libro la villa de alcublas en los siglos xvii y xviii

276
La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII José Luis Alcaide Verdés ALCUBLAS ESCRIBE Ayuntamiento de Alcublas

Upload: pena-ramiro-alcublas

Post on 22-Jul-2015

417 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa deLas Alcublasen los siglosXVII y XVIII

JJoosséé LLuuiiss AAllccaaiiddee VVeerrddééssALCUBLAS ESCRIBE

Ayuntamiento de Alcublas

Page 2: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 3: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 4: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

O José Luís Alcaide Verdés

EDITA: Ayuntamiento de AlcublasCOLECCIÓN ALCUBLAS ESCRIBEISBN:Depósito legal:Imprime: Brontegraf SL. 961515017. Cullerers, 18. AlaquàsDiseño y maquetación: J. Blanco

Page 5: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

SALUDA DEL ALCALDE

Escribir estas líneas como Alcalde de Alcublas es para mi un gran orgullo,compartido sin duda con toda la Corporación que presido, esencialmente porla enorme satisfacción que ofrece contribuir a que este trabajo vea la luz pub-licándose y que cada lector que lo tenga entre sus manos lo pueda disfrutar yapreciar. Satisfacción de propiciar la materialización de un nuevo libro dedi-cada a Alcublas, para conocernos un poco más como pueblo, profundizar ennuestras señas de identidad y de nuestra manera de ser, de donde venimoscomo gentes de esta “aldea global”, y saber de las relaciones sociales yhumanas de aquellos antepasados no tan lejanos.

En esta ocasión, José Luis Alcaide Verdes nos lleva a los siglos XVI y XVII,estrechamente relacionados con la vida de la Cartuja de la ValldeCristo, conun extraordinario trabajo que merece todo nuestro elogio, respeto y consid-eración por su buen hacer y pasión por Alcublas, tal y como se manifiesta enesta obra.

Son muchas horas de dedicación y enorme ilusión cada vez que se ofrece untrabajo de estas características, con estudios e investigaciones, que se ponen adisposición de todos nosotros encontrando esa justa recompensa de versepublicado y difundido. A su vez servirá de ejemplo y guía para quienesdeseen explorar nuevos yacimientos de información relacionados conAlcublas. Aplicamos la máxima de que “aquello que no se difunde no seconoce, y lo que no se conoce, desgraciadamente, no existe”.

Desde el Ayuntamiento, en ese empeño tan noble estaremos siempre abiertosy dispuestos a sumar los esfuerzos necesarios para profundizar en elconocimiento de nuestra historia, patrimonio, costumbres y valores. Y noescatimaremos recursos para realizar cuantas publicaciones estén a nuestroalcance, como esta que nos ocupa o la reciente edición conmemorativa del125º aniversario de la Unión Musical Alcublana.

INTRODUCCIÓN / 3

Page 6: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Pues con ese compromiso firme de atender y proyectar cuantas iniciativascontribuyan a un mayor y mejor conocimiento de nuestra realidad social,histórica y cultural hoy se publica este precioso estudio. Además si nos per-mite compartir y disfrutar de colaboraciones como las de Alfons Cervera,Vicente Montesinos, del Centro de Estudios de La Serranía o del Instituto deCultura del Alto Palancia, nos enorgullece enormemente, nos da valor comopueblo, afecto colectivo, promoción de nuestra tierra y sin duda nos impulsahacia el futuro.

Gracias a José Luis Alcaide y a quienes le han ayudado en esta tarea.Felicidades y enhorabuena!

Manuel Civera SalvadorAlcalde de Alcublas

4 / INTRODUCCIÓN

Page 7: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

INTRODUCCIÓN / 5

SALUDA DE LA CONCEJALA DE CULTURA.

Desde el Ayuntamiento de Alcublas nos hemos propuesto la recopilación y laedición de los temas que nos interesan a todos en relación a nuestra historia,nuestro patrimonio y la cultura de Alcublas. Para ello, estamos trabajandopara publicar todo lo referente a nuestro pueblo, desde todas las perspectivasy diversidad posible.

Con este libro, continuamos la serie “Alcublas escribe”, que comenzamos en2007 con la publicación del libro de juegos tradicionales de Miriam Civera yÁngel Gómez. En este ocasión le sigue esta publicación que recoge la vida yla forma de ser de Alcublas en el siglo XVII y XVIII, tan perfectamentedescritos por el autor José Luís Alcaide Verdes.

Este trabajo es el resultado de la labor de investigación, como historiador,que ha llevado a cabo con tanta ilusión y rigor profesional, que nos dará unavisión mas profunda de la forma de vivir de aquellos años, demografía,repoblación, economía...Seguro que les va resultar una lectura interesante y amena.

Desde estas líneas agradezco la colaboración del autor, y animo a que nuevaspropuestas realizadas desde todos los sectores de la sociedad alcublana sematerialicen, continuando con la colección, con la seguridad que cada nuevapublicación nos va a sorprender.

Si la lectura es cultura, que mejor ocasión que convertir la cultura de nuestropueblo en amena e interesante lectura.

María Amparo Civera DomingoConcejala de Cultura

Page 8: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

6 / INTRODUCCIÓN

Page 9: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

EN PLURAL Y EN PRIMERA PERSONAAlfons Cervera

La vida de un pueblo es la vida de sus gentes. Los paisajes y sus habitantes. La his-toria absurdamente escrita con mayúsculas se construye con esa otra historia quesegún los manuales más rancios que hablan de lo humano se escribe con minúscu-las. Siempre me gustó la realidad de lo próximo, saltar de ahí a lo más lejano, haciaeso que finalmente se levantará como un hito sobre las dimensiones más largas ymás anchas de lo acontecido. En lo minúsculo reside -como decía Borges en suAleph- lo más universal. Por eso me cuesta entender la voluntad de algunos devolar siempre más alto para según sus argumentos observar desde las alturas lo quesucede a ras de tierra. Los pueblos tienen su propia historia. Cierto que aislada-mente nadie es nada. Somos en grupo. Unos con otros. Casas y gentes. La culturade lo colectivo, que no es cercar la fragilidad, ni aislarla, sino potenciar su circun-stancia. Lo escribía Azorín: “sobre un fondo común humano, poner el sello nue-stro”. Así nos levantamos de la desgana que a veces pone la historia en contar loshechos y a sus protagonistas.

Vivo en Gestalgar, un pueblo de la Serranía, como Alcublas. Allí nací y desde allíllevo muchos años intentando escribir el relato de mi tierra. A mi manera. Como asu manera excelente logra esa aproximación José Luis Alcaide con Alcublas.Escribir de la vida en los siglos XVII y XVIII es asomar la mirada a un periodohistórico en que todo empieza a cambiar en todas partes. La luz ilustrada no llegaigual a según qué sitios. Pero la vida se empapa en todos los sitios de lo que seaventa desde fuera. Porque ya lo dije: las islas lo son menos cuando respiran el aireque les llega del exterior. Y algo llega. Para bien y para mal. Para las dos cosas. Alcabo, hay algo que admite pocas discusiones: somos lo que antes otros fueron a sumanera. Después el tiempo jugará el papel que le corresponde: dejará algunas cosasen su sitio y otras las volverá del revés, como hacemos (sobre todo nuestras madresde cuando el hambre) con los calcetines viejos.

El tiempo de antes y el de ahora se juntan para contarnos desde esa identidadcomún lo que fuimos, lo que estamos siendo, eso que seguramente seremos al paso

INTRODUCCIÓN / 7

Page 10: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de los años. Un pueblo, lo mismo. Hace tres siglos el vecindario de Alcublas entra-ba y salía de su tiempo más o menos a regañadientes, más o menos feliz, más omenos conformado con eso que interesadamente llamamos destino para engañarnuestras posibilidades de cambiar según criterios propios el rumbo de los tiempos.Ahora ese vecindario tiene la posibilidad hermosa de mirarse en las páginas de estelibro para saber más y mejor de dónde viene. Algo de lo que se cuenta aquí ya noexiste, seguramente bastante. Pero queda lo mejor: la seguridad de que venimos deahí, de las luces y las sombras de un pasado que nos pertenece. Ya ven ustedes:hablo en plural, y en primera persona. Como si yo fuera de aquí, de este puebloque conozco tantos años y al que quiero como se quiere lo más íntimo, lo más per-sonal, lo más intransferible. A un viejo campo de fútbol lleno de piedras venía ajugar al fútbol en mi adolescencia y aquí estoy de nuevo, sólo que cambié las botasde tacos y punteras reforzadas por las palabras insustituibles del afecto. Un puebloson sus gentes, lo dije al empezar estas líneas. Muchas veces nos asaltan las dudassobre el futuro de los lugares que apenas aparecen en los mapas, como si no apare-cer en los mapas fuera, ya, un designio nefasto fijado por los dioses.

“Incierto es, en verdad, lo porvenir”, escribía Antonio Machado. Y tan incierto. Nosólo en los pueblos pequeños -que también- sino y quizá sobre todo en aquellasgrandes urbes que no saben, como nosotros sabemos, que la cercanía afectiva, eltacto humano, pueden más contra cualquier destino aciago que toda la carga depoder que atesoran las sociedades opulentas. Este libro nos cuenta el presenteporque el pasado es principalmente la fuente donde hallaremos las huellas que nosexpliquen lo que ahora somos, por qué hemos venido a dar en lo que somos y noen otra cosa diferente. Les sugiero que lean lo que viene después de estas palabrasde presentación como el relato actual de un pueblo que no se ha cansado de vivir.Les invito a que se adentren en las páginas que siguen con el ánimo en alto. Sinpensar que están leyendo un libro sobre lo que fue Alcublas hace más de trescien-tos años sino sobre lo que es ahora mismo. Yo lo he leído así. Y estoy seguro deque me ha quedado un sabor que poco tiene que ver con el pasado. Y mucho conel presente. Sobre todo con el presente. Sobre todo.

8 / INTRODUCCIÓN

Page 11: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CENTRO DE ESTUDIOS DE LA SERRANÍA

INTRODUCCIÓN / 9

Page 12: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

10 / INTRODUCCIÓN

Page 13: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

VICENTE MONTESINOS

INTRODUCCIÓN / 11

Page 14: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

12 / INTRODUCCIÓN

Page 15: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

INTRODUCCIÓN DEL AUTOR

A la hora de realizar un estudio de tipo histórico existen múltiples condicionantesque llevan a desarrollarlo de uno u otro modo, a elegir una temática determinadao a acotarlo cronológicamente. A veces es una cuestión de gustos, a veces es unacuestión relacionada con el tipo de formación que se ha recibido como histori-ador, y otras veces es la misma documentación histórica la que limita o determinael campo de estudio. En el presente libro hay un poco de todo esto: mi pasiónpor el arte barroco me llevó a indagar sobre la época en general, y sobre losmecanismos ideológicos y devocionales de la sociedad de la época en particular;mi formación como historiador de lo social me llevó a buscar procesos más quehechos puntuales, y finalmente, la existencia de una documentación abundantetanto en el Archivo Parroquial como en el Archivo del Reino de Valencia, fue laque fijó los límites temporales dentro de los que centrar el estudio.

El resultado de todo lo anterior es el presente libro, un libro que puede resul-tar denso en determinados momentos, pero que no podía ser concebido deotra manera, más que nada porque desde su origen tuvo un afán totalizador,entendido en el sentido de que quería mostrar una sociedad, la alcublana delos siglos XVII y XVIII, mucho más compleja de lo que normalmente sesuele pensar. Situar la evolución de la localidad en el contexto histórico de laépoca, mostrar los condicionantes de diferente tipo que condujeron a sushabitantes a comportarse de una determinada manera ante los acontecimien-tos, y mostrar los hechos relevantes situados dentro de ese contexto, ha sidouna tarea no exenta de dificultades, pero altamente gratificante.

Lógicamente, lo ambicioso del proyecto supone al mismo tiempo su mayormérito y su mayor defecto: se podría haber hecho un estudio demográfico, oun estudio sobre la religiosidad de la época en Alcublas, o sobre la economíaalcublana, y el resultado de estos estudios por separado habría sido, probable-mente, mucho mejor. Sin embargo esa parcialidad habría impedido tener unavisión de conjunto que, precisamente, es el argumento que mayor pesoespecífico le otorga al presente trabajo.

INTRODUCCIÓN / 13

Page 16: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La intención de este libro es ofrecer parte del pasado de Alcublas de unamanera seria y elaborada, huyendo de la concepción de la Historia como unamera sucesión de hechos más o menos destacables o anecdóticos, y al mismotiempo pretende que a través de la historia de Alcublas se abra una ventanahacia acontecimientos históricos importantes que se desarrollaron en elReino de Valencia y en los cuales participó la localidad. De esta forma, acon-tecimientos como la expulsión de los moriscos, las pestes de mediados delsiglo XVII, las guerras con Francia, la Guerra de Sucesión a la coronaespañola, las reformas administrativas de la nueva dinastía de los Borbones, olas medidas ilustradas de la monarquía, se mezclan con asuntos tan cotidi-anos como la administración local de justicia, las donaciones testamentarias,la producción de vino, el comercio de la nieve, o la realización de rogativaspara implorar la lluvia. Si a esto le añadimos algunos hitos en la historia local,como fueron la construcción de la Casa de la Villa, la Fuente de San Agustín,o la ampliación de la Iglesia y su torre, como resultado obtenemos una visiónrica y mucho más cercana de la sociedad alcublana de los siglos XVII yXVIII. Y si digo mucho más cercana es porque entre aquella sociedad y laactual hay más puntos de contacto de los que a primera vista podemos imagi-nar. Descubrirlos en estas páginas es el reto que os propongo.

14 / INTRODUCCIÓN

Page 17: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ÍÍNNDDIICCEE

I.- LA POBLACIÓN ALCUBLANA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 1

LOS COMIENZOS DEL SIGLO XVII: LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS. 7

LA PESTE DE 1648-1651. 13

NACIMIENTOS, MATRIMONIOS Y DEFUNCIONES. 161.- La evolución de los nacimientos en el s.XVII. 162.- Los matrimonios en el s. XVII. 183.- Las defunciones. 21

LA GUERRA DE SUCESIÓN EN ALCUBLAS. 241.- La participación de Alcublas en la Guerra de Sucesión 262.- Las consecuencias de la guerra. 28

LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN EL SIGLO XVIII. 331.- Los nacimientos. 342.- Los matrimonios. 363.- Las defunciones. 37

24II.- EL GOBIERNO DE LA VILLA.

26A/ LA ORGANIZACIÓN MUNICIPAL. 26

B/ LAS RELACIONES CON LA CARTUJA DE VALDECRISTO. 30

C/ LA ECONOMÍA DE LA VILLA. 351.- Los ingresos de la villa. 352.- Los gastos de la villa. 383.- La crisis de 1740. 49

D/ LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN ALCUBLAS. 561.- La jurisdicción y los tipos de delitos. 562.- El problema del bandolerismo. 59

E/ LA ASISTENCIA SOCIAL. 631.- El médico, el boticario y la matrona. 632.- La pobreza en la sociedad alcublana. 65

INTRODUCCIÓN / 15

Page 18: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

III.- LA ECONOMÍA ALCUBLANA. 70

A/ LA AGRICULTURA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 721.- El trigo. 752.- La vid y el vino. 84

B/ LA GANADERÍA, UNA ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA. 931.- La cría de cabras y ovejas. Evolución y estructura de la propiedad ganadera. 932.- Animales de labor y cría de otros animales. 983.- Conflictos relacionados con la ganadería y ordenanzas municipales. 1004.- Gastos e ingresos relacionados con la ganadería. 103

C/ LOS RECURSOS COMPLEMENTARIOS. 1141.- El comercio de la nieve. 1142.- La apicultura. 1193.- La madera y la leña. El Carrascal de la villa. 1214.- El esparto. 1245.- Materiales para la construcción. 126

IV.- LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDAD ALCUBLANA. 132

A/ EL CLERO DE ALCUBLAS. 1321.- La evolución del clero de Alcublas: la vicaría, los beneficios y las capellanías. 1322.- Organización y funcionamiento: las Visitas Pastorales. 141

B/ LA RELIGIOSIDAD POPULAR Y SUS EXPRESIONES. 1501.- Las cofradías. 1502.- El culto a la Virgen y a los santos. 156

C/ LA EVOLUCIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL. 1691.- Las primeras reformas del siglo XVII. 1702.- La ampliación de la iglesia. 1633-1660. 1753.- El esplendor interior. 1671-1699. 1814.- El templo en el siglo XVIII. 183

BIBLIOGRAFÍA

16 / INTRODUCCIÓN

Page 19: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CAPÍTULO I

LA POBLACIÓN ALCUBLANAEN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

Page 20: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 21: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

LA POBLACIÓN ALCUBLANA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

Al iniciar un estudio sobre la población en Alcublas en los siglos XVII y XVIII senos presentan varios interrogantes que actúan como hilos conductores de dichoestudio: ¿Cuántos habitantes tenía la localidad?, ¿cómo evolucionó esa población?,¿qué factores influyeron en esa evolución?

Para intentar responder a la primera de estas preguntas y establecer el núme-ro de habitantes de la villa en estos dos siglos hemos debido recurrir a varias fuen-tes: en primer lugar a los datos aportados por diferentes estudios sobre el Reinode Valencia en este periodo; en segundo lugar hemos utilizado diferentes informa-ciones proporcionadas por la documentación municipal conservada en el Archivodel Reino de Valencia y, finalmente, los libros del Archivo Parroquial de Alcublasque nos han servido básicamente para estudiar aspectos tales como la evoluciónde los nacimientos, las defunciones y los matrimonios.

Como resultado de esta recopilación de datos hemos realizado el cuadro de lapágina siguiente sobre la evolución de la población a lo largo de estos dos siglos.Dada la diversidad de las fuentes a las que hemos recurrido para su elaboraciónse hace necesario matizar algunos de los datos que en él aparecen. Así, en el casode los vecinos incluidos en el Reparto de la Sal, a estos habría que añadir los veci-nos pobres, que no entraban en el reparto de este impuesto; igualmente habríaque matizar las cifras aportadas por los padrones o listas de vecinos que debíanpagar el impuesto del Equivalente, ya que en estas tampoco se incluye a lospobres, aunque esta falta queda más o menos contrarrestada por el hecho de quesí que se incluye a los miembros de una misma unidad familiar con bienes a sunombre.

Durante el periodo que nos ocupa, la evolución de la población del Reino deValencia aparece marcada por la presencia de un modelo demográfico que secaracteriza por las altas tasas de natalidad y mortalidad y por la aparición de fre-cuentes crisis demográficas causadas por malas cosechas y por epidemias dediferente tipo. A estos factores estructurales debemos añadir otros de tipo coyun-tural, como fueron la expulsión de la población morisca, las guerras de la monar-quía española en la segunda mitad del siglo XVII, y la Guerra de Sucesión a princi-pios del siglo XVIII.

La acción conjunta de los elementos señalados dio lugar a un crecimiento de lapoblación muy leve en el siglo XVII, aunque lo suficientemente vigoroso como paracompensar la pérdida de población provocada por la expulsión de los moriscos ypor las epidemias de peste de mediados de siglo. En lo relativo al siglo XVIII, a

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 19

Page 22: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Alcublas. 1609-1793. Evolución de la población

Año Nº vecinos/habitantes Fuente1609 171 Marqués de Caracena1609 180 Escolano1640 194 Colecta para el pago del morabatí1646 190 Vecindario1656 180 Relaciones "ad limina"1662 183 Repartición del Real de la Sal1665 180 Repartición del Real de la Sal1681 180 V. Mares1692 218 Real Pragmática Sanción sobre reforma

Milicia Efectiva R.V.1711 167 Repartición impuestos1712 163 Vecindario de Campoflorido1735 184 Padrón para el pago del Equivalente1738 262 Reparto del Equivalente1750 273 Cédula de los obligados a cumplir con Parroquia1766 330 Reparto del Equivalente1768 (322) / 1191 Censo de Aranda1783 392 Reparto del Equivalente1786 (408) / 1509 Censo de Floridablanca1793 411 Diario de Valencia

20 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

pesar de iniciarse con un periodo de regresión y estancamiento demográfico comoconsecuencia de la Guerra de Sucesión y de las duras condiciones de la posgue-rra, ya desde la década de 1720 se inició un nuevo ciclo demográfico caracteriza-do por el mantenimiento de altas tasas de natalidad, el descenso de las tasas demortalidad y por una menor presencia de crisis demográficas, hechos que confi-guran el siglo XVIII como un siglo de crecimiento.

José Vicente Martínez Perona ha estudiado en diferentes trabajos la evolución dela población de la Serranía desde mediados del siglo XVI, y al hablar del siglo XVIIseñala la existencia de, en líneas generales, dos modelos de evolución demográficaen la comarca, a los que relaciona directamente con la expulsión de los moriscos ysus consecuencias. El primero de estos modelos se caracteriza por presentar unatendencia positiva y corresponde a pueblos repoblados tras la expulsión de losmoriscos - la repoblación se hizo principalmente con matrimonios jóvenes, másdinámicos demográficamente hablando -, y otro de tendencia al estancamiento onegativa que se da en pueblos de cristianos viejos, de los cuales partió en su mayo-ría el contingente de repobladores de las villas de moriscos. Es dentro de estesegundo modelo donde Martínez Perona incluye a la localidad de Alcublas.

Page 23: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Observando los datos del cuadro sobre la evolución de la población podemosapreciar que, al menos hasta 1665, sí que existe esa tendencia al estancamiento, yel número de vecinos ese año es igual al existente en el año 1609. Sin embargo, enel año 1692 el número de vecinos es superior en casi cuarenta a los existentes en1609 y 1665, hecho que nos indica que en las décadas de 1670 y 1680 se produjo unfuerte crecimiento demográfico en la villa en el que, como veremos más adelante,tuvieron gran importancia la inmigración y la variación de los patrones demográ-ficos de la localidad, algo que es posible constatar a través de los registros parro-quiales. Precisamente gracias a estos registros podemos deducir la invalidez delos datos que nos da V. Mares para el año 1681 - ciento ochenta vecinos -, cifra queademás coincide sospechosamente con las extraídas por Mª Milagros Cárcel delas relaciones ”ad limina” o registros de los vecinos obligados a “cumplir conparroquia”, que son igualmente invalidas, ya que se mantienen invariables paratoda la segunda mitad del siglo, y que ponen de manifiesto un hecho constatableen los propios libros parroquiales: el recuento de los vecinos obligados a cumplircon la parroquia no se realizaba periódicamente, y el encargado de estos recuen-tos se limitaba a copiar la última cifra conocida.

Por lo que respecta al siglo XVIII, a excepción del descenso de población ocurri-do como consecuencia de la Guerra de Sucesión y de una inflexión a mediados desiglo, la tendencia positiva es clara, con un crecimiento más lento hasta la décadade 1730 y con un crecimiento mucho más vigoroso el resto de la centuria, sobretodo desde mediados de los años cincuenta, evolución que coincide plenamentecon las líneas generales que se dan en toda la comarca.

Visto lo anterior a modo de introducción pasamos a estudiar a continuación, deuna manera más detallada, la evolución de la población de Alcublas durante lossiglos XVII y XVIII.

LOS COMIENZOS DEL SIGLO XVII: LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS

Los comienzos del siglo XVII aparecen marcados por un acontecimiento de gra-ves repercusiones demográficas y sociales en toda la Península Ibérica en gene-ral, y especialmente en los territorios de la Corona de Aragón: la expulsión de losmoriscos, decretada en el Reino de Valencia el 22 de septiembre de 1609, un añoantes que en el resto de los territorios españoles.

Se calcula que en los territorios de las coronas de Castilla y Aragón vivían acomienzos de este siglo unos 300.000 moriscos, de los cuales 125.000 estabanasentados en el Reino de Valencia, cifra que suponía aproximadamente el 35% dela población total del Reino. A la vista de estos datos es fácil comprender que la

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 21

Page 24: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

expulsión de este numeroso colectivo supuso un fuerte impacto no sólo demográ-fico, por la despoblación total o parcial de numerosos núcleos de población y porla aparición de movimientos migratorios internos y externos relacionados con larepoblación de esos núcleos, sino también económico, por la desaparición de unimportante porcentaje de la población activa y por el descenso de la demanda deproductos elaborados y sin elaborar, y social, puesto que la expulsión supuso ladesaparición de costumbres y rasgos culturales propios de la población morisca yun trasvase súbito de bienes muebles e inmuebles de manos de la poblaciónmorisca a la cristiana, y la aparición en amplias zonas de un sentimiento de inse-guridad provocado tanto por el paso frecuente de grupos de moriscos que se diri-gían a los puntos de embarque, como por la aparición en algunos lugares derevueltas de la población morisca que se negaba a aceptar la expulsión.

A la hora de iniciar un estudio sobre la población de Alcublas en el s. XVII, cabepreguntarse, como es lógico, si ésta villa se vio afectada, directa o indirectamente,por la expulsión de los moriscos.

Alcublas era una villa de cristianos viejos que, en el siglo XIII, fue donada porJaime I a quince hidalgos que acompañaban al monarca aragonés en su campañapara la conquista de Valencia. Desde el mismo momento de la conquista de la villasu población musulmana fue sustituida por pobladores cristianos debido al carác-ter fronterizo de la localidad. Si observamos los registros parroquiales anterioresa la expulsión de los moriscos podemos confirmar que esa sustitución de la pobla-ción musulmana tuvo lugar completamente, hecho que reduciría las consecuen-cias de la expulsión en la villa a las de carácter exclusivamente indirecto, al care-cer de población morisca.

La primera consecuencia del Decreto de expulsión en Alcublas fue la apariciónde un sentimiento generalizado de inseguridad, provocado por las confusas noti-cias que llegaban sobre las revueltas moriscas en la Sierra de Espadán, y acrecen-tado por los abundantes movimientos de tropas en la Serranía y el Alto Palancia.Sabemos que a finales de 1609 estuvo alojada en la villa, durante algo más de unmes, una compañía de soldados a la que se unieron varios soldados de Alcublasbajo el mando del capitán Bartolomé Sanz, compañía que se dirigió “a la Sierra”para sofocar los levantamientos moriscos.

Como consecuencia de lo anterior la villa se sintió amenazada y, ante el peligrode un ataque morisco, adoptó diversas medidas cuya importancia parece indicarque existía un peligro real, o al menos así era sentido por los vecinos. La primerade estas medidas fue enviar a un grupo de gente a Aragón en busca de “pólvora ypelotas para la prevención contra los moriscos”, con la finalidad de disponer dereservas suficientes para defenderse de un hipotético ataque. Mucho más espec-tacular fue la segunda medida que se adoptó, consistente en amurallar la villa,tapiando todos sus accesos, hecho del cual nos dan cuenta los siguientes pagosrealizados por los Jurados en dicho año:

“Item se pagó a Pedro Naveda y a su compañero por hazer las murallas para lafortaleza y adorno contra los moriscos, quarenta y cinco sueldos.Item se pagó de tres quartas de vino que se mercaron para la gente que ayuda-

22 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 25: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ba a cerrar las calles por los moriscos, tres sueldos.De gasto por las tapias, quando el cerco de los moros, que se hizieron tapias,veinte sueldos”.Una vez consumada la expulsión y pasado el peligro de las revueltas, se inició

en todo el Reino de Valencia una repoblación de los lugares abandonados por losmoriscos, teniendo lugar importantes trasvases de población cuyas consecuen-cias, demográficas y económicas, se hicieron notar también en Alcublas.

Desde finales del siglo XVI y durante los primeros años del siglo XVII, Alcublasse vio inmersa en una etapa de crecimiento demográfico en la que la inmigracióntuvo una influencia decisiva: entre 1591 y 1606 la diferencia entre los nacimientosy las defunciones fue de 196 a favor de los primeros. En estas circunstancias, conuna presión creciente sobre los recursos productivos, es fácil comprender quenumerosos alcublanos se sintiesen atraídos por las posibilidades que para mejo-rar su situación ofrecía la emigración a lugares de los que había sido expulsada lapoblación morisca. Gracias a dos acuerdos adoptados por el Consejo Particular deAlcublas el 15 de agosto de 1610, podemos conocer tanto el volumen cuantitativode esta emigración como las consecuencias inmediatas que en el terreno econó-mico conllevó la misma:

“En la Sala Común del lugar de las Alcublas, a los quinze de agosto de 1610, enconsejo particular fue determinado que todos los que se han ido del presentelugar a Poblar fuera a tierra de moros en la que no sean del avecinado, paguenal doctor Jolí a medias el salario que se le debe.”“Attento que la gente que se ha ido a Poblar a los lugares de moros es cerca dequarenta casas, en la Tienda y Carnicería, por la mengua de aquellos no se des-pide tanta provisión ni mercadería como antes, y el tendero tiene arrendada laimposición de la tienda y carnicería. Por tanto, fue determinado que se le remi-tan y perdonen de la dicha imposición trescientos reales castellanos, y pague lodemás según está obligado.” El éxodo entre febrero y julio de unas 38 familias supuso una disminución de los

ingresos que percibía la villa por diferentes conceptos, y sobre todo supuso laimposibilidad de mantener las condiciones en los arrendamientos de la tienda y lacarnicería, ya que se redujeron enormemente las ventas y, tal como se indica en elacuerdo del Consejo, el precio de estos arrendamientos se había fijado en funciónde una población mayor. En el caso del salario del médico la situación era similar,ya que se había concertado en 1609 una cantidad a pagar entre todos los vecinosque en estos momentos, tras la emigración, era imposible cubrir.

De todos modos, es en el terreno demográfico donde las repercusiones deléxodo de 1610 tuvieron más importancia, puesto que el fuerte crecimiento depoblación constatado en el periodo de 1591-1606 se vio frenado casi totalmente, enbuena medida porque la mayoría de los emigrantes alcublanos debían ser matri-monios jóvenes. Lamentablemente no disponemos de los registros de bautismoscelebrados entre 1607 y 1615, con lo cual es imposible evaluar las consecuenciasdirectas de la emigración sobre los nacimientos, pero de todos modos, atendiendoa la relación entre los nacimientos y las defunciones a partir de 1615, es posible

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 23

Page 26: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

observar que, si bien no se invirtió la tendencia demográfica positiva, si que seentró en una etapa de mínimo crecimiento, ya que entre 1616 y 1631 la diferenciaentre nacimientos y defunciones es de sólo 40 personas a favor de los primeros.De todos modos, las cifras aportadas por los censos de 1609 y 1646 reflejan unimportante crecimiento de la población que se apoyó en la reactivación de la inmi-gración a partir de 1615 : en 1609 la villa de Alcublas contaba con 171 vecinos y enel año 1646 con 190, con lo cual, teniendo en cuenta que los 171 de 1609 se redu-jeron a 133 en 1610, el crecimiento de población entre el año siguiente a la expul-sión de los moriscos y el año 1646 fue de cincuenta y seis vecinos (entre 180 y 200personas).

Por otro lado, un acuerdo del Consejo de la villa adoptado en noviembre de1610 para construir una capilla dedicada al Cristo “atendiendo que la yglesia del

24 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

1. CASAS EN EL PLANILLO Y “CALLE DE LOS AHOGADOS”: típicas casas de los siglos XVII-XVIII, con puertas adinteladas o con arco, con portal de piedray hueco para las ruedas de los carros, con los muros de la planta baja hechos con piedra, y en laplanta superior hechos con tapial de adobe.

Page 27: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

presente lugar es pequenya según la muchedumbre y augmento de gente que ayen el presente lugar (...)“, nos revela que, a pesar de la emigración, se seguíateniendo la certeza de vivir unos momentos de crecimiento demográfico y eco-nómico, ya que sólo de esta forma se explica que en la primera mitad del sigloXVII se realizasen obras públicas tan importantes como fueron la construcciónde la Casa de la Villa, la Fuente de San Agustín y la ampliación y torre de la igle-sia parroquial.

En definitiva podemos señalar que la expulsión de los moriscos lo que hizo fuefrenar el vigoroso crecimiento demográfico que existía en la villa desde finalesdel siglo XVI, dando paso a una larga etapa de reducido crecimiento, casi estan-camiento, originada principalmente por la emigración de 1610, pero sustentadatambién por diversos factores coyunturales, como las crisis de subsistencias de1626-1629 y 1640-1642, y la peste de 1648-1651. Será a partir de la década de1650 cuando se inicie una nueva etapa de crecimiento de la población sustenta-do en la propia dinámica demográfica de la localidad, cerrándose el largo parén-tesis abierto en 1610.

LA PESTE DE 1648-1651

Entre 1646 y 1652 gran parte del Reino de Valencia se vio afectada por una epi-demia de peste que, en muchas poblaciones, provocó un alto número de víctimasal tiempo que colapsó el comercio interno y externo del Reino.

La villa de Alcublas, sin estar situada en una importante ruta comercial, sí queera, sin embargo, bastante transitada por ganados trashumantes, viajeros condestino o procedentes de Aragón y arrieros que transportaban la nieve para elabastecimiento de la Ciudad de Valencia. Este hecho, junto con la proximidad a lacapital del reino, uno de los principales focos de la enfermedad, convertían a lavilla en un lugar con una alta probabilidad de verse afectada por la epidemia, y poreso mismo sus autoridades se vieron en la obligación de tomar medidas radicalespara intentar evitar el contagio.

A finales de 1646 apareció en las afueras de la localidad un viajero enfermo depeste al que se impidió entrar en la villa. A pesar de esto, será bien entrado el año1647 cuando, a causa de la alarma provocada por la llegada de noticias relativas al“crecimiento de la enfermedad de Valencia”, el Consejo General de Alcublas, reu-nido en sesión extraordinaria el día 5 de octubre, adoptó las primeras medidaspara proteger a la villa de la enfermedad :

“Que nadie acoja en su casa a persona que viniere de Valencia, así enfermacomo sana, en pena de veynticinco libras.Item, Que nadie vaya con mercaduría alguna a Valencia ni traiga nada deValencia, so la misma pena.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 25

Page 28: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Item, se pongan guardas para guardar los puestos que fueren más necesariosen la presente Villa.”A causa seguramente de la gravedad de las noticias que seguían llegando desde

Valencia, el Consejo adoptó nuevas medidas de aislamiento de la localidad los días18 de octubre y 22 de noviembre:

“(...) que se cierren todos los portillos que hay en la Villa, de manera que que-den abiertos tan sólo los Quatro Caminos Reales, y para ayuda a pagar a losobreros se ponga una mano entre los vezinos (...), y que se nombre un collectorpara recoxer el dinero y llevar quenta y razón.”“(...) que se les de por abrevador a los mulos de Liria que baxan la nieve aValencia la fuente, con que suban la Ramblica arriba a abrevar a la dicha fuen-te y de allí buelban derechos a la ramblilla, y a la orilla del barranco del aguaderechos a santa Bárbara, y a la baxada se buelvan por allí mismo sin entrar enla Villa, bajo la pena de 10 libras.”A pesar de la aplicación estricta de las prohibiciones - sabemos que se multó a

un vecino por acoger a un viajero procedente de Valencia, y que dos viajeros enfer-mos, uno de Córdoba y el otro de San Mateo, fueron enterrados fuera de la villajunto al camino de Valencia, donde se habilitó un cementerio especial para loscasos de peste -, no se logró evitar que la enfermedad afectase a algunos vecinoslos últimos meses del año 1648. Rápidamente, además de mantener las medidastomadas en 1647, las autoridades se aprestaron a enfrentarse a la enfermedadaislando a los afectados y observando la cuarentena en todos los casos en los quese sospechaba que podía existir contagio. Para ello, los enfermos de peste fuerontrasladados hasta un corral de ganado propiedad de Joan Alcaide, situado en LaCerrada, lugar en el que eran cuidados por Sebastián Álvarez, a quien la villa paga-ba 6 sueldos diarios por este menester. Cuando se producía el fallecimiento de unenfermo sus ropas eran quemadas inmediatamente, hecho del que nos da cuentauna reseña en los libros de cuentas de la villa en la que se indica que ”se pagó aDomingo Pérez y a Juan de Navas por enterrar un pobre y quemar la ropa por elcontagio, 17 sueldos”.

Además del aislamiento, para la lucha contra la peste eran necesarios los ser-vicios de un médico, servicios que eran difíciles de conseguir por los muchos focosde enfermedad y la gran demanda de médicos en todo el Reino. La villa, que nodeseaba que las autoridades del Reino supiesen que estaba afectada por la peste,ya que eso hubiese supuesto su aislamiento total y la imposibilidad de recibirsuministros en unos momentos de carestía, no podía solicitar de forma oficial elenvío de un médico, y por ello recurrió a las influencias del Doctor Pablo Muñoz,hijo de la villa, para conseguir un médico y evitar la inspección médica de las auto-ridades sanitarias de Valencia; el día 2 de febrero de 1649, cuando ya había remi-tido la epidemia, el Consejo de la villa acordó enviar dos cargas de carbón al doc-tor Muñoz, en agradecimiento por sus servicios y por “desviar que no viniera médi-co a reconoscer esta villa quando la enfermedad”.

Tanto las medidas preventivas como las aplicadas en el aislamiento y tra-tamiento de los enfermos dieron buenos resultados, ya que sabemos que a

26 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 29: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Sebastián Álvarez, el encargado de cuidar a los enfermos, se le abonaron jor-nales por un mes y veinte días de trabajo, lo cual supondría una duraciónaproximada de la epidemia de dos meses; por otro lado, tampoco fue muyalto el número de afectados, ya que en los años inmediatamente anteriores a1648 el número de defunciones se sitúa en torno a las veinticinco, y el año dela epidemia el número de fallecidos es de cuarenta y uno, lo cual nos daríaquince afectados aproximadamente. A este respecto, y aunque en los librosparroquiales no se dice nada acerca de la causa de la defunción, nos llama laatención la defunción de dos familias completas (nueve personas) en los últi-mos meses de 1648.

Además de las medidas de aislamiento y tratamiento de la enfermedad, y comoes lógico en una sociedad impregnada fuertemente por la religión, se buscó tam-bién ayuda en las fuerzas divinas para luchar contra la peste. Todo parece indicarque las plegarias de los vecinos se canalizaron a través de la figura de la Virgen dela Salud, cuya imagen era venerada en la ermita de San Sebastián y cuyo cultohabía ido adquiriendo importancia desde mediados de la década de 1630, tal ycomo es posible apreciar en las donaciones testamentarias recogidas en los regis-tros de defunciones de la parroquia. Con la aparición de la enfermedad se trasla-dó solemnemente la imagen de la Virgen hasta la iglesia parroquial, y el 24 demayo de 1649 el Consejo General de la villa “(...) determinó que, atendiendo y con-siderando las grandes mercedes y favores que esta Villa ha recibido de la Virgende la Salut, se quede en la iglesia y que se mire adonde se podrá acomodar la capi-lla para que esté.”

Es muy probable que a finales de 1650 y principios de 1651 hubiese un nuevobrote de la enfermedad en la villa, hecho que explicaría la aparición de un acuer-do del Consejo General el 16 de febrero, en el que se decidió ”(...) se dé a FranciscoPorcar, cirujano, seis libras en reconocimiento por los trabajos que ha tenido en eltiempo del contagio”, y la existencia en las cuentas de dicho año de un pago dequince sueldos a Joan Rodríguez “por unos gastos que se hicieron por estar ellibro ( del censal de las monjas de Segorbe ) en casa de Joan Molina y por la enfer-medad no se pudo sacar.”

Sin que tengamos ningún otro dato que nos confirme este nuevo brote depeste, lo cierto es que en el año 1651 el número de defunciones se elevóhasta 44, frente a las 26 del año 1650 o a las 25 de 1652, y ese mismo añohubo una importante crisis de subsistencias originada por la mala cosechade 1650, pero sobre todo por el acopio de víveres que tuvo lugar en todas laslocalidades del Reino ante la extensión de la epidemia, algo que hizo que en1651 se practicasen registros en las casas de Alcublas en busca de trigo, quelos precios de este cereal pasasen de las 6 libras y 10 sueldos de 1650 a las8 libras de agosto de 1651, y que se hubiese de recurrir en octubre de ese añoa la compra de 100 cahíces de trigo en Segorbe al altísimo precio de 12 librasel cahiz.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 27

Page 30: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

NACIMIENTOS, MATRIMONIOS Y DEFUNCIONES EN EL S. XVII

Gracias a los registros parroquiales de nacimientos, matrimonios y defuncionesnos es posible verificar los datos aportados por otras fuentes, hallar muchas de lasclaves de la evolución de la población en el periodo que nos ocupa, clarificar algu-na de las aparentes contradicciones que se presentan al analizar las referenciasdocumentales, y conocer aspectos de la sociedad alcublana de la época que sin laexistencia de estos registros podríamos suponer, pero no afirmar. Por todo lo ante-rior el análisis detallado de esta fuente se convierte en un instrumento básico paraaproximarnos a la realidad social alcublana del siglo XVII.

1.- LA EVOLUCIÓN DE LOS NACIMIENTOS EN EL SIGLO XVII.

Al estudiar los nacimientos en los Quinqui Libri de la parroquia de Alcublasencontramos que no existen datos para los años 1607 a 1615 y 1634 a 1639, hechoque sin embargo no nos impide el estudio de la evolución general de los nacimien-tos en este siglo. Esta tendencia podemos calificarla de positiva, con un crecimien-to que, sin ser alto, se mantiene constante, tal como es posible apreciar en el grá-fico sobre la evolución de los nacimientos y en el cuadro sobre su evolución pordécadas, en el cual vemos que desde la década de los años cincuenta los valoresmedios se encuentran por encima de la media de todo el periodo.

Observando el gráfico sobre la evolución de los nacimientos vemos que hasta1605 - y muy probablemente hasta la expulsión de los moriscos -, existe una fasede crecimiento heredera de la coyuntura demográfica positiva de finales del sigloXVI. La expulsión de los moriscos supuso el inicio de una larga fase de estanca-miento que se prolongó hasta el año 1650, y en la cual podemos destacar el fuer-te descenso en el número de nacimientos del año 1629, con tan sólo 17 nacimien-tos frente a los 34 del año anterior, que es explicable por el descenso de matrimo-

28 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Siglo XVII. Alcublas. Evolución de los nacimientos por décadas.

Década 1620 1640 1650 1660 1670 1680 1690 Total

Nactos. 294 315 312 312 311 350 338 2232

Media 29´4 31´5 31´2 31´2 31´1 35 33´8 31´88

Page 31: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

nios en los años inmediatamente anteriores - de once bodas en 1625 se pasa a 6en 1626, cuatro en 1627 y ninguna en 1628, hecho explicable por la coyuntura eco-nómica desfavorable y por la alta mortalidad registrada en el año 1627 -. En el año1632 ya se había recuperado el nivel de nacimientos anterior a la crisis, iniciándo-se una etapa de muy leve crecimiento que se puede prolongar hasta 1641, tras lacual se entró en un largo periodo de estancamiento e incluso descenso que se pro-longó hasta principios de los años ochenta, y durante la cual tan sólo se puede des-tacar el crecimiento del número de nacimientos entre 1652 y 1660. En los últimosveinte años del siglo se puede constatar un crecimiento en el número de nacimien-tos, en una clara etapa positiva con la que se inició el siglo XVIII.

Si establecemos la relación entre el número de nacimientos y el de matrimo-nios, podemos realizar una aproximación al número de hijos por matrimonio, quenos da unos resultados medios de 3´8 hijos por matrimonio, una tasa ligeramen-te baja para la época y que refleja las difíciles condiciones de vida en Alcublasdurante este periodo. De todos modos estas cifras no son absolutas, ya que no dis-ponemos de datos fiables sobre los nacimientos para las dos primeras décadas delsiglo y para la década de los años treinta.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 29

Page 32: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

2.- LOS MATRIMONIOS EN EL SIGLO XVII

A lo largo del siglo XVII se celebraron en Alcublas un total de 797 matrimonios,con una cifra media de 7´97 bodas al año. En el cuadro sobre la Evolución de losmatrimonios por décadas es posible apreciar que la cifra media de matrimoniosaumenta ligeramente, pasando de los 6´6 de la primera década del siglo a los 8´3de la última década. Tras el pequeño aumento de la segunda década del siglo, enlos años veinte se produjo una disminución en el número de bodas que fue segui-da de una rápida recuperación tras la cual, ya en los años cuarenta, la media debodas se sitúa entorno a las ocho bodas anuales, cifra que resulta aplicable alresto del siglo, con un estancamiento en las décadas de 1650 y 1660, un incremen-to en las dos décadas siguientes y unos valores para la última década del siglo quede nuevo reflejan una ralentización en el crecimiento.

Si realizamos un análisis por años este nos da como resultado una curva muyirregular en la que destacan el fuerte descenso de 1628, año en el que no secelebró ninguna boda, el fuerte crecimiento de 1630, los descensos de 1637 y1640, y la relativa estabilidad entre los años 1655 y 1677. La explicación al des-censo de 1628 está en la crisis económica, tal y como hemos indicado en el apar-tado dedicado a los nacimientos. Pasada esta crisis se celebraron todos losmatrimonios que se habían aplazado, hecho que explica el alto número de bodascelebradas en 1630. En cuanto a los descensos en el número de matrimonios de

30 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 33: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

los años 1637 y 1640, ambos están relacionados igualmente con años de malascosechas.

Por el tipo de análisis que hemos realizado no ha sido posible extraer datossobre la edad de los contrayentes, pero sí que los hemos extraído sobre su estadocivil en el momento de contraer matrimonio, sobre su origen geográfico y sobre ladistribución estacional de las bodas.

En lo que se refiere al estado civil de los contrayentes en el momento de celebrar-se la boda, en 580 de las bodas los dos cónyuges eran solteros, mientras que en lasrestantes 217, el 27´22 % del total de matrimonios, al menos uno de los dos eraviudo o viuda, hecho indicativo de la alta mortalidad de adultos en la época. Respectoa la división por sexos, el porcentaje de viudos que se casan de nuevo es del 20´57%, mayor que el de viudas que hacen lo propio, que es del 15´68 por ciento.

A través del estudio del origen geográfico de los contrayentes nos es posibleconocer mejor la evolución de la población de Alcublas, cuantificando la importan-cia de la inmigración como motor del crecimiento demográfico de la villa en deter-minados momentos, al tiempo que este estudio contribuye a mejorar nuestra per-cepción de las relaciones socioeconómicas y culturales de la localidad con otrasvillas de su entorno.

Para este estudio hemos realizado un cuadro en el que hemos agrupado el siglo porquinquenios, para ver la evolución de la afluencia de forasteros de forma más detalla-da, y a los forasteros según su región de origen, hecho que nos permite fijar sin ningu-na duda el área de relaciones socioeconómicas y culturales de la villa de Alcublas.

Del total de contrayentes de todo el siglo, el 13´92 % son forasteros, de los cua-les el mayor porcentaje es el de los procedentes de la comarca del Alto Palancia(4´83%), seguido de los provenientes de la Serranía, Aragón, el resto del Reino deValencia, y otros de variadas procedencias (Francia, Castilla, Cataluña, Mallorca,La Rioja y Andalucía). Los periodos en los que la afluencia de forasteros fue mayor

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 31

Alcublas. 1600-1699. Bodas según el estado civil de los contrayentes.

Total Boda Boda Boda Bodabodas soltero-soltera viudo-viuda soltero-viuda viudo-soltera

797 580 72 53 92

1600-1699. Alcublas. Evolución de los matrimonios por décadas.

Década 1600 1610 1620 1630 1640 1650 1660 1670 1680 1690 Total

Bodas 66 76 66 88 79 82 80 89 88 83 797

Media 6´6 7´6 6´6 8´8 7´9 8´2 8 8´9 8´8 8´3 7´97

Page 34: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

son 1600-1624 y 1681-1699, con un 17´4 % y un 15´05 % de los contrayentes res-pectivamente, momentos en los que el predominio es de los procedentes del AltoPalancia, si bien este predominio es más claro para el primer periodo, mientrasque en el segundo el porcentaje es muy similar al de los cónyuges procedentes dela Serranía y Aragón.

32 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Alcublas. 1600-1699. Origen geográfico de los contrayentes.

Años Total Alcublas Serranía Alto Reino Aragón Francia OtrosContray. Palancia Valencia

1600-1604 68 50 4 8 3 3 0 01605-1609 64 52 6 1 3 2 0 01610-1614 80 72 2 3 1 0 0 21615-1619 72 61 0 7 2 2 0 01620-1624 84 69 2 5 5 2 0 1

Total 368 304 14 24 14 9 0 3% 100 82´6 3´8 6´52 3´8 2´44 0´81

1625-1629 48 42 2 1 1 0 0 21630-1634 98 82 2 9 2 2 1 01635-1639 78 64 5 1 1 3 0 41640-1644 76 67 1 2 1 1 2 21645-1649 82 74 1 1 1 4 0 1

Total 382 329 11 14 6 10 3 9% 100 86´12 2´87 3´66 1´57 2´61 0´78 2´35

1650-1654 78 74 0 1 2 0 0 11655-1659 86 72 3 9 0 2 0 01660-1664 64 57 0 4 2 1 0 01665-1669 96 86 0 5 1 4 0 01670-1674 88 83 0 0 1 1 2 1

Total 412 372 3 19 6 8 2 2% 100 90´29 0´72 4´61 1´45 1´94 0´48 0´48

1675-1679 90 82 2 2 1 1 1 11680-1684 80 69 5 1 1 3 1 01685-1689 96 72 4 9 3 7 0 11690-1694 74 64 1 7 1 0 0 11695-1699 92 80 5 1 4 2 0 0

Total 432 367 17 20 10 13 2 3% 100 84´95 4´12 4´62 2´31 3 0´46 0´69

Total siglo 1594 1372 45 77 36 40 7 17% total 100 86´07 2´82 4´83 2´25 2´5 0´43 1´06

Page 35: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

A nivel de poblaciones las mayores aportaciones de cónyuges corresponden, pororden de importancia, a Bejís con 19, Andilla con 14, Jérica con 9, Liria 8, Altura 7,Segorbe 6, El Villar y Rubielos 5, etc. Como dato curioso cabe señalar la presenciade franceses que contraen matrimonio en Alcublas, cuyo número es mayor que elde castellanos que hacen lo propio.

En lo relativo al sexo de los contrayentes de fuera de la villa, de los 222 foraste-ros que contraen matrimonio en Alcublas 151 son hombres - algo más del 68 % -,y de ellos un tercio son viudos.

Otro aspecto a señalar es la estacionalidad de los matrimonios, cuya celebra-ción en una u otra época del año dependía de motivos laborales y económicos. Enel cuadro podemos ver el número de bodas celebradas en los distintos meses delaño; los motivos religiosos explican el fuerte descenso de las bodas en los mesesde marzo, abril y diciembre, ya que la Iglesia desaconsejaba la celebración dematrimonios en los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma. Por otro lado, lasrelativamente bajas cifras de los meses de mayo, junio, julio y agosto se deben ala coincidencia con los momentos del año en los que las labores agrícolas reque-rían una dedicación mayor. Todo lo anterior hace que los meses de septiembre -acabada la vendimia -, octubre, noviembre, y enero y febrero fuesen los preferidospara contraer nupcias por los alcublanos.

3.- LAS DEFUNCIONES.

Durante el siglo XVII tuvieron lugar en Alcublas 2601 defunciones, lo que supo-ne una media de 26´01 defunciones al año. Al estudiar las defunciones de estesiglo nos encontramos con el problema de que entre 1600 y 1613 no se registraronen los libros de defunciones de la parroquia los decesos de niños menores de 10años, con lo cual debemos decir que la cifra indicada de 2601 es inferior a la real.Para intentar subsanar esta carencia de datos hemos intentado aproximarnos alnúmero real de defunciones hallando la media de las defunciones de niños entre1614 y 1699, y sumando esta cifra a la de las defunciones de adultos de los años1600 a 1613, con lo cual resulta una cifra aproximada de 2786 defunciones paratodo el siglo.

Si realizamos un gráfico que represente la evolución de la mortalidad a lo largodel periodo, vemos que este nos marca una línea ascendente de una tendencia no

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 33

Alcublas. 1600-1699. Estacionalidad de los matrimonios.

Mes E F M A M J J A S O N D

Nº bodas 80 100 25 30 50 43 52 58 92 103 137 25

Page 36: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

muy marcada, y que aparecen numerosas irregularidades que revelan la existen-cia de un equilibrio demográfico frágil que podía verse roto con facilidad por losefectos de un año de malas cosechas o de una simple epidemia de gripe.

Aunque hay diferentes años en los que la cifra de defunciones se eleva de formaimportante, aplicando unos criterios más rígidos ((11)) tan sólo podemos hablar de unacrisis de mortalidad en este siglo, en concreto en el año 1622, en el cual se produ-cen un total de 61 defunciones, más de la mitad correspondientes a niños y con-centradas en los meses de invierno y primavera, hecho que nos hace pensar en laexistencia de alguna enfermedad contagiosa que incidió de manera particularsobre la población infantil. De esos otros años con un alto número de defuncionesdestacan 1643, 1664, 1666, 1668 y 1678, y salvo en 1643 y 1668 es el alto porcenta-je de defunciones de niños - entre el 48 y el 62 por cien -, el que dispara las cifrasde mortalidad. En los años 1643 y 1678 el mayor número de defunciones se produ-

34 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

(1) Hemos aplicado los criterios de M.W. Flinn para establecer las “Crisis Mortality Ratio”.

Page 37: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

cen en los meses de verano, mientras que en la década de 1660 tienen lugar en losmeses de invierno. En general pensamos que la causa de estas altas tasas de mor-talidad fue la conjunción de factores tales como las malas condiciones higiénicas,las crisis de subsistencias, y unas condiciones climatológicas extremas.

Ya que hemos hablado de las defunciones de niños como un elemento decisivoen el aumento de la mortalidad, se hace necesaria una pequeña referencia a lamortalidad infantil, tomando como base para su estudio los registros parroquialesde defunciones, en los que aparecen bajo la denominación de “albats” los niñosentre los cero y los once años aproximadamente. Por las razones ya aludidas nohemos considerado el periodo comprendido entre los años 1600 y 1613, pero parael resto del siglo podemos señalar que el porcentaje de “albats” sobre el total dedefunciones es del 47´91 por ciento, es decir, casi la mitad de las defuncionescorresponden a niños (del total de 2.352 defunciones en este periodo, 1.127 corres-ponden a niños, con una media anual de poco más de 13 defunciones de niños).

Un aspecto que resulta curioso al estudiar las defunciones de niños en losregistros parroquiales es la aparición, con una relativa frecuencia, de niños huér-fanos y expósitos que, procedentes del Hospital General de Valencia, eran criadospor familias de Alcublas, hecho que se haría más frecuente en el siglo XVIII, aun-que por el tipo de documentación consultada resulta imposible establecer cifras,ya que a través de la documentación parroquial sólo conocemos el número de losque fallecían.

Como conclusión podemos decir que, si bien Alcublas sufrió en el siglo XVII unfreno a su crecimiento demográfico, este no fue tan grande como se pensaba hastaahora, y su población aumentó de una forma lenta pero mantenida, que permitió elcrecimiento de la villa y la realización de importantes obras públicas y edificacio-nes que sólo pudieron desarrollarse en el seno de una sociedad fuertemente vital.En este sentido, la inmigración, si bien no fue un factor determinante por sí mismopara que tuviese lugar ese crecimiento, si que fue un factor necesario para man-tener ese crecimiento; faltaría saber si esa atracción de inmigrantes se debió a lasbuenas condiciones económicas que ofrecía Alcublas en determinados momentos,o si fue debida a unas condiciones mucho más adversas en los lugares de origen.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 35

Page 38: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

LA GUERRA DE SUCESIÓN EN ALCUBLAS

En la última década del siglo XVII y los primeros años del siglo XVIII tuvo lugarun empeoramiento de la situación socio-económica en Alcublas, sobre todo encomparación con la situación vivida en la década de 1680-1690. Este empeora-miento tuvo un claro reflejo en el plano demográfico, provocando que los inicios delsiglo XVIII coincidieran con una etapa de freno al fuerte crecimiento de poblaciónque se estaba desarrollando.

Sin embargo, las consecuencias de esta pérdida de impulso demográfico, com-parable a la que tuvo lugar en otros periodos en los que se sucedieron varios añosde malas cosechas, no hubieran sido importantes de no haber tenido lugar otrosacontecimientos que marcarían la evolución de la sociedad valenciana en generalen las primeras décadas del siglo XVIII.

La falta de descendientes directos al trono de España hizo que Carlos II, en suúltimo testamento, nombrase heredero a Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV deFrancia, modificando un acuerdo anterior en el que nombraba como sucesor aCarlos de Austria. Este cambio fue mal visto por otras potencias europeas queveían en el acercamiento entre Francia y España un peligro para el equilibrio euro-peo, y dio origen a un conflicto bélico que enfrentó a estos dos países con la deno-minada Gran Alianza, integrada por Inglaterra, Holanda, Prusia, el Imperio austro-húngaro y Portugal.

Esta guerra afectó al Reino de Valencia a partir de 1705: en agosto de este añolos partidarios del archiduque Carlos tomaron Denia, y desde este momento elconflicto se extendió rápidamente por el territorio valenciano. En diciembre se rin-dió la ciudad de Valencia y en septiembre de 1706 prácticamente todo el Reinoestaba en poder de los austracistas, el 10 de octubre el archiduque juraba losFueros del Reino ante el obispo de Segorbe, permaneciendo en Valencia hastamarzo de 1707, momento en el que, ante la presión del ejército felipista, marchó aBarcelona.

El siguiente acontecimiento de esta guerra fue la batalla que tuvo lugar el 25 deabril en Almansa. Ganada por las tropas de Felipe V, esta batalla supuso el iniciode la reconquista del Reino por los felipistas: en mayo se rindió la ciudad deValencia y en junio fue tomada Xàtiva. Poco a poco, entre julio de 1707 y abril de1709, todo el Reino de Valencia pasó a manos de los felipistas.

En 1713 las potencias europeas firmaron la Paz de Utrech, que suponía el repar-to de las posesiones españolas en Europa y el fin de la guerra; tan sólo Cataluñasiguió luchando contra Felipe V hasta la toma de Barcelona en 1714, hecho con elque se puede dar por concluido el conflicto.

Una vez hecho este resumen sobre la Guerra de Sucesión, cabe plantearsediversas preguntas relativas tanto a la posición de Alcublas durante el conflicto,como a las repercusiones de éste en la villa.

No puede decirse que en Alcublas existiese a priori un posicionamiento político

36 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 39: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

a favor de uno u otro bando, más bien podríamos hablar de una aceptación llanadel orden existente. En este sentido hay que señalar que Felipe V fue bien acogidoen toda España tras su proclamación como rey en el año 1701. Sin embargo, elfuerte despliegue militar austracista, la propaganda en determinadas zonas afavor de la abolición de las cargas señoriales, y sobre todo la conquista de la ciu-dad de Valencia, fueron factores que llevaron a muchas villas, como es el caso deAlcublas, a aceptar al archiduque Carlos como rey.

El 22 de diciembre de 1705, seis días después de que el ejército austracistaentrase en la ciudad de Valencia, tuvo lugar una reunión del Consejo General deAlcublas cuya finalidad era estudiar la postura a adoptar ante el desarrollo de losacontecimientos. En esta reunión se tomó el siguiente acuerdo:

“Atendido y considerado lo que ha sucedido en la ciudad de Valencia, en haver-la ganado y estar en poder de su Magestad Carlos tercero, y assí que vea el pre-sente consejo si quiere que vajen los señores oficiales a prestar la obediencia yhomenage a su Magestad (...), se acordó que vajen a prestar obediencia y home-nage y para hazer todo aquello que convenga a la Villa para quedar bien y cum-plir con lo que debe”.Cuando en mayo de 1707 los felipistas reconquistaron la ciudad de Valencia, otra

vez se les planteó a los dirigentes de la villa el problema sobre la aceptación o node la nueva situación, y al igual que en 1705 el Consejo General, en su reuniónextraordinaria del 23 de mayo, se acogió a una política de hechos consumados,aceptando a Felipe V como rey:

“Estando junto todo el Consejo Extraordinario fue propuesto por el MagníficoBartholomé Yvañes, Jurado Maior, que, por quanto el Muy ReverendíssimoPadre Don Joseph Ferrer, prior del Real Convento de Valldechristo, havía escri-to una carta a los señores Justicia y Jurados de la presente Villa para que pres-tasen la obediencia al Señor Phelipo Quinto, porque no viniese algún detrimen-to a dicha Villa por no baxar a prestar dicha obediencia. Y oída dicha propuestapor todo el presente Consejo, fue deliberado y determinado que están promptosa prestar dicha obediencia; pero que vaxe el Señor Syndico juntamente con unSeñor eclesiástico y que exploren el temperamento que estuviese muy bienpara el consuelo de esta Villa, por ser ésta Calle de Valencia. De quibus omni-bus est actum in Aula Consiliaria de dicha Villa”.En este acuerdo hay dos aspectos que nos llaman la atención: de un lado se

habla de una carta del prior de Valdecristo recomendando prestar obediencia aFelipe V, recomendación que es bien acogida, pero por otra parte se envía al sín-dico de la villa y a un clérigo para que conociesen de cerca la situación y actuar enconsecuencia. La carta del prior revela un conocimiento cercano de la situaciónpolítica y bélica, debido sin duda a los buenos contactos del convento en la capitaly en todo el Reino en general, y al mismo tiempo muestra la preocupación de lacartuja por sus vasallos. La postura de la villa, enviando a sus propios observado-res para conocer in situ como se estaban desarrollando los acontecimientos, tienesin embargo un significado menos claro para nosotros, ya que es una actitud quepodría ser sinónimo de prudencia ante una posible reconquista a corto plazo de la

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 37

Page 40: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ciudad por los austracistas, o en la que podría ocultarse una cierta simpatía hacialos partidarios del archiduque Carlos, simpatía que explicaría la reticencia del con-sejo a prestar obediencia a Felipe V precipitadamente y esa exhortación del priorpara que lo hiciesen.

Sea cual sea la explicación, lo cierto es que la villa de Alcublas adoptó en cadamomento la postura aconsejable para mantenerse lo más posible al margen delconflicto, apoyando a uno u otro bando según la coyuntura bélica. Sin embargo, apesar de ese deseo de mantenerse al margen, no pudo evitar la participación en laguerra de diferentes maneras.

1.- LA PARTICIPACIÓN DE ALCUBLASEN LA GUERRA DE SUCESIÓN

Una de las formas de participación de Alcublas en la guerra fue mediante laaportación de tropas: en los años 1705 y 1706 sabemos que la villa proporcionósoldados para el ejército del archiduque Carlos, tal como se deduce de un gasto de1705 “en pólvora y balas, de diferentes veces que salieron los soldados de estaVilla de orden del Coronel de Liria, para que fueran a diferentes partes con susarmas, 13 libras, 6 sueldos y 4 dineros”, y de otros gastos en 1706 de pan y arre-glo de escopetas de varias veces que salieron los soldados “en Socorro del SeñorCarlos”, siendo una de estas salidas a la localidad de Telayuelas (Cuenca).

Lamentablemente los Libros de Cuentas, en los cuales aparecen las referenciassobre los gastos de los soldados de la villa, aparecen en blanco desde junio de 1707hasta 1724, hecho que nos impide saber si se aportaron hombres para el ejércitofelipista, aunque es bastante lógico pensar que no fue así, pues la confianza de lasautoridades borbónicas en unos hombres que habían apoyado al archiduque debíaser escasa y, por otra parte, si los soldados de la villa se encontraban con el ejér-cito austracista en el momento de cambio de coyuntura, debieron seguir con esteejército o bien debieron recurrir a la deserción.

Además de la aportación de tropas, durante la guerra la villa hubo de pagarimpuestos extraordinarios para contribuir al mantenimiento de los ejércitos: pri-mero hubo de pagar la “tacha” para sufragar la creación de un Tercio del Reino quereforzaría al ejército austracista en 1706 y, al año siguiente, en el mes de julio, lavilla hubo de hacer un nuevo esfuerzo económico, tomando prestado un censal,para pagar las 733 libras que le pedía la Diputación de Valencia por “el donativoque se pide por el Reyno para su Magestad el Señor Felipe Quinto”. Junto a estasaportaciones extraordinarias, desde la conquista borbónica se estableció unimpuesto ordinario destinado al mantenimiento de tropas e instalaciones militaresal que se conoció popularmente con el nombre de “Quartel” y sobre el cual habla-remos más adelante.

De todos modos, las referencias más abundantes en la documentación munici-pal son las relativas al alojamiento de tropas en la villa y a la aportación de hom-bres y caballerías para el transporte de diferentes productos (trigo, carbón, etc.),

38 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 41: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

para el ejército borbónico. En relación con el alojamiento de soldados sabemosque en 1706 estuvieron en la villa tropas austracistas, tanto regulares como irre-gulares - “migueletes” o “micalets” -, hecho que queda reflejado en diferentespartidas de gastos de los libros de cuentas:

• Item se le admite en descargo que pago a los quatrocientos soldados quevinieron a la presente Villa 8 libras 16 sueldos”.• Item pagó a Juan Navarrete, mesonero, por haver dado a unos Micaletes engasto 12 sueldos”.Además de lo anterior, aparecen otros gastos en herraduras, refrescos para

capitanes, pólvora, balas y comida.Al carecer de anotaciones relativas a 1707 y 1708 desconocemos si fue frecuen-

te la presencia de tropas borbónicas en este periodo, aunque es lógico pensar quesí lo fue. En 1709, gracias a unas notas en los libros parroquiales, sabemos queuna compañía de soldados de Felipe V pasó el invierno en Alcublas, estancia cuyafinalidad era la pacificación de las zonas montañosas cercanas a Segorbe, en lascuales se habían refugiado numerosas partidas de migueletes tras el fallido inten-to de los austracistas para conquistar dicha ciudad en 1708. Hay una de estasnotas, relativa a la boda de uno de los soldados, que hemos pensado merece lapena transcribir ya que nos acerca un poco a la vida cotidiana de las tropas, y sirvepara que recapacitemos sobre las características de los ejércitos de la época, quearrastraban consigo a una importante población flotante integrada por esposas delos soldados - una de las cuales falleció y fue enterrada en la villa -, niños, prosti-tutas y otras gentes. La nota del Libro de Matrimonios dice así:

“A 19 de marzo de 1709 un capellán del Tercio de la Corona, de la compañía demonsieur Espana, con mi permiso y licencia, desposó solamente haviendo sietetestigos y mucho concurso, en la Iglesia de esta Villa, a Miguel Laxse, mancebo,soldado francés aquartelado en esta Villa, y a Teresa Santor, doncella de naciónfrancesa que vino de Bejís, a los quales el dicho Capellán en la plaza, delante demuchos soldados, amonestó a 17 de los mismos mes y año”.Por otro lado, fueron numerosas las ocasiones en las que la Villa proporcionó

hombres y animales para tareas de intendencia: en 1706 se enviaron 110 mulaspara llevar carbón “a la Casa Real de Valencia para el Señor Carlos III“; en enerode 1707, cuando los austracistas estaban a punto de conquistar Madrid, se envia-ron 30 mulas con quince hombres para el transporte de materiales a dicha villa, yese mismo año, en febrero y marzo, se proporcionó también hombres y animalespara el transporte de carbón. En octubre de 1707, ya bajo el dominio felipista, serecibió una carta del Gobernador de Segorbe para que la villa aportase peonespara trabajar en el cerco de la localidad de Almanzora, asediada por los borbóni-cos. Alcublas debía proporcionar 35 hombres, dándoles comida para el camino ylos cinco días que debían permanecer allí; pasado ese tiempo los hombres debíanser sustituidos por otros 35, y así sucesivamente hasta que concluyese el asedio.

A pesar de la falta de documentación sobre los años 1708, 1709 y 1710, es desuponer que estas obligaciones persistieron, puesto que a partir de 1711 se siguióaportando caballerías y hombres en diferentes ocasiones - por ejemplo a

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 39

Page 42: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Mequinenza (Teruel) en 1712, o a Vinaroz en 1713 -, en unas condiciones similaresa las señaladas para el cerco de Almanzora: transcurrido el plazo, hombres ycaballerías debían ser sustituidos por otros de la villa.

2.- LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.

El conflicto armado y los años de posguerra conllevaron numerosas consecuen-cias negativas de tipo demográfico, social, económico e incluso político-adminis-trativas. Demográficamente toda guerra supone la pérdida de vidas humanas acausa de los enfrentamientos armados. En relación con estos hay que señalar queAlcublas no se vio afectada por ninguna lucha dentro de su territorio y, por otraparte, resulta imposible conocer si los habitantes de la villa que participaron en laguerra como soldados fallecieron a causa del conflicto.

Sí que es posible apreciar otras repercusiones sobre la población alcublana através de los registros parroquiales: ya hemos indicado que a finales del siglo XVIIy principios del XVIII se frenó el crecimiento demográfico a consecuencia de lasucesión de varias crisis de subsistencias. Los años de guerra y de posguerraagravaron esta situación, prolongando la ralentización del crecimiento demográfi-co y dificultando la superación de esta coyuntura, tal y como demuestra el hechode que entre 1708 y 1710 se produjeron diecisiete defunciones más que nacimien-tos, coincidiendo con unos años de fuerte presión fiscal y de malas cosechas; en1712 se repitió esta situación, con cinco defunciones más que nacimientos y porlas mismas causas; en 1719 el crecimiento de la población también es negativo,aunque en este caso las causas las achacamos exclusivamente a las malas cose-chas.

De todos modos, a pesar del momentáneo cambio de la tendencia demográficaque supuso la guerra, el número de nacimientos y matrimonios se mantuvo esta-ble, con los lógicos altibajos propios del régimen demográfico de la época, y conalgunas excepciones explicables por la coyuntura bélica, como fueron el descensodel porcentaje de nacimientos en un 25´4% en 1708 y en un 17´4% en 1709 ((22)), o lascrisis de nupcialidad de 1706 y 1707.

Por otro lado, además de los cuatro años señalados en los que el crecimiento dela población fue negativo, la ralentización del crecimiento demográfico de Alcublasfue debida al descenso de población como consecuencia de la emigración: en octu-bre de 1711 la villa recibió una carta, relacionada con el pago de impuestos, en laque se le reclamaban 264 libras y 13 sueldos que todavía no había pagado de unacantidad total de 1252 libras y 10 sueldos, cantidad que se había fijado para unapoblación de 167 vecinos. El motivo que la villa alegaba para no pagar esta canti-dad era que de esas ciento sesenta y siete casas cuarenta y seis estaban vacíasdesde hacía algunos años. En principio podríamos pensar que la alegación de la

40 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

(2) Estos porcentajes se han obtenido sobre los datos de los años 1701 a 1720.

Page 43: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

villa respondía a un deseo de eludir el pago de parte de los impuestos, pero sabe-mos que el éxodo de vecinos por motivos económicos e ideológicos fue importan-te; el hecho de que la villa como colectivo no apoyase abiertamente a uno u otrobando, no quiere decir que algunos de sus vecinos no apoyasen por completo a unode los dos bandos en guerra, apoyo que explicaría el abandono de la localidad enel momento de producirse la conquista de Valencia por austracistas y felipistas.Sin duda es a esta situación a la que se refiere una nota que aparece en el Libro deVisitas Pastorales de la Parroquia de Alcublas, en la que se hace mención a queentre 1705 y 1709 hubo disturbios “por los que se fueron y estuvieron ausentesalgunos vezinos”. Teniendo en cuenta esta nota que confirma el éxodo de pobla-ción, y tomando como válidas las cifras indicadas por la villa, el conflicto debió desuponer una emigración de algo más de un cuarto de los vecinos de la localidad.,despoblación que las autoridades locales intentaron frenar con diferentes medi-das, como por ejemplo el Acuerdo de 1714 por el cual se eximía a los jóvenesmenores de treinta años de los pagos de los impuestos de humo, bulla y sal.

La alusión a disturbios nos lleva a hablar de otra de las consecuencias de laguerra: la inseguridad de la población.

Como es lógico, el continuo movimiento de tropas y las noticias confusas pro-pias de una situación bélica, debieron contribuir a crear un ambiente de temor enla sociedad alcublana, temor acrecentado en determinados momentos por lasacciones de guerra, los actos de bandolerismo protagonizados por desertores yproscritos, y la actuación en las zonas montañosas de tropas irregulares partida-rias del archiduque Carlos - los conocidos como “micaletes” -; reflejo de estasituación fueron por ejemplo las muertes violentas de dos vecinos de Alcublas enel año 1706, uno apuñalado “a la salida del Carrascal de la Villa”, y el otro de unosescopetazos “en la rambla de Cerverón, iendo al Campillo”.

Tampoco es difícil de imaginar el estado de ánimo de los vecinos y sus familiasante la llegada o, como en 1709, la estancia de tropas en la localidad, máxime si setiene en cuenta que la mayoría de esas tropas estaban formadas por mercenariosextranjeros, y que no eran raras las disputas con ellos o entre ellos. Un ejemplo deestas disputas nos lo ofrece un registro de defunción del año 1709, en el que seindica que “A 14 de abril murió Thomás Chemberg, soldado de nación alemáninvernante en esta villa, de una estocada que le dio otro soldado”.

Por otro lado, aunque no tuvo lugar ninguna batalla de importancia en la zona,sí que fueron frecuentes pequeñas escaramuzas y actos de bandolerismo, tanto enel transcurso de la guerra como en años posteriores. Así, en 1709 dos soldadosfranceses fueron asesinados en la zona de la Masía de las Dueñas por una partidade “miqueletes”, y tres personas más murieron asesinados en los años 1714, 1715y 1718 en diferentes puntos del término municipal - el Carrascal, la Balsa Silvestrey la Cuesta de la Matanza -. A estos hechos habría que añadir los actos de pillajey robo, sobre los que no tenemos noticia pero que son de suponer: sólo así seexplica una nota del párroco de Alcublas relativa a la celebración, el 25 de abril de1721, de una misa solemne en la ermita de Santa Bárbara y la bendición de los tér-minos “para limpiar la tierra de los insultos grandes que en años pasados hicie-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 41

Page 44: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ron los Micaletes”.En relación con la actuación de grupos de micaletes y bandoleros, las autorida-

des borbónicas promulgaron varios bandos tendentes al desarme generalizado dela población, e igualmente cursaron instrucciones a las autoridades locales paraque se hiciese efectivo el mantenimiento del orden público en ciudades y villas.Como consecuencia de esas instrucciones se instauró un férreo control sobre lasociedad alcublana, tendente a evitar cualquier actividad que pudiese alterar elorden establecido. Como mecanismo para este control, desde 1716 el alcalde ordi-nario de la villa hacía publicar el día 1 de enero de cada año el siguiente pregón:

“Pregón: Oíd que nos hacen saber, de parte del Señor Blas Domingo, AlcaldeOrdinario de la Villa de Alcublas, a todas y qualesquier personas, así vecino dela presente Villa como extrangeros, que ninguno sea osado de jugar a juegos denaypes de envite, como son primera flor, veinte y uno envidado, flux de resto, ycarteta, de día ni de noche en pena de 3 libras por cada jugador, las mesas yasientos quemados y 10 días de cárcel, y al dueño de la casa que se jugare penadoble; y que sólo puedan jugar a flux de ajuda compañero, chelindrón y otrosjuegos de entretenimiento con moderación, y no entretanto que los divinos ofi-cios se están celebrando en la Yglesia Mayor; y que asimismo no puedan jugara pelota mientras dichos oficios, y si después jugaren aya de ser con que elrayador tenga el dinero en su mano de lo que se jugare, en pena de 3 libras y 10días de cárcel a los que jugaren y al rayador la pena doble; y asimismo que nin-guno sea osado de llevar puñal ni ningún género de arma, así blanca como defuego, corta ni larga, en pena de 3 libras y 10 años de galeras y las armas per-didas; asimismo que ningún sea osado de andar de noche por la villa de lasnueve oras arriba con armas o sin ellas, en pena de 3 libras y 10 días de cárcel,ni que ninguno pueda estar parado en esquina de calle alguna en pena de 10días de cárcel, ni menos andar apedreando por las calles bajo dicha pena; Ypara que venga a noticia de todos se mandó publicar el presente vando en laVilla de Alcublas el primer día del mes de henero de 1716”.En otro orden de cosas, la reconquista del Reino por Felipe V supuso la introduc-

ción de una organización política y administrativa similar a la castellana y la sus-titución de las leyes y usos propiamente valencianos, derogados con la entrada envigor el 29 de junio de 1707 del Decreto de Nueva Planta, por el cual quedaban abo-lidos los Fueros valencianos. Como consecuencia de estos cambios la sociedad sevio sometida a una enorme presión fiscal por la implantación de nuevos impues-tos sin suprimir los ya vigentes, al mismo tiempo que la presión se incrementabacon impuestos extraordinarios para contribuir a los gastos de la guerra.

El impuesto que mayor impacto supuso sobre la economía alcublana fue, entre1708 y 1719, el “Quartel”, destinado a gastos de fortificaciones y mantenimiento detropas. La cantidad a pagar por la villa era asignada cada año según las necesida-des de la monarquía y acorde al número de vecinos de la población; luego la villaestablecía una cantidad fija a pagar por cada vecino y el resto, hasta completar eltotal del impuesto, era repartido entre los vecinos según la hacienda de cada uno.El pago del cuartel tenía lugar en cuatro plazos trimestrales, siendo nombrado

42 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 45: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

para cada trimestre un colector de la villa distinto, que era el encargado de reco-ger el dinero de cada vecino.

La implantación de este impuesto no hubiera tenido consecuencias excesiva-mente negativas sobre la economía alcublana de no ser porque las cantidades apagar eran realmente altas, como por ejemplo 1252 libras en 1711, 1086 libras en1713, o 1630 libras en 1714, y porque ese pago suponía una enorme sobrecargapara una economía frágil y debilitada por la guerra. De este modo, en 1714 comen-zaron a aparecer los primeros síntomas de deterioro, que se pusieron de manifies-to en la imposibilidad de cumplir los plazos estipulados para los pagos del cuartel,a causa del impago de algunos vecinos. Para solucionar esta situación se recurrióa hacer una “derrama” o colecta extraordinaria del vino de los vecinos, pero antela imposibilidad de vender el vino recogido por falta de compradores, se hizo unanueva colecta de la lana y cera de los ganaderos y colmeneros. El 31 de mayo de1715 todavía no se había obtenido el dinero suficiente para pagar el atraso, y lasituación se agravaba por la necesidad de empezar a pagar el cuartel de 1715. Apartir de estos momentos se entró en una dinámica de endeudamiento que seintentaba solucionar mediante el recurso a derramas, en dinero o en especies, ymediante el recurso forzoso a la toma de censales (préstamos), ya que si la villa seretrasaba en los pagos del impuesto las autoridades reales enviaban tropas a alo-jarse en la población, corriendo los gastos de ese alojamiento por cuenta de lavilla, tal como ocurrió en enero de 1716 y en octubre de 1717.

Al mismo tiempo, la villa se veía obligada a consumir determinada cantidad desal y tabaco, productos cuya comercialización era monopolio estatal. Si bien estosmonopolios y obligaciones ya existían con la monarquía de los austrias, ahora sehicieron más gravosos a causa de la asignación de unas cantidades exageradas.Tanto para la sal como para el tabaco la villa debía nombrar a un vendedor, cuyosbeneficios por libra de producto estaban estipulados de antemano. Para vencerposibles reticencias por la impopularidad que entre los vecinos podría acarrear eldesempeño de este trabajo, a estos vendedores se les eximía de los pagos por elalojamiento de tropas y del envío de caballerías.

En relación con el envío de caballerías, esta prestación conllevaba unas conse-cuencias negativas para la economía mayores de lo que se podría pensar, ya quesuponía la imposibilidad de contar con los animales de tiro para las labores agrí-colas, muchas veces en momentos de gran actividad. Además, fueron frecuenteslos casos en los que no volvieron a la villa algunos animales aportados para lascampañas militares, como por ejemplo tres mulas enviadas a las campañas deLérida y Barcelona, cuya desaparición seguían denunciando sus dueños ante elalcalde ordinario en el año 1721.

También debían realizar los vecinos un esfuerzo suplementario para podercumplir con la obligación, impuesta desde 1720, de aportar soldados para laMilicia del Reino: en 1720 y 1723 Alcublas debía dar un soldado para dicha miliciapor tiempo de tres años, al igual que hacían El Villar y Andilla, pero desde 1726esta obligación aumentó a tres soldados que, como era habitual en la época, eran“comprados”, repartiéndose el gasto de esta compra entre todos los vecinos y,

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 43

Page 46: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

especialmente, entre aquellos que tenían hijos en edad militar.En general podemos afirmar que la Guerra de Sucesión y los años de posgue-

rra, con los cambios administrativos y la introducción de nuevos impuestos, impac-taron negativamente en la sociedad alcublana, empobreciéndola y frenando sudesarrollo, iniciándose un periodo de crisis económica que culminaría a finales dela década de 1730 con la bancarrota de las finanzas municipales.

44 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

FOTO 32. POZO DELA CALLE NUEVA:este pozo, de propiedadpública, existía conanterioridad a la crea-ción de la calle.

Page 47: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓNEN EL SIGLO XVIII

En las páginas anteriores hemos visto cómo la Guerra de Sucesión supuso unimportante descenso de población en Alcublas pasando, como consecuencia de laemigración por motivos políticos y económicos, de los aproximadamente 210 veci-nos de 1707 a tan sólo 163 en el año 1712. Sin embargo, lo ocurrido en estos añosno hacía imaginar una evolución de la población como la que tendría lugar duran-te el resto del siglo: si volvemos a los datos del cuadro sobre la evolución de lapoblación de Alcublas entre 1609 y 1793, podemos observar que tras los difícilesaños de posguerra (1715-1725), en los cuales el crecimiento fue muy pequeño, seprodujo un decidido y sostenido crecimiento de la población que llega a sorpren-der en determinados momentos por sus cifras: hacia 1725 la población había cre-cido hasta los 184 vecinos, pero en 1738 había alcanzado los 262 vecinos, casi cienmás que en 1712 ((33)). En la década de los años cuarenta se frenó este crecimiento,pero en los años cincuenta se inició una nueva etapa de crecimiento que llegaríahasta finales de los años setenta, con unas cifras de 273 vecinos en 1750, 330 veci-nos en 1766, y 392 vecinos en 1783. El resto del siglo la tendencia positiva se man-tuvo, pero el ritmo de crecimiento se ralentizó bastante. Si hallamos el crecimien-to medio anual de vecinos entre los años indicados podemos apreciar mejor estasetapas, ya que entre 1738 y 1750 el crecimiento medio es de 0´91 vecinos al año,de 3´56 entre 1750 y 1766, de 3´64 entre 1766 y 1783, y de 1´9 entre 1783 y 1793.

En principio podríamos pensar que la inmigración fue en buena medida la cau-sante de este crecimiento, pero como veremos al hablar de los matrimonios eneste siglo, este fenómeno tuvo menor importancia que en el siglo anterior, por loque podemos deducir que el aumento de población en Alcublas se debió a la pro-pia dinámica demográfica de sus habitantes.

Lógicamente el crecimiento demográfico provocó una fuerte presión sobre elmedio natural, siendo la causa de que aumentase la superficie cultivada, de que seprodujese una sobreexplotación de los montes, y de que se originasen problemaspor la falta de casas y de terrenos para edificarlas, algo esto último de lo que noshabla un acuerdo del Ayuntamiento fechado el 19 de marzo de 1770:

“(...) fue propuesto que Xavier Mañes y otros vecinos de esta villa habían pues-to memorial al Señor Yntendente pretendiendo que en los campos inmediatos ala Villa se obligase a los dueños que les vendieran terreno para fabricar cassasy que el Señor Yntendente lo havía mandado en conformidad, y que se avía de

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 45

(3) La cifra de 184 vecinos es la que Camarena Mahiques aporta en el libro ya citado como posi-ble para el año 1735, aunque sin poder afirmar que esa sea la fecha correcta ; nosotros pensamos,a la vista de los datos que aporta la villa para el pago del equivalente en 1738, que esa cifra es pro-bable que corresponda a algún año de principios o mediados de la década de 1720.

