libro no te rindas ante las heridas de la vida y el desaliento

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Si te sientes que ya no puedes más, si sientes que ya no esperas nada en la vida, si te experimentas sin razón de vivir, o no puedes perdonar y el rencor te está dañando; si la sensación de frustración y depresión te aplasta, ¡Ánimo! ¡No te rindas! Ante las heridas de la vida Y el desaliento Comienza a caminar hacia la sanación Y libertad interior , y…. ¡No te rindas! ¡No te rindas! Ante las heridas de la vida Y el desaliento 0

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Si te sientes que ya no puedes más, si sientes que ya no esperas nada en la vida, si te experimentas sin razón de

vivir, o no puedes perdonar y el rencor te está dañando; si la sensación de frustración y depresión te aplasta, ¡Ánimo!

¡No te rindas! Ante las heridas de la vida Y el desaliento

Comienza a caminar hacia la sanaciónY libertad interior , y…. ¡No te rindas!

¡No te rindas!Ante las heridas de la vida

Y el desaliento

Índice

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Introducción……………………………2

Capítulo 1 No te rindas…………………………….3Terapia de fortaleza……………………15

Capítulo 2No te rindas ante el desaliento……….17Proceso del duelo……………………..24Terapia de consuelo…………………..28

Capítulo 3No te rindas ante el cansancio……….30Terapia de descanso………………….. 41

Capítulo 4No te rindas ante las heridas………….44Terapia de sanación…………………... 54El papel arrugado…………………….. 58

Capítulo 5No te rindas ante la frustración……...60Cuando el gallo cante…………..…….67Terapia antidepresiva………………….70

Capítulo 6El poder sanador de la Palabra………..73Terapia de Amor……………………...83

Capítulo 7El miedo viene de lo que oigo……….86

Terapia de paz…………………………98

Capítulo 8La fuerza del amor……………………100La serenidad en el amor…………….. 103La llama Eterna……………………….104Lo que puede “matar” el amor………106Terapia de ternura…………………….111

Capítulo 9La depresión se supera……………….. 113Optimista hasta la muerte…………… 121Trabajar con optimismo………………126

Capítulo 10Saber orar ante la Palabra de Dios……131

Capítulo 11Tu Tesoro (Dinámicas de vida)………136

Conclusión…………………………………….141

Introducción

En este mundo en el que parece reinar la

desesperanza, el rechazo a sí mismos, la

tristeza, el desencanto de vivir, la depresión, el

desaliento, la soberbia, el egoísmo, el divorcio

hacia la vida, en pocas palabras, la “cultura de

1

la muerte”, este libro ha surgido por la

necesidad que sentimos de llevar luz consuelo y

apoyo, a todos aquellos y aquellas que han

perdido la “brújula” o se sienten solos,

deprimidos desesperados, heridos, sin fe y que

no pueden más con los problemas de su vida.

Hoy más que nunca, nuestros corazones

necesitan ser iluminados por esa Luz que viene

de lo Alto. Necesitamos explotar la riqueza

interior que Dios ha puesto en nuestro interior y

que Él de antemano ha puesto en nuestro

corazón: fortaleza, alegría, valentía,

perseverancia, humildad, bondad, amor, perdón

etc.

Él nos ha enviado a esta tierra con todo

lo que necesitamos para ser feliz y podamos

vivir esta vida de una manera excelente, al

estilo de Aquél que nos amó hasta morir en la

cruz y que está vivo y actuante en nuestra

profundidad. Encontrarás después de cada

tema, “Terapias”, momentos de reflexión y

oración sencilla y profunda que te ayudarán a

NO RENDIRTE NUNCA, acrecentando el amor a

ti mismo/a, a los demás y sobre todo, al Señor

Dios.

Que Él pues, sea tu Guía. Permítele obrar

en tu corazón, en este viaje hacia tu sanación

interior. Nosotras hemos pasado por muchas

situaciones muy difíciles -cáncer, abuso sexual,

heridas de abandono, rechazo, humillación

traición e injusticias- pero que ahora, a la luz

del Evangelio, no las consideramos

“desgracias” sino gracia, por la cual hoy

podemos aconsejarte desde la experiencia y

por la que te decimos con todo poder en el

Nombre de Jesús: ¡Ánimo! ¡No te rindas! ¡Que

no estás sólo, sola!

Jesús de Nazareth

No te rindas

2

Capítulo 1

No te rindas

La mayoría de las personas, en todo el mundo, fetos,

bebés, niños, preadolescentes, adolescentes, jóvenes, adultos

y ancianos, alguna vez en la vida hemos pasado por

situaciones muy pero muy difíciles, como dirá el salmista: “Por

valle de sombra y de muerte”, pero también allí en medio de

todo, en medio del maltrato, rechazo, abandono, traición,

humillación, e injusticia, en medio de esos insultos constantes,

o que alguien te pusiera en ridículo, en medio de la

manipulación, de las amenazas, y de la explotación, cuando te

encerraban en aquél cuarto, entre gritos en medio de aquél

clima de miedo o de terror, promesas falsas, destrucción de

pertenencias personales o el hecho de que te impidieran tener

amigos, en medio de aquella violación y abuso, en medio de

todo ese dolor, en el corazón de Dios, estaba pensado para ti,

este mensaje de esperanza.

La mayoría de la gente es infeliz y se sume en la

depresión, porque prefiere no caminar en la fe. Repetimos: la

mayoría de la gente es infeliz y se sume en la depresión,

porque prefiere no caminar en la fe, si, lo escuchaste bien,

prefiere no caminar de fe, y entonces permite que el amor

propio herido le desgarre el alma y deja que el orgullo herido

se hinche y crezca, prefiriendo recurrir a cualquier salida falsa

como la ira, los malos tratos, las palabras hirientes, la

prostitución, la deshonestidad, la mentira, el alcohol, el

tabaquismo, las drogas, el suicidio antes que sacar de su

3

interior el tesoro que puede darle la llave a la libertad interior,

a la sabiduría, al verdadero amor, a la paz.

¿Sabes?, nosotros, preferimos, aún habiendo pasado

tantas cosas en la vida: rechazos, abandonos, traiciones,

humillaciones e injusticias, creer en ese Dios que es amor fiel,

inmenso, tierno, cariñoso, misericordioso y perfectamente

sabio. Mucha gente hoy en día, repite lo que algún día otros

dijeren que “Dios fue creado por el hombre en su mente para

darse una respuesta después de la vida o para darse

respuesta ante tanto dolor o para darse seguridad ante la

impotencia y desamparo”. pero, permítenos decirte que no es

justo que te dejes llevar por la opinión de seres humanos,

mortales como tú y yo, que prefirieron vivir su vida, y basar su

seguridad desde su ciencia, desde sus criterios, desde su

pensamiento y no desde una viva experiencia en su corazón

del amor infinito de Dios.

Ellos fueron hijos de una época y si hoy en pleno siglo

XXI aún muchos seres humanos siguen creyendo en un “Dios

vengativo y justiciero”, imagínate en siglos pasados, cómo

sería la idea que se tenía de Él, de Dios, pero gracias a la

Revelación de ese amor inmenso que ha tenido Dios con

nosotros los seres humanos hemos ido comprendiendo poco a

poco que Dios no es ese Dios cargado de antropomorfismos

es decir, cargado de tendencias negativas humanas como la

venganza, el odio, la ira, el rechazo, el abandono, la

humillación, la traición y la injusticia, todo fruto de un

subconsciente herido. ¡¡El Dios Revelado es vida!!, Sí, ¡¡Dios

es fiel, Dios es amor!!.

Nosotros, pues, preferimos hablarte desde la

experiencia que hemos tenido de ese amor infinito del Padre

Dios, manifestado en Jesús, al habernos rescatado de una

vida sin sentido, de una vida llena de ira, de sensualidad, de

orgullo, de soberbia, de egoísmo, de vacío existencial.

Tenemos bien experimentado es decir, nadie nos lo ha

contado sino que lo hemos vivido en el alma, que Él no tiene

nada que ver con todo ese sufrimiento provocado por el

corazón herido del hombre, porque Él nos creó para la libertad

y la vida, para la solidaridad y el amor, pero tú, yo y quienes

nos hirieron, preferimos la esclavitud y la muerte.

Él nos creó para el amor, pero tú, yo y quienes nos

hirieron, preferimos muchas veces, el rencor, el resentimiento,

el odio, las palabras, miradas y actitudes hirientes. Él nos creó

para la felicidad, pero hay quienes eligen vivir auto

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compadeciéndose, amargados, negándose el derecho de ser

feliz.

Tú que escuchas, aunque no pudieras ver, o caminar,

aunque hayas perdido todo en la vida, o te hayan

abandonado, rechazado, humillado, traicionado o te hayan

hecho injusticia, aún puedes levantarte y tener victoria con

Jesucristo, sólo necesitarás una cosa: necesitas querer creer,

querer luchar de la mano de Jesús. y para comenzar a creer

hay que reconocer humildemente, que sólo Dios es Dios, que

sólo Él es el Poder Superior como le llaman algunos, o Jehová

o Alá, y que nosotros llamamos: Padre Celestial.

Hay muchas causas que hacen que nos desanimemos

y así nos apartamos del camino de Dios, pero ¿Sabes? Dios

no es el autor del desanimo sino el amor propio herido y el

egoísmo que luchan a muerte para que desistamos, nos

desanimemos, nos rindamos y así apartarnos del verdadero

amor, de la paz, de la fraternidad a la que fuimos llamados

pues Dios sabe que sólo en el amor auténtico encontraremos

nuestra verdadera identidad, nuestra verdadera realización.

 

Otras causas que nos desaniman es “llevar cargas”,

como este marido mujeriego, esta esposa chismosa, este

vecino imprudente, aquella compañera de trabajo que se mete

en la vida de los demás, este otro que es tan superficial, el hijo

rebelde, la enfermedad, etc. estamos como el pueblo de Israel

en el libro de Números 11,10-15 que nos dice que Moisés

tuvo que cargar con un pueblo muy rebelde, y eso hizo que

Moisés se desanimara. La misma palabra del Señor en

Gálatas 6, 1. 2 dice:

“Hermanos, si ven que alguien ha caído en algún

pecado, ustedes que son espirituales deben ayudarlo a

corregirse, pero háganlo amablemente y que cada cual tenga

mucho cuidado, no suceda que él también sea puesto a

prueba. Ayúdense entre sí a soportar las cargas y de esa

manera cumplirán la ley de cristo”.

Pero por superficiales, muchas veces eso nos

desanima porque no queremos ayudar a los hermanos en sus

problemas, no queremos llevar la carga unos de los otros,

porque no queremos comenzar por casa es decir por nosotros

mismos. Hoy aquí y ahora, si quieres ser libre, si quieres tener

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paz, si quieres salir de esa situación interior de desaliento, si

quieres que tu vida mejore y prospere, necesitarás querer

comenzar por ti mismo, por ti misma, pidiéndole al Señor que

sea Él quien transforme y cambie tu corazón, pero tú

necesitarás querer alimentarte de su Palabra, y procurando

escuchar mensajes como este, diariamente, sea mientras

trabajas o haces limpieza o te bañas o caminas o manejas,

pues así como programaste tu mente para lo negativo, ahora

necesitarás querer comenzar a programarla para llegar a tener

pensamientos positivos, pensamientos que bendigan es decir,

los pensamientos de Cristo.

Algunas veces nos desanima una derrota. El libro de

Josué7, 7-9 nos narra cuando el pueblo fue derrotado y por

eso se desanimaron al igual que nosotros; cuando las cosas

no nos salen como nosotros pensamos, creemos que hemos

sido derrotados y nos encontramos caídos en el fracaso.

También nos sentimos sin ganas de seguir adelante,

cuanto otros se oponen injustamente, así lo leemos en 1ª de

Samuel 30,6 cuando dice que los enemigos de Israel, los

amalecitas habían quemado la ciudad, se habían llevado

prisioneros a sus mujeres, hijos e hijas y esto los puso a llorar

a voz en cuello hasta quedarse sin fuerzas. El rey David

estaba muy preocupado porque la tropa quería apedrearlo

pues todos estaban muy disgustados por lo que había

sucedido a sus hijos, sin embargo no se desesperó, ni huyó,

sino que puso su confianza en el Señor su Dios.

En otras ocasiones, es el miedo el que nos desalienta y

nos hace rendirnos. 1ª de reyes 19,1-8 narra cómo el profeta

Elías, después de haber derrotado a los profetas de baal, del

dios falso, corría peligro, y para salvar su vida, se fue al

desierto. Caminó durante un día y finalmente se sentó bajo

una retama es decir, un árbol de oriente; era tal su deseo de

morirse que dijo: “¡Basta ya Señor!. ¡Quítame la vida, pues yo

no soy mejor que mis padres!. Y se acostó allí bajo la retama y

se quedó dormido.

Pero un Ángel llegó y tocándolo le dijo: “Levántate y

come”. Elías vio una torta cocida sobre brasas y una jarra de

agua, entonces se levantó y comió y bebió, pero el Ángel del

Señor vino por segunda vez y tocándolo le dijo: “Levántate y

come porque si no el viaje será demasiado largo para ti”. Elías

se levantó y comió y bebió y aquella comida le dio fuerzas

para caminar cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al

6

Horeb, el monte de Dios. Luego nos dirá que Elías tuvo un

encuentro con el Señor allá en la montaña y allá en la

montaña el Señor lo regresa por donde vino prometiéndole

que dejará en Israel personas que adoren al Dios verdadero,

al Dios de Israel.

Nos desalentamos cuando estamos enfermos, pero en

el libro del profeta Isaías 38, 9-20 leemos que cuando el rey

de Judá, Ezequías sanó de su enfermedad, compuso este

salmo:

“yo había pensado: en lo mejor de mi vida tendré que

irme, se me ordena ir al reino de la muerte por el resto de mis

días. Yo pensé: ya no veré más al Señor en esta tierra, no

volveré a mirar a nadie de los que viven en el mundo.

Deshacen mi habitación me la quitan como tienda de pastores.

Mi vida era cual la tela de un tejedor que es cortada del telar.

De día y de noche me haces sufrir.

Grito de dolor toda la noche como si un león estuviera

quebrándome los huesos. Mis ojos se cansan de mirar al

cielo. Señor, estoy oprimido, responde tú por mi. El sueño se

me ha ido por la amargura de mi alma. Pero aquellos a

quienes el Señor protege vivirán y con todos ellos viviré yo. Tú

me has dado la salud, me has devuelto la vida. Mira en vez de

amargura ahora tengo paz. Tú has preservado mi vida de la

fosa destructoria porque has perdonado todos mis pecados. El

Señor está aquí para salvarme.

Cuando estamos enfermos y pedimos a Dios que nos

ayude y nuestra enfermedad no es curada rápidamente eso

nos desanima, y nos rendimos. El apóstol Pablo oraba al

Señor para que le quitara el aguijón del que habla en 2ª

Corintios 12, 8 más el Señor le responde: “Mi amor es todo lo

que necesitas, pues mi poder se muestra mejor en la

debilidad”. Pablo, abriéndose a la fe, en los versos siguientes

dirá: “Me alegro de ser débil para que en mí se muestre el

poder de Cristo. Y me alegro también de las debilidades, los

insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades

que sufro por Cristo porque cuando más débil me siento, es

cuando más fuerte soy”. Esto querido hermano, hermana que

lees, ¡es creer en Dios!.

Hoy, necesitas comenzar por querer poner tu amor

propio herido, tu soberbia, tus heridas, a los pies de Aquél al

que traspasaron, -nos dirá el profeta Isaías en el capítulo 53, y

que no abrió la boca mientras lo injuriaban, siendo un hombre

7

lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento, que fue

maltratado, pero que se sometió humildemente, yendo como

cordero llevado al matadero, sin que nadie se preocupara de

su destino, aunque nunca cometió ningún crimen ni nunca

hubo engaño en su boca, Él, por quien todas nuestras heridas,

han sido sanadas.

Y la Palabra del Señor no miente, cuando dice que

todas nuestras dolencias, todos nuestros traumas, miedos,

inseguridades, todo aquello que llamamos frustración y que en

realidad tal frustración o frustraciones sólo existen en nuestra

mente como tales porque lo queremos creer así, pues si

luchamos sostenidos con la gracia de Dios, siempre habrá una

salida, pues todo, pero todo, ha sido tomado por el corazón de

ese Dios que es Padre y que nos ha regalado a su hijo Jesús,

quien murió por mi, por ti en la cruz, y que hoy está vivo en

nuestro corazón, llamándonos a la sabiduría, a la libertad

interior, a la vida nueva, pues la Palabra del Señor nos dice en

2ª Corintios 5, 17: “El que está unido a Cristo, es una nueva

persona. Las cosas viejas pasaron; lo que ahora hay, es

nuevo”.

El capítulo 17 del libro de 2ª de Samuel, nos dice que

David quien era un pastor de ovejas, siendo casi un chiquillo,

quedó al servicio de Saúl el primer rey de Israel. Y nos dice el

autor del libro que el pueblo de Israel, tenía enemigos y uno

de esos enemigos muy potentes fue el pueblo de los filisteos.

Al estar ya en guerra, de entre las filas del ejército de los

filisteos salió Goliat el más fuerte y grande de los guerreros,

pidiendo lo siguiente: “Denme un hombre para que luche

conmigo”.

Al oír esto el rey Saúl y todos los israelitas, perdieron el

ánimo y se llenaron de miedo, mientras tanto, el papá de

David, Isaí, le dijo a David quien en ese momento se

encontraba en su casa: “Lleva trigo tostado y panes junto con

quesos a tus hermanos y al comandante del batallón y mira

cómo están tus hermanos”. Saúl y los hermanos de David y

todos los israelitas estaban en el valle de Ela luchando contra

los filisteos. Al día siguiente, David madrugó y dejando las

ovejas llevando consigo las provisiones que le entregó su

padre Isaí, llegó al campamento en donde el ejército se

disponía a salir a la batalla lanzando gritos de guerra.

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Los israelitas y los filisteos se alinearon frente a frente.

David dejó lo que llevaba al cuidado del encargado de armas y

provisiones y corriendo a las filas, se metió en ellas para

preguntar a sus hermanos cómo estaban. Mientras hablaba

con ellos, aquél filisteo llamado Goliat salió de entre las filas

de los filisteos y volvió a desafiar a los israelitas. David lo oyó

y vio también como los israelitas sintieron mucho miedo y

huyeron de su presencia diciendo: ¿ya vieron al hombre que

ha salido? ha venido a desafiar a Israel. David preguntó a los

que estaban a su lado: ¿qué darán al hombre que mate a este

filisteo y borre esta ofensa al pueblo de Israel? ¿Quién es este

pagano para desafiar así al ejército del Dios viviente? y

respondieron: “Dará muchas riquezas”. David dijo a Saúl:

“Nadie debe desanimarse por causa de este filisteo. Yo, un

servidor de su majestad, iré a pelear contra él”. Saúl le dijo:

“No puedes ir tú solo a luchar contra ese filisteo porque eres

muy joven, en cambio, el ha sido un hombre de guerra desde

su juventud”.

David contestó: “Cuando cuidaba las ovejas de mi

padre, si un león o un oso venía y se llevaba una oveja del

rebaño, iba tras de él y se la quitaba del hocico y si se volvía

par atacarme, lo agarraba por la quijada y lo mataba. Así fuera

una león o un oso, lo mataba, y a este filisteo pagano, le va a

pasar lo mismo porque ha desafiado al ejército del Dios

viviente, pues el Señor que me ha librado de las garras del

león y del oso, también me librará de las manos de ese

filisteo”.

El rey Saúl le dijo: “Anda pues y que el Señor te

acompañe”. Luego hizo que le pusieran un casco de bronce

en la cabeza y lo cubrieran con una coraza. Finalmente David

se colgó la espada al cinto sobre su ropa, y trató de andar así,

porque no estaba acostumbrado a todo aquello, así que le dijo

en seguida a Saúl: “No puedo andar con esto encima, porque

no estoy acostumbrado a ello”. Se quitó todo, tomó su bastón

de pastor, escogió cinco piedras lisas del arroyo, las metió en

la bolsa que traía consigo y con su honda en la mano, se

enfrentó con el filisteo.

Goliat, llamado el gigante por su alta estatura, estuvo

frente a frente y cuando miró a David viendo que era joven, de

piel sonrosada y bien parecido no lo tomó en serio diciendo:

“¿Acaso soy un perro para que vengas a atacarme con

palos?” y maldijo a David, además de decirle: ven aquí que

voy a dar tu carne a las aves del cielo y a las fieras. Pero

9

David le dijo: “Tú vienes contra mí, con espada, lanza y

jabalina, pero yo voy contra ti, en el nombre del Señor

todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel a quien has

desafiado”

“Ahora el Señor te entregará en mis manos y hoy

mismo todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Sabrán

que el Señor no salva con espada ni con lanza. Esta batalla,

¡es del Señor”. El filisteo Goliat, avanzó para atacar a David

pero David rápidamente metió su mano en la bolsa, sacó una

piedra y arrojándola con la honda contra Goliat éste cayó al

suelo.

De este pasaje podemos sacar una gran enseñanza y

preguntarnos en nuestro interior: ¿Quién es para ti, o para mi,

ese ejército o ese gigante Goliat que nos está haciendo la

guerra y que quiere matarnos cuanto antes para entregarnos a

la desesperación, al desaliento, a la ira, a la violencia, al sin

sentido, a las ganas de huir, a las ganas de morir?.

Quizá sean esas palabras hirientes que te dijeron,

quizá sean esas heridas que llevas en tu subconsciente

agazapadas, heridas que se hicieron tal vez desde el vientre

materno y por eso reaccionas huidizo, o controlador o

reacciones de una manera masoquista y por eso comes

compulsivamente como queriendo darte en una comida todo el

amor que no supieron darte.

¿Sabes?, cuando David vio al gigante, no huyó, ni se

acobardó porque David –por lo que se lee en la Biblia, no

acostumbró a su mente a pensar de forma negativa, por lo

tanto su manera de ver la vida y sus acciones eran positivas

así que podemos decir que seguramente empezó a traer a su

mente, los éxitos del pasado contra los osos y leones, de tal

manera que cuando estuvo frente a frente con el gigante

Goliat pensó: ah, a este me lo bajo también, así que no se me

ponga bravo porque lo voy a agarrar como agarré al león, y al

oso.

Así hoy tu, aquí y ahora, levántate en fe y di: “Este es

el día que hizo el Señor, día de Victoria, y me gozaré y me

alegraré en Él porque grande es su misericordia todos los

días”. “Oh Señor, tierno y maravilloso, al despertar sáciame

cada mañana con tu gracia, y en ese despertar, sáciame de tu

Presencia, y en mi boca estará tu alabanza por las noches”, y

comenzarás a sentirte fuerte, firme, sin miedo, pero

10

necesitarás querer saciar de bien tu boca para que

rejuvenezcas como el águila de la que habla alegóricamente

en otro pasaje el profeta Isaías.

Lo que tú construyes en tu mente, lo edificas en tu vida

es decir, que si tú permites fantasmas mentales como:

“Me va a ir mal en este asunto, yo de esta depresión no

salgo, la vida es pesada, fastidiosa, tediosa, horrible, mi

marido o mi esposa es una loza para mi, mis hijos están

terribles, el jefe está insoportable, el mundo está a punto de

explotar. ¡Dios!, ¿Por qué te llevaste a este ser tan querido?,

no voy a poder vivir sin él, sin ella, de esta enfermedad no me

levanto, este dolor es insoportable, etcétera, etcétera, si tu

permites una programación negativa, estrecha, angosta,

cerrada, estarás yendo derechito a un camino sin salida, a un

cuarto oscuro sin puerta ni ventanas, te estarás echando una

soga mental al cuello y querrás no existir, no vivir, te estarás

suicidando psicológicamente y perderás la brújula del sentido

de vida.

En cambio, cuando declaras con tu boca, que lo único

que tienes por vivir es este instante, es decir, el presente, y

crees la Palabra del Señor en Efesios 4, 17 que dice: “Ya no

vivan más como los que no creen en Dios, quienes viven de

acuerdo con sus inútiles pensamientos, y tienen oscurecido el

entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios,

porque son ignorantes a causa de lo insensible de su

corazón”.

Si tú que escuchas, pones buena cara al tiempo de

crisis, al tiempo de purificación y crecimiento, si al mal tiempo

le das buena Palabra, Palabra Santa, Palabra de Poder

Divino, entonces estarás yendo siempre para adelante sin

mirar nunca lo que dejas atrás, porque la Palabra del Señor

dice que “El que echa la mano en el arado y mira para atrás,

no podrá entrar ni disfrutar del reino de Dios” que

precisamente ya está en tu interior, en tu corazón y que es

paz, gozo, alegría, humildad, bondad, dominio de sí, pero te

repetimos: necesitarás querer creer.

Cuando veas al pasado, mira con verdad y medita en

las victorias que has tenido porque el Señor estuvo ahí,

ayudándote, consolándote, levantándote. No te quedes

11

mirando lo que tú y solamente tú has llamado “fracasos”.

¡¡Qué sabemos del otro lado de las cosas!!. y deja de llamar

“mala suerte” a lo que no sale como tú piensas, porque en

realidad, nunca podrás afirmar que hubiera sido mejor que

pasara esto, o esto otro, o que no pasara aquello y eso y eso

otro, que hubiera sido mejor estudiar esto que esto otro, o que

hubiera sido mejor no haber salido de casa el día de hoy.

Te aseguramos en el nombre del Señor que si miras

siempre para adelante, si caminas confiado cogido de la mano

de Jesús, si fijas tu mirada en Él, si te aferras a su amor y

crees su palabra en Romanos 8, 28 en donde Pablo nos dice:

“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de

quienes le aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su

propósito”, y ¿sabes?, Mayor es el que está en ti, Mayor es

Dios que todas las tempestades, que todas las bocas

chismosas, que todas las pasiones desordenadas, que todos

los apegos enfermizos, que todas las enfermedades, que

todas las depresiones, que todo lo que te ata y no te deja ser

libre, mayor que una quiebra económica, mayor que una

inundación, mayor que la muerte. Sí, Mayor es el que está en

ti, y si Dios está a tu favor, nadie te podrá hacer la guerra,

nadie te podrá derrotar.

Dice la Palabra del Señor en el Salmo 23 en el verso 6:

“Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días” y

el Salmo 42, 8 dirá: “De día el Señor me envía su amor y de

noche no cesa mi canto ni mi oración al Dios de mi vida”. El

salmo 90, 14 dice: “Sácianos de tu amor al comenzar el día y

alegres cantaremos toda nuestra vida” y el salmo 100, 5 dice:

“Porque tu Señor eres bueno y tu amor es eterno, tu fidelidad

no tiene fin.

Jeremías 31, 16 dice: “Ya no derrames tus lágrimas,

pues tus penas tendrán su recompensa, yo el Señor lo afirmo:

hay una esperanza para tu futuro”. “no llores más”. Si

hubiéramos podido mirar ese momento en el que el Señor le

dijo al profeta “no llores más”, seguro que hubiéramos oído

decirle: ya, sécate las lágrimas, mira toma este pañuelo, que

tengo una palabra de poder para ti.

¿Sabes?, la piel se arruga sí y el pelo se volverá

blanco, los días se convierten en años, pero lo importante no

cambia sino que se vuelve oro: tu fuerza, tu convicción, tu

experiencia, porque éstas no tienen edad sino valor eterno. Tu

espíritu transformado por la Palabra del Señor, será ese

12

poderoso “limpiador” que tornará las telarañas en libertad.

Saber que siempre habrá partidas y que después de cada

logro te encontrarás con otro desafío pero desistir o rendirte,

¡Nunca!. Sigue aunque tu amor propio herido o los demás

esperen que abandones. No tengas lástima ni de ti ni de

nadie, al contrario, se misericordioso, y siente profundo

respeto por ti y por los demás, por la creación entera, y

cuando no puedas correr, trota y si no puedes trotar camina y

si no puedes caminar, usa con humildad un bastón pero nunca

te rindas porque sabes por experiencia, que tu fuerza es Él:

Dios.

La siguiente anécdota es un poco dura, pero creo que

nos servirá para enseñarnos sobre la importancia de dejar que

la luz del señor guíe nuestra vida, nuestros pensamientos,

nuestra mirada, nuestros pasos, nuestras acciones.

En un laboratorio hicieron un experimento con dos

ratoncitos y metieron al primero en un frasco oscuro, con el

75% lleno de agua y sin ningún orificio en la tapadera. ¿Sabes

cuánto tiempo duró haciendo la lucha por salir de ahí?: sólo 3

horas. Metieron al segundo en el mismo frasco oscuro y con la

misma cantidad de agua pero en la tapadera había un hoyo

pequeñísimo por donde se filtraba el aire y la luz. ¿Sabes

cuánto tiempo luchó por salir de ahí?. Tres días. ¿Ves ahora la

importancia de no quedarse como el avestruz, que mete la

cabeza en la tierra rindiéndose?

El señor sabe que con llorar no arreglas nada y si en

su momento llorar te sirvió de catarsis, es decir, de liberación,

hoy necesitas levantarte en fe y decir: “El Señor es mi roca y

mi salvación, ¿a quién temeré?. El Señor es la defensa de mi

vida, ¿Quién me hará temblar?. Si tú y yo quisiéramos oír al

Señor como hay qué oírlo, como hay que escucharlo. El Señor

hoy nos dice a nosotros, su nuevo pueblo, como le dijo a su

pueblo por medio del profeta Jeremías: “No llores, más,

porque salario hay para tu trabajo”. Así que levanta tus manos

al cielo y di:

“Salario hay para mi trabajo dice el Señor Dios, y no

los hombres”, es decir, “Se Señor que ahora mismo hay

bendición para mi, porque tu amor es infinitamente

misericordioso. Se que ahora mismo me estás dando la

libertad, la alegría, la paz, el entusiasmo, la fuerza para luchar,

la luz para mirar desde ti mi vida y a los demás. Hoy no quiero

recibir salario de maldición proveniente de mi amor propio

13

herido o de rencores pasados que me dejan en la calle, en la

miseria. Hoy se que tú eres mayor que todo y que contigo no

hay nada imposible para mi, porque todo lo puedo en ti que

me fortaleces”.

El señor Dios, en toda la Sagrada Escritura, nos

enseña y nos invita a no tener miedo a nada ni a nadie. Así

que en el nombre de Jesucristo te decimos: no le tengas

miedo a nada, no te rindas ante nada, ni ante el desaliento, ni

la desesperación, ni ante el odio, la ira, el resentimiento, la

tristeza o la depresión.

No tengas miedo de nada. Tú eres un ser humano en

el que Dios el Señor, ha derramado todo su Espíritu y al que

ha regalado el don de la fe. Sólo necesitas querer creer en el;

sólo necesitas querer dejarte salvar por Él; sólo necesitas

querer dejarte amar por Él.

Es verdad que cuando uno está en lo más hondo de la

depresión sentimos que no se puede hacer nada, pero a pesar

de sentir lo peor, a pesar de haber llegado hasta el fondo de

las aguas, a pesar de sentirte en el polvo de la muerte, fíate

de Dios y desde ahí dile una y otra vez:

Busco mi refugio en ti señor y es por demás que me

diga mi subconsciente herido: “huye, échate para atrás”,

porque se en manos de Quién está mi vida, porque se que Tú

eres la ayuda de los indefensos y de los huérfanos, porque se

que Tú me animas y me atiendes.

Terapia de fortaleza

14

Los hombres y mujeres que más han influido para bien

en la historia de la humanidad, han valorado mucho su interior,

La razón es porque en el corazón del hombre está la fortaleza

–dice la Palabra del Señor en el libro de Proverbios. Jesús el

Señor –por ejemplo- cuando más tenía angustia, oraba más

insistentemente. Y yo, y tú, como Él, desde esa fe preciosa

que ya tienes pero que necesito, necesitas ponerla en acción,

recojámonos unos momentos, permitiendo al Señor que su

Poder, su Espíritu Divino, resplandezca en lo más hondo de

nosotros, en lo más hondo de ti…

Así que allá en tu corazón, en lo más íntimo de tu ser,

(cerrando tus ojos) y respirando suave, profundo y lento, toma

conciencia de que el único instante que tienes para ser feliz,

es hoy, aquí y ahora. Deja que tu corazón continúe en esa

Presencia Divina que habita en tu profundidad y dile:

Señor, he preferido cerrarme sobre mi mismo, sobre mi

misma y no querer ver desde tu claridad. Los pensamientos

negativos que he dejado anidar en mi mente, me han

martirizado, me han perturbado y casi me han hecho desistir

en esto de seguir luchando, de seguir en la vida con ánimo,

con esperanza, pero hoy me haces ver que siempre hay luz

detrás de la sombra y que tu gracia siempre está dispuesta a

iluminarme a hacerme fuerte, que tu gracia siempre me

sostiene, pero que necesito querer mirar con el corazón,

desde la fe.

Hoy te entrego esta lucecita que comienza a brillar en

mi interior, ¡es mi fe puesta a caminar! que quiere volver al

camino verdadero es decir a ti, al Amor que eres Tú.

Con tu poder señor, no quiero dejar que se apague

nunca más mi fe, ese regalo maravilloso que me has dado, no

quiero desistir más, porque hoy se que todo depende de mi

forma de mirar, todo depende de que yo quiera conocerte más

profundamente; hoy se que todo depende de que yo quiera

conocerme, amarme, aceptarme y pueda conocer realmente a

cualquier ser humano, amarle y aceptarle. Entonces estaré

entrando –por tu gracia- en el camino del amor, de la libertad

interior, de la madurez verdadera.

Señor Jesús, hoy me entrego a ti, te reconozco como

el único salvador de mi vida. Te entrego todo lo que soy,

siento y tengo. Ayúdame a conocerte realmente y ayúdame a

15

valorar ese tesoro que has hecho de mi, pero que los golpes

de la vida no me han dejado descubrir.

Aquí estoy ante ti, deseando ser mejor ser humano,

deseando vivir en paz, deseando ver la vida desde tu

sabiduría ¡Oh Dios! sáname, pacifícame, ilumíname, ámame.

Sáname, pacifícame, ilumíname, ámame. Amén.

No te rindas ante el

desaliento

Capítulo 2

16

No te rindas ante el

desaliento

Hoy queremos comenzar nuestra reflexión

cuestionándonos y cuestionándote sobre lo siguiente: ¿Estás

experimentando el desánimo? en caso afirmativo ¿De dónde

crees que proviene tu desánimo y desaliento? ¿Qué puede

estarlo provocando? ¿Admites como humano el desaliento o

eres de aquellos que creen que un ser humano maduro o que

un cristiano por más profundo que sea, nunca se desanima?

¿Qué propones para aprovechar al máximo esta experiencia

dolorosa, que al final de cuentas si miras con fe y esperanza,

con positividad te traerá crecimiento?. ¿Tienes como medio y

como puerto de salvación la oración en el corazón, la

meditación de la Palabra Divina?

Ahora piensa en esto que vas a escuchar: desaliento

significa decaimiento del ánimo, carencia de vigor o de fuerza.

Y decepción, significa impresión desagradable o sensación de

pesar que se experimenta al ocurrir algo de modo distinto a

como se esperaba o deseaba. Esto nos dice que cuando

experimentamos el desaliento es porque nos sentimos

decepcionados y si permitimos que se nos caiga hasta el

suelo el alma, es porque la habíamos puesto en lo que es

variable, voluble, caduco, infiel.

Para no caer en las garras del desaliento, será preciso

que en tu vida, tengas como norma de vida lo siguiente: “No

esperes nada de nadie, es decir, espera todo de Dios y de ti” y

“Pon tus ojos fijos sólo en Jesús, caudillo y consumador de tu

fe”.

Por otra parte, la lógica nos dice: “Lo que se sabe, se

espera”, y si tu miras que está nublado y que el cielo está con

un determinado color, y sientes un ambiente atmosférico

específico, sabrás que lloverá, y no te tirarás a morir por esto.

Si sabes que la ley de la naturaleza es nacer, crecer,

reproducirse y morir, no te asustarás porque tus hijos que eran

bebés hace unos años, hoy son personas adultas, ni te

deprimirás hasta no querer vivir porque alguien o tu mismo

enfermaste, ni te aterrarás porque un bebé muy enfermo y que

aún está en el vientre de su madre tenga que morir.

17

Esto es normal –repetimos- dentro de las leyes de la

naturaleza. Tampoco sufrirás hasta llegar a la depresión,

porque hay gente neurótica, que grita todo el tiempo, que no

ha sabido manejar la ira o en general sus emociones ni sus

sentimientos y que es pulsional o impulsiva, antes que racional

o reflexiva, porque si se es así, es porque se está

reaccionando al dolor de heridas no sanadas no solucionadas

en el subconsciente y porque no se ha tenido la oportunidad

de estar en una escuela en donde te eduquen para la vida o

porque no se ha querido cambiar.

