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* Trabajo para tomar posesión como Miembro Correspondiente extranjero residente en Pamplona, España. ** Doctora en Historia de América (Universidad de Sevilla). Profesora de Historia de la Iglesia en la Universidad de Navarra. Nota del Director del BHA: la autora desconoce el artículo Escándalo en la Legación Pontificia de Nueva Granada en 1861 (que se refiere a Ledochowski), publicado en Boletín de Historia y Antigüedades, vol. 89, núm. 816, 2002, pp. 3-39. 1 Se ha escrito mucho sobre las relaciones Iglesia-Estado. Un acertado resumen del tema en: Alberto De la Hera, “Evolución de las doctrinas sobre las relaciones entre la Iglesia y el Poder temporal”, en Catedráticos de Derecho Canónico de Universidades españolas, Derecho Canónico, EUNSA, Pamplona, 1975, pp. 611-651. E LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA- ESTADO EN COLOMBIA* OPCIÓN DEL DELEGADO APOSTÓLICO MONSEÑOR MIECZYSLAW LEDOCHOWSKI POR ELISA LUQUE ALCAIDE** l camino para alcanzar la libertad y autonomía de la Iglesia y del Esta- do en sus propios ámbitos no es fácil y así se ha mostrado a lo largo del tiempo 1 . La lectura de la correspondencia diplomática de la época, que se encuentra en el Archivo Secreto Vaticano y en el Archivo de la Congrega- ción de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, nos permite acercarnos al pro- ceso de mutuo entendimiento y a las posibilidades reales de lograr el respeto de independencia de acción en las Repúblicas de América latina. La apuesta por soluciones novedosas en las relaciones de las iglesias con el Estado, como lo fue el régimen de separación, vino dada en ocasiones por la fuerza de los hechos. Fue el caso de Colombia, en la que el gobierno liberal presidido por José María Obando decretó por la ley de junio de 1853 la separación Iglesia- Estado. Con esta ley Nueva Granada se constituyó pionera del separacionismo

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* Trabajo para tomar posesión como Miembro Correspondiente extranjero residente en Pamplona,España.

** Doctora en Historia de América (Universidad de Sevilla). Profesora de Historia de la Iglesia enla Universidad de Navarra.Nota del Director del BHA: la autora desconoce el artículo Escándalo en la Legación Pontificia deNueva Granada en 1861 (que se refiere a Ledochowski), publicado en Boletín de Historia yAntigüedades, vol. 89, núm. 816, 2002, pp. 3-39.

1 Se ha escrito mucho sobre las relaciones Iglesia-Estado. Un acertado resumen del tema en:Alberto De la Hera, “Evolución de las doctrinas sobre las relaciones entre la Iglesia y el Podertemporal”, en Catedráticos de Derecho Canónico de Universidades españolas, Derecho Canónico,EUNSA, Pamplona, 1975, pp. 611-651.

E

LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO EN COLOMBIA*

OPCIÓN DEL DELEGADO APOSTÓLICO MONSEÑOR MIECZYSLAW

LEDOCHOWSKI

POR

ELISA LUQUE ALCAIDE**

l camino para alcanzar la libertad y autonomía de la Iglesia y del Esta-do en sus propios ámbitos no es fácil y así se ha mostrado a lo largo deltiempo1. La lectura de la correspondencia diplomática de la época, que

se encuentra en el Archivo Secreto Vaticano y en el Archivo de la Congrega-ción de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, nos permite acercarnos al pro-ceso de mutuo entendimiento y a las posibilidades reales de lograr el respetode independencia de acción en las Repúblicas de América latina. La apuestapor soluciones novedosas en las relaciones de las iglesias con el Estado,como lo fue el régimen de separación, vino dada en ocasiones por la fuerzade los hechos.

Fue el caso de Colombia, en la que el gobierno liberal presidido por JoséMaría Obando decretó por la ley de junio de 1853 la separación Iglesia-Estado. Con esta ley Nueva Granada se constituyó pionera del separacionismo

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entre las Repúblicas de América del Sur. El patronato republicano, herenciano reconocida por Roma de los antiguos privilegios de la Corona hispana,pesaba sobre las Iglesias americanas. Desde el sector eclesiástico se habíareclamado la extinción de régimen patronal del Estado y la firma de un con-cordato que garantizase la independencia de acción de la Iglesia. Así lo habíasostenido en 1836 el arzobispo Manuel José Mosquera, al defender a la Igle-sia neogranadina de la injerencia estatal2.

Para los que apostaban por el concordato con la Santa Sede el sepa-racionismo era el inicio de una andadura incierta y llena de privaciones parael trabajo eclesial, una imposición del Estado neogranadino para acabar conla influencia social de la Iglesia3. Por el contrario, apenas siete años despuésde proclamada la ley de separación, en el año 1861, el Delegado apostólicoen Colombia sostenía que la separación del Estado proporcionó a la Iglesianeogranadina plena libertad en su labor pastoral y le permitió recuperar laconexión sin trabas con el Papa4.

Así lo escribía Mieczyslaw Ledochowski5, recién llegado a Roma desdeBogotá, expulsado por el general Mosquera, al cardenal Giacomo Antonelli,

2 Rosa Mª Martínez de Codes, La Iglesia católica en la América independiente. Siglo XIX, Mapfre(“Colecciones Mapfre. Iglesia Católica en el Nuevo Mundo”, VI, 8), Madrid, 1992, p. 94, cita deJ.M. Arboleda, Vida del Ilmo. Sr. Manuel José Mosquera, Bogotá, 1956, I, pp. 122-123.

3 Fernando Díaz Díaz, “Estado, Iglesia y desamortización”, en Jaime Jaramillo Uribe (coord.),Nueva Historia de Colombia, 2. Era Republicana, Planeta, Santafé de Bogotá, 1998, pp. 197-222, aquí, pp. 208-209; David Bushnell, Colombia una nación a pesar de sí misma. De lostiempos precolombinos a nuestros días, Planeta Colombiana, Bogotá, 1999 [The Making ofModern Colombia. A Nation in Spite of Itself, University of California Press, 1996], p. 159;desde una posición reivindicativa lo pone de manifiesto Juan Pablo Restrepo, La Iglesia y elEstado en Colombia, Emiliano Isaza, Londres, 1885, pp. 353-374

4 Experiencia similar la expresa en el primer proyecto de Concordato con México, del 1-I-1857, elobispo de Puebla, Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, exiliado en Roma por la reforma,expresando que un concordato ha de ser “hijo de la necesidad”, pues considera que la independenciade la Iglesia respecto del gobierno es una situación favorable. Da una razón “de facto”: “la Iglesiaha caminado bien con su independencia del gobierno civil”: Manuel Olimón Nolasco, La libertady el liberalismo: retos a la conciencia católica en el siglo XIX, ponencia presentada en el “Tercerseminario de especialistas sobre la reforma, la intervención francesa y el Segundo Imperio enMéxico”, Embajada de México-Academia de Historia de Bélgica, Bruselas, 14 de abril de 2003.

5 Mieczyslaw Ledochowski (Klimontów, Sandomierz, 29.10.1822- Roma, 22.07.1902), DelegadoApostólico ante el Episcopado de Colombia (1857-1861); su expulsión del país por el generalMosquera supuso la interrupción de la Delegación apostólica en Santa Fe de Bogotá. Parasuplirla, la Santa Sede otorgó jurisdicción sobre Colombia a los Delegados en Quito FrancescoTavani (1861-1869), Serafín Vannutelli (1869-1877) y Mario Mocenni (1877-1882). En 1882 elcambio de la política de Colombia hizo posible la designación de nuevo de un Delegado Apostólicocon residencia en la República de Colombia, siendo nombrado Juan Bautista Agnozzi (1882-1887): José Restrepo Posada, Genealogía episcopal de la Jerarquía Eclesiástica. En los países

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Secretario de Estado de Pío IX6, al informarle de la situación de Nueva Gra-nada durante los cuatro años de su estancia en la República, desde 1857 a1861. En ese tiempo Ledochowski había desempeñado la Delegación Apos-tólica ante el episcopado de los países que configuraron la Gran Colombia yante la República del Perú. Residió en Bogotá desde donde atendió los asun-tos eclesiásticos de los cuatro países que le habían sido encomendados.

