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  • Libro proporcionado por el equipo

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  • Recin acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se rene por finpara pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola por lapradera, Claire se acerca a un crculo de piedras antiqusimas y cae depronto en un extrao trance. Al volver en s se encuentra con un panoramadesconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora la rodea laEscocia de 1734.

  • Diana GabaldonForastera

    Forastera 1

  • A la memoria de mi madre, que me ense a leer.Jacqueline Sykes Gabaldon

  • Siempre desaparece gente. Preguntad a cualquier polica. Mejor an,preguntad a cualquier periodista. Las desapariciones son moneda corriente paralos periodistas. Las jvenes escapan de sus casas. Los nios se pierden y jamsvuelven a verse. Las amas de casa llegan al lmite de sus fuerzas y cogen eldinero de la comida y un taxi a la estacin. Financieros internacionales cambiansus nombres y se desvanecen en el humo de cigarros importados. Algunos de losdesaparecidos son encontrados, vivos o muertos. Despus de todo, lasdesapariciones tienen explicaciones. Casi siempre.

  • PRIMERA PARTE:Invernesse, 1945

  • 1. Un nuevo comienzo

    No era un lugar dado a las desapariciones, al menos a primera vista. Elestablecimiento de la seora Baird era igual a miles de pensiones en Escocia en1945: limpio y tranquilo, con empapelado de flores desteidas, suelos relucientesy un calentador de agua a monedas en el bao. La seora Baird era regordeta yamable y no le molestaba que Frank le llenara la salita, decorada con rosas, dedecenas de libros y papeles con los que siempre viajaba.

    Me encontr con la seora Baird en el vestbulo. Me detuvo sujetndome delbrazo con su regordeta mano y me atus el pelo.

    Pero, seora Randall! No puede salir as. A ver, djeme peinarle esemechn. As est mejor! Sabe? Mi prima se ha hecho una permanente nuevaque queda muy bien y se mantiene perfecta. Tal vez deba probarla la prximavez.

    No me anim a decirle que la desobediencia de mis rizos era slo culpa de lanaturaleza y no se deba a un descuido de los peluqueros. Los apretados bucles dela seora Baird no demostraban tal perversidad.

    S, lo har, seora Baird ment. Voy al pueblo a reunirme con Frank.Regresaremos a la hora del t. Sal y emprend el camino antes de que ellapudiera detectar ms defectos en mi desordenada apariencia. Despus de cuatroaos de enfermera del ejrcito, disfrutaba de la ausencia de los uniformes y delracionamiento permitindome el placer de usar vestidos de algodn de coloresvivos, totalmente inadecuados para caminar por los pastizales.

    En realidad, tampoco haba planeado hacer muchas caminatas. Mis ideas seacercaban ms a dormir hasta tarde por las maanas y pasar largas y tranquilastardes en la cama con Frank, sin dormir. No obstante, era difcil mantener unespritu romntico y lnguido con la aspiradora de la seora Baird zumbando alotro lado de la puerta.

    Debe de ser la alfombra ms sucia de toda Escocia haba sealado Frankesa maana mientras yacamos en la cama escuchando el rugido feroz de lamquina en el pasillo.

    Casi tan sucia como la mente de su duea convine. Tal vez deberamoshaber ido a Brighton. Habamos elegido las tierras altas de Escocia paradisfrutar de unas vacaciones antes de que Frank ocupara su puesto de profesor dehistoria en Oxford; el norte de Gran Bretaa se haba conservado apartado de loshorrores fsicos de la guerra y era menos susceptible a la frentica alegra deposguerra que infectaba otros sitios de veraneo ms populares.

    Y sin hablarlo, creo que ambos pensamos que era un lugar simblico pararecomenzar nuestro matrimonio. Nos habamos casado y habamos pasado unaluna de miel de dos das en Escocia, poco antes del estallido de la guerra sieteaos atrs. Un plcido refugio para redescubrirnos mutuamente, supusimos, sin

  • darnos cuenta de que si bien el golf y la pesca son los deportes al aire librepreferidos de los escoceses, el deporte bajo techo predilecto es el chismorreo. Yen un pas tan lluvioso como Escocia, la gente pasa mucho tiempo dentro de casa.

    Adonde vas? pregunt cuando Frank baj los pies de la cama.No me gustara desilusionar a la pobre seora respondi. Se sent en el

    borde de la vieja cama y comenz a rebotar suavemente para producir un agudoy rtmico chirrido. La aspiradora del pasillo se detuvo de pronto. Despus desaltar durante uno o dos minutos, Frank emiti un fuerte gemido y se dej caerhacia atrs con un estruendo de resortes. Sin poder contenerme, me ech a rerbajo la almohada para no quebrar el azorado silencio del corredor.

    Frank enarc las cejas.Se supone que debes suspirar extasiada, no rerte me reprendi a media

    voz. Va a pensar que no soy un buen amante.Si quieres suspiros de xtasis, tendrs que tardar ms respond. Dos

    minutos no merecen ms que una carcajada.Qu mujer tan desconsiderada. He venido aqu a descansar, recuerdas?Vago! Jams llegars a la prxima rama en el rbol de tu familia a menos

    que demuestres un poco ms de entusiasmo.La pasin de Frank por la genealoga fue otra de las razones por las que

    elegimos las montaas de Escocia. Segn uno de los ajados papeles que siemprellevaba de un lado a otro, un aburrido ancestro suyo haba tenido que ver en algoque haba pasado en esta regin all por el siglo dieciocho o diecisiete?

    Si termino siendo un tocn sin hijos en el rbol familiar, ser, sin duda, porculpa de nuestra incansable seora Baird. Despus de todo, hace casi ocho aosque nos casamos. El pequeo Frank ser legtimo sin necesidad de ser concebidoen presencia de un testigo.

    Si es que lo concebimos apunt con pesimismo. Ya habamos sufrido otradesilusin la semana anterior al viaje.

    Con todo este aire puro y comida sana? Aqu deberamos lograrlo. Lanoche anterior habamos cenado arenque frito, al medioda, arenque enescabeche y el fuerte aroma que suba por la escalera sugera que el desayunoconsistira en arenque ahumado.

    A menos que planees un bis para la virtuosa seora Baird aventur,sera mejor que te vistieras. No tienes que encontrarte con ese sacerdote a lasdiez? El padre Reginald Wakefield, vicario de la parroquia local, le iba aensear unos fascinantes registros de bautismo para que Frank los inspeccionara,sin mencionar la apasionante posibilidad de que hubiera encontrado unos aejosdespachos del ejrcito o algo por el estilo que mencionaban al notableantepasado.

    Cmo se llamaba ese tataratatarabuelo tuyo? pregunt. El que anduvopor aqu durante uno de los Levantamientos No recuerdo si era Willy o Walter.

  • De hecho, se llamaba Jonathan. Frank aceptaba con placidez micompleta indiferencia en la historia familiar, pero se mantena siempre alerta,presto a aprovechar la ms leve expresin de curiosidad como excusa paracontarme todos los datos conocidos hasta el momento sobre los primeros Randally sus conexiones. Los ojos se le iluminaron con el ferviente brillo del fanticoprofesor mientras se abotonaba la camisa. Jonathan Wolverton Randall,Wolverton en honor al to de su madre, un caballero menor de Sussex. Sinembargo, se le conoca con el llamativo apodo de Jack el Negro, que adquiri enel ejrcito, probablemente durante su estancia aqu.

    Me tir boca abajo en la cama y fing roncar. Frank me ignor y prosiguicon su exgesis acadmica.

    Compr su grado a mediados de la dcada de los treinta, del siglodieciocho, claro. Fue capitn de dragones. Segn esas antiguas cartas que meenvi la prima May, le fue bastante bien en el ejrcito. Una buena eleccin paraun segundo hijo, y a sabes; su hermano menor tambin sigui la tradicin y seorden sacerdote, pero todava no he averiguado mucho sobre l. De todosmodos, el duque de Sandringham alab las actividades de Jack Randall antes ydurante el Levantamiento Jacobita del cuarenta y cinco es decir, el segundo especific para su ignorante pblico, o sea, y o. Ya sabes, el prncipe Carlos ysus amigos.

    No estoy muy segura de que los escoceses sepan que perdieron entoncesle interrump al tiempo que me sentaba para arreglarme el pelo. O que elcantinero de la taberna de anoche nos llamaba Sassenachs.

    Y por qu no? dijo Frank. Slo significa ingleses o, en el peor delos casos, extranjeros . Es precisamente lo que somos.

    S lo que significa. Lo que me molest fue el tono.Frank busc un cinturn en el cajn de la cmoda.Estaba fastidiado porque le dije que la cerveza era suave. Le expliqu que

    para obtener la verdadera cerveza escocesa hay que agregar una bota vieja a lacuba y colar el producto final con un calzoncillo viejo.

    Eso explica el monto de la cuenta.Bueno, se lo dije con un poco ms de tacto, pero slo porque el idioma

    galico no tiene una palabra especfica para calzoncillos.Intrigada, busqu mi propia ropa interior.Por qu no? Acaso los antiguos celtas no usaban ropa interior?Frank me mir de reojo.Nunca has odo esa vieja cancin que habla de lo que un escocs se pone

    debajo de la falda?Seguramente no calzoncillos dije en tono cortante. Tal vez vaya a

    buscar a algn escocs que use falda y le pregunte mientras t te diviertes con tusprrocos.

  • Bueno, trata de que no te arresten, Claire. Al rector del St. Giles College nole gustara nada.

    No haba ningn escocs con faldas paseando por la plaza del pueblo ni en lastiendas que la rodeaban. En cambio, haba unas cuantas personas, en su mayoraamas de casa del estilo de la seora Baird, haciendo sus compras diarias. Eranlocuaces y chismosas y sus cuerpos slidos cubiertos con vestidos estampadosllenaban las tiendas de calor hogareo; un refugio en la niebla fra de la maana.

    Dado que no tena casa propia, no necesitaba comprar mucho. De todosmodos, disfrut mirando las estanteras, nada ms que por la alegra de vermuchas cosas en venta otra vez. El racionamiento haba sido largo y habamospasado mucho tiempo sin las cosas ms simples, como el jabn y los huevos, ymucho ms sin los lujos menores de la vida, como la colonia LHeure Bleu.

    Pos la mirada en un escaparate lleno de artculos para el hogar: cubiertasbordadas para teteras, jarras y vasos, un montn de moldes para pasteles y unjuego de tres jarrones.

    Jams haba tenido un jarrn. Durante los aos de guerra, haba vivido en losalojamientos para enfermeras, primero en el Hospital Pembroke y luego en unhospital de campaa en Francia. Pero incluso antes de eso, jams habamosestado en un sitio el tiempo suficiente como para justificar una compra as. Sihubiera tenido un jarrn, pens, el to Lamb lo hubiera llenado con restos decermica antes de que y o hubiera tenido tiempo de poner un ramo de flores.

    Quentin Lambert Beauchamp. Sus alumnos de arqueologa y sus amigos lollamaban Q . En los crculos acadmicos en los que se mova y dabaconferencias, lo conocan como el doctor Beauchamp . Pero, para m,siempre haba sido el to Lamb.

    nico hermano de mi padre y mi nico pariente con vida en aquel entonces,haba tenido que hacerse cargo de m, con cinco aos de edad, cuando mispadres murieron en un accidente de coche. En aquel momento preparaba unviaje a Oriente Prximo. Hizo una pausa en sus preparativos para organizar elfuneral, disponer de los bienes de mis padres e inscribirme en un buen colegiointerno, al que me negu a ir de plano.

