lenguas indígenas de bolivia

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Lenguas Indígenas de Bolivia Por Dick Edgar Ibarra Grasso. Director del Museo Arqueológico, Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba. INTRODUCCION. Una explicación introductiva y nece- saria. En este trabajo no pretendemos ha- cer ningún estudio de las lenguas indíge- nas de Bolivia. sino presentar críticamen- te el estado actual de los estudios que se han hecho sobre estas lenguas, y más par- ticularmente aún de su clasificación y distribución en mapas. Dado el lamentable estado de atraso en . está el estudio de estas lenguas, uuesv.v) trabajo actual no puede ser de otra naturaleza. A la vez .esperamos que de lo que presentamos aquí, surja algún interés sobre este estudio, especialmente por parte de los habitantes y residentes del país. La riqueza lingüistica que nos presenta Bolivia merece eso y mucho más; pero, desgraciadamente, hasta ahora, este estudio ha estado completamente abando- nado y en él mismo país se desconocen ¡a mayor parte de los trabajos hechos y pu- blicados sobre el tema. Bastará mirar los mapas que presen- tamos para ver la riqueza de lenguas in- dígenas que nos presenta Bolivia, y que por cierto está muy en contradicción con la idea, común y general en el país, de que aquí existen solamente tres lenguas básicas la Quechua, la Aymara y la Gua- raní. En esta última, se acostumbra a considerar a todas las lenguas del Norte y Oriente, suponiéndoselas simples dialec- tos de aquella lengua paraguaya. La ver- dad es que las lenguas y dialectos de la familia Guaraní que existen en Bolivia son una mínima parte de las de su región Oriental. i En cuanto al Quechua, no es una len- gua boliviana en origen. Su presencia aquí se debe pura y sencillamente a la expan- sión del Imperio Incaico, y a la posterior obra de los misioneros católicos, interesa- dos en difundir una lengua general para entenderse con los indígenas en vez de tener que aprender la multitud de lenguas regionales que todavía existían cuando el Descubrimiento. Las regiones de Bolivia en donde hoy se habla la lengua Quechua tenían antes otras lenguas, que no eran ni dialectos Quéchuas ni Aymaras, y que en su mayor parte han desaparecido sin dejarnos siquiera su nombre. En las "Be laciones Geográficas de Indias" se en- cuentran algunos datos al respecto, pero todavía nadie los ha examinado en busca de sus rastros. En la mayor parte de los mapas gene rales sobre las lenguas indígenas surame- ricanas todavía figura la lengua Quechua como originaria en Bolivia; pero ,al me- nos en dos de ellos, y que son de los más recientes, los de Jijón y Caamaño y de A. Masón, ya está corregido ese error. En cambio, allí mismo, subsisten otros mu- chos. En cuanto a la reunión del Quechua y el Aymara en una. sola familia, que mu- chos aceptan y que Masón nos propone con el nombre de KECHUMARAN, tenemos que decir que su existencia no es irnposi ble, pero de allí a que SEA hay distan- cia; todavía 110 se ha hecho ningún tra- bajo serio para relacionar ambas lenguas. Lo mismo, para el caso de los préstamos de palabras que se encuentran en ellas y que son muchísimas; parece evidente que 36 —

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Page 1: Lenguas Indígenas de Bolivia

Lenguas Indígenas de Bolivia Por Dick Edgar Ibarra Grasso.

Director del Museo Arqueológico, Universidad Mayor de San

Simón. Cochabamba.

INTRODUCCION.

Una explicación introductiva y nece-saria. En este trabajo no pretendemos ha-cer ningún estudio de las lenguas indíge-nas de Bolivia. sino presentar críticamen-te el estado actual de los estudios que se han hecho sobre estas lenguas, y más par-ticularmente aún de su clasificación y distribución en mapas.

Dado el lamentable estado de atraso en . está el estudio de estas lenguas, uuesv.v) trabajo actual no puede ser de otra naturaleza. A la vez .esperamos que de lo que presentamos aquí, surja algún interés sobre este estudio, especialmente por parte de los habitantes y residentes del país. La riqueza lingüistica que nos presenta Bolivia merece eso y mucho más; pero, desgraciadamente, hasta ahora, este estudio ha estado completamente abando-nado y en él mismo país se desconocen ¡a mayor parte de los trabajos hechos y pu-blicados sobre el tema.

Bastará mirar los mapas que presen-tamos para ver la riqueza de lenguas in-dígenas que nos presenta Bolivia, y que por cierto está muy en contradicción con la idea, común y general en el país, de que aquí existen solamente tres lenguas básicas la Quechua, la Aymara y la Gua-raní. En esta última, se acostumbra a considerar a todas las lenguas del Norte y Oriente, suponiéndoselas simples dialec-tos de aquella lengua paraguaya. La ver-dad es que las lenguas y dialectos de la familia Guaraní que existen en Bolivia son una mínima parte de las de su región Oriental.

i En cuanto al Quechua, no es una len-gua boliviana en origen. Su presencia aquí se debe pura y sencillamente a la expan-sión del Imperio Incaico, y a la posterior obra de los misioneros católicos, interesa-dos en difundir una lengua general para entenderse con los indígenas en vez de tener que aprender la multitud de lenguas regionales que todavía existían cuando el Descubrimiento. Las regiones de Bolivia en donde hoy se habla la lengua Quechua tenían antes otras lenguas, que no eran ni dialectos Quéchuas ni Aymaras, y que en su mayor parte han desaparecido sin dejarnos siquiera su nombre. En las "Be laciones Geográficas de Indias" se en-cuentran algunos datos al respecto, pero todavía nadie los ha examinado en busca de sus rastros.

En la mayor parte de los mapas gene rales sobre las lenguas indígenas surame-ricanas todavía figura la lengua Quechua como originaria en Bolivia; pero ,al me-nos en dos de ellos, y que son de los más recientes, los de Jijón y Caamaño y de A. Masón, ya está corregido ese error. En cambio, allí mismo, subsisten otros mu-chos.

