literatura para infancia, adolescencia y juventud

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COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS N° 8 AÑO 2 AGOSTO 2016 ISSN 0719-6016 Literatura para infancia, adolescencia y juventud

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Page 1: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS

N° 8 – AÑO 2 – AGOSTO 2016

ISSN 0719-6016

Literatura para infancia, adolescencia y juventud

Page 2: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

umbral

COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS

CIEL CHILE

Centro de Investigación y Estudios Literarios:

discursos para infancia, adolescencia y juventud

0719-6016ISSN

Derechos Reservados © 2015, CIEL CHILE

CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]

http://cielchile.org/ OTROS CONTACTOS:

www.facebook.com/CIELChile

EDICIÓN GENERAL: Claudia Andrade Ecchio.

EDICIÓN DE ESTILO: Isabel Ibaceta Gallardo.

EDICIÓN DE PRUEBA: Anahí Troncoso Araya.

Page 3: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

ÍNDICE

CARLA SILVA CONTRERAS

Infancia y mujer: sujetos subalternos en la narrativa para niños y niñas de Marta Brunet……………………………………………..

CARLA SILVA CONTRERAS

Reseña. Brunet, Marta. Obra narrativa – Novelas – Tomo I. Edición crítica de Natalia Cisterna.

Santiago, Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2014.……………………………………………………………………….

4

25

PERFILES COLABORADORES-AS UMBRAL……………………………………………………………………………………………….

29

Page 4: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

4

N° 8 – Año 2 – Agosto 2016

INFANCIA Y MUJER: SUJETOS

SUBALTERNOS EN LA NARRATIVA PARA

NIÑOS Y NIÑAS DE MARTA BRUNET

CARLA SILVA CONTRERAS

LICENCIADA EN LETRAS MENCIÓN LITERATURA

PROFESORA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

DE ENSEÑANZA MEDIA

[email protected]

Page 5: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

5

INFANCIA Y MUJER: SUJETOS SUBALTERNOS EN LA

NARRATIVA PARA NIÑOS Y NIÑAS DE MARTA

BRUNET

RESUMEN

El siguiente análisis crítico aborda la narrativa para infancia de

Marta Brunet desde tres perspectivas: la recepción crítica de su

literatura para adultos-as, los vínculos entre su escritura femenina

y la literatura para niños y niñas y, por último, el análisis de los

cuentos destinados al público infantil “Mamá Condorina y mamá

Suaves-Lanas” (en Cuentos para Marisol) y la “Historia de la

señora Rata del pueblo de los Ratones” (en Las Historias de

Mamá Tolita) desde una perspectiva de género, para observar

cómo su producción para infancia se vincula con el proyecto

estético-ideológico presente en su literatura para adultos-as y,

aunque estos textos han sido abordados por la crítica desde una

óptica pedagógica y moralizante, contienen temas y personajes a

través de los cuales se construyen discursividades sobre la

infancia que difieren de las articulaciones ideológicas

predominantes en los contextos de producción en los que estos

textos se enmarcan.

PALABRAS CLAVES: MARTA BRUNET, LITERATURA PARA

INFANCIA, PERSPECTIVA DE GÉNERO.

os inicios del siglo XX en Chile fueron el escenario

donde se consolidaron nuevas voces narrativas, voces

femeninas que salían desde la intimidad del hogar —tras

años de silenciamiento en el espacio privado— a los

grandes círculos académicos. Se abría así un nuevo

horizonte de escritura, en el que se concibió la literatura

como un campo de acción donde se podía resignificar el

signo mujer. Sin embargo, a pesar de que muchas autoras

transitaron por todas las instancias de consagración

canónica (publicaciones, reputación e incluso el Premio

Nacional de Literatura), el espacio de participación que se

abría para ellas estaba permeado por fuertes ideologías

patriarcales que regulaban sus intervenciones en el campo

cultural. De esta manera, las principales formas discursivas

que se producían estaban atravesadas por tensiones y

contradicciones, en un territorio habitado por hombres en el

que recién se planteaban nuevas posibilidades de

resignificación.

La mayoría de los intelectuales de la época1

consideraban una amenaza la presencia de estas mujeres,

confinadas, hasta ese momento, exclusivamente a la esfera

1Pedro Cruz (1926), Raúl Silva Castro (1957), Carlos Ossa (1962), entre

otros.

L

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6

sentimental de la escritura, y que ahora no solo se

organizaban formalmente para regular sus derechos

sociales, políticos y reproductivos, sino que también

pensaban la literatura como herramienta de expresión y de

posicionamiento intelectual. Quizás esta sea la razón por la

que varias de las escritoras del siglo XX2 eran a su vez

feministas o, al menos, reticentes al campo cultural

heteronormado de la época.

En este contexto, sitúo la escritura de Marta Brunet

(1897- 1967), quien logró ser admitida en los círculos

literarios por constituir la excepción: tener una voz

femenina ineludiblemente masculina3. Durante mucho

tiempo, su proyecto intelectual fue abordado como una

pieza más del engranaje ideológico nacionalista del

criollismo y, aunque su búsqueda literaria operó a partir de

grietas que desarticularon ciertas normatividades, no fue

comprendida; más bien, Brunet quedó inserta en un canon

que la ha reducido y estereotipado en la figura de “la

escritora para niños, soltera y virtuosa” (Amaro 31).

Sin embargo, en las últimas décadas, han surgido

nuevas perspectivas que han abordado la literatura

2Inés Echeverría Larraín (1868-1949), Delia Rojas (1883-1950), Elvira

Santa Cruz Ossa (1886-1960), Amanda Labarca (1886-1975), entre

otras. 3Alone (1963).

brunetiana: desde la recepción crítica, como los estudios de

Berta López Morales (1997, 1999) y Eugenia Brito (2004);

el enfoque de género, como las investigaciones de Kemy

Oyarzún (2010), Rubí Carreño (2001, 2002, 2007) y

Bernardita Llanos (2000); y en torno a lo público y lo

privado, como las investigaciones de Natalia Cisterna

(2009, 2010), entre otras reflexiones que abordan, desde

diversas ópticas, la escritura trasgresora de Marta Brunet,

que se posiciona en una arena simbólica cruzada por las

contradicciones que la época imprimió en ella.