    Ante la perspectiva de tener que soltarme los dedos regordetes de laportezuela del coche y arrastrarme por la escalera de entrada del colegio, el toLamb, que odiaba todo tipo de conflicto personal, haba suspirado conexasperacin y arrojado su sentido comn por la ventanilla junto con mi nuevosombrero de paja del uniforme del colegio.

    Maldita cosa mascull al verlo rodar alegremente por el espejoretrovisor mientras nos alejbamos por el sendero. Jams me gustaron lasmujeres con sombrero. Me miro con fiereza. Una cosa agreg en tonoamenazante. No puedes jugar a las muecas con mis estatuillas persas.

  • Cualquier cosa menos eso. Est claro?Yo haba asentido, satisfecha. Y lo haba acompaado a Oriente Prximo, a

    Sudamrica y a docenas de lugares de estudio en el mundo entero. Habaaprendido a leer y escribir con los borradores de sus artculos, a cavar letrinas ya hervir agua y a realizar una cantidad de cosas nada apropiadas para unajovencita de buena cuna hasta que conoc al apuesto historiador de cabellooscuro que vino a consultar al to Lamb sobre la relacin de la filosofa francesacon las prcticas religiosas egipcias.

    Incluso despus de nuestra boda, Frank y yo llevamos la vida nmada de losacadmicos jvenes, entre conferencias y pisos provisionales, hasta que elestallido de la guerra envi a Frank a Adiestramiento de Oficiales y a la Unidadde Inteligencia del MI6 y a m a la escuela de enfermera. Si bien habamosestado casados durante casi ocho aos, la nueva casa en Oxford sera nuestroprimer hogar de verdad.

    Con la cartera bajo el brazo, entr en la tienda y compr los jarrones.

    Me encontr con Frank en la esquina de las calles May or y Gereside y juntosnos encaminamos hacia la posada. Frank enarc las cejas al ver mis compras.

    Jarrones? Sonri. Fantstico. Tal vez as dejes de colocar flores en mislibros.

    No son flores; son especmenes. Y fuiste t quien sugiri que me dedicara ala botnica. Para ocupar mi mente, ahora que ya no tengo que trabajar deenfermera le record.

    Es cierto asinti de buen humor. Pero no imaginaba que cada vez queabriera un libro de consulta se me fuera a caer algn vegetal en el regazo. Quera esa horrible cosa marrn que pusiste en Tuscum y Banks?

    Hojas de avena. Son buenas para las hemorroides.Te ests preparando para mi inminente vejez, verdad? Qu considerada,

    Claire!Entre risas, abrimos el portn y Frank se hizo a un lado para dejarme subir la

    angosta escalera de la entrada. De pronto, me agarr del brazo.Cuidado! No pises ah.Levant el pie y esquiv una gran mancha roj iza en el escaln superior.Qu raro! dije. La seora Baird limpia la escalera todas las maanas.

    La he visto hacerlo. Qu crees que es?Frank se acerc al escaln y oli con cuidado la mancha.Dira que es sangre.Sangre! Di un paso atrs hacia la entrada. De quin? Ech una

    mirada nerviosa hacia la casa. Crees que la seora Baird ha tenido algnaccidente? No poda imaginar que nuestra inmaculada anfitriona dejara queunas manchas de sangre se secaran en la entrada de su casa a menos que hubiera

  • ocurrido una catstrofe mayor. Por un instante me pregunt si el vestbulo noalbergara a un enloquecido asesino con un hacha, listo para abalanzarse sobrenosotros con un grito escalofriante.

    Frank mene la cabeza y se puso de puntillas para espiar el jardn vecino porencima de la valla.

    No lo creo. Hay una mancha igual en la entrada de los Collins.En serio? Me acerqu a Frank, tanto para ver por encima de la valla

    como para buscar apoy o moral. Escocia no me pareca un sitio apropiado paraun asesinato mltiple, pero tampoco crea que los asesinos utilizaran el sentidocomn para elegir sus lugares. Es bastante desagradable coment. Nohaba seales de vida en la casa vecina. Qu piensas que ha ocurrido?

    Frank frunci el entrecejo, pensativo. En un rapto de inspiracin, se golpe lapierna con la palma de la mano.

    Me parece que ya lo s! Espera un momento. Sali disparado por elportn y trot por el camino dejndome sola en la entrada de la casa. Volvienseguida, radiante ante la confirmacin. S, es eso. Debe de serlo: todas lascasas lo tienen.

    Qu tienen? Un asesino loco? Habl con dureza, todava un poconerviosa por haber sido dejada en la sola compaa de una mancha de sangre.

    Frank ri.No, un sacrificio ritual. Fascinante! Se arrodill en el csped para

    escudriar la mancha sumamente interesado.Esta alternativa no era mucho mejor que un manaco homicida. Me acuclill

    junto a l y arrugu la nariz por el olor. Era temprano para que hubiera moscas,pero un par de grandes moscardones escoceses revoloteaban alrededor de lamancha.

    Qu quieres decir con sacrificio ritual ? La seora Baird es muyreligiosa, al igual que todos los vecinos. No estamos en la Colina Druida ni nadapor el estilo, sabes?

    Se irgui y se sacudi los pantalones.Te equivocas, querida. No hay un lugar en el mundo con ms

    supersticiones y magia incorporadas a la vida cotidiana que las tierras altas deEscocia. Religiosa o no, la seora Baird cree en las viejas ley endas, igual que elresto del vecindario. Seal la mancha con la punta del zapato bien lustrado.La sangre de un gallo negro explic con expresin de triunfo. Las casas sonnuevas, ves? Prefabricadas.

    Lo mir con frialdad.Si crees que eso explica todo, te equivocas. Qu importa si las casas son

    viejas o no? Y dnde est todo el mundo?En la taberna, supongo. Vayamos a ver, quieres? Me cogi del brazo y

    me condujo a travs del portn hacia la calle Gereside. En los viejos tiempos

  • relat mientras caminbamos, y hasta no hace mucho, se acostumbraba amatar algo y enterrarlo bajo los cimientos para apaciguar a los espritus localesde la tierra. Ya sabes: Echar los cimientos sobre su primognito y sobre su hijomenor levantar la entrada . Ms viejo que las colinas.

    La cita me produjo escalofros.En ese caso, supongo que son muy modernos y civilizados al usar gallinas.

    Acaso quieres decir que, como las casas son bastante nuevas, no hay nadaenterrado debajo y los habitantes estn remediando ahora esa omisin?

    S, exactamente. Frank pareca feliz con mi progreso. Me dio unapalmada en la espalda. Segn el prroco, mucha gente de por aqu pensabaque la guerra se debi en parte a que las personas se alejaron de sus races ydejaron de tomar las precauciones necesarias, tales como sacrificar a alguienpara enterrarlo debajo de los cimientos o quemar raspas de pescado, menosbacalao, por supuesto aadi, alegre por la ocurrencia. Nunca hay quequemar las raspas del bacalao, lo sabas? De lo contrario, jams pescars otro.Las raspas del bacalao se entierran.

    Lo tendr presente repuse. Dime qu hay que hacer para no volver aver un arenque y lo har de inmediato.

    Neg con la cabeza, sumido en uno de sus arrebatos de placer acadmico enlos que perda contacto con el mundo exterior, absorto en la tarea de buscarconocimientos en todas las fuentes posibles.

    No s en el caso de los arenques replic con aire ausente. Para losratones hay que colgar ramos de lamo tembln en la casa. Con respecto a loscuerpos enterrados bajo los cimientos de ah provienen muchos de losfantasmas locales. Conoces Mountgerald, la casa grande al final de la calleMayor? Ah hay un fantasma, uno de los albailes que fue sacrificado para loscimientos. Fue durante el siglo dieciocho; hace relativamente poco agreg,pensativo.

    Cuentan que por orden del dueo de la casa, primero se edific una pared.Luego arrojaron una piedra enorme sobre uno de los albailes. Se supone queeligieron a un tipo desagradable para el sacrificio, lo enterraron en el stano yconstruyeron el resto de la casa encima de l. Ronda el stano donde lo mataron,excepto en el aniversario de su muerte y en los cuatro Viejos Das.

    Viejos Das?Las fiestas antiguas precis, perdido an en sus apuntes mentales.

    Hogmanay, que es Ao Nuevo, el da de San Juan, Beltane, que se celebra el unode mayo, y el da de Todos los Santos. Por lo que sabemos, los druidas, lospueblos prehistricos, los primitivos pictos, todos observaban las fiestas del sol ydel fuego. De todos modos, los fantasmas se liberan en las fechas sagradas ypueden andar con libertad para hacer el bien o el mal, como les plazca. Sefrot la barbilla con aire concentrado. Falta poco para Beltane cerca del

  • equinoccio de primavera. Conviene estar alerta, en especial la prxima vez quepases por el cementerio. Le brillaron los ojos y me di cuenta de que el trancehaba terminado.

    Me re.Entonces, quieres decir que hay algunos fantasmas locales famosos?Se encogi de hombros.No lo s. Le preguntaremos al vicario la prxima vez que lo veamos.Pronto lo vimos. Al igual que la may ora de los habitantes del pueblo, estaba

    en la taberna, celebrando la santificacin de las casas.Pareci algo avergonzado de que lo encontrramos en pleno acto de

    aprobacin de ritos paganos, pero descart el hecho como una simpleobservancia local de las tradiciones histricas.

    A decir verdad, es fascinante confes, y reconoc, con un suspiro interno,el canto del acadmico, un sonido tan identificable como el grito de un tordo. Enrespuesta a la llamada de un espritu hermano, Frank se instal de inmediato y sedej llevar por la seduccin acadmica. Pronto estaban inmersos en paralelismosentre las antiguas supersticiones y las religiones modernas. Me encog dehombros y me abr paso hasta la barra para volver con dos copas de coac.

    Como saba por experiencia lo difcil que era distraer la atencin de Frank deese tipo de conversacin, me limit a cogerle la mano y a colocarle los dedosalrededor de la copa y le dej que se las arreglara solo.

    Encontr a la seora Baird sentada en un banco junto a la ventana ycompartiendo un jarro de cerveza con un hombre mayor que me present comoel seor Crook.

    Es el hombre de quien le habl, seora Randall explic con los ojosbrillantes por el alcohol y la compaa. El que sabe de todo tipo de plantas. Laseora Randall tiene mucho inters en las plantas coment a su acompaante,que acerc la cabeza en una combinacin de cortesa y sordera. Las metedentro de los libros y esas cosas.

    De veras? pregunt el seor Crook al tiempo que enarcaba una cejablanca en seal de inters. Tengo algunas prensas, de las verdaderas, paraplantas y dems. Me las dio mi sobrino cuando vino durante las vacaciones de launiversidad. Las trajo para m y no me atrev a decirle que nunca uso ese tipo decosas. Las hierbas hay que colgarlas, sabe, o tal vez secarlas en un marco yponerlas en una bolsa de gasa o en un frasco. Jams he comprendido para ququieren aplastarlas de esa manera.

    Bueno, para mirarlas, quizs intercedi con amabilidad la seora Baird. La seora Randall ha preparado unas hermosas malvas y violetas secas quehasta se podran enmarcar en un cuadro.

    Aja. El rostro arrugado del seor Crook denotaba que trataba de admitirla posibilidad de tal sugerencia. Bueno, si a usted le sirven para algo, seora,

  • puede quedarse con las prensas. No quera tirarlas, pero debo decir que no las usopara nada.

