levinas emmanuel_el sufrimiento inútil

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ENTRE NOSOTROS . Ensayos para pensar en otro Emmanuel Levinas Traducci6n de·- Jose Luis Pardo PRE-TEXTOS

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Page 1: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

ENTRE NOSOTROS . Ensayos para pensar en otro

Emmanuel Levinas

Traducci6n de·­Jose Luis Pardo

PRE-TEXTOS

Page 2: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

"

La traclucci6n de este libra ha contado con una ayuda del Ministerio de Cullum Frances

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La reproducclon total o parcial de estl.' libro. no .iurorizada pOI" los editore ..... , viola dcrechos reservados, Cualquier utilizacion debe ser

previamentc solicit.ula.

1 iJ ediciou. septiembre 1993 J' reimpresion. fcbrero 2001

TItulo cle 1'.1 edicion original en lengu« rrunre ..... ;I; Entre }1O/iS

Essais Sill' lc penser-a-l'autre

Traduccion. Jose Luis Pardo

Diseno cubiert«: Pr<:,-Textos (S. G. E.)

'9 Editions Bernard Grasset, Parix, 199 L

© de [a prcsentc edicion:

I'RF·TEXTOS. 2001

Luis S:lntange1, 10 :i6005 Valencia

!i\IPH/·:SO E1' ESPA:\:\ / l'kli\'TED i:'>i SPA!!\"

ISIl"; 84·87101·7(·1 D1Tcl.srru LEGAl.: v.777·2001

T.G. Ru-ou., S.A - TEl.: 0(\ U2 'iQ H5 - POI. lxn. FLiri\TC lJl'l JARRO

46%8 P.-\TERl"A (VALE"CI.\)

Page 3: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

hr.uuiento del que habla Descartes al final de 1a Tercera Meditaci6n (texto frances): el dolor del ojo ante un exceso de Iuz , 10 Mismo per­turbado e insomne por culpa de 10 otro que Ie exalta. Si se piensa la idea de Dios a partir de esta trascendenc ia de fa utda, puede decir­se que la vida es entusiasmo y que el entusiasmo no es embriaguez sino descngano. Oesilusi6n que siemprc ha de desilusionarse, una vigilia que vela un nuevo despertar. La etica.

Que estc cuestionamiento de 10 Mismo por parte de Jo Otro, eso que hernos lIamado despertar 0 Vida, sea, mas aWi de todo saber, el hcrho mismo de Ia filosofia, tal cosa no esta un ica mente atcstiguada por algunas articulaciones del pensarnienro husscrliano que acah:lI110s dc mostrar; cs a Igo que aparece en muchas filosofias. es el mas a lla del ser en Pluton, es la puerta ahierta del intelecto agente en Aristotcles, cs la idea de Dios en nosotros, que sobrepasa nuestra capacidad fini­ta; cs 1;\ exaltacion kant lana de la razon teorica en razon pnictlca, es la busqueda del reconocimiento del Otro en el propio Hegel; es la renovacion de Ia cluracion en Bergson; es el desengano de la razon hkida en Heidegger -de quien hemos tornado Ia propia noci6n de desengano que hemos ernpleado en esta exposici6n.

No hernos intentado enunciar la trascendencia -desvelo y desen­gai'Jo- de la que hablan las Filosofias (revoluciones permunentes tan nccesarias para el saber deseoso de reducir la ingenuidad de SlI con­cicncia como para el que se continua como episternologia y se inte­rroga por el sentido de sus resultados) como conocimiento del mundo -0 de algun rrasmundo->- ni como Weltanschauung. La trascendcn­cia no se reduce a una experiencia de fa trascendencia por cuanro sc trata cle un estupor previa a toda posicion de sujeto y a todo con­tcnido pcrcihido a asimilado, Trasccndenrra 0 dcspertar que es la vida misrna de 10 humane. inquietada de antcmano par 10 lnfinito. Tal cs la filosofia: lengua]e de Ia trasce ndencia y no mero relato de una expcriencia; lenguaje en el que el locutor pertenece al reluro, lenguajc necesaria mente personal. tambien. que ha de entenderse mas alia de 10 que dice, que ha de interpretarse. La filosofia no es otra rosa que la -intriga- intersubjetiva de los filosofos, q lie nadie puede resolver y en la que, no obstante, no se perrnite relaja miento de la atcncion ni fulta de rigor. No entrarernos aqui en las perspectivas abiertas de este modo a partir de la significaclon etica del velar y del trascender y, especialmente, a partir del tiempo en su diacroriia como referencia a 10 lncontenible.

EL SlJFRIMIENTO INUTIL

112

Page 4: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

1. FENoMENOLOGIA

EI sulrimiento es sin duda un data de la conciencia, cierto -con­tenido psicologtco-, como la vivencia del color, del sonido , del ructo,

como cualquier otra se nsuclon. Pero cstc mismo ..contenido.. se da pese-a-Ia-concieucia , como 10 inasumible. La inasumible y la ..inasu­mibilidad..... Inasumibilidad.. que no tienc que ver con la excesiva intcn­sidad de una scnxacion ni con una ..demasfa .. cua ntitauva que su po­

rase ia mcdida de nuestra sensihilidad r de nuestros mcdios de aprehcnder y captar, se trata sin embargo de un exceso, de un ..dcm.r­

siudo» que se inscribe en un contenido sensorial. que penct:u como sufrimiento las dimensiones de scntido que parecen abrirsele 0 incor­porarscle. Es como si, respecto al ..yo pienso- kantiano capaz de re­