Quizá hoy te preguntes: ¿Y por qué me están diciendo

todo esto?. Simplemente porque pretendemos que seas más

feliz, que sufras menos, que no te asustes de nada, que mires

con Sabiduría Divina la vida, que despiertes, que uses tu

inteligencia, tus pensamientos y tu voluntad para el bien, para

la construcción de una vida plena, pero como diremos en

todos los temas:

Necesitarás querer cambiar tu manera de pensar, tus

actitudes, por la manera de pensar y las actitudes que tuvo

Cristo, y Él siempre fue positivo y libre interiormente; además

necesitarás querer creer, querer que tu fe sea robusta, fuerte,

invencible, adulta.

Para nosotros una de las pruebas definitivas de que la

Biblia, las Sagradas Escrituras son Revelación Divina, es

precisamente, el hecho de que en ellas te encuentras con

seres humanos frágiles, vulnerables que han sentido el

desaliento y la decepción. Fíjate que no se trata de individuos

perfectos, infatigables, incansables, indubitables es decir, que

nunca dudaron; antes bien, nos da una colección de individuos

de lo más humano, no de plástico sino de auténtica carne y

hueso.

Los capítulos 18 y 19 del primer libro de los Reyes nos

muestran algunos aspectos de la vida de Elías. Elías es, sin

duda, el mayor y más grande profeta de Israel; estos capítulos

nos muestran a un profeta tan desanimado y desalentado

porque lo persiguen, que desea incluso morirse. Y todo ello,

después de haber tenido el gran triunfo ante los sacerdotes de

baal uno de los dioses paganos.

18

Los seres humanos, de todos los tiempos, cuando no

sabemos para qué estamos en este planeta, cuando tenemos

los ojos puestos únicamente en el hombre y nos olvidamos de

mirar a Dios. Perdemos la esperanza porque no conocemos el

amor verdadero y nos queremos morir. Sin embargo, el Señor

Dios no se indigna con el profeta, sino que comprende su

debilidad como ser humano, le da una terapia de comer,

dormir y descansar y, posteriormente, le ayuda a recobrar la

mirada correcta es decir, la mirada del Amor de Dios, el

alimentarse, con la palabra, el dormir en Sus manos y en

descansar en fe y esperanza.

Al desánimo, y al desaliento lo podemos comparar con

un pozo, y mientras más hondo es el pozo, mayor es la

oscuridad y tampoco nadie se salva del precipicio mirando

para abajo, ni de la oscuridad tapándose los ojos. Para salir

del pozo hay que mirar para arriba y para salir de la oscuridad,

hay que querer mirar a la luz.

Pero hablemos como dirán algunos “en plata”, pues a

veces tenemos razones para estar "boquiabajo", ya que este

camino que a veces se nos hace eterno o como que el tiempo

se ha detenido, es difícil, tanto que nos parece imposible

continuar y nos parece así porque nos dejamos controlar por

el desánimo, y la desilusión. Creemos que tenemos dominio

sobre nuestra mente, sobre nuestros pensamientos y sobre

nuestras acciones, sobre las cosas y las circunstancias, pero

en realidad, diariamente y a cada momento caemos en la

trampa de los apegos, en las garras de pensamientos

destructivos y decimos y hacemos lo que no queremos o nos

dicen y nos hacen lo que no quieren y nos sentimos golpeados

por la impotencia de no poder superar los obstáculos,

entonces el pozo del desánimo y del desaliento nos envuelve

llevándonos una vez más, a un abismo semejante a la misma

muerte.

Pero veamos positivamente todo lo que acabamos de

decir, pues a veces hay que tocar fondo para poder subir, y

aquello que nos hunde puede convertirse en cimiento que nos

eleva si cambiamos el modo de mirar las cosas, si nuestra

actitud es positiva, si nos volvemos a la fe, si decidimos salir,

si en lugar de hundirnos con lo negativo, sacamos lo bueno lo

positivo, si elegimos comenzar a cambiar nuestra manera de

pensar, pues el secreto está en cómo manejamos nuestra

mente y qué actitud tenemos.

19

El apóstol Pablo es especialista en esta enseñanza.

En su carta a los Romanos capítulo 8, dice: “Considero

que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los

comparamos con la gloria que habremos de ver después” y

esta gloria el Señor la prometió a sus amigos mientras confíen

en Él. Esta gloria viene después de que has asumido, de que

has aceptado en la fe aquello que te es imposible superar por

ti solo, sola, porque cuando se da paso a la fe, y permites que

la gracia del Señor te levante y su Espíritu de Amor te ilumine,

se crece en la esperanza, en la alegría, en la positividad, en la

humildad, en la obediencia a la Palabra del Señor, en la

convivencia humana, en la solidaridad, en la generosidad, en

el dominio propio, en la alegría, en la confianza, en el

verdadero amor.

Será importante también que sepas, que los seres

humanos así como estamos dotados de un cuerpo físico con

todas sus partes y funciones, tenemos alma y el alma se

compone de la mente o intelecto, las emociones y la voluntad,

pero debido a que la saturamos de egoísmo, puede y debe ser

purificada y sometida al fuego de la Palabra de Dios para

convertirla como dice el apóstol Pablo en la 2ª carta a Timoteo

2, 21: “Para ser de uso especial, consagrado y útil al Señor,

uno tiene que mantenerse limpio de todo lo negativo; entonces

seremos útiles para cualquier cosa buena”.

La Palabra del Señor lo que pretende es comunicarte

sabiduría e instrucción, ayudarte a comprender palabras llenas

de sentido, adquirir prudencia, justicia, rectitud y equilibrio,

darte conocimiento y reflexión y sabemos que eres inteligente,

capaz de escuchar para adquirir más sabiduría y experiencia y

la sabiduría comienza por honrar al Señor.

El libro de Proverbios en sus nueve 9 primeros

capítulos nos enseña todo esto y nos dice en el capítulo 1

verso 23: “Presten atención a mis correcciones y yo los

colmaré de mi Espíritu, les daré a conocer mis pensamientos.

Yo los he llamado, los he invitado a venir. El que me preste

atención vivirá en paz y sin temor de ningún peligro. Haz tuyas

mis palabras hijo mío, guarda en tu mente mis mandamientos,

presta oído a la sabiduría, entrega tu mente a la inteligencia.

Pide con todas tus fuerzas inteligencia y buen juicio; entrégate

por completo a buscarlos como si buscaras plata o un tesoro

escondido. Entonces sabrás lo que es honrar al Señor,

descubrirás lo que es conocer a Dios.

20

Y en el capítulo 3 versos del 5 al 8 dice: Confía de todo

corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten

presente al Señor en todo lo que hagas y Él te llevará por el

camino recto. No te creas sabio. Honra al Señor y apártate del

mal: Esa es la mejor medicina para fortalecer tu cuerpo. En el

capítulo 4 verso del 18 al 27 nos dice:

“El camino de los justos, de los que me buscan

sinceramente, es como la luz de un nuevo día, va en aumento

hasta brillar en todo su esplendor. Pero el camino de los que

se obstinan en sus propios pensamientos es oscuro. ¡Ni

siquiera saben contra qué tropiezan!. Atiende a mis palabras

hijo mío, préstales atención, jamás las pierdas de vista.

¡Grábatelas en la mente!. Ellas dan vida y salud a todo el que

las halla. Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque

ella es fuente de vida. Evita el decir cosas falsas; apártate de

la mentira. Mira siempre adelante, mira siempre de frente.

Fíjate en dónde pones los pies, y siempre pisarás terreno

firme. No te desvíes de tu camino, evita el andar en malos

pasos.

Sabes, cuando permitimos el desaliento y la decepción

en nuestra vida es porque nos hemos olvidado de mirar desde

la fe, por preferir mirar desde la mundaneidad y

superficialidad. El desánimo, el desaliento, es una de las

armas favoritas del egoísmo y de un subconsciente herido,

pues una cosa es sentirnos impresionados y adoloridos

emocionalmente e incluso hasta físicamente, cuando nos

sucede algo muy fuerte como una muerte inesperada de

alguien muy querido para nosotros, o saber que nos den el

diagnóstico de cáncer o que hemos perdido nuestra casa o

que tuvimos un accidente o que una amistad se rompió por

una tontería o que viste al esposo con otra o que nadie te

comprende, etcétera, pero otra cosa muy distinta es bajar los

brazos, encerrarse y deprimirse.

Otro ejemplo, es cuando hemos visto a muchas

personas empezar un ministerio específico para el Señor

como por ejemplo: evangelización, cuidado de enfermos, etc,

con mucho entusiasmo y dedicación, o personas que conocen

al Señor y deciden vivir una vida más plena en sus hogares,

en su trabajo y en todo lugar donde van, pero frente a las

primeras adversidades, dejan todo de lado y abandonan a la

21

mitad del camino el proyecto que el Señor Dios tenía para

ellos.

Deseamos que tú no seas uno de estos casos, por eso

oramos para que este sencillo tema cargado del Poder de la

Palabra del Señor, mueva la tierra de tu corazón y permitas

que la semilla que Jesús ya ha plantado, produzca fruto y fruto

en abundancia.

En seguida, vamos a darte algunos consejos para

enfrentar el desánimo, el desaliento, la decepción, escucha y

pon atención: No lleves solo, sola la carga: busca la compañía

de amigos que tengan a Jesús como Luz y Guía de su vida y

que esto lo veas manifestado en sus palabras, y en sus

acciones. El libro del Eclesiastés 4,9 nos dice que “Es mejor

ser dos que uno”. Así que si esta persona es prudente y

sincera, no escondas tus sentimientos y dolores, habla con

alguien y comiencen a orar juntos por tu necesidad. No te

compares con nadie pues tú eres único, única: En 1a de

Reyes 19,4 el profeta Elías en un momento de desaliento, se

compara diciendo: "No soy mejor que mis padres". ¿Sabes?

Nunca te compares con otros, pues cada uno tiene su propia

identidad.

Somos únicos y la meta en la vida no es competir con

otros, sino vivir en plenitud todo lo que podamos ser de

grandes en el Amor para el Señor Dios, para nosotros mismos

y para los demás. 

No te dejes manejar por tus emociones que hoy están

y mañana ya no. No quiere decir que estemos en contra de las

emociones sino que necesitarás educarlas con mucha

paciencia, por eso te invitamos a perseverar en el

conocimiento de Dios, en su Palabra, pues no podemos dejar

que nuestra vida cristiana sea dirigida por nuestras emociones

que vienen de pensamientos negativos que hemos

engendrado por años, muchos años. La Palabra de Dios nos

pone en alerta ante las emociones diciéndonos que el corazón

del hombre es difícil de entender y que sólo Dios lo conoce

bien y nos dice esto, porque sabe que el ser humano es muy

cambiante cuando no ha cimentado su vida en la Roca Firme

que es Él.

Por ejemplo, hay días en los cuales no tenemos ganas

de leer la Biblia, pero igual debemos hacerlo porque la

inteligencia, la razón nos dice que es nuestro verdadero

22

alimento, que es lo único que nos va a ayudar a superar la

muerte de ese ser querido, que es lo único que nos va a

animar en la enfermedad que padecemos, que es lo único que

nos dará paz ante la ofensa de otros que salió de un

subconsciente herido y falto de sabiduría.

Hay momentos en que "no sentimos" deseos de seguir

adelante con nuestros sueños porque creemos que nadie en

el mundo más que nosotros nos sentimos solos, que no vale la

pena, pero igual debemos seguir avanzando, por eso te

decimos que no exageres las cosas: El profeta Elías le dice al

Señor Dios: "He quedado solo y me buscan para matarme" (1°

reyes 19,10). Sí, se sentía solo, pero dice el versículo 18 que

había otros siete mil que tampoco se habían inclinado ante el

Dios falso baal. Elías estaba haciendo el papel de víctima,

como tú y yo que a veces exageramos nuestra preocupación

por los problemas. 

Jesús el Señor en el Evangelio 6 verso 25,

hablándonos del cuidado que el Padre Celestial tiene por sus

hijos nos dice: “No se preocupen por lo que han de comer o

beber para vivir, ni por la ropa que han de ponerse” y en el

verso 27 dice: “En todo caso, por mucho que uno se preocupe,

¿Cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?, y en los

versículos del 30 al 34 dice: Pues si Dios viste así la hierba,

que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno,

¡Con mayor razón los vestirá a ustedes, gente falta de fe!, Así

que no se preocupen preguntándose: ¿Qué vamos a comer?

O ¿Qué vamos a beber? O ¿Con qué vamos a vestirnos?”.

“Todas estas cosas son las que preocupan a quien no

cree en Dios, pero ustedes tienen un Padre Celestial que ya

sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención

en el reino de Dios y en hacer lo que Dios exige y recibirán

también estas cosas. No se preocupen por el día de mañana,

porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día

tiene bastante con sus propios problemas”.

Y en el libro de Isaías 44, 18 dice el Padre Dios: Ya no

recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo

voy a hacer algo nuevo y verás que ahora mismo va a

aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la

tierra estéril, pues yo por ser tu Dios, borro tus crímenes y no

me acordaré más de tus pecados. En el capítulo 44, 1-8 nos

dice hoy a ti y a mi: Escúchame ahora Israel, Yo soy el Señor

tu creador, que te formó desde antes de nacer y que te ayuda.

23

No temas, pues eres mi elegido. Yo te daré nueva vida y a tus

descendientes les enviaré mi bendición. ¡Ánimo, no tengan

miedo!.

Proceso

del duelo

Proceso del duelo

En momentos de desaliento, de decepción, ante alguna

pérdida sea la que sea, ¿No es verdad que prefiero, prefieres

morirte de miedo? antes que tomar por ejemplo, el salmo 23

(22) en el que el salmista nos vuelve a la realidad diciendo que

el Señor es nuestro Pastor y nada nos falta porque lo tenemos

a Él.

Sabiendo esto, de ahora en adelante, no prefieras caer

en la trampa de tu amor propio herido o de tu subconsciente

enfermo: meter la cabeza debajo de la tierra no soluciona las

cosas. Los problemas, las situaciones difíciles hay que

enfrentarles y tratar de resolverlas. Es verdad que ante

cualquiera de las heridas como el rechazo, el abandono, la

humillación, la traición y la injusticia, o ante un incendio que

acabó con tu casa y tus cosas, o ante un huracán o lluvias

fuertes que lo inundaron todo o ante una muerte imprevista o

una enfermedad incurable, tenemos que pasar por el proceso

del “duelo”.

24

Para procesar mejor el dolor, será bueno que

conozcas las etapas por las que pasamos cuando nos

enfrentamos ante una pérdida.

1.- La primera etapa es la negación o choque, ese

no admitir de momento lo que ha pasado como sistema de

defensa para reducir la ansiedad que nos produce el sentirnos

amenazados es decir: De pronto decimos: ¡No es posible! ¡No

puede ser! o también decimos: “Aquí no pasa nada”, “Todo

está bien” en lugar de abrirte a la fe y decirle a tu alma: “El

Señor está contigo, no temas, esto es una realidad, un hecho

consumado, pero con la ayuda del Señor todo será mejor,

estoy en tus Manos Dios mío”.

2.- La segunda etapa es pasar por el momento de

ira u odio en donde te reprochas o reprochas la pérdida que

acabas de sufrir, sea salud, sea una muerte, sea una palabra

hiriente, sea una agresión física etc, en lugar de abrirte al

amor y decir: “Yo no se nada Padre mío, solamente se que me

amas, entonces quedo en silencio en mi mente y no me

martirizo, porque se que tú me amas, porque se que eres mi

Padre y si esto ha sucedido, por duro que sea, tú sacarás

bien, y no quiero maldecir a nadie sino bendecir, porque se

que en el bendecir está el reino de paz, de luz, de verdad, de

libertad, de verdadero amor”.

3.- La tercera es el regateo que se da una vez que

te calmas aparentemente e intentas recuperar la pérdida

poniendo reglas es decir: “Si haces esto”… sea al Señor Dios

o a la persona que te hirió o te abandonó o a quienes

quedaron viviendo contigo, o a la mismos medicamentos….en

lugar de dejar todas tu preocupaciones en las manos de Dios,

y ocuparte en dar solución a esa situación pero con humildad

y paz, porque sabes que Él sabe lo que es mejor para ti.

Y porque sabes que aunque el Padre Dios no quiere el

sufrimiento de sus hijos, ha dejado actuar a la ley de la libertad

humana, a la ley de la naturaleza y saber que esto es así y

Jesús en la cruz lo sabía, pero en la debilidad siente por un

momento el desaliento más grande que le hace exclamar:

“¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!”. Más

Jesús, en lugar de permanecer en la oscuridad de la

depresión prefirió vivir hasta el último momento de su vida, en

fe, por eso pudo hacer la más grande entrega a su Padre Dios

cuando dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi vida”.

25

4.- Cuarto: la depresión, ese vacío sin sentido en el

que has caído por no querer caminar por fe. Luchas por evitar

la realidad hasta caer en una profunda depresión, por mirarte

demasiado a ti, por sentirte la víctima, por tener a las personas

y a las cosas y hasta a ti mismo como centro de vida, por no

saber o no querer saber que esto es así y reconocer como el

apóstol Pablo que la vida tiene sentido aunque se hunda el

mundo, por eso en Filipenses 1, 20 y 21 dice:

“Espero firmemente que Dios no me dejará y que se

verá más y más en mi la grandeza de Cristo tanto si estoy vivo

como si estoy muerto, porque para mi la vida es Cristo y la

muerte una ganancia”. Y en el versículo 27 nos dice el

secreto de esta manera de pensar tan llena de fe y positividad:

“Procuren que su manera de vivir esté de acuerdo con el

evangelio de Cristo”. En el versículo 29 termina diciendo:

“Pues por causa de Cristo, ustedes no sólo tienen el privilegio

de creer en Él sino también de sufrir por Él”.

5.- Por último, la aceptación, es decir que si

supiéramos comprender, no haría falta perdonar. Sí, el secreto

está en aceptar tu forma de ser y la de los demás, aceptar una

muerte, un accidente, una fractura económica, un periodo de

crisis, una enfermedad, una depresión endógena, una pérdida

de empleo, una mala respuesta, una mala cara etc.

Y la aceptación llega tan pronto como lo decides. Llega

cuando te pones en paz con la realidad, cuando respetas las

leyes de la naturaleza humana, las leyes cósmicas, las leyes

de la naturaleza. Llega cuando prefieres el amor al rencor.

Llega cuando miras a través de la mirada de Cristo.

Elías, en medio de su angustia, se encerró en una

cueva. Muchos se encierran en sus piezas, en sus cuartos y

no quieren salir de sus casas. Esa es la peor receta –receta

infantil por cierto- para enfrentar un momento de dificultad.

Ahora mismo te decimos que salgas de tu encierro, busca a

otras personas que te puedan ayudar y por sobre todo, busca

al Señor. Dios le dice al profeta: "¿Qué haces aquí Elías ?"

(1° reyes 19, 9).

Tú que escuchas déjanos decirte que el Señor no te

quiere ver angustiado. Sal de esa cueva, allí no está la

respuesta a tu problema. La respuesta está en tu actitud, y

está en Dios.

26

Por último te decimos que no renuncies nunca a tus

metas y si no has tenido una hasta hoy, queremos que sepas

que la más grande meta, el más grande proyecto que Dios ha

pensado para ti, es que te realices en su Amor y parte de ese

proyecto es el que tú quieras hacerlo crecer cada día, cada

momento en tu vida, en cualquier pensamiento que elabores,

en cualquier palabra que pronuncies, en cualquier hecho de tu

vida, en cualquier decisión que tomes, ya sea estudiar esto, o

trabajar en aquello o si eres un enfermo crónico que está

postrado en cama y no puedes salir, pero sí puedes tener una

actitud positiva, abierta a la luz del Señor siempre sabiendo

por la fe, que “Nunca te abandonará aún cuando ya no tengas

fuerzas”, dice el salmo 71(70).

Moisés fue un hombre que vivió por fe y que en medio

de la adversidad, "Se sostuvo como si viera al Invisible" nos

dirá la carta a los Hebreos 11,27. Así que después de

escuchar todo esto, la peor decisión que podemos tomar es

renunciar, bajar los brazos y abandonar nuestra vida misma.

Ya en otro tema veremos más de cerca el Proyecto de Dios

para tu vida y también cómo aprender a vivir en sabiduría y

cómo manejar nuestras emociones, para ello, será importante

que quieras perseverar y que quieras tener paciencia.

¿Sabes? La victoria no es de los impacientes o

inestables, ni está al principio ni en medio del camino, sólo al

final, o ¿No es verdad que cuando vas a una determinada

ciudad no te quedas en el primer pueblo que ves porque

sabes que no has llegado a tu meta?. O ¿No es verdad que

cuando estudias una carrera de cinco años en la Universidad,

no pides el título profesional al tercero?. ¿No es verdad que no

puedes saborear un pollo a la vinagreta o al carbón en los

primeros 5 minutos de haberlo metido al horno?. ¡No!

Necesitas paciencia y tenerte mucho amor, tanto como el que

Dios te tiene a ti.

Pues es lo mismo en la vida interior, en la vida

espiritual los que avanzan en fe, los que no se rinden, los que

se saben fuertes en Jesús y salen victoriosos, son quienes

que verán la gloria de Dios sobre sus vidas y sus ministerios.

Así que no retrocedas nunca. No te rindas, persevera en el

amor, persevera en la humildad, persevera en esos momentos

fuertes en los que tú ante su Palabra y Dios deciden lo mejor.

El apóstol Pedro en su 1ª carta en el capítulo 4 nos exhorta a

27

llevar una vida realmente cimentada en el amor de Dios

cuando dice en el verso 7: “Dedíquense seriamente a orar”, y

pablo dirá: “Oren siempre, sin cesar”.

Cristo Jesús sacó toda su seguridad, su magnanimidad

es decir toda su grandeza de ánimo, su generosidad, su

positividad, su libertad interior, su humildad, su sencillez, su

sabiduría, su poder, del Padre Dios, del Padre Celestial, y

consta en más de 20 textos en los evangelios, que Jesús se

retiraba al monte entrada ya la noche o muy de madrugada

para estar a solas con quien sabía que no lo defraudaría, con

quien sabía que lo amaba con locura, con quien sabía que era

el Único fiel.

Terapia de consuelo

En unos momentos íntimos con Jesús y con ese Padre

Celestial, uniéndote a ellos por el Amor, escucha en tu

corazón lo siguiente:

Mi Hijo amado, mi hija amada: cuando, las horas de

desaliento invadan tu alma, y las lágrimas corran por tus

mejillas, busca en tu corazón a Aquél que traspasaron, a mi

Hijo Jesús que sabrá consolarte. Cuando desaparezca tu

ánimo para luchar ante las dificultades de la vida, o sientas

que estás pronto a desfallecer, llámalo que Él es la fuerza,

capaz de remover las piedras de tu camino y de

transformarlas en escalones para subir hacia la madurez.

Cuando de pronto no encontraras donde reclinar tu cabeza,

corre junto a Él, pues Él es el verdadero Refugio y Fortaleza,

en cuyo pecho encontrarás guarida para tu cuerpo, y

tranquilidad para tu espíritu.

Cuando te falte la calma, y la paz haya desaparecido,

en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de

28

conservar la serenidad de espíritu, invócale, que Él es la

paciencia misma y quien te ayudará a vencer las dificultades

más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.

Cuando no comprendas el misterio de la vida y tengas el alma

golpeada por el subconsciente herido de los demás o por el

tuyo mismo, grita a Él que es el bálsamo que cicatrizará tus

heridas y aliviara tus padecimientos.

Cuando creas que ya nadie puede inspirarte confianza,

ve a Él que es la Verdad y Sinceridad, que sabe corresponder

a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas. Él

te devolverá la confianza. Cuando la tristeza o la melancolía

intenten atraparte, míralo a Él que es la alegría perfecta. El y

yo, tu Padre, te infundiremos un Aliento nuevo que te hará

conocer los encantos de tu mundo interior. Cuando, uno a

uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas

desesperado, ve a mi Hijo Jesús: Él es la esperanza que

robustece la Fe.

Cuando la indiferencia o la indolencia te revelen las

faltas y la dureza del corazón humano, Jesús es el perdón que

levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.

Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el

escepticismo o incredulidad trate de invadir tu mente, míralo a

Él que es la fe que inunda de luz tu entendimiento y da plena

felicidad.

Cuando nadie te tienda una mano tierna y sincera y te

desilusiones de los sentimientos de tus semejantes,

Aproxímate a Él quien fue abandonado y murió en una cruz

para salvar a todos los seres humanos de sus heridas de

donde brotan las incomprensiones entre unos y otros. Nunca

olvides que yo tu Padre, te amo con Amor Eterno. (Y tú, allá

en tu profundidad, dile con todo tu ser):

Oh Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme

porque confían en ti. Hoy necesito comenzar a creer y confiar

en ti, sienta lo que sienta, porque se que tú eres refugio

eterno. Gracias Oh Padre, por tanto Amor.

29

No te rindas ante el

cansancio

Capítulo 3

No te rindas ante el cansancio

Hoy vamos a meditar sobre el “Lugar de descanso”.

Generalmente pensamos que descansar es sentarse sobre el

sillón para leer de principio a fin el periódico, o que es leer

tirado sobre la cama, aquella revista que relata santo y seña

de la vida de tus artistas favoritos; también pensamos que un

buen descanso sería ir de vacaciones a la playa o a la

montaña o ir al cine a ver tal película o ir a tomar café con los

amigos.

En realidad el descanso del que hablamos, no requiere

de un lugar preciso, porque el verdadero descanso está en tu

interior y depende de tu actitud que tomes ante las diferentes

circunstancias o situaciones que se presenten en tu vida.

Hoy vamos a meditar sobre qué o quién es en realidad

nuestro descanso cuando no podemos más, cuando

experimentamos que es lo último que podemos soportar en la

30

vida. Y para comenzar, te decimos que el lugar sagrado del

descanso eres tú mismo, sencillamente porque Dios habita en

ti. El descanso no lo encontrarás ni en aquella ciudad, ni en

esa persona, ni en este sitio ni en algún otro. El descanso, el

reposo, la paz, la alegría, la vida verdadera, la encontrarás en

tu interior porque en tu interior, el Señor Dios vive en ti y no

hay nada superior a Él. Nada ni nadie es superior a Dios, al

Padre Celestial, al Señor Jesucristo. Ningún problema,

ninguna situación por imposible que parezca de solucionar es

más grande que Dios.

Dios nos convierte en lugares santos de reposo,

simplemente porque El es quien es Sagrado y nos convierte a

ti y a mí en lugar de oración, en lugar de reposo, en lugar en

donde sucede lo más importante en la vida de un ser humano,

lugar en donde se han de tomar las decisiones más

importantes de nuestra vida, lugar donde se sacan las fuerzas

para seguir luchando con valentía y paz el único instante que

tenemos, el hoy, el aquí y el ahora.

Dios es el Lugar a donde tú tienes que ir a cada

momento. Dios es el Templo que hace de ti su Morada. Y Él

te ha hecho ese templo, en donde tú haces morada con Él.

Pero…¿En realidad, sabemos en qué sentido la Biblia dice

que Dios reposó, que Dios descansó?. Dice el libro del

Génesis, que cuando Dios hizo los cielos y la tierra, después

del séptimo día, como un artista que se hace a un lado, Él

descansó mirando su obra diciendo ¡Pero qué espectacular!,

¡Qué maravilloso!. Dios estaba satisfecho al haber creado

todas las cosas, porque sabría que todo contribuiría para el

descubrimiento de su amor. Por otra parte, Dios no necesita

descanso es decir, no es que al haber hecho la creación

dijera: ¡Estoy bien cansado!, ¡Hay qué tomar vacaciones

porque esto estuvo duro!. No. Dios es Dios, Él no se cansa.

Él es Todopoderoso y todo lo hace por amor y para

que nosotros experimentemos ese amor y seamos realmente

felices aún en medio del cansancio, aún en medio del dolor.

Cuando la Biblia nos habla del reposo de Dios no lo

dice en relación a una inactividad sino más bien nos dice que

el reposo de Dios fue para disfrutar, para satisfacer su corazón

con todo lo que había hecho. Podemos entonces decir que

Dios encuentra el reposo en Él mismo y en Él, el ser humano

encuentra su reposo, de ahí que Agustín de Hipona exclame:

“Nos hiciste para ti y nuestro corazón inquieto no descansará

31

hasta que repose en ti” ?. En el libro del Éxodo 33,14 el Señor

Dios hoy te dice: “Yo mismo te acompañaré, mi Presencia irá

contigo y te haré descansar”

En Números 10, 33 leemos que “Cuando el pueblo iba

hacia la tierra prometida, el cofre del pacto del Señor iba

delante de ellos, buscándoles un lugar para descansar”.

En el libro del profeta Jeremías 6,16 leemos: El Señor

dice a su pueblo: Deténganse en los caminos y miren,

pregunten por los senderos antiguos, dónde está el mejor

camino; síganlo y encontrarán descanso”, pero ellos, mi

pueblo dice: No, no queremos seguirlo”.

El Salmo 23 nos enseña a confiar perfectamente en el

Señor y nos invita a decirle: Tú Señor, eres mi Pastor nada me

falta. Me haces descansar en verdes pastor y me guías a

arroyos de tranquilas aguas, me das nuevas fuerzas y me

llevas por caminos rectos haciendo honor a tu nombre.

Aunque pase por el más oscuro de los valles, no

temeré peligro alguno porque tú Señor estás conmigo. Tu

amor y tu gracia me sosiegan y me dan reposo.

Y en otras palabras continúa diciendo: Por ello me

preparas la mesa de tu Palabra, frente a mis enemigos

interiores como la no fe, la avaricia, la soberbia y el egoísmo.

Viertes sobre mi cabeza la unción de tu Santo Espíritu y llenas

mi corazón de tu paz hasta rebosar. Tu bondad y tu amor me

acompañan todos los días de mi vida. En tu casa Señor es

decir, en mi interior contigo quiero vivir siempre”.

Aquellos y aquellas que no pueden dormir es porque

están pensando demasiado en sí mismos, pero cuando

piensan en bendecir a otros, Dios les da descanso, Dios les da

reposo. En eso está el reposo, y en segundo lugar, permítenos

decirte que El reposo es Cristo. Jesús el Señor, en el

evangelio de Mateo 11, 28 nos dice hoy a ti y a mi:

“Vengan a mi todos ustedes que están cansados de

sus trabajos y cargas y yo los haré descansar” y en el capítulo

12 del mismo evangelio habló de sanar a alguien en el día de

reposo es decir que el mejor día consagrado al Señor es aquél

en el que sin medida te amas incondicionalmente y amas

incondicionalmente a cada ser humano, así como es.

32

¡Vengan a mi que Yo les haré descansar! Y escucha lo

que sigue diciendo: “Acepten el yugo que les pongo y

aprendan de mi que soy paciente y de corazón humilde; así

encontrarán descanso. Porque mi yugo que les pongo y la

carga que les doy a llevar son ligeros”.

En Marcos 6,31 Jesús nos dice: “Vengan vamos

nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo”.

Jesús en el Evangelio de Juan capítulo 4, le había

dicho a la mujer Samaritana: Dame de beber y Yo te daré a ti

de beber. Le estaba diciendo: Tú me satisfaces mi corazón

siendo una hacedora de mi Palabra, como Yo voy a satisfacer

tu corazón con mi amor.

Cuando tú que escuchas, satisfaces el corazón de

Dios, haciendo su voluntad, viviendo para Él, amándole

infinitamente y amándote y amando a los demás como Él lo

hace, entonces Dios te trae reposo a ti con su paz, con su

alegría, con la renovación de tus fuerzas y simplemente

descansas del desasosiego o división interior que trae la no fe,

la avaricia, y el egoísmo que dejamos anidar cuando

preferimos mirar de cualquier manera nuestra vida.

Así que si tú, que escuchas, quieres descansar, tener

reposo en Dios, aprende primero a darte descanso a ti mismo,

a ti misma, para que puedas dar descanso a otras personas.

Escucha lo que dice el Profeta Isaías 28,12: Aquí está la

calma, aquí está el descanso, que descanse el fatigado. Es

como si dijese: Da reposo al cansado, y termina diciendo:

“Éste es el refrigerio, pero no quisieron oír”.

Si tú estás cansado, cansada, deprimido, deprimida,

que no puedas más, que sientes horrible en tu interior, que

crees que ya no hay salida ¿Sabes qué?. Deja de pensar en ti.

Deja de enfocarte en ti, porque este es el principio de la

depresión y de todo estrés: estar rumiando las terribles

desgracias –así las llamas por no vivir de fe adulta- sin querer

mirar a quienes te rodean y que tal vez estén sufriendo más

que tú.

Hoy, aquí y ahora, con el poder de Dios que hay en tu

interior, decídete a enfocarte no en ti, sino en Jesús que pasó

lo indecible en la tierra con tal de solidarizarse contigo.

Decídete enfocar tu mirada además, en alguien más, porque

al enfocarte en otros que sufren igual o peor que tu, vas a ir

33

encontrando reposo, porque la Palabra del Señor te enseña

que “Éste es el reposo: Dar reposo al cansado”. Busca a

alguien más necesitado que tú y dale satisfacción es decir,

bríndale apoyo y consuelo, entonces, tú tendrás reposo.

Mucha gente no es feliz ni entra en el reposo de Dios

porque se abruman mentalmente con pensamientos

negativos, cuando todo lo que necesitarían es querer vivir un

día a la vez. ¡Sí!: UN DIA A LA VEZ.

La verdadera sabiduría de la vida consiste en

aprovechar al máximo el día presente, el día de hoy, dejando

el pasado en la manos de Dios luego de haber sacado toda la

experiencia enriquecedora por muy duro que haya sido, y el

futuro….el futuro, y el gran presente, es Dios. ¿Cabe

preocuparse de algo?. ¡De nada!. La Palabra del Señor nos

enseña que nuestra vida está escondida en Dios. Y

parafraseando podríamos decir que nuestra vida está

custodiada en el corazón de Cristo. ¿Temer a qué?. ¡A nada!.

 

Pero, hay personas que cargan sobre sus débiles

hombros tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar:

es el saco de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día

de hoy.

Un segundo saco pesado, abrumador, es el del

pasado: son esas personas que vuelven y vuelven a recordar

las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que

sufrieron siempre mirando solamente la parte negativa. Les

parece imposible que puedan sacar una enseñanza positiva.

Se empeñan en guardar para sí las heridas en lugar de

entregárselas al Señor y ¡Echar para adelante!, por ello

siempre están sangrando y nunca se curan es decir, por ello

viven amargados, amargadas y nunca maduran.

Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy

pesado, el del futuro. Son las personas que miran el mañana

con miedo, esperando siempre lo peor y se olvidan por

completo de vivir el único instante de vida que tienen, se

olvidan que hoy puede ser el último instante que tienen para

ser feliz y hacer felices a los que los rodean.

Por ello, hoy te decimos que llevar hoy la carga de

mañana unida a la de ayer, hace vacilar y tambalearse al más

fuerte, pero nadie nos manda vivir así. Nadie nos manda llevar

al mismo tiempo los tres sacos.

34

El Señor de la vida hizo las cosas mas sencillas y nos

dijo: "Bástale a cada día su afán". Dios nuestro Señor creó el

día para trabajar, luchar y sudar con paz y esforzarnos y creó

la noche para dormir, descansar reparar las fuerzas y olvidar.

Así en realidad la vida consta de un solo día. Cada

noche podríamos decir que nos morimos por unas horas

cuando dormimos, para resucitar nuevamente al despertar por

la mañana.

 

¿Porqué no vivir un solo día a la vez reposando las 24

horas del día en el amor del Señor? El pasado ya pasó, no

volverá; déjalo en paz. Si puedes sacar de tu pasado alguna

buena lección, hazlo y deposita todo lo doloroso en el corazón

amoroso de Jesús, para que su gracia vaya convirtiendo todo

en amor, en vida, en madurez.

Nada ganas recordando negativamente tus problemas

y amarguras del ayer. El futuro por otra parte aun no llega, no

sabes si llegará. ¿Para qué te preocupas?.

 

Lo único que tienes, lo único de lo que eres dueño,

dueña es de este día, de este instante, por lo tanto vive y

disfruta como si fuera el único día que vas a tener.

 

Tenia razón aquel poeta cuando decía "Mira a este día

porque es la vida, la mismísima vida de la vida. En su breve

curso están todas las verdades y realidades de tu existencia:

la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor

de las realizaciones. Porque el ayer es solo un sueño y el

mañana solo una visión, Pero el hoy bien vivido hace de todo

ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de

esperanza, mira pues bien a este día, míralo con amor.