    Asegur al seor Crook que me complacera utilizar las prensas para plantasy que adems me encantara que me indicara dnde encontrar algunas de lasespecies ms raras de la zona. El hombre me clav la mirada un momento con lacabeza ladeada como un pjaro viejo. Por fin, pareci decidir que mi inters erasincero y convinimos en encontramos por la maana para recorrer la zona. Sabaque Frank tena intencin de ir a Inverness para consultar los archivos de laciudad y me alegraba tener una excusa para no acompaarlo. Para m, todos losarchivos eran iguales.

    Al poco rato, Frank se separ del vicario y nos encaminamos a casa con laseora Baird. Yo era reacia a mencionar la sangre de gallo de la entrada, peroFrank la interrog entusiasmado con respecto al origen de la costumbre.

    Supongo que es muy antigua, no? pregunt mientras sacuda una varapor los arbustos que bordeaban el camino. Las cincoenrama empezaban aflorecer y poda ver los brotes de retama llenos de capullos. Una semana ms, yestaran llenos de flores.

    S. La seora Baird avanzaba con paso vivo. Ms antigua de lo quenadie sabe, seor Randall. Incluso de antes de los tiempos de los gigantes.

    Gigantes? repet.S. Fionn y el Feinn.Ley endas celtas seal Frank con inters. Hroes, probablemente de

    races escandinavas. Hay mucha influencia nrdica por aqu y por la costa haciael oeste. Algunos nombres de lugares son escandinavos, no celtas.

    Levant la mirada hacia el cielo temiendo otro rapto, pero la seora Bairdsonri, afable, y lo anim a continuar dicindole que era cierto, que ella haba idoal norte y haba visto la piedra de Dos Hermanos y que era nrdica, verdad?

    Los escandinavos desembarcaron en esa costa cientos de veces entre elao 500 y el 1300 precis Frank con los ojos perdidos en el horizonte, como sipudiera ver los barcos con forma de dragones en las nubes arrastradas por elviento. Los vikingos. Y trajeron muchos de sus mitos. Es un buen pas paramitos. Aqu las cosas parecen echar races.

    Ya lo crea. Se acercaba el atardecer y con l una tormenta. En la luzespectral bajo las nubes, hasta las casas modernas del camino se vean tan aejasy siniestras como la roca picta que, unos treinta metros adelante, custodiaba laencrucijada que haba marcado durante mil aos. Pareca una noche propiciapara estar dentro de casa con los postigos cerrados.

    Sin embargo, en lugar de quedarse en la sala de la seora Baird, abrigado yentretenido con las diapositivas de Perth Harbor, Frank decidi acudir a la citapara beber una copa de jerez con el seor Bainbridge, un abogado interesado enlos archivos histricos locales. Al recordar mi anterior encuentro con el seor

  • Bainbridge, eleg quedarme en casa con Perth Harbor.Trata de regresar antes de que empiece la tormenta dije y lo desped

    con un beso. Y saluda de mi parte al seor Bainbridge.Ah, s, por supuesto. Con cuidado de no mirarme a los ojos, Frank se puso

    el impermeable, cogi un paraguas y sali.Cerr la puerta tras l sin echar el cerrojo para que pudiera entrar cuando

    volviera. Regres a la sala, pensando que, sin duda, Frank fingira no teneresposa un ardid en el que el seor Bainbridge participara de muy buen grado.En realidad, no poda culparlo.

    Al principio, nuestra visita de la tarde anterior a la casa del seor Bainbridgehaba ido bastante bien. Yo me haba comportado con recato, gracia einteligencia. Estaba bien peinada y vestida con discrecin. Era la viva imagen dela Esposa Perfecta del Profesor. Hasta que sirvieron el t.

    Me observ la palma de la mano derecha y examin con pesar la enormeampolla que cruzaba la base de los dedos. Despus de todo, yo no tena la culpade que el seor Bainbridge, viudo, utilizara una tetera de lata barata en lugar deuna buena de loza. Tampoco era culpa ma que el abogado, en su afn por sercorts, me hubiera pedido que sirviera el t. Ni siquiera era culpable de que lamanopla que me dio estuviera gastada justo en el lugar en el que el asa al rojovivo toc mi mano cuando la levant.

    No, decid. Soltar la tetera haba sido una reaccin perfectamente normal.Soltarla en el regazo del seor Bainbridge haba sido un accidente; tena quedejarla caer en algn lado. Fue al exclamar Joder! en un tono que super elalarido del seor Bainbridge cuando Frank me clav una mirada airada porencima de los panecillos.

    Una vez recuperado del susto, el seor Bainbridge fue en extremo galante yse encarg de mi mano sin prestar atencin a los intentos de Frank de justificarmi improperio con el argumento de que haba pasado casi dos aos en un hospitalde campaa.

    Me temo que mi esposa aprendi algunas expresiones pintorescas de losamericanos adujo Frank con una sonrisa nerviosa.

    Es cierto aad con los dientes apretados mientras me envolva la manocon una toalla mojada. Los soldados suelen ser muy pintorescos cuando lesests sacando esquirlas del cuerpo.

    Con gran tacto, el seor Bainbridge trat de desviar la conversacin hacia unterreno histrico neutral sealando que siempre le haban interesado lasvariaciones a travs de los tiempos de lo que se consideraba lenguaje profano.Por ejemplo, apunt el uso de Botadis como corrupcin del juramento Voto a Dios .

    S, claro interpuso Frank, agradecido por el cambio de tema. Sinazcar, gracias, Claire. Y qu me dice de pardiez ?

  • Bueno respondi el abogado, en ese caso la deformacin es bastanteclara, verdad?

    Frank asinti y un mechn nada acadmico le cay sobre la frente. Lo echhacia atrs con un gesto automtico.

    La evolucin general del lenguaje profano es muy interesante sentenci.S, y todava contina intervine al tiempo que coga cuidadosamente un

    terrn de azcar.De veras? inquiri el seor Bainbridge con delicadeza. Acaso

    descubri usted alguna variacin interesante en su experiencia durante laguerra?

    S dije. Mi favorita es una que me ense un norteamericano. Unhombre que se llamaba Williamson, de Nueva York, creo. La deca cada vez quele cambiaba la venda.

    Cmo era?Por los huevos de Roosevelt! pronunci y dej caer limpiamente el

    terrn de azcar en el caf de Frank.

    Despus de una tranquila y agradable velada con la seora Baird, me dirig ami habitacin para prepararme antes de que Frank regresara. Saba que su lmiteeran dos copas de jerez, as que lo esperaba pronto.

    Se estaba levantando viento y el aire de la habitacin estaba cargado deelectricidad. Me cepill el cabello y los rizos se encresparon hasta unirse enfuriosos enredos. Decid que el pelo tendra que pasar la noche sin sus ciencepilladas. Considerando el clima, me conformara con lavarme los dientes.Algunos mechones se me adheran a las mejillas y se pegaban con insistenciacuando intentaba acomodarlos hacia atrs.

    No haba agua en la jarra. Frank la haba utilizado para arreglarse antes de ira su reunin con el seor Bainbridge y yo no me haba molestado en rellenarlacon agua del bao. Cog la botella de LHeure Bleu y volqu una generosacantidad en la palma de la mano. Me frot las manos con rapidez antes de que seevaporara la fragancia y me las pas por el pelo. Ech otro poco de colonia en elcepillo y estir los rizos hacia atrs.

    Bueno. As estaba mejor, pens, mientras mova la cabeza de un lado a otropara examinar el resultado en el espejo. La humedad haba disipado laelectricidad esttica del pelo, de modo que me caa en ondas pesadas y brillantes.Adems, al evaporarse el alcohol, haba dejado un perfume agradable. A Frankle gustara, seguro. LHeure Bleu era su colonia favorita.

    De pronto, hubo un relmpago, seguido casi de inmediato por un poderosotrueno. Las luces se apagaron. Mientras protestaba entre dientes, busqu a tientasen los cajones.

    En algn lugar haba visto velas y fsforos. Los cortes de luz eran tan

  • frecuentes en las montaas de Escocia que las velas eran parte necesaria delmobiliario de todo cuarto de hotel o posada. Las haba visto en los hoteles mselegantes, perfumadas con madreselva y presentadas en candelabros de cristalopaco.

    Las velas de la seora Baird eran mucho ms prcticas: blancas y rsticas,pero haba muchas en la habitacin, acompaadas por tres caj itas de fsforos. Enaquellas circunstancias, no estaba de humor para ser exigente.

    Con el destello del siguiente relmpago, coloqu una vela en el candelabro decermica azul que haba sobre la cmoda. Camin por la habitacin prendiendootras velas hasta que todo el cuarto qued iluminado por un tenue y vacilanteresplandor. Muy romntico, pens. Con cierta presencia de nimo, cerr elinterruptor de la luz para que un repentino regreso de la electricidad no arruinarael ambiente en un momento inoportuno.

    Las velas se haban derretido un centmetro cuando se abri la puerta y Frankentr en la habitacin como una rfaga de viento. Literalmente, porque lacorriente que lo sigui apag tres de las velas.

    La puerta se cerr a sus espaldas con un golpe que apag otras dos. Frankescudri la sbita penumbra y se pas la mano por el cabello desordenado. Melevant y volv a encender las velas mientras comentaba sus bruscos mtodos deentrada en los cuartos. Slo cuando hube terminado y me di la vuelta paraofrecerle una copa observ que estaba plido y agitado.

    Qu te ocurre? pregunt. Acaso has visto un fantasma?En realidad dijo despacio, no estoy seguro. Con aire distrado, cogi

    mi cepillo y lo alz para peinarse. Un soplo fugaz de LHeure Bleu lleg a susorificios nasales y arrug la nariz. Dej el cepillo y opt por su peine de bolsillo.

    Mir por la ventana y vi que los olmos se sacudan como ltigos. Un postigosuelto golpeaba con fuerza al otro lado de la casa y se me ocurri que tal vezdebiramos cerrar los nuestros, aunque la tormenta que se estaba desarrollandotena un aspecto muy excitante.

    Es una noche un poco violenta para fantasmas coment. No lesgustan ms las veladas tranquilas y brumosas en los cementerios?

    Frank ri con un poco de vergenza.Bueno, supongo que es culpa de las historias de Bainbridge y de un exceso

    de jerez. Nada, seguramente.Ahora senta curiosidad.Qu has visto exactamente? inquir mientras me sentaba en la silla de la

    cmoda. Le seal la botella de whisky con una ceja enarcada y Frank fueenseguida a servir dos copas.

    En realidad, era un hombre comenz al tiempo que serva una medidapara l y dos para m. Estaba parado fuera, en el camino.

    Fuera de casa? Me re. Entonces, deba de ser un fantasma. No creo

  • que haya ningn mortal fuera en una noche como sta.Frank inclin la jarra de agua sobre su copa y me mir con ojos acusadores

    al ver que no caa nada.No me culpes ataj. Has gastado toda el agua. No me importa tomarlo

    as. Beb un sorbo para demostrrselo.Frank pareci tentado con la idea de ir al bao a buscar ms agua, pero

    descart la posibilidad y prosigui con su historia. Bebi con cuidado, como si lacopa contuviera vitriolo en lugar del mejor whisky de malta Glenfiddich.

    S, estaba en el borde del jardn, a este lado, junto a la valla. Cre vacily mir su copa, cre que miraba hacia tu ventana.

    Mi ventana? Qu extrao! No pude evitar un escalofro. Cruc lahabitacin para cerrar los postigos, aunque ya era algo tarde para eso. Frank mesigui sin dejar de hablar.

    S, y o poda verte tambin desde abajo. Te estabas cepillando el cabello yprotestando porque se te encrespaba.