Page 48: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

resolver sobre ello, y que para mayor ynteligencia acía presentación delMemorial. Y hoyda la proposición y leydo el Memorial y Decreto del SeñorYntendente, acordaron (...) que en Santa Cruz, siguiendo la misma calle, se lesseñalen los sitios que pidan para fábricas de cassas, justipreciando los terrenospor peritos tasadores como tierras para sembrar y no como a sitios, satisfacien-do de contado a los Dueños de los Campos el tanto que justiprecien los peritos”. El decreto del Intendente sobre el terreno para edificar casas era de fecha del

10 de febrero de dicho año, y en él se especificaba que las casas debían estar edi-ficadas en el plazo de tres años, con la finalidad de evitar que los terrenos se usa-sen para otros fines. Por otro lado, sabemos que los terrenos sobre los que sehicieron estas casas, que dieron origen a la conocida como “Calle Nueva”, perte-necían a la parroquia de Alcublas.

Veamos a continuación cual fue la evolución de los nacimientos, matrimonios ydefunciones a lo largo de este siglo.

1.- LOS NACIMIENTOS EN EL SIGLO XVIII.

El siglo XVIII supuso una continuación de la tendencia que se apuntaba a finales de lacenturia anterior, con un aumento progresivo del número de nacimientos, aunque pode-mos distinguir dos grandes etapas para cuyo estudio vamos a ayudarnos del cuadro dela evolución de los nacimientos por décadas y del gráfico de esa evolución por años.

46 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Alcublas. 1750 Distribución de la población por calles.

Calle o plaza Nº de vecinos Habitantes (+ 11 años) Calle Larga 44 113Calle de la Fuente 18 40Placeta de la Pelota 39 116Plaza del Olmo 30 81Calle de la Vadía y callizos 47 117Calles de las espaldas de la Vadía 32 75Calle del Planillo 17 45Calles de la Santa Cruz y Mayor 46 122

1700-1799. Alcublas. Evolución de los nacimientos por décadas.

Década 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 Total

Nactos. 357 394 345 391 400 453 514 654 692 726 4926

Media 35´7 39´4 34´5 39´1 40 45´3 51´4 65´4 69´2 72´6 49´26

Fuente: "Cédula de los que tienen obligación de cumplir con parroquia". Archivo Parroquial. Quinqui Libri.

Page 49: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

a) La primera etapa, que abarca desde inicios del siglo hasta 1753, es una etapade muy lento crecimiento, casi estancamiento, en el número de nacimientos. Enella podemos apreciar que la tendencia al crecimiento se corta a partir de 1715,dando paso a unos años con unas cifras de nacimientos bajas hasta 1731. A partirde este momento el número de nacimientos vuelve a aumentar, pero sin llegar aproducirse una diferenciación en relación a la situación existente a principios delsiglo.

b) La segunda etapa, desde 1753, se caracteriza por un decidido crecimiento de losnacimientos que es mucho más evidente desde el año 1766. Siguiendo los mismos cri-terios usados para el siglo XVII, hallamos cinco años en los que se puede hablar de cri-sis de natalidad. Las dos primeras se producen en 1730 y 1731, y derivan de la crisis denupcialidad que tuvo lugar en 1729 y del bajo número de matrimonios que se produjeronen estos dos años; dado que no existe una relación directa entre estas bajas tasas denupcialidad y la mortalidad de esos años, lo más lógico es pensar que tienen su origenen unos años de crisis económica. En la segunda etapa aparecen tres años de crisis, dosde las cuales, las de 1767 y 1773, no tienen una explicación clara, puesto que no son refle-jo de crisis paralelas en las cifras de bodas y defunciones. La tercera, en 1775, sí queparece estar influida directamente por la crisis de bodas en el año anterior.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 47

Page 50: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En lo que se refiere al número de hijos por matrimonio, la cifra media para todoel siglo es de 4´8 hijos, cifra superior en un punto a la media del siglo XVII. Si hicié-semos una relación de las cifras medias por décadas para ambos siglos, veríamosque las cifras del siglo XVIII siguen la tendencia del siglo anterior, aunque la pro-gresión es mucho más clara y presenta menos irregularidades, ya que tan sólo sondestacables las de las décadas de 1720 y 1760.

Finalmente señalar que, al igual que en la centuria anterior, los casos de nata-lidad ilegítima y niños expósitos son escasos, con tan sólo ocho casos en todo elsiglo.

2.- LOS MATRIMONIOS.

En el siglo XVIII se celebraron en Alcublas 1019 matrimonios, con una ciframedia que supera casi en tres puntos a la media del siglo anterior, que era de7´8 matrimonios al año. El crecimiento del número de matrimonios se producea lo largo del siglo de una manera lenta, con ligeros retrocesos que lo único quehacen es anunciar una revitalización de la tendencia en la década siguiente. Enun análisis más detallado de esta evolución encontramos hasta nueve crisis denupcialidad, repartidas de manera desigual a lo largo del periodo, puesto queocho de ellas se producen antes de 1760, y tan sólo una después, hecho que esta-ría relacionado con una mayor estabilidad de la economía a partir de la décadade los años sesenta.

A excepción de la producida en 1752, directamente relacionada con la sobre-mortalidad que tuvo lugar ese mismo año, el resto no están influidas por otros fac-tores demográficos, y su origen habría que buscarlo en la coyuntura socio-econó-mica, algo que parece claro para los años 1706 y 1707, y para 1740 y 1741, dondela presencia de dos años consecutivos de crisis es síntoma de una situación eco-nómica negativa prolongada y de lenta recuperación. Por su parte, la crisis de 1715está relacionada con la situación post-bélica y la presión fiscal a la que se aludíaen el apartado sobre la Guerra de Sucesión.

Pasando al estudio sobre el origen geográfico de los contrayentes, si en el sigloXVII el 13´92 % de los mismos procedía de otras villas, en el siglo XVIII este por-centaje se reduce al 8´1 %, con una mayor presencia de forasteros en el últimocuarto del siglo. En el cuadro podemos ver las zonas de procedencia de estos cón-

48 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

1700-1799. Alcublas. Evolución de los matrimonios por décadas.

Década 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 Total

Bodas 75 85 98 87 83 98 114 138 117 124 1019

Media 7´5 8´5 9´8 8´7 8´3 9´8 11´4 13´8 11´7 12´4 10´19

Page 51: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

yuges. Por lo que respecta a las localidades de origen, las principales son, al igualque en el siglo XVII, Bejís con 26 contrayentes, Andilla con once, Sacañet con diez,Canales, Liria y El Toro con ocho, y Manzanera y El Villar con siete. Según la divi-sión por zonas que hemos realizado, la comarca del Alto Palancia es la que máscontrayentes aporta, seguida del Reino de Aragón, hecho que nos habla de unasrelaciones socio-económicas diferentes a las actuales, ya que hoy en día Alcublasaparece mucho más relacionada con las comarcas de la Serranía y el Camp delTuria.

Respecto al estado civil de los contrayentes, vemos algunos cambios frente alsiglo anterior, ya que el porcentaje de bodas en las que participa un viudo o unaviuda es del 17´87 % (un quinto de las bodas celebradas), frente al 27´22 % delsiglo XVII., disminución considerable que es indicativa de una mayor esperanza devida en los adultos. Por otro lado, es posible apreciar un aumento de las bodasentre viudos y viudas, cuyo número se sitúa por encima del de las bodas entreviudo y soltera.

Para terminar el análisis de los matrimonios, debemos señalar que la estacionali-dad de los mismos presenta similares características que en el siglo XVII, sin duda por-que se mantuvieron sin cambios los condicionantes de tipo religioso y económico.

3.- LAS DEFUNCIONES.

Entre 1700 y 1799 se produjeron en Alcublas 3.867 defunciones. En este periodose mantuvieron las características de mortalidad propias del Antiguo Régimen,con frecuentes altibajos y crisis, una elevada mortalidad infantil, y una mortalidad

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 49

13/ 1700-1799. Alcublas. Origen geográfico de los contrayentes.

Años Total Alcublas Resto Alto Reino Reino OtrosSerranía Palancia Aragón Valencia

1700-1724 438 403 6 10 9 8 2

% 100 92 1´36 2´28 2´05 1´82 0´45

1725-1749 420 390 4 13 7 6

% 100 92´85 0´95 3´09 1´66 1´42 0

1750-1774 550 518 4 15 10 3 0

% 100 94´18 0´72 2´72 1´81 0´54 0

1775-1799 630 565 10 24 20 11 0

% 100 89´68 1´58 3´8 3´17 1´74 0

Total 2038 1876 24 62 46 28 2

% 100 92´05 1´17 3´04 2´25 1´37 0´09

Page 52: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de adultos que crece acorde con el aumento demográfico.

En general, al igual que con los nacimientos y los matrimonios, podemos dis-tinguir dos grandes etapas, la primera de las cuales abarca hasta principios de ladécada de los años sesenta y en la que las cifras medias de defunciones están pordebajo de la media para todo el siglo, y una segunda etapa, desde los años sesen-ta hasta finales de siglo, en la que esas cifras medias están por encima de lamedia.

50 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

1700-1799. Alcublas. Evolución de las defunciones por décadas.

Década 1700 1710 1720 1730 1740 1750 1760 1770 1780 1790 Total

Defs. 254 332 252 309 315 347 399 510 567 572 3867

Media 25´4 33´2 25´2 30´9 31´5 34´7 39´9 51 56´7 57´2 38´67

Page 53: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En el siglo XVII aparecen varios años en los que el número de defunciones supe-ra al de nacimientos, algo que también ocurre en el siglo XVIII, aunque con menorfrecuencia y con unas características diferentes: entre los años 1600 y 1699 haycatorce años en los que las defunciones superan a los nacimientos, pero de ellostan sólo en dos se puede hablar de crisis de sobremortalidad. Por el contrario, enel siglo XVIII de nueve ocasiones en las que las defunciones están por encima delos nacimientos cinco suponen crisis de sobremortalidad, en concreto en los años1724, 1738, 1771, 1780 y 1799. Salvo la del año 1738, el resto de estas crisis estándirectamente relacionadas con la mortalidad infantil, ya que en 1724 de un total de50 defunciones 36 - el setenta y dos por cien -, corresponden a niños, porcentajeque se eleva al 77´21 % en 1771, el 79´16 % en 1780, y el 85´33 % en 1799, cuan-do el porcentaje medio para todo el siglo es del 56´91 por ciento. En las defuncio-nes de los años 1724 sabemos que influyó la crisis de subsistencias que se produ-jo ese año, al igual que ocurrió en 1771 y en 1780, año en el que la villa se vio afec-tada por una plaga de langosta que agravó la situación de carestía ya existentedesde 1777 por las malas cosechas de trigo.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 51

FOTO 32. POZO DELA CALLE NUEVA:este pozo, de propiedadpública, existía conanterioridad a la crea-ción de la calle.

Page 54: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

52 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 55: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CAPÍTULO IIEL GOBIERNO DE LA VILLA

Page 56: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 57: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

II - EL GOBIERNO DE LA VILLA

“Die mensis IIII Junii anno a nativitate Domini MDCXXXXVEn la Iglesia Parroquial de la Villa de las Alcublas, Infra misa et solemnia, altiempo y quando se quería cantar el evangelio en el día y fiesta de Pascua deespíritu Santo, coram omni populi vel maiore parte, Pedro domingo de Domingoy Luys del Toro, Jurados elegidos por la Reverenda Señoría de Valdecristo paraeste presente año, por virtud del juramento que prestaron en manos y poder deJoan Domingo, Bayle de dicha Señoría, a Nuestro Señor Dios y a los santos qua-tro Evangelios con sus manos derechas corporalmente tocados sobre un libromisal que el dicho Bayle tenía en sus manos, prometen de haverle bien y fiel-mente, según Dios y su conciencia, en el ejercicio de officio de Jurados, miran-do por todas las cosas del bien común y en lo que es respecto a dicha Señoría,no movidos de amor, temor o parentela, buena o mala voluntad, guardando lasconstituciones de la presente Villa y la fidelidad de la reverenda Señoría deValdecristo, así Dios les ayude y los Santos quatro Evangelios.Fueron presentes por testigos a dichas cosas Joan Martínez, carpintero, yApolinario Ximeno, labrador, vezinos de la presente Villa “.

De esta forma solemne, en la iglesia y ante todos los vecinos de la villa, teníalugar anualmente el juramento de los cargos de Jurados, juramento que era regis-trado ante notario para darle valor de escritura pública, al igual que se hacía conlos juramentos de los cargos de Justicia y de Mayordomo de la Villa. Estas cere-monias, llenas de reminiscencias medievales, nos permiten apreciar una de lascaracterísticas presente, en mayor o menor medida, en el gobierno de la localidady en muchos otros aspectos de la vida cotidiana de sus vecinos entre los años 1407y 1835: la pertenencia de la villa al Señorío de la Cartuja de Valdecristo.

A/ LA ORGANIZACION MUNICIPAL

El esquema organizativo del gobierno municipal seguía, al igual que en la mayo-ría de localidades del Reino, el esquema de la Ciudad de Valencia aunque, lógica-mente, a una escala menor. Así, las máximas autoridades locales eran los Jurados,que en número de dos - Jurado Mayor y Jurado Menor -, eran los encargados deejecutar la política municipal, gobernando y administrando la villa en nombre del

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 3

Page 58: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Prior de Valdecristo a quien, como hemos visto, debían prestar juramento de fide-lidad bien directamente, presentándose ante él en la Cartuja, o bien indirectamen-te, jurando ante el Bayle, que era el representante de la Cartuja en la villa y elencargado de velar por el respeto a los intereses y derechos de Valdecristo. En lorelativo a la administración de justicia, esta tarea recaía en otro oficial al que seconocía por el Justicia, con jurisdicción tanto para delitos menores como mayores.Además de los Jurados y el Justicia, el otro cargo de importancia en la villa era elMayordomo, encargado de hacer respetar los pesos y medidas y los precios oficia-les de los productos, vigilando que no se cometiese fraude en las transaccionescomerciales. Tenía potestad para castigar los delitos de este tipo, y al igual que elJusticia y los Jurados debía de jurar su cargo ante el Bayle.

Además de los indicados, la administración local contaba con otros oficialesencargados de diferentes asuntos:

• El Lugarteniente del Justicia, quien, como el nombre indica, ayudaba alJusticia en el desempeño de sus funciones y le sustituía en caso de encontrar-se ausente.

4 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CARTUJA DE VAL DE CHRIST: vista aérea de sus restos.

Page 59: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

• El Síndico o Procurador, que actuaba como representante de la villa ante otrasvillas o ante instituciones, y que se ocupaba de tareas como por ejemplo gestio-nar la compra de trigo para la villa, de contactar con comerciantes o particula-res para vender trigo o vino del Común, de buscar médico, etc.• El Clavario o Racional, que se encargaba de la contabilidad municipal, básica-mente de los ingresos obtenidos por regalías de la villa y por diferentes impues-tos, y de los gastos corrientes, tales como salarios de oficiales y empleados dela villa.• El Pregonero o Avisador, encargado de hacer públicas las convocatorias dereunión del Consejo de la villa, las ordenanzas aprobadas por las autoridadeslocales o enviadas por las del Reino, y en general cualquier otro asunto quefuera del interés de los vecinos.• El Escribano de la villa, cargo que era ocupado por un notario, encargado delevantar acta de las reuniones del Consejo y de las sentencias del Justicia, y deotras ocupaciones menores.• El Procurador de Pobres, que se encargaba de distribuir las ayudas públicas alos más necesitados de la villa y de gestionar el cobro de los intereses de loscensales que los particulares habían cargado para auxilio de los pobres. Desdeel año 1645 este cargo, de duración anual, recaía sobre el Jurado Mayor salien-te del año anterior.Junto a los oficiales de la villa existían dos órganos colegiados denominados

Consejo Particular y Consejo General. El Consejo Particular era el órgano colegia-do rector de la villa y estaba formado por los Jurados, el Justicia, el Mayordomo, yun número variable de asesores - que variaba entre los 15 del año 1603 y los 28 delaño 1715 -, que debían de jurar sus cargos en la Sala de Juntas de la Casa de laVilla ante el Justicia y los Jurados.

El gobierno de la villa estaba realmente en manos del Consejo Particular, queacordaba desde la contratación del médico o del predicador de la Cuaresma, hastala compra de trigo o la reparación de un edificio municipal, pasando por el endeu-damiento de la villa tomando dinero a censo, o la instauración de nuevos impues-tos, aunque en estos dos últimos casos y en otros que pudiesen afectar directa-mente a las finanzas municipales se requería obtener el permiso del Prior deValdecristo. Así, por ejemplo, el 7 de junio del año 1609, reunido el ConsejoParticular, acordó por unanimidad solicitar licencia para imponer una sisa de undinero sobre cada libra de carne en la carnicería y de un dinero sobre cada libra debacalao, aceite y atún en la tienda, impuestos cuya finalidad era obtener fondospara gastos ordinarios de la villa, en concreto para pagar al maestro de niños, aldoctor en medicina y para el gasto de la obra de la Fuente Nueva y de la Casa dela Villa. La licencia fue concedida por el Prior el 26 de julio, con una duración decinco años. Por otro lado, la villa, con el fin de favorecer la presencia de mercade-res en ella, eximía del impuesto a los forasteros que viniesen a vender las merca-derías citadas a la plaza.

Las reuniones del Consejo Particular eran convocadas por los Jurados, y parasu validez era necesaria la presencia del Bayle. Una vez abierta la sesión, los

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 5

Page 60: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Jurados exponían los asuntos a tratar y tras su discusión se votaba, adoptándoselos acuerdos por mayoría de votos. Si algún miembro del Consejo lo deseaba, enel caso de que su voto fuese contrario al de la mayoría, podía hacer constar en elacta de la reunión su voto particular.

El Consejo General de la Villa era un órgano consultivo y deliberativo que ase-soraba a los Jurados y al consejo Particular en las cuestiones de gobierno impor-tantes, como podían ser la adopción de medidas ante una situación extraordinaria- epidemias, guerras, etc. -, y también en la adopción de decisiones políticas, comopor ejemplo decidir el inicio de un pleito con otra villa o con Valdecristo.

En su origen el Consejo General estaba formado por la totalidad de los vecinosde la villa, que en las reuniones podían expresar su opinión sobre asuntos impor-tantes. Sin embargo, ya a principios del siglo XVII tuvo lugar una limitación en elnúmero de miembros, limitación que, si bien en principio fue motivada por el deseode dotar a este órgano de un mejor funcionamiento y de una mayor capacidadresolutoria, acabó por dar lugar a la conversión del Consejo General en el órganode representación de los intereses de la oligarquía local y, en cierto modo, tambiénde los intereses de Valdecristo. Este proceso se inició en el año 1623 cuando elPrior, a solicitud de los Jurados que argumentaban el mucho jaleo que se organi-zaba en ocasiones en las reuniones y que otras veces éstas no se podían celebrarpor la falta de asistencia de vecinos, concedió licencia para celebrar ConsejoGeneral con la presencia de tan sólo 37 vecinos y los miembros del ConsejoParticular. Al mismo tiempo la Cartuja introdujo la obligatoriedad de que el Bayleestuviese presente en las reuniones, para evitar así cualquier posicionamientoantiseñorial, obligatoriedad sobre la cual la villa había entablado un pleito conValdecristo en el año 1621. El proceso de reducción de poder del Consejo Generalse vió completado a lo largo del siglo XVII con la pérdida de buena parte de sus atri-buciones, que pasaron a manos del Consejo Particular. Aún así, el carácter origi-nario del Consejo General pervivía en los consejos extraordinarios a los que acu-dían todos los vecinos y que eran celebrados ocasionalmente para tratar asuntosde especial importancia para la villa.

La convocatoria del Consejo General, fuese ordinario o extraordinario, corres-pondía a los Jurados, quienes daban las ordenes necesarias al pregonero para quele diese publicidad. Para la validez de la reunión era necesaria la presencia de almenos dos tercios de los miembros del Consejo, la presencia del Bayle, y en losmomentos de mayor conflictividad con Valdecristo, la autorización previa del Prior,a quien se debía presentar junto con la solicitud una memoria con los puntos a tra-tar en la reunión. Los acuerdos se adoptaban, al igual que en el Consejo Particular,por mayoría de votos.

En virtud de su condición de Señor de la villa, el Monasterio de Valdecristo pose-ía diversos derechos sobre esta, entre los que destacaban los de índole económi-ca y los de tipo político.

A nivel político, junto a la potestad para otorgar licencia a la villa para enajenarbienes comunales y endeudarse, o la de concederle regalías, destaca sin duda elcontrol que ejercía la Cartuja sobre la elección de los cargos públicos y de los

6 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 61: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

representantes de la villa. Para esta elección -una vez reducido el número de losmiembros del Consejo General-, se reunían los vecinos en Consejo Generalextraordinario para elaborar un listado con los candidatos a formar parte delConsejo General, y ese listado se remitía al Prior para su aprobación. Al mismotiempo se elaboraban dos listas de doce candidatos cada una para ocupar los car-gos de oficiales de la villa y proceder a su elección, que tenía lugar mediante el sis-tema de insaculación o “redolines”, llamado así porque los nombres de los candi-datos se escribían en papelitos que, tras plegarse hasta formar bolitas o “redolins”eran introducidos en una bolsa de tela y extraidos al azar por un muchacho.

De la primera lista, elaborada para la llamada “Bolsa Mayor”, salían los elegi-dos para los cargos de Justicia, Jurado Mayor, Mayordomo, Lumbrero de SanAntonio, Fabriquero y Procurador de Pobres -en este último caso hasta que elcargo se asignó al Jurado Mayor saliente-. De la segunda lista, elaborada para la“Bolsa Menor”, se elegía al Lugarteniente del Justicia, al Jurado Menor, alClavario, a los Jueces Contadores y al Síndico de la villa. Para la validez de las lis-tas se debía cumplir el requisito de que los vecinos que formaban parte de ellas notuviesen parentesco directo entre sí; en el caso de que no se cumpliese esta normael Prior, al que se enviaban las listas antes de la elección de los cargos, tenía lapotestad para realizar los cambios oportunos : por cada impedido en la bolsamayor colocaba a dos candidatos de la menor, y por cada impedido en la bolsamenor colocaba a dos candidatos de los treinta que formaban parte de la lista decandidatos para el Consejo General.

Aprobadas las listas por Valdecristo se procedía a la elección de los diversos ofi-ciales: en los casos del Justicia, Jurado Mayor, Mayordomo y Lumbrero, el ConsejoGeneral, tras su elección por redolines de entre los vecinos de la Bolsa Mayor, pre-sentaba al Prior listas de tres candidatos para cada uno de los cargos, y era elPrior el que elegía a quien debía desempeñar el cargo durante el año entrante. Conposterioridad, como ya hemos indicado, los elegidos debían jurar sus cargos anteel Bayle o ante el Prior y prometer fidelidad a Valdecristo. Este era el procedimien-to usado generalmente, aunque en determinados momentos, sobre todo en lasegunda mitad del siglo XVIII, se presentaban al Prior listas de dos candidatos porcargo, e incluso se le presentaba directamente una propuesta directa de los trescargos que él debía aprobar o rechazar.

El resto de los oficiales de la villa, salvo el Lugarteniente del Justicia, cuya elec-ción por redolín tenía lugar tras la selección de dos vecinos de la bolsa menor porel Justicia, los Jurados y el Síndico -este último actuando en representación delConsejo General-, eran elegidos por el Consejo General y debían jurar sus cargosen la Casa de la Villa ante el Justicia y los Jurados, sin ninguna intervención deValdecristo.

Además del control sobre el nombramiento de las autoridades y de la vigilanciaque sobre la administración local ejercía el Bayle para que se respetasen los dere-chos de la Cartuja, Valdecristo ejercía un control más amplio sobre sus vasallos através del denominado Derecho o Juicio de Residencia, según el cual el Prior rea-lizaba visitas periódicas a sus posesiones, asumiendo durante las mismas todos

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 7

Page 62: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

los poderes en la villa: recibido solemnemente por las autoridades, el Prior y sucomitiva se dirigían a la iglesia, donde el Justicia, Jurados y el Mayordomo leentregaban sus respectivas varas de mando en señal de que mientras durase laresidencia todos los poderes de la villa estaban en sus manos. Al acabar esta cere-monia el Prior pasaba a la casa de Valdecristo en la villa((11)) , situada enfrente de lapuerta principal de la iglesia, donde descansaba del viaje antes de iniciar la “Visitade Residencia”, cuya duración podía ser de varias semanas.

Durante la residencia el Prior supervisaba la gestión realizada por las autorida-des, repasando las cuentas de los jurados, clavario, colectores y almodineros, ysupervisando al mismo tiempo la gestión del Bayle. Además, y este era uno de losaspectos más importantes de la residencia, el prior estudiaba el comportamientoy capacidad moral de las autoridades, prestando una atención especial a la admi-nistración de justicia en la localidad, teniendo poder para imponer penas y ordenarmandatos y para recibir apelaciones sobre sentencias y condenas de las autorida-des, e incluso para suspender en su oficio “a alguno de los que ejercen oficios deJusticia públicos”.

En virtud de sus privilegios la villa estaba exenta del pago de los gastos quegenerasen el prior y sus acompañantes durante la residencia, pero en la práctica,y con la finalidad de obtener el favor del Señor, además de regalar al prior con per-dices, truchas y otros manjares, el Consejo de la villa acordaba correr con dichosgastos.

En el siglo XVIII, con la introducción por los Borbones de una nueva administra-ción siguiendo el modelo de la castellana, se produjeron algunos cambios en laadministración local, cambios que en el caso de Alcublas fueron más aparentesque reales y que afectaron más al nombre por el que se conocía a los diversos ofi-ciales de la villa que a sus funciones y a su organización. Así, el bayle pasó a serdenominado Alcalde Mayor, manteniendo sus atribuciones y asumiendo las relati-vas a la baja jurisdicción criminal que, por delegación, correspondían al Justicia enel siglo anterior. Por su parte el Justicia pasó a denominarse Alcalde Ordinario,contando con la colaboración en el desempeño de sus funciones de un teniente dealcalde ordinario, al igual que el Alcalde Mayor contaba con la de un teniente dealcalde mayor. Los jurados mayor y menor fueron sustituidos por los RegidoresPrimero y Segundo respectivamente, el síndico procurador lo fue por elProcurador General de la Villa, mientras que se mantuvieron los cargos de mayor-domo, clavario, jueces contadores, veedores, colectores y almodineros, y se intro-dujo la figura del Mayordomo de Propios, encargado de la administración de lasregalías de la villa, tarea que más tarde pasó a manos de la denominada Junta dePropios y Arbitrios.

Uno de los cambios de mayor importancia en el gobierno de la villa fue la supre-

8 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

(1) Esta casa constaba de las estancias privadas, de la Sala de Provisión donde el Bayle - o el Priordurante la residencia -, atendía a los vecinos y se reunía con el Consejo de la villa, de establos,granero, y del horno anexo a la Casa de la Villa que Valdecristo poseía como regalía y arrendaba,junto con el otro horno de la villa, cada tres años.

Page 63: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

sión del Consejo General, supresión que implicó un mayor control de la villa porparte de Valdecristo, y aunque los vecinos podían reunirse en Asamblea General,para esta reunión debían contar con una licencia previa de la Audiencia deValencia, con lo cual estas asambleas perdieron casi totalmente el poder decisorioque en algún momento tuvieron. Por su parte el Consejo Particular, con el nombrede Asamblea del Ayuntamiento, se mantuvo como órgano rector de la villa asu-miendo al mismo tiempo las pocas competencias que a finales del siglo XVII man-tenía el Consejo General.

En lo relativo al control de Valdecristo sobre el nombramiento de los cargosmunicipales y sobre el gobierno de la villa en general, este se mantuvo al igual quese mantuvo el sistema de insaculación para la elección de los oficiales aunque, esosí, el control sobre la elaboración de las listas de candidatos y sobre la elección sehizo mayor, dando lugar a varios enfrentamientos entre vasallos y señor.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 9

CASA DEL BAYLE:era el edificio adminis-trativo de la Cartuja enAlcublas, donde elrepresentante de laCartuja en la villa ejer-cía sus funciones, ydonde se alojaban elprior y el obispo deSegorbe durante susestancias en la villa

Page 64: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

B/ LAS RELACIONES CON LACARTUJA DE VALDECRISTO

Esos enfrentamientos entre la villa y la Cartuja a los que aludíamos en el apar-tado anterior no hay que considerarlos de forma aislada, como el simple resulta-do de unas tensiones originadas por el deseo de aumentar su poder tanto la villacomo la Cartuja - la primera buscando mayor autonomía política y la segunda unmayor control sobre sus vasallos - sino que en muchas ocasiones fueron conse-cuencia de unas situaciones más complejas, en las que los intereses económicosactuaban como detonante del conflicto y, posteriormente, ante la intransigencia delas partes, el conflicto se trasladaba al terreno político.

Este es el caso del enfrentamiento entre Alcublas y Valdecristo de finales delaño 1621, cuando el monasterio denunció a 25 vecinos por celebrar consejos gene-rales sin solicitar la licencia del Prior y sin estar presente el Bayle, dos obligacio-nes de la villa cuyo incumplimiento la Cartuja decide denunciar ahora, a pesar deque se producía desde hacía años. No es erróneo hablar de oportunismo deValdecristo por el momento elegido para iniciar este conflicto, por la sencilla razónde que algunos meses antes se había iniciado un pleito entre ambas partes a causade las “franquezas” o derechos de la villa, y la denuncia a los vecinos no fue sinoun mecanismo de presión para que la villa desistiese en sus pretensiones. Esteargumento lo apoya el hecho de que la villa solicitó el perdón de los vecinos denun-ciados, aceptando las obligaciones exigidas por la Cartuja para la celebración dereuniones del Consejo -desde el año 1622 todos son celebrados con la correspon-diente licencia y en presencia del Bayle-. Sin embargo Valdecristo no retiró ladenuncia, ya que lo que pretendía era exhibir su poder ante la villa al tiempo queaumentaba su control sobre el Consejo, frenando así otras posibles reivindicacio-nes de la villa en el futuro. Tampoco el conflicto por las franquezas quedó resuel-to, ya que años más tarde, en junio de 1627, el Consejo General de la villa ordenó

10 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Alcublas. 1600-1785. Conflictos entre Alcublas y Valdecristo

Año Tipo Año Tipo1611 Económico 1706 Económico1621-1628 Económico/Político 1730 Económico/Político1635 Económico 1755-1757 Económico/Político1661-1664 Económico 1772 Económico1687-1694 Económico 1777-1778 Económico/Político1704 Económico

Page 65: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

“que se prosiguiese el pleito de las franquezas”, y en julio de 1628, tras un acuer-do del mes de marzo, se tomaron 20 libras del dinero del almudín para costear elpleito. A finales de dicho año la situación se complicó un poco más, cuandoValdecristo intentó poner una taberna en la Masía de Cucalón, a lo cual el ConsejoGeneral de Alcublas se opuso por considerar que ello supondría que los forasterosdejasen de ir a comprar vino a Alcublas; no es desacertado pensar que detrás deesta pretensión de la cartuja se escondía, más que un interés económico, una exhi-bición de poder, demostrando que disponía de muchos mecanismos para perjudi-car a la villa si ésta proseguía con el pleito de las franquezas. Sea como fuere, elhecho es que al año siguiente se debió llegar a un acuerdo amistoso, puesto queya no se nombra el pleito de las franquezas en los libros de acuerdos y cuentas dela villa, y por el contrario sabemos que la villa compró vino en Cucalón, y que eseaño se volvió a hacer la romería de Cucalón en honor de San Vicente, dos referen-cias que demuestran el interés de Alcublas por congratularse con la Cartuja.

De carácter estrictamente político podemos calificar el enfrentamiento que se

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 11

ERMITA DE SAN VICENTE Y MASÍA DE CUCALÓN: esta era, junto con las masías de LasDueñas, Rivas, Avanillas o Mosén Jaime, un elemento básico en la economía de la Cartuja.

Page 66: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

inició entre la villa y la Cartuja en el año 1755. Ese año, tras haber jurado sus car-gos ante el alcalde mayor, el alcalde ordinario y los regidores nombraron y toma-ron juramento al teniente de alcalde ordinario, al síndico procurador y al mayordo-mo de propios, hecho que provocó la protesta de la Cartuja, que aducía que dichojuramento debía ser ante el alcalde mayor y que en caso de no hacerse así losnombramientos carecían de validez. La villa por su parte decía que esos empleospúblicos no pertenecían al dueño de la villa, esto es, a Valdecristo, y que tradicio-nalmente juraban su cargo ante el alcalde ordinario. Para reforzar su afirmaciónlos oficiales solicitaron dictamen a dos abogados de Valencia que, en sus respec-tivos informes, daban la razón a la villa. Con estos informes en la mano se consi-guió acallar las pretensiones del Prior, aunque todo parece indicar que estas dis-cusiones provocaron un distanciamiento entre la villa y su señor, ya que en el año1756 se produjo otro enfrentamiento entre ambos, en esta ocasión porque el Priorhabía trastocado y cambiado los nombres de la propuesta de nombramiento de ofi-ciales, eligiendo para el cargo de alcalde ordinario a un vecino que había sido pro-puesto para el cargo de regidor. Ante esta situación la villa inició un pleito contraValdecristo en la Real Audiencia, acordando al mismo tiempo que los oficiales noacudiesen a la Cartuja a prestar fidelidad al prior hasta que no hubiese sentenciasobre el pleito, sentencia que se publicó en marzo de 1758 confirmando la potes-tad del señor para hacer los cambios que dieron origen al conflicto.

En el año 1756, coincidiendo con el pleito anterior, se produjo otro enfrenta-miento con Valdecristo, en este caso por los intereses económicos relacionadoscon unas nuevas roturaciones de tierras que se hicieron en las partidas de laCueva Negra y del Navajo Royo. A principios de 1757 se convocó a la Asamblea delAyuntamiento y se acordó buscar todo tipo de documentación que pudiese probarlos derechos de la villa sobre estas tierras, derechos que la Cartuja decía poseer.Además, el ayuntamiento acordó enviar al síndico a Valencia para que buscase lasCartas de Población de la villa. El 20 de febrero, casi un mes después de tomarseestos acuerdos, tuvo lugar una nueva reunión del ayuntamiento, comentándose enella las posibilidades de éxito de un posible pleito con la Cartuja. En la documen-tación municipal conservada no aparecen nuevas referencias sobre este caso, loque nos induce a pensar que la villa desistió de iniciar ningún pleito ante la faltade documentación que pudiese probar sus derechos sobre estas tierras.

En 1777 un nuevo conflicto se desató entre la villa y Valdecristo a raíz del nombra-miento por el prior de Antonio Mañes Martín como alcalde mayor. Tras jurar su cargoante el señor, el nuevo alcalde mayor marchó a la Casa de la Villa a informar al ayun-tamiento de dicha elección, y para tomar posesión del cargo y prestar el juramentoacostumbrado ante las autoridades municipales. Sin embargo, el síndico procuradorgeneral de la villa le comunicó al prior que, siendo el número de vecinos de la loca-lidad mayor de trescientos cincuenta, no procedía que el alcalde mayor fuese unapersona que no supiese escribir, y que había muchos vecinos más preparados paradesempeñar ese cargo. A pesar de ello el prior se ratificó en su elección y entregó aAntonio Mañes la vara de alcalde mayor, pero el ayuntamiento no le tomó juramen-to y no le llamaba para sus juntas y actos, ya que no aceptaba el nombramiento.

12 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 67: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En previsión de que esta actitud del ayuntamiento derivase en un conflicto demayores proporciones con Valdecristo, y con la finalidad de informarse acerca dela licitud de su postura, las autoridades municipales acordaron solicitar, en unareunión el 20 de julio, asesoramiento jurídico a los abogados de la villa en Valencia,llamados Ballester, Carrey y Agramunt. Estos, en sus respectivos informes, comu-nicaron al ayuntamiento que, si el alcalde mayor no había prestado el juramentodebido, todo acto que realizase como tal era nulo, por lo cual el ayuntamiento podíaseguir haciendo sus juntas sin llamarlo.

Aceptadas estas razones Valdecristo nombró a un nuevo alcalde mayor, pero nopor ello desaparecieron las tensiones -avivadas al mismo tiempo por otros litigiosde índole económica anteriores al suscitado por el nombramiento del alcaldemayor, y todavía pendientes de resolución-, y el prior, aprovechaba la mínima oca-sión para imponer su voluntad al ayuntamiento, tal y como ocurrió a principios de1778 al rechazar la primera terna de oficiales que le presentó la villa, alegando,eso sí, una causa justa como era la existencia de parentesco entre algunos de lospropuestos y los oficiales salientes. Hasta ese punto todo hubiese sido normal -por este motivo se habían rechazado las ternas en los años 1765, 1770 y 1774 -,pero cuando en septiembre se le presentaron unas nuevas ternas las volvió arechazar, alegando en esta ocasión que alguno de los propuestos mantenía pleitocon los propios y arbitrios de la Cartuja, y que esta era, según leyes del Rey, y enparticular según un Auto del año 1748, una causa justa de rechazo. El ayuntamien-to volvió a solicitar informes a sus abogados, quienes le indicaron que esa causade rechazo era aplicable a los lugares de realengo pero no a los de señorío, por locual no podía ser rechazada la terna. Desconocemos cual sería el desarrollo pos-terior de la disputa, pero lo que si sabemos es que en años posteriores no volvie-ron a aparecer problemas de este tipo entre la villa y Valdecristo, algo que podría-mos achacar a un desistimiento de alguna de las partes en mantener una posturade fuerza, o bien, y esto parece lo más razonable, a un acuerdo entre las partespara evitar enfrentamientos.

Al mismo tiempo que hemos señalado la complejidad de algunos de los enfren-tamientos entre la Cartuja y Alcublas, hay que indicar que tanto los conflictos de

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 13

Page 68: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tipo político como los de carácter económico son el reflejo de la coyuntura socioe-conómica del momento en el que se producen, y contribuyen a nuestro conoci-miento de la evolución de las relaciones entre Valdecristo y Alcublas. Así, el con-flicto de 1621 se produjo tras una larga etapa de buenas relaciones entre ambaspartes, etapa que abarca las postrimerías del siglo XVI y la primera década delXVII: durante este periodo se produjo en la villa de Alcublas un importante creci-miento demográfico y económico que coincidió en el tiempo con una etapa en laque el monasterio disponía de importantes ingresos y de una economía saneada.El hecho de que la villa adquiriese mayor importancia le permitía reivindicar conmás fuerza concesiones de tipo económico y jurisdiccional, y la buena situación delas arcas del señor le permitía ceder a sus vasallos diversas regalías que, en esosmomentos no mermaban su poder y, sin embargo, permitían el crecimiento de lavilla, crecimiento que al mismo tiempo aumentaba los ingresos de Valdecristo.

El último conflicto de importancia entre la Cartuja y las Alcublas en el siglo XVItuvo lugar entre los años 1570 y 1572, y aunque cronológicamente escapa delperiodo objeto de nuestro estudio, es un ejemplo claro de la dinámica existente enlas relaciones entre la villa y la cartuja también en los siglos XVII y XVIII.

En 1570 se inició un pleito entre la villa y la cartuja a causa de las franquezas:Alcublas alegaba que tenía derechos sobre el “tall” de la carnicería, el aprovecha-miento del Carrascal y para no pagar a Valdecristo el morabatí, mientras que lacartuja reclamaba dichos derechos para ella. Como medida de fuerza el prior pro-hibió que los ganados de la localidad abrevasen en las Dueñas y que la villa pusie-ra y arrendara tienda y hostal sin licencia del prior; por su parte la villa le presen-tó los documentos o títulos que acreditaban sus derechos sobre las franquezasobjeto de conflicto. A pesar de que esta presentación de los títulos supuso la anu-lación de las prohibiciones indicadas, Valdecristo se dispuso a pleitear sobre lavalidez de esos títulos, aunque se terminó por firmar un acuerdo en el año 1572,registrado en Valencia ante el notario Joan Vives, que en la documentación apare-ce con el título de “Concordia entre Val de Christo y Alcublas en que lo Conventdona als vehins de dit lloch licencia pera que tinguen Hostal, Tenda, Carniceria,Panaderia, Taverna y que puguen abeurar sos ganados en la font de les Dueñes, a15 de Março de 1572”.

Los puntos esenciales de dicha Concordia eran:- En relación con la Fuente de la Dueñas, se daba permiso para abrevar en ellael ganado mayor y menor, aunque el menor no podría hacerlo sin licencia delmonje de las Dueñas durante el tiempo de siega.- Hostales: se daba permiso “para que los vecinos actuales de Alcublas y losfuturos puedan tener de hoy en adelante, perpetuamente, hostales públicos”,aunque se indicaba que si el convento quisiera poner hostal en la localidad,podría hacerlo.- Panadería, Tienda, Taverna y Carnicería: se daba permiso a perpetuidad paratenerlas y para que pudieran ser arrendadas por los jurados de la villa.- Morabatí: Alcublas se obligaba a pagar a la cartuja, cada mes de enero, elderecho de morabatí a razón de 1 sueldo anual por cada casa habitada “tanto de

14 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 69: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

las existentes hoy como en el futuro”.- Dehesas: se prohibía a los ganados de Alcublas, tanto mayor como menor,entrar en las dehesas de Valdecristo, esto es, en los “masos” de Cucalón, MosénJaime, la Chupidilla y Ribas. Si el ganado entraba en las Dueñas “se puedahazer degollá de una cabeza de ganado de día y dos de noche”.- Carrascal de las Alcublas: se concedía “que sea perpetuamente de dichaUniversitat como cosa propia”, transportándole a la misma todos los derechosdel monasterio. El monasterio se reservaba el derecho a cortar toda la maderay carrascas que necesitase para sus trabajos y para hacer objetos. Por otro lado,se daba permiso para que en dicho carrascal pudiesen entrar los ganadosmayores (yeguas, mulos, toros,etc.) en todo momento, y los ganados menoresen tiempos de tormenta y nieve, aunque si causaban daños debían de pagarlos.- A cambio de estos derechos que concedía la cartuja, la villa se obligaba apagar a Valdecristo 1500 libras, mil en el momento de la firma de la Concordia,y el resto en septiembre de ese año. La expulsión de los moriscos del Reino de Valencia y el consiguiente movimien-

to repoblador, y el empeoramiento de la situación económica general implicaronun cambio de tendencia en las relaciones entre la villa y la Cartuja. Esta última,tanto por mimetismo con el comportamiento de otros señores como por el descen-so de sus ingresos, comenzó a ser más rigurosa en la aplicación de sus derechosseñoriales, mientras que la villa mantenía su espíritu reivindicativo en unosmomentos en los que Valdecristo ya no estaba en situación de hacer más conce-siones. Es en este contexto en el que podemos situar los conflictos de los años1611, 1621 y 1635.

Tras estos años podemos hablar de un paréntesis en lo relativo a los enfrenta-mientos entre Alcublas y Valdecristo que abarcaría desde 1640 hasta 1680, parén-tesis que en cierto modo vino impuesto por la difícil situación de un Reino agobia-do por los gastos militares de la Corona, por la epidemia de peste de principios dela década de los cincuenta, y por la lenta recuperación económica posterior.Durante estos cuarenta años tan sólo se produjo un conflicto entre los años 1661-1664 que podemos calificar de anecdótico, ya que no se puede incluir en un nuevoperiodo de endurecimiento de las exigencias señoriales o en una nueva etapa dereivindicaciones de la villa.

Entre 1680 y 1706 si que podemos hablar de una nueva etapa en las relacionesentre señor y vasallos, caracterizada por las reivindicaciones de estos últimos,propiciadas otra vez por el crecimiento económico y demográfico. De todos modos,en esta etapa, en la cual se produjeron conflictos acerca de los hornos y de la reco-gida de nieve, los enfrentamientos no adquirieron la fuerza de los de la primeramitad del siglo XVII ni la de los que tendrían lugar en la segunda mitad del XVIII.

La Guerra de Sucesión y la dura situación económica vivida tras la misma cor-taron de raíz cualquier intento de reivindicación por parte de la villa y cualquiertentativa de Valdecristo para aumentar sus ingresos señoriales, por paradójico quepueda parecer esto último, ya que la mala situación de la economía también afec-taba al monasterio y lo más cómodo para él habría sido aumentar la presión seño-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 15

Page 70: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

rial, algo de lo que se abstuvo, siendo comprensible este hecho por el paternalis-mo con el que generalmente trató siempre la Cartuja a sus vasallos. Entre 1707 y1754 no tenemos constancia de ningún litigio entre Alcublas y Valdecristo, algo quetiene su explicación en el hecho de que Valdecristo era el principal acreedor de lavilla y también el mejor valedor de la misma a la hora de negociar la deuda con elresto de acreedores, como veremos más adelante.

Ese paternalismo, las deudas de la villa a la Cartuja, y posiblemente también lafalta de fondos en las arcas municipales, debieron influir para que el ayuntamien-to no iniciase un nuevo pleito con Valdecristo en el año 1739. Ese año dos vecinosde Alcublas, Ignacio Yerves y José Domingo de Teresa, presentaron en la RealAudiencia de Valencia un memorial disputando al Real Convento de Valdecristo lasuprema jurisdicción sobre la villa, es decir, solicitando que la villa dejase de estarbajo el señorío y jurisdicción de la Cartuja y pasase a estar bajo la jurisdicción real,con lo que esperaban una reducción de las obligaciones y cargas que como vasa-llos de la Cartuja soportaban. Llevar adelante un pleito de estas característicasimplicaba un enorme esfuerzo económico y político, difícilmente soportable pordos vecinos, razón por la que estos solicitaron el apoyo del ayuntamiento, apoyoque tras la deliberación y votación de las autoridades municipales les fue denega-do, con lo que la pretensión de los dos vecinos quedaba condenada al fracaso.

El año 1755 supuso un cambio en las relaciones entre Alcublas y Valdecristo, ini-ciándose un periodo en el que, sin que se pueda hablar de una abundancia deenfrentamientos entre ambas partes, si que se puede decir que se produjo unendurecimiento del régimen señorial provocado por el descenso de las rentas delmonasterio y por el deseo de paliarlo aunque fuese apropiándose de derechos per-tenecientes a la villa. Este endurecimiento se puso de manifiesto en los conflictosde los años 1755 y 1756, ambos de tipo político, pero donde realmente se reflejóesta situación fue en los enfrentamientos por los nuevos establecimientos de tie-rras en la Cueva Negra y el Navajo Royo en el año 1756, y sobre todo en los enfren-tamientos del año 1777. Ese año, además del enfrentamiento por el nombramien-to de un lego como alcalde mayor, la villa mantuvo tres litigios de tipo económicocon Valdecristo: por los derechos de cortar leña y hacer carbón, por el pago delmorabatí, y por la concesión de nuevos establecimientos por Valdecristo.

Desde finales de 1776 la Cartuja estaba concediendo a diversos vecinos deAlcublas tierras para construir pajares y para cultivos, con la particularidad de quelas tierras que concedía estaban situadas en pasos y azagadores de la villa, y tam-bién impedía que los vecinos hiciesen carbón en sus propias tierras y en montesblancos, exigiéndoles la mitad del carbón. Ante estos hechos, el ayuntamiento, enreunión del 22 de enero, acordó enviar al síndico a Valencia a informarse de losderechos de la villa y de Valdecristo sobre estas cuestiones, dando buenos resul-tados las gestiones, ya que la asamblea del ayuntamiento presentó al prior amediados de febrero “el derecho inmemorial que tienen la villa y sus vecinos parahacer carbón, cortar leña de pinos y demás árboles silvestres”, conminándole adevolver a los vecinos “las prendas que les había tomado” por hacer leña o carbón.Dado que el prior hizo caso omiso de las razones de la villa, el ayuntamiento, reu-

16 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 71: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

nido el 18 de febrero, acordó acudir al Intendente a mostrarle el derecho.En lo relativo a los establecimientos en pasos y azagadores, ante la falta de

documentos probatorios de sus derechos, la villa decidió servirse de otra estrate-gia y, amparándose en las órdenes que habían recibido los alcaldes ordinarios delReino sobre hacer pasos y azagadores donde fuese conveniente y sobre la conser-vación de los ya existentes, estableció fuertes multas para los vecinos que edifica-sen pajares o cultivasen tierra en dichos lugares con licencia de Valdecristo, man-teniendo la vigencia de esta ordenanza hasta que la Cartuja justificase el derechoque tenía para conceder establecimientos en dichos lugares.

De todos modos, ni las gestiones ante el Intendente ni la amenaza de multaspara frenar las solicitudes de establecimientos por los vecinos dieron resultado, yaque el 25 de julio el ayuntamiento acordó iniciar un pleito contra Valdecristo por losderechos de hacer leña y carbón y por la concesión de establecimientos, sin que enla documentación municipal encontremos nuevas referencias sobre este conflictoque nos permitan saber el desenlace del mismo.

La falta de documentos municipales para los últimos quince años del siglo nosimpide conocer si se produjeron nuevos enfrentamientos entre Alcublas yValdecristo o si, por el contrario, durante estos años las relaciones entre ambosfueron buenas. Lo que si está claro es que ya a finales del siglo XVIII el régimenseñorial se encontraba en un proceso de decadencia provocado por el crecimientoeconómico y demográfico de la villa, por el anacronismo del sistema, y sobre todopor el creciente centralismo de una monarquía cada vez menos dispuesta a acep-tar lagunas de poder.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 17

Page 72: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

C/ LA ECONOMÍA MUNICIPAL

La principal fuente para el estudio de la economía pública alcublana en lossiglos XVII y XVIII la constituyen los Libros Racionales o Libros de Cuentas, en loscuales se anotaban detalladamente los ingresos y gastos que anualmente tenía lavilla. Cada uno de los oficiales, empleados públicos y colectores tenía sus propioslibros de entradas y salidas, y al acabar el ejercicio pasaban dichas anotaciones alimpio ante el notario y los jueces contadores, haciendo balance de su gestión.

A excepción del colector de la pecha, que con el dinero recogido por este con-cepto pagaba los salarios de los oficiales de la villa y del abogado y el procuradorde la villa en Valencia, los demás colectores no pasaban sus cuentas al libro racio-nal, ya que los diversos ingresos que colectaban los depositaban en las arcasmunicipales y no tenían potestad para efectuar pagos. Eran los jurados y el clava-rio, junto con el colector de la pecha - este último exclusivamente para los casosque hemos indicado-, los que realmente administraban el dinero público, recibien-do los ingresos y efectuando los pagos. A ellos hay que añadir a los almodineros ocambreros del trigo y la cebada públicos, cuyas cuentas aparecen incluidas tam-bién en los libros racionales, y que aunque no efectuaban pagos, si que se encar-gaban del préstamo de cereales, de la devolución de dichos préstamos, y del cobrode los correspondientes intereses.

Llegados a este punto, aclarado quienes tenían potestad para efectuar pagoscon el dinero público, se hace necesario hablar de los diferentes conceptos por loscuales la villa obtenía sus ingresos, y de a qué finalidades destinaba el dineropúblico.

1.- LOS INGRESOS DE LA VILLA.

A la hora de clasificar los ingresos de la villa, podemos distinguir entre aquellosde carácter regular y los irregulares.

1.1- Los ingresos regulares.

Estaban constituidos por diversos impuestos y por el arrendamiento de regalíasde la villa y de monopolios estatales.

aa)) IImmppuueessttooss.Los impuestos de la villa eran la pecha, el morabatí y los “rediezmos” del trigo,

la cebada y el vino.La pecha era un gravamen directo sobre el patrimonio inmueble de los vecinos

y de los forasteros con posesiones en el término de la villa, concepto por el que enla primera mitad del siglo XVII se recaudaban de media 2100 sueldos anuales,

18 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 73: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

siendo frecuente, ya en el siglo XVIII, recaudar la mitad del impuesto en dinero y laotra mitad en trigo. De los ingresos obtenidos por la pecha, además del pago delos salarios de los oficiales de la villa y del abogado y del procurador en Valencia,la villa debía pagar una parte a Valdecristo por el “derecho de pecha ordinaria”,cantidad que en el año 1615, en el que se recaudaron por este concepto 2201 suel-dos, ascendió a 300 sueldos, y en la segunda mitad del siglo XVII y primera del XVIIIa 400 sueldos.

El morabatí era un tributo que afectaba a los vecinos con un patrimonio supe-rior a 10 reales. El derecho a cobrar este impuesto correspondía a la villa, aunqueen el año 1572, tras un pleito con Valdecristo, ambas partes acordaron que la villapagaría al convento, en enero de cada año, un sueldo por cada casa habitada, acambio de lo cual podría seguir disfrutando del derecho a cobrar el morabatí. Lascantidades obtenidas por este concepto eran menores que las que proporcionabael cobro de la pecha, y en la segunda mitad del siglo XVII no superaron nunca los360 sueldos, de los cuales aproximadamente 150 se pagaban a la Cartuja.

Otro de los ingresos regulares de la villa era el obtenido por el “rediezmo” deltrigo, la cebada y el vino, consistente en que, de las cantidades recogidas parapagar el diezmo a Valdecristo una parte, en concreto un tercio, y se la quedaba lavilla: por ejemplo, en el año 1666, de 30 cahíces de trigo que se recogieron por esteconcepto, 10 fueron para la villa.

bb)) AArrrreennddaammiieennttoo ddee rreeggaallííaass ddee llaa vviillllaa yy ddee oottrrooss ddeerreecchhooss..Entre las regalías que más ingresos proporcionaban estaban el arrendamiento

de la carnicería, la dehesa de la Redonda, el mesón, el cántaro de medir el vino, yel arrendamiento de las tiendas, arrendamiento este que estaba sujeto a un férreocontrol de los precios de los productos, que debían ser los vigentes en Segorbe,pero que también contaba con diversos mecanismos de protección para hacer quefuesen rentables para los arrendatarios: así, los vecinos y forasteros tenían prohi-bida la venta de productos propios de tienda, excepto los días de mercado -primery tercer jueves de cada mes -, cuando podían acudir a la plaza de la Iglesia y mástarde, desde 1756, a la plaza de la Fuente de San Agustín a venderlos. Los produc-tos propios de tienda iban desde el bacalao y el atún ahumados o en salazón, a laslegumbres, el arroz, higos, pimienta, azafrán, aceite, jabón, clavos, hilo o agujascordoneras.

El arrendamiento de otras regalías, como las panaderías, los garbillos, la herre-ría, la dula, o el abastecimiento de cebada para el mesón, suponía unos ingresosapenas apreciables, pero en lugar de un beneficio económico proporcionaba unosservicios a los vecinos que, de otra manera, hubiesen supuesto gastos para lasarcas municipales.

Tampoco eran muy grandes los ingresos obtenidos mediante la venta de sal,comercio que era monopolio estatal. Para tener derecho a su venta, la villa debíapagar el “Real de la Sal”, después de lo cual ya podía vender sal directa o indirec-tamente. Lo habitual era que la villa subastase la venta de sal para un periodo devarios años, con las condiciones de que el arrendador tuviese siempre sal en su

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 19

Page 74: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

casa para vender, bajo pena de ser multado si no disponía del producto. Además,la sal sólo podía venderla el arrendador, estando prohibida su venta en las tiendas,el mercado o por particulares.

Lo dicho para la sal es extensible para el arrendamiento de la venta de tabaco yde aguardiente. En el año 1648, el arrendador del aguardiente tenía la obligaciónde “tener el que fuera necesario para los forasteros y los vecinos, y darlo a ambosal mismo precio”. Además, para proteger la producción local de aguardiente y lapervivencia del arrendamiento, se permitía a los vecinos que tuvieran aguardientede su propia cosecha el poder venderlo al por mayor “libra y media”, pero no se lespermitía venderlo al por menor, prohibición que se hacía extensible a los vendedo-res ambulantes o “ventureros”.

Una mención especial merece un arrendamiento de la villa en el año 1676,cuando para proveer de fondos a la Fábrica parroquial se ideó el poner una Casade Juego y arrendarla. Aunque las casas de juego estaban prohibidas, dada lafinalidad de los ingresos el prior de Valdecristo dio el visto bueno para su crea-ción y arrendamiento durante un año por el precio de veinticinco libras. La escri-tura de arrendamiento nos proporciona, además de estos detalles, algunosdatos sobre los juegos más populares en la época, detalles que contribuyen amejorar nuestra idea global sobre la sociedad alcublana del momento: “Alcublas, 12 de enero de 1676.Por ser nuevo Arrendamiento en favor de la fábrica de la Yglesia de las Alcublas,y con orden y licencia del Padre fray Gaspar Gil, Prior Digníssimum del real con-vento de Valldecristo, Señor de las villas de Alcublas y Altura, consta de dichalicencia dada en Valldecristo en 30 de deciembre de 1675. Precediendo subasta-ción de trance hecha relación por el pregonero, y haver trançado una cassa enesta villa para jugar a todo género de juego de naypes, y assimesmo pelota ybolos, así de Argolla como de birlos conforme rezan los capítulos (...)”.Sin que conozcamos los motivos, este arrendamiento no volvió a realizarse en

años posteriores, seguramente por motivos morales.Finalmente, dentro de este apartado podemos incluir los intereses proporciona-

dos por el préstamo de cereales, los ingresos por multas, o los obtenidos delarrendamiento o explotación de tierras de la villa. Estos últimos ingresos eran muyvariables, dependiendo de la cantidad de tierras que poseía el ayuntamiento, queera igualmente variable. Así, por ejemplo en el año 1618 el Consejo General deci-dió pedir licencia al prior “para que se labren y cultiven como a tierras concejilespor tiempo de diez años unos bustales que sólo sirven de majada”. Igual que secultivaban nueva tierras, podía ocurrir que a los pocos años fuesen abandonadaspor su escasa productividad, algo que ayuda a explicar que en el año 1650 la villaposeyese tierras en las Cañadillas, la Cueva Negra, la Balsa Calzón, el Pozo lasQuinchas y el Cerro del Molino, y en el 1672 las poseyera en la Roza, el Collado dela Horca, el Pozo las Quinchas, el Cerro Molino, las Cañadillas, el Vallejo, laBalsilla, el Cerro la Cruz y el Collado Herrero. En otras ocasiones si la villa se veíanecesitada de dinero con urgencia, podía recurrir a la venta de sus tierras, talcomo hizo en el año 1705.

20 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 75: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

1.2- Los ingresos irregulares.

Llamamos ingresos irregulares o extraordinarios a aquellos que eran productode impuestos especiales, de la venta ocasional de bienes de la villa - como es elcaso de las tierras que hemos señalado -, o fruto de alguna regalía cuya explota-ción tenía una periodicidad indeterminada y proporcionaba ingresos variables,como ocurría con el arrendamiento de la tejería, de la leña del Carrascal , o con laventa de nieve.

Los impuestos especiales eran de muy diverso tipo, tanto por la forma en que seimponían como por la finalidad a la que se destinaban: desde impuestos de origenestatal para el pago de gastos militares de la Corona, que se recaudaban por el sis-tema de derrama entre los vecinos, pasando por la “tacha” o compra de soldadosprofesionales que eran pagados por los vecinos en edad militar, hasta los impues-tos locales para sufragar gastos extraordinarios o urgentes, como podían ser lasobras de ampliación de la iglesia o el pago de los intereses de censales tomadospor la villa.

Mención aparte requieren otros impuestos que, si bien en un principio tuvieronel carácter de especiales e irregulares, acabaron por convertirse en unos impues-tos regulares: se trata de los impuestos establecidos para pagar el salario delveterinario, el boticario y el médico. El caso del médico es el más ilustrativo, ya queparte de su salario era pagado en dinero o en trigo mediante reparto entre todoslos vecinos, y la otra parte la pagaba la villa mediante la imposición de una sisa enla venta de la carne de carnero en la carnicería. Este sistema de imponer una sisasobre los productos de la carnicería o de la tienda, en principio se utilizaba exclu-sivamente previa licencia de Valdecristo, para una finalidad concreta y por unperiodo de tiempo preestablecido. Sin embargo, con el tiempo, por el alto endeu-damiento público y por la gran cantidad de gastos extraordinarios de la villa, raroera el año en el que no se utilizaba como medio de financiación habitual.

2.- LOS GASTOS DE LA VILLA.

Para analizar los gastos de la villa los hemos agrupado, igual que e los ingre-sos, en ordinarios y extraordinarios:

2.1- Gastos ordinarios.

Tienen el carácter de gastos ordinarios los impuestos estatales y señoriales, lossalarios de oficiales y otro personal al servicio de la villa, los gastos relacionadoscon la religión, y los gastos en asistencia social a los que haremos referencia enotro apartado de este trabajo.

aa)) IImmppuueessttooss..A los impuestos ya nombrados de la pecha y el morabatí hay que añadir el

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 21

Page 76: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

impuesto sobre el vino y, ya en el siglo XVIII el impuesto del Equivalente, especiede impuesto sobre el patrimonio que instauró la monarquía borbónica tras laGuerra de Sucesión, al que acompañaba el denominado Quartel, impuesto parasufragar los gastos de acuartelamiento y de las fortificaciones del ejército. La villaera la encargada de recaudar estos impuestos entre los vecinos y quien, en últimainstancia, debía hacerse cargo de los impagos.

Junto a estos impuestos, los vecinos debían pagar a Valdecristo los diezmos yprimicias de sus campos y una parte del diezmo del vino al Cabildo de la Catedralde Segorbe.

Por otro lado, la villa, por su condición de “calle” o “aldea” de la Ciudad deValencia, estaba obligada a pagar anualmente dos libras a la “Fàbrica de Murs yValls”, organismo encargado de las obras públicas en dicha ciudad.

Además de los impuestos propiamente dichos, la villa debía pagar diferentescantidades para tener derecho a disfrutar de las rentas proporcionadas por cier-tos monopolios estatales, como el tabaco y el aguardiente, o como eran el pago de“ la fillola de la nieve” para poder participar en el comercio de la nieve, o el del “real de la sal ” para poder vender sal en la localidad, aunque en el caso de la salacabó por convertirse en una especie de impuesto, ya que a la villa se le asignabauna cantidad de sal que debía consumir obligatoriamente cada año.

bb)) SSaallaarriiooss ddee ooffiicciiaalleess yy eemmpplleeaaddooss.. Junto a los impuestos, los gastos ordinarios de mayor importancia para la villa

eran el pago de los salarios de los oficiales y de los diferentes empleados públicos.Como hemos indicado, los salarios de algunos oficiales de la villa, como es el

caso de los jurados, el justicia y su lugarteniente, el pechero, el procurador de viu-das y pobres vergonzantes, el abogado y el procurador de la villa en Valencia, eranpagados con los ingresos obtenidos con la pecha. El resto de oficiales y empleadosde la villa, como el clavario, los jueces contadores, el mayordomo, el síndico, elalguacil, los guardas de los campos, los colectores y el albeytar o veterinario,cobraban sus sueldos de los ingresos generales de la villa, al igual que el encar-gado de dar cuerda diariamente al reloj de la torre, tarea de la que normalmentese encargaba el sacristán o el fabriquero, aunque este último recibía la mitad desu sueldo de la villa y la otra mitad de la parroquia.

Mención aparte merecen el médico, el cirujano, el boticario, la matrona, elmaestro y el organista, cuyos salarios pagaba la villa de forma mixta, es decir, deun lado mediante un impuesto directo que recaía sobre todos los vecinos, y de otromediante un impuesto indirecto o sisa sobre la venta de carne y, en determinadosmomentos, sobre la venta de los productos de las tiendas.

Un aspecto que nos llama la atención es la importancia que la villa daba a laeducación de los niños: la presencia de un “maestro de niños” es una constante entoda la documentación municipal que se conserva. A través de diferentes contra-tos podemos conocer qué era lo que se exigía a los maestros y qué conocimientoseran considerados los esenciales en la sociedad rural de la época. Así, en el año1609 las obligaciones del maestro eran servir “el magisterio de los niños de

22 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 77: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

escuela, que es mostrarles de leer, escribir y contar”. Además de estas obligacio-nes, lo normal era que el maestro de niños fuese también el organista de la igle-sia, por lo cual parte de su salario lo pagaba la fábrica parroquial. Con el paso deltiempo sus obligaciones aumentaron y si en el año 1642 se encargaba de tañer elórgano y de enseñar a leer y escribir, en el año 1655 debía “enseñar a escribir ycontar a los niños y a los mayores que quisiesen, y enseñar a cantar y sustentar lacantoría de la iglesia, con obligación de cantar en las festividades que en la dichavilla hubiese (...)”, y en el año 1745 era obligación suya enseñar “solfa y doctrinacristiana”.

En el año 1777 aparece por primera vez junto a la figura del maestro de niños lade la maestra de niñas, hecho que nos lleva a reflexionar sobre la sociedad de laépoca y sobre el papel que se reservaba a la mujer en esa sociedad. Al mismotiempo, esta aparición de la maestra de niñas podría estar relacionada con lasreformas introducidas por Carlos III, aunque no vamos a entrar en este tema. Enel contrato de 1777 se especifican las obligaciones del maestro y la maestra:

“(...) que tenga obligación de abrir la escuela después de dadas las ocho de lamañana y ha de estar en ella hasta las once, y después a la tarde, a las doshoras deberá abrir la escuela y asistir en ella hasta las quatro horas.Otrosí la referida su muger tendrá obligación de enseñar a las niñas a coser,hacer medias, cofias y demás que le pareciese a la maestra, teniendo assímes-mo obligación de enseñar la doctrina cristiana ”.Al año siguiente se les renovó el contrato, añadiendo nuevas obligaciones, como

eran que, en caso de deber ir a tañer el órgano en horas de escuela debía llevarsea los niños, y que debía llevar a los niños a oír misa todos los días. Además de susalario, al maestro y la maestra, que eran matrimonio, la villa les concedía paravivir la Casa del Hospital sin pagar nada a cambio y también se les concedía el usu-fructo del bancal anexo a la ermita de San Sebastián, a cambio de que cuidasen elaseo y limpieza de dicha ermita. Como ejemplo del diferente papel reservado ahombres y mujeres en la época, baste señalar que en el contrato del año 1778 a lamaestra se le indica expresamente que a las niñas no debe enseñarles aritméticani gramática, sólo costura, doctrina cristiana y modestia.

Resultan también interesantes los contratos de los maestros pregoneros oalguaciles, en los cuales se especifican unas obligaciones que en gran medida hanllegado hasta nuestros días. Así, en el contrato del año 1755 se especificaba que elcontrato del alguacil sería de veinte libras anuales, a cambio de las cuales teníacomo obligaciones “limpiar la plaza de la Yglesia, varriéndola todos los tercerosDomingos de todos los meses y las festividades del día del Corpus, Sant AntonioAbad, Sant Miguel y Sant Vicente y demás días que el Señor Regidor le mande (...)y limpiar todos los meses las balsas de las dos fuentes que limpian las ropas y loscharices de dichas dos fuentes, así como asistir al Alcalde siempre que sea preci-so roldar, como prender a todos los que el Señor Alcalde le mande”, e igualmen-te hacer todos los pregones que se le mandase.

Como caso anecdótico, en relación con los salarios de los empleados de la villa,hay que señalar el de los pagos a los abogados y el procurador de la villa en

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 23

Page 78: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Valencia a quienes, además de su salario, se les obsequiaba anualmente - almenos durante el siglo XVII -, con dos cargas de carbón y, esporádicamente, conalgunas perdices o un cabrito, en un intento de tenerlos contentos para que des-empeñasen con mayor eficacia su trabajo.

cc)) GGaassttooss rreellaacciioonnaaddooss ccoonn llaa rreelliiggiióónn..En una sociedad en la que la religión se hallaba casi constantemente presente en la

vida pública y privada, no debe de extrañarnos que la villa hubiese de hacer frente demanera ordinaria a múltiples gastos de tipo religioso. Aunque en el apartado dedicadoa la religión en la sociedad alcublana veremos de forma más detallada el carácter deestos gastos, para tener una visión más completa de las finanzas municipales es con-veniente que aludamos, al menos esquemáticamente, a los mismos.

En primer lugar la villa debía contribuir al mantenimiento de una infraestructu-ra mínima que permitiese el culto en la localidad: así, debía pagar un sueldo alvicario, consistente en cinco cahíces de trigo anuales, debía pagar la mitad de losgastos de la Fábrica Parroquial - mantenimiento del templo en buen estado, dota-ción de ornamentos, ropas y enseres básicos para el culto, etc.- , incluidos lossueldos del lumbrero y el fabriquero. Igualmente era responsabilidad de la villa elmantenimiento de las ermitas de San Cristóbal, San Esteban y de la Santa Cruz.

También contribuía la villa a los gastos de la celebración de determinadas festivida-des y actos religiosos, entre los que podemos señalar el pago de un predicador para laSemana Santa - aproximadamente 40 libras -, las ayudas a las fiestas de San AntonioAbad, San Miguel y la Purísima, el pago de las doblas de San Bruno, San Miguel, SanAntón y la Purísima, las ayudas para las procesiones o romerías de San Marcos y laCueva Santa, o los gastos de novenarios y rogativas contra la sequía.

2.2- Gastos extraordinarios.

Bajo el epígrafe de extraordinarios hemos agrupado una serie de gastos de lavilla muy variados, cuyo único elemento en común es que tienen su origen en nece-sidades muy específicas y sin una periodicidad predeterminada. Así, incluimos eneste apartado gastos que van desde la construcción y mantenimiento de edificiose instalaciones publicas, hasta los gastos militares, pasando por los derivados depleitos, persecución del bandolerismo o de la compra de alimentos en épocas decarestía, gastos todos ellos que, si bien en muchos años son inexistentes, en otrosalcanzan cantidades tales que desequilibran por sí solos las finanzas municipales.

aa)) CCoonnssttrruucccciióónn yy mmaanntteenniimmiieennttoo ddee eeddiiffiicciiooss yy ccaammiinnooss..En los siglos XVII y XVIII no existía en Alcublas una política de obras públicas

definida, y las actuaciones de este tipo se limitaban prácticamente al manteni-miento de las infraestructuras y de los edificios de propiedad pública, como el hos-pital, las ermitas y la herrería o uñería.

En el caso de las reparaciones de edificios, estas no suponían grandes gastos,al igual que ocurría con el mantenimiento de los caminos. Las escasas referencias

24 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 79: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

documentales sobre el mantenimiento o la mejora de los caminos contribuyen areforzar la imagen - acertada, por otra parte -, de una red de caminos en mal esta-do, y ello a pesar de que factores como el comercio de la nieve, acumulada bási-camente en los ventisqueros de La Bellida y cuyo principal destino era la ciudad deValencia, implicaban un mejor mantenimiento del Camino Real de Aragón desdeSacañet hasta Alcublas y desde ésta hasta Liria. Junto a este camino, la otra vía decomunicación de cierta importancia era el camino que llevaba a Altura y Segorbe,pasando por el Mas de Cucalón, y a otro nivel, la Cañada Real de Aragón por la cualtodos los años pasaban rebaños procedentes de este reino para pasar el inviernoen el Camp del Turia.

Por las pocas referencias podemos saber que, normalmente, el papel deAlcublas se limitaba a pagar una parte de los gastos de apertura o reparación delos caminos, sin tomar nunca la iniciativa por sí misma: es el caso del año 1649,cuando Liria estaba arreglando “el camino de las cuestas” y Alcublas pagó partede los gastos, como ya había hecho en otras ocasiones, o el caso del año 1653,cuando el Consejo de la villa acordó “dar a Francisco Saquena, Señor del Toro, 15libras para ayuda de la carretera que abre de la presente villa a Bernabé”.

Las ideas ilustradas y los esfuerzos por modernizar el país que tuvieron lugarbajo el reinado de Carlos III se vieron reflejadas en diferentes Ordenanzas de lasautoridades reales cuyo fin era conseguir una red de comunicaciones que permi-tiese un mejor transporte, tanto de mercancías como de viajeros. Como conse-cuencia de esta política, en el año 1761 la villa recibió una Orden del IntendenteGeneral del Reino para ensanchar el Camino Real a su paso por el término muni-cipal, trabajos que se realizaron por el sistema de decenas. Al año siguiente derealizadas estas obras se recibió una nueva Orden indicando que la villa debía ocu-parse todos los años de tener los caminos arreglados y en condiciones.

De todos modos, y por lo curioso que nos puede resultar, merece la pena rese-ñar un hecho que se hizo frecuente en los últimos veinte años del siglo, y que esta-ba directamente relacionado con el crecimiento demográfico y con las nuevasroturaciones de tierras, como fue el robo de tierra de los caminos para los nuevoscampos, algo contra lo que las autoridades tuvieron que luchar con fuerza.

De mayores repercusiones sobre la economía de la villa fueron algunas obrasde construcción de edificios sufragadas por la villa, entre las que debemos desta-car la ampliación de la iglesia parroquial y la construcción de su torre, y la cons-trucción de la Casa del Consejo o Casa de la Villa.

Influidos por el crecimiento económico y demográfico del último tercio del sigloXVI, existía entre los alcublanos la conciencia de la necesidad de una Casa de laVilla digna de la importancia de la localidad y que reflejase el poder de sus institu-ciones públicas, a menudo sometidas a las presiones señoriales. En este sentido,el nuevo edificio debía servir como recordatorio de las cotas de autogobierno con-seguidas y como símbolo de la autoridad municipal, y al mismo tiempo debía alo-jar las instalaciones propias de la administración local, permitiendo las reunionesdel Consejo General en su interior, y no en el “porche”, como hasta entonces sevenían realizando.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 25

Page 80: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En el año 1599 las autoridades de la villa acordaron construir la nueva casa dela villa,contactando con Pedro Fresnedo y Hernando del Camino, quienes hicieronlos planos del nuevo edificio, cobrando por ello veinte reales castellanos. Esemismo año, la villa se puso también en contacto con el bayle del Toro para nego-ciar la compra de la madera para “la casa nueva”, y en el año 1600 se acordó lacompra de cien pinos por el precio de doscientos reales castellanos.

Aunque Fresnedo y Camino habían hecho los planos del edificio, en los libros decuentas del año 1600 aparece un pago de 7 sueldos y 6 dineros al cantero Joan deBarrio “por la traça que hizo para la Casa del lugar”, aunque por el coste de esatraza podemos imaginar que, más que unos nuevos planos, lo que debió de reali-zar fueron algunas modificaciones sobre los originales que, por otra parte, tampo-co fueron las últimas, ya que al año siguiente aparece un nuevo pago en los librosde cuentas “a Miguel Martín, cantero, de venir a traçar la obra de la Casa de laVilla”. Ese mismo año se adjudicaron las obras, apareciendo un pago al notario porel registro del contrato y las condiciones de la misma. Aunque Miguel Martín ulti-mó los planos, desconocemos si fue a él a quien se adjudicaron las obras, ya quesu nombre no vuelve a aparecer en la documentación y sí lo hace el del canteroJoan de Barrio, quien podría ser el contratista o bien el maestro de obras delega-do por aquel, y que al mismo tiempo que trabajaba en la casa de la villa realizabaotros trabajos para particulares de la localidad, tal como sabemos por una denun-

26 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

FACHADA DE LACASA DE LA VILLA

Page 81: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

cia ante el Justicia en el año 1601.Entre 1601 y 1606 las obras de la Casa de la Villa se desarrollaron con normali-

dad: en el año 1601 se derribó y desescombró la casa vieja, se buscaron aserrado-res en Torrijas y Manzanera para que preparasen las vigas, y se pagó a los tejerospor la recuperación de las tejas reutilizables y por la fabricación de las restantesque hiciesen falta. En total ese año se pagaron 1610 sueldos y 8 dineros. Lossiguientes años - del 1602 al 1606 -, siguieron las obras labrando “las vigas gran-des de la Casa Nueva” en el 1603, y pagando en el 1604 un total de 9046 sueldos.A partir del año 1606 y hasta el año 1618 existe un silencio en la documentaciónacerca de las obras, aunque ya en el 1619 sabemos que se realizó una reunión delConsejo Particular “en la Sala Común de la Casa Nueva del lugar”, hecho que nosindica que la construcción estaba muy avanzada, algo que confirman también lasreferencias que aparecen en el año 1618. En este año el Consejo Particular adop-tó dos acuerdos que confirman la firme voluntad de las autoridades de acabar lasobras: el primero de estos acuerdos es del 22 de septiembre y en él se determinópreparar los capítulos “para labrar las puertas y ventanas de la Casa del Consejoy todo lo demás que haga falta para dicha Casa”, obra que se debió concertar conel cantero Bartolomé de Hontanilla, quien por esas fechas concertó también lasobras de la mina del agua, popularmente conocida como “Mena”. Algo más tarde,el 25 de diciembre, el Consejo acordó fijar un plazo de seis meses para acabar laobra de carpintería, subastando dicha obra el 6 de enero. De todos modos esteplazo no se cumplió, puesto que el 2 de junio del año 1619, ante la necesidad deadquirir una nueva remesa de madera - probablemente para la cubierta del edifi-cio que se pretendía fuese lo suficientemente alta como para albergar una “cam-bra” -, el Consejo de la villa acordó sacar por suertes los vecinos que debían tra-bajar como mano de obra y peones, y que “el que no tuviese un par de mulas bus-que otro en su lugar. Al que le toque en suerte yr con un par de mulas a por made-ra se le pague de ayuda de costa de la bolsa común seis reales”.

Hacia finales de 1619 la obra de carpintería debía estar prácticamente termina-da, y el Consejo introdujo un cambio en el proyecto original consistente en hacer“la ventana que se ha de poner al lado de la puerta de la Casa del Consejo” de pie-dra. Con la realización de esta ventana y con el forjado y colocación de la reja de lacárcel en el año 1620 podemos dar por concluida la construcción de la Casa de laVilla, aunque con posterioridad a este año se añadieron algunos detalles, comofueron la colocación de la reja de la ventana de la fachada y de la balaustrada dehierro de la escalera, hechas por el herrero Vicente Bau en el año 1638.

bb)) EEll pprroobblleemmaa ddeell aagguuaa eenn AAllccuubbllaass..Algunos de los gastos extraordinarios de mayor importancia que tuvo la villa en

los siglos XVII y XVIII estuvieron relacionados con el agua, un elemento de primeranecesidad que escaseaba en la localidad y en todo su término. Es precisamenteesa escasez la que hizo necesario un aprovechamiento controlado que permitieseel desarrollo económico y demográfico de la localidad, aprovechamiento que gene-raba muchos gastos de tipo ordinario, como por ejemplo la limpieza de pozos y

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 27

Page 82: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

balsas tanto naturales como artificiales, y de tipo extraordinario, básicamente larealización de prospecciones en busca de acuíferos, prospecciones que coincidíancon épocas de sequía o de fuerte presión demográfica; este es el caso de los pozoshechos en la zona de Santa Bárbara, la Tejería o el pozo Cervera a principios delsiglo XVII y de los sondeos hechos en la Balsa Silvestre en los años 1637 y 1638, en1652 y 1659, y en el año 1773. De todos modos, los mayores gastos extraordinariosrelacionados con el agua no fueron las prospecciones, sino la canalización de aguahasta la población y la construcción de fuentes públicas.

Cuando a principios del siglo XVII Alcublas se encontraba todavía bajo los efec-tos de una etapa expansiva a nivel demográfico y económico, las autoridades de lavilla comprendieron que el abastecimiento de agua mediante pozos y cisternas, lamayoría de ellos de propiedad privada, era insuficiente para una población enaumento y que, al igual que era necesario aumentar el número de pozos públicos,era conveniente también hacer una fuente para mayor comodidad y mejor serviciode los vecinos. Como consecuencia de esto, en los primeros veinticinco años delsiglo tuvieron lugar diferentes actuaciones para localizar nuevos pozos, mejorarlos existentes y canalizar el agua de alguno o algunos de los pozos hasta la locali-dad. Así, en 1601 se contrató a un aguador para que buscase tres lugares en losque pudiese haber agua, encontrando ésta en la partida de Santa Bárbara y en elpozo Cervera, cuyo brocal y balsa hizo en el año 1606 el cantero Joan de Barrio,que entonces se encontraba trabajando en la Casa de la Villa. Las siguientes noti-cias que sobre el agua encontramos en la documentación municipal son del año1609: a principios de este año el Consejo acordó que siguiesen las prospeccionescon vistas a encontrar los pozos que pudiesen abastecer la fuente que se deseabahacer. Unos años más tarde, en concreto el dos de julio de 1615, se acordó contra-tar al aguador Joan Blasco para que hiciese un pozo en la partida de SantaBárbara, y el 30 de noviembre de 1617 el Consejo determinó “que se prosiga yacabe la fuente nueva que se contrató con Joan Blasco, hasta los quarenta palmosde hondura y no más” según se estipulaba en el contrato de 1615, e igualmente seconcertó con Jaime Martínez, cantarero de Chelva, la confección de cuatrocientoscanalones para la fuente por precio de un sueldo cada uno, canalones que ya esta-ban preparados en agosto del año siguiente, cuando la villa acordó dar a cada veci-no que fuese a por ellos a la tejería de Chelva con dos mulas, cuatro reales y unabarchilla de cebada como ayuda.

Si hacemos caso de las informaciones que nos da Don José Alegre, secretariodel Ayuntamiento de Alcublas en el primer tercio del presente siglo, fue el 28 deagosto del año 1618 cuando se encontró agua en el pozo de San Agustín, que tomódicho nombre por ser ese día el de la festividad del santo. Aunque en los Libros deAcuerdos de la villa no aparece ninguna nota que confirme esta información, nadanos impide dudar de su veracidad, y aunque nos pueda llamar la atención el hechode que las obras de la fuente se iniciasen antes de encontrar el pozo, la explica-ción está en que las autoridades estaban decididas a hacer la fuente con el aguadel pozo Cervera y con la de los pozos existentes en el barranco de la Tejería, conlo cual el hallazgo del pozo de San Agustín lo que hizo fue favorecer las intencio-

28 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 83: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

nes de la villa, ya que suministraba una cantidad de agua suficiente por sí sola paraabastecer la fuente, y además se encontraba más cerca que los pozos del barran-co, con lo cual la canalización resultaba menos costosa.

El 22 de septiembre de 1618 dio facultad “a Bartholomé de Hontanilla y otrocantero para que hagan capítulos sobre la obra de la fuente que está comenzadasiguiendo el nivel a la misma hondaria que lo hecho hasta el pozo del manantialjunto al ventisquero”, y el 18 de noviembre, hechos los capítulos, se acordó subas-tar la obra.

En el año 1623 proseguían las obras de la mina o cava de la fuente, siendo JoanMartínez y Pedro Sanz, canteros, los encargados de hacerla junto con Hontanilla.Paralizadas por unos meses las obras se reanudaron a partir del 25 de agosto trasrecibir licencia del prior de Valdecristo. Ya en el año 1625, en concreto el 12 de sep-tiembre, se subastó “el alcaduçar el agua de la fuente a quien por menos lo haga”,o lo que es lo mismo, canalizarla, y el 9 de octubre el Consejo nombró a dos exper-tos para que recibiesen la obra, aunque no lo hicieron por no estar hechas confor-me a los capítulos del contrato, subsanándose los defectos ya entrado el año 1626.Según los Libros de Cuentas de la villa, en la obra de la fuente, esto es de hacer elpozo, la mina y canalizar el agua, se gastaron un total de 1053 libras y 19 sueldos.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 29

FACHADA DE LAFUENTE DE SANAGUSTÍN

Page 84: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

De la importancia que los alcublanos daban a la construcción de la fuente nospuede dar una idea el acuerdo que adoptó el Consejo General de la villa el 20 deagosto del año 1628:

“(...) como el dicho Consejo, en presencia del Señor Bayle, determinó que seguarde la fiesta de San Agustín y que aquel día se suplique a los señores Retory clérigos se sirvan hazer merced a la villa yendo a bendezir el agua donde nace,yendo en processión por la mañana, y ordena el dicho consejo a qualquier vezi-no de qualquier estado o condición se le pueda ejecutar veynte libras de pena sitrabajare (...)”.Con posterioridad a su construcción la fuente fue objeto de diversas reformas

destinadas a su mantenimiento y mejora. De estas reformas podemos destacar laconstrucción en el año 1647 de una pila de piedra para abrevadero del ganadovacuno, pila que fue sustituida en el año 1752 por acuerdo del Consejo delAyuntamiento que consideraba “que la pila de la fuente vieja es de mucho perjui-cio para el Común y que esta se derribe y se buelva a apañar conforme arte, y oidadicha propuesta se determinó se derribe y se buelva a apañar en toda forma paraevitar algunos inconvenientes”. Esta sustitución se justificaba por el hecho de quedesde 1715 el abrevadero de San Agustín se reservó exclusivamente para las caba-

30 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

FUENTE DE LA CAVA Y ABREVADERO

Page 85: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

llerías, resultando poco práctica la pila existente construida para los bueyes que,por otra parte, eran cada vez más escasos en la localidad.