unir ordcuadamente y de aba rcar ba]o sus formus -a priori" los datos mas hetcrogcncos y dixpcrsos, el sufrimiento no Iuese unica me nn- Lin dato refracrario a la sintesis sino la forma misma en la que tal recha­zo se resiste a la unificaci6n de los datos en un conju nto dotudo de sentido; 10 que perturba el orden y, ul mismo tiempo, la pcrturbu­cion en cuanto tal. No soiamente concicnciu 0 sintornu de un rccha­zo sino el propio rechazo: concieucia contra natura, que no opera como ..aprehcnsion- sino como revulsivo. Una moc!alic!ad. Amhigucdud categorial de cua lidad Y modnlidad. Deneg.icion y rcchazo de senti­do que sc impone como cua lidad sensible; se da alii, a moc!o de contcnido ..cx pcrimcntado .. , Ia forma en la que. en la concicucia, 10

insoportable 110 puec!e soporturse, la forma del no-soportar-se que, paradojica mcnte, es ella misma una se ns.icion a un d.uo. Est ructuru cuasi-contradictoria , pero con una contradiccion que no es formal como la que se produce en el intelecto entre 10 afirmarivo y 10 nc.:ga-

II';

Page 5: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

tivo; contradicci6n en forma de sensacion: dolencia del dolor, mal. En su pese-a-la-conciencia, en su mal, el sufrimiento cs pnsividad.

..Tomar coneiencia .. no significa aqui, propiamente hablanclo, tomar; no es un acto de conciencia, sino un pudecer 1.1 adversidad, e inclu­so padccer el padecer, ya que el ..conteriido- del que la eonciencia doloriela es conscienre es precisamente esta adversidad misma del sufrimicnto. su mal. Pero en este caso incJuso pasiuidac; -es decir, una modalielad- significa algo asi como qu icldidad, como el lugar en c] que la pasividad signifiGl origrnalmente, independientemente de su oposici6n conceptual a 1'1 actividad. Haciendo abstracci6n de sus condiciones psicoflsicns y pxicofisiologlcas, en su pura fenomenolo­gi~l, la pnsivid.rd del padecer no es el reverso de una actividad, como seria el caso de un efecro correlativo a su causa, 0 como Ia recep­tividad sensorial correlariva a la ..ob-stancia .. del objeto que afecta 0

impresiona. La pasividad del sufrimiento es pasiva de u n modo mas profunclo que Ia receptividad de nuestros sentidos, que es ya una actividad de acogida, que se haec roda ella percepcion. En el sufri­micnto, la sensibilidad es vulnerabiltdad. es mas pasiva que la recep­rividad, es una prueba, y es mas pasiva que la experiencia. Exaet:unente un mal. En rigor, el mal no puedc describirse mediante la pasividad, sino que el padecer se comprende a partir del m:d. EI sufrimiento es un puro padecer. No se trata de un;l pasiviclacl que degradaria al hombre como un ataque a su libertad, pues el dolor la limitaria hasta el punto de comprol11eter la conciencia de si y de no permitir al hombre, en la pasividad de su sufrir, mas identidad que la de una cosa. La humanidad del homore que sufre se halla abrulllada por el l1l~tl que Ia desgarra, pero de un modo c1istinto a como Ie abruma la no-libertad; de un modo violento y cruel, de forma mas irremisihle que la negaci6n que domina 0 paraliza el acto en la situaei6n de no-lihertad. Lo importante en Ia no-lihertad, 0 en el padecer del sufri­mil'nto, es Ia concreci6n del 110 que emerge como mal y que es mas negativo que cualquier nu apofantico. Esta negatividad clel mal es, prohablemente, la fuente 0 el nt:kleo de toda negaci6n apofantica, EI No del mal es negativo h:lsta el sinsentido. Todo mal remite al sufri­miento. Es el estancamiento de la vida y del ser, su aosurdo, el lugar en donde el dolor 'no viene a "colorear" afectivamente -yen cierto modo inocentemente- la conciencia, EI mal del dolor, su malestar, C's como el estallido y la articulacion m;ls profu nda del absurdo.

Que en su fenomenidad propia, intrinsecamente, el sufrimiento sea inCltil, que sea "para nada" tal es 10 minimo que de 61 se puede decir. Y, sin duda, este fondo in-sensa to que sugiere el anftlisis se

ve confirrnado por situaciones ernpurca» de dolor, siruacioncs en cicr­to modo pur.is, cua ndo se aisla en la conciencia 0 ahxorbc a l resto de Ia conciencia. Bnstaria , por ejemplo, extraer de las en'micas 111('tli­cas algunos casos de dolores tenaces 0 rel x-Ides , neuralgias 0 lum­bagos intolerables originados por lesiones del sistema ncrvioso peri­Ierico, asi como la tortura que experimentan ciertos pacientes aquei~ldos

de tumores malignos.' FI dolor puede convertirse en cl fen()meIlO cen­tral del estado de enfermedad: tal es el caso de las .. e nfermcdn dc­dolorosas .. , en las que la integraci6n con los dernas estados psicolo­gicos no proporciona mejoria alguna sino que, a l contrn rio. a nn dc angustia y desampa ro a la propia crueldad del padecimiento. Pcro podemos ir mas lejos -como sin duda ocurre a! alcanzur los datos esenci~tles del dolor puroi--, podcmos evocar las -enferrnedades dolo­rosas- de los seres psiquicamente deshcredados, marginados, disrni­nuidos en sus relaciones vitales Y en su contacto con los dcm is. y en este caso el sufri miento, sin perder nada de su malignidad salva­je, no recuhrc ya la totalidad de 10 mental y yace hajo una nueva luz y en horizontes nuevos. Estos horizontes permanecen. sin ernb.u­go, ccrrudos para los deficientes mentales a no ser que. en su .. puro dolor.. , se proyecten para exponerse ante mi, presentando 'lsi d pro­hlema etico fundamental planteado por el dolor "para nada.,: el problema etico inevitahle y prioritario de ]a ll1edieaci()l1 quc es llIi

