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  • 7/30/2019 LISTADOALTERNATIVOCUENTOSLV32013

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    Listado complementario de cuentos. LV3 2013.

    I

    Grandes hombres de nuestro pas.

    Diminuto Cortoni(Realizador de cortos cinematogrficos)Autor: Pintius

    Diminuto fue le menor de seis hermanos. Como lo tenan cortito, ya de pequeo, busc un destino degrandeza: se anot en la NBA para jugar al bsquet .Pero fue rechazado por petiso. Entonces, pese asu bajo perfil dedic su corta vida a difundir los Derechos del Nio. Cuando sac su DNI lo hicieronsubir a un banquito para sacarle la foto y ah naci la idea para su primer film cinematogrfico:Historias mnimas, con msica de Eddie Pequenino. Al ser mayor de edad trabaj un breve perodoen el Consejo del menor con el cargo de Inspector de Zcalos. As logr una pequea fortuna queus para filmar una miniserie sobre Chico Buarque.Luego de una vida defendiendo los derechos de los ms bajitos con pelculas de bajo presupuesto,vivi hasta sus ltimos dias en Mar Chiquita.

    II

    Ese lunesIris Rivera

    Ese lunes habr tomado, a ver... creo que fue el tren de las cinco y setenta y dos. S, porque eraverde con lunares blancos. Como tengo abono mensual, no tuve que sacar pasaje. Sub y meacomod antes de que arrancara. Aunque igual, a ese tren se puede subir y bajar en movimiento y noest prohibido sacar la cabeza por la ventanilla ni apoyarse en las puertas del lado del andn. Yo ibaeligiendo y, como cada lunes, me baj en la estacin que ms me gust. Y busqu un kiosco en elandn. Lo encontr. Vendan chicles de batata, alfajores de dulce de cardo, turrn de choclo,garrapiadas de cuero, qu s yo. Al final me llev una bolsita de plumas merengadas, de lo msesponjosas. Y sal de la estacin y empec a recorrer. Por suerte, las veredas se podan navegar sininconvenientes y pude ver que algunos rboles todava usaban pantaln corto y que casi todos lossemforos necesitaban una afeitada urgente. En las vidrieras se podan plantar hlices de aviones,pero en los jardines no, porque justo estaban floreciendo los fideos. Me puse a sacarle fotos alplumero ilustre de la plaza principal, cuando empezaron a llover papas fritas de diferente grosor. Porsuerte, una seora me invit a entrar en su casa hasta que parara un poco. Yo la reconoc enseguidapor el color de las uas: era la madre de mi amiga Paulita, as que acept. Entramos esquivandopapas fritas, cuando qu veo? A Paulita llorando vinagre. -Van a venir los Inspectores de AvesCluecas!- moqueaba- Nos van a echar del pas! Yo no entenda por qu y no entend hasta quePaulita me llev a su cuarto. Abri la puerta de la mesita de luz y qu haba?... una gallina bataraza.Y qu le haban nacido?.. seis pollitos. La madre se puso a llorar jugo de limn. -Cmo pollitos!!

    No habr estado empollando huevos, no? -Ssss...- se avergonz Paulita- Le puse seis... Ah, latuvimos que retar entre la madre y yo. -Sos un desastre! Un desastre! Si le pons seis huevos, qupretends que le nazcan, a ver? A Paulita le dio otro ataque de llorar vinagre y la madre llorabalechuga amarga. En eso, el timbre. Corrimos a espiar por la ventana. Y eran los Inspectores de AvesCluecas! La madre se sec con un repasador las lgrimas amargas de lechuga y los fue a atender.Les sirvi jugo de triciclo con bocaditos de corcho en almbar para darnos tiempo. Haba queencontrar una solucin muy rpida y ya est! Convencimos a la tortuga de agua para que se hicieracargo de los seis pollitos y, en el nido de la gallina acomodamos: *Una naranja celeste. *Un jarrnchino. *Un casco de astronauta. *Dos saleros. *Y una sanda chica.

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    III

    El nicoVernica Garca

    Fede es hijo nico, su casa es la nica en toda la manzana de enfrente y sus padres son nicos.