Ante una tarea dura o un trabajo difícil, por lo regular

pensamos que durará toda la vida. Nos abrumamos con un

peso que no existe más que en nuestra loca imaginación.

¿Por qué no aceptar el reto de lo cotidiano?. ¿Por qué no

dejar reposar el corazón en Dios y desde Dios hacer con

infinita paciencia lo que el día de hoy me presenta?. Vive un

día a la vez. Sólo un día: Hoy, ahora. No te abrumes

pensando por toda la ropa que lavarás durante tu vida. Piensa

sólo en la de hoy. Igualmente no pienses en todos los ladrillo

35

que levantarán el edificio, piensa en los que tienes que poner

hoy.

No pienses cuántas veces vas a perdonar al que es

difícil porque sufre, simplemente, perdónale y compréndele

hoy. Entonces, encontrarás reposo en tu alma.

¿Sabes? todo mundo puede soportar su carga, por pesada

que sea, hasta la noche; todo el mundo puede realizar su

trabajo, por duro que sea, durante un día. Todos pueden vivir,

pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se

ponga y esto es realmente lo que la vida significa: vivir el día

de hoy con excelencia es decir, con amor.

Tienes un día de vida y nada más. Con él puedes

hacer maravillas o destruirlo. Lo que no puedes es vivir una

semana, un mes, un año a la vez. Se vive HOY. Por ello en

estos cursos siempre te estaremos invitando a no rendirte

nunca ante nada, ni ante lo más difícil pues recuerda que para

Dios, no hay nada, pero nada imposible.

Cuánto más conoces a Jesús, cuánta más intimidad

tienes con Él, más sabes por qué te dice las cosas en su

Palabra. Cuánto más eres como Jesús, más reposo, más paz,

más tranquilidad, más anchura de espíritu y tranquilidad

mental tienes. Es decir, que no hay vida más feliz que saberte

de Cristo.

No hay vida más feliz que saber en las Manos de quién

está tu vida. No hay vida más feliz que volverte cada momento

de tu día al Señor. No hay vida más feliz que confiar en Él. No

hay vida más feliz que aquella en la que no se espera nada de

nadie y que sí lo esperas todo de Dios y de ti mismo, de ti

misma. No hay vida más feliz que conocer al Padre Celestial.

No hay vida más feliz que conocer a Jesucristo. No hay vida

más feliz que vivir en el amor de Dios.

En todo el mundo y aún más, en todo el universo

entero, no habrá nada ni nadie que pueda hacer que tu

corazón esté en reposo como lo puede hacer Dios, el Señor,

porque el que tiene su corazón apegado a Jesús, va a

aprender cómo vivir esta vida con Sabiduría y libertad

verdadera.

Cuando el ser humano no descansa, es porque está

apartado de su Señor. O ¿No es verdad que cuando te sientes

temeroso, temerosa, olvidado, olvidada de todos, desalentado,

36

desalentada, metido, metida en el torbellino negro de la

depresión y sumergido, sumergida en lo que te hacen o dicen

los demás, es porque te has olvidado de tomar la Palabra del

Señor?. ¿Verdad que fácilmente te olvidas de orar con el

corazón?. ¿De leer calmadamente un fragmento del

evangelio, o de algún salmo y escucharle con paciencia para

permitir que Él con su gracia y su acción amorosa vaya

regando la tierra seca de tu corazón y calme la tempestad

furiosa de tus pensamientos sin control?.

Cuando el ser humano vuelve a su Señor, está en

descanso y no hay nada en el mundo que lo pueda derrotar. El

hombre, la mujer que vuelven su mirada constantemente a su

Señor, pueden vivir la vida de una manera más fácil.

Entienden por qué el Señor le llama “El yugo fácil”, “La carga

ligera”, porque saben que Él es el descanso, el reposo, el

amor que pacifica y dulcifica todos los momentos por más

duros que parezcan. Sin Cristo, el ser humano nunca tendrá

paz en el corazón. Sin Cristo la gente se vuelve loca de dolor.

Pero con Cristo la gente se vuelve loca de amor. ¡Qué gran

diferencia hace la fe!.

Los seres humanos van a terapias, van a cursos de

superación personal, y corren detrás de éste o de ésta, o

hacen esto y esto otro o se escudan en esto y más allá,

cuando Jesús simplemente nos dice: “Vengan a Mi” porque

cuanto más se relacionen conmigo, descansarán. Y quien

tiene a Cristo, no sólo tiene vida, sino vida abundante, reposo

en Él, porque sólo Cristo puede dar reposo al cansado y sólo

Cristo puede dar una sonrisa al moribundo y perfecta paz al

que no ha sido sanado, porque cuando la fe es grande y es

grande porque se ama mucho, se sabe que Jesús vive y que

nos levantará de la fosa más fatal.

Por otra parte, el reposo tiene un precio. Para el

apóstol Pablo, el poder vivir profundamente a Cristo, tuvo un

precio: perder todo lo que antes tenía, su reputación, su

apellido, su posición. Con esto podríamos decir que el que se

aferra, nunca pasa a cosas mejores.

Hoy cabría preguntarnos si como el pueblo de Israel,

¿Nos aferramos al egoísmo, a las heridas, a lo negativo, a la

no aceptación de lo doloroso en la vida, a la angustia y

37

ansiedad, a nuestras limitaciones, a nosotros mismos, o

humildemente y con la fuerza de Dios vamos, voy, vas en

busca de la tierra de la promesa que comenzará a ser una

realidad en nuestro corazón, cuando tu y yo decidamos

querer vivir el amor, la sabiduría, por medio de nuestra

inteligencia iluminada de la Palabra del Señor?......

Dios, nuestro Padre Celestial, no escatimó nada para

que los seres humanos tuviéramos reposo en nuestro interior

y nuestro corazón no estuviera dividido con luchas internas,

por ello nos dio a su Hijo Único y con Cristo, nos lo ha dado

todo.

Mi hermano, hermana que escuchas: Para poder

ganar, se necesitan deseos de querer ganar, y para poder vivir

el reposo en Dios –aunque es una gracia- necesitarás

desearlo profundamente, pero también necesitarás querer

guardar tu tiempo para Dios. Si Dios te lo da todo, ¿Por qué tu

no quieres hacer lo que puede hacerte realmente feliz, es

decir: ¿Orar y amar?.

Mucha gente dice: Ore por mi para que pase el

examen en la escuela. Ore por mi para que mi hijo sea menos

rebelde. Ore por mi para que pueda dejar a mi amante. Ore

por mi para que sea dulce en mi carácter…y que pidan oración

de intercesión está muy bien, pero en realidad cabría

preguntarles: ¿Estás estudiando todos los días las horas

suficientes?, y a la mamá del hijo rebelde podríamos

preguntarle si ha tratado de descubrir ella misma sus heridas

personales y con la gracia de Dios está haciendo todo para

irlas sanando, si se retira a orar diariamente, si durante el día

busca lecturas o casetes de pláticas que le ayuden a crecer

interiormente o prefiere sentarse a mirar sin piedad de sí

misma todas las telenovelas que ofrece el consumismo y calla

con más ruido sus propios ruidos que le hacen tener actitudes

negativas con su hijo rebelde y que por cierto es rebelde

porque ya lleva heridas profundas?.

A aquella persona que sabe que debe dejar a su

amante, cabría preguntarle si en realidad desea vivir una vida

auténtica o quiere continuar engañándose sobre todo a sí

mismo, a si misma…. Y por último a aquella persona que pidió

que orásemos porque su carácter fuera dulce como el de

Jesús le preguntaríamos: ¿Lo deseas realmente? Te retiras a

orar como Jesús para dejarte iluminar por su Palabra y sobre

38

todo, pones al amor en práctica durante el día aunque le duela

a tu amor propio herido?.

En realidad vemos -como dijimos-, que el reposo tiene

un precio: el precio de tomar con responsabilidad y fe adulta la

vida. El reposo tiene el precio de creerle a Dios. La Palabra

del Señor en Romanos 10, 9 dice que “Si con tu boca

reconoces a Jesús como Señor y con tu corazón crees que

Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación”. Y creer es poner en

práctica el amor, pues la fe sin obras, está muerta”.

Dios quiere en ti una mente positiva, una mente

despierta, una mente limpia de todo lo que pueda apartar tu

mirada de Jesús. El reposo en Dios, dependerá pues de las

decisiones que tomes en la vida, como también dependerá de

creer que en el Señor eres más que victorioso, victoriosa, y

¿sabes?, aunque andes por valle de sombra y de muerte,

pelea la batalla valientemente sabiendo que Cristo ha vencido

por todo lo que tu pasas ahora mismo y no te rindas ante el

cansancio.

No te desanimes, sube el primer escalón con fe. No

tienes que ver toda la escalera, simplemente sube el primer

escalón y luego el segundo y así cada vez. Uno por vez.

Súbelo con entrega y confianza en ese Padre amorosísimo

que está llevándote en sus manos a la cima del amor. Si te

asalta la duda, si la tristeza golpea a tu puerta, si te hiere la

calumnia, levanta la cabeza con coraje santo y contempla tu

corazón, es decir, ese cielo luminoso y tranquilo donde está

Cristo esperando a que te vuelvas a Él. Y aunque el cielo

estuviera cubierto de nubes, tú sabes que éstas pasarán, y

que tu cielo volverá a estar despejado.

Sigue siempre adelante, conservando tu mirada en

Jesús, porque sabes que su gracia hará que las nubes de la

existencia pasen y brille de nuevo el sol de la alegría en Él.

El minuto que estás viviendo ahora, es el más

importante de tu vida, donde quiera que te encuentres. Presta

atención a lo que estás haciendo hoy, aquí y ahora. El ayer

ya se fue de tus manos. El mañana todavía no ha llegado. No

agobies tu alma con pensamientos inútiles. Vive el momento

presente, porque de la actitud que tengas ante él, dependerá

cómo será tu mañana. Procura aprovechar al máximo el

momento que estás viviendo, sacando toda la utilidad que

puedas para perfeccionarte siempre más sobre todo, en el

39

amor. Reconoce y acepta que no todo lo que nos cansa y nos

causa dolor es, forzosamente, un mal.

Ten confianza siempre en el Padre Celestial que sabe

sacar el bien de lo que nos parece mal. ¡No desesperes!

Confía y no te rindas ante el cansancio.

No te dejes abatir por la tristeza. Todos los dolores

terminan. Espera que el Señor con sus manos llenas de

bálsamo, traiga alivio. La acción de su gracia es infalible y nos

guía suavemente por el camino seguro, aliviando nuestros

dolores, así como la brisa suave mitiga el calor del verano.

¿Por qué no comienzas ahora mismo a dejar de ver lo

que te falta y comienzas a poner tu atención y agradeces

infinitamente por todo lo que tienes?

Ser agradecido, agradecida, es abrir el canal para que

la abundancia Divina descienda sobre ti. Abundancia sobre

todo, en el amor. Por último, permítenos contarte el siguiente

relato, de un náufrago que en una tempestad perdió su barco

y todas sus pertenencias, menos la vida, ni la capacidad de

creer y esperar con valentía.

El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa

de una pequeña y deshabitada isla. Sin darse por vencido por

el cansancio de una vida solitaria, con toda su fe, oró al Señor

Dios que fuera rescatado, y cada día miraba y miraba el

horizonte buscando ayuda, ayuda que por cierto, no parecía

llegar.

Cansado, finalmente decidió por construirse una

cabaña de madera para protegerse de la lluvia y el calor y

para poder almacenar sus pocas pertenencias. Entonces un

día, al ir caminando por la isla en busca de alimento, regresó

a su casa para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con

el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido, lo

había perdido todo. Quedo anonadado de tristeza y rabia que

le vino de haber quitado su mirada de esperar contra toda

esperanza. Por ello exclamó desde la insensatez al Señor

Dios: "Pero…¿Como pudiste hacerme esto?"

Sin embargo, al día siguiente lo despertó el sonido de

un barco que se acercaba a la isla. ¿Sabes qué?. Habían

venido a rescatarlo. El cansado hombre preguntó a sus

40

salvadores: ¿Como supieron que estaba aquí?" a lo que

contestaron ellos: "Vimos su señal de humo".

La enseñanza que podemos sacar es que es fácil

descorazonarse cuando las cosas marchan mal, pero no

debemos desanimarnos nunca porque el Señor Dios trabaja

en nuestras vidas aun en medio del dolor y el cansancio.

Recuerda: la próxima vez que tu cabaña se vuelva humo,

puede ser la señal de que la ayuda y gracia de Dios viene en

camino. No te rindas nunca.

Terapia de descanso

En unos momentos de intimidad con el Señor Dios, allá

en tu corazón, en lo más íntimo de tu ser, (cerrando tus ojos) y

respirando suave, profundo y lento, toma conciencia de que el

único instante que tienes para ser feliz, es hoy, aquí y ahora.

Deja que tu corazón continúe en esa Presencia Divina que

habita en tu profundidad y dile:

Señor, que bueno eres para el que te busca y  para el

que te encuentra. Lo maravilloso es que nadie puede buscarte

sin haberte encontrado antes porque tú ya saliste al

encuentro. OH Señor…¿Quién es el que busca la vida y

desea gozar días felices? He aquí que en tu ternura, me

muestras el camino de la vida.

OH Dios Santísimo: La eternidad ahora mismo se

encuentra en mi presente porque ahora mismo estás en mi….

Tú, OH Eternidad insondable, te hallas en la palma de mi

mano, como fuego ardiente en mi corazón que quiebra esas

barreras que me impiden ser como tu, un abismo de amor

misericordioso, un abismo de bondad y compasión.

41

 Tú, duermes y reposas en mi pecho ahora mismo, y

te haces presente en la vida cuando dejo que tu sabiduría se

derrame por medio del amor. OH Señor….Tú en mí y yo en Ti,

ahora mismo….amándonos. Estoy contigo Jesús…..y tú estás

conmigo…..y los dos….estamos en el Padre…..y los

tres….somos uno en el Espíritu de Amor…..

Señor: tu voz divina se oye en el Paraíso de mi

ser……y mira lo que exclama tras estar experimentando una

auténtica transformación…..

Lo que llamé horrible y doloroso se ha vuelto la más

grande gracia.

«Lo que llamé cruel e injusto ha dejado mi corazón

misericordioso. OH Señor, veo a la Misericordia misma que

eres tu, dentro de mi ser, que por tus llagas has sanado.

Lo que llamé sin salida y limitado, hoy con tu amor se

ha vuelto apertura anchura y libertad. Pues contigo en mi

corazón, siempre encontraré respuesta, plenitud y salida. Lo

que era en mi impotencia y fragilidad se ha vuelto fortaleza y

sabiduría. Gracias Señor por toda esta riqueza….

Ahora se que vivir en espíritu y en verdad, es vivir para

ti Único Dios verdadero y para Jesús, mi amado especial a

quien no puedo ver con los ojos de la carne, pero sí puedo

vivirle con los ojos de la fe, de la esperanza y del amor.

Gracias OH Padre, por hacer con Jesús una morada

en mi en donde tu Dios Trinidad, reposas y yo reposo en un

abrazo sin límites fuera del tiempo y de todo lo creado. Para

Luego vivir mi vida, minuto tras minuto en tu Presencia

amorosa y tratar con el más grande cariño a cada ser humano,

a cada animalito, a cada ser viviente e incluso a las cosas que

me prestas para que me desenvuelva como hijo tuyo, como

hija tuya, mientras peregrino por este mundo,

Señor, han cesado los ruidos del desaliento, del

cansancio, de la angustia y del sin sentido de vivir y ha

comenzado la canción del corazón que canta el amor.

He emprendido el camino empujado por tu gracia y por

la sed y nostalgia de ti. Dios inmensamente amoroso.

Por ello, he querido comenzar este momento íntimo

contigo, descalzando mis pies de la no fe, para entrar en la

dinámica transformante del creer, pues sólo así los ruidos se

42

han convertido en un silencio amoroso y sosegado. Ya no

quiero más prisas, OH Padre….OH amado Jesús, sino sólo

vivir en tu amor.

Me estabas esperando….simplemente para decirme:

Abandónate a mi amor y confía en Mi tu Dios…..Gracias Jesús

por invitarme a descansar y reposar en ti….

Gracias por la mirada serena que me das y por el

corazón plenamente liberado, que ha entrado sin miedo en el

mundo del silencio interior, aquél que está poblado de amor

incondicional.

Mi Dios y mi todo……..

No te rindas ante las

heridas

Capítulo 4

43

No te rindas ante las heridas

Vamos a comenzar nuestro tema, hablando sobre

cómo se nos presenta la vida, haciendo una sencilla

comparación: La vida, se nos presenta en dosis y como si

fuera un platillo sobre la mesa a la que nos sentamos todos

los días. Cuando estamos listos para ingerir los alimentos,

necesitamos tomar lo que nos ofrecen, masticarlos y

digerirlos, gústenos o no pues todo –con equilibrio- nos hace

falta. O ¿No es verdad que a muchos no les gustan las

verduras, las espinacas, el apio, los betabeles o algunos

alimentos como las lentejas, el huevo, las habas, el garbanzo,

etc y sin embargo son alimentos que necesita el cuerpo para

desarrollarse y funcionar adecuadamente?, pues la vida, es

así, y en muchas de sus manifestaciones no se nos presenta

justamente a la medida de nuestras expectativas o gustos, es

decir, no se nos presenta a la medida de lo que deseamos o

queremos, pero sí a la medida de lo que necesitamos aunque

de momento nos parezca lo contrario.

Como hemos dicho en otros temas, el dolor es parte

inherente del hombre y éste nos ayuda –cuando lo asumimos

sabiamente- a ser humildes como Jesús, a ser sabios como

Jesús, a ser felices como Jesús, aún en medio de lo que

parece aparentemente una verdadera fatalidad.

La vida pues, no aparece servida como un menú por

ejemplo del cual podríamos escoger solamente los platillos

que más fueran apetitosos y desechar los más nutritivos y

que no nos gustan.

Profundizando, podríamos decir que en realidad la vida

no tiene sabor, ni forma, ni bondad ni maldad pues la vida es

así -sin etiquetas-, sencillamente vida. Más bien es nuestra

programación mental, es decir, lo que llevo, lo que llevas en la

computadora de tu cabeza, lo que va haciendo que la vida sea

apetitosa o desagradable, buena o mala, feliz o envuelta en

sufrimiento, según vaya ajustándose a lo que hemos

establecido, a lo que has establecido tu mismo, tu misma -o

han establecido otros en nuestra mente-, por felicidad o

infelicidad. ¿Quién es feliz?. ¿El que tiene montones de

dinero? ¿El que viaja por todo el mundo?. ¿El que tiene ropa y

más ropa y perfumes de Francia? ¿Quién es infeliz? ¿El que

tiene sólo un par de zapatos o sólo tiene el dinero para comer

44

el día de hoy? ¿El que tiene lo necesario para vivir aunque tal

vez no entre lujos? ¿Quién es feliz? ¿El que no puede ver, el

invidente o el que puede ver?. ¿Quién es feliz?, el que está

completamente sano o el que tiene cáncer?

Permítenos decirte que en realidad serás feliz, cuando

vivas la vida con sabiduría y amor de la mano de Jesús tu

Señor y Dios, con humildad y sencillez, sin apegar tu corazón

más que a Dios y por Dios te levantes, y por Dios te superes, y

por Dios te ames a ti mismo, a ti misma, y por Dios asumas,

aceptes el reto de forjar tu carácter, y por Dios te sepas

inmensamente amado, amada y por tanto reconozcas que

necesitas amar a los demás sin condiciones, y a la creación

entera, como eres amado, amada por ese Dios que te ha dado

el poder de liberar tu corazón por más amargado, frustrado,

atado y apegado que esté, por medio de la fe y del amor

convertido en perdón hacia ti mismo, hacia ti misma y hacia

cada ser humano que vive en este planeta, comenzando por

los de tu casa.

Pero, sigamos con otro ejemplo sobre la programación

que tenemos respecto a lo que hacen con nuestra felicidad o

infelicidad los pensamientos negativos y las emociones

inmaduras: Si la vida es un menú, somos tú y yo quienes no

queremos vivir un momento difícil y niego, niegas parte del

menú de todos los días. Te niegas a que no te saluden como

tú quisieras, te niegas a que te griten, te niegas a que pasen

primero que tú, te niegas ante el hecho de esa amante de tu

pareja, te niegas ante esa indiferencia y al hecho de que

pocas veces o nunca te agradezcan nada,

Te niegas ante la enfermedad que ha aparecido

cuando menos lo esperabas o porque desde pequeño, desde

pequeña has sido enfermizo, enfermiza y sigues igual o peor,

te niegas a aceptar tu manera de ser y la manera de ser de tus

padres, de tus hijos, de tus nietos, de los demás familiares, de

los vecinos y de la sociedad entera, te niegas a aceptar el

hecho de que eres quebradizo, frágil y que en realidad aunque

te sientas que tú no necesitas de Dios y hasta te lo hayas

hecho creer, en realidad tu manera de reaccionar llena de ira y

soberbia, está pidiendo a gritos que Jesús te salve de ese

egoísmo que muestras cuando no permites que nadie te

corrija, que nadie te diga nada porque dices que tú eres quien

que está bien y los demás son los que están mal.

¿Sabes? Un signo de madurez es no echarle la culpa a

nada ni a nadie de lo que te acontece. Sí, te darás cuenta de

45

que comienzas a dar pasos por el camino de la madurez

cuando tomes con responsabilidad tu propio carácter así como

es, sin tener necesidad de juzgar ni culpar a nada ni a nadie

de lo que te sucede.

Cuando una persona está dormida y huyendo ante el

misterio de ser seres humanos contingentes, quebradizos,

frágiles, niega que otros puedan equivocarse y que otros

puedan herirle y digo o dices: ¡A mi nadie me hace esto!.

¡Cómo va a ser posible que tú me levantes la voz! ¡Ni crea que

le voy a perdonar lo que me hizo! ¡Me has decepcionado! ¡Tú

no tienes remedio, así que por qué mejor no te largas! ¡Tú no

vas a cambiar nunca! ¡Eres una mantenida, un mantenido!

¡Estaría mejor solo, sola! ¡Yo por qué te voy a ayudar! Etc.

Y cuando alguien te invita a leer la Palabra del Señor,

cuando alguien te invita a orar, o a unas pláticas en donde si

escuchas con el corazón podrías crecer como un mejor ser

humano, dices que no lo necesitas, que son ellos quienes

deben de estar ahí, y pasas tu vida negándote tu mismo, tu

misma, paz, alegría, dulzura, amabilidad, y comprensión hacia

ti mismo, hacia ti misma y hacia los tuyos.

Una persona que es agresiva o excesivamente

enojona, muy posiblemente sea entre otras cosas, por que

tiene miedo a perder sus seguridades como el dinero, el

trabajo, la salud, la familia, pero resulta que todo esto, son

falsas seguridades, pues lo material y lo físico se termina y

esto se puede definir como la ley de la caducidad de todo

cuanto hay en este mundo.

Así que será mejor para ti y los tuyos y en general será

mejor para toda la humanidad, aceptar esta ley de la

caducidad, la ley de la enfermedad, la ley de la soledad y la

ley de la muerte. Quien tiene puesta su mirada en Jesús,

acepta con sabiduría y paz estos hechos

Por otra parte, es posible que tu frustración venga de

otros hechos que rechazas y niegas. Por ejemplo, te niegas a

amarte con esos ojos, esa nariz, esa boca, ese cabello, esos

brazos, esa gordura o flacura, tu estatura; te niegas a amar tu

capacidad mental, poca o mucha y por sobre todo, te niegas a

inundar con el perdón incondicional tu historia doliente desde

el momento en que fuiste concebido y quizá no deseado,

deseada.

46

Es posible que tu estadía en el vientre de tu madre

haya sido dolorosa por un montón de causas entre ellas:

angustias de tu madre, incomprensiones hacia ella o de ella

hacia otras personas, tal vez frialdad de tu padre, agresividad,

abandonos, rechazos e injusticias de todo color y tú, sin tener

aún conciencia pero como ser creado para el amor y para

amar, esperando tan siquiera una manifestación por medio de

una caricia en el vientre, una frase cariñosa, un beso, un

cuidado sano sin comida chatarra y humo o hasta alcohol y

drogas, una música suave y una oración con las manos de

papá y mamá en el vientre como quien desea profundamente

amar, esperando que te hicieran sentir seguro, en las manos

del Amor Divino por medio de ellos, tus padres, y no lo

aceptas y este mar de heridas como una bola de nieve que

comenzó pequeña, ahora te arrastra al resentimiento, al odio,

a la venganza inconsciente que se manifiesta con tu forma de

ser incrédula, agria, agresiva.

Te niegas a llenar de amor y de ternura el dolor que te

causó el hecho de nacer y ser separado de tu única seguridad

que significó para ti el vientre materno, por más maltratado,

maltratada que hayas sido y luego de cortar el cordón

umbilical luego de deslumbrarte y asustarte cuando recibiste

por primera vez la luz y sentirte completamente solo, sola,

experimentando la angustia existencial, el tener que comenzar

a respirar por ti mismo, por ti misma habiendo nacido tal vez

casi ahorcado, ahorcada por el cordón umbilical o quizá fuiste

llevado, llevada a una incubadora por nacer enfermo, enferma

o antes de tiempo cuando lo único que deseabas en ese

momento era estar con tu madre, con tus padres o tal vez

fuiste regalado o abandonado y… dolor tras dolor que aún

hasta hoy inconscientemente te niegas a aceptar, pero

¿Sabes?, mientras no quieras perdonar tanto trauma es decir,

tanta herida, tanto dolor, vivirás lleno, llena de ira camuflada,

es decir, disfrazada, y vivirás lleno, llena de sufrimiento que

como dijimos en temas pasados, viene de resistir, de no

asumir, de no aceptar y por ello te mueres de depresión, de

miedo, de inseguridad, de insatisfacción, de rebeldía de no fe.

Te niegas a pasar por el proceso de masticar

lentamente y digerir luego con facilidad para poder comenzar

el proceso de digestión y evitar así la indigestión y cuanto más

prefieres tragar rápidamente, más agrandas la herida –aunque

esto te haga daño o haga daños a otros después, aunque

justifiques los hechos de ocultar y arrojar según tu al olvido,

47

para no sentir la náusea y repugnancia por ejemplo, de aquél

abandono de tu padre diciendo con sus gritos el gran rechazo

que a su vez sentía –no tanto por ti- sino por su propia

existencia, o aquél abuso –tú sabes de qué tipo- que cometió

contigo tu padre o aquella persona que tú sabes quien fue o

quién es y que tampoco no solucionó o ha solucionado su

subconsciente tal vez enfermo o herido también como tú, por

rechazo, abandono, traición, humillación e injusticia, o aquella

frialdad de tu madre que fingió amor que no tenía por ella

misma y que así lo expresó maltratándote gritándote sin

comprenderte nunca o maltratando y gritando ni

comprendiendo a todo aquél que se cruzara a su paso, porque

a su vez, a ella la rechazaron, la maltrataron, abusaron de ella

y no la desearon.

¿Cuánta herida lleva el ser humano a cuestas!

¡Cuánta herida y abuso hacia los niños….y tú y yo, fuimos

niños que no han solucionado su vida, que no han sanado las

heridas, aquellas cuando ya tenías uso de razón pero aún no

comprendías quién es el ser humano, ni las heridas, ni para

qué estar en esta tierra ni cuánto amor te ha tenido el Padre

Dios porque de manera contraria al amor te decían, ¡Eres un

estúpido, un torpe, una mensa, un tarado, un hijo de cualquier

otro pero mío, no. ¡Qué feo, qué fea!, ¡Qué mal pintas!, ¡Qué

moreno! ¡Qué blanco!, ¡Qué negro!,¡Qué burro, qué burra!

¡Qué lento, qué lenta eres! ¡Fulanito toca mejor el piano o la

guitarra o escribe mejor a máquina que tú!. ¡Qué torpe eres

para jugar fútbol,¡No sirves para nada! Etc, etc, etc.

Así que, mi hermano, mi hermana que escuchas, el

inconsciente, es decir, esa parte del cerebro a donde van a

dar todas las heridas, todas las experiencias difíciles es lo que

necesita ahora de tu completa atención, pues de otra manera,

si dejas pasar más tiempo, si no te dedicas a conocer en

realidad quién es el ser humano, si no te comprendes a ti

mismo, a ti misma ni a los demás, si no comienzas un

proceso de sanación interior de la mano de Jesús tu Salvador,

si no conoces en la profundidad de la fe, del amor, de la

intimidad en la oración al Padre Dios y a Jesús, andarás por

el mundo gritando con tu forma de ser que no has decidido

sanar una por una de las heridas que sin querer han causado

las experiencias dolorosas no sanadas de los demás y tú

mismo, tu misma.

Dios nuestro Padre, ha sido justo y seguirá siendo

justo, porque nos ha traído a este mundo por un solo

propósito: El amor y nos creó para la vida y para demostrarnos

48

su incondicional amor; nos equipó interiormente con todo lo

necesario para pasar por este mundo como Jesús pasó por

esta vida: Haciendo el bien a todos, con una excelente calidad

de vida, con elegancia espiritual que brota de la humildad, a

veces llorando, pero siempre buscando constantemente la

salud mental que le daba el estar a solas con el Padre Dios, a

pesar de los obstáculos o las piedras del camino que se le

presentaran.

Hay un dicho que dice: “Todo es del color según como

se mira el cristal”. Tú que escuchas, ¿Cómo miras tu vida, tu

persona, a los demás? o ¿Qué dices de las piedras que has

encontrado en tu camino?. ¿Las has visto como derrota o

como oportunidades para crecer en la fe, en la esperanza, en

el amor?.

Para unos, por ejemplo, una piedra grande en el

camino, es un instrumento útil, para otros puede ser el mayor

estorbo, algunos dirán que es un material ideal del que

podrían sacar una bella escultura como Miguel Ángel el gran

escultor de todos los tiempos, quien le dio la más bella forma.

Para algunos, una piedra es un motivo de frustración, para

otros un lugar donde hacer un alto y descansar y otro dirá que

brincar esta piedra será llegar a la meta, en cambio el

distraído tropezará con ella. El violento la utilizará para herir a

otros en cambio el emprendedor, construirá con ella.¿Y los

niños?, los niños la verán como un juguete con el que pueden

sonreír e intercambiar. Hay también quienes han hecho

poesía con las piedras.

En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la

piedra sino en el pensamiento y la actitud del ser humano. Así

que permítenos decirte que no existe piedra en tu camino que

no puedas aprovechar para tu propio crecimiento es decir,

cualquier herida por terrible que haya sido o sea, si en la fe te

abres a Jesús y por amor a Jesús y por el amor que el Padre

Celestial te tiene, comienzas a perdonar de corazón,

caminarás de victoria en victoria aunque en ocasiones parezca

que te detienes o vas para atrás. Te decimos: No desistas,

descansa en el amor de Dios, en las manos de Jesús en todo

este proceso que dura toda la vida de la sanación de las

heridas. Con esa actitud humilde, serena, sonriente, abierta y

perdonadora, habrás encontrado la felicidad, pues habrás

descubierto que la felicidad, así como creer, amar y perdonar,

es una decisión, una actitud y un gran don de Dios que ya lo

tienes, para ti. Sólo necesitarás querer vivirlo.

49

El Evangelio de Mateo 14,25-32 nos dice que “En la

madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.

Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua,

quedaron aterrados y gritaron de miedo: ¡Es un fantasma!,

pero Jesús les dijo en seguida: ¡Cálmense! Soy yo. No tenga

miedo. Respondió Pedro: Señor, si eres tú, mándame que

vaya a ti sobre el agua. Jesús le dijo: Ven. Pedro bajó de la

barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús, pero al

sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse.

Entonces gritó: ¡Señor, sálvame!. En seguida Jesús le tendió

la mano y sujetándolo, lo reprendió: ¡Hombre de poca fe! ¿Por

qué dudaste?

Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los

que estaban en la barca lo adoraron diciendo:

Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.

En esta sección el evangelista Mateo nos habla de una

comunidad que proclama a Jesucristo como el Señor de la

historia humana.

Para los judíos de la época de Jesús era desconocido

el lago o el mar como también se le llamaba, y por

desconocido, era temido, por otra parte teológicamente

podríamos decir que este pasaje encierra un trasfondo

profundo cargado del amor de Dios hacia la humanidad,

manifestando que su amor por los hombres de todos los

tiempos está por sobre todas las situaciones, por sobre todas

las culturas y creencias, por sobre todas las formas de ser de

cada uno, por sobre todas las heridas que podamos haber

tenido y que podamos tener.

Jesús, al caminar sobre el agua está manifestando que

está caminando por sobre toda la historia humana, por sobre

cualquier conflicto, por sobre cualquier herida, por sobre

cualquier odio, por sobre cualquier ruptura, separación o

pérdida. Jesús al caminar sobre el agua, está manifestando

que tiene dominio y poder –porque así lo ha querido el Padre,

sobre la muerte, sobre la calamidad que propicia el hombre

mismo al estar encerrado sobre sí mismo, sobre todos los

fantasmas mentales que arrastramos como cadáveres

malolientes que hacen de nosotros seres humanos negativos,

seres tristes, personas que sufren porque no aceptan, y por

ello nos manifiesta que nos ama y que Él ha vencido la

soberbia, el egoísmo, la avaricia, y cualquier mal que nos

aqueje.

50

Mateo, seguramente también nos quiere hacer notar,

que Jesús viene cuando menos se le espera, que de Jesús y

del Padre, habremos de esperar siempre lo inesperado, que Él

siempre sale al encuentro precisamente cuando todo parece

haberse derrumbado, cuando todo nos hace creer que ya no

hay salida, que ya no hay solución. Mira como dice que era de

madrugada. ¿Qué hora sería? ¿Las 3 de la mañana? Y

además en medio de una tormenta.

Y en la barca –a la que habían subido los 12 apóstoles

por orden de Jesús y tal vez confundidos, o incrédulos-

solamente uno de ellos, Pedro, estaba a punto de convertirse

en un caminante sobre el agua. Pedro, a pesar de su

temperamento impulsivo es el que reconoce la presencia de

Dios justamente en el lugar más inusual y se da cuenta de que

llega una extraordinaria oportunidad para crecer en la fe y en

la pasión verdadera por Cristo.

Pedro le pide a Jesús: Si eres tu, mándame caminar

sobre el agua. Pedro seguramente iluminado por la revelación

de Dios, le pide que Jesús ordene y él, sencillamente

obedezca. Y Jesús mandó y Pedro obedeció bajando de la

barca es decir, de sus seguridades materiales, de sus

seguridades humanas, de sus seguridades provenientes de un

simple criterio mundano y entró en la dimensión del reino de

Dios, entró en la dimensión de la fe y de la esperanza,

seguramente seguido por un gran amor al Señor Jesucristo.

Y Pedro, caminó sobre el agua en dirección a Jesús,

como tu, ahora que escuchas este tema y que te has lanzado,

saliendo de tu no fe, a la fe y que has decidido dejar de rumiar

tus padecimientos, queriendo ya no más entregarte a la

autocompasión ni seguir mirando fantasmas mentales que no

existen y ¿Sabes? Pedro fijó la mirada en Jesús.

Pero como tú y como yo, Pedro al sentir el viento

fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:

¡Señor, sálvame!. En seguida Jesús le tendió la mano y

sujetándolo, lo reprendió: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué

dudaste?

Aquí y ahora, Jesús el Señor le habla fuertemente a tu

corazón y a tu fe que es fuerte como el amor, pero necesitarás

no querer quitar la mirada de Jesús a partir de hoy y cada día,

hasta el último instante de tu vida, pues en el momento en que

dirijas tu mirada a ti mismo, a ti misma, a tus falsas

seguridades, a la no fe, a lo que sientes y sientes y vuelves a

sentir, a lo mundano y por mundano superficial, te encontrarás

51

nuevamente hundiéndote porque has dejado que tus heridas

en lugar de entregarlas al Señor, te sumerjan en una

depresión horrenda y te ahoguen en el mar de la

desesperanza.

