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Por Em mal1l1el CARBALLO
LIBROS25
en este sentido, a las conversaciones sobre el tiempo: sonuna manera de salir del paso".Los políticos, a su vez, hablande éste. "Es deci r: de nada"'burlando así a los que creenque conversan con sus amigosele los "secretos públicos".AqltÍ Reyes se burla de los filósofos: el domingo vl'intitrésde enero de mil novecientostrece -fecha en que escriheesta divagación- "el día amaneció despeinado y ojeroso".
Otro domingo, Domillgo S'iete de diciembre del mismo año,le sirve de pretexto para hablar de la verdael y sus maticesde mentira. A veces, la verdadresulta inoportuna y, lo que esmús, innecesaria -como en elcuento que relata de Juanito Vlas brujas-; ansiar este tipoele- verdad "es una inercia lógica, tina sol idi ficación elel espíritu, y una falta de educación". A \'l'ces se prcsenta colno una verdad a medias: "lade los políticos, la de los médicos, la de toelo el que fornmla diagnósticos o dice la buenaventura por sociologia, química, astronomía o quiromancia;1,: ele los augurcs de toda espeCie, CJue ya ('n los dichosostiempos ele Catón soltaban larisa al encontrarse". "La verdad cs. en esencia. un modo eleoportunidad. Es, vista desdea fuera, una adecuación.
-"Y, vista por dentro, unestado ele ánimo, como la alegría o la pena -oigo e1ecir alotro escéptico". Claro, el Alfonso ;Reyes de esta d~va
gación es un frívolo para losque anuncian un porvenir mejor, para nCJuellos que estánseguros ele que la mejor ele lasformas de la vida es la presente. Los lógicos "mecanistas"le responderán, indignados,que "la verelael innecesaria esuna verdad absoluta". El conoce ele antemano la objeción,pero no le convenece: su ojoderecho se llama dogmatismo;su iZCJuierdo, escepticismo.
La postura ele I{('yes en est.adivagación se asocia con b tjuesustenta en l/JI 'illth-pl'ctc deI?cllá1/. Asi como I'inre Lasserrl' usó c!t'1 autur de La vidad" Jesús "como ele un patrónpara apreciar valores actuales",l\eyes usa a Lasserre para insillua l' la convenicncia de"apreci:lr -simultáneamcnte- el mUlldo descl~ clos opuestasperspectivas". ] lustra· el co¡r;clltario COIl ulla fábula: "Unhombre se propuso un día notener ideas preconcebidas,110 tener prejuicios; y este mismo día percliú la vista . .'\1 siguiente se colgó de una solaidea, como ckses¡wrado. y fUIlde') ell ella tocio un sistema delmundo: y siguió a ciegas. Altercer dia meelitó ('n sus dosexperiencias. Y como al hacerlo tuviera CJue confrontar lq
R E Y E SDE AGUII,A
cromca túnica griega. Ambostienen "que soportar cOl-tesanias de monumento público".Goethe ahuyentaba a los inoportunos' "turistas e1el intelecto", "mostrándoles sus colecciones osteológicas": Reves,dándoles lecciones de cocina,hablándoles de su actual dieta,ambos, en primer término, permaneciendo con la "máscaraoficial" o Goethe, en detrimento de la esposa de Eckermanil.atrapó a éste entre sus garras,conversó en ycz de escribir libros de notas. Reyes, cortés"como indio mexicano", respeta la tranquilidad de las mujeres: escribe libros de notas, carece de secretario. Goethe es,por extensión, una águila bicéfala; l"\eyes, una solitaria águila azteca.
El mejor elogio que ele ambos podemos hacer -los p:l11egíricos suelen ser contraproducentes- consiste en I~erlos,
signo irrefutable de la actualidada de un escritor.
La segunda edición de Elcazador ele Alfonso l{eyes convida más a una descripción desus excelencias, a hac=r un:\breve antología de sus expresiones afortunadas, ele susideas más jugosas, que a intentar una obvia valoración que, aldeclarar en tono ecuánime:"éste es uno de los libros másbellos y sugerentes que se hanescrito en México durantenuestro siglo", no arrojaríamás luz sobre ~us mérito~.