Estas nuevas aproximaciones a su proyecto

intelectual son un aporte relevante, porque entender su

escritura desde un lugar distinto es apartarla de la mirada

patriarcal y del encorsetado criollismo en el que fue

catalogada. Las investigaciones mencionadas, que abordan

la producción que Marta Brunet destinó al público adulto,

reflexionan en torno al importante componente humano, las

relaciones de poder y los nuevos temas que la autora

visibilizó en su escritura. En este sentido, es pertinente

cuestionarse ¿por qué su producción destinada al público

infantil se ha encasillado en un modelo didáctico-

pedagógico-nacionalista y no ha sido estudiada a partir de

estos nuevos paradigmas en los que se sitúa su escritura? Es

decir, como una ruptura con las normatividades ideológicas

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que se transmitían en esa época a los niños y niñas, o

precisamente, como una nueva representación de la

infancia:

[…] Los niños, como otros personajes

brunetianos, aparecen en una peculiar frontera

identitaria. Al interior de los hogares, o en

lugares limítrofes, membranas de paso entre la

calle y la casa […] allí esperan ser vistos por la

crítica, que alude a ellos, pero los soslaya como

objeto de estudio (Amaro 44).

Si pensamos en los comienzos del siglo XX,

probablemente la imagen de los niños-as con rizos de oro,

luminosos-as, delicados-as y angelicales, la percibamos de

forma inmediata. Estos bellos niños —porque sí, en su

mayoría eran varones— son la representación que la elite

nacional imprimió en la literatura infantil. Seres

privilegiados, de aire principesco, que se exhiben a la

manera de un “tesoro” familiar, como si en la diminuta

aristocracia de estos seres una clase completa pusiera sus

esperanzas, que bien podríamos identificar con

rememoraciones de la belle époque criolla. Ahora bien, ya

se ha adelantado que Marta Brunet tenía un proyecto

distinto, en consecuencia: ¿qué lugar ocupan los niños y

niñas en las ficciones brunetianas? ¿Cómo se construyen?

¿De qué manera esta escritura femenina rompe con una

larga tradición de representaciones de la infancia? ¿Cuáles

son las estrategias que utiliza para subvertir el modelo

tradicional? Y, finalmente, ¿cuáles serían las tensiones y

contradicciones presentes en esta nueva construcción?

De acuerdo con lo anterior, el siguiente trabajo

pretende analizar los cuentos “Mamá Condorina y mamá

Suaves-Lanas” (en Cuentos para Marisol) y la “Historia de

la señora Rata del pueblo de los Ratones” (en Las Historias

de Mamá Tolita). Estas narraciones, que Marta Brunet

destinó a los niños y niñas, permiten comprobar, por un

lado, que esta producción no es disonante respecto del

proyecto estético-ideológico presente en sus relatos para

adultos-as y, por otro, permiten demostrar que estos textos

marginados por el canon literario han sido confinados a un

espacio estrictamente pedagógico, que coarta el real alcance

de sus temas y que, a su vez, construyen una infancia

distinta a la normada.

El análisis abordará, en una primera instancia, la

recepción crítica del proyecto de Marta Brunet, cuestión que

es relevante para comprender la forma en que un

prolongado silenciamiento y una matriz estética

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8

exclusivamente criollista operó sobre su literatura para

adultos-as y cómo, durante los últimos años, la crítica se ha

aproximado a su obra desde otras perspectivas. En segundo

lugar, se analizará la temática feminista y la infancia, la

manera en que se vincularían para crear la posibilidad de un

nuevo paradigma en relación con la construcción sexo-

género, que les dé a los niños y niñas una visión distinta a la

hegemónicamente aceptada. Esto último se evidenciará,

finalmente, en un tercer apartado, en los dos cuentos

mencionados, para comprobar que sus ideologías presentes

en los textos para adultos-as también las encontramos en su

producción para infancia, por tanto, estas narraciones no

tendrían el fin didáctico-moralizante que se les ha otorgado,

sino al contrario, Brunet construiría una infancia distinta a

la hegemónica.

En este sentido, el análisis propone una lectura que

no se desprende de la categoría género, para plantear que,

en la representación de la infancia a partir de ciertos

animales, se evidenciaría la tensión contenida en la

búsqueda de la autonomía de la mujer y que, a su vez, esta

emancipación se utilizaría como un dispositivo de

segregación, que se busca homogeneizar, bajo el

paternalismo y el patriarcado. Los animales de los cuentos

—que se erigen como representación de padres, madres,

niños y niñas— serán analizadas como elementos

desestabilizadores, al cuestionar el orden simbólico de la

hegemonía patriarcal y las estrategias de dominación en el

imaginario latinoamericano, basados en la institución

familiar como dispositivo de poder e institución unificadora,

lo que permitiría comprobar la existencia de una

contradiscursividad radicada en la infancia y en los saberes

ocultos que habitan los imaginaros locales.

RECEPCIÓN CRÍTICA DEL PROYECTO BRUNETIANO

Leer a Marta Brunet es escuchar el eco de una voz briosa,

transgresora, que desborda los márgenes y suscita el

escándalo. Su escritura directa y a veces violenta

desestabiliza los territorios en los que se permite transitar a

una mujer y, aunque la crítica no supo reconocerla en su

época, ella es, sin duda, una de las escritoras chilenas más

importantes del siglo XX. Su escritura se inserta en un

espacio masculino caracterizado por la exhibición y

legitimación de cuerpos también masculinos y, desde ese

territorio hostil, logró —no sin escándalo— posicionar a sus

personajes femeninos:

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9

[…] mis primeros años de mujer que escribe la

vida rural chilena, me valieron el asombro de la

crítica y el escandalizado comentario de mi

medio provinciano. Que nadie entendía el

conocimiento de la muchacha que yo era, en

decires montañeses, en pasiones primarias y en

una cruda realidad puesta en manifiesto sin

ambages (Brunet 381).

Esta declaración, que hace en torno a su experiencia

vital y escritural, pone de manifiesto lo complejo que fue

conquistar un lugar en medio de la incomprensión, la

desestimación estética y el silenciamiento4 que mantuvo la

crítica en relación con su extensa producción literaria.

Sin embargo, no solo para abordar la narrativa de

Marta Brunet hay que descorrer el velo de este

silenciamiento y la matriz estética criollista donde fue

4Es interesante cómo este silenciamiento dice relación con los temas

insurrectos o textos en los que abordan cuestiones como el feminismo,

la infancia o la homosexualidad; porque su escritura, lejos de ser

marginada, logró algunos de los reconocimientos más importantes,

como el Premio Nacional de Literatura en 1961. Al respecto, Lorena

Amaro, en el prólogo a la Obra Narrativa de Marta Brunet, explica:

«Brunet fue admitida en “el equipo”, pero su inscripción entre los

muchachos del canon se debe en gran medida a que ellos no supieron

leerla o, peor aún, no quisieron hacerlo realmente, por lo que hubo que

aguardar décadas para que el poder desestabilizador de sus textos fuera

puesto a luz» (24).

exclusivamente posicionada, sino que también su propia

vida se vio coartada por los signos que el patriarcado

imprimió sobre su imagen. De hecho, respecto de su

biografía, la fecha de nacimiento —que parece un dato

menor— es contradictoria: mientras los registros chillanejos

estipulan que el año correcto es 1897, otros textos plantean

el año 1901. En torno a esta polémica, Lorena Amaro

(2014) aclara, siguiendo la versión de otros críticos, que

«[…] el error se debe al mismo Alone, quien, ufano de

haber descubierto a la joven escritora de provincia, habría

decidido hacer de ella una autora jovencísima y restar cuatro

a los 26 años que tenía cuando se publicó Montaña

adentro» (34).