dehC'r. EI mal del sufrimicnro -pasividad extrema, impotcncia. ahan­dono y soledad-, ~no es al mismo tiell1po 10 inasumihle y, tamhi('n, illcrced a su no integr~lci(m en un orden y en un sentiL!o, b posi­hilit/ad de una euraci6n y. mas exactamente, aquella cn la quc til'nc lugar un ruego, un grito, un gell1ido 0 un suspiro. demanda de ayucl~1

originaria, petici(m de un auxilio curativo, un auxilio de otro 2 yo cu)'a alterjdad, cu)'a cxterioridad promete la salvaci6n? Apertura ori­ginaria al auxilio en la que se ill1pone -a traves ell' una dem:lml:i de analgesia mas imperiosa, mas urgente en su clamor que tod" demanda de eonsuelo 0 de ~lpbzamiento de la muerte- 1a categori~l

1 V('~l~(, b cr6nica L!c'l doctor E:-;coffier-Llnlhione en J.e ,lloude del 4 cle ahril liL' 19R1. haio el titulo: ..Ha .,ida inaugurado L'n 121 Hospltal each!n el primer centro frCln­ces de tr~ltamiL'n[() del dolor~.

2 lkmit;mo, en este punta al hello !ibm de Philippe Nemo lob el l'Eye!'" dl/ ,lIlTl (Gr:ls~et, 1977): b rcsistcncia Illism~1 del sufrinliento a 13 sinresis del orden Sl' inlL'r­rrct~l aqul comn la ruptura de la (Jura inIl13ncncia er. 1;1 que. esenci.dml.:ntt.:, Se cl1ck­rr<1 cl p.siquismo, y (01110 <.:1 acomecimiento de la trasccndenl'ia e induso colllO un;1

intcrpeLici6n de Dio",;. C/ ramhicn nuestro anaIi~is de este libra en I.e ,VOl/ileal{ Commerce

nllrnertJ 41.

11 7 116

Page 6: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

anlropo]6gica primordial, irredu ctible, etica , de 10 medico, En 10 inter­hum.rno Sl' dibuja un m.is allCt del sufrimiento puro, intrinsec.uucurc insensato y cundenado, sin salida, a si mismo. i A partir de tales situu­cioncs se cvide ncia -dig{ll1lOSlo de pasada- que la meclicina como tecnica v, en con-c. uenciu, la tccnologju que prcsu pone, csa iecno­logia tan Iacilmcnte cxpuest.i a los ut.iqucs del rigorism» -bicnpen­sante", no precede unicarnente de la supuesta -voluntad de poder-. Pucde que esa mala voluntad no sea sino el precio que oca sional­mente sc rag" por e l eicvudo pc nsamiento de una clvilizuciou de la que se exigL' ulimeruur a los hombres y ulivia r sus sufrimic ntos.

Este pcr.v.unicn«: clcvaclo es la honr.. de una uiock-rnidad .um incierta y titubea nte que se .muncia tru s un siglo de sufrimicntos innombrablcs pero en la cual el sufrimicnt o del sufrimieruo, el sutri ­micnto pOl' e l sutruuiento inut il de otro hombre, mi juslo sufrimicn­to pOl' el sufrimicnto injustificahle de los demas, despeja la perspec­t ivu eticu de 10 inter-h umano sohre cl sufrimiento. En tal pcrspcctiva se cstablecc una difcre ncia radical entre e l sufrimiento en (JIm, a lli dondc ('J est.i. que L'S imperclona bie pur« m i y que me solicita c invo­ca , y e! sulrimicnto ell m i,' mi propia aventura del sufrimienlo en la que su inut ilidad constituiiva 0 congcnita pucde udquirir scntido, el llnico senlido del que es susceptible el sufrimienlo: convertirse en

HL'c{)rdl'll1os aCJul Ull di~llogo 0 ap()!ogo t;l!rnlldico <TraUdo Bl'Llkhol del Talmud hahilul1l0. ragina S IJ) en el que se rel1eja la l'oJlcl'pci(>!1 dd mal radicil del sufri­lllicnto, dl' SLl des<..'srl'raci6n intrinsec<:.l l' incomr<:nsahk, de su l'ilCil'rro r de ."ill deman­d.1 dir:gida ~d otro homhrc. ~l la I11l'djcl<.:i()11 eXlerioJ' ~{ 1:1 CSlfU( LUI'.l iI1111.II1Cllll' del m~11:

ICI\' IliY~l hal' Ahha I...\ll' l'nfCrlllO y Fav Y()h~\n~ll1 1<..' hact' una \ i ..... i:~1. LI...' prl'guilu: --iTe ('OI1\·iI...'JlCil HIS ....utrimienlos? -~i clio", ni las recompl'tlsa:-. qu\..· 11K' pn>l11ctcn, -Dame