En cuanto a la reunión del Quechua y el Aymara en una. sola familia, que mu-chos aceptan y que Masón nos propone con el nombre de KECHUMARAN, tenemos que decir que su existencia no es irnposi ble, pero de allí a que SEA hay distan-cia; todavía 110 se ha hecho ningún tra-bajo serio para relacionar ambas lenguas. Lo mismo, para el caso de los préstamos de palabras que se encuentran en ellas y que son muchísimas; parece evidente que

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una época antigua, en tiempos de la civilización tiahuanacota, el Aymara ha prestado muchas palabras al Quéchua, y viceversa, en tiempos de la expansión In-caica el Aymara ha tomado muchas pa-labras del Quéchua; pero como de esto tampoco se ha hecho ningún estudio serio, todos los partidarios del Aymara atribu-yen a esta lengua las palabras que apare-cen en ella y en el Quéchua, y los parti-darios del Quéchua hacen lo contrario, diciendo que son Quéchuas todas las pa-labras que están a la vez en el Quechua y el Aymara.

La vía para resolver esto es eviden-temente ii.n serio estudio analítico de las voces. ¿Por qué, por ejemplo, hay pala-bras que en Quéchua se pronuncian con CH y las mismas se pronuncian en Aymara con T, y esto no ocurre en todas las pa-labras sino que a veces la CH, del Qué-chua aparece igual en Aymara? Eviden-temente aquí hay préstamos realizados en Épocas distintas, y eso es una seria base de estudio, pero ya hemos dicho que este camino no se ha explorado todavía.

Otro problema es el de las lenguas Uru y el Puquina. Lamentablemente per-siste la confusión de creerlas a ambas una misma lengua, cosa que repite incluso el Prof. Paul Rivet en la monumental obra que está publicando sobre la bibliografía Quéchua—Aymara. La verdad e3 que se trata de dos lenguas completamente dis-tintas, para convencerse de lo cual basta ver la lista de los numerales dígitos de ambas.

Fundamental es también la aparición de los restos de otra lengua en la región altiplánica, una lengua extraña de la cual sólo sabemos sus numerales digitos y que se encuentra extendida por toda la zona del Altiplano, desde el Norte de La Paz hasta el salar de Uyuni al menos, nada sabemos de ella sino lo dicho, ni su nom-

bre siquiera, y no se encuentra citada por ningún cronista. /

En cuanto a las lenguas del Oriente, el estado de su estudio es sumamente atra-sado ya que hace mucho tiempo no se rea-liza ningún trabajo de investigación sobre esas lenguas. Llegan hasta allí dos de las principales familias de lenguas del Ama-zonas, la Arawak y la Guaraní, y acaso también la Caribe, pero a la vez se en-cuentran una multitud de lenguas aisladas y muy recientemente, nos han sido remiti-dos dos pequeños vocabularios de dos len-guas que no hemos podido identificar y que no sabemos si pertenecen a nnevas y desconocidas lenguas.

El material propiamente lingüístico que tenemos aquí sobre todas estas len-guas es escaso, pero, en cambio, y en ello vamos a basar nuestro trabajo de examen y critica, el material clasificatorio de las diversas lenguas, dentro de las familias lingüísticas, si bien no completo, es en cantidad satisfactorio e incluso reciente.

No se trata de estudios particulares realizados sobre las lenguas Indígenas de Bolivia, sino trabajos de índole continen-tal o al menos sobre gran parte de Amé-rica del Sur. Bolivia figura en ellos co-mo parte de un todo, aunque a veces la atención que se le ha prestado es bastan-te marginal.

Dividiremos nuestro trabajo en dos partes. La primera tratará sobre las len-guas que se encuentran en la región An-dina, y la segunda sobre las lenguas de la zona Amazónica—chaqueña. Esta división puramente geográfica por lo demás, no nos resulta satisfactoria ya que desearíamos poder presentar las manifiestas relaciones de las lenguas con las capas etnográficas culturales, pero el material falta para ha-cer eso y por ello tendrá que quedar para otra oportunidad.

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Page 3: Lenguas Indígenas de Bolivia

C A P I T U L O I

LAS LENGUAS DE LA R E P N ANDINA

Por. lengua» dt' la región Andina de I ¡obvia. se entiende generalmente, tanto en el país como en el exterior, las len-guas Quechua y Aymara, agregándose acaso Ja lengua l'.ru.

Sin miiburgo- hay otras varias, y jmu:: ¡simas más . i¡n'¡ ¿;an desaparecido, particularmer.U-' en las actuales regiones • U* habla quichua. A más <le ellas, nosotros creemos que lengua -de origen andino y eu época antigua lian pasado lutria la* legiones orientales, bailándose, hoy «1 pie de ía Cordillera; j a tratarcAnos de ellas en cuanto se presenten, señalando ¡u-características suyas por la .«cuales nos liaren pensar así.

Nos limpieza a corresponder hacer aquí una aclaración importante.• En el país es de.uso general. hacer una diferen.-cía- entre .'(lengua y . dialt-Vto" que., no ,c.oiresponde,-al concep to científico, sino a falsas y antiguas nociones inicrprelati-vas de-uuestra lengua, para el sentir común "dialecto" es una lengua incompleta, sin gramática \ de vocabulario esc»-, só, propia'"dé: salvajes. Nada de <Jso es verdad.

Dialecto' es una subdivisión interna lien tro- 'de una lengua o idioma, es decir,

t'ontm-' regional ile hablar ifna leu y "cada dialecto es-tan completo, per-

fecto v poseedor di-' gramática convo !a lengua misma, incluso con frecuencia hablada en forma más gramatical y más pitra que la misma lengua central (que n . e s •más que un' dialecto üteralizado va que 11(1 tiene deformaciones produci-das por <;,l cultismo. Kl (Quechua, el Ayma-ra. rl l ió. Vi Chiriguano, etc., son len-guas o idiomas, no' dialectos, y en cam-bio, por ejemplo, el Tapíete es dialecto de! • 'hirigimno; y el Quechua de l'huqtiisnca es dialecto del Quechua cuzqueño, ya qué se lia derivado de él y a la vez ' lia ad-quirido modalidades propias.

En cuanto a la riqueza dé estás len-guas. baste decir que más de una de las lenguas indígenas consideradas como dialectos", empezando por el Quechua y

el Aymara, sobrepasan en la riqueza po-si bit' de su vocabulario a las 100.000 pa-labras castellanas que figuran en nuestro diccionario. Kl que en el trato común con los indígenas, se empleen unos pocos cien-tos de palabras no significa que la len-gua tenga sólo esas.

Tiernos ahora examinando a nuestras li'nguas. y empezaremos por la Quéchua.

La leugua Quéchua.

I.a'elasificáción dé la lengua Quechua es -algo .pie lia preocupado a los investi-gadores desde época antigua, (iene'ralnien-te se lia querido resolver el problema re-lacionándola con la Aymara. pc-Vo 110 hay todavía un solo trabajo seVio sobre esto.