A finales del siglo XVIII la fuente fue sometida a una nueva reforma, esta vez demayor importancia, que consistió en la construcción de una fachada monumentaly en la construcción de un amplio abrevadero, obras que se concluyeron el año1798 tal y como indica la fecha grabada en la piedra de la fuente. La fachada con-siste en un paramento liso enmarcado por unas anchas molduras planas, en cuyaparte inferior se alojan los dos caños por los que sale el agua, y como remate delconjunto una cornisa sobre la que se sitúa un frontón mixtilíneo con volutas, todoello realizado en piedra de mármol negro de la Pedrera, destacando por su con-traste los pináculos rematados por una bola, hechas en piedra caliza, que se sitú-an en los extremos de la cornisa y sobre el frontón. Destaca también la Cruz de SanAntonio, símbolo de la localidad, colocada en el centro del frontón y realizada enmármol blanco.

Con posterioridad, ya en el año 1880, se elevó el muro añadiéndole un nicho paraalbergar una imagen de San Agustín realizada en azulejos, imagen que fue susti-tuida

Además de la fuente de San Agustín existía en las cercanías de la villa otra fuen-te cuyo origen no aparece demasiado claro en la documentación: la fuente de LaCava. Alrededor de esta fuente se fue tejiendo en los siglos XVII y XVIII, especial-mente en este último, un complejo entramado de actividades económicas y socia-les que dependían directamente del aprovechamiento de sus aguas; desde la Balsade las Mujeres para lavar la ropa, el abrevadero para el ganado y el abastecimien-to de los vecinos, hasta la balsa para curar esparto, las fábricas de aguardiente ylas pequeñas huertas de los alrededores.

En el año 1688 se iniciaron las obras de construcción de la fuente, trabajos quese prolongaron hasta 1694 y de los que tenemos noticia por diversas referenciasen los libros de cuentas de la villa. Así, sabemos que en 1688 se estaba haciendouna “cava nueva de los pozos” y una fuente nueva; en el 1690 proseguían estasobras y en el 1691 se gastaron dos libras y diez sueldos “en un gamellón que pusopara abrevar el ganado del redondero en el pozo nuevo” y “en aceite para luz paraponer los arcaduces de la cava, ocho sueldos y cuatro dineros”. Ya en el 1693 sehizo el abrevadero y, al año siguiente, el encargado de las obras, Joan Budría, diolos últimos retoques.

El hecho de que en la documentación se hable de esta fuente como la FuenteNueva, por oposición a la Fuente Vieja o fuente de San Agustín, puede confundir-nos respecto al origen de la misma ya que, por otras referencias, sabemos que esmucho más anterior y podemos deducir que los trabajos realizados entre 1688 y1694 consistieron, tal como se indica en 1688, en “la cava nueva de los pozos”, esdecir, en ahondar los pozos ya existentes, y en la realización de una nueva conduc-ción del agua, o en la mejora de la existente.

Entre 1643 y 1648 sabemos que se construyó el “Balsón” o balsa del espartosituada, según la documentación, “debajo de la balsa de las mujeres”, balsa de lasmujeres que no hay que confundir con los lavaderos de San Agustín, y a la que en

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 31

Page 86: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

el año 1691 se puso puerta y llave, lo cual nos indica que se trataba de un recintocerrado del que todavía es posible ver parte de los muros. Por otra referenciasabemos que esta balsa existía ya en el año 1601, cuando se le pagó “a Joan deBarrio por unas piedras que ha hecho para la balsa de las mujeres, quarenta ycinco sueldos”. Lógicamente esta balsa necesitaba de un aporte de agua proce-dente de una fuente, fuente que no podía ser la de San Agustín, por su origen pos-terior. Este hecho y una referencia del año 1587 en la que se indica que se estabahaciendo “la fuente de la cava del agua”, nos llevan a situar el origen de la fuentede la Cava en los últimos quince años del siglo XVI.

Lógicamente, el hecho de que sólo existiesen en la localidad dos fuentes y unnúmero reducido de pozos públicos - los pozos del Planillo y el de la Santa Cruz ocalle Nueva -, hizo que en épocas de sequía las autoridades hubiesen de tomarmedidas para racionalizar su uso y asegurar el abastecimiento de la población, deentre las que destacan la de 1651, cuando “por necesidad de agua en los pozos” seprohibió a los cabañeros que abrevasen los ganados en los pozos del Planillo, la deabril del año 1722, cuando se ordenó “que nadie pueda llenar ningún cántaro ni vasi-ja del charaiz de la Fuente Vieja, y del chorro como mucho dos cántaros”, y sobretodo las del 26 de mayo de 1773, cuando se ordenó que “diariamente se tande unvecino para vigilar las fuentes y que no se saquen cargas de agua de las fuentes en

32 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

BALSA DE LAS MUJERES: imagen anterior a las obras de consolidación de hace unos años, enla que es posible apreciar parte del muro que la cerraba.

Page 87: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ningún tiempo, y que las mujeres sólo puedan llevar desde las nueve hasta las tresde la tarde, y en las demás oras no puedan sacar nada de agua, y que las mujeressólo vayan con un cántaro, todo baxo pena de cinco sueldos de día y doble de noche,y que los ganados no abreven en la Cava, baxo pena de tres libras”.

cc)) GGaassttooss mmiilliittaarreess..Las obligaciones militares en los siglos XVII y XVIII fueron fuente de numerosos

gastos para la villa, gastos que en la mayoría de las ocasiones podemos conside-rar extraordinarios, aunque en ciertos momentos adquiriesen el carácter de ordi-narios a causa de la coyuntura política y militar.

En esencia los gastos militares, tal como ya señalamos al hablar de la Guerrade Sucesión, eran de tres tipos:

• gastos en alojamiento y manutención de tropas.• gastos en armamento para la villa o sus soldados.• aportaciones económicas y de tropas.Desde el año 1597 existía una Milicia Efectiva del Reino, cuerpo permanente for-

mado por voluntarios que debían costearse de forma mixta por los municipios ypor la Generalitat. El mantenimiento de esta Milicia, encargada de defender elReino de Valencia, cuyas fronteras no podía traspasar, resultaba muy sencillo,puesto que sólo generaba gastos en caso de movilización de las tropas.

Aunque en las dos primeras décadas del siglo XVII la villa tuvo gastos con moti-vo del alojamiento de tropas y para la “prevención de la villa” ante la revueltamorisca que tuvo lugar tras el decreto de expulsión, fue con el proyecto de la Uniónde Armas puesto en marcha por el Conde-Duque de Olivares en el año 1625, cuan-do los gastos militares comenzaron a ser más frecuentes, sobre todo en los añostreinta por la guerra en Europa y en la década siguiente por la Guerra de Cataluña.Así, en 1637 la villa hubo de aportar 180 libras para pago del Ejército Real, repar-tiendo esa cantidad entre todos los vecinos; en el año 1638 se alojó en la villadurante el invierno la Compañía del Conde de Olocau, generando fuertes gastos, alos que hubo que añadir la aportación de mulas para el transporte de los bagajesde la compañía. Al año siguiente la villa hubo de contribuir con seis soldadosmayores de 18 años y menores de 60; en principio, y siguiendo la práctica habitualdurante todo el siglo XVII, se eligió por redolines a los soldados de entre todos losmozos en edad militar y posteriormente, al hacer saber cuatro de los elegidos queno deseaban ser soldados, se buscó a cuatro profesionales que por 40 libras cadauno les sustituirían. Para pagar esas 160 libras la villa hizo un reparto entre losvecinos, al igual que se hizo con los tres soldados para la leva de 1644, los cuatropara la de 1648, o los dos del año 1659, aunque en otras ocasiones la villa carga-ba dinero a censo para comprar soldados, tal como hizo para pagar los cuatro quele solicitaban los Estamentos en el año 1642.

La Guerra de Cataluña fue el origen de los mayores gastos de índole militar yprácticamente todos los años entre 1640 y 1659 la villa hubo de hacer frente a unau otra obligación:

En el año 1645 un grupo de soldados estuvo alojado en la villa durante casi tres

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 33

Page 88: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

meses y para hacer frente a los gastos de ese alojamiento se impuso una sisasobre los productos de la tienda y de la carnicería, y se recurrió también a unaderrama entre los vecinos de cuatro sueldos cada uno. Además la villa debía pagar66 libras y 13 sueldos como contribución militar.

Los años entre 1648 y 1650 fueron los de mayor presión a causa de la guerra enCataluña, guerra cuyo curso hizo que el Reino de Valencia se implicara más en elconflicto; en 1648, en virtud de una Pragmática del año 1643, se creó en Alcublasuna Compañía, formada en su mayor parte por alcublanos pero también por veci-nos de Andilla y de otros lugares cercanos, que debía contribuir a la defensa deTortosa. Para esta Compañía la villa designó un alférez y hubo de recurrir a lacompra de cuatro soldados para completar el número de hombres que debía apor-tar, gastos a los que se sumaron “tres ducados de gasto por la compra de la ban-dera y cajas que se han comprado para la Compañía de la presente Villa”. Duranteel año siguiente la situación siguió igual e incluso empeoró con la presión que ejer-cían franceses y catalanes sobre el norte del Reino: desde noviembre del 1649Alcublas debía aportar 28 soldados equipados con armas y vituallas - a principiosde 1650 se compró veinte arcabuces, y los vecinos recogieron mediante una colec-ta 53 libras y 18 sueldos con los que se compró cebada y trigo para los soldados dela villa -, para la defensa de San Mateo, donde debían permanecer durante un mes,transcurrido el cual debían ser sustituidos por otros tantos soldados de la villa, yasí mientras durase la leva. A finales de 1650, en concreto el 6 de noviembre, unanueva leva tuvo lugar para formar un batallón para el socorro de Tortosa, acordan-do la villa dar a los soldados 50 libras y otras 10 libras al capitán, cantidades quese obtendrían cargando “en la carnicería dos dineros por libra de carne y en lastiendas un dinero en cada libra de aceite, bacalao, atún, jabón y arroz, hasta quese saquen las sesenta libras”.

En los años siguientes las aportaciones de la villa fueron exclusivamente eco-nómicas, aportando 120, 110, 200 y 110 libras en los años 1652, 1653, 1654 y 1658.Como consecuencia de un periodo tan prolongado de pagos militares, ese mismoaño de 1658, ante la petición de un nuevo “donativo para su Magestad”, el ConsejoGeneral de Alcublas remitió un memorial a las autoridades para que se rebajasela cantidad del donativo, argumentando “que la villa está pobre por las muchasdeudas y porque es un lugar pobre en el que sólo hay dos cosechas de pan y vinoy esas muchos años ha que faltan por las inclemencias del cielo”, memorial entrecuyas líneas podemos leer el agotamiento económico y psicológico provocado porla guerra y agravado por las malas cosechas.

El resto del siglo las obligaciones militares fueron mucho menores, consistien-do en el alojamiento esporádico de algún grupo de soldados y, ya en los últimosquince años de la centuria en la aportación de soldados y dinero para la guerra deCataluña - un soldado cada año y algunos “servicios voluntarios” de cantidades nomuy elevadas.

Sin que supusiese un gasto extraordinario para la villa, en el año 1692 tuvo lugaruna reorganización del Batallón de la Milicia Efectiva del Reino, cuya existencia sehabía cuestionado por su falta de operatividad. El resultado de esta reorganización

34 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 89: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

fue la creación de un batallón de seis mil hombres, agrupados en ocho tercios dediez compañías, cada una de ellas formada por setenta y cinco soldados más elcapitán, sargentos y ayudantes. Para formar las compañías se tenía en cuenta elnúmero de vecinos de cada villa y lugar, siendo necesaria una o varias villas paracompletarla. Alcublas, junto con Bexís, Teresa y Andilla, formaba la CompañíaSéptima con plaza de armas -lugar de agrupamiento- en la ciudad de Segorbe. Lacomposición de esta compañía era la siguiente:

Año 1692. Composición de la Compañía Séptima - Milicia Efectiva del Reino.LLooccaalliiddaadd NNúúmmeerroo ddee vveecciinnooss NNúúmmeerroo ddee ssoollddaaddoossLes Alcubles 218 27Bexís y Teresa 318 39Andilla 90 9Los soldados que debían formar parte de la Compañía eran elegidos cada año

mediante redolines entre los vecinos de 18 a 50 años, estando exentos los cargospúblicos de la villa de ese año, las personas que gozasen de privilegio militar, y losterratenientes y sus criados que no fuesen naturales de Alcublas.

El siglo XVIII se inició prácticamente con la Guerra de Sucesión, conflicto quesupuso un importante esfuerzo económico para la villa, con múltiples gastos mili-tares de carácter extraordinario. Acabada la guerra se instauró el “quartel”,impuesto ordinario para el mantenimiento de la infraestructura militar en el Reino,y se mantuvieron las aportaciones de tropas por parte de la villa, aunque estosgastos no los podemos considerar como extraordinarios, sin que en la documen-tación municipal existente - hasta 1785 -, aparezca ninguna referencia acerca degastos militares extraordinarios en lo que resta de siglo.

dd)) OOttrrooss ggaassttooss eexxttrraaoorrddiinnaarriiooss..Finalmente debemos nombrar la existencia de otros gastos de este tipo relacio-

nados con la compra de trigo en épocas de carestía, con la persecución de bando-leros, con la asistencia social en la villa, o en relación con la religión - es el casode los gastos en la ampliación de la iglesia y en la construcción de la torre-, aun-que de ellos hablaremos en otros apartados de este trabajo.

3.- LA CRISIS DE 1740.

Al hablar de la Guerra de Sucesión y de sus consecuencias ya hemos indicadoque una de estas fue la introducción de nuevos impuestos cuya cuantía frenó eldesarrollo de la villa, ya que sus excedentes económicos en lugar de destinarse anuevas inversiones eran absorbidos por completo por los impuestos, e incluso lle-garon a ser insuficientes para satisfacerlos. Este factor no fue sin embargo el cau-sante de la crisis de las finanzas municipales que tuvo lugar en el año 1740, sinoque más bien podemos considerarlo como un factor que agravó una situación pre-existente y que, en cierto modo, actuó como detonante de la misma.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 35

Page 90: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

El origen de la crisis debemos buscarlo en la espiral de endeudamiento quearrastraba la villa desde el último cuarto del siglo XVI y a lo largo de todo el sigloXVII, a causa de las múltiples obras públicas que acometió durante este periodo:la primera ampliación de la iglesia parroquial a fines del siglo XVI, la construcciónde la Casa de la Villa, las obras de la fuente de San Agustín, o la construcción dela torre y la segunda ampliación de la iglesia, por citar las más importantes. Si aestos gastos añadimos los de tipo extraordinario que tuvieron lugar con motivo delas guerras, y la ralentización del crecimiento económico en determinadosmomentos por causas diversas, tendremos un cúmulo de factores que prepararonel camino para la crisis de 1740.

En determinados momentos, los ingresos ordinarios de la villa permitían por símismos costear algunas obras y mejoras acometidas en la localidad, pero anteobras de magnitud o ante la sucesión de muchos gastos en un periodo de tiemporeducido, se hacía necesario recurrir a los préstamos como medio de financiación.

El recurso al endeudamiento, al igual que en la sociedad actual, no era unmecanismo utilizado exclusivamente por las instituciones públicas, sino que esta-ba ampliamente difundido en toda la sociedad: la compra de la otra media casaque le había correspondido al hermano en la herencia paterna, la adquisición deun campo lindante que le permitiría mejorar su explotación agrícola, la necesidadde comprar trigo para la sementera tras la mala cosecha del año anterior, la dotepara la hija casadera, la compra de una mula,...Todos estos eran gastos extraordi-narios que de una manera “habitual” se presentaban en la vida cotidiana de lasgentes de la época, y a los que con frecuencia se debía hacer frente mediante elrecurso a préstamos.

Si consultamos alguno de los protocolos notariales de Alcublas que se han con-servado, veremos que no son raras las escrituras de cargamiento de censales -préstamos-, y las de compra “a carta de pago” -a plazos-, y si consultamos, porotro lado, los libros del Justicia de Alcublas, veremos que muchos de los casos queéste juzgaba estaban relacionados con el impago de los intereses de préstamos opor el incumplimiento de los plazos en los contratos de compraventa. Con todoesto lo que queremos señalar es que el endeudamiento, tanto público como priva-do, era una práctica muy difundida en la sociedad, hasta el extremo de que en elaño 1738, dos años antes de la crisis de las finanzas municipales, de 262 contribu-yentes que había en Alcublas, 203 debían alguna cantidad de dinero por préstamos.

Aunque suponga apartarnos del tema principal que nos ocupa, consideramosinteresante realizar un pequeño estudio sobre el endeudamiento en la sociedadalcublana a través de un expediente de 1738, realizado con fines fiscales, en el quese detallan tanto el patrimonio de los vecinos -bienes inmuebles y semovientes, ycensales cargados-, como sus deudas. La importancia de este expediente estribaen la proximidad cronológica al año de la crisis de las finanzas municipales, y enel hecho de que es el único documento de estas características que se ha conser-vado hasta nuestros días.

Como ya hemos indicado, de doscientos sesenta y dos contribuyentes que habíaen Alcublas doscientos tres, es decir, el 77´86 %, estaban endeudados. El valor

36 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 91: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

total de los bienes de los vecinos era de 74.194 libras, mientras que el valor de susdeudas ascendía a 17.924 libras, lo que supone que el porcentaje de endeudamien-to sobre el patrimonio de los vecinos era del 24 por ciento.

Gracias al expediente indicado podemos además analizar la estructura de ladeuda privada e intentar establecer si todos los vecinos de la villa soportaban unosíndices de endeudamiento similares -independientemente de su situación econó-mica-, o si por el contrario determinados grupos de vecinos se veían sometidos aun mayor endeudamiento. Para clarificar estos aspectos hemos elaborado elsiguiente cuadro, en el que aparecen los contribuyentes de la localidad agrupadossegún el valor total de su patrimonio, expresado en libras, y a partir de esta divi-sión se indica el número de vecinos endeudados en cada grupo y el porcentaje deendeudados sobre el total del grupo, así como el porcentaje medio de endeuda-miento de cada grupo.

Alcublas. 1738. Endeudamiento de los vecinos (en libras).

En lo relativo al porcentaje de vecinos endeudados en cada grupo, si exceptuamosel grupo de menor capacidad económica -vecinos con patrimonio entre una y cienlibras-, el resto poseen un elevado porcentaje de endeudados, por encima del 70 %, aexcepción del grupo de vecinos con un patrimonio entre una y cien libras que posee unporcentaje de endeudados menor del 30 %, algo lógico, ya que por su escasa capaci-dad económica no ofrecían suficientes garantías para los censalistas.

Sin ser, en general, excesivamente altos los porcentajes medios de endeuda-miento de cada grupo, resultan muy reveladores acerca de la realidad socioeconó-mica de la población alcublana, y en base a ellos podemos marcar las divisionesde esta sociedad, teniendo en cuenta la capacidad económica de cada grupo y elporcentaje de endeudamiento.

Los porcentajes medios de endeudamiento más altos corresponden a los gru-pos con menor riqueza, los de vecinos con bienes entre una y doscientas libras -un total de 94 vecinos-, que con una deuda media del 45´28 % formarían una pri-mera capa de la sociedad, por debajo de la cual sólo se encontrarían los pobres desolemnidad. Por encima de esta primera capa tendríamos otra, los 98 vecinos conun patrimonio entre 201 y 400 libras, a la que podríamos calificar como media-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 37

Grupos segúnpatrimonio

1 a 100 101 a200

201 a300

301 a400

401 a500

501 a600

601 a1000

+ de1000

Nº vecinos 27 67 59 39 24 15 14 17

Nº de vecinosendeudados

8 49 56 33 19 14 13 12

Porcentaje deendeudados

29´62 73´13 94´91 84´61 79´16 93´33 92´85 70´58

% medio deendeudamiento

del grupo

42´33 48´24 31´89 33´27 21´82 21´96 23´30 12´69

Page 92: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

baja, con un porcentaje medio de endeudamiento del 32´58 %. La capa socialmedio-alta corresponde a los 53 vecinos con bienes por valor de 401 a 1000 libras,cuyas deudas medias bajan al 22´36 %. Finalmente tendríamos la capa alta de lasociedad alcublana, formada por los 17 vecinos con riqueza superior a las 1000libras, cuyo endeudamiento medio se reduce al 12´69 %.

Otro aspecto relacionado con el endeudamiento de la sociedad, es el relati-vo al origen de los préstamos. La mayor parte de los censales cargados enAlcublas en el año 1738 eran propiedad del clero, bien a título individual o comoinstitución. De las 17.924 libras que en censales debían los vecinos de la villa,13.194 libras - el 73´61 % -, eran préstamos realizados por el clero, en concre-to 9.168 libras del clero de Alcublas, y el resto del clero de otros lugares, prin-cipalmente Segorbe y Liria. En lo referente a la deuda en manos de civiles, delas 4.730 libras, 2.725 eran de 18 vecinos de Alcublas, de los cuales sólo unovivía exclusivamente de los intereses de los censales, cuyo valor ascendía a1.261 libras, mientras que el resto disponían de otras fuentes de ingresos.

Vista la situación general de los vecinos de la villa en el año de realizarse elexpediente, no debe extrañarnos que dos años más tarde, en 1740, la villa seencontrase en una situación en la que le resultaba imposible no sólo devolver loscensales que había tomado, sino también satisfacer los intereses anuales de losmismos.

A finales de febrero de dicho año se celebró en la Casa de la Villa un consejogeneral para estudiar las posibles soluciones al problema del endeudamiento, y enesa reunión se acordó que “ante las deudas que la villa debe de los Censos quecorresponde y que la villa no puede satisfacer por lo pobre que está, y oída la pro-puesta, Determinaron que se haga concurso de Acrehedores para ver si la Villa sepuede enfranquecer, y que el Syndico vaya y se informe de algunas Villas cómo hanhecho concurso de acrehedores, para que la villa lo execute con acierto”.Realizadas por el síndico las averiguaciones indicadas en el acuerdo y estudiada lasituación, en una nueva reunión el 8 de mayo se acordó desechar el concurso deacreedores como solución aplicable en el caso de Alcublas, y se propuso intentarllegar a un acuerdo o concordia con los acreedores. A partir de este momento seiniciaron las gestiones para hacer la concordia, cuya firma entre la villa y los acre-edores tuvo lugar el 30 de mayo de 1741 en la Real Cartuja de Valdecristo.

En el Libro de Cuentas de la villa del año 1741 aparece una nota en la que seindica la difícil situación económica del municipio y se habla de las gestiones rea-lizadas para solucionarla, nota con la que, por otra parte, se acaban las cuentas enlos libros de la villa, ya que durante la vigencia de la Concordia la contabilidad pasóa manos de los acreedores, y el resto de documentación sobre la contabilidadmunicipal una vez saldadas las deudas no se ha conservado. La nota dice así:

“La presente Villa de Alcublas, precisada de las muchas cargas que sobre sí tenía yagoviada con los muchos apremios y execuciones de sus Acrehedores, y viendo porotra parte que sus propios y rentas no abastavan a dar satisfación no sólo a sus pre-cisos alimentos y a las anuales pensiones que esta responde cuia suma considera-ble es de 630 libras anuales. Quanto y más allándose gravada con la notable quan-

38 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 93: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tía de cassi 9000 libras de devengados, y mucho más haviéndole suprimido por laResidencia del año 1739, por razón de carecer de facultad Real, el considerable pro-ducto de las propiedades de trigo y cevada que, en raçón de cambras y préstamostiene repartidas entre sus particulares vezinos, le fue preciso recurrir al Expedientede un Concurso de Acrehedores, el que en efecto puso en la Real Audiencia deValencia a los quatro de abril de 1740, y considerando ser este medio poco útil parala Villa y Acrehedores. Después de hazer conferencias se determinó firmarConcordia, como en efecto lo hizo en el día 30 de mayo del año 1741, cuia escrituraautorizó Mathías Urquiza, Escribano Real de Altura en dichos día, mes y año, en laConrrería de la Real Cartuxa de Valdecristo, donde concurrieron todos los acrehe-dores y todo el Ayuntamiento de la presente Villa (...)”.Esta nota nos informa de una causa concreta que aceleró la quiebra de las

finanzas municipales: la supresión de las cambras de trigo y de cebada, cuyospréstamos generaban importantes ingresos para la villa. Realizada esta supresión,los ingresos ordinarios anuales de la villa quedaban de la siguiente manera

- Por arriendo de las tiendas 84 L. 3 S.- Por arriendo del cántaro de medir el vino 170 L. 10 S.- Por arriendo del mesón 95 L. 13 S. 8- Por arriendo de la dehesa de La Redonda 105 L.- Por arriendo de la herrería 6 L.- Por arriendo de los garbillos 3 L.- Por arriendo de las panaderías 12 L.- De censos 9 L. 7 S. 6- Del abastecedor de la carne 36 L.- Del libro de 4 y 4 19 L. 14 S.- Del libro de las Monjas 15 L. 7 S. 8

Total rentas 560 L. 8 S. 6

Por su parte, los gastos corrientes de la villa eran los que indicamos:- Al cura 25 L.- Al beneficiado del Santíssimo Sacramento 19 L.- Salario del maestro de niños y organista 45 L.- Salario del escribano del Ayuntamiento 40 L.- Salarios de los miembros del Ayuntamiento 27 L.- Salarios del Procurador en Valencia, del procurador de viudas, mañán, relojero y comadrona 29 L. 10 S.

- Salario del abogado en Valencia 12 L.- Salario de los jueces contadores 19 L.- Salarios del mayordomo de propios, colector de la pecha, colector de las monjas y colector de cuatro y cuatro 18 L.

- En las procesiones de la Cueva Santa y San Marcos 34 L. 4 S.- Al predicador de la Cuaresma 28 L.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 39

Page 94: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

- Salario del ministro pregonero 36 L.- Por dietas del síndico, de reparar el hospital y las tres hermitas de la villa, de limpiar los manantiales, por papel sellado y común, y de viajes de pobres enfermos 68 L. 10 S.

- Por la fillola de la nieve 9 L.- En gastos de prestar vasallaje al prior 2 L. 10 S.- En las fiestas de la Puríssima, San Miguel, San Bruno, los Santos Labradores, y en el Cirio Pascual 27 L. 10 S.

Total gastos 440 L. 4 S.

Si nos atenemos a la diferencia entre los ingresos y los gastos, las 120 libras 4sueldos y 6 dineros de beneficio eran claramente insuficientes para pagar las 630libras de los intereses de los censos y, como consecuencia, la Concordia entre losacreedores y la villa debía establecer los mecanismos y condiciones que permitie-sen solucionar ese problema.

En el Archivo del Reino de Valencia existe una “Copia de la Concordia hechacon la Villa de Alcublas y sus Acrehedores censalistas (...)”, en la que se especi-fican los capítulos o condiciones de la misma, que podemos agrupar en cincoapartados:

11ºº-- RReedduucccciióónn ddee ggaassttooss ddee llaa vviillllaa:: El primero de los capítulos suponía la reduc-ción de los gastos corrientes de la villa de 440 libras y 4 sueldos a sólo 180 libras,para lo cual se despidió, entre otros, al relojero, al saludador y a la matrona, eigualmente se redujeron los salarios de muchos de los contratados por la villa. Enlos libros de acuerdos de 1742 los gastos corrientes eran los siguientes:

- Salario del maestro y organista 20 L.- Salario del escribano 20 L.- Al predicador de la Cuaresma 16 L.- Salario del ministro pregonero 20 L.- Al cura 25 L.- Al beneficiado del Santíssimo Sacramento por las misas del alba y regir el reloj 16 L.

- Por pago de la fillola de la nieve 9 L.- Salario del procurador de Valencia 7 L. 10 S.- Salario del abogado de Valencia 8 L.- Por limpiar los manantiales y otros gastos precisos de reedificar las ermitas 20 L. 10 S.

Total gastos 162 L.

22ºº-- CCoonnttrrooll ddee llaa ccoonnttaabbiilliiddaadd ppúúbblliiccaa ppoorr llooss aaccrreeeeddoorreess:: La villa cedía a susacreedores todas sus rentas de propios y arbitrios, y los acreedores se comprome-tían a darle anualmente las 180 libras que se habían estipulado como necesariaspara hacer frente a sus gastos corrientes. Aunque la villa era quien debía ocupar-

40 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 95: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

se de arrendar sus regalías y propios y de elegir a las personas para recaudar yllevar los libros de los diferentes ingresos, estos ingresos no se hacían en las arcasmunicipales, sino que se debían depositar en la Caja del Archivo de la Iglesia, sien-do el clero de la villa el encargado de custodiar los fondos de la Concordia y de lle-var un libro de entradas y salidas, libro cuyas anotaciones debía hacer el escriba-no del Juzgado de la villa. Para supervisar todo lo relativo a los ingresos y gastos,las cuentas, y el cumplimiento de los capítulos de la Concordia por parte de la villa,los acreedores nombraban anualmente a tres personas, a las que en la documen-tación se les denomina los Electos.

33ºº-- RReedduucccciióónn ddee iinntteerreesseess yy qquuiittaammiieennttoo ddee cceennssooss:: Para facilitar el pago de ladeuda por parte de la villa, los acreedores aceptaron rebajar los intereses de suscensos a 6 dineros por cada libra, lo que suponía que de cada 100 libras tomadasen censo se debían pagar 2 libras y 10 sueldos de pensión -de intereses-, con locual las 630 libras anuales de intereses se reducían a 315 libras. Aún así, a causade la oposición de uno de los acreedores - las monjas de Caudiel - a aceptar estarebaja, se introdujo una cláusula en la Concordia por la cual, si los ingresos por lasregalías y bienes de propios de la villa no alcanzaban para el pago de los intereses,lo que faltase para este pago se debía sacar de las 180 L. que tenía asignadas paragastos corrientes.

En lo relativo al quitamiento de los censos - la devolución de los préstamos -, lacantidad que sobrase anualmente de los ingresos de la villa, una vez restados losintereses y las 180 L. de gastos corrientes, debía destinarse a este fin, al igual quecualquier tipo de ingresos extraordinarios que tuviese la villa, tales como el arren-damiento del Carrascal, la Tejería o la venta de nieve. También con el fin deaumentar sus ingresos, en la Concordia la villa se comprometía a estudiar la posi-bilidad de plantar trigo o viñas en las tierras concejiles.

El acreedor que se beneficiaba cada año del quitamiento del censo se elegíamediante sorteo entre todos los acreedores, y además se incluía una cláusula enla Concordia en la que se indicaba que, si la villa no podía convertir en dinero eltrigo o la cebada, los acreedores podían cobrar las deudas en grano, aunque enese caso la villa debía pagar su transporte.

44ºº-- CCllááuussuullaass ddee ssaallvvaagguuaarrddaa ddee llooss iinntteerreesseess ddee llaa vviillllaa:: Dado que la villa redu-jo al máximo sus gastos y que no tenía facultad para disponer de sus ingresos,limitados a las 180 libras “para alimentos” que les proporcionaban los acreedores,era necesario articular mecanismos que le permitiesen afrontar gastos imprevis-tos. Así, se acordó que, en caso de ser precisa alguna reparación en el mesón, laherrería, las panaderías, la carnicería o la Casa de la Villa, la pagarían los acree-dores de los fondos de la Concordia depositados en el archivo de la iglesia, e igual-mente se acordó que, en caso de producirse algún pleito contra la villa o que ellahubiese de iniciar alguno para defender sus derechos y no bastasen para sufragar-lo los fondos recaudados mediante derrama entre los vecinos, el dinero faltante sesacaría del Depósito de la Concordia.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 41

Page 96: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Lógicamente estas cláusulas, al tiempo que salvaguardaban los intereses de lavilla, protegían los intereses de los acreedores, ya que del mantenimiento de losderechos de la villa y de los edificios necesarios para arrendar algunas de susregalías dependían en buena medida los ingresos para cancelar las deudas. Estasrazones son también las que influyeron en la redacción de otro capítulo de laConcordia, por el cual los acreedores se comprometían a intentar que se restitu-yesen a la villa las cambras de trigo, cebada y préstamos con derecho de almudín- cambras que le habían sido quitadas en el año1739 -, ya que los ingresos propor-cionados por las mismas eran necesarios para saldar las deudas. De todos modos,los acreedores sólo se comprometían a hacer valer sus influencias - realmenteimportantes en los casos de las monjas de Caudiel y de la Cartuja de Valdecristo -, para este fin, pero los gastos que se derivasen de las gestiones se debían pagardel Depósito de la Concordia.

55ºº-- DDuurraacciióónn ddee llaa CCoonnccoorrddiiaa:: En el acuerdo entre la villa y sus acreedores seestipulaba que la vigencia de los capítulos de la Concordia sería de 15 años, tiem-po que se creía suficiente para pagar la deuda.

Dejando de momento a un lado los pormenores de la Concordia, resulta de inte-rés conocer cuáles eran los acreedores implicados en la misma, el valor de loscensos cargados, el año de su cargamiento (año en el que se hizo el préstamo), yla pensión anual derivada de cada uno de ellos con anterioridad a la Concordia:

42 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CClleerroo DDeeuuddaa PPaarrttiiccuullaarreess DDeeuuddaa

Valdecristo 4250 L. Admón. Cristóbal Roglá 600 L.

Monjas de Caudiel 3900 L. Herederos de Pedro Mañes 600 L.

Monjas de Segorbe 1500 L. Admón. Juanana Mañes 200 L.

Ad. Juan Bta. Durango 900 L. Admón. Juana Fernández 100 L.

Clero de Alcublas 300 L. Pedro Mañes 100 L.

Admón. Arcipreste Grius 50 L. Admón. Jayme Muñoz 100 L.

Total 10900 L Total 1700 L.

Alcublas. 1740. Origen de las deudas de la villa.

Page 97: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 43

AAccrreeeeddoorr CCaappiittaall PPeennssiióónn AAññoo

Administración de Jayme Muñoz 200 L. 100 S. 1573

Cartuja de Valdecristo 200 L. 200 S. 1599

Cartuja de Valdecristo 600 L. 600 S. 1613

Cartuja de Valdecristo 500 L. 500 S. 1628

Monjas de San Martín de Segorbe 1000 L. 1000 S. 1629

Cartuja de Valdecristo 600 L. 600 S. 1635

Cartuja de Valdecristo 100 L. 100 S. 1635

Administración de Juan Fernández 100 L. 100 S. 1639

Monjas de San Martín de Segorbe 500 L. 500 S. 1640

Administración de Juanana Mañes 200 L. 200 S. 1641

El clero de Alcublas 200 L. 200 S. 1644

Pedro Mañes 100 L: 100 S. 1645

Cartuja de Valdecristo 1000 L. 1000 S. 1657

Cartuja de Valdecristo 850 L. 850 S. 1658

Cartuja de Valdecristo 400 L. 400 S. 1661

El clero de Alcublas 100 L. 100 S. 1667

A la herencia del Deán Juan Bta. Durango 900 L. 900 S: 1671

A los herederos de Pedro Mañes 600 L. 600 S. 1683

Administración de Cristóbal Roglá 150 L. 150 S. 1685

Las monjas de Caudiel 2000 L. 2000 S. 1687

Las monjas de Caudiel 900 L. 900 S. 1687

Administración de Cristóbal Roglá 250 L. 250 S. 1688

Administración de Cristóbal Roglá 250 L. 250 S. 1691

Las monjas de Caudiel 1000 L. 1000 S. 1702

Administración del Arcipreste Grius 50 L. 50 S. ---

Total 12600 L. 630 L.

Alcublas. 1740. Acreedores de la villa de Alcublas.

Si analizamos el origen de los censos podemos apreciar que 10.900 libras - el86´50 % -, proceden del clero, y tan sólo 1.700 libras de particulares. Por la cuan-tía de los censos, las mayores deudas eran las contraídas con la Cartuja deValdecristo, las monjas de Caudiel y las monjas de San Martín de Segorbe.

Page 98: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

44 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Volviendo de nuevo a la Concordia, el desarrollo de la misma, aunque dentro delas líneas marcadas en sus diferentes capítulos, no tuvo los resultados esperadospor ninguna de las partes implicadas y así, aunque al poco tiempo de entrar envigor la Concordia se obtuvo el permiso para tener cambras de trigo, cebada ypréstamo, y se pudo usar sus intereses para el pago de la deuda, en el año 1753 sevio que los quince años de duración de la Concordia eran insuficientes para devol-ver todos los censos, por lo cual la villa intentó prorrogar la vigencia del acuerdo yatenuar algunas de sus condiciones que impedían un mejor desarrollo económicode la localidad.

El 29 de abril de 1753 se celebró una reunión entre el abogado de Alcublas y elrepresentante de los acreedores, en la cual el primero expuso las siguientes peti-ciones de la villa:

1ª- Aumentar las 180 libras para gastos corrientes a 200 libras.2ª- Rebajar los intereses de los préstamos de trigo a los vecinos de barchilla ymedia por cahíz prestado a sólo una barchilla.3ª- Que de los fondos de la Concordia se pagasen los gastos derivados delintento que la villa estaba realizando para obtener una rebaja en el Equivalente.4ª- Solicitar una prórroga de la licencia Real para que la villa pudiese disponerde sus arbitrios, y solicitar igualmente una prórroga de la Concordia por 10 añosmás.Tras esta reunión se celebró una Junta General de Acreedores, en la cual se

aceptaron las peticiones 1ª, 2ª y 4ª, y se rechazó la 3ª, aunque se ofreció unpréstamo de los fondos de la Concordia para los gastos de esas gestiones. Parasolicitar las prórrogas la villa dio poderes al Procurador del Convento deValdecristo para que actuase en su nombre, y a principios de 1758 se obtuvo lalicencia para prorrogar la Concordia, de manera que en el año 1760 los acree-dores se habían reducido de doce a seis, que eran la Cartuja de Valdecristo, lasmonjas de Caudiel, la Administración del deán Juan Bautista Durango, el clerode Alcublas y los administradores de las mandas pías de Joanana Mañes yJuana Fernández.

Dado el silencio existente en la documentación de la villa posterior al año1768, es de suponer que con esta prórroga se consiguió saldar definitivamentelas deudas, y aunque no se han conservado los libros de cuentas delAyuntamiento correspondientes al resto del siglo, es de suponer también que lavilla tendría mayores reparos a la hora de endeudarse, aunque la mejoría de lacoyuntura económica general debió ayudar igualmente a mantener unas finan-zas más saneadas.

Page 99: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 45

D/ LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA ENALCUBLAS

1.- LA JURISDICCIÓN Y LOS TIPOS DE DELITOS.

“Die XXV mensis decembris anno a nativitate Domini MDCXXXVIConstituido personalmente Bartholomé Sanz, Bayle de la Villa de las Alcublas,juntamente con mi, Pedro Sanz, notario, en la parroquial iglesia de dicha Villade las Alcublas en la hora que se celebran los divinos officios para recibir elJuramento del Justicia, y haviendo dicho la Epístola y antes del Evangelio,Martín Enguita de Martín, de dicha Villa de las Alcublas havitador, elegido enJusticia por el Padre Henrrique Tristany, digníssimo Prior del Convento Realde Valdecristo, Señor de la dicha Villa, para el presente año, estando asenta-do el dicho Señor Bayle en una silla de reposso a la parte de la sacristía en elreplano del altar de Nuestra Señora del Rosario, con un misal en las manos,el dicho Martín Enguita se arrodilló ante el dicho Señor Bayle y, puestas lasmanos en el misal y sobre los quatro evangelios Juró a Dios Nuestro Señorque en el regimiento y administración de dicho officio de Justicia se havrá bieny lealmente guardando justicia a las partes según fueros y privilegios del pre-sente Reyno de Valencia, usos y costumbres buenos, ordinaciones, sancionesy establecinientos de dicha Villa, y hazer todo lo demás perteneciente a dichosu officio, guardando fidelidad a dicho Convento de Vall de Cristo, so cargo dedicho juramento.Et in continenti ad alios actus non se divertendo, el dicho Martín Enguita,Justicia, accedió personalmente junto con mí, dicho notario, y los testigosinfraescritos, al banco primero, donde estaba sentado Joseph Pérez, Justiciadel año pasado, y en su poder y manos juró a Dios Nuestro Señor, representan-do los Señores Ilustres Jurados de la Ciudad de Valencia, que en los tres cas-sos criminales pertenecientes a sus Señorías, según concordia, esto es, delictoque merezca pena de muerte, destierro perpetuo y motilación de miembros, sehavrá bien y lealmente, guardando y haziendo Justicia con toda rectitud, y asi-mesmo guardando lealtad y fidelidad a dichos Señores Jurados en los casossobredichos, so cargo de dicho Juramento. De todas las quales cossas losdichos Señor Bayle y Joseph Pérez, Justicia saliente, requirieron a mí, dichonotario, les recibiesse acto público para conservación de sus derechos respec-tivos y para haver memoria en lo por venir, el qual por mi, dicho notario, les fuerecibido en el lugar y los día, mes y año sobredichos, siendo presentes por tes-tigo a Antón Ivañes y Joan Pérez de Joan menor, labradores, de dicha Villa delas Alcublas habitadores, a dichas cosas llamados, rogados y especialmenteasumidos.”

Page 100: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

46 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Si leemos con atención la escritura notarial que hemos transcrito, correspon-diente al juramento del Justicia de Alcublas en el año 1636, podemos observar queconsta de dos partes claramente diferenciadas, una en la que jura su cargo ante elBayle de la villa, como representante de Valdecristo, y otra en la que jura su cargoante el Justicia saliente, como representante de los Jurados de la Ciudad deValencia. Ese doble juramento nos indica la existencia de una doble jurisdicciónpara la aplicación de las leyes, dualidad que vamos a intentar aclarar a continua-ción.

El Real Monasterio de Valdecristo poseía la jurisdicción sobre los delitosmenores en Alcublas, denominada también jurisdicción alfonsina o mixto impe-rio, mientras que en el caso de los delitos mayores la competencia quedabareservada, en los señoríos con este tipo de jurisdicción, a la Corona. En el casode la villa de las Alcublas, la alta jurisdicción o mero imperio correspondía a losJurados de la Ciudad de Valencia hasta el año 1408, en el cual dichos jurados lacedieron, mediante Concordia, a Alcublas, creándose el cargo de Justicia, concompetencia para imponer penas de muerte, mutilación de miembros y destie-rro perpetuo.

En la práctica el Justicia de Alcublas, ayudado por su lugarteniente y por un ase-sor pagado a medias por la villa y Valdecristo, se ocupaba tanto de los delitosmayores como de los menores, y la distinción de la posesión de la baja jurisdicciónpor la Cartuja y la alta por la Villa sólo se dejaba notar en que, en caso de apela-ción, en los delitos menores la competencia correspondía al Prior de Valdecristo,y en los delitos mayores correspondía a la Real Audiencia de Valencia, la cual teníatambién la competencia exclusiva en los delitos de lesa majestad, contra la reli-gión y de bandolerismo.

El hecho de que Alcublas poseyese la alta jurisdicción criminal y de que, porconcesión Real tuviese la consideración de “calle” o aldea de la Ciudad de Valenciacon los privilegios que ello implicaba, fueron factores que contribuyeron a que lavilla gozase de un “status” jurídico especial, en virtud del cual podríamos decir queel régimen señorial en Alcublas durante su pertenencia al Señorío de Valdecristofue mucho más suave que en otros señoríos, tanto laicos como eclesiásticos, aun-que esto no quiere decir que en determinados momentos la presión señorial nofuese realmente fuerte, ocasionando enfrentamientos entre señor y vasallos,como ya hemos visto.

Uno de estos enfrentamientos tuvo su origen en los derechos económicos deri-vados de la administración de justicia. En el año 1730 el Monasterio de Valdecristoinició un pleito contra la villa, reclamando para sí los ingresos del Justicia deAlcublas obtenidos por la imposición de fianzas y multas, una vez deducidos losgastos del procedimiento. Tres años después, en 1733, el Juez Subdelegado parala recaudación de las penas de Cámara y gastos de Justicia reconoció la legitimi-dad de la reclamación de Valdecristo, aunque la villa siguió sin dar el dinero almonasterio, alegando que los gastos eran superiores a los ingresos. Finalmente,la presencia de unos enviados por el Juez hizo que se cumpliese la sentencia, aun-que los ingresos que obtuvo el monasterio por estos derechos fueron mucho

Page 101: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 47

menores de lo esperado.La poca documentación existente sobre la administración de justicia en

Alcublas - tan sólo hay documentos de 17 años en el siglo XVII y de 18 años enel siglo XVIII -, y su dispersión cronológica, nos impide realizar un estudiosobre la tipología de los delitos y sobre su evolución, aunque a la vista de losdocumentos conservados podemos afirmar que no hay una variación estimableen los tipos de delitos y en su proporción. Lo que sí nos permiten los documen-tos existentes es conocer mejor cómo funcionaba la administración de justiciaen la localidad; así, los libros de mayor importancia eran los “judiciarios”, enlos que se recogían las denuncias y las sentencias por delitos menores y fal-tas. A estos libros los acompañaban los “cuadernos de daños” en los que serecopilaban los informes de los “veedores” o peritos encargados de tasar losdaños provocados en los cultivos por los ganados, los animales de labor, losanimales domésticos o las personas, y encargados también de tasar toda clasede bienes para dilucidar disputas en torno a herencias o deudas. Finalmente,en otros cuadernos se consignaban los gastos derivados de cada caso denun-ciado ante el Justicia - peritos, escribano, envío de correspondencia, comuni-caciones por el alguacil, etc.-, y se llevaba un libro-registro de “Ejecuciones”,es decir, de las comunicaciones de sentencias y de las cartas enviadas por elJusticia de Alcublas a sus homónimos de otras villas para que ejecutasen sen-tencias dictadas por él, siendo las más frecuentes las relacionadas con elimpago de deudas y en concreto para que organizasen la venta de bienes mue-bles y semovientes de los deudores, y así pagar la deuda y las costas del pro-ceso, reseñándose en el libro-registro el nombre de los compradores de losbienes embargados o “capllevados”.

Eligiendo al azar un judiciario podemos hacernos una idea aproximada sobreaquellos asuntos y delitos de los que se ocupaban el Justicia y más tarde, en elsiglo XVIII, el Alcalde. Así, en el judiciario de 1601 aparecen 210 registros relativosa diversos asuntos, que hemos resumido en el siguiente cuadro:

Alcublas. 1601. Asuntos recogidos en el judiciario del Justicia de Alcublas.AAssuunnttooss NNºº ddee rreeggiissttrrooss %% ssoobbrree eell ttoottaalRelacionados con el impago de deudas 62 29´52Relacionados con daños en los cultivos 70 33´33Litigios por herencias 11 5´23Denuncias en general 36 17´14Paz final o concordia entre las partes 5 2´38Nombramiento de procuradores 7 3´33Daños en el carrascal de la villa 3 1´42Registro de arrendamientos 4 1´90Otros 12 5´47

Como podemos apreciar, los registros más abundantes son los relativos al impagode deudas y a daños en los cultivos. En el caso de los primeros hemos incluido en el

Page 102: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

48 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

mismo grupo los embargos definitivos y los preventivos o “empara” - hay embargos demulas, de ganado, de paja, de deudas a terceros, etc.-, y deudas de índole muy varia-da, principalmente por la compra de animales, alimentos, cereales para la siembra,impagos del diezmo, y otras deudas que nos resultan curiosas, como por ejemplo lade un vecino que no había pagado al cirujano sus servicios “por una sangría que le hizopor el dolor que tenía en las piernas”, o la de un mozo al que se condenó a pagar a otro“onze reales y medio castellanos devidos del juego de pelota”, en la cual podemos verque en este juego popular, al igual que hoy en día, se hacían apuestas considerables -con el dinero de esta apuesta se podía comprar un cahíz y medio de trigo, o alimentara una persona durante 90 días -.

Otros registros del judiciario complementan nuestra visión de la sociedad de laépoca, que se nos revela tan compleja como la actual. Así, encontramos el nom-bramiento de procuradores o administradores de bienes de menores o de ancia-nos incapacitados, disputas sobre el derecho de paso por un campo o sobre el des-agüe de las canales de un tejado, conflictos de partición de bienes de una heren-cia, o providencias del Justicia para evitar abusos y mejorar la convivencia entrelos vecinos, como una en la que se prohibía sacar sueltos a los cerdos de las casas.También encontramos entre los registros uno sobre el pago de una fianza parasacar a una persona de la cárcel municipal, sin que se nos indique la causa de suencarcelamiento, y otro sobre la devolución a unos forasteros de unas joyas y ropasque les habían robado y que el Justicia recuperó.

Este último registro nos habla de otro tipo de delitos, los robos con o sin violen-cia, y nos da pie para hablar de un problema que afectó, de manera directa e indi-recta, a la sociedad alcublana en particular, y a toda la sociedad en general, en lossiglos XVII y XVIII: el problema del bandolerismo.

2.- EL PROBLEMA DEL BANDOLERISMO.

Presente con fuerza en todo el Reino de Valencia desde la segunda mitad del siglo XVI,este problema se hizo especialmente grave en los momentos de crisis del siglo XVII, pro-longándose hasta la década de los años veinte del siglo XVIII. Con posterioridad a estasfechas el problema disminuyó, aunque sin llegar a desaparecer por completo.

El pueblo de Alcublas y sus alrededores no se distinguían en estos siglos por susriquezas, sino que más bien se trataba de tierras pobres en recursos. Sin embar-go, estas tierras montañosas del interior del reino, poco pobladas y de difícil acce-so por los accidentes geográficos, eran el refugio perfecto para las cuadrillas debandoleros que cometían sus crímenes y robos en el llano de Liria y en el Camp deMorvedre. Estos mismos factores favorecieron con frecuencia la actuación de par-tidas de bandoleros en el término de Alcublas.

De su actividad apenas queda recuerdo en la actualidad, tan sólo el nombre dela “Cañada del Trabuco”, situada entre las Bodegas de Gea y las Bodegas delMundo Nuevo, y puede que también un pequeño azulejo debajo del retablo de laVirgen de los Desamparados en el Barrio, cuya leyenda reza “Aquí murió un des-

Page 103: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 49

graciado, requiescat in pace”, y que nos recuerda a los azulejos de este tipo queexisten en muchos pueblos de Teruel.

Mucha más información sobre el bandolerismo obtenemos estudiando los registrosparroquiales y los libros de Acuerdos y Cuentas de la villa, cuyos datos son a menudocomplementarios. Gracias a ellos podemos conocer los casos más graves de actos vio-lentos y de bandolerismo en Alcublas, las formas en que se luchaba contra este fenó-meno, y los periodos en los que hubo una mayor actividad bandolera.

En los libros de defunciones de la parroquia aparecen registrados entre 1591 y1800 los siguientes casos de muertes por bandolerismo:

• Año 1608: “A 30 de setiembre di eclesiástica sepultura a Jayme Blasco, vezi-no de Bexís, el qual truxeron muerto, el qual se pretende le mataron unosladrones por robarle”.• “A 6 de diciembre de 1610 fue enterrado Domingo Castellano, que fue halladomuerto de una puñalada junto al Mas de las Dueñas”.• “Joan Puerta murió de una puñalada herido a 8 de abril de 1645 ”.• “Juan Tortajada mancebo natural de Sesga murió de un escopetazo a 16 dejulio de 1663”. • “Brígida Manyes murió de un escopetazo en las Dueñas a 25 de enero de 1666”.• A 5 de enero de 1670 se enterró a Juan Chavarría, vizcaino. Murió de un escopetazo”.• Año 1681: “Jusepe Calvo, pastor natural de Gudar, fue muerto con violencia yle hallaron en la Solana”.• “Pedro Ballester, viudo, albañil, Maestro de obras de la ciudad de Valencia,murió de un escopetazo que le dieron en la partida del Llano de la Balsa, térmi-no desta villa, viniendo de la Cueva Santa por el camino de Segorbe, a 5 desetiembre de 1687”.• “Pedro Muñoz, mancebo de Alcublas, murió de unos escopetazos en laRambla Cerverón, iendo al Campillo, a 13 de marzo de 1706”. • “Agustín Pérez, del lugar de Jorcas, fue hallado en el camino del Carrascaldesta Villa de un escopetazo muerto, a 20 de diciembre de 1714”.• “Juan Comech mayor, murió de repente, violentamente, de un escopetazo quese le dio un poco más abaxando de la fuentecilla del camino de arriba de laCuesta de la Matanza, a 7 de enero de 1718”.• “A 19 de diciembre de 1754 murió Joseph Vea, natural del lugar de Guda, obispa-do de Teruel, de unas heridas que le dieron unos ladrones en el campo de Liria”. Al leer los casos anteriores llama la atención el cambio en el tipo de armas usa-

das para cometer los asesinatos: desde mediados del siglo XVII la escopeta susti-tuye al arma blanca, que queda en un segundo plano. Por otro lado, la zona conuna mayor actividad de bandoleros es el Camino Real de Aragón y sus alrededo-res, a su paso por el Mas de las Dueñas, junto al Carrascal de la Villa.

Además de los casos que aparecen en los libros parroquiales, en los libros de lavilla aparecen otros relativos a la actividad de los bandoleros; en diciembre de 1625el prior de Valdecristo concedió licencia para trasladar a Valencia a un hombreapellidado Arnau que desde el agosto pasado se encontraba en Alcublas trashaber sido herido de un escopetazo; a finales de 1627 se trasladó también a

Page 104: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

50 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Valencia, para evitar los gastos de su manutención, a otro hombre que había sidoencarcelado bajo la sospecha de haber disparado contra el Bayle un arcabuzazo;peor suerte corrió el Bayle de Alcublas en el año 1689, que fue asesinado porFrancisco Fierro. Estos dos últimos casos podemos considerarlos como resultadode rencillas personales más que de casos de bandolerismo, algo parecido a varioscasos ocurridos en el año 1647, cuando se mandó una carta a los Jurados deValencia para que tomasen medidas por las frecuentes agresiones de que eranobjeto los pastores de Alcublas, a quienes quemaban los hatos y les tiraban esco-petazos de noche, a resultas de lo cual fue herido un criado de Antonio Muñoz.Estos hechos se sospechaba que eran protagonizados por vecinos de las masadasde Sacañet, Oset y Valdecanales, y sin duda debían tener su origen en rencillaspersonales o en disputas por los pastos o los abrevaderos.

Para hacer frente al problema del bandolerismo en los siglos XVII y XVIII seutilizaban diversos medios: por un lado se promulgaban edictos prohibiendo lle-var armas y otros ofreciendo recompensas para quienes facilitaran la captura decriminales, e incluso en determinados momentos se recurrió a las amnistías,concediendo el perdón a todos los bandoleros que se alistaran en los ejércitos deNápoles y Milán. Sin embargo, el sistema más utilizado para luchar contra elbandolerismo fue el de las persecuciones organizadas o rondas: en casos extre-mos el Virrey enviaba un batallón especial bajo el mando de un Juez de laAudiencia, aunque lo más normal era que la villa en la que habían ocurrido losactos de bandolerismo se ocupara de organizar la persecución.

Valencia. 1737, octubre 21. Edicto de prohibición de tenencia de armas, por elGobernador y Capitán General de Valencia: penas establecidas.

En los libros de la villa tenemos noticia de, al menos, treinta y cuatro persecu-ciones de bandoleros dentro del término de Alcublas - aunque con toda seguridaddebieron realizarse muchas más -, persecuciones protagonizadas por el alguacilde la villa acompañado de voluntarios a los que se pagaba un salario, como porbatallones enviados por la Audiencia de Valencia o por la Rota. Así, por ejemplo, en1607 salió el alguacil con su ayudante y varios hombres más, repitiendo esta sali-da en 1608 con seis voluntarios; otras veces eran batallones o grupos de genteque, en su persecución, cruzaban por el término, como es el caso de la Rota en1649 o el del Gobernador de Castellón de la Plana en 1693.

Con frecuencia se recibía en la villa la orden desde Valencia para perseguir ban-doleros o para aportar hombres o dinero para los batallones dedicados a este

Tipo de arma De fuego corta De fuego larga Armas blancas

Nobles 6 años de cárcel y confiscación de bienes

4 años de cárcel 6 años de cárcel,salvo privilegiopara llevarlas

Plebeyos 6 años de galeras y confisca-ción de la mitad de los bienes

4 años de cárcel 6 años de galeras

Page 105: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 51

menester; en 1664 la villa envió 20 hombres a Liria y 10 a Xèrica para este fin; en1665 llegó a Alcublas el Alguacil de Valencia con varios hombres que iban persi-guiendo bandidos camino de Aragón y mostraron una carta del Virrey para que lavilla le proporcionara todo lo que necesitase, pidiendo 30 hombres, exigencia quela villa negoció, logrando que se conformase con tres libras. Sin embargo esemismo año, en dos momentos diferentes, la villa aportó 6 hombres y 15 libras a laAudiencia para gastos en perseguir bandidos.

El resultado de las persecuciones no siempre era el deseado y en la mayoría delos casos no se conseguía capturar a los malhechores. Sí que se logró en 1630,cuando en una ronda se prendió a varios bandoleros a los que se encerró en la cár-cel de la iglesia - todavía no se había habilitado la de la Casa de la Villa -, y tam-bién en 1659. En otra ocasión, en 1692, tras una larga persecución, se enfrentaronel Justicia, el Alguacil y varios voluntarios de la villa a una partida de bandidos enla Cueva Santa, y durante el enfrentamiento uno de los bandoleros resultó muertoy el alguacil herido. Lo que debe quedarnos claro es que la persecución de bando-leros era causa de muchos gastos de carácter extraordinario, puesto que se nece-sitaba armas y munición, cabalgaduras y personas a las que se debía pagar lamanutención y su salario, teniendo en cuenta que las persecuciones podían pro-longarse, como de hecho ocurría, durante varios días.

En otro momento hemos indicado que los delitos de bandolerismo eran de com-petencia exclusiva de la Audiencia de Valencia, y también hemos señalado que elJusticia de Alcublas tenía competencia para imponer penas de mutilación demiembros, destierro y muerte. Con toda, seguridad alguno de los casos de asesi-nato que hemos encontrado en la documentación y otros relativos a peleas y lesio-nes no fueron protagonizados por bandoleros, si no por personas de forma aisla-da, siendo competente para juzgarlos el Justicia de la villa. Gracias a los librosparroquiales podemos conocer el único caso de pena de muerte que se impuso enAlcublas durante los siglos XVII y XVIII. En el libro de defunciones del año 1612 apa-rece el siguiente registro:

“Joan Montañés, natural de la Puebla de Valverde del Reyno de Aragón, encar-celado en las cárceles comunes del presente lugar de las Alcublas por averlesentenciado a muerte, confesó a catorze de febrero de 1612, y a quinze de losdichos mes y año recibió en la misma cárcel, en la Sala, el Santo Sacramentode la Eucaristía, y a diez y seis de los dichos mes y año, jueves a las diez horasde la mañana, lo mandó ahorcar la Justicia en la plaça común del dicho lugaren una horca de madera que se hizo para este efecto, y le hizieron quartos, losquales pusieron en los caminos”.Lamentablemente no se ha conservado la documentación del Justicia relativa a este

escalofriante caso, pero aún así, relacionando el registro anterior con una nota de losLibros de Acuerdos de la villa, hemos podido saber que Joan Montañés fue detenidoantes de febrero de 1611, con toda probabilidad en diciembre de 1610, por el asesinatode Domingo Castellano. Tras ser detenido y encerrado en la cárcel surgieron problemasacerca de su procesamiento con la villa de Altura, sin que conozcamos más detallessobre estos, aunque Alcublas decidió proseguir la causa criminal contra Montañés y

Page 106: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

52 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

demostrar que tenía jurisdicción sobre este caso. El litigio entre ambas villas llegó a laAudiencia de Valencia, fallándose en contra de Alcublas, que se vio obligada a pagar 150reales por las costas. Sin embargo, tras consultar con sus abogados en Valencia, la villaapeló la sentencia y a principios de 1612 se reconocieron sus derechos en este caso.Dilucidado a quién pertenecía la jurisdicción, el Justicia juzgó a Montañés y lo sentencióa muerte, disponiendo todo lo necesario para que la ejecución fuese ejemplar y estuvie-se rodeada de la solemnidad que requería la ocasión, puesto que no sólo era una ejecu-ción, sino que era también la manifestación de los Derechos de la villa, cuyo reconoci-miento tanto había costado. Así, en los Libros de Cuentas aparecen, junto a los gastos “dehazer la forca de la plaça” y de “hazer el mojón de la Chupidilla para los quartos”, otrospor el jornal del trompeta durante la ejecución - dos reales -, y a “maese Joan, Verdugode Valencia, por las dietas de execución de muerte y quartos en la persona deMontanyés, quarenta sueldos”.

Atendiendo a los hechos relacionados con el bandolerismo que hemos visto ybasándonos en el cuadro de los años en los que hubo asesinatos y persecuciones,podemos ver que este fenómeno estuvo presente con mucha fuerza durante el sigloXVII, cuando en todas las décadas se registran al menos dos casos de persecución oasesinato, y tres décadas en las que el bandolerismo tuvo mayor auge, como son la delos años 60 con seis casos, precedida de la de los 50 en la que ya se aprecia un aumen-to de los casos con respecto a décadas anteriores, y sobre todo en las décadas de los80 y 90, durante las cuales el bandolerismo se convirtió en un verdadero problema deorden público. Por otro lado, si relacionásemos el número de pobres que aparecencada década en los registros de defunciones de la villa y el número de hechos relacio-nados con el bandolerismo, veríamos que prácticamente todos los periodos de augedel bandolerismo coinciden con etapas de aumento de la pobreza.

Alcublas. Siglos XVII-XVIII. Años en los que hubo asesinatos y persecuciones.PPeerrsseeccuucciioonneess AAsseessiinnaattooss

1607 1630 1659 1679 1684 1690 1737 1608 1670 17061608 1633 1660 1680 1686 1692 1763 1610 1681 17141615 1647 1662 1681 1687 1693 1645 1687 17181625 1649 1664 1682 1688 1695 1663 1692 17541627 1650 1665 1683 1689 1696 1666 1695

En lo que respecta al siglo XVIII, a medida que avanzó el siglo el ímpetu del bando-lerismo fue reduciéndose por la gestión de la administración borbónica y por la mayorestabilidad económica, estabilidad que se reflejó en una progresiva disminución delporcentaje de pobres en la sociedad y también - no debemos olvidar que se puedehablar de una relación directa entre pobreza y bandolerismo -, de la actividad bando-lera. De todos modos esto no significa que el problema desapareciese, y de su pervi-vencia tenemos un testimonio de excepción en la obra de Cavanilles “Observacionessobre la Historia Natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno deValencia”, en la que al hablar de la villa de Alcublas dice lo siguiente:

“Es lástima que hombres tan aplicados no perciban todo el fruto de sus sudo-

Page 107: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 53

res, y que los holgazanes y rateros les roben parte de las cosechas. Muchos,voluntariamente ociosos, que viven en los montes comarcanos à Liria, talan loscampos de Andilla y Alcublas con tal osadía que, armados y en número come-ten los robos à vista y presencia del verdadero dueño. Si tal vez son sorprehen-didos y castigados, vueltos del destierro renuevan sus maldades, y en una solanoche cortan las cepas y los árboles, quitando al propietario las esperanzas denuevos frutos, y hasta los deseos de replantar lo que destruyó el hacha”.

E/ LA ASISTENCIA SOCIAL

1.- EL MÉDICO, EL BOTICARIO Y LA MATRONA.

Para mejorar la calidad de vida de sus vecinos la villa se encargaba de propor-cionarles diferentes servicios que podemos englobar dentro del concepto de asis-tencia social, aunque, lógicamente, salvando las distancias con relación a la con-cepción actual de este tipo de asistencia.

Alguno de los servicios que facilitaba la villa eran los del médico, el cirujano, el boti-cario y la matrona. En todos estos casos la villa se encargaba de buscar a los profesio-nales correspondientes y de concertar un salario o unas condiciones generales a cam-bio de la prestación de sus servicios, pero eran los vecinos quienes pagaban cada vezque requerían sus servicios o, lo más normal, pagaban una cantidad anual, en dineroo trigo, que era recaudada por los correspondientes colectores. En los contratos, a finde asegurar el servicio a la población, se incluían cláusulas para que la duración de losmismos fuera de varios años -generalmente de tres-, y sobre la obligación de los con-tratados de avisar con al menos dos meses de antelación en el caso de no estar dis-puestos a renovarlos, para así poder buscar sustituto. Además, por lo general, la villase comprometía a proporcionar vivienda o a subvencionar el alquiler de esta. Lo cier-to es que, tanto en el caso del médico como en el del cirujano, el boticario y la matro-na, la villa incluía en los contratos la obligación de la asistencia gratuita a los pobres,hecho que nos indica la existencia de una fuerte concienciación social acerca de la gra-vedad del problema de la pobreza.

La contratación de las personas que desempeñaban estos oficios, sobre todo en elcaso del médico y del boticario, era en mucha ocasiones difícil, bien por el desacuer-do acerca de las condiciones económicas, o bien por la falta de profesionales disponi-bles, tal como ocurrió con el médico a mediados del siglo XVII a raíz de la epidemia depeste, o a raíz de la bancarrota de la villa en el siglo XVIII, cuando la villa proponía la“conducción cerrada” de boticario, médico, cirujano y matrona, consistente en el cobrode una cantidad fija como salario a cambio de la cual debían atender a todos los veci-nos, mientras que la costumbre más extendida era la de “conducción abierta”, consis-

Page 108: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

54 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tente en el cobro del salario más una cantidad por cada servicio prestado.El profesional que más cobraba era el médico, con un salario que oscilaba entre

las 120 libras anuales del año 1605, las 180 libras de 1653, las 150 de 1739 “comoes costumbre”, y otros entre las 150 y las 180 libras durante el resto del siglo XVIII.Por el valor de su salario le seguía en importancia el cirujano, que hasta los añosveinte del siglo XVIII cobraba su salario en trigo, en cantidades que variaban entrebarchilla y media por vecino al año en 1605, 5 almudes anuales por vecino en 1621,los 20 cahíces en 1699, las 60 libras y 20 cahíces de trigo en 1739 - conducta cerra-da -, o los 28 cahíces de trigo anuales más el pago de todas las asistencias a losvecinos - conducta abierta - en 1765, año en el que se especificaba en el contratoque sus obligaciones eran “atender a todos los vecinos enfermos, y si el médico lemanda rasurar lo haga, así como arrancar muelas”, y si debía atender por causade pelea entre vecinos y no se conocía al agresor, debía hacerlo gratis, al igual queal clero, a los oficiales de la villa y a los pobres.

Mientras que, salvo breves periodos de tiempo, la presencia de médico y ciruja-no en la villa era constante, no se puede decir lo mismo en el caso del boticario.Durante el siglo XVII no dispuso la villa de un boticario de forma regular, encon-trando muchas dificultades para conseguir sus servicios; hasta el año 1626, en quese contrató uno por 40 libras de salario y una ayuda de 6 libras para alquilar sucasa, la villa se arreglaba concertando la asistencia de boticarios de otras villas o,más normalmente, con la compra de medicamentos ya preparados que se vendí-an en las tiendas, hecho del que tenemos noticia en el año 1613, cuando el ConsejoParticular de la villa, enterado de que el boticario de Segorbe vendía su botica conlas drogas y medicinas más esenciales, decidió comprarla. Con posterioridad a lacontratación del año 1626 la villa siguió buscando boticario todos los años, pero sinconseguirlo siempre, optando por seguir vendiendo las medicinas en las tiendashasta el año 1666, en el que a raíz de una inspección de los “Visitadores de losApotecarios de Valencia” se prohibió dicha venta en las tiendas, se impuso unamulta de 6 libras, y la villa se vio obligada de nuevo a contratar boticarios o a con-certar los servicios del de Segorbe, como hizo entre 1687 y 1693.

El boticario por sus servicios cobraba de salario entre 40 y 50 libras anuales duran-te el siglo XVII, mientras que en el siglo XVIII sus honorarios subieron paulatinamentehasta alcanzar las 75 libras y 26 cahíces de trigo en el año 1757, pagaderos en tres pla-zos; a cambio de ese salario debía proporcionar gratis a los vecinos todas las medici-nas que les recetasen el médico, el cirujano o el veterinario, debiendo ser gratis tam-bién las medicinas en los casos de peleas en las que no se conociese al agresor. En elresto de los casos los vecinos debían pagar las medicinas, algo a lo que también esta-ban obligados los criados forasteros residentes en Alcublas.

Por lo que respecta a la comadrona, la actividad de esta como contratada de lavilla aparece por primera vez en los libros de cuentas correspondientes al año1671, siendo lo más probable que hasta entonces esa función la ejerciesen algu-nas mujeres de la localidad. En este caso la villa no pagaba un salario, y lo únicoque hacía era concertar el precio a pagar por cada parto - por ejemplo en 1705 erade 8 reales -, y pagar su vivienda.

Page 109: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 55

2.- LA POBREZA EN LA SOCIEDAD ALCUBLANA.

En el apartado anterior hemos indicado que la sociedad de la época era cons-ciente del grave problema social que suponía la pobreza, algo que podemos com-prender fácilmente si damos una ojeada a los registros de defunciones de laparroquia de Alcublas; en ellos observamos, no sin cierta sorpresa, la frecuenteaparición debajo del nombre del difunto o difunta de la palabra “pauper” o“pobre”, con la que se indicaba que la persona fallecida no disponía de bienespara sufragar los gastos de la misa de difuntos y del entierro. Entre estos “pau-per” los más frecuentes son los agricultores seguidos de los pastores, pero tam-bién encontramos artesanos, carboneros, criados, maestros, médicos, cirujanose incluso clérigos.

Para valorar la importancia numérica de este grupo dentro del total de la pobla-ción alcublana basta con decir que, de las 1.196 defunciones de adultos registra-das entre 1601 y 1700, 277 corresponden a pobres, lo que supone un 23´1 % deltotal. En el siglo XVIII esta cifras se reducen bastante, y encontramos 217 pobresdentro de un total de 1652 defunciones, lo que supone el 13´1 %. CamarenaMahiques en su estudio “Padrón demográfico-económico del Reino de Valencia¿1735?”, nos da unos datos de un 11´5% de pobres sobre el total de la poblaciónalcublana en torno al año 1735. La situación de este grupo de población, sobre todode los agricultores cuyas escasas tierras les obligaban a trabajar como jornaleros,se agravaba sobremanera con las crisis de subsistencias provocadas por las malascosechas, que tan frecuentes fueron en el siglo XVII.

2.1.- La Administración de Pobres y otras formas de caridad.

En una época de marcado e incluso exaltado sentimiento religioso, y en laque los valores de la piedad y la caridad se encontraban hondamente enraiza-dos en las conciencias, es bastante lógico que la sociedad creara mecanismospara paliar un problema de tal magnitud. Uno de estos mecanismos era la“Administración de Pobres Vergonzantes”, llamada también “Administraciónde pobres, doncellas y viudas”. Como su mismo nombre indica, la finalidad deesta administración era ayudar a los pobres, pero a un tipo de pobres determi-nado: aquellos que se encontraban con dificultades económicas, generalmen-te a causa del fallecimiento del cabeza de familia y que, por vergüenza, nopedían limosna. En los registros parroquiales hemos podido observar casospatéticos de familias enteras que, tras el fallecimiento del padre y en un perio-do de tiempo de poco más de un año, iban falleciendo a su vez por la falta derecursos. Para ayudar a estos “vergonzantes” la Administración se ocupaba degestionar los legados que algunas personas dejaban en sus testamentos paraeste fin. Por deseo expreso del finado debían ser cargados a perpetuidad comocensales, cuyas rentas anuales se dedicarían al socorro de pobres, en generalde pobres pertenecientes a su linaje. Dado el origen de estos censales, sunúmero se incrementó con el paso del tiempo, a medida que aumentaban los

Page 110: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

56 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

legados; así, en el año 1639 la renta anual que aportaban a dicha administra-ción era de 32 libras, 11 sueldos y 6 dineros, procedentes de trece legados, yen el año 1653 ascendía a 45 libras, 6 sueldos y 9 dineros, que procedían de 25censales cargados a su favor.

Alcublas. 1601-1800. Aproximación al número de pobres existentes en lavilla, a través de los registros de defunciones.

Los administradores de los fondos para los pobres eran los Jurados de la villa:ellos eran quienes debían renovar los cargamientos de los censales cada vez quevencían y distribuir entre los pobres las rentas que producían. Hasta el año 1639 elcobro de dichas rentas corría por cuenta de un particular de la villa, el “collector”,que era nombrado por los Jurados previo sorteo y que no recibía ningún salario porhacerlo, hecho que implicaba que en muchas ocasiones no realizase los cobroscon puntualidad. Las cuentas de la Administración de Pobres las llevaba elClavario de la villa, registrando las entradas y salidas en el libro de clavería juntocon las otras cuentas de la villa. Estos dos hechos implicaban una mala gestión delos fondos, y ante esta realidad la Iglesia, al igual que ya había hecho con las cofra-días y con la Fábrica parroquial, mostró de nuevo su carácter de organizadora dela sociedad. Desde 1603, y en sucesivas visitas pastorales, el obispo de Segorbevenía reivindicando el derecho de supervisar las cuentas de dicha administración,a lo cual los Jurados se negaban reiteradamente, al considerar que ello supondríauna merma de su autonomía. Finalmente, y ante la amenaza de excomunión mayorde que fueron objeto en el año 1635, los Jurados comenzaron a ceder, y en el año1639 presentaron al obispo las cuentas de la Administración de Pobres en un libroexclusivo para su contabilidad. Para suavizar sus relaciones y mejorar la gestión,

Década Totaldef.

adultos

Pobres %pobres

Década Totaldef.

adultos

Pobres %pobres

1601-1610 136 29 21´3 1701-1710 151 33 21´81611-1620 113 20 17´6 1711-1720 137 26 18´91621-1630 134 9 6´7 1721-1730 112 17 15´11631-1640 160 12 7´5 1731-1740 183 39 21´31641-1650 175 23 13´1 1741-1750 151 22 14´51651-1660 123 32 26 1751-1760 153 21 13´71661-1670 177 64 36´1 1761-1770 165 16 9´61671-1680 119 20 16´8 1771-1780 201 12 5´91681-1690 137 34 24´8 1781-1790 191 16 8´31691-1700 174 34 19´5 1791-1800 207 15 7´2Total 1196 277 23´1 Total 1652 217 13´1

Page 111: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 57

el obispo estableció un salario anual para el “collector” y otro para “los Juradosadministradores por el trabajo de distribuir la limosna”. A pesar de esto las reti-cencias de los administradores a la injerencia del obispo en asuntos de su compe-tencia se mantuvieron, al igual que se mantuvo una gestión irregular de las ren-tas; en la Visita pastoral de 1653 se indica que de las 45 libras, 6 sueldos y 9 dine-ros de renta del año anterior, tan sólo se había entregado a los pobres 6 libras y 13sueldos. Este hecho se repetía año tras año, y eran precisamente estas irregulari-dades las que empujaban a los Jurados a no presentar las cuentas a los obispos.Durante el siglo XVIII la tónica general fue la misma, con una gestión irregular delos fondos de la Administración de Pobres, de la cual se derivó la pérdida de cen-sales. En esta pérdida de censales tuvieron una importancia decisiva las disputasde los descendientes de los cargadores con la Administración; dado que muchosde los intereses de los censales eran de aplicación exclusiva para parientes pobresdel cargador, algunos descendientes, aún sin estar necesitados económicamentey ante la inexistencia de parientes pobres, se oponían a que ese dinero se queda-se en poder de la Administración o fuese a parar a manos de necesitados que nofuesen de la familia. La consecuencia de esta oposición fue el inicio de litigios queconcluyeron con una reducción de las rentas de la Administración de Pobres, quepasaron de las 37 libras, 11 sueldos y 10 dineros del año 1743 a las 20 libras delaño 1779. De todos modos, no debemos tener una idea equivocada de estaAdministración, puesto que la mayoría de los intereses de censales eran de apli-cación exclusiva a parientes pobres, y por ejemplo, en el año 1743, de la cantidadseñalada tan sólo algo más de 10 libras eran aplicables a los pobres en general.

Además de los legados dejados para la Administración de Pobres, la caridad dela sociedad tenía otras formas de expresión. En su testamento, firmado por elnotario Francisco Centelles el 5 de junio de 1786, Bartolomé Martínez dejó orde-nado que “en el día de su muerte se reparta entre los pobres de dicha villa un cahízde harina”. Legados como este, consistentes en trigo, vino o pequeñas cantidadesde dinero, se encuentran con bastante frecuencia entre las mandas pías testamen-tarias, sobre todo en el siglo XVII y en la primera mitad del siglo siguiente. Ibandirigidos a los pobres en general, sin el carácter restringido de los dejados para lospobres vergonzantes; de ellos se podía beneficiar cualquier pobre que acudiera alos funerales.

Por su parte la villa repartía todos los años varios cahíces de trigo entre lospobres de la población en las festividades de Pascua de Resurrección y en Navidad,e igualmente gastaba en diversos alimentos para los pobres con motivo de las pro-cesiones o romerías que se realizaban. Además, y con un sentido mucho máspráctico, era habitual proporcionar trigo para la siembra a los pobres, y acudir ensu ayuda en momentos difíciles, como ocurrió en el año 1672 cuando, tras unaslluvias torrenciales que arruinaron los cultivos y provocaron daños de considera-ción en viviendas y bienes de los vecinos - sabemos que fue necesario apuntalarvarias casas para evitar su derrumbamiento -, el Consejo repartió cinco cahíces detrigo entre los pobres, además de diversas limosnas.

Finalmente cabe señalar, como otra forma de caridad con los pobres, los convi-

Page 112: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

58 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tes y comidas que se realizaban en todos los pueblos en los días de la festividaddel patrón de la villa o de algún otro santo de especial devoción popular, como esel caso de San Antonio Abad en Alcublas; ese día, además de las calderas quehacía el Consejo de la villa, otros vecinos hacían sus propias calderas para repar-tir entre los pobres, como señal de agradecimiento por algún favor solicitado alsanto. Esta costumbre se mantuvo vigente hasta la década de 1940 y actualmente,aunque sin su finalidad original, el Ayuntamiento sigue ofreciendo “caldera” a todoel que acude a la Plaza de la Iglesia.

Como consecuencia de estas comidas de caridad en todas las villas se creó unauténtico calendario de peregrinaciones de gentes sin recursos que iban de puebloen pueblo. Este hecho nos lleva a hablar de otro aspecto de importancia en la socie-dad de estos siglos: la presencia constante de un importante grupo de población iti-nerante, sin domicilio fijo, a los que en la documentación de la época se les denomi-na vagabundos o vagos. Este fenómeno, que en ocasiones llegó a alcanzar dimensio-nes preocupantes para las autoridades, como es lógico también afectó a Alcublas:vendedores ambulantes, jornaleros, familias de gitanos que pernoctaban en lospajares, peregrinos, predicadores y mendigos, todos aparecen con mayor o menorfrecuencia en los registros parroquiales. Eran gentes que deambulaban de un pue-blo a otro intentando sobrevivir, y entre los cuales no faltaba algún pícaro o ladron-zuelo que aprovechaba el menor descuido para hacer propios los bienes ajenos. Así,en el “Inventario de la plata, ornamentos y otras cosas pertenecientes a la parro-quial iglesia de las Alcublas”, realizado en el año 1590, aparece la siguiente descrip-ción: “Item una custodia con viril y cruz, con su crucifijo todo de plata sobredorado.Pesa todo esto tres libras y tres onzas”, y en una nota al margen, escrita posterior-mente, se indica que “hurtola un peregrino, pero quedó el crucifijo”.

Por su propia condición de vagabundos es imposible hacer una aproximaciónsobre su número, pero sí que podemos decir que la presencia de estas gentes, enocasiones familias completas, venía a agravar el problema ya de por sí grave de lapobreza. En este contexto, los recursos aportados por la Administración de pobresy por otras formas de caridad se quedaban cortos y no podían cubrir todas las face-tas que la asistencia social requería.

2.2.- El Hospital de la Villa.

El origen del “Hospital de la Villa de las Alcublas” se encuentra, casi con toda pro-babilidad, en esa necesidad de hacer frente a unos problemas asistenciales que noera posible solucionar con una simple limosna. Situado en la hasta hace poco llama-da Calle del Hospital, la primera referencia documental sobre su existencia la hemosencontrado en un testamento del año 1592, en el cual se hace una donación de “cin-quenta sueldos al hospital de la Villa”. Aunque no existe noticia sobre el año de sufundación, lo más probable es que fuera creado a mediados del siglo XVI siguiendoel ejemplo del Hospital General de Valencia y el de otros hospitales municipales, enunos momentos en los que la población alcublana iniciaba una fase de crecimiento,y en los que aparece generalizada una conciencia asistencial pública.

Page 113: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 59

El hospital dependía del Consejo de la villa, cuyos jurados nombraban cada añoa un mayordomo encargado de gestionar su funcionamiento. Este administradorregistraba en un libro los ingresos y gastos de la institución, y lo guardaba, juntocon el dinero y otros documentos, en “el arca del hospital”. Cada año debía rendiro pasar cuentas ante los Jurados el día de Navidad, y en caso de terminar el ejer-cicio adeudando dinero, el sucesor debía hacerse cargo de la deuda como propia,encargándose personalmente de cobrarla.

La financiación del hospital se basaba básicamente, al igual que la de laAdministración de Pobres, en las donaciones hechas por particulares en sus tes-tamentos, tanto de censales para cargar a perpetuidad como de bienes de diversotipo - camastros, colchones, sábanas, mantas, esteras, escudillas, etc.-, y legadosen dinero “por una sola vez”, como por ejemplo 40 sueldos en 1628 o los 20 suel-dos dejados en el año 1631 destinados “para la obra del hospital”. Además de loanterior, existía un “plato” en el que se depositaban limosnas para el hospital.

Desde 1637 las donaciones testamentarias para el hospital empezaron a sermenos frecuentes, y ya desde 1686 fueron prácticamente inexistentes, sin que estehecho signifique que la labor asistencial de la institución perdiera importancia;más bien se debería a cambios en la mentalidad popular, que dejó de tener encuenta la posibilidad de hacer donaciones al hospital a la hora de ordenar sus“mandas pías”.

Tan sólo hemos encontrado datos pormenorizados sobre las cuentas del hospi-tal para los años 1602, 1603 y 1604. Así, por ejemplo, en 1603 fue administradorPedro López, y los ingresos de dicho año fueron los siguientes:

- Tres sueldos y cinco dineros del alcance de su antecesor.- Noventa y dos sueldos y seis dineros de las pensiones de ocho censales car-gados a favor del hospital, censales que sumaban noventa y dos libras y docesueldos.- Veintinueve sueldos y seis dineros de lo que se recogió de limosna en el “plato”en todo el año.En total los ingresos ascendían a 125 sueldos y 5 dineros, mientras que los gas-

tos de dicho año fueron de 162 sueldos y 4 dineros, gastados en “llevar a pobresenfermos a Liria y otros lugares, y darles de comer en el hospital estando enfer-mos”, un tipo de gastos que aparecen frecuentemente en los libros de cuentas dela villa. Además los enfermos recibían en el hospital los cuidados del médico y delcirujano, y en el hospital se permitía pernoctar a los pobres que estaban de pasopor la villa.

En vista de la documentación disponible es imposible conocer el número deenfermos y pobres que eran atendidos en esta institución, pero siendo que elnúmero de los que fallecían en él, sin ser alto, era considerable, es de suponer quecontinuamente debía haber algún enfermo ingresado o algún vagabundo alojado.

Otro aspecto que debemos señalar es la importancia del papel jugado por laIglesia en la organización y normalización de la gestión del hospital. El obispo, ensus visitas pastorales, supervisaba sus cuentas y proveía mandatos para mejorarla gestión o suprimir determinadas carencias de la institución; así, en el año 1605

Page 114: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

60 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ordenó “que las quentas del dicho hospital se hagan y pasen en la iglesia estandopresente el Vicario perpetuo de la misma, y tras pasar las quentas se firmen, bajopena de cinco libras y de excomunión”; en el año 1621, en otro mandato, indicabaque “por quanto ha constado a Su Señoría Reverendíssima que por no hallarse elRetor presente a estas quentas se pierden muchas limosnas que los difuntosdexan en sus testamentos para el Hospital, proveyó y mandó a los Jurados admi-nistradores que no pasen las quentas ni las admitan al procurador sino fuere enpresencia del dicho Retor”. También aparecen dos mandatos, en los años 1671 y1673, ordenando que se hiciese un inventario de la ropa del hospital, inventario quedebía entregarse a cada nuevo administrador a fin de que no desapareciese ningúnobjeto.