    Yo soy el nico de toda mi familia que no cree que seamos una familia nica. Todos nos llaman asporque somos siete varones: tres pares de mellizos y yo, el hermano mayor. Debo decir que fui elprimero y nico por muy poco tiempo. A mis dos aos llegaron Pedro y Pablo, a los cuatro Juan yJos y a los seis, Toms y Nicols que ya tienen tres.Fede es hijo nico y tiene una pieza con tele sola para l y adems un play room tiene la nica bicidel barrio con un cuadro de titanio y no tiene que andar con un roller l y que por el otro se peleenentre seis.Su perro tambin es nico. Est siempre perfumado y con moitos, y estoy seguro de que no hacecaca o algo as, porque nunca en todas las veces que fui a su casa pis nada en los kilmetros depasto que tiene el jardn. Mi perra Batu, mezcla de salchicha y San Bernardo, acaba de tener nuevecachorros, como no poda ser de otra manera en mi familia nica.Es verdad que a veces Fede es un poco detallista. Muy especfico, digamos, con la ropa, los

    juguetes, la tarea y especialmente con la comida pero ir a jugar a su casa es un descanso. Bah... ira perder, pero no importa nada est mordido, roto o deshilachado. Las cosas estn en su lugar,donde l las deja, las encuentra. Si no le gusta el color de una remera, la mam se la cambia, si vealgn juego nuevo en la tele, a la tarde lo tiene. Y ni hablar si llora. Sus lgrimas s son nicas, todolo consiguen.La mayora de las veces ir a jugar con l es aburrido, pero me preguntan qu quiero comer, qu juegode la play prefiero, si quiero esto o aquello. Soy slo yo y tambin soy slo yo el nico que loaguanta.Una tarde, estbamos tomando la leche con las galletitas verde flo de la propaganda, cuando vino elpap y le dijo, Che, Fede, viendo lo bien que se llevan con Santi, por qu no lo invitamos el fin desemana largo a que venga con nosotros a Mar de las Pampas.Fede, porque es poco demostrativo, nada ms, ni baj la mirada de la tele, que seguro estabaprendida las veinticuatro horas, igual que la de su pieza. Pero yo pero yo ay! ayyyyyy!

    Un viaje. Un viaje en auto. En un auto con olor a nuevo. Un viaje con slo dos pasajeros en el asientode atrs. Con slo dos pasajeros y DVD asegurado. DVD y hamburguesas en cada parada.Y el mar El mar con los dos flotadores. El mar sin nadie que me patee los castillos de arena. Elmar hasta con una tabla slo para m.Cmo haca para disimular?, cmo haca? Al pasar dije creo que vamos a ir a Lujn en familia,pero si Fede quiere, le pregunto a mi mam.Si Fede quiere, si Fede quiere. Fede tena que querer y yo tena cinco das para demostrarle quemi compaa era imprescindible. Cinco das para aprenderme los juegos de su play 3 y dejarlo ganarigual que al ftbol.Tambin tena que pensar frases para decir al pasar cuando estuvieran los padres. Que me dejo elcinturn puesto todo el viaje. Que espero las dos horas de digestin para meterme al agua. Que nome importa andar todo blanco de pantalla solar, porque el sol est muy fuerte etc., etc.Pasaron los das, y el jueves antes del feriado, son el timbre y era Fede con el pap. Era el da!, era

    el da! Fede pareca emocionado, casi que le brillaban los ojos.-Hola, Silvia, venamos con Fede a hacerte una pregunta: nosotros este fin de semana bamos a ir aMar de las PampasIbamos, bamos por qu el pasado?, tanto que nos hacen estudiar los verbos y no los sabenusar.- pero Santi nos cont que ustedes iban a ir a Lujn a hacer un pic-nic en familia y Fede seentusiasm mucho con la ideaNo.- con lo cual queramos preguntarte

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    No!- si lo pueden llevar a Fede con ustedesNoo!- si hay lugar en la combi, por supuesto.NOOOOOOOOOOOOOOOOO!-Pero cmo no, Daniel, nos apretamos un poquito y listo, as que preparate, Fede, que el domingo