    En ese caso, el hombre deba de estar rindose aventur con descaro.Frank mene la cabeza, pero sonri y me acarici el pelo.

    No, no se rea. Pareca muy triste por algn motivo. No poda verle elrostro, pero poda notarlo en su postura. Me acerqu por detrs y al ver que no semova, le pregunt cortsmente si poda ayudarle en algo. Al principio, actucomo si no me hubiera odo y pens que quiz no me haba odo por el ruido delviento. Volv a preguntarle y estir el brazo para tocarle el hombro. Ya sabes,para atraer su atencin. Pero antes de que pudiera tocarlo, se volvi y pas juntoa m en direccin al camino.

    Ms parece un maleducado que un fantasma seal, y vaci mi copa.Qu aspecto tena?

    Era un tipo grande respondi Frank con el entrecejo fruncido. Unescocs, con el tpico atuendo completo con morral y un hermoso broche en lafalda. Quera preguntarle dnde lo haba comprado, pero se march antes de quepudiera hacerlo.

    Fui hasta la cmoda y me serv otra copa.Bueno, no es una vestimenta muy rara en estos lugares, no? He visto

    hombres as en el pueblo algunas veces.Nooo Frank pareca confundido. No, no fue la ropa lo que me llam

    la atencin. Cuando pas junto a m, podra jurar que estuvo tan cerca que tenaque haber sentido su roce. Pero no fue as. Me intrig tanto que me volv paramirarlo mientras se alejaba. Camin por la calle Gereside y cuando lleg a laesquina desapareci. Fue entonces cuando sent un escalofro en la columna.

    Tal vez te distraj iste un segundo y l se perdi entre las sombras insinu. Hay muchos rboles cerca de la esquina.

    Podra jurar que no le quit la vista de encima mascull Frank. De

  • pronto, levant la mirada. Ya s! Ahora recuerdo por qu me pareci tanextrao, aunque no me di cuenta en aquel momento.

    Por qu? El fantasma estaba empezando a cansarme. Quera pasar a untema ms interesante, como la cama, por ejemplo.

    El viento soplaba muy fuerte, pero ni su falda ni su capa se agitaban,excepto con el movimiento de sus piernas al caminar.

    Nos miramos.Bueno dije por fin, suena un poco fantasmagrico.Frank se encogi de hombros y sonri de repente, como quitndole

    importancia.Al menos tendr algo que contarle al vicario la prxima vez que lo vea. Tal

    vez se trate de un conocido fantasma local y as podr contarme su tenebrosahistoria. Consult el reloj. Bueno, creo que es hora de ir a la cama.

    Lo es murmur.Lo mir en el espejo mientras se quitaba la camisa y buscaba una percha. De

    pronto, se detuvo.Has asistido a muchos escoceses, Claire? pregunt con brusquedad.

    En el hospital de campaa o en Pembroke?Por supuesto repliqu, algo intrigada. Haba unos cuantos Seaforths y

    Camerons en el hospital de campaa de Amiens y, despus de Caen, recibimos amuchos Gordon. Buenos soldados, en su may ora. Muy valientes, en general,pero unos cobardes terribles cuando se trataba de inyecciones. Sonre alrecordar a uno en particular. Tuvimos uno, un viejo. Era gaitero en el tercerbatalln de Seaforths. No poda soportar las inyecciones, en especial en lacadera. Se pasaba horas con un dolor espantoso antes de dejar que alguien se leacercara con una aguja. Y aun entonces, trataba de convencernos de que lepusiramos la inyeccin en el brazo, a pesar de que era intramuscular. Elrecuerdo del cabo Chisholm me hizo rer. Me dijo: Si voy a acostarme bocaabajo con el trasero al aire, quiero a la mujer debajo de m, no detrs con unaaguja en la mano! .

    Frank sonri, pero pareca algo incmodo, como sola estarlo cuando lecontaba algunas de las historias menos delicadas de la guerra.

    No temas dije al ver su expresin. No contar esa historia cuando esttomando el t en el Saln de Profesores.

    Volvi a sonrer, ahora menos tenso, y se acerc para quedarse detrs de m.Me dio un beso en la cabeza.

    No te preocupes dijo. Van a adorarte en el Saln de Profesores, noimporta qu cuentos les relates. Mmmm. Te huele muy bien el pelo.

    Te gusta? En respuesta, desliz las manos por mis hombros y me cogilos senos bajo el fino camisn. En el espejo del tocador, vi su cabeza sobre lama, con la barbilla apoyada en mi pelo.

  • Me gusta todo en ti manifest con voz ronca. Estas preciosa a la luz delas velas, sabes? Tus ojos son como el jerez en una copa de cristal y tu pielresplandece como el marfil. Pareces una hechicera a la luz de las velas. Tal vezdeba desconectar la luz para siempre.

    Sera difcil leer en la cama respond y sent que se me aceleraba elpulso.

    Hay cosas mejores que hacer en la cama murmur.S? dije y me levant para rodearle el cuello con los brazos. Cmo

    qu?

    Poco ms tarde, acurrucados detrs de los postigos cerrados, levant lacabeza del hombro de Frank y dije:

    Por qu me has preguntado eso? Me refiero a si haba asistido a algnescocs. Ya tienes que saber que s, que todo tipo de hombres pasan por esoshospitales.

    Se movi y desliz una mano por mi espalda.Mmm. Por nada, en realidad. Slo que cuando vi a ese tipo fuera, se me

    ocurri que podra ser. Vacil y me estrech con un poco ms de fuerza.Ya sabes, alguien a quien atendiste, tal vez. Quiz se enter de que estabas aquy vino a ver. Algo as.

    En ese caso expres con pragmatismo, por qu no entr y preguntpor m?

    Bueno Frank trataba de aparentar indiferencia. Puede que noquisiera encontrarse conmigo.

    Me incorpor sobre un codo y me lo qued mirando. Habamos dejado unavela encendida; poda verlo bien. Haba vuelto la cabeza y contemplaba con airepor dems indiferente la litografa del prncipe Carlos con la que la seora Bairdhaba decidido decorar la pared.

    Le cog la barbilla y lo obligu a mirarme. Abri los ojos con simuladasorpresa.

    Ests insinuando exig saber que ese hombre que has visto fuera fuealgo as como, como? Dud un instante en busca de la palabra apropiada.

    Una aventura? sugiri para ayudarme.Un amante? conclu.No, no, en absoluto afirm de manera no muy convincente.Me apart las manos de su rostro y trat de besarme, pero esta vez me toc a

    m volver la cara. Se conform con bajarme para que me acostara otra vez a sulado.

    Sucede que. comenz. Claire, fueron seis aos. Y nos vimos apenastres veces. La ltima, slo por el da. No sera extrao que. Quiero decir, todoel mundo sabe que los mdicos y las enfermeras se encuentran bajo una enorme

  • presin en las emergencias y Bueno, yo Es slo que. Bueno, lo entendera,sabes, si algo espontneo

    Interrump el titubeante discurso soltndome y bajndome de la cama comouna tromba.

    Crees que te he sido infiel? inquir. Lo crees? Porque si es as, puedesirte de este cuarto ahora mismo. Fuera de esta casa! Cmo te atreves a sugeriruna cosa as? Estaba indignada y Frank se sent para intentar calmarme. Nome toques! estall. Dime, de veras supones que he tenido un romanceapasionado con uno de mis pacientes slo porque has visto a un hombre extraomirando hacia mi ventana?

    Frank abandon la cama y me envolvi con sus brazos. Me qued tiesa comola mujer de Lot, pero l insisti, acaricindome el cabello y los hombros comosaba que me gustaba.

    No, no lo creo asever. Me apret contra s y me calm un poco, aunqueno lo suficiente como para abrazarlo.

    Despus de un buen rato, murmur:No, s que no haras algo as. Slo quera decir que si lo hubieras hecho

    No me importara, Claire. Te quiero tanto. Nada que hicieras podra cambiar esteamor. Me cogi el rostro entre las manos. Como era slo diez centmetros msalto que yo, poda mirarme a los ojos. Aadi con suavidad: Me perdonas? Su aliento, apenas perfumado con el aroma del Glenfiddich, me entibi la cara.Sus labios, insinuantes, estaban muy cerca.

    Afuera, otro relmpago anunci la llegada de la tormenta y una copiosalluvia comenz a golpear las tejas del techo.

    Lentamente, le rode la cintura con los brazos. La misericordia nunca se agota cit. Mana como el suave roco del

    cielo .Frank ri y levant la vista. Las manchas superpuestas en el techo atentaban

    contra la posibilidad de dormir secos toda la noche.Si sa es una muestra de tu misericordia coment, no quisiera conocer

    tu venganza. La tormenta se desat como un caonazo en respuesta a suspalabras. Ambos remos relajados.

    Fue despus, mientras escuchaba su respiracin profunda a mi lado, cuandoempec a hacerme preguntas. Como yo haba dicho, no haba habido infidelidadpor mi parte. Por mi parte. Pero seis aos, como haba dicho Frank, era muchotiempo.

  • 2. Las piedras enhiestas

    A la maana siguiente, el seor Crook pas a recogerme a las siete en punto.As podremos ver el roco en los rannculos, eh, jovencita? dijo

    guindome un ojo con anciana galantera. Haba trado una motocicleta, de casisu misma edad, para transportarnos a la campia. Las prensas para plantasestaban minuciosamente atadas a los costados de la enorme mquina, comoparachoques en una balsa. Fue un paseo agradable a travs del tranquilo paisaje,que pareci mucho ms silencioso cuando el atronador rugido de la motocicletadel seor Crook enmudeci de pronto. Descubr que el anciano saba muchosobre las plantas locales. No slo conoca los lugares donde encontrarlas, sinotambin sus usos medicinales y cmo prepararlas. Dese haber llevado uncuaderno para escribirlo todo, pero me conform con escuchar atentamente lacascada voz y me esforc por memorizar la informacin mientras guardaba lasmuestras en las pesadas prensas.

    Nos detuvimos a merendar cerca de la falda de una extraa colina. A pesarde ser verde como sus vecinas, con los mismos salientes rocosos y riscos, tenaalgo diferente: un sendero muy marcado que suba por uno de los lados ydesapareca de forma abrupta tras un peasco de granito.

    Qu hay ah arriba? pregunt al tiempo que sealaba el sitio con elbocadillo de jamn. Parece un lugar muy escarpado para una merienda.

    Ah. El seor Crook mir hacia la colina. Es Craigh na Dun, jovencita.Pensaba ensersela despus del almuerzo.

    En serio? Tiene algo especial?Oh, s respondi, pero se neg a decir nada ms, limitndose a comentar

    que y a lo vera.Tena ciertos reparos con respecto a la capacidad del anciano para subir el

    empinado sendero, pero se disiparon cuando me encontr jadeando detrs de l.Por fin, el seor Crook extendi una mano huesuda y me ayud a llegar a lacima.

    Ah est. Seal con la mano abierta en un gesto casi de pertenencia.Es un monolito! exclam, encantada. Un monolito en miniatura!Debido a la guerra, haban pasado varios aos desde la ltima vez que haba

    visitado Salisbury, pero Frank y yo habamos ido a Stonehenge al poco tiempo decasarnos. Al igual que los dems turistas que paseaban anonadados entre lasgigantescas rocas erguidas, nos habamos quedado boquiabiertos ante la Piedradel Altar ( donde los antiguos sacerdotes druidas realizaban sus espantosossacrificios humanos anunci la estentrea voz de la gua que acompaaba a ungrupo de turistas italianos, quienes procedieron cumplidamente a tomarfotografas del bloque de piedra de aspecto bastante corriente).