1.a' Teñgtfa Quéchua es una lengua ais Inda iti'eiie varios Tiálectós', de los .-• le* unos son derivados .del cuzqncíio otros >us; hermanos. Ks ilecír. hay 1111 í̂ ¡ po primitivo dé dialectos Quécliuas que comprende el Cuzqueiio. Kl Chinchasuyo v i'l de Ancas. Kstos dos últimos 110 derivan del Cuzqueño. sino que los tres derivan de una lengua anterior.

Importantísimo es lo siguiente: -los dos últimos dialectos dichos, 110 tienen en su vocabulario los sonidos explosivos y as-pirados d(-1 Cuzqueño (tt, th, pp, ph, etc.». en cambio esos sonidos aparecen en il A \ niara, aunque 110 sabemos si en todos sus dialectos, lie aquí se derivaría inme-diatamente que el dialecto Cuzqueño se ha formado snbri' una antigua zona de ha-bla Aymara.

^ Kl Quechua no es una lengua origi-naria de Bolivia. como tanto se cree; ni siquiera por la pequen» región que ocu-pa al Norte del l.ago. En todas las re-

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¿¡¡unes donde hoy se habla Quéchua en Holivia uiites se hablaban otras lenguas. Kxplicito t*s en esto «arcilaso al decir-nos que en Charcas y más allá había mu-l l ías unciones con distintas lenguas.

Kn parte «le Cochabambu, la región i-cutral principalmente, se ha hablado el Aymara ,desplazado eu época colonial; ha-. i.-i el Kste ilu Cochabamba (prov. Cam-|M-ro), quedan restos de otra liAigua en los nombres geográficos.

Kn casi todos los mapas lingüísticos di nerillos se acostumbra a colocar la zo-11:1 Quéchua «le Holivia como si fuese ori-ginaria. con lu sola excepción del mapa ,lc Mnsoni; pero aquí se presenta otra exageración. se amplía el úrea originaria • leí .Avinar». A más ib- ello, se insinúfi • |Ui- ios l.ipcz, Chichas, Vamparas y Co-i-luipmnpns poilrian ser originariamente (¿néchnas.

IV- lu lengua Cochapunipa «le éste au-tor nadie ha oiilo hublitr. Kn cuanto a la Yauipará, 'está copiada sobre nuestro te-rritorio arqui'ológico, y allí debía haber una lengua, pero uu sabemos cuál era ni Vu:indo desapareció.

Pasaremos a decir unas palabras so-bre la morfología gramatical <le esta len-gua. Kl Quéchua empieza su caructeriza-eión en esto por uu fenómeno raro en América: es una lu'nguu completa y total-mente sufijadora. Ks decir, la conjuga-ción de los verbos se sufija en todo, los posesivos se sufijan, la declinación (.que ¡a )iclie rica,! se sufija. las preposiciones -i' sufijan o sea son postposiciones, etc.; la lengua no admite ni un solo prefijo.

Ksto también es propio de la iengua Aymara. Y en todo el mundo es la prin-cipal característica de las lenguas Altai-cas (Turco, .Mongol, Mancliii, Tungus, ele. . i'or este solo hecho no se puede de-ducir una relación de origen, pero lis -iempre una base seria de comparaciones. Kl Prof. 11. Kerrario, de -Montevideo, iiu hecho v « algo por este camino.

1.a forma 'te contar en' la lengua '¿nei-Uun e? i'oiiipliAamentc decimal, y nos |>re.»enta incluso una palabra simple pa-' e x p i ; e s « r el diez mil. hunu u ono, com-pletninente ei|uivalente al miria griego.

La lengua Aymara o Kolla.

s e lia discutido mucho sobre si el nombre de Aymara t's o no propio «le es-

ta lengua, pero esa es una de las mane-ras de perder tiempo en vez de hacer es-tudios más serios.

Sobre esta lengua hay fjutJ reconocer i|iie todavía no se sabe si es originaria de Holivia o del Sur del Perú. Lo cierto es que lia tenido una época en que pudo desarrollarse y expandirse «Extensamente, como después lo hizo- el Quechua; esa ex-pansión ha estado, lo más probablemen-te. relacionada con la expansión de Tia-huanaco en su último período.

Como el Quéchua. el Aymara se com-pone ilt' un grupo -de dialectos, de los cuales el Lupaea de Puno pasa por ser el más culto y literario.

Kn 1a región central del Perú, ya cerca de Lima y de la Costa,, se oncuen-tra el más apartado de estos dialectos, llamado.ik' Yauyos o Cfíyqui. de cuyo es-tudio no se ha resuelto todavía si es el resto de una antigua difusión hasta aque-llas tierras, o si se trata de los restos de un mitimne llevado por los incas.

Kn Holivia hay varios dialectos, y po-siblemente había más. Kn el mapa de Ma-són poib'iuos ver los principales, que son: l.upin-a. Pacasa. Oniasuyo, Collaliuaya, Si-ca-sica. Caranga, Quillaca. Charca. Kl dia-lecto Colla, que da nombre a la lengua, se encuentra en el Perú, lo mismo que los Cana. Collagu. l'hina. etc.

Masón es el único autor que líos presenta en su mapa estos dialectos pero no lo hiu-i' sobre un estudio lingüístico que se haya hecho, sino sobre nombres • le antiguas'tribus. No da informaciones de dónde ha sacado esos nombres, aun-que se ve que es de otro trabajo del Ilandbook, sobre las provincias incaicas.

Aquí hay algunas cosas discutibles, y para empi'zar el que los Charcas sean Co-llas; a i - la interpretación se oponen to-das las n- i-ias históricas que poseemos. Tgualnient- le los Quillacns no consta en parte que sepamos que sean Aymaras, y hoy no hablan esa lengua.

Masón pone t'n la zona Norte de Oru-ro una lengua aislada, la Paria, de la ovil no tenemos noticias, por más que algún dalo el debe haber tenido y sería de interés conocerlo.

l>e todos los dialectos existentes en Holivia. y que víanos que son bastantes y puede haber más. no tenemos noticia que se haya hecho ningún estudio. Kl primero • pie estudió esta lengua fué L. P.ertonio

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en Pono, naturalmente dialecto Lnpaca, y sus obras todavía pasan por ser «A Ay-mara puro en toda Solivia. El Pacasa, que el mismo Bertonio dice que era tanto o más culto que el Lupaca, no tiene, que sepamos un solo estudioso qua haya reco-gido un vocabulario y menos algo de gra-mática; lo mismo los demás dialectos bo-livianos. El rtísumen es que el Aymara que se conoce es el del Perú, no el de Bolivia.