    salimos tempranito.NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!La nica! La nica oportunidad que tena! El nico que lo aguanta! O el nico que hace que loaguanta! Y este quiere jugar a perderse entre siete hermanoooooos!?ES EL NICO EN ESTE PLANETA QUE QUIERE SER UNO MAAAAAAAAAAAAASS!Tengo que pensar, tengo que pensar Ya no me ilusiono con ir a Mar de las Pampas, pero tengo queimpedir que venga con nosotros. Lo nico que me falta es aguantar a este insoportable que nisiquiera es mi hermanoooooooooo!Tengo tres das. Algo se me va a ocurrir. Tengo que pensar.Pas el viernes. Mi mam no me crey que Fede tiene hongos y piojos, y la invitacin sigue en pie.Sbado al medioda. Mi pap se dio cuenta que la marca de la mordida del brazo me la hice yo, y noFede, y me mand a la cama sin comer. Voy a tener que actuar con el intruso en persona.Sbado a media tarde. En las dos horas de siesta obligada se me prendi la lamparita y lo tengo, lo

    tengo! Esto no puede fallar. Cruzo y le digo a Fede que el ltimo de mis hermanos, por ser el sptimohijo varn, por la noche se convierte en hombre lobo. Se la inflo bien, con pelos pinchudos, baba quele cae por la boca, ojos rojos y todo eso al fin y al cabo l es tres meses ms chico que yo, asque se lo va a creer. Le digo que el lunes va a haber luna llena y que por eso vamos a Lujn, paraexorcizarlo!Es genial! Con el estmago vaco se piensa mejor, pero ahora tengo un hambre voy a ver si melevantan el castigo y le pido a mi mam unas tostadas con manteca.El peligro ya pas, y con suerte, hasta me invitan al mar otro fin de semana largo.Unas tostadas con manteca y un licuado de banana, s, ya estoy tranquilo, puedo descansar ypensndolo bien, algo de razn tienen los que dicen que mi familia es nica, porque no en cualquierfamilia siempre encontrs algo para poder inventar.

    IV

    Extraamente felizLuca Bolzicco

    Haba una vez un extrao nio, l era un nio muy extrao, pero, de verdad extrao, l se llamabaLeo Clater, l era un nio mediano, tena un sombrero largo, pareca de mago, un pantaln conparches de colores, unos zapatos violetas, que le quedaban grandes, y, lo ms extrao de todo esquecaminaba con las manos!! Y mira que nunca haba sido acrbata ni mucho menos elcaminaba as, pareca loco, usaba los pies como manos, la oreja para oler y la nariz como bocaextrao no? l siempre era feliz, andaba feliz en bicicleta, corra feliz, dibujaba feliz, y esto no me locreen, hasta estudiaba feliz! Cuando iba por el pueblo tambin era feliz, pero no se daba cuenta deque la gente se rea de l y eso que l no haba hecho ningn chiste! El tema era que si le hablabanera solamente para decirle que se saque el sombrero con los pies, que haga piruetas, o que serasqu el hombro con la nariz, no se preocupaban siquiera en decirle hola y entonces poco a poco sefue entristeciendo, no anduvo ms en bici, no dibujo, ni estudiaba feliz estaba tristsimo! Un daestaba a punto de caminar con las manos, hasta que justo en el momento que lo iba a hacer llego unnio se llamaba Tod y justo en el momento que Leo estaba a punto de irse para evitar que el nio lepidiera algo como que se rascarse la oreja con el dedo gordo del pie el nio le ofreci quieres ser miamigo? Leo entusiasmado le dijo SI! Y los dos felices se fueron a jugar. Pasaros das, y, hastameses y se hicieron mejores amigos, pero los de verdad! Es mas tan amigos que Leo le enseo aTod como caminar en dos manos, as que imagnense que amigos!

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    V

    El guapo y la luna.Pintius

    Cuentan los ms viejos tangueros de este barrio que aquella noche de invierno fue la ltima vez quese lo vio a Cachafaz.El ratn Cachafaz era un guapo de los ms bravos. Caminaba sobre los hmedos adoquines tocandotangos con sus zapatos. Cuando esa spera msica anunciaba su presencia,los vecinos seescondan temerosos, porque Cachafaz era un ratn muy pendenciero.Haba afeitado con su cuchillo al gato Rantifuso, en un bravo duelo. Desde entonces nadie queravrselas con l.

    Aquella noche, apareci en la esquina cuando la luna era un queso redondo iluminando las rosadasparedes del bar"El trompezn".Haca calor y en las mesas de afuera, tomando unos tragos estaban varios perros milongueros. Elmozo era un gato que haba llegado de polizn en un barco italiano.

    _Traiga un trago para el guapo de este arrabal - le grit Cachafaz desde la vereda, para que todos looigan.