Había vivido en Colombia una situación crítica que llegó hasta su expul-sión del país; los demás países de la Delegación habían sufrido en esos añosconflictos y tensiones de orden político-social con hondas repercusiones ensus iglesias. En Perú, Ramón Castilla había emprendido la guerra con Ecua-dor para obtener el puerto de Guayaquil, la aventura peruana acabaría conresultado nulo y con el deterioro de ambas repúblicas. Ecuador, derrotadapor el Perú, había resurgido con García Moreno, protagonista de una restau-ración cristiana desde el Estado; una experiencia aislada en la antigua Amé-rica hispana que acabaría con el asesinato del líder en 1875. Venezuela pasóde la dictadura de Monagas a su derrocamiento por los federalistas que man-tendrían focos revolucionarios, hasta que Guzmán Blanco se hiciera con elpoder en 1870, instaurando una dictadura radical.

Estos acontecimientos fueron vividos por unas iglesias que en Colombiahabían estrenado en 1853 la separación del Estado instaurada por los libera-les en el poder; y que en Perú, Venezuela y Ecuador continuaban bajo patro-nato republicano.

Perfil biográfico del Delegado Apostólico en Colombia

El informe proporciona una panorámica de la situación de los países y desus iglesias. Al leerlo se detecta la talla humana del autor del relato. En efec-

que formaron la Gran Colombia 1513-1966, Ed. Lumen Christi, Bogotá, 1968. No he tenidoacceso a los libros publicados en Polonia: Zygmunt, Kowalczuk, Kardynal Mieczyslaw HalkaLedóchowski - prymas czasów niewoli: poglady na polskie sprawy z Rzymu w ´swietlekorespondencji do tajnych administratorów archidiecezji pozna´nskiej i gnie´znie´nskiej w latach1876-1886, Prymasowskie Wydawnictwo “Gaudentinum”, Gniezno, 2003; y MieczyslawLedóchowski, Aby pozostal nasz ́ slad: dzieje rodu Ledóchowskich, Tow. Przyjaciól Ossolineum,Wroclaw, 2002; Alois Simon, “Signification politique de la nonciature de Bruxelles (1835-1885)”, Bulletin de I’Institut Historique Belge de Rome, núm. 38, 1961, pp. 617-648; HenriFassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur de l’église de Pologne(juin 1862)”, Archivum Historiae Pontificiae, núm. 7, 1969, pp. 379-399.

6 Archivio Segreto Vaticano (en adelante ASV), Nunziatura Apostolica in Perú, núm. 1, fasc. 2,Relazione del Delegato Apostolico di Bogotá, Roma 10 dicembre 1861. A Sua Eminenza Revma.Il Signor Cardinale Antonelli, Segretario di Stato di N.S. Papa Pio IX. Consta de diecisiete foliosr-v, escritos en italiano correcto, con letra pequeña y regular, por el propio informante.

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to, el perfil curricular de Mieczyalaw Halka, conde Ledochowski, confirmaesa impresión que el lector descubre en su escrito sobre los países de la Amé-rica sureña.

Nacido en una familia de la antigua nobleza polaca, tras sus estudios enVarsovia se trasladó a Roma7, obteniendo en 1847 el doctorado en teología yen ambos Derechos en la Universidad Gregoriana. Ordenado sacerdote en1845, se interesa por la educación de los niños abandonados de Roma, entraa trabajar en la curia pontificia y es nombrado prelado doméstico de Pío IX en1846; tras realizar un viaje a España en 1850, por encargo del Papa, en 1851,con veintinueve años de edad fue nombrado agregado a la Nunciatura deLisboa. Seis años después, esto es, a los treinta y cinco años, fue designadoDelegado Apostólico en Colombia, con jurisdicción añadida sobre Venezue-la, Ecuador y Perú. Los cuatro años de permanencia en Bogotá le permitie-ron acercarse a la realidad de las repúblicas que tenía encomendadas.

Unos trazos del trabajo eclesial desempeñado desde su regreso deColombia completan el perfil de Ledochowski. Humanamente distinguido yelegante, culto y de trato exquisito, se le describe como un gran señor, inteli-gente y a la vez conciliador8, trabajador incansable en servicio de la Iglesia.Apenas regresado de América Ledochowski fue designado Arzobispo inpartibus de Tebas y Nuncio Apostólico en Bélgica, siendo consagrado obis-po en Roma por el Cardenal Camilo di Pietra el 3 de noviembre 1861. Elconflicto de los católicos liberales belgas hacía de aquella nunciatura un en-clave que exigiría un buen calado humano y doctrinal a quien se le encomen-daban las relaciones de aquella iglesia con la Sede romana9. Aquí Ledochowski

7 Viajó acompañado de su madre, persona de cultura y relevancia, que le presentó a Gregorio XVI:Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur de l’église dePologne (juin 1862)”, op. cit. en 5.

8 Es interesante el propio testimonio personal en una carta al canónigo Bossaert, presidente delgran seminario de Tournai, el 9-VII-1884: “Pour mon compte, Dieu a fait mon cœur de façonqu’il ne sait absolument pas revenir sur les torts passés, n’importe de quelle part ils viennent: j’aiune si grande compréhension de la faiblesse humaine, probablement parce que je connais trèsbien la mienne propre, que lorsque je vois un seul effort fait par qui est en faute pour en atténuerou réparer les suites, je suis satisfait, et je ne demande pas davantage. [...] La douceur est toutepuissante, les reproches amers enveniment les coeurs. C’est mon caractère, Mon cher Président,et tous les jours je m’efforce à mieux le former dans ce sens; et ne vous en étonnez pas, carcomme je désire beaucoup que Dieu ne se souvienne jamais des fautes que je puis avoir commises,je veux à mon tort ne conserver aucune souvenance de celles que mes semblables auraient pucommettre”: en Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveurde l’église de Pologne (juin 1862)”, op. cit. p. 386.

9 La nunciatura de Bélgica fue restablecida en 1842 (desde 1797 no hubo titular), aunque desde1835 hubo un internuncio: Mons. Gizzi, en Bruselas. Le sucedió Mons. Fornari, primero como

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halló los desencuentros entre los católicos tradicionalistas con los que defen-dían abrazar la libertad socio-política, o católicos liberales, y actuó comomoderador y conciliador10. Las leyes de enseñanza fueron, entre otras, cam-po abierto de discusiones11.

Cuatro años más tarde, en 1865, Mieczyslaw Ledochowski fue promovi-do a Arzobispo de Gniezno y de Poznan. Regresaba así a Polonia, sometidaa Prusia, y en la que se preveían tensiones importantes sobre la Iglesia porparte del Imperio. Durante los primeros años de su gobierno pastoral supomantener buenas relaciones con el káiser Guillermo. El estallido del“kulturkampf”, esto es, la política de acoso al clero y a los fieles católicos delImperio llevada a cabo sistemáticamente por el canciller Bismarck12, rompióel equilibrio. Ledochowski mantuvo una actitud abiertamente contraria a lasleyes emanadas para todo el Imperio, que, en Polonia, fueron además acom-pañadas por la imposición de la enseñanza de la religión en lengua alemana.

El arzobispo, procesado repetidas veces, en 1873 fue invitado por el go-bierno a presentar la dimisión; ante su negativa fue arrestado y aprisionadoen Ostrowo (en febrero de 1874). Un tribunal civil lo depuso del cargo dearzobispo de Gniezno y Poznan, en tanto que Pío IX, en 1875, nombró car-denal al arzobispo prisionero. Durante tres años permaneció encarcelado y alsalir de la prisión en 1876 fue expulsado de los territorios polacos. Marchó aRoma desde donde administró su diócesis hasta 1885, fecha en que renunciópara facilitar el entendimiento entre la Santa Sede y Prusia; mantuvo contac-to con los temas americanos13. Trabajó en la curia romana, desde 1883 en

internuncio, abril 1842, y luego como nuncio, al que siguió, de 1843 a 1846, Joaquín Pecci,futuro papa León XIII.