Las relaciones del Aymara con el Quéehua ya quedaron suficientemente ex-plicadas antes. Por lo demás, tí Aymara participa de las mismas características gramaticales que hemos dicho ex'Ptir en el Quichua, y que los hacen ser excep-ciones entre las lenguas indígenas ameri-canas. Sólo conoch'mos la lengua Lule o Tonocote, de Machoni, en Santiago del Estero, Argentina, que tenga una cons-trucción morfológica semejante aanqne con alguna variación.

Una característica del Aymara es que casi todas sus palabras terminan en vo-cal, y, cuando por influencia externa adop-ta una palabra nutVa que termine en consonante, le agrega una vocal; eso hace con las palabras de origen Quichua y Cas-tellano que ha adoptado. Ejemplo: de "pa-píd" hacen papela, de "Dios" Diosa, de Cuntur, cunturi, do ha aman, mamaiii.

La forma de cont&r en la lengua Ay-mara es señarlo-decimal. Los números son simples hasta el seis, y de allí se cuenta con una especie de "segundo seis" por siete, "tercer seis" por ocho, "casi diez" por nueve; átJ sigue decimalmente. Existe también una forma do contar por resta •en los números superiores, exactamente igual al que aparece en la lengua Maya y en los números escritos en Latin. Po-íetf cien, mil y diez mil simples. El últi-mo, es el mismo del Quéehua.

Varios de los números son iguales a los del Quéehua y la mayoría de los in-vestigadores los ha supuesto de ese ori-gen, pero hasta el momento 110 se ha es-tudiado tVío seriamente.

La lengua Puquina.

Con esta lengua ha ocurrido la des-gracia da que desapareció en época tem-prana, y luego se la ha confundido la-mentablemente. Lo dicho de que desapa-reció es (Ai cuanto a lengua hablada en

forma comúii,'por masas de población, ya que, como veremos, todavía tiene algunos hablantes.

No figura en ninguno de nuestros mapas, y hace ya años no se considera que siquiera haya existido como lengua. La razón de esto tís que se ha creído que es la misma que el Uru, confusión que no sabemos de dónde ha salido.

Hasta en la monumental Bibliografía de las Lenguas Quéehua y Aymara que se halla publicando el Prof. P. Kivet se repite esto; sin tJmbargo para los cronis-tas eran lenguas muy distintas.

Y para nosotros también veamos lo siguiente:

PUQUINA UBU

1 pesce Bhl 2 89 piske 3 capa Chep 4 sper paepíe 5 tacpa paanucu 6 chichun pacchui 7 stu tohoco 8 quina colionco 9 checa esnkau

10 Bcata kalo

Estos son los numerales. El resto de las pocas palabras del Puquina que posea-mos presenta las mismas diferencias. Ver-daderamente poseyendo estos materiales nos es imposible comprender cómo inves-t igador^ de renombre han creído una misma cosa de dos lenguas tan distintas.

De la lengua Puquina no se sabe bien donde se hablaba. Según Lizarra, solt -la costa e islas del Titicaca, hacia el lado izquierdo, otros autores la llevan hacia Arequipa, en el Perú.

No Sfe' pueden hacer comparaciones con el escaso material que existe de esta len-gua, pero ello no ha impedido juntarla al Uru, y como el Uru ha sido adjuntado a la gran familia de lenguas Arawak de la Amazonia, el Puquina automáticamente ha corrido la misma suerte. Nosotros no ve1-inos nada de valor en lo hecho hasta aho-ra en este sentido, y preferimos volver a considerarla una lengua aislada.

Una sorpresa final sobre esta lengua. Es todavía una lengua viva, y nada me-nos que la lOngua de los famosos Colla-huayas, los herbolerios ambulantes indíge-nas. Esto ha sido descubierto hace poco

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por el Sr. Carlos Ponee Sanginea, de La Par, quien ha podido reunir un pequeño pero muy valioso vocabulario que viene a enriquece* nuestros escasos conocimien-tos. Lo reunido por el Sr. Ponco Sanginés revela ser clara y directamente un dialec-to Puquina muy poco diferenciado. Este material está en curso de publicación.

ha, familia Uru-Chipaya.

Clasificamos aquí separándolas por completo dt? la familia Arawak a la cual las ha reunido Eivet, y separando también por completo la lengua Puquina, a dos lengiiHS propias de pueblos del Altiplano. Son la» lenguas que dan nombre a la fa-milia.

Es probable que todavía existan otros dialectos o lenguas de esta familia y es indudable que en época antigua había va-rios más; respecto a lo primero, al Nor-te del Poopó se nos ha dicho qne por allí hay indígenas que hablan otra lengua, lo cual no puede ser sino una nueva lengua o dialecto de esta familia.

Las lenguas Uru y Chipaya son próximas parientes fe'ntre sí, con diferen-cias menores que el Castellano y el Por-tugués. Los TTrus son todavía, los muy po-cos que quedan hablando su lengua (no han desaparecido por muerte, se han ay-marizado en su mayor parte), pescadores, en tanto que' los Chipayas se han hecho agricultores y ganaderos.

Las lenguas de estos pueblos no han sido estudiadas morfológicamente, que se-pamos, o 110 se han publicado materiales de esta naturaleza. Por ¡o mismo, poco podemos decir de tilo.

Originariamente han debido de ser lenguas de pueblos pescadores primitivos, semejantes a los Changos de la costa chi-lena, y a los Fueguinos del Sur. Sería im-portante comparar su gramática con la de los pueblos más recientes, pero no tene-mos material para eso.

Los Uros tienen su numeración deci-malizada; I03 Chipayas cuentan hasta cua-tro, y después siguen decimalmente con los números Aymaras. Los números hasta tí cuatro son semejantes entre TJru y Chi-PaJ"a, y el que hace el cuatro es una repe-tición, transformada un tanto del dos, o sea un "dos-dos". Esto nos muestra un londo originario muy primitivo, semejan-te al de los otros pueblos pescadores ci-tados.