    _Mozo! Un trago para el ms guapo de este arrabal! -retumb otra voz en el fondo del callejn.Los perros lo miraron nerviosos. El mozo empez a temblar. Entonces, un silencio invadi la nochecomo un perfume de malvones.En la oscuridad del callejn vaco se dibuj con la luz de la luna la figura de otro ratn, de sombrerocanyengue entre sus orejas.Las miradas de los parroquianos apuntaron a Cachafaz, mientras el mozo vena con la bandeja sinsaber a cul de los dos ratones servir la copa.Pero no hubo palabras.Como verdaderos guapos los ratones se pusieron frente a frente. La luna dorada, pintaba brillos a lasoxidadas miradas, que hablaban por s solas.

    _Te andaba buscando hace rato, Malevo - dijo agriamente Cachafaz despus de unos minutos._Y yo a vos "Cacha". No hay lugar para dos guapos en este barrio.El silencio, pesado, apenas lastimado por el canto de los sapos solo poda cortarse con un cuchillo.

    Y los cuchillos de los ratones aparecieron. Fueron rayos iluminando la noche.Los ratones empezaron a caminar en crculo, midindose. Estudiando sus pasos al milmetro. Losbigotes duros, las orejas tensas.Malevo puso un cigarro en su boca. Dio un golpe con el cuchillo a los adoquines y una chispaencendi el cigarrillo con el que le tir el humo en la cara a su contrincante.El otro no se achic. De un tajo cort las patas a una de las mesas de madera. La tabla redondaqued rebotando en el piso. Con tres o cuatro golpes de cuchillo Cachafaz le dio forma de corazn ala madera y se la arroj a una ratona bailarina que entraba al bar.Los que presenciaban la escena suspiraron asombrados. Y observaron fijamente a Malevo para verque haca.

    _ Mozo... traiga pan...!-grit sin dejar de apretar el mango de plata de su cuchillo.El mozo se acerc presuroso con el pedido y lo dej en una mesa cercana .Todos miraban intrigados.

    _qu va a hacer, Malevo? Escultura en miga de pan? Eso no es de guapos!- le dijo en tono burlnel otro ratn mientras las risotadas estallaban entre los presentes.Pero Malevo no dijo nada. Su rostro era una piedra, tallado con el viento de la venganza.Fue entonces cuando Malevo estir su cuchillo hacia el cielo, y de un solo tajo cort la luna.

    Antes que el pedazo de luna amarillenta cayera al piso, la volvi a pinchar con el mismo cuchillo y latir arriba de la mesa, adonde estaba el pan.Luego se sent a la mesa y mientras se pona una servilleta en el cuello, dijo mirando de reojo aCachafaz y a los presentes.

    _Es que no puedo comer el queso sin un poco de pan.La luna, en cuarto menguante, acompa la definitiva retirada del ratn Cachafaz.

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    VIMOMO

    Gabriela Pesclevi

    Mi amor Momo malla mastica muerde, momentneamente monstruosamente misteriosamentemilagrosamente. Merodea minoras merengadas, medio mascota, medio minucioso, medio marqusmoro morrocotudo mdium meditabundo, manchado musical, mutante musulmn. Mi amor MomoMultiplica modorras, mueve macetas, mocosas, miradas. Mtico. Monopoliza mis manos, mismoneras, mis mechones, mis maanas, mis mtricas, mis metforas. Miau miau de Momo mianimal mimticoSabis de quin hablo?

    VII

    El bandonen mayor de Buenos Aires

    Marcelo Durn

    A Pichuco

    Hace mucho tiempo Buenos Aires no tena msica. Es decir, andaban por las calles pedacitos detangos sueltos, que canturreaban los malevos por las esquinas, versos que brotaban de la gargantade un poeta en algn boliche, o una cancin italiana que traa algn viajero.Pero no haba una msica de Buenos Aires.Hasta que una noche, en la esquina de un callejn porteo la luna se quej.

    _Los msicos de ac deberan crear una msica que hable de m.-dijo ms plateada y ms anchaque nunca.-despus de todo yo ilumino los amores de guapos y mireyas.

    _Yo he trado a muchos de los habitantes de esta ciudad en barcos sobre mi lomo - bram entre olasy gritos de gaviotas el Ro de La Plata - la msica de aqu debera homenajearme.