Hernán Díaz Arrieta (Alone) fue un crítico

importante para la difusión de la obra de Marta Brunet; de

hecho, él mismo presume de orientarla en sus primeras

lecturas y de respaldar su escritura, cuestión que resulta

controversial si se analiza la evidente lógica falocéntrica

que se esconde detrás de su patrocinio y la forma en que

coarta el real alcance y profundidad de los temas

brunetianos al considerarla, por ejemplo, como “el

criollismo personificado” (Alone 29).

Antes de continuar, revisaremos otras cuestiones que

tienen relación con su formación. Marta Brunet nace en

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10

Chillán, el 9 de agosto de 1897, es hija única y pasa su

infancia en Victoria en el fundo de propiedad paterna donde

recogerá imágenes y experiencias campesinas que

fecundarán sus textos más adelante. Desde pequeña se

acerca a la literatura y, aunque no asiste a un colegio, la

educación se la entregarán profesores particulares

normalistas: «[…] hija única, mimada, soñadora, propensa a

las lecturas literarias […], las lecturas hechas al azar, las

lecturas íntimas y secretas, incluso prohibidas, las que

realmente valen, solo ellas sacan a la superficie el ángel, o

el demonio, que algunos privilegiados ocultan» (Alone 12);

las lecturas que “realmente valen”, asevera Alone, en una

construcción dulcificada de su niñez. Durante su juventud,

viajará por Europa y algunos lugares de Sudamérica junto a

sus padres y será en estos viajes donde se acercará a autores

franceses, españoles, italianos y argentinos que le aportarán

una nueva perspectiva literaria a sus relatos.

Regresa a Chile después de cuatro años y reside en

varias ciudades del país antes de radicarse nuevamente en

Chillán. Por ese entonces, Brunet es una joven alta y

esbelta, cuya mirada celeste se debilita en una potente

miopía que, afortunadamente, no la priva de escribir:

[…] yo quería ser médico […] pero mi familia

se escandalizaba ante la sola mención de la idea

[…]. Los padres eran empapados a la antigua y

no divisaban otro porvenir para sus hijas que el

preparar dulce de membrillo […]. Cambié mis

ambiciones médicas por el propósito de

hacerme bailarina […]. Mientras tanto escribía

sin que nadie en mi casa lo barruntara (Brunet

en Oyarzún 3).

Sin embargo, sus escritos salen a la esfera pública a

partir de una serie de cartas que escribe al crítico Alone,

quien, deslumbrado por su prosa, expresará: «[…] eso se

llamaba escribir, esas eran las historias que debían contarse,

en esa prosa, con ese brío, sin desperdicio» (12). En otras

palabras, escribir al modo masculino, no con ese

surrealismo tan propio de las mujeres porque “esas son las

historias que debían contarse”. De esta manera, en 1923

publica su primera novela Montaña adentro, en la que

representa la vida campesina, machista y precaria por medio

de personajes que viven intensamente y de temáticas tan

viscerales que escandalizaron a la sociedad chillaneja de la

época, al punto de ser calificada como “inmoral y hereje”

por la prensa de los años cincuenta y medida

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11

constantemente con la vara masculina de los escritores

europeos.

Pedro Nolasco (1926)5, en una colérica crítica a su

obra Bestia dañina, expresa: «En nuestra literatura, la mujer

está compitiendo ventajosamente con el hombre» (203), y

sentencia: “nuestra literatura”, como terreno del padre en el

que la mujer ha osado entrar a competir, porque esta frase

define un posicionamiento jerárquico en el que la mujer es

considerada como inferior. Más adelante, el crítico afirma

tajante:

[…] la mujer es de inteligencia menos vigorosa

que el hombre. Las hay de inteligencia superior;

pero no es lo normal. Si en una literatura la

producción de la mujer se acerca a la del hombre

en cantidad y en calidad, podemos decir que esa

literatura da manifiestos indicios de debilidad

masculina (203).

De esta forma, se evidencian las relaciones de poder

entre lo masculino y lo femenino, donde el hombre es el

productor de cultura y la mujer se sitúa en la pasividad y la

naturaleza. En este sentido, Nolasco advierte que esta

5Crítico literario, escritor y político chileno.

debilidad masculina puede generar una desvaloración de la

cultura, ya que, al ser los seres inferiores quienes destaquen

en el ámbito intelectual, la producción cultural,

inevitablemente, disminuirá su calidad.

Asombra la violencia con que la crítica abordó su

proyecto intelectual al que durante un largo periodo se le

clasificó como “criollista”, a partir de una supuesta

valoración del paisaje local, la visión determinista de las

luchas de sus personajes con las fuerzas naturales y la

identificación de la narrativa con un discurso de carácter

nacionalista (Amaro 19). Sin embargo, su escritura ruda,

directa e incluso brutal, sumado a un profundo

conocimiento de las pasiones humanas, no fue comprendida

y en los años treinta, cuarenta y muchos de los que

siguieron, su literatura fue leída como masculina y criollista.

Brunet fue comparada con escritores europeos como

Maupassant, de quien Pedro Nolasco afirma que es «[…]

muy vivo, espontáneo e ingenioso, [y que] no se presta para

ser imitado; pero es de esos autores que despiertan la

vocación en temperamentos artísticos que en algo se

conforman con el suyo, e inflamándoles la fantasía, les

indican el camino que deben seguir» (205). Sus palabras

aluden a que la escritura latinoamericana de mujeres se

encuentra —y debe estar— subordinada a un segundo orden

Page 12: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

12

que responde a las convenciones tanto del canon europeo

masculino como de la crítica literaria realizada por hombres

chilenos de la época.

No obstante, durante los últimos quince años, la

crítica se ha aproximado a la obra de Marta Brunet desde

varias perspectivas y, a la fecha, existen múltiples estudios

que dan cuenta de todos los alcances que tiene su escritura y

que habían sido limitados en el afán nacionalista que, en un

comienzo, se impuso. Estas investigaciones han advertido el

entramado discursivo de los personajes brunetianos, donde

las relaciones normativas que coartan el sistema sexo-

género develan las economías y políticas de poder presentes

en la modernidad.