El libro se abre con una "divagación" sobre el tiempo:"hablar del tiempo es habb ¡
de las grullas", del hombre:"¿ Qué es e] hombre? El hombre es un ser que habla deltiempo con sus semejantes",que habla de las grullas cuando es agricultor en la vida °en la liter;'.tura, asociándo!:lscon la época propicia paraarar; cuando l'S U!l aburridociudadano, el hombr~ i(1L-ntifica el tiempo con la política:¡'Las conversaciones del tranda sobre la política se parecen,
ALFONSON A '1' U R Al, E Z A
* A L F °N soR E Y E s, El ca::ador. L:.nsayos y divagaciones(1910-1921). Segunda edición. Tezontle. México, 1954. 216 pp.
,'Y h;~y l~atl1l'alezas deaguda, aves depresa del espíritu, poetas de ale-
gria supel-ior para quienes lafelicidad es la belleza". Alfonso Reyes pertenece a este tipode naturalezas. Al ponernos encontacto con su obra perdemostierra; ya en las alturas, el cautiverio resulta, paradój icamente, beneficioso, nutricio. Perotoda lectl1l'a tiene final. La caída siempre que se trate de suobra será dolorosa: nuestra relación con él es indirecta, dekctores. (Y un lector siemJ?rees una espera, una cosa pasIVacondicionada en su existir a laaparición de un nuevo libro).Una solución ficticia para prolongar nuestra estancia en esaconstelación de la Vía Láctea-El Aguila- consiste en tomar la parte por el todo, unaobra -en este caso El caza·dor~'-por la vida, entablarconversación con ella: apócrifos Ec1cennanns con un Goethe ausente.
Toda comparación es arbitraria; entre nosotros, funesta.Ei pródigo siglo XIX mexicanosobreestructuró a sus escritores: Píndaros, Virgilios, Marciales ... Pero hablar, asociándolos, de dos escritores de lamisma familia -naturaleza-,es menos peligroso. Reyes como Goethe tiene tantas carascomo géneros existen en literatura. Como el germano es unpedagogo, sin pedantería, porque nunca se 10 propuso comometa; un alacrán hembra, entrañable alimento; el pastor-en lenguaje homérico- dela literatura de su país. A ambos se les acusa de un mismovicio: el de perfección en laobra, el del excesivo aprendizaje, nunca colmado, en la vida. A Goethe nos 10 presentancon una "vieja peluca" de cortesano; a Reyes, con una ana-
• Ver de nuevo Jil acorazadoPotelllkin o Un f¡e}'ro aJldduz(',; \"ol\'er ....1 tiempo de las promesas. N o se les dé más rangoque ése. Aquí cstán las pruebas. l\1ueran bs prom·::'sas.
• "Celuloide eres, y en celuloide te convertirás".
UNIVERSIDAD DE MEXICO
o y el parto de las cámaras"ólo dió a luz un bombín y unpar de zapatos viejos y gran·des.
• La idea de los EstadosUnidos como lo inocente, lopuro, lo no-cont,uninado, csuna de las norte:ulll'ricanascentrales. Gran' parte de suliteratura podría resumirse eneste sentimiento; el mismoHcnry Jamcs, ¿ no cstá enfren6nclo b inocencia -"\'lligar" pero sana- de sus turislas noxteamericanos, al refinamiento enfermizo aristocrútico, incomprensible a la espontaneidad, del europeo?"God's Country" es un datode conCiencia inmediato, y conduce a la justificación, a iaépica, al optimismo. La j u:.;tificación requiere "villanos"que la sometan a prueba (ElGran F'fe Pies Morados, Pancho Villa, Kaiser, Gestapo,NKVD). La épica, da todaslas' soluciones de antemana(recompensas, castigos, lastropas de la Unión salvanlas situaciones con cronómetro; todo criminal está sentado, ya, sobre la silla eléctrica).El optimismo vislumbra la perfeccióli absoluta del mej 01', delos mundos. Gregory Peckderrota, single-handed, a lasfuerzas villanas, extranjeras,mal vestidas, anti-higiénicas.El que la hace, la paga. HappyEnding.
