literatura-literaturas y la nueva produccion literaria latinoamericana - hugo achugar

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Literatura/literaturas y la nueva produccion literaria latinoamericana Author(s): Hugo Achugar Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 15, No. 29, Actas del Simposio: "Latinoamerica: Nuevas Direcciones en Teoria y Critica Literarias" (Dartmouth, abril de 1988) (1989), pp. 153-165 Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP Stable URL: http://www.jstor.org/stable/4530425 Accessed: 08/09/2010 21:23 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=celacp. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. http://www.jstor.org

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Literatura/literaturas y la nueva produccion literaria latinoamericanaAuthor(s): Hugo AchugarSource: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 15, No. 29, Actas del Simposio:"Latinoamerica: Nuevas Direcciones en Teoria y Critica Literarias" (Dartmouth, abril de 1988)(1989), pp. 153-165Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/4530425Accessed: 08/09/2010 21:23

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REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA Afio XV, N2 29, Lima, ler. semestre de 1989; pp. 153-165.

UITERATRA /IITERATURAS Y LA NUEVA PRODUCCION

LITERARIA LATINOAMERICANA

HugoAchugar Northwestern University

Universidad de la Republica, Uruguay

0. En este trabajo pretendo presentar algunas reflexiones o hipotesis, no siempre y necesariamente desarrolladas, en relaci6n con la descripci6n o el estudio de la nueva produccion literaria en Hispanoam6rica. En ese sentido comenzare por revisar algunos problemas relativos a la propia noci6n de literatura y a la constitu- cion del corpus literario en Hispanoam6rica. Para luego proceder a discutir la eventual especificidad de una nueva producci6n litera- ria en la regi6n.

I. La noci6n de literatura como campo de batalla.

La determinacion del corpus y del lapso de la nueva producci6n es obviamente, una de las arenas del debate polftico-ideol6gico tanto de la comunidad acad6mica internacional como de la practica inte- lectual cotidiana en Hispanoam6rica.

La propia multiplicidad de producciones literarias y mas aun el multiple disenlo de la noci6n "literatura" propuesta por las distin- tas instituciones posibilitadoras o legitimizadoras de un espacio ideol6gico-cultural llamado "literatura" indica el debate socio-po- litico que se desarrolla en Latinoam6rica, por lo menos desde fina- les de los sesenta. No digo que lo refleja sino que el modo en como el debate socio-politico general es formulado en el ambito del fen6-

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meno social de la literatura (produccion, distribucion y consumo) es tambien dicho debatel.

El lugar del debate esta centrado en la propia nocion de literatura2. Por un lado, la literatura aparece para muchos como una formalizacion o un constructo ideologico en el sentido de establecer un "espacio" (,simbolico?) especlfico cuya materialidad no reside exclusivamente, o cuya explicacion no se agota, en la or- ganizaci6n poetica (o artistica) del lenguaje.

El idealismo formalista, por el contrario, ha sostenido como elemento especifico precisamente la textualidad o literariedad de la obra literaria y pudo Ilevar, por ejemplo, a Emir Rodriguez Mo- negal hace un par de d6cadas a sostener que el lenguaje era el pro- tagonista de la narrativa latinoamericana del momento. En esa linea de pensamiento, la materialidad o la existencia substancial de la literatura consiste en un principio de selecci6n y, por lo mis- mo, de exclusion de un conjunto organizado del lenguaje.

Lo anterior implica la distincion entre 1) literatura como un modo de existencia de ciertos objetos producido por una praxis social y 2) literatura como objeto creado y, a la vez, como un objeto ge- nerado con independencia de la "conciencia" o "inconciencia ide- ologica" pues esta idealmente presente en el idioma.

Es el primer sentido el que nos interesa pues es, precisamente, el que permite comprender que el segundo sentido es una falsi- ficaci6n de la praxis social real. Mas aun, es la literatura como modo de existencia de ciertos objetos la que define las reglas del juego. Lo que ocurre con ciertas posiciones es que, dado los limites de su horizonte ideol6gico, no logran ver que es lo que posibilita su posicion3.

En esta misma linea, la problematica acerca de las relaciones entre literatura y sociedad o literatura versus otros modos de exis- tencia de la actividad simbolica del hombre representa diversas posiciones en el tablero. Las distintas corrientes de los estudios lite- rarios trabajan, aparentemente, con el mismo objeto pero, de hecho,

1. Ver Thomas Lewis en "The Referential Act" en Referring on Literature, ed. Anna Whiteside et al, y tambi6n John Brenkman Culture and Domination (Cornell University Press, 1988).