1lI manu. dice cr1lUnLCS 1...'1 \'isitanlC aJ enfenno. y cl visil:ll1te 1l'V<l111<l al <..'nfermo de ,'ill kchn, Pero sucede quI...· el rrorio Hav Yohanan cat' enkl rno y recihe la visiLl de Ra\' 1LLnin:1. La misI1la rregul1ta: -iTe cOll\'ienen tus sufrinlicntos? La ll1ism<l rl:'spues­la' -~i dlos. ni LIS rl~C()l11pl'ns~I.'" que me pr<)l11l'll'n. -DaI11l' tll mallO. dice Rav Janina, ~ ll'\':Lnu ~I FJ\' Y\)hanan de ~u ll'cho. [)n:gllnta: ,(\0 podia Fa\' Yolunan levantarse ~\lJ()? l{espue~t:L: El pn:-.ioneru llO plIl'de liberarsl...· solo dl...' Sll enl'ierro·,.

"iufnlilll...'1110 ('n mI. ian radic~dl11enll:' mIo que !1O podrfa ser Ol)jelo de predic.l­cit'/ll alguTl;1. Ll ...;utl'lmiel1!O .lc)!i::. teslimuni:ldo pOl' ht tLldici()11 espiritu~i1 de 1:1 huma­liid.l\! .....{·,Io pucdl' sigl1lfjear llJ1a idea \'crd~l(kra conlO sufrimi\..'i1lo ('/1 mr. no como

.... lllri1l1ll'1110 1...'11 gl...·llcral: el .... ufrlllliL'IlL() l':\pi;{l()ri~) de! justo LJuc sufII...' pOl' In.... l!e 111;1."" , el

.,lll rlllliclllO quI...' Humina, 1...'1 sufrill1knt() CjUl:' huscan los 11l'rS()I1~ljC"; de UO.... toil·\ ski. Piensl> 1:111lhi('11 en 1:1 If:ldidlH1 religio"a judi;\ con la ~U(' l:sto)' familiari/Jdo. ('11 el "l.:"stoy l'l1krl11o de aJ1)OI''' del "C:lntar de lo~ C;HH:Ul"S", en el "iufrimiel1lo del que hahlan der­Itl..... {C.\LU~ LlllllLldicos y :d quI...' ll:ll11:tn "Yl...'ssCJuril1e chl.'i '-\h~I\':L", sul'ril11iL'n1os del amor, l'\Hl lu ..... que "I...' Illc/cla I...'J {enl~l dc I:t e\pi~lci()1l p()r II)S \ltfOS. tIn sufrill1ienlo que a llll'llll\..l() .... l· dl· .... crihl' ell 1...'1 limite de ..SlI inulilidad". c:f Ja noLl :Lnll...'rior: en !n que se I'I...·L1U en I...'ll:t. dULUHl:' la prul:'lu dl'! jusIP, d ..... ufrilllieIH(l I...'S l~lllll>iL'n ..In lJue no me l·O!1\·Il'lll'·· -"ni L'l. ni Ll ··rl"col1lpensa" ~ls()dad:l a L't"

sufrimiento pOl' el sufrimiento -inclllso incxorahlc-> de otro. Esa atencion prestada a l sufrimicnto de otro que, a traves de las cruel­clades de nuestro siglo -;1 pesar de tales crueldadcs y a causa de ellas-, puede afirrnarse como cl nudo mismo de la subjctividad hurna­na a punto de crigirsc en un supremo principio etico -el unico incontcstablc-e- y de gobcrnur las esperal1zas y el disciplinarnicnto practice de grandes agrupaciones humanas. Se trata de una atcncion y de una acci6n que incurnbe a los hombres -:1 su yo- tan impc­riosa y directanicnte que no les cs posible sin cl tcstimonio de un Dios om nipotentc. L:1 conciencia (It: csta ohligaci{m lnexcusublc, aun­que ,ciertamente mas dilicil, esni cspuitunlmentc nuis ccrca de Dios que la confianzu en cualquier teodicca.

2. LA TEO lJICEA

En la arnbigucdad del sufriruiento que sacaba a la luz el esbozo ferionicnologico con el que comcnzabumos este estudio, la modalidud sc rnostrub« a l mismo tiempo C0l110 contenido 0 scnsacion que la conch-ucla ..soporta .., Esta adversidad total, en CU,lI1to quiddidad, entra en conjunci6n con otros "contenidos.., que sin duda perturba, pero en los cuales adquiere r;lzones 0 se convierte en r;lz6n, Ya en el inte­rior de una concienci;l aislada, el dolor de surrir puede adquirir el sentido de una pena que merece y espera un salario, y parece per­del' asi d<: diversos modos su modalidad de inlltil. iNo <:s sentida como medio para un fin cuando despunta en el esfuerzo que con­duce a una obr;1 0 en la fatiga que resulta de ella? l'uede descu­brirse una finalidad biologica del sufrimiento, un papel de sen:11 lit: alarma que se manifiesta para Lt preservaci6n de la vida contra los peligros solapados con los que la ,lmenaza la enfermedad, ..Au mental' la sabidurla loS aumentar las penas.., dice el Eclesi,lstes (1, 18), en donde el sufrimiento aparece cuando menos como el pr<:cio de Ia

l'az6n y del refinamiento espiritual. De este modo, e1 sufrimienlo tem­plaria el caracter del individuo. Seria necesario para la teleologia de la vida comunitaria, en donde el malcstar social es una llam;lda dL' atenci6n l\til para el bienestar del cuerpo colecti\'o. Esta utilid,ld socia I del sufrimi<:nto es necesaria para las funciones pedagCJgicas del l'odl'/"

I en materia de formaci6n, direcciCm y r<:presion, eNa es el lemur ,t!