X* lengua Atacameña, Cansa o Lika& -Antai.—

He aquí Una lengua casi d«¿l todo des-conocida en Bolivia, a pesar de que se habla en parte de su territorio. A esta lengua también se la ha confundido con otra, la de los pescadores Changos, de cu-ya lengua no sabemos nada.

A esta l<Aigua, científicamente, se la considera desaparecida hace más de se-senta años, pero nosotros hemos obtenido informes de que todavía se habla en las provincias Lípez.

El centro conocido de esta lengua ha «Mtado en Chile, y de allí pasaba un po-co al Noroeste Argentino y a los Lípez. En realidad no hay seguridad si los an-tiguos Lípez u Olipes eran Atacameños en lengua, y Masón en su mapa de las lenguas de esta zona, los distingue en grupo distinto.

De esta l(íngua tenemos un material no muy - abundante, pero si ya suficien-te para hacer comparaciones; consiste él mismo en un vocabulario de poco más de un millar de palabras y un esbozo gra-matical aceptable. Es una lengua comple-tamttate distinta, en su morfología, del Quechua y del Aymara, e igualmente dis-tinta de todas las otras lenguas de las regiones vecinas. En otras palabras, otra lengua aislada.

La forma de contar en esta lengua es semejante a la Aymara, en cuanto a sus combinaciones .b'n el siete y ocho; lue-go sigue decimalmente.

Esta lengua ha pertenecido a un pue-blo relativamente pequeño, agricultor y algo comerciante; varios autores, empe-zando por Max Tíhle, han querido hacer de él un pueblo civilizado y poderoso, los Fenicios de América, que habrían incluso habitado todo el Sur del Perú antes de los imperios Quéchua y Aymara; igual-mente, para TJhle y otros, habrían sido los invasor--* que destruyeron Tiahuanaco. Todo esto, nos part&e, no ha pasado de ser una fantasía.

La lengua X, o de Tahua-Pelechuco.

Ningún autor la ha tratado como len-gua independiente, no figura en ningún mapa lingüístico y ningún cronista pare-ce hacer referencia a ella. Es un verda-dero problt'ma como lengua, pero a ]a

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vez, con lo poco que sabemos «Te ella, pa-rece ofrecernos al solución de importan-tes problemas.

I 'e ella solo conocemos los numerales, que lian sido recogidos por varios auto-res t'n distantés regiones del Altiplano, in-cluso nosotros los hemos obtenido 4os veces. Las palabras estas, usadas para contar hasta el diez, son distintas de las de todas las otras lenguas vecinas. Mues-tran alguna relación con las palabras de-(imalizadas del Uru, y un tanto menos algo con el Puquina.

Los lugares de donde tenemos di-chas numerales de esta lengua son: Los Andes, recogidos personalmente; Tahua, región de Garci Mendoza, recogidos por un amigo nuestro; Pelechuco, ál Norte dtl lago, recogidos por Bandelier, y "chi-payas" (único dato), recogidos por .Toel Camacho V.

Se trata de los restos de otra leilgua antigua, de la cual solo nos está llegan-do exto, pero es probable que exista mu-tilo más. Su importancia se pone de ma-

nifiesto al ver la fe'norme extensión en que aparece, y que comprende casi todo el Altiplano. {Fué la lengua de un pueblo civilizado, : anterior al Aymara?

Para que se vea que se trata de al-go nuevo y distinto de lo conocido, repro-duciríamos dos listas dé numerales:

DE BANDELIEE

1 rnayti 2 paiti 3 tntl 4 yunqui 5 taquili 6 tacsu 7 chianan 8 richay 9 chipana

10 kelka

DE CAMACHO

mayti payti irati llunkgati taquira tajsu chipana chankge olajchi kkati

Los dos primeros números son afinos al Aymara,. Jos siguientes totalmente dis-tintos.

C A P I T U L O I I .

LAS LENGUAS DE LA REGION ORIENTAL

La región llana de Bolivia nos pre-senta una enorme cantidad de lenguas distintas, de muchas de -las cuales sabe-mos solo su nombrt), o mejor el nombre que le han dado sus vecinos o misione-ros. Numerosas son las que están desap.i-le-iendo en nuestros días.

liaremos el examen de estas lenguas siguiendo un orden gttográfico, de Norte n Sur, aunque no se puede ser demasiado riguroso en esto, ya que con frecuencia encontramos grupos entremezclados. -

A la vez, no pretenderemos presentar todas estas lenguas, sino particularmente aquellas de las cuales tengamos algún material lingüístico. Con todo,' al menos todas las familias conocidas están repre-sentadas en ésto.

La familia Tacana.

Es una familia bastante extensa y se encuentra concentrada en el Departamen-to Pando y la provincia Iturralde del De-partamento de La Paz. Una o dos de las

tribus que hablan lenguas de esta fami-lia: habitan en la zona adyacente del Pe-rú. Comprende, como lenguas principales, la Tacana, Cavina, Sapibocona, Araona. Maropa, Guacanahua, etc.

Rivet la ha procurado unir a la fa . milia Arawak, pero el mismo nos dice que estas lenguas tienen una gramática d« tipo de la familia Paño y un vocabulario en donde hay una mayoría de palabras do1 origen Arawak; sobre este último in-corpora las lenguas Tacana a las Arawak. Confesamos que en un lingüista nos pa-rece un-criterio extraño, según lo mismo dicho por Biv«t, si hay que reducir los Tacana a otra familia lingüística ella tendría que ser la Paño. En caso contra-rio, la lengua inglesa, por ejemplo, no podría ser considfc'rada dentro de la fa-milia Germánica, sino en la Latina, ya que la mayoría de sus voces derivan del latín a través del francés.

La gramática de estas lenguas pare-ce muy complicada en el verbo, según lo que nos ha proporcionado Armentia, pre-

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Untando sobre .todo múltiples variaciones ,]e tiempos presentes. La- fonética en cambio es de tipo muy sencillo, ya que, a j-esar de la existencia de algunos sonidos complejos, sus combinaciones vocálicas se reducen a: consonante-vocal, no habitando sílabas construidas en consonante-vocal-consonante y menos vocal-consonante. Es-to señala una fuerte relación con el Pa-lio, que posee el mismo sistema. Las len-guas Arawak igualmente, p<?ro en menor grado.

La numeración de estas lenguas, en origen, ha sido birquinaria o mejor duo-,miliaria, o sea que tienen palabras sim-ples husta el dos. el tres y el cuatro se ha-cen mediante:' combinaciones y el cinco es "mano", ("na influencia Aymara, bastan-te antigua, ha prestado su forma de con-tar a la mayoría de estas lenguas.