2. Ver al respecto el artfculo de Carlos Rinc6n "El cambio de la noci6n de literatura" donde se discutian algunos aspectos del problema en relaci6n a la literatura latinoamericana.

3. Ver, la noci6n "olvido uno" en Andlisis automdtico del discurso de Pecheux. En ese sentido, el textualismo formalista opera tautol6gicamente pues reconoce como literario aquello y solo aquello que puede definir como "texto". Es cierto que esto no es exclusivo del textualismo formalista sino del conocimiento en general tal como se ha desarrollado por lo menos en Occidente.

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han construido objetos que se sobreponen los unos a los otros sin que coincidan plenamente o tengan una relaci6n de inclusi6n4.

En lo anterior esta implicado el problema de organizaci6n de una totalidad englobada por la noci6n de literatura. El sujeto de co- nocimiento reacciona proponiendo coherencias y/o relaciones que organicen la totalidad empirica y que le evite el terror del caos. Tales coherencias son, a la vez, presentadas como modos de cono- cimento ya que sin el establecimiento de distinciones, relaciones o coherencias no seria posible, aparentemente, el conocimiento.

El cuestionamiento desconstruccionista, si es que ha aportado algo, ha aportado el Ilamado de atenci6n ante los riesgos coheren- tizadores u homogeneizadores de ciertos modos de conocimiento. Es cierto que algunas versiones del desconstruccionismo, sobre todo las fuertemente textualistas y anti-hist6ricas, terminan, por un la- do, por realizar una homogeneizaci6n de otro signo y por otro, pro- poniendo, de hecho la imposibilidad del conocimiento.

Las propias propuestas, sin embargo, de una categoria de- nominada "literatura" o "fen6meno literario" y de la categori a "estudios literarios" establecen, de hecho, una instancia cultural en la que estamos insertos. Doblemente insertos, pues si por un lado constituyen el medio ambiente cultural de nuestra civilizaci6n desde hace, por lo menos, un par de siglos5; por el otro el hecho de que seamos profesionales del "estudio literario" nos Ileva no s6lo a re- producir ideol6gicamente tales categorias sino a sentirlas como "naturales". La existencia de las categorias literatura y estudios literarios implica, por otra parte, una serie de problemas ligados a la funci6n que ambas instituciones cumplen tanto para el individuo como para la sociedad.

Sobre la funci6n de la instituci6n de la literatura en la sociedad se ha escrito extensamente6 y no nos vamos a ocupar en esta oportu- nidad. La instancia individual o mejor la versi6n hedonista de la instancia individual conduce al placer del texto. Placer que no es ajeno, sin embargo, al hecho de que se disfruta aquello para lo que

4. En este sentido, es posible que la noci6n de discurso eliminara o eludiera la dis- tinci6n entre lo literario o no literario que ha preocupado a tanto estudioso y aporte cierta ayuda aun cuando no borre las diferencias entre las diversas posiciones.

5. Al respecto es interesante ver lo seftalado por Habermas en relaci6n al "Proyecto de la Ilustraci6n" en su artIculo "Modernity-An Incomplete Project" en The Anti- Aesthetic Essays on Postmodern Culture, ed. Hal Foster (Washington: Bay Press, 1983).

6. Por lo menos desde Mme. de Stael hasta la propuesta de los Aparatos de reproducci6n ideol6gica de Althusser, lo sostenido por Terry Eagleton en The Func- tion of Criticism y los trabajos de Habermas en The Philosophical Discourse of Modernity (Massachusetts: The MIT Press Cambridge, 1987).

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se esta programado para disfrutar. El efecto estetico, y podriamos agregar el placer estetico es un efecto ideologico7. En ese sentido, cabria quiza's rearticular la noci6n de "comunidad interpretativa"t (Fish, 19) y la noci6n de interpelacion (Althusser, 1970? y Laclau, 1981?) para dar cuenta de la suspuesta relaci6n entre indivi- duo/sujeto y literatura. Despu6s de todo la literatura opera distin- guiendo entre individuo y sujeto (tal como sugiere Altusser sucede mediante la interpelacion). Lo que sucede en el caso del discurso literario de la modernidad es que hay un nivel ideologico que apa- rece como operando a nivel estetico y postulando, impllcitamente, una eventual instancia autonoma de lo estetico. Pero la propia ide- ologia (la de la comunidad interpretativa que es interpelada y que, a la vez, interpela) propone una determinada noci6n de lo que es li- teratura disefiando el espacio/los limites/el horizonte del placer.