1 0 Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur de l’église dePologne (juin 1862)”, op. cit., pp. 384-385.

1 1 E. de Moreau, L’Église en Belgique des origines au début du XXe siécle, L’Edition Universelle,Bruxelles 1944, especialmente pp. 221-226, 236-237, 239-248; Georges-H Dumont, Histoirede la Belgique, Hachette, París, 1977, pp. 397; Alois Simon consigna la presencia de Ledochowskien las reuniones celebradas del 2 al 4-VIII-1858; del 1 al 3-VIII-1859; del 30-VII al 1-VIII-1860y del 29 al 31-VII-1861, en donde se debatieron posiciones tradicionalistas de Ubaghs, querenunció a su tesis de la necesidad física de la Revelación; también se trató sobre el importantetema de la situación del claustro de la Universidad de Lovaina: Alois Simon, Réunions desévêques de Belgique 1830-1867. Proces-Verbaux, Ed. Nauwelaerts [“Cahiers Bijdragen”, 10]Gante, 1960, pp. 126-134.

1 2 Cfr. Joseph Lortz, Historia de la Iglesia en la perspectiva de la historia del pensamiento, Ed.Cristiandad [trad. de la edc. 23 publicada en Münster, 1965], p. 430.

1 3 Luis Carlos Mantilla R., “Los ‘católicos intransigentes’ en la Nueva Granada a finales del sigloXIX. El caso de don José Manuel Groot”, en Boletín de Historia y Antigüedades, vol. 90, núm.822, 2003, pp. 621-644: incluye dos cartas inéditas de Groot dirigidas a Ledochowski en Roma

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Secretaría de Estado y a partir de 1885 en la Secretaría de Breves. En 1892fue nombrado Prefecto de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide,donde desarrolló una abundante labor14.

El perfil de los trabajos desempeñados por el cardenal polaco pone derelieve la calidad humana del Delegado Apostólico en Colombia y despiertael interés hacia el informe que escribió al Secretario de Estado, cardenalAntonelli, sobre la situación de las iglesias que había tenido a su cargo. Ela-borado recién llegado a Roma, tras un exilio doloroso, disponía de datosmuy recientes. En su información Ledochowski describe el contexto socio-político en que vivían las iglesias que comprendían la circunscripción de laDelegación apostólica y, en segundo lugar, traza el panorama eclesiástico decada una de las iglesias. El informe fue bien recibido en Roma y se le tuvo encuenta para orientar los trabajos de la Iglesia en Colombia15.

Situación político-social de las repúblicas andinas

Ledochowski afirma que contra lo que podía pensarse desde Europa, lospaíses surgidos en la antigua América española son diversos entre sí16. Esasnaciones, unidas por la identidad de origen, por la semejanza de los aconte-cimientos sucedidos en ellas, y por su régimen republicano, presentan “ca-racteres particulares en su constitución política que le parecen merecedorasde especial atención”.

y escritas en Bogotá el 16-V-1976 y 18-XI-1877. Gustavo Ocando Yamarte, “La Iglesia enVenezuela ante el nuevo Estado”, en Historia General de la Iglesia en América Latina, vol. VII,CEHILA, Sígueme, Salamanca, 1981, pp. 450, 447 y 449: Carta del obispo de Mérida (Venezuela)Bosset a Ledochowski, del 7-III-1864 y del 9-VIII-1864, Carta del arzobispo de Caracas,Méndez a Ledochowski, 8-VI-1865: en Archivio Storico della Segretaria di Stato (ASSS), AméricaIII, p. 474.

1 4 Josef Metzler, “Präfekten und Sekretäre der Kongregation in Zeitalder der neueren Missionsära(1818-1918)”, en Josef Metzler (Ed.), Sacrae Congregationis de Propaganda Fide rerum 1622-1872, vol. III/1 1815-1972, aquí pp. 51-52; Giuseppe Piras, La Congregazione e il Collegio diPropaganda Fide di J.B. Vives, G. Leonardi e M. de Funes, Università Gregoriana Editrice,Roma, 1976.

1 5 Expediente de la minuta de la carta del Papa al Arzobispo de Bogotá, 21-VIII-1867, sobre elConcilio provincial que iba a convocarse: la composición de los cabildos de las catedrales de laarchidiócesis se hará de acuerdo con la propuesta de Ledochowski: en ASSS, Colombia, pos. 285,fasc. 388, f. 22v.

1 6 A finales del siglo XIX y en la preparación del Concilio plenario de América latina, se mantenía enla Congregación romana de asuntos eclesiásticos extraordinarios el concepto unitario de AméricaLatina: Antón Pazos y Diego Picardo, El Concilio Plenario de América latina. Roma 1899,Vervuert- Iberoamericana, Madrid, 2002, p. 52 y cita 157.

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Constata, en segundo lugar, la conciencia nacional de cada una de lasrepúblicas. Por ello en el caso hipotético y muy improbable de que llegaran areunirse bajo un solo Estado los tres antiguos componentes de la Gran Co-lombia, no duda de que sería por poco tiempo, pues cada nación reclamaríasu propia vida independiente.

En tercer lugar asienta que el régimen constitucional se ha consolidado enlos cuatro países. Se había logrado tras cincuenta años de independenciavividos entre revoluciones, disensiones y ruina. De ahí que, en el momentoen que escribe su informe, las cuatro repúblicas presentaran un grave peligrodesestabilizador resultado del caudillismo revolucionario en el interior de lascuatro Repúblicas y el imperialismo de Perú y Colombia, los Estados másfuertes del área.

En Nueva Granada, el general Mosquera pretendía, a juicio deLedochowski, reconstruir la Gran Colombia bolivariana17; el Delegado des-carta que lograse el éxito, donde el mismo Bolívar había fracasado. El Perúdel presidente Castilla18, provocó la guerra con Ecuador entre 1859 y 1860,por el dominio del puerto de Guayaquil, bajo pretextos de límites fronterizos.

En la raíz de la desestabilización de las repúblicas americanas, al igualque ocurría en las potencias europeas en esos años, estaba el afán de poderde las personas y de los grupos sociales, que les llevaba a anteponer susintereses al bien nacional. Sobre esa base común el informe aporta la situa-ción específica de las cuatro repúblicas en los cinco años de su mandato.

1 7 Es conocido que Tomás Cipriano de Mosquera (Popayán, 1798-Hacienda Coconuco, Cauca,1878), que combatió en las guerras de la Independencia e hizo amistad con Simón Bolívar seidentificó con el proyecto bolivariano de la unidad americana.

1 8 Ramón Castilla y Marquesano (Tarapacá, 1797 - desierto de Tiviliche, 1867). Elegido presidentejuramentando en 1845, gobernó hasta 1851. En enero de 1855 Castilla es elegido PresidenteProvisorio. El 19 de octubre de 1856 proclama la Nueva Constitución. En Lima la Convenciónfue disuelta por una insurrección (1857) y Castilla convocó a un Congreso el 24 de octubre de1858 que lo ratifica como presidente constitucional hasta 1862. Este congreso será relevado desus funciones instalándose uno nuevo en 1860. El 13 de noviembre de 1860 promulgó otraConstitución, la de mayor vigencia en la historia del Perú. Le sucede el mariscal San Román,quien al fallecer en menos de un año de gobierno da ocasión a que Castilla permanezca en el poderhasta el regreso de Pezet, Primer Vicepresidente. En 1864 condena la política internacional delgobierno siendo apresado y alejado hasta las playas del Peñón de Gibraltar. En su ausencia seproduce el Combate del 2 de mayo. A su regreso es deportado a Chile por orden de Prado y desdeallí, ya septuagenario, se revela contra el derroche de la Hacienda Pública y desembarca enPisagua (Caleta de Tarapacá) con una pequeña escolta, siendo su propósito regresar al Perú, perono logra su propósito y fallece en el desierto.