La familia Paño.

Esta es una familia de gran difusión geográfica y solo una mínima parte de sus lenguas se encuentran en territorio boliviano; las más de tilas aparecen en la región oriental del Perú y se extienden liasta entrar ligeramente en P>rasil, casi sobre el Amazonas. Las principales len-guas qtie aparecen t'n Bolivia son la Pa-caguara y la Oliacobo, ambas del Norte; del Beni.

Lo mismo que o las lenguas Tacana, Kivet lia procurado juntar esta familia a la familia Arawak, p'ero sus demostracio-nes lian sido totalmente insuficientes, pu-ramente de vocabulario.

NTo conocfc'mos ninguna gramática de estas lenguas, pero acallamos de recibir de la Dra. Wanda Hanke, un vocabula-rio Cbncobo. Su parentesco con las len-guas de la zona peruana, de donde tene-mos una gramática Sipibo, resalta clara-mente. Son lenguas de sílabas simples, co-mo las Tacana, por más que a veces apa-recen algunas consonantes finales obteni-das probablemente en préstamo.

La forma de contar es idéntica a la Tacana, con el agregado de qut* al no ha-ber recibido la influencia Aymara con-servan todas las lenguas de esta familia sus formas de contar más primitivas.

Esta familia y la anterior correspon-den a pueblos de agricultores primitivos, con agricultura pobre 4 y ..cerámica muy sencilla; propiamente, a lo que podemos

juzgar, son de cultura neolítica. Corres-ponderían a una antigua corriente cultu-ral que, desde Colombia, habría seguido el camino del Alto Amazonas. Los Arawak son agricultores más recientes.

La lengua Leca.

Se trata d<¿ una lengua aislada, que se encuentra en la región Noreste del De-partamento de La Paz, a la altura de la terminación del Lago pero sobre las flo-restas orientales

Brinton la comparó con varias lttaguas Caribes, pero el resultado fué negativo, a pesar de la semejanza de algunas pala-bras aisladas.

No hemos visto gramática de esta lengua. Sus numerales los poseemos en forma incompleta, dt' modo que no po-demos exponerlos.

Cardús proporciona un pequeño voca-bulario de esta lengua, y algunas frases gramaticales.

La lengua Moseten.

Otra lengua aislada, situada al Su-reste de la anterior, también en pitaña región de las selvas. Tiene un dialecto q lengua vecina, el Chiman, que sin em-bargo parece no ser más que la misma lfc'ngua hablada por fugitivos de las mi-siones, •

Hay un vocabulario bastante extenso de esta lengua, la Moseten, pero los da-tos gramaticales existentes son muy esca-sos. Interesante es la existencia de los géneros masculino y femenino, lo cual constituye un fenómeno bastante raro en tas lenguas indígenas de América; la t és terminación de masculino y la s de ft'aienino.

La presencia de sonidos finales con consonant.es separan a esta lengua, lo mismo que :: la anterior, de las Tacana y Paño. Lucí:*, en la gramática Moseten, aparece un detalle de gran intfc'rés: los verbos so conjugan poniendo a las per-sonas como sufijos, en tanto que en las lenguas Tacana y Paño van como prefi-jos. Esto indica un tipo de lengua acaso originario de la zona Andina, ya que el Quechua y el Aymara sufijan igualmtMe sus conjugaciones. • La numeración es decimal casi pura, aunque tiene lina resta en el 9 como el

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Avenara. Ksito también indica una fuerte influencia andina; siu embargo, en los ordinales aparece un complico sistema quinario.

La lengua Yuracaré.

Es también una lengua aislada, que m¡ habla en la provincia de Chapare, al Norte de Cocliabamba. De la misma hay gramática y vocabulario extenso, publi-cados en Francia.

La conjugación de los verbos se ha-ce con sufijos, como 1*11 el Moseten y las lenguas andinas.

lia numeración tiene también un as-pecto andino, pero con un agregado no-table. Es de tipo decimal, pero un deci-mal imperfecto como es el del Aymara; como el Aymara combina los números so-brt' el seis, pero todos en forma de resta, es decir, tres para diez, dos para diez, uno para diez, por siete, ocho y nueve.

El cien, lo mismo que en la lengua anterior y en las lenguas Tacana que tie-nen influb'ncia Aymara, se hace por un diez por diez. Lo mismo hemos visto en el Atacameño, y esto confirma la antigua influencia andina en la región.

La Lengua Movüna.

Lengua aislada, que se habla en el Beni. Sobre la misma no ht"mos consegui-do otros datos que los breves vocabula-rios que dan D'Orbigny y Cardús, a más de la muy breve descripción del mismo D'Orbigny.

Kste último dice que posee, la len-gua, una fonética dura, y que los nu-merales llegan a cuatro. No hitaos po-

* 1 ido conseguir estos últimos. K11 los vocabularios dichos se advier-

te tratarse de una lengua prefijadora y con sonidos consonantes terminales.

La lengua Otra lengua aislada, del Norte de la

anterior 1A1 el Beni. Los autores extran-jeros escriben generalmente Cayuvavn, pero preferimos seguir con esta ortogra-fía antigua española.

La numeración en esta lengua presen-ta una influencia andina antigua; cutJn-ta hasta cinco con palabras simples, luo-go, para los números siguientes hasta el

diez, combina los anteriores. El cien lo hace por diez, que es donde está la clara influencia andina.

Cardús y D'Orbigny nos proporciona pequeños vocabularios de t'sta lengua.

La-lMigH* Canichana.

Esta es otra lengua aislada, sobre la cual no tenemos más material que los dos pequeños vocabularios de D'Orbigny y Cardús, y a más, una ficha incompleta de sus numerales, proveniente dtf Brinton.

En esta última están los números has-ta el tres, pero no nos dice nada do la» combinaciones que. pudieran hacerse con ellos, y tampoco si la palabra "mano" sc-nsaba con significado de cinco.

• Ls lengua Itonama.

Se trata también de otra lengua ais-lada del Beni, y sobre la cual tenemos

t los mismos materiales que sobre la len-gua anterior, más una ficha numeral que copiamos de Rivet y que es tan impbV-fecta como la tratada de Brinton.