ESCRITURA FEMINISTA, NARRATIVA PARA INFANCIA

La literatura históricamente ha sido habitada por hombres

que tienen el poder de la palabra, del cuerpo, de la magia;

ellos son los que han nombrado, creado y dominado la

cultura, mientras las mujeres se han constituido como el

mutus, lo inefable, el silencio. Lo masculino representa la

norma y quizás sea esa la razón por la que la literatura para

niñas y niños es un modelo literario que se resiste a

“feminizarse” y silencia todo aquello que tenga relación con

el sistema sexo-género. En este sentido, la literatura para

estos-as destinatarios-as ha sido atravesada por lógicas

simbólicas impuestas por una cultura falocéntrica y

mediatizada por estas estrategias de dominación que

establecen modelos de conducta y mandatos de género, en

un circuito ficcional que refleja el campo de poder y saber

epocal. De esta manera, la experiencia literaria nunca será

un acto inocuo, no es neutra; por el contrario, la lectura

implica una doble dimensión: ideológica y hermenéutica.

En los relatos brunetianos llama siempre la atención

el fuerte protagonismo femenino, lo que exige reflexionar

más allá de los discursos de identidad nacional que propone

el criollismo, sobre los motivos y temas destinados a dar

cuenta del lugar marginal que ocupan las mujeres y los-as

niños-as en la sociedad. Tanto la infancia como lo femenino

Page 13: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

13

se configuran como subjetividades subalternas que dan

cuenta, a nivel ficcional, de la violencia simbólica que

viven, condenados al encierro y al espacio privado que

margina sus problemáticas de las grandes discusiones. En

este sentido, la narrativa para adultos del proyecto literario

de Marta Brunet construye personajes como devenires en

constante tránsito, subyugados a las relaciones patriarcales,

porque finalmente la promesa de emancipación para las

mujeres queda truncada en estas representaciones, sin

embargo, en la narrativa para niños y niñas este conflicto se

resuelve de forma natural. De esta manera, si la infancia es

un artefacto cultural, un signo en que cada sociedad cifra

sus esperanzas y temores, poniéndolo en el centro de la

institución familiar, la ficción es un espacio donde se

construye, en toda su materialidad discursiva, una

representación de los niños y niñas, figuras insertas en los

mapas imaginarios de la novelística chilena que son

necesarias develar.

La infancia ha sido soslayada por la crítica, dirá

Lorena Amaro, abordada como una suerte de “otro

domesticado” al que no es necesario desentrañar. En este

sentido, el cuerpo infantil se ha transformado en un espacio

de disputa y se ha utilizado como un dispositivo de

segregación en el que operan los discursos dominantes. Sin

embargo, en muchos textos hay una infancia que es testigo

y víctima de la violencia generalizada y los personajes que

habitan estas ficciones vehiculizan agudos cuestionamientos

a las imposiciones sociales de época; niñas y niños que

operan como fantasmagóricos sujetos que hablan

secretamente en estas historias sobre violencia, poder y

saber. Pero, lamentablemente, estos discursos considerados

subversivos son menores en relación con la mayoría de la

literatura para infancia que ha sido construida en base a una

fuerte ideología política, paternalista, patriarcal y mercantil

o como una panacea que adormece los cuestionamientos al

sistema hegemónico y las relaciones de poder. Porque desde

una sociedad adultocéntrica, que opera como mecanismo de

dominación, lo que se busca es homogeneizar la infancia, se

le invisibiliza, y la literatura creada, editada o ganada para

los niños y niñas se transforma en un instrumento didáctico

que domestica ideológicamente o, como explica Dorfman

(1988), consigue la sumisión y la aceptación de los valores

burgueses.

María Adelia Díaz, en su libro Cara o cruz de la

literatura infantil (2001), evidencia las problemáticas en

torno a este fenómeno literario que, según desarrolla en su

línea argumental, tiene relación con entender la literatura

como una búsqueda de sentido, considerando sus

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14

significaciones, ya que al obviar el lenguaje se le ha

desviado de su especificidad, abordándola desde otras

disciplinas que no tienen conexión alguna con lo estético.

De esta manera, reconocer la naturaleza polisémica del

signo literario enriquece el texto, ya que las palabras se

develan en toda su original plenitud de sentido y plasticidad.

La literatura se trataría entonces, según Díaz, «[…] del

lenguaje y sus resplandores en pugna» y si este nunca es

inocente —como sostiene Barthes (1967), porque «[…]

proviene siempre desde algún lugar: es un topos guerrero»

(39)—, no habría un grado cero de la escritura, porque no

podemos huir de la intencionalidad, de la memoria

lingüística, del sistema axiológico que traemos a la ficción.

Entonces, dado que el lenguaje es una manera de situarse,

de estar en el mundo y dado que construye una

cosmovisión, los discursos para infancia estarían habitados

por las intencionalidades que cruzan este campo de poder.

La finalidad moralizante y la intrusión de diversos

mediadores como el mercado, la pedagogía, la psicología

evolutiva y el adulto, que interviene constantemente, analiza

María Adelia Díaz en su estudio, comprometen la polisemia

o la pluralidad de significaciones que el mismo texto

literario provee y a su vez fomentan —tanto desde lo que se

dice, como desde lo que se omite— una determinada

ideología, un discurso político, moral, patriarcal concreto.

Esto, en el caso de la infancia, se refuerza doblemente,

debido a que

[…] la literatura tiene un extraordinario poder de

sugestión y todo gran lector sabe en qué medida

los personajes de ficción han conformado su

propia vida, su manera de sentir y de pensar […]

[E]sta fascinación de la literatura se acentúa

cuando es un lector joven quien se enfrenta a lo

imaginario (Orquín 15).

En este sentido, los territorios de la literatura infantil

parecieran ser dóciles para que el caballo de Troya se

inserte con sus estrategias ideológicas dominantes que, en

su mayoría, son bastante violentas. Me refiero,

principalmente, a lo que tiene relación con la memoria

histórica y el género. Varios son los críticos de literatura

para infancia que han dado cuenta de cómo estas estrategias

de dominación están presentes en libros de larga tradición,

como los cuentos maravillosos, que sirvieron para cimentar

ideologías patriarcales y de orden social, junto a otros textos

actuales que gozan de amplia aceptación popular. Por

ejemplo, el crítico chileno Ariel Dorfman ha analizado las

Page 15: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

15

técnicas y procedimientos que se aplican en la literatura

infantil para conseguir la sumisión del niño o niña a la

superestructura ideológica de una sociedad capitalista y la

aceptación de los valores burgueses que esta exige6.

De acuerdo a la argumentación de Dorfman, la

función de la literatura infantil será, entonces, contribuir

para que sus receptores-as reconozcan las contradicciones

de la realidad como “naturales” y no cuestionen las

estructuras de poder, es decir, que sean capaces de adaptarse

sin problemas a lo que la sociedad adultocéntrica les ofrece

y cumplir un rol totalmente coherente con las exigencias del

medio. De esta manera, «[…] la forma básica de la

dominación ideológica será el uso de la inocencia para des-

realizar y conciliar las contradicciones del sistema» (168),

una falsa inocencia que se erige como un gran relato en

estrecha conexión con la narración de la infancia que se

espera en una sociedad capitalista, y que ve en los niños y

niñas un supuesto natural para la producción pedagógica y

familiar que se puede construir según los valores de la

burguesía:

6Revisar: Dorfman, Ariel. «Inocencia y neocolonialismo: un caso de

dominio ideológico en la literatura infantil». De elefantes, literatura y

miedo: ensayos sobre la comunicación americana. La Habana, Cuba:

Casa de las Américas, 1988. Impreso.