    _Yo ilumino las esquinas de esta ciudad.Las calles, plazas, buzones, y faroles deberamos estar enlas canciones - sugiri un farol mientras un buzn aprobaba sus palabras.Pero un silencio se produjo cuando retumbaron unos pasos nacidos en la niebla de la calle desierta.El viento del ro trajo la respiracin agitada de un ser muy gordo que arrastraba una valija.Cansado, se sent bajo el farol en el cordn de la vereda. Luego con un suspiro dijo:

    _ Que ciudad tan solitaria..!. La he recorrido toda. Tan bella, pero tan triste... le falta algo..._De eso hablbamos...!vos quien sos?, un viajero?, si sos un viajero, alguna vez te habrs guiadopor m - dijo la luna

    _Seguro que te traje en un barco sobre mis aguas - murmur el ro_Yo te habr iluminado en tus caminatas por al ciudad -agreg el farolEl hombre puso la valija entre sus piernas.

    _No soy un viajero. Si yo nunca me me fui...claro que siempre estoy volviendo.._Y entonces que eres? -preguntaron los tres al mismo tiempo- Soy un juntador de sueos. Los guardo aqu en mi valija. Voy por los distintos barrios juntandosueos rosas, de los enamorados, sueos verdes, de la gente esperanzada y sueos azules, de losque suean cosas mgicas, tambin algunos sueos tristes, que son sueos de color gris.El farol, el ro y la luna se miraron sin entender nada y sin saber que hacer.Solo miraron al hombre que con sus dedos empez a golpear la valija y a su ritmo empez a silbar ya crear su propio sueo.Pareca mentira que alguien tan grande hiciera una msica tan suave. Tal vez el cuerpo enorme deaquel hombre cobijaba un corazn inmenso que hablaba a travs de ese silbido.Y esa msica recorri los callejones, acarici la luna, hizo bailar el farol y hechiz al ro, porque era

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    un silbido con perfume de nostalgia, de amor y de ilusiones. Entendieron que no habra msica sin lossueos que aquel hombre haba guardado en esa mgica valija.La niebla y el roco envolvieron al juntador de sueos que se durmi con su propio silbido.Cuando la brisa del amanecer lo despert con sus caricias l encontr entre sus manos uninstrumento extrao.Su valija se haba convertido en dos cajas, llenas de botones, unidas por un fuelle.

    Lo estir, y pareci respirar el aire del ro.Lo apret y sali un viento repleto de msica.A partir de all el hombre recorri los barrios sacando de su bandonen los brillos de la luna, el aromadel ro y los sonidos de la ciudad, para contar los sueos de la gente de Buenos Aires.Desde entonces, sus notas multicolores pueblan la ciudad y la hacen menos gris y menos triste.

    VIII

    Zig Zag(Pequeas biografas de gente que pudo existir pero no lo sabe)

    Carolina Rawson

    Al subir al barco de veinte pisos, cuatro chimeneas y diez anclas, Brillita Subenbajen era tanflacuchina y feuchona que su abuela Gruda la confundi con un pajarraco de alambre y fideitoscabello de ngel, y sin darse cuenta la guard en un bal enorme. En el bal, Brillita Subenbajen viajal lado de dos cacerolas gigantes, tres valijitas de ropa, un piano vertical Steinway, un reloj cu- c, unviejo diccionario alemn - castellano y un periscopio de lata naranja. Y como en el barco todo sezarandea para un lado y para otro, Brillita Subenbajen contaba las horas del cu - c en zig zag,tocaba el piano con un solo dedo en zig zag, lea el diccionario letrita por letrita en zig zag, pensabamuchas cosas en otro idioma en zig zag y a travs del periscopio, miraba en zig zag la luna, lasestrellas, las nubes y las gaviotas volando en zig zag.Cuando tiene hambre, a Brillita Subenbajen le gusta envolver un cuadradito de dulce de batata en

    jamn con salchichas, chucrut y frutas confitadas y si puede, le pone mostaza. En zig zag, claro.En el viaje, hasta las palabras y las ideas van y vienen en zig zag para Brillita Subenbajen, que hablachiquito y piensa enorme. Y que antes de llegar no se llamaba Brillita Subenbajen. Tena un nombre

    largo y complicadsimo, lleno de erres y doble bs, una detrs de otra y bien apretadas. Ms quenombre parece un gruido, le dijeron cuando lleg. Y como no le entendan nada, anotaron lo queentendieron en un cuaderno de hojas largas, que un da se perdi.Y en el barco que la trajo, para que sea mi bisabuela, o quiz la tuya, Brillita Subenbajen suea enzig zag con su valija llena de ilusiones y vaca de monedas. Suea con la guerra triste, con los perrosflacos, con las ratas negras, con el ruidero del hambre acurrucado en la panza. Suea una ciudad,con nombre de viento apacible y calles derechitas, que la espera ah lejos, donde se termina el mar.

