongojaporquénosehabíamuertomientrasdormía?¿PorquéhabíatenidoquesobreviviraVítsiebsk?Lamayoríadesuscamaradasnolohabíanconseguido.Peroél,sucuerpo,había tenidoquesermásresistentequecualquierotro.Unapiernamutiladaynosehabíadesangrado.Losmédicosestabanasombradosdequesiguiesevivo.

—Esustedunhuesoduroderoer—ledijounodespuésdelaamputación.Además de su impotencia y de la incapacidad de desplazarse con

normalidad, sufría su aspecto mutilado más que los punzantes dolores quebramaban en su pierna ya inexistente, una burla infame aunque típica de susnervios.Lomásimportante,lomásimportantedesuvidahabíasidosiempresuatractivo. A él le había dedicado lamayor parte de su tiempo y todo tipo desacrificios. Su autoestima, su seguridad, su esnobismo arrollador venían de suaspectointachable,pues,enesencia—esoloteníaclaroahora—,noteníanadamásqueofrecer.Probablemente,Nicolateníarazóncuandolegritóduranteunadiscusión:«Noeresmásqueunacáscarahueca».

Nicola.Estaba del todo decidido a no decirle nada de su estado.De todasformas,lahabíaperdido,ynopodríasoportarqueahoravolvieseconélporunsentimiento de deber y leer el asco en sus ojos todos los días.Aunque en lashorasmás oscuras de su desesperación se le pasaba por la cabeza escribirle ypedirlequevinieseatomarlodelamanoyaacariciarlelafrente,luchabaconsumiedo a que ella se quedase petrificada por el espanto cuando se enterase detodo.Eraunhombredecuarentaydosañosconmuletas,impotente,sindinero,sinfuturo.

—Pasadomañanasaldrédelhospital—ledijosuvecinodecama,unjovenalemándePragaquehabíaperdidounbrazoyunpieyque,además,solopodíaverporunojoporqueenelotrolehabíaentradometralla.

«Media porción», se llamaba a sí mismo siempre sonriendo, porque tenía

Page 399: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

solounodecada.Serguéinopodíaentendercómoenunasituaciónasípodíaunotenersiquieraunapizcadehumor.

—Alégrate—ledecíaKarlamenudo—.Anosotros,pobrescriaturas,yanonospuedenpedirqueseamoshéroesymandarnosalfrente.

—¿Tevasacasa?—lepreguntóSerguéisinmás.Karlasintió.—Elmédicodicequeestoybienamedias.Seguramente,necesitanlacama.

Pero estoy contento. Y mi mujer, ella también se alegrará; ahora tiene queocuparsesolade la tienda todoel tiempo.—Karl teníaunapequeñaverduleríaenPraga.

—Tumujer…—dijoroncoSerguéi.Karllomiróanimado.—Talveznoseademasiadotarde.Escribealatuya,seguroqueosencontráis

denuevo.—¿Así? ¡Mírame! Nicola no necesita estar con alguien como yo. Es una

mujerguapa.Puedeteneracualquiera.—Peroigualaúntequiereati.Serguéirioconamargura.—¿Por qué debería? No le he dado muchas razones para hacerlo, Karl.

Siempre la he engañado, durante años. ¿Sabes? A veces creo que esto es uncastigodelcielo.Meibaconotrasmujeresyahora…soy…Quierodecir,yanopuedo…serunhombredeverdadparaella.

—Sí,peroesonoeslomásimportante.Muchasmujeresnobuscanesocomoloshombrescreen—afirmóKarl.

PerosediocuentadequeaSerguéiesonoloconsolaba.—Quiero morirme —dijo en voz baja—. Solo quiero morirme. Cuando

salga,lointentarétodoparaterminarconestavidademierda.Karlmeneólacabeza.—Antesdehaceruna tontería,venaverme.Deverdad.¿No tepareceuna

Page 400: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

buena idea?Mimujer y yo nos alegraríamos de tenerte con nosotros. Puedesayudarenlatienda…

—¿Yo?Sicasinopuedohacernada.—Porlomenostienesunbrazomásqueyo.Serguéi,hombre,¡piénsalo!No

tienesquequedarteparasiempre.Solohastaquetengasalgo.Ahoranopuedesencerrarteencasayquedartesentadocavilando,porquetevolverásloco.

—Noquierocompasión.—Noescompasión.Mecaesbien,Serguéi.Serguéi lomiró. Una cara amistosa, sencilla, pálida. Por lo general, él no

habríaprestadoatenciónniunsolominutoaunhombrecomoKarl,losabía.Lohabría encontrado insustancial y, en fin, un verdulero de Praga… Ahora, sinembargo, reconoció sorprendido que la calidez de aquel hombre era sincera yquelesentababien.Comenzóaintuirquetendríaquemedirsuvidafuturaconotras reglas, que no le quedabaotra opciónque aceptar valores distintos a losque había tenido hasta entonces. La vida superficial y despreocupada habíaterminado,tambiénlosamigoselegantesydivertidosconlosqueunopasabalosdíasbuenosypodíaolvidarlosmalos.Tendríaquesermenosexigente…O,enrealidad,¿másexigente?

Seacomofuere,ellujodepoderelegiryanolotenía.PorelmomentosololequedabaelamableypálidoKarldePraga,nadiemás.

—Sí.Iré.Notengootrositioalqueir.Iré—dijomientraslecaíanlágrimasporlasmejillas.

Page 401: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

7

Lossoldadosalemanesconsiguieronechara los rusosdePrusiaOrientaly, enefecto, como muchos habían profetizado, antes de que cruzaran Angerapp.HabíanllegadohastaNemmersdorfehicieronestragosenlapequeñalocalidad.UnadelassirvientasdeLulinn,cuyospadresvivíanallí,fueparaidentificarloscadáveresde susparientes;volviócon losojos llenosde terrorynoestabaencondiciones de hablar de lo que había visto. Nadie se esperaba aquel deliriohomicida, en realidad, tambiénporquemuypocos conocían los excesosde lasSSenRusia,yporquenoteníanniideadelasimágenesquehabíaofrecidoalossoldadossoviéticoslaliberacióndelosterritoriosocupadosporlosalemanes.

«¡Haced trizas a la bestia fascista en su cueva!», fueron las palabras deStalin, y la Prusia Oriental era un anticipo de lo que vendría. Volvieron areforzarselaslíneasdedefensa,perolaconfianzadelpuebloenlafirmezadesuejército se había quebrado. Siempre habían dicho: «Ningún ruso pisará sueloalemán»,perolossoviéticoshabíanentradosindificultad.

«No lo conseguirán otra vez», proclamó el Gobierno comarcal, e impusoduraspenasparaquienintentaseabandonarelpaís.Almismotiempo,alolargode las fronteras prusianorientales se situaban las tropas rusas, un ejércitopoderoso, dispuesto a golpear en la siguiente oportunidad que se presentara.Habíaquinientossoldadossoviéticosporcadacincuentasoldadosalemanes.Enestepunto,eldestinodeaquellatierraentreelBálticoyMemelestabasellado.

EnvistadelosacontecimientosdeNemmersdorf,Feliciacomenzóaprepararlahuida. Su mayor preocupación en aquellas semanas era Elsa. Viéndola en su

Page 402: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

indescriptibledebilidad,eraimpensablequevolvieraalevantarsedelacama.LasegundapreocupacióndeFeliciaeranlosobjetosdevalorquelacasacobijaba.Elserviciodetédeplata.LaporcelanadeMeissen.LoscandelabrosdelaépocadeNapoleón.Encasodenecesidad,nopodría llevárselotodo,peroencontrabamonstruosa la ideadequepudiesecaerenmanosde los rusos.En losúltimosdíasdeoctubresepusoametertodasaquellasposesiones,envueltasconcuidadoen periódicos y tela encerada, en grandes cajas. Por supuesto, Modeste lasorprendió.

—¿Quéhaces?—lepreguntócuriosa.—Voyaenterraresto—ledijoFelicia—,asílosrusosnoloencontrarán.Modesteabriólosojosaterrada.—¿Creesquedeberíamoshuir?Yonopuedo.Estoyembarazada.Yo…—Modeste, ¡no lo sé!—la interrumpió Felicia—. Pero tenemos que estar

preparadosparatodo,¿entiendes?—¿Dóndequieresenterrarlascajas?—Enelhuerto.Peroloharédenoche.Nilosprisionerosdeguerrarusosni

loscriadospolacospuedensaberdóndeestánlascosas.A la noche siguiente se pusomanos a la obra. En el huerto habíamuchos

arbustoscuyasramascubríanlatierraalrededordeltronco,yqueríacavarjustodebajo. Nunca verían dónde estaba removida la tierra y, aunque los rusosdecidieranbuscar,eramuyposiblequenoencontrasennada.

Lanocheeraoscurayfría.Felicianecesitóunalinternadecuadraparapoderver algo. Se había abrigado bien, llevaba una bufanda caliente, guantes y unachaquetaforradadepieldeAlex.Apesardetodo,teníafrío.Llovíaunpocoylasramashúmedasdelosarbustoslegolpeabanelcuelloyloshombros.Todoeltiempo pensaba en lo bonito que sería dejarlo estar y volver a ovillarse en lacama, pero entonces le venían a la cabeza los rusos y los veía ante ella en lacasa, arramblandocon todo loquenoestabaclavadoal suelo.Con iraamargahincabalaazadaenlatierraparaaflojarla,luegoagarrabalapalaycavabacada

Page 403: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

vezmásprofundo.Pocoapoco,almenos,entróencaloryelesfuerzoleaceleróelpulso.

Había puesto las cajas en el porche de atrás y las llevó de una en una aljardín.Jadeaba,yteníaquedejarlacargaenelsuelodevezencuandoporquenole quedaban fuerzas. Cuando volvió por tercera vez al porche, una sombra seseparódelrincónjuntoalapuerta.EraAlex.

Encendióunalinternayellapudoverlelacara.—¡PorDios,Alex!—dijo—.Casimematasdelsusto.—Losiento.Heoídounruidoyhevenidoamirar.Feliciahabíasidomuysilenciosa;siélestabadurmiendo,eraimposibleque

lahubieseoído.Además,estabacompletamentevestido.—¿Tehabíasacostadoya?—lepreguntó.Élnegóconlacabeza.—No.Aúnestabaleyendo.—¿Demadrugada?¿Porquénoestabasdurmiendo?Élseencogiódehombros.—Nuncaduermomucho.¿Quésonesascajas?Feliciaseloexplicó.—Puedes ayudarme a llevarlas al jardín. Ya lo tengo todo preparado. —

Agotada, se apartó el pelo mojado de la frente—. Debo de tener un aspectohorrible.Mejornimemires.

LamiradadeAlexlaenvolviódeternura.—Nodejaríademirartenunca,niaunquetuviesesviruela.Vamos,enséñame

dóndetengoquellevarlascajas.No permitió que ella volviese a acarrear nada y luego cubrió de tierra las

cajasy lapisóparaapretarla.Al final, estaba tanempapadocomoFeliciay ledolíanlasmanosentumecidas.

—Lo bueno —dijo pasándose las manos por los riñones doloridos yreprimiendo un quejido— es que esta actividad nocturna me da un poco deesperanza.Porfinparecesestarpensandoquelosrusostalvezlleguenaquí.

Page 404: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nuncasesabe.Encualquiercaso,nomegustaríaquenosdesvalijasenporcompleto. —Tembló de frío—. Vamos, rápido, entremos en casa. Si no, nospondremosenfermos.

Alex le abrió la puerta del porche. Mientras la cerraba con cuidado,preguntó:

—¿Tetomasunacopaconmigo?En un principio, Felicia tenía previsto volver a la cama tan pronto como

pudiese,perosediocuentasorprendidadequeyanoestabacansadaynoteníaganasdeestarsola.SiguióaAlexa lasaladeestar,dondeélencendiósolo lalamparitajuntoalaventanaparailuminaralgolahabitación,ysombrascuriosasse dibujaron en las paredes. En la chimenea aún ardía el fuego de la noche.Feliciaseacuclillóanteella,soplófuerteenlosrescoldoshastaquelasllamassereavivaron.Añadiódos leñosycontemplósatisfechacómoempezabanaarder.Incómoda y temblando —el pelo le chorreaba y el agua le resbalaba por laespalda—,comenzóadesvestirse,sequitólasbotas,lospantalones,lachaquetayeljersey,ysesentóconunacamisadealgodónylaspiernasdesnudasanteelfuego.

Alex,mientras tanto,buscódosvasosysirvióunoporto; lohizocon tantanaturalidadcomosiestuvieseensucasa.«Peroesqueessucasa»,pensóFelicia,unpocoinfeliz.

—Ten.Estoteharáentrarencalor.—Sesentójuntoaellaantelachimeneayletendióelvaso—.¿Tetraigounatoallaparaelpelo?

—No,déjalo.Sesecaráenseguida.Bebió su oporto a sorbitos, mientras miraba a Alex, que también se

desnudaba.SequedósoloconeljerseydecuellovueltoyFeliciadeprontosoltóuna risita. Con los hombres de su vida siempre acababa ante una chimenea,pensó.

—¿Porquéteríes?—preguntóAlex.—Ah,solo…decómoestamosaquísentados,elescenariorománticoy…En

ciertamanera tenemos tanta confianzaelunoconelotroquenosdesnudamos

Page 405: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sinmás,peroluegonosquedamosaunadistanciatandecentequeparecequenohubiésemosestadocasadosyquenunca…

—¿Qué?—Yquenuncahubiésemoscompartidounanoche.Alexdejóelvasoaunlado.—Hemos compartido media vida, Felicia, aunque llevemos años

divorciados.Séquenadaninadieenelmundomeesmásfamiliarquetú.Ycreoquealrevésesigual,soloquetúnoquieresonopuedesreconocerlo.

AbriólosbrazosyFeliciasearrastróhastaél,serecogióensuabrazoynotóaquella sensación de alivio que Alex siempre le daba y que siempre habíainfravaloradoporquedecíaquenolanecesitaba.Lalanadesujerseylepicabaenlamejilla.Arrebujadosunojuntoalotrosededicaronamirarelfuegoy,enalgúnmomento,Felicia sedurmió.Soñóquecavabaagujeros enel sueloparaescondersedelenemigo,pero,pormuchoqueseesforzase,latierravolvíaacaerdentroy lo tapabatodo.Alexaparecíaenlaoscuridadde lanochey legritabaalgo,peroellanopodíaentenderloy,cuandoqueríacorrerhaciaél, lefallabanlaspiernas.Cuandoporfinsedespertó,necesitóunpardesegundosparasaberdóndeestaba.Alexaúnlaabrazaba,dealgúnmodohabíaconseguidocogerunamantay echarla sobre ellos, porque el fuego sehabía apagadoy la habitaciónestabafría.Alexestabaapoyadocontraunabutaca,conlacabezaenelasiento,su respiración era profunda y regular. Felicia parpadeó bajo la luz gris de lamañana.Alotro ladodelaventanacaía la lluvia,sehabía levantadounvientofuertequeululabaentornoalacasaysacudíalashojasdelosárboles.Suspiróprofundamente. El esfuerzo de la noche anterior habíamerecido la pena. Losrusosnopodríanhacerseconelbotín.

«Todosedecidiráen1945»,esodecíancasitodosahora.LaofensivadeHitleren las Ardenas había fracasado. Los estadounidenses se habían hecho conAquisgrán,suavanceparecíaimparable.LapoblacióndeAlemaniasufríagraves

Page 406: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

bombardeos, aunque las SS y laGestapo aún daban caza a opositores y otros«elementossubversivos»,yaúnhabíaejecucionesytorturas.

EnLulinnpasaronlaNochebuenatranquilos,peroconscientesdelaamenazainminente. Joseph teníaservicioen la fronteraynopudovolveracasa,por loqueModesteestuvohoras lamentándoseconairesdeviuda.SaldríadecuentasenseguidaycasisemueredepreocupacióncuandoundíaantesdeNochebuenasu coche, el último que quedaba en Lulinn, fue confiscado. Ahora, si lonecesitaba,nopodríanllevarlasiquieraalhospital.

AlexhabíataladoconYvesunabetoylohabíanpuestoenlasaladeestar.Felicia colocó en el árbol los viejos adornos familiares y puso en lo alto eltradicionalángeldeoropel.Fueranevabaligeramente;dentroardíaunfuegoenla chimenea.Habían ido ahorrandomanteca y harina para que Jadzia pudiesehornear unas galletas e incluso un Stollen navideño. Felicia había invitado aYvesacenarcon la familia—esoestaba,porsupuesto,prohibido,pero¿quiéniba a enterarse?—,yModeste lo encontrabamuy inapropiadoy se alejabadeljovenfrancéstodoloquepodía.Además,estabaenfadadaporqueFeliciahabíacompradoregalosparaSophieenInsterburgynohabíapensadoniensueñosenllevaralgoparasushijos.Modestelehabíapedidoexplicacionesmuyenojada,pero Felicia solo le contestó que no habría podido encontrar nada para tantosniños.Ahoralosprimosestabanpeleadosyseevitaban.

Alex e Yves habían bajado a la bisabuela Laetitia, pero pronto el barulloresultódemasiadoparaella;pálidayagotada,tuvieronquevolverasubirla.Elsasequedóencama,otravezconfiebre,peroalmenosJadziahabíaconseguidoquetomaseunatazadecaldodepollo.

«Unacasallenademujeresancianas,enfermasoembarazadas,yahífuera,nolejosdeaquí,entrelanieve,estánlossoldadosrusos.QuébienquealmenosestéaquíAlex…»,pensóFelicia.

Lo contemplaba a través de la luz de las velas. Alex acababa de subir aSophieasunuevocaballitobalancíneintentabaaveriguarcómosecolocabaelestribo.Desdeelcomienzoloshabíaadvertidodelpeligrodeunainvasiónrusa

Page 407: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

y,sinembargo,sehabíaquedadoenLulinn.Habríasidofácilparaélirse,puessucasaestabaenNuevaYork.PerosehabíaquedadoenlaPrusiaOriental,enunmomentoenqueelenemigoestabadispuestoamataragolpesodispararcontratodoaquelqueencontrase.

Esono lo hacía, en cualquier caso, por la talClarissa, o como se llamase,pensóFelicia:«Sehaquedadopormí».

Alexdebiódenotarquelomirabaporquesevolvióderepentehaciaellaylesonrió.Feliciadesviólavistaatodaprisa.Eraconscientedequelohabíaestadoobservandocomounagatahambrienta.Cuandoélseleacercó,seencogió.

—¿Enquépensabas,Felicia?Sesonrojó.—En…EnPaul.YenMax,elmaridodeBelle.Mepreguntabasiestarían

aúnvivosyquéharánestanoche.Élsonrióconfingidainocencia.—Qué gracia, y yo que hubiera jurado que pensabas en mí. Tenías esa

expresiónfuriosaquesiempreseteponecuandotecruzoporlamente.Peroestáclaroquenoteconozcotanbiencomopensaba.

—Puesparecequeno.Enesesentido,siempretehassobrevalorado.Alexsoloserio.Porfin,Feliciaselevantóysaliódelasala.Necesitabaun

pocodeairefresco.

Al día siguiente, el día de Navidad, murió Elsa. Para ser más exactos, habíafallecidoenalgúnmomentodelanoche,porqueJadzialaencontrómuertaenlacamaalamañanasiguiente;estabafríaeinmóvil,ysobrelacolchahabíadejadocaerlafotografíaenmarcadadesuhijoChristian.Laviejapolacareaccionóalamuerteconlamismaimpasibilidadconlaquesetomabatodoenlavida.

—LaqueridaseñoraDegnellysehadormidoparasiempre—comunicóalafamiliareunidaalamesadeldesayuno.

Todossequedaronmirándola.

Page 408: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Diosmío—dijoFeliciaenvozbaja.Uno de los niños comenzó a llorar.A la débil luz de las velas que habían

puesto en lamesa, Felicia observó las caras pálidas y aturdidas. Sophie habíadejadodecomer.

—¿HamuertoElsa?—preguntó.—Sí,cielo.Hamuerto.Felicia notaba que también ella había perdido el color. Contaba con que

aquello ocurriera, pero ahora tenía un nudo en la garganta. Su madre estabamuerta.Despuésdesupadreysusdoshermanos,ahoraella.

«Malditasea,¡soymayorparallorar!»,sedijo.Peroahíestabadenuevoesasensacióndedesvalimientoinfinito.Estabaallí

solaconModesteeYvesyunmontóndeniños,yyanohabíanadadelaalegríadeunmomentoantes.Alexsehabíaidoparaasistiraundesayunoconchampánen casa de Clarissa. Felicia no quería que nadie viese las lágrimas que leinundaronlosojos,poresoselevantó.

—Perdonadme,porfavor—sedisculpóconprisas.Diezminutosmástarde,Modestecomenzóconcontracciones.—Unmédico,rápido,buscadunmédico—jadeó,ysesentóenmediodelas

escaleras,dondelahabíasorprendidoelprimerdolor.JadziayFelicialallevaronhastaelpisodearriba,lametieronenlacama,la

desnudaroneintentarontranquilizarla.Luego,FeliciacorrióalteléfonoyllamóalmédicodeInsterburg,queprometióponersedeinmediatoencamino,aunqueno podía garantizar que, con aquel tiempo, pudiese llegar tan rápido como decostumbre.Dehecho,sequedóatrapadoenunaneviscaynecesitócasiunahoraparasalirdeella.Cuandoporfinllegó,FeliciayJadziaestabandelosnervios,yModestemordíalacolchaparaaguantarlosdolores.

—No debería tener más niños, Modeste—dijo el médico—. Ya no tieneedad.Además,seissonbastantes,¿nocree?

Modestenopodía responderporqueunanuevacontracción lahabíadejadosinaliento.

Page 409: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Voyamorir?—preguntójadeando.—¡Quédice!Merefieroaquenovaasertanfácil,nadamás.Relájeseyno

pierdalosnervios.Elniñononacióhastaelmediodía:unvarón.Modestesedurmióenseguida,

agotada,mientrasJadziaseocupabadelbebé.Feliciaacompañóalmédicoalapuerta.

—Doctor,aúntienequehaceruncertificadodedefunción.Mimadre…Éllamiróasustado.—¿HamuertoElsa?—Estanoche.Soloesperoquenohayasufrido.Estabasola.Elbebéberreó.—Hoyaquísehanrozadolavidaylamuerte—dijoelmédico.Ellaasintió,

peroéltemióhaberdichoalgobanal.Asíqueañadió—:¿Sabe?Seguroquenolaconsuelaahora,perosiemprehepercibidoalgodeunahermosuraespecialenlasfamiliasgrandesyantiguascomolasuya:uncicloquenoacabanunca.Morir,nacer,morir,volveranacer…yasíeternamente,siemprenuevavida.Ycuandoestánunostancercadelosotroscomoustedes,quierodecir,cuandotodotieneunnúcleocomoLulinn,en tornoalque todossereagrupan,entoncesnuncaseaíslan ni se dispersan. En esta familia y conLulinn de fondo, están ustedes asalvo,Felicia.Nosesientasola.

Reflexionó sobre esas palabras cuando elmédico salió y ella se quedó unmomento en la puerta mirando la nieve caer incansable. Sí, era cierto lo quehabía dicho.Lulinn era el núcleo.Allí siempre los protegería el hechizode laantigua casa señorial. Un techo que había cobijado sus vidas y sus muertesdondequiera que hubieran sucedido. Aun cuando a veces habrían preferidoarrancarselosojos,siemprevolvíanlosunosalosotros,sostenidosporvínculosinvisiblesquelosrodeaban.

—MientrasLulinnexista,nuncaseaislaránnisedispersarán.PeroahoralosrusosestabanenlafronteraytalvezElsafueselaúltimaque

enterraríanenelcementeriofamiliardelosDomberg.

Page 410: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

EsaideaconsiguióhacerllorarinclusoaFeliciay,cuandosediocuentadeque las lágrimas le hacían bien, dejó de intentar contenerlas. Se quedó en lapuertasollozandoynisiquieranotóelfríogélido.

AunqueAlexencontrabaaClarissavonSchonaumuyatractiva,nadaenellaloconmovíadeverdad.Le recodabaaPatty, pues era rubia, deojos azules,muydulce y muy egoísta, aunque parecía más inteligente que la actual señoraLombard.Acababadecumplirveinteaños.

Supadre criaba caballos de razaTrakehner en su fincadeSchonau, cuyoslímiteserancolindantesconLulinn.Seloconsiderabaunodeloshombresmásricosdelterritorio,pero,apesardesudinero,nohabíaconseguido«pertenecer»deverdad.Noencontrabanuncaeltonoadecuado,leparecíanbiencosasquelosdemásdespreciabanyhacíacasoomisodeloqueeraimportanteparaotros.Porejemplo,ningúnhombredelazonahabíavistoconbuenosojosquesuhijadeapenas veinte años pasase tiempo con aquel hombre de cincuenta y siete, quetenía, además, esposa enNuevaYork. El barón Schonau, por el contrario, noentendía por qué tendría que escandalizarse. Alex Lombard era un hombreatractivoyelegante;legustabaverlojuntoasuguapahija.

El desayuno con champán había terminado y la mayoría de los invitadoshabíanvueltoyaacasa.ClarissayAlexsequedaronenelsalón,sentadosantelachimenea, con una botella medio llena de champán y dos copas entre ellos.Clarissa llevaba un vestido de terciopelo rojo que le sentabamuybien con sumelenarubia.Nodejabavernilaguerranilanecesidad,noteníanadaencomúnconlasmujeresqueAlexhabíavistoenlasciudades,encuyosrostroscansadosy pálidos se podían leer las consecuencias de los bombardeos, el miedo y lacarencia.Enaquellastierrasaúnnosehabíadejadonotaraquelefectoinmediatodelaguerra,yClarissanoeraeltipodepersonaqueseentristecíaporalgoquenolaafectabadeformadirecta.

—¿Enquépiensas?—lepreguntó.

Page 411: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Ennada—contestóAlex.Ellahizoungestoimpaciente.—No lo creo. Estabas como perdido en tus pensamientos. ¿Dónde? ¿Otra

vezcontuFelicia?Alex la miró fijamente. Como muchas mujeres de su clase, tenía una

intuiciónmuycerteraparaciertascosas.Sinquehubiesenhabladodeello,hacíamuchoqueellateníaclaroquenolouníanadaconsuesposadeNuevaYorkyqueseguíaaFeliciaLavergnecomounasombra.

—NopensabaenFelicia—selimitóacontestarAlex—.Yatehedichoquenoestabapensandoennada.

Clarissaserioysellenódenuevolacopadechampán.—Si estuviésemos casados —dijo de pronto—, tendríamos la finca más

grandedelazona.LulinnySchonaujuntas.PodríamosdedicarnosenexclusivaalosTrakehner.Sololainterminabledehesa…

—Clarissa,estoycasado.Ellahizounademándespreciativo.—Lo sé. Divórciate. Ya te separaste hace años de Felicia. Estás

acostumbrado.—Tienesunabocamuyhermosaymuyimpertinente,Clarissa.Yestásmuy

seguradetimisma.—Sí—respondióellasinocultarlo.SeinclinóhaciadelanteybesóaAlexen

lamejilla—.Encambio,túeresinmensamentecomplicado.—Nosoynadacomplicado.Soloquetengounpardemujeresdemásenmi

vida.Ellaserio.—Perdón,peroesosuenaunpocoengreído.¿Quéteparecesivamosadar

unpaseo?—Estupendo.—Bien.Voyaponermealgoenunmomento.Sequedómirándolacuandosalíadelaestancia.Erajovenynotemíanada.

Page 412: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Unamujerquenoconsiderabasiquieraquesumundopudieratambalearse.Nocreeríaenlosrusoshastaquenoestuviesenensusalón.

Despuésdeveinteminutos,volvióconunospantaloneslargosybotas,yunacazadoragruesaroja;enlacabezallevabaungorrodepielnegro,alrededordelcuello una bufanda de cachemira también negra. Como siempre, irradiabaenergíayganasdeviviraraudales.

—¿Sabes, Alex? —dijo mientras se ponía los guantes y encajaba concuidadocadaunodelosdedos—.Lopeoresquenoquieresentenderquenuncarecuperarás a Felicia. Si no lo has conseguido en todos estos años, ¿por quéahora? Llega un momento en que hay que enterrar un sueño que no se va acumplir;sino,unopasademasiadotiempohaciendocosassinsentido.Hayquesercapazdetirarlascosasporlabordaparaempezardenuevo.

—Tanjovenytansensata—comentóAlexsonriendo—.PeroconFeliciateequivocas.Haceañosdenuestrodivorcio.Nosignificayanadaparamí.

Clarissaseencogiódehombros.—Enrealidad,daigual—dijoamigable—.Venga,vamos.Porhoydejaríaestarelasunto.Alfinyalcabo,tampocoqueríaenfadarlo.

El 9 de enero de 1945, llegó la helada.Había estadonevando todo el tiempo,perolagruesacapadenieveerasueltayligera,habíacubiertolasramasdelosárbolesy lamalezade caperuzasdepolvoblanco.Ahora se congeló enduroscristales.Todoseheló.Losríos,loslagos,lasanchasdehesascubiertasdenieve.Lastemperaturasdescendieronveintegradospordebajodecero.

El 12de enero, atacaron los rusos.Llegaronpor tres flancos: por el norte,entraronenlaPrusiaOriental;porelcentro,sepusieronenmarchahaciaBerlín;porelsur,avanzaronhaciaSilesia.Eraelmayorejércitode todos los tiempos.Sinembargo,Hitlerlollamóel«mayorfaroldesdeGengisKan».

El«mayorfaroldesdeGengisKan»necesitóexactamenteundíaparaarrasarelmuy elogiadoMuro del Este y tomar las posiciones alemanas, y luego sus

Page 413: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tanques rodaron por las calles y los caminos helados de la Prusia Oriental,implacables e imparables. El drama había comenzado y, desde el principio,estuvoclaroquelossoldadosalemanesnopodíanofrecerresistencia.Sabíanloquelesesperabaaloscivilessicaíanenmanosdelossoldadossoviéticosyseenfrentarona losrusoscondesesperadasescaramuzas,cuyoobjetivoyanoeraecharlosdelpaís,sinointentarfrenarsuavanceparaquelasmujeresylosniñostuviesenlaoportunidaddehuirhaciaeloeste.Lasprimerasgrandescaravanassepusieron enmarcha, en sumayoría, contra las órdenes expresas delGobiernocomarcal.Segúnlaprohibicióndeevacuación,losrusostendrían,pordecirloasí,quellegaralosjardinesdelascasasantesdequesepermitieseasushabitantesponerse a salvo. Los que huían se arrastraban en largas filas por las calles, amenudo expuestos a las bombas rusas o al repentino fuegode artillería en losbosques. El ganado vagaba por la nieve; vacas con ubres hinchadas quebramaban de dolor y hambre, caballos con los ojos desorbitados de terror.Soldadosheridosseibansumandoalascaravanas,yconsusúltimasfuerzasybalasintentabandefenderlasdelosataques.Prontotodosloscaminosestuvieronatestados de personas, animales y carros, que solían pasar horas sin lamenorposibilidaddeavanzarniretroceder.

ElcaosabsolutohabíairrumpidoenlaPrusiaOriental.

Page 414: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

LIBROV

Page 415: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

1

Eldía que los rusos cayeron sobre ellos,Modeste se levantó por primera vez,peronose sentíabienyofrecía tanmalaspectoqueuno teníaque tomarseenseriosuslamentaciones.Sesentíadébilysequejabademareosencuantosubíaunasescalerasoselevantabadeunasilla.Elpartolahabíadejadosinfuerzas.

Al final, se tumbóenelsofádelcuartodeestar temblandodefrío,aunquejuntoaellaardíaungranfuegoenlaestufaylahabitaciónestabacaldeada.

Feliciateníauntremendoresfriadoconelquenoeracapazdeacabarpesealos vapores de camomila, las gárgaras y las teteras de infusiónde salvia.Aúnteníaalgodefiebreyandabapor lacasacon losojosenrojecidosyescocidos.Cuandooyóque los rusoshabíanvuelto a invadirPrusiaOriental, solopensó:«Diosmío, ahora volverán esas terribles discusiones sobre si nos quedamos onosvamos».

Alex,porsupuesto,estabaafavordeirse.FeliciasacabaacolaciónaladébilModeste,alenfermizobebé,alaimpedidaabuelaLaetitia—pornohablardesupropio resfriado—, y el hecho de que las caravanas no autorizadas podíanconducirlosalostribunales,quepodíaninclusosentenciarlosamuerte.

Alexdesestimabatodoaquelloconunsolomovimientodelamano.—Felicia, sinosvamosal amparode lanoche,meencargarédequenadie

noslleveajuicio.Lolograremos.Perosinosquedamos,habráunmomentoenque seacaben lasoportunidades.Felicia, créemedeunavez, cuando los rusoslleguen,seacabó.Esmuypocoprobablequepodamossalirconvida.

—Laúltimavezvencierona los rusosenAngerapp. ¿Porquéestavez ibaa…?

—Estavez—lainterrumpióAlexconelrostrotenso—puedesapostaraque

Page 416: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

losrusosllegaránaBerlín.Hanquintuplicadosusfuerzas.Nadaninadiepuedepararlosya.Perosucaminohastaallívaaserunrastrodesangre,ynoveoporquénosotrosdeberíamosestarentrelamontañadecadáveres.

—¡Bah!Intentóparecerenérgica,perolaspalabrasdeAlexlehabíanmetidomiedo.

En algún momento, Alex sintió pena de ella, allí de pie, con las mejillasarreboladas por la fiebre y los ojos hinchados y encendidos. Con cuidado, letomóunamano.

—Felicia…—Alex, si nos vamos, quemarán Lulinn. La arrasarán. La perderemos.

Cuandovolvamos,yanoencontraremoslacasa.Nopodemosarriesgarnosaqueocurraeso.Esdemasiado…

—Felicia,no tienesni ideade loqueestáshablando.Siquieren,quemaránLulinno laarrasarán,estemosnosotrosono.Porsupuesto,nosmataránantes,asíque,porlomenos,notendremosqueverlo.

—¡No van a prender fuego a una casa con un recién nacido, una mujerimpedidayunmontóndeniños!

—ActosasíeranenRusialaespecialidaddelasSS—replicóAlex—.Telodigounavezmás,Felicia:notenemosningunarazónparaesperarcompasión.

Pero ella, simplemente, no quería, no quería, no quería. A pesar de suresfriado,porlatardeseabrigóysalióadarunpaseo.Elsolsehundíayaeneloeste,elcielomostrabaallíunrojoquecomenzabaa jugarconelvioleta.Loscampos nevados se extendían hasta el horizonte, se perdían en la distanciainfinita. Felicia atravesó los prados, se hundió, a veces hasta la rodilla, en lanievedurahaciéndola crujir.El frío le cortaba lasmejillas.Sehabía subidoelcuellodepieldelabrigo,teníalasmanosenlosbolsillosylanariztapadaconlabufandaparaprotegersedelahelada.Labufanda,grisantracitayesponjosa,eradeAlex.Olíaasulocióndeafeitadoyunpocoahumodecigarro,puesAlex,inclusoenaquellostiempos,aúnconseguíacigarros.

—Alex…—murmuró.

Page 417: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Quería que todos huyesen, sí, pero él lo tenía fácil. Lulinn no significabanadaparaél.Feliciasiemprehabía tenido lasensacióndequeélsencillamentenoencajabaallí.LulinneraadecuadoparaMaksim:erasucasa,eransusdehesasysusbosques,sucieloconelsolqueseescondía,sussoberbioscoloresfríos,enlosquesesumergíaeldíadelinviernoqueacababa.Maksim,sinembargo,queloentendíayconquienhabríapodidohablardeello,noestabaallí.

«QuesevayaAlexsolo;yomequedo»,sedijo.

En los dos días siguientes llegaron a Lulinn riadas de refugiados, que sequedabanunanocheosolounpardehoras,ysemarchabanatodaprisa.Haciaeloeste,haciaeloeste,sinsiquieramiraratrás,soloadelante,alejándosedelosrusos.Lamayoríaquería llegaraKönigsberg,cuyopuerto,Pillau,estabaen labahíadeDanzig;quizáallípodríanconseguirunaplazaenunbarcoaDanzigohastaKiel.

Lulinnparecíacadavezmásuncampamentoderefugiados.Lagentedormíaenlossofásylascamas,ensillones,enelsueloysobrelasmesas.Elllantodelos niños resonaba en todas las habitaciones, entre medias se oían también amenudo losgemidosde lasmadres.Soldadosde laWehrmachtheridospedíanayuda, muchos tenían los pies congelados y sus uniformes no eran más queharapos. Felicia, aunque seguía estornudando y tosiendo, estabamuy ocupadacuidando de todos. Corría de un lado a otro con vendas, traíamedicamentos,dabaaguaalosheridosgravesounpardetragosdeaguardiente.PidióaJadziaquetuvieseentodomomentounagranolladesopasustanciosaalfuego,aunquelaviejapolacaprotestaba:

—Morimosdehambresidamosaextrañostodo.TodossuplicabanaFeliciaquesefueseconellos.—Estáprohibidobajopenademuerte—contestabaella.Intentaba evitar las iracundas miradas de Alex, pero una vez le dijo

vehemente:

Page 418: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Vete!Nadieteretieneaquí.—Ah,no.—EstavezAlexnoeranimordaznidivertido,nadamitigabala

iradesuvoz—.Ah,no,onosvamostodosonosevanadie.Esepesolollevarástú a la espalda simorimos todos por tu testarudez, y será una pena que no tequedetiempoparaarrepentirteporloestúpidaeirresponsablequehassido.