Detrás de las multiplicaciones de literatura

infantil en los países capitalistas, hay una única

función burguesa, un único propósito claro:

convencer a los dominantes y a los dominados

de la bondad del sistema y legitimar las formas

en que este pudiera ser alterado sin amenazar el

orden existente. En nuestros países

dependientes esta literatura adquiere una

función particularmente nociva, ya que sus

preconceptos básicos coinciden con el modo en

que fuimos colonizados, el modo en que se

organiza nuestra economía, nuestra cultura,

nuestras instituciones (Dorfman 167).

Estas ideologías operarían, entonces, de forma

inconsciente en los-as lectores-as para convencerlos-as de

que el statu quo es como debe ser, que es el orden natural, y

que trae múltiples ventajas, por tanto, que no debe ni puede

ser alterado. Estos discursos pueden resultar potencialmente

atractivos para las niñas y niños porque sienten una especial

empatía hacia las expresiones de los-as sujetos colonizados-

as, pues ellos-as también se construyen como subalternos-

as. La infancia constituye así un grupo colonizado sobre el

Page 16: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

16

cual escriben los adultos, de la misma manera que

reflexiona Said (2012) sobre los orientalistas.

Resulta evidente cómo este campo de poder ha

colonizado uno de los discursos más polisémicos y

marginados de los estudios críticos: la literatura para

infancia. A través del lenguaje, cuyo poder simbólico

construye la realidad, se pueden develar las

intencionalidades que operan en la enunciación. Por lo

tanto, se trata de una cosmovisión en tránsito, que puede ser

deconstruida en el cruce entre los que ejercen el poder y los

que lo sufren, es decir, en la estructura misma donde se

produce y reproducen las estrategias de dominación. Para

Van Dijk (1999), la interrelación entre los elementos que

conforman el triángulo fundamental: cognición, sociedad y

discurso, conformaría la relación dialéctica entre ideología y

enunciación, donde el discurso es la práctica principal por la

que la ideología se reproduce, y es a la vez controlado y

moldeado por esta. Van Dijk formula que, dentro de la

cognición social, la principal función de la ideología es la

de organizar las representaciones mentales, que a su vez

controlan las creencias y prácticas sociales. En este sentido,

el modelo de enseñanza que propone Rousseau en el Emilio

(1762), basado en la inocencia, la libertad y la pureza, sería

un discurso que se carga de afectividad semántica en el

lenguaje poético y creador destinado a la comunicación

estética que producen las sociedades capitalistas; los medios

masivos de comunicación, a su vez, frenarían «[…] el

potencial emancipatorio del arte creativo y pueden servir

para instrumentalizar la fantasía» (Zipes 133).

Sin embargo, en el proyecto brunetiano, se producen

importantes cambios en las estructuras de poder que

revolucionan el campo de la literatura infantil, pues crean la

posibilidad de un nuevo paradigma. En este sentido, y en

consecuencia con lo analizado en las páginas anteriores, el

gran tema de escritura de Marta Brunet es la mujer, incluso

más allá del lenguaje —que también rompe con los

cánones— y la ambientación rural. Las mujeres de sus

cuentos y novelas, a partir de una representación distinta de

la tradicionalmente aceptada, son sujetos que construyen o

demandan su lugar en un mundo que las margina

constantemente. En este sentido, los personajes femeninos

que aparecen en su producción destinada a niños y niñas7

contienen ciertas peculiaridades en relación con el relato

canónico infantil.

Además de los temas en torno a la posición de la

mujer en la sociedad, en «El mundo mágico del niño»

7Reunida en Cuentos para Marisol (1934), Las historias de mamá

Tolita (1960) y Aleluyas para los más chiquititos (1960).

Page 17: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

17

(1958), Brunet señala la importancia de lo popular en los

textos destinados a estos-as destinatarios-as. La oralidad y

lo folclórico como elementos que enriquecen la experiencia

literaria, donde autores como Andersen y Perrault «[…]

tomaron desde el motivo primario de su obra hasta las

modalidades propias del diálogo y la acción» (381) y,

aunque nombra referentes europeos, Brunet procuró en su

imaginario esbozar un texto propio, mestizo, una escritura

otra protagonizada por figuras bastardas y marginadas.

Según plantea Berta López (1999), a este carácter popular

se debe la frecuencia en el empleo de onomatopeyas de los

cuentos para niños-as y la apelación constante al receptor:

“[…] No sé si ustedes saben…”, “[…] ya les dije…”, etc.,

acercando el texto literario a una comunicación que tiene su

esencia en la oralidad y que sirve como estrategia para que

niños y niñas vivencien la experiencia estética de forma

concreta.

Otra característica importante de esta narrativa es la

ausencia de un propósito didáctico-moral, a pesar de que

los-as protagonistas de los cuentos que se analizarán en este

artículo son todos animales. Estos-as personajes, que

pertenecen a la fauna chilena, y que aparecen a modo de

fábulas pero sin moraleja, no cargan con ideologías

nacionalistas o buscan enseñar a la infancia “el cuadro de la

naturaleza chilena”. Representados desde otra perspectiva,

los animales de los cuentos son mostrados en su aspecto

más sensible: nobleza, astucia, fuerza y vitalidad

caracterizan a estos personajes que simbolizan la profunda

humanidad que alguna vez mostró Solita, la niña de Humo

hacia el Sur (1946), al señalar —tal como lo hizo en algún

momento Marta Brunet, recordando su infancia en el fundo

de Victoria— que los animales le parecían más reales que

las muñecas o los demás artefactos cuando jugaba a

representar la vida en un improvisado teatro infantil.

De esta manera, y considerando todos los elementos

señalados hasta acá —contexto, recepción crítica, la

temática feminista y la infancia—, nos aventuraremos a

analizar los cuentos “Mamá Condorina y mamá Suaves-

Lanas” (en Cuentos para Marisol) y la “Historia de la

señora Rata del pueblo de los Ratones” (en Las Historias de

Mamá Tolita) como relatos que no son ajenos al proyecto

literario presente en sus textos para adultos-as y como

narraciones que van más allá de ser un mero fin didáctico-

pedagógico porque construyen una infancia distinta a la

hegemónica.