Es cierto que el universo no es una sumatoria de comunidades interpretativas que no conocen el cambio y que viven eternamente identicas a sf mismas.

Los cambios son posibles. Mas, no solo son posibles sino que han existido y existen, y sobre esto se han intentado diversas ex- plicaciones. Por otro lado, las permanencias dentro de una misma comunidad historica no parecen plantear problemas. Lo que si plantea problemas, y que Marx describiera en el conocido "Prologo" a la Contribucion a la crttica de la economia polttica de 1857(?), es la permanencia de ciertos "textos" en distintas epocas o cuando otras poeticas son hegemonicas.

Esta problematica vinculada con aspectos de la "polisemia" y del "reader response" es mas aparente que real. Entre otros fac- tores por el hecho de que los "objetos discursivos" que hayan per- manecido identicos a si mismos a lo largo del tiempo. Donia Bacr- bara no es el mismo objeto despues de Cien anos de soledad y en cierto sentido Cien ainos de soledad no es el mismo objeto despues de Biograf(a de un Cimarr6n que fue en los sesenta. El objeto Odisea o Quijote o Donia Barbara ha cambiado por medio de la reseman- tizacion operada en las condiciones de enunciacion y de recepcion de dichos "textos"8. Por otra parte, la lectura desde el presente, sobre todo la realizada desde el poder (y quizas tambi6n contra el poder), no logra evadir la homogeneizacion o coherentizaci6n que la tra- dicion discursiva hegemonica propone de la produccion cultural.

7. Ver al respecto Thomas Lewis "Aesthetic EffectlIdeological Effect". 8. Al respecto ver la distinci6n entre "Signo" y "Texto" que recoge Lewis en "The

Referential Act". Tambi6n la "Introducci6n" de John Beverley a su Del Lazarrillo al sandinismo...

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En ese sentido, es posible hablar de la nocion de coherencia como el arma (Q,ideol6gica?) que permite ejercer o cuestionar el poder. Es precisamente el andlisis del uso de la noci6n de coherencia lo que permite visualizar la batalla politica e ideol6gica que se desarrolla no s'lo en la producci6n cultural sino tambien la producci6n de co- nocimiento.

Suponer una instancia utopica donde la coherencia no fuera necesaria es suponer un espacio donde no existieran normas. 0, planteado de otro modo, un espacio donde la praxis social no hubiera producido normas que aparecieran como determinando el funcio- namiento de la sociedad9. Una instancia tal supondria la exis- tencia de un ser social an6mico pero pareceria ser que la eventual anomia del ser social implicaria la negacion de la cultura. 0 qui- zas, reformulando un antiguo "t6pico ut6pico" supondria una ins- tancia donde la plenitud total Ilevara a la caducidad de la(s) norma(s). En cuanto a la propia producci6n literaria la condicion ut6pica aparece en el mero hecho de que el signo sea formulado en un doble movimiento de lo que, en mi Poesia y Sociedad, llam6 "respuesta y propuesta". Precisamente, la "propuesta" de la obra de arte apuesta ut6picamente al futuro. Un futuro que no siempre se realiza pero que la obra propone como deseablelO.

Es dificil, por lo menos para mi horizonte ideol6gico, aunque no imposible imaginar, sin embargo, una instancia en que la hu- manidad renunciara a su capacidad o a su ambici6n de sofiar y de imponer un nuevo orden.

En todo caso, la noci6n de literatura, y la coherencia implicita en ella, ha posibilitado ejercer el poder y proponer totalidades respecto de la producci6n cultural de manera que sus reglas de pro- duccion reproduzcan o dupliquen las que rigen el imaginario sim- bolico y la praxis social.

II. Algunos problemas relativos a la determinaci6n del objeto de estudio

Una tendencia hist6ricamente dominante ha sido el validar como objeto de estudio la produccion literaria hegemonica. Otra,

9. La norma o el conjunto de normas tiende siempre a la coherencia y si bien la con- tradicci6n puede sobrevivir el impulso coherentizador tiende a anular sus efectos.