No pudieron seguir discutiendo porque llegaron más refugiados, unacaravanadeOsterode.Unadelasmujereshabíaperdidoel juicioporquehabíatenidoquevercómolosrusosmataronagolpesconramasdeárbolasumaridoyasuhijodequinceaños,quellevabalainsigniadelasJuventudesHitlerianas.Ellasehabíasalvadoenelúltimosegundo.

Joseph sehabía criadoen Insterburgy adoraba laPrusiaOriental, pero amabamuchomássuvidaylapazdesumente.Esosignificabaquenoqueríaqueledisparasenytampocoqueríatenerquedispararanadie.Lohorrorizabatantolounocomolootro.Nodeseabanadacontantapasióncomopoderrendirse.

Josephnuncafueunluchador.Siemprehabíaelegidoelcaminodelamenorresistencia y amenudo le había idomuy bien. Por supuesto, a veces tenía lasensacióndequeotrosloarrollaban,perosiemprelopreferíaatenerqueenseñarelaguijóneimponerse.Josephsiemprequeríaseramigodetodosy,porsuerte,su ingenuidad innata le impedía darse cuenta de lo mucho que lomenospreciaban por ello los demás, sobre todo su mujer. Se tenía porextremadamentequeridoysecongratulabaensecretoporsuformadenavegarlavidasinchocarcontranada.

Eradomingo,el14deenerode1945,losrusosentrabanenlaPrusiaOrientaldejando un baño de sangre sin precedentes, y Joseph decidió desertar e irse acasa.EstabaconsuunidadenNapromypodíaoírel fuegodeartilleríade losrusos; seacercabacadavezmásy loshabitantesdeNapromhabían llegadoalacuerdo de incumplir la prohibición de evacuación comarcal y formar unacaravana.Porelruido,losprimerostanquestardaríanenaparecercomomucho

Page 419: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mediahora.Enelcaosgeneralquehabíaprovocadolaformacióndelacaravana,nadie se dio cuenta de que Joseph tomaba una calle lateral y salía al bosquecercano a través de un par de jardines, que ahora estaban abandonados ytranquilos. Había sido tan fácil que casi no podía creérselo. Nadie lo siguió,nadielegritó:«Altoodisparo».Estabarodeadodefríasoledad,soloperturbabalatranquilidadelrugidodelaartilleríarusa.

Por supuesto, estaba lleno demiedo y escrúpulos. Pero una y otra vez sedecía que hacía bien: «Modeste y los niños me necesitan. Como soldado nopuedohacernada,perositienenquehuirdeLulinn,miapoyoseráimportante.Tengoundeberconmifamilia».

Ymuydentrodesídisfrutabadehaberhechoporunavezensuvidaloqueél quería.Era raro: ahí estaba, en el gélido fríodeunoscurodíade enero, enalgún lugar de los bosques prusianorientales, acababa de desertar y podíanfusilarlo si lo descubrían sus compatriotas. Por no hablar de los rusos, quepodían estar delante de él, detrás de él, junto a él, y que tampoco dudaríandemasiadoenmatarlo.Teníaquerecorrerunlargoypeligrosocaminohastacasay, contando con que llegara, no estaría tampoco a salvo; se encontraba en lasituaciónmáspeligrosadetodasuexistenciay,sinembargo,teníalasensacióndepoderrespirarlibreyprofundamenteporprimeravez.

Pero Joseph no había sido nunca un tipo con suerte. El triunfo no durómucho.Marchó atravesando el bosque en la dirección que suponía que estabaInsterburg y, por lo tanto, Lulinn (era, en cualquier caso, la equivocada) y depronto notó un dolor tan horrible en el tobillo derecho que gritó. El dolor nocedía,ymientras rabiabacomoun loco,pordebajodesupantalónseextendíaalgocalienteypegajoso;erasangre,peroesolocomprendiósolomástarde.Sehundió en la nieve y el dolor hizo que se le saltasen las lágrimas. ¿Qué eraaquello,portodoslosdiablos?Vioelhierrooxidadoyloentendió:unatrampa.Habíacaídoenlatrampadeunoscazadoresfurtivos.Unatrampademencial,condientescomolosdeuntiburón,lobastantefuerteparaunoso.¿Quélocoponíaallítrampasparaosos?

Page 420: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

El dolor le subía por la pierna y se hizo poco a poco con todo el cuerpo.Josephsediocuentadequeteníalafrentecubiertadesudorfrío.Intentóabrirlamordida,peroresultóserunaempresatotalmenteinútil.Consiguióalcanzarunarama que utilizó como palanca, pero el hierro herrumbroso no cedió, y alarrastrarse y apoyarse tan solo logró que el dolor aumentara hasta loinaguantable.Dándoseporvencido,tirólaramalejosysepercatódequehabíaestadotodoeltiemposollozando.¿Porquéteníaquepasarleaquello?¿Porquése encontraba ahora con aquella broma infame del destino? Si los rusos loencontrabanallí,lesbastaríacondispararlecomoaunzorrosarnoso.Ysinoloencontraban,dabaigual,porquesehelaríacomomuytardealanochesiguiente.El frío era tal que Joseph creíaque se le congelaría el aliento.Sedijoquenoteníanadamásqueperderycomenzóadarvoces: lasposibilidadesdeque looyeseuncivilalemányloayudaseerandeunaentrecien.Gritóygritóhastaqueentró en calor, pero no apareció nadie, salvo una ardilla curiosa y un par decuervosnegroscomolapez.

Aún tenía dos balas en su revólver, pero sabía que nunca sería capaz deusarlas.

—Soycobarde,demasiadocobarde—gimióbajito,sentadoenlanieve,conlanochequecomenzabaacaeryunfríocadavezmásinsoportable.

Modestetendríaquecriaralosniñossola,porquesequedaríasinmarido,sedijo. Él nomoriría en una batalla, ni como prisionero de los rusos, ni en unacorte marcial; no, se helaría miserablemente en un bosque oscuro, en el quedebíadehaberdadoconlaúnicatrampafurtivaquehabía.

FeliciaeYvesarrastraronunmontóndeleñahastalacasaylarepartieronjuntoalasdistintaschimeneas.Lasdoncellasencargadasdehaceraqueltrabajohabíandesaparecido durante la noche. No habían dejado ningún mensaje, pero todoindicabaquehabíanescapadoconsus familiasy seencontrabanyadecaminohaciaeloeste.Tambiénfaltabanalgunosdeloscampesinospolacos.Impávidoy

Page 421: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

caritativo, quedabaYves, y también los prisioneros de guerra rusos hacían sutrabajo.NoleshabíaidomalenLulinn,yFeliciasepreguntabasinosepodríaesperardeellosintercesiónyayuda.Peroentoncesentendióquelosrusosteníantantomiedocomolosalemanes.Eraobvioquetemíanquesuscompatriotaslosconsiderasen traidores y, si la sospecha era fundada, no podía contar con suapoyo.

Seenjugóelsudordelafrente.—Gracias, Yves. Creo que tenemos suficiente madera para los próximos

días.—Mirópor laventanayseestremeció—.Vuelveahaberventisca.Quienhuyaahora,sequedaráatrapadoirremisiblementeenalgúnmomento.

—Oui—contestóYvesmirándolaconsusinsondablesojososcuros.Ellasuspiró.—Yves,siquiere,puede…LainterrumpióSophie,queentróenlahabitacióncomounvendaval.—¡TienesqueirconLaetitia!—gritó—.¡Ahoramismo!Teníalasmejillasrojasy losojosbrillantes.Felicia,preocupada, lepusola

manoenlafrente.—Parecequetienesfiebre.¿Estásbien?—Solotengomuchocalor—dijoSophie—,ymedueleunpocolagarganta.

Peronoquierometermeenlacama.—No, no tienes que hacerlo. Pero me temo que te he contagiado mi

resfriado.¡Justoahora!Subiólasescalerasyentróenelcuartodesuabuela.Jadziahabíaencendido

fuegoenlachimenea,quecrepitabadespacio,yelresplandordelalamparitadenochedeLaetitia emitíauna luzhogareña.Laancianamujermiró severa a sunieta.

—Felicia,heestadopensando—dijosinrodeos—.Yhedecididoquetenéisquehuir…tanrápidocomoseaposible.Nopuedesentregara tufamiliaaunamuertesegura.

—¿Cómoque«nopuedes»?TampocoModestequiere…

Page 422: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡Oh!Modeste…—Laetitiahizounademándespectivo—.Entre túyyo,lasdossabemosquenodaparamucho,nopuedetomardecisionesysolosaberepetir como un loro lo que otros le danmascado. Pero tú, Felicia, tú eres lacabezadefamiliay…

—¡Lacabezadefamiliaerestú!—lacontradijoFelicia.Laetitiatorcióelgesto.—Soy una vieja que apenas se puede dar la vuelta en la cama sola. No

intentespasarmeamíturesponsabilidad.—Abuela,lehedichoaAlexquepuedeirse,pero…—Alex no se irá sin ti, lo sabes bien. Aunque no hayas hecho nada para

merecerlo,esehombretequerráysequedarácontigomientrasviva.Perotienesque pensar, sobre todo, en los niños. ¡Piensa en Sophie! Tienes el deber anteBelledeocupartedesuúnicahija.

—TambiéntengoundeberconLulinn.—¡Pamplinas!—dijo Laetitia, con tanta fuerza que Felicia se encogió—.

Lulinn…essolounacasa.Un trozode tierra,establos,granerosyverjas.Conesono tienesningúndeber.Salvar tuviday lade tu familia,esees tumalditodeber.

—Nuncahemoshuidodenada,abuela.—Si te refieresa laescaramuzacon los rusosen1914…esabsolutamente

ridículoquelocomparesconloquepasaahora.Entoncesteníasentidoquedarse,hoy puede significar la muerte. Hay que sopesar las cosas con inteligencia,Felicia,yloqueunavezestuvobienpuede,enotrasituación,noestarlo.Nuncahassidounasentimental.Porfavor,noloseasahora.

Feliciaguardósilencio.—¡Quenome entiendas ni tú…!—dijo comopara sí—.Lulinn…¿Cómo

puedesdecirquesoloesunacasayunpardegraneros?Túsabesquetienevida.Hay tantos recuerdos aquí… De generaciones enteras de nuestra familia.Siemprehasidoparanosotrosalgoespecial.¡Laamamos!

—Sí, solo que, por desgracia, si los rusos llegan hasta aquí, solo podrás

Page 423: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

amarla desde el más allá—replicó Laetitia—. Felicia, tienes quemirar haciadelante. Piensa en todo lo que te espera.—Con una sonrisa pícara, añadió—:SeguroquequieresvolveraveraMaksimMarakov.

—¿Maksim?Sí,peroaél…Semordióellabio.PeroLaetitiayahabíaadivinado.—Losé.Habéispasadovuestraniñezaquíy,dealgunamanera,Lulinnesel

únicovínculoquetequedaconél.TeaferrasaélporqueesvuestroLulinn.Sí.Yno.Eraeso,perotambiénmuchomás.—Tambiénesotienequever—murmuróFelicia.Laetitiaresopló.—¡Una ñoñería todo! Recuerdos de la niñez… Con él tienes un vínculo

muchomásfuerte,enelquedeberíaspensardevezencuando.Felicialamiróconacritud.—Quieresdecir…Laancianasonrió.—FuilaprimeraalaquelecontastequeBelleeshijadeMaksimMarakov.Lasdoscallaron,pensaronenlahermosaBelleyenlolocaybonitayodiosa

quepuedeserlavida,yentonces,depronto,LaetitiaagarróaFeliciadelbrazoytiródeellahaciasí.

—SophieeslanietadeMaksim.Ytunieta.Sophieeselfuturo,Felicia.NoLulinn.Y aunque solo sea porSophie…,vete.Te lo suplico, no esperes hastaqueseademasiado tarde.Tienes todas lasoportunidadesde tuparte,Alexestácontigo.Sihayalguienqueospuedaponerasalvo,esél.Porfavor,Felicia.Huidtanrápidocomopodáis.Alextienerazón,estáisperdidossiosquedáisaquí.

—¿Por qué no dejas de decir «os», abuela? Parece que la cosa no fuesecontigo.

Laetitiasuspirófuerte.—Hija, soy una mujer muymuy vieja. Pronto cumpliré cien años. Ya no

puedoecharraícesenningúnotrositio.—Abuela,tú…

Page 424: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Tampocopodríasarrancarunodelosroblesdeahífuerayplantarloenotratierra.Yosoycomounroble.Déjameaquí.Jadziacuidarádemí.Espolaca.Talvezlosrusosnolehagannada.

—Estás loca. Primero me hablas de todas las atrocidades y luego quieresquedarteaquí.Sinosvamos,nosvamostodos.

Laetitianegóconlacabeza.—Conveintegradosbajoceroyenmediodeunaventisca…Notehacesuna

ideadelodébilqueestoy.Noduraríanidosdías.Seríaunamuertehorrible.No,no,mequedoaquíenmicama,calentitayagusto,ysilosrusosresultanpocoafables…—seinterrumpió.

—¿Qué?—PorDios,Felicia,siempreheapreciadoquecontigonohabíaqueandarse

con paños calientes porque veías lo que tenías ante los ojos y no hacíasaspavientos.Aquítengosuficientessomníferosy,encasodenecesidad,recurriréaellos.Eselprivilegiodemiedad,quepuedodecidircuándosehaterminado.Nomepuedesquitareseprivilegio.

—Pero…—Nohayperoquevalga.Osvaisestamismanoche.Nadiesedarácuentay

nadieosdetendrá.—¡Yanotenemoscoche!—Tenéiscarrosycaballos.—Peronosquedaremosatrapadosenlanieve.Laetitianoloadmitió.—Oslleváispalasyabríscamino.Centenareslohanconseguido,asíqueno

meseastanremilgada.Sitelopropones,podráspasar.«Peroyonoquiero,yonoquieroirmedeLulinn»,teníaFeliciaenlapunta

de la lengua. Aunque no lo dijo. El gesto adusto de su abuela se lo impidió.SiemprehabíasidolasoberanaabsolutadeLulinne,inclusoahoraquepresumíacontinuamente de su edad bíblica, seguía teniendo elmando. Laetitia le había

Page 425: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

ordenadoqueteníanquehuiryesosignificabaquenohabíaquemalgastarunapalabramásenelasunto.

Page 426: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

2

Saldríanalrededorde lascuatrode lamadrugada.En total, seisniñosycuatroadultos,yaqueYveshuiríaconellos.Losprisioneros rusosnosedecidieronaacompañarlos; estaban paralizados a la espera de algún tipo de desastre. Loscampesinospolacosqueaúnseguíanenlafincaqueríanvolverconsusfamilias.SoloJadziasequedaría.

—Paradecirrusosquevayanainfierno.Feliciapensóencómohabríaimpresionadoasudifuntoabuelonacionalista

saberque, al final,había sido«unade laspolacas» laque sequedómontandoguardiaenLulinn.

Habían llenadotrescarrosconlascosasmásnecesarias,sobre todomantasgruesas y víveres de la despensa. A eso habían añadido los últimos cuatrocaballos.Convarasy toldos,Alexhabía cubierto los carrosparaprotegerse almenosunpocodelanieve.Latormentaaullabalanzandoloscoposunoscontraotros, en la oscuridad de la noche los árboles gemían y suspiraban. Cuandoabríanlapuerta,elvientocasiselaarrancabadelasmanos.

—Nadiesaleacalleennocheasí—razonóJadzia.CuandoFeliciadijoqueseiban,Alexlahabíaabrazadobrevemente.—¿Cuándohascambiadodeopinión?—preguntóenvozbaja.—Agradéceseloamiabuela.Esloqueellaquiere—soltómalhumorada.Hastamedianochehabíanestadohaciendoelequipaje, luegoAlexdijoque

tendríanqueintentardormirunpoco.—Novaaserfácilquevolvamosaencontrarcamascalientes.Porsupuesto,Felicianopodíadormir;nisiquierasetumbó.Sesentóensu

cuarto junto a la ventana, observando la ululante noche e intentando no dejar

Page 427: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

lugaraldolor.Sedabacuentadequeeraunadiósdefinitivo.Asuspiesestabaahora el huerto nevado y era como si le hablase en susurros de los viejostiempos.Oiríaaquellavozsiempre.

AlastresymediaaparecióAlexparadespertarla.Soloseleveíanlosojos,porlacantidadderopaquellevabaencima.

—Abrígatetodoloquepuedas:haceunfríodemuerte.Felicia se puso ropa interior de lana aunque no podía soportarla, dos

pantalones largos y dos jerséis, encima el abrigo de invierno, botas forradas,bufanda,gorroyguantes.ModesteyJadziahabíandespertadoentrelasdosalosniños y los habían preparado; medio en sueños y helados, estaban en elvestíbulo;doslloraban.Sophieardíadefiebre,sequejabadedolordegargantayestabatancongestionadaqueapenaspodíarespirar.Modesteparecíamuyinfelizy apretaba contra ella a su bebé de cuatro meses. Estaba completamentesuperadaporlosacontecimientosyhacíasinrefunfuñartodoloqueledecían.

Los prisioneros rusos ayudaron a enganchar los caballos y Felicia lespreguntóporúltimavezsiqueríanirseconellos.Negaronconlacabeza.Sabíanque,si lossoldadosdelEjércitoRojolosatrapabanhuyendoconlosalemanes,estabanperdidos.

Latormentaaullaba,Feliciasehabíatapadoconlabufandalaboca,perolanieveledabaenlanarizylafrente,ylecortabalapiel.Conesfuerzo,luchabaparaavanzarporelpatioconSophieenlosbrazos.Secongelaríanconesefríomortal, omorirían de agotamiento. En el momento de la partida, a Felicia lahabíaabandonadoelvalor,y loúnicoque lahacíaapretar losdientesyseguiradelanteeranlaspalabrasdelaabuela:«PiensaenSophie.TúyAlexlallevaréisaloeste.Ellaeselfuturo,noLulinn».

«Québienquemamánohayatenidoqueviviresto»,pensó.—¡Llevaréelprimercarro!—gritóAlexparahacerseoírporencimade la

tormenta—.Yveselúltimo.Felicia,¿creesquepuedesllevareldelmedio?—Sí,porsupuesto.¿«Por supuesto»? ¡Pero si estaba a punto de echarse a llorar de frío…!

Page 428: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

MetieronaModesteyalosniñosenloscarrosentreelequipajeysesubieronalpescante.

—Adiós,Lulinn—dijoFeliciaenvozbaja.Enlacasahabíaluzentodaslashabitaciones,relucíaclaraytempladaenla

noche.¿HabíaorganizadoaquelloLaetitia…comoúltimoadiós?Los caballos echaron a andar. Eran bestias robustas, descansadas, pero

Felicia se preguntó cuánto aguantarían. Tenían que emplear toda su fuerza enarrastrarloscargadoscarrosatravésdelanieve,empujarconesfuerzocontralatormenta.Habíandejadoatráslacasaconsusluces.Avanzabanalolargodelaavenidaderoblesyanteellossoloseextendíalaoscuridaddelanoche.

Cuando amaneció, dejó por fin de nevar, también amainó la tormenta, peroseguíahaciendounfríodeespanto.Feliciayanonotabalasmanosdelafirmezaconquesujetabalasriendas,teníalanarizcomountémpanodehielo.DetrásdeellaoíaenelcarrolarespiraciónroncadeSophie.Devezencuandosevolvíayatisbabaenlasemioscuridadbajolalona.

—¿Sophie?Sophie,¿estásbien?—Sí—le llegaba lastimera su voz, pero, a pesar de su respuesta, la niña

llorababajitoysequejabadelagarganta.Casinopodíatragar.Nubes bajas cargadas de nieve en el cielo, nieve hasta donde alcanzaba la

vista, árboles desnudos en el horizonte. Los riachuelos que tenían que cruzar,afluentesdelPregolia,estabancongelados.Loúnicoquehabíaasualrededorerasoledad invernal. El miedo a los rusos, el frío, la necesidad de salir adelantecomo fuese habían desplazado el dolor de la despedida. Felicia no pensó enLulinn durante aquellas horas. Solo quería avanzar hacia el oeste, hacia laseguridad. Hacia algún lugar en el que hiciese calor y pudiese estirar lasextremidadesdoloridas.

Albordedeunbosquecillo,concedieronaloscaballosunpequeñodescanso,

Page 429: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mientras bebían té de los termos. Felicia dio un par de pasos para estirar laspiernasypateóelsueloparanopermanecerinmóvil.

—¿QuéhapasadocontuClarissa?—lepreguntóaAlex—.¿Lahasdejadosinmás?

—NoeramiClarissa.Además,estuveayerporlanocheconellaparadecirlequeerapeligrosoquedarse.Peroniellanisufamiliaqueríanvenir.

—¿Estuvisteconellaayer?Éllamiróconparticularseriedad.—Sí.Peroesonotendríaporquéinteresarteenabsoluto.—Nome interesa—replicó Felicia. Cambió radicalmente de tema—:Me

preocupamuchoSophie.Sigueconfiebre.Ensuestado,esteviajeporelfríoesunalocura.Notendríaquehabermedejadoconvencer.

—¿Vasacomenzarotravezconeso?—preguntóAlex,irritado.—Mírala.Escuchacómosuenasurespiración,cómo…—¡Nosetratadeeso!—Alexhabíaentornadolosojosderabia—.Felicia,

porúltimavez,noteníaganasdemorir.Tampocoencontrabaagradablelaideade ver cómomorían estos niños.Y nome gustaría presenciar cómo te violanveinte rusos uno detrás de otro. ¿Entiendes? No te podría haber ayudado. Ninadie.Tampocoamí.Puedequealgunavezteentreesoenlacabeza.

Enfadado,sediolavueltaypisoteólanievedecaminoasucarro.—¡Seguimos!—ordenó.Amediodíaencontraronunalargacaravanaquesemovíamuydespacioya

duraspenashaciaeloeste.Cadapocoseatascabaalgúncarroydegolpenadiepodíaavanzar;duranteuntiempoqueatodoslesparecíaeterno,nadasemovía.Los refugiados eran de la zona de Treuburg, algunos de Goldap, y contabanincidentes que helaban la sangre en las venas. Los tres carros se unieron a lacaravana y enseguida una joven que viajaba acurrucada bajo el toldo de otrocarro bajó de él y subió al pescante de Felicia sin preguntar. Era obvio quenecesitabadesahogarsecomofuese,porquecontócon tododetallecómohabíahuidodesucasa—elpermisollegóenelúltimomomento—ycómosupadre

Page 430: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tenía horribles sabañones en los pies que le causabanmucho dolor. Cerca deLakiele, los rusos habían disparado al convoy, hubo unmontón demuertos y,luego, pararon al azar algunos carros, sacaron de ellos a los hombres y losmataronatiros.LossoldadosdelaWehrmachthabíanconseguidoabrirpasoporfinalacaravana.

—SeráunaliviocuandolleguemosaElbing.Esperoquehayaaúnbarcos.—MiródereojoaFelicia,llenadecuriosidad—.¿Tambiénustedeshantenidoqueabandonarlotodo?

—Sí.Notenemosnadadevalor.—Claro,peroseguroqueeranmuyricos.Suabrigoesbueno…Estaguerra

noshaceigualesatodos,¿eh?Ricosypobres,ahoratodoshuimosjuntosdelosrusos.Yanohaydiferencias.

Feliciaestabacansaday secallócon la esperanzadeque laotradejasedehablar.Peroentonceslajovenmirócuriosaenelcarro,dondelapequeñaSophieestabaacostadarespirandoruidosamente.

—Nosuenanadabieneso.¿Essuhija?Lahapilladobuena.—Unresfriado—dijoFelicia,escueta.Notódenuevoloscalambresenlasmanos.Lacolumnavolvíaaestarparada

y,porsuerte,laacompañantedeFeliciaaprovechóaquellapausaparabajardelcarroyregresaralsuyo.Feliciasearrastróbajoel toldoparaanimaraSophie,perolaniñateníayaunafiebretanaltaquenisiquieraeracapazdehablar.Abriólosojos,peromiróaFeliciaconaireperdido.

—Sophie.¡Sophie!¿Nomereconoces?La niña volvió a caer de inmediato en su intranquilo sueño, que solo

interrumpían las toses. Felicia subió al pescante. «Malditos rusos. Malditosnazis.»

Cada vezmás se sentía como en una pesadilla. Ni siquiera las noches debombardeoenMunichhabíansidotanhorriblesnilehabíanparecidotanirrealescomoaquellahuidaatravésdelanieveyelhielo.Cuandocayólanoche,casino

Page 431: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

podía sostenerse del cansancio, le dolían todos los huesos y tenía miedo decaerseenalgúnmomentodelcarroyquedarsetiradaenlanieve.

Las casas de un pueblo aparecieron ante ellos. Felicia se volvió.Alex ibaahorajustodetrásdeella.

—Alex,necesitoundescanso.¡Tengoquedormir!¿Nopodemosquedarnosaquíenalgúnsitio?

Ninguno podía aguantar más, ni siquiera los caballos. Alex fue a buscaralgúnalojamientoyencontróaunamujerqueestabadispuestaaacogeradosrefugiados.

—TúySophievaisalacasa.Losdemásdormiremosenlosgraneros.PeroSophienecesitaunacamadeverdad.

Feliciasedejócaerdelcarro.Lecrujíanlaspiernas.—No—dijo—,Modesteiráconella.ModesteySophie.Alfinyalcabo,yo

estoysana.Atravésdelaoscuridad,notómásqueviolasonrisadeél.—Comounamanzana—confirmó—.Absolutamenteindestructible.Poralgunarazón,esaspalabrasledieronenergíaynuevasfuerzas.Se metieron en los graneros junto con cientos de refugiados, sobre todo

mujeresyniños.Prepararoncamastrosconpaja,henoylasmantasquellevaban,sacaronlosvíveres.Unpardemujeressehabíanjuntadoparahacerunfuegoenunrincón,dondecocinabansopaparatodosenunagranolla.Cadaunodabaunpardeingredientesyprontoseextendióunagradablearomaqueconsiguióquealos demás se les hiciese la boca agua. Especialmente a los niños, quecomenzaronagimotear.Teníanhambre,sesentíandesgraciadosyhelados,ynoentendían lo que pasaba. Solo los más pequeños estaban tan cansados quecayerondormidoscomogatitos.

Yves resultó ser de gran ayuda. Encontró un rincón para todos en el quehabía menos corrientes, preparó un lecho de heno suave, ayudó a Alex adesengancharloscaballosyaalimentarlosyluegococinóunasopaparaFeliciay losniños.Hacía todo loquepodía,echabaunamanoa lasmujeresagotadas

Page 432: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quellevabandíasdemarcha,seencargabadeloscaballosolestraíaaguaparabeber.Sinembargo,Feliciaapenasseenterabadetodoaquello;habíaapoyadolacabezaenelregazodeAlexynotabaquelasimágenesylasvocesasualrededorcadavezsealejabanmás.Todoerasilenciosoysuaveauntiempo,asíquecayóenunsueñoprofundoynotuvopesadillas.

Conelquebrardelalba,aldíasiguiente,teníanqueponersedenuevoenmarcha.Felicia fue a buscar aModeste y aSophie, y se quedóhorrorizada al ver a laniña.Sophieestabahinchadadefiebreycasinorespiraba.Deliraba,decíacosasincomprensibles y se quejaba, en los pocos momentos lúcidos, de una sedinfernal.LamujerquehabíaalojadoaModestedijopreocupada:

—Pareceneumonía.¡Pobrecita!—¿Tieneusteduntermómetro?—preguntóFelicia.Lamujer le trajo uno.El resultado las asustómás aún: casi cuarenta y un

grados.—Nopodemoscontinuar—dijoFelicia,alarmada—.VoyahablarconAlex.

Si la sacamos a este frío glacial y la metemos en el traqueteo del carro, lamataremos.¿Podríaquedarseunpardedíasensucasa?

Lamujernoestaba,desdeluego,entusiasmada,peroaccedió.FeliciafuedondelacaravanayaseestabaformandoyvioqueAlexesperaba

impaciente.—Nopodemosseguir,Sophieestádemasiadoenferma.Tengomiedodeque

muera.Alexmaldijo.—Perotenemosqueseguir.Tenemosquellegaralafronteraoccidentalantes

de que los rusos la cierren. ¿Entiendes? En esencia, nos hemos quedado sintiempo.

Feliciasacudiólacabeza.—Míralatúmismo,Alex.

Page 433: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

CuandoAlexvioalaasfixiadaSophie,dudó.AlfinaldecidióqueModeste,sus hijos e Yves semarcharían en la caravana con dos carros, mientras él sequedabaconFeliciaySophie.Modestecomenzó,cómono,allorardeinmediatoy dijo que tenía miedo de quedarse sola con «el francés», pero Felicia latranquilizó.

—Cuidarádevosotros,deesopuedesestarsegura,Modeste.Laprimaaccedióresignada.FeliciarogóaAlexquepartieratambiénconlos

demásy,porsupuesto,élsenegó.—Hedecididoquetellevaréaloeste—dijo—,ysabesquenorenuncioalas

cosasquemepropongo.Aunquetalvezahoraentiendesloquehaslogradocontuobstinación.Sihubiésemoshuidoenotoño,noestaríamosarrastrándonosporlanieve,ySophienoestaríaenpeligro.Perotú…

Feliciaenseguidasepusoaladefensiva.—Dejadeechármelotodoencara.Podríashaberteidoantes,nadieteobligó

aquedarte.Desdeluego,yono.Veteahorasiquieres.Lopreferiríaatenerqueoírdurantelospróximosdíasysemanastusincesantescríticas.

—Nomevasaverenlospróximosdías—anuncióAlexconfrialdad.Sediolavueltaysaliódelacasa.Resultóqueelmédicoquevivíaenelpueblohabíahuidoensecretoconla

caravana,yelmédicodelpueblovecinoestabaenlamilicianacional.FeliciaysuanfitrionaseocuparoncomopudierondeSophie: ledieronfriegascontra lafiebre, infusiones de hierbas e incluso consiguieron pastillas para el dolor degarganta.Pero la fiebrenobajaba, losdoloresnocedían.En losmomentosdeclaridad, Sophie pedía nieve; quería comer nieve, tanta como pudiese, paramitigarelardordelagarganta.

—Sophie,esosolo tepondrámásenferma.Tienesqueaguantar—ledecíaFelicia,desesperada.

«Tengo que llevarla a Berlín, tengo que llevarla a Berlín. No puedopresentarmeanteBelleydecirlequesuhijahamuerto»,pensabaunayotravez.

Page 434: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Dos díasmás tarde se despertaron todos a primera hora de lamañana con elruido de fuego de artillería. No estaban disparando al pueblo, pero había unabatallamuycerca.Algunaunidadrusaqueavanzabaporelnorte,paralelaalejesurdelaPrusiaOriental.

Felicia salió de la camadeun salto y se vistió deprisa, corrió a través delviento helado y sobre las calles nevadas hasta el granero donde dormíaAlex;además de él, solo quedaban un par de familias que no se habían decidido aseguir y esperaban poder volver a su pueblo. Ahora eran los primeros enengancharsuscaballos.

—Alex.Feliciaseabriócaminoentrelagente.Habíaadelgazado,sehabíarecogido

elpelodesgreñadoconuncordón.Losojosbajoelgorrodepielnegroparecíanaúnmásfríosygrises.

—Felicia, tenemosque irnos—dijoAlex—.Dentrodeunpardehoras losrusosestaránaquí.¿Cómoestálapequeña?

—Igual demal. Está… como si se estuviese quemando por dentro con lafiebre. Pero no podemos quedarnos aquí. Dios mío, Alex —por un segundoestuvoapuntoderendirsealadesesperación—,soyresponsabledeella.Noseme puede morir. —Alex no contestó. Felicia se recompuso—. La visto y latraigo.Mientras,enganchaloscaballos.

No había permiso de evacuación para el pueblo, así que la mitad de loshabitantes seguía allí, en parte por miedo a los nazis, en parte por miedo alfuturoinciertoquelosesperabaenloscamposnevados.Nolograbandecidirseadejartodoloquetenían,cargarsololomásnecesarioenuncarroyhuirhaciaeloeste.

TampocolamujerquehabíaalojadoaFeliciayaSophiequeríamarcharse,aunqueFelicialehabíaofrecidounsitioconellos.

—Siempre he vivido en este pueblo—dijo—. La casa la construimos mimarido y yo. Nuestros hijos nacieron aquí. No puedo irme, ¿entiende?Además…¿quévaapensarmimaridocuandovuelvadelaguerra?

Page 435: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

FelicianocreíamuyprobablequeélvolvieseyAlexnocreíamuyprobableque, en caso de que lo hiciera, aún la encontrase viva, pero ella no se dejóconvencer. El suelo temblaba bajo los estallidos de los obuses y el aireretumbaba con el fuego de la artillería cuando la caravana se puso enmovimiento. Felicia y Alex iban en su carro. Alex conducía. Felicia se sentódetrásysostuvoaSophieenlosbrazos.Cuandoamaneció,lamañanaresultódeuna belleza casi sobrenatural. El cielo relucía en toda la gama de los colorespastel,desdeelcelestehastaelamarilloclaro,pasandoporunrojosuave,y lanieve reflejaba todo aquel colorido. Sin embargo, aún estaban a veinte gradosbajoceroyenelestesealzabandenuevooscurasnubesdenieve.

Page 436: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

3

El cielo en el horizonte estaba iluminado de rojo debido a los incendios. Lascasas y las granjas se elevaban negras contra él; las llamas bailaban en lostejados.Elairetemblabaconlosestruendosdeloscañones.Aparecierontanquesrusos junto a la caravana, que empujaron algunos carros fuera del camino.Nevabaydelnorestesoplabaunvientohelado.Losrusos,quehabíancruzadolaPrusiaOrientaltrazandounarcohaciaelsur,estabancercadeElbing,laciudadcosteradel istmodeCurlandia,queenaquellosdíaseraeldestinodemilesderefugiados.

Felicia desconocía la situación exacta de Alex en el convoy. Conducía elcarromientrasellaySophiehabíanencontradorefugioenuncamióndelejércitoalemán.Traqueteabaunpocomenosqueelcarroy,además,lagranlonaprotegíamejor del frío. Los soldados le habían ofrecido llevarla después de echar unvistazoa laniña febril en susbrazos.ParaAlexnohabía sitioenel camiónyFelicia, aterrada, al principio se había negado a separarse de él, pero al finalaccedió. Desde que lo había perdido de vista, se sentía abandonada ydesgraciada.Seacurrucabaentresoldadosheridos,enmediodelhedorasangre,pusyexcrementos,eintentabatranquilizaraSophie,quesequejabadeunasedinfernal.Elsoldadoqueteníaasulado,quellevabaunavendaenlacabeza,diounsuspirobajitoysehundióhaciaunlado.

—Muerto—dijounodesuscompañeros,apesardequesusturbiosojosnolepermitieronverelmovimiento.

Aúnerajoven,quizáveinticincoaños,calculóFelicia,perosuexpresióneradeunviejocansado.Teníalavistaperdida,indiferente.

—Si lo tiran del camión—dijo otro refiriéndose al fallecido—, tendremos

Page 437: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sitioparaunomás.—Nopodemos tirarlo a lanieve sinmás—protestóuncapitán jovencuya

pierna teníamalaspectoyobviamente ledolíamucho,peroelprimerosoloserioburlónyconamargura.

—MuchosdelosnuestrosestántiradosenRusiasobreunmontóndenieve;pocoimportaunomás.

Muycercaestallóunobús.El ruido fue tanensordecedorqueFeliciagritóaterrada.

—¡Canallas!Estándisparandoalacaravana—gritóelcapitán.Se estiró en busca de su arma, un gesto bastante inútil porque solo le

quedabaunproyectil.Conun frenazochirriante,elcamiónsequedóparado.Desde fuera llegaba

uncaosdevocesconfusas,gritabanórdenes,disparaban.Lasmujereschillaban,losniñoslloraban.FeliciaabrazófuerteaSophie.

Rasgaron la lona. Aparecieron caras extrañas con gruesos gorros de piel:pómulos anchos, narices chatas y ojos ligeramente rasgados. Llevabanametralladoras y gritaron algo a los ocupantes del vehículo. Los soldadosentendieronquelesordenabanbajar.Unotrasotrosalieronalanieve,Feliciaenúltimolugar.Elcapitándelapiernaheridanoloconsiguióalaprimera,perounrusoloayudódándoleungolpetanfuerteconelarmaquecayóalcamino.Dosrusossubieronalinteriordelcamión,arrastraronfueraalmuertoylotiraronalacuneta.Luegodesarmarona los soldadosalemanes.Uno sedefendióe intentóaferrarseasufusil.Ledispararonaquemarropa.

Todalacaravana,queseextendíaalolargodekilómetroymedio,sehabíadetenido,almenoshastadondealcanzabalavistadeFelicia.Portodaspartesseoíangritosydisparos.