    La misma pasin por la exactitud que haca que Frank colgara sus corbatas de

  • modo tal que las puntas quedaran perfectamente paralelas nos haba obligado arecorrer la circunferencia del crculo, para medir la distancia entre los orificios Zy los orificios Y y para contar los dinteles del Crculo Sarsen, el anillo msexterno formado por las monstruosas piedras.

    Tres horas ms tarde, sabamos cuntos orificios Y y Z haba (cincuenta ynueve, si os interesa; a m, no), pero no tenamos ninguna pista acerca delpropsito de la estructura, como tampoco la tenan los cientos de arquelogosprofesionales y aficionados que haban inundado el lugar durante los ltimosquinientos aos.

    Por supuesto, no faltaban opiniones. La vida con los acadmicos me habaenseado que en lo que se refiere al progreso profesional, una opinin bienexpresada vala ms, por lo general, que un hecho mal expresado.

    Un templo. Un cementerio. Un observatorio astronmico. Un campo deejecuciones (de ah el incorrecto nombre de Piedra de la Matanza para lamole que se encuentra en uno de los laterales, semihundida en su propia fosa).Un mercado al aire libre. A m me gustaba esta ltima posibilidad. Poda ver a lasamas de casa megalticas paseando por las aberturas con canastas bajo el brazo,observando con ojo crtico el brillo de la ltima serie de jarras de arcilla yescuchando con escepticismo los anuncios de los pasteleros prehistricos yvendedores de palas de hueso de ciervo y cuentas de mbar.

    Lo nico que pareca no sustentar esta hiptesis era la presencia de cuerposdebajo de la Piedra del Altar y de restos incinerados en los orificios Z. A menosque se tratara de los desafortunados restos de comerciantes acusados de estafaren el peso a sus clientes, no pareca muy higinico enterrar gente en el mercado.

    No haba indicios de cementerio en el monolito en miniatura de la cima de lacolina. Utilizo la palabra miniatura para indicar que el crculo de piedrasenhiestas era ms pequeo que Stonehenge. Las piedras en s eran gigantescas enproporcin a mi estatura.

    Haba escuchado comentar a otro gua de Stonehenge que estos crculos depiedras se encuentran en toda Gran Bretaa y Europa, algunos mejorconservados que otros, o con leves diferencias de orientacin y forma, pero todosde propsito y origen desconocidos.

    El seor Crook permaneci en pie, sonriente, mientras yo recorra las rocas yme detena a cada momento para tocar alguna con delicadeza, como si pudieradejar huella en las monumentales piedras.

    Algunas eran moteadas, con lneas de colores tenues. Otras tenan manchasde mica que reflejaban el sol matinal con alegres destellos. Todas erannotablemente diferentes de los grupos de rocas lugareas que sobresalan delhelechal circundante. Quienquiera que hubiese construido aquel crculo, por larazn que fuera, lo haba considerado lo suficientemente importante como paraextraer, moldear y transportar los bloques de piedra con el fin de levantar su

  • testimonio. Moldearlos cmo? Transportarlos cmo?, y desde quinimaginable distancia?

    A mi marido le fascinara manifest al seor Crook cuando me detuvepara agradecerle el haberme enseado el lugar y las plantas. Lo traer mstarde. El enjuto anciano me ofreci el brazo en lo alto del sendero. Lo aceptdespus de echar un vistazo a la pendiente empinada y decidir que a pesar de suedad, pareca tener un andar mucho ms firme que el mo.

    Aquella tarde, cog el camino al pueblo para ir a buscar a Frank a la vicara.Al pasar por las diseminadas cabaas, inhal, feliz, el tpico y fuerte aire escocs,mezcla de hierba, salvia y retama, condimentado aqu y all con el humo dechimeneas y el aroma de arenque frito. El pueblo estaba ubicado en un pequeodeclive al pie de uno de los elevados riscos que se y erguen en los pramosescoceses. Las cabaas junto al camino eran muy bonitas. El florecimiento de laprosperidad de posguerra haba alcanzado para una nueva mano de pintura;incluso la rectora, que deba de tener por lo menos cien aos, luca un vivoamarillo brillante en los marcos de las ventanas y a algo desvencijadas.

    El ama de llaves del vicario abri la puerta. Era una mujer alta y delgada conun collar de tres vueltas de perlas falsas alrededor del cuello. Al saber quin eray o, me dio la bienvenida y me escolt por un corredor largo, angosto y oscuro,decorado con grabados color sepia de gente que debieron de ser personajesfamosos de su poca o parientes queridos del vicario actual, aunque igualmentepoda tratarse de la Familia Real, pues no distingua mucho en la penumbra.

    En cambio, el estudio del vicario estaba inundado de luz proveniente de losenormes ventanales que cubran una pared desde el techo hasta el suelo. Uncaballete cerca de la chimenea, con un leo inacabado de acantilados sombroscontra un cielo de atardecer, explicaba la razn de los ventanales, que debieronde aadirlos mucho tiempo despus de la construccin de la casa.

    Frank y un hombre bajo, rubicundo y con cuello clerical, estaban absortossobre un montn de papeles en el escritorio que haba al fondo, junto a la pared.Frank apenas levant la vista a modo de saludo, pero el vicario, muy atento, dejsus explicaciones y se apresur a estrecharme la mano. Su rostro redondoirradiaba amabilidad.

    Seora Randall! exclam mientras me sacuda la mano con entusiasmo. Qu alegra volver a verla. Llega justo a tiempo para escuchar la noticia!

    Qu noticia? Al ver la suciedad y el tipo de letra de los papeles sobre elescritorio, calcul que la fecha de la noticia en cuestin deba de ser de alrededorde 1750. Nada como para detener las rotativas.

    Una gran noticia. Hemos estado rastreando al ancestro de su marido, JackRandall, en los despachos del ejrcito de la poca. El vicario se me acerc yme habl como un gngster de pelcula norteamericana. He tomado

  • prestados los despachos originales de los archivos de la Sociedad Histricalocal. Le ruego que no se lo diga a nadie

    Divertida, promet no revelar el fatal secreto y busqu una silla cmoda paradisponerme a escuchar las ltimas revelaciones del siglo dieciocho. Un silloncitojunto al ventanal me pareci apropiado, pero cuando me acerqu para girarlo endireccin al escritorio, descubr que estaba ocupado. Un nio de cabello negrobrillante dorma, acurrucado, en el fondo del asiento.

    Roger! El vicario, que se haba aproximado para ay udarme, estaba tanasombrado como yo. El chico se despert asustado, se enderez y abri unosenormes ojos verdes. Qu haces aqu, sabandija? La voz del prroco estabacargada de afecto. Has vuelto a quedarte dormido ley endo las tiras cmicas?Recogi las hojas de colores vivos y se las entreg al jovencito. Ve a jugar,Roger. Tengo que hablar con los seores Randall. Espera. Olvid presentarte.Seora Randall, le presento a mi hijo, Roger.

    Me sorprend un poco. El padre Wakefield era, para m, el retrato perfecto deun soltero empedernido. Cog la pequea mano que me ofreca el nio, laestrech con calor y al soltarla, reprim el impulso de limpiarme la palma, ahoraalgo pegajosa, en la falda.

    El padre Wakefield sigui al nio con una mirada cariosa mientras ste seencaminaba a la cocina.

    En realidad, es hijo de una sobrina me confi. Al padre lo derribaronsobre el Canal y la madre muri en un bombardeo. As que me hice cargo de l.

    Qu generoso por su parte murmur al tiempo que pensaba en el toLamb. l tambin haba muerto durante un bombardeo en el auditorio del MuseoBritnico, donde se encontraba dando una conferencia. Conocindolo, estabasegura de que le habra hecho feliz el saber que el ala contigua de antigedadespersas se haba salvado.

    En absoluto, en absoluto. El vicario agit una mano con humildad. Esmuy agradable tener un poco de juventud en la casa. Tome asiento.

    Frank comenz a hablar antes de que pudiera apoyar mi bolso en el silln.Hemos tenido mucha suerte, Claire se entusiasm mientras buscaba

    entre los viejos papeles. El vicario ha encontrado una serie de despachosmilitares que mencionan a Jonathan Randall.

    Bueno, parece ser que el capitn Randall era alguien importante sealel vicario y cogi algunos de los papeles. Estuvo al mando del regimiento delFuerte William durante unos cuatro aos, pero pas bastante tiempo hostigando lacampia escocesa al otro lado de la frontera en nombre de la Corona. Estemontn aadi y separ un grupo de papeles que deposit en el escritorio,son informes de quejas contra el capitn realizadas por distintas familias yterratenientes, que van desde interferencia con los sirvientes por parte de lossoldados del regimiento hasta robos de caballos, sin mencionar insultos no

  • especificados.Aquello me divirti.As que tienes el proverbial ladrn de caballos en tu rbol genealgico,

    Frank?Se encogi de hombros, inmutable.Era lo que era y no puedo hacer nada al respecto. Slo quiero investigarlo.

    Las quejas no son nada extraas si tenemos en cuenta la poca. Los ingleses engeneral y el ejrcito en particular eran muy poco populares en Escocia. No, locurioso es que no se hay a hecho nada con respecto a las quejas, ni siquiera en elcaso de las ms serias.

    El vicario, incapaz de quedarse callado, terci:Es verdad. En aquel entonces, los oficiales no estaban sujetos a las normas

    modernas; podan hacer lo que quisieran en asuntos menores. Sin embargo,resulta extrao. No se trata de que las denuncias se investigaran y sedesestimaran, sino que, adems, jams volvieran a mencionarse. Sabe lo quecreo, Randall? Su antepasado deba de tener un protector. Alguien que podaprotegerlo de la censura de sus superiores.

    Frank se rasc la cabeza mientras miraba los despachos con ojos entornados.Tal vez tenga razn. Pero tendra que ser alguien bastante poderoso, alguien

    perteneciente a la alta jerarqua militar o quizs, incluso, a la nobleza.S, o posiblemente La entrada del ama de llaves, la seora Graham,

    interrumpi las teoras del prroco.Les traigo un refrigerio, caballeros anunci y coloc la bandeja del t

    con firmeza en el centro del escritorio. El vicario logr salvar a tiempo susvaliosos despachos. La mujer me escudri con ojo analtico, evaluando mismovimientos inquietos y mirada vidriosa. Traje dos tazas porque pens que talvez la seora Randall deseara acompaarme a la cocina. Tengo un poco de No esper a que concluy era la invitacin. Me levant de un salto. Cuandollegamos a la puerta giratoria que llevaba a la cocina de la vicara, o las teorasrecomenzar a mis espaldas.

    El t era verde, caliente y aromtico, con trocitos de hebras que flotaban enel lquido.

    Mmm dije y deposit la taza en el plato. Haca mucho que no tomabaOolong.

    La seora Graham asinti, radiante al ver que y o disfrutaba de su bebida. Eraobvio que se haba tomado algunas molestias: mantelitos de encaje hechos amano, finas tazas de porcelana y panecillos con crema.

    S, no poda conseguirlo durante la guerra. Es el mejor para leer las hojas.Con las otras hojas de t me costaba mucho. Las hebras se deshacen tan deprisaque no se puede ver nada.

    Lee usted las hojas de t? pregunt, algo divertida. La seora Graham,

  • con su cabello corto y gris y su gargantilla de tres vueltas de perlas, no tena nadade gitana adivina. Un sorbo de t recorri el largo y delgado cuello paradesaparecer debajo de las perlas.