El que «ligamos esto, de la falta de material que poseemos sobre estas len-guas, no significa que no exista, incluso bien publicado con toda la notación cien-tífica que' corresponde, al menos para mu-chas de estas lenguas; pero, sencillamen-te, aunque en parte la hayamos visto en las bibliotecas de Buenos Aires y Tucu-mán, no poseemos aquí ese material ni hallamos medios dt' obtenerlo. Nos limi-tamos a tratar muy brevemente el mate rial de que disponemos y que en gran par-te proviene de fichas tomadas años ha.

La familia. Chapacura.

Comprende varias lenguas en el te-rritorio boliviano y también otras que pasan al Brasil; en el Beni todas las len-guas bolivianas. Las principales de estas son la Chapacura. Kitemoca, Moré o Tte-nés, Napeca, etc.

No hemos conseguido gramática de nin-guna de tJstas lenguas, ni tampoco fichas numerales. Sin embargo, 110 hace. mucho tiempo, la Dra. Wanda Hanke' ha tenido la gentileza y generosidad de enviarnos un extenso vocabulario de la lengua Mo-ró y allí, en la forma de prestAitar algu-nas frases, aparecen valiosos detalles de morfología gramatical.

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En primer lugar, la conjugación del verbo se realiza por medio de sufijos, co-„ , „ en l«s lenguas andinas; esto no puede .hlierse a una influencia anilina, como las ' ,,e podría haber en el Moseten y Yura-• aré. >'» ' l u e t e n ( 1 r ' a «l110 s e r m u c , 1 ° m i ' s

Vntigua para haber llegado a región tan lejana; además, la numeración se redu-

a los dos primeros números. El probk'ma no se puede resolver por

ahora, hay que esperar la aparición de n u e v o s y más completos materiales, a más .),. reunir los ya publicados.

Los sonidos son simples, al menos en su gran mayoría.

¿ a familia Arawak.

I.legamos ion esta familia al mayor ^nipo lingüístico do • la región Norte del .país y, a la vt'z, de una de las mayores familias lingüísticas del continente que se extiende por casi toda la Amazónica, con más ile cien lenguas y dialectos, y que se extendía en tiempos históricos por las An-tillas, llegando hasta el Sur de la Florida.

Las kínguas de Bolivia que pertenecen ti esta familia son la Apolisla o Lapacho Mojo, Haure, Paieoneca, Paunaea, Sarave-i-a. Kinikinao y Chañé.

Esta familia ha sido también llamada Maipuré y Xu-Arawak.

Las lenguas Alojo y Baure están bas-tante estudiadas, existiendo buenas gra-máticas y vocabularios do ellas.

Se trata de lenguas de sílabas sim-ples. como las del Tacana y Paño, (hay otras lenguas Arawak, o arawakizadas, con consonantes terminales), y a la vez coii una impresión de mayor sencillb'z aún en la pronunciación de los sonidos; muchas vocales son nasalizadas. La morfología gramatical es prefijadora, tanto en el Mo-jo y Baure como en las otras lenguas de la familia.

La numeración nos presenta un curio-problema. Adant y Leclere nos presen-

tan una forma docimaliztula incompleta, '•'i Haure, que es posible sea una creación de los misioneros ya que las otras leu-unas Arawak nos presentan una cuenta quinario-vigesimal, o sito cuentan con los 'ledos de las manos y los pies. Como tam-bien hay referencias de que. los Baures

contaban también con los dedos de las manos y los pies, nuestra suposición de la influencia misionera parece, confirmarse.

Los Arawak han sido, en toda la Ama-zonia, los di fusor^ de una agricultura bas-tante desarrollada e incluso de institucio-nes sociales con un tipo de cultura de Estado primitiva; los Mojos y Chañes en Bolivia nos presentan eso; basta recordar que los Chañes tenían una división social en clases aristocráticas, que luego pasó a los Guaycurús y otros pueblos del Cha-co. La zona dt' origen de los Arawak pri-mitivos parecería hallarse en Colombia, desde donde pasaron a la Amazonia por la vía de las montañas de Venezuela, co-mo zona transicional.

A Bolivia han llegado por los ríos, y. como en la boca del Amazonas y otras re-giones, han construido en varias partes del Beni grande montículos de tierra, ca-nales do irrigación, etc. En estos restos se lia encontrado una rica cerámica, que a veces puede rivalizar en formas y policro-mía con la cerámica andina antigua, aun-que por lo general es mi'nos pulida.

La familia Guaraní.

Esta familia es otra de las grandes del continente, ya que se extiende, o ex-tendía, desde las Guayanas al Río de la Plata y desde-' el Alto Amazonas a toda la costa atlántica del Brasil.

En Bolivia hay varias lenguas que le pertenecen, siendo ellas el Cliiriguain, Guaravo, Síriono y Pauserna, a más de algunos dialectos en el grupo Chiriguano.

I na idea común en el país es supo-ner que todas las lenguas de la región del Beni y Santa Cruz, son dialectos del Gua-raní. Nada más errado que eso, y espera-mos que estas lineas ayuden a hacer desa-parecer esa confusión.

Gramaticalmente estas lenguas son prefijadora> : la conjugación del verbo aunque admiten sufijos en casi todas sus otras partes gramaticales. En fonética son también lenguas de sílabas simples. En mi numeración (aparte de que los Chirigua-nos tienen influencias andinas y misione-ras más recientes) cuentan con los dedos dt' las manos y los pies. Esto conjunto de elementos es importante, ya que reúne a los Guaraníes con los Arawak, Tacana y Paño, en un mismo conjunto morfoló-gico.

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l-.sto no er- más que un indicio de un posible origen común, muy lejano, que ya no se ve en el vocabulario. Aclaramos que1 el que esas otras lenguas tengan al-guna semejanza con las Guaraníes, no sig-nifica que sean de esa procedencia, al contrario, nías bién los Guaraníes podrían haberse originado en la antigua corriente del Alto Amazonas, dicha al tratar la fa-milia Paño.

Otro problema es el del lugar de ori-. gfc'n de las lenguas Guaraníes en Bolivia. Tenemos la relación histórica de que los Chiriguanos, o mejor parte de ellos, han venido de las costa,* del Brasil y del Pa-raguay en tiempos de la Conquista, peí o ;todos los grupos de habla Guaraní en Bolivia tienen t'se origen?

Lo dudamos, aunque faltan pruebas para resolver la cuestión. Lo cierto es que las tribus de habla Guaraní de más al Norte, como lo son los Pausernas, que sa encuentran sobre el Itent'z, están u muy poca distancia de fuertes núcleos de ha-bla Guaraní del Brasil, y nos parece más probable un origen allí que desde el Pa-raguay mismo. Incluso los Guaravos po-drían tener t'ste origen, ya que presen-tan fuertes diferencias con los Chirigua-nos.