Page 18: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

18

“MAMÁ CONDORINA Y MAMÁ SUAVES-LANAS”

El cuento “Mamá Condorina y mamá Suaves-Lanas” devela

los modos en que la violencia del patriarcado opera sobre

los sujetos subalternos: niños-as y mujeres son expuestos

como alimento para quienes ostentan el poder. Sin embargo,

a pesar de que el relato exhibe la violencia de la forma más

descarnada, a su vez, logra evidenciar cómo la sororidad se

constituye como elemento desestabilizador de los discursos

hegemónicos que hay en torno a la institución familiar. De

esta forma, ellos-as cuestionan el orden simbólico y

plantean, a través de sus acciones, nuevas posibilidades de

habitar en el imaginario latinoamericano.

La historia parte con el vuelo de un cóndor, que

extiende sus alas en el alto cielo mientras vigila a un rebaño

de corderos que juegan entre ellos. Esta imagen potente y

majestuosa devela la forma en que los sujetos subalternos

exhiben su cuerpo: observados por el ojo táctil del

patriarcado y representados siempre como objeto de placer

o de consumo, considerados en tanto sean útiles al sistema

hegemónico. Nunca como sujetos, el cuerpo de los

marginados es vivido como si fuera visto por un otro que

reside en la conciencia y equivale a un panóptico: el juicio y

la mirada del patriarcado. Por esta razón no es casual que el

«[…] señor Cóndor —que estaba arriba esperando el

momento de atacar— se dej[e] caer como una piedra a

plomo sobre mamá Suaves-Lanas. Y con ella entre las

garras se elev[e] vertiginosamente hasta gran altura»

(Brunet 42). La suavidad de la madre violentada por la

agresividad y fuerza del padre “cóndor”, que sostiene con

orgullo, desde el lado derecho, el escudo nacional y que

custodia la soberanía de nuestros territorios, se muestra

desgarradora. El ave se eleva al lugar público y privilegiado

que se les ha concedido a las clases dominantes, llevándose

consigo la caza del día y dejando tras de sí un niño

abandonado.

Page 19: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

19

La muerte no asusta a esta tierna madre, cuya carne

ha sido herida por las garras duras de la masculinidad; su

mayor preocupación, más aun que su propio cuerpo, es el

destino de su “pobre hijito huachito” (43). Infancia, mujer y

violencia como una triada en la que domina el padre, por

eso mamá Suaves-Lanas no se dirige al cóndor para pedir

clemencia, sino que es a la otra figura femenina a quien le

habla con voz temblorosa, porque no nos olvidemos que esa

otra mujer también está en una posición de privilegio. A

mamá Condorina le dirá:

—Sus hijos tendrán hoy almuerzo; en cambio el

mío, que está en la tierra, no hallará quién le

busque su ración de pastito tierno, ni quién le dé

sus sopitas de leche…. ¡Pobrecito mío, muerto de

abandono y de hambre!

[…]

—Un solo favor le pido antes de que me maten:

que cuando el señor Cóndor vuele al lado del

valle, le diga a mi comadre Chincola que, por

favor, de vez en cuando vaya a darle un vistazo a

mi hijito y que le cante esa canción que a mi

Copito–de–Nieve tanto le gusta. ¿Lo hará usted,

mamá Condorina? (43-44).

Ante esta imagen desgarradora en que Brunet

representa el más humano de los sentimientos: la

compasión, serán los hijos de mamá Condorina quienes se

apiaden y empaticen con el sentir de la madre. De esta

manera, Brunet rompe con una larga tradición de

representaciones de la infancia: niños-as caprichoso-as y

consentidos-as, pequeños-as príncipes y princesas de la

aristocracia nacional, a quienes no les interesaba el devenir

de las clases oprimidas y violentadas por los de su propia

clase. Al contrario, los niños de este cuento no querrán

comer la carne suave de la mujer y, finalmente, mamá

Condorina, «[…] sin esperar consultar a su marido» (44),

decidirá que mamá Suaves-Lanas debe volver junto a su

hijo:

—Ya le he dicho que no me traiga mamitas

para la comida. ¡Hay muchas otras cosas de qué

alimentarse! Fíjese bien en lo que hace…Y

vaya inmediatamente a dejar a su casa a mamá

Suaves-Lanas, que su hijito debe estar llorando

sin consuelo…. ¡Váyase ligero, le digo!... (44).

La figura femenina en el relato interpela al pater

familia, lo ridiculiza y lo obliga a remediar su violenta

acción. En este sentido, se construye como una categoría

Page 20: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

20

que se impone y, aunque Brunet la califica de “bastante

mandona”, lo que se vincularía con las evidentes

contradicciones que la época imprimió en ella, finalmente

es la sororidad entre mujeres, la complicidad de una

infancia que se ve igualmente violentada y la

condescendencia de la figura masculina —porque debemos

reconocer que el cóndor, aunque regaña, no cuestiona ni se

niega a la decisión de la mujer—, lo que permite el final

feliz.

“HISTORIA DE LA SEÑORA RATA DEL PUEBLO DE LOS

RATONES”

En este cuento, perteneciente a Las Historia de Mamá

Tolita, Brunet deconstruye los roles de género tradicionales.

La señora Rata, a quien desde las primeras líneas define

como «[…] muy buena dueña de casa, limpia y económica»

(87), habita el espacio privado y, aunque en una primera

lectura la representación clásica de la mujer que espera al

marido que llegue del trabajo puede perturbarnos,

finalmente la narración deja entrever pequeñas grietas que

personifican de manera distinta estos mandatos sociales.

La señora Rata es astuta y guarda todos los días una

pequeña parte de las raciones familiares para tener en

momentos de pobreza, y si bien don Pericote no acepta esta

forma de administrar la economía del hogar, su esposa es

inflexible y ni siquiera cede cuando «[…] las cosas se

ponían tan feas, que los chillidos del matrimonio se oían

desde la bodega, con gran inquietud del señor don Gato»

(87). En este sentido, es importante mencionar que Brunet

habla siempre en sus historias de la violencia en el

matrimonio y de la pobreza de una forma descarnada: «[…]

a veces llegaban a tal punto las peloteras, que hasta heridos

quedaban en el campo, y una vez hubo un muerto. Y todo

esto era por ver quien se comía una miga de pan» (89). La

autora no oculta ni encubre estos temas a los niños y niñas.

Pues bien, la pobreza llegó al pueblo y la señora

Rata, debido a que supo administrar el hogar, tenía bien

alimentada a su familia. Ante esto, los ratones deciden

juntarse en un consejo donde, obviamente, serían los

hombres quienes decidirían el futuro del pueblo, sin

embargo, «[…] como cada cual quería que su idea fuera

puesta en práctica, y como ya la discusión estaba tomando

caracteres de batahola, se adelantó al medio de la reunión la

señora Rata, y agitando una mano, impuso silencio» (90) .