I castigo el comienzo de la sahiduria? i.No es cier[o que imaginaJlJos que los sufrimientos, cuando se sllfren como sanciones, regencLln a los enemigos de la socieJad y del hombre? Es esta, en vl'I'clad, IIna

,liS II')

!

Page 7: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

teleologia po litica fundaela en el valor de la existencia, en la perse­veraneia de !:l sociedad y del individuo en e1 ser, en su bienestar admitielo como fin ultimo y supremo.

Pcro cl malvado y gratuiro sinsentido del dolor penerra incluso en esas Iormas razonablcs que adopta n los -usos- sociales del sufrimiento que, en cualquier caso, no elisminuyen el escandalo ell' la tortura il11pactante y aislada de los disminuidos psiquicos. Ba]o la adminis­tr.uion rucionul del dolor en las sanciones, distribuida por los rribu­nalcs Iuuna nos con la dudosa apariencia de represron, el fracaso arbi­tr.uio y extra no de la justicia en medio de las guerras, de los crimenes y de la opresion de los dehiles por los fuertes, se aunan como una sucnc de fatalidad con aquel!os sufrimientos inutile» que derivan del azote de la naturaleza, como si se rrat.ise de efectos de una perver­xion onlo!6gica. Adcnuis de la malignidad fundamental del sufrirnien­to, rcvclada por su fenomenologia, ino es la experiencia hurna na e\ tcstiruonio hist{)rieo de la maldad y de la mala voluntad?

No obstante, la humanidad occidental habrm huscado el sentido de cste escandalo invocando su slgnificacion propia en un orden meta­fisico y en una etiea invisibles en las ensenanzas inmediatas de la concienci:l mor,d. Reino de fines trascendentes queridos por una sabi­durfa providente, por la bondad absoluta de un Dios que se define en cierto modo por esa misma bondad sobrenatural; 0 bien una hon­dad invisihle, expandida por la Naturaleza y por la Historia y que gobierna sus caminos, sin duda dolorosos pero conducentes a! bien. Un dolor que por tanto tiene sentido, que esta subordinado de una u otra forma a la finalidad metafisica adivinada por la fe 0 por la

creeneia en e1 progreso ... iCreencias todas elJas presupuestas por la teodicea! Esta es la gran idea necesaria para la paz interior de las ~i1n1as en nuestro aquejado mundo. La invoeal11os P:lr:l haeer com­prensibles los sufrimientos de este mundo. Estos cobrarian sentido por referencia a L1na f'llta originaria 0 a la finitud congenita del ser huma­no. EI mal que recarre la tierr:l encontr:lrfa explicaci6n en un "plan ell' conjunto.: ~\ el se apela para justificar la expiaci6n de un pecado

mediante b eual se anunciaria a las conciencias, ontol6giclIllente limi­ladas, una eompensaci6n 0 una recompensa al final de los tiempos. Perspectivas suprasensiblcs para entrever en el sufrimiento, esenci:ll­mente gratuito, absurdo y :lp:lrentemente arbitrario, una significaci6n y LIn orden.

Podemos, sin ducb, preguntarnos si la teodicea, en el sentido amplio 0 en el sentido estricto del termino, consigue preservar la ino­cencia de Dios 0 salvar la moral en nombre de l:l fe, si consigue

haccr soportahle el sufrimiento, y cual cs la intcncion verd.rdcr« del pcnsumicnto CJLle rccurre a ella. En cualquier caso. serb vano SUbl'S­timar 1<1 rcntacion cle cse rccurso 0 dcsconocer b profunclid.u l ckl dominio que cjerce sobre los hombres y el cara cter cpocbemacbcnr! -0, como hoy sc dice, "epocal,,- de SLI entrada en eJ pc-ns.unu-nto.

AI menos hastu los confliClos que surge n en cl siglo XIX. hu sido rua nclo mcrios uno de los cornponcnrcs ell' la concicncia de Sl de' LI hum.midad europea. Aunque edulcorada , persisti6 en cl scno del pro­gresismo atco, confiando ahoru en la eficacia del Bien. inmanente .il

ser y elestinado a triu nfar ostensihlemente. por e1 Simple jllego ell' bs leyes naturales c hist(Jricls, sobre la injust iciu , la guerra, la miscri« v la cnfcrmcdad. En muchos aspectos, ia Naruraleza y la Historia pro­

vidcnclu les que suministran sus norm as de conciencia moral ;\ 10.' siglos XVIII y XIX se remiten al deisrno del siglo de las I.uce-s. Pcro la Teodicea --ignorando cl nornbre que Leibniz Ie dio en 1710- cs tan antigua como cierta lcctura de b Biblia. Dominaba ya la con­cie ncia del cre ye nrc que explicuba sus desgracias por e1 Pecado o. al menos, por sus pecados. Explicita en Ia referencia principal de los cristianos al Pecado Original, esta teodlcea est{l en cierto modo impli­cita en eI Antiguo Testamento, en donde el drama de b Diaspora remite a los pecados de hrad. La mala conducta de sus antepasa­dos, no expiada attn por los sufrimientos del exilio, explicaha a los

propios exiliados la dllraci('ll1 y la dureza de su exilio.