10. Beverley, Brenkman ("The Concrete Utopia of Poetry") y Habermas discuten o aluden de distinto modo a la condici6n ut6pica de la literatura y del arte. Una re- flexi6n cuidadosa sobre el punto nos obligarfa a otro artfculo en sf mismo cosa que no podemos realizar ahora.

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mas reciente, la de atender la producci6n periferica o de resistencia al espacio hegemonico. En el segundo caso, muchas veces el objeto de estudio ha sido presentado con "mala conciencia"; se le ha Ila- mado o llama "sub-literatura" o "para-literatura" lo que, de paso, denuncia d6nde esta' situado el poder y el centro en la produccion de categori'as.

En ambos casos, "literatura" o "sub-literatura", se deja de lado de todos modos la produccion literaria (o cultural1l) que en uno u otro sistema se considera no pertinente, o incluso con mayor "ino- cencia ideologica" como no vdlida literariamente, o aun mas se la quita de la mesa de trabajo con un simple "eso no es literatura".

El uso de la nocion de literatura se vuelve en manos del critico y/o del historiador un modo de ejercer el poder. La descalificaci6n no deja fuera tanto ciertas "performances" estilo Zurita en Chile, las "volanteadas" del grupo Ediciones de Uno en Uruguay, las "lec- turas" del Grupo Trafico en Venezuela, los grafittis o las letras de canciones12; como la produccion literaria de grupos considerados "artisticamente atrasados" pero que vehiculizan comunidades es- tetico-ideologicas existentes en nuestros paises. (En muchos casos vinculadas politica o ideol6gicamente al sector dominante aunque no siempre sea ese el caso).

La descripcion del corpus que se atenga a la produccion "ar- tisticamente avanzada" o no pero sin duda de grupos sociales que poseen un rol protagonico en la lucha por el poder, tanto social y eco- n6mico como cultural, ignora la existencia de otros grupos que tambien producen y son parte de las culturas nacionales o regiona- les. Es cierto que en los uiltimos veinticinco afios se han abierto las puertas a las lhamadas manifestaciones o formas populares,-es de- cir, folletin, tiras c6micas, etc.- y que algunos criticos han empe- zado a borrar los limites entre producci6n literaria y produccion cultural de modo que formas no canonicas ingresen a la mesa de trabajo. No ha adquirido status academico todavia ni la producci6n experimental del Ilamado "arte correo" ni las de aquellas asocia- ciones literarias (o de escritores) que sobreviven practicando poe- ticas, supuestamente, decimononicas o modernistas. Produccion esta utltima, que alguna vez pudo ser definida como constituyendo la "lumpen literatura" (aunque no por su origen de clase) o el "espesor literario" o cultural de una formacion social y que, en algunos

11. Y el hecho de que escriba "o cultural" es parte del problema que estoy describiendo y de las condiciones de producci6n de mi propio discurso.

12. Estas uItimas han experimentado menor resistencia y han comenzado a com- partir su lugar en la academia con la "poesfa en serio" desde hace unas d6cadas. V6ase al respecto la antologfa de Gabriel Zaid Omnibus de la poesta mexicana.

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casos, ni siquiera Ilega a constituir dicho espesor pues circula fuera de lo que la intelligentzia o el poder, simplemente, llama la cultura nacional o regional.

Una sociologia de la producci6n cultural hispanoamericana tendria que dar cuenta, alguna vez, de una producci6n que podria ser descrita como"kitsch", "fosilizada", "periferica", etc., pero que es expresi6n, segin los paises, de sectores retrasados de la pequefia burguesia e incluso de otros sectores sociales13. Hasta ahora no han sido objeto de una considerable atenci6n acad6mica. El porque qui- za no tenga una utnica respuesta. Es posible, sin embargo, adelan- tar una hip6tesis: la persistencia de un lastre de la est6tica idealista que s6lo reconoce como objeto de estudio valido la obra de arte maes- tra sea esta burguesa o proletaria. Es posible tambi6n que se deba al hecho de que el objeto de estudio, asi entendido, se vincule todavia con la noci6n de Belles Lettres donde lo central es un supuesto valor absoluto o belleza y no un fenomeno explicable s6lo como expresi6n de la conducta cultural de sectores perif6ricos.