De todos modos, los mandatos más frecuentes son los relativos a la necesidadde reparar las paredes y el tejado del hospital, y de dotarlo de bancos, esteras yotros objetos para comodidad de los enfermos. De estas reparaciones dan fenumerosos acuerdos de las autoridades de la villa, como el del año 1770, según elcual a la villa, como Patrona del Santo Hospital “le corresponde acudir a sus repa-ros y evitar los escándalos que en dicho hospital pueden seguirse de no haver enél divisiones y comodidades necesarias para que no se junten los de diferentessexos, y que la cassa hospital se halla mucha parte de ella sin techos, las paredesy puertas arruinadas, de manera que no se puede evitar”. Precisamente por estasituación el Ayuntamiento adoptó el 11 de diciembre de 1775 el siguiente acuerdo:

“(...) Dixeron que Francisco Sebastián ha puesto memorial para si la villa quie-re dexarle entrar a avitar en el Santo Hospital, y atendiendo a sus buenas cir-cunstancias y que es muy justo que haya avitador en él, así para cuydar de laCasa como para atender a la Gente que allí se refugia, y que siempre que com-prenda haver gente de mala vida, o que entren hombres y mugeres, dar cuentaa la Justicia y al Cura. Y asimismo es conveniente para quando haya algunosenfermos y que estén allí unos y otros con paz y quietud, asistiendo a dichosenfermos y cuydando de noche de tener la puerta cerrada y no dexar salir nin-gún pobre hasta que sea de día, y oydo dicho Memorial y propuesta dixeron quese le dé dicho hospital al expresado Sebastián, obligándose a lo arriba estipula-do. Y que por ello le dan casa franca y le hazen franco de todas las pechas vezi-nales como son pagas de sirvientes, jornales de villa, caminos y demás ”.Finalmente hay que decir que, a pesar de que a lo largo del siglo XVII se reduje-

ron las donaciones a favor del hospital y también sus ingresos, la villa siempre tuvocomo una obligación de primer orden el mantenimiento de la institución, acudien-do con fondos públicos en socorro del hospital cuando las circunstancias así lorequerían, tal como hizo en 1667, año en el que la renta del hospital era de treslibras y cinco sueldos, que se encargaba de cobrar el Clavario de la villa, “el qualacude a todas las necesidades del dicho hospital, que en cada un año exceden enmucho los ingresos”. Lo mismo había ocurrido desde el año 1656 y ocurriría en losaños posteriores a 1667 y a lo largo del siglo XVIII.

Page 115: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CAPÍTULO IIILA ECONOMÍA ALCUBLANA

Page 116: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 117: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

III - LA ECONOMÍA ALCUBLANA

La economía alcublana de los siglos XVII y XVIII se basaba, casi totalmente, enla agricultura y la ganadería, actividades en las cuales existía un fuerte componen-te de autoabastecimiento. Precisamente por esa orientación el principal cultivo erael de los cereales, básicamente trigo y cebada, seguido del cultivo de la vid, culti-vo este último en el que además existía un importante componente comercial.Aunque mucho menos extendido que los anteriores existía también el cultivo dealgarrobos y olivos, localizado en el término de Liria, de clima más suave y, final-mente, se cultivaba nogales, almendros y otros frutales, aunque plantados siem-pre de forma dispersa y en muy poca cantidad. A estos árboles habría que añadirlas higueras, cuya plantación comenzó a ser abundante desde la segunda mitaddel siglo XVIII, posibilitando la aparición, ya en el siglo XIX, de una elevada produc-ción de higos que, una vez secos, se destinaban a la comercialización.En lo relativo a la ganadería, esta se centraba casi exclusivamente en la cría de

cabras, ovejas y aves de corral, aunque existía también la cría de cerdos y conejos.En el caso de las cabras y las ovejas, su cría tenía por finalidad tanto el autocon-sumo como la comercialización, mientras que el resto de animales eran criadosúnicamente para el autoconsumo.A estas actividades habría que añadir otras de carácter complementario como

la apicultura, el aprovechamiento de la leña y la recogida de nieve, y de carácterartesanal, destinadas éstas al abastecimiento y servicio de la villa, tales como lafabricación de tejas y ladrillos, la albañilería, la carpintería, la forja de hierro, o eltrabajo del esparto.Aunque con las lógicas variaciones derivadas de la evolución de las costumbres,

el aumento de población y la aparición a nivel local de nuevas actividades econó-micas - este último es el caso, por ejemplo, de la creación de fábricas de aguar-diente en la segunda mitad del siglo XVIII -, resultan muy significativos, en relacióncon la estructura productiva alcublana, los datos del censo de Floridablanca delaño 1787, según el cual las ocupaciones de los vecinos de Alcublas en ese año eranlas siguientes:

- 596 labradores - 13 fabricantes- 65 jornaleros - 37 criados- 16 artesanos - 3 escribanos- 3 comerciantesA estos vecinos habría que añadir siete religiosos, un sacristán, dos acólitos,

cinco hidalgos, seis estudiantes, un dependiente de Cruzada, y un empleado consueldo del Rey.

Llama mucho la atención que en la relación de oficios de los vecinos no apa-rezca un grupo de ganaderos, sobre todo considerando la importancia de esta acti-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 3

Page 118: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

vidad económica en la época. La explicación, tal como veremos al hablar de estaactividad, está en que la ganadería era, por lo general, una actividad complemen-taria desarrollada por agricultores, e incluso en el caso de los grandes propieta-rios de ganado tampoco era una actividad exclusiva, sino que coexistía con la agri-cultura, hecho que explicaría la utilización de la palabra “labradores” para deno-minar tanto a propietarios de ganado como a propietarios de tierras de labor.

A/ LA AGRICULTURA EN LOS SIGLOS XVII-XVIII

La agricultura alcublana de estos dos siglos era una agricultura de secano detipo extensivo, caracterizada técnicamente por la práctica generalizada del barbe-cho y la roza en las tierras de cereales, por el uso limitado de abonos y por la uti-lización de las caballerías como animales de labor.En sus “Observaciones .....” Cavanilles nos da noticia sobre la práctica del bar-

becho cuando al hablar de Alpuente, La Yesa, Andilla y las Alcublas indica que,salvo algunas viñas, “todo lo demás son eriales o sembrados, cuyos campos des-cansan un año entero desde que dieron la cosecha para reparar las pérdidas yfructificar después de este descanso“.Otras referencias sobre la práctica del barbecho y de la roza las encontramos en

las condiciones del arrendamiento de los pastos de la Redonda por la villa: en estapartida, formada casi en su totalidad por campos dedicados al cultivo de cereales,el arrendador tenía derecho exclusivo de aprovechamiento de los pastos y la villa,con la finalidad de preservar el interés económico de esos pastos prohibía “queningún vecino pueda barbechar sus heredades hasta el día 17 de enero (...)”, y enotra de las condiciones indicaba “que ningún vecino pueda quemar ningún ribazoni rastrojo”. El mero hecho de que se prohiban es indicativo por sí mismo de lo nor-mal que resultaba en la época la práctica de estos usos agrícolas.En lo relativo a la utilización de abonos, aunque no hemos encontrado referen-

cias directas sobre la misma, sí está documentada la existencia de hemeros en losque era secado el estiércol que se sacaba de los corrales de ganado y de las cua-dras. De todos modos es imposible averiguar la extensión del uso de abonos entrelos agricultores, así como la intensidad con la que eran usados; lo lógico es pen-sar que no todos los agricultores disponían de fertilizantes y que estos tampocoeran suficientes como para usarlos de manera generalizada, por lo cual debíanutilizarse de manera selectiva en determinados cultivos.Por otro lado, durante el siglo XVII y principios del XVIII tuvo lugar, como veremos

al hablar de la ganadería, un proceso de sustitución de los bueyes por las caballerí-as como animales de labor, sustitución que, si bien permitió realizar las tareas agrí-colas con mayor rapidez y, por tanto, permitía cultivar una superficie más amplia,debió influir negativamente en los rendimientos, debido a que los bueyes permitían

4 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 119: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

labrar más profundo, oxigenando y regenerando mejor las tierras.La escasez de datos y el carácter fragmentario de los existentes nos impiden

realizar un estudio detallado sobre la evolución de la superficie cultivada a lo largodel periodo objeto del presente trabajo. No obstante, gracias a un expediente delaño 1738 en el que se relacionan con fines fiscales los bienes de los vecinos de lavilla, y de otras referencias aisladas que aparecen en la documentación municipal,es posible llevar a cabo, con las lógicas reservas, una aproximación a esa evolu-ción de la superficie agrícola y a algunas de las características de la agriculturaalcublana de la época.Durante la segunda mitad del siglo XVI Alcublas se vio inmersa en una etapa de

fuerte crecimiento demográfico que, necesariamente, debió de ir acompañada deun incremento de la producción agrícola, en particular de los cereales. Esteaumento de la producción cerealística debió sustentarse en dos hechos: de un ladoen la reducción de la superficie destinada al cultivo de la vid, tendencia sobre laque hablaremos en el apartado dedicado a este cultivo, y de otro en la roturaciónde tierras incultas.Con el cambio de la tendencia demográfica iniciado a comienzos del siglo XVII

con la expulsión de los moriscos, es de suponer que se frenó el crecimiento de lasuperficie cultivada y que las tierras menos productivas fueron siendo abandona-das progresivamente. A partir de la década de 1660 se inició una nueva etapa demoderado crecimiento demográfico que debió influir en la recuperación de partede estas tierras y que pudo ir también acompañada de nuevas roturaciones. Estasituación expansiva de nuevo se vio frenada durante el primer cuarto del siglo XVIIIcomo consecuencia de la Guerra de Sucesión y de la difícil situación socioeconó-mica vivida en la postguerra. En 1738, cuando las circunstancias se habían norma-lizado, de los 4.560 jornales de superficie agrícola que poseían los vecinos deAlcublas, el 0´69 % eran tierras yermas.Dejando aparte la posibilidad de que algunas de estas tierras yermas se recu-

perasen para la agricultura, el hecho es que de nuevo la presión demográfica hizonecesaria una ampliación de la superficie cultivada desde mediados de la décadade 1750. Así, en el año 1756 tuvieron lugar nuevos establecimientos agrícolas enlas partidas de la Cueva Negra y el Navajo Royo, de los cuales tenemos noticia porel conflicto que desataron entre la villa y el monasterio de Valdecristo. Este últimodecía tener derechos sobre los nuevos campos - derechos que le podían reportaringresos en unos momentos en los que la economía del monasterio parece ser queno se encontraba muy boyante -, mientras que la villa alegaba que esos derechoslos poseía ella. El 27 de enero de 1757 tuvo lugar una reunión del Consejo Generalde Alcublas con motivo de las pretensiones de la Cartuja, y se acordó buscar docu-mentos que pudiesen demostrar los derechos de la villa sobre estas tierras,enviando al síndico a Valencia a buscar las Cartas de Población de Alcublas. El 20de febrero de este mismo año el Consejo acordó estudiar las posibilidades de éxitoque tendría si iniciaba un pleito contra Valdecristo por esta causa, sin que tenga-mos más noticias sobre este conflicto, aunque todo parece indicar que no se siguióadelante en las pretensiones de la villa y que no fueron halladas las cartas de

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 5

Page 120: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

población a las que se aludía en el acuerdo de enero.De otros establecimientos y roturaciones tenemos noticia en los años 1763 y

1776. Los que tuvieron lugar en este último año dieron pie a otro conflicto conValdecristo, en el cual encontramos de nuevo como factores determinantes a lapresión demográfica sobre el medio y a los deseos del monasterio de aumentarsus ingresos. Ante la demanda creciente por parte de los vecinos de tierras paracultivar o para edificar pajares, la Cartuja concedió varios establecimientos adiversos vecinos. Sin embargo, algunos de estos establecimientos afectaban apasos de ganado y azagadores de la villa, que acordó el 22 de enero de 1777 enviaral síndico a Valencia a informarse sobre los derechos de las dos partes en conflic-to. El 24 de febrero, amparándose en las órdenes que habían recibido los Justiciasdel Reino para hacer pasos y azagadores allí donde fuesen necesarios y para quese respetasen los ya existentes, el Ayuntamiento estableció fuertes multas paraaquellos vecinos que cultivasen tierras o edificasen pajares en los mismos, hastaque Valdecristo justificase el derecho que tenía para dar establecimientos endichos lugares. Esta postura adoptada por la villa revela claramente que el síndi-co no había conseguido encontrar documentación que probase los derechos de lavilla ni tampoco los de Valdecristo, ya que el 25 de julio el Ayuntamiento acordó ini-ciar un pleito contra el monasterio por este y otros motivos, pleito de cuyo resul-tado no tenemos noticias.El hecho de que en 1780 el Ayuntamiento acordase sancionar a los vecinos que

robasen tierras de los caminos para sus bancales, parece indicarnos que en estafecha las nuevas roturaciones y abancalamientos lejos de frenarse seguían enaumento, con lo cual a finales del siglo XVIII la superficie agrícola de los habitantede Alcublas, tanto en este término como en los vecinos, debía haber aumentadobastante en relación a la existente a principios del siglo XVII.Volviendo de nuevo a los datos de 1738, vamos a analizar la estructura de la pro-

piedad y la estructura parcelaria, insistiendo en que los datos de este año no sonextensivos a todo el periodo. En este año la superficie cultivada propiedad de losalcublanos era de 4560 jornales - cada jornal equivale a cinco anegadas, y cadahanegada a 833 metros cuadrados, aproximadamente -, repartidos entre 257 pro-pietarios de la forma indicada en el cuadro siguiente:

1738. Alcublas. Estructura de la propiedad agraria.

6 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Nº jornalespor propietario 0-5 5-10 10-15 15-20 20-25 25-30 30-35 35-40 40-45 > 45

Número depropietarios 41 58 36 32 27 22 16 11 5 9

Total jornalesgrupo 124´12 474´06 441´56 561´56 600´02 612´79 517´44 412´5 216´71 98´81

% sobretotal tierras 2´72 10´40 9´68 12´31 13´15 13´43 11´34 9´04 4´75 13´13

Page 121: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Con menos de 16 jornales de tierras de cultivo hay 135 propietarios cuyas tierrassuman un 22´8 por ciento del total. Este es el grupo más numeroso de propietariosy en él se encuadrarían tanto los vecinos dedicados a trabajos no agrícolas que pose-ían algunas tierras, como los vecinos que trabajaban como jornaleros y apenas dis-ponían de campos propios. En el grupo de medianos propietarios hemos incluido alos 97 vecinos que poseían entre 16 y 35 jornales de tierra, sumando un 50´23 porciento del total de las tierras de cultivo. Este grupo está formado casi en su totalidadpor agricultores que trabajan sus propias tierras, aunque ocasionalmente algunosde ellos pudiesen trabajar a jornal. En este grupo se incluirían también algunos veci-nos que simultaneaban la agricultura con la ganadería.El grupo de grandes propietarios, con más de 35 jornales, se caracteriza porque

en las manos de 25 vecinos se concentraba algo más de la cuarta parte de las tie-rras de cultivo. La mayor parte de los incluidos en este grupo trabajaban las tie-rras ayudados por criados y por jornaleros, y poseía además algunas colmenas yganado con los que diversificaban sus ingresos.Aún teniendo en cuenta las compraventas y las nuevas roturaciones, las formas

más comunes en las que tenían lugar cambios en la estructura de la propiedaderan mediante las herencias y los matrimonios: por estos dos sistemas un peque-ño propietario podía pasar a ser mediano o un mediano propietario pasar a sergrande, y de igual manera una gran propiedad podía dividirse en varias medianas,o una mediana en pequeñas. De todos modos no se puede pensar en cambiosbruscos o de mucha importancia en lo relativo al número de propietarios pertene-cientes a un determinado grupo o en lo relativo al porcentaje de tierras de cadagrupo sobre el total de tierras cultivadas, ya que los movimientos de disgregaciónde propiedades se veían contrarrestados por los de agregación mediante heren-cias o matrimonios.Otro aspecto al que podemos aproximarnos con los datos de 1738 es a la estruc-

tura parcelaria de esos 4560 jornales de tierra cultivada, que aparecen distribuidosen 1957 parcelas de diferente tamaño.Hemos considerado parcelas pequeñas aquellas con una extensión menor de

dos jornales, y que suponen el 24´09 % del total de las tierras de cultivo. Comoparcelas medianas hemos considerado aquellas con una extensión entre los dos ylos 6´9 jornales, y como grandes las mayores de 6´9 jornales, que suponen, res-pectivamente, el 53´32 y el 22´6 por ciento de las tierras cultivadas. Como pode-mos apreciar las parcelas de tamaño mediano son las que mayor peso tienen den-tro del total, destacando aquellas de una extensión entre los 2 y los 4´9 jornales,que son 1753 y suponen el 38´5 % de las tierras de labor. También es de destacarel grupo de parcelas entre 1 y 1´9 jornales, que en número de 814 suponen un 20% de las tierras cultivadas.En otro orden de cosas hay que señalar que una economía como la alcublana,

basada casi por completo en la agricultura, era una economía frágil cuyo equilibriopodía verse fácilmente alterado por la incidencia de dos malas cosechas consecu-tivas. Algunas de las consecuencias económicas y sociales de estas alteracioneslas veremos más adelante al hablar de los diversos cultivos, pero además hemos

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 7

Page 122: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de tener presente que la sociedad de la época era consciente de esa fragilidad y dela imposibilidad de enfrentarse con medios humanos a la sequía, el granizo, lasheladas o las plagas. Este hecho dio lugar a la aparición del culto a determinadossantos y al recurso frecuente a las rogativas, de manera que la economía aparecíaligada en cierta manera a la religión, pudiéndose afirmar que el agricultor vivía conlos ojos vueltos hacia el cielo, temeroso de las consecuencias de la tormenta quese acercaba o implorando unas lluvias que nunca llegaban.

1.- EL TRIGO

1.1. - La producción de trigo en Alcublas

Elemento básico en la alimentación de la época, al trigo se dedicaba aproxima-damente la mitad de la tierra cultivada; en el año 1738 suponía, junto con la ceba-da y otros cereales, el 76 % de los cultivos, hecho que nos indica la enorme depen-dencia de la sociedad respecto a este cereal. Es precisamente por esa dependen-cia por lo que el trigo es el cultivo en el que mejor se refleja la fragilidad de la eco-nomía alcublana a la que antes aludíamos.A través de diferentes acuerdos de las autoridades de la villa nos es posible

conocer algunos de los años en los que hubo malas cosechas, así como los meca-nismos utilizados para intentar evitar la aparición de crisis de subsistencias o, almenos, paliar sus efectos. Los datos más interesantes los aporta la serie de losprecios del trigo fijados por el consejo municipal para su venta en las panaderías.Aunque incompleta por las lagunas documentales, esta serie de precios, estable-cidos en época de carestía para evitar abusos, es lo suficientemente amplia comopara conocer gran parte de los años de malas cosechas, sobre todo si a estos datosañadimos los acuerdos municipales para buscar trigo en otras villas y, aunquemenos fiables, los acuerdos para celebrar rogativas por la sequía.Uniendo todos estos datos podemos obtener el siguiente listado de años de

malas cosechas, listado que probablemente se queda corto, ya que no disponemosde datos para los años comprendidos entre 1600-1611, 1613-1617, 1661-1698,

8 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Extensión parcelasen jornales < de 1 1 a 1´9 2 a 4´9 5 a 6´9 7 a 10 11 a 15 > de 15

Número deparcelas 359 814 569 118 71 18 8

Total jornalesgrupo 186´5 915 1753 675´5 597 258 175

% sobre totaltierras 4´09 20 38´5 14´82 13´1 5´66 3´84

1738. Alcublas. Estructura parcelaria.

Page 123: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

1708-1712, 1747-1756 y 1787-1799. Aún así podemos distinguir ciertos periodos enlos que se sucedieron malas cosechas durante varios años, como son los com-prendidos entre 1628-1632, 1635-1637, 1644-1652, 1763-1768 y 1777-1780.

Alcublas. Siglos XVII y XVIII. Años de escasez de trigo.

- 1612 - 1631 - 1637 - 1646 - 1651 - 1764 - 1768 - 1778- 1628 - 1632 - 1641 - 1647 - 1652 - 1765 - 1770 - 1779- 1629 - 1635 - 1644 - 1648 - 1713 - 1766 - 1772 - 1780- 1630 - 1636 - 1645 - 1649 - 1763 - 1767 - 1777 - 1786

En el mejor de los casos, los efectos de una mala cosecha podían paliarsemediante el recurso a los excedentes de trigo de la cosecha anterior, pero si estahabía sido mala o los excedentes escasos era necesario recurrir a la compra enotras villas, compra que no siempre resultaba fácil, ya que si las malas cosechaseran generales nadie estaba dispuesto a vender sus excedentes, y en el caso dehacerlo era a unos precios muy elevados. Esta situación se agravaba considerable-mente cuando, como en los periodos que hemos señalado, se sucedían variasmalas cosechas, traduciéndose estas crisis, casi inmediatamente, en un aumentode la pobreza, un descenso del número de matrimonios y consecuentemente delas concepciones y, en general, en un freno para el desarrollo socioeconómico dela villa.Para conocer con más detalles los mecanismos utilizados para hacer frente a

las crisis es necesario observar los acuerdos adoptados por el consejo municipalen esos momentos, siendo bastante reveladores los adoptados entre 1628 y 1632.La cosecha de 1627 fue bastante escasa y, como consecuencia, durante el

invierno del año siguiente se hizo patente la necesidad de comprar trigo en otrasvillas, con la finalidad de garantizar el abastecimiento a los vecinos de Alcublas.Así, el 6 de febrero se acordó destinar mil libras para la compra de trigo en Chelva,y el 13 de ese mes se cargó un censal de quinientas libras “para comprar trigodonde se hallare“. Una vez comprado y almacenado en el granero de la villa, se ini-ció el reparto entre los vecinos, fijando como cantidad máxima para dar a cada unocuatro barchillas, previo depósito de una fianza y con unos intereses de medioalmud por barchilla, que debían ser pagados “para la Virgen de Agosto“. En losmeses de abril y junio siguieron realizándose compras de trigo, hecho indicativo deque la cosecha de 1628 se preveía tan escasa o más que la del año anterior : enjunio se compró trigo a 8 libras el cahíz, y en un intento de mantener los preciosestabilizados se puso a la venta en las panaderías a 7 libras, algo que también seharía con el grano comprado en los meses de julio, septiembre y noviembre. En losprimeros meses de 1629 continuaron las compras, como la del mes de marzo enCamarena, pero sin embargo la cosecha de este año fue aceptable y en agosto elConsejo acordó comprar a los vecinos todo el trigo que quisieran vender.La cosecha de 1630 fue algo peor que la de 1629 y, aunque no fue necesario rea-

lizar compras fuera de la localidad, los precios del trigo del almudín para la siem-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 9

Page 124: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

bra alcanzaron 7 libras y 10 sueldos por cahíz, y en el mes de diciembre alcanzó elprecio de 8 libras por cahíz en las panaderías. Ante la sucesión de malas cosechas,y en previsión de que se agravase la situación, el 31 de enero de 1631 el ConsejoParticular acordó nombrar a una persona para que registrase todas las casas yviese el trigo que poseían los vecinos, con la finalidad de conocer de qué reservaspodría disponer la villa en caso de necesidad. Estos temores se confirmaron, pues-to que en agosto se fijó el precio del cahíz en 7 libras y se prohibió a los vecinos laventa de trigo a forasteros, medidas que no evitaron que los precios alcanzasen las10 libras. Afortunadamente en el año 1632 las lluvias fueron abundantes y hubouna buena cosecha, con lo que los precios bajaron hasta las bastante razonables 6libras por cahíz.En resumidas cuentas podemos señalar que las medidas adoptadas para hacer

frente a las crisis de subsistencias eran, básicamente, las siguientes:• Estabilización de los precios del trigo mediante la fijación de un precio máxi-mo de venta en las panaderías.• Compra de grano en otras localidades. En este sentido, en la documentaciónaparecen referencias sobre compras de trigo en Bexís, El Toro, Sarrión, Pina,Chelva, Torrijas, Camarena, Barracas, La Puebla de Valverde, Teruel, Viver,Benaguacil, Segorbe, Manzanera, Murviedro y Valencia.• El préstamo de trigo para la siembra y la alimentación, posible gracias a lasreservas existentes en el almudín de la villa y en las cambras para préstamo.• La prohibición de vender trigo a los forasteros, prohibición que se amparabaen el derecho preferencial de la villa para la compra en épocas de carestía.A estas medidas podemos añadir otra más, consistente en el registro de las

casas y la expropiación de los excedentes de los vecinos, recurso que, si bien sólose insinúa en el año 1631, sí que fue utilizado en otras ocasiones, como por ejem-plo en el año 1637, cuando en Consejo General celebrado el 24 de marzo se acor-dó “que se haga escudriño en toda la villa para saber si hay trigo y se tome todo elque se hallare en las casas que no fuere necesario para comer“, o también en losaños 1641, 1651, 1660, 1752 y 1753.De todas las crisis de subsistencias de las que tenemos noticia, la más grave fue

sin duda la de mediados del siglo XVII. En el periodo comprendido entre 1644 y1652 la sucesión de malas cosechas dio lugar a una situación difícil, cuyas conse-cuencias habrían sido similares a las de 1628-1632 si no hubiesen intervenido fac-tores externos que la agravaron: la epidemia de peste desatada en el Reino deValencia entre 1647 y 1652 supuso una paralización casi total del comercio decereales por el miedo al contagio, las cuarentenas y el acopio de reservas por lasvillas no afectadas, temerosas de que un posible brote de la enfermedad en elfuturo les supusiese el aislamiento automático y forzoso de los circuitos comercia-les. En octubre de 1651 la villa logró comprar en Segorbe 100 cahíces de trigo parasembrar al precio de 12 libras el cahíz, el doble de su precio en circunstancias nor-males. En enero de 1652 se compró trigo de nuevo, esta vez para la alimentación,a 13 libras el cahíz, aunque no se encontró la cantidad necesaria para garantizarel abastecimiento de la población, ya que se seguía buscando tanto en Valencia

10 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 125: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

como en Aragón. Estas gestiones resultaron infructuosas y el 17 de febrero, antela hambruna que se cernía sobre la villa, se compraron 18 cahíces de panizo negroa los canónigos de Segorbe al elevado precio de 9 libras por cahíz, hecho indicati-vo de la gravedad de la situación que se vivía.A finales de marzo y principios de abril de ese mismo año, gracias a las impor-

taciones de trigo italiano organizadas por las autoridades del Reino, de nuevo sepudo comprar 80 cahíces de trigo con los que alimentar a los vecinos, a pesar deque fue necesario acudir a los monjes de Valdecristo, tal como nos indica unacuerdo del Consejo de Alcublas adoptado el 8 de abril: “(...) que vaya el Síndico aValdechristo y suplique al Padre Prior que se apiaden de los pobres de esta Villaen remediarles con un poco de dinero para comprar trigo con el que poder subve-nir a la necessidad que padecen“. Afortunadamente la cosecha de 1652 fue buenay la situación tendió a normalizarse, bajando los precios hasta las 7 libras por cahízen el mes de julio.Además de las referencias sobre precios, compras o expropiación de trigo, apa-

recen en la documentación municipal otras notas que nos dan noticia sobre algu-nos años de escasez, como fueron 1766 y 1782: En el año 1766 los miembros delAyuntamiento acordaron eximir a los vecinos del pago por medir el vino que ven-dieren, debido a los elevados impuestos y al hecho de que “quatro años ha que sepadece en las cosechas de trigo y vino, ya por la piedra como por la falta de aguay de fallarse (...)”. En el año 1782 el Ayuntamiento dirigió a las autoridades unmemorial solicitando una rebaja de los impuestos, adjuntando a esta petición unacarta de Don Miguel Gerónimo Esteve, rector de la parroquia de la villa, cuyo con-tenido era el siguiente: “El abajo firmado Cura de la Parroquial Yglesia de la Villade Alcublas Certifico: que la cosecha de trigo y todo género de grano en este añopresente ha sido tan corta y escasa que juzgo no ha llegado al tercio de lo que sesuele coger en otros años; de cuia escasez se ha originado la necesidad y pobre-za que generalmente se padece en dicha Villa“.Aunque en ocasiones, como en 1709 ó 1780, años en los que se hicieron proce-

siones y exorcismos contra la langosta, las plagas eran las responsables de lasmalas cosechas, las causas más comunes eran el pedrisco y la sequía.Precisamente ésta última era una auténtica obsesión para los agricultores, que seveían impotentes para evitarla. Esa impotencia derivó, como ya hemos señalado,en la proliferación de las rogativas como único remedio contra la falta de lluvias.En los libros de la Villa aparecen multitud de acuerdos para realizar novenas y

rogativas “a María Santíssima para que ruegue a Su Divina Magestad nos dé la llu-via del cielo“ ( 1739 ), siendo frecuente el recurso a la insaculación para elegir laadvocación bajo la cual se realizarían las rogativas a la Virgen, entrando en los sor-teos la de la Salud, la del Remedio y la del Rosario. El gran número de acuerdossobre rogativas que aparecen en los libros de la villa podría hacernos pensar,sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, en un clima muy seco; la explica-ción es sin embargo que se hizo habitual implorar lluvias en cuanto las lluvias deprimavera se retrasaban un poco, tal como es posible deducir por la fecha demuchos de los acuerdos adoptados por las autoridades para realizar rogativas.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 11

Page 126: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Sobre la efectividad de esta medida para obtener lluvias debemos decir quemuchas veces se realizaban las novenas y a los pocos días llovía, tal como ocurrióen 1674 y 1679, años en los que se acordó realizarlas a finales de abril y en los quese tuvo que suspender la procesión a la Cueva Santa por causa de la lluvia. Detodos modos, atribuir estas lluvias a la naturaleza o a la intervención divina es algoque no nos corresponde a nosotros.De todos los remedios para evitar la escasez el mejor era sin duda el acopio de

reservas, y para este fin existía, probablemente desde mediados del siglo XVI, unalmudín o pósito de la villa.Gestionado por un “almodinero“ nombrado por la villa, el almudín tenía por

finalidad asegurar el abastecimiento de trigo a los vecinos en los años de escasez,tanto para la siembra como para la alimentación. Básicamente podríamos decirque el almudín funcionaba como un banco donde los vecinos recibían, previo depó-sito de una fianza, un préstamo de trigo que debían devolver después de la cose-cha con unos determinados intereses por cada cahíz recibido. El almodinero era elencargado de gestionar los préstamos y las devoluciones, llevando la contabilidadde todas las operaciones, mientras que los jurados, y en el siglo XVIII el alcaldeordinario, eran los encargados de asegurar, mediante la compra a otros vecinos oa otras villas, la existencia de unas reservas suficientes en caso de necesidad. Siun año no se utilizaba la reserva del almudín la villa la renovaba con grano nuevo,vendiendo el viejo a las panaderías, las cuales estaban obligadas, por una cláusu-la en los contratos de arrendamiento, a comprar el trigo del almudín que la villales quisiese vender.Con un carácter diferente, aunque en cierto modo complementario del almudín,

existían en la villa varias cambras o graneros cuya finalidad era el préstamo detrigo, cebada u ordio. Cada una de estas cambras tenía a su frente a un cambreronombrado por la villa que las gestionaba. La diferencia de estas cambras con elalmudín estribaba en que los cereales de las primeras eran de los vecinos quequerían prestar con intereses, en lugar de ser de la villa.De todos modos cambras y almudín tenían un problema común, que era el

retraso en la devolución de los préstamos, situación muy habitual y sobre la cualnos da noticia una carta remitida por el Prior de Valdecristo a las autoridades dela villa:“Jesús, María y Bruno.Atento y considerando que ay mucho descuydo en las cobranças de la Villa yespecialmente del trigo y cebada que está repartido en los singulares y grane-ros della. Por tanto, ordena y manda el Padre Prior de Val de Christo, Señortemporal de la presente Villa, que los cambreros y colectores de dichos granosque dentro el año de su colecta cobren con todo efecto los granos de sus colec-tas y libros, so pena que si dentro de un mes de acabado el año no ubierencobrado y pagado dichos granos, los puedan y deban executar los Jurados ycobrar y exigir de los dichos granos, y si acaso los Jurados no hiciesen dichaexecución y cobrança, la cobre de dichos Jurados nuestro Bayle dentro de otromes, dándole para dicho efeto toda nuestra autoridad y poder. Datis en nuestra

12 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 127: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Villa de las Alcublas en 24 días de febrero de 1630.Fray Agustín Camanyas, Prior de Val de Christo.Por ser tan conforme a razón y justicia la sobredicha provisión, la confirmo ymando se ponga en execución so las penas en ella contenidas. Datis en lasAlcublas a 26 de septiembre de 1630.Fray Andrés Alvaro, Prior de Val de Christo.Die mensis octobris MDCXXXI por mi Joan Muñoz notario fue notificado el dichomandato al Consejo General de la presente Villa. Actum Alcublas”.Ya en al siglo XVIII, en concreto en el año 1756, tuvo lugar la fusión de las cam-

bras de trigo y el almudín en un único pósito, en el cual, por orden del IntendenteGeneral del Reino de Valencia, debía haber un fondo perpetuo de doscientos cahí-ces de trigo, de manera que se asegurase así el aprovisionamiento de la villa. Estafusión perseguía acabar con la situación que ya se denunciaba en la carta del priorde Valdecristo de 1630, ya que la multiplicidad de cuentas y la acumulación de deu-das, lejos de facilitar la gestión, lo único que hacían era favorecer los abusos y lacomisión de fraudes, sobre todo en lo relativo al uso de los intereses ingresadospor los préstamos, cuestión que, por otro lado, era vigilada de cerca por elComisionado del Intendente General, que actuaba como supervisor de las cuentasde todos los pósitos de trigo de los pueblos del Reino.

1.2. - Actividades relacionadas con el aprovechamiento del trigo

Para el aprovechamiento del trigo no bastaba con su cultivo y recolección, sinoque eran necesarios diferentes procesos de transformación que se iniciaban con latrilla en las eras y que continuaban con la molienda del grano, la elaboración de lamasa y la cocción de ésta en el horno. Una parte importante de las actividadesrelacionadas con el aprovechamiento del trigo fueron utilizadas por Valdecristo ypor la villa para obtener beneficios, bien en dinero o en forma de servicios públi-cos, mediante su conversión en regalías: así, los derechos para tener molino y hor-nos eran regalías pertenecientes a la Cartuja, mientras que los derechos por lacriba del trigo en las compraventas y la venta de pan o de trigo al por menor en laspanaderías pertenecían a la villa.

aa)) LLooss ggaarrbbiillllooss..Todos los vecinos que compraban trigo o lo adquirían mediante su trueque por

vino - práctica muy extendida -, tenían la obligación de avisar al garbellador oficialde la villa para que lo cribase, recibiendo éste por sus servicios un dinero por cadabarchilla garbillada. Para nombrar al garbellador la villa subastaba públicamenteel arrendamiento de los garbillos, concediéndolo por tres años al mejor postor. Enel año 1761, único año del que nos ha llegado la escritura de arrendamiento, elprecio a pagar por el arrendador era de tres libras anuales, cantidad que resultainsignificante y que por sí misma no justifica la existencia de esta regalía. Sí que lajustifica sin embargo el hecho de que el arrendador debía garbillar todo el trigoque comprase la villa de manera gratuita, excepto cuando hubiese de garbillarlo

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 13

Page 128: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

fuera de la villa, cobrando en este caso la mitad del derecho de garbillar.

bb)) LLaass ppaannaaddeerrííaass.. La existencia de la regalía de las panaderías tampoco se justificaría por los

ingresos que suponía para la villa, pero a cambio de su arrendamiento la villa obte-nía unas contraprestaciones importantes, que podemos conocer gracias a unaescritura del año 1761. Las principales condiciones del arrendamiento eran lassiguientes:• El arrendador debía tener una panadería y todo el pan que fuese necesario,tanto para los vecinos como para los forasteros. Cada vez que faltase pan la villale impondría una multa de 10 sueldos. Así mismo, tenía la obligación de tenerabierta la panadería desde la mañana hasta las diez de la noche.• Todo el trigo que utilizase o vendiese en la panadería debía sacarlo del almu-dín de la villa, con la advertencia de que si lo compraba en otro lugar se leimpondría una multa de tres libras, excepto cuando fuese por orden de la villa.Por otro lado debía vender el trigo al precio que le indicasen las autoridades.• Hasta las doce del mediodía el panadero tenía preferencia para ir a cocer elpan a los hornos, pero pasada dicha hora debía tomar turno como los demásvecinos. Desde que se construyó el horno nuevo tenía la obligación de ir a cocerel pan cada día a uno de los dos hornos, para no perjudicar a los arrendadoresde éstos.• Tenía la obligación de ir fuera de la villa a buscar trigo cuando fuese necesa-rio, no cobrando por el transporte si la distancia era menor o igual a cuatroleguas, y cobrando 1 sueldo y 6 dineros por legua en el caso de que la distanciafuese superior. Si iba a El Toro o Manzanera se le pagarían 3 sueldos, y a losdemás lugares proporcionalmente.• No podía vender el pan fuera de su casa, y si las autoridades querían poner auna persona en el horno para sellar el pan, podían hacerlo, de forma que sihallasen pan en la panadería sin estar sellado, debía pagar una multa.Por otro lado, en la panadería se vendía también vino, teniendo determinadas

obligaciones en relación con esta venta y obteniendo la villa ciertos beneficios acambio, aunque de esto hablaremos en el apartado dedicado al vino.Por las condiciones anteriores podemos ver que la villa obtenía, a cambio del

arrendamiento de esta regalía, unos servicios públicos en algunos casos gratuitos,como era el abastecimiento de pan, y en otros casos en unas condiciones muyfavorables, como era el transporte de trigo desde otras localidades. Además, yeste aspecto era muy importante, a través de la obligación de comprar el trigo a lavilla y de respetar los precios que esta fijase se hacía posible mantener el almudíncomo reserva para los años de escasez.Finalmente la villa establecía dos mecanismos para evitar posibles fraudes que

afectasen a su control sobre los precios y a su monopolio como abastecedora detrigo a las panaderías: el primero de ellos era sellar el pan en los hornos, y elsegundo la prohibición de vender pan en otros lugares que no fuesen las panade-rías. Con el primero de estos mecanismos se conseguía tener un cierto control

14 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 129: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

sobre la cantidad de trigo que consumían los panaderos, datos que, comparadoscon los de ventas del almudín, permitían descubrir posibles compras de trigo aterceros; con el segundo se conseguía un mejor control sobre los precios estable-cidos para la venta.No nos debe llamar la atención el hecho de que la villa sellase el pan de las

panaderías, puesto que era costumbre que cada vecino sellase con su marca per-sonal el pan que llevaba a cocer a los hornos a fin de evitar posibles confusiones,voluntarias o involuntarias, a la hora de recogerlo.

cc)) EEll mmoolliinnoo..A pesar de ser un elemento necesario para la transformación del trigo en hari-

na, no existía a principios del siglo XVII ningún molino en Alcublas. El derecho paraconstruir y utilizar molinos en la villa era exclusivo de Valdecristo, que poseía unmolino en Altura, el cual era arrendado periódicamente, y ninguno en Alcublas,con lo cual los vecinos de esta última localidad se veían obligados a desplazarse aotras villas para la molienda del grano, con las molestias y gastos que implicabanestos viajes. Estos dos elementos - monopolio señorial y desplazamientos forzo-sos -, se hallan en el origen de algunos de los enfrentamientos que tuvieron lugarentre Valdecristo y Alcublas a lo largo del siglo XVII, enfrentamientos que no debenser considerados de forma aislada, sino como parte integrante de un movimientoreivindicativo de derechos más amplio, cuya existencia es posible constatar a lolargo de los siglos XVII y XVIII en la documentación municipal.Sabemos que en al año 1611 la villa mantenía un pleito con la Cartuja a causa

de “las franquezas“, aunque no sabemos cuáles eran esos derechos motivo deenfrentamiento. De una forma u otra, en el año 1621 ese pleito se encontraba blo-queado por motivos achacables a la Cartuja, y el Consejo General, en un intentopor desbloquearlo acordó “(...) que sea hecha obligación por dicho consejo de ir almolino de Altura por tiempo de quatro años, con pacto de que los padres de Val deChristo sírvanse la dicha casa a seguir el pleito de la franqueza hasta sentenciadefinitiva, con otros pactos que por vía de capítulos, en razón de lo sobredicho, sehan de hazer entre el dicho Consejo y la dicha casa de Val de Christo, y aquellossean leídos y publicados“. Los pactos a los que se alude en el acuerdo consistíanen que toda cantidad mayor de medio cahíz de trigo debía llevarse a moler al moli-no de Altura, existiendo la posibilidad, en el caso de que dicho molino no satisficie-ra a la villa de Alcublas, de ir a otro molino que perteneciese a Valdecristo; por suparte la Cartuja debía mantener en condiciones el camino que llevaba a Altura -“elcamino de la cuesta de la Matanza“-, durante los cuatro años pactados. Dejando a un lado dicho pleito sobre el que desconocemos más detalles, lo que

si sabemos es que en el año 1631 se seguía llevando a moler el trigo fuera de lavilla, con los inconvenientes que de ello se derivaban. Esta situación fue la quellevó al Consejo General de Alcublas a adoptar el siguiente acuerdo en su reunióndel 19 de enero de dicho año:“El Consejo General de la presente Villa, en presencia del Bayle determinó quese suplique al Padre Prior y Convento de Val de Christo se sirvan hazer un moli-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 15

Page 130: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

no de viento o se encargue de otra cualquier suerte, porque los vezinos de lapresente Villa tienen muy grande necesidad y padecen grande trabajo de yr aotros lugares a moler“.Esta súplica del Consejo General parece ser que no fue atendida por Valdecristo,

de forma que se llegó al año 1635 sin ningún cambio en la situación. Sin embargoese mismo año los acontecimientos empezaron a acelerarse, y desde la “súplica“de 1631 se pasa a la “solicitud de licencia“ y más tarde al enfrentamiento abiertocon los monjes. Todo comenzó con el ofrecimiento a la villa por parte del moline-ro Bartholomé Pañes para edificar un“molino de sangre” - de tracción animal - porsu cuenta, siempre que la villa le diese una casa competente para poner el molinoy cobrando por su salario de molinero una parte por cada 19 que moliese. ElConsejo General, reunido el 19 de agosto de ese año, acordó concederle casa pordos años con la posibilidad de prorrogar el acuerdo. Acto seguido se acordó pedirlicencia al Prior para hacer el molino, indicando que si esta no era concedida “sehiciere acto público de la negación y se busque remedio“, frase que nos revela conclaridad la existencia desde hacía tiempo de posturas enfrentadas entreValdecristo y la villa de Alcublas, y el latente sentimiento de agravio que existía enesta última.El 3 de septiembre el Consejo recibió la licencia solicitada a la Cartuja, con la

condición de que la validez de la misma expiraba a los diez años, y de que la villadebía pagar de censo y fadiga un sueldo anual. Esta licencia fue considerada porla villa “gravosa“, y en el Consejo general celebrado el 4 de septiembre se encar-

16 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

MOLINO DE VIENTODE XÀBEA DEL S.XVII.

Page 131: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

gó solicitar al abogado de la villa en Valencia el estudio del caso para pleitear con-tra Valdecristo. El informe del abogado debió de ser favorable, puesto que el 18 deseptiembre el Consejo acordó pedir de nuevo licencia al padre Prior y Convento deValdecristo, pero esta vez “para hazer el molino de sangre libremente“. El 21 deseptiembre, tras haber recibido la contestación de la Cartuja, en la cual se ratifi-caban las condiciones de la primera licencia, se reunió el Consejo de maneraextraordinaria y por unanimidad se acordó comunicar a los monjes que la licenciadebía de ser total, sin ninguna condición, añadiendo que en caso contrario noadmitirían la licencia. Bien porque al final se recibió la licencia, o bien porque sedecidió realizar una política de hechos consumados, el caso es que ese mismo añoaparece en los Libros de Cuentas un pago al albañil Antonio Ventajo, francés resi-dente en Alcublas, quien con sus dos criados estaba realizando “las obras delmolino“, sobre las cuales no tenemos detalles.La siguiente referencia sobre el molino aparece en septiembre de 1643, cuando

el Consejo General acordó “hazer el molino de viento“, consignándose en los librosde cuentas diversos pagos al herrero por trabajos para el molino de viento. Todo loanterior parece indicar que, una vez construido el molino de sangre, se desestimósu uso por inapropiado para las necesidades de los vecinos, decidiendo sustituirlopor uno de viento.

La mayor parte de las obras de este molino, el primero de los dos que se cons-truyeron en el cerro hoy llamado “de los Molinos” se realizaron en el año 1644. Unode los primeros pasos que se dieron fue buscar un molino que sirviese de modelopara el que se deseaba construir. En relación con esto aparece la siguiente refe-rencia en los libros de Cuentas: “Item se pagó a mossen Mañes y a Pedro de Cubas por yr a Xàbea a ver el moli-no de viento y traer el official, diez libras“.Es interesante constatar la participación en esta tarea del párroco y de Pedro de

Cubas, quien por esas fechas era el encargado de las obras de la torre de la igle-sia. Con posterioridad a este gasto aparecen otros que nos ayudan a conocer algu-nos de los artífices del molino: así sabemos que la torre del molino la construyó elcantero Joan Valls, Joan Chesa, “aserrador”, se encargó de las obras de carpinte-ría, y el cantero Domingo Pérez se encargó del umbral del edificio.Para financiar las obras se recurrió al sistema de derramas o recolectas entre

los vecinos, realizándose dos en el año 1644. A pesar de estas derramas, de lascuales quedaban excluidos los pobres de la localidad, a principios de 1645 apenasquedaba dinero para proseguir las obras y el Consejo General, en su reunión delnueve de marzo, acordó tomar un préstamo de 100 libras para continuar con laconstrucción del molino. De todos modos ese año las obras no debieron avanzarmucho, ya que apenas aparecen pagos en los Libros de Cuentas, algo que contras-ta con la abundancia de referencias en los años 1644 y 1646.El año 1646 se acabaron de construir las aspas y la maquinaria del molino, colo-

cándose las velas, que habían sido adquiridas en El Villar: lo único que faltaba eraun molinero que lo hiciese funcionar, algo que se solucionó el 29 de septiembre,cuando se contrató a un molinero de origen francés, dándole de paga “12 libras 10

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 17

Page 132: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

sueldos por mes para que rija el molino”.En el año 1653 se celebraron en Alcublas unas fiestas en honor a San Roque, a

raíz de las cuales surgió un conflicto con Valdecristo, del cual desconocemos lascausas, aunque si que conocemos sus consecuencias: se impuso a la villa unamulta de 30 libras y algunos vecinos fueron encarcelados. Además de lo anterior,se impuso a los vecinos de Alcublas la obligación de ir a moler el trigo al molinode Altura, aunque en julio de 1654 la villa logró ser eximida de dicha obligaciónprevio pago de 200 libras al Prior de la Cartuja.Este conflicto es interesante porque nos revela que la Cartuja de Valdecristo

seguía siendo la propietaria del derecho para tener molino, y que si Alcublas dis-ponía de un molino era porque el Prior le había concedido previamente una licen-cia, la cual podía ser revocada, tal como ocurrió en el año 1653, y como debió deocurrir en 1661.En el año 1661 se inició un nuevo pleito entre Alcublas y Valdecristo a causa de

“las franquezas de la villa“. En estas circunstancias, y seguramente como medidade presión, de nuevo los vecinos de la localidad se vieron obligados a llevar a molersu trigo al molino de Altura, debiendo pagar además el derecho de molienda a laCartuja. Este pleito se prolongó, como mínimo, hasta 1672, año en el que aparecela última referencia al mismo en los libros del Consejo. Sin embargo, el fin del plei-

18 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

HORNO VIEJO: formaba unaunidad junto con la Casa delBayle y sus graneros.

Page 133: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

to no supuso el fin de dicha obligación, y la villa se vio obligada a seguir pagandoel derecho de máquila o de molienda a la Cartuja, aunque sí se le permitía tenermolino en la localidad.Hasta el año 1679 siguen apareciendo en los libros de la villa referencias a des-

plazamientos a Altura y Bejís para moler trigo, pero entre ese mismo año y 1687aparecen en los Libros de Cuentas diferentes pagos - madera, cuerdas y cisca parala techumbre -, destinados al molino, comprándose incluso una nueva muela depiedra que se trajo desde Valencia: podría tratarse de reparaciones en el molino yaexistente, pero lo prolongado de las obras –casi una década- y el hecho de que secomprase una muela de piedra, nos hacen pensar que fue en estos años cuandose construyó el segundo de los molinos de viento de la localidad, que fue arrenda-do por la villa ese mismo año de 1687 a Antonio Esquerer, molinero de origenmallorquín. Estas son las últimas noticias que aparecen en la documentación municipal

relativas al molino, sobre cuya actividad durante el siglo XVIII no conocemos nada.

dd)) LLooss hhoorrnnooss..Los hornos eran, sin duda alguna, una de las regalías que mayores ingresos

reportaban a Valdecristo. El horno más antiguo estaba situado en la calle Mayor,lindando con la Casa de la Villa y con la casa y granero del monasterio en la loca-lidad. Desde mediados del siglo XVII a este horno se sumó otro horno, propiedadtambién del monasterio, sobre cuya localización sólo sabemos que “linda con casade herederos de Juachin Ibañes, con corral de Joseph Cerverón y dos vías públi-cas“, tal como se indica en una escritura de 1760. Ambos hornos eran arrendadosperiódicamente, aunque desconocemos los pormenores de estos contratos; sólosabemos que su duración era de tres años y que la cantidad a pagar era importan-te, ya que, por ejemplo, en el año 1760 se pagaban ochenta y seis libras, seis suel-dos y ocho dineros por cada horno y año.Precisamente la importancia de esos ingresos pudo estar en el origen del con-

flicto que se desató en 1687 entre la villa y Valdecristo, cuando la primera inten-tó convertir en suya esta regalía. Ante la negativa del Monasterio la villa decidióiniciar pleito por los hornos, para lo cual contrató al abogado de Valencia DonBruno Salcedo, sufragando los gastos mediante el sistema de decenas entre losvecinos. En 1688 se dictó sentencia sobre este pleito, aunque desconocemos sucontenido.Sin embargo sí sabemos que ese mismo año la Villa arrendó los dos hornos

“viejo y nuevo“, para un periodo de tres años y por 226 libras cada horno, hechoque indica que la sentencia fue favorable a Alcublas. Valdecristo, como era lógico,apeló la sentencia y el año 1694 se firmó una Concordia entre el monasterio y lavilla por la cual los hornos volvían a ser una regalía de Valdecristo. Para concluir, hay que señalar que la importancia de los hornos iba más allá del

servicio que ofrecían, puesto que, junto con la iglesia, eran uno de los puntos deencuentro de los vecinos más frecuentados, lugares de intercambio de ideas y detransmisión de noticias de todo tipo.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 19

Page 134: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

2.- LA VID Y EL VINO.

El segundo cultivo en importancia dentro de la economía alcublana de la época erala vid, cultivo de gran tradición en la localidad, que en el siglo XVI era considerada como“gran productora de vino“, junto a villas como Caudiel, Viver, Xèrica o Segorbe.Durante los siglos XVII y XVIII se mantuvo la importancia de la producción de vino

en la villa, importancia que se justificaba porque gran parte de la producción eradestinada a la comercialización. La poca documentación existente nos impide rea-lizar un estudio detallado sobre la evolución de la producción de vino y de la exten-sión de las tierras dedicadas al cultivo de la vid, pero aún así nos permite estable-cer, a grandes rasgos, la tendencia general durante estos dos siglos.

2.1.- La producción de vino en Alcublas

Los únicos datos globales de que disponemos sobre la producción de vino enAlcublas durante el siglo XVII son los aportados por Amparo Felipo en sus estudiosacerca de los denominados “Manifiestos del Vino” realizados entre los años 1627 y1631. Estos “Manifiestos...” fueron el resultado de la puesta en funcionamiento deun nuevo impuesto sobre el vino cuya finalidad era sufragar el “Servicio de SuMagestad” aprobado por las Cortes valencianas en las Cortes de Monzón de 1626.Para la recaudación de este impuesto se dividió el reino en varias zonas, atendien-do a la calidad de los vinos que en ellas se producían. Así, las zonas con vino deprimera calidad pagaban 20 sueldos por cada 70 cántaros de vino cosechado, y lasde peor calidad 12 sueldos. La villa de Alcublas, a pesar de los esfuerzos de suConsejo General para ser incluida en el grupo de las productoras de vino de peorcalidad, fue incluida en el grupo de villas productoras de vino de calidad interme-dia, por lo cual el impuesto a pagar era de 16 sueldos por cada 70 cántaros de vino.Para conocer el vino cosechado por cada productor debían ir por las casas y

lagares el justicia, un jurado, el notario y el escribano de la villa, quedando exentadel impuesto una cuarta parte de la producción, en compensación por posiblespérdidas por agriarse el vino.

1627-1631. Producción de vino según los “Manifiestos del Vino”Altura 37.595 27.084 15.061 31.905 32.272Caudiel 35.559 35.775 33.109 33.884 19.057Jérica 113.416 125.073 101.732 86.081 85.559Segorbe 95.541 105.001 60.031 79.730 85.560Viver 54.035 55.680 39.130 33.031 40.007Alcublas 16.105 13.912 10.769 14.515 27.080

En el cuadro podemos ver las cantidades de vino declaradas en los manifiestosde estos años por Alcublas y por las localidades de la zona del Alto Palancia conuna producción superior a la alcublana. Por otro lado, en el Camp del Túria y enLos Serranos tan sólo las localidades de Lliria y Chelva tenían una producción

20 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 135: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

mayor que la de Alcublas.De todos modos, el que los manifiestos se realizasen con fines fiscalizadores

nos hace pensar en una más que posible ocultación de parte de la producción porparte de los cosecheros, ocultación que debió verse facilitada por el hecho de quelos encargados del recuento de cántaros eran de la propia localidad. En lo relativo a los productores de vino en Alcublas, según el estudio de Amparo

Felipo estos eran en 1630 ciento veintidós, en su mayor parte pequeños y media-nos cosecheros, agrupados de la siguiente forma:

Nº de cántaros producidos 1-50 51-100 101-200 201-400 401-1000 >1000Cosecheros 36 44 25 15 1 1

Si comparamos las cosechas de Alcublas entre 1627 y 1631 vemos que en 1628y 1629 la cosecha disminuye progresivamente en relación con 1627, y en 1630, apesar de que tiene lugar una recuperación, sabemos que la cosecha fue insuficien-te para el abastecimiento de la villa, al igual que ocurrió con la cosecha del año1631. Este año, aunque la producción de cántaros de vino fue de casi el doble queen 1630, se hizo necesario comprar vino para el abastecimiento de las tabernas dela localidad, tal como nos indican dos acuerdos del Consejo, uno del mes de sep-tiembre sobre la compra de vino en Cucalón al precio de 7 sueldos el cántaro, yotro, del mes de octubre, en el que se decide comprar “todo el vino de los vecinosa 8 sueldos el cántaro”, precios en hasta tres sueldos y medio superiores a lospagados en otros años. Esta fuerte subida de precios es un signo claro de que nosencontramos ante unos años en los que tuvo lugar una sucesión de malas cose-chas que provocó el agotamiento de las reservas, y por lo tanto debemos conside-rar que la producción habitual de vino en Alcublas debía ser superior a los 27.080cántaros del año 1631.Por las referencias aisladas sobre precios de compra de vino para las tabernas,

sobre el número de cántaros de vino recogidos para el pago del “rediezmo delvino”, y por otras de diferente tipo, podemos conocer algunos otros años del sigloXVII en los que las cosechas fueron malas, y en algunos casos las buenas. Así,sabemos que la cosecha fue escasa en 1612, ya que el Consejo acordó “que setomen medidas para evitar que el vino que hay en la presente Villa se venda fuerade ella”. En noviembre de 1618 el Consejo acordó “que no se embargue el vino delpresente lugar, sino que cada vecino lo pueda vender como suyo”, permiso que esindicativo de que ese año la cosecha había sido buena y de que en 1617 - y proba-blemente también en 1616 -, la cosecha había sido escasa, por lo que se recurrióa la prohibición de vender vino fuera de la villa y al embargo del vino de los veci-nos para así asegurar el abastecimiento de la villa.

Alcublas. Precio del cántaro de vino en las tabernas.Año 1623 1628 1631 1635 1644 1647 1651 1657 1700Precio 4S.6 4S.6 8S. 4S. 12S. 4S. 6S.6 3S.6 2S.Escasas debieron ser también las cosechas en los años inmediatamente ante-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 21

Page 136: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

riores a 1644, en particular la de 1643, ya que son varios los acuerdos tomados porel Consejo para asegurar el abastecimiento en 1644, año en el que se alcanzó unprecio de 12 sueldos por cántaro de vino: en mayo las autoridades ordenaron a lostaberneros que “traygan vino de Cucalón o El Campillo”; en agosto fue necesariobuscar de nuevo vino fuera de la villa, enviándose en esta ocasión a los tabernerosa Murviedro ( Sagunto ), donde probablemente no pudieron encontrar, puesto quea finales de dicho mes se ordenó “que se haga escorcoll por la Villa y se embar-gue todo el vino que sea bueno para vender“. El cuatro de septiembre se acordótomar “de los particulares de la Villa quinientos cántaros de vino para el buengobierno de la villa, por precio de doze sueldos por cántaro, y éste se venda públi-camente y venda primero el que más necesidad tuviere“. Igualmente fue mala lacosecha del año 1650, alcanzando un precio al año siguiente de seis sueldos y seisdineros por cántaro de vino, aunque también debemos relacionar esta subida deprecios - al igual que la de 1644, con la situación socioeconómica del momento.

Alcublas. Cántaros recogidos para el pago del “rediezmo del vino“.Año 1671 1672 1673 1674 1680 1681 1692 1698 1700Cántaros 196 650 193 193 534 192 175 525 224Cosecheros 49 163 49 49 134 48 44 132 56

Del resto del siglo conocemos, tal como se aprecia en los cuadros superiores,que fueron buenas las cosechas de los años 1656, 1672, 1680 y 1698, y aunque losdatos son meramente orientativos, si que son de un mayor interés para conocer elnúmero de cosecheros, número que oscila entre los 44 de 1692 y los 163 de 1672.Gracias a unas notas escritas por mosén Joseph Civera, rector de la parroquia

de Alcublas desde 1694, tenemos noticia de otros años en los que la cosecha fuemala, así como de las causas de este descenso de la producción. De este modopodemos saber que, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, fueron frecuenteslas plagas en las viñas, hecho que hizo que surgiese en Alcublas el culto a SanGregorio:“A 8 de mayo de 1700 se traxo en procesión desde la ermita de Santa Cruz a laIglesia la imagen de San Gregorio Obispo Ostiense, Abogado contra la oruga quedestruía las viñas del Campillo, la qual con las limosnas que recogieron unosdeudos de los vecinos de esta Villa, se hizo de maçonería y se doró en dichoaño“.Otros años en los que hubo plagas o tormentas que arruinaron las cosechas

fueron 1709, 1716 y 1719:“A 7 de maio de 1709 fue la procesión a la hera de la viuda de Roque Ximeno, delCalvario Viejo, y allí se puso una cruz grande de madera y se hizieron unos con-juros por la mucha langosta que avía en muchas partes “. Por otra nota del rec-tor sabemos que a mediados de 1710 estaba presente en los campos de la villala plaga “del gusano de las viñas“.“ A 2 de setiembre de 1716 sucedió tal tempestad, aquí y en los términos circun-vecinos, de truenos y piedra que se apedrearon casi a todo llevar la mayor parte

22 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 137: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de las viñas de aquí, de los términos de Alcublas, Andilla y Liria, dexando sinhoja y con mucho mal en los sarmientos dellas“.“A 4 de octubre de 1719 se apedrearon todas las viñas de aquí en el Término deAndilla“.También en los libros de Acuerdos del Ayuntamiento aparecen referencias sobre

las malas cosechas y las plagas en las viñas en algunos años del siglo XVIII: en1766 el Ayuntamiento acordó eximir a los vecinos de pagar al arrendador del cán-taro de medir el vino, debido a que desde hacía cuatro años “se padece en lascosechas de trigo y vino, ya por la piedra como por la falta de agua y de fallarse“.Por otro lado, desde finales de la década de 1770, y durante los primeros años dela década siguiente, es posible apreciar un renovado auge del culto a San Gregorio,al cual se hacía fiesta en la villa, sufragándola con “la limosna del vino de los tru-les“, auge explicable por la presencia de plagas, pero también por la mayor impor-tancia que adquirió el cultivo de la vid para la economía de la localidad en estosaños, con la creación de varias fábricas de aguardiente. Es probablemente en estosaños cuando se erigió en el Camino del Campillo la pequeña ermita, hoy en día enun lamentable estado de abandono, dedicada a San Gregorio.En cuanto a datos sobre la cantidad de vino producido, hay que señalar que, en

relación con la cosecha de 1631, y tomando como válidos los datos aportados por

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 23

ERMITA DE SAN GREGORIO: vista exterior e interior.

Page 138: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Cavanilles, la producción casi se cuadriplica a principios de la década de 1790,alcanzando la cifra aproximada de 100.000 cántaros anuales, indicativa de laimportante expansión del cultivo de la vid en Alcublas en el siglo XVIII. Gracias a un expediente del año 1738, realizado con fines fiscales, podemos estu-

diar algunas características del cultivo de la vid en Alcublas en este periodo. En 1738la superficie dedicada al cultivo de la vid era de 811 jornales - aproximadamente4.055 hanegadas -, extensión que constituía el 17´78 por ciento del total de la super-ficie cultivada propiedad de los vecinos de Alcublas. De los 270 vecinos que tenían laobligación de declarar sus bienes, 238 poseían viñedos, cifra que nos muestra el altogrado de difusión de este cultivo entre los alcublanos. En el cuadro siguiente pode-mos ver de qué manera estaba repartida esta superficie dedicada a la vid:

1738. Alcublas. Estructura de la propiedad de viñedos.Nº de jornales en propiedad < 2 2 - 4 > 4 - 6 > 6 - 8 > 8Nº de propietarios 54 114 51 11 8% sobre total viñas 7´2 39´7 32´3 9´86 10´72

Como se puede apreciar predominaban los medianos propietarios, de entre 2 y6 jornales de tierra, que poseían el 72 % del total de la superficie destinada a la vid.Junto a estos, encontramos un grupo bastante numeroso de propietarios paraquienes el cultivo de la vid era una actividad de poca relevancia, pues sólo poseíanel 7´2 % de los viñedos. Finalmente había 19 propietarios con más de 6 jornales detierra dedicados a la vid, que sumaban el 20´58 % de las tierras de vid.

1738. Alcublas Estructura parcelaria del cultivo de la vid.Tamaño parcelas >1 jornal 1 jornal 1´5 js. 2 js. 2´5 js. 3 js. >3 js.% sobre total viñedos 11´34 32´92 10´6 18´74 4 11´83 10´54

En lo relativo a la extensión de las parcelas, el tamaño medio de las mismas erade 1´45 jornales, predominando las parcelas de uno y dos jornales de extensión,aunque algo más del 26 % de los viñedos eran cultivados en parcelas de más dedos jornales de extensión.La vid era cultivada en casi todas las partidas en las que tenían propiedades los

habitantes de Alcublas, tanto dentro como fuera del término de la villa, pero lasmayores concentraciones de viñedos estaban en El Campillo ( 83 jornales ), La Oyade los Civeras ( 81´83 ), El Plano ( 72´5 ), El Campo ( 53´33 ), Bernabé (49´5 ), ElTerrero Blanco ( 44´33 ), Las Covatillas (42), Oria ( 27 ), y La Fanchina ( 24´33 ).La falta de datos nos impide conocer cual era la productividad de los viñedos alcu-

blanos. En un protocolo del notario Pedro Sanz menor del año 1685 aparece uninventario de un vecino de la villa que poseía cinco viñas que sumaban un total de 4´5jornales, y que en su bodega disponía de varias cubas llenas con 570 cántaros de vinoy otras vacías con capacidad para 419 cántaros más. Suponiendo que los 570 cánta-ros de las cubas fuesen todos de la misma cosecha, ello nos daría una productividadde 132´5 cántaros por jornal de viñedo, productividad que podría aproximarse a la

24 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 139: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

real, ya que Amparo Felipo, en su estudio sobre los Manifiestos del Vino, habla deuna productividad de 100 cántaros por jornal en el año 1631, año en el que sabemosque la cosecha, aún siendo mayor a la de los años inmediatamente anteriores, fuemenor de lo habitual, ya que la villa, por lo general autosuficiente e incluso exceden-taria, hubo de recurrir a la compra de vino en otras localidades.

2.2. - El destino de la producción de vino

aa)) AAuuttooccoonnssuummoo yy ccoommeerrcciioo ddee vviinnoo..El principal destino de la producción de vino en Alcublas era el autoconsumo, tal

y como demuestra el hecho de que el grupo más numeroso de cosecheros sea elde aquellos que producían entre 1 y 100 cántaros, cifra esta última que JuanPiqueras y Amparo Felipo indican en sus estudios era la que una familia se reser-vaba para su propio consumo. La misma afirmación es aplicable a los años 1738 y1766 en vista de la estructura de la propiedad de los viñedos, en la que existe unpredominio de los pequeños y medianos propietarios. Por su parte, los excedentesde la cosecha eran destinados a la venta, tanto al por menor como al por mayor,tanto a vecinos como a forasteros.La importancia del comercio del vino en Alcublas queda demostrada por el

hecho de que una de las regalías propias de la villa, cuyo arrendamiento era ade-más de los que mayores beneficios reportaba, era el Cántaro de Medir el Vino.Según esta regalía, todo el vino producido y vendido en la villa, debía ser medidopor el arrendador usando los utensilios y medidas proporcionados por las autori-dades de la villa; a cambio de su trabajo, el medidor obtenía una cantidad prede-terminada por cada cántaro de vino medido, cantidad que debían pagar a partesiguales el comprador y el vendedor.Desgraciadamente no disponemos de documentos que nos permitan evaluar el

volumen del comercio de vino en la localidad ni su destino: tan sólo disponemos deuna escritura de venta de vino firmada en 1637 ante Pedro Sanz mayor, notario deAlcublas, por la cual Luis Vives, habitante de esta villa, vendía 300 cántaros de vinoa Pablo Muñoz, doctor en medicina y habitante de Valencia, al precio de dos suel-dos y ocho dineros el cántaro, precio que puede parecer bajo si lo comparamos conel que pagaba la villa por el vino para la taberna en 1635, que era de cuatro suel-dos el cántaro, pero que se explica por el hecho de que el vendedor no disponía enel momento de la venta de la totalidad de los cántaros y se comprometía a sumi-nistrar los que faltaban tras la cosecha del año siguiente.

De todos modos, y a pesar de lo “anecdótico” de este caso, lo más lógico espensar que el vino que se vendiese a forasteros tuviese como destino los núcleosde población cercanos y en particular aquellos en los que existía un comercio devino más activo y que, por otro lado, solían ser los suministradores de vino paraAlcublas en los años de carestía, es decir, Valencia y sobre todo Liria y Murviedro(Sagunto).En cuanto a la venta de vino para consumo interno de la villa, esta tenía lugarentre dos vecinos, o bien el vecino que necesitaba vino acudía a comprarlo a las

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 25

Page 140: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tabernas o a las panaderías. La abundancia de ordenanzas relativas al abaste-cimiento de vino para las tabernas, algunas de las cuales ya hemos visto alhablar de las oscilaciones en los precios y de los años de malas cosechas, y loestricto de las condiciones de arrendamiento de las panaderías son síntomasclaros de la enorme valoración que en la época se daba al vino como productode primera necesidad - no debemos olvidar que, por ejemplo, en las comidasque se ofrecían a los pobres en las procesiones a Las Dueñas y a la Cueva Santael vino es, después del pan, el producto que más veces aparece en las cuentasde gastos del clavario y los jurados -, valoración que se pone de manifiestocuando, junto a otras de las condiciones del arrendamiento de las panaderíasen el año 1761 vemos las siguientes relacionadas con el vino:“(...) que tenga obligación dicho arrendador de tener vino en su casa para ven-der, con la obligación de haver de hyr por él adonde se le mandara por dichosRegidores, dándole de porte por cada quatro leguas seis dineros por cántaro, ysi hicieren fraude en la manifestación del precio del vino pague tres libras depena y, se les da por cada cántaro de vino que vendiere seis dineros a más delprecio principal del cántaro.Otrosí tenga obligación de dar a cualquiera vecino un cántaro o medio cántaro devino al mesmo precio que le cuesta, pagando el porte.Tenga obligación de dar a la Fábrica de esta villa tres libras, la mitad luego queempezó el arriendo y la otra mitad al medio año, por derecho que llaman de vinaje-ras, y por estas se le conceden los seis dineros de vendeduría por cántaro.Otrosí que no pueda vender vino sin la licencia de los Señores regidores baxo lapena de tres libras dándole la medida correspondiente para la venta, y si fuere porel vino a Liria, a seis dineros por cántaro de porte, y si fuere a Murviedro u otra partemás distante, un sueldo por cántaro y así de los demás lugares.”

bb)) EEll aagguuaarrddiieennttee..Por sus repercusiones en la economía de la villa merecen una atención especial

la venta de vino para hacer aguardiente y la fabricación de este en Alcublas.La transformación de vino en aguardiente era uno de los destinos más habitua-

les de una parte importante de los excedentes destinados a la comercialización,sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII y coincidiendo con la liberalizaciónde la fabricación y venta de aguardiente desde el año 1746, año en el que desapa-reció el “Estanco de la Regalía del Aguardiente“, que suponía el monopolio estatalde la fabricación y venta de aguardiente, y que fue sustituido por un impuestodirecto consistente en una cantidad fija (por ejemplo las 97 libras del año 1753),que debía ser pagada por el conjunto de los vecinos a un colector nombrado por elAyuntamiento.Esta liberalización de la fabricación y venta de aguardiente favoreció el surgi-

miento en la villa de una industria transformadora de vino en aguardiente queaprovechaba básicamente los vinos de menor calidad. La aparición en el contratode arrendamiento del Cántaro de Medir el Vino del año 1760 de una cláusula sobrelos precios que se debían cobrar por medir aguardiente o vino destinado a su fabri-

26 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 141: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

cación, es un indicativo claro de la importancia que para la economía local estabaadquiriendo la producción de aguardiente:“Otrosí, que todos los vecinos que vendieren vino para colar aguardiente paguenun dinero por cada cántaro, y si el que lo comprare fuere forastero y no vecinode esta villa, pague lo mesmo, y si fuere para colarle el vecino no deva pagarcosa ninguna; bien sí que deverá pagar dos dineros al arrendador por cada cán-taro de aguardiente, así el vecino como el forastero.“Por otra parte, el hecho de que se cobrase a los forasteros que compraban vino

para hacer aguardiente y, por contra, los vecinos de la villa quedasen exentos detodo pago si lo compraban para colarlo ellos, es señal inequívoca de que la villaestaba vivamente interesada en el incremento de la producción de aguardiente yen la consolidación de una industria dedicada a su fabricación.Esta medida, acompañada seguramente de otras que desconocemos, dio sus fru-

tos, y en esa misma década de 1760 aparecieron en Alcublas dos fábricas de aguar-diente, situadas ambas cerca de la fuente de San Agustín, ya que las necesidades deagua en el proceso de fabricación condicionaban la ubicación de las mismas. Deestas dos fábricas nos da noticia un Acuerdo del Ayuntamiento de marzo de 1770:

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 27

FÁBRICA DE AGUARDIENTE: restos de muro de una de las fábricas de La Cava, a espaldasdel muro del abrevadero. Se distinguen, tapiadas, las puertas de la fábrica.

Page 142: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

“(...) fue propuesto que avía recibido una carta del Padre Conrrer (de Valdecristo) a fin de si la Villa quería condescender en que Gregorio Rodríguez colaraaguardiente en la fuente de la Villa donde tiene los oyos puestos, a pesar deestar mandado por dicha Villa y Padre Conrrer que los mude a la Cava si quie-re colar, por la mala fe en que vive dicho Gregorio con Antonio Alcaser, tambiénfabricante de aguardiente, para evitar pendencias (...) y determinaron unánimesque Gregorio Rodriguez si quiere proseguir en colar aguardiente que vaya a lafuente de la Cava.“En el año 1772 aparece una nueva referencia a esta fábrica, gracias a la cual

sabemos que el traslado se realizó y que la fábrica se construyó entre la fuente dela Cava y la “Balsa de las mujeres“, es decir, el lavadero. Al año siguiente GregorioRodríguez solicitó permiso al Ayuntamiento para que le dejasen agrandar “la balsade la Cava“ para colar aguardiente, pagando la obra de su bolsillo, aunque desco-nocemos si éste le fue concedido. Lo que sí que está claro es que esta petición deGregorio Rodríguez respondía al aumento de demanda de aguardiente y a las con-siguientes necesidades de crecimiento de las fábricas destinadas a su producciónen Alcublas, necesidades que dieron lugar no sólo a la ampliación de las instala-ciones existentes, sino también a la aparición de nuevas fábricas. Así, en un docu-mento de 1777, elaborado con toda probabilidad con fines fiscales, aparecen tresfábricas de aguardiente:• fábrica administrada por Francisco Cerverón y Mazián, valorada en 52 libras.• fábrica de Esteban Rodríguez, valorada en 45 libras. • fábrica de Gregorio Rodríguez, valorada en 40 libras.De todos modos, y en relación con la aparición de fábricas de aguardiente, hay

que señalar que la actitud del ayuntamiento fue decisiva para que se crearan lasfábricas, pero no dio lugar, al menos durante el siglo XVIII, a una industria detransformación netamente alcublana, ya que Esteban y Gregorio Rodríguez noeran de origen alcublano, y la fábrica administrada por Francisco Cerverón, que escon casi total seguridad la que aparece en la década de los sesenta a nombre deAntonio Alcáser, pertenecía a la Compañía de Juan Lostau o Lostán. Otro hechoque reafirma esta hipótesis de un impulso externo respaldado por el ayuntamien-to en la aparición de estas fábricas, lo encontramos en un “Expediente de Solicitudde Creación de una fábrica de Aguardiente“ que, a instancias de la compañía deJuan Lostán, fue dirigido en el año 1777 por las autoridades alcublanas al respon-sable de Propios y Arbitrios de Valencia:“Valero Civera, Syndico Procurador General del común de la Villa de Alcublas, ennombre y voz de él y representación de su Ayuntamiento, a Vs. Con el mayor respe-to Dize: Que dicho Ayuntamiento posehe a la inmediación del Pueblo una Balsa queantiguamente fue para curar Esparto y haora inútil para ello y para cualquiera otroministerio que pueda dar utilidad a los Efectos comunes, por tener otras Balsaspara el efecto más cómodas y usuales, en cuyos términos, ya que Don Juan Lostánpor sí, y en nombre de su Compañía ha propuesto a dicho Ayuntamiento le vendie-se el terreno que ocupaba dicha Balsa para formar una fábrica de Aguardiente deque reportarían las rentas comunes aquel conto tanto que pueda valer dicho terre-

28 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 143: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

no a justa tasación, y el común de vezinos la utilidad de tener expedición sus vinosy sin salir del Pueblo cómoda venta y dinero pronto“.Más adelante, en el mismo expediente, se insiste en lo beneficiosa que resulta-

ría para los intereses de la villa y sus habitantes la concesión de la licencia, ya que“con su quema de vinos da aumento y sobreprecio a esta cosecha que al presentelo es en este Pueblo muy crecida y su consumo en el mismo dará expedición a losvinos y sin fatiga de las conducciones a otros pueblos, teniendo los vezinos el des-pacho en este Pueblo, lo que fomentará el que se acrezca el plantío de los viñedosy dará más realce a su comercio“. Es interesante observar que los argumentos uti-lizados en esta justificación de la solicitud se encuentran estrechamente ligados alas ideas reformistas de la monarquía española bajo Carlos III, algo que sin dudainfluyó en la concesión de la licencia. Por un acuerdo del Ayuntamiento del año1780 sabemos que la fábrica fue construida aprovechando la vieja balsa de espar-to de la Cava, aunque de nuevo el suministro de agua fue origen de conflictos, aligual que había ocurrido en 1770 junto a la fuente de San Agustín. El Acuerdo dicelo siguiente, refiriéndose a los miembros del Ayuntamiento:“(...) ya eran noticiosos de algunos enfados que avían tenido sobre el aguaFrancisco Cerverón, administrador de Lostán, y Estevan Rodríguez, y así pue-den determinar lo que les pareciere más conveniente, y unánimes determina-ron que el agua del abrevador vaya toda a la balsa de las mujeres donde lavanla ropa y, llena dicha balsa, el sobrante por un perito se les aga un partidor quevaya la mitad a la fábrica de dicho Francisco Cerverón o Lostán y la otra mitada la fábrica de Estevan Rodríguez, la qual partición la hizo Pedro Santolaria,obrero, de orden de dichos Señores.“Esta es la última referencia que acerca del aguardiente encontramos en la

documentación municipal del siglo XVIII que se ha conservado. Como hemos visto,el último tercio de este siglo coincidió con una etapa de plena expansión del viñe-do que, si antes ya era un cultivo de importancia en la villa, a partir de estosmomentos se convirtió en el motor de la economía alcublana.

2.3. - Algunas disposiciones y conflictos en torno a la vid y el vino

En las páginas anteriores hemos podido comprobar hasta qué punto el vinoestaba presente en la economía alcublana de la época, así como su importancia anivel social. Es precisamente por estos dos motivos por lo que en determinadasocasiones surgieron conflictos relacionados con el vino, y las autoridades localesse vieron obligadas a tomar medidas para proteger este cultivo, mejorar su pro-ducción y obtener beneficios para la villa en general.El primer conflicto de importancia del que tenemos noticia se remonta a la

segunda mitad del siglo XVI, y tuvo como protagonistas a la villa de las Alcublas yal Monasterio de Valdecristo, Señor de dicha villa. La causa del enfrentamiento fueel Derecho del Cántaro de Medir el Vino, cuya posesión implicaba disponer de unaelevada fuente de ingresos, dada la importancia de la cosecha de uva en la villa,villa que, por otro lado, se encontraba en un periodo de crecimiento económico y

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 29

Page 144: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

demográfico cuyo mantenimiento requería de nuevas fuentes de ingresos con lasque financiar inversiones. En este contexto, en la década de 1550 se inició un plei-to entre ambas instituciones que concluyó con una Concordia firmada ante el nota-rio de Valencia Juan Vives el 15 de marzo de 1562, por la cual las Alcublas podíantener el cántaro de medir el vino como una regalía propia.Otro conflicto relacionado con el vino del que tenemos noticia es el que desde la

década de 1740 enfrentó a la villa de Alcublas con el Cabildo de la Catedral deSegorbe. Este último reclamaba a la villa el pago de los diezmos del vino, a lo queAlcublas se negaba alegando que gozaba de un privilegio que le eximía de dichospagos y que le permitía gozar del “rediezmo del vino“ como un derecho propio.Sabemos que al menos desde 1671 Alcublas gozaba de este privilegio, puesto que,como ya hemos visto al hablar de los años de buenas y malas cosechas, la villarecaudaba cuatro cántaros de vino de cada “trull en el que se eche vendimia“, aun-que desconocemos los documentos en los que se basaba este derecho. En octubrede 1753 el Ayuntamiento de Alcublas prohibió vendimiar en su término hasta queno recayese sentencia sobre el pleito, quizás como medida de presión para acele-rar la resolución de un problema que duraba varios años y que acarreaba impor-tantes gastos para la villa, en unos momentos en los que estaba negociando la pró-rroga de la Concordia con los acreedores. Poco después de esta prohibición elJuzgado de Diezmos de Valencia dictó sentencia favorable al Cabildo de Segorbe,sentencia que la villa apeló rápidamente. Sin embargo, en abril de 1754 elAyuntamiento acordó hacer, por mediación de Valdecristo, “una Concordia con elCabildo de Segorbe sobre los diezmos del vino para acabar con los muchos gas-tos de los pleitos“, aunque desconocemos en qué términos se firmó la misma. Dejando a un lado los conflictos de intereses que enfrentaron a diversas institu-

ciones, debemos comentar los problemas que surgían dentro de la misma villa enrelación con la vid y los usos y costumbres agrícolas y ganaderos. Uno de estosproblemas tenía su origen en la costumbre de dejar que los ganados, y sobre todolas caballerías, pastasen a sus anchas por los campos, con lo cual en muchas oca-siones se causaba daños en las viñas y en la uva, dando lugar a frecuentes enfren-tamientos entre los dueños de los campos y los de los animales. Para evitar estoshechos o los robos de fruta u hojas para alimentar a los animales, la villa nombra-ba a unos guardas que vigilaban su término, e incluso las viñas de alcublanossituadas en los términos de otras villas, aunque en estos casos era necesario quefirmasen acuerdo con las autoridades de esas localidades, similares al que en elaño 1617 firmaron el Señor de Andilla y Alcublas después de haber mantenidopleitos sobre la manera de “visitar“ o vigilar las viñas, y gracias al cual Alcublaspodía nombrar un guarda que vigilase que los ganados no causasen daños en lasviñas del término de Andilla, aunque dicho guarda, por razones obvias de jurisdic-ción, debía prestar juramento al Señor de Andilla.Por lo completa que resulta la descripción de los delitos que con mayor frecuen-

cia se cometían en las viñas, resulta muy interesante el acuerdo que tomó elAyuntamiento en el año 1742, según el cual “si se encontrase algún bagaje en lasviñas del presente término y en los términos extraños, que se pongan los dueños

30 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 145: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

presos y que si quieren salir que paguen lo que la villa les impondrá, y que si algúnvezino, muger o niño se encontrare con hoja de viña, hoja de almendro o otrashojas de árboles frutíferos, paguen de pena cinco sueldos de día y cinco sueldosde noche“.Junto al problema de los daños en los campos, el otro gran problema al que tuvo

que hacer frente la villa era el de la calidad de la uva vendimiada; en muchas oca-siones la uva era cosechada sin haber alcanzado el grado de maduración adecua-do, con lo que el vino resultante era de menor graduación. Para evitar esto, elConsejo de la villa prohibía iniciar la vendimia antes de que ellos concediesenlicencia, nombrándose a diversos “veedores“ encargados de recorrer las diferen-tes partidas e indicar la fecha en la que podía iniciarse la cosecha en ellas, unacostumbre que aparece documentada desde el año 1636 y que se ha mantenidohasta nuestros días, aunque actualmente es la cooperativa agrícola de la localidadla que nombra a los expertos.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 31

Page 146: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

B/ LA GANADERÍA, UNA ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA

1.- LA CRÍA DE CABRAS Y OVEJAS. EVOLUCIÓN Y ESTRUC-TURA DE LA PROPIEDAD GANADERA

La agricultura era sin duda la actividad económica predominante en la villa y laque marcaba el ritmo de la vida cotidiana. Sin embargo, junto a ella existían diver-sas actividades que podemos calificar de complementarias y que contribuían adefinir la estructura económica de la sociedad alcublana y algunos de los rasgosde su población. La más importante de estas actividades era la ganadería, tantopor su peso específico dentro de la economía como por la influencia que ejercía enotras actividades y en el paisaje a través de los pasos o azagadores, de los abreva-deros (“zaraigs“ o “charices“) de La Cava, El Pozo Cervera, El Pozuelo, La Tejeríao Las Dueñas, o la multitud de corrales dispersos por todo el término.Aunque no disponemos de datos sobre el número de cabezas, sí que está docu-

mentada la cría de cabras y ovejas durante el siglo XVII, tal y como atestiguandiversas escrituras de compraventa que figuran en los escasos protocolos notaria-les conservados. En estas escrituras encontramos, por ejemplo, una compraventade 200 machos cabríos realizada entre varios vecinos de Alcublas en 1645, la ventaen 1673 de 30 machos cabríos a un pastor de altura, una herencia, en el mismo

32 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 147: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

año, en la que se incluyen 966 cabras, o la venta por un pastor de Alcublas a otrode Bétera de 63 cabras en el año 1685.Por otro lado, la abundancia de Acuerdos adoptados por las autoridades de la

villa durante este siglo relacionados con la ganadería, nos hace pensar en unaimportante cabaña ovina y caprina, que pudo ser incluso mayor que la existente enel siglo XVIII.La introducción por la dinastía de los Borbones del impuesto del Equivalente

nos permite un acercamiento mucho más detallado a la ganadería alcublanadurante el siglo XVIII. Se han conservado algunos listados de bienes de losvecinos de la villa, elaborados para fijar las cantidades a pagar por dichoimpuesto, en los que se incluyen los bienes inmuebles - casas, pajares, corra-les, “trules“ -, los censos en propiedad, y los bienes semovientes - cabezas deganado, colmenas, y animales domésticos y de tiro -. Gracias a estos listadospodemos conocer, de manera aproximada, la evolución a lo largo del siglo delnúmero de cabezas de ganado y de la estructura de la propiedad del mismo,entre otros aspectos.