Unodelosrusos—erabajitoycorpulentoyteníalasmanoscomopalasdegrúa—seacercómuchoaFelicia,tomóunmechóndesulargamelenaylodejóresbalar por los dedos. Dijo algo que ella no entendió. Felicia reculó casiimperceptiblemente.Seledisparóelcorazóndetalformaqueeraimposibleque

Page 438: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

losdemásnovierancómoletemblabaelcuerpo.«Nomevaaforzaraquíenlanieve…delantedetodaestagente…»

Elhombre repitió loque acababadedecir, pero ella seguía sin entenderlo.Susgigantescasmanosagarraron lamantaen laqueestabaenvueltaSophiey,con cuidado, la retiraron un poco de la cara de la niña. El rusomiró los ojosabiertos como platos por el miedo, que brillaban de forma poco natural, yescuchó la ruidosa respiración. Preguntó algo. Felicia no tenía ni idea de quéquería,perocontestó:

—Estámuyenferma.Seguramenteesneumonía.Peronohemosencontradoenningúnsitiounmédicoquepudieraocuparsedeella.Nosécuántoviviráconestafiebretanalta.

ElrusohurgóenlosbolsillosdesuchaquetadepielysacóunabolsitaquedesatóypusobajolanarizdeFelicia.Ellamiródentro:hojassecasytrozosderaíz.

—¿Quéeseso?El ruso tiró del cordón que cerraba la bolsita y la depositó en lamano de

Felicia.AlavezseñalóaSophieypronuncióundiscursolocuaz.—Supongo—dijo uno de los soldados alemanes—que es una infusión, y

dicequepodríaayudaralapequeña.UnsoldadodelEjércitoRojoloempujóconlaculatadelfusilenlaespalda.

Feliciaagarróbienelregalo.—Gracias—dijo—.Muchasmuchasgracias.Paraasombrogeneral,lacaravanapudoseguiravanzando.Aunquelosrusos

se llevaron a todos los soldados, así comoaunmontónde civiles, hombres ymujeres, que colocaron en una larga fila e hicieron marchar en la direccióncontraria.Sellevarontambiénlosvehículosdelejércitoydispararoncomoaunadocena de hombres, cuyos cadáveres yacían ahora a derecha e izquierda delcamino.Felicia temblabaporAlex,aquiennoencontrabaporningúnsitio.Sepreguntó cómo, en nombre del cielo, iban a conseguir ella y Sophie llegar aloestesiAlexnoestabaconellas.Peronopodíaquedarsecavilandoenlacuneta;

Page 439: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

teníaquebuscarunnuevo transporte.No lograría llevarenbrazosaSophienidiez metros. Un campesino que había cargado casi todo su mobiliario en undesvencijado carro dejó subir a Felicia. Se apretó con una familia numerosaentrecolchasyollas;habíacomomediadocenadeniñosyunamujerflacaquelamiróconcaradepocosamigos.Dosvecestuvieronquebajartodosparasacarel carrodel barrodel camino reblandecido.Cuando era yanoche cerrada, contemperaturasglacialesyunaligeranevada,llegaronporfinaElbing.

La ciudad estaba a rebosar de gente. En las calles, en los portales de lascasas, en lasmarquesinasdel tranvía, en losgarajesy en lasplazas,por todasparteshabíarefugiadosacampados.Lamultituderaabsolutamenteimpenetrableenelpuertoyenlaestación.Allítodosteníanlaúltimaesperanzadeencontraruna plaza en un barco o en un tren. Hacía solo unas horas que un barco depasajeros había subido a bordo a dosmil personas; sin embargo, era solo unafraccióndelasqueesperabanunaoportunidadparahuir.Delantedelosbarcossalían rompehielos que abríanun caucehastaPillau; unagruesa capadehielocubría, de hecho, el agua del istmo de Curlandia, que cruzaban a pie unacaravanatrasotra.Porsupuesto,habíabombarderosdelEjércitoRojoqueteníanalosrefugiadoscomoobjetivo.Felicia,queyahabíadejadoaloscampesinosyvagabaporlascallesdeElbing,seenteródeestoporlasconversacionesqueoíaalvueloydecidiónodirigirsealpuerto.Laideadequeunabombalahundieseen las mareas heladas del Báltico la llenaba de terror. Intentaría llegar a laestación.

Con dificultad, averiguó el camino y constató asombrada que para loshabitantes de Elbing la vida seguía un ritmo bastante habitual. En los cinesinclusohabíafuncionesdenocheyanteunhoteleleganteesperabaunbotonesdelibreapararecibiralosnuevoshuéspedes.Lacoexistenciadelfindelmundoylanormalidaddabaalescenariounairesurrealygrotesco.

Sophielepesabaenlosbrazosporloqueteníaquepararcontinuamentepararecuperarelaliento.Elfríolecortabaelrosto,peroteníatodoelcuerpobañadoensudordelesfuerzoyelagotamiento.Cuandollegóalaestación,dabatraspiés.

Page 440: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Hacíamásdedocehorasquenohabíacomidonada;hacíatresdíasytresnochesque no había dormido más que un ratito. Los ojos escocidos, los huesosdoloridos, losdedosde lospiesmediocongelados, lasensacióndevacíoen latripa,elhorriblecansancio,todohacíaquesemovierademaneramecánicay,silehubiesenpreguntadodedóndesacabalasfuerzasparaponerunpietrasotro,no lo habría sabido. Puede que Sophie fuese la respuesta. En la cabeza lemartilleaban aún las palabras de Laetitia: «Pon a Sophie a salvo. Llévala aloeste».

Dabaigualsiperdíalavidaenello,pondríaaSophieasalvo.Enelvestíbulodelaestaciónhabíagentesentadaenelsuelo,enmaletas,en

mantasoensillasquehabíanllevadoconsigo.Habíanencendidovariosfuegosen los que calentarse las manos o incluso hacerse un té. Felicia se metió enmediodelamultitud.

—¿Salealgúntrenestanoche?¿Sabesiestanochehabrátrenes?Lainformacióneraincierta,peroalguienjurabaqueeljefedeestaciónhabía

aseguradoqueaprimerahoradelamañanahabríauntrendeElbingaDanzig.Danzig,menos era nada.No estabamuy lejos, pero era un avance. Felicia seacordódelaspalabrasdeAlex:«TenemosquesalirdelaPrusiaOrientalantesdequelosrusoslleguenalafrontera».TalvezeraelúltimotrenparaDanzig, talvezeralaúltimaoportunidad.

Conlafaltadeconsideraciónquehabíademostradotenerenlosmomentosmásdifíciles de suvida,Felicia se abrió camino a travésde lamuchedumbre.Haciadelante,haciadelanteporelandén,esoeraloúnicoqueimportaba,estarentre lasprimerascuandoel siguiente trenentraseen laestación.Si llegabaelcaso,tiraríadelestriboaquienfueraparasubirellaalvagón.

Había conseguido llegar hasta casi el borde de la vía. Muchos habíangruñido, un hombre la había increpado cuando se coló por su lado, pero, dealgunamanera,laniñaenfermaensusbrazosledabaciertainmunidad.Nadieseatrevíaadetenerla.Cuando,porfin,nopudoseguiravanzandopormuchoqueseempeñase,sesentóenelsuelo,apoyadaenlacolumnadepiedradeunreloj,a

Page 441: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

recuperarelaliento.Seguramentenopodríavolveradarunpasoenlaviday,dehecho, tampoco quería hacerlo. Tenía la sensación de que sería capaz deaguantarcualquiercosa,peronoconseguiríalaenergíasuficienteparavolveralevantarse.

LaangustiosatosdeSophielaarrancódesuletargo.Seacordódelashierbasque le había puesto en la mano el soldado ruso. ¿Debía intentar hacer unainfusiónparalaniña?Talvezenunodelosfuegosqueotroshabíanencendidoasualrededor.DejóaSophieenelfríosueloyesperóquelasmuchasmantasenlasqueestabaenvueltalamantuviesenmásomenoscaliente.Pidióaunajovenquecuidasedelapequeña.Feliciavolvióaabrirsepasoentrelamultitud,conlabolsadehierbasapretadacontraella.Nomuylejos,unafamiliaderefugiadossecalentabalasmanosjuntoaunfuego.Feliciasedirigióaellos:

—¿Me permitirían preparar una infusión? Tengo una niña pequeña muyenferma,quecasiseahogadelatos.Porfavor,¡ayúdenme!

Caritativa, la gente sacó una olla de su equipaje, alguien consiguió agua,inclusoencontraronuncoladorparaservirluegolainfusión.Elbrebajeapestaba,perounodeloshombresqueestabaallíexplicóqueesaeralamejorpruebadeque curaba; su abuela tenía recetas de infusiones misteriosas como aquella ysiempre hacían efecto. A sus palabras siguió un corto silencio lleno dedesaliento; la abuela y las infusiones de hierbas significaban, con demasiadaclaridad,tiempopasadoquenorecuperarían.

Alguiendijoenvozbaja:—Essolounapesadilla.Undíapodremosregresar.PeroFeliciaestabaseguradequenohabíaesperanza.VolvióconSophieyle

dio la infusión con ayudade la jovendesconocida.Sophie intentó defenderse,pero estaba demasiado débil para ofrecer resistencia. Felicia insistió hasta quehubovaciadoelvaso.Luegolequitóunadelasmantas,laextendióenelsuelo,se sentó sobreellayarropóa laniñadormidaen susbrazos.Sophie respirabaalgomejor,yhabíadejadodetoser.

«Aguanta,Sophie.TevoyallevaraBerlín,teloprometo,peroaguanta.»

Page 442: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Caíanunoscoposdenievegrandesydensos.Alaunaymediadelamañana,FeliciasequitóelabrigoparaponérseloaSophie,puesellanoteníatantofrío,solounasensaciónhúmedaydesagradableenloshuesos.Unayotravezmirabahacia arriba, donde, entre las nubes, brillaba la luna en rarosmomentos.Rezópara que fuese pronto de día y llegase el tren. Sabía que tendría que luchar amuerte,peroesoleparecíamejorquesoportarlaespera.Estabaconvencidadequenopodríapegarojo,peroelagotamientoacabóporvencerla.Alrededordelascincodelamañanasequedódormida.

Cuando se despertó, rayaba el día. Había dejado de nevar, pero las nubescargadas de nieve no prometían nada bueno. Felicia necesitó medio segundoparaentenderdóndeestaba.Luegoseirguióprecipitadamenteyseleescapóungritodedolor:lasarticulacionesselehabíanquedadotanrígidasdebidoalfríohúmedoqueledolíanconcadamovimiento.

La joven que la había ayudado por la noche con Sophie estaba inclinadasobre ella; era evidente que la había sacudido para despertarla. Parecía muypreocupada.

—Teníamiedodequesecongelase,dormíatanprofundamente…—¿Sehaidoyaeltren?—preguntóFelicia,aterrada.—No,no,pero…—¿Qué?La mujer miró el hatillo en el que estaba envuelta Sophie. Tenía una

expresiónextrañaenlosojos.—Metemo…Feliciaabrióelabrigoylasmantas.Elcorazónlelatíaderepenterabioso,y

selehizounnudoenlagarganta.—¡Sophie!—Sacudióalaniña—.¡Sophie!¡Sophie!Habíagritadosunombretanytanaltoquedetodaspartessevolvieronpara

mirarla.—¡Sophie!La carita pálida, amarillenta. La nariz inflamada. La pelusilla de las cejas

Page 443: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sobre losojos.Lapuntadeldensonacimientodelpeloen la frente.Los labiosagrietadosporlafiebreligeramenteabiertos.Laspálidasyfinasvenillasdelassienes.

—¡Sophie!Sophie,despierta,porfavor.LaimagendesvalidadesunietasegrabóenlamentedeFeliciaparaelresto

delostiempos.Siemprelaveríaasíanteella,dedíayensussueños.Sophiehabíamuertodurantelanoche.

Felicia corriópor la ciudad, con laniñamuerta en losbrazos.Sehabíahechocompletamentededíayyanoleinteresabasillegaríaeltren.Nosabíasiquierahacia dónde corría.En la estación solo había tenido un pensamiento claro: nopuedodejarlaaquítirada.Elgentíolapisotearía.Tengoquesacarladeaquí.

De pronto ya no era tan importante huir. Tampoco pensaba ya en lo quepasaría.Estaba como aturdida y, tras el aturdimiento, asomaban el horror y eldolor. Sophie había muerto y ella ni siquiera se había dado cuenta. ¿Podríahaberloevitado?¿Habíaardidodefiebrelapobreniña,sehabíaahogadodetososehabíacongeladoenelfrío?¿Cómopodíahaberlasostenidoenlosbrazossinenterarse de que se moría? Las preguntas se arremolinaban en una confusaespiralensucabeza,pero laquemás lagolpeaba—aunqueenrealidadnoeraconsciente—eralacuestiónmacabradedónde,poramordelcielo,podíallevarelcadáver.

«No puedo dejarla tirada en cualquier sitio. ¿Qué hago?» Era como sihubieseperdidoel juicioy,alprincipio,ni siquierasediocuentacuandoAlexapareciódeprontoanteellaylaabrazó.

—Felicia, ¡Dios mío! ¿Dónde te habías metido? Me he vuelto locobuscándote.

Alex estaba lívidodepreocupación.Felicia lomiró como si no lo hubiesevistoenlavida.Éllasacudióunpoco.

—¡Felicia!

Page 444: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Alex…—Sonabacomosituvieseunaboladealgodónenlaboca.Cuando Alex se fijó en el hatillo que llevaba en los brazos, notó que la

cabezadelaniñacaíademaneraextrañaaunladoyentendiólafríacongojaenlosojosdeFeliciayloquesignificabalarayadelgadayblancadesuslabios.

—¡No,Felicia!¿Cuándo…?Elladejóresbalarelhatillohastaelsueloycomenzóallorar.Noagritosy

sinmesura, sino en silencio y sin parar.Alex la había visto llorar tanto y tancalladasolounavez:hacíacincoaños,lanocheenlaqueélaparecióderepenteenMunichylaGestapoestabaregistrandolacasa.Feliciahabíaestadosoberbiahastaquetodoterminó,yluegosederrumbó.Ahoraeralomismo.Estabaallí,depie en medio de la calle, con los brazos colgando, la cara angulosa delagotamiento,ynopodíadejardellorar.Lahabríaabrazadoylehabríaacariciadolacabeza,perosabíaqueteníanqueirenseguidaalaestación,teníanquellegaralpróximo tren,quenohabía tiempopara lloraroafligirse.Tampocoquedabatiempoparaunentierro.

—Yotengolaculpa.—LavozdeFeliciasonabaapagadaycomouncristalquebrado—.PorquenoqueríairmedeLulinn.Porque…

—Noledesvueltas,Felicia.Enlosojosdeelladestellólarabia.—Túmismolodijiste.Notecontradigasahora.Lodijisteunayotravez.En silencio, Alex se maldijo por sus imprecaciones, pero ahora no podía

hacerlasdesaparecer,ynohabíatiempoparaexcusarse.—Felicia,tenemosqueiralaestación.Tenemos…—DeboenterrarprimeroaSophie.—Nopuedeser.Notenemostiempo.—Yosítengotiempo.—Felicia, no tiene sentido que muramos aquí solo porque te empeñes en

enterraraSophie.Ahífuera,enlascarreterasyloscamposdelaPrusiaOriental,hay cientos de cadáveres y nadie se ocupa de ellos. La dejaremos… Ladejaremosenunjardín.

Page 445: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¡No!Alexentendióquenosepodíahablarconellayquetendríaqueobligarlasin

mássiqueríaquetuviesenunaoportunidad.Laagarróviolentamente.—Nohassidonuncasentimental,Felicia,asíquenoloseasdeprontoenel

momentomásinadecuado.NonosfuimosdeLulinnyaguantamoselfríomortaldía trasdíahasta llegaraquí,paraacabaresperando tan tranquilosa los rusos.Vendrásconmigoalaestaciónaunquetengaquearrastrartedelpelo.

—Noquiero.NovoyadejaraSophietiradaencualquiersitio.—Claro, para que veinticuatro horas después también tú estés tirada a su

lado. Me gustaría saber lo que ella pensaría de eso —dijo él sincontemplaciones.

Ellalomiróperpleja,peroAlexpudoverensusojosquelaconmociónibacediendo y comenzaba a comprender que él tenía razón. Al final, dejaron elcadáverdeSophiealbordedeunparque,cubiertoderamas.Cuandovolvieronala estación, nevaba de nuevo, pero por lo menos el torrente de lágrimas deFeliciasehabíasecado.Extenuadaysinvoluntadacausadelapreocupaciónyel cansancio, trotaba detrás de Alex. Él le dijo que había vendido el carro aalguien en la periferia de la ciudad, pero ella apenas escuchaba; tampoco leinteresaba.SolopodíapensarenqueSophieyanovivía,enquellegaríaaBerlínytendríaquedarlelanoticiaaBelle.Estavezperdiósucapacidaddedejaraunladolascosasdesagradablesparaocuparsedeellascuandohubiesenperdidosuaspereza. No lo lograba. La imagen de Sophie muerta estaba grabada en susretinas,inamovible,ylaveíaconferozclaridad.

Eltrenaúnnohabíallegado.Aunqueerayacasimediodíayloesperabanparaprimera hora de la mañana, dominaba cierta agitación porque alguien habíaafirmadoqueapareceríaencualquiermomentoy,además,habíanvistotanquesrusosenlaciudad.Portodaspartesseoíaelruidodelaartillería,yelcieloenelesteestaballenodehumo.Cuandoelansiadotrenllegóporfin,seprodujoenel

Page 446: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

andénunahisteriacasipeligrosa.Desdeelprincipioestuvoclaroquesolounapartedelosqueesperabanpodríasubir.Lagenteseapresuróalosvagones;erandecarga,ensumayoríaabiertos,sinproteccióncontraelgélidoairedurantelamarcha.Losniños lloraban,habíamadres abrazandodesesperadas a susbebésconunamanomientrasconlaotraintentabantirardeunamaleta,loshombresseesforzaban por mantener a su familia junta de alguna manera. En laaglomeración no dejaban de separarse y verse arrastrados en direccionesopuestas.Unamujer que había perdido a su hijo en la confusión se peleaba agritoscontra lacorrientedegente,quecasi lapisoteó.Todoshabíanvividoenhermosascasas,enunatierramaravillosa,yhabíansidoamables,compasivosyde buen corazón, pero ahora huían de un enemigo cruel y los principios queguiaban su vida habían dejado de ser válidos. Lo único que servía ahora eraasegurarseunsitioenaquelmalditotren.

Felicia tuvo suerte. Era como si estuviese navegando una ola que subía.Consiguióagarrarunasidero,notóunestribobajosuspiesyse impulsóhaciaarriba, empujadapor lamasa.Eraunantiguovagóndecarbón, llenoyacomounalatadesardinas.TrasFeliciacabríanaún,comomucho,otrasdospersonas.Ellalohabíaconseguidoenelúltimosegundo.Comosiempre.

SevolvióyvioaAlex.Él estabamuypordetrásdeella—«Por supuesto,tienedemasiadaconsideración,nocomoyo»,pensóenfadada—yestabaclaroque no lograría subir al tren. La gente colgaba como uvas del vagón, lalocomotoraemitíayaunagudosilbido.Enpocomenosdeunminutosepondríaenmarcha.FeliciapensóenMaksim.EnBelle.EnSusanne.EnTomWolffysufábrica de juguetes. En la vida.Ymiró aAlex.No había ninguna razón parajugarseelcuelloporél,perosevolvióybajódeltren.Parasermásexactos,sedejócaerentrelamultitud,aterrizósorprendentementesobrealgoblando,ynonotóquesehabíahechodañoconunclavoquesobresalíayquelecaíasangrecalienteporelbrazo.Porencimadelgriterío,oyólavozdeAlex:

—¿Estásloca?¿Quéhaces?Portodoslossantos,¿quéestáshaciendo?Eltrensepusoenmarcha,rodódespacio,luegocadavezmásdeprisacuando

Page 447: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

salíadelaestación.Elandénestabaaúnllenodegente.Veintetrenesnohabríanbastadoparatransportaraaquellamultitud.AlexhabíaconseguidoabrirsepasohastaFelicia.Estabablancodelespanto.

—¿Porquélohashecho?Yaestabasarriba,portodoslosdemonios.—Sí, y ahora estoyde nuevo abajo, por todos los demonios—lo imitó de

malhumor.Odiabaquelaviesentomardecisionesirracionales,yvolverporAlexhabía

sido irracional. Ahora estaba de nuevo en aquella pavorosa estación, en unaciudad ya casi cercada por los rusos, que retumbaba con los estampidos de laartillería. Se preguntó cómo había podido hacer aquello y vio frente a ella ladesconcertante respuesta que ya tuvo una vez hacía muchos muchos años,cuandoera joven:demanera incomprensible,amabaaAlex.Nohabríapodidoponerse a salvo si él se enfrentaba a un destino incierto y, posiblemente, lamuerte.Entodasuvidasolohabíaamadodeformatandesinteresadaeidealistaaunapersona:MaksimMarakov.LociertoesquenosepodíapermitircomenzarconAlexlamismalocura,perosindudaalgunaacababadehacerlo.

Page 448: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

4

El 26 de enero de 1945, los soldados alemanes quedaron aislados en PrusiaOriental del resto del ejército. El 29 de enero, el Ejército Rojo entró enPomerania.Königsbergquedóbloqueada,aunquefuetenazmentedefendida.El3defebrero,seprodujerondenuevofuertesbombardeossobreBerlín,que,encualquiercaso,yanoeramásqueundesiertodeescombros.El12defebrero,elministrodeJusticiaalemánpromulgóunaordenanzaqueestablecíalacreaciónde cortes marciales para «delitos que ponen en peligro la fuerza combativaalemanaolatenacidaddelalucha».Seconsiderabaasimismoresponsablesalasfamiliasdelossoldadosquedesertabanodelosoficialesqueserendían,algunosde cuyos parientes fueron incluso enviados a campos de concentración.Alemania estaba agonizando, pero seguía actuando como si la defensa tuvierasentido:«ElFührernecesitatusacrificioenelejércitoyenlamilicianacional»,seleíaengrandespancartasportodaslasciudades.

En la noche del 13 al 14 de febrero, los bombarderos aliados redujeronDresde a cenizas. La ciudad estaba llena de refugiados del este. Las llamasarrasaronlascallesymataronamilesdepersonas.Noquedóapenasunapiedrasobreotra.

El 8 de abril, los rusos entraron enKönigsberg.El 9 de abril, se rindió elgeneralLasch,quehabíaresistidohastaentonces,yHitlerlosentencióamuerte.

El16deabril,comenzólagranofensivarusaaBerlín.

Bellehabíaconseguidocuponesextrade lechepara laniñadeNicola,peronosirviódenadaporqueenlastiendasnoquedabaniunagota.

Page 449: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Losiento—sedisculpabanlastenderasencogiéndosedehombros—.Nohayleche.Nisiquieraenpolvo.Puedequeenotrositio…

Se sentía cansada y débil. Como tan amenudo en los últimos tiempos, ledolíalatripa,consecuenciamuyprobabledelaalimentacióninsuficiente.Elairetemplado de los primeros días de primavera le daba sueño, la imagen de ladevastaciónasualrededorlaagobiaba.Portodaspartes,cascotesyescombros.Ruinas.Vanosdeventanavacíos.Personasafligidascubiertasdeharapos.Gentesincasa,refugiadosqueacampabanalairelibre,conunamaletaouncarretónasu lado. Los chicos de las Juventudes Hitlerianas desfilaban formando largasfilas por las calles, rostros infantiles en sumayor parte y, a pesar de ello, yareclutadosparalamilicia.Mujeresconpañueloenlacabezayelcuerpocubiertodecalayudabanaapartarloscascotes,untrabajoestérilfrentealosmontonesdeescombros.Y,sinembargo,entreladestrucción,entrelasruinas,lavidaseguía:como siempre en primavera, también había en las esquinas de las callesdevastadas mujeres mayores que ofrecían efímeros ramilletes de narcisos yazafranes. En un patio interior bombardeado, relucía amarillo y triunfal unsolitarioarbustoderetama.

Cuantomás cerca de casa estabaBelle,más despacio iba.Odiaba llegar acasa. Las tres habitaciones estaban abarrotadas: ella misma, Christine, Nicolaconsubebé,Anne…yaeranbastantes.Pero,desdefebrero,acogíantambiénaModesteyasuscinconiños(elmayor,Victor,estabaaúnenlaNapola).Aunquecuatrodormíanenelpequeñodesvánquecorrespondíaalavivienda,poreldíabajabantodoeltiempo,chillandoyembarullando.Porsuerte,almenoseljovenfrancésquehabíaacompañadoalafamilianosehabíaquedadomásqueundíaydespuéssehabíamarchadoparaintentarllegarasupaís.

Modeste había adelgazado asombrosamente y sus ojos de vaca habíanperdido la expresión de desidia y lucían ahora una llamarada nerviosa queprovocabacompasiónenquienlaveía.LecontóaBellesuhuida,quedebíadehaber sido horrible.Modeste había escapado con el carro sobre el hielo de lalaguna del Vístula, bajo las ráfagas de fuego de los aviones rusos. En algún

Page 450: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

momento, los caballos se derrumbarony tuvieronque seguir todos a pie.Mástarderecorrieronalgunostramosenvariosvehículos,aunqueensumayorpartetuvieronqueandaryasíllegaron,enflaquecidosyagotados,alaasoladacapitaldel Reich, donde aún necesitaron unos días para averiguar dónde vivía Belle.ModestenohablabadeotracosaquedesuJosephyrecorríaensucabezatodosloscaminosporlosquepodríaaveriguarquéhabíasidodeél.Porsupuesto,porelmomento no había ninguna posibilidad, ya que las comunicaciones estabancortadasconelesteyelEjércitoRojocomenzabaacercarBerlín.

Modeste solo había dado un enrevesado informe sobre la enfermedad deSophieydijoqueFeliciadecidióinterrumpirlahuidahaciaeloestehastaquelaniñaestuviesecurada.

—Eso fue en algún pueblecito entre Insterburg y Elbing. Pero no tepreocupesdemasiado,Belle.AlexLombardestáconella.

Belle estabamuy lejosdenopreocuparse.Esmás, sentía unmiedoque leresultaba desconocido. Alex y Felicia contra el Ejército Rojo… ¿Cómo deenfermaestabaSophieparaqueFeliciacorrieraelriesgodequedarseenPrusiaOriental cuando los rusos estaban ya a tiro de piedra? ¿Y qué había pasadoluego?¿Vivíanaúnoloshabíanmatado?¿Ysiloshabíanapresado?¿Quéhabíasido de la bisabuela Laetitia después de que los demás se hubiesen ido deLulinn? ¿YMax? No había tenido noticias de él desde Stalingrado. De Paultampocohabíansabidonadadesde1942…Dabaigualdóndemirase,portodaspartesteníapersonasqueridasabandonadasasusuerteyellanopodíaayudarlas.AñorabaaAndreas,quelaabrazaseunmomento.Lehabríagustadotantoapoyarla cabeza en su hombro, respirar hondo y olvidar por un momento todas laspreocupaciones…PeroAndreasestabaenSuizaporquenoselehabíaocurridonadamejorqueganardinerodeformailegal.

Bellesacópechoysiguiósucaminohaciendocasoomisodeunarefugiadasilesianaconuncartelenlasmanosenelquepedíauntechobajoelquedormiryalgodecomer.

—Porfavor,notengocasa,notengonada,ayúdeme…

Page 451: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

«PorDiosbendito,comosinoestuviésemosyabastanteapretadas…»,pensóBelleconimpaciencia.

Abrióelportón.DesdeeldescansillodearribalellególavozdeModeste:—¡Belle!¡Belle!¡Venrápido!«Probablementealgunodeesosmalditosniñossehacortadoundedooha

vueltoairselaluz»,pensóBelle.Siemprequepasabaalgolallamaban.Seveíaobligadaatenerconsejosparatodasyahacerquetodofuncionasebien.Avecessesentíatancansadaquehubiesepreferidotumbarseadormirdurantesemanas.

Modesteestabaasomadaalabarandilla.—Dios mío, Belle, por fin. ¿Dónde has estado metida? Te estamos

esperando.¡Dateprisa!Bellehabíallegadoalúltimoescalón.—Pero¿quépasa?Modestelaagarródelbrazo.—No te vas a creer quién ha venido. ¡Te parecerá imposible!Después de

tanto tiempo, tumadre está aquí,Belle. Felicia está aquí.ConAlexLombard.¡Ven!¡Deprisa!

FeliciayAlexestabansentadosenlacocina.Aprimeravista,eranevidenteslas penurias que debían de haber pasado, porque estaban demacrados y teníansombrasoscurasbajo losojos,yFeliciahabíaperdidounabarbaridaddepeso.¡Ysupelo!¿Teníaantestantascanassobrelafrenteyenlassientes?EntreellayAlexhabíaunafamiliaridadobvia.FeliciasiemprehabíatenidoproblemasparamostrarsentimientosespontáneosconsushijasyahorahabíaalgoqueleimpidióabrazarsinmásaBelle.Unreparoqueletransmitióaella,quesequedóparada.

—Mamá,¿dóndehasestadotantotiempo?—ContodaseguridadhemosescogidoelcaminomásfatigosodesdeLulinn

hasta aquí —dijo Felicia. Luego se volvió y tosió con fuerza. Desde hacíasemanas, sufría aquella bronquitis crónica y pasaba muchas noches en velarespirando condificultad.Cuandopudohablar denuevo, añadió—:¿Novas asaludaraAlex?

Page 452: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

FeliciasiemprehabíahechocreeraBellequeAlexerasupadre,aunquelociertoeraquenohabíatenidoningúnpapelensuvida,puessololohabíavistoun par de veces cuando era pequeña. Le costaba ver a un padre en aqueldesconocido que ahora se levantaba y le daba la mano y, por un momento,inclusodudósidebíatutearloohablarledeusted.

—¿Quétal,Alex?—dijoporfin.—Bien,Belle.¿Ytú?Alex se sorprendió de lo guapa que era. La hija de Felicia y deMaksim

Marakov.SeparecíamuchoaFelicia,peroteníalospómulosmásanchosylosojos ligeramente rasgados. En realidad, era más seductora que Felicia con subellezaáspera,pero locompensabaconunos rasgosmenosmarcadosyensusojosseveíaunapredisposiciónalaligerezaqueFelicianotenía.

«Probablemente los hombres la perseguirán por docenas, y con igualprobabilidadsiempreescogeráalmásinadecuado»,pensó.

—¿Qué quieres decir con… «el camino más fatigoso desde Lulinn hastaaquí»?—Bellesentíacuriosidadporlaspalabrasdesumadre.

—Salimos de Elbing por los pelos. Por fin conseguimos embarcar en elúltimobarcoquesaliódelpuerto.Enaltamar,enelBáltico,nosbombardearonyestuvimosdosdíasperdidosenunalanchadesalvamento…

—Ay,Dios,mamá.—Un carguero sueco nos rescató.Nos llevó hastaEstocolmo. Pero allí no

nos permitieron desembarcar. Y como tampoco nos podían tirar al mar, nosllevaron a una especie de campo de internamiento.Hubo un largo drama connuestrosdocumentosyporfinnosdejaronir;esmás,deprontolesentraronlasprisas y tuvimos que abandonar el país antes de doce horas. Conseguimospasajes de barco para Dinamarca… Y una vez allí, fuimos de pueblo enpueblo…Belle,niteimaginasloduroquehasido.

Había habladode forma apresurada—comprensible a la vista de todas lasemocionesqueteníaasusespaldas—,peroaunasíparecíademasiadoacelerada,demasiadonerviosa,comosiquisieraimpedirque,bajoningúnconcepto,nadie

Page 453: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

dijeraunasolapalabra.UnaextrañainquietudhizopresaenBelle,unasensacióndealgoinfausto.Echóunrápidovistazoporlacocinaantesdepreguntarconvozcasiindiferente:

—¿DóndeestáSophie?Feliciamiróaunlado.Modestesoltóunsuspiroprofundo,llenodemiedo.

Bellerepitiólapreguntaentonocortante:—¿DóndeestáSophie?AlexLombardhizofrenteasumirada.—Belle…,hicimos todo loposible,pero lascircunstanciaserandemasiado

desfavorables.Estabagravementeenferma,teníaneumoníaytuvimosquecruzarPrusiaOriental a veinte grados bajo cero. Inclusohuboniños sanos queno loconsiguieron.AlfinalmurióenElbing.Mientrasdormía.Noseenteródenada.

—¿Qué?UnaoladenáuseasagitóaBelle.Notóelolorasudordesupropiocuerpoy

le entraron arcadas. Cayó hacia delante en los brazos de Alex Lombard y lepareció que la vacilación entre la conciencia y el desfallecimiento duraba unaeternidad,aunquesolopodíanhabersidosegundos.Noperdióelconocimiento.LasnáuseaspasaronysesoltódeAlex.

—Disculpe, por favor—dijo, y pensó enseguida: «¡Seré tonta!Al fin y alcabo,esmipadre».

Bellesehabíaarrebujadoenlamanta,peroseguíaestandoheladayapenaspodíadejarde tiritar.Erancasi las tresde lamañana.Despuésdehaber llegadoa laconclusióndequenopodríadormir,selevantóyfuealacocina.Laspersianasdeoscurecimientoestabanechadasyencendió la luz, sacóunabotelladevinotintodeModestequehabíaescondidoalfondodelaalacena.Deotraforma,nopodría soportar aquella noche. Puede que el alcohol le diese calor, o quizádejaría de pensar. Si al menos se desvaneciesen las imágenes que se learremolinaban en la cabeza, toda aquella terrible cantidad de sensaciones,

Page 454: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

recuerdos,pensamientossinordenniconcierto…Nosentíanadamásquedolory no podía, como otras veces, racionalizarlo y, con ello, aligerarlo. Su niñaestaba muerta, había muerto en algún lugar de allá arriba, en el invierno dePrusiaOriental,mientrashuíadelosrusos.Yapartedealgunasfotografíasyunpar de vestiditos, no le quedaba nada de ella. Lo mismo que con Max.Fotografías y un par de pantalones y camisas en el armario.De pronto estabacasiseguradequetampocoélvivíaya,ynuncahabíatenidoaquellasensacióntan desesperada y amarga de soledad. El sentimiento resultaba mucho peorporque no había nada a lo que aferrarse. No podía decir: «Pasé una épocamaravillosa conMax. Pasé una épocamaravillosa conSophie. Luego llegó laguerraymelosarrebató.Esunaheridaprofundaquenodejadesangrar,pero,enalgúnmomento,cuandohayanpasadosuficientesaños,volveráacerrarse».

¿A qué maravillosa época podía ella volver la mirada? De Max habíaescapado:habíaaprovechadotodaslasoportunidadesqueselepresentaronparaseguir su propio camino, se había echado en brazos deAndreas al poco de labodaynohabíasabidoorientarseensupropiocaosdesentimientos.YSophie…estuvomásconElsaqueconella,solohabíavistoasumadreunashoras.Habíanpasadolosúltimostresañosseparadas.Traselduelo,trastodaaquellaconfusiónque sentía, había un vacío que le daba miedo. Aquel frío en el cuerpo quecontrariaba dolorosamente los pensamientos febriles que le castigaban lamente… Todo le parecía un círculo sin sentido. Tenía las manos vacías y elfuturonoleprometíanada.

Como apenas había comido en los últimos días, el vino tuvo un efectorápido:notabalamentenubladaylospárpadospesados.Melancólica,mirabalasuperficiedemaderadelamesadelacocina.Sinquerer,seacordódealgoquelehabíadichoAndreasunavez,hacíamuchosaños:«¿Algunavezentuvidahasestado desesperada? … ¿Alguna vez te has sentido sola? ¿Alguna vez hassentidounvacíodesconsoladootehasemborrachadounanocheparaolvidarloqueduelelavida?».

¿Cuándo fue aquello? Ah, sí, acababa de explicarle que ella no era lo

Page 455: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

suficientementemaduraparaserunabuenaactriz.Eracierto,nohabíaconocidoeldolor.Tampocoelfríonielabsurdo.Lavidahabíasidofácilydivertida,ylahabíadisfrutadosindarlemuchasvueltas.DeprontosintiónostalgiadeMax,delos primeros días de su amor y de sus discretos encuentros románticos en elcuartitodeélenPrenzlauerBerg.Entoncesellaerafelizynoconocíaeldolordeperderaalguien.Eltiempoantesdeldolor…Sipudiesevolveratrás,intentaríaconservarlomejor.

Belle se sirvió el tercer vaso y se asustó cuando se abrió la puerta. EraFelicia,conunagruesabufandaalcuelloysobreelpechoparasubronquitis.

—Ah,erestú,Belle.Hevistolaluz.Tampocotúpuedesdormir…—No.—¿Temolesto?¿Prefieresestarsola?—No,no.Siéntate.¿Quieresunpocodevino?—Sí,porfavor.Dicenquenoesformadesolucionarlosproblemas,peroyo

siemprelohehechoyhesalidoadelanteenlavida.Belleselevantóabuscarotrovaso.Felicialamiró.—¿SiguessintenernoticiasdeMax?—Sí.NadadesdeStalingrado.—¿Yhay…?—SeacordabadequeLaetitialehablódelmatrimoniodeBelle

ydel«brillodelatorensusojos»—.¿Hayotrohombreentuvida?—¿Porquélopreguntas?—Megustaríasaberlo,esoestodo.Bellesonrióconamargura.Eldolordelatripalellegabaenolassuaves.—Te gustaría saber que, cuando vuelvas a Munich, habrá alguien que se

ocupe demí, ¿no? Tienesmiedo de que recaiga en ti la tarea de ayudarme asuperarlapérdidademihija.Puedesestartranquila,mamá,hayunhombre.Noestoysola.