Kn cuanto a los Sirionos. que parecen I"; -••litarnos cuatro grupos distintos al ii,.-no.-, geográficos, hoy hablan evidente-mente una lengua Guaraní que parece' de-rivada del Guarayo; pero lo.- Sirionos no son originariamente Guaraníes, sino que han sido guaranizados. En prueba de ello está el claro hecho de que en los vocabu-larios aparect'n muchas palabras que no tienen la menor relación con lo Guaraní; son los restos que quedan de su antigua lengua.

La familia Chiquito.

Esta os una familia local de Bolivia. del Departamento de Santa Cruz. Los cro-nistas e historiadores nos han dejado una lista bastante extt'nsa de nombres de tri-bus en las cuales se hablaban lenguas de esta familia, pero no se ha recogido ma-terial ile ellas, que sepamos. Hoy se co-noce fundamentalmente una lt'ngua Chi-quito. que posiblemente sea la de la tri-bu Manacica, citada como la principa). Es posible que todavía, se hablen otras len-guas y dialectos de esta familia.

Se trata de una lengua pre't'ijadora de gramática muy complicada y que lia sido presentada como de una gran rique-za ' en formas. La fonética presenta con-sonantes finales, aunque no muchas. La numeración se ha dicho que 110 existía v así figura en una ficha que posteemos, donde solo existe el número uno; pero, a la vez. se nos informa que cuentan en cas-tellano por influencia misionera, de modo que lo más probable es que esa influencia haya hecho desaparecer alguna forma sen-cilla antigua.

Nada se puede decir de las relacio-nes de esta fámilia con otros grupos ve-cinos Lafone QuevfcMo, en la Argentina, la comparó con la familia Guayenrú. pero su trabajo.fué insuficiente.

La fimilia Bororó.

Ksta familia tiene su centro en el K.-tado 1I0 Matto Grosso, Brasil, donde so encuentra la lengua propiamente Bororó. Algunas lenguas dispersas do Os ta fami-lia penetraban bastante en Santa Cruz, poro hoy se lian perdido esas lenguas y .-us ex-portadores hablan Chiquito, por in-fluencia misionera. .̂ Ksas lenguas eran ¡a Otuqui ú Otuque, Cpvareca, Curuminaca, Curucanoca, Yapii V, v'uravt". Que sepamos, solo de las tres primeras queda algún ma-terial lingüístico escrito.

No podemos decir más sobro esto, ya que el único material que poseemos es el minúsculo vocabulario de l>'Orbigny.

Parece, 011 todo caso, tratarse de len-guas do tipo muy primitivo, como las pv -piniuente chaqueñas.

La familia Zamuco.

Son también llamados Chamacocos, del nombro de otra de sus tribus. Com prendo varias tribus que hablan lenguas bastante diferentes entre sí. Las princi-pales de tilas son la Zamuco, Chiracus, Chamacoco, Guarañoca, ilorotoeo. I'otu-rero, etc. Habitan en el Este de Santa Cruz y los Chamacocos penetran bastante 011 ol Chaco paraguayo.

IVOrbigny dice que se trata de una lengua de sonidos muy dulces y que t)s un "italiano del desierto". No poseemos gramática de estas lenguas, pero sí varios vocabularios; presentan consonantes fina-los.

Kn su numeración so nota una forma

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.-..nti.r primitiva que posOe ¿.«ámente 1,1 ',|os primeros numerales, los cuales se

' ¡ e n liasla formar el cinco o seis y " v n más allá; otras lengua- tienen ""• influencia amazónica, y cuentan con !'!!?.lelos «le las manos y los pies.

\ pesar <!<-' la diferencia de lengua ,-ñnlnda por D'Orbigny (las lenguas clia-

iri- típicas son duras), la cultura de |>net>lo es chaqueña, con más algunos

•.lientos amazónicos que le lian dado una incipiente agricultura.

lengua Guato.

Otra UJngua aislada que es hablada ..,,r poi'os individuos, 110 más de un cen-ii-iiar según nuestras informaciones. Kn ,..,ite pasa al Brasil. desde el Kste de San-, ;1 Cruz.

1.a numeración corresponde a una in-in amazónica, y cuentan con los de-

,¡,11 de las manos y los pies. De su gra-ttiriliea linda sabemos.

Se trata, probablemente, de un fuie-|.U> de tipo primitivo, cazador o recolec-tar. como otros tantos del Chaco.

La familia Guaycurú.

Ks la familia lingüistica más típica-mente chaqueña y se extiende desde el >ur de Mutto («rosso, Hrasil, parte del Norte del Paraguay. Sur del Chaco para-guayo y todo el sector Kste del Chaco ar-gentino hasta Santa Ké.

La única lengua de esta familia que entra en el actual territorio boliviano es un dialecto Toba, qfie se encuentra o en-eiiinruba 01: Tarija.

tenemos noticias de que se hayan íii-ihu estudios sobre este dialecto en te-inimio boliviano: en el lado argentino si

han recogido pequeños vocabularios del mismo grupo. l>e la lengua propiamente 1 '"bu, del Chaco argentino, si hay abun-da»! - material de gramáticas y voenliu-íll l íos.

s e trata de una lengua ]>refijadora, pero de tipo distinto de las amazónicas tratadas. K11 su numeración aparecen los misinos elementos que en el Zamuco, o >eu restos primitivos y algunas influen-' '•>- amazónicas.

La familia Mataca.

Se encuentra principalmente en el Chaco salteño argentino, pero pasa al Chaco paraguayo y al boliviano. Compren-de numerosas lenguas y dialectos.

La gramática presenta alguna seme-janza con la del Toba, Los numerales tie-nen igualmente rastros primitivos, pero por lo general )a influencia amazónica es mayor, y se cuenta vulgarmente por los dedos de las manos y los pies.

COMENTARIO FINAL.

Kn el estado actual de estos estudios en Holivia, lo único >{110 se puede presen-tar como conclusiones es 1111 fervoroso de-seo tle que estos estudios lleguen a inten-sificarse, sobre todo antes de que muchas de las lenguas indígenas de que hemos tratado lleguen a desaparecer por com-pleto.

No vemos ninguna perspectiva de ello pero eso no nos impide desearlo.

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