Alcublas. Siglo XVIII. Cabezas de ganado según los Manifiestos delEquivalenteAño Lanar Cabrío Total Valor en libras1.738 2.547 4.318 6.8651.752 2.660 3.173 5.833 6.1451.766 2.850 2.968 5.8181.779 1.990 2.301 4.2911.783 5.504

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 33

CORRAL DE LAPEDRERA: se apreciala división en dos delinterior mediante losasde piedra y cañizos, ydel exterior con unmuro de piedra.

Page 148: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

El primer aspecto que nos llama la atención al observar el cuadro anterior esque el número de cabezas de ganado cabrío es todos los años superior al decabezas de lanar, hecho que tiene su explicación, como ya veremos más adelan-te al hablar de la Carnicería, en los hábitos alimenticios de la época. Sin embar-go, es posible observar que la diferencia entre ambas clases de ganado se fuereduciendo paulatinamente a medida que avanzaba el siglo, y se pasó de las1.771 cabezas más de cabrío en el año 1.738, a 513 en 1.752, 118 en 1.766, y 311en 1.779. Todo induce a pensar que esta evolución hacia un equilibrio entre lasdos cabañas fue debida a una mayor valoración económica de la lana como fuen-te de ingresos por parte de los ganaderos, y puede que también a cambios en laalimentación.Por otra parte, al ver la evolución del número total de cabezas es posible apre-

ciar con claridad que la tendencia es negativa, con una disminución progresiva deambas cabañas, y aunque el valor en libras del ganado en el año 1.783 parece indi-car una recuperación respecto a 1.779 - el número de cabezas estaría en torno alas 5.000 -, ésta más bien nos hablaría de una recuperación tras una crisis provo-cada por alguna epidemia o por malas condiciones para la reproducción del gana-do a mediados de la década de los 70, que de un cambio de tendencia en la evolu-ción ganadera en la villa.Desconocemos si las cifras del año 1738 se encuentran dentro de la tendencia

a la baja de todo el siglo o si por el contrario son la culminación de una etapa decrecimiento; el hecho de que la economía general se viera duramente afectada aprincipios de siglo por la Guerra de Sucesión y por los fuertes impuestos estable-cidos en la postguerra, nos lleva a pensar que ese crecimiento no pudo tener lugaren los primeros veinticinco años de la centuria, y por tanto cabe pensar que lascifras de 1738 pueden deberse a una pequeña etapa de crecimiento que se inicia-ría en la década de 1720 y que sería un paréntesis dentro de la etapa de recesiónmás amplia que abarcaría prácticamente todo el siglo.Reforzando esta hipótesis de un mayor auge de la ganadería en el siglo XVII y de

una etapa de progresiva decadencia a lo largo del siglo XVIII se encuentran losdatos que nos aporta el Expediente sobre Propiedades de los vecinos de Alcublasdel año 1738. En este expediente se contabilizan 65 corrales de ganado repartidosentre 100 propietarios, pero tan sólo 24 de esos corrales son de propiedad exclu-siva de un vecino, siendo el resto de propiedad compartida entre dos vecinos -veintidós corrales -, y entre tres, cuatro e incluso siete vecinos. Este excesivo fraccionamiento de la propiedad de los corrales, así como el hecho

de que de esos 100 propietarios tan sólo 39 poseen ganado, son datos indicativosde esa decadencia ganadera en el siglo XVIII en relación con el XVII, y adquieren unsignificado especial al considerar que de todos los años de los que disponemos decifras, es precisamente en 1738 cuando éstas son más elevadas. De todos modosse hace necesario matizar el tema de los corrales de ganado: el hecho de que unnúmero considerable de propietarios de corrales no poseyesen ganado no quieredecir que esos corrales estuviesen vacíos, puesto que era muy frecuente arrendar-los a ganaderos, los cuales pagaban en dinero o en especies, estando bastante

34 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 149: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

extendida la costumbre de ceder el usufructo de un corral a cambio del estiércoldel ganado, para usarlo como abono.El pequeño comentario sobre los propietarios de corrales que tenían ganado nos

lleva a hablar del tema de la propiedad del ganado: ¿Cuántos ganaderos había?, ¿se dedicaban exclusivamente a la ganadería?, ¿cuál era el tamaño de los rebaños?Estos son algunos de los interrogantes que rápidamente se nos pueden venir a lamente al pensar en este tema.Aunque la actividad ganadera, tal y como ya hemos señalado, estaba muy pre-

sente en la sociedad alcublana, el porcentaje de vecinos que poseía ganado no eraalto: en 1738 de los 270 vecinos que declararon sus bienes sólo 39, el 14´44 %,poseen ganado. A la vista de los cuadros sobre el número de propietarios, y sabien-do que el número de vecinos aumentó a medida que transcurrió el siglo, podemosdeducir que el porcentaje de ganaderos disminuyó a lo largo del siglo XVIII. Porotra parte, si nuestra hipótesis sobre la ganadería en el siglo XVII es correcta, y afalta de datos para contrastarla, en dicha centuria el porcentaje de población dedi-cado a la cría de ganado debió tener una mayor presencia en la sociedad.

Alcublas. Estructura de la propiedad del ganado.Año 1738Nº cabezas 0 - 20 21 - 50 51 - 100101-200 201-300301-400 + 400Nº propietarios 6 6 7 10 4 3 3% ganado 0´97 3´6 8´23 24´36 14´58 15´29 33´13Año 1752Nº cabezas 0 - 20 21 -50 51 - 100101-200 201-300301-400 + 400Nº propietarios 8 7 5 9 9 3 1% ganado 1´54 4´68 5´58 22´13 37´28 19´32 9´4Año 1766Nº cabezas 0 - 20 21 - 50 51 - 100 101-200 201-300301-400 + 400Nº propietarios 11 6 3 9 8 4 1% ganado 1´8 3´72 3´6 22´64 36´28 24´22 7´71Año 1779Nº cabezas 0 -20 21 -50 51 - 100101-200 201-300301-400 + 400Nº propietarios 7 7 6 8 3 3 1% ganado 1´9 3´7 10´6 28´4 17´52 25´19 12´14

En lo relativo a la dedicación a la ganadería de aquellos propietarios de ganadodebemos decir que, en función de los datos aportados por los expedientes para elpago del Equivalente, sólo algo menos de la mitad de estos propietarios tenían enla ganadería su actividad económica principal, y en unos pocos casos existía equi-librio entre agricultura y ganadería, mientras que para el resto era una actividadcomplementaria.Por lo que a la estructura de la propiedad del ganado se refiere, se hace difícil

realizar un análisis sin incurrir en arbitrariedades, ya que, por ejemplo, ¿ a partirde qué número de cabezas podemos considerar que se es un gran propietario ?. A

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 35

Page 150: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

nivel meramente indicativo hemos establecido tres categorías: los pequeños pro-pietarios, con hasta cincuenta cabezas, los medianos entre cincuenta y una y dos-cientas cabezas, y los grandes propietarios, con más de doscientas. Siguiendo estaclasificación, y a la vista de los cuadros que hemos reflejado un poco más arriba,hemos elaborado un nuevo cuadro:

Alcublas. Siglo XVIII. Porcentaje de ganado correspondiente a los diferentesgrupos de propietarios Año 1738 1752 1766 1779Pequeños propietarios 4´37 % 6´22 % 5´52 % 5´6 %Medianos propietarios 47´19 % 64´99 % 62´52 % 56´52 %Grandes propietarios 48´42 % 28´72 % 31´93 % 37´33 %

En lo que se refiere a los pequeños ganaderos, el porcentaje de ganado en susmanos es bastante reducido - como máximo llega al 6´22 % -, y apenas varía a lolargo del siglo. Por lo general se trata de agricultores que tienen el ganado comoun complemento económico destinado principalmente al autoconsumo, y que enmuchos casos tiene su origen en la partición de rebaños mediante herencias.En el grupo de medianos propietarios encontramos mayores variaciones a lo

largo del siglo: en 1738 el porcentaje de ganado que poseen es casi igual al de losgrandes propietarios, pero a partir de este año se sitúa, tal como se aprecia en elcuadro, bastante por encima, sufriendo oscilaciones ligadas directamente a la evo-lución de la gran propiedad. Por ejemplo en el año 1752 los medianos propietariosposeen casi un 20 % más de ganado que en 1738, porcentaje que es el mismo queentre estas dos fechas pierden los grandes propietarios, y lo mismo ocurre en 1766y 1779, años en los que el crecimiento de un grupo se traduce automáticamente enla reducción del otro. Los vecinos incluidos en este grupo de propietarios son másheterogéneos que los del grupo de pequeños ganaderos: en él aparecen vecinosque compaginan agricultura y ganadería, vecinos para los que la ganadería es laactividad económica principal, y grandes propietarios de tierras que poseen almismo tiempo ganado. De este último tipo son casi todos los grandes ganaderos.Otra cuestión a tener en cuenta es la composición de los rebaños y su evolución

a lo largo del siglo XVIII. De los cuatro años de los que tenemos datos, tan sólo en1766 son más abundantes los rebaños mixtos de ganado lanar y cabrío, mientrasque en los otros años los rebaños formados exclusivamente por cabras o por ove-jas son los predominantes. En 1738 de un total de 39 propietarios sólo tres pose-en a la vez ganado lanar y cabrío, siendo en los tres casos bastante superior elnúmero de cabezas de lanar al de cabrío. En 1752, con un número ligeramentesuperior de propietarios, el número de propietarios de rebaños mixtos es propor-cionalmente más elevado - once sobre un total de cincuenta y dos -, con sólo trescasos de ganados mixtos en los que es superior el número de cabezas de cabrío,idéntico número de casos que en 1766, aunque en este último año el número derebaños mixtos es superior al resto de ganados, con 22 sobre un total de 42. Estatendencia al crecimiento de la ganadería mixta parece romperse, y en 1779 los

36 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 151: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

rebaños de este tipo se reducen a 10 sobre un total de 35, con tan sólo dos reba-ños mixtos en los que predomina el cabrío.Es posible que exista una relación directa entre la evolución de la cabaña lanar

y la del número de rebaños mixtos, ya que en casi todos los rebaños mixtos predo-mina el lanar sobre el cabrío, pudiendo apreciarse que, cuando a lo largo del siglose reducen las diferencias entre el número de cabezas de cabrío y de lanar,aumenta el número de rebaños mixtos, hecho que nos hace pensar que los propie-tarios de ganado cabrío eran más conservadores que los de lanar y que basabansus expectativas económicas exclusivamente en la venta de ganado para carne,por lo cual no eran partidarios de los rebaños mixtos.En lo relativo a la forma en la que ser desarrollaba la explotación ganadera, lo

más normal, sobre todo entre los pequeños y medianos propietarios, era que elpastor fuera el propietario, contratando a jornaleros en determinadas ocasiones opara determinadas tareas, como por ejemplo para esquilar las ovejas. Sin embar-go, entre los grandes propietarios y parte de los medianos era normal que laexplotación adquiriese diversas formas: una de ellas era la contratación de jorna-leros para apacentar y guardar el ganado, aunque esta práctica estaba poco exten-dida, ya que los únicos que podían pagar jornales por estos trabajos eran los gran-des propietarios, quienes, por otra parte, solían tener criados destinados a estasocupaciones. Mucho más habituales eran dos formas de explotación indirecta: lossistemas de ganadería “a medias“ y “al renuevo“, ambos sistemas basados en elpago en especies. La ganadería “a medias“ consistía en la cesión de un rebañodurante un año, concluyendo la misma el día de San Miguel. Dicho día propietarioy tomador se repartían a partes iguales las crías habidas ese año, siendo este elbeneficio que obtenía el dueño, mientras que el tomador podía de este modo ini-ciar la creación de su propio rebaño. El sistema de ganadería “ al renuevo “ era unavariante del anterior, solo que la duración del arriendo del rebaño era de cincoaños. Durante ese tiempo el tomador cuidaba el rebaño, que iba creciendo con lascrías de cada año, y al acabar el plazo se repartía a partes iguales. El frecuente usode estos sistemas de explotación nos hace suponer que, realmente, el número depersonas dedicadas a la ganadería era bastante superior al de propietarios, con locual una vez más se pone de manifiesto el importante papel de la ganadería en lasociedad alcublana de la época.

2.- ANIMALES DE LABOR Y CRÍA DE OTROS ANIMALES

En la documentación municipal no aparecen apenas referencias acerca de lacría de animales de corral ni sobre otro tipo de ganadería que la ya aludida decabras y ovejas. Sin embargo es lógico pensar que la cría de aves y otros animalesde corral era algo muy común. Debemos esperar al año 1780 para encontrar laúnica referencia de este tipo existente en la documentación municipal, consisten-te en un acuerdo del ayuntamiento del 20 de junio:“ (...) Convocados a fin de las muchas quexas que los vecinos le avían dado sobrepasturar las manadas de cerdos que ay en esta villa en las heredades con nota-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 37

Page 152: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

ble perjuicio de los pastos para las cavallerías, ganado de la carne y cabrastempranas, y assí mismo que le avían dado muchas quexas los dichos vecinossobre los Conejos Casolanos por el Perjuicio que causan los vecinos que los tie-nen en las heredades y aún en sus mismas cassas y assí pueden determinar loque les pareciere conbeniente, y en vista de lo propuesto por el SeñorRegimiento Decano: sobre las manadas de los cerdos (...) que bajo la pena deuna libra no entren en las heredades que están dentro de la soceguía y que nopuedan abrevar en ninguna de las fuentes ni balsas del lugar, sólo puedan abre-var en el pozo de Cervera o en el de la Tejería, bajo la misma pena (...)“.Sobre los conejos se dice en el mismo acuerdo que, dado que sus dueños entra-

ban en los campos a hacer hierba para darles de comer sin respetar trigos, ceba-das ni viñas, los regidores “an determinado que se extingan dichos conejos bajo lapena de diez libras y que asta el día de San Jayme y Santa Ana de este año dispon-gan cada uno a su voluntad, y que pasado dicho término sin cumplir se les exigirádicha pena y su merced dispondrá de los conejos a su voluntad“. Del acuerdo anterior podemos deducir la existencia de numerosos cerdos agru-

pados en piaras que pastaban libremente por los alrededores del pueblo, y aunquepor la forma en que se habla de ellos parece que ya existía su cría desde hacíatiempo, el hecho de que no se les nombre en anteriores ordenanzas o acuerdossobre los ganados nos induce a pensar que con anterioridad a la década de 1750su número debía ser muy reducido e incluso inexistente. Acerca de los conejos, suintroducción en la localidad debió de tener lugar en fechas muy cercanas al año enel que se acuerda su exterminio, ya que tampoco aparece ninguna referencia sobrelos mismos en la documentación municipal anterior, y el hecho de que en el textose utilice las mayúsculas para nombrarlos parece reforzar el carácter novedoso desu cría.Por lo que a las piaras de cerdos se refiere, su presencia era aceptada junto a la

de otros tipos de ganado, aunque las restricciones sobre las zonas de pastoreo ylos abrevaderos nos indican que la cría de estos animales era considerada unaactividad menor, orientada más al autoconsumo que a la comercialización.Además del ganado lanar y cabrío existía en Alcublas un importante número de

animales de labor, algo totalmente lógico en una villa dedicada a la agricultura.Bueyes, caballos, mulas y asnos eran elementos indispensables para realizar lastareas agrícolas - acarreo de cosechas, arado de las tierras, trilla de los cerea-les, etc. - , y para el transporte de personas y bienes, e incluso el estiércol seco deestos animales era utilizado como abono y como combustible.Para el siglo XVII no disponemos de cifras sobre el número de animales de labor

existentes en la villa, y para conocer algo acerca de ellos debemos recurrir a loslibros del Consejo de la villa y a los protocolos notariales. Es precisamente enestos últimos donde, a pesar de su escasez, encontramos escrituras de compra-venta que nos permiten conocer el tipo de animales más utilizados así como el ori-gen geográfico de los vendedores.Podemos observar que los animales que más aparecen en estas transacciones

son las mulas, seguidas de los bueyes, lo cual nos puede dar una idea de cuáles eran

38 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 153: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

los animales de labor más utilizados: en primer lugar las caballerías mayores, enparticular las mulas, ya que los caballos, mucho más escasos, estaban sólo al alcan-ce de personas con alto nivel adquisitivo, y en segundo lugar los bueyes, seguidos abastante distancia de las caballerías menores, es decir, de los asnos. Aunque exis-ten varios casos de vecinos de la villa que venden animales, lo normal es que laescrituras sean de compra de animales a forasteros, tanto a comerciantes de gana-do como a particulares: los comerciantes eran de Segorbe o de Valencia en el casode las mulas, y de Teruel y la Vall d´Uixó en el caso de los bueyes.

Siglo XVII. Alcublas. Compras de animales de labor según los protocolosnotariales.1636 1645 1673 1685 Total

4 mulas 1 mula 4 mulas 17 mulas 26 mulas3 bueyes 11 bueyes 14 bueyes

1 caballo 1 caballo

Para el siglo XVIII disponemos de datos concretos para el año 1738, ya que en ellistado de bienes de los vecinos para el pago del Equivalente aparecen 303 anima-les de labor distribuidos de la siguiente forma: 173 mulas, 104 asnos y 26 bueyes.El predominio de las caballerías sobre los bueyes es muy claro y refleja la progre-siva sustitución de la que estos últimos iban siendo objeto desde finales del sigloXVI y que se realizó de forma casi total en el siglo XVIII, en coincidencia con unarelativa modernización de la agricultura.Del resto del siglo no tenemos datos detallados sobre el número de animales de

labor ni sobre el tipo de animales utilizados aunque, lógicamente, el crecimientoeconómico y demográfico de la villa debió ir acompañado de un incremento de sunúmero. Esta idea parece corroborarla un acuerdo del Ayuntamiento del año 1778en el que se habla de la necesidad de contratar a un herrero y a un veterinario, porestar vacantes las plazas, y para que “los vecinos tengan lo necesario de herreríay albeytería, siendo las caballerías las que dan el comercio de todos los vezinos yser en esta población el número de ellas más de quatrocientas, assí de mayorcomo de menor“. Así pues, sabemos que entre 1738 y 1778 el número de caballe-rías aumentó en más de ciento veinte.

1738. Alcublas. Estructura de la propiedad de los animales de labor.Nº animales 1 2 3 Más de 3Nº propietarios 62 59 17 17% sobre total 20´46 % 38´94 % 16´83 % 23´76 %

En lo que a estructura de la propiedad se refiere, en 1738 los 303 animales delabor estaban en manos de 155 propietarios, existiendo un 41´86 % de vecinos de lavilla que no tenían animales de tiro. De todos modos, el hecho de que 93 de los 155propietarios dispusiesen de más de un animal nos induce a pensar que debió ser fre-cuente prestarlos a cambio de alguna compensación en especie, trabajo o dinero.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 39

Page 154: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

3.- CONFLICTOS RELACIONADOS CON LA GANADERÍA Y ORDE-NANZAS MUNICIPALES

La existencia de diferentes tipos de ganado, la escasez de agua y la competen-cia por obtener pastos, en ocasiones en términos municipales ajenos al alcublano,fueron origen de múltiples conflictos y problemas que enfrentaron a ganaderoscon agricultores y con la villa, a ganaderos entre sí, y a la villa de Alcublas conotras próximas por motivos de jurisdicción.Los conflictos entre ganaderos y propietarios de animales de labor con los agricul-

tores eran los más abundantes debido a la competencia por los pastos y al deseo delos propietarios de animales de que estos paciesen lo más cerca posible del lugar deencierro, algo que implicaba aprovechar las hierbas de los ribazos y los rastrojos delos campos de cultivo, siendo frecuente que el ganado comiese o pisotease los culti-vos. Por las mismas razones en muchas ocasiones los rebaños y los animales de laborentraban en las dehesas de la villa que estaban reservadas para su arrendamiento opara la alimentación del ganado destinado al abastecimiento de la localidad. Para evi-tar este tipo de conflictos se adoptaban diferentes medidas: En primer lugar, el Consejo Municipal nombraba a un guarda, al que se deno-

minaba “guarda de los trigos y las viñas“, aunque realmente vigilaba todo tipo decultivos. Este guarda, nombrado para un periodo de un año y con sueldo a cargo dela villa, debía vigilar que ni personas ni animales causasen daños en los cultivos.,teniendo potestad para imponer multas e incluso detener a los infractores de lasordenanzas municipales. La cuantía de las sanciones variaba según el tipo de ani-mal que causaba daños en los cultivos; así, por ejemplo en 1739, al ganado queentrase en el “tajadal“, que era la zona de pastos reservada para el ganado delabastecedor de la carnicería de la población, se le imponía de multa tres libras siera lanar o cabrío, diez sueldos por cabeza si era vacuno, y cinco sueldos por cabe-za si se trataba de caballerías. Además de este guarda, en épocas cercanas a lasiega o a la vendimia las autoridades designaban entre los vecinos a varios “guar-das secretos“ cuya identidad sólo conocían los oficiales de la villa, y que reforza-ban la vigilancia de los cultivos.Para cobrar las multas la villa nombraba un “collector“ al que se dotaba de un

salario a cambio del cual debía gestionar el cobro de las sanciones , algo que noera fácil, tal y como demuestra el hecho de que en el año 1626 la villa intentó queel guarda en lugar de cobrar un salario cobrase un tercio de las multas impues-tas, algo a lo que éste se negó rotundamente.Además de la multa correspondiente el dueño de los animales que causaban

daños debía indemnizar a los agricultores afectados. Para fijar la cuantía de losdaños, así como para averiguar el causante de los mismos en aquellas ocasionesen las que no había testigos directos de la infracción, tenía lugar cada mes la deno-minada “salva“, reunión de todos los ganaderos con el justicia o el regidor mayorde la villa, a la que acudían los agricultores afectados a denunciar los hechos. Enesta reunión se dilucidaba quién había provocado los daños y luego la villa nom-braba a dos “vehedores“, uno a propuesta de los ganaderos y otro a propuesta de

40 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 155: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

los agricultores, que se encargaban de visitar los cultivos y tasar los daños. Elganadero culpable debía pagar, además de la correspondiente indemnización, elsalario de los “vehedores“.Con todo, en los conflictos entre ganaderos y agricultores no siempre fueron

estos últimos los agraviados, puesto que, sin ser muy frecuentes, hubo tambiéncasos de agricultores que ampliaron sus campos de cultivo a costa de azagadoresy majadas. De estos casos destaca el conflicto que en el siglo XVIII enfrentó a lavilla de Alcublas con Valdecristo, cuando en el año 1777 los monjes, deseosos deampliar sus ingresos, concedieron licencia a varios vecinos para roturar algunosazagadores, licencia que no tenían derecho a conceder, puesto que los pasos deganado eran de propiedad comunal y no señorial.Más frecuentes eran los enfrentamientos que se producían entre los ganaderos

de los diferentes tipos de ganado y los propietarios de animales de labor. La com-petencia por obtener pastos y agua para que abrevasen los animales fueron origende múltiples conflictos, sobre todo a causa de la escasez de pozos de agua con quecontaba la villa y de la coincidencia de diferentes tipos de animales en un mismoabrevadero. Las soluciones que se dieron en el siglo XVIII a estos problemas fue-ron asignar las diferentes fuentes y pozos a los distintos tipos de ganado, y repar-tir las zonas para pastos. Así, por ejemplo, en 1717 el ayuntamiento reservó lafuente de La Cava para que abrevasen exclusivamente los ganados de la carnice-ría y del arrendador de la Redonda; dos años más tarde aparece un acuerdo de lasautoridades municipales prohibiendo a bueyes y vacas abrevar “en la fuente vieja“( San Agustín ), asignándoles la fuente de La Cava, y prohibiendo también que fue-ran sueltos por la villa; en el año 1724 se prohibió la entrada de ganados en ElCarrascal y en El Tajadal, y al año siguiente se prohibió la entrada de vacas y bue-yes en La Oya y La Umbría. En 1726 se fue más lejos y se dividieron los alrededo-res de la villa en cuatro distritos para que pastasen los diferentes tipos de ganado,esto es ovejas, cabras, vacas y bueyes, y caballerías. Esta división de pastos y abre-vaderos no era fija, y casi todos los años aparecen en los Libros de Acuerdos de lavilla nuevos repartos de las zonas, que afectan sobre todo al ganado vacuno, alcual, por citar algunos ejemplos, se le asigna para pacer en el año 1741 “del cami-no de Santa Bárbara y del camino abaxo de la Casa de Roque Ximeno y al azaga-dor de Rodríguez, y abrevar a La Cava, so pena de cinco sueldos por cabeza“, en1746 se les asigna la zona comprendida entre la ermita de San Sebastián y LaCava, y camino abajo hasta el azagador, y en 1747 la zona que va desde SantaBárbara a las Oyas Civeras y para abrevar el pozo Cervera.La poca extensión del término municipal de Alcublas hizo que, desde fechas

muy tempranas, sus habitantes cultivasen tierras y pretendiesen que sus anima-les pudiesen pastar en otros términos municipales próximos. Los agravios compa-rativos sufridos por los agricultores alcublanos, así como la pretensión ya indica-da de los ganaderos, fueron el origen de diferentes conflictos que enfrentaron a lavilla de las Alcublas con Andilla, Altura o Jérica, conflictos cuyos detonantes fue-ron, en la mayoría de los casos, el ganado o los animales de labor.De jurisdiccionales podemos calificar los conflictos que surgieron entre

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 41

Page 156: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Alcublas y el Señor de Andilla en los años 1616-1617 y el que en 1618 enfrentó aAlcublas con Altura, en ambos casos a causa del derecho para nombrar guarda delos campos de los alcublanos en términos municipales ajenos. La villa de Alcublas,ante presuntos abusos y discriminaciones, pretendía nombrar un guarda propio,algo que las otras villas no estaban dispuestas a consentir, ya que ello suponíaceder parte de su jurisdicción. Tras numerosas discusiones, en el año 1617 se fir-maron unas capitulaciones entre el Señor de Andilla y la villa de Alcublas sobre laforma de “visitar las viñas“ en el término del primero; según éstas, Alcublas podíanombrar un guarda de las viñas en el término de Andilla para evitar los daños delos ganados, pero éste guarda, como fórmula para mantener intacta la jurisdiccióndel Señor de Andilla, debía prestar juramento ante él.El éxito de esta reivindicación fue sin duda el que llevó a plantear, ese mismo

año o a principios del siguiente, una reivindicación similar ante la villa de Altura.Sin embargo, sabemos que a finales de 1618 las gestiones no habían tenido éxitoy Altura se negaba a aceptar el nombramiento, tal como se deduce de un Acuerdodel Consejo General de Alcublas por el cual “se determinó que la villa no queríatener un guarda de los trigos puesto por Altura, y que antes que permitir eso pre-ferían no tener guarda“. Aún así lo más probable es que, dado que no aparecenalusiones al conflicto en años posteriores, se llegase a un acuerdo entre ambasvillas de un carácter parecido al del que se firmó con el Señor de Andilla.Otro conflicto con la villa de Altura tuvo lugar en 1741, conflicto del cual nos da

noticia una carta que aparece cosida al Libro de Acuerdos municipales de Alcublas,cuyo contenido es el siguiente:

“Señor: Joseph Martínez Síndico y Procurador de la Villa de Alcublas en nombrede su ayuntamiento con la mayor sumisión y rendimiento la representa a VS. Ydice que Miguel Cerverón y Jayme Cerverón, hijos, vecinos desta villa y domicilia-dos en ella, tienen una heredad con su Corral de Ganado en el término de la Villade Altura, donde en tiempo de parideras y alguna parte del año lo cierran y pas-tan, por cuya razón los del Ayuntº. de Altura pretenden que los dichos Cerveronessaquen y devan sacar la porción de Sal correspondiente al número de sus gana-dos por metad, fundándose en que le pastan su término. Pero parece insubsisten-te el motivo, lo uno porque los pastos de los términos de ambas villas son comu-nes por las Concordias de tiempo antiguo dichas Villas tienen hechas, sin que porestos pastos se paguen derechos algunos de hervaxantes; lo otro porque jamásse ha acostumbrado sacar la sal sino de Alcublas, de donde son vecinos, y comoa tales se les ha repartido su parte según el consumo de sus casas y ganados queles ha compreendido en sus manifiestos, y lo mismo se practica en otros vecinos,que por tener esta Villa tan corto y limitado término tienen sus heredades yCorrales dentro los términos de otras villas circumvecinas, sin que ninguna deellas haya jamás dudado ni propuesto tal demanda. Por lo que representando aVS. Que esta Villa se halla gravada con la obligación de sacar anualmente 165fanegas de sal, con exceso de la que saca Altura de más de 50 fanegas, sin que secomprehenda otra razón que la de tener algún tanto más de ganado Alcublas, lesería a ésta imposible su consumo y el poderse satisfacer a las Reales Rentas si

42 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 157: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

se diera lugar a la demanda de Altura, añadiéndose que a su imitación era muydable salir las demás villas y lugares circumvecinos con la misma pretensión; ysiendo tantos los ganados y Corrales que los vecinos de Alcublas tienen fuera desus generales términos, y los pastan por algunos meses, usando en lo demás delaño de los pastos desta Villa (...) “.En la carta queda muy claro el motivo del conflicto: la pretensión de la villa de

Altura de que los ganaderos alcublanos que se aprovechaban de los pastos de sutérmino tuviesen que sacar parte de la sal para sus ganados de esta villa. Para unamejor comprensión del problema hay que aclarar que el comercio y consumo de lasal estaban bajo el control del Estado, control que le permitía obtener importantesingresos económicos, sobre todo si tenemos en cuenta que a cada villa, en funcióndel número de vecinos y de ganado se le asignaba un cupo de sal que debía con-sumir obligatoriamente, repartiéndolo entre sus habitantes. De nuevo en estacarta se pone de manifiesto el problema que para el desarrollo económico deAlcublas suponía la pequeñez de su término, algo que llevó a parte de sus vecinosa cultivar tierras o cuidar ganado en otros términos. La importancia numérica deéstos, así como su peso, económicamente hablando, fue la que llevó a la firma conotras villas de acuerdos sobre el aprovechamiento de pastos y montes, como elaludido en la carta, y al que se califica de “Concordias de tiempo antiguo“, proba-blemente firmado en el siglo XVI. Esta concordia existente entre Alcublas y Altura,por la cual los pastos de ambos términos eran comunes, es sin duda el argumen-to de más fuerza de los aportados en la carta y el que debió inclinar a las autori-dades a desestimar la pretensión de Altura, junto con la consideración de que, encaso de aceptarla, Alcublas no hubiera podido consumir toda la sal que tenía asig-nada, con los problemas que de esta situación podían derivarse.Dejando a un lado el conflicto en sí, no debemos olvidar un par de datos que nos

aporta la carta: de un lado es interesante la observación que se hace acerca de lamayor cantidad de sal que Alcublas consumía en relación con Altura, diferencia que sejustifica alegando que en la primera el número de ganados era mayor, y que reafirmanuestra idea sobre el importante peso específico de la ganadería dentro de la econo-mía alcublana. De otro lado es interesante la afirmación de que los ganaderos alcubla-nos tenían la costumbre de pacer y encerrar su ganado fuera de Alcublas durantevarios meses al año - primavera y verano-, afirmación que muy bien podemos relacio-nar con un Acuerdo del Consejo municipal del año 1651 en el que se ordena “se pon-gan en execución las ordenanzas antigas acerca de que los ganados suban a la Sierra“,y que nos habla de un uso estacional de pastos y corrales, en una costumbre que debióestar generalizada entre los ganaderos de la villa.

4.- GASTOS E INGRESOS RELACIONADOS CON LAGANADERÍA

Hasta ahora hemos visto, a grandes rasgos, la evolución de la ganadería enAlcublas durante los siglos XVII y XVIII y hemos analizado sus características más

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 43

Page 158: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

importantes. Sin embargo, para que éste análisis sea más completo es necesarioprestar atención a otros aspectos, sin los cuales no es posible comprender hastaqué punto la ganadería, en sentido amplio, formaba parte de la sociedad alcubla-na. En concreto a lo largo de las páginas siguientes vamos a tratar sobre los gas-tos que tenía la villa para contribuir al mantenimiento y protección de esta activi-dad, y de aquellos ingresos que percibía por el arrendamiento de regalías relacio-nadas, de alguna manera, con la ganadería y con los animales de labor.

4.1.- Gastos

Los gastos de la villa en relación con los animales eran básicamente de trestipos: gastos para la captura de lobos, gastos para el mantenimiento de abrevade-ros y balsas, y gastos por la contratación de un veterinario o “albeytar “.

aa)) CCaappttuurraa ddee lloobbooss..Aunque no es posible averiguar hasta qué punto los ganados se veían mermados

por el ataque de los lobos, el hecho de que la villa asumiese como una tarea públicala lucha contra estos animales y la abundancia de referencias sobre la caza de losmismos en la documentación municipal, nos inducen a pensar en una presenciaimportante de estos animales en los montes cercanos a la población. Estas referen-cias son de tres tipos: pagos por la captura de lobos y lobeznos, fijación de preciospor cada captura, y establecimiento de las fórmulas para sufragar dichos pagos.La forma más habitual de cazar lobos era mediante la contratación de cazado-

res profesionales o “loberos“ que ofrecían sus servicios a las villas afectadas poreste problema, aunque también aparecen en los documentos municipales referen-cias a vecinos de Alcublas que se ofrecían a cazarlos, o bien otros que esporádica-mente cazaban alguno o mataban unas crías halladas casualmente. Para la cazalo más normal era utilizar cepos, y en menor medida armas de fuego.Generalmente cada captura se pagaba según unos precios establecidos previa-mente por la villa, precios que variaban según fuese mayor o menor la presenciade lobos. Los pagos los realizaba la villa, pero el dinero era aportado en parte porlos ganaderos y los propietarios de animales de labor; así, en 1625 de tres libraspor lobo capturado los ganaderos pagaban una, y las otras dos la villa, en 1646 lospagos eran a partes iguales entre la villa y los ganaderos, y en 1654 una ordenan-za municipal indicaba que “los que tengan ganado paguen un sueldo por cada ciencabezas y de cada par de mulas un sueldo, y de cada par de bueyes lo mismo“.Los datos sobre capturas y precios por lobo no son lo suficientemente abundan-

tes como para poder realizar un seguimiento de su presencia a lo largo de lossiglos XVII y XVIII, pero sí nos permiten constatar su captura en todo el periodo y,en lo que al siglo XVII se refiere, confirmar como un periodo de mucha presenciade lobos el comprendido entre 1637 y 1667, con años como 1640 con doce captu-ras, o 1667 con siete, o años en los que el alto precio que se ofrece por cada cap-tura - por ejemplo las seis libras que se ofrecen en 1642 frente a las dos libras quese ofrecen en 1646 -, es indicativo de la abundancia de estos animales y de su fuer-

44 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 159: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

te incidencia sobre la ganadería. Finalmente debemos señalar que la documenta-ción municipal guarda un silencio absoluto sobre la captura de lobos entre los años1705 y 1741, hecho que podría llevarnos a pensar en una disminución de estos ani-males durante ese periodo. La explicación a este silencio es muy diferente, y suclave nos la da un Acuerdo del ayuntamiento de 1741 en el que se determinó “quese paguen los lances de lobos como antiguamente se pagaban“, lo cual indica quela villa hacía muchos años que no pagaba por su captura, algo que se explica porla mala situación económica de la villa en el primer tercio del siglo XVIII, situacióncuyo detonante fue la Guerra de Sucesión y que se agravó con una larga postgue-rra en la que la presión fiscal creció enormemente, impidiendo a la villa hacerfrente a los préstamos que adeudaba desde el siglo anterior y provocando la ruinadel Ayuntamiento. Sólo tras la negociación de la deuda y con la mejora de la eco-nomía la villa pudo de nuevo destinar fondos a la caza de lobos, protegiendo de esaforma los intereses generales.

bb)) MMaanntteenniimmiieennttoo ddee aabbrreevvaaddeerrooss..Otro de los gastos fijos de la villa en relación con los animales era el manteni-

miento y limpieza de abrevaderos y balsas. La Balsa de Silvestre, la Balsa Calzón,la Balsa de la Pedrosa y la Balsilla eran los principales lugares para abastecer deagua a los ganados. Son raros los años en los que no aparecen consignados en losLibros de Cuentas de la villa los gastos por la limpieza de todas las balsas del tér-mino, balsas cuya correcta conservación era esencial para la supervivencia delganado, sobre todo considerando la escasez de pozos en la localidad. Para confir-mar esta importancia basta con observar que en el siglo XVIII, cuando la villa esta-ba en bancarrota y negoció la deuda con los acreedores, se redujeron al máximolos gastos del ayuntamiento pero se solicitó a los acreedores que le permitiesenmantener como un gasto fijo y necesario la limpieza de las balsas.En lo relativo a los abrevaderos, la construcción y mantenimiento de estos corrió

a cuenta de la villa en la mayoría de los casos; así, en 1647 se acordó hacer “ unapila de piedra para los vacunos y que se ponga en la fuente ( de San Agustín ) “, yconstruir un abrevadero en el pozo de la Tejería. El mantenimiento de los abreva-deros, al menos en el caso del de San Agustín y el de La Cava, era tarea del minis-tro pregonero o alguacil, que debía limpiarlos periódicamente.

cc)) LLaa ccoonnttrraattaacciióónn ddeell ““aallbbeeyyttaarr““ oo vveetteerriinnaarriioo..Finalmente, el tercer gasto de importancia que tenía la villa en relación con la

ganadería y los animales de labor, y sin duda el que más problemas conllevaba, erala contratación del “albeytar“ o veterinario. En una sociedad agrícola y ganadera,con un importante número de animales de labor y de cabezas de ganado, la asis-tencia de un veterinario era totalmente necesaria, y su contratación era para lavilla un asunto de suma importancia, gozando de un rango parecido al del médico,el cirujano o el maestro de niños.Hemos señalado que esta contratación era problemática, y ello por la sencilla

razón de que era mayor la demanda de veterinarios que la oferta, motivo que hacía

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 45

Page 160: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

que estos profesionales firmasen contratos de corta duración, que raramentesuperaban el año, y que con mucha frecuencia eran incumplidos por el veterinarioa causa de mejores ofertas provenientes de otras villas, sobre todo por mejoras enel tipo de contrato, ya que en Alcublas era costumbre realizarlos por el sistema de“conducta cerrada“, consistente en el pago de un salario fijo independientementede los casos que hubiera de atender, sistema que hubo de ser sustituido tras elprimer tercio del siglo XVIII por el de “conducta abierta“, consistente en un sueldofijo más pagos por cada servicio realizado, ya que era la única manera de conse-guir que los veterinarios fuesen a la villa.Lo habitual era que el “ albeytar “ residiese en la villa, tal como hizo desde

febrero de 1618 “maesse Anthoni, de nación francés“, contratado en principio paraun año, y que más tarde fue nombrado también guarda de las viñas y mieses. Sinembargo, en ocasiones era difícil encontrar un veterinario y se hacía necesariocompartir sus servicios con otras villas, tal como ocurrió con el de Liria, contrata-do en junio de 1621 para un año, y cuya obligación era ir a Alcublas “una vez a lasemana hasta Todos Santos y de allí en adelante cada quince días“.El pago por sus servicios era una obligación de la villa, que nombraba un

“collector“ encargado de recaudar el salario entre todos los vecinos que poseíananimales. El salario solía ser en especies, en concreto en trigo, como por ejemplolos ocho cahíces que de salario se acuerdan en la contratación del año 1621.Además de ese salario, y con el fin de que la oferta de la villa fuese más atractiva,el albeitar estaba exento del pago de los impuestos de la villa, a excepción de lospagos para el salario del médico y del cirujano.

4.2.- Ingresos

Más importantes que los gastos generados por la ganadería eran los ingresosque esta proporcionaba a la villa directa o indirectamente, sobre todo mediante elarrendamiento de diversas regalías, entre las que podemos destacar la herrería o“uñería“, la dula o vez, la dehesa de la Redonda, “las carnes“ y el mesón.

aa)) LLaa hheerrrreerrííaa..Fue en la década de 1590 cuando Alcublas solicitó a Valdecristo licencia para

construir una herrería y arrendarla como una regalía propia de la villa. Esta solici-tud fue desestimada por el Prior de la Cartuja, pero la villa inició un pleito y en1598, antes de que este se fallase, sabemos que ya se estaba construyendo el edi-ficio. Tras la sentencia favorable a la villa la herrería se arrendó por primera vezen el año 1600. Aunque en un principio los arrendamientos se hacían por un año,posteriormente el periodo de arrendamiento se amplió a varios, estipulándoseademás en los contratos los precios que se debían cobrar para cada tipo de servi-cio, bien fuese colocar herraduras nuevas o reutilizadas, arreglar herramientas, ocualquier otra tarea propia de herrería. La existencia de esta regalía permitía a lavilla incrementar sus ingresos, pero sobre todo suponía dar a los vecinos un ser-vicio totalmente necesario.

46 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 161: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

bb)) LLaa ““dduullaa““ oo vveezz..El origen de esta regalía lo encontramos en la prohibición, dictada por la villa

con la finalidad de evitar daños en los cultivos, de que las caballerías pastasen yfuesen sueltas por los campos. Ante esta prohibición, y ante la necesidad de quelos animales pastasen los días u horas en los que no eran utilizados para las labo-res agrícolas, se organizó este sistema de la dula, consistente en que una perso-na se hacía cargo de los animales de los vecinos, apacentándolos en terrenoscomunales y cuidando que no hiciesen daños en los campos. El encargado de ladula debía recoger en el lugar de reunión a los animales, y llevarlos de nuevo aeste sitio a las horas estipuladas. La importancia de esta regalía estribaba en quepermitía ejercer un control sobre los animales de labor, evitando posibles abusosy males. A continuación pasamos a transcribir los capítulos o condiciones delarrendamiento de esta regalía en el año 1761, capítulos que por su claridad nonecesitan de ningún comentario, y cuyo interés estriba en que nos ayudan a cono-cer mejor determinadas costumbres y usos de la época:“(...) haviéndose subastado el harrendamiento de la vez o dula que llaman porespacio de más de una ora, se remató a favor de Jayme Gavarda labrador y vezi-no de la mesma (villa de Alcublas) por espacio y tiempo de un año, y dio la buenapro a favor de dicho Gavarda, Juachín Placencia Mines, Pregonero, cuio harrien-do se le harriendan dichos Señores con los capítulos y pactos siguientes:Primeramente tenga obligación dicho harrendador de guardar la dicha dula ovez que llaman todos los días del año, y por cada par de mulas deva pagar elvecino ocho medios de trigo menos un corchuelo y por cada jumenta la mitad.2 Otrosí Que todos los dueños de las cavallerías tengan la obligación de llevar-las a la fuente vieja a donde se recoxe la vez, y si sucediere el perderse algunacavallería mayor o menor, la pagará dicho harrendador haviéndola llevado eldueño a dicho lugar, ya sea a las ocho oras de la mañana o a la ora que seexpresará en otro capítulo.3 Otrosí Que tenga obligación dicho harrendador de pagar todos los daños quehiciere con las cavallerías de dicha dula o vez en las heredades de los vecinosde dicha Villa.4 Otrosí Tenga obligación dicho harrendador de asistir a donde se recoxe la vezpara conrrearla así a las ocho oras de la mañana como quando se acostumbraen el verano a tiempo del Alba, que es desde el día veinte y quatro de junio hastaveinte y quatro de setiembre, y desde dicho día veinte y quatro de junio hasta eldía veinte y nueve de setiembre tenga obligación dicho harrendador de traerdicha dula o vez a las diez oras del día a la Villa, y a la tarde la deva otra vez lle-var a pacer a las tres oras, y volverla a la Villa media ora antes de que se pongael sol y no pueda restituirla a la Villa mientras se celebran los oficios Divinos,baxo pena de diez sueldos.5 Otrosí Que no pueda llevar dicho harrendador palo ni onda sino látigo con cor-del de azot, baxo pena de pagar todos los daños que se hicieren a las cavallerí-as con dicho palo u onda si se justificare el haverlo echo.6 Otrosí Tenga obligación de dar fianzas a contentamiento de los Señores del

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 47

Page 162: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Ayuntamiento.7 Otrosí Que todas la cavallerías que tuvieren los vecinos en el día de San Juande junio de este año tengan obligación de pagar el salario que se harrendare ysi fuere caso que algún vecino comprase mula o jumenta pasado dicho día deSan Juan de junio no pague salario ninguno.8 Otrosí Que si algún vecino tuviere alguna jumenta que cría y llebare cría, seafranca la cría hasta el día diez y siete de enero, y deva pagar alobre harrenda-miento, y si acaso fuere al ato, sólo deva pagar la mitad del salario.9 Otrosí Que todos los vecinos devan pagar los ocho medios menos un corchue-lo a la cosecha de este presente año a dicho harrendador.10 Otrosí Que este harrendamiento sólo deva permanecer un año (...) “.

cc)) LLaa ddeehheessaa ddee LLaa RReeddoonnddaa..Otra regalía que arrendaba la villa era la denominada en ocasiones “las yer-

bas“, que consistía en el arrendamiento de la dehesa de La Redonda para quepaciesen los ganados. Seguramente en el origen de esta regalía estuvo la compe-tencia entre los ganaderos para obtener buenos pastos, competencia que debiósugerir a los miembros del Consejo de la Villa la idea de obtener ingresos median-te el arrendamiento de dicha dehesa.Sabemos que en el año 1598 el Consejo General de Alcublas acordó suplicar al

Prior de Valdecristo que diera licencia a la villa para arrendar la dehesa de LaRedonda, dehesa que, a pesar de ser propiedad de la villa, no podía ser arrendadasin licencia de la Cartuja. Gracias a la visita pastoral del obispo de Segorbe en elaño 1620 sabemos que dicha licencia fue concedida en el año 1604, pero con lascondiciones de que la mitad de los ingresos obtenidos fuesen para la Fábrica de laIglesia Parroquial y de que los sucesivos arrendamientos se hiciesen con la asis-tencia del Vicario:“(...) visitó las cuentas de la dehesa, la mitad del arrendamiento de la qual per-tenece y debe cobrar la fábrica de la Iglesia por quanto la dicha dehesa, vulgar-mente llamada la Redonda de la hoya de Sancho López era del lugar aunque nola podían arrendar, y el prior de Val de Christo dio licencia a dicho lugar paraque la pudiese arrendar con tal que la mitad del arrendamiento fuese para lafábrica de la Iglesia, lo qual se observa y guarda desde la visita de 1617 en ade-lante, pero porque en aquella se mandó que hasta dicho año 1617 diesen quen-ta los Jurados de la mitad del arrendamiento de dicha dehesa, en la presentevisita la dieron y el dicho Señor Vicario General la recibió y por ella consta quedesde el año 1604 hasta el año 1618 le tocaban a la Iglesia 153 L. 15 S.6, y ellugar ha gastado dichos años en adobar la iglesia, hacer la Cruz mayor, salariosde órgano, gastos de visita, cera y otras menudencias que no están en las quen-tas de los fabriqueros 167 L. 2 S., de suerte que aún ha gastado más la dichaVilla de las Alcublas en beneficio de la Iglesia de lo que ha recibido de provechode la mitad del arrendamiento de la dehesa sobredicha, y así quedaron losJurados defenecidos de dicha obligación“.Además de la reseña anterior, merece la pena transcribir la “Escritura de

48 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 163: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Arrendamiento de la Redonda“ del año 1761:“Sepasé por esta pública escritura cómo los Señores Reverendo Dotor ManuelMagaña cura, Martín Muñoz Alcalde Ordinario, Gerónimo Cerverón y FranciscoCerverón de Francisco Regidores, Jayme Sanz Almutacén, Juan Bautista PorterSíndico Procurador, y Francisco Mañes Electo, juntos y congregados en el aza-guán de la casa llamada de esta Villa y su Ayuntamiento, donde suelen juntarsepara harrendar las Regalías propias de esta Villa de Alcublas, el dicho Curacomo administrador de la fábrica de esta Iglesia Parroquial y los referidosSeñores en los nombres que interbienen y aseguran de que son todos los queinterbienen unánimes y conformes y en nada discrepantes en sus nombresDicen: que habiéndose llebado al público Pregón la subastación o harriendo dela Desa de la Redonda por nombre de Juachín Placiencia Pregonero Público, yexpresandop se remataría en el mayor Postor, y habiéndose encendido cande-la de trance se dio por dicho Ministro Pregonero la buena pro a favor de JosephMañes de Basilio, labrador y vecino de dicha Villa, por precio de treinta y treslibras moneda corriente, y por tiempo de un año que tomará su principio el díade oy de la fecha y fenecerá el día uno del mes de Mayo del año mil setecientossesenta y dos, cuia cantidad deberá satisfacer en tres tercias en esta forma: lamitad de dicho harriendo a la fábrica y la otra mitad a la Villa. Por tanto, endichos nombres se harrienda la referida Desa de la Redonda por el referidotiempo y precio al referido Joseph Mañes de Basilio con la obligación de haverde guardar y cumplir los capítulos siguientes:Primeramente que la dicha Desa subastada tiene sus lindes comenzando desdela hermita de Santa Cruz, camino real harriva, hasta la blancorilla, y guía a loscasales de los Villares de baxo la oya de los Pérez hasta el término de Andilla alos Pozos y dicha hermita.2 Otrosí Que el harrendador la pueda dar a pacer a sus ganados hasta el prime-ro de Mayo, y si llevare cabrío pague de pena tres libras.3 Otrosí Que no pueda entrar a pacerla con su ganado lanar estando la tierrallobida, que no pasen tres días después de haber llobido, baxo la pena de treslibras.4 Otrosí Que el harrendamiento lo haya de pagar la mitad a la fábrica de estaIglesia y la otra mitad a la presente Villa de quatro en quatro meses, y de laspenas que quitare tenga el tercio de estas.5 Otrosí Que todos los ganados que entraren en la Redonda paguen de penatreinta y tres sueldos y quatro dineros de día, y de noche pena doble.6 Otrosí Que todas las caballerías, así mayores como menores, que pastaren enla Redonda paguen de día cinco sueldos y de noche doble.7 Otrosí Que ningún dueño de las heredades de diche Redonda pueda barbecharsus heredades hasta el día diez y siete de Enero, y si quisieren rastrojar bienpuede, y si lo contrario hiciere pague de pena tres libras.8 Otrosí Que los dueños de las heredades de dicha Desa puedan tener sus baga-jes maiores y menores desde el día veinte y quatro de Junio hasta el día quincede Agosto, y si lo contrario hiciere pague cinco sueldos de pena por cada cava-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 49

Page 164: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

llería.9 Otrosí Que si hiciere daño en alguna de las heredades de la Redonda, así detrigo como de cevada o avena, tenga obligación de avisar a su dueño, y si no dareaviso, pague el daño que se hiciere en la heredad.10 Otrosí Que el presente harrendamiento empieza el día de oy y de la fecha yfebnecerá el día uno de Mayo del año que biene mil setecientos sesenta y dos.11 Otrosí Que no pueda llebar en dicha Desa el harrendador sino ciento y cin-quenta cabezas de ganado de obejas de esta, y si lo contrario hiciere pague depena tres libras.12 Otrosí Que si pasados tres días después de haber llobido entrese en la Desacon su ganado y hiciere algún daño en alguna heredad, visto por los expertosdela Villa lo deba pagar, sin embargo de que se le concede en el capítulo terce-ro que pueda entrar.13 Otrosí Que ningún vecino que tenga heredades en dicha Desa pueda harran-car en su propia heredad baxo ninguno, como no sea que haya perjuicio, en penade diez sueldos.14 Otrosí Se le concede dicho harrendador pueda dar agua a su ganado en lafuente nueba, sólo sí tenga obligación de dar agua a sus ganados a las ocho orasde la mañana, y si no fuere antes de dicha ora, puedan los demás vecinos daragua a sus ganados.15 Otrosí Que ningún vecino pueda quemar ningún ribazo ni rastrojo ni sembrarrecordios baxo la pena de tres libras.16 Otrosí Que tenga obligación de dar fianza a contentamiento de los Señoresdel Ayuntamiento.17 Otrosí Que el harrendador deba pagar el salario de esta escritura, pagandola Villa el papel sellado (...)”.Al igual que en el caso de la dula, esta escritura permite que nos acerquemos a

hechos y aspectos cotidianos y nos rebela los entresijos de la organización de lasociedad de la época, siendo de destacar, en este sentido, los capítulos relativos ala protección de los cultivos - caps. 9 y 12 -, la protección de la regalía frente alaprovechamiento de terceros - caps. 5, 6 y 8 -, y la protección general de la dehe-sa mediante la limitación del número y tipo de cabezas de ganado que podíanpacer en ella - caps. 2 y 3 -, la protección de ribazos y rastrojos - caps. 7 y 15 -, yde la vegetación en general - cap. 13 -, de forma que el arrendamiento de la dehe-sa siguiese siendo interesante para los ganaderos. Todos estos aspectos nosmuestran un aprovechamiento económico integral del campo, con una ordenadacoexistencia de actividades tradicionalmente antagónicas.Hay que señalar que en el año 1699, ante la necesidad de la villa de obtener

ingresos con los que hacer frente a las fuertes deudas contraídas, se convocó unConsejo General Extraordinario - el día ocho de noviembre -, al que acudieronciento veinte vecinos y el Consejo Particular para discutir sobre la conveniencia yposibilidad de convertir las Oyas Civeras en dehesa y arrendarla de forma similara como se hacía con La Redonda. Tras la correspondiente deliberación se aceptóla propuesta y se acordó solicitar licencia al prior de Valdecristo, licencia que fue

50 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 165: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

concedida, arrendándose esta dehesa por primera vez en el año 1700, aunque elhecho de que no haya llegado hasta nosotros ninguna escritura de dicho arrenda-miento impide que conozcamos más detalles al respecto.

dd)) LLaa ccaarrnniicceerrííaa..Gracias a una escritura del notario Antonio Domingo del año 1760 podemosconocer los detalles relativos al arrendamiento de esta regalía. Al igual que enel caso de la herrería o la dula, este arrendamiento tenía un doble interés,puesto que además de proporcionar ingresos a las arcas públicas ofrecía unservicio totalmente necesario “ para el buen gobierno de la Villa “, como era elasegurar el abastecimiento de carne a unos precios lo más bajos posibles, algoque se conseguía gracias al sistema de adjudicación del arrendamientomediante subasta, en la cual los postores ofertaban los precios a los que esta-ban dispuestos a vender los diferentes tipos de carne. Durante el siglo XVII yparte del XVIII el abastecimiento de las carnes para la villa y el “ derecho de tra-jón o pilón “, es decir, de matar y trocear las reses y vender su carne, eran dosregalías independientes que eran arrendadas por separado, aunque mediadoeste último siglo se fundieron en una sola a la que se denominó “ la Carnicería“. A continuación, prescindiendo de los formalismos legales preliminares y fina-les, transcribimos los capítulos del arrendamiento de la carnicería por la villa aVicente Jiménez en el año 1760, quien ofreció dar la libra de carne de cabra ados sueldos y dos dineros, la de macho a tres sueldos, y la de carnero a tressueldos y cuatro dineros:“ Primeramente Que tenga obligación el Abastecedor de tener carne en la tablapara vecinos de la Villa y extranjeros todos los días que fueren de carne, en penade veinte sueldos.2 Otrosí Que no pueda matar de noche sino de día, y en casa pública y no den-tro de su casa, sino en el Porche de la Carnicería, en pena de los dichos veintesueldos.3 Otrosí Que no ponga la mano en las narices de las reses al tiempo de dego-llarlas bajo la mesma pena de harriba.4 Otrosí Que tenga la obligación de dar las cavezas de macho por un sueldo, porcada pie dos dineros, el lubiano ocho dineros, la caveza de carnero diez dineros,y los pies de carnero tres dineros, en pena de veinte sueldos.5 Otrosí Que tenga obligación de repartir generalmente el hígado, y sirva a quienlo pidiera, y no pueda esconder las menudencias que llaman, en pena de veintesueldos.6 Otrosí Que no pueda vender carne de regalín sin licencia de los SeñoresRegidores en pena de dichos veinte sueldos y además cuatro dineros por libramás varata.7 Otrosí Se le concede facultad para que pueda matar obeja siendo de recibo, yal mismo precio de la carne de cabra, y esto ha de ser el mes de julio y agosto.8 Otrosí Que qualquiera vecino pueda matar alguna res si quisiere, y si fueremenor pague tres sueldos, y si fuere mayor seis sueldos, lo que es para el

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 51

Page 166: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Arrendador.9 Otrosí Que el Cortante que dare la carne haya de ser a gusto de la Villa y lepueda mudar siempre que le hallase Causa.10 Otrosí Que el Arrendador no pueda vender el sebo del entresijo con la carne,ni pueda vender las Candelas a medio precio de carne bajo la pena de veintesueldos.11 Otrosí Que el Abastecedor tenga obligación de guardar las redondas ycarrascales que guardan los demás vecinos de la presente Villa, y pueda serprendado como los demás, y no pueda echar mojada en dichos puestos, bajopena de dichos veinte sueldos.12 Otrosí Que no pueda tener carne de Sefalín que llaman en la Carnicería sinlicencia de los Señores Regidores, en pena de veinte sueldos.13 Otrosí Que haya de pagar el Arrendador por el derecho de la casa de laCarnicería, trajín y las yerbas treinta y seis libras moneda corriente por año.14 Otrosí Que no pueda matar cabritos ni corderos en pena de dichos veintesueldos.15 Otrosí Que el Cortante acuda a la Carnicería desde punta del día hasta lasnueve oras de la noche, en pena de dichos veinte sueldos.16 Otrosí Que no pueda sacar pieles cerradas sin licencia de los SeñoresRegidores bajo la misma pena.17 Otrosí Que el Abastecedor no pueda dar entrada a ninguna persona en elcarrascal ni otra redonda de la Villa para que pueda pacer con sus ganados bajola pena dicha de veinte sueldos.18 Otrosí que el Abastecedor no pueda llebar ganado suio propio sino cinquen-ta cavezas de rastra que llaman, y de machos de carne o cabras de carne dos-cientas cavezas, todo doscientas y cinquenta bajo la mesma pena.19 Otrosí Que el Abastecedor no pueda vender res ninguna de las que llevare enel carrascal para la carne sin licencia de los Señores Regidores, en pena deveinte y cinco libras.20 Otrosí Le da la Villa la Desa del Carrascal para que pueda entrar con suganado desde el día de Todos Santos hasta el día doce de marzo del año vinien-te, y así mesmo le da la Oya o soceguía que llaman desde veinte y quatro dejunio hasta el día veinte y nuebe de setiembre del año corriente.21 Otrosí Que el Cortante haya de dar el Menudo por tanda a los vecinos, y tengaobligación de avisar el día antes.22 Otrosí Que haia de dar el Cortante a las reses que matare tres cortes de altoa bajo.23 Otrosí Que haya de matar carnero siempre que lo mande el médico y se loreporten los enfermos o los que le mandaren matar.24 Otrosí Que haya de cortar las cavezas a las reses que matara luego de serdegolladas y apartadas, bajo la dicha pena de veinte sueldos.25 Otrosí Que ningún vecino pueda matar res en su casa y venderla a quartosbajo la pena de veinte sueldos.26 Otrosí que haya de matar cabra desde el día veinte y quatro de junio hasta el

52 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 167: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

veintinuebe de setiembre, y de allí en adelante macho”.Los capítulos de la escritura anterior podemos reunirlos en varios grupos según

su contenido:Contenido de la regalía, que aparece señalado en el cap. 13, donde se indica que

ésta consistía en la Casa de la Carnicería, el derecho de pilón y el derecho de apro-vechar los pastos de la villa reservados para el ganado destinado a abastecer lacarnicería, aunque debía respetar ciertas limitaciones que se señalan en los caps.18 y 20, y cuya finalidad era evitar abusos del arrendador - caps. 11, 17 y 19 -, yregular su acceso a los pastos de manera que estos pudiesen regenerarse - caps.18 y 20 -. En relación con esta regeneración hay que indicar que anualmente lavilla, asesorada por expertos, asignaba una parte diferente del Carrascal para lospastos “guardando lo que está comido de estos años pasados“. Además de lo ante-rior, el arrendador tenía el monopolio de la venta de carne en la villa - cap. 25 -, yaunque los vecinos podían matar animales para su autoconsumo, como contrapar-tida el arrendador recibía dinero por cada res sacrificada - cap. 8 -.Obligaciones del arrendador relativas al servicio a prestar a los vecinos: en este

grupo encontramos obligaciones cuyo fin es asegurar a los consumidores el abas-tecimiento de forma cómoda - caps. 1 y 15 -, detallando el tipo de género que sepodía vender, así como los precios y la forma de venta. En este grupo podríamosincluir también los capítulos 2, 3, 16, 22 y 24, en los que se dice cómo, cuándo ydónde debían ser sacrificadas y cortadas las reses, a fin de evitar cualquier tipo defraude en la carne y garantizar su calidad. Por otro lado el arrendador, además delbeneficio obtenido con la venta de la carne y con la venta del sebo para las lámpa-ras, adobaba en ocasiones las pieles para venderlas más tarde, aunque en ocasio-nes este adobo se realizaba por orden de la villa, que en estos casos era la bene-ficiaria de la venta de las pieles.

ee)) EEll mmeessóónn ddee llaa vviillllaa.. Finalmente, para terminar con este apartado dedicado a los ingresos de la villa

relacionados con la ganadería y los animales de labor, hemos considerado oportu-no hablar del Mesón de la villa, ya que, tal como veremos en la escritura de arren-damiento de esta regalía en el año 1761, las caballerías ocupaban un lugar muydestacado dentro de los ingresos del mesón. La evolución de esta regalía, una delas que mayores ingresos proporcionaba a la villa junto con la del cántaro de medirel vino y la carnicería, se hace bastante difícil de seguir a lo largo de los siglos XVIIy XVIII a causa de las escasas referencias a la misma en la documentación muni-cipal. El origen de ésta regalía está en una Concordia firmada por la villa conValdecristo en la segunda mitad del siglo XVI, y es de suponer que la villa, nadamás obtener la licencia debió construir y arrendar su casa-mesón. Sin embargo,debemos esperar hasta 1641 para encontrar en la documentación una referenciasobre el mesón, en concreto un Acuerdo del Consejo General de Alcublas en el quese dice “que se ponga un mesón en la Villa y que se arriende, y que nadie puedaacoxer en Alcublas huésped sino el Mesón“. El contenido de este acuerdo podríainducirnos a pensar que en el momento en el que se adoptó no existía en la villa,

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 53

Page 168: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

por el motivo que fuese, ningún mesón, pero un acuerdo municipal de febrero de1648 nos aclara la situación, ya que en él se indica “que se arrienden los dosmesones“, por lo que sabemos que en 1641 lo que se acordó fue crear un segun-do mesón en la localidad; hasta ese año había existido un mesón para el aloja-miento de viajeros, los cuales también podían alojarse en casas particulares, perodesde ese momento, y con el fin de que resultasen rentables los dos mesones, secreó un monopolio a favor de los mismos sobre el alojamiento de viajeros. La cre-ación de este monopolio hace que casi con toda seguridad podamos afirmar que elmotivo que llevó a crear un segundo mesón no fue una reactivación de la actividadeconómica general, con el incremento de viajeros que este hecho conllevaría, sinoel deseo de la villa de aumentar sus ingresos para hacer frente a los crecientesgastos que debía soportar a causa de las obras que se habían realizado en añosanteriores - la construcción de la Casa de la Villa y la canalización o mina del aguadesde el pozo de San Agustín hasta la plaza de la fuente del mismo nombre -, y quese estaban realizando en esos momentos - ampliación de la iglesia parroquial yconstrucción de la torre .Hasta el año 1662 sabemos que siguieron arrendándose los mesones, pero

luego no tenemos más noticias hasta el año 1704. El 28 de agosto de dicho año, enun Consejo Particular realizado por las autoridades de la villa se acusa recibo de

54 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

MESÓN VIEJO: lateral del mesón en la entrada al pueblo desde Valencia, donde estaban las cuadras.

Page 169: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

la “licencia de Valdechristo para que la villa pueda poner otro mesón y arrendar-lo, con lo cual habrá dos, ya que uno no basta para la mucha gente que transita porAlcublas“. Esta nota nos da a entender que el mesón creado en el año 1641 noestaba en funcionamiento a principios del siglo XVIII, siendo posible que desapare-ciese como consecuencia de una sentencia desfavorable a la villa en el pleito que“ a causa de las franquezas “mantuvo con Valdecristo entre 1661 y 1672. En el año1705, gracias a una nota sobre los ingresos de la villa por el arrendamiento de losmesones, podemos conocer la localización de estos, ya que el mesón viejo o “ deabajo“, situado en la entrada del pueblo, en la que todavía hoy en día es conocidacomo Plaza del Mesón, fue arrendado por 58 libras y 17 sueldos, y el mesón nuevoo “de la fuente“, situado en la Plaza de la fuente de San Agustín, se arrendó por 38libras y 10 sueldos, ambos por un periodo de un año. A partir de esta fecha denuevo se hace el silencio en la documentación acerca de los mesones, y la siguien-te referencia, del año 1724, vuelve a sorprendernos, ya que de nuevo se habla deun solo mesón, algo que se mantendrá para el resto del siglo. Al igual que en ladesaparición de uno de los dos mesones en el siglo XVII, desconocemos las cau-sas. Ciertamente pudo ser la disminución de viajeros provocada por la Guerra deSucesión y la postguerra, pero dado que en la segunda mitad del siglo, y a pesarde la buena situación económica y el crecimiento de la villa, no se volvió a crear unsegundo mesón, lo más lógico es pensar que la licencia para tenerlo debió serrevocada por Valdecristo tras un enfrentamiento con Alcublas, que muy bien pudoser el que con motivo de la recogida de la nieve tuvo lugar en el año 1706. Dichoaño el prior de la Cartuja prohibió a la villa recoger la nieve, y las autoridades alcu-blanas plantearon ante la Audiencia de Valencia la solicitud de concesión de todoslos derechos posibles. En este sentido, una sentencia desfavorable a Alcublasexplicaría la desaparición del mesón nuevo, mesón que sólo tras la desaparicióndel Monasterio de Valdecristo en el siglo XIX volvería a aparecer, perdurando hastapasada la primera mitad del siglo XX.Asociada a la del mesón existía otra regalía de la villa que contribuía a aumen-

tar sus ingresos: la imposición de la cebada del mesón, imposición que se arren-daba al mejor postor desde el año 1649, año en el que suponía el cobro de 8 suel-dos por cada cahíz de cebada consumido en el mesón. A continuación transcribi-mos la escritura de arrendamiento del mesón correspondiente al año 1761:“Sépase por esta Pública Escritura cómo los señores Martín Muñoz, AlcaldeOrdinario, Jerónimo Civera y Francisco Cerverón, regidores, Jayme Sanz, almu-tacén, Juan Bautista Porter, síndico procurador, y Francisco Mañes, electo ydepositario de la Concordia, juntos y congregados en la Casa del Ayuntamientoy en su azaguán, donde suelen juntarse para arrendar las Regalías de la Villa, ysiendo todos los vocales que suelen juntarse para arrendar las referidasRegalías, Otorgan que dan en harrendamiento por tiempo de tres años la Casamesón que es propia de dicha Villa, que linda con casa de Chhristóval Civera,casa de Joseph Berdés, y tres vías públicas, a Cosme Navarrete, labrador y veci-no de dicha villa, habiendo precedido para el efecto infra escrito publicación ysubastación echa por Francisco Ximénez, Ministro Pregonero, quien a echo

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 55

Page 170: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

relación haverse corrido el harriendo de dicho Mesón y que no havido otro pos-tor que el referido Cosme Navarrete, que ofreció pagar la cantidad de trescien-tas treinta y tres libras de moneda corriente en los dichos tres años, y siendociertos y savedores de lo que en este caso les pertenece, otorgan, conceden ydan en harrendamiento a dicho Cosme Navarrete la expresada casa mesón conlos capítulos y condiciones siguientes:1 Primeramente Que el harrendador haya de tener paja y cevada y ésta no lapueda negar a nadie, en pena de diez sueldos.2 Otrosí Que no pueda acoxer a ninguno que no llevare cavallería sin dar avisoa los Señores Regidores o Señor Alcalde, en pena de diez sueldos.3 Otrosí Que ningún vecino de la presente Villa pueda acoxer ni hacer la comidaa ningún harriero que acoxiere en su casa baxo la pena de diez sueldos por cadauno que acoxiere.4 Otrosí Que el harrendamiento lo deva pagar en tres tercias a los Electos de laConcordia que tiene la Villa.5 Otrosí Que el harrendador haya de dar fianzas a contentamiento de los seño-res del Ayuntamiento.6 Otrosí Que la Villa le da la Casa mesón situada en esta Villa baxo de los lindesharriba expresados.7 Otrosí Que hayan de pagar por cada cavallería que acoxiere dos dineros de díay cuatro de noche.8 Otrosí Que hayan de pagar de mesa dos dineros por cada uno de los que aco-xiere por cada comida.9 Otrosí Que dando cama se haya de pagar por el cuarto dos sueldos por cadanoche el que lo pidiere.10 Otrosí Se harrienda el mesón por tiempo de tres años, dando principio el díadiez y ocho del corriente y fenecerá en otro tal día y mes del año mil setecien-tos sesenta y cuatro, y teniendo obligación de pagar los harrieros por cada uncapazo de paja cuatro dineros.Y con dichos puntos y condiciones, y no sin ellos, le hazen el dicho harrenda-miento en los nombres que intervienen y se obligan a que le será seguro, y noserá inquietada ni despojada de él, y si le faltare se le dará otro, y en dichosnombres se obligan a quantos daños y pérdidas que tuviere y se le causaren,satisfarán con los bienes y propios de dicha Villa, pero si fuere despojado de élpor no cumplir con los capítulos harriva insertos, quieren no estar tenidos a lasatisfación de dicho harriendo. Y el dicho Cosme Navarrete, labrador y vecino dela mesma Villa de Alcublas, a quien yo el Escribano doy fe conozco, acepta estaescritura en todo y por todo, según en los capítulos queda expresado. Y paramayor seguridad de dicho harriendo da por fiadores y principales obligados aFrancisco Pérez texedor, y a Vicente Civera y Albalat labrador y vecinos de dichaVilla, quienes hallándose presentes e interrogados por mí, el infraescritoEscribano si hacían dicha obligación, respondieron que sí (...)“.

56 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 171: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

C/ LOS RECURSOS COMPLEMENTARIOS

Junto a la agricultura y la ganadería, y a las actividades económicas directa-mente derivadas de éstas, existían otras de carácter complementario que posibili-taban el mantenimiento y desarrollo de la sociedad: la apicultura, la recogida yventa de nieve, el aprovechamiento de la madera y la leña, la recogida y manufac-tura del esparto, la fabricación de ladrillos y tejas, la obtención de cal, la caza, elcomercio en general.... El producto de algunas de estas actividades estaba desti-nado en su mayor parte al autoconsumo privado - es el caso de la caza, el espar-to, la leña, o la apicultura -, o al abastecimiento de materias primas para la villa ysus vecinos - es el caso de las tejas, los ladrillos, la cal -, pero había otras que sedestinaban a la financiación de gastos públicos.

1.- EL COMERCIO DE LA NIEVELa recogida y venta de nieve era una actividad que ya se realizaba en los siglos XVI y

XVII, pero que fue en el XVIII cuando adquirió importancia en Alcublas involucrando delleno, aunque sólo fuera por unos pocos días al año, a todo el conjunto de la villa.La generalización en los siglos XVII y XVIII del uso de la nieve para el tratamien-

to de determinadas enfermedades (sarampión, meningitis, peste, como anestési-co, para cortar hemorragias…), y como refrigerante de bebidas y alimentos supu-so la aparición en las ciudades de una preocupación por asegurarse el abasteci-miento y generó un movimiento comercial importante desde las zonas montaño-sas hasta las llanuras litorales. La situación de Alcublas en una zona montañosaen la que con una cierta regularidad se producían precipitaciones en forma denieve, su buena comunicación con la capital del Reino a través del Camino Real deAragón, y el hecho de que en los montes de La Bellida en Canales se encontrasela mayor concentración de ventisqueros de todo el Reino de Valencia y, por tanto,existiese una red comercial perfectamente organizada, son factores que posibilita-ron su participación en este comercio, en el cual, por otra parte, la villa veía unabuena oportunidad para aumentar sus ingresos.Los datos existentes en la documentación municipal referentes a la recogida de

nieve en el siglo XVII son prácticamente inexistentes: ninguna referencia en losLibros de Acuerdos del Consejo Municipal, y tan sólo referencias aisladas y sininterés en los Libros de cuentas de los años 1600, 1653, 1680 y 1681. Más abun-dantes y de mayor interés son las referencias que aparecen en la documentacióndel siglo XVIII, hecho que se explica por el aumento del consumo de nieve y por elmayor protagonismo que en los Libros de Acuerdos van adquiriendo los asuntoseconómicos. Gracias a estas referencias podemos conocer cómo se concertaba larecogida de nieve con los arrendadores del suministro para la Ciudad de Valencia,los lugares y la forma en que tenía lugar esta recogida, e incluso la forma en la quela nieve era transportada.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 57

Page 172: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La recogida y almacenamiento de nieve tenían lugar previo concierto con elAdministrador General del Abasto de la Nieve de la Ciudad de Valencia, con el cualse ajustaba el pago del Derecho de Fillola - impuesto que se pagaba para podercomerciar con la nieve, y que por citar dos ejemplos era de cinco libras en el año1702 y de diez libras en 1758 -, las condiciones de abastecimiento de nieve para lavilla, y en ocasiones el precio de los jornales de personas y caballerías, aunqueesto último solía ajustarse a posteriori, una vez almacenada la nieve y en elmomento de cerrar la venta de la misma.

Siglo XVIII. Alcublas. Fechas de recogida de nieve.1702 1732 1752, en. 1758 1769 1782, feb.191706, en.22 1737, feb. 1753 1762 1774, en.2 1783, en.51707, feb.1 1739 1754, en.4 1764, mar.3 1777, en.12 1783, feb.181725 1743, feb.5 1755, en.28 1766, feb.6 1778 1785, en.1729 1747, en. 1757, en.4 1767, en.8 1779, en.6 1786, dic.26

Para el almacenamiento de la nieve la villa contaba con al menos seis ventisque-ros: el de mayor capacidad era el de la Cueva Sabuquera, situado a 990 metros dealtitud y con unas medidas de 8 metros de altura y 13 de diámetro, también llamado"del Hoyo de la Tierra", siguiéndole el del Barranco Lucía, situado a una altitud de1060 metros y de 20 metros de diámetro, otro no muy alejado, en la umbría del cerrode La Cumbre, el del Alto de la Silla, y otro a mitad camino entre el de la Silla y el del

58 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

VENTISQUERO DE LA VILLA en el camino de la Balsilla.

Page 173: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Barranco Lucía, muy cerca de la senda. Finalmente hay que señalar la existencia deotro situado en el camino de La Balsilla, de 15 metros de diámetro y a una altitud de800 metros, llamado también "el ventisquero de la Villa", de Santa Bárbara o de laBalsilla. De la existencia del primero y del último encontramos referencias en elsiglo XVII, del Ventisquero de la Silla encontramos la primera referencia en el año1706, y del de Guillamón la primera noticia que aparece en la documentación es delaño 1753, lo cual podría ser indicativo de que su construcción tuvo lugar ya en el sigloXVIII, seguramente a instancias de los Arrendadores del Abasto de la Nieve, quienespropusieron todas las reformas realizadas en los otros ventisqueros, como fueron elagrandamiento de la olla de la Cueva Sabuquera en el año 1753, o la realización deun muro en dicho ventisquero o en sus cercanías en el año 1755 “para poder cogermás nieve“, en coincidencia con unos momentos de auge del comercio de la nieve.Precisamente el 14 de octubre de ese año de 1755 se propuso en la Sala de Consejosdel Ayuntamiento que “según la carta que tiene recibida de Antonio Basques,Administrador de la Nieve, suplicando a la Villa se haga una olla buena en el ventis-quero de la Silla el de la parte de abaxo y que los vezinos no quieren detenerse a ven-dimiar las Covatillas y el Navajo Royo, así la Villa que determine. Y se resolvió que,siendo de utilidad para los vezinos el hacerse el ventisquero, se haga una buena ollaen el ventisquero de la Silla y los demás que se limpien”.Además de las mejoras, la villa se encargaba del mantenimiento de los ventis-

queros y sus alrededores mediante su limpieza periódica y mediante la promulga-ción de ordenanzas, como estas de los años 1753 y 1758:“Y assimesmo se pone pena de tres libras que de la vista del ventisquero de lasilla, que es el de la parte de avajo, todas las aguas vertientes que caen a dichoventisquero como a toda la vista, así del de arriba como del de avajo, ningúnvecino ni forastero corte ninguna sabina baxo la pena de tres libras por cadauna, por ser de utilidad el conservarlas para la recogida de la nieve“.“Se acordó echar público pregón para que no huviera ningún hemero desde elventisquero del Oyo de la Tierra hasta el camino, y el que tuviere Yemo lo saquedentro de tres días, en Pena de Diez reales“.La primera de estas ordenanzas pretende conservar las sabinas en los alrede-

dores de los ventisqueros, ya que sus ramas eran utilizadas, junto con la paja, paracubrir y conservar la nieve en los ventisqueros. La segunda lo que buscaba era evi-tar que se estropease la nieve con el estiércol.Para la recogida y el almacenamiento de la nieve el proceso que se seguía era

el siguiente: nada más nevar, si la cantidad caída permitía su aprovechamiento, sereunía el Consejo General de la villa - el Ayuntamiento en el siglo XVIII -, y a pro-puesta del Jurado o del Regidor Mayor se acordaba recoger nieve, dando públicopregón en el que se indicaban los lugares a los que debían acudir los interesadosen participar en la recogida de nieve y las condiciones en las que ésta se debía derealizar. Un ejemplo de estas condiciones lo encontramos en un Acuerdo delAyuntamiento adoptado el 10 de enero de 1754:“(...) fue determinado que se plegue Nieve por cuenta de la Villa, echando pregónque los vecinos que quisieren plegar nieve no se les ofreze jornal, sino a lo que se

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 59

Page 174: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

pudiere sacar, y que se entre en las heredades que no estén sembradas al menorperjuicio, y todos los muchachos que no tubieren doze años que no se les pagarási fueren a plegar, y se haga saver a los vecinos por pregón público “.Hay tres aspectos destacables en este acuerdo: en primer lugar se establece

una remuneración basada en el reparto de los beneficios que se obtuviesen de laventa de la nieve en proporción al trabajo realizado, trabajo que era controladominuciosamente mediante la anotación de las cargas de nieve recogidas por cadavecino y de las caballerías aportadas para su transporte. En otras ocasiones lostrabajos se hacían a jornal, con un salario fijo para los jornaleros y las caballerías.Sin embargo, éste último sistema era imposible usarlo en años en los que lasnevadas eran abundantes y nevaba en zonas más cercanas a Valencia, ya que enestos casos los Arrendadores de la Nieve se negaban a pagar por jornales, ofre-ciendo unos precios mucho más bajos, tal como ocurrió en 1755, año en el que, porexistir gran cantidad de nieve almacenada en Portaceli, Náquera y Serra, se sabíade antemano que “el Administrador no querrá pagar la de la Villa a jornal“, por locual se acordó hacer una rebaja de 150 libras, que suponía perder los sueldos deuno de los diez días que se había trabajado. Lo que sí esta claro es que, dado elcarácter perecedero de la nieve, la villa siempre acababa por ceder ante las pre-siones de los arrendadores, como ocurrió en 1753, año en el que el RegidorPrimero propuso al Ayuntamiento “que la nieve que hay recogida en esta Villa delComún della, Antonio Basques, Administrador General del Abasto de la Nievedesta Ciudad de Valencia, vistas las zédulas y el gasto de dicha nieve rellegada,sólo da de toda ella, comprehendiendo la paja y demás gastos, la cantidad de seis-cientas veintisiete libras moneda corriente. Y assí que resolviere el Ayuntamientosi admitiría la dicha cantidad, quedando la nieve a favor del expresadoAdministrador. Y oída dicha propuesta (...) determinaron que se de por la referidacantidad, pues de no darse se puede seguir mayor perjuicio al Común“.En otras ocasiones, cuando la nieve era escasa, era la villa la que presionaba al

Administrador, como ocurrió en el año 1747 cuando, además de pedir más dinerodel que les ofrecía, se les exigió a los administradores que “han de dar nieve fran-ca a la presente Villa al corte para el abasto de dicha villa“, o en 1783, cuando seexigió un aumento de los jornales de los paleros y las caballerías en un sueldo, yademás el pago de los daños causados en los bancales al entrar para coger nieve.

No se han conservado los listados o cédulas en los que se anotaban los nom-bres de los vecinos participantes en la recogida y las cargas o jornales realizadospor cada uno de ellos, pero aún así podemos aventurar una participación masivadel pueblo en las diversas tareas, ya que eran unos trabajos que requerían muchamano de obra en un periodo de tiempo muy limitado para aprovechar la nieve antesde que se derritiese, y que por otro lado resultaban atractivos para los vecinos, yaque suponían unos ingresos extraordinarios y, por las fechas en las que se reali-zaban, no entorpecían las labores agrícolas. Los trabajos incluían el acarreo depaja hasta los ventisqueros para conservar la nieve, la limpieza del ventisquero, larecogida de nieve y su transporte en mulas hasta los depósitos... La “Memoria dela paja que se pone en el ventisquero de Santa Bárbara“ del año 1743 permite

60 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 175: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

hacernos una idea sobre la participación masiva de los vecinos a la que aludíamosantes, ya que para abastecer de paja este ventisquero hicieron falta 121 serones depaja acarreados por 35 hombres en dos días.Por otra parte sabemos que además de los hombres era frecuente la participa-

ción de niños en la recogida de nieve, participación a la que el Consejo de la villase negaba, prohibiéndola en sus acuerdos, como en el de 1706, en el que se indi-ca “que no vaya ninguno a palear que no tenga quinze años, y a llevar las mulasque no tengan doze años“. De todas maneras la reiteración casi todos los años deesta prohibición es indicativa de que no era respetada por completo.Por lo que se refiere al transporte de la nieve una vez concertada su venta con

el Administrador de la Nieve de la Ciudad de Valencia, la villa debía llevarla hastaLiria, corriendo los gastos de su cuenta. La nieve era sacada de los ventisqueros ypesada antes de ser cargada y preparada para su transporte en los carros,cubriéndola con paja y otros materiales para aislarla del calor. Una vez concluidoel viaje, realizado de madrugada para evitar el efecto del sol, y en el que se utili-zaban las mulas de los vecinos aportadas “a tanda de villa“, la nieve volvía a serpesada y vendida definitivamente al Administrador. Las pérdidas de nieve sufridasdurante el transporte eran evaluadas gracias a ese doble pesaje en el ventisqueroy en el punto de destino, y su montante era repartido entre los vecinos proporcio-nalmente a los jornales o cargas realizados por cada uno.En lo relativo al destino que daba la villa a los beneficios obtenidos por la venta

de nieve, este fue en el año 1706 el origen de uno de los muchos conflictos que tuvoAlcublas con Valdecristo, ya que la villa quería disponer libremente de ellos, ale-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 61

“CARRILÁS” EN LA SENDA DE LA SOLANA: para facilitar el descenso de los carros carga-dos de nieve se labraron en la piedra carriles de aproximadamente 30 cm. de anchura por 10 cm.de profundidad.