El problematico riesgo de lo anterior radica en la labilidad de las categorias y en el indiscutible ejercicio de un poder discrimina- dor y censurador. Por otra parte, si consideramos otro espacio de la producci6n simb6lica para ciertos pafses o para ciertas intelligen- tzias latino-americanas, la producci6n gay o feminista es todavfa no merecedora de atenci6n. 0 merecedora de una sub-cetegoria que a la vez que las "define", las excluye de la produccion dominante o central. El problema, se dira, radica en la escasa importancia so- cial/numerica o en la escasa validez "artistica" de la mayor parte de esta producci6n, -argumento tambi6n utilizado en relaci6n al discurso testimonial, aunque este uiltimo ya ha hecho su entrada triunfal en la Academia-, y esto harla innecesario su andlisis.

Por utltimo y a modo de provisorio resumen o como una re- flexi6n mas sobre lo que acabo de plantear quisiera anotar lo si-

13. Algunos nombres para ilustrar esto: Sylvia Puente de Oyenhardt, Nelly de Perino, Nen6 Cascallar, Delia Fiallo, Rovella, Corin Tellado, Carmen Caiaffa. Todos o la gran mayorfa con uno o varios premios, y, en algunos casos, con varios millones de lectores. Bisqueselos en diccionarios, antologfas, panoramas e histo- rias de la literatura; si aparecen es en un circuito letrado no reconocido por la Aca- demia o por el sector en el poder de dicha Academia. En el caso del Uruguay un ejemplo evidente es la Historia de Sarah Bollo, profesora durante la reciente dictadura militar, que recoge algunas de estas figuras. Es posible que para los est- &tndares vigentes, -eso mismo que nosotros (el nosotros de quienes somos profesores universitarios en Latinoamerica y en la academia internacional) reproducimos en nuestra tarea docente y critica- no haya la menor duda de que estan perfecta y justificadamente excluidos. Exclusi6n que es practicada ademas por la prensa especializada y los sellos editoriales mAs importantes de todos los centros de poder en el mundo hispanoparlante.

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guiente: En cierto sentido, se podria argumentar que asf como en la primera mitad del siglo XX Latinoamerica ve el ascenso de las Ilamadas capas medias; en especial, desde la decada del 50 esas mismas capas medias configuran lo que se ha dado en describir como la masificaci6n de la ensefianza. La irrupcion de las capas medias en la vida y en la producci6n cultural durante el presente siglo, sin embargo, no ha sido acompanfada por una revaluacion de las nociones teoricas que implican la nueva (y en cierto sentido tambien la vieja) producci6n cultural en nuestros paises. Es posi- ble, por ejemplo, leer en "Aristarco o anatomia de la critica: de Al- fonso Reyes la fundamentacion de una noci6n elitista de la belleza a mediados de los 40 que todavia parece ser belleza en Reyes como una realidad a la que se puede acceder o no seguin se posea o no el ge- nio habilitante niega, de hecho, el caraicter historico y de constructo ideologico de la nocion.

El caracter represor de tal nocion no esta disociado del modo en que desde dicha nocion, se han organizado los poderosos y cohe- rentes cainones de la regi6n. Pero si los aparatos o instituciones cul- turales, -incluidos la docencia, la prensa, la industria editorial y el sistema de premios y recompensas-, son instancias de ejercicio del poder y por lo mismo de definicion de la nocion de literatura, ,como dar cuenta de la nueva literatura latinoamericana sin quedar invo- lucrado en dichos aparatos desde donde se ejercita el poder?

IH. Algunos problemas de la nocion 'nueva produccion literaria latinoamericanaa"

La nocion "nueva produccion literaria hispanoamericana" implica, entre otros, problemas de periodizaci6n y, por lo mismo, problemas vinculados a lo que antes discutieramos en relacion a la organizacion de totalidades y corpus.

Parece haber un relativo consenso en senialar el surgimiento de una nueva producci6n literaria desde la d6cada del 70 cuando el Ilamado "boom" da sefiales de haberse consolidado y cuando las condiciones de producci6n cambian no solo por las transfor- maciones en el Cono Sur y en America Central sino tambi6n por la transformacion de otros elementos que analizamos mas adelente.

Sin embargo, podria hablarse de un macro periodo que iria des- de mediados de los 50 hasta el presente donde seria posible estable- cer dos instancias: una, ocupada por el Ilamado "boom" y otra, por

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los "novisimos", pero que compartirian rasgos centrales comunes. En lo que sigue, mi hip6tesis es que si bien es posible determi-

nar la presencia de nuevos elementos a partir de la decada del 70, tambi6n ocurre que algunos de los hechos socio-culturales hoy he- gemonicos ya estaban presentes en la decada del 60 a'un cuando su valor no fuera el mismo de hoy.