Feliciasabíaquetocabaunpuntodelicado,peropreguntóapesardeello.—CuandoestabasembarazadadeSophieymellamasteporque…porqueno

queríastenerunhijo…Entoncesmehablastedeunhombre,yyoentendíqueél

Page 456: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

eraelpadredeSophieynoMax.Dime,¿existeesehombreaún?Parati,quierodecir.Nohasvueltoahablarmedeél.

Bellevolvióasentarseysirvióvinoasumadre.Laexpresióndesusojoseramuyfría.

—Mamá, nunca te has interesadopormi vida.Por favor, no te sorprendasahoradequelavivacomoquiera.

Feliciaguardósilencio.Belletomóunlargotragodevino.—Tengouna relaciónconesehombredesdehacecasi sieteaños—dijo—.

NoséconseguridadsieselpadredeSophie,perolosospecho.MeheacostadoconélmuchomásqueconMax.Élesmuydistinto.Maxfuesiempredemasiadobueno para mí. Decente, honrado, incorruptible. Habría preferido morirse dehambreaactuarenlosteatrosdeJosephGoebbels.—Arrugóelentrecejo—.Yonuncapodríahaberlohecho.Creoquesiempreoptopor lomásventajosoparamí.

—Losé,Belle.Soytambiénasí.—Andreas…Asísellama…Escomoyo.Simplemente,somosiguales.Con

élpuedovivir.ConMaxsiempremefaltóalgo.Noalcanzabaaentenderlo.—Sémuybienloquesientes,Belle.—No,nolocreo.Nopuedessaberlo.Paraempezar,nuncateenamoraríasde

unhombrecomoMax,notecasaríasconélyloharíasinfeliz.AunquedespuésteseparastedeAlexLombardporloquesea,enesencia,siemprehassidomásjuiciosaqueyo.Soiselunoparaelotro.

—Sí, pero… —Felicia dudó. No era el momento de hablar a Belle deMaksimMarakov,asíqueselimitóadarunavagaexplicación—:MeentreguéaunhombrecuyosidealessonaúnmásaltosquelosdeMax,peronuncadejóquemeacercaraaéldeverdad.Probablemente tambiényo lohabríahechoinfeliz,perojamáslotuveparamí.Aunquesiempreloheamado.

LosojosdeBelle,turbiosporlapenayelalcohol,sellenarondeatención.—¿Hasamadoaalguienenlavida,mamá?¿Lohasamadodeverdad?—Sí. —No dijo nada más. Pareció contemplar en un momento los años

Page 457: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

pasados y preguntarse dónde había quedado aquella época. Luego añadió—:Peroesonotieneyaimportancia.

Belleparecíamuycansada.—No puedo hacerme a la idea de que Sophie estémuerta.He pasado tan

pocotiempoconella…Tanpocotiempocomotúcontushijas,mamá.Perolaqueríamucho:erapartedemí.YMaxeratambiénpartedemí.Nohedejadodeengañarlo,peroalavezloamaba.—Seleacumularonlaslágrimasenlosojosylerodaronpor lasmejillas—.Mepreguntoparaquéhevividohastaahora.Nome queda nada. ¿Sabes cómo me siento esta noche? Como alguien a quienaplastan y le falta el aire. No tengo fuerzas queme ayuden a levantarme. Escomosituvieseantemíunlargopasadizonegroporelquetengoqueirsinsabersitienefin.

—Cariño,hepasadocientosdenochessentadaenunadurasilladecocina,conunabotella de vino tinto antemí y el tictac del reloj zumbándome en losoídos,esperandoaverelalbagrisporlaventanasincreerquemetraeríaalivio.He bebido, he llorado y me he sentido asqueada. Pero entonces llegaba lamañanay,nosécómo,melevantaba,apretabalosdientesyseguíaadelante.Yesotepasaráatitambién.

—Leshefalladoatodos.—LaspalabrasdeBelleyanoerandeltodoclaras—. Sophie, Max… He vivido solo mirando por mi interés, siguiendo miscaprichos.Estamosenguerraytodoeshorrible,ydesdehaceañoslagentesufrey muere, pero yo solo he tenido en mente mi disfrute y siempre he queridosatisfacermisdeseosdeinmediato,medabaigualaquécoste.Soy…

Feliciaagarrólamanodesuhijaporencimadelamesa.—En estas situaciones,mi abuela Laetitia, que como sabes era unamujer

muyinteligente,siempresehacía,yalosdemástambién,unapreguntasencilla:«Ahoraquesabescómoharesultadotodo,situvieseslaposibilidaddeempezardenuevo,¿loharíasdeotraforma?Silarespuestaesqueno,puedesahorrartelasrecriminacionesyhaceralgoútil».

Bellelevantólacarallenadelágrimas.

Page 458: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Esoestan…taninclemente.—Laabuelanoerainclemente,solorealista…Feliciase interrumpió.AcababadedarsecuentadequehablabadeLaetitia

enpasado.TambiénBellelohabíanotado.—¿Viviráaún?¿YquéhabrásidodeLulinn?¿Creesquevolveremosalguna

vez?—Nolosé…Puedequesoloseaunasensacióntonta,perolanochequenos

fuimosdeallí,enmediodel temporaldenieve,presentíqueeraunadespedidaparasiempre…

Lasdossequedaronunratoperdidasensombríospensamientos,detalformaqueparecíaqueeltictacdelrelojdelacocinasonabacadavezmásfuerte.Conmanotemblorosa,Bellesesirviómásvinoypensó:«¿Cómohadicho?Beberyllorarysentirseasqueada…Ay,Dios,siesquenomeapetecehacernadamás,¡nadadenada!».

PorfinFeliciasaliódesutaciturnameditación.—Alex y yo intentaremos marcharnos aMunich mañana. ¿No te gustaría

venirconnosotros?CreoqueBerlínsevaaponerbastantedesagradableenlaspróximassemanas.

Bellenegóconlacabeza.—No tengo ningún vínculo con Munich, mamá. Mi sitio está en Berlín.

Además,quieroesperarpor…¡Bah!TalvezvuelvaMax,yentoncestendríaqueencontrarmeaquí.

«Y empezarán de verdad tus problemas», pensó Felicia. Pero en voz altadijo:

—¿Cuándonoshabíamossentadoyhabladoasí,Belle?Creoquenunca.¿Noesunalocuratodoloquehatenidoquepasarparaquelohagamos?Laguerrayel destierro, la muerte y el fin inminente de nuestro mundo.—Se levantó—.Creoquemevoyair…

—¡No! —Belle la agarró rápidamente de un brazo. Su cara angulosa ypálida,conlosojosllorosos,parecíaderepenteinfantil—.Quédateconmigoesta

Page 459: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

noche. Por favor. Has dicho que has pasado muchas noches así sentada,esperandoquelamañanallegaseypudiesesencontrarlafuerzaparalevantarte.Nuncatuvistemuchotiempoparamí,peroestanochetenecesitocomonotehenecesitadonunca.Quédateconmigo,porfavor,hastaqueamanezca.Luegomelevantaréyapretarélosdientes;pero,hastaentonces,quédateconmigo.

Ensilencio,Feliciavolvióasentarse.Fuerasoplabaunvientotemplado.Losejércitos rusos se disponían a cercar la capital en ruinas del Reich. Unatranquilidadengañosa,queporunaveznoseveíainterrumpidaporlosaullidosde las alarmas aéreas. Todo estaba en calma y, poco a poco, en el cielo selevantabaporelesteelprimeralbordelamañana.

Page 460: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

5

Victor,elhijomayordeModeste,quehabíallegadodesdePostdamalaNapolaen1939,nohabíadeseadonadaentodosaquellosañoscontantaansiacomosupropiaentregaalapatriayalFührer.Llenodeideasnacionalsocialistas,estabaanimadoporelsagradofervordehacertodoloqueestuviesealalcancedesusfuerzasporlavictoriafinal.Selehabíahechoinsoportableserdemasiadojovenparaalistarse.Nisiquieralohabíanaceptadoparalaartilleríaantiaérea.Estuvosiguiendo en los mapas las campañas de los ejércitos, se había soñado en elpapel de los generales, se había imaginado presentándose ante el Führer pararecibir las más altas condecoraciones al valor. Estaba empapado de lapropagandanazi,queloarrastrabahastaelpuntodequeelfinalquesedibujabaen el futuro no hacía vacilar su fe en el Führer, solo reforzaba su fanáticadisposiciónalaentrega.

Enaquelabrilde1945,cuandoelReichsehacíaañicos,teníacatorceaños,en julio cumpliría los quince, y en la milicia nacional solo entrabas si teníasdieciséis. Pero cuando se presentó, nadie le preguntó y, cuando miraron susdocumentos,soloecharonunvistazoalafechadenacimiento.Victoreraaltoyfuerte,ysenecesitabancombatientesaquel25deabril,cuandolavanguardiadedos batallones acorazados rusos se encontraban al noroeste de Postdam y, enconsecuencia,Berlínquedabacompletamenterodeada.

Concadahoraquepasaba, lossoldadossoviéticosseadentrabanmásen laciudad, ganando las calles tramo a tramo, edificio a edificio. En las ruinasquemadas, en los solares llenos de escombros, en los sótanos y patios, selibraban batallas desesperadas. Las tropas alemanas al mando del generalWeidlingofrecíanuna resistencia apasionada, enfurecidaspor el rumordeque

Page 461: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

unejércitoderefuerzoseaproximabaalaciudadcercadaensuayuda,impelidastambién,noobstante,porelcomportamientobrutaldelascortesmarcialesdelasSS,quecolgabanofusilabanacualquieraquequisierarendirse.

Ensusensueñosbélicos,Victornohabíacontadoconelmiedo.Quienibaalaguerrapor elFührernopodía tenerlo.Había excluidoel terrory solohabíavisto lo heroico. Pero ahora, en medio de la batalla, el miedo adquiría unsignificadoomnicomprensivoymortal.Todosedesvanecía:lafama,elhonor,elvalor, la abnegación, todos los términos suntuosos con los que lo habíanalimentado. Lo que quedaba era la muerte, la desesperación, un miedohumillanteyunpánicodesnudo.

Toda la Wilhelmstrasse estaba bajo el fuego de la artillería, el humooscurecíaelcielo,elbramidodelasametralladorasresonabaentrelosedificios.ElataquealReichstagerainminente.Porprimeravez,Victorpensó:«¿Porquénonosrendimos?Estonotieneyasentido.Moriremostodos».

Estabaenlaplantabajadeunacasacuyospisossuperioreshabíanardidoysostenía en cadamanounagranada.Pero temblaba tanto queposiblemente nohabría podido lanzarlas amás de dos pasos. Desesperado, intentabamantenerbajo control los nervios, pero no lo conseguía.Solo quería irse, salir de aquelinfierno. Pero ¿adónde? Por todas partes había rusos, por todas partesdisparaban, rodaban tanques por las calles, se oían los gritos de triunfode lossoldadosdelEjércitoRojo.

Unobúsestallócasijuntoaél,conunruidoensordecedorquecreyóquelehabía arrancadomedia cabeza. Tosiendo y escupiendo, con los ojos picándolepor elhumo, comprobóqueno lehabíapasadonada.Centímetroa centímetroretrocedióreptandoconellanzagranadasalhombro,sinsaberhaciadóndeibaenrealidad.Cuando golpeó con los pies contra algo, comenzó a chillar, pero susgritosseperdieronenelfragordelabatalla.Seobligóavolverlacabezayvioquehabía tropezadocontraunacama.Erade lospocosmueblesquequedabanaúnenaquellacasareducidaacenizas.

Aquellacama,enlaqueseamontonabanalmohadonesymantas,lediouna

Page 462: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

idea.Eraunaideaindigna,ignominiosa,pero,unavezquesehuboasentadoenlamentedeVictor,nopuedodeshacersedeella.Aunariesgodeseruncobarde,untraidor,undesertorderrotista,noqueríamorir.Nodestrozadoporunobúsocomo un colador por las balas, desangrado en algún lugar entre las ruinas deBerlín.Quería—ay,Dios,apenasseatrevíaareconocersemejantedebilidad—,quería irseconsumadre.Queloestrecharaentresusbrazosyolvidaraquellasvisionesdel terror.Y luegoquería—cuando laguerrahubiese terminadoy losrusossehubieranretiradodeAlemania—irseaLulinn.Enmediodelestrépitodelabatallaydelaconfusiónasualrededor,seapoderódeélunansiaardientedevolvera laviejacasaconsuavenidadeimponentesroblesya lacalmadelveranoprusianoriental.

Llorómientrasquitabalassábanasblancasdelcolchón,dejólasgranadasysedebatióentrelasruinasparallegaralapuerta.Conaqueltrapoblanco,nadieledispararía.Quizálosrusoslotomasenprisionero,puedequetuviesequeirauncampoenSiberia,peroenalgúnmomentovolvería.Sostuvolasábanaenlasmanosalzadasmientrassalíadelacasaalinfiernodelacalle.

Posiblementehabríatenidounaoportunidadsihubiesecaídoenmanosdelossoldados soviéticos. Se lanzaban con brutalidad contra el enemigo, pero eraciertoque, en lamayorpartede loscasos,dejabanvivir a loshombresque seentregaban.Victorteníaelcuerpodeunhombre,peroelrostroylosgestosdeunniño, y ahora, con la sábana blanca en las manos, el uniforme manchado dehollín, los ojos llorosos, cruzando la calle, nadie lo habría tomado por uncontendientepeligroso.Pero,para sudesgracia,no fueron los rusosquienes loapresaron.SinolasSS.

Había huido de la artillería de las calles hasta un patio trasero e intentabatreparunmuroparallegaralpatiodealladocuandoloatraparon.Noloshabíavisto, porquedebíande estar escondidos en algún lugar entre lasmontañasdecascotes.Justoseapoyabaenloaltodelmurocuandonotóqueloagarrabandelas piernas y tiraban de él hacia abajo. Un golpe fuerte en la cabeza lo hizo

Page 463: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tambalearse.Cuandoconsiguióreponerseydarselavuelta,sediodebrucescontreshombresdelasSSderostropétreo.

—¿Qué tenemos aquí? —El que había hablado tenía una cicatriz que lecruzaba la frente—. Un gallina. Intenta largarse y lo hace, además, con unabanderablanca.Tecagasdemiedo,¿eh?

Victor no pudo contestar. Le castañeteaban los dientes. Otro hombre,bastantepequeñoygordo,ledioungolpeenlatripa.Victorseencogióycayóderodillas.

—¡Levántate!—leordenóeldelacicatriz.Victorselevantó.Muycerca,retumbaronvariasráfagasdeametralladoray

pudonotarcómoseponíablancocomolacal.—¿Sabes lo que les pasa a los que traicionan al Führer?—lo amenazó el

gordo.Sacólapistolay,sinsabercómo,Victoraúnpudoestremecerseantelalocura

deaquellaescena.—Tengo…tengocatorceaños—consiguiódecir—.¡Porfavor,dejenqueme

vaya!—¿Que tienes catorce años? Para tu información, eso nos interesa una

mierda.Eresuncobardeyuntraidor.—Eldelacicatriztambiénsacósupistola—.Vamos, de rodillas.Eres un ser inferior que ha intentadodar la espalda alFührerenlaspeoreshoras.Acabamosdejuzgarteysentenciarteamuerte.

Le dispararon en las sienes desde ambos lados. Victor murió en el acto.Quedóhechounovilloentreloscascotesylosescombros,conlasábanablancamanchadadesangreenrolladaasulado.

En el mismo momento, Belle, Nicola, Christine, Anne, Modeste y todos losniños se escondían en el pequeño cuartito del desván que pertenecía a laviviendadeBelleyconteníanelaliento.BelleyNicolahabíanocultadodosdíasantes el cuartito con tablones para que, almenos a primera vista, no se viese.

Page 464: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Cuando los rusos entraron en el edificio a mediodía y registraronsistemáticamente todos los pisos, subieron allí como almaque lleva el diablo.Bellerezabatodoeltiempoparaquelosniñosestuviesencallados.SobretodoelbebédeModeste,queeraimprevisible.Sicomenzabaallorar,estaríanperdidosdeinmediato,peroestabatranquiloyhastasedurmióplácidamente.Enaquellaestrechez,Belle notó que tenía un calambre en la pierna, pero pormuchoquequisieranopodíamoverlaniunmilímetro.Enlaoscuridad,noveíaalosdemás,perosepalpabaelmiedo,casiserespiraba.Unodelosniñoscomenzódeprontoa jadear como un perro y les pareció que lo hacía altísimo, casi como unbramido.Por suerte, secalmóa loscincominutosy su respiraciónvolvióa lanormalidad.

Losrusosrecorrieronlacasaconunruidodesmedido;ajuzgarporsusvoces,estabanbastanteborrachosy,enconsecuencia,notendríanmiramientos.Oyeroneltintineodeloscristalesyelcrujidoconelquedestrozabanlosarmariosylasestanterías.Entremedias,sonabanunayotravezagudosgritosdetriunfo.

—Sinosencuentran,nosobreviviré—susurróModeste—.Memoriré.Me…—¡Cierralaboca!—lariñóBelle.Modestesecalló.Elpisoteodepesadasbotassonóescaleraarriba.Losrusos

llegaronaldesván.Bellenoaguantabamás,movióconmuchocuidadolapierna.Ledolíatanto

que tuvo quemorderse el puño para no quejarse. El suelo crujió. Aguantó larespiración.

Era como si ya nadie respirase. Oían palpitar la sangre en los oídos y elcorazón latiendo como loco. Fuera, los soldados arrancaban las tablas de lostabiques,lastirabanescalerasabajoolaspisoteaban.Pateabanlasparedesy,sihubiesendadoporcasualidadenel falsochapadoquedisimulabaelescondite,habría reventado. Pero parecía que lasmujeres y los niños que allí temblabanteníanunángeldelaguarda.Losrusosnovieronelrefugioalfinaldelpasilloydieron por cierto que allí arriba no había nada que les interesase.Bajaron del

Page 465: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

desványsalieronporfindeledificio.Aúnseoyeronunpardeportazos.Luegosehizoelsilencio.

Entumecidos,lasmujeresylosniñosgatearonfueradelescondite.ABelleledolía tanto la pierna que solo pudo bajar las escaleras cojeando y apoyada enNicolayChristine.

Cuandollegaronalpiso,nopudieronevitarlosgritos:habíandestrozadolosmuebles, rajado los colchones,vaciado los cajonesy arrancado los cuadrosdelas paredes. Belle llevaba puestas sus joyas, y los pocos objetos de valor quehabíaenlacasallevabandíasescondidoseneldesván.Peseaello,losrusosnosehabíanidoconlasmanosvacías.Sehabíanllevadounpardemarcosdeplatayunapantalladelámparadeseda,ademásdetodosloscacharrosdelacocina.Tambiénhabíanechadoabajolapuertadeentrada.

—Clavaréuntrozodecartón—dijoBelle.Sedejócaerenunabutaca,estirólapiernayseapretóconlamanolatripa,

quelaroíadedolor.Delacallellegabanráfagasdedisparos.¿VolveríalacapitaldelReichalevantarsecuandolaluchahubieseterminado?

Enaquellashoras,AdolfHitlersedespedíadesuscamaradasensubúnkerdelaCancillería delReich, junto conEvaBraun, con la que se había casado hacíaunos días. Después, se retiró a sus habitaciones privadas. El Ejército RojotardaríacomomuchoveinticuatrohorasenllegarhastalaCancillería.Lanochedel 30 de abril, tras recibir por radio el comunicado del alto mando de laWehrmachtdequenollegaríaningúnejércitoderefuerzoaBerlín,AdolfHitlerhizo su testamento. El capitán general de la armada Dönitz se convirtió enpresidente delReich y fue nombrado comandante en jefe del ejército alemán;JosephGoebbels,cancillerdelReich.Eranlastresymediadelatardedel30deabril cuandoAdolfHitler se disparó una bala en la cabeza. Su legado fueronsesentamillonesdemuertosquehabíanperdidolavidaenelcursodelaguerraydurantelasgrandescampañasdeexterminio,ciudadesbombardeadas,lapérdida

Page 466: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

de los territorios alemanes del este, miles de refugiados y mendigos,innumerablesniñoshuérfanosymujeresviudas.

ElcancillerdelReichGoebbelssobrevivióasuFührersoloundía:luegosequitólavidajuntoconsumujerysusseishijos.

El 2 demayo, cayóBerlín.Dönitz hizo todo lo quepudopara terminar laguerralomásrápidoposible.El7demayo,elGeneraloberstJodl,ennombredelpresidentedelReich,firmóenReimslacapitulaciónincondicionaldeAlemania.Enlanochedel8al9demayode1945,cesóel fuegoen todos losfrentesdeEuropa.

Page 467: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

6

En aquellos últimos días de guerra a principios de mayo, los checos sedispusierona luchar contra losodiadosocupantes alemanes.En los añosde ladictadura de Hitler, los alemanes habían enfadado mucho a los bohemios ymoravosdelProtectorado.EnelcorazóndeChequiaaúnardíaelrecuerdodelasrepresaliasquesehabíanimpuestoalpaístraslamuertedelprotectorReinhardHeydrichcomoconsecuenciadelasgravesheridasproducidasenelatentado:sehabían devastado o asolado pueblos enteros, cientos de personas habían sidofusiladasollevadasacamposdeconcentración.Ahoraquelosestadounidensesestaban al oeste de Praga y los rusos al este, había llegado la hora de lavenganza.Los insurrectos checosocuparon la emisorade radiode la capitalyllamaronalalucha:«¡Muertealosalemanes!¡Destruyamosalosalemanes!».

Serguéi se encontraba en la verdulería de su amigo cuando estalló latormenta.Karlhabíaidoalcampoacomprarverdurasyélsehabíahechocargodela tienda.ElnegocioestabaenelsótanodeunedificioenelcascoviejodePraga, seis escalones por debajo de la calle. Serguéi tenía ahora una silla deruedas con la que se podíamover conbastante destreza; giraba en el almacénlleno de puerros, tomates, patatas y coles como si llevase haciéndolo toda lavida.ComoKarlysuesposalohabíanacogidocontantaamabilidadyafecto,seesforzaba todo lo que podía por estar alegre y no resultar complicado. PerocuandopensabaenelSerguéide los añosveinte,que teníadiezmujeres en lapalmadecadamano,leparecíaquesuactualexistenciaenlaoscurayestrechaverduleríaeraunamala jugadadeldestino. ¡Odiaba lasverduras!Odiabaa lasamas de casa que iban a comprar. Odiaba a los transeúntes que pasabanapresurados,delosquesolopodíaverloszapatossobrelaaceraporlaventana.

Page 468: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Zapatos de guerra. Piel gastada, vieja, manchada, remendada con esmero.Serguéisiemprehabíadadomuchovaloralaropaeleganteyteníadebilidadporloszapatosbonitos.Loszapatosfeosledolían,heríansusentidodelaestética.Evidentemente, se regañaba a menudo; ya no tenía que preocuparse por laestética, él, un hombre con una sola pierna. Cien veces había planeado ir abuscaraNicolaenBerlín.Cienveceslohabíadescartado.Laúltimavezqueellalohabíavistoeraunhombreguapo,fuerte.Ahora,sinembargo…Seguroquesesentía obligada a acogerlo, pero con una pierna amputada y un miembroinsensiblenoteníaningunaoportunidaddevolveraconquistarsuamory,desdeluego,nosupasión.Tendríaquevercómosearreglabaporlasnochesysalíadecasaguapayelegante,paravolveralamañanasiguientepálidaycansada,perocon un brillo certero en los ojos, que conocía de sus primeros años dematrimonio, cuando se amaban durante toda la noche con aquella forzadaferocidadquereemplazabalafaltadeatracciónreal.LamáximavitaldeSerguéihabía sido siempre: ¡no perderse nada!Ahora se daba cuenta de que quizá sehabíaperdidoloesencial.

Cuando comenzó el alzamiento checo, Serguéi estaba pesando cebollas yenvolviéndolasenpapeldeestraza.Selastendióaunaclienta,unajovenchecaqueparecíaapesadumbradaydemacrada.Fuera,en lacalle,pasarondeprontodos camiones. Se oyeron gritos y a continuación el ruido de botas sobre lacalzada. Al momento, los chillidos asustados de una mujer, y resonaron dosdisparos.

—¡Muertealosalemanes!—voceóalguien—.¡Muertealosalemanes!Serguéinocomprendióenseguidaloquepasaba,perolajovenchecaalaque

estabaatendiendosedespertódepronto.—¡Ahora tienen que pagar los alemanes por lo que han hecho!—gritó—.

¿Esquenovaapararnuncaelderramamientodesangre?Volvieronaoírsedisparos,gritos.Serguéipalideció.—PorDiossanto,estánmatandoalosalemanes.¡Tengoqueirme!Laverduleríaerafácilmenteidentificablecomotiendaalemana,noenvano

Page 469: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

el nombre deKarl estaba escrito en grandes letras sobre la puerta. Serguéi noestaba seguro de que pudiese explicar a los sediciosos que era ruso denacimiento aunque tuviese pasaporte alemán. Dudaba también que tuviesenconsideraciónconsuminusvalía.

La joven checa abriódecidida lapuertade atrás, que llevaba aunpatio alniveldelsuelo.

—Intentaréesconderlo—seapresuróadecir,yloempujófueradelatienda.En el patio, dio con Elli, la mujer de Karl, una persona por lo general

enérgica,prácticayalegre,quesinembargoahoraparecíadesconcertadayfueradesí.

—¡Rápido,Serguéi!Nosvanamataratodos.Lachecalaayudóallevarlasilladeruedasalcuartodelacoladadelacasa

deenfrente.—Puedequeaquínolosencuentren—susurró—.Permanezcancallados.Se fue corriendo. Serguéi se quedó mirando su melena castaña al aire.

Acababa de arriesgar la vida por el alemán en silla de ruedas, como hicieronmuchoschecosenesosdíasportodoelpaís.

Dos días aguantaron Serguéi y Elli escondidos en el oscuro cuarto de lacolada,preguntándoseconmiedoquéhabríasidodeKarlyescuchandoconelaliento contenido cualquier ruido. Luego una vecina los descubrió y losdenunció. Los detuvieron y los enviaron a un campo en el que se apiñabancientos de alemanes en estrechos barracones y a diario se los asignaba paragruposdetrabajoenlaciudad.Hambre,enfermedades,ejecucionesarbitrariasyladureza inclementecon laqueobligabana trabajar a lospresosgarantizabanunaescasaesperanzadevida.

Habían destinado a Serguéi a pelar patatas, una actividad relativamentesegura, en la que además podía llevarse algo a la boca. Sus posibilidades desobreviviralcampoeranasímuchomayoresquelasdelosdemás.Enelséptimodíadesudetención,sinembargo,decaminoalacocinacayóenmanosdedospartisanoschecosborrachos.

Page 470: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Volcaron la silla de ruedas, con lo que Serguéi aterrizó desvalido en unacallejuela sucia del campo. Luego le dieron dos muletas y lo obligaron amoverseconellasporlaexplanada.

—Sitecaes,estásmuerto,cerdo—dijounodeellos.Serguéi, acostumbrado a la silla de ruedas, además de hambriento y

debilitado,apenassesostuvodosminutos.Perdióelequilibrioysecayó.Bañadoen sudor y tosiendo, se quedó tumbado, con la narizmetida en unmontóndebasura. Esa era exactamente la forma de morir que siempre había temido:desvalido,miserable,rodeadodeinmundiciaysuciedad,sindignidad,debrucesen el suelo. Pensó un instante en el destino, se preguntó si desde el principioestabadeterminadoqueacabaseasíysinohabríaenningúncasounasalvación.Oyócómoquitabanelseguroalapistola.Enmediodelpánicocomenzóarezary,ensumiedodemuerte,levinieronalacabezasololaspalabrasdesuniñez,palabrasenruso,oracionesquelehabíaenseñadosumadre.Enseguidallegaríaeltiro,enseguida,enseguida,enseguida…

Lapuntadeunabotaqueledioenlacabezalovolvió.Élparpadeó.Losdoschecoslomirabanfijamente.

—¿Quiéneres?¿Dedóndeeres?Serguéisolopudoemitirunronco:—Ruso.Soyruso.—¿Porquéestásaquí?—Porquetambién…habloalemán.—Comenzóatemblar.Notardaríaenecharseallorar.Los dos hombres vacilaron. Tenía que haber una razón para que hubiesen

detenidoaaquelhombreylollevaranallí,perohablabaunrusofluidoypodríaserciertoquefuesesoviético.Noteníadocumentosporqueseloshabíanquitadoaldetenerlo,asíquenosepodíacomprobarnadaporelmomento.Noqueríanmeterse en líos.Mejor dejar a aquel tipo, pensaron; de todas formas no iba adurarmuchoenelcampo.Ledieronotrapatadacadaunoyguardaronlapistola.Despuéssefueronylodejaronallítirado.

Page 471: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Serguéihabíasobrevividoundíamás.

Una mañana de mayo de 1945, agentes de la policía militar estadounidensellamaron al timbre de la Prinzregentenstrasse y exigieron hablar con el señorHansVelin,antiguoHauptsturmführerdelasSS.

Jolanta,quehabíaabierto,llamóaFeliciayesta,asuhija.Susannebajólasescalerasenbata.Hacíamuchoqueyanoeralamuchachaalemanasonrosadaymofletuda de los primeros tiempos felices con Hans; vivía desde hacía algúntiempo totalmente ensimismada, hablaba poco, semovía demaneramecánica.Parecía alguien a quien se le había instalado en la cabeza un pensamientoobsesivoyno tuvieraningunaemoción,ydehechoasíera.Nopodíadejardepensar en las fosas comunes y en losmuertos y enHans, que estaba presentecuandolosmataban.EnHans,quequeríaasushijasy,sinembargo,fuecapazdepresenciarcómomatabana lasdeotros.Sabíaque locastigaríanporello,quetendríaquepagarlomuycaro.

—Mimaridoestáenlacamaconasmagrave—explicó—.Nopuedenhablarconél.

—Lo siento—dijo el jovenoficial, un capitándel ejército estadounidense,meneando la cabeza.Hablaba alemán fluido con un ligero acento—.TenemosordendedeteneralseñorVelin.

—¿Porqué?—preguntóSusanne.—Está acusado de haber llevado a cabo fusilamientosmasivos de civiles.

Tienequeresponderantelajusticia.Susannesemantuvo tranquilay,porprimeravez,Feliciasintióadmiración

porsubenjamina.Nolohabíatenidofácilenlosúltimostiempos,porquemuchagentenolasaludabaporlacallecuandosecruzabaconella,ocambiabainclusodeacera.

HansVelin estaba totalmentehundido, casi no salíade la cama, le costabamuchorespirarynecesitabaayudaconstante.Lasniñas,hambrientasysinnada

Page 472: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

que hacer, lloriqueaban todo el día. Susanne soportaba toda aquella cargaimpasible,peroconmuchoaplomo.

—Esperenunmomento—dijo—,hablaréconél.Se volvió y subió de nuevo las escaleras, mientras Felicia invitaba a los

militaresaentrarenlasaladeestar.Unjovensoldadosequedófueradeguardia,paraqueVelinnotuvieseningunaposibilidaddehuida.

Hans estaba en la cama, incorporado sobre tres almohadas para respirarmejor.Habíapasadounamalanoche,peroahoraestabaalgorecuperado.Intentóinclusosonreírasumujercuandoentró.

—Havenidolapolicíamilitar—anuncióella—.Vanadetenerte.Hanslamirófijamente.—¿Qué?—¿Tesorprende?Tendríasquehabercontadoconello.¿Ocreíasquenadie

ibaaperseguirtenuncaporloquehicisteeneleste?—Pero…¡eranotrostiempos!Solohacíamosloquenosordenaban.¿Leshas

dichoqueestoymuyenfermo?—Claroque se lohedicho.De todas formas, insistenenque tienesque ir

conellos.Hans se irguió. Su aliento volvió a acelerarse, tendría un nuevo ataque al

cabodeuncuartodehora.Casidemaneramecánica,Susanneagarrólabotellitadenebulizador.Sabíaquenoestabafingiendo,quesuasmaerarealylesuponíaun verdadero suplicio, y que amenudo creía que iba amorir. Ella le daba elmedicamento, le tomaba la mano, lo consolaba, pero más bien como unaenfermera consciente de su deber, que hacía lo que tenía que hacer sin que laafectase lomásmínimo.No sentía ya nada porHans: amor no, pero tampocoodio.

«Esunasesinoenmasa»,sehabíadichoenvozaltacuandoélleconfesólacarga que arrastraba. No había llorado, ni gritado; como anonadada, esperó atener algún sentimiento.Pero algo se había roto en ella: la fe enHans, en loshéroes,lafeenlasideasdelosnacionalsocialistasqueduranteañoshabíansido

Page 473: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

las suyas. La fe en unmundo nuevo y hermoso. Lo que quedó era un vacíocarentedeemociones,enelquesemovíadesdeentonces.

Hansselevantó,fuehastaelarmarioybuscóalgoqueponerse.Porsupuesto,no eligió suuniformenegro, sinopantalones, camisayuna chaquetagris.Lasprendas le bailaban en el cuerpo de lo delgado que se había quedado. Letemblabalaespaldaconlarespiraciónirregular.Sevolvió.

—Susanne…—Vístete—pidióella.«Yo lo amé una vez.Era tan guapo…Es el padre demis hijas.Ha hecho

fusilaracientosdepersonas.Escomosinopudieseserverdad.Peroesverdad.¡Esverdad!»

—Susanne,tengomiedo—ledijoenunsusurro.Ella no contestó. Hans terminó de vestirse y se quedó en medio del

dormitorio,conloslabiosamoratadosyloshombrosinclinadoshaciadelante.—¿CreesqueFeliciapodríahaceralgopormí?—preguntó—.Ellaestábien

situada…AunquetrabajóparaelPartido,escondióaaqueljudíoy…—Nopuedehacernadaporti,Hans.Losabes.Es…demasiadoloquellevas

atuespalda.Ahoratienesqueresponderporello.—Nopuedendetenerme.—Esonome lohasdedecir amí. ¡Díseloa ellos!—Hizounmovimiento

conlacabezahaciafuera,haciaelpasillo.Hanssuspiró.FueaagarrarlamanodeSusanne,perosecohibió.—Susanne,créeme,yonoqueríahacerlo…Yoqueríaserunbuenservidor

delFührer;medieronórdenes,lascumplíyahora…—Ahora—lo cortó Susanne—, vas a bajar y a enfrentarte a quienes han

ganadolaguerracontranuestrasideas.Pasópordelantedeélsinsiquieramirarloysalió.

La guerra había terminado, habían liberado Francia. Phillip y Claire habían

Page 474: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sobrevivido.Lagranjalosalimentaba,nopasabantantahambrecomolamayorpartedelosfranceses.Elmarreflejabaelazuldelcieloylasescarpadasrocasdelacostabretonayacíancalientesbajoelbrillodelsol.Elvientotraíaelolordelaretamaenflorylasgaviotasemitíanchillidosagudos.

«Paraunhombrequecreíahaberloperdidotodo,mequedamucho»,pensóPhillip.Estabaapoyadoenelmuretequerodeabaeljardín,acariciandoconlosdedos el suavemusgoque crecía entre las piedras,mirando el farallón, tras elcual elmar centelleaba a la luz del sol poniente. Lamagia de aquel juego decoloresde la tardenuncahabíaperdidosupoder;amenudo,cuandoPhillipsesentíapredispuestoadejardemasiadoespacioensumentealosdesengañosdela vida, llegaba a la conclusión de que las puestas de sol bretonas lorecompensabanporsusmuchasdesgracias.

Vio a Claire viniendo desde la parte de atrás del jardín, donde estaba latumbadesuhijo. Ibacada tardeaverloy sequedabacasiunahora.Unavez,Phillipquisoacompañarla,peroellasenegó.Queríaestarsolaconél.

—¡Claire!—agitólamanoyellasonrió.Como lo hacía tan poco, casi se sintió feliz al verla. Enmomentos como

aquel, se daba cuenta de lo mucho que la quería. Pero se hacía la mismapregunta de siempre: ¿era él el hombre que ella quería, o solo el lugar al quehabíavueltocuandonoteníayanada?Sehabíapercatadodeque,porlasnoches,ella tenía a menudo pesadillas en las que, seguramente, sufría de nuevo sustorturas,peronoserefugiabaenél, lassuperabasola,caminandoensualcobaarribayabajodurantehorasyhoras,hastaqueamanecía.Justocomoenlosañosde laResistencia.¿Noencontraríanunca lapaz?MásdeunavezPhilliphabíaestado a punto de subir con ella, abrazarla y consolarla. Un instinto se loimpedía.Teníaclaroquedebíaesperarhastaqueellaacudieseaél.

—¿Vas a entrar en casa?—preguntó sin necesidad, puesto que ella habíatomadoaquelladirección.

Habíadescubiertounatensióncuriosaenelrostrodeellayqueríadeciralgobanalparaaveriguarsilecontestaría.

Page 475: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Sí—respondióClaire—.¿Vienes?Sorprendido, la siguió. Claire entró en la casa y fue al cuarto de estar, a

buscarunodeloscuadrosenmarcadosqueestabaapoyadoenelsofá.Philliploconocía,pueshastaentoncessiemprehabíaestadoenelcuartodelosinvitados.Unpintorbretóndesconocidolohabíapintadohacíaañosymostrabalasrocasqueseveíandesdeeljardín.