Page 176: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

gando que la recogida de nieve era un derecho propio, mientras que la Cartuja loreclamaba como suyo, aunque permitía que la villa lo disfrutase. A raíz delAcuerdo del Consejo General de Alcublas adoptado el 22 de enero de 1706 pararecoger nieve, el prior de Valdecristo reaccionó imponiendo a la villa y sus autori-dades una elevada multa de “mil ducados a la Villa y quinientos a los Justicia,Jurados y Síndico de la misma, y que no osen plegar nieve en el Ventisquero de laBalsilla y en el Ventisquero de la Silla“. La Villa no acató la orden de la Cartuja y elConsejo determinó “que se plegue en cualquier sitio de la Villa y en dichos ventis-queros“, y que plegaba nieve “para los Arrendadores de la Nieve de la Ciudad deValencia, en virtud de una carta que dichos Arrendadores han enviado a la Villa (para ) que plegara nieve en los puestos acostumbrados“. Además, a finales de esemismo año la villa envió al Sindico a Valencia a entregar un memorial dirigido alRey para pedir “todos los derechos que la villa puede pedir a su favor para qual-quiera materia que sea“.No conocemos el desenlace concreto de este conflicto de intereses, pero pare-

ce ser que se llegó a una solución pactada según la cual la villa tenía derecho arecoger nieve, pero debía destinar los beneficios de la venta de la nieve al pago desus deudas - debemos tener presente que Valdecristo era uno de los principalesacreedores de Alcublas -, y a mejoras en la iglesia parroquial, tal como se deducede diversos mandatos de los años 1729, 1737, año en el que un tercio de los bene-ficios se destinó a las obras que se estaban realizando en la iglesia, o 1767, año enel que se recogió nieve durante trece días, destinándose el valor de lo recogido elúltimo de ellos a sufragar los gastos de un nuevo palio para la iglesia. Para terminar con este apartado dedicado a la nieve es necesario que tengamos

en cuenta un asunto que hasta ahora no hemos tratado: el consumo de nieve en lavilla. Para encontrar una referencia documental relativa a este consumo hemos deremitirnos al año 1758, en el que aparecen dos acuerdos, uno sobre el “Ajuste dela Nieve para el Abasto de la Villa“, en el cual se indica que el Administrador de laNieve se comprometía a suministrar nieve a la villa durante cuatro años al preciode dos dineros la libra, y otro en el que se acuerda arrendar la venta de nieve parael consumo de los vecinos. El hecho de que no encontremos ninguna referenciaanterior a las señaladas no quiere decir que no se consumiese nieve hasta esafecha, ya que esto sería algo muy extraño en una comunidad que se dedicaba a surecogida y venta. La explicación que podemos dar a esta situación es más sencilla,si tenemos en cuenta un hecho al que ya hemos aludido: el aumento de la deman-da de nieve en la segunda mitad del siglo XVIII, aumento que influyó en las mejo-ras y aumento de capacidad del Ventisquero de la Cueva Sabuquera. En consonan-cia con este crecimiento es muy probable que la mayor demanda de nieve enAlcublas hiciera necesaria una mayor organización del abastecimiento y venta dela nieve, hasta entonces solucionados de manera menos compleja. A partir de estemomento la venta de nieve se convirtió en una regalía más de la villa, arrendada aaquel que ofrecía unas mejores condiciones. En lo relativo a su abastecimiento,éste, concertado generalmente con el Administrador de la Nieve de Valencia, seconvirtió en un asunto de importancia, sobre todo en años de falta de precipitacio-

62 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 177: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

nes, tal como pone de manifiesto un acuerdo del 24 de mayo de 1759, en el que sedice que “como era preciso que se trayga nieve para los enfermos y el abasto dela Villa, que vieran que precio se le avía de poner, y resolvieron unánimes y con-formes que se trayga nieve y se tanden los jumentos para su acarreo“, o tal comoocurrió al año siguiente, cuando tras dos años sin nevar el Administrador de laNieve se negó a dar nieve para el abasto de la villa y fue necesario recurrir aValdecristo para obtenerla.

2.- LA APICULTURA

A pesar de tratarse de una actividad económica complementaria, la importanciade la apicultura dentro del conjunto de actividades productivas de la villa en lossiglos XVII y XVIII era grande, tal y como lo demuestran el alto número de vecinosque poseían colmenas y el número de éstas existente en Alcublas.

Al igual que ocurría con la ganadería, carecemos de datos sobre el número decolmenas y de colmeneros en el siglo XVII, pero para el siglo XVIII de nuevo son degran valor los recuentos efectuados con fines fiscales que, aun siendo escasos, nospermiten un cierto acercamiento a esta actividad.

Siglo XVIII. Alcublas. Evolución de la apicultura.Año Nº de propietarios Nº de colmenas Valor colmenas1738 85 2486 1243 libras1752 63 904 678 libras1783 87 2152 1076 libras

Atendiendo a la evolución del número de colmenas y de propietarios en el cua-dro anterior vemos que, al igual que ocurría con la ganadería, la tendencia esnegativa, con una fuerte disminución del número de colmenas y de propietarios en1752, y una recuperación importante en 1783, aunque sin alcanzar el número decolmenas existentes en 1738. A falta de más datos que nos confirmen una posiblecrisis económica a mediados de siglo, y dejando a un lado la evolución de la api-cultura, los datos de 1738 y 1783 nos permiten confirmar la importancia de estaactividad, ya que, comparando el número total de vecinos que debían pagar elimpuesto del Equivalente y el número de propietarios de colmenas, resulta que en1738 el 31´48 por ciento de los vecinos tenían colmenas, porcentaje que se redu-ce al 22´19 por ciento en el año 1783.En lo relativo a la estructura de la propiedad de las colmenas, para elaborar un

cuadro es necesario transformar los datos de 1783, puesto que para este añoconocemos el número de propietarios y el valor de las colmenas, pero no su núme-ro exacto. Atendiendo al cuadro sobre la Evolución de la apicultura y sabiendo queen 1738 el valor de cada colmena era de 10 sueldos, y en 1752, con la fuerte dis-minución de su número era de 15 sueldos, hemos considerado aceptable dar unvalor de 10 sueldos a cada colmena en el año 1783, puesto que el número de pro-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 63

Page 178: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

pietarios y el valor total son muy parecidos a los de 1738, con lo cual tendríamosuna cifra aproximada de 2152 colmenas.

Siglo XVIII. Alcublas. Estructura de la propiedad de las colmenas.Año Menos de 10 colmenas 10 a 20 21 a 40 Más de 401738 28 22 20 151752 31 13 10 91783 24 31 18 14

En el cuadro anterior aparecen los propietarios agrupados según el número decolmenas que poseen, pudiéndose apreciar que los pequeños propietarios son losmás numerosos, algo que refleja el componente de autoabastecimiento existenteen esta actividad económica. A pesar de lo anterior, las diferencias numéricas conlos grupos de medianos y grandes propietarios no son muy altas, y el hecho de queexistan bastantes propietarios con un elevado número de colmenas y vasos es indi-cativo de que, junto a ese autoabastecimiento del que hablábamos, una buenaparte de la producción de miel y cera era destinada a la comercialización, algo quese refleja, por ejemplo, en un Acuerdo de las autoridades de la villa del año 1715,en el cual, ante la necesidad de disponer de dinero para el pago de los atrasos enel impuesto del Cuartel del año anterior, y tras haber intentado sin éxito vender elvino que previamente se había recogido entre los vecinos mediante una “colecta“,se decidió “que se haga aprensión de la lana de los Cavañeros y Cera de losColmeneros“, para intentar venderlas.Por lo que a la colocación de las colmenas se refiere, además de situarlas en el

término de Alcublas y en el de Altura, en este último gracias seguramente a lamisma Concordia por la cual los pastos y montes de ambas villas eran de aprove-chamiento común, por un acuerdo de la villa de 1633 sabemos que se colocabantambién en los términos de Andilla, Bejís, El Toro y Olocau:“(...) se acordó que se lleven cada un año las señales de las colmenas a bexís y

el toro a diez de abril, y a andilla a onze del dicho mes, y a olocau el doze, y quevayan el síndico y el escribano“.Posteriormente a este acuerdo casi todos los años se repite el acuerdo de llevar

las señales a dichas villas, o aparece en el apartado de gastos de la villa el relati-vo a los viajes para este fin, aunque no vuelven a aparecer referencias sobreOlocau, a mediados del siglo XVIII aparecen algunas sobre llevar las señales aLiria, y en determinados momentos de tensión con el Señor de Andilla dejan de lle-varse a esta localidad.Para que los vecinos de Alcublas pudiesen montar sus colmenas en otros tér-

minos municipales debían de existir acuerdos recíprocos sobre esta colocación, obien los alcublanos debían pagar por el derecho a colocar sus vasos y colmenas;la primera hipótesis parece la más lógica, por la sencilla razón de que está docu-mentada la presencia de colmeneros forasteros en Alcublas y, sin embargo, noaparece en los Libros de Cuentas ninguna partida de ingresos por los derechos demontar colmenas.

64 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 179: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En cuanto a la razón por la cual se llevaban a estas villas las señales de las col-menas de los alcublanos, ésta aparece reseñada en un Acuerdo del ConsejoGeneral de Alcublas adoptado el día dos de octubre de 1633, en el que, además, sepone de manifiesto la importancia que las autoridades daban a la apicultura, valo-ración que les llevaba a actuar con decisión para defender los intereses de los col-meneros:“(...) que todos los colmeneros de la presente Villa, no obstante que tienen cadauno señal particular en sus colmenas, pongan otra contraseñal común a todossobre el que ya tiene cada uno para quitar el encuentro con los señales de losforasteros, por quanto muchas vezes montan colmenas de la presente Villapensando que son forasteras por encontrar como está dicho las señales, y paraesto se suplique a la ciudad nos den facultad de poner en el contraseñal lasarmas de la ciudad, y si no al Real Convento de Valdechristo, y a toda falta lasarmas de la presente Villa, esto para que no tengan legítima escusa cualquierque montare diziendo que pensaba que no eran de las Alcublas“.A finales de este mes de octubre se recibió en la Villa una carta en la que se indi-

caba que el día 22 de octubre “se determinó en la Sala Dorada de la Ciudad deValencia que los vezinos de las Alcublas puedan poner en sus colmenas las armasde la Ciudad de Valencia“, privilegio que es explicable por el hecho de que Alcublasgozaba del estatuto de “Calle de Valencia“.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 65

PRENSA DE CERA: en las fotos dos de las tres bases de prensa de cera que se conservan en lalocalidad. El funcionamiento era muy similar al de una almazara de aceite

Page 180: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

3.- LA MADERA Y LA LEÑA. EL CARRASCAL DE LA VILLA

Además de los pastos y la apicultura, los montes ofrecían otros productos queeran objeto de un aprovechamiento económico. De estos productos, entre los quepodríamos citar las arcillas para la fabricación de tejas y ladrillos, y la piedra parala construcción o para la obtención de cal, destacaban la leña y la madera, utiliza-das como combustible, como material de construcción o como materia prima parala fabricación de muebles y utensilios.Los derechos de aprovechamiento de los montes del término de Alcublas para

la obtención de carbón, leña y madera pertenecían a la villa: sus vecinos teníanpotestad para hacer carbón y cortar leña de pinos y otros árboles. De esta jurisdic-ción nos dan noticia tres acuerdos del Ayuntamiento tomados en 1777:En el primero de ellos, de fecha de 22 de enero, se acordó enviar al Síndico de

la Villa a Valencia para que se informase sobre los derechos de la villa, ya queValdecristo impedía a los vecinos que hiciesen carbón “en las heredades propiasy en los montes blancos“, exigiéndoles la mitad del carbón que hiciesen. Comoresultado de estas gestiones, el 18 de febrero se presentó al prior de Valdecristo“el Derecho inmemorial que tienen la Villa y sus vecinos para hacer carbón, cor-tar leña de pinos y demás árboles silvestres“, conminándole a devolver a los veci-nos “las prendas que les había tomado“ por hacer carbón. Sin embargo, y a pesarde las pruebas aportadas, el prior hizo caso omiso, por lo cual se acordó “acudiral Intendente de Valencia a mostrarle el Derecho“.De poco debió servir este recurso al Intendente, ya que el 25 de julio de ese

mismo año el Ayuntamiento acordó iniciar un pleito a causa de la leña y el carbóncon Valdecristo, pleito que suponemos debió ganar la villa.Sabemos, por un Acuerdo de 1609, que hasta ese año tanto vecinos como foras-

teros aprovechaban los montes de la villa, y que desde ese año los forasteros quequerían talar madera en Alcublas debían pagar 30 libras anuales, ya que hastaentonces “se han aprovechado de esta regalía de la villa libremente“. Si enlaza-mos esta referencia con el hecho de que en todas las obras públicas que se reali-zaron durante el siglo XVII en las que hicieron falta troncos de gran tamaño o unaimportante cantidad de madera - construcción de la Casa de la Villa, ampliación dela iglesia parroquial, o construcción del retablo mayor de la misma -, se recurrió acomprarlos en El Toro, podemos llegar a la conclusión de que en el término deAlcublas no existían árboles adultos aprovechables a causa de una explotaciónexcesiva del monte. Esta falta de árboles en el término parece ser también el ori-gen de una ordenanza del Consejo General de la Villa acordada en el año 1663, enla que “por orden del prior de Valdechristo que todos los vecinos de la Villa pusie-sen en cada fincada de tierra panal un árbol, so pena de cinco sueldos por cadafincada que no hubiese árbol, y se da de tiempo para que lo planten un año“.

Pero además de la falta de madera para la construcción la escasez de términomunicipal hacía que el abastecimiento de leña para el consumo particular de losvecinos fuese, sobre todo en los momentos de mayor presión demográfica, un pro-blema que en no pocas ocasiones dio origen a conflictos con las villas vecinas por

66 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 181: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

cortar leña en sus términos, y con la misma villa de Alcublas por hacer leña enmontes prohibidos. Por una referencia de 1677 sabemos que desde hacía variosaños se mantenía un pleito con Andilla originado por dos mulas que las autorida-des de ésta villa le quitaron a un vecino de Alcublas, al que se acusaba de hacerleña en el término municipal de la primera villa. Como consecuencia de este hechoAlcublas decidió reclamar el derecho a que sus vecinos con tierras en el términode Andilla pudiesen aprovechar la leña de sus montes. Este mismo año se dictósentencia favorable al Señor de Andilla y las autoridades alcublanas la recurrieroninmediatamente, apareciendo noticias sobre este pleito en la documentación delos años 1679, 1682, 1683 y 1693. En 1696 aparece un Acuerdo del Consejo Generalde Alcublas para que se prosiguiesen los pleitos contra el Señor de Andilla, queeran los siguientes: uno por “un pollino que se llevó el Justicia de dicha villa poraver allado a un hijo de Jusepe Ribas haziendo leña de romeros en el término deAndilla“, y otro por “el derecho de cortar los pinos de las heredades pecheras“.Referencias sobre la continuación de estos pleitos aparecen hasta el año 1705,aunque después de este año no encontramos noticias al respecto hasta 1753, añoen el que sabemos que un pleito por motivos similares estaba en la Audiencia deValencia. Unos años más tarde, en 1758, se falló dicho pleito a favor de Alcublas,con lo cual los vecinos con tierras en el término de Andilla podían aprovechar laleña de sus montes.Una referencia de 1780 nos habla de un conflicto similar con la villa de Altura:

el detonante fueron dos casos en los que los guardas de Altura persiguieron a veci-nos de Alcublas que se encontraban haciendo leña en sus tierras, situadas en tér-mino de Altura. El problema fue que, además de no permitir a los alcublanos elusufructo total de sus tierras, las persecuciones se hicieron pasando los guardaslos límites del término municipal de Alcublas, en el cual no tenían jurisdicción, porlo cual las autoridades alcublanas amojonaron ese mismo año los lindes de lostérminos municipales para que los de Altura no pudiesen alegar que era imposi-ble distinguir la separación entre los términos durante una persecución. En unacuerdo municipal de 1782 se indica que proseguía el pleito con Altura a causa dehacer leña los alcublanos en su término, y se habla de intentar llegar a un acuer-do o concordia similar al que tenía firmado Altura con Segorbe. Desconocemos eldesenlace de este conflicto, pero es de suponer que, dado el precedente que supo-nía la sentencia contra Andilla en 1758, bien por sentencia judicial o bien median-te concordia los alcublanos acabasen consiguiendo el derecho o la licencia parahacer leña en sus tierras situadas en el término de Altura.A pesar de que ya a principios del siglo XVII los montes alcublanos debían estar

muy esquilmados por el aprovechamiento indiscriminado de que eran objeto -recordemos el acuerdo de 1609 sobre los montes y los forasteros -, tenemos refe-rencias sobre un aprovechamiento económico de los mismos. Los vecinos deAlcublas podían cortar leña en los montes del término, pero la propiedad de estosno era de la villa, sino de Valdecristo, y por tanto la villa no podía beneficiarse desu explotación económica. Sin embargo, existía una zona de propiedad comunal dela cual la villa poseía los derechos de explotación: “El Carrascal de la Villa“, deno-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 67

Page 182: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

minación con la que aparece en la documentación de la época. En esa mismadocumentación se sitúa geográficamente este carrascal “arriba de las Cañadillas“,o “en el llano arriba de la Balsa“, manteniendo en la actualidad su nombre, aun-que no sus dimensiones ni carácter originarios, puesto que, en diferentes momen-tos, fueron roturadas las partes menos abruptas del mismo para destinarlas alcultivo de cereales.Entre los años 1602 y 1660 el Carrascal se vio sometido a una explotación inten-

siva con la finalidad de obtener ingresos que ayudasen a financiar las múltiplesobras públicas que tenían lugar en la villa. Para ello, el Consejo General lo arren-dó a diversos carboneros e incluso promovió, como ya hemos indicado, la conver-sión de una parte del mismo en tierras de cultivo.En 1602 se acordó arrendar el Carrascal por 12.000 sueldos (600 libras), duran-

te dos años, destinándose estos ingresos “para pagar la obra de la Casa de laVilla“, repitiéndose el arrendamiento en el año 1604. Tras estos arrendamientossucesivos los recursos madereros del carrascal quedaron, a la espera de la nece-saria regeneración natural, prácticamente agotados. Este hecho hizo que la villa,necesitada de fondos para proseguir las diversas obras, intentase sacarle prove-cho de otra forma. En el año 1626 el Consejo General solicitó permiso al prior deValdecristo para convertir parte del Carrascal en tierras de cultivo, licencia que fueconcedida el 23 de septiembre de ese mismo año por fray Juan Monter, prior:“ Considerando el provecho grande que nuestra villa de las Alcublas recibirá conel favor de Dios en muy breve tiempo en la execución de cultivar el Carrascal, mea parecido, por desear tanto el bien común de dicha villa, dar licencia al ConsejoGeneral para que se queme y cultive el dicho Carrascal (...) “.A los cuatro días de recibida la licencia, el Consejo acordó “que se divida en par-

tes y se amojonen, y se cultive por tres años mediante arrendamiento público, a unprecio de treinta cahíces de trigo por cada año“. El siguiente paso fue quemar laparte que se debía cultivar como forma de preparación de las tierras, quema de laque también se obtuvo beneficio, puesto que en otro acuerdo del Consejo se con-cedió permiso a un carbonero llamado Perucho para carbonear estas tierras,debiendo pagar a la villa con una parte del carbón obtenido.El primer año de cultivo del Carrascal la sequía impidió que se lograsen cosechas,

tal como se indica en un acuerdo del Consejo del 14 de noviembre de 1627, en el quese indica “que no se pague rento alguno del Carrascal, vista la esterilidad del tiem-po“. Es de suponer que los arrendamientos prosiguieron los otros dos años estipu-lados en 1626, pero todo parece indicar que la experiencia no se repitió con posterio-ridad, ya que en la documentación municipal no vuelven a aparecer referencias sobreel cultivo del Carrascal, que seguramente volvió a dejarse inculto.En el año 1638 sabemos que de nuevo se arrendó el Carrascal para el aprove-

chamiento de la leña a un vecino de Alcublas de origen francés, y en 1648 fuearrendado de nuevo por el Consejo General. Este arrendamiento, de dos años deduración, prorrogado más tarde hasta 1653, se hizo a favor de una cuadrilla de car-boneros vizcaínos, cuyo jefe era Pedro Yriart. En los capítulos del arrendamientose señalaba la forma en la que debían ser cortadas las carrascas con la finalidad

68 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 183: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de que pudiesen rebrotar: “en creciente y a dos cortes y no pueda dar corte y tirón,en pena de 20 sueldos por cada pie de carrasca“. Sin embargo, a pesar de estacondición, aceptada por los carboneros, el 8 de diciembre de ese año el Consejoacordó enviar a dos “veedores“ para comprobar su cumplimiento, hallándose5.665 pies de carrasca cortados de manera indebida. Ante este hecho se acordóembargar los bienes del jefe de los vizcaínos, aunque finalmente se llegó a unacuerdo entre las partes y el día 26 de dicho mes se rebajó la pena a una multa de200 libras, siempre y cuando se cortase el resto del Carrascal de la forma señala-da en los capítulos del arrendamiento.Además de la forma en la que debían ser cortadas las carrascas, parece ser que

en las condiciones del arrendamiento se estipulaba que la villa tenía derecho a unaparte de los beneficios obtenidos por la venta del carbón. Este derecho dio lugar aun nuevo conflicto entre las partes, del cual nos dan noticia dos acuerdos delConsejo General adoptados el 7 de febrero de 1649, en los que se indicaba que“atendido y considerado que el carbón que se cuece en el Carrascal le venden losvizcaynos sin dar razón a los jurados de la presente Villa, por tanto determinaronse les haga mandamiento de que en pena de 50 libras no vendan brasa de carbónsin licencia de los jurados, sino que esté a derecho“. Asimismo se acordó que“Para la buena administración del carbón del carrascal y que no haya agravio deninguna de las partes, se ponga por quenta de la villa un hombre para que esté conlos vizcaynos y cada noche dé quenta del carbón que se vendiere, y vacíe el dineroen poder de los jurados“.Con posterioridad a este arrendamiento sabemos que en el siglo XVII, a pesar de la

mengua del carrascal por la explotación intensiva, se volvió a arrendar en los años 1659y 1689 por un precio de 170 libras y 10 sueldos, y por 157 libras respectivamente.En el siglo XVIII debemos esperar a 1736 para encontrar una referencia sobre la

explotación del Carrascal. Con anterioridad a este año sabemos que durante laGuerra de Sucesión la villa se vio obligada a suministrar carbón a ambos bandos,y que en los primeros años de postguerra hizo al menos un envío de carbón paralas autoridades, hechos que muy probablemente debieron suponer un agotamien-to del carrascal, impidiendo su aprovechamiento comercial hasta dicha fecha.Después de 1736 se documentan nuevos arrendamientos en los años 1742, 1746,1753, 1767 y 1779. En todos estos arrendamientos existe un punto en común, y esque siempre se realizan en momentos en los que la villa tiene necesidad deaumentar sus ingresos. Por otro lado, a medida que pasan los años se puedenapreciar signos del deterioro de este monte, tales como la subida del precio delcarbón que, por ejemplo, en 1742 se pagaba a 1 sueldo la arroba, y en 1746 sepagaba a 2 sueldos y 6 dineros. Además, en 1767 ya no se habla de ar rendar elCarrascal para hacer carbón, sino de arrendar “el matorral del carrascal“, matizque indica claramente su agotamiento.Como conclusión debemos señalar que, a pesar de su periódico agotamiento, el

Carrascal no perdió nunca por completo su capacidad de regeneración, hecho quelo convirtió en una fuente de ingresos que, si bien no eran anuales, cada ciertotiempo revertían en beneficio de la economía municipal. Sin ninguna duda esa

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 69

Page 184: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

capacidad de regeneración fue posible gracias a un aprovechamiento “ordenado“de los recursos, ya que, como hemos visto, las autoridades sólo permitían cortarlas carrascas de forma que no resultasen dañadas y pudiesen rebrotar. Por otrolado la villa mantenía unos mecanismos de protección adicionales, como eran laprohibición de que los vecinos hiciesen leña indiscriminadamente, o la de queentrasen las caballerías y ganados. Así, por ejemplo a las caballerías les estabaprohibido el acceso “entre San Antón y San Marcos“ para que creciesen las hier-bas, ningún ganado podía pastar en el Carrascal, salvo el del arrendador de lacarne, y éste, tal y como hemos visto al hablar del arrendamiento de la carnicería,tenía limitaciones en cuanto al número de cabezas y el tipo de ganado, y teníaigualmente la obligación de no dejar pacer a los animales en las zonas comidas enlos años anteriores.

4.- EL ESPARTO

Los montes proporcionaban también otro producto ampliamente utilizado porsus múltiples aplicaciones: el esparto. Desde su simple uso como estropajo o parala confección de cuerdas e “hiletes“ con los que atar todo tipo de productos y obje-tos, hasta la más compleja confección de esteras, albardas, capazos, sarrias oalpargatas, el esparto era una de las materias primas más utilizadas para elabo-rar productos de uso cotidiano y estaba presente, de una u otra forma, en todos losrincones de las casas.La recolección y manufactura del esparto fuese una actividad económica propia-

mente dicha, ya que por lo general era una actividad destinada al autoconsumofamiliar. Normalmente las personas de más edad que ya no podían dedicarse a lastareas agrícolas y ganaderas eran las que se encargaban de hilar el esparto y con-feccionar alpargatas y otros objetos; el resto de la familia, los días en los que no sepodía acudir a los campos o realizar trabajos al aire libre, colaboraban “picando“el esparto que más tarde sería trabajado.A pesar de ese autoabastecimiento generalizado había algunos artesanos espe-

cializados en el trabajo del esparto cuya producción se centraba básicamente enaquellos productos más complicados de hacer. Las únicas referencias sobre estosartesanos especializados las hemos hallado en los registros de defunciones de loslibros parroquiales, en los cuales, por citar algunos ejemplos, aparecen un “espar-tenero “(1652), un “alpargatero“ (1661), y un “sarriero “(1695).Por otra parte, existen bastantes referencias acerca del esparto en la documen-

tación municipal de la época, referencias relativas en su mayoría a las balsas enlas que el esparto era puesto a remojo como paso previo al picado e hilado delmismo. Estas balsas eran de propiedad comunal y era la villa la que se encargabade su mantenimiento y limpieza, estando su uso abierto a todos los vecinos demanera gratuita. Anteriores a la construcción del pozo y fuente de San Agustín, ladocumentación no nos permite fijar su localización, pero sí nos permite saber queestas balsas, en el año 1636, carecían de desagüe, hecho que dificultaba la limpie-

70 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 185: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

za y buena conservación de las mismas, y que llevó a que las autoridades de la villaacordaran, en septiembre de dicho año “que se mande y haga un pregón que nadiesea osado echar esparto, y que hasta el día de San Miguel saque el que de presen-te hay, y que se limpien dichas balsas y se haga escorredores para vaciallas siem-pre que sea necesario“.Bien por el mal estado de estas balsas o bien por la necesidad de aumentar la

capacidad de las mismas, en el año 1638 el Consejo General acordó “que se hagauna balsa o dos para el esparto junto a la cruz de la ramblilla“. Los trabajos se rea-lizaron “a tanda de villa“ y ese mismo año se construyeron las nuevas balsas endicho lugar. Sin embargo, y por motivos que desconocemos, en enero de 1639Valdecristo mandó que las balsas del esparto se quitasen de donde estaban, ordenque la villa obedeció de inmediato.Dado que no se había solucionado el problema, en 1643 el Consejo General

tomó la decisión de hacer una nueva balsa para el esparto “con azaguán“, y al pocotiempo se pagó una cantidad a Pedro Belange a cuenta de la obra de dicha balsa,obra que se prolongó hasta el año 1650, en el cual “se pagó a Martín Mañes portancar la balsa del esparto y poner debaxo llave el agua del abrevador 63 libras 17sueldos“. En el año 1663 se introdujeron mejoras en esta balsa, a la que se deno-minaba también “balsa mayor“, consistentes en la construcción de una acequiaque conducía el agua desde el abrevadero hasta ella. En el Libro de Cuentas dedicho año, a continuación del pago por la obra de la acequia, hay otro pago “porlimpiar la balsa pequeña del esparto“ que nos permite conocer la existencia deotra balsa de menor tamaño que era usada al mismo tiempo, aunque desconoce-mos su localización.La localización de la balsa mayor es posible conocerla gracias a diversos acuer-

dos y documentos distantes entre sí cronológicamente: el primero de ellos es unacuerdo del Consejo General, tomado el 20 de septiembre de 1648, en el que se des-tinan 30 libras “para acabar de hazer la balsa puesta debaxo de la balsa de las muje-res“, lo cual sitúa la balsa del esparto cerca de los lavaderos públicos. Dos documen-tos del siglo XVIII, a los que ya nos hemos referido al hablar de la fabricación deaguardiente, nos permiten concretar más la localización de la balsa: el primero deellos es la solicitud del fabricante de aguardiente Esteban Rodríguez, que se habíavisto obligado a trasladar su fábrica desde la fuente de San Agustín a la de La Cava,para que la villa le diese permiso para usar y agrandar la balsa que estaba “debajode la de las mujeres“. El segundo es una carta de la villa solicitando permiso parausar como regalía propia la balsa ya citada y arrendarla a Esteban Rodríguez. En estacarta se dice “(...) que dicho Ayuntamiento posehe a la inmediación del Pueblo unabalsa que antiguamente fue para curar Esparto y ahora inútil para ello y para cual-quiera otro ministerio que pueda dar utilidad a los Efectos comunes por tener otrasbalsas más cómodas y usuales (...)“. Queda con estos documentos confirmada lafinalidad para la que fue construido “el Balsón“, cuya utilización para curar espartoestá documentada hasta el año 1701, año en el que se encargó al albañil Joan Budríala realización de “unos remiendos“, lo cual implica que se siguió utilizando duranteun indeterminado número de años del siglo XVIII.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 71

Page 186: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En este siglo la villa debió construir otras balsas nuevas, hecho que no aparecereseñado ni en los Libros de Acuerdos ni en los Libros de Cuentas delAyuntamiento, pero que queda fuera de toda duda a la vista de un acuerdo munici-pal del año 1772 en el cual las autoridades “determinaron que en las Balsas delesparto sólo se pueda poner y sacar éste los sábados, y que sea de día, baxo lapena de 5 sueldos, para cortar el abuso de que algunos se llevan lo que no essuyo“. Este acuerdo nos permite conocer que las balsas seguían siendo de propie-dad municipal, pero al mismo tiempo nos introduce en un problema, el del robo deesparto de las balsas, que fue determinante, junto con el crecimiento demográfi-co y el consiguiente aumento de la artesanía del esparto, para la aparición decubos o balsas privadas. La única referencia documental sobre la existencia debalsas privadas la hemos hallado en los registros de defunciones de los librosparroquiales correspondientes al año 1794, en los que se señala que el día 12 dejunio cinco hombres perecieron ahogados o “sofocados en un cubo o lagar conagua hedionda de esparto“, cubo que es posible localizar aproximadamente por-que a partir de este suceso la calle en la que estaba instalado fue conocida popu-larmente, y aún hoy en día lo es, como Calle de los Ahogados.

72 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

BALSA DEL ESPARTO O “BALSÓN”: acceso y escalera de la balsa.

Page 187: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

5.- MATERIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN

Como ya hemos indicado al principio de este capítulo dedicado a los recursoscomplementarios existía un grupo de actividades, relacionadas con la construc-ción, que se basaban en el aprovechamiento de materias primas obtenidas en losmontes del término de la villa, tales como la arcilla, la cal y el yeso, o la piedra.Sobre algunas de estas actividades apenas tenemos referencias documentales,sobre todo a causa de que suponían una explotación de los recursos a pequeñaescala, que se destinaba a cubrir las necesidades de la villa.

5.1- El yeso y la cal

Las referencias documentales sobre la obtención de yeso en Alcublas son prác-ticamente inexistentes, a pesar del importante uso de este material en la cons-trucción. Sabemos que existía un yacimiento de yeso en la denominada “Fuente delPuerco“, cuya explotación por parte de la villa se inició en el año 1627, tal comonos indica un acuerdo del Consejo General adoptado el 21 de junio de dicho año:“que la presente villa tome la pedrera del yesso de la fuente del puerco, términode la presente villa, pagando al dueño de la heredad el daño que en ella se le hizie-re de la bolsa del común“. También en la partida de los Arenales existe un peque-ño manantial conocido como La Mina, en el que había un yacimiento de yeso. Otroyacimiento de yeso estaba junto a la fuente de Las Dueñas, aunque no está docu-mentada su explotación en esta época.Para obtener el yeso a partir del mineral, éste debía ser hidratado y luego des-

hidratado parcialmente por la acción del fuego y molido, tareas para las que debí-an usarse las mismas instalaciones que para obtener la cal, material mucho másutilizado en la construcción por ser básico para la elaboración del mortero.Para la obtención de la cal se requería piedra calcárea, abundante en el térmi-

no de Alcublas, leña de matorral o de arbolado, y un horno de piedra. El procesoconsistía en rellenar el horno con piedras calcáreas, dejando en la parte inferiorun hueco u olla en la que introducir la leña para la cocción. La parte superior delhorno y el portillo lateral por el que se introducían las piedras eran recubiertos, aligual que lo estaban las paredes interiores del horno, por una capa de piedras yarcilla, a fin de favorecer el efecto de cocción, quedando sin cubrir por la arcilla laboca para alimentar el fuego y una corona externa en la parte superior para faci-litar la salida del humo, corona que se cubría casi totalmente a los dos o tres díasde iniciada la cocción. En total el proceso duraba unos cinco días, y requería deltrabajo de varios hombres para recoger, transportar y preparar las piedras y tam-bién la leña. Una vez concluida la cocción las piedras ya estaban preparadas paraser molidas y mezcladas con la arena a fin de obtener el mortero. En la actualidadse conservan los restos de varios de estos hornos de cal en los alrededores de lavilla, uno cerca de la balsa de la Pedrosa, otro en el Colladillo, y tres más en lasproximidades de la Balsa Silvestre, de estos últimos dos en muy buen estado deconservación.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 73

Page 188: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La obtención de cal en los hornos no era una actividad continua, sino que sólotenía lugar cuando los vecinos o la villa la necesitaban para obrar. En estos casosse recurría al sistema de “a tanda de villa“ para obtener la mano de obra necesa-ria durante todo el proceso, siendo habitual que, o bien la villa se quedase la mitadde la cal obtenida y vendiese la otra mitad a los vecinos que la necesitasen, pagán-dose con los ingresos de esa venta los jornales empleados en la calera, o bien quese repartiese el gasto de los jornales entre los vecinos. En este sentido resulta muyinteresante un acuerdo del Ayuntamiento tomado el 15 de marzo de 1754, año enel que, necesitándose cal para las obras que estaban realizándose en la iglesia ypara obras particulares de los vecinos, el regidor primero propuso “que se a desacar la cal de la calera y que pidiendo los vecinos como piden y no teniendo dine-ro para la obra de la Iglesia, como para pagar muchos jornales de ella, que todoslos vecinos el Domingo primero viniente traigan la mitad de la calera a la últimaBalsa del Esparto y la harena que sea necesaria, y la otra mitad que se venda a los

74 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Calera de La Pedrosa

Page 189: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

vecinos, y que lo que se sacare sirva para pagar los jornales que se aian emplea-do en dicha calera, y lo demás para la obra de la iglesia“.Por otro lado es muy probable que algunos vecinos, previa licencia de las auto-

ridades, hiciesen caleras para obtener cal y después venderla, aunque no tenemosconstancia documental de esta práctica.

5.2- La fábrica de ladrillos y tejas

Otra actividad relacionada con la construcción era la fabricación de ladrillos ytejas, actividad que utilizaba como materia prima la arcilla y como combustibleleña o carbón, productos que se obtenían en los montes del término de Alcublas.Además de la abundancia de arcilla y leña en sus cercanías, una fábrica de ladri-llos y tejas requería de la existencia de un pozo o fuente que suministrase el aguanecesaria para preparar la pasta de arcilla que, luego de pasar por los moldes yser secada, sería cocida en el horno con su forma de teja o ladrillo. Todos estosrequisitos estaban presentes en el lugar en el que se ubicó la fábrica de la villa deAlcublas, junto a La Balsilla y el camino de Altura, lugar que tomó el nombre de lafábrica y aún hoy en día es conocido como La Tejería.A pesar de encontrarse en ruinas y semienterrados, todavía es posible apreciar

en la actualidad los restos de la estructura de un horno de considerables dimen-siones, de un edificio que debía ser utilizado como almacén, taller o vivienda de lostejeros, de varias galerías que comunican con el pozo de agua, y de una explanadao era que también debía formar parte de las instalaciones de la fábrica. Es preci-samente gracias a estos restos, y en concreto gracias al arco del horno, comopodemos establecer que la primera tejería se debió construir en el siglo XVI.Al igual que en la obtención de cal, la actividad de esta fábrica era intermitente,

dependiendo de las necesidades de abastecimiento de ladrillo y teja que tuviese lavilla y de la existencia de tejeros interesados en utilizar dicha fábrica.Precisamente uno de esos periodos de inactividad debió ser la causa de la falta dereferencias documentales sobre la Tejería entre los años 1600 y 1620. Es en esteúltimo año, en concreto el día 21 de abril, cuando encontramos un acuerdo delConsejo General que parece reafirmar la idea de un largo abandono de las insta-laciones, puesto que en él se acuerda arreglar el horno y contratar a unos albañi-les para que construyesen de nuevo la casa de la fábrica, debido sin duda a que laanterior no debía ser aprovechable por su estado de ruina:“ (...) se determinó que los Señores Jurados concierten el hazer la casa de latejería y adobar el horno de dicha tejería “.Otro acuerdo del Consejo nos permite conocer que las obras no estaban con-

cluidas en el año 1624. El 2 de junio de este año las autoridades acordaron:“ (...) Atendiendo y considerando que para acabar el horno de la tejería sonmenester cinco o seis mil ladrillos, y que es menester y se ofrece mucho gastopara traerlos de fuera por no avellos ni hallarlos en dicha Villa, han determina-do que se acabe de piedra todo y que se cuezan ladrillos y que en aviéndolos sevuelva a derribar y se acabe en ladrillo conforme está lo de abajo “.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 75

Page 190: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Sin embargo, y aunque posiblemente se acabó y utilizó el horno, no se cumpliólo relativo a acabarlo en ladrillo, puesto que en 1635, ante la oferta de unos teje-ros para cocer en Alcublas, el Consejo General acordó lo siguiente:“(...) que los tejeros que pretenden hazer teja de presente han de adobar por sucuenta el horno con adobes sin dar nada a la Villa, o sino que paguen el dere-cho acostumbrado a la Villa “.En lo relativo a las condiciones y la forma en la que tenía lugar la explotación de

la tejería, la propiedad de esta era de la villa, y eran sus dirigentes los encargadosde buscar tejeros cuando hacían falta tejas y ladrillos en la villa, o de concertar suarrendamiento cuando se les solicitaba. Las autoridades eran quienes fijaban lascondiciones en las que se debía realizar el arrendamiento de las instalaciones,arrendamiento que se pagaba en dinero o en especies, siendo éste último el siste-ma más habitual. Un ejemplo de las condiciones de arrendamiento lo tenemos enun acuerdo del año 1748, en el que el Regidor Primero propuso “que vea el pre-sente Ayuntamiento a quién se a de dar la texería, y oida la propuesta se determi-nó dar la texería a Florencio Martínez con la obligación que haya de dar el millarde texa a cinco libras y el millar de ladrillos rajolas a quatro libras, y se obliga adar a la Villa por cada ornada doscientas cinquenta texas y ciento cinquenta ladri-llos quadrados, y dicho Florencio aceptó la dicha texería“.Por otro lado, y tal como podemos ver en el acuerdo anterior, era la villa la que

fijaba el precio de los productos, e incluso proporcionaba un molde de hierro paralos ladrillos, molde que los arrendatarios debían devolver a la villa, junto con lallave de la tejería, al expirar el plazo señalado en el contrato de arrendamiento.Además, a estas condiciones era normal que la villa añadiese una cláusula por lacual tenía preferencia frente a terceros a la hora de adquirir los productos, cláusu-la que debía ser siempre parecida a la que conocemos por un acuerdo del año1759, en el que además de fijar un pago a la villa de 22 reales y medio por cadahornada, se indica “que la villa sea preferida para tomar la texa que necesite antesque el forastero, la que se dará al mismo precio que la dio el año passado su ante-cessor texero“.Este acuerdo nos da pie para hablar del cambio que se produjo en las caracte-

rísticas generales de explotación de la tejería durante el siglo XVIII. Desde media-dos de este siglo son mucho más abundantes las referencias documentales sobreel uso de la tejería, coincidiendo con un largo periodo de crecimiento demográficoy económico de la villa, crecimiento que implicaba una mayor demanda de mate-riales para la construcción y que explicaría por sí mismo esta abundancia de refe-rencias. Sin embargo, a esta explicación habría que añadir que una parte impor-tante de la producción de la tejería, orientada en principio al abastecimiento de lavilla y sus vecinos, pasó a destinarse durante este periodo a la venta a gentes deotros lugares, hecho que debió aumentar las expectativas de negocio de los teje-ros y su interés por trabajar en Alcublas, y que implicó la casi continua utilizaciónde la fábrica en la segunda mitad del siglo XVIII.Pero el aumento de la demanda no sólo provocó un crecimiento de la produc-

ción y de las instalaciones de la tejería - sabemos que algo antes de 1781 se cons-

76 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 191: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

truyó un segundo horno de menor tamaño -, sino también una diversificación delos productos que se fabricaban. Así, en las referencias anteriores a 1772 se hablasólo de ladrillo y teja, pero en el contrato de arrendamiento de este año se hablade cinco productos diferentes:“(...) debe poner el precio para los vecinos a seis libras las mil texas, tres librasquatro sueldos el millar de ladrillos, los de palmo en quadro a ocho libras, lostableros a seis dineros cada uno, y los aguilones a sueldo “.Hacia finales de siglo, debido a la intensa explotación, los yacimientos de arcilla

que abastecían la fábrica se agotaron, y la actividad de ésta debió paralizarse total-mente. Al menos esto es lo que podría deducirse de un escrito del año 1790 dirigi-do al Ayuntamiento por Andrés y Pedro Santolaria, albañiles de la villa. En él sesolicitaba permiso para crear una nueva tejería, alegando por un lado la fuertedemanda de ladrillos y tejas que existía en la villa, y por otro el perjuicio que supo-nía tener que ir a Liria para proveerse de estos productos. La solución que estosalbañiles propusieron fue “que en la Balsa llamada de Silvestre se haga nuevatexería“, exponiendo a continuación los motivos que impedían el funcionamientode la vieja fábrica: “porque la que en el día tiene la Villa careze de los materialesde la fábrica de la obra, pues no se encuentra en aquel Distrito tierra correspon-diente para esto“.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 77

TEJERÍA: restos del hornomayor hace unos años.

Page 192: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Con posterioridad a esta solicitud no hemos encontrado ninguna referencia enla documentación del siglo XVIII que nos aclare si se llegó a construir la nuevafábrica, pero sí sabemos que la vieja siguió funcionando, en una actividad que seprolongaría hasta mediados del siglo XX, y que en la Silvestre se explotó el yaci-miento de arcilla, como se puede apreciar a simple vista en el monte cercano.Para acabar con el estudio de esta actividad económica, debemos indicar que lo

más normal era que los tejeros fueran obreros especializados que ofrecían susservicios de forma itinerante a diferentes villas, o que eran llamados por estas acausa de la demanda de ladrillos y tejas. Así, sabemos que en Alcublas hubo teje-ros procedentes de Ribarroja ( 1700 ), La Pobla del Duc ( 1757 ), Navajas ( 1771 ),o Moncada ( 1772 ). En lo tocante a los vecinos de Alcublas, no aparece en las refe-rencias de arrendamientos ninguna mención a los mismos, y tampoco apareceninguna persona en los registros de defunciones de la parroquia a la que se leasigne el oficio de tejero. Esto no significa que no los hubiese, puesto que la tradi-ción de este oficio perduró hasta el presente siglo, más bien se explicaría por unadedicación sólo parcial al mismo, tal y como se deduce de la solicitud de Andrés yPedro Santolaria, solicitud en la que se les denomina como “albañiles“ y no como“ texeros “.

5.3- La piedra

A pesar del uso abundante de los ladrillos, el material de construcción por exce-lencia era la piedra, utilizada generalmente sin tallar en la construcción de todotipo de edificaciones - casas, pajares, corrales, etc. -, y para la construcción de losmuros con los que abancalar los campos de cultivo. Para estas obras no se reque-ría un tipo especial de piedra, por lo cual se utilizaba la que se encontraba más amano. Sin embargo, junto a esta piedra corriente podemos observar el uso en lavilla de piedra de mármol negro procedente de una cantera situada en el cerroconocido popularmente como La Pedrera, aunque su uso aparece limitado a cier-tos elementos arquitectónicos - arcos, jambas y umbrales de puertas y ventanas,escaleras -, a la pavimentación de edificios importantes - es el caso de la Casa dela Villa y de la iglesia parroquial -, y a construcciones públicas de cierta relevanciasocial, como lo fueron en su día la fuente y abrevadero de San Agustín, los lavade-ros de La Cava o El Balsón.

De la existencia de esta cantera de mármol y de su explotación nos da noticiaCavanilles en sus “Observaciones...”, cuando al hablar de los alrededores deAlcublas dice:“Vense con freqüencia fragmentos marmóreos, y las peñas que se descubren sonde mármol negro; distínguese entre ellos el conocido con el nombre de Alcublas,que es negro tirando al pardo, sin manchas ni venitas blancas, como son regular-mente los de aquellos montes hasta Segorbe. Hállase la cantera en un monteci-to al norte de Alcublas en bancos casi horizontales; dista como un quarto de leguade la población (...). En casi todos los edificios del pueblo se ven sillares ó cantosde mármol negro, porque esta es la piedra de los alrededores “.

78 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 193: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Tal y como dice Cavanilles, este mármol carecía de manchas e impurezas, y ade-más era de fácil extracción, características que lo hicieron bastante apreciado enla época, de ahí que diversas referencias bibliográficas nos hablen de su uso enalgunas iglesias de fuera de la localidad, como por ejemplo en la de Andilla, en lacual Cavanilles indica que hay diversos adornos de mármol negro de Alcublas, o enla de San Martín en Valencia, en el pavimento del Salón del Consulado de la Lonjade Valencia, y en el claustro menor y las gradas y pavimento del presbiterio de laiglesia de la Cartuja de Valdecristo. También está documentado su uso en la tari-ma del altar mayor de la Cartuja de Portaceli, en el pavimento y gradas de laBasílica de la Virgen de los Desamparados en Valencia, en el Monasterio de SanMiguel de los Reyes de Valencia (en las torres de la fachada, los altares, la esca-lera de acceso a la cripta y las tumbas de los Duques de Calabria de dicha cripta),y en elementos del Palacio Arzobispal de Villar del Arzobispo.De todos modos, llama un poco la atención no haber encontrado en los Libros

de Cuentas y de Acuerdos de la villa de Alcublas ninguna nota relativa a una explo-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 79

CANTERA DE MÁRMOL: vista de uno de los bancales de La Pedrera, donde se aprecia laextracción en horizontal del mármol.

Page 194: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tación comercial de esta cantera, algo que se explica por el hecho de que en loscapítulos de la donación de la villa de Alcublas a la Cartuja de Valdecristo se indi-ca que era la Cartuja la que poseía los derechos de explotación de cualquier yaci-miento o mina de minerales que existiese en el término de la villa, y por lo tanto,aunque la villa y sus vecinos podían aprovechar la cantera para sus obras particu-lares, el comercio con el mármol era privilegio de Valdecristo: la explotación teníalugar de manera discontinua para obras concretas, y lo normal era que, tal y comoaparece documentado en el caso de San Miguel de los Reyes, el destinatario delmármol se ocupara de todo el proceso, desde la extracción y primera preparaciónde los bloques en la misma cantera, hasta el transporte de los mismos, limitándo-se Valdecristo a controlar la cantidad de piedra extraída.

80 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 195: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CAPÍTULO IVLA RELIGIÓN EN LA

SOCIEDAD ALCUBLANA

Page 196: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 197: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

IV - LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDADALCUBLANA

A/ EL CLERO DE ALCUBLAS

Como hemos señalado ya en otros apartados de este trabajo, el siglo XVII supu-so el definitivo despertar de la villa de las Alcublas en todos los aspectos: demo-gráfico, económico, organizativo y, como no, también religioso.La llamada “Contrarreforma” católica, iniciada en el siglo XVI con el Concilio de

Trento supuso realmente una reforma en la organización de la Iglesia y del cultoque, en el caso de la diócesis de Segorbe a la que pertenecía Alcublas, se hizopatente a finales de dicha centuria y sobre todo a partir del Sínodo Diocesano cele-brado en la ciudad de Segorbe en 1611.Además de las reformas en el culto en el siglo XVII se generalizaron nuevas for-

mas de religiosidad que implicaron la aparición de manifestaciones religiosas que,aunque ya existían con anterioridad, es en estos momentos cuando adquierenfuerza impregnando por completo a la sociedad, la cual destinó una parte impor-tante de sus excedentes económicos para sufragarlas. En este contexto, en el quese unen las necesidades religiosas y el crecimiento demográfico y económico, esdonde encontramos las causas del aumento progresivo del número de religiososde la parroquia de Alcublas a lo largo del siglo XVII.

1.- LA EVOLUCIÓN DEL CLERO DE ALCUBLAS: LA VICARÍA,LOS BENEFICIOS Y LAS CAPELLANÍAS

1.1- La Vicaría perpetua

Los dos elementos básicos de toda parroquia son los feligreses y el rector ovicario, encargado de la “cura de almas”, es decir, del cuidado espiritual de los fie-les a través de la administración de los sacramentos. Por este motivo, es lógicoque la institución más antigua de la parroquia de Alcublas fuese la vicaría.Por la visita pastoral de 1610 sabemos que la vicaría la poseía desde 1598

mosén Martín Porter, con auto de posesión recibido por Joan Baptista Castillo,notario, a diecinueve de abril de dicho año. Esta vicaría estaba instituida a perpe-tuidad, es decir, su titular lo era de por vida.Las obligaciones del vicario eran administrar los sacramentos y decir misa para

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 3

Page 198: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

el pueblo todos los domingos y fiestas y “acudir a los demás oficios parroquialesen la presente Villa y término de aquella”. En 1613, a raíz de los acuerdos adop-tados en el sínodo celebrado en Segorbe dos años antes, se liberó al vicario de laobligación de decir misa los días de fiesta, ya que las rentas de la vicaría, aproxi-madamente 150 libras, no eran suficientes para pagar más de 52 misas.Las rentas de la vicaría procedían, según se decía en la visita del año 1600, de

“nueve cahízes de trigo, los quales los da el cabildo de la Seo de Segorbe, los qua-les daba antes el arcipreste de la Iglesia de dicha ciudad de Segorbe los quatro, ylos cinco los da el Pueblo”, y de la participación en los ingresos del beneficio deSantiago Apóstol y de la capellanía del Santísimo Sacramento. En poco más decuarenta años estas rentas se duplicaron, y en la visita de 1659 se indica que, ade-más de los nueve cahíces de trigo, la vicaría tenía unas rentas de 314 libras proce-dentes del derecho de “quarta porción de beneficiado”, y de la celebración demisas y “pie de altar”. Sin duda alguna es el derecho de la cuarta décima de losingresos de cada beneficio el que contribuyó a ese incremento de las rentas, quefue parejo a la creación de nuevos beneficios y capellanías, fundaciones instituidaspor personas, familias o asociaciones con fines piadosos, a las que dotaban condinero o bienes cuyos intereses se debían invertir en el bien espiritual de los fun-dadores y sus descendientes.

1.2- El Beneficio de Santiago Apóstol

Este beneficio fue instituido a perpetuidad y fundado en el Altar Mayor de la igle-sia parroquial por mosén Jaime Muñoz, racionero de la villa de Alpuente, en el año1573, con auto recibido por Miguel Salón, notario de Xèrica, el nueve de marzo dedicho año. Como características de este beneficio, además de estar instituido a

4 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 199: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

perpetuidad, era de residencia personal y de patronato de parentela, es decir, elbeneficiado debía residir en la villa y el patronato del beneficio sólo lo podían ocu-par los parientes y descendientes del fundador, quienes elegían a la persona quedebía ocuparlo.Los ingresos o rentas sobre los que se sustentaba este beneficio procedían de

los intereses anuales de diferentes censales (préstamos) cargados a su favor.Antes de 1620 esos intereses ascendían a 38 L 9 S 10 dineros, aunque por las baja-das de los tipos de interés que tuvieron lugar ese año y en 1622 quedaron reduci-dos a 32 L 10 S 8 dineros, y luego a 25 L 13 S y 8 dineros.En la visita pastoral de 1626 se nos presenta una relación de los censales per-

tenecientes a este beneficio, señalándose el cargador, la fecha de cargamiento ylos intereses que producía cada censal:

1622. Censales pertenecientes al Beneficio de Santiago Apóstol.Censal Cargador Renta Notario/Fecha100 L Joana Enguita 5 L Joan Muñoz / 11-X-161015 L Joan Mañes 15 S Joan Muñoz / 25-VI-161150 L Bartholomé Cervera 2 L10 S Joan Paricio / 29-IX-1551

y otros del Villar50 L Joan Muñoz menor 2 L 10 S Joan Muñoz mayor / 31-I-1622

y su mujer10 L Joan Esteban, del Villar 10 S Joan Villalva / 9-IX-15708 L Joan Esteban, del Villar 8 S Joan Villalva / 9-IX-1570130 L Martia Ximenez y otros 6 L 10 S Joan Muñoz / 29-XI-1612

de las Alcublas100 L Joan de Manzanera y 5 L Pedro Duarte / 6-XI-1564

otros de allí50 L Francisco Xea y otros 2 L 10 S Pedro Vidaure / 6-XI-1554

de las Barracas

Por su parte el beneficiado tenía, hasta 1622, la obligación de celebrar cientocuatro misas anuales a razón de dos por semana, y mandar celebrar cada año unadobla de San Jaime y un aniversario por el fundador del beneficio. Tras la reduc-ción de los censales, y en aplicación de los acuerdos del sínodo de 1611, según loscuales por cada libra de dotación del beneficio debían decirse cinco misas y que-dar francos para el beneficiado cinco sueldos, se estableció en 84 el número demisas a celebrar anualmente, a razón de 4 S por misa.En lo relativo a los gastos del beneficio, además de la dobla y el aniversario

anuales que suponían 1 L 10 S 10 dineros, el beneficiado tenía la obligación depagar cada año 5 L 2 S 10 dineros por la cuarta décima y escusado, y otras 2 L 14S 3 dineros por el derecho de capsueldo de colecta, por lo cual, tras la segundareducción de los censales ( 1622 ), y descontando los gastos indicados, quedaban16 L 17 S 3 dineros para celebrar ochenta y cuatro misas anuales.Para concluir presentamos un cuadro en el que se indican los clérigos que ocu-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 5

Page 200: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

paron este beneficio, los años de ocupación, el notario que registró el auto deposesión, así como la fecha de registro:

1589-1671. Beneficiados del Beneficio de Santiago Apóstol.AÑOS BENEFICIADO NOTARIO FECHA1589-1633 Jaime Muñoz Joan Bta. Castillo 23-X-15891635-1643 Diego Muñoz Pedro Sanz 16351644-1646 ( ? ) Joseph B. Enguita Joan Muñoz 23-X-16441646 ( ? )-1650 Damián Sánchez ---- ----1650-1659 Francisco Mañes Pedro Sanz 21-VIII-16501660-1671 Joseph Navarrete Tribunal eclesiástico 12-I-1660

1.3- La Capellanía del Santísimo Sacramento

Llamada también “de los Cofrades”, tenía su origen en el siglo XVI y recibía sunombre de la Cofradía del Santísimo Sacramento, que fue la que la fundó con lafinalidad de aumentar el culto al Santísimo Sacramento y dotarlo del mayor real-ce posible, siendo la obligación del capellán decir tantas misas como permitiesenlas rentas de la capellanía. En 1610 debía celebrar 260 misas anuales; con lassucesivas reducciones de los censales, el número de misas se redujo sucesiva-mente a 208 y a 156 en 1622. Los ingresos de la capellanía en el año 1653 proce-dían de 34 censales que generaban unos intereses de 36 L 17 S y 9 dineros.Por motivos internos que desconocemos esta capellanía estuvo vacante entre

septiembre de 1620 y noviembre de 1624, año en el que “los dichos confrares lahizieron colativa, por esta vez tan solamente”. Más tarde quedó vacante de nuevoen el año 1650, hecho que provocó que el 1 de diciembre de 1656 el obispo deSegorbe, don Francisco Gabaldán, extinguiera y anulara la capellanía.

1.4- El Beneficio de la Invención de la Santa Cruz

Este beneficio es el primero de los siete que durante el siglo XVII se crearon enAlcublas. La primera referencia que sobre el mismo encontramos en la documen-tación parroquial aparece en la visita pastoral del año 1632, y en ella se explicansu origen, características y evolución hasta el año de la visita:“Este beneficio dejaron para fundarlo Domingo Civera y Ana Sánchez, cónyugesy vecinos de la villa de las Alcublas, en su último testamento, recibido y testifi-cado por Martín Domingo, notario, a 24 de abril de 1605, y publicado después dela muerte de dichos cónyuges por Joan Muñoz menor, notario, a 19 de julio de1624. Los albaceas testamentarios, Domingo Civera de Domingo y Miguel Civerade Jaime, labradores de la villa de las Alcublas, fundaron este beneficio conauto de fundación recibido y testificado por mosén Jaime Martínez, notario ysecretario de su Señoría Reverendísima, a 27 de junio de 1626. Dotáronle de1387 libras y quince sueldos en propiedad de veinte censales contenidos, espe-cificados y calendariados en la dicha fundación, las pensiones de los cuales

6 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 201: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

cada un año suman 69 L 7 S 9, y mas dotaron al beneficio en dos pedazos de tie-rra de valor de 85 L, que harán de rento en cada un año por lo menos, a razónde censal, 85 S, y así será toda la propiedad del beneficio de 1472 L 15 S y surenta 73 L 12 S 9.Item dotaron la presente iglesia parroquial en 250 L, las cuales pagaron al retory beneficiados de aquella para que admitieran este beneficio a las distribucio-nes y demás percassos que gozan los demás beneficiados, como de facto leadmitieron, y el beneficiado, a más de dicha dotación, tiene obligación de pagaren cada un año 50 S 6 de la sobredicha renta de su beneficio al retor y benefi-ciados para celebración de dos doblas y un aniversario por las almas de los fun-dadores, que las pagan los caudetes por las viñas de las Hoyas Civeras, y últi-mamente dotaron la ermita de Santa Cruz, en la cual está fundado el presentebeneficio, de 20 libras en propiedad de un censal cargado sobre las haciendasde Cosme Civera, herrero, e Isabel Arnau, cónyuges vecinos de dicha villa, afavor de dicha ermita, para que con la renta anual de 20 sueldos de dicho cen-sal, tenga ornamentos necesarios para celebrar las misas en dicha ermita.El derecho de patronato, por deseo de los fundadores, recayó en el Retor yJurados de la presente Villa y en los sobredichos Domingo Civera y MiguelCivera, y sucesivamente a dos de sus hijos descendientes por línea masculina ydel nombre de Civera, y en segundo lugar de la línea femenina, y siempre eldeudo más cercano.De cargo tenía el beneficiado la obligación de quatro misas cada semana, cele-bradoras en la ermita de Santa Cruz los lunes, miércoles, viernes y sábado, queson en cada un año 208 misas. El primer beneficiado que se nombró fue mosénJusepe Mallet, pero murió a los pocos días y le sustituyó, por no haber parien-te de la línea masculina, Joan Palacio, acólito, como deudo más cercano de lalínea femenina, el cual también vivió poco tiempo. Después presentaron lospatrones a Salvador Civera, clérigo tonsurado, como pariente más cercano dela línea masculina y de nombre Civera, que tomó posesión a 17 de enero de 1629con auto recibido por Miguel Lario, notario de Segorbe.Habiendo hecho la consignación de los sobredichos censales los dichos albace-as y administradores en la dicha fundaxión en el año 1626, no cayó la renta deaquellos hasta el año 1627, y así en dicho año empieza la obligación del benefi-ciado de celebrar las misas de dicho beneficio con dicha renta.”Entre los gastos de los que se habla en esta visita hay que señalar “200 misaspor treinta libras que gastó el beneficiado en hacer un cáliz, alba, casulla ydemás aderezos para hacer misa en la ermita.”

1.5- La Capellanía de la Sacristía

En 1631, debido a las necesidades internas de la iglesia parroquial, se creó laCapellanía de la Sacristía bajo el patronato compartido del rector de la parroquiay de los jurados de la villa. La causa de ese patronato compartido estribaba en quelas obligaciones del capellán suponían un beneficio común para ambos, puesto

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 7

Page 202: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

que se ocupaba de:• cuidar el reloj, tarea por la que recibía un salario de seis libras anuales paga-doras por la villa.• confesar y decir la misa del alba los días de fiesta, por lo cual la villa le paga-ba un salario de diez libras.• cuidar y regir la sacristía, por lo que recibía diez libras de la Fábrica parro-quial.El primer capellán fue Bartholomé Vicente, que tomó posesión de la capellanía

con auto pasado ante el notario Joan Pérez en 1631. En el auto de fundación deesta capellanía se especificaba que no podía ser capellán de la misma nadie queposeyera otro beneficio en la iglesia de Alcublas con derecho a distribuciones.Precisamente en virtud de esta cláusula quedó vacante la capellanía en el año1656, ya que mosén Francisco Mañes, capellán desde 1652, poseía al mismo tiem-po el Beneficio de Santiago Apóstol.

1.6- Beneficio del Nombre de Jesús, Nuestra Señora y San José

En 1639 se creó el que sería el tercer beneficio de la iglesia de Alcublas, bajo lainvocación del Nombre de Jesús, Nuestra Señora y San José. Fue erigido y funda-do por Isabel Lázaro, viuda de Martín Enguita, con auto recibido por el notarioGerónimo Ruiz de Rípodas el 5 de febrero de ese año. La fundadora del beneficioquiso que fueran patrones del mismo el Rector de la parroquia y Martín Enguitamientras viviere, quedando por patrón perpetuamente el Rector.El beneficio era de residencia personal y de parentela, así de parte de padre

como de parte de madre, y era su patrón el que debía elegir al beneficiado, tenien-do en cuenta “que sea el más idóneo, de más ciencia y bondad, y más deudo”.La dotación del beneficio ascendía a 25 L de renta procedentes de ocho censa-

les, cargados todos ellos ante el notario Joan Muñoz entre el 1 y el 4 de febrero de1639. Esta renta, según el auto de fundación, debía dividirse en dos partes, desti-nando la mitad a la celebración de misas y quedando la otra mitad “para los car-gos del beneficio y ayuda de sustento del beneficiado”.Por otro lado, si el pariente presentado para beneficiado por el patrón no tuviere

heredad, hasta que la tuviera y fuese presbítero el rector debía ser el encargado decelebrar o hacer celebrar las misas, cobrando para ello las rentas del beneficio.En total los gastos o cargos del beneficio eran:• por la mitad del capsueldo de colecta 1 L 10• de la cuarta décima y su sustento 12 L 10 S.• por la celebración de ochenta y tres misas, 16 L 12 S.Como los gastos superaban en 4 L 2 S 10 a los ingresos, el obispo estableció en

el año 1653 que se rebajase el número de misas a celebrar a cincuenta y ocho.El 24 de septiembre de 1659 el obispo de Segorbe, don Francisco Gabaldán, esta-

bleció que se dejaran de celebrar las misas de este beneficio y que las rentas corres-pondientes, 12 libras y 10 sueldos anuales, se depositaran en el Archivo de la Iglesiahasta recoger la cantidad suficiente para pagar el derecho de amortización de dicho

8 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 203: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

beneficio, pago que se hizo efectivo en el año 1667 por un total de 65 L 8 S 4.Entre 1639 y 1645 poseyó este beneficio mosén Tomás Muñoz. En 1646 el bene-

ficiado era mosén Diego Lázaro, quien debió dejarlo a los pocos años, ya que sabe-mos que en 1651 renunció al beneficio mosén Pedro Ysert por pasar a ser vicariode Altura, sustituyéndole en 1652 y hasta 1658 mosén Joan Pérez. Entre 1658 y1675 lo poseyó mosén Joseph Civera, siendo imposible continuar la lista de bene-ficiados por falta de documentación.

1.7- Beneficio de la Santísima Trinidad y de la Pasión y Muerte deCristo Nuestro Señor

En la visita pastoral de 1653 se nos da noticia de la creación y características deeste beneficio:“El cuarto beneficio que hay en la presente Iglesia, instituido y fundado en elaltar mayor so título e invocación de la Santísima Trinidad y de la Pasión yMuerte de Cristo Nuestro Señor, fue fundado por Isabel Valera Civera, doncella,según su último testamento recibido por Ambrosio Muñoz, notario, a trece dejulio de 1643 y auto de institución recibido por Gerónimo Ruiz de Rípodas, nota-rio, en febrero del año 1645. Quiso que fuese dotada la iglesia como con todoefecto se dotó según auto por dicho Ambrosio Muñoz, para que el beneficiadosea admitido a distribuciones. Dejó por patrón de dicho beneficio en primerlugar a Antón Sanz mientras viviere, y después de la muerte de aquel al hijomayor de Joseph Sanz y sucesivamente a sus sucesores natu maiores en pri-mer grado, y faltando sucesores de estos quiere sean los sucesores de su primoAntón Sanz guardando el mismo orden, y si faltare de todos estos pase de dichopatrón a los sucesores de dicha instituidora de parte de madre natu maiores ypropinquos y, últimamente, en defecto de todos el retor que entonces fuere, sincontradicción alguna.Quiso que el beneficiado fuere el más pariente de dicha instituidora del linaje delos Civera, que son los descendientes de Isabel Civera, hermana del padre dedicha instituidora. Quiso que el beneficiado sea obligado a hacer residencia per-sonal en el dicho beneficio nisi studiorum causa, sin que valga para ello autori-dad ni dispensación alguna de superior etiam del pontífice, declarando que estaes la voluntad de la instituidora y que si fuera dispensable dicha residencia nofundara dicho beneficio, por lo que si el beneficiado intentare traer dispensa-ción, en tal caso ipso jure vaque y le pueda presentar el patrón que entoncesfuere de dicho beneficio a otro para que de esta suerte la Iglesia tenga siempreabundancia de ministros y el culto divino vaya con aumento. Quiso últimamen-te que el beneficiado tenga obligación de celebrar perpetuamente dos misasrezadas cada semana, que son al año ciento cuatro misas por el alma de la ins-tituidora, padres y difuntos.”El coste de estas ciento cuatro misas ascendía a 20 L 16 S, a las que se debían

sumar otras 2 L 5 S 8 por el “capsueldo de collecta” y 2 L 4 S 4 por la cuarta déci-ma y escusado, siendo el total de gastos del beneficio de veinticinco libras y seis

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 9

Page 204: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

sueldos. Estos gastos debían sufragarse con los intereses procedentes de varioscensales cargados a favor de la instituidora:

CENSAL CARGADOR RENTA NOTARIO/FECHA37 L Joan Alcayde 37 S Joan Muñoz / 28-XII-164550 L Francisco Enguita 50 S Joan Bta. Castillo / 14-V-157558 L Domingo LLobet 58 S Joan Muñoz / 164685 L Gerónimo Xixón y 85 S Joan Muñoz / 17-XI-1639

Margarita Capilla20 L Joseph Sanz 20 S Joan Pérez / 162970 L Joan Palacio de Teresa 70 S Joan Muñoz / 3-XII-162948 L Miguel Mañes de Pedro 48 S Ambrosio Muñoz / 18-I-1640180 L Pedro Sanz y Quiteria de Mora 180 S Pedro Sanz / 19-X-164333 L 6 S Antón Sanz y Vte. Ribas 33 S 4 Joan Muñoz / 25-XI-164620 L Miguel Porter y 20 S

Margarita Teruel

El total de las rentas ascendía a 30 L 1 S 4 dineros, de los que deducidos los gas-tos de 25 L 6 S, quedaban libres para el beneficiado 9 L 5 S 4.

1.8- Beneficio de Nuestra Señora del Rosario y de San José

También en la visita de 1653 es donde aparece la primera referencia documen-tal acerca de este beneficio:“El quinto y último beneficio que hay fundado en la presente iglesia de la Villade las Alcublas so título e invocación de Nuestra Señora del Rosario y de SanJosé, fue fundado por Joan Muñoz, notario de dicha villa, según auto por dichoJoan Muñoz en 14 de febrero de 1646. Primeramente nombró en patrón y pri-mer beneficiado del dicho beneficio a sí mismo, y después de su muerte aAmbrosio Muñoz, notario, su hijo, y en falta y muerte de aquel, a DorotheaMuñoz,su hija, y en falta de todos estos al hijo o hija descendiente de aquellos ydel otro de aquellos, entendiéndose siempre que ha de ser el de mayor edad dedicha descendencia, siendo siempre preferidos los varones, y en falta de aque-llos sea patrón la mujer de dicha descendencia. Si viviesen hermanos suyos seael uno de aquellos patrón o, hijo o hija de aquellos, siempre entendida la prefe-rencia y prioridad del varón, y el tal patrón que será tenga obligación de presen-tar el dicho beneficio primeramente a Antonio Muñoz, su hijo, y en falta de aquelal pariente más cercano de su descendencia (...). Que el dicho beneficio no lopueda tener clérigo presbítero cuando hubiere estudiante que le pretenda, por-que el intento de dicho instituidor es que se aumenten los ministros de la igle-sia del Señor, pues es cierto que el presbítero ya tiene con que vivir con lo quese ordenó, y el tal beneficiado que será presentado y obtendrá dicho beneficiotenga obligación de hacer residencia personal en dicha iglesia, ayudando a can-tar los divinos oficios y hacer en dicha iglesia las administraciones y servicios

10 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 205: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

que según sus partes y calidad podrá hacer, en honra y gloria de Dios NuestroSeñor y de su Santísima Madre (...). Últimamente, que el dicho beneficiado quesirviere dicho beneficio tenga obligación de decir y celebrar por el alma del ins-tituidor, cada primer domingo de mes, una misa rezada en la capilla de la Virgendel Rosario y de su festividad en dicha iglesia. Atendido y considerado que conauto recibido por Ambrosio Muñoz, notario, está dicho beneficio admitido a dis-tribuciones y percaços en dicha iglesia de dicha villa de las Alcublas por el doc-tor Jaime Esteller, retor de aquella, por haber ya dotado a aquella, y de dichaadmisión consta en dicho auto recibido por dicho notario a 8 de diciembre de1646, dotó para el pie y fundación de dicho beneficio, y para aquel transportó,160 sueldos censales, los cuales fueron cargados a favor de dicho instituidorpor Ambrosio Muñoz, notario, y Gregorio Muñoz, vecinos de las Alcublas (...). ”Las rentas de este beneficio ascendían pues a 160 sueldos o, lo que es lo mismo,

ocho libras. Por otro lado, tenía de gastos 13 sueldos cuatro dineros por el “cap-sueldo de collecta”, 17 sueldos y 5 dineros por la cuarta décima y escusado, y doslibras con ocho sueldos por la limosna de doce misas, que hacen un total de 3 L 18S 9, con lo que quedaban libres al beneficiado algo más de cuatro libras.Desde 1647 hasta 1669, año de su muerte, poseyó dicho beneficio su instituidor,

mosén Joan Muñoz, sucediéndole, al menos hasta 1675, mosén Agustín Muñoz.

1.9- Beneficio del Santísimo Sacramento y de San Gerónimo

Como hemos indicado en su momento, en el año 1656 se anuló la Capellanía delSantísimo Sacramento y el obispo se reservó las rentas de la misma para darles eldestino más conveniente. Ese mismo año la otra capellanía de la iglesia, la de laSacristía, se encontraba vacante por incompatibilidad de su titular, que ya poseíaotro beneficio en la parroquia de Alcublas. Ante esta situación el obispo optó porcrear un nuevo beneficio que aunara las rentas y obligaciones de las dos capella-nías, al que se denominó beneficio del Santísimo Sacramento y de San Gerónimo.Es en la visita pastoral de 1659 donde se nos informa acerca de esta creación ysobre las características del beneficio:“(...) fue instituido in actu visitationis por Su Señoría Ilustrísima, con auto de institu-ción recibido por Francisco José Grau, notario de la Villa de Castellón de La Plana,escribano de la presente visita, en 12 de diciembre de 1656. Es patrón el IlustrísimoSeñor Obispo, y lo debe poseer un hijo natural de la presente Villa de las Alcublas.Fue dotado dicho beneficio: de los censales que la Cofradía del SantísimoSacramento tenía para la celebración de misas, que las pensiones de aquellos encada un año importan 35 L.; de las 10 L. Que dicha Villa tiene obligación de dar paramisa del Alba; de las 6 L. Que asimismo dicha Villa debe dar por regir el reloj; de 12L. De los bienes de la Fábrica de dicha Iglesia por regir la Sacristía.Tiene obligación el beneficiado de dicho beneficio de residir personalmente enla dicha Iglesia y de asistir a los oficios divinos.Item tiene obligación de componer la sacristía y altares y de cuidar de la ropa,y de dar cuenta de ello al Retor de dicha Iglesia y Jurados de dicha Villa, que son

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 11

Page 206: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

fabriqueros.Item tiene obligación de decir misa de alba todos los días por la intención de laIglesia.Item tiene obligación de ayudar a bien morir.Item tiene obligación de regir y componer el reloj.Item tiene obligación de tañer las campanas de dicha Iglesia a todo género deoficios y a las oraciones, y cuando hubiere tempestad, pagándole 3 S. Cuandolas tañe desde las primeras oraciones hasta la hora del alba.Item tiene obligación de tener un muchacho que le ayude para todo lo sobredi-cho y para llevar la cruz en los entierros, al cual muchacho tenga obligación deenseñarle a leer y escribir o gramática, pero no de sustentarle ni darle cosaalguna.Item tiene obligación de cobrar los censales que se han aplicado a dicho bene-ficio que tenía la Cofradía del Santísimo Sacramento para celebración de misas,y de decir las misas de dichos censales (que son 156 al año).Item tiene obligación de asistir a los entierros habiendo quien taña entonces lascampanas.Item tiene obligación de obedecer al Retor de dicha Iglesia so pena de perderlas distribuciones.De dicho beneficio fue primer beneficiado mosén Faustino Domingo Llobet,desde el seis de setiembre de 1656. Desde el veinticinco de setiembre de 1659lo posee mosén Joseph Navarrete, acólito. ”Es probable que el brazo con la reliquia de San Jerónimo fuese una donacióndel Obispo de Segorbe, patrón del beneficio, hecha en este momento con laintención de darle un mayor realce y favorecer su consolidación en la parroquia,aunque también es posible que ya estuviera en la iglesia anteriormente y elobispo lo utilizase ahora para este fin, ya que en el “Inventario de la plata, ropay haveres de la Iglesia Parrochial de las Alcublas“ del año 1626 se habla de laexistencia de “dos braços de madera dorada con reliquias”.

En tan sólo treinta y tres años, entre 1626 y 1659, el número de clérigos en Alcublaspasó de tres a siete, habiendo unmomento, el año 1646, en el que incluso llegó a tenerocho. En el año 1786, según los datos del Censo de Floridablanca, el número de cléri-gos en Alcublas seguía siendo el mismo que más de cien años antes: siete, compren-diendo al vicario y a seis beneficiados, algo totalmente sorprendente si tenemos encuenta que la población de la villa había aumentado desde los 180 vecinos del año 1656a los aproximadamente 408 vecinos - unos 1500 habitantes -, del año 1786. El hechode que con la mitad de población existiese el mismo número de clérigos en la locali-dad, hace que nos preguntemos acerca de las causas de ese incremento en el s.XVII ysobre los factores que lo hicieron posible.

Alcublas. S. XVII-XVIII. Evolución del número de clérigos.Año 1600 1626 1631 1639 1643 1646 1656 1659 1786Clérigos 3 4 5 6 7 8 6 7 7

12 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 207: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Al comenzar este apartado dedicado a la religión ya hemos señalado que en els.XVII ésta impregnaba por completo a la sociedad y era el punto de referencia obli-gado para cualquier actividad, del tipo que fuese. En este contexto la vida religio-sa era vista como el ideal de vida del ser humano y aquel que no tomaba los hábi-tos tenía la obligación moral de favorecer que otros los tomasen y de que seaumentase así la gloria de Dios, ideal que está presente en la creación de variosde los beneficios instituidos en Alcublas, como es el caso del Beneficio de laSantísima Trinidad y de la Pasión y Muerte de Cristo Nuestro Señor, en cuyo autode fundación se justifica ésta “(...) para que de esta suerte la Iglesia tenga siem-pre abundancia de ministros y el culto divino vaya en aumento”, el del Beneficio deNuestra Señora del Rosario y San José, en cuyo auto de fundación se indica que“el dicho beneficio no lo pueda tener clérigo presbítero cuando hubiere estudian-te que le pretenda, porque el intento de dicho instituidor es que se aumenten losministros de la iglesia del Señor”, eincluso en la creación de laCapellanía de la Sacristía, una decuyas características era que no lapodía poseer un clérigo que yaposeyese otro beneficio. Por otrolado, y reforzando esta idea, entodos los autos de fundación de losbeneficios alcublanos se indica queson de residencia personal, esdecir, que el clérigo que los poseye-se debía residir necesariamente enla villa, una cláusula con la que seintentaba evitar el absentismo ylograr que la comunidad contasecon el mayor número de sacerdotesposible.Tampoco hemos de olvidar como

otro de los factores determinantesde este crecimiento la posición delos clérigos en la sociedad de laépoca: el prestigio y poder de la igle-sia hacía que toda familia deseasetener entre sus miembros a algunoque hubiese tomado los hábitos,razón que está presente, sin ningunaduda, entre las causas de creación

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 13

RELICARIO DE SAN JERÓNIMO.

Page 208: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de los beneficios de Alcublas fundados por particulares, en cuyos autos de fundaciónse indica que el beneficio es “de parentela”, o lo que es lo mismo, que el beneficia-do debía ser necesariamente pariente de los instituidores.Finalmente debemos señalar un último factor, de no poca importancia, que

también influyó en este crecimiento, como es el hecho de que el aumento de clé-rigos coincidiese en el tiempo con la etapa de ampliación y reformas del temploparroquial, coincidencia que podría interpretarse de diferentes maneras, pero querefleja la existencia de una mentalidad colectiva de la sociedad alcublana total-mente volcada hacia la religión.

2.- ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO. LAS VISITASPASTORALES

2.1.- Los ingresos económicos

El clero de Alcublas estaba organizado de manera sencilla, con el rector o vicariocomo máximo responsable de la Iglesia en la villa, encargado de decir la misa losdomingos y de la administración de los sacramentos, y por debajo de él los beneficia-dos y capellanes, que debían realizar las obligaciones derivadas de su beneficio ocapellanía y que, si tenían licencia para ello, podían administrar los sacramentos.Todos los beneficiados y capellanes participaban junto con el rector de los ingre-

sos generales de la parroquia. Para poder participar de esos ingresos debíanpagar previamente el derecho de distribución y asimismo debían pagar al vicariola cuarta décima y escusado y el denominado “capsueldo” de colecta.La mayor parte de los ingresos de la parroquia procedía de los diezmos y de la

celebración de diversos oficios que eran encargados por los fieles - sobre todo ensus mandas pías-, cada uno de los cuales tenía una tarifa diferente. Uno de losbeneficiados, generalmente el de mayor edad, desempeñaba la tarea de racional,anotando en el libro racional las celebraciones que hacía cada clérigo y las rentasque había para la celebración de oficios. El racional, llamado también “collector delas rentas de la iglesia”, debía pasar las cuentas con el vicario y beneficiados cadames, pagándoles las misas que hubiesen celebrado y las distribuciones que hubie-sen tenido en dicho mes. Desde 1639, por mandato del obispo, el oficio de colectoro racional debía cambiar cada año de persona, siempre entre el rector y beneficia-dos, con la finalidad de que todos ellos conocieran las rentas de la iglesia y susobligaciones “y el culto divino se aumente y Dios Nuestro Señor quede servido.”El obispo de Segorbe o bien los visitadores por él enviados, era el encargado de

supervisar que el vicario y los beneficiados cumpliesen con sus obligaciones. Estecontrol tenía lugar durante las Visitas Pastorales realizadas cada tres o cuatroaños. Durante los tres o cuatro días en los que tenía lugar la visita, además dededicarse a otros asuntos, el obispo revisaba cuidadosamente los libros de cele-braciones: el vicario y los beneficiados debían presentar el número de misas cele-bradas por cada uno, y éste era comparado con el número de las que debían cele-

14 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 209: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

brar en virtud de las rentas de la vicaría o beneficio correspondiente. Si los cléri-gos habían celebrado menos misas de las que tenían obligación - algo que solíapasar con mucha frecuencia -, el obispo, bajo pena de excomunión , les ordenabaque las celebrasen o que depositasen en el arca de la parroquia su equivalente endinero; lo mismo ocurría con los diferentes oficios encargados por los fieles cadaaño ( misas votivas, misas de almas, doblas, aniversarios, etc.), de los cuales debí-an presentar un justificante como que se habían celebrado o, en caso contrario,celebrarlos o depositar el dinero correspondiente. En muchas ocasiones, bien porcomodidad o bien por imposibilidad material para hacerlo, se encargaba decirmisas en otras iglesias o por sacerdotes que no pertenecían a la parroquia deAlcublas y luego se presentaba el justificante correspondiente para que constaseen el racional, en una costumbre que no era de mucho agrado para el obispo, talcomo se aprecia en un mandato de visita de 1610 en el que se ordena “que no seden misas de almas ni otras ningunas de dicha iglesia a clérigo o fraile fuera deaquella sin mandato expreso de su Señoría Reverendíssima, so pena de diezlibras, y que no se admitirán en cuenta”.De gran importancia para la parroquia de Alcublas era que se tuviera un control

sobre las rentas y censales de los diferentes beneficios y capellanías, renovadosperiódicamente, en otros casos quitados (en lugar de seguir pagando los interesesdel censal tomado en préstamo se devolvía el total del dinero prestado y se redi-mía la obligación de pagar los intereses), a veces no pagados por los que tomabanel censal, o nuevamente cargados a favor de un beneficio. Ante la falta de dichocontrol son numerosos los mandatos de los obispos para que fuera realizado de unmodo exhaustivo, ya que en caso contrario la iglesia podía perder parte importan-te de sus ingresos. A este respecto, en el año 1610 se ordenó “que los autos de car-gamientos o transportaciones que se firmaren para observación de algunas cele-braciones, se estipulen al Vicario perpetuo y clero de esta iglesia, y que los dichosVicario y clero hayan de firmar y firmen los quitamientos y otros autos necesarios,y que el dinero de dichos quitamientos se deposite en el arca del depósito y de allíse saque para cargarlo o reesmerarlo, so pena de excomunión”. Además era pre-ciso que, para evitar problemas, todo cobro de pensión se realizara con ápoca(recibo) firmado ante notario, en lugar de hacerse de palabra o con cédula simple(recibo no registrado ante notario), y luego se guardara una copia hecha por elnotario en el arca del Archivo parroquial.A pesar de talesmedidas el problema se planteó en otras ocasiones, como por ejem-

plo en los años 1626 y 1653. Una referencia de este último año expresa con toda claridadlos perjuicios que se derivaban de un deficiente control de las rentas: “(...) por el falleci-miento grande de la renta de los beneficios y de la iglesia que por descuido u omisión delRetor y beneficiados, por no hazer reconocer los especiales ni cobrar de los que los tie-nen, están por la major parte perdidos, con grave detrimento de los fundadores, por losquales, faltando la renta, se dexa de hazer los sufragios debidos y dezir las misas, conque al tiempo de las visitas se hallan alcanzes excesivos”. Por estos motivos, el obispoordenó que se reconocieran ante notario todos los títulos de los beneficios e iglesia y quese guardase una copia de los mismos en el archivo parroquial y otra se remitiera a

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 15

Page 210: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Segorbe. Igualmente “proveyó ymandó Su Señoría Reverendíssima que todas las escri-turas y papeles tocantes a las rentas en general y particular de esta iglesia se pongan,so pena de suspensión personal del Retor, en el Archivo de ella pormenos baxo dos lla-ves, la una de las quales tenga el dicho Retor, y la otra el beneficiadomás antiguo, y quesin asistencia de ambos y de los demás beneficiados no se puedan hazer cargamientosni quitamientos, ni sacarningúnpapel afuera sin quequede firmadode losdos ydequiense lo llevare en un quaderno aparte, para que se sepa dónde paran las escrituras de laiglesia y, para que no se pierdan ellos ni lamemoria de ellas, ordenamos que las procu-ren recobrar lo más presto que fuere posible”.