Por otra parte, será importante que sepas que caminar

sobre el agua, es decir, entrar en ese proceso de sanación

interior, es un reto que siempre necesitarás querer correr y

dentro de ese caminar sobre el agua, dentro de ese proceso

de sanación interior, dentro de ese caminar sobre lo que

sientas, por repugnante y doloroso que sea, es decir, dentro

de ese caminar sobre todo lo que crees que te agobia o que

aparentemente ha acabado con tu ánimo de vivir, aparecerá el

miedo pero no como una forma negativa sino como una señal

de que necesitas poner siempre a caminar tu fe y mirar al que

está vivo y que cuando pasó por esta tierra, supo lo que era el

dolor y murió por ti en la cruz y te ama hoy aquí y ahora a ti,

personalmente. Una vez más te decimos que “Todo es del

color según como se mira el cristal”. El miedo más bien

aparecerá pues, como parte del precio de crecer, de madurar,

de ser feliz y como semáforo en luz amarilla te dirá que tengas

cuidado, que seas prudente y que si habías dejado la relación

con Dios las 24 horas del día, la vuelvas a reanudar con

humildad, sencillamente por amor, por fidelidad, porque sabes

que sólo Dios es Dios y tú hombre, mujer, que sin Él te

pierdes, que sin Él, la vida es puro vacío, que sin Él te mueres

aunque aún respires.

Esto es importante que lo tomes en cuenta, porque

mucha gente se queda a mitad del camino o ni siquiera

comienza, por no saber que el camino hacia la liberación, no

es magia, sino gracia y esfuerzo del hombre y el esfuerzo

entendido como esa buena voluntad, de poner nuestro granito

de arena día con día, para buscar la mejor salida ante las

situaciones, y sobre todo, entendemos ese esfuerzo como

ese ponernos en las manos del Señor como una plumita que

ya no va a cualquier impulso del viento de las emociones no

educadas o de los pensamientos negativos, sino va segura en

las Manos de Dios que es inmenso amor, quien lo puede todo

y para quien no hay nada imposible.

Así que para que no te vayas desanimando, el miedo,

el vacío existencial, la sensación de soledad en ocasiones, la

lucha, estará presente porque estará indicando que

necesitarás correr nuevos riesgos y desafíos. Mientras

continúes creciendo interiormente, el miedo nunca se irá, más

bien se transformará en confianza en la medida en que

52

prefieras amar sin condiciones al Señor Dios a ti mismo y a los

demás. La decisión de crecer interiormente supondrá pues,

una elección entre el riesgo y la fe, entre el odio y el amor,

entre la necedad mental y la desesperanza o en ese

acrecentar más y más la relación con el Señor en su Palabra

porque estás convencido, convencida de quién es Él y quién

eres tu, y tú con Él eres precioso, preciosa, poderoso,

poderosa, bondadoso, bondadosa, eres grande porque el que

te hizo es el Rey y del Rey sólo brotan tesoros y tú, eres uno

de ellos.

Desgraciadamente hay mucha gente en nuestro

mundo, en nuestra sociedad y en nuestros hogares, que

prefiere vivir en la necedad mental y desesperanza

manifestada en una vida llena de violencia y vacío, en rencor y

gritos y hasta golpes, a pesar de que esto aniquile su vida y la

vida de quienes le rodean. Pero también hay quien decide

correr el riesgo de perdonar, como tu que escuchas. Estamos

seguros en el Nombre de Jesús, que amarte de corazón,

perdonarte y amar y perdonar de corazón aún al más grande

agresor en tu vida, que puedes ser tu mismo, tu misma, te

llevará a vivir en una libertad auténtica y plena, pero esto no

es de una vez por todas no y lo repetimos: esto dura toda una

vida, y se va haciendo con infinita paciencia, con infinito amor

con fe.

No se trata de que ya me perdoné una vez y listo; no

se trata de que ya he hecho terapias y terminé; no se trata de

haber tomado 10 ó 15 veces este curso o de haber escuchado

30 días este casete. O quienes hayan hecho un par de veces

la terapia de escribir y entregar al Padre Celestial las heridas

de su vida 10 ó 20 veces y luego quemarlas tampoco podrán

decir que ya sanaron completamente. No. Nos hemos

encontrado con personas que dicen que ya no tienen qué

escribir nada, que todo lo sanaron. Al decir esto en realidad

están haciendo notar que aún hay heridas escondidas,

camufladas, agazapadas en lo más profundo del inconsciente,

pues si fuera una realidad que hubieran sanado

completamente, lo manifestarían en una vida como la de

Jesús que fue sumamente servicial, dulce, tierno, compasivo e

infinitamente misericordioso.

¿Sabes mi hermano, mi hermana que escuchas? No

hay conversión total, no hay sanación total. Cada día, cada

momento, cada instante, necesitamos convertirnos, Es lo

mismo con la sanación interior, pues cada minuto que pasa,

habremos de vivirlo perdonando, amando, dulcificando cada

53

herida, cada golpe, aunque en otros momentos de la vida,

desde nuestro subconsciente nos tomen por sorpresa heridas

que creíamos ya sanadas. Es por ello que una y otra vez y

otra vez, necesitarás querer sanar el corazón es decir, la

mente, el alma, reconociendo y aceptando que el proceso es

lento, evolutivo, con retrocesos caídas y levantadas.

Para casi terminar te decimos que Jesús cuando

estuvo en la cruz, luego de haber sufrido tanta infamia, no

pasó ese tiempo amenazando ni diciendo a su Padre: Será

mejor que envíes los castigos más terribles sobre mis

agresores ¿eh? No. Simplemente comprendió que los

hombres y las mujeres por heridos y cerrados somos así y por

ello prefirió enviarnos bendición y salud mental diciendo:

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Y tú y yo que sabemos todo esto, no tenemos el

derecho de seguir odiándonos, de seguir maltratándonos ni de

odiar ni maltratar a nadie por dormido que esté, pues hoy

sabes que la inmensa mayoría de los que caminan por las

calles y en todo lugar en donde hay agresión, indiferencia y

grosería son corazones heridos, gente dormida, que no se

ama así misma, que no sabe para qué está en esta vida y que

necesita mucho, pero mucho, mucho, amor.

Terapia de sanación interior

Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con

tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos

descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o

hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y

respira suave, profundo y lento, disfruta que eres un ser

humano lleno de vida, lleno del amor que Dios sin reservas ha

derramado para ti desde el momento en que te pensó y te

depositó en el vientre de tu madre.

Hoy, aquí y ahora, lo circunstancial, es decir, si fuiste

deseado, deseada o no deseado, no deseada por tus padres,

la manera como fuiste engendrado, engendrada, si fue por

alguna violación o pasión a excepción de si tus padres te

esperaron con amor inmenso, pasa a segundo término,

porque tu vivir de ahora en adelante es vivir de fe adulta, de fe

que lo espera todo de Dios y de ti mismo, de ti misma.

54

Hoy, desde esa fe maravillosa y grande que estás

poniendo a caminar ahora mismo dale las gracias a tu Padre

Celestial y Creador que te esté revelando el secreto de existir

escondido en Jesús, y ese secreto es y será siempre, el amor

verdadero, el amor incondicional y eterno, el amor dulce y

tierno, el amor que sostiene, que purifica, que da vida, que

alienta y que espera contra viento y marea.

Hoy, desde esa positividad que comienzas a fomentar

en ti, y sobre todo, desde la gracia que el Señor derrama

sobre tu mente y corazón, mira con los ojos de la fe, cómo el

poder de Dios y su ternura infinita, te deposita en el vientre

materno, un vientre por cierto, creado especialmente para dar

a luz la vida pensada y creada por Dios desde toda la

eternidad.

Tú no eres una equivocación que vino a este mundo,

sino un hijo, una hija del Rey, pero que posiblemente quienes

estuvieron para cuidarte y amarte, -tus padres, no supieron o

no tuvieron la oportunidad de comprender lo que tú sabes

ahora y en realidad con esta sabiduría que Dios te está

regalando, puedes mirar perfectamente que quienes son

dignos de inmenso amor, cariño y comprensión, son ellos, tus

padres.

No sabemos qué pudieron pasar en su niñez. Tal vez

como tu, fueron abusados manoseados, rechazados,

golpeados física y espiritualmente. Tal vez como tú, sufrieron

inmensamente el divorcio, el abandono, la indiferencia, la

enfermedad, la soledad, cuando más necesitaban de una

caricia limpia, de una palabra de consuelo, y de protección.

Así que dile no con tu boca, sino con todo tu ser al

Padre Celestial: estoy cansado, cansada de tanto resistir. He

llegado al límite y reconozco, que no puedo amarme ni

perdonarme ni comprenderme y menos puedo amar, ni

perdonar ni comprender a mis padres yo solo, sola. Por ello

estoy ante ti, seducido por tu amor y tu gracia, humildemente

pidiéndote la gracia de querer amar, de querer perdonar, de

querer comprender.

Estoy aquí deseando abrazar a mis padres –aunque

estos hayan muerto físicamente- pues se que ahora viven en

ti porque tu inmenso amor los ha comprendido desde siempre

y brindo por ello con el vino de tu Espíritu Santo. Hoy celebro

la fiesta de la vida, la fiesta del amor, la fiesta del perdón

incondicional, la fiesta de reconocerme como tu hijo

inmensamente amado, como tu hija inmensamente amada.

55

Hoy, aquí y ahora en esta fiesta espiritual y física

también, porque se que soy un espíritu encarnado y mi cuerpo

y mi alma son un mismo ser, y todo yo, toda yo, participa de

esta inmensa alegría, la alegría de vivir para ti, de despertar

para ti, de pensar para ti y por lo tanto la alegría de amar la

vida así como es, deseando siempre ser como mi Amado

Jesús: honesto, limpio y sano mentalmente.

Padre Celestial, permíteme desde la fe, hablarles en

este momento a mis padres y que ellos me hablen también.

Regálame la gracia de comenzar a vivir libre de todo

resentimiento, de vivir reconciliado, reconciliada con ellos, mis

padres.

En este mismo instante, mira a tus padres pero mírales

pequeñitos de 5 ó 6 añitos y piensa cuánto pueden haber

sufrido y qué fue lo que no pudieron decirte nunca con un

diálogo tranquilo pero que lo manifestaron con su forma de ser

no siempre comprensible para ti.

Mírales como les miraste desde la última vez que les

viste y tómales de las manos frente a frente con ellos. Siente

ese apretón de inmenso amor por ti, siente esa ternura que no

habían podido manifestar, pero que ahora lo hacen….., hazlo,

tranquilamente y con mucho amor, con mucha paz, cargado,

cargada de fe adulta, cargado, cargada de compasión y

misericordia.

Ahora, mira solamente a tu padre: Míralo frente a ti….y

escucha desde la fe cómo te pide perdón por tanta palabra

hiriente, por noches y días de dolor, por tanta actitud negativa

que no sólo aumentó sus traumas sino que te hirieron

profundamente a ti que escuchas, pero que hoy por la infinita

misericordia de Dios, se transforma todo en perdón, en

libertad interior, en potente medicamento que está sanando

esas heridas desde lo profundo, lo más profundo, allá donde

precisamente sangras, pero que el infinito amor de Dios está

cauterizando y derramando paz.

Háblale a tu padre…y dile en fe: papito amado……

papito amado…..papi……y abrázalo rompiendo con el poder

del amor de Cristo toda barrera, toda sensación de ridiculez y

vergüenza, todo odio y repugnancia…abrázalo…….y dile que

le perdonas, dile que comprendes que al obrar mal estaba

diciendo que sufría y que no sabía cómo salir de ello. Abrázalo

con mucha paz…..con fuerza divina, con libertad de Cristo en

ti.

56

Ahora, mira solamente a tu madre: mírala frente a ti y

escucha desde la fe cómo te pide perdón por su forma de ser

que en realidad –como tu- nunca escogió y que también como

tu, no supo –en el caso de que ella ya no viva- o no sepa –en

el caso de que aún viva-, cómo sanar las heridas de la vida.

Mamita….hoy comprendo de una manera más

consciente lo dolorosa que pudo ser para ti la vida. Nunca me

enteré o poco, de lo mucho que padeciste, y yo, tan rebelde,

tan egoísta, pero mamá, tanto tú como yo, somos dignos,

dignas de misericordia, por ello, te pido perdón por no saber

cómo amarte, por no saber cómo hacerte sentir bien. Yo no

sabía madre, que cuando uno lleva heridas no solucionadas,

no sanadas, reacciona no precisamente de la mejor manera

sino destruyéndose y destruyendo, pero hoy madre, mamita

linda, se que el Señor tiene nuestra vida en sus Manos y

desde esas manos, quiero acariciarte, besarte, abrasarte,

disfrutarte……(Y tú, desde esa fe, y sabiendo que el Señor

Dios está derramando bendición sobre ti y tu madre, dale un

fuerte abrazo).

Padre Celestial, quiero agradecerte estos momentos

que están sellando mi futuro y garantizando mi felicidad,

porque ahora se que la felicidad eres tu, Padre y tú, Jesús, mi

Amado que siempre ha estado conmigo, sin importar cuántas

veces te haya echado de mi vida o me haya convertido en un

fariseo, en una fariseo que se siente que de tan bueno que es,

no necesita de conversión a cada instante.

Contigo Jesús, de tu mano, hoy, en esta gran fiesta en

la que celebramos la vida, quiero aceptar libre y

voluntariamente por primera vez en mi vida o como

renovación, el hecho de haber sido engendrado por ti Padre.

Hoy quiero agradecerte el hecho de que me hayas depositado

amorosamente en el vientre de mi madre y que te hayas valido

de mis padres para hacerme conocer este momento…

momento de inmenso amor, de tu abrazo celestial, de tu

incansable amor por mi, Abbá, Papito Celestial.

Quiero perderme en tu abrazo Padre y fascinarme en

ti, porque sólo desde ti y por tu gracia, he conocido el

verdadero amor. Gracias……

Por último Padre, deseo contarte lo que he sentido de

doloroso en mi vida desde que tengo uso de razón hasta este

momento. Por ello Padre, me dispongo a escribirte una gran

carta, en la que te platicaré todas mis repugnancias,

vergüenzas y miedos, los nombres, fechas y lugares de las

57

personas que hoy se que sin querer, me hirieron o herí,

porque deseo y necesito que les bendigas y que derrames

como derramas ahora sobre mi, tu amor incondicional.

También Padre, pondré lo que no he sabido valorar de mi, de

mis cualidades, de las partes que rechazo de mi cuerpo, de

mis capacidades mentales o intelectivas y por tu amor,

también escribiré, que ya no tengo miedo a la soledad, a la

enfermedad, a la muerte, porque se que tu Palabra me alienta

a vivir de amor por ti y que si vivo, soy para ti y si muero,

también y que se que nunca estaré solo aunque todos me

abandonaran o murieran porque tú Jesús, estás conmigo y tu

amor, me bastará siempre. Amén.

El papel arrugado

Mi carácter impulsivo, me hacía reventar en cólera a la

menor provocación. La mayor parte de las veces, después de

gritar, maldecir o golpear, me sentía avergonzada/o e iba y me

refundía en mi cuarto o me salía a la calle dando un portazo,

aunque mi interior me gritara que necesitaba no continuar

reaccionando así, que necesitaba perdonarme y pedir perdón

y tomar responsablemente mi vida sin echar la culpa a nadie y

amando sin condiciones a quien ya había dañado.

Un día en un sueño, me dijo Jesús el Señor, quien me

vio dando excusas y me oyó echar la culpa a quien fuera,

después de una explosión de ira por una insignificancia o por

lo que yo creía que era una fatalidad, y me entregó un papel

liso. Me dijo: ¡Estrújalo! Asombrado, obedecí e hice una bola

con el papel. Luego me dijo: Ahora déjalo como estaba antes.

Por supuesto que no pude dejarlo como estaba. Por más que

traté, el papel quedó lleno de arrugas. Entonces Jesús habló:

“El corazón de las personas es como ese papel. La impresión

que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de

58

borrar –si no se abren a mi amor- como esas arrugas que has

hecho en el papel. ”

Aunque intentemos enmendar el error, ya estará

“marcado por siempre” si las personas no nos abrimos al amor

de Dios y permitimos que Dios que sí puede y nuestro granito

de arena, sanen por completo las heridas. Por impulso y no fe,

no nos controlamos y sin pensar arrojamos palabras y

acciones llenas de odio y rencor. Luego, cuando pensamos

en ello, nos arrepentimos, pero ya no podemos dar marcha

atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado sin la ayuda

de Dios. En la vida hemos dejado en muchos corazones,

heridas y otros, nos han dejado “arrugas”.

Querido hermano/a, ¡Te basta la gracia de Dios y

querer sanar tu subconsciente herido!. Nadie trabajará mejor

que Dios y tú en tu propia sanación interior. Así que desde

hoy, piensa a cada momentito ¡Qué harías tú Jesús en mi

lugar! Y comienza a ser más compresivo, paciente sin esperar

que sean contigo comprensivos y pacientes. Y cuando sientas

el impulso de estallar recuerda sin olvidarte nunca del papel

arrugado. Busca al Señor tu Único Salvador, en lo más

profundo de tu ser, lee diariamente su Palabra y deja que su

gracia actúe en ti. Déjate amar por Dios quien te acepta

incondicionalmente y quiere para ti una vida sana, una vida

motivada única y exclusivamente por Su amor manifestado en

Cristo Jesús. Hoy, puede ser el último día de tu vida o el

último día de aquél, de aquella a quien por tu egoísmo

aumentado por las heridas de la vida no sanadas, no quieres

hacer feliz. Nunca te acuestes enojado con nadie, pues

mañana podría ser muy tarde. En el Nombre de Jesús, vive tu

vida desde la libertad de Cristo, vívela en y desde el verdadero

amor: Jesús.

59

No te rindas ante la

frustración

Capítulo 5

No te rindas ante la

frustración

El evangelista Lucas en el capítulo 22, versos del 31-

34 y del 54-62 escribió que el Señor dijo a Simón Pedro:

“Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a ustedes

para zarandearlos como si fueran trigo; pero yo he rogado por

ti, para que no te falte la fe; y tú, cuando te hayas vuelto a mi,

ayuda a tus hermanos a permanecer firmes. El le dijo: Señor,

dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a

la muerte. Y El Señor le contestó: Pedro, te digo que hoy

mismo, antes que cante el gallo, tres veces negarás que me

conoces… Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa

del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. Allí, en medio

del patio, habían encendido fuego y se sentaron alrededor; y

Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada, al verle

sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con

él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un poco

después, viéndole otro, dijo:

60

Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo

soy. Como una hora después, otro afirmaba, diciendo:

Verdaderamente también éste estaba con él, porque es

Galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en

seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces

el Señor se volvió y miró a Pedro; y Pedro se acordó de la

palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo

cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró

amargamente.”

Fíjate que Lucas no dice que Pedro, luego de haber

negado al Señor Jesús, haya llorado calmadamente, sino que

lloró amargamente. Pero la palabra en Isaías 43, versos 18 y

25 y que seguramente Pedro habría leído en muchas

ocasiones, como hombre de fe que era, le diría en esos

momentos y durante toda su vida después lo siguiente:

“Ahora dice el Señor a su pueblo: Ya no recuerdes el ayer, no

pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo

y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino

en el desierto y ríos en la tierra estéril. Yo, por ser tu Dios,

borro tus crímenes y no me acordaré más de tus pecados”.

Pues si Pedro no hubiera estado sostenido por la Palabra del

Señor, también se habría suicidado, como Judas.

La misma Biblia dice también que el Señor cambia

nuestro lamento en baile, en gozo. Por ello, para que esta

reflexión de fruto, de nuevos bríos y alegría en abundancia en

tu corazón, permítenos decirte que hay cuatro cosas que

quisiéramos compartir contigo que escuchas, acerca de la vida

de Pedro y acerca de tu vida. Siempre estamos

debatiéndonos entre el sufrimiento y las penas. La gente habla

de su fracaso, de sus equivocaciones, de lo que hizo mal o

dejó de hacer, aunque haya sucedido hace 20 años como si

fuera hoy, y es que en realidad no han podido superar las mil y

un situaciones que por alguna circunstancia no se

solucionaron precisamente, de la mejor manera.

Y el no poder superar lo que se considera como

frustración, muy solapadamente nos hace vivir en depresión.

Hoy, una vez más, como en otros temas, diremos: Pero

¿Qué hubiera sido mejor para ti que escuchas? ¿Quedarte en

este sitio, en este trabajo, en esta ciudad, con esta amistad, o

haber salido y tomado otro rumbo? ¿Qué hubiera pasado si no

hubiera ocurrido esto y esto otro? Por más preguntas que nos

hagamos, en realidad no sabemos nada del otro lado de las

circunstancias. ¿Sabes? ante lo que para nuestra mirada

61

superficialidad y miope ha parecido una fatalidad, para el

criterio de Dios, para el criterio de Jesús, no lo es.

O ¿Qué sería de mi, de ti, si todo en la vida hubiera

estado según nosotros, perfecto?. ¿Qué hubiera sucedido, si

nuestros padres y hermanos hubieran sido perfectos, si

nuestra vida escolar desde kinder hasta el doctorado hubiera

sido perfecta, y con honores, si no nos hubiéramos enfermado

nunca, si nuestra alimentación hubiera sido siempre tan sana

y pulcra, si nunca hubieras mentido ni en lo más mínimo, si

nunca hubieras tropezado ante nada, si hubieras ido de éxito

en éxito, si todos tus amigos hubieran sido sanos en todos los

sentidos sobre todo, mentalmente, y enormemente maduros,

si tu matrimonio hubiera sido perfecto, si tu estatus social

hubiera sido, aquél en el que ya no tienes de qué preocuparte

por el futuro?

Ni Jesús ni María tuvieron una vida ideal. La Palabra

del Señor dice de María, la Madre de Jesús, que ella se

sorprendió ante el anuncio de que iba a quedar encinta y a

pesar de saber que esto le podría causar hasta la muerte de

una manera horrenda es decir, lapidada, matada por enormes

piedras, ella contesta al ángel, desde su fe: “Que Dios haga

conmigo como me has anunciado”. María y José tuvieron que

salir huyendo luego de que se enteraron que Herodes quería

matar al niño. ¿Crees que no experimentaron miedo, angustia,

depresión?

Y el anciano Simeón, luego de haberles dicho a María

y a José que su Hijo sería el que libertaría a su pueblo de la

opresión y que Él sería una señal que muchos rechazarían a

fin de que las intenciones de muchos corazones quedaran al

descubierto, luego le dijo a María: Todo esto va a ser para ti

como una espada que atravesará tu propia alma. María, en

lugar de frustrarse ante los rechazos e infamias que recibiría

su hijo, en lugar de desesperarse, de vivir angustiada,

desalentada, con ganas de morirse, en lugar de todo eso,

Lucas en el capítulo 2,51 dice que “María guardaba todo eso

que no comprendía en su corazón”. Y el evangelio de Juan

capítulo 19 verso 25 dice que María permaneció siempre de

pie, incluso en el momento en el que Jesús muere en la cruz.

Y es que en el corazón de María sólo habitaba el

Altísimo, el Excelso, el Inolvidable, el Magnífico y tres veces

Santo. Dios era el amor de su vida. Esto nos lo dicen las

respuestas que siempre dio durante toda su vida: ¡Hágase! Y

nos lo dicen también las respuestas que enseñó a su pequeño

Jesús cuando allá en la hora en la que se juega su destino y el

62

destino de toda la humanidad, siente tristeza de muerte, pero

a pesar de todo responde al Padre Celestial: “Padre mío, para

ti todo es posible; líbrame de este trago amargo, pero que no

se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”.

La Biblia nos dice que Jesús fue un hombre

acostumbrado al dolor. Y la Palabra del Señor no está

hablando aquí de masoquismo es decir de sentir

complacencia en el dolor propio. Jesús fue el varón de

dolores, y repetimos una vez más lo que Simeón le dijo a

María: Él será una señal que muchos rechazarán a fin de que

las intenciones de muchos corazones queden al descubierto.

Y en otra parte la escritura dice que Jesús sufriendo, aprendió

a obedecer. Sencillamente decimos que el dolor asumido o no

asumido, rebela nuestro corazón. El dolor rebela nuestra fe o

nuestra no fe. El dolor rebela nuestra capacidad de amar al

Padre Celestial y de obedecerle, o la capacidad de odiar y

echar las culpas a otros, incluso, a Dios.

El apóstol Pablo en la 1ª carta a los Corintios 1, 18 nos

aclara esto diciéndonos que “El mensaje de la muerte de

Cristo en la cruz, parece una tontería a los que van a la

destrucción; pero este mensaje es poder de Dios para los que

vamos a la salvación. Como dice la Escritura: Destruiré la

sabiduría de los sabios y rechazaré el entendimiento de los

entendidos.

¿En qué pararon el sabio y el maestro y el que sabe

discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha convertido en

tontería la sabiduría de este mundo! Dios en su sabiduría

dispuso que los que son del mundo no le conocieran por

medio de la sabiduría humana, antes bien, prefirió salvar por

medio de su mensaje de cruz, a los que confían en él, aunque

este mensaje parezca una tontería.

Los judíos quieren ver señales milagrosas y los griegos

buscan sabiduría, -nos sigue diciendo Pablo- pero nosotros

anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta una

tontería pero para los que Dios ha llamado, éste Mesías es el

poder y la sabiduría de Dios. Pues lo que en Dios puede

parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría

humana, y lo que en Dios puede parecer debilidad, es más

fuerte que toda fuerza humana.

Hermanos, deben darse cuenta de que pocos de

ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos de

ustedes son gente con autoridad o pertenecientes a familias

importantes. Y es que para avergonzar a los sabios, Dios ha

63

escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para

avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene

por débiles. Dios ha escogido a la gente despreciada y sin

importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada

para anular a los que son algo.

Así nadie podrá presumir delante de Dios. Pero Dios

mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús y ha hecho

también que Cristo sea nuestra sabiduría y que por medio de

Cristo, seamos liberados de culpa, consagrados a Dios y

salvados. De esta manera, como dice la Escritura: Si alguno

quiere enorgullecerse, que se enorgullezca del Señor”.

Hoy podríamos hacer la siguiente reflexión: ¿Qué sabe

el hombre, la mujer que no ha experimentado en su vida el

dolor? ¿Podría comprender a otros?

Y aquí no se trata de traer a cuenta el refrán mundano

de: “Mal de muchos consuelo de tontos”, pues te recordamos

que la fe, sobre pasa todo entendimiento. En otra parte la

escritura dice en Lucas 6, 44: “Cada árbol se conoce por su

fruto” Y precisamente, está hablando del fruto de la fe, pues si

un árbol crece frágil y lleno de plagas y por lo tanto, es un

árbol que no da fruto, podríamos compararlo a aquél a

aquella que no pone a caminar su fe y por tanto, no puede

madurar y transformar en experiencia enriquecedora -desde la

esperanza y el amor profundo a sí mismo, a Dios y a los

demás-, cualquier negatividad, cualquier herida, cualquier

tropiezo.

El Señor habla de aquellos que creen

incondicionalmente en Él y que se convierten en un árbol tan

frondoso en el que hasta los pájaros pueden hacer su nido y a

donde otros irán a buscar sombra y descanso. Jesús es claro

en el evangelio de Juan 15, 4 cuando dice: “Sigan unidos a mi,

como Yo sigo unido a Ustedes. Una rama no puede dar uvas

de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera,

Ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a Mi”.

Hermano, hermana que escuchas, para poder ser un

conquistador, una conquistadora, para caminar de victoria en

victoria, a pesar de sentir frustración y desaliento por tener

cáncer, a pesar de sentir frustración por estar postrado,

postrada en una cama, a pesar de pasar por aparentes

imposibles, necesitarás querer vivir de fe, necesitarás querer

robustecer tu fe.

64

Y la fe se robustece junto a Jesús, no junto al televisor

sobre todo cuando por no decidir bien, miramos programas

que nos engendran no fe.

La fe se robustece a solas y en silencio, leyendo la

Palabras Divina en la Biblia. Y la fe se robustecerá cuando al

cerrar la Biblia, quieras dar actitudes de vida, cuando en lugar

de escoger vivir amargado, amargada, cuando en lugar de

escoger pelear y frustrarte, prefieras abrirte al amor inmenso

de Dios y sembrar con Jesús, amor, vida, comprensión sin

esperar nada a cambio; cuando decidas lanzarte a realizar

nuevos proyectos de la mano del Señor.

Así que en el Nombre de Jesús te decimos: Levántate

de todo aquello que tú y sólo tú llamas frustración y que

nosotros preferiremos llamar enseñanza y que la Palabra de

Dios llama: “El gallo ya cantó”, es decir, tal vez la pérdida de

la casa ya sucedió, o el matrimonio ya se fue a pique, y sigues

y sigues lamentándote continuamente de algo que ya pasó y

por ello vives deprimido, deprimida, desperdiciando el único

instante de vida que tienes y en el que prefieres no ser feliz y

por lo tanto no quieres hacer felices a las personas que te

rodean. Tal vez el gallo ya cantó y no terminaste tu carrera

porque en ese entonces eras muy joven, ingenuo para

muchas cosas, totalmente desprovisto, desprovista de apoyo,

de impulso y probablemente atrapado, atrapada por la

depresión y las heridas que llevabas y que posiblemente aún

llevas en el subconsciente, desde el vientre materno.

Tal vez, tuviste un bebé por una violación o por una

noche de pasión y nunca te casaste; tal vez abortaste; o tal

vez eres casado, casada y no puedes tener hijos. Tal vez se te

murió alguien muy querido cuando menos lo esperabas.

¿Sabes?, así es la muerte, inesperada, por ello aprovechamos

a invitarte a vivir tu día, como si fuera el último, con elegancia

espiritual es decir, con fe adulta y honestidad; por ello te

invitamos a no tenerle miedo a la muerte, pues el día menos

pensado nos vamos a ir o se van a seguir yendo nuestros

seres queridos. ¡Es normal!.

“El gallo ya cantó” es decir, tal vez te frustra recordar a

tu padre alcohólico y que le pegara a tu madre y tú y tus

hermanos tenían que salir corriendo a esconderse; tal vez en

tus15 años querías que cierta persona estuviera presente y

nunca apareció. Tal vez tu esposo o tu esposa se fue con otro,

con otra.

65

Tal ve te frustra el hecho de haber reprobado algunos

años en la escuela o el haber caído en relaciones sexuales

que no te llevaron más que a contraer una honda tristeza o

enfermedades que aún no se han curado; o te frustró el hecho

de vivir en un ambiente de pobreza tanta que hoy padeces

falta de calcio en tus huesos o de buena psicomotricidad en tu

cerebro y una buena capacidad de leer, todo por no poder

pagar un kinder.

Tal vez te sentías muy bien en la ciudad en la que

vivías anteriormente, pero tuviste que cambiarte por causas de

fuerza mayor, y esto te produce sensación de frustración.

Generalmente cuando no miramos con fe, las cosas que no

pueden ser o que no pudieron ser, las miramos como algo

fatal, y decimos: ¿Cómo aquél aquella sí pudo?. Pero…si

preguntaras a aquél, a aquella, seguro que te contarían

muchas circunstancias en las que ellos y ellas también se han

sentido más de alguna vez, frustrados.

Volviendo pues a mencionar al apóstol Pedro decimos

que ese relato de “El gallo ya cantó”, es tan importante que

todos los evangelios lo registran. Jesús quería que todos

supieran que Pedro había metido la pata más de una vez, y

que fue después de que el gallo cantó, que se dio cuenta que

necesitaba abrirse al amor incondicional del Señor Dios,

como tú y como yo hoy, aquí y ahora.

66

Cuando el gallo cante

Para casi terminar, te diremos cuatro cosas que

puedes hacer después de que “El gallo cante:

Primero: Levántate, no te quedes tirado, tirada

mirándote a ti mismo, a ti misma, rumiando tus aparentes

fracasos, pues hoy sabes ya que los fracasos no existen más

que en tu mente. No te quedes tirado, tirada, si el egoísmo y la

inmadurez te han zarandeado como al trigo, pues recuerda

que el Señor ha orado por ti, para que tu fe no desfallezca y al

contrario, te levantes con más brío, sabiendo que tu vida

entera, incluyendo aquellas situaciones tan duras, horrendas y

difíciles, están en las manos de ese Dios que es Padre y que

te ama con locura.

El Evangelio dice que en el día de la resurrección las

mujeres fueron a la tumba de Jesús y ésta, estaba vacía. Les

dijeron que le avisaran a los discípulos y a Pedro. ¿Sabes? es

al único que mencionan por su nombre. Esto quiere decir, que

el que no hayas terminado esto o aquello, el que hayas metido

la pata en esto y esto otro, no te elimina de la carrera gloriosa

a la que fuiste llamado, llamada, sino más bien, te convierte en

un fuerte atleta por la fe, que siempre estará listo para sortear

es decir para saber pasar con habilidad más y más obstáculos

hasta llegar a la meta que es Jesús, caudillo y consumador de

tu fe. Así que, ya no recuerdes el ayer, ya no recuerdes lo de

ésta mañana, ya no te lamentes.

Ya has llorado suficiente, así que usa la fuerza

victoriosa que Dios te da y ¡Levántate!. Como el apóstol

Pedro, corre a donde está Jesús, y Jesús, está vivo, en tu

corazón. (Mus)

Segundo: Acuérdate. Jesús le dijo a Pedro que no iba

a hacer lo correcto, pero también le dijo que el había orado

para que su fe no fallara.¿Quién de nosotros no ha fracasado?

El simple hecho de que somos seres humanos nos dirá que

cometeremos errores porque no somos Dios, porque somos

frágiles, quebradizos, caducos. Pero Pedro, se levantó. El

estaba agobiado, perturbado, enojado consigo mismo,

profundamente deprimido, pero se levantó y se acordó que el

Señor lo había llamado y que estaba entre los 12. Se acordó

que durmió a su lado, y le profetizó; le llamó, y caminó sobre

las aguas con él.

67

Acuérdate de cuando Jesús te llamó, de cuando te tocó

el corazón de piedra. Marca como recuerdo liberador y

sagrado este momento en el que escuchas este mensaje y

acuérdate de que El Padre Celestial te ha elegido desde toda

la eternidad para que seas como su Hijo Jesús, para que seas

libre en al amor verdadero.

Cuando tengas situaciones límites en donde “El gallo

esté cantando”, acuérdate del amor que hoy te tiene el Señor

y de todo lo que te está liberando. ¿Cómo podremos olvidar el

amor incondicional del Señor? ¿Acaso no ha sido bueno Dios

contigo? ¿Acaso no te está bendiciendo? ¿Acaso no te ha

prosperado? Muchas veces estamos tan pendientes de lo que

no tenemos, que se nos olvida dar gracias por lo que tenemos.

Así que acuérdate.

Tercero: Restaura la fe de tus hermanos.

Mira a toda la gente que Dios ha usado como

instrumentos por los que nos llegue la fe: Pablo era el matón

de la iglesia o ¿No perseguía encarnecidamente a los

cristianos cuando aún no se convertía, creyendo hacer el

bien? ¿No fue Judas un traicionero? Tomás ¿No fue

incrédulo? Moisés era tartamudo, además de que mató al

hombre egipcio que golpeaba a su hermano de raza. Jeremías

era un llorón, y Elías fue miedoso. Sin embargo, la fe nos

viene de su predicación.

¿Qué queremos decir con esto? Que Dios no nos echa

en cara nada. Lo único que pretende es que aprendamos de

nuestras metidas de pata y nos hagamos responsables de

nuestra vida, para que podamos restaurar la fe de otros; para

que podamos ayudar a cualquier ser humano a acrecentar su

fe en Él, en Jesús, en el Padre Dios, en el Amor que no

defrauda nunca a nadie.

Cuarto: Aprende a gozar, aprende a disfrutar.

El mismo evangelio de Lucas 24, 50-53 nos dice que

Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Bethania. Los

discípulos estaban tristes. Jesús alzando las manos les

bendijo, ellos le adoraron, y una nube se lo fue llevando. Ellos,

después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy contentos. Y

estaban siempre en el templo alabando a Dios”. Sí, Jesús los

saca de la ciudad del bullicio Jerusalén, y podríamos decir, los

saca de sus pensamientos fúnebres y negativos y los lleva

hasta Bethania, el lugar de la intimidad con Dios, el lugar del

encuentro con Dios, el lugar de la profunda adoración.

68

Luego regresaron a la ciudad del bullicio a seguir

trabajando, a seguir alabando a Dios en el templo del corazón.

Los demás apóstoles y Pedro, regresaron contentos, con gozo

y alegría al lugar del dolor, al lugar en donde algunas cosas se

pueden lograr, y otras no. Regresaron con fuerza y esperanza

porque sabían que Dios es amor y que de todo lo que nos

parece frustrante, Él siempre saca victorias, siempre saca lo

mejor.