—¿Meayudasacolgarlo?—preguntóella.—¿Aquíenlasalita?—Sí.Ahí,eneserincón.Señalólaparedjuntoalapuerta.Eralapuertaenlaquetantasmuescashabía

tallado.Phillipfruncióelceño.—Noentiendo.—Me gustaría que lo cuelgues donde están las muescas. Tan cerca de la

puertaquenosepuedanver.—Pero,Claire,todosestosaños…—Losé,losé—dijoimpaciente—.Queríatenerlassiemprealavista.Pero

yano.Seacabó.—¿Quéseacabó?Clairemeneólacabeza.—Ya no quiero vengarme ni disfrutar demi venganza. Y tampoco quiero

aferrarmealpasado.Siempreestaréenduelopormihijo,peronopuedodejardevivir por eso. No he vuelto a vivir desde el horrible día en que llegaron losalemanes,Phillip,desdeentoncessolohe intentadoaturdirme.Tengoquedejardehacerlo…ytenecesitoparaconseguirlo.

Éllatomódelasmanos.—Claire, sabesqueharé cualquier cosapor ti, cualquier cosa.No sabes lo

felizquemehacesaldecirquemenecesitas.—Vamosacolgarelcuadro. Iréporunmartilloyclavos.—Sedirigióa la

Page 476: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

puertaysedetuvounmomento—.Phillip,megustaría…Queríapreguntarte…Bueno,quierodecir,entenderíasinoquieres,pero…

—¿Qué?Puedesdecirmecualquiercosa.Clairesesonrojócomounamuchachita.—A pesar de todo lo que ha pasado… Quiero decir, el otro hombre…

¿Podríasimaginartequevolvamos…quevolvamosadormirjuntos?Philliprespiróhondo.—¡Claire!¿Cómopuedespreguntarmealgoasí?Deberíassaberlarespuesta.

Deberíassaberquenotengootrodeseoqueese.—Tengo unos sueños horribles por las noches—dijo Claire—. Todas las

noches, todas y cada una de ellas, vuelvo a estar en el sótano de las SS.Medespiertotemblando,ylanocheestansilenciosayoscura…Megustaría,enunmomentoasí,sentirtucuerpo,estarcercadeti,oírturespiración.Puedequeesoalejelosdemonios.Phillip,melohabrémerecidosi…

—Calla,Claire, calla.—Se acercó a ella cojeando—.Está demásquemepreguntesporquenohaynadaquehayaesperadotantocomoquevuelvasamí.

Se miraron, el momento estaba preñado de una solemnidad queintranquilizabaaClaire.

—Unacosamás—dijo—,quisieraquenorenegasesmásdetodoloqueunavez teperteneció, tupaís, tu idioma, tusamigosdeantes,porqueyonoquieraacordarmedequeeresalemán.Esonoestábien.Debesdehabertesentidocomounárbol sin raíces.Yoera tuúnicoarraigoy luego,encima, teabandoné.Nosqueremos,Phillip,ynotienesquepagarlorenunciandoatodoloqueundíafueimportanteparati.Siquieres…algunavez,cuandolostiemposvuelvanaserunpocomásnormales…,quizápodríamosinvitaratusamigosdeBerlín.Yo…Megustaríaconocerlos.

—Claire…Mis amigos, Johannes y Felicia, y todos, Dios quiera que aúnvivan…Notepuedesimaginardeverdad…

—Sí—se limitó a decir Claire. Luego añadió—: Deberíamos colgar estecuadrodeunavez.

Page 477: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Phillipentendióquenoqueríaseguirhablando,quetampocolediríaporquéhabíacambiadodeopiniónyporquéjustoentonces.Talveztampocohabíaunarespuesta.Elmarcambiadecolor,lasnubesdeforma,eldestinosuaspecto.Estáentrelasimperfeccionesdelavidanopoderindagarenquiénmueveloshilos.

Porelmomento,Phillipdecidióestaragradecido.

Page 478: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

7

ElsoldejuliocalentabalascallesdeBerlín,brillabasobreunaciudadqueaúnseguíaenruinasyenlaque,apesardeello,lavidabullíaportodaspartes.Nadieseescondíaen sótanos,ni estabacruzadodebrazos.Laciudadhabíacaído, laguerrahabíaterminado,eraverano.Quienhabíasobrevivido,seenfrentabaalasnecesidades del momento: desescombrar, construir, organizar la comida. Noteníasentidomirarelfuturomásalládeldíasiguiente.Loesencialerateneruntechobajoelquecobijarseyunpedazodepanyunpardepatatasaldía.

Losberlineses,comotodoelmundoenAlemania,quitabanloscascotesdelascalles,comenzabanaconstruirsuscasasdemaneraprovisional,hacíanlargascolas ante las tiendas de alimentación con la mayor parte de las estanteríasvacías y ante las bombas de agua, donde recibían raciones escasamentecalculadas.Acudíanalosproductoresdelcampo,queseaprovechabandeellosolosechabanconcajasdestempladas,aunque,aveces, les regalabanalgo;en lamayor parte de los casos, trocaban sus últimas pertenencias, valiosas joyas oantigüedades,porunacantidadirrisoriadecomida.Porlasnochessesentabanalaluzdelasvelas,porqueenmuchosbarriostodavíanohabíaelectricidad.Aúnse tropezaban conmuertos entre las ruinas, hordas de refugiados recorrían lascalles y pedían una vivienda o un pedazo de pan.Durante semanas se habíanvistoportodoelReichcolumnasdeprisionerosdeguerraa losquellevabanaloscampos,amenudomarcadosporlaspenalidadesdelasúltimassemanasdeguerra:barbudos,andrajosos,hambrientos.Lasmujeresleslanzabansusúltimospedazosdepan,loúnicoqueteníanparahacerlesmáslivianalamarchahaciaelcautiverio. Pero aquel verano también empezaron a verse los primerosrepatriados:aparecíandemacrados,enjutosyconuniformesdemasiadograndes.

Page 479: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Algunos habían perdido la vista, a otros les faltaba un brazo o una pierna, semovían conmuletas o en cajas que arrastraban a derecha e izquierda con losbrazosporlacalzada.Peroquienaúnpodía,teníaqueayudar.

Comenzabalaépocadelhambreydelosesfuerzosincesantesparalevantarde nuevo un país que estaba por los suelos. Todo estaba destrozado. Pero enmedio de las ruinas despertaban nuevas fuerzas, nacidas de un sentimientotriunfal:¡habersobrevivido!

HabíanenviadoaAnneabuscaragua,unatareaqueodiaba,aunquesiempreeramejorquequitarpiedras.Lajovensentíaquelaposguerraeracasipeorquela propia guerra; a sus casi dieciséis años, tenía hambre de vida. Queríadivertirse.Llevarropabonita.Bailar,coquetear.Estabahartadevestircomounapenitenteydematarseatrabajar.

Elcubodeaguallenolepesabayelcalorlasofocaba.Anneibaacruzarlacalle buscando la sombra de los árboles del otro lado cuando vio que dossoldados rusos se acercaban a una mujer que llegaba en bicicleta. Seinterpusieronensucaminoparaobligarlaapararyapearse.Losrusosnodijeronniunapalabra,perohicieronademanesmuyclaros:lamujerteníaquedarlessuvehículo.Ellaempujólabicicletahacialosdoshombresysemarchó.Losrusosserieronasuespalda.Tontearonunrato,luegodirigierondenuevosuatenciónala calle; era obvio que tenían ganas de seguir divirtiéndose. Por supuesto, nopodían pasar por alto a la bonitaAnne bajo los árboles. Se dieron un codazo,gesticularon,sonrieron,hablaronenvozaltayrápido.Anneagarrósucuboconfuerzayretrocedióunpaso.Noibanaquitarleelagua,nomientrasellapudieseevitarlo.Habíapasadomuchoratoaplenosolesperandoparallenarelcubo,ylohabíaacarreadounlargotramo;ledolíanlosbrazosylaespalda,ysentíaunairadesesperadaantelaideadequepodríahabersidoenbalde.

Los dos rusos estaban ahora ante ella.No teníanmala pinta, pensóAnne.Eran jóvenesyse lesveíadespreocupados;parecíandisfrutardesermiembrosde un ejército victorioso e intentaban averiguar lo lejos que podían llegar.

Page 480: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Dijeronalgo,ante loqueAnne levantóel rostroarroganteydiounpasoatrás.Unoagarrósucubodeagua.

—¡No!—Annenegóconlacabeza—.Elaguaesmía.Heesperadomuchoparaconseguirla.Nomelavaisaquitar.

Lostranseúnteslamiraronyapretaronelpaso.Nadiequeríameterseconlosrusos.

Losdoshombresestabanmuysorprendidospor la resistenciadeAnne.Enlas últimas semanas no les había pasado algo así y eso los estimulabaespecialmente.Elmásjoven,queempujabalabicicletareciéncapturada,levantólarodillaydiounafuertepatadaalcubo.Elaguasederramó,almenoslamitad.Annemiróelcharco.

—¡Sucios canallas! —bufó, y podía dar gracias a su sino, porque loshombresnoentendíanelalemán.

Pero el tono agresivo lo habían captado a la perfección. Se rieron acarcajadas, se acercaronmás.Maravillados, tocaron la largamelena oscura deAnne e intentaron agarrarle las manos. Anne se quedó petrificada de miedo.Percibió los ojos ávidos de los hombres, se dio cuenta de cómo miraban sucuerpo,quese insinuababajoladelgadateladelvestidodeverano,demasiadocortoydemasiadoestrecho.Deprontoledabanigualelaguayelesfuerzoquelehabíacostadoconseguirlo.Dejócaerelcubo,sevolvióycorrióhaciaelportalmáscercano.Podíaoírelruidodelaspisadasylasvocesdelossoldadosquelaperseguían.Porsuerte,ellaeramásrápidayteníapráctica,asíquetrepóconpiesligerosporencimadelosmontonesdeescombrosysemetióentrelosrestosdeunos muros. Poco a poco perdió la noción de dónde estaba, pero no teníaningunadudadequeluegoencontraríaelcaminoacasa.Ahoraloimportanteeraevitarelpeligroquelaamenazaba.

Respirando agitadamente, por fin se paró y se retiró el pelo de la frentesudada.Hacíauncalorinsoportable.¿Dóndeestaba?Asualrededor,undesiertodepiedra,edificiosbombardeados,patiosdestrozados.Peroalmenosnoparecíaseguirlayanadie.

Page 481: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Anne se sentó en una piedra. Tenía que recuperar el aliento. Laspalpitacioneslezumbabanenlosoídos.Cerrólosojosanteeldeslumbrantesol.Depronto,unasombracayósobreella,lanotómásqueverla.Conungritodeterror, se puso en pie de un salto. Frente a ella había un soldado.Anne quisodarselavueltaparasalircorriendo,perosetropezóysolopudosujetarseenunsaledizodelapared.ElsoldadolaagarródelamanoyAnnediounpasoatrás.

—¿Quéquiere?—dijo.Eramuyalto,teníalaspiernaslargasyloshombrosanchos,lacaratostada

porelsolyojosclaros.Supelocolorarenaeraunpocorizadoaunquelollevabamuycorto.Mirabaconsternadoalamuchachatemblorosa.

—Sorry…Nomiedo,porfavor…Chapurreabaelalemán.Annetardóunmomentoenentenderquenoeraruso.

¡Aquelhombreeraamericano!Surespiraciónseapaciguóunpoco.Habíaoídoquealosamericanoslesgustabanlasalemanas,quelesregalabanjabón,mediasy cigarrillos, y les hacían cumplidos. Acababan de llegar a Berlín, donde enpocos días se celebraría un encuentro entre el presidente Truman, el primerministroChurchillyeldictadorStalin.

—Nomiedo—pidiódenuevoelsoldado.SacóunpaquetedecigarrillosdelachaquetadesuuniformeyselotendióaAnne—.¿Quieres?

Loscigarrilloseranunamercancíacodiciada.Annesacóunoydejóqueelsoldadolediesefuego.

—MellamoJames—dijomientraslohacía—.JamesMuntre.—YosoyAnastasia—contestóAnne.Jamescasiseatragantóconelnombre.—Anas…Enes…—LlámameAnne.SayAnnetome!—¡Anne!—Seleiluminólacara—.YoulivehereinBerlin?—lepreguntó.—Yes. —Los conocimientos de inglés de Anne eran bastante limitados.

Balbuciendo, intentó juntar unas palabras—:Where… where do you… comefrom?

Page 482: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

James,encantadodequeellaentendiesesuidioma,lacolmóconunacascadade palabras en inglés, de las que ella solo entendió «Kentucky». Negóvehementeconlacabeza.

—No.No!I…donot…understand…Jamessecalló.—Sorry,Anne.—Nopasanada.¿EresdeKentucky?Élasintió.—Sí.Kentucky.Annesonrióydijo:—Nice.Aunque en realidad no tenía ni idea de si aquello era nice. James sonrió

radiante.Luegolepreguntósilapodíaacompañaracasay,porsupuesto,Anneaccedió.Necesitaronunbuenratoparaencontrarelcamino.

Anneestabadeunhumorinmejorablealllegaracasa.Seencontróprimerocon Belle, sentada en una butaca, completamente exhausta, con un pañueloalrededor del pelo suelto, la cara llena de cal y las manos, encallecidas yexcoriadas,colgandodelosreposabrazos.

—Diosmío—dijoconvozcansada—,heestadoretirandoescombrostodoeldíasinparar.¿Nohastraídoagua?

—Melahanquitadodossoldadosrusos.—Cerdos—escupióBelle.Modeste yNicola entraron en la habitación, las dos igualmente rendidas y

sucias.Modesteparecíacadadíamásdesgraciada.Aúnnosabíaquéhabíasidode sumarido y de su hijomayor. Belle estaba bastante segura de que VictorhabíamuertoyJoseph,comopoco,erapresode losrusos,peronose lopodíadecir. Ella se abrazaba a una esperanza que, según pasaban los días, eramásimprobable.Bellenosedecidíaaplantearlequetendríaqueempezarabuscarseunacasa,aunquefueseenunsótano,porquealalarganopodíanseguirviviendotanapretados.PeroModestehablabacontinuamentedequeaquellosoloerauna

Page 483: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

solución temporal,queyanopodía faltarmuchoparavolver aLulinncon sushijos.Nadiemáslocreía.

TantoNicolacomoModestesedejaroncaerdeinmediatoensendassillasy,conunsuspiro,estiraronlaspiernas.

—¡Quécalor!—sequejóNicola.Soloentoncessediocuentadequesuhijaestaba en medio de la habitación, con los ojos brillantes—. Ah, Anne, ¿hasestadojugandoconJulia?

—Heidoporagua.Perodosrusosmehantiradoelcubo.NicolaobservóaAnnecondetenimiento.—¿Tepasaalgo?Annedesviólamirada.—¿Quémevaapasar?—Luegoseanimó—.Mamá,¿tendríasalgoencontra

dequesalgaestanoche?—¿Salir?¿Adónde?¿Conquién?—Heconocidoaun…Heconocidoaalguien.Nicolaestabaahoramuyatenta.—¿Aalguien?—SellamaJames.EsdeKentucky.—¿Unamericano?—Unsoldado,sí.—PorDiosbendito—dijoNicola.Seabanicóconunpedazodepapel—.Mi

hijaconunsoldadoamericano.Anne,teloadvierto,niseteocurracasarteconéle irte aKentucky.He leído cosas de esa tierra.Hace calor, está desierta y esterriblemente aburrida. Los hombres solo hablan de ganado y apuestas en lascarreras. Además —añadió tras una corta pausa, haciendo caso omiso de lamirada indignada de Modeste—, además, no creo que los americanos seanbuenosamantes.

En el últimopunto,Nicola estaba equivocada, almenos en lo que a James se

Page 484: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

refería.«Mamánotieneniideadealgunascosas»,pensóAnnesomnolienta.Estaba

en la cama, abrazada a James, y nadie alteraba la tranquilidad y la paz a sualrededor.Lohabía llevadoa casaporqueestaba casi seguradequenohabríanadieallí.Todos, inclusolosniñosdeModeste,habíansalidoconlaesperanzadeconseguirdeloscampesinosunpardepatatasyquizáunpedacitodejamón.

Jameseraunamantemuydelicado,parasorpresadeAnne,a lavistade laasperezadesusgrandesmanosyloimponentedesucuerpo.Nonotónadadelagranpasión,deldesfallecimientodelossentidos,detodoloquehabíaleídoenloslibros,peroenalgúnmomentollegaríanlosaltosvuelos,sedijo.

—Iloveyou,baby—murmuróJimmy.AcariciósuavementeelbrazodeAnneconsumano,grandecomounapala.—CuéntamecosasdeKentucky—lepidióella.«Kentucky» era siempre una palabra mágica para Jimmy, que a menudo

sufría nostalgia.Se sentó, sujetó aAnnede formaquepudiera apoyarse en supecho y encendió dos cigarrillos, uno para ella. Luego comenzó a hablar,entusiasmadoy,por supuesto, en inglés,yAnneentendió solounapartede loquedecía.Peroquehablabadecaballosydeganado,sí loentendió.Enesoelpronósticodesumadreeraacertado.Caballosyganado.SisecasabaconJimmy—noestabasegura,peroeraposible—,leharíasaberquehabíaotrascosasporlas que podía interesarse un hombre. Ella era muy joven y muy guapa, nadahabía empañado aún su inquebrantable confianza en sí misma y estabaconvencidadequeloteníaenunpuño.

ElnoviazgodeAnneconelsoldadoamericanomejorólascondicionesdevidade su familia de inmediato. Jimmy era fenomenal consiguiendo alimentos yobjetoscotidianoscuyaexistenciacasihabíanolvidado.Avecestraíaunpedazodejabónperfumado,otrasunpardemediasdenailon,zapatosparalosniñosdeModeste o tela para un vestido. Cuando iba a visitar a Anne o a llevarla de

Page 485: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

paseo, todasesperabansustesoros.BelleyNicoladelirabansobretodoporloscigarrillos. Modeste estaba fuera de sí de alegría cuando llevó una libra demantequilla.Undía,aparecióconungranpedazodejamón.

—Isn’titgreat?—preguntóradiante.En secreto,Belle sospechabaqueno conseguía todas aquellas exquisiteces

demaneralegal,quecomopocousabaelefectodesuuniformeparahacerquealgún campesino asustado le diese sus provisiones. Pero le daba igual. Loimportante era que podían calmar un poco los gruñidos de sus estómagos ydisfrutaban de vez en cuando de un par de cosas que hacían la vida másagradable.

DesdelaConferenciadePostdam,Alemaniaestabarepartidaencuatrozonasde ocupación. En la capital, Berlín, gobernaban ahora las cuatro potenciasvencedoras.ElnortedelaPrusiaOrientalyKönigsbergestabanbajoeldominiodelaUniónSoviética;elrestodelaPrusiaOrientalySilesiahastaunafronteraconstruidaatravésdelNeisseyelÓder,laNuevaMarcaylaPomeraniaCentral,bajodominiopolaco.Lulinnparecíaporelmomentoperdido,perolaconfianzadeModesteseguíainquebrantable.

«CuandovuelvaaLulinn»,asícomenzabancasitodassusfrases.Jimmy las urgió a mudarse al sector estadounidense. La Alexanderplatz

estabaen laparteocupadapor los soviéticosy,para Jimmy, era cadavezmásdifícilvisitarallíaAnne.Además,lossoldadosestadounidensesnosefiabandelosrusos.

—VenidaloestedeBerlín—decíaunayotravez—.Esmejorparavosotras.—Nuncaencontraremosunacasa—protestabanellas,yteníanrazón,porque

enBerlínhabíaunacantidadenormedegentesinhogar,ylaluchadiariaeralobastantedifícilinclusosintenerquebuscarunavivienda.

«Másadelante,yaveremosmásadelante»,pensabaBellesiempre.Noestababien,hacíatiempoquenoloestaba.Elagotamientoquesufríanoparecíaceder;se sentía cansada de la mañana a la noche. Desde el día que se enteró de lamuerte de Sophie… ¿O ya era así antes?Apenas recordaba lo duro que se le

Page 486: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

hacíaentoncessubirlasescaleras,cuánamenudohabíadichoquenopodíadarun pasomás. Y ahora… andaba casi a rastras, solía marearse, tenía un dolorcontinuocomouna ratitaenel interior. ¿Habíanpodidoconella las fatigas, eldesescombrar,elhambre,elmiedoalosrusos?

Cuandosemirabaalespejo,seencontrabamásfeaquenunca.Teníauncolorgrisáceopocosanoyunassombraspardasbajolosojos.Parecíadiezañosmayordeloqueera.

A última hora de la tarde del 20 de julio, estaba con los dos niños máspequeñossolaencasa.Cortabapuerrosparalacenadepieenlacocina—Jimmyleshabíallevadoverdura—cuandolainvadióunaoleadadenáuseastanintensaque tuvo que agarrarse a la mesa. Comenzó a sudarle todo el cuerpo y se lenublólavista.

—¿Quédemoniosmeestápasando?—preguntóenvozalta.En ese momento, comenzó el dolor, mucho peor que nunca, un dolor

punzanteenelcostadoderecho,pordebajodelascostillas.Pasóenseguida,perovolvió de nuevo cuando comenzaba a pensar que habían sido imaginacionessuyas.Estavezfuemáslargo.Aqueldolorparecíaenroscadoensusentrañasy,desde allí, se extendía en oleadas que llegaban hasta el estómago, hasta laespalda.Belleesperódepieaqueremitiera,peronodesapareció.Volvieronlasnáuseasy,cuandollegabaalfregadero,vomitóunamucosidadclara.Quejándosebajito,volvióaerguirse.Eldolorresultabayatanintensoqueerainaguantable.

—Ay,Dios.Ay,Dios—selamentó.Teníaqueconseguirllegaralacama.Seguramenteeraunaúlcera,unaúlcera

gravísima,ynadiepodíayaayudarla.¿Quéhacíaconlosniños?Aunquesoloqueríatumbarse,abriólapuertadela

sala de estar y miró dentro. Julia estaba sentada en mitad de la alfombra ysollozaba porque había roto la cabeza de su pato de madera, y el bebé deModesteestabaensumoisésyparloteabaalegre.

—Julia,¿quétepasa?—preguntóBelleconesfuerzo—.Dejadellorar,¿eh?Tengoqueacostarmeunmomento,¿serásbuenaynoharástravesuras?

Page 487: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Julia cerró la boca y miró fijamente a Belle, que se volvió y se arrastrójadeandoporelpasillo.Eldolorllegabaahoraenoleadas,unasvecesmásfuerteyotrasmásdébil.Enlasfasesenlasquecedía,Bellepodíarecuperarelaliento;enlasotras,seencogíaporqueleparecíaqueasíaguantabamejor.

«¡Quevengaalguien!Necesitounmédico.»Nolaalivióenabsolutotumbarseenlacama;casifuepeor.Decidióhacerse

cargo ella misma del asunto: llamaría a la vecina para que fuese a buscar almédico.Cuandosevioenelespejodeldormitorio,seasustódelcoloramarilloque tenía.Esperabaque laviejaestuvieseencasa.Sino, tendríaquebajar lasescalerasypreguntar.Solodepensarloleentrabansudoresfríos.

Otrovistazoalasaladeestar:elbebésehabíadormido,Juliahabíadejadodelloraryseocupabaenromper lasruedassobre lasquesemovíaelpatosincabeza.Estaríaentretenidaunrato.

Bellellegóalapuertaprovisionaldecartón,salióaldescansillo,sevolvióaencoger,volvióa tomaraire.Llamóa lacasadeal lado,peroel timbreestabaroto.Conlapalmadelamanogolpeólamaderalacadadeblancoencuyaparteinferiorseabríaunagrangrieta;unsoldadorusolehabíadadounapatadaconlabota.

—¿Hola?¿Estáustedahí?Abra,porfavor.Abra.En laescalera sonaronpasos.Conesfuerzo,Belle sevolvió.Talvezera la

vecinaquellegaba,¿quiénmásibaasubirhastaallí?Laesperanzacrecióenellamientrasseinclinabasobrelabarandilla.

Peronoeralavecina.EraAndreas.

Page 488: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

8

Andreassehizocargodetodosinpreguntardemasiado.Dejóalosniñosconlachicadelaplantabaja,aBelle la llevóenbrazoshasta lacalle, lametióensucoche—llevabaunJeepamericano,eraobvioque teníabuenas relacionesconlas fuerzas de ocupación—y la consoló por el camino cuando ella lloraba dedolor.

Bellenisiquieralepreguntódedóndesalíaderepente.Tansolodijo:—Creoquemeestoymuriendo,Andreas.Éllepusolamanoenlafrenteardiendoydijotranquilizador:—¿Quédices,Belle?Noteestásmuriendo.Perotampocopareceunasimple

indigestión.¿Quéhashechomientrasyonoestaba?En laCharité la reconocieron, le inyectaronuncalmantey lepusieronuna

máscaradeétersobrelanarizylaboca.Yaamediocaminodedormirse,Bellepercibió cómo Andreas se inclinaba sobre ella. Su voz le llegaba desde muylejos:

—Cariño, te van a quitar a toda prisa el apéndice supurante. ¿No habíasnotadonadahastaahora?

«Sí.Pero¿enquémomento tendríaquehaberleprestadoatención?»,quisodecir,apesardequeyaestabacasidormidaylalenguanolaobedecía,aunquealguiennodejabadeinsistirenqueteníaquecontarolevantarelmeñique…Sehundióenunaoscuridadenlaquecesóeldolor.

Cuando sedespertó, le dieronunas arcadas espantosasyvomitó.Se sentíafatalyteníaunasedterrible,perolaenfermeraledijoquenopodíabebernada.Luegosevolvióadormiry,cuandosedespertóporsegundavezhorasmástarde,

Page 489: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

estaba mejor: solo le dolía un poco la herida del abdomen. Andreas estabasentadoenlacamaylamirabapreocupado.

—Me has dado un susto de muerte, Belle. Jadeando y tan pálida en eldescansillo…Elmédicodicequeunpardehorasmásy tehabrían tenidoquebombearelpusdelacavidadabdominalyqueesoesalgoarriesgado.¿Cuántollevabasconesosdolores?

—Nolosé…Untiempoya.Ymesentíaflojayhechauntrapo.Nosabíaporqué…perohabíanllegadolosrusosy…¿Dedóndesales,Andreas?¿Yporquéahora?—Belleestabaenfadadaysusojosecharonchispas—.Medebesunpardeexplicaciones.¿SabesquemeinterrogólaGestapo?

—Supongo. No te excites, tesoro, aún estás débil. Después de todo, hellegadoenelmomentojusto,¿no?Debodehaberteparecidounángelsalvador.

Bellesonrió,auncontrasuvoluntad,peroeraagradablequeyanoledolieseyqueélestuvieraallí.Andreasobservósurostrodemacradosobrelaalmohada.

—Has cambiado mucho, Belle. Pareces mayor y esa expresión en tusrasgos…Másmadura,tambiénunpocomástriste.Hassufrido,¿verdad?Quierodecir…másqueunaapendicitis.

Ellaasintió.NolehabíacontadoaAndreasqueSophiehabíamuerto,perolefaltaban las fuerzas para hacerlo. Ya se lo diría, más tarde, mañana. Estabacansada,muycansada.

«BelleLombard,hascrecidomucho»,pensóAndreas.Aún lamiraba,peroella ya no se daba cuenta; había cerrado los ojos. Con un inesperado miedo,AndreaspensóenMax.Ellanolohabíamencionado.¿Habíavuelto?¿Volvería?

Maldijo para sí mientras salía de la habitación para ver si encontraba enalgúnsitiounatazadecaféfuerte.Ounaguardiente.

Martin Elias recorría la Prinzregentenstrasse. Munich ofrecía una imagenparecida a la de Berlín: escombros y piedras, edificios medio derruidos oquemados.Sobretodo,mujeresentrelasruinas,luchandodenodadamentecontra

Page 490: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

elcaos.Martinnisiquieralasmiraba.Tampocoveíalasmontañasdecascotesniel cielo de verano, ni oía las risas de los niños que jugaban alrededor. Estabasumidoensuspensamientos.Habíavistoenelnoticiariolasfotografíasquelossoldados habían hecho enDachau, en Treblinka, enMajdanek, enAuschwitz.Montañasdecadáveres.Lascarasdelossupervivientes,convertidasencalaverasdesde las que ojos apáticos miraban a la cámara, marcadas por el terror y elespanto. Vallas de alambre de púas, electrificadas, torres de vigilancia,barracones con catres de madera donde los prisioneros debían acostarseapiñados.Instrumentosde tortura,angostasceldasdeconfinamiento,horcas.Ylo peor de todo: las cámaras de gas. Los hornos crematorios. ¿Las cenizas decuántaspersonascubríanloscamposentornoaAuschwitz?

Enloslargosañosqueestuvoencerradodíaynocheenunsótano,Martinsehabía aferrado a la esperanza de volver a ver a Sara. Aunque una vocecitadespiadadalerepetíaensucabezaquelahabíaperdidoaquellanochedeabrilde1942, intentaba no escucharla. Había oído cosas horribles de los campos deconcentración, pero no tenía ni idea de aquella maquinaria de exterminioperfectamente organizada. Cuando se enteró de la existencia de la infame«rampa» deAuschwitz y de las selecciones, tuvo claro lo pequeña que era laposibilidaddequeSaralohubieseaguantado.ConayudadeFeliciaaveriguóqueSara había sidodeportada, de hecho, aAuschwitz, pero allí se perdía la pista.Habíabuscadosupervivientesyleshabíaenseñadosufoto.

—¿Conocéisaestamujer?¿Sabéisquéhasidodeella?—¿Cuándodicequelallevaronallí?—contestóuno—.¿Enlaprimaveradel

42?¿Sabequelaesperanzadevidaallíeradetresocuatromesessiunonoibadirectamenteaunacámaradegas?NocreoquenadiequellegaseaAuschwitzantesdelveranodel44hayasobrevivido.

Suesperanzaibadisminuyendoamedidaquepasabanlosdías.Alfinal,diocasiporciertalamuertedeSara,ypocoapococomenzóaaceptarla.

—Dejadepensarenesasimágenes,Martin—lehabíadichoFelicia—.Solotetorturasconellas.Tienesqueintentarolvidarlas.

Page 491: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nuncapodréolvidarlas.Paradejardepensarenellastendríaquemoriry,aunasí,esprobablequeaúnmepersigan.

Aqueldíadeagosto,sinembargo,mientrasandabapor lacalle,unachispade nueva vida despertó en él el deseo de no entregarse por más tiempo a susufrimiento. Tenía que defenderse o el dolor lo arrastraría al abismo másprofundo,delquenolograríasalir.Pero¿conseguiríavolveralevantarseallí,enaquelpaís?

PocoantesdellegaracasadeFelicia,Martinsaliódesuensimismamiento.Seesforzópormiraralagenteque,asualrededor,intentabaponerordenentrelasruinas.Alemanes.¿Podríapasarsuvidaentrealemanes?

Sepreguntósieraodioloqueexperimentaba,peronopodíadecir:«¡Todoslos alemanes son bestias!», porque se sentía, pese a todo, uno de ellos. Noconseguíadistanciarsedeaquelpuebloconelquehabíaestadomezcladodesdepequeño.Antesdecomenzarladictaduranazi,nuncasehabíareconocidocomojudío, ni siquiera como judío alemán, sino simplemente como alemán. Losinterminables años de desesperación, de pánico y de padecimiento no habíanpodidocambiarlaesenciadeaquello.Puedequeporquetambiéneranalemanesquieneslehabíansalvadoyhabíanarriesgadolavidaporél.

Entró en la casa y, sin darse cuenta, respirómás tranquilo cuando cerró lapuerta.Elmiedoaencontrarseenplenacalleaúnacechabaensuinterior.FelicialehabíaofrecidovivirconellayconAlex,porqueélnoqueríaseguirabusandode lagenerosidaddeTomWolff.ParaTom,él eraahora suángel salvador; supertenencia al Partido y sus relaciones con los mandamases delnacionalsocialismohabríanpodidoserlaruinadelherederodeJuguetesMüller,peroelhechodequehubieseescondidoaunjudíoensusótanoduranteañoslepermitiósalirbienparado.MartinsabíaqueeraprecisamenteesecálculoelquehabíadecididoaTomaacogerlo,pero,aunasí,aquelhombresehabíajugadoelcuelloporélyaMartinlepareciójustodeclararasufavor.

Jolantasalióasuencuentroenelpasillomuyemocionada.—Señor Elias —susurró—. Señor Elias, la señora Lavergne tiene visita.

Page 492: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Adivinequiénes.ElpulsodeMartinseaceleróunsegundo,palideció,yJolantasediocuenta

dequeacababadedarleuna falsaesperanza.Se llevóunamano temerosaa laboca.

—Ay,Dios,qué tontasoy.Habrápensado…No,noes…Noessuesposa,señorElias.EsPeterLiliencron. Imagínese,deprontoestabaen lapuerta…Yconunaspectoimponente,comoqueluceuniformeamericano…

Feliciallevabaungastadovestidoazul,quecaíasucioyarrugadoentornoaella;sehabíarecogidoelpeloylohabíacubiertoconunpañueloantañoblancoy ahora grisáceo.Estaba sentada en el jardincito tras la casa, en una piedra alcalordelsol,yfumabauncigarrillo.JuntoaellaestabaPeterLiliencron.

Pocoantesde la capitulación, en losúltimosdíasde laguerra,unabombahabía caído en la parte posterior de la casa vecina, que había dejado tambiénescombroseneljardíndeFelicia.Intentabaabriralmenosuncaminoenelcaos,cuandoJolantaapareciójadeandoyanuncióaPeterLiliencron.

—Escapitán,señoraLavergne.Capitándelejércitoestadounidense.Ahoraestabanallísentadosyfumabanloscigarrillosqueélhabía traído,y

Feliciaeramásqueconscientedesusmanosrascadas,susuñasrotas,suhorriblevestidoyelimposiblepañuelo.Sesentíafea,estabaagotadadequitarpiedrasymareada de hambre. Había sido incapaz de abrazarlo cuando lo vio, y esaausenciadeefusividadsinceratambiénlohabíacohibidoaél.Porfin,sedieronlamano.

—Asíque¿yanoexistelafábrica?—preguntóPeter.Feliciameneólacabeza.—Reducidaacenizas.Nosésimerecerálapenareconstruirla.—Mimadre ha podido conservar la casa durante toda la guerra. La había

alquilado y ahora volverá a mudarse. Falta un trozo del tejado, pero por elmomentonoesunproblemamuygrave.

—¿Porquéteunistealosamericanos?—LlegaronaParísysupequehabíasobrevivido.Antesdeeso,cualquierdía

Page 493: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

podíaserelúltimo.Pensé:«CuandolleguenaAlemania,necesitarángentequehablealemánynotengacargas.Gentecomoyo».Nomeheunidoasuejércitoparaaparecercomovencedorenellugardelquetuvequehuiralamparodelanoche.Nosetratadeuntriunfo.PerolosAliadosnostraenlapazynosliberandeladictaduradelosnazis,yhemosdehacerloqueestéennuestramanoparaayudaraqueseocupendelascosasyquetodovuelvaafuncionarlomásrápidoy lomejor posible, sin que la gente delPartidopuedavolver a los puestos depoder.Esafuelarazón.

—¿Hasdichoqueerescomisariocultural?Élasintió.—Repartimoslaslicenciasparalosnuevosperiódicos,losnuevosteatros,las

nuevasemisorasderadio…Enrealidad,esdivertido.Creoquelaprensalibreeindependientees igualdeimportanteparaestepueblo,alqueduranteañoshanengañado los discursos deGoebbels y los titulares delVölkischer Beobachter,queretirarlosescombrosymitigarelhambre.

Felicia no dijo nada. Se puso lamano ante los ojos porque tenía el sol defrentealmiraraPeter.

—Casi no has cambiado, Peter. Estás mucho más delgado. Pero por lodemás…sediríaquenohasenvejecido.

Élsonrió.—Tengo muchas más canas. Pero tú tampoco has cambiado apenas. Eres

igualdebonitaquecomoterecordaba.—¡En absoluto! Tengo un aspecto horrible. Si hubiese sabido que ibas a

venir,mehabríapuestootrovestidoymehabríacepilladoelpelo.—¡Comosientrenosotrossirvieradealgo!—exclamóPeter,casiviolento.

Letemblabaunpocolamanoenlaquesosteníaelcigarrillo.—¿Haspasadopormuchascosas?—preguntóFeliciaenvozbaja.Peterseencogiódehombros.—Lonormal.EnSuizaaúnmeibabastantebien,peroluegomeexpulsaron

ylleguéaFrancia.Desdeallíteescribí…

Page 494: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Sí.Recibílacarta.—En fin, y luegoocuparonFrancia.Nopodíadisponerdemidinero.Con

otrosjudíos,intentéllegaralaFranciadeVichy,perofracasamos.ConocíaaunpardepersonasdelaResistencia…quemedieronunanuevaidentidad.Trabajécomocamarero.Cuandoveíaaalemanesenellocal,meentrabansudoresfríos.Nodejabadepensarquesabríanpormiacentoquenoera francés.Peronadienotónuncanada.