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Colombia estaba gobernada a su llegada en 1857 por el partido conserva-dor que había obtenido una neta mayoría en las elecciones de 1854. La vic-toria de los conservadores se debió a dos innovaciones sociales introducidaspor los liberales en el poder desde 184319: el sufragio universal y secreto, y laseparación entre Estado e Iglesia. Estas medidas, pensadas para consolidar elliberalismo, pues facilitarían el fraude electoral y acallarían la voz de la Igle-sia neogranadina, dieron neta mayoría a los conservadores tanto en las elec-ciones para el Parlamento, como en la elección del Presidente de la República.Los conservadores gobernaron pocos años, pues surgieron focos de rebeliónpor todo el país que fueron aglutinados por Mosquera, a quien Ledochowskireconoce como hombre competente que impuso su fuerza y que, a su juicio,pretendía imponerla en la Gran Colombia.

Ledochowski añade su valoración personal de los hechos: “parece in-comprensible cómo en un país en el que reina la democracia, la libertad go-zada por todos lleve a excesos que acaban en tiranía para los débiles y loshonestos”. No se explica cómo en una nación con libertad de palabra, deprensa, de asociación, con libertad religiosa, el partido liberal pretenda nue-vas medidas y lo haya logrado por medio de la fuerza.

En febrero de 1857 se aprobó en Colombia la constitución federal queescindió la nación en ocho estados. El Delegado Apostólico contempla elfederalismo como fuente de conflictos para el país. En la Colombia federalla autoridad central carecía de medios para mantener el orden y el respetode los pactos federales; de otra parte, la multiplicación de centros de poderincrementó los posibles focos de oposición a las leyes. Ya en 1858, surgie-ron diversos conflictos. En este clima el general Mosquera recogió el mal-contento de la nación, y sustituyó con la fuerza el gobierno legítimo por ladictadura.

Ledochowski apunta a la sed de poder como causa del federalismo. Unaambición de dominio compartida en este caso por liberales y conservadoresy que les llevó a seguir el modelo de los Estados Unidos del Norte. En estepunto el Delegado Apostólico contrasta los resultados del sistema en Améri-ca sajona y en América latina: América del Norte que creció sin ningún vín-culo político, mediante el sistema federal se hizo una y compacta; Colombia,crecida una y compacta, se debilitó al implantar el federalismo.

1 9 En 1843 se inició la primera etapa de gobierno del General Tomás C. de Mosquera que seconsidera “abrió la era de las grandes reformas liberales”: Fernando Díaz Díaz, “Estado, Iglesiay desamortización”, op. cit. en 3, p. 207.

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Sin embargo, para el Delegado Apostólico, la victoria del liberalismo ra-dical en Colombia no era decisiva, pues en el país se hallaba un sector socialculto y preparado que podría garantizar el sistema democrático. A pesar deque la ocupación de Bogotá, la destrucción del ejército constitucional y laprisión de muchos de los responsables del gobierno legítimo había propor-cionado grandes ventajas a la revolución, habían personalidades destacadaspartidarias del orden público que podrían sacar al país de los desastres sufri-dos20. Sería necesario un hombre capaz, “enérgico, resuelto y sabio” quepudiera colocar sobre una base diferente a la sociedad neogranadina. Y apuntaal ejemplo dado en Santo Domingo por Santana21 y a la intervención de laspotencias europeas en México22. La solución apuntada por Ledochowski, enperspectiva esta vez europea, miraba al establecimiento transitorio de unamonarquía. La experiencia mostró que no alcanzó a consolidarse en SantoDomingo ni en México.

En 1857 gobernaba Venezuela el dictador Monagas23, al que califica de“sátrapa” y compara con Rosas24 en la Confederación de Argentina y, aún

2 0 Como tales designa a Ospina y Arboleda, ambos del partido conservador. Mariano Ospina,presidente de 1857-1860 y Sergio Arboleda, intelectual de prestigio, profesor y rector quehaciendo balance de los cincuenta años de independencia diagnosticó que los males del país sedebían al progresivo aumento de la burocracia, al incremento de impuestos, la ausencia devirtudes republicanas en muchos gobernantes, la explotación de los campesinos y de las “razasinferiores”. El único remedio era la moralización del país que debería actuarse mediante unaeducación cristiana, en su opinión confiada al clero. Era el preludio de la política “regeneracionista”de Rafael Núñez que llegaría en 1880: Cfr. Fernando Díaz Díaz, “Estado, Iglesia y desamortización”,op. cit., p. 209.

2 1 En 1822 el haitiano Boyer había invadido Santo Domingo, que estuvo sometida durante veintidósaños; las diferencias culturales, religiosas y políticas hicieron estallar la sublevación dominicanaencabezada por Pedro Santana, que logró independizarse de Haití. En 1861, el año que Ledochowskiescribía su informe, Santana ofreció a España, bajo Isabel II, la vuelta al dominio de SantoDomingo; el ofrecimiento fue acogido con frialdad por Madrid que, en 1865 devolvió laindependencia a Santo Domingo, desprendiéndose de la que fuera su primera posesión en elNuevo Mundo.

2 2 Eran las gestiones que llevarían a Maximiliano de Habsburgo (Viena, 6 de julio de 1832-México,19 de junio de 1867), Archiduque de Austria y Príncipe de Hungría y Bohemia, de ideas liberales,como Emperador de México (1864-1867) y que acabaron de modo desastroso. Todavía habíauna cierta esperanza de que mediante esta vía se lograra una cierta estabilidad.

2 3 José Tadeo Monagas (Maturín, 1784-Caracas, 1868), luchó por la Independencia, y fue presidentedel país de 1846 a 1851 y de 1855-1858; con su hermano José Tadeo, que ocupó la jefatura delEstado entre 1851-1855, se habla de la implantación en Venezuela de la era del monaguismo.

2 4 Juan Manuel Rosas (Buenos Aires, 1793-Swathling, Reino Unido, 1877), federalista. Elegidogobernador de Buenos Aires (1829-1832) se alió con el caudillo de La Rioja, Quiroga, paraderrocar al general unitario Paz. Reelegido en 1835, asumió la dictadura hasta 1852, cuando fuederrotado en Monte Caseros por Justo José de Urquiza, huyendo a Inglaterra.

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más, con Francia25 que enseñoreó el Paraguay. Monagas, después de diezaños en el poder, hubo de abandonar el país a comienzos de 1858 por elestallido federalista, que siguió la vía adoptada por Colombia en 1857. Lalucha entre los federales y el gobierno que sucedió a Monagas continuaba enVenezuela hasta el momento del informe.

Para Ledochowski las aspiraciones de Mosquera por recomponer la GranColombia bolivariana, harían posible que desde Colombia se acudiera en ayu-da de los federalistas venezolanos, prestando armas y hombres por las fronte-ras de Barinas y de Casanare con lo que triunfaría en Venezuela el federalismo.

Desde 1856 a 1861 gobernó Ecuador el Presidente general Robles26, pa-cífico y de buena voluntad, que dejó el poder efectivo en el general Urbina27,al que Ledochowski describe como “impío y corrupto”, que hizo perder aRobles el apoyo popular. El Presidente del Perú, Castilla, que aspiraba alpuerto de Guayaquil, declaró la guerra al Ecuador. La victoria de Perú obli-gó a Robles y a Urbina a abandonar el país. Se formaron en la República delEcuador tres gobiernos provisionales en las regiones importantes del país y,entre tanto, Castilla ante el malcontento del Perú se vio obligado a regresar asu país, tras establecer un simulacro de paz que Ecuador, una vez liberadadel ejército invasor, nunca reconoció.

En esta situación de abatimiento y crisis surgió en Ecuador la figura deGarcía Moreno28, al que Ledochowski considera “hombre prudente, justo ypiadoso”, y que, en su opinión, estaba impulsando con acierto la reconstruc-

2 5 José Gaspar Rodríguez de Francia (Asunción, 1766-Asunción, 1840), cónsul del Paragüay(1813-1814), compartiendo el poder con Yegros. En 1814 se proclamó dictador y se mantuvo enel poder hasta 1840, instaurando un cerrado aislacionismo del país.

2 6 Francisco Robles (Guayaquil, 1811-Guayaquil, 1893), fue Presidente Constitucional del 16 deoctubre de 1856 al 1 de mayo de 1859.