Uno de los fen6menos centrales ocurridos a partir de finales de los 50 lo constituy6 el surgimiento de un nuevo centro politico-cul- tural que pas6 a legitimizar una producci6n literaria que, aun cuando previamente existente, no era hegemonica14, algo que, con una fuerte simplificaci6n, podria simbolizarse diciendo que frente a Sur surgi6 Casa de las Amgricas en La Habana.

La presencia de un nuevo centro legitimizador de producciones culturales contribuy6 tanto al surgimiento de un canon literario alternativo al hasta entonces dominante en Latinoam6rica como a una transformaci6n del significado del canon pre-existente. Pero lo que en los 60 constituy6 un fen6meno ins6lito pues modificaba de hecho las condiciones de producci6n y de recepci6n, quince o veinte anios mAs tarde es parte del status quo. En ese sentido, no s6lo la pro- ducci6n sino tambi6n la recepci6n a finales de los 70 o a comienzos de los 80 es sustancialmente diferente de la que prevalecia en el mo- mento del surgimiento del Ilamado "boom" o de la "anti-poesia" o incluso, de la "poesia conversacional". El hecho de que algunos jovenes no s6lo se atrevan sino que se les haya ocurrido escribir un grafitti en los muros de la Cinemateca uruguaya que dice: "Basta de Benedetti" es revelador, por si solo, del cambio15. Un ejemplo afin aunque no totalmente identico puede verse en Venezuela en el enfrentamiento del ex-grupo "Trafico"t con el discurso de Vicente Gerbasi.

El cambio o la novedad en las condiciones de produccion y recepcion, sin embargo, no se reduce a lo senialado. Una enumera- ci6n parcial incluye: 1) El aumento de la importancia de los me- dios de comunicacion masiva, particularmente la TV y la creciente incidencia de la mesom'sica, id.est el rock nacional, el canto popular y el canto nuevo, la nueva Trova, la salsa y el candombe (o candomberock) 2) Una reorientacion de la comunidad lectora hacia los textos hist6ricos y de ciencia social en detrimento de la

14. Estas ideas se encuentran desarrolladas en mi artfculo "The Book of Poems as a Social Act" en Marxism and Culture, ed. Cary Nelson (University of Illinois Press, 1988).

15. Una muestra de esto se puede ver leyendo los artfculos de Jorge Castro Vega, Omar Prego Gadea y Tomas Linn en Cuadernos de Marcha, de 1988.

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narrativa y, muy significativamente, de la poesia 3) Un movi- miento parad6jico de, por un lado fragmentacion de la comunidad lectora a nivel nacional o regional y, por otro, (particularmente en el estrato letrado) una creciente unificaci6n de la tradici6n uni- versal con la presente cultura latinoamericana 4) Una separaci6n creciente entre los valores de la tradicion letrada hegemonica y los de los estratos semi-ilustrados e iletrados 5) La multiplicaci6n y masificacion de la experiencia de los talleres literarios, tanto los de Mexico y Venezuela, como los de Nicaragua y el resto de Hispanoa- m6rica 6) El efecto de la masificaci6n de la ensenianza que por un lado multiplica el nuimero de lectores (fenomeno vigente desde fi- nales de los 50 pero notablemente incrementado durante los 70) y, por el otro, a la vez que aumenta la competencia lectora, rebaja la calidad general 7) La derrota del fen6meno guerrillero en Suda- m6rica y el triunfo de la Revoluci6n Sandinista, asi como el crecimiento de la influencia de la social democracia y 8) Los efec- tos, tanto de la revolucion tecnol6gica como del estrangulamiento econ6mico de la regi6n que esta empezando a afectar el propio disefno y espacio de la inversi6n en la ensenianza y en la producci6n cultural. Estos elementos son parte de una enumeraci6n posible- mente surrealista que podria describir las condiciones de produc- ci6n y recepci6n en el perfodo.