    IX

    RompecabezasCarolina Rawson

    De la nona Delfina, los rulos de oro viejo, la pera, los ravioles y taparme hasta la nariz en invierno.Del nono Pieri, los ojos azulverde si hay sol o azulgris si est nublado, las alas de pjaro libre, elfinischella (basta!) si me porto mal, los caramelos de menta y acariciar lanas y telas de algodn.De la bisabuela Esther, los ojos tristones as para abajo, las empanadas, y la sonrisota de mapuche.Del nono Tete, la picadita con papas fritas, la carcajada de bandonen y salir a caminar los domingosen pijama y pantuflas.De la bisabuela Ita, la cara de almendra francesa, la ropa negra, los anteojos de ver de lejos y lacostumbre de decir pero la pucha! por cualquier contrariedad.

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    Del bisabuelo Ramoncn, la pera con rayita al medio, el silencio, el otoo y el viento, los caracolescon rulitos, el susurro del mar y soar despierto.De la abuela Delia, la ata respingona, las pelculas viejas, las fotos viejas, los libros viejos, la sopade municiones, el budn de pan y ordenar los papeles aunque no tengan importancia.Del abuelo Delio, las cejas burlonas, el tango, las tostadas con manteca y azcar, el mate dulce,dibujar todo el da, las manos callosas, contar hasta diez, veinte y cincuenta.

    De la abuela Negra, la piel de porcelana, los fideos pegajosos con la salsa cida, la msica clsica,el piano, las tardes de niebla y humo y los zapatos bajitos y cmodos.Del abuelo Negro, la altura, las manos grandes, los hombros anchos, la espalda gruesa, andar entren, acostarse con el sol y levantarse con las estrellas.De mam, la carucha calcadita, los Beatles, la torta de chocolate, la puerta abierta, el caf con lecheoscurito, la imaginacin que aletea presurosa al infinito, escribir historias en cuadernitos y etiquetas,el porques y el porquen, cortarse el pelo y dejarlo largo al dia siguiente.De pap, las patitas torcidas para adentro, Pink Floyd, viajar, los libracos de ciencias y de Historia, elmundo secreto que vive adentro de uno y late vivo, con cada tun tun del corazn.De m, estas letras, que son la parte de un todo.

    IX

    El sueo revelador

    A todo lugar al que iba lo perseguan las sirenas de los coches de polica. Despus de todo, el erauno de los ladrones mas buscados de la zona.Eran las tres de la madrugada y aquel chico lograba otro robo con xito. No lo pens ms y regres asu casa, cuidando que nadie lo siguiera. No tardo en irse a la cama y dormirse al instante- Hace cunto tiempo estar caminando?- Se preguntaba el joven, que se encontraba andando enun camino infinito, que se desvaneca detrs de l con cada paso que daba. Estaba alumbrado poruna extraa luz de procedencia desconocida. El resto era toda oscuridad-Estar soando?Sigui caminando. A veces el camino se divida en dos y haba que elegir una sola ruta. A pesar deencontrarse en un lugar como ese, se encontraba por mas que pareciera extrao, muy tranquilo,como si de un paseo se tratase. Pero poco a poco, el paseo se comenz a nublar y la serenidad del