2 7 José María Urbina (Quillón, Pillaro, 1809-Tungurahua, 1891), Presidente de las cámaras Legislativas,Diputado por el Guayas, Gobernador de Guayaquil, Encargado de los negocios del Ecuador enBogotá, actuó como Jefe Supremo desde el 17 de julio de 1851 al 17 de julio de 1852, elaboró lasexta Constitución Nacional y fue presidente del Ecuador durante el período 1852-1856.

2 8 Gabriel García Moreno (Guayaquil, Ecuador, 1821-Quito, 1875), Doctor en jurisprudencia porla Universidad de Quito, Rector de la Universidad Central, Alcalde de la ciudad de Quito,Senador de la República, Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de Chile, Ministro deHacienda. El 10 de enero de 1861 inicia su primera etapa como Presidente de la República (1861-1865); la segunda (1869-1875) fue interrumpida con su asesinato, el 6 de agosto de 1875,durante una campaña desencadenada contra él tras su reelección en ese año. Durante su mandatoprosperaron las grandes obras públicas, elevó la situación económica-social del país y se reformóla enseñanza. Su presidencia estuvo marcada por la proclamación de una Constituciónconservadora.

33LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO...

ción del país. García Moreno debería afrontar, sin embargo, la presión de susvecinos, el Perú de Castilla, que exigiría el cumplimiento del tratado de paz,y la Colombia de Mosquera, con su política expansionista. García Morenoque sorteó estos dos embates externos, caería al final por la oposición interna.

Para el Delegado Apostólico el Perú, por sus riquezas y por sus fuerzasarmadas, era la República de más peso entre las correspondientes a la Dele-gación Apostólica y la segunda de América del Sur, después de Chile. ElPerú disfrutaba de unas rentas anuales de 20 millones de escudos, productodel comercio del guano de las islas Chinchas que abastecía a los EstadosUnidos de América del Norte y a los países de Europa; a esos ingresos sedeberían sumar los derechos de aduana. Las fuerzas armadas del Perú, sumarina de guerra y el ejército de tierra, eran excesivas, a su parecer, para lasnecesidades del Estado peruano.

En el plazo de unos 40 a 50 años preveía Ledochowski que se agotaría elguano y tras ello el país iría a la deriva por la pésima administración pública.La corrupción de los funcionarios y las inversiones para fomentar las revolu-ciones de los países vecinos dilapidaban los ingresos. A la vez no se promo-vían la industria y la agricultura; no había una política viaria que fomentara elcomercio de los productos agrícolas o metalúrgicos; los ciudadanos carecíande hábitos de trabajo.

Los gobernantes del Perú, trataban con prepotencia a las repúblicas cer-canas, fomentando en estos países la enemistad hacia el vecino poderoso.Bolivia y Ecuador debieron interrumpir sus relaciones diplomáticas con Perú,aunque las reanudaron después; los representantes de Inglaterra y de Chilefueron asesinados. El General Castilla parecía haber monopolizado la presi-dencia del país y con los recursos que disponía acallaba cualquier oposición.

Relaciones Iglesia-Estado

Las iglesias que vívían en las repúblicas surgidas en la antigua AméricaEspañola habían recibido de sus gobiernos daños similares. Y Ledochowski loconstata en las cuatro iglesias de las que informa: tres de ellas en régimen depatronato republicano, la de Colombia en régimen de separación Iglesia-Estado.

Además, los obispos de esas iglesias, dotados de amplísimas facultadesderivadas de la praxis colonial, especialmente en el tema del matrimonio,permitían abusos por su desconocimiento de las leyes eclesiásticas29.

2 9 Las facultades amplias de los obispos americanos eran complejas; de hecho este tema preocupabaen Roma. Diez años antes del informe de Ledochowski, el 24 de marzo de 1851, la Congregación

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En los cuatro países de la Delegación Apostólica el pueblo conserva-ba la fe católica y, en opinión de Ledochowski, el ecuatoriano era el quetenía una religiosidad más acendrada.

Para recuperar unas iglesias tan golpeadas y ayudar a los prelados ensu labor, sugería Ledochowski que la Santa Sede nombrase DelegadosApostólicos en cada una de las Repúblicas, que pudieran atender de cer-ca esos cometidos. Aconsejaba también reducir los privilegios de los pre-lados americanos equiparándolos, poco a poco, a la situación de losobispos de Europa.

Iglesias bajo el Patronato republicano

En las tres Repúblicas en que el gobierno actuaba en régimen patronalistala Iglesia sufría el peso del control e intervención estatal en sus asuntos. Elconcordato con la Santa Sede que se había intentado como solución no leparecía posible en Venezuela ni en Perú.

El gobierno de Venezuela era el más reacio a establecer relaciones conRoma30. Aunque la Constitución de 1859 contemplaba la firma por el ejecu-tivo de un concordato con la Santa Sede, ninguno de los gobiernos que sehabían sucedido lo pusieron en marcha; opina que no se alcanzará a firmar.Los hechos le dieron la razón: aunque lo gestionó en Roma el arzobispoSilvestre Guevara y Lira, y lo firmó el presidente Páez en 1862, un añodespués del informe del Delegado Apostólico, no obtuvo la aprobación delCongreso venezolano que se negó a reconocer la plena jurisdicción del Papaen materia eclesiástica31. En Perú no le parecía fácil cambiar el sistema patro-nal, a no ser que hubiera un cambio de gobierno.

Ecuador era la única república que parecía con posibilidades de firmar unconcordato. El nuevo presidente García Moreno, buen intelectual, político

de Asuntos eclesiásticos extraordinarios solicitaba de De Propaganda Fide noticias sobre algunasfacultades de los prelados de América: Félix Zubillaga, “La Sagrada Congregación De PropagandaFide y la América española del Ochocientos”, en Josef Metzler (ed.), Sacrae Congregationis dePropaganda Fide rerum 1622-1872, op. cit. en 14, aquí p. 607, texto y notas 10 y 11.

3 0 Informaba que había sido el único de los comprendidos en la Delegación Apostólica que nocontestó a su escrito, dando cuenta de su toma de posesión como Delegado. A pesar de ello desdeBogotá había podido enviar al clero venezolano, sin dificultad, los pocos escritos que les habíadirigido como Delegado Apostólico.

3 1 Eduardo Cárdenas, América latina: la Iglesia en el siglo liberal, Centro editorial javeriano(Colección pasado en presente, 4), Bogotá, 1996, dedica un apartado a los intentos de concordatoen América Latina, pp. 87-90.

35LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO...

de temple y católico coherente, parecía en condiciones de llegar al acuerdocon la Sede romana. Por ello aconseja vivamente el envío de un DelegadoApostólico a Quito, donde García Moreno lo recibiría con apertura32.

Informaba de los daños que el sistema patronal había supuesto para laIglesia, especialmente en detrimento de la calidad del clero. En Venezuela,suprimidos los diezmos, el patronato republicano no se hacía cargo de lasubsistencia de los eclesiásticos, que se encontraban en la miseria y en estadodeplorable. El gobierno del Perú había suprimido los diezmos en 1860, elaño anterior a su salida de Bogotá. Esta situación era preocupante, teniendoen cuenta la crisis previsible de la economía cuando se agotase el guano.Además crecía de día en día la tendencia liberal de acaparar las posesionesque la Iglesia dispone. Le parecía muy difícil parar este proceso de deterioroeconómico eclesial en el Perú que estaba favorecido, además, por una pési-ma administración y malversación de los bienes eclesiásticos, sobre todo delos que poseían las corporaciones religiosas.

El clero peruano, aunque en muchos casos estaba necesitado de reforma,disponía de eclesiásticos bien preparados y dotados de virtudes sacerdotales.Hasta tal punto que, en su opinión, era el de más valía de su Delegación33.En Ecuador la corrupción del clero era muy fuerte y había una incesantelabor de las logias masónicas.

Para mejorar la situación de la Iglesia en Venezuela sugería Ledochowskienviar un Delegado Apostólico especial que ayudase a los obispos a unalegal y pacífica reivindicación de los derechos que les habían sido usurpa-dos, al tiempo que les estimularan y corrigieran con mansedumbre los abu-sos que se dieran. El Delegado debería ir provisto de facultadesextraordinarias para atender las necesidades espirituales de los fieles. Des-aconsejaba multiplicar las diócesis en el país, pues no se disponía de me-dios, como había demostrado el intento de erección de las de Barquisimetoy Colabozo, que aún seguían sin llevarse a efecto. Precisamente el poneren marcha ese proyecto ya aprobado sería un buen modo de enviar unDelegado extraordinario.