—¿Yhastaahorahasvividocomocamarero?—Uf,no.Medescubrieron.Todavíanosécómo.Fueenel42.Supongoque

alguien de la Resistencia habló cuando lo torturaron; reveló nombres ydirecciones.Yotuveunasuertetremenday…

Secalló.—¿Qué?—preguntóFelicia,curiosa.—Elpolicíaque teníaquedetenerme,unpolicía francés,meconcedióuna

horapararecogermiscosasantesdevolverpormí.Mediolaoportunidadylaaproveché.Es decir, la pude aprovechar porque, en un determinadomomento,penséenti.

—¿Enmí?—Laportera quiso impedirmeque saliera del edificio. Pensé: «¿Quéharía

Felicia ahora?». Y… —Lo formuló de manera sucinta a propósito—. Y lareduje:laatéylaamordacé,ylaencerréenladespensa.Yluegomemarché.

Feliciaguardóunmomentodesilencioperpleja,yentoncesseechóareír.—¡Nuncatehabríacreídocapaz!Tienestalentosocultos,Peter.—Sí…,perohabríapreferidono tener quehacer usode ellos.Así queme

escondí. Viví con gente que simpatizaba con la Resistencia y no tenía nadacontralosjudíos.Avecespensabaquenuncavolveríaallevarunavidanormal.A veces estaba tan desesperado que… —Se interrumpió con un ademánmalhumorado—.Yapasó.Soloesoesimportante.Yapasó.

—Sí—dijo Felicia, ymiró entre los escombros—.Y ahora solo podemosmirarhaciadelante.Yarreglarnosconloquehaquedado.

Page 495: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Éllamiródereojo.—Felicia, si tienes problemas…Quiero decir, si estabasmetida de alguna

forma en negocios con los nazis y ahora necesitas a alguien que declare a tufavor,sabesquenuncaolvidaréquefuistetúquienmellevóaSuiza.

Ellasonrió.—Meconocesmuybien.Porsupuestoqueganédineroconlosnazis.Peroa

lavezmejuguéelcuelloconMaksimMarakovporunmontóndeperseguidospolíticos,ycreoquenadieintentaráincriminarme.

—¿AsíqueMarakovrecurrióati?Leditunombreencasodeemergencia.Amenudohetenidomalaconcienciaporhaberlohecho.

—Notienesporqué—repusoFelicia,yañadióparasí:«Estoyseguradequehabríavenidoigualmenteamísinohubiesetenidomásremedio».

Duranteunratonodijeronnadayesolosmaravillóunpoco.Alfinyalcabo,hacíasieteañosquenoseveíanyhabíatranscurridomediavidaentremedias.

—Bueno—dijoPeteralfinal,yselevantó—,creoquemeiré.Peroyasabesquehevuelto.Ydóndepuedesencontrarme.

TambiénFeliciasepusoenpie.—Sí.Tendremosquehablartranquilamenteenalgúnmomento.Quierodecir,

lafábricanoexiste,perosíelsolar.Estuvobienquemelocediesestodoporque,sino,habríaidoapararamanosdelosnazis,peroahoranopuedoquedármelosinmás,ynosabemoselvalorquepuedealcanzaralgúndíaesegranterrenoenMunich.

—Estuyo,Felicia,esonohacambiado.Detodasformas,aúntengoqueverhaciadóndemeoriento.—Aplastólacolillaenunapiedra—.Megustaríavolveraverte,Felicia.Esperoque…todoseaunpococomoantes.

—Seguroquesí—dijoFelicia,ysediocuentadequeéllosabía:nadaseríacomoantes.

Lo acompañóhasta la puerta de la calle.En el pasillo, se encontraron conMartinElias.Losdoshombres,elescritoryelexempresario,queseconocíandeuntiempopasado,seestrecharonlamano.

Page 496: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—MartinElias—saludóPeter,asombrado—.¿HaestadotodoestetiempoenAlemania?

—Sí.Escondido.¿Yusted?—Enelextranjero.Y,alfinal,tambiénescondido.FeliciavioquePeterteníalapreguntasobreSaraenlapuntadelalengua,de

modo que intervino deprisa con un par de banalidades y le empujó hacia lapuerta.CuandoPetersefue,sevolvióhaciaMartin.Pálidoydelgado,eracomounasombradeojoshundidosenlapenumbradelpasillo.

—Hasobrevivido—dijo—,yyotambiénhesobrevivido.PeroSara…Saratuvoquemorir.

—Sí—convinoFelicia.Depronto,pensóenSophie,yenMaxyenPaul,delosquenosabíannada,

en su hermano Johannes, enElsa y Laetitia, y por unmomentoMartin y ellaestuvieronunidosporlaintensidaddeundolorquecasiloshizollorar.Miraronatrás, a los años en los que habían pasado demasiadas cosas malas, como situviesenunaoportunidaddeolvidar.Martinnotóqueselehumedecíanlosojos,yFelicialovio.Serecompuso.

—Martin,hayqueseguiradelante.Tambiényotengoalgodeexperienciay,por tanto, puedo decir que es tremendamente frecuente en la vida esesentimiento de estar en un agujero negro y no ver la salida, y uno se quedainmóvil, como paralizado por la preocupación y, luego, en algún momento,comienza a patalear, cada vezmás, a patalear de pura desesperación sin creerquevendrántiemposmejores,perodeprontoseveunpocode luz,y la luzsehace más y más grande. Es siempre así, Martin. La vida no termina dondecreemosquenopuedecontinuar.

—Yonunca…Seinterrumpió,sabíaquenopodríaevitarllorarsiseguíahablando.Teníaun

nudoenlagarganta,podríahabergritadosuinquietud,suabismalconsternación.LaexpresiónenlosojosdeFelicialeimpidió,sinembargo,entregarsealdolor.

—Hepensadoquememarcharé—dijoporfin—.PuedequeaAmérica.

Page 497: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Lo acababa de decidir. Lo que había dicho Felicia: «En algún momento,comienzaunoapatalear,depuradesesperación…».

Puedequeélacabasedeempezar.

Feliciahabíadecididonodesescombrarmásporesedía.Sesentíabastantedébil.El hambre, maldita hambre. Era como si siempre tuviese un hueco en elestómago.

Se sentó en el despacho, pues tenía que pensar y allí era dondemejor lohacía.Peterhabíavuelto.Noqueríapelearporloquelehabíacedidohacíaaños,pero,comoyanohabíafábrica,porelmomento,esonoservíadenada.

«¿Dequévoyavivirenelfuturo?Yo…ymifamilia…Cielos,quépodemoshacer…»,suspensamientossearremolinabandemaneraconfusa.

Cuando oyó la puerta, se volvió. EraMaksim, que entraba despacio en elcuarto.

—¿Estássola?—preguntó.«Siemprepreguntalomismocuandonosvemos»,pensódivertida.—Hoyhetenidounmontóndevisitas.Perotienessuerte.Laúltimaacabade

irse.—¿Liliencron?—¿Cómolosabes?—Meloheencontradodelantedelacasa.Casinopodíacreermequehubiese

sobrevivido.—Tampocoyo.Peroentra,Maksim.Élcerró lapuertaconenergía.Felicia loobservóconcariño.Elhambre lo

hacía parecer aún más asceta. Llevaba un viejo traje gris, que colgabainconsistentedesushombrosycuyasmangasdesgastadashacíanquesusmanosparecieranpalashuesudas.Aqueldíaresultabaespecialmenteevidentequeyanoerajoven,peroparaFeliciaseguiríasiendosiempretanjovencomoenlosdíasdeLulinn.Nohabía cambiadodesde entonces, cuando lavisitaba enveranoy

Page 498: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

aparecía cuando ella menos lo esperaba entre los frutales del huerto y lasmadreselvas del jardín. De nuevo los años desaparecieron para Felicia. Habíacumplido los diecisiete y no tenía preocupaciones ni dolores. La vida erainofensivaymaravillosa.

MaksimsolohabíaidounaspocasvecesalacasadelaPrinzregentenstrassedesde el final de la guerra, yFelicia no se había atrevidonunca a preguntarlecómo vivía ni a qué se dedicaba. Intentaba demostrarle la alegría que leprovocabansusvisitasesporádicascompartiendoconélsusúltimasprovisiones,inclusocuandoélsenegaba.

—No,Felicia,apenastienesparacomer;loveo,estásdelgadísima.Estavez,sinembargo,traíaalgo:cigarrillos.Concuidado,sacóeltesorodel

bolsillointeriordelachaqueta.—Losheconseguidodeemigrantesalosqueayudéahuir.¿Quieresuno?Ellaasintió,yéllediofuego.—Siéntate—dijo Felicia, peroMaksim se quedó apoyado en la estantería

fumandoconvoracidad.Entonces,depronto,sinintroducciónnitransición,soltó:—Hevenidoadespedirme,Felicia.MevoydeMunich.ABerlín.Desde que lo conocía, se había despedido de ella cien veces omás, y esa

situación estaba entre las más familiares de la vida de Felicia. También esamanera de decirlo, tan de pronto, y la expresión de sus ojos, que siempreprometíanqueeraladefinitiva:«Estavezesparasiempre».

Perosiempreacababavolviendo,trassemanasoaños.NodejabaderendirseensituacionesenlasquenecesitabaaFelicia,asíqueellanoseasustóantesuanuncio,aunque,noporlosañosylaexperiencia,notóconmenosfuerzaensucuerpolacálidaoleadadedecepción.Yentendióyaceptóelmomento:nopodríaretener aMaksimMarakov, igual que no sería capaz de dejar de amarlo. Demanera insidiosa, poco razonable, desesperada, estaba aún fusionada a él, y élestaríatodalavidaentreellaycualquierotrohombre.

—¿Yqué vas a hacer enBerlín?—preguntó, aunque no importaba lo que

Page 499: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

fueseahacerallíporque,seacomofuere,seiríadetodasformas.—Conozco a un par de personas que han vuelto de la Unión Soviética

después de emigrar. He contactado con ellos. Quiero colaborar. Es… es unaexigencia para mí. Este país se va a reorganizar por completo y quizá puedaaportaralgo.

Por primera vez desde hacía mucho, volvía a haber vida en los ojos deMaksim.EltiempodelaResistencialohabíadesmoralizadoylehabíacostadolas fuerzas, pero ahora parecía el mismo de sus años jóvenes, cuando leexplicaba a Felicia el concepto del comunismo lleno de entusiasmo. Nada ninadiepodríanimpedirleirseaBerlín.

«Yesodespuésdetodoslospeligrosquehemospasadojuntosenlosúltimosaños;nisiquieraesoloataamí»,pensóFelicia.

Peroocultóesesentimentalismoypreguntósinmás:—¿Cuándotevas?—Acomienzosdelasemanaqueviene.—Faltancuatrodías.—Sí.Feliciaapagósucigarrilloconunmovimientobrusco.—Hayquereconocerque,cuandotedecides,actúasrápido.Sonrió al decirlo, pero almismo tiempo lepidió sinpalabrasque ledijese

algoa loquepoder aferrarse, algo, aunque solo fuesequeno era fácil para élsepararse de ella. Pero él no dijo nada, solo miró por la ventana, como siestuvieseyamuylejosensupensamiento.Alfinal,parecióacordarsedeella:

—¿Quévasahacertú?—lepreguntó.—¿Yo?—Se recuperó. No se pondría a lloriquear ahora solo porque, por

millonésimavezentreintaaños,noobteníadeélloquequería—.Noloséaún.Yanotengolafábrica.NiLulinn.Vuelvoatenerlasmanosvacías.

—¿Hassabidoalgodetuabuela?SequedóenLulinn,¿no?—Murió. Jadzia me escribió. Al parecer murió antes de que llegasen los

rusos.Supongoquesetomólaspastillasparadormir.

Page 500: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Seguro que eso le ahorró un mal final —dijo Maksim—. ¿Y Lulinn?¿Sigueexistiendolacasa?

—Sí,sigueenpie.Peronomehagoilusiones,Maksim.Estáperdida.Jamásvolveremos.

Mientrashablaba,regresaronasumentelasimágenesdeLulinnenverano:lasventanasdelacasaestabanabiertasdeparenpar,entodaslashabitacionesresonabanvocesyrisas,yeneljardíngraznabanlosgansos.

—Maksim,jamásvolveremos—repitióenvozbaja—.¿Algunavezpiensastambiénen…?

Éllainterrumpió.—Nohayquepensartantoenelpasado.Es…Bueno,lavidasigue.En su voz había un punto de irritación que impidió a Felicia hablar de

aquellostiempos.Envezdeeso,preguntótranquila:—¿Medasuncigarrillo?Él le alargó el paquete.Cuando ella se inclinó para que él le diese fuego,

estuvieronunpardesegundosmuycerca.Lomiródirectamentealosojosyleyóenellosunaadmiracióntácitaporsuvalentía,elagradecimientoporloquehabíahecho por él y la petición de no tocar lo que había pasado hacía tantos añosporqueélteníaqueseguirsucamino.Sinembargo,tambiénvioalgodeloqueniélmismoera consciente enaquelmomento: él estabaunidoa ellay lo estaríasiempre.Nuncadesapareceríadesuvida.

Volvióaerguirse.Eltriunfomitigóeldolor.Maksimsediocuentaysonrió.—Unamujerfuerte—dijo.Feliciaseapoyóenelescritorio.Trasellacaíaelsoldelatardey,atravésde

laventana,conferíaunbrilloplateadoasuscanas.—Loqueuníaamifamilia,Maksim,eraLulinn.Noerasoloellugaralque

huíamos todoscuandoalgo ibamal,niel lugarenelquenos juntábamosparacerciorarnosdequehabíaalgoenlavidaqueresistíaatodo.Era,sencillamente,dondenosdeteníamos,lacuerdadesalvaciónalaquenosaferrábamoscuandoel abismo se acercaba peligrosamente. Si éramos fuertes, era por eso, porque

Page 501: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

sabíamosqueteníamosLulinn.Enciertamanera,siempreparecíaalentarnosconuna sonrisa. Pensábamos en Lulinn y nos recomponíamos. Pensábamos en elparticular ruido del viento, en la incomparable luz del horizonte cuandoamanecía…Maksim,me gustaría construir un nuevoLulinn. Sé que no es unbuen momento, pero quiero intentarlo. Una gran casa en el campo, caballos,perros, gatos, grandes árboles y rosas de colores. Esta guerra nos ha quitadotanto…Ha esquilmado nuestras filas, nos ha alborotado como un montón dehojas.Necesitamosdenuevounsuelofirmebajolospies,yquieroasegurarmedeencontrarlo.

Maksimestabaapuntodecontradecirla,deexplicaraFeliciaqueellamismahabíaformuladolaimposibilidaddesuproyectoalhablardelparticularruidodelviento,delaincomparableluzdelhorizonte…

Lulinnerairrepetible.Perosecontuvo,porqueellateníaderechoasusueñocomo él al suyo. Cada uno tenía que encontrar su equilibrio, y para esonecesitabanunobjetivo.Éllehabíapedidoquelepermitieseelsuyo;habríasidomiserabledeshacerconpalabraseldeella.

AndreasencontrólascondicionesenlasquevivíaBelletotalmenteinadmisiblesy,porsupuesto,lespusoremedio.Nadiemásqueélpodríahaberconseguidounaviviendavacíaque,además,estabaenelprimerpisodeunedificiomediointactoyteníadoshabitaciones,peroAndreasteníarelacionesdeprimera.Colaborabaestrechamente con los ocupantes americanos, quienes tenían un interésdesmedido por su conocimiento de los grandes científicos de la industriaalemana del acero y el armamento. Era gente a la que podían sacar muchopartidoalotroladodelcharco.Andreasestablecíaconexiones,acompañabaalosoficiales estadounidenses a sus entrevistas, interpretaba las conversaciones.Disfrutaba de toda una serie de privilegios y, por eso, había podido tambiénconseguirunacasa.

—Pordesgracia, derribaron el balcón—aclaró cuando enseñaba aBelle la

Page 502: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

vivienda.EstabajuntoalLandwehrkanal,enlaLützowstrasse—.Yenlacocinafaltanloscristalesdelaventana.Pormásqueloheintentado,porelmomentoesimposible encontrar vidrio: tendremos que clavar un cartón. Pero vendrántiemposmejores.

Bellenopodíacreérselo.—Doshabitaciones,cocinaybaño,soloparanosotros.¡Esincreíble!Encontraba un poco inmoral tener tanto sitio en vista de lamiseria que la

rodeaba. Pero eramaravilloso después de losmuchosmeses de vivir apretadacomounasardina.SabíaquetendríaquehaberinvitadoporlomenosaNicolayasusdoshijasainstalarseconellos,puesvivíanaúnconChristine,ModesteyloscinconiñosenlaAlexanderplatz,peronofuecapaz.ErafabulosoestarsolaconAndreas aunque discutiesen de vez en cuando.Andreas le insistía en quetendríanquecasarse;noteníaganasdeseguiresperando,decía.

—Yoestoycasada—contestabaBelle.PeroesonoimpresionabaaAndreas.—Esmuyprobablequeseasviuda—ledecíasinmás.Bellelomirabaenojada.—Esoesloquetegustaría,¿verdad?—No digas bobadas. Solo quiero un poco de claridad. Tendremos que

planearnuestrofuturodealgunaforma.—Sí,porDios,pero¿quépuedohacer?—preguntabaBelle,indecisa.AlasestacionesdeBerlínarribabanadiariotrenesconrepatriados.Cientos

demujeresesperabanenlosandenes,conelanhelodeencontrarasumarido,asu hermano, a su hijo entre los recién llegados, o sujetaban fotos en alto,tomadasenelúltimopermisodelosdesaparecidos,preguntandoatodoslosquesecruzabanconellas:«¿Conoceaestehombre?¿Sabealgodeestehombre?».

Bellecomenzótambiénarecorrerlasestaciones,lamayorpartedelasvecesacompañadadeChristine,quebuscabaseñalesdevidadePaul.UndíalecontóqueModestehabíasabido,porelserviciodebúsquedadelaCruzRoja,quesuprimogénitohabíacaídoenlasúltimasbatallasentornoaBerlín.

Page 503: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Uncompañeroloencontróycomunicólanoticiadesumuerte—dijo—.Parece que el muchacho logró alistarse justo al final en la milicia, donde notendríanquehaberloaceptado.LapobreModestenoparadellorar.

Bellepensóenaqueldíadeagosto, tanlejanoahora, justoantesdequelosalemanesinvadiesenPolonia,cuandofuearecogeraVictorenlaestaciónparahacerle sus comienzos en laNapolamás fáciles.El niño tranquiloy serioquesoloconocía lapazdeLulinn…Contabayaconqueestuviesemuerto,pero lanoticialapillóporsorpresa.Unomásquefaltabaenlafamilia.

—Porlomenos,ahoraModestetienelacerteza—dijo,apesardetodo—.Lopeoresnotenerniideadeloquehapasado.

Christinelamiródereojo.—¿Tegustaríatambiéntenerlacerteza?—Ensuvozsonabalahostilidad—.

¿LacertezadequeMaxestámuerto?Belleentrecerrólosojos.—¿Porquédiceseso?—Bueno,lodigoporqueyatienesproyectadotufuturoy,porloqueparece,

notienemuchositioenél.Haceañosquetienesunarelaciónconotrohombre.MepreguntoquéharíassiahoraMaxbajaradeunodeesostrenes.¿Lollevaríasacasaylepresentaríasatuamante?¿Cómoseríanlasprimerashorasdevuestrorencuentro?Amí,entulugar,loquemásmiedomedaríaesquesepresentaraundía.

Bellesegirósindecirunapalabraysealejódeella.Desdeaquelmomentolarelación entre las dos mujeres se fue enfriando y solo hablaban loimprescindible.Noobstante,laspalabrasdeChristinenodejabandeatormentaraBelle.Porsupuesto,habíapensadoencómoexplicaraMaxloocurrido,perohabíaomitidolacuestiónpráctica:¿Dóndeibaallevarlo?¿AlaAlexanderplatz?¿Dondeunadocenadepersonaspodríanoírcadapalabra?¿AlaLützowstrasse?Tampoco podía exponerle sus nuevas circunstancias sin rodeos y a lo bestia.¿Tendría, a fin de cuentas, razónChristine y desearía en realidadqueMaxno

Page 504: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

volviese porque para ella sería más fácil saber que había muerto que hacerledañocomoerainevitablequelehiciese?

EntoncesvolvióPaulDegnelly.Era un día fresco y lluvioso de finales de septiembre, Belle y Christine

estaban en la estación de Anhalt porque habían oído que llegaba un tren conpresosdeleste.Sehabíanencontradoporcasualidadysesaludaronconfrialdad.Ahoraestabanlaunajuntoalaotra,distanciadas,extrañas.Depronto,BellesesobresaltóporqueChristineleagarrófuerteelbrazoylehundiólosdedosenlapielhastahacerledaño.

—¿Quépasa?Meestáshaciendodaño.Christineestabablancacomolanieve.—Diosmío,Belle,esPaul.¡EsPaul!—¿Dónde?PeroChristineyahabíaechadoacorrerporel andén,yBelleviocómose

lanzaba al cuello de un soldado… Un tipo delgado, andrajoso como unespantapájaros.Loszapatoscasiselecaíandelospies.Ibasinafeitar,teníalosojos profundamente hundidos en el rostro y los pómulos monstruosamenteafilados. Belle tuvo que mirar de nuevo para reconocer a su primo Paul enaquellafiguraextenuada.

—Paul, Paul—balbució cuando él la abrazó. De pronto, estaban los tresllorando,Paul,Christineyellamisma.

En la estación lloraba tanta gente que ellos no llamaban la atención. PaulhundiólacaraenelpelodeChristine.

—Casi no esperaba ya… Han sido unos días larguísimos. Cada día unaeternidad…

Christineloacarició,casitorpeensuternura,yBellesollozabacadavezmásalto.Leparecióquepasabaunaeternidadantesdepoderhablar.

—Paul,¿sabesalgodeMax?

Page 505: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Paulnegóconlacabeza.—Belle, lo siento,me gustaría tener una buena noticia para ti. Pero no sé

nadadeél.LoúltimoquesupeesqueestabaenelcercodeStalingrado.Desdeentonces…

Denuevolaincertidumbre.Bellenotóqueseponíapálida.Paulleechóunbrazosobreloshombros.

—No te desesperes, Belle.Aún haymiles de presos en los campos rusos.Somoslosprimerosalosquedejanvolveracasa.Maxpodríaestarentrelosquevenganmásadelante.

—Vamos—dijoChristine—,vámonosacasa.Salierondelandén.ChristineyPauldelbrazo,Bellemediopasopordetrás

deellos.BellellevabalafotodeMaxenlamano,peronolasosteníaenalto;leparecía que no tenía sentido hacerlo. En el bolsillo de su abrigo encontró unpañueloconelquesesecó las lágrimas.Denadaservía llorary lamentarse,niquejarsealdestinoporhaberlapuestoenaquellasituacióncomplicada.«Mamáteníarazón»,sedijo.Siunahacía lascosaspordecisiónpropiay luegoestabasegura de que volvería a hacerlas igual, quejarse era una pérdida de tiempo.HabíatomadoelcaminodeAndreashacíamuchosaños,lohabíaelegidoyahoradebíarecorrerlo.Teníaquedecidirentre la lealtadalhombreconelqueestabacasadaylavidaqueesperabatener.Deberíahaberlotenidoclarodesdesiempre:erahijadesumadre;suspropiasnecesidadeseranlaprioridadabsoluta.

Page 506: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

9

FeliciahabíatenidounalargaconversaciónconTomWolffyvolvíaacasa.Eraundíadespejadoysoleadodeoctubre,elcielobrillabaazulsobrelasruinasdeMunich.Enlashorasdemediodíahabíavueltoahacermuchocalor,peroahora,alfinaldelatarde,elaireseenfriabanotablemente.Felicia,sinembargo,apenasnotabaquecomenzabaatenerlosbrazosfríos.SumenteestabaaúnenlacharlaconTom.

Cuandollegóacasa,seencontróenelpasilloconsuhijaSusanne,quesalíade la cocina con una taza de sucedáneo de café. Felicia observó el brebajemarrónysuspiró.

—Daríaunafortunaporuncafédeverdad.¿HassabidoalgodeHans?—Aúnestá enprisiónpreventiva.El abogadopidió la libertad condicional

porlosataquesdeasma,peroseladenegaron.—Noesfácilparati,Susanne,losé—dijoFelicia,comprensiva.Susanneseencogiódehombros.—NotodoelmundopuedesertandespreocupadocomoBelleydesaparecer

sinmás.—Bellenohadesaparecidosinmás.EnAméricatienemásoportunidadesen

suoficio.Feliciatambiénsesorprendiócuando,unassemanasantes,Belleanuncióque

seibaconAndreasRathenbergaEstadosUnidos.Nointentóhacercambiardeopinióna suhijaporque suponíaqueBellehabía tomadoaquelladecisión trasunalargayconcienzudareflexión.EraevidentequeenBerlínnoseaclarabaconsuvida,consupasado.¿QuéseríadeMaxMartysivolvíaenalgúnmomentodeRusia?Felicianoseatrevíasiquieraapensarlo.

Page 507: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—SeguramenteBelleestáenestemomentoenalgúnlugardelAtlántico—continuó—.Esperoquehayatomadoladecisiónadecuada.Tienequeaprenderaseguirsucamino.

Susannediountragoalcafé.—AlexLombardteestáesperando—dijoderepente—.Estáentudespacho.—¿Alex?¿Porfinsedejaver?No lo veía a menudo en los últimos tiempos. Rápidamente subió las

escaleras.Estabasentadoenelsillóntrassuescritorioyhabíacruzadolaspiernassobre

lamesa.Conloszapatossucios,habíaapartadodecualquierformalospapeles,archivadoresylápices.Suactitudysugestoeranlaprovocaciónpersonificada.Teníaunvasoenlamanoderechaytodoelcuartoolíaawhisky.

Feliciacerrólapuertaalentrar.—¿Dedóndediabloshassacadoesewhisky?—preguntósinrodeos.Alexsonrió.—Deun«ami».Aesesoldadoamericanolehehechounfavorenunasunto

sentimental.Estádemuerte.¿Quieresunpoco?—Levantólabotellainvitándola.Estabamediovacía.

Felicianegóconlacabeza.—Muchasgracias.Nomeemborrachoenplenodía.—Ay,Dios,no.—Alexseriounpocomásfuertedelonormal—.Esosuena

tanrespetable…Sinoteconociese,podríatomarteporunadama.Felicialanzósubolsoaunasilla.—Alex,metemoquehasbebidomásdelacuenta.Además,¿te importaría

quitarlospiesdemiescritorio?—Meparecequeno—contestóAlex,cortés—.Esmuycómodo.Felicianotódeprontolocansadaqueestaba.Nohabíacomidoentodoeldía,

lacharlaconTomhabíasidotensa.Noqueríapelearse.—Alex, escucha, estoy agotada. No sé qué te pasa y por qué me quieres

provocaratodacosta,perotampocoloquierosaberenestemomento.Hoy…

Page 508: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Eh, yo no quiero provocarte —la interrumpió Alex—. En realidad, yoqueríabebercontigounwhiskyybrindarportunuevogranproyecto.

—Pormi…¿Cómolosabes?—PormihermanaKat.Hehabladoconellapor teléfonoy, comopensaba

queyo estaba al corrientede todo,meha contadoque estabas enuna reuniónimportantísimaconTom.Quierescomprarunacasa,unacasabonitayenormeen el campo. Y como vas a necesitar unmontón de dinero, le has pedido unpréstamoalbuenodeTomWolff.Noesunproblemaparaél,¿no?Levabiencon su fábrica heredada, y el hecho de que escondiese durante varios años aMartinElias en el sótanohaceque, a pesar de supertenencia alPartidoy susfantásticoscontactosnazis,haganlavistagorda.Esodicen,almenos.Escierto,¿no?¿Tedaráeldinero?

Feliciadetectósuscelosyentendióloquepasaba.—Esperoquenotengasnadaencontra—dijo,perosuexpresiónnodejaba

dudasdequeledabaexactamenteigualsiestabaencontraono.Alexseencogiódehombros.—Porsupuestoqueno.Solomepregunto…—¿Qué?—¡Mepodíashaberpedidoamíeldinero!—LohabríahechosiTomnohubiesepodidoayudarme.—Pero¿porqué…?—Alexsemordióellabio.Habría querido preguntar por qué no había acudido a él primero, pero

entendióqueyasehabíapuestoenevidenciaconsuscelos.FrenteaFelicianosepodíanmostrardebilidades.Para lasdebilidades, ella solo teníaunpocodecompasiónymuchodesprecio,yAlexnoqueríaningunadelasdoscosas.

Porfinquitólospiesdelamesayselevantó.Porunmomento,temiócaerse.«¡Maldito whisky!», pensó, pero, por suerte, estaba menos bebido de lo quecreía.

—AsíquequieresconstruirunnuevoLulinn…Tecuestadespedirtede lascosas,¿eh?

Page 509: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Noloentiendes,Alex.NosabesnadadeLulinn.Solohasvividoallíunpardemeses,peronohasentendidoloquesignifica.Loqueesparamí.

Alexagitóligeramenteelvaso.Elwhiskydoradosebalanceó.—AlexLombard,elgran tarugo, losé.Quenoentiendenadaynoadivina

nada. Muy al contrario que Maksim Marakov. Con él puedes compartir tussentimientos más íntimos, ¿verdad? Por desgracia, nunca está cuando lonecesitas.Dime,¿dóndeestabacuandotedespedíasdetuysuLulinnyhuíasatravés de aquel desierto nevado con una niña enferma en los brazos? ¿Dóndeestaba?

—Deja de atormentarte con Maksim —lo reprendió Felicia, impaciente,aunque las palabras deAlex la impactaron porque le recordaron lo que habíapensadoentonces:«GraciasaDiosquetengoaAlex.¿Quéharíasinél?».

—Asíquetevasacomprarunagrancasapreciosa—continuó—,yluegotevasamontarunavidanueva.Enalgúnmomento,seguroquevuelvesadarconunaespumosafuentededinero;paralagentecomotú,losañosdeposguerrasonsiempre lamejor oportunidadde amasar unbuenpatrimonio.Es probable quesea inútil preguntarte si has pensado alguna vez en venir a Estados Unidosconmigo.

Lamiróexpectante,peroporprimeravezlahabíadejadosinpalabras.—Pero¿túpiensasloquedices?—lepreguntóporfin.Porsupuesto,había

vuelto a encontrar la formamás hiriente de contradecirlo, así que añadió parasuavizar—:¿Cómoquieresquefuncioneeso?¡Todavíaestáscasado!

—Contigo también estuve casado. Y nos divorciamos a la velocidad delrayo.Noesunproblemainsuperable.

—¿Tevasadivorciar?—Esodepende.—¿Dequé?—Seriosarcástica,sobretodoparadisimularlatensión—.No

lo harás por mí, Alex. Como mucho, por esa… esa… ¿Cómo se llamaba lajovencitaalaquehacíaslacorteenLulinn?

—Clarissa.Estámuerta.

Page 510: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Ah…Losiento.¿Cómolosabes?—Por los parientes que consiguieron escapar. Los rusos lamataron y solo

puedoesperarque,porlomenos,nosufriesemucho.Nocreíaenelpeligro…—Comoyo.—Como tú. La diferencia es que intenté convencer a Clarissa para que

huyese,peromefuicuandoviquenoteníasentido.Atinuncatehabríadejado.Encasodenecesidad,tehabríaatadoytehabríaarrastradoporlafuerzaaloeste.

—Pero¿tegustabadeverdad?—preguntóFelicia,curiosa.Alexmiróelwhiskyensuvaso.—Laencontrabaatractiva,sí.Eramuyjoven,muyguapa,rezumabaviday

era,además,muycariñosayadaptable.Ynoera tonta.Enciertosentido, teníalascosasclaras.Unavezmedijo…

—¿Sí?¿Quétedijo?—Ah…—Hizounademáncomo si todoaquello careciesede importancia

—.Dijo algo sobre los sueños que no se cumplen y a los que uno no puedeaferrarsetodalavida…Oalgoparecido…

Feliciasediocuentadequeseguíaconelabrigopuesto.Seloquitó,lodejóenunabutacaysesentóenelbrazo.Unparderayosdesolqueentrabanporlaventanadieronalosmechonesblancosdesucabellountoquerojizo.Llenodetemor,Alexpensó:«Nopodrédejarla.Nunca».

—Pero hay sueños a los que uno se aferra—dijo Felicia—. Y, en algúnmomento,unodejadedefendersedesupropiairracionalidad.

Sequedóperplejohastaqueentendiódeloqueestabahablando.—TerefieresaMaksimMarakov.Sabesquenoloconseguirásnunca,¿no?

Siempreseacercarárisueñocuandotenecesitey,luego,volveráaserpresadelainquietudyseirá.Ytúesperasyesperas…Ynovasasernuncamásjoven.

—Gracias.—MientrasamesaMarakov,Felicia,estarássola.Esolosabesycreoqueen

esosebasa tambiénelpánicoconelque intentasmantenerunidaa la familia.Por eso quieres comprar esa casa. Intentas conseguir un respaldo porque

Page 511: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Marakovnoteloda.Sabesquetufuerzaytuvitalidadseacabarán.Tienescasicincuenta años. Luego serán sesenta. Setenta. La soledad duele mucho en lavejez.

Cansada,Feliciaseacaricióelpelo.—Losé.Peronopuedohacernada.Condospasos,élestabaa su lado.Eraunacabezamásaltoqueella,pero

ahora que estaba sentada y él de pie, le parecía un gigante. Su voz era tenue,teníaesetonoaterciopeladoypenetrantequetantosañosatráshizoqueFeliciacedieseanteaquelhombre.

—Mequieres,Felicia.Siempremehasquerido.Ylosabes.SinofuerastanobstinadaconMaksimMarakov…

—Alex,porfavor,noquierohablardeesoahora.—Dime,¿porqué tebajastedel trenenElbing?Teníassitioydecidisteno

dejarmesolo.Tejugastelavida,Felicia.¿Porunhombrequenosignificanadaparati?

Alexletomólasmanosylalevantó.Suscuerpossetocaban.—Alex…Ensusojosviolarabiaqueloembargaaunocuandosabequehadadocon

unmuroinfranqueable.—Te lohepreguntadoantes,Felicia, ¿dóndeha estadoél en estosúltimos

años, tumagníficoMaksim, cuando de verdad lo necesitabas? ¿Dónde estabacuando en medio de la noche se plantó aquí la Gestapo y registró la casa?¿Dóndedurantelosbombardeosnocturnos?¿DóndecuandotuhijasemudóaquíconsufamiliaytuvimosqueencontraraalguienqueescondieseaMartinElias?¿Dóndeestaba?—AlexnosediocuentadequehabíaagarradoaFeliciaporlosbrazos y la estaba sacudiendo—. ¿Dónde diablos estaba cuando tuviste quemarcharteaLulinnparaestar con tumadreenferma?¿Dóndecuandovinieronlosrusos?¿Dóndeenelinfiernodenieveyhieloydedisparosdeavionesyderefugiadosdesesperados?PorDios,Felicia,¿algunaveztehaayudado?

AlexhabíasacudidotanfuerteaFeliciaqueellasetambaleóunpococuando

Page 512: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

lasoltó.Lequemabalapieldelosbrazosdondeéllahabíaagarrado.Sabíaquesu enfado era superficial; en realidad, estabadesesperado, y ella noquería serrencorosa, pero de algunamanera tenía que encontrar su equilibrio, así que lecontestóconfrialdad:

—Bueno, fueMaksim quien… nos libró del peligro de Lulú. Ninguno denosotrosestaríavivosinosehubieseencargadoél.

Alexcallóperplejo,luegoseechóareír.—Habrías sido una buena abogada, Felicia. Siempre tienes las palabras

adecuadasparaladefensa.—Solodigolascosascomoson.Alexsevolvió,regresóalescritorioyagarrólabotelladewhisky.Sesirvió

otrovasohastaarribayFeliciaviocómoletemblabalamano.—Alex,noesasuntomío,peromediabotelladewhisky…¿Nocreesque…?—¡Deja ese tonito! —contestó él, agresivo—. No juegues a la amiga

preocupada.Tehainteresadosiempreunamierdasibebo,loquebeboycuántobebo. Ni siquiera te interesaría si estoy vivo o me muero. Y es mi tragediapersonalque…

Por enésima vez, se interrumpió. «Maldita sea, Alex Lombard, no lemuestresaestamujertussentimientos»,sedijo.

—Alex…—añadióFelicia,intranquila.Estabamuycansada.Yalgoenlasituaciónledabamiedo.¿Eralaexpresión

enlosojosdeAlex?«Tonterías,estáborrachoyyaestá»,sereprendió.—Lalocura—prosiguióAlex—, lamásabsurdaycompleta locuraesque,

cuandotedascuentadequehasestadopersiguiendounfuegofatuo,persistesenaferrarteaél.Puedequecreasquepodríassoltarlo,peroteengañas,porquealaprimeradecambiovuelvesacaer,ylociertoesquenuncaconseguirássoltarlo.Sédeloquehablo.

Bebiónosolountrago,sinovariosseguidosymuydeprisa.«Unpardeminutosmás,yempezaráadar traspiés»,pensóFelicia.Deseó

Page 513: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quedejasedebeberantes.Nolegustabacuandonoeradueñodesímismo.Loapreciabademasiadoparaeso.

—Tehereconocidosiemprecomounfuegofatuo.—Seletrababaunpocolalengua—.Yadesdenuestraboda,ennuestraprimeranoche,supequeestrechabaenmisbrazosunavisión.Meentregastetucuerpo,peronotucorazón.EseeradeMaksim,inclusoennuestrosmomentosmásíntimos.Reconocequeeraasí.