Así como Pedro, tú, hoy, aquí y ahora, tienes una

segunda oportunidad; en realidad tienes muchas

oportunidades, a pesar de que el gallo ya cantó, acuérdate de

cuántas veces Jesús te ha perdonado. Acuérdate cuántas

veces el Señor te ha levantado y aprende a disfrutar lo que es

la dicha del perdón; aprende a disfrutar la dicha de superar

cualquier cosa por difícil que sea, por amor a Jesús; aprende a

gozarte en tu Rey y Salvador porque te ama infinitamente y

quiere que seas feliz porque te tomas fuertemente de su

Mano. Aprende a gozar de este día que tienes para hacer que

otros vean la luz que brilla en tu corazón. Aprende a disfrutar

de tu vida diaria, así sencilla, y llena de fe, de esperanza y de

inmenso amor tu corazón.

¡Alimenta tu gozo; deja que tu tristeza y tu amor propio

herido se mueran de hambre! Encuentra la paz en tu unión

con el Señor Jesús, y aunque en la vida, habrás de

experimentar el dolor muchas veces, ánimo que Jesús, ya ha

vencido por todo lo que has pasado, lo que pasas y lo que

pasarás. ¡Amén!

69

Terapia antidepresiva

Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con

tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos

descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o

hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y

respira suave, profundo y lento.

Tu Creador, el Señor de todo cuanto existe, hoy quiere

que vivas este momento profundamente en la fe y que le

entregues tu corazón roto, tu mente partida, tus anhelos

truncados, y de entre todo, tu deseo de sanar las heridas. Hoy

el Señor Dios, quiere regalarte la sanidad sobre ese trauma,

sobre ese golpe que ha quebrado tu corazón y que ha

agrietado tu carácter.

En éste día, solamente vas a traer a tu memoria, la

herida que más te duela es decir, aquello que muy

posiblemente sea la causa de esa depresión y que tú hayas

dicho: “No, no creo que esto me esté afectando tanto”, pero

que lo estás manifestando en alguna enfermedad, quizá

diabetes, o cáncer, o problemas digestivos o de circulación

etc, y que podría ser el haber truncado algo, o alguna

situación que estaba fuera de tu alcance.

Así que comienza en fe a decirle a tu Dios y Padre:

Dios mío, escucha lo que más me duele (En este

momento dile lo que no has sabido entregarle definitivamente)

y protege mi vida de pensamientos que me llevan a mirar para

atrás nuevamente y no me permiten caminar con alegría y

optimismo por la vida. Aquí estoy Padre, entregándote esto.

(En este momento dile nuevamente lo que más te duela y que

hace unos instante comenzaste a entregar).

Mira cómo el Señor toma en sus manos esta situación,

este hecho doloroso y lo que originó que sucediera. Mira cómo

toma en sus manos, por todo lo que tuviste que pasar y las

consecuencias de ello, y dile: Señor, escóndeme en ti, en lo

más profundo de ti ¡Dios de mi vida!. Que estos recuerdos

vayan perdiendo poder sobre mi, sobre mi vida.

Señor, que aunque volvieran a venir a mi memoria

estos recuerdos, no permita yo mismo, yo misma que me

paralicen; que yo mismo, yo misma, no quiera hacerme daño

70

pensando que fue lo peor que me pudo pasar, sino que logre

verlos como un aprendizaje, como una de las más grandes

enseñanzas, como un momento de mi vida que tengo que

cerrar.

Tú Señor –como dice el salmista en el salmo 64 (63)-

que conoces los pensamientos más íntimos del ser humano,

investiga cuál es el hecho doloroso que tengo más fijo en mi

subconsciente y con tu poder amoroso despréndelo y sáname.

(Silencio)

Señor, a pesar de todo lo que ha pasado en mi vida,

comienzo a aprender a ser feliz, a disfrutar de mi mismo, de mi

misma, de todas las situaciones, de los demás y sobre todo, te

disfruto a ti, mi Dios y Rey; disfruto tu gracia.

Se Señor que tú mantienes firmes las montañas con tu

poder y tu fuerza, y calmas ahora el estruendo de las olas y el

alboroto de los pueblos es decir, de todo lo que era ruido

hasta antes de llegar éste momento. Hasta las más grandes

heridas que haya recibido o recibiré en mi vida, temblarán ante

tus maravillas. Por ti, ahora mismo hay gritos de alegría en mi

interior, porque tú tienes cuidado de la tierra, le envías lluvia y

la haces producir con arroyos caudalosos de gracia, haces

crecer el trigal de la fe y preparas el campo de la esperanza.

Gracias Señor por colmarme de bendiciones y por

transformar mis desiertos en terrenos firmes con tu abundante

pasto. Hoy, como el monte más grande, me visto de gala,

porque tú Señor siempre has sido fiel, porque tú Señor me

amas.

Ahora, escucha al Señor que te dice allá en lo profundo

de tu ser:

Da voces de Júbilo hijo mío, hija mía, alégrate de todo

corazón. Yo tu Dios, estoy siempre contigo, ahora mismo

estoy en lo más profundo de ti, en lo más profundo de tu

subconsciente. Ya no tendrás que temer mal alguno. No

tengas miedo. No provoques que tus manos se queden sin

fuerzas sino: Confía en mi. Yo soy el único poderoso y quien

te salvo de este mal. Me gozo en ti, hijo mío, hija mía y por ello

hoy, aquí y ahora, te estoy dando nueva vida.

No dudes más de mi Amor y mi Sabiduría. Por siempre

Yo te libraré de cualquier mal que te amenace. En aquél

tiempo como ahora, actuaré en contra de todo lo que te

71

oprima pues Yo ayudo a la oveja que cojea y recojo a la

extraviada. Yo sano las heridas aun la más enferma. Yo el

Señor lo hago ahora mismo.

Tengo en mis manos esta herida, este hecho que te ha

martirizado tanto. Lo estoy purificando con mi poder amoroso.

(Mira al Señor envolviendo tu pasado, ese hecho que creíste

que te encadenó interiormente pero que ahora, está siendo

purificado y transformado en positividad, en libertad interior, en

enseñanza y madurez, en salud y paz)

El poder sanador de la

Palabra

Capítulo 6

72

El poder sanador de la Palabra

Hemos hablado en temas anteriores, que el apóstol

Pedro pudo caminar sobre el agua es decir, que pudo caminar

sobre cualquier situación por difícil que ésta fuera, porque

Jesús, su amado Maestro, le enseñó a creer siempre en Él y

en el Padre Dios. Con Jesús, Pedro aprendió que todo tuvo

sentido en su vida, aún aquellas situaciones que le parecieron

desastrosas y que no entendía, pero que sabía que Dios podía

transformarlas en ricas experiencias de amor y de fe.

Pedro superó desde la confianza en Dios, cualquier

golpe de la vida y cualquier equivocación por terrible que ésta

hubiera sido, como lo fue –por ejemplo- el haber negado a

Jesús su Señor. Y pudo aceptarlo y pasarlo todo, porque

estaba cimentado sobre Roca firme, porque estaba cimentado

en quien es la Palabra de Vida, porque había fundamentado

su vida, no en cualquier Palabra, sino en la única Palabra

estable y verdadera, la Palabra de Dios.

En su 2ª Carta 2,9 nos dice que “El Señor sabe librar

de la prueba a los que viven entregados a Él”. Y en el capítulo

3 de su primera Carta versículo 14 nos dice: “No tengan miedo

a nadie, ni se asusten, sino honren a Cristo como Señor, en

sus corazones. En esta misma primera carta capítulo 4 verso

7 nos dice: Sean ustedes juiciosos, dedíquense seriamente a

la oración. Y en el capítulo 5 verso 7 dice: “Dejen todas sus

preocupaciones a Dios, porque Él se interesa por Ustedes”. Y

al final del capítulo 3 de la Segunda Carta verso 18 dice:

“Cuídense para que no sean arrastrados por los

engaños de los malvados, ni caigan de su firme posición,

antes al contrario, conozcan mejor a nuestro Señor y Salvador

Jesucristo y crezcan en su amor”. Es como si nos dijera:

“Cuídense para que no sean arrastrados por la no fe, por la

desesperanza, por el desaliento, por el sin sentido de vivir, por

la depresión, por la rebeldía que les viene de sus heridas no

sanadas; no se dejen arrastrar por lo que sienten en su interior

y que aún no saben cómo asumirlo, cómo sobrellevarlo pero si

leen la Palabra del Señor y se dejan educar por su Espíritu

Divino, aprenderán todo cuanto necesiten para ser felices y

fuertes.

73

Cuídense pues, de no caer de su firme posición es

decir, si ahora están firmes en el Señor, que nada los haga

volver para atrás a la incredulidad, a la rebeldía, a la vida

superficial y vacía, por ello les digo: conozcan mejor a nuestro

Señor y Salvador Jesucristo, mediten la Palabra de Dios y

crean en su amor y sean fuertes por la fe.

Pedro sabía quién era Jesús. Sabía que el Señor ama

incondicionalmente y que lo único que quería de Pedro era

que fuera grande en la confianza, en el amor, en la

generosidad y en el servicio; que fuera un hombre firme en la

fe y pleno en el amor para que pudiera ayudar a otros a

acrecentar su fe en Dios. Pero ¿Sabes? Pedro, gastaba

tiempo para escuchar al Señor, es decir, Pedro escuchaba a la

Palabra de Dios encarnada es decir, a Jesús.

La carta a los Hebreos, 1, 1-3 nos dice: “En tiempos

antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y

de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora en estos

tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual

creó los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las

cosas. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma

de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su

Palabra poderosa”.

En este siglo XXI, la gente se muere de miedo, los

jóvenes deambulan por las calles vacíos, y rotos interiormente.

El periódico la Jornada observó que actualmente las

estadísticas dicen que las parejas que se casan, se entienden

cada vez menos. Por cada 10 parejas que acuden al registro

civil a contraer matrimonio, de 4 a 5 regresan a divorciarse,

aunque se sospecha que en este último dato puede haber

"cifra negra" por los arreglos extrajudiciales entre los

integrantes de las parejas para su separación. En los Estados

Unidos de Norteamérica de cada 10 parejas se divorcian de 6

a 7.

Hoy el ser humano está convencido de la

incompatibilidad de carácter y esta manera de creer, la usan

como una de las razones más poderosas para romper la

relación y todo por no querer conocer al verdadero amor es

decir, por no querer conocer a Jesús el Señor, por no querer

leer su Palabra. Hace unos días escuchaba a una señora

joven de 28 años –creo yo que estaba muy herida tal vez

desde el vientre materno- que permitía a su hija

74

preadolescente de 13 años llevar a su casa a sus novios y

acostarse con ellos diciéndole y diciéndonos que el amor no

existe, que en la vida lo importante era el dinero y el sexo.

Hoy los niños y jóvenes están desorientados porque

los matrimonios están desgarrados por los gritos llenos de ira

y de resentimiento y por ver las copas de vino, el cigarro o la

droga que no faltan en las manos de papá o de mamá; por la

infidelidad, la mentira, la deshonestidad y los golpes, es decir,

los matrimonios, las parejas están quebradas por heridas en

su subconsciente, como sabemos- no solucionadas. Y todos –

como dice la escritura, hemos pecado- es decir, todos

padecemos de egoísmo, de soberbia, de no fe, y a pesar de

todo esto que nos aniquila como seres humanos no queremos,

no quiero, no quieres ir al único que puede restaurar a tu

familia, al único que te puede devolver la vida, no quieres orar,

no quieres ir al único que puede libertarte, al único que puede

devolverte la salud espiritual, la salud de tu alma, la salud de

tu ser entero: Dios en su Palabra.

La Palabra de Dios, es viva, es eficaz, es más

penetrante que toda espada de dos filos, y es capaz de llegar

a las coyunturas, a los tuétanos; es decir, la Palabra de Dios

es capaz de romper el corazón más duro y volverlo un corazón

abierto y que ama; la Palabra de Dios es capaz de transformar

el subconsciente más herido en un oasis de paz; la Palabra de

Dios es capaz de llegar a lo más profundo del ser humano, y

llenarlo de plenitud; la Palabra de Dios es capaz de darte la

felicidad a ti que escuchas, pero ante todo, necesitarás querer

abrir ese libro Santo con esa fe que ya tienes, y luego,

necesitarás querer comenzar a vivir el amor.

¿Sabes? Somos testigos de que la Palabra de Dios ha

transformado miles y miles y millones de corazones de

matrimonios a punto de separarse; la Palabra de Dios ha

sanado cuerpos enfermos, ha traído milagros financieros, y

siempre pero siempre, nos ha sacado adelante.

Lucas 5, 1- 11 nos dice que “En una ocasión, estando

Jesús a la orilla del lago de Genesaret, se sentía apretujado

por la multitud que quería oír el mensaje de Dios. Jesús vio

dos barcas en la playa. Estaban vacías, porque los

pescadores habían bajado de ellas para lavar sus redes.

Jesús subió a una de las barcas que era de Simón Pedro y le

pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la

75

barca y desde allí comenzó a enseñar a la gente. Cuando

terminó de hablar, le dijo a Simón:

Lleva la barca a la parte honda del lago y echen allí sus

redes para pescar. Simón le contestó: Maestro, hemos estado

trabajando toda la noche sin pescar nada, pero ya que tú lo

mandas, voy a echar las redes. Cuando lo hicieron, recogieron

tanto pescado que las redes se rompían”.

Primeramente queremos resaltar cómo Jesús el Señor

le pide su barca a Simón Pedro para poder predicar desde

ella. Así que si queremos que pase algo en nuestra barca, es

decir, en nuestra vida, necesitaremos querer dejar que Jesús

el Señor entre y nos aparte de todo lo que nos impide mirar

con fe, con esperanza y con amor es decir, hay que querer

permitir que la Palabra de Dios y nuestra voluntad puesta en

ello, nos aparte del egoísmo, de la soberbia, de los rencores,

para que sepamos, para que sepa yo, para que sepas tú,

descubrir el código secreto del amor inscrito en Jesús y en su

Palabra, para poder llevar con sabiduría nuestra propia vida y

luego, con el ejemplo, arrastrar a los nuestros, a los más

próximos hacia un verdadero sentido de vivir. Pero para ello

hay que querer alejarnos de la orilla, es decir, hay que querer

alejarnos de lo superficial e ir a lo profundo del corazón para

orar; hay que querer ser honestos, hay que querer caminar

fundamentando nuestra vida en la Palabra del Señor.

La grandeza de los hombres y mujeres de la Biblia,

viene de que supieron con fe llevar su vida natural y caduca a

un terreno sobrenatural y eterno, pero ellos y ellas, meditaban

la Palabra del Señor asiduamente, frecuentemente,

perseverantemente. Por otro lado, los discípulos, -volviendo al

relato de la pesca milagrosa-, habían estado escuchando al

que es la Palabra en un tiempo específico, para un problema

específico, antes de que sucediera la pesca milagrosa. Y es

precisamente cuando termina de hablar Jesús el Señor, que le

dice a Pedro: “Lleva la barca a la parte honda del lago y echen

allí sus redes para pescar”.

Cuando Pedro escucha esta orden, fíjate como no

discute con Jesús diciendo que es algo incongruente lo que él

dice, algo que no tiene sentido, algo tonto lo que está

pidiendo. Sencillamente Simón Pedro reconoce su

incapacidad para solucionar algo en lo que él ya había puesto

todo de su parte para solucionarlo pues habían tenido la

76

experiencia desalentadora de no haber encontrado peces, y le

contesta:

Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin

pescar nada, pero ya que tú lo mandas, voy a echar las redes

en tu Nombre. Una vez más Pedro creyó en el poder de

Jesús que podía sacarlo adelante de cualquier situación por

difícil que ésta fuera, y confiando en Él, dice el evangelista

Lucas, echaron las redes, y cuando lo hicieron, recogieron

tanto pescado que las redes se rompían”.

Mi hermano, hermana que escuchas, Si quieres que tu

vida se transforme, si quieres salir victorioso, victoriosa de esa

depresión, de ese proceso de duelo, de esa pérdida, si quieres

que vuelva a ti la alegría de vivir, si quieres encontrarle sentido

a tu vida, tendrás que desear ardientemente la amistad con

Jesús, tendrás que querer estar a la escucha de la Palabra de

Dios, tendrás que querer estar a los pies del Maestro, en un

tiempo específico, escuchando, y luego de ahí, querer

continuar rumiando en tu corazón lo que leíste, para ponerlo

en práctica en tu vida diaria, en tu vida cotidiana aunque

siempre nueva, siempre rejuvenecida por la Palabra Divina,

pues para el que está a la escucha de la Palabra de Dios, todo

toma sentido. Para el que está a la escucha de la Palabra de

Dios, ningún día es igual a otro aunque diario realice lo mismo,

porque el que escucha a Dios en su Palabra, ama, y el amor le

da la capacidad de transformar lo más trivial en extraordinario

y único.

La Palabra de Dios dice que la fe viene por el oír. Y si

tú que escuchas, quieres tener oídos para escuchar sobre

todo con fe adulta, para acrecentar tu fe, tendrás que

mantenerte diariamente, escuchando la Palabra de Dios.

El salmo 1 dice que es “Feliz el hombre, la mujer que

no sigue el consejo de los malvados ni va por el camino de los

pecadores”, es decir, que es feliz aquél aquella que no

escucha sus propios pensamientos negativos, que no escucha

a la no fe que le llega de estar viviendo una vida superficial y

sin sentido, una vida en la que se ha fomentado interiormente

el resentimiento y la ira. Dice que es feliz quien no escucha al

egoísmo y a la soberbia que ha dejado anidar en su corazón.

Y continúa el salmo 1 diciendo en el verso 2: “Sino que

pone su amor en la ley del Señor y en ella medita día y noche.

Ese hombre, esa mujer, ese joven, esa joven, será como un

77

árbol plantado a la orilla de un río, que da fruto a su tiempo y

jamás se marchitarán sus hojas. Todo lo que haga le saldrá

bien.

Con los malvados, es decir, con todo lo negativo que

engendra la mente del ser humano, no pasa lo mismo, pues

todo esto será como paja que se lleva el viento. El Señor cuida

el camino de los justos es decir, de aquéllos que le buscan de

corazón, sinceramente, pero el camino de aquellos que no

quieren poner su confianza en el Señor, los llevará al

desastre”.

Muchas personas, hacen test para ver qué tan

inteligentes según la vanidad del hombre o la ciencia, o para

ver qué novio o novia les conviene más, o para ver qué tipo de

personalidad tienen, y poco se ocupan de saber cómo está su

interior, cómo está su fe, cómo está su capacidad de amar.

Nosotros, sin necesidad de aplicar ningún test, nos

damos cuenta de que las personas están vacías de

espiritualidad por su forma de reaccionar que no es

precisamente con amor y por su poca capacidad para estar a

solas consigo mismas y con el Señor Dios, es decir, por su

poca capacidad para orar con el corazón, ante la Palabra del

Señor. El apóstol Pablo en su 1ª Carta a los Corintios 2, 4-16

nos dice lo siguiente: “Cuando les prediqué, no usé palabras

sabias para convencerlos. Al contrario, los convencí haciendo

demostración del Espíritu y del poder de Dios, para que la fe

de Ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría

de los hombres. La sabiduría de Dios es algo que no han

entendido los que gobiernan este mundo presente, pues si lo

hubieran entendido, no habrían crucificado al Señor de la

gloria, pero como dice la Escritura: Dios ha preparado para los

que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera

pensado. Estas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer

por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta

las cosas más profundas de Dios.

¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en

el corazón del hombre sino sólo el espíritu que está dentro del

hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios

sabe lo que hay en Dios. Y nosotros no hemos recibido el

espíritu del mundo sino el Espíritu que viene de Dios para que

entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado.

78

Así explicamos las cosas espirituales con términos

espirituales. El que no es espiritual, no acepta las cosas que

son del Espíritu de Dios porque para él, son tonterías, pero

aquél que tiene el Espíritu puede juzgar todas las cosas y

nadie lo puede juzgar a él. Pues la escritura dice: ¿Quién

conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle? Y Pablo

termina diciendo: Sin embargo, nosotros tenemos la mente de

Cristo”.

Hermano, hermana que escuchas: frecuenta

diariamente la Palabra del Señor para conocer cada día más y

adorar siempre, al Padre Celestial, para que Él te regale tener

la mente de Cristo.

El sufrimiento de la humanidad entera nos grita que es

necesario que tú y yo queramos tener la mente de Jesús, y

para ello como a Pedro, una y otra vez nos dirá que llevemos

la barca a la parte honda del lago. ¿Te das cuenta?. Es

necesario querer llevar la barca de nuestro propio ser a lo

profundo, y a la vez a lo más sencillo pero eterno de nuestra

alma, allá en donde todo es reposo y paz, en donde todo es

plenitud, alegría y sabiduría, allá donde los milagros suceden,

allá donde podemos escuchar el remá de Dios es decir, allá

donde escuchamos con oídos verdaderos la Palabra de Dios.

El estar diariamente a los pies de Jesús, escuchando

su Palabra, el estar desde la fe escuchando a ese Dios que es

nuestro Padre, me ayuda, te ayuda a descubrir su presencia

incluso en momentos de aparente desilusión, en momentos de

desaliento, cuando lo que hacemos parece inútil, como les

sucedía a los mismos apóstoles que después de haber

trabajado toda la noche exclamaron: “Maestro, no hemos

pescado nada”

Es precisamente en momentos así cuando

necesitamos abrir el corazón para dejar que la Palabra que

leímos con fe, a solas y en silencio, actúe con toda su fuerza.

Quien abre el corazón a la Palabra de Dios, quien abre

el corazón a Cristo no sólo puede comprender el misterio de

su propia existencia y para qué está llamado, llamada. Sabe

que su vocación es el amor independientemente del camino

que se elija. Pues de otra manera se vive sin saber hacia

dónde se va.

79

En 2 Reyes 4,1-7 se narra cuando una viuda fue a

buscar al profeta Eliseo y le cuenta que su esposo había

muerto y que los había dejado endeudados y ahora los

acreedores querían llevarse a sus dos hijos como esclavos.

Eliseo pregunta “¿Qué tienes en casa?” Ella le contesta “un

jarrito de aceite”. Y Eliseo le dice: Pues ve ahora y pide

prestados a tus vecinos algunos jarros, ¡todos los jarros

vacíos que puedas conseguir!. Luego métete en tu casa con

tus hijos, cierra la puerta y ve llenando de aceite todos los

jarros y poniendo aparte los llenos. Luego, ve a venderlos y

paga tu deuda. Con el resto podrán vivir tú y tus hijos”.

¿Qué crees que pensó la viuda a la que Eliseo le pidió

que vendiera todo lo que tenía para comer en aquel jarrito de

aceite? Sí, como ella, tú necesitarás creer que será siempre la

Palabra de Dios la que te saque adelante. Ella creyó en la

palabra de Eliseo como Pedro creyó en la Palabra de Jesús

cuando echó en el Nombre de Jesús las redes en el mar que

aparentemente estaba vacío de peces.

Muchas veces, tu mente llena de pensamientos

superficiales y sin fe, te juega lo mismo. Hay veces que Dios

te da una Palabra de vida y pareciera que es una mentira.

Muchas veces has escuchado la Palabra pensando que nada

es cierto, porque piensas que eso no puede ser posible para

tu vida, que esto tampoco se puede realizar, que aquello es

imposible, que todo es una falacia. ¿Sabes? Todos hemos

pasado por esos momentos de noche oscura y de purificación,

pero también por experiencia, sabemos que en medio de la

noche, Dios es y ha sido siempre fiel; siempre ha actuado y

actúa de la manera que menos esperamos; que Él es Padre y

nos cuida, y siempre busca lo mejor para sus hijos y nunca ha

abandonado ni abandona a nadie.

Este mensaje ha sido pensado con la finalidad de que

te enamores más del Señor, de que lo busques sin cesar, de

que lo ames profundamente, de que quieras convertirte en un

hombre, en una mujer que alimenta su espíritu, que ilumina su

mente con la Palabra de Dios. Por ello te sugerimos que será

bueno para ti, que destines un lugar y una hora específica

para meditar en la Palabra de Dios diariamente:

Tal vez puedes leer, meditar, orar y contemplar por las

mañanas tempranito o por las noches desde tu cama o en la

mesa de tu cuarto o comedor o tal vez al medio día o en un

rato libre en tu trabajo, o en la fila larga del pago que tienes

80

qué hacer. Puedes tener una reglita o tarjeta dura para

subrayar –si las circunstancias lo permiten- lo que más te

vaya ayudando con el color de pluma que más te ayude.

Es su Palabra la que necesitas en todo tiempo y no

tanto ir con la amiga llorando ni con este otro para que nos

quite lo que sentimos interiormente sobre todo si se trata de

angustia existencial, de vacío, de soledad, de insatisfacción,

de depresión, de tristeza, de miedo, de cansancio, de

desaliento, de no querer vivir.

Es su Palabra la que necesita el ser humano para salir

del cautiverio del egoísmo y el resentimiento, pero para ello es

preciso querer superar la flojera, es preciso querer superar la

inconstancia, es preciso –como Pedro- querer caminar sobre

el mar como en el relato de Marcos 6,45.

Hoy podríamos preguntarnos pero ¿Cómo atravesar el

mar sin ser atrapados por sus olas? Y te respondemos que es

posible pasar la vida sólo si Dios por su gracia y su Palabra

detiene el ímpetu de sus olas. Nadie nos escapamos en

nuestra vida de una pesca infructuosa o de la furia de un mar

de dudas, tentaciones, miedo, desaliento etc, que intenta

hundirnos y que ciertamente hace difícil nuestro proceso hacia

la libertad interior. A mucha gente le aterra que sus proyectos

no funcionen. A mucha gente le aterra el miedo al futuro. A

mucha gente le aterra la muerte de un ser querido o su propia

muerte. ¿Sabes? Para alcanzar la realización existencial es

preciso romper con la seguridad que nos brinda una

mentalidad comodona, sin fe, vacía y que nos paraliza para

echar las redes en el Nombre del Señor Jesús.

El camino hacia la libertad, sólo se alcanza

atravesando nuestro propio mar, no teniéndole miedo a la

profundidad porque sabemos que es precisamente caminando

sobre todo lo que no viene de la fe y lanzándonos confiados

en la Palabra de Dios, que pescaremos justamente lo que

necesitamos, y cuando menos lo pensemos, estaremos más

allá del mar de la angustia, más allá de cualquier limitante,

sencillamente porque nos fiamos del Señor Dios que siempre

actúa.

Para terminar, permítenos contarte la siguiente

anécdota: Después de la Segunda Guerra Mundial, un joven

piloto decidió hacer una peligrosa y larga travesía utilizando un

pequeño avión de un motor. El reto era grande y requería de

mucha energía y concentración. Avanzado en su viaje, sus

instrumentos comenzaron a comportarse en forma extraña y,

81

al investigar, se dio cuenta que llevaba una rata en el avión,

que estaba royendo los cables.

Esto causaba que los instrumentos dieran lecturas

incorrectas, lo cual probablemente tendría como consecuencia

que el piloto tomara decisiones equivocadas, que, en su

posición, serían fatales. En ese instante recordó algo que le

había enseñado su instructor:

“Cuando encuentres ratas en tu vuelo, en vez de gastar

tu energía y ponerte en peligro peleando con ellas, ¡elévate!

Elévate lo que más que puedas, las ratas no resisten la

altura”.

Algunas veces tenemos pensamientos y emociones

que son como esas ratas.

Las ratas en muchas ocasiones sólo son los fantasmas

creados por nuestros miedos fundados en la no fe. La Palabra

del Señor es el más grande instructor que puede darte la

sabiduría para saber tomar distancia del suelo, es decir para

tomar distancia de lo que aprisiona, de lo que esclaviza, de lo

que destruye.

Ojalá que a partir de hoy, aproveches la gasolina divina

que te da la fe para llevar a cabo el sueño de Dios sobre ti y

tus sueños fundamentados en su Palabra. Usa esta gasolina

para mirar hacia lo que quieres y que el Señor quiere para ti;

no te distraigas mirando hacia lo que te hace daño y que el

Señor sabe que estropearía tu vida. Recuerda que puedes

dirigir tus controles hacia un universo entero de posibilidades.

Así es de inmensa la fe.

En vez de estar ocupado/a y preocupado/a con una

rata, siéntete orgulloso de no dejarte sacar de tu rumbo.

Piensa que cuando llegues, no querrás recordar que te

gastaste la mitad de tu viaje demostrándole a las ratas quién

era el piloto. Recordarás, una vez más, cómo por la luz de la

Palabra, supiste dejar atrás los obstáculos. Vuela alto, como

Jesús, tan alto como tus sueños, y cuando sientas los vientos

y los peligros, no mires para abajo, siempre mira hacia arriba,

porque ese es el sitio al que perteneces. Amén.

82

Terapia de amor

Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con

tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos

descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o

hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y

respira suave, profundo y lento. Y abriéndote confiado a Jesús

tu Señor y Dios, dile en el silencio de tu corazón:

Señor, se que eres inmensamente fiel y sumamente

bondadoso. Se que estás allanando cualquier dificultad por

insuperable que me parezca. Hoy se que quien se fía de ti,

pasa a pie sin mojarse, el océano de la angustia y el miedo.

Hoy se Señor, que la libertad interior, la paz y la sabiduría, no

la encontraré en ningún lugar sobre la tierra, ni en ninguna

persona terrena. El tesoro está en ti Jesús, en tu Palabra, y

en mi mente.

Jesús, hoy se que es libre quien ama la vida a pesar de

las tempestades u obstáculos que puedan aparecer. Hoy se

que para saborear esa libertad interior es necesario

adentrarse en el fascinante mar de tu Palabra, en el mar de tu

Presencia inigualable, en el mar del amor infinito del Padre.

Hoy como dice el salmista, fiado, fiada en ti, me meto

en la refriega. Se Jesús, que quien depura es decir, quien

acrisola, quien rehabilita, quien somete su vida al fuego

purificador y transformante de tu Palabra, siempre triunfará en

su lucha por la libertad en el amor, en la fe, y en la esperanza.

Señor, regálame la gracia de comprender que es en el crisol

de la escasez, de lo difícil, de lo que parece imposible, en

donde el ser humano es guiado por ti, ¡Oh Dios siempre

actuante y presente!

Es en el fuego del amor actuante, en el fuego de lo que

nos parece incomprensible, donde se depura, donde se

elimina el conformismo y el hechizo de una vida cómoda

83

detrás de la que siempre se esconde el fantasma de la

opresión, la esclavitud y la necedad.

Mira cómo el Señor te fortalece ahora mismo y te

infunde la gracia de creer firmemente en su amor y te dice:

Rema mar adentro y no temas. Lánzate a la aventura de la fe.

Conmigo la pesca abundará siempre aunque tengas qué

pasar por tiempos difíciles, áridos. Tu misión vale la pena

porque tu misión es dejar vivir al amor verdadero que soy Yo,

tu Dios. Rema mar adentro, echa las redes, sígueme no

tengas miedo. Necesito tus talentos, necesito tu mente, tu

mirada, tus manos, tus pies, tu ser entero para dar luz a esta

humanidad que se pierde en la no fe y la desesperanza. Echa

las redes cogiéndote fuerte de mi Palabra. No tengas miedo.

Señor, hoy, aquí y ahora, enséñame a echar la red. Y

tú, allá en tu interior, mira a Jesús que te toma de las manos y

pone en ellas su red. Míralo y mírate echando la red del amor

de Jesús y del Padre que libera tu matrimonio, tu familia de

egoísmo, de infidelidad, de mentira, de infertilidad e

infecundidad, de desconfianza, de golpes y gritos, de

enfermedad, de no fe.

Si eres soltero, soltera, joven o adulto, mírate con

Jesús, echando la red en el nombre de Jesús sobre tu

persona, sobre tus actividades, y sobre todo, sobre tus

complejos y heridas, sabiendo ahora que tu vida vale la pena

ser vivida porque el Señor la hace fructífera, fecunda.

Si eres padre o madre de familia, mírate echando la

red por la que quedan libres tus hijos de la droga, del maltrato

que les has dado o les ha dado tu cónyuge, míralos siendo

libres de cualquier vicio que los tenga atados y mira cómo es

su vida al lado de Jesús: vida próspera, vida feliz, vida en la

libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Si estás postrado, postrada en la cama porque estás

muy enfermo/a: Mírate echando la red en el nombre de Jesús

sobre ese cáncer o sobre esa enfermedad crónica, o sobre

esa depresión o sobre aquello que los médicos no encuentran

para dar un diagnóstico y que sin embargo te hace sentir muy

mal. Mira cómo Jesús te libera, te sana, sobre todo de la no fe,

de la incredulidad, y te deja un corazón lleno de confianza en

Él.

Gracias Señor porque sobre todo, me has pescado

para ti. De ahora en adelante quiero vivir en tu mar de

84

sabiduría, guiado, guiada siempre por tu Palabra Bendita.

Amén.

El miedo viene de lo que

oigo

85

Capítulo 6

El miedo viene de lo que oigo

La Palabra del Señor en 1ª de Samuel capítulo 17

versículo 11 dice que al oír el rey Saúl y todos los israelitas las

palabras de sus acérrimos enemigos los filisteos, perdieron el

ánimo y se llenaron de miedo.

Hemos querido comenzar con éste versículo de la

Palabra del Señor porque muchos y muchas no entendemos

el lenguaje de Dios y por lo tanto tampoco hablamos el

lenguaje de Dios, y el lenguaje de Dios no es el miedo, sino fe,

esperanza y amor, y lo entenderemos, lo hablaremos y lo

viviremos, sólo por la fe y desde la fe, si es que queremos

salir de las ataduras del miedo, si es que queremos caminar

en libertad interior, si es que queremos vivir en el amor, en la

armonía, en el orden interior y en la esperanza.

“El miedo viene de lo que oigo”. No importa si esas

voces son externas es decir, si vienen de la programación

negativa de otros, o si proceden de nosotros mismos es decir,

si vienen de nuestro pensamiento negativo y falto de fe.

Nuestros pensamientos generalmente son

pensamientos meramente mundanos y no precisamente

divinos y humanos; nuestros pensamientos están cargados de

superficialidad y vacío y la explicación es sencilla: Nadie

somos inmunes a la influencia de todo lo que nos rodea:

amigos, familia, compañeros de trabajo, televisión, periódico,

radio, libros y revistas etc. Nuestros pensamientos, metas y

acciones, constantemente son influenciados por nuestro

ambiente. Y nuestra decisión a adoptar todo esto, nos ha

llevado a hacernos determinadas programaciones mentales

sobre todo, programaciones mentales llenas de miedo.

El rey Saúl por ejemplo, era un hombre obsesivo y

paranoico a tal grado que miraba enemigos hasta donde no

los había por ejemplo, cuando por celos, y envidia, comenzó a

86

engendrar en su mente la idea de matar a David, luego de que

éste había ganado muchas batallas.

Saúl se olvidó de vivir es decir, se olvidó de disfrutar de

todo lo que Dios le había dado y el Señor Dios le había dado

la oportunidad de gobernar es decir, de ayudar a crecer en

todos los aspectos, al pueblo de Israel, comenzando por él

mismo. Tenía hijos e hijas, tenía riqueza, tenía la promesa de

la fidelidad de Dios en su vida, tenía el apoyo de David, pero

Saúl –como muchos de nosotros que preferimos dejarnos

arrastrar hasta el pozo de la irrealidad por el miedo, por la

desconfianza en el amor protector de Dios, por la no fe-

prefirió desperdiciar su vida y su reinado, los dones que el

Señor le había dado, la amistad de David, por escuchar lo que

no es sano, lo que esclaviza, lo que hace del corazón un valle

de huesos secos y sin vida.

Y un corazón así, no es libre, no conoce los frutos de la

humildad y el perdón; un corazón así, no es feliz, no encuentra

reposo en Dios, no encuentra la paz verdadera.

El libro 1o de Samuel capítulo 17 versículo 11 nos

confirma que nosotros, yo, tú que escuchas, podemos ser

trasmisores del miedo cuando dice que “Al oír el rey Saúl y

todos los israelitas las palabras de sus acérrimos enemigos

los filisteos, perdieron el ánimo y se llenaron de miedo”. Lo

mismo en el capítulo 24 versículo 9 cuando David le dice a

Saúl: ¿Por qué hace caso Su Majestad a quienes le dicen que

yo busco su mal?

Mi querido hermano, hermana que escuchas,

permítenos decirte que el miedo, es una falsedad cuando es

engendrado por la irrealidad de nuestros pensamientos sin

fundamento. Por ejemplo: sería ilógico permanecer sin hacer

nada, con los brazos cruzados al ser despertados a media

noche porque nuestra habitación o nuestra casa está ardiendo

en llamas. Es lógico que el miedo nos lance a hacer algo para

poder salir vivos de ahí. Lo que es insensato y hasta tonto, por

ejemplo, es molestarse y morirse de rabia y de miedo, porque

alguien enferme de cáncer, o muera, o pierda el trabajo o sea

infiel. ¡Somos seres humanos! ¡No somos Dios! Lo que nos

toca es poner de nuestra parte lo mejor para salir adelante. El

resultado tendremos que dejarlo de buena voluntad, en las

manos del Señor.