2.2.- La celebración de los oficios divinos

Los mandatos hechos por los obispos en las visitas pastorales que se han con-servado (1606-1675 ), nos revelan una iglesia alcublana cuya organización no esta-ba consolidada y nos muestran un clero falto de homogeneidad y con diversascarencias que van desde la falta de cuidado en el uso de ornamentos y ropas,pasando por las necesidades materiales del culto o su organización, hasta lasrelacionadas con el comportamiento de los clérigos cuando no desempeñaban susfunciones, aspectos estos que contribuyen a enriquecer nuestra visión de la socie-dad alcublana en general y de su clero en particular.Junto a los mandatos de carácter económico un tipo de mandatos que aparecen

de forma reiterada en la documentación son los relativos a los horarios de apertu-ra de la iglesia y de la celebración de oficios religiosos.En primer lugar encontramos dos mandatos de 1606 y 1610 sobre cuándo debía

estar abierta la iglesia: en el de 1606 se indica al vicario y al sacristán que “so penade veinte sueldos de aquí en adelante abra la iglesia luego de mañana a la que saleel sol, y la cierre en tañendo la oración del Ave María”. Por contra, el de 1610 dice“que la iglesia sólo esté abierta mientras se celebran missas y demás oficios divinosy mientras fuere la gente a rezar por estaciones en los días en que las hubiere”. Enla práctica, aunque este segundo mandato implicaba la limitación del horario deapertura del templo, ello no suponía la existencia de unos horarios fijos para lascelebraciones, tal como nos revela un mandato de 1613, en el cual además podemosver que el comportamiento del clero era bastante irregular:“ Item. Por quanto de no haver horas diputadas y señaladas en la presente igle-sia de las Alcublas para que en aquellas se celebren los divinos oficios se sigueninconvenientes y, entre otros, que ni el vicario ni beneficiado ni capellanes que hayacuden a la celebración de dichos divinos oficios, antes bienmás llegan a lamitad,otros a la fin, y unos días se hazen muy tarde, otros muy temprano en missa y vís-peras, lo que es notable falta, y para que se celebren con el orden que se requie-re y para que los clérigos acudan a las horas ordinarias a la iglesia. Por tanto,para evitar el abuso que hasta hoy ha habido en dicha iglesia de las Alcublas, pro-veyó ymandó Su Señoría Reverendíssima que, de hoy en adelante, los días domin-go y fiestas de guardar se comience el oficio a las ocho horas en punto y las vís-peras a las dos, y los días de entre semana la dobla o aniversario se diga a las

16 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 211: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

siete y las vísperas a las dos, y los maitines de las doblas un poco antes del ponerel sol, y asimismo que de hoy en adelante se diga vísperas por el aniversario y queel racional apunte a los que no acudiesen a los dichos oficios a las horas señala-das, y ello se guarde con rigor, y se aparte assimismo al vicario como a qualquie-ra de los demás sacerdotes con esto que conste aquel no haver estado ocupadoen ministerio perteneciente a la Cura y su oficio, y si dicho vicario faltare sea porqualquier concesión a los aludidos oficios, puede hazerlas el beneficiado, esto es,cantar la missa de dobla y dezir vísperas”.En los años 1617 y 1621 se repite el mismo mandato aunque se introduce como

novedad el que los oficios debían empezarse a una hora en invierno y a otra enverano, haciendo señal con la campana para el inicio de los mismos. En concreto,sobre el horario de invierno se dice que se debía de empezar a tocar a misa a lassiete, y a vísperas a las dos. Finalmente en el año 1637 encontramos un mandatosobre el horario de la misa de las once u “onzena”, que indica que esta no debíacelebrarse antes de las once “para que caminantes e impedidos no queden sinmissa los días de obligación”.Otros mandatos hablan sobre costumbres del clero, como el de 1637 que prohi-

be que dentro de la iglesia se celebrasen dos oficios simultáneamente, algo quehasta entonces se venía haciendo, siendo frecuente que un beneficiado o capellánse encontrase celebrando misa rezada y que al mismo tiempo el vicario u otrosacerdote celebrase un aniversario o una misa cantada, hecho que, como es deimaginar, era de gran confusión y restaba solemnidad a los oficios.Otro aspecto que nos revelan los mandatos pastorales es la falta de uniformidad

del clero en lo referente a la asistencia a los oficios y a su forma de vestir, hechosque iban en detrimento del culto y la devoción y que el obispo intentó solucionarimponiendo sanciones económicas, como nos muestran dos mandatos del año1653 que a continuación transcribimos:“Que ningún beneficiado, acogido ni capellán pueda ganar distribución algunano entrando en el coro, en las procesiones y demás actos eclesiásticos con elhábito de iglesia como lo dispone la Sínodo, esto es, con sobrepelliz y muçetaen los domingos y fiestas y otros actos y oficios de concurso, dexando a su liber-tad el vestirse de sólo roquete en los oficios que sin concurso del pueblo sehizieren entre semana, con tal que haya uniformidad en esto entre todos excep-to el Retor o Vicario que, llevando la insignia de la estola como se ha acostum-brado hasta aquí, podrá llevar roquete en todos los actos si no es quando hubie-re de predicar en forma fuera de las pláticas que suelen hazer los párrocos ”.“Item, por ser de derecho en el que no pueden dispensar los retores ni benefi-ciados que nadie pueda llevar distribuciones de los actos eclesiásticos en losquales personalmente no se hallare, Ordenamos y Mandamos que dichas dis-tribuciones no se den a nadie sino a los que se hallaren personalmente a dichosactos o estuvieren enfermos o legítimamente ocupados en negocios precisos dela iglesia, encargados por orden y consentimiento del retor y beneficiados. Ypermitimos que se les pueda dar a cada beneficiado, capellán o acogido ochodías cada año para hazerle presente a dichos actos, a fin de acudir a la adminis-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 17

Page 212: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tración de sus haziendas o otros empleos del servicio de dios, con tal que el añoque no hubiere empleado los dichos ocho días no los pueda tomar para añadir-los a los del siguiente año, sobre lo qual les encargamos sus conciencias.”En 1656 se repitió el mandato sobre la forma de vestir, lo cual nos indica que no

era totalmente observado, aunque con posterioridad a esta fecha no hemos encon-trado otras referencias sobre este aspecto: “Item que ningún beneficiado gane lasdistribuciones no llevando patente por todas partes el roquete o sobrepelliz, desuerte que sobre ellos no se puedan echar capa o gaván ni otra cosa que lo encu-bra en el coro y en las otras funciones eclesiásticas, fuera de la capa y casulla dal-mática o otra vestidura sagrada”.Tampoco a principios del siglo XVII el clero de Alcublas era muy cuidadoso con

los ornamentos y ropas utilizados en los actos litúrgicos. En este sentido fue esen-cial la labor de los sucesivos obispos mediante mandatos de visita para organizarsu custodia y mantenimiento.Sabemos que en el año 1610 no existía sacristán en la iglesia y que la ropa y orna-

mentos se guardaban en unos cajones sin llave de la sacristía. En unmandato de 1613se nos explica con detalle esta situación y que perjuicios se derivaban de ella:“Proveyó y Mandó al Vicario, Justicia y Jurados administradores de la fábrica dedicha iglesia, atento que de no haver persona diputada para que cuide y traigaquenta con la ropa de la sacristía y ornamentos de la iglesia y de su custodia ylimpieza, sigue notable daño e inconvenientes porque dichos ornamentos sedeslustran y rompen con mucha brevedad, y desto es causa porque cada uno delos sacerdotes de dicha iglesia llega y coge el cáliz, alba y casulla que le pare-ce, sin atender el ornamento que es, ni si es del color que corresponde al tiem-po, y después de haver celebrado lo dexan sobre los caxones de la sacristía sincoger ni aderezar. Por tanto, para que de hoy en adelante no padezcan la igle-sia ni los ornamentos estos inconvenientes, proveyó y mandó Su SeñoríaReverendíssima a los sobredichos Vicario, Justicia y Jurados nombren y diputenuna persona que tenga cuidado de dichos ornamentos y sacristía y su custodia,y esta nominación tenga lugar dentro de dos meses, so pena de excomunión (...),y que el salario de esta persona se pague de dinero de la fábrica”.Este mandato fue obedecido y se nombró un sacristán encargado de las tareas

indicadas. Para un mejor control de los objetos a su cuidado, en el año 1626 seordenó hacer un inventario de la plata, ropa y otros bienes de la parroquia, inven-tario que debía entregarse a cada nuevo sacristán previo pago de una fianza, cuyoimporte señalaban el rector y los jurados de la villa. En caso de pérdida de algúnobjeto el sacristán debía responder con sus bienes de la pérdida.A pesar de existir un sacristán y desde 1631 una Capellanía de la Sacristía, siguen

apareciendo algunos mandatos sobre la ropa y ornamentos, como el de 1632, en el quese ordena “que se hagan unos caxones grandes en la sacristía para que en ellos puedanestar las capas, casullas y otros ornamentos de la iglesiamás preciossos extendidos delargo a largo, porque los que ay ahora son muy pequeños y se corta la ropa estandodoblada”, o los de 1673, que nos revelan que la situación no había cambiado mucho:“Item. Que se cuide de la limpieza de la ropa de la sacristía y del aliño de ella, y

18 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 213: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

que se ponga una puerta que falta en el armario de los ornamentos para queesté custodiado y guardado de los ratones”.“Item. Que se haga un inventario de todas las ropas y alhajas pertenecientes adicha sacristía y cofradías. Y se manda al dicho Vicario perpetuo haga poner en eje-cución este mandato dentro de un mes, so pena de privación ab ingresu ecclesia alos que tuvieren en obligación el poner en execución dicho mandato, y haciendoentrega de dicho inventario al sacristán y lumbreros salientes a los nuevos entran-tes, pagando cada uno de estos lo que se hallare faltar de dicho inventario de bien-es propios, haviéndose perdido por culpa suya. Y que se hagan llaves en todos losarmarios o arcas en donde están custodiadas dichas ropas y alhajas”.Finalmente, debemos señalar que en la celebración de los oficios y en el culto

en general, tenía una gran importancia la música: como veremos al hablar de laevolución de la iglesia parroquial, existía un lugar en el templo destinado exclusi-vamente a este menester, el coro, en el que se colocaban los libros dominicalespara cantar en la misa mayor y festividades importantes, y en el que estaba elórgano de la iglesia. Son múltiples las referencias en los libros parroquiales sobrela celebración de oficios cantados, tales como misas dominicales o misas mayo-res, aniversarios cantados, vísperas, “te deum”, y en los libros de cuentas delConsejo de la Villa aparecen también anotaciones sobre gastos en contratar coros

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 19

PARROQUIA DE ALCUBLAS: casulla de mediados del s.XVII y dalmática de fines del s.XVIII.

Page 214: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

para festividades importantes.En el “Inventario de la plata, ropa y haveres de la iglesia parroquial de Las

Alcublas”, realizado en el año 1626, aparece el siguiente registro en el apartadodedicado a la relación de libros de la parroquia:“Item quatro libros grandes dominicales para cantar en el coro, escritos de mano ypunto antiguos y remendados según el Romano, con cubiertas de madera y pieles”.En dicho inventario, un poco más adelante, al hablar de los objetos de madera

se indica la existencia de varios atriles altos para colocar estos libros:“Item un fagistol alto de pino para cantar”.“Item dos fagistoles, uno grande y otro pequeño para cantar en el coro”.En lo relativo al órgano, éste existía al menos desde la primera ampliación de la

iglesia parroquial en la segunda mitad del siglo XVI: la primera referencia escritasobre la presencia de un organista en la parroquia es del año 1586, cuando de estemenester se ocupaba “mossén” Miguel Ángel Molina. El organista era un elemen-to de importancia para la parroquia, y no siempre era fácil su contratación. Aunquela referencia de 1586 nos habla de un organista perteneciente al clero, en las refe-rencias de los siglos XVII y XVIII a menudo aparecen personas no pertenecientes ala iglesia. El salario del organista corría por cuenta de la Fábrica parroquial, peroparte del mismo lo pagaba la villa, ya que generalmente el oficio de organista lodesempeñaba la misma persona que se ocupaba de la enseñanza de los niños,motivo por el cual aparecen en la documentación con la denominación de “maes-tro y organista”o simplemente como “maestro”, aunque hay veces que no se indi-ca este detalle en las notas.No disponemos de una serie completa de los organistas que trabajaron en la

parroquia de Alcublas, pero es interesante la relación de organistas: entre 1608 y1658 la relación está completa, y para el resto del periodo es fragmentaria.

Alcublas. Siglos XVII y XVIII. Relación de organistas de la parroquia.AÑO ORGANISTA AÑO ORGANISTA1608 Matheo Vilar 1651 Joan Pérez1610 Joan de Mora 1658 Eugenio de Vera1618 Vicente Salas 1681 Joseph Porcar1621 Vicente Salas/ Mosén Murillo 1687 Eugenio de Vera1624 Maestro Romero 1710 Jerónimo Alzaga1625 Grabiel Fuertes 1713 Maestro Silvestre Alcayde1626 Maestro Fco. López Español 1746 Félix Peris1627 Joseph Cortés 1748 José Escuder/Ventura Lázaro1632 Gabriel Escuder/Diego Forter 1751 Maestro Félix Peris1632 Maestro Juan Sánchez 1766 Juan Agulló1633 Maestro Joan Pérez 1767 Maestros Juan Agulló y José Fuentes1636 Maestro Joan Izquierdo 1768 Maestro Fco. Bronchud1638 Ambrosio Muñoz 1771 Maestro Jayme Domingo1641 Joseph Ferrer 1777 Ventura Lázaro1649 Ambrosio Muñoz 1779 Fco. Bronchud

20 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 215: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

2.3.- La enseñanza de la doctrina cristianaJunto a la celebración de oficios divinos y la administración de sacramentos la

otra función de importancia que debía desempeñar el clero era la de conculcar ala sociedad los valores cristianos a través de la enseñanza de la doctrina católicay la promoción de determinados actos de culto.A partir de 1617, y a lo largo de todo el siglo XVII, aparecen numerosos manda-

tos del obispo ordenando al vicario que enseñe la doctrina cristiana y explique elevangelio. El más claro de todos es el de 1653, en el que se dice lo siguiente:“(...) que el Retor de la Parroquial de la presente Villa de las Alcublas todos losdomingos del año, como se le manda en el Sagrado Concilio de Trento, explique,por sí o por medio de otro, el evangelio o algún misterio de nuestra Santa Fe, y ladoctrina cristiana las tardes de los domingos la explique a los niños, especial-mente a los que no acuden a la escuela, y les imponga a ellos y a sus padres enmateria de devoción y en frecuentar el sacramento de la penitencia”.En una sociedad rural en la que las supersticiones estaban profundamente

arraigadas, tal y como nos permite apreciar el mandato del año 1656 que reprodu-cimos en esta misma página, y en la que la falta de cultura podía llevar a interpre-taciones erróneas del dogma católico, la enseñanza de la doctrina cristiana era lamejor arma para evitar fisuras en el catolicismo, y por ello mismo se adoptarondiversos mecanismos para promocionarla y hacer efectiva dicha enseñanza:• En primer lugar se amenazó al retor con la excomunión y con una multa decinco libras en el caso de que no cumpliera con la obligación de explicar el evan-gelio y enseñar la doctrina.• Junto a esta primera medida de presión aparece otra de un carácter distinto,que premiaba a aquel que acudiera a las “lecciones ”de doctrina y también alrector por darlas: “(...) que el Retor enseñe la doctrina cristiana los domingos ylas fiestas al pueblo, concediendo por ello, assí al Retor por enseñarla como acualquiera que acudiera a oírla, cuarenta días de verdadera indulgencia”.• Finalmente se establecía un mecanismo complementario, quizás el más efec-tivo para la enseñanza doctrinal: “(...) que ni el Retor ni otro confesor absuelvapenitente alguno que no sepa clara y distintamente la doctrina cristiana, pueses cierto que los que no la saben están en pecado mortal”. En relación directacon esta exigencia estaba la imposición del rezo de diferentes oraciones comopenitencia tras la confesión, costumbre que, sin este carácter didáctico original,ha llegado hasta nuestros días.Para que la enseñanza de la doctrina y la explicación de los evangelios en los

sermones resultase eficaz, el rector debía usar “palabras breves, sencillas y cla-ras, sin interposición de discursos, para que todos los fieles puedan entenderlofácilmente.” Este mandato se fundamentaba en la enorme profusión en la épocade libros que comentaban los evangelios usando un lenguaje complejo, y que confrecuencia eran usados por el clero en sus comentarios. Aparte de los libros usa-dos corrientemente en el culto, con toda seguridad existían en la parroquia deAlcublas libros de comentarios religiosos, aunque no conocemos sus títulos: entoda la documentación consultada tan sólo hemos encontrado una referencia clara

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 21

Page 216: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

a una obra religiosa, en concreto al Catecismo del jesuita Nieremberg, autor denumerosas obras religiosas de gran difusión: “(...) que todos los domingos y fies-tas de guardar que no hubiere sermón o se explicare el evangelio en dicha iglesia,a la hora del ofertorio de la misa conventual se lea al pueblo uno de los capítuloscontenidos en el catecismo de Nieremberch.”Al mismo tiempo que se promovía el adoctrinamiento de los fieles, la iglesia

ofrecía a la sociedad otros elementos de cohesión religiosa ya existentes en el sigloXVI, pero que es en el siglo XVII cuando adquieren un auge insólito hasta entonces:se trata del culto al Santísimo Sacramento y del rezo del Rosario. Ambas expresio-nes religiosas fueron directamente promovidas por la cúpula religiosa, hasta con-seguir una profunda implantación social. De nuevo los mandatos de visita de losobispos nos permiten ver cómo se desarrolló este proceso, que tuvo una influen-cia directa en el auge de las cofradías del Santísimo Sacramento y de NuestraSeñora del Rosario.

Mandato de Visita del año 1656 sobre prohibición de prácticas supersticiosas“Item, ocurriendo el engaño que con pretexto de palabras y acciones santas ydevotas tiene el demonio enlazadas las conciencias de muchos fieles, con gravedetrimento de la fe católica, Prohibimos que nadie de cualquier sexo, estado ycalidad que fuere, pueda curar enfermedades, conjurar las tempestades, losárboles, frutos o yerbas de la tierra, encomendar ganados, hombres, mujeres nianimales con oraciones ni con ceremonias o sin ellas, ni usar de semejantesacciones para hallar cosas perdidas o para asegurar que no se pierdan, so penade diez libras y de excomunión mayor late sententia ipso facto incurrenda, seña-lándoles por tres términos canónicos las tres horas primeras de la publicaciónde este mandato, y la tercera de ellas por último y perentorio, las cuales cen-suras y penas imponemos a los que pidieren y se valieren de semejantes ora-ciones para fines semejantes, encargándoles a los unos y a los otros que paradichos fines se valgan solamente de los ministros públicos de la iglesia paraque les digan las oraciones, evangelios y bendiciones que ella tiene dispuestaspara semejantes necesidades, sin que sea necesario acudir a otro remedio, ybajo las mismas penas y censuras, Mandamos a los que supieren quienes sonlos que faltan en esto que nos lo declaren dentro de veinte días que hubiere lle-gado a su noticia”.La importancia que se pretendió dar al rezo del Rosario queda demostrada por

el hecho de que, en casi todos los mandatos relativos a la enseñanza de la doctri-na y de los evangelios, aparece una mención expresa al mismo, sobre todo a par-tir de la década de 1630. Los mecanismos de promoción de esta forma de cultoeran sencillos, y se basaban en la promesa de indulgencias para todos los que par-ticiparan en su rezo. El más significativo de estos mandatos es el del año 1635:“Itemproveyó y exhortó suSeñoríaReverendíssimaque, paramayor devoción y honrade Nuestra Señora, todos los domingos y fiestas acudan a la iglesia todos los vecinosde la presente Villa, y el Retor rece con ellos el Rosario de la Virgen, y por ello conce-de su Señoría Reverendíssima a cada uno quarenta días de verdadera indulgencia”.

22 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 217: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Por lo que se refiere al culto al Santísimo Sacramento, éste alcanzaba sumomento culminante en coincidencia con la festividad del Corpus Christi. LaCofradía del Santísimo Sacramento era la principal promotora de su culto: todoslos años se elegía de entre sus miembros a seis u ocho clavarios que se encarga-ban de preparar los festejos, así como de realizar el monumento de madera que secolocaba en la iglesia en dicha festividad. Además, en diferentes puntos por los quepasaba la procesión los vecinos levantaban altares que decoraban con flores y conmotivos alegóricos sobre esta festividad, en una costumbre que se ha mantenidohasta nuestros días.Pero además, el culto al Santísimo Sacramento estaba cuidadosamente organi-

zado por la Iglesia, algo lógico si tenemos en cuenta que se trata de un dogmabásico de su doctrina. En varios mandatos de visita de los años 1610, 1617, 1621 y1635, encontramos alusiones al Santísimo Sacramento, alusiones que nos indicanque a principios de este siglo el clero de Alcublas no era excesivamente cuidadosocon los mandatos de sus superiores, y que nos hablan también de la importanciay solemnidad que debía tener todo acto en el que interviniera la Sagrada forma. Elmás interesante es el mandato de 1610, en el que se dice:“(...) y asimismo encargó la renovación del Santíssimo Sacramento, y mandóque dicho Vicario lo renueve en el invierno de quince a quince días y en el vera-no de ocho a ocho días, y sea al tiempo de la misa conventual en día de fiesta ojueves, y para que los devotos acudan el tal día y sepan quando y a qué hora,haga el dicho Vicario hazer señal con la campana mayor cinco veces, y despuésde hecha dicha renovación lo inciense y enseñe al pueblo ”.Como vemos la solemnidad está muy presente en este mandato, al igual que el

intento de aumentar la devoción y asistencia a este acto. La misma solemnidadencontramos en otros mandatos referentes a la obligación de los beneficiados ycapellanes de acompañar al Vicario cuando llevase el santísimo Sacramento aalgún enfermo (1621), o la concesión de cuarenta días de indulgencia para aque-llos fieles que le acompañaran en las mismas circunstancias.Finalmente señalar como ejemplos de esta importancia la construcción de un

transagrario en la iglesia en el s.XVII, o la compra de un nuevo palio en el año 1769ó 1770. Para la compra de éste último las mujeres habían estado recogiendolimosna en los hornos desde el año 1665, se recibieron diversas donaciones testa-mentarias, se plegó nieve un día para pagarlo en el año 1767, y en el año 1769 sepidió cien libras a la Cofradía del Rosario.Por otro lado, además de la enseñanza de la doctrina y la promoción de deter-

minados cultos o formas de culto, el vicario debía exhortar a los feligreses (1671)a la frecuencia de los sacramentos de la Comunión y Penitencia, y a la práctica yejercicio de las virtudes.

En las páginas anteriores hemos podido ver cuáles eran las ocupaciones y obli-gaciones del clero. Todas esas funciones tenían como único fin aglutinar a la socie-dad en torno a una idea central religiosa y armonizar y canalizar las expresionesde la devoción popular. Sin embargo, llegados a este punto de nuestro estudio cabe

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 23

Page 218: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

hacerse una pregunta: ¿Estaba preparado moralmente el clero de Alcublas paracumplir con sus obligaciones?El aumento de las necesidades religiosas de la sociedad y el crecimiento de la

población fueron factores clave en el incremento del número de beneficios en Alcublasy, por tanto, en el número de sacerdotes. Este hecho, que desde el punto de vista reli-gioso puede ser considerado como positivo, tenía sin embargo su lado negativo, ya queen las cláusulas de muchos autos de fundación de beneficios se estipulaba que elbeneficiado debía ser pariente de los fundadores, condición que en ocasiones hizo quelos elegidos para beneficiados fuesen personas que habían elegido el sacerdocio máspor conveniencia que por convicción religiosa. De ello se derivaron carencias como lasque ya hemos señalado al hablar de la asistencia a los oficios, la forma de vestir, el cui-dado de las ropas y los ornamentos, o el cuidado en la administración económica y reli-giosa del beneficio y que, en buena medida, fueron subsanándose a medida que avan-zaba el siglo XVII gracias a la labor organizativa de los obispos y a la mayor dedicacióndel clero a sus quehaceres. En relación con la formación y actitud del clero hay quedestacar unmandato del año 1663 que nosmuestra esa preocupación de la Iglesia pormejorar la calidad moral de sus clérigos:“Item proveyó y mandó su Señoría Reverendísima a dichos Vicario y beneficia-dos que señalen un día en cada semana y puesto en el qual se junten y tenganlo menos una hora de conferencia de casos morales, de lo que confiamosmucho provecho para sí y servicio de Dios Nuestro Señor ”.

24 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

PARROQUIA DE ALCUBLAS: tela del palio eucarístico del s.XVIII.

Page 219: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Por otro lado no hay que olvidar el carácter humano de los clérigos, por muchoque la Iglesia pretendiese que el comportamiento de estos fuese ejemplar y estu-viese alejado de las tentaciones materiales. Así, en el año 1613 tuvieron lugar unoshechos escandalosos que llevaron a la suspensión del vicario de la parroquia deAlcublas, sobre la cual se nos habla en un mandato de visita de dicho año:“Otrosí, por quanto por llegarme información, ha constado plena y suficiente-mente a Su Señoría Reverendísima que el Vicario perpetuo que al presente esde dicho lugar, que se llama mosén Martín Porter, está impedido e inhabilitadoy penitas ni capaz por su propia culpa y excesos para administrar los sacramen-tos y celebrar misa, lo qual no se le puede permitir que lo haga sin daño de con-ciencia, de lo que todo el pueblo está escandalizado y corre peligro de cometeren ello algunos sacrilegios e indecencias. Por tanto Su Señoría Reverendísimapor el presente suyo dice que suspendía como suspendió y suspende al dichomosén Martín Porter, Vicario, así de la celebración de la misa como de la admi-nistración de los sacramentos en dicha su parroquial y en qualquier otra (...)”.Aunque en este mandato, que concluye con el nombramiento del beneficiado

Joan Muñoz como nuevo vicario, no se indican expresamente cuáles eran loshechos que llevaron a la suspensión del vicario, el que se hable de excesos e inde-cencias nos hace pensar en unas relaciones ilícitas entre el vicario y una feligresa,algo que parecen confirmar dos mandatos que aparecen en el Libro de Visitas acontinuación del anterior, en los cuales se dice “(...) que no se sienten las mujeresde las gradas arriba del presbiterio so pena de excomunión, y así mismo se lemanda al vicario o regente la cura de dicha yglesia que, so la misma pena, noadministre el sacramento de la eucaristía dentro del sagrario a mujer alguna”, y“que las llaves del sagrario no estén en parte que pueda llegar a ellas personaalguna seglar, sino que aquel (el vicario) las ponga en parte que nadie sepa dóndeestán sino aquel o el regente la cura de la dicha yglesia”.Es este un caso extremo - y también aislado -, de comportamiento inadecuado

del clero, ya que por lo general sus faltas eran de un carácter mucho más leve yrelacionadas con la falta de solemnidad en su comportamiento, como es el caso dela que se relaciona en un mandato del obispo del año 1663, en el que se ordenabay mandaba“a dicho Vicario y beneficiados que no se atrevan a jugar a la Pelota y abolos como acostumbran a jugar públicamente, so pena de tres libras por cada vezque jugaren, aplicadoras a nuestro arbitrio, y de otras penas a Nos bien vistas”.Lo cierto es que estos comportamientos inadecuados del clero no nos deben

sorprender tanto, ya que debemos situarlos en un contexto general en el cualtodavía no se habían fijado por completo las pautas de comportamiento religiosodel clero y de los feligreses. Sirvan como ejemplo de esto algunos mandatos delobispo acerca del incorrecto comportamiento de los vecinos durante las celebra-ciones religiosas, mandatos que a continuación transcribimos indicando el año enque fueron hechos:• 1606: “Item que, so pena de excomunión, las mujeres no anden haciendo esta-ciones entre los bancos en tanto que se celebran los oficios divinos”.• 1617: “Item ordenó y mandó que, so pena de excomunión mayor, ninguna per-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 25

Page 220: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

sona de qualquier estado o condición sea osado a estar en el coro mientras secelebren los oficios divinos, sino tan solamente las personas que sean útiles ynecesarias para cantar, y asimismomandó no se sienten en la escalera de dichocoro, so la misma pena, ni que nadie sea osado a escupir del coro a la iglesia”.En el año 1639 se repitió este mandato añadiendo la prohibición de que ni seglarni clérigo tomasen tabaco.• 1621: “(...) que no se siente ni se pueda sentar ninguna mujer en la Capilla delCristo mientras se celebraren los divinos oficios, so pena de excomunión, por losinconvenientes que a Su Señoría Reverendísima ha constado se siguen de esto”.• 1632: “Item proveyó y mandó que, so pena de excomunión mayor, ningunapersona sea osada de tirar escopetazos ni cohetes dentro de la iglesia ni a lapuerta de ella, por la inquietud que causan en los divinos oficios a los que asis-ten a ellos y lo que es de indecencia y poco respeto a la iglesia”. El mismo man-dato se repitió en la visita siguiente del año 1637, añadiendo que nadie jugase ala pelota durante los oficios.• 1671: “Item provee y manda que en la puertecilla de la iglesia que correspon-de al altar de San Roque, entre tanto que se celebran los divinos oficios, ni per-mita ni dé lugar dicho Vicario perpetuo a que se queden los hombres en el ámbi-to que hay desde dicha puerta hasta el arco, ni les deje reclinar sobre el altarde dicho santo, y si avisados contravinieren a dicho mandato, les prive y exclu-ya de dicha iglesia, poniendo en ejecución y observancia el presente mandatocon todo cuidado y vigilancia”.

26 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 221: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

B/ LA RELIGIOSIDAD POPULAR Y SUSEXPRESIONES

Al hablar del clero de Alcublas hemos indicado que una de las causas de su cre-cimiento fue el crecimiento de las necesidades religiosas de la sociedad, necesi-dades que, a pesar de su complejidad podemos reducir a dos:• asegurarse la salvación de cara a la vida después de la muerte (necesidadesespirituales).• lograr la ayuda de Dios en la vida terrenal (necesidades materiales).Como consecuencia de estas aspiraciones se configuró en la sociedad un com-

plejo entramado de expresiones devocionales que la impregnó por completo,expresiones a las que la Iglesia intentó dar una forma definida siempre dentro dela ortodoxia católica, cuya finalidad última era atraerse la benevolencia de Dios.La caridad y la limosna, el asociacionismo con fines devocionales, el culto a los

santos y a la Virgen como mediadores ante Dios, las fiestas, procesiones y rogati-vas, y las actividades relacionadas con la muerte son, sin lugar a duda, el reflejomás directo de la religiosidad popular en la Alcublas de los siglos XVII y XVIII.

1.- LAS COFRADÍAS

El origen de las cofradías está en el deseo de los fieles de tener una participación lomás activa y directa posible en los actos de culto. La pertenencia a una cofradía per-mitía al fiel expresar su devoción y, al mismo tiempo, suponía su pertenencia a unaasociación en la cual podían convivir tanto los poderosos como los humildes. Sin lugara dudas los factores que contribuyeron al éxito de las cofradías y que han permitido supervivencia hasta nuestros días sin apenas cambios en cuanto a su significado, son esecarácter integrador y ese carácter de instrumento devocional.El estudio de las cofradías existentes en Alcublas en los siglos XVII y XVIII se

halla limitado por la propia limitación de las fuentes: de los diversos documentosque debían existir de cada cofradía en esta época (libros de estatutos, de actas desus juntas, de administración, etc.), no se ha conservado ninguno en el ArchivoParroquial. La aproximación a su organización y funcionamiento la hemos realiza-do a través de los libros de visitas pastorales, en los cuales se pasa las cuentas delas cofradías y aparecen algunos mandatos que les afectan directamente. Aún asíse trata tan sólo de una aproximación parcial, puesto que no se han conservado lasvisitas pastorales posteriores a 1675.

1.1- La Cofradía del Santísimo Sacramento

La más antigua de las cofradías de Alcublas era la del Santísimo Sacramento,

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 27

Page 222: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

creada en la segunda mitad del siglo XVI. Los fines de esta cofradía, que poseía elprivilegio de indulgencias perpetuas además de unos estatutos propios, eran man-tener y aumentar la devoción al Santísimo Sacramento, devoción que se plasmabaen mantener luminarias todo el año en el Sagrario y en celebrar con magnificen-cia las festividades del Corpus Christi y de la Octava del Corpus; en la festividad delCorpus, como ya hemos señalado, se levantaba en la iglesia el monumento demadera adornado con telas y papeles de colores expresamente comprados enValencia o Segorbe, y todos los cofrades, al igual que el resto del pueblo, partici-paban en la solemne procesión de ese día, a lo largo de cuyo recorrido se tirabaenramada y se colocaban pequeños altares o monumentos, en una costumbre quetodavía hoy se mantiene. Igualmente la cofradía buscaba y pagaba de sus fondos aun predicador para el sermón de la misa de ese día. Además de lo anterior, estacofradía participaba activamente en la celebración de la Virgen de Agosto, pagan-do de sus fondos el toque de las campanas la noche de dicha festividad.Por otro lado, también para beneficio y aumento del culto al Santísimo

Sacramento, creó esta cofradía la Capellanía de su mismo nombre, cuyas obliga-ciones hemos señalado al hablar de los beneficios y capellanías, destacando la dehacer cumplir las mandas pías testamentarias de sus cofrades.Los ingresos de esta cofradía procedían de las rentas de diversos censales car-

gados a su favor, de las limosnas que recogía y de los pagos que hacían los cofra-des por darse de alta o de baja en la cofradía. El único ejemplo detallado de losingresos y gastos de la cofradía que conocemos corresponde a la fiscalización delas cuentas del año 1599 a principios del año siguiente:

CCaarrggooss:• Martín Ferrer se hizo cargo que recibió 36 S 2 a cumplimiento del alcance desu antecesor, con que está pagado por entero 36 S 2.• Item recibió de lo que se llegó en el plato en todo el año 92 S 1.• Item de la entrada de los cofrares difuntos 60 S.• Item de la entrada de los cofrares vivos 65 S.• Item de la salida de los cofrares difuntos 30 S..• Item de la cera que prestó para los cofrares 2 S 8.Suma el cargo 286 S. 2

DDeessccaarrggooss:• En aceite y algodón en todo el año y en la octava del Santísimo Sacramento 85 S2.• Item al collector del clero por aniversarios de los cofrares 20 S.• Item en cera 19 S 11.• Item por tañer las campanas la noche de Nuestra Señora de Agosto 3 S 10.• Item por la limosna del predicador y comida 32 S 2.• Item por traer la enramada para el día del Santísimo 6 S.• Item por las difiniciones de los cofrares 25 S.• Item por el gasto de la comida el día de las quentas 33 S 9.• Item por la visita de las quentas 25 S.Suma el descargo 239 S. 10 Resta debiendo 46 S. 4

28 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 223: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Las rentas de la cofradía eran administradas por un Prior o superior de lamisma, y por un Preboste, ambos nombrados cada año por los cofrades. La labordel preboste consistía en cobrar las rentas de los censales de la cofradía, así comorecoger y administrar otros ingresos de esta. Las limosnas de la cofradía eranrecogidas por el lumbrero, elegido también anualmente, que además se encarga-ba de guardar el aceite y cera de la cofradía y de su administración, así como decuidar las luminarias y lámparas del Sagrario.La cofradía tenía sus propios libros de cuentas en los que tanto el preboste

como el lumbrero anotaban los ingresos y gastos respectivos en dos cuentas sepa-radas. El dinero lo depositaban en principio en el arca de la iglesia en dos “ bolsas”o depósitos separados, una la del preboste y otra la del lumbrero, pero en 1631 elobispo ordenó que, desde ese momento en adelante, existiera una sola bolsa enpoder del preboste y que el lumbrero le diera o pidiera el dinero a él, haciéndoseasí mismo una sola cuenta, todo ello con el fin de que se controlara mejor el dine-ro y de que fuese más sencillo el control de las cuentas. Ese control era doble: porun lado se realizaba cada tres o cuatro años durante la visita del obispo y, por otro,cada año cuando se producía el cambio de preboste se pasaban las cuentas en laiglesia, debiendo estar presente el rector de la parroquia. Sobre el control anual delas cuentas se dice en la visita pastoral de 1632: “Item que el prebostre saliente dela Confradría del Santísimo Sacramento haya de pagar lo que debiere y tuvierecobrado el mismo día que diere sus cuentas, y lo que le debieren y no hubierecobrado, lo haya de cobrar y pagar hasta el día de Nuestra Señora de Setiembre,conforme está ordenado en las constituciones de dicha Confradría. En otra mane-ra, el dicho término pasado, el retor le evite administrar de los divinos oficios”.Sin ninguna duda el cobro puntual de las rentas de los censales era el mayor pro-

blema económico de la cofradía, ya que en todas las visitas pastorales de sus cuentasaparecen referencias sobre deudas de los prebostes salientes de cada año, acumulán-dose cantidades importantes de dinero adeudado por estos motivos. Las repercusio-nes negativas de este hecho sobre el funcionamiento de la cofradía llevaron a que elobispo, en la visita del año 1654 ordenase “a los oficiales de la Confradría delSantíssimo Sacramento que hagan reconocer los censales de dicha administración,por constar al Obispo se pierden gran parte de ellos”, y que los documentos de carga-miento de los censales se guardasen en el archivo de la iglesia bajo dos llaves, una enpoder del preboste de la cofradía y la otra en poder del rector. De todos modos, esteproblema no era exclusivo de esta cofradía, sino que, como hemos visto al hablar delos beneficios, era un problema bastante generalizado. Por último hay que decir que los cofrades del Santísimo Sacramento, al igual

que los de las demás cofradías, celebraban periódicamente reuniones a convoca-toria del prior o preboste mayor. La cofradía tenía su libro de actas en el que seregistraba los nombres de los asistentes a la reunión, así como los acuerdos toma-dos en la misma. Sin embargo, tal como se deduce de un mandato de visita de1654, la falta de asistencia de los cofrades a las reuniones era un hecho frecuenteque, a menudo, llevaba a los cofrades ausentes a discutir o no acatar los acuerdos,lo cual llevó al obispo a ordenar que “por los inconvenientes grandes que se siguen

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 29

Page 224: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de no juntarse los cofadres del Santíssimo Sacramento y de las otras confradíasquando les convocan, mandamos que si después de havelles convocado no concu-rrieren todos, pueda y deva el prior, prebostre o cabeça de qualquiera de dichasconfradías hazer y difinir qualquiera cossa importante a ellas con sólo veynte cofa-dres, por la determinación de los quales queden obligados a passar los demáscofadres como si huvieren asistido en dicha junta”.

1.2- La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario.

Junto a la cofradía del Santísimo Sacramento existía en Alcublas desde finalesdel siglo XVI la cofradía de Nuestra Señora del Rosario que, al igual que la prime-ra, tenía privilegio de indulgencias perpetuo y una organización y administraciónsimilares. Su finalidad era la promoción del culto a la Virgen del Rosario, culto que,como hemos visto al hablar del rezo del Rosario, fue creciendo en importanciaconforme avanzaba el siglo XVII.La fiesta grande de esta cofradía tenía lugar el primer domingo de octubre, día

de Nuestra Señora, en el cual se celebraba la misa mayor con la asistencia de unpredicador y confesores que eran traídos y pagados por la cofradía, y la procesión,en cuyo recorrido se esparcía enramada y en la que se llevaba el anda con la ima-gen de la Virgen ataviada con sus mejores galas y con las joyas de la cofradía. Esemismo día se celebraba una comida de hermandad a la que asistían todos loscofrades, aunque esta costumbre no estaba bien vista por la Iglesia, tal como esposible observar en un mandato del obispo en el año 1610 en el que se ordenó queese día “no se gaste en comida cosa alguna baxo pena de cinquenta sueldos y noadmitir las partidas”, haciendo referencia esto último a que los gastos por estacausa no se tendrían en cuenta a la hora de pasar las cuentas anuales de la cofra-día. A lo anterior hay que añadir la celebración que cada mes se hacía en honor deNuestra Señora del Rosario y las numerosas novenas que los fieles organizaban alo largo del año. Finalmente, la cofradía se encargaba de canalizar y ejecutar lasmandas pías de los cofrades, pagando los aniversarios y doblas dejados en sustestamentos por los cofrades difuntos.Además de las fiestas anteriormente indicadas, la cofradía pagaba el gasto de

dos predicadores para el sermón del primer domingo de enero y del día del NiñoPerdido, y más tarde, desde mediados del siglo XVII, pagaba también el predicadory sermón del día de Nuestra Señora de Agosto.La dirección de la cofradía estaba en manos de un prior y dos prebostes o mayordo-

mos. En la visita de 1605 el obispo ordenó “que el Vicario sea prior perpetuo como esrazón, por ser cabeça de la Iglesia”, nota que nos indica que la cofradía no debía haber-se fundado hacía mucho tiempo. Los prebostes, por su parte, eran elegidos por los cofra-des anualmente. A nivel administrativo existían en la cofradía dos cargos de importancia,ambos elegidos también por los cofrades para el periodo de un año: el clavario y el baci-nero. El clavario era el administrador de los fondos de la cofradía en general, mientrasque el bacinero era el encargado de recoger las limosnas para la cofradía y de realizarlas tareas de lumbrero en el altar de Nuestra Señora del Rosario.

30 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 225: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Tan sólo hemos encontrado las cuentas del clavario y bacinero de los años 1603y 1604, de las cuales transcribimos a continuación las correspondientes a 1603:

Continuando Su Señoría Reverendíssima su Vissita, reconoció las quentas de lacofradía de Ntra. Sra. Del Rosario del lugar de las Alcublas, y halló que estándefenecidas hasta el año 1602, y tomando quenta del año 1603, halló que fueClavario en dicho año Martín Enguita, al qual se le hizo el cargo siguiente:Cargo de Martín Enguita. 1603.-Primo se le haze cargo que cobró del clavario antecessor suyo, que fue JoanPérez de Marco, 263 sueldos y 4 dineros (263 S 4) -Item se le haze cargo que cobró de la muger de Martín Enguita mayor por loque las donzellas cogieron en dicho año en el horno (1717 S 5)Es todo el cargo (1980 S 10)Descargo de Martín Enguita.-Primeramente se le admite en descargo que pagó a Marco Pérez, bacinero delaño pasado, 13 sueldos y 7 dineros (13 S 7)-Item se le admiten en descargo 122 S. 6 que pagó al collector del clero por lasdoblas y anniversarios de dicha cofradía, por parte de las de su año 37 S 6, y aFrancisco Porcar, por cumplimiento de lo que se debía de dichas doblas y anni-versarios 85 S con la dobla del mes de octubre passado, que son por todo 122 S6 (122 S 6) -Item por la cera que se gastó en dicho año (240 S)-Item por limosna de dos sermones del primer domingo de henero y del NiñoPerdido (38 S 4)-Item por la venida de fray Antonio Font de Valencia a dicho lugar a predicar elPrimer domingo de octubre y limosna de dicho sermón (76 S 8)-Item por la Vissita pasada al secretario Pina (20 S)-Item por un caxón que se hizo para dicha cofradía y de assentarlo donde avíade estar (327 S 3)-Item pagó a Francisco Porcar 20 S. que faltavan de la charidad de las doblas yanniversarios (20 S)-Item de limosna de un sermón a fray Ibañez (11 S 6)Es todo el descargo 869 S 10 resta deviendo 1111 SBacinero-En dicho año fue bacinero Bartholomé Mañes, y se haze cargo que cogió endicho Bacín en todo el año 12 L. 7 S. 10 dineros (247 S 10)-Item por tres reses que dieron a Ntra. Sra. y se vendieron por doze reales (23 S)-Item por dos cahízes y una barchilla de trigo que se cogió y se vendió (229 S 2)-Item recibió de Martín Enguita, clavario, para cera (240 S)Suma el cargo (740 S)Descargo-Primo por todo el azeite que fue menester en dicho año (80 S 10)

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 31

Page 226: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

-Item por la cera que se quemó en dicho año (616 S 8)-Item por el gasto del predicador que vino para el mes de octubre, de enrrama-da y otras cossas (40 S)Es el descargo (737 S 6) Resta deviendo (2 S 6)

En principio, el dinero de la cofradía se depositaba en el Arca de la Iglesia juntocon el de las demás cofradías, aunque desde 1617 consta que tenía ya su propiaarca, en la que además se guardaban los libros de cuentas y de actas de la cofra-día. Cualquier desembolso económico de carácter extraordinario debía ser previa-mente autorizado por el Vicario, dándose, al igual que en el resto de cofradías, lacircunstancia de que a menudo los clavarios y bacineros de un año quedabanadeudando cantidades a los del año siguiente, aunque este problema no llegónunca a adquirir la importancia que tuvo en la Cofradía del Santísimo Sacramento,y la Cofradía del Rosario mantuvo siempre una situación económica privilegiadaque la convirtió en la más rica de las existentes en la villa durante los siglos XVII yXVIII; fruto de esta situación fueron las frecuentes obras sufragadas total o parcial-mente con sus fondos, entre las que cabe destacar la Cruz Procesional mayor, laconstrucción de la Capilla del Cristo o la de la Capilla y Retablo de Nuestra Señoradel Rosario, así como la compra de ornamentos y libros para el culto.

1.3- La Cofradía del Nombre de Jesús

A principios del siglo XVII fue creada esta cofradía, cuya finalidad era el aumen-to del culto y devoción a un crucifijo que se encontraba debajo del coro de la igle-sia parroquial y que, en el año 1620 fue trasladado, junto con las indulgencias dela cofradía, a una capilla construida ex profeso.En los libros parroquiales no aparece ninguna referencia sobre la organización

de esta cofradía, sin que en ningún momento se nombre la existencia de un prioro prebostes, tan sólo aparecen referencias sobre la figura del bacinero o encarga-do de recoger las limosnas y de mantener las lámparas y el aseo del altar delCristo. Es muy probable que esta cofradía, al igual que ocurría con la del Rosario,tuviese como prior al vicario de la parroquia.La primera referencia que hemos encontrado sobre la existencia de esta cofra-

día corresponde a la visita de sus cuentas del año 1609 en el año 1610. La Cofradíadel Nombre de Jesús o del Cristo era la menos numerosa de las existentes enAlcublas y también la más pobre, algo debido sin duda al hecho de ser la última encrearse; las visitas de sus cuentas durante las visitas pastorales nunca son deta-lladas, y apenas ocupan espacio si las comparamos con las del resto de las cofra-días. Como muestra de esta pobreza baste decir que sus libros de cuentas y actas,así como su dinero, se guardaban en el arca de la Cofradía del Rosario, y que entre1609 y 1675 sus ingresos no superaron nunca los 230 sueldos anuales, frente acantidades de 300 sueldos anuales de la Cofradía del Santísimo Sacramento (sincontar las rentas de sus censales) en el año 1599, o los más de 2000 sueldos derenta de la Cofradía del Rosario en el año 1603. Por otro lado sabemos que en las

32 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 227: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

décadas de 1660 y 1670 esta cofradía no tuvo ningún ingreso y sus gastos, reduci-dos al mínimo, hubieron de ser sufragados por la Cofradía del Rosario. Esta situa-ción de pobreza se refleja perfectamente en la visita de 1667, en la cual se dice losiguiente: “Etiam dicho Ilustríssimo Señor, queriendo proceder a reconocer, ave-riguar y examinar las cuentas de la cofadría del nombre de Jesús, por relación delDotor Gerónimo Ynsa ha constado en estos años no tener entrada alguna, y de lasentradas de la Cofadría de Ntra. Sra. Del Rosario haverse acudido esta cofadría,por lo qual en la presente visita no sean pasado las cuentas de dicha Cofadría”.De todos modos, esta falta de ingresos económicos no fue un obstáculo para la

supervivencia de la cofradía que, con el nombre de Cofradía del Cristo, se mantu-vo hasta el siglo XX.

2.- EL CULTO A LA VIRGEN Y A LOS SANTOS

La Reforma Protestante, iniciada en el siglo XVI, señalaba como uno de losmales que afectaba al catolicismo y que hacía necesaria su reforma el culto a lossantos y a la Virgen, ya que lo consideraba una especie de politeísmo encubierto,sobre todo entre las capas sociales menos cultas, que eran al mismo tiempo lasmás amplias numéricamente.A raíz del concilio de Trento (1545-1563), la Iglesia Católica inició su propia

reforma a la que se ha dado en llamar Contrarreforma Católica, por el hecho deque surgió como consecuencia de la Reforma Protestante y para luchar contraésta. Uno de los elementos en los que se apoyó la Iglesia Católica para hacer fren-te a la incertidumbre religiosa que invadió a la sociedad a raíz de la proliferaciónde formulaciones religiosas diferentes y, la mayoría de veces opuestas al catolicis-mo ortodoxo, fue la reafirmación de aquellos dogmas y formas de culto más dura-mente atacados por los “protestantes”. En este sentido, la promoción y exaltacióndel sacramento de la Eucaristía, el culto a la Virgen, y la defensa de los santoscomo mediadores ante Dios, fueron algunos de los instrumentos más utilizadospor la Iglesia y, al mismo tiempo, unos de los más eficaces, consiguiendo que lasociedad participara de una forma masiva en su culto, e impregnándola por com-pleto de la devoción hacia ellos.Por otro lado, además de este dirigismo de la Iglesia hacia unas formas y obje-

tos de culto determinados, no debemos olvidar esa necesidad del ser humano delograr la benevolencia y la ayuda de Dios en la vida terrenal, necesidad que estabamuy presente en el mundo rural, un mundo en el que la existencia estaba ligadaen gran medida a las buenas cosechas, y en el que una sequía prolongada, unahelada o unas lluvias torrenciales podían acarrear consecuencias desastrosas. Eneste contexto, los santos eran un instrumento óptimo para mediar ante Dios.Ligada a este hecho, la devoción a determinados santos está directamente relacio-nada con las labores agrícolas o con la protección de las cosechas, y la de otroscon la protección ante determinados males que aquejaban a las personas y a lasociedad.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 33

Page 228: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Estos dos aspectos, dirigismo de la Iglesia y necesidad de mediadores ante ladivinidad, son claramente visibles en la sociedad española del siglo XVII y XVIII, ylógicamente estaban también presentes en la sociedad alcublana, y fueron, juntocon el crecimiento económico y demográfico, los causantes del aumento delnúmero de santos objeto de culto en Alcublas.

2.1- El culto privado

En relación con el culto popular cabe hacer, a pesar de que se confundenmuchas veces, una distinción entre el culto individual o privado y el culto público ocolectivo. A nivel privado, cada familia y cada persona tenía sus santos y devocio-nes preferidas, que podían o no coincidir con las de la colectividad. El culto en elámbito privado o familiar se concretaba, por lo general, en la presencia en algúnlugar de la casa de imágenes de la Virgen, Jesucristo y de santos, a los que se con-vertía en verdaderos “protectores” de la familia, en una costumbre que se ha rela-cionado en múltiples estudios con el culto a los dioses familiares romanos. Estas imágenes religiosas consistían en pequeñas esculturas, cuadros, reta-

blos de azulejos y, en los casos de las familias más humildes, en sencillas estam-pas compradas a vendedores ambulantes o traídas desde Segorbe, Valencia uotros lugares. El lugar para situarlas era variable, pero siempre en sitios preemi-nentes de la vivienda, por lo general en la entrada de la casa y en los dormitorios,en un nicho o sobre una repisa y acompañadas de pequeñas luminarias. A estasimágenes, dentro del ámbito del culto privado, venían a unirse como complemen-to del culto y con un claro valor profiláctico rosarios, escapularios, relicarios y cru-ces de diversos tipos.Que nosotros sepamos, de todos estos objetos devocionales sólo se han conser-

vado los retablos de azulejos, y es muy posible que se hayan conservado algunascruces, rosarios y escapularios, aunque por su carácter privado y su tamaño redu-cido no los conocemos. Sobre los cuadros, además de suponer su existencia por lasencilla razón de que era una costumbre muy difundida en la época, tenemosconstancia de la misma gracias a unos pocos inventarios privados de bienes reali-zados en algunos testamentos y escrituras matrimoniales que se registraron antelos notarios de Alcublas y que se han conservado hasta nuestros días. Así, en eltestamento de Isabel Civera realizado en el año 1636 se cita un cuadro del NiñoJesús; en una escritura de nupcias del año 1645 se citan un rosario de coral y gra-nos de cristal, un cuadro de Santa Ana, un escudo con la faz de la Verónica, y unacamándula con una pequeña imagen de la Virgen del Pilar; en dos inventarios tes-tamentarios del año 1685 se citan un cuadro de Santo Tomás de Villanueva por unaparte, y por otra los cuadros de San José, Jesús y María, la Coronación de laVirgen, y San Agustín.En lo relativo a los retablos de azulejos, estos comenzaron a proliferar en la

segunda mitad del siglo XVIII, tanto en las fachadas de las viviendas como en suinterior, principalmente en las entradas. A falta de una catalogación detallada delos retablos de esta época que se han conservado hasta nuestros días, y ante la

34 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 229: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

dificultad que supone en algunos casos el acceso al interior de las viviendas,hemos decidido centrarnos en los existentes en las fachadas de las casas. Deestos quedan en la actualidad siete, ya que en el año 1993 se desmontó uno dedi-cado a San Vicente Ferrer que estaba en la fachada de la casa número cinco de laPlaza de la Santa Cruz, y de estos siete podemos datar tres en el s.XVIII, y el restoya a inicios del XIX, pero en fechas muy cercanas. Los retablos y su ubicación sonlos que señalamos en el cuadro siguiente, pudiendo añadir a esta lista un retablotardío que representa a San Isidro Labrador, y que en el año 1995 fue trasladadodesde el interior de la casa situada en el nº 4 de la calle de San José hasta sufachada.La ubicación de estos retablos en las fachadas podemos calificarla de ostenta-

ción de la devoción particular de una familia, en un intento de aportar a la devocióngeneral unos santos concretos, intento que muy frecuentemente se lograba y queen ocasiones daba lugar en muchas villas y lugares a celebraciones populares queescapaban de la ortodoxia religiosa. Esta situación se pone de manifiesto en un“Auto del Real Acuerdo de la Audiencia de Valencia de 2 de diciembre de 1776”, queel obispo de Segorbe remitió a la villa de Alcublas en febrero de 1777, por el cualse prohibían “ las funciones de Bacas, Novillos y Comedias que con motivo de fies-tas de Santos, Imágenes y demás ” se celebraban en muchos sitios. En un frag-mento de este Auto, al hablar de las fiestas populares o de calle, se indica que la

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 35

RETABLOS DE AZULEJOS: situados en la Calle Mayor, datan de finales el s.XVIII, y represen-tan a San José y la Virgen de los Desamparados.

Page 230: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

mayoría de ellas eran “ no a Santos o sus imágenes sitas en Iglesias o sus Capillas,ni a expensas de Cofradías o Hermandades fijas y aprobadas, sino de algunos par-ticulares, ya por sí solos, ya voluntariamente asociados, y a Santos o sus Imágenessitas en los Oratorios o Capillas que llaman de Barrio y otras que la devoción dealgunos particulares ha puesto al frente de sus casas en las Calles y Plazas públi-cas y otros sitios profanos ”, para concluir indicando que estas costumbre eranpropias del paganismo.

Alcublas. Retablos de azulejos conservados.Advocación Localización Medidas SigloSan José C/ Mayor, 6 80 cmX60 cm. XVIIISan José C/ D. José Albalat, 52 60 cmX40 cm. XIXSan José C/ Villar Arzobispo, 10 80 cmX60 cm. XIXV. Desamparados C/ Mayor, 27 96 cmX76 cm. (ap.) XVIIIV. Desamparados C/ V. Desamparados, 37 80 cm. X 60 cm. XIXS. Miguel Arcángel C/ D. José Albalat, 42 80 cm. X 60 cm. XVIIINtra. Sra. del Pilar C/ Ntra. Sra. Pilar, 17-19 80 cm. X 60 cm. XIX

Junto al caso de los retablos de azulejos en las fachadas, otro caso en el que seexpresa ese deseo de que el pueblo en general participase de un culto en princi-pio privado, lo encontramos en la creación de capillas familiares en la parroquia,destinadas a acoger a esos santos. Mientras que los retablos de azulejos en lasfachadas nos revelan una posición económica medio/alta de esas familias, estoscasos concretos son protagonizados por familias de clase alta - siempre en el con-texto de la villa de Alcublas -, que además adquirían el derecho a enterrarse endichas capillas. La única capilla con este origen existente en la parroquia deAlcublas es la de la Inmaculada Concepción, tal y como veremos al hablar de laevolución del templo parroquial, aunque a principios del siglo XVII otra familiaobtuvo licencia para construir una dedicada a San Juan Bautista, construcción queno llegó a realizarse casi con toda seguridad por problemas económicos. En la visi-ta pastoral de 1606 encontramos una referencia sobre esta licencia que hemosconsiderado interesante transcribir, ya que ayuda a nuestra comprensión de losmecanismos devocionales de la época:“Item su Señoría Reverendíssima, para beneficio de la fábrica y aumento de laiglesia parroquial de las Alcublas, dio lugar a Miguel de Bon, Bautista de Bon ya la viuda de Francisco de Bon, hermanos, para que con ella puedan labrar unacapilla honda doze palmo con su bóveda, en el lugar que al presente está elretablo de San Joan que dejó el abuelo de dichos Bon, en la qual capilla puedaestar y esté el dicho retablo y se puedan enterrar todos los arriba dichos y sushijos y descendientes por recta línea, con que hayan de labrar y labren dichacapilla dentro de un año y paguen a la fábrica de dicha iglesia 60 libras monedade Valencia, como más largamente se dice en las letra de concesión que endicha razón su Señoría les ha otorgado”.Aunque con algunos matices diferentes, un caso parecido en lo referente a la

36 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 231: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

confusión del culto privado y del culto público lo encontramos en las familias queregían las ermitas de Santa Bárbara y de la Santa Cruz, sobre las cuales hablare-mos más adelante.

2.2- El culto público.

Al hablar de culto público hacemos referencia a todos aquellos santos e imáge-nes que recibían culto en la parroquia de Alcublas, a los que lo recibían en lasermitas, y muy especialmente a aquellos en cuyo honor se celebraban fiestas enlas que a menudo se aunaban lo religioso y lo lúdico.

aa)) EEnn llaa ppaarrrrooqquuiiaa yy llaass eerrmmiittaass..En la iglesia parroquial había, a mediados del siglo XVII, altares dedicados al

Santísimo Cristo, la Inmaculada Concepción, la Virgen del Rosario, San JuanBautista, la Santísima Trinidad y las Almas del Purgatorio, y el altar mayor dedica-do a San Antonio Abad, a los cuales se añadieron posteriormente otros dedicadosa San Roque, San Ignacio de Loyola, y la Virgen de la Salud. Sin contar con un altarpropio había imágenes de San Martín, la Virgen del Pilar, San José, la Virgen delRemedio, los santos Abdón y Senén, Santiago Apóstol, San Pedro y San Pablo, SanGregorio, San Agustín y San Miguel.A estos santos y advocaciones presentes en la iglesia parroquial habría que aña-

dir aquellos que tenían su propia ermita y que, por tanto, eran también objeto deun culto público: Santa Bárbara, San Cristóbal, San Sebastián, la Santa Cruz, ymás tarde San Agustín y Santa Lucía. El hecho de que los titulares de estas ermi-tas fueran objeto de un culto público no indica sin embargo que todas las ermitasfueran de patronato público o eclesial, ya que algunas de ellas eran de patronatoprivado. Así, mientras que por un lado desconocemos a quién correspondía elpatronato de la ermita de San Cristóbal, si que sabemos que sobre la ermita deSanta Bárbara tenía derecho de patronato la familia Muñoz, y que la ermita de SanSebastián estaba bajo patronato de la villa, ya que era esta la que nombraba a losermitaños, ejemplificando muy bien este hecho un acuerdo del Consejo de la Villadel año 1752: “(...) fue propuesto por el Magnífico Jayme Sanz, regidor primero, que JaymeMañes de Juan ha puesto un memorial suplicando a la Villa le conceda el serhermitaño del Glorioso San Sebastián y, oida dicha propuesta, fue determinadoel que se le dé ser hermitaño de la hermita del Glorioso San Sebastián durantela voluntad de la presente Villa, con la obligación que dicho Jayme Mañes estéobligado a sepultar todos los difuntos que murieren en la presente Villa que lemanden sepultar, con la condición de que todos los que el clero de la presenteVilla sepultare por amor de Dios esté obligado dicho Jayme Mañes a sepultar-los por lo mesmo, y como se allare presente dicho Mañes, aceptó dicha condu-ción (...)”. Además de lo anterior, la ermita tenía un huerto o bancal anexo que el ermita-

ño podía explotar mientras estuviese en el puesto, hecho del que nos da noticia

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 37

Page 232: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

otro acuerdo del Consejo o Ayuntamiento del año 1779 por el cual se le concedía almaestro de niños el ser ermitaño de esta ermita a cambio de cuidarla.La ermita de la Santa Cruz estaba bajo patronato mixto desde el año 1624, año en

el que se publicó el testamento de Domingo Civera y Ana Sánchez en el cual, ademásde instaurar un beneficio en la ermita, se dotaba a la misma de veinte libras en propie-dad. Los patronos de la ermita debían ser dos descendientes de dichos Domingo Civeray Ana Sánchez, señalando también al rector de la parroquia y a los jurados como patro-nos, sin duda alguna en un intento de perpetuar la situación.En lo relativo a las ermitas de San Agustín y Santa Lucía, por sus característi-

cas es de suponer que la primera estaba bajo patronato de la villa, mientras quela segunda debía estar bajo patronato particular. Estas dos ermitas datan de lasegunda mitad del siglo XVIII.Si hay una característica común a todas las ermitas durante el siglo XVII, es el

descuido en la conservación de los edificios y la falta de ornamentos y otros obje-tos necesarios para el culto, aspectos que reiteradamente se ponen de manifiestoen las visitas pastorales que el obispo realizaba periódicamente y que, comohemos podido ver al hablar del clero y su organización, estaban en consonanciacon la mentalidad de la época. Para ilustrar este comentario hemos escogido lasreferencias de algunas de esas visitas pastorales:

EErrmmiittaa ddee llaa SSaannttaa CCrruuzz::Año 1632: “Item por quanto habiendo visitado la hermita de Santa Cruz, clara-

mente parece y se ve que no tiene la decencia y ornato necesario para que sepueda decir misa en ella, proveyó y mandó el dicho oficial Vicario general al retorde la presente iglesia, que no deje decir misa en dicha hermita mientras no tuvie-re retablo y los demás ornatos que se requiere para que se pueda celebrar condecencia”.Año 1641: “(...) y en ella halló de nuevo un cuadro de la Invención de la Cruz, y

que no se ha cumplido lo que se mandó en la visita del año 1637, a saber es quese blanqueen las paredes por estar indecentes y así lo mandó de nuevo”. En otrolugar de la visita se dice que había en las paredes figuras indecentes.

EErrmmiittaa ddee SSaann SSeebbaassttiiáánn::Año 1641: “Visitó su Señoría Reverendíssima esta hermita y la halló con un reta-

blo de pintura en tabla antiguo y no hay ara y mandó que se reparen los tejados yse ponga manteles para que esté con decencia”.

EErrmmiittaa ddee SSaann CCrriissttóóbbaall::Año 1637: “Esta visitó Su Señoría Reverendíssima y halló un retablo muy viejo

de pintura en tabla, y no hay Ara, y mandó que se repare y recorra el tejado por-que se llueve mucho”.

EErrmmiittaa ddee SSaannttaa BBáárrbbaarraa::Año 1637: “En esta halló Su Señoría Reverendíssima un Retablo de la Santa de

38 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 233: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

pintura en tabla, y ni hay Ara ni Altar ni se dice misa porque es de un particular nitiene licencia para ello”.Relacionados también con estas carencias hay dos mandatos de visita de los

años 1656 y 1667 que, al mismo tiempo, nos informan sobre la forma en que eraejercido el patronato en esta ermita y sobre el momento a partir del cual se pudodecir misa en ella:Año 1656: “Item por cuanto de unos años a esta parte no se ha tenido por lugar

capaz de celebración la hermita de Santa Bárbara, en fe de no ser común a los feli-greses, sino sólo de quien tiene sobre ella el derecho de patronato. Por tanto,reservando el patronato a quien de derecho le competiere, con obligación de poneren ella misal y todos los ornamentos necesarios para decir misa, y de tenerla yconservarla en pie en la forma necesaria, y de tenerla franca y libre para siempreque los fieles, durante la claridad del día, quisieren entrar a visitarla, y de darcuenta de su administración al ordinario siempre que la pidiere, declaramos queen dicha hermita se puede decir misa y hacer las estaciones que se suelen haceren las demás hermitas, concediendo al que fuere Patrón que pueda tener la llavede ella como tiene también de ella el cuidado”.Año 1667: ”Item provehe y manda al patrón de la hermita de Santa Bárbara, o

persona o personas que entienden tener derecho de enterrarse en dicha hermita,que sub pena privationis del derecho que tuvieren, provean unos manteles para elaltar de dicha hermita, hagan un frontal y una tarima, altar, y la ropa en dicha her-mita según conviene”.Puede sorprender en este último mandato que se nombre la práctica de ente-

rramientos en el interior de esta ermita, sobre todo si tenemos en cuenta su redu-cido tamaño, pero hay que decir que hasta finales del siglo XVIII era práctica comúnel realizar enterramientos en el interior de los edificios de culto y, al igual que sehacían en el interior de la iglesia parroquial, se realizaban en el interior de lasermitas de patronato privado o mixto, como es el caso de esta de Santa Bárbara oel de la de la Santa Cruz.

bb)) LLaass ffiieessttaass ppaattrroonnaalleess yy oottrraass ddee gguuaarrddaarr..Volviendo de nuevo a las festividades religiosas, junto a las celebraciones litúr-

gicas más importantes como la Navidad, Semana Santa y Pascua de Resurrección,o el Corpus Christi, en honor de algunos de los santos e imágenes venerados en laiglesia y las ermitas se celebraban festividades cuya importancia estaba directa-mente relacionada con la devoción que despertaban entre los fieles.En esencia todas estas festividades consistían en la celebración de misa solem-

ne y procesión, con la presencia ocasional de padres predicadores, y en activida-des de diverso tipo que iban desde la música y las danzas hasta la representaciónde diálogos y comedias, pasando por el disparo de fuegos artificiales y la celebra-ción de carreras y concursos con animales.Dos de las festividades más populares - y también de las más antiguas -, que se

celebraban en la villa eran las que tenían lugar en honor de San Miguel Arcángely de San Antonio Abad, patronos de la villa.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 39

Page 234: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En el mes de septiembre tenía lugar la fiesta en honor de San Miguel, llamadatambién la “fiesta de los mozos” porque eran estos sus principales protagonistasy eran además quienes las organizaban mediante cuatro mayorales elegidosanualmente. Sufragada mediante limosnas y una pequeña aportación del ConsejoGeneral de la Villa, en el siglo XVIII pasó a ser sufragada exclusivamente por loshombres con edades comprendidas entre los 15 y 40 años y por las limosnas reco-gidas por los mayorales.La duración de los festejos era de dos días: en el primero tenían lugar la cele-

bración de una misa solemne y una procesión dedicadas al santo; el segundo día,con un carácter totalmente lúdico, la fiesta consistía en música y danzas, subastapública de productos y animales donados por los vecinos, y toros, tal como se indi-ca en un acuerdo del Consejo General de fecha del once de setiembre de 1645: “(...)acordó dar de ayuda para la fiesta de San Miguel a los mayorales seis libras, conque la fiesta sea la ordinaria, que es traer sones, joyas y toros”. Para los festejostaurinos los mayorales construían un tablado desde el que las autoridades presen-ciaban los actos, e igualmente les ofrecían un refresco.En ocasiones además de los actos ya señalados tenía lugar la representación de

alguna comedia el día del santo, tal como se hizo en el año 1634, año en el que elConsejo General de la Villa acordó dar “dos libras a Joan Pérez, maestro (de niñosde la villa), por la comedia que representó el día de San Miguel”.

40 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

SAN MIGUEL ARCÁNGEL: restos de una pintura popular en una casa de Alcublas que presen-ta a San Miguel como un soldado de la época, cuando lo normal era representarlo como soldadoromano. A sus pies se halla vencido el mal, representado por un dragón, y en la parte superiorderecha aparece la balanza de la justicia divina.

Page 235: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Hay un acuerdo del Consejo General de la Villa del año 1623 en el que se indicael carácter de patrón de la villa que tenía San Miguel: “(...) acordó dar a los mozossiete libras y media para ayuda a la fiesta que hazen de sones y tires para regoci-jar la fiesta del príncipe para el ángel San Miguel, por ser como es patrón de laVilla”. Aunque no hemos podido averiguar el momento exacto, esta festividadacabó por ser desplazada por otras celebraciones más de moda, y es seguramen-te en la segunda mitad del siglo XIX cuando el auge adquirido por la celebración dela fiesta de los quintos el día de los Santos Inocentes hizo que la fiesta de SanMiguel acabase perdiéndose. No obstante, ya en el siglo XVII es posible constatarun estancamiento en la popularidad de esta celebración, al tiempo que otras, comola de San Blas y sobre todo la de San Antonio Abad, iban adquiriendo más fuerza.En el mes de enero tenían lugar las fiestas en honor de San Antonio Abad, orga-

nizadas por cuatro mayorales elegidos por el Consejo General de la Villa que, alacabar su mandato anual nombraban a sus sucesores. A través de diferentes ano-taciones de gastos y de acuerdos del Consejo de la villa podemos conocer algunasde las características de esta celebración, cuya importancia fue creciendo a lolargo del siglo XVIII, adquiriendo las características que tiene en la actualidaddurante los siglos XVIII y XIX. Así, por ejemplo en las cuentas del año 1641 apare-ce el siguiente gasto:“Item dio y pagó de todo gasto de la fiesta de Sant Antonio, a saber es: pólvora,coetes, papel de todas maneras, cera, predicador, confessores, panes benditos,enramada y un hombre que fue a por el atambor, y en vino, por todo lo dicho 7libras, 4 sueldos y 10 dineros”. Si sólo tuviéramos esta referencia sobre la celebración diríamos que era una

fiesta exclusivamente religiosa, pero sin embargo hay otras referencias que nospermiten conocer la existencia de otros elementos que, aún estando directamenterelacionados con la religión, presentan un carácter mucho más lúdico, como sonla música y el teatro. Así, en el año 1602 se pagó “a los sones ministriles que paraSant Antón vinieron de Xèrica, 115 sueldos”, y en el año 1615 se pagó “un refres-co para los dançantes del Villar quando vinieron para Sant Anthonio”, y en los años1624, 1626, 1627, 1634 y 1645 aparecen también gastos para músicos y para lacomedia del día del santo. Igualmente, en el año 1655 el Consejo General de laVilla acordó dar de ayuda a los mayorales para la fiesta de San Antonio 30 libras,con la condición “de que traigan copla de dos coros para la dicha fiesta”. Hay un mandato de visita del obispo del año 1641 que nos ayuda a conocer más

datos sobre las danzas y las representaciones teatrales que tenían lugar el día delsanto, ya que nos indica el momento y el sitio en el que éstas tenían lugar:“Item, por quanto en las fiestas de San Antonio y San Blas se hazen algunasdanzas y se dizen algunos diálogos en la Yglesia antes y después de las proce-siones, de que resulta mucha inquietud e indecencia, proveyó y mandó SuSeñoría Reverendíssima que el Retor no permita hazer semejantes danzas den-tro de dicha Yglesia, sino en la plaza y calles a donde van las procesiones”.Es muy probable que los diálogos y danzas a que se refiere el mandato anterior

consistiesen en una representación poco ortodoxa de la vida del santo y de sus ten-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 41

Page 236: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

taciones, en la cual la presencia de figuras de demonios ayudaría a comprenderese carácter de “indecencia” al que alude el obispo como motivo para trasladaresos actos a la plaza y las calles de la localidad. Un elemento de gran importancia en la festividad de San Antón, tal y como ha

llegado hasta nuestros días, son las hogueras que se realizan la víspera de dichodía por la noche. En la documentación de los siglos XVII y XVIII que se ha conser-vado no aparece ninguna referencia sobre las mismas, y la única actividad de laque se habla en la víspera de San Antón es el volteo general de campanas. Esto noquiere decir que no se hiciesen hogueras, ya que la finalidad de las mismas debióde ser originalmente iluminar y calentar los lugares en los que se hacían las dan-zas, algunos lugares de paso de la procesión, y la plaza durante la representaciónde los diálogos o la comedia. Es precisamente ese carácter puramente práctico delas hogueras el que haría que no se las mencionase en la documentación comouno de los elementos rituales de la celebración de la fiesta, tal y como es entendi-do hoy en día.Durante la primera mitad del siglo XVII esta festividad fue adquiriendo progresi-

vamente mayor importancia, de forma que la villa fue asumiendo como propios losgastos derivados de su celebración, hasta el punto de que en el año 1627 elConsejo General acordó “que la Villa tome a su cargo la fiesta de San Antonio Abady pague la misa de ese día”, y en años sucesivos se aumentó la ayuda para los fes-tejos hasta alcanzar las 30 libras, que la villa obtenía de los ingresos por el arren-damiento de la carnicería, cantidad que, comparada con las 7 libras que daba parala fiesta de San Miguel, nos da una idea del auge del culto a San Antón.Por otro lado, a finales del siglo XVII y a imitación de lo que se hacía en otras

localidades, se adoptó la costumbre de adquirir, por donación o por compra, unlechón que durante todo el año iba suelto por el pueblo y al que alimentaban losvecinos. Llegado el día de San Antonio, este lechón era subastado públicamentecon la finalidad de obtener ingresos, generalmente en trigo, con los que contribuiral mantenimiento de la fiesta. De todos modos desconocemos el tiempo durante elque se mantuvo esta costumbre, ya que sólo tenemos referencias sobre la mismadesde la última década del siglo XVII hasta la segunda década del siglo XVIII. Bien porque se deseaba dar un carácter más solemne a esta festividad, o bien

porque este santo no era oficialmente patrón de la villa, a pesar de ser considera-do por los vecinos como tal y de ser el titular de la parroquia, el hecho es que enel año 1644 el Consejo General de la villa adoptó el siguiente acuerdo por el cualse nombraba a San Antonio Abad patrón de las Alcublas:“Anno a Nativitate Domini MDCXXXXIIII, die vero intitulato XXVI mensis dezem-bris, el Consejo General, juntados en la Sala de la presente Villa (...), todos jun-tos, unánimes y conformes, nemine discrepante, por ellos y los ausentes vota-ron y escoxieron por patrón al bienaventurado San Antonio Abat. Prometen,medio juramento, de guardar y festejar Su fiesta lo mejor que se pudiere, paralo qual obligan los bienes de dicha Comunidad”.Lamentablemente, las informaciones que nos dan los libros de Acuerdos y

Cuentas de la villa o los libros parroquiales no nos permiten conocer más detalles

42 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 237: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

acerca de esta celebración y de su evolución, de manera que no sabemos en quémomento fueron incorporándose a ella otros elementos que la configuran tal ycomo es en la actualidad. Así, por lo que respecta a la costumbre de hacer “calde-ras” populares, su origen estaría en las caridades que se daban a los pobres queacudían a la villa durante las fiestas, y tendrían como antecedente directo el repar-to de panes benditos al que se alude ya en un acuerdo del Consejo de la villa delaño 1641. Otro elemento de la fiesta son “las corridas”, carreras y concursos popu-lares que desconocemos en qué momento se incorporaron a los actos propios dela celebración, aunque por su carácter todo parece indicar que se trata de unatransposición de las que tenían lugar durante la fiesta de San Miguel, y por lo tantopodríamos hablar de una incorporación tardía - durante la segunda mitad del sigloXIX -, que coincidiría en el tiempo con la decadencia de la fiesta de los mozos enseptiembre. Si hay que destacar un hecho en relación con las fiestas en honor de santos, es

su aumento a lo largo del siglo XVII: junto a festividades que ya se celebraban enel siglo anterior, como las de los santos Abdón y Senén, San Roque, la Virgen de laSalud, o las ya aludidas de San Cristóbal, San Sebastián, San Miguel y San AntonioAbad, aparecieron durante este siglo otras que contribuyeron a conformar uncalendario festivo que tenía sus momentos de mayor actividad en los periodos dediciembre a febrero y de agosto y septiembre aunque, en unión de las festividadeslitúrgicas y de otras festividades menores, abarcaba prácticamente todo el año.La primera de estas incorporaciones fue la de San Blas, abogado de las enfer-

medades de la garganta, cuyo culto tuvo gran importancia en una época en la queeran frecuentes las epidemias de gripe y otras de carácter contagioso que causa-ban una elevada mortalidad, sobre todo en la población infantil. Su celebración,que está documentada desde el año 1621 aunque por las referencias parece queera algo anterior, estaba marcada totalmente por los actos religiosos, entre losque destacaba la bendición de “los panes de Sant Blas” y la procesión del santo.Esta procesión, al igual que la festividad en general, adquirió mayor solemnidad araíz de contar la villa con una reliquia del santo desde el año 1632, proporcionadapor “el Padre ministro del convento de Liria”, al que en agradecimiento el Consejode la villa acordó dar quince barchillas de trigo.En el año 1627 se produjo la incorporación al calendario festivo particular de la

villa de las festividades de San Bruno y de la Purísima Concepción o la Inmaculada.En acuerdo del 21 de junio de dicho año, el Consejo General de la villa “determinóhacer la fiesta del glorioso San Bruno para siempre” por ser patrón de los monjesde Valdecristo. Esta fiesta se mantuvo en Alcublas mientras duró la relación dedependencia de la villa respecto del convento, sin ninguna duda en un intento deagradar a los señores de la villa, quienes en agradecimiento regalaron, en unafecha indeterminada entre los años 1694 y 1723, una talla de madera de dichosanto. La celebración era de carácter exclusivamente religioso, y su organizaciónestaba en manos de los mayorales de San Antonio.

Por lo que a la Purísima Concepción se refiere, la primera referencia documen-

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 43

Page 238: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tal sobre la celebración de su festividad aparece en el año 1627, aunque no fuehasta el año 1644 cuando se acordó que ese día fuera fiesta de guardar en la villa.De la importancia que se daba a esta fiesta nos puede dar idea un gasto recogidoen los Libros de Cuentas de la villa del año 1663:“Item se le admite que gastó en la fiesta de la concepción de Nuestra Señora, ensones 4 libras y 12 sueldos, al corneta 6 sueldos, de los vestidos para las come-dias 2 libras, en cera 6 libras con 6 sueldos y 11 dineros, en olores 1 libra y 15sueldos, en neulas 4 sueldos, en pólvora 1 libra con 18 sueldos, en cuetes 4 librasy 13 sueldos, en cordel y una tabla y carpa 4 sueldos, que todas las partidas mon-tan 30 libras con 12 sueldos y 11, y mas se gastó en los cantores de Segorbe,Predicador y sones, en la comida y camas 8 libras, y a Jusepe Martínez, por hazerel tablado y aliñar la Yglesia 1 libra con 10 sueldos, que todo montan estas parti-das 40 libras con 2 sueldos y 11 dineros, más de harina quatro barchillas quevalen 2 libras, que todo es 42 libras con 2 sueldos y 11 dineros “.En esencia vemos que la forma de celebrar esta fiesta era parecida a la de otras,

con el uso de la pólvora, la música, el teatro, y con la presencia de solemnes actosreligiosos. Llama la atención el gasto en harina, que nos lleva a relacionar estafiesta con otras que se celebraban en la villa , en las cuales también se tenía lacostumbre de repartir “panes y torticas”, como eran las de San Blas, Santa Agueday San Antón.

44 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

RELICARIOS DE SAN BLAS Y DE LAS OCHO VÍRGENES: las reliquias fueron utilizadasdurante la Contrarreforma católica como un elemento devocional de primer orden. En el caso delos relicarios de San Jerónimo o San Blas, la reliquia son supuestos huesos de los santos; en elcaso de las Ocho Vírgenes, son trozos de tela que pertenecieron a las santas (Santa. Cecilia, Santa.Inés, Santa. Agueda, Santa, Apolonia, y cuatro más con nombre ilegible).