La nueva producci6n literaria latinoamericana supone ade- mds el acceso de nuevos sectores sociales y culturales tanto a la re- presentaci6n como a la producci6n cultural. Angel Rama y Nelson Osorio han sefialado, entre otros, la presencia de una nueva tema- tica. En este sentido, la problematica gay o lesbiana, la droga, el feminismo, la cultura popular, las minorias linguisticas y raciales han estado ingresando -a distintas alturas del siglo XX- a la re- presentaci6n y al discurso literario latinoamericano. La diferen- cia o la novedad respecto de la produccion anterior radica, quiz6s, en el volumen o la frecuencia con que dichas problemMticas y di- chas voces aparecen representadas; pues si bien antes era posible encontrar ejemplos o antecedentes, la represion era de tal magnitud que o no se registraban o no se producian. Por otra parte, la presen- cia o la representaci6n en periodos anteriores -sobre todo a partir de los 20 y la vanguardia- no estaba acompanfada con el sentido rei- vindicativo explicito que tiene la producci6n posterior a los 70. La novedad respecto de 40, 30 o 20 afios atrls no se detiene en la tema- tica o en las voces; mds aun, por si sola la temdtica no supone una modificaci6n cualitativa que permita, de un modo suficiente, ha- blar de una nueva producci6n literaria latinoamericana.

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En particular y en lo que tiene que ver con la poesia hispanoa- mericana es posible detectar un nuevo fen6meno en la ulitima de- cada. Hasta comienzos de los 70 era plausible sostener que la poesia Hispanoamericana se repartia, fundamental aunque no exclusiva- mente, en dos 1ineas: una, que podria rastrearse hacia atras en Baudelaire y que podria caracterizarse como el discurso po6tico de la modernidad con figuras como Octavio Paz o el Neruda de Residencia y otra, que apostando a la vivencia y a lo social, se apo- yaba en lo que quizas podrfamos llamar "realismo referencial" y que tiene, entre otros, como figuras al otro Neruda, Cardenal, Cisneros y Gelman. Si bien existian todas las gamas, matices y tendencias o experimentos16, ambas lineas parecen seguir compar- tiendo la hegemonia bipolar en los 80. Sin embargo, parece ser cier- to que ha surgido un intento de sintesis que niega la oposici6n Bene- detti/Paz o la oposici6n Girondo/Cisneros; por otra parte, rastreable en la poesfa de los 60 en Jos6 Emilio Pacheco e, incluso, en cierto Ro- que Dalton. La escritura de un Perlongher, de un Armando Rojas o de una Cristina Peri Rossi propone ademas de una nueva tematica, el desentendimiento de po6ticas rigidas y la apertura a una nueva conciencia o visi6n del mundo. Algo de esta conciencia puede ser visto tambidn en narradores como Maria Luisa Puga o Leo Mas- liah. Esa nueva conciencia que no apuesta ya, que no cree ya en el poder absoluto de la referencia pero que tampoco lo rehuye o lo des- precia. Es posible asf observar en muchos poemas la coexistencia de un "realismo po6tico" junto con una clara meta-discursividad. Conciencia que podria describirse como originada en la experien- cia del fracaso del proyecto mesianico de los 60, incluso y a pesar del triunfo de la revoluci6n sandinista, y en la experiencia de la im- punidad de las violaciones a los derechos humanos.

Dicha conciencia podria ser caracterizada, entre otras muchas maneras, como la conciencia de una creciente diferencia entre el "espacio de la experiencia" y el "horizonte de expectativa"17. Es de- cir, como la conciencia de una nueva dpoca que reconoce la dis- tancia existente entre el tiempo de experiencias mesianicas y el pre- sente horizonte de expectativas que hoy aparece como limitado. Es cierto que esta conciencia no es universal en Latinoam6rica, que en

16. La poesfa concreta, ciertas lineas coloquialistas e incluso la que podrfa Ilamarse la "poesfa metaffsica" est6n contempladas en esta "pedag6gica" y "necesaria" simplificaci6n.

17. Utilizamos en este pasaje parcialmente las ideas de Reinhardt Kosseleck discutidas por Habermas en el capftulo "Modernity's Consciousness of Time and Its Need for Self-Reassurance" de The Philosophical Discourse of Modernity, p. 12 y siguientes.

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pafses como Nicaragua el horizonte de expectativas puede ser que tenga un signo diferente, pero tambi6n es cierto que, a partir de los 70 y comienzos de los 80 la region y sobre todo la producci6n cultural de uno u otro signo, ha empezado a expresar la conviccion de que el espacio de la experiencia se ha distanciado del presente horizonte de expectativas.