    muchacho comenzaba a extinguirse. Lleg el punto en que ya no se vea hacia adelante. Una fuerzams fuerte que l lo empuj hacia el frente y se perdi en la niebla.De pronto, un gran estruendo, rompi el silencio de la noche. Eran las sirenas de la polica. Porinstinto el joven empez a correr, pero pronto aquel ruido lo alcanz-Hey chico!-le habl una voz metlica, proveniente de algo parecido a un robot ms grande que l-Por qu huye de m?-Estoy acostumbrado, es lo que mejor s hacer-Lo s. Pero si lo nico que hace es huir por qu roba?El muchacho no volte para responder. Titube y dijo de mala manera-No es algo que una mquina entienda.-No creas que somos tan distintos. No veo vida en su alma ni color en sus ojos-Mi alma? Tonteras- Estaba dispuesto a seguir su marcha pero una pequea chispa apareci y ungran fuego lo rodeo.-Esta es su alma. Escchela. La voz del robot se senta ms diablica que antesY en ese momento, todo desapareci.Basta!- gritaba el joven mientras corra y rompa todos lo espejos de aquel lugar -Qu es estelaberinto? Qu son estos espejos? Y esas voces? Scame de ac! Maldito robot!Una voz metlica le adverta que intente escuchar el murmullo que se expanda suavemente por elaire. Asustado, el joven se dign a obedecerlo y mir a los espejos.No se sorprendi al descubrir que su propia imagen se mova por s misma y le hablaba, mirndolocon desafo pero tambin con lstima-Por qu? Soy un intil, no tengo camino, no tengo sueos, no tengo nada, el reflejo le repeta sin

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    cesar.El joven no poda soportar estas palabras, intentaba callar esa imagen maldita pero resultabaimposible-No tengo familia, ni nada por qu pelear. Estoy solo. Las palabras del reflejo eran pualadas en elcorazn del joven que tena conciencia plena de que aqul era l. Las lgrimas y la desesperacininvadieron su espritu, mientras afuera llova cada vez ms fuerte Estoy solo, solo en este

    desgraciado mundo!!, ahora era el joven quien emita esas palabras, tapndose el rostro con susmanos.El joven volvi en si y comprendi que se encontraba en otro lugar, estaba en un escenario.Una voz lejana pero familiar peda socorro.

    -Sally? Pregunt el joven perplejo, dicindose a s mismo que a esta altura ya estaba loco.- Sally quehaces ac? Voy a ayudarte! Pero cuando quiso intentar un movimiento, comprendi que su cuerpo no

    le responda-Nos has mentido!-. Ahora aquella voz que pareca la nica se convirti en un murmullo generalizado.

    -Mentiroso! Mentiroso Merece morir!-Qu pasa? Preguntaba el joven aturdido. Ninguno de los rostros que provena de ese pblico

    aullador le era conocido. -Qu les pasa? Nunca los haba visto en mi vida! Exclamaba con dificultad.-Dijiste que estabas solo, que no tenas nada por qu pelear, aceptaste las palabras de tu reflejo

    como propias Pero era mentira! Pena de muerte!-Esperen! Era verdad! Yo no tengo a nadie!

    -Y yo? -Pregunt Sally, mientras entraba en el escenario de repente. El joven no supo que responder-Es verdad, pero no es mi culpa, ella se fue, me abandon. En cuanto supo lo que yo haca me dej

    solo! No es mi culpa!-Cunto rencor hay en tus palabras! ya no me amas?

    Mientras ellos hablaban se escuchaba la condena del pblico. El muchacho intent responder pero nopudo hacerlo

    -Muere, muere, muere! la voces se agigantaban cada vez ms. Un viento fuerte se levant,formando un gran tornado, levantando al joven por los aires.

    En ese momento, abri los ojos, se haba despertado.

    -Un sueo? pensaba el chico, con un dolor agudo que le oprima la garganta.Era invierno y el fro calaba en los huesos, pero decidi, nuevamente salir a caminar. La herida de supecho, segua abierta pero entenda que Sally hizo aquello que cualquier persona hubiera hecho. Ellaen verdad no tenia la culpa. El ya se haba abandonado antes como persona. En su rostro se refleja latristeza al entender que estaba solo por propia eleccin.

    Aquella noche, su camino tendra un destino diferente. Hara todo lo que estuviera a su alcance parano volver solo de ese paseo.Con valor y sus manos empapadas por los nervios, cruz la avenida que lo llevara a la casa de Sally.