3 2 De hecho los siguientes Delegados apostólicos de Colombia, Francesco Tavani (1861-1869),Serafín Vannutelli (1869-1877) y Mario Mocenni (1877-1882), tuvieron su sede en Quito y,desde allí atendieron los asuntos eclesiales de Colombia.

3 3 Después de los chilenos, fueron los peruanos los que más intervinieron en las sesiones delConcilio Vaticano I: Cfr. Elisa Luque Alcaide, “Conciliares de los estados latinoamericanos en elVaticano I y la Pastor Aeternus”, en Walter Brandmüller & Johannes Grohe, I Pâdri della Chiesae le scuole teologiche nei Concili, Ferdinand Shöning, Padeborn, 2004, pp. 511-539.

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Para renovar la Iglesia en el Perú la Santa Sede debería ayudar a la forma-ción del clero, apoyándose en los mejores existentes, y evitar la influencia dela escuela formada por Vigil en el país34.

Colombia, una Iglesia en régimen de separación

Colombia vivía en régimen de separación Iglesia-Estado. La novedad delsistema y la cercanía con que el Delegado Apostólico había vivido los he-chos desde Bogotá contribuyeron sin duda a que el informe sobre la Iglesianeogranadina fuese más amplio y preciso que el de las restantes iglesias. Laseparación de la Iglesia del Estado y la intervención del clero en la vidapública35 eran dos temas de especial incidencia en la Iglesia neogranadina36 queexigirían una prudente atención por parte del Delegado que fuere enviado ala República.

Es en este momento en el que Ledochowski opta a favor del régimen deseparación Iglesia-Estado que regía en Colombia, desde 1853, y que habíaacabado en Colombia con la injerencia estatal sobre la Iglesia. Establecidopor el gobierno liberal de José María Obando, para expresar la aconfe-sionalidad del Estado, fue acogida pasivamente por el episcopado colombia-no y tolerada por la Santa Sede, aunque ésta última, por medio de surepresentante, había publicado una nota de protesta.

En su informe el Delegado apostólico afirma que la separación había sidotan beneficiosa para la labor espiritual de la Iglesia que los mismos liberalesque la promovieron en pro de la aconfesionalidad del Estado deseaban anu-larla. En efecto, la separación de uno y otro ámbito, al acabar con el patrona-to republicano, suprimió una injerencia estatal abusiva sobre las iglesias. Antes

3 4 Francisco de Paula Vigil (Tacna, 1792-Lima, 1875), ordenado sacerdote en 1818, fue diputadopor Arica (1826-1827). Liberal, desterrado a Chile por oponerse a los intentos hegemónicos deSimón Bolívar, en Marcelino Cuesta Alonso, “Las relaciones Iglesia-Estado en la polémica entrePedro Gual Pujadas y Francisco de Paula González Vigil”, Anuario de Historia de la Iglesia,Pamplona, 9, 2002,. pp. 435-443.

3 5 Cfr. Elisa Luque Alcaide, “Debate sobre la intervención del clero en la vida pública colombiana(1873-1875)”, en Boletín de Historia y Antigüedades, Santafé de Bogotá, vol. 90, núm. 820,2003, pp. 99-124.

3 6 Añadía que no informaba sobre los diezmos, por haberlo hecho en otras ocasiones y recogerseen los puntos que debería tratar el Concilio Provincial de Bogotá que se convocase en cuantofuera posible. La situación del país en el momento en que escribe no permitía avanzar propuestasde acuerdo. El concordato con Roma sólo llegaría en 1887 bajo el gobierno de Rafael Núñez:Rosa Mª Martínez de Codes, La Iglesia católica en la América independiente. Siglo XIX, op. cit.en 2, pp. 205-206.

37LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO...

de la separación el Estado colombiano, amparándose en los pretendidos de-rechos del patronato, había interferido en la jurisdicción eclesial y había de-cidido incluso en materia de culto. El régimen de separación había cortadotambién la apropiación de los diezmos eclesiásticos por el Estado. En suopinión, como señalamos al comienzo, la Iglesia colombiana mediante laseparación del Estado gozó de plena libertad en su labor pastoral y recuperóla conexión sin trabas con el Papa.

Este parecer del Delegado Apostólico aportaba a Roma un nuevo dato deexperiencia a lo que ya había percibido del anterior Delegado ApostólicoMons. Barili37, tras la ley de separación de 1853. Así se deduce de las Ins-trucciones que la Secretaría de Asuntos eclesiásticos extraordinarios habíatransmitido a Mieczyalaw Ledochowski en noviembre de 1856, antes deque el Delegado entrante emprendiera su viaje a Colombia para hacerse car-go de la tarea que se le había encomendado38.

En el resumen que precedía a las instrucciones a Ledochowski se afirmaque su antecesor en Colombia, Mons. Barili, había informado a Roma deldeseo manifestado por el gobierno neogranadino de reanudar las relacionescon la Santa Sede, eliminando el régimen de separación Iglesia-Estado. LaSecretaría de Estado vaticana había respondido que debería alabar la deci-sión gubernativa, aclarando que era un tema que exigía estudio conjunto conla Santa Sede que ya delimitaba unas condiciones previas al acuerdo.

La Iglesia colombiana debería recibir del Estado muestras de satisfacciónpor los ultrajes recibidos. Además, previamente a iniciar las conversacionescon Roma, el gobierno neogranadino debería anular solemnemente la leyque prohibía toda relación oficial con el Papa. Por último, el gobierno co-lombiano debería reconocer “la libertad e independencia de la Iglesia, [de]

3 7 Lorenzo Barili (Ancona, 1801-Roma, 1875) fue Delegado Apostólico en Colombia de 1851 a1857. Durante su mandato tras la guerra civil hubo de reclamar con el arzobispo Mosquera lasleyes del gobierno liberal por las medidas del nombramiento de párrocos por los cabildosmunicipales; en Venezuela detectó con perspicacia la presión de Monagas; el 1-XI-1857 fueconsagrado en Ancona Arzobispo in partibus de Tiana por el Cardenal Brunelli y nombradoNuncio de España el 13-XI- 1857. Creado cardenal el 13-III- 1868; fue promovido el 6-IX-1872, Prefecto de Indulgencias y reliquias de la curia romana. Cfr., Gustavo Ocando Yamarte,“La Iglesia en Venezuela ante el nuevo Estado”, op. cit. en 13, pp. 428-429.

3 8 ASSS, pos. 179, fasc. 354, ff. 88r-89r: Delegazione Apostolica della Nuova Granata: resumen delos cuatro puntos de interés en poner en conocimiento del Delegado Apostólico; ff. 90r-95r:Particolare istruzione per Mgr. Ledochowski, Delegato Apostólico nella Nuova Granata in aggiuntaalle istruzioni generali di Mgr. Barili, le quali restano pur confermate, Segreteria di Stato, 12-XI-1856; Fogli in cui il S. Padre ha fatto alcune correzioni: 1856: ibid., ff. 100r-103v.

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los derechos que por divina institución le competen”, y suprimir “las leyesque lesionan estos derechos”39.

La visión romana de la separación Iglesia-Estado, en el contexto deliuspublicismo generalizado en el momento que nos ocupa40, está expresadaen las Instrucciones a Ledochowski. La ley de separación es calificada como“cismática” y se la describe como “grave injuria a la Iglesia y al Papa”. Esmás, habría sido motivo para la salida inmediata del representante pontificioen la Nueva Granada. Sin embargo, Roma considerando las necesidadesespirituales de los fieles, determinó que Mons. Barili cesase como Enviadoextraordinario ante el gobierno y permaneciera en Bogotá sólo como Dele-gado Apostólico.