Para terminar quisiera enumerar algunas de las provisorias conclusiones que lo anterior me Ileva a sefialar:

1) La coexistencia de diversas producciones literarias y di- versos espacios o comunidades interpretativas que han terminado por erosionar toda pretension de existencia de una uinica y absoluta noci6n de literatura18.

A su vez, la presente multiplicidad y fragmentacion de la pro- duccion cultural en Hispanoam6rica exigiria un nuevo concepto de literatura que permitiera dar cuenta de la fragmentaci6n. 0, sim- plemente, abandonar la pretencion universal de la nocion de litera- tura hispanoamericana y hablar de literaturas en plural19.

2) La masificaci6n de la cultura y el distanciamiento de las distintas comunidades productivas y receptoras;

3) La institucionalizacion de lo alternativo demuestra la his- toricidad de su proceso y, sobre todo, el crecimiento de un espacio ocupado por discursos heterog6neos que son tanto producidos como recibidos en una situacion claramente diferenciada de la prevale- ciente a comienzos de los 60; y donde el corpus latinoamericano ha prdcticamente sustituido o se ha vuelto hegem6nico como marco de referencia para el estrato letrado y semi-ilustrado y;

4) El surgimiento de nuevos g6neros, -como el discurso testimo- nial, del que me he ocupado en "Notas sobre el discurso testimonial latinoamericano"-, y de una nueva conciencia contribuye a la idea de que estamos frente a una epoca distintamente diferenciada de la del Ilamado boom.

Seguramente, estas conclusiones no son las utnicas que se des- prenden de lo discutido en este trabajo. Es casi seguro tambien que algunos de los rasgos que hoy anotamos o que hoy olvidamos pues estamos en medio del baile se perfilen con el tiempo. Lo que sin lu-

18. Al respecto ver John Breckmann Culture and Domination quien en otro 6mbito plantea algo similar: "Against various positions developed by Gadamer, Haber- mas, and others, I have argued that the cultural heritages of the modern world are plural, not "universal", that they are constructed, not preserved-transmitted in the forum of a self-same tradition or a core of invariable meanings, and that such constructions are the site of the conflict of interpretations", p. 228.

19. Ciertas nociones globalizadoras como la de Frederic Jameson y su "Third World Literature" son escasamente productivas y, en todo caso, extremadamente pro- ductoras de confusiones.

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gar a dudas habrA de ocurrir es que las presentes y, sobre todo, las sucesivas oganizaciones o globalizaciones acerca de la nueva producci6n cultural latinoamericana diran tanto o mAs acerca de lo que los estudiosos y los criticos propongan ideol6gicamente que acerca de lo que los hombres y las mujeres de nuestros paises cons- truyan simb6licamente.

Postdata

A un par de semanas de escrito lo anterior agrego estas lineas. La actual es una versi6n condensada de un trabajo futuro donde las alusiones y las metdforas ahora presentes podran ser explicitadas. Quiero, sin embargo, hacer un par de puntualizaciones. La consi- deraci6n del eventual macro periodo al que me refiero como una po- sibilidad que luego no desarrollo supone una continuidad historica que anularia las diferencias o especificidades consideradas res- pecto de la nueva producci6n cultural. La posibilidad me sigue pa- reciendo tentadora, pero mi visi6n del presente esta tan marcada por la sensaci6n de frustraci6n respecto de lo vivido en los sesenta que no estoy seguro de estar construyendo una continuidad hist6rica de la realidad socio-cultural desde una necesidad no necesaria- mente vdlida. En esa lfnea de pensamiento quiza valga la pena realizar la segunda puntualizaci6n. Aunque quizas innecesario, quiero describir la situaci6n de enunciaci6n de mi propio discurso. Se trata no de una propuesta concebida en el enrarecido aire del jardin de la Academia sino de un discurso que, por una parte, lleva dentro la situaci6n discursiva que atraviesa la cultura uruguaya posterior a la dictadura y por otra, la situaci6n de la cultura lati- noamericana en su dimensi6n continental. 0, dicho de otro modo, este trabajo ha sido escrito por un uruguayo y por un latinoame- ricano que, por si fuera poco, pasa parte del anio ensefiando en una universidad norteamericana; con lo que la discusion, -muy dife- rente por cierto-, de la academia norteamericana tambien se filtra en el presente trabajo.