    Pues claro, querida. Como mi abuela y su abuela antes de ella. Beba su ty le dir lo que veo.

    Permaneci en silencio un largo rato. A cada instante, ladeaba la taza paraaprovechar la luz o la haca girar para obtener un ngulo diferente.

    La baj con cuidado, como si temiera que le fuera a estallar en la cara. Lasarrugas de la boca se hicieron ms profundas y enarc las cejas en seal deconfusin.

    Bueno aventur por fin. Es una de las ms extraas que he visto.De veras? Todava divertida, comenzaba a sentir curiosidad. Acaso

    voy a conocer a un extrao alto y moreno o a viajar al otro lado del ocano?Puede que s. La seora Graham detect mi tono irnico y lo imit con

    una leve sonrisa. Y puede que no. Eso es lo raro, querida. Todo escontradictorio. Est la hoja torcida que indica viaje, pero cruzada por la hoja rotaque significa no moverse. Por cierto que hay desconocidos, varios. Y uno de elloses su marido, si es que leo correctamente.

    Algo de la diversin se esfum. Despus de seis aos de separacin y seismeses juntos, en cierto sentido, mi esposo todava era un extrao. No obstante, nocomprenda cmo poda saberlo una hebra de t.

    La seora Graham segua con el entrecejo fruncido.Djeme ver su mano, querida agreg.La mano que sostena la ma era huesuda pero clida. Una fragancia a

    lavanda emanaba de la cabeza entrecana inclinada sobre la palma de mi mano.La mujer me la observ durante un buen rato. En ocasiones, deslizaba un dedopor las lneas, como siguiendo un mapa en el que todos los caminos acababan endesiertos y pramos.

    Bueno, qu hay? pregunt tratando de mantener un tono alegre. O esque mi destino es tan espantoso que no puede revelarse?

    La seora Graham alz unos ojos desconcertados y me contempl conexpresin pensativa. Me retuvo la mano. Mene la cabeza y apret los labios.

    No, querida. No es el destino lo que est en la mano. Slo su semilla. Lamujer lade su cabeza parecida a la de un pjaro. Las lneas de la manocambian, sabe. En otro momento de su vida pueden ser muy distintas de comoson ahora.

    No lo saba. Pens que uno naca con las lneas y listo. Reprim elimpulso de retirar la mano. Para qu sirve leer las manos, entonces? Noquera ser brusca, pero el escrutinio me haba puesto nerviosa, en especialdespus de la lectura de las hojas de t. La seora Graham sonri y me cerr losdedos.

  • Las lneas de la mano indican cmo es usted, querida. Por eso cambian o,por lo menos, deberan cambiar. En algunos casos no lo hacen. Son las personasque no tienen la suerte de cambiar, pero son muy pocas. Me apret la manocon suavidad y me dio una palmadita. No creo que sea usted una de ellas. Sumano ya seala muchos cambios para alguien tan joven. Debe de ser por laguerra, por supuesto aadi como para s.

    Volv a sentir curiosidad y abr la mano por propia voluntad.Cmo soy, segn mi mano?La seora Graham frunci el entrecejo pero no volvi a cogerme la mano.No s. Es curioso, porque la may ora de las manos tienen algo en comn.

    Con esto no quiero decir que ver una es verlas todas pero a menudo es as.Hay patrones, sabe? De pronto, sonri una sonrisa contagiosa tras la queasomaban dientes muy blancos evidentemente postizos. As trabaja unaadivina. Lo hago en la feria de la iglesia todos los aos. O lo haca antes de laguerra y supongo que volver a hacerlo ahora. Una muchacha entra en la tienday ah estoy yo, con un turbante adornado con una pluma de pavo real del seorDonaldson y vestimenta de esplendor oriental que vendra a ser la bata delvicario, amarilla con pavos reales por todas partes. De todos modos, la miromientras finjo observar su mano y advierto que lleva una blusa abierta hasta elbusto, perfume barato y aros que le llegan a los hombros. No necesito una bolade cristal para saber que tendr un hijo antes de la feria del ao siguiente. Laseora Graham hizo una pausa. Los ojos grises brillaban, traviesos. Aunque sila mano no tiene anillo, conviene predecir que se casar pronto.

    Re y ella tambin.Entonces, ni siquiera les mira las manos? pregunt. Excepto para ver

    si llevan alianza?Pareci sorprendida.Oh, por supuesto que s. Slo que ya se sabe de antemano lo que se va a

    ver. En general. Seal mi mano con la cabeza. Pero es la primera vez queveo este patrn. La lnea del pulgar prosigui y ahora se ech hacia delante yme roz la mano no debera cambiar mucho. Significa que tiene usted carctery una voluntad difcil de torcer. Me gui un ojo. Supongo que su maridopodra haberle dicho eso. Y esta otra tambin. Indic el montculo debajo de labase del pulgar.

    Qu quiere decir?Lo llaman el Monte de Venus. Apret los delgados labios, pero las

    comisuras se elevaron. En un hombre, significa que le gustan las damas. En elcaso de una mujer, es diferente. Para decirlo con delicadeza, le har unaprediccin. Su marido no se alejar mucho de su cama. Emiti una carcajadasonora y me ruboric.

    La anciana ama de llaves se encorv otra vez sobre mi palma y me clav el

  • dedo ndice aqu y all para reforzar sus palabras.A ver, una lnea de la vida bien marcada. Tiene usted buena salud y lo ms

    probable es que la conserve. La lnea se interrumpe, lo cual quiere decir que suvida ha cambiado mucho Bueno, nos ha pasado a todos, verdad? Pero en sucaso es ms cortada de lo usual. Y la lnea del matrimonio Volvi a menearla cabeza. Est dividida. Es corriente. Significa dos matrimonios

    Mi reaccin fue suave y la reprim de inmediato, pero la mujer se dio cuentay levant la vista. Pens que probablemente era una adivina bastante inteligente.La cabeza gris se sacudi con un gesto reconfortante.

    No, no, jovencita. No quiere decir que le vay a a pasar algo a su hombre.Es slo que si algo le ocurriera explic y enfatiz el si con un suaveapretn de mano usted no se quedara llorando y guardndole luto. Significaque puede usted volver a enamorarse si el primer amor se pierde. Entorn losojos mientras examinaba mi mano y deslizaba una ua corta por la profundalnea del matrimonio. Pero la may ora de las lneas divididas estn cortadas yla suya se bifurca. Me mir con una sonrisa picara. Est segura de que no esbgama, verdad?

    Mene la cabeza, sonriente.No. En qu momento? Luego gir la mano para que viera el borde,

    junto al meique. Me contaron que las marcas a este lado indican el nmerode hijos que se van a tener. Esperaba que mi tono sonara despreocupado. Elborde de mi palma era tristemente liso.

    La seora Graham descart la idea con un ademn displicente.Bah! Despus de haber tenido una o dos criaturas pueden aparecer

    arrugas all. Pero lo ms probable es que le aparezcan en el rostro. No pruebanada de antemano.

    No? Sent un tonto alivio al escucharla. Iba a preguntarle si las lneasprofundas en la base de mi mueca significaban algo (una tendencia alsuicidio?), pero el padre Wakefield nos interrumpi al traer las tazas vacas. Lasdej en la mesa y comenz una ruidosa y torpe bsqueda en el armario, con laobvia intencin de recibir ay uda.

    La seora Graham se puso en pie de un salto para preservar la santidad de sucocina. Apart al padre y se dispuso a preparar una bandeja para llevar alestudio. El vicario me llev a un lado.

    Por qu no viene al estudio a beber una taza de t con su marido yconmigo, seora Randall? Hemos hecho un descubrimiento muy gratificante.

    Not que a pesar de su compostura exterior, herva de alegra por lo quehaban encontrado, como un nio con una rana en el bolsillo. Era evidente quetendra que ir a leer la factura de la lavandera, el recibo de un arreglo de botas oalgn documento similar del fascinante capitn Randall.

    Frank estaba tan absorto en los documentos antiguos que apenas levant la

  • vista cuando entr en el estudio. Los deposit con desgana en las regordetasmanos del vicario y se dio la vuelta para permanecer de pie detrs del padre yespiar por encima de su hombro, como si no soportara la idea de alejarse deaquellos papeles ni siquiera un segundo.

    S? aventur con cortesa mientras tocaba sin inters los sucios trozos depapel. Mmm. S, muy interesante.

    De hecho, la apretada letra estaba tan difusa y los trazos eran tanrecargados que no pareca valer la pena descifrarla. Una hoja, en mejorescondiciones que las dems, tena una especie de escudo en la parte superior.

    El duque de Sandringham, verdad? pregunt mientras observaba elescudo con el leopardo y el lema debajo, ms legible que el texto manuscrito.

    S, as es respondi el prroco, ms radiante que nunca. Se trata de unttulo ya extinto, sabe?

    No lo saba, pero asent con expresin inteligente. Conoca a los historiadoresy su comportamiento ante un hallazgo. Bastaba con asentir a cada momento ydecir de veras? o qu fascinante en los momentos apropiados.

    Despus de una serie de idas y venidas por parte de Frank y el vicario, sedecidi que el ltimo tendra el honor de informarme sobre el descubrimiento.Era evidente que toda aquella basura indicaba que el antepasado de Frank, JackRandall el Negro, no haba sido slo un gallardo soldado de la Corona, sino unagente secreto y de confianza del duque de Sandringham.

    Casi un espa, no le parece, doctor Randall? Con caballerosidad, elvicario le pas la pelota a Frank, quien la cogi y corri.

    S, desde luego. El lenguaje que utilizan es muy reservado, por supuesto. Volvi las hojas con el dedo.

    De veras? interpuse.Pero da la impresin de que a este Jonathan Randall le hubieran

    encomendado la tarea de avivar sentimientos jacobitas, si es que existan, en lasfamilias distinguidas de la zona. El objetivo era poner al descubierto a los baronesy jefes de clanes que tuvieran esperanzas secretas en ese sentido. Pero es muycurioso. Acaso no se sospechaba que Sandringham era jacobita? Frank sevolvi hacia el vicario con el ceo fruncido. La suave frente del clrigo se arrugcon igual extraeza.

    Creo que s; tiene razn. Pero, espere. Busquemos en Cameron. Se lanzhacia la biblioteca repleta de libros encuadernados en cuero. Estoy seguro deque menciona a Sandringham.

    Fascinante murmur y dej que mi atencin se desviara hacia laenorme plancha de corcho que cubra una pared del estudio desde el suelo hastael techo.

    Estaba cubierta con una increble variedad de cosas; en su may ora, papelesde todo tipo: recibos del gas, correspondencia, avisos del Consejo Diocesal,

  • pginas de novelas, notas con la letra del vicario. Tambin haba pequeosobjetos como llaves, tapas de botellas y lo que en apariencia eran trozos decoches en miniatura, sujetos con tachuelas e hilo.

    Ech un vistazo a los objetos al tiempo que trataba de seguir el curso deldebate a mis espaldas. (El duque de Sandringham probablemente fuera jacobita,decidieron). Un rbol genealgico capt mi atencin. Lo haban colocado congran cuidado en un sitio especial y tena cuatro tachuelas, una en cada esquina.La parte superior del rbol inclua nombres que databan de principios del siglodiecisiete. Pero lo que me sorprendi fue el nombre escrito al final: Roger W.(MacKenzie). Wakefield .

    Perdn dije, interrumpiendo la ltima andanada de discusin conrespecto al leopardo en el escudo del duque: tena un lirio en la pata o era unaflor de azafrn?. Es ste el rbol genealgico de su hijo?