tos. No deja márgenes de conciencia al espectador porqueésté -hombre o comunidadno le interesa: el cine es parael público. El cine, dirigido alpúblico, busca expresarse ensentido univoco, sin posiblesdudas o interpretaciones acercade lo que quiere decir: estees el bueno y este es· el malo;este pequeño montaje indicaque nuestro héro::' ha perdido~
la razón: este movimiento decámara significa que tú, cretino de la fila H, deb~s preverun asesinato; esk "c1ose-up" (<le una flor subraya la intens~
melancolía de nuestra heroína.Su filosofía es la de pan, pan,vino, vino. Y todo <u-k -lapoesía, en primer términovive de la significación múltiple, de llamar al pan guadaña, risa, piedra, de explotarcontinuamente en la sangre dela participación. De ser, un poco, riesgo, y también, responsabilidad: lo quc nunca ha sido el cinc.
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desconfianza en todas las ideas-de.la antevíspera- con la feen una sola idea -de la víspera- recobró súbitamente lavista. '"
_"¡ Eureka! -salió gritando a la calle-. Y de hoy másmi ojo derecho se llamará dogmatismo. y mi izquierdo es¡;epticismo". Moraleja: "Vete alas antípodas, hijo mío".
En Madame CaiUnux 'V laficción finalista, J(ey~s' reivindica el l11isterió, recuerdala sola yerdad absoluta sobrela que se funda 1:1 naturalez:lhl'll1ana: "rl hombre es inexplicable", incongruente; separn las pepitas de' oro de losminutos lúcidos" de las incontables arenas de los "minutosciegos". La mayor parte de losactos del hombre no están reaidos por la finalidad: "Nih d'premeditación, ni no preme 1-tación, ni ambas cosas a la vez,ni ninguna de ellas. Sino otracosa. i La eterna otra cosa (ohhijos del azar y del misterio)que no nos es dable definir!"'.Descon fiemos, pues.: el mundo y nuestra conducta son incongruentes". La razón está departe de los coros de Eurípides,no de la lógica finahsta ..
Sir J:'dward Gray y la tragedia del síJnbolo le sirve paracontraponer el acto social conel acto revolucionario. El hombre en compañía de hombres esuna avispa sin aguijón. Lo quedice -no importa, es más, importa que no diga nada. Elhombre del centro, cuyo papelconsiste únicamente en ser símbolo, en encarnar a su gruposocial, habla con un aire de"inmovilidad trágica": "el valor de sus palabras está en sersuyas, está en el poder sobrehumano del centro; que no presuma, pues, de sutil, de fantástico o de innovador. Merezca,en silencio, el honor de encarnar el centro; respete la invisible fuerza geométrica confiada a sus manos; domínese, castíguese, mátese". Lo que dicees "como el aire, invisible depuro ambiente. Cada una desus palabras es neutra, y hastala sintaxis que las liga estátoda predeterminada. El oídose desliza, oyéndolo, sin tropiezos ni sobresaltos. Asegu10que hablaría con tono monótono y sin mover las manos:los ojos, cargados de vida, revelarían -a pesar de la serenidad de la boca- toda la tragedia de ser símbolo ; de no podertronar y estallar, de ser encarnación de lo fijo; de no podercrear ni matar, de ser la encarnación de lo eterno". Si elhombrr del centro debe parecerse a los de! círculo, éstosdeben identificarse entre sí:"Ya no importa lo que seamos,10 que valgamos: para ser sociales, para conversar con los
demás, hemos de ser comoellos, parecernos a todos. Hacerse sentir es ser grosero.¡ Ay del que quiera hablar como lo que es! Ni al más finoy depurado escritor toleraríala sociedad un modo distintode charlar. Un hombre puedeescribir, si guiere (¡ oh solitario milagro de escribir!), qúegasta de la aventura; pero lasFurias Sociales no le puedenconsentir que sea aventurero.Al llegar al círculo, tiene queneutralizarse, escondiendo apunto su aguijón. Si le toca elc"ntro del círculo, llorémosley:t como lloraríamos al amigoconvertido en estatua".