:3. EL I'I\'; Dr LA TEOD!CFA

El hecho mas revolucionario de nUl'stra coneiencia del siglo X\

-que es t;llnhit'n un acontecimicnto de ]a Hisloria Sagrada- es quid

b destrucci6n de todo equilibrio entre la teodicea explicita e impli­eita del pensamiento occidental y las formas que el sufrimiento y su

mal han adoptado en el propio desarrollo de este siglo. Un siglo que ha conocido, en trcint:l anos, dos guerr:ls ll1undi:lles, los totalitaris­

mos de izquierda y de derecha, el hitlerismo y el st~I1inismo, Hiroshima. el gulag y los genocidios de Auschwitz y de Camboya. Un siglo quc

se termina con 1:1 vergLienza del retorno de todo 10 que significan estos nombres harharo~. Se trata de un sufrimiento y de un mal impuestos de forma deliberada, pero que ninguna raz6n llmita. mer­ced a la exasperaci6n de una raz6n que se ha convertido en politi­C:l y se ha desprendido de toda etica.

121 120

Page 8: Levinas Emmanuel_El sufrimiento inútil

LI s\.'ns,lci(lI1 de que , entre estos aeOI1leeilllientos, cl Holoca usto cit', pueblo [udio h'ljo e' imperio de Hiller se prescnta e01110 cl p.nu­digma de esc- sufrunicnto hUI11,1110 gratuito, en clonde el mal upa re ce

en xu horror diabolico. no t'S qu iz.i mcramcrit« sul ijct iva. La de-pro­porc'j(m c-ntre cl sufrimicruo r loeb leodieea sc manifiesla en Ausl'1l\vitz e011 u n.i cla ridud eegadora. Su posihilidac' pone c n cucstion b fe tra­dicionul m uh imi lc na ria. <No .idquierc en los campos de cxrerminio la declaracion de Nietzsche acerca de la muerte de Diox lu significaci()I1 de UI1 hccho casi e mp uico? <POl' que extrunurse de que este drama de la Historia Sagrada huy« te nido entre sus a ciorcs principalcs a un

pueblo :Iso"iadu desde siempre a esa hi-rori«, un pueblo cuyo des­

uno y cuy« alma colectiva seria erronco cutcndcr como limitudos a un n.tcio n.t lisrno cuu lquie-ra , u n pueblo cuya gesta, bajo clertas cir­cunxtu nci.r«. pcrtcnerc uun a b Rcvc-l.rcion -aunque .'C':I C011Hl apo­cllipsis- LJUl:' "da .1 pensar' 0 impidc penxar .1 los ril(>sofos /

Quk-ro evocur uqui el .malisis que de estu cat.istrofc de 10 hurna­no y de lo divino h;ICT u n judio canadiense, el fih'lsofo Emil Fuckcnhcim, cll:' Toronto, l:'11 SU oh1'a y espl:'ciall11entel:'n su lihro La presel/cia ell.' iJ/us ell fa bis/oriC/," traducido al frances y pro\ogaclo pOl' el p'ldre lkrnard Dupuy: .. EI genocidio nazi del puehlo judio" -eserilw- "no tiene precedente en la historia judia. TampoCll 10 tiene fuera de esa historia, [nelliso lo~ genocidiw; consllmados difierell del llo[ocausto nal.i ell dos aspectos: pueblos enteros h:ln sido :lsesinados pOl' razo­nL'S (pavorosas en cualquier caso) como la conqui,ta del poder. de lin territorio. de b riquez:l (. .. 1. Las masacre~ de lo~ n,lzis son Ia ani­quilacic'Jl1 poria aniljuilaci(Jl1, la m'l~acre pOl' Ja masane, el mal pOl' el llLtl ( .. , l. l'<cro :ILtrl m:ts lmica que e! propio crlmcn fuc sin duda [;1 oiIU:1Ci(>n de las victim:ls, Los :dhigl:'nses nlllrieron ;t C:lusa de su re nc)'endo hasta la muerte que Dios tenia necesidad de m:trtires. Los crisrianos nL'gros fueron masacrados por su raz,l, pero l:'ran capa­CL'S de encontrar Sll CO!1sue!o cn una fl:' que no estaha c'n cllc'sti(m. Los m:ls de Ul] ll1ill(m de ni110S judios masacrados en el IloloClusto n:lzi no 111uril:'l'on ni a CJusa de ~u fe ni por razonc's :\jenas a la fe jUCkl, .sino :1 ellisa cie:' la fidelidad de sus abue!os, que ll:'~ hahia con­IL'rlido en nillOS judios" (pp, 12,:'>-12-1), Los originarios cl.: la~ eomu­

\l;turill' B!:Incl1ol. CU~'~I ~1lL'nci()l) lllcida y crllil'a ;lJ1le 1:1., !vlr:)s y antI:' 10.... bl'cllos l·..., hil'll ("uno\. id~l ILl L'SI..:rito: "r,CC)J1l0 filo"of;lr, C(')mo escrihir con d reCUl'rL!o de ;\usl'll\\ iii.. dv :l<]dl'llo.... qUl' CjLii;':'1 no.... c.'\hDrtan l"n l)(ll;\.'" l:'nll'JT,lll;t~ Cl'rc;\ de los hDr­

11(1 .... (·Il·[\].lll)n{) .... ~: SahL"d!o qUl' ha pa;-',IL!o, no 10 ol\'id('is" y, :11 miSlll() til'mpo, "Nunca III "':lhrl'I,"''' CrL'O qUl' lllL!IJS 10 .... mULTlL),', lid ~lllag ) lk loc!(),-; 10 .... <.k'llJ;'l:-' ]1l>-:,;lrl'S de \<11';\11":1 de 1l1l1.-',..... lrt> ..... Jg]() politico l",;tjn prl·sl'IHl· ..... clda \TI. qUl' ~l' luhla de AuschWitz.