Ahora bien, a pesar de la posición expresada, Roma reconoce en las Ins-trucciones a Ledochowski que el resultado de esta decisión había sido muyprovechoso. En efecto, Barili gozó de plena libertad en el ejercicio de sudelegación para atender las necesidades de las iglesias y se pudo proveer conlibertad las sedes episcopales del país. Es decir, en 1856, ya en Roma se teníauna cierta experiencia positiva del régimen de separación con el Estado. Deotra parte, las instrucciones romanas al nuevo Delegado ponían de relieveque la Iglesia en Nueva Granada había conservado la fe inmune a toda here-jía y mantenía firme la unidad con Roma; esto es, tenía una madurez cristianacapaz de sostener una Iglesia que no recibía la ayuda del Estado.

En resumen, Roma en 1856 veía como meta deseable para Colombia elrestablecimiento de las relaciones entre ambas potestades. Pero, el gobierno,añadía el escrito de 1856, persistía en mantener el falso sendero de la separa-ción y no se tenían noticias ciertas de que quisiera cambiarlo. Era cierto queMons. Barili había escrito alguna vez que los gobernantes de Colombia lehabían expresado el deseo de ver reunido el Estado y la Iglesia, pero lo de-claraban con poca firmeza y tal vez con el deseo de que la Santa Sede dierael primer paso de acercamiento para después rechazarlo el gobierno. Barilino se empeñó en el tema: había alabado el gesto, pero se excusó porque notenía instrucciones al efecto. Ledochowski debería seguir esa misma con-ducta: lejos de oponerse, la alabará y añadirá que referiría a la Santa Sedepara conocer las condiciones que deberían señalarse para la reunión espera-da. Se le hace hincapié al Delegado para que informe sobre qué temas estaría

3 9 ASSS, pos. 179, fasc. 354, f. 88r.4 0 Una visión sintética del proceso de cambio del iuspublicismo imperante antes del Vaticano II, en

Carlos Soler, Iglesia y Estado. La incidencia del Concilio Vaticano II sobre el derecho PúblicoEclesiástico, EUNSA, Pamplona, 1993, con una seleccionada bibliografía.

39LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO...

dispuesto el gobierno neogranadino a resarcir los daños causados a la Iglesiadel país.

Como se ve, la actuación que se aconseja a Ledochowski en las instruc-ciones que recibe de Roma al emprender su viaje a Bogotá es la de hacerposible la vuelta a las relaciones, con la doble condición de resarcir al menosen parte los daños ocasionados a la Iglesia y de garantizar la libertad eclesialen el ejercicio de su propio ámbito.

Cinco años después, la experiencia vivida en Colombia, llevaba aLedochowski a optar por la no confesionalidad del Estado colombiano y porel régimen de separación como la mejor garantía de libertad para la Iglesiacolombiana. Es interesante este dato expresado por un representante de laSanta Sede en 1861.

El Delegado daba a conocer la actuación que personalmente había segui-do en este punto: al plantearle los gobernantes colombianos la posibilidad devolver a establecer la relación Iglesia-Estado, su respuesta había sido queRoma no rechazaría esa proposición, pero que habría que estudiar las condi-ciones. Al mismo tiempo, orientó a las autoridades eclesiásticas y a los laicosde mayor prestigio sobre la necesidad de conservar la separación vigente.

La intervención del clero en la vida pública era a juicio del Delegado elsegundo tema de vital interés en Colombia. Apuntaba en su informe dospeligros: la exclusión del sacerdote de toda actuación pública, pretendida porlos radicales, negándole sus derechos de ciudadano, y la tendencia del pue-blo que confiaba en los sacerdotes las decisiones que había de tomar en elámbito político, tanto en las elecciones, como ante las revoluciones.

En su actuación como Delegado rechazó los errores de la primera tenden-cia y corrigió los abusos de la segunda. En sus conversaciones con párrocosy eclesiásticos les animó a no ceder sus derechos de ciudadanía, vigilar porlos intereses de la Iglesia y promover la moral del pueblo, concurriendo demodo lícito a la elección de magistrados dignos y religiosos y a la formaciónde buenas leyes.

En cuanto a la disciplina eclesiástica en Colombia informaba que los obis-pos, gracias a la libertad que lograron con la separación Iglesia-Estado, pu-dieron trabajar en esa dirección, pero la falta de preparación teológica ycanónica de los prelados hizo que hubiera escasos resultados. El clero infe-rior estaba necesitado de reforma. En la diócesis de Pamplona no se disponíade clero preparado; en las de Cartagena, Santa Marta o Panamá el clero ado-lecía en su nivel moral; otras diócesis tenían sacerdotes valiosos pero escasosen número para las necesidades reales.

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La Santa Sede debería prestar la máxima atención a impulsar la calidaddel clero secular en Nueva Granada. Para ello sugiere que el Papa envíase unrepresentante, en cuanto fuese posible, que estimulara y aconsejase a losobispos en todo lo que beneficiara los intereses religiosos de la Repúblicaneogranadina, como también de las otras repúblicas de la América hispana.Como segunda medida Ledochowski sugiere llevar adelante el Colegio Pío-Latinoamericano, fundado por Pío IX tres años antes de su informe, en 1858,ya que en él “se formarán los futuros obispos, los profesores y los sacerdotesde América, llamados a introducir las máximas, los métodos y las enseñan-zas que en Roma habrán recibido y que sin ese medio no se podrían obtenera pesar de los esfuerzos y de las buenas intenciones de los prelados”41.

Otro objetivo eclesial era, en su opinión, la reforma del clero regular enColombia que, aunque no muy numeroso, podría multiplicarse pues no esca-seaban ni las vocaciones ni los medios para mantenerlas. Los regulares co-lombianos estaban en mejor situación y disposiciones que los del Ecuador ydel Perú: recientemente habían expresado querer acoger la reforma. Conven-dría sostener ese empeño con una visita apostólica. Para facilitarla, los supe-riores de cada Orden religiosa deberían escribir a los suyos impulsándoles aacoger las orientaciones del visitador enviado. Era un proyecto cara al futu-ro, pues por las últimas noticias que había recibido de Colombia parecía quela revolución se proponía acabar con los regulares y que los jesuitas habíansido ya expulsados del país.

Deberían promoverse las misiones de los indígenas, pues aún había bas-tantes tribus a las que no había llegado el Evangelio y otras, evangelizadasen la época colonial, que lo habían abandonado. En 1858 el Papa habíaenviado a varios redentoristas para evangelizar la zona de Casanare y a sa-cerdotes seculares españoles para la región de San Martín42. La revoluciónhabía acabado con las dos misiones incipientes. El Delegado daba cuenta de

4 1 Ledochowski, que había recibido a José Ignacio Eyzaguirre (1824-1875), presbítero chileno,famoso orador, teólogo y senador de la república en 1854, viajó por los países americanos ypropuso a la Sede romana la erección de un seminario en Roma para formar a futuros sacerdotesde América latina; sería el Colegio Pío Latinoamericano que se inició bajo su dirección en 1854.Ledochowski muestra conocer bien el proyecto.

4 2 Ledochowski había informado desde Bogotá, el 16 de mayo de 1860, sobre las nuevas misionesa Propaganda Fide: pedía dos patentes en blanco para nuevos misioneros. El 15 de febrero de1861 agradecía las dos patentes enviadas; el 19 de marzo de 1861 informaba del trabajo de losmisioneros redentoristas en Casanare: Félix Zubillaga, “La Sagrada Congregación de PropagandaFide y la América española del Ochocientos”, en Josef Metzler (Ed.), Sacrae Congregationis dePropaganda Fide rerum 1622-1872, vol. III /1, 1815-1972, aquí p.629, texto y citas 260-262.

41LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO...

la situación de los fondos de las misiones43 y recomendaba que, al cesar lascircunstancias conflictivas, pasaran de nuevo a los redentoristas que habíaniniciado allá una buena labor44.

Consideraciones conclusivas

Cuatro años de permanencia en la América sureña, habían permitido alpolaco Mieczyslaw Ledochowski adquirir una visión realista y perspicaz dela situación sociopolítica y eclesial de los países que como Delegado Apos-tólico le habían sido encomendadas.