El grupo humano en qtie vive Alfonso Heyes trata de convertirlo en el hombre del centro, quiere que lo encarne como símbolo. Pero el hombredel centro, por definición, ese! que más se parece a sus se~
mejantes, el menos personal;sus actos siguen la corriente,nada tienen de revolucionarios.Heyes no posee la facultad mimética, es uno -individualen la obra y en el obrar. Jo es-como quieren los "alejandrinos de todas las épocas" "un manso y aseado cordero";por el contrario, es una "hermasa bestia de la tierra: elhombre desnudo"; "representa la existencia humana en sucrudo aspecto de problema, deasombro, de guerra y de simbolo confuso".
En el ensayo De la lenguavulgaJ', Reyes parece respondera los que lo atacarán, cuandoaparezca El deslinde, de nousar una terminología másccherente, precisa y científica:"¡ Oh, no me deis a mi taleslenguajes como el de la filosofía moderna, que consta demeras voces artificiales y casiidénticas en todos los idiomasdel mundo! Este esperanto dela filosofía podrá ser muy lógico, mas no es lenguaje". Reyes es un hombre revolucionario que lucha con el lenguaje,un poeta -en prosa y en verso-- que rescata las palabrasde su función de "clisés", convirtiéndolas en vida, en bulliciosa sangre ele su obra. (Elhombre del centro -convieneaquí insistir en él- se expresacon cadáveres, utiliza el esperanto) .
"La lectura monótona -dice en. La lectura estética- esel ritmo neutro y adecuado para la fácil comunicación de lasideas. Los trozos recitados conénfasis salen afuera sucios conese tamo, ese flogel o pelusillade la pasión". La lectura monótona se identifica con la lectura estética porque no tratade persuadir, de demostrar:apela a la inteligencia de loshombres, no a su pasajero entusiasmo. La lectura enfática
"es inmoral; busca la victoria"."Es una de las formas posibles del engaño". Necesita para triunfar de la persuasiónsensible o emocional de suslectores: intenta demostrar. Lalectura monótona "es la lealtad del lector: a través de ella,parece que la obra leída re~,ue
na por -su sola. virtud. La lectura- enfática pertenece aún ala era de lá onomatopeya; noasí la monótona, que es la propia de la cultura. Si aquélla esasiática, ésta es ateniense". Elénfasis es patrimonio de laoratoria; la monotonía dela lectura estética.
Alfonso Reyes suele publicar sus notas con el título deEpílogos (Ver Epílogos de1953. Revista Universidad dtM éxico, Vol. VIII, NQ 6, febrero de 1954). En el ensayo Loslibros de notas nos habla deotro escritor que hacía lo mismo: "Rémy de Gourmont solía publicar sus libros de notasbajo el nombre griego de Epílogos". En este ensayo, además de citar a un escritor quelo antecedió en publicar estaclase de libros, se refiere a lacausa que los origina: "Los libros de notas -pulso febrildel tiempo- serán la literatura de mañana, y ya casi sonla de hoy".
Entre las clasificaciones queusa en T em peramentos de escritor encontramos dos, paranosotros fundamentales: Escritores que escriben y escritoresque no escriben. En Méxicopara adquirir la ciudadanía literaria, los escritores debenpertenecer a la segunda cate.goría: constituye un acto social puro. Un escritor que noescribe complace a todos losde su oficio: "En ese: la tranquilidad de todos reposa enese". Puede -"el que niás separece a todos resulta el primero"- llegar a la Academiade la Lengua. Cuando este tipode escritor quebranta los sabiospreceptos -l:l1 el ensayo Losorígenes de la guerra tlterariaen LsjJaiía se encuentra unejemplo magistral- se le aplica "ese delicado procedimiento, corona de la destreza y ladiscreción, que hoy conocemoscon el nombre de la conspiración del silencio". El santo patrono de la literatura mexicanadebería ser -de ser algunoJuan Alfonso de Baena, el delCancionero, creador de este sutil procedimiento. El ejemploque es peligroso seguir, el delpropio Alfonso Reyes, el escritor mexicano que más escribe, que más enemigos tiene.