Esta imagen me parece sumamente relevante, porque

muestra a una mujer inteligente que no solamente ha sabido

proveer y administrar astutamente sus recursos, sino que

Page 21: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

21

también es capaz de irrumpir el discurso patriarcal —en

dinámicas de poder masculinistas que buscan imponer las

ideas mediante la violencia y no a partir de ejes

dialogantes— y resignificar las formas en que se construye

la institución familiar y el concepto de gobierno. La señora

Rata es quien resuelve el problema de la comunidad y

administra, ya no solo la economía privada del hogar, sino

también la economía social-pública de su pueblo.

De esta manera, a don Pericote no le queda otra

escapatoria más que fantasear que la conquista es suya. En

una escritura irónica y humorística, Brunet ridiculiza la voz

del patriarcado: «–Yo he sido el que le ha inculcado a mi

señora el hábito de la economía […] Y ya ven ustedes los

resultados: si no hubiera sido por mí, a estas horas sabe

Dios lo que sería de todos nosotros…» (90). Los niños y las

niñas que han leído el cuento saben muy bien que ha sido la

señora Rata quien ha salvado a la comunidad y que es ella

más lista que todo un pueblo, y aunque los demás ratones

puedan validar las palabras pretensiosas de su marido, el

patriarcado ha perdido una vez más en la pluma de Brunet,

quien ha subvertido el modelo tradicional al develar las

tensiones contenidas en la búsqueda de la autonomía de la

mujer. La señora Rata, heroína del cuento, no demandó la

ayuda del héroe masculino; ella, a partir de sus propias

posibilidades, ha devuelto el orden vulnerado. En este

sentido, ha sido el sujeto subalterno del relato quien ha

permitido el final feliz.

CONCLUSIONES

Conejos, perros, loicas, gatos, cóndores, corderos y ratones

pueblan los más de veinte cuentos que componen los

Cuentos para Marisol y Las Historias de Mamá Tolita.

Cada uno de estos animales —presentados en su aspecto

más popular, cómico o trágico— representa los sentimientos

crueles y bondadosos del ser humano. Asimismo, mediante

estos personajes —que se erigen como representación de

padres, madres, niños y niñas—, Marta Brunet le ha hablado

a la infancia desde la más profunda honestidad, no desde un

afán moralista, pedagógico o didáctico, para mostrarles de

forma lúdica una construcción sexo-género distinta de la

hegemónica.

Variados son los aspectos que irrumpen con las

normatividades en su escritura, precisamente en cuanto a

estilo, sintaxis, estructura y personajes. Sin embargo, el

presente estudio ha pretendido dar cuenta de cómo la

literatura que Brunet dedicó a la infancia no se desprende de

su proyecto intelectual evidenciado en la literatura para

Page 22: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

22

adultos; en efecto, en estos textos se muestra la complicidad

que tienen los sujetos subalternos: mujeres y niños-as

subordinados-as en un régimen patriarcal que, si bien no

logran subvertir, al menos lo cuestionan, lo contradicen y lo

tensionan.

En consecuencia, los textos analizados en el artículo

dan cuenta de los diversos estadios de la búsqueda de la

autonomía de la mujer, los cuestionamientos al orden

simbólico de la hegemonía patriarcal y las estrategias de

dominación presentes en el imaginario latinoamericano,

basados en la institución familiar como dispositivo de poder

e institución unificadora, lo que podría ser subvertido desde

la sororidad entre mujeres de distinta condición

socioeconómica, como propone el cuento “Mamá

Condorina y mamá Suaves-Lanas”, o desde la astucia como

en el cuento “Historia de la señora Rata del pueblo de los

Ratones”. Ambas ficciones les dan a los niños y niñas la

posibilidad de construir nuevos imaginarios locales.

Estos cambios se tornan sumamente necesarios si se

piensa que nuestras vidas dependen, en alguna medida, de

nuestras lecturas, pues nuestras realidades se construyen en

consecuencia con los mundos que hemos imaginado, visión

que puede adquirir una súbita opacidad frente a otras

maneras de conocer que nos ofrece el patriarcado.

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Page 25: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

25

N° 8 – Año 2 – Agosto 2016

RESEÑA CRÍTICA

BRUNET, MARTA. OBRA NARRATIVA – NOVELAS – TOMO

I. EDICIÓN CRÍTICA DE NATALIA CISTERNA.

SANTIAGO, CHILE: EDICIONES UNIVERSIDAD

ALBERTO HURTADO, 2014. 954 PÁGINAS.

CARLA SILVA CONTRERAS

LICENCIADA EN LETRAS MENCIÓN LITERATURA

PROFESORA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

DE ENSEÑANZA MEDIA

[email protected]

Page 26: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

26

RESEÑA CRÍTICA

n septiembre de 2014 sale a la luz la primera edición

crítica de la narrativa de Marta Brunet, a cargo de la

reconocida académica e investigadora Natalia Cisterna. Este

primer tomo recoge toda su producción novelística y

constituye un aporte significativo de rescate de su proyecto

literario, pues hasta el momento solo contábamos con las

Obras completas de Marta Brunet (1963) de la editorial

Zig-Zag que reunió toda su narrativa de ficción e incluso el

poemario para niños-as Aleluyas para los más chiquititos

(1960). El volumen de 1963, prologado por el reconocido

crítico Alone, no volvió a reeditarse, convirtiéndose hasta el

momento en la única edición que reúne toda la producción

literaria de la autora nacional. Este aspecto llama la atención

porque, mientras Marta Brunet estuvo con vida, fue

ampliamente reconocida1 y se convirtió en una de las

escritoras más prolíficas del siglo XX, sin embargo, luego

de su muerte, se produce un letargo crítico y editorial en

torno a su escritura. No obstante, los últimos años han

1En el artículo «Infancia y mujer: sujetos subalternos en la narrativa

para niños y niñas de Marta Brunet», que precede a esta reseña, se

reflexiona en torno a las ideologías patriarcales que predominan en este

reconocimiento de la época.

suscitado un mayor interés por redescubrir su proyecto

literario e intelectual y, junto a la creación de dos portales

web impulsados por la Universidad de Chile y la

Universidad del Bío-Bío,2 se publica una serie de estudios

críticos que abordan su escritura.

En este contexto se sitúa Obra narrativa – Novelas –

Tomo I, que, junto con reeditar todas las novelas de Marta

Brunet, ofrece nuevas perspectivas de análisis:

Se hace imprescindible volver a contar con

ediciones que permitan abordar en toda su

riqueza la narrativa de la escritora chilena.

Ediciones que no sean solo reimpresiones

aisladas de sus textos y que posibiliten revisar su

obra como un recorrido literario de constante

exploración creativa que cubrió prácticamente

toda la primera mitad del siglo XX […]. A la luz

de lo anterior, la edición que ahora entregamos

[…] se presenta como la primera edición crítica y

anotada que reúne la totalidad de las narraciones

literarias de Marta Brunet (Cisterna 93-95).