87

El miedo vivido de manera neurótica nos hace daño y

se convierte en una de tantas enfermedades mentales

provocadas por el estar encerrados sobre sí mismos,

alimentando fantasmas mentales y por salirnos de la realidad,

y para quienes tenemos fe, la única realidad auténticamente

hablando es Dios, nuestro gran presente y en quien nuestro

pasado ha sido transformado en bendición y nuestro futuro,

está asegurado. El miedo a mucha gente le hace gritar: “Esto

es imposible”. “No puede estar pasado”. En cambio la fe

siempre dirá: “Si hemos recibido de Dios lo que nos

proporciona alegría, por qué no recibir de Dios lo que nos

proporciona madurez”.

La fe viene por el oír, pero no cualquier voz mundana o

del consumismo y las tradiciones culturales, o la voz de lo que

dice la mayoría. La fe, la medicina contra el miedo, y la salud

mental, viene por escuchar la Palabra de Dios. Si quisieras

decidirte a escuchar diariamente la Palabra de Dios, seguro

que poco a poco tendrías el lenguaje de Dios, la mente de

Dios el actuar de Dios, es decir, pensarías por fe, hablarías en

fe y vivirías feliz, obrando siempre el bien.

Mucha gente al orar, no ora en la Palabra de Dios, sino

en las propias penas. Una persona que ora la Palabra de Dios,

de la Palabra de Dios recibe la solución a su vida diaria y

pronuncia palabras de fe; entonces su oración ya no es

“Cuánto me duele, Señor,” sino “Cuánto tú tuviste que sufrir

Jesús, por mi, pecador. Por tus llagas he sido sanado,

sanada”; porque para quien cree, su oración ya no es:

“Qué crisis tan tremenda de dinero estoy viviendo,”

sino “Por tu pobreza Oh Dios, seré enriquecido”, y tu amor y tu

fidelidad me impulsarán a tocar más puertas, hasta que

encuentre la mejor que ya desde ahora se que la tienes

dispuesta especialmente para mi”.

El evangelio de Mateo 16, 21- 25 nos dice que Jesús

anunció a sus discípulos que los jefes de los sacerdotes y los

maestros de la ley lo harían sufrir mucho.

Les dijo que lo iban a matar pero que al tercer día

resucitaría. Pedro, lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo

diciendo: ¡Dios no lo quiera Señor! ¡Esto no te puede pasar!.

Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro: ¡Apártate de mi

88

Satanás, pues eres un tropiezo para mi! Tú no ves las cosas

como las ve Dios, sino como las ven los hombres.

Jesús era consciente de la realidad y la realidad era

que ni los más conocedores de la ley de Moisés, entendían

quién era Él, ni quién era Dios, el Padre Celestial. No

entendían nada sobre el amor y la misericordia y como dijo

alguna vez el psicólogo clínico y gran espiritual Ignacio

Larrañaga: “Lo que se sabe, se espera” y Jesús esperaba no

sin esperanza, su muerte pues fíjate como enseguida de

decirle a Pedro que lo iban a matar dice: “Que al tercer día,

resucitaría”.

Fíjate también como Jesús prefiere mantenerse firme

en la fe y no se deja influenciar del pensamiento mundano y

superficial de Pedro. Jesús sabe reconocer desde la fe, la

trampa mental que le está produciendo la falsedad del

pensamiento de Pedro que en ese momento se encontraba

fuera de la no fe cuando le dice:

¡Dios no lo quiera Señor! ¡Esto no te puede pasar!, por

eso Jesús le dice: ¡Apártate de mi Satanás!, que es como si

dijera: “Apártate de mi pensamiento egoísta y superficial, pues

serías un tropiezo para mi si me dejara llevar por lo que me

dices, pues tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como

las ven los hombres”.

Esto tendríamos que decir a nuestros miedos

infundados que nos llevan a la ira, a la inestabilidad interior:

¡Apártate de mi gran mentira mental!, pues tú no ves las cosas

como las ve Dios, sino como las ven los hombres.

En Isaías 43, 15 leemos lo siguiente: Yo soy el Señor,

el creador de Israel, el Dios Santo y rey de Ustedes, el que

abre camino en el mar, y sendero por entre las aguas

impetuosas.” Sí, hermano, hermana que escuchas: Las olas

se podrán levantar en tu vida, pero Dios siempre te abre y te

abrirá camino en medio de los momentos más turbulentos y

hará la senda para que tú camines firmemente en Él. En el

versículo 18 dice el Señor a su pueblo:

“Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del

pasado. He aquí que yo hago cosa nueva; verás que pronto va

a aparecer. Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la

soledad para que beba mi pueblo, mi escogido.”

89

Para poder hablar el lenguaje de Jesús que es la fe, y

que precisamente le venía de estar a solas todo el tiempo en

su corazón con el Padre Dios, no puedo, no puedes andar en

tinieblas es decir, no puedo aferrarme, no puedes aferrarte a

tus sensaciones de inseguridad y de miedo ni a tus

pensamientos egocéntricos, como tampoco puedes ir de

parranda en parranda, viendo pornografía, embriagándote, ni

puedes ir de chisme en chisme ni de crítica en crítica, ni

tampoco puedes ir por la vida alimentando tu avaricia material

y espiritual queriendo que siempre haya más y más dinero y

alguien quien te quiera porque si no te mueres de miedo, y

luego de todo esto, ¿Quieres ver y experimentar la luz y la

alegría que produce el estar firmes y seguros en el Señor? No,

imposible!

¿Sabes? Si andas en tinieblas es decir, si andas

encerrado, encerrada sobre ti mismo, sobre ti misma ¿Con

qué luz vas a ver la obra que Dios te quiere mostrar? ¿Cómo

podrás ver lo que el Señor está obrando en ese momento tan

difícil en tu vida si no quieres escuchar por fe? ¿Con qué luz

vas a asumir todo lo que cuesta, si no quiere cimentar tu vida

en la Palabra?

El salmista en el salmo 119 (118) expresa su oración

de la manera más positiva y llena de esperanza, fe y amor al

Señor diciendo: Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera

a mi camino. En mi corazón escondo tus mandatos, así no

podré desviarme. Tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus

palabras. Ábreme los ojos Señor y contemplaré las maravillas

de tu voluntad. Mi alma se consume deseando continuamente

tu Palabra. Tus decretos son mis consejeros y tus preceptos

son mi delicia. Mi alma está pegada al polvo, Señor,

reanímame con tus palabras. Mi alma llora de tristeza,

consuélame con tus promesas, apártame del camino falso y

dame la gracia de vivir en tu voluntad. Correré por el camino

de tu plenitud, cuando me ensanches el corazón. Inclina mi

corazón a tus preceptos y no a mi propio interés. Quiero que

mi boca siempre pronuncie tus Palabras. Este es mi consuelo

en la aflicción: saber que tu Palabra me da vida.

Si haces de la Palabra del Señor tu consejera, podrás

siempre resolver cualquier situación que se te presente por

difícil que sea. Desgraciadamente muchos y muchas no

quieren creerle al Señor y por ello se sumen en la tiniebla, por

eso se sumergen en el miedo. Por ello hoy, en el nombre del

Señor les exhortamos a que salgan de las tinieblas de su

90

pensamiento negativo y obsesivo y entren a la luz admirable

del Señor.

No te sigas metiendo entre tinieblas, sea cual sea,

llámese como se llame, pues créeme: las tinieblas pagan muy

mal. De las tinieblas mucha gente sale empobrecida,

embarazada, con relaciones que le dejan más triste, más

vacío, vacía, adictos, borrachos, ladrones, divorciados, gente

muerta de miedo invadida por la inestabilidad y la sensación

de frustración.

No permitas que el caos mental es decir, que tu

desorden interior, los pensamientos sin control y sin

educación, te lleven al vacío sin fe, a la muerte, a la soledad, a

la angustia, a la desesperación. Hablando desde la fe te

decimos que fuimos creados para la luz y el orden mental.

Sí, La luz y el orden son nuestra naturaleza, por eso

Jesús dice que somos luz del mundo, y en otra parte, cuando

dice que un reino unido jamás será vencido, en otras palabras

dice que una mente unificada por su Espíritu Santo, jamás

podrá ser derrotada por la angustia, la dispersión, el

desasosiego, la depresión, las luchas internas etc. Jesús el

Señor sabe que será siempre la gracia de Dios, su Palabra

Divina la que nos de pensamientos de paz y no de aflicción.

La mayoría de nuestros miedos tienen su raíz en el

engaño, es decir, en nuestra manera distorsionada de

percibirnos a nosotros mismos y en la manera de mirar al

mundo que nos rodea. Si aprendemos a controlar nuestra

mente y si aprendemos a reducir y finalmente a eliminar estos

engaños, acabaremos con el origen de todos nuestros miedos,

tanto impropios como apropiados es decir, tanto los que nos

vienen de fuera, como los que fomentamos en nuestra mente.

En otros temas hemos dicho que las consecuencias del

miedo pueden ser muy diversas. Hoy diremos que estar

repetidamente expuestos a los estímulos mentales internos

que nos causan miedo por la imaginación incontrolada y no

educada, puede provocar en nosotros cambios duraderos en

la conducta, en los sentimientos y en el funcionamiento

psicofisiológico, es decir, que estar duro y dale con los

pensamientos que hemos decidido estacionarlos en nuestra

mente, pensamientos de miedo infundado, consentidos y

engendrados por nosotros mismos, puede provocarnos

enfermedades del cuerpo y de la mente.

91

        Por otro lado, decimos que el miedo puede transformarse

en fobias. Las personas fóbicas se dividen en aquellas que

responden con un miedo extraordinariamente intenso a una

situación específica y las que manifiestan un miedo

extraordinariamente intenso en numerosas situaciones que a

menudo son difíciles de especificar.

Cuando una persona está muy asustada de algo que

no produce especial miedo a los demás, es porque el objeto,

persona, lugar o situación en cuestión ha quedado asociada

en su mente con algún temor infantil, por ejemplo miedo a los

perros, a las arañas, a los ratones, a ciertas personas o

lugares, a la oscuridad, al agua, al fuego, a los cinturones de

cuero, al color negro, etc. Entonces el objeto, persona, lugar o

situación que se teme, se registra en la mente como el

símbolo de un temor de una manera inconsciente, por ello, las

personas que tienen temor exagerado es decir, fobias,

necesitarán de ayuda inteligente, para que con cariño se les

vaya mostrando que si alguna vez asociaron ese objeto,

persona, lugar o situación, como la razón para tener miedo

exagerado, poco a poco con mucha paciencia y amor, vayan

experimentando, que no hay razón para temer más a eso por

lo que ahora sienten fobia.       

Sabemos por otros temas, cómo la tensión de alerta

causada por el miedo es necesaria para vivir, nos sirve para

superar los peligros reales y, además nos ayuda a

defendernos de nuestra angustia, y que cuando razonamos

con madurez una vez que vemos que el peligro no existe más,

la angustia cesa.

La noción de peligro forma parte de nuestra vida y

habla de nuestro grado de socialización. Por ejemplo, a partir

de los quince meses, al niño se le empieza a imponer una

serie de límites por su seguridad.

A fuerza de un ¡no! Aprende, que no debe tocar las

cosas calientes. El miedo a lo que pueda ocurrir funciona

entonces como previsor y sistema de alarma ante los peligros

reales y justificados. También podemos decir, que es más fácil

aprender unos temores que otros. Por ejemplo, es más fácil

que desarrollemos temor ante ciertos estímulos, como

serpientes, arañas o alacranes, que ante otros objetos

comunes que causen dolor o daño como por ejemplo un

martillo, un ventilador eléctrico, un enchufe, etc. Es menos

92

probable que desarrollemos fobias por esos objetos que por

las arañas, los alacranes o serpientes.

Hoy, aquí y ahora te decimos: Se precavido, pero no le

temas a nada ni a nadie. El Señor Jesús en el evangelio nos

dice: A cada día le bastan sus temores, y no hay por qué

anticipar los de mañana. Cuando se teme a alguien es porque

a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros. Un

pensamiento del filósofo Séneca dice: “Debe temer mucho

quien es temido de muchos. El que teme es un esclavo. Y

Federico Nietsche dice que “El hombre que vive en el temor

no sabe lo que es estar solo, porque detrás de su silla hay

siempre un enemigo”. El pensador y político francés

Montesquieu dijo que “El que teme padecer padece ya lo que

teme”. Un proverbio Chino dice que “El que teme sufrir, sufre

de temor. Waldo Emerson dijo que “Mayor es el peligro

cuando mayor es el temor, así que será mejor que hagas

siempre lo que más temas hacer, pues no ha aprendido la

lección de la vida aquel que no vence un temor cada día”.

En realidad, muchos de los temores que sentimos,

nacen de la fatiga y de la soledad. Y también como dijo María

Curie, es cierto que nada en la vida debe ser temido;

simplemente debe ser entendido. No hay que temer a nada en

la vida, sólo hay que comprender sus secretos No hay que dar

tregua al temor, ni andar en temeridad. Mas vale ser ¡cauto al

andar!, que muerto por apurarse. Rousseu dijo: “No tengas

miedo ni a ti mismo, así no tendrás nada que temer”. Mucha

gente, tiene miedo a hacer preguntas pero un proverbio Danés

dice que “Quien teme preguntar, inconscientemente se

avergüenza de aprender.

Ignacio de Loyola dijo que “Quien teme a los hombres

no hará nada por Dios”. Amado Nervo definió el temor

diciendo: “Yo defino el temor así: el temor es una

autosugestión más o menos voluntaria que viene del complejo

de inferioridad. Por ello, alguien que abusa de su autoridad,

alguien que pretende dominar, alguien que grita todo el día, se

muere de miedo, sufre de temor constante. ¿Cabe mayor

infierno?”.

Si tú que escuchas eres sincero, sincera contigo

mismo, contigo misma, reconoce que la vida es cambio

constante. Entonces, ¿Por qué has de temer a los cambios? Y

parte de esos cambios, es la muerte. La gente se muere de

miedo ante la idea de morir o ante la idea de que mueran sus

93

seres queridos pero para que vayas teniendo una actitud

positiva y madura ante la muerte, permítenos decirte que la

muerte, es algo natural sea como sea es decir, si es producida

por una enfermedad, por un accidente, o por la ceguera de

alguien que ha disparado una bala.

La muerte es normal en cuanto que somos seres

caducos, frágiles, que no somos Dios y que como todo ser

viviente, tenemos que morir. Tarde o temprano, vas a morir y

tarde o temprano van a morir tus seres más queridos aunque

tu apego y egoísmo camuflado no lo quiera aceptar. En

realidad ni tú ni los demás nos pertenecemos. Simplemente

venimos de Dios y hacia Él volvemos. ¿Sabes? Hablar de esta

manera, nos viene de escuchar la voz de la fe, nos viene de

amar profundamente la palabra del Señor.

La Muerte, podemos definirla como un cambio

inevitable y casi siempre oportuno aunque los que nos

quedamos no lo veamos de esa manera y exclamemos que

“Fue injusto” que “No era tiempo”.

Quienes formamos la cultura occidental e incluso

también quienes forman la cultura oriental, la gran mayoría

sostenemos y fomentamos el temor a la muerte, y la miramos

como algo fúnebre, a pesar de que la gran mayoría decimos

tener fe y creer en un Absoluto, en un Poder Superior, en Alá,

en Jehová, en Dios el Padre Celestial, en Jesús el Señor Rey

y Salvador. A pesar de todo, nos negamos a prepararnos para

el momento en que venga la muerte y a formularnos una idea

positiva y racional sobre ella, que despeje y libere de angustia

y frustración nuestro corazón.

La muerte, es lo que más pone a prueba a la auténtica

fe, a la filosofía o manera de pensar y a las convicciones que

creemos poseer de una manera fuerte, firme y verdadera. La

reacción que tengamos ante el hecho de la muerte, nos dirá si

nuestra fe es profunda y si ya llevamos camino avanzado o si

simplemente hemos permanecido a la puerta y ni siquiera

hemos comenzado a avanzar por el camino de una visión

profunda, por el camino de la esperanza y el amor sin límites.

¿Sabes? Sólo quien alimente su fe, momento tras

momento, sólo quien ame profundamente a Dios y quien se

deje amar por Él día tras día, podrá permanecer de pie, firme

ante la muerte y dirá como el Salmista en el salmo 11 (10)

versículo 1: “Yo busco mi refugio en el Señor. Es por demás

94

que me digan: Huye a los montes como las aves” Y en el

versículo 7 en el final dirá: “Lo verán cara a cara los sinceros”.

Y es como si dijera: “Dios mío, si los montes se desploman, yo

permanezco tranquilo en tus brazos. Sólo tú eres Dios. Nadie

más es mi Dios, ni yo soy Dios de nadie. Sólo tú eres Dios,

sólo a ti necesito. Cara a cara te pueden ver aquellos y

aquellas que han depositado en ti su confianza. Por eso

permanezco en paz, porque tú sólo Señor, me haces vivir

tranquilo, tranquila”.

Hemos dicho también en otros mensajes, que es la

manera de mirar la vida, los acontecimientos, las personas lo

que nos consuela o desconsuela, lo que nos destruye o lo que

nos construye. Así que si quiero, si quieres que este mensaje

sea de peso en tu vida, es decir, si quieres apoyo, consuelo,

fortaleza, vida, libertad interior, orden y salud mental,

necesitarás querer comenzar por aceptar que tu conducta y

reacción frente a la muerte es bastante convencional, cultural

y aprendida de una manera no muy positiva.

Si por ejemplo, llega a nuestros oídos la noticia de que

en Asia murieron veinte mil personas en un terremoto o una

inundación, para mi, para ti constituye sólo una noticia.

Murieron 10.000 niños de hambre en África, también

constituye para nosotros una información con muchas facetas

que debatir. Hubo un accidente en la carretera tal y murieron

cuatro personas, conocíamos a una de ellas pero no teníamos

mayor contacto. Nos detenemos un poco más en la

información. A nuestro alrededor dejan de existir personas de

edad avanzada con enfermedades incurables, personas

jóvenes en la plenitud de la vida que dejan hijos pequeños,

delincuentes que habían dañado mucho, mueren personas

que obstaculizaban nuestros propósitos o metas o que los

estaban facilitando. Siempre nuestras reacciones son

diferentes.

Pero….¿Qué elementos determinan nuestras

reacciones de angustia y desesperanza frente a la muerte de

otras personas? En general la muerte de otras personas

cercanas constituye algo así como un alerta, un aviso de la

probabilidad cada vez mayor de nuestra propia muerte, por

ello cuando sabemos que algún amigo murió,

inconscientemente sentimos miedo.

En muchos casos a la gente la posee un sentimiento

de rabia, que en el fondo es miedo reprimido cuando la

95

situación no se acepta, porque aquél o aquella que partió de

manera inesperada era el bueno, la buena y prácticamente –

aunque no se reconozca- se había hecho un dios de esa

persona y se había engendrado en la mente cierta

dependencia que brindaba también cierta estabilidad

emocional. En otros casos, surge sentimiento de culpa frente a

la muerte de personas con las que llevábamos una relación

directa. Es posible que no hayamos atendido sus quejas o no

nos hayamos preocupado lo suficiente por ayudarlas y

pensamos que nuestras acciones u omisiones influyeron de

algún modo en el proceso de su muerte.

Pero en realidad, el sentimiento de culpa no tiene

razón de ser. Pues esto logra más bien llevarnos a un

desaliento y desesperanza que nos sumerge en un proceso de

duelo no normal, un duelo no sano, duelo en donde no hay ni

una ráfaga de luz, y todo por no aceptar que ciertamente nos

equivocamos y tal vez no fue nuestra mejor actitud, pero saber

que ante todo, esa persona que ya no está con nosotros, hoy

está llena del perdón y la misericordia del Señor y nos

comprende, y todo quiere menos vernos sufrir de la manera

como podríamos hacernos sufrir al auto castigamos a nosotros

mismos de un sin fin de maneras, entre ellas la más simple

que es la dificultad de vestirse de color, sonreír y ser feliz,

recordando sanamente lo mejor de aquél ser amado y

haciendo felices a quienes quedaron junto a nosotros.

La manera más madura será siempre reconocer con

paz nuestros errores para poner en práctica la decisión interna

de no volver a cometerlos.

¿Sabes? Siempre podrás reparar no sólo en las

personas a las que has ofendido y ya murieron sino que

podrás ir más allá a otras personas que tal vez ni conoces

pero que lo necesitan, mediante acciones sociales nobles que

siempre estarán dentro de tus posibilidades.

Hemos conocido personas que han pasado por la

pérdida de hijos jóvenes de 13, 16 ó 25 años por ejemplo, que

teniendo los medios económicos, hicieron fundaciones o

donaron a asociaciones, en las que se ayudan a personas que

no pueden realizar sus carreras por falta de dinero, o

fundaciones en las que se brinda protección al indigente o se

da ayuda a los deprimidos y desalentados.

96

También hemos conocido personas que ante la pérdida

de seres queridos se han entregado ellos y ellas mismas a la

proclamación del evangelio, a ayudar al prójimo etc. Pero

desgraciadamente, también hemos conocido personas que

han preferido vivir rumiando su dolor, entregados, entregadas

a la no aceptación del hecho -que es normal pero que no lo

quieren ver así-, de la muerte.

Una parte importante del proceso de sanación de la

pérdida es no olvidar lo que se tiene: Hay padres de familia

que pierden un hijo o dos o tres pero que no olvidan que aún

les quedan uno o dos.

Desafortunadamente, en la muerte de personas con las

que teníamos una relación directa e inmediata obra el

egocentrismo. Nuestros intereses, o aspiraciones se ven

afectados en mayor o menor medida. ¿Cuánta falta me va a

hacer esta persona? ¿En quién me voy a apoyar ahora? ¡Era

toda mi vida!. Al exclamar esto, estamos demostrando que nos

hemos fugado de la realidad. Estamos ausentes en un mundo

mental creado por nosotros mismos, sin Dios y sin fe. Nos

olvidamos de que la muerte es un proceso natural dentro del

programa de vida no sólo nuestro, sino también de la otra

persona y generalmente las lágrimas que derramamos son por

nosotros mismos, en la mayor parte de los casos. Pero si

reaccionamos así, es por lo que oímos es decir, reaccionamos

así por lo que nos dice nuestra no fe.

Para terminar te decimos que mucha gente podrá decir

que uno no se puede preparar para el momento de morir

personal o de los seres queridos. Esto lo dice la voz de una

herida profunda en el subconsciente y no sanada.

Esto lo dice una fe infantil, esto lo dice un corazón que

no ha contemplado a Aquél al que traspasaron. En realidad, sí

podemos vivir día con día preparándonos para ese encuentro,

simplemente viviendo en una relación grande y hermosa con

el Padre Dios y con Jesús, en la confianza de saber que a la

hora que lo disponga y de la manera cómo vaya a ser, será la

mejor, sabiendo que nuestros pensamientos no son como los

de Dios, ni sus caminos son los caminos de la no fe,

aceptando que a Jesús no lo rechazaremos y será bienvenido

cuando venga por nosotros o por nuestros seres queridos en

el momento en que el Padre Celestial lo disponga. Así estará

bien. Amén.

97

Terapia de paz

Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con

tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos

descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o

hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y

respira suave, profundo y lento. Y abriéndote confiado,

confiada a Jesús tu Señor y Dios, dile no con palabras ni

moviendo tu boca, sino en el silencio de tu corazón: Jesús:

Estoy ante ti por la infinita misericordia del Padre, porque tu

amor ha salido una vez más a mi encuentro. Me postro ante Ti

Oh Dios, para declararte como el Señor absoluto de mi vida, la

causa de mi alegría, el sentido de mi existencia y mi descanso

final.

Pero….a pesar de que en este momento me siento

seguro, segura en ti, quiero reconocer que cuando me dejo

llevar por la no fe y cuando descuido mi tiempo ante tu

Palabra, comienzan a formarse muchos temores……por eso

Señor de mi vida, te pido que infundas en mi tu seguridad, tu

entusiasmo y tu fortaleza. Lléname de tu Espíritu para que

pueda yo irradiar en los demás, tu luz y alzar siempre pero

siempre, la voz de la fe y la esperanza. Lléname de tu Espíritu

para que pueda ser cada día perseverante en la escucha de tu

Palabra y fiel en la confianza en ti.

Oh Fuente de amor eterno, afirma mi fe, regálame tu

corazón, regálame un corazón desprendido y vacío de

egoísmo para que pueda ser una verdadera transparencia de

tu Ser y de tu Amor, para que pueda vivir entregado,

entregada totalmente a ti, Señor, sin quejarme nunca de tus

planes.

Jesús, necesito de tu paz, de esa paz que es fruto de

un abandono confiado en las manos del Padre y en tus manos

Jesús. A partir de hoy, aquí y ahora, suelto los remos de los

temores que me han jaloneado hacia donde tú nunca has

querido que llegara: es decir que por temor me desaliento,

98

grito, me enojo, abandono todo, y con insensatez te reclamo,

Jesús. Hoy ya no quiero resistir más a tu amor, ni a la

voluntad del Padre. Hoy, aquí y ahora te entrego todo, te

entrego mi vida, te entrego a quienes he llamado “los míos”,

pues hoy se que todo ser humano, aún los de mi propia

sangre o quien más amo, no son míos sino tuyos solamente.

Dispón de mi, dispón de nosotros como tú quieras. Tómanos y

envuélvenos en tu voluntad perfecta Oh Dios. Hoy se que no

hay motivo para temer. Hoy se que todos los cabellos de mi

cabeza están contados y que ni uno sólo cae sin la voluntad

amorosa del Padre.

Señor que sanas a los que tienen roto el corazón y les

vendas las heridas, ¡Te amo!. Hoy se que no es la fuerza del

caballo ni los músculos de hombre lo que más te agrada

Señor, sino más bien te agrada el corazón de quien confía en

tu amor. Aquí estoy confiando en ti. Aquí estoy confiando en ti.

Aquí estoy, confiando en ti.

Gracias Señor por regalarme tu paz, por satisfacerme

con lo mejor de tu trigo. Gracias porque eres tierno y

compasivo, paciente y todo amor, bueno con todos y con

ternura cuidas tus obras y yo soy una de ellas. Gracias por

sostenerme y levantarme nuevamente Oh, Padre, Oh Jesús,

Oh Amor. Tú sabes lo que haces Dios mío; yo sólo quiero

hacer tu voluntad. Amén.

La fuerza del amor

99

Capítulo 8

La fuerza del amor

El amor es el principio y la base que crea y sustenta

las relaciones humanas auténticas con dignidad y

profundidad. El amor verdadero, aquél que ha sido derramado

en nuestro corazón como la más grande gracia y que nos

convierte en los seres más especiales de la creación, nos

lleva al silencio interior ese, donde no hay juicio, donde todo

es compasión y misericordia, silencio que tiene el poder de

unir, de guiar y liberarnos del egoísmo y de todo aquello que

pueda despersonalizarnos, y dividirnos.

El amor es unitivo como dirá Agustín de Hipona, y

cuando el amor va de la mano con la fe adulta, crea una base

fuerte para la iniciativa y la acción de crecer en todos los

aspectos de la vida, principalmente en el aspecto de la mente

y el corazón, pues el amor es la más grande fuerza

transformante, vivificante, pacificante, libertadora, porque el

amor es fuego, llama, quema todo lo que es escoria, todo lo

que no sirve, porque el amor todo lo acrisola y ese amor del

que estamos hablando es Jesús, el Señor, nuestro Amado

Divino. Y Él, en su paso por este mundo, nos enseñó que el

amor es esa fuerza que nos sana, nos plenifica, nos realiza.

El Señor Jesús en su evangelio, en su vida misma nos

ha dicho lo que es el amor, pero ¿Qué te has dicho tu mismo,

tu misma, cuando estás sin fe, sobre lo que es el amor?...que

no deberías de haber nacido, que eres tan feo, tan fea, que no

sirves para nada, que tu vida siempre ha sido un fracaso, que

nadie te quiere…

El amor es una conciencia que es a la vez

desinteresada y satisface al mismo tiempo, el propio ser. Se

puede tener amor por el país de origen, por un propósito

apreciado, por la verdad, la justicia, por las personas, la

naturaleza, el servicio a los demás y por Dios. Pero….¿De

donde brota el amor?, brota de la verdad, y de la sabiduría. El

amor basado en la sabiduría es amor real, no es un amor a

ciegas, y descubrir los secretos del amor es observar cómo se

revelan los secretos de la vida

100

El amor auténtico, verdadero entre los seres humanos,

es espiritual y humano a la vez, porque tiene el sabor de

Cristo humano y divino. El amor, es ver al otro, a la otra, a mi

familia, a mis vecinos, a quienes conozco y a quienes no

conozco, con sumo respeto, sin juzgarlos, comprendiendo que

son seres heridos como yo, como tú –que lees-. Verlos no

como objetos de mi egoísmo, sino como seres humanos

preciosos, dignos de todo el amor de que soy capaz, y soy,

eres capaz del más grande amor; así nos lo enseña Jesús el

Señor que nos dice: no juzguen, no condenen, ¡Perdona!

Pero ¿qué te ha dicho tu interior vacío de esperanza

por no querer orar, por no querer responsabilizarte de tus

pensamientos, de tus sentimientos, de tus palabras y de tus

acciones? “No le perdones, mira lo que te dijo”, “¿Te acuerdas

de aquello tan duro que te hicieron?, pues comienza a tramar

la venganza, porque la venganza, es dulce”….o ¿No es lo que

decimos quienes nos llamamos cristianos es decir, quienes

declaramos creer en Jesús en la Iglesia, y saliendo vivimos

cualquier otra cosa, menos el amor cristiano?”......

El Señor Jesús en el evangelio de Mateo 7, 21-23 nos

dice: “No todos los que me dicen: “Señor, Señor” entrarán en

el reino de Dios, sino solamente los que hacen la voluntad de

mi Padre celestial. Aquél día muchos me dirán: “Señor, Señor,

nosotros hablamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos

demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros”. Pero

entonces les contestaré: Nunca los conocí, ¡aléjense de mi,

malhechores!.

Ciertamente, el Señor jamás te alejará de él; más bien

tú y yo somos quienes nos apartamos de Él, cuando vemos la

voluntad del Padre Celestial como una carga pesada, porque

nos pide amar por sobre todas las cosas y más bien somos

nosotros quien decidimos, eres tú quien decide no amar,

quien decides rechazarte a ti mismo, a ti misma, quien decide

ser negativo, negativa, quien decide no prosperar por dejarte

arrastrar de una forma de pensar que no es precisamente la

de Jesús el Señor, sino más bien se parece a esa realidad

espiritual que llamamos infierno.

¿Qué te dices tú, y qué te dice Jesús? ¿Qué te dice

una sociedad vacía, superficial y sin fe? ¿A quién le crees

más?, ¿Al Señor Jesús?, y si es así, por qué te mueres de

miedo y de inseguridad a la hora de aceptarte así como eres,

¿Por qué al pararte frente a un espejo, no valoras la

hermosura que Dios hizo de ti en Cristo Jesús su Hijo en la

cruz?.

101

¿Sabes?, quien ama, ve desde la realidad, y la

realidad no son tus heridas. La realidad es la posibilidad de

una vida nueva en Cristo que ya está en germen en ti, sólo

necesitas querer abrir de para en para las puertas de tu

corazón y desear ardientemente que el Señor sea el rey de tu

vida, el Señor de tu historia, porque si decimos que quien ama

ve desde la realidad, tú tendrías que darte cuenta que tu

realidad es sublime, porque el Señor Dios, el Creador de todo

cuanto existe, el que nos llamó a ser, te ha hecho a su

imagen, por eso te ha dado inteligencia, y te ha hecho capaz

de razonar, pero generalmente, por vivir dormidos sobre

nosotros mismos, más bien somos reactivos, es decir,

reaccionamos desde nuestros impulsos y no desde la razón,

desde el discernimiento iluminado con la fe, la esperanza y el

amor.

El amor verdadero te permitirá pues, ser consciente de

esa realidad divina y humana en ti, y esta conciencia te llevará

día a día, paso a paso a vivir en la virtud que no es otra cosa

que el fruto de vivir en la verdad, en la gracia del Señor ,

entonces no podrás estar triste o deprimido, deprimida,

porque del verdadero amor, brota la alegría por la vida misma,

y se discierne desde la inteligencia que el apego a cualquier

sentimiento o pensamiento negativo, lleva a la esclavitud y

causa sufrimiento, depresión.

Cuando hay amor verdadero, es imposible que haya

enemistad, odio, ira o celos entre amigos, entre hijos y padres,

entre hermanos, entre esposos, entre compañeros de trabajo

etc. Los sentimientos y pensamientos negativos que vienen

del subconsciente herido, se transforman en positivos gracias

a la serenidad y la luz que brinda el amor auténtico. Cuando

hay amor, hay armonía, ya que el amor elimina las tendencias

a controlarlo todo o a ser egoísta y asegura la bondad, el

cuidado y la comprensión mutua.

102

La serenidad del amor

Amor cristiano, significa no fijarse en las debilidades de

los demás, sino interesarse en superar los propios defectos.

El método para hacer eso es revisarse internamente con

regularidad para verificar hasta qué punto se ha adoptado el

hábito natural de hacer felices a los demás, en vez de

hacerles sufrir. Sin embargo, el amor verdadero del corazón

también significa que uno no puede soportar el ver las

debilidades de aquellos a quienes ama. Hay un deseo puro de

corregir lo que no nos parece adecuado. Tal corrección se

llevará a cabo, por un lado, con la serenidad del amor y, por

otro, con el poder de las palabras cargadas de una intención

recta, pues debe haber un equilibrio entre los dos.

Cuando las palabras son demasiado fuertes o

excesivas, el resultado no es satisfactorio. ¡Hay pleitos!, ¡Hay

gritos! y cuántas veces hasta golpes Si las palabras son

hirientes, el otro puede sentirse insultado o humillado por el

autoritarismo y la impotencia, provocando una reacción en

contra. En cambio, cuando se consigue el equilibrio correcto

entre amor y poder en las palabras se da a los demás la

experiencia de compasión es decir, la experiencia de que les

comprendemos desde sus zapatos, desde la misericordia y la

bondad. No importa cuán poderoso o amargo sea el mensaje,

conmoverá el corazón del otro y se experimentará en la

confianza de poder sacar lo que lleva en el corazón.

Los seres humanos nos hemos quedado atrapados en

un modelo de comportamiento que ha distorsionado el valor

del amor y la capacidad de confiar mutuamente en los

sentimientos en los pensamientos e intenciones propios y de

los demás. En un momento se dice: ¡Te amo tanto!, y en el

siguiente momento, ese amor se rompe, produciendo un

dolor y pesar inmensos, porque en el fondo no era amor, sino

pasión o enamoramiento.

Es necesario que sepas, que el amor verdadero no es

un sentimiento, sino una actitud de vida, cargada de fuerza

positiva y de fe. Hoy, en pleno siglo XXI el ser humano, por

seguir la cultura de la muerte, por hacer caso de la

“evangelización del egoísmo”, sigue vagabundeando y

buscando angustiado, solo, perdido, el verdadero amor,

103

La llama Eterna

Hablando en el lenguaje de la fe, podemos decir que

Dios es la fuente misma del amor, Dios es amor (1ª de Juan

4,8). Dios es el Océano infinito del Amor, la Llama Eterna. Y

Dios nos brinda de manera incondicional, el amor que no

perece nunca, porque su llama, es Eterna. Su amor es

imperecedero porque es ilimitado, constantemente radiante y

siempre disponible. Es universal porque no tiene límites ni

preferencias, emana su infinito amor hacia todos los seres

humanos de todas las culturas, razas y credos. El amor de

Dios es único porque el fuego del amor de Dios limpia las

entrañas más destruidas del subconsciente del hombre, que

nadie ni ningún medicamento podría curar nunca.

Pablo de Tarso lo experimentó, reconociendo la gran

bondad de Dios y en este amor restableció los lazos con el

Creador, manteniéndose en una relación eterna con Él. Los

que experimentan el amor de Dios, los que “se funden con la

Llama Viva de la Verdad”, se desconectan de toda falsedad.

Tales personas aprenden la primera lección de hermandad

universal: es decir, que todos los seres humanos somos

hermanos en Cristo, porque somos hijos de un mismo Padre.