Page 239: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Casi al mismo tiempo que se comenzaron a celebrar las dos festividades ante-riores, se comenzó a celebrar la fiesta de San Agustín, cuyo origen lo encontramosen el hallazgo de agua en un pozo de la partida de Santa Bárbara el día de dichosanto. Cuando en agosto del año 1628 se concluyeron las obras de canalización delagua hasta la villa, el Consejo General de la villa, reunido a tal efecto el día 20 dedicho mes, y en presencia del Bayle, “determinó que se guarde la fiesta de SanAgustín y que aquel día se suplique a los señores Retor y clérigos se sirvan hazermerced a la Villa yendo a bendezir el agua donde nace, yendo en processión por lamañana, y ordena el dicho consejo a qualquier vezino de qualquier estado y condi-ción se le pueda ejecutar veynte libras de pena si trabajare”.Finalmente, señalar el caso de tres festividades propias del culto privado que

fueron directamente promovidas al culto público por particulares: la de SantaBárbara, la de San Pedro y la de San Isidro Labrador.Acerca de la festividad de Santa Bárbara, sabemos de su celebración por unas

notas sobre las costumbres y celebraciones de la parroquia escritas por el rectoren el año 1684. Desconocemos cuando se inició esta celebración, pero podemosafirmar que fue con posterioridad al año 1656, ya que con anterioridad a esta fechala ermita carecía de permiso del obispo para que se celebrase misa en ella. En lasnotas del año 1684 se nos indica en qué consistía la festividad:“El día de Santa Bárbara va la procesión a su ermita de mañana, se canta misacon Gloria y Credo, paga el Patrón de la Hermita tres sueldos a cada sacerdote.El pasico le lleva el Retor de mañana quando quiere, y el sacristán hace señalcon la campana mediana, quando el cura le hace con la de mano: plega elsacristán por el lugar al pasico, y lo que se plega, que es trigo, se parte entreambos”.La festividad de San Pedro, por su parte, se comenzó a celebrar en una fecha

indeterminada entre los años 1660 y 1694, en virtud de unas mandas pías testa-mentarias ordenadas por Pedro Domingo de Pedro, quien dejó a sus herederosunos censales con la condición de que pagasen anualmente una misa con sermóny procesión el día del santo.Mayor trascendencia tuvo la instauración a finales del siglo XVIII de la festividad

de San Isidro Labrador, festividad de clara tradición castellana que vino a sustituiren parte a la de San Roque. Fue promovida por Antonia Ibáñez, y un fragmento desu testamento nos indica claramente la forma de hacerlo:“En el día treinta y cinco de enero de este año 1795 murió Antonia Ibáñez (...).Quiere y es su voluntad que, anual y perpetuamente, se celebre en estaParroquia una Festividad en honor de San Isidro Labrador en su mismo día, conCompletas, Misa cantada con diácono y subdiácono, sermón, procesión y demásactos acostumbrados en semejantes festividades, hipotecando para ello elheredero la finca o fincas que bastaren para cubrir su importe, quedando facul-tad a sus herederos y sucesores en la obligación dicha, de agregarse otrosdevotos voluntarios todos los años, de suerte que, anual y perpetuamente, comoqueda dicho, se ha de celebrar la dicha y expresada Festividad encuentren o nocompañeros para el pago”.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 45

Page 240: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La iniciativa de festejar a San Isidro fue muy bien acogida, y los festejos fueronadquiriendo gran importancia, manteniéndose hasta mediados del siglo XX conuna considerable participación popular.Lógicamente, al tiempo que determinados santos y devociones adquirían impor-

tancia, otros sufrían el efecto contrario e iban perdiendo la que en otros tiempostenían, como es el caso ya señalado de San Roque, o como ocurrió también conSan Cristóbal.La festividad de San Cristóbal era, junto con las de San Miguel y San Antón, una

de las más antiguas que se celebraban en la villa. Por un acuerdo del ConsejoGeneral de Alcublas del l7 de julio de 1658, sabemos que esta consistía, básica-mente, en una procesión hasta la ermita del santo y en la celebración solemne deuna misa en dicho lugar, aunque en ocasiones se añadían otros festejos, como lacomedia que se representó en el año 1650.De la decadencia del culto a este santo nos dan fe las referencias que sobre el

estado de conservación de su ermita aparecen en las visitas pastorales que cono-cemos: en todas se ordena efectuar numerosas reparaciones por el abandono enque se encontraba el edificio, algo en lo que debía influir, sin duda, la lejanía de laermita respecto de la población. Un acuerdo de las autoridades de la villa, adopta-do el 15 de julio de 1725, refleja con gran claridad los esfuerzos para evitar la des-aparición de esta celebración:“(...) Atendido que es costumbre ir a la procesión del glorioso San Cristóbaltodos los años a su ermita, y que no van a dicha procesión quatro personas, yoida dicha propuesta se determinó que vaya una cabeza por cada Casa, o hijo ohija de cada casa, y si faltare alguna persona, paguen de pena media libra decera aplicadora a la fábrica de la presente villa”.Desconocemos durante cuanto tiempo se pudo mantener de una forma tan arti-

ficial esta festividad, pero seguramente ya a mediados del siglo XIX se había deja-do de celebrar, y a principios del siglo XX de su ermita tan sólo quedaba en pie elarco de la puerta, y hoy en día sólo un montón de piedras.

cc)) PPrroocceessiioonneess yy rrooggaattiivvaass..Como hemos podido ver, en todas las celebraciones religiosas aparece como un

elemento devocional de primera importancia la procesión en honor del santo o lavirgen. Ahora bien, si en alguna celebración religiosa la procesión adquiría uncarácter esencial, era en las romerías, procesiones en las que se salía de los lími-tes de la localidad para acudir hasta una ermita o santuario en los que se venera-ba una imagen con una significación especial para los fieles. A principios del siglo XVII se celebraban en Alcublas cuatro romerías, tal como

se nos informa en un acuerdo del Consejo General de la villa adoptado el 21 demayo de 1627:“(...) que en las processiones que la presente Villa haze assí a Cueva Santa,Cucalón y Mas de las Dueñas y Andilla, y otras que se ofrescan hazer, gasten losseñores jurados según vieren que es necesario”.Estas procesiones se hacían en honor de las siguientes advocaciones o santos:

46 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 241: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

la de la Cueva Santa, cuya fecha de celebración el primer sábado de mayo se fijó afinales de la década de 1640, se realizaba para venerar una imagen de la Virgenque, según la tradición, encontró un pastor en una cueva del término de Altura,imagen cuya fama de milagrosa hizo relativamente frecuente el paso de peregri-nos por la villa, a los cuales las autoridades ayudaban con alguna limosna o, en elcaso de nobles y personajes de rango, agasajaban con un refresco. La del Mas delas Dueñas se realizaba en honor de la imagen de San Marcos que se veneraba enla ermita de dicha masía, y la de Cucalón en honor de la imagen de San Vicente quese guardaba en una pequeña ermita cercana a esta masía, que al igual que la delas Dueñas era propiedad de los monjes de Valdecristo. Por lo que a la procesiónde Andilla se refiere, desconocemos a quién se dedicaba, pero tras un paréntesisde varios años (1614-1625) en los que por prohibición del Obispo de Segorbe deja-ron de realizarse todas las romerías, ya no vuelven a aparecer en los libros de laVilla referencias a esta procesión, sin que sepamos exactamente la causa, aunqueprobablemente el motivo de que se dejara de realizar fueran las malas relacionescon el Señor de Andilla, con el cual frecuentemente la villa se veía envuelta en plei-tos por diferentes causas. Algo parecido ocurrió con la procesión de San Vicente aCucalón, sobre cuya celebración tenemos la última noticia en el año 1661, sin quesepamos la causa del abandono de esta costumbre.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 47

ERMITA DE SAN VICENTE EN CUCALÓN: edificada sobre un pozo, está situada no muylejos de la masía, cerca de la antigua alfarería y de los restos de la calzada romana.

Page 242: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

De la importancia de estas romerías nos puede dar idea el hecho de que, sin serdeclaradas fiestas de guardar, su celebración sí tenía un carácter oficial, ya quetodos los años, cuando se acercaba la fecha en la que debían realizarse, el ConsejoGeneral de la Villa se reunía y acordaba su celebración, autorizando de antemanolos gastos que fuesen necesarios para llevar a cabo las mismas.Otro aspecto a señalar en relación con estas procesiones es la costumbre que

se tenía de dar “caridades”. En origen esta costumbre consistía en llevar, corrien-do el gasto por cuenta de la villa, lo que en diversas referencias se denomina “unrefresco” para los clérigos y los cantores que acompañaban a las romerías, perola asistencia de un número importante de pobres llevó a que el Consejo General deAlcublas, movido por la caridad, hiciese extensivo ese refresco a los pobres y atodos los vecinos en general. Según las posibilidades económicas que tenía la villacada año se repartía un producto u otro, y en ocasiones varios: así, en el año 1607se llevaron a las romerías, tal como se indica en los libros de cuentas de la villa,habas, salsas, pan, vino, carnes, huevos y miel; a partir de la década de 1730 apa-recen casi exclusivamente pan y huevos, existiendo una referencia del año 1739 enla que se indica que a la Cueva Santa se llevaron cincuenta docenas de huevos, enuna costumbre que todavía se mantiene en esta romería, la única de todas que haperdurado hasta nuestros días.La celebración de cualquier festejo religioso requería la obtención de un permi-

so previo del obispo de Segorbe que, en contra de lo que podría pensarse, no siem-pre era concedido, ya que algunas costumbres en estos festejos escapaban de laortodoxia católica y no eran consideradas correctas. Así, en 1614 el obispo prohi-bió hacer procesiones y dar caridades a los pobres en las mismas, seguramenteporque pensaba que los pobres participaban en ellas más por la comida que pordevoción, y porque durante la comida debía crearse un ambiente festivo que des-virtuaba el sentido religioso de la romería. En el año 1637 encontramos un man-dato de visita del obispo con un contenido similar: “Item Ordenamos y Mandamos que de aquí en adelante, so pena de excomu-nión mayor, no se hagan las procesiones más lejos que a las hermitas de lapresente Villa, y que en ninguna de ellas ni en ninguna otra ocasión se denrefrescos o comidas que llaman Caridades, so la misma pena de excomu-nión mayor”.Estas prohibiciones no consiguieron hacer desaparecer las romerías, y la devo-

ción y la costumbre de celebrarlas pudieron más que la ortodoxia religiosa. Así, enuna fecha tan cercana a la prohibición de 1637 como lo es el año 1640, el ConsejoGeneral de la villa, en sesión del 16 de abril, acordó que “Por quanto es costum-bre de yr a las processiones de Cucalón y las Dueñas y Cueva Santa y aya neces-sidad de agua y, por mandato del Obispo Pellicer se dexó de yr y la costumbre dedar un refresco a la gente y cantores, determinaron que para los cantores se lleveun refresco y para algún pobre, y para esto se muela un cahiz y se amasse a cadaprocessión tres o quatro barchillas y se lleve algunos güevos para algunos pobresque tuvieren necessidad, como es costumbre”. Sin ninguna duda, el cambio de obispo y las ganas de congratularse con sus

48 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 243: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

nuevos fieles fue un hecho decisivo para que se pudiesen celebrar de nuevo estasprocesiones.Además de las romerías y de las procesiones que se realizaban durante las

celebraciones religiosas, existía otro tipo de procesiones que no se realizaban pordevoción, sino por necesidad: eran las llamadas “rogativas”, cuya finalidad eraobtener la benevolencia de Dios ante diversas adversidades, como podían ser lasplagas de los cultivos o las sequías prolongadas.

Ante el problema de la sequía, sólo cuando esta se prolongaba durante variosaños se recurría a la realización de procesiones, y lo más normal era que en lugarde una rogativa se celebrasen novenarios a la Virgen en la parroquia, bien bajo laadvocación de la Salud, o bajo las advocaciones del Remedio o del Rosario, eligien-do una u otra mediante el sistema de redolines y previo acuerdo del Consejo de lavilla. De todos modos, por la frecuencia con la que aparecen en los libros de la villaacuerdos sobre la celebración de novenarios para que acabase la sequía, podemosllegar a la conclusión de que este recurso dejó muy pronto de tener un carácterexcepcional y se convirtió en una costumbre para asegurarse un año de buenascosechas.Si que tenían ese carácter excepcional las rogativas que se realizaban para aca-

bar con las plagas. Sobre la manera de actuar ante el problema de las plagas nospueden dar una idea dos notas del párroco de Alcublas en el año 1709:“A 14 de abril de 1709, por ocasión de la langosta, fue la procesión en Rogativay se puso cruz nueva en la Balsa Calzón”.“A 7 de maio de 1709 fue la procesión a la Era de la Viuda de Roque Ximeno, delCalvario Viejo, y allí se puso una cruz grande de madera y se hizieron unos con-juros por la mucha langosta que avía en muchas partes”.Precisamente una de estas rogativas dio origen a la festividad de San Gregorio,

cuando yendo el pueblo en procesión hacia el Campillo a causa de una plaga, estase detuvo en el camino de Andilla, en el lugar en el que luego se levantaría el lla-mado “Pilón de San Gregorio” que, aunque en ruinas, todavía hoy se conserva.Gracias a una reseña del párroco Joseph Civera podemos fijar el comienzo de estacelebración en el año 1699 ó 1700. El texto dice así:“A 8 de maio de 1700 se traxo en processión desde la hermita de Santa Cruz ala Iglesia la imagen de San Gregorio Obispo Ostiense, abogado contra la orugaque destruía las viñas del Campillo, la qual, con las limosnas que recogieronunos deudos de los vezinos de esta Villa, se hizo de maçonería y se doró endicho año”.Por otras notas sabemos que esta celebración se sufragaba con los intereses de

varios censales cargados para tal fin, aunque a mediados del siglo XVIII se habíanperdido los censales y se recurría, para financiar la celebración, a recoger unalimosna del vino de los “trules” de los vecinos, costumbre que, por exigir un admi-nistrador y varias personas para recoger el vino, fue abandonada en el año 1781,sustituyéndose la limosna en vino por una limosna en dinero para que, como seindica en un acuerdo del Consejo en dicho año, “con ello se quite el que no vaya unhombre enredado”.

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 49

Page 244: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

C/ LA EVOLUCIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL

El desarrollo demográfico y económico iniciado en la segunda mitad del sigloXVI tuvo un reflejo claro en las sucesivas reformas a las que se vio sometido eltemplo parroquial de Alcublas, un templo que continuamente se quedaba peque-ño por el aumento de la población y ante los ojos de un pueblo que pretendía teneren su iglesia un motivo de orgullo y un exponente de su fuerza y devoción.Para el mantenimiento del templo parroquial existía una institución denomina-

da “la Fábrica”, encargada de realizar todo tipo de reparaciones en el edificio y deotras tareas necesarias para poder desarrollar el culto en su interior. La adminis-tración de la fábrica correspondía al Vicario de la parroquia y al Justicia y Juradosde la villa, que eran quienes decidían los gastos y reformas a realizar y quienescontrolaban los ingresos.Para las tareas de mantenimiento y la gestión de ciertos asuntos menores la

Fábrica contaba con dos personas a las que se denominaba “el fabriquero” y “ellumbrero”. Los ingresos necesarios para estas tareas provenían de diversos cen-sales cargados a favor de la institución, de limosnas de los vecinos, de la mitad delarrendamiento de la dehesa de La Redonda - desde el año 1604 -, y del pago delderecho de sepultura, derecho cuyo precio variaba según el enterramiento fueseen el interior de la iglesia o en el cementerio y según se tratase de un adulto o deun niño. No nos debe llamar la atención la referencia a enterramientos en el interior del

templo, puesto que ésta era una práctica habitual en la época, y está documenta-da también en las ermitas de Santa Bárbara y de la Santa Cruz.En la visita pastoral del año 1626, al visitar el obispo el templo se indica que “En

todo el cuerpo de la iglesia no hay ninguna sepultura ni capilla ni altar señorea-dos, sino que todos los que se quieren enterrar dentro la dicha iglesia han depagar y pagan, los de mayor edad 5 libras de limosna a la fábrica, y los niños 25sueldos, y esto se a observado y observa siempre inviolablemente”. Sin embargoen esa misma visita, como veremos más adelante, se documenta la existencia deun vaso de propiedad particular frente a la capilla de la Concepción. Mucho mástarde, en el año 1751, aprovechando las obras de pavimentación del templo, seconstruyó un tercer vaso frente al púlpito para el enterramiento de niños, que sevenía a añadir a los ya existentes frente a las capillas del Cristo y de la Concepción.Ya a finales del siglo XVIII se abandonó esta práctica a raíz de una Real Orden queprohibía por higiene los enterramientos en el interior de los templos, y que orde-naba igualmente el traslado de los cementerios fuera de las poblaciones.En relación con el cementerio, aunque se lo nombra en la documentación en el

año 1613, no tenemos datos sobre su localización hasta la visita pastoral del año1639, cuando aparece el siguiente mandato:“Item que por cuanto la puerta del cementerio es muy baja y estrecha, por locual el féretro de los difuntos y la cruz entran con dificultad, manda dicho Señor

50 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 245: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Visitador que se haga mayor, mudando la puerta hacia el rincón del cementeriodelante la ventana de la sacristía, y que el tejado que se ha de hacer para guar-dar de las aguas la puerta sea espacioso, que puedan debajo guardarse algunostrastes de la iglesia y que puedan retirarse y albergarse en caso de alguna llu-via que venga estando enterrando”.En otra visita se habla de cortar una rama del “olmo o llatonero viejo” del

cementerio por golpear en la pared de la iglesia. De estas dos referencias pode-mos deducir que el cementerio se hallaba junto a la iglesia, en la popularmenteconocida como “Plaza de los Olmos”, ubicación que se mantuvo aproximadamen-te hasta el año 1816, cuando sabemos que se estaba obrando el cementerio nuevo.Volviendo de nuevo a la fábrica parroquial, las cuentas de ésta eran básicamen-

te las del lumbrero y el fabriquero, que eran supervisadas anualmente el día deNavidad, nombrando los administradores de la institución a unos jueces contado-res para tal fin. Además el obispo realizaba un nuevo control de la contabilidaddurante cada una de las visitas pastorales que hacía a la población. En el libro devisitas del año 1653 aparece una nota en la que se explican algunas de las carac-terísticas de la Fábrica:“La fábrica de la iglesia de la Villa de las Alcublas tiene de renta en veinte y uncensales veinte y siete libras, trece sueldos, nueve dineros, lo que se llega en elhorno y por las puertas de la Villa los domingos y fiestas, y en la iglesia pidenpara dicha fábrica dos bacines, uno con título de San Antonio y lumbraria de laiglesia, otro de Nuestra Señora coge de limosnas generales al tiempo de lascosechas. Tiene el derecho de sepulturas de cuerpos grandes: de doce añosarriba pagan cinco libras, y de allí abajo a tres libras y albades a una libra cincosueldos, y así mismo tiene la mitad de lo que se arriendan las yerbas de laRedonda. Estas rentas, limosnas y sepulturas se cobran y cogen por un lumbre-ro y fabriquero que nombran los Jurados, y el Señor los confirma y gradúa, quees el Prior de Val de Cristo. El lumbrero tiene a cargo barrer la iglesia, limpiarla ropa, proveer de aceite y cera el monumento, llevar la cruz en las procesio-nes y pedir el primer plato por la iglesia; el fabriquero cobra los censales,sepulturas y demás rentas de la dicha iglesia, las cuales se continúan con suscargos y descargos en su libro que dicha fábrica tiene para este efecto, adondelos Señores Obispos hacen sus definiciones(…)”.Lo que queda claro por esta referencia es que, dadas las características de esta

institución y la cortedad de sus ingresos económicos, la fábrica no podía costeargrandes reformas en la parroquia, y su papel se limitaba al mantenimiento de loya existente. Por ello fueron la villa y los particulares de la misma, estos últimos através de cofradías, de limosnas o de donaciones testamentarias, quienes sufra-garon todos los cambios de importancia que tuvieron lugar en el templo parroquialdurante los siglos XVII y XVIII. El siglo XVI fue una época en la que se iniciaron reformas de importancia en el

templo, en coincidencia con la conquista de algunos derechos por parte de la villafrente al señorío de Valdecristo y con un cierto auge económico y demográfico. Sinembargo, este tímido despertar de las Alcublas en el siglo XVI se convirtió en una

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 51

Page 246: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

realidad, no exenta de dificultades, en el siglo XVII, periodo en el que tuvieron lugarlos mayores cambios en el templo como reflejo de las aspiraciones socioeconómi-cas y espirituales de una villa cuya población, en el año 1646, era superior a la dela mayoría de las localidades de su entorno. Finalmente, el siglo XVIII fue un perio-do de mucha menor importancia en lo relativo a reformas en la iglesia, sobre todoen comparación con la centuria anterior, pero que debe ser tenido en cuenta por-que es en él cuando el templo adquirió sus dimensiones definitivas.En las páginas siguientes vamos a intentar exponer, de la forma más clara posi-

ble, la evolución de este edificio, haciendo además algunas referencias a su orna-mentación y a los elementos de culto que albergaba, sin los cuales el edificio care-cería de sentido.

1.- LAS PRIMERAS REFORMAS DEL SIGLO XVII.

Durante la última década del siglo XVI la iglesia de Alcublas se había visto some-tida a importantes reformas, como fueron la construcción en el año 1596 del corode la iglesia (aparecen registrados en los libros de cuentas gastos en clavos, jor-naleros para traer vigas para el coro, un aserrador para las mismas y para los“revoltones”, por picar la piedra “de baxo el coro”, por una balaustrada para elmismo), la realización de las puertas del sagrario, que se estaba acabando deobrar, la realización de las puertas para el órgano, y la construcción de una venta-na en la sacristía, todas ellas reformas que serían el colofón de una ampliación deltemplo no muy anterior. Con estos precedentes inmediatos, el siglo XVII comenzócon pequeñas reformas -salvo una a la que haremos referencia a continuación-, ysobre todo con el incremento y mejora de las imágenes y ornamentos de la parro-quia.En el año 1606 el obispo ordenó que se ampliase la sacristía “quitando la pared

que está a la cárcel “, obra que no se realizó ese año porque la nueva cárcel de laCasa de la Villa todavía no estaba habilitada. Cuatro años más tarde, en 1610, elobispo ordenó que se realizase una Capilla del Cristo tomando para ello espacio dela vieja cárcel, en la zona que debió de ser la primitiva iglesia de Alcublas. En lavisita pastoral del año 1610 se habla acerca de la voluntad de construir esta capi-lla, obra en la que el obispo tenía un especial interés:“(...) para la edificación y construcción de la capilla del Christo que se a de hazeren dicha iglessia, atento que es bien y adorno de dicha iglesia y utilidad de aque-lla y que la fábrica está pobre, se tome de la cofradía de Nuestra Señora delRosario hasta cantidad de cien libras para dicho efecto, con esto que ponganmano en dicha obra dentro de un mes después la publicación de los presentesmandatos”.Por su parte, el Consejo de la villa, a raíz de este mandato, acordó ese mismo

año que “atendiendo que la yglesia del presente lugar es pequeña según lamuchedumbre y augmento de gente que ay en el presente lugar, y que lo que oysirve de cárcel para los criminosos solía ser yglesia vieja y viene a confrontar con

52 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 247: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

la capilla de Sant Joan Baptista (...) se mude el altar del Cristo, que está a laizquierda del altar mayor a donde está el de Sant Joan, y el de Sant Joan a laizquierda del mayor, y en su día hacer la capilla del Cristo en lo que era cárcel (...)”. En el año 1612 se habla de nuevo de esta capilla, insistiendo en que se construyese: “Proveyó y mandó Su Señoría Reverendíssima, como tiene provehido y manda-do, que el Christo que al presente está bajo el choro, attento que aquel lugar noes conveniente y apropósito para que allí esté dicho crucifixo, se traslade y paseal puesto señalado y diputado por Su Señoría Reverendíssima, que está al ladode la sacristía de dicha iglesia, trasladando assí mesmo las indulgencias de lacofadría del Santíssimo Nombre de Jesús a la dicha capilla que ha de hazerse,donde se ha de poner dicho crucifixo ”.La labor organizadora del obispo no se limitó a ordenar la construcción de la

capilla y a la elección del lugar para que se hiciese, indicando de dónde debíansalir los fondos para su construcción, sino que además fue él quien eligió al alba-ñil y dio el visto bueno a los planos de dicha capilla, tal como se señala en otroapartado de la visita del año 1612:“Y porque para que llegen al fin que se pretende con la major brevedad posible

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 53

ESCULTURA DE SANANTONIO ABAD, obra deSebastián Zaidía del año1612.

Page 248: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

es necessaria una persona diligente en esta materia, estando informado queBartholomé Sanz, albañil, es hombre de cuidado y confiança y se espera del queha de cumplir en esta parte con su obligación y oficio. Por tanto le nombró SuSeñoría Reverendíssima para que haga dicha capilla según la traça que paraeste efecto tiene hecha, por haverle constado a Su Señoría que es buena, y quele hiciere, y mandó que nadie le impida esta obra ni se entrometa en ella, y quedicho Bartholomé Sanz sea pagado y satisfecho de las sobre dichas cien librasaplicadas para esta obra”.Algunos años más tarde, en concreto en mayo de 1617, volvemos a encontrar

noticias sobre esta capilla, y sabemos que todavía no se había iniciado su construc-ción, por lo cual el obispo ordenó a los jurados de la villa que, bajo pena de exco-munión mayor y multa de veinticinco libras, comenzasen las obras de la capilladentro de dos meses, “ la qual se pague de los réditos de la deesa que tiene la igle-sia y han cobrado en todo este tiempo los Jurados el arrendamiento, y lo demásque faltare se tome de la confadría de Nuestra Señora del Rosario ”.En 1621 nos consta que ya se había construido esta capilla, tal como se deduce

de un mandato de visita en el que se ordena “que no se siente ni pueda sentar nin-guna mujer en la Capilla del Christo mientras se celebraren los divinos oficios(...)”, aunque todavía en el año 1622 la Fábrica pagó algún dinero al canteroBartholomé de Hontanilla por trabajar en ella, bien por concluirla o bien por rea-lizar alguna mejora.Por lo que se refiere a las imágenes y ornamentos que entraron o se renovaron

en la parroquia en este periodo, sabemos que en 1607 mosén Miguel Molina dejóordenado en su testamento “ que se haga una imagen de maçonería dorada de SanAntón para el retablo del Altar mayor ”, orden que se cumplió en 1609 con el encar-go de la realización de la misma al pintor Sebastián Zaidía, a cuenta de la cual sele pagaron 164 reales, colocándola en el altar mayor tres años después, en 1612.También sabemos que se pagó de dinero de la Fábrica “dieciocho reales a MiguelPérez, pintor, por adovar y encarnar la figura del Christo que está ante el Sacrario”, y que a principios de los años veinte se comenzó a dorar el retablo de NuestraSeñora del Remedio, que se había trasladado recientemente desde la ermita deSanta Cruz a la iglesia, trabajo que probablemente se encomendó a un doradorfrancés que por estas fechas se encontraba en la villa.Pero si hay que resaltar un hecho en relación con los ornamentos en este perio-

do, es sin duda la adquisición de la cruz procesional mayor de la parroquia, reali-zada por Aloy Camanyas o Camanyes entre 1612 y 1615.Encargada por la Fábrica de la parroquia, la voluntad de adquirir esta cruz

arranca, con toda probabilidad de fines del siglo XVI, ya que diversas referenciasnos hablan de la existencia de un mandato del año 1600 en el que se ordenabahacerla. En 1611 se iniciaron gestiones para concertar con un platero la fabrica-ción de la cruz, pero fue en 1612 cuando, por mediación de un monje deValdecristo, se contactó con Aloy Camanyas, que se encontraba en la cartuja (en elaño 1630 era prior de Valdecristo fray Agustín Camanyas, puede que hermano delplatero). Allí, en representación de la villa y de orden del jurado Domingo Mañes,

54 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 249: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

se desplazó Francisco Noguera para concertar la cruz, y posteriormente el plate-ro se desplazó hasta la villa con la traza o proyecto de la cruz (en los libros decuentas de la villa aparece reflejado un gasto por la traza de la cruz y por el viajedel platero). Dicho proyecto fue aceptado por el Consejo General de la villa el 15 deabril de dicho año.Afortunadamente, en el Archivo de Protocolos del Real Colegio del Corpus

Christi de Valencia se conserva el contrato entre Aloy Camanyas y el jurado deAlcublas Martín Enguita, registrado por el notario Pedro Frías. Gracias a estaescritura, en la que se hace una minuciosa descripción de la cruz, podemos cono-cer los pormenores relativos a las condiciones de realización y pago de la obra:

Contrato de la cruz procesional de plata entre Aloy Camanyas y Martín Enguita:“Duo decimus quaternus prothocollo mei Petri Frias notarium.Die XVII mensis augusti anno a nat. dom. 1612. Ego Aloysius Camanyas argen-terium civitatis Valentias habitator de certa sciencia et cum presenti publicoinstr. Promitto ut me obligo vobis Martín D´Enguita, agricultor civitatis villa deles Alcubles habitatori (_ ) vero valenire presenti et aceptant vestribus facere etconficere quandam crucem de arget daurata a comforme a la traça que jo ditcamanyes he monstrat als jurats de la dita vila de les Alcubles e la qual traçaestà afermada per Pere Frías notari, Rebedor del present acte, la qual creu hade tenir feta dins huit mesos de huy avant contadors y ab expresió y indicació deque passats dits huit mesos no havent acabat dita creu en perfición com convédit martín d´enguita haja de rilliviar de les mans que se me han de pagar a mi,dit Aloy Camanyes, una corona per cascun día dels que estav dita creu per lliu-rar pasat de los sobredits huit mesos. E la qual creu ha de tenir set pams pochmes o menys, o aço que es la traça. En la qual creu se han de posar les figuressegüents: Primer en lo bras de dalt de dita creu y ha de haver esculpit la mitatdel cos de Sant Anthoni y en los dos brasos han de estar també esculpits los dossants sant Abdón y Senent y en lo mig de dita creu y de dits dos brasos ha deestar esculpida de mig relleu la fifura de nostra senyora del Roser y als peus denostra senyora del Roser, fins un dau, ha de haver esculpit ab les armes de ditaVila de les alcubles que son lo tau de Sent anthoni ab una estela dalt y les barresde Aragó als peus, y en lo bi ab damunt de la llanterna ha de estar esculpit sentVicent Ferrer y en la llanterna de dita creu y ha de haver esculpit los dotze apos-tols y en la altra part de dita creu han de estar esculpides les figures següents:Primo en lo bras de dalt ha de estar esculpit sent cristòfol. Ittem als brasos delscostats senta bàrbera y sent sebastià. Y en mig nostre Senyor crucificat y alspeus del cristo les mateixes armes de la altra part, que es el tau, estela y barresde Aragó, y en lo bras damunt de la llanterna ha de estar esculpit sent ynasio.En la qual creu se han de posar cent lliures. En lo daurar y mans de dita daura-dura, acabada la qual creu segons dessus se ha dit, lo dit martín d´enguita,Jurat de dita Vila de les Alcubles donar y pagar al dit Aloy camanyes argenterpresent y aceptant per les mans de dita creu y portar la dita creu a assentar adita Vila de les Alcubles, Doscentes y Vint lliures moneda Real de València a

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 55

Page 250: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

saber es: la mitat lo día que dita creu estarà en dita Vila de les Alcubles acava-da y com concundia, y en Restant quantitat de alli a un any.Pro quibus omnibus et singuliis (...)”.Esta cruz, que es prácticamente un compendio de todas las devociones religio-

sas existentes en Alcublas a principios del siglo XVII, tuvo un coste total de casi 700libras, y es precisamente ese alto coste el que retrasó su realización, terminándo-se en el año 1615. El platero, escrupuloso en su trabajo y obligaciones, se empe-ñó en llevarla personalmente hasta Alcublas, tal y como se indicaba en el contra-to, a pesar de que por orden de los jurados se había ido a Valencia a recogerla. Para el pago de la cruz fue preciso recurrir a los fondos de la Cofradía de

Nuestra Señora del Rosario, ya que el dinero de la fábrica era insuficiente. Del año1616 es el siguiente mandato pastoral, que nos habla acerca de esta participaciónde la cofradía en el sufragio de la cruz:“Item proveyó Su Señoría y mandó que lo que se coge en el horno para lasalmas se parte entre ellas y la fábrica, como se hace al presente, aunque loque se coge en el Plato de nuestra Señora del Rosario era razón se parties-se también con dicha fábrica por ser tan pobre, por fomentar la devoción deNuestra Señora y porque la limosna no venga en disminución según setemía Su Señoría, provee que dicha limosna sea de la dicha cofradía toda,con que aquella sea obligada a ayudar a la fábrica en sus necesidades y con-tribuir en el gasto y coste de la Cruz y ornamentos como mejor pareciere alVicario y Jurados”, tal como hizo por ejemplo en el año 1615, prestando 100libras para dicho fin.Es casi seguro que esta participación de la Cofradía de Nuestra Señora del

Rosario en el sufragio de la cruz fue el hecho determinante para que la invocaciónbajo la cual aparece la Virgen en la cruz sea la del Rosario.Además del recurso a los fondos de la cofradía, y a causa de la manifiesta pobre-

za de la fábrica, para ultimar los pagos se recurrió a tomar un préstamo del Platode las Almas, tal como sabemos gracias a la visita de las cuentas de dicho Platoen el año 1617:“Mas se advierte que, con licencia dada por Su Señoría Reverendíssima enSegorbe a 28 de agosto de 1615, se tomaron de dinero de las almas cinquentalibras y a otra parte catorce libras diez y ocho sueldos, como se verá en la quen-ta de Juan Puerta, para ayuda a pagar la cruz, y están ya descargadas a JuanPuerta en sus quentas, pero por ser esta limosna para celebración ha de ver elobispo mi Señor lo pague el lugar, pues se ofreció a ello”.En otro mandato de esta misma visita el Visitador dio un plazo de cuatro meses

a los jurados de la villa para devolver el dinero, mandando al vicario que “dicho tér-mino pasado los evite de los divinos officios”, aunque no se cumplió, renovando elobispo dicha en el año 1621 dicha orden “baxo pena de excomunión mayor”, man-dato que por fin se cumplió en 1623, año en el que la villa vendió veinte cahíces decebada del almudín para pagar la deuda.Mucho más tarde, en concreto en el año 1797, se añadió a la cruz un nuevo

remate que fue pagado con dinero de la fábrica.

56 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 251: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Por último, y en relación con las obras realizadas en la iglesia con anterioridada 1630, hay que indicar que en el año 1625 se compraron “2000 texas y 500 rajolaspara retexar y ladrillar la yglesia”.Para que nos hagamos una idea acerca del aspecto interior de la iglesia antes

de su ampliación, hemos creído interesante transcribir la Visita Pastoral que a lamisma hizo el Obispo de Segorbe en el año 1626:

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 57

ALCUBLAS. Iglesia Parroquial de San Antonio Abad: reconstrucción de la planta antes de 1617.1- Presbiterio con los altares de San Antón o Mayor (centro), Virgen del Rosario (derecha), y SanJuan (izquierda). 2- Sacristía (torre vieja). 3- Antigua iglesia, usada como cárcel. 4- Altar del Cristo.5- Altar de Nuestra Sra. de la Concepción. 6- Altar de las Almas y pila bautismal. 7- Coro. 8-Altar de la Virgen del Remedio. 9- Puerta (actual puerta principal).

Page 252: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

“Luego inmediatamente dicho Señor Vicario general a hacer visita del cuerpo dela iglesia, capillas y sepulturas de aquella, y alló que hay un altar mayor so invo-cación de Sant Antón Abad, y al lado dos otros altares collaterales, el de la manoderecha de Nuestra Señora del Rosario y el de la izquierda de Sant JoanBaptista, todos los quales son propios de la iglesia, y de las gradas arriba no haysepultura alguna ni rastro ni señal de averlas avido jamás.A la mano derecha de dicho Altar mayor hay tres capillas, la primera delChristo, en el altar del cual hay un Christo muy grande y devoto y alrededoralgunas otras pinturas de pincel.La sigunda capilla es de Nuestra Señora de la Concepción y el altar de NuestraSeñora de la Concepción en medio y por los otros tableros del altar algunasotras pinturas de pincel.Estando visitando la dicha capilla compareció Marco Pérez, labrador vecino dedicha villa de las Alcublas, el cual verbo dixit et expossuit que la dicha capilla yaltar de la Concepción es y pertenesce al presente a Úrsola Pérez, muger dedicho Pérez, como nieta y legítima descendiente de Joan Pérez, vecino de dichaVilla, y como a tal tiene de patronazgo en la dicha capilla y juntamente derechode enterramiento en un vaso que está enfrente de dicha capilla con una losa depiedra cerrado y una aldaba de hierro para levantarla, apartada de dicha capi-lla cosa de quatro pasos poco más o menos, para averiguación de lo cual eldicho Marco Pérez, en nombre de marido y procurador de dicha Úrsola Pérez sumuger, hizo presentación y real exhibición en manos y poder del dicho señor ofi-cial y Vicario general de dos privilegios y concesiones, el uno del doctor Grau,canónigo y Vicario general y oficial del Reverendíssimo Señor don Gaspar deBorja, obispo de Segorbe y Albarracín, despachado en Valencia a cinco del mesde octubre del año 1546, firmado de dicho Señor oficial y Vicario General yrefrendado por Jaime Salazar, notario y escrivano de la Corte Eclesiástica deSegorbe y sellado con el sello de dicho Señor Obispo con el thenor del qual con-cede a Joan Pérez, vecino de dicha Villa y a Margarita Mañes, su muger, y a loshijos y descendientes de aquellos por línea masculina y femenina el altar y capi-lla sobredicha, y juntamente que hagan el vaso para enterrarse los sobredichos,haziendo el dicho vaso de ocho pies de largo y quatro de ancho, con tal queadorne la dicha capilla y altar de hornamentos, cáliz, missal y las demás cosasnecesarias para dezir misa, y dote dicho altar de quarenta y ocho sueldos cadaun año para la celebración de quarenta y ocho missas, lo qual constó por estarcumplido, assí de hornamentos como de dicha renta por censal que cobra hoydicha yglesia y relación del Vicario de aquella.El sigundo privilegio es del Señor don Martín de Salvatierra, obispo de Segorbe,dado en las Alcublas a tres de maio de 1589, por el qual, por aver excedido eldicho Joan Pérez del límite que le dió el Señor obispo Borja para hazer el dichovaso, le condenó en trenta libras de propiedad, y pagadas aquellas le ratificó yconfirmó el dicho altar y sepultura de vaso, y constó estar pagadas y cargadasdichas trenta libras con auto recibido por Martín domingo, notario, a quatro demaio de 1589. Por lo qual consta que la dicha Úrsola Pérez tiene derecho y

58 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 253: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

acción en dicho altar y sepultura de vaso, con advertimiento que sólo aquellospueden enterrarse de balde y gozar del dicho privilegio, pero los maridos omugeres de dichos descendientes de ninguna manera tienen tal derecho, sinoque si tuvieren licencia o dichos parientes y descendientes les acogiesen endicho vaso, han de pagar las cinco libras de limosna a la fábrica de dicha ygles-sia que pagan todos los que se entierran dentro dicha yglesia.La tercer capilla es la de las almas, donde está dicho está la pila bautismal, ymandado se quite de allí.A la parte izquierda del Altar Mayor hay una capilla sola en el lado de la iglesia,con una imagen de bulto de Nuestra Señora que dicen es de invocación delRemedio”.

2.- LA AMPLIACIÓN DE LA IGLESIA. 1633-1660.

Entre los años 1633 y 1660 la iglesia parroquial se vio sometida a unas reformascuya magnitud transformó sus dimensiones y aspecto; la ampliación de la nave dela iglesia, la construcción de una enorme torre-campanario y la creación de cua-tro nuevas capillas, requirieron un enorme esfuerzo de la comunidad que absorbiógran parte de los excedentes económicos de la villa y que supuso el inicio de unendeudamiento de la misma, cuya magnitud y repercusiones se pondrían de mani-fiesto en el siglo siguiente.En el año 1626 el visitador Francisco Fernández de Arguedas, enviado por el

obispo Pedro Ginés de Casanova, ordenó el siguiente mandato: “Item, Atendida y considerada la mucha y grande necessidad que tiene la ighle-sia de una torre o campanario donde puedan estar con decencia y comodidadlas campanas y conjurar los sacerdotes en tiempo de tempestades, porque aoraestán las campanas en una pared vieja que por estar muy bajas, de medio lugarabaxo no se pueden ohir ni se ohien, y los que viven en aquellas partidas a tien-to vienen a la iglesia a ohir los officios divinos, por no poder ohir las campanascomo en efeto no se ohien y muchas veces llegan a la iglesia quando ya estánacabados los officios divinos, por lo qual el Señor obispo Figueroa en las visitasque hizo, viendo la urgente necessidad lo mandó que se hiziese, y viendo que alpresente la dicha Villa de las Alcublas está desempenyada y muy aorrada parapoderlo hazer. Por tanto provejó y mandó dicho Señor official y Vicario generala los dichos Justicia y Jurados y consejo de dicha Villa que, desde luego pongandiligencia y cuydado en la fábrica de dicha torre, como confía que lo harán, y seles encarga y encomienda mucho por ser tanto del servicio de dios, adorno dela iglesia y utilidad de todo el pueblo, en el qual mandato no quiso poner penasni censuras por entender que sin ellas lo arán, pero donde no, se procederá deaquí adelante con penas y censuras hasta tanto que hagan lo que tanto impor-ta y hay necessidad ”.La referencia a los mandatos hechos en su día por el obispo Figueroa nos indi-

ca que la necesidad de hacer dicha torre ya se apuntó a finales del siglo XVI, y todo

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 59

Page 254: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

hace pensar que se debió ordenar por primera vez su construcción en los manda-tos de visita del año 1600, recién acabado el coro.Por otro lado, además de la necesidad de una torre, se hacía necesaria la

ampliación de la iglesia, ya que era incapaz para acoger a todos los fieles, tal comose dice en un mandato de 1632, por el cual se anulaba “el mandato que se hizo alas mujeres de que no passen de los bancos arriva, que se regula por la estrechezde la iglesia”, y en otro mandato de ese mismo año en el que se ordenaba “que sehaga una pila para agua bendita y que se ponga al otro lado de la puerta de la igle-sia, porque haviendo un pila sola y siendo la Villa tan numerosa no basta una pilasola para que todos tomen agua bendita”. Al año siguiente de estos mandatos, en 1633, se iniciaron las gestiones para

comenzar las obras. En primer lugar, el 16 de enero el Consejo de la Villa acordóque se buscara artífices para hacer una nueva torre y navada en la iglesia “de laque hay santa necesidad“ y que estos hicieran la traza, presentándola al Consejopara su aprobación. A través de la Cartuja de Valdecristo se contactó con un conocido arquitecto car-

melita de Valencia, fray Gaspar de San Martín, responsable entre otras obras de lareforma barroca del interior de la iglesia del Convento del Carmen de Valencia y dela fachada-retablo de dicha iglesia (1628), y de los planos de la Cartuja de AraChristi (El Puig) y de la Capilla de la Comunión de la iglesia de los Santos Juanesen Valencia, quien junto con Pedro Ambuesa presentó un proyecto que fue aproba-do por la villa el 10 de junio de 1633. El 11 de diciembre de dicho año se firmó elcontrato con Pedro Ambuesa, al que en la documentación se le denomina “obrerde vila”. Ambuesa era un reconocido maestro de obras, responsable de importan-tes reformas en la iglesia parroquial de Rubielos de Mora, en la iglesia parroquialde Ademuz (1626), desde 1623 de las obras de la iglesia y fachada del Convento deSan Miguel de los Reyes en Valencia, de la iglesia del Convento de Nuestra Señoradel Carmen en Rubielos (1633), y desde 1634 capataz de las obras de la Iglesia dela Asunción de Lliria.En dicho contrato se estipulaba que el Consejo de Alcublas debía pagar el coste

de la mano de obra, cifrado en 4600 libras, y que el pueblo debía aportar los mate-riales y su transporte. El plazo de realización de la obra era de ocho años, y laforma de pago era mediante un anticipo de 600 libras y las restantes 4000 a plazosvencedores cada cuatro meses.Los primeros preparativos para las obras se iniciaron de inmediato con la expro-

piación de diversas casas para la torre y navada, expropiándose en concreto la casade Francisco Aparicio, parte de la casa de Francisco Enguita y parte de la casa deIgnacio Enguita, a los que se indemnizó con un total de 120 libras y 14 sueldos.Los datos sobre el desarrollo de las obras son escasos, tanto en los libros de

cuentas de la villa como en los libros de la fábrica, pero aún así nos permiten saberque en el año 1635 se compraron 100 pinos en El Toro, que en 1636 se había rea-lizado la obra de la navada, salvo la cubierta, y que el nuevo coro estaba ya cons-truido en 1639, por lo cual podemos observar que, en principio, los plazos de rea-lización de la obra fijados en el contrato se cumplían.

60 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Page 255: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 61

De izquierda a derecha: 1- Detalle de la antigua torre de Alcublas. 2- Linterna de la torre dela Iglesia del Carmen (Valencia). 3- Torre derecha de la fachada de San Miguel de los Reyes(Valencia). 4-Torre y paramento de la fachada de la antigua Iglesia del Carmen (Valencia).

Page 256: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

62 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

De la tarea de hacer las bóvedas de la nave se encargaba Francisco Martínez,mientras que el oficial de las obras de la torre era Francisco Villanueva, “obrer devila” cuñado de Pedro Ambuesa. En el año 1638 sabemos que se fue a buscar obre-ros para la torre a Barracas, y poco después se indica que había obreros de Chelvatrabajando en ella (este hecho lo podemos relacionar con la presencia de PedroAmbuesa supervisando las obras de la parroquia de Chelva). Como canteros tra-bajaban en la torre Pedro de Cubas y Juan Güaita. Las obras de la torre sufrieron, sin embargo, un retraso de varios años, en parte

a causa de un conflicto surgido entre la villa y Pedro Ambuesa sobre quién debíapagar los salarios del oficial de la obra, ya que el maestro de obras alegaba queera un gasto ajeno a sus obligaciones, mientras que la villa mantenía que era élquien debía correr con los gastos de dicho oficial, según el contrato de la obra.Como consecuencia de esta disputa en el año 1639 se contrató a Alonso Alcayde,de Chelva, para sustituir a Villanueva, aunque finalmente, ese mismo año, se hizocargo de las obras Pedro de Cubas, que es quien aparece a partir de este momen-to como maestro de obras en toda la documentación. A comienzos de 1644 la obra de la torre estaba bastante adelantada, faltando tan

sólo la construcción del remate y algunos detalles. En febrero de este año elConsejo acordó “que se compre la teja que sea necesaria para la media naranja dela torre, pagándola a quatro sueldos la teja, dos por adelantado”, y que el herreroy sus dos criados hiciesen la cerca para la torre, dándoles el carbón necesario,algún hombre que ayudase y 21 sueldos por día. A finales de este año la villa con-trató a un oficial para recibir la obra de la torre, comprobando que se ajustaba a loestipulado en el contrato.Ese mismo año, dado su estado ruinoso, se acordó derribar la torre vieja hasta

igualarla en altura con la iglesia, y posteriormente, en 1646, se hizo el tejado “dela iglesia o torre vieja”, cuando, según la visita pastoral, el nuevo campanario esta-ba “últimamente acabado”, pudiendo considerar este año como el de finalizaciónde las obras de ampliación del templo. Ya en la visita del año 1653 se indica que“halló Su Señoría Reverendíssima tres campanas y un cimbanillo puestas en latorre nueva con su relox, y la torre acavada y como conviene”.El resultado de las obras fue la creación de una iglesia de nave única, al estilo

cartujo, ordenada en cinco tramos, uno de mayor tamaño ocupado por el presbite-rio, y cuatro que formaban la “navada” propiamente dicha, dos de ellos, los máspróximos a la torre, de nueva creación. En alzado el espacio se articulaba median-te pilastras lisas apoyadas sobre plintos que marcaban el paso de un tramo a otrode la nave. Sobre estas pilastras se colocaron arcos de medio punto bajo los cua-les se colocarían los altares laterales y la puerta del templo, y sobre todo ello unentablamento y un muro con ventanas desde el que arrancaba la cubierta conbóveda de cañón. En el último tramo de la nave se construyó un coro, adosado a latorre.En lo relativo a la torre, no cabe duda de que en su planteamiento era deudora

de las torres de la fachada de San Miguel de Los Reyes, de ahí las similitudes apre-ciables en el cuerpo de campanas, decorado con resaltes verticales a modo de

Page 257: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 63

pilastras comunicados por otros horizontales, en el uso de una gran cornisa, o enla traza de los arcos del campanario que se abren entre los resaltos, aspectostodos ellos observables en dichas torres y que le conferían una gran sobriedad.Igualmente podríamos hallar similitudes con la fachada de la iglesia de laAsunción de Lliria en el uso de los resaltos, y no hay duda de su relación formalcon la iglesia del antiguo Convento del Carmen en Valencia (actual iglesia de laSantísima Cruz), en cuyo muro de la fachada se usan también los resaltos, y cuyatorre, obra también de fray Gaspar de San Martín, utiliza elementos muy similares,aunque con una factura más elaborada (los arcos del cuerpo de campanas, el frisoy la cornisa que lo rematan, y la linterna poligonal con cúpula de teja). Como es lógico las reformas en el templo no se agotaron con la construcción de

la torre y la navada: el nuevo espacio interior resultante de las reformas requeríaser ocupado, y lo que es más significativo todavía, requería ser dignamente ocupa-do. La creación de nuevas capillas que debían ser adscritas a las diferentes advo-caciones religiosas y la necesidad de dotarlas de altares, imágenes, retablos yornamentos, implicó una actividad constructiva y decorativa paralela a las obrasestructurales del edificio, actividad que, si bien obedecía en su mayoría a un planpreconcebido, en muchas ocasiones fue desarrollándose a medida que las refor-mas iban permitiendo vislumbrar las nuevas posibilidades espaciales y devociona-les de la iglesia.Con anterioridad a las obras de la década de 1630 la nave de la iglesia estaba

formada por el presbiterio y tres tramos horizontales, uno de ellos ocupado enparte por el coro; con las reformas esos tres tramos se redujeron a dos de mayo-res dimensiones y se añadieron otros dos tramos que permitían la creación denuevas capillas.En el año 1633, algo antes de iniciar las obras de ampliación de la iglesia, se

acometió la construcción de un nuevo sagrario y de un transagrario, obras que serealizaron al mismo tiempo que algunas mejoras en el Altar Mayor y que se sufra-garon con diversas donaciones testamentarias, gracias a las cuales podemosconocer el ritmo de las obras, sabiendo que en 1643 se estaba dorando el mismoy que en el año 1644 el artesano Joan Valls estaba trabajando en los estípites ytableros del Altar Mayor y en las sobrepuertas del sagrario. A través de las visitaspastorales realizadas entre 1633 y 1646 podemos conocer en qué consistieronestas obras. En 1637, al visitar el obispo el Altar Mayor, se dice que “en este Altarel Retablo es antiguo, con la figura de San Antonio de bulto y el pedestal y sacra-rio nuevo y a lo moderno (...)”. Más completa es la descripción que se da en el año1639:“El Altar Mayor es un retablo de pintura antigua en medio del qual está una figu-ra de Sant Antonio Abad, de maçonería dorado y de colores, con unos pedesta-les nuevos a los lados y mejorado mucho con dos puertas para el Sacrario, depinturas modernas de pincel con los santos Pedro y Pablo (...)”.La mejor descripción es sin duda la del año 1641:“Este Altar visitó su Señoría Reverendíssima y halló que se había hecho denuevo todo el pedestal con las Puertas del Sacrario, en el qual están las figuras

Page 258: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

64 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

de el Salvador y a los lados las de Sant Martín y Santiago con Nuestra Señoradel Pilar, a las espaldas del qual Altar se ha echo de nuevo también un sacrariomuy donoso y aseado con asulexos y florones que se han de dorar, y en lasPuertas de dicho sacrario están las figuras de Sant Pedro y Sant Pablo dePintura, y en dicho Altar hay ara fixa muy bien puesta, con sus manteles y ador-no debido ”.Según estas visitas la obra consistió en hacer el cuerpo bajo del altar con el

sagrario, del cual el actual es una reproducción realizada entre los años 1919 y1920, y en la realización de una capilla transagrario detrás del altar, a la cual seaccedía a través de las dos puertas laterales disimuladas con las pinturas de lossantos Pedro y Pablo. Esta capilla estaba iluminada por una ventana, y su decora-ción seguía la moda del momento, con un zócalo de azulejos y florones y moldurasdiversas, doradas y pintadas en diferentes colores. Actualmente no queda ningúnvestigio de este transagrario, ya que el incendio de la iglesia en 1917 lo destruyójunto con el retablo del altar mayor, y posteriormente no fue reconstruido, colo-cándose el retablo mayor más atrasado, en el espacio anteriormente ocupado porel transagrario, y cegándose la ventana de éste. En la visita de 1639 el obispo ordenó “que en el Rincón de la Torre Vieja se haga

una capilla en la qual se ponga el retablo de Nuestra Señora del Rosario y en ellase ponga un arca que hay en el presbiterio que sirve para la cera de la confadríade Nuestra Señora del Rosario”. En 1641 esta obra, sufragada con fondos de dichacofradía, estaba prácticamente terminada, faltando tan sólo lucir las paredes, aun-que su decoración, tal como sabemos por diferentes legados testamentarios, seprolongó hasta 1647, año en el que la capilla, con su zócalo de azulejería y su deco-ración de escayola, debía presentar un aspecto esplendoroso completado con elretablo dorado y con diversas escenas pintadas, en cuyo centro estaba la imagende la Virgen con el Niño en brazos “de maçonería dorada y estofada”. Cuando sehabla del “rincón de la torre vieja”, realmente se está hablando del rincón de laiglesia vieja, puesto que sabemos que la torre estaba en la sacristía.La visita pastoral del año 1639 nos permite conocer mejor cual era el aspecto de

la iglesia poco antes de concluir las obras, y al mismo tiempo nos muestra los con-tinuos cambios que se produjeron en altares y capillas con la finalidad de dar altemplo la dignidad que requería. Tras visitar el Altar Mayor, cuya descripciónhemos dado al hablar de las obras del sagrario, la visita transcurrió de la siguien-te manera:“Sacristía. Al lado derecho del Altar Mayor está la Sacristía, que es muy buenay espaciosa, y halló el Señor visitador que los hornamentos están en sus caxo-nes con mucho orden, limpieza y curiosidad, y que no faltan al inventario quese hizo en el año 1626 cosa alguna, antes bien muchas están mejoradas.Capilla del Santíssimo Cristo. Más abaxo a la misma mano derecha se sigue lacapilla de un Santíssimo Christo crucificado, de bulto con las dos Marías de pin-cel a los lados, en la qual capilla está fundada la confradía del Nombre deJesús”.Capilla de Nuestra Señora de la Concepción. Consecutivamente se sigue la capi-

Page 259: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 65

ALCUBLAS. Iglesia Parroquial de San Antonio Abad: reconstrucción de la planta.AÑO 1639: 1- Presbiterio. 2- Transagrario. 3- Sacristía. 4- Trastero. 5- Capilla del Cristo. 6-Capilla de Nuestra Sra. de la Concepción. 7- Capilla de Nuestra Sra. del Rosario. 8- Capilla deSant Joan Baptista. 9- Torre (en construcción) y Coro. 10- Altar de la Santísima Trinidad. 11-Altar de las Almas. 12- Puerta principal. 13- Pila bautismal y retablo viejo de San Antón. AÑO 1659: 1- Presbiterio. 2- Transagrario. 3- Sacristía. 4- Trastero. 5- Capilla del Cristo. 6-Capilla de Nuestra Sra. de la Concepción. 7- Capilla de Nuestra Sra. del Rosario. 8- Capilla deNuestra Sra. de la Salud. 9- Torre y Coro. 10- Altar de San Roque. 11- Altar de las Almas. 12-Altar de San Ignacio de Loyola y puerta principal. 13- Altar de San Juan Bta.

Page 260: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

66 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

lla de Nuestra Señora de la Concepción, que es un retablo de pincel de buenamano, guarnecido con sus cornisas doradas; de frontal manteles y lo demás bienaderezado.Capilla de nuestra Señora del Rosario. Síguese después un Altar de Nuestra

Señora del Rosario, con una imagen de maçonería dorada puesta en medio del unretablo pintado con diferentes santos y misterios, la guarnición del qual es dorada,detrás del qual Altar se labra una espaciosa capilla donde se acomodará el dichoAltar y retablo y servirá la dicha capilla, según se refirió, para administrar elSantíssimo Sacramento a los fieles.Este altar estaba antes al lado derecho del Altar Mayor.Capilla de Sant Joan Baptista. Sucesivamente está otro altar con un cuadro de

pintura y doradas las guarniciones, en medio del qual está una figura de maçone-ría de Sant Joan Baptista dorada. Este altar estava al lado izquierdo del AltarMayorChoro. Procedió dicho Señor visitador en ver y visitar el choro que inmediata-

mente se sigue y viene a estar enfrente del Altar Mayor y debaxo la torre que sefabrica (...).Altar de la Santíssima trinidad. Luego después del choro se sigue, subiendo al

Altar Mayor, un retablo de pintura antigua con la Santíssima Trinidad y una imagende la Virgen que es lo alto que se quitó del Altar Mayor quando se levantó paramejorar dicho Altar.Altar de las Almas. Después se sigue el Altar de las Almas, de pincel con unas

columnas a los lados doradas.Síguese después la pila bautismal, sobre la qual hay un retablo de San Antonio

Abad de pintura antigua.En la visita pasada se dice que al lado izquierdo del Altar Mayor estava, después

del altar de sant Joan Baptista, nuestra Señora del Remedio de maçonería dora-da, la qual imagen está puesta a lo alto del dicho Altar Mayor.Campanario. Este campanario es una antigua y vieja torre donde hallaron las

campanas que se dice en la visita pasada”.Por esta y otras visitas sabemos que varios de los altares nuevos se hicieron

aprovechando piezas del Altar Mayor, que empezó a renovarse a principios de losaños treinta; es el caso del altar de la Santísima Trinidad, que “se sacó de la difi-nición del Altar Mayor, que se acomodó en éste para adorno de la iglesia”, y delaltar de las Almas, que en el año 1641 estaba hecho “con el pedestal y polserasque eran del altar Mayor”, o el del altar colocado sobre la pila bautismal en el año1639.Como hemos podido comprobar, la devoción popular a determinados santos y a

la Virgen bajo distintas advocaciones, tuvo una influencia directa en la construcciónde capillas y retablos; la capilla del Cristo bajo el patronazgo de la cofradía delSantísimo Nombre de Jesús, la del Rosario bajo el de la cofradía del mismo nom-bre, la de la Inmaculada Concepción bajo patronazgo privado de los descendientesde Joan Pérez. A estas devociones se unió en los años cuarenta otra más, existen-te desde la época de la conquista cristiana del Reino, pero que tomó fuerza en

Page 261: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 67

Alcublas en estos momentos: la de la Virgen de la Salud.La imagen de la Virgen de la Salud, que según la tradición fue regalada por el

rey Jaime I a los alcublanos en agradecimiento por cierta información que le die-ron sobre los movimientos de las tropas enemigas, era venerada en la ermita deSan Sebastián, pero ya a mediados de los años treinta su culto comenzó a tomarfuerza, tal como demuestra la aparición de varios legados testamentarios “para laobra de la capilla y altar de la Virgen de la Salud en San Sebastián”, y lo hizo hastael extremo de que los fieles devotos decidieran que merecía ser venerada en laiglesia a raíz de su intercesión para erradicar la epidemia de peste que afectó a lavilla en el año 1647. En 1648 se decidió construir una capilla en el templo paraalbergar su imagen, y el primer paso para ello fue comprar parte de la casa deDomingo Enguita, que estaba adosada a la iglesia junto a la capilla de San Juan.Las obras de mayor amplitud se realizaron entre este año y 1659, sufragadas porla villa y por diferentes legados testamentarios. En la visita pastoral de 1653, alhablar de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, se dice que “en dicha capillahay otro altar por dorar y en el nicho de enmedio una imagen de Nuestra Señoracon título de la Salud”. La construcción de esta capilla implicó que se cambiara delugar el altar de San Juan, tal como se dice en 1659: “visitó también el altar deSant Joan Baptista, el qual en la visita pasada estava en una capilla que al presen-te se acaba de fabricar para dedicarla a la Virgen Nuestra Señora baxo invocaciónde la Salud, y al presente dicho altar está entre el Altar Mayor y el púlpito, y es elprimero de la parte de la Epístola (...)”. En esta misma visita se nos da datos acer-ca del aspecto de la capilla y sobre el punto en el que se hallaban las obras: “hallóSu Señoría Reverendíssima que la devoción de los fieles cristianos de dicha Villa afabricado una capilla muy suntuosa en dicha iglesia, la qual está entre la capillade Nuestra Señora del Rosario y el Choro, en la qual sólo faltan para acabarse deltodo las piedras negras y unos escudos blancos también de piedra que se an vistoestán prevenidas para poner en los lados y suelo de dicha capilla, en la qual se hade poner la imagen y el altar de Nuestra Señora de la Salud que, como dicho estáarriba, se halló en la capilla de nuestra Señora del Rosario”. No sabemos quienes fueron los constructores de la capilla, pero sí sabemos de

la presencia de dos maestros canteros que en el año 1653 trabajaron en la iglesia,tal y como se documenta a través de dos pagos de la fábrica parroquial, uno “porlas piedras de las dos ventanas del choro y una de la capilla Mayor, a quenta aGregorio Llopis de Valencia, 6 libras quatro sueldos”, y el otro consistente en“once libras, treze sueldos quatro dineros a Joan de Lort a quenta de la capillanueva que hizo para el agua bendita”.A mediados de 1659 estaba concluida la capilla y, previo acuerdo del Consejo

General de la Villa adoptado el 25 de julio, tuvo lugar el traslado solemne de laimagen de la Virgen de la Salud a su capilla:“(...) determinó que se haga fiesta a la Virgen de la Salud, por su translación desu santa imagen en su capilla, tres días, con que el primero se predique y losdos más sean fiestas de plaça, dando facultad a los Señores Jurados que dis-pongan dicha fiesta como mejor estuvieren, assí en fuegos como en lo demás ”.

Page 262: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

68 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

En ese mismo año de 1659 se hicieron algunos cambios en los altares, colocán-dose junto a la puerta principal, donde estaba la pila bautismal, un altar dedicadoa San Ignacio de Loyola, y sustituyendo el altar dedicado a la santísima Trinidad -situado junto a la puerta pequeña de la iglesia -, por un altar dedicado a SanRoque, del cual se dice en la visita pastoral que “halló Su Señoría Reverendíssimaque la imagen de San Roque es de maçonería dorada y estofada, la qual está pues-ta en un nicho que han hecho en medio del Altar que en la visita pasada se dice erade San Antón, que antiguamente estaba en el Altar Mayor, de pintura muy antigua,y por estar indecentes mandó se borrasen de dicho altar todas las pinturas dedemonios que hay en él“.Por lo que respecta a cuadros e imágenes, sabemos que en 1649 se adquirió una

imagen de San Miguel Arcángel, y en 1651 y 1652 se donaron a la iglesia “un qua-dro grande al óleo de la vuelta de Egypto” y otro de la Ascensión del Señor, esteúltimo por Thomás Mañes, que pagó por él dos libras.

3.- EL ESPLENDOR INTERIOR. 1671-1699.

En las tres últimas décadas del siglo tuvieron lugar en el interior del templonuevas actuaciones que contribuyeron a dotar a la iglesia de una esplendorosadecoración barroca. Anteriormente, entre los años 1660 y 1670, las actuaciones enla iglesia se limitaron a concluir obras y mejoras emprendidas en años anteriores,como por ejemplo terminar de dorar el altar de la Virgen de la Salud, o fundir dosnuevas campanas en el año 1669; en la visita del año 1675 se rompió la campanagrande y por este motivo, y porque las otras dos campanas eran muy pequeñas, sedecidió hacerlas nuevas, bendiciéndolas en la torre el día 6 de octubre de 1686,costando las tres 700 libras. Para completar la dotación de campanas de la parro-quia, en una fecha indeterminada entre 1694 y 1723 se hizo una nueva campanagrande que se colocó “en la ventana de la torre que mira al Campillo”, y que serompió y fundió de nuevo en el año 1790.En el año 1671 el Consejo General de la Villa acordó que se construyera un

nuevo altar mayor para la parroquia. En realidad la construcción no suponíahacer de nuevo todo el retablo mayor, ya que el cuerpo inferior - con el sagra-rio y las puertas del transagrario -, y el primer cuerpo - con el nicho y la figu-ra de San Antón y con diferentes molduras y adornos -, que se habían construi-do este mismo siglo, se mantuvieron, consistiendo la obra en la mejora del pri-mer cuerpo y en la construcción de un segundo cuerpo y un remate. El actualaltar mayor, colocado en el año 1920 y cuyo coste fue de 5.000 pesetas, es unareproducción de menor calidad - tanto en los materiales como en la técnica - ymenor altura del altar original que se perdió en el incendio que afectó a la igle-sia en el año 1917.Para realizar el retablo la villa contrató al escultor Martín Argudo, concertándo-

se los trabajos por un precio de 400 libras, corriendo además por cuenta de la villalos costes de los materiales y del alojamiento del escultor en la localidad. La

Page 263: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 69

madera necesaria para la obra se compró en El Toro en el año 1672 y se transpor-tó hasta Alcublas por los vecinos, apareciendo también gastos por la compra demadera en los dos años siguientes. En lo relativo al alojamiento del escultor,durante la duración de la obra aparecen gastos en los libros de cuentas de la villa“a Crisóstomo Peris 7 libras que la Villa paga de la casa que habita el escultor quehace el retablo de San Antonio, por haver ofrecido la villa dar esta limosna mien-tras dure la obra”.A finales del año 1674 se terminó de construir el retablo, pero al intentar colo-

carlo se vio que éste era más alto que la bóveda del presbiterio, por lo cual se deci-dió que lo mejor era sobreelevar la bóveda, tarea que se encargó a Matheo Bernia,al cual se pagó “por deshacer la bóveda Mayor de la Iglesia, parte que le toca a laVilla, 17 libras y 18 sueldos”. Esta solución dio lugar a una especie de óculo en elcentro de la bóveda y a un pequeño tambor con su cúpula, que todavía son apre-ciables hoy en día en el interior y en el exterior del templo. Finalmente, soluciona-do el problema, el retablo fue levantado por el propio Martín Argudo en el año 1675,concluyendo los pagos por esta obra en el año 1679.A pesar de que del arriendo de la carnicería se destinaban 20 libras anuales

para la obra del retablo, es muy probable que para la construcción del Altar Mayor,al igual que se había hecho para la construcción de la torre y la navada de la igle-sia, la villa tomara dinero a censo, aunque no conocemos ninguna referencia con-creta sobre este hecho; lo que sí sabemos es que en el año 1687 la Villa refundiósus deudas - 1500 libras tomadas a censo del Cabildo Catedralicio de Segorbe, 500libras de la Iglesia del Villar, 400 libras de la Iglesia y Clero de Liria, y 500 libras delos rectores de Maltenabajos y Almudéjar - en una sola con dinero tomado a censodel Convento de la Virgen de la Gracia de la villa de Caudiel.

Bendición de la campana grande en el año 1790.“En el día quince de Noviembre de mil setecientos y noventa, de licencia delIlustrísimo Señor don Lorenzo Gómez de Haedo, Obispo de Segorbe, Yo DonJoaquín Benet, Presbítero Cura de esta Parroquial de Alcublas, dí las bendicio-nes que se hallan en el Ritual Valenciano viejo a una Campana, que se llamaAntonio María, que se fundió en 12 del mismo y se ha puesto en la ventana quemira a mi casa Badía, en donde estaba puesta la otra que se rompió el día 15 demaio de este año 1790 (...). Pesa 45 arrobas y 24 libras, contando las dichasarrobas de 36 libras cada una. Padrinos de las ceremonias fueron Juan Ximeno,Regidor primero, y Francisca Romero, muger de Vicente Civera y Orero, Alcalde.Todo el gasto del poco metal que se ha añadido y de manos y demás asciende a170 libras (...). De estas dió el Real Monasterio de Val de Christo 26 libras y elIlustre Cabildo de la Cathedral de Segorbe 25 libras, y lo restante de limosna delos vecinos. Se fundió en el vancal inmediato a la Hermita de Santa Cruz, que espropiedad de Elías Civera, mas el vancal es el huerto que está a espaldas dedicha hermita”.Acabada la construcción del retablo, se acometió un nuevo trabajo para mejorar

el templo, consistente en la decoración de las bóvedas, pilares y paredes de la igle-

Page 264: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

70 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

sia utilizando una técnica sencilla, pero al mismo tiempo de resultados muy llama-tivos: el esgrafiado, consistente en la aplicación de una capa de estuco en la zonasa decorar sobre la que, con ayuda de plantillas y carbón en polvo, se dibujabandiferentes motivos, básicamente de tipo vegetal. Posteriormente el yeso de laszonas entre los dibujos era eliminado, quedando los motivos decorativos en relie-ve y pintándose los fondos en un color azulado que hacía resaltar el estucado. Estadecoración, muy utilizada en la época y de la cual tenemos ejemplos en otras loca-lidades de la comarca de Los Serranos, en Llíria o en la ciudad de Valencia - es elcaso de la iglesia parroquial de Aras de los Olmos, la iglesia de la Asunción deLlíria, la de San Esteban en Valencia, y otras muchas-, se realizó a iniciativa delrector de Alcublas Domingo Llobet en el año 1683, siendo posible conocer la téc-nica utilizada gracias a una referencia en los libros de cuentas de la villa, en la quese indica “que gastó en sogas, en hazer el yesso, carbón y en algún refresco a losque arrancaron el dicho yesso, y papel para las trepas y otros recados y pólvora,veinte libras cinco sueldos para la obra de la iglesia, de trepalla”.En la década de 1690 se procedió a dorar y estofar el Altar Mayor y a decorar

la Capilla Mayor o presbiterio, labor sobre cuyo coste nos da noticia una nota enlos libros parroquiales escrita por José Civera, rector de la parroquia desde elaño 1694:“Mas a 24 de deziembre de 1698 se acabaron de dorar el retablo de San Antonioo Altar Mayor, y de estofar y pintar la Capilla Mayor, todo lo qual costó cerca de800 libras que se pagaron de diferentes limosnas (...)”.Acabada esta decoración se procedió al traslado solemne del Santísimo

Sacramento al Altar Mayor, traslado que se acompañó de celebraciones sobrecuya importancia nos habla una nota en los libros de cuentas de la villa:“Item se le admite en descargo que pagó y gastó en las fiestas de traslación delSantíssimo Sacramento al Retablo mayor después de dorado y pintada laCapilla mayor, de mússicos, fuegos, limosna de predicadores, olores, pan ven-ditos, ropas para las comedias, comidas de los musicos y otros gastos y menu-dencias, juntamente con la fiesta de San Bruno y doblas de San Gregorio y dedicho San Bruno, 70 libras 8 sueldos 2 dineros ”.La fiesta de San Bruno a la que se alude se celebró con motivo del regalo a la villa,

por parte de Valdecristo, de una imagen de este santo; además de dicha imagen, enestos años se hicieron para la parroquia las imágenes de San Agustín y Santo Tomás,y un ángel que se colocó en el altar mayor. También en estos años, en concreto en1690, se hicieron diversas obras en el tejado de la iglesia y en la torre para repararlos desperfectos causados por una fuerte tormenta de viento, y en el año 1694 se hizoen la fachada el reloj de sol que en la década de 1980, durante unas obras de conso-lidación del templo, fue destruido en lugar de ser restaurado.Los últimos trabajos del siglo XVII en la iglesia de Alcublas consistieron en la

decoración de la capilla de la Virgen del Rosario, cuando hacía ya unos años que sehabía construido un nuevo retablo - iniciado en 1677 -. Aprovechando la presencia delos doradores del Retablo Mayor, en 1699 se doró y estofó esta capilla, costando lostrabajos 160 libras que se sufragaron mediante donativos de los vecinos.

Page 265: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 71

4.- EL TEMPLO EN EL SIGLO XVIII

Realizadas las grandes reformas estructurales y decorativas del siglo XVII, elsiglo XVIII supuso muy pocos cambios, sobre todo en comparación con la centuriaanterior. Lógicamente, la explicación a esta escasez de reformas estriba en que, araíz de la ampliación del templo, éste tenía unas dimensiones suficientes paracubrir las necesidades religiosas de la localidad, al tiempo que la suntuosidaddecorativa alcanzada en su interior satisfacía a los vecinos y hacía innecesariasnuevas actuaciones en este terreno. Así, a lo largo de todo el siglo tan sólo se rea-lizaron tres obras de importancia y algunas actuaciones sobre retablos y otros ele-mentos decorativos de la iglesia parroquial. El día 25 de diciembre de 1748 la villa acordó enlosar la iglesia y hacer algunos

vasos para enterramientos en su interior: “(…) Fue propuesto por el magnífico Roque Gavarda, Regidor primero, que se haintentado el mover la obra de la iglesia parroquial de la presente Villa, es asaber, enlosarla y si huviese cabimiento de hacer vasos o carneros para sepul-tar los difuntos de dicha Parroquial. Y oida dicha propuesta se determinó hacerdicha obra”.Como consecuencia de este acuerdo se sustituyó el pavimento de ladrillo por

uno nuevo de mármol negro de la Pedrera, y en el año 1751 se construyó un vasopara el enterramiento de niños frente al púlpito, obras que se hicieron “a tanda devilla”. En el año 1749, al poco de iniciadas las obras para enlosar la iglesia, el

Ayuntamiento adoptó un nuevo acuerdo para ampliar las capillas del Cristo y de laConcepción, aumentando su profundidad hasta el muro de la iglesia primitiva yocupando el espacio que a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII era utili-zado como cárcel y, posteriormente, como sacristía y puede que también comotrastero o almacén. De estas dos capillas, la más compleja era la de la Concepción,para la cual se había previsto levantar una cúpula como sistema de cubierta,siguiendo la moda de la época en la cubrición de capillas laterales. La realizaciónde esta capilla tenía como problema añadido la presencia del órgano de la iglesia,hecho que hizo necesario un acuerdo del Ayuntamiento - adoptado el 12 de octu-bre de 1749 -, por el cual se decidía quitar el órgano para poder continuar la obras.Al año siguiente se estaba levantando ya la cúpula de esta capilla, hecho que cono-cemos porque en los libros de defunciones de la parroquia aparece un registrosobre la muerte accidental de Vicente Buchons, albañil de Valencia que “cayó de loalto de la obra de la media naranja”. Finalmente, en el año 1753 se concluyeron lasobras, teniendo lugar el 27 de diciembre la bendición “de las dos nuevas capillascon que se ha ensanchado esta Iglesia, y contienen los altares del Dulce Nombrede Jesús, de la Concepción Purísima de María y del Patriarca San Joseph“.La tercera obra de importancia a la que hacíamos mención fue consecuencia

directa de la realización de las nuevas capillas: como hemos indicado, para lareforma de la Capilla de la Concepción fue necesario desmontar el órgano, y unavez acabadas las obras se pensó en la posibilidad de hacer uno nuevo de mayor

Page 266: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

72 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

tamaño y calidad, a pesar de que el existente había sido reparado y mejorado en elaño 1715 por Juan Bernalte, quien a cambio de 100 libras que se habían recogidode diferentes limosnas, “compuso el (órgano) de aquí, le templó, puso algo decañutería que faltaba y los registros de clarines y baxones nuevamente, los qua-les no havía hasta agora”. Al igual que había ocurrido con la obra de las capillas, la falta de dinero era un

problema importante, ya que la villa, a causa de la crisis de las finanzas municipa-les en 1740 y de la Concordia con los Acreedores, no podía destinar capital paraeste fin, a menos que obtuviese licencia de los Acreedores. En septiembre de 1753el prior de Valdecristo, como Señor de la villa, remitió a las autoridades deAlcublas la siguiente carta: “Concedo licencia, permiso y facultad al Consejo, Justicia y Regiiento de la Villade Alcublas, propia de este Real Monasterio de Valdechristo, para que puedaotorgar escritura de obligación a favor de Mathías Salanova, factor de Hórganos,de que le pagará hasta 800 libras a los plazos que se conviniere, en precio delHórgano que se intenta hacer en la Yglesia parroquial de dicha villa, bajo la pre-via condición de que esto se satisfaga de las limosnas que los vecinos hayanofrecido, y no de los Propios y efectos de la Villa pertenecientes a losAcrehedores ”.

ALCUBLAS. Iglesia Parroquial de San Antonio Abad: reconstrucción de la planta tras las refor-mas del siglo XVIII. 1- Presbiterio. 2- Transagrario. 3- Sacristía. 4- Capilla del Cristo. 5- Capilla de la Concepción. 6- Capilla de la Virgen del Rosario. 7- Capilla de la Virgen de laSalud. 8- Torre y Coro. 9- Altar de San Roque. 10- Altar de las Almas y la Virgen del Carmen.11- Altar de San Joaquín. 12- Altar de San Juan Bautista. 13- Altar de la Virgen del Remedio.

Page 267: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII / 73

El mismo día que se recibió la licencia del prior el Consejo de la villa acordóintentar concertar con Salanova la construcción del órgano por un precio de 600libras y el órgano viejo, aunque finalmente se contrató por un precio de 665 libras.En marzo del año siguiente se concertó con el maestro escultor Juan BautistaYlluecas la construcción de la caja del órgano por un precio aproximado de 78libras. Ya en el año 1760 se pintó el órgano, pagándose este trabajo, al igual que laconstrucción del órgano y su caja, mediante derramas entre los vecinos, nombrán-dose colectores que se encargaban de recaudar el dinero y llevar la contabilidad deestas derramas en el “Libro del Órgano”.En lo relativo a los retablos de la iglesia, durante este siglo cabe destacar la

compra en el año 1715 de un nuevo retablo dedicado a la Virgen del Carmen y a lasAlmas del Purgatorio, y la construcción de un retablo dedicado a San Joaquín.Sobre el primero de estos retablos sabemos que lo hizo en Valencia el escultorAntonio Ribas, y por él se pagaron 110 libras y 12 sueldos recogidas de diferenteslimosnas; también para este retablo se compró ese mismo año un cuadro “de lasalmas” por el cual se pagaron al pintor Manuel Babyloni quince libras, y más tarde,en la década de 1720, se doró, sufragándose este trabajo, al igual que la construc-ción del retablo y la compra del cuadro, con las limosnas de los vecinos. En cuan-to al retablo de San Joaquín, lo único que sabemos es que se estaba dorando en elaño 1787.Finalmente, señalar que en el año 1700 se hizo para la iglesia una imagen de

San Gregorio, en 1705 se compró un cuadro de San Joaquín que se puso en el altarde la Virgen del Rosario, en 1712 José Domingo y Mañes regaló a la parroquia unacustodia procesional, en 1797 se hizo el remate de la Cruz Procesional mayor, y en1798 se compró una nueva pila bautismal de piedra bruñida que se colocó en elaltar de San Ignacio. En cuanto a obras menores, indicar que en 1726 se hizo unsaledizo o alero de madera sobre la ventana del transagrario y en el año 1738 sehizo otro alero o “entablado” sobre la puerta principal de la iglesia. Mención particular merece la compra en el año 1769 de un nuevo palio para la

iglesia, que sustituía a uno antiguo que en un inventario de 1626 se describía de lasiguiente forma: “Item un palio de terciopelo colorado con unas cenefas alrededor de damascoblanco, con unas franjas de seda verde y amarilla”, que se completaba con “seispalos para el palio del Santísimo Sacramento, pintados de amarillo y blanco”.La primera noticia que tenemos sobre la intención de hacer un nuevo palio es

del año 1765, cuando sabemos que las mujeres recogían limosnas en los hornoscon esa finalidad. En el año 1767 se plegó nieve durante trece días y el ayuntamien-to acordó destinar lo recogido el último de ellos para la compra del palio. En el año1769 se pagó el palio, considerado el más antiguo de los que se conservan en laComunidad Valenciana, siendo necesario añadir, a lo recaudado mediante laslimosnas, 100 libras que se pidieron a la Cofradía del Rosario.Al estudiar la evolución de la Iglesia Parroquial de Alcublas hay un hecho que

nos llama enormemente la atención, y es que no hay ninguna referencia documen-tal sobre el intento de hacer en el edificio una portada monumental. A, pesar del

Page 268: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

esplendor que debió alcanzar interiormente el templo con anterioridad al incendioocurrido el seis de abril de 1917, en el que se destruyó la decoración y la mayorparte de los altares e imágenes, nunca se habla en la documentación municipal oparroquial de construir una fachada con elementos arquitectónicos y decorativos.Es posible que la explicación a esta inexistencia de fachada monumental y de inte-rés por construirla se deba a la influencia de la sobria estética cartujana, y enmenor medida a la falta de recursos económicos, sobre todo en el siglo XVIII, trasla bancarrota de las finanzas municipales. De cualquier modo, sigue llamando la atención que, tras dejar de pertenecer a

la Cartuja en el siglo XIX, la villa se conformara con tener una iglesia con una por-tada tan sencilla, formada solamente por el arco de mármol negro construido enel siglo XVI, y una hornacina sobre éste con la figura de San Antón en su interior yun pequeño saledizo de madera para proteger la imagen.

74 / La villa de Las Alcublas en los siglos XVII y XVIII

Alcublas. Custodia procesional de1712. “A 4 de septiembre de 1712, JoséDomingo de Mañes, habitante en Valencia,natural de Alcublas, envió con su hijo unviril que dio a esta Iglesia, según dijeroncostó 230 L, adornado con diferentes esmal-tes al pie y 50 piedras en los bajos, el qualle hizo de su dinero.”

Page 269: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 270: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 271: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

BIBLIOGRAFÍA

ALEGRE ORTIZ, J.: “Alcublas. Datos interesantes, curiosidades y costum-bres“. Alcublas, 1917. Mecanografiado.

ARCINIEGA GARCIA, LUIS: “El monasterio de San Miguel de los Reyes“.Biblioteca Valenciana. Valencia, 2001.

ARDIT LUCAS, M.: “Bandolerisme y delinqüència a les acaballes del´Antic Règim (País Valenciá 1759-1843)”. Recerques, vol.III.1974.

ARDIT, M. “Els homes y la terra del País Valencià (segles XVI-XVIII)“.Barcelona, 1993.

BADÍA MARÍN, V.: “El libro de la Serranía “. Valencia, 1962.

CAMARENA MAHIQUES, J.: “Padrón demográfico-económico del Reinode Valencia (¿1735?) “. Valencia, 1966.

CÁRCEL ORTÍ, Mª.M.: “La población de las diócesis valencianas a travésde las relaciones ad limina (siglos XVI-XVII)”. Primeres jornades d´estudisobre la població al País Valenciá. 1985.

CASEY, J.: “El Reino de Valencia en el siglo XVII “. Madrid, 1983.

CASTELLÓ TRAVER, J.E.: “El País Valenciano en el censo deFloridablanca“. Valencia, 1978.

CAVANILLES, ANTONIO J.: “Observaciones sobre la Historia Natural,geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reino de valencia “. Madrid,1795-1797.

CISCAR, E. - GARCÍA CÁRCEL, R.: “Moriscos y agermanats “. Valencia, 1974.

BIBLIOGRAFÍA / 77

Page 272: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

CRUZ, J. - SEGURA, J. Mª: “Neveres y pous de neu. La xarxa de dipòsitsde neu al País Valencià “. Treballs de la Societat Catalana de Geografia,10 y 11. 1987.

-“Avanç al catáleg de dipòsits de neu al País Valenciá“. Primer Congrésd´arqueologia industrial del País Valenciá. 1991.

FELIPO ORTS, A.: “Producción y consumo de vino en el Pais Valencianodurante el siglo XVII: los manifiestos de 1627-1631 “.Saitabi, nº 35. 1985.- “El control de la producción vinícola en el Pais Valenciano duranteel siglo XVII: los manifiestos de 1627-1631“. Estudis, nº 11. 1984.

FURIÓ, A.: “Història del País Valenciá“. Valencia, 1995.

GARCÍA MARTÍNEZ, S.: “El bandolerismo valenciano durante el reinado deFelipe III“. Estudis, nº 2.- “Els fonaments del Pais Valenciá modern“. Valencia, 1968.- “Bandolers corsaris i moriscos“. Valencia, 1980.- “Valencia bajo Carlos II. Bandolerismo, agitaciones agrarias y serviciosa la monarquía“, vol.2. Valencia, 1984. GASCÓN PELEGRÍ, V.: “La región valenciana en la Guerra de Sucesión“.Valencia, 1956.

GIL OLCINA, A.: “ La propiedad señorial en tierras valencianas “. Valencia, 1979.

HALPERIN DONGUI, T.: “Un conflicto nacional. Moriscos y cristianosviejos en Valencia“. Valencia, 1980.

JORDAN GALDUF, J.Mª.: “Los Serranos“. Valencia, 1984.

LAPEYRE, H.: “Geografía de la españa morisca“. Valencia, 1986.

MADOZ, P.: “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y desus posesiones de ultramar “. Madrid, 1850.

78 / BIBLIOGRAFÍA

Page 273: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

MARTÍNEZ PERONA, J.V.: “La tendencia demográfica de los Serranos:1550-1830“. Primeres jornades d´estudi sobre la població al PaísValenciá. 1985.

MELIÁ TENA, C.: “Léconomia del Regne de València segons Cavanilles“.Valencia, 1978.

MILLÁN LACRUZ, J.: “Alcublas“. Programa oficial de fiestas. Alcublas, 1961.

MIÑANA, J.M.: ”La Guerra de Sucesión en Valencia“. De. De J.F. PérezDurá y J.M. Estellés. Valencia, 1985.

PENA GIMENO, J.E.: “La población absoluta de la Serranía del Turia en lasegunda mitad del siglo XVII“. Primeres jornades d´estudi sobre lapoblació al País Valenciá. 1985.

PÉREZ APARICIO, C.:“El austracismo en Valencia: un nuevo intento desublevación en 1710“. Estudis, nº 5, 1975.

PÉREZ PUCHAL, P.: “Geografia de la población valenciana“. Valencia, 1976.

PIQUERAS, J.: “La vid y el vino en el Pais Valenciano (geografía económi-ca: 1564-1980)”. Valencia, 1981.

RIBES TRAVER, Mª ESTRELLA: “Los Anales de la Cartuja de Porta-Coeli“.Institución Alfons El Magnànim. Diputación de Valencia. 1998.

VOLTES, P.: “La Guerra de Sucesión en Valencia“. Valencia 1964.

VV.AA: “Historia del Pueblo Valenciano“. 3 vols. Valencia, 1988.

BIBLIOGRAFÍA / 79

Page 274: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 275: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII
Page 276: Libro La Villa de Alcublas en los siglos XVII y XVIII

La villa de Las Alcublasen los siglos

XVII y XVIII

La v

illa

de L

as A

lcub

las

en lo

s si

glos

XVI

I y X

VIII

/ Jo

sé L

uís

Alc

aide

Ver

des

2A

LCU

BLA

S ES

CRIB

E

Ayuntamiento de Alcublas