\'vrdil'! 1\>,'-\(1,

)2.2

nidadcs judius de la Europa oriental, que constituyeron la mayor parte de esos seis millones de torturados y asexinados, reprexcuruban a los seres huma nos me-nos corrompidos pOl' las umbiguedades de nuestro mundo, I' el nullon de ninos asesinados poscia la inoccncia de los ninos. Mucrn- de m.i rtircs, muerte acaccida en la inccsante dcstruc­cion por parte de los \ crdugos de esa clignidacl de nuirt ircs , una des­truccion cuyo acto final se cumplc hoy e n la contcstucion p(lstull1a del hccho mismo del mart irio por los supucsros -rcv isores de 1.1 Histori:i- EI dolor en todu su malignidad Y sin mezcla, sufrimicnio en V,1I10, E~to haec imposiblcs y odiosos todo.s los pens.untcnros 0

decla racionc-s que cxplicarian el sulrimicnro por los pccados de quic­ncs suf'rieron 0 murieron. Pero este fin de la tcodiccu que se impo­nc ante la prueb« lll:tS dexmcsurada del siglo. ;'110 reveia, al misruo tiempo y de una forma mas general. el caracter injustificuhlc del sufri­miento en cl orro hombre. el cscandalo en que consistiri.t que yo justificu-«: er sufrimicnto de mi projimo? De modo que cl kllt'Jl11CIlO mismo del sufrimicnto, en su inut ilid,id es, en principio, cl dolor de los otros, Para una sensihilicbd etica -que Sl:' confirma en ]a inhu­manidad de nuestro tiell1po y contr;l ella-, la justificll'i(m del dolor del pr(ljimo es ciert:lIJlente c1 origen de toda inmor:tlidad, Acusarse sufriendo es, ~in duda. 1a recurrencia propia del yo a si misl1lo, Quil.:i par clio el para-otro -la m:I,>; directa rl'iaci611 con los c1em;ls- es b mas profunda aventura de la subjetividad, su intimidad ldtima. Pero esta intimidad tiene que ser c1isLTeu, l"O puccle ofrecerse como ejem­plo ni narrar~e como discur~o t:'dificante. No podria convertirse ell pred icaci6n sin perverti rse,

Entonces. l:'1 problem:l mos(ljko qlle:' plantea el dolor illlttil, Cll;lll­do aparece ell su malignidad radical a lraVes de lu~ acontecilnimllos uel siglo XX. concierne al setlliuo LJue ;llin pueden COllservar, dcspuc's del fin ell' la teodicea, tanto la religiosicl:1J como Lt moralicLtd hUllJ:l­na de la bomlad, Segllll c1 fil6sofo que acabal1los cle eitar, Auschwitl. comportaria, p:ll,.,c1(ljicamente, una reI elaci6n del l1lismo Dios que sin emhargo era acaliado en Auschwitz: un lllandamiento de l'ide1idacl. Renunciar, despues de AuschWitz, a esc Dios au~ente de Auschwitz -no garantizar b cOlltinuidad de Isr:lel- seria como coronal' la empre­sa criminal del nacion;llsocialismo que prt:'tendia la aniljuilaci6n dl' Israel y el olvido del Illensaje etico de la Bihlia, del que el judais­mo es el port;ldor y ,:lIra hisloria llluitimilenaria prolonga eonerc'la­mente su exi~tencia COJllO pueblo. POI'que, ~i Dio~ estuvo :llIsentc de los campos nazis ele exterminio, el di:lblo estlivo ustensiblemente pre­sente. Dc ahi procede, par:l Emil Fackellheim, Lt oblig:lci6n de los judios de vivir y cit:' ~l:'gllir sil:'ndo judios para nu lJacerse clmlplil'es

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.{.,

de lin proyecto diaholico, EI judie, despues de Auschwitz, esta abo­caclo a su ficleliclad al judaisrno I' a las condiciones materla les e inclu­so politicas de su existencia.

Esta reflexi6n final del fil6sofo de Toronto, Iormulada en terrninos que la convierten en relat iva al clestino del pueblo judio, puede reci­bir una significaci6n universal. La hurnanidad que asistio, desde Sarajevo hasta Camboya, a tantas crueldades en el curso de un siglo en el que Europa, con sus ..ciencias hurna nas .. , pa recia esta r llegando a l final de su tarca , la humanidad que -ya 0 nun-i- respiraba en medio de estes horrores los humos de los hornos crematories de la ..soluci6n final .. en la que la teodicea se revelo bruscarnenre irnposible, dis­ese pone, indiferente, a abandonar al mundo al sufrinuento inutil, entre­gftndolo a la fatalidad politica -0 a la deriva- de las fuerzas cie­gas que infl igcn la desgracia a los debiles I' a los vcncidos y se la ahorran a unos vencedores aliados con los malvados> 0 bien, inca­paz de adherir a un orden -0 a un desorden- que sigue cons i­derancln diab6lico, eno deberia , con una fe mas dlficil que nunca, una fe sin teodicea, coritinuar la Historia Sagrada? (No deberia pro­seguir una historia que apela ante todo a los recursos del yo en cada uno I' a su sufrimiento inspirado por el sufrimiento del otro hombre, a su cornpasion, que es un sufrimiento no inutil (0 arnor), que ya no es sufrimiento ..en vano.. I' que tiene senrido pleno? (No estamos todos .ibocados -como el pueblo judio a su fidelidad- a l segun­do termino de esta alternativa en las estribaciones del siglo Yeinte, tras cI dolor inutil e injustificahle que en el se ha expuesto I' desplegado sin somhra alguna de teodicea consoladora? 7 Nueva mo­