Cuando el fuego del amor del Señor, se enciende por

la fe en el corazón de las personas comienzan a ejercer el

poder de la voluntad para liberarse de todo lo que les

esclaviza; se liberan de las gratificaciones momentáneas.

Comienzan a invertir tiempo en la oración callada y

silenciosa, para meditar la Palabra del Señor, y hacen el

esfuerzo con buena voluntad, para edificar un estado interior

en el que el amor se revele en la esperanza y en cada

pensamiento, mirada, palabra o actividad que se haga.

Al comprender con la gracia del Señor y la fe, lo que es

el amor verdadero, nos afectan menos las circunstancias

adversas, porque se contemplan las nubes negras y las

tormentas como si fueran –y en realidad lo son-

oportunidades para ejercitar la fortaleza, la paciencia, la

perseverancia, la tolerancia, la dulzura, la humildad, la

obediencia y todos los demás dones que el Señor ha

depositado en nuestro corazón para hacernos crecer como

hijos libres, como hijos que saben de felicidad, porque

104

sabemos que Dios nos ha amado primero, porque nos hemos

dejado encontrar por Él.

La llama de amor de aquél, de aquella que se ha

encontrado con el que es el verdadero amor y ha decidido

pensar, mirar y vivir desde ese amor maduro y único, no se

extingue aunque los demás no le ofrezcan amor. Supera los

pensamientos que le puede llevar a alejarse de una persona,

un lugar o una tarea en particular. En cambio, existe la fe de

que con “determinación”, sabrá crear una diferencia

significativa y beneficiosa. Cuanto más esfuerzo se hace para

amar, más amor se recibe. La chispa del esfuerzo es el amor,

y verdadero amor por el esfuerzo significa eliminar cualquier

debilidad que obstaculice el camino del amor.

Querido lector: ¡Con Cristo eres ya un vencedor, una

vencedora!….salta pues ahora mismo, esos obstáculos que te

impiden amar, que te impiden querer dar el perdón. ¡Se libre

en el nombre del Señor Jesucristo!. Podrás transformar tu

interior, mediante una visión de fe, basada en el amor; podrás

transformar tu interior, mediante una actitud de amor y

acciones llenas de amor. El amor es fundamental para que

vivas en la verdad y la verdad es fundamental para que vivas

en el amor. Todo lo que ha hecho nuestro Creador, ha sido

hecho con amor y para el amor, entonces, por qué golpearnos

con odios inútiles y destructivos, porqué maltratar a los

animales, por qué ensuciar el agua y tirarla como si no

pensaras en los demás y ni siquiera en ti mismo, en ti

misma….por qué no actuar responsablemente con amor, por

qué rechazarnos, porqué abortar a los pequeños que a lo

único que vienen a este mundo es a amar porque esa es la

naturaleza divina y humana del hombre……. ¡Por qué!.....

105

Lo que puede matar el amor

Escucha el siguiente cuento:

Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible

en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos, los

defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente

con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y

los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta

reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.

Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: Los he

reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas

matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues

era el Odio que estaba hablando y el siempre quería matar a

alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí quien

sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a

todos.

Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron

malévolamente pues más que uno le tenía ganas. El primer

voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les

aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal

discordia y rabia que no lo soportara". Al cabo de un año se

reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter

quedaron tan decepcionados.

Lo siento, lo intente todo pero cada vez que yo

sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.

Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que

haciendo alarde de su poder y dijo: En vista de que El Mal

Carácter fracaso, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia

el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará.

Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien

efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir

adelante renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó

de nuevo. Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición

Envió a los Celos, quienes burlones y perversos

inventaban toda clase de artimañas y situaciones para

despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas

infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó, que no

quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y

los venció.

106

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a

sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al

Egoísmo, a la Cantaleta, La Indiferencia, la Pobreza, la

Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque

cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza

y todo lo superaba. El Odio convencido de que el Amor era

invencible les dijo a los demás:

No hay nada más que hacer. El Amor ha soportado todo,

llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos. De pronto

de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco

conocido y que vestía todo de gris y con un sombrero gigante

que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era

fúnebre como el de la muerte.

"Yo mataré al Amor", dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quien era ese que pretendía

hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo, "ve y

hazlo". Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio

volvió a llamar a todos los malos sentimientos para

comunicarles, después de mucho esperar, que por fin EL

AMOR HABIA MUERTO. Todos estaban felices pero

sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero gris

hablo: "Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y

destrozado" y sin decir más se marchó. "Espera " dijo el Odio,

"en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo

desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir". ¿¿Quién

eres?? El sentimiento levantó por primera vez su horrible

rostro y dijo: soy el desaliento que viene por no orar……..

El apóstol Juan en su Primera carta 3, 14 nos dice: “El

que no ama aún está muerto”. Y Jesús el Señor en Juan 15,

13 nos enseña que “El amor más grande que uno puede tener

es dar su vida por sus amigos”. Pablo expresa que “El que

ama, construye”, y en I Corintios 13, 4. nos muestra que “El

verdadero amor es paciente y benigno”, por eso en I Corintios

16, 14 nos exhorta diciendo: “Todo lo que hagan, háganlo con

amor”. Pablo sabe por revelación, que el amor es fruto del

Espíritu Santo. El autor del Cantar de los cantares 8, 6

escribe que “El amor es inquebrantable, como la muerte”. De

todo esto, podemos deducir que el amor es la señal que

distinguirá al verdadero cristiano.

Teresa de Jesús en su camino de perfección dice que

“Los seres humanos que aman, prefieren dar mucho más que

recibir, y aún con el mismo Creador les sucede esto. Y esto sí

que merece el nombre de amor”. En el libro de su vida

107

expresa: “Amor saca amor. El amor a Dios es el amor por

excelencia. Es como he dicho, amor sin interés propio; todo lo

que desea y quiere es ver a su alma que ama, rica de los

bienes del cielo. Esta sí es voluntad, y no estos quereres

desastrados de por acá, y aún no digo de los malos, que de

ésos Dios nos libre”.

Agustín de Hipona en su sermón 34 dice que “Nadie

hay que no ame; lo que interesa es cuál es el objeto de su

amor. No se nos dice que amemos, sino que elijamos a quién

amar” Y también dice: “Cualquier amor no deja huella en el

alma sino el verdadero amor. Esto es en verdad el amor:

obedecer y creer al que se ama”. Y sigue diciendo: “Mi peso

(poder liberador) es el amor”. Y en el sermón 51 dirá: “No es

el amor pasional y sensible, sino la caridad que viene de Dios,

la que afianza las buenas relaciones entre los casados”. En el

sermón 96 expresa: “Todo lo duro que puede haber en los

mandamientos lo hace llevadero el amor... ¿Qué no hace el

amor...?

Veamos cómo trabajan los que aman: no sienten lo

que padecen, redoblan sus esfuerzos a más dificultades”. “El

amor no tiene límites”, dirá en su carta 192, “Cuanto más amo,

-dice- me siento todavía más deudor”. En su tratado sobre la

Santísima Trinidad dice: “La humildad, es necesaria para

amar. Cuanto más vacíos estamos de la hinchazón de la

soberbia más llenos estamos de amor”. En su comentario a la

1ª carta de Corintios 16,14 Todo lo que hagan háganlo con

amor dice, “Este breve mandato se te ha dado de una vez

para siempre: Ama y haz lo que quieras; si te callas, calla por

amor; si hablas, habla por amor; si corriges, corrige por amor;

si perdonas, perdona por amor; ten la raíz del amor en el

fondo de tu corazón: pues de esta raíz solamente puede salir

lo que es bueno”.

El amor pues, es la explicación de todo. El amor es

verdadero cuando se abre al otro en su individualidad

irrepetible y le dice la palabra decisiva: "quiero que tú seas". Si

no se comienzas por esta aceptación del otro, exactamente

así como es, reconociendo en él, en ella una imagen real,

aunque empañada, de Cristo, no se puede decir que estés

amando verdaderamente. El amor se adquiere en la fatiga

espiritual. El amor crece en nosotros y se desarrolla también

entre contradicciones, resistencias y múltiples fuerzas que le

son extrañas e incluso hostiles.

El apóstol Pablo afirma que se ha hecho esclavo de

todos, I Cor 9, 19), que se ha hecho todo para todos (1 Cor 9,

108

22), que se esfuerza por "agradar a todos en todo" ( 10, 33); y

hoy nos exhorta: "Mientras hay tiempo, hagamos bien a todos"

(Gálatas 6, IO).

Sólo el amor construye y sólo el amor aproxima a lo

que es diferente y realiza la unión en la diversidad. Las

palabras del Señor Jesús: “Un mandamiento nuevo les doy:

que se amen los unos a los otros, como yo les he amado” (Jn

13, 34), son radicales. No hay dónde perderse.

Si los seres humanos no aceptamos el amor, si no

vivimos el amor comenzando por nosotros mismos, el odio

encontrará fácilmente acceso en nuestro corazón y

comenzará a invadirlo cada vez más, trayendo frutos siempre

más venenosos.

El amor ilumina el corazón. Es característico del amor

transformar al amante en el Amado, por ello, si amo, si amas

el rencor, la rebeldía, te convertirás en amargado, en un

frustrado e inseguro, insegura; así, dirá el profeta Os 9, 10.

“Se hicieron despreciables para sí mismos, como las cosas

que amaban”. Pero si amamos a Dios, si nos amamos como

Él nos ama y amamos y aceptamos a los demás así como

son, nos divinizamos, porque el que se une al Señor, se hace

en un solo Espíritu con El.

Para amar, se necesita conocer. Y si no te conoces a ti

mismo, a ti misma desde Jesús, ¿Cómo podrás amarte?. Y

amar es querer el bien para el amado, comenzando por

querer el bien para ti mismo, para ti misma. Y el más grande

bien para ti, es Dios, en tu vida, en tu corazón, en tu mente,

en tu ser.

El verdadero amor crece con las dificultades, en

cambio el falso, se apaga. Por experiencia sabemos que,

cuando soportamos pruebas difíciles por alguien a quien

queremos, no se derrumba el amor, sino que crece, sobre

todo cuando ese “Alguien” es Jesús, el Señor. “Aguas

torrenciales (esto es, abundantes tribulaciones) no pudieron

apagar el amor”, dice el autor del Cantar de los cantares 8, 7.

Los seres humanos que han soportado y soportan por

Dios contrariedades, se afianzan cada vez más en el amor; es

como un artista, que se encariña más con la obra que más

sudores le cuesta. El amor conduce a la felicidad aquí y ahora

y eterna. Sin él, todo lo demás resulta insuficiente, vacío,

superfluo. El amor produce en el corazón del hombre la

109

perfecta alegría. Sólo disfruta de verdad la vida quien vive en

el amor verdadero.

El amor basta por si solo, satisface por si solo. No se

necesita más motivación para vivir que el amor verdadero; su

fruto consiste en su misma práctica. Por ello, Bernardo de

Claraval exclamó: “Amo porque amo, amo para amar. Gran

cosa es el amor, con tal de que recurra a su principio y origen,

con tal de que vuelva siempre a su fuente y sea una continua

emanación de la misma. De todos los movimientos del alma,

de sus sentimientos y de sus afectos, el amor es el único que

permite a la criatura responder a su Creador, si no de igual a

igual, al menos de semejante a semejante”.

La fuerza del amor no mide las posibilidades. Ignora

las fronteras. El amor no discierne, no reflexiona, no conoce

razones. El amor no se resigna ante la imposibilidad, no se

intimida ante ninguna dificultad.

El gran privilegio del hombre es poder amar,

trascendiendo así lo efímero es decir, lo caduco y lo

transitorio. Puede amar a las otras criaturas, decir “Un tú y un

yo llenos de sentido”. Y puede amar a Dios, que nos abre las

puertas del cielo ya aquí en la tierra. Sí, Nuestro corazón está

hecho para amar. Este corazón nuestro ha nacido para amar.

Y cuando no se le da un afecto puro y limpio y noble, se

venga y se inunda de miseria. Un ejemplo de ello, son los

chicos que viven en las calles, que limpian parabrisas, que se

drogan y se prostituyen, que son en demasía rebeldes y

vengativos, que pintan las paredes o se visten con ropas

extravagantes, aquellos que se tatúan y se pican el cuerpo

para colgarse de algo que nos diga a nosotros: “No he sido

amado, amada verdaderamente. He sido abusado,

vilipendiado, no respetado, tremendamente golpeado en el

alma y en el cuerpo. Yo nací para el amor: ¡Escúchame! ¡No

me rechaces! ¡Dame una mano amiga! ¡Ámame!

El verdadero amor de Dios—la limpieza de vida, por

tanto—se halla igualmente lejos de la sensualidad morbosa-.

El amor verdadero se halla lejos de cualquier sentimentalismo

como también se halla lejos de la ausencia o dureza de

corazón. El amor a Dios hace posible el amor a uno mismo y a

los demás. ¡No hay más amor que el Amor!.

Un alma dijo al Señor en la oración "Jesús, te amo", y

oyó esta respuesta del cielo: "Obras son amores y no buenas

razones". El amor se manifiesta mejor con hechos que con

palabras, así que piensa si acaso hoy, aquí y ahora tú,

110

querido lector no será necesario que pongas en acción el

amor en tu vida.

El amor que tiene por motivo al Señor Jesús, es firme,

inquebrantable e indestructible. Nada, ni las calumnias, ni los

peligros, ni la muerte ni cosa semejante será capaz de

arrancarlo del alma. Quien así ama, aun cuando tenga que

pasar por momentos duros, no dejará nunca de amar si mira

el motivo por el que ama.

JUAN DE LA CRUZ expresó: “Donde no hay amor, pon

amor y sacarás amor”.

No es posible separar el amor del dolor ni el dolor del

amor. La recompensa del amor es amar más. La paga y el

sueldo del amor es recibir más amor hasta llegar al colmo del

amor. El amor sólo con amor se paga.

Terapia de ternura

Toma una actitud orante…y abriéndote en fe adulta a

tu Señor Jesús, permite que sus Palabras tengan eco en tu

interior y al mismo tiempo deja que la fuerza de su amor,

fortalezca con poder tu voluntad e ilumine con su toque divino

tu inteligencia, tu entendimiento, tatuándoles con el beso de

su boca es decir, tatuándoles con su voluntad sobre ti que es,

que ames, que acojas, que comprendas, que seas

misericordioso, misericordiosa, que vayas más allá de lo que

te limitan tus pasos sin fe, que mires más allá de lo que

pretendes mirar por tu sola mirada así, sin esperanza….

Oh mi Jesús, tú siempre has sido tan pródigo conmigo,

siempre me das aún más de lo que necesito y desearía tener.

Nunca me limitas en tus dones, me los das, así, simplemente

sin regatearme nada, sin pedirme nunca nada a cambio….y

yo, a diferencia tuya, mido el amor que doy, porque en

realidad no he querido aprender a amar…..no se amar,

111

ayúdame a romper mis bloqueos mentales, enséñame a

entregarte verdaderamente el timón de mi vida.

Aquí estoy mi Rey, mi Vida, mi Amado……

Escucha desde tus entrañas lo que hoy tiene el Señor

para ti:

Mi pequeño, mi pequeña….eres tan especial para mi

Padre y para mi…..que en todo momento te asistimos con el

Espíritu que nos une, con el Espíritu de Amor….tu nunca has

estado solo, sola en esos momentos en los que has preferido

reaccionar como te lo dictan tu subconsciente herido, pero lo

has hecho por ignorancia y no por maldad, de eso estoy

completamente, seguro. Ahora se que tú te has ido abriendo a

mi gracia y poco a poco estás entregándome lo que más te ha

dolido en la vida, por eso, ahora eres más libre….y cada vez

lo serás más y más, en la medida en que creas en mi Poder,

en mi Amor…cada vez que creas más y más en mi.

Siempre te invitaré a permanecer en mi amor, siempre

estaré llamándote a la soledad y al silencio de tu corazón para

que puedas descansar y escucharme desde mi paz. Muchas

veces me has dicho que quieres amar pero, que no puedes.

¿Sabes?, este milagro se dará cuando tu

voluntad se junte, con la voluntad de mi Padre…….

Señor…..hoy, conciente de todo lo que haces por mi

cada instante de instante de mi día, conciente de tu fidelidad y

amor hacia mi, te digo: Aquí está mi voluntad, mi memoria, mi

entendimiento, mis pensamientos, todo lo que soy

fundiéndose en ti, porque quiero desaparecer en la voluntad

del Padre…..Oh Jesús y si el Padre y tú son Uno, y si tú estás

en el Padre y el Padre en ti, yo quiero perderme en ti y en Él

para ser uno…….Dios mío……déjame desaparecer en ti, para

que tu amor crezca en mi……

Dios mío, déjame desaparecer en ti, para que tu amor

crezca en mi…..

112

La depresión se

supera

Capítulo 9

La depresión se supera

Ya en nuestro libro: “Cómo superar la depresión”

hablamos de los tipos de depresión y también te ofrecemos

capítulos que tratan sobre como llegar de la angustia a la paz,

permítenos decirte hoy aquí, que las depresiones causadas

por las heridas de la vida y aún las endógenas -causadas por

alteraciones o deficiencias de algunas substancias químicas

del cerebro- se superan sin tomar medicamentos que sirven

sólo para “aliviar” por un rato tu ansiedad, pero que no curan,

nos dice la psicoterapia.

Hay psicoterapeutas que recomiendan a sus pacientes,

recurrir a té, a hierbas como el azahar , la tila, la valeriana, o a

la lechuga, a baños con agua tibia o fría o baño de pies con

agua bien caliente antes de dormir; hacer esto, a la larga

113

puede producir tranquilidad en el sistema nervioso. Nada de

esto te daña tu cuerpo y sí te ayuda.

Aclaramos que no nos referimos a personas enfermas

de esquizofrenia, epilepsia, locura, delirios e histeria, sino a la

depresión causada por el rechazar, por el no aceptar la

realidad, pues la depresión que no se cura es aquella en la

que la persona no reconoce que está enferma o que

reconociendo, no quiere aceptar el dolor como parte de la

debilidad y contingencia del ser seres humanos limitados,

frágiles. No se cura quien no quiere aceptar la realidad.

Te repetimos que la mayoría tenemos depresiones,

¡Duras depresiones! por diferentes causas. Nos deprime ver

cómo está nuestro mundo actual, pero también puede

deprimirnos a unos el calor, a otros el frío, a otros lo nublado o

ese cielo que no es ni nublado ni soleado y la razón es que la

presión atmosférica influye en la química de nuestro cuerpo y

este, al ser alterado nos provoca un cambio en la presión

sanguínea y esta nos sube o nos disminuye la adrenalina y

esto, nos causa depresión.

También tiene mucho que ver lo genético. Quizá

alguien de nuestra familia padecía depresión endógena y por

genes, por herencia, ahora tú y yo, somos así, depresivos.

Influye demasiado nuestro pensamiento positivo o negativo

que tengamos ante nuestra realidad. El psicólogo Luis Jorge

González ocd, insiste sobre la importancia de cómo

programamos nuestro cerebro, y el sacerdote Jesuita John

Powell, autor del libro “La felicidad es una tarea interior”, nos

enseña que nuestra manera de ser o esa depresión que

sentimos, es el resultado de cómo fuimos programados desde

la infancia, de ahí que unos seamos cerrados, introvertidos,

otros sean abiertos, extrovertidos. Unos líderes, otros

seguidores de esos líderes. Unos somos expresivos otros

silenciosos. Unos divertidos otros ni siquiera saben contar un

chiste. Unos son insensibles otros sensibles y otros muy, pero

muy susceptibles que no nos pueden decir nada porque nos

ofendemos.

Con esta explicación puedes darte cuenta que sí,

ciertamente hay causas externas e internas que pueden

provocarnos depresión, pero lo que realmente nos interesa a

ti y a nosotros, es saber que depende de nuestra actitud

interior, es decir, depende de mi o de ti, el rechazar sin fe o el

aceptar con fe y esperanza, la realidad por dura que sea.

114

Jesús N.S. nos enseña que del corazón del hombre

sale lo que le daña, de ahí que todos y cada uno de los seres

humanos, aún los que se creen más “buenesitos, buenesitas”,

todos necesitamos querer convertir nuestro corazón al Señor,

para que lo que hagamos, lo que yo haga, lo que tú hagas,

sea de acuerdo a lo que el Padre Dios quiere y el Padre Dios

quiere que seamos como su Hijo Amado Jesús y Jesús el

Señor, amó, amó hasta el extremos de morir en la cruz.

No podemos pedir perdón si antes no hemos

perdonado, si antes no nos hemos perdonado ni aceptado a

nosotros mismos. No podrás perdonar si antes no te has

perdonado a ti mismo, a ti misma, si no te aceptas con todo lo

que hiciste o no hiciste, si no te aceptas como eres hoy, aquí y

ahora.

Pero, si estamos hablando de depresión, ¿Qué tiene

que ver el perdón?. El perdón es la fuerza transformante, es lo

más liberador y sanador. El perdón es un don de Dios que

hemos alcanzado gracias a Jesucristo nuestro Salvador quien

por sus llagas, tú y yo, hemos sido sanados.

El perdón nos hace crecer en el amor, en la humildad,

en la obediencia. El perdón es lo que nos lleva a la paz, es lo

que nos hace hijos de Dios. El perdón es lo que nos abre al

amor incondicional, así que si quieres liberarte –por la gracia

de Dios-, de esa depresión, de ese sin sentido de vivir, si

quieres liberarte de ese estar “pendiente de qué sientes o qué

te dicen los demás”, pídele al Señor la gracia de querer

perdonarte por haberte rechazado tu mismo, tu misma.

Perdonarte por no querer vivir, por no aceptar a tus

padres así como hayan sido o como son. Perdonarte por

haberte equivocado muchas veces cuando delante de ti

estaba el bien que pudiste haber hecho y no lo hiciste.

Perdonarte porque abusaron de ti, tal vez te

manosearon, te violaron, te pegaron, te gritaron, te ignoraron,

te amenazaron y pensaron de ti, que no servías para nada.

Perdonarte porque aspirabas a tanto y pudiste tan poco.

Perdonarte por todo lo que tú también has herido y has

destrozado a otros al darles tu indiferencia, tus groserías, tu

silencio.

115

Perdonarte por ser como eres, vengativo, criticón,

mentiroso, envidioso, avaro, codicioso, sensual, necio,

impaciente, ansioso, cobarde, inestable, indeciso, rencoroso,

flojo, burlón, soberbio, orgulloso, egoísta, ¡tú sabes cómo

eres!.

Perdonarte pues, por todo lo que has permitido que

hiera tu vida y la de otros. Perdonarte por no alimentar tu fe,

por vivir de cualquier manera tu relación con Dios.

Perdonarte por olvidarle, por preferir y tener otros

dioses como el “dios de lo que sientes”: tu sensualidad, tu ira,

tus antipatías y por ello buscas lo que te deja mal y más vacío.

¿Sabes? También habrás de reconocer que el Señor Dios, no

tiene la culpa o no es la causa de que este mundo ande al

revés. Nuestro Padre Celestial, no es el causante de la

pobreza, de la guerra, del sida, de que nuestro planeta esté

tan pero tan contaminado, ni del aborto, como tampoco es el

causante de que unas personas sean diferentes en el color,

tamaño y forma de ser.

Esto que estamos tratando, lo puedes encontrar de

manera más amplia en nuestro libro: “Cómo superar la

depresión”.

Por el momento necesitamos que te quede bien claro

que la depresión llamada: “depresión endógena”,

aparentemente aparece sin que nada exterior la cause, sin

que ningún motivo la cause –como decimos- aparentemente,

pues realmente la causa está en nuestro cerebro y pueden

padecerla una inmensa mayoría de niños, preadolescentes,

adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos.

Hay mensajeros químicos llamados neurotransmisores.

Uno de ellos es la serotonina y la noradrenalina. Estos

neurotransmisores, ayudan a controlar nuestras emociones.

Cuando los neurotransmisores se encuentran en equilibrio,

entonces respondemos adecuadamente, correctamente a

cada situación de la vida. Cuando alguien está deprimido, los

mensajeros químicos no están equilibrados por algún mal

funcionamiento de alguna glándula. Por ejemplo en la

depresión en la que hay agitación como taticardia, disturbios

en el estómago, es que hay un aumento de noradrenalina. Y

116

en la depresión en donde hay más desgano, tristeza profunda,

hay una elevación de serotonina.

También la alteración de catecolaminas originan o

favorecen trastornos depresivos es decir, que si nos funciona

mal nuestro sistema endocrino es decir, que si esta glándula

no derrama su secreción en la sangre, nos puede funcionar

mal la hipófisis que produce las hormonas del crecimiento y

las hormonas que frenan la secreción urinaria. Nos puede

funcionar mal la tiroides que produce hormonas que nos

regulan el calcio y el fósforo en la sangre. Nos pueden

funcionar mal los ovarios que producen hormonas y estas a su

vez producen los óvulos y la progesterona u hormona

femenina. Los testículos que elaboran los espermas y la

hormona masculina también pueden funcionar mal a causa de

esto que decimos. Nos pueden funcionar mal las glándulas

suprarrenales que tienen gran importancia ya que nos regulan

la presión arterial y estimula el sistema nervioso central, nos

regula el ritmo del corazón y cuando estas glándulas se

alteran por el susto, el miedo, la tristeza o el enojo, producen

la adrenalina que nos acelera el ritmo del corazón, nos

aumenta la presión arterial y nos dilata los bronquios.

Esto te lo decimos, no para que te conviertas en una

persona hipocondríaca que sólo piensa de qué puede estar

enferma, sino más bien te decimos esto, para que

comprendas a tu mismo organismo y en la humildad de Cristo,

aceptes todo este cambio hormonal que provoca depresión y

que en lugar de asustarte por lo que sientes, te entregues en

la fe adulta que confía en la fidelidad del Señor en sus brazos

como niño recién amamantado.

Volvemos a insistirte que si lo que causa tu depresión

es por lo que sabes que está mal en lo que haces y no quieres

dejar de hacerlo, tu depresión no se curará, pues lo que

verdaderamente te liberará de ti mismo, de lo que tú quieres y

prefieres aunque te haga mal a ti y a otros es convertirte, es

abrirte al amor del Padre, es dejar de ser tu “dios” –con

minúscula- para ti y para los demás, para dejar que realmente

el Señor Dios, sea el Dios único de tu vida para que sea El

quien dirija tu vida, tus planes, entonces tu vida será un

instrumento valioso en las manos del Padre.

Pues bien, sea cual sea la causa de tu depresión, te

damos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, esta gran

noticia: ¡¡DIOS TE AMA INFINITAMENTE!! Y envió a su Hijo

117

Jesucristo para que seas salvado del egoísmo, de la soberbia

y de todas sus consecuencias es decir, de la mentira, del odio,

del orgullo, de la ira, de la venganza, de la sensualidad, de la

avaricia etc.

Jesús tu Señor ha venido a enseñarte a orar para

alejarte de los pensamientos que te destruyen para

transformarlos en fuente de bendición y de paz.

Los padres del desierto, esos grandes hombres y

mujeres ermitaños que se dejaron purificar por el fuego del

amor de Cristo Jesús y del Padre, llaman “demonios” a todo

aquello que nos lleva al infierno de la desesperación,

desesperanza, impaciencia, no fe, no amor y muchas veces

nos lleva al infierno precisamente nuestra ignorancia, nuestra

imaginación, nuestra falta de querer conocernos a nosotros

mismos y sobre todo el estar ausente de Dios.

El ser humano actual cree, que las puede de todas,

todas porque tiene dinero, salud, cosas, callando así su gran

vacío, disfrazando su fragilidad para “parecer ser feliz”. Al ser

humano actual, “no le conviene” convertirse, no le conviene

volverse a Dios sinceramente y resueltamente porque tiene

que dejar aquello con lo que “cree ser feliz”pero le deja más

vacío y mal y se engaña con lo que “siente” y cuando decimos

“lo que siente” o cuando hablamos de sentimientos, no

hablamos en contra de los sentimientos sino más bien,

pretendemos dejar claramente qué son los sentimientos y

cómo estos, si no los reconocemos, si no los educamos y

muchas veces, si no los sublimamos, pueden hacernos caer

en la no fe, en el no amor, en la no humildad, en la no vida, en

la mentira en una terrible depresión.

A la luz del Espíritu Santo, vamos a dar algunas pautas

para que vayas conociéndote tu mismo, tu misma, no sólo,

sola, sino de la mano de Jesús y en el amor infinito que te

tiene el Padre Dios, para que conociendo quién eres en

realidad y qué hay en tu interior que te deprime, puedas salir

adelante y perseveres –con la gracia de Dios- en esos tiempos

preciosos de oración para escuchar al Señor, para dejarte

amar, para dejarte instruir por su Palabra, para aprender a

vivir, para aprender a amar en la contemplación hecha vida es

decir, hacer lo que Jesús haría por eso, deja tatuar tus

entrañas el ¡Qué harías tú Jesús, en mi lugar!.

118

Volviendo pues, a los padres del desierto, unos de sus

apotegmas o enseñanzas dice que un hermano ermitaño,

preguntó a su guía anciano: “¿Qué clase de pensamientos

debo tener en el corazón?. Y el anciano le respondió: Todo lo

que puede pensar el hombre, desde el cielo hasta la tierra, es

superficial, es vanidad, sólo aquél que persevera invocando

día y noche: “Jesús hijo de dios, ten misericordia de mi”, sólo

ese encuentra la verdad, el equilibrio humano, sólo ese se

conoce a sí mismo, a sí misma porque “conoce a Dios”. Sólo

ese encuentra la verdadera paz.”

Macario el Grande, ermitaño en el desierto de

Egipto en el año 301 al 394 te enseña hoy aquí, ahora a ti, lo

siguiente:

“El ser humano es un alma encarnada y así

como su cuerpo tiene diferentes miembros, también el alma

tiene varios miembros. Estos miembros del alma son el

espíritu, la conciencia, la voluntad y los pensamientos y así

como los ojos del cuerpo pueden ver desde lejos las espinas,

así el espíritu tiene cuidado de las trampas que pueden

ponerle los pensamientos, las sensaciones, lo que sienta”.

Por eso el apóstol Pablo en su primera carta a

Timoteo 2,8 dice: “Quiero que los hombres oren en todas

partes y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón

no haciendo caso a la ira y a los pensamientos que puedan

llevarle a la desesperación, a la tristeza, a lo que les hace

daño y los aparta de Dios”. Y Macario sigue aconsejando lo

que sigue:

“El corazón del hombre es el “lugar” en donde habita

Dios y la gracia de Dios es decir, Dios mismo ha derramado

en lo profundo del ser, todo su amor.

La gracia, una vez que ha inundado todo el corazón del

hombre, va reinando sobre todo el ser, sobre todos los

pensamientos para que quienes vivían en el miedo, en la

inseguridad interior, en el desánimo, en la profunda tristeza

que deja el dejarse llevar de la condición limitada y egoísta

que sume en la tiniebla, comiencen a vivir en el fe, en la

alegría, en la certeza de que Dios es fiel, el único fiel, el único

que puede transformar nuestra tiniebla en luz, el infierno en

cielo, la ira y el resentimiento en perdón, la autosuficiencia, la

soberbia, la vanidad, el orgullo en humildad, la tristeza en

119

alegría verdadera, el pecado (egoísmo) en gracia y al pecador,

en un santo.

Así que si quieres descansar y reposar

verdaderamente, piensa sólo en la invocación “Jesús Hijo de

Dios, ten misericordia” de mi, hagas lo que hagas día y noche.

Mantén tu espíritu en la invocación del dulce nombre de Jesús

tanto como respiras y no desesperes pues aunque fuera el

último lugar de la salvación en donde estás o como te sientas,

Jesús lo llena de su luz, Jesús lo llena de su amor, Jesús lo

llena de conversión”.

Diádoco de Fotice en el siglo V nos dice: “La

naturaleza del bien, es mucho más fuerte que el hábito del

mal. Invoquemos el nombre precioso de nuestro hermoso

Salvador y digámosle: “Jesús Hijo de Dios, ten misericordia de

mi”, así mediante la invocación, el pensamiento lleno de El,

hará que nuestras actitudes estén también llenas de El. He

aquí la perla preciosa que se puede comprar, vendiendo todos

los bienes y su descubrimiento nos produce una alegría que

no podremos describir.”

Marco el Ermitaño siglo V nos enseña: “Las

tribulaciones, el sin sentido, la depresión llega al hombre,

muchas veces por su necedad y desobediencia al amor del

Padre, pero perseveremos en oración, comenzando a cada

instante con la paciencia de quien construye una gran torre

que no piensa en terminarla sino en poner ladrillo a ladrillo

cada momento del presente, así tu y yo, perseverando día y

noche, a cada paso, durante el trabajo, durante el descanso y

recuperaremos por la infinita misericordia de Dios, el gozo de

sabernos sumergidos en el bondadoso corazón de Cristo”.

A ti, que lees, ¡ánimo! Y en el nombre de

Jesucristo te decimos que desde que te levantes hasta que te

acuestes, hagas lo que hagas y andes donde andes, en lo

profundo de tu corazón, no dejes de decir la invocación:

“Jesús Hijo de Dios, ten misericordia de mi”.

Si perseveras no un día o una semana o un mes o un

año o diez o treinta sino toda tu vida –y tu vida puede durar

sólo hoy, ó una semana o 5 años o 70- ¡Para qué te

preocupas por vivir lo de a la tarde o lo de mañana!, más bien,

ocúpate por vivir intensamente el instante que tienes de vida y

persevera no con tus fuerzas sino desde el amor que Dios te

120

tiene y con buena voluntad, con amor, en la fe, con paciencia,

entonces....entonces probarás las delicias del

resucitado...entonces el amor de Dios lo será todo para

ti...entonces El será tu motivo y razón de vivir, entonces,

habrás comenzado a disfrutar verdaderamente la vida.

Optimista hasta la muerte

Podríamos comenzar, preguntándonos: ¿Qué es lo

que distingue a una persona optimista de otra que no lo es?

Sencillamente decimos que es su modo de ser entusiasta,

dinámico, emprendedor y con los pies bien puestos sobre la

tierra.

El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las

dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo

positivo que tienen las personas y las circunstancias,

confiando en las capacidades que nos ha dado el Señor Dios

y confiando también en las posibilidades que tenemos con la

ayuda del Señor Dios y con la ayuda que nos brindan las

puertas que toquemos.

La principal diferencia que existe entre una actitud

optimista y su contraparte –el pesimismo- está en el enfoque

con que se aprecian las cosas: empeñarte en descubrir

inconvenientes y dificultades te provocará apatía y desánimo.

El optimismo por su parte, supone hacer ese mismo esfuerzo

para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades; la

diferencia ciertamente, es mínima, pero tan significativa que

me invita, te invita a cambiar de una vez por todas la nuestra

actitud.

Alcanzar el éxito no siempre es la consecuencia lógica

del optimismo, por mucho esfuerzo, empeño y sacrificio que

pongas, pues algunas veces las cosas no resultan como

deseabas. El optimismo es una actitud permanente de

“recomenzar”, de volver al análisis y al estudio de las

situaciones para comprender mejor la naturaleza de las fallas,

errores y contratiempos, es decir, para mirar más allá de lo

que nuestra mirada pesimista nos impide descubrir, sólo así

estaremos en condiciones de superarnos y de realizar

121

nuestras metas. Si las cosas no fallaran o nunca nos

equivocáramos, no haría falta ser optimistas.

Normalmente la frustración se produce por eso que

llamamos fracaso que por cierto habríamos de llamarle

tropiezo y saber, que la mayoría de nuestro tropiezos se dan

por falta de cuidado y reflexión. ¿Para qué sirve entonces la

experiencia? Para aprender, rectificar y estar siempre atentos,

usando nuestra capacidad de reflexión, más que los impulsos.

El optimista sabe buscar ayuda como una alternativa

para mejorar o alcanzar los objetivos que necesita realizar, el

optimismo es una actitud sencilla, sensata y humilde, pues

sería muy soberbio de nuestra parte, pensar que poseemos el

conocimiento y los recursos necesarios para salir triunfantes

en toda circunstancia por nosotros mismos.

Cualquiera que ha sido campeón en alguna disciplina,

llegó a colocarse en la cima por su esfuerzo, perseverancia y

sacrificio, pero pocas veces, o mejor dicho nunca, se hace

referencia a su optimismo, a esa entrega apasionada por

alcanzar su fin, conservando la confianza en sí mismo porque

ya antes ha conocido qué es confiar en el Señor Dios y ha

valorado los dones que le ha regalado. El optimismo refuerza

y alienta a la perseverancia.