    Cmo? Oh, s, s, lo es. Distrado, el vicario se me acerc,resplandeciente otra vez. Descolg la hoja de la pared con ternura y la apoy sobre la mesa frente a m. No quise que olvidara a su propia familia explic. Se trata de un linaje bastante antiguo, de alrededor del 1600. El dedoregordete sigui la lnea de descendencia casi con veneracin. Le di miapellido porque me pareci lo ms apropiado, dado que vive aqu, pero no queraque olvidara su origen. Hizo una mueca de humildad. Me temo que mifamilia no es gran cosa desde el punto de vista genealgico. Muchos vicarios ysacerdotes, con algunos libreros espordicos para variar. El rastro se pierdealrededor de 1762. No eran muy buenos para llevar registros, sabe? concluy y sacudi la cabeza con expresin de reproche por el letargo de sus ancestros.

    Ya era tarde cuando por fin salimos de la vicara; el prroco nos despidi conla promesa de llevar las cartas al pueblo para fotocopiarlas a primera hora de lamaana. Frank parlote alegremente sobre espas y jacobitas durante gran partedel trayecto de regreso a la pensin de la seora Baird. Al final, no obstante, notmi silencio.

    Qu te pasa, cario? pregunt y me tom del brazo, solcito. No tesientes bien? El interrogante encerraba una mezcla de preocupacin yesperanza.

    S, estoy bien. Slo pensaba Vacil porque ya habamos hablado deltema antes. Pensaba en Roger.

    Roger?Suspir con impaciencia.Pero, Frank! A veces eres tan. olvidadizo. Roger, el hijo del padre

    Wakefield.Claro, por supuesto replic indeciso. Un nio encantador. Qu pasa

    con Roger?Bueno hay muchos chicos como l. Hurfanos, ya sabes.

  • Me mir con seriedad y mene la cabeza.No, Claire. De veras, me gustara, pero ya te he dicho lo que siento con

    respecto a la adopcin. Es slo que. no me sentira feliz con un nio que nofuera bueno de mi propia sangre. No dudo que es ridculo y egosta por miparte, pero as es. Quiz cambie de idea con el tiempo, pero por ahora Dimos unos pasos en medio de un tenso silencio. De pronto, Frank se detuvo y sevolvi hacia m, cogindome las manos. Claire declar con voz ronca,quiero un hijo nuestro. Eres lo ms importante del mundo para m. Deseo queseas feliz, pero quiero bueno, quiero tenerte para m. Tengo miedo de que unnio ajeno, con quien no tendramos un parentesco real, se convierta en unintruso y me inspire resentimiento. Pero darte un hijo, verlo crecer dentro de ti,verlo nacer entonces sentira que es parte de ti. Y de m. Un verdaderomiembro de la familia. Sus ojos suplicaban, enormes.

    S, est bien. Comprendo. Estaba dispuesta a dejar el tema por ahora.Me volv para seguir caminando, pero l me tom en sus brazos.

    Claire. Te quiero. Haba una ternura inconmensurable en su voz. Apoyla cabeza en su hombro y sent su calor y la fuerza de sus brazos alrededor de micuerpo.

    Yo tambin te quiero. Permanecimos abrazados un momento, acunadospor el viento que soplaba en el camino. De repente, Frank se apart un poco y mesonri.

    Adems susurr al tiempo que me apartaba el cabello del rostro,todava no hemos perdido la esperanza, verdad?

    Le devolv la sonrisa.No.Me cogi la mano y la pas por debajo de su brazo. Nos dirigimos a nuestro

    alojamiento.Quieres volver a intentarlo?S, por qu no? Caminamos de la mano hacia la calle Gereside. Al ver

    Baragh Mhor, la roca picta ubicada en la esquina, record los monolitos.Lo haba olvidado exclam. Hay algo fascinante que quiero ensearte.

    Frank me mir y me sujet con fuerza. Me apret la mano.Yo tambin respondi con una sonrisa traviesa. Me lo ensears

    maana.

    Al da siguiente, sin embargo, tenamos otras cosas que hacer. Haba olvidadoque habamos planeado pasar el da en el valle del lago Ness.

    Era un viaje largo y partimos muy temprano, antes del alba. Despus decorrer hasta el coche que nos esperaba, en el fro del amanecer, fue agradabledescansar bajo la manta y sentir el calor retornar a manos y pies. Me dej llevarpor un delicioso sopor y me qued dormida en el hombro de Frank. Lo ltimo que

  • vi fue la cabeza del conductor recortada contra el cielo rosado.Llegamos despus de las nueve; el gua que Frank haba contratado nos

    esperaba en la orilla del lago con un pequeo bote de vela.Si le parece bien, seor, pens que podramos ir en bote hasta el castillo

    Urquhart. Tal vez podamos comer algo all antes de continuar. El gua, unhombrecillo lgubre vestido con una camisa de algodn gastada y pantalones delanilla, guard la cesta con emparedados debajo del asiento y me ofreci sumano callosa para subir a la embarcacin.

    Era un da hermoso y la vegetacin frondosa de la costa se reflejaba en laencrespada superficie del agua. Nuestro gua, a pesar de su sombra apariencia,result experto y conversador. Nos sealaba las islas, castillos y ruinas quebordeaban el largo y angosto lago.

    All est el castillo Urquhart. Seal una pared de piedra lisa, apenasvisible entre los rboles. O mejor dicho, lo que queda de l. Recibi unamaldicin de las brujas del valle y tuvo una desgracia tras otra.

    Nos cont la historia de Mary Grant, hija del Seor del castillo Urquhart, y desu amante, Donald Donn el poeta, hijo de MacDonald de Bohuntin. El padre deella les haba prohibido verse debido a la costumbre de Donald de recogertodo ganado que encontraba (una antigua y honorable profesin escocesa, nosasegur el gua). Sin embargo, se vean. El padre se enter y plane una citafalsa. Donald cay en la trampa y fue atrapado. Condenado a morir, pidi que lodecapitaran como a un caballero, en lugar de ahorcarlo como a un criminal. Leconcedieron el deseo y el muchacho march al cadalso repitiendo: El diablo alseor de Grant se llevar, pero a Donald Donn no lo colgar . No lo colgaron yla leyenda asegura que su cabeza cortada rod del cadalso y habl. Dijo: Mary,levanta mi cabeza .

    Me estremec. Frank me rode con el brazo y murmur:Recuerdo un fragmento de uno de los poemas de Donald Donn. Dice as:

    Maana estar en la colina, sin cabeza.Acaso no sienten compasin por mi doliente doncella,mi Mary, la de piel clara y ojos dulces?

    Le cog la mano y se la apret con suavidad.Despus de escuchar historia tras historia de traiciones, asesinatos y violencia,

    nos pareci que el lago se haba ganado su siniestra reputacin.Y el monstruo? pregunt mientras miraba por la borda hacia la oscura

    profundidad. Combinaba a la perfeccin con el entorno.El gua se encogi de hombros y escupi en el agua.Bueno, el lago es muy extrao, no hay duda. Hay historias de algo antiguo

    y malvado que vivi en sus profundidades. Se le ofrecan sacrificios ganado y

  • nios pequeos arrojados al agua en cestos. Volvi a escupir. Y algunosafirman que el lago no tiene fondo, que tiene un pozo en el centro, ms hondo queningn otro sitio de Escocia. Por otra parte agreg y sus ojos entrecerrados secerraron an ms, hace unos aos, una familia de Lancashire lleg corriendo ala comisara de polica de Invermoriston gritando que haban visto al monstruosalir del agua y ocultarse en el helechal. Contaron que era una criatura espantosa,cubierta de pelo rojo y con cuernos horribles. Y que estaba comiendo algo y lasangre le chorreaba de la boca. Levant una mano para detener miexclamacin horrorizada. El oficial que enviaron a investigar volvi y dijo quesalvo por la sangre chorreando, se trataba de una descripcin bastante precisase interrumpi para aumentar el efecto de la historia de una hermosavaca escocesa rumiando en la pradera.

    Navegamos la mitad de la longitud del lago antes de desembarcar paraalmorzar. El coche nos aguardaba all y volvimos a cruzar el valle. No vimosnada ms siniestro que un zorro rojo, con un pequeo animal en la boca, que nosmir pasar raudos por una curva. Salt a un lado y se ocult en la hierba, gilcomo una sombra.

    Era muy tarde cuando subamos por el sendero hacia la posada de la seoraBaird. Nos abrazamos en la entrada mientras Frank buscaba la llave y remos alrecordar los eventos del da.

    Cuando nos desvestamos para irnos a acostar, record mencionar el monolitode Craigh na Dun. El cansancio de Frank se desvaneci al instante.

    En serio? Y sabes dnde est? Qu maravilla, Claire! Estaba radiantey comenz a buscar algo en su maleta. Qu buscas?

    El despertador contest al tiempo que lo sacaba. Para qu? pregunt, atnita. Quiero levantarme a tiempo para verlas. A quines? Alas brujas.

    Qu brujas? Quin te dijo que hay brujas? El vicario replic Frank.Era evidente que disfrutaba de la broma. Su ama de llaves es una de ellas.

    Pens en la digna seora Graham y resopl con sorna.No seas ridculo!Bueno, en realidad, no son brujas. Ha habido brujas en Escocia durante

    cientos de aos las quemaron hasta mediados del siglo dieciocho pero stasson druidas, o algo por el estilo. Supongo que no se trata de adoracin al diablo,pero el prroco me dijo que haba un grupo local que an cumple con los ritualesde las antiguas festividades del sol. Como comprenders, no puede interesarsemucho en ese tipo de cosas, debido a su posicin, pero tampoco puede ignorarlaspor completo siendo un hombre curioso. No saba dnde se realizan lasceremonias, pero si hay un monolito en los alrededores, ah debe de ser. Serestreg las manos con entusiasmo. Qu suerte!

  • Levantarse una vez antes del amanecer es divertido. Dos veces seguidas, esmasoquismo.

    Adems, esta vez no nos esperaba un coche caliente con mantas y termos.Medio dormida, segu a Frank colina arriba, trastabillando con races y piedras. Elaire estaba fro y hmedo. Hund las manos en los bolsillos de mi chaleco.

    Un esfuerzo final para llegar a la cima y all estaba el monolito. Las rocaseran apenas visibles en la sombra luz del alba. Frank se qued petrificado,admirndolas, mientras yo buscaba una roca para apoy arme y recuperar elaliento.

    Qu hermoso murmur. Avanz en silencio hacia el borde del conjuntoy su silueta se perdi en las sombras de las gigantescas rocas. Eran hermosas,pero tambin espectrales. Me estremec, no slo por el fro. Si las haban hechopara impresionar, haban logrado su cometido.

    Frank regres enseguida.No hay nadie an susurr de pronto detrs de m y me sobresalt.

    Vamos; he encontrado un sitio desde donde podremos ver sin ser vistos.La luz asomaba por el este, un leve resplandor gris claro en el horizonte,

    suficiente como para no tropezar mientras Frank me conduca hacia un huecoque haba encontrado entre unos arbustos en lo alto del sendero. Haba unpequeo claro en la mata de arbustos, con espacio para que ambospermaneciramos de pie, hombro con hombro. Desde all, se vea perfectamenteel sendero y el interior del crculo de rocas, a no ms de seis metros de distancia.No era la primera vez que me preguntaba qu tipo de tareas habra desempeadoFrank durante la guerra. Por cierto, saba mucho sobre andar sigilosamente en laoscuridad.