[Temos dicho m"s arriba que Ia reodicea en senrido amplio cst" justificada pOl' una cierta lectura de la Oib!ia. Es evidenre que hay orras lecluras posibles I' que, en cierto modo. no hay nada de la experiencia espiritual de /;J historia de 1;1 humanidad '1U(' se;1 ex!rano a las Escriruras. l'ensamos aqui en particular en eI libro de Job, que lesrimonia al nlismo tiempo la fic.klid;,d de .Job a Dios (capitulo II, ve"icula 10) I' a la etica (caplrLllo XXVII. verslculos 5 y 6) a pesar de SLIS sufrimientos sin morin), I' SlI oposici()n a la reodice:.I de sus amigos. La rechaza hasra <.:1 final y. en los (Jlrimos c,pirulos del texta (capitulo XLIr, verskulo 7). Joh es preferido a aquellos que, apre­slIrandose a pedir aLlxilio a los eidos. exin1en a Dios de culpa anre el sufrimienta del justo. Todo ello esta muy cerci de la leetura que Kant hace de eMe !ibm en su extra­ordinario opClsculo de 1791. "oher das Mi.•lingen aller philasophischen Versuche in del' Theodicee· [rrad. cast. de R. Ro\'ir3 en ,,!levista de Filasof'ia., n." 4, Madrid. 1981. PI'. 239-257, N. del TI, en donde demueStra Ia dehilidad reo rica de los argumentas en f'lvor de la teodicea. L;1 conc1usi6n de su forma de interpretar ..10 que cste antigua lihro sagr;ldo expresa alegorieamente. es eSla: ..En tal "srado de animo. .Job prueba que su mora!idad no estaba apoyada en Ia fe sino Ia fe en ]a mora!idad; en este casa, la fe, pOl' muy dc-bil que sea. es no obsrante ]a unica de una especie pura I' autentica, aquella que funda, no una religion de favores so!icita(/os, sino una vida bien candu­cida (lI'elclJe ei"e Reli8ioll nichl der CUlIslbell'erhung. SOlldenl des 81/1el1 l.ehenslI'ol1dels <~nll1del).'.

la fe de nuestros elias e, incluso , modalidad escnci«!da lidad para para nuestras certidumbres morales en la modcrnidad que hoy des­

pierta.

4. Et. O!lDFN INTERllllMANO

Contcmplar el sufrimiento en una perspectivu intcrhumana -con sentido en mi, inutil en los otros-, como acaba mos de mtentur , no consiste en adoptar un punto de vista relative con respecto a 01, sino en restituirle las dimensiones de sentido sin las cuales el ca r.icter con­creto, inmu nente I' salva]e de su maldud en una concie nciu no cs m{IS que una abstruccion. Pensar el sufrimiento en una pcrspect iva interhumana no se reduce a percibirlo en la coexistencia de una mu l­tlpllcidad de conciencias, 0 en un determinlsmo social. acompanado del simple saber que los hombres en socieclad pueden tener de su proximidad 0 de su destine comun, La perspectiva interhumana puede subsistir, pero tambien puede perderse en el orden politico de la Ciudud en el que la Ley establece las obligu ciones mutuas entre ciu­

dada nos. Lo inrerhumano propiamentc dicho reside en la no-indife­reneia de los unos por los otros antes de que la reciprocidad de tal responsabilidad, que se Inscnhira en las leyes imperxonulex, ve nga ;1

superponerse al altruisl110 puro de tal responsahilidad inscrito en la posici6n etica del yo en cuanto yo; antes de todo contrato, que sig­nifie! precisamente el momenta en el que, sin duda, pueden conti ­nual', pno tal11hien pueden ;Itenuarse <l extinguirse el altruisl110 y el desintcrcs. El orden de la politica -post-etieo 0 pre-etico- que inaLl­gur;1 el ..contr;lto social" no es ni condici6n insuficiente ni cumpli­l11iento necl'sario de la etica. En su pOSiCVlll etica, el yo es distinto

del ciudadano aislado que emana de la Ciudad tanto como del indi­

viduo cuyo egoismo natural precede a todo orden pero del que la filosofia politica intenta -0 consigue-, desde Hobbes, extracr cl

orden social 0 politico de la Cimlad. Lo interhumano reside tambien en el recurso de los unos al auxi­

lin de los otros, antes de que la brillante altefidad de los dem{ls St:'

banalice () minim ice en un simple intercambio de buenos modales e~tablecido como ..comercio interpersonal .. en el senD de las costUI11­bres. De ello hemos hablado en el primer paragrafo del presente estu­dio. Se trata de figuras con un sentido estrictamente etico, distintas de aquellas que cI yo I' el afm adquieren en 10 que se llama esta­do de N;!tura!eza 0 estado civil. Hemos intentado analizar el fen6­

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meno del dolor inutil en la perspectiva interhurnana de mi respon­s.rbilidad respecto del otro hombre, sin esperanza de reciprocidad, de la exigencia gratuita de auxiliarle, de Ia asimetria de la relacion entre cl II 110 Y el otro .

FILOSOFIA, JUSTICIA Y AMOH.

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