—Alex,poramordelcielo,hacedécadasdeeso.Habíadadoenelclavo.¿Lohabíasabidotodosaquellosaños?Élvacióelvasodeuntrago;cuandofueadejarlo,noacertóenlamesa.El

vasosecayóysehizoañicos.Conindiferencia,Alexmirólospedazos.—Al principio —siguió—, pensé que podría conformarme. Eras una

muchachatanmaravillosa,Felicia,ymedije:«Paraquénecesitosucorazón,sipuedo tener su cuerpo; por dentro no es, desde luego, tan hermosa como porfuera».Mementí y me traicioné al intentar convencerme. Quería tu corazón,Felicia.Cienmilvecesmásquetucuerpo.Lohequeridodurantemásdetreintaaños.Ymehehechoviejoqueriéndolo.

Feliciafueaunaalacenaysacóotrovaso.—Ahoratambiényonecesitounwhisky.Alexlamiró.—En algún momento —dijo en voz baja—, te darás cuenta de lo que

podríamoshabersidoelunoparaelotrositú…¡Ah!Aldiablo,estoesjustoloquenoqueríadecir.—Medioerguido,sedirigióalapuertadeldespacho—.Esinfantil,¿verdad?«Algúndíatedaráscuentadeloqueteníasconmigo»,asínodebería hablar un adulto. Soy idiota. Y estoy borracho, además. Olvida estaconversación,Felicia.Olvidatodalamierdaquehedicho.

Saliódeldespachoycerrólapuerta.—¡Alex!Felicia se levantó y, tras unmomento de confusión, corrió tras él. Pero la

escaleraestabavacía.Abajosonólapuertadelacalle.Alexsehabíaido.

Page 514: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

10

Enaquelmomento,BelleyAndreasyaestabanenmediodelAtlántico.Andreashabía comprado pasajes en un barco noruego que iba deOslo aNuevaYork,pasando por Hamburgo. Había ido todo tan rápido que Belle se sentía aúndesconcertada. Poco después de la vuelta de Paul desde el cautiverio ruso,AndreaslecontóquelosamericanoslehabíanofrecidoiraCaliforniaytrabajarallíenungrupoempresarialenelquehabíaquecontrataramuchoscientíficosalemanes.PrimeroBellesenegóenredondo.Pasóvariasnochesenvelay,unosdías después, le dijo aAndreas entre lágrimas que ella también quería irse deAlemania.

—Aquíyanadaescomoantes.HemosperdidoLulinn,Berlínestáenruinas.Nologrovolveraempezaraquí.Tengoqueirme.Aotropaís.

Los dos sabían que esa no era la verdadera razón: en Berlín,MaxMartyestaría siempre entre ellos. Su destino incierto no dejaba en paz a Belle. Enesencia,huíadesumarido.

Pero ¿sería mejor en Estados Unidos?, se preguntaba Belle mientras sepeinaba,sentadaanteeltocadorenelcamarote.Prontoseríalahoradecenaryse había puesto sumejor vestido: seda verde, muy estrecho y bastante corto;entre otras cosas, porque la tela no había dado para más. Estaba entre lasfabulosashabilidadesdeAndreasconseguirenlaAlemaniadeposguerraunpardemetrosdeseda.Belle,porsuparte,habíaconseguidoconvenceraunamujerrefugiadadelaAltaSilesiaparaquelecosieraelvestido;lehabíadadoacambiopatatasyuncuartodelibrademantequilla,adquiridaconmuchoesfuerzo.Esosignificabapasarhambreunpardedías,peroBellesiemprehabía tolerado losgruñidosdelestómagosisetratabadesubelleza.

Page 515: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Habíaaceptadoqueestabaescapando,perocomenzabaadudardequeesahuida terminase algunavez. ¿Podía esconderse unade lamala conciencia?Lamujer que lamirabadesde el espejo estabapáliday agotada, pero aúnofrecíauna imagen atractiva, seductora, y sensual por añadidura. ¡Le daba vergüenzateneraquelaspecto!ComosiselehubiesegrabadoenlafrentecadanocheconAndreas,comosicadahoradeamorconélhubiesedejadohuellasimborrablesylehubieseidoquitandounpocodelamuchachaquehabíasido.DelamuchachaquehabíacreídoqueamabaaMaxMarty.

Enelfondodelamaleta,habíametidolafotodesuboda,lamismaqueMaxse llevó al Frente Oriental. Se acordaba de lo adulta que se había sentidoentonces,peroahorasabíaquenoeramásqueunaniña.Lasmejillassuavesyrosadas, la sonrisadespreocupada…Sí,peroMaxnodespertó loqueesperabaser despertado en su interior. No encendió en ella nada, su ternura suave sederramó sin tocar el núcleo de Belle. En esencia, era totalmente inocente einexpertacuandosetopóconAndreas.Larelaciónconéllahabíacambiado.Lehabíaexigidocrecerytalvezeramásmaduraahoraquecuandoloconoció.Pero¿conseguiríadarelúltimopaso?Laseparación,laverdaderaseparacióndeMax.

Belle no había oído la puerta del camarote y se asustó cuando Andreasapareciódeprontotrasellaenelespejo.Seleacercó,seinclinóylabesóenelpelo.

—Estásmuyguapaconesevestido.Belleserio.—Esdemasiadocorto.Noestáalamoda.Seguroquememiranmal.—Seguro.Pero,enrealidad,loshombresestaránmaravilladosylasmujeres

envidiosas.Nopodréperderteniunmomentodevista.Bellese levantóysealisóelvestido.«Delgadacomounabeto—pensó—.

Lacinturatanfinacomounrelojdearena.Latripalisayfirme,loshuesosdelascaderasunpocoprominentesaderechae izquierda.Y laspiernas…»Nopudoevitarlo, tuvoquemostrarabiertamentesuvanidadgirandoaun ladoyaotro.

Page 516: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Sus piernas eran largas y delgadas, pero con las pantorrillas redondeadas. Porsuerte,elhambredelaposguerranolahabíaconsumidodemasiado.

—Cuando estemos en California y espere sentada en casa cada día a quevuelvas,seguroqueengordo—dijocontotaldespreocupación.

Andreassonrió.—Nollegarásaestargorda,Belle.Tampocoesperarássentadaencasa.—Bueno,devezencuandoiréacompraroatomarcaféconotrasgordas…Éllainterrumpió.—¿No se te ocurre nada más para cuando estemos en California…Greta

Garbo?Hacíamuchoquenolallamabaasí.—Oh,Andreas,nolodicesenserio…Élsuspiró.Leretiróunmechóndelacara.—Cariño, cuando pensaba en si debía mudarme a California, también lo

consideré. Creo que ya va siendo hora de que vuelvas a actuar. Sé que loconseguirás. Ese director con el que trabajaste hace años, Kronborg, creo…Según me dijiste, te prometió que te esperaría diez años si hacía falta. EnAmérica.Yahoravasairyvasaaceptarsuoferta.

—Sololodijopordeciralgo.—Seguroqueno.Yavioentoncesloquehayenti.Lodijoenserio.—Andreas…—Belle jugó nerviosa con sus pendientes, unos colgantes de

diamante que había salvado de dos casas bombardeadas—. Andreas, fue unaniñería.YanosoylaBellequeera.Yo…

—Precisamente—dijoAndreasconsuavidad—,poresopuedeslograrlo.—Pero¡noquiero!Mefaltaelvalor.—Teníadeprontolágrimasenlosojos

—.Antesmesentíasegura.Segurademí.Peroseacabó.Hehechotantascosasmal. Y todo es distinto ahora. Ya no tengo Lulinn. Y Max ha desaparecido.Sophieestámuertayyo…Ah,mierda,¡noqueríallorar!Noescierto,Andreas,loquemedijiste,aquellodelasnochesbebiendoyllorando,llenasdeoscuridadydolor…Dijistequehabíaquepasarlasparamadurarytenersentimientosmás

Page 517: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

profundos…Pero,enrealidad,solotedejandébilyvacía.Yyo…Sialgunavezhetenidoloquehayquetenerparaserunabuenaactriz,loheperdidoenalgúnmomento del largo camino entre nuestro primer encuentro y hoy. No puedoactuarya,nuncamás.Yo…

Las lágrimas le impidieron continuar. Dejó que Andreas la abrazara y leacariciara el pelo con cuidado. Él no dijo nada, no estorbó sus sollozos conpalabras,solopensóenlodelgadaqueeralamáscaradeaquellamujerhermosa,vestidadesedaverde,quesehabíavueltohaciaélenamoradadesuimagenenelespejo. Estaba convencido de que volvería a actuar tarde o temprano.PrecisamenteporMax.PorSophie.PorLulinn.Volveríaaactuardándolotodo.

Con cada hora aumentaba la inquietud de Felicia. Primero se habíatranquilizado:«SeguroqueAlexvuelveenseguida.Daráunpaseoporahí,perovolverá.¿Dóndevaairsino?».

Luego cayó la noche. Felicia iba y venía por su despacho, escuchabanerviosa cada ruido en la casa. Jolanta arrastraba lospies de cuarto en cuarto,para cerrar las cortinas, y en algún sitio lloraba una de las niñas de Susanne.Feliciasediocuentadequeleardíanlasmejillasyabrióunaventanaparaqueentraseelairefresco.Lanochedeoctubrenoerafría,soplabaunabrisaligera.Laoscuridadteníamilvoces…ComomilvidaspululabandenuevoenMunich.Lagentedespertaba,selamíaunpardeveceslasheridasyvolvíaaerguirse.Enlasruinasseagitabaunaprimeraoladeganasdevivir.

Feliciaseapretó lacaracon lasmanos.Era ridículoquesepreocuparaporAlex.Seguramenteestabasentadoenalgúnbardelos«amis»emborrachándose.Aparecería al día siguiente con resaca y se metería en su habitación con unhorribledolordecabezayunhumordeperros.

LapuertaseabrióyentróJolanta.Sesorprendió.—Ah,estáustedaquí.Laestababuscando.¿Noquierecomer?Casinohay

nada,peropodría…

Page 518: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—No, gracias, Jolanta. No tengo hambre. ¿No habrá vuelto el señorLombardacasaporcasualidad?

—No.Perolociertoesquenosueleestarporaquí…—Sí…¿YahacenadoSusanne?Ensuinquietud,Feliciaanhelabainclusolacompañíadesuhija.—Tampocotienehambre—dijoJolantamostrandodesaprobación—.Pronto

no serámás que una sombra.Ha acostado a las niñas y luego se ha ido a sudormitorio.Seguroquequiereestar sola.Nomeparecenormalqueunamujertanjoven…

—Jolanta,tienesquedejarla—lainterrumpióFelicia.Comenzabaadolerlelacabezaynoqueríaoírlosrazonamientosfilosóficos

deJolantasobrelosproblemasdetodoslosmiembrosdelafamilia.—¿EstáMartinElias?—Estápaseandosoloporahí,comosiempre.Noesbuenoparaél.Debería

disfrutardealgobonitodespuésdetodoloquehavivido.«Despuésdetodoloquehavivido,nadavolveráaserbonitoparaél»,pensó

Felicia.CuandoJolantasehuboidoporfin,miróelreloj.¡Lasnueveymedia!AgarróelteléfonoyllamóaTom;talvezAlexhubieseidoaveraKat.Peroallítampocosabíannadadeél.

—Seestarádivirtiendoalogrande—dijoTom—,noleamargueslanoche.—Tienesrazón.—Rioforzada,colgóysesintiófatal.¿Sehabíavueltounahistérica?¿CuántoscientosdenocheshabíasalidoAlex

yellanuncasehabíainmutado?Cogióunlibrodelaestanteríaysesentóenunabutaca,pero,despuésdeleer

cincoveceslaprimerapáginasinentendernada,lodejó.«Tendríaquehabercomidoalgo.Seguroqueestoydelosnerviosporqueno

tengonadaenelestómago»,sedijo.Pocodespuésdelasdiezoyólapuertadecasa,peroeraMartin,quevolvía

de su largo paseo en solitario y se sobresaltó cuando una pálida Felicia bajóatropelladamentelasescaleras.

Page 519: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Ah,erestú—seleescapóalverlo.—Sí,losientosiesperabasaotrapersona…—Tonterías, no hay nada que sentir. —Le había hablado con demasiada

aspereza, se dio cuenta por la expresióndeMartin, y añadió—:Perdona.Hoyestoyunpocofuerademí.

Indecisos,sequedaronfrenteafrente.MartinnuncahabíavistoaFeliciataninquieta y tensa, y no estaba seguro de si podía ayudarla. Se disponía a deciralgocuandosonóeltimbre.

AhorafueMartinquienperdióelcolor.Untimbreenlanocheseguíaunidoen su memoria a un terror de muerte. Los años en el sótano, el miedointerminablealaGestapo,aúnestabandemasiadocerca.Deunsegundoaotro,empezóasudar.

TambiénFeliciaseasustó.Portodaspartesseoíaquehabíaasaltosbrutalesyquenosedebíaabrir lapuertasiseestabasoloencasa,aunqueellanoestabasola.

—Diosmío,estamostotalmenteneuróticos—dijo,yabrió.Seencontrócondossargentosdelejércitodeocupaciónestadounidense.—¿FeliciaLavergne?—preguntóelmayor.Feliciafruncióelceño.—Sí.Perodebendevenirpormihija.Youwouldliketoseemydaughter?—

SupusoqueaquellossoldadosestabanallíporHansVelin.Los dos hombres respiraron aliviados al ver que ella hablaba inglés y

continuaron en su idioma nativo, aunque se esforzaron por hablar claro ydespacio.

—No. Tenemos que hablar con usted, señora Lavergne. El señor AlexLombardnosdiosunombre.

Felicianotóunapunzadaenlassienes.—¿AlexLombard?—Sí. Lo siento, pero… —Los dos hombres tenían una expresión

circunspecta.

Page 520: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

EldolorenlassienesdeFeliciasehizomásfuerte.—¿Quéhapasado?—preguntó.—Hahabidounariñaenunbar.EntreelseñorLombardyunodenuestros

soldados.ElseñorLombardestabamuyborracho,yelsoldadotambién.Nosécómo empezó. Probablemente, los dos estaban en la barra y comenzaron abromear.Comolehemosdicho,deprontoladiscusiónseconvirtióenunapeleaviolenta.

—¿EstáheridoAlex?Estavezelmayorguardósilencio.Elmásjoven,unhombredelgadodepelo

oscuro,tomólapalabra.—Elsoldadosacódeprontouncuchillo.Debíadellevarloescondidoenuna

bota.—¿Uncuchillo?—preguntóFeliciaarrastrandolavoz.—Lo sientomucho, señora Lavergne. Por supuesto, el soldado tendrá que

responder ante un tribunal. Por desgracia, nadie pudo intervenir a tiempo.Lombardrecibióunapuñaladaentreelcorazónyelestómago.Despuésalguienlogróquitarleelcuchilloalotro.

—¿EstáAlexenelhospital?—Porsupuesto,llamaronaunmédicoenseguida,estabaallíalcabodediez

minutos.Peronopudohacernada.ElseñorLombardmurióenelbar.—¿Qué?Elmayorlorepitióenalemán.—ElseñorLombardhamuerto.Murióenelbar.Rápidamente, agarró a Felicia del brazo; temía que lamujer, que se había

puestodelcolordelaceniza,fueraadesmayarse.Peroesonosucedió.Felicianoeraunaseñoritavictorianaenayudadelacual,enlosmomentoscríticos,acudeunamisericordiosainconsciencia.

—Tengoqueidentificarlo,¿eseso?—Lesorprendiólotranquilaquesonósuvoz—.Seguroquehayunmontóndeformalidadesdelasqueocuparse.Ahoraestoymuycansada.¿Podríamosdejarloparamañana?

Page 521: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Claro—respondieronlosdoscomounsolohombre.Felicia sevolviódespacio.DetrásdeellaestabaMartin,que lamirabacon

ojosasustados.Yarriba,enlabarandilla,seapoyabaJolanta,quedebíadehaberentendido la frase decisiva chapurreada en alemán.Ella conocía aAlex desdequeeraniño.Felicianohabíavistonuncaantesundolortanterribleenunrostrocomoelqueveíaahoraeneldelaviejaamadellaves.Parecíaqueellasíibaadesplomarsedeunmomentoaotro.

—Rápido, Martin —exclamó Felicia—, una silla para Jolanta. Y unaguardiente.Estáapuntodedesmayarse.

Page 522: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

11

Navidades de 1945. El primer invierno tras el final de la guerra.Un inviernoespecialmente frío y duro. No había carbón, no había nada que comer. Losalemanes pasaban hambre y frío,muchos solo tenían el agujero de un sótanoparacobijarsey,encasodenieveyviento,serefugiabancomopodíanentresusruinas. Algunos acampaban en las estaciones demetro, porque allí era dondemejorpodíanprotegersedelfrío.Muchosmurieronaquelinvierno,dehambreocongelados. Quien encontraba fuerzas iba al campo y, tirando de carritos,recorría los bosques en busca de leña. Navidad, la gran fiesta familiar de losalemanes, fue para muchos un día triste y oscuro. ¿Cuántas familias podíanreunirseaúnalcompleto?Enunahabíacaídoelpadre,enotraelhijonohabíavueltodelcautiverio.Eldestinodelosparientesdelesteeraincierto;nosesabíasihabíanpodidohuirnidóndehabíanacabado,nisi losvolveríanaver.Y,sinembargo,muchospensaban:«Porhorriblequeseaesto,elmiedoalprójimo,lasprivacionesdelavidacotidiana,almenosyanohaybombardeos».Elespantosoaullardelassirenaseracosadelpasado.

NicolacelebrabalasNavidadesconsushijasyconJimmy,deKentucky,enla casa de la Alexanderplatz. Era la última que quedaba, de sus muchashabitantes,ysefelicitabaporsutenacidad.ChristinesehabíamudadoconPaulalaviviendaquehabíandejadoBelleyAndreas,yModestehabíaviajadoalsurde Alemania, con sus niños, para quedarse con Felicia. A Nicola también lahabían invitado a pasar allí las fiestas, pero tenía miedo de dejar demasiadotiempolacasavacía;enaquellosmomentos,todoeraposibley,alvolver,podíaencontrarse las habitaciones llenas de refugiados del este. A ello se unía supreocupación porFelicia. Sabía que lamuerte deAlexLombard había sido el

Page 523: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

peor golpe del destino en la vida de su tía. La guerra le había arrebatado amuchas personas a las que quería, y había perdido Lulinn, pero eso no habíapodido con ella. Ahora, sin embargo, no lograría reponerse. Aun así, Nicolapreferíalacomodidadynoquisoverlo.

Jimmy había conseguido un abeto enano, que habían plantado en un cubocon tierraycolocadosobreunamesa, adornadoconvelascaseras.EnelviejogramófonoquepertenecíaaldesaparecidoMax,sonabaundiscodevillancicos.Nicola se las había apañado para preparar una comida exquisita con losingredientes que le había llevado Jimmy.Había sopadepatata y verduras consalchicha,panconmantequillayqueso,yunabotelladevinotinto.Además,elamericano había conseguido cigarrillos. En torno a la mesa, fumabansatisfechos,mirandoa Julia,queya tenía tresañosy jugabasobre laalfombrahaciendorodarunpardebolasdecristalqueNicolalehabíaregalado.

Anne y Jimmy se miraban absortos, y estaba clarísimo que ella se veíavestidadeblancoante el altarydueñadel ranchodecaballosde JimmyenelsoleadoKentucky.Sehabíapuestoaúnmásbonitaenelmedioañoquellevabacon él, pero la expresión un poco frívola de su cara se había acentuado. «Escoquetayegocéntrica.ElbuenodeJimmynolovaatenerfácilconella»,pensóNicola.

Al final,Anne y Jimmy se fueron a pasear una hora; el fuerte vino se leshabía subido a la cabeza y estaba claro que querían estar solos. En cuantodesaparecieron,NicolaquitólamesayacostóaJulia.Enlacasadealladounafamilia cantabaNochedepaz, nochedeamor.Nicola notó que una silenciosatristezalainvadía.Durantelosmesesquepasaronallíapiñados,sumayordeseoera estar por fin en paz y tener un dormitorio para ella.Ahora era como si latranquilidadlepesasecomoelplomoenelánimo.Porprimeraveztuvoclaroloque significaría para ella que Anne se fuese a América con Jimmy. Solo lequedabaJulia,nadiemás.Noteníanimaridonifamilia.Solounaniñapequeñade la que tenía que ocuparse y que le hacía más difícil que un hombre seinteresaseporella.Noesquehubiesemuchos,detodasformas,¿yquiénibaa

Page 524: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quererunamujerconunahija?Nicolasuspiró.Sevioderefilónenelespejodelasaladeestarysuimagenbajoeldébiltitilardelasvelasmejoróunpocosuautoestima.Despuésdetodo,aúnerabastanteatractiva.

Cuando llamaron al timbre, pensó que serían Anne y Jimmy, aunque sesorprendió de que volvieran tan pronto. Pero por la mirilla de la puerta, quehabíanconseguidoreparar,solovioaundesconocido.Eraunhombredelgado,andrajoso,deaspectolastimero;nohabíavistoanadietandesastroso,yesoeramuchodecirenelBerlíndeposguerra.Abrió,perodejólacadenapuesta.

—¿Sí?—dijodudosa.Eldesconocidosequitóelsombreroconunamanoesquelética.—MellamoKarlBauer.SoydePraga.Yo…—Eraobvioqueparecíamás

muerto que vivo, porque añadió—: Estuve unos meses en un campo deinternamiento,antesdequemediesenlaordendeabandonarelpaís.

«¡Unmendigo!Ounoquequierequedarse»,pensó.Nicolaestabadecididaanodejarseenredar.

—Losiento,señorBauer.Peronotenemos,enrealidad…—No,no.Novengoporeso.¿EsustedNicolaRodrov?—Sí.—GraciasaDios.Noestábamos…Noestabasegurodesilaencontraría.Nicola,confusa,nodijonada.—EstuveenelhospitalmilitarconSerguéiRodrov—explicóKarl.—Ah…Bueno,entoncesentre,porfavor…—Abriólapuertadeltodo.Él aceptó su invitación, pero parecía incómodo en la sala de estar, con el

sombreroaúnenlamano.—¿Puedoofrecerleunvino?—preguntóNicola.Su corazón latíamuy rápido. Desde que Serguéi se había ido a Rusia, no

había vuelto a saber de él y ella no se había decidido a preguntar. Puede queestuviesemuerto,opreso,quizágravementeherido.Talvezlanecesitaba.Sabíaquetendríaquehaberdemostradomásinterésporeldestinodelhombreconelque, al fin y al cabo, seguía casada, pero también tenía claro que no iba a

Page 525: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

perdonarle nunca todos los años que la estuvo atormentando con susinfidelidades.No lehabría importadonadanovolverasaberdeél.Depronto,deseópediraaquelhombremediomuertodehambredePraga,que teníaalgoquecontarledeSerguéi,quesefueseenseguida.Pero,porsupuesto,nopodíasertanmaleducada.

Le ofreció un vaso de vino. Él lo giró a un lado y a otro, dudando yvacilando,yesemomentopudoconlosnerviosdeNicola.Porqué,portodoslosdemonios, no se lo bebía; a lo mejor así le llegaba un poco de color a lasdemacradasmejillas.

—Asípues—dijoimpaciente—,¿quésucede?Unminutomástardelosabía.Karlnohabíaidoallísolo.Serguéiesperaba

abajoenunasilladeruedas.Sumaridolepedíaqueloacogiesedenuevo.Nicola no tuvo opción. No tendría que preocuparse de la soledad en el

futuro;dehecho,contodaprobabilidad,laibaaechardemenos.

EnlavidadeMaksimMarakovhacíatiempoquelasNavidadesnoteníanmuchosentido. Solía pasársele el 24 de diciembre sin darse cuenta. Tampoco aquellaNochebuenahabíaencendidovelasniescuchabamúsica;inclusohabíaapagadola radio porque los continuos repiques de campanas y villancicos lo poníannervioso. Puesto que aún no estaba lo suficientemente cansado para irse a lacama,sesentóenelsofáycomenzóaleerunlibro.Peronopodíaconcentrarse,noentendíanada.Dejóellibroyselevantó.

Poralgunarazón,selecaíalacasaencima.Doshabitaciones,cocina,baño.EnelextremoestedeBerlín,conunaestufadehierroquesolíaestarfríaporquenosepodíaconseguirapenascombustible.Aquellanoche,sinembargo,ardíaunfuegoenella,queademásdecalorprocurabaciertoconsuelo.AMaksimnuncalehabíapesadolapobreza;alcontrario,eraelescenariocasiimprescindibleparatodasuobraysupensamiento.Inclusoentoncesnoeralaescasezasualrededorloque lo agobiaba.Eramásbienque sentía un frío interior, una sensaciónde

Page 526: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

vacíoysoledad.¡Soledad!¿Cuándofuelaúltimavezquesepermitióellujodesentirse solo? Hacía años, y se había despreciado por ello, porque la soledadestabahechaparalosburguesesdecadentes.Élnodebíaconocerla.

Maksimdiovueltasporlacasaeintentóordenarsussentimientos.NopodíaafectarlelaNavidad,porquenosignificabanadaparaél.¿Erasimplementeunadepresión corporal ymental después de las tensiones de los últimos años? Eltrabajo en la clandestinidad le había costadomás energía y nervios de lo quehabía percibido al principio. Pero tampoco era para caer en un pozo deoscuridad,bien sabíaDiosqueno.LaconstruccióndeunGobiernocomunistaalemánenlazonadeocupaciónsoviéticasuponíaunesfuerzoinmensoparaél,perocumpliríasuviejosueño.DespuésdelaRevoluciónde1917enRusia,queno había conseguido nada de lo que todos ansiaban, se presentaba ahora unasegundaoportunidad.Yélestabaallí.Nohabíarazónparasentirsedesgraciado.

Y,sinembargo,mientrasmirabaporlaventanameditabundoyseodiabaporello,tuvoclaroqueeramiedoloquesentía,miedoalosañosqueseextendíanante él. De pronto, se observó con ojos ajenos y lo que vio fue un hombreenvejecido,quesehabíaentregadoaunaideaynosabíaya teneranadieasulado.Camaradas, sí, esosno faltaban.Peronadie conquienpudiese compartirnochescomoaquella.Nosehacíailusiones:amedidaquesehiciesemayor,lasnochescomoesasesucederíancadavezmásamenudo.

Habíavividomucho,aguantadomucho,yconocíatodaslasemociones,deladesesperaciónalaeuforia,delaapatíaalaenergíadesenfrenada,perohabíaunaquenoconocía:ladebilidaddelavejezyelmiedoaestarsoloqueconllevaba.Era un paso previo al miedo a la muerte, íntimamente relacionado con él ycaracterizadoporelespanto.Apartirdeentoncesllegaríaenoleadas,unasmásdébiles y casi apagadas, otras con una intensidad sin precedentes. Cada veznecesitaríamásfuerzaparaimponerseaél.

Maksimsealejódenuevodelaventanayobservólasalavacía.Seacordódelabotelladevodkaqueaúnteníaenlacocina.Eraunaidiotezrecurriralalcohol,peroyapodíanotar lasensacióndecalorqueseextenderíaconrapidezporsu

Page 527: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

estómago, y sabía cómo sería cuando sus extremidades se hiciesen pesadas ytodoasualrededorcomenzaraaalejarse.Lavidatendríauncolormáscálidoylesonreiría.

Sedirigiódespacioalacocina.Enalgúnlugardesucabezahabíaaúnotraimagen.Ladeunamujer.Mientrasvaciabaelprimervaso,vioaFelicia,sutabladesalvación.LavioanteélcomohabíasidoenlosúltimosañosenMunich,ylas imágenes de ese tiempo se sucedieron una tras otra: la gran casa en laPrinzregentenstrasseconlasparedesamarillentas,elmalecóndepiedradelIsar,flanqueadodebosquesverdeoscuroyporencimaelbávarocieloazul,yentretodoaquelloFelicia,consuinevitablecigarrilloenlamano.Jovencomonunca.

¿Tenía ella también sus preocupaciones y miedos secretos? Sombrío,Maksimseacordódelaúltimaconversaciónquehabíantenido.Lulinn.Ellalehabló de Lulinn y de su tristeza por la pérdida de la finca. Lulinn, que habíamantenidounidaa la familia.¿SesentíaFelicia tambiénsola?¿Yleparecíaelfuturotanamenazadorcomoaél?

MaksimnosolíapensarenFelicia.Erasimplementeellayestabaahí.Habíaestado ahí desde que era niña, con sus largas trenzas y las rodillas arañadas;cuandoeraunajovenconunaactitudcoquetaybonitosvestidos;demayor,conun agudo sentido para los negocios y la inclinación al riesgo. De pronto,entendió, aunque ya algo nublado por el vodka, que había sido ella la que lehabíadadofuerzatodasuvida.SignificabaparaélloqueLulinnsignificabaparaella:eraunterritorio,untrozodetierraalquepodíavolver;eracomounárbolque daba sombra, una dehesa de alta hierba suave; podía ser una noche deveranotranquilayunamañanallenadevida,húmedaderocío.Comounacasaconparedessólidasyacogedora.

Maksimvacióotrovasodevodka.Durantecasimediosiglohabíavueltounayotravezaaquellamujercuandonosabíacómoseguir,yellasiemprelehabíadado una seguridad inquebrantable, aun cuando él no se hubiese dejado verduranteaños.Siempreseríaasí.

Unasensacióndepazseextendióensuinterior.Laoscuridadalotroladode

Page 528: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

laventanahabíaperdidopartedesuefectoaterrador.

Nochebuena en Munich, Prinzregentenstrasse. Susanne había acostado a lasniñasyvolvióalasaladeestar.Titilabanunpardevelasyenlachimeneaardíaunfuego.MartinEliasseinclinabasobreélyañadíamadera.

—Esperoqueseduermanynobajenunaterceravez—dijoSusanne.Parecía cansada, pero, aunqueMartin sabía que las niñas requeríanmucha

atención,tambiénsabíaquesuagotamientoperpetuonosedebíaaellas.Eralaesposaparia de un antiguooficial de lasSSy se había obligado, almenos enapariencia,aapoyarasumarido.Enrealidad,noveíaunfuturoconél.Surostroteníaunaexpresiónamargada.

«Quélocuraqueprecisamentenosotrospasemosjuntosestanoche—sedijoMartin—.Un judíoquehasobrevividoalHolocaustoescondidoenunagujerodurantetresaños.YlamujerdeunesbirrodelasSSqueahoraestáenprisiónesperandosujuicio.Deberíaodiarla.Yelladeberíaapartarsedemicamino.Y,sinembargo,losdosnospasamoslaprimeraNochebuenatraslaguerrasentadosantelachimeneaporquenosabemosquéotracosahacer.»

La situación le parecía tan agobiante que incluso habría agradecido queModeste,quehacíaunassemanasquevivíaallí, sehubiesequedadoconellos.Pero se había acostado temprano porque quería estar sola y pensar en Joseph.TampocoFeliciasedejóver.

Martinsoplósobrelosrescoldoshastaquelasllamasvolvieronaarderconganasyluegoselevantó.

—Bueno, ahora estaremos bien calentitos —dijo—. Siéntese cerca de lachimenea.

—Notengofrío.Sequedódepiedondeestaba,perohabíacruzadolosbrazosyseabrazaba

comosiestuviesehelada.Semiraronindecisos.—¿No quiere ir a ver a su madre y preguntarle si le gustaría bajar con

Page 529: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

nosotros?—preguntóporfinMartin—.Nopuedeaislarseparasiempre.—DesdequemurióAlexLombardapenashasalidodesudormitorio.Nola

podemosayudar.Yaserecuperará.—Austedledaabsolutamenteigualsiestábienono,¿eh?—Tengomispropiaspreocupaciones.—Claro—farfullóMartin.Luegoañadió—:Pero lasNavidadesson fiestas

familiares.Feliciadebería…—¿Yaustedqué le importan lasNavidades?—lo interrumpióSusanne—.

Noesunafiestajudía,¿no?—Sara y yo siempre encendíamos un par de velas en Nochebuena.

Queríamos… —¡Cómo le dolía hablar de ello!—. Nos gustaba vivir comonuestrosamigosyconocidos.No…noéramosjudíoscreyentes.

—Yyoyanosoyunacristianacreyente.¿Quémeimportaestafiesta?Ylafamilia…Nodeberíaintentarreconstruirsealgoqueyanoexiste.

—Esmuycríticaconsumadre,¿verdad?LaexpresiónacusatoriadeSusanneaumentó.—Mimadrenodeberíahabertenidohijosnunca.Noescapazdequerer.—¿Enabsoluto?—Eso tampoco sepuededecir—contestó sarcástica—.Amael dinero con

todosucorazón.—Sí,perotambién…—Martinseinterrumpió—.Perdone.Metemoquehe

sidodemasiadoindiscreto.—No,no.Sivaamencionarsusrelacionesconloshombres,sepaqueesono

tiene nada que ver con el amor. Mi madre satisface con ellos su ansia dedominio.

Martinguardósilencio,ySusannedebióde tener la repentinasensacióndehaberhabladodemasiadoporquecambióbruscamentedetema.

—¿Cómoesquesiguehablandoconmigo?—Serefierea…—Merefieroalhechodequeesjudío.Merefieroaloquehasufrido.Sabe

Page 530: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

quemimarido…—Sí,losé—contestóenseguidaMartin.Secallaronlosdos.LuegoSusannedijoenvozbaja:—Mepareceríaestúpidodecirlequelosiento.Sonaríabanal.Todo,eneste

contexto,suenabanal.—Notienequedecirlo.—Entiéndame,noquierohablarmaldemimarido.Noquierohablardeélen

absoluto.—Tampocoyoquierohablardeél—replicóMartinconrigidez.Susannealfinalsearrimóalachimeneayseagachólomáscercaposiblede

las llamas.Martinobservósucara,en laquejugabanlassombrasconvulsas,eintentó descubrir un parecido con sumadre, pero no pudo encontrarlo.Ni pordentroniporfueralasuníanada.

—¿Quévaahacerustedenelfuturo?Susannenolomiró;susojosestabanclavadosenelfuego.—Nolosé.Esodependedeloquepaseconmimarido.Supongoquevolverá

conmigo…FuesupropiodolorloquehizoqueMartindijeraconfrialdad:—Lomásseguroesqueloejecuten.Susannenoseinmutó:eraobvioqueestabahechaalaidea.—Sí… supongo. —Entre sus ojos se formó una arruga vertical—. Me

preguntoamenudoqué lescontaréamishijas.Ahorasonaúnmuypequeñas,peroenalgúnmomentopreguntaránporsupadre.Quiénerayporquénoestáconnosotros.Cómopuedoexplicarlesloquehahecho…

—Nolosé.—No,cómopodría.Esinexplicableparatodos.Yoconocíaaesehombre,me

diomásatenciónycariñodelquehabíarecibidojamás.Queríaunavidaconél,tenerniños,unaauténtica familia…Yentoncesmeenterode loquehahecho.Nosé…—suvozsehizoroncaydébil—,nosécómosuperaresto…

—Explique a sus hijas lo queme ha explicado amí—sugirióMartin sin

Page 531: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

saberquédecir—.Explíquelesporquésecasóconesehombre,loqueamabadeél…Explíquelesloserroresquecometió,losquecometióusted.Intente…—Seinterrumpió—.Losiento.Hablocomounprofesorquelosabetodo.Enrealidad,noesasuntomío.

—Tengo que pedirle disculpas. No quería hablar de mi marido —dijoSusanne.Sinprestaratenciónaesaspalabras,continuó—:Cualquierhombrequeno tuviese mal aspecto y supiese lisonjear a una mujer me habría resultadoatractivoporentonces.Estabatannecesitadade…cumplidos,dequealguienmequisiera,amíenconcreto.¿Creeustedquemequisierondepequeña?¿Quetuvelasensacióndeserqueridadeverdad?Paramimadresoloeraunacarga.CuandoHansentróenmivida,meaferréaélcomoaunatabladesalvación.

Una vezmás, sus cavilaciones habían vuelto a sumadre, yMartin pensó:«Puedequerealmenteseasumadreelejeentornoalquegiratodo».

—Nopuedoimaginarmequeustedhayasidonuncaunacargaparasumadre—dijoincómodo.

—La tiene por un ángel caído del cielo porque lo ayudó a usted, ¿es eso?Pero de ángel nada, se lo puedo asegurar. Por supuesto, se ocupó de que yotuviesetodoloquequería,peroenelfondopreferíaqueyodesaparecieraymecruzaraensucaminolomenosposible.ConBelleeradistinto,¿sabe?Noesquede ella se ocupase más. Pero Belle… Belle se parecía a ella. En belleza, enegoísmo, en la forma de amoldar la vida a su voluntad. Belle y mi madresiemprehanpodidoentenderlafaltadeescrúpulosdelosdemás.Peroyoestabaahí y luchaba desesperada para que mi madre me mirase una sola vez, meescuchase una sola vez. Ah, por lo demás, no se detenía en nimiedades.Trabajaba y trabajaba para que pudiésemos tener esta enorme casa, para quetuviésemos la posibilidad de ir a los mejores colegios, para que pudiéramospermitirnostodolobuenodelavida…Pero,enrealidad,intentabasatisfacersupropiaambiciónparademostrarseydemostraratodosqueeralamejor,lamásgrande.¿Sabeloqueocupabatodossuspensamientosduranteesosaños?CómovolverahacerseconlafábricayconLulinn.Esoeraloquelaimpulsaba.Ylo

Page 532: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

mejordetodoesquelopodríahaberconseguido.Lafábricavolvióasersuyayseguiría siéndolo si los americanos no la hubiesen reducido a cenizas con susbombas. Y Lulinn también habría sido suyo tras la muerte de Lombard. Esgracioso,¿verdad?Mimadrenosehabríaatrevidonuncaaesperarlo,peroensutestamento él le dejó todas sus posesiones en Alemania, es decir, la casa yLulinn.Pero losrusosconquistaron laPrusiaOrientalyexpulsarona todos losalemanes. Esta guerra ha desbaratado todos sus proyectos… Los hombresimportantes de su vida, en cualquier caso, tuvieron suficiente decencia parasatisfacer los deseos tácitos de Felicia Lavergne y emigraron o murieronoportunamente.