    X

    Guardapolvos blancos

    Cuatro hombres de aspecto rudo entraron en su hogar. La pequea Sara estaba durmiendo. ClaraLamb, su madre, tambin .Eran las tres de la maana de un fro domingo de un tres de junio. Sara fuesecuestrada. Sonidos de autos retumbaron en la noche junto con sus llantos desesperados. Nadie vionada, nadie oy nada. Libreville era un pueblo tranquilo y no iba a dejar de serlo.La polica lleg demasiado rpido al departamento de Clara, pareca como si ellos supieran que tenanque ir. Tomaron la declaracin, prometieron hacer todo lo posible por encontrar a Sara y se marcharontan rpido como haban llegado.Los das transcurrieron sin noticias sobre la pequea. Su madre insisti con la polica, aunque intua

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    que era en vano. Pregunt a cada habitante del pueblo, viaj a la ciudad, pregunt en cada juzgado,llam a noticieros y diarios. Nunca recibi una respuesta.Una maana, exactamente diecisiete das despus del secuestro, Clara recibi la visita de suhermana mayor, Silvia, quien viva en el extranjero desde hacia mucho tiempo. Se vea diferente acomo la recordaba, si bien, haca quince aos que no se vean, Clara la not extraa. Pero Silvia novena sola, detrs de ella aparecieron dos personas, un hombre y una mujer vestidos con

    guardapolvos blancos que raudamente, hablando slo entre ellos, tomaron a Clara de sus brazos y lallevaron a una ambulancia que aguardaba en el frente de su casa. Antes de que la puerta trasera secerrara, Clara logro escuchar lo que seran las ltimas palabras de su hermana: Perdn.En el Hospital de Enfermos Mentales de la capital de Pas Azul, (el HEMPA) no hubo lugar aexplicaciones. Loca, loca de remate. Slo eso escuch de alguien que pareca ser un mayor

    jerrquico de la clnica. No haba razn para que esto sucediera pero suceda porque alguien as loquera.La habitacin en la que Clara se encontraba era blanca, blancas las luces, blancos los techos y lasparedes, blancas las pastillas que le daban, blanca la piel del mdico, blanca su camisa y blanco supantaln. Le dieron medicacin, muchsima, que ella buscaba rechazar sin xito. Luego de mediahora, ya no era duea de su cuerpo, la medicacin le daaba su parte cognitiva. Quera pestaearpero morda, quera gritar pero no poda ni siquiera abrir la boca. Sara, pensaba en Sara, su nicacompaa desde que haba quedado viuda. Sara, dnde estara? Por qu ella estaba all? Por qu

    la traicin de su hermana?Los aos pasaron y Clara medit mil hiptesis acerca de su destino.Dos, siete, diez aos ningn lapso de tiempo serva para que ella comprendiera algo. El techo ya

    estaba amarillento y tambin las paredes. El mdico que, a pesar de todo la trataba con dulzura y alque nunca pudo convencer de que le explicara algo de lo que suceda, engord despus adelgazo yluego se muri, llevndose para Clara la nica esperanza de poder comprender.Lo nico que supo Clara, en estos diez aos de encierro, fue manejar la medicacin, en realidad,aprendi a convivir con ella y lo que aprendi fue a manejar su cuerpo. Si quera mover un ojo, sumano era la que se mova, si pensaba en mover los dedos de los pies, su rodilla se flexionaba.Pensaba en mover su cuello y doblaba la cintura. Manejando su cuerpo aprendi en secreto a saltar ya correr con gran velocidad, prctica que llevaba a cabo cuando nadie la vea y el hospital estabadormido. Logr a fuerza de empeo y mucho trabajo dominar completamente su cuerpo y aunque ensu mente se estaba forjando la idea del escape, se mostraba ante los dems como la mujer joven y

    confundida que pis la clnica por primera vez, diez aos antes.Pudo ser libre al fin, aunque tanta libertad, la dejaba sin respiracin y pareca que el aire laaplastaba. Cambi su aspecto y decidi ir en busca de lo que tanto tiempo ocup su mente. Sara.Fue a lo de su hermana. Despus de tanta traicin, saba que poda obligarla a hablar. El conserje ledijo que estaba muerta pero que una jovencita sola visitarla, aunque despus del fallecimiento novolvi ms. Logro, a fuerza de visitas y charlas insignificantes, ganarse la confianza del hombre,quien le contaba distintas historias que Sara haba protagonizado durante tantos aos, y pudoconvencerlo, ya no recuerda como, de encontrarse en un lugar neutro para charlar. Clara habainventado una historia creble que era an ms creble cuando se escuchaba la conviccin de susnarraciones.Desde el encierro y la clandestinidad y slo con sus encuentros furtivos con aquel anciano conserje,Clara intenta comprender y atar los cabos sueltos de su msera vida.