De las citas es un ensayo enel que Reyes nos confiesacuándo y por qué usa las comillas: "De mí diré que sólosiendo indispensable las uso--las citas-, porque han co-
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menzado a avergonzarme: sonel signo de lo no incorporado,de lo yuxtapuesto, de lo que nosabemos; ell<is sirven admirablemente para exhibir el cuerpo extraño incrustado en nuestro organismo. No puedo pasarlas: me punzan en la ga1-ganta como los mosquitos t'n
el vino de que se quejaba Quevedo". Previamente, y de modo genérico, había afirmado:"No se debe citar para ennoblecerse con la cita, sino pdraennoblecerla" .\ Mrs. Amyot, protagonistade un Cllento de Edith Wharton, ha legado a la posteridadsu nombre, símbolo de lainexactitud. Poseía dos "donesfatales: una memoria genialmente obtusa y una extraordinaria fluidez verbal". Todo lorecordaba, pero lo recordabaa medias. "El amiotismo esnuestra ley: errar es de humanos". "La inexactitud no ess,iempre fruto espontáneo. Soberbia flor de invernadero, eshija del leer y del escribir, ypudiera representársela comoun hombre que hojea un librode prisa. La cultura produceprimero, y después se pudre:de aquí la inexactitud".
M ontaigne y la mujer poseeuna de las más certeras imágenes del autor de Los ensayos:"Visto así, en conjunto, parece indudable que Montaigne es'un ejemplo más de esta especie de desamor que acompañasiempre al egoísmo". Cree, refiriéndose a Jos Ensayos, "queno hay mejor medio para ignorar la fisonomía de un hombre que conocerlo por milí-metros". .
La cuarta y última parte dellibro está formada por Unosmemuscritos olvidados. Eeyesdedica estas páginas a JesúsAcevedo "que sonreía tanamablemente cuando lograbasorprender, como en una vislumbre, el alma confusa de susamigos". Acevedo ya nos erarostro familiar, es uno de lospersonajes, junto con Carbonel, de La entre'vista de El plano obliclto (1920). La narración es autobiográfica. Acevedo aparece en ella disfrazado, se apellida Robledo. Esaquí, corno lo pinta la dedicatoria de El cazador, un ser"ávido de almas". Aparte decIue sus rasgos espiritualescoinciden en la ficción y en lavida, Reyes lo delata -página39- cuando lo nombra por supropio apellido: "Acevedo yale ha entendido, y corta comoun rayo'·... Líneas despuésel error se subsana: de nue\'ovuelve a ser Robledo. l:."n descuido momentáneo del autorofrece la pista de este curiosodato.
(1'11.1'11 11 /a pág, 32)
ALFONSO
REYES(rolas de Ricardo Sa./.azar)
Del diario de un joven des. conocido, 'aporta, en moldes
si¡1tétioos; profundos esbozos'de e§ta' edad:
1. "Vivo aún tan enamoradode¡ mu'n'do; que el último queme habla tiene razón.'
2. "No me pidáis constancia,amigos: tengo que seguir a todos los pájaros del aire.
3. "Ya, ya veréis a lo quesabe salir de promesa y pararen ·fracaso definitivo.
4. "Los jóvenes son siemprealgo fatuos, y sentencian desde arriba." ..
Alfonso Rey€s es el cazadorperfecto: no hay en este librotma· sola detonación que no al:cancé. el objeto que se proponíá. La lección que en él ofre~ e es perfecta: además de lapreceptiva y la retórica, el es'~ritor debe estar familiarizado-l-0:1 la ca7a. debe nracticarlacomo )m p'rofesionai.