El optimista no es ingenuo ni se deja llevar por ideas

prometedoras, procura pensar y considerar detenidamente

todas las posibilidades antes de tomar decisiones. Si una

persona desea iniciar un negocio propio sin el capital

suficiente, sin conocer a fondo el ramo o con una vaga idea de

la administración que se necesita, por muy optimista que sea

seguramente fracasará en su empeño, ya que carece de las

herramientas y fundamentos esenciales para lograrlo.

En otras circunstancias nos engañamos e inventamos

una falsa realidad para hacernos la vida más fácil y cómoda.

Basta mencionar al estudiante que se prepara poco y mal

antes de sus evaluaciones, esperando obtener la calificación

mínima y necesaria para “salir del paso”, sin darse cuenta que

su falso optimismo lo llevará –tarde o temprano- al fracaso.

Se podría pensar que el optimismo nada tiene que ver

con el resto de las personas, sin embargo, este valor nos hace

tener una mejor disposición hacia los demás: cuando

conocemos a alguien esperamos una actitud positiva y

122

abierta; en el trabajo, una personalidad emprendedora; en la

escuela, profesores y alumnos dedicados etc. Si nuestras

expectativas no se cumplen, lo mejor es pensar que las

personas pueden cambiar, aprender y adaptarse con la

oración que hagamos por ellos, por ellas y con nuestra ayuda

y. El optimista reconoce el momento adecuado para dar

aliento, para motivar, para servir.

En la amistad y en la búsqueda de pareja también es

necesario ser optimista. Algunas personas se encierran en sí

mismos después de los fracasos y las desilusiones, como si

ya no existiera alguien más en quien confiar. El optimismo

supone reconocer que cada persona tiene algo bueno, con

sus cualidades y aptitudes, pero también sus defectos, los

cuales debemos aceptar y buscar la manera de ayudarles a

superarlos.

El paso hacia una actitud optimista requiere de una

disposición más entusiasta y positiva, es tanto como darle la

vuelta a una moneda y ver todo con una apariencia distinta:

Así que analiza las cosas, las actitudes, las

circunstancias, a partir de los puntos buenos y positivos,

seguramente con esto se solucionarán muchos de los

inconvenientes. Haz el esfuerzo por dar sugerencias y

soluciones, en vez de hacer críticas o pronunciar quejas.

Procura descubrir las cualidades y capacidades de los

demás, reconociendo el esfuerzo, el interés y la dedicación.

Esto es lo más honesto. Aprende a ser sencillo, sencilla y

pide ayuda, pues generalmente otras personas encuentran la

solución más rápido.

No hagas alarde de seguridad en ti mismo tomando

decisiones a la ligera, más bien, considera todo antes de

actuar. De lo contrario es imprudencia, y no optimismo.

No es más optimista el que menos ha tropezado, sino

quien ha sabido encontrar en la adversidad un estímulo para

superarse, fortaleciendo su voluntad y empeño. Así que si

quieres ser optimista, comienza por contemplar en los errores

y equivocaciones una experiencia positiva de aprendizaje.

Todo requiere esfuerzo y el optimismo es la alegre

manifestación de ese esfuerzo, de esta forma, las dificultades

y contrariedades dejarán de ser para ti, una carga,

123

convirtiéndote en una persona que dará mucho fruto, y fruto,

en abundancia.

Para ser optimista, necesitarás cada día, retirarte a

orar para estar con Jesús, pues quién más te enseñará a

mirar todo con fe?, pues el optimismo nace de la fe en el

poder y la fidelidad de Dios. El optimismo cristiano no es un

optimismo dulzón, ni tampoco una confianza humana en que

todo saldrá bien por las propias fuerzas, no. El optimismo

cristiano, hunde sus raíces en la conciencia de ser libres para

elegir, para decidir, y en la seguridad del poder de la gracia en

nuestro corazón.

El optimismo cristiano, nos lleva a ser responsables

para con nosotros mismos, y a esforzarnos por corresponder

a cada instante a las llamadas que el Señor Dios nos hace y

nos seguirá haciendo hasta el final de nuestros días, porque

sabe que sólo en Él, nuestra vida será un verdadero triunfo,

triunfo sobre el desaliento, sobre la desesperación y la

desesperanza, sobre todo lo negativo que el egoísmo, la

cerrazón y la ceguera nos querrán imponer.

El apóstol Pablo nos enseña vencer el mal con la

abundancia de bien. Así que no se trata de hacer campañas

negativas, al contrario: se trata de vivir llenos de afirmación en

el Señor Jesucristo, llenos de optimismo, con juventud interior

aunque tuvieras 98 años, porque la alegría y la paz brotan de

tu corazón porque sabes a Quién perteneces y en las manos

de Quién descansas y desde que Sabiduría ves a las

personas, a las circunstancias, a ti mismo, a ti misma.

Optimismo pues, no significará abstencionismo, ni

indiferencia, sino gran actividad interior y exterior también,

pero con libertad, amplitud de espíritu y esperanza y fe.

Para cultivar en tu interior el optimismo, necesitarás

querer tener el alma y la inteligencia bien despiertas;

necesitarás querer ser realista, sin querer volver a reaccionar

desde el derrotismo. ¿Sabes?, hay conciencias vacunadas

contra el optimismo por dejarse llevar siempre por la

insensibilidad producida por preferir ver la vida como una

rutina, sin esperanza, sólo mirando desde la ceguera

producida por una vida vacía, superficial, sin fe, mirando al

mundo sin bondad, sin compasión, mirada que no quiere

reconocer las ofensas que hacemos contra el amor verdadero,

124

y contra el prójimo, sin querer ver el daño en ocasiones

irreparable que hacemos a los demás.

Pero, cómo no desanimarse cuando diariamente

vemos en los periódicos, en las noticias, en el vecindario, que

los seres humanos somos deshonestos, y seguimos por

heridos, dando golpes en cualquier dirección, reflejándose en

el maltrato entre unos y otros, reflejándose en el maltrato a la

Creación entera? ¿Sabes? Dios no pierde batallas, para cada

uno, el Señor Dios tiene su tiempo y a cada uno lo cuida con

amor, pero recuerda que nos deja en libertad para decidir, por

eso cuando el derrotismo o negativismo toque a las puertas

de tus pensamientos, mira con fe a Cristo que murió por cada

uno de los seres humanos que han existido, que existen y que

existirán hasta el final de los tiempos. Aunque las manos de

los hombres, nos destruyan, nunca pierdas de vista, que

estamos en Sus manos.

Recuerda siempre la Palabra del Señor que dice: “Si

Dios está con nosotros, quién, contra nosotros?. En todo esto

salimos más que victoriosos por Jesús.

También es importante que sepas, que la alegría, el

optimismo sobrenatural y humano, son compatibles con el

cansancio físico, con el dolor, con las lágrimas, con las

dificultades en nuestra vida interior o en la tarea específica

que el Señor Dios ha encomendado a cada uno de nosotros

como padres de familia, como estudiantes, como empleados o

jefes, como misioneros de la misericordia del Padre Dios,

porque sencillamente, somos seres humanos y no, dioses.

Sólo Dios, es Dios.

Y Dios, se encarnó y se hizo hombre, verdadero Dios y

verdadero hombre, y por solidaridad conmigo, contigo que

escuchas, quiso experimentar la fatiga y el cansancio, el llanto

y el dolor..., para que comprendamos que ser sobrenaturales

supondrá ser muy humanos es decir, supondrá que tu y yo

queramos ser compasivos como Jesús. Así que no podemos

perdernos en el pesimismo ni ensombrecer la visión cristiana

de la Creación y como consecuencia, no permitas que faltar

nunca la alegría en tu trabajo como padre, como madre de

familia, como hijo, como familia, como vecino, como ser

humano quien quiera que seas, ni permitas que tu empeño

por construir con amor, con optimismo, con alegría, con fe y

esperanza la ciudad temporal sea derribado por no

esperanza.

125

Hoy en día nos topamos con personas que se han

dejado arrastrar por el desaliento, “Por sus miserias” –dicen-

….Por sus derrotas, y fracasos a veces tan continuos….Por

un bache grande, que no esperaban…

Para ser optimista, necesitarás querer ser sencillo,

sencilla, humilde, abriendo siempre el corazón al que es la

positividad perfecta. Necesitarás querer mirar con ojos llenos

de fe y contemplar que por más duro que haya sido lo que te

ha ocurrido, aún está la luz de la esperanza llamándote para

acogerte, para fortalecerte. Sí, aún puedes seguir adelante,

caminando con más firmeza, con más libertad interior, sin

apegos en nada ni en nadie más que en sólo Dios.

Refúgiate en Dios que es tu Padre Celestial. Él es la

verdadera seguridad, el verdadero fondo del Amor en donde

echar el ancla de la fe, pase lo que pase en la superficie de

este mar de la vida, entonces, encontrarás la alegría, la visión

perfecta de quién es Dios, el optimismo inquebrantable, ¡La

victoria!

Señor, hace unos instantes todavía me experimentaba

pesimista, indeciso e inseguro, e insegura, pero ahora has

transformado mi corazón en un corazón que se fascina en tu

Presencia, un corazón seguro porque tú eres la Seguridad

verdadera, porque tú eres el Padre más cariñoso que existe;

contigo me experimento audaz, optimista, seguro de mi

mismo, de mi misma. Señor tú eres mi Todo, mi Vida, mi

Alegría, el Sentido por el que despierto cada mañana, por el

que trabajo con alegría y por el que supero todos los

obstáculos, por más difíciles que estos sean, porque para el

Amor, todo es posible. ¡Te amo Señor!

Trabajar con optimismo

El trabajo es la única fuente verdadera y digna que nos

conduce al progreso integral, pues nos permite –si miramos

con fe- desarrollar todo el tesoro que llevamos dentro de

dones, de virtudes en germen que necesitaré, que necesitarás

querer siempre desarrollar, poniéndoles en práctica. El

trabajo, vivido desde la fe, y sobre todo cuando pones tu

mente y todo tu ser en el Señor –hagas lo que hagas- nos

llena de satisfacción el corazón y se refleja en nuestros

hogares, en nuestra sociedad, de ahí la misión que tenemos

de inculcarles a nuestros pequeños, la importancia de hacer

todo, pero todo, con fe, con optimismo, con alegría con

126

responsabilidad a pesar de las dificultades que se puedan

encontrar.

El trabajo dignifica al ser humano porque es una

bendición del Señor Dios; por medio de él, nos da el pan

nuestro de cada día, y nos hace reflexionar en lo maravilloso

que es poder obtener un ingreso honrado para proveer el

alimento y el sustento de la familia y de nosotros mismos. El

trabajo nos lleva al Señor Dios, por el camino de la

responsabilidad, de la entereza, de la productividad, de la

autoestima y del deseo legítimo de ver realizados nuestros

anhelos de superación y de progreso que todos llevamos en el

fondo de nuestro corazón.

Tener un trabajo es un privilegio que necesitamos

cuidar y conservar; representa un patrimonio familiar que nos

permite avanzar, que nos evita el estancamiento y nos

garantiza una afluencia de ideas, iniciativas y productos que

pondrán un granito de arena en el edificio del progreso del

género humano, pero te repetimos, necesitarás querer mirar

desde la fe, desde al amor, desde la oración en el corazón

que es Cristo.

Nuestro trabajo no es simplemente dar la fuerza a

cambio de dinero, no es una acción de alquiler o venta de

nuestra energía; el esfuerzo del trabajo cotidiano nos permite

a cada uno, demostrar y confirmar todos los días, que,

gozamos de una vida digna, honrada, configurada con Cristo y

con una meta trazada en el seno del Señor Dios, para

agradecerle diariamente su bondad infinita que nos cobija,

que nos alienta, que nos estimula y que nos da la paz

espiritual para luchar en medio de las dificultades pero que

cada uno de nosotros tenemos la misión de vivir de acuerdo

con la sagrada voluntad del Supremo Creador.

Tenemos la necesidad de trabajar; es una necesidad

moral, una necesidad física, una necesidad económica y una

necesidad de la especie humana. El trabajo es una acción

sagrada, bendecida por el Señor y, por tanto, no podemos

concebir ni aceptar trabajar de manera rutinaria y monótona.

La energía que desplegamos, sea física o mental, a cambio

de un ingreso, es posible hacerlo con optimismo y

agradecimiento; porque ciertamente el trabajo es un derecho,

pero constituye en mucha mayor medida una necesidad

inherente a nuestra propia vida, así que, Trabaja con

optimismo.

127

¿Sabes? Una actitud positiva dará calidad a tu vida.

Los estudios científicos confirman, que la gente que vive con

optimismo, son más productivos, más eficaces, y más felices.

Los investigadores de la Universidad de Yale, en

Connecticut (Estados Unidos de Norte América), sugieren que

el que se siente mal porque se está poniendo viejo acelera

justamente el proceso de envejecimiento. En cambio, una

actitud positiva agregará más años a la vida. Los

pensamientos negativos –por ejemplo-, sobre el proceso de

envejecimiento, tienen un impacto directo en el deseo de vivir.

Los psicólogos estadounidenses encontraron que la gente con

pensamiento positivo vivió un promedio de 7.5 años más que

aquellos que se sentían mal por haberse puesto viejos.

Los efectos de una actitud positiva frente al

envejecimiento pesan más que la baja presión arterial o el

colesterol, factores que suman un mínimo de cuatro años a la

vida de una persona. El pesimismo en cambio,

definitivamente cala hondo en la salud de los seres humanos.

Así lo demuestra otra investigación hecha en la Universidad

de Wisconsin-Madison, donde estudiaron a 52 personas de

entre 57 y 60 años.

A todos ellos les administraron una vacuna contra la

gripe para que estén preparados ante una eventual infección.

Desde luego, las peores reacciones inmunológicas las

presentaron quienes habían demostrado mayor actividad en la

zona "negativa" del cerebro, mientras que los que registraron

mayor actividad en la zona "positiva" tuvieron el efecto

contrario. Los científicos sacaron por conclusión que aquellos

que tienden a ser pesimistas están más expuestos a

enfermarse.

En otras palabras el optimismo y la felicidad que tanto

busca el hombre son posibles y se pueden encontrar en Dios.

En palabras de San Agustín: «Hagas lo que hagas, hazlo con

alegría. Entonces haces el bien y lo haces bien».

El optimismo proporciona  paz interior a la persona, y

esa paz proporciona una belleza  serena que ilumina la

personalidad. También en muchas ocasiones alegra la vida.

Cuando ocurre una desgracia, o experimenta la muerte de

alguien por ejemplo, la persona optimista estará triste, pero

no desesperada. El optimismo vence al desaliento.

128

La persona que se encuentra satisfecha simplemente

porque las cosas van bien, tiene muchas posibilidades de

sentirse defraudada, sola, etc. porque no habrá aprendido a

confiar en los demás, a reconocer el valor del esfuerzo y de

los tropiezos asumidos con alegría y a sacar consecuencias

positivas de situaciones que parecen poco aprovechables.

En la situación contraria se encuentran las personas

desconfiadas, especialmente si su desconfianza se basa en el

hecho de haber tropezado muchas veces o por no haber

encontrado el apoyo de nadie para ayudarles. Estas personas

no llegarán a ser optimistas si no aprenden a salir de si

mismas, a dejar de buscar su propia satisfacción. La persona

que sólo piense en su propia satisfacción continuamente

sufrirá desengaños, y el desengaño solo conduce a la tristeza,

y a posturas pesimistas.

En un momento de pesimismo se pueden destacar dos

elementos: La dificultad de ver desde la realidad la situación a

resolver y la crítica negativa.  Una persona con un jefe

autoritario puede pensar en un momento de pesimismo: “ES

imposible hablar con este hombre que además no vale para

nada, por eso esconde su mediocridad bajo una capa de

autoritarismo”, si embargo el optimista pensará en primer

lugar en las cualidades que tiene su jefe, en el estrés que

posiblemente sufra, en los problemas que tenga que

solucionar e intentará comunicarse con él aunque sea en

pocas cosas.

Hay un tipo de personas más realistas que tratan de

analizar los hechos con objetividad pero también añadirán a

ellos su manera persona de interpretar las cosas. Las

personas optimistas van más allá de los datos reales para

centrarse, en primer lugar en las circunstancias positivas, en

las posibilidades para mejorar la situación, teniendo en

cuenta las deficiencias sí, pero sabiendo que muchas veces

se pueden superar. La crítica negativa, pues, es incompatible

con el optimismo.

¿Sabías que por cada pensamiento de optimismo

eliminas diez pensamientos negativos?, así que comienza por

no fomentar pensamientos negativos como complejos de

culpa en los que te dices a ti mismo que no sirves para nada.

Cuando aparezca un recuerdo negativo en tu mente,

tómate fuerte de la mano de Jesús y comienza a mirar con fe

y observa cómo su inmenso amor baña de luz, de vida nueva,

ese momento que te da tanto miedo, vergüenza tanto tiempo

129

como te sea posible hasta que ya no sangre esa herida y así

haz con todo lo negativo que venga a tu mente y que

posiblemente haya salido de tu subconsciente maltratado.

Cuando te topes con personas pesimistas, no las

critiques. Déjalas expresarse, pues tal vez no tienen a nadie

que las escuche. Tampoco les respondas después de haberse

quejado: Yo tengo un dolor más grande, o la vida es así, no.

Simplemente comprende, comprende, trata de despertar en ti

la compasión es decir, el inmenso amor que Jesús te ha

enseñado. Piensa que es una gran oportunidad para ti, y es

posible que al ver y sentir tu actitud de acogida, con el tiempo

esa persona algún día reflexione que es hermoso ser, como tú

eres.

Trata de sonreír no sólo interiormente sino incluso,

físicamente. Si no tienes con quién físicamente hablando,

hazlo para el Señor Dios y para ti, pues recuerda que el

sonreír, aumenta las endorfinas en tu cuerpo que mantendrán

a tu sistema inmunológico en buen estado y tu optimismo

hasta el tope.

La actitud negativa, responsabiliza por lo que pasa a

las circunstancias, a la época que les toca vivir, etc. En

cambio el optimismo fortalece las relaciones y rompe las

barreras de la comunicación. El buen humor suele crear un

espacio de colaboración en la familia, en las comunidades, en

el trabajo en todas partes, aumenta la productividad

permitiéndole a la gente disfrutar más con lo que hace,

favorece la creatividad, disminuye el estrés ocasionado por el

trabajo, estimula el crecimiento, permite aprender del error y

aparte, es divertido, así que trata en lo posible de que nada te

disguste ni te acongoje, y toma cada una de las cosas que te

ocurran por su  ángulo mejor.

Todo tiene su lado bueno, pero dependerá del color de

tu mirar. Trata de abandonar por un momento esa tendencia a

dramatizar cada situación que vives o conoces de tu propia

vida y sobre todo de las vidas ajenas, pues verás que no hay

nada, absolutamente nada, que no tenga su lado positivo.

Hasta la noticia o suceso más trágico encierra un mensaje

positivo, tiene esa "otra cara" que no quieres ver. Será tu

mirada de fe, la que abrirá las puertas al optimismo, será tu

mirada de fe, la que pondrá una sonrisa en tus labios, será tu

mirada de fe, la que dará gracias a Dios por permitirte mirar

130

más allá de las cosas. Sí, la fe, te dará la victoria ante todo,

porque la fe te hará confiar en el inmenso amor de Dios y te

hará superar los momentos más dolorosos de tu vida, la fe te

llevará a vivir en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Saber orar

ante la Palabra de Dios

Capítulo 10

Saber orar

ante la Palabra de Dios

  El hombre y la mujer -tanto adultos, jóvenes y niños de

hoy-, es capaz de estar dos, tres, cinco, ocho, y hasta más

horas frente a una computadora en Internet, es capaz de mirar

2 ó 3 programas seguidos de televisión, con duración de una o

dos horas cada uno. Somos capaces de estar hablando por

más de una hora por teléfono o en un café con alguien, pero

131

no somos capaces de estar a solas, sobre todo con el único

que nos puede dar la verdadera felicidad, la auténtica

compañía, la salud y solución a nuestras penas: Dios.

Por la gracia de su amor, hemos aprendido a buscar al

Señor no por lo que nos da, sino por quien es Él. En la medida

en que se va madurando nuestras intenciones se van

haciendo más rectas, más sinceras. Un pensamiento dice que

“Madurez es lo que alcanzo cuando ya no tengo necesidad de

juzgar ni culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede”.

        

Así que en este mini capítulo te damos algunos pasos

sencillos para que poco a poco vayas convirtiéndote en un

hombre, en una mujer que ama profundamente al Señor

porque le conoce por medio de su Palabra y porque te dejas

amar por Él, reconociéndole como Único Salvador y Señor de

tu vida.

1.- Ten lista una libreta que puedes tener como

“Diario” en la que apuntarás lo que más te vaya “llegando

e”impactando” y en la que podrás escribirle al Señor Dios al

estilo de una carta en la que le podrás expresar todo lo que tú

quieras. Ten a la mano una pluma del color que más te ayude

y una reglita o tarjeta que puedas usar para subrayar las

palabras, o frases que encuentres en tu Biblia y que más te

vayan “llegando” al corazón.

2.- Escoge un texto bíblico. Puedes hacerlo del

anexo que te marcamos al final del libro o simplemente

puedes comenzar por leer de principio a fin el evangelio de

Lucas –por ejemplo-, luego el de Marcos, enseguida el de

Mateo y por último el de Juan, combinando tu lectura del

evangelio con el salmo 1, luego el 2 hasta terminar los 150

salmos.

        3.- Has un silenciamiento. Una vez que ya

escogiste el texto, ponte en posición y actitud orante con el ser

entero abierto al Señor, con humildad, bien sentado (a) con

tus pies bien puestos en el piso si puedes, tu cabeza recta, tus

brazos y manos descánsalos sobre tus piernas, con tus

palmas hacia abajo o hacia arriba y cierra tus ojos.

        Ve soltando todo lo que está tenso de tu cuerpo, desde la

punta de tu cabeza hasta la punta de tus pies. Ve recorriendo

tu frente, tus párpados y ojos, los pómulos de tu cara, y si hay

algo tenso, suéltalo, No aprietes los dientes. Recorre tu cuello

132

y sin moverlo suelta interiormente los músculos tensos; suelta

tus hombros no los tengas tensos. Recorre todo tu tronco y

suelta tu pecho, tu espalda, tu estómago e interiormente suelta

tu corazón que como músculo puede estar encogido o tenso.

Has lo mismo con tus pulmones e intestinos. Y así ve bajando

por todo tu tronco hasta llegar a tus piernas y pies y si hay

algo tenso, suéltalo.

        Ya que has preparado tu ser entero para el Señor…..

        4.- Desde la fe adulta que no espera “sentir” algo

espectacular sino más bien espera tranquila, sabiendo que Él

es fiel –se sienta o no su presencia de una manera sensible,

Invoca al Espíritu Santo.

En fe adulta, esa que confía plenamente en la fidelidad

del Señor, ábrete al que es el Amor Verdadero y entregándole

lo que no te deja estar con El -tu tristeza, tu miedo o

preocupación, tu prisa o ansiedad con tu mente y corazón en

silencio (si está alguien cerca de ti-, o en voz alta si estás sólo:

“Espíritu Santo, lléname de ti”. O también: “Oh Espíritu de

Amor, sumérgeme en Dios, sumérgeme en Ti”.

Ve dejando que el Espíritu del Señor, te llene de su

paz, de su luz, de entrega para estar con El. Puedes hacerlo al

ritmo de tu respiración: al inspirar dile con mucha fe: “Espíritu

Santo”, y al sacar lentamente el aire en completo silencio dile:”

Lléname de ti”.

        Y ¿Cuántas veces harás esto, o cuánto tiempo?. Las

veces que necesites, el tiempo que necesites.

        5.- Comienza a leer tranquilamente, sin prisas. Al

abrir tus ojos, comienza tu lectura bíblica. Lee lentamente sin

tratar de “sentir algo especial”, sino lee para “escuchar” al

Señor tu Dios en su Palabra, en fe, en serenidad y paz,

aunque te “sintieras árido o impotente para orar, ¡No importa¡,

déjate purificar, déjate enseñar por tu Maestro, en la

perseverancia, en la paciencia, en humildad, en fe, que “no es

sentir” sino saber que Dios está contigo, que Dios es contigo,

que El, siempre es fiel. Dios se manifiesta por la paz que deja

en el corazón.

        Al ir leyendo, no trates tanto de “entender”

intelectualmente; no te violentes, lee con el corazón, y mira en

la fe, qué te está queriendo decir el Señor Dios, HOY, AQUÍ Y

133

AHORA a ti, -no al vecino o a quien vive en casa o te hizo

daño- con esas palabras divinas que estás leyendo.

6.- Si hay algo que no entiendas o que “no te diga

mucho” no pierdas la paz y sigue adelante, con gran libertad.

Y ¿si hay algo que te “llega fuerte”, qué hacer?, saborea esa

palabra o frase, como cuando relames el más sabroso de los

dulces que no quieres que se te acabe, así has con eso que te

ha llegado al corazón, incluso puedes hasta subrayarlo y luego

puedes cerrar tus ojos, quedándote en tu corazón con el

Señor Jesús, con el Padre por medio de su Amor, amándole y

dejándote amar en la fe adulta, por ese Dios Padre, Hijo y

Espíritu Santo que no desea más que tu bien.

        Si en la lectura que lees, aparecen nombres propios

como Israel, Efraín, Abraham, Moisés, Tito, Timoteo, Pablo

etc, cámbialos por tu nombre, pues es el Señor quien se dirige

a ti. Si la Lectura no te dice nada, quédate tranquilo (a) en paz,

pues puede suceder que ese mismo pasaje, otro día “te diga

mucho” pues recuerda: DIOS ES GRACIA Y LA HORA DE

DIOS NO ES NUESTRA HORA. Necesitarás paciencia,

perseverancia y esperanza.

        Recuerda que vas a meditar más con el corazón. La

finalidad de la lectura de la Palabra del Señor es hacer tu

mente, como la “mente” de Dios y es ir marcando con la gracia

de Dios, en el corazón, lo que El desea de ti. Y El desea que

ames, que perdones, que seas como JESÚS, que seas feliz

aún en medio de todo.

        7.- Puedes anotar en tu libreta o diario los

versículos que te hayan ayudado más, anotando las citas

bíblicas de donde los sacaste.

        8.- Da gracias a Dios siempre por todo. Al final,

cierra tus ojos para agradecer al Señor, el tiempo que te ha

permitido estar con El, aún en medio de distracciones y luchas

pues es normal, a todos nos pasa.

         9.- Durante todo el día, permite que siga resonando

lo que Dios te dijo en su Palabra y ¡vívelo! Con su gracia. Di

en tu corazón para todo: ¡Qué harías tú Jesús en mi lugar!. Se

hacedor, hacedora de la palabra. ¡Ponla en práctica!.

  Podemos resumir todo lo que hemos dicho sobre cómo

orar ante la palabra, en cuatro puntos sencillos y son los

siguientes:

134

1.- Lee la Palabra de Dios

2.- Medita, rumia, bajar al corazón, al ser entero la

Palabra, respirando siempre tranquilamente.

3.- Ora en tu corazón es decir, estate a solas en tu

interior en fe adulta, con quien sabes que te ama

infinitamente.

4.- Contempla, es decir, ama sin decir nada, y

simplemente déjate amar por Él.

Aquí tienes pues, una riqueza, que si quieres –ya que

tienes la gracia de Dios- puedes hacer tuya esta Palabra. Una

vez más te decimos por experiencia que el Señor, No

defrauda a nadie. "¡Ten ánimo, se valiente, espera en el

Señor!" Salmo 27 (26) Tu tesoro

Dinámicas de vida

135

Capítulo 11

Tu tesoro

Dinámicas de vida

Aquí tienes algunas dinámicas de sanación interior

como apoyo para crecer en la fe, en la esperanza y en el

amor. ¡No estás sólo, sola! Dios es contigo y nosotros

estamos orando por ti, siempre.

Dinámica de poder

En esta primera semana y siempre, tu mejor amigo sea

tu despertador sobre todo espiritual: LA FE y que sea tu amor

por el Señor y Dios quien te haga tener momentos de

intimidad en su Espíritu de Amor DIARIAMENTE. No dejes

que tu mal sueño o pesadillas o sensación de tristeza o

desgano, ni las numerosas cosas que tengas qué hacer

durante el día roben tu atención ni tu intención.

No pienses que mejor será dejar tu momento de

meditación, tu tiempo fuerte para alimentarte de la Palabra del

Señor para otro día o para otro rato. Date cuenta de que no

puedes dejar a un lado lo mejor del día, lo mejor de la vida. El

Señor te está esperando. Él quiere decirte algo, darte lo que

necesitas. Por su amor es que te levantarás y tomarás tu

Biblia, recogiendo tu mente y tu corazón para Él, en el silencio

del amor, porque sabes que Él viene en la quietud de un

corazón que ama. Toma un texto bíblico de los anotados

abajo, para cada día.

Invoca la presencia de su Espíritu de Amor, lee con el

corazón, subraya lo que mas te “llegue”, de vez en cuando

136

cierra los ojos y si quieres cúbrete el rostro con tus manos y

déjate amar por Él. Deja que la Palabra baje a lo profundo de

tu mente. Rumia es decir, repite las frases que te digan mucho

y por último, anota en una libreta que llamarás diario, lo que

más te haya ayudado y agradece al Señor los momentos que

te ha permitido de intimidad con Él.

Finalmente vive tu día simplemente amando como lo

hace el Señor contigo siempre. Ante toda circunstancia

pregúntate: Qué haría Jesús en mi lugar.

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Salmo 16 (15)Gálatas 5, 13-15Mateo 22, 34-40Salmo 19 (18)Gálatas 5, 16-26Salmo 18 (17)Gálatas 6, 1- 10

Dinámica de fortaleza

Simplemente, antes de abrir tu Biblia, dile al Señor

Dios: “Aquí estoy Señor: con todo lo que soy, siento y tengo;

con mi historia, con todo lo bueno que me has dado y con los

defectos que he dejado anidar en mi corazón. Aquí estoy

Señor, con mi buena voluntad de querer escucharte en tu

Palabra. Aquí estoy Señor motivado por tu gracia.

Simplemente necesito y deseo ardientemente permanecer

ante ti. Te amo Señor”. PERSEVERA DIARIAMENTE en tus

momentos especiales para alimentarte de la Palabra del Señor

y durante el día, ama como el Señor te ama a ti. Pregúntate

ante cada circunstancia: Qué harías tú Jesús en mi lugar.

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Salmo 23 (22)2ª Corintios 5, 1-10Salmo 24 (23)2ª Corintios 5, 11-21Salmo 25 (24)2ª Corintios 6, 1-10Mateo 14, 22-33

Dinámica de salud mental

No canses tu interior con pensamientos negativos. No

te canses arrastrando “cadáveres mentales”, pensamientos sin

137

fe sobre el pasado y sobre el futuro. Más bien, ábrete en fe

adulta al Señor y reposa en Él. Busca tus momentos preciosos

de intimidad con el Único que puede hacerte sabio, sabia. Por

nada del mundo faltes a tu cita de amor verdadero con la

Palabra del Señor. Con Él en tu vida, ¿A quién temer?. ¡A

nada ni a nadie!. Con Cristo, ¡Eres un vencedor, una

vencedora!. Con el que te fortalece en tu corazón, nada te

podrá derrotar. ¡No te rindas nunca! Más bien, descansa en

Dios.

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Mateo 11, 25-30Salmo 30(29)Mateo 13, 44-52Salmo 31 (30)Josué 1,5-9Salmo 32(31)Santiago 1, 19-27Lc 23,13-431ª Juan 1, 1-101ª Juan 2, 1-17Mt 5, 21-26Lc 6,27-36Lc 22,39-46Lc 6,37-45

Dinámica para sanar el

corazón

Si por algo llegaran a venir a tu mente momentos de

situaciones que en un tiempo te parecieron frustrantes, no los

rechaces. Al contrario: míralos en una gran pantalla reflejados,

pero míralos con los ojos de Jesús. De hecho mira a Jesús

inundando de su luz y poder sanador todo: los hechos, los

lugares, las personas, a ti mismo/a. Dedícate a sanar tu

corazón para que cada día esté más disponible para amar. No

olvides tus momentos de intimidad con el Señor Dios ante su

Palabra, como tampoco abandones durante el día, la oración

del corazón: “Jesús Hijo de Dios, ten misericordia de mi”

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Lucas 22, 31-34Salmo 62 (63)Lucas 22, 39-46Salmo 65 (64)Lucas 22, 54-62Isaías 43, 18-251ª Corintios 1, 18-31

138

Dinámica del amor

No descuides por nada del mundo tus momentos de

intimidad con Jesús y con el Padre al leer la Palabra Divina

diariamente. Tampoco descuides el amarte a ti mismo/a, ni

descuides el amor hacia cualquier ser humano, (y a cualquier

ser vivo de la creación) independientemente si te aman y te

aceptan a ti. Se un hombre, una mujer fuerte, porque crees en

Dios, porque te dejas amar y guiar por Él.

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Lucas 5, 1-11Hebreos 1, 1-14Hebreos 2, 1-18Hebreos 3, 1-19Hebreos 4,1-161ª de Pedro 3, 1-22Salmo 1

Dinámica de liberación del miedo

Ahora que sabes que el miedo la mayoría de las veces

viene por vivir superficial, no descuides tu tiempo diario ante la

Palabra del Señor. No ores por “sentir bonito” ni tampoco

dejes de orar “si no sientes nada”. Juan de la Cruz dice que

“Muchas almas no entran en lo profundo de la intimidad con

Dios porque temen ser purificados por la Palabra, o

sencillamente huyen del silencio por no enfrentar su realidad”,

así que te invitamos a que no temas dejarte acrisolar, purificar,

amar.

Hagas lo que hagas, durante las 24 horas que tiene el

día, de ahora en adelante, hasta que el Señor venga por ti,

dedícate a la invocación: “Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia

de mi”. Hazla tantas veces como respiras. La ciencia nos dice

que un ser humano respira veinticinco mil veces al día, así que

imagínate cuántas veces tienes la oportunidad de unirte a

Jesús nuestro Salvador amoroso.

¡Persevera y no te rindas a las voces que te

provoquen miedo! ¡Escucha sólo a la fe! ¡Escucha la Palabra

139

de Dios! ¡Escucha al Espíritu de Amor! No dejes por ningún

motivo –hagas lo que hagas- la invocación del dulce nombre

de Jesús diciendo en tu corazón: “Jesús Hijo de Dios, ten

misericordia de mi”, y recuerda: “Calladito/a, te ves más

bonito/a”. Busca amar siempre, incondicionalmente, busca ser

como Jesús, tu Señor.

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Mateo 16, 21-25Mateo 17, 14-20Salmo 68 (67)Juan 9,1-41Mateo 9,27-31Lucas 17,11-19Salmo 147 (146-147)Efesios 2, 1-10Filipenses 2, 1-111ª Tesalonicenses 4, 1-12Salmo 92 (91)Sabiduría 16, 24-29Juan 8, 1-11Salmo 119 (118) 41-48

Dinámica “Disfruta del día de

hoy”

Trabaja con tu buena voluntad, apoyado/a en la gracia

de tu Señor Dios, para ser consciente las 24 horas del día,

que eres un ser humano vivo, que aún tienes la oportunidad

de ser feliz allá en tu corazón, en donde está el Reino de los

Cielos. No desperdicies lo único que tienes: Tu momento

presente es decir, el instante. Trata de disfrutar todo lo que

vivas en el día, en cuanto clima, temperamentos de los

demás, circunstancias diversas…..No te dejes atrapar por tu

inconciencia. Entrégate amorosamente cada día a la Lectura

de la Palabra de Dios y a cultivar la Presencia del Amor de

Dios en tu corazón por medio de la Invocación del dulce

nombre de Jesús. Y Ama……eso es lo único importante.

Textos para la Lectura de la Palabra de Dios

Mateo 6,22-24

140

Salmo 119 (118), 57- 64Mateo 6, 25-34Isaías 45, 9-11Gálatas 5,16-22Isaías 51, 1- 16Salmo 119 (118) 69-96

Conclusión

Aceptar que somos seres humanos caducos,

contingentes es decir, frágiles, y reconocer que sólo con Dios

en la fe somos firmes, estables, sanos mentalmente, libres de

todas las ataduras del “yo” (egoísmo), será el primer paso y la

base para que puedas comenzar una verdadera liberación

interior hoy, aquí y ahora.

Esperamos de todo corazón que este libro haya sido el

“trampolín” para seguir creciendo en la madurez integral,

tomado, tomada de la mano de Jesús el Señor.

¡No te rindas nunca! Pues Mayor es el que está en Ti:

¡Jesucristo!

Nota: Te recomendamos nuestro libro: “Cómo superar la

depresión”

141