Lecaían lágrimaspor lasmejillas,yMartin,que tenía la sensacióndequehacíamuchoquenohablabaconélsinoconsigomisma,nodijonada.Notabaunnudo en la garganta, como si, también en él,miles de lágrimas esperasen serlloradas, lágrimasporSara,por su familia,por los añosque lehabían robado.Pensóduranteunmomentoquedeberíaestarfuriosoconlamujerquesollozabaallí acurrucada ante la chimenea, quejándose de la falta de amor que habíasufridotodasuvida.¿QuéeraaquellofrenteaAuschwitz,frentealascámarasdegas,frentealoshornos?Peronosentíairayentendióquenopodíacompararlasdoscosas.SusanneVelinarrastraba sucargayél la suya.No tenía sentidopensarencuáleramáspesada.

Ladejóllorar,seconcentróenlasimágenesdesuinteriorypensóenSara.YenAmérica.TeníaahoramuyclaroquenopodíaquedarseenAlemania.

Page 533: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

12

Andreas había conseguido encontrar a Sven Kronborg y le había enviado untelegrama desde Nueva York en el que le anunciaba la llegada de Belle.Kronborg trabajaba, como había sabido por periodistas, como director para laMGM y estaba haciendo allí una carrera brillante. Gracias al telegrama,KronborghabíaidoaesperarlosalaestacióndeLosÁngelesyhabíareservadoparasusamigosunasuiteenelMiramarHotel,enSantaMónica,queocupabacasi media planta. Belle, que deambulaba un poco confusa entre las lujosashabitaciones,preguntóconmiedo:

—¿Podemospermitirnosesto,Andreas?—Notepreocupes—lecontestóél.Enrealidad,eldineronoparecíaserunproblemaparaél.Teníaqueempezar

atrabajarenenerode1946,peroeraprobablequelaempresalehubierapagadoyaendiciembreporquetodaslasnochesibanacenaraunrestaurantecaroylecomprabaaBelletodalaropabonitaquelegustaba.Seguramentetambiénhabíatransferido a Estados Unidos el dinero que había ganado vendiendo secretos.Nuncadejabanadaalazar.

ElviajehabíaagotadoaBelleynoestabasintiendolaeuforiaqueesperabaenCalifornia.Habíaansiadoelveranoeterno,laspalmerasyelaguaazul,perohacía un frío desagradable. Había nieve en las montañas y corría un vientohelado abajo en el valle. Al amanecer, la ciudad, la playa y el mar estabanocultos por una niebla gris que solo se levantaba despacio a lo largo de lamañana.Laspalmerasparecíantristes,lasolasreflejabanelcolorgrisdelcieloylosúnicosbrotesdecoloreranlaspoinsettiasrojassilvestresalosladosdelascalles. A veces, el sol conseguía asomarse entre las nubes y hacía un calor

Page 534: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

repentino, pero, en cuanto volvía a ocultarse, el viento dominaba de nuevo yregresaba el frío.Belle, envuelta en un cálido abrigo, daba largos paseos paradistraerse,peroeravíctimadelanostalgia.NodejabadepensarenelimponentecontinenteyenelaúnmásimponenteAtlánticoqueseinterponíanentreellaysuhogar.Depie en la playadeSantaMónica,miraba elPacíficoy soloveía lasruinas deBerlín y la profundanieve deLulinn ante ella.Kronborg, quehabíanotadosubajoestadoanímico,intentóconsolarla.

—Mejorarácuandolleguelaprimavera.Yaloverás,Belle.Aquísucedemuyrápido,deundíaparaotro.Depronto,florecetodoatualrededor.Magnoliasyjazminesycamposenterosdelupinos.

Bellesesobresaltó.—Lupinos —repitió—. Campos enteros de lupinos… Sí, los conozco de

Königsberg,enveranosellenabadeellos.Kronborgsuspiróyleacariciólamano.Entendíasussentimientos.Lehabía

pasadolomismocuandollegóallíen1940.AhoraadorabaAméricaynoqueríayavivirenningúnotrolugar,yestabaconvencidodequeaBellelesucederíalomismo. Tenía que apretar los dientes y superar los primeros meses malos.GraciasaDiosqueAndreasestabaconella.Sino,seguroquesehabríavueltoaAlemaniadeinmediato.

Bellevolvíaalhoteldespuésdeunodesuslargospaseossolitarios.Esedíahacíamáscalorquelosanteriores.1defebrerode1946.OlíaunpocoaprimaverayBelleesperabanoestarimaginándoselo.

Mientras cruzaba el vestíbulo, pensó que su continua apatía a lo mejortambiénteníaalgoqueverconelhechodevivirenunhotel.Sesentíacadavezmásagobiadapornotenerunacasapropia.AunquefuesemenoscómodaqueelMiramar,seríasuhogar.

Aesahora—eranlascincodelatarde—,habíamuchagentesentadaenelvestíbulo: bebían té, fumaban y conversaban, se reían. Hombres y mujeres

Page 535: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

guapos, satisfechos, vestidos con elegancia, todo lo contrario de las formasdelgadasyextenuadasqueseveíanenlaAlemaniadeposguerra.Lamayoríairíaesa noche a una de las numerosas fiestas de Hollywood, o cenaría en unrestaurante superchic y perversamente caro de la ciudad, con champán o vinofrancés.Selesnotabaquesabíanloqueeradisfrutardelavida.

Belle subió en ascensor, recorrió el pasillo y entró en la suite.Andreas yahabíallegado,estabasentadoenunabutacafumando.Selevantó,seacercóaellaylaabrazó;olíaatabacoysusmejillaslarascaronunpoco.

«Menosmalqueestáél»,pensóBelle.—¿Mehanllamadodelestudio?¿Kronborg?Andreas suspiró bajito. Kronborg tenía dificultades para convencer a los

jefesdelaMGMdequeprobasenconBelle.«Noqueremosalemanas—eralarespuestaatodassussolicitudes—.Ningún

americanoquerríaverahoraunapelículaenlaquesaleunaalemana.»—Sí,Kronborghallamado—dijoAndreas—.Teenviarámañanaalasnueve

uncocheparaquetellevealestudio.Quierehacertemáspruebas.Puedequeporfinconsigaconvenceralosotros.

—No los va a convencer, Andreas. Nos hemos equivocado. Te hasequivocado.Creías…

Élaúnlateníaabrazada.—Dales tiempo. Deja que olviden la guerra…No puede ser de hoy para

mañana.Llegarátumomento,Belle,puedesestarsegura.Sesoltódeél.Andreaslaayudóaquitarseelabrigoylediouncigarrillo.—¿Cómotevaati?—preguntócariñosa.Andreasseencogiódehombros.—Muybien.Peroellanotóquenoerafelizy,porsupuesto,sabíaporqué.Sufríaporque

lamujerconlaquevivíanoconseguíaromperdefinitivamenteconsupasado,nientregarseaélporcompleto.Extendiólamanohaciaél.

—Ven.Vuelveaabrazarme.

Page 536: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Él se acercó, olió el viento que todavía se enredaba en su melena y queprometíalaprimavera.Sehabíaquedadotandelgadaqueeracomoabrazaraunaniña. ¿Qué era lo que lomantenía atado a ella sin remedio?, se preguntó casidesesperado. Hasta entonces no había podido darse una respuesta clara. SolosabíaquenuncahabíasentidonadaniremotamenteparecidoporningunadelasmujeresquehabíatenidoantesqueBelle.Porprimeravezensuvidaamabadeverdadyyano se tachabaa símismo, comoal principio, de sentimental odeloco.PeroniélniBelleseríannuncafelicessiMaxMartyseguíaestandoentreellos.

Fuecomosiemprequesetocaban:alsegundosiguientelesparecíanoestarlobastantecercaelunodelotro.Pero,porprimeravez,Bellesepreguntósierapor esopor lo que les gustaba tantohacer el amor, porque se encontraban tanincreíblementebienjuntos,osi,deesamanera,másbienbuscabanhuirunratitodesusproblemas.

Nuncahabíasidocomofueentonces: sebesaron,perosus labiossiguieronfríos;seacariciaron,perosuscuerpos,depronto,yanoreaccionaban;intentaronhacer el amor desesperados para que fuese como siempre habían dado porsentadoquesería,peronoloconsiguieron.Acabaronporabandonar,sequedarontumbadossinhablarydecepcionados,hastaqueAndreasselevantó,sepusounabatay se fuealbarde lahabitación.Conexpresiónconcentrada,mezclóunoscócteles,conmuchoroncomosiempreylobastantefuertescomoparatumbaraun oso.Bellemiraba el techo y escuchaba el tintinear de los cubitos de hielocayendoenlosvasos.

SesentócuandoAndreasseacercóyletendióunvaso.—Toma.Seguramentelonecesitarástambién.—Andreas,nodeberíamosdarlemásimportanciadelaquetiene.Despuésde

todo,esalgo…Sehabíaquedadodepieyestabaanteellacomounmuro.—Por logeneral,no lededicaríaniunpensamiento—replicó—,peroesto

Page 537: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

soloeslapuntadeliceberg.Haymáscosasquenofuncionanentrenosotrosdelasquequeremosreconocer.

Bellenodijonada.—Creía que América sería la solución —continuó Andreas—. Creía que

podríamoscomenzarunanuevavidasiponíaelmáximodekilómetrosposibleentretúytodos…todoslosrecuerdos.Queríaforzarte…aolvidarypensarsoloenelfuturo.

—Andreas,esonosepuedeforzar,connadie—dijoBelleenvozbaja.—No,esobvioqueno.—Sonabatriste—.Dehecho,heconseguidojustolo

contrario.CuantomásnosalejábamosdeBerlín,máscrecíatumalaconciencia.Avecestengolasensacióndequetecastigamásconcadahoraquepasa.Esunalocura.—Sonrióconamargura—.Aquí,enLosÁngeles,MaxMartyestámásvivoquenunca.Estáentrenosotrosycadavezesmásgrande.

—No sé qué hacer.Andreas, he intentado acabar con eso, pero tienes queentenderqueyo…

—Sí.Siempretengoqueentender.Desdeelprincipio, tehasacercadoamítres pasos y te has alejado dos, y siempreme has pedido que te entienda.Aldemonio,Belle. ¿Por qué no le dijiste nunca la verdad a tumarido? ¿Por quénuncafuistesincera,porsubienyporeltuyo?¡Pornohablardelmío!Envezdeeso,preferisteengañarloytraicionarlo,peroloconsecuentehabríasidocarecerporcompletodeescrúpulosynolamentartedecontinuo.

Belledejóelvasoenlamesillaconloshielostintineando.—¿Ycuándo tendríaquehabérselodicho?¿Cuandoestabametidohastael

cuelloen lamierdadelFrenteOriental?¿Tendríaquehaberleescritoentonces:«Perdona,peroquieroaotrohombre»?

Andreasguardósilencio.—No—dijoluego—,reconozcoquelascircunstanciasnoeranlasmejores.

Perotambiéntienesqueentendermeamí.¿Quéteníaqueentender?Depronto,Belletuvomiedo.Selevantóporqueno

aguantabamásverlotanaltoanteellaysearropóconlacolcha.

Page 538: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—¿Quéquieresdecir,Andreas?¿Quévasahacer?—Noquiero sufrir—replicó él—.Me lo propuse cuando todavía eramuy

joven,quenuncaibaasufrirporunamujer.Hastaqueteencontré,mefuncionó.Peroahora…sufrodemasiadoydemasiadoamenudo.

Belletorcióelgesto.—Seguramente,noereselúnico.—Siatitepasalomismo,esmuchopeor.Fuera,elvientosoplabatenazcontra lasnubesyyahabíaconseguidoabrir

ungranhuecoazulenlacubiertagris.Derepente,elsolestabaallí,radianteyrojo al final de la tarde. Las coronas de espuma de las olas del Pacíficocentellearon.Unolordulce,cálido,entróporlaventanaabierta.

—Mañanaempezarálaprimavera—dijoBelle.—Sí—contestóAndreassinemoción.YBelle tuvo la sensación de que a él le había parecido una tontería decir

algotanbanal.Peronolohabíadichopordecir.Queríaquellegaralaprimavera,con lavagaesperanzadeque lomejoraría todo.«Aunque, talvez, soloquieroimaginarlo»,pensóconrepentinaresignación.Ydijocasisinaliento:

—Novasadejarme,¿verdad,Andreas?Lamiradadeéllaabrazó,medioretadoramediotierna.—¿Dejarte? No podría dejarte nunca. Hay una expresión muy tonta: «el

amordemivida».Túereselamordemivida,Belle.—Sí,peroentonces…—Pero nada. Precisamente por eso, no puedo vivir así contigo. Si no

significasesnadaparamí,medaríaigual.Peroasí…—Andreas,necesitotiempo.Yo…—Sí. Y lo tendrás. Pero no puedo estar presente y ser espectador de tus

luchas internas.Y creo que tampoco es bueno para ti. Solo podrás tomar unadecisiónsitedejoasolas.

Teníarazón,teníatodalarazóndelmundo,yBellelosabía.Setratabadesuvidaydesufuturo,ysoloellapodíadeterminarcómoserían.Entendiólagran

Page 539: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

oportunidadqueledabaAndreascuandodecíaquenoqueríaestarpresenteyserespectadordesusluchasinternas.

Solosinsu influencia inmediata reconoceríaellaenalgúnmomento loquequeríadeverdad.

Losabíay,aunasí,teníamiedodesuspalabras.—¿Quétienespensado,Andreas?Lasarrugasdesucarasehabíanhechomásprofundas.—Separémonos por un tiempo —dijo—. Tenemos que averiguar cómo

seguir.PuedequerecibasnoticiasdeMax.Puedequedescubrasquehamuerto.Puedequeestévivoyquierasaveriguar sideseaseldivorciooencuentrasesaideainsoportable.Opuedequenodescubrasnada,peroalgocambieenti…Ah,Belle,noséloquepasará,peronecesitamosdistanciarnos.

Ella asintió. Fuera, el viento separaba las últimas nubes y una luzresplandecientesederramabadenuevosobreelvalle.

«Esto podría ser el paraíso», pensó Belle, pero luego el Pacífico volvió ahundirse ante sus ojos y vio, en su lugar, soldados hambrientos congelándose.Trincheras en el frío implacable de Rusia, trenes de presos… Paul le habíacontadolosuficiente.

Andreasrecogiósuropa,quehabíadejadorepartidaportodalahabitación,ydesapareció en el baño. Cuando volvió a salir, estaba totalmente vestido yparecíaagotado.Bellehabíavaciadosuvasoentretanto,loquehabíadadoalgodecolorasusmejillas.Porlodemás,selaveíatristeyexhausta.

«Está tan lejos de casa…, y no tiene ni idea de lo que va a pasar», pensóAndreas.

—Hablaré con Kronborg —dijo—. Tenemos que conseguir una casa deverdad.Alalarganosepuedevivirenunhotel.

—Yonotengodineroparaunacasa.Enrealidad,tampocotengodineroparaunhotel.

—Notepreocupesporeso.Porelmomento,seréyo…—No,meniego.

Page 540: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Podrás pagármelo después. Pronto serás una gran estrella y ganarásmillones.

Belleseriocansada.Andreassedirigióalapuertaypusolamanoenlamanilla.—¿Vasadesaparecerasí?—preguntóBelle.—Porsupuestoqueno.Solovoyacomprarelperiódico.Puedequetambién

medéunpaseo.Salióalpasilloycerrólapuerta.Belleseguíadepieenvueltaenlacolcha.Sediocuentadequecomenzabana

arderle losojos.Sinosucedíaunmilagro, romperíaa llorarenseguida. Intentópensarenalgobueno,enlaprimavera,enlaspruebasdeldíasiguiente,enSvenKronborg que había dicho: «Lo conseguirás, Belle…», pero nada de eso laconsolaba. Entonces, mientras su mirada vagaba por la habitación, vio lafotografía enmarcada en el estante sobre la cama. Una foto ocre, desvaída,tomadaentornoa1900.MostrabalacasaseñorialdeLulinn.Sumadrelehabíacontado,en lacartaque laacompañaba,quequeríacomprarunacasanuevayqueAlexLombardhabíamuerto.

Belleseacercóalafotografía,unpocotorpeporqueteníalospiesenredadosen la colcha. Era verano. Lo sabía por las rosas y los robles a lo largo de laavenida,que teníanunespesofollaje.Lasventanasde lacasareflejaban la luzdelsol.Sicerrabalosojos,podíaolerlahierbaysentirelvientoenlacara;tocólacortezacálidadelosárbolesyunodeloscaballosseacercóaltrotealaverjayconsunarizsuavelerozóelcuello.

El recuerdode todoaquello la llenódeunanueva,aunque tímida,energía.En su familia, las preocupaciones no duraban demasiado, porque todos sabíanque no servían para nada. ¿Qué había sentido sumadre cuando dejóLulinn ysalióhuyendo?¿QuéhabíasignificadoparaellalamuertedeAlexLombard?Y,apesardetodo,secomprabaunacasanueva.Conseguridad,encontraríaprontouna nueva fuente de dinero. No se permitía llorar y quejarse durante mucho

Page 541: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

tiempo. Por lo visto, sabía cómo amortiguar los golpes del destino y, si ellapodía,Belletambién.

—Losuperarécomosea—dijoenvozalta—.Loconseguiré.Peroprimerotengo que hacer las pruebas. Eso es lo importante ahora. Tengo queconcentrarmeyhacerlobien.

Lo que contaba era que había sobrevivido a la guerra y a las bombas. Sesentíajovenysana.EstabaenHollywood.

Yaldíasiguientecomenzabalaprimavera.

Page 542: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

13

La casa estaba casi escondida tras un alto seto de espino y grandes saucesllorones. La vista se abría hacia el lago. Era marzo, un día de una claridadfantástica con un cielo de un azul divino; un cálido viento del sur lo habíalibradodenubesdurantelanocheyhabíaacercadolasmontañasalalcancedelamano.Lascumbresnevadasseelevaban,luminosamenteblancas,enelhorizontemeridional,yelazuldelagua,sobrelaquecentelleabaelsol,parecíahacerdelaguerra,ladevastación,lamuerteyelhambreenAlemania,unmalsueño.

—El lago Ammer —dijo Tom Wolff algo patético—. Una estampamaravillosa. Claro que hoy es también un día espléndido. Felicia, no puedonegarquehastayomehabríaenamoradodeestepedacitodetierra.

—Pero¡miralacasa!—leinsistióFelicia.Estaban al final del jardín, que caía en terrazas por el oeste hasta el lago.

Habíaallíabajounacasitadebaño,unembarcaderoyunbarco.Lacasa,porelcontrario,estabaenloaltodelacolina.

Porsupuesto,eramuydistintaaLulinn,peroFeliciasehabíadichoquenopodíasalirenbuscadeunacasanuevaconlaesperanzadeencontrarunaréplicadelafincadelaPrusiaOriental.MuchomenosenlaAltaBaviera.Lacasaeragrande e imponente, con trespisos, un tejadoquebajaba casi hasta el sueloylargosbalcones.Habíamuchosdormitoriosy,entodaspartes,chimeneasenlasqueencenderunfuegoeninvierno.Feliciaseimaginóunagruesacapadenievecubriéndolotodoalrededoryalafamiliaalcompletoreunidacómodamentebajoaqueltejadoadosaguastanacogedor.

—¿Quéteparece,Tom?—Preciosa.Perfectaparaunagranfamilia.

Page 543: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

A la derecha del jardín se ubicaban los establos y una dehesa. Un par decaballosjóvenesderazaHaflingerpastabanenlospradosprimaverales.Traselduroinvierno,parecíandisfrutardelcalordelsolenellomo.

—¿Esotambiénestuyo?—preguntóTom—.Losprados,quierodecir.—Sí.Todo.Inclusoloscaballosestánincluidosenelprecio.—Preciosa—volvióadecirTom.Observó a Felicia de reojo. Llevaba un ligero abrigo de lana muy caro y

elegante,aunqueunpocodesgastadoydesaliñado.Alrededordelcuellosehabíaanudado un pañuelo de seda de colores, el pelo lo había sujetado con unadiademay lecaía rizadosobre laespalda.En lasorejas, relucíanunasperlitas.Lacaraovaladaydelgadaestabamuyblanca,yesapalidezparecíacontagiarsealosojos,cuyogrisseveíamásclaroquedecostumbre.

CuandoFelicialepidióaTomquefueseconellaaBreitbrunn,aorillasdellagoAmmer,éltuvosusdudas.DesdeelentierrodeAlexLombard,nolahabíavueltoaver,yenaquellaocasiónnoestuvieronniunmomentoasolas.Temíaeldolordeella,nosabermuybiencómotratarla.Alexyellasiemprehabíansidocomoel perroy el gato, peroTom sabía por instinto, comomuchosotros queconocíana lapareja,quenuncahabíandejadodequererse.A su llegada,Tommedioesperabaencontrarseconunamujerrota,perocuandoellaaparecióenelJeepquehabíapedidoprestadoaLiliencronyélsubióalvehículo,solodijoquesealegrabadequelaacompañara.

—¿Porquéquierenvendertodoesto?—preguntóahora.—Sushijosmurieronenlaguerra.Quierencomenzarunanuevavida,lejos

detodoslosrecuerdos.—Ajá.—Callóunmomento.Eltejadodelacasallameabarojobajoelsolde

primavera—.Felicia,¿deverdadquieresvivirtanlejosdelaciudad?—Mequedaré en la Prinzregentenstrasse. Pero los fines de semana podría

venir.Alguiendelafamiliatendríaqueviviraquísiempre:hepensadoenNicolaoenModeste.Peroseguroquetodalafamiliavuelveajuntarsedenuevo.Comoantes.EnLulinnsiemprehabíaunbarulloenorme.

Page 544: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Nosécómodecirtequenoeselmomentoparaestetipodecompras.Porsupuesto,teprestaríaeldinero.Pero¿nocreesquepodríasnecesitarloparacosasmásurgentes?

—¡Bah!Eldinero.¿Paraquésenecesitaahoraeldinero?Nohaynadaquecomprar.Tom,porfavor,nointentesdisuadirmedemiproyecto.Dameeldineroonomelodes,yamirarésilopuedoconseguirdeotrapersona.Peronoledesvueltas.

Apaciguador,éllepusounamanoenelbrazo.—Te lo daré. Y haz lo que te parezca. Es una casa preciosa y un bonito

pedazo de tierra, y no es caro. En algún momento, algo así podría serprohibitivo,asíque,enesesentido,noesmalnegocio.

Volvía a ser el Tom Wolff de siempre, con olfato para las inversionesrentables.Feliciasonrió.

—Sí—confirmó—, ymás adelanteme daría de cabezazos por no haberlocompradoahora.

Despacio,recorrieronjuntoslaorilladellago.Elaguaseextendíalisayazulante ellos, la otra orilla era como un cuadro. Las cúpulas bulbosas de dospequeñasiglesiasseelevabannítidascontraelcielo.

Tom reflexionó sobre lo extrañamente intacto que parecía todo allí, encomparación con la bombardeadaMunich. Por supuesto, también se notaba elpaso de la guerra, porque los campos estaban baldíos y la poca maquinariaagrícolaque seveía estabaenmal estado.Envezde trabajar en sus fincas, lamayorpartedeloshombreshabíaestadodurantelosúltimosañosjugándoseelpellejo en el frente por el Reich y por el Führer. A pesar de lo cual, a loscampesinosallílesibamuybien.

CasiunahoraestuvieronpaseandoFeliciayTomensilencio,escuchandolosgraznidosdelasgaviotas,quesealejabandellagotrazandounarco,cruzabanunpedazo de bosque y volvían de nuevo por las alturas hacia ellos. Pronto todofloreceríayestaríacubiertodecolor.

Feliciasedetuvo.

Page 545: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Sí,estaseránuestranuevacasa—anunció—.Estarállenadepersonasydeanimales.

—Sí,seguroquesí.Lodeseasdeverdad,¿no?UnsegundoLulinn…—Sí.—Sonrió,peronoparecíafeliz,sinounamujerquesehapropuestoun

planaunquenoencuentraningunaalegríacuandotienesuobjetivoalalcancedelamano.

Depronto,asustado,Tompensó:«NuncasuperarálodeAlexLombard.Pormuchosañosquepasen,nunca».

Feliciaseguíaparada,conlasmanosenlosbolsillosdelabrigo.Perodejódemirarlacasayellago,ysevolvióhaciaTom.

—Tom,megustaríahablarcontigo sobrealgo.Sabesquemi fábricayanoexiste y queme faltan losmedios para reconstruirla. Creo que voy a edificarviviendasenelsolar.Losalquileresvanasubir.Undíapodríandarmebuenosingresos.

Involuntariamente,Tomsonrió.JustoesapartedeFelicianohabíasufridoelmásmínimoquebranto.

—Unproyectointeligente—concedió.—Sí. Pero no es el único. Tom… ¿podrías necesitar una empleada en tu

fábricadejuguetes?¿Unaque,quizáalgúndía,pudiesellegarasersocia?Lohabíapreguntadosinrodeosyélcontestóconlamismafranqueza.—Sí.Pero¿quépuedesaportar?—Porelmomento,nadamásquemitrabajo.Micabeza.Coneltiempo,tal

vezmás.—Sinlugaraduda.Coneltiempo,talveztendréquetenercuidadodeque

no te quedes con todo actuando a mis espaldas.—Volvió a sonreír, pero susrasgos estaban llenos de ternura—. En serio, Felicia: me alegraría. Los dosjuntos somos invencibles. Aunque la frescura de la primera juventud esté yalejos.Oprecisamenteporeso.

—Perfecto—dijoFelicia.Tomsediocuentadequenoestabasorprendida:esperabaaquellarespuesta.

Page 546: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Sepusoenmarchayéllasiguió.Laluzdeldíaestabatomandootrocolor.Tomse preguntó cómo sería una puesta de sol sobre aquel lago. Seguro queespléndida.

—¿SabesalgodeBelle?—preguntó.Porsupuesto,tambiénaéllehabíallegadoelrumordequelahijadeFelicia

se había ido a Los Ángeles con un hombre mientras su marido seguía enparaderodesconocido.Algunossehabíanencargadodehacerlocircular.

Feliciaasintió.—EscribióenNavidades,perolacartanollegóhastafinalesdeenero.Creo

quetienenostalgia.Peroyoyalehabíaescritoantesylehabíacontadomiideadecomprarunacasagrandeybonita.Tienequesaberqueaquíhayunlugaralquesiemprepuedevolver.AdorabaLulinn.

—Tambiénlehasdichoque…—Tomnoterminósupregunta,peroFeliciasabíaloquequeríadecir.

—Sí.LehedichoqueAlexLombardmurió.—¿Creetodavíaqueerasupadre?—Sí.Esmejorasí.Suvoz sonó frágil.Caminódos pasos por delante deTomy a él le dio la

sensacióndequenopodríaseguirsoportandolavistadesushombroserguidosysucuelloestirado;igualquenopodríaseguirsoportandosuvoztemblorosaysusojosapáticos.Sabíaqueeraunamujervaliente,peroesavalentíaerademasiadotensa. Habló con frialdad y naturalidad sobre su proyecto de ser socia de laempresa,peroenrealidadhabríapodidolloraryllorarsinparar.Podíanotarloyle sorprendió loafectadoqueestaba.Feliciayélhabían tenido lasdiscusionesmáshostilesysehabíandeseadolopeor,peroéllaqueríamuchomásdeloquepensaba, y ahora le hubiera gustado abrazarla. Sin saber qué hacer, dijomuydeprisa:

—Felicia,nohehabladodeelloporquenosabíasiteharíamásdaño,pero…ahora,deberíassaber…SientomuchísimoqueAlex…perdieselavida,yséquenopuedoconsolarte,nopuedohacértelomásfácil,pero…

Page 547: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Ella separóy sedio lavuelta.Congesto indolente, se retiró el pelode lafrente.

—Felicia—dijoTomenvozbaja.«¡Cómo ha envejecido! ¡Y yo también! Pero si fue ayer cuando yo tenía

dieciochoañosy lo conocí.Deesohanpasadomásde treinta años…»,pensóFelicia.

—Tom,haceunañopasétodaunanochesentadaconmihijaBelle,losrusosrodeabanlaciudadyyoleacababadedecirquesuhijahabíamuertodurantelahuida;eramuydesgraciadaybebíaparaolvidar,ymedijoquelohabíahechotodomalen lavida.¿Sabes?Aesemomentohemos llegado todosalgunavez,cuandocreemosquesolohemosfracasadoyquenohemoshechonadabueno…Entonces lediaBelleelconsejodemiabuelaLaetitia:Pregúntatesiempre:Situvieseslaposibilidaddeempezardenuevo,¿haríaslascosasdeotraforma?Ysi te contestas que no, entonces deja de lamentarte porque así no conseguirásnada.—FeliciaestabaparadaymiróporencimadeTomalalejaníaenmediodelapenumbraqueibacayendo—.Siemprehevividosegúneseprincipio,Tom,ymehaidobien.Pasaraloquepasase,sabíaquenolohabríahechodeningunaotraformayquenohabríadeseadootracosaporque,inclusoenlosmomentosmás difíciles y tristes, tenía claro que conseguiría lo que quería, tal vez a unpreciomuyalto,yamenudomuydolorosoparamí,peroloqueríadeesamaneraysabíaquelovolveríaahacerunayotravez.Sinembargoahora,porprimeravez, por primera vez en mi vida, lamento algo que hice. Lamento los largoslargosañosquehanquedadoatrás.Solotengoundeseo:volveratenerdieciochoaños,volveraencontrarmeconAlexLombard,tenerunavidaconélantemí.Loharíatododeotraforma.Meaferraríaaélynolodejaríanunca.—Cansada,selamióloslabiossecos—.Tom,¿porquéamenudodescubrimoscondenadamentetardeaquiénpertenecenuestrocorazónenrealidad?

—Porque…—Seleocurriólarespuestamásmanidayalavezmáscorrectaquepodíadarle—.Porque,posiblemente,nohayunarealidad,creo.

—Enesotienesrazón—reconocióFelicia.

Page 548: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Continuóandando,peroahoraconcuidadodeiralpasodeTom.—Tom—dijo—, esto serámuy bonito. Cuando sea verano…habrá flores

por todaspartes.Tendréuna rosaledaallí, ante lapuerta.Ypor lamañanamelevantaré y lo primero que haré será bañarme en el lago. Tendremos un granvelero, ¿y no te parece que podríamos dar unas fiestas fabulosas en elembarcadero?

—Seráespléndido—corroboróél.Felicia hablaba como una niña que quiere convencerse de algo: el juguete

nuevoesigualdebonitoqueelviejo,elqueseharoto.—Tambiénmegustaría tenergallinasyquizáunpardevacas.Emplearéa

gentequeseocupedeellas.Creoquepodrépermitírmelocuandoseatusocia.—Seguroquesí.—La familia aporrearámipuerta.Enalgúnmomento tendréque encontrar

unlugarseguroenelquepoderestarasolassinquememolestenomevolveréloca.Quizáenelpabellónjuntoallago.

Seacercabanalacasa.Lasparedesparecíanacogerloscalurosamente.—Serátanbonitocomoantes—dijoFelicia.Caminabanporelpradoy llegarona ladehesade loscaballos.Unode los

Haflingergordosehirsutosfueenseguidaalaverjayestirólacabezaporencimadeella;esperabaunterróndeazúcar.Laespesacrinrubialecaíasobrelafrente.Suspadreshabíansidosacrificadosenlaguerra,peroélnoconocíaelmiedoysusojosnegrosmirabandivertidosyllenosdevida.

Soltóunagudorelinchoysucompañerolecontestó.—¡Ya ves!—exclamó Felicia riendo—. Incluso tendremos un montón de

caballos.«¿Comoantes?»,pensóTom.Ylaspalabrasescaparondesuboca,antesde

queélpudieradetenerlas.—PeronosonderazaTrakehner—dijoenvozbaja.Elsolpintóunanchocaminodoradoenel lago.Feliciaechóhaciaatrásel

extremodesupañuelodeseda,queondeabaconelvientodelatarde.

Page 549: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

—Tienesrazón—dijo—.NosonTrakehner.

Page 550: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Losaromasperdidos,unanovelaemotivaybrutal,dominadaporelritmosinalientodelaspasionesyla

guerra.

TrasladebacledelaGranGuerra,Alemaniasevesumidaeneldesempleoylapobreza,unterrenofértilparaunhombrequecambiaráparasiemprelafazdelmundo:AdolfHitlerEntretanto,lashijasdeFeliciaDegnelly,ajenasalasombraqueseciernesobreel horizonte, preparan sus respectivos matrimonios, Belle con Max, un actoridealista,ySusanneconHans,unoficialdelasSSresponsabledelosCamposdelaMuerte.LabodadeBellesecelebraunatardedemayoenlafincaquelafamiliaposeeenLulinn,peroFelicianoasistiráalaceremonia…Pocoapoco,suvidayladesusseresqueridosseveráarrastradaporlasconvulsionesdelperíodomásoscurodelsigloXX.

Page 551: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

CharlotteLink(Frankfurt,1963)esunadelasescritorasmássobresalientesdela literatura contemporánea alemana. Crea absorbentes y tensas tramas desuspense sostenidas por personajes que intrigan y subyugan al lector.Ha sidofinalistadelDeutscherBuchpreis(máximogalardónalamejornovelaenlenguaalemana)yharecibidoelpremioGoldeneFederporsucarreraliterariaasícomodistintosreconocimientosdeloslibreros.Losaromasperdidos es la segundaentregade«Laestaciónde las tormentas»,una aclamada trilogía publicada originalmente en 1989y que llevamás de unmillónymediodeejemplaresvendidos.

Page 552: Los aromas perdidos - megafilesxl.com
Page 553: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Títulooriginal:WildeLupinen

Ediciónenformatodigital:mayode2021

©1992,BlanvaletVerlag,unadivisióndeVerlagsgruppeRandomHouseGmbH,Munich,Alemaniawww.randomhouse.de

PublicadoporacuerdoconUteKörnerLiteraryAgent,S.L.U.,Barcelonawww.uklitag.com

©2021,PenguinRandomHouseGrupoEditorial,S.A.U.TravesseradeGràcia,47-49.08021Barcelona

©2021,ItziarHernándezRodilla,porlatraducción

Diseñodeportada:JoseLuisPaniaguaIlustracióndeportada:©RichardJenkins(Personajefemenino),©Pixabay(Edificio)

PenguinRandomHouseGrupoEditorialapoyalaproteccióndelcopyright.Elcopyrightestimulalacreatividad,defiendeladiversidadenelámbitodelasideasyelconocimiento,promuevelalibreexpresiónyfavoreceunaculturaviva.Graciasporcomprarunaediciónautorizadadeestelibroyporrespetarlas

leyesdelcopyrightalnoreproducirnidistribuirningunapartedeestaobraporningúnmediosinpermiso.AlhacerloestárespaldandoalosautoresypermitiendoquePRHGEcontinúepublicandolibrosparatodosloslectores.DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos,www.cedro.org)sinecesita

reproduciralgúnfragmentodeestaobra.

ISBN:978-84-253-5893-7

Composicióndigital:NewcomlabS.L.L.

Facebook:penguinlibrosTwitter:penguinlibrosInstagram:penguinlibros

Page 554: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

[1]JefededistritoenlaAlemanianaziyenlosterritoriosocupados.(N.delaT.)

Page 555: Los aromas perdidos - megafilesxl.com
Page 556: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Índice

Losaromasperdidos

Árbolgenealógico

LibroI

Capítulo1

Capítulo2

Capítulo3

Capítulo4

Capítulo5

Capítulo6

Capítulo7

Capítulo8

Capítulo9

LibroII

Capítulo1

Capítulo2

Capítulo3

Capítulo4

Capítulo5

Page 557: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Capítulo6

Capítulo7

LibroIII

Capítulo1

Capítulo2

Capítulo3

Capítulo4

Capítulo5

Capítulo6

Capítulo7

Capítulo8

Capítulo9

Capítulo10

Capítulo11

Capítulo12

Capítulo13

LibroIV

Capítulo1

Capítulo2

Capítulo3

Capítulo4

Capítulo5

Page 558: Los aromas perdidos - megafilesxl.com

Capítulo6

Capítulo7

LibroV

Capítulo1

Capítulo2

Capítulo3

Capítulo4

Capítulo5

Capítulo6

Capítulo7

Capítulo8

Capítulo9

Capítulo10

Capítulo11

Capítulo12

Capítulo13

Sobreestelibro

SobreCharlotteLink

Trilogía«Laestacióndelastormentas»

Créditos

Nota