Las cuatro repúblicas, diversas entre sí, se habían consolidado como nacio-nes bajo un régimen constitucional. Frente a la opinión más común en Europade la homogeneidad de las naciones surgidas en la antigua América hispana, elDelegado Apostólico había constatado la propia identidad de cada una de ellasy lo daba a conocer a la Sede romana que, de este modo, poseía ya en 1861este dato de primera mano a treinta años vista del Plenario Latinoamericano, apesar de que la historiografía sostiene con frecuencia lo contrario45.

El asentamiento de las cuatro repúblicas se había ido realizando en mediode una lucha por el poder que desestabilizaba el orden constitucional en perío-dos más o menos largos: en Colombia se disponía de mayores etapas de orden,en Venezuela el conflicto era incesante. La crisis del guano en el Perú tras unaabundancia desaprovechada se presentaba amenazadora. En Colombia, don-de en el momento en que escribía imperaba el conflicto, detectaba síntomas derecuperación: “el pueblo es trabajador y constante y la sociedad cuenta conpolíticos preparados y de buenas ideas que podrán dar la vuelta al país”. EnEcuador la figura de García Moreno ofrecía esperanzas de orden y paz.

En esa situación crítica vivían unas iglesias con unos fieles enraizados enla fe cristiana y con una piedad acendrada, dimensión que destacaba en el

4 3 El gobierno federal había ofrecido 4.000 pesos fuertes que no hizo efectivo; el Delegado Apostólicoobtuvo un depósito en valores públicos que depositó con otros dos documentos relativos a losfondos de misiones a la tutela del Barón de Goury, ministro de Francia en Bogotá, para que losdevuelva al próximo Delegado Apostólico que vaya acreditado a Bogotá: Relazione del DelegatoApostolico di Bogotá, op. cit. en 6, f. 14r-v.

4 4 Dos de los tres redentoristas fallecieron antes de la Revolución. Ledochowski se disponía a pedirel envío de nuevos religiosos cuando ocurrió su expulsión y se llevó al tercero consigo a Europa.De los sacerdotes españoles de San Martín se ha tenido noticias de que ante las revueltas seadentraron en el desierto y se ha perdido su pista: Relazione del Delegato Apostolico di Bogotá,op. cit. en 6, f. 14r.

4 5 Antón Pazos & Diego Picardo, El Concilio Plenario de América latina. Roma 1899, Vervuert-Iberoamericana, Madrid, 2002.

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pueblo ecuatoriano. La Iglesia seguiría presente en el área. Por ello el Dele-gado Apostólico se plantea qué fórmula era aconsejable para una Iglesia quevivía en Estados en periódico conflicto y optó por la separación que laindependiza de partidos y grupos fluctuantes. Había constatado en Colom-bia resultados eficaces de este régimen, tanto bajo gobiernos liberales, comocon los conservadores.

La opción de Ledochowski, por la separación de la Iglesia-Estado paraColombia, venía dada por una finalidad pastoral y estaba contextualizada enlas circunstancias de la Iglesia en la América sureña. Se proponía alcanzar lalibertad de una Iglesia sometida por el proteccionismo del Estado.

No se percibe en la decisión del Delegado Apostólico de Colombia undesarrollo más específicamente doctrinal en línea con el catolicismo liberalpresente en Europa. Su estancia en Bélgica le pondría, poco después de es-cribir su informe, en contacto directo con el catolicismo liberal y con el tradi-cionalismo. El nuncio mantuvo una postura conciliadora entre ambos grupos,manifestando en todo momento su personalidad equilibrada y abierta46. Laposición de Ledochowski estaría en línea con la que a finales de la décadasiguiente, en 1879, sostendría León XIII al escribir a los católicos belgas reco-nociendo los beneficios de la Constitución liberal que regía en su país47, yque llevaría también al papa Pecci a sostener de un modo más solemne lalibertad de los católicos latinoamericanos frente a los regímenes políticos enel Concilio Plenario Latinoamericano de 189948.

Acerca de los medios para impulsar la mejor situación de la Iglesia en lospaíses de la Delegación de Colombia, el informe señala dos de indiscutiblepeso. Ante todo, la presencia en cada una de las Iglesias latinoamericanas de

4 6 Su acción en el Congreso de Malinas de 1863, logró aplacar la discordia de los conservadoresbelgas frente a las afirmaciones sostenidas por Montalembert: Carta de Ledochowski al Secretariode Estado, Cardenal Antonelli, 19-I-1864: en Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski,nonce à Bruxelles, en faveur de l’église de Pologne (juin 1862)”, op. cit. en 5, p. 396, nota 47.

4 7 “Les œuvres des hommes ne sont pas parfaites; le mal se trouve à côté du bien, l’erreur à côté dela vérité. Il en est ainsi de la Constitution belge. Elle consacre quelques principes que je ne sauraisapprouver comme pape; mais la situation du catholicisme en Belgique, après une expérience d’undemi-siècle, démontre que, dans l’état actuel de la société moderne, le système de la liberté établidans ce pays est le plus favorable à l’Église. Les catholiques belges doivent donc non seulements’abstenir d’attaquer la Constitution, mais ils doivent la défendre”: el Papa escribía a los belgasen marzo de 1879 cuando se iban a cumplir los cincuenta años de la Constitución: E. de Moreau,L’Église en Belgique, op. cit. en 11, p. 247.

4 8 Concilio Plenario Latinoamericano de 1899, tit. I, cap. X, art. 81: Cfr. Elisa Luque Alcaide,“Conciliares de los estados latinoamericanos en el Vaticano I y la Pastor Aeternus”, op. cit. en 33.

43LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO...

un Delegado Apostólico que orientase y ayudase a los prelados en las encru-cijadas variadas y difíciles que en cada momento se presentasen.

Junto a ello trabajar por la formación de un clero selecto. Roma deberíaimpulsarla apoyándose en los elementos valiosos locales (es el caso que veen Perú) y llevando adelante el recién iniciado Colegio Pío-Latinoamericanodel que saldrían los futuros formadores de sacerdotes y los prelados de lasdiócesis americanas.

El dictamen que Ledochowski traza sobre las Iglesias de la Delegación escertero, con alguna limitación. Así, en relación con el clero local en Colom-bia hubo elementos muy valiosos que no supo descubrir, como VicenteArbeláez, Bernardo Herrera, y tantos otros que supieron sostener la fidelidaden tiempos duros de prueba y sufrir ultrajes por sus Iglesias.

Los medios de recuperación previstos por el Delegado Apostólico seríanobjeto de la acción de Roma en las décadas siguientes y se mostraron efica-ces. La Sede romana sostuvo la presencia de sus delegados en las Repúbli-cas en la medida en que los gobiernos estatales lo permitieron.

León XIII en 1897 concretó los privilegios de la Iglesia en América Latina,en su Carta Apostólica Trans Oceanum49.

Por último, la Sede romana impulsó con vigor el desarrollo del ColegioPío-Latinoamericano que incidió notablemente en la recuperación de las igle-sias de América Latina. Desde 1858 en el colegio Pío-Latinoamericano seformaron seminaristas enviados por las diócesis americanas50.

4 9 León XIII, Carta apostólica Trans Oceanum, 18-IV-1897, en Leo XIII Pontificis Maximi Acta,Akademische Druck, Graz 1971, vol. XVII, pp. 100-107

5 0 Luis Médina Asensio, Historia del Colegio Pio Latino Americano (Roma, 1858-1978), Jus,México 1979. En la primera promoción de alumnos hubo cinco neogranadinos; el grupo másnumeroso fue de los argentinos, con algunos ecuatorianos y peruanos; de México se incorporópor azar en 1860 Ignacio Montes de Oca; diez años después, en 1870, llegaron los cuatrosiguientes desde Michoacán a petición del arzobispo de México, Pelagio Labastida y Dávalos,que se encontraba exiliado en Roma: Cfr. Laura O’Dogherty, “El ascenso de una jerarquía eclesialintransigente, 1890-1914”, en Manuel Ramos Medina (comp.), Historia de la Iglesia en el sigloXIX, El Colegio de México, El Colegio de Michoacán, Instituto Mora, UAM-Iztapalapa, Condumex,México, 1998, pp. 180-198.