2http://www.brunet.uchile.cl/ y

http://www.ubiobio.cl/ebb/mb/autora.htm, respectivamente.

E

Page 27: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

27

De esta manera, el libro se divide en tres apartados:

una introducción, que contempla los artículos «“En un país

de silencio”: Narrativa de Marta Brunet» de Lorena Amaro

Castro e «Historia del texto y criterios editoriales» de

Natalia Cisterna Jara3; las novelas Montaña adentro (1923),

Bestia dañina (1926), María Rosa, flor del Quillén (1927),

Bienvenido (1929), Humo hacia el sur (1946), La mampara

(1946), María Nadie (1957) y Amasijo (1962); y, por

último, un dossier crítico con los estudios «Apunte sobre

María Nadie de Marta Brunet» de Grínor Rojo,

«Teatralidad del género. Inquietud del sexo. En torno a

Amasijo, de Marta Brunet» de Kemy Oyarzun, una

cronología realizada por Ángela Pérez, una bibliografía de y

sobre Marta Brunet, y el perfil de los-as colaboradores-as.

Destaco el artículo introductorio realizado por la

investigadora Lorena Amaro, titulado «“En un país de

silencio”: Narrativa de Marta Brunet», en el que se revisa el

contexto de producción y las limitaciones que presentó la

crítica literaria de la época para abordar su proyecto

intelectual, que la encasilló en una estética exclusivamente

criollista; así también, el análisis da cuenta de las nuevas

3Es importante mencionar que el propósito del texto de Cisterna, a

diferencia del análisis crítico que tienen los otros, es explicar los

criterios editoriales del texto y, a su vez, reseñar los artículos de Lorena

Amaro, Kemy Oyarzún y Grínor Rojo.

investigaciones que han surgido en los últimos veinte años y

que se vinculan en gran medida con los estudios de género.

Además de reflexionar en torno al contexto, que tiene

relación con los procesos de la modernidad en que se sitúa

la escritura de Brunet, el artículo aborda los metatextos

presentes en la narrativa de la autora junto a un tema que,

hasta ahora, no ha sido abordado por la crítica: la

representación de la infancia femenina.

El extenso y riguroso prólogo es un aporte

significativo que no podemos obviar al acercarnos a la

literatura de Marta Brunet, ya que propone perspectivas y

reflexiones novedosas que construyen un nuevo mapa

estético de los imaginarios en torno al cuerpo, la identidad,

la familia y la modernidad. Además, permite evidenciar

cómo a través del discurso se devela el entramado

ideológico atravesado por tensiones y contradicciones y la

manera en que la escritora utiliza la literatura como

herramienta de expresión y de posicionamiento intelectual.

De los estudios críticos presentes en el dossier,

aquellos en los que se reflexiona en torno a las dos últimas

novelas de Marta Brunet María Nadie (1957) y Amasijo

(1962), me parecen decidores para comprender su proyecto

literario. Por un lado, Grínor Rojo, en «Apunte sobre María

Nadie de Marta Brunet», propone a la protagonista de la

Page 28: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

28

novela como el símbolo de la crisis de los movimientos de

mujeres que se estaban dando en el contexto nacional; por

otro, Kemy Oyarzún, en «Teatralidad del género. Inquietud

del sexo. En torno a Amasijo, de Marta Brunet», plantea que

la novela constituye una acción contestataria que

desarticularía las relaciones de poder hegemónico basadas

en la institución de la familia, el Estado y las construcciones

sexo-genéricas.

Ambas reflexiones en torno al último periodo

escritural de la autora se tornan un aporte significativo para

dialogar, debatir y comprender este proceso que se

desarrolla en una época de silenciamientos, retrocesos en

relación con los movimientos feministas y repliegues

sociales en todos los campos del conocimiento. Por esta

razón, la edición que se presenta viene a reparar el vacío

crítico y editorial para entender la escritura de Brunet desde

un lugar distinto, otorgándole nuevas posibilidades de

resignificación.

En este sentido, considero que este volumen, tanto

en lo que respecta a la recopilación de su obra narrativa

como por los artículos introductorios y aquellos que

componen el dossier, es un aporte significativo a la hora de

desarrollar estudios críticos en torno a la obra de Marta

Brunet. Asimismo, el libro permite acercarse, desde otra

perspectiva —ya no la tradicional criollista de décadas

pretéritas—, a la narrativa de la escritora chilena,

especialmente en lo que concierne a su proyecto escritural

destinado a la infancia, el que ha sido más bien olvidado y/o

minimizado respecto de su extensa producción,

confinándolo a un territorio pedagógico que coarta sus

verdaderos alcances temáticos. Finalmente, es de esperar

que este trabajo crítico sea ampliado a futuro, abarcando

toda la producción literaria de Brunet, para poder, en

definitiva, hablar de la totalidad del proyecto escritural de la

autora, de su importancia en las letras chilenas, de sus

silencios —y silenciamientos—, de sus alcances y sus

ambivalencias.

Page 29: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

29

CARLA SILVA CONTRERAS

Licenciada en Letras mención Literatura y profesora de

Lenguaje y Comunicación en Enseñanza Media de la

Universidad Andrés Bello. En la actualidad, es alumna del

Magíster en Género y Cultura mención Humanidades de la

Universidad de Chile y se desempeña como docente en la

Universidad Pedro de Valdivia. La línea de investigación en

la que se especializa es la literatura para infancia desde una

perspectiva de género. En torno a la narrativa para infancia

de Marta Brunet, presentó en JALLA una ponencia titulada

«La construcción de la infancia femenina latinoamericana

en “La nariz” y “La niña que quiso ser estampa” de Marta

Brunet» (Bolivia, 2016). Además, es integrante de CiEL

Chile, Centro de Investigación y Estudios Literarios:

discursos para infancia, adolescencia y juventud.

AGRADECIMIENTOS A MEMORIA CHILENA

Las fotografías incluidas en esta publicación pertenecen a

Memoria Chilena (www.memoriachilena.cl).

PERFILES COLABORADORES-AS

UMBRAL

N° 8 – AÑO 2 – AGOSTO 2016

Page 30: Literatura para infancia, adolescencia y juventud

30

De publicación mensual, Umbral es una colección de propuestas críticas en torno a textos narrativos, poéticos u otros,

chilenos, latinoamericanos y españoles, que han sido destinados para niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Asimismo,

incorpora revisiones teórico-críticas actuales respecto de la literatura escrita y/o pensada para estos-as destinatarios-as

desde una perspectiva abierta y dialógica. Nuestra finalidad con esta publicación es crear una instancia de reflexión y

diálogo multidisciplinario que contribuya a la construcción de conocimiento, tanto para la comunidad académica como al

público en general.