    Con lo adormecida que estaba, slo quera acurrucarme debajo de algnarbusto acogedor y volver a dormirme. Como no haba lugar para eso, me quedde pie, mirando hacia el escarpado sendero para ver la llegada de las druidas. Seavecinaba un lumbago y ya me dolan los pies, pero no poda faltar mucho. Elrayo de luz se haba vuelto rosa plido y calcul que faltara menos de mediahora para el amanecer.

    La primera se mova casi tan silenciosamente como Frank. Apenas se oy unsonido leve cuando sus pies despearon una piedra pequea cerca de la cima dela colina. Luego, una repeinada cabeza gris asom en silencio: la seora Graham.Era verdad, entonces. El ama de llaves del vicario vesta falda de tweed ychaqueta de lana y llevaba un bulto blanco bajo el brazo. Desapareci detrs delas rocas, sigilosa como un fantasma.

    Enseguida aparecieron en grupos de dos y tres. Las risitas apagadas y lossusurros en el sendero se acallaron al llegar al crculo. Reconoc a algunas.Estaba la seora Buchanan, la encargada del correo del pueblo, con el cabello

  • rubio recin peinado y el aroma de Noche de Pars emanando de sus rizos.Contuve la risa. As que stas eran las druidas modernas!

    En total, sumaban quince, todas mujeres. En edad, iban desde la seoraGraham, con sus sesenta y tantos aos, hasta una joven de alrededor de veinte, aquien yo haba visto dos das antes en las tiendas empujando un cochecito. Todasllevaban ropa apta para la caminata y un fardo blanco bajo el brazo. Con unmnimo de conversacin, desaparecieron detrs de rocas o arbustos yemergieron con las manos vacas y los brazos desnudos, todas de blanco. Cuandouna de ellas pas muy cerca de donde nos encontrbamos, detect el olor ajabn en polvo y me di cuenta de que en realidad, las tnicas eran sbanasenrolladas alrededor del cuerpo y atadas en el hombro.

    Se reunieron fuera del crculo de rocas, en fila de mayor a menor ypermanecieron as, en silencio, esperando. La luz se hizo ms intensa.

    Cuando el sol asom por encima del horizonte, la hilera de mujeres comenza caminar lentamente entre dos de las piedras. La gua las condujo al centro delcrculo para dar vueltas all, despacio, majestuosas como cisnes en una procesincircular.

    La gua se detuvo de pronto. Levant los brazos y entr en el centro delcrculo. Alz el rostro hacia las piedras ubicadas al este y habl en voz alta. Nofue un grito, pero la voz se oy por todo el crculo. La quieta bruma capt laspalabras y las repiti, como si provinieran de las piedras mismas.

    Cualquiera que fuera el grito, el resto de mujeres, ahora convertidas enbailarinas, lo pronunciaron. No se tocaban, pero con brazos extendidos, sesacudan y retorcan mientras continuaban marchando en crculo. De repente, elgrupo se dividi en dos. Siete bailarinas caminaban en el sentido de las agujas delreloj , todava girando, mientras las dems lo hacan en la direccin contraria. Losdos semicrculos se cruzaban a una velocidad creciente; en ocasiones, formabanun crculo completo y en otras, una lnea doble. En el centro, la gua permanecaquieta, emitiendo una y otra vez el grito triste y agudo, en una lengua yadesaparecida.

    Se vean ridculas y tal vez lo eran. Un grupo de mujeres ataviadas consbanas, muchas de ellas robustas y nada giles, describiendo crculos en lo altode una colina. Sin embargo, el grito consegua ponerme los pelos de punta.

    Se detuvieron al mismo tiempo y se volvieron hacia el sol naciente.Formaban dos semicrculos con un sendero entre las dos mitades del crculo queconstituan. Cuando el sol se elev en el horizonte, su luz se derram entre lasrocas orientales, atraves las mitades del crculo y se clav en la gran piedrahendida al otro lado del conjunto.

    Las bailarinas permanecieron inmviles un momento, rgidas en las sombrasa cada lado del haz de luz. Entonces, la seora Graham pronunci algo en elmismo extrao idioma, pero esta vez en tono normal. Gir sobre sus talones y

  • con la espalda erguida y las ondas grises como el acero brillando bajo el sol,camin por el sendero de luz. Sin decir una palabra, las bailarinas la imitaron.Una por una, pasaron por la hendidura de la piedra principal y desaparecieron ensilencio.

    Nos acuclillamos en los arbustos hasta que las mujeres, que ahora rean yconversaban con normalidad, buscaron sus ropas y emprendieron el descenso engrupo, listas para tomar caf en la vicara.

    Caray ! Me estir para desentumecer mis piernas y la espalda. Vayaespectculo, no?

    Maravilloso! exclam Frank. No me lo hubiera perdido por nada delmundo. Sali del arbusto como una serpiente. Me dej desenredarme sola y sedirigi al interior del crculo. Peg la nariz al suelo, como un perro de caza.

    Qu ests buscando? pregunt. Entr en el crculo algo vacilante, peroya era pleno da y las rocas, si bien an impresionaban, haban perdido el aspectoamenazante del amanecer.

    Marcas respondi mientras gateaba con los ojos clavados en el csped. Cmo saban dnde comenzar y dnde detenerse?

    Buena pregunta. No veo nada. Ech un vistazo al suelo y divis unaplanta interesante cerca de la base de una de las rocas altas. Sera una miosota?No, probablemente no. Las flores de sta tenan el centro naranja entre ptalosazul oscuro. Intrigada, me acerqu. Frank, con un odo ms fino que el mo, sepuso en pie de un salto y cogi mi brazo para sacarme del crculo un instanteantes de que una de las bailarinas de la maana entrara por el otro extremo.

    Era la seorita Grant, la regordeta y pequea mujer que atenda la confiteradel pueblo en la calle Mayor. Mir a su alrededor y busc sus anteojos en elbolsillo. Se los coloc y camin por entre las rocas. Por fin, se agach pararecoger la horquilla que haba perdido. Se la puso en medio de sus pesados ybrillantes bucles, pero no pareca tener prisa. Se sent en un montculo y seapoy en una de las piedras para encender un cigarrillo.

    Frank suspir con exasperacin a mi lado.Bueno dijo. Ser mejor que nos vayamos. Por lo visto, es probable

    que pase all la maana entera. De todos modos, no he visto ninguna marca.Tal vez podamos volver ms tarde suger, an curiosa por la planta de

    flores azules.S, de acuerdo. Pero era evidente que haba perdido todo inters en el

    conjunto de piedras. Ahora estaba absorto en los detalles de la ceremonia. Meinterrog despiadadamente mientras bajbamos el sendero para hacermerecordar con exactitud las palabras del grito y el orden de la danza. Eslavo decret por fin, satisfecho. Las palabras son de origen eslavo antiguo. Estoycasi seguro. La danza, sin embargo Mene la cabeza mientras pensaba.No. La danza es mucho ms antigua. Es cierto que hay danzas circulares vikingas

  • aadi y enarc las cejas como si yo hubiera sugerido lo contrario. Pero esemovimiento de filas dobles es como Algunos diseos de cermicas de losBeaker tienen un dibujo similar pero mmm.

    Se dej llevar por uno de sus trances acadmicos, murmurando para susadentros de tanto en tanto. Volvi en s cuando tropez de improviso con unobstculo cerca del final del sendero. Abri los brazos con un grito de sorpresa alperder el equilibrio y rod los ltimos metros del descenso. Se detuvo ante unmontculo de heno.

    Corr hasta l, pero al llegar, lo encontr ya sentado entre la hierba seca.Ests bien? pregunt, a pesar de que lo vea sano y salvo.Creo que s. Se pas la mano por las cejas y trat de atusarse el cabello

    oscuro. Con qu tropec?Con esto. Le ense una lata de sardinas, arrojada all por algn visitante

    anterior. Una de las amenazas de la civilizacin.Oh. La cogi y mir el interior. Luego la tir por encima del hombro.

    Qu pena que estuviera vaca. La excursin me ha dado hambre. Vamos a verqu ha preparado la seora Baird para el desayuno?

    No es mala idea convine y apart los ltimos mechones que le caan enla frente. Pero tampoco lo es saltrnoslo y comer ms temprano. Lo mir alos ojos.

    Oh dijo en un tono diferente. Desliz una mano por mi brazo hasta llegaral cuello. All, el pulgar me acarici el lbulo de la oreja. No, no es malaidea

    Si no tienes mucho apetito aventur. Con la otra mano, me recorri laespalda. La palma abierta me empuj con suavidad hacia l y los dedoscomenzaron a descender. Abri la boca y sopl por el escote de mi vestido. Elclido aliento me acarici los senos.

    Me apoy con cuidado sobre la hierba. Las puntas espigadas del henoparecan flotar alrededor de su cabeza. Se inclin y me bes con ternura, ycontinu besndome mientras me desabotonaba el vestido. Avanzaba muydespacio, un botn cada vez, y se detena para introducir la mano y jugar con lospezones. Por fin, abri el vestido del cuello a la cintura.

    Oh volvi a decir, en un tono otra vez distinto. Terciopelo blanco. Hablaba con voz ronca y su cabello haba vuelto a caer sobre la frente, pero nointent apartrselo.

    Con un movimiento del pulgar, desprendi el broche del sostn y se agachpara rendirle un experto homenaje a mis senos. Se apart y cogi los senos conambas manos. Las desliz hacia el centro hasta juntarlas para volver a separarlassiguiendo la lnea de las costillas hasta la espalda. Las manos subieron y bajaron,una y otra vez, hasta que gem de impaciencia. Entonces pos los labios en losmos y me oprimi hasta que nuestras caderas encajaron a la perfeccin. Su

  • boca descendi para besarme el borde de la oreja. La mano que me acariciabala espalda baj an ms y de pronto, se detuvo con sorpresa. Volvi a tantear yFrank se irgui para mirarme con una sonrisa en el rostro.

    Qu tenemos aqu? inquiri imitando el tono de un pueblerino. Omejor dicho, que no tenemos aqu?

    Vine preparada contest con recato. Las enfermeras aprenden aanticiparse a las contingencias.

    En serio, Claire susurr y desliz la mano debajo de mi falda. Subi porel muslo hasta llegar a la suave y desprotegida calidez entre mis piernas. Eresla persona ms prctica que conozco.

    Aquella noche, Frank se me acerc por detrs mientras yo estaba sentada enun silln de la sala con un libro grande en mi regazo.

    Qu haces? pregunt. Apoy las manos en mis hombros.Estoy buscando esa planta respond al tiempo que colocaba un dedo

    entre las pginas para no perder la referencia. La que vi en el crculo depiedras. Fjate Abr el libro. Podra ser una campanulcea o unagenciancea, una polemonicea, una borragincea Esa me parece la msprobable, una nomeolvides. Pero tambin podra ser una variante de sta, laAnemone Patens. Seal una ilustracin a todo color de una anmona. Nocreo que se trate de ningn tipo de genciana; los ptalos no eran del todo redondospero

    Bueno, por qu no vuelves y la buscas? sugiri. El seor Crook podraprestarte su vieja mquina o no, tengo una idea mejor. Puedes pedirle prestadoel coche a la seora Baird. Es ms seguro. La caminata hasta el pie de la colinaes corta.

    Y luego hay como un kilmetro cuesta arriba apunt. Por qu eststan interesado en esa planta? Me gir para mirarlo. La lmpara de la saladelineaba su cabeza con un halo dorado, como un grabado medieval de un santo.

    La planta no me interesa. Pero y a que vas a ir de todos modos meencantara que echaras un vistazo fuera del crculo.

    Est bien dije para darle el gusto. Para qu?Pa